Contestacion de Demanda
Contestacion de Demanda
Contestacion de Demanda
VS
MARINA HERMNÁNDEZ BARRO
ORDINARIO CIVIL DE DAÑO MORAL
ASUNTO: CONTESTACIÓN DE DEMANDA
Que por medio del presente escrito y encontrándome dentro del plazo legal fijado para tal efecto
vengo a contestar la improcedente, obscura e ineficaz demanda instaurada en mi contra, misma
que me fuera notificada el día veinte de abril del dos mil veintiuno, por lo que estando dentro del
término de Diez días que me fueran concedidos para tal efecto, se realiza la presente
Contestación en los siguientes términos:
Se objetan por cuanto a su alcance y valor probatorio pretendido todas y cada una de las pruebas
ofrecidas por el accionante, toda vez que las mismas son improcedentes para demostrar su
acción, en virtud de los argumentos vertidos en el presente ocurso de contestación de demanda.
Los derechos fundamentales previstos en los preceptos constitucionales citados garantizan que:
a) La manifestación de las ideas no sea objeto de inquisición judicial o administrativa, sino en el
caso de que se ataque la moral, los derechos de tercero, se provoque algún delito o perturbe el
orden público; b) El derecho a la información sea salvaguardado por el Estado; c) No se viole la
libertad de escribir y publicar sobre cualquier materia; d) Ninguna ley ni autoridad establezcan
censura, ni exijan fianza a los autores o impresores, ni coarten la libertad de imprenta; e) Los
límites a la libertad de escribir y publicar sobre cualquier materia sean el respeto a la vida
privada, a la moral y a la paz pública. En ese sentido, estos derechos fundamentales de libre
expresión de ideas y de comunicación y acceso a la información son indispensables para la
formación de la opinión pública, componente necesario para el funcionamiento de una
democracia representativa.
El Tribunal Pleno, el diecisiete de abril en curso, aprobó, con el número 24/2007, la tesis
jurisprudencial que antecede. México, Distrito Federal, a diecisiete de abril de dos mil siete.
Nota: Por ejecutoria de fecha 7 de enero de 2010, el Tribunal Pleno declaró improcedente la
contradicción de tesis 53/2008-PL en que participó el presente criterio.
Hechos: Un abogado presentó una demanda por daño moral alegando que la información
divulgada en una nota periodística afectaba su derecho al honor. La acción fue desestimada. Al
fallarse el juicio de amparo directo, el Tribunal Colegiado de Circuito sostuvo que esa persona
debía considerarse como una figura pública en la modalidad de persona privada con proyección
pública, pues la abogacía, específicamente cuando se ejerce en el aparato de impartición de
justicia en materia laboral, es una actividad profesional de interés público y con trascendencia
colectiva.
Criterio jurídico: La Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación considera que la
mera intervención de una persona como abogado defensor de otra u otras personas dentro del
aparato de impartición de justicia y, en específico, en juicios en materia laboral, no conlleva
necesariamente y en todos los casos su proyección como figura pública. La relevancia pública
para efectos de categorizar a alguien como una figura pública no puede condicionarse solamente
al ejercicio de una actividad profesional que participa, directa o indirectamente, en materias que
son relevantes para la comunidad. Un abogado puede llegar a ser figura pública, pero ello se
deriva del análisis de sus propias actividades en relación con el contexto y el tema a debate en
concreto, no por el solo hecho del ejercicio de su profesión o su desempeño en cierta materia del
Derecho.
Justificación: De acuerdo con jurisprudencia reiterada, hay al menos tres razones (no excluyentes
entre sí) que justifican la categorización de ciertas personas como figuras públicas; a saber: 1)
que la persona deba someterse a un control más estricto por parte de la colectividad en razón de
la función pública que desempeña, de la incidencia que tiene en la sociedad o por su relación con
un suceso importante (por ejemplo, los servidores públicos); 2) la decisión voluntaria de
participar en lo público o de hacer pública cierta información, así como la asunción voluntaria de
un riesgo a la publicidad, y 3) la posibilidad de acceso a los medios de comunicación y a la
opinión pública. En ese sentido, es inviable aceptar una regla general que incluya a cualquier
abogado como figura pública dentro de la subcategoría de persona privada con proyección
pública, ya que no se cumpliría ninguno de estos supuestos. En primer lugar, porque si bien
puede existir una conexión entre el ejercicio de esta profesión y una especial responsabilidad
social, un criterio general sería sobreinclusivo, pues el ejercicio de la abogacía es sumamente
variado y hay varias áreas de práctica en las que no se puede predicar un grado de
responsabilidad diferenciado frente a la sociedad. Además, no toda intervención con el aparato
de procuración de justicia requiere de un título de abogado, por lo que el criterio también podría
ser infraincluyente. De igual manera, la libertad e independencia de los abogados (garantías
necesarias en su ejercicio profesional) se podrían ver amenazadas ante un criterio tan amplio y
general. En segundo lugar, no hay ningún indicativo de que el ejercicio de la abogacía entrañe
forzosamente una mayor exposición a la opinión pública o que haya un interés general de los
medios sobre estas personas, de modo que esta profesión no requiere la aceptación necesaria de
una mayor injerencia en el derecho al honor y a la vida privada. Finalmente, no es posible asumir
que los abogados tengan un acceso privilegiado a los medios de comunicación y a la opinión
pública que conlleve su proyección como figura pública por el solo hecho de su profesión.
Amparo directo en revisión 6467/2018. 21 de octubre de 2020. Cinco votos de los Ministros
Norma Lucía Piña Hernández, Ana Margarita Ríos Farjat, Jorge Mario Pardo Rebolledo, quien
reservó su derecho para formular voto concurrente, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena y Juan Luis
González Alcántara Carrancá. Ponente: Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena. Secretario: Miguel
Antonio Núñez Valadez.
Esta tesis se publicó el viernes 04 de diciembre de 2020 a las 10:16 horas en el Semanario
Judicial de la Federación.
Amparo en revisión 1005/2018. Miguel Ángel León Carmona. 20 de marzo de 2019. Cuatro
votos de los Ministros Alberto Pérez Dayán, Eduardo Medina Mora I., José Fernando Franco
González Salas y Javier Laynez Potisek; votó con reservas José Fernando Franco González
Salas; Javier Laynez Potisek manifestó que formulará voto concurrente. Ponente: Eduardo
Medina Mora I. Secretario: Juvenal Carbajal Díaz.
Esta tesis se publicó el viernes 07 de junio de 2019 a las 10:13 horas en el Semanario Judicial
de la Federación.
TERCERA.- LA DE SINE ACTIONE AGIS.- Que consiste en la negación de los hechos y del
derecho ejercitado, revirtiendo la carga de la prueba al accionante.
SEXTA.- Todas y cada una de las excepciones que se desprendan del presente escrito de
contestación a la improcedente demanda reconvencional ejercitada en mi contra
Y fin de colmar la improcedencia de la acción ejercitada por el accionante, desde este momento
ofrezco las siguientes:
P R U E B A S
2.- LA CONFESIONAL.- A cargo del actor JORGE MARIN BONFIL, mismo que deberá
comparecer personalmente para absolver posiciones que sean calificadas de legales, mismas que
se exhibirán en el momento procesal oportuno, debiendo apercibirse a dicho absolvente que en
caso de incomparecencia sin causa justa será considerado confeso de las posiciones que sean
calificadas de legales. Prueba que se relaciona con todos y cada uno de los hechos vertidos en el
presente ocurso de contestación de demanda y tiene como finalidad acreditar la improcedencia
de la acción ejercitada, en virtud de que La suscrita no ha causado el daño moral al accionante.
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MARINA HERNÁNDEZ BARRO