La Colonizacion en Guatemala
La Colonizacion en Guatemala
La Colonizacion en Guatemala
La Época Colonial es un término que se refiere a la colonización del territorio guatemalteco y de sus
habitantes -indígenas- por representantes de los Reyes de España, como parte de su proceso de colonización
en América. La colonización va desde la Conquista de Guatemala en 1524 hasta la Independencia de
Guatemala en 1821.
Conquista de Guatemala
Los viajes de Cristóbal Colón -de 1492 a 1504- cambiaron los conceptos geográficos de la época. Los
europeos se sorprendieron ante al hallazgo de tierras y gente de cuya existencia no tenían conocimiento.
Colón tocó tierra americana por primera vez en 1492 Empero, para los habitantes del Nuevo Mundo, o de esa
“otra cuarta parte del mundo”, como dijo Américo Vespucio, la sorpresa debió haber sido mayor. Los
aborígenes de Guatemala no se encontraron cara a cara con los barbudos invasores, sino hasta tres décadas
después del primer viaje de Colón a Las Antillas. Sin embargo, ya tenían noticias de ellos, las cuales les
llegaron por medio de la embajada mexicana, enviada por el rey Moctezuma, y que, según el Memorial de
Sololá, llegó a Iximché en 1 Toh, del 16 año de su revolución -6 de julio de 1510- (Diccionario Histórico
Biográfico, 2004).
Cinco años después, en 1519, indica el mismo libro, “apareció la peste… Fue verdaderamente terrible el
número de muertos que hubo”. Es posible que haya sido una peste producida por gérmenes desconocidos
por los indios, que algún soldado español pudo haber llevado a Yucatán o Centroamérica, pues aventureros
españoles habían entrado en contacto con los indios de esas regiones desde los primeros años del siglo XVI
(Diccionario Histórico Biográfico, 2004).
Hernán Cortés, el conquistador de México, en carta enviada a Carlos V, en 1524, informaba que había
recibido la visita de más de 100 indios de las ciudades de Utatlán -Quiché- y Guatemala -cakchiquel-,
ofreciéndose como vasallos y súbditos del rey de España. Y que había enviado al capitán Pedro de Alvarado
a someter aquellas tierras (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).
Alvarado salió de la ciudad de México el 6 de diciembre de 1523, con un ejército de unos 420 soldados, de
caballería e infantería, provistos de mosquetes y pequeños cañones -falconetes-. Venían también 300 indios
tlaxcaltecas, como cargadores y auxiliares. El número de hombres era pequeño, pero los caballos, las armas
de fuego, las ballestas, las espadas y lanzas de acero aumentaban su poder ofensivo (Diccionario Histórico
Biográfico, 2004).
Al llegar a Soconusco, Alvarado envió indios mensajeros a los quichés y cakchiqueles, a quienes pedía que
se sometieran al Rey de España, pero no obtuvo respuesta. Cruzó el río Suchiate y se internó en las tierras
gobernadas por los quichés y tuvo los primeros contactos con éstos (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).
En Zapotitlán se libró la primera escaramuza. Alvarado traía indios mexicanos que conocían el territorio.
Guiado por ellos inició la difícil subida de la montaña, sin encontrar resistencia militar sino hasta en los Llanos
de El Pinal, donde se enfrentó con un fuerte ejército quiché. Aquí, dice Alvarado en carta enviada a Cortés,
murió en combate “uno de los cuatro señores de esta ciudad de Utatlán que venía por capitán general de toda
la tierra”. No lo mató él, pero debe ser éste el jefe indio que la leyenda convirtió en Tecún Umán (Diccionario
Histórico Biográfico, 2004).
Alvarado tomó Quetzaltenango y, tras algunos días de descanso, se enfrentó con otro ejército numeroso, el
cual también venció en los Llanos de Urbina. Siguió hasta la capital de los quichés, que sus huestes llamaban
Utatlán, y después de aprisionar a los Señores Oxib Queh y Beleheb Tzí, los hizo matar, y luego quemó la
ciudad (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).
Días después salió para Iximché, la capital de los cakchiqueles, cuyos reyes lo recibieron como aliado. Tras
un breve descanso siguió hacia el Lago de Atitlán, donde sometió a los tzutujiles. Después se dirigió a
Izquintlán, ciudad que destruyó. En el mes de julio volvió a Iximché, tras culminar la expedición que se
extendió hasta Cuscatlán -en El Salvador-, cuya conquista no pudo completar (Diccionario Histórico
Biográfico, 2004).
Pedro de Alvarado decidió fundar una ciudad de españoles, como hacían todos los capitanes al tomar tierras
de indios en nombre del Rey de España. No se construyeron edificios ni se distribuyeron solares. Sólo se
nombró un Ayuntamiento: alcaldes, regidores, alguacil, pregonero. Estos, a quienes se tomó juramento en
nombre de Dios y del Rey, celebraron su primer cabildo. La ciudad se llamó Santiago -del señor Santiago,
dice Alvarado en una carta a Cortés-. El asiento fue en Iximché, la capital de los cakchiqueles. Los vecinos
eran todos los soldados del ejército del conquistador. Esto ocurrió el 27 de julio de 1524 (Diccionario Histórico
Biográfico, 2004).
Con el correr de los años la ciudad tomó el nombre de Guatemala, y se asentó en otros lugares y con nuevos
vecinos. Alvarado no fue el único conquistador de Guatemala, ni su campaña la única que se llevó a cabo
para someter a los indios. Pasaron varios años y fue necesario el concurso de otros capitanes y soldados
para consumar la conquista. Por otro lado, se produjo una heroica rebelión de los cakchiqueles, la que
terminó con el ahorcamiento de sus reyes, entre ellos, al que se llamó Zinacán, el jefe cakchiquel que nunca
se rindió (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).
Pedro de Alvarado fue el iniciador de la conquista y por eso recibió después el nombramiento de Adelantado y
Capitán General de la Provincia de Guatemala, cuando ya esta provincia comprendía un territorio mayor que
el tenía en 1524 (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).
España era una monarquía y, por consiguiente, el Rey era su más alta autoridad. Lo era también de las
Indias, nombre que se dio a sus posesiones en América. Todas las leyes, ordenanzas, nombramientos,
acuerdos, se hacían en nombre del Rey (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).
En 1520, el Rey decidió crear, como órgano especial para la administración de las Indias, el Real y Supremo
Consejo de Indias, en el cual delegó su autoridad para el gobierno de los territorios del Nuevo Mundo. Las
Tierras descubiertas y conquistadas por España, en este lado del Océano Atlántico, se dividieron en
Virreinatos y Capitanías Generales. Fueron Virreinatos, la Nueva España –México- y Perú. Después, Nueva
Granada –Colombia- y La Plata -Argentina-. Guatemala, también llamada Reino de Guatemala, fue una
Capitanía General, dependiente directamente de España (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).
Durante la época inicial de la conquista y colonización se dejó el gobierno de los territorios recién ganados en
manos de los capitanes conquistadores, a quienes, a veces, se otorgó el título de Adelantados. A menudo,
éstos gobernaban sin atender las recomendaciones reales (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).
Pedro de Alvarado fue el Adelantado de Guatemala y gobernó nominalmente, como tal, de 1527 a 1541. Se
dice nominalmente porque varias veces estuvo alejado del país, dejando como su teniente a alguno de sus
hermanos. Viajó varias veces a México, llevó una expedición a Perú e hizo dos viajes a España, entre muchos
otros viajes. Dos veces fue sometido a Juicios de Residencia, acusado de tratar mal a los indios y de otros
actos de mal gobierno, pero siempre halló la forma de salir avante (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).
En 1528, de Alvarado se casó con doña Francisca de la Cueva, quien murió, al desembarcar, en Veracruz. En
1539 volvió de España casado, en segundas nupcias, con Doña Beatriz de la Cueva, hermana de su primera
esposa. En esa oportunidad, Alvarado trajo autorización para realizar otro viaje al oriente, pero antes, decidió
ir a México, donde participó en la pacificación de los indios de Nueva Galicia. En esta campaña, un soldado
español que huía a caballo, lo atropelló. Fue trasladado mal herido a Guadalajara, donde murió el 4 de julio de
1541 (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).
La primera ciudad de Santiago, fundada por Alvarado, no permaneció mucho tiempo en Iximché. El 22 de
noviembre de 1527 fue trasladada al valle de Almolonga, por Jorge de Alvarado. Se repartieron solares entre
los vecinos y se comenzaron a construir los primeros edificios de la que era capital del Reino (Diccionario
Histórico Biográfico, 2004).
El 11 de septiembre de 1541, después de varios días de lluvia, y cuando acababa de llegar la noticia de la
muerte del Adelantado, bajó del vecino Volcán de Agua una correntada de lodo, piedras y árboles, que arrasó
la ciudad, causando muchas muertes, entre ellas la de doña Beatriz de la Cueva, la viuda de Alvarado, quien
era Gobernadora de Guatemala, y se hacía llamar la Sinventura (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).
En aquella situación, el Ayuntamiento nombró como gobernadores interinos al Obispo Francisco Marroquín y
a Francisco de la Cueva, primo hermano, éste último, de Beatriz de la Cueva. Asimismo, se autorizó el
traslado de la ciudad a otro sitio. La nueva capital se asentó el 10 de marzo de 1543, en el Valle de Panchoy,
lugar donde hoy está la ciudad de [[Antigua Guatemala] (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).
Autoridades durante la colonización de Guatemala
El organismo de gobierno más antiguo en Guatemala fue el Ayuntamiento. El primero, nombrado por Alvarado
cuando se fundó la ciudad de Santiago, en Iximché, estuvo integrado por Diego de Rojas y Baltazar de
Mendoza, como alcaldes. Y como regidores, por Pedro de Portocarrero, Hernán Carrillo, Juan Pérez Dardón y
Domingo Zubarrieta. En su primer cabildo nombraron a Diego Díaz como pregonero, y como alguacil, a
Gonzalo de Alvarado. El sistema municipal de gobierno se mantuvo en toda la época colonial y en la república
(Diccionario Histórico Biográfico, 2004).
La institución de gobierno más importante en los primeros años de la colonia, sin embargo, fue la Audiencia,
la que se integraba por un presidente, varios oidores o jueces y sus escribanos o secretarios. Era un
organismo dedicado básicamente a la administración de justicia, pero también tuvo funciones ejecutivas, ya
que aseguraba al presidente, quien, además, era el capitán general y gobernador. Actuaba, asimismo, como
organismo legislativo, pues, en casos de emergencia, tomaba decisiones de gobierno en nombre del Rey
(Diccionario Histórico Biográfico, 2004).
La audiencia recibía las Ordenanzas y Cédulas Reales que debían aplicarse en la colonia, y tenía el privilegio
de dejarlas en suspenso si creía que no era conveniente ponerlas en vigencia. La primera Audiencia de
Guatemala se llamó de Los Confines, porque tenía jurisdicción en el territorio que comprendía desde Chiapas,
Tabasco y Yucatán hasta Varagua y Darién, en Panamá. Su primer Presidente fue el licenciado Alonso de
Maldonado. Esta Audiencia se creó para ejecutar las Nuevas Leyes u Ordenanzas de Barcelona, decretadas,
en 1542, con el propósito de limitar el poder de los Adelantados y de los encomenderos y proteger así a los
indios, a quienes ya no se podía reducir a la esclavitud (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).
El más notable presidente de la Audiencia fue el licenciado Alonso López de Cerrato, quien gobernó de 1548
a 1555. Durante su administración disminuyeron los tributos pagados por los indios, se liberó a los esclavos y
se les eximió de otras cargas abusivas que los conquistadores les habían impuesto (Diccionario Histórico
Biográfico, 2004).
En 1564 se suprimió esta Audiencia, pero en 1570 se estableció de nuevo, ya solo como Audiencia de
Guatemala y con una jurisdicción reducida a los territorios de Chiapas, Guatemala, El Salvador, Honduras,
Nicaragua y Costa Rica (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).
Los Capitanes Generales fueron los funcionarios locales más importantes. Presidían la Audiencia, y eran
gobernadores civiles y militares del Reino. Éste estaba dividido en Corregimientos y Alcaldías Mayores,
territorios ambos que tenían sus gobernadores locales -corregidores y alcaldes mayores-. En el siglo XVIII, en
la época de los Borbones, el Reino se dividió en las Intendencias de Chiapas, San Salvador, Honduras y
Nicaragua, y los gobiernos de Costa Rica y Guatemala. El gobierno de Guatemala se dividía en dos
corregimientos y ocho Alcaldías Mayores, incluyendo Sonsonate -que después se agregó a El Salvador-
(Diccionario Histórico Biográfico, 2004).
Otros funcionarios coloniales eran los Oficiales Reales, que estaban encargados de la administración de la
Real Hacienda -las finanzas estatales-. Los principales eran el tesorero y el contador. Había funcionarios de la
Real hacienda en todo el Reino. Ellos cobraban los impuestos, entre los que figuraban los siguientes: quinto
real, almojarifazgo, tributo, diezmos, alcabalas y otros especiales (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).
La Casa de Moneda, fundada en 1731, acuñó monedas de oro y de plata, pero siempre en número menor a
las que requería el comercio local. Por ello, siguieron circulando monedas acuñadas en España, México y
Perú, y las monedas cortadas, irregulares, llamadas macacos. La unidad monetaria era el peso plata, que se
dividía en ocho reales. Un tostón era una moneda de cuatro reales o medio peso. Se acuñaban monedas de
un peso, cuatro reales, dos reales, un real, medio real y cuartillo de real (Diccionario Histórico Biográfico,
2004).
La Iglesia Católica durante la colonización de Guatemala
La Iglesia Católica desempeñó un papel muy importante en las tareas de descubrimiento, colonización,
gobierno y educación en las Indias. En los siglos XV y XVI, el Papa tenía gran relevancia política, además de
la específicamente religiosa. Solía arbitrar conflictos entre los Estados católicos (Diccionario Histórico
Biográfico, 2004).
En 1493, el Papa Alejandro VI reconoció a los reyes de Castilla como señores de las Indias -es decir de las
tierras descubiertas en América-, con la condición de que convirtieran a los nativos al cristianismo. Por medio
del Real Patronato se concedió a los reyes castellanos el privilegio de proponer a todos los dignatarios de la
Iglesia Católica en las Indias, convirtiendo a dichos monarcas en virtuales jefes de la iglesia colonial, y a ésta
en una dependencia política de la Corona (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).
Obligadamente, en todas las expediciones de conquista tenían que incluirse sacerdotes, lo que no siempre
podía cumplirse. En 1524, Pedro de Alvarado no llevó ninguno a Guatemala. El primer sacerdote que hubo en
Guatemala fue el padre Juan Godínez, quien llego en octubre o noviembre de 1527 (Diccionario Histórico
Biográfico, 2004).
En 1530, Alvarado llevó de México a Francisco Marroquín, quien fue el primer Obispo de Guatemala. Cuando
asumió este cargo, en 1537, contaba sólo con la ayuda de cuatro clérigos: Godínez, Martín de Zuleta,
Francisco de Peralta y Pedro Rodríguez. En los años siguientes llegaron frailes de las Órdenes religiosas:
mercedarios, franciscanos, dominicos. A la de éstos últimos pertenecían Bartolomé de Las Casas -conocido
defensor de los indios-, Luis de Cáncer, Pedro de Angulo y Rodrigo de Ladrada, quienes participaron después
en la conquista pacífica de Verapaz (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).
En el siglo XVI y siguientes llegaron más frailes y se fundaron los conventos de monjas, y también llegaron
sacerdotes seculares. En 1743 se elevó el Obispado de Guatemala a la categoría de Arzobispado, y el primer
titular de éste fue fray Pedro Pardo Figueroa (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).
Durante la época colonial, la Iglesia impulsó decididamente la catequización de los indios, la educación en
todos los niveles incluyendo el universitario, el desarrollo de las artes y, en general, la alta cultura. No había
entonces libertad de cultos, y la católica era la única religión que podía practicarse. A pesar de ello, no se
atacaron violentamente las prácticas religiosas de los indios, por lo que algunas de ellas perduran todavía
(Diccionario Histórico Biográfico, 2004).
Desde fines del siglo XVI, los barrios de los pueblos se comenzaron a organizar en cofradías para el culto de
santos cristianos, práctica fomentada por la iglesia que se beneficiaba con los bienes propios de estas
corporaciones supuestamente piadosas, las cofradías eran instituciones que articulaban la religiosidad de los
indígenas reducidos en pueblos. (Móbil, 2012).
Además de las funciones religiosas populares y fiestas que organizaban las cofradías, la institución
funcionaba como cooperativa de crédito, consumo y comercialización. Las cofradías se multiplicaron durante
la colonia hasta fines del siglo XVII, cuando existían alrededor de 300 de ellas en la jurisdicción de
Guatemala, y más de 1,700 en el año 1740. Estas agrupaciones o hermandades eran lideradas por los
caciques, sacerdotes e indios ricos (Móbil, 2012).
Las cofradías indias se organizaban según la orden religiosa que hubiera evangelizado la región. Celebraban
fiestas religiosas como la Santa Cruz, el Corpus, la Concepción de María, las Santísimas Ánimas, etc.
ceremonias en donde el sincretismo religioso mezclaba los ritos cristianos con los propios de su religión
original. Estas prácticas sincréticas fueron toleradas por necesidad por los primeros misioneros, pero
posteriormente fueron combatidas por medio de sermones y catequesis que incluso llegaron a producir
abusos y violencia, sin que pudiese evitar la iglesia católica que los indígenas conservasen sus creencias y
ritos bajo una apariencia cristiana que aún perdura (Móbil, 2012).
Para combatir las faltas contra la religión se estableció el Santo Oficio o Inquisición. En Guatemala había un
comisario o delegado del Tribunal del Santo Oficio, cuya sede estaba en México. La Inquisición tenía
limitaciones legales para enjuiciar a los indios (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).
La sociedad durante la colonización de Guatemala
Las grandes divisiones sociales durante la época colonial dependían básicamente del origen racial de las
personas. Al principio hubo sólo dos grupos étnicos: españoles e indios. Los primeros eran, en 1524, unos
450. En una cantidad menor a la mitad de dicha cifra, los españoles se avecindaron en la ciudad de Santiago.
Otros regresaron a México o a España, o se trasladaron a varios lugares de las Indias -América-. En
Guatemala no encontraban oro, por lo que preferían trasladarse a regiones en las que tuvieran mejores
oportunidades de hacerse ricos rápidamente (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).
Durante toda la época colonial los españoles ocuparon la posición social más alta. Su número aumentó en los
siglos siguientes, con la llegada de inmigrantes, hombres y mujeres, y por el nacimiento de los hijos de éstos,
a los que se les dio el nombre de criollos o españoles criollos. Nunca llegaron a ser muy numerosos, pero
constituían la clase privilegiada que gobernaba el país. A ese sector pertenecían los gobernantes y altos
funcionarios, los miembros del Ayuntamiento, el clero, los ricos comerciantes y agricultores, de clase ilustrada,
los descendientes de los conquistadores y de los primeros colonizadores. Había también españoles que no
formaban parte de la nobleza local. Eran los pequeños agricultores, empleados de menor categoría y
artesanos, entre otros (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).
Los criollos, entre los que hubo familias que se enriquecieron en las Indias, tenían frecuentes choques con los
españoles nuevos, o sea, aquellos que llegaban de España a ocupar altos cargos en el gobierno. Tales roces
se producían aún entre frailes y sacerdotes, por lo que las órdenes religiosas llegaron a un acuerdo de
alterabilidad para ocupar los cargos importantes (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).
Las guerras de conquista fueron dolorosas para la población indígena, aunque no duraron mucho tiempo. El
contacto de los naturales con los españoles causó una disminución acelerada de su población, principalmente
por las enfermedades que eran nuevas para ellos y para las cuales carecían de defensas biológicas. Las
epidemias de sarampión, viruela, tifus, influenza y otras similares causaban gran mortalidad entre los nativos.
A esto hay que agregar las muertes por las guerras, la esclavitud que sufrieron en las primeras décadas, y las
hambrunas que padecían cuando las plagas de langosta o chapulín destruían sus sementeras. Se estima que
la población indígena había disminuido en un 50 por ciento, en 1550. Todavía siguió decreciendo en los siglos
siguientes, lo que preocupó seriamente a los españoles. Sólo a partir del siglo XVIII comenzó a recuperarse.
Se calcula que en 1820 la población de Guatemala era de unos 500 000 ó 600 000 habitantes, de los cuales
el 66 por ciento era de indígenas (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).
El descubrimiento de América y sus habitantes sorprendió a los europeos. Colón creía haber llegado a las
Indias Orientales, y por eso dio el nombre de indios a los habitantes del Nuevo Mundo, Durante los primeros
años hubo en España discusiones académicas y religiosas sobre los indios. En ciertas ocasiones se llegó al
punto de negar su condición de humanos. Algunos los consideraban salvajes a los que era lícito conquistar
por la fuerza y esclavizarlos. Otros, entre ellos Bartolomé de Las Casas y Francisco de Vitoria, defendían a
los indios y aceptaban que se les cristianizara, pero respetando sus derechos naturales.
Más allá de los planteamientos académicos estaban los intereses económicos de los conquistadores, quienes
necesitaban mano de obra barata para sus empresas agrícolas y mineras. Por eso, en los primeros años de la
de la época colonial, los indios fueron esclavizados en su condición de prisioneros de guerra, o por compra o
“rescate”, cuando se trataba de indios que ya eran esclavos de otros indios, puesto que la esclavitud existió
también la sociedad prehispánica (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).
La Corona española sostenía que los indios eran súbditos libres del Rey, pero esta disposición sólo se
comenzó a cumplir después de 1542, cuando se emitieron las Leyes Nuevas u Ordenanzas de Barcelona
(Diccionario Histórico Biográfico, 2004).
Aunque los indios ya no fueron esclavos oficialmente después de la aplicación de las Leyes Nuevas, los
hacendados, dueños de ingenios o de empresas agrícolas, siempre encontraron los medios para utilizar el
trabajo forzado de los nativos. Uno de tales procedimientos fue la Encomienda. Ésta es una merced real,
concedida a un español, a veces conquistador venido a menos económicamente, a quien se daba o
encomendaba un número determinado de indios tributarios del Rey, quienes deberían pagar el tributo al
encomendero, a quien, además, prestaban otros servicios. Otras formas de trabajo que se impusieron a los
indios fueron los mandamientos y repartimientos (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).
En la misma época en la que surgió la encomienda se produjo un hecho que influyó grandemente en la vida y
costumbres de la población indígena. Éste fue la reducción a poblados, es decir, la concentración en pueblos
de los grupos indígenas que vivían en asentamientos dispersos, desde la época prehispánica. Esta dispersión
dificultaba la labor de los curas doctrineros que tenían la obligación de cristianizar a los indios, y también la
labor de los funcionarios encargados de recoger el tributo que los indios pagaban a la Corona (Diccionario
Histórico Biográfico, 2004).
Los poblados se fundaban en terrenos adecuados, rodeados de tierras destinadas a los cultivos, con
suficiente agua y donde se pudieran satisfacer diversas necesidades. Se construían según el patrón
castellano: trazo de cuadrículas, con calles que formaban manzanas. En la parte central estaba el mercado, la
iglesia y los edificios para el cabildo y el gobernador indígena, que era un indio Principal. Luego se asentaban
los barrios para las familias o parcialidades, que se habían concentrado en la reducción (Diccionario Histórico
Biográfico, 2004).
Alrededor del pueblo estaban las tierras comunales o ejidos, de extensión variable, según el número de
habitantes. Cada pueblo tuvo sus propias autoridades indígenas y sus curas doctrineros. Los nuevos pueblos
sirvieron para que los españoles controlaran a los indígenas, pero éstos los aprovecharon también para
preservar muchas de sus costumbres y sus idiomas. Algunas de las modificaciones derivadas de sus
relaciones con la cultura española y mestiza, se conservan hasta nuestros días (Diccionario Histórico
Biográfico, 2004).
Durante la época colonial las comunidades indígenas manifestaron una serie de protestas y motines contra
sus gobernadores indios, los curas doctrineros y las autoridades españolas. Era una reacción ante los abusos
cometidos por los alcaldes indígenas, corregidores, alcaldes mayores y otros funcionarios. Algunas de tales
protestas tuvieron en carácter de grandes rebeliones, como la de los indios zendales de Chiapas, en 1712
(Diccionario Histórico Biográfico, 2004).
En Totonicapán, en 1820, poco antes de la Independencia, ocurrió una rebelión contra las autoridades
coloniales, cuando los indios quichés de la región se opusieron a seguir pagando tributo. El principal cabecilla
de esta revuelta fue Atanasio Tzul, un principal de San Miguel Totonicapán, quien, según la tradición
indígena, llegó a coronarse rey de los pueblos San Miguel y San Cristóbal Totonicapán, San Andrés Xecul,
San Francisco El Alto, Momostenango y Santa María Chiquimula. Los rebeldes fueron finalmente sometidos
por milicias que llegaron de Quetzaltenango (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).
Los primeros esclavos de raza negra arribaron con los españoles y vivieron en una situación de esclavitud,
salvo en aquellos casos en los que conseguían su libertad. Los precursores llegaron desde 1524, con los
conquistadores. Eran pocos, pero su número aumento en los años siguientes. Alvarado trajo a Guatemala una
buena cantidad de negros artesanos, carpinteros, herreros y calafateros, para construir barcos en el pacífico
(Diccionario Histórico Biográfico, 2004).
En 1543, Alonso de Maldonado trajo unos 150 esclavos negros, destinados éstos a trabajos vinculados con el
comercio. Poco después, López de Cerrato ordenó la liberación de los esclavos indios y autorizó la venida de
otra buena cantidad de esclavos negros. Así aumentó éste segmento, que llegó a conformar al tercer
elemento étnico de la población de la colonia (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).
Los grupos más numerosos de negros estuvieron en el Valle de Las Mesas, la ciudad de Santiago, los
ingenios de Amatitlán y Verapaz, La Gomera, Gualán y otros lugares. A fines del siglo XVIII, el número de
esclavos negros había disminuido, pues algunos obtuvieron su libertad y trabajaban como artesanos libres.
Otros se habían fugado y vivían, como cimarrones, en lugares alejados de los centros urbanos (Diccionario
Histórico Biográfico, 2004).
En 1824, la Asamblea Nacional Constituyente de Centro América decretó la abolición de la esclavitud
(Diccionario Histórico Biográfico, 2004).
Las relaciones maritales entre personas de los distintos grupos étnicos originaron una clase compleja de
mestizos: español e indio, español y negro, indio y negro, mestizo y mestizo. Al principio, éstos se
diferenciaban con nombres como mulato, mestizo o zambo, entre otros. Así se pretendía identificar el tipo
racial de una persona. Pero esto se tornó imposible a medida que el mestizaje fue más complejo, por lo que al
final se llamó a todos gente ordinaria o casta (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).
Con los años, la mezcla entre los tipos étnicos diluyó las diferencias físicas y se terminó denominando ladino
a todos los que no eran indios o españoles. Ladino es una palabra con la cual se designó, en un principio, al
indio españolizado culturalmente (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).
Los viajes comerciales a filipinas se realizaban desde puertos mexicanos. De regreso a España, las flotillas se
volvían a reunir en La Habana, donde las embarcaciones mercantes navegaban de nuevo hacia Sevilla, bajo
la protección de barcos armados (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).
Al principio, las colonias sólo podían comerciar entre ellas y con España, pero las cosas cambiaron en el siglo
XVIII, durante la dinastía de los Borbones, cuando se dio libertad para el comercio con otros países
(Diccionario Histórico Biográfico, 2004).
La Casa de Contratación fue una institución creada por los los reyes católicos en 1503, para estimular,
encauzar y controlar el tráfico comercial y humano entre España y el Nuevo Mundo (Móbil, 2012).
En principio, la institución se organizó como una agencia de la corona española para realizar, por cuenta
propia y con carácter de monopolio, el comercio con las tierras recién descubiertas (Móbil, 2012).
Pasado el tiempo el tráfico comercial de España con las nuevas posesiones fue sobrepasando la capacidad
real de control de la Casa de la Contratación ubicada en Sevilla. Esta entidad estaba integrada por un Factor,
a cuyo cargo corría el aprovisionamiento y revisión de los buques y la compra y expedición de ciertas
mercaderías, tales como armas y municiones, azogue para extraer plata, etc., también por un tesorero, que
recibía todos los caudales procedentes de América y por un contador-secretario, encargado de las cuentas.
En 1790 la Casa de la Contratación cesó sus funciones que duraron 287 años (Móbil, 2012).
Los sastres, albañiles, zapateros, calceteros, herreros, coheteros y quienes ejercían otros oficios artesanales
eran, en su mayoría, de la clase ordinaria, o castas, e inclusive negros esclavos. En el siglo XVI, todos ellos
comenzaron a organizarse en agrupaciones del mismo oficio, denominadas gremios, los que funcionaban con
estatutos u ordenanzas aprobados por el Ayuntamiento (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).
En cada gremio había maestros, oficiales y aprendices y no se ascendía de una a otra categoría sin cumplir
requisitos establecidos en los estatutos. Cada gremio tenía su Santo Patrono y sus celebraciones particulares
(Diccionario Histórico Biográfico, 2004).
El trabajo artesanal imprimió un sello peculiar al modo de vida de la ciudad de Santiago, pues la jornada de
trabajo se regía por toques de campana del Ayuntamiento, en un horario que incidió en las costumbres
cotidianas (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).
Entre los gremios más importantes figuraron los de los plateros, batihojas, pintores, escultores, carpinteros,
sastres y albañiles. Los gremios comenzaron a extinguirse a fines de la época colonial y fueron abolidos, por
las Cortes de Cádiz, en 1813 (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).
La vida cultural durante la colonización de Guatemala
La Iglesia Católica fue el elemento más importante en la vida cultural de la colonia, y estuvo vinculada no sólo
a las costumbres y a las formas populares de vida, sino también a las artes plásticas, la literatura, los centros
de beneficencia y la educación. Las escuelas de primeras letras surgieron impulsadas por el obispo Francisco
Marroquín, quien fundó una para niñas criollas y otra para niñas mestizas. También las Órdenes religiosas
crearon escuelas de primeras letras para indígenas, en las que algunos hijos de los principales aprendieron,
además del catecismo, a leer, escribir, cantar y tocar algún instrumento musical. Algunos de estos indígenas
fueron los que después escribieron, en sus lenguas, sus títulos y crónicas (Diccionario Histórico Biográfico,
2004).
En los beaterios y conventos se preparaba a las hijas de los españoles y criollos, para la vida matrimonial o
para la monacal. En el Monasterio de San Jerónimo, de la Orden de la Inmaculada Concepción de Nuestra
Señora, estuvo recluida la poetisa Sor Juana de Maldonado (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).
Los centros de educación superior fueron el Seminario Tridentino, que se dedicó desde el siglo XVI a la
formación de curas seculares, y los Colegios Mayores, adscritos a conventos, en los que se impartía
enseñanza superior para los hijos de las familias españolas. Los principales fueron los de Santo Tomás y
Santo Domingo, de los dominicos; San Buenaventura, de los franciscanos; San Jerónimo, de los mercedarios;
y San Lucas y San Francisco de Borja, de los jesuitas (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).
El 31 de enero de 1676, el Rey Carlos II aprobó los estatutos de la Universidad de San Carlos, la que se
instaló en el Colegio Mayor de Santo Tomás de Aquino. Las primeras cátedras que se ofrecieron en esta
Universidad fueron las de Leyes, Medicina, Teología, Filosofía y Lengua Guatemalteca -cakchiquel-. Entre los
profesores había frailes de Órdenes religiosas; por ejemplo, de la Compañía de Jesús. Estos religiosos fueron
expulsados de Guatemala y de toda América en 1767. Uno de los que tuvo que abandonar el país fue el
poeta guatemalteco Rafael Landívar, autor de la obra Rusticatio Mexicana, en la que describe escenas de la
vida rural de México y Guatemala (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).
La actividad académica más notable de la época colonial fue la relacionada con la Historia, la que está
representada por varios cronistas. Algunos de ellos nacieron en Guatemala, en tanto que otros llegaron de
España, pero hicieron del terruño guatemalteco su nueva patria. Son dignos demencionar Bernal Días Díaz
del Castillo, quien murió en Guatemala, en 1584. También el fraile dominico Antonio de Remesal -cronista del
siglo XVII-, el cronista criollo Francisco Antonio de Fuentes y Guzmán -quien vivió de 1642 a 1699 y es el
autor de la Recordación Florida, el franciscano Francisco Vásquez, el dominico Francisco Ximénez -quién
descubrió el Popol Vuh, del cual hizo la primera traducción al español-, el sacerdote Domingo Juarros -autor
del Compendio de la Historia de la ciudad de Guatemala-. Dentro de las obras de carácter histórico, escritas
durante la colonia y publicadas hasta en los siglos XIX y XX aparecen el Popol Vuh y el Memorial de Sololá,
crónicas y títulos indígenas, redactados en lenguas vernáculas (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).
La primera imprenta llegó a Guatemala en 1660, y la trajo el Obispo Payo Enríquez de Rivera, quien la
adquirió en México. Con ella vino el primer impresor que hubo en Guatemala: José de Pineda Ibarra. El primer
libro publicado, obra del obispo citado, fue Explicatio Apologetica. Desde entonces, nunca dejaron de existir
imprentas en Guatemala. La mayoría de las publicaciones era de carácter religioso, pero también las hubo de
naturaleza científica. El primer periódico, La Gazeta de Guatemala, se editó en 1729, y fue una publicación de
corta vida. Volvió a editarse, en la Nueva Guatemala de la Asunción, en 1797 (Diccionario Histórico
Biográfico, 2004).
En cuanto a las artes plásticas, las obras de arte más notables, heredadas de la época colonial, están
representadas por los monumentales edificios de la Antigua Guatemala –Sacatepéquez– y de la Nueva
Guatemala de la Asunción. Muchos han sobrevivido a los terremotos y en ellos se puede apreciar la fuerza
artística de los arquitectos coloniales. También sorprenden las muestras de esculturas religiosas, retablos,
pinturas y obras de orfebrería, que se salvaron de los elementos y del tiempo. Ejemplo de estas obras de arte
se aprecian en viejas iglesias de Guatemala, en museos y colecciones particulares. En la antigua ciudad de
Santiago de Guatemala, las más notables construcciones se realizaron entre los siglos XVII y XVIII, cuando
predominaba el estilo barroco (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).
Nueva Guatemala de la Asunción
La ciudad de Santiago de Guatemala, a la que en el siglo XVIII se conocía ya sólo como ciudad de
Guatemala, estuvo siempre bajo la amenaza de los sismos, los que se atribuían a los volcanes que son parte
del paisaje natural de la antigua y de la moderna Guatemala (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).
Los temblores son fenómenos naturales de la región, pero en el siglo XVIII los de mayor intensidad se
produjeron en 1717, 1751 y 1773. El 29 de julio de este último año, día de Santa Marta, como a las tres de la
tarde, hubo un terremoto de regular intensidad que obligó a los vecinos de la capital del reino a salir a la calle,
lo que fue afortunado para ellos, porque minutos después se produjo otro sismo más fuerte que arruinó los
templos y las casas (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).
El pánico se apoderó de los pobladores y, sobre todo, del presidente y capitán General, Martín de Mayorga,
quien recién había llegado a la ciudad y no estaba acostumbrado a tales movimientos de tierra. La ciudad se
quedó sin agua y aislada de los pueblos vecinos y surgió, como en anteriores ocasiones semejantes, la idea
de edificarla en otro sitio. El traslado se efectuó, después de muchas vicisitudes, al Valle de la Ermita, llamado
también de La Culebra, de Las Vacas y de la Virgen. Aquí se asentó oficialmente la Nueva Guatemala de la
Asunción, el 2 de enero de 1776. En esta ciudad, que todavía no estaba totalmente construida en 1821, se
declaró la Independencia, el 15 de septiembre de ese año (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).
Referencias bibliográficas
Asociación de Amigos del País (2004). Diccionario Histórico Biográfico de Guatemala. Guatemala. Editorial:
Amigos del País, Guatemala.
Móbil, J. (2012). Guatemala, el lado oscuro de a historia. Guatemala: Serviprensa.