Entrada A Manapiare T. I
Entrada A Manapiare T. I
Entrada A Manapiare T. I
AGRADECIMIENTOS:
Por su valiosa confianza y apoyo a los concejales Camilo Azisa, Concejal: Silver
Humberto Fernández, Concejal: Loida Irazábal Ortiz, Concejal: Juan Pablo Pérez,
Concejal: Prof. Herminia Pérez, enalteciendo el aliento de esta publicación a través del
proceso, en pro de los valores que identifiquen inmutablemente las culturas de nuestra
tierra.
CADA CULTURA
ES UNA CONSTELACIÓN
EN EL FIRMAMENTO DE LA PATRIA
2
INTRODUCCIÓN.
San Juan de Manapiare, capital del Municipio Autónomo Manapiare hoy día, se
encuentra ubicada en la parte central norte del estado Amazonas, dentro de las coordenadas
05º14` N – 066º02` W, de la República Bolivariana de Venezuela.
Tierra de Piaroa, Yekuana, Maco, Yabarana, Hoti, entre otras tribus aborígenes
primitivas que se aventuraron en esta maraña de selvas, en el enramado de sus ríos y caños
e hicieron de nuestras admirables montañas el oratorio extraordinario de nuestras culturas
y sembraron en nosotros usos y costumbres, supersticiones y tradiciones milenarias.
Manapiare es un municipio único, mágico, lleno de belleza y todo aquel que llega a
él, estamos seguros de que siempre lo llevara en el alma, en el tiempo y en el corazón.
El presente artículo está expuesto con mucha honra y satisfacción, tratando de ser
claro y preciso en la búsqueda de nuestro conocimiento histórico, verdadero y
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comprobable. Básicamente y en parte los usos descritos en estas páginas fueron
recopilados “in situ” mediante entrevistas con los pobladores de las diferentes comunidades
que conforman nuestro conglomerado y multiétnico municipio, logrando así la descripción
que dan a esta labor la sencillez que caracteriza a nuestro pueblo.
Por otra parte, en ningún caso la utilidad que se le pueda dar a este trabajo pretenda
sustituir investigaciones o publicaciones anteriores que se hayan hecho en favor de nuestro
municipio. Por esta razón nuestra intención fue indagar para dar a conocer a la colectividad
una cronología de nuestra cultura, pero que en ningún momento se considere como
documento concluyente o hecho completo de nuestra historia, ya que hay muchas
interrogantes que a este nivel de nuestra investigación sobre el proceso evolutivo y de
poblamiento de nuestro municipio, que sería imposible de resolver o darles una explicación
con sentido de cabalidad, más bien creemos que esta publicación pueda ser considerada
introductoria y como guía de orientación historiográfica el cual sea profundizada
posteriormente y que pueda contribuir en futuras investigaciones a la búsqueda incesante y
consecuente de nuevas teorías para entender y demostrar analíticamente nuestro proceso
histórico, ya que ha tenido poca difusión y casi no se conoce.
*Estudios realizados por el Dr. Eloy Rodríguez, David Rosann, Ornitólogo Francés, y estudiantes de la Universidad de Cornell
EE.UU. en la zona de Manapiare, Guabiaríto, Parucíto, Joroimenña y Alto Asiza.
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GEOLOGIA:
Nuestra constitución geológica según estudios realizados como parte del escudo
Guayano-Brasileño, el estado Amazonas tiene un gran basamento granítico del
precámbrico, constituida por rocas antiguas metamórficas (gneises y esquistos) y graníticas,
las cuales aparecen en algunos lugares recubiertas y en otras intrusionadas por rocas
elusivas de diversos tipos. Los geógrafos clasifican las rocas distinguiendo varios
complejos y formaciones como el Supamo, Pacaraima, Cuchivero, Sinaruco, Neblina y
Roraima.
En esta parte nos referimos a las tierras altas de Guayana o Pantepuy, como la parte
más vieja de Venezuela y una de las más antiguas del continente suramericano.
A través del tiempo, los largos periodos de erosión, los movimientos del relieve
causados por la lluvia, el calor y las actividades de los ríos nos arrojan como resultado
pintorescas formaciones de rocas en la cima de las mesetas o altiplanicies, zanjas y
farallones inmensos en las paredes verticales de los tepúys, cataratas, ríos subterráneos, etc.
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Cerro Morrocoy en el valle de Manapiare (Foto.- R. Raggi 2.008)
CASIQUIARE.
ALTO ORINOCO.
SIAPA.
MANAPIARE.
AYACUCHO.
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Como dato interesante, damos a conocer los estudios recogidos por el M.A.R.N.R.
(Tomo I p. 424) sobre la composición geológica de la provincia petrotectónicas del
Municipio Manapiare y sus recursos.
Cuarcitas del tipo de formación Sinaruco están en contacto de fallas con rocas del
grupo Cuchivero. Un grupo elipsoidal carbonítico (cerro Impacto) intrusionó rocas del
basamento y granito del grupo Cuchivero.
Los recursos minerales probables son: Niobio, Serio, Lantánidos, Torio, Uranio,
Barita, Estaño, Berilio, Litio, Cromo, Níquel, Columbita, Titania, Oro y Diamantes.
Salto de Caño de piedra, afluente del río Marieta. (Foto.- Silver F. 2008
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Salto Coro-coro en las cabeceras del río Manapiare. (Foto.- R. Raggi, 2007)
FISIOGRAFIA:
Hacia el Este, configurando los límites del estado Amazonas con el estado Bolívar,
dan origen a las cabeceras de los ríos Marieta, Guaviaríto, Manapiare, Parucíto, Asita y
Ventuari.
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La meseta del Danto, del Viejo y los cerros Parú, Uachamacare, Duida y
Marahuaca, son la continuación hacia el centro del territorio de este tipo de relieve que
prosigue hacia el sureste por las elevaciones de Parima, sirviendo de nacimiento a los ríos
Cuntinamo, Metacuni, Orinoco.
HIDROGRAFIA:
RIO MANAPIARE
La red hidrográfica de los ríos Manapiare, Asita, Marieta, Parú, Marueta, Yureba y
Guapuchí, corresponde a la sub-cuenca del Ventuari, quien posteriormente a su vez, drena
su cauce al río Orinoco.
RIO VENTUARI
El río Ventuari, fluye por el extremo oriental del estado Amazonas. Sus nacientes
se remontan a la vertiente occidental de la serranía de Uasadi, el recorrido desde su
nacimiento es de 464 km hasta llegar a su desembocadura en el río Orinoco, convirtiéndose
en el principal afluente de este último y formando parte así, de la hoya hidrográfica del
Orinoco.
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El río es navegable desde su desembocadura hasta Santa Rosa de Tencua y Pto.
Unión; bordeando los raudales de Tencua y del Oso, vuelve a ser navegable hasta Caño
Guama en sus cabeceras, de igual modo, su principal afluente, el Manapiare lo es desde su
afluencia con el Ventuari hasta el salto Corocoro, en Yutajé.
RIO ORINOCO
El río Orinoco, es uno de los ríos más importante de nuestro país, y su recorrido
por nuestro estado alcanza una longitud de unos 960 km, mientras que su cuenca tiene una
superficie de 125.000 km2, se conectan por el canal de Casiquiare que actúa como
aliviadero del Orinoco, desviando parte de su caudal hacia el río Amazonas.
MONUMENTOS NATURALES
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Monumento Natural Cerro Yavi.
P-4 5º35’
65º50’
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Monumento Natural Cerro Camani.
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CERRO GUANAY (ALTITUD MÁX. 1.800 M.S.N.M)
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MACIZO CUAO-SIPAPO (ALTITUD MÁX. 2.200 M.S.N.M.)
Y así entre otros creados que continúan a los siguientes municipios como, Cerro Vinilla
(Altitud máx. 800 m.s.n.m.), Cerro Aratitiyope (Altitud máx. 1700 m.s.n.m.), Sierra
Unturán (Altitud máx. 1.600 m.s.n.m.), Cerro Tamacuari (Altitud máx. 2340 m.s.n.m.),
Serranía Tapirapecó (Altitud máx. 2000 m.s.n.m.), estos dos últimos, comprendidos dentro
de la siguiente poligonal: Partiendo del punto P-1 de Latitud Norte= 1º30’ y Longitud
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Oeste= 65º00’, se continúa con rumbo Este franco hasta el punto P-2 situado en la
intercepción del paralelo de Latitud Norte= 1º30’ con la línea fronteriza entre las
Repúblicas de Venezuela y Brasil, continuando por dicha línea fronteriza hacia el Oeste con
rumbo variable, hasta interceptar al meridiano de Longitud Oeste= 65º00’, punto P-3;
continuando con rumbo Norte franco hasta llegar al punto P-1 ya descrito.
ASPECTOS DEMOGRAFICOS:
Lengua Arawako.
Lengua Caribe.
Grupos Independientes.
Lengua Sáliva.
LENGUA ARAWAKO:
LENGUA CARIBE:
GRUPOS INDEPENDIENTES:
Compuesto por los Guahibos o Jivi, Cuiva, Pumé o Yaruro, Tunebo, Jodi o Hoti,
Sánema, Yanomami.
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Indígena Piaroa en Cucurito. (Foto. – R. Raggi 2008)
LENGUA SÁLIVA:
Durante la segunda mitad del siglo XX, los procesos de aculturación fueron más
intensos a raíz de los profundos cambios económicos y sociales que ocurrieron, con la
transformación económica y la consecuente expansión de diferentes grupos étnicos ya
remotamente establecidos en la zona de Manapiare, como el grupo étnico Yabarana que se
encuentra en estos momentos a punto de desaparecer como otros muchos grupos étnicos
que a través del tiempo han desaparecido por diversas circunstancias en nuestro estado
amazonas, al igual que el grupo étnico Maco y Maiburi, los cuales están siendo absorbidos
por el grupo étnico Piaroa, también pueblo ancestral de la zona de Manapiare, quedando
pequeños grupos de familias en las riberas del Parucíto en el Municipio Manapiare
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(Yabarana), Marueta, Tavi tavi, Guapuchí, Yureba (Macos-Maiburi). Así mismo, el
mestizaje cuyas raíces históricas se remontan a la conquista, ha contribuido a acelerar aún
más en el presente la pérdida del modo de vida tradicional de los grupos étnicos aborígenes
todavía existentes.
Del grupo étnico descendientes del tronco lingüístico Arawako, existen en nuestro
municipio Manapiare dos grupos étnicos aunque muy escasos y dispersos están en este caso
los siguientes:
Indígena Hoti en Caño Mosquito, afluente del río Parucíto. (Foto. – José Diaz- 2.006)
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Baré:
El territorio tribal Baré se extendía desde Manaos, a todo lo largo del Medio y Alto
Río Negro y el Brazo Casiquiare, hasta algunas rancherías en el río Pasimoni. Situada en
los límites del imperio español y portugués, la región fue escenario de continuas
migraciones y disputas.
Poco se conoce acerca de la vida económica, social y política de las etnias que en el
pasado habitaron la región del Río Negro. Es posible que compartieran con otros grupos de
la región los mismos medios de subsistencia, como la agricultura de conuco según el
sistema de tala y quema, la recolección, la caza y la pesca.
La mayoría de los trabajos agrícolas, salvo la tala, eran tareas femeninas. Las
mujeres se ocupaban de sembrar y cosechar yuca, hacer casabe y mañoco, atender los
oficios domésticos, teñir y torcer fibras para tejer chinchorros, y hacer la alfarería.
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La caza poco frecuente, dada la escasez de mamíferos de gran tamaño en la región,
era propiciada mediante amuletos y fórmulas mágicas. Es probable que cazaran dantas,
picures y lapas, además de algunas aves como; Pavas, Paujís y Gallinetas. Usaban
cerbatanas, arcos, flechas y algunas armas introducidas por los europeos, como rifles y
machetes.
Entre los objetos de la cultura material Baré, destacan los chinchorros tejidos con
fibras de cumare, curagua y moriche. Estas fibras deshilachadas y secadas al sol, eran
teñidas de rojo, morado y amarillo. Los Baré fabricaban con chiquichique toda la cordelería
necesaria para pescar.
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Curripaco:
Baniva:
Puinave:
Del grupo étnico descendientes del tronco lingüístico Caribe están establecidos en
la zona de Manapiare los siguientes:
Yekuana o Maquiritare:
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cosmovisión Yekuana que concibe una íntima conexión entre la mujer y la tierra porque
son las que producen. Cultivadores de yuca, son excelentes cazadores, pescadores,
carpinteros de ribera (expertos en la elaboración de bongos o curiaras), son grandes
caminadores, navegantes, comerciantes, y agricultores de corte y quema, hacen casabe
(tortas de harina de yuca amarga), poseen el famoso curare y fabrican cestas. Sus Montañas
sagradas son el Duida y el Marahuaca en el Alto Orinoco.
Algunos antiguos Yekuana, creen que sus antepasados provenían de un cerro con el
mismo nombre Ye`kuana. Combinan la pesca y la caza con la horticultura. Cestería de gran
valor estético. Conforman círculos de ancianos. Exposición colectiva de los problemas.
También conocidos como Maquiritare (Cunucunuma), Dhe´cuana (Alto Ventuari), y
Mayongong (Alto y Bajo Caura).
Indígena Ye’kuana en Cacurí, cabeceras del río Ventuari (Foto. – Omar Pérez - 2.006)
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Eñepa o Panare:
Yabarana:
Guahibo:
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Cultivadores de yuca en régimen seminómada anteriormente; se dedican
actualmente a las actividades agrícolas de la que dependen básicamente y de la pesca y
cacería. Sus chamanes continúan siendo algunos de los mejores conocedores del yopo
(Banipteriosis, un alucinógeno que extraen de la vaina, que produce el árbol del mismo
nombre).
Jodi o Hoti:
Sánema:
Ubicados en el alto Ventuari en la isla de Titi, Óquira, Kurawäña, Momi Dö, Caño
Guama Yowetiña, Cumacaña, Cumasiña y por la ribera del río Parú en Santa Rosalía y
Caño Iguana del Parú. Establecidos en la zona desde tiempos remotos, es uno de los grupos
indígenas que conserva aun sus tradiciones culturales, como el intercambio, vestimenta
tradicional, etc. Aunque ya establecidos en algunas comunidades donde poseen grandes
conucos donde siembran tabaco, plátanos, cambures entre otros productos para su consumo,
también son recolectores y practican la cacería menor, como pesca de cangrejos, lombriz de
tierra, cascara dura que consiguen en los pozos de caños con aguas bajas. Los chamanes
usan alucinógenos como el yopo y el capi y bajos sus efectos realizan curaciones a los
enfermos y relatan episodios antiguos y mitológicos.
Del grupo étnico descendientes del tronco lingüístico Sáliva están establecidos en
la zona de Manapiare los siguientes:
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Piaroa o Huattöja:
Ubicados en la riberas del Marieta, Caño Mosquito, Caño Loro, Caño de piedra, por
el Ventuari en Pozo Terecay, en San Félix del Parú por el rio Parú, San Antonio de
Manapiare, Guara, Tamanaco, Cucurito, por el río Manapiare, por el Guabiaríto hasta
Valle de Guanay. Algunos ubicados en Caño Marueta, casados con Macos en el bajo
Ventuari.
Establecidos en la zona desde tiempos remotos antes de la conquista por las zonas
altas del Cuao, cerca de Valle Guanay y Cabeceras del caño Mosquito afluente del río
Marieta. Población aborigen actualmente predominante en toda la zona del alto Manapiare
y Ventuari Medio. El intercambio matrimonial es la institución más importante en el logro
de la cohesión y perpetuación del grupo a través del tiempo. Grandes productores de Cacao
y búfalos, siembra de yuca para la elaboración del mañoco el cual comercializan y
trasladan con dificultad a otras zonas del estado. Es un recolector de la fruta silvestre, vive
del conuco. En sus conucos de cultivo tradicional veremos la yuca amarga y dulce, ñame,
piña, caña, batata, ají, cacao, cambures, plátano y maíz. El Piaroa es conservador de su
medio ambiente, vive de cacería y pesca, goza de autonomía y autodeterminación de su
pueblo. Población pacifica con sus vecinos y trabajadores por excelencia.
Maco:
Maco significa “cautivo” para los indígenas Caribe, dispersos en territorio Piaroa,
con quienes conviven pacíficamente y establecen alianzas matrimoniales. Ubicados en el
Medio y Bajo Ventuari desde La comunidad Camani, Maco, Macanilla, Moriche,
Morocoto, Santa Elena de Tavi-Tavi, Caño Yamara, Pto. Limón, Garcita, Marueta,
Macabana, Porvenir en el Ventuari y barranco Colorado por el caño Marueta, por el río
Parú en Manguito del Parú, San Rafael y Santa Rosa del Parú y por las riveras del rio
Guapuchí tributario del río Ventuari. Descendientes del tronco lingüístico Sáliva,
establecidos en la zona del Medio y Bajo Ventuari y Río Parú, desde los tiempos antes de
la conquista, cuarto grupo étnico predominante en la zona de Manapiare, al igual que sus
hermanos piaroas, es un pueblo pacífico y trabajador de la tierra, en sus conucos
encontramos gran variedad de frutales como piña, temare, guamas tupiros entre otros,
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también yuca plátanos cambures etc. Son grandes conocedores de los ríos Orinoco y
Ventuari lo que los hace buenos navegantes.
(CONTACTO)
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“El antiguo Territorio Federal Amazonas, fue parte de lo que posteriormente
se constituyó en la provincia de Guayana, de acuerdo al tratado de Tordesillas, firmado el
07 de Junio de 1.494 entre los imperios de Portugal y España. Ya que esta región se
encontraba en la territorialidad cuando los colonizadores se dividieron el mundo, y
procedieron a despachar las distintas expediciones en la tierra.
Los reverendos Ignacio Fiól, Julián Vergara, Felipe Gómez, entre otros, procedentes
de una Misión instalada en la boca del río Meta, de nombre “Nuestra Señora de las
Salivas”, fueron los primeros hombres blancos que pisaron tierras Amazonenses,
concretamente en los raudales de Atures en el año de 1.675, en donde ellos vivieron e
instalaron la referida Misión, durante noventa y dos años (92), porque en el año de 1.767
fueron expulsados los jesuitas por orden del Rey Carlos III.
Esta región se conocía en la época, como “Orinoco y Río Negro” que por Real
Cédula del 05 de Marzo de 1.768, fué oficialmente anexada a la Provincia de Guayana.
En el año de 1.771, por Real Cédula del 28 de Octubre, del Rey Carlos III, pasa la
provincia de Guayana, como todas las poblaciones del Orinoco y Casiquiare a depender del
Virreinato de Nueva Granada.
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época, que habían colonizado la región en el año de 1.758, durante 59 años
ininterrumpidos.
Petroglifo en Pto “pintao” por el río Manapiare (Foto. – José Días- 2.006)
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Procurador general: Ramón García.
Ya en el año de 1.842 con fecha 15 de Octubre el general Páez, bajo decreto, ordena
separar el Cantón de Río Negro de la Provincia de Guayana, y en su lugar crea el Distrito
Misional del Río Negro.
07 de Enero de 1.993 se instala por primera vez la Asamblea Legislativa del Estado,
siendo su primer presidente el Ilustre Diputado, Alberto Valdés Salas”.
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TERRITORIOS OCUPADOS EN LA ZONA DEL MANAPIARE-VENTUARI
DURANTE FINALES DEL SIGLO XVIII Y PRINCIPIOS DEL SIGLO XIX.
En la región del río Ventuari, Yureba, Marueta, Parú, Marieta, Manapiare, Parucíto
Alto Azisa y Alto Asita, estaban habitadas por ocho (08) grupos étnicos indígenas, que
existían inclusive antes del proceso de la conquista y colonización.
Estas etnias, distribuidas a todo lo largo y ancho de estas zonas, estaban conformadas de
la siguiente manera:
Macos.
Piaroa o Huattöja.
Yekuana o Maquiritare.
Sánema.
Hoti o Jodi.
Yabarana.
Panare o Eñepa.
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Cada etnia tenía un sistema de organización tradicional, con religiones propias,
basadas en mitos, cosmovisión, usos y costumbres fundamentadas en los conocimientos
ancestrales originarios de cada pueblo. Vivían en relación armónica con la naturaleza, el
medio ambiente y el sistema ecológico.
Cada comunidad, aldea o caserío se regía por la orden del Cacique, quien era el
encargado de velar por el orden en la comunidad, coordinar y organizar las actividades
cotidianas y todo lo relacionado con el territorio bajo su mando. Generalmente el Cacique
imponía sus reglas y su cargo en la mayoría de los casos era adquirido por herencia de
acuerdo a la tradición de cada pueblo y sus antepasados, aunque muchos fueron los
guerreros más valientes, que resistían las pruebas de tormento con altivez. En otros casos
eran los más ancianos, sabios consejeros conocedores de sus tradiciones culturales
ancestrales.
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Entre 1.828 y 1.848 un grupo étnico de la familia lingüística Caribe, los
Maquiritare o Yekuana, aparecen según algunas investigaciones replegados en el sector
Orinoco, entre las cabeceras del río Ventuari, Alto Azisa y el Cunucunuma, y los Yabarana
en el valle de Manapiare.
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que se resiste a morir, el apego ese mundo tradicional que los liga a sus antepasados y que
en ciertas ocasiones especiales, resurgen en medio de una singular alegría.
Allí, en ese amplio escenario territorial, en las cabeceras del río Ventuari, en el
silencio solitario de la selva, junto a este río de bravos caudales, más allá de los raudales de
Tencua y del Oso, sobre llanura casi sin horizonte por lo amplia, entre el pueblo Yekuana
de Cacurí Aseninña y al sureste del mismo, otro pueblo Yekuana de nombre Wasaraña, aún
vive, un legendario y antiguo cacique, chamán de estos pueblos de nombre
MAJAANÜMA ( José Antonio Páez), que junto con otros caciques chamanes de nombre
SEDUMË(Alberto Maldonado) y TARENACU(Pedro Yavarí), que tienen como
denominador común el mundo mágico y religioso, llenos de sabidurías y misterios,
caciques reconocidos en su mundo, los cuales nos relatan una antigua leyenda de su
pueblo, nos cuentan:
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Desde donde alcanzó las montañas de ANAICHA o montaña madre, que nos
protegería en sus contornos de la gran inundación (Diluvio), y de las guerras con otras
tribus antiguas…, pero nuestra historia comienza así:
Desde estas tierras, Kuyujani salió a demarcar el territorio que seria ocupado por los
Ye´kuana, y que hoy en día nos satisfacemos de ella. En ese entonces, salió acompañado
por sus hermanas y otros personajes como: Cadesawa, Cawajatana, Wasimawa, Cuyuni,
Canichawa, Cusawadu, Adajayana, Mayadi, Madudawa, Judumayadi, Shimanama,
Melacwadi, Chacuwadi, Sadadewana, Imaayewanadi, Macuwenedu y Maiya.
OTROS PERSONAJES:
DESPUES DE KUYUJANI:
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CARACTERISTICAS DE LA VESTIMENTA DE KUYUJANI (TRAJE TIPICO)
Allí, Quemó el conuco que había hecho. Ese conuco no lo sembró porque fue
tentado por Odosha (Demonio) Yennamadi, pero entonces hizo otro conuco. Jaduwaca
Woichö, quemó el conuco aunque también fué tentado, pero sin embargo sembró allí.
Entonces hizo otro conuco, Wadana, la que esta ahora en Ascenö Woichö, planicie que
esta frente las sabanas de Cacurí, entonces hizo otro conuco, Wanodi, lo que ahora es
Wanodi Woichö, la sabana donde ahora es Cacurí. Entonces en aquel tiempo creó otro
conuco, Wadauna lo que ahora es sabana de Wanodi en el Rio Ventuari.
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SOOTO WEICHOCOOMOJE KUYUJANI CUNCUNÄTÄ NOONO PARA SU
GENTE. KUYUJANI DEMARCO EL TERRITORIO YE´KUANA.
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llamado Täjuwadiwaichöwä Shiquedu waichowä, allí vivió igual tiempo o mas de una
década. Entonces, Kuyujani siguió demarcando hasta llegar al cerro Camani (Anaichainña)
en aquel lugar también multiplicó e hizo mucha gente. Allí creó tres grupos de etnias, que
son: Ye´kuana, Yadanawi (Hombre Blanco), Yawadana, estos grupos multiétnicos, han
sido creados de tierra, igual que los Ye’kuana, allá mismo Kuyujani mando conseguir o
preparar mucha comida a sus hermanas Cadesawa, Wadimana, Canichawa y a Cuyuni,
quienes prepararon bastante comida, mientras Kuyujani estaba construyendo Canoa,
(Canovja) para almacenar la comida o bebida fermentada. Allí mismo Kuyujani creó los
instrumentos musicales, hechos de trozos de Carrizo, tambores, pepitas y cáscaras de frutas
de árboles con sonido, Cwanaa, Sanjuda y Wasaja). Entonces salió Kuyujani de cacería
por el caño “Catudaji” afluente de río Parú, de allá llegó (“Washejäje- Ñaanudi Cuduje”)
presentando por primera vez la Ceremonia de encuentro con los otros hermanos,
enseñándoles fundamentalmente a vivir en Paz, Felicidad y Armonía, tocando
conjuntamente los instrumentos que había creado, viendo la actuación de los Ye´kuana,
los Yawadana, tomaron la decisión de crear sus instrumentos musicales, “Seku-Seku”,
tejido de varios Carrizos.
Sus armas eran talladas de madera. La mujer Yawadana, hizo “Cushii” bebida
(fermentada), por eso los Yawadana toman bebidas fermentadas, (Chasannajä) allá mismo
el no indígena o Yadanawi (Hombre Blanco) creó sus instrumentos musicales, como el
Cuatro y las Maracas (Fantuda, Malaca maja), también preparó la bebida fuerte con caña,
(guarapo de caña). Igualmente hizo su vestimenta y sus armas.
YAWADANA: Cönädöi Washejäje Cudaca yame Sacasacadi Cuduje Cushii Yocödöje (El
Yawadana, llegó en son de paz y armonía, imitando al Martin Pescador o pájaro
Matraquero, la bebida era de yuca dulce con batata fermentada).
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YADANAWI: Wamidimma Cönaminñäcai ashichadu ecudi Yocödöje (El hombre blanco
desnucó un pollo y comió, la bebida que servía era ron de caña, preparado como guarapo
de caña).
- Ye´kuana
- Yawadana
- Hombre Blanco
De allí entonces siguió para continuar demarcando, se vino mas arriba, donde se
encuentra ubicada hoy día la laja de “Las Carmelitas” (Yacudiya Täjuinña), allí bailó y fué
tentado por el Demonio (Odosha) Wadiyewaichöwä) allá estuvo igual tiempo una década
mas o menos. En aquel lugar se despidió del compañero no indígena (Hombre Blanco) de
nombre Manumerto, habitante que lo acompaño por el Río Ventuari.
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Kuyujani, subió por el Río Ventuari hacia arriba llegó entonces a Kenewainña, allá
multiplicó a mucha gente, en (Nucää Jujänña) cabeza de Comején, en tal ocasión salió un
demonio tentando su Obra, era de cuerpo como gente, pero con cabeza de tigre, salió por la
Laguna Köwadi, era del grupo Mawisha, así salió Köwadimä. En aquel momento estuvo
igual tiempo, o más de una década.
De allí siguió para continuar demarcando hasta llegar a las cabeceras del
Cunucunuma, en un punto denominado “Cuduwashi Cujäinmña”, allí fue tentado por el
demonio embrujado (Cudujashi) era el que lo tentó allí mas de una década. Allí mismo
multiplicó a mucha gente, por ver que había creado a mucha gente, entonces bailó y estuvo
igual tiempo.asi Kuyujani siguió para continuar demarcando, hasta llegar Josemeinña
Cunucunuma, allí cambió su nombre de Kuyujani por Jodhoma (Jodhomaje), allá no estuvo
mucho tiempo por que asechaba el enemigo que lo seguía, allá fue tentado por un Diablo
(Cuduwasjashiwä). De allí entonces siguió para continuar demarcando, hasta llegar a un
sitió nombrado “Caiche tonña”, allá multiplicó a mucha gente, allá bailo por ver que había
multiplicado, a mucha gente, allá fue tentado por el Demonio (Odosha) que lo tenia como
un animal Manso, diablo que salió por la laguna de “La Escardilla” (Sanja Cujainño
wejacajä). Allí estuvo igual tiempo o más de una década, antes de irse de aquel lugar,
mostró su cría a la gente, que querían verlo y dijo; ahora si ustedes van a ver a mi cría,
dijo Kuyujani a la multitud y sacó fuerza de la nada, ocultando la cara y toda las nalgas que
estaba pintada del color del arco iris, azul rojo y amarillo, era un tipo de veneno alrededor
de las nalgas, solo le dejó ver un lado de las nalgas, la cara estaba recubierta de vellos.
Entonces Kuyujani siguió para continuar demarcando, hasta llegar a boca del
Cunucunuma en el “Cerro Ventana” (Mentanajödönña), en aquel lugar multiplico a mucha
gente, allá en aquel lugar Kuyujani, bailó y celebró por ver que había establecido y creado
a mucha gente, formó una gran festividad, en tal ocasión fué tentado nuevamente por los
enemigos que eran ARAWACOS.
Kuyujani había creado a mucha gente y casi todos fueron muriendo, por los
efectos del veneno que habían arrojado sus enemigos de otros pueblos. Allá estuvo igual
tiempo más o menos una década.
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Entonces Kuyujani continuó para seguir demarcando el territorio, hasta llegar al
sitio denominado “Shimuninña”, allá multiplico y creó a mucha gente, en aquel lugar bailó
nuevamente otra vez, por ver que había creado numeroso pueblo, en aquel lugar fué
tentado por un hechicero del pueblo Yanomani, de nombre (Madinñauwi Watayakanowa),
en esas tierras, estuvo el mismo tiempo de siempre, más o menos una década.
Desde aquel lugar siguió Kuyujani para continuar demarcando, hasta llegar a la
“Esmeralda” (Medadaunña). Allá Multiplico a mucha gente en la Esmeralda, en aquel
territorio celebró e hizo fiesta, por ver que había creado a mucha gente, allá fue tentado
otra vez por el enemigo, un cruel hechicero (Cawedanumä Waichowä idennamadi,
ajuducuiyanawä ajejeimmäwä (Majamä), desde allá entonces siguió Kuyujani para
continuar demarcando hasta llegar “Cöyedajäinña” afluente de Watamu (Río Padamo) ,
allá celebró una gran fiesta, por ver que había creado a mucha gente, en aquel lugar, fué
tentado por el enemigo “Yujadi” (Odosha Wawade waichowä), allá estuvo igual tiempo
más de una década, en aquel lugar, el enemigo que lo tentaba infecto el agua limpia con su
orina, y así envenenó y asesinó a mucha gente.
Desde allí entonces siguió Kuyujani para continuar demarcando el territorio, hasta
llegar a la Sierra Parima (Cumainña), allá estuvo igual tiempo y multiplico mucha gente,
celebró por ver que había creado a mucha gente e hizo fiesta, allá mismo fué tentado por el
enemigo que lo seguía era (Edacadewa Woichö Mayadimjano Cönäjadea), un flujo
venenoso que mataba a mucha gente, los volvían locos o morían así.
Desde allí entonces siguió Kuyujani para continuar demarcando, hasta llegar al
Cerro Macushi (Macushijödöinña), en las cabeceras del Río Padamo, allá multiplicó a
mucha gente, como de costumbre celebró por ver que había creado a mucha gente estuvo
más de una década en esta zona. En tal ocasión, fué tentado por (Mannuwä Shacadewawä,
o demonio), que exterminaba a la gente que el Ye´kuana Kuyujani, había creado y
multiplicado, desde aquel lugar, siguió Kuyujani para continuar demarcando el territorio,
hasta llegar al lugar de partida (Adajameinña), donde se encontraba su hermana (Cuyuni),
en las tierras Sagradas de los Pueblos Ye´kuana, allá celebró e hicieron fiesta a su llegada
con mucha alegría, con mucha Paz y felicidad. Transportó mucha comida, de diferentes
39
tipos, todo lo que hoy el pueblo Ye’kuana, come y conoce. Mooto (Colibrí), Cawadi
(Venado), Wayamò (Morrocoy), etc.
Así terminó.”
De esta manera termina la leyenda de Kuyujani (contada por estos sabios caciques),
una de tantas mitologías del pueblo Yekuana, que para muchos, estas narraciones carecen
de valor, pero que para los pueblos aborígenes son de vital importancia, porque los llena de
espiritualidad, fuente eterna que los orienta a la interpretación inocente de la bondad divina.
En fin todos los pueblos indígenas disfrutaban de su territorio, en donde cada etnia
tenia libertad y se regía por la orden del cacique. Cada comunidad indígena compartían
sus creencias, medicinas, y lo más importante, la tradición de cada pueblo.
40
Los exploradores capturaban a los nativos indígenas para venderlos como
esclavos, esta invasión fue en aquel tiempo muy cruel para los pueblos indígenas de esta
región, había persecuciones a través de la selva y posteriormente a los que capturaban, lo
sometían y si el indígena se oponía a la fuerza y a la sumisión lo asesinaban.
En el siglo XVII y XVIII, después de dos (2) siglos los indígenas continúan aún
habitando la región del Ventuari y el Manapiare.
(Hevea brasiliensis)
El árbol de caucho crece en los terrenos anegadizos que abundan tanto en la extensa hoya
del Amazonas, formando en muchos puntos de nuestro estado, gomales más o menos
considerables.
San Fernando de Atabapo, fue el pueblo que le tocó ser testigo de todos los sucesos
caucheros. Desde su fundación en 1.758, pasando por los diversos regímenes de gobierno
misional, Comisariato, y Territorio Federal, siempre fue la capital hasta 1.928, año en que
41
paso a Pto. Ayacucho. (Citado del libro “El hombre y el Caucho” de Ramón Iribertegui
pág. 171 y 199)
Diez años más tarde, veremos a Funes, como uno de los principales comerciantes
del Amazonas.
Para ese entonces, en el año 1.914 el Coronel Antonio Thomas Funes, fungía como
gobernador de San Fernando de Atabapo, en este año dio la orden de persecución a los
indígenas , para que trabajaran en la explotación del caucho, para este caso comisionó al
señor Durbalino, quien era delegado por el gobernador para cumplir dicha orden. Algunos
informantes relatan que este señor humilló a los indígenas, maltrató tanto a hombres como
a mujeres y niños, si el indígena oponía resistencia por no entregar a las mujeres los
mandaba a matar. Al indígena que capturaban lo llevaban a trabajar como esclavos, los
mudaban de un lugar a otro para trabajar el balatá, el chicle, la Sarrapia, el corte de Cedro,
en otros casos los ponían remar las piraguas.
Entre 1.914 y 1.921, el país conocía muy poco sobre el Amazonas, aunque si se
sabía que su capital, estaba dominada por el Coronel Funes, donde este mismo tenía un
régimen militar en esta zona, y que tenían sometidos a los pueblos indígenas.
En esos tiempos se conoció a Thomas Funes como el tirano del Amazonas, quien se
alzo en contra del Gobernador Roberto Pulido, siendo asesinado con familiares y todos
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sus colaboradores en San Fernando de Atabapo. Por este motivo se encargó al General
Constitucionalista, Arévalo Cedeño para derrocar este régimen militar, el General Cedeño,
vino al amazonas y reclutó gente probablemente indígenas para que formaran parte de su
ejército y comenzó a remontar el Orinoco hasta llegar a San Fernando de Atabapo. El
general y su pelotón comenzó a atacar los puntos estratégicos del coronel Antonio Thomas
Funes, una vez eliminados los puntos estratégicos, en la madrugada del 30 de enero de
1.921, llega a San Fernando, donde fue arrestado y sometido a juicio el coronel Antonio
Thomas Funes, por al menos 2.000 crímenes cometidos, en los cuales se cuentan en su
mayoría a indígenas de la etnia Yekuana o Maquiritare que fueron masacrados en sus
poblados por orden del mismo. En horas de la mañana fué llevado a la plaza pública, y
posteriormente fusilado por orden del general Arévalo Cedeño, para dar fin en parte a una
época sangrienta y dolorosa, en el que sufrió mayormente el pueblo indígena.
Los comerciantes de esa época estaban ubicados en las riveras de los ríos padres, unos de
esos comerciantes era Carlos Whendehaque, que estaba ubicado en San Antonio del
Orinoco, el señor Noguera estaba ubicado en Tama-Tama, Alto Orinoco y Rafael Federico
(chicho) González estaba ubicado en las Carmelitas, río Ventuari.
Chicho González fué unos de los explotadores de Chicle y la Sarrapia en el río Parucíto y
el Suapure y también recorrió el río Parú, Caño Asita y Salto Oso. Chicho González
también trabajo en la explotación del Caucho en caño Yureba.
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Carlos Whendehaque, trabajo el chicle abajo del caño Wachamo por el alto Ventuari, y en
el río Parú y caño Yureba por el bajo Ventuari.
También estuvieron trabajando en esta zona, Rafucho Mendoza que estuvo trabajando el
chicle por la zona de Caño Negro y Asita.
Néstor González, estuvo trabajando por el río Parú y el Asita, explotando el chicle, y el
señor Delfín Acosta, estuvo trabajando en la zona de Caño Asita y en el río Ventuari.
En este período los pueblos indígenas vivían ocupando los ríos, cabeceras de los caños y
parte de las zonas montañosas, sabanas, cerros y lagunas, distribuidos de acuerdo a su
patrón de asentamiento. Los pueblos de esta región siempre mantuvieron relaciones
amistosas con sus vecinos de otras etnias, donde se comunicaban por caminos (vía
terrestre), y por ríos (vía fluvial).
UBICACIÓN ETNIA
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Alto Parucíto Ocupado por los Yabarana, y al este por los
Panare y Hoti.
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En 1.940, se casa Néstor R. González con doña Narcisa Mazorana, con quien tuvo
tres (3) hijos, ellos fueron: Néstor Rafael, Nilsa Rosario y Omar Darío. Fue su esposa quien
le inspiro mas deseos para el progreso, quien fue parte clave en el desarrollo de la empresa
del chicle, que en un futuro se abriría, la misma fungía como esposa, caporal, sastre y otras
más.
El éxito no se hizo esperar, en toda zona no había otra fuente de trabajo que la
explotación del Chicle, hoy en día se le atribuye a los indígenas Maco, Piaroa y a los
Yekuana de la época, gran parte del apoyo que le dieron ha esta empresa de producción de
Pendare y Chicle, en el momento ellos fueron los productores indispensables, pero
también esta fuente de trabajo le dio en su momento, la oportunidad acceder a un motor
fuera de borda, escopeta, medicina, ropa etc.
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Cuando mínimo en época crítica la entrega era de 150 toneladas métricas, a partir de
ese momento el Sr. Néstor Rafael González se resuelve al comercio mayor en Puerto
Ayacucho.
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LLEGADA DE MELICIO PÉREZ A LA ZONA DE MANAPIARE
En los primeros años de la década de 1.940, se establece por primera vez y en forma
permanente en la zona de Manapiare el explorador Melicio Hernández Pérez.
Cabe destacar que entre el año de 1.932 y 1.933 en adelante el Sr. Melicio Pérez,
ya había realizado exploraciones en la zona del Ventuari y el Manapiare, pero sin
establecer aún, ningún asentamiento permanente, solo tenía un campamento base en la boca
de Caño Bocón, que es un pequeño afluente del río Ventuari el cual está a media vuelta de
la boca del río Manapiare, desde donde organizaba y comisionaba las exploraciones a los
diferentes lugares del Ventuari y el Manapiare.
No fue si no, entre el año de 1.936 y 1.937, que realizaron un conuco en el sitio
donde se encuentra ubicada actualmente la comunidad Piaroa de Cucurito, esto con la
finalidad de sembrar yuca y plátanos entre otros productos para abastecer a la gente que
trabajaban el chicle y la sarrapia en las cabeceras de caños y serranías de la zona.
A finales del año de 1.937 Melicio Pérez, baja desde el río Manapiare al sitio de
Coromoto en el Ventuari, donde vivía el Sr. Francisco Brice, a quien invita a que suba con
él a Manapiare.
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En este lugar quedo descansando quince días. Para esa época los trayectos se
realizaban en bongos y a canaletes o remos, porque era muy difícil conseguir los motores
fuera de borda. También le comentó que estaba limpiando un sitio para establecer un centro
de acopio, con la finalidad de almacenar la sarrapia y el chicle, donde quería asentarse
definitivamente ya que la tierra era muy buena para el conuco.
Según algunas anécdotas o leyenda local, se dice que en el tiempo que llega Don
Melicio Pérez a la zona, tomó el nombre de San Juan, de la palabra “SAUJA” (gusano de
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seje) que se traduce del idioma Yabarana y el significado de Manapiare sale de la voz de
dos etnias que es el Yabarana y el Piaroa.
Esto por supuesto no le atribuimos veracidad consistente, debido a que ya para las
épocas anteriores, cuando otros exploradores trabajaban el chicle por la zona del Ventuari,
el río Manapiare ya se conocía como tal, de tal manera que esto quedara como leyenda ,
cuento o anécdota de nuestra localidad.
Desde la década de los años cuarenta, en estos primeros años los indígenas fueron
estableciéndose en comunidades y grupos de familias, que comenzaron a dedicarse a la
siembra de la yuca, plátano, y otros productos.
Don Melicio Pérez además realizó una pica entre Guayabal (San Juan de
Manapiare), y Puerto Ayacucho, una parte de esta pica se construyó como primera etapa la
actual carretera desde Pto. Ayacucho, Cataniapo, Gavilán. Esta ruta será seguida más tarde
por el padre (salesiano) Jesús González, fundador de la Misión Salesiana en San Juan de
Manapiare.
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GALERIA DE FOTOS ANTIGUAS
Primeros alumnos con la maestra Julieta Pérez y Melicio Pérez año de 1.958
Padre Salesiano Jesús González, Melicio Pérez entre otros habitantes de San Juan de Manapiare en el
año de 1.966
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Sra. “China” en San Juan de Manapiare año 1.966
52
San Juan de Manapiare en el año de 1.971
Sr. Melicio Pérez, padre Jesús González, Francisco del Mazzo, Monseñor Segundo García, Monseñor
Roa, padre Fedema y Antonio “Gavilán” el primer alumno interno de la etnia Yabarana. San Juan de
Manapiare año 1.960
53
Sede del Ministerio de Minas en el año de 1.971
De izquierda a derecha, Julieta y Jesusa Pérez, Melicio Pérez y José Hilario Acosta, año 1.960.
54
Camino hacia el Puerto Real, al fondo la primera iglesia de Manapiare, hecha por el padre González, año 1.966.
55
Francisco del Mazzo, año 1.966.
56
Antonio Silva, (cofundador de Manapiare).
57
Llegada del presidente Caldera a Manapiare, año 1.971.
Interior de la Radio Emisora La Voz de Codesur, al fondo el presidente Caldera, año 1.971.
58
Palafito “Almacén Yutajé” de Silverio Level, año 1.980.
Inaugurando la Radio Emisora La Voz de Codesur con el presidente Caldera, año 1.971.
59
Sor Josefina Chuliá año 1.966.
60
Misión de las hermanas Salesianas Hijas de “María Auxiliadora” Año 1.970
Padre González, Melicio Pérez, monseñor Segundo García, monseñor Roa y González Niño. Año 1.960
61
Padre Jesús González. Año 1.970
Puente de Madera en Manapiare, al fondo viviendas de la Misión Nuevas Tribus. Año 1.970
62
Recibimiento al Presidente Caldera. Año 1.971
Luisa Montero de Nieto, esposa del Sr. Marcos Nieto. Año 1.980
63
“Paisita” 1.980
64
Grupo de misioneros salesianos en la plaza Bolívar de San Juan de Manapiare. Año 1.984
65
PRESENCIA DE LA MISION SALESIANA EN LA ZONA DE MANAPIARE
Para el año 1.966, el 16 de Agosto, llegan las hijas de María Auxiliadora (F.M.A):
Sor Victorina Prete como directora de la casa. -Sor Josefina Chuliá. -Sor Carmen Vega.
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Las Hermanas, en vista de la situación, para evitar problemas entre niñas y niños de
diferentes edades, deciden que asista Sor Josefina Chuliá, mientras se soluciona el
problema. Al fin, el día 19 de Octubre la Madre Inspectora pasa la comunicación del
permiso para que dos Hermanas presten su colaboración en la Escuela. Desde ese
momento comienzan las clases con el horario establecido. Sube la matricula a 60 alumnos.
Hasta el año 1.979 funcionaban las dos escuelas paralelamente, la Escuela Unitaria
General Piar y la María Auxiliadora.
Asimismo contamos con la presencia del padre Luis Arranz Abril, en el año de
1.970 quien fue el segundo salesiano apostado de forma permanente en la zona de
Manapiare, hasta el año de 1.975, cuando es enviado a la Esmeralda, para regresar luego en
el año de 1.980 hasta 1.996.
En este tiempo, Manapiare pierde a un personaje que jugó un papel muy importante
en la organización y el desarrollo de nuestro pueblo, el padre Jesús González a quien se le
conocía por todos como el “Tigre de Manapiare”.
“Es la noche del 31 de Diciembre; despedida del año 1.976 en San Juan de Manapiare.
A las 11:30, las campanas de la iglesia empiezan a repicar, llamando a los feligreses para la
misa de fin de año. Poco a poco se va llenando el recinto, se inicia a la celebración de
acción de gracias, para terminar, ya entrando en el nuevo día, con el efusivo, caluroso, y
fuerte abrazo de feliz año 1977. Las familias, lentamente, se van dispersando rumbo a sus
casas donde ya se oyen los tocadiscos sonar a todo volumen, en ese amanecer del primero
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de año. Todo es alegría y música en el pequeño pueblo, pero alguien ha decidido no
compartir aquella fiesta que casi siempre degenera en solemnes borracheras. El p. Jesús
González tiene algo distinto en mente, y así se lo hace saber al señor Cándido Antonio
Quero, diciéndole:
- Antonio, mañana muy temprano nos vamos por la carretera a ver cuantos puentes
hay que construir para llegar a Puerto Ayacucho.
- ¿A que hora, padre?
- A las siete de la mañana, Antonio, no quiero recibir borrachos deseándome feliz
año.
- Esta bien, padre, me voy a llevar a algunos de los muchachos también, para que nos
ayuden.
- Está bien, también irá Emilio Fuentes, manejando el tractor.
- Llevaremos machetes y la escopeta, por si acaso.
- De acuerdo, hasta mañana entonces.
Primero de Enero de 1.977, día sábado. A las 7:00 de la mañana abordamos el tractor el
señor Antonio Quero y nosotros, sus hijos, Fernando Antonio y José Valentín. El padre
Jesús González venia en compañía del entonces clérigo salesiano Emilio Fuentes, chofer
del tractor. Salimos rumbo al cerro Morrocoy primer tramo de la carretera; se veían
personas cruzando las calles tambaleándose, debido al exceso del consumo de alcohol.
Lentamente el tractor fue saliendo del casco del pueblo. A las 7:45 de la mañana nos
encontramos con el señor Antonio Silva (padre) y esposa, quienes iban para el conuco.
- Párate Emilio, que voy a saludar a estas personas. Sin bajarse del tractor, los saludo
muy emocionado, comentando:
- Más gente como esta es la que se necesita este pueblo para desarrollarse y, por
supuesto, culminar la carretera, que es mi más grande sueño. Vamos Emilio.
-¿te acuerdas, Quero, cuando traje esta familias de Guajibos? A casi nadie le gusto y
menos aun por las que trajo Melicio ¡es que se creían dueños de todo! Melicio Pérez, fue
el fundador de Manapiare en 1942. El señor Antonio Quero agrego:
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-Si padre, cuando yo llegue me tuve que ir a vivir y a trabajar en tamanaco en el sitio de
Marco Nieto, hasta que peleamos y me corrió por culpa del chisme. Usted todavía no había
llegado, llego al año siguiente, en noviembre del 57, y Don Melicio le ubico en el Sejal, en
la parte plana, porque ese sitio era un criadero de tigres.
- ¡Ja, ja, ja! Es verdad, Quero: recuerdo que nos mataron a todos los perros, y ni siquiera era
tarde; apenas oscurecía ahí estaban los tigres. ¡Que tiempos aquellos! – Mire, padre, las
guacamayas, los loros y los pericos: ¡que bello paisaje! – dijo Emilio fuentes, que asta
entonces había permanecido callado, solo oyendo y observando.
- bueno muchachos –dijo Don Quero-, a esta hora lo único que se ven son pájaros, pero en
la noche se consigue toda clase de animales; pero los mas bravos son los tigres. Pregúntale
al padre la última vez que tuve que dispararle a uno porque no me dejaba cruzar el camino.
Me quedaba un solo cartucho y era de plomo fino. Le dispare cerquita, como a tres metros,
pero no lo mate: el plomo solo le penetro en los ojos dejándolo ciego. Roncaba fuerte,
saltaba y, cuando tocaba algo, le entraba a mordisco. Cuando me movía, el saltaba en esa
dirección, así que corte un bejuco bien grueso y largo, lo enlace y lo amarre a un tronco.
Fui al pueblo por ayuda. El hermano “chiva” (francisco del Mazo), el musiú Pascual y
unos indígenas fuimos a buscarlo estaba casi muerto porque se estaba ahorcando. Cortamos
más bejucos, porque creía que estaba muerto; todo el pueblo se reunió allí para ver al tigre
ciego….
-¡Y son muy atrevidos! En una oportunidad el hermano “chiva” y yo nos acostamos
temprano y llame al perro para que durmiera debajo del mosquitero y así cuidarnos del
tigre. Cansados, nos dormimos. Como a las 9 de las noches nos despertó un ruido feo,
como si estuviesen partiendo madera. Llame al hermano “chiva”: escuchamos un rato y
decidimos llamar al perro, pero este no apareció, sin saber que era en realidad el motivo de
la bulla. Esa noche, a pesar del mosquitero, la plaga me comió. Sigue el padre González: -
al otro día: ¡sorpresa! El mosquitero, hecho pedazos; el perro, desaparecido; lo que había
sangre debajo del chinchorro…. ¡Ja, ja, ja! De ahí para acá me llamaron “el tigre de
Manapiare”.
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-¡claro! – Concluyo Don Quero -: tigre no me come tigre…. Porque es muy hediondo. ¡Ja,
ja, ja, ja! La mañana fue pasando entre chistes y cuentos de cosas que les habían sucedido a
ambos en diferentes sitios y diferentes momentos. Llegamos a caño piedra, se oía fuerte el
ruido de la caída de agua. Se detuvo el tractor y bajamos todos. Caminando monte adentro,
por la orilla del caño, llegamos a unas casas de palmas viejas: había sido un campamento de
los obreros que trabajaban en la carretera cuando Codesur.
- Este salto siempre tiene agua, no se seca. Esto se puede represar para llevar agua a
Manapiare y a las comunidades cercanas, todo al año.
- Esa es de “Quince” (Luis Pérez). Es que de aquí llevaban agua, por esta manguera,
al otro campamento, Kilómetros mas adelantes. Eso era cuando gano Carlos Andrés
Pérez. Todo esto lo abandonaron, mas adelante es que hay maquinarias en cantidad
ya las veremos.
- Si -dijo el padre González-, quiero verlas. A lo mejor se pueden recuperar y con ella
misma se podría hacer el mantenimiento de la carretera.
Avanzábamos un poco mas, hasta que vimos un tractor inmenso, cubierto de pajas y hojas
secas. Rápidamente el padre González-, camino hacia el, seguido por Emilio fuentes, pero
Don Quero los detuvo, diciendo:
-¡cuidado, que es peligroso! Puede haber culebras y otros animales debajo del tractor. – Nos
acercamos lentamente y, en efecto habían unas cuantas culebras pequeñas aun. – al parecer
se quedan allí, hacen del sitio su hogar, salen a cazar y regresan a dormir en las noche, y
van creciendo con el transcurrir del tiempo. También vimos avispas en gran cantidad,
estaban en todas partes, y se estaban molestando con nuestra presencia.
- Miren allí, en el asiento – observo Emilio fuentes-: hay una cantimplora; seguro era del
operador de la maquina, a lo mejor tiene agua todavía.
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-¡No… mijo! –respondió Don Quero-. Esos señores no bebían agua, lo que cargaban era
ron, prácticamente trabajaban bebiendo y dormían borrachos para soportar tanta selva,
soledad y tristeza, estando tan lejos de su familia. Pero esa cantimplora es del cabo mariano
Rodríguez. Una vez andábamos de cacería, y quiso hacerlo que usted quería hacer,
padre…se subió al tractor y empezó a mover la palanca. Al ratico estaba lleno de avispas,
sobre todo en la cara y en las manos. Salto del tractor, dando gritos. Yo estaba en la parte
alta del cerro; cuando lo encontré estaba tembloroso, sudado y la cara hinchada. Me conto
lo sucedido y que la cantimplora la había perdido en la carrera.
Fernando cortó una vara larga y con ella alcanzó la cantimplora y, despacio, la trajo hacia
nosotros. Todos la vimos la revisamos: estaba en buen estado. Fernando se la llevo.
Salimos de nuevo a la carretera. Calcularon la hora por la posición del sol: entre doce y
media y una de la tarde. Querían continuar, pero Emilio dijo:
- Es tarde, hemos andado medio día, nos queda medio día para regresar y poco gasoil.
Nos subimos al tractor para emprender l regreso mientras el padre nos decía:
- Hare otra expedición con más calma, con mas combustible, para una semana, más o
menos. Escribiré un informe más detallado sobre todas las máquinas que estén por
aquí –continuo-; traeré un mecánico experto para que haga un inventario de lo que
haga falta para ponerlas a funcionar; saber cuántos puentes que hay que construir.
Ya tengo idea de donde se va a desviar la carretera para salir de gavilán. Pronto
estarán los manapiareños viajando por carretera a puerto Ayacucho, llevando a sus
productos agrícolas para venderlos allá.
Nosotros nos imaginábamos como sería ir a puerto Ayacucho, por tierra y en carro; ya me
veía en Atabapo con mis hermanos mayores estudiando tercer año del ciclo básico común
y yo 2 segundo año. El tractor avanzaba poco a poco molestando, con su bulla, los animales
que a esa hora descansaba entre las ramas de los arboles, protegiéndose se aquel fuerte
calor. De pronto el padre González dijo:
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Luis Pérez (“Quince”), un indígena Yabarana, estaba fundado entre caño e piedra y la
laguna de colmena, desde hacia algunos años; antes vivía en san Juan de Manapiare. Emilio
fuentes, después de las indicaciones necesarias, encontró el camino y enfilamos por el
hasta llegar a un claro bien grande, sembrado de todo: la casa estaba rodeada de matas
patillas, auyamas, melón, batatas, mapuey, yuca, etc. El padre González iba adelante, así
que saludo primero:
Mientras se saludaban y se daban el feliz año nuevo, todos sonreían, el señor “Quince”
comento:
- Ese sueño no se te quita nunca. Te fuiste un tiempo al alto Orinoco, volviste otra
vez... la carretera. Mira, ya hicieron una asta Caicara, solo falta que hagan los
puentes… y listo. Mis parientes piaroas se van por la sabana pa´ Caicara. Allá los
corotos son mas baratos, Ayacucho muy caro todo –todos se reían-. Muchos cerros
también por Gavilán; tu sabes, tu fuiste por ahí un mes caminando. Pa´ Bolívar, una
semana: eso es plano por ahí casi un mes caminando. Pa´ Bolívar, una semana: eso
es plano por ahí. No, padre, te va a poner viejo, tu va a morir y este “Churo” (Don
Quero) también. Estos carajitos (Fernando y Valentín) se van a poner viejos y no
hay carretera pa´ Ayacucho.
El padre González, un poco desanimado contesto: - bueno, solo vine a saludarte, me alegro
que estés bien, ya sabes que estoy de nuevo en guayabal (nombre primitivo de Manapiare).
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- ¡Agáchense! ¡cuidado con esa rama que tiene espinas! Todos se agacharon. El
primero en levantarse fue el padre y, al tratar de sentarse, lo hizo sobre el caucho:
este lo lanzo hacia adelante, frente a la rueda trasera derecha y le paso por encima.
Seguimos de largo y nadie decía nada, porque todavía seguimos de largo y nadie
decía nada, porque todavía seguíamos doblados en nuestros puestos.
Le dio un golpe a Emilio Fuentes, gritándole que el padre se había caído. El tractor freno y
tos bajamos y corrimos, llamando al padre. No estaba donde le había visto caer. Me detuve
y mire alrededor: encontré un lapicero, después otro, los lentes casi dentro del monte.
Levante la vista y ahí estaba, casi veinte metros fuera de la carretera. Me acerque, trate de
levantarlo, pero no pude. Tenía la boca abierta, una herida en la sien izquierda y el ojo
izquierdo totalmente cerrado.
Oí que me llamaban, llamaban al padre y grite respondiendo. Uno a uno fueron llegando, el
último en llegar fue Emilio fuente, quien lloraba y gritaba desesperado. Entre los cuatro lo
subimos al tractor. Botamos la auyama y patillas, llenamos los sacos con paja seca, lo
acomodamos en la parte trasera del tractor sobre unas tablas; yo los sostenía entre los sacos
para que no se cayeran. Al rato abrió la boca y dijo, de forma queda, que quería agua; abría
y cerraba el ojo de derecho, movía la cabeza, se quejaba, tenia parte de la cara hinchada. No
sé si me oía, pero le decía que en el caño colmena le daríamos agua. Trataba de decir algo
más, pero no le salían las palabras. Llegando al caño colmena sentí que el cuerpo se aflojo,
se puso blandito, dejo de respirar. Le cerró el ojo que le había quedado abierto, quite el
dedo y se le quedo cerrado. Entonces le dije a mi papa:
73
De caño colmena a caño dinamo son unos diez minutos: creo que el padre murió entre la
1:45 y las 2:00 de la tarde. Cuando llegamos al caño dinamo, había mucha gente
bañándose, haciendo sancocho. La gente, al oír el tractor, salió del caño y se paro en la
carretera para saludar al padre. Preguntaban por el. Los muchachos rodearon el tractor y
empezaron a gritar diciendo que estaba muerto. Se armo un escándalo: y llantos. Otros nos
decían:
Llegaron a un acuerdo, entre los líderes indígenas y los otros del pueblo, con las
autoridades militares, civiles y eclesiásticas, para sepultarlo en la capilla, para que no
estuviera lejos del pueblo que él había ayudado a fundar y a poblar veinte años antes,
cuando solo se vivían en “Guayabal”, cinco familias; ahora dejaba un pueblo con
escuelas, medicatura, emisora de radio, carreteras, carros, aeropuertos, planta eléctrica,
motobomba. Solo le falto su máximo sueño: la carretera desde San Juan de Manapiare a
Puerto Ayacucho, por la vía a Gavilán. Así quedo sellada la historia del “Tigre de
Manapiare”.
74
INFORME PERSONAL DEL P. GONZALES SOBRE LA TRAVESIA
Por deseo expreso del gobernador del territorio amazonas, y de monseñor segundo
García, vicario apostólico de Puerto Ayacucho, se inicia la travesía por tierra que dos años
atrás había marcado por primera vez el extinto Melicio Pérez, desde San Juan de Manapiare
a Puerto Ayacucho, ante la falta de datos sobre las posibilidades y conveniencia de renovar
la susodicha pica con vista a un futuro camino de penetración que pusiera al alcance las
ricas regiones de Manapiare, se comisionó al misionero padre González para que, con un
grupo de indígenas, marcara de nuevo esa pica y ofreciera los informes posibles para los
trabajos iniciales de esta nueva vía de comunicación con el interior del territorio amazonas.
El informe que a continuación sigue, es un diario de su viaje por tierras del interior,
atravesando prácticamente todo el norte del territorio amazonas durante diecisiete (17) días,
en un recorrido de unos 250 km. aproximadamente, por tierras inexploradas y selvas
vírgenes habitadas por tribus de piaroas que ocupan los valles de la región en caseríos
dispersos y a orilla de los caños que la riegan. El informe abunda principalmente en datos
topográficos exigidos por el ejecutivo para el estudio de la región y fue tomado todo sobre
la misma marcha por el padre que hizo el recorrido con su equipaje a la espalda, la brújula
al pecho y el block de notas a la mano, mientras el sudor y el cansancio se lo permite, pero
nunca dejando pasar mas de tres horas sin anotar cuanto iba observando. Hay que
dispensarle pues, sus incorrecciones lingüísticas, en sacrificio de su realismo y veracidad.
(R. Iribertegui- En el Jagüey- pg.192).
“El día 7 de Enero del año 1.963, lunes, a las 7 de la mañana comenzamos la
expedición de reconocimiento de terreno para la futura carretera desde San Juan de
Manapiare hasta puerto Ayacucho.
75
Día 7 de Enero- lunes:
Pasamos la noche del domingo, en el caserío próximo a San Juan, llamado Cucurito
y a las 7 de la mañana comenzamos nuestra expedición navegando por Manapiare, muy
seco y con abundancia de palos y playas por lo que la marcha se hace lenta.
A las 9 y media penetramos por la boca del Guaviaríto, afluente del Manapiare, casi
imposible de navegar por la escasez de agua, y por la abundancia de troncos atravesados de
parte a parte del río, se accidenta varias veces el motor, por la rotura de pasadores y hay que
empujar la pequeña embarcación en donde el motor no puede remolcarla o bien, ayudar con
palancas.
A la una de la tarde pasamos por la desembocadura del caño Raya, el afluente más
importante del Guaviaríto hasta el caño Santo, de unos 6 metros de ancho en ese tiempo de
verano. A las 3 de la tarde, pasamos por la boca de caño Seje en el otro lado del río, donde
existe un caserío de piaroas, conocidos y visitados. Como unas 2 vueltas mas arriba nos
encontramos con otra casa de piaroas, familiares de algunos indígenas que van con nosotros
en la expedición. Ellos desean que nos quedemos a pernoctar allí, tanto más, cuanto que la
tarde se presenta algo tormentosa, pero seguimos adelante por el deseo de alcanzar lo más
pronto el camino de tierra. La navegación se hace cada vez más difícil, casi imposible, pero
la voluntad y la pericia de los hombres nos permiten seguir adelante y vencer las
dificultades. Por fin, y casi al obscurecer, conseguimos llegar a una playa muy cercana a
caño Maraca. Aquí desembarcamos y preparamos nuestros chinchorros para pasar la noche.
El personal no tiene voluntad para pescar porque saben que llevan comida suficiente
para la travesía. Algunos, no obstante, se entretienen y pescan unos cuatro o cinco caribes
que, con una iguana que logran capturar, les proporciona comida fresca.
La primera parte del camino por tierra, San Juan de Manapiare - Caño Santo, lo hacemos
por agua con motor fuera de borda en un recorrido de unos 50 km. por ser región bastante
llana conocida, y que no ofrece mucha dificultad topográfica. Son unos terrenos que van
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entre una pequeña serranía que bordea el valle de Manapiare y el curso del mismo río con
su afluente el Guaviaríto, hasta tocar las orillas del caño Santo, sub-afluente del Manapiare
y afluente del mismo Guaviaríto. La región es selvática, con árboles no muy gruesos y solo
en los dos o tres últimos kilómetros se abre la sabana que esta intercalada por manchas de
chaparro que colorean un poco el paisaje. Los caños más importantes que se atraviesan en
esta parte son el Cucurito de unos dos metros de anchura, el caño Raya de unos seis metros
y caño Maraca de unos cuatro, todos afluente del Manapiare y Guaviaríto. Conversan y
conversan hasta la media noche, yo coloco mi chinchorro y mosquitero entre dos palos
clavados en la arena y al arrullo de la brisa, del croar de las ranas y el chirrido de algún
pájaro nocturno, me entrego al descanso pensando en los kilómetros que tenemos que
recorrer a pie, hasta llegar a Puerto Ayacucho.
El frío de la media noche nos despierta varias veces y tenemos que atizar la candela.
Muy de madrugada, desayunamos. Se oyen pájaros y toda clase de animales de la selva al
amanecer. Es interesante desayunar en una playa de estas al amanecer y en medio de este
concierto de animales. Muy pronto el indio cazador consigue dos paujíes y una pava que
nos asegura la comida del día, a las nueve y media de la mañana llegamos a la boca del
caño Santo, término de nuestro viaje por agua. Es un recorrido que normalmente se hace en
cinco horas, cuando los ríos tienen agua, pero que nosotros hemos hecho casi en día y
medio. Sobre unas piedras y frente a la desembocadura del caño, acampamos, preparamos
comida y alistamos nuestras cargas, distribuyéndolas entre todos los hombres que
componen la expedición.
Algunos llevan 30 kg. de peso, porque hay que llevar comida para unos veinte días
de camino por tierra, que nos separan de Puerto Ayacucho. A mi también me toca mi parte,
que es mi propio equipaje que debo llevar como los demás para compartir la carga. Los
indígenas opinan que debemos atravesar la sabana por la parte de arriba donde hay un
camino que nos lleva al lugar donde se atraviesa el caño Santo y se toca la pica que hizo
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por tierra Melicio Pérez desde San Juan hasta este lugar, de unos 50 kilómetros de longitud.
Hacemos como ellos indican.
A las cuatro acampamos cerca del caño Santo y en las márgenes de un afluente, el
mayor de los tres que hasta ahora llevamos recorridos en el trayecto, desde que tocamos el
camino de Don Melicio. Creo, según mis cálculos, que el recorrido utilizable para la futura
carretera es de unos dos kilómetros, en el día de hoy, sin contar los 50 km
aproximadamente que hicimos por agua desde San Juan hasta tocar el caño Santo. El
camino de tierra que viene desde Cucurito, toca el caño Santo sin atravesarlo, a unos cinco
km. de la desembocadura. Acampamos y nos preparamos para pasar la noche.
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Ruta desde San Juan a caño Santo que esta trazada por tierra pero que nosotros hicimos por
agua--------------------------------------------------------------------------------------------------50km
Desde la boca del caño Santo hasta atravesar el mismo en la pica de D. Melicio---------5km.
Desde tocar el caño Santo en la pica de D. Melicio hasta el campamento del martes en la
noche-------------------------------------------------------------------------------------------------2km.
Son las 8 y 30. Seria conveniente estudiar las dos orillas para buscar el mejor paso.
A las 9 menos 10 minutos, nos encontramos con una pequeña sabaneta de unos 15 m. de
radio donde puede aterrizar un helicóptero. A las 9 y media llegamos a un afluente del caño
Santo tan caudaloso como aquel donde pasamos la noche anterior y tan perpendicular, que
discurre entre piedras como todos los anteriores. El camino se hace cada vez más difícil. No
hay parte llana alguna: todo es subir y subir por caminos difíciles y entre peñascos. A las 11
y cuarenta y cinco minutos llegamos hasta tocar la orilla del caño Santo para atravesarlo.
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Hasta ahora habíamos traído ruta noreste y oeste, pero el caño tomó ahora la dirección
suroeste y no es posible seguir por que nos desviamos de la ruta. Hay que atravesarlo y
seguir la dirección noroeste.
Total: 15 km.
El caño Santo es fácil de atravesar, porque tiene piedras grandes y pequeñas en todo su
curso y su anchura que no pasa de 12 o 15 metros. Por la parte en donde se atraviesa el
caño, existe a muy poca distancia, la desembocadura de un caño bastante grande afluente
del caño Santo por la izquierda bajando.
No mas reanudada la marcha, la interrumpimos por que el guía nos muestra a la izquierda
subiendo, un camino que se abre en la dirección suroeste, y que dice será la travesía por
detrás de los cerros de caño Santo, para ir a caño Maraca que desemboca en el Guaviaríto,
mas abajo que el caño Santo. Los indígenas dicen que si se hiciera la carretera por esta
última ruta, seria más fácil y más corta.
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Día 10 de Enero-jueves.-
Alistamos la carga temprano, después de haber pasado una noche sin incidentes. De
madrugada hace mucho frio, desayunamos y con nuestra carga al hombro emprendemos
nuestra jornada que nos promete ser dura, a las 6 y 15 minutos de la mañana. Empezamos a
subir el cerro a cuyos pies pasamos la noche. Es un acenso casi vertical, y el más
prolongado, a pesar del frio de la mañana sudamos copiosamente. Hay muchas piedras en el
acenso. Los arboles en las orillas nos sirven de sostén. A los 20 minutos de acenso, se hace
un claro en el boscaje. Es una sabaneta de unos 30 m. de diámetro, donde podría aterrizar
cómodamente un helicóptero. Desde ella se divisa el panorama de los cerros circundantes,
la hoya por donde discurre el caño Santo e incluso la posible desviación de la ruta por caño
Maraca. Descansamos. Se limpia un poco la sabaneta y se dejan señales de pintura blanca.
Continuamos el acenso, pero sobre un terreno de monte bajo que va alternando con
pequeñas sabanetas. La dirección que llevamos todo el tiempo es de unos 330 grados entre
NW y N, porque hacia W existen cerros y serranías que impiden el paso. Subimos y
bajamos pequeñas colinas muy pobre en vegetación y atravesamos una parte de floresta de
unos 30 m. de declive donde existen señales de pasar agua en el invierno pero ahora esta
seca. De nuevo en parte abierta con vegetación baja, nos aproximamos a una franja de
arbolado en descenso, por donde discurre un pequeño caño en dirección noroeste- sureste.
Lo atravesamos y se abre la sabaneta con un terreno algo irregular, lleno de granzón y
monte bajo, de vegetación pobre. El paraje es bello, pero da la sensación que es un paraje
lunar, por la ausencia de vida, el frio intenso y la soledad de misterio.
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100 metros sobre la sabana, a donde debemos subir y por donde pasa el camino hacia las
aguas del Cuao.
Iniciamos la marcha después del descanso, a las 9am de la mañana, marcando con
señales de pintura y cinc. La subida a la garganta se nos hace un poco pesada, pero
recompensa el trabajo la belleza del panorama que desde allí se divisa. Estamos
exactamente en la división de agua entre el Cuao, y el caño Santo. Ante nosotros y a
nuestros pies se abre la llanura por donde discurre los primeros afluentes del Cuao. A
nuestras espaldas la sabana que acabamos de dejar prolongada por el descenso del terreno
entre la garganta, pequeños cerros, hasta las grandes sabanas y llanuras de Manapiare. A
nuestra izquierda el cerro imponente, hito de división de agua, y a la derecha la cordillera
que nos separa de las aguas del Guaviaríto y del valle del caño Negro que va a unirse e los
llanos del Chivapure, el aire enrarecido de estas alturas es sumamente frío y sudados como
estamos no podemos permanecer por mucho tiempo aquí. Emprendemos el descenso al
valle y a las aguas de los afluentes que conducen al Cuao.
La bajada se nos hace un poco difícil por lo perpendicular y por no haber de donde
agarrase, la paja nos hace resbalar con peligro de una caída. Caminamos despacio en el
descenso. Nos acercamos al arbolado y justamente por la misma orilla tocamos las aguas
de un pequeño caño de 1 m. de ancho, que creemos nace a nuestra izquierda, en las faldas
del cerro pronunciado de división de agua, y es el primer afluente del Cuao que
atravesamos: lleva dirección este. Su crecimiento se adivina a unos 2 o 3 km. Hacia el
oeste.
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En efecto, seguimos adelante nuestro camino entre norte y noroeste; pasamos una
loma y el primer rastrojo de Piaroas.
A las doce y media empieza a llover y nos refugiamos como podemos, salvando
nuestro equipaje con hojas de platanillo. A las 1:30 continuamos nuestra marcha que
discurre entre subidas y bajadas por pequeñas colinas. A las 2:30, después de haber
recorrido unos seis kilómetros, volvimos a pasar, como nos lo habían anunciado los Piaroas
el caño anterior, bastante más engrosado y que ahora lleva dirección noroeste, casi paralela
a la que nosotros llevamos. Nos sorprende una pequeña sabaneta de unos 20 metros, de
radio en medio de este terreno selvático. La atravesamos y continuamos por el terreno
boscoso. No hay subidas y bajadas y podemos hacer así una marcha excepcional de cuatro
kilómetros, por hora, pero no podemos continuar muy adelante porque se nos hace tarde y
hay que acampar al lado de un caño. Damos con el, y es el mismo que ahora atravesamos
por tercera vez corriendo de oeste a este. Hay que hacer equilibrios, y yo tengo que caminar
con los pies y con las manos para pasar por el puente provisional, un árbol seco derribado
en la orilla y que atravesaría el caño de parte a parte.
Junto a este caño se ve un rastrojo abandonado de Piaroas, que ahora están en caño
Maraca, un afluente del Manapiare. Se marcharon de esta región, porque la epidemia de
sarampión y la pulmonía los dejaron diezmados. Acampamos y nos disponemos a pasar la
noche, la cuarta desde que comenzó nuestro viaje.
Algunos se quejan y otros quieran regresar a San Juan, están cansados y tres de ellos
con algo de fiebre gripal. Yo mismo no me encuentro muy bien, pues comencé el viaje con
gripe, pero no podemos interrumpir nuestro viaje por estas menudencias. Traemos con
nosotros antibióticos y anticatarrales y a pesar del cansancio del día y de la indisposición,
nos dedicamos a la tarea de poner inyecciones y administrar medicinas que restituyan la
salud. Una arenga de circunstancias y una buena comida completan la dieta y a las ocho de
la noche todos descansan al amor de las hogueras que se han hecho para ahuyentar el frío.
Yo también me dispongo a descansar, pensando que estamos aún en el cuarto día de camino
y faltan muchas jornadas para llevar a término nuestra empresa.
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En mi diario quiero indicar a última hora las diferentes direcciones de este afluente
del Cuao que hemos tenido que atravesar por tercera vez, por qué me pareció algo
interesante. Helas aquí con la marcación de la ruta que llevamos:
Amanece, mucho frío durante la noche. La gente sigue con su cansancio y algo
acatarrada. Se repartieron algunas solfas y desayunamos. En estas alturas no abunda la
cacería. A las 6:30 empezamos nuestra marcha y a los cinco minutos nos encontramos en
una sabana bastante despejada que con una pequeña limpieza serviría para el aterrizaje de
un avión o al menos una avioneta. Mientras seguíamos, me di cuenta de que había dejado
olvidada la brújula en el campamento. Perdimos una hora. Caminamos en el terreno
despejado rumbo 290°. A las 7:30 y a poco de seguir nuestra marcha, nos encontramos con
un morichal que al atravesarlos nos hundimos hasta las rodillas y nos llenamos de barro
compelido de dejar allí nuestras botas o alpargatas. Son unos 20 metros horribles. Mis botas
de campaña se accidentan, despegándose uno de los tacones. Hay que reparar averías con
amarres inverosímiles, pero que me permiten continuar el camino a costa de rozaduras en
los talones. Dejamos la sabana para penetrar de nuevo en la montaña. El camino o sendero
sube y baja pero no lo considero demasiado difícil.
Seguimos idéntico rumbo de 290°. Y después de bajar una colina de escasa altura,
nos tropezamos de improviso con el caño del Cuao que veníamos buscando desde hace dos
días. Es un punto estratégico y lugar fácil para construir un puente. Su anchura que es aquí
de unos quince metros, las aguas discurren tranquilas y su profundidad en este tiempo no
pasa de un metro. El camino recorrido en el día de hoy, es aproximadamente de unos 5,50
kilómetros. La distancia aproximada que nos separa de caño Santo es de unos 22 km. Y
desde la división de aguas unos 16. Después de limpiar un poco las orillas y de construir un
puente con el tronco de un árbol, pasamos a la otra orilla y comenzamos a costearla,
siguiendo la dirección del mismo: suroeste. Esto nos supone desviarnos algo del rumbo,
pero es necesario porque el lugar para atravesar la serranía del Cuao en dirección al
Cataniapo se encuentra más al sur.
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El Cuao en su cabecera, con excepción de algunos lugares, como por donde lo
atravesamos nosotros, es un río de serranía encajado entre dos cordilleras de considerable
altura que se aproxima o se alejan entre sí y más o menos hasta casi llegar a su
desembocadura en el Sipapo. Como consecuencia de esto, se forman numerosos raudales y
cascadas que hacen de su recorrido un lugar de belleza incomparable. El camino en su
mayor parte tiene que ir bordeando esta cordillera por la derecha, pero a diferencia de las
orillas del caño Santo, aquí aunque algo verticales, no tienen piedras y creo puede hacerse
una ruta aceptable y no muy costosa. Son las 11:30 cuando empezamos con la nueva ruta
suroeste. A las 12 vemos que el cauce del río ha quedado reducido a una anchura de dos
metros, pues las piedras de las orillas lo han obligado a recogerse.
Queríamos caminar hoy hasta las cinco de la tarde, pero una circunstancia
inesperada nos obliga a cambiar de plan. El cazador que va en la avanzada consigue una
danta y la persigue. Se oyen dos tiros pero continúa la persecución a la que se unen los
demás de la comitiva. Por fin, después de cuatro tiros y de seguirla por un tiempo río abajo,
sumergida en el agua, logran matarla. Es la primera cacería mayor que se hace en la ruta.
Hay necesidad de preparar la carne asándola y necesitamos de algún tiempo. Montamos
nuestro campamento y hacemos alto. La jornada ha quedado reducida a mediodía de
marcha con unos 8 kilómetros de recorrido. Estaremos a unos 2,5 kilómetros del paso del
Cuao.
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Día 12 de Enero- sábado:
Las noches son frías en estas latitudes. Las toces y catarros van disminuyendo. No
hay fiebre. Como mañana es Domingo queremos descansar. El viernes, con la danta, hemos
perdido nuestro porcentaje de kilómetros diarios. Hoy es sábado, esperamos recuperar.
La caravana se pone en marcha a las seis y cincuenta y cinco 6:55 AM, cada uno
lleva su porción de danta asada. Creo que no durará mucho. La dirección que llevamos es
suroeste costeando el Cuao. Se empiezan a oír los raudales. A las 7:20 aparece el primero
de ellos, con toda la belleza imponente de una hermosa cascada no muy alta, que se
continúa con otra y otra sin interrupción. Es un aparecer y un desaparecer de piedras
ciclópeas lavadas constantemente por el agua hecha espuma. A las 8:20 bajamos al lecho
del río. Por un momento, han cesado los raudales y las cascadas. El agua en su totalidad ha
desaparecido. Nosotros caminamos por un lecho seco entre piedras. Y allí nos detuvimos a
desayunar. Bajo nuestros pies, resuena el agua que va deslizándose en las profundidades
subterráneas. Más abajo la vemos aparecer hecha espuma. Nos detenemos por algún tiempo
para disfrutar de tanta belleza. A las ocho y veinte minutos continuamos la marcha.
Seguimos costeando el río Cuao en un incesante subir y bajar, puntas de cerros que se
pronuncian sobre el río. A las once, el camino se hace algo más plano y seguimos
ininterrumpidamente hasta las 11:40 en que nos encontramos con el primer caño del Cuao,
de considerable caudal de agua (unos 10 metro de ancho). Los indios le llaman sakkia.
Dan unos once kilómetros. Desde que atravesamos el Cuao. Después de esperar
unos minutos para que se reagrupen los componentes de la expedición, continuamos por un
camino bastante llano. Nos encontramos con unas colinas no muy altas, que hay que
escalar, pero no tardamos en continuar por terrenos llanos, como veníamos haciendo antes.
A la una descansamos y tomamos algo de alimento. Calculamos en 12 los kilómetros, que
llevamos hoy.
Seguimos nuestra marcha: los cazadores nos consiguen algunas pavas y después de caminar
algunos kilómetros más, por terreno llano, pero todo de selva, llegamos a acampar a las
cuatro de la tarde en un caño aún mayor que el sakkia de la mañana. A éste lo llaman
Arakainoto. La dirección del suroeste ha variado en los últimos kilómetros a la del oeste
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siguiendo siempre la orilla del Cuao. Hoy habremos hecho unos dieciocho kilómetros de
marcha y nos encontramos a unos 20 kilómetros del lugar en donde atravesamos el Cuao.
Domingo 13 de Enero
Por la mañana nos despiertan los tiros del cazador. Nos trae pavas y paujís que con
la carne de danta nos abastece sobradamente. Enseguida nos encontramos con una subida
bastante perpendicular de unos cien metros. Que nos cansa bastante. Creo que esta subida
se podrá evitar continuando un kilómetro o dos costeando el Cuao.
Hay una demora mientras el cazador nos consigue unos Paujís. A las 11:30
llegamos a un caño de regular anchura de unos ocho metros, donde nos detenemos para
comer algo. Desde que nos separamos del Cuao, irán uno 4 kilómetros.
Seguimos nuestra marcha por terrenos algo accidentados en pequeñas subidas y bajadas con
caños intercalados de pequeños cauces. Pasamos también por conucos abandonados de
Piaroas. Se presenta un cerro no muy perpendicular, pero sí muy larga la subida: tardamos
media hora en llegar a la cumbre. Después de él, el camino se hace algo mejor. A las 3:30
pasamos por entre las gargantas de dos cerros ¡menos mal que no lo tenemos que escalar!,
los indios apresuran la marcha. Quieren llegar a un sitio bueno para pasar la noche.
Creemos que hemos llegado porque nos encontramos en un gran rastrojo de Piaroas con un
río que pasar por el, pero nuestro guía a pesar de las protesta de todos, no se detiene: va
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adelante. Muy pocos lo seguimos. Por fin a las cinco de la tarde se detiene. Nos muestra el
río hermoso que tenemos a nuestra derecha y nos dice que este es el lugar bueno para hacer
el campamento. La gente está rendida. Hoy hemos batido el récord. Aproximadamente 20
kilómetros de recorrido por la selva deja cansado a cualquiera, sobre todo después de lo que
llevamos caminado. Este caño se llama “Kanárbotó”: Sus aguas son frías y en el lugar
donde estamos se forman unos pequeños raudales y el agua se va deslizando entre grandes
piedras. El caño tendrá unos doce metros de ancho. Del caño Parí al “kanárbottó”, unos
diez km dirección oeste.
Lunes, 14 de Enero.
La gente se encuentra algo más animada para caminar. Empezamos nuestra jornada
a las 6:30, después de un buen desayuno. Después de atravesar con dificultades el caño a
cuyas márgenes dormimos, empezamos a subir un cerro con dificultades pero sin piedras.
Seguimos costeando el Cuao y con dirección variable, pero domina el suroeste.
Tropezamos con varios conucos abandonados de Piaroas y por último tenemos que
detenernos para averiguar el verdadero camino. Los guías se alejan. Nosotros esperamos
sentados. No lejos de nosotros se oyen los raudales y a nuestra derecha canta el piapoco.
Regresan los guías con un hombre y una mujer. Hay una casa de Piaroas no lejos de
nosotros, pero los indígenas no les gustan mucho que las visitemos. Estamos cerca, nos
dicen, del lugar en que nuestra ruta se separa de la orilla del Cuao para tomar la dirección
del Cataniapo y esta noticia nos alegra, porque llegar al Cataniapo es casi llegar al final del
viaje. Pero cuando preguntamos los días que nos faltan por llegar a Cataniapo, volvemos a
desfallecer, porque todos señalan con los dedos diciendo que son seis días aún. Nos
resignamos y ya nadie quiere regresar a San Juan, porque estamos lejos. Vamos adelante.
No habíamos caminado aún diez minutos y en efecto, al pasar un pequeño caño, el guía nos
señala los dos caminos: uno que continúa la dirección suroeste junto al río y el otro que
toma la dirección noroeste, que es nuestra ruta.
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Día 15 martes
Amanece con frío como siempre en estas latitudes. Desayunamos, nos alistamos
para la jornada. Emprendemos la marcha a las 6:30 tomando dirección suroeste para evitar
los cerros, costeando el kanárbottó. Atravesamos los afluentes del kanárbottó a las 9:30,
después de haber caminado unos siete kilómetros llegamos a un rastrojo de Piaroas. Se
pierde la ruta, pero el guía busca a los dueños del conuco que está cerca y en efecto al poco
tiempo aparece un tal Trujillo Piaroas conocido por nosotros en San Juan, que es el dueño
del conuco y nos presenta a su familia, en total cinco personas. Nos piden remedio y se los
damos. Él nos lleva a churuata que dista a 1 kilómetro de dónde estamos. Allí tomamos
algunas cosas y esperamos hasta la una de la tarde, convidando a Trujillo para que nos sirva
de guía hasta Puerto Ayacucho. Acepta y reanudamos la marcha, recorriendo
aproximadamente un kilómetro y medio, nos detenemos mientras los guías consultan con
otros Piaroas de un conuco cercano. A las 2:30 y después de haber recorrido otro kilómetro
y medio llegamos a una churuata deshabitada, nos detenemos unos diez minutos y
seguimos adelante. A las tres pasamos por otro conuco y al parecer sin gente, y los Piaroas
que nos acompañan buscan unas piñas que en estos lugares nos saben a gloria.
Falta un cuarto para las cuatro y sin embargo reanudamos la marcha, para acampar a
la orilla de un caño, que nos dicen está a una media hora de camino. En efecto a las 4:30
llegamos a un caño muy pequeño que discurre en dirección norte-sur con muy poca agua.
Junto a él acampamos y nos disponemos a pasar la noche. En el día de hoy encontramos
dos culebras al atravesar los rastrojos. A pesar de las interrupciones y accidentes, calculo
que hayamos hecho en el día 14 kilómetros en dirección oeste franco, discurriendo por un
medio valle entre dos serranías, salpicado de conucos con yuca, plátanos, piña etc.
Día 16 miércoles
Pasamos bien la noche con algo de frío. Por la mañana un poco quebrantados por el
cansancio, nos ponemos en marcha a las 6:30, dirección oeste por terrenos planos. A las
7:10 el camino discurre angosto por entre dos cerros, después tomamos una loma bastante
pronunciada que terminamos de escalar a las 7:25 con un descenso un poco más suave: nos
encontramos en la bajada con un caño que vierte aún sus aguas al Cuao. Lo pasamos por
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dos veces y nos detenemos para que los guías se orienten con el rumbo. Son las 8:00 y
calculo que llevamos caminando en el día de hoy unos 4 kilómetros.
La noche la pasamos, unos dentro y otros fuera de la churuata, con los fuegos
prendidos por el frío. Hubo centinelas curiosos que querían saber cómo dormíamos y allí
permanecieron hasta que despertamos y terminamos de preparar las cosas para el viaje.
Desayunamos, los pies doloridos molestan bastante, pero hay que continuar.
Son las 6:40 minutos. Uno de los indígenas nos acompaña por un trecho. A las 8:30
llegamos a un descampado donde hay una gran laja. Dejamos una lámina y se pintaron las
piedras, hasta aquí el camino es bueno y hemos hecho una marcha de unos 5,5 kilómetros.
A las 9 menos cuarto seguimos y a las 9:45 se nos presenta un cerro formado por una
enorme laja pelada que tardamos unos veinte minutos en escalar y atravesar. Hemos
recorrido hoy unos 10 kilómetros.
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A las once continuamos. El incidente de perseguir una lapa y capturarla nos ocupó
bastante tiempo, hasta las 12:55. Proseguimos a las dos de la tarde y acampamos a las
cuatro menos cuarto. En la última etapa fueron sólo cinco kilómetros que con los diez
anteriores dan para hoy jueves 15 kilómetros aproximadamente.
Esta noche ha hecho menos frío. El cazador se prepara para traer algo. Se oyen tres
tiros. Poco después se presenta con dos paujíes y una pava. Empezamos a caminar a las
7:00 y enseguida se nos presenta una loma no muy alta pero larga. Estamos buscando el
punto de división de aguas entre el Cuao y el Cataniapo. En efecto, al bajar y a atravesar el
primer caño nos dijeron los indígenas que aquellas aguas iban al Cataniapo. Son las 8
menos cuarto y llevamos unos dos kilómetros de camino. Marcamos el lugar con señales y
pintura. A un cuarto para las 9 recobramos la marcha. Al bajar una loma nos encontramos
con un caño con bastante caudal que empezamos a costear. Los indígenas le llaman
“Tubotto”, que corre en dirección oeste que es la que llevamos desde que empezamos la
marcha hoy. La pica se acerca demasiado al caño y los terrenos son demasiado bajos, pero
puede hacerse el camino algo recostado hacia la derecha, donde están las faldas de los
cerros. Nos detenemos a las 10:15 mientras buscan el camino los indígenas. Llevamos unos
cuatro kilómetros por terrenos del Cataniapo. A las once reanudamos la marcha. Por una
hora damos una vuelta grande en que sólo caminamos un kilómetro. A las 1:15 nos
detenemos para descansar y tomar algún alimento. El caño que tenemos delante es afluente
del caño central, el Tubotto, que es el que veníamos costeando a poco de alcanzar las aguas
del Cataniapo. A las dos de la tarde continuamos siguiendo el curso del Tubotto. De pronto
nuestros guías sorpresivamente cambian la ruta oeste que llevamos, por la norte y
empezamos a escalar un enorme cerro. La subida larga y penosa, pero la bajada más penosa
todavía por lo perpendicular. No acierto a explicarme la escalada de este cerro que nos
desvía del Tubotto y hacia el norte, dirección contraria a la que debemos seguir. Lo normal
hubiera sido seguir el Tubotto dirección oeste hasta dar con el Cataniapo más abajo y más
aproximado a Gavilán. Estamos hoy muy cansados. Es el cerro más grande que hemos
tenido que escalar. Son las 4:30. Hoy habremos hecho una marcha de 14,5 kilómetros. Un
baño y una buena cena reparar en parte lo maltrecho que hemos quedado en el día de hoy.
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Día 19 sábado: Llegada al Cataniapo
Pasamos la noche bien y sin frío. El cansancio y la obscuridad del paraje nos hacen
despertar más tarde. Desayunamos y esperamos que hoy toquemos las aguas del propio
Cataniapo. A las 7 menos cuarto comenzamos la marcha dirección noroeste, inexplicable
por lo que dije ayer.
Domingo 20
Día de descanso. El cazador nos trae 1 paují y dos pavas para la comida del día.
Lavamos la ropa y reparamos averías. Por la tarde bajan por el río en una embarcación de
concha de palo un grupo de Piaroas, compuesto por cuatro hombres, dos mujeres y tres
muchachos. De los hombres, uno de ellos es conocido porque trabajo en la Colonia
Coromoto. Los cazadores no consiguieron nada sino maíz cariaco. Pasó la tarde y noche sin
más novedades que los pegones y demás insectos que molesta.
Lunes 21
Amaneció con menos frío y nos disponemos para la marcha, desayunamos y dejamos el
sitio donde pasamos el día al lado del Cataniapo. Iniciamos la marcha a las 6:30 costeando
el Cataniapo con algunas vueltas. El rumbo en general es sur-oeste. Hay que apartarse de la
orilla para evitar los bajos, como unos 200 metros hacia dentro. El camino no nos rinde
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porque hay que hacerlo de nuevo y con brújula. Después de comer algo, nos internamos en
vertical hacia dentro, buscando la pica de Melicio que encontramos por fin. Este camino
sigue la dirección oeste franco, apartándose de la suroeste que sigue el río y para cortar una
enorme vuelta que da el río. Este cambio de rumbo ofrece pocas ventajas. Pues si bien
acorta algo la distancia se pierde mucho con la subida y bajada de cerros muy difíciles.
Estamos muy cansados. Hemos subido dos cerros muy altos y atravesamos varios
morichales, llegamos a las 5 en punto junto a un caño pequeño y nos alistamos para pasar la
noche lo mejor posible. Hemos recorrido unos 12 kilómetros.
Martes 22
Pasamos la noche bien y sin lluvia, con algo de frío. Estamos cansados pero con la
esperanza de llegar hoy o mañana a Gavilán. Desayunamos, hora de partida 6:45 dirección
oeste en general, con algunos cambios noroeste. No hay cerros, pero si bajos y morichales.
A las ocho variamos de rumbo, con dirección suroeste cuando llevamos 2,5 kilómetros
aproximadamente. Hay varios caminos y a las consiguientes interrupciones, volvemos a
tocar el Cataniapo, a las nueve de la mañana después de haber recorrido hoy cinco
kilómetros, seguimos a las 9:30 con varias interrupciones por encuentro con Piaroas. Nos
detenemos a comer y emprendemos de nuevo la marcha, algo forzada porque queremos
llegar a Gavilán que está cerca, dirección oeste costeando el Cataniapo. En general no es
malo el terreno pero tiene accidentes de lomas y morichales. Llegamos a los raudales de
Rabipelado a las cinco de la tarde, hemos caminado unos siete kilómetros esta tarde, que
unidos a los de esta mañana dan dieciséis kilómetros para el día de hoy. Acampamos junto
a los raudales.
Día 23 miércoles
93
camiones madereros del Sr. Maniglia. De donde dormimos hasta Gavilán hay unos 2
kilómetros, y hasta donde nos recogieron los camiones, 16 kilómetros. En total, hoy 18
kms.
24 de Enero de 1.963.
En el diálogo efectuado con el padre Salesiano Giorgio Tosso, quien fuera director de la
escuela Básica “María Auxiliadora” durante el año de 1.986 y 1.987 y luego en 1.999 hasta
el 2.005, nos cuenta que en este tiempo, (entre 1.999 y 2.005) sostuvo varias entrevistas
con algunos de los personajes que formaron parte de la comitiva que acompaño al
explorador, Don Melicio Pérez, durante su llegada a Manapiare.
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ASÍ DE PEQUEÑO SALIÓ DE VIAJE.
“Es fácil, para todo el que ha visto una aldea a la orilla del río, imaginar una como
Yavanarí. Lo que es difícil de imaginar es la inmensidad del río Amazonas en ese lugar, no
muy lejos de Manaos corriente arriba, pero mucho antes de su confluencia con el Río
Negro. La aldea surge a orillas del caño Yurubashi, cuya población Maku cuenta entre sus
habitantes al pequeño Francisco Díaz Amazonas. Sus oídos reconocían la llegada del
“pukipuki” del abuelo Counsiño que volvía de sus viajes por el inmenso río.
El papá Emilio había logrado burlar las patrullas de caucheros y cuidar de su familia,
constituida por tres hijos: Pedro, el mayorcito, Francisco (Canarís) e Isabel (Tambaki).
La vida de Amazonas nos ubica fácilmente entre casas de bahareque, con calles
irregulares, aroma de letrinas inexistentes, pero barrido por una brisa constante que
encrespa las aguas. Eso en la madrugada. En cambio durante el día, el olfato es deleitado
por los aromas de los asados de pescado, la fruta fresca, madera recién cortada por los
aserradores musculosos en las trojas erigidas a la sombra de sasafrases, salados, cedros,
ceibas, que abundan en la selva circundante. Infinidad de caminitos llevan al interior del
bosque hacia los conucos, donde los habitantes tienen su conuco. Son de origen indígena en
su mayor parte, pero ya amansados, o mejor dicho sujetados al duro trabajo de caucheros.
Manaos vive la edad de oro con la explotación del caucho. Los poblados orilleros
son visitados y, ahora, habitados por los caucheros que huyeron de la persecución del
“revolucionario”, Tomás Funes, el legendario cacique de S. Fernando de Atabapo, que está
decidido a implantar su nuevo orden con el sencillo procedimiento de ir eliminando
físicamente a sus adversarios o a quién no comparta sus ideales, o, simplemente, no pague
los impuestos requeridos.
Entre tantos, la familia Henríquez con sus fuertes mozos Oesile y Enrique, que
llegarán a ser prósperos navegantes, pero que mientras tanto buscan la seguridad del
hospitalario país vecino.
Entre los niños que corretean por los patios de las casas, o que se lanzan a perseguir
lagartijas por los pajonales, con su barriguita al aire, su pelo encrespado por la ausencia de
peine y su sonrisa abierta y cantarina, está Canarí, nombre de origen indígena, , porque su
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nombre criollo es Francisco Díaz Amazonas. En realidad tampoco se sabe, la memoria
traiciona a veces, si esos apellidos corresponden a sus verdaderos padres, o, como en
muchos casos, en esta generosa tierra latinoamericana, los niños huérfanos son recogidos y
amparados por familiares o simplemente personas compasiva. La figura del huérfano,
como ser completamente desamparado, es substituida por la del entenado, persona que en
algún momento fue recogida, sin documentos de adopción, pero con derechos adquiridos de
verdadero y propio hijo.
Canarí es un niño vivaz, pero se distingue por su espíritu emprendedor, siempre
curioso de ver cómo trabajan los hombres y dando una mano, pequeña y no muy eficaz,
pero siempre indicativa de una índole esperanzadora...
Así llegó a los 7 años, despierto como una avispita, corriendo sus aventuras de
pequeño indio Makú. Así despertó la simpatía del joven Enrique Henríquez que se lo llevó
consigo hacia la recién fundada ciudad de puerto Ayacucho.
Francisco no recuerda a sus padres. Eran caucheros? Eran indios reducidos? Eran
verdaderos o lo dejaron abandonado? Se escaparía de casa? Fue secuestrado y abandonado
en ese caserío que no puede olvidar a pesar de los años? Yavanarí tiene sabor de historia
antigua, de conquistas y batallas o de mansedumbre de indígenas que acogieron con respeto
y esperanza a los conquistadores, que luego los sometieron a duros trabajos, víctimas
propicias al “dios desarrollo”. El carácter manso y servicial de Canarí, nos inclina a pensar
en historia pacífica y simbiosis progresiva sin luchas de pueblos. El está solo y fácilmente
se deja convencer a seguir al emprendedor Yeral Manuel Enrique sirviendo de grumete en
el gran barco que lo traería hacia una nueva vida. Así, con sus ocho añitos a cuestas, y
mucha ilusión de conocer mundo, pero sobre todo de seguirle la pista al yucutazo nuestro
de cada día, acompañando su pescadito o su presita de cacería y, si se quiere, un poco de
aprecio y cariño. Listo para el gran viaje de ser hombre.
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Las Cachoeiras del Río Negro no asustaron al pequeño Canarí. Sólo tuvo que
agarrarse a su asiento para no ser lanzado en uno de tantos bandazos a rodar por las
chorreras- Luego empiezan a aparecer los puertos: Cocuy, Sta. Lucía...Río Negro,
Capiguara, en medio del gran fenómeno mundial: Un trasvase entre dos cuencas: El
Orinoco y el Amazonas.
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Muchos caucheros cansados lo vieron pasar actuando con la seriedad de un pequeño
adulto, y su mente veía a sus propios hijos que el duro trabajo de ordeñadores de la selva no
les permitía disfrutar. Poco a poco su corazón había quedado seco, de tanto carbonizarse la
esperanza de ver cuajado el sueño de un futuro acomodado y pacífico, una vez cancelada la
deuda eterna y reunida unos ahorritos, semilla de un ranchito, un conuco y una mujer
amada y generosa con la que pasar los momentos de fiebre y de alegría. Todos querían algo
de Canarí, y les animaba ver la sonrisa y rapidez con que volaba a cumplir los encargos, y
la alegría cuando en sus manos brillaba alguna monedita de agradecimiento, o una fruta, o,
rara vez, una pepita amarilla.
Enrique Henríquez no quiso dejar sometido por mucho tiempo al entenado a los
peligros de las fiebres y las mapanares de las aguachinadas costas del Casiquiare; prefirió
llevarlo consigo a Puerto Ayacucho, nueva capital del Territorio Amazonas, todavía refugio
de forajidos y de exilados nacionales.
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D. Melicio Pérez, en uno de sus viajes, descubrió a ese mozuelo que no lograba
adaptarse a los aires muy húmedos en invierno y recalentados en verano, por las lajas que
abundan en la ciudad. Habló con la familia Henríquez, proponiéndoles que permitieran al
pequeño brachi que viniera a hacerse hombre en la nueva población que estaba fundando
sobre el río Manapiare, abajito de la confluencia con el Parucíto. Era un sitio que, por el
momento, se llamaba Guayabal.
D. Melicio, recio Barinés, había fundado un sitio llamado S. Juan, donde cultivaba
conucos ricos en maíz, plátanos, arroz... Pero, hacia el año 50, vendió ese sitio a un grupo
de evangelistas que se asentaron en una punta de la herradura de caballo, que ahora forma
el puerto de Manapiare, estableciéndose nuevamente en la punta del frente, precisamente
llamado Guayabal. El lugar se llama ahora Puerto Camico, por llamarse de esa manera el
ocupante de la última casa del pueblo. En la orilla misma de la creciente máxima del
invierno. En ese lugar se estableció un señor, llamado Hilario Acosta, compañero de
aventuras de Melicio Pérez. Este se afincó a pocos metros de distancia, donde ahora vive el
Sr Pájaro Vaco, y José Quero.
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AV. PRINCIPAL MELICIO PEREZ- EN SAN JUAN DE MANAPIARE
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CODESUR
Del mismo modo para estos tiempos, no podemos pasar por alto a la COMISIÓN PARA
EL DESARROLLO DEL SUR (CODESUR), que se instaló en Manapiare desde el año
de 1.969 hasta 1.973; consideramos esta etapa, una nueva parte muy importante de
crecimiento poblacional en San Juan de Manapiare, auspiciada por la categórica figura del
estado venezolano, representado en este caso por el Dr. Rafael Caldera, Presidente
Constitucional de la República de Venezuela, en ese tiempo.
También figuraba para esa época el Ministerio de Minas e Hidrocarburos, que realizó las
evaluaciones de todos los recursos Mineros, Hidroeléctricos y Agropecuarios de nuestra
zona.
A raíz de la ejecución de este programa a finales del año 1.971 y principios de 1.972 se
descubre el Cerro Impacto, área de intensa actividad que según la verificación terrestre
parcial efectuada, puso de manifiesto un prospecto mineral de gran envergadura, esto
determinó que la zona Impacto, cuya denominación tuvo su origen por sus características
fisiográficas y tectónicas, fuera de gran interés, para el programa geológico-minero durante
este período antes mencionado y sobre el cual profundizaremos en la investigación más
adelante.
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DIVISIÓN GEOPLITICA:
El municipio Manapiare cuenta con una superficie de 33.100 km2, definida por los
siguientes linderos:
NORTE: Limita con el estado Bolívar, desde la serranía del Santo, pasando por los cerros
Guanay y Yutajé, para continuar por la separación de aguas de los ríos Guaniamo y
Parucíto, siguiendo con rumbo variable al sureste, por la serranía de Maigualída hasta el
nacimiento del río Asita.
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ESTE: Limita con el estado Bolívar desde el nacimiento del río Asita en la serranía de
Maigualída, siguiendo con rumbo variable al Sureste, hasta la serranía de Uasadi, sobre una
de las nacientes del río Ventuari, en el cerro Anahi.
SUR: Limita con la República Federativa del Brasil, sobre una de las nacientes del río
Ventuari en el cerro Anahi, hasta las cabeceras del río Uecete y Cuntinamo, para continuar
por la divisoria del río Padamo.
OESTE: Limita con el Municipio Atabapo, desde las nacientes de los ríos Marueta y
Yureba hasta llegar al río Ventuari, sigue con rumbo variable al norte por la separación de
los ríos Ventuari y Guapuchí, hasta las nacientes del río Sipapo, y la serranía del Santo.
Punto sobre el cual parte los límites trazados.
SALTO YUTAJE
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Escudo del Municipio Autónomo Manapiare.
Diseño Colectivo
El cuartel superior derecho, de color azul claro, se encuentra una churuata que representa la
vivienda originaria del pueblo indígena, una cruz que significa las religiones traídas por los
misioneros, un arco y flecha, manare, una olla de barro y maracas, que significan los
implementos que se utilizan en el trabajo, caza, preparación de alimentos y celebraciones.
La forma del Escudo esta compuesta de tres líneas; Negro, Blanco Ostra y Ocre.
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El Negro, concebido como uno de los colores primarios al igual que el Blanco por el pueblo
Huattöja representan el uso frecuente en la decoración de las cestas; tinajas y otras
artesanías de los pueblos Jivi, Yekuana, Maco, Yabarana.
Sosteniendo el Escudo dos canaletes, que significa el principal instrumento del medio de
transporte indígena a través de las aguas.
Diseño Colectivo
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Está compuesta de tres franjas verticales de igual tamaño.
Dentro del mismo aro, tres estrellas de color blanco, el cual constituye las tres parroquias
del Municipio. Parroquia Alto Ventuari, Parroquia Medio Ventuari y Parroquia Bajo
Ventuari.
Del lado izquierdo, una franja de color verde, simboliza la biodiversidad de la flora y fauna,
así como también, la armonía, el equilibrio y la tranquilidad del Municipio.
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BIBLIOGRAFIA:
107
INDICE:
Págs.
Agradecimientos…………………………………………………………….…...02
Introducción………………………………...……………………………………03
Geología…………………………………………………………………….….…05
Fisiografía……………………………………………………..…………………08
Hidrografía……………………………………………...………………….…….09
Rio Manapiare
Rio Ventuari
Rio Orinoco
Monumentos naturales……………………………………….…………………10
Cerró Yaví
Serranía Yutajé
Cerro Guanay…………………………………………………………………....13
Cerro Camani
Cerro Morrocoy
Macizo Cuao…………………………………..…………………….……………14
Cerró Moriche
Macizo Parú
Aspecto demográfico…………………………………………….………………15
Expediciones y exploraciones científicas………………………………..….…25
Territorios ocupados en la zona del Manapiare-Ventuari finales del siglo
XVII y principios del siglo XVIII………………………………………………….29
Relato de indígena yekuana José Antonio Páez (Majaanumä)……………..…32
La explotación del caucho………………………………………………………41
Ubicación de las etnias y comerciantes de la zona del Ventuari…………...…43
Llegada de Melicio Pérez a la zona de Manapiare………………………….….48
Galería de fotos antiguas …………………………………………………….….51
Establecimiento de las misiones salesianas……….……………………...……66
Padre Jesús Gonzales “el tigre de Manapiare”………………………..…..……67
108
Informe personal del P. J. Gonzales sobre la travesía desde san Juan de
Manapiare a Puerto Ayacucho…… …………………………………………….….75
Entrevista con el padre Tosso…………………………………….………..…..94
Codesur …………………………………………………………………….…..101
División geopolítica………………………………………………………..…..102
Escudo del municipio Manapiare………………………………….….………104
Bandera del municipio Manapiare……………….……………………………105
Bibliografía………………………………………………………...……..…….107
Índice ………………………………………………………………….………108
109