Las Venas Del Cerro

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Las venas del cerro: El agua en el cosmos otomi de la Huasteca sur Israel Lazcarro Salgado! Museo Nacional de Antropologia, Escuela Nacional de Antropologia e Historia isralazcarro@yahoo.com.mx Introduccién En el mundo otomi no hay situaciones estables: todo esta sometido a cambio, a des- gaste permanente, un constante juego de reciclaje, de manera que lo “viviente” pue- de asumir diversas formas segtin cuél sea su posicién y relacién con el mundo. Junto con la Tierra (H6i) y el Fuego (Zibi, el Agua (Déhe) figura entre los principalisimos elementos sacralizados por los otomies. No est de mas decir que los otomies viven un mundo poblado de seres divinos: cerros, nubes, semillas, rios, vientos, piedras, vegetacién, por no hablar de la parafernalia ritual que utilizan durante los rituales (el sahumador, las tijeras con que recortan los curanderos a las divinidades en papel, y demas artefactos), todo esta vivo, y es susceptible de ser entendido como una poten- cia divina: en cada pueblo, en cada comunidad, e incluso para cada curandero, hay multitud de entes divinos. Para los otomies de la Huasteca, igual que para otros gru- pos étnicos vecinos, es responsabilidad del hombre mantener al mundo funcionando: la Tierra trabaja, el Sol trabaja, lo mismo que el Fuego y el Agua: todos requieren al- gtin tipo de compensacién por sus enormes esfuerzos. Si el hombre no ofrenda, si no da nada a cambio, estas potencias divinas tomaran lo que les pertenece por la fuerza. De ahi que todas las potencias divinas sean ofrendadas, alimentadas, vestidas, y agasajadas con miisica y copal, en todos los rituales otomies. Para ello, los seres humanos dedican largas horas a preparar estas ofrendas: mientras unos arreglan flores, las mujeres preparan los alimentos, en tanto que las curande- ras y curanderos recortan mufiecos de papel que serén como “cuerpos” donde las po- tencias divinas podran encarnarse para ser debidamente alimentadas. La gente baila durante toda la noche, y el mismo trabajo que implicé hacer todo esto, es otra forma mas de ofrenda. Se matan pavos y pollos (siempre macho y hembra), para recoger su sangre y dar “vida” a los recortes de papel, fuerza (zdki). Tanto esfuerzo desplegado, Btnohistoriador egresado de la Escuela Nacional de Antropotogia ¢ Historia (BNAH), el dia 15 de mayo de 2008. Investigador asistente de! equipo Huasteca sur, coordinado por el Mtro. Leopoldo Trejo Barrientos, adscrto a la Subdireceién de Etnografia del Museo Nacional de Antropologia (MNA), como parte del proyecto Etnografia de las Regiones indigenas de México en el nueva milenio, donde ha laborado desde el afio 2003 a la fecha; Profesor hora semana/mes de la ENAH, en la Licenciatura en etnohistoria, donde ha impartide diversos cursos y mate- 89 tanto sacrificio, tantos dias al af, sélo se explican por esta necesidad de man- tener al mundo en movimiento, dandole de comer para que siga alimentando al hombre. Ofrendar vida para recibir vida. Tales el principio rector que orienta a los otomies en su relacién con el mundo. Foto 1. Todo altar otomt, guarda tos mismos principios formates; una parte superior, coro- nada por tin arco que simboliza al cielo. Todo lo que se ubica arriba de la mesa, pertenece al espacio celeste: santos, virgenes, el Sol. la hler- ba Santa Rosa. ete. La parte inferior det altar, es lo propio del mundo terrestre e injraterrestre, ‘Aqui estan las ofrendas ala Tierra, al Fuego y al Agua. Se puede apreciar en la imagen un pe- queno céntaro de barro, con un pan y una vela encendida: es el agua del pozo recibiendo su alimento, (Israel Lazcarro Salgado. Ixhuatlin de Madero, Veracruz 2005). El mundo, “Ximhéi’, es un ente vivien- te. De alguna manera, la vida entre los otomies esta identificada con lo verde. El agua es un elemento indispensable de la vida, algo precioso, ¢ invariablemente se le representa con el color verde (0 azul). Tal es el color asociado a la divinidad del agua, la Sirena (Xumpf Dehe}, y que apa- recerd frecuentemente relacionado con la Virgen en la ritualidad otomi. Asi, se dice que el agua del cerro, pre es “verde” (color que no se distingue en lengua otomi del azul; de hecho, el verde azulado es el color de la Sirena por anto- nomasia). Aunque la cosmovisién otomi esta lejos de constituir un sistema ex- plicativo, cerrado, coherente y uniforme, destaquemos aqui sus ejes principales. Encontramos que la reciprocidad, el per- manente flujo de dones, cosmos, el ir y venir ciclico de un mundo complejo habitado por numerosas enti- dades volitivas (potencias divinas, vivos y muertos), es lo que permite funcionar al mundo. Todas estas entidades, huma- nas 0 no, tienen necesidades, deseos, fa- cultades, y diversas relaciones entre si. Todos ellos se articulan bajo un orden jerarquizado, en el que todo tiene jet autoridades, agentes, funcionarios, ser- vidores y peones, que dan y reciben 6rde- nes. De todas las entidades con poder en el mundo, el cerro es quizé la mas visible (Lazcarro, 2006). el re ciclaje del Del mar a los cerros Los Imente el de San Jeré- srros (esp nimo, Mayoni’kja, en Huehuetla, Hidal- go) concentran y almacenan el agua de la Sirena como si fueran grandes depésitos: los cerros son como ollas. No olvidemos que el mar es el hogar de la Sirena por an- tonomasia. Sin embargo, el mar (es decir 90 POE Soe Agua y Car «82 la Sirena), se escabulle y penetra la Tie~ rra de muy diversas maneras: el mar esta en los cerros, de donde salen los ductos, las “venas” con que se irriga el mundo. El acceso al agua de la Sirena esta re- gulado asi por aquel que la concentra: el Cerro. El “Seftor del Cerro” (también co- nocido como “Serior de la Abundancia”: Galinier, 1990) la administra, permite que fluya hacia los pueblos y comunida- des, mediante las nubes que llevan las Ihuvias, 0 bien a través de rios, corrientes subterraneas y manantiales. El cerro es una gran central del agua, de donde sa- len ramales a todas las tierras habitadas por los hombres. Cada manantial, es una “vena” de la Sirena, que viene del cerro. Esta cualidad de venir del cerro (en espe- cifico, del cerro San Jer6nimo) convierte el agua para algunos, en “agua de raz6n”, es decir, agua mestiza: poderosa, gober- nante; agua que habla en castellano, como el resto de los entes salvajes que habitan el cerro, San Jerénimo es indudablemente el ce- rro de mayor jerarquia para los otomies de la Huasteca meridional, pero su culto debe estar complementado con el culto a la Sirena, pues de lo contrario, el caréc- ter solar del cerro terminaria por endu- recer y secar al mundo. Es preciso ofren- dar a la Sirena en su casa, la Casa de la Sirena, “La Laguna’, que es otro sitio de culto y peregrinaje de gran importancia. No obstante, no hay un acuerdo regional sobre cual de todas las pozas a las que se les dice “lagunas”, es el verdadero hogar de la Sirena. O mejor dicho, la Laguna puede ser cualquiera de ellas. Sin embar- go, hay algunos lugares que se destacan por su importancia regional como “casa” Foto 2, Una anciana otomi, ya casi centenaria, cruza el arroyo de la comunidad El Zapote, (xhualtén de Madero, Veracruz) durante un recorrido ritual. Los ries y arroyos, son lugares donde es preciso tener especial cuidado pues en sus aguas se encuentran todas las inmundicias desechadas por los humanos, que pueden re: sultar potencialmente peligrosas: al lavar ropa. al banarse, esencias vitales (rencores, deseos, envidias, ira} se quedan en el agua y pueden causar mucho daio. El agua del rio es poten cialmente dariina, pues el “mal aire” la habita: es “agua mala” que debe ser regularmente ofrendaca, pues de lo contrarto, el espiritu de los muertos accidentados (todos aquellos que murieron en sus aguas), que esperan avida: mente a que alguien caiga, se quedaré con la energia vital del aceidentado. Para los otomies, los muertos “buscan compania”, provocando caidas, enfermedades, accidentes y muerte. Usraet Lazcarro Salgado, Ixhuatlén de Madero, Veracruz 2006). de la Sirena. Galinier sittia uno de ellos en el municipio de Tenango de Doria: un depésito natural de agua, consistente en un meandro que forma parte del rio San Francisco (Galinier, 1990). No obstante como bien lo sefiala Carlos Heiras, “La Laguna podria ser un sitio sagrado que, como los cuerpos de agua que la susten- tan, aparec lu- via, ato tras aiio, reconfigurando el pai- saje, apareciendo aqui y alla...” (Heiras, 2006). De todo esto resulta que la ubicua Laguna, forma parte ante todo, de un paisaje césmico, ritualmente necesario: asi podriamos decir que cada pueblo tie- ne su Cerro y su Laguna. e y desaparece lluvia tr: 1 Como en todos los sitios donde vive la Sirena, a la Laguna de Tenango de Do- ria (Te’bits’) no se puede llegar sin una ofrenda cuantiosa. Aquel que no lo haga, resbalara y caerd en el agua donde pro- bablemente morira en medio de un remo- lino, Sin duda es un lugar tan peligroso como el cerro. Es preciso pedir permiso para le; del cerro (que son como policias enviados por el Sefior del Cerro) cuidan el lugar e impiden el paso a aquellos que no vayan con el respeto y humildad suficientes. En el cerro convergen tanto los vientos “policia” a las érdenes del cerro, como los vientos que vienen del mar y salen del agua. No olvidemos que el mar tam- bién esta en el cerro. De forma que en él también hay vientos buenos (Howan Dahf, los que vienen del mar), lo mismo que vientos nefastos (como el yon Tzén Dahi, 0 “Viento malo seco”). El cerro es una escalera al cielo, de manera que son varias las “puertas” que es preciso ofren- dar, para poder ir ascendiendo. Los “ai- res” del cerro permiten el paso 0 se opo- nen, propiciando caidas, enferme muerte, a quien no se aproxime con el debido respeto. ar y permanecer abi: los aires lades y Respecto al significado del nombre otomi de La Laguna, Te’bets’i, Galinier recoge “Agua de las plumas’ (Galinier, 1990). Sin embargo, uno de los términos que com- ponen esta palabra, ‘bits’, parece estar vinculado con lo multicolor, pues en el Diccionario Otomt de la Sierra (Echegoyen et al., 2005), xh ‘béts'i aparece como un adjetivo que indica “de muchos colores”, en tanto que “Pluma (de aveJ”, aparece como Xi‘béts'i, es decir “cubierta’, 0 “su- perficie” o “piel”, de “muchos colores’. No 92 Pn Soe Agua y Cu seria descabellado sefalar entonces que la Laguna, sea también entendida como “Agua de muchos colores” lo que sin duda alude a una de las principales caracteris- ticas de la Sirena, la de poseer todas las aguas, en todos sus colores. De hecho, la concentracién de colores es para los otomies, algo simbélicamente poderoso, pues bien puede diversidad de semillas, en contextos fas- tos, como con los colores del Arco iris, ca- racteristicamente nefasto y peligroso. De esta manera, la ambigtiedad en cuanto al sentido que pueda tener la concentracién de colores en un espacio, en primer lugar lo que subraya sin duda es su preemi- nencia y su indudable poder. Un lugar de peligro, evidentemente. arse tanto con la Los otomies consideran que si un pueblo no ha ofrendado suficientemente al ce- 1ro, éste puede cortar el acceso al agua, cancelando algan ramal. De ahi que las ofrendas al cerro, y al agua del manan- tial (que son los pozos de los pueblos) sean tan importantes. Es imprescindible ofrendar a todos: cuando el cerro con- voca a una “asamblea”, deben acudir el agua, los vientos, los rayos, los truenos, las nubes, etc. Si alguien no recibié su ofrenda, no asiste a la convocatoria y se interrumpe el ciclo del agua. El cerro se enfurece por eso. De ahi que los otomies se esfuercen por ofrendar y reproducir en papel recortado cuanta entidad divina consideren pertinente, pues nadie sabe qué contratiempos pueda ocasionar una falta, un olvido. Una divinidad voluble Ademés del Diablo (Zithu), la Sirena (Xum pf Dehe) es quiza una de las divinidades mas temidas por los otomies: el agua da la vida pero igualmente es capaz de qui- tarla. La Sirena que da agua para beber, que proporciona el agua para la lluvia, es agua fasta, No asi el agua turbulen- ta que arranca a la gente de sus casas cuando el rio se desborda, aquella que deja sin vida a los que caen en una poza y se matan. El agua nefasta, la del rio, la del arroyo, la que recoge las suciedades de todos los seres humanos, es hogar de esas personas muertas accidentalmente y que “piden compania” provocando mas accidentes (Lazcarro, 2007). Los otomies deben dirigirse y ofrendar conveniente- mente a ambas. Aparte de ser fasta o nefasta, el Agua también tiene género como el resto de las divinidades otomies: todas son hombre y mujer, cada una con su respectiva repre- sentacién gréfica: el curandero otomi es capaz de reproducir en mui recortado una extensa gama de potencias divinas cuyas formas y detalles varian tanto como curanderos hay (Trejo, et al, 2006). El disefo de los recortes de papel da cuenta del género de estas potencias divinas, y el Agua hombre y Agua mujer son claramente discernibles. 1s de papel Sin embargo, el agua esta predominan- temente feminizada, pues se habla de la “Santa Agua”, la “Sirena” 0 Xumpf Dehe, “Sefora del Agua”, aunque ello no implica desconocer que también existe su pareja masculina, “el Sireno” 0 Buéhe déhe. Hay quienes lo identifican, por mera influen- Figura 1. Este dibujo forma parte de un valioso compendio de dibujos elaborades por don Ju- an, curandero otomi de ta comunidad Jonotat Progreso, en Ixhuatién de Madero a quien agra- dezco profundamente me haya proporcionado esta imagen. Don Julién ha estado dibujando Sus suenos desde hace muchos ares, para no perder detalle de tos mensajes que las potencias divinas le envian mientras duerme. Genero- samente, me brindé la oportunidad de ilustrar este articulo con esta ilustracién, en la que don Julian reprodujo el sueno de cémo es que lega eLagua del mar hasta tos manantiales del cerro Jonotal y es abastecida ~entre otras- ta comu nidad de Progreso. Las “venas” de la Sirena se imaginan como una red concéntrica que parte de un gran ducto que conduce al mar, y del que se desprenden innumerables "brazos”, 0 "venas” que irrigan toda ta Tierra, cia morfolégica con el castellano, con el rocio, el sereno. No obstante el papel del Sireno es ciertamente marginal, producto necesario de la exigencia otomi de dotar toda entidad divina de su pareja, pues nadie puede estar solo en el mundo. Se di mamente sensual, ataviada con joyas, que la Sirena es una mujer su- aretes, collares y coronas que son en rea- lidad gotitas de agua, rayos y centellas. 93 Ala Sirena 0 Xumpf Dehe, se le imagina con vestidos de color verde-azul, y de he- cho, los vestidos, refrescos y demas ar- tefactos con que se ofrenda a la Sirena son color verde, el color del agua limpia. Segiin el etnélogo francés Jacques Gali- nier: “Bl verde es el color habitual de la vegetacién, del reino de la humedad (stn- ka): hmiithe, divinidad del agua, de la ve- getacién exuberante y del amor, fecunda con su deseo el medio que recorre, 0 por el contrario, lo deseca...” (Galinier,1990). Ciertamente para los otomies, se trata de una mujer extremadamente bella, aun- que la mitad de su cuerpo parece la de un reptil (una vibora con frecuencia), 0 bien la de un pescado. No es extrafio que apares serpientes. En los ojos de agua cristalina, suele ser vista como un enorme pescado, © bien como un remolino. Otras exégesis dan cuenta de una Sirena monstruosa, con la cabeza de un peligroso reptil den- tado (Galinier, 1990). De nuevo, no se puede olvidar a la “Vibora de Nubes” 0 “Cola de Agua”, que serpentea los cielos como grande de lluvia, comun en las exégesis otomies de otras regiones (cf. Lastra, 2006) an manantiales ahi donde se ven nubes gri portadoras Se dice que mediante su singular belle- za, el agua es una mujer capaz de atraer a los hombres merced a una peligrosa sensualidad: una vez que los atrae con sus encantos y los Ileva al agua, éstos se ahogan en medio de un remolino, para entonces convertirse en sus peones (Ga- linier, 1990). De ahi que el remolino, sea una de las expresiones més temidas por los otomies: si el agua “remolinea” es que esta buscando victimas. Los estanques naturales de agua, indi- can que ahi esta el “corazon” de la Si- rena, adonde ella decidié ubicarse: los peces, las acamayas y otros animales acuaticos son sus peones, su ganado. ‘También son estos, los hijos de la Sirena. Podria decirse que ahi donde se encuen- tra hueva de pescado, surge el agua, casi como si fueran semillas, Se supone que la Sirena (Xumpf Déhe) “hizo una lista de cuantas huevinas habia en el mundo”, y supo asi qué trabajo querian las hue- vinas: “que no se seque el lugar donde estoy” le dijeron. Asi que el cerro (Tehe) les dio “su vena” para suministrar agua permanentemente. La hueva de pescado son los “anillos” de la Sirena (0 bien de la Virgen San Juanita), y adonde quiera que estén, indican que ahi brota el agua en tanto que éstos la producen, son los pozos de agua permanente, que resisten hasta las sequias mas severas. Pero si se extermina a las acamayas, a los pesca- dos, si se mata la vibora que les resguar- da, sera como matar a la Sirena misma, de manera que se enojara y desaparece- ra de ahi: la sequia el agua no se juega: los otomies toman muy en serio los enojos de la Sirena, de manera que dedican grandes esfuerzos y recursos para apaciguarla, y para que no se ponga celosa de las ofrendas y regalos dados al Sol. Cada quién debe ser atendi- do convenientemente, pues la sequia es indeseable, pero también lo es el exceso de agua. Los otomies no olvidan que asi como permite la vida, el agua también la arrebata: el agua es un principio césmi- co otomi, con el cual no sélo principia la vida, sino que también la acaba. Como veremos mas adelante, el mitico diluvio que acabé con una antigua poblacién de ra inclemente. Con 94 Pn. Soe Agia y Care 2 gigantes, es permanentemente recorda- do. Por ahora destaquemos cémo es que el ‘Agua se ha desdoblado en diversas enti- dades, fastas y nefastas. Como Santa, la San Juanita es ubicada junto con otras divinidades de procedencia catélica en la parte alta del altar, con las potencias ce- lestes. Podria decirse que es el agua del cielo, pero asume muchas de las carac~ teristicas de la Sirena (ofrendada en la parte baja del altar, con las potencias te~ rrestres), al punto que llega a confundir- se con ella. De hecho, la Sirena terrestre y la San Juanita celeste no son mas que el desdoblamiento de una misma divini- dad, Xumpf Déhe, Sefiora del Agua, que rodea al mundo, presente tanto en la tie~ rra como en el cielo y el inframundo Si bien las diversas prendas ofrendadas (sombrillas, sombreros y vestidos), pre- sentan el color verde-azul propio del agua pura y cristalina (caracteristico de la Si- rena), las figuras de papel que represen- tan al agua fasta son recortadas en papel blanco. En general, todas las potencias divinas fastas (y algunas de las nefastas) se recortan en papel blanco, en tanto que los colores estén reservados para los ai- res nocivos que han causado alguna en- fermedad, o bien, para representar a las semillas en un contexto benigno. Estos malos aires causantes de enfermedades, pueden provenir del agua: el agua con- taminada, el agua sucia, parecen estar identificadas con algtin color. El color del papel de los recortes nefastos en que se encarna el “agua mala”, dan cuenta del agua amarilla, verde, roja, negra, mora da, y demas colores propios del agua ne- fasta. Es el agua de los muertos, el agua Foto 4. De igual forma que en los altares tradicionates, ta parte inferior det altar de los templos catélicos es ocupada para ofrendar al agua, En la imagen, se aprecta el etimulo de cu- betas con agua de los pozos, ofrendada con flo res y velas, durante ta fiesta de la Santa Cruz, en medio de una misa celebrada por un sacer- dote de la Iglesia Ortodoxa Rusa, con presencia en la regién de la Huasteca. Para los otomies, que sean catélicos u ortodoxos es intrascen- dente. Lo importante es que las potencias det mundo ne dejen de ser atendidas. En tiempo de sequia, agasajar al agua es de primer orden. (Usrael Lazcarro Salgado. Ixhuatién de Madero, Veracruz, 2006). ptitrida, el agua sucia, de donde salen malos aires, vientos nocivos que traen enfermedades. Aqui también encontra remos a la Sirena, pero nefasta, y sera extrafio encontrar aqui a la Virgen San Juanita. Asi pues, la Sirena contempla todas las formas del agua. Mas adecua- do seria asumir que cuando se trata de la Sirena, se esta frente a una divinidad polimorfa, que se desdobla con la misma facilidad con que se diversifica el agua en el mundo. El agua en la que se gesté el mundo La Sirena, el agua, nunca estan solas. El cerro, los vientos, las nubes, los ances- tros, todos de alguna forma interactian con el agua. Desde el viento que la trae y el rayo que avisa la orden dada por el certo, hasta los muertos que envidian el 95 liquido precioso y atajan la Iluvia por me- dio de los temibles Arco iris que operan como una especie de corral que impide a los seres humanos acceder al agua: de nueva cuenta vemos aqui el cardcter ne- fasto, enfermizo, del espectro multicolor de los muertos que se apropian del agua, Por eso, para que siga habiendo agua en el mundo y garantii es preciso ofrendar a todos aquellos que en algtin momento dado puedan impedir el acceso al agua: los cerros, los vientos, los muertos, el Arco iris, etc. Asi, junto con el agua se ofrenda y se canta a otras potencias divinas vinculadas con ella: el Trueno y el Rayo, el “Juez del Agua”, 0 bien la lluvia y la tormenta. Este es un ejemplo del Canto de la Tormenta (bei taye) recogido por Galinier: ir la supervivencia “Yo soy la nube, soy la tormenta, y recorro el mundo porque Dios me ha dado el poder para que todos mis hijos se beneficien de mi. cQuién puede darles a ustedes agua cuando tienen sed, sino yo?

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