Subsistema Fronterizo

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www.flacsoandes.edu.

ec

Ariel Ávila ~ Juan Felipe Suárez


David Sánchez ~ María Fernanda Ramírez

El subsistema fronterizo
de Colombia:
lugar estratégico de los
mercados ilegales
El subsistema fronterizo de Colombia : lugar estratégico de los
mercados ilegales / Ariel Fernando Ávila Martínez y otros. -- Bogotá :
Taller de Edición Rocca, 2017.
480 páginas : mapas ; 21 cm. -- (Colección fronteras)
ISBN 978-958-5445-02-4
1. Crimen organizado - Colombia 2. Criminología - Colombia 3.
Bandas criminales - Colombia 4. Mercados financieros ilegales - Colombia
I. Ávila Martínez, Ariel Fernando, 1983- , autor II. Serie.
364 cd 21 ed.
A1581308

CEP-Banco de la República-Biblioteca Luis Ángel Arango


El subsistema fronterizo de Colombia: lugar estratégico de los mercados ilegales

© Fundación Paz & Reconciliación


© FLACSO Ecuador
© IDRC-CDRI
Octubre de 2017
Bogotá, D. C., Colombia

ISBN: 978-958-5445-02-4
Fundación Paz & FLACSO Ecuador IDRC-CDRI
Reconciliación La Pradera E7-174 y 150 Kent Street
Cll 26B # 4A-45 Edificio KLM, Av. Diego de Almagro Phone: (+1) 613-236-6163 ~
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Bogotá, Colombia
Primera edición: Taller de Edición · Rocca® S. A., Bogotá D. C., Colombia, 2017

Edición y producción editorial: Taller de Edición • Rocca® S. A.


Carrera 4aA No. 26A-91, oficina 203 Teléfonos:
(57+1) 243 2862 - 243 8591 [email protected]
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Bogotá D. C., Colombia
Editor general: Luis Daniel Rocca Lynn
Coordinación editorial: Gabriela Rocca Barrenechea
Juanita Rocca Toro
Revisión de textos: Yeimi Cardozo, Cristina Sánchez, Brenda Serán /
TdeER®
Diseño y concepto de cubierta: Antonio Mena / FLACSO
Diseño y diagramación: Juan Pablo Rocca Barrenechea
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Teléfono: (57+1) 724 8586


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Impreso y hecho en Colombia • Printed and Made in Colombia

Colección FRONTERAS
El nombre de la colección FRONTeras viene de la palabra “frontera” en plural que resulta un término
compuesto entre “front”, quc alude a lo que está adelante y “eras”, que hace referencia a distintos
periodos históricos marcados por hechos trascendentales. En otras palabras, es una forma de mirar
positivamente las eras que están por delante en las zonas de integración –no de muros– entre los
Estados.

Índice

Presentación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . IX

Capítulo 1
Introducción general . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1
Referencias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13

Capítulo 2
Estado del arte: de las fronteras como límite a las fronteras
como espacios de integración . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15
Estudios sobre las relaciones políticas en el subsistema
fronterizo colombiano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
20 Estudios de las relaciones comerciales legales entre países . . . . . . . .
. . 26 Enfoque limítrofe –línea divisoria de fronteras– . . . . . . . . . . . .
. . . 28 Flujos de economía
ilegal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28 Flujos migratorios
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31 Dinámicas
fronterizas locales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32
Referencias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35
Capítulo.............................................................................................................................
De los carteles a las redes criminales.............................................................................
De la “marimba” a los carteles..........................................................................................
La era de los carteles y el para-Estado..............................................................................
Proceso 8.000 y juicio al presidente Ernesto Samper.......................................................
Las nuevas mafias.............................................................................................................
El poder paramilitar..........................................................................................................
Las Bacrim y el nuevo cartel............................................................................................
Referencias........................................................................................................................

Capítulo 4
Caracterización de las fronteras colombianas:
sus departamentos y municipios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .101
Caracterización económica, social y política de las fronteras . . . . . . . . .103
Evolución del conflicto armado en las zonas de frontera y su
internacionalización . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .11
6 Internacionalización del
conflicto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .145
Conclusiones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .149
Referencias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .152

Capítulo 5
Dinámicas del subsistema fronterizo colombiano . . . . . . . . . . . . . . .155
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .15
5 El
narcotráfico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .160
El tráfico de
armas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .191 El
contrabando . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .212
Trata de personas y tráfico de
migrantes . . . . . . . . . . . . . . . . . . .234 Minería ilegal . . . . . . .
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .253 Conclusiones . . . . . . .
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .267
Referencias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .270

Capítulo 6
Acciones institucionales contra las economías ilegales en el
subsistema fronterizo
colombiano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .285 Acciones
institucionales contra las economías ilegales . . . . . . . . . . . .288
Política internacional colombiana frente a sus
vecinos . . . . . . . . . . . .297 Estrategias de fortalecimiento territorial e
institucional. Tratados internacionales y cooperación bilateral y multilateral
para la lucha contra la trata de personas y el tráfico de
migrantes . . . . . . .331
Conclusiones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .337
Referencias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .3
39 Capítulo 7
El Plan Colombia, catalizador de las hostilidades y los
cambios en la geopolítica del narcotráfico . . . . . . . . . . . . . . . . . . .345
Referencias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .382

Capítulo 8
Conclusiones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .385

Anexo
La guerra por las zonas post FARC . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .397
Zonas post FARC . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .400
1. Antioquia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .405
2. Arauca . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .410
3. Cauca . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .410
4. Caquetá . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .412
5. Norte de Santander . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .414
6. Sur de Córdoba . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .415
7. Meta . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .416
8. Sur del Tolima . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .418
9. Nariño . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .419
10. Valle del Cauca . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .422 11.
Chocó . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .422
Conclusiones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .423

Presentación
El proyecto de investigación “Explorando la economía política de la
violencia en los sistemas fronterizos de América Latina: hacia una
comprensión integral”, se desarrolló bajo la coordinación de la Facultad
Latinoamericana de Ciencias Sociales ( FLACSO), sede Ecuador, y fue
posible gracias al apoyo del International Development Research
Council (IDRC), de Canadá. Se realizó en un marco interinstitucional
internacional muy amplio, en el que participaron el Colegio de la
Frontera Norte de México, FLACSO-Guatemala, Fundación Paz y
Reconciliación de Colombia, FLACSO-Ecuador, la Universidad
Católica de Perú, el Centro Boliviano de Estudios Multidisciplinarios,
el Laboratório de Estudos e Pesquisas Internacionais e de Fronteira de
Brasil, la Universidad Nacional del Litoral de Argentina y la
Universidad San Francisco de Quito, Ecuador.
El estudio buscó comprender la estructura y las características del
sistema fronterizo global de América Latina, a partir de las economías
ilegales y de los delitos conexos; esto es, se propuso dilucidar cómo se
constituye la relación transfronteriza en Latinoamérica a partir de los
actores –red global del crimen– y del “espacio de los lugares” que
estructuran los circuitos, las rutas y los nodos de la ilegalidad.
La investigación se impulsó bajo un esquema colaborativo de
producción social del conocimiento, concebido desde una perspectiva
que intentó superar los estudios de caso, para construir una visión
comprensiva de las fronteras en la región, en el entendido que estas
adquieren una condición sistémica de

IX

Presentación

espectro mundial; es decir, que las fronteras entre los países están
integradas por encima de los territorios de los Estados colindantes.
Con ese objetivo se plantearon dos entradas metodológicas
convergentes: la de las realidades fronterizas nacionales, entendidas
como subsistemas (ocho países), y la de las temáticas concebidas como
líneas transversales (cuatro temas). Paralelamente, se partió de una
concepción en la que el límite es establecido como una línea que
demarca el territorio de un Estado con respecto a otro –por lo tanto,
acordado entre ellos–, mientras la frontera es una región construida a
partir de la confluencia de las relaciones interestatales, que nacen donde
terminan o empiezan los Estados vecinos. Por eso se puede afirmar que
los límites son relativamente inmutables, mientras las fronteras son
construcciones sociales que se hayan en permanente cambio, porque allí
se encuentran las dinámicas de cada uno de los Estados y, ahora, de la
economía planetaria.
Con este libro se inicia la segunda fase de la Colección FRONTeras1,
compuesta por un total de doce volúmenes que serán publicados
durante 2017. El presente trabajo –que es el primer resultado del
proyecto– compila el conjunto de ponencias presentadas en el marco
del seminario internacional “Sistema fronterizo global en América
Latina: mercados ilegales y violencia”, realizado los días 24 y 25 de
noviembre de 2014 en Quito, Ecuador.
Como el seminario que le dio origen, el presente libro busca realizar
una aproximación a los estudios de frontera en ocho países de la región
(México, Guatemala, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Brasil,
Argentina) y uno de Europa (Italia), así como a cuatro temas
transversales considerados claves para la comprensión del sistema
fronterizo global: mercados ilegales, género, ciudades de frontera y
legislación penal comparada. La lectura y el estudio del libro deben,
entonces, realizarse comprensivamente, pues el valor añadido de este
volumen está en el panorama general que ofrece una vez considerados
los textos en conjunto.

1 La primera fase estuvo compuesta por siete títulos, que pueden ser consultados en FLACSO
Andes:
http://www.flacsoandes.edu.ec/libros

X
El nombre de la colección FRONTeras viene de la palabra “frontera”
en plural, que resulta un término compuesto entre “front”, que alude a
lo que está adelante y “eras”, que hace referencia a distintos períodos
históricos marcados
Presentación

por hechos trascendentales. En otras palabras, es una forma de mirar


positivamente las eras que están por delante en las zonas de integración
–no de muros– entre los Estados.

Fernando Carrión M. Markus Gottsbacher


Coordinador del Proyecto Oficial Principal de Programa
Fronteras Globales de AL Economías Inclusivas
FLACSO - Ecuador IDRC - Canadá
XI
Capítulo 1

Introducción general

América Latina es una de las regiones del mundo con los niveles más
altos de violencia social y política. Esta situación no es nueva. El siglo
XX estuvo plagado de guerras civiles que dividieron a la población de
naciones enteras, además de dictaduras militares que mostraron la
faceta más atroz del Estado moderno, así como importantes procesos
revolucionarios que, a través de la violencia, trastocaron los cimientos
de sociedades desiguales e inequitativas. Si damos un rápido vistazo
geográfico de norte a sur, encontramos la Revolución Mexicana, las
guerras de guerrillas en Centroamérica, los movimientos
insurreccionales de los países andinos, hasta llegar a las dictaduras
militares del Cono Sur. Todos estos acontecimientos históricos han
trastocado la relación entre la ciudadanía y el Estado, así como la
relación entre grupos sociales, al generar profundas cicatrices que
alimentan la desconfianza y ponen en cuestión elementos centrales de
la democracia, como el Estado de Derecho y la representación política.

1
Capítulo 1

La desigualdad económica y la marginación sociopolítica han sido


condiciones estructurales que motivan a sectores de la población a
cuestionar la legalidad del Estado en América Latina, bien sea con la
pretensión de transformar el orden político existente o con intenciones
puramente egoístas ligadas a la obtención de beneficios económicos
privados. Si se observa con detenimiento la historia reciente del
continente, se puede plantear que durante gran parte del siglo XX el
mayor desafío al que se enfrentaron los regímenes políticos
latinoamericanos provenía del surgimiento y posterior fortalecimiento
de organizaciones políticas armadas, las cuales cuestionaban la
legitimidad de órdenes sociales con profundas desigualdades y pocos
espacios de participación política, en los que una parte importante de la
población no podía expresar su voluntad política, y se encontraba
excluida de los supuestos beneficios que las élites proyectaban como
resultado de su modelo de progreso.
Estos acontecimientos históricos no son los únicos elementos que
han alimentado el caudal de violencia que se cierne sobre la región.
Ante las profundas desigualdades económicas y la fragilidad
institucional ligadas a la inestabilidad política, Latinoamérica también
ha visto cómo las calles de sus ciudades y los paisajes de sus campos,
se han convertido en el teatro de operaciones de grupos criminales,
dedicados a obtener beneficios económicos de actividades prohibidas
por la ley, y en las que el control o la regulación del mercado se ejerce
a través de la amenaza y el uso efectivo de la violencia.
Tras la caída del Muro de Berlín, el ocaso de las ideologías
revolucionarias, y la consolidación del modelo de desarrollo neoliberal,
basado en el libre mercado y el crecimiento hacia afuera, se puede
plantear que uno de los principales retos a los que se han tenido que
enfrentar las sociedades latinoamericanas para construir un orden
democrático y garantizar la continuación del Estado de Derecho, son
las organizaciones criminales vinculadas a negocios ilícitos de carácter
transnacional. La violencia política cedió paso a un auge de la violencia
social, desarrollada principalmente en los sectores marginados de la
sociedad. Además ha sido cuna de grupos mafiosos y criminales

2
Introducción general

ligados al narcotráfico, la trata de personas, el tráfico de armas y el


contrabando. Al respecto, vale la pena destacar lo señalado por el
investigador Francisco Rojas Aravena:

(…) El crimen organizado desafía el desarrollo y la


gobernabilidad democrática en América Latina y el Caribe. Este
fenómeno se ha generalizado y adquirido nuevas y más violentas
formas de operación en todo el hemisferio. Ello dificulta la vigencia
del Estado de Derecho, impide un efectivo imperio de la ley, afecta
gravemente la economía y la seguridad de las empresas privadas, y
erosiona los sistemas políticos y las instituciones democráticas en
todos los países de la región (Solís & Rojas Aravena, 2008).

Si bien ha existido la creencia en algunos sectores políticos e incluso


intelectuales, que la economía informal e ilegal que afecta a grandes
regiones de algunos países del continente ha servido como colchón
para palear las crisis económicas cíclicas, lo cierto es que a largo plazo
los resultados de estos fenómenos son devastadores para un país.
Autoritarismos regionales, estructuras paralelas de regulación social y
administración de justicia y Estados mafiosos subregionales.
En años recientes lo que se ha observado es una lenta pero profunda
erosión del poder político, que antes se encontraba en manos del
Estado. De un lado, el neoliberalismo y su reforma del Estado han
hecho de este un actor menor en el control de los procesos económicos
y financieros, y del otro lado, los mecanismos de integración política y
los tratados internacionales pretenden crear mandatos con fuerza de
ley, y espacios para la toma de decisiones de orden supranacional. Esta
pérdida de poder hacia fuera, viene acompañada de una cesión hacia
actores locales que se encuentran organizados en redes globales de
grupos ilegales, quienes cuestionan el monopolio de la violencia estatal
para mantener el control de sus actividades criminales.
Si bien los Estados han celebrado victorias, y efectivamente han
conseguido objetivos de alto valor en su lucha contra el crimen
organizado, la guerra continúa y los desafíos y retos han cambiado pero

3
Capítulo 1

no han desaparecido. Un ejemplo de ello lo encontramos en el


narcotráfico. Corría el año de 1993, cuando en medio de una larga y
enconada persecución, fue abatido en la ciudad de Medellín el
reconocido narcotraficante Pablo Escobar Gaviria. Desde los años
ochenta desafió al Estado colombiano, y su organización el cartel de
Medellín llegó a poner contra las cuerdas la institucionalidad y a las
élites dirigentes, sin importar que en medio de su campaña bañó de
sangre y temor al conjunto de la sociedad.
Escobar se entregó a la justicia el 19 de junio de 1991, a cambio de
negociar la forma como iba a cumplir su condena, y exigió que bajo
ninguna circunstancia fuera a ser extraditado a los Estados Unidos. A
pesar de ello, el capo colombiano continuó delinquiendo desde La
Catedral, centro de reclusión de lujo construido exclusivamente para
que purgara su pena, lo que obligó al entonces presidente de la
República César Gaviria Trujillo, a tomar el control del penal y
trasladar a Escobar a una guarnición militar. Los informantes e
infiltrados del capo le advirtieron de esta situación, y el 22 de julio de
1992, tan sólo 406 días después de haberse entregado a la justicia, se
fugó y continuó desafiando al Estado colombiano hasta su muerte en
1993.
Aunque unos años más tarde los grandes carteles colombianos se
acabaron, tanto por la presión de las políticas antidrogas del Estado
colombiano, como por las venganzas y disputas entre grupos al interior
de estas organizaciones delictivas, el negocio del narcotráfico continúa
siendo una de las principales amenazas a la seguridad regional en
América Latina, con nuevos carteles que usan nuevas estrategias, y que
bajo nuevas formas de organización siguen obteniendo beneficios
económicos de esta actividad ilícita. En Colombia, las organizaciones
criminales dedicadas al narcotráfico se transformaron o fueron
sustituidas por nuevos grupos emergentes, lo que implicó una
“democratización” y descentralización del negocio en el país.
De los mandos medios y las bases de los poderosos cartel de
Medellín, cartel de Cali y el emergente cartel del Norte del Valle, así
como remanentes de los grupos paramilitares desmovilizados, surgen

4
Introducción general

múltiples organizaciones criminales que controlan una porción de la


producción y la distribución de drogas ilícitas. Como consecuencia de
ello, la figura del gran capo, un líder carismático que controla una
organización a partir del respeto y el temor que infunde sobre sus
subalternos, emergen los traquetos o pequeños narcotraficantes,
quienes cuentan con capacidad para negociar algún cargamento de
droga que tiene como destino Europa o Estados Unidos, pero no para
hacerse con el control de una gran organización criminal que lleva a
cabo el total de la cadena productiva y comercial de la droga.
Esta democratización implicó un aumento de la competencia entre
las organizaciones narcotraficantes, así como una descentralización de
los procesos de producción y distribución de esta economía ilegal. Es
decir, algunos de estos grupos criminales se encargan de proteger los
cultivos de uso ilícito, otros de conseguir los insumos químicos para la
producción de las drogas ilícitas, algunos más de las labores de
intermediación, y otros controlan rutas y prestan servicios de
seguridad. En últimas, se pasó de un sistema de organización y
funcionamiento jerárquico bajo el control de una estructura criminal, a
un sistema en forma de red, que se articula a través de nodos
territoriales que cumplen funciones específicas dentro de la economía
ilegal de las drogas.
En este contexto, las organizaciones dedicadas al narcotráfico en
Colombia perdieron su centralidad en el negocio, pues pasaron a ser un
nodo más dentro de una red global del crimen. A pesar de ello, la
influencia del crimen organizado en la región continúa siendo
importante, con nuevos liderazgos que marcan un reordenamiento
geopolítico del crimen. Es el caso del ascenso de los carteles
mexicanos, entre los que se encuentra el cartel de Sinaloa. Nótese
cómo en México después de la captura de El Chapo, el cartel de
Sinaloa ha entrado en una disputa interna, y ahora se encuentran al
menos tres líneas de mando. Es un proceso similar al que ocurrió en
Colombia.
En años recientes, en diversos medios de comunicación y en
algunos trabajos de investigación, se ha dicho que la sociedad y el

5
Capítulo 1

Estado mexicano viven un proceso de colombianización, en el que las


organizaciones narcotraficantes recurren a una estrategia que combina
la corrupción de altas esferas del poder público con la utilización de
una violencia desmedida, lo que les permite continuar con su negocio a
flote. A pesar de que son casos históricos distintos, y que suceden en
sociedades con diferentes contextos sociales y políticos, lo que sí
reflejan los dos casos es la capacidad que ha alcanzado el crimen
organizado en América Latina para hacer frente a las acciones
institucionales, y a la vez permearlas para que actúen en su beneficio.
Al igual que Pablo Escobar en 1992, Joaquín El Chapo Guzmán se
ha escapado de centros de reclusión de máxima seguridad en territorio
mexicano, y no una sino dos veces. La primera de ellas ocurrió en 2001,
tras escapar de la cárcel de máxima seguridad Puente Grande, ubicada
en el oeste de México, donde cumplía una pena de veinte años tras ser
detenido en Guatemala en 1993, el mismo año de la muerte de Pablo
Escobar. Entre su primera fuga en 2001, y su recaptura trece años
después, en febrero de 2014, según el Departamento del Tesoro de
Estados Unidos, El Chapo Guzmán logró construir una de las más
poderosas redes de tráfico de cocaína, marihuana, heroína y
metanfetaminas del mundo (La Vanguardia, 2015).
Ser uno de los criminales más buscados, y considerado por la
comunidad internacional como uno de los más peligrosos, no impidió
que en tan sólo un año y medio después de su segunda captura, El
Chapo se fugase de otro centro carcelario de máxima seguridad
llamado El Altiplano, el día sábado 11 de julio de 2015. El mayor
narcotraficante de México se fugó a través de un túnel de 1.7
kilómetros, que conectaba la ducha de su celda con el exterior del
centro carcelario. Si bien, algunos meses más tarde Guzmán es
capturado nuevamente, su capacidad para continuar actuando desde el
interior de las cárceles mexicanas es un ejemplo de la fortaleza
operativa del crimen transnacional. Al igual que Escobar años atrás en
Colombia, el líder del cartel de Sinaloa debe tener una importante
estructura de colaboradores e informantes instalados tanto en el interior
de las instituciones públicas, como desperdigados entre la población

6
Introducción general

civil, pues de otra manera no se explican los hechos ocurridos en años


recientes en territorio mexicano.
A pesar de los esfuerzos de los Estados en materia de seguridad y
defensa, encaminados a combatir las economías ilegales
transnacionales, y de los intentos por fortalecer la institucionalidad
regional a partir de la cooperación bilateral y multilateral entre
diferentes países, esta red global del crimen continúa generando
millonarios dividendos derivados de los mercados criminales, lo que a
su vez hace que la población de muchas zonas del continente viva
sumergida en medio de la violencia, con dificultades para acceder a la
justicia, entre el miedo al criminal y la desconfianza frente a la
autoridad.
En esta perspectiva, las fronteras cobran relevancia en tanto
espacios de vinculación y articulación entre lo nacional, el escenario
regional y el ámbito global. El neoliberalismo y la apertura comercial,
junto con las revoluciones de la información y las comunicaciones, han
profundizado la globalización abriendo un importante abanico de
oportunidades para el intercambio de mercaderías legales en el mundo
entero. En este contexto donde las fronteras dejan de verse como el
límite entre Estados y comienzan a actuar como plataformas
internacionales de conexión global, también se concretan circuitos
mundiales para la circulación de mercancías ilegales que se camuflan
entre el comercio legal y aprovechan las oportunidades que este ofrece.
En América Latina está a la orden del día la presencia de estas
economías ilegales. El narcotráfico, el tráfico de armas, el contrabando,
la trata de personas y la minería ilegal son actividades lucrativas al
margen de la ley que son llevadas a cabo por organizaciones criminales
en varios países de la región, quienes se especializan en cumplir una
función dentro de una gran red que permite realizar intercambios
económicos. He aquí la importancia del presente estudio, realizado por
varias instituciones académicas y centros de investigación en ocho
países de América Latina: dar cuenta de la estructura y las relaciones
que conforman esta red global del crimen en la región.

7
Capítulo 1

Hay rutas que circulan a lo largo y ancho del continente para llevar
drogas a los centros de consumo, tanto internos como hacia Estados
Unidos y Europa.
Las duras condiciones económicas que afectan a amplios sectores de la
población motivan a miles de personas a tratar de ingresar de manera
irregular a los Estados Unidos a través de la frontera con México, lo
que es aprovechado por organizaciones criminales para vender el
tráfico de migrantes, en un recorrido que inicia en diversas partes de
Suramérica y la mayoría de las veces tiene como final una celda o, en
el peor de los casos, la muerte. Pero también hay grupos de personas
procedentes de Asia y África que utilizan rutas que tienen como zonas
de tránsito países de la región, con el objetivo de terminar en Estados
Unidos. Además, las armas con las que estas organizaciones criminales
regulan estos mercados ilegales, y que alimentan fenómenos violentos
tan diferentes como los “maras” en Centroamérica o el conflicto
armado en Colombia, son producidas en su mayoría en países
industrializados y llegan al continente de manera clandestina, ya sea
por rutas ilegales o camufladas entre contenedores cargados de
mercancía legal.
Desde luego que cada país tiene sus condiciones particulares, lo que
implica mayores o menores índices de violencia, mayor o menor
capacidad institucional, y por supuesto, diferentes grados de corrupción
y cooptación del Estado por parte de las organizaciones criminales. El
caso concreto de Colombia es complejo. A diferencia de lo que sucede
en gran parte del continente, en el país no sólo hay una proliferación de
organizaciones criminales ligadas a esta red global que opera con
economías ilícitas de carácter transnacional; también existe un
conflicto armado interno que inició hace más de cincuenta años, en el
que varios grupos insurgentes han puesto en cuestión la legitimidad del
Estado colombiano. Las intenciones de paz y modernización de
comienzos de los años noventa sólo fueron parciales, por lo que
terminaron por engendrar un nuevo ciclo de violencia en el que se
alimentaron mutuamente la violencia política y la violencia criminal.
Según el analista político León Valencia, entre 1995 y 2005 se produjo

8
Introducción general

la ola de violencia más grave que ha vivido el país en el marco de un


conflicto armado que su inicio data de mediados del siglo XX:

(…) La paz fue parcial. Las FARC y el ELN no accedieron al


acuerdo y se lanzaron a golpear con una dureza inusitada a las
Fuerzas Armadas al final del siglo. Los restos del cartel de Medellín
mutaron en paramilitares mediante una alianza con políticos y
empresarios, y fueron artífices de un verdadero holocausto. El cartel
de Cali logró una pavorosa infiltración en la contienda presidencial.
Los cambios políticos y la apertura económica no se complementaron
con reformas sociales y con una transformación de las Fuerzas
Militares, con lo cual se ahondó la miseria en el campo y se disparó la
violación de los derechos humanos. En esas estuvimos hasta el año
2005 (Valencia, 2016).

Luego de varios años de escalamiento del conflicto, donde las élites


políticas y económicas le apostaron por una salida militar para acabar
con las guerrillas, tras la primera elección en 2010 del actual presidente
de la República de Colombia, Juan Manuel Santos, se ha iniciado un
esperanzador proceso de paz entre el Gobierno colombiano y la
guerrilla de las FARC. La ofensiva militar desplegada por el Estado
colombiano logró asestar importantes golpes a la estructura armada de
la guerrilla, así como a varios de sus dirigentes, lo que hizo que la
guerrilla se replegara de los principales centros urbanos del país,
afincándose en territorios aislados de la geografía nacional, donde ha
hecho presencia histórica. A pesar de ello, el Estado colombiano no
pudo derrotarla mediante la vía armada, a la vez que la guerrilla
reconoció implícitamente, que la toma del poder por la vía de las armas
era una campaña condenada al fracaso o con muy pocas posibilidades
de éxito.
Cuando parecía que las estrategias de seguridad y defensa inspiradas
en el ideario de los ochos años del gobierno de Álvaro Uribe Vélez,
eran lo que se reelegía con la llegada a la presidencia de Santos, este
buscó “acercamientos con la guerrilla de las FARC, al parecer a través

9
Capítulo 1

de empresarios del departamento del Valle del Cauca” (Fundación Paz


y Reconciliación, 2015). Después de casi dos años de conversaciones
secretas, el 27 de agosto “… la cadena de televisión Telesur y RCN
Radio de Colombia anunciaron que delegados gubernamentales
colombianos y de las FARC acordaron este lunes en Cuba abrir un
proceso para poner fin al conflicto armado en Colombia” (Fundación
Paz y Reconciliación, 2015). Horas más tarde, tanto el presidente
Santos como Rodrigo Londoño Echeverri alias Timochenko,
comandante en jefe de las FARC, hicieron alocuciones de cara al país
en las que reconocían el inicio de un proceso de paz para terminar con
más de cincuenta años de conflicto armado.
Oficialmente, las negociaciones de paz comenzaron el 18 de octubre de
2012, con la instalación de la Mesa de Diálogo de Paz en Oslo, capital
de Noruega.
En el “Acuerdo General para la Terminación del Conflicto y la
Construcción de una Paz Estable y Duradera”, se establecieron seis
puntos de negociación a tratar por las partes en la mesa de
conversaciones de paz en La Habana, a saber: 1- Política de desarrollo
agrario integral, 2- Participación política 3- Fin del conflicto, 4-
Solución al tema de las drogas ilícitas, 5- Víctimas y 6-
Implementación, verificación y refrendación (Delegaciones de Paz del
Gobierno de Colombia y las FARC-EP, 2012).
Los avances en la negociación entre el Gobierno y las FARC se dan
en paralelo al diálogo de paz con la guerrilla del ELN, sin embargo a la
fecha son pocos los avances, existe una dificultad amplia debido a la
cercanía de las elecciones de 2018.
Entre 2012 y 2017 han transcurrido poco más de cuatro años de un
agitado y difícil proceso, que finalmente vio la luz el 24 de noviembre
de 2016. Desde ese momento arrancó la implementación de los
Acuerdos de La Habana. Ambas partes han reconocido una serie de
problemas estructurales en materia económica, política y social que
afectan de manera desigual al territorio del país. Precariedad
económica, déficit de infraestructura, aislamiento geográfico, elevados
niveles de corrupción, presencia de organizaciones criminales con

10
Introducción general

economías ilegales ligadas a la extracción minera, persecución y


amenaza de los movimientos sociales y políticos, son algunos de los
principales problemas que Gobierno y guerrilla han reconocido en el
terreno. Situaciones que se deberán resolver o comenzar a mitigar a
medida que avance la implementación de los acuerdos; se deberá
trabajar arduamente para mejorar las capacidades institucionales del
orden local, intermedio y nacional, con el fin de responder a las
urgencias y necesidades que implican la construcción de paz.
Es en este contexto donde se torna relevante comprender el
subsistema fronterizo colombiano, identificando a las organizaciones
criminales que lo dinamizan y que pueden ser una amenaza a los
anhelos de paz de la sociedad colombiana. Sin duda, la firma de la paz
entre el Gobierno y las FARC, así como el avance en las negociaciones
de paz con el ELN, permitirán al Estado colombiano concentrar todas
sus energías, en materia de seguridad y defensa, en combatir el crimen
organizado y la violencia asociada a este. Además, es

11
Capítulo 1

un compromiso que hace parte de lo pactado con la guerrilla para


garantizar los derechos civiles y políticos, así como la vida misma de los
ex combatientes.
Al revisar los datos, se logra constatar lo difícil del reto de construir
paz. Básicamente las FARC y el ELN operaban en 281 municipios de
1.122 que tiene el país, cerca del 25 % del total de municipios del país,
pero al 40 % del territorio, ya que son municipios muy grandes y donde
vive apenas el 16 % de la población colombiana. De esos 281
municipios, 190 tienen presencia importante de economías ilegales; ya
sean cultivos de hoja de coca, existencia de laboratorios, minería
criminal o rutas de contrabando. Y cerca de 200 de estos municipios se
encuentran en zonas de frontera.
Todo lo anterior indica que en materia de seguridad los retos que
debe afrontar Colombia tras la firma de los acuerdos son aún
importantes, como lo veremos en el capítulo 10. Pero tal vez el reto
trasversal es consolidar la presencia institucional más allá del pie de
fuerza militar. Esto es un elemento central para evitar que los territorios
donde históricamente han hecho presencia las guerrillas, entre los que se
encuentran varias zonas fronterizas, tras la desmovilización y
desarticulación de los bloques y frentes 2, sean ocupados por las bandas
criminales con el objetivo de extraer rentas de las economías ilegales.
Para América Latina en general, y para los países vecinos en
particular, la firma de un acuerdo definitivo de paz es un foco de
esperanza para tener avances en la lucha contra las economías ilegales,
principalmente mediante la redefinición de la política antidrogas, así
como un ataque frontal a las bandas criminales que manejan el
narcotráfico en el país y una disminución del tráfico de armas hacia
Colombia. Esta es una de las razones que motivan a la Fundación Paz y
Reconciliación a formar parte del proyecto de investigación liderado por
la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, FLACSO, sede
Ecuador, sobre el subsistema fronterizo latinoamericano, en el que se

2 Los frentes y bloques son las estructuras armadas en que se organizan militarmente las
guerrillas colombianas.

12
Introducción general

trata de caracterizar el lugar que ocupa cada uno los países afectados por
las economías ilegales dentro de una gran red global.
El presente libro es el resultado de una investigación de dos años, en
el que a partir de notas de prensa se trata de presentar el cuadro de los
nodos de la red global del crimen que operan en Colombia, y su
subsistema fronterizo vinculado a América Latina y el mundo. El libro
se divide en tres bloques temáticos. El primero de ellos es el bloque
teórico, compuesto por el capítulo 2 en el que se presenta un breve
estado del arte sobre la cuestión fronteriza en Colombia, haciendo
énfasis en los debates y los enfoques con que se ha tratado este tema de
investigación.
El segundo bloque temático es de carácter histórico y tiene la
intención de presentar el contexto social, político y económico en el que
se gestó y se ha venido desarrollando el subsistema fronterizo
colombiano. Inicia con el capítulo 3 “De los carteles a la redes
criminales”, y desarrolla temas como la era de los carteles, el proceso
8.000, y las nuevas mafias hasta llegar a analizar el funcionamiento de
las bandas criminales. Continúa con el capítulo 4, que aborda una
descripción de las zonas de frontera colombiana en la que se presenta
una caracterización de los departamentos limítrofes, haciendo énfasis en
sus condiciones socioeconómicas, así como en materia de conflictividad
social e identificación de los actores armados ilegales que operan en
cada una de dichas zonas. Este último capítulo pretende dejar claridad de
las dinámicas particulares que ha adquirido la actividad de grupos
armados y de las economías ilegales en cada uno de los departamentos
que hacen parte de las diferentes zonas fronterizas del país.
El tercer bloque temático es el de análisis y agrupa como tal los
resultados del proceso de investigación –con notas de prensa y fuentes
secundarias– que se desarrolló durante los últimos dos años por parte de
un equipo conformado por analistas de la Fundación Paz y
Reconciliación. Está compuesto por el capítulo 5 donde se presentan las
rutas, pasos, actores y algunos casos relevantes respecto a cada uno de
los mercados ilegales que operan a través del subsistema fronterizo

13
Capítulo 1

colombiano3, el capítulo 6 en donde se presenta una visión de conjunto


de algunas de las políticas planteadas por los diferentes órganos del
Estado para controlar las economías ilegales, y el capítulo 8 en el que se
desarrolla un conjunto de conclusiones generales y las sugerencias en
materia de política pública. Además se incluye un anexo, que se refiere a
un análisis territorial y económico de las zonas que abandonó las FARC
en su proceso de dejación y armas, y por ende el reacomodo de
organizaciones criminales y mercados ilegales que surgió con el proceso
de paz.
Una mención especial merece el capítulo 7 titulado “El Plan
Colombia, catalizador de las hostilidades y los cambios en la geopolítica
del narcotráfico”, desarrollado como un estudio de caso que articula una
política pública con los cambios en el negocio del narcotráfico y el
tráfico de armas en el país. A petición de FLACSO, sede Ecuador, los
investigadores de la Fundación trataron de establecer causalidades y
relaciones entre estos fenómenos que han atravesado al conjunto del
sistema fronterizo latinoamericano, esto para poder tener una visión
comparada de cómo se materializan los mismos hechos en diferentes
territorios y múltiples Estados Nación.
Este es el conjunto de la investigación que ha desarrollado la Fundación
Paz y Reconciliación bajo la coordinación de la Facultad
Latinoamericana de Ciencias Sociales, FLACSO, sede Ecuador.
Esperamos que sea un aporte relevante a la comprensión del fenómeno
de los mercados criminales en la región, y que desde el quehacer
académico sea una contribución relevante a la solución de los problemas
más serios que afectan a la región. Para el caso colombiano en
particular, es un diagnóstico general a partir del cual se puede avanzar en
la comprensión de estos fenómenos criminales que se tornan importantes
en estos momentos de relevancia histórica, para dejar de una vez por
todas el largo camino de odio y violencia que ha marcado la historia del
país.

3 Los mercados ilegales estudiados son el narcotráfico, el tráfico de armas, el contrabando, el


tráfico de migrantes, la trata de personas y la minería ilegal.

14
Introducción general

Referencias

Delegaciones de Paz del Gobierno de Colombia y las FARC-EP, (26 de


agosto de 2012). “Acuerdo General para la Terminación del Conflicto
y la Construcción de una Paz Estable y Duradera”. Obtenido de
Mesadeconversaciones:
https://www.mesadeconversaciones.com.co/sites/default/files/
AcuerdoGeneralTerminacionConflicto.pdf
Fundación Paz y Reconciliación. ( 23 de septiembre de 2015). ¿Cómo se
llegó al Proceso de Paz? Obtenido de Fundación Paz y
Reconciliación:
http://www.pares.com.co/paz-y-posconflicto/memorias-del-proceso-
paz/ como-se-llego-al-proceso-de-paz/
Periódico La Vanguardia. (13 de julio de 2015). “Así es el espectacular
túnel de la fuga del ‘Chapo’ Guzmán”.
Solís, L. G., & Rojas Aravena, F. (2008). Crimen organizado en
América Latina y el Caribe. Santiago: FLACSO - Chile.
Valencia, L. (4 de febrero de 2016). ¿Paz duradera o un nuevo ciclo de
violencias? Obtenido de Fundación Paz y Reconciliación:
http://www.pares. com.co/paz-y-posconflicto/paz-duradera-o-un-
nuevo-ciclo-de-violencias/

15
Capítulo 2 Estado del arte: de
las fronteras como límite a las
fronteras como espacios de
integración4

La emergencia de la espacialidad como una categoría relevante para la


comprensión de los procesos de transformación y continuidad en los
ámbitos sociales, políticos y económicos, ha sido el catalizador de un
amplio abanico de estudios que van desde cuestiones urbanas como los
procesos de gentrificación, la renovación urbana y las nuevas formas
de organización industrial, pasando por el análisis económico espacial,
hasta aportes a la comprensión de las transformaciones asociadas a la
globalización, la geopolítica mundial y el derecho internacional
público.
Una de estas expresiones de la espacialidad en las sociedades
contemporáneas, que en años recientes las ciencias sociales ha
estudiado, son las fronteras, sus transformaciones ligadas al proceso de
globalización, los efectos de las experiencias de integración política
regional, y el impacto de las redes globales de crimen organizado sobre
las zonas fronterizas. A lo largo del continente latinoamericano,
investigadores se han lanzado a comprender lo que sucede en los
márgenes y vértices de los diferentes Estado-Nación.

4 El presente capítulo es una versión revisada y complementada del estado del conocimiento
presentado en el capítulo sobre el subsistema fronterizo colombiano, que hace parte del libro
sobre Fronteras y mercados ilegales, editado por FLACSO.

15
Capítulo 2

El caso colombiano no es la excepción, y en los años recientes se


han llevado a cabo investigaciones sobre temas fronterizos desde
múltiples enfoques metodológicos y diferentes perspectivas teóricas.
Sin embargo, a pesar de su auge reciente, la investigación en temas de
fronteras en Colombia, ha visto limitado su espacio de estudio por
algunas situaciones que han marcado la historia política del país, entre
las que se destacan el excesivo centralismo de la política interna
colombiana, el alineamiento con las políticas internacionales
norteamericanas que ha dejado en un segundo plano las relaciones con
los países vecinos, y el tardío proceso de poblamiento de estas regiones
del país, lo que ha venido acompañado de la instauración de regímenes
autoritarios regionales y de presencia de organizaciones armadas que
ejercen el control militar y político de varias zonas de frontera 5.
El presente texto tiene el objetivo de identificar las perspectivas con
las que se ha abordado el estudio de las fronteras, así como ubicar las
principales discusiones que han surgido para el estudio de estos
espacios sociales en Colombia. De allí que no se trata de presentar una
lista exhaustiva que abarque a lo largo y ancho las obras sobre las
fronteras en Colombia, sino estructurar un documento que le permita
tanto a los investigadores como al público en general tener un
acercamiento a este incipiente campo de investigación en la sociedad
colombiana.
El estudio de las fronteras nacionales es un tema relevante para
comprender los procesos de conformación, transformación y
reconfiguración de los Estados Nación. Frente a las perspectivas
abstractas y formales del Estado, que lo asumen como producto de un
ordenamiento constitucional (Torres Bustamante, 2011), que a partir de
su simple existencia legal opera de manera homogénea a lo largo del
territorio nacional, el estudio de las fronteras permite apreciar la
presencia estatal en las diferentes regiones periféricas de un país, y el

5 Esta última situación estrechamente asociada al conflicto armado colombiano ha tenido


impactos ambiguos sobre el conocimiento de las dinámicas en frontera, pues a la vez que ha
limitado las posibilidades de investigación en terreno, ha sido uno de los principales
problemas de investigación abordado.

16
Estado del arte: de las fronteras como límite a las fronteras como espacios de
integración

peso de cada una de ellas en el orden político constituido. Allí vale la


pena recordar el concepto de “presencia diferenciada del Estado”
propuesto por Fernán González, Ingrid Bolívar y Teófilo Vázquez
(2002), con el que señalan que la política y la construcción del Estado
en Colombia se han caracterizado por la coexistencia de instituciones
políticas de carácter formalmente democrático con redes de poder de
hecho, de corte clientelista y territorios con escasa presencia estatal,
donde diferentes actores luchan por el control territorial.
Las zonas de frontera han sido el escenario de conflictos políticos y
económicos que dejan a los habitantes de las comunidades en medio
del abandono estatal, y el control político-militar por parte de poderes
mafiosos locales. Esto ha hecho que en el país se presente lo que
Edward Gibson define como autoritarismos subnacionales, que
consisten en la coexistencia de un ordenamiento legal democrático con
una serie de órdenes autoritarios locales que “… privan a los habitantes
de regiones enteras de los derechos y las libertades que disfrutan
libremente habitantes de otras regiones en el mismo Estado-Nación”
(Gibson, 1997).
Este hecho ha sido extensamente estudiado debido a dos
características de la formación del Estado en Colombia. En primer
lugar, al igual que en el resto de América Latina, el establecimiento de
las líneas de frontera colombianas no fue un proceso que se resolvió
por la confrontación armada con otros Estados, sino producto de la
fragmentación y descomposición del imperio español a principios del
siglo XIX, lo que hizo que los límites de los nacientes Estados
latinoamericanos se establecieran a partir del principio del derecho
internacional público –uti possidetis de iure–, que hace referencia al
establecimiento de los territorios nacionales a partir de normas legales.
En el caso latinoamericano, los límites formales eran establecidos por
el ordenamiento territorial colonial, existente al momento de las
guerras de Independencia, lo que implicó que los nacientes Estados
latinoamericanos aseguraran la posesión sobre vastos territorios que no
se encontraban integrados al proyecto de nación, sin control militar y
político, y con bajos niveles de poblamiento.

17
Capítulo 2

Este débil control del territorio por parte del Estado hizo que varias
regiones fueran frontera en doble vía: a la vez “frontera interna
movediza de colonización y frontera internacional, es decir, confines
del territorio del Estado y de la soberanía nacional” (Ortíz, 2004). La
totalidad del vasto territorio nacional no ha sido controlado por el
Estado ni ha sido poblado homogéneamente, lo que ha generado
asimetrías entre las zonas rurales aisladas y los centros urbanos.
Mientras en los primeros hay bajos niveles de organización social y
presencia institucional, en los segundos se han instalado los poderes
económicos y políticos que sustentaban las nuevas naciones. En las
zonas periféricas ha habido un segmento grande de terrenos baldíos y
extensiones de selva sin poblar, que constituyen fronteras de
producción agrícola, lo que ha posibilitado sucesivos procesos de
colonización llevados a cabo por campesinos sin tierra, cansados de las
condiciones económicas de sus lugares de origen, u obligados a
desplazarse por los altos niveles de violencia que varias regiones del
país han padecido.
A pesar de la búsqueda, estas colonizaciones no han redundado en
una mejora de las condiciones sociales de los campesinos
recientemente asentados. La débil presencia institucional sumada a las
difíciles condiciones para la producción en pequeñas parcelas, ha sido
aprovechada por los hacendados y grandes terratenientes, quienes en
asocio con élites políticas regionales y grupos armados ilegales han
obligado a los campesinos a abandonar o vender los terrenos
colonizados, para apropiarse de estos e incorporarlos al mercado
interno bajo su control.
Esto es lo que el historiador Jaime Jaramillo llamó “Acumulación
primitiva permanente”,

(…) que reproduce el ciclo infernal del pequeño campesino:


colonización-expropiación-emigración-colonización, contribuye a la
proletarización de un sector de estos primeros propietarios,
vinculándolos a las empresas agrícolas que se erigen en estas nuevas

18
Estado del arte: de las fronteras como límite a las fronteras como espacios de
integración

áreas recién incorporadas a la economía y la sociedad nacional, o


bien, así mismo por esta vía, los obliga a emigrar (Jaramillo, 1987).

Esta continuidad de las disputas por la tierra ha sido uno de los


motores del actual conflicto armado en el país, así como de los
recientes procesos de colonización de las zonas de frontera que se han
realizado en las regiones marginales y más aisladas del país, entre las
que se encuentran el piedemonte amazónico y los llanos orientales en
el sur del país, la región del Urabá en el noroccidente y el Catatumbo
en el nororiente.
Los estudios fronterizos también son un aporte para la comprensión
de fenómenos sociales, políticos y económicos que trascienden el
ámbito nacional y abordan temas concernientes a relaciones
binacionales, redes de crimen global, flujos migratorios e intercambios
comerciales que se presentan entre países vecinos. De allí que a las
teorías de la formación histórica del Estado se sumen estudios sobre
política internacional colombiana y comercio exterior, que intentan
abordar otras cuestiones relacionadas con los fenómenos fronterizos
que suceden en distintas zonas del país, en temas ambientales, sociales,
políticos, económicos y de infraestructura, y en los diferentes niveles
gubernamentales. Existen estudios que hacen énfasis en el impacto de
las relaciones diplomáticas entre gobiernos nacionales sobre las
dinámicas locales de frontera, otros que se enfocan en las interacciones
cotidianas entre los habitantes de las zonas de frontera que crean
regiones binacionales, y otros que hacen énfasis en la presencia de
actores armados que buscan controlar las rentas ilegales.
En cuanto a propuestas teóricas, vale la pena rescatar que en la
academia colombiana ha surgido un debate alrededor de lo que
significan las fronteras para la relación del país con los Estados
vecinos. Una de las principales investigadoras en la materia es Socorro
Ramírez, quien plantea que en el país, principalmente en las altas
esferas del Gobierno Nacional, ha habido una postura inspirada en la
teoría realista de las relaciones internacionales, que privilegia la
concepción de las fronteras como el límite de la soberanía nacional,

19
Capítulo 2

donde emergen espacios asociados a problemas de seguridad nacional


y de defensa ante las amenazas externas. Como ejemplo toma las
relaciones Colombo-Venezolanas y escribe: “… esta concepción
arcaica de frontera ha alimentado, además, hipótesis de conflicto de un
país frente al otro, en las que se siguen formando las Fuerzas Armadas
de ambos países” (Ramírez, 2008).
A esta postura clásica de juego de suma cero, propia de los tiempos
de la Guerra Fría, la Doctrina de Seguridad Nacional y los modelos de
desarrollo hacia dentro, se opone una lectura de las fronteras como
espacios donde surgen constantemente oportunidades de desarrollo
social y económico, ligadas a la interacción e interrelaciones que se
entablan entre las comunidades fronterizas locales asentadas a cada
lado de la línea divisoria. Las transformaciones tecnológicas en materia
de comunicación y transporte, la apertura económica y los procesos de
integración y cooperación política entre Estados, han desvirtuado la
idea de las fronteras como línea limítrofe o “elemento divisorio de la
delimitación política de los Estados” (Bitar Ramírez, 2010), ante lo que
se ha planteado que las fronteras deben ser vistas como espacios de
encuentro y relacionamiento de poblaciones, ecosistemas y áreas
compartidas que junto a los problemas de violencia, crimen organizado
y corrupción política local, “… podrían generar un aprovechamiento
mutuo de oportunidades” (Ramírez, 2008).
Teniendo en cuenta estas consideraciones, y tras una revisión de la
producción académica nacional, se estableció una tipología de los
estudios sobre fronteras en Colombia con miras en el horizonte del
presente proceso investigativo, el cual es dar cuenta de las condiciones
y dinámicas del subsistema fronterizo nacional colombiano. A
continuación se presentan cada uno de estos tipos de investigación, y
algunos de los hallazgos que han surgido de diversos estudios sobre las
fronteras colombianas.

Estudios sobre las relaciones políticas en el

20
Estado del arte: de las fronteras como límite a las fronteras como espacios de
integración

subsistema fronterizo colombiano


En este tipo de estudios se agrupan aquellos que dan cuenta de las
relaciones que se establecen entre diferentes actores e instituciones por
el control político y militar de las regiones de frontera. El proceso
globalizador modificó las relaciones de poder y autoridad en las
fronteras, pasando de un modelo de relaciones binacionales o
plurinacionales, donde los actores privilegiados eran los Estados
vecinos, a un modelo de fronteras globales donde los Estados ceden
parte de su poder a nuevos actores tanto institucionales como ilegales.
Por un lado, ceden soberanía a instituciones supranacionales derivadas
de procesos de integración y cooperación internacional –bloques
regionales, organismos multilaterales, acuerdos de cooperación militar
y económica, entre otros–, y por el otro, ceden ante diversos actores
armados locales u organizados en redes globales que ponen en cuestión
el monopolio legítimo de la violencia y la autoridad local del Estado.
El primer grupo de estudios de este tipo ha abordado las relaciones
binacionales y plurinacionales del Estado colombiano con sus países
vecinos, teniendo en cuenta los momentos de crisis económica y
política interna o en escenarios de quiebre de las relaciones
diplomáticas con los países vecinos. Entre estos se destacan varios
artículos del libro Crisis y fronteras, compilado por Cristina Barrera y
publicado en el año de 1989, el cual es producto de investigaciones
adelantadas en el marco del “Programa Piloto de Estudios Fronterizos
Binacionales”, del Departamento de Ciencia Política y el Centro
Interdisciplinario de Estudios Regionales (CIDER), de la Universidad
de los Andes. Estos análisis buscaban dar cuenta de las relaciones
políticas y económicas entre Colombia y los países vecinos de Ecuador
y Venezuela en el marco de la “… aguda crisis recesiva mundial que
afectó seriamente a los países latinoamericanos en los años ochenta”
(Barrera, 1989).
Para el caso de las relaciones políticas, utilizaron el concepto de
“flujos decisionales” que hace referencia al conjunto de “… políticas
oficiales, programas o proyectos, que inciden en el desarrollo, tanto de
las relaciones binacionales como de las regiones colombianas sean

21
Capítulo 2

estas fronterizas o no” (Barrera, 1989), y que son producto de un juego


de intereses económicos, políticos y sociales. María Victoria Llorente y
Elsa Forchheimer escribieron el artículo “Flujos decisionales del
escenario institucional”, en el que dan cuenta de los programas y
políticas que durante la Administración de Belisario Betancur ( 1982-
1986) trataron de contrarrestar el desequilibrio comercial generado por
problemas económicos en Venezuela. Allí analizan tres tipos de
acciones gubernamentales: 1- Las políticas nacionales que afectan las
relaciones binacionales colombo-venezolanas. 2- Las políticas
nacionales que inciden en las fronteras colombianas entre las que se
destacan medidas de descentralización político-administrativa y fiscal,
y el Plan Nacional de Rehabilitación que surge en el marco de las
políticas de paz de la Administración Betancur. 3- Las políticas
orientadas específicamente hacia las fronteras entre las que se
encuentran el Estatuto de Frontera y el Plan Integral de Desarrollo
Fronterizo (Forchheimer & Llorente, 1989).
Por su parte, Gabriel Murillo y Rafael Pardo en su artículo
“Políticas de desarrollo fronterizo en Colombia”, hacen un recuento
histórico del tratamiento que el gobierno le ha dado al tema fronterizo,
destacando el abandono de la materia y la falta de unos programas y
políticas públicas específicas que tuvieran como eje central el
desarrollo de las zonas de frontera. Al respecto señalan:

(…) No resulta exagerado decir que la definición de una política


fronteriza explícita en Colombia se logró durante el gobierno del
presidente Belisario Betancur (1982-1986). Anteriormente, lo que se
pudiera denominar como política fronteriza estuvo disperso a lo largo
de varios períodos administrativos en los cuales lo fronterizo en sí
quedaba implícito dentro de amplias áreas temáticas como la
salvaguarda de la soberanía nacional, los planes y políticas de
desarrollo regional conjuntamente con la descentralización
administrativa y la integración económica-regional a nivel
internacional (Murillo & Pardo, 1989).

22
Estado del arte: de las fronteras como límite a las fronteras como espacios de
integración

Otro tipo de investigaciones sobre el tema fronterizo en Colombia


se han dado a partir de los procesos de integración política regional, y
las confrontaciones ideológicas derivadas de la emergencia de diversos
proyectos políticos a lo largo y ancho de América Latina. La caída del
Muro de Berlín, la recomposición del orden global surgido en el
escenario de postguerra, el debilitamiento del “poder” norteamericano,
y los procesos de democratización política y apertura económica en
América Latina, promovieron que los estudios sobre fronteras y
política exterior en Colombia estuvieran enfocados en analizar los
diferentes, y a veces divergentes procesos de integración y cooperación
regional. Sobre esto, Socorro Ramírez señala:

(…) En el contexto de los procesos globalizadores, desregulados


y asimétricos, del debilitamiento de la hegemonía estadounidense y
de la paulatina redistribución del poder mundial, los países
latinoamericanos y caribeños han emprendido distintas y hasta
contradictorias búsquedas de solución de problemas nacionales y de
inserción internacional, las cuales han generado opciones económicas
y políticas diferentes (Ramírez, 2011).

Estas opciones económicas y políticas diferentes se refieren a la


proliferación de gobiernos alternativos en varios países
latinoamericanos, definidos en dos grandes grupos: por un lado los que
se articulan alrededor del “Socialismo del siglo XXI”, liderado por la
República Bolivariana de Venezuela, y que promueve como eje de
integración la Alternativa Bolivariana para las Américas ( ALBA), y por
el otro los gobiernos de centro izquierda liderados por la potencia
económica regional, Brasil, y con la Unión de Naciones Suramericanas
(UNASUR) como proyecto de integración regional, independiente de la
presencia de los Estados Unidos. Estos proyectos de integración
regional entran en competencia con algunos otros intentos de vieja data
en los que Colombia ha sido partícipe, principalmente la Comunidad
Andina de Naciones (CAN) y la Organización de Estados Americanos
(OEA), mientras que la existencia de gobiernos nacionales de derecha o

23
Capítulo 2

centro-derecha en Perú y Colombia, ha derivado en que en años


recientes la región se caracterice por una contradicción ideológica con
fuertes choques diplomáticos entre algunos gobiernos6.
Acá cabe resaltar el artículo “Colombia: fronteras terrestres,
vecindad e integración” de Socorro Ramírez, el cual es una especie de
síntesis del gran número de investigaciones realizadas por esta
académica en la materia. Con un enfoque interméstico, donde utiliza
como variables explicativas fenómenos internacionales como la
globalización, el debilitamiento de la influencia de Estados Unidos en
la región, nuevas concepciones sobre fronteras que las reconocen como
espacios de cooperación para el aprovechamiento de oportunidades
binacionales o plurinacionales –proyectos como el IIRSA, SIVAM7 o las
zonas de integración fronteriza de la CAN–, la pluralidad ideológica de
la región, y fenómenos de índole doméstico como el conflicto armado,
las políticas de desarrollo fronterizo post Constitución de 1991, las
relaciones con sus vecinos, y la realidad política nacional, la autora
aborda los retos y las oportunidades que se le presentan a Colombia en
los diversos ámbitos fronterizos. Entre estos vale la pena destacar el
fortalecimiento de la seguridad fronteriza, el mejoramiento de las
relaciones con los países vecinos, y afianzar una política de fronteras
con énfasis en las oportunidades para generar desarrollo económico y
social, que redunde en el mejoramiento de las condiciones de vida de
los habitantes de estas zonas.
Otro de los estudios que aborda este tema es “Colombia y el nuevo
panorama de la integración regional” escrito por Roberto González
Arana y publicado en el libro Construyendo lo global. Aportes al
debate de las relaciones internacionales, editado por la Universidad
del Norte. El autor plantea que la integración latinoamericana y andina
atraviesa una crisis derivada de las confrontaciones ideológicas en la
región, la salida de Venezuela de la CAN, y la proliferación de
diferentes proyectos de integración regional, los que, ante la falta de un

6 Son significativos los casos de Colombia con Venezuela y Ecuador.


7 Iniciativa para la Infraestructura Regional de Suramérica y Sistema de Protección de
la Amazonía.

24
Estado del arte: de las fronteras como límite a las fronteras como espacios de
integración

consenso sobre el camino a seguir compiten por captar la atención y


esfuerzos de los gobiernos nacionales ( CAN, MERCOSUR, UNASUR,
ALBA, OEA, etcétera). A ello se suma la alineación de Colombia con
los intereses norteamericanos en la región, y que se materializa en el
ofrecimiento en 2009, por parte del gobierno de Álvaro Uribe, de
permitir la instalación de siete bases militares norteamericanas en
territorio colombiano para reemplazar la base de Manta-Ecuador
(González Arana, 2011).
Como conclusiones, el estudio señala que una verdadera integración
regional con una importante participación de Colombia, sólo será
posible si se avanza en la normalización de las relaciones con sus
vecinos, si la preservación y defensa de los derechos humanos es una
prioridad en la agenda del país, y si se da una diversificación de la
política exterior colombiana, que vaya más allá de su férreo
alineamiento con los intereses norteamericanos. Para el autor, estos
cambios sólo serán posibles si vienen acompañados de una presión por
parte de la sociedad civil, principalmente en las zonas de frontera, que
exija al gobierno mayor atención a los problemas que enfrentan estas
regiones.
A estos estudios se suman los que abordan la situación concreta de
las relaciones binacionales con Ecuador y Venezuela, lo que se explica
porque estas dos fronteras son las más activas que tiene el país. El
Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia en conjunto con el
Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales de la
Universidad Nacional (IEPRI), han desarrollado un conjunto de
investigaciones publicados en una serie de libros titulada Miradas
binacionales. Allí tratan de dar cuenta de la situación de las relaciones
económicas y políticas de estos países con Colombia. La coordinadora
y editora de estos proyectos ha sido Socorro Ramírez, quien es una de
las principales impulsoras de los estudios sobre fronteras en Colombia.
Distintos temas de materia fronteriza son abordados, tales como la
cooperación estatal, los procesos de integración y los problemas de
seguridad y crimen transfronterizo.

25
Capítulo 2

Una mención especial merece el campo de investigación sobre la


regionalización-internacionalización del conflicto colombiano, pues es
uno de los temas sobre los que más tinta ha corrido y que más debate
político e intelectual ha generado. Una las primeras publicaciones sobre
la cuestión fue la de Socorro Ramírez titulada “La ambigua
regionalización del conflicto colombiano”, que hace parte del libro
Nuestra guerra sin nombre del Instituto de Estudios Políticos y
Relaciones Internacionales. En ella se plantea que el concepto de
regionalización del conflicto colombiano ha sido utilizado por diversos
sectores nacionales y extranjeros a partir de sus estrategias propias o de
sus intereses particulares, de allí que presente significados distintos con
variadas consecuencias. La investigadora plantea que la regionalización
se ha dado por la agravación del conflicto que, desde mediados de los
años noventa convirtió a las zonas de frontera en escenarios de una
fuerte disputa militar por los efectos y las interacciones con los países
vecinos, por la injerencia estadounidense en el conflicto colombiano y
el desarrollo de su propio proyecto de Seguridad Regional.
Con un talante más político, y en contravía de esta lectura que
problematiza el asunto, se encuentra el libro de Carlos Malamud, El
largo camino para la paz en Colombia (2004). El autor ofrece una
lectura de la regionalización del conflicto desde la política
norteamericana de la lucha internacional contra el terrorismo. Malamud
señala que los países vecinos deben asumir una postura “clara” sobre el
conflicto colombiano si desean evitar la intervención norteamericana
en el asunto. Sin embargo, esta postura clara se asocia con el
reconocimiento como organizaciones terroristas de las FARC, el ELN y
las AUC, lo que termina reduciendo las relaciones fronterizas entre los
países a la legitimación de la lucha internacional contra el terrorismo,
avalada durante el gobierno de Álvaro Uribe ( 2002-2006 y 2006-2010).
Esta postura es justificada por la existencia de diversas amenazas en las
zonas de frontera, producto de la expansión del conflicto. Entre ellas se
destacan el aumento de la corrupción en los países vecinos causado por
la búsqueda de refugios y garantías para los GAI8, el tráfico de armas –
8 Grupos Armados Ilegales.

26
Estado del arte: de las fronteras como límite a las fronteras como espacios de
integración

suministro de municiones y explosivos por parte del Ejército


ecuatoriano a las FARC–, el narcotráfico y el contrabando de
precursores químicos.
La principal conclusión es que la búsqueda de la paz y la estabilidad
en Colombia no sólo atañen al Gobierno Nacional sino también a sus
pares regionales. La intensidad e impacto del conflicto en las zonas de
frontera hace imperiosa una labor de cooperación entre los gobiernos
vecinos y el Gobierno colombiano; de lo contrario, el papel
protagónico que ha tenido Estados Unidos en el conflicto colombiano
continuará en un futuro cercano.
En medio de este debate sobre el sentido de la internacionalización,
y la importancia de la relación de Colombia con la comunidad
internacional para buscar estrategias en aras de superar el conflicto
armado, una reciente investigación que ha tenido gran relevancia es la
desarrollada por la analista política Sandra Borda, titulada “La
internacionalización de la paz y la guerra en Colombia durante los
gobiernos de Andrés Pastrana y Álvaro Uribe: búsqueda de legitimidad
política y capacidad militar”. En ella, Borda plantea que el concepto de
internacionalización, en tanto categoría política que tiene en cuenta la
voluntad y las acciones racionales de los sujetos políticos, no hace
referencia a la situación de contagio o desbordamiento de fenómenos
violentos ligados a la confrontación armada que se vive en el país, sino
que más bien es un proceso racional y consciente que realizan los
actores del conflicto colombiano para obtener determinados recursos y
apoyos de la comunidad internacional.
Además, la internacionalización como la comprende la autora,
también se distingue de la intervención, donde son las grandes
potencias del concierto internacional las que deciden actuar sobre el
desarrollo, y la resolución de una guerra civil o una crisis política
interna. Con la internacionalización, se reconoce que tanto los
gobiernos colombianos como las organizaciones armadas insurgentes –
principalmente las FARC y el ELN–, le han apostado a buscar apoyos y
recursos en el escenario internacional como una fuente de legitimidad y
capacidad de acción política. Armada de este aparato conceptual,

27
Capítulo 2

Sandra Borda estudia las estrategias de internacionalización durante los


gobiernos de Andrés Pastrana y Álvaro Uribe Vélez, rastreando tanto
las acciones diplomáticas puestas en marcha por el Estado colombiano,
como las desarrolladas por su adversario interno (Borda Guzmán,
2012).

Estudios de las relaciones comerciales legales entre


países
Son el conjunto de estudios que se han desarrollado para comprender
las dinámicas de intercambio económico legal entre los mercados
nacionales de países vecinos. Allí se trata de dar cuenta de los niveles
de integración, cooperación y dependencia entre las economías de
Colombia y sus países fronterizos, así como de los impactos que tienen
sobre el comercio exterior colombiano las crisis económicas o políticas
que suceden al otro lado de sus fronteras.
Entre estas investigaciones se encuentran las desarrolladas por
Cristina Barrera, “Economías nacionales y desarrollo fronterizo una
perspectiva binacional”, la de Margarita Jaramillo de Botero “Impactos
de la crisis comercial binacional sobre el nivel empresarial” y la de
Mirta Bosoni, “Impactos regionales del intercambio comercial de
Colombia con Venezuela y Ecuador”, que fueron incluidas en el libro
Crisis y fronteras (1989) anteriormente mencionado. Estos estudios se
enfocaron en los impactos de la crisis de la década de los ochenta sobre
el comercio colombiano con Venezuela y Ecuador, haciendo énfasis en
diferentes cuestiones, como el impacto de las políticas
macroeconómicas sobre el comercio fronterizo, las características de
las empresas exportadores colombianas, el volumen de mercancías que
salen hacia estos países, y análisis de la balanza comercial.
Este tema ha sido uno de los más estudiados, pues el Banco de la
República y el Ministerio de Comercio Exterior de Colombia han
promovido varias investigaciones en aras de comprender el tamaño del
comercio colombiano con sus países vecinos, así como los grados de
interdependencia entre las economías de los países que limitan con

28
Estado del arte: de las fronteras como límite a las fronteras como espacios de
integración

Colombia. Entre estos se encuentra la revista Borradores de Economía,


No. 602, donde se publicó el documento “El comercio Colombo-
Venezolano: características y evolución reciente”, que aborda la
evolución y características del comercio colombo-venezolano, y “…
trata de establecer el grado de vulnerabilidad de las economías
colombiana y venezolana frente al cierre de la frontera” (Esguerra
Umaña, Montes Uribe, Garavito Acosta, & Pulido González, 2010).
Este documento se realizó en medio de la crisis diplomática de 2008
entre los gobiernos de Álvaro Uribe y Hugo Chávez, cuando se
agudizaron las posturas de las dos administraciones frente al conflicto
armado colombiano, lo que terminó con la congelación de las
relaciones binacionales y un bloqueo comercial ordenado por el
Presidente de Venezuela, situación que se prolongaría hasta los inicios
del gobierno de Juan Manuel Santos.
Otro documento que estudia el mercado colombo-venezolano es el
desarrollado por Andrés Sánchez Jabba, titulado “Crisis en la frontera”
y publicado en la revista Documentos de Trabajo sobre Economía
Regional, Número 197. En él se aborda el impacto de la devaluación
del bolívar y el rompimiento de las relaciones colombo-venezolanas
sobre los sectores reales de la economía de Cúcuta, capital del
departamento de Norte de Santander, que tiene un alto grado de
dependencia de las dinámicas del comercio con el vecino país.
Enfoque limítrofe –línea divisoria de fronteras–
Este grupo de estudios es el que se ha centrado en analizar y
comprender el proceso de delimitación de las fronteras colombianas,
tanto terrestres como marítimas, con los diversos países vecinos. Su
principal objeto de investigación no es el de las zonas de frontera, sino
el establecimiento de líneas divisorias o límites fronterizos hasta donde
llega la soberanía nacional, y el derecho a la explotación económica.
De este grupo cabe destacar la labor de recopilación,
sistematización y divulgación de información llevada a cabo por la
Sociedad Geográfica de Colombia por medio del Objeto Virtual de
Aprendizaje (OVA) sobre Fronteras de Colombia. En él se puede
encontrar una descripción física, social y política de las zonas de

29
Capítulo 2

frontera, y una descripción de la historia de la conformación de las


fronteras del territorio nacional, así como de su situación general en la
actualidad. Además, se encuentran presentes los tratados y convenios
que definen las fronteras marítimas y oceánicas –mar Caribe y océano
Pacífico– del país, así como de las cinco fronteras terrestres que el país
posee: Venezuela, Brasil, Perú, Ecuador y Panamá (Ministerio de
Educación Nacional y Sociedad Geográfica de Colombia, 2005).
Los estudios sobre las fronteras marítimas en el país son escasos,
sólo con la inclusión en la agenda pública nacional del diferendo
limítrofe entre Colombia y Nicaragua se han realizado algunos trabajos
sobre la cuestión fronteriza marítima, destacando las cuestiones
jurídicas, políticas y económicas de esta disputa por el control del
Archipiélago de San Andrés y Providencia y una porción significativa
de áreas marinas ubicadas en el Caribe.

Flujos de economía ilegal


Son los estudios más recientes y se proponen rastrear los nodos, rutas y
actores que participan en el funcionamiento de las economías ilegales.
En Colombia, de la mano del desplazamiento del conflicto armado a las
zonas de frontera y de su internacionalización, en años recientes ha
habido un fuerte interés por comprender las dinámicas de las
economías ilegales que operan en el país, principalmente el
narcotráfico y el contrabando. Entre estos trabajos se encuentra el libro
La frontera caliente entre Colombia y Venezuela (Ávila Martínez,
2012), coordinado por Ariel Fernando Ávila, en el que se trata de dar
cuenta de la construcción de un Estado mafioso en lo local a ambos
lados de la frontera colombo-venezolana, situación que viene dada por
la presencia de diversos actores armados ilegales que actúan en el
conflicto colombiano y están involucrados en el conjunto de economías
ilegales que existen en la frontera: rutas del narcotráfico, contrabando
de combustibles, contrabando de mercaderías legales, minería ilegal,
etcétera.
También se destaca el artículo, “Narcotráfico, violencia y crisis
social en el Caribe insular colombiano: el caso de la isla de San Andrés

30
Estado del arte: de las fronteras como límite a las fronteras como espacios de
integración

en el contexto del Gran Caribe”, de Silvia Mantilla. En él se aborda la


magnitud del tráfico de drogas, las dinámicas y modalidades de su
operación en el Archipiélago de San Andrés y Providencia, y las causas
e implicaciones culturales y socioeconómicas que ha tenido sobre esta
región insular de Colombia. Para ello parte de dos premisas, una que
señala que San Andrés hace parte de la región del Gran Caribe, la cual
se ha constituido en un importante corredor para el tráfico de drogas
desde los países productores hacia Estados Unidos, mayor país
consumidor del planeta, y la otra que señala que San Andrés, debido a
ser la región insular de Colombia ubicada más al norte, ha sido
utilizada como un punto de tránsito e interdicción para sacar la droga
del país hacia Centroamérica y el Caribe.
A esta característica de zona de interconexión geográfica, ubicada
en la frontera marítima de Colombia con los países caribeños, se suman
algunas características económicas y políticas de la región que han
permitido la proliferación del narcotráfico y las mafias en San Andrés y
Providencia. Una de ellas es la existencia de actividades económicas
legales, como la industria turística hotelera y el sector bancario, que
facilitan el lavado de dinero debido a las grandes sumas de dinero que
circulan en estos mercados. Además, “… la gran fragmentación
territorial de la región ha permitido un mayor margen de maniobra por
parte de los traficantes que dominan el negocio” (Mantilla, 2011).
Otro grupo de investigaciones se ha centrado en el tema de las
políticas antidrogas y su impacto sobre los territorios y las
comunidades presentes en distintas regiones del país, principalmente en
la zona amazónica, donde se concentraron los cultivos de uso ilícito
desde los años noventa hasta la primera década del siglo XXI. Estos
estudios presentan el carácter marginal, aislado y de conflicto en varias
zonas de frontera que se han visto afectadas tanto por el olvido y la
indiferencia institucional, como por la presencia de grupos armados
ligados al conflicto armado y la operación de economías ilegales. Un
interesante artículo que aborda la estrategia conjunta emprendida por el
Estado colombiano y el Gobierno de los Estados Unidos para afrontar
el tema de los cultivos de uso ilícito es “Plan Colombia: ¿guerra contra

31
Capítulo 2

las drogas o contra las poblaciones amazónicas?”, escrito por Henry


Salgado Ruiz. El autor señala que la estrategia de cooperación militar
entre la Casa Blanca y el Palacio de Nariño, más que conseguir el
objetivo de reducir o limitar el narcotráfico, ha terminado por ser una
forma de coacción y la imposición de medidas de fuerza contra las
poblaciones de la región amazónica, principalmente en el departamento
fronterizo del Putumayo.
El tratamiento militar a la grave situación socioeconómica y política
que viven diariamente las poblaciones de la región amazónica ha sido
la nota predominante. Pese a los múltiples esfuerzos organizados del
campesinado por erigirse como interlocutor válido frente al Estado
colombiano, y hacer escuchar sus más sentidas necesidades vitales y
sus propuestas alternativas de desarrollo local y regional, el Estado ha
implementado en la zona políticas de fuerza que en nada han
contribuido a resolver los problemas y, sí, por el contrario, los han
agudizado (Salgado Ruiz, 2004).
En una línea similar, pero centrado en explicar las razones de la
famosa estrategia antinarcóticos llamada Plan Colombia, así como
evaluar sus resultados sobre las dinámicas del conflicto armado y las
poblaciones del Putumayo, se encuentra la investigación titulada
“Drogas, conflicto armado y seguridad global en Colombia”, escrito
por Ricardo Vargas Meza. El autor pone en cuestión los resultados de
los programas de fumigación y erradicación aérea, enfatizando en que
lo que han producido es un “efecto globo”, que consiste en la
dispersión y desplazamiento de los cultivos hacia otras zonas del país y
la región andina en general (Vargas Meza, 2004).
En términos generales cabe señalar que la investigación sobre los
flujos de economía ilegal no es muy amplia y presenta dificultades para
registrar los montos que se mueven por fuera de todo cauce
institucional. Sin embargo, sí ha dilucidado el conjunto de respuestas
institucionales y estrategias que ha emprendido el Estado colombiano y
otros Estados del concierto para limitar la acción de las economías
ilegales, enfatizando en el ataque a la oferta y la criminalización del
tráfico de drogas. Gran parte de los aportes académicos resaltan el

32
Estado del arte: de las fronteras como límite a las fronteras como espacios de
integración

avance del Estado colombiano en materia de control territorial en el


marco del conflicto armado; sin embargo son escépticos o críticos
frente a los resultados en el marco de la lucha contra las drogas.

Flujos migratorios
Se trata de los estudios que tratan de dar cuenta del tránsito de personas
entre Colombia y sus países vecinos u otros países. Para el caso
colombiano, es significativo el predominio del enfoque humanitario en
los estudios sobre los flujos migratorios hacia países vecinos, esto
debido a los cincuenta años de conflicto armado que han dejado miles
de desplazados que se ven obligados a migrar a territorios extranjeros
tratando de escapar de la violencia política.
Si bien hay algunos estudios que abordan el tema migratorio de los
flujos de mano de obra legal e ilegal hacia Venezuela y Ecuador
(Ungar, Barrera, & Moreno, 1988), en años recientes se han
desarrollado investigaciones que ponen el foco de atención en
problemas humanitarios de diferentes tipos de población desplazada.
Uno de estos estudios es “Migración y salud en zonas fronterizas:
Colombia y el Ecuador”, de Abelardo Morales, Guillermo Acuña y
Karina Li Wing-Ching, desarrollado para la CEPAL y la Organización
de las Naciones Unidas. En él, los autores hacen una caracterización de
la población desplazada y migrante de la frontera colombo-ecuatoriana
apuntando a los problemas de salud pública que los afectan. A pesar de
existir múltiples factores de naturaleza sociopolítica, económica y
ambiental que generan los desplazamientos, el estudio señala que “…
se nota la relación entre desplazamiento y conflicto” (Morales, Acuña,
& Wing-Ching, 2010).
Por otro lado, se encuentra el informe “Género, desplazamiento y
refugio. Frontera Colombia y Venezuela”, elaborado por Nubia
Pedraza Palacios con el apoyo del Fondo de Desarrollo de las Naciones
Unidas para la Mujer (UNIFEM). Este estudio se centra en las niñas,
adolescentes, mujeres y ancianas que han tenido que abandonar sus
bienes materiales, su lugar de origen y muchas veces a sus seres

33
Capítulo 2

queridos, huyendo de la violencia y el miedo producido por el conflicto


armado.
Estos flujos migratorios en la zona de frontera hacen parte de una
historia sociodemográfica que trasciende las migraciones económicas,
y se proyecta como una manifestación crítica del conflicto armado que
por más de cinco décadas afecta a Colombia. La investigación de
UNIFEM, sobre el desplazamiento y el refugio en la frontera colombo-
venezolana, es el resultado de una apuesta por visibilizar su presencia y
sus derechos como ciudadanas, y una propuesta para construir
soluciones (Pedraza Palacios, 2005).
La investigación hace una caracterización general de los aspectos
socioeconómicos y del impacto del conflicto armado en la frontera
colombo-venezolana; luego enfatiza en las dinámicas de
desplazamiento y refugio con enfoque de género, para pasar a abordar
los impactos psicosociales de la violencia y el desplazamiento forzado
sobre mujeres y niñas; finaliza con un somero análisis de las políticas
públicas de cada uno de los Estados para resolver el problema.
Otra publicación que se ubica en la misma línea es el artículo
“Efectos de la regionalización de la política de Seguridad Democrática
para el desplazamiento en las fronteras de Colombia”, de María Camila
López Rojas, quien señala que el desplazamiento en Colombia se
agudizó con la puesta en marcha del Plan Colombia y la estrategia de
Seguridad Democrática durante el primer gobierno de Álvaro Uribe
(2002-2006). La situación humanitaria en las fronteras con Ecuador,
Venezuela y Panamá es crítica, siendo estos tres países receptores de
un número elevado de personas desplazadas por el conflicto, lo que ha
generado un conjunto de “… medidas migratorias que han tomado los
países vecinos frente al fenómeno” (López Rojas, 2007). Ante esto, la
autora concluye que para la superación de esta situación es necesario
que el Estado colombiano emprenda un conjunto de medidas que
garanticen un retorno efectivo y con plena garantía de derechos
humanos, tanto civiles como económicos y culturales, a la población
que se ha visto obligada a dejar sus lugares de origen por la violencia.

34
Estado del arte: de las fronteras como límite a las fronteras como espacios de
integración

Dinámicas fronterizas locales


Son el conjunto de investigaciones encaminadas a describir la situación
local en una zona de frontera específica. No requiere que se aborde el
conjunto de los fenómenos sociales, políticos, económicos y
ambientales que afectan a la zona de frontera, sino que pueden hacer
énfasis en una problemática o característica particular.
Algunas de estas investigaciones se han enfocado en el tema étnico,
señalando la existencia de pueblos indígenas que han hecho presencia
en el territorio desde antes del período colonial, teniendo en cuenta que
las líneas divisorias que constituyen la frontera han terminado
fragmentando el territorio que históricamente han habitado.
Uno de estos estudios es “Lenguas y etnias de la frontera colombo-
venezolana”, publicado en el libro La vecindad colombo-venezolana.
Imágenes y realidades, escrito por Emilio Mosonyi y Pedro Marín
Silva. Los autores señalan que en el vasto territorio que compone la
frontera colombo-venezolana hay trece pueblos indígenas con
presencia en ambos países que, a pesar de las dificultades, han logrado
mantener su cultura y su lengua, siendo beneficiados por una coyuntura
de reconocimiento de la sociodiversidad y la presencia de varias
culturas y lenguas al interior de un solo Estado. Una muestra de ello se
encuentra en las Constituciones de ambos países recientemente
promulgadas (Mosonyi, 2003).
Además de esta investigación, en el tema étnico se encuentran otras
que trabajan en la identidad y la alteridad en las comunidades indígenas
que habitan las zonas de frontera. Una de ellas se titula “Los ticuna
frente a los procesos de nacionalización en la frontera entre Brasil,
Colombia y Perú”, de la investigadora Claudia Leonor López Garcés,
quien muestra los esfuerzos de los Estados nacionales de estos tres
países por lograr que las identidades nacionales sean incorporadas por
los indígenas ticuna que habitan la región del alto Amazonas, “…
creándose una tensión identitaria entre la identidad étnica del grupo y
las diferentes identidades nacionales, situación característica de las
regiones de fronteras políticas entre países” (López Garcés, 2002).

35
Capítulo 2

Otro tema que han abordado las investigaciones sobre dinámicas


fronterizas locales, es el de la formación local del Estado y los procesos
de colonización de estos territorios apartados de los centros políticos y
de producción del país. Dos estudios significativos en esta materia son
la investigación “Estado y coca en la frontera colombiana. El caso del
Putumayo”, de María Clara Torres Bustamante quien trata el papel de
la economía cocalera en la colonización del bajo Putumayo, así como
su aporte a la construcción del Estado en el nivel local. Así mismo
existe un estudio de Carlos Miguel Ortiz sobre el proceso de
colonización en el Urabá y el Darién, titulado “Colonización y
violencia en la frontera con Panamá: Urabá y el Darién de 1950 a
1990”. A este tipo de estudios se suman los relacionados con la
creación de Zonas de Integración Fronteriza, una de las herramientas
implementadas en el marco de la Comunidad Andina de Naciones
(CAN), para promover la cooperación entre los miembros de este
organismo de integración regional.
Este panorama de los estudios fronterizos en Colombia permite
señalar que en años recientes ha habido un importante crecimiento del
acervo de conocimientos sobre los temas de frontera en Colombia, ello
remolcado por la necesidad del Estado colombiano de comprender los
cambios regionales que ha traído consigo la globalización y el nuevo
escenario político latinoamericano. Sin duda, la construcción del
subsistema fronterizo nacional permitirá tener una visión de conjunto
sobre los retos y las oportunidades que enfrenta el país en sus zonas de
frontera, pues es indispensable avanzar en el reconocimiento de los
actores armados y las dinámicas de las economías ilegales presentes,
para poder plantear políticas públicas que redunden en beneficios
sociales, políticos y económicos para las poblaciones de estas regiones
del país.

36
Estado del arte: de las fronteras como límite a las fronteras como espacios de
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40
Capítulo 3
De los carteles a las redes
criminales
Por: Ariel Ávila Martínez9

El narcotráfico en Colombia no es una simple actividad criminal, y


fuente de historias fantásticas sobre hombres de origen humilde que
llegaron a ser los más ricos del mundo. En realidad es el motor de un
conflicto armado que ha dejado más de siete millones de víctimas, y el
responsable de una verdadera trasformación del mapa de la propiedad
rural en el país ocurrida en los últimos cuarenta años. Además, ha sido la
fuente alterna de estructuras políticas para perpetuarse en el poder.
Es decir, el narcotráfico es relevante como economía ilícita en la
regulación de la vida colombiana. El autor Gustavo Duncan ejemplificó
esta problemática en el país, cuando afirmó que,

(…) durante las últimas tres décadas el narcotráfico ha influido en


trasformaciones estructurales del orden social del país. Desde la forma
de producir y distribuir riqueza, hasta el ejercicio del poder político; la
conformación de los grupos sociales y los aparatos coercitivos estatales
y no estatales, han pasado por la definición de valores y
comportamientos permitidos, han asimilado de una manera u otra los
efectos de la industria de la droga (Duncan, 2004).

9 Subdirector Académico de la Fundación Paz y Reconciliación. Además es el Coordinador del


Equipo de Investigación de Colombia.

39
Capítulo 3

Esta actividad ilícita no sólo ha servido como fuente alterna de


crecimiento económico para grupos sociales o personas, sino que
además, ha trasformado las prácticas de vida en varias regiones del país.
Durante años poblaciones enteras han vivido de esta economía ilegal;
además ha sido utilizada por organizaciones políticas para la financiación
de campañas electorales lo que ha permitido que la mafia infiltre
instituciones del Estado, siendo relevante el caso de las instituciones de
seguridad: el Departamento Administrativo de Seguridad ( DAS), la
Policía y las Fuerzas Militares, entre otras.
Para analizar el fenómeno del narcotráfico, es necesario entender que
su historia ha tenido un proceso de evolución y transformación. En este
sentido, se puede hablar de las siguientes cuatro generaciones de
organizaciones criminales:

1. Carteles y oficinas de cobro (1980-1994).


2. División entre ejércitos privados y operatividad del mercado
(1995-2005).
3. Fragmentación territorial y regionalización del crimen ( 1998-
2009). 4. Redes criminales y portafolio empresarial ( 2010 hasta
la actualidad).

Estas etapas o períodos de la historia del narcotráfico han marcado la


evolución del conflicto armado colombiano y la estructura de las
organizaciones criminales que controlan el negocio de la droga en
Colombia. Cada período ha traído repertorios de violencia y prácticas de
interferencia política por parte de la mafia, lo que ha generado respuestas
de política pública o políticas de seguridad para combatir estos mercados
ilegales.
Para el análisis de los eslabones de producción que conforman la
cadena del narcotráfico, es necesario entender las etapas de su evolución,
tal como se dividen en la siguiente ilustración:
Gráfica 1.

40
De los carteles a las redes criminales

80 mil hectáreas
Cultivos de coca para 2014 en
Colombia

Insumos para
procesar pasta
base

Recientemente es
Pasta base de
procesada por los
coca
campesinos

Insumos para el
procesamiento

Laboratorios de
Cloro hidrato de
cocaína

Carreteo a
puertos y
exportación

Los carteles Colombiano ya


Comercialización
perdieron esta capacidad en
en ciudades
el exterior

Fuente: Elaborada por el autor del presente trabajo.

En cada eslabón de la cadena pueden interferir diferentes actores y


algunos pueden intervenir en dos o tres partes a la vez. En determinado
momento de la historia un actor armado o ilegal puede controlar las siete
partes. Estos agentes se pueden agrupar en tres tipos:

Gráfica 2.
Agentes
institucionales
Actores informales Actores ilegales
y
especializados
• Fuerzas de seguridad
• Campesinos
• Ejércitos privados. del Estado.
cocaleros.
• Capos y líderes • Banqueros y
• Proveedores de
narcotraficantes. especialistas en bolsa
insumos.
de valores.
Fuente: Elaborada por el autor del presente trabajo.

41
Capítulo 3

Debe tenerse en cuenta que tradicionalmente se han distinguido cuatro


tipos de actores fundamentales en el narcotráfico:

(…) Los llamados cocaleros son el primer eslabón; los


intermediarios, que frecuentemente hacen parte de ese mismo primer
eslabón, procesan la hoja de coca en pasta de base; los distribuidores
‘aceitan’ la ruta de exportación; y los acumuladores se encargan del
lavado y reinversión de las ganancias. Un capo contacta y comanda los
cuatro tipos de agentes de la cadena, o en otros casos estos eslabones
funcionan en forma de red (Ávila Martínez, “Injerencia política de los
grupos armados ilegales”, 2010).

Así, con el propósito que tiene el presente texto, se tomarán tres


hipótesis que guiarán este capítulo. La primera señala que el narcotráfico
pasó de ser controlado por grandes carteles y de ser una economía que
vivía en los márgenes de la sociedad, a una dinámica que involucra
diferentes actores sociales y que ahora puede involucrar centenares de
personas en una misma región.
De un oligopolio se trasformó en una red criminal, comercial y política.
Luego de la muerte de Pablo Escobar, líder del cartel de Medellín y la
captura de los hermanos Rodríguez Orejuela, quienes eran líderes del
cartel de Cali, se produjeron varias trasformaciones:

(…) Sobrevino una ola de democratización y descentralización del


tráfico de ilícitos. Por capturas o muertes, los grandes capos del
narcotráfico salieron de la escena pública. La figura de los grandes
carteles desapareció y se produjo un fenómeno en dos direcciones. La
primera fue la descentralización de la comercialización de la droga.
Muchos mandos medios comenzaron a controlar el negocio del
narcotráfico de acuerdo a la zona donde se movían los ejércitos
privados de los carteles. Por ejemplo, el cartel de Medellín contaba con
filiales en Caquetá, Bajo Cauca antioqueño, la Sierra Nevada de Santa
Marta, y cada uno de los mandos en estas zonas comenzó a controlar el
negocio, produciéndose una fragmentación en esta economía ilícita, lo

42
De los carteles a las redes criminales

que evidenció que estas organizaciones ya no contaban con un solo


mando. La segunda dirección fue una democratización del negocio;
grandes sectores vieron la posibilidad de ingresar al tráfico de drogas
una vez terminado el control que ejercían los grupos monopólicos. La
fragmentación de la organización 10 provocada por los mandos medios,
se reflejó en ejércitos privados de los grandes narcotraficantes (Ávila
Martínez, 2010).

Esta democratización permitió la entrada al negocio de grandes masas


poblacionales. Se calcula que en Colombia cerca de 350 mil familias
viven del cultivo de coca. A ellas se suman los grupos juveniles violentos
y pandillas –entre otros–, que comenzaron a controlar la operatividad del
negocio al menudeo. Muchos sectores que no habían podido ingresar en
este mercado ilícito –debido a los fuertes controles impartidos por los
narcos y grandes carteles–, lograron tener acceso a él hacia mediados de
la década de los noventa. El ingreso de esta multiplicidad de actores, no
sólo diseminó las ganancias del narcotráfico, sino que enraizó esta
economía ilegal en amplios sectores sociales, lo cual creó una élite y un
estilo de vida dentro de la población de varios sectores sociales.
En un segundo momento, el narcotráfico y los agentes que durante
varios años lideraron el negocio, intentaron cooptar al Estado y
convertirse en un poder político. Esto sucedió de dos maneras, pues así
como los narcotraficantes influyeron en la política, los políticos
tradicionales utilizaron el narcotráfico para perpetuarse en el poder 11.

(…) El narcotráfico, como relación económica, no tendría


pretensiones de conquistar el poder político o parte de él, máximo
aspiraría a influir en algunas normas jurídicas que garantizaran la
expansión y conservación del negocio. Sin embargo, en Colombia el
narcotráfico como empresa sí aspiró al poder político e intentó influir

10 Las disputas por el narcotráfico fueron muy fuertes en el área de Medellín y Envigado, donde los
diferentes mandos medios se disputaron el control urbano.
11 Véase en: Duncan, G. (2015). Los señores de la guerra. Debate y Castillo, F. (1996). Los
nuevos jinetes de la coca.

43
Capítulo 3

en asuntos que iban más allá de las normas que interfieren en la cadena
de la producción y circulación.
Esto sólo se entiende si se conecta el narcotráfico con su incursión
en la mafia. De hecho, ambos conceptos se han tendido a confundir y,
en algunos casos, a homologar, sobre todo en la medida en que el
narcotráfico actúa cada vez más como una mafia12.

Durante el auge político y militar del paramilitarismo, como se verá


más adelante, se promovió el surgimiento de élites que llegaron a ser
congresistas, alcaldes y gobernadores. Hubo un proyecto político
cohesionado y coherente en donde sectores políticos buscaron la ayuda
de grupos armados para perpetuarse en el poder. A este período de la
historia se le conoció como “la parapolítica”. Estos Estados de facto
fundados en la violencia, funcionaron de forma estable y lograron
consolidarse en distintas zonas del país, en especial en las regiones
fronterizas. El narcotráfico como actividad ilegal engendró mafias que
aspiraron al poder estatal.
En este sentido, se realizará un acercamiento a la caracterización del
concepto de mafia y sus posibles variables:

(…) Entre los elementos generales que hacen que una mafia sea tal
están: 1-. Todo grupo mafioso se mueve o funciona con grupos
familiares o redes de parentesco o de amigos, que generan
solidaridades al interior del grupo. Las ganancias que genera tal grupo
benefician a sus integrantes y a agentes externos que le colaboran. 2-.
Tiene siempre un pie en lo legal y el otro en lo ilegal. Un grupo
mafioso, por excelencia tenderá a generar redes de corrupción y
fenómenos de CdE y RCdE a gran escala, en la medida en que esta
doble cara de la mafia tienda a equilibrarse. 3-. Recurre a la violencia
como generadora de ganancias y de posibilidades de expansión de los
negocios del núcleo de parentesco. 4-. Coopta la institucionalidad

12 Ídem.

44
De los carteles a las redes criminales

convencional13, como un paso necesario para convertirse en gobiernos


de facto en los territorios donde actúa. 5-. Una mafia siempre aspira a
legalizar sus ganancias. Su finalidad no es quedarse en la criminalidad
o ser reconocidos como criminales, sino convertirse en agentes sociales
legales. Esta lucha es constante y se lleva a cabo mediante un proceso
de penetración de diferentes instituciones. 6-. Los grupos mafiosos
aspiran al reconocimiento social y político14.

En consecuencia, el narcotráfico colombiano se convirtió en un


mecanismo o forma de acumular poder político y así mismo, sirvió para
el financiamiento de campañas, elecciones de congresistas, alcaldes y
gobernadores. Pero también ejerció presión para cambiar el Código
Penal, modificar leyes y en general distorsionar la democracia. En
Colombia y en varias regiones del país, se convirtió en un factor
determinante a la hora de la conformación del poder político. Colombia
ha avanzado en un proceso acelerado de interrelación comercial ilegal
entre diferentes actores criminales, lo que ha llevado a la desaparición de
carteles del narcotráfico y al surgimiento de redes criminales
interdependientes. La subcontratación criminal de estructuras urbanas, la
metodología de comisiones de carteles del narcotráfico y el impulso de
paraísos fiscales, hacen parte de esta red criminal.

De la “marimba” a los carteles


La historia del narcotráfico en Colombia no es una historia nueva; como
lo documenta Carlos Arrieta “… desde la Conquista los españoles
conocieron de la hoja de coca y comenzaron a comercializarla” ( 1991).
Sin embargo, esta economía ilícita comenzó a tener impacto en varias
regiones del país, en materia de seguridad y política, desde mediados de
la década de los años sesenta del siglo XX. El mismo Arrieta señala en su
texto que: “… posterior a la mitad de siglo, Urabá era el centro de

13 Carlos Medina Gallego ha logrado hacer una importante aproximación al tema de la mafia en
Colombia, desde reflexiones acerca del paramilitarismo, institucionalidad y conflicto en
Colombia. Sin embargo, es la academia italiana la que mejor análisis ha realizado.
14 Duncan, G. Op. cit.

45
Capítulo 3

contrabando de mercancías de Panamá y Estados Unidos. En los años


sesenta esta ‘balanza comercial contrabandista’ se equilibró con la
exportación de marihuana, ya que desde los años cuarenta se había
comenzado a cultivar en el país” (Arrieta, 1991).
A la expansión de los cultivos de marihuana se le conoció como “la
época de la marimba” o “la bonanza marimbera”. Estos cultivos se
expandieron principalmente en departamentos fronterizos colombianos,
como el Cesar y La Guajira. Un reportaje de los años ochenta del siglo
XX de la revista Semana manifestaba que, “… entusiasmados por la
insuperable calidad de nuestra yerba –en sus dos variedades: ‘la Mona’ y
‘la Red Point’–, legiones de norteamericanos habían entrado al país
cargados de dólares, comprometiéndose a comprar toda la ‘marimba’ que
aquí se cultivase. Una opulencia que duró cuatro años. Para esa época, la
Cannabis Sativa llegó a generarle al país ingresos anuales por 2.200
millones de dólares, superiores a los del café” (revista
Semana, 1982).
A medida que este mercado comenzó a ser combatido, los cultivos se
trasladaron a zonas más selváticas, y para los años ochenta del siglo XX,
la marihuana fue reemplazada por la coca; el departamento del Guaviare
era el principal epicentro de los nuevos cultivos de la hoja de coca. El
tráfico de cocaína se registró en prensa desde 1959; en ese momento el
diario El Espectador citaba una fuente del Federal Bureau of
Investigation (FBI), en la cual se decía que se había descubierto un
laboratorio urbano de procesamiento en la ciudad de Medellín (Arrieta,
1991).
Debe tenerse en cuenta que el tráfico de marihuana surgió en estos
departamentos fronterizos por la existencia de las rutas del contrabando.
Estas rutas serían a su vez, las primeras utilizadas para la exportación de
cocaína, pero desde su ascenso a productor de exportación, se
multiplicaron las rutas, los agentes y los medios de transporte utilizados.
A partir de los años setenta del siglo pasado, comenzó un aumento en la
comercialización de marihuana y cocaína, en un primer momento la
marihuana dominó el mercado, pero adentrada la década de los ochenta

46
De los carteles a las redes criminales

la historia sería a la inversa, lo que consolidó a la cocaína como el primer


producto en la economía ilícita del país
La marihuana dejaba una rentabilidad importante, y este hecho
permitió la creación de grupos privados de seguridad. Para esos años no
había carteles grandes, más bien eran grupos pequeños o clanes que a su
vez contaban con grupos privados de seguridad. Fue la primera vez que
se crearon aparatos armados a gran escala para controlar los negocios.

(…) Dos grupos marcarían durante años el devenir de la zona de


frontera. Las autodefensas del Mamey y la del Palmor controlarían gran
parte de la ilegalidad en la región (…). La incursión de los grupos de
autodefensa se remonta a principios de la década de los ochenta con la
aparición de las denominadas Autodefensas del Mamey. Esta estructura
surgió en la escena regional en estrecha relación con el narcotráfico,
sometiendo a otras agrupaciones mafiosas y de delincuencia común que
actuaban en la zona comprendida entre los ríos Guachaca y Buritaca, en
la vertiente norte de la Sierra Nevada de Santa Marta. Estas
autodefensas lideradas por Hernán Giraldo Serna más conocido como
Don Hernán o El Patrón, el primer gran ‘Señor’ de esta zona del país,
nacieron entonces en primer lugar para proteger los cultivos de
marihuana y posteriormente de coca que había en la zona. El
despliegue de este grupo parte desde la Sierra, extendiéndose a las
orillas del río Manzanares, Río Piedras y desde allí hacia la Guajira
(Ávila Martínez, 2012).

Por su parte, las Autodefensas del Palmor tuvieron gran injerencia e


importancia con las redes de narcotráfico:

(…) desde su nacimiento estuvieron ligadas a una organización


delincuencial de carácter nacional, como lo fue el cartel de Cali.
Algunas versiones señalan que esta estructura nació cuando algunos
mafiosos del Valle, que habían adquirido tierras en el departamento del
Magdalena, le pidieron a Hernán Giraldo la organización de un grupo
en la zona donde tenían sus inversiones, a lo cual Giraldo se negó y

47
Capítulo 3

propuso a la familia Rojas para que estructurara y manejara el grupo de


autodefensas. Surgen de esta manera las denominadas Autodefensas del
Palmor, adquiriendo un gran poder en la zona en la década de los
ochenta, al mando de otro de los señores con el nombre de Adán Rojas.
Para este entonces, este grupo estaba relacionado también con el
movimiento Muerte a Secuestradores (MAS) –organización armada
creada por agrupaciones de narcotraficantes en diciembre de 1981 para
castigar a los responsables del secuestro de sus miembros, familiares o
allegados–. El posicionamiento de las Autodefensas del Palmor estuvo
signado por una serie de asesinatos que tuvieron lugar principalmente
en Ciénaga, lográndose expandir gracias a los recursos derivados de la
prestación de ‘seguridad’ a ganaderos y bananeros en la zona plana del
departamento de Magdalena (Ávila Martínez., 2012).

A principios de los años ochenta del siglo XX, el mercado de


“marimba” en el país decayó; entre las posibles razones sobresale la
guerra sin cuartel que libró el Gobierno colombiano contra los
“marimberos”, precedida en su momento por el presidente Julio César
Turbay, quien a su vez era señalado por tener cercanía con algunos
sectores de la mafia. Bajo la presión de los Estados Unidos se inició una
guerra transversal contra los “marimberos”.
La revista Semana en la época, documentó lo que estaba ocurriendo
en el país y precisó que:

(…) Si se empiezan a señalar las causas de la decadencia


‘marimbera’, salta a primera vista la alianza represiva que el gobierno
de Turbay Ayala pactó con el Departamento de Estado
Norteamericano. Este donó millones de dólares para combatir el tráfico
de narcóticos en nuestro país, regaló armas, municiones y asistió a las
Fuerzas Militares nacionales con detectives de la Drug Enforcement
Agency (DEA), quienes trajeron el propósito, entre otros, de erradicar
todos los cultivos de marihuana. Centenares de agentes de la DEA
entraban y salían a diario de nuestro territorio, entrenando oficiales

48
De los carteles a las redes criminales

colombianos que, después, por algún tiempo, trabajarían con ellos,


hombro a hombro (revista Semana, 1982).

En la medida que el tráfico de marihuana era un negocio rentable,


pero no como el de la coca, muchos de los “marimberos” quebraron,
principalmente los traficantes pequeños, lo que hizo finalmente difícil
mantener el nivel de corrupción y defensa que necesitaba el negocio.
Otra de las razones del fin de la bonanza “marimbera” fue la rebaja de
la pureza de la mercancía. La revista Semana lo documentó así: “Ante la
demanda de los norteamericanos cada vez más creciente, se alteró la
pureza, los ‘marimberos’ comenzaron a ‘… mezclarle ajonjolí,
matarratón y hasta cilantro a los bultos de marihuana, de pura avivatada,
creyendo poder engañar a los americanos y sacarle al producto una mejor
rentabilidad’” (revista Semana, 1982). A su vez, los clientes
norteamericanos comenzaron a pagar con dólares falsos. Mientras este
negocio de ventajismo entre cliente y proveedor se extendía, en los
Estados Unidos comenzaron a surgir cultivos de marihuana en las casas,
terrazas y bodegas, el estado de California fue el epicentro, así que
rápidamente el mercado colombiano fue remplazado.
Por estas razones a finales de los años setenta, comenzó a decaer el
negocio de la marihuana y se fortaleció el de la coca; Arrieta precisa el
cambio en el mercado ilícito en la garantía de mayor ganancia en su
producto final, a pesar de la complejidad de su producción. “Inicialmente
había una cadena del narcotráfico vertical y lineal, incluso
geográficamente. Se trajo la hoja de coca de Perú y Bolivia, se creaba la
pasta base en Colombia y el clorhidrato de cocaína de ahí se embarcaba
hacia los Estados Unidos y el Caribe” (Arrieta, 1991).

(…) Las estructuras de narcotraficantes con ejércitos privados


controlaban toda la cadena productiva. Básicamente, el líder o capo de
una organización disponía de tierras que producían coca, los
intermediarios eran generalmente subalternos suyos y el capo, además,
controlaba las rutas de exportación. Las economías cocalera y
cocainera eran prácticamente una sola cosa en los años ochenta y

49
Capítulo 3

noventa. En los territorios donde se desarrollaban influyeron en la


regulación de la vida social, mantuvieron parte o todo el monopolio de
la fuerza y, como particularidad importante promovieron una gran
movilidad social. Capas sociales lograron aumentar sus consumos y, en
términos generales, su ingreso per cápita aumentó (Ávila Martínez,
2010).

La llegada de la coca reconfiguró el negocio criminal en Colombia.


Por ejemplo, la cantidad de dinero que dejaba el negocio llevó a que los
actores que traficaban coca pudieran adquirir ejércitos propios, es decir,
estructuras de seguridad ilegal que servían como punta de lanza para
copar territorios de otros narcotraficantes o carteles. Además, cubrir
mayores territorios les permitió involucrarse con agentes estatales y
lograr mayor capacidad de corrupción, ya que el negocio daba para
corromper a altos funcionarios. La cocaína permitió crear un estilo de
vida propio: comportamientos, propiedades y aspiraciones comunes
unían a la población que hacía parte de esta economía ilícita.
La llegada de la coca coincidió en los años ochenta con una fuerte
crisis económica en el país, que afectó principalmente a la clase media
colombiana.
Decenas de familias se fueron a la quiebra y el ascenso social se bloqueó.
El autor Carlos Arrieta precisó esta problemática y manifestó que:

(…) Los canales de ascenso de las capas medias pueden haber


incidido en que estas hayan buscado otros caminos, tanto para
compensar su deteriorado nivel de vida como para expresarse social y
políticamente. En este sentido, el narcotráfico, con su necesidad de
mulas y de técnicos en química y administración, es un atractivo para
evitar la pérdida de los ingresos de los estratos medios y mantener sus
patrones de consumo, propios de la cultura del ascenso (Arrieta, 1991).

En poco tiempo el negocio del narcotráfico pasó de ser una economía


de personas que se mantenían al margen de la sociedad a integrar una
parte del sistema económico colombiano.

50
De los carteles a las redes criminales

(…) La coincidencia de ambos fenómenos llevó al aumento del


capital económico de una buena proporción de población, que
rápidamente intentó legalizar gran parte de ese capital, además de
buscar la impunidad de sus hechos delictivos para acceder al
reconocimiento y legitimación social. Esto llevó a los capos de
organizaciones del narcotráfico a influir en procesos legislativos e
institucionales, pasando del soborno a los miembros de la Fuerza
Pública a la cooptación de instituciones políticas y la representación
política (Ávila Martínez, “Injerencia política de los grupos armados
ilegales”, 2010).

Este cruce de clases sociales que trajo el narcotráfico, y sobre todo el


ascenso de una nueva clase social por vía ilegal, llevó a que los narcos
buscaran un reconocimiento social. Desde un cuadro comparativo se
puede equiparar esta situación con la de los burgueses que buscaban
casar a sus hijos con los descendientes de la nobleza feudal en la Europa
del Renacimiento.
Desde principios de los ochenta del siglo XX comienza la historia y
trasformación del narcotráfico. Hasta 1993 en el negocio sucedió lo que
se denomina el “período de la cartelización”. En términos estrictos la
producción y comercialización de la droga estaba bajo control de algunas
organizaciones criminales que funcionaban como oligopolios. Su
estructura se constituía a partir de un jefe del cartel, una especie de
gerente, unos productores que estaban regionalizados, quienes
componían la dirección del cartel por debajo del gerente, y un líder de
seguridad que manejaba el aparato represivo de la organización.
Rodríguez Gacha del cartel de Medellín es un buen ejemplo:

(…) Rodríguez Gacha se vinculó, en el hoy municipio de


Mapiripán, al negocio de la coca y conoció muy de cerca el
funcionamiento de los cultivos y de los laboratorios, experiencia que le
sirvió para montar una cada vez más sofisticada infraestructura no sólo
en el Meta sino también en el sur oriente del país, en el Magdalena
Medio y en la costa Caribe. Articuló de esta manera en un solo

51
Capítulo 3

negocio, asociándose con otros personajes vinculados al narcotráfico,


las fases de la producción, el refinamiento y la exportación del
producto. Como consecuencia de su fortalecimiento en el comercio de
la coca, a su turno amplió las compras de tierras, que en el
departamento del Meta iban desde Villavicencio hasta La Macarena y
los Llanos del Yarí, en límites con Caquetá (Ávila Martínez, 2010).

En el país nacieron dos casas matrices del crimen o dos grandes


carteles: el cartel de Medellín y el cartel de Cali. Estas organizaciones se
consolidaron a mediados de los ochenta. Cabe señalar que en sus
primeros años el narcotráfico estaba liderado por algunas personas, pero
no había una articulación. Alonso Salazar evidenció en su texto que estos
grupos principales centraron su actuación en “… vendettas intestinas, en
las que exhibieron también una crueldad sin límites. Estos
enfrentamientos cesaron parcialmente al finalizar la década del ochenta,
cuando se consolidaron los nuevos jefes y Pablo Escobar estableció su
hegemonía militar” (Salazar, 1998).
Pablo Escobar por el cartel de Medellín y los hermanos Rodríguez
Orejuela con el cartel de Cali, lograron controlar estas guerras mediante
la conformación de ejércitos privados. Estas estructuras armadas
permitieron rápidamente apoderarse y controlar circuitos económicos;
además, el dinero circulante cambió la geografía de la posesión de la
tierra en toda la región del Magdalena Medio y los Llanos Orientales.
Para operar, estos oligopolios necesitaban del ingreso de una gran
cantidad de personal, pero el jefe del cartel o el jefe de la seguridad
controlaban quién entraba y quién no, es decir, había un filtro. El propio
Salazar manifestó que,

(…) el narcotráfico ha influenciado a casi todas las esferas de la


vida social, desde la política y los gustos por una arquitectura
agringada, suntuosa y especulativa, un urbanismo sin lúdica y sin
lucidez, donde las nociones del espacio público se subordinan a la
rentabilidad, hasta el extendido uso del lenguaje de las barriadas en
sectores de clase media y alta (Salazar, 1998).

52
De los carteles a las redes criminales

A mediados de los años ochenta, cuando los carteles estaban en


proceso de consolidación, Gustavo Duncan, relató que:

(…) los narcotraficantes colombianos controlaban el circuito de la


cocaína, desde la producción de la base de hoja de coca en Bolivia o
Perú, hasta la distribución de la droga al menudeo en las ciudades de
Estados Unidos. Algunos capos aparecían en la lista de los hombres
más ricos del mundo y, a pesar de su origen más humilde, eran
estimados por amplios sectores de la población y tolerados por grupos
importantes del Establecimiento. Colombia era entonces una tierra
fértil para la producción y exportación de drogas (…) (Duncan, 2004).

Los carteles en temas de negocios funcionaban como una estructura


jerárquica y como una red de relaciones sociales. Por ejemplo, el cartel
de Cali había logrado establecer una red de lavado de activos, con la cual
aparentaban ser prósperos empresarios, manejaban una cadena de
farmacias, además tenían equipo de fútbol propio e incluso pasaban por
ser grandes banqueros. El sistema de lavado de activos cubría todo
aspecto de la vida económica, principalmente la compra de propiedades.
La creación de estos oligopolios cambió sustancialmente el mapa de la
propiedad rural en varias zonas del país. Salazar sobre el tema dice lo
siguiente:

(…) Si se analiza la evolución de estos grupos, se descubre una


relación estrecha con la expansión territorial del narcotráfico mediante
la compra de tierras. En 1995 se registraron compras de tierras por
narcotraficantes desde el municipio de El Playón, en el departamento de
Santander, hacia el norte, con el propósito de penetrar el sur del Cesar
desde Norte de Santander, por los municipios de Cáchira y La
Esperanza. Este proceso estuvo amparado por grupos armados que
introdujeron ‘seguridad’ y contribuyeron a valorizar las tierras. En
cuanto a la expansión territorial del narcotráfico sobre el oriente de
Norte de Santander, solamente Cúcuta, Chinácota y Sardinata han
registrado, de acuerdo con los estudios del sociólogo Alejandro Reyes,

53
Capítulo 3

compra moderada de tierras por narcotraficantes”(Vicepresidencia-4,


2002). Un estudio de 1998 decía que “… el senador Enrique Gómez
Hurtado cita cifras según las cuales al narcotráfico le pertenecen
3’000.000 de hectáreas –30 mil kilómetros cuadrados– de tierra que
equivalen a los territorios de Holanda y Bélgica, triplican el tamaño del
Líbano y superan las extensiones de El Salvador, Haití y Kuwait juntos.
Alfredo Molano piensa que estas cifras pueden ser mayores. Del total de
20’000.000 de hectáreas que el país tiene destinadas a la agricultura,
15’000.000 están dedicadas a la ganadería, y las cifras oficiales hablan
de 7’000.000 hectáreas que están en las manos de los narcotraficantes. Si
se tiene en cuenta que el señor Carranza tiene 2’000.000 de hectáreas y
la familia Ochoa pasó hace tiempo de un millón, es posible que la
totalidad sobrepase las cifras oficiales (Salazar, 1998).

A este fenómeno se le conoce como la contra-reforma agraria y llevó


al acaparamiento de miles de hectáreas de tierra que pasaron a manos de
narcotraficantes. Un buen ejemplo de ello fue lo ocurrido en el occidente
antioqueño:

(…) en los años ochenta, el narcotráfico irrumpió en toda la zona


norte y con especial énfasis en Dabeiba, Frontino y Peque, mediante la
inversión en la adquisición de grandes predios rurales. Paralelamente al
proceso de ampliación del dominio territorial del narcotráfico crecieron
los cultivos de coca. Así mismo las propiedades del narcotráfico se
incrementaron en otros escenarios, tales como el municipio de
Heliconia, donde la familia Ochoa, fundadora del cartel de Medellín,
realizó importantes inversiones en tierras… (Ávila Martínez, 2010).

El proceso de acaparamiento se efectuó en un gran número de


ocasiones mediante la violencia. Si bien, el narcotráfico pagaba a buen
precio la tierra, no siempre los propietarios querían vender sus predios.
Por ello los narcos acudían a sus ejércitos privados para desplazar a esta
población y obligarlos a vender. Todo lo anterior, explica,

54
De los carteles a las redes criminales

(…) que en un principio gran parte de esta naciente clase económica


utilizara ejércitos privados para desplazar a la población y adquirir sus
tierras, o para contener protestas sociales. Lo mismo se repitió hacia
finales de la década de los noventa, cuando el desplazamiento y las
masacres fueron el común denominador de la concentración de tierra y
la expropiación. Sin embargo, no sólo esta nueva clase económica se
benefició de los grupos paramilitares: también lo hicieron miembros de
la vieja clase de propietarios (…).

Como era de esperarse en estos municipios donde los narcos habían


comprado grandes propiedades, rápidamente asumieron el control
político:

(…) En su análisis sobre el impacto del narcotráfico en Antioquia,


Mario Arango Jaramillo realizó una encuesta sobre el origen,
expectativas y formas de vida de veinte narcotraficantes. De estos,
diecinueve pertenecían a estratos sociales medio y bajo y el 70 % tenía
un origen social campesino. En cuanto al nivel de instrucción, once
narcotraficantes poseían primaria, siete secundaria y sólo dos tenían
formación universitaria (Murillo Castaño & Orjuela, 1991).

En todo caso se debe decir que,

(…) la entrada en la escena política del narcotráfico y la captura del


Estado por parte de estos agentes no fue homogénea. Todos los carteles
y narcotraficantes de la época coincidían en la cooptación de miembros
de las Fuerzas Militares, con el fin de garantizarse impunidad, acceso a
información y tránsito libre para sus mercancías ilícitas. Todos ellos
cooptaron militares para capturar su función misma. También
capturaron parcialmente la vida social de diferentes territorios. El cartel
de Cali mantenía una red de empleo social en el ‘taxismo’, que además
era una buena red de informantes; Pablo Escobar controlaba Medellín
con los cientos de miembros de la red de sicarios que mantenía
amedrentada la ciudad y hacía el trabajo sucio (Ávila Martínez, 2010).

55
Capítulo 3

El proceso de cooptación de Estado no fue siempre igual, durante los


primeros años se dedicaron a corromper funcionarios públicos, incluidos
alcaldes y gobernadores. El narcotráfico financiaba campañas de elección
popular. Sin embargo, una vez se consolidaron las casas del narcotráfico,
una en Cali y la otra en Medellín, estas desplegaron una serie de
actividades clientelares, las cuales a su vez, llevarían a que algunos
narcotraficantes intentaran participar en política.

La era de los carteles y el para-Estado


Como se mencionó anteriormente, los carteles del narcotráfico debido a
sus necesidades de inteligencia y de lavado de activos habían
desarrollado una red clientelar. El cartel de Cali mantenía una red de
trabajadores en una de las empresas fachada del cartel, las farmacias de la
Cadena de Drogas La Rebaja que tenía sedes en las principales ciudades
del país. Además, los hermanos Rodríguez Orejuela se desempeñaban
como directores de una entidad bancaria, que tenía una red de préstamos
dirigidos a sectores pobres de Cali. Por su parte el cartel de Medellín,
mantenía una red clientelar de mayor amplitud a partir de la financiación
de fiestas populares, pagos a estructuras criminales de base para
mantener un control territorial, e incluso desarrolló estrategias para
regalar casas. No obstante,

(…) si no les significaba legalidad, sí los acercaba a algo muy


parecido a la legitimidad social. El programa Medellín Sin Tugurios,
lanzado en asocio con Pablo Escobar por el entonces alcalde de
Medellín, permitió a cientos de familias acceder a viviendas
financiadas con recursos mixtos, públicos y del narcotráfico. Gonzalo
Rodríguez Gacha repartía efectivo a personas de bajos recursos y
Lehder hacía otro tanto (Ávila Martínez, 2010).

Así las cosas, los carteles entraron a competir con el Estado y la


economía legal, pero sobre todo con los políticos tradicionales, que hasta
ese momento controlaban o administraban las redes clientelares. Esto
significó que algunos narcotraficantes entraran a participar en política.

56
De los carteles a las redes criminales

Con dicha incursión en la vida electoral, los narcos buscaban tres cosas.
Por un lado, intentaban una legalización de sus recursos a cambio del
pago de la deuda externa, con ello además crearon un discurso anti-
norteamericano y sobre soberanía nacional. De hecho, crearon el
movimiento de Los Extraditables. Es decir, al negocio de narcotráfico le
dieron una justificación política. En últimas se podría decir que “… la
búsqueda de participación política por los canales institucionales, sobre la
premisa de una legitimidad relativa derivada de la legalización de sus
dineros por medio de una amnistía tributaria ofrecida por la
Administración Betancur” (Murillo Castaño & Orjuela, 1991).
El segundo objetivo, era lograr una legitimidad popular al
narcotráfico, es decir, partían de la premisa que el apoyo popular y la
dependencia de grandes masas poblacionales de estas economías los
volvería intocables ante la justicia, o al menos obligaría al Estado a
negociar con ellos. En estas actividades “sociales” de los carteles había
cierta identidad de clase, pues muchos narcos vinieron de abajo en la
estructura social, y tener casa propia era considerado un factor de
progreso.
El último objetivo se centró en las redes clientelares, las cuales podían
ser direccionadas para favorecer a políticos, o para impulsar a nuevos
políticos, como el caso de Pablo Escobar Gaviria, quien llegó a ser
representante a la Cámara por el departamento de Antioquia. “En 1982
Pablo Escobar fue elegido representante a la Cámara por Renovación
Liberal, luego de ser expulsado del Nuevo Liberalismo que dirigía Luis
Carlos Galán. Desde allí inicia su intento de legalizar fortunas y
mantener la prosperidad del negocio. Los de Cali, por el contrario,
siempre usaron a la tradicional élite política valluna, que trabajó a su lado
como uno solo” (Ávila Martínez, 2010).
Es necesario aclarar que este comportamiento no fue homogéneo.
Como señala Salazar:

(…) El grupo de Cali tuvo mayor integración a la economía formal


que el de Medellín y permeó el poder tradicional utilizando más los
dólares que las balas. Esta situación no se debió a que fuera un cartel

57
Capítulo 3

pacífico –como afirman algunas personas de esa ciudad que sólo


señalan como responsables de la violencia a los segundones o
‘lavaperros’–, sino a que tuvo otra racionalidad en el uso de la fuerza…
De un lado, la violencia ejercida por los narcos caleños se ocultó
sistemáticamente, y de otro, fue una violencia más orgánica, ejercida
por grupos especializados que al mismo tiempo cumplían un papel de
guardianes sociales contra ciertos fenómenos de delincuencia menor
(Salazar, 1998).

Sin embargo, el fenómeno de cooptación más dramático que se


detectó no fue la participación política de Pablo Escobar, sino el del
Código Penal y el punto en concreto de la extradición. Una mezcla entre
violencia y corrupción obstaculizó el avance de la justicia. Según
Salazar, el narcotráfico logró penetrar al Estado lo que condujo a que,
“… en sus distintas ramas y en diferentes niveles, por la vía violenta
característica de Pablo Escobar, y por la vía de la corrupción
característica del cartel de Cali, los dos grupos de narcotraficantes
generaron coyunturas de crisis en la sociedad y el Estado, y
transformaciones del escenario político que incluso la guerrilla, como
actor político, ha estado lejos de alcanzar” (Salazar, 2001).
Ante todo este panorama, hacia mediados de la década de los ochenta
–siglo XX– se agrega un factor adicional, reconocido popularmente como
“La guerra sucia”. Alonso Salazar recogió las declaraciones de Alejandro
Reyes y aseguró que,

(…) el control estatal sobre el narcotráfico está limitado por tres


factores: primero por la complicidad difusa pero efectiva de los
propietarios de tierra, empresarios y banqueros que aprovechan el flujo
de capital proveniente del negocio de las drogas. Segundo, por la
ineficiencia de la represión estatal que los narcotraficantes aseguran
mediante el soborno, la cooptación y la intimidación. Y tercero, por las
limitaciones que se derivan de la existencia de una alianza práctica y
clandestina, con intereses anti subversivos, entre algunas fuerzas del
régimen político, algunos narcotraficantes, grupos de las Fuerzas

58
De los carteles a las redes criminales

Armadas y algunas viejas capas de propietarios y empresarios (Salazar,


1998).

Sobre este último factor, descrito por Salazar desde lo expuesto por
Alejandro Reyes, se ahondará en el contexto y en posteriores
argumentos.
A mediados de la década de los ochenta, en Colombia se vivió una
crisis de legitimidad política derivada de una crisis económica, si bien no
tan profunda, sí tocaba los sectores más desfavorecidos de la sociedad
colombiana. Sobre el papel la época del Frente Nacional había
terminado; pero en la realidad política liberales y conservadores seguían
distribuyéndose el poder. La mezcla entre crisis económica y crisis
política trajo consigo un aumento de la protesta social y a ello se le sumó
un crecimiento importante de las guerrillas colombianas. Seis grupos
guerrilleros operaban en ese momento en el país. A las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia (FARC), y al Ejército de Liberación
Nacional (ELN), se le sumaba el Ejército Popular de Liberación ( EPL),
que promovía invasiones de tierra en el norte del país; la guerrilla del
Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), el mediatizado
Movimiento 19 de Abril (M-19) y una guerrilla de corte indígena llamada
Movimiento Armado Quintín Lame (MAQL).
El gobierno de Belisario Betancur ( 1982-1986), ante el incremento de
la protesta social optó por dos caminos: dio inicio a algunas reformas
democráticas y realizó diálogos de paz con algunas guerrillas. El avance
reformista trajo, entre otras cosas, la elección popular de alcaldes y
gobernadores, lo cual llevó al nacimiento de una serie de liderazgos
sociales nuevos y este fue el detonante de una nueva guerra.
Dos guerras comenzaron a vivirse en el país; la primera involucraba a
militares, élites políticas locales, los nacientes paramilitares y
narcotraficantes, quienes tenían una guerra a muerte contra grupos
guerrilleros y sobre todo contra la izquierda democrática y pacífica, a la
que consideraban el brazo político de las insurgencias. La segunda guerra
la libraba el cartel de Medellín contra el Estado colombiano; la época de

59
Capítulo 3

las bombas resume bien lo que fue ese momento de confrontación


directa.
El primer momento, lo relatan de manera categórica los analistas
Mauricio Romero y León Valencia:

(…) La confrontación se centró, por un lado, en la elección popular


de alcaldes y gobernadores, lo que llevó al surgimiento de nuevos
líderes y movimientos sociales; uno de esos nuevos movimientos fue la
Unión Patriótica o UP, que en 1986 ganó veinticinco Alcaldías de
forma directa y un poco más de un centenar en alianzas. Esto produjo
miedo a los políticos tradicionales, quienes ante la llegada de la
democracia veían amenazado su poder local (Romero & Valencia,
2007).

Ante tal temor las élites buscaron estructuras armadas ilegales para
que fuera eliminada su competencia política:

(…) Algunos sectores de las élites, durante la década de los


ochenta, en su afán de evitar la democratización local acudieron a
grupos privados de seguridad y a los grupos paramilitares para que
destruyeran a la oposición democrática en las regiones lo cual, como
veremos, marcó el inicio de la parapolítica que llegó a su esplendor en
las elecciones al Congreso en el año 2002. Cuando cerca del 40 % del
total del Congreso de la República tenía apoyo paramilitar (Romero &
Valencia, 2007).

De hecho, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en el


informe sobre Colombia de 1999, logró encontrar que:

(…) al mismo tiempo, grupos paramilitares amenazaron a ciertos


candidatos y advirtieron a los residentes en determinadas regiones del
país que debían abstenerse de votar o de participar en los comicios de
cualquier otra forma. La influencia de los grupos paramilitares en las
elecciones cobró mayor significado en la región de la costa Atlántica,

60
De los carteles a las redes criminales

en especial, en Urabá, Córdoba, Magdalena y el sur del departamento


del Cesar. La interferencia de los grupos paramilitares impidió casi
totalmente la inscripción de partidos de izquierda en las elecciones en
la región de Urabá donde, en años anteriores, miembros de partidos
alternativos como la Unión Patriótica habían cobrado notable influencia
política (Comisión Interamericana de Derechos Humanos, 1999: punto
36, capítulo de “Libertad de Asociación y Derechos Políticos”)15.

Debe aclararse que, en todo caso esta situación de alianzas entre


políticos y criminales, se desarrolló de forma casi invisible debido a que
en las tres principales ciudades del país se vivía una situación de
competencia democrática:

(…) El factor que opacó este proceso violento de homogeneización


política y captura ilegal de la institucionalidad colombiana fue en
Bogotá, Medellín y Cali, las tres principales ciudades del país, donde se
ubica el voto de opinión, fuerzas independientes y parcialmente
progresistas llegaron a la alcaldía. Así entonces, la elección de Luis
Eduardo Garzón (20042007) y Samuel Moreno en Bogotá (2008-2011),
por el Polo Democrático Alternativo, más la de Sergio Fajardo en
Medellín (2004-2007) y la de Jorge Iván Ospina en Cali ( 2007-2011),
mostraban que en Colombia la violencia política se reducía y que una
apertura democrática se consolidaba. Esto generó una visión, sobre
todo internacionalmente, de apertura democrática, aun cuando en
algunas regiones colombianas la situación era muy diferente (Ávila
Martínez, 2012).

El segundo episodio de la primera guerra lo podríamos denominar


como el secuestro de los nuevos ricos:

15 “Tercer Informe Sobre la Situación de los Derechos Humanos en Colombia”, publicado el 26 de


febrero de 1999. En este Informe la Comisión analiza las situaciones de violaciones que han
ocurrido en el país y enfatiza en el debido proceso para la protección de la población.

61
Capítulo 3

(…) El secuestro de una de las mujeres del Clan Ochoa por parte
del M-19 suele marcarse como causa del ingreso del narcotráfico a la
guerra contra la guerrilla. Sin embargo, el fenómeno fue mucho más
complejo. En los Llanos Orientales se vivía una verdadera
confrontación entre las FARC y Gonzalo Rodríguez Gacha, porque no
habían logrado llegar a ningún acuerdo sobre el control de los
territorios donde existían cultivos de uso ilícito. En el departamento del
Meta, las FARC mantenían en ese momento una fuerte presencia y
control en territorios muy cercanos a los de Gacha. Aunque al parecer
en un primer momento existió algún acuerdo, este se resquebrajó para
1985, dando inicio a uno de los capítulos más sangrientos de los Llanos
Orientales (Ávila Martínez, 2010).

Con el secuestro de un miembro del Clan Ochoa, los narcotraficantes


crean el grupo denominado Muerte a Secuestradores ( MAS). La llegada
del narcotráfico a la sociedad –como se vio anteriormente–, trajo el
surgimiento de un próspero grupo social, quienes para lograr estatus
social adoptaron la estrategia de tener una vida ostentosa y acercarse a las
élites tradicionales en las ciudades donde operaban, muchas de estas
élites en una abierta decadencia.
Los grupos guerrilleros, principalmente el M- 19, vieron en estas
nuevas organizaciones y personas que vivían del narcotráfico una
oportunidad para financiar la guerra. Las guerrillas opinaban que eran
capitalistas salvajes, brutalmente violentos y que representaban lo peor
de la sociedad. Los grupos armados de izquierda asumieron un discurso
moralista frente a ellas, y la reacción de las mismas ante el secuestro fue
crear grupos privados de seguridad ilegal, que se diferenciaban de los
anteriores ejércitos de los narcos en dos cosas. Por un lado, eran
permanentes y de vocación rural, los anteriores trabajaban de forma
esporádica, aunque recibían un sueldo mensual y eran sicarios
principalmente urbanos. Estos grupos privados de vocación rural
recibieron entrenamiento militar; mercenarios israelitas o ex militares
colombianos fueron los escogidos para entrenarlos.

62
De los carteles a las redes criminales

El tercer episodio de la primera guerra, fue la concepción o doctrina


militar de la Seguridad Nacional, según la cual, cualquier cosa era válida
con tal de eliminar al enemigo comunista. Dicha doctrina llevó a que
sectores de las Fuerzas Militares –y en general agentes estatales–,
aceptaran colaboración de esferas criminales en esta guerra sucia. La idea
central era que los aparatos de seguridad de la Fuerza Pública colombiana
podían tener un aliado paralelo, que utilizara métodos no legales para
combatir el fenómeno del comunismo.
La segunda guerra fue la liderada por Pablo Escobar contra el Estado,
aunque el narcotraficante nunca estuvo ni cerca de ganarla, pero hizo
doblegar en ciertos momentos al Estado colombiano. El cartel de
Medellín principalmente combinó el discurso político con atentados
contra agentes estatales.
Por ejemplo, uno de los principales sicarios de escobar cuenta que;

(…) el anuncio lo hizo El Patrón en el restaurante La Rinconada de


Girardota, Antioquia. Ante noventa narcos Escobar se comprometió a
acabar con la amenaza de la extradición. Dijo que iba a matar al
ministro de Justicia, Rodrigo Lara Bonilla. Aunque todos creyeron que
estaba loco, cuando
Pablo Escobar preguntó quiénes apoyaban la iniciativa y cuánto iban a poner
para la lucha, todos se comprometieron. Sin embargo, cuando la
ofensiva se inició, muchos desertaron (Morales & Larrotta, 2009).

En otro escenario, “… el 19 de junio de 1983 apareció en el diario El


Espectador, en calidad de publicidad política pagada, un anuncio que
explicaba las bases ideológicas del Movimiento Latino Nacional, dirigido
por Carlos Lehder desde Armenia” (Murillo Castaño & Orjuela, 1991).
Lehder, incluso llegó fundar y a editar el periódico Quindío Libre, donde
hacía promesas políticas y denigraba de la clase política tradicional.
Tanto el diario como las aspiraciones políticas de Lehder quedaron
prácticamente destruidas cuando los Estados Unidos pidieron a Lehder en
extradición. Escobar fundó el Movimiento Civismo en Marcha, con el
cual promovió obras y programas sociales y logró popularidad suficiente

63
Capítulo 3

para llegar al Congreso de la República. Pero, en octubre de 1983 se le


levantó la inmunidad parlamentaria, tras lo cual Escobar se sumergió en
la clandestinidad.
La gran equivocación de los narcos de Medellín fue querer salir a la
luz pública para reemplazar a las élites políticas tradicionales, y esa
visibilidad fue el principio del fin del cartel de Medellín. La era de los
grandes carteles del narcotráfico llegó hasta mediados de la década de los
años noventa del siglo pasado, y estuvo marcada por la confluencia de
varias circunstancias: por una parte, la visibilidad política y el intento de
destronar a la vieja clase política del país; a su vez, las élites tradicionales
veían a los narcos como un mal necesario en la guerra contra los nuevos
políticos de izquierda, y adicionalmente otro sector de la élite,
principalmente la nacional, los veía como unos infiltrados y criminales e
iniciaron una fuerte batalla para controlarlos.
Así, en la práctica a nivel local las élites se aliaban con los narcos, y a
nivel nacional y sobre todo con la presión norteamericana se comenzó
una guerra sin cuartel. Para ese momento el ministro de Justicia Rodrigo
Lara Bonilla emprendió una persecución contra los carteles. “Vale la
pena recordar que, siendo Rodrigo Lara ministro de Justicia, ordenó
paralizar treinta aeronaves de los Ochoa, diez a Pablo Escobar, diez a
Gonzalo Rodríguez Gacha y cuatro a Carlos Lehder Rivas. Y sin
embargo dijo que sólo se había inmovilizado una pequeña parte de la
gran flota área de los narcotraficantes de Medellín” (Castillo, 1987).
Las acciones de Lara Bonilla, que al final terminó asesinado por los
sicarios de Escobar, llevó a que el jefe del cartel de Medellín comenzará
una serie de ataques con carros bomba y homicidios por encargo; se llegó
a pagar mil dólares actuales por policía que fuera muerto por alguno de
los sicarios, o cualquier joven de Medellín que decidiera actuar contra un
policía. Ante dicha situación el Estado tomó la iniciativa, tanto militar
como jurídica, de tal manera que luego del asesinato de Rodrigo Lara, el
presidente Belisario Betancur revive el tratado de extradición, lo que
generó que Escobar respondiera con la guerra transversal en contra del
Estado.

64
De los carteles a las redes criminales

Una de las primeras circunstancias que llevó al fin de los carteles fue
la confluencia de un aparato militar compuesto por agentes estatales y
criminales, que llevaron a la caída de Escobar. El nacimiento de los
Pepes sería el principio del fin del narco más temido del mundo hasta ese
momento.

(…) Las vendettas y la persecución a Pablo Escobar provocaron uno


de los fenómenos más complicados de explicar: el nacimiento de los
Pepes. Complicado, porque es el típico ejemplo de captura invertida, en
la que es la legalidad y el Estado el que captura a los delincuentes e
ilegales. Y porque fue el punto de quiebre que explica el posterior
desarrollo del narcoparamilitarismo y la CdE y RCdE. La guerra entre
los carteles y al interior de ellos explotó mientras Escobar estaba preso
en la llamada Catedral, desde dónde seguía mandando a sus anchas y
asesinando a ex socios, como los Moncada y Galeano. Cuando el
gobierno trató de retomar el control de La Catedral, Escobar se fugó y
la guerra con el Estado llegó a su punto más álgido (Ávila Martínez,
2010).

Escobar tenía un círculo muy cercano de socios en donde primaba la


lealtad, sin embargo, a medida que el negocio crecía, algunos de sus
socios caían, y nuevos agentes pedían entrada al negocio. Lo que hizo
Escobar, fue regularizar el ingreso; muchos de ellos llegaban con ideas
de nuevas rutas, nuevas formas de camuflar la salida de drogas y
entraban de forma vertiginosa al negocio. Escobar les cobraba un
“impuesto” que iba a mantener la red de corrupción de la organización y
sus ejércitos privados. Escobar llegó a montar la Oficina de Envigado y
sostuvo que, si los políticos y abogados tenían un lugar donde atender al
público y la ciudadanía, pues él también. Así que diseño una red de
lugares donde atendía a empresarios quebrados que iban a buscarlo para
que les prestara plata, políticos que acudían a pedir financiación, señoras
de estratos bajos que pedían dinero regalado para pagar el recibo de la luz
o el agua; y claro, para recibir la plata de sus socios y contratar a los
sicarios que iban a hacer trabajos para El Patrón.

65
Capítulo 3

En la lógica del negocio de Escobar, los narcos nuevos le debían un


favor al gran jefe que les permitía trabajar, por ende debían pagar más y
en muchos casos los comportamientos de estos nuevos narcos
molestaban al Patrón. Luego de incrementarse la guerra con el Estado,
Escobar aumentó la cuota para mantener la intensidad de la
confrontación y adoptó la estrategia de matar a sus socios y quedarse con
sus riquezas. Debe señalarse que muchos narcos no estaban de acuerdo
con la estrategia de combatir el Estado a sangre y fuego.
Así las cosas, familiares de estos narcos muertos por su jefe, narcos
que habían logrado escapar y miembros del cartel de Cali formaron el
grupo de los Perseguidos por Pablo Escobar (Pepes). Al mismo tiempo
en que se formaban los Pepes. El Estado colombiano creó una estructura
a la que se le denominó el Bloque de Búsqueda, diseñada bajo el
gobierno de Virgilio Barco 1986-1990. El Bloque de Búsqueda lo
conformaron agentes norteamericanos de la DEA, miembros de la Policía
Nacional y algunos militares colombianos.
En julio de 1992, semanas después de que Pablo Escobar se fugó de la
cárcel de La Catedral, nacieron públicamente los Pepes. El diario El
Tiempo documentó el desarrollo de este suceso:

(…) Su ‘carta de presentación’ fue un escueto comunicado y, luego,


una seguidilla de crueles asesinatos de abogados, lugartenientes y
amigos del capo. La cacería incluyó carros bomba a propiedades –
como el edificio Mónaco– y el suministro de información clave a
autoridades para ultimarlo. Hoy se sabe que de los Pepes hicieron parte
Carlos y Fidel Castaño Gil; Don Berna; y miembros del cartel de Cali
como Élmer Pacho Herrera, José Santacruz; y los hermanos Rodríguez
y Henao. También, varios de los lugartenientes de Escobar que fueron
‘amnistiados’ por el fiscal Gustavo de Greiff. Pero aún faltan más
nombres (El Tiempo, 2008).

Los Pepes y el Bloque de Búsqueda se aliaron y comenzaron a operar


de forma conjunta. Muchos jefes sicariales fueron contratados por el
Estado como agentes de seguridad; entre la alianza institucional con

66
De los carteles a las redes criminales

agentes criminales, se destacó la presencia de los hermanos Castaño,


además se establecieron puentes de comunicación entre altos oficiales de
la Policía como Danilo González, coronel en ese momento, y segundo al
mando del Bloque de Búsqueda.
El Estado a cambio de información y asesinatos de socios de Escobar
les ofreció beneficios jurídicos a los Pepes. Es decir, los narcos hacían el
trabajo sucio y el Estado los premiaba. El diario El Tiempo evidenció este
acontecer y relató que bajo la Administración de César Gaviria se
otorgaron beneficios a quien colaborara con la justicia:

(…) En 14 artículos, Gaviria y el pleno de sus ministros –todos


firmaron– expidieron normas que otorgaban beneficios a quien
colaborara con la justicia. Su expedición fue justificada en el hecho de
que la situación de orden público se había agravado por una seguidilla
de atentados terroristas, que había obligado a declarar el estado de
conmoción interior. Además, en el hecho de que ‘mediante la
colaboración con la justicia es posible prevenir la comisión de hechos
punibles, desarticular organizaciones y deducir responsabilidad penal
de quienes las conforman’16 (El Tiempo, 2008). El decretó 264, que
beneficiaba a sectores de la criminalidad se expidió el 5 de febrero de
1993. ‘Este decreto selló el pacto entre la institucionalidad y criminales
mafiosos. Desde ese momento las mafias criminales sirvieron como
agentes estatales en busca de un criminal. Esto conectó con el hecho
inédito de que el cartel de Medellín hacía implosión desde sus entrañas,
lo que abrió las puertas a la delación y a la codicia de muchos mandos
medios por la fortuna de Pablo Escobar. Y efectivamente, fueron esos
mandos medios los que aprovecharon los Pepes y la posterior muerte
de Escobar para posicionarse dentro del negocio narcotraficante y
paramilitar y años más tarde se sentaron en Santa Fe de Ralito, como
líderes contrainsurgentes con reconocimiento político a hacer la

16 El Tiempo (2008). “Gobierno Uribe y César Gaviria: otro día de choque por el
pasado”: http://www.
eltiempo.com/archivo/documento/MAM-3079315

67
Capítulo 3

negociación entre las AUC y el Gobierno Nacional’ (diario El Tiempo,


2008).

Tanto la Policía Nacional como el DAS, se convirtieron en los centros


de operaciones de los Pepes. Carlos Castaño, quien a la postre seria el
jefe de las Autodefensas Unidas de Colombia ( AUC), fue quizás el más
importante infiltrado que logró la mafia en el DAS, en donde fue
conocido bajo el seudónimo de Alekos. Este miembro de la familia
Castaño, trabajó inicialmente con Escobar, con el propósito de ganarse la
confianza del jefe del cartel de Medellín. Carlos Castaño, se convirtió en
ficha importante para el Estado ya que delataba los sitios donde el cartel
iba a poner artefactos explosivos, sus colaboraciones parecían colaborar
con la institucionalidad estatal, y este proceder, combinado con las
buenas relaciones de su hermano Fidel con el Ejército en Antioquia y
Córdoba, hizo que rápidamente escalaran posiciones en la estructura
criminal. El Tiempo precisó esta información y aseguró que:

(…) Vinculado en su momento al narcotráfico, sindicado de varias


matanzas de colaboradores de la guerrilla, fundador del grupo de los
Pepes y elemento decisivo en la eliminación de Pablo Escobar, Fidel
Castaño es un villano para unos y un héroe para otros. De confirmarse
su muerte, habrá mucho hacendado de luto en la costa. Dirigentes
políticos y ganaderos de Córdoba han hablado de hacer estatuas en
honor de quien ahuyentó a la guerrilla de sus regiones (diario El
Tiempo, 1995).

Los hermanos Castaño se asociaron con alías Don Berna, quien


también posteriormente sería uno de los más grandes jefes paramilitares
de las AUC. Don Berna había sido guerrillero del EPL, guerrilla de corte
maoísta, luego pasó a ser jefe de seguridad de los Galeano y Moncada, y
con la muerte de estos últimos se convirtió en uno de los jefes de los
Pepes. “Pero además, la Fiscalía emitió el decreto 1833 del 13 de
noviembre de 1992, que otorgaba compensaciones jurídicas por denunciar
o atestiguar contra Escobar. El grupo beneficiado se conoció como ‘Los

68
De los carteles a las redes criminales

Doce Apóstoles’. Todos ellos tenían en común que sus vidas corrían
peligro por cuenta de Escobar” (Ávila Martínez, 2010).
Es importante aclarar que los Pepes tenían un origen diverso; se
trataba de un grupo de agentes que contrataban sicarios para atentar
contra la estructura de Escobar, y a la vez buscaban información para que
las autoridades mostraran “positivos”, es decir, acciones que les
permitieran ganar prestigio y decir a la ciudadanía que se estaba ganando
la guerra. A su vez, los agentes de la DEA podían enviar partes de
victoria a los Estados Unidos.

(…) Se podría decir, pues, que existieron dos tipos de enemigos de


Escobar: quienes de una forma u otra se acogieron a los beneficios, se
entregaron y negociaron con la justicia, como Los Doce Apóstoles. Y
los que colaboraron con las autoridades, pero se mantuvieron en la
ilegalidad, como algunos narcoparamilitares que luego terminaron en la
negociación de Ralito. Creados los Pepes y la red de delatores, se
generalizó la guerra en Medellín, el Valle de Aburrá y en general las
zonas donde existían seguidores, amigos o socios de Escobar. El cartel
de Cali logró consolidar una importante red de financiación para los
Pepes (Ávila Martínez, 2010).

Otra de las circunstancias que marcó el final de Escobar, y con ello de


los grandes carteles, fue la tecnificación que la DEA le proporcionó a
Colombia; a medida que la guerra arreciaba los sistemas de inteligencia
artificial fueron acorralando a los narcos. Pablo Escobar, con su red de
infiltrados logró establecer mecanismos de protección y de ubicación
importantes, pero no así varios de sus socios.
En consecuencia, la última circunstancia se produjo por el nacimiento
de nuevas organizaciones criminales, mejor adaptadas a las nuevas
condiciones. En medio de la guerra entre carteles, varias organizaciones
incipientes lograron consolidarse como alternativa de poder, incluso en la
propia casa de los viejos carteles:

69
Capítulo 3

(…) Varios de los ex socios de Escobar que salieron huyendo de los


sicarios se refugiaron en el Eje Cafetero y más tarde llegaron al Norte
del Valle, donde ya existía una importante red de narcotraficantes que
se mantenía independiente del cartel de Cali. Esta fue la base de lo que
se conocería como cartel del Norte del Valle, el cual desde 1995 tomó
el control de las rutas del narcotráfico en zonas clave. La alianza entre
la institucionalidad y este segundo grupo de los perseguidos por
Escobar potenció su poder y fortaleza, les permitió acrecentar su
negocio con la anuencia de la institucionalidad. Pero sobre todo aceitó
las condiciones para la CdE y la RCdE, llegando incluso a instancias
nacionales. Esta captura se conoció más tarde como el Proceso 8.000,
que logró influir en las elecciones presidenciales de 1994 (Ávila
Martínez, 2010).

Al final en 1993 cayó Escobar; el cartel de Cali que había sido el gran
artífice de la muerte del capo, sabía lo que esto significaba: una vez
muerta la cabeza del cartel de Medellín, la siguiente sería la del cartel de
Cali. Así las cosas, los hermanos Rodríguez Orejuela idearon una
estrategia para salir lo mejor librados posible de esa persecución. Lo
primero que planearon fue una entrega de la organización a cambio de
beneficios jurídicos para evitar la extradición y lograr una favorable
legalización de su capital, proponiendo que se haría una entrega masiva
de narcos del cartel de Cali y que abandonarían el negocio. Para lograr lo
anterior organizaron una reunión con todos los socios, pero como era de
esperarse, la convocatoria fracasó y en particular, porque los narcos del
Norte del Valle dijeron que no se entregarían y que continuarían con el
negocio.
Desde finales de los años ochenta el cartel de Cali había intentado
acabar con la extradición, pero no por la vía de la fuerza, sino comprando
congresistas que debían discutir el nuevo Código Penal; igualmente la
nueva Constitución les daba una buena oportunidad para que quedara
prohibida la extradición de colombianos. Financiaron campañas,
compraron votos, y si bien lograron en algunos momentos avances

70
De los carteles a las redes criminales

importantes, lo cierto es que al final no consiguieron impedir la


extradición.

Proceso 8.000 y juicio al presidente Ernesto Samper


La inserción del narcotráfico dentro de la política colombiana fue un
fenómeno progresivo; los partidos tradicionales del país se vieron
afectados por este flagelo debido a la penetración de dineros de los
carteles de droga a las campañas de funcionarios públicos de elección
popular. La expresión de esta modalidad fue lo ocurrido con la campaña
a la Presidencia y posterior elección de Ernesto Samper Pizano,
candidato por el Partido Liberal.
La muerte de Pablo Escobar en 1993 significó la victoria de la mafia
valluna sobre parte de la mafia antioqueña; al influir en la elección
presidencial de 1994, el cartel de Cali buscó la modificación de normas
jurídicas que garantizaran la salvaguarda de su imperio. Pero lo esencial
era que los Rodríguez Orejuela tenían claro que, aunque la muerte de
Escobar los llevaba a dominar el negocio, ellos iban a ser los próximos
en la lista de los agentes estadounidenses; además, iban a ser blanco de la
mafia antioqueña sobreviviente de la guerra y ahora más mimetizada.

(…) Por eso en una reunión de los cuatro cabecillas de la


organización se decidió que cada uno aportaría entre 13 y 16 millones
de dólares para facilitar acercamientos a las campañas presidenciales.
Los Rodríguez se comprometieron a infiltrar la campaña de Ernesto
Samper Pizano, y los jefes del cartel del Norte del Valle, que se
sumaron a la causa, se encargarían del aspirante conservador (Morales
& Larotta, 2009).

El desarrollo de esta crisis política, fue dado a conocer al país por las
revelaciones de Andrés Pastrana, contrincante de Samper Pizano en la
campaña por la Presidencia de la República. El candidato a la Presidencia
por parte del Partido Conservador, reveló la existencia de unas
grabaciones –más conocidas como “los narcocasetes”– que
comprometían la campaña política de Samper con el narcotráfico. Luego

71
Capítulo 3

de las declaraciones de Andrés Pastrana, el fiscal general Alfonso


Valdivieso, abrió la investigación y realizó una serie de allanamientos a
las empresas fachadas del cartel de Cali, en los cuales fueron halladas
listas con nombres de policías, políticos y el del entonces tesorero de la
campaña de Samper, Santiago Medina. A partir de ese momento la
investigación se denominó como el “Proceso 8.000”, número con el que
se radicó el expediente que abrió la Fiscalía para investigar la entrada de
dineros ilícitos a la campaña presidencial 17.
Con el escándalo vivo en todos los medios de comunicación, la
presión contra los hermanos Rodríguez se hizo cada vez más fuerte. Ya
para 1995 los hermanos Rodríguez estaban presos, pero no obstante su
situación jurídica, buscaron fórmulas para salir libres al menor costo
posible. La receta exitosa para cooptar a miembros del ordenamiento
legal fue nuevamente, el soborno (Ávila Martínez, 2010).
En consecuencia, al encontrar evidencia de la posible penetración de
dineros del narcotráfico en la vida política del país, la Fiscalía expidió
orden de captura para los miembros de la cúpula del cartel del Valle y del
tesorero de campaña de Ernesto Samper, Santiago Medina. Medina
suministró controversiales declaraciones en las que aceptó la recepción
de dineros para la campaña presidencial e involucró al entonces ministro
de Defensa, Fernando Botero, miembros del Partido Liberal y altos
directivos de la campaña. Sin embargo, y como lo reseñó el diario El
Tiempo, el ministro de Gobierno, Horacio Serpa Uribe, y Fernando
Botero Zea desvirtuaron las declaraciones; por su parte, Ernesto Samper
expresó “… que si habían entrado dineros del narcotráfico había sido a
sus espaldas”, y solicitó a la Cámara de Representantes que investigara
su conducta en torno a la financiación de su campaña a la Presidencia de
la República (diario El Tiempo).
A pesar de que en una primera instancia Fernando Botero declaró a
favor de Samper Pizano, la presión de la opinión pública y las
investigaciones de la Fiscalía llevaron a que el jefe de la campaña,

17 La revista Semana, realizó un recorrido cronológico de los principales sucesos dentro del marco
de investigación del Proceso 8.000, véase en: “El 8.000 día a día”,
http://www.semana.com/nacion/articulo/el-8000-dia-dia/27509-3

72
De los carteles a las redes criminales

Santiago Medina, reconociera el ingreso de dineros ilícitos y


responsabilizara al presidente Samper.
Las declaraciones, tanto de Botero como de Samper, derivaron en el
juicio realizado por la Comisión de Acusaciones de la Cámara de
Representantes. El encargado de investigar la conducta y el uso de los
dineros ilícitos fue el representante liberal Heyne Mogollón. La
acusación de la Comisión se basó en el ingreso de narcodineros a la
campaña presidencial, “… lo cual atentó contra la fe pública, sobrepasó
los topes de gastos, fraude a la ley electoral, obtención indebida de
recursos del Estado y encubrimiento” (Leal Buitrago, 1996)18.
Ante la investigación, algunos senadores del Partido Liberal
pretendieron desviar el proceso y desvirtuar las pruebas que se habían
acopiado hasta el momento; en tal sentido se aprobó un artículo de ley de
seguridad ciudadana, que imposibilitaba el Proceso 8.000, lo que se
consideró por parte de la opinión pública como un “narcomico”
presentado por el Congreso a beneficio del presidente Samper. Pese al
apoyo de partidarios liberales el proyecto fue rechazado por el Fiscal y
por la opinión pública en general, lo que condujo a Samper a optar por no
firmar esta iniciativa.
No obstante, la Cámara de Representantes absolvió a Samper con 111
votos a favor y 41 en contra, por considerar que no había indicios para
entablar un pliego de acusaciones ante el Senado. Los órganos
legislativos, así como el mismo gobierno, se encontraban en el mismo
nivel de desprestigio, y luego de la decisión de la Comisión de
Acusaciones pasaron a ser investigados por la Corte Suprema de Justicia
los 111 congresistas que votaron por la absolución del Presidente en una
cuestionable decisión durante el juicio político al Presidente.
Los involucrados legalmente en este proceso aparte del presidente
Samper, fueron Santiago Medina, condenado a sesenta y cuatro meses de
cárcel y al pago de 3.300 millones de pesos de multa por enriquecimiento
ilícito en favor de terceros; Medina cumplió su condena bajo detención
domiciliaria hasta 1999, año en el que fallecería después de una
18 Acusación formal al Presidente por ingreso de narcodineros a su campaña
presidencial.

73
Capítulo 3

complicación renal (El Tiempo). Fernando Botero Zea resultó condenado


a cinco años y tres meses de cárcel por enriquecimiento ilícito a favor de
terceros, de los cuales pagó treinta meses recluido en la Escuela de
Caballería de Bogotá19.
A continuación, se muestra un cuadro que establece algunos de los
nombres de los congresistas involucrados en el proceso, clasificados de
acuerdo a su filiación partidista.

Cuadro 1. Congresistas investigados por el Proceso 8.000


Nombres Cargos y partido Estado de investigación
Yolima Espinosa Representante liberal Investigada
Ana García Petchalt Representante liberal Condenado
Rodrigo Garavito Representante liberal Condenado
Armando Holguín Senador liberal Condenado
Alberto Santofimio Senador liberal Condenado
José Guerra Senador liberal Condenado
Nombres Cargos y partido Estado de investigación
Jaime Lara Representante liberal Condenado
Álvaro Benedetti Representante liberal Condenado
María Izquierdo Senadora liberal Condenado
Freddy Sánchez Representante liberal Condenado
Jorge Elías Nader Senador liberal Condenado
Gustavo Espinosa Senador liberal Condenado
Francisco José Jattin Senador liberal Investigado “Narco-Mico”
Tiberio Villareal Representante liberal Condenado
José Félix Turbay Representante liberal Condenado
Álvaro Mejía López Senador conservador Condenado
Carlos Herney Abadía Senador liberal Condenado
Fuente: Puche, A. (2011). “Incidencia política de la crisis del Proceso
8.000 en la imagen del Partido Liberal (1994-2002)”.

19 “Condena y declaraciones de Fernando Botero”. Véase en:


http://www.semana.com/on-line/articulo/ samper-dijo-oye-fer-va-tocar-aceptar-dinero-esta-
gente/83477-3

74
De los carteles a las redes criminales

Las nuevas mafias


El cartel del Norte del Valle fue, tal vez, el último gran cartel del
narcotráfico en Colombia; sin embargo, no funcionaba como sus
predecesores, tenía una nueva forma de operar y lógica territorial. Se
podría decir que con la desaparición del cartel de Medellín y Norte del
Valle…,

(…) sobrevino una ola de democratización y descentralización del


tráfico de ilícitos. Por capturas o muertes, los grandes capos del
narcotráfico salieron de la escena pública. La figura de los grandes
carteles desapareció y se produjo un fenómeno en dos direcciones. La
primera fue la descentralización de la comercialización de la droga.
Muchos mandos medios comenzaron a controlar el negocio del
narcotráfico, de acuerdo a la zona donde se movían los ejércitos
privados de los carteles. Por ejemplo, el cartel de Medellín contaba con
filiales en Caquetá, Bajo Cauca antioqueño, la Sierra Nevada de Santa
Marta, y cada uno de los mandos en estas zonas comenzó a controlar el
negocio, produciéndose una fragmentación (Ávila Martínez, 2010).

La fragmentación inminente de los carteles, en cierta parte debido a la


caída de sus máximos líderes, generó que sus representaciones regionales
se independizaran, pues ya no había un gran poder que los cohesionara o
coaccionara. Ante este panorama, cada filial regional fue tomada por un
líder que no contaba con los recursos necesarios para llevar a cabo las
acciones que anteriormente ejecutaba el pleno de la organización.

La segunda dirección, guardando las proporciones, fue una


democratización del negocio. Grandes sectores vieron la posibilidad de
ingresar al tráfico de drogas una vez terminó el control que ejercían los
grupos monopólicos. La fragmentación de la organización 20 provocada
por los mandos medios se reflejó en los otrora ejércitos privados de los
grandes narcotraficantes (Ávila Martínez, 2003-2009).
20 Las disputas fueron muy fuertes en el área de Medellín y Envigado, donde los diferentes mandos
medios se disputaron el control urbano.

75
Capítulo 3

Por lo tanto, las estructuras militares se separaron del control del jefe
narcotraficante local. Esto produjo una serie de fenómenos, como el de
que los ejércitos comenzaron a competir por el control territorial, tanto
con sus antiguos jefes al igual que con las guerrillas que ejercían control
territorial. Se dio una guerra por las zonas de cultivos de coca, es decir se
pasó de una guerra urbana a una guerra rural, que como se vio
anteriormente tenía componentes económicos y políticos.
De otra parte, a medida que las regionales eran asumidas por el
liderazgo de un nuevo jefe, la organización entraba en una disputa interna
por el poder, confrontaciones entre los líderes y los antiguos socios de los
carteles. De estas disputas y a consecuencia de los niveles de corrupción
que mantenían la DEA y las autoridades colombianas, se produjo lo que
en la literatura negra se ha llamado “El cartel de los sapos”. El nombre de
este capítulo en la historia del narcotráfico en Colombia, hace referencia
a que los narcos en medio de la guerra, donde ninguno era lo
suficientemente fuerte para imponerse a los otros y debido a los contactos
que habían mantenido con autoridades después de la guerra contra
Escobar, comenzó un proceso de entrega y delación entre los narcos. Los
narcos en lugar de combatir militarmente a sus enemigos los infiltraban y
los entregaban a las autoridades. A la vez, se estableció un negocio entre
agentes de la DEA y abogados norteamericanos, para lograr la entrega
negociada de muchos narcos y con el propósito de lograr
reconocimiento, ascensos y dinero.
A continuación, sucedió que ante las guerras internas los narcos
colombianos perdieron el control de la distribución de la droga en las
ciudades norteamericanas y luego en las europeas. Los enlaces de los
carteles mexicanos se quedaron entonces con esa distribución. Si bien
finalmente se establecieron alianzas entre carteles mexicanos y
estructuras colombianas, lo cierto es que los ingresos a los narcos
colombianos se les redujeron considerablemente.
Uno de los ejemplos clásicos de esta pérdida de control de los
narcotraficantes sobre sus ejércitos privados y el monopolio de la
distribución y producción de ilícitos, fue la llamada Oficina de Envigado,
que estaba dedicada a…,

76
De los carteles a las redes criminales

(…) actividades ilícitas, como ajustes de cuentas, cobro de deudas,


secuestros, narcotráfico, control de las ‘ollas’ que expenden
alucinógenos, extorsión a comerciantes y desplazamientos, entre otras.
[Había surgido en 1984 con Escobar a la cabeza], (…) cuando un grupo
de hombres armados, bajo el rótulo de Departamento de Orden
Ciudadano (DOC), empezó a patrullar las calles de Envigado. Entonces,
funcionarios públicos de ese municipio aseguraron que se trataba de un
organismo de vigilancia privada para brindar seguridad a la población.
En realidad, el DOC era una fachada de las organizaciones de sicarios al
servicio de Pablo Escobar (…) Desde entonces, en la capital de
Antioquia y sus alrededores se sentía el oscuro poder de La Oficina.
Los hombres de Escobar vigilaban los movimientos de las autoridades,
supervisaban a pequeños traficantes –proveedores de su jefe–, y
ejercían el poder de la mafia en cada rincón del área metropolitana de
Medellín. Las calles también se convirtieron en escenario del horror de
la ‘limpieza social’: indigentes, drogadictos y pequeños delincuentes
cayeron baleados. Cuando Pablo Escobar terminó abatido por el
Bloque de Búsqueda, en diciembre de 1993, su oficina de sicarios ya
tenía otro jefe. En ese entonces, La Oficina se convirtió en el fortín de
la tenebrosa banda La Terraza. Luego, su jefe la transformó en el
Bloque Cacique Nutibara de los paras. En diciembre del 2003, cuando
se realizó el trámite de desmovilización del Cacique Nutibara, volvió a
ser la Oficina de Envigado. Alias Don Berna, jefe de seguridad de nivel
medio del cartel de Medellín, se convirtió en el jefe máximo de esta
Oficina y desde allí construyó su gran imperio. Esta Oficina tampoco
desapareció con la desmovilización paramilitar (diario El Tiempo,
2007).

Ante la reducción de ingresos, debida al control de los carteles


mexicanos de las rutas hacia Estados Unidos y las guerras internas, los
pequeños capos colombianos optaron por establecer nuevas rutas para la
salida de drogas. Venezuela, el Cono Sur y África –vía Brasil– fueron las
seleccionadas; entre 2010 y 2011 las rutas ya estaban consolidadas. El

77
Capítulo 3

siguiente mapa muestra las rutas que se comenzaron a crear desde el año
2002 y se consolidaron en 2008.
El mapa 1 muestra las rutas tradicionales de exportación de cocaína y
el mapa 2 las nuevas rutas a partir de 2011 y evidencia la consolidación
de Venezuela como un territorio para la salida de droga de las
organizaciones criminales colombianas.

Mapa 1. Rutas tradicionales de exportación de cocaína

Fuente: Adaptado por Fundación Paz y Reconciliación. (De los dos mapas).
Mapa 2. Rutas tradicionales de exportación de cocaína en 2011

78
De los carteles a las redes criminales

Los nuevos narcos que salieron a la luz se renovaron mostrando


comportamientos muy distintos a la de sus predecesores. Con la
extradición de Lehder, la persecución y muerte a Escobar, el Proceso
8.000 y la extradición de los Rodríguez Orejuela, los traquetos
aprendieron la lección y no volvieron a incursionar directa o
vistosamente en la vida política. Se concentraron en mantener
garantizado su negocio, con flujos de capital ya reducidos por la pérdida
de algunas rutas, y del control de la comercialización en las calles
estadounidenses y europeas, en disputas con otros carteles como los
mexicanos. Ya sin líderes imponentes, los jefes de seguridad de los
ejércitos de los anteriores capos comenzaron a vender su servicio de
seguridad privada:

(…) Es decir, estos ejércitos vendían seguridad a diferentes


narcotraficantes, o los mismos líderes paramilitares mantenían el
control total del negocio del narcotráfico en algunas zonas. Por

79
Capítulo 3

ejemplo, Miguel Arroyave, comandante de Bloque Centauros de las


AUC, era conocido narcotraficante al igual que alias Macaco. Pero no
todos los comandantes paramilitares eran narcos. Muchos se dedicaron
a vender servicios de seguridad al mejor postor, y otros asumieron su
papel contrainsurgente. Lo que se dio fue una especialización en
términos específicos, donde después de 1997 las AUC lograron ir más
allá del narcotráfico y la mafia, para convertirse en una organización a
nivel nacional con vocación de poder (Ávila Martínez, 2009).

El poder paramilitar
La separación entre narcos y ejércitos privados, no fue únicamente
producto de la dinámica económica, también hubo un papel importante
que jugó el Estado. El premio que dio el Gobierno Nacional a los Pepes,
sobre todo a aquellos ubicados en el norte del país, fue la legalización de
buena parte de sus estructuras criminales… Casi la totalidad de líderes de
las Convivir eran mandos medios de los carteles que se trasformaron en
criminales y, tras la ilegalización de estas organizaciones, se convirtieron
en los líderes de las AUC. Alias H. H., Carlos Castaño, alias El Alemán
son muestra de ello. Bajo el amparo legal de las Convivir se configuraron
nuevamente poderosas organizaciones del narcotráfico, que para 1999
habían recuperado el control de la distribución en algunas ciudades de
Norteamérica y Europa. Un informe de la Policía reconoce tales hechos:

(…) Para 1999 surgió una reagrupación de estructuras catalogadas


como organizaciones emergentes del narcotráfico, con la característica
especial de tener el monopolio de todas las fases del ilícito, al estilo de
los anteriores carteles. De esta manera se configuraron como
organizaciones poderosas las de Luis Hernando Gómez Bustamante,
alias Rasguño. Diego León Montoya Sánchez alias Don Diego y
Wílber Varela alias Jabón; en la costa Atlántica en cabeza de Alberto
Orlando Gamboa, alias Caracol; Diego Fernando Murillo, alias Don
Berna en Medellín y otras estructuras de carácter regional, como el
caso de Urabá (Policía Nacional, 2007).

80
De los carteles a las redes criminales

La incursión de las AUC se acompañó en algunas regiones del


incremento de cultivos de uso ilícito: “Los cultivos de hoja de coca en
1999 registraron el mayor aumento desde 1997 con un 57 %” (Policía
Nacional, 2007). En el año 2000 la tendencia continuó al alza, lo que
evidenció una reorganización de los grupos mafiosos, aunque el
incremento se dio también en territorios de las FARC, donde los cultivos
se ampliaron en algo más del 25 %. La siguiente gráfica muestra la
evolución anual de la siembra de coca.

Gráfica 3. Evolución anual de los cultivos de hoja de coca en Colombia 1998-2007

160119 162510

144807

102071 98899
102000
85750
77870
86340
77870

1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007

Fuente: SIMCI, Naciones Unidas.

El fortalecimiento de los ejércitos privados llevó a que estos


sometieran a sus antiguos jefes narcotraficantes. Igualmente, este
sometimiento estuvo acompañado de un discurso político consecuente
con la vieja tradición republicana colombiana; el paramilitarismo logró
controlar el negocio de la droga, y la violencia que ejerció para lograrlo
la justificó políticamente, lo que conllevó a que sus pretensiones se
dirigieran a insistir en decisiones de carácter gubernamental, como
claramente lo evidencia el interés y lucha, por parte de estas
organizaciones criminales en contra de la no extradición.
En 2004 nació el “COPERGRIN” o Colombianos Perseguidos por los
Gringos; un grupo de narcotraficantes que pretendió unir esfuerzos para

81
Capítulo 3

evitar la extradición. No tuvieron éxito, pero por decirlo así, “se dejaron
contar” y quedó en evidencia que en Colombia existía una importante
cantidad de grupos de narcotraficantes (Policía Nacional, 2007).
La llegada de estos grandes ejércitos reconfiguró la relación con las
élites políticas en lo local:
(…) tradicionalmente la literatura italiana nos enseñó que las
interferencias de las mafias al sistema y régimen político de un país se
presentaban como una situación exógena al propio sistema. Se parte del
principio de que son agentes externos que vienen a distorsionar el
funcionamiento de la democracia y la institucionalidad de un país. Sin
embargo, bajo la evidencia recogida en seis años de investigación
(Romero Vidal, 2003), se ha logrado determinar que se presentó una
situación diferente en Colombia, pues fueron agentes legales, la clase
política tradicional en las regiones, quienes buscaron estructuras
armadas ilegales para mantener su influencia en la distribución del
poder local, regional y nacional. Fueron actores legales y agentes
estatales los que utilizaron la violencia para maximizar diferentes
intereses (Ávila Martínez, 2012).

A este fenómeno se le denominó “Parapolítica”. Más de sesenta ex


congresistas, hasta la fecha, al igual que decenas de alcaldes, concejales y
gobernadores han sido condenados por relaciones con grupos
paramilitares. El objetivo de esta alianza ha sido capturar la
representación política y las funciones públicas mediante el
posicionamiento de agentes políticos y funcionarios públicos en
instituciones nacionales, locales y regionales (López & Sevillano, 2008).
El resultado de dicha alianza fue la creación de dictaduras y
autoritarismos regionales, donde el disenso era castigado con la muerte,
produciéndose la mayor homogeneización política violenta de las
regiones en la historia del país. Las élites locales y regionales utilizaron a
los grupos paramilitares como guardias pretorianas y grupos privados de
seguridad para eliminar la oposición política y maximizar los intereses
económicos (López & Sevillano, 2008).

82
De los carteles a las redes criminales

La relación que se estableció entre la clase política y los grupos


paramilitares tuvo dos orígenes: en primer lugar, como se mencionó
anteriormente, la elección popular de alcaldes y gobernadores al finalizar
la década de los ochenta permitió la creación de espacios políticos para
terceras fuerzas, movimientos sociales, políticos y nuevos liderazgos
sociales. La resistencia a la democratización local llevó a que sectores
políticos tradicionales pidieran ayuda a grupos paramilitares para
eliminar la oposición. En segundo lugar, además de impedir la
democratización local, el pacto instaurado entre gran parte de estas élites
y grupos paramilitares, tenía la finalidad de la participación en la
distribución de los recursos públicos (López & Sevillano, 2008).
Gráfica 4. Participación en los ingresos totales de los departamentos

Fuente: SIMCI, Naciones Unidas.

La Constitución de 1991 había comenzado a promover la


descentralización fiscal, administrativa y política. Con ello, se aspiraba a
darle más autonomía a las regiones del país, con la idea de que esto
significaba más democracia por sí sola. Esta descentralización significó
también la llegada de grandes recursos económicos a estos municipios y
departamentos. Dichos recursos fueron canalizados por estructuras
paramilitares y políticas. La siguiente gráfica muestra los ingresos

83
Capítulo 3

departamentales en los últimos años. Las líneas amarillas como van


creciendo detallan los recursos trasferidos por la nación a los entes
territoriales.
Esta alianza entre paramilitares y políticos permitió el desfalco del
Estado. Se robaron varios municipios y departamentos:

(…) El Bloque Norte de las Autodefensas Unidas de Colombia, que


operó en los departamentos de la costa Atlántica, creó una red
anticorrupción para controlar los recursos que ingresaban al total de las
estructuras, pues varios comandantes de frente desviaban recursos para
la acumulación individual. Por semestre, el Bloque Norte podía recibir
algo más de mil millones de pesos. ‘Al reconstruir la contabilidad
encontrada en una finca de Jorge 40, se descubrió que entre
paramilitares y políticos se repartían el 10 % de un impuesto que
cobraban a la contratación municipal y departamental, a las
administradoras del régimen subsidiado y a los proveedores’. Por ley,
los recursos de las trasferencias deben ser invertidos en educación,
saneamiento básico y agua potable (Verdad Abierta, 2008).

La violencia paramilitar afectó principalmente a los departamentos


fronterizos, ya que el control y la presencia por parte del Estado ha tenido
mayores falencias en estas zonas del país, en especial los negocios
ilegales en donde influye de manera significativa la corrupción de las
instituciones locales. Así, en el año 1997 las Convivir fueron ilegalizadas
por la Corte Constitucional, y algunas semanas después nacieron las
Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), que en sentido estricto fue una
federación que aglutinó estructuras paramilitares de todo el país. El líder
de esta federación fue Carlos Castaño, quien a su vez, era el jefe de las
Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá. El carácter federal llevó
a que esta estructura fuera particularmente difícil de administrar y
controlar.

(…) A partir de allí el paramilitarismo inicia la etapa de expansión


que cubrió doce departamentos del país. Esta expansión, para los

84
De los carteles a las redes criminales

efectos de presente escrito, trajo dos consecuencias que modificarían el


mapa político de todo el país. (…) se presentó el mayor proceso de
homogeneización política en la historia reciente del país, incluso su
impacto fue mayor que aquel que se vivió en la época de la Violencia
de los años cincuenta del siglo pasado. Entre 1997 y 2002 cuando
culmina la expansión e inicia el proceso de consolidación, fueron
desplazados forzosamente algo más de tres millones de personas en
todo el país. Hubo municipios donde salieron desplazados cerca de la
mitad de sus habitantes (Ávila Martínez, 2012).

La siguiente gráfica muestra la evolución anual del desplazamiento en


Colombia, se lee al margen izquierdo de la gráfica comparada con la
evolución del secuestro que era una de las acciones características de los
grupos guerrilleros. Desde 1997 el desplazamiento comienza a aumentar
hasta llegar a su pico más alto en 2002, para luego comenzar a descender
estabilizándose en 2006 luego de la desmovilización paramilitar.
Gráfica 5. Evolución anual del total de desplazados y secuestrados, 1997-2007

600,000 4,000

3,500
500,000

3,000

400,000
2,500
Desplazados

Secuestrados

300,000 2,000

1,500
200,000

1,000

100,000
500

0 0
1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006

Desplazados secuestrados

Eje derecho: Secuestrados Eje izquierdo: Desplazados


Fuentes: estimaciones de CERAC basadas en SIPOD de Acción Social y RUT de la
Pastoral Social de la Conferencia Episcopal de Colombia. FONDELIBERTAD.

85
Capítulo 3

La expansión paramilitar además del apoyo a políticos, también


significó la eliminación de cualquier tipo de organización social que
pudiera ser de oposición. Por ejemplo, la siguiente gráfica nos muestra la
evolución de las acciones violentas contra sindicalistas, tanto en asunto
de homicidios como en otro tipo de violencia, entre las que se encuentran
desaparición forzada, secuestros, atentados y hostigamientos.
Gráfica 6. Ciclos de victimización y conflicto armado

VI
OLE NC IA LE T AL C ONT R A S INDIC ALIS T AS C OLOMB IANOS

Fuente: estimaciones de CERAC basadas en SIPOD de Acción Social y RUT de la Pastoral


Social de la Conferencia Episcopal de Colombia. FONDELIBERTAD.

Se puede ver la “… victimización contra sindicalistas, primero entre


1996 y 1997, cuando inicia el proceso de expansión, y luego entre 2002 y
2004, cuando termina la expansión e inicia la consolidación armada de
estos territorios. Evidentemente el asesinato y desplazamiento de líderes
sociales trajo la total destrucción de fuerzas políticas emergentes” (Ávila
Martínez, 2012).
Ahora bien, durante estos años de violencia, y la alianza entre
políticos y paramilitares, el viejo clientelismo de favores políticos entre
gobernantes y gobernados fue reemplazado por lo que se ha denominado
el “proselitismo armado”. Las lealtades clientelistas hacia las estructuras

86
De los carteles a las redes criminales

políticas se reemplazaron por una política sistemática del logro de


lealtades a partir del amedrentamiento generalizado. En sentido estricto
el paramilitarismo y particularmente las AUC, trajeron tres novedades al
sistema de participación política colombiana:

(…) En primer lugar, hay una gran diferencia entre la captura del
Estado por parte de actores privados que utilizan el soborno como
herramienta principal. Y en algunos casos la intimidación, ya sea
política o económica, y la captura institucional realizada con un grupo
armado ilegal. Es decir, cuando la captura del Estado es realizada por
un ejército armado como lo fueron las AUC, se da un fenómeno que se
ha tendido a denominar el ‘proselitismo político armado’. Esta vez ni el
soborno, ni el clientelismo tradicional, o la compra de votos son las
válvulas de oxígeno de estas maquinarias y élites políticas, sino los
fusiles. En segundo lugar, hubo un reacomodamiento de lealtades
políticas por parte de la población de las diferentes regiones. Las
masacres y los desplazamientos hacían parte de la estrategia, pero
igualmente fueron sometidas e incluso eliminados sectores de las élites
políticas tradicionales. Así, una vez el paramilitarismo inicia su ascenso
y crecimiento, se independiza de estas élites y comienza a negociar
como un par con las mismas. Grandes familias políticas en las regiones
que no negociaron con los grupos paramilitares desaparecieron en un
período de dos o tres años. Por último, la penetración a las instituciones
del Estado se profundizó y consolidó, como lo veremos, el
paramilitarismo llegó a ubicar en la dirección de la central de
inteligencia del país, el DAS, una cuota burocrática, que puso al
servicio de la ilegalidad esta institución (Ávila Martínez, 2012).

Para el año 2005 el entonces líder de las AUC y miembro de la familia


Castaño, en una entrevista a la revista Semana manifestó que el 35 % del
Congreso de la República era cuota de los grupos paramilitares (revista
Semana, 2005). Efectivamente, en las zonas donde las AUC tenían una
significativa presencia y consolidación militar, se habían registrado
participaciones atípicamente altas; es decir, un gran porcentaje del censo

87
Capítulo 3

electoral había salido a las urnas a votar. El caso de la costa Caribe y en


especial de los departamentos de Magdalena, Atlántico, Bolívar –donde
el Bloque Norte al mando de Jorge 40 era amo y señor–, evidencia esta
situación.
Hubo zonas del país donde el político que negociaba con las AUC
sacaba el 80 % o 90 % de los votos en circunscripciones a Senado, donde
competía con otros 400 candidatos. Es importante precisar, que el Senado
colombiano es de circunscripción nacional.

(…) Al analizar las elecciones de cualquier contienda electoral, de


entrada se pueden detectar dos tipos de riesgo electoral que indicarían
anormalidades en las elecciones: las votaciones atípicas por candidato,
donde uno o algunos candidatos obtienen votaciones que superan el 70
% dentro de un distrito electoral. En términos esenciales, en las
democracias modernas las votaciones que superan este porcentaje están
viciadas de ilegalidad. Otro tipo de riesgo es aquel derivado por los
niveles de participación en las elecciones, este riesgo se manifiesta por
una muy baja participación o muy alta del censo electoral, que no
coincide con el promedio de participación en elecciones anteriores en el
distrito electoral (Ávila Martínez, 2012).

En la región de la costa Atlántica, y particularmente en la frontera con


Venezuela, el Bloque Norte de las AUC creó la figura de los distritos
electorales. Estos significaron una fórmula de Senado-Cámara, en donde
se le asignaba un número determinado de municipios a otra fórmula o
grupo, y así sucesivamente. En cada uno de estos distritos, sólo podía
hacer campaña dicha fórmula y los líderes sociales eran presionados por
las AUC para que apoyaran la fórmula política. En el departamento de
Cesar, limítrofe con Venezuela, se crearon las fórmulas del G9 o G11, que
significaban el grupo de municipios que se le asignaba a los candidatos.
Dos ejemplos valen la pena mencionar para evidenciar tal situación:
Álvaro Araújo, así como Luis Eduardo Vives pertenecen a viejas familias
prestantes y tradicionales de la costa Caribe. El primero de ellos
pertenece a la familia más influyente en el departamento del Cesar.

88
De los carteles a las redes criminales

(…) Según el testimonio [de García], tomado como prueba en la


sentencia condenatoria contra Luis Eduardo Vives por la Corte
Suprema de Justicia, de dichas reuniones surgió la repartición del
departamento en tres grandes grupos de municipios –Centro, Sur y los
municipios ribereños del Magdalena–, los llamados distritos
electorales, con la ayuda de la información del censo electoral de cada
uno de los entes territoriales, que fue otorgado por Enrique Osorio, un
funcionario de la Registraduría Municipal. Esos tres grupos de
municipios fueron asignados a las fórmulas creadas en la lógica
senador-representante, en la cual, a partir de un aporte de 800 millones
de pesos por senador, y 400 millones de pesos por representante las
autodefensas garantizarían el triunfo con base en una votación muy alta
por ‘fórmula’. Esto, ayudado de varios elementos, como
constreñimiento al elector y fraude electoral, el cual, según García, se
solidificó (sic) en una reunión en el restaurante La Gran Muralla de la
ciudad de Santa Marta a la que acudieron Enrique Osorio y los
registradores de casi todos los municipios, donde Osorio les pide
designar como jurados a las personas sugeridas por los candidatos,
quienes a su vez estarían capacitados para sustituir los votos
depositados por candidatos distintos a los definidos por el Bloque Norte
(Ávila Martínez, 2012).

Debe aclarase que para las elecciones del año 2006 la situación no
cambió. Las estructuras que se habían visto fortalecidas por los acuerdos
con los grupos paramilitares se consolidaron en 2006, tanto los años 2002
como 2006, coinciden con la elección del ex presidente Uribe, en su
primer y segundo mandatos.
En los siguientes cuadros se muestra el total de senadores y
representantes involucrados en la parapolítica. Si bien, el Senado en
Colombia es por circunscripción nacional, la gran mayoría de ellos
mantienen anclados sus votos en no más de dos departamentos. Así el
cuadro 2 muestra los departamentos de mayor participación en la
parapolítica y los partidos políticos.

89
Capítulo 3

Cuadro 2.
Departamento Total Partido político Total

Antioquia 7 Alas Equipo Colombia 4

Atlántico 4 Cambio Radical 10

Bogotá 1 Colombia Democrática 4

Bolívar 3 Colombia Viva 4

Boyacá 1 Convergencia Ciudadana 5

Caldas 2 Partido Conservador 7

Cauca 1 Partido de la U 11

Cesar 2 Partido Liberal 6

Córdoba 6 Total 51

Cundinamarca 1

Magdalena 2

Meta 1

Nariño 1

Departamento Total Partido político Total


Norte de Santander 4

Risaralda 1

Santander 4

Sucre 5

90
De los carteles a las redes criminales

Tolima 3

Valle 2

Total 51

Efectivamente las zonas de mayor control paramilitar muestran una


concentración alta de partidos investigados, el cuadro anterior aplica para
las elecciones de 2006. Pero, cuando se analiza la Cámara de
Representantes la coincidencia es aún mayor:

Cuadro 3.
Departamento Total Partido político Total
Amazonas 1 Alas Equipo Colombia 1
Antioquia 3 Apertura Liberal 5
Bolívar 3 Cambio Radical 5
Caldas 5 Colombia Democrática 2
Caquetá 1 Convergencia Ciudadana 2
Casanare 1 Moral 1
Cesar 3 Movimiento de Participación Popular 1
Chocó 2 Movimiento Huila Nuevo 1
Liberalismo
Córdoba 2 Movimiento Nacional Progresista 1
Guainía 1 Partido de Acción Social 1
Huila 1 Partido Conservador 8
Magdalena 6 Partido de la U 5
Nariño 1 Partido Liberal 10
Putumayo 1 Total 43
Santander 2

Sucre 3

Departamento Total Partido político Total


Tolima 5

91
Capítulo 3

Valle 1

Vaupés 1

Total 43

Se podrían distinguir tres tipos de políticos que se consolidaron


mediante las relaciones con las AUC. Los sectores más radicalizados del
paramilitarismo optaron por la creación y posicionamiento de figuras
propias nacidas de las entrañas de las AUC; congresistas como Rocío
Arias, y la estilista en un municipio del departamento de Córdoba,
Eleonora Pineda, son muestra de ello:

(…) Según estableció la diligencia judicial, Eleonora Pineda obtuvo


748 votos en su elección al Concejo de Tierralta, en 2000, mientras que
en las elecciones del año 2002 pasó a obtener 16.233 sufragios en este
mismo municipio, incrementó su poder electoral en 2.170 %. Pineda
consiguió no sólo la votación más alta del departamento, 82.082 votos,
sino la mayor votación del país para la Cámara de Representantes
(Ávila & Caicedo, 2010).

En algunos departamentos después del año 2000 la expansión


paramilitar había terminado, y se presentaba una consolidación del
territorio, de tal forma que los niveles de violencia habían descendido, al
igual que la confrontación armada con las FARC. La siguiente gráfica
muestra los niveles de homicidio y desplazamiento para el departamento
de Córdoba:
Gráfica 7.

92
De los carteles a las redes criminales

Fuente: estimaciones de CERAC basadas en SIPOD de Acción Social y RUT de la Pastoral


Social de la Conferencia Episcopal de Colombia. FONDELIBERTAD.

Esta estrategia del paramilitarismo de crear figuras propias, era igual a


la que intentó Escobar cuando fue representante a la Cámara.
Obviamente, como en ese momento, estas nuevas figuras molestaron a la
vieja clase política, que los veía como “unos levantados”. Aunque
muchos fueron compañeros de fórmula, en la vida del día a día era
imposible una buena relación entre ambos sectores.
En la medida que los paras habían aprendido de la experiencia de
Escobar, esta vez gracias a la capacidad militar, lograron, al menos por
un tiempo, que la clase política tradicional no se les revelara. Había una
interdependencia entre ambos sectores. Al final estos políticos nuevos
serían los primeros en ser judicializados. Cometieron el mismo error de
Escobar: le creyeron a los políticos tradicionales.
El segundo grupo es el de los políticos tradicionales. Particularmente
la vieja clase política local y regional se alió con paramilitares para
prolongar su posición en los cargos públicos de las regiones del país.
Uno de los puntos que explica el cómo fue posible que organizaciones
criminales lograran administrar el Estado en vastas regiones del país, se
asienta en que no hubo un recambio de élites; los que lograron
monopolizar la vida política fueron los que siempre habían gobernado.
Esta es una de las razones que explica la magnitud de la violencia que en
Colombia se ha dado, pero con el desconocimiento de sectores urbanos.

93
Capítulo 3

Mientras que las dictaduras argentina y chilena se dedicaron a perseguir


la clase media-alta educada, en Colombia se persiguió, asesinó y masacró
a los sectores más excluidos. Las víctimas del Cono Sur llegaron a cerca
de treinta mil, en Colombia entre asesinatos y desapariciones la cifra
rondaría los cuatrocientas mil, más siete millones de desplazados
forzados; una verdadera tragedia humanitaria. La colombiana fue una
violencia mayoritariamente rural que no tocó a las grandes ciudades del
país, donde aún hoy se desconoce la magnitud del drama.
Todo lo anterior llevó a que el cambio en el mapa político, aunque
radical, no fuese notorio en algunas regiones del país, ya que se presentó
un proceso de consolidación de élites regionales, eran emergentes a nivel
nacional, pero tradicionales en lo local y regional. El proceso de
homogeneización política destruyó un tipo de élites tradicionales locales
y regionales que no quisieron negociar con el paramilitarismo, del mismo
modo que sectores emergentes progresistas sucumbieron ante la alianza
entre políticos y paramilitares.
Conviene aclarar que la alianza entre paramilitares y políticos no fue
asimétrica, es decir, no se produjo debido a la fortaleza de las AUC o a
que estas hubieran obligado a los políticos a la alianza; por el contrario,
se detectó que fueron los políticos los que buscaron a las AUC (diario El
Espectador, 2009).

(…) Salvatore Mancuso habló del tema a mediados de 2007,


revelando a la Fiscalía, que en la época de elección de gobernadores de
2003, seis congresistas conformaron un grupo denominado ‘El
Sindicato’, y lo buscaron a él con el objetivo de proponerle que apoyara
a un candidato de ellos en Córdoba, y así acabar con el dominio
tradicional de la familia López Cabrales, cuyo candidato era Libardo
López. Mancuso afirmó que entre otros los congresistas que integraban
‘El Sindicato’ eran Zulema Jattin, Julio Manzur, Miguel de la Espriella
y Eleonora Pineda (Sevillano, 2009).

Por último, la tercera clase de políticos que se aliaron con


paramilitares, no fueron miembros de las AUC, ni miembros de la clase

94
De los carteles a las redes criminales

dirigente local y regional. Se podría decir que fueron una serie de


outsiders21, sobre todo nuevos ricos emergentes, que se habían
beneficiado con el proceso de privatización del Estado y la economía
ilegal del narcotráfico, que lograron posicionarse como agentes
determinantes y líderes emergentes por fuera de las viejas estructuras
partidistas. Con un discurso populista, contra las élites nacionales y los
políticos tradicionales de sus regiones, se posicionaron como políticos
emergentes y rápidamente establecieron un espacio público en lo local
(Ávila Martínez, 2012).
Estos personajes fueron los primeros que rápidamente se aliaron con
los paramilitares. Un ejemplo es Dieb Nicolás Maloff; inició su carrera
médica en una clínica en el departamento de Magdalena, colindante con
el pie de monte en la Sierra Nevada de Santa Marta, que era paso
obligado para los heridos que ‘bajaban’ las guerrillas de las FARC y sobre
todo el ELN. Rápidamente se convirtió en un informante de los grupos
paramilitares sobre el paso de guerrilleros por la zona. Con la
privatización del Seguro Social, logró posicionarse como uno de los
empresarios más importantes en el sector de la salud en la región de la
costa Atlántica. En 2002 logró una votación alta, con dominio en seis
municipios, donde obtuvo más del 80 % de los votos. Fue condenado por
la Corte Suprema de Justicia a seis años de prisión por concierto para
delinquir, comprobándose su relación con el Bloque Norte de las AUC.
La siguiente gráfica muestra la votación de Maloff.

Gráfica 8. Concentración y dominio electoral. Dieb Maloff

21 Agente periférico a la política y normas sociales tradicionales

95
Capítulo 3

Fuente: Fundación Paz y Reconciliación


Después del año 2006, la Corte Suprema de Justicia logró iniciar
procesos contra una serie de líderes políticos; el 92 % de ellos, miembros
de la colación de gobierno del presidente Uribe.
Gran parte de la información fue entregada por los propios
paramilitares, no sólo porque se sentían dueños del país, sino porque
además desde el año 2003 habían entrado en un proceso de
desmovilización. Una vez posesionado Uribe en su primer mandato, los
buscó para entablar una conversación con ellos. Así, a medida que fue
avanzando la conversación la información fue saliendo a flote. Como
resultado, más de sesenta ex congresistas y centenares de políticos
locales han sido juzgados.
En todo caso, si bien estos políticos fueron condenados, sus
estructuras locales, es decir, los alcaldes, concejales municipales, ediles,
etcétera, no han sido judicializados, de tal forma que las estructuras
políticas que se aliaron con el paramilitarismo han permanecido más o
menos intactas.

96
De los carteles a las redes criminales

Las Bacrim22 y el nuevo cartel


El continente latinoamericano ha visto surgir, en la última década, un tipo
de criminalidad que opera a nivel urbano mayoritariamente, con
características relativamente diferentes a aquellas presentadas durante la
última década del siglo pasado. Quisiera nombrar tres: en primer lugar,
cada vez más la diferenciación entre crimen organizado y delincuencia
común u ordinaria se desdibuja o se hace menos clara. Lo que a su vez ha
llevado a la realización de análisis descontextualizados, pues una buena
cantidad de ellos manifiestan que todo se reduce a problemas de hurtos
pequeños y temas de convivencia, priorizando políticas de aumento del
pie de fuerza, modificaciones en el Código Penal y acciones de represión.
En segundo lugar, cada vez más estas organizaciones criminales
tienden a racionalizar la violencia. Evitan la violencia indiscriminada y
optan por la corrupción y actos de violencia selectiva. Esto significa que
la violencia no es proporcional a la presencia de organizaciones
criminales, y sobre todo, que en algunas ciudades o regiones de países la
reducción de la violencia no necesariamente significa un éxito de la
política pública, sino en muchos casos un uso racional de la misma por
parte de actores criminales23.
En tercer lugar, dichas organizaciones han dejado de lado la lucha
directa por el control territorial; en cambio han subcontratado a pequeña
delincuencia o delincuencia juvenil para la operacionalización de
mercados. Lo cual conduce a que sus redes estén menos expuestas a
operativos policiales, y sobre todo evitan entrar directamente en grandes
confrontaciones militares.
En Colombia luego de la desmovilización paramilitar nacieron una
serie de grupos ligados a las antiguas estructuras paramilitares; sin
embargo, tanto en su composición, como en su comportamiento y sobre
todo en sus aspiraciones políticas había diferencias sustanciales.
Luego de la desmovilización paramilitar en el país surgieron tres tipos
de grupos:

22 Bandas criminales.
23 Ilícitos de Naín y Mercados de criminalidad en Bogotá.

97
Capítulo 3

1. Los disidentes: estructuras que nunca se desmovilizaron.


2. Los rearmados, es decir, estructuras que entraron al proceso de
desmovilización, se desmovilizaron y luego de un tiempo se
rearmaron. Particularmente los mandos de dichas estructuras
3. Grupos emergentes, o sea, el surgimiento de grupos que
indirectamente se vinculaban a los grupos paramilitares, pero
que tenían una génesis nueva.

Entre 2006 y 2011 se dio la primera generación de estos grupos y en


total llegaron a existir hasta treinta y seis estructuras en el país. Luego de
2011, debido a un proceso de cooptación entre estructuras criminales, lo
que significó guerras internas entre criminales, y también producto del
modelo de persecución de la Fuerza Pública, estas organizaciones
comenzaron un proceso de adaptación criminal bastante particular y
varias de estas redes criminales se consolidaron. En la actualidad de los
1.102 municipios que tiene el país, estos grupos operan en cerca de
trescientos municipios, en algunos con presencia más fuerte que en otros.
Pero estos grupos ‘neoparamilitares’ no son lo que solían ser. En
realidad, han dejado de ser estructuras criminales para convertirse en
redes de organizaciones criminales. La estructura operativa dejó de verse
desde una perspectiva lineal y jerárquica, para pasar a ser funcional en
forma de red, desde la que aseguran diferentes nodos de operatividad en
el territorio nacional. Es en este sentido, podemos afirmar que uno de los
modelos de operación consiste en la descentralización de la estructura
criminal.
Después de 2011 se puede hablar de tres tipos de organizaciones que
pueden llegar a conformar una Bacrim. Cerca del 30 % de las Bacrim son
estructuras jerárquicas que protegen testaferros, están al servicio de la
extracción de rentas derivadas de la extorsión, la minería criminal, el
contrabando, el tráfico de armas y el control de rutas del narcotráfico.
Estas estructuras mantienen vínculos con sectores políticos y judiciales y
financian campañas electorales.
Es decir que no sólo les importa el negocio criminal.

98
De los carteles a las redes criminales

Las redes neoparamilitares se caracterizan por tener una organización


definida y jerarquizada con mandos de poder visible y especializado. Por
ejemplo, en este grupo encontramos la parte alta del Clan Úsuga –
autoproclamados “Gaitanistas de Colombia”–, o los Urabeños, quienes
dentro de su estructura de poder tienen tanto jefes militares como
políticos encargados de manejar las relaciones de la banda con otras
organizaciones criminales, con representantes del sector económico y
productivo, políticos y representantes de la institucionalidad. Muestra de
ello es que Dairo Antonio Úsuga, alias Otoniel, jefe de los Urabeños,
reconoció que siete alcaldes del Urabá eran fichas de él.
Luego encontramos otro 30 % de Bacrim que son estructuras de
alcance regional. Estas bandas criminales son organizaciones
descentralizadas que mantienen una oferta criminal relacionada con el
sicariato, y en especial con la intimidación a líderes sociales y defensores
de derechos humanos. Se podría decir que estas estructuras venden
servicios de seguridad privada ilegal a cualquier postor. Además, están
detrás de negocios criminales particulares, y aunque tienen mandos
militares su alcance es regional. Su operación es en lógica de red, pero se
diferencian de las primeras en la medida en que su organización es
menos jerarquizada y su alcance está anclado a territorios definidos. Por
ejemplo, en este grupo encontramos bandas como las disidencias del
Ejército Revolucionario Popular Antisubversivo de Colombia ( ERPAC):
el Bloque Meta y los Libertadores del Vichada, en el oriente colombiano.
Por último encontramos un 40 % de estructuras de Bacrim que la
Fundación Paz y Reconciliación ha denominado como “los mercenarios”:
son pequeñas bandas de no más de diez o quince personas. Su alcance es
local y no defienden territorio. Aquí también se encuentran las pandillas
y grupos delincuenciales que trabajan con el primero o segundo grupo de
Bacrim mencionados anteriormente.
Este grupo de Bacrim mercenario se caracteriza por tener un
portafolio criminal amplio que presta sus servicios al mejor postor. Entre
estas organizaciones encontramos por ejemplo a “la Constru” en el
Putumayo. Estas bandas se distinguen por operar bajo una lógica de
subordinación y contratación de otras bandas delincuenciales en los

99
Capítulo 3

cascos urbanos. La oferta criminal de estas pandillas tiene una lógica


selectiva; es decir, cada vez hacen menor uso de la violencia
indiscriminada para generar terror en las comunidades.
Hasta aquí, el asunto parece sencillo de entender, el gran problema es
que estos tres tipos de Bacrim o neoparamilitares operan en una misma
organización. El mejor ejemplo de esto son los Urabeños. A continuación
se muestra el mapa de presencia de esta organización criminal en el país.
Mapa 3. Presencia de Bandas criminales (Bacrim)

100
De los carteles a las redes criminales

Fuente: Policía Nacional y Fundación Paz y Reconciliación.

101
Capítulo 3

El mejor ejemplo para entender la relación entre estos tipos de Bacrim


ocurrió el año pasado en el Valle del Cauca: allí, los Urabeños venían en
una fuerte disputa con la banda criminal de La Empresa. Para dicha
guerra, los Urabeños contrataron a una disidencia de los antiguos Machos
y estos a su vez crearon y contrataron pandillas urbanas en Buenaventura:
los Buenaventureños o los Chocoanitos son muestra de ello.
Una vez los Urabeños comenzaron a ganar la guerra, varias de estas
pandillas se les salieron de las manos, aumentando la extorsión e
incursionando en otros mercados ilegales. Esta situación llevó a que los
Urabeños enviaran una fuerza élite denominada “Gaitanistas” a someter a
su propia gente. Por ello, fue que en el año 2015 hubo una disputa que
parecía una guerra interna en los Urabeños. Pero en realidad era un
proceso de ajuste.
Este ejemplo muestra cómo los Urabeños tienen una estructura
jerárquica compuesta por fuerzas especiales, las que por su parte
contratan organizaciones regionales, y estas, a su vez, pandillas. Son
redes con grados de autonomía muy sólidos y compuestas por un gran
número de organizaciones interdependientes.
Lo anteriormente descrito es la realidad de las Bacrim, pero a esto se
le suma una complejidad adicional: las Bacrim son utilizadas por agentes
legales como grupos privados de seguridad para someter organizaciones
de víctimas, asesinar líderes sociales y amedrentar todo aquello que
amenace el poder de las élites. Las Bacrim por sí solas difícilmente van a
asesinar líderes sociales. Más bien, estas bandas son contratadas para
sabotear el proceso de paz. Se sabe de una reunión en el sur de Córdoba
en noviembre de 2015 y de otra en el Urabá en enero del 2016 donde
sectores sociales estaban recogiendo dinero para sabotear el proceso de
paz.
Así que el tema no es solamente una disputa por mercados criminales.
También se refiere a intereses políticos y económicos del mundo de la
legalidad. Fueron y son las élites políticas regionales las que mejor
supieron combinar la política con armas, y al parecer lo quieren seguir
haciendo.

102
De los carteles a las redes criminales

Referencias

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económicas, jurídicas e internacionales.
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D. C.
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‘Los Pepes’”. “Y decreto de 1993 gobierno Uribe y César Gaviria:
otro día de choque por el pasado”.

103
Capítulo 3

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El Tiempo. (s. f.). “Indagatoria a Santiago Medina”. Bogotá, Colombia.
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104
De los carteles a las redes criminales

Sevillano, O. (2009). “La parapolítica, un proceso judicial de carácter


nacional que puede pasar a manos de la justicia internacional”.
Revista Arcanos - Corporación Nuevo Arco Iris.
Verdad Abierta (2008). “La red ‘Anticorrupción’ de Jorge 40”. Bogotá,
Colombia.

105
Capítulo 4 Caracterización de las
fronteras colombianas: sus
departamentos y municipios
Por: María Fernanda Ramírez24;
David Sánchez25

El proceso de estudio de las fronteras implica una caracterización de


estas, pues resulta indispensable entender las dinámicas sociales,
económicas y políticas que en ellas se desenvuelven para comprender las
actividades ilegales que se presentan allí. La intención de este capítulo
es comprender cuáles son esas dinámicas sociales y políticas que
facilitan la consolidación y desarrollo de las economías ilegales en
ciertos territorios.
Entender las dinámicas ilegales que se dan en las fronteras parte de
comprender las características de estas, pero no sólo en términos
geográficos; se trata de un conocimiento integral de la realidad de las
zonas de frontera. Este conocimiento integral lleva a estudiar el conflicto
armado interno que ha vivido Colombia desde los años cincuenta, y que
ha marcado el devenir de estos territorios y sus pobladores.
Además, una adecuada caracterización de las zonas de frontera no se
debe limitar exclusivamente a presentar datos cuantitativos y
cualitativos, al contrario, debe partir de estos para desarrollar el análisis
de unas zonas en las cuales la presencia del Estado ha sido baja, es decir,
se ha dado una presencia diferenciada del Estado (González, et al.,
2002), en donde este se ha limitado a realizar presencia a través de
instituciones represivas, como el Ejército, sin preocuparse por generar la
construcción de un Estado-Nación.

24 Asistente de investigación de la Fundación Paz y Reconciliación, es profesional en Gobierno y


Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de Colombia.
25 Asistente de investigación de la Fundación Paz y Reconciliación, es economista de la
Universidad Central de Colombia.

101
Capítulo 4

El papel del Estado ha sido el de delegar en las élites regionales el


control y la administración de las fronteras. Estas élites han jugado un
papel fundamental en la consolidación de fenómenos ilegales y
criminales, dado que algunas se han financiado a mediante estos, o han
ayudado a los Grupos Armados ilegales ( GAI) a fortalecerse y
expandirse en las regiones. Ejemplo de lo anterior son las Autodefensas
Unidas de Colombia (AUC), quienes lograron cooptar las élites
regionales e incluso el Estado central (Ávila Martínez,
Homogeneización política, parapolítica y democracia local, 2012).
En este capítulo se presentan tres hipótesis. La primera plantea que el
conflicto tuvo alta intensidad en el centro del país y en la cordillera
oriental hasta el año 2002; sin embargo, a causa de la profesionalización
de la Fuerza Pública y la consolidación paramilitar, las guerrillas se
vieron obligadas a retornar hacia las regiones de frontera que cumplían
una función de retaguardia, de manera que a partir de ese año, las
fronteras pasaron a ser zonas de conflicto.
La segunda hipótesis expone que la intensidad del conflicto armado
fue tan grande, que desde mediados de los noventa se presentaron altos
índices de desplazamientos, masacres y asesinatos, que respondían a una
dinámica de despoblamiento y repoblamiento realizada por grupos
paramilitares, con la que se ejecutó una especie de contrarreforma
agraria que contribuyó a la concentración de la tierra, la expulsión de las
bases sociales de las guerrillas y la consolidación de su poder político y
económico.
Finalmente, la tercera hipótesis plantea que la concentración del
conflicto en las zonas de frontera, sumado al desplazamiento forzado
iniciado en el territorio nacional y luego extendido a los países vecinos,
provocó la internacionalización del conflicto, posicionándolo en la
agenda internacional; sin embargo, esto no estuvo relacionado
únicamente con acciones armadas en las naciones vecinas, consistió
también en la presencia de narcotraficantes en otros países, quienes iban
en busca de nuevas rutas para la droga, la ampliación del mercado de
consumo de drogas en la región, y la propia protección ante la guerra de

102
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

capos que se dio en Colombia después de la disolución del cartel del


Norte del Valle.
De acuerdo con lo anterior, las fronteras no son simples
delimitaciones geográficas; son espacios en los cuales se desarrollan
multiplicidad de dinámicas sociales, políticas y actividades ilegales. Para
evidenciar esto, el presente capítulo se divide en tres secciones: en la
primera se realiza una caracterización económica, social y política de las
fronteras colombianas; en la segunda se hace un recuento del papel de
las fronteras en el conflicto armado colombiano, y finalmente, la tercera
sección contiene las conclusiones.

Caracterización económica, social y política de las


fronteras
Colombia comparte frontera terrestre con Ecuador, Perú, Brasil,
Venezuela y Panamá; y frontera marítima con Costa Rica, Panamá,
Haití, Honduras, Jamaica, Nicaragua, República Dominicana, Ecuador y
Venezuela, tal como se puede apreciar en el mapa 1.
La frontera con Venezuela está comprendida por los departamentos de
La
Guajira (municipios de Uribia, Maicao, Hatonuevo, Albania, Barrancas,
San Juan del Cesar, Fonseca Villanueva, El Molino, y Urumita); Cesar
(Manaure, Agustín Codazzi, Becerril, La Jagua de Ibirico, Chiriguaná, y
Curumaní); Norte de Santander (El Carmen, Convención, Teorama,
Tibú, Puerto Santander, Cúcuta, Villa del Rosario, Ragonvalia, Herrán,
Toledo); Boyacá (Cubará); Arauca (Saravena, Arauquita, Arauca y
Cravo Norte); Vichada (La Primavera, Puerto Carreño, y Cumaribo); y
Guainía (Puerto Inírida).
Por su parte, la frontera con Brasil abarca los departamentos de
Vaupés (Mitú y Taraira); Guainía (corregimientos Pana Pana, La
Guadalupe) y Amazonas (Leticia). Así mismo, la frontera con Perú está
comprendida por los departamentos de Putumayo (Puerto Leguízamo); y
Amazonas (Leticia y Puerto Nariño). La frontera con Ecuador abarca los
departamentos de Putumayo (Puerto Asís y Villagarzón), y Nariño

103
Capítulo 4

(Tumaco, Barbacoas, Ipiales, Carlosama, Cumbal y Ricaurte).


Finalmente, la frontera con Panamá comprende el departamento del
Chocó (Juradó, Riosucio, Ungía y Acandí).
Mapa 1. Departamentos y municipios limítrofes

104
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

Fuente: Fundación Paz y Reconciliación, 2016.

105
Capítulo 4

La población de estos departamentos de frontera representa apenas el


15,9 % de la población nacional, es decir, son departamentos que tienen
una baja densidad poblacional, pues la mayor parte de la población del
país se ha concentrado en el centro, especialmente en la zona andina. Sin
embargo, a pesar de no ser alta la proporción de la población dentro del
total nacional, las zonas de frontera sí han venido experimentado
aumentos poblacionales como resultado de los procesos de colonización
por parte de campesinos –en el año 2000 la población del total nacional
que vivía en los departamentos de fronteras era del 12,7 %–. Otra de las
causas de la baja densidad poblacional, es el hecho de que varios
departamentos, especialmente los del sur oriente, son en su mayoría
selváticos, hecho que los marca como destinos no atrayentes para la
población en general, pero sí para los grupos armados ilegales.

Tabla 1. Población de los departamentos fronterizos


Departamentos/Año 2000 2007 2015
Amazonas 62.065 69.474 76.243
Arauca 215.979 238.361 262.315
Cesar 844.564 928.571 1’028.890
Chocó 437.343 462.683 500.093
Guainía 31.640 36.464 41.482
La Guajira 548.879 736.050 957.797
Nariño 1’446.493 1’580.109 1’744.228
Norte de Santander 1’189.505 1’265.056 1’355.787
Putumayo 293.525 316.209 345.204
Vaupés 36.151 40.198 43.665
Vichada 48.901 58.885 71.974
Nacional 40’295.563 43’926.929 48’203.405
Fuente: elaboración propia con datos del DANE.

Otro de los factores representativos que explica la baja densidad


poblacional ha sido el conflicto armado. La expansión paramilitar que
empezó a mediados de los años noventa y el aumento de las acciones
militares, ocasionaron que parte de la población de las fronteras se viese

106
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

obligada a desplazarse hacia países vecinos, principalmente Ecuador y


Venezuela. Sobre este aspecto se profundizará más adelante.
Ahora bien, la caracterización económica, social y política pretende
mostrar cómo están constituidas las zonas de frontera del país. Por ello,
en primera instancia se presentarán los indicadores económicos y
sociales tales como el PIB, la tasa de desempleo, el índice de
Necesidades Básicas Insatisfechas, los porcentajes de población en
pobreza monetaria; y posteriormente, se mostrarán las características
políticas de dichas zonas determinadas por la escasa presencia del
Estado, y el dominio de élites políticas mafiosas.

Análisis económico y social de las zonas de frontera


Lo primero que se debe señalar es que los departamentos de frontera
tienen una participación dispar dentro del Producto Interno Bruto
nacional. Esto se evidencia en el hecho de que existen departamentos,
como Chocó y Putumayo, que aportaron 0,6 % y 0,91 %
respectivamente, mientras que otros, como Cesar y Norte de Santander
representaron un porcentaje más considerable en las cuentas nacionales
(3,52 % y 2,93 % respectivamente), (ver gráfica 1). Lo anterior permite
aseverar que en el país la producción no está distribuida de manera
homogénea, pues unos departamentos tienen mayor poder económico
que otros, hecho que está relacionado con su actividad productiva; por
ejemplo, en el departamento de Cesar la principal actividad económica
es la extracción de minas y canteras, mientras que en el del Chocó las
actividades de servicios sociales, comunales y personales 26 son las que
mayor valor monetario generan.
Dentro de la producción de los departamentos se encuentra la
extracción de recursos naturales, actividad en la que el valor agregado
que se genera es bajo en comparación con las actividades industriales,
que se encuentran concentradas en Bogotá o en departamentos como

26 Las actividades de servicios sociales, comunales y personales hacen referencia a aquellas en


donde se presta un servicio en favor de otras personas o comunidades; dentro de estas se
encuentran la administración pública, la enseñanza y hogares particulares con servicios
domésticos, entre otras (DANE, 2007).

107
Capítulo 4

Antioquia, Valle del Cauca y Atlántico. Esta desigualdad se debe


básicamente a la ausencia de una política nacional de industria; carencia
que ha repercutido en que la generación de actividades productoras de
mayor riqueza se encuentren concentradas en unos pocos centros
urbanos del país.
Gráfica 1. Porcentaje del PIB departamental sobre el PIB nacional a precios
constantes27

Fuente: DANE, 2015. Procesado por Fundación Paz y Reconciliación.

Este aspecto también se ve reflejado en el desempleo y el trabajo


informal. En este sentido, la mayoría de departamentos fronterizos
presentan una tasa de desempleo mayor a la nacional (9,8 % para 2013),
a excepción de La Guajira y Cesar ( 8,3 % y 7,1 % respectivamente),
como se puede observar en la gráfica 2. En este punto es necesario hacer
una aclaración importante: aunque las tasas de desempleo puedan estar
bajas, el empleo informal es alto en la mayoría del país 28. Como ejemplo
de lo anterior se encuentran las ciudades de Pasto y Cúcuta, que desde
2007 a 2015 han presentado en promedio una tasa de informalidad del
62,2 % y 68,4 % respectivamente, esto permite ver cómo la generación
de empleo se concentra en actividades que no cuentan con todos los
27 Los precios constantes hacen referencia a los precios de períodos diferentes que van
siendo corregidos año a año a través de un deflactor, generalmente, el más utilizado es
la inflación de un año base.
28 En promedio desde 2007 a 2014, el empleo informal estuvo en 50,58 % en las trece áreas en
donde el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas efectuó la medición.

108
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

beneficios de la ley, lo que termina afectando la calidad de vida de la


población y creando espacios de intercambio comercial desregulados,
propicios para la articulación con economías ilegales.
Gráfica 2. Tasa de desempleo en departamentos de frontera

Fuente: elaboración propia a partir de datos del DANE.

La calidad de vida de la población fronteriza es baja en comparación


con el nivel nacional, analizándola desde el Índice de Necesidades
Básicas Insatisfechas (NBI) es posible observar que, en general, los
departamentos fronterizos para los cuales existen datos, tienen un
promedio más alto al nacional (27.8 %), siendo Chocó el caso más
crítico, ya que en 2011 su NBI fue de 79,2 %. En general, la gráfica 3
presenta un panorama crítico en cuanto a las condiciones de vida de la
población fronteriza, porque a pesar de que departamentos como César y
Norte de Santander generan mayor riqueza que otros, dicha “riqueza” no
se ve reflejada en la calidad de vida de su población.

Gráfica 3. Necesidades básicas insatisfechas en los departamentos de frontera

109
Capítulo 4

Fuente: elaboración propia a partir de los Cálculos GCV-DDS-DNP,


con base en ECH-DANE y las proyecciones de DANE.

La precaria calidad de vida de las poblaciones fronterizas no se ve


reflejada exclusivamente en sus Necesidades Básicas Insatisfechas, de
esta manera al hacer un análisis respecto a la pobreza monetaria y
extrema se encontró que, de manera general, los departamentos
fronterizos presentan indicadores superiores al orden nacional. Por
ejemplo, para 2014 el porcentaje nacional de población en pobreza
monetaria se encontraba en 28,5 %, mientras que entre los departamentos
fronterizos, el que menor porcentaje de pobreza tenía era Norte de
Santander con 39,9 % y el que tenía el mayor era Chocó con 65,9 %, es
decir, 11 y 46 puntos porcentuales respectivamente por encima del orden
nacional. Gráfica 4. Porcentaje de población en pobreza monetaria

Fuente: elaboración propia con datos del DANE.

110
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

Respecto a la pobreza monetaria extrema el panorama es similar; en


la medida en que todos los departamentos fronterizos se encuentran por
encima del promedio nacional ( 8,1 %), nuevamente Chocó es el caso
más grave, en donde para 2014, un total de 39,1 % de su población se
encontraba en condición de pobreza extrema, mientras que Norte de
Santander era el que menor porcentaje de pobreza extrema presentaba
(10,5 %). En resumen, los datos de pobreza y las Necesidades Básicas
Insatisfechas evidencian que los departamentos de frontera presentan
condiciones deterioradas en cuanto a calidad de vida de su población, al
poseer niveles superiores a los promedios nacionales. La brecha podría
ser aún superior si se compara con los niveles que presenta Bogotá, la
capital del país.
Gráfica 5. Porcentaje de población en pobreza monetaria extrema

Fuente: elaboración propia con datos del DANE.

Lo dicho anteriormente demuestra que las fronteras en Colombia no


han sido una prioridad para el Estado central, pues estas zonas presentan
un atraso significativo en comparación con otras ciudades. En el orden
departamental existe un oscuro panorama en cuanto a las condiciones de
vida y desarrollo de sus poblaciones.

111
Capítulo 4

Análisis político de las zonas de frontera


Las zonas fronterizas del país han estado marcadas por la escasa
presencia institucional y una cohesión política mínima. A causa de la
baja población y los conflictos sociales por la tierra, se han presentado
sucesivos procesos de colonización por parte de grandes terratenientes
aliados con élites políticas regionales y grupos armados ilegales, de
manera que las regiones de frontera se han configurado a partir del
ascenso de redes de poder mafiosas y de corte clientelista (González, et
al., 2002). Estos vínculos entre las élites políticas locales con grupos
armados ilegales, sumando la posición geoestratégica de las fronteras,
han contribuido al crecimiento de economías ilegales como el
narcotráfico, el contrabando, el tráfico de armas, la trata de personas y el
tráfico de migrantes.
Conviene señalar que en Homogeneización política, parapolítica y
democracia (Ávila Martínez, 2012), se hace referencia a la existencia de
cinco tipos de élites que han ascendido y descendido en la clase política
dirigente de todo el país, entre las que se encuentra “… la vieja élite
local y regional que se consolidó durante la primera Administración de
Uribe, en muchas cosas habiendo mantenido, y teniendo, relacionales
estables con grupos armados ilegales (…) una regional que nació y se
proyectó nacionalmente ligada al narcotráfico, algunas con mayor éxito
que otras”.
Como veremos a continuación, en las regiones de frontera ha existido
una preponderancia de élites locales y regionales, que se han constituido
como pilar fundamental para el proceso de homogeneización política 29,
en la medida que han logrado poseer gran influencia para facilitar la
continuación de su estructura política en el poder, sin que nuevos actores
políticos puedan competir con ellos. De igual manera, la
homogeneización política permite controlar la administración pública y

29 La homogeneización política hace referencia al “… proceso mediante el cual una estructura


política –personalista o partidista– logra controlar los factores de distribución del poder local,
regional e, incluso, nacional” (Ávila Martínez, Homogeneización política, parapolítica y
democracia local, 2012).

112
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

también regular la vida política en su zonas (Ávila Martínez,


Homogeneización política, parapolítica y democracia local, 2012).
Este fenómeno de homogeneización se vio consolidado durante el
proceso de expansión de las autodefensas ( 1997-2002), puesto que en
algunas regiones del país –incluidas las zonas de frontera–, el uso de la
violencia facilitó la destrucción de fuerzas progresistas y grupos que
estaban en contra de su proyecto, al tiempo que permitió que las élites
regionales y los paramilitares consolidaran y fortalecieran su estructura
política, para posteriormente cooptar el Estado (Ávila Martínez,
Homogeneización política, parapolítica y democracia local, 2012).
Ahora bien, para comprender cómo se han configurado las relaciones
entre las élites políticas con los grupos armados ilegales, resulta
necesario remitirse a los conceptos de “captura del Estado” y
“reconfiguración cooptada del Estado”:

(…) La captura del Estado se define como un tipo de corrupción en


el que agentes privados legales intervienen durante la formulación de
leyes, regulaciones y políticas públicas, con el propósito básico de
obtener beneficio económico para su propio provecho particular
egoísta. No obstante, en Estados de Derecho en proceso de
consolidación, puede haber actores legales e ilegales interesados en
interferir en la conducción del Estado al nivel de diversos órganos e
instancias del poder público, y en los órdenes nacional y/o regional y
local. (…) El examen de los procedimientos y etapas de la captura del
Estado, que inicia con la captura económica, lleva al análisis de formas
más complejas y sofisticadas de captura. Se denomina a la etapa de
mayor complejidad como Reconfiguración cooptada del Estado
(Gutiérrez, 2010, citando a Garay, et al., s. f.).

En diversas regiones del país se han presentado escenarios de captura


y reconfiguración cooptada del Estado por parte de varios actores, sobre
todo de paramilitares; de hecho, es tal el grado de penetración
institucional –principalmente mediante la corrupción–, que se ha llegado
a concluir que el Estado local funciona en varias regiones como un

113
Capítulo 4

“Estado mafioso virtual”, en el que “… no se distinguen las acciones del


crimen organizado de aquellas que realizan algunas instituciones” (Ávila
Martínez, et al., 2012); esto se debe al control que poseen los líderes
locales y miembros de instituciones públicas sobre la cadena del
narcotráfico y demás economías criminales.
Uno de los ejemplos más representativos de cooptación del Estado en
zonas fronterizas, es el caso del departamento de La Guajira, en el que
en las pasadas elecciones a la Cámara de Representantes de 2014,
estructuras criminales usaron la participación en “cuerpo ajeno” 30, que
consiste en que los dirigentes de estructuras políticas cuestionadas
lanzan familiares o amigos a las candidaturas. De esta forma, el ex
gobernador Kiko Gómez Cerchar31 brindó su apoyo a Antenor Durán,
avalado por el Partido AICO32. La candidatura de Durán fue “…
financiada por la familia Gómez Cerchar, el sector de gasolineros del sur
de La Guajira, quienes hacen parte de la estructura criminal de Marcos
Figueroa (…) y tenía su comando político en predios del antiguo
narcotraficante Manuel Salas Rosado” (Ávila Martínez & Valencia,
2014).
Debe agregarse que en el departamento de La Guajira existen dos
casas políticas que se han disputado el poder en los últimos quince años:
la Pérez Bernier y la Ballesteros. La primera es liderada por el ex
gobernador Jorge Pérez Bernier, quien gobernó durante la expansión
paramilitar, y de la segunda hace parte el ex gobernador Kiko Gómez y
la actual gobernadora Oneida Pinto, heredera política de Gómez,
investigada por presuntas irregularidades durante su gestión como
alcaldesa del municipio de Albania.
Es importante señalar que en La Guajira desde 2001 los grupos
paramilitares han establecido alianzas con jefes locales que controlan el
30 Las estructuras políticas de la parapolítica han usado diversos mecanismos indirectos de
cooptación estatal, además del “cuerpo ajeno”, entre las que se encuentra el apoyo tradicional
en el que miembros de las mafias intentan participar directamente en política; y la
consolidación masiva de alianzas regionales pequeñas (Ávila & Valencia, 2014).
31 Ex gobernador de la Guajira, capturado en 2013 por los delitos de homicidio agravado y
concierto para delinquir por sus presuntos nexos con Marcos Figueroa –brazo armado de
narcotraficantes de La Guajira y Cesar– y el Bloque Norte de las Autodefensas.
32 Autoridades Indígenas de Colombia.

114
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

contrabando en la región; entre ellos se encuentran Mario Cotes,


Santander Lopesierra, Luis Ángel González, Kiko Gómez, Rafita Barros,
Víctor Ojeda (Ávila Martínez, et al., 2012).
Otro ejemplo que evidencia las relaciones que manejan las élites
políticas con actores armados ilegales, es el de la familia Araújo en el
departamento del Cesar. La casa política de los Araújo entró en
decadencia en los años noventa, al mismo tiempo que resurgió la familia
Gnecco Cerchar, clan político dedicado al cultivo de palma africana, al
transporte de carbón entre La Guajira y Magdalena –envíos del
narcotráfico ocultos tras esta actividad– y al contrabando de gasolina.
(Ávila Martínez, et al., 2012). No obstante, en el año 2000, Jorge 40,
comandante del Bloque Norte de las Autodefensas, empezó una disputa
contra la familia Gnecco Cerchar, en cabeza de Jorge Gnecco, por el
control de la Sierra Nevada de Santa Marta. Finalmente, Jorge 40 ganó
la disputa y apoyó el reascenso de la familia Araújo para comienzos de
2000 (Ávila Martínez, et al., 2012).
Esta nueva figuración de la familia Araújo se basó en una estructura
conocida como los “distritos electorales”, que consistía en la repartición
de zonas con presencia del Bloque Norte de las Autodefensas, y
funcionaba a través de pagos que iban desde ochocientos millones de
pesos por senador, o cuatrocientos millones por representante a la
Cámara. Con base en esto, los paramilitares garantizaban la victoria de
determinado candidato mediante la coacción de la población, que a su
vez se veía obligada a votar por determinado candidato, o a través de la
alteración del resultado electoral por parte de los jurados de votación
(Ávila Martínez, Homogeneización política, parapolítica y democracia
local, 2012).
Ahora bien, actualmente la casa política Gnecco se encuentra en
cabeza de la hermana de Jorge, Cielo Gnecco, quien en las elecciones al
Congreso de la República llevadas a cabo en marzo de 2014 y en las
elecciones a gobernaciones y alcaldías de octubre de 2015, obtuvo tres
curules a la Cámara de Representantes y un senador; además de la
Gobernación del Cesar con su candidato Franco Ovalle.

115
Capítulo 4

En Arauca, ha predominado el Clan Acosta, en cabeza del ex


gobernador, Julio Enrique Acosta Bernal, quien dio inicio a su carrera
política en 1988, cuando resultó electo alcalde de Arauca con el
movimiento Nueva Generación Liberal y en alianza con Luis Alfredo
Colmenares, gobernador en 1992. Acosta fue elegido gobernador del
departamento en 2004, y su candidatura estuvo financiada por los
paramilitares del Bloque Vencedores de Arauca, además, solicitó a este
grupo asesinar en 2003 al registrador Juan Alejandro Plazas, pues este
era considerado una amenaza para que Acosta alcanzara la Gobernación
de Arauca (Rincón, 2013).
Cabe señalar que durante el gobierno de Acosta, se formó un cartel
de contratación de la salud, favorecido con la creación de la Unidad
Administrativa Especial de Salud de Arauca:

(…) Este cartel de la contratación, es el que ha logrado mover


electoralmente a Arauca según sus intereses y los de sus aliados.
Primero con gobernadores candidatos de Acosta Bernal, como Freddy
Forero Requiniva –destituido por asuntos contractuales–, Luis
Eduardo Ataya Arias, ex funcionario de entidades del departamento y
hermano de Marcos Ataya –asesinado por el ELN–, y de quien se dice
fue garante de la alianza política entre las FARC y sectores del
paramilitarismo y José Facundo Castillo Cisneros, que hace parte de
los afectos políticos de Acosta Bernal y de sectores de las FARC por
sus vínculos familiares (Ávila Martínez, & Valencia, 2014).

En las elecciones del 2014, Pedro Jesús Orjuela Gómez, fue electo
representante a la Cámara; hace parte de la estructura política del Clan
Acosta.
En Norte de Santander, existen diversos actores asociados a la
ilegalidad, entre los que se encuentra el Clan Barriga, integrado por los
tres hermanos Barriga Peñaranda: Carlos Emiro, Rafael y Pedro Luis.
Carlos Emiro se lanzó para el Senado por el Partido Conservador en las
pasadas elecciones de marzo, y aunque no resultó elegido, es
significativo señalar que fue objeto de una investigación previa por

116
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

parapolítica; además, su hermano Pedro ha sido sindicado de ser jefe


paramilitar y narcotraficante, por lo que tuvo una investigación por este
delito en 2007; se le sindica de ser socio de Jorge Iván Laverde Zapata,
alias El Iguano, quien está vinculado con la creación de grupos armados
ilegales; es socio de Carlos Jaimes Chacón, presunto abogado del
Bloque Catatumbo de las AUC, cuñado de Diana Patricia Monsalve
Muñoz, capturada y extraditada a los Estados Unidos en 2008 por el
delito de narcotráfico y fue fórmula electoral de Luis Alberto Gil,
condenado por parapolítica (Las
2 Orillas, 2014).
Otro personaje que llama la atención es Ramiro Suárez, quien sigue
mandando desde la cárcel en Cúcuta, capital de Norte de Santander.
Suárez fue recluido en 2011, luego de ordenar a un comando paramilitar
del Bloque Catatumbo, asesinar al ex asesor jurídico de la Alcaldía de
Cúcuta, Alfredo Enrique Flórez. Suárez también apoyó a César Rojas,
actual alcalde de Cúcuta y a pesar de sus presuntos vínculos con el
paramilitarismo y su condena, diariamente realiza conferencias por
Skype en las que la gente demanda por provisión de servicios públicos,
entre otras cuestiones (Gallo, 2015).
Frente a lo anterior es preciso concluir que en las regiones de
frontera, el Estado local funciona con un espíritu mafioso, pues en
diversas zonas ha predominado una élite política que mantiene
relaciones con algún grupo armado ilegal, al mismo tiempo que controla
economías criminales como el narcotráfico, el contrabando y el tráfico
de armas. En las regiones donde no predomina una élite política, la
mayoría de candidatos a alcaldías y gobernaciones son herederos de las
estructuras de la parapolítica.
Adicionalmente, las zonas de frontera colombiana presentan varias
características socioeconómicas que permiten observar cómo han sido
territorios que no han contado con la presencia efectiva del Estado; y por
el contrario, han caído en manos de esas élites que han buscado
perpetrarse en el poder sin realizar acciones para mejorar la calidad de
vida de la población, y a pesar de que algunos departamentos tienen los
recursos necesarios para implementar programas contra la pobreza o la

117
Capítulo 4

desigualdad, la corrupción de estas élites no ha permitido una mejora


sustancial de la calidad de vida de los habitantes de estas regiones.

Evolución del conflicto armado en las zonas


de frontera y su internacionalización
En esta sección se llevará a cabo un análisis respecto a la evolución que
ha presentado el conflicto armado en estas regiones. Con tal fin, se
expondrán los planes estratégicos de expansión que las autodefensas, las
FARC y el ELN establecieron desde el momento de su formación.
Adicionalmente, se estudiará el impacto que el conflicto armado ha
tenido sobre la población civil y se expondrá cómo ha sido el proceso de
internacionalización que ha presentado a partir de su posicionamiento en
la agenda internacional y su extensión más allá de las zonas de frontera,
especialmente en países como Venezuela y Argentina.
Ahora bien, vale la pena señalar que a pesar de que el período de
análisis de la presente investigación está comprendido por los años 2000
a 2014, es necesario remitirse a períodos anteriores a fin de comprender
el proceso de reconfiguración criminal que han experimentado las
fronteras de Colombia y entender las realidades políticas y económicas.

Desplazamiento del conflicto hacia las zonas de


frontera y sus efectos en la población civil
Para comprender la lógica de expansión de los Grupos Armados Ilegales
(GAI), y su presencia en determinadas regiones del país, es necesario no
sólo tener en cuenta factores ligados a la pobreza o a la presencia
diferenciada del Estado, sino que también se deben analizar los planes
estratégicos de expansión que cada GAI ha establecido.
Al analizar las estrategias de expansión de los actores del conflicto
armado, se hace evidente que la lógica del accionar de los GAI tiene
expresiones territoriales particulares y en este sentido, se han establecido
dinámicas diferentes en todo el país. Por ejemplo,
(…) En el norte se lleva a cabo un proceso de hegemonización del
proyecto paramilitar y, consiguientemente, un relativo retroceso del

118
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

proyecto guerrillero, mientras que en el sur, en la Orinoquía y en la


Amazonía, la guerrilla ha logrado insertarse con relativo éxito en los
frentes de colonización y en las economías cocaleras y cocaineras,
además de presentar una gran fortaleza militar (González, et al., 2002).

Dado lo anterior, a continuación se expondrán las dinámicas de


expansión territorial que presentaron los grupos paramilitares, las FARC
y el ELN.

Grupos paramilitares
Los paramilitares, a diferencia de las FARC, se originan en zonas ricas,
en las que existen poderes locales consolidados, desde donde se
expandieron a zonas de colonización periférica con el fin de disputar el
control de corredores geográficos estratégicos para el narcotráfico,
contrabando, el tráfico de armas y en los que se encuentran gran
cantidad de cultivos de uso ilícito33 (González, et al., 2002).
Ahora bien, la evolución del paramilitarismo puede resumirse en
cuatro momentos históricos: el primero está comprendido entre los años
setenta hasta comienzos de los ochenta; el segundo va de los ochenta a
los noventa; el tercero de los noventa hasta el año 2002; y el cuarto
momento hace referencia al proceso de desmovilización paramilitar.

33 A mediados de los noventa se presentó una división macro del país que hizo evidente la
existencia de una lucha por el control de dos corredores estratégicos, uno en el norte y otro en
el suroriente. El primero comprendía las regiones de Urabá; el nudo de Paramillo; el norte de
Antioquia; el Bajo Cauca Antioqueño; el Magdalena Medio; el sur de Bolívar; el sur del Cesar
y el Catatumbo. El segundo estaba conformado por el piedemonte de la cordillera Oriental; los
ejes de los ríos Duda, Guayabero, Ariari, Caguán, Orteguaza, Caquetá y Putumayo; los Llanos
Orientales y la Amazonía (González, et al., 2002). Los paramilitares poseían una hegemonía en
el corredor del norte, que fue escenario de diversas disputas con las FARC por el control de las
rutas del narcotráfico y la extracción ilícita de oro. A pesar de dichas disputas, los paramilitares
mantuvieron el control en este corredor sobre todo porque desde 1996 habían adelantado una
ofensiva que consistió en “… cercar, disminuir y neutralizar los corredores tradicionales de la
guerrilla en el Urabá y el nororiente del país” (González, et al., 2002).
Por su parte, en el corredor suroriental la presencia de las FARC era preponderante. Este fue
escenario de diversas confrontaciones entre el ejército y esta guerrilla, además presentó
numerosas incursiones de grupos paramilitares, especialmente en las zonas con presencia de
cultivos de coca, como Putumayo, Caquetá y Guaviare (González, et al., 2002).

119
Capítulo 4

Las primeras experiencias de los grupos paramilitares se remontan a


la década de los setenta, cuando sectores ganaderos y bananeros
recurrieron a grupos de autodefensa para la salvaguarda y expansión de
sus propiedades. “Los casos conocidos de esta primera experiencia de
autodefensas son las Autodefensas del Magdalena Medio, que más tarde
incursionarían como modelo paramilitar; las Autodefensas de Ortega y
Cajibío, las Autodefensas del Meta y Vichada y las Autodefensas del
Sur del Magdalena” (Ávila Martínez, 2010).
A mediados de los ochenta, época en la que se presentó en el país una
contrarreforma agraria34, los secuestros de las guerrillas se concentraron
en latifundistas, ganaderos, comerciantes y en una nueva clase
económica surgida del narcotráfico, quienes colaboraron en la formación
de los grupos paramilitares, pues por un lado les permitían defenderse de
la guerrilla, y por otro, contribuían a la expulsión de campesinos y a la
concentración de la tierra (Ávila Martínez, 2010). Ésta dinámica se
repitió y exacerbó hacia finales de la década de los noventa.
Ahora bien, durante la segunda etapa paramilitar, la dinámica de
expansión de los paramilitares, se dio como una “colonización armada
de nuevos territorios”, cuya lógica de expansión se enmarcó en el
objetivo de contrarrestar el avance y fortalecimiento de los grupos
guerrilleros. Los paramilitares “… salieron de sus enclaves en el
Magdalena Medio y los Llanos Orientales hacia territorios de Tolima, la
región occidental del Meta, el Cesar, La Guajira y algunas zonas de
Antioquia” (Ávila Martínez, 2010).
Así mismo, a partir de 1995, durante la tercera etapa, la expansión
paramilitar tuvo lugar en el Pacífico, en la región del Urabá, en la costa
Atlántica, y en el oriente, de manera que para mediados de los noventa,

34 Durante las décadas del setenta y ochenta se presentó una intensa crisis en el sector agrícola, lo
que permitió que los narcotraficantes adquirieran a bajo precio grandes extensiones de tierra en
todo el territorio del país. La nueva clase económica que resultó de esta compra de tierras
provocó fenómenos de movilidad social, y una fuerte concentración de la propiedad de la
tierra, lo que se ha denominado “contrarreforma agraria” (Duncan, 2005).

120
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

había presencia de más de sesenta grupos paramilitares 35 en 223


municipios, ubicados en la

nista Colombiano; Mano Negra; los Pájaros; Comandos Revolucionarios de Colombia


Democracia; Alianza Anticomunista Colombiana; los Extraditables.
Antioquia (18): Autodefensas del Nordeste Antioqueño, ANA; Escuadrón de la Muerte
(Medellín y Pereira); Estrella Roja; Comité Estudiantil Unión Revolucionaria Muerte a Jíbaros y
Bazuqueros (Medellín); Muerte a Revolucionarios del Nordeste (Segovia); Amor a Medellín;
Limpieza Total (Medellín); Muerte a Jueces, MAJ; Juventud Obrera Estudiantil Nacional
Socialista, JOENS; Movimiento Obrero Estudiantil Nacional Socialista, MOENS (Antioquia,
Urabá, Córdoba y Magdalena Medio); los Magníficos (Antioquia, Urabá y Córdoba); Muerte a
Delincuentes Comunes (Urabá); Matando a Viciosos; Muerte por la Fe, el Recato y la Moral
(Medellín); Ojo por Ojo (Urabá y Córdoba); Sendero Luminoso; Grupo Obrero Revolucionario.
Atlántico (7): El Grupo; Costa Atlántica; Muerte a Abigeos, MAOS; Castigo a Firmantes e
Intermediarios Estafadores, CAFIAS; Muerte a Invasores, Colaboradores y Patrocinadores,
MAICOPA; Muerte a Antisociales, Sindicalistas y Comunistas, MASCO; los Rebeldes; La
Mano Negra.
Bolívar (1): Muerte a Secuestradores Comunistas.
Boyacá (3): Muerte a Delincuentes; Banda de los López; Banda de los Barrera.
Caldas (2): Movimiento de Autodefensa Ciudadana (Manizales); Muerte a Homosexuales
(Manizales, Medellín y Cali).
Caquetá (2): El Escuadrón Machete; Mundo Libre (Florencia).
Casanare (1): Fuerzas de Autodefensa del Casanare, FAC o Movimiento de Autodefensa del
Casanare.
Cauca (14): Falange; Alianza Revolucionaria Bolivariana, ARC; Falange Bolivariana; Frente de
Amistad Juvenil; Los Compañeros de la Paz (Popayán); Escuadrón de la Muerte Bolivariana;
Muerte a Ladrones del Norte (Popayán); Frente Democrático de Amistad; Frente Democrático
del Pueblo; Grupo Bolivarense Antiterrorista; Grupo Juvenil 12 de Octubre; Movimiento
Democracia; Muerte a Militares y Paramilitares.
Cesar (2): Terminator (Cesar y Santander); Comando Unificado de Acción Revolucionaria.
Chocó (1): Roya 87.
Córdoba (5): La Cascona (Córdoba y Sucre); Organización Contra Revolucionaria el Orcón; Grupo
Camilo Daza; los Mazudos; los Mochacabezas.
Cundinamarca (12): Muerte a Jaladores de Carros (Bogotá); Muerte a Ladrones del Norte, Mal o
Muerte a Rateros del Norte MARNO o MURN (Bogotá); Movimiento de Cristianos
Anticomunistas (Bogotá); El Gatillo (Guaduas); Organización Revolucionaria contra Ampones;
ORCA (Bogotá); Autodefensa Obrera y Campesina (Yacopí); Plan Fantasma (Bogotá); Muerte
a Gamines (Bogotá); Comité de Seguridad y Autodefensa Civil de Cundinamarca (Zipaquirá);
Coordinadora Nacional de Organizaciones Paramilitares (Bogotá); Brigadas Populares del
Suroriente.
Huila (4): Comando Urbanos Democráticos Latinoamericanos, CUDL; Comité de Vigilancia y
Desarrollo de Colombia; Comunidad de Huila; los Vampiros.

35 En el nivel nacional (10): Juventud Anticomunista de Colombia, JACOC; Muerte a


Secuestradores, MAS (fundado en 1981); Alianza Anticomunista Americana, Triple A;
Movimiento Anticomu-

121
Capítulo 4

La Guajira (1): Siete Machos.


Magdalena Medio (9): El Embrión; Alfa 83; Prolimpieza del Valle del Magdalena; los Tiznados;
los Grillos; Muerte a Revolucionarios, MAR; Menudos; Comando COR, Rogelio Correa
Campos (Magdalena Medio-Santander); Autodefensa Magdalena Medio.
Meta (11): Aguijones; Amor por el Llano (Villavicencio); Frente Contraguerrillero; Frente
Llanero de Autodefensa Democracia Nación; Boinas Rojas; Frente Revolucionario Campesino;
Hombres de Maíz; Amnistía Narco; los Mechudos; Autodefensa de los Bienes de los
Narcotraficantes; La Mano Negra.
mayoría de los departamentos; sin embargo, su presencia fue más
preponderante en Antioquia, Atlántico, Bolívar, Casanare, Cesar,
Córdoba, La Guajira, Magdalena, Norte de Santander, Santander y Sucre
(Corporación Nuevo Arco Iris, 2007).
Para 1999, la prioridad de expansión de los paramilitares, en el norte,
fue el Magdalena Medio y el Sur de Bolívar con el propósito de expulsar
al ELN de Barrancabermeja, zona estratégica por la refinería de petróleo.
Además, ingresaron al Catatumbo, donde comenzaron a disputar con la
guerrilla los territorios con presencia de cultivos de coca (Ávila
Martínez, 2010). Mientras que en el sur, los escenarios centrales para su
propósito contrainsurgente fueron las regiones donde predominaba la
economía cocalera, como los departamentos de Caquetá y Putumayo
(González, et al., 2002).
Finalmente, Vicente Castaño en una entrevista con la revista Semana,
manifestó que durante la etapa final de la expansión paramilitar estaban
descubiertos los departamentos de Arauca, Caquetá, Guaviare y Nariño,
sin embargo, el objetivo de las autodefensas consistía en cubrir la
totalidad del territorio nacional:

Norte de Santander (5): los Rampuches; Autodefensa Popular (Cúcuta y Norte de Santander);
Rambo (Tibú); Sociedad de Amigos de Ocaña, SAO; El Justiciero.
Quindío (3): El Justiciero Quindiano, JUAQUIN; Ejército Clandestino Obrero; El Vengador
Anónimo (Armenia).
Risaralda (4): Muerte a Prostitutas y Ladrones (Pereira); Koyak; Escuadrón de la Muerte; Las
Águilas Blancas.
Santander (18): Falcón 2; los Vampiros; Legión de las Águilas Blancas (Barrancabermeja);
Escorpión (Barrancabermeja); los Caracuchos; Falco; Bandera Roja; La Gota Negra; Comando
Ariel Otero; Estrella Móvil; Comando Henry Pérez; Comando Pedro Gordillo; Movimiento
Muerte a Revolucionarios y Comunistas, MARCO; Comando Rojo Simón Bolívar, Ejército de
los Pobres; Toxicol 90; Escorpión; Boinas Verdes.

122
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

Sierra Nevada de Santa Marta (1): los Justicieros.


Tolima (1): Rojo (Atá).
Valle del Cauca (19): Juventud inconforme de Colombia JIC (Cali y Valle del Cauca); Comandos
verdes (Cali y Valle); Kan-Kil (Cali); Boinas Rojas (Valle, Santander y Meta); Bandera negra
(Cali, Buga y Tuluá); Nosotros, Palmira Eficiente; Frente Unido Silencioso; Alianza
Democrática; Fuerza Militar de Occidente; Justiciero Implacable; Escuadrón Limpieza Cali;
Muerte a Ratas (Cali); los
Vengadores (Cali); Jumbo; Ejército Popular Revolucionario; Movimiento Cívico
Revolucionario; Organización del Pueblo Armado, OPA; Organización Militar del Pueblo;
Muerte a Jíbaros, MAJI.
Varios (5): No se encuentran en ninguna región en particular ni en lo nacional: Ejército Rojo; los
Cobras; los Kils; los Monjes; los Nevados (Ávila Martínez, 2010).
(…) De allí fue que salió el Bloque Libertadores del Sur, que se
encargó de Nariño, y que lo cogió Don Berna en compañía del Bloque
Central Bolívar (BCB). Ese bloque también cogió la zona del Caquetá
y Guaviare. Arauca nadie lo quería. Los Mellizos eran conocidos de la
organización y se fueron acercando ofreciendo donaciones para los
grupos de los Llanos hasta que nos dijeron que por qué no les dábamos
ese frente. Nosotros tuvimos al comandante Pablo Mejía (Víctor Mejía
Múnera) un año en formación y después de eso él empezó a manejar el
Bloque Vencedores de Arauca. Con Gordolindo fue igual. Él se acercó
y fue él quien expandió el Bloque Calima hacia el Cauca. Él financió
los costos de su entrada financiando el bloque totalmente por un año
(Revista Semana, 2005).

Despoblamiento y repoblamiento
Durante la consolidación paramilitar, poco antes de 1997, las cifras sobre
desplazamientos36, masacres, y asesinatos fueron particularmente altas.
Por ejemplo, la responsabilidad del desplazamiento forzado atribuida a

36 En 1999 la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), respecto a la expulsión


de campesinos y a la concentración de la tierra, resaltó la existencia de cuatro tipos de
desplazamientos: a) Desplazamiento de poblaciones campesinas deliberadamente provocado
por los diversos actores de la violencia, el cual ha sido provocado principalmente por
paramilitares en Bolívar, Chocó, Magdalena y parte del Urabá antioqueño; b) desplazamiento
como consecuencia no deliberada del enfrentamiento entre actores armados, sino a causa de la
falta de garantías mínimas y protección a la integridad física de la población, situación que se
presentó principalmente en Antioquia, Bolívar, Meta y el Magdalena Medio; c)
desplazamientos causado por grupos de personas interesadas en la tenencia de la tierra, a través
de grupos privados; y d) desplazamientos hacia zonas de reserva forestal.

123
Capítulo 4

los paramilitares mantenía un promedio del 44 % desde 1994 a 2007


(Verdad Abierta, 2008). Igualmente, la concentración de la tierra y el
despoblamiento aparecían en los informes oficiales de la época como las
acciones más notorias de los paramilitares.
El sistemático desplazamiento forzado que produjeron los
paramilitares – dinámica que inició en los departamentos de Antioquia,
Chocó, Córdoba–, se expandió por la costa Atlántica y que luego se
consolidó a lo largo de todo el país, sirvió como estrategia para
despoblar y repoblar, contribuyó a la concentración de la tierra y
funcionó como mecanismo para expulsar y debilitar a las bases de apoyo
de las guerrillas, o para contar con la adhesión de la población a través
del miedo y la intimidación (Ávila Martínez, et al., 2012).
En este sentido, la gráfica 6 muestra la relación que se presentó en los
departamentos de Antioquia y Chocó entre las masacres y
desplazamientos. Se puede ver cómo el número de masacres viene con
una tendencia alta desde antes del período de estudio, en estos dos
departamentos estaban ocurriendo más de treinta masacres desde 1994,
llegando a su pico en el año 2000, con ochenta y una masacres, en pleno
momento de la expansión paramilitar. Al tiempo que esto sucedía,
también se daba un proceso de desplazamiento de la población, que huía
del conflicto. Este proceso de violencia tuvo especial repercusión en
zonas del Urabá antioqueño y chocoano, sitio estratégico para varias de
las economías ilegales que se desenvuelven en el subsistema fronterizo
latinoamericano.

Gráfica 6. Masacres y desplazamientos en Antioquia y Chocó

124
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

Fuente: Fundación Paz y Reconciliación.

Posterior a la dinámica de despoblamiento, en esta zona ocurrió un


fuerte proceso de acumulación de tierras por parte de élites regionales,
las que en reiteradas ocasiones se aliaron con paramilitares para legalizar
el despojo ocurrido en varias regiones del país
Adicionalmente, en la gráfica 7 se pueden ver las correlaciones entre
las variables de secuestros, masacres y desplazamientos en unos
municipios específicos de la Región Pacífico 1. Este análisis evidencia la
interacción que estas variables presentaron y sus efectos sobre la
sociedad civil en esta zona. De esta manera, es posible observar cómo la
correlación entre homicidio y desplazamiento es positiva en los tres
períodos (1997-2002; 2003-2006; 2007-2013); es decir, mientras
aumentaban los homicidios, los desplazamientos también lo hacían –lo
que se debe a que los homicidios fueron uno de los principales medios
para desplazar a las bases sociales de la guerrilla–, aunque se presentara
una leve disminución después del segundo período.
Gráfica 7. Correlaciones: Dinámica de violencia Región Pacífica 1 37
37 La Región Pacífica 1 analiza los municipios de Riosucio, Acandí y Unguía del departamento
del Chocó, y Apartadó, Turbo, Necoclí, y San Juan de Urabá, de Antioquia –aunque este no es

125
Capítulo 4

Fuente: Fundación Paz y Reconciliación.

En cuanto a la correlación entre secuestro y desplazamiento se


observa que comparten similitud con la relación entre secuestro y
homicidio, esto significa que hasta el segundo período la correlación era
inversa, es decir que el secuestro disminuyó en esta zona del país, al
tiempo que aumentaron el desplazamiento y el homicidio.
Estos repertorios de violencia también se vivieron en zonas de La
Guajira y Cesar al momento de presentarse la expansión paramilitar. Así
pues, la gráfica 8 muestra cómo se desarrolló a grandes rasgos el proceso
de violencia paramilitar en estos departamentos. Aunque no se
presentaron dinámicas violentas tan altas como en Antioquia y Chocó, se
puede evidenciar el papel de las masacres como medio de intimidación a
la población civil, debido a que, después de 1998, período durante el cual
las masacres presentan un aumento, y el desplazamiento empieza a
crecer conforme aumentan las masacres.
De esta manera, es posible afirmar que existe una correlación entre
estas dos variables, en el sentido de que el desplazamiento ocurre

un departamento fronterizo, es importante analizarlo debido a los impactos que generó la


dinámica de despoblamiento y repoblamiento en este departamento–.

126
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

inmediatamente después de las masacres. Además, en el caso de La


Guajira y el Cesar, se puede observar que la disminución de la violencia
contra la población civil se da previo al inicio del proceso de
desmovilización de las autodefensas, que inició en 2003, lo que implica
que la consolidación del paramilitarismo en estos departamentos trajo
consigo una disminución de la victimización de la población, lo cual
obedecía a una estrategia de utilización de la violencia de forma
sistemática y específica, que tenía como objetivo dar un mensaje a la
población en casos de intentos de rebelión ante el poder paramilitar que
se había consolidado con apoyo de las élites regionales.
Gráfica 8. Masacres y desplazamientos en La Guajira y Cesar

Fuente: Fundación Paz y Reconciliación.

Ahora bien, analizando el fenómeno de la violencia en algunos


municipios de frontera de los departamentos de La Guajira y Cesar,
agrupados en el grupo de frontera Venezuela 2, se puede observar que
las correlaciones muestran una relación positiva entre las variables de
violencia y el Gini de concentración de tierras. Por ejemplo, para el caso
de la relación entre desplazamiento-Gini-avalúo y masacres-Gini-avalúo,
se observa como la correlación es positiva. De esta forma, mientras
aumentaban las masacres y el desplazamiento, la concentración de tierra

127
Capítulo 4

en estos municipios también se ampliaba, poniendo en evidencia que la


dinámica de despoblamiento que contribuyó a la acumulación de tierras,
hacía parte del plan estratégico de expansión territorial de los grupos
paramilitares.
En consecuencia, la acumulación de tierras por parte de las
autodefensas partía de un interés económico, ya fuera propio o de
aquellos a quienes sus acciones beneficiaban, entre los que estaban
ganaderos, empresarios o élites regionales. Como bien se sabe, la
acumulación de tierras fue un factor de poder económico y político que
garantizaba a los grupos paramilitares un nivel de influencia importante
dentro de los círculos de poder de La Guajira y el Cesar.
Gráfica 9. Correlaciones dinámica del conflicto. Frontera Venezuela 2 38

Fuente: Fundación Paz y Reconciliación.

Nuevamente, en la gráfica 10 se observa la correlación que existe


entre las masacres y el desplazamiento, en este caso, para el

38 La frontera Venezuela 2 analiza los municipios de San Juan del Cesar, El Molino, Villanueva,
Urumita, La Jagua del Pilar, Fonseca, Barrancas, Hato Nuevo, Albania, del departamento de La
Guajira; y La Paz, Manaure, Balcón del Cesar, Agustín Codazzi, Becerril, La Jagua de Ibirico,
Chiriguaná, Curumaní, del departamento del Cesar.

128
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

departamento de Norte de Santander. La dinámica es similar a la que se


evidenció en La Guajira y el Cesar, es decir, en un primer momento
ocurre la masacre y posteriormente el desplazamiento de la población,
pues los pobladores prefieren huir antes que morir a causa del conflicto.
Gráfica 10. Número de masacres y desplazados en Norte de Santander

Fuente: Fundación Paz y Reconciliación.

Al igual que en los casos anteriores, el papel del paramilitarismo fue


vital en el proceso de despoblamiento. Así mismo, se presenta una
disminución en la violencia, previa al proceso de desmovilización, de
manera que la tesis de que este proceso había traído paz y calma a varias
regiones del país se queda corta, porque fue la consolidación paramilitar
la que condujo a una disminución de la violencia.
De esta forma, en un primer momento se dio una disminución de
ambas variables, sin embargo, con el avance de las bandas criminales,
que funcionan a partir del capital social formado por los grupos de
autodefensa, se generó una nueva ola de violencia contra la población
civil en varias zonas del país, como en el caso de la frontera Venezuela
3, que incluye municipios vitales para el tráfico de droga o el

129
Capítulo 4

contrabando de gasolina, por lo que es una zona de carácter estratégico


que está en constante disputa entre las bandas criminales y las guerrillas.
Gráfica 11. Correlaciones dinámica del conflicto. Frontera Venezuela 3 39

Fuente: Fundación Paz y Reconciliación.

Como se evidenció anteriormente, en Arauca se presentó la última


fase de la expansión paramilitar, sin que esta haya logrado consolidarse
efectivamente en este departamento. Aun así, la violencia impuesta
desde 2001 hasta 2003 fue significativa, en cuanto determinó un
importante flujo de desplazados que salieron del departamento huyendo
del crimen. La gráfica 11 también permite apreciar los efectos de la
guerra entre las FARC y el ELN en esta zona del país, ya que después del
intento fallido de los paramilitares por ingresar, las guerrillas se vieron
en medio de un intenso conflicto por el control de esta zona estratégica
por las rentas del petróleo y las rutas de narcotráfico y contrabando, lo
que terminó afectando a la población civil, pues a pesar de la reducción
de las masacres desde 2003, el desplazamiento continuó en aumento,

39 La frontera Venezuela 3 comprende los municipios de Ábrego, San Calixto, El Tarra, El


Carmen, Convención, Teorama y Sardinata, del departamento de Norte de Santander.

130
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

llegando a su máximo punto en 2007, para descender después de


terminado el conflicto entre las guerrillas.
Gráfica 12. Número de masacres y desplazados en Arauca

Fuente: Fundación Paz y Reconciliación.

Lo anterior se puede apreciar en las relaciones entre la variable de


masacres y la de desplazamiento de la gráfica 12. A partir del año 2003,
se observa que el nivel de desplazamiento no se encuentra directamente
relacionado con el número de las masacres, pues estas se reducen
mientras el desplazamiento aumenta. Esto permite afirmar que en el caso
particular del departamento de Arauca, no fueron los paramilitares los
que mayores flujos de desplazamiento generaron; en este territorio las
guerrillas y su disputa territorial se encargaron de determinar en gran
medida el desplazamiento luego de que los paras no pudieron ingresar al
departamento.
Adicionalmente, el conflicto entre las guerrillas repercutió también
en una disminución de los secuestros en el departamento, es decir, las
variables de homicidio y desplazamiento crecieron mientras que el
secuestro no, lo que implica que la intensidad del conflicto fue tal que se
abandonaron estrategias tradicionales de financiación con el fin de

131
Capítulo 4

concentrar las fuerzas en la lucha armada. Es decir, Arauca debe ser


vista como un caso atípico dentro del conflicto armado colombiano,
porque allí no pudieron ingresar los paras, debido a las bases sociales
sólidas del ELN y al control que esta guerrilla ejerce sobre el
departamento.
Gráfica 13. Correlaciones dinámica del conflicto. Frontera Venezuela 5 40

Fuente: Fundación Paz y Reconciliación.

Finalmente, en los departamentos que comparten frontera con


Ecuador, Nariño y Putumayo, la dinámica del conflicto se exacerbó a
partir de la incursión de los paramilitares, quienes en su segunda etapa
de expansión ingresaron a estos departamentos con la misma estrategia
utilizada en el norte del país, es decir, a través de masacres y
desplazamientos cuyo principal propósito era afectar la base social de la
guerrilla. De esta manera, a partir de 1997 el número de masacres
empezó a aumentar, llegando a su punto más alto en 1999. Esto, como se
ha visto, determina el comportamiento del desplazamiento, que este
ocurre un inmediatamente después de las masacres.
40 La frontera Venezuela 5 comprende los municipios de Fortul, Tame y Saravena de Arauca, y
Cubará, del departamento de Boyacá.

132
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

A pesar de la desmovilización de los paramilitares, en estos dos


departamentos se han seguido presentando fuertes dinámicas de
violencia, principalmente en Nariño, ya que las bandas criminales luchan
por controlar zonas estratégicas de este territorio para el tráfico de droga,
y utilizan la violencia como medio para alcanzar el poder en esta zona y
realizar venganzas.
Gráfica 14. Número de masacres y desplazados en Nariño y Putumayo

Fuente: Fundación Paz y Reconciliación.

Respecto a las correlaciones, para la región Ecuador 1, que abarca


municipios de Nariño, se puede ver que la dinámica de la violencia tuvo
una correlación positiva con el índice de concentración Gini. Aunque las
correlaciones están en el orden positivo, después del 2003 algunas de
estas cambian de comportamiento, como es el caso de la relación
masacres-Gini-avalúo, que empieza a presentar una relación
directamente proporcional; es decir, a medida que iban aumentando las
masacres también lo hacía la concentración de tierra.
Estos fenómenos de concentración también se presentaron dentro de
la etapa de expansión paramilitar, incluso, su correlación era más
cercana a uno (1), lo que implica que la relación estaba siendo casi

133
Capítulo 4

perfectamente proporcional. En otras palabras, en Nariño el conflicto y


la violencia determinaron en gran medida la acumulación de tierras por
parte de actores armados, empresarios o élites regionales.
Gráfica 14. Correlaciones dinámica del conflicto. Región Ecuador 1 41

Fuente: Fundación Paz y Reconciliación.

Al igual que en Nariño, la dinámica de acumulación de tierras en


Putumayo también se vio influenciada y agravada por el conflicto
armado a partir de la incursión de los paramilitares en esta región del
país, la diferencia recae en que después del segundo período las
variables desplazamiento, masacres y Gini presentaron una relación
directamente proporcional. Esto implica que las nuevas dinámicas de
violencia en esta zona del país, a partir del conflicto entre el Estado, las
FARC y las bandas criminales determinaron los patrones de acumulación
de tierra.
Gráfica 15. Correlaciones dinámica del conflicto. Región Ecuador 3 42

41 La región Ecuador 1 comprende los municipios de Ricaurte, Barbacoas y Tumaco, del


departamento de Nariño.
42 La región Ecuador 3 comprende los municipios de Puerto Leguízamo, Puerto Asís, San Miguel
y Valle del Guamuéz, del departamento de Putumayo.

134
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

Fuente: Fundación Paz y Reconciliación.

En resumen, los grupos paramilitares operaron en función de un “…


modelo basado en el robo sistemático de tierras a través del
desplazamiento y el repoblamiento, la acumulación de tierras en grandes
propiedades y su lavado y legalización en función de proyectos
agroindustriales” (Ávila Martínez, 2010). Esto se vio reflejado en la
mayor parte de zonas en donde lograron expandirse y consolidarse, a
excepción de Arauca.
Ahora bien, ¿qué objetivo se buscaba con el despoblamiento de
vastas zonas del país? Básicamente, los paramilitares buscaban el
control social, político y económico con el fin de fortalecer su poder
frente a la guerrilla, que contaba con una importante base social en esas
regiones (Ávila Martínez, 2010). Posterior al despoblamiento, los paras
a través de la acumulación de tierras que habían logrado gracias a la
intimidación y la violencia, repoblaban estas zonas con sus bases
sociales, así consolidaban su presencia y poder.
Desmovilización de las AUC
Desde comienzos del presente siglo las Autodefensas Unidas de
Colombia (AUC), presentaron un debilitamiento en su discurso político,

135
Capítulo 4

lo que ocurrió por tres razones; en primer lugar a causa de las guerras
internas paramilitares y mafiosas; en segundo lugar, las élites políticas
tradicionales, que habían logrado consolidarse a nivel nacional entre
1998 y 2002 (controlaban el 35 % del Congreso), ya no consideraban
necesaria la presencia de grupos paramilitares para proveer seguridad,
además de verlos como un peligro para su poder político; y en tercer
lugar, por la presión internacional sobre estructuras involucradas en el
narcotráfico, que en últimas, generó una presión en el gobierno para la
desmovilización o el desmantelamiento de las diferentes organizaciones
de las AUC (Ávila Martínez, 2010).

(…) Es preciso señalar que en diciembre de 2002 el Gobierno


Nacional designó una Comisión Exploratoria de Paz con el objetivo de
adelantar diálogos con los grupos paramilitares, posteriormente, en
julio de 2003, el entonces Comisionado para la Paz, Luis Carlos
Restrepo Ramírez; miembros de la Comisión; representantes de la
Iglesia Católica; y representantes de las AUC suscribieron en Tierralta
(Córdoba), el Acuerdo de Santa Fe de Ralito con el que inició la etapa
de negociación (Centro Nacional de Memoria Histórica, 2014). En este
acuerdo las Autodefensas Unidas de Colombia se comprometieron a
desmovilizar a la totalidad de sus miembros antes del 31 de diciembre
de 2005, en un proceso gradual que comenzó con la desmovilización el
25 de noviembre de 2003 del Bloque Cacique Nutibara en la ciudad de
Medellín. Tiempo después, el 10 de diciembre de 2004, se produjo una
de las entregas más importantes: la del Bloque Catatumbo, en la cual
se desmovilizó Salvatore Mancuso. Los desarmes colectivos se
extendieron hasta agosto de 2006 (Centro Nacional de Memoria
Histórica, 2014).

Luego del proceso de desmovilización paramilitar, al mismo tiempo


que las guerrillas buscaron copar los territorios que habían estado bajo
dominio para, aparecieron las bandas criminales (Bacrim), como
producto de las redes que había dejado la precaria desmovilización

136
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

paramilitar, que si bien tienen una aspiración similar, poseen


características diferentes43 (Ávila Martínez, & Núñez, 2010).
Estas bandas criminales, se dividen en disidentes, rearmadas y
emergentes. Las primeras están compuestas por reductos de unidades
paramilitares que no se desmovilizaron; las segundas, hacen referencia
al reagrupamiento de desmovilizados para ejercer control sobre
territorios con presencia de cultivos de coca y estratégicos para el
desarrollo de economías criminales; y las terceras, se refieren a la
aparición de nuevos actores armados o al fortalecimiento de algunos ya
existentes que se visibilizaron al ocupar los vacíos territoriales que
dejaron las estructuras desmovilizadas (Fundación Paz y Reconciliación,
2014).
Adicionalmente, se han constituido en poderes de facto y al igual que
las AUC, las Bacrim han adquirido control sobre corredores estratégicos,
vigilan los flujos y rutas de mercancías legales e ilegales, poseen
influencias en vías y ejercen control social y político en varios
municipios del país (Vidal
& Arias, 2008).
Ahora bien, debido a que la Política de Seguridad Democrática se
enfocó en derrotar a las FARC, se dejó de lado el avance que las Bacrim
estaban presentando, y que para 2008, habían logrado copar los
territorios –muchos de estos correspondían a zonas de frontera– que
habían sido controlados por grupos paramilitares. De esta manera, las
Bacrim contaban con presencia en 246 municipios, entre los que vale la
pena resaltar: Antioquia, que tenía treinta y dos municipios afectados;
Cesar, con dieciséis; Nariño, con diecinueve; Norte de Santander, con
dieciocho; Valle del Cauca, diecisiete; Putumayo, con seis; La Guajira,
con cinco; Chocó, con cinco; y Arauca, con cuatro (Vidal & Arias,
2008). De acuerdo con la Policía Nacional, actualmente el Clan Úsuga
opera en 250 municipios; los Rastrojos en doscientos; el ERPAC en 55; y
43 Las Bacrim hoy día, “… funcionan como una red criminal y no como estructura; utilizan la
subcontratación criminal para operar en zonas urbanas; utilizan la violencia selectiva y
ejemplarizante como mecanismos de represión; (…) Las Bacrim son una diversidad de
estructuras criminales que pueden estar agrupadas en una misma organización como los
Urabeños, Clan Úsuga o Rastrojos” (Fundación Paz y Reconciliación, 2016).

137
Capítulo 4

las Águilas Negras en 62, además, la Policía ha identificado otras


veintisiete bandas criminales que operan en 157 municipios
aproximadamente (Ávila Martínez, 2016), lo que puede observarse en el
mapa 2.
Mapa 2. Presencia de bandas criminales

138
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

Fuente: Fundación Paz y Reconciliación con base en datos de la Policía Nacional.

139
Capítulo 4

FARC
El origen de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia ( FARC),
se remonta a la creación de movimientos de autodefensa campesina para
la protección de territorios y poblaciones, en los que el Partido
Comunista poseía cierta influencia, luego de que en 1948 este partido
fuera declarado ilegal por el Gobierno Nacional. No obstante, la
creación de las FARC como tal, se dio en 1966, cuando dejan la
movilización con la población civil, para transformarse en una guerrilla
móvil (Ávila Martínez, 2010).
La evolución de las FARC tiene cinco momentos históricos: el
primero abarca el período de 1954 a 1981; el segundo, va desde 1982
hasta 1991; el tercero, desde 1992 a 1997; el cuarto de 1997 a 2002; y el
quinto de 2003 en adelante.
Durante su etapa inicial –es decir, desde su formación hasta 1981–,
las FARC tuvieron un carácter defensivo y se movían en zonas de
colonización campesina periférica –principalmente en las regiones del
Ariari, Guayabero, El Duda (Meta), Guaviare, el Caguán (Caquetá) y en
menor medida en el Magdalena Medio y en Urabá– (González, et al.,
2002). Es importante resaltar que durante esta etapa, específicamente en
1974, se llevó a cabo la Quinta Conferencia Guerrillera en la que se
propuso el desdoblamiento de frentes, por lo que se enviaron comisiones
al departamento de Arauca, y a las regiones del Urabá y el Eje Cafetero
(Ávila Martínez, 2010).
Un segundo momento histórico de las FARC fue el desarrollado a
partir de la Séptima Conferencia Guerrillera, realizada en 1982. En ella,
la dirigencia de las FARC estipuló un cambio en el modo de operar,
pasando de un carácter defensivo a uno ofensivo, en el que se buscaba al
enemigo ya no para emboscarlo, sino para asediarlo y coparlo (Arenas,
1984). Además, aprobaron un plan estratégico y de expansión
denominado “Campaña Bolivariana por la Nueva Colombia” que
consistía en ampliar su fuerza a veintiocho mil hombres, crear cuarenta y
ocho nuevas cuadrillas militares, conseguir ocho mil millones de pesos
para crear ocho bloques que apuntaran a las principales ciudades del
país, y poco a poco poseer el control de la cordillera Oriental, para desde

140
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

ahí, atacar a Bogotá y tomarse el Gobierno Nacional (Verdad Abierta,


2012).
Con estos propósitos, entre finales de los años ochenta hasta 1997, la
guerrilla logró consolidar su presencia en varias regiones del país.
Durante este período las regiones de frontera eran zonas de retaguardia
estratégica para los Grupos Armados Ilegales ( GAI), en donde operaba
un campamento principal con varios campamentos móviles –estrategia
que tenía como propósito evitar que las Fuerzas Militares dieran con su
ubicación–. Por ejemplo, para esta época en la frontera colombo
venezolana, las FARC contaban con doce estructuras en toda la zona de
frontera, el ELN con seis y los paramilitares con veintiún estructuras,
especialmente en los departamentos del Cesar y La Guajira (Ávila
Martínez, et al., 2012).

(…) Al tiempo que las FARC consolidaban sus territorios de


retaguardia, iniciaban una fuerte penetración en las zonas centrales del
país, en particular en la cordillera Oriental. Para 2000 tenían seis
frentes guerrilleros y tres columnas móviles en el departamento de
Cundinamarca, con novecientos hombres en total. También iniciaban
en el departamento de Boyacá y el sur del país el proceso de
consolidación, es decir, la creación de frentes bases en tales territorios
y la posterior creación de frentes de apoyo para la expansión. Durante
este período se crean dieciocho compañías móviles y veintitrés
columnas móviles (Ávila Martínez, 2008).

El posicionamiento estratégico de frentes de las FARC en zonas


cercanas a Bogotá estuvo acompañado del control de esta guerrilla sobre
zonas cocaleras. En Meta, Guaviare, Putumayo y Caquetá, los cultivos
de uso ilícito sirvieron a la guerrilla para imponer control y orden, frente
a la violencia que atravesaban estas regiones y frente a las acciones
ejercidas por los demás actores armados involucrados en el narcotráfico,
pues al tiempo de que la guerrilla garantizaba seguridad a los habitantes,
regulaba los precios y las transacciones comerciales de la hoja de coca
(Centro Nacional de Memoria Histórica, 2010).

141
Capítulo 4

En este punto resulta preciso aclarar que el control de las FARC sobre
las zonas cocaleras no fue absoluto ni estable, ya que desde finales de
los ochenta “… las autoridades –y los paramilitares– buscaban
menoscabar permanentemente el poder de la guerrilla o recuperar el
control de la producción de la hoja, (…) entre 1986-1988, los
paramilitares y los operativos del Ejército lograron expulsar a la
guerrilla de algunas zonas del Meta –San Martín, Granada y Vista
Hermosa– y del Caquetá –Llanos del Yarí–” (Centro Nacional de
Memoria Histórica, 2010).
No obstante, pese a la fuerte presión paramilitar y de la Fuerza
Pública, para 2002, es decir, al finalizar la cuarta etapa, las estructuras de
las FARC cubrían prácticamente la totalidad del territorio nacional, y
habían logrado consolidar gran parte de su estructura sobre la cordillera
Oriental, como se puede evidenciar en el mapa 3. Sin embargo,
permanecían débiles en el norte, especialmente en el Magdalena Medio.

Mapa 3. Frentes de las FARC para el año 2002

142
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

Fuente: Fundación Paz y Reconciliación.


Para contrarrestar el avance y fortalecimiento de las FARC, en 1998 el
Gobierno Nacional planteó una estrategia compuesta por tres líneas de
acción: una negociación política en una zona de distensión en Colombia
(el Caguán); la reforma y fortalecimiento de las Fuerzas Militares; y la
cooperación internacional para la lucha contra las drogas, lo que
culminaría con el Plan Colombia (Ávila Martínez, 2010).

143
Capítulo 4

En la zona de distensión de 42 mil km244, las FARC debían concentrar


sus tropas y podían llegar a asumir control territorial. La zona de
distensión le permitió a esta guerrilla acumular capital político y
reconstruir sus instrumentos de acción política –lanzó el Partido
Comunista Clandestino de Colombia y el Movimiento Bolivariano–.
Además, “… aunque la opinión pública y el gobierno esperaban que con
la zona de distensión las operaciones armadas de las FARC se redujeran,
esto no ocurrió. Por el contrario, las FARC intensificaron la extorsión y
continuaron con el secuestro, utilizando la zona de distensión como
refugio” (Ávila Martínez, 2010).
Para en el año 2000 el Gobierno Nacional reevaluó la estrategia
militar del Estado frente a esta guerrilla a través de cinco estrategias que
consistían en a) Conformar un sistema unificado de información. b)
Aumentar el pie de fuerza militar45. c) Crear nuevas estructuras militares
especializadas en todo el país como batallones de Alta Montaña,
brigadas Móviles y batallones de Contraguerrilla. d) Modernizar la
Fuerza Aérea Colombiana. e) Establecer una amplia red de informantes
pagos, y el programa de “Recuperación Social del Territorio” con el que
se pretendía cerrar el círculo de la política contrainsurgente en el país
(Ávila Martínez, 2008).
Con la implementación de la Política de Seguridad Democrática a
partir de 2002, la Fuerza Pública presentó un avance y profesionalización
que junto con la pérdida de legitimidad que sufrieron las FARC –luego
del fracaso del Caguán–, contribuyó a que esta guerrilla experimentara
un retroceso lento pero progresivo hacia sus zonas de retaguardia, es
decir hacia las zonas de frontera, las cuales se convirtieron en zonas de
disputa (Ávila Martínez, 2008).

44 La zona de distensión estuvo comprendida por los municipios de La Uribe, Mesetas, La


Macarena y Vista Hermosa, del departamento del Meta; y por San Vicente del Caguán del
departamento del Caquetá.
45 De 2002 a 2007, el pie de fuerza militar se incrementó en casi 40 % (Ávila Martínez,
2008).

144
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

Así las cosas, a partir de 2004, cuando se da inicio al Plan Patriota46,


las FARC implementan una reforma militar conocida como “repliegue
táctico”, que consistió en el traslado de las estructuras urbanas hacia las
zonas rurales, con el objetivo de proteger las zonas de retaguardia y
ampliarlas territorialmente; además, en estas zonas debían permanecer
unidades milicianas estables y las FARC se concentrarían en una
dinámica de resistencia activa (Ávila Martínez, 2008).
La presión de la Fuerza Pública continuó su intensidad durante los
años siguientes, propinando grandes golpes a las estructuras de las
FARC; por ejemplo, en 2007 murieron Luis Fernando Vanegas Boscón,
alias Christian Pérez y Álvaro Henner López López, alias J. J.,
miembros del Estado Mayor del Comando Conjunto de Occidente; alias
Diego Cristóbal, jefe en Bogotá del Partido Comunista Clandestino de
Colombia; Tomás Medina Caracas, alias Negro Acacio, comandante del
Frente 16; y Gustavo Rueda Días, alias Martín Caballero, jefe del
Estado Mayor del Bloque Caribe. Además de la muerte en 2008 de Luis
Édgar Devia Silva, alias Raúl Reyes, y Manuel de Jesús Muñoz Ortiz,
alias Iván Ríos (Ávila Martínez, 2008).
Así mismo, con la Política de Seguridad Democrática, el Estado logró
la identificación de los grandes centros de producción y
comercialización del país, así como sus vías de comunicación; es decir
que logró controlar aproximadamente, el 50 % del territorio nacional.
Esto hizo que el conflicto se desplazara hacia el porcentaje restante, que
abarca zonas periféricas que antes no presentaban alta intensidad (Ávila
Martínez, 2010). A pesar de los duros golpes que le propinó la Fuerza
Pública, hoy en día las FARC mantenían su capacidad militar y el control
sobre varias regiones del país (ver mapa 4).
Mapa 4. Frentes de las FARC en 2013

46 El Plan Patriota buscaba recuperar las zonas urbanas del suroriente del país, principalmente de
los departamentos de Caquetá, Meta y Putumayo, con este Plan Patriota se desplegó una fuerza
de 18.875 hombres en estas regiones (Ávila Martínez, 2008).

145
Capítulo 4

Fuente: Fundación Paz y Reconciliación.

ELN
La evolución del Ejército de Liberación Nacional ( ELN), se resume en
cinco etapas: la primera va desde su surgimiento en 1964 hasta 1973; la
segunda, de 1974 a 1980; la tercera, de 1981 a 1989; la cuarta de 1990 a
1999; y la quinta va desde 2000 hasta 2009 y comprende el período
conocido como la “resistencia pasiva”.

146
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

El origen del ELN se remonta al movimiento estudiantil organizado


en el departamento de Santander. Esta guerrilla al igual que las FARC, se
fortaleció en territorios con escasa presencia estatal. Desde su
surgimiento en 1964 hasta finales de los setenta, tenía presencia en
Santander, Antioquia, César y ya contaba con seis grupos en el
Magdalena Medio (Ávila Martínez, 2010).
Desde finales de la segunda etapa e inicios de la tercera, en los años
ochenta, el ELN instaló dos centros de operaciones, el primero en
Bucaramanga y el segundo en Barrancabermeja, departamento de
Santander, sin embargo a causa del avance de los paramilitares, las
direcciones de los frentes se trasladaron a zonas rurales del sur de
Bolívar, Cesar y el Magdalena Medio. De forma adicional, en Arauca, se
conformó el Frente Domingo Laín Sáenz, compuesto por guerrilleros
que habían llegado al departamento huyendo de la violencia (Ávila
Martínez, 2010).
A partir de la cuarta etapa, particularmente desde 1993 hasta 1999, el
ELN experimentó un fuerte retroceso militar, producto de las acciones
combinadas del Ejército y los paramilitares. Debido a la ubicación
estratégica y a la riqueza natural de las regiones donde se ubicaron sus
estructuras, estas fueron unas de las primeras zonas en las que los
paramilitares decidieron expandirse. En esta medida, el ELN perdió las
zonas clave de rentas mineras y petroleras como Barrancabermeja y el
departamento de Santander en general, el sur del departamento Bolívar y
el del Cesar (Ávila Martínez, 2010).
Así mismo, durante la quinta y última etapa, más exactamente para el
año 2003, esta guerrilla había perdido control sobre la región del
Magdalena Medio y algunas zonas de Antioquia, por lo que se vio
obligada a replegarse hacia las zonas periféricas. Por lo anterior, es
posible afirmar que los grupos paramilitares habían logrado destruir en
unos años gran parte de la base social del ELN (Ávila Martínez & Celis,
2008).
A causa de la intensa ofensiva oficial, el ELN inició una etapa de
resistencia pasiva que tuvo un carácter, como su nombre lo indica, de
resistencia frente a la pérdida de sus bases sociales en cascos urbanos y

147
Capítulo 4

zonas rurales de todo el país. Sin embargo, desde 2006 esta guerrilla
sostuvo diversos enfrentamientos con las FARC por el control de los
departamentos de Arauca, Cauca y Nariño, en los que resultó victorioso.
Se debe agregar, que luego de la desmovilización de los grupos
paramilitares, el ELN se vio fortalecido y ganó la guerra por el control de
gran parte de estos departamentos, territorios donde hoy ( 2013) en día
ejercen control (ver mapa 5). En este punto cabe señalar que dicho
control fue facilitado por los acuerdos entre esta guerrilla y los
Rastrojos.

148
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

Mapa 5. Presencia del ELN en 2013

Fuente: Fundación Paz y Reconciliación.

Internacionalización del conflicto


Un fenómeno que debe resaltarse es el contagio y la internacionalización
del conflicto que puede verse manifestada, en primer lugar, a través del
desplazamiento forzado de la población hacia las zonas fronterizas, y

149
Capítulo 4

que luego se extendió hacia los países vecinos; en segundo lugar, por el
traslado de poderosos miembros de estructuras del narcotráfico; y en
tercer lugar, mediante el posicionamiento del conflicto interno en la
agenda internacional (Ávila Martínez, et al., 2012).
Sandra Borda (2007) define la internacionalización del conflicto
como “… una decisión explícita y consciente, aunque condicionada por
el escenario internacional, de incluir a agentes externos –principalmente
Estados Unidos– en el desenvolvimiento de la guerra colombiana”.
El paso más notable de la internacionalización del conflicto ocurrió
en el período de gobierno de Andrés Pastrana ( 1998-2002), mediante la
aplicación del Plan Colombia. De acuerdo con los aportes de autores
como Villaroel, Mazuera y Albornoz, durante esta época,

(…) se profundiza en Colombia el proceso de internacionalización


del conflicto armado a través de la participación del Gobierno
estadounidense en un ambicioso plan, cuyo principal objetivo
declarado era la erradicación de los cultivos ilícitos de estupefacientes
y sustancias psicotrópicas, con miras a hacer de Colombia un país más
seguro y democrático. Los acontecimientos del 11 de septiembre de
2001, que coinciden con el desgaste del proceso de negociación que
adelantaba Pastrana con los grupos insurgentes y el posterior ascenso
de Álvaro Uribe a la Presidencia de la República de Colombia,
imprimen una nueva perspectiva al tratamiento de los grupos
guerrilleros por parte del Gobierno Nacional y de otros actores
internacionales, para quienes dejan de ser actores políticos para
convertirse en organizaciones terroristas (Villaroel, et al.).

Ahora bien, aunque la participación de Estados Unidos es el hecho


que profundiza la internacionalización del conflicto colombiano, el
proceso ya venía de tiempo atrás. En 1987, el presidente de Venezuela,
Jaime Ramón Lusinchi, crea el Comando Específico José Antonio Páez
(CEJAP), con el objetivo de combatir a los grupos guerrilleros que
incursionaban en territorio venezolano, especialmente en el estado de

150
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

Apure –frontera con Arauca–, donde atacaban, extorsionaban y


secuestraban a ciudadanos del vecino país (Ávila Martínez, et al., 2012).
A pesar de que las incursiones de la guerrilla en Venezuela eran
constantes, el Estado colombiano no atendía las peticiones del Gobierno
venezolano en lo relativo a mayores controles en la frontera, debido a los
problemas internos que se presentaban en el país, relacionados con el
escándalo de la financiación del cartel de Cali a la campaña presidencial
de Ernesto Samper47 (Ávila Martínez, et al., 2012). Estos hechos llevaron
al Estado venezolano a solicitar la posibilidad de cruzar la frontera con
el fin de realizar la persecución de los guerrilleros que llevaban a cabo
acciones criminales en Venezuela, y posteriormente ingresaban a
territorio colombiano para evitar su captura. A esto se le llamó la
“persecución en caliente”, que derivó en cerca de noventa y nueve casos
de incidentes fronterizos entre 1982 y 2000 (Ávila Martínez, et al., 2012).
Un hecho fundamental que contribuyó al repliegue de las guerrillas
hacia las zonas de frontera fue la expansión paramilitar de 1999. Al
incursionar estos grupos en las zonas de control guerrillero con la idea
de realizar un posicionamiento a sangre y fuego, como ocurrió en el
Catatumbo, norte de Santander, obligaron a la guerrilla a replegarse
hacia zonas más profundas. Por ejemplo, las FARC incursionaron selva
adentro hacia territorio venezolano (Ávila Martínez, et al., 2012),
decisión que terminó repercutiendo en el fortalecimiento y desarrollo
militar de los frentes que se replegaron hacia las zonas de retaguardia
(Ávila Martínez, et al., 2012).
En la frontera con Ecuador el repliegue ocurrió debido a la expansión
paramilitar hacia los departamentos de Nariño y Putumayo; por la
especialización que adquirió el Ejército en sus operaciones; y por la
financiación del Plan Colombia por parte de Estados Unidos. Es preciso
decir que en esa primera etapa del Plan Colombia, la zona con más
intervenciones fue la del Putumayo, debido a que la mayor parte de los

47 Este suceso fue conocido como el Proceso 8.000 y consistió en las denuncias de financiación a
la campaña presidencial de Ernesto Samper Pizano por parte del cartel de Cali (Revista Semana,
1997).

151
Capítulo 4

cultivos de coca estaban en ese departamento (diario El Tiempo, 2002).


Esto condujo a que las FARC empezaran a

152
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

-
ubicar sus campamentos en territorio ecuatoriano, con el fin de evitar la
per secución del Estado colombiano.
Esta estrategia tuvo un punto de quiebre con la muerte de Luis
Édgar Devia Silva, alias Raúl Reyes, segundo hombre más importante
del Secretariado de las FARC, quien en marzo de 2008 fue dado de baja
por las Fuerzas Militares colombianas en Santa Rosa de Yanamura,
provincia de Sucumbíos, Ecuador. La muerte de Reyes generó una
crisis diplomática entre Ecuador y Colombia, fundada en la violación
de soberanía que implicó la realización de la Operación Fénix en
territorio ecuatoriano. En este conflicto diplomático también se vio
inmiscuida Venezuela; ya desde el gobierno de Uribe Vélez se había
manifestado en repetidas ocasiones que en ese país se alojaban
guerrilleros de las FARC con la complacencia del Estado venezolano.
Pero esta no fue la primera vez que ambos gobiernos tenían
problemas diplomáticos. En diciembre de 2004 Rodrigo Granda
Escobar, denominado el “canciller de las FARC”, fue capturado en
Caracas por parte de autoridades colombianas con complacencia de
algunas entidades venezolanas (diario El Tiempo, 2005), este hecho
llevó a un rompimiento de relaciones diplomáticas entre los dos países,
nuevamente por la violación de la soberanía venezolana.
Lo anterior pone de presente que la presencia de las guerrillas
colombianas en países vecinos afectó las relaciones diplomáticas de
Colombia, debido a que el Gobierno colombiano buscaba combatir a
las guerrillas, incluso sin que importara violar la soberanía de los países
limítrofes, es decir, la internacionalización del conflicto colombiano no
sólo estuvo relacionada con el accionar de los GAI en otros países, sino
también con las acciones del Estado colombiano en territorios
fronterizos.
Otro actor relevante en el proceso de internacionalización del
conflicto colombiano es el narcotráfico (Ávila Martínez, et al., 2012),
fenómeno que aparece en escena hacia 1995 pero es identificado
plenamente hasta 1997 con la captura de Justo Pastor Perafán, quien se

153
Capítulo 4

había trasladado a Venezuela con el fin de evitar a las autoridades


colombianas (Ávila Martínez, et al., 2012).
El narcotráfico aparece en el vecino país hacia 1995, debido a que
los carteles de Cali y del Norte del Valle ya tenían estructuras
criminales que funcionaban en Venezuela desde ese año, “… estas
mafias comenzaron a ubicar sus operaciones de exportación de
cargamentos de cocaína y entrada de dineros, utilizando no sólo la
infraestructura comercial y de aduanas que existía en la frontera, sino
también el territorio venezolano como plataforma de recepción y
envío” (Ávila Martínez, et al., 2012).
Como nuevo factor en las fronteras, el narcotráfico contribuyó a la
exacerbación de conflictos en estas zonas, debido a las disputas de
diferentes actores armados por apropiarse de las rutas y circuitos
importantes para el negocio, las cuales incluían circuitos que
conectaban con países vecinos. Como ejemplo de esto se encuentra la
incursión en Norte de Santander por parte de paramilitares en 1999, la
cual tuvo como principal propósito el de la apropiación de negocios
ilegales en la frontera y no una lucha contrainsurgente (Ávila Martínez,
et al., 2012).
Ahora bien, debido a la persecución ejercida por Estados Unidos
contra las estructuras del narcotráfico, varios miembros poderosos de
estas estructuras migraron hacia países de Suramérica, sobre todo a
Argentina y Venezuela. Por ejemplo, Wílber Alirio Varela, alias Jabón,
del cartel del Norte del Valle, decidió esconderse en Venezuela desde
2004, pues este país había sido una ruta importante para el transporte de
cocaína hacia Estados Unidos y Europa. En el desarrollo de su
actividad criminal, Jabón había logrado establecer alianzas con
miembros de las Fuerzas Armadas de Venezuela, quienes lo ayudaron a
refugiarse en este país (Revista Semana, 2008).
Sin embargo, con la llegada de nuevos narcos al vecino país, se
consolidaron carteles propios como el cartel de Los Soles, conformado
por oficiales y ex oficiales de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana
(FAN), que poco a poco fueron acorralando a Jabón. Para mediados de
2007, “… algunos oficiales activos y retirados de la FAN, la Guardia

154
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

-
Nacional y la DISIP, que lo protegían, se dieron cuenta de que Varela
estaba perdiendo poder debido a su iliquidez. Varios de ellos optaron
por delatarlo y buscar la recompensa de cinco millones de dólares que
el Gobierno de Estados Unidos ofrecía por su cabeza” (Revista
Semana, 2008). Jabón fue asesinado en 2008 por dos de sus hombres de
confianza, Diego Pérez Henao, alias Diego Rastrojo y Javier Antonio
Calle Serna, alias Combatiente (Revista Semana, 2008). Así pues,
Venezuela ha sido uno de los principales países en donde se esconden
narcotraficantes colombianos, pues hasta 2012 habían sido capturados
veintitrés narcos en este país (diario El País, 2012). Entre ellos se
encuentran Daniel Herrena, alias el Loco Barrera, considerado como el
último gran capo colombiano; Maximi liano Bonilla, alias Valenciano;
Héctor Germán Buitrago, alias Martín Llanos y Diego Pérez Henao,
alias Diego Rastrojo. Lo anterior demuestra la importancia que ha
tomado Venezuela como lugar de refugio de los narcos y punto
importante de las rutas internacionales de narcotráfico.
Con los resultados obtenidos, otros narcotraficantes colombianos
han visto con buenos ojos ubicarse en otros países de la región; es el
caso de Juan Carlos Ramírez Abadía, alias Chupeta, quien al igual que
Varela hacía parte del cartel del Norte del Valle. Ramírez Abadía había
decidido radicarse en Brasil por la continua persecución de las
autoridades colombianas y estadounidenses, quienes le seguían los
pasos constantemente debido a su importante papel dentro de la cadena
del narcotráfico colombiano (diario El Tiempo, 2007).
Otro de los casos emblemáticos de narcotraficantes colombianos en
otros países es el de Henry de Jesús López, alias Mi Sangre, quien fue
capturado en 2012 en Argentina. López era reconocido como una de las
cabezas de la organización los Urabeños y estaba radicado en
Argentina por las continuas disputas entre organizaciones criminales
por el control del mercado de drogas, lo que le había significado una
serie de atentados de los cuales había salido ileso, adicionalmente,

155
Capítulo 4

estaba siendo buscado por el Gobierno colombiano y pedido en


extradición por parte de Estados Unidos (Revista Semana, 2012).
En últimas, lo que demuestran estos casos es la continua estrategia
de los narcotraficantes colombianos de ubicarse en otros países, ¿la
razón? La primera es la persecución que viven, a cargo de las
autoridades nacionales, las que han buscado desmantelar estas
estructuras con el apoyo de los Estados Unidos; segundo, la leyes laxas
de los países receptores (diario El Tiempo, 2015), debido a que no
tenían problemas relacionados con el narcotráfico, y no requerían una
legislación e institucionalidad especializada para combatir este delito;
finalmente, la búsqueda de nuevos mercados y rutas es fundamental
para la ubicación de estos actores en otros países de la región,
influyendo de esta manera en los flujos que circulan en el subsistema
fronterizo latinoamericano.

Conclusiones
La situación de las regiones de frontera ha estado condicionada por la
baja presencia del Estado, altos niveles de necesidades básicas
insatisfechas y pobreza extrema, además han sido escenarios de captura
y reconfiguración cooptada del Estado, pues en estas han predominado
élites locales y regionales que han establecido relaciones con grupos
armados ilegales, lo que ha dado lugar a la existencia de un “Estado
mafioso virtual”.
Por otro costado, los GAI ejercieron modelos de expansión en
contravía; es decir que mientras las guerrillas nacieron en zonas de
colonización periférica y buscaron expandirse hacia regiones más
conectadas con el Estado central, los paramilitares surgieron en zonas
más integradas y ricas, y se expandieron hacia las zonas de retaguardia
de las guerrillas.
Al observar la expansión territorial de los GAI, es factible concluir
que estos grupos llevaron a cabo una serie de disputas en función de
controlar los corredores estratégicos y, en general, las zonas
geográficamente estratégicas donde se siembran cultivos de uso ilícito

156
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

-
y se desarrollan economías criminales. Ahora bien, los constantes
enfrentamientos por las zonas geográficas estratégicas, sumado a la
profesionalización de la Fuerza Pública, y a los esfuerzos de esta por
retomar el control en el centro del país, fue desplazando
progresivamente a las guerrillas hacia las regiones de colonización
periférica, dejando como consecuencia que las fronteras, a partir de
2002, pasaron de ser zonas de retaguardia a ser zonas de conflicto. En
otras palabras, el conflicto fue trasladado hacia territorios que
constituían zonas de retaguardia y por lo tanto, no presentaban alta
intensidad en los enfrentamientos militares.
Así mismo, la estrategia de expansión de los GAI, particularmente
de los paramilitares, estuvo acompañada de la dinámica de
despoblamiento y repoblamiento, que tenía como propósito, por un
lado, expulsar a la base social de las guerrillas o a aquellas personas
que poseían algún vínculo con la izquierda; y por otro, concentrar la
tierra en la nueva generación mafiosa que surgió durante esta época,
hecho que incrementó la intensidad del conflicto en zonas de frontera,
al tiempo que aumentó la cantidad de masacres y asesinatos en estas
regiones.
Adicionalmente, se concluye que la intensidad que alcanzó el
conflicto en las zonas de frontera contribuyó a que se diera una
internacionalización del mismo, pues muchas víctimas de
desplazamiento se dirigieron hacia países vecinos, al igual que algunos
grandes capos del narcotráfico y altos mandos de las guerrillas que
fueron desplazados por el avance del paramilitarismo en las zonas de
retaguardia; dentro de este contexto, el conflicto armado colom biano
comenzó a hacer parte de la agenda internacional, particularmente a
partir de la aplicación del Plan Colombia.
Para terminar, las hipótesis planteadas al inicio del presente capítulo
son validadas a partir de los hechos que ha dejado el conflicto armado
colombiano, que ha impactado y modificado las dinámicas sociales,
culturales, políticas y económicas que se desarrollan en el subsistema

157
Capítulo 4

fronterizo, marcando así un hito importante dentro del estudio de las


fronteras.

158
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

-
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Villaroel, et al. Cultura de paz en el Alto Apure y el Táchira: un reto de
frontera.
Caracas: Universidad Católica del Táchira, p. 200.

162
Capítulo 5 Dinámicas del
subsistema fronterizo colombiano
Por: Juan Felipe Suárez Acosta48

Introducción
En Colombia, las zonas de frontera históricamente han sido espacios
olvidados por el Estado central; aisladas política y económicamente
fueron ocupadas por organizaciones políticas armadas, y en muchas
ocasiones se convirtieron en el teatro de operaciones de diversas
economías ilegales como el narcotráfico, el contrabando, la trata de
personas y el tráfico de armas. Uno de los ámbitos donde es más
evidente la fragilidad institucional del Estado colombiano es en el
control del conjunto de su territorio; de allí, que hasta bien entrado el
siglo XX se habló de procesos de colonización interna, de la existencia
de una frontera de producción agrícola, de una presencia diferenciada
del Estado en las diferentes regiones y por supuesto, de la emergencia de
autoritarismos subnacionales asociados al surgimiento de organizaciones
armadas que ejercían de facto varias funciones de autoridad en donde el
Estado prácticamente no existía para la población.
La profundización del modelo neoliberal y su reforma del Estado, así
como las revoluciones en las tecnologías de la información y la
comunicación, han alterado profundamente la configuración socio-
espacial y temporal de los asuntos políticos, económicos, culturales y
sociales que acontecen en distintos rincones del planeta. Lo que a fines
del siglo XX y primeras décadas del

48 Investigador del equipo nacional de la Fundación Paz y Reconciliación y miembro del equipo
de Investigación de Colombia. Este documento ha sido elaborado con base en el trabajo y la
colaboración de los miembros del equipo de Investigación de Colombia.

163
Capítulo 5

XXI han llamado “globalización”, es un acelerado proceso de


acortamiento de las distancias espaciales y temporales, que ha
conllevado un aumento de los intercambios y la interdependencia
económica y política entre las diferentes regiones, países y ciudades del
mundo. Si bien hay zonas que parecen detenidas en el tiempo, ancladas
a formas de producción y de convivencia tradicionales, arraigadas en
sus costumbres ancestrales, desde fenómenos tan cotidianos
relacionados con la tecnología como la Internet o la telefonía móvil,
hasta decisiones políticas que se toman en los centro económicos y
políticos, inciden en el curso que toman sus formas de vida y
organización social.
Las fronteras no han salido inermes de estos cambios. Como
espacios concretos, han visto alterada su conformación, pues ya no son
concebidas como el límite territorial hasta donde llega la soberanía
política que ejerce un Estado Nación, tampoco son el lugar donde se
articulan dos comunidades separadas por un límite estatal para
conformar una zona o espacio común para el intercambio personal,
cultural y de bienes y servicios. Las fronteras se han convertido en
plataformas de conexión global, por las que circulan mercancías y
bienes provenientes del otro extremo del planeta, o por donde son
enviados otros bienes, que tienen como destino un lugar ubicado en una
región diferente a la compuesta por el país de origen y sus vecinos con
los que limita espacialmente. En este contexto, también los
intercambios ilegales y las violencias fronterizas se transforman,
pasando de estar relacionados con lógicas nacionales y regionales, a
cuestiones que se organizan a través de una red global.

(…) Antiguamente la violencia fronteriza provenía de las


ilegalidades nacidas en los modelos de las economías cerradas –
sustitución de importaciones– en las que el contrabando fronterizo
era el mecanismo de integración ilegal de los distintos países. En la
actualidad –globalización mediante– la sustitución es distinta: las
fronteras de los Estados colindantes pasan a construir regiones cada
vez más grandes y, sobre todo, discontinuas, distantes y plurales –

164
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

amplifican la región transfronteriza a un sistema integrado–; es decir,


se transita de fronteras binacionales o plurinacionales a fronteras
globales (FLACSO, 2014).

Este hecho implica que las amenazas a la seguridad de los


ciudadanos, y el cuestionamiento del monopolio de la violencia estatal
en las zonas de frontera, desde el lado del crimen ya no viene dada por
bandoleros y ladrones de poca monta, que aprovechan la falta de
vigilancia en alguna parte del territorio nacional para contrabandear o
robar mercancía que es vendida “al otro lado”; por el contrario emerge
la figura social de traficante “… que es un delincuente global adscrito a
un holding mundial bajo las formas de tercerización o franquicia
locales que controlan rutas, nodos y puntos clave para el traslado y
consumo de mercaderías ilegales” (FLACSO, 2014).
El caso colombiano presenta la peculiaridad de ser una sociedad que
carga a sus espaldas un conflicto armado interno de más de cincuenta
años. De allí que en el país, la violencia fronteriza no sólo es aquella
asociada a las operaciones de esta red global del crimen, también hay
organizaciones políticas armadas que cuestionan la legitimidad del
Estado y se plantean la toma del poder por la vía revolucionaria. Como
parte de su proyecto político, deben recurrir a algunas de las economías
ilegales para obtener los recursos financieros y técnicos necesarios para
sostener la lucha armada contra el Estado colombiano. Tanto las FARC
como el ELN son actores políticos que deben recurrir al mercado negro
de armas para obtener el material bélico con el que se enfrentan al
Estado; y para poder comprar esas armas y mantener a sus tropas,
deben conseguir recursos financieros, los cuales se derivan de diversas
fuentes entre las que se destacan la extorsión, el secuestro 49, y por
supuesto, la participación en algún momento de la cadena productiva
de las economías ilegales antes mencionadas.

49 En el marco de las negociaciones de paz que se adelantan entre el Gobierno Nacional y las
FARCEP, la guerrilla de las FARC anunció el fin del uso del secuestro como una estrategia
de financiación; sin embargo, en otras etapas del conflicto armado este fue una de las
principales fuentes de recursos económicos.

165
Capítulo 5

Como se observa en el capítulo 4 que caracteriza las regiones y los


departamentos fronterizos de Colombia, los indicadores sociales y
económicos de estas zonas del país reflejan problemas estructurales
asociados a la marginación social y el aislamiento de estos territorios
con baja presencia estatal. Las oportunidades laborales escasean, la
vida campesina a duras penas alcanza a ser una economía de
subsistencia, y la infraestructura es deficiente. Esta situación crea un
terreno fértil para la proliferación de organizaciones criminales
vinculadas en la red global del crimen, a la vez que es uno de los
motores del conflicto social y armado que vive el país.
A partir de lo anterior, se plantean tres hipótesis sobre la estructura
y las dinámicas del subsistema fronterizo colombiano. En primer lugar,
la prolongación del conflicto armado colombiano ha sido posible
gracias a la existencia de una economía del narcotráfico en el país, que
ha sido la responsable de alimentar la actividad armada tanto de
guerrillas como de grupos paramilitares. Los aparatos armados son
costosos, la manutención de ejércitos que desafían al Estado
colombiano implica la movilización de una importante cantidad de
recursos económicos, que han sido obtenidos mediante el
involucramiento en el narcotráfico.
La segunda hipótesis se desprende de la primera, y señala que entre
los años 2000 y 2014, hay una diversificación del portafolio de
economías ilegales que circulan a través del subsistema fronterizo
colombiano. Esto no quiere decir que anteriormente no hubiese
contrabando o explotaciones mineras ilegales, sino que ante el
fortalecimiento de la lucha contra las drogas en la región, las
organizaciones criminales han tratado de mantenerse a flote
recurriendo a otras economías ilegales diferentes al narcotráfico, con el
objetivo de reducir el riesgo de apostar los recursos a su disposición en
una sola bolsa. De allí que, como se verá más adelante, se hable de un
auge de la minería criminal y del paso del contrabando como una
economía de subsistencia en manos de los pobladores de las zonas de
frontera, a una economía criminal controlada y estructurada por mafias
que recurren a la violencia para mantener el control del negocio.

166
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

Paralelo a esta situación de emergencia de economías ilícitas, también


se presenta un proceso de democratización y segmentación de estos
mercados, permitiendo la participación de mayor cantidad de grupos y
una división del trabajo y los dividendos.
La tercera y última hipótesis surge de la comparación del papel que
cumple el subsistema fronterizo colombiano en cada una de las
economías ilícitas que circulan a través de la red global del crimen. De
una parte, el país se instala como lugar de procedencia y producción de
mercancías ilegales asociadas al narcotráfico, la minería ilegal y la trata
de personas, mientras que para el tráfico de armas, el contrabando de
gasolina y de otros productos, el país se constituye en el destino de las
mercancías que se ofrecen en estos mercados negros. Esto sólo plantea
una tendencia, y no implica que haya tipos de drogas específicos que
sean introducidos al país, o que algunas víctimas de trata de personas o
tráfico de migrantes terminen en territorio colombiano.
Para fundamentar lo planteado, el presente capítulo reúne los
resultados respecto al lugar que ocupa Colombia en esta red global del
crimen señalando los actores, las dinámicas y los circuitos que hacen
las mercancías ilegales que tienen como procedencia o destino el país.
A continuación se presentan los principales hallazgos que se dieron
durante la investigación sobre el funcionamiento del subsistema
fronterizo colombiano en su conjunto; es decir, abarcando el conjunto
de los circuitos de las economías ilícitas que existen en el país, el
narcotráfico, el tráfico de armas, el contrabando, la trata de personas, el
tráfico de migrantes, y la minería ilegal. Pero antes, vale la pena
realizar unas aclaraciones metodológicas.
A lo largo de siete meses se hizo un seguimiento de notas de prensa
en el diario El Tiempo, entre los años 2000 y 2015, en los que se
recolectó información relacionada con las economías ilegales en
departamentos, ciudades y regiones de frontera. A saber: Nariño,
Putumayo, La Guajira, Norte de Santander, Arauca, Cúcuta,
Catatumbo, Chocó, Urabá, Antioquia; así como la frontera amazónica
colombiana, Leticia, Vaupés, Guainía y Vichada; y por último, la
frontera marítima correspondiente a Buenaventura, Tumaco, Bahía

167
Capítulo 5

Solano, Cartagena, San Andrés, Santa Marta y Barranquilla. Con base


en la información reunida, complementada con revisión de fuentes
secundarias y algunas visitas a campo, que miembros del equipo
nacional de investigación de la Fundación Paz y Reconciliación
realizan en el marco de otros proyectos, el presente texto se propone
hacer una caracterización de las economías ilegales que circulan a lo
largo de subsistema fronterizo colombiano en el período comprendido
entre los años 2000 y 2014.
El capítulo se divide en cinco apartados, en los que se presenta cada
una de las economías ilegales que mostraron una actividad importante
durante período estudiado. De cada economía ilegal se aborda en
primer lugar una reflexión sobre el lugar y la importancia que ocupa el
país dentro de los circuitos globales de cada economía ilegal, luego se
presentan los actores involucrados en este mercado, su papel y el lugar
que ocupan en la cadena de producción. También se tratarán los flujos
y circuitos por donde transitan las mercancías ilegales que tienen como
origen y destino el país: rutas, zonas de ingreso, pasos sin control,
etcétera; para lo que se utilizarán mapas y gráficos para la presentación
de los hallazgos.

El narcotráfico50
El narcotráfico ha sido una de las actividades ilegales que más ha
marcado la historia reciente de Colombia, a tal punto que se puede
decir que junto con el conflicto armado, son los dos temas centrales
que han marcado la agenda pública desde los años ochenta. Con el
auge de los grandes carteles, las autoridades gubernamentales se vieron
obligadas a emprender una férrea lucha contra el cartel de Medellín y
su capo Pablo Escobar Gaviria, para evitar la descomposición del
Estado. En los años noventa, la estrategia ya no fue la violencia sino la
cooptación, por eso los escándalos en materia de corrupción asociada a

50 Apartado construido conjuntamente con Xiomara Taborda Torres, politóloga de la


Universidad Nacional de Colombia y partícipe del proceso de investigación que llevó a cabo
la Fundación Paz y Reconciliación.

168
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

la financiación de la campaña electoral con dinero procedente del


negocio de la droga, inmovilizaron al gobierno del presidente de la
República Ernesto Samper Pizano (1994-1998), y en materia
diplomática aislaron al país, debido a la presión ejercida por el
Gobierno de los Estados Unidos.
El siglo XXI llegó con tres importantes cambios que han
condicionado el funcionamiento de este mercado ilegal. En primer
término, se hizo evidente que el narcotráfico era una de las fuentes de
financiación de los actores del conflicto armado. El paramilitarismo
creció con base en las rentas que obtenía del control de centros de
producción de cocaína y de rutas hacia el exterior, mientras que la
guerrilla se fortaleció militarmente con dinero que se obtenía del
control de las zonas con alta presencia de cultivos de uso ilícito. En
segundo lugar, el gobierno de Andrés Pastrana ( 1998-2002) y las
posteriores administraciones de Álvaro Uribe Vélez ( 2002-2010), le
apostaron a la lucha contra las drogas a través de la cooperación militar
con los Estados Unidos.
Fueron los años de diseño e implementación del “Plan Colombia”,
iniciativa de cooperación militar que permitió la modernización de las
Fuerzas Militares colombianas, pero tuvo cuestionamientos debido a
casos de violaciones a derechos humanos por parte de militares
norteamericanos, y por amenazar la paz de la región y la soberanía de
los países vecinos.
La tercera cuestión se refiere a la reestructuración del modelo de
organización de las organizaciones narcotraficantes. Con la crisis de los
grandes carteles, los empresarios de la droga comprendieron que uno
de los inconvenientes se encontraba en desafiar la autoridad del Estado
nacional, y en alcanzar un exceso de figuración entre la opinión pública
nacional. Por ello, el negocio de la droga se ha ido atomizando,
adaptándose a las políticas antidrogas y a la persecución de los grandes
capos, el mercado se ha diversificado y expandido a lo largo de la
región.
Esto ha hecho que, por ejemplo, los laboratorios que antes sólo
operaban en Colombia ahora funcionen también en otros países,

169
Capítulo 5

especialmente centroamericanos; también que las rutas que antes sólo


salían desde Colombia rumbo a Estados Unidos ahora también salgan
desde países de tránsito, como Venezuela y Ecuador, con rumbo a sus
sitios de almacenamiento y procesamiento en Centroamérica y África.
A nivel interno, estos cambios han implicado la emergencia de
pequeñas organizaciones criminales que participan en el negocio del
narcotráfico, pero como simples nodos de una red que se articula a las
dinámicas globales a través de la subcontratación criminal. Es decir,
que hay unas pequeñas organizaciones que toman a su cargo una
función concreta –almacenamiento, cuidado de los cultivos, transporte,
entre otras–, que es concertada en una negociación con organizaciones
más poderosas que controlan la parte del negocio relacionada con la
conexión al exterior –rutas, repartición de cuotas, enlace con
organizaciones internacionales–, donde el negocio pasa a manos de
organizaciones de otros países.
En medio de este contexto, la producción y comercialización de
drogas ha continuado siendo una de las economías ilegales que más
relevancia tiene en el país; sin embargo, ha sufrido cambios en más de
una ocasión, lo que permite hablar de un negocio dinámico en el que
los grupos criminales tienen capacidad de adaptación. La cadena de
producción y comercialización del narcotráfico se ha transformado, por
lo menos, en dos oportunidades durante los primeros quince años del
siglo XXI. La cadena funciona de manera circular y cada eslabón es un
engranaje necesario para el funcionamiento global. Los cuatro
principales eslabones nombrados por la prensa, son: Cultivador –
Intermediario - Patrón duro - Cartel. Estos han venido moviéndose
dentro de los niveles superiores e inferiores de la cadena como parte
del proceso de adaptación a las estrategias de lucha antidrogas del
Estado, y a los cambios en el mismo mercado ilegal. Esos movimientos
están sujetos a tres períodos históricos identificados.
El primer período comprende en aproximación los años 2000 a 2003;
el segundo 2004 a 2013 y el tercero 2013 hasta la actualidad. Durante el
primer período, la cadena funcionó así:

170
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

Gráfica 1.

Fuente: Fundación Paz y Reconciliación.

Durante el período 2004-2013 el ciclo funcionó así:


Gráfica 2.

Fuente: Fundación Paz y Reconciliación.

Y durante el período actual, iniciado en 2013, el ciclo ha pasado a


funcionar así:

Gráfica 3.

171
Capítulo 5

Fuente: Fundación Paz y Reconciliación.

En las gráficas 1, 2 y 3 podemos ver que en el primer período el


ciclo funciona de la siguiente manera: Cultivador—Intermediario o
comisionista—Patrón duro—Cartel; en el segundo período el ciclo
funciona: Cultivador—Patrón duro—Intermediario o comisionista—
Cartel; en el tercer ciclo funciona: Cultivador—Patrón duro—
Intermediario o comisionista y Cartel—Cartel. En el último período es
posible que los intermediarios en la parte alta de la cadena
desaparezcan; lo que ocurre y tendería a consolidarse, en la medida en
que los carteles mexicanos adquieran más poder e influencia en el
territorio colombiano.
Con base en la descripción de la cadena de mercado del
narcotráfico, y en función de los factores relevantes que influyen en el
subsistema fronterizo, formulamos las siguientes hipótesis:
Primera, el nivel de renta del narcotráfico no disminuyó en las
partes altas de la cadena del negocio; por el contrario, el efecto de las
acciones emprendidas por el Gobierno colombiano de la mano con el
Gobierno estadounidense fue diferente al esperado, pues se pudo
evidenciar que el negocio sigue siendo muy lucrativo, tanto que se ha
venido adaptando, reacomodando y encontrando nuevos actores
dispuestos a dinamizarlo. La otra cara de la moneda la representan las

172
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

familias campesinas productoras de la hoja de coca, puesto que son


ellas quienes soportan la nivelación de los márgenes de ganancias en
los eslabones superiores del mercado y asumen las consecuencias
directas de la guerra, siendo víctimas de la violencia legal e ilegal.
Segunda, el negocio de la droga se ha atomizado. En su afán de
adaptarse, el mercado no sólo se ha diversificado sino que además se
ha expandido en la región. En los noventa vino la crisis de los grandes
carteles, y eso en un principio contribuyó a que hubiese una pequeña
democratización del negocio. Con el paso de la primera década del
nuevo siglo se ha hecho evidente que existe un negocio liderado por los
carteles mexicanos, en el que participan diferentes actores legales e
ilegales, en diferentes estadios de su funcionamiento, con distintos
márgenes de ganancia y en diferentes países.
Tercera, los cambios en el negocio han provocado que ya no se
necesite ser un gran capo del narcotráfico para poder obtener réditos
dentro de esta economía ilegal; ahora existen lo que se llama baby
cartels51 que se ocupan de enviar y comercializar la droga.
Esta atomización de los engranajes del mercado ilegal de las drogas
es liderada por carteles mexicanos como el de Sinaloa, que a través de
emisarios se contactan con productores colombianos que les sirven de
proveedores y custodios de la mercancía que compran. Estos carteles
han llegado a funcionar en el exterior gracias a la contratación de
servicios que ofrecen las Bandas Criminales (Bacrim), colombianas
con presencia y capacidad de control en distintas zonas de Colombia y
la región.
Como ya se mencionó anteriormente, para el presente análisis se
tendrán en cuenta los cuatro eslabones más mencionados por la prensa:
Cultivador– Intermediario–Patrón duro–Cartel. El cultivador es el
encargado de producir la materia prima de la cadena, es decir la hoja de
coca y la pasta base. Los intermediarios, tanto de la parte inferior como
de la parte superior de la cadena, son los mediadores entre una parte de

51 La desaparición de un agente de mercado en el narcotráfico, como los grandes carteles


colombianos, significó una transformación en las estructuras que lo dinamizaron. Ver más
adelante capítulo sobre

173
Capítulo 5

la cadena que desea sacar el máximo de valor agregado y otra que


necesita quedarse con la más alta proporción posible, según Jannson
(2006), su función se describe de forma más adecuada como la de un
corredor. El patrón duro es quien tiene los medios para pagar la
materia prima y procesarla para su exportación. El cartel es el
encargado de sacar la droga del país y distribuirla en los mercados
internacionales. A lo largo de los períodos estudiados, los agentes
como ya lo mencionamos han estado en un lugar y otro de la cadena, el
propósito de esta caracterización es determinar en qué eslabón se ha
desempaño cada uno y en qué período.
En la parte baja del proceso de producción se encuentra el
cultivador de coca, que en gran medida no es más que un campesino,
que agobiado por las adversidades económicas decide cultivar plantas
de uso ilícito. La condición de pobreza que se presenta en el sector
rural colombiano, especialmente en los departamentos fronterizos de
La Guajira, Vichada, Guainía y Vaupés 5, ha generado que el
campesinado se vea obligado a entrar en economías ilegales para poder
garantizar su supervivencia y la de sus familias.
Las relaciones que median entre campesino y el llamado “patrón
duro”, están dadas no sólo por intercambios económicos sino también
por vínculos

Bandas Criminales, en donde en profundidad veremos porque baby cartels fue el nombre que
la Policía dio a los nuevos agentes dinamizadores de la economía del narcotráfico.
5 Según cifras del III Informe del Censo Nacional Agropecuario, no menos de 2.7 millones de
personas, habitantes del sector rural disperso, viven en condiciones de pobreza.
personales. Según Jansson (2006), “… es raro encontrar un campesino
que no muestre estima por su comisionista”, por lo que dicho
comisionista o intermediario es una especie de autoridad protectora que
le facilita los medios necesarios para su supervivencia mientras la
cosecha de coca se da para pagarle.
Mientras a un cultivador de coca se le pagaban 820 dólares por kilo
vendido a guerrillas y autodefensas en los primeros cinco años del siglo
XXI, ellos teniendo la materia prima en laboratorios y cristalizadores le
subían el precio a 9 mil dólares; ese mismo kilo podía llegar a valer en

174
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

Miami entre 25 mil y 30 mil dólares, 80 mil dólares en Nueva York y


150 mil dólares en Tokio (R & Rocio, 2001). El campesino cultivador
de coca es la parte más débil de la cadena de producción del
narcotráfico, la que más sufre las consecuencias de su persecución, y
hace parte de uno de los sectores de la sociedad colombiana más
olvidados y estigmatizados. Sus ganancias respecto a los demás
eslabones son mínimas, y son las condiciones de precariedad en las que
vive lo que lo impulsan a entrar en economías ilegales como el
narcotráfico. Si bien a lo largo del siglo XXI se han implementado
planes de sustitución de cultivos, estos esfuerzos no han sido efectivos
por la falta de presupuesto destinado a ellos y a la dependencia
económica extranjera de los mismos.
La triada campesino-intermediario-patrón duro, se ha estado
transformando. Los intermediarios comenzaron a desaparecer por el
remplazo ordenado desde las partes altas de la economía ilegal en el
país. Las organizaciones inmersas en la cadena de producción, bajo el
rol de patrón duro, han remplazado al intermediario y son ellas ahora
las encargadas de negociar directamente con el campesino los precios
de venta. Si bien unos agentes pagan más que otros, los cultivadores se
ven obligados a venderle a uno solo; justamente al que mayor control
territorial tenga de las zonas donde se dedican al cultivo (Jansson O.,
2006).
El papel de intermediarios entre cultivadores y patrón duro es una
de las funciones dentro del negocio de la droga que más ha estado
relacionada con el conflicto armado, principalmente porque las FARC
han aprovechado su control territorial sobre importantes regiones
donde se cultiva la hoja de coca para financiar su aparato político y
militar. En los años noventa las FARC se dedicaron en varias zonas del
país, especialmente en el Putumayo, a cobrar impuestos a los
comisionistas, patrones duros y transportadores de carga de los
traficantes que compraban la cocaína (Jansson O., 2006)52. Esta
situación hizo que los narcotraficantes vieran en las FARC una amenaza
52 Desde 1999 aproximadamente, las FARC prohibieron los llamados chichipatos
(intermediarios). En: (Vásquez, Claudia Rocío, 2001).

175
Capítulo 5

latente y, encontrando un nuevo apoyo en los paramilitares en las zonas


donde la guerrilla hacia presencia, lanzaron una nueva ofensiva
violenta en contra de esta insurgencia (Jansson et al., 2006). Desde 1997
muchos de los frentes guerrilleros ya consolidados y posicionados se
vieron envueltos en una disputa territorial con los paramilitares que
lanzaron una ofensiva militar hacia los territorios controlados por las
guerrillas. Especialmente las fronteras, las que posteriormente y hasta
el 2005 se convirtieron en las zonas de retaguardia de la insurgencia
(Ávila Martínez, et al., 2012).
La estrategia de reducción de influencia de las guerrillas por parte
de los grupos paramilitares, sumada a la ofensiva del Estado en su
lucha contra las drogas en el país, implicó una baja en los precios de
venta de la base de coca que afectó principalmente al campesino
cultivador. Este, al verse obligado a venderle a uno u otro actor
armado, se vio envuelto en dinámicas de violencia no sólo armada sino
psicológica y económica. En los territorios controlados por la guerrilla
de las FARC, el cultivador se vio obligado a venderle sólo a este nuevo
comisionista, que pagaba un poco más que los paramilitares, pero no
siempre contaba con el dinero para pagar de manera inmediata. La
obligación del campesino muchas veces era guardar la mercancía en
caletas hasta que la guerrilla pudiera pagarle, o en el mejor de los casos
vender la mercancía y recibir sólo la mitad del pago en una primera
transacción económica, dejando el resto para un pago futuro (Jansson
O., 2006).
Debido a su poderío militar y el control del territorio, la guerrilla
también se impone frente al cartel de droga al que le vende su
producción (Jannson, et al., 2006):

(…) Mediante una diplomacia basada en la proyección de aquella


fuerza, las FARC se vuelven capaces de redistribuir el valor
agregado. Igual que los comisionistas, la guerrilla compra la base de
los productores de materia prima y la vende a patrones duros, que en
el negocio con las FARC se encuentran obligados a pagar no sólo
una comisión equivalente a más del doble de la que ofrece al

176
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

comisionista regular, sino también un impuesto que determina el


corredor armado (2006).

Durante el quinquenio 2000-2005, la guerrilla de las FARC asumió el


segundo rol dentro de la cadena del narcotráfico. Se encargó de
comprar la base de coca al campesino para procesarla en sus
laboratorios, y posteriormente venderla a sus socios en el negocio. Se
sabe que mantuvo relaciones comerciales ilegales con el cartel del
Norte del Valle (diario El Tiempo, 2005), y con emisarios del cartel de
Tijuana (diario El Tiempo, 2001), que tenían que ver con cultivos y
rutas para el tráfico interno.
Las coaliciones entre las FARC y carteles del narcotráfico
mexicanos se referencian en prensa desde el año 2000, cuando las
autoridades colombianas y mexicanas establecen nexos entre las FARC
y el cartel de Tijuana. Tras las captura de Ludwing Páez Muñoz
miembro de la red colombiana de los Charry Guzmán; se establece la
conexión entre la guerrilla y los carteles mexicanos (diario El Tiempo,
2001).
La venta de cocaína en aquel entonces ( 2000 a 2005) le permitió a la
guerrilla, además de obtener una renta neta del negocio, conseguir el
armamento necesario para mantener el control y la fuerza en los
territorios donde hacia presencia. En el departamento de Guainía las
FARC cambiaban cocaína producida en sus laboratorios por armas, que
Fernandinho –uno de los principales capos de la droga de Brasil, según
las autoridades– les hacía llegar a Barranco Minas utilizando
paracaídas lanzados en pleno vuelo con el armamento de procedencia
jordana (diario El Tiempo, 2001).
En este primer período establecido, otro de los actores relevantes
que operó como intermediario y patrón duro a la vez, fue el de los
grupos paramilitares aglutinados alrededor de las Autodefensas Unidas
de Colombia. La confirmación del narcotráfico en el paramilitarismo,
logró que el fenómeno dejara de verse como resultado de la falta de
presencia del Estado en zonas del país donde grupos de autodefensa se
cuidaban de ser objeto de extorsión y amenaza por parte de las

177
Capítulo 5

guerrillas. La participación en el tráfico de drogas ilícitas contribuyó a


que desde 1997, las autodefensas se proclamaran un tercer actor del
conflicto armado, se atribuyeran representatividad y se encaminaran
hacia la expansión territorial y la búsqueda de reconocimiento político,
organizadas alrededor de la figura de las AUC (Cruz Rodríguez, 2007).
Según Ávila, la expansión paramilitar tuvo dos vertientes: la de
Carlos Castaño y la de los hermanos Carranza. La primera, aliada con
el cartel de Cali y con intensa presencia en Córdoba y Urabá. La
segunda, de los hermanos Carranza, quienes contaban con fuerte
presencia en el centro del país, manteniendo un sólido poder
económico proveniente del negocio de las esmeraldas y la explotación
ganadera (2012). La unión entre estas dos organizaciones terminó en el
control político y administrativo, y en la apropiación de 3.5 millones de
hectáreas de tierra en Colombia, desde la región amazónica –frontera
Colombia y Brasil– hasta la costa Atlántica ( 2012). La expansión
paramilitar dividió sus actividades entre combatir la subversión y
controlar, cuidar y proteger el desarrollo de la industria del narcotráfico
de la que provenían sus principales recursos financieros (Medina
Gallego, 2005).
Tal expansión hizo que se presentara una disputa militar por el
control territorial entre las FARC y las AUC. De acuerdo con Carlos
Castaño, máximo jefe de las AUC en 2002, en una entrevista que le
realizó el diario El Tiempo respecto a la aparición de las Autodefensas
Unidas por Venezuela, afirmó que las AUC ya tenían gente dictando
instrucciones en territorio venezolano. De igual forma habló sobre la
presencia de sus paramilitares en Orito, Putumayo, y sus ocasionales
incursiones en territorio ecuatoriano. Se refirió además a la presencia
que llegaron a tener en Panamá, hasta la provincia de Yape (Soto
Martha & Restrepo, 2002).
A pesar de la expansión, hubo una ruptura interna dentro de la
estructura paramilitar. Carlos Castaño su jefe máximo, señaló y
sentenció a alias Ernesto Báez, uno de los jefes políticos de las AUC;
así como a alias Javier Montañéz, jefe del Bloque Central Bolívar y a

178
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

alias Rafa Putumayo jefe del Frente Sur Putumayo, por nexos con el
narcotráfico (diario El Tiempo, 2002).
El control absoluto que el bloque comandado por Carlos Mario
Jiménez alias Macaco ejercía sobre el robo y la comercialización de
gasolina en el Magdalena Medio, especialmente en Barrancabermeja,
importante ciudad petrolera del departamento de Santander, era de vital
importancia para el ciclo de mercado en la producción de coca. Le
vendían la gasolina a familias pobres o a través de intermediarios y
gasolineras, ubicadas a lo largo de la Troncal de la Paz para ser usada
como insumo de producción de base de coca en sus laboratorios ( 2005).
Este bloque terminó por separarse de las AUC después de que Carlos
Castaño dejara de estar a la cabeza de la organización el 31 de marzo de
2004. Sin embargo, como bloque independiente mantuvo lazos con las
AUC, lo que permitió que se sentasen en la mesa de negociaciones
liderada por las AUC en Santa Fe de Ralito, Córdoba.
Otro de los denunciados por el ex jefe paramilitar Carlos Castaño
fue alias Rafa Putumayo. Este cuadro militar fue el encargado de la
llegada de las AUC (1997) al departamento del Putumayo en el sur del
país. Llegó a Puerto Asís con veinte hombres, que en 1998 pasaron a
ser cien. Allí cometieron masacres en La Dorada para tomarse el
pueblo y delinquir con grupos urbanos en las veredas de El Placer, La
Esmeralda, Los Venados, Las Brisas, San Isidro, Costa Rica, El
Bañadero, Las Vegas, Los Ángeles y Puerto Amor, lugares en los que
instalaron bases militares (Verdad Abierta, 2010).
Según la Fiscalía colombiana, desde 2002 este frente comenzó a
depender del Bloque Central Bolívar, aunque a la cabeza continuó Rafa
Putumayo y su segundo, alias Daniel. Pero las políticas del frente
cambiaron y comenzaron a dedicarse no sólo al combate contra la
guerrilla –que mantenía una fuerte presencia en zonas de Caquetá,
Nariño y Putumayo–, sino que comenzaron a dedicarse al cobro del
gramaje y al cuidado de los camiones que transportaban la droga hasta
la frontera con Ecuador (2010).
Las preocupaciones de Carlos Castaño respecto a la relación que
comenzaban a tener las estructuras paramilitares con el narcotráfico, se

179
Capítulo 5

fundamentaban en la intensión que él mantenía de negociar la


desmovilización con el gobierno de Álvaro Uribe.
Para el momento de la desmovilización, el mapa 1 muestra donde
estaban ubicados los distintos bloques y frentes de las AUC respecto a
cultivos:
Mapa 1. Presencia y cultivos de las AUC antes de su desmovilización

Fuente: diario El Tiempo, 2004. Procesado por Fundación Paz y Reconciliación.

Con la presión ejercida desde Norteamérica y la inclusión de varios


de sus jefes en la lista de narcotraficantes, se puso sobre la mesa la
posibilidad de un proceso de paz entre el gobierno y los paramilitares.
Para 2001, antes de la división de algunos de sus bloques, las AUC
manejaban anualmente unos 150 mil millones de pesos, fruto de su

180
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

participación en el cultivo, procesamiento, transporte y vigilancia de


cultivos de uso ilícito (diario El Tiempo, 2001).
El mapa de incursión, por parte de las AUC, muestra que las
ofensivas contra la guerrilla fueron realizadas con el objetivo de
desterrarla de las zonas estratégicas para el negocio. Fue el caso del sur
de Bolívar, Catatumbo en Norte de Santander, Serranías del Perijá y
San Lucas en el Cesar, junto a la Sierra Nevada de Santa Marta (diario
El Tiempo, 2001).
El gobierno de Álvaro Uribe decidió negociar con las AUC. Se
declaran en cese de hostilidades el 29 de noviembre de 2002 y las
negociaciones comienzan el 15 de julio en Santa Fe de Ralito, Córdoba,
con la firma de un acuerdo (diario El Tiempo, Redacción Nacional,
2003). La desmovilización comenzó con 873 miembros del Bloque
Cacique Nutibara al mando de Diego Murillo Bejarano, alias Don
Berna, en el departamento de Antioquia a finales de 2003 (diario El
Tiempo, Redacción Nacional, 2003). Y si algo llegó a controvertirse,
fue el inicio de las desmovilizaciones sin aún tener un marco jurídico
que dejara claro cuál iba a ser el destino de muchos de los jefes
paramilitares involucrados en el narcotráfico.
Luego de aprobada la Ley 975 de 2005, Ley de Justicia y Paz53, no
terminaron desmovilizados los quince mil paramilitares que dijo Carlos
Castaño tenían en 2002 al inicio de las negociaciones (Soto Martha &
Restrepo, 2002). En 2010 la cifra de “desmovilizados” iba en cuarenta
mil individuos que no se sabe de dónde aparecieron (Gómez Gómez
Abogados, 2010). Los principales líderes paramilitares terminaron
siendo extraditados por narcotráfico, porque presuntamente seguían
delinquiendo desde las cárceles en Colombia. Sin embargo, con esta
decisión el Gobierno Nacional hizo que no respondieran por sus
crímenes cometidos en Colombia ni contaran toda la verdad en un
proceso integral de reparación a las víctimas.
Tras la desmovilización de las AUC en 2006, las FARC comenzaron
a pactar coaliciones de carácter económico con las nuevas bandas
53 Buscaba tres objetivos: penas cortas pero ciertas para los autores confesos de delitos de lesa
humanidad; conocimiento pleno de la verdad, y reparación integral a las víctimas.

181
Capítulo 5

emergentes. Primero, porque estas bandas no tienen un claro propósito


contrainsurgente (diario El Tiempo, Redacción Justicia, 2008) y,
segundo, porque los pactos entre ambos no contemplan patrullajes
conjuntos ni invasión en los territorios de influencia de cada grupo
(diario El Tiempo, Redacción Justicia, 2008).
Hay referencia de pactos en las regiones de Urabá, Cesar y los
Llanos. En el Urabá, los frentes 5, 18 y 58 con Daniel Rendón Herrera,
alias Don Mario –heredero de rutas de los paramilitares–; en el Cesar,
el Frente 37 mantuvo pactos con la Banda de Codazzi; y en los Llanos
orientales, el Frente 43 mantuvo coaliciones con Pedro Guerrero, alias
Cuchillo y Daniel El Loco Barrera (2008). Estos acuerdos, según la
misma Policía (2008), tienen que ver con rutas y tráfico de droga.
Alianzas del mismo tipo han firmado con el ELN en regiones como
Nariño, Cauca y Norte de Santander, zonas especialmente de cultivo
(diario El Tiempo, Redacción Justicia, 2008). Así, las coaliciones
económicas resuenan durante casi todo el segundo período – 2006 a
2013– y parte del tercero –2013 a 2015– con las Bacrim. En 2010 el
Frente 36 de las FARC, en Antioquia, hace pactos económicos con los
Rastrojos, quienes debían pagarle a la guerrilla “vacunas” o impuestos
por la cocaína que cruzaba por sus territorios (Redacción Justicia,
2010).
Estas coaliciones hacen parte de la segmentación de los procesos
productivos de los agentes que actúan dentro del mercado. La DEA
junto a autoridades nacionales, y gracias a la información que se logró
salvar de los discos duros en los computadores de los abatidos
guerrilleros alias Raúl Reyes54 –miembro del Secretariado de las FARC–
y de alias Édgar Tovar55 –jefe del Frente 48 e integrante del Bloque Sur
de esta insurgencia– lograron un completo mapa de los negocios, rutas
y alianzas que manejaba la guerrilla para 2010 (diario El Tiempo,
Redacción Justicia, 2010).

54 Luis Édgar Devia Silva, muere el 1º de marzo de 2008 en Santa Rosa de Sucumbíos, Ecuador,
en la Operación militar Fénix.
55 Gabriel Ángel Lozada, muere el 20 de enero de 2010 en Puerto Asís, Putumayo, en la
Operación militar Fortaleza.

182
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

Si bien los Estados Unidos siguen argumentando que las FARC son
el cartel más grande del mundo por el efecto acumulativo de los
cultivos en zonas donde hacen presencia (Gómez Maseri, 2010), las
FARC no son otra cosa que los dueños de los territorios donde la
materia prima para la generación del negocio de la cocaína se produce.
Del proceso de envío final a Centroamérica, EE. UU. y Europa se
encargan otros agentes que actúan en alianzas transfronterizas para
llevar a los centros de consumo el producto para la venta. Pero dada la
condición económica de estas alianzas establecidas en las FARC y las
bandas criminales, los enfrentamientos y las disputas territoriales no
están exentos de las relaciones entre estos actores involucrados en el
negocio del narcotráfico. Desde el año 2011 las FARC y las bandas
criminales, especialmente los Rastrojos, mantuvieron intensos
enfrentamientos en Nariño por el control de territorios y los negocios
que se desprenden de ellos (diario El Tiempo, Redacción Pasto, 2011).
Las bandas emergentes o Bandas Criminales (Bacrim), nacen a
mediados de los años noventa, como resultado de la desaparición de los
dos grandes carteles colombianos y la atomización del mercado de la
droga. Sin embargo, sería hasta el año 2006, con la desmovilización
paramilitar, que una serie de grupos locales serían reconocidos por el
Estado con el nombre de Bandas Criminales.
Bacrim es un término usado por la institucionalidad para reagrupar a
dos tipos de actores diferentes; esto se intentó llevar a cabo en
Colombia tras la desmovilización paramilitar entre 2003 y 2006, en el
gobierno de Álvaro Uribe. La idea de los altos mandos militares del
gobierno era diferenciarlos de las AUC, y poder así legitimar el proceso
de negociación y desmovilización con estos grupos (Bedoya Lima,
2013). Tal intento fracasó; después de varias investigaciones se dejó al
descubierto que los jefes paramilitares seguían delinquiendo y
traficando desde la cárcel; incluso antes de ir a prisión dejaron
montadas organizaciones para el control de rutas, como los Urabeños
(2013). Estas estructuras criminales buscaron quedarse con las rentas
ilegales de los paramilitares y ocuparon el vacío de poder que generó
su desaparición en varias regiones del país.

183
Capítulo 5

En 2006 la Organización de Estados Americanos ( OEA), en sus


informes de seguimiento de la Misión de Apoyo al Proceso de Paz en
Colombia (MAPP-OEA), afirmó que el surgimiento de estas estructuras
estaba asociado a tres circunstancias: la primera, reductos de unidades
paramilitares que no se desmovilizaron; la segunda, el reagrupamiento
de desmovilizados en bandas delincuenciales para ejercer control sobre
territorios específicos en zonas de cultivo de coca y economías ilícitas;
y tercera, la aparición de nuevos actores armados y/o fortalecimiento
de algunos ya existentes en zonas abandonadas por grupos
desmovilizados (Fundación Paz y Reconciliación, Documento de
trabajo, 2014). De lo anterior, se comprende que existan los llamados
“grupos rearmados”, en los que actuaban o actúan mandos medios y
desmovilizados de las AUC que reincidieron en acciones armadas y
criminales; bandas emergentes conformadas por organizaciones
criminales que ya existían, y se visibilizaron cuando comenzaron a
operar en las zonas que antes estaban bajo el dominio de las AUC; eran
sometidas y trabajaban para esa estructura armada, pero tras la
desmovilización emergieron; y las bandas disidentes que se
caracterizan por estar tener integrantes no desmovilizados de las AUC
(Área de desmovilización, desarme y reintegración. Comisión Nacional
de Reparación y Reconciliación, 2007).
Una de estas bandas criminales es la de los Rastrojos. Surge de la
desintegración del cartel del Norte del Valle; el último gran cartel de la
droga en Colombia comenzó a fracturarse después de la muerte de su
líder Orlando Henao, el 13 de noviembre de 1998 en la cárcel La Picota
de Bogotá, resultado de la venganza por la muerte de Hélmer Pacho
Herrera, ordenada por Henao el mismo año de su asesinato. El cartel
quedó divido en dos facciones. La primera, acaudillada por Lorena
Henao con la colaboración del Wilber Varela, alias Jabón, jefe de
sicarios de los Henao y el ex coronel de la Policía Danilo González. La
segunda, integrada por Luis Hernando Gómez Bustamante, alias
Rasguño; Víctor Patiño Fómeque, alias El Químico, y Diego Montoya
Sánchez, alias Don Diego (diario El Tiempo, Judicial, 2012).

184
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

Estas dos facciones se enfrentaron entre finales de 2003 e inicio de


2004, dejando mil muertos entre el norte del Valle y la ciudad de
Pereira, en el departamento de Risaralda (diario El Tiempo, 2007). Los
motivos de fondo de la confrontación entre el brazo armado de Jabón,
los Rastrojos56 y los Machos de Don Diego, fueron apoderarse del
control de los municipios del norte del Valle, por ser esta una zona
estratégica para cultivar plantas de uso ilícito, y para la instalación de
laboratorios para el procesamiento de cocaína (diario El Tiempo, 2007).
Mapa 2. Rutas de tráfico de cocaína, 2003

Fuente: Fundación Paz y Reconciliación (diario El Tiempo, 2003).

El mapa 2 muestra la ruta por la que los Rastrojos sacaban la droga


por el océano Pacífico hasta EE. UU. Mediante una coalición con las
FARC por un lado, y las AUC por el otro, los cargamentos con la droga

56 Los Rastrojos nacen en Venezuela en 2004 y de allí se trasladan a territorio colombiano.


Danilo González quien fuera coronel de la Policía, fue el encargado de trasladar los hombres
de alias Varela, líder del cartel del Norte del Valle, hacia el vecino país con el objetivo de
crear una base social y preparar el terreno para la llegada de su jefe a ese país. El 25 de marzo
de 2004, el ex coronel Danilo González fue asesinado en su oficina en Bogotá, desde donde
tramitaba el traspaso de sus bienes a nombre de sus hijos y de su esposa antes de su entrega a
la DEA. Se presume que hombres bajo el mando de Don Diego, en alianza con paramilitares
de los Llanos, habrían sido los autores del crimen. En: Ávila Martínez, La frontera caliente
entre Colombia y Venezuela, 2012.

185
Capítulo 5

se sacaban desde el Caquetá a puertos improvisados en la costa


Pacífica (diario El Tiempo, 2003).
En el 2004 las autoridades le incautaron a Don Diego propiedades
por un valor de 130 millones de dólares (2007). Estaba sindicado por
autoridades federales de los EE. UU. de introducir a ese país más de mil
toneladas de cocaína utilizando puertos ecuatorianos y mexicanos, en
especial los controlados por el cartel de Tijuana (diario El Tiempo,
Redacción, 2007).
Como muestra el mapa 3, los tentáculos del cartel del Norte del
Valle también se movían por la costa Caribe para hacer llegar la droga
a los Estados Unidos y Europa. La fuerte ofensiva, ordenada por el
gobierno en la costa Pacífica, hizo que la ruta por el Caribe fuera otra
opción para el cartel del Norte del Valle, en cabeza de Don Diego.
Según las autoridades, lo increíble resultó ser que esta ruta no fuera
detectada aun cuando pasara por la principal troncal que conduce hacia
el Caribe colombiano, en donde el kilo de cocaína puesto allí llegó a
valer 20 millones de dólares, 180 millones en EE. UU. y 230 millones en
Europa (diario El Tiempo, Redacción Justicia, 2006).
Mapa 3. Rutas de tráfico de cocaína, 2006

Fuente: Fundación Paz y Reconciliación (diario El Tiempo, Redacción Justicia, 2006).

186
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

Teniendo un negocio tan rentable a sus pies, Don Diego fue


capturado en el municipio de Zarzal, Valle del Cauca, el 10 de
septiembre de 2007. Dos meses después de su captura, se pudo
establecer que en Colombia poseía mil predios, a nombre de familiares
y una amplia red de testaferros.
Wilber Varela inició su avanzada económico-militar por apoderarse
de los espacios dejados por el capo. Comenzó por apoderarse de las
rutas que controlaba Don Diego, en especial las relacionadas con la
mafia mexicana. Desde su centro de operaciones en Venezuela, el
nuevo capo del narcotráfico coordinó las operaciones que le ayudarían
en su cruzada; incluso logró alianzas con el ex socio de Don Diego,
alias Macaco, para desplazar de Medellín las estructuras armadas del
ex jefe paramilitar Don Berna (2007).
El tiempo no le alcanzó al capo y fue asesinado el 30 de enero de
2008; cinco meses después de la caída de su rival Don Diego. La orden,
la dio su jefe de finanzas Luis Enrique Calle Serna, uno de los
hermanos Comba, y la ejecutó Diego Pérez Henao, alias Diego
Rastrojo (diario El Tiempo, Redacción Justicia, 2012). Se dice que el
punto de quiebre en su relación se dio por las alianzas que mantenía el
capo con Macaco, y con supuestos empresarios del transporte en
Medellín (diario El Tiempo, Unidad Investigativa, 2008), y con la banda
los Nevados, de los Mellizos, para poder copar espacios de la Oficina
de Envigado del ex jefe para Don Berna (diario El Tiempo, 2007).
Tras la traición, Luis Enrique Calle Serna, alias Comba, gestó
alianzas con Daniel El Loco Barrera, narcosocio de los hermanos
Víctor y Miguel Ángel Mejía Múnera, también con Macaco y con
Pedro Oliverio Guerrero, alias Cuchillo, comandante del Frente Héroes
del Guaviare de las AUC, quien no ingresó al proceso de paz con el
gobierno de Uribe (diario El Tiempo, Unidad Investigativa, 2008).
Estas alianzas dieron pie para que el nuevo jefe de los Rastrojos
emprendiera un plan expansionista en el país, aun cuando ya manejaba
laboratorios en Nariño y Putumayo, de donde sacaba cocaína hacia los
puertos de Tumaco y Buenaventura en furgones con capacidad hasta de
setecientos kilos (diario El Tiempo, Redacción Justicia, 2009). La idea

187
Capítulo 5

era absorber reductos de las bandas menos poderosas, para acrecentar


su poderío en zonas como Chocó, Valle del Cauca, Cauca, y los
departamentos de Nariño y Putumayo.
La fuerza con la que acumularon poder los Rastrojos se mermó tras
el anuncio de una posible entrega por parte de los Comba a la justicia
norteamericana. Se conoció que la negociación comenzó a gestarse en
octubre de 2011, para finalmente, ser un hecho en mayo de 2012. No
obstante, antes de su sometimiento en febrero de 2012, los hermanos
Comba pactaron con el Clan Úsuga –la otra gran banda criminal–,
repartirse el control de zonas en el país. Detrás del pacto estaba la
intención de mantener un bajo perfil frente a las autoridades que
perseguían a las bandas, puesto que antes del acuerdo su guerra por el
control de territorios ya había dejado en el país unos dos mil muertos
(diario El Tiempo, Redacción Justicia, 2012).
Finalmente, la fuerza de los Rastrojos se fue extinguiendo tras la
entrega de los hermanos Comba a la justicia estadounidense, y el
sometimiento a la justicia de Diego Rastrojo. El 2012 fue el año en el
que esta organización criminal acumuló más fuerza con 2.085 hombres,
que se redujeron a 810 para finales de 2013. Su acumulado territorial
fue cooptado por otras organizaciones criminales, principalmente por el
Clan Úsuga, con quienes se repartieron zonas antes de la desaparición
de sus líderes.
Los Rastrojos se atomizaron en varias facciones distribuidas en el
país, pero sin un poder central que las liderara. Actualmente, ex
miembros de esta estructura se dedican a mover redes sicariales y de
cobro en Europa. En el exterior estas redes ofrecen servicios de
secuestro, extorsión, hurto y homicidio al mejor postor, en especial a
grupos de narcotraficantes colombianos, mexicanos y a las mafias rusa
e italiana (diario El Tiempo, Redacción Justicia, 2014).
La otra banda criminal que ha alcanzado suficiente poder para
obtener figuración nacional y ser un actor relevante del narcotráfico, se
denomina Clan Úsuga o los Urabeños. Por nueve años fue conocida
como los Urabeños, cambió de razón social en 2014 ante la opinión
pública por solicitud de Juan Manuel Santos, cuando en calidad de

188
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

candidato-presidente, recorrió la región del Urabá antioqueño,


solicitando al comandante general de la Policía colombiana, José
Roberto León Riaño, se le dejara de llamar así a la estructura criminal
más poderosa de Colombia: “… le voy a pedir al director de la Policía
que a ese grupo criminal se le cambie el nombre de Urabeños porque
eso estigmatiza a una región que le ha dado tanto al país” (diario El
Tiempo, Redacción Política, 2014).
Esta estructura criminal y narcotraficante tiene sus orígenes en las
AUC y la línea Castaño dentro de ella. Como lo mencionamos
anteriormente, en 1997 la orden fue quitarle el negocio de la coca a las
FARC, y los departamentos de Meta y Guaviare estaban en los planes
de los paramilitares, para lo que crearon el Bloque Centauros liderado
por Miguel Arroyave, alias El Arcángel, quien organización criminal
los Urabeños, en alusión a su lugar de origen.
Las finanzas del bloque estaban bajo el control de Daniel Rendón
Herrera, alias Don Mario, sin embargo tras varios asesinatos y ajustes
de cuentas entre los líderes del Bloque Centauros, se desmovilizó con
el Bloque Élmer Cárdenas de las AUC, que operaba en el departamento
del Chocó y era comandado por su hermano Freddy Rendón, alias El
Alemán. Al momento de su desmovilización jamás se le relacionó con
el Bloque Centauros. No obstante en el Urabá no sólo encontraría un
escondite y un punto estratégico para el negocio, también hallaría la
oportunidad de controlar las rutas del narcotráfico y la extorsión en la
región (2012).
Vicente Castaño desaparece en marzo de 2007 y Don Mario decide
reclutar antiguos integrantes del Élmer Cárdenas y reorganizar las
redes de narcos en toda la región del Urabá ( 2009), convirtiéndose así
en el principal jefe de los paramilitares no desmovilizados, conocidos
como las Águilas Negras, y las Autodefensas Gaitanistas de Colombia
(Verdad Abierta). Con dicho ejército llegó a desplazar a Don Berna de
sus tradicionales zonas de influencia en Córdoba y entró en guerra con
la banda los Paisas, una de las tantas caras de la Oficina de Envigado
(diario El Tiempo, Redacción, 2009). Rendón quedó al mando de los
espacios que antes ocupaban los desmovilizados y extraditados a

189
Capítulo 5

Estados Unidos, Salvatore Mancuso, Diego Fernando Murillo


Bejarano, Don Berna y Ramiro Vanoy Murillo, Cuco (2009).
Contratando los servicios de la banda emergente de la Alta Guajira
en cabeza de Arnulfo Sánchez González, alias Pablo, se apoderó de la
ruta que desde la Alta Guajira llevaba la droga directamente hacia los
EE. UU., como muestra el mapa 4.
Mapa 4. Rutas de tráfico de cocaína, 2008

Fuente: Fundación Paz y Reconciliación (diario El Tiempo, Redacción, 2008).

El dueño de la ruta era Don Mario pero quienes custodiaban la


droga hasta su embarque eran la banda local de Pablo. Así lo confirmó
el jefe del área de Interdicción de Antinarcóticos, el teniente coronel
Jorge Luis Ramírez Aragón, después de la incautación de cien bultos
dentro de un vehículo marca Ford 350, que contenían veinticinco
paquetes de un kilo de cocaína cada uno; las 3.5 toneladas de droga
estaban listas para su embarque en lanchas go fast en el puerto de
Chimaré, Alta Guajira (diario El Tiempo, Redacción, 2008). La
capacidad de influencia de este narcotraficante en las instituciones
colombianas fue renombrada por los medios. Casos de infiltración
desde la Policía, pasando por el Ejército hasta el jefe de fiscalías de
Medellín, Guillermo León Valencia Cossio, quien actualmente es

190
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

condenado por segunda vez por la Corte Suprema de Justicia por usar
su poder en favor de la estructura criminal de Don Mario, y por
“engavetar” investigaciones en contra de otros narcos como John
Freddy Manco Torres, alias el Indio (Periódico La Nación, 2015).
La historia criminal de Don Mario en Antioquia –incluida
Medellín–, Córdoba, Chocó y Meta, terminó en abril de 2009, después
de que un operativo de más de seiscientos policías logró su captura en
el municipio de Necoclí, en el Urabá antioqueño. Cómo herederos de la
zona de Urabá quedaron los hermanos Úsuga, con Henry de Jesús
López, alias Mi Sangre. Los hermanos Úsuga proceden de una familia
poderosa, respetada y temida de la zona, su ligazón con la violencia en
Colombia está escrita en la historia de violencia en el país.
En la expansión de este grupo criminal también jugó un papel
importante Maximiliano Bonilla, alias Valenciano, jefe de la Oficina de
Envigado desde 2009, tras la extradición de Don Berna y la captura de
la mayoría de sus herederos en 2008. Como muestra el mapa 5, este
grupo criminal manejaba el tráfico de droga que desde Colombia salía
rumbo a Jamaica, Guatemala, Honduras y México (diario El Tiempo,
2010).
Mapa 5. Rutas de tráfico de cocaína, 2010. Oficina de Envigado

Fuente: Fundación Paz y Reconciliación (diario El Tiempo, Redacción, 2008).

191
Capítulo 5

La coalición criminal de los Úsuga con Valenciano, permitió su


expansión a noventa y cinco municipios de ocho departamentos del
país, el control de gran parte de la cadena de valor del negocio del
narcotráfico y contactos y operaciones en Centroamérica y el Caribe
(Verdad Abierta, 2012). Con cerca de 1.600 delincuentes y 2.500 armas,
cobraban 16 mil dólares por kilo que lograban pasar a el país vecino de
Panamá; la cocaína en Colombia costaba $ 2’600.000 pesos
colombianos, 40 mil dólares en México y 80 mil dólares en Miami
(diario El Tiempo, Redacción Justicia, 2012).
El 27 de noviembre de 2011 fue capturado en Venezuela alias
Valenciano. El gobierno de Hugo Chávez, anunció a través de su
ministro del Interior, Tareck El Aissami, que el delincuente iba a ser
extraditado a los EE. UU. porque allí era donde se le requería por
vínculos con organizaciones criminales de Colombia y México (diario
El Tiempo, Redacción Justicia, 2011). Y el 1º de enero de 2012 el
proyecto de expansión se vio fuertemente frenado, ahora por cuenta de
la muerte de Juan de Dios Úsuga en medio de un operativo de la policía
antinarcóticos, en la finca Casa Verde, municipio de Acandí, Chocó,
donde se encontraba festejando el Año Nuevo; alias Giovanni cayó
abatido en el operativo junto a otros cuatro de sus colaboradores ( 2012).
El nuevo capo de la organización desde aquel entonces es el
hermano de Giovanni, Darío Antonio Úsuga, alias Otoniel, nacido en
Turbo, junto a alias Mi Sangre, de igual manera desmovilizado con el
Bloque Centauros. Con él en el poder la organización firmó la tregua
con los Rastrojos en 2012, aunque según la prensa la repartición de los
territorios ya había sido pactada por alias Giovanni. Desde su
comandancia la organización ha logrado mantener alianzas con las
FARC y los Rastrojos. Estas alianzas han llevado a expandir su
influencia en zonas como Buenaventura en el Valle del Cauca, Norte
de Santander y los Llanos orientales. Absorbieron las rutas de los
Rastrojos y las FARC, e incluso varios de sus miembros en zonas como
Tumaco y el Bajo Cauca antioqueño (EFE, 2013).
La expansión de la organización miraba hacia territorios controlados
por lo que quedaba de los Rastrojos y las zonas históricas de la

192
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

guerrilla en el sur del país; si bien como mencionamos anteriormente,


mantenían coaliciones con las FARC en el norte del país, en estas zonas
tras un posible acuerdo de paz entre esta insurgencia y el gobierno, la
toma de zonas como Tumaco y Buenaventura son su objetivo principal.
Su presencia en el extranjero llegaba hasta Europa; en España durante
2014 cae la principal “oficina” de cobro de los Úsuga en ese país, la
Policía de ese país capturó a trece personas en Madrid, Barcelona y
Toledo (Agencia EFE, 2014). La banda no ha parado de crecer, de los
3.866 integrantes de las Bacrim en general que contaban las
autoridades, los Úsuga contaban para 2013 con 2.366 hombres.
Pero el narcotráfico maneja una industria mundial muy importante.
La cadena funciona como una red de redes en las que, se debe decir,
hay agentes que por medio de subcontratación de servicios a otras
redes más pequeñas aseguran el control del proceso productivo.
Identificamos organizaciones encargadas de labores específicas dentro
de la cadena de mercado, unas se encargan de transporte aéreo, otras de
transporte marítimo –bien sea en barco o sumergibles–, redes
encargadas del suministro de insumos para el procesamiento de la coca
en los laboratorios, redes de sicarios y apoyos logísticos en países de
Centroamérica y Europa, incluso redes de informantes dentro de las
instituciones policiales y militares en Colombia.
La red, en un principio, funciona por el gran poder que poseen los
carteles del narcotráfico mexicanos. Estas organizaciones tienen el
control de las rutas y el poder para mover droga hacia EE. UU. y
Europa. Antes de que fuera declarado el fin de los grandes carteles
colombianos, México era el sitio de paso de la droga producida en el
país. En la actualidad, es Colombia la encargada de la producción de
gran parte de la cocaína que los mexicanos comercializan ilegalmente
en los mercados de consumo.
Desde 2008, entre las notas de prensa recopiladas del diario El
Tiempo, se hace una importante referencia a los carteles mexicanos, y
se comienza a relacionar la violencia que padece ese país con carteles
de la mafia colombiana. Según la DEA, la guerra en México es

193
Capítulo 5

producto de la confrontación entre sus carteles a razón de tener la


cocaína que se produce en Colombia (Bedoya Lima, 2008).
Tras la caída de los narcos colombianos en 2008: Chupeta, Jabón,
Los Mellizos y Don Diego, el cartel de Sinaloa en alianza con los
Beltrán Leyva y la familia Carrillo Fuentes, se vieron en la tarea de
recomponer sus relaciones con los nuevos del negocio en Colombia.
Según las instituciones de inteligencia colombiana, la idea de los
mexicanos fue crear alianzas con nuevos grupos emergentes, y Panamá
fue el punto neutral de sus reuniones para concretar negocios ( 2008).
Este tipo de organizaciones tienen misión global y su poder les
permite una alta movilidad por el mundo. De tal manera que su
funcionamiento por medio de redes de colaboradores les permite
desarrollar distintas formas del ciclo de mercado. El patrón de
funcionamiento del período 2004-2011, fue básicamente el de manejar
emisarios suyos para que se contactaran con los proveedores de la coca
en el país, y así gestionaran las técnicas de envío desde el laboratorio
de producción hasta el sitio de embarque, allí otras redes se encargaban
del envío y llegada de los cargamentos hasta los puertos de destino.
El emisario, empresario, o simplemente la conexión en Colombia,
mantiene las fronteras como su espacio predilecto. En estas zonas estos
agentes negocian la compra y venta de la droga, también se asegura la
entrada de dinero y armas que serán usadas como forma de pago por la
cocaína, y el ingreso de insumos químicos necesarios para la
producción. La frontera con Ecuador es una de las más usadas con este
propósito, dada la presencia histórica de campamentos de guerrillas,
paramilitares y, en la actualidad, bandas criminales.
Esta mafia, al construir lazos comerciales con bandas criminales
emergentes para poder garantizar el suministro del alcaloide y las rutas
de salida desde Colombia, ha generado un problema regional en el que
países de Centroamérica como Honduras, Nicaragua, República
Dominicana, Guatemala, e incluso Venezuela, ofician como países de
tránsito, acopio y procesamiento de la droga que va hacia los mercados
que manejan (diario El Tiempo, 2010).

194
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

En vista de la presión ejercida con el Plan Colombia en Suramérica


y el Plan Mérida en Centroamérica, en 2010 el general Julio César
Avilés –miembro del Ejército nicaragüense– reveló que
narcotraficantes colombianos de la Oficina de Envigado, y Don Mario,
del Norte del Valle optaron por llevar la base de coca a países como
Honduras, República Dominicana y Nicaragua para que allí fuera
procesada y posteriormente enviada a Nueva York, Ámsterdam,
Madrid y Barcelona (diario El Tiempo, Redacción Justicia, 2010). Así
se observa en el mapa 6.

Mapa 6. Rutas de tráfico de cocaína, 2010. Cartel del Norte


del Valle, Urabeños, Oficina de Envigado

Fuente: Fundación Paz y Reconciliación (2015).

El ascenso de los carteles mexicanos es uno de los principales


fenómenos que afectan el conjunto del subsistema fronterizo
latinoamericano. En el marco de la investigación, el equipo Colombia
construyó el siguiente mapa (7), en el que se muestra el tipo de
actividades que en el mercado de la droga, se cumplen en cada país y
están bajo el control de carteles mexicanos. En Colombia, se realiza

195
Capítulo 5

tanto la cosecha de los cultivos de uso ilícito, como la operación de


laboratorios para el procesamiento de la droga.

Mapa 7. Influencia de carteles mexicanos en América Latina

Fuente: Fundación Paz y Reconciliación.

La manera en que estas redes, al servicio del negocio liderado por


los mexicanos funcionan, quedó en evidencia en 2010, cuando la
Operación Fronteras –un operativo ejecutado en diez países por la
Policía de Colombia y la DEA de los EE. UU.– reveló uno de los
andamiajes dentro del ciclo de mercado en los que estuvo involucrado
el cartel de Sinaloa. Fueron capturados veintiún extraditables entre los
que se encontraban pilotos e integrantes de bandas emergentes
colombianas (diario El Tiempo, Redacción Justicia, 2010). Los doce
pilotos capturados hacían parte del denominado “cartel de los Pilotos”,
que controlaba las rutas especialmente desde el Pacífico, como se
observa en el mapa 8. Ellos se encargaban de custodiar y llevar a su
destino final la droga producida en Colombia, tenían una flotilla de

196
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

veinticinco aviones en los que la introducían a México, Panamá, Costa


Rica, Nicaragua, Guatemala, Honduras, República Dominicana y
Venezuela (diario El Tiempo, Redacción, 2010).
Mapa 8. Rutas de tráfico de cocaína, 2010

Fuente: Fundación Paz y Reconciliación (Redacción El Tiempo, 2010).

Mientras los colombianos miraban hacia el Cono Sur del continente,


donde se instalaban los jefes y lavaban su dinero, el cartel de Sinaloa
ponía sus ojos con más fuerza en Colombia. Aunque las autoridades en
el país habían negado la presencia del cartel en territorio nacional, lo
cierto era que manejaban enlaces para el negocio en Bogotá, Medellín,
Cúcuta, Nariño y Buenaventura (Unidad Investigativa, 2013).
La avanzada de los carteles mexicanos pretende apropiarse del
negocio de manera directa por tres factores. El primero, es la baja en la
calidad de la droga que están recibiendo los mexicanos; según un
agente de inteligencia “… debido a la guerra frontal de autoridades
contra carteles locales, bandas criminales y guerrilla, es más difícil la
producción y los cargamentos son ‘adelgazados’ con otros materiales
para aumentar volumen y cumplir cuotas”. Segundo, los diálogos de
paz han despertado interés por parte del cartel en las zonas que controla

197
Capítulo 5

actualmente la guerrilla. Un influyente dirigente –al que mantienen su


identidad en reserva–, le dijo al diario El Tiempo que en Meta y
Caquetá mandos medios de las FARC les están vendiendo franquicias a
los de Sinaloa. El último factor fue la captura de Jorge Cifuentes Villa,
en Venezuela, emisario que manejaba embarques de los mexicanos
(2013).
Para finales de 2014, el cartel de Sinaloa se ha ido consolidando
como una de las organizaciones criminales más importantes en el
proceso de articulación de esta red global del crimen. En Colombia,
según la Policía Antinarcóticos, la DIJIN e inteligencia del Ejército; el
cartel mantiene a Ismael Zambada, alias El Mayo, socio del Chapo
Guzmán, manejando el negocio en Colombia, controlando el 35 % de la
cocaína colombiana por medio de dos emisarios, alias Jairo Ortiz y
Montiel (diario El Tiempo, Unidad Investigativa, 2015).
El Clan de los Úsuga, comandado por alias Otoniel, es el brazo
armado del cartel en el país, además de su gran socio. Entre ambas
organizaciones hacen envíos hacia Europa y Asia, con repartición de
ganancias en partes iguales. Sus otros dos socios son el jefe del Bloque
Sur de las FARC, y el comandante de la columna guerrillera Daniel
Aldana en Putumayo, Nariño y parte del Cauca (diario El Tiempo,
Unidad Investigativa, 2015). Los encargados de cobrar al cartel de
Sinaloa el dinero producto de la venta de coca de las FARC, es la banda
criminal La Constru. Esta banda está encargada de coordinar acciones
entre el Frente 48 de las FARC, y lo que queda de los Rastrojos en el
sur del país; también coordinaba la seguridad para los laboratorios,
actividades del narcotráfico tales como la comercialización y acopio de
la pasta base de cocaína en uno de los cristalizaderos de la organización
(diario El Tiempo,
Justicia, 2015).
Finalmente, organizaciones como La Empresa, le manejan al cartel
de Sinaloa el 50 % de los envíos de cocaína que salen del puerto de
Buenaventura; así mismo, todos sus socios en el país son
fundamentales –según dice El Tiempo–, para tomarse ocho puertos en
todo el Pacífico, desde México hasta Perú. En documentos de

198
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

inteligencia, citados por el diario, se dice que la droga que sale de los
puertos de Tumaco, Buenaventura y Urabá conforman una red con los
puertos de Perú en el Callao y Talara; con Ecuador en Esmeraldas y
San Lorenzo; y en Guatemala hacia Puerto Quetzal. Allí, un
colombiano es el encargado de coordinar las lanchas rápidas que salen
a alta mar desde Colombia para nutrir barcos pesqueros que también
parten desde Cartagena, con capacidad de hasta 600 kilos de cocaína en
su interior (diario El Tiempo, Unidad Investigativa, 2015).
Las Bacrim colombianas no sólo les sirven de proveedores y
cuidadores de la mercancía que compran los carteles mexicanos,
también se han convertido en su tentáculo en el exterior. Gracias a la
contratación de servicios que ofrecen las Bacrim con presencia y
capacidad de control en distintas regiones de África y Europa, son los
colombianos quienes dinamizan el mercado ilegal de droga en estas
regiones del mundo (Gómez Maseri, 2007).
Desde 2006, autoridades colombianas y estadounidenses prendieron
las alarmas sobre el aumento de consumo en Europa y la posibilidad de
una epidemia histórica, que de no controlarse llevaría al fracaso de los
esfuerzos hechos por ambas naciones por reducir cultivos ilícitos y el
narcotráfico en Colombia (Gómez Maseri, Sergio, 2006). El 50 % de la
coca producida en el país, y un 80 % de la cocaína procesada en el
continente que no tenía como destino EE. UU, mantenía como mercado
final el europeo emergente, mucho más rentable y seguro para los
narcos que el mismo norteamericano (Gómez Maseri, 2006). Rentable,
porque mientras un kilo de cocaína se cotizaba entre nueve mil y 40 mil
dólares americanos, en Europa el rango de precios estaba entre 38 mil y
77 mil dólares (2006). Y seguro, porque desde que se redoblaron los
esfuerzos de interdicción en el Pacífico y en el Caribe, la vigilancia en
el Atlántico entre Suramérica y el occidente de África, ha sido mucho
menor y los traficantes lo han sabido aprovechar (diario El Tiempo,
2009)
El mapa 9 muestra la ruta sale de Colombia con destino Europa:
Mapa 9. Rutas de tráfico de cocaína, 2007

199
Capítulo 5

Fuente: Fundación Paz y Reconciliación (Gómez Maseri, 2007).

Las autoridades estadounidenses apuntan a formular que desde


Venezuela se realizan la mayor parte de los envíos hacia África, donde
se almacena la droga que sube hasta las capitales europeas. La droga
llega hasta Marruecos en camiones y desde allí es transportada en
barco hasta Barcelona y Rotterdam; también se utiliza la vía aérea
hacia aeropuertos clandestinos en España y Portugal (Gómez Maseri,
2007).
Como muestra a continuación el mapa 10, hay otra ruta que usan los
narcotraficantes para llevar droga hacia Europa, vía África. La
“Autopista 10”, denominada así por las autoridades, es la ruta hacia
África que emplean los narcotraficantes para sacar droga por Manaos,
Brasil, y las Guayanas. Lanchas rápidas y pequeñas avionetas se
mueven entre trescientos y mil millas mar adentro, para hacer el
transbordo a buques pesqueros que emprenden su viaje hacia el
continente africano (diario El Tiempo, 2009). La organización
narcotraficante los Zetas, estructuras dominicanas en alianza con La
Familia, el Cartel de Sinaloa y las Bacrim colombianas pretendían
controlar esa ruta; por lo que en la región del Zulia, en Venezuela, y La

200
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

Guajira, en Colombia, se disputaban en 2012 metro a metro los 2.219


kilómetros de frontera (diario El Tiempo, Redacción Justicia, 2012).
Mapa 10. Rutas de tráfico de cocaína y base de coca, 2012

Fuente: Fundación Paz y Reconciliación (diario El Tiempo, Redacción Justicia, 2012).

El tráfico de armas
En Colombia, las armas han sido un recurso ampliamente solicitado.
Numerosos sectores de la sociedad civil han decidido armarse para
alcanzar metas y objetivos de tipo económico, político o personal. Así
lo deja entrever una nota de prensa del 8 de julio de 2001, en la que se
planteaba que:

(…) dentro de los países del mundo que sufren en todas las
formas posibles los efectos devastadores del comercio ilícito de
armas pequeñas y ligeras, Colombia, sin duda, está en los primeros
lugares. Las cerca de dos millones de armas que circulan
clandestinamente en el país, según estimados del gobierno, han sido
indiscutiblemente promotoras de la prolongación del conflicto

201
Capítulo 5

interno y los altos niveles de criminalidad, sin mencionar el número


de vidas que han cobrado (Sandoval Gómez, 2001).

En el país circula una cantidad significativa de armas que no sólo


son utilizadas como una mercancía a ser transada en el mercado negro,
sino que por el contrario tienen un valor en tanto recurso para la
obtención de objetivos y metas mediante el ejercicio de la violencia.
Como se plantea en una nota de prensa publicada el 30 de julio de 2012,
“… las armas ilegales –expertos calculan que hay al menos un millón
circulando en Bogotá– hacen parte de un problema transnacional, pues
los grandes contrabandistas están en el extranjero y los decomisos se
hacen a personas que están en los últimos eslabones de la cadena”
(diario El Tiempo, Redacción Bogotá, 2012).
Si bien las causas de la proliferación de armas se encuentran en el
devenir de la sociedad colombiana, el origen de las armas se encuentra
afuera de las fronteras nacionales, el mercado ilegal de armas en
Colombia se encuentra relacionado con el tráfico global de armas, que
tiene sus orígenes en los países productores: Estados Unidos, China,
Israel, Rusia y Alemania, entre otros.
Durante gran parte del siglo XX, los ojos de la comunidad
internacional estuvieron interesados en el control y prevención de la
proliferación de armamento pesado. En el escenario de la Guerra Fría,
el miedo frente a un desastre nuclear concentró los esfuerzos de las
superpotencias y de los organismos multilaterales en evitar una guerra
con un final catastrófico. Las relaciones entre Estados se hacían a partir
de los alineamientos ideológicos, lo que generó dos grandes bloques de
cooperación: el de los países comunistas apoyados económica y
militarmente por la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas ( URSS),
y el bloque capitalista bajo el liderazgo de los Estados Unidos y la
OTAN57.
Tras el fin del mundo bipolar y la profundización de la
globalización, que implicó un aumento de los flujos comerciales y
migratorios entre países y regiones del mundo, en los albores del siglo
57 Organización del Tratado del Atlántico Norte.

202
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

XXI “… la preocupación por la incidencia de las armas cortas y ligeras


en la violencia cotidiana, en la criminalidad, en el terrorismo y en los
diferentes conflictos a nivel mundial, ha venido ocupando un lugar
cada vez más protagónico en la agenda de la comunidad internacional”
(Oficina Contra la Droga y el Delito-ONU, 2006).
Colombia es un país destino de las armas que son negociadas por las
redes internacionales, que aprovechan la inestabilidad política y la
difícil situación socioeconómica, para obtener rentas económicas
derivadas de este negocio criminal. Al respecto es interesante lo que
plantean Pérez y Ávila:
(…) El comercio ilegal de armas, caracterizado como un delito
transnacional, obedece a un conjunto de factores estructurales que
evidencian modalidades críticas o de deterioro de ciertos órdenes
nacionales; en nuestro país dicho campo delictivo está asociado a las
siguientes causas: desconfianza en las instituciones; crisis de las
relaciones de solidaridad regional o local, que conlleva al uso de las
armas para actividades como la consecución de recursos económicos
para la subsistencia y crecimiento personal y económico;
marginalidad de la economía; crisis de la seguridad nacional (Ávila
Martínez & Pérez Salazar, 2011).

La presencia de estos detonantes, del uso deliberado y masivo de


armas de fuego por parte de los miembros de un orden social, hace que
a lo largo del sistema fronterizo colombiano se hayan generado
múltiples fisuras por donde transitan desde revólveres y pistolas, hasta
arsenales pesados que llegan a manos de grupos de narcotraficantes,
bandas criminales y organizaciones subversivas. Las organizaciones
criminales y los grupos armados ingresan a este tráfico ilegal con la
intención de adquirir armas para desarrollar otras actividades, en las
que se torna indispensable poseerlas para ejercer la amenaza y el
efectivo uso de la violencia. Este desafío a la pretensión del monopolio
de la violencia legítima en manos del Estado, se produce por
motivaciones políticas e intereses económicos criminales. En otras
palabras, la condición de Colombia como país consumidor, responde al

203
Capítulo 5

contexto nacional enmarcado entre el ejercicio de la política a través de


las armas, y la proliferación de mercados ilegales en los que sus
agentes reguladores utilizan estas para controlar el negocio, y sus
dinámicas comerciales a través del ejercicio de la violencia.
Los proveedores u oferentes de las armas de fuego que circulan en
la sociedad colombiana se deslizan entre las dinámicas de lo global y lo
local. Por un lado, se encuentran los grupos de traficantes que
adquieren las armas en el mercado internacional y operan como
intermediarios con los compradores nacionales, constituyendo una
vasta interconexión de carácter mundial que articula diversas regiones
a través de una red ilegal para la compra y venta de armas. Y, de otro
lado están los traficantes locales, quienes ofrecen armas producidas por
la industria militar nacional que son robadas a través de la asociación
con funcionarios o miembros de la Fuerza Pública corruptos, y/o
aliados de organizaciones criminales que aprovechan su presencia al
interior del Ministerio público o las Fuerzas Armadas.
Este tipo de negocios oscilan entre los mercados “blancos”, “grises”
y “negros”. Según el informe sobre el tráfico de armas en Colombia
(2006), de la Oficina Contra la Droga y el Delito de las Naciones
Unidas, esta tipología es reconocida en el mundo y se refiere a la
articulación particular entre lo legal y lo ilegal que sucede en el
mercado global de armas. El mercado blanco es aquel en el que, tanto
la venta como la adquisición de armas se realiza entre fabricantes
privados autorizados o empresas estatales dedicadas a la producción de
armas. Por su parte, el mercado gris hace referencia a aquellas
transacciones en que la venta y la distribución de armas se dan por vías
legales y entre empresas autorizadas, sin embargo tras ello son
desviadas y el destino final de las armas son las organizaciones
ilegales. El mercado negro es aquel en donde todos los pasos de la
transacción se hacen de manera ilegal, puede ser porque los actores
involucrados en la transacción no estén autorizados para la producción
y venta de armas –empresas falsas, fabricantes artesanales, entre otros–
o porque se realiza a través de procedimientos ilegales de tipo corrupto

204
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

–falsificación de firmas, ventas no autorizadas, entre otras– (Oficina


contra la droga y el Delito-ONU, 2006).
Entre los años 2000 y 2015 son varios los casos que muestran la
participación de múltiples actores en el mercado de armas en
Colombia. Redes de traficantes de diversos países introducen armas al
país que provienen de diferentes lugares del planeta. Algunos se dan a
la tarea de negociar grandes arsenales provenientes de países
productores, entre los que se destacan Rusia y China, otros ingresan
armas compradas de manera legal en el flexible mercado
norteamericano y son traídas en pequeñas cantidades, mientras que
otros traficantes negocian armas en regiones donde existe un excedente
causado por viejas guerras civiles o conflictos armados ya terminados,
tal y como sucede en Centroamérica.
El período comienza con una transacción del mercado gris, en la
que se realizó una triangulación entre el Gobierno de Jordania, el
Gobierno del Perú y la guerrilla de las FARC. En este caso, diez mil
fusiles AK-47 fueron legalmente comprados al reino de Jordania por el
Gobierno peruano entre 1999 y 2000. Sin embargo, al momento de
realizarse la entrega, una red de corrupción dedicada al tráfico de armas
y drogas, que dirigía el ex jefe de servicios secretos del condenado ex
presidente Alberto Fujimori, Vladimiro Montesinos, desviaba el
armamento hacia la guerrilla colombiana de las FARC (diario El
Tiempo, 2001).
Esta compleja red en la que había jordanos y peruanos, se
complementó con ciudadanos colombianos, quienes eran el enlace con
la guerrilla de las FARC, y estaban encargados de coordinar la forma y
el lugar de la entrega de los fusiles. Por último, en una nota de prensa
del año 2002 se habla de la captura de dos ciudadanos israelíes
vinculados a la red que dirigía Montesinos. “La justicia peruana los
acusa de una presunta participación en una operación clandestina de
tráfico de armas entre 1999-2000 para las FARC, y por el cobro de
comisiones ilegales en la adquisición de aviones rusos MIG-29 hecha
por Perú en 1996” (diario El Tiempo, AFP, 2002).

205
Capítulo 5

Pero la presencia de traficantes de armas en Perú, para los que sus


mercaderías ilegales tienen como destino Colombia, va más allá del
caso concreto en el que se vio involucrada la red que trabajaba con
Montesinos y Fujimori. En una nota de prensa de 2004, sobre el caso de
un indígena que traficaba armas para las FARC, los enlaces eran un
grupo de militares y ciudadanos peruanos. Al hablar sobre un
cargamento de munición, la nota señala que “… 1.345 cartuchos, a los
que se refería en una grabación, eran para fusiles AK-47, los trajo de
Iquitos. Esto lo obtuve de los civiles peruanos, alias Yango, Tarzán, y
Choro, y ellos los obtienen de miembros activos del Ejército del Perú”
(Lozano, 2004).
En el año 2003 se presenta un caso que ilustra sobre los alcances
globales del mercado ilegal de armas. Luego de año y medio de
investigación sobre la venta de armas a Al Qaeda, realizado por varios
cuerpos de inteligencia de países europeos, entre los expedientes
estudiados afloró el tema de Colombia, en particular el de los grupos
paramilitares de las AUC. Al parecer, “… Simón Yelinek –o Yelnik–,
el mismo israelí que está detenido en Panamá por venderle tres mil
fusiles al jefe de las autodefensas, Carlos Castaño, sería el contacto del
grupo Al Qaeda para la compra de misiles tierra-aire, entre otras armas,
en Centroamérica” (diario El Tiempo, 2003).
Esta red funciona a partir de la articulación entre los procesos
globales, con las dinámicas regionales y locales, siendo necesaria la
participación de eslabones o intermediarios que operan a mediana y
pequeña escala entre los productores o grandes traficantes de armas, y
los consumidores finales que las destinan para ser utilizadas como un
recurso para la obtención de unos objetivos particulares. Otra nota de
2003 que muestra un grupo de enlaces intermedios es aquella titulada
“Capturados traficantes de armas”, publicada el 13 de febrero en el
diario El Tiempo. En las ciudades fronterizas de Ipiales en Colombia y
Tulcán en Ecuador, fueron capturados “… dos hombres y dos mujeres
que servían de enlaces a los grupos que trafican con armas, municiones
y explosivos en la frontera entre Colombia y Ecuador” (diario El
Tiempo, 2003). En los operativos, se les decomisaron 600 estopines

206
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

eléctricos, más de 400 metros de cordón detonante, tres granadas, dos


armas y 700 cartuchos para armas de fuego de distinto calibre.
Armas que son producidas en China, Estados Unidos o Rusia, son
traficadas por mafias u organizaciones criminales que actúan con sede
en Italia, Jordania o Centroamérica, y son ingresadas al territorio
colombiano por enlaces propios que actúan en los países vecinos. Una
nota que refleja la presencia de traficantes en Centroamérica fue
publicada el 26 de septiembre de 2004. En ella se habla de un operativo
conjunto de la Policía, Fiscalía y la Armada, en el que desarticularon
una red internacional de tráfico e intercambio de drogas por armas que
tenían como destino Colombia, grupos armados ilegales en concreto.
“La operación se realizó en Bogotá, Cartagena, Medellín y San Andrés
donde fueron capturadas once personas, con contactos en Panamá,
Honduras y Nicaragua” (diario El Tiempo, 2004).
Pero, como el caso Montesinos lo permite establecer, muchas veces
el tráfico de armas se hace con la participación activa de altos mandos
o funcionarios de algún Estado58, quienes aprovechan su posición
privilegiada para realizar negocios ilegales. Este tipo de corrupción es
mucho más complejo que la simple aceptación de un soborno, puesto
que las personas que poseen algún cargo en el Estado pueden
encargarse de la obtención o desviación de las armas, a través de la
falsificación de documentos confidenciales y firmas que los autorizan,
la creación de falsas transacciones, o el simple hurto con un cambio en
los registros oficiales de armas. El 18 de mayo de 2003 hay una nota
que manifiesta lo antes planteado. La secretaria de Drogas del
Ministerio Público en la provincia del Darién, en Panamá, “… fue
detenida junto a cinco personas por pertenecer a una red internacional
de tráfico de armas para insurgentes colombianos” (diario El Tiempo,
2003). Según la Procuraduría panameña, estas personas fueron
capturadas en el marco de una operación encubierta denominada E- 400.
Aunque la nota no permite establecer que hacía en concreto esta
funcionaria, sí se puede señalar que utilizaba su lugar de autoridad en
58 Debe entenderse que estos funcionarios o altos mandos incluyen a gobernantes, burócratas,
militares y policías.

207
Capítulo 5

un tema relacionado con delitos transfronterizos para cometer otro


delito de este tipo, pues pertenecía a un departamento con el objetivo
de combatir el narcotráfico, pero a la vez colaboraba en el tráfico de
armas.
Pero el mercado negro de armas cortas y ligeras en Colombia no
sólo se alimenta de las pistolas, revólveres, fusiles, ametralladoras,
munición y explosivos que ingresan al país las redes internacionales de
traficantes a través de diversas rutas que serán abordadas más adelante,
también existen organizaciones criminales dedicadas a extraer armas de
los arsenales de las Fuerzas Armadas colombianas. Son varios los
casos en los que municiones y armas importadas, o producidas
legalmente por la industria militar nacional, son robadas por grupos
armados ilegales u organizaciones criminales que establecen vínculos o
cooperan con miembros corruptos de las Fuerzas Armadas.
Estas estrategias para obtener armas mediante la participación de
miembros de las Fuerza Pública en el negocio, van más allá del simple
robo o desvío de armas procedentes de los arsenales del Estado. Otras
veces, militares o funcionarios se alían con organizaciones criminales
para traer armamento desde fuera del país, en estos casos cumplen el
papel de autorizadores o representantes legales de las compras, que
luego son desviadas hacia el mercado negro. Es el caso del mayor del
Ejército de Colombia, Orlando Alberto Martínez Ramírez, “…
involucrado en el tráfico de 7.640 fusiles AK-47, traídos desde Bulgaria
con destino a los grupos paramilitares” (diario El Tiempo, 2002).
En el año 2003 también se han dado casos en los que militares
corruptos utilizan su uniforme e influencia para entregar armas a
grupos paramilitares. Uno de ellos se relata en la nota de prensa
“Inspección judicial a Batallón”, publicada el 22 de enero de 2003. En
el marco de una investigación anticorrupción, la Policía Judicial
inspeccionó el Batallón Cartagena del Ejército, ubicado en la ciudad de
Riohacha, capital del departamento de La Guajira, ubicado en el
nororiente del país, cerca de la frontera con Venezuela y el mar Caribe.
En el proceso, decomisaron sesenta mil cartuchos calibre 7.62 y
diecisiete fusiles AK-47, que iban a ser entregados a los grupos

208
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

paramilitares que operaban en la Sierra Nevada de Santa Marta (diario


El Tiempo, 2003).
El recurrente descubrimiento de tenientes, capitanes y coroneles
vinculados a hechos de corrupción que permiten la desviación de
armamento hacia grupos armados ilegales, ponen en entredicho la tesis
planteada desde el Gobierno Nacional y los altos mandos de las
Fuerzas Armadas, respecto a que estos casos son simples “manzanas
podridas” al interior de la institución. Por el contrario, lo que se
observa es un déficit en la formación profesional y ética de los
miembros de las Fuerzas Armadas, lo que abre paso a la filtración de
información y a alianzas de sectores de las Fuerzas Armadas con
estructuras armadas ilegales, bien sea por filiación política o con el
interés de obtener beneficios económicos.
A mediados de 2005, un caso involucró a militares estadounidenses.
Si bien la nota de prensa que reseña la historia no brinda muchos
detalles, el hecho de estar involucrados militares de otros países con
presencia en territorio nacional es una situación grave que pone en
duda, tanto el papel que ha desempeñado la Fuerza Pública
colombiana, como la vigilancia y control por parte del Estado a las
acciones que llevan a cabo Marines norteamericanos en el marco de la
cooperación militar. Según la nota, “… la Fiscalía impuso medida de
aseguramiento a Carlos Julio Gualteros Pérez y a Juan Carlos Arenas
Rojas, por tráfico de armas y municiones, caso en el que están
involucrados dos militares de Estados Unidos” (diario El Tiempo,
2005). A los capturados se les incautó un arsenal que pretendían vender
a grupos paramilitares de las AUC.
En 2006 una alianza entre guerrilla, grupos de narcotraficantes y
militares para el intercambio de drogas por armas, fue descubierta por
la Fiscalía General de la Nación. “Las autoridades descubrieron una
poderosa alianza entre guerrilleros del Frente 58 de las FARC,
narcotraficantes, delincuencia común y algunos militares, que estaban
traficando con drogas y armas” (diario El Tiempo, 2006). El Frente 58
de las FARC cambiaba la droga que producían en laboratorios en la
región de Urabá, por material de guerra: armamento, municiones,

209
Capítulo 5

granadas y uniformes, o bienes de primera necesidad como


medicamentos.
Tras la desmovilización de las AUC, emergen las llamadas por la
dirigencia del Estado colombiano “bandas criminales o Bacrim”,
compuestas por ex paramilitares, algunos disidentes que nunca se
desmovilizaron y otros que se rearmaron, así como por antiguos
miembros de grupos narcotraficantes. Estas Bacrim, ocuparon gran
parte de los territorios que estaban bajo control paramilitar, y
aprovecharon el vacío de poder que existió en muchas regiones, para
instalarse y apropiarse de las rentas derivadas de economías ilegales
que manejaban las AUC.
La venta de armas por parte de militares corruptos, aunque menor,
encontró continuidad. Esto lo deja entrever una nota del 28 de abril de
2008 publicada por el diario El Tiempo. En ella se relata la captura, por
parte del Cuerpo Técnico de Investigación, de un sargento activo del
Ejército, un ex policía y tres civiles, acusados de traficar armamento de
uso privativo de las Fuerzas Militares con destino a las bandas
criminales. Al parecer, el suboficial trabajaba en el batallón de
helicópteros de Melgar, y tenía en su poder una ametralladora de las
que se utilizan en los helicópteros Black Hawk. Esto hizo que las
autoridades lo investigaran, y en un allanamiento posterior, encontraron
en su casa varios artefactos militares, entre los que se destacan
explosivos C-4 (diario El Tiempo, Redacción, 2008). Otro caso en que
militares pretendían vender armas a bandas criminales sucedió un año
más tarde, en abril de 2009, en el departamento de La Guajira. Los
militares Wilmar de Jesús Vásquez Colorado y Faver Alcides Sánchez
Rodríguez, fueron capturados por agentes de la SIJIN de la Policía en el
municipio de Barrancas del departamento mencionado:

(…) En la diligencia policial se les incautó un fusil Galil, con seis


proveedores para el mismo, y dos pistolas calibre 9 milímetros con
156 cartuchos, que al parecer pretendían comercializar… El director
seccional del CTI en La Guajira, Pedro Miguel Peinado, dijo que los
militares no dieron ninguna justificación sobre el porte de estas

210
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

armas que son de uso privativo de las Fuerzas Militares (diario El


Tiempo, Redacción, 2009).

Tras identificar a los principales oferentes o proveedores que actúan


en el mercado negro de armas en Colombia, tanto aquellos que se
articulan a las dinámicas internacionales que permean las fronteras
nacionales, sirviendo de enlace a los flujos de los mercados criminales
globales, como los otros que actúan principalmente a nivel local, con el
desvío de armas registradas legalmente en el país, es momento de
presentar los hallazgos respecto a los consumidores o compradores de
armas presentes a lo largo del país. Como se planteó en la introducción
de este documento, la situación interna de la sociedad colombiana, así
como su lugar en el mercado global de armas ligeras y cortas, han
hecho del país una sociedad altamente consumidora de pistolas,
revólveres, fusiles y ametralladoras, entre otras armas.
Son múltiples los actores sociales, políticos y económicos que
deciden comprar armas para ser utilizadas como un medio para la
obtención de sus objetivos o fines particulares. Así lo muestra una nota
de prensa del 8 de mayo de 2002 en la que se plantea que “… desde
junio de 1999, las autoridades colombianas investigan el ingreso ilegal
al país de al menos 23 mil fusiles para nutrir los ejércitos irregulares de
guerrilla y paramilitares” (diario El Tiempo, 2002).
Uno de los actores con mayor cantidad de menciones en las notas de
prensa es la guerrilla de las FARC. En general, la actividad de esta
organización insurgente se encuentra encaminada a lograr una
transformación en el sistema económico y político existente en la
sociedad colombiana mediante el uso de las armas. Al no reconocer la
legitimidad del Estado colombiano, y considerar injusta la estructura
económica y social del país, la guerrilla necesita un numeroso arsenal
compuesto de pistolas, fusiles, explosivos, artillería y municiones que
le permita contrarrestar la acción de las Fuerzas Armadas. Para las
FARC las armas son un importante recurso en su estrategia y táctica
para la toma del poder político.

211
Capítulo 5

El ELN, según las notas de prensa encontradas en el archivo digital


del diario El Tiempo, inicia su participación en el negocio de las armas
durante el período estudiado en el año 2001, con el juzgamiento de
guerrilleros colombianos en la República de Venezuela. Al parecer, en
enero de ese año, Teodoro Rincón y Leoncio Rueda fueron detenidos,
“… luego de ser apresados en La Alcabala –puesto militar– fronteriza
de La Pedrera” por tráfico de fusiles y municiones (Cristancho, 2001).
Una de las razones por las que esta captura es importante en el tema
del mercado de armas, tiene que ver con que marca el inicio de las
acusaciones, defensas y reclamaciones mutuas respecto a un supuesto
nexo entre las guerrillas colombianas y el Gobierno venezolano del
fallecido presidente Hugo Chávez Frías. El armamento incautado hacía
parte de un lote de 230 fusiles M-14, calibre 7.62, que se refundieron de
la Guarnición Militar de Maracay, ubicada en el estado de Aragua, a
tan sólo cien kilómetros de Caracas. Además, aparte de los guerrilleros
colombianos implicados, también se investigó a un miembro de la
Asamblea Nacional Venezolana (Cristancho, 2001).
Pero las guerrillas no son el único actor de carácter político que
compra armas. Numerosos grupos paramilitares han emergido de la
mano del negocio del narcotráfico y como respuesta de élites políticas
y económicas locales a la expansión guerrillera.
Al igual que la guerrilla, los paramilitares se abastecen de armas que
proceden tanto del mercado negro internacional, como de los arsenales
de las Fuerzas Armadas de Colombia. En el primer asunto, uno de los
sucesos más recordados en los que las AUC fueron los receptores de las
armas, fue el caso Otterloo, en el que un barco con este nombre y de
bandera panameña, “… desembarcó en el puerto de Turbo, el 10 de
noviembre de 2001, veintitrés contenedores en los cuales venían tres
mil fusiles AK-47 y cinco millones de balas calibre 7.62 milímetros”
(diario El Tiempo, 2002).
Este armamento fue recibido en tierra por hombres de las
Autodefensas Unidas de Colombia, quienes se encargaron de
distribuirlo entre sus filas. La historia de cómo terminaron estos fusiles
en su poder, es una trama de engaños y corrupción que involucró a

212
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

funcionarios de los gobiernos de Nicaragua y Panamá. “El armamento,


según un informe de inteligencia, fue vendido por la Policía de
Nicaragua a la empresa GIRSA, que afirmó que el material bélico iba
para la Policía panameña. Sin embargo, este terminó, al parecer, en
manos de las Autodefensas Unidas de Colombia ( AUC)” (diario El
Tiempo, 2002).
Otro hecho significativo que articula la actividad de las AUC al
mercado global de armas, es la compra de un lote de fusiles AK-47
fabricados en Bulgaria, país de Europa del Este. Una nota de prensa del
año 2002 señala que,

(…) la incautación, hace dos años, de 152 fusiles búlgaros,


realizada por el DAS, el Ejército y la Policía en Sucre, se convirtió
en la primera pista sólida hallada por las autoridades sobre una
sofisticada organización de contrabandistas que está surtiendo a las
autodefensas desde hace más de un año, y que sería la responsable de
venderle a ese grupo 7.640 fusiles AK-47 (diario El Tiempo, 2002).

Estas armas incautadas fueron la huella que les permitió a las


autoridades identificar uno de los sistemas de distribución de armas de
las AUC. Este estaba construido alrededor de los corredores de
movilidad que controlaban los paramilitares en la zona noroccidental
del país. Las armas eran descargadas en el puerto ubicado en el
municipio de Turbo –perteneciente a la región del Urabá antioqueño–,
cerca de la frontera con Panamá, y de allí eran distribuidas por tierra a
las diferentes estructuras paramilitares que operaban a lo ancho del
norte del país, desde el departamento de Chocó hasta inmediaciones de
la frontera con Venezuela en los departamentos de Cesar, La Guajira y
Norte de Santander. A estos grandes arsenales, se suman casos de
armas procedentes de las reservas de las Fuerzas Armadas
colombianas, como el que muestra una nota titulada “¿Qué pasa en el
Cantón Sur?”, publicada el 1º de agosto de 2003. La historia refiere el
descubrimiento, por parte de las autoridades, de un capitán de la Policía
que se dedicaba a conseguir armas para los grupos paramilitares.

213
Capítulo 5

Pero las motivaciones políticas no han sido la única razón por la que
sectores de la sociedad o grupos sociales, han recurrido a la utilización
de las armas como un medio. La obtención de rentas derivadas del
control de economías ilegales también ha llevado a grupos mafiosos y
vinculados a la criminalidad, a incurrir en la compra y el uso de las
armas. Algunos de los actores que las notas de prensa permiten
identificar son las organizaciones delictivas dedicadas al narcotráfico.
La participación en esta economía ilegal, que se regula a partir de la
amenaza y el uso de la violencia física, requiere de la posesión de
armas que otorguen a la estructura criminal en cuestión la capacidad de
hacer daño o quitar vidas. Las bandas criminales tales como las Águilas
Negras, los Rastrojos y los Urabeños, entre otras, que tienen su origen
en los grupos emergentes post desmovilización, que trataron de
quedarse con el control de los negocios de los paramilitares y ocuparon
el vacío de poder que generó la desaparición de las AUC en amplias
regiones del país, principalmente la costa Atlántica, zonas de Antioquia
y los Llanos orientales; han sido actores que a partir de 2008 han
cobrado relevancia nacional, y por supuesto, participan del tráfico de
armas.
Ya en el año 2007 se encuentran notas que relacionan a estas bandas
criminales con el tráfico de armas. Dentro de los orígenes de estas
estructuras se encuentran los antiguos carteles colombianos que
operaban alrededor del capo como una figura de liderazgo carismático.
El último de estos grandes carteles fue el del Norte del Valle, que tras
su violenta desarticulación en medio de disputas internas, fue el lugar
de surgimiento de algunas bandas criminales, la más conocida de ellas,
los Rastrojos. Entre 2004 y 2006 dos facciones internas del cartel del
Norte del Valle se enfrascaron en una disputa alrededor de posibles
traiciones, control de rutas y reparto de las ganancias; los Machos, bajo
el mando del narcotraficante Diego León Montoya, alias Don Diego, y
los Rastrojos, grupo que actuaba bajo las órdenes del Wilber Alirio
Varela, alias Jabón. Al parecer, según una nota de prensa del 18 de
enero de 2007:

214
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

(…) Restrepo, Varela y Bonilla son señalados como destinatarios


de un cargamento de armas descubierto en la finca La Morena, en el
sector de Buenos Aires, en Ibagué… El arsenal, compuesto por
fusiles AK-47 y M-16 y 1.030 cartuchos calibre 5.66 blindados, fue
hallado el 2 de julio de 2005 por la DIJÍN… De acuerdo con la
investigación, las armas fueron adquiridas por miembros del Bloque
Tolima, por encargo de Varela y de Restrepo para utilizarlas en la
confrontación que sostenían con Diego León Montoya Sánchez, Don
Diego, jefe de otra facción del cartel del Norte del Valle (diario El
Tiempo, Redacción, 2007).

En el año 2009 los Rastrojos vuelven a ser protagonistas de noticias


relacionadas con el tráfico de armas. En una nota de prensa titulada
“Dos mil policías tras ‘caletas’, armas y drogas de las bandas de los
narcos en el Bajo Cauca”, publicada el 11 de marzo de 2009, se habla
de la puesta en marcha, por parte del Gobierno Nacional, de una
ofensiva para controlar el accionar de las bandas criminales en las
regiones del Bajo Cauca y el sur de Córdoba, ubicadas en el
noroccidente del país, donde los paramilitares ejercían control
territorial, hasta su desmovilización entre 2004 y 2006: “… fueron
incautados fusiles, pistolas, revólveres, granadas de mano y un
computador portátil que al parecer contiene información relacionada
con las actividades de los Paisas” (diario El Tiempo, Redacción, 2009).
En la actualidad, la banda criminal de los Urabeños es la estructura
mafiosa con mayores niveles de expansión y consolidación en
diferentes regiones del país. Tras un primer momento de aparición de
múltiples bandas criminales regionales y locales, los Urabeños y los
Rastrojos lograron imponerse como las estructuras criminales de mayor
envergadura en el país, obteniendo rentas ilícitas derivadas del
narcotráfico y la minería ilegal, principalmente. Este proceso lo
consolidaron a través de la absorción de disidentes de otros grupos, y
del establecimiento de alianzas en el marco de un modelo
organizacional de subcontratación criminal, en el que las estructuras
con mayor músculo económico y armado adquieren servicios de

215
Capítulo 5

vigilancia privada, redes de informantes, sicariato y cobro de


extorsiones que son prestados por grupos delincuenciales locales,
“combos” o pequeñas pandillas, que actúan principalmente en los
ámbitos urbanos y funcionan con autonomía operativa, pero
subordinados a los intereses de la organización más fuerte.
En la nota titulada “Los Urabeños cogen fuerza en comunas y
corregimientos de Medellín”, publicada el 10 de enero de 2012, se
señala que “… según el director de la Corporación para la Paz y el
Desarrollo Social, Fernando Quijano, la estrategia de los Urabeños 59 es
adueñarse de los corredores de movilidad, del tráfico de armas y droga
en las periferias de la ciudad para luego realizar un ‘candado’ y así
asfixiar a la Oficina de Envigado, grupo al mando de alias Sebastián”
(diario El Tiempo, Redacción Justicia, 2011).
Otro hecho en el que se observa el ingreso de los Urabeños al
mercado de armas lo encontramos en 2011, cuando Jacinto Nicolás
Fuentes Germán, alias Don Leo, uno de los jefes de la banda criminal,
fue capturado en el exclusivo sector Miraflores de la ciudad de Lima,
capital del Perú, mientras la Policía colombiana en colaboración con
autoridades de este país le seguían la pista a un grupo de traficantes de
armas. “El director de la Policía, el general José Roberto León Riaño,
dijo que Fuentes, conocido como ‘Don Leo’, había salido en octubre
del país, y que primero estuvo en Ecuador y recientemente había
llegado a Perú” (diario El Tiempo, Redacción Justicia, 2013).
También las organizaciones criminales conocidas como Águilas
Negras, según notas periodísticas, se vieron involucradas en el tráfico
de armas, y en una zona de frontera. “En un solo operativo, adelantado
por la SIJÍN en la vereda Patillales, de Puerto Santander, Norte de
Santander, fueron incautados 12.500 cartuchos calibre 5.56 milímetros,
los cuales tendrían como destino las Águilas Negras” (diario El
Tiempo, Redacción, 2009).
El panorama que dejan entrever las notas de prensa recopiladas al
inicio del período de estudio era turbio, justo en el momento en que el

59 La cursiva es de los autores.

216
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

país se vio envuelto en la mayor escalada del conflicto armado interno,


el tráfico de armas aumentó de modo considerable.

(…) Según un informe de las Fuerzas Militares, en los últimos


dos años el ingreso de armas al país aumentó en un 50 % con
respecto a los años anteriores. Hasta el 24 de agosto pasado, las
autoridades decomisaron 446.360 armas, entre ametralladoras, fusiles,
carabinas, lanzacohetes, lanzagranadas, morteros y granadas. Los
sitios más afectados: Nariño, Antioquia, Valle, Atlán- tico, La
Guajira y Santander (diario El Tiempo, 2000).

Si bien hay que tener prudencia con la exactitud de estas cifras, lo


que es evidente es que para la autoridades el tema del tráfico de armas
a comienzos de los años estudiados era una cuestión relevante, con
datos preocupantes. Otra nota de prensa titulada “Un fusil por dos kilos
de cocaína”, dice:

(…) Y tal es la cantidad de armas que circula en el mercado negro


colombiano que en los últimos ocho años las autoridades han
incautado más de cuatro millones de proyectiles, 17.300 revólveres y
15.334 granadas… Informes confidenciales de las Fuerzas Militares y
de la Policía revelan que los traficantes internacionales de armas
tienen en la guerrilla, los paramilitares y los narcos colombianos a
sus mejores clientes en América Latina (diario El Tiempo, 2001).

Esta proliferación de armas, que sucede a comienzos de 2001, viene


a ser comprendida si se tienen en cuenta dos situaciones políticas de la
sociedad colombiana a comienzos del siglo XXI. Por un lado, entre
1997 y 2001 se presenta la mayor escalada del conflicto armado
colombiano, en la que tanto la guerrilla como los paramilitares se
fortalecieron económica y militarmente, lo que presionaba al alza la
cantidad de armas demandada por la encrucijada colombiana.
Esta situación se refleja en la nota de prensa de Sergio Gómez
Maseri publicada el 9 de diciembre bajo el título “Hay una carrera

217
Capítulo 5

armamentista”. Según el Informe Rand, “… en años recientes, con la


expansión de las FARC y la respuesta paramilitar a la misma, se ha
visto cómo el fenómeno ha crecido en intensidad y dinámica, y ahora
afecta a todos los sectores de la vida tanto rural como urbana” (Gómez
Maseri, 2003).
Y por el otro lado, en materia de política internacional, se estaba
llevando adelante el Plan Colombia, una iniciativa de cooperación en la
lucha contra las drogas promovida por los Estados Unidos y aceptada
por el gobierno de Andrés Pastrana. Esta ayuda económica y militar,
significó la modernización y reestructuración de la Fuerzas Armadas de
Colombia, lo que obligó a las guerrillas a buscar mejorar su
equipamiento de guerra para responder a los nuevos embates, tanto del
Estado como de los grupos paramilitares. “Según Rand, las FARC
compran las armas en pequeñas cantidades y por lo general prefieren
calibre 7.62. También detecta algunos intentos por adquirir grandes
lotes, y concluye que esto puede indicar que la organización se prepara
para responder a la ayuda que Estados Unidos viene dando al Gobierno
colombiano” (Gómez Maseri, 2003).
Este diagnóstico continúa en las notas de prensa de 2004. Según una
nota titulada “Mercaderes de armas en la mira”, publicada el 8 de
marzo de 2004, cada año entraban ilegalmente al país un promedio de
45 mil armas de fuego, entre fusiles, revólveres, pistolas y
ametralladores:

(…) La cifra es casi tres veces la media que se registró en la


década pasada: unas 17 mil armas al año, y las razones de ese
incremento parecen obvias: consolidación del proyecto paramilitar,
avance de la guerrilla y, sobre todo, expansión del circuito del
narcotráfico –cultivos, laboratorios y exportación ilegal–. No
obstante, los expertos buscan otras explicaciones (diario El Tiempo,
2004).

En años posteriores, los diagnósticos fueron similares pero no


profundizaron mucho más en los estimativos sobre la cantidad de

218
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

armas que circulan en Colombia, y que provienen del mercado negro.


Sin embargo, sí se fueron descubriendo nuevas características de esta
economía ilegal de índole global. En primer lugar, se descubrió que el
mercado de armas se encuentra articulado al mercado de la droga.
Numerosos traficantes internacionales que ofrecen armas a los grupos
armados ilegales y a las bandas criminales que actúan en Colombia,
aceptan como forma de pago cargamentos de droga, especialmente de
cocaína que pueda ser vendida en los países consumidores donde su
precio es elevado.
Y en segundo lugar, uno de los aspectos a destacar son las
modalidades de ingreso de armas al país. Como mostraran las rutas,
son dos las modalidades de ingreso al país, una por pasos o entradas
ilegales que son construidas al margen de la normatividad estatal y la
infraestructura nacional, donde los traficantes aprovechan la falta de
control sobre el territorio nacional para ingresar armas a través de
fisuras en las líneas fronterizas, o a través de recorridos no controlados,
como el caso de avionetas que aterrizan en pistas clandestinas, o
pequeñas lanchas rápidas que desembarcan en improvisados puertos
sobre el mar Caribe o el océano Pacífico. La otra modalidad utiliza las
diferentes puertas de entrada legales –pasos fronterizos, puertos,
aeropuertos, entre otros– para ingresar armas al país; en este caso los
traficantes recurren a su ingenio para camuflar y encaletar armas y
municiones entre bienes comerciales y personales plenamente
autorizados por las aduanas para ingresar al país. Una particularidad de
esta segunda modalidad es que para su realización efectiva, requiere
que los traficantes de las armas destinen recursos económicos a la
entrega de sobornos y comisiones ilegales a funcionarios corruptos de
las instituciones públicas. Bajo estas características, las siguientes rutas
de las armas fueron las que se encontraron y organizaron por
quinquenios para facilitar su presentación.
Mapa 11. Rutas de tráfico de armas hacia Colombia, 2000-2004

219
Capítulo 5

Fuente: Fundación Paz y Reconciliación.

El mapa 11 muestra que entre 2000 y 2004, los grupos armados


ilegales y los traficantes internacionales son los actores que participan
en el tráfico de armas. Las rutas conectan a Colombia con puntos tan
divergentes de la geografía mundial como Paraguay y Jordania, o
Bulgaria y Centroamérica, sin olvidar a Estados Unidos. Ya sea por
tierra, por aire o por vía marítima, las armas son transportadas por
distintos medios, siempre con el objetivo de burlar la acción de las
autoridades, ya sea a través de la clandestinidad o mediante la

220
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

participación de actores públicos que ingresan al tráfico para obtener


beneficios económicos.
Mapa 12. Rutas de tráfico de armas hacia Colombia, 2005-2009

Fuente: Fundación Paz y Reconciliación.

En el mapa 12 es una constante el ingreso de armas desde los países


vecinos, sin embargo vale la pena destacar que más países importantes
en el orden internacional comienzan a participar en el tráfico de armas
hacía Colombia. A los Estados Unidos se le suman China y algunos
países Europeos que las notas de prensa reseñan. En materia de actores,
tras la desmovilización paramilitar, se puede decir que la cuota de

221
Capítulo 5

mercado que garantizaban las AUC, en alguna medida es reemplazada


por las bandas criminales. Esto refuerza la idea de que el proceso de
desarme, desmovilización y reinserción de los grupos paramilitares
dejó muchos cabos sueltos, pues antiguos mandos medios y
combatientes que se rearmaron o fueron disidentes, aprovecharon sus
contactos para continuar delinquiendo y acaparando los territorios
controlados por los paramilitares.

Mapa 13. Rutas de tráfico de armas hacia Colombia, 2010-2014

Fuente: Fundación Paz y Reconciliación.

222
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

Y el mapa 13, muestra el balance de la situación en los últimos


cinco años. Tras la diversificación vivida en los períodos anteriores, lo
que las notas de prensa permiten establecer es que el corredor norte-
sur, procedente de Estados Unidos como potencia productora de armas,
y de Centroamérica como región importante en cuanto a reciclaje de
armas de las guerras civiles del siglo pasado, se han consolidado como
la principales fuentes de armas para los actores compradores de armas
en el país. Además, la continuidad de las FARC y las bandas criminales,
las consolida como las principales compradores de armas existentes en
el país. Sin embargo, esto no quiere decir que las armas sólo terminen
en manos de estas estructuras armadas, pues un volumen importante de
ellas termina en manos de grupos criminales locales y pandillas, así
como en poder de pequeños narcotraficantes que las adquieren para su
protección personal y para ajuste de cuentas con otros mafiosos.
Una mención especial merece la proliferación de casos en los que
militares y funcionarios públicos participan en el tráfico de armas de
uso privativo de las Fuerzas Armadas. Esto es un llamado de atención
para el Gobierno Nacional y los altos mandos militares, pues la
existencia de tantos casos deja entrever problemas en la formación
profesional y doctrinal de los militares, quienes hacen uso de su
posición privilegiada para desviar armas y sacar provecho económico,
o bien, movidos por intereses ideológicos. De acuerdo con lo anterior,
la acción del Estado debe estar encaminada a poner en la agenda
internacional el tema de la responsabilidad compartida; no es posible
que los países que más producen armas y que son los garantes del
orden internacional, sean los mismos que abastecen a las estructuras
criminales de fusiles, pistolas, rifles, munición y artillería.
Como cierre, ante los escenarios de confrontación diplomática con
los vecinos, marcada por las acusaciones mutuas, es pertinente señalar
que los países vecinos de Colombia, más que grandes abastecedores de
armas para los grupos irregulares colombianos, son territorio de
tránsito para armamento que es originario de otros puntos del
continente o del mundo. Las discrepancias y fisuras en las relaciones
bilaterales y multilaterales crean huecos en el control de las zonas

223
Capítulo 5

fronterizas, situación que es aprovechada por la red global del crimen


para llevar armas de un lugar a otro.
El contrabando60
El contrabando es definido por el Estatuto Aduanero de la DIAN61 como
“… toda acción en la que se introduzcan o se saquen del territorio
nacional, mercancías sin el cumplimiento de los requisitos ni el control
de las autoridades aduaneras nacionales” ( DIAN, 2013). La actividad
contrabandista está divida en dos categorías, el contrabando abierto,
que hace referencia al ingreso de mercancías al territorio nacional sin
ser declaradas o presentadas ante la autoridad aduanera; y el
contrabando técnico, el cual se da mediante el ingreso de mercancías
que son declaradas y presentadas ante la autoridad nacional, pero por
una serie de fraudes se altera la información presentada a la autoridad
aduanera con el fin de sobrefacturar, sub-facturar, entre otros (Unidad
de Información y Análisis Financiero, 2006).
Con base en la información recopilada de las notas de prensa, se
formularon tres hipótesis respecto al contrabando en el subsistema
fronterizo colombiano; la primera de ellas indica la posibilidad de que
las organizaciones criminales e ilegales estén diversificando su
“portafolio de actividades” con la participación directa en la cadena de
contrabando técnico, para de esta manera realizar una operación de
lavado de activos provenientes de otras actividades ilegales, como el
narcotráfico.
La segunda hipótesis plantea que el contrabando está dejando de ser
una actividad realizada por las comunidades fronterizas, y está pasando
a ser una actividad ilegal movida por intereses criminales bajo el
control de organizaciones delictivas que han tecnificado las
modalidades para la práctica del contrabando.
La tercera, y última hipótesis, plantea la posibilidad de que ante las
iniciativas del Gobierno Nacional para contrarrestar el contrabando,

60 Apartado construido conjuntamente con David Sánchez, economista de la Universidad


Central, sede Bogotá, e investigador de la Fundación Paz y Reconciliación.
61 La Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (DIAN), es la entidad encargada de la
totalidad del control aduanero y de impuestos en Colombia.

224
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

como por ejemplo crear una Ley Anticontrabando, se esté dando una
“contrabando-política” en el país, modalidad que estaría centrada en
seguir manteniendo las rentas logradas gracias a esta actividad ilegal.
Este planteamiento nace a partir de las múltiples trabas que en
ocasiones se le imponen a las acciones contra el contrabando, no sólo
por parte de los pobladores de las zonas con mayor dinámica de
contrabando, sino por los políticos y dirigentes de las élites regionales
que se podrían ver afectados por las diferentes acciones institucionales.
A continuación se presentan las dinámicas del contrabando que hay
en subsistema fronterizo colombiano. En primer lugar se presentan las
estrategias de contrabando encontradas para el período de estudio,
después se presentan los actores involucrados en el negocio, y por
último se presenta un análisis por tipo de bienes. Para el período de
análisis, se lograron identificar diferentes estrategias utilizadas para el
contrabando en el país. Para el contrabando técnico y el abierto, existen
diferentes técnicas, ya que cada una de las modalidades presenta
características particulares.
En este sentido, respecto al contrabando técnico se logró identificar
una red que movía millonarios contenedores desde China, Europa y
Estados Unidos, a través de empresas de papel, creadas con
representantes ficticios –utilizando cédulas falsas– o “reviviendo”
firmas que habían quebrado y estaban en proceso de liquidación. La
operación de estas empresas fachada empezaba en China, donde un
contacto se encargaba de despachar la mercancía, que era recibida
posteriormente en Panamá.
La utilización de empresas fachada juega un papel relevante para los
contrabandistas. En ocasiones las registran en zonas de conflicto para
que no sea posible verificar la dirección por parte de las autoridades, y
así garantizar la continuidad de la operación al margen de la
supervisión y control respectivos. Existe un vacío en la verificación de
los datos suministrados por parte de la DIAN, debilidad que les ha
permitido a los contrabandistas continuar con su operación durante un
tiempo determinado antes de ser detectados. Otra forma de evadir la ley
sucede al momento de crear una empresa falsa, ya que registran en el

225
Capítulo 5

RUT62 a personas con calidad de importadores, a quienes tampoco se les


verifica el domicilio de residencia. A su vez, los contrabandistas
recurren a falsificar la documentación de la mercancía para que no
existan problemas a la hora de ser presentados en la aduana (diario El
Tiempo, Redacción Justicia, 2010).
También se logró identificar la utilización de vehículos
pertenecientes a organizaciones reconocidas, como la Defensa Civil, ya
que en la vía Cúcuta-Pamplona, cerca de la frontera con Venezuela,
fueron decomisadas tres toneladas de contrabando provenientes del
vecino país (diario El Tiempo, Redacción Cúcuta, 2013).
Un punto importante a tener en cuenta es que la mayor parte del
contrabando técnico no ingresa por los pasos ilegales en las fronteras;
por el contrario, ingresa por los puertos y aeropuertos del país sin
problema alguno. Un ejemplo de esto es reseñado por Juan Ricardo
Ortega, ex director de la DIAN:

(…) Apareció una carga en El Dorado 63 que la trajo un avión que


venía de Panamá, el HP-1754. Según informaron a la DIAN, el avión
llegó y de él se descargó un volumen importante de mercancías:
dieciocho toneladas. Pero en la Aeronáutica Civil nos informaron que
ese avión nunca aterrizó, jamás ingresó al país y no hay reporte
alguno sobre su vuelo. Pero existe en los sistemas una carga retirada
de El Dorado de dieciocho toneladas, cantidad nada despreciable
(diario El Tiempo, 2014).

El Aeropuerto Internacional El Dorado de Bogotá es una gran


puerta de ingreso de mercancías, que en muchas ocasiones constituyen
una forma para el lavado de activos en dinero procedente de la
exportación de drogas. En este sentido, la DIAN reconoce que desde el
año 2009 a octubre de 2013, 63.843 contenedores ingresaron por El

62 El Registro Único Tributario es un documento expedido por la DIAN y es esencial para la


realización de operaciones económicas en el país.
63 El Aeropuerto Internacional El Dorado es la principal terminal aérea del país y una de las más
importantes de América Latina.

226
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

Dorado sin inspección y sin que se sepa cuál era su contenido (diario
El Tiempo, Unidad Investigativa, 2014). Si ocurre una situación como
esta en el principal aeropuerto del país, en los aeropuertos intermedios
el fenómeno ilegal puede ser incluso mayor, sin que se logre tener
información ni cuantificación de este ilícito. Por otro lado, existe
evidencia de que otro de los métodos utilizados es la violación de los
sistemas informáticos de la DIAN por parte de hackers, que logran que
se obvie la inspección física o documental de ciertos contenedores para
nacionalizarlos automáticamente.
Ahora bien, según la Policía Fiscal y Aduanera (POLFA)64, desde el
año 2010 se han empezado a utilizar dos nuevas estrategias. La primera
es la “triangulación”, que consiste en indicar mediante documentos que
Colombia es una ruta de paso para ciertos productos pero al final estos
se quedan en el país. Mercancías que son traídas de Centroamérica y
tienen como destino Ecuador terminan quedándose en Colombia, y
mediante los flujos comerciales son distribuidas en el interior del país,
especialmente en las zonas comerciales conocidas como San
Andresitos. Otra ruta que es utilizada en esta estrategia es Ecuador-
Colombia-Venezuela, para que de igual forma las mercancías se
quedan en Colombia.
La segunda nueva estrategia es ingresar mercancía utilizando
lanchas rápidas por Turbo, un municipio ubicado en la región del
Urabá Antioqueño, en el noroccidente del país. Allí, los
contrabandistas lanzan las mercancías al mar para que posteriormente
sean recogidas por enlaces que las traen a tierra firme. Una estrategia
similar es utilizada en la Alta Guajira, en donde los grandes cargueros

64 La Policía Fiscal y Aduanera (POLFA), es la autoridad encargada de ejercer el posterior


control sobre las mercancías ingresadas al país por las vías de comunicación terrestre del
territorio nacional, y en los establecimientos de comercio abiertos al público.
Adicionalmente, está encargada de realizar funciones de Policía Judicial de las áreas de
fiscalización tributaria, fiscalización aduanera y cambiaria, respecto de los delitos
relacionados con el evasión fiscal, el contrabando y las infracciones cambiarias, en
coordinación con la Fiscalía General de la Nación, y de dirigir las actividades relacionadas
con las labores de inteligencia y los operativos derivados de estas, realizados por la Dirección
de Gestión de Policía Fiscal y Aduanera, tendientes a la prevención y represión del
contrabando, la evasión fiscal y las infracciones cambiarias, entre otras actividades.

227
Capítulo 5

lanzaban la mercancía al mar, que luego era recogida por indígenas de


la comunidad wayuu.
Los contrabandistas diversifican sus métodos de acción para evitar
los controles que realizan las autoridades, aunque esta diversificación
no implica el abandono de prácticas tradicionales como el contrabando
abierto. Dentro de las estrategias “tradicionales” se encuentra el
tránsito de mercancía por los pasos sin control, tal como lo hacen los
indígenas wayuu en la Alta Guajira; la utilización de mulas para llevar
mercancía en la frontera con Ecuador; el uso de compartimientos
especiales en los vehículos para esconder la mercancía, y el llamado
“carrusel”, modalidad que facilita el ingreso de gasolina de
contrabando en vehículos usando bolsas de alta resistencia.

228
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

Como ejemplo de innovaciones en las estrategias para


contrabandear mer cancías en el subsistema fronterizo colombiano, la
conformación de las bandas criminales constituyen un hito histórico en
el que las nuevas estructuras criminales asumen un papel
preponderante dentro del negocio del contrabando. Si bien las AUC se
financiaron con esta actividad ilegal, en años recientes hemos asistido
al tránsito del contrabando realizado por especuladores que se mueven
a lado y lado de la frontera –o por comunidades étnicas con formas de
vida tradicionales asociadas al comercio–, a un contrabando que como
negocio informal e ilegal, es controlado por estructuras criminales
armadas que acuden a la violencia y se encuentran articuladas a redes
globales.
Anteriormente, los grupos armados, es decir el ELN, las FARC-EP y
las AUC jugaban un papel secundario dentro de los esquemas del
mercado, dado que su papel estaba ligado al cobro de extorsiones y
protección de las rutas, y sólo en muy pocos casos existía una
participación dentro de la cadena de contrabando. Ejemplos de lo
anterior se exponen a continuación:

(…) El testimonio es de un contrabandista que desde hace tres


años va y viene entre Cúcuta y Venezuela trayendo gasolina en su
viejo Mawerick. La ‘vacuna’ la padecen unos 1.500 hombres que,
como él, viven de este negocio, ahora controlado por paras en la
frontera. Hace seis años les cobran, pero el último año conformaron
su propio cartel para tener el control absoluto del negocio en Norte
de Santander. Autoridades creen que los paras metidos en el
contrabando estuvieron a órdenes de Salvatore Mancuso, y no hacen
parte de los 1.425 hombres del Bloque Catatumbo que se
desmovilizaron en diciembre del año pasado en Tibú. En los dos
últimos años, dice la Fundación Progresar, compraron carros para
traer combustible y venderlo en Cúcuta usando testaferros. Y desde
mediados del 2004, según testimonios recogidos por el diario El
Tiempo, empezaron a incursionar en bodegas de almacenamiento
–‘puntos de recolección’, como los llama el gobierno– para participar

229
Capítulo 5

-
de la importación legal pactada por Colombia y Venezuela (diario El
Tiempo, Redacción Cúcuta).

Por otro lado:

(…) Un estudio de la Fundación Cultura Democrática, que será


publicado en los próximos días bajo el título Paz, te han vestido de
negro, encontró que entre el 2001 y el 2003, pese a la caída del
comercio en Cúcuta por la crisis política en Venezuela, la red
financiera de la ciudad manejó fondos por encima del promedio
nacional, que provenían, según la Fundación, de actividades de las
autodefensas. Hoy, las autoridades investigan posibles nexos entre
algunas arroceras y el grupo de Jorge 40, uno de los jefes paras que
están ‘blanqueando’ dólares a través de la importación y el
contrabando del cereal desde el vecino país. Transitando por trochas
que vienen desde Urueña y San Antonio, en Venezuela,
semanalmente ingresan a la capital nortesantandereana al menos
cinco tractomulas cargadas de arroz, que se vende en el país a precios
por debajo de los del mercado. No siempre los compradores hacen
buen negocio: ‘Por cada cinco bultos de arroz de buena calidad, están
mezclando uno de partido, para maximizar las ganancias’, dice un
reporte de inteligencia conocido por este diario. Esta modalidad de
lavado de activos es una de las que tiene en crisis a los arroceros,
según denunció el propio ministro de Agricultura, Andrés Felipe
Arias (diario El Tiempo, Redacción Cúcuta).

Es decir, aunque las Bacrim están más presentes en el contrabando,


esta participación tuvo su inicio en la etapa de desmovilización de los
paramilitares, quienes sentaron las bases que permitieron a las nuevas
organizaciones tener la curva de aprendizaje, las rutas y los métodos
para accionar dentro del tráfico de mercancías.

230
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

En La Guajira las Bacrim se están disputando el control de las rutas


del contrabando de gasolina, en esta lucha se enfrentan los Urabeños,
los Rastrojos, los Paisas “… y un reducto de las AUC (diario El
Tiempo, Redacción Política, 2011), dado que han venido identificando
esta práctica como una importante fuente de recursos, ya sea a través
de las extorsiones, el control de rutas o la participación directa en la
ilícita actividad.
De acuerdo con la Policía, existe una banda criminal conocida como
el “Grupo Fronteras” –formada por Urabeños y Rastrojos–; esta
organización es la que realiza la mayoría de las extorsiones en Norte de
Santander. Sus víctimas son personas que se dedican al contrabando de
mercancías y gasolina, male teros y comerciantes del centro comercial
San Andresito y Alejandría, en Cúcuta. El coronel Álvaro Pico,
comandante de la Policía de Cúcuta, dijo que el pago que exigen las
Bacrim permite que las personas puedan trabar sin problema alguno.
Sólo los Rastrojos, banda que, según la Policía, fue desarticulada en
Cúcuta, recolectaban mil millones de pesos mensuales como resultado
de las extorsiones; por ejemplo, a los “pimpineros” les cobran entre mil
y dos mil pesos por pimpina. En este sentido, se deduce que la gasolina
de contrabando está siendo utilizada por las bandas para sembrar temor
dentro de la población, tesis con la que concuerda Donamaris Ramírez,
alcalde de Cúcuta (diario El Tiempo, Redacción, 2012).
Uno de los sectores en donde se encuentra mayor información
acerca de la participación de grupos armados es en el contrabando de
cigarrillos, ya que según la British American Tobacco, las Bacrim se
benefician de este contrabando, que ocasiona que los departamentos
dejen de recibir cerca de 108 mil millones de pesos por concepto de
impuestos (diario El Tiempo, Redacción Bucaramanga, 2013). Los
Urabeños y la Oficina de Envigado controlan la venta de cigarrillos de
contrabando en 378 barrios de Medellín, en Chocó, Córdoba y la costa
Atlántica. En este punto, una banda local conocida como Caribe es un
actor clave, puesto que es el enlace con las grandes estructuras del
crimen organizado internacional (diario El Tiempo, Unidad
Investigativa, 2013). Adicional a lo anterior, alias Ramiro y Marquitos

231
Capítulo 5

-
son dos de los principales competidores de la Philip Morris y la British
American Tobacco: entre ambos vendieron 2.240 millones de
cigarrillos, especialmente las marcas Ibiza, Marine y Rumba, lo que
equivale al 14 % del mercado nacional y en 2013 se espera que llegue al
20 % su participación en el comercio (diario El Tiempo, Unidad
Investigativa, 2013).
Por otro lado, la ONG Fundación Compromiso en el informe “Ni
verdad, ni justicia, ni reparación, el conflicto continúa”, asegura que en
Norte de Santander, en la región del Catatumbo, las bandas emergentes
ingresan al país cerca de cien mil galones diarios de gasolina
venezolana (diario El Tiempo, Bucaramanga, 2010). Ahora bien, en este
punto es importante mencionar que las cantidades que se incautan son
irrisorias si se tiene en cuenta el flujo de ingreso de gasolina, lo que
indica que las acciones no están bien encaminadas, o que posiblemente
existen redes de corrupción al interior de los organismos de control,
tales como la Policía o la DIAN, que presentan algunos datos de
incautaciones únicamente para cumplir con ciertos objetivos menores,
sin atacar el problema de fondo.
Ejemplo de lo anterior lo presenta monseñor Prieto Amaya, quien
denunció la existencia de una alianza entre las FARC y el ELN en la
frontera colombo-venezolana; el motivo, no se especifica, pero sí se
indica que en la zona los índices de violencia han aumentado por
cuenta del contrabando, posiblemente por la lucha de rutas y rentas
(diario El Tiempo, Redacción Vida de Hoy, 2010). Es decir, existe la
posibilidad de que grupos formen alianzas para obtener rentas
conjuntas y hacer frente a la injerencia de nuevos actores que desean
adueñarse de las cadenas del contrabando, situación que ha
desencadenado el aumento de la violencia.
La participación de grupos armados en el contrabando depende de la
zona; por ejemplo, en La Guajira, se encuentra que no son sólo las
FARC con el Frente 59, a cargo de alias Amauri, quienes se benefician
del contrabando, también lo hacen las bandas criminales de los
Urabeños y los Rastrojos, y algunas organizaciones locales que por

232
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

décadas han mantenido el control de las rutas en la Alta Guajira y en la


frontera con Venezuela. Algunas de estas bandas locales se han hecho
llamar los Emis, los Aguaditos y los Curicheros. Emi Solano Uriana es
el jefe de los Emis, quien exige “vacunas” y realiza atentados en la
zona de la frontera colombo-venezolana. Su grupo es autor de varios
atentados en 2013, uno de los más importantes fue el ataque contra los
policías aduaneros y funcionarios de Migración Colombia, que dejó un
saldo de cuatro muertos a mediados de 2013 (diario El Tiempo,
Redacción Justicia, 2013).
El contrabando no es una actividad asociada a la producción o
comercialización de bienes y servicios prohibidos, como en el caso del
narcotráfico o la trata de personas; por ello se decidió realizar un
estudio por tipos de bienes, con el fin de identificar las dinámicas que
están inmersas dentro de cada bien. Los grupos de bienes que se van a
estudiar son aquellos que la investigación permitió determinar como
más relevantes debido a su trasfondo político, económico y social. El
análisis se concentrara en estudiar las dinámicas de la gasolina; gas
propano; calzado y textiles; licores y cigarrillos; alimentos; vehículos y
autopartes; medicamentos y otros.
En este punto conviene consignar una aclaración respecto a la
identifica ción de las rutas del contrabando. Dado que los bienes que
ingresan al país vía contrabando tienen una tipificación legal, el
seguimiento de sus flujos internos no es sencillo; sólo se llega a tener
registro de estos a partir de incautaciones o divulgación de información
por parte de las autoridades. Aun así, se lograron identificar los puntos
críticos más recientes para el ingreso de mercancías de contrabando
(mapa 14).

Mapa 14. Puntos críticos de ingreso de mercancía de contrabando, 2013

233
Capítulo 5

Fuente: Fundación Paz y Reconciliación.


Las notas de prensa muestran que los medios sólo están cubriendo a
Ipiales, Riohacha, Maicao, Cúcuta y Arauca, dejando de lado otros
puntos importantes de ingreso de contrabando, principalmente técnico,
como lo son Barranquilla, Buenaventura, Cartagena y Bogotá. Por
estos últimos puntos es por donde ingresa tal vez la mayor cantidad de
mercancía, dado que la capacidad de control de la DIAN es baja frente
al volumen de mercancías que llegan al país.
La gasolina es tal vez el bien más reconocido dentro del
contrabando en Colombia; debido a la cercanía con Venezuela, uno de

234
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

los países con mayores reservas de petróleo y en el que la venta de


gasolina se realiza a bajos precios, en comparación con Colombia. Esto
ha ocasionado que en la frontera colombo-venezolana prolifere la venta
informal de este bien.
Por la frontera con Venezuela, según la Asociación Colombiana del
Petróleo, ingresan diariamente quince mil barriles de gasolina de
contrabando, de los cuales doce mil se comercializan en el interior del
país. Mientras que el galón colombiano cuesta cinco mil pesos, el de
contrabando se puede conseguir en ochocientos pesos. El flagelo no
sólo merma las finanzas de Ecopetrol, sino las del gobierno porque deja
de recaudar 1,4 billones de pesos por concepto de impuestos.
A principios de enero de 2005, en la nota (diario El Tiempo,
Redacción Económica, 2005) se menciona la crisis fronteriza que se
vive con Venezuela65, lo que ha llevado al aumento de los controles
realizados por los guardias de seguridad de ese país, ocasionando que
la entrada de combustible, gasolina y ACPM de contrabando se haya
reducido, generando desabastecimiento.
Se calcula que el volumen de combustibles de contrabando que
ingresa a Colombia es de unos 700 mil galones mensuales, de los cuales
el 90 %, aproximadamente, proviene de Venezuela. El Ministerio de
Minas y Energía explicó que en enero el cupo para los departamentos
de La Guajira, Cesar, Norte de Santander, Arauca, Guainía y Vichada
es de 15’468.970 galones, de los cuales hay disponibles para la venta
5’212.428 habiendo transcurrido el 80 % del mes. Como el precio de la
gasolina colombiana en la frontera es más barato ($ 4.000 promedio por
galón) que el del interior, mensualmente a

65 Esta crisis tuvo origen en la captura de Rodrigo Granda, alias El Canciller de las FARC,
efectuada en Caracas por parte del Gobierno colombiano.

235
Capítulo 5

cada departamento se le fija un cupo de acuerdo a parámetros de


población, consumo per cápita y tránsito intermunicipal. Esto se hace
para evitar que los excedentes se revendan en otras zonas del territorio
nacional.
A pesar de ello, la gasolina de contrabando ingresa a regiones del
interior del país. En el mapa 15 se puede observar que aunque existen
puntos críticos de incautaciones en Norte de Santander –el límite entre
Cesar y La Guajira y Santa Marta–, durante los años 2003 a 2006 también
hay incautaciones en lugares del centro del país, como por ejemplo
Boyacá, departamento cercano a Bogotá. Esto evidencia que el
contrabando de gasolina ingresa a todo el país a través de carrotanques
que no son detenidos por las autoridades.

Mapa 15. Incautaciones de gasolina de contrabando por número de galones, 2003-2006

236
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

Fuente: Fundación Paz y Reconciliación.


El fenómeno continúa presentándose en el resto del período de
estudio; para los años 2007-2014 (ver mapa 16) se encuentra que las
incautaciones en el interior del país han aumentado; de hecho, en casi
todo el país existen decomisos de gasolina de contrabando, pero en este
caso ya no ingresa exclusivamente por la frontera con Venezuela,
también entra por Ecuador, país que también tiene precios bajos del
combustible, en comparación con Colombia. En este período se
observan más puntos rojos de incautaciones, lo que estaría indicando que
la cantidad de gasolina que entra al país está aumentado año tras año.

Mapa 16. Incautaciones de gasolina de contrabando


por número de galones, 2007-2014

Fuente: Fundación Paz y Reconciliación.

237
Capítulo 5

Estos mapas de incautaciones permiten identificar ciertas rutas al


interior del país, cosa que no es del todo sencilla, si se tiene en cuenta
que la gasolina es transportada por las vías principales del país, sin que
pueda existir un registro detallado del recorrido. Los hechos que
permiten identificar ciertas rutas se constatan con la presencia de
vendedores al por menor o pimpineros y las incautaciones registradas.
Para el ejemplo del mapa 16, se lograron identificar varios puntos
importantes dentro de la cadena del contrabando. En este caso, Cúcuta y
Maicao, como puntos de ingreso son vitales dentro de la estructura
misma del contrabando, pero, son los municipios de La Paz y Agustín
Codazzi los otros nodos esenciales de la cadena, porque allí es donde se
hace todo el proceso de acopio y recepción de la gasolina de
contrabando para ser enviada a toda la costa Atlántica, especialmente a
Santa Marta y Barranquilla.
En el mapa 17 se puede observar otra ruta importante, y es la que
lleva el contrabando de gasolina de Cúcuta a Bucaramanga. Esta última
ciudad se ha convertido en uno de los principales destinos del
combustible, debido a que es una urbe con un parque automotor
importante, lo que en últimas termina demostrando que el contrabando
no es un asunto exclusivo de las fronteras o de la costa Atlántica, es un
hecho que se expande a nivel nacional.
Por otra parte, el contrabando de gas propano de Venezuela tiene
como punto fundamental el departamento de Norte de Santander; este
tráfico ilícito ocurrió con intensidad desde el año 2003 hasta el 2007. El
origen de este fenómeno tuvo como punto de partida la devaluación del
bolívar en Venezuela, cuando la moneda de ese país se desplomó de 2,80
bolívares por peso (diario El Tiempo, 2005). Cifras oficiales de la época
indicaban que mensualmente unos 36 mil cilindros se vendían de
contrabando en el área metropolitana de Cúcuta, en donde sesenta mil
hogares consumen gas propano (diario
El Tiempo, 2005).
Los cilindros del país vecino cruzaban a diario los puentes
internacionales Simón Bolívar y Francisco de Paula Santander, en
Cúcuta; los recipientes eran transportados por centenares de jóvenes en

238
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

bicicleta, conocidos como maleteros, que los traían de San Antonio y


Ureña, ciudades fronterizas del estado Táchira. Una bombona
venezolana de cuarenta libras se conseguía a $ 6.200 en esas localidades
venezolanas, a escasos treinta minutos de Cúcuta, mientras que en las
calles de esta ciudad cuestan $ 14.000. Las distribuidoras legales, por su
parte, las ofrecían a $23.000 (Yesid Lancheros, 2005).

Mapa 17. Ruta interna de contrabando de gasolina, 2010-2011-2012

239
Capítulo 5

Fuente: Fundación Paz y Reconciliación.


Esto ocasionó un grave problema económico para las empresas de
gas propano en Cúcuta, entre las que se encontraban Solgas, Gas País,
Norgas y Gas Rosario, empresas que se vieron en la obligación de
despedir a por lo menos setecientos empleados debido a una baja del 90

240
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

% en las ventas, pues las bombonas de gas venezolanas se consiguen a


precios más económicos (diario El Tiempo, 2005).
Para 2007 se calculaba que al país ingresaban de manera ilegal unos
sesenta mil galones mensuales de gas propano procedente de Venezuela;
antes de la firma del convenio con Ecopetrol entraban 400 mil en 2005.
El convenio firmado entre las empresas venezolanas de gas propano y
Ecopetrol tuvo como objetivo disminuir el valor de este bien en un 30 %
en Cúcuta.
El fenómeno no se presentaba exclusivamente en Cúcuta. En Ipiales,
frontera con Ecuador, un cilindro de treinta libras de gas proveniente de
ese país se conseguía en $10.000 mientras que el mismo producto
colombiano no se obtenía por debajo de los $ 22.000. Aun así, en Cúcuta,
la situación era más dramática que en el sur de Colombia, pues el
producto que ya era más barato en el vecino país, había caído de precio
nuevamente, debido a la debilidad del bolívar frente al peso. Así, un
cilindro con 33 libras colombiano costaba $21.200, y un cilindro de 40
libras de Venezuela se comercializaba en $ 3.700 pesos colombianos.
Además de hidrocarburos, al país ingresan otro tipo de bienes de
contrabando. La mayor parte de las importaciones de calzado, legales e
ilegales, están entrando por Buenaventura –en el caso de transporte
marítimo– y por Ipiales por vía terrestre. En el primer caso los productos
proceden de China y Panamá, y en el segundo ejemplo, de Ecuador. Ni
Panamá ni Ecuador producen calzado en cantidades importantes. Los
precios del calzado importado son ridículos: a USD$0,19 ($437 pesos
colombianos) el par de calzado con suela y parte superior de caucho o
plástico, y en el primer trimestre de este año ingresaron 2,9 millones de
pares procedentes de Panamá. Los cuatro mayores importadores de
calzado “barato” están en Cali: en el primer trimestre trajeron más de
cuatro millones de pares a precios por debajo de un dólar cada par. Los
industriales de calzado le han pedido a la DIAN que revise las
importaciones realizadas por Comercializadora Clay Ltda,
Comercializadora Internacional Getz y Asecoex Internacional Ltda.
Estas firmas son las que introducen los mayores volúmenes de calzado.
La crisis de la industria del calzado viene de tiempo atrás. Con una

241
Capítulo 5

capacidad instalada de 120 millones de pares de calzado para atender una


demanda similar, se estima que hoy sólo se producen alrededor de 50
millones de pares, cuando hace diez años se producían 80 millones. Lo
demás son importaciones legales e ilegales (diario El Tiempo, 2005).
Del contrabando de cigarrillos se puede asegurar que sigue en alza en
el país, como se logró identificar en el análisis de prensa, ya que el
consumo anual y legal de cigarrillo pasó de 19 mil a 17 mil millones de
unidades en los últimos tres años. Se reconoce que esto puede ser
consecuencia de las campañas antitabaco y el aumento de los impuestos,
pero, las tabacaleras han detectado que esta disminución también puede
obedecer al mercado ilegal, del que se estima, se apoderó de los 1.700
millones de unidades en las que bajó el consumo a nivel nacional. En
este sentido, las zonas más afectadas son Antioquia, Norte de Santander,
Santander y los departamentos de la costa Atlántica, en donde la
circulación de cigarrillos de contrabando proviene en su mayoría de
Paraguay y China.
Las zonas afectadas por el contrabando no son exclusivamente los
departamentos fronterizos, como el caso de Antioquia, uno de los
departamentos más afectados por el contrabando de cigarrillos; además
los flujos comerciales se están expandiendo hacia diferentes zonas del
país, buscando tal vez mayores beneficios y menores controles; es decir,
existe una dinámica mercantil de los contrabandistas que buscan
mayores tasas de beneficios dentro del mercado nacional.
El contrabando de cigarrillos tiene como principal ruta de entrada el
departamento de La Guajira, desde donde se transporta la mercancía en
vehículos particulares, de carga o de pasajeros por la Troncal del Caribe.
Para evitar los controles viales, los cigarrillos van camuflados en caletas
donde se transportan cerca de mil unidades, ubicadas en vehículos
adaptados para transportar la mercancía. En caso de “caer” en los
controles de carretera, el precio de la incautación es bajo y las personas
no son aprehendidas; en los controles solamente se retiene la mercancía.
Según datos de la DIAN, a mayo de 2011 se habían decomisado 11
millones de unidades de cigarrillos de 41 marcas, avaluados en 2.500
millones de pesos (diario El Tiempo, Redacción, 2011), lo que permite

242
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

inferir que el mercado está moviendo grandes cantidades de cigarrillos


de contrabando. A pesar de varias incautaciones y operativos para
contrarrestar el hecho, las autoridades reconocen que no logran afectar el
mercado a gran escala, quedándose en pequeños golpes a estructuras
locales que se están beneficiando de esta actividad ilegal. Lo anterior se
puede verificar en el mapa 18.

Mapa 18. Ruta interna de contrabando de cigarrillos, 2011-2012-2013

Fuente: Fundación Paz y Reconciliación.

243
Capítulo 5

El contrabando de licores presenta semejanzas con el de cigarrillos en


lo que tiene que ver con rutas y puntos de ingreso; los licores entran al
país por La Guajira, zona de tránsito especial para este tipo de bienes.
Según la Secretaría de Hacienda de Bogotá, existen cálculos que indican
que por cada cien botellas de licor extranjero que se venden en el
mercado, algo más de sesenta no pagan impuestos. Para el licor
nacional, el contrabando se queda con cuarenta de cada cien botellas
vendidas. De acuerdo con datos que fueron confrontados por la Policía,
el licor de contrabando entra al departamento a través de cuatro vías
principales: la vía al Llano, por la ruta Villeta-Facatativá-Fontibón y por
la Autopista Norte, luego de atravesar los municipios de Manta-Tibirita-
Machetá y Guateque (Boyacá), como se puede observar en el mapa 19.

Mapa 19. Ruta interna de contrabando de licor y cigarrillos, 2001

244
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

Fuente: Fundación Paz y Reconciliación.


La ruta del licor continúa hacia tiendas de barrio, licoreras, a bares
poco reconocidos y a establecimientos comerciales situados en San
Andresito, Fontibón, al sector de la Avenida Primera de Mayo; punto de
expendio en los que el contrabando se intensifica para las épocas de
Semana Santa, las vacaciones de mitad de año y el mes de diciembre.
Sólo en ese mes del año 2004, las pérdidas sumaron sesenta millones de
pesos (diario El Tiempo, 2005).
Una cuenta sencilla sobre lo que deja de percibir el departamento de
Norte de Santander por concepto de impuesto al consumo de cerveza,
indica que en el año esta cifra puede llegar a ser de 20 mil millones de
pesos. Se estima que en el departamento de Norte de Santander las
cervezas colombianas tienen sólo el 52 % del mercado, pues el
porcentaje restante lo tienen las marcas venezolanas de contrabando
(diario El Tiempo, Redacción, 2008).
“(…) Ahora que hay crisis de la industria licorera, están mirando a La
Guajira como la responsable, cuando se sabe que el contrabando de
licores está entrando por otros puertos del país, como Buenaventura”,
indicó Iguarán. Paradójicamente, el contrabando técnico que ingresa sin
control por el resto del país, según él, es uno de los males que golpea el
comercio de Maicao, que no puede mantener precios competitivos
(diario El Tiempo, Redacción, 2008).
Los alimentos también son productos para contrabandear en
Colombia. Dentro de los cálculos de los distintos subsectores
agropecuarios, el gremio de los arroceros (Fedearroz), estima en unas
250 mil toneladas anuales, con un valor de 202 mil millones de pesos, la
cantidad de grano que entra al país de contrabando desde Ecuador,
aunque, esto puede ser el resultado de triangulaciones de importaciones
legales de terceros países, las que terminan quedando en territorio
nacional, constituyendo un tipo de contrabando técnico. La frontera con
Venezuela es el punto de mayor ingreso del cereal, en especial por
Arauca, Cúcuta y Maicao, de donde salen los cargamentos para la costa
Atlántica, donde se encuentra el principal mercado de los
contrabandistas (diario El Tiempo, 2009).

245
Capítulo 5

De acuerdo con informaciones de las autoridades policiales, la carne


de contrabando está llegando a la ciudad de Cúcuta en vehículos no
aptos para su transporte y sin ningún tipo de refrigeración, exponiendo el
producto a descomposición y contaminaciones que llegarán
posteriormente al comedor de los cucuteños. Ahora bien, con el
contrabando de carne desde Venezuela no se está beneficiando el
consumidor; por el contrario, los que se están enriqueciendo son los
contrabandistas, porque la carne se sigue vendiendo en la ciudad a nueve
mil y diez mil pesos el kilo, mientras que al otro lado de la frontera el
kilo está a cinco mil y seis mil pesos (diario El Tiempo, Cúcuta, 2010).
Ahora, para el caso de los lácteos, los flujos comerciales permiten
identificar que la leche en polvo llega de Venezuela hasta Santa Marta,
en donde las marcas Campestre, El Ordeño y Perijanela, de origen
venezolano, mantienen el producto contaminado con bacterias y
microorganismos que representan un riesgo para la salud, pero aun así
comercializan la leche en la ciudad.
En la frontera del sur, frutas de temporada –mangos, cítricos o
aguacates–, en cosecha en Ecuador, inundan mercados locales y
regionales.
Respecto al contrabando de vehículos y autopartes, no se logró
recolectar mayor información, probablemente porque la prensa se
concentra en algunos bienes que son considerados más importantes,
como la gasolina o los cigarrillos. Aun así, se encontró información
sobre la cantidad de pasos ilegales que existen entre Cúcuta y
Paraguachón (La Guajira). Según cálculos existían 168 trochas en 2008, a
través de las cuales podían ingresar autopartes en forma ilícita (diario El
Tiempo, Redacción, 2008). Según Tulio Zuluaga, presidente de la
Asociación del Sector Automotor y sus Partes (Asopartes), en el año
2000 se vendieron 4.800 millones de dólares en autopartes, luego en 2002
hubo un descenso a 3.700, y aunque desde 2003 la curva ha vuelto a
subir, para 2007 las ventas alcanzaron 4.150 millones de dólares. Falta
recuperar 650 millones de dólares, que según Zuluaga siguen estando en
el contrabando. Adicionalmente, ese gremio indica que aunque el año
2006 se controlaron 2.150 millones de dólares en contrabando, se estima

246
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

que lograron ingresar al país cerca de 650 millones de dólares, que se


venden dentro del comercio de partes usadas.
El último grupo relevante es el de los medicamentos. Las redes de
tráfico utilizan tres modalidades; la producción; el uso de medicamentos
de contrabando, a los que mediante labores de tipografía les cambian
cajas, insertos, logotipos y etiquetas de calidad; y por último la
adulteración de los medicamentos vencidos para su posterior
comercialización.
La ruta de contrabando empieza en Venezuela, por donde los
medicamentos ingresan a través de trochas y llegan a Cúcuta,
continuando después hacia Bogotá, Medellín y Barranquilla. En las dos
primeras ciudades y en Cali existen laboratorios, desde los que se
distribuyen los medicamentos a la mayor parte del país, entre los
destinos se encuentra Pasto, Ipiales, Popayán, entre otras ciudades. Para
la totalidad del año 2009 fueron 157 mil las pastillas incautadas; pero a
mayo de 2010 habían sido decomisadas 800 mil pastillas (diario El
Tiempo, Redacción Justicia, 2010), esto implica una variación del 410 %;
es decir, el tráfico de medicamentos ha aumentado o no se han mejorado
los procesos de control.
La Asociación Colombiana de Droguistas Detallistas (Asocoldro),
denunció la existencia de una red internacional de medicamentos, que
compra las medicinas vencidas en los países desarrollados para
ingresarlas a Colombia por las fronteras con Venezuela y Ecuador. Es
decir, en el mercado europeo se han encontrado redes internacionales
que adquieren el producto ya vencido, lo introducen de manera
clandestina a Colombia y le cambian el empaque mediante una labor de
litografía.
El segundo flujo comercial es la ruta Ecuador, Ipiales, Pasto y
Popayán. Esta última ciudad se ha convertido en un destino importante
para estas mercancías, ya que a inicios del 2012 fue desarticulada una red
de tráfico de medicamentos, que utilizaba la frontera con Ecuador para
ingresar cargamentos de medicinas. La Policía calcula que esta
organización podría llegar a mover en Popayán en un sólo mes hasta
quinientos millones de pesos en pastillas y tratamientos, que son

247
Capítulo 5

vendidos ilegalmente en droguerías de la ciudad (diario El Tiempo,


Redacción Justicia, 2012), generando así una afectación en la salud de la
población, porque en la mayoría de los casos estos medicamentos han
perdido en un 99 % su vida útil.
En este sentido, Colombia está clasificada dentro de las tres
denominaciones del comercio ilícito: fuente, tránsito y consumo. El
primero porque algunos productos fabricados legalmente en el país son
exportados con bajos aranceles, y se desvían en la cadena de suministro.
El segundo se debe a la ubicación geográfica cercana a la Zona de Libre
Comercio de Colón, Panamá, y a algunas islas del Caribe que brindan
facilidades para desembarcar la mercancía legal e ilegalmente, y
posteriormente transportarla hacia otros países desde zonas como
Buenaventura, Turbo, Zona Especial Aduanera de Uribia, Manaure y
Maicao. Tercero, en el nivel de consumo, porque muchos de los
productos desembarcados se quedan en el mercado local, especialmente
en la costa Caribe, o son llevados a otras zonas del país (diario El
Tiempo, 2011).
Por ultimo, cabe destacar que en los últimos años el contrabando se
ha convertido en una de las principales formas mediante la cual grupos
criminales lavan dinero que obtienen de otras economías ilegales. Según
la Unidad de Información y Análisis Financiero 66 (UIAF), existen nueve
formas tipificadas de lavar dinero a través del contrabando ( UIAF, 2006),
a saber: 1. Pago en especies ilícitas con mercancías ingresadas de
contrabando al territorio nacional; 2. Contrabando de insumos para redes
de piratería; 3. Transporte de dinero de origen ilícito a otro país, para
adquirir mercancías que ingresan al país local mediante contrabando
técnico por subfacturación; 4. Exportación de mercancía sobrefacturada,
y posterior reingreso de contrabando al territorio nacional; 5. Cambio de

66 La UIAF es la unidad de inteligencia financiera y económica del país, y su misión se centra en


proteger la defensa y seguridad nacional en el ámbito económico, mediante inteligencia
estratégica y operativa sustentada en tecnología e innovación, en un marco de respeto a los
Derechos Fundamentales, al Derecho Internacional de los Derechos Humanos y al Derecho
Internacional Humanitario, con el objeto de prevenir y detectar actividades asociadas con los
delitos de Lavado de Activos, sus delitos fuente, la Financiación del Terrorismo y proveer
información útil en las Acciones de Extinción de Dominio.

248
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

destinación de materias primas que ingresan al país bajo la modalidad de


Sistemas Especiales de Importación-Exportación Plan Vallejo; 6.
Importaciones efectuadas por intermediario aduanero, suplantando a un
importador reconocido y utilizando un programa aprobado al amparo de
Sistemas Especiales de Importación-Exportación Plan Vallejo; 7.
Contrabando y falsedad marcaria; 8. Contrabando técnico mediante
valoración de mercancías; 9. Contrabando mediante triangulación de
mercancías.
Las estrategias para realizar cualquiera de estos tipos de lavado de
activos son diversas, y en ocasiones cuentan con el apoyo de agentes de
la DIAN u otros funcionarios públicos, tal y como ocurrió en 2003 con el
saqueo a esta entidad reportando exportaciones ficticias y cobros ilegales
de IVA (diario El Tiempo, Unidad Investigativa, 2013).
Trata de personas y tráfico de migrantes67
El tráfico de migrantes y la trata de personas son dos economías ilegales
que tienen un importante crecimiento directamente relacionado con la
globalización. Los procesos de liberalización económica, y de
integración política aumentan los flujos migratorios de personas, y
permiten el libre flujo de mercancías y capitales. Junto a ello, los medios
de comunicación ofrecen a la población mundial una imagen de los
países del Primer Mundo como espacios de prosperidad y desarrollo
económico, lo que motiva a las personas que viven las duras condiciones
económicas y sociales en países periféricos, a buscarse una oportunidad
en Europa y Estados Unidos. Si durante gran parte del siglo XX, el
Tercer Mundo significó el espacio de escape para refugiados políticos y
emprendedores, que vivieron las duras condiciones de las guerras entre
potencias, desde el fin de la Guerra Fría y el comienzo del siglo XXI, la
última salida a la desesperada situación económica de miles de
ciudadanos de los países pobres, es buscarse un lugar en los márgenes de
las sociedades desarrolladas.

67 Apartado construido conjuntamente con María Fernanda Ramírez, profesional en Gobierno y


Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de Colombia, e investigadora de la
Fundación Paz y Reconciliación.

249
Capítulo 5

Esta situación ha sido aprovechada por redes criminales para traficar


con los destinos de miles de personas que se lanzan a tal aventura. En el
caso de Colombia, se ha identificado que durante el período
comprendido por los años 2000-2014, el subsistema fronterizo del país se
convirtió en un espacio privilegiado para el desarrollo del tráfico de
migrantes y la trata de personas.
Ahora bien, resulta necesario señalar ciertas aclaraciones frente a la
conceptualización de los dos fenómenos. Existe una categoría genérica
denominada “tráfico de seres humanos”, que se refiere a aquella
actividad ilícita mediante la cual se obtiene un beneficio, para sí o para
un tercero, trasladando seres humanos de un lugar a otro. No obstante,
esta categoría abarca dos manifestaciones concretas de la actividad
ilícita, que son el tráfico de migrantes y la trata de personas (Konrad
Adenauer Stiftung, 2010).
El tráfico de migrantes hace referencia a “… la facilitación de la
entrada ilegal de una persona en un Estado Parte, del cual dicha persona
no sea nacional o residente permanente con el fin de obtener, directa o
indirectamente, un beneficio financiero u otro beneficio de orden
material” (ONU, 2000).
Por su parte, de acuerdo con la Convención de Naciones Unidas
contra la Delincuencia Organizada Transnacional, la trata de personas
hace referencia a:

(…) la captación, el transporte, el traslado, la acogida o la


recepción de personas, recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u
otras formas de coacción, al rapto, al fraude, al engaño, al abuso de
poder o de una situación de vulnerabilidad o a la concesión o
recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una
persona que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotación. Esa
explotación incluirá, como mínimo, la explotación de la prostitución
ajena u otras formas de explotación sexual, los trabajos o servicios
forzados, la esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, la
servidumbre o la extracción de órganos (ONU, 2000).

250
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

A pesar de que ambas economías ilegales pertenecen a una misma


categoría, difieren en importantes aspectos que deben ser señalados. En
primer lugar, en el tráfico de migrantes la explotación no aparece como
finalidad; los migrantes pagan generalmente por adelantado a los
traficantes, por lo cual una vez los servicios convenidos son prestados,
su relación finaliza, mientras que en la trata de personas la explotación
de las víctimas es el objetivo principal (Konrad Adenauer Stiftung,
2010). En segundo lugar, la trata de personas ocurre bajo engaños y
amenazas, mientras que el tráfico de migrantes se desarrolla a partir de
la voluntad del migrante.
En tercer lugar, a diferencia del carácter transnacional del tráfico de
migrantes, que implica el cruce de fronteras de un país a otro de manera
ilegal, la trata de personas puede desarrollarse dentro del mismo país de
origen de las víctimas (Konrad Adenauer Stiftung, 2010). Los casos en
que se presenta la trata transnacional de personas, el cruce de las
fronteras puede llegar a ocurrir de manera legal. Es decir, en el último
caso se configura como un delito de carácter trasnacional, pues requiere
el paso de fronteras o el traslado de un país a otro ( OIM; Universidad de
los Andes, 2011).
Cabe señalar que existen diversas modalidades de trata de personas
conforme a los propósitos de explotación. En primera instancia está la
explotación sexual, que incluye la explotación de la prostitución ajena,
el turismo sexual, la pornografía, y otras actividades sexuales. En
segundo lugar existe la trata conexa a trabajos o servicios forzados, la
cual hace referencia al sometimiento de personas a tratos inhumanos en
su trabajo como encierro, amenaza, maltrato o jornadas laborales
excesivas (Corporación Espacios de Mujer). Esta modalidad de trata
incluye a menores y adultos, donde lo más frecuente es el trabajo en
fábricas y restaurantes, así como el trabajo doméstico; en el caso de
Colombia, es común el trabajo infantil en agricultura, minas y ladrilleras
(OIM; Universidad de los Andes, 2011). En tercer lugar se encuentra el
matrimonio servil, que implica la explotación laboral y/o sexual de un
miembro de la pareja y puede abarcar situaciones de esclavitud,

251
Capítulo 5

aislamiento, control, así como violencia física, sexual y reproductiva


(Corporación Espacios de Mujer).
Finalmente, está la extracción de órganos, situación que contempla el
uso de los cuerpos de seres humanos para generar embarazos forzosos,
el alquiler obligado de vientres, así como la extracción y el tráfico de
órganos (Corporación Espacios de Mujer).
Dicho lo anterior, Colombia es un país de origen, tránsito y destino
de las víctimas de trata de personas y de tráfico de migrantes. Esto
quiere decir que algunas víctimas de ambos delitos son de origen
colombiano, pero también existen víctimas extranjeras que pasan por el
país para llegar a su destino final, o simplemente se quedan en
Colombia. De acuerdo con las Naciones Unidas, debido al conflicto
armado interno, al desplazamiento forzado, a la pobreza y a la falta de
oportunidades laborales que ha atravesado el país, desde 2003 Colombia
ha sido el tercer país que ha aportado la mayor cantidad de víctimas de
trata de personas, después de Brasil y República Dominicana (diario El
Tiempo, 2003). Además, a partir del análisis de notas de prensa se
encontró que este mismo año había aproximadamente 75 mil víctimas de
trata de personas a nivel nacional e internacional. De este total, se estima
que 50 mil eran adultos y 25 mil eran menores de edad (diario El
Tiempo, 2003). Posteriormente, en 2009 se llevó a cabo en Risaralda un
encuentro entre el Comité Departamental contra la Trata de Personas, el
Ministerio del Interior y la Organización Internacional para las
Migraciones (OIM), en el que se manifestó que “… unos 80 mil
colombianos son víctimas de este flagelo tanto regional como
internacionalmente” (diario El Tiempo, Redacción, 2009).
Como reflejo de la crítica situación de los colombianos víctimas de
trata de personas, se trae a colación el caso de las mujeres colombianas
explotadas sexualmente en España en 2002. Durante ese año, la Policía
española encontró que las mujeres de nacionalidad colombiana
ocupaban el segundo lugar de las víctimas de trata de personas con fines
de explotación sexual en España, después de las rumanas. “Mientras que
en 1999 la Policía descubrió y desmontó seis redes colombianas

252
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

dedicadas al negocio de traer mujeres para la prostitución, en 2001 la


cifra ya era de más del doble: quince redes” (Vargas, V., 2002).
Ahora bien, respecto al origen de las víctimas de trata de personas en
Colombia entre los años 2000 y 2014, destacan Valle del Cauca,
Antioquia, Quindío, Risaralda, Caldas, Cundinamarca, y la costa
Atlántica. Según lo analizado en las notas de prensa, durante los años
2000 a 2009, la región del Eje Cafetero, que abarca los departamentos de
Risaralda, Caldas y Quindío, ocupaba el primer lugar; seguido por el
departamento del Valle del Cauca; mientras que de 2010 a 2014 el Valle
del Cauca ocupó el primer lugar. Como evidencia de lo anterior, en 2006
la Organización Mundial para las Migraciones ( OIM), manifestó que un
60 % de las víctimas de trata de personas provenían del Eje Cafetero
(diario El Tiempo, 2006); así mismo, según cifras del DAS68, la Interpol y
la OIM, en 2009 “… el mayor número de víctimas corresponde a la
región del Eje Cafetero con un 29 % (…) sigue el Valle con 24 %”
(diario El Tiempo, Redacción, 2009). Más adelante, en 2012, el Valle del
Cauca ocupaba el primer lugar en denuncias con el 41 %, seguido de
Antioquia con el 22 % (diario El Tiempo, Redacción Cali, 2012).
Como se observa en el mapa 20, entre los principales lugares de
destino de las víctimas colombianas de trata de personas, destacaban en
2007 “Japón, España, Ecuador, Panamá, República Dominicana,
Holanda, Filipinas y Hong-Kong” (diario El Tiempo, 2007); para 2011,
en cuanto al trabajo forzado, destacaban Argentina 69, Ecuador y
Guatemala (diario El Tiempo, 2011); y para 2012, sobre todo en los casos
de explotación sexual, resaltaba “Japón, Indonesia, España, Panamá y
Brasil” (diario El Tiempo, Redacción Cali, 2012).

68 El Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), fue el principal centro de inteligencia


de Colombia. Este fue disuelto el 31 de octubre de 2011 luego del escándalo de las “chuzadas”,
en el que se realizaron escuchas ilegales a líderes de oposición, periodistas y funcionarios del
Estado.
69 “Argentina es el destino que hoy tiene más preocupadas a las autoridades colombianas.
Precisamente fue allí donde se desarrolló el operativo reciente más grande contra explotadores
laborales en todo el mundo. Tras realizar 69 allanamientos en diez provincias, fueron
rescatadas 85 personas que trabajaban obligadas en fábricas de muebles. Los jefes de la red
criminal y la mayoría de las víctimas eran

253
Capítulo 5

Mapa 20. Principales destinos de víctimas de trata de personas colombianas

Fuente: Fundación Paz y Reconciliación.

Respecto a la distribución de victimas por género, la gran mayoría


son mujeres. En 2001 el DAS calculó que había más de 35 mil mujeres
colombianas, víctimas de trata de personas con fines de explotación
sexual en el exterior (diario El Tiempo, 2001). Adicionalmente, de 2002 a
2004, de las 75 mil víctimas colombianas de trata de personas a nivel
nacional e internacional que se habla, sólo se reportaron un poco más de
211 denuncias, de las cuales:

(…) El 98 % son mujeres entre veintitrés y treinta y siete años, que


en la mayoría de los casos son usadas para explotación sexual, el 92 %
a nivel externo, y 8 % interno. Las estadísticas también muestran
porcentajes más bajos, pero no menos importantes como el matrimonio
servil, en un 9 %,

colombianos que fueron enganchados con una falsa oferta de recibir 20 mil pesos argentinos a
la semana –unos cuatro millones de pesos colombianos–” (Sarralde, 2014).

254
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

7 % para el servicio doméstico, y un 2 % en el reclutamiento forzado a


menores de edad (diario El Tiempo, Redacción, 2008).

Así mismo, la Interpol expuso que en 2004 había “… entre 45 mil y


50 mil mujeres colombianas ejerciendo la prostitución de manera
forzada. El DAS indicó que cada día salían hacia el exterior entre dos y
diez mujeres víctimas de la trata de personas” (diario El Tiempo, 2004).
En cuanto a las víctimas de tráfico de migrantes que han pasado por
Colombia como país de tránsito, según el informe “Dimensión del delito
de tráfico de migrantes en Colombia” de UNODC, la mayoría proviene
de “… Cuba, con una participación sobre el total de 49,64 %, seguida
por China (18,43 %), Nepal (8,76 %), Líbano (5,66 %), India (3,38 %), y
Bangladesh (2,55 %)” (UNODC y Migración Colombia), (ver mapa 21).

Mapa 21. Países que utilizan a Colombia como país de tránsito de tráfico de migrantes

Fuente: Fundación Paz y Reconciliación.

En 2007 la mayor cantidad de víctimas de tráfico de migrantes era de


origen Chino; de hecho, de acuerdo con cifras del DAS, entre el 1º de
enero y el 31 de marzo de ese año, “… ingresaron legalmente al país

255
Capítulo 5

3.459 chinos, 51 % más que en los 365 días del 2006” (Durán, Jorge L.,
2007). Así mismo, en 2010 se detectaron aproximadamente 823 víctimas
de tráfico de migrantes que utilizaron a Colombia como país de tránsito.
De los cuales 705 eran asiáticos y africanos “… oriundos de Somalia,
Etiopía, Sudán, Benín, Zimbabue, Costa de Marfil y Liberia” (diario El
Tiempo, AFP, 2010), China, Bangladesh, Nepal e India; y en un menor
porcentaje provenían del continente americano, principalmente de Cuba
y Haití. (UNODC y Migración Colombia).
Antes de 2010, las principales víctimas de tráfico de migrantes
procedían de países asiáticos y africanos, a diferencia del período
comprendido entre los años 2011 a 2014, en el que la mayor cantidad de
víctimas eran cubanos, seguidos por asiáticos y africanos. Este aumento
de víctimas de origen cubano, puede deberse a que en junio de 2008 el
presidente de Ecuador, Rafael Correa, puso en marcha la “política de
puertas abiertas” que consistió en otorgar entrada libre al país a
cualquier extranjero por un período no mayor a noventa días, situación
que puso en alerta a los gobiernos de Colombia y Panamá.
El director del Servicio Nacional de Migración de Panamá, Javier
Carrillo, manifestó que “… desde noviembre pasado ( 2011) ha
aumentado la llegada de cubanos a un promedio de treinta semanales”
(diario El Tiempo, EFE, 2012). Al remitirse al mapa 22, es posible
observar el aumento en la detección de víctimas provenientes del
continente americano –cubanos y haitianos– desde 2009, seis meses
después de la instauración de la “política de puertas abiertas”.
En paralelo a esta situación de país de origen y tránsito, las redes de
traficantes también ingresan personas al país como destino final para ser
explotadas. Un ejemplo de esto es el caso de la red que traía indígenas
ecuatorianos para ejercer mendicidad en las calles de Bogotá, Cali,
Medellín y Pereira.
Estas redes de trata de personas y de tráfico de migrantes, por lo
general, poseen integrantes provenientes de varios países. En el caso de
trata de personas, las redes suelen contar con la participación de
ciudadanos de los países de destino de las víctimas, mientras que en el
caso del tráfico de migrantes, las redes cuentan con personas que alguna

256
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

vez fueron víctimas y resultaron descubiertos por las autoridades en su


búsqueda por mejores condiciones de vida. Para evidenciar esto se
expondrán los siguientes ejemplos.

Mapa 22. Total de víctimas de tráfico de migrantes detectadas en Colombia


discriminadas por nacionalidad, en el período 2006-2012

Fuente: UNODC y Migración Colombia.

El primero es el caso de una red de tráfico de migrantes cuyo líder era


El coyote70 etíope Johenes Elnefue Negussie, refugiado en territorio
colombiano desde 2007. Se estima que esta red poseía nexos con sus
similares de Asia y África, por lo que traficaba en su mayoría con
personas de estos continentes. Además, se encontró que la red “… tenía
filiales en las ciudades colombianas de Pasto (sur), Cartagena y San
Andrés (norte)” (diario El Tiempo, Agencia France-Presse, 2010).
El segundo ejemplo es el de una red de trata de personas cuya sede se
encontraba en Anserma, Caldas, y su principal actividad era enviar
jóvenes de municipios del Eje Cafetero a países de Centroamérica. Esta
red estaba “… conformada por personas de Colombia y Guatemala que
se dedicaban a la trata de personas con fines de explotación sexual, para
lo cual reclutaban a jóvenes residentes en municipios de la región y de

70 Los traficantes de migrantes reciben el nombre de coyotes.

257
Capítulo 5

bajos recursos económicos. Al parecer, la organización comercializaba


las mujeres y las vendía al mejor postor” (diario El Tiempo, Redacción
Manizales, 2012).
En cuanto al reclutamiento de víctimas, se ha identificado que desde el
año
2000 las redes de trata de personas han utilizado diversas estrategias para
el “enganche”. Por ejemplo, las redes atraen a las víctimas ofreciendo
diferentes alternativas laborales –por lo general prometen un buen
salario y el pago del traslado, a través de medios tradicionales como la
radio y los periódicos nacionales–, además de posibilidades de estudio
en el exterior (diario El Tiempo, Agencia France-Presse, 2011). Sin
embargo, Internet se convirtió en uno de los canales principales para
reclutar debido a la facilidad y rapidez que brinda esta herramienta para
interactuar con multitud de personas.
Además, en cuanto al reclutamiento es preciso decir que,
habitualmente las redes tratan muy bien a las víctimas durante esta
primera fase, a fin de comprometerlas con el falso trabajo que ofrecen.
Como evidencia de esto, de acuerdo con la Policía Nacional, “… durante
el proceso de documentación los reclutadores se encargaban de
cautivarlas (a las mujeres) con detalles, trasladarlas a diferentes lugares,
alimentarlas, vestirlas” (diario El Tiempo, Redacción Justicia, 2011).
Las redes dedicadas a ambas economías ilegales poseen una
estructura operativa similar en la que algunos de sus integrantes se
encargan de expedir visas y pasaportes falsos, así como adulteración de
sellos de migración; otros tienen a su cargo el transporte de las víctimas,
ya sea por vía terrestre o marítima, o en el caso en el que las víctimas
deban ser desplazadas en avión, los miembros de la red se encargan de
comprar los tiquetes; y finalmente, otros traficantes se encargan de
hospedar a las víctimas en los lugares de tránsito –tráfico de migrantes y
trata de personas– o en los lugares de destino –trata de personas–.
A partir del análisis de abundantes notas de prensa fue posible
encontrar las principales rutas que las redes de tráfico de migrantes
utilizan para movilizar víctimas al interior de Colombia. De esta manera,
durante el período de 2000 a 2014 se identificó la frontera de Ecuador

258
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

como principal ruta de ingreso de migrantes, y la frontera con Panamá


como principal ruta de salida. En un segundo análisis de información, se
identificaron como rutas de ingreso las fronteras con Venezuela, Brasil y
Perú; y como rutas de salida, el archipiélago de San Andrés y
Providencia, y la frontera colombo-venezolana (ver mapa 23).
De acuerdo con lo anterior, conviene señalar que de 2000 a 2009 se
identificó que las redes de tráfico de migrantes utilizaban
frecuentemente las fronteras con Ecuador, Venezuela, Brasil y Perú
como rutas de ingreso al país, y que a partir de 2010 la frontera con
Ecuador se convirtió en la principal ruta de ingreso, lo que puede
deberse a la “política de puertas abiertas” del Gobierno ecuatoriano
mencionada arriba.

Mapa 23. Rutas de ingreso y salida de tráfico de migrantes

Fuente: Fundación Paz y Reconciliación.

259
Capítulo 5

Ahora bien, a continuación se profundizará en las rutas que utilizan


las redes de traficantes para movilizar a las víctimas desde sus lugares de
origen hasta su destino y al interior del país.
Como se señala en el mapa 24, se han identificado varias rutas de los
migrantes chinos que por lo general inician en Hong Kong y en algunos
casos en Beijing, donde las víctimas toman transporte aéreo con escalas
en ciudades europeas como Madrid y París, para de allí continuar a
Bogotá, Quito o Lima. Por ejemplo, en 2001 se encontró que las redes de
tráfico de chinos utilizaban la ruta Hong Kong-Quito, y de allí
ingresaban a los migrantes a Colombia en buses y taxis por el Puente
Internacional de Rumichaca, a Ipiales, Nariño (diario El Tiempo, 2001).
Otra ruta utilizada para traficar chinos inicia en la ciudad de Beijing,
desde donde las víctimas toman un vuelo hacia Europa, de manera
preferente a la ciudad de Madrid, España, “… después viajan a
Suramérica, utilizando a Bogotá como puerta de entrada. Lima (Perú),
según las autoridades colombianas, es utilizada como ingreso alterno, en
caso de que no les sea fácil obtener la documentación para llegar a
Colombia. Ya en Lima, días más tarde ingresan por tierra a Bogotá”
(diario El Tiempo, Redacción Justicia, 2008). En el caso de conseguir
documentación legítima, los migrantes también utilizan la ruta Hong
Kong-París-Bogotá (diario El Tiempo, Redacción, 2008).
Así mismo, se ha encontrado que los migrantes chinos inician su
recorrido en avión hasta Ecuador, haciendo escala en Madrid o en
algunos casos en Holanda. De Quito emprenden un viaje por tierra hasta
Ipiales, para continuar a Bogotá; de allí se transportan por vía aérea o
terrestre a Cartagena, Bolívar, ciudad de la que parten por vía marítima
hasta Colón, Panamá (Guevara, 2014).
En 2013, Migración Colombia encontró un caso especial de
ciudadanos chinos que utilizaban a Colombia, como país de tránsito,
para llegar a Venezuela como destino final. Así lo evidencia a nota de
prensa titulada “Chinos ahora nos usan para llegar a Venezuela”, en la
que se explica que “… los asiáticos ya no sólo buscan pasar ilegalmente
por el país como ruta para llegar a Estados Unidos, sino que buena parte

260
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

tiene como destino el vecino país” (diario El Tiempo, Redacción


Justicia, 2013).
Así las cosas, se estima que los chinos compran tiquetes que tienen
como destino Puerto Príncipe, Haití, con escala en Bogotá. Como
arriban a Colombia de tránsito no requieren visa; pero los chinos pierden
a propósito los vuelos de conexión y establecen contacto con redes para
ser transportados a Venezuela. Este reciente interés por parte de chinos
para llegar a Venezuela se debe a la inversión que estaba realizando allí
el país asiático. De hecho, el pasado lunes, el diario El Carabobeño
publicó que Venezuela está negociando con el Banco de Desarrollo del
país asiático una inversión de por lo menos cinco mil millones de
dólares en Caracas para proyectos de producción y desarrollo
económico” (diario El Tiempo, Redacción Justicia, 2013).
Mapa 24. Rutas de migrantes chinos

Fuente: Fundación Paz y Reconciliación.

Respecto a los migrantes de origen cubano, se ha identificado que


debido a la “política de puertas abiertas” implementada en 2008 por el
presidente ecuatoriano, Rafael Correa, la frontera con Ecuador se
convirtió en el principal punto de entrada de migrantes cubanos a

261
Capítulo 5

Colombia. De esta manera, durante la investigación denominada


“Travesía Africana”,

(…) se determinó que los extranjeros ingresaban a Colombia


por la frontera con Ecuador, por el Puente Internacional de
Rumichaca, y tras atravesar el país salían por el Urabá o San
Andrés (…), tras pasar unos cinco días en Ipiales (Nariño), los
migrantes eran llevados en buses a Medellín, Cali o Bogotá.
(…) Finalmente, la red se encargaba de llevar a estas personas
hasta el norte del país para que en lanchas siguieran la ruta hasta
Centroamérica y luego hacia Estados Unidos (diario El Tiempo,
2011).

Así mismo, se ha encontrado que los migrantes de origen cubano


inician su recorrido en avión hasta Quito, en ocasiones haciendo escala
en Lima, Perú.
Desde Quito se desplazan por tierra hasta Ipiales, Nariño, en la frontera
colombo-ecuatoriana y de allí, se transportan en lancha hasta Juradó,
Chocó, o en bus hasta Turbo, Antioquia, desde donde cruzan la frontera
con Panamá (diario El Tiempo). Además, de acuerdo con el CTI, cuando
los migrantes son trasladados a la frontera con Panamá, sobre todo a
Acandí, Chocó, reciben “… botas de caucho para la siguiente etapa de
su búsqueda del ‘sueño americano’: caminar tres días para llegar a
Panamá y seguir atravesando Centroamérica por tierra” (diario El
Tiempo, Redacción Justicia, 2013).

Mapa 25. Rutas de migrantes cubanos. Trayecto desde Cuba por Ecuador

262
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

Fuente: Fundación Paz y Reconciliación.


En cuanto a los migrantes de origen asiático y africano, predominan
rutas que abarcan las fronteras con Brasil, Ecuador y Venezuela. Por
ejemplo, en la nota de prensa titulada “DAS desmantela red de tráfico de
africanos y asiáticos”, se presenta una investigación llevada a cabo por
el DAS, a partir de la cual se logró identificar las rutas que una red
dedicada al tráfico de migrantes, utilizaba para ingresar y sacar del país a
migrantes provenientes de Asia y África.

(…) los traficados llegaban por rutas aéreas y marítimas a Brasil,


Venezuela y Ecuador. (…) Luego los hacían llegar hasta puertos
marítimos ubicados en las ciudades de Cartagena, Barranquilla y San

263
Capítulo 5

Andrés, de allí los transportaban en pequeñas embarcaciones hacia


países centroamericanos como Panamá, Nicaragua, Honduras y Costa
Rica, y posteriormente, la ruta continuaba por vía terrestre hasta
Guatemala y México, por donde ingresaban a los Estados Unidos de
manera irregular por la zona fronteriza (diario El Tiempo, 2009).

También se encontró que los migrantes provenientes de Asia y


África, especialmente de Somalia, Bangladesh e India, “… viajan desde
Asia o Europa hacia Brasil, país que no les exige visado. De allí,
empiezan una travesía hasta Ecuador o Venezuela para ingresar a
Colombia por Ipiales, o La Guajira” (Garibello, 2013), (ver mapa 26).
Dentro de este escenario, una de las rutas que utilizan las redes para
transportar víctimas provenientes de Somalia, es el recorrido desde esa
República hasta Sudáfrica por vía marítima o aérea, y de allí las llevan
hasta Brasil en avión o en buques cargueros, para desplazarlas a
Venezuela o Ecuador por vía terrestre, e ingresar a Colombia y seguir su
recorrido hacia Centroamérica y luego Norteamérica (ver mapa 26).
Para el éxodo de las víctimas provenientes de Bangladesh, se ha
establecido que inician su recorrido en avión hasta Sao Paulo, Brasil, y
de allí transitan por tierra a las ciudades de Belo Horizonte, Manaos y
Boavista. Desde esta última cruzan a territorio venezolano hasta Santa
Helena y de ahí se desplazan a San Cristóbal, en la frontera colombo-
venezolana. Una vez en Colombia, la ruta continúa por Santa Marta,
Montería, Arboletes (Antioquia), Necoclí (Antioquia) y la frontera con
Panamá (diario El Tiempo), (ver mapa 26).
Mapa 26. Rutas de inmigrantes ilegales desde Nepal, Bangladesh y Somalia

264
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

Fuente: Fundación Paz y Reconciliación.

Una vez los migrantes ilegales ingresan a Colombia, las redes los
transportan por tierra o avión hacia diferentes ciudades del país en las
que se hospedan y esperan el mejor momento para continuar su recorrido
hacia las zonas fronterizas del país; es decir, hasta alcanzar los
principales puntos de salida: la frontera con Panamá, el archipiélago de
San Andrés y el departamento de La Guajira.
Para ilustrar lo anterior, en 2008 las autoridades identificaron una red
que, tras ingresar a los migrantes por la frontera colombo-ecuatoriana,
transportaban a las víctimas a diferentes residencias ubicadas en el
municipio de Zipaquirá, Cundinamarca. De allí, se movilizaban por vía
terrestre hasta Cartagena, donde tomaban un avión rumbo a San Andrés
y desde la isla, partían a Nicaragua o Costa Rica en lanchas (diario El
Tiempo, Redacción, 2008).
De igual manera, se encontró que algunos migrantes que ingresan de
manera ilegal al país son transportados hasta el municipio de Turbo, en
el departamento de Antioquia, y desde allí, parten al puerto de Acandí,

265
Capítulo 5

Chocó, para continuar su tránsito hacia Centroamérica y después


Norteamérica (diario El Tiempo, Agencia France-Presse, 2012).
Cabe señalar que algunas redes dedicadas al tráfico de migrantes
transportan a sus víctimas en lancha desde Turbo, o Necoclí, en el
departamento de Antioquia, hasta Capurganá o Sapzurro, en el
departamento del Chocó, y una vez allí, los migrantes cruzan la frontera
con Panamá para seguir su recorrido hacia Centroamérica. Por lo
general, las redes transportan a sus víctimas de noche para evitar los
controles de la Fuerza Pública (diario El Tiempo, Redacción Justicia,
2013).

Mapa 27. Rutas de tráfico de migrantes al interior del país

Fuente: Fundación Paz y Reconciliación.

266
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

Respecto a las rutas que utilizan las redes dedicadas a la trata de


personas, el “Estudio Nacional exploratorio descriptivo sobre el
fenómeno de trata de personas en Colombia”, encontró que las redes
internacionales dedicadas a este delito utilizan aproximadamente 560
rutas71, “… de esas rutas de ingreso o salida, más de 280 están dentro del
territorio nacional, entre departamentos, municipios e incluso de un
barrio a otro” (diario El Tiempo, Redacción
Justicia, 2009).
Además, el estudio mencionado hace referencia a las rutas de trata
interna y externa. Respecto a la trata externa,

(…) Ecuador y Venezuela aparecen como las principales rutas en


Suramérica. El segundo destino es Europa, particularmente España,
seguido de Alemania y Holanda. La región asiática, con China y
Singapur, es el tercer destino. Y luego aparece como cuarta zona de
llegada Norte y Centroamérica, con Estados Unidos y Panamá. Medio
Oriente ocupa el último lugar de destino, hacia países como Irán y
Jordania. Los reportes por los casos conocidos señalan en total 254
rutas desde Colombia hacia esos lugares (diario El Tiempo, Redacción
Justicia, 2009).

En consecuencia con lo referido, cabe estimar que España es el


principal destino en Europa; con respecto a este destino, los
departamentos de origen son Valle del Cauca, Antioquia y Risaralda.
Estados Unidos es el principal destino en Norte y Centroamérica y la
mayor cantidad de víctimas de este destino provienen de los
departamentos de Risaralda, Antioquia, Atlántico, Bolívar y Valle del
Cauca. Ecuador, es el principal destino en Suramérica, cuyas víctimas

71 Este estudio se basó en los resultados obtenidos a partir del desarrollo de numerosas
entrevistas a funcionarios de organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, expertas
en el tema de trata de personas. Además, es preciso señalar que no se trata de 560 rutas
diferentes, puesto que ellas pueden incluir reiteraciones de relatos de funcionarios. Por ejemplo
una ruta Bogotá-Madrid puede haber sido referenciada en varias ocasiones por diferentes
funcionarios.

267
Capítulo 5

son de Nariño, Valle del Cauca, Caldas, Risaralda y Antioquia ( UNODC,


Ministerio del Interior y Universidad Nacional de Colombia, 2009).
Adicionalmente, “… estudios de la dependencia de la ONU, indican
que un alto porcentaje de las personas que son engañadas las sacan por
Panamá, Ecuador y Brasil” (diario El Tiempo, Redacción, 2008). Frente
a lo anterior, es posible afirmar que en el caso de trata de personas, a
diferencia del tráfico de migrantes –en el que generalmente se utiliza la
frontera ecuatoriana como ruta de entrada de víctimas–, la frontera con
Ecuador también se utiliza como ruta de salida de víctimas, lo que
también sucede en la frontera con Brasil.
Adicionalmente, se identificó que el puerto de Buenaventura, ubicado
en el departamento de Valle del Cauca, constituye uno de los principales
puntos de salida de víctimas de trata de personas. Como evidencia de lo
anterior, en la nota de prensa titulada “Niños también están en la ruta de
la trata de personas en Cali”, se expone que muchas redes trasladan a las
víctimas “… en barcos hacia otros países desde el puerto de
Buenaventura (…) además, una de las últimas rutas detectadas y que
afecta especialmente a mujeres jóvenes y algunas que se dedican a la
prostitución, es la ruta Cali-Chile, con una salida ilegal desde el puerto
vallecaucano” (diario El Tiempo, Redacción Cali, 2012).
En cuanto a las rutas de trata interna se ha identificado que en los
departamentos de Nariño, Risaralda, Valle del Cauca y Antioquia se
presenta trata interdepartamental. Además, las víctimas de Nariño se
desplazan en su mayoría hacia Putumayo y Valle del Cauca. Las de
Antioquia son trasladadas a Norte de Santander, Bolívar y Nariño. Así
mismo, las redes que operan en Risaralda movilizan a sus víctimas
principalmente a Bogotá y Antioquia. Finalmente, las personas
procedentes de Valle del Cauca son transportadas hacia Bolívar,
Antioquia y Nariño (UNODC, Ministerio del Interior y Universidad
Nacional de Colombia, 2009), (ver mapa 28).
Mapa 28. Rutas de trata interna

268
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

Fuente: Fundación Paz y Reconciliación.

269
Capítulo 5

Minería ilegal72
En años recientes Colombia ha vivido un proceso de re-primarización,
asociado a la promoción, por parte de los gobiernos nacionales, de un
modelo de desarrollo basado en la extracción y exportación de
hidrocarburos y productos mineros. Esta apuesta halla su razón de ser,
en la elevada demanda de estos bienes en el mercado internacional a
partir de dos situaciones específicas. Por un lado, sectores económicos
de los países desarrollados han buscado en el oro, y otros metales
preciosos bienes que sean una alternativa de reserva de valor, tras la
crisis financiera de 2008; y por el otro, hidrocarburos y minerales son
materias primas en procesos industriales llevados a cabo por parte de
países emergentes como Rusia, China, Brasil e India. En este contexto,
la minería ilegal también ha hecho su aparición en la sociedad
colombiana como un mercado criminal con el que se financian actores
del conflicto armado, y se enriquecen mafias locales y nacionales. El
período de análisis del presente informe es de 2009 a 2014, debido a la
ausencia de notas de prensa relacionadas con la minería ilegal y criminal
para los años 2000 a 2008. Dicha ausencia puede deberse al hecho de que
fue a partir de 2009 que se comenzó a presentar un aumento en esta
actividad.
En primer lugar, por lo general los medios tipifican los tipos de
minería no legal como “minería ilegal”, y además, en el Código Minero
no existen definiciones oficiales de los tipos de minería 73. Sin embargo,
para efectos del presente informe es necesario exponer las diferencias
entre la minería tradicional, ilegal, criminal e informal:

(…) La minería tradicional –familiar o comunitaria, de pequeña


escala, no mecanizada y sin título minero–; minería informal –sin

72 Apartado construido conjuntamente con María Fernanda Ramírez, profesional en Gobierno y


Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de Colombia, e investigadora de la
Fundación Paz y Reconciliación.
73 En los artículos 159 y 160 del capítulo XVII de la Ley 685 de 2001, “… por la cual se expide
el Código de Minas y se dictan otras disposiciones”, se habla de “… exploración y explotación
ilícita de minas” y de “aprovechamiento ilícito”, pero no se hace referencia a la minería
ancestral ni criminal.

270
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

título y sin la observancia de otras normatividades como la laboral,


tributaria y seguridad social, preferentemente de tamaño pequeño y
mediano-pequeño–; minería ilegal –sin título minero, de tamaño medio
e incluso hasta grande, mecanizada, sin voluntad manifiesta de
formalizarse–, y explotación criminal –sin título ni legalidad alguna, y
cuyo propósito es el financiamiento de grupos criminales, con la
participación directa e indirecta no solamente de criminales sino
también de agentes opacos, que se mueven entre la legalidad y la
ilegalidad a lo largo de la cadena al facilitar el transporte, la
comercialización, la provisión de insumos y el lavado de activos, entre
otros– (Garay, 2015).

Según el artículo 14 de la Ley 685 de 2001 “… por la cual se expide el


Código de Minas y se dictan otras disposiciones”, las disposiciones
frente al título minero son: “(…) A partir de la vigencia de este Código,
únicamente se podrá constituir, declarar y probar el derecho a explorar y
explotar minas de propiedad estatal, mediante el contrato de concesión
minera, debidamente otorgado e inscrito en el Registro Minero
Nacional”.
Además, en el Artículo 159 se establece que:

(…) la exploración y explotación ilícita de yacimientos mineros,


constitutivo del delito contemplado en el artículo 244 del Código
Penal, se configura cuando se realicen trabajos de exploración, de
extracción o captación de minerales de propiedad nacional o de
propiedad privada, sin el correspondiente título minero vigente o sin la
autorización del titular de dicha propiedad (Art. 14 Ley 685, 2001).

A pesar de esta normativa vigente, es posible afirmar que en el país,


la minería ha sido una actividad productiva en la que ha predominado la
informalidad y la poca actividad regulatoria por parte del Estado. A
causa de esto, la minería se ha convertido en una actividad en la que
frecuentemente se presentan numerosos casos de explotación laboral,
sobreexplotación de recursos naturales, corrupción, violencia y muerte

271
Capítulo 5

de mineros (Ramírez & Muñoz, 2012). Por ejemplo, se ha encontrado


que es tanta la informalidad que incluso:

(…) entre el 70 % y el 80 % de las 6.078 minas de carbón, oro,


esmeraldas, caliza, arcilla y materiales de construcción incumplen las
mínimas condiciones de seguridad. En su mayoría es minería de
subsistencia, manejada por personas sin conocimientos, señala uno de
ellos. Las consecuencias saltan a la vista. En Boyacá, el departamento
con más accidentes en minas, murieron el año pasado veinticinco
obreros (diario El Tiempo, Redacción Nacional, 2007).

A su vez, la baja presencia del Estado en las regiones en las que se


desarrolla la explotación minera, ha favorecido el establecimiento de
relaciones entre mineros informales y grupos ilegales, lo que a su vez ha
contribuido al aumento de la minería criminal. Los mineros informales
se han relacionado con las guerrillas y las Bacrim, debido a que estas
organizaciones armadas se han encargado de suplir las funciones de
seguridad y justicia que debería proveer el Estado. A cambio de este
servicio de seguridad, los grupos al margen de la ley “vacunan” (cobran
una especie de impuesto) y extorsionan a pequeños mineros o incluso a
grandes empresas.
Frente a lo anterior es posible preguntarse, ¿cómo se llegó al auge de
la minería criminal en el país?
Si bien la minería ha sido una actividad económica primordial desde
la época Precolombina, fue a partir de los años ochenta que se consolidó
en el país, con la entrada en funcionamiento de grandes explotaciones
carboníferas en La Guajira y en el Cesar, así como con la instalación de
la planta de Cerro Matoso en Montelíbano, Córdoba (Fedesarrollo,
2008).
Desde 2001, con el auge exploratorio en América Latina, la minería
en Colombia presentó tasas de crecimiento superiores a otros sectores
productivos, adquiriendo mayor participación dentro del PIB. Por
ejemplo, en 2006 la minería sin hidrocarburos aportó aproximadamente
2,8 % del PIB nacional (Fedesarrollo, 2008). Y a partir de 2008, la

272
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

producción de minerales e hidrocarburos se consolidó como uno de los


principales sectores de la economía colombiana, desplazando a la
agricultura.
De acuerdo con la Unidad de Planeación Minero Energética ( UPME),
entre 1990 y 2011 la producción de minerales en Colombia se triplicó al
pasar de 31.7 a 99.9 millones de toneladas. Por esto, el Plan Nacional de
Desarrollo 2010-2014, del presidente Juan Manuel Santos, denominado
“Prosperidad para Todos”, le asignó a la minería el rol de “locomotora
de crecimiento y desarrollo”, por su capacidad de avanzar más rápido
que el resto de la economía, de generar recursos para el fisco nacional y
de generar mayores niveles de empleo (Contraloría General de la
República, 2013).
A partir de lo anterior se planteó la primera hipótesis sobre la minería
ilegal en el subsistema fronterizo colombiano, a saber: la minería
criminal ha aumentado principalmente por dos factores: por una parte, al
aumento del precio del oro ha convertido a la minería en una actividad
muy rentable; por otra, en la medida que la Fuerza Pública ha ido
atacando los centros de distribución y producción de coca, el negocio del
narcotráfico se ha vuelto más costoso y riesgoso, de manera que las
FARC, el ELN, los Rastrojos y los Urabeños, han empezado a utilizar la
minería como alternativa de financiamiento.
Esta locomotora minera también ha despertado interés por parte de
las guerrillas y las bandas criminales, de hecho, según el comandante de
la Policía de Antioquia, coronel José Acevedo, las guerrillas y las
Bacrim entraron al negocio de la minería “… porque es muy rentable y
no tienen que arriesgar tanta inversión como con la producción de coca.
(…) Algunos grupos armados están comprando maquinaria y trabajando
en la zona del Bajo Cauca” (Gualdrón, 2011). “… Así como el gobierno
cree que la minería es una de las ‘locomotoras’ del desarrollo nacional,
los grupos ilegales piensan que será el ‘combustible’ para el
sostenimiento de sus actividades al margen de la ley” (diario El Tiempo,
2012).
Otro de los factores que influyó en el aumento de la minería criminal
fue la subida del precio internacional del oro. En 2002 el precio era de

273
Capítulo 5

300 dólares la onza; más adelante, en 2006 fue de 520 dólares, y en 2011,
la onza de oro llegó a alcanzar un precio de 1.923 dólares. Con el
aumento del precio del oro, se incrementó la producción de oro en
Colombia, pasando de 15,8 toneladas en 2006, a 55,9 toneladas en 2011,
representando un aumento de más de 300 % (ver gráfico 2). Los
atractivos precios del oro provocaron la llegada de aproximadamente
cincuenta compañías internacionales con el propósito de emprender
proyectos de exploración en el país. Sin embargo, al mismo tiempo se
fortaleció “… una ola de informalidad al borde de carreteras y ríos,
como ha ocurrido en el corregimiento de Zaragoza, en el Valle del
Cauca” (Londoño, 2009). Además, se estima que en Colombia hay 4.545
minas, de las cuales 4.133 son ilegales (un 86,7 %) y tan sólo 549 son
legales (13,3 %) (diario El Tiempo, 2013).
La segunda hipótesis señala que las guerrillas y las Bacrim han
emprendido diversas modalidades de participación para tener control
sobre esta actividad ilícita. Por ejemplo, los grupos criminales
“vacunan” a empresas mineras y alcaldías, además “… a través de
cooperativas, suministran la mano de obra de las empresas mineras y
dicen a quién se contrata (…) Hay empresas legalmente constituidas que
son de los ilegales; de seguridad o de logística y hasta de suministro de
alimentos, y a través de ellas se hacen los pagos, tanto del servicio como
del porcentaje ilegal” (diario El Tiempo, 2012).
A partir del análisis de notas de prensa se logró identificar que “… la
minería ilegal es una de las principales fuentes de financiación, junto
con el narcotráfico, de los grupos al margen de la ley” (diario El Tiempo,
Redacción Política, 2011). De acuerdo con un estudio realizado por el
Centro Internacional de Toledo para la Paz, la minería, y
específicamente la extracción de oro, ha desplazado a la coca como la
principal fuente de financiamiento de la guerrilla y de las Bacrim, en los
departamentos de Antioquia, Chocó, Córdoba, Bolívar, Santander,
Tolima, Valle y Cauca (diario El Tiempo, 2012).
De esta manera, la minería aurífera se convirtió en una actividad
bastante rentable para las guerrillas y para las Bacrim. De hecho, “… los
altos retornos del oro, la alta informalidad del proceso productivo, la

274
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

completa licitud de la mercancía y su comercio, y la coincidencia


territorial –al menos entre la coca y el oro en Antioquia–, han hecho de
la minería del oro un sustituto perfecto para la actividad ilegal” (Ramírez
& Muñoz, 2012).
La extracción ilícita de oro no es la única actividad minera a la que se
han dedicado los grupos armados ilegales. También han empezado a
traficar coltán: un mineral de color azul metálico, denominado “oro
azul”, utilizado en la elaboración de baterías y equipos tecnológicos. De
acuerdo con Ingeominas74, Colombia posee el 5 % de las reservas
mundiales y las principales regiones que poseen el oro azul son Guainía,
Vaupés y Vichada (Londoño, 2009).
El coltán empezó a llamar la atención desde 2009, luego de que el
entonces presidente de Venezuela, Hugo Chávez, anunciara el
descubrimiento de un gigantesco yacimiento del mineral en la frontera
colombo-venezolana, por lo que el mandatario militarizó la zona del
Orinoco para evitar que los mineros colombianos siguieran extrayéndolo
(diario El Tiempo, Nación, 2009).
Ahora bien, se ha identificado que en Guainía las FARC le pagan a
los indígenas para que extraigan el coltán (Sarralde, 2012), y han
participado directamente en la explotación de este mineral:

(…) Los grupos armados ilegales, especialmente las FARC, se han


dedicado a la explotación de este mineral, pues es vendido en el
mercado internacional a precios elevados. De acuerdo con la Policía,
estas diecisiete toneladas están valoradas en un millón 360 mil dólares
(…) El coltán generalmente es sacado de territorio colombiano a
través de la frontera con Brasil, y posteriormente trasladado a países
como Alemania, Bélgica, Kazajistán y Estados Unidos (diario El
Tiempo, Redacción Justicia, 2012).

74 Ingeominas, ahora llamada Servicio Geológico Colombiano “… tiene como objeto realizar la
investigación científica básica y aplicada del potencial de recursos del subsuelo; adelantar el
seguimiento y monitoreo de amenazas de origen geológico; administrar la información del
subsuelo; garantizar la gestión segura de los materiales nucleares y radiactivos en el país”
(Servicio Geológico Colombiano).

275
Capítulo 5

Igualmente, las FARC se han dedicado a la extracción ilegal de


tungsteno75, principalmente en Guainía, departamento ubicado en la
frontera con Brasil y Venezuela. En relación con el tungsteno, se ha
identificado que en esta región, las FARC desarrollan una explotación
directa e indirecta, puesto que por un lado, poseen su propia mina de
tungsteno llamada “Cerro Tigre” y por otro lado extorsionan a los
indígenas que extraen este mineral.
Al ser tan rentable la minería, las guerrillas y las Bacrim han
emprendido diversas modalidades de participación para tener control
sobre esta actividad ilícita. Estos actores realizan explotaciones
criminales de manera directa e indirecta, utilizan empresas “fachada”
para su financiación y amenazan a personas encargadas de hacer
seguimiento a las zonas mineras.
Ahora bien, la explotación directa se da cuando los grupos criminales
invierten en maquinaria (excavadoras, dragas) para extraer directamente
los minerales, y por lo general se presenta en zonas de difícil acceso en
las que hay poca presencia de autoridades, por ejemplo:

(…) la guerrilla y las bandas, además, ya están manejando sus


propias excavadoras y maquinaria para la exploración de minerales en
el Bajo Cauca y el oriente antioqueño, Chocó y Nariño. Y en el
Tolima, por ejemplo, el Comando Conjunto Central de las FARC
habría ordenado la adquisición de maquinaria pesada para la
extracción de oro (diario El Tiempo, 2012).

Además, de acuerdo con un reporte entregado por la Policía, en


Bolívar estaban operando más de doscientas retroexcavadoras de grupos
criminales y se estima que cada mina estaba produciendo
aproximadamente 150 millones de pesos al mes (Albsua, 2011).

75 El tungsteno es “… un metal oscuro, sumamente duro y resistente al calor, que se usa dentro
de los motores de algunos de los autos más populares del mundo. También para pantallas de
computadoras, teléfonos, tabletas y televisores. Permite que los teléfonos móviles vibren
cuando suenan, y los fabricantes de semiconductores lo utilizan para proveer aislamiento entre
capas microscópicas de circuitos” (Smith, 2013).

276
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

Por su parte, el secretario del Interior del departamento de Bolívar,


Roberto Camargo, señala que a partir de fotografías satelitales, se ha
determinado que “… en la serranía de San Lucas hay actualmente
trescientas retroexcavadoras. (…) Los grupos armados están recibiendo
así entre 1.200 y 1.600 millones de pesos mensualmente, sin contar las
extorsiones que también le hacen a los mineros artesanales que
tradicionalmente han trabajado en la región” (Suárez, 2011).
La explotación indirecta, ocurre cuando la guerrilla y las Bacrim
extorsionan –o “vacunan”– a pequeños y medianos mineros, formales e
informales, y a grandes empresas. Como evidencia de lo anterior, el
general Santiago Parra, comandante de Carabineros y Seguridad Rural
de la Policía Nacional, señaló que los grupos ilegales “… ‘vacunan’ a
los mineros cobrándoles cuatro millones de pesos por cada
retroexcavadora que usan en la explotación ilegal de oro” (Suárez, 2011).
De igual manera se encontró que, “… en cinco minas del país con
presencia de guerrillas o de bandas criminales, los mineros deben
pagarles entre el 5 % y el 20 % del oro que saquen; los dueños de las
dragas les pagan alrededor de cinco millones de pesos mensuales; y los
comerciantes que compran, otro 10 %” (diario El Tiempo, Nación, 2013).
Además, se ha identificado que el ELN es uno de los actores que más
provecho saca de la minería desarrollada en la región del sur de Bolívar,
sobre todo porque, según la Policía, desde 2013 el ELN “… subió de
cinco a veinte millones la extorsión que cobra por la entrada de cada
retroexcavadora a los sitios donde se explota ilegalmente el oro” (diario
El Tiempo, Redacción
Justicia, 2013).
Adicionalmente, se ha identificado que los grupos ilegales han usado
empresas legales como fachada y de esta manera, “… proceden de
manera aparentemente legal a través de empresas que obtuvieron las
concesiones y los permisos de exploración y explotación, pero que en
realidad son empresas ‘fachada’ por pertenecer a esos grupos armados
ilegales” (Massé, 2012). Además de estos tipos de participación, se ha
identificado que los grupos armados ilegales realizan amenazas a
funcionarios encargados de vigilar zonas mineras.

277
Capítulo 5

Como aspecto importante, se ha encontrado que los diferentes grupos


realizan alianzas de “no agresión”, cuyo principal propósito es repartir
las ganancias de la minería. Las FARC, el ELN y las Bacrim se dividen el
mercado y los territorios mineros mediante acuerdos.
Uno de los casos señala que “… el 22 de noviembre de 2011, se
reunieron en el municipio de Morales, sur de Bolívar, el jefe Pastor
Alape de las FARC, y Marcos del Comando Central del ELN, con el fin
de sellar el cese del fuego entre ambos grupos” (diario El Tiempo,
Redacción Justicia, 2012). El motivo principal de este encuentro fue
pactar una alianza comercial para repartirse el negocio de la minería, y
distribuir las ganancias de esta actividad, producto del cobro de
extorsiones y el impuesto a cultivos ilícitos.
Se ha establecido que en 2011 los Rastrojos realizaron alianzas con
los frentes 18, 26 y 58 de las FARC cuyo principal propósito era:

(…) compartir corredores de movilidad que intercomunican al sur


de Bolívar con el Bajo Cauca Antioqueño y el Urabá Antioqueño. Así
mismo, para compartir el flujo de dineros producto de extorsiones a
mineros. En la zona del nordeste Antioqueño, autoridades de
inteligencia de la Policía de Antioquia, explican que los Rastrojos le
vendieron, en diciembre de 2011, esa zona –Vegachí, Segovia y
Remedios– a los Urabeños, provenientes del Bajo Cauca (Franco,
2013).

Dicha venta generó nuevas alianzas; de acuerdo con el


subcomandante de la Policía de Antioquia, coronel Gustavo Chavarro,
“… el ELN se unió a los Rastrojos mientras que las FARC, a los
Urabeños (…) las bandas ayudan al transporte de provisiones y la
guerrilla vigila el territorio” (Gualdrón, 2012).
Frente a lo anterior, es posible afirmar que en las regiones en las que
operan varios grupos, se dividen el “trabajo”; por ejemplo las FARC se
encargan de cobrar un impuesto a la explotación minera y las Bacrim se
encargan de lavar el dinero. Aquí debe señalarse que cada región tiene
una particularidad diferente, como plantea el analista Ariel Ávila:

278
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

(…) En Antioquia, donde hay tantos grupos armados ilegales y


tanta economía ilegal lo que prima son divisiones territoriales y
divisiones en el mercado. Las FARC cobran impuestos en la primera
parte del mercado y las Bacrim manejan el resto. En el caso de las
FARC, estas cobran un derecho –llamémoslo así– de uso del suelo por
cada draga que entra pero el negocio lo manejan las Bacrim (Franco,
2013).

En medio del auge de esta economía criminal, los actores


involucrados se han visto en la necesidad de generar formas o estrategias
para el lavado de las ganancias obtenidas en el negocio.
Según Ariel Ávila, existen diversas formas de lavar activos a través
de la minería, entre las que destacan las siguientes: la primera, la minería
es una actividad que genera regalías y con ellas se pueden construir
obras públicas en los municipios; sin embargo, en estos municipios se
cuenta con la participación de grupos armados ilegales y una de las
estrategias que utilizan para lavar dinero, consiste en declarar la compra
de maquinaria para hacer alguna obra pública, pero en realidad no
compran ninguna y utilizan equipos viejos para lavar este dinero. La
segunda forma se da principalmente en zonas de frontera donde hay
explotación minera ilegal, allí los grupos ilegales sacan los metales por
las fronteras para no declarar el impuesto ni regalías, y luego los
ingresan al país para venderlos legalmente (Franco, 2013).
Uno de los ejemplos más representativos encontrados respecto al
lavado de dinero, es el caso de la empresa minera Góldex, responsable
del lavado de aproximadamente 2.6 billones de pesos. (diario El Tiempo,
Redacción Justicia, 2015). En el 2011 la Fiscalía inició una investigación
por lavado de activos a la empresa Góldex, segunda gran exportadora de
oro de Colombia. Se examinaron los reportes contables de la empresa y
las facturas de sus proveedores, para establecer si las cantidades
compradas de oro al menudeo en los puntos de Góldex en el país y lo
que exportó coincidía. Para 2013 se tenía la hipótesis de que “… al oro
adquirido legalmente se le estaría sumando metal proveniente de la
minería ilegal, negocio que en los últimos años ha sido permeado por la

279
Capítulo 5

guerrilla y las bandas ilegales” (diario El Tiempo, Redacción Justicia,


2013).
Luego de tres años de investigación se encontró que John Úber
Hernández, representante legal de la empresa, tenía entre sus
proveedores a Jairo de Jesús Rendón Herrera, el hermano de Daniel
Rendón, alias Don Mario, jefe de los Urabeños, y del jefe paramilitar
Freddy Rendón, alias El Alemán (diario El Tiempo, Unidad
Investigativa, 2014).
Frente a esto, Hernández admitió que “… entre el 2007 y el 2009,
Góldex les compró 13 mil millones de pesos en oro a Jairo Rendón y a
empresas vinculadas a su familia: Mineros Regómez y Cía Ltda., y Río
Amarillo Ltda. Pero aclaró que cuando hizo las compras, Rendón –
conocido con el alias de Germán Monsalve– aún no tenía problemas
legales” (diario El Tiempo, Unidad Investigativa, 2014). No obstante,
para 2008 ya habían sido revelados los nexos de Rendón con el
narcotráfico.
Y la tercera hipótesis señala que los departamentos de Antioquia,
Bolívar, Chocó, Cauca, Boyacá, Putumayo, Nariño, Guainía, Valle del
Cauca, Amazonas y Córdoba, son las principales regiones en las que se
desarrolla la minería criminal e ilegal. Cabe señalar que varias de estas
zonas son regiones de frontera y de hecho, en algunos casos estas
actividades han afectado territorios de los países vecinos (Silva, 2012).
Sin embargo, Chocó, Antioquia y el sur de Bolívar son las zonas más
afectadas por la minería criminal, en el caso de la explotación de oro
(diario El Tiempo, 2012), (ver mapa 29).
Mapa 29. Presencia de las FARC y las Bacrim en zonas de minería

280
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

Fuente: Fundación Paz y Reconciliación.

Antioquia es uno de los departamentos más afectados por la minería


ilegal, puesto que el 72 % de su territorio tiene oro. Además, en este
departamento hay 1.526 minas, de las cuales 1.339 (87,5 %) son ilegales;
de hecho a nivel nacional tiene el 42 % de las minas ilegales. La región
del Bajo Cauca Antioqueño, compuesta por los municipios de Arazá,
Nechí, El Bagre, Caucasia, Cáceres y Zaragoza, es una de las más ricas
del país en oro (diario El Tiempo, 2013).
La región descrita arriba cuenta con la presencia de varios actores
ilegales: las FARC, el ELN, los Rastrojos y los Urabeños. Como se
mencionó anteriormente, dichos grupos han efectuado diferentes
alianzas para dividirse las ganancias de la minería en este territorio. Por
ejemplo, los Rastrojos y las FARC controlan los corredores de movilidad

281
Capítulo 5

que comunican el sur de Bolívar con el Bajo Cauca Antioqueño.


Además, las zonas de Segovia, Vegachí y Remedios están bajo control
de los Urabeños (Franco, 2013).
Por su parte, la zona más afectada por la minería criminal e ilegal de
Bolívar es el sur del departamento. Se ha constatado que allí opera el
Frente 24 de las FARC, que extorsiona a los pequeños mineros (diario El
Espectador, 2010), y de igual forma, se cuenta con la presencia de los
frentes Darío de Jesús Ramírez y Guillermo Ariza del ELN. Esta
guerrilla “vacuna” a los mineros con el 5 % del total de la producción
diaria. Se estima que en 2011, el Frente Guillermo Ariza “… aumentó la
extorsión semestral de $200 millones a $350 millones. A cada dueño de
máquina le cobran $8 millones” (diario El Espectador, 2011).
A mediados de 2013 la Policía realizó un sobrevuelo sobre el
departamento del Chocó, más exactamente en el municipio de Nóvita, y
encontró que allí, en por lo menos “… ocho minas –que la Policía
comparó con el área urbana de Bogotá– los frondosos árboles de la selva
chocoana fueron remplazados por verdaderas piscinas de mercurio y
cianuro, los desechos que dejaron a su paso los explotadores ilegales de
oro” (diario El Tiempo, 2013).
Adicionalmente, se ha encontrado que en varios municipios de Valle
del Cauca, entre los que se destacan Candelaria, Ansermanuevo,
Cartago, Jamundí, Guadalajara de Buga, y Bugalagrande, se está
desarrollando minería ilegal y criminal, sobre todo se está explotando
ilícitamente oro, carbón, “… bauxita76, arcilla, caliza, agregados pétreos,
magnesio y manganeso” (diario El Tiempo, 2010). De igual forma, se
identificó la presencia de los Rastrojos en este departamento, banda que
controla la explotación de oro y extorsiona a los mineros informales, de
hecho, cada minero debe pagar el 10 % de la producción a las Bacrim
(diario El Espectador, 2011).
En el caso concreto de las zonas de frontera, la situación es la
siguiente: en la frontera colombo-peruana, según la periodista peruana
Cecilia Valenzuela, existe una alianza entre los mineros ilegales y el
76 La bauxita es una roca formada principalmente por hidróxido de aluminio, y en menor medida,
por óxido de hierro. La bauxita es la fuente principal de donde se extrae el aluminio.

282
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

Frente 63 de las FARC para extraer oro en la frontera, específicamente en


el departamento de Loreto, ubicado en el nororiente de Perú. Valenzuela
señaló que “… hace por lo menos tres años las FARC tienen dominio de
esta zona de la frontera colombo-peruana, y aunque las autoridades de
ambos países tienen identificados a los cabecillas, la falta de decisión
política de los dos lados impide que se tomen medidas frontales contra
esta actividad criminal” (diario El Tiempo, 2014).
Además, la Policía señaló que las FARC, el ELN y las Bandas
Criminales están detrás de este negocio en el Amazonas, que está
destruyendo los hábitats de muchas especies, contaminando ríos y
perjudicando a los habitantes de estas regiones. De hecho, el director de
Carabineros y Seguridad Rural de la Policía, coronel Héctor Páez
manifestó que “… por lo menos en el 70 % de los parques naturales
hemos encontrado maquinaria; en Amazonas se han contabilizado 250
mil hectáreas deforestadas en un año” (diario El Tiempo, 2013). La
Policía estima que en esta zona fronteriza se extraen aproximadamente
tres mil gramos de oro al mes, cuyo valor es de alrededor treinta dólares
por gramo (diario El Tiempo, 2014).
Según José Gerardo Acevedo, de la Policía de Carabineros, la
extracción ilícita de minerales en la frontera colombo-venezolana se
encuentra en cabeza de las FARC, el ELN y los Rastrojos. No obstante, el
ELN es el actor armado que tiene mayor incidencia en este negocio
(diario El Tiempo, 2014).
En Puerto Inírida, Guaviare, en la frontera colombo-venezolana las
FARC, el ELN y los Rastrojos están llevando a cabo la extracción ilícita
de carbón, oro, níquel y coltán. Se estima que muchos de estos minerales
son enviados a Bogotá y a Venezuela para ser comercializados. Además,
a principios de 2010, “… unidades de la Policía incautaron en una
vivienda de Puerto Inírida, 17.500 kilos de coltán. Al parecer, iba a ser
traído a Bogotá para ser vendido” (diario El Tiempo, 2010). De igual
forma, como se mencionó anteriormente, las FARC se encuentran en
Guainía, donde poseen el control de explotación de coltán y tungsteno.
Por otro lado, en el municipio de Labateca, Norte de Santander,
personal adscrito al Grupo de Policía Ambiental y Ecológica, con el

283
Capítulo 5

apoyo de la Corporación Autónoma Regional para la Frontera


Nororiental (Corponor)77, realizó un operativo en el que cerró una mina
en la que mineros informales extraían carbón ilícitamente, pues no
contaba con título minero:

(…) El operativo dejó como resultado la captura de nueve


personas, que fueron encontradas trabajando en el lugar, y la
inmovilización de una volqueta. La mina de carbón clausurada se
encuentra ubicada en la vereda Santa María, del municipio de
Labateca, en donde las autoridades encontraron las nueve personas,
con edades comprendidas entre los dieciocho y los cuarenta y seis años
de edad, la mayoría de ellos naturales de los municipios de Toledo y
Labateca (diario El Tiempo, 2010).

Según la Unidad Contra la Minería Ilegal de la Policía, en la frontera


con Venezuela “… hay treinta y siete municipios con explotación ilícita
de yacimientos mineros. El oro, el coltán, el carbón y el níquel son los
materiales mayormente extraídos ilícitamente (diario El Tiempo, 2014).
Por su parte, en la frontera colombo-ecuatoriana se ha encontrado que
en el departamento de Nariño “… hay una alianza entre el Frente Daniel
Aldana de las FARC, el Frente Comuneros del Sur del ELN y
narcotraficantes. Tienen el control sobre todas las máquinas que llegan”
(diario El Espectador, 2011). Además, el Frente Comuneros del Sur
cobra un millón de pesos mensualmente, a cada mina.
De igual forma, en “… Tobar Donoso (Ecuador), que limita con
Nariño sobre el río San Juan, los grupos ilegales colombianos – FARC y
bandas criminales– manejan la explotación de metales (oro), afectando
los recursos naturales ecuatorianos y generando un problema de orden
público” (diario El Tiempo, Redacción Política, 2012).

77 Corponor tiene como jurisdicción “… el departamento Norte de Santander y cuya función


principal es la de ejercer como máxima autoridad ambiental del departamento, de acuerdo con
las normas y directrices trazadas por el Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo
Territorial” (Corponor).

284
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

Además, en el 2011, el entonces ministro del Interior, Germán Vargas


Lleras manifestó preocupación por el departamento del Putumayo “…
donde señaló que en el cauce del río del mismo nombre hay 250
yacimientos con dragas ilegales” (diario El Tiempo, Redacción Política,
2011). Cabe señalar que los municipios más afectados de este
departamento son Puerto Asís, Villa Garzón y Puerto Guzmán. (diario
El Tiempo, 2014). Se estima que en esta región opera el Frente 32 de las
FARC que cobra tres millones de pesos por cada excavadora.
Conclusiones
Como se observa a lo largo del capítulo, el subsistema fronterizo
colombiano ha sufrido importantes cambios que reflejan la capacidad de
adaptación de las redes criminales a los nuevos escenarios que la acción
estatal les plantea. Si al comienzo del período, los grandes carteles
habían desaparecido pero los grupos armados ilegales y los herederos de
los grandes capos mantuvieron el narcotráfico a flote, en la actualidad la
articulación en forma de red bajo el dominio de los carteles mexicanos
es la forma mediante la que el narcotráfico continúa funcionando.
La primera conclusión de este estudio es que hay un cambio relevante
en la geopolítica del narcotráfico, pues los grupos narcotraficantes
colombianos pasaron de ser las organizaciones y el centro de producción
sobre el que giraba esta economía ilegal, a hacer parte de un sistema que
se organiza a través de la articulación funcional en forma de red a lo
largo del continente latinoamericano, también articulado a grupos en los
centros de consumo en los otros continentes.
Se ha podido corroborar que a pesar de las acciones impulsadas por
EE. UU. en Colombia, y la puesta en marcha de la estrategia militar más
importante de los últimos años en la región, concerniente a la lucha
contra el narcotráfico y la guerra contra la insurgencia colombiana en el
marco del Plan Colombia, estas acciones han tenido un éxito parcial
respecto a sus objetivos, fundamentalmente porque el narcotráfico no
despareció, y por el contrario, se volvió un negocio más beneficioso en
la medida en que se ha diversificado y encontrado nuevos mercados,
incluso más rentables que el norteamericano, como en el caso del
continente europeo. En ese sentido, hemos visto que para el

285
Capítulo 5

funcionamiento del narcotráfico no es necesario la existencia de grandes


carteles y capos de la droga, pues actualmente siendo un mercado que
funciona como una gran red de redes, se basta sólo con algunos agentes
en cada uno de sus eslabones para seguir siendo dinámico e incluso
mucho más lucrativo.
El fracaso de las iniciativas por eliminar el narcotráfico se hace
latente cuando se acepta que el negocio se ha atomizado, no sólo en
cuanto a los agentes que lo dinamizan, sino también en cuanto al uso de
zonas de la región distintas a las colombianas. El correlato de esta
situación es la segunda conclusión que se extrae al observar las
dinámicas y los actores del subsistema fronterizo colombiano, y es que
de manera paralela a la democratización y desconcentración del negocio
del narcotráfico, hay un proceso de expansión de las otras economías
ilegales que pueden desarrollarse en los territorios de las diferentes
regiones de Colombia. Mientras que el contrabando se ha convertido en
un negocio en manos de poderosas organizaciones mafiosas y
criminales, el aumento en los precios mundiales del oro, y en general, de
la demanda de metales preciosos y minerales, ha propiciado un auge en
la actividades mineras del país, que tanto los grupos armados ilegales
como las bandas criminales, han aprovechado para incursionar en la
minería como fuente de recursos económicos y obtención de rentas.
Las economías ilegales de trata de personas y tráfico de migrantes
han adquirido gran importancia, y han presentado un importante
crecimiento en los últimos años. En el caso de Colombia, se logró
identificar que durante el período comprendido por los años 2000-2014,
el subsistema fronterizo del país se vio afectado por ambas economías
ilegales, puesto que por un lado –en el caso de trata de personas–,
Colombia llegó a ocupar el tercer lugar de origen de víctimas de trata de
personas a nivel mundial: dichas víctimas provienen en su mayoría de
zonas de frontera, en las que el Estado no ejerce efectivo control y en las
que predominan condiciones de pobreza y desigualdad.
De forma adicional, al tener acceso a los océanos Atlántico y
Pacífico, Colombia representa un punto geoestratégico para las redes
globales del crimen que pretenden enviar mercaderías ilegales, o

286
Caracterización de las fronteras colombianas: sus departamentos y municipios

víctimas hacia los Estados Unidos desde el sur del continente. Esta
condición de eslabón intermedio, o zona de tránsito y conexión entre el
Pacífico y el Atlántico también ha sido aprovechada para traficar armas
y realizar envíos de droga. En otras palabras, lo que es una ventaja
geográfica para la sociedad y la economía colombianas, también los para
los grupos que funcionan como nodos dentro de la red global del crimen.
Para finalizar, cabe señalar que una de las dos constantes que han
condicionado el devenir del subsistema fronterizo colombiano, y de la
agenda política del país, es el conflicto armado colombiano, el cual a su
vez es uno de los factores que presiona al alza la demanda de armas en el
país. En esta coyuntura actual de negociaciones de paz entre el gobierno
de Juan Manuel Santos y la guerrilla de las FARC, así como de
acercamientos con la guerrilla del ELN, se presenta una posibilidad
histórica para afianzar la democracia colombiana en general, y para
reducir drásticamente la capacidad de operación de las economías
ilegales que afectan la institucionalidad del país mediante la corrupción
y la burla del Estado de Derecho, y también violentan la vida de
poblaciones vulnerables asentadas en regiones aisladas, muchas cerca de
frontera.
Esperemos que este primer diagnóstico sea un insumo para una
adecuada comprensión de los problemas en materia de seguridad y redes
criminales que afronta el país; como complemento de la reflexión sobre
la ilegalidad, en el siguiente capítulo se presentarán las acciones
institucionales que ha llevado a cabo el Estado colombiano para
combatir estas economías ilegales.

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306
Capítulo 6 Acciones
institucionales contra las
economías ilegales en el
subsistema
fronterizo colombiano
Por: María Fernanda Ramírez78; David Sánchez79*

Estudiar la economía política de los mercados ilegales que se mueven


en el sistema fronterizo colombiano, demanda una investigación que
aborde los múltiples factores que tienen incidencia en el desarrollo de
las actividades ilegales. Uno de estos factores es la política pública, ya
que, a través de ella, el Estado busca controlar los flujos económicos
que no están dentro del marco normativo de la legalidad y contrarrestar
la acción de las organizaciones criminales que se benefician con estos
recursos. En otros casos, decisiones jurídicas o de política pública
abren espacios para que los mercados ilegales fluyan.
Como se ha visto, hasta el momento las organizaciones criminales
más que cooptar Estados completos, se apropian de las fisuras
institucionales o de instituciones descentralizadas neurálgicas para el
funcionamiento de un flujo ilegal.
Para el caso del presente capítulo, la política pública tomará el
nombre de acciones institucionales, porque se reconoce que el Estado,
a través de sus instituciones, busca hacer frente a las consecuencias que
traen consigo las economías ilegales, no sólo en el ámbito económico,
sino también político, social y cultural. La existencia de rentas ilegales

78 Asistente de investigación de la Fundación Paz y Reconciliación, es profesional en Gobierno


y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de Colombia.
79 Asistente de investigación de la Fundación Paz y Reconciliación, es economista de la
Universidad Central de Colombia.

307
Capítulo 6

en Colombia ha generado disputas entre actores armados por su


control, lo que ha cobrado la vida de miles de personas. Como se pudo
observar en el capítulo 4, la disposición de rentas económicas ilegales
tuvo un papel central en la expansión del conflicto armado hacia las
zonas de frontera y, claro, en la supervivencia de organizaciones
criminales.
También estos mercados ilegales han afectado el desarrollo
económico de diferentes zonas geográficas. Actualmente Colombia
cuenta con más de 150 mil hectáreas de hoja de coca, más de
doscientos municipios con presencia de minería criminal y al menos
cincuenta que sirven como ruta de contrabando. Obviamente toda esta
presencia criminal afecta el desarrollo de una economía legal en estas
zonas geográficas. Y a pesar de diferentes acciones institucionales, el
impacto en el largo plazo ha sido complicado.
Es decir, una primera conclusión seria que muchas regiones del país
han creado un sistema económico alrededor de dinámicas ilegales e
informales, y en la mayoría de los casos se transforman en dinámicas
criminales. Esta dinámica mantiene cierto flujo de capital y en algunos
casos se podría decir que beneficia centenares de familias. Pero en el
largo plazo el efecto de estas economías criminales es nefasto para la
economía de una región en general: la inversión privada es limitada, la
oferta del estado es deficiente y el goce de una ciudadanía plena es
limitada.
Las zonas de frontera en Colombia han estado desprovistas de
varios de los bienes públicos que el Estado debería proveer
constitucionalmente, además, la mayoría de estas zonas son territorios
con una confluencia de problemáticas que las hacen susceptibles a la
aparición y consolidación de las economías ilegales. Esto es un hito
significante para las acciones institucionales del Estado colombiano,
porque, ha sido un Estado con presencia diferenciada en sus territorios,
lo que ha implicado que aplicar todo el acervo de políticas que se
diseñan para combatir a las economías ilegales no es una tarea fácil,
más aun cuando sus instituciones están permeadas por la corrupción e
incluso, las élites políticas regionales, que deberían luchar contra estas

308
Acciones institucionales contra las economías ilegales en el subsistema fronterizo

economías, se han visto beneficiadas gracias a sus rentas, como es el


caso de la familia Gnecco, en el departamento fronterizo del César,
quienes al parecer han logrado una importante fortuna a partir del
contrabando de gasolina.
Ahora bien, el panorama en cuanto a las acciones institucionales es
amplio para cada una de las economías ilegales que se estudian dentro
del subsistema fronterizo colombiano, por lo que se busca presentar un
esbozo general, con detalles en temas neurálgicos, de las políticas y
acciones que se han llevado a cabo por el Estado colombiano para
combatir y controlar las economías ilegales, encontrando que a pesar
de los esfuerzos se está fallando en esta tarea.
El capítulo, al igual que los anteriores, se basará en tres hipótesis
primarias, aunque de ellas se desprenden otras, todo con el objetivo de
entender el fracaso o la baja efectividad de la política pública contra las
economías ilegales en el país. Primero, aunque se han generado un
compendio de políticas, estas no se logran aplicar en toda su capacidad
por la corrupción que existe dentro de las instituciones de control, tales
como la DIAN y la Policía Nacional. La consecuencia de estos, es que a
nivel territorial la capacidad institucional es mínima, la única capacidad
de reacción es desde el nivel central lo cual dificulta la posibilidad de
aplicar las acciones institucionales.
Segundo, las élites regionales se han beneficiado gracias a las
economías ilegales, por lo que dificultan la posibilidad de acción de las
instituciones y agentes del Estado que buscan cumplir con su tarea. Es
decir, las élites de las zonas de frontera han sido uno de los actores que
más se han beneficiado por la ilegalidad, por lo que entorpecen las
acciones que buscan desarticular los flujos y circuitos de las economías
ilegales, esto implicaría perder parte de sus rentas económicas. Así las
cosas, la confluencia entre élites con comportamientos autoritarios y la
existencia de economías criminales crean estados de enclave
autoritario. Que al final se disputan espacios legales con el Estado
Nacional. Finalmente, la tercera conclusión es la más relevante para
este capítulo. Las acciones institucionales del Estado colombiano no
son eficaces para desarticular las economías ilegales, no sólo por la

309
Capítulo 6

corrupción interna, sino porque no existe una estrategia regional de


cooperación, es decir, cada país de la región parece ir por su propia
dirección y no existe una idea común de lucha contra las economías
ilegales. En resumen, los Estados de la región latinoamericana carecen
de estrategas de cooperación solidas en materia de seguridad y lucha
contra crimen, por lo que es difícil lograr resultados, pues en el sistema
fronterizo latinoamericano lo que pasa en un país afecta claramente la
dinámica de los otros.
Así pues, este capítulo se dividirá en tres secciones. Primero, la
introducción. Segundo, se analizarán las acciones institucionales por
cada una de las economías ilegales, es decir, contrabando, tráfico de
armas, narcotráfico, minería ilegal, trata y tráfico de personas; junto a
este análisis se brindará una evaluación de cada una, para demostrar la
poca efectividad que ha tenido la política pública. Y finalmente, en la
cuarta sección se presentarán las recomendaciones y conclusiones del
capítulo.

Acciones institucionales contra las economías


ilegales
Acciones institucionales contra el narcotráfico
Política antidroga en Colombia
Los diferentes enfoques con los que se ha considerado el problema
que trae la producción, comercio y consumo de las sustancias
consideradas como ilícitas, en la convención única sobre
estupefacientes de 1961, genera dos concepciones diferentes del
problema. Por un lado, está la concepción que se desprende de la
convención y consiste en la lucha frontal, militar y punitiva, que ha
sido la imperante desde su formulación hasta bien entrado el siglo XXI.
Su tratamiento, bajo las premisas de la convención se encuentra
justificado en razón a que el esquema de producción de los
estupefacientes genera la financiación de grupos subversivos ilegales y
organizaciones criminales, por lo que es considerado un problema de

310
Acciones institucionales contra las economías ilegales en el subsistema fronterizo

Seguridad Nacional que puede conllevar a la inestabilidad de la


comunidad internacional.
De otro lado, tenemos el enfoque que considera la producción,
comercio y consumo de estupefacientes como un problema que genera
efectos sociales adversos y debe ser tratado como un problema de salud
pública con una regulación del comercio y la producción, ya que el
problema no es únicamente de los países productores sino también de
los países consumidores, tal y como quedó estipulado en la 44
Asamblea de la ONU, que rige lo contenido en la Convención contra el
Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Psicotrópicas de Viena
en 1988, y que tiene como debate último lo enunciado por diferentes
presidentes del continente americano en la VI Cumbre de las Américas
de la OEA en el 2012. De allí se desprenden estrategias conjuntas, como
también el llamado a un nuevo debate para el replanteamiento del
problema; este tipo de tratamiento al problema va acompañado de una
fuerte carga educativa para la prevención del consumo (Rincón,
Taborda, & Guerrero, 2014).
En Colombia grupos armados ilegales tomaron la cadena de la
producción y tráfico de cocaína y marihuana como una de sus
principales actividades de financiamiento, esto recrudeció y aumentó el
conflicto durante al menos una década. Dicha situación ha llevado a un
traslape entre la política antidrogas y el combate a grupos guerrilleros y
paramilitares.
Esta situación particular en Colombia ha llevado a que posturas
guerreristas de la lucha contra el narcotráfico y sobre la penalización
del consumo, el comercio y la producción sea el común denominador.
Por ejemplo el Plan Colombia comenzó siendo, o mejor, fue justificado
para la lucha contra las drogas, pero en la realidad fue una estrategia
contrainsurgente.
A principios de los años ochenta, Colombia careció de la
formulación de una política de drogas que regulara o penalizará al
menos de forma coherente la producción, comercio y consumo de
estupefacientes, sin embargo se avanzó en la ratificación de la
extradición, entramado que dejaba abierta la posibilidad para empezar a

311
Capítulo 6

penalizar a las personas que los EE. UU. consideraba amenazas para el
escenario nacional e internacional. Posteriormente el problema del
tráfico de drogas que ya había sido categorizado por el Gobierno
estadounidense como narcotráfico y que mantenía una lucha militarista
para la prevención de formación de grupos al margen de la ley, se
consideró como un problema de inestabilidad estatal que podría
devenir en inestabilidad regional. Al mismo tiempo el problema del
consumo no era de importancia especial, dejando todo el entramado
jurídico y penitenciario encargado de la penalización del cultivo y del
comercio.
Durante el gobierno de Virgilio Barco (1986-1990) la violencia tomó
nuevas dimensiones. Ya no eran sólo guerrillas y autodefensas los
agentes dentro del mercado, sino también los consolidados carteles de
narcotráfico, que permearon instituciones como la Policía, el Ejército y
el propio Congreso de la República. La campaña de violencia contra el
Estado que agitaban los carteles era el principal problema que generaba
la estructura productiva de drogas para la época.
En 1987 el ex presidente Barco se pronunció ante la ONU
adelantando lo que iba a ser un consenso en la 44 Asamblea,
argumentando que el problema de la lucha contra el tráfico ilegal de
droga debía ser tratado desde una perspectiva de corresponsabilidad, ya
que el aumento de violencia en los países productores también se debía
al aumento de demanda en los países consumidores. De tal manera que
en 1988, fruto de la inseguridad creciente en el país, alimentada por el
tráfico de drogas y su influencia violenta o no, en las estructuras del
Estado (Melo & Bermúdez, 1994) aparece el narcoterrorismo como
categoría. Durante el último año de gobierno de Barco se da la
Declaración de Cartagena en donde se recrudece la denominada guerra
contra las drogas.
Durante el gobierno de César Gaviria ( 1990-1994), se continúa bajo
la línea de corresponsabilidad. Se crea la Ley 100 de 1993 de donde sale
el enfoque de salud pública al problema que genera el circuito de
producción de los estupefacientes y se piensa seriamente, por primera
vez, en las repercusiones del problema en los consumidores. Entre otras

312
Acciones institucionales contra las economías ilegales en el subsistema fronterizo

se crean y regulan los programas de prevención, promoción y


tratamiento, y se entra en la etapa de despenalización del consumo,
teniendo un férreo control en la producción y erradicación de cultivos
ilícitos. Sin embargo, muchas de estas iniciativas o bien quedaron en el
papel, o en la vida real fueron absorbidas por la lucha frontal contra el
cartel de Medellín.
El gobierno de Ernesto Samper ( 1994-1998) continuó bajo la línea de
despenalización, dejando un enfoque dual en donde se combinaba el
problema de la seguridad nacional, y por lo tanto internacional, y el
problema de la salud pública. Pero los escándalos por presunta
filtración de recursos del narcotráfico en la campaña presidencial
echaron al traste cualquier intento de modernizar la política anti-
drogas.
En los dos siguientes gobiernos: Andrés Pastrana ( 1998-2002) y
Álvaro Uribe Vélez (2002-2006, 2006-2010) ambos de tinte conservador,
se volvió a retomar, o mejor, se radicalizó el enfoque de fiscalización,
erradicación y penalización tanto a la producción como al consumo. La
lucha frontal y militar tomaba un nuevo aire y se potenciaba con la
firma del Plan Colombia 1999.
Por su lado la Administración de Juan Manuel Santos, tiene un
comportamiento dual. Por un lado, durante los primeros años de
mandato mantiene la lógica de lucha frontal contra las drogas. Pero
durante los últimos tres años modifica el discurso y algunas acciones
estatales. En todo caso sería con la firma del acuerdo de paz donde se
da un viraje completo de la política contra las drogas. Así las cosas, se
replantea la necesidad de buscar un nuevo enfoque de lucha; en donde
los problemas no son solamente de Seguridad Nacional sino también
problemas ambientales, de oportunidad de empleo, de salud pública y
de una serie de factores que deben ser tratados de forma integral,
combinando la lucha y erradicación de los cultivos, pero también
promoviendo el tratamiento y la prevención. De acuerdo a estos
antecedentes revisaremos la evolución de la política del Plan Colombia
y el Plan Patriota en Colombia, como políticas de combate contra el

313
Capítulo 6

narcotráfico y las perspectivas del enfoque por parte de los países


vecinos.

El Plan Colombia
El Plan Colombia fue la más grande y ambiciosa estrategia antidroga
que un Gobierno colombiano haya emprendido en contra del
narcotráfico, es una política internacional concertada con EE. UU. y
Europa, con el propósito de involucrarlos en la solución de un
problema que se estima, mantiene una corresponsabilidad en el
fenómeno de las drogas y la violencia en el país. El Plan Colombia
estaba integrado por cinco componentes: reactivación económica,
proceso de paz, reforma al sistema judicial y protección de derechos
humanos, desarrollo social y alternativo y lucha antinarcóticos (León,
2000).
En la prensa las cifras de inversión por parte del Gobierno
norteamericano al son de la lucha antinarcóticos en Colombia no es
exacta, en algunas notas se anuncia que por parte del gobierno de Bill
Clinton se había autorizado la inversión de unos 1.374 millones de
dólares (2000), en otra nota de prensa el Plan estuvo presupuestado en
7.500 millones dólares, de los cuales 3.500 millones ya habían sido
ejecutados a la salida del Gobierno que pactó el acuerdo con los EE.
UU. (diario El Tiempo, 2002). La ayuda económica y militar
estadounidense representó la creación de bases militares antinarcóticos,
una en Tres Esquinas en las selvas de Putumayo y Caquetá para el año
2000 y una segunda Brigada en el oriente del país, entre Guainía y
Vichada, encargada de la protección de oleoductos y sistemas
energéticos; además de entrenamiento de militares norteamericanos a
militares colombianos en apoyo y protección a la Policía en labores de
erradicación de cultivos ilícitos y la instalación de radares para
interceptar la salida y entrada de aviones, tráfico fluvial de insumos
químicos y cocaína (León, 2000) (diario El Tiempo, 2002). A pesar de
los anuncios de inversión y ayuda a los fondos fueron aprobados sólo
hasta 2003, dado que las elecciones legislativas del país donante
impidieron su aprobación para el año 2002.

314
Acciones institucionales contra las economías ilegales en el subsistema fronterizo

Según documentos oficiales, la implementación de esta política para


cuando terminó el mandato de Andrés Pastrana, había dejado 180 mil
empleos nuevos en un año, frenó cultivos ilícitos y también dejó
hacinamiento carcelario en el sistema penitenciario del país. Según una
de las cabezas visibles de la estrategia y para entonces Alto Consejero
presidencial, Gonzalo de Francisco, se había fumigado 147.582
hectáreas de cultivos ilícitos, lo que significaba en el mercado la no
circulación de 8.559 millones de dosis personales y 21.399 millones de
pesos en pérdidas para los narcotraficantes, no obstante el alto
funcionario advirtió la necesidad de optimizar estos resultados; la
advertencia era objetiva en la medida en que las hectáreas cultivadas
crecían al mismo ritmo de las fumigaciones y realmente la reducción
sólo había sido de
3.000 hectáreas (2002).
Igualmente en materia de empleo, Colombia estaba saliendo de una
crisis financiera sin precedentes entre 1996 y 1999, por tanto el
crecimiento económico y la productividad venía explicado por una
mejora en la economía nacional.
La política tenía dentro de sus metas, proyectos de desarrollo
alternativo en todo el país. Muchos de esos proyectos funcionaron a
media marcha porque los 525 millones de dólares prometidos por la
Unión Europea, no llegaron y en suma, los que si habían llegado fueron
mal manejados por las ONG encargadas de ejecutarlos, así se pudo
evidenciar tras las 100 investigaciones que la Contraloría abrió en
contra de estas organizaciones (diario El Tiempo, 2002).
Para varios analistas las relaciones entre EE. UU. y Colombia en el
marco del Plan Colombia no han sido marcadas por la reciprocidad, por
el contrario la política ha estado dentro de lo ineficiente e inequitativo,
respecto a las responsabilidades compartidas entre países productores y
consumidores, incluso entre grupos sociales como por ejemplo el
campesinado empobrecido y las redes de lavado de dinero (Garay,
2003).
Al respecto el Gobierno norteamericano ha tomado decisiones
unilaterales como por ejemplo el envío de 150 hombres, que después se

315
Capítulo 6

dijo fueron en realidad 49, de los que el Gobierno colombiano nunca


estuvo al tanto. Según fuentes que manejó el diario El Tiempo, llegaron
hombres expertos en comunicaciones, inteligencia y planeación
estratégica (Gómez Maseri, 2003). El aumento de presencia de militares
norteamericanos en Colombia se ha documentado en varias notas de
prensa, una de ellas habla de los cursos de contra insurgencia que
soldados estadounidenses llevaron a cabo en una pequeña base militar
de Saravena en el departamento fronterizo de Arauca y de los dólares
que con su llegada comenzaron a fluir en territorio nacional
(Gobernación de Córdoba, 2003).
De entrar en un negocio tan lucrativo como el narcotráfico no se han
salvado ni siquiera los soldados estadounidenses. En abril de 2005 se
conoció acerca de cinco uniformados norteamericanos, encargados en
Colombia de capacitar al Ejército colombiano en su lucha contra el
narcotráfico, de estar involucrados en el envío de cocaína hacia EE. UU.
desde la base militar colombiana de Apiay en el departamento del Meta
(Arbeláez, 2005).
La falta de reciprocidad entre ambos Estados quedó en evidencia
cuando tras la captura de los cinco militares estadounidenses
involucrados en el envío de cocaína, se supo que tres de ellos habían
caído en Colombia y estos fueron deportados inmediatamente hacia EE.
UU. sin ningún tipo de juicio y sin mediar ningún trámite de
extradición. El asunto fue que la entrada de 3.000 millones de dólares
estadounidenses al país vinieron acompañados de la presencia de
seiscientos contratistas estadounidenses no regulada por ninguna ley
internacional o nacional y ochocientos soldados que con la firma del
acuerdo del Plan Colombia contaban con inmunidad (Arbeláez, 2005).
Desde Washington, el Pentágono y la DEA subcontratan empresas
que a su vez contratan ex militares de distintas nacionalidades, que
tienen básicamente la libertad de ejecutar cualquier tipo de acciones sin
ningún control en el país. Estas corporaciones privadas tienen como
ventaja para las agencias de seguridad norteamericanas el eufemismo
de que en ningún momento su presencia será vista como una
ocupación, a pesar de que son ellas las que operan las naves usadas en

316
Acciones institucionales contra las economías ilegales en el subsistema fronterizo

la lucha contra el narcotráfico y comandan acciones desde las bases


militares colombianas, desde las cuales han enviado droga hacia bases
militares de EE. UU. no sólo una, sino varias veces (Castro Caicedo,
2014). En Colombia el Congreso se ha reservado el derecho a guardar
silencio al respecto, igualmente el Gobierno estadounidense mientas
que el asunto fue tratado por la prensa como un escándalo en el que a
unos contratistas se les perdió el rastro, incluso uno de ellos con
nacionalidad colombiana y ex integrante de las fuerzas militares
colombianas (diario El Tiempo, Redacción Justicia, 2005).
Este tipo de acontecimientos, sumado a la baja proporcionalidad
existente entre la disminución de cultivos y la rentabilidad de la
cocaína ya producida, dejaba un panorama complicado sobre los
resultados positivos de esta lucha contra las drogas. Las alertas frente a
la Política de Seguridad Democrática del Gobierno de Álvaro Uribe
fueron debatidas en un foro convocado por el diario El Tiempo, en el
que se subrayó que, si bien el valor de la base de coca había disminuido
de 491 millones de dólares a 350 millones de dólares, esto no
significaba la victoria que el Gobierno colombiano intentaba mostrar.
Para uno de los especialistas invitados, producto de las acciones
contempladas dentro del Plan, los cultivos se estaban corriendo hacia
las zonas de fronteras con Perú, Brasil y Panamá y la fragmentación de
las parcelas de siembra en tres hectáreas incluso hizo que más familias
campesinas decidieran involucrarse en esta economía ilegal (diario El
Tiempo, 2004).
Estas alertas tomaron fuerza durante el 2007 en Viena (Austria)
cuando la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes
(JIFE) publicó un informe en el que se explica por qué a pesar de las
reducciones en hectáreas con cultivos ilícitos en Colombia, la cantidad
de cocaína en los países consumidores se mantenía constante. Según el
informe la capacidad de producción de los cultivos ilícitos ha sido
subestimada, de allí que en 2005 se produzca la misma cantidad de
cocaína que en el año 2000 cuando la cantidad de cultivos era poco
menos que el doble (diario El Tiempo, 2007) como veremos en la
siguiente imagen.

317
Capítulo 6

Fuente: diario El Tiempo, 2007.


El Plan Colombia y su campaña militar de consolidación en
territorios, a través del Plan Patriota, marcó un quiebre en las
dinámicas de la confrontación armada en Colombia. Como se vio
obligado a un repliegue de las guerrillas desde el centro del país, hacia
las zonas de frontera la campaña contó inicialmente con quince mil
hombres, produjo el repliegue táctico de la guerrilla de las FARC hacia
las fronteras y el aumento de presencia de otras organizaciones en los
espacios dejados por las guerrillas y las AUC en el interior del país. La
campaña militar más importante de Colombia no sólo se inició con el
propósito de consolidar la presencia en territorios, sino de brindar
seguridad a los desmovilizados del Proceso de Paz que el Gobierno
colombiano firmó con los paramilitares (Restrepo, 2004). No obstante,
el conflicto no cedió y para muchos aumentó gracias a la aparición de
nuevos actores que desde el inicio de las desmovilizaciones
paramilitares comenzaron a hacer su aparición con el propósito de
sacar rentas del negocio del narcotráfico (Hommes, 2008).
Al respecto el entonces presidente Álvaro Uribe afirmó: “La lucha
nuestra contra el narcotráfico ha avanzado, pero le falta mucho. La
vamos ganando, pero no la hemos ganado. Y esa es una maleza muy
peligrosa, el narcotráfico, que tiene toda la capacidad de reproducirse si
uno la descuida” (diario El Tiempo, Redacción, 2009).
Y es que, para el ex presidente colombiano, hoy senador de la
República, para combatir el narcotráfico no se podía prescindir de la

318
Acciones institucionales contra las economías ilegales en el subsistema fronterizo

ayuda Norteamérica y de la ayuda unitaria de la comunidad


internacional en general. Además, logró crear un discurso en el que se
confundía lucha contra el narcotráfico y contrainsurgencia.
Uribe afirmó que especialmente la ayuda debería enfocarse hacia
México un país, que en sus palabras, sufría los efectos del
narcoterrorismo (2009). Así fue como dos meses antes de que en 2010
Felipe Calderón asumiera la presidencia del país mexicano, se tenía
delineada una estrategia para combatir el narcotráfico inspirada en el
modelo colombiano del Plan Colombia. Aunque se dice que desde 2006
con el gobierno de Vicente Fox ya se estaba pensando en implementar
la estrategia, no fue sino hasta 2010 que Calderón antes de ser electo
asumió los planes de la DEA en su país, aceptando una mayor
participación de agentes norteamericanos en los operativos en territorio
mexicano (diario El Tiempo, Redacción, 2010).
La política de EE. UU. hacia Colombia cambia de manera
importante en 2010 después de que 53 Representantes a la Cámara de
Estados Unidos le enviaran una carta a la Secretaria de Estado Hillary
Clinton, en la que mostraban su preocupación por la reactivación de
grupos narcoparamilitares en el país, las ejecuciones extrajudiciales
conocidas como los “Falsos Positivos”, el incremento del
desplazamiento forzado interno, el espionaje a Magistrados de la Corte
Suprema de Justicia por parte del Departamento Administrativo de
Seguridad del Estado (DAS) y los precarios resultados en la
eliminación del narcotráfico (Valencia, 2010). Si bien desde 2005 ya se
presentaban recortes y congelamiento a la ayuda financiera de la
política antidroga y su lucha contra el narcotráfico a Colombia 80 no fue
sino hasta 2010 que Barack Obama solicitó un recorte de 55,5 millones
de dólares hacia Colombia dadas las críticas y el poco apoyo a una
posible reelección de Álvaro Uribe como presidente y su estrategia de
Seguridad Democrática (2010).
80 En 2005 se anunció que EE. UU. no tendría en cuenta adiciones para Colombia en su
presupuesto (Gómez Maseri, 2005), y en 2006 se anunció el congelamiento de recursos para
el Ejército colombiano por cuenta de la violación a los derechos humanos por parte de
integrantes del Ejército, con el caso más sonado de los “Falsos Positivos” (Gómez Maseri,
2006).

319
Capítulo 6

Tras la elección como presidente de Colombia en 2010 de Juan


Manuel Santos (ex ministro de Defensa de Álvaro Uribe), las
relaciones entre EE. UU. y Colombia comenzaron a suavizarse
nuevamente, puesto que se le bajó la temperatura al debate sobre los
acontecimientos violentos y de corrupción dentro de las instituciones
colombianas ocurridas durante el período inmediatamente anterior. Si
bien el enfoque de persecución al consumo, tráfico y producción de
estupefacientes no cambió, en 2012 durante la Cumbre de las Américas
en la ciudad de Cartagena en Colombia, el presidente Santos propició
un corto diálogo con el presidente Obama sobre el tema de la
legalización y regulación de las drogas en Colombia, dejando ver la
posibilidad de una intensión de cambio de perspectiva por parte del
Gobierno colombiano.
La posición que tomó Barack Obama si bien marcó una línea, en
términos de relaciones internacionales más amplia y abierta al diálogo,
no dejo mucho al margen de acción respecto a la política de “guerra
contra el narcotráfico” que lleva a cabo los EE. UU. en el hemisferio;
(…) Mi postura personal y la de mi gobierno es que la
legalización no es la respuesta. De hecho, si uno considera cómo
ocurriría esto, en la práctica veremos que habría un comercio masivo
de drogas que dominaría a muchos países, sin límites sobre su
operación, y esto podría ser mucho más dañino que las condiciones
que existen en este momento (EDUPEN, 2012).

Juan Manuel Santos por su parte propició el diálogo con frases


como: “… tenemos la obligación de ver si estamos haciendo lo mejor
que podemos hacer, o si hay alternativas que puedan ser más eficaces”,
si bien el debate se abrió parcialmente, no llegó a dimensionarse como
lo ameritó la situación del país, teniendo en cuenta que el enfoque en
Colombia seguía basándose en atacar la oferta penalizando y
controlando la producción, tráfico y consumo (2012).
Finalmente, y como lo mencionamos al inicio de este documento, el
ministro de defensa colombiano Luis Carlos Villegas, formula una
propuesta con el nombre de Plan Integral sobre la Política de Drogas en

320
Acciones institucionales contra las economías ilegales en el subsistema fronterizo

el país, esta política propone reducir el consumo interno, un desarrollo


territorial y una reforma penal. Lo nuevo de esta propuesta es sin duda
la reforma penal que pretende brindar un tratamiento diferencial en las
penas de carácter punitivo a las jerarquías del mercado, puesto que a un
campesino cultivador de coca no se le puede dar el mismo tratamiento
que a un narcotraficante (diario El Tiempo, Justicia, 2015). A parte de
una reforma al marco jurídico colombiano, se propone un mayor
impulso a la erradicación manual de la hoja de coca en vista de la
prohibición en el país de las aspersiones con glifosato (diario El
Tiempo, 2015).
El enfoque militarista y policivo impulsado por EE. UU. en
Colombia ha agudizado la violencia, el desplazamiento interno y la
violación de derechos humanos y ambientales en el país, y son estos
factores los que dan a considerar un nuevo escenario y mecanismos de
lucha por parte del Gobierno colombiano frente al narcotráfico, en el
marco de unas relaciones políticas y económicas amables y de
cooperación con su aliado más importante los Estados Unidos.

Política internacional colombiana frente a sus


vecinos
Desde la implementación de la estrategia de lucha contra el
narcotráfico de EE. UU. en Colombia, la región y en especial los países
fronterizos; Panamá, Venezuela, Ecuador, Perú y Brasil se han
mostrado preocupados por las consecuencias que el componente militar
del Plan Colombia generaría en la región, convirtiéndose en un riesgo
para la seguridad nacional. Al menos estos gobiernos identificaban tres
tipos de riesgo.

I. La cantidad de refugiados que llegarían a sus fronteras escapando de


las fumigaciones y de las operaciones militares, provocando a su vez
problemas de orden público en estas zonas donde para el año 2000 se
acentuaba con más fuerza una débil presencia del Estado.

321
Capítulo 6

II. El escalamiento del conflicto implicaba para los vecinos


colombianos la necesidad de aumentar su pie de fuerza en sus áreas
fronterizas puesto que los actores armados ilegales, seguramente y
como ocurrió, iban a usar las líneas fronterizas como zonas de escape
y retaguardia dado el aumento de violencia y persecución en
territorio colombiano.
III. Obviamente los gobiernos de la región veían a la política antidrogas
más que como una estrategia contra la producción y tráfico de drogas
ilegales, como una estrategia de mantener vigilados desde Colombia
a los vecinos.

A pesar de la preocupación manifiesta de los gobiernos vecinos de


Colombia, para el Gobierno estadounidense la única solución a esas
problemáticas y las ya existentes en las fronteras era un trabajo
multinacional conjunto para agrupar esfuerzos que permitieran
combatir el narcotráfico. De acuerdo con el subsecretario para Asuntos
Políticos del Departamento de Estado de EE. UU., Thomas Pickering,
no era posible que el Plan no tuviera consecuencias para los países de
la región y afirmó que los que hablaban en su contra no estaban
ofreciendo alternativas, salvo dejar que los problemas destruyan a
Colombia con la esperanza de que estos no llegasen a sus países
(Gómez Maseri, 2000). Si bien las declaraciones del Gobierno
norteamericano no fueron alentadoras para los países de la región y
tampoco fueron soluciones a sus preocupaciones, los gobiernos de
estos países comenzaron a tomar medidas tendientes a contrarrestar las
consecuencias inevitables de las acciones militares en Colombia.
El diario El Tiempo referenció la seguridad fronteriza del país
respecto a sus vecinos por medio de la siguiente infografía:

322
Acciones institucionales contra las economías ilegales en el subsistema fronterizo

Fuente: (Jiménez Zubiría, 2000).

En Panamá inmediatamente se aprobó el Plan Colombia en 1999,


solicitó ayuda económica a EE. UU. para reforzar su frontera de 266
kilómetros cuadrados con Colombia. En esa zona operaban para el año
2000 el Frente Cimarrón del ELN con cincuenta hombres; el Bloque
Noroccidental de las FARC con cuatro frentes y ochocientos hombres;
facciones disidentes del EPL con tres frentes y doscientos hombres y
las AUC mantenían la hegemonía en la frontera por el golfo de Urabá.
El Estado panameño reforzó su frontera militarmente, pasó de tener en
1999 1.400 hombres a contar para mitad del año 2000 con 1.500
militares (Jiménez Zubiría, 2000). A pesar de haber sido uno de los

323
Capítulo 6

países que más reforzó su presencia militar en la frontera, para 2003 su


gobierno ya había reconocido que la alternancia entre guerrilleros y
paramilitares superaba sus fuerzas de seguridad (Jaramillo Panesso,
2003).

Acciones institucionales contra el contrabando


Las dinámicas de las acciones estatales contra el contrabando,
estuvieron marcadas por disputas políticas con los vecinos,
principalmente Venezuela y Ecuador. Además, como era de esperarse
hubo pequeñas confrontaciones entre el Gobierno Nacional y los
gobiernos locales y regionales por mayores controles al contrabando.
Aunque la situación diplomática entre Colombia y Venezuela pudo
haber disminuido esta tensión, los entes administrativos locales y
regionales sí hicieron llamados para mejorar la situación diplomática,
la cual afectaba fuertemente a la población fronteriza.
Por otro lado, con el fin de contrarrestar el contrabando de arroz en
el país el gobierno decidió cerrar las fronteras para importación de este
cereal de Ecuador y Perú. En este sentido, la Federación Colombiana
de Arroceros (Fedearroz), indicó que unas 100 mil toneladas anuales de
cereal entran de contrabando desde Venezuela, principalmente por La
Guajira, aunque también lo hacen por otras poblaciones fronterizas
(diario El Tiempo, 2010).
En otras acciones, la policía desmanteló en La Guajira una red
dedicada al contrabando de combustible, además, se decomisaron 3.500
galones. A lo largo del 2010 fueron decomisados en total 165 mil
galones de combustible, se inmovilizaron 52 vehículos y capturaron 82
personas vinculadas con el negocio del contrabando (diario El Tiempo,
2010).
En el departamento del Magdalena fue implementado un código de
seguridad para licores y cigarrillos para verificar su autenticidad, con el
que se podrá conocer la procedencia, ubicación y trayectoria del
producto a lo largo de toda la cadena de distribución. Con esto se busca
controlar el contrabando, principalmente el técnico y también evitar la

324
Acciones institucionales contra las economías ilegales en el subsistema fronterizo

adulteración de los productos, además, se pretende garantizar el pago


de impuestos.
En Buenaventura, fue realizada la incautación más grande de
mercancía de contrabando en los últimos años, ya que fueron seis
contenedores de 20 toneladas cada uno, que tenían un valor total de
$29.350 millones de pesos; esta mercancía fue encontrada en el
Terminal Marítimo de Buenaventura. Según el Coronel Mario
Hernando Torres Merchán, comandante de la Policía Fiscal y
Aduanera, esta es la aprehensión e incautación más importante de los
últimos años, tanto por volumen, valor y tipo de mercancía (diario El
Tiempo, Buenaventura, 2010). Dentro de los elementos decomisados
había cigarrillos, confecciones, calzado, licores, entre otros. La
mercancía tenía como origen Puerto Colón, Panamá, y se cree que iba a
ser comercializada en Cali, Pereira, Medellín y Bogotá.
Días después, en el mismo puerto, la Policía Aduanera incautó
mercancía ilegal por cerca de 15 millones de dólares. Así las cuentas,
hasta mayo de 2010 los contrabandistas habían perdido casi 500 mil
millones por las incautaciones. En total, en los cuatro años anteriores a
2010 se habían incautado 1,7 billones de pesos en mercancía de
contrabando, es decir, 550 mil millones por año. A pesar de esto, las
incautaciones sólo llegan a ser el 5 % de lo que ingresan los
contrabandistas al país, ya que la DIAN calcula que son cerca de 10
billones de pesos anuales lo que estos ingresan (diario El Tiempo,
Redacción Justicia, 2010).
Ahora bien, respecto a los países vecinos, con Panamá, se ha venido
negociando el TLC, el cual es considerado por algunos gremios como
una posible legitimación del contrabando que proviene de Panamá, más
específicamente de la Zona de Comercio de Colón, mientras que el
Gobierno dice que es una forma de control, ya que ninguna mercancía
producida fuera de Panamá podría ingresar al país (diario El Tiempo,
2010).
Respecto a Venezuela, el intercambio comercial en la frontera
empezó su descenso desde julio de 2009, debido al conflicto
diplomático entre los gobiernos de los dos países. En este sentido, el

325
Capítulo 6

Gobierno venezolano decidió realizar un ajuste en la tasa de cambio del


bolívar, dejándolo en 2,60 bolívares por dólar, ante esta situación, se
consideró posible el aumento del contrabando, ya que ahora los
productores venezolanos recibirán más bolívares por cada dólar que
exportan (diario El Tiempo, Redacción, 2010). En medio de las
acciones venezolanas por controlar el contrabando, fueron decomisadas
236 toneladas de productos básicos que iban a ingresar a Colombia,
dentro de los productos se encontraban azúcar, leche en polvo para
lactantes, arroz, mayonesa, pastas, así como productos de higiene
personal, como crema dental y papel higiénico. La mayoría de esta
mercancía fue decomisada por la Guardia Nacional en medio de la
operación “Táchira Socialista y Segura”. Esta mercancía era
transportada en camiones de carga y vehículos particulares que se
desplazaban por las diferentes trochas. Según información de la nota
(diario El Tiempo, Cúcuta, 2010) el sector La Playa, en San Antonio, es
uno de los principales puntos de salida de la mercancía de contrabando.
En medio de la difícil situación diplomática entre Colombia y
Venezuela, los militares venezolanos abrían asesinado a un “maletero”
colombiano después de que fuera detenido, junto con un compañero,
por transportar mercancía de contrabando que posteriormente iba a ser
introducida por algunas de las trochas fronterizas, esto ocurrió a diez
minutos del río Táchira, en el sector de La Parada, Villa del Rosario,
(diario El Tiempo, Cúcuta, 2010). A raíz de este suceso, los maleteros
colombianos organizaron protestas y bloqueos del puente internacional
Francisco de Paula Santander, para reclamar justicia y protestar por los
controles de los militares venezolanos en pro de controlar el
contrabando.
Ante esta situación, se creó un clima de tensión entre los dos países,
ya que, desde la muerte del maletero, ocurrieron manifestaciones y
detenciones en territorio venezolano de colombianos acusados de
espionaje y de contrabando, lo que ha dado lugar a notas de protesta
por parte del Gobierno colombiano. Conjunto con lo anterior, en las
calles de San Antonio del Táchira se presentaron disturbios entre los
maleteros y los militares de la Guardia Nacional, debido a los controles

326
Acciones institucionales contra las economías ilegales en el subsistema fronterizo

de estos últimos contra el contrabando (diario El Tiempo, Colombia,


2010).
Por otro lado, el Gobierno venezolano decidió realizar un cierre
parcial de carga en la frontera con Norte de Santander. La Guardia
venezolana decidió concentrarse en los automotores que transportan
gasolina con el fin de controlar el flujo de contrabando. Todo este
ambiente de intranquilidad se vio cortado con la llegada de un nuevo
presidente en Colombia, ya que las diferencias entre Álvaro Uribe y
Hugo Chávez habían ocasionado que fuera casi imposible un acuerdo.
Con la llegada de Juan Manuel Santos, el primer paso entre los dos
países fue reanudar las relaciones bilaterales.
De igual manera, a finales de 2010 firmaron unos acuerdos que
buscaron darle un nuevo impulso al comercio, el cual intentaban
favorecer “… alianzas productivas en textiles, alimentos, café, cacao,
ganadería, vivienda, materiales de construcción y sectores automotor y
energético” (Luis Guillermo Forero, 2010). Adicionalmente, se
establecieron precios referenciales de cada país a fin de evitar
sobreprecios, y se dispuso agilizar el trámite de exportaciones
colombianas en textiles, calzado, medicamentos, entre otros productos.
Por otro lado, se acordó por parte de los presidentes restablecer el
suministro de combustible venezolano a los habitantes fronterizos de
La Guajira, Norte de Santander, Arauca, Amazonas, Guainía y
Vichada, para lo cual se asignaron 37 millones de litros mensuales a
precios más bajos que los del mercado colombiano, con lo cual se
buscaba controlar el contrabando de combustibles en la frontera (Luis
Guillermo Forero, 2010).
Finalmente, una nueva tipología queda por investigar y es la
triangulación de licores, ya que en la nota (diario El Tiempo,
Buenaventura, 2010) se menciona que en una incautación de seis
contenedores fueron encontradas 5.960 cajas de aguardiente
antioqueño, el cual tenía como destino mercados internacionales, pero
que finalmente iba a entrar al país como contrabando. Por tanto, existe
la posibilidad de que los contrabandistas lleven a otros países la

327
Capítulo 6

mercancía nacional para luego importarla con menores precios y así


aumentar la ganancia.
Las acciones institucionales contra el contrabando son diversas, ya
que pasan por proyectos de Ley, control de ingreso de mercancías,
aumento de personal de policía aduanera, entre otras. Ahora bien, junto
con las acciones adelantadas en su mayoría por el Gobierno Nacional,
se encuentran las demandas que han realizado los gobernadores de los
departamentos fronterizos, los cuales pidieron concretar una política de
Estado contra el contrabando, una agencia presidencial para fronteras,
un fondo de desarrollo, incentivos para generar empresas,
transferencias especiales a municipios fronterizos y participación en
decisiones binacionales (diario El Tiempo, Opinión, 2013), ya que
consideraban que no están siendo tomados en cuenta dentro de las
estrategias para frenar esta actividad ilegal, teniendo en cuenta que
estos departamentos son los más afectados en términos fiscales. Es
decir, en primera instancia es posible observar que existe una
disparidad entre las acciones nacionales y las demandas locales, lo que
implica que no se ha desarrollado una agenda conjunta entre la Nación
y los Departamentos para frenar el fenómeno del contrabando. Por el
contrario, se realizan acciones independientes que no obedecen a una
política integral diseñada conjuntamente por los órdenes local,
departamental y nacional.
En este sentido, el gobernador de Nariño Raúl Delgado, llamó la
atención del Gobierno Nacional sobre el contrabando en la zona
fronteriza, pues lo decomisado son sólo pequeñas cantidades de
mercancía, mientras que el gran contrabando pasa sin ningún problema
por Rumichaca. El mandatario agregó que el gran contrabando de
artículos ecuatorianos también pasa por sectores como El Pedregal y
Pasto, así como por las carreteras del país. “Eso no se puede controlar y
lo que se reporta como decomisos sólo ascienden a dos o tres millones
de pesos que pertenecen a los pequeños comerciantes” (diario El
Tiempo, Redacción Cali, 2014). Esto lo que está indicando es que existe
una posible política de cuotas de incautaciones para cumplir con
objetivos, pero que en el fondo no responden a una fuerte estrategia

328
Acciones institucionales contra las economías ilegales en el subsistema fronterizo

que tenga como objetivo destruir las redes de contrabandistas, debido a


los múltiples intereses para que se mantenga esta actividad, ya que de
esta se obtienen significativas rentas que incluso llegan a beneficiar a
políticos de algunas regiones fronterizas.
Desde el Gobierno Nacional, a través de la Policía Nacional se ha
empezado a considerar al contrabando como un problema de seguridad
nacional, esto lo mencionó el Director de la Policía Fiscal y Aduanera,
el General Gustavo Moreno. Esta premisa se da a partir de que el
contrabando pasó de ser el simple tráfico de mercancías a ser un medio
para el lavado de activos de dineros provenientes del narcotráfico, es
decir, si este escenario de lavado de activos no existiera el contrabando
posiblemente no sería un problema de seguridad nacional bajo la
premisa de la Policía, sino que continuaría siendo una simple actividad
que desarrollan las comunidades en las fronteras, ignorando así la
participación de grupos criminales dentro de esta actividad como
mecanismo para diversificar su portafolio de actividades ilegales, la
cual les permite mantener tasas de ganancia elevadas en medio de los
continuos controles a otras economías ilegales.
Una de las principales acciones planeadas por el Gobierno es la Ley
Anticontrabando, con la cual se pretende atacar el lavado de activos y
el accionar de los grupos armados que se benefician de esta actividad.
Adicionalmente, dentro de la misma estrategia de seguridad nacional se
reforzó la Policía Fiscal y Aduanera ( POLFA) con mil efectivos (diario
El Tiempo, Redacción Justicia, 2013).
A partir de lo anterior es posible identificar que la estrategia de la
Policía se distribuye de la siguiente manera: labores de inteligencia,
investigaciones de tipo criminal y operaciones de aprehensión de
material de contrabando; estas tres acciones son la punta de lanza con
la que la Policía Fiscal y Aduanera ( POLFA), en cabeza del general
Gustavo Adolfo Moreno, busca frenar el ingreso ilegal de cigarrillos,
licor y otras mercancías al país. Para identificar a las bandas de
contrabandistas que surten los mercados ilegales, la POLFA ha
articulado su trabajo con otros organismos de inteligencia judicial y
financiera. En este sentido, la Policía trabaja de la mano con la Unidad

329
Capítulo 6

de Información y Análisis Financiero ( UIAF), la Unidad de Lavado de


Activos de la Fiscalía General y la Dirección Nacional de Inteligencia
(DNI).
De hecho, esta estrategia ha permitido identificar siete importantes
estructuras en los últimos años, las cuales son las encargadas de mover
el grueso del negocio que deja pérdidas al país cercanas a los doce
billones de pesos al año. También han logrado rastrear los movimientos
de trece cabecillas regionales de esas bandas y han conseguido la
apertura de veintidós investigaciones, que podrían resultar en condenas
y millonarias multas. Adicionalmente, la POLFA incorporó un grupo de
expertos en contabilidad y finanzas para que sigan las huellas de ese
negocio, que terminan afectando las arcas de los departamentos, los
cuales se financian en gran medida a partir de los impuestos a
cigarrillos y licores. Al grupo también fueron incorporados peritos
especializados en el seguimiento de transacciones internacionales, para
detectar los dineros que terminan en paraísos fiscales.
Dentro de las estrategias también se encuentra la creación de una
“Lista Clinton” para los contrabandistas, en esta se incluirá
mensualmente los locales, importadores y toda persona natural y
jurídica involucrados con operaciones de contrabando. Además, se
habilitará una base de datos con placas de carros, matrículas de aviones
y descripción de barcos que sean usados para trasportar contrabando,
esto tiene como propósito monitorear permanentemente sus
desplazamientos y bloquearles la flota a los contrabandistas.
En términos de aprehensiones de mercancía se encontró que en
2013, las autoridades lograron incautar 39.422 toneladas de mercancía
ilegal, avaluadas en $218.000 millones, lo que según Juan Ricardo
Ortega, es sólo el cinco por ciento de lo que se debería decomisar
(diario El Tiempo, Redacción Nación, 2014). La labor realizada para
lograr todas estas aprehensiones es una estrategia fiscalizadora, junto
con el aumento de la presencia en fronteras y zonas claves, como San
José del Guaviare, Puerto Inírida, Leticia, Sogamoso, Tunja, Girardot,
Barrancabermeja, Ibagué, Popayán, Palmira y Tuluá, entre otras, la
cual tiene como objetivo incautar la mayor cantidad de productos

330
Acciones institucionales contra las economías ilegales en el subsistema fronterizo

prioritarios, es decir: arroz, licores, textiles, confecciones y cigarrillos


(diario El Tiempo, Economía y Negocios, 2013).
En este sentido, dentro de las acciones realizadas se encuentra el
decomiso de 10 mil galones de gasolina en Cúcuta, los cuales estaban
siendo almacenados y comercializados en diferentes zonas de la
ciudad. Adicional se realizaron controles a las ventas informales con el
fin de despejar el espacio público, mediante acciones como el
desmantelamiento de estructuras de comercialización que pasaron de
las tradicionales pimpinas a canecas metálicas con capacidad para 55
galones cada una (diario El Tiempo, Redacción Cúcuta, 2013).
Dentro de esta estrategia de incautación fueron detenidas en
Magdalena en los primeros días de diciembre de 2013, $404 millones en
mercancía de contrabando, esta operación se realizó a través de
operativos de registro y control realizados en las vías que comunican a
Santa Marta con La Guajira y Barranquilla. La Policía indicó que:
“Entre los elementos decomisados están 670 litros de licores de
distintas marcas, 16.570 cajetillas de cigarrillos, 5.380 unidades de
confecciones, 2.296 pares de zapatos, 4.487 productos de aseo, 101
insecticidas y 489 kilos de alimentos perecederos como arroz y leche en
polvo. Igualmente, 1.289 galones de combustible, 8.500 autopartes y
29.854 gramos de pólvora” (diario El Tiempo, Redacción Santa Marta,
2013).
En Barranquilla, fueron detenidos siete contenedores con mercancía
de contrabando avaluada en 10 mil millones de pesos, los cuales
provenían de China y en ellos había artículos de miscelánea, bisutería,
accesorios para celulares, marroquinería, textiles, calzado deportivo,
confecciones, whisky, perfumes y artículos de cacharrería. Su
actuación era a través de empresas ficticias encargadas de la
importación. En el mes de febrero de 2014 fueron decomisados licores,
perfumes y telas valoradas en 3.500 millones de pesos en el mismo
puerto.
Entre el 2011 y junio de 2013 la DIAN logró decomisos de
contrabando por 80 mil millones de pesos, que equivalen al 0,2 % de la
carga que arribó en este tiempo al territorio aduanero de Barranquilla.

331
Capítulo 6

De acuerdo con el informe entregado a los medios por el director


seccional de Aduanas de Barranquilla, capitán de navío Jorge Eduardo
Castillo Santos, en estos 3 años se realizaron 2.710 aprehensiones
correspondientes a 19.854 toneladas de mercancía que contenía licores,
cigarrillos, bisutería, confecciones, telas, accesorios de celular,
alimentos, maquinaria industrial, vehículos, repuestos para
automóviles, combustible, accesorios de hogar, calzado, zapatos
chinos, artículos deportivos, dotación para hospitales, entre otros.
El capitán Castillo destacó los golpes al contrabando, como por
ejemplo el de ganado vacuno con la recuperación de 56 reses en el
2011, la incautación de 930.000 galones de combustible que entraron de
manera ilegal en 77 tractomulas por 5.000 millones de pesos. “Lo que
significó el golpe más fuerte contra el contrabando de combustible de
toda la historia del país, y fue realizado por la DIAN”, señaló el oficial.
Igualmente recordó la incautación de 950 toneladas de acero, que
cuestan en el mercado 2.000 millones de pesos; así como el decomiso
de 300 toneladas de arroz (diario El Tiempo, 2013).
Dentro de las acciones también se encuentra el desmantelamiento
por parte de la Policía Fiscal y Aduanera de la banda los Merqueteros,
una banda local que introducía mercancías por la frontera con
Venezuela, estas provenían de Curazao y se cree que en total movían
cerca de USD$4 millones anuales. El cabecilla fue identificado como
Román Moreno, alias El Patrón, quien tenía una alianza con los
Urabeños o el Clan del Golfo para distribuir cigarrillos y licor en cinco
departamentos de la costa Atlántica del país. Junto con Moreno, cayó
alias Pulgas, Rafa, Goyo y El Mulero, quienes son señalados de
coordinar los contenedores y vehículos empleados para mover
contrabando dentro de las rutas internas.
Más allá de estas acciones, lo que queda claro es que el fenómeno
del contrabando no está siendo atacado en su totalidad, ya que el flujo
comercial en el país es bastante amplio y las aprehensiones son apenas
un pequeño porcentaje del total de mercancías de contrabando que
ingresan. Es por esto que se ha visto la necesidad de crear estrategias
conjuntas con los países fronterizos con el fin de combatir el

332
Acciones institucionales contra las economías ilegales en el subsistema fronterizo

contrabando. En esta línea se encuentran las acciones con Venezuela, a


través de la instalación de una comisión binacional que vigile los
acuerdos comerciales y que también ponga especial énfasis en
identificar los productos donde hay mayor contrabando, como el
cemento, chatarra, alimentos, acero y gasolina. Esto se hará con el
propósito de enviar la información a una mesa de seguridad para que
esta defina las medidas bilaterales para atacar a los grupos
contrabandistas (diario El Tiempo, Redacción Política, 2013).
Adicionalmente, en un operativo que contó con el apoyo de
Venezuela fue desarticulado la banda transnacional llamada “Los
Barranca”, quienes se dedicaban al contrabando de medicamentos de
alto y mediano costo, principalmente en el departamento de Arauca. En
Cúcuta se abrirá el Centro Binacional de Comando y Control de lucha
anticontrabando, que estará a cargo de la Policía Fiscal y Aduanera
(POLFA), una oficina similar ya se abrió en la ciudad fronteriza de San
Cristóbal (Venezuela).
Este tipo de estrategias binacionales son fundamentales, teniendo en
cuenta que en la frontera con Venezuela –que tiene 2.219 kilómetros–
han sido identificados 250 pasos ilegales, por donde transita el
contrabando: 192 están en La Guajira; el resto, en Santander ( 42), y
Arauca (13), mientras que sólo hay siete pasos legales.
Además de las estrategias binacionales, Venezuela empezó a aplicar
un cierre de frontera nocturno, a partir de las diez de la noche hasta las
cinco de la mañana, el cual inició el 11 de agosto de 2014 y se previó
que durara un mes. Altos mandos militares de Venezuela informaron
que se destruyeron 64 trochas de las 240 identificadas en la línea
limítrofe y que 17 mil efectivos fueron desplegados en toda la zona
fronteriza. En la primera semana de cierre, se incautaron 96 toneladas
de productos alimenticios y de aseo, y 300.000 litros de gasolina (diario
El Tiempo, 2014),es decir, casi la misma cantidad de mercancía de
contrabando que se incautó en el 2013 se aprehendió en cinco días de
cierre nocturno en la frontera. A pesar de estos resultados, las
denuncias por corrupción siguen apareciendo, como es el caso de La

333
Capítulo 6

Guardia Venezolana, la cual cobra desde $ 2.500 por dejar pasar


mercancía a plena luz del día (diario El Tiempo, 2014).
Por otro lado, también se ha buscado aumentar la cooperación con
Panamá, ya que los indicios son muy fuertes respecto a que buena parte
del contrabando que ingresa al país procede de Panamá. Como lo
indicó Juan Ricardo Ortega, para quien no es azar que hayan capturado
a las cabezas de la oficina de Envigado y algunos Urabeños en Panamá.
Ortega ha indicado que todas estas estructuras y esquemas para el
contrabando se han desarrollado amparadas en

334
Acciones institucionales contra las economías ilegales en el subsistema fronterizo

-
buena parte a la falta de instrumentos para compartir información que
permi ta cooperar y luchar conjuntamente contra este tipo de conductas
delictivas. Es por esto que Ortega indica:

(…) Le hemos pedido con respeto a Panamá que haga un acuerdo


con Colombia para intercambiar información tributaria para luchar
contra este flagelo y la evasión. Es una solicitud legítima,
respetuosísima, que solamente enaltece el compromiso de la
legalidad y el desarrollo que tiene Panamá con su pueblo y con sus
vecinos. Si por razones políticas, que yo respeto, pero no entiendo,
no aprueban el intercambio, Colombia tiene que actuar (diario El
Tiempo, 2014).

En este sentido, cuando se dice actuar por parte de Colombia, se


hace alusión a la inclusión de Panamá como un paraíso fiscal, lo que
finalmente no ocurrió.
Los gremios económicos del país le han venido pidiendo al
Gobierno Nacional que intensifique su lucha contra el contrabando, tal
como lo hizo Bruce Mac Master, presidente de la ANDI, quien instó al
combate del contrabando con los mecanismos e instrumentos con los
que se combatió al narcotráfico, en esta misma línea está el presidente
ejecutivo de Inexmoda, Carlos Eduardo Botero.
En esta línea también se encuentra Fenavi, el cual alza su voz
constantemente por los efectos que el contrabando genera en su sector,
ya que, según cálculos propios denunciados por Andrés Valencia,
presidente del gremio, 1.400 toneladas mensuales de carne de pollo
ingresan al país de contrabando, procedentes de Venezuela. Esta
dinámica afecta al gremio que aporta cerca de 500 mil empleos en el
país y el 9 % del PIB agropecuario, por tanto, demandan mayores
acciones por parte del Gobierno Nacional para controlar el contrabando
(diario El Tiempo, 2014). Pero, no sólo preocupa la frontera con
Venezuela, en la del Ecuador se estima que ingresan diariamente al

335
Capítulo 6

país 400 mil unidades de huevo. Adicionalmente, se denunció por parte


del gremio una operación triangulada desde Brasil para ingresar por
diferentes puntos de Arauca pollo de contrabando (diario El Tiempo,
2014).
Ahora bien, las acciones contra el contrabando pueden ir bien
encaminadas, pero sucesos como el asesinato de dos miembros de la
DIAN, uno en Huila y otro en Cali, abren la puerta a la falta de acción
por miedo o múltiples amenazas, como fue la renuncia del director de
la DIAN Juan Ricardo Ortega. Esto muestra la dificultad y el riesgo del
trabajo que realizan las autoridades. En este sentido, es claro que el
gran contrabando está pasando desapercibido y sólo se persigue el
pequeño contrabando, tal vez para cumplir las cuotas mensuales de
aprehensiones, sin tocar las redes o flujos de economía ilegal de
grandes poderes económicos y políticos que están detrás del negocio
ilegal, lo que se suma a los amplios círculos de corrupción que se
presentan en las diferentes entidades encargadas de la lucha contra el
contrabando.
Es así como el proyecto de Ley Anticontrabando, presentado en
2013, no ha sido si quiera debatido en la Cámara de Representantes,
después de que apenas pudiera pasar el debate por el Senado, lo cual
deja entrever que hay sectores políticos que están interesados en no
aprobar este proyecto, como puede ser el clan de los Gnecco, los cuales
han sido denunciados en repetidas ocasiones por beneficiarse del
contrabando de gasolina en el Cesar (La Silla Vacía, 2013). Esto abre la
puerta a la eventual existencia de una posible “contrabando-política” en
el país, la cual no está interesada en que se combata el fenómeno,
debido a que esto implicaría un golpe a sus finanzas.
No sólo el papel de los grupos políticos es fundamental para frenar
los intentos que combaten el contrabando, ya que dentro de las
instituciones de control, como la DIAN o la POLFA, se han identificado
redes de corrupción, que en cualquier caso verían afectados sus
beneficios monetarios si se aplica una política efectiva contra el
contrabando, por lo que optarían por frenar estos intentos, a través de
una estrategia de cuotas de incautación, con lo cual lograrían maquillar

336
Acciones institucionales contra las economías ilegales en el subsistema fronterizo

-
el fenómeno mediante la presentación de cifras que les permitan
mostrar resultados, mientras que el gran contrabando sigue pasando
inadvertido.
En términos generales, las acciones institucionales arrojaron los
siguientes datos: en 2010 se incautaron 29 mil millones de pesos,
mientras que en 2011 fueron 47.582 millones de pesos, aunque
existieron sectores en los cuales disminuyeron las incautaciones, como
el caso del tabaco donde las incautaciones fueron de 304 millones de
pesos en 2010 y en 2011 fueron de 288 millones.
Las acciones institucionales pasan por diferentes frentes, ya que
unas pue den ser impulsadas desde el orden nacional y otras del
regional o local. En general, lo que se logra identificar en prensa es que
las acciones son principalmente de fiscalización, es decir, no existen
estrategias pedagógicas para combatir el contrabando, la idea principal
es tratar de incautar la mayor cantidad de mercancía que sea posible sin
atacar las bases estructurales del problema.
En este sentido, parece existir una discordancia entre lo que dicta el
Gobierno Nacional y lo que los gobiernos departamentales y locales
demandan. En su momento, los gobiernos regionales plantearon
cancelar las importaciones de licores, ya que sólo el 25 % de lo
importado paga impuestos como consecuencia del contrabando,
afectando las finanzas públicas de los departamentos, quienes se
financian principalmente de impuestos a licores y cigarrillos. Por otro
lado, dentro de las estrategias de la DIAN, a parte de la fiscalización y
control del ingreso de mercancías está en marcha un Programa de
Recompensa, el cual busca que las personas delaten a los
contrabandistas a cambio de recompensas, las cuales irían hasta los 100
millones de pesos. Esta estrategia que realiza la DIAN es conjunta con
la Policía Nacional, dentro de un marco de acciones complementarias y
de cooperación interinstitucional.
Adicionalmente, dentro de las acciones de la DIAN y la Policía están
las labores para identificar las redes internas de corrupción que

337
Capítulo 6

autorizan el ingreso de mercancías de contrabando y adicionalmente


han aprobado devoluciones de IVA (diario El Tiempo, Redacción,
2011), las cuales están incluidas dentro de las estrategias de lavado de
activos a partir del contrabando.
Para 2012, dentro de las estrategias que se plantearon para luchar
contra el contrabando, estaba la creación de una Fuerza Especial Anti
Contrabando (FEA), compuesta por funcionarios de la DIAN y la
POLFA. A pesar de ello, este cuerpo especial no ha sido puesto en
operación, según se pudo constatar, al menos hasta 2015.
Adicional, a través de mecanismos satelitales, se propuso por parte
de la DIAN el seguimiento de la mercancía que llega al país por medio
de la instalación de un dispositivo especial que realiza un rastreo del
contenedor desde la llegada al puerto hasta el punto de entrega, con la
intención de verificar que cumpla los tiempos normales de transporte,
la ruta señalada, que no sea abierto y que no pare en lugares no
previstos. Esto tiene como objetivo mejorar la verificación de la
mercancía y los tiempos de entrega, ya que la verificación física
demanda una cantidad de tiempo considerable que afecta a los
importadores por las demoras, debido a que en Colombia se hace
revisión física del 11 % de la mercancía que ingresa, mientras que los
estándares internacionales están sobre el 3 %. En teoría el plan de
sistematización se iba a aplicar antes de la entrada en vigencia del TLC
con Estados Unidos, pero hasta el momento no se ha podido
implementar.
Por otro lado, se realizó la captura de los hermanos Jhonatan y
Brayan Steeven Mosquera Calvo, quienes pertenecen a una red de
contrabandistas conocida como los Paisas que opera en el Eje Cafetero.
Fueron detenidos en el Aeropuerto El Dorado de Bogotá. Dentro de las
labores de inteligencia se encontró que habían realizado cerca de veinte
viajes a Hong Kong, Panamá y China, en el marco de una estrategia de
negociación para importar ilegalmente mercancías. La estrategia era
entrarlas y llevarlas a los Sanandresitos de las ciudades.
De igual manera, la Policía identificó a Diego Marín Buitrago, alias
Papá Pitufo, jefe máximo de los Pitufos, una de las nueve

338
Acciones institucionales contra las economías ilegales en el subsistema fronterizo

-
organizaciones dedicadas al tráfico ilegal de mercancía en el país y que
estuvo estrechamente vinculado al cartel del Norte del Valle. Según la
Policía, Diego Marín Buitrago ha utilizado sus empresas constituidas
legalmente, para el contrabando, lo que puede obedecer a diferentes
causas, tales como la corrupción. Por otro lado, una recomendación
importante para el Gobierno Nacional y los gobiernos departamentales
y locales es que busquen articular sus políticas, sin olvidar que el
contrabando tiene origen en múltiples causas estructurales, tales como
la pobreza y el desempleo, lo que lleva a las personas a buscar otras
formas para sobrevivir, aunque, no se puede olvidar que el contrabando
técnico es la práctica que mayor cantidad de mercancías está
introduciendo al país, por lo que es necesario mejorar y modernizar a
entidades como la DIAN, para que puedan realizar una mejor labor de
control del contrabando.

Acciones institucionales frente a la minería ilegal


En esta sección existe el propósito de rastrear e identificar las acciones
institucionales que se han planteado e implementado en Colombia para
enfrentar el flagelo de la minería ilegal. Para ello, en primera medida,
se contextualiza el papel de la minería en Colombia y se definen los
conceptos de minería informal y minería ilegal, seguido de sus
principales repercusiones. A con tinuación, se describe la manera cómo
la legislación colombiana contempla este tipo de minería y cuáles son
las instituciones responsables de vigilar y supervisar el cumplimiento
de esta normatividad. Finalmente, se presentan las acciones y políticas
institucionales implementadas en los últimos años, junto a resultados
obtenidos de estas.
La minería es una actividad económica casi tan antigua como la
civilización humana. La necesidad de extraer minerales y recursos de la
tierra, con fines religiosos o comerciales, consolidó a la minería como
una actividad precursora del desarrollo económico en todas las

339
Capítulo 6

civilizaciones. La minería hace referencia a la actividad productiva de


exploración y extracción de recursos minerales.
En Colombia, la minería ha cumplido un papel esencial como
actividad productiva en la economía nacional desde la época
precolombina. Actualmente los commodities, son el 50 % del total de
las exportaciones del país.
El aprovechamiento de la minería, que en un principio tuvo fines
religiosos, fue un factor común entre diferentes comunidades indígenas
y permitió tener un medio de cambio que fortaleciera los mercados
regionales. La llegada de los españoles a América transformó la
dinámica de esta actividad: con grandes yacimientos de extracción, a
escala industrial, la minería no sólo influyó en la economía de la
Colonia, sino también en los patrones de poblamiento de las regiones
más alejadas (Giraldo & Muñoz, 2012). Cock y López (citados por
Giraldo & Muñoz, 2012), aseveran que el comercio de oro, y otros
minerales preciosos, fue un factor determinante en el poblamiento de
ciudades como Cali, Popayán, Santa Fe de Antioquia y Pamplona,
entre otras.
En el siglo XIX y XX, la actividad minera aumentó, gracias al
desarrollo industrial, permitiendo que la explotación de oro y otros
minerales mantuvieran un crecimiento positivo acorde a la tendencia
mundial (Giraldo & Muñoz, 2012). A finales de la década de los
noventa, y en años recientes, la minería en Colombia obtuvo un
dinamismo importante, entre otras causas, por la tendencia positiva de
los precios internacionales del oro. En estos años el sector minero ha
reportado tasas de crecimiento altas, por encima de otros sectores
importantes como la agricultura y la manufactura. Uno de los factores
que mejor explica esta situación es la alta demanda internacional por
minerales como el carbón –como fuente energética–, el oro, el estaño y
el coltán, de los cuales Colombia posee reservas significativas. Esto ha
atraído la atención de inversionistas extranjeros y ha impulsado la
industria.
Sin embargo, las cifras económicas no reflejan la realidad de la
actividad en Colombia. Debido a deficiencias estructurales y ausencia

340
Acciones institucionales contra las economías ilegales en el subsistema fronterizo

-
del Estado en algunas regiones del país, se ha creado el ambiente
propicio para la informalidad y la ilegalidad. Es necesario aclarar que
el concepto de minería informal no es igual al concepto de minería
ilegal, pese a relacionarse y convivir en ciertos contextos sociales.
Primero, de acuerdo con la Defensoría del Pueblo ( 2010), la minería
a pequeña escala, tradicional y de hecho (minería informal) ha sido
reconocida por instrumentos internacionales como un tipo de
producción con raíces históricas, culturales y sociales en América
Latina. Esta ha representado un medio de subsistencia de familias que
habitan en zonas rurales por generaciones. Es una actividad informal
porque los trabajadores o individuos que la realizan evaden el pago de
impuestos y otras contribuciones que permitan un registro y control por
parte del Estado. Como se mencionaba anteriormente, la ausencia de
instituciones estatales que regulen o vigilen este tipo de prácticas, ha
favorecido las condiciones para que estas continúen. Se calcula que el
29 % de las explotaciones mineras en Colombia son informales, y hay
presencia de esta actividad en el 44 % de los municipios del país. Ahora
bien, la minería informal es una actividad que, pese a estar por fuera
del sistema político y social, contribuye a la producción y al PIB
nacional, lo que tiende a generar “… una suerte de tolerancia a la
informalidad (…), surge un grado de permisividad óptima de Estado de
actividades informales” (Giraldo & Muñoz, 2012). Además, los intentos
institucionales por formalizar este tipo de minería han sido un fracaso,
debido a los costos económicos de entrada para los individuos (costo
tributario).
La clandestinidad también favorece que se haga un uso inadecuado
y desaforado de insumos químicos, especialmente para la extracción
minera en zonas de aluvión, contaminando fuentes importantes de agua
y generando una complicada situación de orden público. Esta misma
clandestinidad es aprovechada por grupos armados ilegales y
organizaciones criminales para suplir roles que el Estado no cumple, a

341
Capítulo 6

través de la violencia en este mercado: garantizan seguridad, establecen


precios, son mediadores de conflictos, entre otros. Cuando surgen

342
Acciones institucionales contra las economías ilegales en el subsistema fronterizo

actividades ilícitas de alta rentabilidad, a partir de una economía


informal, en este caso de la minería, esta se transforma a una economía
criminal o ilegal.
De acuerdo con la Procuraduría General de la Nación ( 2011), la
minería ilegal debe entenderse como aquella que rehúye y no se somete
a las reglas establecidas por el Estado. Irradia efectos distintos a la
informal, o “de hecho”, en ámbitos sociales, ambientales y
económicos. Si en muchos casos la actividad minera legal, aún con
medidas de mitigación o compensación, ocasiona daños al medio
ambiente y conflictos sociales, la minería ilegal, que está por fuera de
cualquier tipo de regulación, produce consecuencias devastadoras:
desigualdad social, desplazamiento forzado, explotación laboral y
destrucción de hábitats completos, como es el caso del río Sambingo,
en el departamento del Cauca, o del río San Juan en el departamento
del Chocó.
Así mismo, este tipo de minería ha funcionado como fuente de
financiación a grupos armados ilegales. La convergencia de cultivos
ilícitos y minería ilegal ha favorecido el control y permanencia de la
guerrilla de las FARC en departamentos como el Chocó, Cauca, y
Nariño, y de las Bacrim en Antioquia, Córdoba y Valle del Cauca,
territorios rurales. La minería ilegal también facilita el lavado de
dineros obtenidos del narcotráfico, pues se mimetiza con la actividad
minera informal y otras actividades productivas. Otro factor que facilita
la clandestinidad de la minería es la vaga diferenciación que el Código
de Minas hace entre la minería tradicional, informal, y la minería
ilegal, lo que ha permitido a grupos ilegales solicitar licencias de
“formalización minera”, a través de terceros y extraer libremente los
recursos (Massé & Camargo, 2012). En ciertos casos, los grupos
armados obtienen ganancias directas del negocio: son los que autorizan
la venta de minerales, controlan dragas y retroexcavadoras; en otros,
derivan millones de pesos de la extorsión a informales y a trabajadores
de compañías extractivas. En una nota de la revista Semana (29 de
marzo de 2013), se asevera que ninguna institución pública posee cifras
exactas de cuántas de las 9.044 unidades mineras sin títulos o licencias

343
Capítulo 6

del Ministerio de Minas, están tomadas por grupos armados; ni cuántos


de los 15 mil mineros informales que trabajan en el país, están siendo
extorsionados y controlados por estos grupos armados.
La relación entre la minería ilegal y los grupos armados ilegales ha
sido reportada por distintas organizaciones y entidades estatales. Como
ejemplo puede tomarse al municipio de Nóvita, en el Chocó, que en el
año 2011 reportó la mayor producción de oro entre los municipios del
país, con 9,8 toneladas; este municipio también reportó la mayor
cantidad de cultivos ilícitos del departamento del Chocó, concentrando
el 45 %, y ha sido epicentro de confrontaciones violentas entre la banda
criminal los Rastrojos y las guerrillas del ELN y de las FARC. El
segundo municipio productor de oro en el país es Sipí, también en el
sur del Chocó, y vive una situación similar. Tarazá, Antioquia, es el
tercer municipio productor de oro y está presionado por la presencia de
la banda criminal los Urabeños (Revista Semana, 29 de marzo de 2013).
Las repercusiones y razones por las que se considera a la minería
ilegal como un problema público son enlistadas por la Personería
General de la Nación (2011):

1. Porque evade importantes y transversales sistemas de control


sobre los recursos renovables, como es el caso de la licencia
ambiental, la cual permite, previa una rigurosa evaluación
técnica, determinar los impactos negativos que un proyecto,
obra o actividad pueda generar al entorno y determinar (…)
todas aquellas medidas necesarias para hacer sostenible la
ejecución de ese proyecto.
2. Porque se exonera del pago de cargas tributarias establecidas
por el Estado; así como de las regalías que la producción
debe generar, para beneficio directo, en términos de
protección ambiental y cobertura en salud y educación, de la
población asentada en ese territorio.
3. Porque al escapar de la fiscalización y regulación de la
Administración, origina una dificultad evidente para el

344
Acciones institucionales contra las economías ilegales en el subsistema fronterizo

Estado, quien ve mermados los insumos básicos para trazar


eficaces políticas públicas mineras y ambientales.
4. Porque estas explotaciones ilegales, en algunos casos, se
desarrollan en áreas de una especialísima protección
ambiental, como parques naturales, páramos, zonas de
reserva, las que, al hacerse sin ningún control, pueden
ocasionar daños irreversibles e irreparables a ecosistemas
protegidos, no sólo establecidos por la normatividad local,
sino por estándares internacionales.

5. Porque (…) incide clara y directamente sobre cualquier


intento de un eficiente ordenamiento territorial, que permita
conocer, entre otros, los usos y vocación del suelo y
subsuelo.
6. Porque al permanecer en la ilegalidad, se aleja de cualquier
régimen laboral que les permita a las personas que allí
ocupan, acceder a los beneficios de la seguridad social y
ocupacional.
7. Porque una gran mayoría de las personas ocupadas en esta
actividad son menores de edad y mujeres cabeza de familia, a
los que se les conculca todos los derechos y salvaguardas
previstos en la Constitución y en la ley.
8. Porque inciden negativamente en la formulación de las
políticas públicas relacionadas con la seguridad y el
componente social a cargo de los entes territoriales.

Como se mencionó anteriormente, la diferenciación legal entre


minería informal y minería ilegal no es suficiente para desarrollar
políticas efectivas que permitan enfrentarlas. Como aseveran Giraldo y
Muñoz (2012), “… desde una perspectiva estrictamente jurídica, en el
país no sólo existen actividades mineras legales e ilegales, sino que -
asumiendo un estado de cosas previo y supuestamente marginal- se
protegen algunas explotaciones claramente informales”. Se procede
entonces, a definir cada tipo de minería de acuerdo al Código de Minas,

345
Capítulo 6

establecido por la Ley 685 de 2001 y modificado posteriormente por la


Ley 1382 de 2010.
El artículo 14, del Código de Minas, establece que la minería legal
es toda aquella actividad minera que posea un título minero, es decir,
aquella actividad, obra o proyecto con derecho a explorar y explotar
minas de propiedad estatal, mediante el contrato de concesión minera,
registrado y otorgado por el Registro Minero Nacional. En cuanto a la
minería informal, el título cuarto habla de la Minería sin Título y,
específicamente en el capítulo XVI, de la minería ocasional. El Código
de Minas define la extracción ocasional como aquella “… que realicen
propietarios de la superficie, o con previa autorización del propietario,
en cantidades pequeñas y a poca profundidad y por medios manuales”.
Este tipo de explotación no requiere concesión del Estado, y su único
destino puede ser el consumo de los mismos propietarios, o extractores,
en obras y reparaciones de sus viviendas. La responsabilidad de
mitigación y reparación ambiental recae sobre el propietario del
terreno. El mismo capítulo define y permite el “barequeo”, como una
actividad popular de los habitantes de terrenos aluviales, que consiste
en el lavado de arenas por medios manuales y sin maquinaria, para la
extracción de metales y piedras preciosas. Estas definiciones se ajustan
al carácter histórico, social y cultural de esta actividad como un medio
de subsistencia.
Luego, el Código de Minas, en el artículo 159, define la minería
ilegal como aquella que se configura cuando se realicen trabajos de
exploración, de explotación y/o de extracción de minerales de
propiedad nacional o privada, sin un título minero vigente o sin la
autorización del titular de la propiedad. Así mismo, la minería ilegal
constituye un delito contemplado en el artículo 338 del Código Penal:
“El que sin permiso de autoridad competente o con incumplimiento de
la normatividad existente explote, explore o extraiga yacimiento
minero, o explote arena, material pétreo o de arrastre de los cauces y
orillas de los ríos por medios capaces de causar graves daños a los
recursos naturales o al medio ambiente, incurrirá en prisión de dos ( 2) a

346
Acciones institucionales contra las economías ilegales en el subsistema fronterizo

ocho (8) años y multa de cien ( 100) a cincuenta mil (50.000) salarios
mínimos legales mensuales vigentes”.
Sin embargo, la ambigüedad en la definición jurídica de lo que es la
minería tradicional o informal ha permitido que la ilegal se fortalezca y
escape a controles institucionales. Las diferencias entre la minería de
subsistencia, la ocasional, artesanal y el “barequeo” no logran
establecerse en el ordenamiento legal y se crea un vacío jurídico que da
paso a prácticas ilegales.

(…) Desde lo jurídico, la minería ilegal se nutre para vigorizarse,


de una evidente anarquía normativa, específicamente de una confusa
y poco clara normatividad minera que cronológicamente ha expedido
estatutos incapaces de diferenciar lo ilegal de lo legal y que pareciera
verter en un solo molde, las actividades a baja escala que se pudieran
permitir a pequeños y tradicionales mineros con las actividades de
alto impacto que se desarrollan sin la obtención previa de un título
minero (Procuraduría General de la Nación, 2011).

Es así, como la minería ilegal puede ser judicializada por tres aspectos:
1. por daños ambientales ocasionados, desde una autoridad ambiental;
2. por la falta de un título minero o autorización para la explotación de
recursos minerales, desde el Ministerio de Minas y el Registro Minero
Nacional; y 3. por ser un delito ambiental, contemplado en el Código
Penal.
Ahora, las instituciones responsables y encargadas de vigilar y hacer
cumplir la normatividad, están divididas en tres niveles: nacional,
regional y local. El Ministerio de Minas y Energía, dentro del cual se
encuentra el Registro Minero Nacional, y la Agencia Nacional de
Minas (ANM, anteriormente conocida como Ingeominas), son las
instituciones a nivel nacional encargadas de planear y diseñar las
políticas de este sector. En el nivel regional, las gobernaciones, junto a
algunas Corporaciones Autónomas Regionales, son las encargadas de
expedir, autorizar y vigilar los títulos mineros. Finalmente, a nivel
local, los municipios son las entidades responsables de hacer

347
Capítulo 6

seguimiento a la minería ilegal a través de las alcaldías, con


competencia para vigilar y realizar decomisos. El papel de estos
últimos es de suma importancia pues deben ser los conocedores del
terreno y de las actividades que en él se realizan, para efectuar un
control efectivo (Giraldo & Muñoz, 2012).
Actualmente, el Ministerio de Minas y Energía tiene en
implementación dos políticas para promover el desarrollo sostenible de
la industria minera en el país y afrontar los conflictos sociales,
ambientales y económicos que se producen por prácticas malas e
ilegales. Entre ellas encontramos:

1. La Política de Formalización Minera. Esta política está


enfocada en brindar herramientas que permitan a mineros
informales a pequeña y mediana escala, con ayuda del
Estado, formalizar su actividad sin contratiempos. Esto
enfocado en parámetros técnicos, ambientales, económicos,
laborales y sociales. Esta política ha estado en vigencia desde
enero de 2014, y busca establecer los pasos y condiciones
legales para que se realice la formalización de esta actividad.
2. La Política de Seguridad Minera. Política con enfoque
preventivo, con el objetivo de disminuir la incidencia de
accidentes fatales y socializar las normas de seguridad
requeridas en áreas de extracción minera, entre compañías y
trabajadores. La política también está enfocada en consolidar
y gestionar un sistema de información pública en materia de
seguridad y salvamento minero.

Pese a los intentos de formalizar a los trabajadores informales, las


políticas lideradas desde el Ministerio de Minas, principal autoridad del
sector minero, no enfrentan directamente los conflictos ocasionados
por la minería ilegal. Giraldo y Muñoz (2012), mencionan que las
políticas públicas encaminadas a controlar la convergencia entre la
minería informal y la minería ilegal, pueden clasificarse en dos:
políticas de formalización, como la mencionada anteriormente, y

348
Acciones institucionales contra las economías ilegales en el subsistema fronterizo

políticas de criminalización. Si bien, se están realizando esfuerzos por


legalizar el trabajo de miles de mineros en el país, no se está
promoviendo una política de criminalización que incentive la salida de
personas de la minería ilegal y criminal.
Sin embargo, la Policía Nacional, en julio de 2014, anunció la
creación de la Unidad Nacional de Intervención Contra la Minería
Criminal, un trabajo conjunto de los ministerios de Ambiente, Defensa,
Minas e Interior, con el fin de hacer seguimiento y desarticular
estructuras criminales que se beneficien de la minería ilegal. De igual
forma, la Policía Nacional incluye la minería ilegal dentro las “ 16
Estrategias de Convivencia y Seguridad Ciudadana” en la Estrategia
de Intervención Integral contra la Explotación Ilícita de Yacimiento
Minero. Esta estrategia tiene como objetivos:

a. Contribuir a la eliminación de la minería ilícita en el país.


b. Desarticular estructuras criminales dedicadas a la minería ilegal.
c. Prevenir la atomización y mutación del fenómeno a nivel nacional.
d. Contribuir al fortalecimiento del control territorial y la acción
integral del Estado.

Vale la pena aclarar que desde el año 2007 se dan las primeras
directrices, que manifiestan intenciones reales, desde el Gobierno
Nacional para comenzar a desarrollar políticas que permitan enfrentar a
la minería ilegal. El Convenio Interadministrativo N° 027 de 2007, en el
que participaron el Ministerio de Minas y Energía, el Ministerio de
Ambiente, la Fiscalía General, la Procuraduría e Ingeominas ( ANM)
surgió con el propósito de detectar, prevenir y sancionar el accionar de
la minería ilegal. Junto con las Alcaldías, la Policía, las Fiscalías
Regionales y las Corporaciones Autónomas Regionales se comienzan a
tener resultados tangibles de operaciones realizadas, personas
capturadas y minas clausuradas para evaluar el impacto de este
accionar institucional (Contraloría General de la República, 2013).
De acuerdo con cifras dadas por la Policía Nacional en el 2011
(citado por Giraldo & Muñoz, 2012, Contraloría General de la

349
Capítulo 6

República, 2013), entre los años 2005 y 2011 se reportaron 1.086


operativos por explotación ilícita de yacimientos mineros en Colombia.
Así mismo, fueron capturadas, en estos mismos años, 3.484 personas
por participar en actividades de minería ilegal. La información se
presenta detallada, por año, en el siguiente cuadro:
Año 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011
3021
Número de operativos/
Delitos reportados Art. ----- 75 87 50 98 187 287
338 del Código Penal
492
Número de personas 187 404 465 192 306 691 1239
capturadas
1 Cifra dada por Giraldo y Muñoz, 2012.
2 Cifrada dada por la Contraloría General de la República, 2013.
Fuente: Policía Nacional, 2011 (Citado por Giraldo & Muñoz, 2012, Contraloría General de la República,
2013).

Por otro lado, así como los operativos y personas capturadas han
aumentado año tras año, la cantidad de oro ilegal y de otros minerales
incautados aumenta. Por ejemplo, en el año 2013 fueron confiscados
apenas once kilos de oro, mientras que en el año 2014 fueron 739 kilos.
Para mediados del año 2015, fueron decomisados 87 kilos de oro
(avaluados en 7.200 millones de pesos), 231 minas ilegales fueron
intervenidas, y 840 personas fueron capturadas. Cifras oficiales han
reportado la intervención de 3.555 minas y la captura de 8.202 personas
desde el inicio de estas estrategias (diario El Tiempo, 30 de julio de
2015). Los departamentos más afectados son Córdoba, Antioquia, el sur
de Bolívar, Cauca, Valle del Cauca, Caldas, Nariño, Chocó y la región
del Bajo Cauca. En Antioquia, Valle y Chocó se han realizado la
mayoría de operativos contra estos delitos.
“Sin embargo, dada la magnitud del problema estas cifras son muy
bajas y sirven para corroborar que el problema de la minería ilegal no
ha hecho presencia en la agenda de ninguno de los niveles del Estado”
(Giraldo & Muñoz, 2012). Sumado al desinterés de los gobiernos
nacionales, demostrado en su respuesta tardía frente al flagelo de la

350
Acciones institucionales contra las economías ilegales en el subsistema fronterizo

minería ilegal, las dificultades operacionales y judiciales para llegar a


las zonas más afectadas son grandes. De acuerdo con el director
Unidad Nacional de Intervención contra la Minería Criminal
(UNIMIC), de la Policía Nacional, el coronel Jorge Eduardo Esguerra
Carrillo, aunque en ocasiones se tengan identificados los sitios donde
se desarrolla la minería ilegal y criminal, por falta de presupuesto no se
puede actuar.

(…) Tenemos ubicadas unas veinte dragas que están sobre el río
Caquetá, pero se encuentran a quince o veinte días en barco desde los
sitios donde podemos montar una base de operaciones y eso significa
gastos de transporte y de alimentación; además que, si capturamos a
una persona allá, ¿cómo la trasladamos, si estamos a quince días de
donde los jueces y tenemos treinta y seis horas para ponerla a
disposición? Entonces, faltan recursos y articulación de las partes
involucradas (Palabras del coronel Esguerra, citadas por diario El
Colombiano, 1 de junio de 2015).

Lo anterior demuestra que, si bien se han implementado medidas


institucionales para enfrentar la minería ilegal, estas no han sido
suficientes para dar una solución efectiva. Primero, la legislación
colombiana no realiza una diferenciación clara entre la minería de
hecho, o informal, y la minería ilegal, lo cual permite que se presenten
oportunidades para organizaciones criminales y mineros ilegales de
pasar desapercibidos –continuar con su actividad ilícita– o, por otro
lado, de criminalizar a mineros artesanales que realizan esta tarea para
subsistir. Segundo, los resultados encontrados de operativos realizados
contra la extracción ilegal de minerales y de personas capturadas, no
han sido reportados de forma agregada que permita visualizar el
impacto de las estrategias y políticas; la falta de datos también dificulta
el seguimiento de estas medidas. Finalmente, el fenómeno de la
minería ilegal no es reciente, se reportan casos de esta actividad, en
departamentos como el Chocó y el Cauca, desde la década de los años
ochenta, lo cual demuestra la falta de atención y respuesta tardía de las

351
Capítulo 6

instituciones estatales a este problema. Esto último, no sólo ha


facilitado la entrada de grupos armados en esta economía informal, ha
ocasionado desplazamiento forzado, desigualdad, conflictos sociales y
un grave daño del medio ambiente.
Acciones institucionales contra la trata de personas
y el tráfico de migrantes
Política pública migratoria
La política migratoria en Colombia se encuentra consagrada en el
“Plan Nacional de Desarrollo 2010-2014 Prosperidad para todos” y en
el Documento CONPES 3603 de 2009 (Política Integral Migratoria,
PIM). En el Plan Nacional de Desarrollo 2010-2014, se delegó al
Ministerio de Relaciones Exteriores como el articulador de la Política
Integral Migratoria, guiado bajo el principio de “… coherencia en el
trato a los migrantes nacionales o extranjeros y sus familias,
priorizando la temática migratoria en todas las entidades de nivel
nacional, departamental y municipal involucradas, promoviendo el
trabajo interinstitucional que garantice un impacto social de forma
eficaz y eficiente” (Ministerio de Relaciones Exteriores, s. f).
De igual manera, el Plan Nacional de Desarrollo estipuló como
competencia del Ministerio de Relaciones Exteriores el Diseño e
implementación de lineamientos de Política en materia de migración
laboral. En este sentido, se promovió el fortalecimiento de la Comisión
Intersectorial de Migraciones81, además de la implementación de
proyectos y estrategias que contribuyan al establecimiento de

81 “Mediante Decreto 1239 de 2003, se creó la Comisión Nacional Intersectorial de Migración


(CNIM), como un órgano para la coordinación y orientación en la ejecución de la política
migratoria del país. Dicho órgano es presidido por el Ministro de Relaciones Exteriores, o su
delegado, y está conformado por el ministro del Interior y de Justicia, o su delegado; el
ministro de Defensa Nacional, o su delegado; el ministro de la Protección Social, o su
delegado; el ministro de Comercio, Industria y Turismo, o su delegado; el director del
Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), o su delegado; el director general del
Departamento Nacional de Planeación, o su delegado; el director del Instituto Colombiano
para el Fomento de la Educación Superior (ICFES), o su delegado; el director del Instituto
Colombiano de Crédito Educativo y Estudios Técnicos en el Exterior (ICETEX), o su
delegado; y el director de Asuntos Consulares y Comunidades Colombianas en el Exterior del
Ministerio de Relaciones Exteriores” (Cancillería, s. f).

352
Acciones institucionales contra las economías ilegales en el subsistema fronterizo

convenios y acuerdos en materia de migración laboral, con el fin de


que los migrantes internos, fronterizos e internacionales, puedan
acceder al mercado laboral interno y global ( UNODC y Migración
Colombia, s. f).
Además, en el Plan Nacional de Desarrollo, se prioriza el
fortalecimiento de relaciones bilaterales y multilaterales, cuyo
propósito consiste en controlar los pasos fronterizos y contrarrestar el
avance y hegemonía que los grupos ilegales y redes dedicadas a la trata
de personas y al tráfico de migrantes han establecido en zonas
fronterizas, esto a través del aumento de puestos de control migratorios
y de la presencia de la fuerza pública en las fronteras marítimas y
terrestres (UNODC y Migración Colombia, s. f).
Por su parte, el CONPES 3603 del 24 de agosto de 2009 expone los
lineamientos, estrategias y programas del Gobierno Nacional en cabeza
del Ministerio de Relaciones Exteriores respecto a la creación de la
Política Integral Migratoria. Este CONPES pretende otorgar un
tratamiento integral a la población que se encuentre involucrada en
algún proceso migratorio respecto a temas económicos, sociales,
políticos, educativos y culturales a nivel nacional e internacional ( DNP,
2009).
El CONPES 3603 expone que la implementación de la política
integral migratoria ha tenido un problema central: la limitada atención
que ha brindado el Estado a los fenómenos migratorios, que a su vez,
se divide en dos ejes problemáticos: el primero, “… los instrumentos
utilizados para la implementación de acciones y estrategias en favor de
la población migrante no son efectivos” 82; y el segundo, “Las
dimensiones de desarrollo de la población migrante no son atendidas de
manera oportuna83” (DNP, 2009).

82 Las principales causas del eje problemático 1 son la estructura institucional limitada; la
deficiente calidad de la información de la población migrante; servicio consular limitado en
comparación con la demanda.
83 El eje problemático 2 aborda diferentes dimensiones, la dimensión de seguridad; la
dimensión de participación cívica y comunitaria; la dimensión educativa; la dimensión
cultural; la dimensión social; y la dimensión económica.

353
Capítulo 6

El eje problemático 2, en la dimensión de seguridad, aborda la trata


de personas y el tráfico de migrantes. Respecto a la trata de personas,
se hace evidente la escasez de programas de prevención, intervención,
judicialización, y asistencia a víctimas; además, a pesar de que
Colombia es uno de los principales países de origen de víctimas de
trata de personas a nivel mundial, le hace falta llevar a cabo mayores
acciones de cooperación bilateral y multilateral para mitigar esta
economía ilegal (DNP, 2009).
En cuanto al tráfico de migrantes, se concluye que, debido a la
amplitud de las fronteras colombianas, el ingreso y salida por pasos
migratorios no autorizados se ha facilitado, por lo que resulta necesario
fortalecer los controles en los pasos ilegales. Además, en Colombia el
tráfico de migrantes es considerado un delito, de acuerdo con lo
establecido en la Convención de Naciones Unidas contra la
Delincuencia Organizada Transnacional, reglamentada por el Protocolo
adicional contra el tráfico ilícito de migrantes por tierra, mar y aire. Sin
embargo cada país enfrenta esta economía ilegal de manera aislada, por
lo que surge la necesidad de abordarla de manera conjunta con los
países afectados por el tráfico de migrantes (DNP, 2009).
Frente a lo anterior, en el CONPES 3603 se expone el objetivo de,

(…) adoptar medidas de prevención en materia de trata y tráfico


de personas a través de programas y proyectos desarrollados de
manera conjunta por las autoridades públicas, las organizaciones de
la sociedad civil, el sector privado y los organismos internacionales;
desde los enfoques de derechos, género, protección integral y
territorial, así como del desarrollo del principio de
corresponsabilidad entre los lugares de origen, tránsito y destino
(DNP, 2009).

Así mismo, el CONPES 3603 de 2009, expone cuáles han sido los
principales tratados internacionales y políticas nacionales que se han
implementado para abordar todos los asuntos migratorios, sin embargo

354
Acciones institucionales contra las economías ilegales en el subsistema fronterizo

a continuación sólo se profundizará sobre las políticas y tratados que


tienen como fin mitigar la trata de personas y el tráfico de migrantes.

Panorama legislativo nacional


Con respecto a la trata de personas, para el año 2000, el Código Penal
Colombiano establecía una sanción de cuatro a seis años de prisión y
una multa de 75 a 750 salarios mínimos legales mensuales vigentes
(SMLV)84, para quien obligara a salir del país a una persona para ejercer
la prostitución85, dejando de lado las otras modalidades de trata (diario
El Tiempo, 2002).
Ahora bien, ante el crecimiento de la trata de personas y la
existencia de casos de víctimas de trata de personas de matrimonio
servil, trabajo forzado, entre otros, surgió la necesidad de incluir las
demás modalidades de trata de personas y de endurecer las penas, por
lo que para el 2001, la entonces Representante a la Cámara, Nelly
Moreno, presentó un proyecto de ley para aumentar las penas entre “…
diez y quince años de prisión y multas entre 168 millones y 280
millones de pesos (…) para aquellas personas involucradas en el delito
de trata de personas” (diario El Tiempo, 2001).
De esta manera, en julio de 2002 fue sancionada la Ley 747 de 2002,
“… por medio de la cual se hacen unas reformas y adiciones al Código
Penal (Ley 599 de 2000), se crea el tipo penal de trata de personas y se
dictan otras disposiciones9”, esta aumentó las penas de diez a quince
años y estableció una multa de 600 a 1.000 SMLV y además, incorporó
modalidades como servidumbre, mendicidad, trabajo forzado y
pornografía (diario El Tiempo, 2002).
Además, en 2003, mediante la Ley 800 de ese año, Colombia adoptó
el Protocolo para Prevenir, Reprimir y Sancionar la Trata de Personas,
protocolo adicional a la Convención de las Naciones Unidas contra la

84 En el año 2000 el salario mínimo equivalía a 260.100 pesos colombianos (Banco de la


República, 2015).
85 Artículo 215: “El que promueva, induzca, constriña o facilite la entrada o salida del país de
una persona para que ejerza la prostitución, incurrirá en prisión de cuatro (4) a seis (6) años y
multa de se-

355
Capítulo 6

Delincuencia Organizada Transnacional, momento a partir del cual se


empezaron a fortalecer las penas y acciones contra la Trata de Personas
y también contra el tráfico de migrantes.
En este sentido, en 2005 se sancionó la Ley 985 de 2005 “… por
medio de la cual se adoptan medidas contra la trata de personas y
normas para la atención y protección de las víctimas de la misma”, que
modificó la Ley 747 de 2002, en el artículo 3°, expuesto a continuación:

(…) El que capte, traslade, acoja o reciba a una persona, dentro


del territorio nacional o hacia el exterior, con fines de explotación,
incurrirá

tenta y cinco (75) a setecientos cincuenta (750) salarios mínimos legales mensuales vigentes”
(Art. 215, Ley 599, 2000).
9 Artículo 2°: “El que promueva, induzca constriña facilite financie, colabore o participe en el
traslado de una persona dentro del territorio nacional o al exterior recurriendo a cualquier
forma de violencia, amenaza, o engaño, con fines de explotación, para que ejerza prostitución,
pornografía, servidumbre por deudas, mendicidad, trabajo forzado. Matrimonio servil,
esclavitud con el propósito de obtener provecho económico o cualquier otro beneficio, para sí
o para otra persona incurrirá en prisión de diez (10) a quince (15) años y una multa de
seiscientos (600) a mil (1.000) salarios mínimos legales vigentes mensuales al momento de la
sentencia condenatoria” (Art. 2°, Ley 747, 2002).
en prisión de trece (13) a veintitrés (23) años y una multa de
ochocientos (800) a mil quinientos (1.500) salarios mínimos legales
mensuales vigentes.
Para efectos de este artículo se entenderá por explotación el
obtener provecho económico o cualquier otro beneficio para sí o para
otra persona, mediante la explotación de la prostitución ajena u otras
formas de explotación sexual, los trabajos o servicios forzados, la
esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, la servidumbre, la
explotación de la mendicidad ajena, el matrimonio servil, la
extracción de órganos, el turismo sexual u otras formas de
explotación.

356
Acciones institucionales contra las economías ilegales en el subsistema fronterizo

El consentimiento dado por la víctima a cualquier forma de


explotación definida en este artículo no constituirá causal de
exoneración de la responsabilidad penal (Art. 3°. Ley 985, 2005).

En el artículo 4° de esta Ley se promueve la creación de la


Estrategia Nacional Integral contra la Trata de Personas, como eje de la
política estatal para mitigar este delito, y mediante el decreto 4786 de
2008 se adopta dicha Estrategia para el período 2007-2012 cuyo
propósito principal consiste en prevenir la trata de personas, y brindar
protección a las víctimas en territorio nacional e internacional ( DNP,
2009).
Esta Estrategia está compuesta por seis pilares: derecho, género,
generacional o ciclo vital, territorial, diferencial y lucha contra el
delito; y por siete ejes que trazan las líneas de acción: coordinación y
sostenibilidad, prevención, asistencia y protección, investigación y
judicialización, cooperación institucional, generación y gestión del
conocimiento, con lo cual se busca hacer de esta política pública, una
estrategia incluyente y eficaz (DNP, 2009).
De igual manera, esta Ley se denomina por decreto el “Comité
Interinstitucional para la Lucha contra la Trata de Personas” 10, y como
organismo consultivo del Gobierno Nacional y ente coordinador de las
acciones llevadas a cabo a través de la Estrategia Nacional para la
Lucha contra la Trata de

10 Actualmente el Comité Interinstitucional para la Lucha contra la Trata de Personas está


compuesto por 16 entidades:
1. El ministro del Interior o su delegado(a), quien lo presidirá.
2. El ministro de Relaciones Exteriores o el Director de Asuntos Consulares y de
Comunidades Colombianas en el Exterior, o su delegado(a).
Personas se nombra al Ministerio del Interior como secretaria técnica
del Comité (Ministerio del Interior, s. f).
Así mismo, con el fin de facilitar la descentralización de la política
pública para mitigar la Trata de Personas, en el artículo 14 se establece
la creación de Comités Regionales, Departamentales y Municipales

357
Capítulo 6

para la lucha contra la Trata de Personas, encargados de coordinar las


acciones en materia de prevención, investigación, judicialización y
asistencia a víctimas en las diferentes regiones (Ministerio del Interior,
s. f).
Ahora bien, al igual que la trata de personas, el tráfico de migrantes
fue incorporado en el ordenamiento jurídico colombiano a través del
Código Penal del 2000 (Ley 599 de 2000), en el artículo 188 en el que se
establecía una pena de seis a ocho años de prisión y una multa de
cincuenta a cien SMLV para todo aquel que facilitará la entrada o salida
de personas, sin cumplir con los requisitos legales mínimos 11.
Este artículo fue modificado por la Ley 747 de 2002, y se le adicionó
“… un componente subjetivo consistente en el ánimo de obtener lucro
o cualquier otro provecho para sí o para otra persona, así como el verbo
rector ‘financiar’.

3. El ministro del Trabajo, o su delegado(a).


4. El ministro de Salud, o su delegado(a).
5. El ministro de Educación, o su delegado(a).
6. El ministro de Justicia, o su delegado(a).
7. El director general de Migración Colombia o su delegado(a).
8. El director general de la Policía Nacional o su delegado(a).
9. El Fiscal General de la Nación o su delegado(a).
10. El Procurador General de la Nación o su delegado(a).
11. El Defensor del Pueblo o su delegado(a).
12. El subdirector general de la Oficina de INTERPOL en Colombia o su
delegado(a).
13. El director general del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar o su
delegado(a).
14. El consejero(a) Presidencial para la Equidad de la Mujer o su delegado(a).
15. El ministro de Defensa o su delegado de la Dirección Operativa para la Defensa
de la Libertad Personas.
16. El director(a) general de la Unidad Administrativa Especial de Información y
Análisis Financiero o su delegado(a).
17. Además, se vincularon en la figura de asistentes permanentes ante el comité dos
entidades:
18. Alta Consejería Presidencial para los Derechos Humanos y el Derecho
Internacional Humanitario.
19. Ministerio de Comercio, Industria y Turismo. (Ministerio del Interior, (s, f).

358
Acciones institucionales contra las economías ilegales en el subsistema fronterizo

11 Artículo 188: Del tráfico de personas: “El que promueve, induzca, constriña, facilite, colabore
o de cualquier otra forma participe en la entrada o salida de personas del país sin el
cumplimiento de los
Así mismo se incorporó una modificación a la pena de multa al traerse
a valor presente la imposición de la misma” 12 (UNODC y Migración
Colombia).
Posteriormente, con la expedición de la Ley 890 de 2004 por la cual
se modifica y adiciona el Código Penal, se modificó el artículo 188 de
la Ley 747 de 2002, en cuanto a las penas contra los traficantes de
migrantes, quedando así:

(…) El que promueva, induzca, constriña, facilite, financie,


colabore o de cualquier otra forma participe en la entrada o salida de
personas del país, sin el cumplimiento de los requisitos legales, con
el ánimo de lucrarse o cualquier otro provecho para sí u otra persona,
incurrirá en prisión de noventa y seis (96) a ciento cuarenta y cuatro
(144) meses y una multa de sesenta y seis punto sesenta y seis ( 66.66)
a ciento cincuenta (150) salarios mínimos legales mensuales vigentes
al momento de la sentencia condenatoria (Art. 188 Ley 747, 2002).

En cuanto a la protección de las víctimas de tráfico de migrantes, es


preciso afirmar que los migrantes son víctimas de redes dedicadas a
este delito y, a pesar de haber otorgado su consentimiento para ser
traficados, siguen siendo titulares de derechos fundamentales que las
autoridades deben velar por proteger.
Uno de los instrumentos que protege a los migrantes es la figura de
refugiado creada mediante la Convención de Ginebra de 1961, la cual
señala que

(…) El término ‘refugiado’ se aplicará a toda persona que debido


a fundados temores de ser perseguida por motivos de raza, religión,
nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social u opiniones
políticas, se encuentre fuera del país de nacionalidad y no pueda o, a
causa de dichos temores, no quiera acogerse a la protección de tal

359
Capítulo 6

país; o que careciendo de nacionalidad y hallándose fuera del país


donde antes tuviera residencia habitual,

requisitos legales, incurrirá en prisión de seis (6) años a ocho (8) años y multa de cincuenta
(50) a cien (100) salarios mínimos legales mensuales” (Art. 188. Ley 599, 2000).
12 Artículo 188: Del tráfico de migrantes: “El que promueva, induzca, constriña, facilite, financie,
colabore o de cualquier otra forma participe en la entrada o salida de personas del país, sin el
cumplimiento de los requisitos legales, con el ánimo de lucrarse o cualquier otro provecho
para sí u otra persona, incurrirá en prisión de seis (6) a ocho (8) años y una multa de cincuenta
(50) a (100) salarios mínimos legales mensuales vigentes al momento de la sentencia
condenatoria”.
no pueda o, a causa de dichos temores, no quiera regresar a él
(UNODC y Migración Colombia).

Frente a lo anterior es preciso resaltar que para que un migrante,


víctima de tráfico de migrantes obtenga el estatus legal de refugiado, es
necesario que haya abandonado su país de origen con temores fundados
de ser perseguido. De manera que este reconocimiento tiene una
naturaleza declarativa, pues la víctima posee las condiciones para ser
refugiado desde que se identifica la existencia del miedo a ser
perseguido (UNODC y Migración Colombia).
No obstante, existen tres escenarios en los que no se puede otorgar
el estatus de refugiado: cuando los migrantes hayan cometido un
crimen de guerra o de lesa humanidad; cuando hayan cometido un
delito común grave fuera del país de refugio y antes de ser admitido
como refugiado; y cuando sean “… culpables de actos contrarios a los
fines y principios de Naciones Unidas” ( UNODC y Migración
Colombia). En estos tres casos, el gobierno procede a negar el
reconocimiento del estatus de refugiado y puede adelantar el proceso
de repatriación o deportación86, según sea el caso.
En el caso de la protección de las víctimas de trata de personas,
existe el proceso de repatriación, consagrado en el artículo 8º del
Protocolo contra la Trata de Personas de Naciones Unidas, en el que se

86 La Deportación es la “… sanción oficial del país que consiste en enviarlo a su país de origen
o de procedencia, impidiéndole su regreso por un término determinado, por haber incurrido
en alguna falta en contra de la Ley migratoria establecida” (Migración Colombia).

360
Acciones institucionales contra las economías ilegales en el subsistema fronterizo

expone que cuando se encuentra una víctima de este delito, “… el


Estado Parte del que sea nacional una víctima de la trata de personas o
en el que esta tuviese derecho de residencia permanente en el momento
de su entrada en el territorio del Estado Parte receptor facilitará y
aceptará, sin demora indebida o injustificada, la repatriación de esa
persona teniendo debidamente en cuenta su seguridad” ( UNODC, 2007).
En los casos en los que no sea posible repatriar a las víctimas de
trata de personas, estas pueden reunir las condiciones para solicitar
asilo en calidad de refugiados, para realizar esto, las víctimas deben
“… alegar y demostrar que han huido de una persecución, tal como se
define en la Convención sobre el Estatuto de Refugiados” ( UNODC,
2007).
Estrategias de fortalecimiento territorial e institucional.
Tratados internacionales y cooperación bilateral y
multilateral para la lucha contra la trata de personas y el
tráfico de migrantes
Se ha evidenciado que desde el 2003, cuando Colombia adoptó el
Protocolo para Prevenir, Reprimir y Sancionar la Trata de Personas,
Protocolo adicional a la Convención de las Naciones Unidas contra la
Delincuencia Organizada Transnacional, el Gobierno Nacional dio
inicio a una serie de medidas y estrategias para hacer frente a la trata de
personas y el tráfico de migrantes, entre los que resaltan los siguientes
ejemplos:
En 2010 el DAS87 empezó a fortalecer controles en las regiones
fronterizas más vulnerables a través del establecimiento de veinte
patrullas distribuidas de la siguiente manera: “La Guajira con cinco,
Norte de Santander con cinco, Arauca con tres, Casanare y Vichada
comparten una, Nariño y Putumayo con seis” (diario El Tiempo, 2010).
87 Departamento Administrativo de Seguridad, fue el principal centro de inteligencia de
Colombia. Este fue disuelto el 31 de octubre de 2011 luego del escándalo de las “chuzadas”
en el que se realizaron escuchas ilegales a líderes de oposición, periodistas y funcionarios del
Estado. Es importante señalar que hasta 2011 el Departamento Administrativo de Seguridad
(DAS), era la entidad encargada de las funciones de migración, no obstante, con la creación
de la Unidad Administrativa Especial Migración Colombia, las responsabilidades en esta
materia le fueron asignadas a la nueva entidad.

361
Capítulo 6

Estas patrullas poseen equipos de última tecnología para la verificación


de las identidades de los migrantes que utilizan a Colombia como país
de tránsito. Además, dicho fortalecimiento de los controles en las
regiones fronterizas permitió desarticular en ese momento más de once
organizaciones internacionales dedicadas al tráfico de migrantes (diario
El Tiempo, Muñoz, 2010).
En 2013 el Ministerio del Interior y la Oficina de Naciones Unidas
contra la Droga y el Delito lanzaron la campaña denominada Con la
trata de personas no hay trato, cuyo principal propósito consiste en
“… concientizar y articular a los diferentes actores de la sociedad, para
hacerle frente a este flagelo” ( UNODC, 2014). Una de las iniciativas se
realizó en Cali, Valle del Cauca, ciudad que aporta el mayor número de
víctimas de Trata de Personas de Colombia, en la que expusieron
maniquíes en la plazoleta San Francisco que tienen escritos los
testimonios de quienes han sido víctimas de este delito con el fin de
concientizar a la sociedad (diario El Tiempo, Redacción Cali, 2013).
Así mismo, en 2014 la Defensoría del Pueblo88 se unió a la campaña
Corazón Azul, iniciativa de UNODC, cuyo objetivo es “… despertar la
conciencia de la población y movilizar apoyo a las intervenciones de
las organizaciones internacionales, los gobiernos, la sociedad civil, el
sector privado y, en última instancia, cada persona en favor de la lucha
contra la trata de personas” (Defensoría del Pueblo, 2014).
Ahora bien, en este punto resulta preciso afirmar que estas
estrategias han sido muy relevantes a la hora de enfrentar la trata de
personas y el tráfico de migrantes, sin embargo, la lucha contra ambas
economías ilegales se ha fortalecido en mayor medida a partir de la
creación de la Unidad Administrativa Especial Migración Colombia.

88 “La Defensoría del Pueblo es la institución del Estado colombiano responsable de impulsar
la efectividad de los derechos humanos de los habitantes del territorio nacional y de los
colombianos en el exterior” (Defensoría del Pueblo).

362
Acciones institucionales contra las economías ilegales en el subsistema fronterizo

Migración Colombia
La creación de la Unidad Administrativa Especial Migración Colombia
ocurrió mediante el Decreto 4062 de 201189, cuyo principal objetivo
consiste en “… ejercer las funciones de autoridad de vigilancia y
control migratorio y de extranjería del Estado Colombiano, dentro del
marco de la soberanía nacional y de conformidad con las leyes y la
política que en la materia defina el Gobierno Nacional” (Departamento
Administrativo de la Función Pública, 2011).
Con la creación de Migración Colombia se ampliaron las
capacidades institucionales en las fronteras, además de dar inicio a una
estrategia institucional de fortalecimiento en la gestión del control de la
movilidad de personas. Esta estrategia ha estado acompañada de la
inclusión de variables estratégicas como “… la facilitación y fomento
de la movilidad humana, la promoción del desarrollo e integración y el
establecimiento de medidas específicas que promuevan el respeto y
garantía de los derechos humanos” (Cancillería, 2016).
Además, se han emprendido diversas acciones para hacer frente a
los delitos de trata de personas y tráfico de migrantes, por ejemplo,
Migración Colombia desde el 2013 inició la construcción de salas
transitorias migratorias, que empezaron a funcionar en el 2014, en las
que las víctimas de tráfico de personas pueden permanecer hasta treinta
y seis horas, tiempo estimado en el que las autoridades deben definir la
deportación de los migrantes a sus países de origen o al último país en
el que estuvieron (diario El Tiempo, Redacción Justicia, 2013).
Las salas se encuentran en zonas de tránsito usadas por las redes
para movilizar a las víctimas, como La Guajira, Cartagena, Bolívar;
Medellín, Antioquia; Bogotá, Cundinamarca; Pasto, Nariño; y Cúcuta,
Norte de Santander. De acuerdo con Sergio Bueno “… la construcción
de esas salas busca brindar garantías y asistencia a los migrantes, que la
legislación colombiana reconoce como víctimas de las redes de tráfico
de personas” (diario El Tiempo, Redacción Justicia, 2013).

89 Puede consultar el Decreto 4062 de 2011 en el siguiente enlace:


http://portal.dafp.gov.co/form/formularios.retrive_publicaciones?no=1097

363
Capítulo 6

De igual forma, Migración Colombia se ha encargado de llevar a


cabo procesos de capacitación y sensibilización a funcionarios de
migración, a miembros de la Policía y la Armada Nacional, y a
entidades homólogas en países fronterizos, respecto a temas
relacionados con la importancia de la prevención, detección e
investigación y judicialización de la trata de personas y tráfico de
migrantes.
Como ejemplo de lo anterior 19 funcionarios de migración
asistieron a un Seminario de Formación en materia de Política de
Fronteras en Inmigración en la ciudad de Ávila, España. El objetivo de
este seminario consistía en formar a los oficiales de migración en temas
de control fronterizo, sistemas de información migratoria, fronteras
inteligentes, instrumentos para combatir la migración ilegal,
tratamiento de víctimas y ejecución de las expulsiones (Migración
Colombia, 2015).
Adicionalmente, Migración Colombia adoptó la Guía de Actuación
Regional para la Detección Temprana de Situaciones de trata y tráfico
de migrantes en pasos fronterizos de Mercosur y Estados Asociados.
Para el funcionamiento de este mecanismo, en total se han establecido
27 centros facilitadores y 38 puestos de control migratorio, incluyendo
la construcción de nuevos puestos de control migratorio en zonas
estratégicas para el tráfico de personas, como “Leticia (Amazonas), en
la frontera marítima con Panamá, Inírida (Guainía) en la frontera
fluvial con Venezuela y Chiles (Nariño) en la frontera terrestre con el
Ecuador” (Cancillería, 2016).
La instauración de estos puestos de control migratorio ha permitido
a Migración Colombia, llevar a cabo, junto con la Policía de
Carreteras; la Armada Nacional; y diferentes aerolíneas procedimientos
de control y verificación en las zonas que constituyen las rutas más
frecuentes para el traslado de posibles víctimas de trata y tráfico de
migrantes.
Migración Colombia ha dirigido la campaña Frente a la Trata de
Personas, el Oficial de Migración puede ser tu Última Oportunidad.
Esta campaña pretende informar y sensibilizar respecto a la trata de

364
Acciones institucionales contra las economías ilegales en el subsistema fronterizo

personas, al tiempo que oficiales de migración les explican a las


personas las principales modalidades de trata y los diferentes modos de
operar de las redes dedicadas a este delito (Migración Colombia, 2013).
En 2012, se adoptó la herramienta Victim Translation Assistance
(VITA – Ayu- da de Traducción para Víctimas), que cuenta con
traducciones en cuarenta idiomas, habilitada en los 38 puestos de
control migratorio y en las áreas de verificaciones migratorias, como
un instrumento para facilitar la comunicación con las víctimas
extranjeras de tráfico de migrantes y de trata de personas (Migración
Colombia, 2013).
Además, mediante la Resolución 1184 de 2012, se creó el Grupo de
Policía Judicial, dependiente de la Subdirección de Verificaciones
Migratorias y posteriormente se modificó con la Resolución 462 de
2013, a través de la cual se conformó el Grupo de Investigación
Antitrata y Antitráfico – GIATT, que con apoyo de la Fiscalía General
de la Nación y la Policía Nacional, está encargado de realizar
investigaciones judiciales, perseguir a los victimarios y apoyar al
desmantelamiento de redes de trata y tráfico de migrantes. Cabe señalar
que Migración Colombia inicia formalmente investigaciones a través
del GIATT a partir de septiembre de 2013, en coordinación con la
Fiscalía General de la Nación (Migración Colombia, 2015).
Por otro lado, las oficinas regionales de Migración Colombia, con el
apoyo del Ministerio del Interior, han ejecutado planes de acción
departamentales en conjunto con los Comités de lucha contra la Trata
de Personas. Estos también han llevado a cabo jornadas de capacitación
a sectores hoteleros, turísticos, y educativos. Por ejemplo,
(…) La Gobernación de Córdoba, a través de la Secretaría del
Interior y Participación Ciudadana, con el apoyo del Ministerio del
Interior, realizó la segunda reunión del Comité Departamental de
Lucha Contra la Trata de Personas, en el cual se evaluó el Plan de
Acción 2013, las fortalezas, debilidades y sugerencias para la
formulación de 2014. Durante el desarrollo del comité (…) se
plantearon estrategias, programas, planes, y proyectos dirigidos a
informar, sensibilizar, socializar y empoderar a la población frente a

365
Capítulo 6

la existencia del delito de Trata de Personas, por parte de los


miembros de dicho comité. De igual forma funcionarios del
Ministerio del Interior realizaron una capacitación a los
representantes de cada una de las entidades que hacen parte del
Comité sobre cómo formular el plan de acción para afrontar la
problemática de trata de personas en el departamento y
caracterización del mismo (Gobernación de Córdoba, 2013).

Con el propósito de promover el turismo responsable, en


coordinación con el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo; el
ICBF; el Ministerio de Trabajo; y la Policía Nacional, Migración
Colombia ha participado en sesenta talleres de sensibilización de la
estrategia para prevenir el delito de la Explotación Sexual Comercial de
Niños, Niñas y Adolescentes (ESCNNA) en el contexto de viajes y
turismo (Cancillería, 2016).
Otro aspecto que vale la pena resaltar es la realización del Congreso
Internacional sobre Derechos Humanos y Migraciones, desarrollado en
coordinación con la OIM y el Programa Presidencial de Derechos
Humanos y Derecho Internacional Humanitario, que tenía como fin “…
establecer un espacio de debate sobre la importancia de promover y
garantizar el respeto de los derechos humanos de la población
migrante” (Migración Colombia, 2015).
Finalmente, se creó el Grupo Observador de Derechos Humanos,
cuya función principal consiste en “… articular acciones de diseño,
implementación, seguimiento y evaluación de la política integral de
derechos humanos de la entidad” (Migración Colombia, 2015). En este
sentido, el Grupo Observador de Derechos Humanos lleva a cabo un
seguimiento permanente a los derechos de los migrantes, con el fin de
garantizar el cumplimiento del proceso migratorio de acuerdo con la
normatividad sobre derechos humanos y la Constitución Nacional
(Migración Colombia, 2015).
Tratados internacionales, cooperación bilateral y
multilateral para mitigar la trata de personas y el tráfico de

366
Acciones institucionales contra las economías ilegales en el subsistema fronterizo

migrantes Colombia ha realizado grandes esfuerzos por fomentar


mecanismos de cooperación bilateral y multilateral con el propósito de
hacer frente a la Trata de Personas y el Tráfico de Migrantes. En este
sentido, en 2003, a través de la Ley 800 de este año, Colombia adoptó el
Protocolo para Prevenir, Reprimir, y Sancionar la Trata de Personas,
Especialmente Mujeres y Niños, que complementa la Convención de
las Naciones Unidas Contra la Delincuencia Organizada Transnacional.
Además, se han realizado mesas de trabajo binacionales con
entidades homólogas de países como Panamá, Costa Rica, República
Dominicana, Honduras, Ecuador, El Salvador, Argentina y México con
el propósito de establecer e implementar estrategias de cooperación
internacional para prevenir y enfrentar la trata de personas, a través de
la implementación de controles conjuntos y el intercambio de
información y buenas prácticas entre entidades nacionales y
extranjeras. Cabe señalar que “… Los Memorandos de Entendimiento
y Acuerdos bilaterales suscritos responden a las diferentes variables
que se deben abordar para hacer frente a la Trata de Personas en la
medida que fomentan la cooperación en los ámbitos de prevención,
investigación y judicialización, y asistencia a las víctimas de este
delito” (Cancillería, s. f).
El 14 de septiembre de 2012 se suscribió el Memorando de
Entendimiento para la Prevención e Investigación del Delito de Trata
de Personas, Asistencia y Protección a las Víctimas de la Misma entre
la República de Colombia y la República de Ecuador. De esta manera,
el siguiente año se llevó a cabo el Primer Encuentro Binacional
Colombia-Ecuador: retos y desafíos de la lucha contra la trata de
personas, con el fin de dar cumplimiento a los compromisos
establecidos en el memorando de entendimiento y de establecer una
hoja de ruta “… en materia de prevención, lucha y atención a las
víctimas de esta amenaza transnacional. Como resultado, se adoptó el
Plan de trabajo binacional 2013-2014 para prevenir, investigar y luchar
contra la trata de personas” (Cancillería, 2014).
En 2013 se suscribió el Memorando de Entendimiento entre la
República de Colombia y la República de El Salvador para la

367
Capítulo 6

Prevención e Investigación del Delito de la Trata de Personas y la


Asistencia y Protección de las Víctimas de la Misma (Cancillería,
2015).
Este mismo año se suscribió el Memorando de Entendimiento para
la Prevención e Investigación del Delito de la Trata de Personas y la
Asistencia y Protección de las Víctimas de esta Problemática, entre
Colombia y Honduras; el Memorando de Entendimiento entre la
República de Colombia y la República de Chile sobre Cooperación en
la Prevención y Control de la Trata de Personas y el Tráfico Ilícito de
Migrantes; y el acuerdo entre la República de Colombia y la República
Argentina para la Prevención e Investigación del Delito de la Trata de
Personas y la Asistencia y Protección de sus Víctimas (Cancillería,
2015).
Finalmente, Colombia ha participado en los Congresos
Iberoamericanos de Autoridades Migratorias, que se han llevado a cabo
anualmente desde el 2012, además, la ciudad de Cartagena fue sede del
IV Congreso Iberoamericano de Autoridades Migratorias,
Construyendo entornos migratorios protectores para la prevención de
la trata y el tráfico de niños, niñas y adolescentes en la región, en el
que se concluyó trabajar entre otros temas, en compartir protocolos y
buenas prácticas de gestión, asuntos como la garantía de los derechos
humanos en los países miembros. En este evento participaron 14 países
y entidades como “… la Organización Internacional para las
Migraciones (OIM), la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga
y el Delito (UNODC), la Consejería Presidencial para los Derechos
Humanos, la Corte Interamericana de Derechos Humanos ( CIDH), la
Fiscalía General de la Nación, el Instituto Colombiano de Bienestar
Familiar (ICBF), y la Policía Nacional (PONAL)” (Cancillería, 2016).

Conclusiones
De todo lo leído durante el capítulo, al menos surgen cuatros grandes
líneas de conclusiones. La primera, es que la mayoría de acciones
institucionales, como era de esperarse, son reactivas y de fuerza. Si

368
Acciones institucionales contra las economías ilegales en el subsistema fronterizo

bien la utilización y puesta en marcha de medidas de choque son


obvias, también es cierto que en materia de prevención hay muy poco,
incluso las intervenciones integrales no son sostenidas. En la mayoría
de los casos, se expiden documentos CONPES, lineamientos de política,
pero en el terreno no se ven este tipo de acciones.
La segunda conclusión, igualmente obvia, es la compleja relación
entre la institucionalidad nacional y las entidades del orden territorial.
Básicamente se establecen tres tipos de relaciones. La primera, es que
se delegan funciones a alcaldías y gobernaciones sin dinero, lo que
lleva a que estrategias como los Comités contra la trata de personas
sean reuniones de funcionarios sin capacidad operativa. La segunda
relación es aquella que se da entre la necesidad de un territorio y las
prioridades operativas del nivel nacional. Por ejemplo, un operativo
contra el contrabando de gasolina generalmente es liderado desde el
orden nacional y en muchos casos no se informan a autoridades locales
por considerarlas corruptas, luego del operativo estalla una protesta
social que incluso lleva a asonadas. La tercera línea de relaciones tiene
que ver con los asuntos de acoplamiento o articulación entre
autoridades, hay un sinfín de funcionarios que poco coordinan con las
entidades territoriales.
La tercera conclusión se refiere al choque entre las necesidades de
seguridad a nivel nacional, la forma como se manifiesta a nivel
territorial y la articulación con los países vecinos. Por ejemplo, para el
Gobierno Nacional el tema de contrabando de alimentos o gasolina
desde Venezuela, quiebra el comercio nacional y es fuente de
financiación para organizaciones criminales y grupos armados ilegales.
Para los entes territoriales, si bien aplica el anterior análisis, también el
contrabando de gasolina es fuente de empleo para miles de familias y
las intervenciones de fuerza causan estallidos sociales y no resuelven el
problema, es decir, hay pocas intervenciones integrales. Para
Venezuela es tema de seguridad nacional por los asuntos de
desabastecimiento y quiebra económica del Estado. Por tanto, las
medidas de seguridad casi siempre chocan y son difíciles las
articulaciones.

369
Capítulo 6

Cuarto, todo parece indicar que la ausencia de coordinación


institucional, no solo se debe a diferentes prioridades en la política de
seguridad, sino sobre todo a una ausencia de diagnóstico sobre el
impacto social y político del crimen y de las economías ilegales en las
zonas de frontera.
Referencias

Art. 3º Ley 985 (2005). “Por medio de la cual se adoptan medidas


contra la trata de personas y normas para la atención y protección de
las víctimas de la misma”.
Art. 188 Ley 747 (2002). “Penal (Ley 599 de 2000), se crea el tipo penal
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Acciones institucionales contra las economías ilegales en el subsistema fronterizo

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de-la-nueva-estrategia-en-su-contra/ 16174235

375
Capítulo 7 El Plan Colombia,
catalizador de las hostilidades y
los cambios en la geopolítica del
narcotráfico

Para finales de los años noventa del siglo XX, las esperanzas de paz y
de cambios sociales, emanados de la promulgación de la Constitución
Política de 1991, ya eran cosa del pasado en Colombia. Pese a la
instauración de una Carta Política con una amplia gama de derechos
civiles, económicos y sociales mucha sangre había corrido y la
violencia se había apoderado de gran parte del país. La crítica situación
humanitaria llamaba la atención de la comunidad internacional, pues un
número elevado de personas desplazadas de sus territorios alimentaban
los cinturones de miseria en las ciudades. Las masacres perpetradas por
grupos paramilitares iban en aumento, mientras que las guerrillas
continuaban utilizando el secuestro como una de sus principales
fuentes de financiación. A ello se sumaba una crisis institucional
asociada a la infiltración del narcotráfico en las altas esferas del Estado,
lo que redundó en una deslegitimación de la democracia existente en el
país.
Los dos grandes temas de la agenda política nacional, el conflicto
armado y el narcotráfico, seguían sin resolverse y su solución se
vislumbraba cada vez más lejos en el horizonte. Los grupos insurgentes
que no participaron del proceso constituyente, y el crecimiento de los
grupos paramilitares terminaron por generar la mayor escalada del
conflicto armado interno. Como señala Alejo Vargas, “… durante los
años de 1990 a 1998 el conflicto armado pareció desbordar las
capacidades del Estado para detener la arremetida que la insurgencia

345
Capítulo 7

acometió, no sólo contra las unidades tácticas militares (batallones), y


contra las propias tropas en las áreas de confrontación, sino también
contra la infraestructura vial y energética del país (Vargas Velásquez,
2006).
Desde otra parte, a pesar de la caída de los carteles de Medellín y de
Cali, y de sus líderes –el tristemente célebre Pablo Escobar Gaviria y
los hermanos Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela– las dos
principales organizaciones que controlaban el negocio de la droga, la
economía del narcotráfico continuó a flote, mostrando gran capacidad
de adaptación a los contextos cambiantes en materia de políticas de
seguridad y defensa. Estas grandes organizaciones, que pretendían
monopolizar el conjunto del negocio de la producción, transformación
y comercialización de drogas ilícitas, fueron reemplazadas tanto por los
grupos armados ilegales que afianzaron su participación en el negocio
de la droga como una fuente de financiación para sus actividades
político-militares, así como por nuevas estructuras criminales, de
menor envergadura, que comprendieron la importancia de mantener un
bajo perfil, minimizando el uso de la violencia como mecanismo de
regulación de esta economía ilegal.
Tras el fin del período presidencial de Ernesto Samper ( 1994-1998),
en el que la crisis política derivada de la financiación de su campaña
electoral con dineros provenientes del cartel de Cali, redujo su
capacidad de gobernabilidad a nivel interno, y a nivel externo significó
el aislamiento de Colombia bajo el control a la lucha contra las drogas
por parte de Estados Unidos; las élites políticas colombianas,
encarnadas en la elección presidencial de Andrés Pastrana ( 1998-2002),
trataron de recuperar el apoyo internacional para afrontar la grave crisis
que vivía el país. Sin embargo, tanto en el campo académico como en
la comunidad internacional, a pesar de reconocer la grave situación
colombiana, los diagnósticos eran múltiples y muchas veces
contradictorios. Al respecto es diciente lo que señala la investigadora
Diana Marcela Rojas:

346
El Plan Colombia, catalizador de las hostilidades y los cambios en la geopolítica

(…) Para finales de los años noventa no existía consenso, ni


doméstico ni internacional, en torno al diagnóstico sobre el caso
colombiano; para algunos se trataba de la intensificación de una
guerra civil entre guerrillas de izquierda, grupos paramilitares de
derecha y fuerzas estatales que se prolongaba ya por cerca de cuatro
décadas; para otros, el país estaba bajo la amenaza del poder
corruptor de los carteles de la droga que había intentado instaurar una
‘narcodemocracia’; por su parte, la agudización del conflicto había
suscitado el desplazamiento forzado de millones de personas y el
aumento en el número de homicidios y masacres, por lo cual
Colombia calificaba (como un país) con una crisis humanitaria que
requería de atención urgente; algunos otros avanzaron sobre la
hipótesis de un ‘Estado cuasi fallido’ o en riesgo de colapsar ante la
precariedad institucional y la pérdida de control territorial y la crisis
de legitimidad (Rojas D. M., 2009).

Es en esta coyuntura de aguda crisis política interna, donde se


plantea e inicia la ejecución del controversial Plan Colombia, una
iniciativa de cooperación política, militar y económica llevada a cabo
entre el Gobierno de Estados Unidos y el de Colombia, oficialmente
entre el año 2000 y el 2006, pero que se ha extendido muchos más años,
para algunos autores hasta 2010 y para otros, hay una continuidad con
la reciente reunión de febrero de 2016 entre el presidente de Colombia
Juan Manuel Santos y el presidente de Estados Unidos Barack Obama,
donde discutieron sobre la necesidad de actualizar la cooperación al
nuevo escenario de negociaciones de paz y postconflicto que vive el
país (Gómez Maseri, 2016).
El presente capítulo tiene por tema central identificar las causas
internas y externas del Plan Colombia, así como las implicaciones de
este para el tráfico de armas y la incursión del cartel de Sinaloa en las
dinámicas del subsistema fronterizo colombiano, que a su vez se
enmarca dentro del conjunto de cambios que afectan el sistema
fronterizo global en el que se articulan diversos territorios y regiones,
mediante el flujo de mercancías ilegales que son controladas por

347
Capítulo 7

diversas organizaciones delictivas que operan como nodos organizados


en la red global del crimen.
A continuación, se proponen cuatro tesis para la comprensión del
Plan Colombia, y el análisis de sus implicaciones en el tráfico de armas
y la operación del cartel de Sinaloa en territorio colombiano. Todas
ellas, partiendo del reconocimiento que las soluciones planteadas a los
problemas y amenazas que se han derivado de estas economías ilegales,
se ha hecho en el marco de la lucha global contra las drogas.
La primera hipótesis plantea que el Plan Colombia debe ser
entendido como un ejercicio de intervención por parte de Estados
Unidos, y de internacionalización del conflicto por parte del Estado
colombiano. En el marco del nuevo orden mundial, EE. UU. se
convierte en la principal potencia hegemónica auto-encargada de
garantizar la paz y la seguridad mundial, hecho que confluyó con el
reconocimiento por parte del gobierno de Andrés Pastrana, en que era
necesario fortalecer militar e institucionalmente al Estado colombiano
para alcanzar paz.
Durante la década de los noventa, hubo discusiones respecto a las
repercusiones en materia de seguridad y defensa que dejaba tras de sí la
caída del Muro de Berlín y la desintegración de la Unión Soviética. La
primera interpretación fue efervescente y optimista, emanada de las
potencias occidentales que pregonaban el triunfo de la democracia y la
economía de mercado sobre el totalitarismo comunista; hablaba de un
mundo “… más pacífico en el que, como resultado del fin de la
confrontación bipolar, los presupuestos militares fueran menores y la
agenda global se centrara en temas ligados a la superación de la
pobreza, la defensa de los derechos humanos y la protección ambiental,
entre otros” (Tokatlian, 2008). Sin embargo, hechos sucedidos en el
ámbito internacional como la Guerra del Golfo Pérsico ( 1990-1991),
desmintieron de modo fulminante esta interpretación del nuevo orden
global armónico, pues el conflicto y las guerras continuarían jugando
un papel en la política nacional e internacional.
En los Estados Unidos, potencia hegemónica triunfante con la caída
del comunismo, la discusión fue agitada y a partir del diálogo entre

348
El Plan Colombia, catalizador de las hostilidades y los cambios en la geopolítica

funcionarios, académicos y think thanks; surgieron nuevas formas de


comprender los riesgos y amenazas en el nuevo orden mundial, a la vez
que se establecieron los lineamientos de la nueva política de seguridad
y defensa. Hubo dos cambios de paradigma respecto a la identificación
de los riesgos y amenazas a la paz mundial por parte de la burocracia y
la intelectualidad de la potencia norteamericana. Por una parte, el
comunismo internacional dejó de ser visto como la principal amenaza,
y fue reemplazado por los riesgos y las amenazas derivados del crimen
organizado, principalmente aquel asociado al narcotráfico, las
violaciones masivas a los derechos humanos y las llamadas, por
algunos teóricos sociales, “nuevas guerras”. Al respecto es para tener
en cuenta lo que plantea la investigadora Diana Marcela Rojas al hablar
de las razones de la puesta en marcha del Plan Colombia:

(…) El cambio en el contexto internacional y la modificación de


la política exterior de Estados Unidos con el fin de la Guerra Fría,
implica una transformación en las temáticas y las prioridades de la
agenda de seguridad norteamericana, en la que el narcotráfico
adquiere un lugar preponderante. Muchos conflictos armados se
desactivan y otros que –como el colombiano permanecen–, empiezan
a ser considerados ya no en relación con la confrontación Este-Oeste,
sino en virtud de sus propias lógicas (Rojas D. M., 2009).

Por la otra parte, para EE. UU., las amenazas a su seguridad y a la


paz mundial ya no provendrían del poderío militar y político de otros
Estados, sino de la existencia de Estados frágiles, incapaces de
garantizar la estabilidad de su orden interno. Durante la Guerra Fría –
cuando la carrera armamentista entre las dos superpotencias era uno de
los principales riesgos para la paz– la posibilidad de una confrontación
armada entre las potencias antagónicas ideológicamente, o la aplicación
de la fuerza directa por parte de las grandes potencias sobre algún país
periférico del otro bloque, hicieron de la capacidad de violencia y el
poderío militar de cada Estado, el principal riesgo a la seguridad

349
Capítulo 7

internacional. “Así entonces, a mayor poderío, más potencial de


inestabilidad” (Tokatlian, 2008).
Con el fin de la confrontación entre sistemas políticos y de
producción, la enemistad derivada de la disputa ideológica con
diferencias irreconciliables entre los Estados de cada bloque, fue
perdiendo relevancia frente a las cuestiones internas de los Estados
periféricos. En el escenario internacional de post Guerra Fría “…
comenzó a percibirse, en especial en la comunidad de seguridad en
Washington, que una de las amenazas más preocupantes surgía de la
debilidad; es decir, de los Estados débiles” (Tokatlian, 2008).
Los Estados débiles fueron definidos como aquellos incapaces de
garantizar la soberanía sobre el conjunto de su territorio, por lo que, sin
el tutelaje o la intervención internacional, se podrían transformar en
focos de inestabilidad para la paz y la seguridad interna y externa. Esta
falta de soberanía asume múltiples formas concretas entre las que se
destacan la proliferación de rentables economías ilícitas que ponen en
duda el orden legal –drogas, armas, entre otras–, el resquebrajamiento
de la unidad territorial por el accionar de diversos actores armados con
capacidad militar y de organización institucional, y los casos de
violaciones masivas a los derechos humanos, que han servido como
fundamento de las cuestionadas acciones de intervención humanitaria.
Inspirados en esta interpretación de las amenazas y los riesgos a la
seguridad y la paz internacional, se construyen algunos de los nuevos
lineamientos de la política de seguridad y defensa norteamericana.
Según Juan Gabriel Tokatlian, para la segunda mitad de los años
noventa, en medio de este debate respecto a la debilidad estatal, entre
los expertos norteamericanos resurge con fuerza el planteamiento de
los “Estados fallidos”. Construidos en oposición a las características de
los Estados plenamente constituidos –legales, legítimos, soberanos–,
los Estados fallidos son aquellos órdenes políticos donde “… la
incapacidad –por falta de recursos y aptitud– de gobernar y la ausencia
de voluntad –política– propician el derrumbe estatal definitivo”
(Tokatlian, 2008). Esto implica que las amenazas a la paz mundial ya
no provendrían, en su mayoría, de conflictos de orden internacional,

350
El Plan Colombia, catalizador de las hostilidades y los cambios en la geopolítica

sino de situaciones concretas de inestabilidad institucional y política al


interior de un Estado irresponsable e inoperante.
El correlato de esta lectura sobre las debilidades o fracturas estatales
como una situación endógena, fue que la única solución a la
inestabilidad interna provenía de acciones emprendidas desde afuera.
La ingobernabilidad nacional no era un asunto que se pudiera resolver a
través de la autodeterminación de los pueblos, lo que ampliaba la
desigualdad entre Estados nación y reforzaba la asimetría en el marco
de las relaciones internacionales. Para los EE. UU. como potencia
hegemónica, era necesario emprender intervenciones directas o
indirectas para evitar el colapso de los Estados débiles, ubicados en
regiones donde tuvieran intereses estratégicos o vitales en disputa.
Es en esta coyuntura donde se presenta el Plan Colombia como
solución a la crisis política colombiana. Tras estallar el escándalo de
financiación con dineros del narcotráfico de la campaña del presidente
electo Ernesto Samper, la integridad del Estado colombiano fue
duramente cuestionada desde Washington. La Administración de Bill
Clinton mantuvo la línea de los gobiernos de Bush y Reagan al ratificar
al narcotráfico como una amenaza a la seguridad nacional (Vargas
Velásquez, 2010), lo que se condensó en la legislación antinarcóticos y
el condicionamiento a través del mecanismo de certificación.
Instaurada en 1986 durante el gobierno republicano de Ronald Reagan,
la certificación fue un instrumento utilizado por Estados Unidos para
condicionar las políticas de seguridad y defensa de varios Estados
Nación afectados por el tráfico ilícito de narcóticos, las cuales debían
adecuarse a los principios de la lucha global contra las drogas que este
promovía.
A nivel interno, desde mediados de los años noventa el Estado
colombiano enfrentaba grandes retos que ponían en entredicho su
integridad política y territorial. Los grupos paramilitares crecieron
gracias al dinero proveniente del negocio de la droga y a través del
establecimiento de nexos con élites políticas y económicas regionales,
lo que permitió a los hermanos Carlos y Fidel Castaño, conformar en
1997 las Autodefensas Unidas de Colombia ( AUC), con el fin de

351
Capítulo 7

perfilar esta organización como un actor del conflicto armado. Por otro
lado, la guerrilla de las FARC afianzaba su presencia en las
inmediaciones de la capital del país y avanzaba militarmente sobre la
región Andina, llevando a cabo las tareas necesarias para cumplir con
su plan estratégico de la toma del poder. Esta situación de conflicto
armado, se complementaba con la crisis institucional antes
mencionada, y que se derivaba del poder adquirido por los grupos
narcotraficantes en el país. En materia internacional, la dirigencia
colombiana no recibió el apoyo esperado; por el contrario, se convirtió
en foco de ataques y el Estado colombiano se vio aislado, sin aliados y
socios que lo apoyaran para solucionar los conflictos y contrarrestar los
problemas políticos a los que se enfrentaba. Al respecto, es relevante lo
que señala Juan Gabriel Tokatlian sobre el papel desempeñado por el
Gobierno de Estados Unidos a través de la certificación:

(…) El ejemplo de Colombia entre 1994-1998 en materia de


certificación mostró la aplicación por parte de Estados Unidos de una
diplomacia coercitiva en la post Guerra Fría; esto es, la invocación
concreta y la utilización específica de un vasto instrumental de
coacción y sanción, sin requerir del uso de la fuerza ostensible y
directa, con el propósito de prefijar y modificar la conducta de una
contraparte. Buena parte del espectro de tácticas disponibles para
coercer a un gobierno fue implementada: incapacitación del
Ejecutivo, erosión del poder presidencial mediante la reducción del
apoyo de sectores domésticos clave, generación de insatisfacción
interna, debilitación del gobierno ante una situación crítica, entre
otros (Tokatlian, 2008).

La descertificación de las acciones emprendidas por el Estado


colombiano contra el narcotráfico, fue la forma mediante la cual
Estados Unidos afianzó en la comunidad internacional el diagnóstico
de Colombia como un Estado débil ad portas de convertirse en un
Estado fallido. Este hecho fue uno de los factores que motivó la
posterior puesta en marcha del Plan Colombia durante la

352
El Plan Colombia, catalizador de las hostilidades y los cambios en la geopolítica

Administración de Andrés Pastrana ( 1998-2002), con lo que se


afianzaba la pretensión de internacionalización del conflicto por parte
del Estado colombiano. El planteamiento central de la lucha global
contra las drogas liderada por EE. UU. era que el origen del problema se
encontraba en el ámbito de la producción, lo que convertía a los países
que se veían afectados por la presencia de cultivos de uso ilícito,
laboratorios de procesamiento y elaboración de narcóticos, en los
principales responsables de contrarrestar el avance del narcotráfico.
“Ello, a su vez, coincidía con el hecho de que por más de dos décadas
la distribución del presupuesto federal antidrogas se había orientado
preferentemente (más del 65 %) a combatir la oferta de narcóticos y en
menor cuantía (menos del 35 %) a enfrentar la demanda” (Tokatlian,
2008).
Con el fin de la Guerra Fría, la guerra contra el avance del
comunismo, que en América Latina había significado la puesta en
marcha de la Doctrina de Seguridad Nacional, poco a poco fue
sustituida por la guerra contra las drogas, siendo el mecanismo de
certificación la herramienta para avalar o restringir el apoyo
económico, político y militar a un país de la región por parte de
Estados Unidos. Así pues, Colombia comenzó a ser catalogada como
un país que estaba perdiendo la lucha contra las drogas, que además era
una amenaza a los intereses estratégicos de EE. UU. y uno de los
principales focos de inestabilidad política en la región Andina. Tras
varios años de trabajo conjunto, el país recibió por primera vez la
descertificación del Gobierno norteamericano en 1994. A partir de allí,
inició una fuerte ofensiva diplomática para desprestigiar al Ejecutivo
colombiano, pues para los diversos sectores políticos de Estados
Unidos, y para los funcionarios de la Administración Clinton, el
gobierno de Samper no era digno de confianza debido a sus posibles
nexos con el cartel de Cali. En diversas entrevistas a medios, así como
en documentos oficiales y reuniones en las que participaban sectores
políticos norteamericanos, interesados en el caso colombiano, se
comenzó a hablar de la instalación de un narco-Estado o una
narcodemocracia en el país (Tokatlian, 2008).

353
Capítulo 7

A pesar de los golpes a los grupos narcotraficantes, incluidas las


capturas de los capos del cartel de Cali, de la reactivación de la
extradición de nacionales tras su prohibición durante el proceso
constituyente en 1991, y del aumento de la fumigación de cultivos de
uso ilícito con glifosato, Colombia continuó aislada y criticada desde
Washington durante toda la Administración Samper. Los resultados de
esta diplomacia coercitiva aplicada por Washington no redundaron en
una mejora de la situación al interior del país, y una superación de la
crisis política. Al contrario, las instituciones políticas del país perdieron
legitimidad y proyectaron una imagen de incapacidad para enfrentar la
situación de conflicto armado que iba creciendo en el país. Al respecto,
es relevante lo que señala Socorro Ramírez sobre el período de
gobierno Samper y su relación con EE. UU., ya que “… debilitó
profundamente al Estado colombiano, proyectó la crisis nacional más
allá de las fronteras, afectó gravemente las instituciones, agudizó el
conflicto armado y favoreció su internacionalización” (Ramírez, 2001).
Por su parte, tanto las guerrillas, principalmente las FARC, como los
grupos paramilitares organizados bajo las AUC, se vieron
inesperadamente beneficiadas por la estrategia de presión sobre el
Estado colombiano utilizada por Estados Unidos. Al presionar a la
Administración Samper a obtener resultados en la lucha contra los
carteles, los grupos armados ilegales pudieron ingresar de lleno en el
negocio del narcotráfico, obteniendo importantes recursos financieros
para sus actividades militares.

(…) Un balance de lo ocurrido entre 1994-1998 muestra dos


ganadores netos: los diversos grupos armados avanzaron
significativamente en términos de expansión territorial, influencia
regional y enriquecimiento material, al tiempo que Estados Unidos
impuso un modo de injerencia cada vez más extendido y aceptado.
La sociedad civil desarmada y el ambiguo Estado colombiano
resultaron más vulnerables y debilitados (Tokatlian, 2008).

354
El Plan Colombia, catalizador de las hostilidades y los cambios en la geopolítica

En 1998 con la llegada a la Presidencia de Andrés Pastrana, Estados


Unidos abre la posibilidad para cambiar el tono de las relaciones
bilaterales con el país. En este contexto es que surge el diseño y la
implementación del Plan Colombia, que a la vez, una iniciativa de
intervención propuesta por la Casa Blanca para contrarrestar de manera
integral la posible desintegración del Estado colombiano, y un intento
de búsqueda por parte de las élites colombianas para encontrar respaldo
internacional y superar la crisis del Estado. La avanzada de los grupos
armados ilegales en el ámbito interno, y la proyección de crisis en el
escenario internacional hicieron que se empezara a hablar de Colombia,
no sólo como un “narco-Estado”, sino como un orden político enfermo
en ciernes de derrumbarse, lo que implicaba que el país se encontrara
ante el potencial establecimiento de un “Estado fallido”.
La elección de Andrés Pastrana como presidente de Colombia, en
gran medida fue consecuencia de un programa político construido
alrededor de la solución de los problemas centrales de la agenda
política del país, el conflicto armado interno y el narcotráfico. Respecto
al conflicto armado interno, Pastrana le apostó a una salida negociada
que se plasmó en la instalación de las negociaciones de paz del Caguán
entre el Gobierno de Colombia y las FARC. En cuanto al narcotráfico,
el Plan Colombia fue la iniciativa que el Ejecutivo emprendió como
mecanismo para neutralizar el crecimiento de esta economía ilegal en
el país.
A pesar de que el Plan Colombia se presentó como una iniciativa de
cooperación militar y de apoyo económico, en el marco de la lucha
contra las drogas, en realidad fue un ejercicio de internacionalización
del conflicto que produjo una de intervención sobre las dinámicas del
país, incluido el conflicto armado interno colombiano. Para los
expertos estadounidenses, el caso colombiano era una situación
concreta de debilidad estatal y crisis de un orden democrático, donde el
Estado había perdido el control militar sobre su territorio, las
instituciones públicas no respondían de manera eficaz a las demandas
de los diferentes grupos sociales, y los actores políticos recurrieron a la
corrupción y alianzas con sectores criminales para mantenerse en el

355
Capítulo 7

poder, deslegitimando los procedimientos de la democracia


representativa. “En ese sentido, el potencial establecimiento de un
‘Estado fallido’ en el corazón de los Andes, se fue constituyendo en la
idea-fuerza que pareció guiar la política hacia Colombia de las
administraciones estadounidenses desde finales de los noventa y
durante el inicio del siglo XXI” (Tokatlian, 2008).
Para la investigadora Diana Marcela Rojas, el Plan Colombia debe
ser entendido como un ejercicio de intervención estadounidense que
“… busca suplir las deficiencias en la construcción del Estado en los
países débiles” (Rojas, 2009). Es decir, este Plan es una respuesta por
parte del Gobierno norteamericano, dada su condición de potencia
hegemónica global, encargada de garantizar la paz y la estabilidad
mundial, a la posibilidad de desintegración del Estado colombiano en
un escenario de inestabilidad política en la región Andina. La
cooperación se realiza en medio de un escenario de relaciones
asimétricas entre los Estados, y la dinámica política del país queda
entrelazada a la política doméstica norteamericana.
La segunda hipótesis señala que este Plan Colombia, entendido
como un intento de Nation building, o de reconstrucción estatal
significó, en materia de políticas públicas, la unificación de la lucha
contra las drogas con la guerra contrainsurgente. Si bien, como señala
Tokatlian, entre 1989 y 1999, Estados Unidos aportó USD$1.388
millones al Estado colombiano, casi la totalidad de este monto se
destinó a fortalecer el accionar de la Policía Antinarcóticos para
combatir a los grupos narcotraficantes, y para la fumigación de cultivos
de uso ilícito. Mientras que el Plan Colombia, que se formuló entre
19981999 y al que se dio comienzo en el año 2000, estuvo compuesto
por medidas destinadas a la lucha contra las drogas, el fortalecimiento
de las Fuerzas Armadas y una política de desarrollo institucional local.
El Plan Colombia fue el resultado de la confluencia de dos
iniciativas que reflejan lo anteriormente planteado. Por un lado, durante
su campaña presidencial, Andrés Pastrana lanzó la idea de un “Plan
Marshall para la Paz de Colombia”, con lo que reconocía la necesidad
de superar las causas sociales, políticas y económicas del conflicto

356
El Plan Colombia, catalizador de las hostilidades y los cambios en la geopolítica

armado interno del país. Por otro lado, desde la Casa Blanca se
emitieron voces que hablaban sobre un paquete de ayuda
estadounidense para impedir el desfallecimiento del Estado
colombiano. “Los dos procesos habían empezado a interrelacionarse en
los meses de mayo-junio de 1999 y se articularon en su implementación
en el segundo semestre del año 2000” (Vargas Velásquez, 2010).
Esta idea, de un paquete integral, partió del diagnóstico de
Colombia como un Estado débil en ciernes de convertirse en un Estado
fallido. Para la Administración de Bill Clinton en EE. UU., y para el
gobierno entrante de Pastrana en Colombia, la solución requería
profundizar la cooperación a través del aumento de la financiación, y
de la incursión en nuevos temas que permitieran impedir el
fallecimiento de la institucionalidad del Estado colombiano.
Al respecto, Tokatlian señala:
(…) El Plan Colombia diseñado por Estados Unidos, era el
epítome de ese modo de intervención. Esa iniciativa, desarrollada a
partir de 2000, tuvo desde el inicio una doble racionalidad consistente
en incrementar una política anti-narcóticos más punitiva y reforzar
una política contra-insurgente más frontal en Colombia. A comienzos
de siglo Washington consideraba que Bogotá vivía dos amenazas
simultáneas que, de no responderse militarmente, podrían conducir
en el transcurso del lustro a una situación de descontrol y derrumbe
(Tokatlian, 2008).

A la tradicional asistencia que recibía la División de Antinarcóticos


de la Policía Nacional, se sumaron dos variables que reflejan que la
cooperación iba destinada a la recuperación de la estatalidad en el país.
Por un lado, se llevó a cabo el proceso de modernización y
reestructuración de las Fuerzas Armadas colombianas. Tras varios años
de derrotas militares a manos de la guerrilla, y la avanzada del proyecto
paramilitar por importantes segmentos del territorio nacional, el
Ejército colombiano era una de las instituciones más afectadas por las
dinámicas del conflicto armado. Esto trajo consigo una
desmoralización de las tropas, una incapacidad para realizar

357
Capítulo 7

operaciones ofensivas, y un cuestionamiento tanto a nivel nacional


como internacional, de la capacidad del Ejército para cumplir sus
funciones constitucionales y combatir a los grupos armados ilegales.
Si bien Pastrana apostaba por la salida negociada al conflicto al
iniciar las conversaciones de Paz del Caguán con la guerrilla de las
FARC, en paralelo plantea un conjunto de medidas para mejorar la
capacidad de combate de las Fuerzas Armadas. Entre los principales
componentes de esta reforma militar, cabe destacar una apuesta por la
profesionalización de los miembros de las Fuerzas Armadas, una
tecnificación y modernización de la inteligencia militar bajo el apoyo
de Estados Unidos, la creación de unidades militares móviles para
fortalecer la capacidad operativa, un fortalecimiento de la legitimidad
institucional y la promoción de una cultura de los derechos humanos al
interior de las Fuerzas Armadas.
El Gobierno colombiano y los expertos estadounidenses que
trabajaron en el Plan, consideraron que la modernización del aparato
militar del Estado era una forma de complementar las pretensiones de
paz que tenían las negociaciones con la guerrilla, pues para conseguir el
tan anhelado fin del conflicto también se necesitaba que el Estado
pudiera garantizar seguridad a sus ciudadanos y mostrar fuerza a sus
contendientes. El Ejército debía cambiar la correlación de fuerzas en el
plano militar para presionar las negociaciones con la guerrilla, y para
debilitar a esta se consideraba indispensable avanzar en la guerra contra
el narcotráfico. “Dado que las guerrillas están fuertemente involucradas
en la economía de las drogas, sólo eliminando el tráfico ilícito se
minará la principal fuente de recursos para la guerra; hecho que las hará
más vulnerables a una derrota militar y las presionará a negociar con el
estado Colombiano” (Rojas, 2006).
El otro componente añadido con el Plan, y que refleja sus
pretensiones de integralidad, fue un conjunto de “proyectos no
militares” (Vargas Velásquez, 2006) destinados a mejorar la capacidad
institucional del Estado y a generar procesos de desarrollo alternativo
en varias regiones afectadas por la marginalidad socio económica, la
actividad de grupos armados ilegales, y la presencia de cultivos de uso

358
El Plan Colombia, catalizador de las hostilidades y los cambios en la geopolítica

ilícito. Esta pretensión integral, o mezcla de ayuda militar con algunos


programas de desarrollo económico y social, estuvo condicionada por
el debate entre las bancadas políticas en el Congreso de los Estados
Unidos. De un lado, los republicanos apostaban por aplicar mano dura
a través de la cooperación militar, mientras que la oposición demócrata
veía con preocupación la militarización de la lucha contra las drogas,
en tanto el aumento de la confrontación armada tendría como resultado
imprevisto una mayor violación a los derechos humanos. A pesar de las
diferencias, “… el paquete de ayuda contó con un apoyo amplio
bipartidista” (Vargas Velásquez, 2006).
Pero si en su formulación, el Plan Colombia ya incluía la pretensión
de unificar la lucha contra las drogas con la estrategia contrainsurgente,
es interesante observar cómo en un período tan corto de tiempo, como
el que transcurre entre 1999 y 2002, esta unidad se sella bajo el discurso
de lucha global contra el terrorismo. Tras el fin de la Administración
Clinton y el triunfo del republicano George W. Bush, pero
principalmente tras los atentados terroristas del 11 de septiembre de
2001 sucedidos en Washington y Nueva York, se da una ruptura en las
estrategias de seguridad norteamericanas, las cuales “… van a tener
incidencias en el ámbito global y, en nuestro caso, en el conflicto
armado” (Vargas Velásquez, 2006). A partir de allí, la lucha contra las
drogas y la guerra contrainsurgente quedan subsumidas totalmente en
la lucha global contra el terrorismo (Rojas, 2006) y países como
Colombia entrarán a hacer parte de la agenda prioritaria.
La nueva amenaza a la seguridad mundial en general, y a los
intereses norteamericanos en particular, se denominó el terrorismo
global, etéreo concepto en el que se agruparon a organizaciones con
motivaciones ideológicas tan diferentes como la revolución política, la
independencia nacional y el fundamentalismo religioso, entre otros.
Además, se echan en el mismo saco formas de acción diferentes que
surgen en contextos políticos y sociales particulares. La
Administración de George W. Bush, desarrolló un enfoque en materia
de seguridad y defensa que consistía en conservar el statu quo en
diferentes regiones del mundo donde hubiera Estados amenazados por

359
Capítulo 7

grupos terroristas, o restablecer el statu quo en diferentes países donde


los Estados colaboraban o albergaran a grupos terroristas. Bajo esta
lógica es que se justifican las guerras preventivas, con las que se busca
evitar el desfallecimiento de algunos Estados considerados débiles, así
como garantizar “… el mantenimiento y la eventual ampliación de la
hegemonía estadounidense en el mundo” (Vargas Velásquez, 2010).
Esta forma de actuar de los gobiernos estadounidenses no es nueva,
pues a lo largo de su historia han acudido a la configuración de un
enemigo –el comunismo, el narcotráfico– como forma de dar cohesión
a la identidad nacional. En el caso colombiano, esta lucha global contra
el terrorismo significó la catalogación de las organizaciones ligadas al
conflicto armado como grupos narcoterroristas, negando el carácter
político y social de la confrontación armada que se vive en el país.
Tanto los paramilitares como las organizaciones guerrilleras que
actuaban en el país, comenzaron a hacer parte de las listas de grupos
terroristas de Estados Unidos y la Unión Europea. Al respecto, vale la
pena desatacar lo que señala Tokatlian sobre el impacto de este cambio
en la política de seguridad y defensa de EE. UU. sobre el Plan
Colombia:

a. el caso colombiano se politizó aún más al considerar que la


mayor amenaza provenía de una insurgencia económica,
territorial y militarmente fuerte y menos de los drug lords del
pasado y b) el ejemplo colombiano se colocó en clave de
‘guerra contra el terrorismo’ con

lo que se entremezclaban y confundían la guerrilla, el


narcotráfico y el crimen organizado (Tokatlian, 2008).

Este ascenso de la lucha contra el terrorismo no sólo fue discursiva,


ni se quedó únicamente en declaraciones por parte de altos
funcionarios. Por el contrario, como lo recuerda Michael Shifter, en el
caso colombiano “… la posible utilización de la ayuda estadounidense
se flexibilizó en el contexto de los atentados cometidos por Al Qaeda el

360
El Plan Colombia, catalizador de las hostilidades y los cambios en la geopolítica

11 de septiembre de 2000” (Shifter, 2010). Esto quiere decir que, tanto


la Administración de George W. Bush como el Congreso
norteamericano, aprobaron cambios normativos para que la ayuda
militar que se brindaba al Gobierno colombiano dejara de estar
restringida a acciones realizadas en el marco de la lucha contra las
drogas, pasando a ser utilizadas en cualquier tipo de acciones que
realizara el Estado colombiano para garantizar la seguridad y la
defensa, entre las que se destaca la guerra contra insurgente.
Estos cambios motivados por hechos en el plano internacional se
vieron reforzados por la dialéctica entre la paz y la guerra que sucedía
al interior del país. El 21 de febrero de 2002, tras varios sucesos que
ponían en duda la voluntad de paz de la guerrilla 90, y de altercados,
acusaciones mutuas entre las partes, el gobierno de Andrés Pastrana dio
por terminadas las Negociaciones de Paz y ordenó a las Fuerzas
Armadas la retoma de la zona de distensión que se le había otorgado a
la guerrilla de las FARC. Esto representó el fracaso de una salida
negociada al conflicto con esta guerrilla, y condenó al país a un nuevo
ciclo de violencia política que ha dejado miles de muertos entre
combatientes y civiles, millones de desplazados que nutren los barrios
marginales de las grandes ciudades, y lamentablemente más víctimas y
heridas en una guerra que se ha prolongado por quince años más.
El fracaso de las negociaciones tuvo su origen en la falta de
compromiso de ambas partes para llegar a acuerdos, así como en la
mutua desconfianza que se tenían respecto a planes militares de la
contraparte. Con el fin de las negociaciones vino la decisión del
Gobierno colombiano de quitarle el estatus de beligerancia a la
guerrilla de las FARC y la catalogación como grupo terrorista, con lo
que se daba inicio a un nuevo momento de guerra irregular en el país.
Sin embargo, también vale la pena destacar la avanzada del proyecto
paramilitar sobre varias regiones del país, el cual utilizó una estrategia
centrada en golpear las bases sociales de la guerrilla con el objetivo de
aislarla y alejarla de poblaciones con las que tuvo relaciones tiempo

90 Entre ellos se destaca el secuestro de un avión de la aerolínea Avianca que despegó de la


ciudad de Neiva, capital del departamento del Huila.

361
Capítulo 7

atrás. Esto terminó en un tipo de violencia que afectó, principalmente, a


la población civil bajo un discurso que estigmatizaba la protesta social
y la movilización política de las comunidades.
En la disputa electoral, el inesperado fin del Proceso de Paz del
Caguán hizo que el tema central de las elecciones presidenciales del
año 2002 fuera la estrategia con que se iba a enfrentar a la guerrilla. La
pregunta era si se iba a apostar por una salida negociada, por una vía
predominantemente militar o por una propuesta mixta. El candidato
ganador para el período presidencial entre 2002 y 2006, fue el ex
gobernador de Antioquia Álvaro Uribe Vélez, quien propuso el
fortalecimiento militar y la recuperación del control territorial a través
de las armas como estrategia central para derrotar a las guerrillas. De
hecho, uno de los aspectos centrales del discurso político de Uribe fue
negar la existencia de un conflicto armado interno, ya que durante su
Administración se enfatizó que en Colombia no existía ningún
conflicto de índole político, sino la amenaza de grupos narcoterroristas.
Apoyado en el contexto internacional y en los excesos militares de las
FARC, el Gobierno colombiano le apostó a deslegitimar la lucha
guerrillera al asociarla con el terrorismo internacional. Al respecto es
interesante lo que señala Alejo Vargas:

(…) La estrategia de seguridad democrática de la Administración


Uribe, tiene lugar en un contexto de lucha mundial contra el
terrorismo. Por eso el tipo de estrategia desde la aproximación militar
que Uribe propuso fue tan bien recibida en Washington. Así, se
disipó la preocupación del Gobierno de Estados Unidos, en relación
con la voluntad del Gobierno colombiano para continuar con el Plan
Colombia por medio del esfuerzo económico nacional… El estilo de
seguridad hemisférica a la cual se inscribió Uribe, elimina toda
distinción entre grupos guerrilleros, paramilitares, narcotraficantes y
simples terroristas… (Vargas Velásquez, 2010)

La eliminación de esta distinción, y el alineamiento del gobierno de


Uribe bajo la lucha global contra el terrorismo lanzada por George W.

362
El Plan Colombia, catalizador de las hostilidades y los cambios en la geopolítica

Bush, permitió que los recursos militares transferidos en el marco del


Plan Colombia fueran usados para otras actividades de defensa
diferentes a la lucha contra las drogas.
La tercera hipótesis, sobre la que descansa el presente capítulo,
señala que a pesar de un intento de enfoque integral en el diseño, dado
el contexto internacional y la evolución del conflicto armado interno,
en la implementación del Plan Colombia hubo un predominio de la
cooperación militar por encima de las destinadas al fortalecimiento
institucional y a la promoción de programas de desarrollo alternativo.
Esto aumentó la seguridad del Estado a costa de una mayor
conflictividad armada, lo que dinamizó el tráfico de armas hacia el
país. Para corroborar lo anterior, a continuación se presentan las formas
de intervención que inspiraron el Plan Colombia, un análisis de los
montos de cada uno de los componentes del mismo, y un pequeño
balance de la confrontación armada durante su ejecución y lo que
supuso en materia de tráfico de armas hacia el país.
Según la investigadora Diana Marcela Rojas, el Plan Colombia tuvo
dos formas de intervención paralelas que se combinaron para tratar de
superar la crisis política que afectaba al país a finales de los años
noventa del siglo XX. De una parte, se utilizó la hard intervention, que
consistió en la transferencia de recursos militares por parte de Estados
Unidos, con el fin mejorar la capacidad del Estado colombiano para
combatir a sus contrincantes y controlar el territorio. Al respecto, la
autora señala:

(…) El Plan Colombia es una intervención militar indirecta en la


que la ayuda estadounidense se orienta a proporcionar entrenamiento,
equipos, armamento, apoyo logístico, información de inteligencia y
planeación operativa a las Fuerzas Militares colombianas, quienes
son las encargadas de desarrollar la estrategia en el terreno (Rojas D.
M., 2009).

Por la otra parte, el Plan Colombia se complementaba con un


conjunto de iniciativas de soft intervention, las cuales consisten en

363
Capítulo 7

programas de tipo humanitario y social que tratan de superar las causas


de la crisis de estatalidad a través del desarrollo económico. En el caso
colombiano, se planteó contrarrestar las condiciones de pobreza,
marginalidad y el vacío institucional que generaban la proliferación de
cultivos de uso ilícito, el avance del narcotráfico en el país, y el
conflicto armado. Sin embargo, como plantea Sandra Borda “… los
componentes sociales del paquete de ayuda permanecieron confinados
en un segundo plano” (Borda Guzmán, 2012), pues era claro que la
ayuda norteamericana estaba principalmente destinada al
fortalecimiento militar del Estado colombiano, ya fuera como medida
de presión para que la guerrilla de las FARC se convenciera de que la
mejor salida al conflicto era la negociación, o como plan “ B” frente a
un posible fracaso de las Negociaciones de Paz del Caguán.
Como era de esperarse, tras la ruptura de las Negociaciones de Paz
por un lado, y los ataques del 11 de septiembre, por el otro, y el
predominio de la cooperación militar sobre las ayudas; el desarrollo fue
aún más claro. De un lado, porque la estrategia de defensa y seguridad
norteamericana comenzó a tener como punto de referencia la lucha
global contra el terrorismo, y de otro, porque tras el fin de las
Negociaciones de Paz y el retiro del estatus de beligerancia a las
guerrillas, los gobiernos europeos retiraron muchas de las ayudas que
habían propuesto en el marco de un escenario de negociaciones y un
posible Acuerdo de Paz.
Estas modalidades de intervención o cooperación para la
reconstrucción de la estatalidad del Estado colombiano, se
materializaron en los componentes y estrategias que hicieron parte del
documento de política pública Plan Colombia: Plan para la Paz, la
Prosperidad y el Fortalecimiento del Estado. El amplio abanico de
estrategias con el que el gobierno de Pastrana y los expertos
norteamericanos pretendían afrontar el “… reto de la consolidación de
las responsabilidades centrales del Estado” fue el siguiente:

• Una estrategia económica encaminada a superar la crisis


económica que afectaba al país por aquellos años. Sus

364
El Plan Colombia, catalizador de las hostilidades y los cambios en la geopolítica

objetivos eran generar empleo y mejorar la recaudación de


impuestos por parte del Estado, esto con el fin de ofrecer
actividades económicas viables y lícitas que contrarresten el
narcotráfico.
• Una estrategia fiscal y financiera que permita superar los
desequilibrios macroeconómicos de la economía colombiana
y el déficit fiscal con el fin de fomentar la actividad
económica privada y recuperar la confianza de los mercados
financieros internacionales.
• Una estrategia de paz con la que se buscaba alcanzar la paz a
través del diálogo con las guerrillas91, bajo los principios de
integridad territorial, garantía de los derechos humanos,
fortalecimiento del Estado de Derecho y lucha contra el
narcotráfico.
• Una estrategia para la defensa nacional que consistió en la
reestructuración y modernización de las Fuerzas Armadas y
la Policía, con la intención de recuperar la capacidad de
brindar seguridad y garantizar control sobre todo el territorio
nacional, respetando y promoviendo los derechos humanos y
el Derecho Internacional Humanitario.
• Una estrategia judicial y de derechos humanos encaminada a
recuperar el Estado de Derecho y que el Estado garantice el
acceso a la justicia igualitaria e imparcial para toda la
ciudadanía.
• Una estrategia antinarcóticos en alianza con los otros países
involucrados en alguno de los eslabones de la cadena de esta
economía ilegal, con el fin de combatir el conjunto del ciclo
de las drogas ilícitas, las cuales alimentan la actividad de las
guerrillas y otras organizaciones armadas que operan en el
país.
• Una estrategia de desarrollo alternativo para los campesinos
y sus familias que se ven obligadas, por la precariedad

91 Aparte de las negociaciones del Caguán con la guerrilla de las FARC, el gobierno de Pastrana
autorizó a sectores de la sociedad civil a buscar acercamientos con el ELN.

365
Capítulo 7

económica, a involucrarse en la siembra de cultivos de uso


ilícito. Se proponen esquemas agropecuarios y otras
actividades rentables, así como actividades de protección
medioambiental, con las que también se busca conservar
áreas selváticas ubicadas sobre la cuenca amazónica.
• Una estrategia de participación social que busca involucrar
al sector empresarial, los sindicatos y otros sectores de la
sociedad civil, en la solución del conflicto armado, la
superación de la crisis institucional asociada a la corrupción
y en la generación de modelos innovadores y productivos
para enfrentar los retos de la economía global.
• Una estrategia de desarrollo humano orientada a garantizar
los servicios de salud y educación para las poblaciones más
vulnerables de la sociedad colombiana. Entre esta población
se destacan las víctimas de desplazamiento forzado y los
afectados por la violencia, así como los grupos sociales que
viven en condiciones de pobreza absoluta.
• Una estrategia de orientación internacional inspirada en los
principios de corresponsabilidad, acción integrada y
tratamiento equilibrado para el problema de la droga
(Presidencia de la República de Colombia, 2000).

A pesar de tal amplitud en su presentación, gran parte de las ayudas


financieras que otorgó el Gobierno de Estados Unidos, se encontraban
ligadas a la estrategia antinarcóticos y a la defensa nacional, siendo
mucho menos los montos destinados a los programas de desarrollo
alternativo y de fortalecimiento institucional. Toda esa argumentación
de integralidad con que fue presentado el plan, no pasó de ser más que
una forma de legitimar y justificar unos acuerdos de cooperación
militares, con los que la ayuda norteamericana no sólo sería entregada a
la Policía, sino que también las Fuerzas Armadas se verían fortalecidas.
Al respecto es interesante lo que plantea Sandra Borda:

366
El Plan Colombia, catalizador de las hostilidades y los cambios en la geopolítica

(…) A pesar de esta retórica, el Plan Colombia consistía


fundamentalmente en una estrategia clásica de internacionalización
militar; era un instrumento para modernizar y reforzar al Ejército
colombiano, con el fin de crear nuevas brigadas militares
especializadas en la guerra contra las drogas, brigadas que podrían
recibir ayuda militar de Estados Unidos (Borda Guzmán, 2012).

Respecto a los montos, el gobierno de Pastrana señaló que el Plan


Colombia tendría un costo total cercano a los 7.500 millones de dólares,
de los cuales cuatro mil millones serían financiados con recursos
propios, mientras que el resto se conseguirían en el marco de la
estrategia de orientación internacional, a través de cooperación y
ayudas por parte de otros países (Vargas Velásquez, 2010). Además, el
programa estaba diseñado para que se pusiera en marcha entre el año
2000 y el 2006, sin embargo, dada la línea de predominio militar que
tomó, se extendió casi hasta 2010, cuando a raíz de la crisis económica
de 2008, el Gobierno norteamericano decide reducir un poco el monto
de los recursos entregados a Colombia, así como al resto de países
beneficiarios.
En varias de las investigaciones revisadas existen estimativos sobre
la cantidad de dinero que aportó Estados Unidos en el marco del Plan
Colombia, sin embargo, los datos varían de investigación a
investigación, lo cual puede deberse a que son realizadas en años
diferentes, o con metodologías diferentes. En la presente investigación,
recurrimos a las cifras que se encuentran en la base de datos de
donaciones y préstamos al extranjero por parte de EE. UU., las cuales
tienen registro desde 1946 a 2014 y son manejadas por USAID92. En la
base de datos se clasifica la ayuda militar y económica. Con la primera,
se hace referencia a la entrega de equipos y materiales bélicos o la
entrega de servicios militares como entrenamiento militar o formación
en interdicción aérea, es decir ayuda en especie, mientras que con la
segunda, se hace referencia a la entrega de recursos financieros para ser
invertidos en programas específicos de distinta índole. En este tipo de
92 https://explorer.usaid.gov/reports-greenbook.html

367
Capítulo 7

ayuda entra el dinero entregado para ser invertido en seguridad y


defensa, pasando por el que se entrega para programas de
mejoramiento de la oferta institucional, o el que se destina a programas
de desarrollo alternativo.
Estos datos se reorganizaron en una clasificación triple de la ayuda,
no teniendo en cuenta si es en especie o económica, sino dado el
aspecto que quisiera fortalecerse con cada programa. Se establecieron
tres tipos de ayuda, primero la militar en la que se agrupan los
programas de formación militar, de transferencia de material bélico y
los montos destinados a programas antiterroristas, de seguridad y
defensa. En segundo lugar, la ayuda económica en la que se agruparon
los recursos financieros que fueron destinados por el Gobierno de
Estados Unidos para mejorar las condiciones sociales, económicas e
institucionales en el territorio Colombiano93. En este tipo de ayuda se
agrupan programas de promoción de derechos humanos, reforma a la
justicia, desarrollo rural, desarrollo alternativo, salud y educación, así
como recursos para proyectos de emprendimiento social. El tercer tipo
de ayuda es la de antinarcóticos, en la que se agrupan los servicios de
interdicción o fumigación, y los montos destinados al control del
narcotráfico.
En la gráfica 1 se agrupan los montos de la ayuda por parte de
Estados Unidos hacia Colombia entre 1997 y 2006, año hasta el que
oficialmente iba la implementación del Plan Colombia. Como se
observa, en 1997 el total de la ayuda entregada por el Gobierno de EE.
UU. al Gobierno colombiano fue
USD$145’527.777 millones, y en 1998 la cifra alcanzó los
USD$158’952.752 millones. Durante estos años, la mayor parte de los
recursos entregados fueron en el marco de programas de control de

93 Entre los programas y las áreas que se agrupan en este tipo de ayuda, se encuentran las
siguientes: Economic Support Fund, International Disaster and Famine Assistance, Refugee
and Migration, Other State Assistance (Educational and Cultural Exchange Programs,
National Edowment for Democracy, entre otros). Trade and Development Agency,
Development Assistance, Transition Initiatives. Además hay programas relacionados con la
protección al medio ambiente y la diversidad, promoción de derechos laborales y montos
destinados a la reforma a la justicia.

368
El Plan Colombia, catalizador de las hostilidades y los cambios en la geopolítica

narcóticos y para acciones de interdicción de paquetes de droga. A


pesar de las malas relaciones entre el Gobierno de Ernesto Samper y la
Casa Blanca, el dinero destinado a la lucha antidrogas siguió llegando
al país aunque en montos más pequeños.

Gráfica 1. Ayuda norteamericana a Colombia, 1999-2006 (dólares constantes a


2014)

Fuente: Datos extraídos de U. S. Overseas Loans and Grants (Greenbook), constant – dollar 2006 constant
dollar 2014. https://explorer.usaid.gov/reports-greenbook.html procesado por la Fundación Paz y
Reconciliación.

Por su parte, en 1999, primer año del gobierno de Pastrana y con


este, de las Negociaciones de Paz del Caguán con las FARC, los
recursos provenientes de Washington alcanzaron los USD$440’764.467
millones, más del doble que el año anterior, y un monto mayor al
recibido por Colombia entre 1997 y 1998. Por otro lado, durante estos
años la cooperación económica es poca, pues en total se entregaron
USD$9’908.207 millones para programas destinados a fortalecer la
democracia, promover el desarrollo y para un fondo económico y de
seguridad.
El cambio grueso sucede en el año 2000, cuando comienza la
implementación del Plan Colombia y Estados Unidos entrega la
cantidad de recursos más alta en un año, un total de USD$1’550.332.144
millones que se repartieron de la siguiente manera. En ayuda militar se
entregaron USD$4’012.860 millones, de ayuda económica
USD$189’232.736 millones, y en materia de ayuda antinarcóticos se

369
Capítulo 7

entregaron USD$1’357.086.548 millones. Como se observa, en términos


absolutos hay un aumento en los rubros en materia económica, ya que
se entregó una ayuda diecinueve veces mayor que la entregada en los
tres años anteriores, mientras que la ayuda antinarcóticos fue 2,3 veces
mayor, y la ayuda militar representó sólo el 3 % de la entregada en los
tres años anteriores.
Durante los primeros años del Plan Colombia, la estrategia
antinarcóticos consistió en integrar a las Fuerzas Armadas a lucha
contra las drogas, ya que para la Administración Pastrana y el gobierno
de la Casa Blanca, la capacidad y las funciones de la Policía Nacional
fueron consideradas insuficientes para contrarrestar el avance de los
cultivos de uso ilícito, la producción de narcóticos y su exportación
final hacía los centros de consumo desde Colombia. Para ello se creó la
Brigada Antinarcóticos con sede en Tres Esquinas en el departamento
del Caquetá, encargada de coordinador las acciones antidrogas por
parte del Ejército. El paquete de ayuda estaba compuesto por
programas de asistencia técnica, transmisión de tecnología militar,
entre los que se destaca la venta de varios helicópteros UH-1N y Black
Hawk tanto a la Policía como a la Fuerza Aérea, y el entrenamiento de
personal del Ejército, entre los que se destacó el entrenamiento de tres
batallones antinarcóticos entre 1999 y 2001 (Fondo de Inversión para la
Paz, 2002). Adicional a ello, se profundizó en el apoyo a la Policía
Nacional a través de la capacitación en materia de erradicación de
cultivos, en el mejoramiento de las técnicas de persecución y captura
de narcotraficantes, y la transmisión técnica para mejorar la
infraestructura de inteligencia.
Este conjunto de iniciativas no se implementaron de manera
homogénea sobre el conjunto de las regiones del país que se veían
afectadas por algún aspecto del negocio del narcotráfico, ya fuera la
presencia de cultivos de uso ilícito, el funcionamiento de laboratorios
para el procesamiento de drogas, o las rutas por las que transitaba la
droga hacia el exterior. Por el contrario, en sus primeros años el Plan
Colombia se concentró en la región sur occidental del país,
principalmente los departamentos de Caquetá y Putumayo, los cuales

370
El Plan Colombia, catalizador de las hostilidades y los cambios en la geopolítica

coincidían con las zonas de retaguardia y mayor presencia de las FARC.


En este sentido, es interesante lo que recuerda Sandra Borda siguiendo
a Isacson respecto a la elección del lugar donde se instaló el primer
Batallón Antinarcóticos del Ejército:

(…) La primera base del Batallón Anti Narcóticos en Tres


Esquinas se encuentra dentro de un radio de cien millas del sitio
donde tuvo lugar una de las resonadas derrotas del Ejército en manos
de las FARC. Esta ubicación altamente estratégica, hace del
desempeño de la unidad –y de la contribución de Washington– una
parte central del esfuerzo militar colombiano en su guerra contra la
insurgencia (Isacson, 2000) (Borda Guzmán, 2007).

Ahora, si bien en el 2001 el monto de la ayuda cae hasta


USD$328’231.482 millones, entre el 2002 y el 2006 la ayuda total osciló
entre los 700 millones de dólares y los 1.400 millones de dólares. Un
dato significativo es que entre 2001 y 2006 el monto más alto de ayuda
económica anual fue de USD$51’084.018 millones en 2002, mientras
que en el plano antinarcóticos el monto más bajo anual fue de
USD$308’548.721 millones en el 2001. Por su parte, el año con el mono
más alto en ayuda militar fue 2005, con USD$125’475.531 millones. El
predominio de los rubros destinados a antinarcóticos es indiscutible, y
se corrobora que la ayuda destinada a proyectos de desarrollo
alternativo y fortalecimiento institucional fue baja en términos
relativos.
Esta situación de preponderancia de los apoyos en materia de
antinarcóticos sobre los apoyos militares y de desarrollo económico, se
corrobora al observar la gráfica 2, en la que se presenta el
comportamiento de los porcentajes de la ayuda del Gobierno
norteamericano destinada a Colombia entre 1999 y 2006. Durante todo
el período, el porcentaje de ayuda en materia antinarcóticos fue
superior al 70 %, mientras que el año que más cantidad de ayuda fue
destinada a cuestiones militares fue 1998 con un 27 % del total. Por su
parte, el año con mayor cantidad de ayuda económica fue el 2000,

371
Capítulo 7

cuando este rubro alcanzó el 12 % del total de la ayuda entregada en el


marco del inicio del Plan Colombia. Este predominio porcentual de la
lucha antinarcóticos es un indicador de la distancia entre el discurso de
integralidad con el que se presentó el Plan Colombia, y las intenciones
concretas y reales de los Gobiernos de Colombia y EE. UU. La apuesta
fue tratar de minimizar el impacto del narcotráfico para dejar sin
fuentes de financiación a los grupos armados ilegales, no apostar por
transformar las causas estructurales de la confrontación política y
militar que Colombia sufre hace más de cincuenta años.

Gráfica 2. Porcentajes de la ayuda norteamericana a Colombia, 1999-2006

Fuente: Datos tomados de U .S. Overseas loans and grants (Greenbook), constant – dollar 2006 constant
dollar 2014. https://explorer.usaid.gov/reports-greenbook.html Procesado por la Fundación Paz y
Reconciliación.

Como se señaló anteriormente, tras el fracaso de las negociaciones


de paz y los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos, esta
situación de predominio de la lucha antinarcóticos se transmuta en un
predominio del apoyo militar al Estado colombiano. La unidad de la
lucha contra las drogas y la guerra contrainsurgente bajo la lucha contra
el terrorismo internacional, le permitió al Estado colombiano re
direccionar el uso de los recursos transferidos por Estados Unidos para
la lucha antidrogas hacía el conjunto de las estrategias de seguridad y
defensa. La llegada a la presidencia de Álvaro Uribe Vélez consolidó el
predominio de la salida militar frente a la negociación política, con lo

372
El Plan Colombia, catalizador de las hostilidades y los cambios en la geopolítica

que el Estado colombiano modificó su estrategia militar, pasando de


una postura defensiva y de contención de la avanzada de las guerrillas
y los grupos paramilitares, a una ofensiva que consistió en aplicar
mano dura a los grupos insurgentes y el inicio de las negociaciones de
paz con los grupos paramilitares. Al respecto Ávila Martínez señala
que “… iniciada en agosto de 2002, la política de Seguridad
Democrática ha logrado limitar a las guerrillas a sus zonas de
retaguardia mediante la aplicación continuada del Plan Colombia y la
implementación, a partir de 2004, del Plan Patriota, ahora denominado
Plan Consolidación” (Ávila Martínez, 2008).
Entre los aspectos del Plan Colombia que más promoción tuvieron
durante el gobierno de Pastrana, y que continuaron siendo columna
vertebral de la Administración de Uribe Vélez, se encuentra el Plan de
Modernización y Profesionalización de las Fuerzas Militares, con el
que los gobiernos buscaron modernizar la estructura militar del país y
fortalecer las capacidades del Ejército para combatir al narcotráfico y
las guerrillas. Ariel Ávila describe las cinco estrategias centrales que se
financiaron en parte con recursos propios del Estado colombiano, y en
parte con los recursos entregados por el Gobierno estadounidense. Con
la primera estrategia “… se conformó un sistema unificado de
información que permitió mejorar la inteligencia militar, centralizando
todas las investigaciones de los organismos estatales” (Ávila Martínez,
2008), la segunda estrategia fue profesional y buscaba aumentar el pie
de fuerza militar, pasando las Fuerzas Armadas de tener en julio de
2002 un total de 297.825 unidades a 405.479 en octubre de 2007, un 36 %
más. La tercera estrategia consistió en la creación de estructuras
militares especializadas a lo largo y ancho del país, tales como
batallones de Alta Montaña, Brigadas Móviles y Batallones de
Contraguerrilla.

(…) Con los Batallones de Alta Montaña se busca atacar a las


FARC en la cordillera Oriental y en las zonas más altas,
tradicionalmente dominadas por esa organización ilegal. Su principal
objetivo es cortar los corredores de movilidad de las guerrillas. Para

373
Capítulo 7

fines de 2008 se habían creado siete de estos batallones. Las Brigadas


Móviles, que habían comenzado a operar a inicios de los años
noventa con resultados positivos para la Fuerza Pública, fueron
incrementadas a gran escala y profesionalizadas (Ávila Martínez,
2008).

La cuarta estrategia consistió en la trasferencia de tecnología militar


para mejorar la capacidad de la Fuerza Aérea Colombiana. La compra
de aviones Súper Tucano y helicópteros Black Hawk en el marco del
Plan Colombia, y otros adquiridos con recursos propios, “… es lo que
le ha dado ventaja estratégica a la Fuerza Pública, al impedir la
concentración masiva de guerrilleros y aumentar la capacidad de
respuesta rápida frente a sus ataques” (Ávila, 2008). La quinta y última
estrategia fue la puesta en marcha de mecanismos antisubversivos que
involucran a la población civil en la guerra, tales como la red de
informantes pagos, el programa de soldados campesinos y planes para
la recuperación social del territorio en zonas de presencia guerrillera.
Todo este conjunto de medidas significó que el Estado afianzó su
seguridad a costa de una mayor conflictividad armada, por lo que el
tráfico de armas y municiones hacia el país continuó siendo relevante,
pues tanto los grupos armados al margen de la ley, como las
organizaciones de narcotraficantes tuvieron que modificar su capacidad
militar en términos tácticos y estratégicos, pero también mejorar el
armamento y los equipos de guerra para contrarrestar y resistir el
despliegue ofensivo de la Fuerzas Armadas colombianas.
Según el informe de la Oficina contra la Droga y el Delito de la
Organización de las Naciones Unidas, titulado Violencia, crimen y
tráfico ilegal de armas en Colombia, en años anteriores al 2001, del
total de homicidios que se presentaban en Colombia, solamente el 10 %
se encontraba relacionado con las dinámicas del conflicto armado
interno, mientras que a partir de 2001 y hasta 2006, año en que se
escribió el informe, aproximadamente un 20 % de las muertes por
homicidio se encontraban relacionadas con el conflicto armado
colombiano. “El incremento a partir del año 2002 se debe ante todo a la

374
El Plan Colombia, catalizador de las hostilidades y los cambios en la geopolítica

Política de Seguridad Democrática del presidente Uribe y al re-


direccionamiento de los recursos del Plan Colombia hacia el
fortalecimiento de la capacidad militar para la lucha contra el
terrorismo” (Oficina contra la Droga y el Delito - ONU, 2006). El fin de
las Negociaciones de Paz del Caguán y la apuesta del gobierno de
Álvaro Uribe por recuperar el control estatal del territorio a través de la
vía militar, aumentando el pie de fuerza y adoptando una estrategia
ofensiva contra las guerrillas, hizo que el peso de la violencia política
fuese aun mayor entre las violencias que azotan al país.
Una de las características de esta violencia que ejercen los grupos
armados ilegales, y que también ocurre con la que practica el crimen
organizado y los grupos de narcotraficantes, es que es una violencia
instrumental opuesta a una violencia impulsiva. Esto quiere decir que
la violencia que se ejerce en el contexto del conflicto armado
colombiano y por la presencia de múltiples economías ilegales, es un
medio para la obtención de fines concretos, bien sea la transformación
del sistema político y económico colombiano, o el control de un
mercado negro para la obtención de rentas.
Las organizaciones que usan la violencia instrumental suelen
recurrir más a las armas de fuego que a las armas contundentes,
punzantes y corto punzantes, porque en el marco de las actividades
ilegales que desarrollan, requieren de un arsenal contundente y efectivo
que les otorgue capacidad de intimidación y acción militar. Es por esta
razón que el país se ha convertido en uno de los nodos del mercado
negro de armas, pues tanto narcotraficantes, paramilitares, guerrillas y
bandas criminales recurren a la compra ilegal de armamento.

(…) La existencia y posibilidad de expansión de las


organizaciones armadas ilegales en Colombia, están sustentadas en
buena medida, en la posibilidad de que estas tengan acceso constante
y permanente a la adquisición de armamento, el cual se constituye a
su vez, en la fuente esencial de su poder intimidador y de acción. De
esta manera, la enorme demanda de armamento que genera su
accionar criminal les impone una crítica necesidad de satisfacerla,

375
Capítulo 7

acudiendo a diferentes fuentes y proveedores (Oficina contra la


Droga y el Delito - ONU, 2006).

Tras el comienzo del Plan Colombia, y su posterior continuación a


través de Plan Patriota, desarrollado en el marco de la política de
Seguridad Democrática de Álvaro Uribe Vélez, la ofensiva militar
desplegada por el Estado colombiano significó un aumento de la
intensidad de las confrontaciones. Como se plantea en el informe,
parece haber una relación directa entre la intensidad de la
confrontación y la expansión o contracción de la demanda de armas por
parte de las organizaciones armadas. “De igual manera, las condiciones
tácticas y operacionales en la confrontación armada tendrán un efecto
sobre el nivel cualitativo de la demanda” (Oficina contra la Droga y el
Delito - ONU, 2006). A continuación se presenta el número de
incautaciones de armas realizado por la Policía Nacional entre 2003 y
2010.
Gráfica 3. Armas incautadas por la Policía Nacional de Colombia, 2003-2010

Fuente: Policía Nacional de Colombia.

Lamentablemente no fueron entregados los datos sobre


incautaciones en años anteriores, lo que habría permitido observar si la
tendencia ascendente coincide con el inicio del Plan Colombia y la
reestructuración de las Fuerzas Armadas. Sin embargo, se observa una
tendencia al alza en el número de incautaciones entre los años 2003 y

376
El Plan Colombia, catalizador de las hostilidades y los cambios en la geopolítica

2007, los cuales coinciden con años de implementación del Plan


Colombia y del período de gobierno de Álvaro Uribe Vélez. En el año
2003, la Policía Nacional incautó un total de 22.385 armas en todo el
territorio nacional, mientras que en el 2004 fueron incautadas 28.811, lo
que representa una variación del 28 % más de armas incautadas. Por su
parte entre 2005 y 2007, el número de armas incautadas superó las
30.000 armas anuales, siendo 2006 el pico del período con un total de
33.185 armas incautadas. Si bien las incautaciones no son un dato que
muestre el número exacto de armas ilegales que circula en el país, sí es
un indicio de la situación.
Además de este dato cuantitativo, diversas notas de prensa muestran
que entre los años 2000 y 2006 se presentaron varios casos de
cargamentos de armas con destino a algún grupo armado ilegal, lo que
corrobora que ante la modernización de las Fuerzas Armadas, tanto
guerrillas como paramilitares buscaron mejorar el armamento a su
disposición para poder contrarrestar la ofensiva del Estado colombiano.
Esta situación tomó tal relevancia que en una nota de prensa de 2002
titulada “Cuatro arsenales en dos años”, el diario El Tiempo señaló que
“… desde junio de 1999, las autoridades colombianas investigan el
ingreso ilegal al país de al menos 23.000 fusiles para nutrir los ejércitos
irregulares de guerrilla y paramilitares” (diario El Tiempo, 2002).
El primero de los cargamentos al que hace referencia la nota fueron
7.640 fusiles AK-47 de fabricación búlgara que fueron ingresados al
país por puertos legales y tenían como destino los grupos paramilitares
de las AUC. Los fusiles fueron ingresados al país camuflados en
cargamentos de arroz y juguetes, y al parecer con complicidad de
miembros de la Fuerza Pública. Además, de este cargamento, según la
nota, “… las autoridades investigan un segundo capítulo del ingreso
ilegal de tres mil fusiles AK-47 y cinco millones de municiones, a
bordo del barco Otterloo, que zarpó desde Nicaragua en noviembre de
2001” (diario El Tiempo, 2002).
Uno de los casos más recordados y que hace parte de los
cargamentos que a comienzos de siglo llegó al país fue el “caso
Montesinos” sucedido entre 1999 y el año 2000. Por medio de una

377
Capítulo 7

triangulación entre el Gobierno de Jordania, del Perú y la guerrilla de


las FARC, diez mil fusiles AK-47 comprados al reino de Jordania por el
Gobierno peruano eran desviados hacia la guerrilla de las FARC por
una red de corrupción que dirigía el ex jefe de Servicios Secretos de
Alberto Fujimori, Vladimiro Montesinos (diario El Tiempo, 2002).
Además de las FARC y las AUC, el ELN también participó de esta
especie de carrera armamentista para contrarrestar la renovación del
material militar de las Fuerzas Armadas colombianas. En el año 2001,
dos miembros de esta guerrilla fueron juzgados en la República de
Venezuela, tras ser detenidos “… en la alcabala (puesto militar) La
Pedrera por tráfico de fusiles y municiones” (Cristancho, 2001).
Este conjunto de casos ponen de presente la diversidad de zonas de
origen y tránsito de las armas que alimentan el conflicto colombiano.
Varios países industriales, y hasta países vecinos se convierten en
enlaces por donde circulan las armas que terminan en manos de
guerrillas, paramilitares y crimen organizado, por lo que es
indispensable la cooperación y el compromiso por parte de países
productores de armas y gobiernos vecinos para cortar el suministro de
armas ilegales hacia el país.
Un último aspecto a destacar que relaciona el Plan Colombia con el
tráfico de armas, lo encontramos en la intención de las guerrillas por
transformar cualitativamente su material de guerra para contrarrestar el
fortalecimiento de las Fuerzas Armadas, principalmente en materia
aérea. A esto, el informe de la Oficina contra la Droga y el Delito lo
llamó un cambio en el nivel cualitativo de la demanda. Tras la
recepción de la Fuerza Aérea Colombiana y de la Policía Nacional, de
los aviones Tucano y OV-10, y de los helicópteros Black Hawk
artillados, que fueron comprados con recursos del Plan Colombia, la
guerrilla de las FARC intentó adquirir misiles tierra-aire con los que dar
de baja estas aeronaves. A este caso se suma la proliferación de
unidades de francotiradores de las FARC, encargados de contener el
avance por tierra del Ejército colombiano. “La demanda de armamento
ilegal no sólo puede tener variaciones en la cantidad demandada, sino
igualmente en la calidad o tipo de arma que se demanda, de manera que

378
El Plan Colombia, catalizador de las hostilidades y los cambios en la geopolítica

se adapte en mejor forma a una determinada táctica o doctrina


operacional” (Oficina contra la Droga y el Delito - ONU, 2006).
La última hipótesis que plantea el presente capítulo señala que el
Plan Colombia, en tanto estrategia antinarcóticos, significó una
redefinición de la geopolítica de esta economía ilegal, mas no se
tradujo en el tan anhelado triunfo en la lucha contra las drogas liderada
desde Washington. Los altos recursos destinados por el Estado
colombiano, y el apoyo que ha brindado Estados Unidos, permitieron
contrarrestar el poderío de los carteles colombianos y limitar la
avanzada de los grupos insurgentes; sin embargo no frenó la máquina
de producción de drogas, sólo produjo un cambio en la forma de
funcionamiento de esta economía ilegal al relocalizar varios momentos
de la cadena productiva en otras parte de la región latinoamericana, y
desplazando el centro de poder desde las organizaciones colombianas
hacia los carteles mexicanos.
Durante gran parte de los años noventa y comenzando el siglo XXI,
la mayoría de la cadena productiva del narcotráfico se desarrollaba en
territorio colombiano, y gran parte de las actividades que se hacían en
el exterior se realizaban bajo el control de la mafia colombiana. Como
se ha señalado antes, la idea que inspiraba la lucha contra las drogas
liderada por Estados Unidos es que el mejor camino para impedir el
consumo de droga por parte de sus ciudadanos, es atacar la oferta y los
centros de producción de drogas. De allí que un componente
importante del Plan Colombia fuese la erradicación de cultivos de uso
ilícito, y el desmantelamiento de laboratorios existentes en Colombia.
A pesar de que las acciones de fumigación aérea con glifosato y la
destrucción de laboratorios han tenido un impacto importante sobre
algunas zonas del territorio colombiano, el efecto que han generado es
una relocalización de estas etapas de la producción de droga, tanto en
otras regiones del país como el llamado efecto globo, que consiste en el
desplazamiento de los cultivos de uso ilícito y los centros de
producción hacia otros países vecinos ubicados en la región Andina o
en el Cono Sur. La gráfica 4 muestra el número de hectáreas de coca

379
Capítulo 7

sembradas en Colombia entre 1999 y 2012, según el Sistema Integrado


de Monitoreo de Cultivos Ilícitos SIMCI, de la ONU.

Gráfica 4. Hectáreas de coca sembradas en Colombia, 1999-2012

Fuente: SIMCI procesado por Fundación Paz y Reconciliación, 2012.

A primera vista se observa una tendencia que permitiría decir que la


estrategia de contener los cultivos de uso ilícito en Colombia ha sido
exitosa, pues del año 2000 en que se registraron 162.843 hectáreas
sembradas, se pasó a 80.346 en 2004, años en los que se implementó la
primera parte del Plan Colombia. Sin embargo, entre 2005 y 2008 la
cifra parece estabilizarse alrededor de las 80 mil hectáreas de coca
sembrada, lo que muestra los límites de la erradicación aérea, ya que
durante estos años se continúan invirtiendo grandes cantidades de
dinero en este tipo de planes. La explicación de esto se encuentra en la
geografía de los cultivos y de los programas de erradicación.
Entre 2000 y 2003, el grueso de los cultivos de coca que fueron
erradicados se concentró en el departamento del Putumayo, en la
frontera con Ecuador, donde había cerca de 66 mil hectáreas sembradas
en el año 2000, cifra que representaba el 40 % del total de coca
sembrada en el país, y que para 2003 se había reducido a cinco mil
hectáreas sembradas. Esto “… como resultado de una masiva
fumigación aérea de las zonas con coca” (Romero & Arias, 2011) en los
territorios donde había predominio de la guerrilla de las FARC. Tras
este inicio prometedor de la erradicación, los narcotraficantes y los

380
El Plan Colombia, catalizador de las hostilidades y los cambios en la geopolítica

campesinos cocaleros optaron por tener sembradíos de coca más


pequeños y dispersos por distintas zonas del territorio nacional,
haciendo mucho menos eficiente la erradicación mediante aspersión
aérea con glifosato sobre grandes extensiones. Las plantaciones
extensivas en medio de zonas selváticas y rurales donde la presencia
estatal era limitada, tal y como ocurría en el departamento del
Putumayo y en Caquetá, fueron reemplazadas por modalidades de
siembra en “… pequeñas fincas de tres hectáreas o menos” (Vargas
Meza, 2004), donde el campesino cocalero intercalaba sus siembras de
pan coger con plantas de coca para mimetizar el cultivo ilícito.
También la plantación de coca se trasladó a parques naturales donde
existen restricciones para la fumigación, o a zonas no marginales donde
se ponen en práctica técnicas de asociación con cultivos lícitos y de
modo paralelo a todo esto, se comenzó la siembra de “… variedades
que muestran un comportamiento de resistencia frente al glifosato”
(Vargas Meza, 2004). Este conjunto de innovaciones que no son más
que una reacción a las fumigaciones masivas desarrolladas en el sur del
país con el Plan Colombia, son un reflejo de la capacidad de adaptación
de la economía del narcotráfico a los desafíos que la plantea la
persecución estatal.
Según Mauricio Romero y Angélica Arias, para 2010 justo una
década después de iniciado el Plan Colombia, la erradicación de los
cultivos ilícitos no tuvo mayores avances tras los espectaculares
resultados que hubo hasta el 2003. A partir de allí, lo que ha habido es
una reubicación de los cultivos de coca en cuatro zonas importantes
ubicadas en variadas regiones del país, a saber:

• En el norte del país, en un complejo corredor que une el


Urabá antioqueño y chocoano cerca de la frontera con
Panamá, pasa por el sur de Bolívar y el bajo Cauca y llega al
departamento de Norte de Santander, en la frontera con
Venezuela.

381
Capítulo 7

• En el oriente, entre los departamentos de Guaviare, Meta y


Vichada, y una parte del departamento de Arauca, cerca de la
parte sur de la frontera con Venezuela.
• En el sur en los departamentos del Putumayo y el Caquetá.
• Y en la región Pacífico, en el departamento de Nariño
principalmente pero también en Cauca, Valle y el Chocó.
“En esta región del Pacífico colombiano se ubica la mayor
extensión de cultivos de coca, que aumentó de quince mil
hectáreas en 2004 a veinticinco mil en el 2009” (Romero &
Arias, 2011).

Sobre estos cambios es sugestivo recordar lo que plantea Diana


Marcela Rojas sobre los efectos del Plan Colombia; “… la campaña
intensiva de fumigaciones del Plan Colombia ha generado un ‘efecto
globo’ tanto en la región Andina como en el territorio nacional; para el
período 2005-2010 se registran aumentos en el número de hectáreas de
coca en Bolivia y Perú” (Rojas D., 2013). Esto quiere decir que además
de la reubicación de los cultivos de coca en otras regiones del país,
otros países andinos se han visto afectados por el traslado de los
cultivos de coca necesarios para la el funcionamiento de la economía
del narcotráfico. Lo mismo ha sucedido con otros momentos de la
cadena, como con los laboratorios de producción y las rutas hacia los
centros de consumo, de tal manera que la estrategia contra las drogas
empleada a través del Plan Colombia tiene entre sus efectos
inesperados, la contaminación y afectación de más países, entre los que
se destacan naciones centroamericanas, de la región Andina, y por
supuesto México, que por su cercanía a los Estados Unidos, el mayor
consumidor de cocaína del mundo, posee una ubicación geográfica
idónea para la emergencia de organizaciones criminales que se
dediquen a inundar de droga a su vecino del norte.
Este cambio geopolítico ha venido acompañado de una
reconfiguración del negocio de la droga en Colombia y el continente
americano en general. Tras el fin de la hegemonía de los carteles
colombianos y el desdibuje del proyecto paramilitar con la

382
El Plan Colombia, catalizador de las hostilidades y los cambios en la geopolítica

desmovilización de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC),


durante el primer gobierno de Álvaro Uribe Vélez, se dio el proceso de
democratización y descentralización del narcotráfico, con el que esta
economía criminal ha comenzado a funcionar en forma de red. Esto
quiere decir que, frente a la lógica de subordinación de las
organizaciones verticales y jerarquizadas, donde el capo ejercía un
liderazgo a través del temor y el carisma personal, se ha pasado a un
funcionamiento del narcotráfico donde impera la lógica de la
negociación entre diferentes actores que cumplen funciones específicas
dentro de la cadena productiva. Al respecto Ariel Ávila plantea que:

(…) cuando las grandes organizaciones comienzan a ser


perseguidas y sus principales jefes caen, se da un proceso de
descentralización violenta, en el que los mandos medios se disputan
el control de la organización, lo que los lleva a controlar algunos
territorios. Si bien estos mandos manejan partes importantes del
comercio y las actividades ilegales, no tienen la capacidad financiera
o militar de los antiguos carteles (Ávila Martínez, 2012).

En este nuevo funcionamiento en red, cada uno de los actores


locales o nacionales cumple un papel al interior de su país, y se encarga
de un momento específico de la cadena productiva. Como señala Ávila,
esta especialización sucede en diferentes lugares del mundo, y cadenas
particulares de drogas como las llamadas “sintéticas” en Europa, o la
cocaína en la región Andina y Centroamérica. Este no es un hecho
nuevo, pues durante los años ochenta, antes del boom cocalero que
afectó a Colombia a finales de esa década, los carteles colombianos
adquirían la base de coca con socios bolivianos y peruanos.
Las herederas de este poder mafioso que conformaron en un tiempo
los carteles, y que luego se organizó política y militarmente alrededor
de las AUC, son las llamadas por el Gobierno colombiano “Bandas
criminales”. Tras un primer escenario de disputas violentas entre
múltiples bandas lideradas por mandos medios de las AUC, tanto
disidentes, como rearmados, así como grupos emergentes provenientes

383
Capítulo 7

de los reductos del cartel del Norte del Valle, en la actualidad se han
configurado dos bandas con presencia nacional, el Clan Úsuga y los
Rastrojos, quienes operan en forma de red, a través de la
subcontratación de bandas delincuenciales locales, o negociando con
bandas con poder regional. En esta coyuntura, las organizaciones
colombianas involucradas en el narcotráfico internacional han perdido
su capacidad para controlar el conjunto del negocio, por lo que se han
centrado en tres aspectos: la siembra y producción, el tránsito y
despacho de la drogas desde las fronteras, y la promoción de consumo
interno a través del microtráfico. Por su parte, las FARC continúan
cobrando un impuesto al gramaje de la hoja de coca, al momento de la
compra por parte de los narcotraficantes a los campesinos cocaleros.
Esta especialización de las organizaciones colombianas, así como el
énfasis que la lucha contra las drogas tuvo en Colombia, han permitido
el ascenso de los carteles mexicanos como líderes del tráfico mundial.
Al respecto es relevante lo que señala León Valencia:

(…) para el año 2005 empezó a cambiar la economía del crimen


organizado. Cayó la hegemonía colombiana en el cultivo, el
procesamiento y el tráfico de cocaína. Los cultivos de coca se
redistribuyeron en Perú, Bolivia y Colombia. Los carteles mexicanos
entraron a comandar el tráfico. Las organizaciones mafiosas
colombianas asumieron la segunda línea de mando en el
procesamiento y el tráfico. Las hectáreas cultivadas se redujeron a
una tercera parte y las toneladas de cocaína destinadas a la
exportación disminuyeron a la mitad. En cambio se incrementó el
consumo interno de las drogas ilícitas y el microtráfico (Valencia,
2016).

La investigación sobre la economía política de las fronteras ilegales


adelantada por FLACSO Ecuador, y otras instituciones universitarias y
de investigación en varios países de América Latina confirman esta
situación. En el caso colombiano, cabe destacar la importancia que
comienzan a tener en notas de prensa los carteles mexicanos a partir de

384
El Plan Colombia, catalizador de las hostilidades y los cambios en la geopolítica

2008, no sólo producto de su guerra interna, sino por la presencia de


emisarios del cartel de Sinaloa y del cartel de Tijuana, quienes operan
en Colombia y se encargan de cerrar negociaciones con las FARC y las
Bacrim.

(…) también hoy las estructuras colombianas le venden base de


coca y servicios de protección a los mexicanos, mientras que grupos
venezolanos les venden armas y avionetas, los dominicanos alquilan
rutas, los panameños venden servicios de lavado de activos y los
hondureños y guatemaltecos venden transporte terrestre hasta
México (Ávila Martínez, 2012).

A pesar de los avances del Estado colombiano en materia de


recuperación del control territorial, y de su avance en la lucha
contrainsurgente, situaciones base de los actuales procesos de
negociación que adelanta el gobierno de Juan Manuel Santos, tanto con
la guerrilla de las FARC desde 2012, como con el ELN desde 2016, en
materia de desarrollo social y de lucha contra las drogas, el Plan
Colombia deja más dudas que certezas. Las constantes movilizaciones
campesinas de zonas históricamente aisladas política y
económicamente, donde persisten los cultivos de uso ilícito, confirman
que la integralidad del Plan Colombia nunca llegó a materializarse en el
terreno. Tal y como señala Luis Eduardo Celis al evaluar la pertinencia
de este plan quince años después de su inicio, este debe entenderse
como “… una estrategia de cooperación militar de manera central y con
unos componentes para la justicia, humanitarios y de desarrollo rural
de manera residual” (Celis, 2016).
El efecto globo y la emergencia de nuevos liderazgos en la red
global del crimen, son un contraste con la lentitud y poca capacidad de
respuesta e innovación que la estrategia de la lucha contra las drogas,
comandada por Estados Unidos ha mostrado desde su surgimiento a
finales de los años setenta. Mientras los carteles se vuelven más
flexibles y silenciosos, los procesos de producción se deslocalizan, y la
ola de violencia criminal se dispersa por más zonas de la región

385
Capítulo 7

latinoamericana, los Estados no avanzan en la creación de estrategias y


políticas de seguridad y defensa comunes, haciendo que la cooperación
ceda el camino a la desconfianza y la incertidumbre por las acciones de
los Estados vecinos.
Una posible salida se encuentra en la creación de un bloque de
países afectados por la producción y el tráfico de drogas ilícitas, en el
cual se discutan y propongan nuevos enfoques para enfrentar el
narcotráfico, debatiendo la pertinencia de una estrategia basada en la
criminalización y la persecución de los narcotraficantes, ello a la luz de
varias décadas de una lucha que parece condenada al fracaso. Una vez
más, posicionar en la agenda internacional el debate sobre la
legalización de las drogas y la construcción de políticas públicas de
prevención fundamentadas en un enfoque de salud pública, es una
opción para los gobiernos y las sociedades latinoamericanas,
fuertemente afectadas por la violencia, la corrupción del narcotráfico, y
por la respuesta militar liderada por Estados Unidos.
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El Plan Colombia, catalizador de las hostilidades y los cambios en la geopolítica

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Crítico, pp. 1-18.

388
Capítulo 8

Conclusiones

Luego de analizar la información recogida durante el proceso de


investigación se pueden mencionar siete grandes conclusiones, las cuales
fueron sustentadas a través de los capítulos del libro.

La primera es que el subsistema fronterizo Colombiano es un “nodo


principal” dentro de varios mercados ilegales. Dicho nodo sirve como
mecanismo de interconexión en las fronteras. En algunos aspectos
sociales Colombia sería un nodo secundario, pero en lo que a ilegalidad
se refiere es nodo conector principal. Esto significa que Colombia
acumula en sus zonas de fronteras diferentes partes de los mercados
ilegales.
Por ejemplo, Tumaco, departamento de Nariño, municipio que limita
con Ecuador y que además es puerto sobre el mar Pacífico, concentra en
la actualidad más de dieciséis mil hectáreas de cultivos de hoja de coca.
De hecho, es el municipio con más siembra de esta planta en el país.
Adicionalmente, sólo en el año 2015, un total de cien laboratorios para

385
Capítulo 8

procesar clorhidrato de cocaína fueron destruidos por la Fuerza Pública


colombiana: los gramos de coca incautada se cuentan por miles. Lo
anterior se ilustra en el siguiente cuadro:
Unidad de medida 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015

Hectáreas 1811 142 5585 5234 4806 4004 7045 5642 5865 4682 5464 5593 5065 6612 8963 16960
1

Número 0 0 0 0 18 60 19 118 225 341 128 127 22 28 29 100


Laboratorios

Gramos 0 0 0 2000 293479 19549314 835811 4074403 15215772 4082136 2102619 3540920 14114074 2416741 1181257 14521302

Por Tumaco se encuentra una de las principales rutas de tráfico de


armas del país, al igual que del contrabando de gasolina desde Ecuador
hacia Colombia, insumo básico utilizado para el procesamiento de la
droga. De su puerto se embarca la droga hacia Centro América, vía
Océano Pacífico o hacia el sur del continente; vía Ecuador. De tal forma,
que si se considera solamente a Tumaco, se entiende su importancia
como nodo estratégico para el tráfico de drogas. Concentra cinco de las
seis partes de la cadena del narcotráfico.
Situación similar se vive en la región del Catatumbo, ubicada hacia el
norte del departamento de Norte de Santander. Allí, en una pequeña
zona se concentra gran parte de la cadena del narcotráfico. Además es
una de las regiones de mayor tráfico de gasolina desde Venezuela hacia
Colombia, al igual que tráfico de divisas y personas. En este caso
Venezuela es un país que sirve para el “carreteo” de la droga.
Al igual que pasa en la frontera con Ecuador, en la de Venezuela gran
cantidad de droga es intercambiada por armas o munición para grupos
armados ilegales y organizaciones criminales. El siguiente cuadro
resume la situación del mercado de la droga para el Catatumbo
colombiano:
R egión Unidad de 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015
medida

386
Conclusiones

Catatumbo - Norte de Hectareas Coca 5876 11591 7949 4368 3010 644 482 1878 2673 2533 1779 3137 4350 4293 6852 10779
Santander

Catatumbo - Norte de Número 0 0 0 0 0 36 2 164 7 40 90 24 66 61 44 51


Santander Laboratorios

Catatumbo - Norte de Número Gramos 0 0 0 57200 8998 621986 56014 4129755 270592 2497308 2334439 447124 5114375 8925529 7016550 4854469
Santander

Una segunda conclusión es que los actores que intervienen en la cadena


de los diferentes mercados ilegales del subsistema fronterizo
colombiano, en realidad han transitado, o mejor, han evolucionado de
ser organizaciones criminales oligopólicas a redes entrelazadas, en las
que ningún individuo controla la totalidad de una parte de la cadena.
Dicha evolución, como se demostró en el texto, obedece a una
multiplicidad de factores. Aunque vale la pena mencionar tres. Por un
lado, a la política de lucha contra el crimen que desarrolló el Estado
colombiano y que hizo posible la caída de más de un centenar de jefes
criminales en la última década. De hecho, la vida pública de Pablo
Escobar, por ejemplo, duró algo más de diez años; en la actualidad una
cabeza visible del narcotráfico no logra vivir más allá de tres o cuatro
años; de ahí, que las organizaciones criminales adoptaron un
funcionamiento en red, evitando que la caída de un jefe afecte toda la
estructura.
La segunda razón es que desde la caída del cartel del Norte del Valle,
comenzó en Colombia un fenómeno en doble vía: el del “cartel de los
sapos” y las guerras internas entre traquetos. El cartel de los sapos,
inmortalizado en dos libros sobre el narcotráfico en el departamento del
Valle del Cauca, y dramatizado en un sin número de novelas televisadas,
hace referencia a la guerra de delaciones entre jefes medios del narcotráfico;
por ello el nombre del “cartel de los sapos”. Básicamente autoridades de la
DEA, abogados y criminales establecieron alianzas para delatar topo tipo de
agentes y obtener grandes sumas de dinero. Esta delación, obviamente, llevó
a una cruenta guerra entre pequeños narcotraficantes denominados
traquetos.
Además, no debe olvidarse que los indicadores para calificar o evaluar
los resultados operacionales generalmente se obtienen por niveles de
incautaciones y capturas. De tal forma que a más capturas o incautaciones

387
Capítulo 8

mejor evaluado el resultado. Esta situación ha llevado, como era de


esperarse, a un aumento progresivo en ambos indicadores y claro, las
organizaciones criminales, además de utilizar la delación como estrategia
para combatir al enemigo, también lo hacen como una maniobra para hacer
subir los indicadores de las autoridades. Es decir, se ha producido un
fenómeno que se ha denominado “la cuota”, o lo que se conoce en Colombia
como los “falsos positivos”: los criminales entregan personas o cargamentos
de productos para que sean incautados y así mantener “tranquilas” a las
autoridades frente a temas operativos.
La tercera explicación es que la medida de la eficiencia de las
autoridades se mide por cantidad de presos o incautaciones y no por
afectación a mercados; lo que ha terminado sucediendo es que las
autoridades combaten la cara criminal de las organizaciones criminales, pero
no a los agentes que se mueven en la legalidad. Es decir, capturan a los jefes
sicariales, los líderes de la ilegalidad; pero banqueros, políticos, jueces, y en
general miembros de alto perfil de las organizaciones criminales que
trabajan en instituciones estatales o privadas no son detenidos. En últimas,
se controla la parte criminal del mercado, no los agentes legales.
La tercera conclusión que se liga a la anterior, es el efecto democratizador
en los mercados ilegales. Básicamente los capos de carteles del narcotráfico,
u organizaciones criminales tipo piramidal ejercían un control de entrada de
población a las dinámicas criminales. Con la desaparición de estos carteles,
desapareció el control de entrada y grandes masas de población lograron
entrar a las partes operativas de la criminalidad.

La cuarta conclusión es que dentro de las organizaciones criminales se


identifica un portafolio de servicios que se ha diversificado dentro de cada
especialidad. Esto a primera vista parece contradictorio, pero la explicación
es la siguiente: durante todo el texto de este libro quedó claro que no sólo
los mercados, sino también las organizaciones criminales funcionan en
forma de nodos interconectados. Por ejemplo, unos son los agentes que
tienen el control de los cultivos de hoja de coca, otros los intermediarios
para comprar la pasta base y llevarlos a los laboratorios, otros los del
“carreteo” y embarque y otros los que distribuyen en las ciudades europeas o

388
Conclusiones

norteamericanas. Igual pasa en la minería criminal, unos son los que


trabajan en vetas, o en los ríos en el caso de la minería de aluvión, otros son
los dueños de las retroexcavadoras, otros los que prestan la seguridad en la
zona y otros los que “lavan” el oro y lo monetizan.
Sin embargo, dentro de esta especialización hay una diversificación, es
decir, los que “carretean” la droga, también “carretean” o son los traficantes
de personas en la frontera entre Colombia y Panamá. A su vez manejan el
contrabando de gasolina. De hecho, administran las rutas y las alquilan a
diferentes agentes. Situación similar pasa con los lavadores de dinero. Por
tanto esta especialización crea nichos de corrupción dentro de instituciones
estatales, y redes autónomas dentro de esta especialización.

La quinta conclusión es que Colombia ha sido exportador de agentes


criminales, quienes han enseñado las nuevas formas de operar a
organizaciones criminales de los países vecinos, o nodos dentro del tráfico
de cualquier mercado ilegal. Dos ejemplos son importantes. En 2012 fue
capturado en Argentina alias Mi Sangre, quien era para ese momento, uno
de los hombres más importantes de los Urabeños, o el ahora denominado
Clan del Golfo. Mi Sangre, pasó de ser un simple sicario de la Oficina del
Envigado, a convertirse en el hombre de confianza de alias Don Berna,
quien para inicios del siglo XX era tal vez uno de los jefes más importantes
del paramilitarismo y el amo y señor de la Oficina de Envigado.

(…) Mi Sangre tiene un largo historial en las agencias antidrogas


extranjeras. A comienzos de la década de los noventa trabajó para la
llamada Oficina de Envigado en actividades de poca monta, como
consignaciones de dinero, transporte de armamento y de mujeres hermosas
como acompañantes de los narcotraficantes. Su habilidad para sobornar a
miembros de la Fuerza Pública le ayudó a escalar rápidamente.
Desde la ‘Oficina’ se relacionó con los paramilitares del Bajo Cauca
antioqueño y Córdoba. Allí conoció a un hombre que suministraba
químicos para los laboratorios y que luego compraría una franquicia para

389
Capítulo 8

pasar por paramilitar en las negociaciones de 2002 a 2006: Miguel


Arroyave, jefe del Bloque Centauros, en Meta94.

Mi Sangre había logrado llegar a Argentina, no sólo para esconderse de


las autoridades, sino para consolidar la ruta de tráfico de drogas que pasaba
por Argentina para llegar a Sur África y Australia. Además había exportado
mecanismos de recaudación de fondos para esta organización, como el
tráfico de divisas y el famoso “paga-diario” 95.
Otro de los ejemplos conduce Héctor Germán Buitrago Parada, alias
Martín Llanos. Uno de los jefes paramilitares más importantes de Colombia.
Comandó las Autodefensas Campesinas del Casanare por años; tal vez es
uno de los grupos paramilitares más antiguos del país. Se debe recordar que
este grupo se rehusó a entrar en el proceso de desmovilización paramilitar, y
ante tal negativa sus miembros fueron masacrados por sus socios que habían
llegado a un acuerdo con el gobierno del ex presidente Álvaro Uribe. Ante la
masacre de gran parte de su estructura, Martín Llanos reacomodó los pocos
hombres a su mando, para idear una estrategia de escape y prolongación de
su negocio de narcotráfico.

(…) el último gran jefe paramilitar que seguía en libertad, Martín


Llanos, que llegó a poner gobernadores y alcaldes en Casanare y que fue
uno de los hombres más poderosos y temidos en la historia reciente del
país, intentó evitar su caída haciéndose pasar por un humilde conductor. A
pocos metros de un centro comercial de la pequeña ciudad venezolana El
Tigre, en el estado de Anzoátegui, la Oficina Nacional Antidrogas (ONA)
de Venezuela, en coordinación con la Policía colombiana, capturó la noche
del sábado a Héctor Germán Buitrago Parada –el nombre verdadero del ex
para–. Estaba con su hermano Nelson Orlando, alias Caballo96.

94 http://www.semana.com/nacion/articulo/capturado-argentina-alias-mi-sangre-jefe-los-urabenos/
267192-3
95 Es un sistema de crédito informal con tasa de usura cercana al 100 %. Un agente presta una
cantidad de dinero a un particular y este debe pagar cuotas diarias. Es un mecanismo de ganancia, de
lavado de activos y de control social.
96http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-11076524

390
Conclusiones

Su centro de refugio fue Venezuela y de allí viajaba esporádicamente a


Colombia y Bolivia. En este último país había desplegado gran parte de su
red para la exportación de droga hacia Brasil. Allí llevó toda su experiencia
en el procesamiento de la pasta base de coca. De hecho, un año antes de la
captura de Martín Llanos, había caído su primo en Bolivia. Así lo reportó la
prensa:

(…) la Policía boliviana presentó al prófugo colombiano Carlos Noel


Buitrago Vega, alias Porremacho, acusado de terrorismo y narcotráfico,
entre otros delitos, que fue capturado en la región oriental de Santa Cruz.
El ministro de Gobierno (Interior), Sacha Llorenti, dijo en rueda de prensa
que la captura de Buitrago Vega, a quien calificó de ‘pez gordo’ del
narcotráfico, fue el ‘resultado de varios meses de coordinación con el
Estado colombiano’97.

A continuación se muestra el listado de jefes criminales colombianos de


importancia que fueron capturados, abatidos o asesinados en países
latinoamericanos.

NOMBRE LUGAR HECHO FECHA ORGANIZACIÓN


Henry de Jesús López Argentina Captura/ Octubre de 2012.
Londoño, alias Mi Sangre EE. UU. extradición Noviembre Ex integrante AUC
17 de 2016
Eduardo Fernando Brasil Captura Abril 2016 Los Rastrojos
Giraldo, alias Boliqueso
Maximiliano Bonilla Venezuela Captura/ Noviembre Ex jefe de la
Orozco, alias Valenciano extradición de 2011 Oficina de
Envigado
Wilber Alirio Varela, Venezuela Asesinado 2008
alias Jabón
Hernando Gómez Cuba Captura/ 2007 Cartel del Norte
Bustamante, alias extradición del Valle
Rasguño
Juan Carlos Ramírez Brasil Captura/ 2007 Cartel de Cali
Abadía, alias Chupeta extradición

97 http://www.elespectador.com/noticias/judicial/capturan-bolivia-al-primo-de-martin-llanos-articulo-
280589

391
Capítulo 8

Diego Pérez Henao, Venezuela Captura/ 2012-2013 Los Rastrojos /


alias Diego Rastrojo extradición cartel del Valle
Javier Antonio Calle Centroamérica Entrega/ Mayo de 2012 Los Rastrojos /
Serna, alias Combatiente captura cartel del Valle
Marzo de
Juan Carlos Calle 2012 (libertad Los Rastrojos /
Ecuador Captura
Serna – los Comba condicional en cartel del Valle
febrero de 2016)
Luis Enrique Calle Serna Venezuela Entrega/ Octubre de 2012 Los Rastrojos /
captura cartel del Valle
Noviembre de
Daniel Barrera Barrera, Captura/ 2012 (captura)/
Venezuela
alias El Loco Barrera extradición abril de 2013
(extradición)
Alexander Leudo Costa Rica Captura Junio de 2011 Silvio Montaño
Nieves, alias Alex Vergara
Javer Urango Herrera, Venezuela Captura Marzo de 2010 Los Mellizos
alias Chely
Carlos Herrera Rentería, Venezuela Captura Julio 3 de 2010 Cartel del Norte
alias Beto Rentería (recaptura) del Valle

Maximiliano Bonilla Captura/ Oficina de


Venezuela Octubre de 2011
Orozco, alias Valenciano extradición Envigado

Dagoberto Giraldo Grupo L4 (Cuco


Pérez, alias Percherón Estados Unidos Captura Octubre de 2009 Vanoy y Nicolás
Bergonzoli)
Marcos de Jesús García Relación con:
Figueroa, alias Marquitos Brasil Captura Octubre de 2014 Hernán Giraldo
– Kiko Gómez
NOMBRE LUGAR HECHO FECHA ORGANIZACIÓN
Héctor Germán Buitrago, Autodefensas
alias Martín Llanos Venezuela Captura Febrero 6 de 2012 Campesinas del
Casanare (ACC)
Milton Cifuentes Noviembre 8 Principal proveedor
Villas, alias Jota Venezuela Captura de 2012 de cocaína para el
cartel del Sinaloa
Ruberney Vergara, Venezuela a Captura/ Mayo de 2011 Los Rastrojos
alias Maniquemao Colombia deportado
Juan Carlos Peña, Venezuela Captura Noviembre 22 Segundo al mando
alias El Yerno de 2012 de Megateo
Carlos Esneider Venezuela Asesinado Febrero 6 de 2012 Heredero de
Quintero, alias Gomelo (captura) (Colombia) Maximiliano

392
Conclusiones

Bonilla, alias
Valenciano
– Oficina de
Envigado
Diego Armando Muentes Venezuela Captura Agosto de 2015 Los Urabeños
Burgos, alias El Cepillo
Jhon Vasco López, Ecuador Captura Abril de 2011 Organización
alias Nico Cordillera
Ramón Quintero Ecuador Captura Abril de 2010 Cartel del Norte del
Sanclemente, alias RQ Valle
Alexander Montoya Honduras Captura Julio de 2012 Los Urabeños
Úsuga, alias El Flaco
Oswaldo Barrera, Estados Unidos Captura Enero de 2017 Clan del Golfo
alias Juanes
Antonio Giraldo, España Captura Enero de 2017 Clan del Golfo
alias Mandrake
Enlace directo de
Osman Steven Daza, Noviembre de Dairo Antonio
España Captura
alias El Loco 2016 Úsuga – Clan
Úsuga
Enlace directo de
Francisco Javier Noviembre de Dairo Antonio
España Captura
Yancen, alias Frank 2016 Úsuga – Clan
Úsuga
Para el crimen organizado es como si las fronteras, entendidas como una
línea limítrofe, se hubiesen borrado. Todo se trata de nodos de agentes o
territoriales.
Una sexta conclusión se refiere a la racionalización de la violencia por parte
de las estructuras criminales. La conclusión no es novedosa; de hecho, la
Fundación Paz y Reconciliación la ha expuesto en diferentes investigaciones
y libros. En todo caso, la presente investigación ratifica dicha conclusión:
tiene que ver con el hecho de que las organizaciones criminales han
aprendido a racionalizar la violencia. Colombia cayó en su punto más
degradado de violencia entre 1995 y 2003. En ese período los
empalamientos, descuartizamiento de personas con motosierras y la
violencia sexual eran el pan de cada día. Los grupos paramilitares,
principalmente, fueron los encargados de esta ignominia:

393
Capítulo 8

(…) hubo un tiempo en el Magdalena Medio y casi en toda Colombia


en el que vender motosierras era como vender cruces en los tiempos de
Cristo. Los paramilitares las convirtieron en su instrumento preferido de
muerte. Cortaban a sus víctimas, muchas veces en vida y en presencia de
testigos. Una forma deliberada y estudiada de sembrar el terror en sus
víctimas. El asesinato convertido en una forma macabra de comunicación.
Un lenguaje propio con sello personal. A los soplones o a los infiltrados,
por ejemplo, se les hacía ‘un corte de corbata’, que consiste en abrirles la
garganta y sacarles la lengua por el agujero, dejándosela colgando’98.

Sin embargo, desde 2003 las organizaciones criminales y grupos armados


ilegales cambiaron la forma de utilización de la violencia. Las masacres y la
violencia espectacular se dejaron de lado e iniciaron una estrategia de
violencia selectiva y violencia ejemplarizante. En todo caso, al sumar todos
los muertos –al menos del lado colombiano–, se observa que en las fronteras
colombianas se vivió prácticamente una situación de guerra. Fenómeno que
no ha sido visible a la opinión pública, producto en gran parte de esta
violencia selectiva que es bastante invisible. La gráfica que se presenta
continuación muestra la tasa de homicidio nacional y la compara con las
zonas de frontera con Venezuela y Ecuador:
Gráfica 1. Tasa de homicidios 1999-2015. Departamentos fronterizos con Venezuela

98http://soc.culture.venezuela.narkive.com/rr4iqC1J/los-paramilitares-colombianos-y-la-
limpieza-social

394
Conclusiones

Como se vio en los capítulos anteriores, lo que ocurrió en Colombia fue


un verdadero proceso de homogeneización: miles de muertos y desplazados
cambiaron el mapa demográfico, político y económico de estas regiones.
Por último –y como séptima conclusión–, desde un análisis institucional
la corrupción es un fenómeno que se vive en los márgenes de la sociedad;
para muchos es un tema de “manzanas podridas”, de pocos agentes, pero
para la gran mayoría de la sociedad es algo más que simples manzanas
podridas.
Moisés Naím desarrolla de manera muy precisa este análisis.
Un grupo de analistas, principalmente de aquellos alineados con las
corrientes nuevas de los procesos democratizadores y de cambio de régimen
político de Europa de Este, acuñaron el concepto de “Estados mafiosos”;
esto es, aquella situación en la cual las actuaciones de un Estado están
dirigidas a beneficiar un grupo específico de personas. Sin embargo, los
resultados de la investigación muestran que si bien las organizaciones

395
Capítulo 8

criminales actuales prefieren la corrupción al uso de la violencia, la


cooptación de instituciones estatales no es generalizada, por el contrario se
apoderan de instituciones neurálgicas, y sobre todo de las “fisuras” jurídicas
y vacíos de ley que permite el sistema jurídico colombiano, o la propia
dinámica de los mercados legales.
De la investigación se concluye que el crimen se apoderó de la
institucionalidad neurálgica a partir de fisuras institucionales.

396
Anexo
La guerra por las zonas post
FARC
Por: Ariel Ávila Martínez

Ya han pasado seis meses desde la firma del acuerdo de paz y casi un
año desde el inicio del cese bilateral al fuego entre la guerrilla de las
FARC y el Gobierno colombiano. El proceso de implementación ha
estado marcado por dificultades; el Estado colombiano ha incumplido en
diferentes materias, no ha podido terminar las zonas donde las unidades
guerrilleras se han concentrado para la dejación de armas (Zonas
Veredales Transitorias de Normalización – ZVTN–), además existe una
oposición política liderada por el ex presidente Uribe, que pareciera
preferir que las FARC sigan en armas y que nada de la implementación
funcione, particularmente la justicia transicional.
Los resultados en materia de seguridad son inmensos, las estadísticas
han comenzado a disminuir desde 2015. Es decir, los que sí ha
funcionado y han cumplido son los componentes militares de ambas
partes. Los homicidios se han reducido drásticamente, los secuestros
están muy cerca de desaparecer y el horroroso pabellón del Hospital
Militar para afectados por minas antipersonal que recibía centenares de
heridos, está a punto de cerrar, pues hace meses no ingresan pacientes.
Donde mejor se constata los beneficios inmediatos de la paz es en las
zonas donde operaban las FARC. El grupo guerrillero llegó a operar en
242 municipios de los 1.122 del país. Si se suman los municipios donde
además opera la guerrilla del ELN, en total son 281 municipios. Allí los

397
Anexo

indicadores de violencia se han reducido sustancialmente. Comparando


2015 con 2016, en estos 281 municipios hubo casi 400 homicidios menos
como se ve a continuación.
Homicidios 281 municipios con presencia de organizaciones guerrilleras

Fuente: Ministerio de Defensa.

Esta situación ha contagiado en general a todo el país. Desde que


hubo certeza de que el Proceso de Paz ya no tenía marcha atrás, y sobre
todo desde que comenzaron los sucesivos ceses al fuego unilaterales de
las FARC –y el bilateral–, se ha podido ver una reducción del homicidio
en toda Colombia.
Como lo muestra la siguiente gráfica.

398
La guerra por las zonas post FARC

Homicidios total nacional

Fuente: Ministerio de Defensa.

Igual ha ocurrido con el secuestro; en 2015 hubo en estos 281


municipios 93 secuestros, y en 2016 la cifra cayó a 61. Lo mismo ocurre
con la extorsión; en departamentos como el del Huila la extorsión
descendió en picada. En muchas zonas la seguridad ha mejorado
ostensiblemente. Tanto las FARC como las Fuerzas Militares merecen
honores.
Secuestro a nivel nacional

Fuente: Ministerio de Defensa.

399
Anexo

Sin embargo, existen preocupaciones. Hoy las FARC se ubican en


veintiséis veredas –zonas rurales de once kilómetros cuadrados–, y han
dejado libre el 98 % del territorio en el que operaron durante décadas.
Muchas de estas zonas tienen una alta presencia de economías ilegales y
han comenzado a ser copadas por la guerrilla del ELN y estructuras
herederas del paramilitarismo como el Clan del Golfo, o sencillamente
hay un vacío de poder; los indicadores de seguridad, como el hurto, han
comenzado a aumentar. Esto también trajo un aumento de la violencia.
Al analizar algunos municipios del grupo de los 281 se observa lo
siguiente.
Esta expansión criminal ha llevado a que algunos municipios –de los
281 mencionados–, vieran incrementar las tasas de homicidio. Si bien la
tendencia general es a la baja, desde el año anterior algunos municipios
en particular presentaban aumentos, tal como se ve en la siguiente
gráfica de una muestra de municipios.
Homicidios en municipios significativos

Fuente: Ministerio de Defensa.

Hay municipios que no coinciden con la tendencia nacional de


reducción de la violencia, y por el contrario, han aumentado sus
indicadores de violencia homicida. De los 281 municipios, treinta
presentan nuevas dinámicas criminales.

400
La guerra por las zonas post FARC

Zonas post FARC


Las FARC tenían presencia histórica en 242 municipios de los 1.122 que
tiene el país; es decir, en cerca del 22 % del total del país. En el traslado
de las tropas hacia las veintiséis veredas dispuestas para el proceso de
dejación de armas y reincorporación a la vida civil, el grupo insurgente
abandonó más del 98 % del territorio que ocupaba.
A cuatro meses de la firma del acuerdo, el panorama no es muy
alentador. En varios municipios otros grupos armados organizados han
ocupado o están en proceso de ocupar los espacios dejados por las
FARC, las estructuras criminales herederas del paramilitarismo han
aumentado su espectro de acción llegando a lugares a los que
anteriormente no hubiera sido posible acceder, el aumento de la
“anarquía criminal” recorre la geografía antaño controlada por las FARC
y, en general, parece que el repliegue del grupo insurgente ha dejado
“vacíos” que en teoría debían ser ocupados por las instituciones del
Estado, pero que en la realidad se están reconfigurando a partir del
ejercicio de la violencia como mecanismo de coacción por parte de los
grupos mencionados.
Dicha expansión criminal no es algo inesperado en el postconflicto.
La presencia de economías ilegales y la existencia de organizaciones
criminales permitían prever que los retos en materia de seguridad no
serían fáciles. Estas transformaciones en las dinámicas económicas y
políticas en el interior del país, sin duda tendrán sus efectos sobre el
subsistema fronterizo colombiano. Muchas de las zonas post FARC han
sido durante mucho tiempo los centros de producción de mercancías
ilegales, que terminan circulando a través del sistema fronterizo
latinoamericano y global, ya sea pasta base de coca, cocaína, o minería
ilegal, entre otros.
En realidad las FARC nunca ejercieron dominio de un mercado ilegal
de forma monopólica, por ejemplo, en el de la droga; como se vio antes,
controlaban la primera y segunda parte de la cadena, es decir, los
cultivos de hoja de coca y el procesamiento de la pasta base, pero los
restantes nodos de la cadena eran controlados por otros actores; como
los laboratorios, el “carreteo” o la exportación. Esto significa que esos

401
Anexo

otros actores no gustan del Proceso de Paz, pues les desestabiliza el


mercado y tenderán a coparlo o renegociar con otros actores ilegales que
tengan la capacidad de cooptarlo.
También han sido zonas receptoras de bienes del mercado negro entre
los que se destacan armas y municiones, material de guerra y productos
de contrabando que cubren una parte de la manutención de los ejércitos
irregulares. La importante tradición en materia de crimen organizado
que tienen los grupos armados organizados, herederos del
paramilitarismo y los grandes carteles del narcotráfico, permite inferir
que se adaptarán a las nuevas condiciones que implica la
reincorporación de las FARC, con el fin de apropiarse de la economía de
guerra que manejaba esta insurgencia y así conservar o aumentar sus
rentas. Por su parte, el ELN buscará incrementar su rango de influencia
política y las fuentes de financiación de su economía de guerra.
Así mismo, muchas de estas zonas de frontera comparten las
condiciones de marginalidad y abandono estatal que han sufrido los
municipios que van a ser priorizados durante el postconflicto. Las zonas
de colonización tardía han sido el contexto en el que han emergido los
grupos insurgentes como una respuesta a la precariedad económica, la
ausencia de oportunidades y la falta de una presencia estatal con
diferentes instituciones que garanticen derechos elementales como
seguridad, educación, salud e igualdad, entre otros. Como se verá a
continuación, la ocupación de varios territorios post FARC sucede en
municipios ubicados en departamentos fronterizos, bien sea terrestres
como Nariño, Chocó, Arauca y Norte de Santander, o marítimos como la
región del Urabá Antioqueño y la cuenca del Pacífico.
El siguiente mapa muestra los 242 municipios con presencia de las
FARC, discriminados entre los que tienen actividad de economías
criminales y los que no. El dato es diciente, de los 242 municipios con
presencia de las FARC, en 171 está en funcionamiento algún tipo de
actividad económica ilegal. Las partes rojas del mapa permiten observar
que varias de las fronteras son espacios que tras la salida de las FARC,
son susceptibles de sufrir la llegada de estructuras criminales interesadas

402
La guerra por las zonas post FARC

en la minería ilegal, el narcotráfico, el contrabando y la trata de


personas.

242 municipios con presencia de las FARC y economías ilegales

Nótese las zonas de frontera, principalmente el corredor del océano


Pacífico y la frontera con Venezuela. Por otro lado, el siguiente mapa
muestra la presencia de grupos armados ilegales en los mismos 242
municipios hasta antes de que las FARC comenzaran el proceso de
concentración.

242 municipios con presencia de las FARC, ELN y Bacrim

403
Anexo

Nuevamente, las zonas de frontera, principalmente el corredor


Pacífico mostraba una situación criminal complicada para el
postconflicto. Hoy, meses después de la firma de los Acuerdos de Paz la
situación es compleja.
Es innegable la reducción de acciones violentas, homicidios y
desplazamientos en varias zonas del país donde la confrontación armada
marcaba la vida diaria. Tal vez el norte del departamento del Cauca sea
un buen ejemplo, allí, de los hostigamientos y campos minados por
doquier sólo queda el recuerdo. Sin embargo, sobre regiones como el

404
La guerra por las zonas post FARC

Pacífico colombiano o el Bajo Cauca antioqueño se produce una


ocupación silenciosa de otros actores criminales.
La Fundación Paz & Reconciliación, en su informe “En qué están los
territorios que dejan las FARC: estado de las zonas de concentración y
las agresiones a líderes sociales”, del 31 de enero de este año, llamó la
atención sobre la precaria situación en la que se encuentran la mayoría
de las Zonas Veredales Transitorias de Normalización ( ZVTN), y sobre
las dinámicas que se han venido configurando en las denominadas zonas
post FARC. Según este informe, hasta la fecha existen cinco tipos de
zonas post FARC:

• Zonas con ocupación o expansión del ELN.


• Zonas con ocupación o expansión de grupos armados
organizados.
• Zonas de presencia de las disidencias de las FARC.
• Zonas de anarquía criminal.
• Zonas en proceso de consolidación estatal.

En el sur de Córdoba, por ejemplo, los territorios donde las FARC


hacían presencia fueron ocupados el Clan del Golfo, antiguos Urabeños,
particularmente en los municipios de Puerto Libertador y Tierralta. En
Norte de Santander, se conoció de la difusión de panfletos amenazantes
y del asesinato de varios líderes sociales.
En el norte del Guaviare, fue señalada la existencia de una disidencia
de las FARC que en el pasado mes aumentó de forma significativa las
extorsiones. Incluso, varias obras públicas rurales están detenidas debido
a este hecho. Por otra parte, la comunidad denunció la incursión de lo
que denominan “grupos derivados del paramilitarismo”; sin embargo,
esta información no ha sido confirmada por las autoridades. En
Cartagena del Chairá, en la medida en que las FARC se movilizaban
hacia las ZVTN, se dio un aumento significativo de la anarquía criminal.
En Tumaco, la situación ha sido particularmente grave. Los
miembros disidentes de las FARC, el Clan del Golfo y el grupo Nuevo
Orden, asociado a la disidencia, hacen fuerte presencia en el territorio.

405
Anexo

Sin embargo, vale la pena mencionar que de este último grupo, hace
algunas semanas se desmovilizó al menos el 50 % de su estructura.
Durante el primer mes de 2017 fueron desplazadas más de cien familias,
y otro centenar tiene restricciones para conseguir sus alimentos y bienes
de uso cotidiano, debido al desplazamiento de los propietarios de los
establecimientos que vendían estos productos.
En Antioquia, se habla de la presencia y expansión del Clan del
Golfo y de los Pachelly, una estructura criminal perteneciente a la
Oficina de Envigado. Estos grupos se han asociado para apoderarse de
las rutas del narcotráfico. En Cauca, territorio históricamente dominado
por las FARC, se conoció de la presencia de Autodefensas Unidas de
Colombia y de las Águilas Negras. Además, se tuvieron noticias de la
presencia del ELN en el municipio de Buenos Aires.
Para el caso del sur del Tolima, previo al plebiscito del 2 de octubre
de 2016, circularon panfletos alusivos a las Autodefensas Unidas de
Colombia. A su vez, las autoridades han manifestado su preocupación
por el aumento de la anarquía criminal.
La información que se presenta a continuación constituye una
actualización de lo que está sucediendo en las regiones y municipios que
antes ocupaban las FARC. En muchas de las regiones se han identificado
distintos tipos de zonas post FARC que han generado, en la mayoría de
los casos, abiertas confrontaciones y, en algunos otros, alianzas
inesperadas.
La siguiente tabla muestra la información recogida en los últimos meses.
1. Antioquia

Bajo Cauca

406
La guerra por las zonas post FARC

• En el Bajo Cauca Antioqueño, existe una expansión acelerada


del Clan del Golfo, al mando de alias Montero, quien obedece
a la cadena de mando de alias Gavilán, jefe de la zona norte
del país, además de la alianza con el cartel de Sinaloa-Los
Zetas, ha copado totalmente los terrenos en donde hubo
presencia de las FARC, así

haya presencia del ELN, con quienes se sospecha hay alianzas


para sacar réditos de las actividades ilegales.
• En los municipios de Nechí, vereda Las Flores, y Tarazá, en
las veredas que limitan con Tierralta y Ayapel, en Córdoba, e
Ituango en Antioquia, el ELN ha venido copando algunos
espacios en los que las FARC venía ejerciendo control
territorial.
• En Zaragoza existe información de la expansión del grupo
armado organizado La Nueva Generación, proveniente de
Segovia y Remedios por el control de la comercialización de
la coca.
Norte y Nordeste

Segovia
• Las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC), o Clan del
Golfo, en alianza con un grupo conocido como Héroes del
Nordeste –desmovilizados de las AUC–, se están acercando a
las veredas Mina Nueva, Rancho Quemado y Carrizal que
controlaba las FARC, y están obligando a los mineros a
tributarles y, por medio del “voz a voz”, han advertido a la
comunidad que ellos son el nuevo orden a establecerse.
• Se conoce de una guerra abierta entre Autodefensas Gaitanistas

407
Anexo

de Colombia (AGC), y La Nueva Generación (LNG), por el


control del casco urbano donde se produce la renta en el
tráfico de droga. En lo que va de 2017 han circulado tres
panfletos firmados por LNG y en uno de ellos advierten que
tienen veinte granadas para atentar contra los colaboradores de
las ACG. Igualmente, en 2017 han estallado tres granadas. La
última fue el 6 de febrero y sus objetivos son supuestos
colaboradores de los Gaitanistas (Clan del Golfo). El casco
urbano de este municipio está en poder de LNG, mientras que
la zona rural sería de control Gaitanista. El 9 de febrero en la
vereda Campoalegre fue asesinado un menor de edad acusado
de pertenecer a LNG, y otra persona fue asesinada en una
vereda cercana.

• Estos dos grupos han manifestado una suerte de sentencia


dentro de la población –también por medio del “voz a voz”–,
en la que advierten que atacarán a los hombres de las FARC
que arriben a Segovia. Al parecer esta misma sentencia fue
emitida en el municipio de Remedios.
• El pasado 09 de abril, en un lugar conocido por la comunidad
como El Rastrojito, cerca al Resguardo Indígena Tagual-La
Pó y a la vereda Las Guaguas, se conoció de la presencia de
hombres vestidos con prendas negras que portaban armas
largas –fusiles y subametralladoras– mientras recorrían el
lugar para “informar” a la población campesina su obligación
de pagar sumas de dinero de acuerdo a la posesión de tierras.
A esta denuncia se suma la ocupación por parte de
campesinos de unas tierras que “pertenecían” al jefe
paramilitar Vicente Castaño, situación que según fuentes
locales, pone a sus ocupantes en riesgo permanente.
Anorí

• Durante los últimos cinco meses de 2016 el Frente 36, al

408
La guerra por las zonas post FARC

mando de alias Anderson, estuvo concentrado en la vereda El


Carmín, a tres horas de Anorí. De acuerdo a información de
terreno e informes de inteligencia, es dominio del Comando
Héroes de Anorí del ELN, razón por la cual fue establecida la
zona de normalización en la vereda La Plancha.
• En la vereda La Vianca, se tiene información de la presencia
de integrantes del Clan del Golfo que han entrado a controlar
el impuesto sobre el negocio de la coca, y en la vereda Anorí
Dos Bocas, en límites con Zaragoza, a siete horas de distancia
desde el casco urbano de Anorí, se han apropiado del negocio
que antes controlaban las FARC, al igual que la minería
ilegal.
• En la zona de Dos Bocas, territorio minero y de cultivo de
coca, las Autodefensas Gaitanistas de Colombia están
buscando cooptar el espacio dejado por las FARC. Según
denuncia la comunidad, al sector conocido como Los Trozos
arribaron dos embarcaciones que

contenían un promedio de ochenta hombres que se


identificaron como AGC, hicieron retenes a los campesinos y
advirtieron que llegaban para tomar el control territorial ahora
que las FARC se retiraban, haciendo énfasis en que no eran
los mismos “paramilitares” de antes. No obstante, la
comunidad teme porque presiente que las AGC manejan ese
discurso debido a que las FARC aún conservan las armas,
pero cuando la guerrilla haga la dejación del armamento la
actitud va a cambiar y el campesinado va a ser la víctima.
• Las bases sociales que antaño eran influenciadas por las
FARC ahora están acudiendo al ELN para que regule o frene
la incursión “paramilitar” en el territorio. De acuerdo con
información de la Fuerza Pública, esta guerrilla está
creciendo vertiginosamente en el sector, sin embargo la
población asegura que el crecimiento no es tal.
Ituango

409
Anexo

• Diferentes fuentes y autoridades confirman que hay presencia


de estructuras criminales del Clan del Golfo y Pachelly, de
Bello, en las veredas Santa Ana, Bajo Inglés y Pascuitá y en
el corregimiento de Santa Rita. Los Pachelly, estructura
criminal que pertenece a la Oficina de Envigado, compró una
franquicia en alianza con el Clan del Golfo, para el control de
las rutas y producción de coca en esta región.
• El domingo 29 de enero, quince personas salieron por
amenazas del Clan del Golfo. Según fuentes de terreno, se
presume que trece personas más podrían salir del municipio
luego de recibir amenazas por parte de la organización
criminal.
• Algunos líderes sociales denuncian que, en Pascuitá, el Clan
del Golfo reunió a la comunidad el jueves 12 de enero de
2017. Le comunicó que “… ellos serán quienes controlarán la
seguridad, cobrarán el impuesto de peso por la base de coca
que controlaba las FARC, y las reglas para la movilización
seguirán como las imponían las FARC: entre las 6:00 de la
tarde y las 5:00 de la mañana no podrá movilizarse nadie”,
informó una fuente de las FARC.

Briceño

• El Clan del Golfo incursionó en Briceño desde finales de


2015. En las veredas Las Auras, Los Sauces y La América, en
2016 se presentaron varios homicidios y el desplazamiento
forzado de algunas familias. Para ingresar a la vereda El
Orejón debe cruzarse por La América, lo cual genera un
riesgo para la población (Defensoría del Pueblo, 2016).
• La minería ilegal y la compra de base de coca ha vuelto a
Briceño un municipio atractivo para la incursión de los

410
La guerra por las zonas post FARC

Urabeños (Clan del Golfo), quienes han incursionado en el


negocio vendiendo la idea de sustituir las matas de coca
autóctonas por una variedad peruana, la que les facilita tener
una “raspa” cada dos meses, volviendo más rentable el
negocio, con un precio fijo por kilo de $ 1.000.000 y $100 mil
de impuesto de gramaje, a precios de 2016. En comparación
con el Bajo Cauca, en donde el kilo se compra a $ 2.000.000,
se da por el número de “raspas” en el año.
Dabeiba

• En las veredas de Camparrusia y Urama se tiene


conocimiento de la presencia del Clan del Golfo. Este grupo
armado organizado está controlando el negocio de la coca.
Vigía del Fuerte

• Se denuncia que sobre el río Atrato –tránsito obligado de los


habitantes y ruta comercial de la zona–, se han incrementado los
atracos, las extorsiones y la inseguridad, es decir, existe aumento
en la anarquía criminal. Incluso se habla del tránsito de un
mercado de armas ante la ausencia del control del Estado
(Gobernación de Antioquia).

Remedios

411
Anexo

• En la vereda Panamá Nueve, en el caserío de Mina Nueva, se


conoció del estallido de un petardo en horas de la madrugada
del día 5 de abril al interior de un local comercial llamado
Bombillo Rojo. El atentado no dejó personas muertas o
heridas. Aunque no se ha establecido el autor del atentado,
algunas personas de la comunidad afirman que este hecho
tiene relación con una serie de amenazas realizadas por
grupos armados organizados, posiblemente paramilitares, a
personas pertenecientes a organizaciones mineras que
impulsan procesos de defensa del territorio y de
formalización de la pequeña minería.
• El 23 de marzo, en la vereda Panamá Nueve, tuvo lugar el
asesinato del campesino y mototaxista Hernán Guillermo
Villa, por parte de las Fuerzas Militares. Según estas últimas,
Villa hacía parte de la guerrilla del ELN; sin embargo, según
fuentes locales, el mototaxista era habitante de la vereda y no
tenía relación con el grupo guerrillero. Ya se han iniciado
acciones judiciales para esclarecer los hechos.
2. Arauca

• Hasta el momento el ELN se habría encargado de ejercer el


control territorial en las zonas dejadas por las FARC.
• Según denuncias de los pobladores, es significativo el
aumento de la anarquía criminal en los municipios de Tame,
Fortul y Arauquita.
3. Cauca

• En los municipios del norte del Cauca, y en especial donde se

412
La guerra por las zonas post FARC

encuentran ubicadas las zonas veredales de normalización, se


vienen presentando amenazas contra comunidades indígenas,
afro, campesinas y líderes del movimiento social y político
Marcha Patriótica por estructuras criminales que se
identifican como Águilas Negras. De igual forma, en la zona
hay panfletos y grafitis alusivos a las AUC.

• Según la población, el ELN hace presencia en el municipio de


Buenos Aires, corredor histórico hacia el Pacífico caucano.
En el último año han aparecido grafitis y mensajes de este
grupo en los municipios de Corinto y Santander de Quilichao.
• En el municipio de Santander de Quilichao, han aparecido
panfletos amenazantes contra líderes indígenas, afros,
campesinos, mujeres e, incluso, profesores de la Universidad
del Cauca con sede en el municipio. Estos panfletos han sido
firmados por el grupo Águilas Negras.
• En la zona montañosa de Caloto y Santander de Quilichao, ha
aumentado la presencia de la Fuerza Pública (Policía y
Ejército), al parecer con el interés de desmantelar los
laboratorios dedicados a la producción de estupefacientes.
• En el municipio de Caloto se conoce de amenazas contra líderes
indígenas y campesinos. En días pasados fue dejada bajo la
puerta de la casa de uno de los líderes indígenas un panfleto
en el que amenazaban al gobernador principal del resguardo
de Huellas-Caloto y a otros miembros de la directiva del
cabildo. Dicho panfleto contenía insignias de las Águilas
Negras.

De igual forma, líderes campesinos manifestaron haber recibido


mensajes amenazantes donde les manifestaban tenerlos
individualizados y les daban 48 horas para abandonar el municipio, sin
embargo, no se identificaban como miembros de determinado grupo.

413
Anexo

Lo que más preocupa a los líderes de la zona es que en días anteriores


fue asesinado un hombre que había sido amenazado mediante panfleto
por las Águilas Negras y las AUC.

• En el municipio de Miranda se han presentado amenazas contra


líderes indígenas, campesinos y presidentes de las Juntas de
Acción Comunal (JAC), mediante llamadas en las que los
extorsionistas se hacen pasar por comandantes de las FARC.
Sin embargo, el comandante del Punto Transitorio de
Normalización Dagoberto Ortiz, ubicado en la vereda
Monterredondo, envió una carta en la que niega cualquier
vínculo de las FARC con estos hechos. Por otra

parte, se conoce de la aparición de panfletos amenazantes


firmados por la estructura criminal de las Águilas Negras.
• En el municipio de Corinto, se conoce de la aparición de
propaganda alusiva al EPL, sumado a ello se han presentado
asesinatos de miembros de la seguridad campesina y del
movimiento social y político Marcha Patriótica, aunque no han
logrado esclarecer la responsabilidad sobre estos hechos.
• La organización campesina denunció que el día 6 de abril del
año en curso, miembros de la Policía y el Ejército destruyeron
uno de los puntos de control de la seguridad campesina.
• En el municipio de Toribío aparecen grafitis alusivos al EPL y el
ELN, pese a que no se ha reportado como tal la presencia de
estos grupos; líderes comunitarios aseguraron que en las
últimas semanas se han visto personas armadas que portaban
insignias del EPL, lo cual motivó a que se realizara una
asamblea con la finalidad de estudiar la situación y definir las
acciones a seguir, retomando los puntos de control territorial
que realiza la guardia indígena.

414
La guerra por las zonas post FARC

Además, se denunció que los presidentes de las JAC y los


comerciantes estaban recibiendo llamadas extorsivas y de exigencias de
apoyo al accionar del ELN en la zona; sin embargo, no se atreven a
establecer con exactitud que realmente se trate de este grupo armado, ya
que también han recibido llamadas de un nuevo actor que se auto-
reconoce como Grupo Patria Grande Ejército del Pueblo.
4. Caquetá

• Las FARC-EP habían hecho presencia en la zona a través de


la Columna Móvil Teófilo Forero, el Comando Especial de
Milicias Felipe Rincón, la columna Yesid Ortiz, el Bloque
Sur y el Bloque Oriental, los frentes 14 y 15 y el Frente
Combatientes del Yarí (Cuéllar Pérez, 2012).
• Se evidencia un aumento de la anarquía criminal, y un
descontento generalizado en la comunidad. No se tiene
información que

confirme si quienes delinquen son nuevos grupos, o hacen


parte de las organizaciones armadas ilegales ya existentes
como las Águilas Negras. La situación más crítica se presenta
en los municipios de San Vicente, Montañita y Puerto Rico.
En este último se han presentado atentados a la Alcaldía; y en
Montañita, varios encapuchados se presentaron como las
Águilas Negras.
• Una nueva estructura criminal que se identifica como Nueva
Orteguaza hace presencia en los municipios de Cartagena del
Chairá y Paujil, y tiene el control sobre el mercado de pasta
base.
• Pasada la X Conferencia Nacional Guerrillera, realizada entre
el 17 y el 23 de septiembre de 2016 se presenta una disidencia,
encabezada por Wilson Peña Maje, alias Alexander Mojoso,
de quien se afirma, estaría buscando respaldo de los

415
Anexo

narcotraficantes. Esta es la única disidencia que se conoce en


el municipio, y aunque se especula que alias Mojoso reúne un
grupo de cerca de treinta personas, este es un dato sobre el
que no se tiene certeza.
• El 11 de enero, entre la disidencia al mando de alias Mojoso,
y miembros de la columna móvil de Teófilo Forero hubo un
enfrentamiento armado donde murieron dos combatientes.
Este hecho constituye una violación del cese al fuego. Este
municipio cuenta con un Punto Transitorio de Normalización,
ubicado en la vereda Miravalle de la Inspección de Guayabal.
• La comunidad denuncia la incursión de lo que ellos
denominan estructuras criminales derivadas del
paramilitarismo. Aunque algunas autoridades no confirman
aún la presencia de estos grupos en el territorio, la Defensoría
del Pueblo, regional Caquetá, reconoce que se ha identificado
la presencia de hombres vestidos de negro y armados,
pertenecientes a grupos delincuenciales.
• En San Vicente del Caguán y Cartagena del Chairá se tiene
conocimiento de presencia de los grupos Nuevo Renacer,
AUC y Águilas Negras. La Defensoría del Pueblo, regional
de Caquetá reconoce que se ha identificado la presencia de
hombres vestidos de negro y armados pertenecientes a grupos
delincuenciales en San Vicente del Caguán.

• Igualmente, existe un aumento significativo de la anarquía


criminal en ambos municipios, tanto en la zona urbana como
en la rural, siendo el caso más crítico el de San Vicente donde
se han presentado varias denuncias por robos, abigeato y en
general aumento de los índices de inseguridad.
• En Cartagena del Chairá, a medida que las compañías del
Bloque Sur, el Frente 63 y comisiones del Frente 15, así como
el Frente 14 de las FARC se desplazan hacia las ZTVN,
fuentes consultadas manifiestan que se ha aumentado la
delincuencia, el abigeato y el hurto.
5. Norte de Santander

416
La guerra por las zonas post FARC

• La circulación de panfletos amenazantes y el asesinato de varios


líderes sociales, alertan sobre la presencia de estructuras
criminales que las comunidades identifican como estructuras
paramilitares.
• Los cultivos de coca están aumentando en toda la región.
Muestra de esto es que, según el informe de la Oficina de las
Naciones Unidas para la Droga y el Delito (UNDOC), en el
año 2015 en Catatumbo había sembradas 11.560 hectáreas de
coca, lo que supone un incremento de 4.606 hectáreas con
respecto al año 2014.
Región del Catatumbo

• En las últimas semanas se ha hablado de la aparición de hombres


armados que se presentaron como paramilitares, propiamente
integrantes de las AUC. Este fenómeno tuvo lugar a partir del
10 de febrero del año en curso. La noticia se difundió durante
los siguientes ocho días. Pero luego de eso, no se han recibido
nuevas denuncias acerca del caso.
• Al respecto, la Fundación Paz & Reconciliación encontró
diferentes versiones que mantienen la incertidumbre sobre la
proveniencia de este grupo.

• Funcionarios públicos y sociedad civil –líderes sociales–


afirman que los dos grupos que ahora tienen control en la
región –ELN y EPL– no permitirían la incursión de nuevos
grupos a la zona
• Se afirma también la existencia de pequeños grupos armados,
locales o “criollos”, que hacen presencia en el casco urbano y
veredas aledañas en el municipio de Tibú. No obstante, estos

417
Anexo

centran su interés en el negocio del narcotráfico y el


contrabando, y no tienen interés de exterminio político. Por el
contrario, requieren de pactos con el ELN y el EPL para
continuar con el negocio.
• Se dice que el EPL es un grupo desorganizado y sin criterio
político para actuar; constantemente amedrenta a la población
sobre la cual afirma que es informante del Ejército. No se
descarta que las amenazas provengan de este grupo, que
mantiene la preocupación del copamiento del territorio por
parte de las Fuerzas Armadas para labores de inteligencia,
erradicación forzada y lucha contra grupos armados ilegales.
Así mismo, el EPL se ha mostrado inconforme con la
implementación del acuerdo sobre narcotráfico al que
llegaron las FARC con el gobierno.
• Líderes sociales y funcionarios públicos afirman que se trata
de estrategias de un grupo político, en particular para llamar
la atención de las autoridades y de la opinión pública.
Afirman que el EPL actúa de manera voluntariosa en la
región y es posible que incurran en este tipo de prácticas.

6. Sur de Córdoba

• En esta región se tiene conocimiento de la presencia del grupo


Autodefensas Gaitanistas de Colombia (Clan del Golfo),
específicamente en el Parque Natural Paramillo. El domingo
12 de febrero fue distribuido un panfleto amenazante dirigido
a “colaboradores de las FARC” en general, declarando como
objetivo militar a cuatro líderes de la Marcha Patriótica. Este
libelo fue distribuido en los municipios de Tierralta y Puerto
Libertador.

• En el corregimiento de El Brillante, municipio de Puerto


Libertador, tuvo lugar el pasado 6 de febrero un
enfrentamiento entre el Ejército Nacional y miembros

418
La guerra por las zonas post FARC

reincidentes de las autodefensas bajo el mando Deivis Johan


Barragán Blanco, alias de Cobra 2, quien cayó en el
operativo. Dos miembros de la Fuerza Pública también
resultaron abatidos en el enfrentamiento. En la zona urbana
los pobladores dicen que las represalias por la muerte de
Cobra 2 llegarán pronto, se prevén atentados,
enfrentamientos, asesinatos selectivos o paro armado.
7. Meta

Mesetas

• En este municipio la población denuncia un incremento


significativo de anarquía criminal, situación que, según ellos,
viene de Villavicencio y Granada.
• Se fortalece la presencia de disidentes de las FARC. Según
pobladores, son ellos quienes han quemado los dos camiones
lecheros durante el mes de abril y marzo y, además, son
responsables de los tres asesinatos que se presentaron en
estos meses.
• El 2 de abril, en pleno casco urbano del municipio, fue
asesinado Elber Buitrago, presidente de la Junta de Acción
Comunal de la vereda Buenos Aires, lugar donde se ubica la
ZVTN.
• Desde el 3 al 5 de abril los campesinos apoyados por algunos
líderes políticos del municipio, decidieron bloquear la
carretera para protestar por los homicidios que se han
presentado desde la implementación de los Acuerdos de Paz.
• El 5 de marzo asesinan a dos sindicalistas hermanos, Ángela

419
Anexo

y José Antonio Anzola. La primera en la vereda Alto


Gobernador y el segundo en la vereda Buenos Aires. Según
fuentes locales, estos crímenes habrían sido perpetrados por
la disidencia de las FARC. Ambos hermanos eran militantes
del Partido Comunista y eran

beneficiarios de uno de los proyectos conjuntos entre la


organización Cumbre Agraria y el Ministerio de Agricultura.
• Según líderes sociales, durante el mes de marzo y abril, la
disidencia de las FARC incinera dos camiones de leche de
una asociación lechera del municipio, al parecer por no pagar
extorsiones. Los camiones hacen parte de dos asociaciones:
Agrolecheros y AltoMacarena.
Vista Hermosa

• Se denuncia un aumento de la anarquía criminal que


principalmente se manifiesta a través de robos y extorsiones.
• Se identifican casos de reclutamiento forzado de menores en el
sur del municipio, al parecer en la vereda Cooperativa, vereda
históricamente ocupada por las FARC y actual ZVTN. Al
parecer, los responsables de reclutamiento forzado pertenecen
al grupo de disidentes de las FARC que hacen presencia en el
sur del Meta y Guaviare.
• Existen denuncias de que, ante la salida de las FARC de las
zonas fronterizas con los Parques Nacionales Naturales
Tinigua y La Macarena, más específicamente, en los
municipios de La Uribe, Vistahermosa y La Macarena, ha
aumentado significativamente la deforestación, que antes era
controlada por las FARC, esto al parecer ha sido para la
ampliación de la frontera agrícola y la siembra de pastos para
la ganadería, pero ha incidido también en el aumento de los
cultivos de coca.
Puerto Rico

420
La guerra por las zonas post FARC

• Según fuentes locales, las casas chanceras de Consuerte


continúan cerradas después de casi un mes, por negarse a
pagar la extorsión exigida por la disidencia de las FARC al
mando de alias John 25, quien al parecer entra continuamente
al municipio sin ningún tipo de restricción.
• En veredas como La Reforma, Nueva Colombia, La Tigra, El
Charcón y La Esperanza, la Fuerza Pública ha tenido
enfrentamientos en

donde vulnera los derechos de los campesinos que ponen


resistencia a la erradicación de cultivos de coca, hasta que el
gobierno no implemente el punto 4º de los Acuerdos de Paz,
como está establecido.
• Por otra parte, se conoce de una orden de extinción de
dominio dirigida a pobladores de parques naturales, situación
que ha generado conflictos entre instituciones y sociedad
civil.
8. Sur del Tolima

• Han circulado panfletos y amenazas contra líderes sociales de


la zona. El 2 de octubre, previo a la refrendación del plebiscito,
aparecieron panfletos amenazantes en el corregimiento de
Gaitania y Bilbao, firmados por las AUC.
• Se han reportado atracos por parte de personas encapuchadas en
las vías que comunican a Chaparral con Ataco y Rioblanco.
Estos hechos alertan sobre la presencia de bandas dedicadas a
crímenes como hurtos, extorsiones y atracos armados, entre
otros.
• Funcionarios de las entidades municipales manifiestan su
preocupación por el aumento de riñas, robos, asaltos, consumo

421
Anexo

de drogas, entre otros, con ocasión del desmantelamiento


progresivo de la presencia de las FARC en el territorio.
• En los municipios de Ataco y Rioblanco, han circulado panfletos
firmados por el ELN en los que se amenaza de muerte a
ladrones, expendedores y consumidores de estupefacientes, así
como a trabajadoras sexuales. Estos comunicados emitidos
presuntamente por “La Compañía Ernesto Ché Guevara”,
inexistente en la zona, fueron puestos en circulación a finales
del mes de febrero. Se presume que estas acciones manifiestan
el disentir, por parte de algunos sectores de la comunidad, ante
la situación de inseguridad y de “descomposición social” que
significan los robos y el consumo de estupefacientes.

• La situación de anarquía criminal sigue vigente debido a los


sucesos de robo y extorsión que se vienen presentando en los
municipios del sur del Tolima. En Chaparral, un grupo de
delincuentes fue

capturado por extorsionar una empresa lechera de la región;


estos sujetos actuaban a nombre de la compañía de finanzas
Héroes de Marquetalia de las FARC, no obstante, es de
aclarar que esto no constituye una disidencia de ese grupo
armado.
• En este mismo municipio, para el mes de febrero, a la
Alcaldía Municipal le fue hurtada una volqueta del
parqueadero donde son guardados estos automotores. Por otra
parte, en ese mismo mes se registró un hecho de intolerancia
contra una líder y mujer transgénero, de la comunidad LGBTI
chaparraluna: fue asesinada en zona rural del municipio y su
cuerpo mostraba signos de violencia física y sexual.
• En Planadas, se han registrado asesinatos en el casco urbano e
intentos de robo a establecimientos comerciales, igualmente es
evidente el crecimiento de la delincuencia común que opera
con el atraco a mano armada, y con el asalto a las viviendas
del casco urbano. Es de recordar que el año pasado en este
mismo municipio se produjo una serie de asaltos al Banco

422
La guerra por las zonas post FARC

Agrario.
• Los intentos por recuperación estatal, mediante la llegada de
la Fuerza Pública se han podido constatar en distintos centros
poblados: en Herrera, desde el año pasado se estableció una
estación de Policía; el corregimiento de Bilbao, luego de estar
más de dos décadas sin la presencia de Policía, vuelve a
contar con una estación de Policía; por su parte, la Fuerza de
Tarea Zeus viene adelantando operativos en las zonas rurales,
dejadas por la guerrilla de las FARC, para evitar cualquier
brote de criminalidad.
9. Nariño

Tumaco

• Existe una disidencia de las FARC, que, durante el año 2016,


estuvo al mando de alias Don Y, quien fue dado de baja
presuntamente por miembros del Frente Daniel Aldana de las
FARC en el mes

de noviembre. Según fuentes locales, Don Y era el


comandante de Nueva Orden, estructura criminal que tiene
presencia en la región.
• La estructura criminal Gente de Orden, o Nuevo Orden,
estaría conformada principalmente por jóvenes
afrodescendientes, y se estima que son aproximadamente
trescientas personas que están ubicadas en barrios de las
comunas 5, 4 y 2 ,y con menor presencia en las comunas 1 y
3. Serían milicianos disidentes de las FARC que conformaban

423
Anexo

su red urbana y realizaban acciones de extorsión a


comerciantes.
• El 5 de enero de 2017, aparece una carta dirigida a la
alcaldesa de San Andrés de Tumaco, Emilsen Angulo, en la
cual “… jóvenes militantes de las FARC-EP”, solicitan ser
tenidos en cuenta en el proceso de dejación de armas y
reincorporación a la vida civil, ya que, en principio, por
“temor y dudas” no se acogieron al mismo. Además, señalan
que están siendo juzgados como delincuentes por delitos que
están cometiendo unos pocos. Hasta el momento, no han
planteado ninguna forma de proceder frente a este caso.
• El Clan del Golfo hace presencia en la parte norte, en límites
con el municipio de Pizarro y sobre las márgenes del río Mira.
• Información suministrada por la Personería Municipal,
reporta que en lo corrido de 2017 han sido desplazadas 107
familias en la cabecera de Tumaco y se espera que el número
de familias afectadas aumente, una vez se consoliden los
censos de las familias ubicadas en las zonas rurales de
Tumaco, Francisco Pizarro y de Mosquera.
• En la vereda Pital de Tumaco, 120 personas padecen
restricciones de acceso de alimentos y otros bienes de uso
cotidiano, pues los establecimientos de venta de víveres y
abarrotes se encuentran cerrados por el desplazamiento de los
propietarios.
• Miembros de comunidades rurales como Pital, Playón, Cevito
y El Firme, y líderes guerrilleros han indicado la presencia de
grupos armados organizados en sitios cercanos a las zonas
veredales. Algunos han sido identificados como los Negritos
y los Urabeños. En territorios de consejos comunitarios que
antes estuvieron controlados

por la guerrilla, las comunidades afirman haber visto personas


pertenecientes a grupos de delincuencia común.
• El 27 de marzo se realizó el acto de desmovilización y
desarme de 117 ex milicianos o disidentes de las FARC, siete
de ellos menores de edad, pertenecientes al grupo Nueva

424
La guerra por las zonas post FARC

Orden, o Gente de Orden, comandado por Segundo Flavio


Camacho Aguiño, alias El Mocho, quien no se desmovilizó.
• Después de la entrega de armas, los desmovilizados fueron
llevados vía terrestre en un vehículo del Ejército hasta un
hotel en el sector del Morro, donde permanecieron cerca de
dos semanas, tiempo en que se realizó el proceso
administrativo y judicial para ser incluidos en el sistema de
desmovilizados y así poder iniciar la reincorporación a la vida
civil y acceder a los beneficios. El 7 de abril los jóvenes
volvieron a sus residencias, la mayoría en Humberto Manzi.
• Según líderes y organizaciones sociales que acompañaron el
proceso, aún quedan 150 jóvenes en la estructura criminal
Gente de Orden.
• Un par de días después de la desmovilización, soldados de la
Brigada Contra el Narcotráfico, Brigada Móvil No. 35, y la
Policía Nacional capturaron a alias El Mocho, en Tumaco. No
se conoce sobre la toma del mando por parte de otro
disidente, u otro actor armado a raíz de la captura de alias El
Mocho.
• Fuentes locales denuncian la presencia de supuestos
paramilitares en Salahonda, cabecera municipal de Francisco
Pizarro; Pital de la Costa, Bajo Mira, sobre la carretera
Tumaco-Pasto, en el barrio Once de Noviembre y
recientemente en Familias en Acción (comuna 5, zona
continental). Hasta el momento no se sabe de acciones de
estos grupos.
• El 7 de abril tuvo lugar un paro que se mantuvo de forma
permanente hasta el 11 del mismo mes. El paro dio inicio en el
sitio conocido como La Y, entrada a Candelillas, y luego se
concentró en La Variante, cerca de la ZVTN ubicada en la
vereda La playa. Cerca de doscientas personas cerraron la vía
protestando por la erradicación forzada de cultivos de coca
que ha venido realizando el Ejército.

• El cierre de la única vía terrestre que comunica al puerto con


el resto del país ha generado desabastecimiento de alimentos,

425
Anexo

combustibles y pérdidas en el sector comercial. Así mismo,


ha dado pie a que se generen otras manifestaciones; por
ejemplo, el día lunes 10 de abril un grupo de pescadores se
tomó el puente del Pindo, que comunica la isla central con la
zona continental, para protestar porque el bloqueo a la altura
de Espriella impidió que se pudieran transportar los productos
de mar hacia los municipios de La Sierra, afectando sus
negocios en temporada de Semana Santa.
Olaya Herrera

• Existe información del arribo del grupo armado organizado La


Empresa, que tenía su centro de operación en Buenaventura.
10. Valle del Cauca

Buenaventura

• En zona rural se tiene información desde la primera semana de


febrero de la presencia del Clan del Golfo.
11. Chocó

• En la comunidad afrodescendiente de Peña Azul, municipio


de Alto Baudó, se conoció de enfrentamientos entre
Autodefensas Gaitanistas de Colombia y el Ejército de

426
La guerra por las zonas post FARC

Liberación Nacional (ELN). Según la Defensoría Regional


del Pueblo, estos enfrentamientos han causado el
desplazamiento de familias hacia la población de Pie de Pató,
cabecera municipal. Adicional a esto, la Defensoría advierte
sobre el riesgo en el que se encuentran las personas que no
han podido huir de la zona de enfrentamientos y de las
comunidades vecinas: Boca de Apartadó, Boca de León,
Geandó, Punta Peña, Bacal, Amparrado, y Cocalito.

Conclusiones

• Buena parte de los territorios dejados por las FARC han sido
ocupados por grupos armados organizados, especialmente por
el Clan del Golfo, antiguos Urabeños. Este grupo tiene
presencia en los departamentos de Antioquia, Córdoba,
Nariño, Valle del Cauca y presuntamente en Cauca y
Caquetá.
• El ELN, por su parte, está copando algunos espacios dejados
por las FARC en los departamentos de Arauca, Norte de
Santander y Antioquia.
• Los grupos armados organizados son herederos de las antiguas
estructuras paramilitares. Según habitantes de la mayoría de
poblaciones copadas por el Clan del Golfo, las personas
actualmente al mando de este grupo fueron desmovilizados
del proceso de paz con los paramilitares, incluso, algunos
operan desde la cárcel. También hay información sobre jefes
de grupos armados organizados, que fueron paramilitares no
desmovilizados, este es el caso particular de Tumaco.

• Es urgente hacer frente a la situación de los territorios, mediante


la presencia de las diferentes instituciones estatales, con el fin
de garantizar el monopolio de la fuerza, la administración de
justicia y el debido proceso. No es suficiente reforzar la
Fuerza Pública, se debe construir o en algunos casos reforzar

427
Anexo

la institucionalidad.
• De los 281 municipios del postconflicto, treinta ya presentan
algún tipo de fenómeno de los descritos anteriormente, como
se ve en el siguiente mapa.
Municipios priorizados en el postconflicto versus nuevas dinámicas criminales

428
La edición e impresión de El subsistema fronterizo de Colombia: lugar
estratégico de los mercados ilegales terminó el día 15 del mes de noviembre de
2017
en los talleres de
Imagen Editorial en la ciudad de
Bogotá D. C., Colombia

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