Oracion Jues Samto
Oracion Jues Samto
Oracion Jues Samto
Jesús nos presentamos ante ti sabiendo que nos llamas y que nos amas tal
como somos.
"Tú tienes palabras de vida eterna y nosotros hemos creído y conocido que tú
eres el Hijo de Dios"
Tu presencia en la Eucaristía ha comenzado con el sacrificio de la última cena
y continúa como comunión y donación de todo lo que eres. Aumenta nuestra
FE. Por medio de ti y en el Espíritu Santo que nos comunicas, queremos llegar
al Padre para decirle nuestro SÍ unido al tuyo.
Con esta FE, hecha de escucha contemplativa, sabremos iluminar nuestras
situaciones personales, así como los diversos sectores de la vida familiar y
social. Tú eres nuestra ESPERANZA.
Nuestro corazón se llena de gozo y de esperanza al saber que vives "siempre
intercediendo por nosotros". Nuestra esperanza se traduce en confianza, gozo
de Pascua y camino apresurado contigo hacia el Padre. Queremos sentir como
tú y valorar las cosas como las valoras tú. Porque tú eres el centro, el principio
y el fin de todo.
Nos has dado a tu Madre como nuestra para que nos enseñe a meditar y
adorar en el corazón. Ella, recibiendo la Palabra y poniéndola en práctica, se
hizo la más perfecta Madre.
Ayúdanos a ser tu Iglesia misionera, que sabe meditar adorando y amando tu
Palabra, para transformarla en vida y comunicarla a todos los hermanos.
Amén.
Señor mío Jesucristo, que por amor a los hombres estás día y noche en este
sacramento, lleno de misericordia y amor, esperando, llamando y acogiendo a
cuantos vienen a visitarte. Creo que estás presente en el santísimo sacramento
el Altar; te adoro ahí desde el abismo de mi nada; te doy gracias por todos los
beneficios que me has hecho, y especialmente por haberte dado todo a mí en
este sacramento, y por abogada a María, tu madre santísima, y por haberme
llamado a visitarte en este lugar santo. Saludo hoy a tu amantísimo Corazón y
es mi intención saludarlo por tres fines: el primero, para darte gracias por tan
insigne don; el segundo, para reparar las injurias que has recibido en este
sacramento; y tercero, para adorarte desde aquí en esta visita, en todos los
lugares de la tierra donde estés sacramentado. Jesús mío, te amo con todo mi
corazón. Me arrepiento de haber ofendido tantas veces en mi vida pasada, a
tu bondad infinita. Propongo mediante tu gracia no ofenderte más en
adelante, y ahora me consagro enteramente a ti, renuncio a mi voluntad, a mis
afectos, a mis deseos, a todo lo que me pertenece, y te hago de ello donación.
En adelante, haz de mí y de todas mis cosas cuanto te plazca. No te pido ni
quiero otra cosa que tu santo amor, la perseverancia final y el perfecto
cumplimiento de tu voluntad. te encomiendo las aLmas benditas del
purgatorio y en particular las más devotas del Santísimo sacramento y de
María. Te encomiendo también todos los pobres pecadores. Pon fin, oh
salvador amantísimo, uno todos mis afectos a los de tu amorosísimo Corazón,
y así unidos los ofrezco a tu Padre, pidiéndole en tu nombre se digne
aceptarlos y oiga mis súplicas por amor tuyo. Amén.
ORACION
Te adoro con devoción, Dios escondido, oculto verdaderamente bajo estas
apariencias. A Ti se somete mi corazón por completo, y se rinde totalmente al
contemplarte. Al juzgar de Ti, se equivocan la vista, el tacto, el gusto; pero
basta el oído para creer con firmeza; creo todo lo que ha dicho el Hijo de Dios:
nada es más verdadero que esta palabra de verdad. En la Cruz se escondía sólo
la Divinidad, pero aquí se esconde también la Humanidad; creo y confieso
ambas cosas, y pido lo que pidió aquel ladrón arrepentido. No veo las llagas
como las vio Tomas pero confieso que eres mi Dios: haz que yo crea más y más
en Ti, que en Ti espere y que te ame. ¡Oh memorial de la muerte del Señor!
Pan vivo que das vida al hombre: concede a mi alma que de Ti viva y que
siempre saboree tu dulzura. Señor Jesús, bondadoso Pelícano, límpiame a mí,
inmundo, con tu Sangre, de la que una sola gota puede liberar de todos los
crímenes al mundo entero. Jesús, a quien ahora veo oculto, te ruego que se
cumpla lo que tanto ansío: que al mirar tu rostro cara a cara, sea yo feliz viendo
tu gloria.
Señor mío Jesucristo, que por amor a los hombre estás noche y día en este
sacramento, lleno de piedad y de amor, esperando, llamando y recibiendo a
cuantos vienen a visitarte: creo que estás presente en el sacramento del altar.
Te adoro desde el abismo de mi nada y te doy gracias por todas las mercedes
que me has hecho, y especialmente por haberte dado tu mismo en este
sacramento, por haberme concedido por mi abogada a tu amantísima Madre
y haberme llamado a visitarte en este iglesia.
Adoro ahora a tu Santísimo corazón y deseo adorarlo por tres fines: el primero,
en acción de gracias por este insigne beneficio; en segundo lugar, para
resarcirte de todas las injurias que recibes de tus enemigos en este
sacramento; y finalmente, deseando adorarte con esta visita en todos los
lugares de la tierra donde estás sacramentado con menos culto y abandono.