Entrada A Manapiare T. I

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AGRADECIMIENTOS:

En primer lugar a Dios, privilegio que corresponde por su actividad creadora el


cual nos manifiesta a través de las santas escrituras los primeros pasos sobre el camino de la
historia.

Al mismo tiempo, está dirigido básicamente en función de todas aquellas personas


que con su valiosa colaboración y aportes a esta investigación, hicieron posible que se
llevara a cabo y se desarrollara, con la finalidad de dar a conocer informaciones de nuestro
ayer, permitiendo grandes posibilidades de comprender los contenidos significativos de
nuestro proceso histórico, apoyándonos en los hechos propios y conocimientos vividos por
aquellas personas como, Francisco Amazonas Díaz, uno de los primeros exploradores que
junto con Melicio Pérez, se asentaron por primera vez en esta zona de Manapiare. Un
especial agradecimiento a mi madre, Lucila Rivas de Raggi, a mi esposa Halcira García
de Raggi, al Sr. Jesús de la Cruz Correa, Sra. Elena Lara, Reverendo Giorgio Tosso, Sor
María Ernestina Toro, Sr. Antonio Silva (padre), al Sr. Carlos Hernández (asistente), Sra.
Marisol Saldeño, Sr. Romero Santos, Prof. Ramón Escobar, Sr. Manuel Concepción
Camico, Sra. Hercilia Dasilva de Saldeño, Sr. Armando González, Sr. Clemente Rubito
Bolívar, Sr. Elías Nieto, Prof. Humberto Querebi, a todos por su íntegra y valiosa
colaboración en los aportes y datos suministrados.

Por su valiosa confianza y apoyo a los concejales Camilo Azisa, Concejal: Silver
Humberto Fernández, Concejal: Loida Irazábal Ortiz, Concejal: Juan Pablo Pérez,
Concejal: Prof. Herminia Pérez, enalteciendo el aliento de esta publicación a través del
proceso, en pro de los valores que identifiquen inmutablemente las culturas de nuestra
tierra.

CADA CULTURA
ES UNA CONSTELACIÓN
EN EL FIRMAMENTO DE LA PATRIA

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INTRODUCCIÓN.

San Juan de Manapiare, capital del Municipio Autónomo Manapiare hoy día, se
encuentra ubicada en la parte central norte del estado Amazonas, dentro de las coordenadas
05º14` N – 066º02` W, de la República Bolivariana de Venezuela.

Tierra Prodigiosa, rodeada de altas serranías y montañas, en un marco permanente


de singular belleza, bañadas por las aguas de los ríos Guaviaríto y Parucíto, principales
tributarios que fluyen directamente al río Manapiare; ríos indómitos, de caños desafiantes
que abren su cauce bajo el denso follaje de nuestras selvas donde hasta ahora solo a existido
el dominio de la naturaleza.

El valle de Manapiare es una sorprendente zona, cubierta por densas arboledas


propias de la selva tropical, con caños caudalosos y recónditas montañas y tepúys donde la
tierra guarda sus más valiosas e interminables riquezas; tierra de selvas remotas, testigo
universal de nuestra esencia histórica.

Tierra de Piaroa, Yekuana, Maco, Yabarana, Hoti, entre otras tribus aborígenes
primitivas que se aventuraron en esta maraña de selvas, en el enramado de sus ríos y caños
e hicieron de nuestras admirables montañas el oratorio extraordinario de nuestras culturas
y sembraron en nosotros usos y costumbres, supersticiones y tradiciones milenarias.

Nuestro valle se encuentra rodeada de montañas que forman parte la serranía de


Maigualída, que con sus cerros Morrocoy, Colmena, Camani, Caño Santo, Guanay, Coro-
coro, Yutajé, Yaví, Corobíta, Morocoto, Cerro Danto entre otros muchos ofrecen una bella
e imponente vista del escudo Guayanés. Su vegetación es muy variada al igual que su
fauna, según estudios realizados existe entre 4.000 y 4.500 especies de plantas, entre 400 y
450 especies diferentes de aves hasta hoy enlistadas por ornitólogos,* gran variedad de
animales salvajes y peces de diferentes especies que podemos encontrar en caños y ríos.

Manapiare es un municipio único, mágico, lleno de belleza y todo aquel que llega a
él, estamos seguros de que siempre lo llevara en el alma, en el tiempo y en el corazón.

El presente artículo está expuesto con mucha honra y satisfacción, tratando de ser
claro y preciso en la búsqueda de nuestro conocimiento histórico, verdadero y

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comprobable. Básicamente y en parte los usos descritos en estas páginas fueron
recopilados “in situ” mediante entrevistas con los pobladores de las diferentes comunidades
que conforman nuestro conglomerado y multiétnico municipio, logrando así la descripción
que dan a esta labor la sencillez que caracteriza a nuestro pueblo.

Por otra parte, en ningún caso la utilidad que se le pueda dar a este trabajo pretenda
sustituir investigaciones o publicaciones anteriores que se hayan hecho en favor de nuestro
municipio. Por esta razón nuestra intención fue indagar para dar a conocer a la colectividad
una cronología de nuestra cultura, pero que en ningún momento se considere como
documento concluyente o hecho completo de nuestra historia, ya que hay muchas
interrogantes que a este nivel de nuestra investigación sobre el proceso evolutivo y de
poblamiento de nuestro municipio, que sería imposible de resolver o darles una explicación
con sentido de cabalidad, más bien creemos que esta publicación pueda ser considerada
introductoria y como guía de orientación historiográfica el cual sea profundizada
posteriormente y que pueda contribuir en futuras investigaciones a la búsqueda incesante y
consecuente de nuevas teorías para entender y demostrar analíticamente nuestro proceso
histórico, ya que ha tenido poca difusión y casi no se conoce.

Por primera vez en nuestro municipio Crónica Municipal y el honorable Concejo


Legislativo Municipal, a quienes concierne el esfuerzo de concretar la presente publicación,
con todo el respeto y el cariño que le debemos a nuestro pueblo; expresamos nuestro
profundo agradecimiento a todas aquellas personas de los distintos lugares que brindaron su
cooperación y aportes consistentes en datos históricos que son de gran valor para apoyar
esta incursión en los anales de nuestra historia.

De igual manera colocamos al alcance de todas las generaciones de nuestro pueblo


esta obra con el deseo extraordinario de enriquecer el patrimonio histórico y cultural de
nuestro Municipio Autónomo Manapiare.

*Estudios realizados por el Dr. Eloy Rodríguez, David Rosann, Ornitólogo Francés, y estudiantes de la Universidad de Cornell
EE.UU. en la zona de Manapiare, Guabiaríto, Parucíto, Joroimenña y Alto Asiza.

ROBERTO M. RAGGI RIVAS


CRONISTA OFICIAL
MUNICIPIO AUTONOMO MANAPIARE.2009

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GEOLOGIA:

Nuestra constitución geológica según estudios realizados como parte del escudo
Guayano-Brasileño, el estado Amazonas tiene un gran basamento granítico del
precámbrico, constituida por rocas antiguas metamórficas (gneises y esquistos) y graníticas,
las cuales aparecen en algunos lugares recubiertas y en otras intrusionadas por rocas
elusivas de diversos tipos. Los geógrafos clasifican las rocas distinguiendo varios
complejos y formaciones como el Supamo, Pacaraima, Cuchivero, Sinaruco, Neblina y
Roraima.

En esta parte nos referimos a las tierras altas de Guayana o Pantepuy, como la parte
más vieja de Venezuela y una de las más antiguas del continente suramericano.

Miles de metros de capas de rocas sedimentarias en su mayoría de areniscas, junto


con otras rocas volcánicas presentes en esta vasta extensión pertenecen a una formación
conocida como la Formación Roraima, se estima que esta masa de rocas fue depositada
entre 1.600 y 2.000 millones de años, en la tabla geológica del Pre-cámbrico inferior a los
comienzos del precámbrico. La formación Roraima además esta puesta sobre una base más
primitiva, arqueozóica, pre-existente, el llamado Escudo o macizo Guayanés, el cual se
terminó de formar en la parte nororiental de Suramérica, y está compuesta por rocas de tipo
ígneo. El escudo guayanés es uno de los núcleos originales de tierra firme en Suramérica.

La formación Roraima, cuenta además con otros tipos de rocas, conocidas


geológicamente como intrusivas, las cuales fueron empujadas desde abajo a través de
movimientos telúricos hasta el interior del estrato de arenisca. Algunas de estas rocas se
encuentran debajo de los Tepuyes, mientras que otras han emergido hacia la superficie.

A través del tiempo, los largos periodos de erosión, los movimientos del relieve
causados por la lluvia, el calor y las actividades de los ríos nos arrojan como resultado
pintorescas formaciones de rocas en la cima de las mesetas o altiplanicies, zanjas y
farallones inmensos en las paredes verticales de los tepúys, cataratas, ríos subterráneos, etc.

Se distinguen también cinco (05) provincias o zonas petrotectónicas que son:

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Cerro Morrocoy en el valle de Manapiare (Foto.- R. Raggi 2.008)

CASIQUIARE.

ALTO ORINOCO.

SIAPA.

MANAPIARE.

AYACUCHO.

Estas cinco provincias guardan relación con la evidencia tectono-termales en


diferentes momentos que van desde los 600 a los 2.600 millones de años. (M.A.R.N.R.
1983: 26,27).

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Como dato interesante, damos a conocer los estudios recogidos por el M.A.R.N.R.
(Tomo I p. 424) sobre la composición geológica de la provincia petrotectónicas del
Municipio Manapiare y sus recursos.

Está compuesta por un basamento del gneises tonalíticos metamorfoseados a las


fases epidota-anfibolitas del tipo complejo Supamo (2.100 a 2.600 millones de años) con
cuerpos semi-masivas de composición máfica (gabros de Manapiare, Asita etc.).

Cuarcitas del tipo de formación Sinaruco están en contacto de fallas con rocas del
grupo Cuchivero. Un grupo elipsoidal carbonítico (cerro Impacto) intrusionó rocas del
basamento y granito del grupo Cuchivero.

Los recursos minerales probables son: Niobio, Serio, Lantánidos, Torio, Uranio,
Barita, Estaño, Berilio, Litio, Cromo, Níquel, Columbita, Titania, Oro y Diamantes.

Salto de Caño de piedra, afluente del río Marieta. (Foto.- Silver F. 2008

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Salto Coro-coro en las cabeceras del río Manapiare. (Foto.- R. Raggi, 2007)

FISIOGRAFIA:

Perteneciendo al conjunto fisiográfico de la Guayana, el estado Amazonas en su


fisiografía depende de los procesos de fracturas, levantamiento, desnivelación y
rebajamiento por las corrientes de aguas superficiales y subterráneas que la han afectado.
En la que podemos encontrar varios niveles y por lo general en las zonas elevadas de su
topografía, no se corresponden con sistemas montañosos si no que están formadas por
relieves tabulares (tepúy), por cerros dispersos o aislados, mientras que las posiciones más
bajas están constituidas por antiguas superficies de aplanamiento profundamente alteradas
en la que los ríos han moldeado sus cursos.

Hacia el Este, configurando los límites del estado Amazonas con el estado Bolívar,
dan origen a las cabeceras de los ríos Marieta, Guaviaríto, Manapiare, Parucíto, Asita y
Ventuari.

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La meseta del Danto, del Viejo y los cerros Parú, Uachamacare, Duida y
Marahuaca, son la continuación hacia el centro del territorio de este tipo de relieve que
prosigue hacia el sureste por las elevaciones de Parima, sirviendo de nacimiento a los ríos
Cuntinamo, Metacuni, Orinoco.

HIDROGRAFIA:

RIO MANAPIARE

El río Manapiare, se localiza en el estado Amazonas en la parte norte del mismo y


al sur de Venezuela, Tiene su nacimiento en la vertiente norte de la montaña de Coro-coro
en la cordillera de Yutajé, al oeste de la serranía de Maigualída. Drena una cuenca de unos
6.500 km2 de superficie y tiene una longitud de 140 kilómetros aproximadamente. En su
recorrido vierte sus aguas al río Ventuari, el cual es el afluente más importante del río
Orinoco en el estado Amazonas. Los afluentes más importantes del río Manapiare son el
Guaviaríto que desemboca por su margen derecha y el Parucíto que afluye por su margen
izquierda.

La red hidrográfica de los ríos Manapiare, Asita, Marieta, Parú, Marueta, Yureba y
Guapuchí, corresponde a la sub-cuenca del Ventuari, quien posteriormente a su vez, drena
su cauce al río Orinoco.

RIO VENTUARI

El río Ventuari, fluye por el extremo oriental del estado Amazonas. Sus nacientes
se remontan a la vertiente occidental de la serranía de Uasadi, el recorrido desde su
nacimiento es de 464 km hasta llegar a su desembocadura en el río Orinoco, convirtiéndose
en el principal afluente de este último y formando parte así, de la hoya hidrográfica del
Orinoco.

El Ventuari posee una cuenca de aproximadamente 40.000 km2 y sus principales


afluentes son los ríos Manapiare, Marieta, Asita, Parú, Marueta, Yureba y Guapuchí.

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El río es navegable desde su desembocadura hasta Santa Rosa de Tencua y Pto.
Unión; bordeando los raudales de Tencua y del Oso, vuelve a ser navegable hasta Caño
Guama en sus cabeceras, de igual modo, su principal afluente, el Manapiare lo es desde su
afluencia con el Ventuari hasta el salto Corocoro, en Yutajé.

RIO ORINOCO

El río Orinoco, es uno de los ríos más importante de nuestro país, y su recorrido
por nuestro estado alcanza una longitud de unos 960 km, mientras que su cuenca tiene una
superficie de 125.000 km2, se conectan por el canal de Casiquiare que actúa como
aliviadero del Orinoco, desviando parte de su caudal hacia el río Amazonas.

La red hidrográfica de nuestro estado, desde tiempos ancestrales, es y sigue siendo


nuestra más importante red de comunicación, ya que a lo largo de ella en sus riberas, se
concentra la mayoría de las poblaciones.

MONUMENTOS NATURALES

La creación de los monumentos naturales “Tepuyes” del estado Bolívar y el


Territorio Federal Amazonas, hoy estado Amazonas, fué aprobada en Concejo de
Ministros el dos (02) de Noviembre de 1.990, bajo la firma del decreto Nº 1.233 y
publicada en la Gaceta Oficial Nº 4.250 el 18 de Enero de 1.991.

De conformidad con lo dispuesto en los artículos 6 y 17 de la Ley Orgánica para la


Ordenación del Territorio; 7 y 8 de la Ley Orgánica de la Administración Central y la Ley
Aprobatoria de la Convención para la Protección de la Flora, de la Fauna y de las Bellezas
Escénicas Naturales de los Países de América.
En nuestro Municipio Autónomo Manapiare, enumeramos los siguientes:

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Monumento Natural Cerro Yavi.

CERRO YAVÍ (ALTITUD MÁX. 2.300 M.S.N.M)

Punto Latitud Norte Longitud Oeste

P-1 5º35’ 65º58’

P-2 5º45’ 65º58’

P-3 5º45’ 65º50’

P-4 5º35’
65º50’

P-1 5º35’’ 65º58

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Monumento Natural Cerro Camani.

SERRANÍA YUTAJÉ / CORO-CORO (ALTITUD MÁX. 2.400 M.S.N.M)

Punto Latitud Norte Longitud Oeste

P-1 5º32’ 66º18’

P-2 5º50’ 66º18’

P-3 5º50’’ 66º00

P-4 5º32’ 66º00’

P-1 5º32’ 66º18’

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CERRO GUANAY (ALTITUD MÁX. 1.800 M.S.N.M)

Punto Latitud Norte Longitud Oeste

P-1 5º45’ 66º28’

P-2 5º58’ 66º28’

P-3 5º58’ 66º20’

P-4 5º45’ 66º20’

P-1 5º45’ 66º28’

CERRO CAMANI (ALTITUD MÁX. 1.800 M.S.N.M.)

CERRO MORROCOY (ALTITUD MÁX. 850 M.S.N.M.)

Ambos comprendidos dentro de la siguiente poligonal:

Punto Latitud Norte Longitud Oeste

P-1 5º13’ 66º25’

P-2 5º30’ 66º25’

P-3 5º30’ 66º05’

P-4 5º13’ 66º05’

P-1 5º13’ 66º25’

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MACIZO CUAO-SIPAPO (ALTITUD MÁX. 2.200 M.S.N.M.)

CERRO MORICHE (ALTITUD MÁX. 900 M.S.N.M.)

Ambos comprendidos dentro de la siguiente poligonal:

Punto Latitud Norte Longitud Oeste

P-1 4º20’ 67º30’

P-2 5º10’ 67º30’

P-3 5º10’ 66º18’

P-4 4º20’ 66º18’

P-1 4º20’ 67º30’

MACIZO PARÚ-EUAJA (ALTITUD MÁX. 2.200 M.S.N.M.)

Punto Latitud Norte Longitud Oeste

P-1 4º12’ 65º48’

P-2 4º45’ 65º48’

P-3 4º45’ 65º20’

P-4 4º12’ 65º20’

P-1 4º12’ 65º48’

Y así entre otros creados que continúan a los siguientes municipios como, Cerro Vinilla
(Altitud máx. 800 m.s.n.m.), Cerro Aratitiyope (Altitud máx. 1700 m.s.n.m.), Sierra
Unturán (Altitud máx. 1.600 m.s.n.m.), Cerro Tamacuari (Altitud máx. 2340 m.s.n.m.),
Serranía Tapirapecó (Altitud máx. 2000 m.s.n.m.), estos dos últimos, comprendidos dentro
de la siguiente poligonal: Partiendo del punto P-1 de Latitud Norte= 1º30’ y Longitud

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Oeste= 65º00’, se continúa con rumbo Este franco hasta el punto P-2 situado en la
intercepción del paralelo de Latitud Norte= 1º30’ con la línea fronteriza entre las
Repúblicas de Venezuela y Brasil, continuando por dicha línea fronteriza hacia el Oeste con
rumbo variable, hasta interceptar al meridiano de Longitud Oeste= 65º00’, punto P-3;
continuando con rumbo Norte franco hasta llegar al punto P-1 ya descrito.

ASPECTOS DEMOGRAFICOS:

Las etnias tradicionalmente venezolanas, están repartidas en cuatro familias


lingüísticas.

 Lengua Arawako.
 Lengua Caribe.
 Grupos Independientes.
 Lengua Sáliva.

LENGUA ARAWAKO:

Compuesta por los Aruacos, Wayúu o Goajiros, Añu o Paraujano, Curripaco,


Warequena, Baré, Piapoco, Baniva.

LENGUA CARIBE:

Compuesta por los Akawayo, Mapoyo, Yabarana, Yekuana o Maquiritare, Eñepa o


Panare, Pemón, Kariña, Yukpa, Barí.

GRUPOS INDEPENDIENTES:

Compuesto por los Guahibos o Jivi, Cuiva, Pumé o Yaruro, Tunebo, Jodi o Hoti,
Sánema, Yanomami.

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Indígena Piaroa en Cucurito. (Foto. – R. Raggi 2008)

LENGUA SÁLIVA:

Compuesta por los Maco y los Piaroa.

Durante la segunda mitad del siglo XX, los procesos de aculturación fueron más
intensos a raíz de los profundos cambios económicos y sociales que ocurrieron, con la
transformación económica y la consecuente expansión de diferentes grupos étnicos ya
remotamente establecidos en la zona de Manapiare, como el grupo étnico Yabarana que se
encuentra en estos momentos a punto de desaparecer como otros muchos grupos étnicos
que a través del tiempo han desaparecido por diversas circunstancias en nuestro estado
amazonas, al igual que el grupo étnico Maco y Maiburi, los cuales están siendo absorbidos
por el grupo étnico Piaroa, también pueblo ancestral de la zona de Manapiare, quedando
pequeños grupos de familias en las riberas del Parucíto en el Municipio Manapiare

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(Yabarana), Marueta, Tavi tavi, Guapuchí, Yureba (Macos-Maiburi). Así mismo, el
mestizaje cuyas raíces históricas se remontan a la conquista, ha contribuido a acelerar aún
más en el presente la pérdida del modo de vida tradicional de los grupos étnicos aborígenes
todavía existentes.

En el Municipio Manapiare existen varios grupos étnicos establecidos, algunos


desde tiempos remotos antes de la conquista, otros grupos se establecieron después del
proceso de poblamiento del punto hoy conocido como San Juan de Manapiare en la
primera década de los años 40 en adelante, según se demuestra en el siguiente cuadro:

Del grupo étnico descendientes del tronco lingüístico Arawako, existen en nuestro
municipio Manapiare dos grupos étnicos aunque muy escasos y dispersos están en este caso
los siguientes:

Indígena Hoti en Caño Mosquito, afluente del río Parucíto. (Foto. – José Diaz- 2.006)

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Baré:

Los descendientes de este grupo étnico están establecidos en la población de San


Juan de Manapiare, aunque sus raíces históricas provienen del Rio Negro y Santa Rosa de
Amanadona, la lengua Baré está en extinción al igual que la etnia. Fue un pueblo muy
aculturado. Baré significa, según algunos estudiosos, "compañero", mientras otros piensan
que la palabra podría derivar de “Bari”, que significa "hombres blancos". Hablan una
lengua que pertenece a la familia lingüística arahuaca, y que el cruento proceso de
aculturación ha hecho desaparecer casi por completo.

El territorio tribal Baré se extendía desde Manaos, a todo lo largo del Medio y Alto
Río Negro y el Brazo Casiquiare, hasta algunas rancherías en el río Pasimoni. Situada en
los límites del imperio español y portugués, la región fue escenario de continuas
migraciones y disputas.

Por algo más de un siglo después de la independencia de Venezuela, la


administración política en la región del Río Negro sólo existió formalmente, y el vacío de
poder fue llenado por caudillos que se beneficiaron con la extracción del caucho.

En la actualidad, los Baré están dispersos en la región del Casiquiare, en centros


poblados criollos como Puerto Ayacucho, San Fernando de Atabapo, Solano, San Carlos de
Río Negro, Santa Rosa de Amanadona, Santa Lucía y algunos en Manapiare.

Poco se conoce acerca de la vida económica, social y política de las etnias que en el
pasado habitaron la región del Río Negro. Es posible que compartieran con otros grupos de
la región los mismos medios de subsistencia, como la agricultura de conuco según el
sistema de tala y quema, la recolección, la caza y la pesca.

La mayoría de los trabajos agrícolas, salvo la tala, eran tareas femeninas. Las
mujeres se ocupaban de sembrar y cosechar yuca, hacer casabe y mañoco, atender los
oficios domésticos, teñir y torcer fibras para tejer chinchorros, y hacer la alfarería.

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La caza poco frecuente, dada la escasez de mamíferos de gran tamaño en la región,
era propiciada mediante amuletos y fórmulas mágicas. Es probable que cazaran dantas,
picures y lapas, además de algunas aves como; Pavas, Paujís y Gallinetas. Usaban
cerbatanas, arcos, flechas y algunas armas introducidas por los europeos, como rifles y
machetes.

Hombres y mujeres vestían guayucos confeccionados con marima. Desde hace


tiempo, los hombres han adoptado el pantalón y las mujeres usan una falda larga que
denominan comúnmente la “saya”.

Entre los objetos de la cultura material Baré, destacan los chinchorros tejidos con
fibras de cumare, curagua y moriche. Estas fibras deshilachadas y secadas al sol, eran
teñidas de rojo, morado y amarillo. Los Baré fabricaban con chiquichique toda la cordelería
necesaria para pescar.

Familia Maco, en Sta. Elena de Tavi-Tavi

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Curripaco:

Ubicados en la zona del Bajo Ventuari, en Porvenir I y Porvenir III. La ubicación


mas ancestral de este pueblo originario esta en territorio colombiano, pero en el Municipio
Manapiare están establecidos desde la década de los cuarenta en la zona del Bajo Ventuari.
Se basan económicamente de la agricultura y la pesca.

Baniva:

Existen en nuestro municipio, algunos descendientes de esta etnia que son


naturales del pueblo de Maroa y el Alto Isana, río bajo Guainía. Etnia que se encuentra en
vías de extinción.

Puinave:

También contamos con la presencia de este grupo étnico en nuestro municipio,


específicamente en la población de San Juan de Manapiare, provenientes del alto Guainía
en Colombia, adaptados mas al medio criollo, son trabajadores del campo donde cultivan
yuca, plátanos, maíz entre otros productos, poseen un lenguaje seudo -tamanaco que aún
conservan y practican. Son excelentes en el arte de la pesca artesanal.

Del grupo étnico descendientes del tronco lingüístico Caribe están establecidos en
la zona de Manapiare los siguientes:

Yekuana o Maquiritare:

En el Municipio Manapiare, están ubicados en el Alto Ventuari desde La boca del


río Asita hasta Caño guama y por las cabeceras del Caño Azisa tributario del río Parú.
Descendientes del Caribe, establecidos en la zona del Alto Ventuari y Alto Parú por el
Caño Azisa desde los tiempos de la conquista, segundo grupo étnico predominante en la
zona de Manapiare, algunos ya establecidos permanentemente en la actualidad en la capital
del municipio, San Juan de Manapiare. Las principales actividades de subsistencia; es la
agricultura, la caza y la pesca. La tala y la preparación del terreno es tarea de los hombres,
mientras que la siembra y demás actividades son delegadas a las mujeres, en base a la

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cosmovisión Yekuana que concibe una íntima conexión entre la mujer y la tierra porque
son las que producen. Cultivadores de yuca, son excelentes cazadores, pescadores,
carpinteros de ribera (expertos en la elaboración de bongos o curiaras), son grandes
caminadores, navegantes, comerciantes, y agricultores de corte y quema, hacen casabe
(tortas de harina de yuca amarga), poseen el famoso curare y fabrican cestas. Sus Montañas
sagradas son el Duida y el Marahuaca en el Alto Orinoco.

Algunos antiguos Yekuana, creen que sus antepasados provenían de un cerro con el
mismo nombre Ye`kuana. Combinan la pesca y la caza con la horticultura. Cestería de gran
valor estético. Conforman círculos de ancianos. Exposición colectiva de los problemas.
También conocidos como Maquiritare (Cunucunuma), Dhe´cuana (Alto Ventuari), y
Mayongong (Alto y Bajo Caura).

Indígena Ye’kuana en Cacurí, cabeceras del río Ventuari (Foto. – Omar Pérez - 2.006)

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Eñepa o Panare:

Ubicados en la zona del Parucíto en Caño Culebra Municipio Manapiare.


Establecidos en la zona alta del Parucíto desde tiempos remotos antes de la conquista
proveniente de las cabeceras del río Cuchivero, actualmente establecidos en caño Culebra,
practican la agricultura, tala y quema de conucos que siembran y cosechan para consumo
propio. Son cazadores, pescadores y recolectores.

Yabarana:

Establecidos en la zona de Manapiare desde tiempos remotos posiblemente antes de


la conquista, hablan español. Casados con criollos, piaroas y algunos Yekuana.
Actualmente la población de esta familia descendiente del Caribe se ha reducido
enormemente y están siendo desplazados por otras etnias. La etnia Piaroa en este caso ha
ido desplazando a estos pueblos, que está en vías de extinción. Actualmente se encuentran
establecidos en pequeños grupos por las riberas del Parucíto, el cual es tributario del río
Manapiare. La comunidad más grande conocida de esta etnia es Majagua.

Del grupo lingüístico Independiente están establecidos en la zona de Manapiare


los siguientes:

Guahibo:

Ubicados en los alrededores de la capital del municipio Manapiare en las


poblaciones de Morrocoy, San Juan Viejo, Terecay y Laguna de Tigre en las riberas del río
Manapiare. Establecidos en la zona de Manapiare desde la primera expedición realizada
por el explorador Melicio Hernández Pérez a San Juan de Manapiare. Actualmente es el
tercer grupo étnico predominante en la zona. Descendientes de los Guahibos llaneros.
Familia lingüística Guahibo. Practican la caza, la recolección y la agricultura estacional. El
Guahibo, habita también en las cercanías de Pto. Ayacucho y el estado Apure y en los
departamentos de Meta y Vichada en Colombia. Su auto denominación es Jivi y se
subdividen en sikuani (más conocidos como Guahibo) wamone (Cuiva), hitnu
(macaguane), mitua (guayabero) y Yaruro (Pumé).

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Cultivadores de yuca en régimen seminómada anteriormente; se dedican
actualmente a las actividades agrícolas de la que dependen básicamente y de la pesca y
cacería. Sus chamanes continúan siendo algunos de los mejores conocedores del yopo
(Banipteriosis, un alucinógeno que extraen de la vaina, que produce el árbol del mismo
nombre).

Jodi o Hoti:

Ubicados en la zona del Parucíto, específicamente en caño majagua, caño käwäre y


caño Iguana en la serranía de Maigualída. Establecidos en la zona del Parucíto y caño
Iguana desde tiempos remotos antes de la conquista. Grupo étnico que conserva sus
tradiciones y culturas originarias. Se autodenominan Hoti varios grupos diferentes:
sghikana, yuana y warüwaru. Cultivan plátanos y maíz en pequeños conucos que se
encuentran a lo largo de los caminos que recorren a través de las montañas y serranías.
Practican también la cacería menor, recolección de miel, larvas, frutas de palmas y
cangrejo. Organizados en bandas locales.

Sánema:

Ubicados en el alto Ventuari en la isla de Titi, Óquira, Kurawäña, Momi Dö, Caño
Guama Yowetiña, Cumacaña, Cumasiña y por la ribera del río Parú en Santa Rosalía y
Caño Iguana del Parú. Establecidos en la zona desde tiempos remotos, es uno de los grupos
indígenas que conserva aun sus tradiciones culturales, como el intercambio, vestimenta
tradicional, etc. Aunque ya establecidos en algunas comunidades donde poseen grandes
conucos donde siembran tabaco, plátanos, cambures entre otros productos para su consumo,
también son recolectores y practican la cacería menor, como pesca de cangrejos, lombriz de
tierra, cascara dura que consiguen en los pozos de caños con aguas bajas. Los chamanes
usan alucinógenos como el yopo y el capi y bajos sus efectos realizan curaciones a los
enfermos y relatan episodios antiguos y mitológicos.

Del grupo étnico descendientes del tronco lingüístico Sáliva están establecidos en
la zona de Manapiare los siguientes:

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Piaroa o Huattöja:

Ubicados en la riberas del Marieta, Caño Mosquito, Caño Loro, Caño de piedra, por
el Ventuari en Pozo Terecay, en San Félix del Parú por el rio Parú, San Antonio de
Manapiare, Guara, Tamanaco, Cucurito, por el río Manapiare, por el Guabiaríto hasta
Valle de Guanay. Algunos ubicados en Caño Marueta, casados con Macos en el bajo
Ventuari.

Establecidos en la zona desde tiempos remotos antes de la conquista por las zonas
altas del Cuao, cerca de Valle Guanay y Cabeceras del caño Mosquito afluente del río
Marieta. Población aborigen actualmente predominante en toda la zona del alto Manapiare
y Ventuari Medio. El intercambio matrimonial es la institución más importante en el logro
de la cohesión y perpetuación del grupo a través del tiempo. Grandes productores de Cacao
y búfalos, siembra de yuca para la elaboración del mañoco el cual comercializan y
trasladan con dificultad a otras zonas del estado. Es un recolector de la fruta silvestre, vive
del conuco. En sus conucos de cultivo tradicional veremos la yuca amarga y dulce, ñame,
piña, caña, batata, ají, cacao, cambures, plátano y maíz. El Piaroa es conservador de su
medio ambiente, vive de cacería y pesca, goza de autonomía y autodeterminación de su
pueblo. Población pacifica con sus vecinos y trabajadores por excelencia.

Maco:

Maco significa “cautivo” para los indígenas Caribe, dispersos en territorio Piaroa,
con quienes conviven pacíficamente y establecen alianzas matrimoniales. Ubicados en el
Medio y Bajo Ventuari desde La comunidad Camani, Maco, Macanilla, Moriche,
Morocoto, Santa Elena de Tavi-Tavi, Caño Yamara, Pto. Limón, Garcita, Marueta,
Macabana, Porvenir en el Ventuari y barranco Colorado por el caño Marueta, por el río
Parú en Manguito del Parú, San Rafael y Santa Rosa del Parú y por las riveras del rio
Guapuchí tributario del río Ventuari. Descendientes del tronco lingüístico Sáliva,
establecidos en la zona del Medio y Bajo Ventuari y Río Parú, desde los tiempos antes de
la conquista, cuarto grupo étnico predominante en la zona de Manapiare, al igual que sus
hermanos piaroas, es un pueblo pacífico y trabajador de la tierra, en sus conucos
encontramos gran variedad de frutales como piña, temare, guamas tupiros entre otros,

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también yuca plátanos cambures etc. Son grandes conocedores de los ríos Orinoco y
Ventuari lo que los hace buenos navegantes.

EXPEDICIONES Y EXPLORACIONES CIENTIFICAS

(CONTACTO)

BREVE RESEÑA DE LA HISTORIA DE AMAZONAS

Entre las primeras manifestaciones del entendimiento humano, podemos vislumbrar


que el hombre primitivo nos dejo testimonios escritos en el tiempo, a través de los grabados
en piedra, pinturas rupestres, trazas, surcos y esculturas en cerámica, hachas de piedra, etc.
De tal manera que la cronología de estas épocas no puede describirse de una forma precisa,
ni contarse por siglos, es necesario hacerla en fundamento a grandes y extensas eras, que
puede alcanzar inclusive miles de años atrás. El municipio Manapiare a todo lo largo y
ancho de su geografía que se presenta con toda su esplendorosa diversidad, tanto
paisajístico como de fauna y flora, también encontraremos vestigios arqueológicos,
pictográficos y petroglifos, al igual que en todo nuestro estado.

Petroglifos de salto Marieta.

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“El antiguo Territorio Federal Amazonas, fue parte de lo que posteriormente
se constituyó en la provincia de Guayana, de acuerdo al tratado de Tordesillas, firmado el
07 de Junio de 1.494 entre los imperios de Portugal y España. Ya que esta región se
encontraba en la territorialidad cuando los colonizadores se dividieron el mundo, y
procedieron a despachar las distintas expediciones en la tierra.

Los reverendos Ignacio Fiól, Julián Vergara, Felipe Gómez, entre otros, procedentes
de una Misión instalada en la boca del río Meta, de nombre “Nuestra Señora de las
Salivas”, fueron los primeros hombres blancos que pisaron tierras Amazonenses,
concretamente en los raudales de Atures en el año de 1.675, en donde ellos vivieron e
instalaron la referida Misión, durante noventa y dos años (92), porque en el año de 1.767
fueron expulsados los jesuitas por orden del Rey Carlos III.

La presencia de los colonizadores Españoles la hicieron efectiva a partir del año


1.758, fecha en la cual llega la expedición de José Solano a la confluencia de los ríos
Orinoco, Atabapo, Guaviare, en donde fundaron a San Fernando del Río Atabapo y otras
poblaciones como Maroa, San Carlos, La Esmeralda y Santa Bárbara.

Esta región se conocía en la época, como “Orinoco y Río Negro” que por Real
Cédula del 05 de Marzo de 1.768, fué oficialmente anexada a la Provincia de Guayana.

En el año de 1.771, por Real Cédula del 28 de Octubre, del Rey Carlos III, pasa la
provincia de Guayana, como todas las poblaciones del Orinoco y Casiquiare a depender del
Virreinato de Nueva Granada.

En Septiembre de 1.777 pasan la Provincia de Guayana y las poblaciones del


Orinoco, Río Negro y Casiquiare, a ser parte de la Capitanía General de Venezuela.

En el 1.800, llega a los raudales de Atures, el Barón Alejandro Humboldt, quien


contribuyó con suficiencia a los conocimientos científicos de la región.

En 1.817 llega a San Fernando de Atabapo, el Oficial Hipólito Cuevas, nativo de


Guayana y perteneciente a las Fuerzas Libertadoras del General José Antonio Páez; toma la
plaza de San Fernando y bajo combate logra expulsar a las autoridades Españolas de la

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época, que habían colonizado la región en el año de 1.758, durante 59 años
ininterrumpidos.

En 1.821 por ley sancionada en el Congreso reunido en la Villa del Rosario de


Cúcuta, se establece una nueva División Territorial de la República, incluyendo en la
Provincia de Guayana, al Departamento Orinoco y el Cantón de Río Negro, como estaba
identificada esta región.

El 18 de julio de 1.822 es jurada en San Fernando de Atabapo, la nueva


Constitución de la República, como un hecho trascendental de la historia no solo de
Amazonas si no de Venezuela.

Petroglifo en Pto “pintao” por el río Manapiare (Foto. – José Días- 2.006)

Un hecho importante de en la historia del estado Amazonas, fué el acontecimiento de


instalación del primer concejo municipal del Cantón del Río Negro, celebrado en san
Fernando de Atabapo; consagrándose como su primigenia capital, el 28 de Julio de 1.822,
en donde participaron y firmaron el acta del Primer Cabildo, los siguientes personajes:

Para Alcalde ordinario, al ciudadano Nemesio Romero de primer voto, Tomás


Tividor, de segundo voto.

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Procurador general: Ramón García.

Padre de Menores: José Flores.

Fiel Ejecutor: José Tividor.

Y los ciudadanos Valerio Azabache y Lázaro Burgos, de Regidores Llanos.

Esta acta la sometieron a consideración del ilustre Gobernador Político, Manuel de


Echeverría, quien también firmó históricamente el documento del Primer Cabildo. Este
personaje fue uno de los 80 valientes patriotas que acompañaron en el Proyecto
Republicano, al Capitán Hipólito Cuevas, quien a su vez es considerado por muchos
historiadores de nuestro estado como el hombre Libertador del hoy Estado Amazonas.

Ya en el año de 1.842 con fecha 15 de Octubre el general Páez, bajo decreto, ordena
separar el Cantón de Río Negro de la Provincia de Guayana, y en su lugar crea el Distrito
Misional del Río Negro.

En 1.856, por decreto del 28 de Abril, es creada la Provincia de Amazonas.


Denominación inicial que identifica con buen precedente, la palabra “Amazonas”. Esta
provincia en el año 1.861, vuelve otra vez a la Provincia de Guayana.

En 1.864 la Constitución Federal, crea el Territorio Federal Amazonas, y a partir de


esta fecha hasta el 31 de diciembre de 1.992 permanece con esta denominación; los 128
años ininterrumpidos.

En el año de 1.928 el Coronel Carlos Thomas D´ Gregorio, Gobernador de la


época, muda la capital de San Fernando de Atabapo a Puerto Ayacucho.

Finalmente en el año de 1.992, mediante ley especial del 31 de Diciembre de este


año, promulgada por el Congreso Nacional y ejecutada por el Presidente de la República,
en acto público celebrado en la plaza Bolívar de Pto. Ayacucho, el 29 de julio de 1.992, se
crea el Estado Amazonas.

07 de Enero de 1.993 se instala por primera vez la Asamblea Legislativa del Estado,
siendo su primer presidente el Ilustre Diputado, Alberto Valdés Salas”.

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TERRITORIOS OCUPADOS EN LA ZONA DEL MANAPIARE-VENTUARI
DURANTE FINALES DEL SIGLO XVIII Y PRINCIPIOS DEL SIGLO XIX.

En la región del río Ventuari, Yureba, Marueta, Parú, Marieta, Manapiare, Parucíto
Alto Azisa y Alto Asita, estaban habitadas por ocho (08) grupos étnicos indígenas, que
existían inclusive antes del proceso de la conquista y colonización.

Estas etnias, distribuidas a todo lo largo y ancho de estas zonas, estaban conformadas de
la siguiente manera:

Macos.
Piaroa o Huattöja.
Yekuana o Maquiritare.
Sánema.
Hoti o Jodi.
Yabarana.
Panare o Eñepa.

Restos de cerámicas hallados en Manapiare (Foto, José Díaz

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Cada etnia tenía un sistema de organización tradicional, con religiones propias,
basadas en mitos, cosmovisión, usos y costumbres fundamentadas en los conocimientos
ancestrales originarios de cada pueblo. Vivían en relación armónica con la naturaleza, el
medio ambiente y el sistema ecológico.

Petroglifos en el salto Marieta

Cada comunidad, aldea o caserío se regía por la orden del Cacique, quien era el
encargado de velar por el orden en la comunidad, coordinar y organizar las actividades
cotidianas y todo lo relacionado con el territorio bajo su mando. Generalmente el Cacique
imponía sus reglas y su cargo en la mayoría de los casos era adquirido por herencia de
acuerdo a la tradición de cada pueblo y sus antepasados, aunque muchos fueron los
guerreros más valientes, que resistían las pruebas de tormento con altivez. En otros casos
eran los más ancianos, sabios consejeros conocedores de sus tradiciones culturales
ancestrales.

Siempre fueron temidos y valientes en sus decisiones y actividades guerreras pero


tímidas y hasta humildes y serviciales en su vida comunitaria. Hablar de la característica
espiritual de una etnia en específico es un tanto difícil por la variación de grupos, sin
embargo en todos encontramos que gozaban de libertad y autodeterminación de sus
pueblos.

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Entre 1.828 y 1.848 un grupo étnico de la familia lingüística Caribe, los
Maquiritare o Yekuana, aparecen según algunas investigaciones replegados en el sector
Orinoco, entre las cabeceras del río Ventuari, Alto Azisa y el Cunucunuma, y los Yabarana
en el valle de Manapiare.

Petroglifos en balneario Carlinas.

Si nos concentramos en nuestros pueblos aborígenes, veremos que es un reservorio


de nuestra cultura precolombina, como el caso del pueblo Caribe. Este elemento aborigen,
es testimonio callado de un pueblo que ha negado a extinguirse, como también se
encuentran otros grupos indígenas del habla Arahuaco, Sáliva e independiente, que
constituyen el conglomerado étnico de nuestro Municipio.

A pesar que van ya aproximadamente quinientos años desde el descubrimiento de


nuestra América, existen sin embargo muchas tribus que conservan sus costumbres, mitos,
leyendas y supersticiones. Algunas sin embargo absorbidas por la corriente de la
civilización, se han adaptado más al medio criollo, conservando, como parte de un ancestro

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que se resiste a morir, el apego ese mundo tradicional que los liga a sus antepasados y que
en ciertas ocasiones especiales, resurgen en medio de una singular alegría.

Allí, en ese amplio escenario territorial, en las cabeceras del río Ventuari, en el
silencio solitario de la selva, junto a este río de bravos caudales, más allá de los raudales de
Tencua y del Oso, sobre llanura casi sin horizonte por lo amplia, entre el pueblo Yekuana
de Cacurí Aseninña y al sureste del mismo, otro pueblo Yekuana de nombre Wasaraña, aún
vive, un legendario y antiguo cacique, chamán de estos pueblos de nombre
MAJAANÜMA ( José Antonio Páez), que junto con otros caciques chamanes de nombre
SEDUMË(Alberto Maldonado) y TARENACU(Pedro Yavarí), que tienen como
denominador común el mundo mágico y religioso, llenos de sabidurías y misterios,
caciques reconocidos en su mundo, los cuales nos relatan una antigua leyenda de su
pueblo, nos cuentan:

Soy Yekuana, Dhe’cuana, Maquiritare o Mayongong, como ustedes quieran, todo


eso es lo mismo, nosotros nos llamamos Yekuana o Maquiritare, ustedes pueden llamarnos
así, porque todos somos hermanos espirituales regados en esta misma tierra.

Mi nombre es MAJAANUMÄ y estos otros SEDUMË y TARENACU.

MAJAANUMÄ, así me llamo mi padre, mucho antes de nacer, porque es costumbre


del pueblo Yekuana, poner los nombres de los niños o niñas antes de nacer, para que los
demonios no puedan robar su espíritu al llegar al mundo. Nací en el centro de las montañas
a orillas de un caño llamado SIHATA, en la soledad de la noche, alumbrado por la gran
luna llena y las estrellas en el infinito y desde allí me acogieron en la familia, no conozco
la fecha, ni la hora mucho menos el día de mi nacimiento, es todo lo que se por mi madre.
Si bien los hombres blancos, se hundirían en la incertidumbre si no supieran su fecha de
nacimiento, sin embargo he comprobado que muchos no han conocido su fecha de
nacimiento, algunos ni siquiera a sus padres; eso me ha consolado. Le contaremos la
historia que hemos conocido según la tradición de nuestros primitivos ancianos, la historia
del primer hombre Yekuana, que piso estas tierras y demarcó nuestro territorio desde
tiempos antiguos, para nuestra gente. Ese hombre es KUYUJANI.

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Desde donde alcanzó las montañas de ANAICHA o montaña madre, que nos
protegería en sus contornos de la gran inundación (Diluvio), y de las guerras con otras
tribus antiguas…, pero nuestra historia comienza así:

“EL TERRITORIO ANCESTRAL DE LOS PUEBLOS YE´KUANA, PARTE


DESDE LA TIERRA SAGRADA, ADAJAMEINÑA MANUMAJÖINÑA Y
YUDASHIJÖDÖNÑA, EN LAS CABECERAS DE LOS RIOS PADAMO,
CUNTINAMO Y METACUNI.

Desde estas tierras, Kuyujani salió a demarcar el territorio que seria ocupado por los
Ye´kuana, y que hoy en día nos satisfacemos de ella. En ese entonces, salió acompañado
por sus hermanas y otros personajes como: Cadesawa, Cawajatana, Wasimawa, Cuyuni,
Canichawa, Cusawadu, Adajayana, Mayadi, Madudawa, Judumayadi, Shimanama,
Melacwadi, Chacuwadi, Sadadewana, Imaayewanadi, Macuwenedu y Maiya.

OTROS PERSONAJES:

FAUCWAWA, YAJASEESE WEDU, MADIYANA, CUWADIYU, YANA,


ÑAADIYUYANA, YADICHENEDU, CAMAWEDUNI, CUWADIYUYANA,
YUDINÑAWEYU DINÑAWA CUSHINÑAWE.

DESPUES DE KUYUJANI:

Yudujumenña, Weinñä, Nnacomo, Weijödö, Yudujumenña, Tödaweniyu, Cuichui


(Wayama).

PUEBLO ANCESTRAL YE´KUANA, ADAJAMEINÑANNO.

En Madawinña, estaba Awanak Wamä y su esposa Wanayudi, su hijo era


(AYUCU), el hijo de Ayucu era (Jaduwajä) el que fue (CAJICHANA) en Cucwwenninña,
después viene el hijo de Jaduwajä Wadatadumä, sus armas era (Aminña) Sewaseiyana (palo
de arco), sewatöiyana adanne ewejacajä.

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CARACTERISTICAS DE LA VESTIMENTA DE KUYUJANI (TRAJE TIPICO)

Kuyujani; usaba, Yumeca, (Cadaja, Concha de Palo) como Traje de Vestir, en el


ante brazo usaba como adorno (KUMATA) tejido de fibra de cudawa y algodón hilado, en
la muñeca utilizaba Mostacilla blanca como adorno, utilizaba también Waiju, hilados de
cabello Juu, en los tobillos, hasta la mitad de la pantorrilla, la Corona que utilizaba era
tejido de fibra de tirita (Caanä), se le coloca en el borde del tejido las plumas de loros,
Guacamayas, Garzas, Paujíes etc.…, como zarcillos utilizaban monedas de plata, de madera
tallada en forma de plato, su nombre ädijo, hecho de madera (adanne) acajä (tallada de palo
de arco), sus flechas era Duushii tallada de la misma madera (adanne ewacajä dea), su
anzuelo era Secmidai, los collares que utilizaba eran de uudu (Oro), como adorno en las
orejas utilizaba trozos de carrizos, adornados con plumas de shajoco (tucán) y cuero de
Yucuni, se pintaba con Onoto ( Wishu) caraña (Tununu) utilizaban para pintarse tallas de
madera en forma de letreros, utilizaban brazaletes en el ante brazo (ajäta) adornados con
distintas plumas de pájaros y distintas mostacillas con shidiyuca, utilizaba sawiya
(collares) de diferentes colores en el cuerpo, era un auténtico Ye’kuana con cabello redondo
y negro, utilizaba amacai Cuncwa döajö ( trozo de flecha de Cerbatana para peinarse) tejido

EN ESE ENTONCES JUDUMAINÑADI ESTABLECIÓ UN CONUCO, LO QUE


AHORA ES (WANODI WOICHÖ), PLANICIE QUE SE ENCUENTRA EN “LA ES
ESMERALDA” POR EL ALTO ORINOCO.

Allí, Quemó el conuco que había hecho. Ese conuco no lo sembró porque fue
tentado por Odosha (Demonio) Yennamadi, pero entonces hizo otro conuco. Jaduwaca
Woichö, quemó el conuco aunque también fué tentado, pero sin embargo sembró allí.
Entonces hizo otro conuco, Wadana, la que esta ahora en Ascenö Woichö, planicie que
esta frente las sabanas de Cacurí, entonces hizo otro conuco, Wanodi, lo que ahora es
Wanodi Woichö, la sabana donde ahora es Cacurí. Entonces en aquel tiempo creó otro
conuco, Wadauna lo que ahora es sabana de Wanodi en el Rio Ventuari.

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SOOTO WEICHOCOOMOJE KUYUJANI CUNCUNÄTÄ NOONO PARA SU
GENTE. KUYUJANI DEMARCO EL TERRITORIO YE´KUANA.

Entonces partió desde la tierra Sagrada Adajameinña, hasta llegar Dadichäinña


(Golondrina) en el río Auaris, en el Cerro loro (Cudewa) allí fundó un pueblo y lo
multiplicó, lo que ahora somos los Ye’kuana, allí estuvo trece años, allí mismo fue tentado
por el Espíritu Maligno o Demonio (Odosha) Tawadiyamäwa maje newwä, desde allí,
siguió demarcando el territorio hasta llegar Wanñaña, allá multiplicó y creó a mucha gente.
En los afluentes del río Caura (Medewadi). Allá fué tentado por el mismo espíritu maligno
o demonio Tawadiyamäwa, entonces siguió, hasta llegar a las sabanas de Gallo ( Wamidi
Woichö) en el Caño Canadacuni afluente del Río Caura (Medewadi) allá multiplicó e hizo
mucha gente. Allá fue tentado nuevamente por un demonio (Odosha) Jucadawä, siguió
demarcando hasta llegar Cudutuinña en el río Paragua y sus afluentes. En aquel lugar
multiplicó e hizo mucha gente en Cudutuinña, ahí mismo cambio su nombre (CUDUTUJE)
Allí fue tentado por Edacacwada waichowä ötö adaichö (Hechicero de los Pemones) y
Madajudu desde allí Kuyujani siguió para continuar demarcando el territorio, hasta llegar a
Yuduwaninña, allá multiplicó mucha gente, en los ríos Wodinña (Bori), En tal ocasión fué
tentado por un poderoso hechicero (ENEIWA) sijadewaichöwä. (Jööwai) en aquel lugar
estuvo más de una década, (amojadoto dewä weye). Continuó demarcando, hasta llegar al
río Aro, en aquel lugar multiplicó a mucha gente sobre el río Aro (adocwawä)
madajuduwä, en este sitio, estuvo igual tiempo o más de una década, desde allí entonces
Kuyujani siguió demarcando, hasta llegar al salto Pará (faadainña), allá reprodujo a mucha
gente, allá estuvo igual tiempo mas de una década. En esa ocasión a la hermana de
Kuyujani Cusawadu, (Cummuntai Cusawadu), le llegó la primera menstruación, entonces
Kuyujani se quedó para ayunar, enseñando a todos nuestros hermanos, que se debe ayunar
durante la primera menstruación de las mujeres Yekuana. Yacuda woichä
Yajimaduwoichä, estos son los nombres de los brujos Ye´kuana que se atrevieron a tentar
al Yekuana Kuyujani para ocupar las tierras demarcadas sin lograr nada. Allá mismo se
prostituyó otra hermana de Kuyujani, su nombre era “Canichawa”, primera mujer que
comenzó la prostitución entre los Ye´kuana, desde allí entonces siguió Kuyujani
demarcando el territorio, hasta llegar al río Nichiare, en aquel lugar también multiplicó e
hizo numerosa gente, entonces fue tentado por un Demonio encantado (Odosha jowaiwä)

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llamado Täjuwadiwaichöwä Shiquedu waichowä, allí vivió igual tiempo o mas de una
década. Entonces, Kuyujani siguió demarcando hasta llegar al cerro Camani (Anaichainña)
en aquel lugar también multiplicó e hizo mucha gente. Allí creó tres grupos de etnias, que
son: Ye´kuana, Yadanawi (Hombre Blanco), Yawadana, estos grupos multiétnicos, han
sido creados de tierra, igual que los Ye’kuana, allá mismo Kuyujani mando conseguir o
preparar mucha comida a sus hermanas Cadesawa, Wadimana, Canichawa y a Cuyuni,
quienes prepararon bastante comida, mientras Kuyujani estaba construyendo Canoa,
(Canovja) para almacenar la comida o bebida fermentada. Allí mismo Kuyujani creó los
instrumentos musicales, hechos de trozos de Carrizo, tambores, pepitas y cáscaras de frutas
de árboles con sonido, Cwanaa, Sanjuda y Wasaja). Entonces salió Kuyujani de cacería
por el caño “Catudaji” afluente de río Parú, de allá llegó (“Washejäje- Ñaanudi Cuduje”)
presentando por primera vez la Ceremonia de encuentro con los otros hermanos,
enseñándoles fundamentalmente a vivir en Paz, Felicidad y Armonía, tocando
conjuntamente los instrumentos que había creado, viendo la actuación de los Ye´kuana,
los Yawadana, tomaron la decisión de crear sus instrumentos musicales, “Seku-Seku”,
tejido de varios Carrizos.

Sus armas eran talladas de madera. La mujer Yawadana, hizo “Cushii” bebida
(fermentada), por eso los Yawadana toman bebidas fermentadas, (Chasannajä) allá mismo
el no indígena o Yadanawi (Hombre Blanco) creó sus instrumentos musicales, como el
Cuatro y las Maracas (Fantuda, Malaca maja), también preparó la bebida fuerte con caña,
(guarapo de caña). Igualmente hizo su vestimenta y sus armas.

El hombre Ye´kuana, llegó en son de paz y armonía, imitando al perro de agua, su


bebida era el “Yarake”.

YE´KUANA: Kuyujani, cönädöi Ñaanudi Cuduje, Yadaki, Yocödöje.

YAWADANA: Cönädöi Washejäje Cudaca yame Sacasacadi Cuduje Cushii Yocödöje (El
Yawadana, llegó en son de paz y armonía, imitando al Martin Pescador o pájaro
Matraquero, la bebida era de yuca dulce con batata fermentada).

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YADANAWI: Wamidimma Cönaminñäcai ashichadu ecudi Yocödöje (El hombre blanco
desnucó un pollo y comió, la bebida que servía era ron de caña, preparado como guarapo
de caña).

- Allí celebraron el primer encuentro Multi-Étnico, los tres (3) grupos:

- Ye´kuana

- Yawadana

- Hombre Blanco

Bailaron todos juntos pero no mezclados. Kuyujani convocó la celebración de


creación de etnias en la tierra de Anaicha (cerros Camani Yutajé, Yaví). Anaicha
corresponde a los nombres de estos tres (3) cerros en la zona de Manapiare. En ese
entonces, llegó el Tunamä la lluvia y la creciente, (Diluvio) YUDEKE, mandaron el
aroma de su madre (Senötoncomo Shimijöjödö), entonces Kuyujani se metió en el cerro
“Anaicha”, penetró en su interior y comió con su gente y estuvo durante el diluvio en estos
cerros “Anaicha”, estuvo más de una década allí y fué tentado por el hechicero de los
HUOTTÖJA (Waadamucuwaichö) y hechiceros de los Hoti y Panare. De allí entonces
salió del cerro ANAICHA siguió y continuó demarcando, llegó al Río Ventuari punto
especifico, Macabana (Macawanainña), multiplicó a mucha gente, allí estuvo una década,
allá fué tentado por un hechicero Maco (Mayewacuni y Yudawiyu), desde allí entonces
siguió para continuar demarcando, llegó al punto de “Sabanita” (Shiwomänña) en el Río
Ventuari, allí creó y multiplicó a mucha gente, celebró y bailó por ver que había creado a
mucha gente, allá fue tentado por el demonio encantado de Maco (Codowadi) y estuvo más
o menos una década en este punto. Se regresó por el camino hasta un punto conocido hoy
como “Las Carmelitas”.

De allí entonces siguió para continuar demarcando, se vino mas arriba, donde se
encuentra ubicada hoy día la laja de “Las Carmelitas” (Yacudiya Täjuinña), allí bailó y fué
tentado por el Demonio (Odosha) Wadiyewaichöwä) allá estuvo igual tiempo una década
mas o menos. En aquel lugar se despidió del compañero no indígena (Hombre Blanco) de
nombre Manumerto, habitante que lo acompaño por el Río Ventuari.

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Kuyujani, subió por el Río Ventuari hacia arriba llegó entonces a Kenewainña, allá
multiplicó a mucha gente, en (Nucää Jujänña) cabeza de Comején, en tal ocasión salió un
demonio tentando su Obra, era de cuerpo como gente, pero con cabeza de tigre, salió por la
Laguna Köwadi, era del grupo Mawisha, así salió Köwadimä. En aquel momento estuvo
igual tiempo, o más de una década.

De allí siguió para continuar demarcando hasta llegar a las cabeceras del
Cunucunuma, en un punto denominado “Cuduwashi Cujäinmña”, allí fue tentado por el
demonio embrujado (Cudujashi) era el que lo tentó allí mas de una década. Allí mismo
multiplicó a mucha gente, por ver que había creado a mucha gente, entonces bailó y estuvo
igual tiempo.asi Kuyujani siguió para continuar demarcando, hasta llegar Josemeinña
Cunucunuma, allí cambió su nombre de Kuyujani por Jodhoma (Jodhomaje), allá no estuvo
mucho tiempo por que asechaba el enemigo que lo seguía, allá fue tentado por un Diablo
(Cuduwasjashiwä). De allí entonces siguió para continuar demarcando, hasta llegar a un
sitió nombrado “Caiche tonña”, allá multiplicó a mucha gente, allá bailo por ver que había
multiplicado, a mucha gente, allá fue tentado por el Demonio (Odosha) que lo tenia como
un animal Manso, diablo que salió por la laguna de “La Escardilla” (Sanja Cujainño
wejacajä). Allí estuvo igual tiempo o más de una década, antes de irse de aquel lugar,
mostró su cría a la gente, que querían verlo y dijo; ahora si ustedes van a ver a mi cría,
dijo Kuyujani a la multitud y sacó fuerza de la nada, ocultando la cara y toda las nalgas que
estaba pintada del color del arco iris, azul rojo y amarillo, era un tipo de veneno alrededor
de las nalgas, solo le dejó ver un lado de las nalgas, la cara estaba recubierta de vellos.

Entonces Kuyujani siguió para continuar demarcando, hasta llegar a boca del
Cunucunuma en el “Cerro Ventana” (Mentanajödönña), en aquel lugar multiplico a mucha
gente, allá en aquel lugar Kuyujani, bailó y celebró por ver que había establecido y creado
a mucha gente, formó una gran festividad, en tal ocasión fué tentado nuevamente por los
enemigos que eran ARAWACOS.

Kuyujani había creado a mucha gente y casi todos fueron muriendo, por los
efectos del veneno que habían arrojado sus enemigos de otros pueblos. Allá estuvo igual
tiempo más o menos una década.

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Entonces Kuyujani continuó para seguir demarcando el territorio, hasta llegar al
sitio denominado “Shimuninña”, allá multiplico y creó a mucha gente, en aquel lugar bailó
nuevamente otra vez, por ver que había creado numeroso pueblo, en aquel lugar fué
tentado por un hechicero del pueblo Yanomani, de nombre (Madinñauwi Watayakanowa),
en esas tierras, estuvo el mismo tiempo de siempre, más o menos una década.

Desde aquel lugar siguió Kuyujani para continuar demarcando, hasta llegar a la
“Esmeralda” (Medadaunña). Allá Multiplico a mucha gente en la Esmeralda, en aquel
territorio celebró e hizo fiesta, por ver que había creado a mucha gente, allá fue tentado
otra vez por el enemigo, un cruel hechicero (Cawedanumä Waichowä idennamadi,
ajuducuiyanawä ajejeimmäwä (Majamä), desde allá entonces siguió Kuyujani para
continuar demarcando hasta llegar “Cöyedajäinña” afluente de Watamu (Río Padamo) ,
allá celebró una gran fiesta, por ver que había creado a mucha gente, en aquel lugar, fué
tentado por el enemigo “Yujadi” (Odosha Wawade waichowä), allá estuvo igual tiempo
más de una década, en aquel lugar, el enemigo que lo tentaba infecto el agua limpia con su
orina, y así envenenó y asesinó a mucha gente.

Desde allí entonces siguió Kuyujani para continuar demarcando el territorio, hasta
llegar a la Sierra Parima (Cumainña), allá estuvo igual tiempo y multiplico mucha gente,
celebró por ver que había creado a mucha gente e hizo fiesta, allá mismo fué tentado por el
enemigo que lo seguía era (Edacadewa Woichö Mayadimjano Cönäjadea), un flujo
venenoso que mataba a mucha gente, los volvían locos o morían así.

Desde allí entonces siguió Kuyujani para continuar demarcando, hasta llegar al
Cerro Macushi (Macushijödöinña), en las cabeceras del Río Padamo, allá multiplicó a
mucha gente, como de costumbre celebró por ver que había creado a mucha gente estuvo
más de una década en esta zona. En tal ocasión, fué tentado por (Mannuwä Shacadewawä,
o demonio), que exterminaba a la gente que el Ye´kuana Kuyujani, había creado y
multiplicado, desde aquel lugar, siguió Kuyujani para continuar demarcando el territorio,
hasta llegar al lugar de partida (Adajameinña), donde se encontraba su hermana (Cuyuni),
en las tierras Sagradas de los Pueblos Ye´kuana, allá celebró e hicieron fiesta a su llegada
con mucha alegría, con mucha Paz y felicidad. Transportó mucha comida, de diferentes

39
tipos, todo lo que hoy el pueblo Ye’kuana, come y conoce. Mooto (Colibrí), Cawadi
(Venado), Wayamò (Morrocoy), etc.

En aquel lugar Kuyujani, por primera vez entrega la cacería en Ceremonia a su


pueblo, que lo estaban esperando a su llegada. Cuatro (4) días bailaron con los instrumentos
musicales y cuatro días en magia ceremonial. Así volvió a su pueblo Kuyujani. Terminó la
fiesta. Entonces la hermana de Kuyujani se dirigió a el y le dijo, que era ya suficiente, que
estaba bien, “regrésate – le dijo - ahora tienes que gobernar a tu pueblo, porque me parece
que el tiempo es corto y tenemos que habitar y trabajar estas tierras mientras estemos
vivos”, así le dijo Cuyuni a Kuyujani. Kuyujani le respondió a su hermana de esta manera:
“si, está bien, es suficiente he terminado de demarcar el Territorio de los Pueblos
Ye´kuana aquí hay de todo para todos, hay suficiente tierra para nuestros pueblos, desde
ahora y para siempre.

Así terminó.”

De esta manera termina la leyenda de Kuyujani (contada por estos sabios caciques),
una de tantas mitologías del pueblo Yekuana, que para muchos, estas narraciones carecen
de valor, pero que para los pueblos aborígenes son de vital importancia, porque los llena de
espiritualidad, fuente eterna que los orienta a la interpretación inocente de la bondad divina.

El municipio Manapiare es una zona netamente indígena, con asiento multiétnico y


pluricultural. Cuando los exploradores criollos venían llegando al territorio indígena
comenzaron a dispersarse, pero siempre conservaron sus relaciones inter-étnicas.

En fin todos los pueblos indígenas disfrutaban de su territorio, en donde cada etnia
tenia libertad y se regía por la orden del cacique. Cada comunidad indígena compartían
sus creencias, medicinas, y lo más importante, la tradición de cada pueblo.

La existencia de estos pueblos indígenas fue explorada; como primera generación


esclavista indígena, fueron los del grupo étnico Kariña con sus aliados Holandeses. La
llegada de los Kariña y sus aliados, afectó la tranquilidad de los pueblos indígenas de esta
zona del Ventuari y sus afluentes que estaba habitado por los grupos originarios de la
región.

40
Los exploradores capturaban a los nativos indígenas para venderlos como
esclavos, esta invasión fue en aquel tiempo muy cruel para los pueblos indígenas de esta
región, había persecuciones a través de la selva y posteriormente a los que capturaban, lo
sometían y si el indígena se oponía a la fuerza y a la sumisión lo asesinaban.

En 1.732 el enfrentamientos de los Kariña y sus aliados Holandeses con los


españoles, los forjó a desplegarse a lo largo de los ríos Caura y Ventuari.

En el siglo XVII y XVIII, después de dos (2) siglos los indígenas continúan aún
habitando la región del Ventuari y el Manapiare.

LA EXPLOTACIÓN DEL CAUCHO

(Hevea brasiliensis)

La Hevea brasiliensis es un árbol de la familia de las euforbiáceas, árbol


corpulento de unos 20 o 30 metros de de alto, su tronco, limpio de ramos hasta una altura
considerable, tiene a veces más de un metro y medio de espesor y esta cubierto de una
corteza lisa y de color ceniciento. Las hojas son compuestas de tres y nacen sobre todo en
los extremos de los ramos formando grupos bastante compactos. Las mayores tienen hasta
dos decímetros de largo; su forma es elíptico-lanceolada, adelgazada en la base y de vértice
puntiagudo. El peciolo cerca de la base, lleva dos glándulas muy conspicuas. Las flores son
unisexuales y están dispuestas en panojas muy pobladas, cuyos ejes principales, y a veces
también algunos secundarios terminan en una sola flor femenina, mucho mayor que las
numerosas masculinas de la inflorescencia. El fruto es una cápsula con tres
compartimientos, cada uno con una semilla bastante grande (dos centímetros de largo por
uno de grueso) de color blancuzco, irregularmente veteada de negro.

El árbol de caucho crece en los terrenos anegadizos que abundan tanto en la extensa hoya
del Amazonas, formando en muchos puntos de nuestro estado, gomales más o menos
considerables.

San Fernando de Atabapo, fue el pueblo que le tocó ser testigo de todos los sucesos
caucheros. Desde su fundación en 1.758, pasando por los diversos regímenes de gobierno
misional, Comisariato, y Territorio Federal, siempre fue la capital hasta 1.928, año en que

41
paso a Pto. Ayacucho. (Citado del libro “El hombre y el Caucho” de Ramón Iribertegui
pág. 171 y 199)

En esta época a comienzos de 1.908 aproximadamente llegó al territorio el joven


Coronel Thomas Funes, nacido en Cúpira, pueblo cercano a San José de río Chico, en el
estado Miranda. Su madre fue una indígena de ascendencia Caribe. En esos tiempos
comienza el proceso de inserción de los pueblos indígenas en las actividades extractivas o
de explotación de los recursos forestales, como exploradores y explotadores del balatá,
chicle, Pendare, Sarrapia, Palo de aceite, Rola de cedro, Caucho, Fibra etc.

Algunas de las mujeres se quedaban en las comunidades produciendo mañoco y


casabe para sustentar a los trabajadores, otras acompañaban a sus esposos y familiares
selva adentro. En esta época se separaron los pueblos indígenas por el desplazamiento en
esas actividades de exploraciones selváticas.

Diez años más tarde, veremos a Funes, como uno de los principales comerciantes
del Amazonas.

Para ese entonces, en el año 1.914 el Coronel Antonio Thomas Funes, fungía como
gobernador de San Fernando de Atabapo, en este año dio la orden de persecución a los
indígenas , para que trabajaran en la explotación del caucho, para este caso comisionó al
señor Durbalino, quien era delegado por el gobernador para cumplir dicha orden. Algunos
informantes relatan que este señor humilló a los indígenas, maltrató tanto a hombres como
a mujeres y niños, si el indígena oponía resistencia por no entregar a las mujeres los
mandaba a matar. Al indígena que capturaban lo llevaban a trabajar como esclavos, los
mudaban de un lugar a otro para trabajar el balatá, el chicle, la Sarrapia, el corte de Cedro,
en otros casos los ponían remar las piraguas.

Entre 1.914 y 1.921, el país conocía muy poco sobre el Amazonas, aunque si se
sabía que su capital, estaba dominada por el Coronel Funes, donde este mismo tenía un
régimen militar en esta zona, y que tenían sometidos a los pueblos indígenas.

En esos tiempos se conoció a Thomas Funes como el tirano del Amazonas, quien se
alzo en contra del Gobernador Roberto Pulido, siendo asesinado con familiares y todos

42
sus colaboradores en San Fernando de Atabapo. Por este motivo se encargó al General
Constitucionalista, Arévalo Cedeño para derrocar este régimen militar, el General Cedeño,
vino al amazonas y reclutó gente probablemente indígenas para que formaran parte de su
ejército y comenzó a remontar el Orinoco hasta llegar a San Fernando de Atabapo. El
general y su pelotón comenzó a atacar los puntos estratégicos del coronel Antonio Thomas
Funes, una vez eliminados los puntos estratégicos, en la madrugada del 30 de enero de
1.921, llega a San Fernando, donde fue arrestado y sometido a juicio el coronel Antonio
Thomas Funes, por al menos 2.000 crímenes cometidos, en los cuales se cuentan en su
mayoría a indígenas de la etnia Yekuana o Maquiritare que fueron masacrados en sus
poblados por orden del mismo. En horas de la mañana fué llevado a la plaza pública, y
posteriormente fusilado por orden del general Arévalo Cedeño, para dar fin en parte a una
época sangrienta y dolorosa, en el que sufrió mayormente el pueblo indígena.

UBICACIÓN DE LAS ETNIAS Y COMERCIANTES DE LA ZONA DEL


VENTUARI

Los comerciantes de esa época estaban ubicados en las riveras de los ríos padres, unos de
esos comerciantes era Carlos Whendehaque, que estaba ubicado en San Antonio del
Orinoco, el señor Noguera estaba ubicado en Tama-Tama, Alto Orinoco y Rafael Federico
(chicho) González estaba ubicado en las Carmelitas, río Ventuari.

La zona de explotación en la región del Ventuari fue la siguiente: chicho González


explotaba el balatá en el Alto Ventuari, por el caño Wachamo y Caño Guama y Bajo Cacurí
(cerro danto); chicho González, explotó el balata por el río Manapiare y parte del Suapure
y la cordillera del Parucíto.

Chicho González fué unos de los explotadores de Chicle y la Sarrapia en el río Parucíto y
el Suapure y también recorrió el río Parú, Caño Asita y Salto Oso. Chicho González
también trabajo en la explotación del Caucho en caño Yureba.

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Carlos Whendehaque, trabajo el chicle abajo del caño Wachamo por el alto Ventuari, y en
el río Parú y caño Yureba por el bajo Ventuari.

Otro de los explotares de caucho era el señor Noguera.

Estos tres explotadores y exploradores del Caucho y el balatá estuvieron trabajando en el


alto Manapiare, Suapure, Ventuari y parte del río Caura.

También estuvieron trabajando en esta zona, Rafucho Mendoza que estuvo trabajando el
chicle por la zona de Caño Negro y Asita.

Néstor González, estuvo trabajando por el río Parú y el Asita, explotando el chicle, y el
señor Delfín Acosta, estuvo trabajando en la zona de Caño Asita y en el río Ventuari.

En este período los pueblos indígenas vivían ocupando los ríos, cabeceras de los caños y
parte de las zonas montañosas, sabanas, cerros y lagunas, distribuidos de acuerdo a su
patrón de asentamiento. Los pueblos de esta región siempre mantuvieron relaciones
amistosas con sus vecinos de otras etnias, donde se comunicaban por caminos (vía
terrestre), y por ríos (vía fluvial).

Los territorios indígenas en la zona de Manapiare estaban divididos de la siguiente manera:

UBICACIÓN ETNIA

Bajo Ventuari Ocupado por los Maco.

Alto Parú Ocupado por los Yekuana y Sánema.

Bajo Parú Ocupado por los Maco, Piaroa, y Curripaco.

Alto Marueta Ocupado por los Yekuana.

Bajo Marueta Ocupado por los Maco.

Alto Yureba Ocupado por los Yekuana.

Bajo Yureba Ocupado por los Maco.

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Alto Parucíto Ocupado por los Yabarana, y al este por los
Panare y Hoti.

Caño Majagua Ocupado por los Hoti.

Alto Asita Ocupado por los Hoti.

Alto caño Iguana. Afluente principal Ocupado por los Hoti.


del Asita

Alto Marieta y Caño Mosquito Ocupado por los Piaroa.

Alto Ventuari Ocupado por los Yekuana.

En el Territorio Federal Amazonas en esa época, se practicaba el trueque a cambio


de los productos de los distintos tipos de látex, para la exportación y además era una
fuente de trabajo que se ofrecía para las diversas zonas del Ventuari.

Néstor González comenzó a trabajar desde joven al lado de su padre donde lo


acompañaba en sus negocios, así pudo asimilar todo lo bueno que serviría para el futuro.
Luego de la muerte de su padre, el legendario Rafael Federico González (chicho), quien
fue perseguido por el Coronel Thomas Funes en la época más relevante de la producción
del caucho. La fundación de “Las Carmelitas”, viene de la huida de “chicho” González en
la búsqueda de refugio para estar lo mas lejos que se podía de sus perseguidores; (en esa
época no existía motores fuera de borda).

Néstor González, ya hombre de 18 años, en sustitución de su padre emprende lo


que sigue en consolidar los sueños de su antecesor, que le quedaron de herencia y
comienza a darle una nueva visión a aquel terruño llamado “Las Carmelitas” y a los pocos
habitantes que tenia este lugar.

Llega a “Las Carmelitas” para quedarse y buscar cualquier medio de desarrollo


para la zona.

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En 1.940, se casa Néstor R. González con doña Narcisa Mazorana, con quien tuvo
tres (3) hijos, ellos fueron: Néstor Rafael, Nilsa Rosario y Omar Darío. Fue su esposa quien
le inspiro mas deseos para el progreso, quien fue parte clave en el desarrollo de la empresa
del chicle, que en un futuro se abriría, la misma fungía como esposa, caporal, sastre y otras
más.

En 1.943 emprende un viaje a Ciudad Bolívar y conoce a Alberto Levi, quien le


propone la explotación del chicle, y obtiene un nuevo crédito, comenzó hacer relaciones
comerciales con nuevos créditos para el avance del personal que empezaría a trabajar.

El éxito no se hizo esperar, en toda zona no había otra fuente de trabajo que la
explotación del Chicle, hoy en día se le atribuye a los indígenas Maco, Piaroa y a los
Yekuana de la época, gran parte del apoyo que le dieron ha esta empresa de producción de
Pendare y Chicle, en el momento ellos fueron los productores indispensables, pero
también esta fuente de trabajo le dio en su momento, la oportunidad acceder a un motor
fuera de borda, escopeta, medicina, ropa etc.

De igual manera, los microempresarios de esa época fueron: Doña Olimpia de


Bossio, Silverio Level, Horacio Asiza, Rafael Pérez, Marcos Nieto etc.

La producción de chicle y Pendare fueron para Néstor González, la fuente de


muchos años de producción el cual manejó, muy acertadamente con sacrificios que a lo
largo de los años recompensaron al extenderse comercialmente hasta Puerto Ayacucho en
donde construyó un centro comercial.

A medida de que fueron apareciendo las diversas formas de trabajar en el


Territorio Amazonas a través de organizaciones comunitarias , creaciones y fundaciones,
atención de los servicio sociales , minerías , y el paternalismo de los gobiernos representado
en las gobernaciones , alcaldías y otros , el interés por trabajar el Pendare se fue
extinguiendo quizás por los precios del látex comparado con los del mineral que era de una
diferencia muy significativa y de igual manera el trabajo de minería era mas sencillo y mas
fácil , es así que hasta el año 1.981 se entregó la última cosecha que consistió en 49
toneladas métricas de látex.

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Cuando mínimo en época crítica la entrega era de 150 toneladas métricas, a partir de
ese momento el Sr. Néstor Rafael González se resuelve al comercio mayor en Puerto
Ayacucho.

Indígena Sánema en Manapiare

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LLEGADA DE MELICIO PÉREZ A LA ZONA DE MANAPIARE

En los primeros años de la década de 1.940, se establece por primera vez y en forma
permanente en la zona de Manapiare el explorador Melicio Hernández Pérez.

El Sr. Melicio Hernández Pérez, C.I.V- Nº 1.560.733, nació en Barinas el 12 de


febrero de 1.892, fué un explorador reconocido en esos tiempos ya que el mismo
acompaño al Ingeniero Santiago Aguerrevere en exploraciones a distintas zonas del
Amazonas, participó como caporal junto con Jesús María Cardozo, en la realización de la
carretera Pto Ayacucho – Samariapo en el año de 1.924, quienes se dedicaban a traer el
ganado desde la Urbana , Estado Bolívar, para el consumo de los trabajadores.

Fué encargado para que explorara la zona de Manapiare, adonde lo acompañaron en


esta expedición el Sr. Marcos Nieto (Puinave), Marcos Antonio Silva (Jivi), Manuel Pérez
(Maco), Hilario Acosta (Baré), Javier Pérez Medina (Criollo), Porfirio Martínez
(Brasilero), Francisco Amazonas Díaz (“Maku” de Brasil) y Simón Pérez (Yabarana),
entre otros.

Cabe destacar que entre el año de 1.932 y 1.933 en adelante el Sr. Melicio Pérez,
ya había realizado exploraciones en la zona del Ventuari y el Manapiare, pero sin
establecer aún, ningún asentamiento permanente, solo tenía un campamento base en la boca
de Caño Bocón, que es un pequeño afluente del río Ventuari el cual está a media vuelta de
la boca del río Manapiare, desde donde organizaba y comisionaba las exploraciones a los
diferentes lugares del Ventuari y el Manapiare.

No fue si no, entre el año de 1.936 y 1.937, que realizaron un conuco en el sitio
donde se encuentra ubicada actualmente la comunidad Piaroa de Cucurito, esto con la
finalidad de sembrar yuca y plátanos entre otros productos para abastecer a la gente que
trabajaban el chicle y la sarrapia en las cabeceras de caños y serranías de la zona.

A finales del año de 1.937 Melicio Pérez, baja desde el río Manapiare al sitio de
Coromoto en el Ventuari, donde vivía el Sr. Francisco Brice, a quien invita a que suba con
él a Manapiare.

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En este lugar quedo descansando quince días. Para esa época los trayectos se
realizaban en bongos y a canaletes o remos, porque era muy difícil conseguir los motores
fuera de borda. También le comentó que estaba limpiando un sitio para establecer un centro
de acopio, con la finalidad de almacenar la sarrapia y el chicle, donde quería asentarse
definitivamente ya que la tierra era muy buena para el conuco.

Don Melicio Pérez, se asienta por primera vez en la zona de Manapiare el 06 de


Noviembre de 1.940, en donde establece un centro de acopio en un sitio que bautizó con
el nombre de San Juan, que sería un centro de acopio para el almacenamiento de la
Sarrapia, el Chicle, el Pendare y otros productos forestales que extraían de las zonas del
Parucíto, Guaviaríto y otras zonas adyacentes. Actualmente este sitio está habitada por una
comunidad Jivi y se le conoce como San Juan Viejo. Aún podemos encontrar algunos
árboles de Mangos en el sitio donde se estableció por primera vez, Don Melicio Pérez.

Estuvieron establecidos en este lugar aproximadamente dos años que transcurrió


con dificultad en los tiempos de verano debido a la sequia que se ocasionaba en esta zona y
creaba ciertos problemas para el traslado de los productos. Debido a esto Don Melicio
Pérez se vio en la necesidad de establecer otro centro de acopio a unas tres vueltas más
abajo del río, donde se ubicó el 16 de Enero de 1.942, y en el que construyó un puerto
para los barcos de carga, desde donde se transportaban los productos extraídos de los
diferentes lugares de explotación forestal. Este sitio lo llamó, San Juan Nuevo, (hoy
conocido como Barrio Piaroa), el cual funcionó al menos durante unos ocho años, hasta
vendérselos a unos creyentes norte americanos, evangelizadores de las Nuevas Tribus,
para el año de 1.950. Desde ese momento lo que se llamaba Guayabal de la Concepción y
San Juan Nuevo pasa a llamarse San Juan de Manapiare. También existían otros puertos
donde habían establecidos algunos conucos, como el punto Sejal, (conocido hoy como Pto.
de Camico) y donde estaba establecido el Sr. Hilario Acosta, y Guayabal que está en el
puerto que lleva directo a la Misión Salesiana hoy día. También se le conoció
posteriormente, como Puerto Real de Manapiare.

Según algunas anécdotas o leyenda local, se dice que en el tiempo que llega Don
Melicio Pérez a la zona, tomó el nombre de San Juan, de la palabra “SAUJA” (gusano de

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seje) que se traduce del idioma Yabarana y el significado de Manapiare sale de la voz de
dos etnias que es el Yabarana y el Piaroa.

MANA- significa camino, en etnia Piaroa y PIARE- significa no hay, en etnia


Yabarana, en aquel tiempo Don Melicio Pérez, saco el nombre de la zona en general y lo
llamo San Juan de Manapiare, que se traduce más o menos San Juan donde no hay camino.

Esto por supuesto no le atribuimos veracidad consistente, debido a que ya para las
épocas anteriores, cuando otros exploradores trabajaban el chicle por la zona del Ventuari,
el río Manapiare ya se conocía como tal, de tal manera que esto quedara como leyenda ,
cuento o anécdota de nuestra localidad.

Desde la década de los años cuarenta, en estos primeros años los indígenas fueron
estableciéndose en comunidades y grupos de familias, que comenzaron a dedicarse a la
siembra de la yuca, plátano, y otros productos.

Don Melicio Pérez además realizó una pica entre Guayabal (San Juan de
Manapiare), y Puerto Ayacucho, una parte de esta pica se construyó como primera etapa la
actual carretera desde Pto. Ayacucho, Cataniapo, Gavilán. Esta ruta será seguida más tarde
por el padre (salesiano) Jesús González, fundador de la Misión Salesiana en San Juan de
Manapiare.

La primera pista de aterrizaje, o el espacio que se utilizó como pista de aterrizaje


para los meses de verano (Febrero – Marzo), funcionaba en la ribera norte del rio
Manapiare, en el actual sitio que se conoce hoy como, el Hato viejo de Emilio Menéndez,
donde aterrizó por primera vez una avioneta cessna 182, tripulada por el capitán Francisco
Mikuzki, Capitán Harry Gibson y el Capitán Hernán Hedrich, para el año de 1.962. Cabe
destacar que estos distinguidos personajes fueron los primeros pilotos que aterrizaron por
primera vez en el valle de Manapiare.

Melicio Pérez, falleció el 15 de Noviembre de 1.962.

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GALERIA DE FOTOS ANTIGUAS

Primeros alumnos con la maestra Julieta Pérez y Melicio Pérez año de 1.958

Padre Salesiano Jesús González, Melicio Pérez entre otros habitantes de San Juan de Manapiare en el
año de 1.966

51
Sra. “China” en San Juan de Manapiare año 1.966

Arrastre de una gabarra de Apiproca al rio en el año de 1.980

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San Juan de Manapiare en el año de 1.971

Sr. Melicio Pérez, padre Jesús González, Francisco del Mazzo, Monseñor Segundo García, Monseñor
Roa, padre Fedema y Antonio “Gavilán” el primer alumno interno de la etnia Yabarana. San Juan de
Manapiare año 1.960

53
Sede del Ministerio de Minas en el año de 1.971

De izquierda a derecha, Julieta y Jesusa Pérez, Melicio Pérez y José Hilario Acosta, año 1.960.

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Camino hacia el Puerto Real, al fondo la primera iglesia de Manapiare, hecha por el padre González, año 1.966.

Plaza Bolívar, año 1.966.

55
Francisco del Mazzo, año 1.966.

Misión Salesiana de Manapiare, año 1.966.

56
Antonio Silva, (cofundador de Manapiare).

Marcos Nieto, (cofundador de Manapiare).

57
Llegada del presidente Caldera a Manapiare, año 1.971.

Interior de la Radio Emisora La Voz de Codesur, al fondo el presidente Caldera, año 1.971.

58
Palafito “Almacén Yutajé” de Silverio Level, año 1.980.

Inaugurando la Radio Emisora La Voz de Codesur con el presidente Caldera, año 1.971.

59
Sor Josefina Chuliá año 1.966.

Pto. Real de Manapiare. Año 1.970

60
Misión de las hermanas Salesianas Hijas de “María Auxiliadora” Año 1.970

Padre González, Melicio Pérez, monseñor Segundo García, monseñor Roa y González Niño. Año 1.960

61
Padre Jesús González. Año 1.970

Puente de Madera en Manapiare, al fondo viviendas de la Misión Nuevas Tribus. Año 1.970

62
Recibimiento al Presidente Caldera. Año 1.971

Luisa Montero de Nieto, esposa del Sr. Marcos Nieto. Año 1.980

63
“Paisita” 1.980

Sra. Elena Lara. Año 1.986

64
Grupo de misioneros salesianos en la plaza Bolívar de San Juan de Manapiare. Año 1.984

Internos e Internas, de la Misión Salesiana en Manapiare. Año 1.980

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PRESENCIA DE LA MISION SALESIANA EN LA ZONA DE MANAPIARE

El 4 de Noviembre de 1.957, llegó el padre Jesús González (Salesiano) al sitio


llamado Guayabal, (San Juan de Manapiare), acompañado por el hermano Francisco del
Mazzo. Sin camino y encontrándose en plena selva, lograron hospedarse en la casa del Sr.
Hilario Acosta. Poco después se funda la primera escuela en una casa particular la cual más
tarde se cambiaría en Escuela Urbana.

En vista del crecimiento poblacional estudiantil, comienza la construcción de la


estructura de la escuela unitaria General Piar en 1.960 por la constructora Terriosi
devengado por el Estado; para el mismo año se apertura la escuela con una matricula de 36
alumnos dirigidos por la maestra Julieta Pérez, (primera maestra de Manapiare), hija de
Don Melicio Pérez. Los grados se fueron abriendo secuencial mente al pasar los años, y
llegó hasta 4º grado. Habiendo la matricula, llega el maestro Rubén Calderón, (Alias
Chacha), nativo de San Carlos de Río Negro, y luego llega el maestro Ramón Escobar,
nativo de San Carlos de Rio Negro, aun establecido en San Juan de Manapiare.

Para el año 1.966, el 16 de Agosto, llegan las hijas de María Auxiliadora (F.M.A):

Sor Victorina Prete como directora de la casa. -Sor Josefina Chuliá. -Sor Carmen Vega.

El 15 de Septiembre, en la Eucaristía, se suprime la homilía para dar cabida a las


aclaraciones de los dos planteles escolares que funcionarán en la zona.

Según el proyecto expresado por el Gobernador Doctor Eladio Avendaño, éste


desea que la Misión tenga su escuela para lo cual pide a las Hermanas presten su máxima
colaboración.

Se le comunica a la Madre Inspectora de las Hermanas Salesianas (Hijas de María


Auxiliadora) tal propuesta para su debida aprobación. Atiende la hermana Sor Ernestina
Dávila a nombre de la Madre Inspectora dando una respuesta negativa.

El Reverendo Padre Jesús González, recibida la noticia, comienza por sí solo a


atender a los niños y niñas; el 28 de septiembre principia con 43 alumnos.

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Las Hermanas, en vista de la situación, para evitar problemas entre niñas y niños de
diferentes edades, deciden que asista Sor Josefina Chuliá, mientras se soluciona el
problema. Al fin, el día 19 de Octubre la Madre Inspectora pasa la comunicación del
permiso para que dos Hermanas presten su colaboración en la Escuela. Desde ese
momento comienzan las clases con el horario establecido. Sube la matricula a 60 alumnos.

Hasta el año 1.979 funcionaban las dos escuelas paralelamente, la Escuela Unitaria
General Piar y la María Auxiliadora.

Asimismo contamos con la presencia del padre Luis Arranz Abril, en el año de
1.970 quien fue el segundo salesiano apostado de forma permanente en la zona de
Manapiare, hasta el año de 1.975, cuando es enviado a la Esmeralda, para regresar luego en
el año de 1.980 hasta 1.996.

En este tiempo, Manapiare pierde a un personaje que jugó un papel muy importante
en la organización y el desarrollo de nuestro pueblo, el padre Jesús González a quien se le
conocía por todos como el “Tigre de Manapiare”.

En la revista la iglesia en Amazonas publicada en Marzo del año 2007, cuando se


cumplía exactamente 30 años de la desaparición física del padre González, hace referencia
en la página 14 sobre este suceso ocurrido, narrada por José Valentín Quero Melguero,
quien vivió personalmente este hecho, el cual creemos importante recopilar ya que se trata
de un hecho transcendental en nuestra historia por tratarse del Fundador de la Misión
Salesiana de San Juan de Manapiare.

PADRE JESUS GONZALEZ.

“EL TIGRE DE MANAPIARE”

“Es la noche del 31 de Diciembre; despedida del año 1.976 en San Juan de Manapiare.
A las 11:30, las campanas de la iglesia empiezan a repicar, llamando a los feligreses para la
misa de fin de año. Poco a poco se va llenando el recinto, se inicia a la celebración de
acción de gracias, para terminar, ya entrando en el nuevo día, con el efusivo, caluroso, y
fuerte abrazo de feliz año 1977. Las familias, lentamente, se van dispersando rumbo a sus
casas donde ya se oyen los tocadiscos sonar a todo volumen, en ese amanecer del primero

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de año. Todo es alegría y música en el pequeño pueblo, pero alguien ha decidido no
compartir aquella fiesta que casi siempre degenera en solemnes borracheras. El p. Jesús
González tiene algo distinto en mente, y así se lo hace saber al señor Cándido Antonio
Quero, diciéndole:

- Antonio, mañana muy temprano nos vamos por la carretera a ver cuantos puentes
hay que construir para llegar a Puerto Ayacucho.
- ¿A que hora, padre?
- A las siete de la mañana, Antonio, no quiero recibir borrachos deseándome feliz
año.
- Esta bien, padre, me voy a llevar a algunos de los muchachos también, para que nos
ayuden.
- Está bien, también irá Emilio Fuentes, manejando el tractor.
- Llevaremos machetes y la escopeta, por si acaso.
- De acuerdo, hasta mañana entonces.

Primero de Enero de 1.977, día sábado. A las 7:00 de la mañana abordamos el tractor el
señor Antonio Quero y nosotros, sus hijos, Fernando Antonio y José Valentín. El padre
Jesús González venia en compañía del entonces clérigo salesiano Emilio Fuentes, chofer
del tractor. Salimos rumbo al cerro Morrocoy primer tramo de la carretera; se veían
personas cruzando las calles tambaleándose, debido al exceso del consumo de alcohol.
Lentamente el tractor fue saliendo del casco del pueblo. A las 7:45 de la mañana nos
encontramos con el señor Antonio Silva (padre) y esposa, quienes iban para el conuco.

- Párate Emilio, que voy a saludar a estas personas. Sin bajarse del tractor, los saludo
muy emocionado, comentando:
- Más gente como esta es la que se necesita este pueblo para desarrollarse y, por
supuesto, culminar la carretera, que es mi más grande sueño. Vamos Emilio.

Ya en camino el padre González comento:

-¿te acuerdas, Quero, cuando traje esta familias de Guajibos? A casi nadie le gusto y
menos aun por las que trajo Melicio ¡es que se creían dueños de todo! Melicio Pérez, fue
el fundador de Manapiare en 1942. El señor Antonio Quero agrego:

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-Si padre, cuando yo llegue me tuve que ir a vivir y a trabajar en tamanaco en el sitio de
Marco Nieto, hasta que peleamos y me corrió por culpa del chisme. Usted todavía no había
llegado, llego al año siguiente, en noviembre del 57, y Don Melicio le ubico en el Sejal, en
la parte plana, porque ese sitio era un criadero de tigres.

- ¡Ja, ja, ja! Es verdad, Quero: recuerdo que nos mataron a todos los perros, y ni siquiera era
tarde; apenas oscurecía ahí estaban los tigres. ¡Que tiempos aquellos! – Mire, padre, las
guacamayas, los loros y los pericos: ¡que bello paisaje! – dijo Emilio fuentes, que asta
entonces había permanecido callado, solo oyendo y observando.

- bueno muchachos –dijo Don Quero-, a esta hora lo único que se ven son pájaros, pero en
la noche se consigue toda clase de animales; pero los mas bravos son los tigres. Pregúntale
al padre la última vez que tuve que dispararle a uno porque no me dejaba cruzar el camino.
Me quedaba un solo cartucho y era de plomo fino. Le dispare cerquita, como a tres metros,
pero no lo mate: el plomo solo le penetro en los ojos dejándolo ciego. Roncaba fuerte,
saltaba y, cuando tocaba algo, le entraba a mordisco. Cuando me movía, el saltaba en esa
dirección, así que corte un bejuco bien grueso y largo, lo enlace y lo amarre a un tronco.
Fui al pueblo por ayuda. El hermano “chiva” (francisco del Mazo), el musiú Pascual y
unos indígenas fuimos a buscarlo estaba casi muerto porque se estaba ahorcando. Cortamos
más bejucos, porque creía que estaba muerto; todo el pueblo se reunió allí para ver al tigre
ciego….

El padre González también agrego:

-¡Y son muy atrevidos! En una oportunidad el hermano “chiva” y yo nos acostamos
temprano y llame al perro para que durmiera debajo del mosquitero y así cuidarnos del
tigre. Cansados, nos dormimos. Como a las 9 de las noches nos despertó un ruido feo,
como si estuviesen partiendo madera. Llame al hermano “chiva”: escuchamos un rato y
decidimos llamar al perro, pero este no apareció, sin saber que era en realidad el motivo de
la bulla. Esa noche, a pesar del mosquitero, la plaga me comió. Sigue el padre González: -
al otro día: ¡sorpresa! El mosquitero, hecho pedazos; el perro, desaparecido; lo que había
sangre debajo del chinchorro…. ¡Ja, ja, ja! De ahí para acá me llamaron “el tigre de
Manapiare”.

69
-¡claro! – Concluyo Don Quero -: tigre no me come tigre…. Porque es muy hediondo. ¡Ja,
ja, ja, ja! La mañana fue pasando entre chistes y cuentos de cosas que les habían sucedido a
ambos en diferentes sitios y diferentes momentos. Llegamos a caño piedra, se oía fuerte el
ruido de la caída de agua. Se detuvo el tractor y bajamos todos. Caminando monte adentro,
por la orilla del caño, llegamos a unas casas de palmas viejas: había sido un campamento de
los obreros que trabajaban en la carretera cuando Codesur.

El padre González dijo:

- Este salto siempre tiene agua, no se seca. Esto se puede represar para llevar agua a
Manapiare y a las comunidades cercanas, todo al año.

_Mire, padre, una manguera. ¿De quien será? – pregunto Fernando.

A lo que respondió su papa:

- Esa es de “Quince” (Luis Pérez). Es que de aquí llevaban agua, por esta manguera,
al otro campamento, Kilómetros mas adelantes. Eso era cuando gano Carlos Andrés
Pérez. Todo esto lo abandonaron, mas adelante es que hay maquinarias en cantidad
ya las veremos.
- Si -dijo el padre González-, quiero verlas. A lo mejor se pueden recuperar y con ella
misma se podría hacer el mantenimiento de la carretera.

Avanzábamos un poco mas, hasta que vimos un tractor inmenso, cubierto de pajas y hojas
secas. Rápidamente el padre González-, camino hacia el, seguido por Emilio fuentes, pero
Don Quero los detuvo, diciendo:

-¡cuidado, que es peligroso! Puede haber culebras y otros animales debajo del tractor. – Nos
acercamos lentamente y, en efecto habían unas cuantas culebras pequeñas aun. – al parecer
se quedan allí, hacen del sitio su hogar, salen a cazar y regresan a dormir en las noche, y
van creciendo con el transcurrir del tiempo. También vimos avispas en gran cantidad,
estaban en todas partes, y se estaban molestando con nuestra presencia.

- Miren allí, en el asiento – observo Emilio fuentes-: hay una cantimplora; seguro era del
operador de la maquina, a lo mejor tiene agua todavía.

70
-¡No… mijo! –respondió Don Quero-. Esos señores no bebían agua, lo que cargaban era
ron, prácticamente trabajaban bebiendo y dormían borrachos para soportar tanta selva,
soledad y tristeza, estando tan lejos de su familia. Pero esa cantimplora es del cabo mariano
Rodríguez. Una vez andábamos de cacería, y quiso hacerlo que usted quería hacer,
padre…se subió al tractor y empezó a mover la palanca. Al ratico estaba lleno de avispas,
sobre todo en la cara y en las manos. Salto del tractor, dando gritos. Yo estaba en la parte
alta del cerro; cuando lo encontré estaba tembloroso, sudado y la cara hinchada. Me conto
lo sucedido y que la cantimplora la había perdido en la carrera.

Fernando cortó una vara larga y con ella alcanzó la cantimplora y, despacio, la trajo hacia
nosotros. Todos la vimos la revisamos: estaba en buen estado. Fernando se la llevo.
Salimos de nuevo a la carretera. Calcularon la hora por la posición del sol: entre doce y
media y una de la tarde. Querían continuar, pero Emilio dijo:

- Es tarde, hemos andado medio día, nos queda medio día para regresar y poco gasoil.

Nos subimos al tractor para emprender l regreso mientras el padre nos decía:

- Hare otra expedición con más calma, con mas combustible, para una semana, más o
menos. Escribiré un informe más detallado sobre todas las máquinas que estén por
aquí –continuo-; traeré un mecánico experto para que haga un inventario de lo que
haga falta para ponerlas a funcionar; saber cuántos puentes que hay que construir.
Ya tengo idea de donde se va a desviar la carretera para salir de gavilán. Pronto
estarán los manapiareños viajando por carretera a puerto Ayacucho, llevando a sus
productos agrícolas para venderlos allá.

Nosotros nos imaginábamos como sería ir a puerto Ayacucho, por tierra y en carro; ya me
veía en Atabapo con mis hermanos mayores estudiando tercer año del ciclo básico común
y yo 2 segundo año. El tractor avanzaba poco a poco molestando, con su bulla, los animales
que a esa hora descansaba entre las ramas de los arboles, protegiéndose se aquel fuerte
calor. De pronto el padre González dijo:

- Vamos a visitar a “Quince” y a la “China”, a ver como están.

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Luis Pérez (“Quince”), un indígena Yabarana, estaba fundado entre caño e piedra y la
laguna de colmena, desde hacia algunos años; antes vivía en san Juan de Manapiare. Emilio
fuentes, después de las indicaciones necesarias, encontró el camino y enfilamos por el
hasta llegar a un claro bien grande, sembrado de todo: la casa estaba rodeada de matas
patillas, auyamas, melón, batatas, mapuey, yuca, etc. El padre González iba adelante, así
que saludo primero:

- Buenas tardes, “Quince” ¿Cómo esta?


- Bien, padre “cónchale”. ¿Qué hacen estos tigres por aquí, para donde van? El padre
González respondió.
- No “vamos”: venimos de regreso; fuimos a ver la carretera para ver si lo hacemos
hasta puerto Ayacucho, pero no llegamos muy lejos.

Mientras se saludaban y se daban el feliz año nuevo, todos sonreían, el señor “Quince”
comento:

- Ese sueño no se te quita nunca. Te fuiste un tiempo al alto Orinoco, volviste otra
vez... la carretera. Mira, ya hicieron una asta Caicara, solo falta que hagan los
puentes… y listo. Mis parientes piaroas se van por la sabana pa´ Caicara. Allá los
corotos son mas baratos, Ayacucho muy caro todo –todos se reían-. Muchos cerros
también por Gavilán; tu sabes, tu fuiste por ahí un mes caminando. Pa´ Bolívar, una
semana: eso es plano por ahí casi un mes caminando. Pa´ Bolívar, una semana: eso
es plano por ahí. No, padre, te va a poner viejo, tu va a morir y este “Churo” (Don
Quero) también. Estos carajitos (Fernando y Valentín) se van a poner viejos y no
hay carretera pa´ Ayacucho.

El padre González, un poco desanimado contesto: - bueno, solo vine a saludarte, me alegro
que estés bien, ya sabes que estoy de nuevo en guayabal (nombre primitivo de Manapiare).

- Ya va, padre- interrumpió “Quince”-, mande a buscar patillas y auyamas, las


amarramos en la parte trasera del tractor y nos fuimos. Salimos a la carretera
principal; Emilio acelero el tractor y este empezó a dar brincos. Don Quero nos
decía: - Agárrense duro, hijos; padre, agárrese, ¡cuidao se cae! La bulla del tractor
era muy fuerte y casi no se oía. De pronto, en una curva, mi papa grito:

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- ¡Agáchense! ¡cuidado con esa rama que tiene espinas! Todos se agacharon. El
primero en levantarse fue el padre y, al tratar de sentarse, lo hizo sobre el caucho:
este lo lanzo hacia adelante, frente a la rueda trasera derecha y le paso por encima.
Seguimos de largo y nadie decía nada, porque todavía seguimos de largo y nadie
decía nada, porque todavía seguíamos doblados en nuestros puestos.

Cuando me di cuenta de lo sucedido le grite a mi papa:

- ¡Papa! el padre se cayó…. El padre se cayó!


- ¿Dónde? –pregunto mi papa.
- ¡Allá atrás, en la mata de espinas!

Le dio un golpe a Emilio Fuentes, gritándole que el padre se había caído. El tractor freno y
tos bajamos y corrimos, llamando al padre. No estaba donde le había visto caer. Me detuve
y mire alrededor: encontré un lapicero, después otro, los lentes casi dentro del monte.
Levante la vista y ahí estaba, casi veinte metros fuera de la carretera. Me acerque, trate de
levantarlo, pero no pude. Tenía la boca abierta, una herida en la sien izquierda y el ojo
izquierdo totalmente cerrado.

Oí que me llamaban, llamaban al padre y grite respondiendo. Uno a uno fueron llegando, el
último en llegar fue Emilio fuente, quien lloraba y gritaba desesperado. Entre los cuatro lo
subimos al tractor. Botamos la auyama y patillas, llenamos los sacos con paja seca, lo
acomodamos en la parte trasera del tractor sobre unas tablas; yo los sostenía entre los sacos
para que no se cayeran. Al rato abrió la boca y dijo, de forma queda, que quería agua; abría
y cerraba el ojo de derecho, movía la cabeza, se quejaba, tenia parte de la cara hinchada. No
sé si me oía, pero le decía que en el caño colmena le daríamos agua. Trataba de decir algo
más, pero no le salían las palabras. Llegando al caño colmena sentí que el cuerpo se aflojo,
se puso blandito, dejo de respirar. Le cerró el ojo que le había quedado abierto, quite el
dedo y se le quedo cerrado. Entonces le dije a mi papa:

- Papa, el padre acaba de morir, ya no respira.


- Mentira –respondió Emilio fuentes-, solo perdió el conocimiento, ya volverá en si.

73
De caño colmena a caño dinamo son unos diez minutos: creo que el padre murió entre la
1:45 y las 2:00 de la tarde. Cuando llegamos al caño dinamo, había mucha gente
bañándose, haciendo sancocho. La gente, al oír el tractor, salió del caño y se paro en la
carretera para saludar al padre. Preguntaban por el. Los muchachos rodearon el tractor y
empezaron a gritar diciendo que estaba muerto. Se armo un escándalo: y llantos. Otros nos
decían:

- ¡Ustedes lo mataron! ¡Asesinos, asesinos, asesinos, asesinos…! Emilio le explico a


los adultos que había pasado y decidieron bajarlo del tractor y subirlo a la camioneta
del señor Bernardo España, acompañado de mi papa y de otros. Nosotros nos
fuimos en el tractor con Emilio fuentes. Cuando llegamos al pueblo, la medicatura
estaba llena de gente, casi todo el pueblo estaba allí. Ya estaba declarado
oficialmente muerto. Las hermanas lo habían cambiado de ropa y arreglado un
poco, después lo trasladaron a su habitación en el colegio. El señor Alfredo
Varenzuela, el “Mocho”, hizo el ataúd de madera para velarlo esa noche. Como la
gente nos seguía diciendo “asesinos”, mi papa no nos dejo ir al velorio. Al otro día,
dos de enero, empezó a llegar mucha gente a puerto Ayacucho. Recuerdo al capitán
de navío Mariño blanco, a Monseñor Segundo García y a muchos padres y
hermanas.

Llegaron a un acuerdo, entre los líderes indígenas y los otros del pueblo, con las
autoridades militares, civiles y eclesiásticas, para sepultarlo en la capilla, para que no
estuviera lejos del pueblo que él había ayudado a fundar y a poblar veinte años antes,
cuando solo se vivían en “Guayabal”, cinco familias; ahora dejaba un pueblo con
escuelas, medicatura, emisora de radio, carreteras, carros, aeropuertos, planta eléctrica,
motobomba. Solo le falto su máximo sueño: la carretera desde San Juan de Manapiare a
Puerto Ayacucho, por la vía a Gavilán. Así quedo sellada la historia del “Tigre de
Manapiare”.

74
INFORME PERSONAL DEL P. GONZALES SOBRE LA TRAVESIA

DESDE SAN JUAN DE MANAPIARE A PUERTO AYACUCHO

Por deseo expreso del gobernador del territorio amazonas, y de monseñor segundo
García, vicario apostólico de Puerto Ayacucho, se inicia la travesía por tierra que dos años
atrás había marcado por primera vez el extinto Melicio Pérez, desde San Juan de Manapiare
a Puerto Ayacucho, ante la falta de datos sobre las posibilidades y conveniencia de renovar
la susodicha pica con vista a un futuro camino de penetración que pusiera al alcance las
ricas regiones de Manapiare, se comisionó al misionero padre González para que, con un
grupo de indígenas, marcara de nuevo esa pica y ofreciera los informes posibles para los
trabajos iniciales de esta nueva vía de comunicación con el interior del territorio amazonas.
El informe que a continuación sigue, es un diario de su viaje por tierras del interior,
atravesando prácticamente todo el norte del territorio amazonas durante diecisiete (17) días,
en un recorrido de unos 250 km. aproximadamente, por tierras inexploradas y selvas
vírgenes habitadas por tribus de piaroas que ocupan los valles de la región en caseríos
dispersos y a orilla de los caños que la riegan. El informe abunda principalmente en datos
topográficos exigidos por el ejecutivo para el estudio de la región y fue tomado todo sobre
la misma marcha por el padre que hizo el recorrido con su equipaje a la espalda, la brújula
al pecho y el block de notas a la mano, mientras el sudor y el cansancio se lo permite, pero
nunca dejando pasar mas de tres horas sin anotar cuanto iba observando. Hay que
dispensarle pues, sus incorrecciones lingüísticas, en sacrificio de su realismo y veracidad.
(R. Iribertegui- En el Jagüey- pg.192).

“El día 7 de Enero del año 1.963, lunes, a las 7 de la mañana comenzamos la
expedición de reconocimiento de terreno para la futura carretera desde San Juan de
Manapiare hasta puerto Ayacucho.

Componen la expedición en sus comienzos: el padre González, los criollos


Edmundo Hermoso y Porfirio Martínez y además ocho indígenas de la región, de los
cuales seis son Piaroas y dos Guajibos.

75
Día 7 de Enero- lunes:

Pasamos la noche del domingo, en el caserío próximo a San Juan, llamado Cucurito
y a las 7 de la mañana comenzamos nuestra expedición navegando por Manapiare, muy
seco y con abundancia de palos y playas por lo que la marcha se hace lenta.

A las 9 y media penetramos por la boca del Guaviaríto, afluente del Manapiare, casi
imposible de navegar por la escasez de agua, y por la abundancia de troncos atravesados de
parte a parte del río, se accidenta varias veces el motor, por la rotura de pasadores y hay que
empujar la pequeña embarcación en donde el motor no puede remolcarla o bien, ayudar con
palancas.

A la una de la tarde pasamos por la desembocadura del caño Raya, el afluente más
importante del Guaviaríto hasta el caño Santo, de unos 6 metros de ancho en ese tiempo de
verano. A las 3 de la tarde, pasamos por la boca de caño Seje en el otro lado del río, donde
existe un caserío de piaroas, conocidos y visitados. Como unas 2 vueltas mas arriba nos
encontramos con otra casa de piaroas, familiares de algunos indígenas que van con nosotros
en la expedición. Ellos desean que nos quedemos a pernoctar allí, tanto más, cuanto que la
tarde se presenta algo tormentosa, pero seguimos adelante por el deseo de alcanzar lo más
pronto el camino de tierra. La navegación se hace cada vez más difícil, casi imposible, pero
la voluntad y la pericia de los hombres nos permiten seguir adelante y vencer las
dificultades. Por fin, y casi al obscurecer, conseguimos llegar a una playa muy cercana a
caño Maraca. Aquí desembarcamos y preparamos nuestros chinchorros para pasar la noche.

El personal no tiene voluntad para pescar porque saben que llevan comida suficiente
para la travesía. Algunos, no obstante, se entretienen y pescan unos cuatro o cinco caribes
que, con una iguana que logran capturar, les proporciona comida fresca.

El peligro de una tormenta y de un posible aguacero, se aleja y el cielo aparece


despejado. Se prenden en la playa buenas hogueras.

La primera parte del camino por tierra, San Juan de Manapiare - Caño Santo, lo hacemos
por agua con motor fuera de borda en un recorrido de unos 50 km. por ser región bastante
llana conocida, y que no ofrece mucha dificultad topográfica. Son unos terrenos que van

76
entre una pequeña serranía que bordea el valle de Manapiare y el curso del mismo río con
su afluente el Guaviaríto, hasta tocar las orillas del caño Santo, sub-afluente del Manapiare
y afluente del mismo Guaviaríto. La región es selvática, con árboles no muy gruesos y solo
en los dos o tres últimos kilómetros se abre la sabana que esta intercalada por manchas de
chaparro que colorean un poco el paisaje. Los caños más importantes que se atraviesan en
esta parte son el Cucurito de unos dos metros de anchura, el caño Raya de unos seis metros
y caño Maraca de unos cuatro, todos afluente del Manapiare y Guaviaríto. Conversan y
conversan hasta la media noche, yo coloco mi chinchorro y mosquitero entre dos palos
clavados en la arena y al arrullo de la brisa, del croar de las ranas y el chirrido de algún
pájaro nocturno, me entrego al descanso pensando en los kilómetros que tenemos que
recorrer a pie, hasta llegar a Puerto Ayacucho.

Día 8 de Enero- martes

El frío de la media noche nos despierta varias veces y tenemos que atizar la candela.
Muy de madrugada, desayunamos. Se oyen pájaros y toda clase de animales de la selva al
amanecer. Es interesante desayunar en una playa de estas al amanecer y en medio de este
concierto de animales. Muy pronto el indio cazador consigue dos paujíes y una pava que
nos asegura la comida del día, a las nueve y media de la mañana llegamos a la boca del
caño Santo, término de nuestro viaje por agua. Es un recorrido que normalmente se hace en
cinco horas, cuando los ríos tienen agua, pero que nosotros hemos hecho casi en día y
medio. Sobre unas piedras y frente a la desembocadura del caño, acampamos, preparamos
comida y alistamos nuestras cargas, distribuyéndolas entre todos los hombres que
componen la expedición.

Algunos llevan 30 kg. de peso, porque hay que llevar comida para unos veinte días
de camino por tierra, que nos separan de Puerto Ayacucho. A mi también me toca mi parte,
que es mi propio equipaje que debo llevar como los demás para compartir la carga. Los
indígenas opinan que debemos atravesar la sabana por la parte de arriba donde hay un
camino que nos lleva al lugar donde se atraviesa el caño Santo y se toca la pica que hizo

77
por tierra Melicio Pérez desde San Juan hasta este lugar, de unos 50 kilómetros de longitud.
Hacemos como ellos indican.

Camino de tierra.- A las doce en punto, de hoy martes comenzamos a cruzar la


sabana a pleno sol y a plena carga. A los tres cuartos de hora y a la sombra de unos
moriches tenemos que descansar. El panorama es bello. Delante de nosotros se alza el cerro
Santo, llamado así, porque los caprichos de la naturaleza han hecho de una roca destacada
sobre la cumbre la forma y figura de una Virgen en oración con las manos juntas. El calor
nos hace aligerar el paso y a las dos menos diez minutos de la tarde nos acercamos al caño
Santo para atravesarlo, ya que por la otra orilla discurre la famosa pica de Don Melicio y es
necesario seguirla en su mayor parte.

Descansamos y atravesamos el caño fácilmente, pues discurre entre piedras rodadas


que vienen de las montañas. Enseguida nos encontramos del otro lado (margen izquierda,
subiendo el rio), el famoso camino que nosotros empezamos a señalar un poco mas con
pintura blanca. Cuando se habla de esta pica, no se debe uno imaginar un camino limpio de
uno o dos metros de ancho. Es un camino de monte lo suficiente para el paso de un hombre
y con el corte de algunos arboles pequeños que van señalando la ruta. Este camino discurre
por la orilla del caño Santo que se despeña entre raudales continuos. No me gustan mucho
los comienzos, pues aunque la subida es suave, se presentan algunas piedras que
dificultarán después la carretera.

A las cuatro acampamos cerca del caño Santo y en las márgenes de un afluente, el
mayor de los tres que hasta ahora llevamos recorridos en el trayecto, desde que tocamos el
camino de Don Melicio. Creo, según mis cálculos, que el recorrido utilizable para la futura
carretera es de unos dos kilómetros, en el día de hoy, sin contar los 50 km
aproximadamente que hicimos por agua desde San Juan hasta tocar el caño Santo. El
camino de tierra que viene desde Cucurito, toca el caño Santo sin atravesarlo, a unos cinco
km. de la desembocadura. Acampamos y nos preparamos para pasar la noche.

Resumen del camino:

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Ruta desde San Juan a caño Santo que esta trazada por tierra pero que nosotros hicimos por
agua--------------------------------------------------------------------------------------------------50km

Desde la boca del caño Santo hasta atravesar el mismo en la pica de D. Melicio---------5km.

Desde tocar el caño Santo en la pica de D. Melicio hasta el campamento del martes en la
noche-------------------------------------------------------------------------------------------------2km.

Día 9 de Enero – miércoles.-

A las 2 de la madrugada nos despertó un aguacero y estábamos durmiendo en nuestros


chinchorros a la intemperie, sin rancho. Creíamos que en esta época del año no llovería,
pero nos engañábamos. Por fortuna, hacer una protección contra la lluvia en la selva no es
difícil y en 5 minutos pudimos preparar algo que nos sirviera de resguardo. Por la mañana
nos dimos cuenta que no habíamos contado con un enemigo que nos gasto bromas pesadas.
Me refiero a los bachacos, que en su voracidad nos llevaron parte de los vestidos y a mi me
toco perder parte de las trenzas de las botas, que fueron sustituidas por guaral de pescar.

Reparamos averías, desayunamos y comenzamos nuestra marcha. Son las 7 y 20 minutos


de la mañana. Y empiezan a presentarse dificultades mayores: descubrimos por la orilla
izquierda, subiendo el caño Santo que cada vez, se presenta más encajonado y pendiente. El
camino pasa por puntas de cerro que caen perpendicularmente sobre el río, en camino
pedregoso, pero de cuando en cuando, los cerros se retraen de la orilla y el camino se hace
más fácil. Los morichales pequeños se alternan con las quebradas.

Son las 8 y 30. Seria conveniente estudiar las dos orillas para buscar el mejor paso.
A las 9 menos 10 minutos, nos encontramos con una pequeña sabaneta de unos 15 m. de
radio donde puede aterrizar un helicóptero. A las 9 y media llegamos a un afluente del caño
Santo tan caudaloso como aquel donde pasamos la noche anterior y tan perpendicular, que
discurre entre piedras como todos los anteriores. El camino se hace cada vez más difícil. No
hay parte llana alguna: todo es subir y subir por caminos difíciles y entre peñascos. A las 11
y cuarenta y cinco minutos llegamos hasta tocar la orilla del caño Santo para atravesarlo.

79
Hasta ahora habíamos traído ruta noreste y oeste, pero el caño tomó ahora la dirección
suroeste y no es posible seguir por que nos desviamos de la ruta. Hay que atravesarlo y
seguir la dirección noroeste.

Resumimos la travesía junto al caño Santo.

Desde la boca hasta la pica de D. Melicio---------------------------------------------5km.

Desde la pica de D. Melicio. Hasta el campamento 2º noche-----------------------2km.

Desde el campamento 2º noche hasta atravesar el caño Santo ---------------------8km.

Total: 15 km.

El caño Santo es fácil de atravesar, porque tiene piedras grandes y pequeñas en todo su
curso y su anchura que no pasa de 12 o 15 metros. Por la parte en donde se atraviesa el
caño, existe a muy poca distancia, la desembocadura de un caño bastante grande afluente
del caño Santo por la izquierda bajando.

No mas reanudada la marcha, la interrumpimos por que el guía nos muestra a la izquierda
subiendo, un camino que se abre en la dirección suroeste, y que dice será la travesía por
detrás de los cerros de caño Santo, para ir a caño Maraca que desemboca en el Guaviaríto,
mas abajo que el caño Santo. Los indígenas dicen que si se hiciera la carretera por esta
última ruta, seria más fácil y más corta.

Después de dejar algunas señales en el sitio, continuamos adelante y atravesamos el caño


que hemos mencionado como desembocando un poco mas abajo de donde hicimos la
travesía del caño Santo. En general, la ruta que llevamos es de oeste y noroeste. Al
atravesar por segunda vez el caño mencionado que va dando vueltas, acampamos junto a su
orilla, algo temprano porque hay que descansar y mañana nos espera una jornada algo dura.
Desde la travesía del caño Santo hasta el campamento de esta tercera noche habremos
caminado un km, solamente.

80
Día 10 de Enero-jueves.-

Alistamos la carga temprano, después de haber pasado una noche sin incidentes. De
madrugada hace mucho frio, desayunamos y con nuestra carga al hombro emprendemos
nuestra jornada que nos promete ser dura, a las 6 y 15 minutos de la mañana. Empezamos a
subir el cerro a cuyos pies pasamos la noche. Es un acenso casi vertical, y el más
prolongado, a pesar del frio de la mañana sudamos copiosamente. Hay muchas piedras en el
acenso. Los arboles en las orillas nos sirven de sostén. A los 20 minutos de acenso, se hace
un claro en el boscaje. Es una sabaneta de unos 30 m. de diámetro, donde podría aterrizar
cómodamente un helicóptero. Desde ella se divisa el panorama de los cerros circundantes,
la hoya por donde discurre el caño Santo e incluso la posible desviación de la ruta por caño
Maraca. Descansamos. Se limpia un poco la sabaneta y se dejan señales de pintura blanca.

Continuamos el acenso, pero sobre un terreno de monte bajo que va alternando con
pequeñas sabanetas. La dirección que llevamos todo el tiempo es de unos 330 grados entre
NW y N, porque hacia W existen cerros y serranías que impiden el paso. Subimos y
bajamos pequeñas colinas muy pobre en vegetación y atravesamos una parte de floresta de
unos 30 m. de declive donde existen señales de pasar agua en el invierno pero ahora esta
seca. De nuevo en parte abierta con vegetación baja, nos aproximamos a una franja de
arbolado en descenso, por donde discurre un pequeño caño en dirección noroeste- sureste.
Lo atravesamos y se abre la sabaneta con un terreno algo irregular, lleno de granzón y
monte bajo, de vegetación pobre. El paraje es bello, pero da la sensación que es un paraje
lunar, por la ausencia de vida, el frio intenso y la soledad de misterio.

Estamos rodeados de cerros, principalmente por nuestra izquierda, hacia el poniente.


Esta sabana es de unos 2km. de diámetro pero muy irregular un su terreno. Semeja un
anfiteatro, sobre la serranía de la izquierda, hacia el oeste, casi a nuestro frente, se levanta
majestuosa una punta de cerro pedregosa que creo que es la de mayor altura de todos estos
contornos y que debe de marcar el punto culminante de dispersión de agua entre el Cuao,
afluente del Sipapo y el caño Santo, sub-afluente del Manapiare. Sobre el plano en que
estamos, debe de alzarse a una altura de unos 500m, los indígenas me señalan una horqueta
o garganta en la serranía que nos circunda, desprovista de vegetación y a una altura de unos

81
100 metros sobre la sabana, a donde debemos subir y por donde pasa el camino hacia las
aguas del Cuao.

Iniciamos la marcha después del descanso, a las 9am de la mañana, marcando con
señales de pintura y cinc. La subida a la garganta se nos hace un poco pesada, pero
recompensa el trabajo la belleza del panorama que desde allí se divisa. Estamos
exactamente en la división de agua entre el Cuao, y el caño Santo. Ante nosotros y a
nuestros pies se abre la llanura por donde discurre los primeros afluentes del Cuao. A
nuestras espaldas la sabana que acabamos de dejar prolongada por el descenso del terreno
entre la garganta, pequeños cerros, hasta las grandes sabanas y llanuras de Manapiare. A
nuestra izquierda el cerro imponente, hito de división de agua, y a la derecha la cordillera
que nos separa de las aguas del Guaviaríto y del valle del caño Negro que va a unirse e los
llanos del Chivapure, el aire enrarecido de estas alturas es sumamente frío y sudados como
estamos no podemos permanecer por mucho tiempo aquí. Emprendemos el descenso al
valle y a las aguas de los afluentes que conducen al Cuao.

Son las 10 de la mañana y llevaremos recorrido desde que atravesamos el caño


Santo, unos 6 km en dirección 330 grados NW.

La bajada se nos hace un poco difícil por lo perpendicular y por no haber de donde
agarrase, la paja nos hace resbalar con peligro de una caída. Caminamos despacio en el
descenso. Nos acercamos al arbolado y justamente por la misma orilla tocamos las aguas
de un pequeño caño de 1 m. de ancho, que creemos nace a nuestra izquierda, en las faldas
del cerro pronunciado de división de agua, y es el primer afluente del Cuao que
atravesamos: lleva dirección este. Su crecimiento se adivina a unos 2 o 3 km. Hacia el
oeste.

Con alegría de encontrarnos ya en la vertiente del río Cuao en el que, caminamos en


dirección noroeste y al cuarto de hora pasamos por otro caño que lleva la misma dirección
aproximada del primero. Nos comunican los Piaroas, que el primero de ellos va a
desembocar en este un poco más a la derecha de donde nosotros lo atravesamos y que éste
lo volveremos a atravesar otras dos veces más.

82
En efecto, seguimos adelante nuestro camino entre norte y noroeste; pasamos una
loma y el primer rastrojo de Piaroas.

A las doce y media empieza a llover y nos refugiamos como podemos, salvando
nuestro equipaje con hojas de platanillo. A las 1:30 continuamos nuestra marcha que
discurre entre subidas y bajadas por pequeñas colinas. A las 2:30, después de haber
recorrido unos seis kilómetros, volvimos a pasar, como nos lo habían anunciado los Piaroas
el caño anterior, bastante más engrosado y que ahora lleva dirección noroeste, casi paralela
a la que nosotros llevamos. Nos sorprende una pequeña sabaneta de unos 20 metros, de
radio en medio de este terreno selvático. La atravesamos y continuamos por el terreno
boscoso. No hay subidas y bajadas y podemos hacer así una marcha excepcional de cuatro
kilómetros, por hora, pero no podemos continuar muy adelante porque se nos hace tarde y
hay que acampar al lado de un caño. Damos con el, y es el mismo que ahora atravesamos
por tercera vez corriendo de oeste a este. Hay que hacer equilibrios, y yo tengo que caminar
con los pies y con las manos para pasar por el puente provisional, un árbol seco derribado
en la orilla y que atravesaría el caño de parte a parte.

Junto a este caño se ve un rastrojo abandonado de Piaroas, que ahora están en caño
Maraca, un afluente del Manapiare. Se marcharon de esta región, porque la epidemia de
sarampión y la pulmonía los dejaron diezmados. Acampamos y nos disponemos a pasar la
noche, la cuarta desde que comenzó nuestro viaje.

Algunos se quejan y otros quieran regresar a San Juan, están cansados y tres de ellos
con algo de fiebre gripal. Yo mismo no me encuentro muy bien, pues comencé el viaje con
gripe, pero no podemos interrumpir nuestro viaje por estas menudencias. Traemos con
nosotros antibióticos y anticatarrales y a pesar del cansancio del día y de la indisposición,
nos dedicamos a la tarea de poner inyecciones y administrar medicinas que restituyan la
salud. Una arenga de circunstancias y una buena comida completan la dieta y a las ocho de
la noche todos descansan al amor de las hogueras que se han hecho para ahuyentar el frío.
Yo también me dispongo a descansar, pensando que estamos aún en el cuarto día de camino
y faltan muchas jornadas para llevar a término nuestra empresa.

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En mi diario quiero indicar a última hora las diferentes direcciones de este afluente
del Cuao que hemos tenido que atravesar por tercera vez, por qué me pareció algo
interesante. Helas aquí con la marcación de la ruta que llevamos:

Día 11 de Enero viernes:

Amanece, mucho frío durante la noche. La gente sigue con su cansancio y algo
acatarrada. Se repartieron algunas solfas y desayunamos. En estas alturas no abunda la
cacería. A las 6:30 empezamos nuestra marcha y a los cinco minutos nos encontramos en
una sabana bastante despejada que con una pequeña limpieza serviría para el aterrizaje de
un avión o al menos una avioneta. Mientras seguíamos, me di cuenta de que había dejado
olvidada la brújula en el campamento. Perdimos una hora. Caminamos en el terreno
despejado rumbo 290°. A las 7:30 y a poco de seguir nuestra marcha, nos encontramos con
un morichal que al atravesarlos nos hundimos hasta las rodillas y nos llenamos de barro
compelido de dejar allí nuestras botas o alpargatas. Son unos 20 metros horribles. Mis botas
de campaña se accidentan, despegándose uno de los tacones. Hay que reparar averías con
amarres inverosímiles, pero que me permiten continuar el camino a costa de rozaduras en
los talones. Dejamos la sabana para penetrar de nuevo en la montaña. El camino o sendero
sube y baja pero no lo considero demasiado difícil.

Seguimos idéntico rumbo de 290°. Y después de bajar una colina de escasa altura,
nos tropezamos de improviso con el caño del Cuao que veníamos buscando desde hace dos
días. Es un punto estratégico y lugar fácil para construir un puente. Su anchura que es aquí
de unos quince metros, las aguas discurren tranquilas y su profundidad en este tiempo no
pasa de un metro. El camino recorrido en el día de hoy, es aproximadamente de unos 5,50
kilómetros. La distancia aproximada que nos separa de caño Santo es de unos 22 km. Y
desde la división de aguas unos 16. Después de limpiar un poco las orillas y de construir un
puente con el tronco de un árbol, pasamos a la otra orilla y comenzamos a costearla,
siguiendo la dirección del mismo: suroeste. Esto nos supone desviarnos algo del rumbo,
pero es necesario porque el lugar para atravesar la serranía del Cuao en dirección al
Cataniapo se encuentra más al sur.

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El Cuao en su cabecera, con excepción de algunos lugares, como por donde lo
atravesamos nosotros, es un río de serranía encajado entre dos cordilleras de considerable
altura que se aproxima o se alejan entre sí y más o menos hasta casi llegar a su
desembocadura en el Sipapo. Como consecuencia de esto, se forman numerosos raudales y
cascadas que hacen de su recorrido un lugar de belleza incomparable. El camino en su
mayor parte tiene que ir bordeando esta cordillera por la derecha, pero a diferencia de las
orillas del caño Santo, aquí aunque algo verticales, no tienen piedras y creo puede hacerse
una ruta aceptable y no muy costosa. Son las 11:30 cuando empezamos con la nueva ruta
suroeste. A las 12 vemos que el cauce del río ha quedado reducido a una anchura de dos
metros, pues las piedras de las orillas lo han obligado a recogerse.

Queríamos caminar hoy hasta las cinco de la tarde, pero una circunstancia
inesperada nos obliga a cambiar de plan. El cazador que va en la avanzada consigue una
danta y la persigue. Se oyen dos tiros pero continúa la persecución a la que se unen los
demás de la comitiva. Por fin, después de cuatro tiros y de seguirla por un tiempo río abajo,
sumergida en el agua, logran matarla. Es la primera cacería mayor que se hace en la ruta.
Hay necesidad de preparar la carne asándola y necesitamos de algún tiempo. Montamos
nuestro campamento y hacemos alto. La jornada ha quedado reducida a mediodía de
marcha con unos 8 kilómetros de recorrido. Estaremos a unos 2,5 kilómetros del paso del
Cuao.

En asar y preparar la carne se nos va la tarde. Además la gente toma un descanso


que bien lo necesita. Aparecen los primeros indígenas que encontramos en el recorrido, van
para San Juan, un hombre y una mujer. Estos caminos del lado acá del Cuao están más
transitados que los que van al caño Santo. Los conucos que allí encontramos están
abandonados y la gente se está concentrando en San Juan de Manapiare.

Se quedan con nosotros y preparan su campamento. No quieren comer carne de


danta (es un animal sagrado), ni tampoco sardinas ni carne en conserva. La hospitalidad que
le hemos ofrecido nos resulta barata. Aprovecho la ocasión para enviar noticias a San Juan
de Manapiare sobre nuestro viaje. Ellos nos dijeron que arriba, en las cabeceras y abajo en
el Cuao medio, hay bastante Piaroas. Sin más novedades, pasamos la tarde y la noche
después de una opípara cena a base de carne danta.

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Día 12 de Enero- sábado:

Las noches son frías en estas latitudes. Las toces y catarros van disminuyendo. No
hay fiebre. Como mañana es Domingo queremos descansar. El viernes, con la danta, hemos
perdido nuestro porcentaje de kilómetros diarios. Hoy es sábado, esperamos recuperar.

La caravana se pone en marcha a las seis y cincuenta y cinco 6:55 AM, cada uno
lleva su porción de danta asada. Creo que no durará mucho. La dirección que llevamos es
suroeste costeando el Cuao. Se empiezan a oír los raudales. A las 7:20 aparece el primero
de ellos, con toda la belleza imponente de una hermosa cascada no muy alta, que se
continúa con otra y otra sin interrupción. Es un aparecer y un desaparecer de piedras
ciclópeas lavadas constantemente por el agua hecha espuma. A las 8:20 bajamos al lecho
del río. Por un momento, han cesado los raudales y las cascadas. El agua en su totalidad ha
desaparecido. Nosotros caminamos por un lecho seco entre piedras. Y allí nos detuvimos a
desayunar. Bajo nuestros pies, resuena el agua que va deslizándose en las profundidades
subterráneas. Más abajo la vemos aparecer hecha espuma. Nos detenemos por algún tiempo
para disfrutar de tanta belleza. A las ocho y veinte minutos continuamos la marcha.
Seguimos costeando el río Cuao en un incesante subir y bajar, puntas de cerros que se
pronuncian sobre el río. A las once, el camino se hace algo más plano y seguimos
ininterrumpidamente hasta las 11:40 en que nos encontramos con el primer caño del Cuao,
de considerable caudal de agua (unos 10 metro de ancho). Los indios le llaman sakkia.

Dan unos once kilómetros. Desde que atravesamos el Cuao. Después de esperar
unos minutos para que se reagrupen los componentes de la expedición, continuamos por un
camino bastante llano. Nos encontramos con unas colinas no muy altas, que hay que
escalar, pero no tardamos en continuar por terrenos llanos, como veníamos haciendo antes.
A la una descansamos y tomamos algo de alimento. Calculamos en 12 los kilómetros, que
llevamos hoy.

Seguimos nuestra marcha: los cazadores nos consiguen algunas pavas y después de caminar
algunos kilómetros más, por terreno llano, pero todo de selva, llegamos a acampar a las
cuatro de la tarde en un caño aún mayor que el sakkia de la mañana. A éste lo llaman
Arakainoto. La dirección del suroeste ha variado en los últimos kilómetros a la del oeste

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siguiendo siempre la orilla del Cuao. Hoy habremos hecho unos dieciocho kilómetros de
marcha y nos encontramos a unos 20 kilómetros del lugar en donde atravesamos el Cuao.

El personal está contento, porque mañana es día de descanso y hay comida en


abundancia. Son maravillosos esto Piaroas, para preparar con palma el campamento.
Tenemos tertulia hasta bien entrada la noche. Las aguas del Arakainoto son frías, pero el
baño nos quita parte del cansancio y tonifica nuestros músculos para unos días. Hay
reparaciones del vestido, del calzado, curación de heridas. Lavamos nuestra ropa y nos
tenemos que defender durante el día de las molestias de los pegones y lambe ojos más
impertinentes que los mismos mosquitos. Menos mal que el mosquitero nos libra de ellos.
Mis pies están lastimados por el rose de la botas. Tengo unas alpargatas de reserva que
tendré que usar mañana. Además las muñecas están algo lastimada por una caída en el
camino. La pierna izquierda sufrió también en la caída y comienza a resentirse. Esperemos
que no sea nada.

Domingo 13 de Enero

Por la mañana nos despiertan los tiros del cazador. Nos trae pavas y paujís que con
la carne de danta nos abastece sobradamente. Enseguida nos encontramos con una subida
bastante perpendicular de unos cien metros. Que nos cansa bastante. Creo que esta subida
se podrá evitar continuando un kilómetro o dos costeando el Cuao.

Hay una demora mientras el cazador nos consigue unos Paujís. A las 11:30
llegamos a un caño de regular anchura de unos ocho metros, donde nos detenemos para
comer algo. Desde que nos separamos del Cuao, irán uno 4 kilómetros.

Seguimos nuestra marcha por terrenos algo accidentados en pequeñas subidas y bajadas con
caños intercalados de pequeños cauces. Pasamos también por conucos abandonados de
Piaroas. Se presenta un cerro no muy perpendicular, pero sí muy larga la subida: tardamos
media hora en llegar a la cumbre. Después de él, el camino se hace algo mejor. A las 3:30
pasamos por entre las gargantas de dos cerros ¡menos mal que no lo tenemos que escalar!,
los indios apresuran la marcha. Quieren llegar a un sitio bueno para pasar la noche.
Creemos que hemos llegado porque nos encontramos en un gran rastrojo de Piaroas con un
río que pasar por el, pero nuestro guía a pesar de las protesta de todos, no se detiene: va

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adelante. Muy pocos lo seguimos. Por fin a las cinco de la tarde se detiene. Nos muestra el
río hermoso que tenemos a nuestra derecha y nos dice que este es el lugar bueno para hacer
el campamento. La gente está rendida. Hoy hemos batido el récord. Aproximadamente 20
kilómetros de recorrido por la selva deja cansado a cualquiera, sobre todo después de lo que
llevamos caminado. Este caño se llama “Kanárbotó”: Sus aguas son frías y en el lugar
donde estamos se forman unos pequeños raudales y el agua se va deslizando entre grandes
piedras. El caño tendrá unos doce metros de ancho. Del caño Parí al “kanárbottó”, unos
diez km dirección oeste.

Lunes, 14 de Enero.

La gente se encuentra algo más animada para caminar. Empezamos nuestra jornada
a las 6:30, después de un buen desayuno. Después de atravesar con dificultades el caño a
cuyas márgenes dormimos, empezamos a subir un cerro con dificultades pero sin piedras.
Seguimos costeando el Cuao y con dirección variable, pero domina el suroeste.
Tropezamos con varios conucos abandonados de Piaroas y por último tenemos que
detenernos para averiguar el verdadero camino. Los guías se alejan. Nosotros esperamos
sentados. No lejos de nosotros se oyen los raudales y a nuestra derecha canta el piapoco.

Regresan los guías con un hombre y una mujer. Hay una casa de Piaroas no lejos de
nosotros, pero los indígenas no les gustan mucho que las visitemos. Estamos cerca, nos
dicen, del lugar en que nuestra ruta se separa de la orilla del Cuao para tomar la dirección
del Cataniapo y esta noticia nos alegra, porque llegar al Cataniapo es casi llegar al final del
viaje. Pero cuando preguntamos los días que nos faltan por llegar a Cataniapo, volvemos a
desfallecer, porque todos señalan con los dedos diciendo que son seis días aún. Nos
resignamos y ya nadie quiere regresar a San Juan, porque estamos lejos. Vamos adelante.
No habíamos caminado aún diez minutos y en efecto, al pasar un pequeño caño, el guía nos
señala los dos caminos: uno que continúa la dirección suroeste junto al río y el otro que
toma la dirección noroeste, que es nuestra ruta.

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Día 15 martes

Amanece con frío como siempre en estas latitudes. Desayunamos, nos alistamos
para la jornada. Emprendemos la marcha a las 6:30 tomando dirección suroeste para evitar
los cerros, costeando el kanárbottó. Atravesamos los afluentes del kanárbottó a las 9:30,
después de haber caminado unos siete kilómetros llegamos a un rastrojo de Piaroas. Se
pierde la ruta, pero el guía busca a los dueños del conuco que está cerca y en efecto al poco
tiempo aparece un tal Trujillo Piaroas conocido por nosotros en San Juan, que es el dueño
del conuco y nos presenta a su familia, en total cinco personas. Nos piden remedio y se los
damos. Él nos lleva a churuata que dista a 1 kilómetro de dónde estamos. Allí tomamos
algunas cosas y esperamos hasta la una de la tarde, convidando a Trujillo para que nos sirva
de guía hasta Puerto Ayacucho. Acepta y reanudamos la marcha, recorriendo
aproximadamente un kilómetro y medio, nos detenemos mientras los guías consultan con
otros Piaroas de un conuco cercano. A las 2:30 y después de haber recorrido otro kilómetro
y medio llegamos a una churuata deshabitada, nos detenemos unos diez minutos y
seguimos adelante. A las tres pasamos por otro conuco y al parecer sin gente, y los Piaroas
que nos acompañan buscan unas piñas que en estos lugares nos saben a gloria.

Falta un cuarto para las cuatro y sin embargo reanudamos la marcha, para acampar a
la orilla de un caño, que nos dicen está a una media hora de camino. En efecto a las 4:30
llegamos a un caño muy pequeño que discurre en dirección norte-sur con muy poca agua.
Junto a él acampamos y nos disponemos a pasar la noche. En el día de hoy encontramos
dos culebras al atravesar los rastrojos. A pesar de las interrupciones y accidentes, calculo
que hayamos hecho en el día 14 kilómetros en dirección oeste franco, discurriendo por un
medio valle entre dos serranías, salpicado de conucos con yuca, plátanos, piña etc.

Día 16 miércoles

Pasamos bien la noche con algo de frío. Por la mañana un poco quebrantados por el
cansancio, nos ponemos en marcha a las 6:30, dirección oeste por terrenos planos. A las
7:10 el camino discurre angosto por entre dos cerros, después tomamos una loma bastante
pronunciada que terminamos de escalar a las 7:25 con un descenso un poco más suave: nos
encontramos en la bajada con un caño que vierte aún sus aguas al Cuao. Lo pasamos por

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dos veces y nos detenemos para que los guías se orienten con el rumbo. Son las 8:00 y
calculo que llevamos caminando en el día de hoy unos 4 kilómetros.

Aparece uno de los acompañantes con una cortada de machete en un pie. Se le


hacen las curas de rigor. Seguimos nuestra marcha a las 8:50 minutos. A las 9:00 divisamos
un terreno recién tumbado con una churuata al fondo del declive. Son unas quince personas
por todo. Allí se encuentra un tal Mariano que conocimos en San Juan de Manapiare con
los labios deformados. Gente buena que nos obsequian con carne de lapa y casabe. Mariano
se une a nosotros en la expedición. Son las 9:45 minutos cuando iniciamos de nuevo la
marcha. Atravesamos varios rastrojos. El terreno es bastante plano y discurre entre caños,
rastrojos y algunas colinas de poca altura. A un lado y al otro, separados por unos tres
kilómetros entre sí se extienden dos largas cordilleras o serranías paralelas al camino que
vamos siguiendo. A las 11:30 llegamos a un hermoso conuco lleno de yuca pero
abandonado, porque los indígenas quemaron la casa. Aquí nos detenemos para descansar y
tomar algunas cosas. Cálculo que en la jornada de hoy llevamos caminando unos 10
kilómetros. Reanudamos nuestra marcha alternando pequeños cerros con parte plana,
llegando a las 3:20 a una churuata de Piaroas poco acostumbradas a ver gente. Se asustaron
y poco a poco, al recobrarse, iban tocando y curioseando todo. Creo que por la tarde el
recorrido haya sido de unos 6,5 kilómetros aproximadamente.

Día 17 de enero jueves

La noche la pasamos, unos dentro y otros fuera de la churuata, con los fuegos
prendidos por el frío. Hubo centinelas curiosos que querían saber cómo dormíamos y allí
permanecieron hasta que despertamos y terminamos de preparar las cosas para el viaje.
Desayunamos, los pies doloridos molestan bastante, pero hay que continuar.

Son las 6:40 minutos. Uno de los indígenas nos acompaña por un trecho. A las 8:30
llegamos a un descampado donde hay una gran laja. Dejamos una lámina y se pintaron las
piedras, hasta aquí el camino es bueno y hemos hecho una marcha de unos 5,5 kilómetros.
A las 9 menos cuarto seguimos y a las 9:45 se nos presenta un cerro formado por una
enorme laja pelada que tardamos unos veinte minutos en escalar y atravesar. Hemos
recorrido hoy unos 10 kilómetros.

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A las once continuamos. El incidente de perseguir una lapa y capturarla nos ocupó
bastante tiempo, hasta las 12:55. Proseguimos a las dos de la tarde y acampamos a las
cuatro menos cuarto. En la última etapa fueron sólo cinco kilómetros que con los diez
anteriores dan para hoy jueves 15 kilómetros aproximadamente.

Día 18 viernes: Aguas del Cataniapo

Esta noche ha hecho menos frío. El cazador se prepara para traer algo. Se oyen tres
tiros. Poco después se presenta con dos paujíes y una pava. Empezamos a caminar a las
7:00 y enseguida se nos presenta una loma no muy alta pero larga. Estamos buscando el
punto de división de aguas entre el Cuao y el Cataniapo. En efecto, al bajar y a atravesar el
primer caño nos dijeron los indígenas que aquellas aguas iban al Cataniapo. Son las 8
menos cuarto y llevamos unos dos kilómetros de camino. Marcamos el lugar con señales y
pintura. A un cuarto para las 9 recobramos la marcha. Al bajar una loma nos encontramos
con un caño con bastante caudal que empezamos a costear. Los indígenas le llaman
“Tubotto”, que corre en dirección oeste que es la que llevamos desde que empezamos la
marcha hoy. La pica se acerca demasiado al caño y los terrenos son demasiado bajos, pero
puede hacerse el camino algo recostado hacia la derecha, donde están las faldas de los
cerros. Nos detenemos a las 10:15 mientras buscan el camino los indígenas. Llevamos unos
cuatro kilómetros por terrenos del Cataniapo. A las once reanudamos la marcha. Por una
hora damos una vuelta grande en que sólo caminamos un kilómetro. A las 1:15 nos
detenemos para descansar y tomar algún alimento. El caño que tenemos delante es afluente
del caño central, el Tubotto, que es el que veníamos costeando a poco de alcanzar las aguas
del Cataniapo. A las dos de la tarde continuamos siguiendo el curso del Tubotto. De pronto
nuestros guías sorpresivamente cambian la ruta oeste que llevamos, por la norte y
empezamos a escalar un enorme cerro. La subida larga y penosa, pero la bajada más penosa
todavía por lo perpendicular. No acierto a explicarme la escalada de este cerro que nos
desvía del Tubotto y hacia el norte, dirección contraria a la que debemos seguir. Lo normal
hubiera sido seguir el Tubotto dirección oeste hasta dar con el Cataniapo más abajo y más
aproximado a Gavilán. Estamos hoy muy cansados. Es el cerro más grande que hemos
tenido que escalar. Son las 4:30. Hoy habremos hecho una marcha de 14,5 kilómetros. Un
baño y una buena cena reparar en parte lo maltrecho que hemos quedado en el día de hoy.

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Día 19 sábado: Llegada al Cataniapo

Pasamos la noche bien y sin frío. El cansancio y la obscuridad del paraje nos hacen
despertar más tarde. Desayunamos y esperamos que hoy toquemos las aguas del propio
Cataniapo. A las 7 menos cuarto comenzamos la marcha dirección noroeste, inexplicable
por lo que dije ayer.

Llegamos finalmente al Cataniapo a las 9 de la mañana. Hicimos un limpio y


preparamos el paso. Desde que comenzamos esta mañana serán unos 3 kilómetros lo que
llevamos. No nos rindió porque hubo que emplear bastante el machete. El Cataniapo tiene
unos quince metros de ancho y en este tiempo como 1 metro de profundidad. A las once
emprendemos la marcha Cataniapo abajo. Las orillas del Cataniapo en esta parte son bajas
y hay que abrirlos y dar vueltas. A las 12:40 nos paramos a comer algo. Van uno seis
kilómetros, desde que atravesamos del Cataniapo. Reanudamos la marcha a la 1:30. A las
dos de la tarde la lluvia nos hace interrumpirlo hasta las 2:45. La gente camina de mal
humor, porque quiere acampar. Pero el que conoce el sitio mejor no se detiene, hasta que
por fin encontramos el menos malo y nos detenemos con la esperanza del descanso de
mañana domingo. Recorrido del día son 10 kilómetros

Domingo 20

Día de descanso. El cazador nos trae 1 paují y dos pavas para la comida del día.
Lavamos la ropa y reparamos averías. Por la tarde bajan por el río en una embarcación de
concha de palo un grupo de Piaroas, compuesto por cuatro hombres, dos mujeres y tres
muchachos. De los hombres, uno de ellos es conocido porque trabajo en la Colonia
Coromoto. Los cazadores no consiguieron nada sino maíz cariaco. Pasó la tarde y noche sin
más novedades que los pegones y demás insectos que molesta.

Lunes 21

Amaneció con menos frío y nos disponemos para la marcha, desayunamos y dejamos el
sitio donde pasamos el día al lado del Cataniapo. Iniciamos la marcha a las 6:30 costeando
el Cataniapo con algunas vueltas. El rumbo en general es sur-oeste. Hay que apartarse de la
orilla para evitar los bajos, como unos 200 metros hacia dentro. El camino no nos rinde

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porque hay que hacerlo de nuevo y con brújula. Después de comer algo, nos internamos en
vertical hacia dentro, buscando la pica de Melicio que encontramos por fin. Este camino
sigue la dirección oeste franco, apartándose de la suroeste que sigue el río y para cortar una
enorme vuelta que da el río. Este cambio de rumbo ofrece pocas ventajas. Pues si bien
acorta algo la distancia se pierde mucho con la subida y bajada de cerros muy difíciles.

Estamos muy cansados. Hemos subido dos cerros muy altos y atravesamos varios
morichales, llegamos a las 5 en punto junto a un caño pequeño y nos alistamos para pasar la
noche lo mejor posible. Hemos recorrido unos 12 kilómetros.

Martes 22

Pasamos la noche bien y sin lluvia, con algo de frío. Estamos cansados pero con la
esperanza de llegar hoy o mañana a Gavilán. Desayunamos, hora de partida 6:45 dirección
oeste en general, con algunos cambios noroeste. No hay cerros, pero si bajos y morichales.
A las ocho variamos de rumbo, con dirección suroeste cuando llevamos 2,5 kilómetros
aproximadamente. Hay varios caminos y a las consiguientes interrupciones, volvemos a
tocar el Cataniapo, a las nueve de la mañana después de haber recorrido hoy cinco
kilómetros, seguimos a las 9:30 con varias interrupciones por encuentro con Piaroas. Nos
detenemos a comer y emprendemos de nuevo la marcha, algo forzada porque queremos
llegar a Gavilán que está cerca, dirección oeste costeando el Cataniapo. En general no es
malo el terreno pero tiene accidentes de lomas y morichales. Llegamos a los raudales de
Rabipelado a las cinco de la tarde, hemos caminado unos siete kilómetros esta tarde, que
unidos a los de esta mañana dan dieciséis kilómetros para el día de hoy. Acampamos junto
a los raudales.

Día 23 miércoles

Pasamos bien la noche. Bromas de hormigas llamadas zapateras, resfriados y


cansancio general. Los guías dicen que Gavilán está cerca y que hoy llegaremos a Puerto
Ayacucho. A las 6:45 seguimos el camino, a las 7:30 llegamos a los conucos de Gavilán y a
las 8 visitamos las casas de los colonos que nos reciben bien. Estuvimos con ellos hasta las
9:30 en que nos despedimos atravesando el caño Gavilán. Tomando luego la pica y después
la carretera hasta 7 kilómetros antes del puente de Cataniapo en que nos recogieron los

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camiones madereros del Sr. Maniglia. De donde dormimos hasta Gavilán hay unos 2
kilómetros, y hasta donde nos recogieron los camiones, 16 kilómetros. En total, hoy 18
kms.

Al llegar a la carretera de Samariapo, es decir, al puente sobre el Cataniapo, el Sr.


Henríquez nos llevó en su camioneta a Puerto Ayacucho”.

24 de Enero de 1.963.

Pbro. Jesús González.

ENTREVISTA CON EL PADRE TOSSO.

En el diálogo efectuado con el padre Salesiano Giorgio Tosso, quien fuera director de la
escuela Básica “María Auxiliadora” durante el año de 1.986 y 1.987 y luego en 1.999 hasta
el 2.005, nos cuenta que en este tiempo, (entre 1.999 y 2.005) sostuvo varias entrevistas
con algunos de los personajes que formaron parte de la comitiva que acompaño al
explorador, Don Melicio Pérez, durante su llegada a Manapiare.

El padre Tosso, como le conocemos cariñosamente en nuestro Municipio, nació el 19 de


Febrero de 1.932, en Campo Crocha, en la zona de Véneta (Italia), es un amplio conocedor
y estudioso de las culturas indígenas del Estado Amazonas. De las entrevistas que mantuvo
con estos personajes, la más relevante es la que sostuvo con Francisco Amazonas Díaz
(Canarí), sobre el cual esta realizando una pequeña obra concerniente a este insigne
personaje. El padre Giorgio Tosso da a conocer a la colectividad parte de esta obra, para
contribuir y dar apoyo de alguna manera en la difusión de las investigaciones de nuestro
proceso histórico.

Muy entusiasta en los datos que nos suministra, comienza así:

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ASÍ DE PEQUEÑO SALIÓ DE VIAJE.

“Es fácil, para todo el que ha visto una aldea a la orilla del río, imaginar una como
Yavanarí. Lo que es difícil de imaginar es la inmensidad del río Amazonas en ese lugar, no
muy lejos de Manaos corriente arriba, pero mucho antes de su confluencia con el Río
Negro. La aldea surge a orillas del caño Yurubashi, cuya población Maku cuenta entre sus
habitantes al pequeño Francisco Díaz Amazonas. Sus oídos reconocían la llegada del
“pukipuki” del abuelo Counsiño que volvía de sus viajes por el inmenso río.
El papá Emilio había logrado burlar las patrullas de caucheros y cuidar de su familia,
constituida por tres hijos: Pedro, el mayorcito, Francisco (Canarís) e Isabel (Tambaki).

La vida de Amazonas nos ubica fácilmente entre casas de bahareque, con calles
irregulares, aroma de letrinas inexistentes, pero barrido por una brisa constante que
encrespa las aguas. Eso en la madrugada. En cambio durante el día, el olfato es deleitado
por los aromas de los asados de pescado, la fruta fresca, madera recién cortada por los
aserradores musculosos en las trojas erigidas a la sombra de sasafrases, salados, cedros,
ceibas, que abundan en la selva circundante. Infinidad de caminitos llevan al interior del
bosque hacia los conucos, donde los habitantes tienen su conuco. Son de origen indígena en
su mayor parte, pero ya amansados, o mejor dicho sujetados al duro trabajo de caucheros.

Manaos vive la edad de oro con la explotación del caucho. Los poblados orilleros
son visitados y, ahora, habitados por los caucheros que huyeron de la persecución del
“revolucionario”, Tomás Funes, el legendario cacique de S. Fernando de Atabapo, que está
decidido a implantar su nuevo orden con el sencillo procedimiento de ir eliminando
físicamente a sus adversarios o a quién no comparta sus ideales, o, simplemente, no pague
los impuestos requeridos.

Entre tantos, la familia Henríquez con sus fuertes mozos Oesile y Enrique, que
llegarán a ser prósperos navegantes, pero que mientras tanto buscan la seguridad del
hospitalario país vecino.

Entre los niños que corretean por los patios de las casas, o que se lanzan a perseguir
lagartijas por los pajonales, con su barriguita al aire, su pelo encrespado por la ausencia de
peine y su sonrisa abierta y cantarina, está Canarí, nombre de origen indígena, , porque su

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nombre criollo es Francisco Díaz Amazonas. En realidad tampoco se sabe, la memoria
traiciona a veces, si esos apellidos corresponden a sus verdaderos padres, o, como en
muchos casos, en esta generosa tierra latinoamericana, los niños huérfanos son recogidos y
amparados por familiares o simplemente personas compasiva. La figura del huérfano,
como ser completamente desamparado, es substituida por la del entenado, persona que en
algún momento fue recogida, sin documentos de adopción, pero con derechos adquiridos de
verdadero y propio hijo.
Canarí es un niño vivaz, pero se distingue por su espíritu emprendedor, siempre
curioso de ver cómo trabajan los hombres y dando una mano, pequeña y no muy eficaz,
pero siempre indicativa de una índole esperanzadora...

Así llegó a los 7 años, despierto como una avispita, corriendo sus aventuras de
pequeño indio Makú. Así despertó la simpatía del joven Enrique Henríquez que se lo llevó
consigo hacia la recién fundada ciudad de puerto Ayacucho.

Francisco no recuerda a sus padres. Eran caucheros? Eran indios reducidos? Eran
verdaderos o lo dejaron abandonado? Se escaparía de casa? Fue secuestrado y abandonado
en ese caserío que no puede olvidar a pesar de los años? Yavanarí tiene sabor de historia
antigua, de conquistas y batallas o de mansedumbre de indígenas que acogieron con respeto
y esperanza a los conquistadores, que luego los sometieron a duros trabajos, víctimas
propicias al “dios desarrollo”. El carácter manso y servicial de Canarí, nos inclina a pensar
en historia pacífica y simbiosis progresiva sin luchas de pueblos. El está solo y fácilmente
se deja convencer a seguir al emprendedor Yeral Manuel Enrique sirviendo de grumete en
el gran barco que lo traería hacia una nueva vida. Así, con sus ocho añitos a cuestas, y
mucha ilusión de conocer mundo, pero sobre todo de seguirle la pista al yucutazo nuestro
de cada día, acompañando su pescadito o su presita de cacería y, si se quiere, un poco de
aprecio y cariño. Listo para el gran viaje de ser hombre.

La lengua no es un problema. Conoce el portugués en su dialecto Yeral. Con su


inteligencia despierta, fácilmente aprende lo esencial del castellano para que lo entiendan,
pero sobre todo su intuición infantil le permitió hacerse, poco a poco, indispensable en las
pequeñas cosas de la vida, pequeños servicios que solamente un niño puede realizar sin
sentirse deprimido.

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Las Cachoeiras del Río Negro no asustaron al pequeño Canarí. Sólo tuvo que
agarrarse a su asiento para no ser lanzado en uno de tantos bandazos a rodar por las
chorreras- Luego empiezan a aparecer los puertos: Cocuy, Sta. Lucía...Río Negro,
Capiguara, en medio del gran fenómeno mundial: Un trasvase entre dos cuencas: El
Orinoco y el Amazonas.

FRANCISCO AMAZONAS DIAS “CANARI” Y FAMILIA.

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Muchos caucheros cansados lo vieron pasar actuando con la seriedad de un pequeño
adulto, y su mente veía a sus propios hijos que el duro trabajo de ordeñadores de la selva no
les permitía disfrutar. Poco a poco su corazón había quedado seco, de tanto carbonizarse la
esperanza de ver cuajado el sueño de un futuro acomodado y pacífico, una vez cancelada la
deuda eterna y reunida unos ahorritos, semilla de un ranchito, un conuco y una mujer
amada y generosa con la que pasar los momentos de fiebre y de alegría. Todos querían algo
de Canarí, y les animaba ver la sonrisa y rapidez con que volaba a cumplir los encargos, y
la alegría cuando en sus manos brillaba alguna monedita de agradecimiento, o una fruta, o,
rara vez, una pepita amarilla.

Un brasileño recio cauchero, de nombre Tomás Sinhe, tomó cariño al pequeño


nueve añero y le pidió que lo acompañara en la aventura de la siringa. Así, con su agilidad
de mozo trepador, lograba clavar la espuela bien alto en la hevea, dejando profundos
arañazos goteantes la blanca savia a las ollitas que esperaban pacientemente su llenado para
ir colmando las latas de donde chorrearían entre humo y zancudos sobre los crecientes
bolones que estaban destinados a descender en barcazas hacia el rico emporio de Manaos.
Así fue conociendo Francisco las riberas del Casiquiare, las plantaciones generosas
de Capibara, los pavones y los cajaros del Pasimoni, el rugido del tigre o el sibilante
deslizar de la terrible serpiente daya, rápida perseguidora de su víctima, que tiene que
correr en zigzag o lanzar una prenda de su vestuario para irla despistando. Una picada de
daya es muerte segura, pues, como dicen los indígenas, no solamente pica, sino que repite
hasta rematar a su víctima. Otra experiencia muy dura para un niño de nueve años fue el
paludismo o malaria, como era conocido en ese tiempo, con el malestar tan bochornoso y la
amargura del remedio a base de quinina, que estragaba el estómago.

Enrique Henríquez no quiso dejar sometido por mucho tiempo al entenado a los
peligros de las fiebres y las mapanares de las aguachinadas costas del Casiquiare; prefirió
llevarlo consigo a Puerto Ayacucho, nueva capital del Territorio Amazonas, todavía refugio
de forajidos y de exilados nacionales.

98
D. Melicio Pérez, en uno de sus viajes, descubrió a ese mozuelo que no lograba
adaptarse a los aires muy húmedos en invierno y recalentados en verano, por las lajas que
abundan en la ciudad. Habló con la familia Henríquez, proponiéndoles que permitieran al
pequeño brachi que viniera a hacerse hombre en la nueva población que estaba fundando
sobre el río Manapiare, abajito de la confluencia con el Parucíto. Era un sitio que, por el
momento, se llamaba Guayabal.

D. Melicio, recio Barinés, había fundado un sitio llamado S. Juan, donde cultivaba
conucos ricos en maíz, plátanos, arroz... Pero, hacia el año 50, vendió ese sitio a un grupo
de evangelistas que se asentaron en una punta de la herradura de caballo, que ahora forma
el puerto de Manapiare, estableciéndose nuevamente en la punta del frente, precisamente
llamado Guayabal. El lugar se llama ahora Puerto Camico, por llamarse de esa manera el
ocupante de la última casa del pueblo. En la orilla misma de la creciente máxima del
invierno. En ese lugar se estableció un señor, llamado Hilario Acosta, compañero de
aventuras de Melicio Pérez. Este se afincó a pocos metros de distancia, donde ahora vive el
Sr Pájaro Vaco, y José Quero.

De vez en cuando venía un Misionero Salesiano a recorrer los ríos y se detenía en


esa nueva hacienda permaneciendo hasta un mes. Así fue como en 1.950 venía el P.
Bonvecchio, recio ex soldado alpino, que seleccionó buenos centros para la misión
salesiana, como S. Fernando, Río Negro y Manapiare, sin descuidar el Orinoco. Cuando no
podía venir él, apareció otro misionero ítalo-brasilero, simpático y alegre, de rostro curtido,
que llamaban Luis Aggeri. El fue quién apoyó la idea del joven misionero español,
emprendedor y valiente que se llamaba Jesús González, para fundar definitivamente un
centro misionero en S. Juan de Manapiare en el año de 1.957.”

99
AV. PRINCIPAL MELICIO PEREZ- EN SAN JUAN DE MANAPIARE

100
CODESUR

Del mismo modo para estos tiempos, no podemos pasar por alto a la COMISIÓN PARA
EL DESARROLLO DEL SUR (CODESUR), que se instaló en Manapiare desde el año
de 1.969 hasta 1.973; consideramos esta etapa, una nueva parte muy importante de
crecimiento poblacional en San Juan de Manapiare, auspiciada por la categórica figura del
estado venezolano, representado en este caso por el Dr. Rafael Caldera, Presidente
Constitucional de la República de Venezuela, en ese tiempo.

Teniendo como resultado de aquella actividad el ordenamiento urbanístico con calles y


avenidas, la nueva pista de aterrizaje que contó en algún momento con balizaje nocturno,
también la emisora La Voz de Codesur, que luego pasó a ser, La voz de Manapiare, que
funcionó como emisora cultural y radiaba en al menos cinco idiomas indígenas además del
castellano, la construcción de la pica carretera de 360 Km de longitud, que unía San Juan
de Manapiare y Caicara del Orinoco.

También figuraba para esa época el Ministerio de Minas e Hidrocarburos, que realizó las
evaluaciones de todos los recursos Mineros, Hidroeléctricos y Agropecuarios de nuestra
zona.

En el año de 1.970, se inicio el programa de prospección radiométrica aérea, con la


finalidad de buscar minerales estratégicos económicamente explotables. Este programa
tuvo una duración de un año, que se cumplió en dos etapas. La primera, desde julio de
1.970 hasta Enero de 1.971, en este tiempo se contrato al personal profesional, se
instalaron y probaron los equipos y se planificaron las operaciones. La segunda se inicio en
febrero de 1.971, durante el cual se dio cumplimiento al plan de trabajo planteado.

A raíz de la ejecución de este programa a finales del año 1.971 y principios de 1.972 se
descubre el Cerro Impacto, área de intensa actividad que según la verificación terrestre
parcial efectuada, puso de manifiesto un prospecto mineral de gran envergadura, esto
determinó que la zona Impacto, cuya denominación tuvo su origen por sus características
fisiográficas y tectónicas, fuera de gran interés, para el programa geológico-minero durante
este período antes mencionado y sobre el cual profundizaremos en la investigación más
adelante.

101
DIVISIÓN GEOPLITICA:

MUNICIPIO AUTÓNOMO MANAPIARE

Capital: San Juan de Manapiare.

El municipio Manapiare cuenta con una superficie de 33.100 km2, definida por los
siguientes linderos:

NORTE: Limita con el estado Bolívar, desde la serranía del Santo, pasando por los cerros
Guanay y Yutajé, para continuar por la separación de aguas de los ríos Guaniamo y
Parucíto, siguiendo con rumbo variable al sureste, por la serranía de Maigualída hasta el
nacimiento del río Asita.

102
ESTE: Limita con el estado Bolívar desde el nacimiento del río Asita en la serranía de
Maigualída, siguiendo con rumbo variable al Sureste, hasta la serranía de Uasadi, sobre una
de las nacientes del río Ventuari, en el cerro Anahi.

SUR: Limita con la República Federativa del Brasil, sobre una de las nacientes del río
Ventuari en el cerro Anahi, hasta las cabeceras del río Uecete y Cuntinamo, para continuar
por la divisoria del río Padamo.

OESTE: Limita con el Municipio Atabapo, desde las nacientes de los ríos Marueta y
Yureba hasta llegar al río Ventuari, sigue con rumbo variable al norte por la separación de
los ríos Ventuari y Guapuchí, hasta las nacientes del río Sipapo, y la serranía del Santo.
Punto sobre el cual parte los límites trazados.

El municipio Manapiare esta dividida en tres parroquias que son:

Parroquia Alto Ventuari.

Parroquia Medio Ventuari.

Parroquia Bajo Ventuari.

SALTO YUTAJE

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Escudo del Municipio Autónomo Manapiare.

Diseño Colectivo

El escudo de municipio autónomo Manapiare consta de tres cuarteles:

El cuartel superior izquierdo, de color verde representa nuestra fauna.

El cuartel superior derecho, de color azul claro, se encuentra una churuata que representa la
vivienda originaria del pueblo indígena, una cruz que significa las religiones traídas por los
misioneros, un arco y flecha, manare, una olla de barro y maracas, que significan los
implementos que se utilizan en el trabajo, caza, preparación de alimentos y celebraciones.

El cuartel inferior a medio Escudo, se visualizan la representación del cerro Morrocoy, el


Yaví, el Salto Yutajé y el río Ventuari, que significan las riquezas naturales y paisajísticas
de nuestro Municipio.

Coronando el Escudo visualizamos una curiara, significando el medio de transporte de los


pueblos indígenas, dentro de ella hay diversidad de productos típicos de la región: caña,
patilla, manaca, pijiguaos, auyama, piña, cambur, que significan la variedad de los cultivos
agrícolas de nuestra región.

La forma del Escudo esta compuesta de tres líneas; Negro, Blanco Ostra y Ocre.

104
El Negro, concebido como uno de los colores primarios al igual que el Blanco por el pueblo
Huattöja representan el uso frecuente en la decoración de las cestas; tinajas y otras
artesanías de los pueblos Jivi, Yekuana, Maco, Yabarana.

El Blanco Ostra, simboliza la paz, la tranquilidad y la pureza de los espacios naturales.

El Ocre representa el suelo de Manapiare, rico en minerales como el Oro, Diamantes,


Hierro, Bauxita y otros.

Ornando el Escudo encontramos; a la izquierda una planta de Cacao y a la derecha una de


Yuca, que representan la abundancia de cultivo en la región.

Sosteniendo el Escudo dos canaletes, que significa el principal instrumento del medio de
transporte indígena a través de las aguas.

Entrelazados, un tricolor con la leyenda, 06 de Noviembre de 1.940, fecha de la fundación


de la población de San Juan de Manapiare capital del Municipio.

Bandera del Municipio Autónomo Manapiare.

Diseño Colectivo

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Está compuesta de tres franjas verticales de igual tamaño.

La franja central, es de color Amarillo y simboliza la riqueza de la tierra de Manapiare.

El Aro Azul, en su centro representa el encuentro de sus ríos y caños.

Dentro del mismo aro, tres estrellas de color blanco, el cual constituye las tres parroquias
del Municipio. Parroquia Alto Ventuari, Parroquia Medio Ventuari y Parroquia Bajo
Ventuari.

Del lado izquierdo, una franja de color verde, simboliza la biodiversidad de la flora y fauna,
así como también, la armonía, el equilibrio y la tranquilidad del Municipio.

La franja derecha, es de color carne que simboliza la piel, la diversidad étnica y la


pluralidad cultural de los pueblos originarios de nuestro Municipio.

106
BIBLIOGRAFIA:

 UNA GUÍA DE LAS AVES DE VENEZUELA.- (Rodolph Meyer de


Schauense, William H. Phelps, Jr.)
 QUINCE AÑOS ENTRE LOS YANOMAMOS.- (Luis Cocco, S.D.B.)
 DIFUSION DE VALORES DEL AMAZONAS.- (Víctor Manuel Altamar
Diart.)
 SECRETOS DEL MUNDO PERDIDO. (José Curiel.)
 LA UTILIDAD DE LAS PALMAS EN VENEZUELA.- (August Braun.)
 AMAZONAS, EL HOMBRE Y EL CAUCHO.- (Ramón Iribertegui.)
 MANDATARIOS DE RIO NEGRO Y GOBERNADORES DE AMAZONAS.-
(Placido Barrios, Verney Frontado.)
 ALGUNAS PLANTAS USADAS EN LA MEDICINA EMPIRICA
VENEZOLANA.- (Francisco Delasscio Chitty.)
 EXPLORACION OFICIAL.- (Francisco Michelena y Rojas.)
 ENCANTO DE TONINA.- (Néstor González Mazzorana.)
 EN EL JAGÜEY: Crónicas y Documentos del Archivo Central del Vicariato
Apostólico de Pto. Ayacucho.- (Ramón Iribertegui.)
 REVISTA “SOBERANIA PARA LA IDENTIDAD NACIONAL”.-
(Fundación Soberanía.)
 EL DESARROLLO DEL SUR DE VENEZUELA – ATLAS DE LA REGION
DEL SUR – CUATRO AÑOS DE LA CONQUISTA DEL SUR.- (Ministerio
de Obras Publicas.)
 REVISTA LA IGLESIA EN AMAZONAS. Año XXVII – Nº 115 – Marzo de
2007.- (Vicariato Apostólico de Pto. Ayacucho.)

107
INDICE:

Págs.

 Agradecimientos…………………………………………………………….…...02
 Introducción………………………………...……………………………………03
 Geología…………………………………………………………………….….…05
 Fisiografía……………………………………………………..…………………08
 Hidrografía……………………………………………...………………….…….09
Rio Manapiare
Rio Ventuari
Rio Orinoco
 Monumentos naturales……………………………………….…………………10
Cerró Yaví
Serranía Yutajé
Cerro Guanay…………………………………………………………………....13
Cerro Camani
Cerro Morrocoy
Macizo Cuao…………………………………..…………………….……………14
Cerró Moriche
Macizo Parú
 Aspecto demográfico…………………………………………….………………15
 Expediciones y exploraciones científicas………………………………..….…25
 Territorios ocupados en la zona del Manapiare-Ventuari finales del siglo
XVII y principios del siglo XVIII………………………………………………….29
 Relato de indígena yekuana José Antonio Páez (Majaanumä)……………..…32
 La explotación del caucho………………………………………………………41
 Ubicación de las etnias y comerciantes de la zona del Ventuari…………...…43
 Llegada de Melicio Pérez a la zona de Manapiare………………………….….48
 Galería de fotos antiguas …………………………………………………….….51
 Establecimiento de las misiones salesianas……….……………………...……66
 Padre Jesús Gonzales “el tigre de Manapiare”………………………..…..……67

108
 Informe personal del P. J. Gonzales sobre la travesía desde san Juan de
Manapiare a Puerto Ayacucho…… …………………………………………….….75
 Entrevista con el padre Tosso…………………………………….………..…..94
 Codesur …………………………………………………………………….…..101
 División geopolítica………………………………………………………..…..102
 Escudo del municipio Manapiare………………………………….….………104
 Bandera del municipio Manapiare……………….……………………………105
 Bibliografía………………………………………………………...……..…….107
 Índice ………………………………………………………………….………108

109

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