Conocimientos Marineros
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CAPITULO I
ESTRUCTURA DEL BUQUE
Generalidades. - Casco. - Proa. - Popa. - Babor y Estribor. - Obra viva y obra muerta. -
Estructura. - Quilla. - Roda. - Codaste. - Cuaderna. - Varenga. - Bao. - Vagra. - Puntal. -
Palmejar. - Forro. - Mamparo. - Doble fondo. - Cubiertas. - Superestructuras. - Escotillas.
- Portas. - Portillo. - Gatera. - Portalón. - Imbornales. - Fogonadura y carlinga. - Bita y
Cornamusa. - Candeleros. - Pasamanos. - Escalas. - Enjaretado. - Defensas. Tambuchos.
- Lumbreras. - Saltillo. - Amura. - Aleta. - Coronamiento. - Bodegas y su numeración.
1.1. Generalidades.
Se designa en general con el nombre de buque o barco a todo vaso flotante, simétrico
con respecto a un plano dirigido en el sentido de su longitud, llamado plano diametral
o longitudinal, plano que es vertical cuando el buque esta adrizado.
El buque es un vehículo flotante que ha de reunir una serie de cualidades para navegar,
derivadas del ámbito en que se desenvuelve y de su condición de móvil.
El buque tendrá cada una de estas cualidades en mayor o menor grado de acuerdo con
la función para la que ha sido diseñado, siguiendo generalmente un criterio de
compromiso entre ellas.
La solidez exige una estructura del casco robusta para resistir los esfuerzos a que el
buque se ve sometido durante su vida por la acción de los diferentes estados de la mar
y de los pesos que transporta; esta cualidad incide notablemente en el peso total del
buque, razón suficiente para el desarrollo y avance de las técnicas y materiales de la
construcción naval.
La velocidad es función de las formas del buque y de la potencia del propulsor que
posee.
1.2. Casco. El cuerpo del buque en rosca, es decir sin contar con su arboladura.
1.3. Proa. Se llama así a la parte delantera del buque que va cortando las aguas del mar.
Por extensión y en sentido relativo, se denomina también proa al tercio anterior del
buque.
Esta extremidad del buque es afinada para disminuir en todo lo posible su resistencia
al movimiento; adopta formas variadas y entre las más conocidas se encuentran:
proa recta, casi universal en la época pasada; y frecuente en la actualidad en
grandes buques la combinación de proa recta (obra viva) y proa lanzada (obra
muerta);
proa lanzada, muy en use actualmente;
proa trawler, frecuente en pesqueros de altura;
proa de violín, llamada también de yate y clíper;
proa rompehielos, dispuesta para montarse y romper con su peso la capa de
hielo;
proa de cablero, característica en este tipo de buques para facilitar la faena de
tendido de cables submarinos.
1.4. Popa. Se designa con este nombre a la terminación posterior de la estructura del
buque. Por extensión se llama también popa a la parte trasera de un buque,
considerando a este dividido en tres partes iguales a contar desde la proa.
La línea de flotación es la que señala la superficie del agua del mar en el casco del buque
y varía de acuerdo con su estado de carga, dándosele por ello nombres diferentes como
boyante, en lastre, de carga y de carga máxima.
La parte del casco de un buque sumergida en el agua, es decir, por debajo de la línea
de flotación se denomina obra viva o también carena.
La parte del casco comprendida desde la línea de flotación hasta la borda se llama obra
muerta.
1.7. Estructura. La estructura del buque es el conjunto de elementos del casco, que de
una forma uniforme y continua contribuyen a la obtención, en un grado aceptable, de
las cualidades esenciales para navegar. Entre los elementos estructurales hay unos que
Forman el esqueleto o armazón del buque: quilla, cuadernas, varengas, baos, vagras,
puntales, palmejares, roda y codaste; y otros que además de contribuir a la solidez de la
estructura hacen estanco el interior del casco: forro exterior, cubiertas y mamparos.
En todos los tipos de estructuras, la quilla es uno de los elementos estructurales del
buque. La estructura transversal, fue la clásica en los buques de madera y aún sigue
utilizándose; sus piezas fundamentales son las cuadernas, bularcamas, varengas y baos
que forman unos anillos transversales espaciados a lo largo de todo el buque, y dan
solidez al casco y a las cubiertas, sobre las que el esfuerzo longitudinal recae en primer
lugar.
Quilla maciza (en los buques de construcción de madera), son largos tablones unidos a
escarpe por su extremos.
Alefriz.- se le conocía a la cavidad, ranura o canal longitudinal donde encastraban los
cantos o las cabezas de los tablones del forro.
A veces la quilla se suplementaba para protegerla por su cara inferior, con una pieza de
madera denominada zapata.
El tipo de quilla maciza se monta en buques de pequeño tamaño de construcción de
acero. La construcción de quilla plana es la más generalizada en la actualidad. En
buques grandes se monta una variación del conjunto quilla plana y sobrequilla,
denominada quilla de cajón que está integrada por la quilla plana, dos vagras simétricas
con respecto a la crujía y la traca central del forro interior del doble fondo;
Roda. Toma este nombre una pieza, de acero o de madera según el tipo de
construcción, que prolonga la quilla en dirección vertical o inclinada por su parte de
proa, de forma recta o curva según el tipo del buque, terminando en la cubierta del
castillo.
En la construcción naval actual, roda es sinónimo del término branque usado en los
buques de madera y que estaba compuesto de tres piezas distintas: pie de roda, roda
y caperol.
Buzardas piezas horizontales utilizadas para consolidar y reforzar la roda por su parte
interior.
El termino tajamar se aplicaba en los buques de vela al conjunto de piezas que
sobresaliendo por la parte superior de la roda y bien adaptado a ella sostenían al
mascarón de proa (actualmente en desuso en su aplicación a la construcción naval).
Codaste. Pieza vertical o con poca caída, en que termina el buque por su parte de popa
y que se une a este extremo de la quilla.
El codaste va muy ligado al timón, que es una pala giratoria alrededor de un eje vertical
que permite al buque variar a voluntad la dirección en marcha avante o atrás, con
mayor efecto en aquella, cuando se varía el ángulo que forma con el plano longitudinal.
La función principal del codaste es aguantar el peso del timón, hélices y ejes así como
los esfuerzos por ellos transmitidos y los recibidos por efecto del estado de la mar.
Las diferentes partes de un codaste de un buque de una hélice, que no lleva el timón
colgado; el marco del codaste lleva un vacío para el alojamiento de la hélice llamado
vano; el codaste proel o interior tiene un orificio para la colocación de la bocina de la
hélice; el popel o exterior sirve de soporte y eje del timón; la pieza superior que une los
dos codastes se llama arco o puente; el cierre del marco por su parte interior que se
prolonga para unirse a la quilla se llama pie de codaste.
Un tipo muy extendido, en buques de una sola hélice, es el codaste abierto, que carece
de codaste exterior o popel sustituido por el eje del timón, y consta de: el arco o puente,
codaste interior y pie de codaste.
Otra modalidad muy generalizada en la actualidad en buques de guerra con dos
hélices y popa de espejo, es el falso codaste; esta pieza aguanta el peso del timón y
forma parte de la estructura del fondo próximo a la popa que se refuerza con varengas
y vagras para soportar las cargas tanto dinámicas como estáticas transmitidas al casco
por el timón.
Para reforzar la estructura y darle mayor solidez existen unas piezas llamadas
bularcamas que son unas cuadernas reforzadas de mayor canto que las ordinarias y en
las que sus extremos se unen por la parte superior al bao y par la inferior a la varenga o
a la chapa del margen.
Se han utilizado en la construcción las llamadas falsas varengas, hoy día en desuso, que
estaban formadas por la cuaderna, un perfil transversal, consolas y contretes y se
alternaban con las varengas. Las varengas se colocan como refuerzos debajo de los
mamparos transversales y de las cámaras de calderas y maquinas.
Actualmente las varengas se colocan a todo lo largo del buque en cada sección
transversal que haya cuaderna, dado que así se simplifica la construcción mientras que
el aumento de peso es moderado y no tiene en el total una incidencia excesiva.
Baos. Piezas transversales con cierta curvatura llamada brusca o vuelta, que se fijan a
las cuadernas contribuyendo a la sujeción del casco y que descansan sobre los
puntales; los baos se afirman a las cuadernas por medio de escuadras o consolas.
Además, los baos sirven para aguantar las planchas de cubierta y aquellos elementos o
equipos de peso como maquinillas, chigres, palos, etc. Cada cuaderna lleva su bao
correspondiente en la construcción naval actual.
-bao de aire, es el que se coloca en la bodega para dar más apoyo a los costados
formando una cubierta sobre él;
-medios baos, son aquellos que situados en las escotillas y demás aberturas de cubierta
no van de banda a banda y descansan por un extremo en la consola de la cuaderna y
por el otro en la eslora de la escotilla. Los marcos de la abertura están formados por dos
baos enterizos y dos esloras apoyadas en ellos que sirven de apoyo a los medios baos;
-bao reforzado es aquel que tiene mayor altura que los comunes y en general suele
corresponder a una bularcama.
Vagras. Piezas longitudinales de la estructura del fondo del buque, de la misma altura
que las varengas y que tienen por objeto aumentar la resistencia del casco a los efectos
de flexión; corren paralelas a la sobrequilla y pueden ser continuas o intercostales si
están interrumpidas por las varengas.
Puntales. Piezas verticales o columnas de acero, sobre las que descansan los baos que,
correspondiéndose a través de las distintas cubiertas, llegan hasta el fondo,
sosteniendo por media de aquellos las cubiertas hacia su centro o crujía,
contrarrestando al mismo tiempo los esfuerzos permanentes de flexión a que están
sometidas en donde no existen mamparos longitudinales.
Palmejares. Piezas longitudinales de refuerzo de los costados que corren por su interior,
espaciadas desde el curvatón del pantoque hasta el trancanil de la cubierta alta.
Protegen al casco de los esfuerzos transmitidos por efecto de los machetazos y a las
cuadernas en los extremos del buque.
Forro. Elemento de la estructura del buque, consistente en planchas de acero
colocadas en hiladas paralelas que, a partir de la quilla y fijándose a las cuadernas y
varengas, llegan hasta la parte superior de los costados.
Las planchas del forro pueden ir montadas a tope o una sobre otra, a tingladillo. El forro
puede ser solamente exterior a las cuadernas y varengas, o doble, interior y exterior a
ellas.
-Traca de cinta es la hilada de planchas de mayor espesor que las demás, colocada a la
altura de la cubierta principal o superior.
Cintones.- Defensas que protegen el forro a lo largo del costado, se utiliza en buques
que realizan maniobras de puerto con mucha frecuencia.
La ultima hilada de planchas cuyo remate es la tapa de regala, lleva unos refuerzos que
se afirman a la cubierta y se les conoce con el nombre de barraganetes.
Los reglamentos del Convenio de la Seguridad de la Vida Humana en la Mar fijan como
obligatorios: el mamparo de colisión situado a proa y que permite limitar una vía de
agua producida en la proa por un choque; el mamparo del pique de popa situado
próximo al codaste; los mamparos que encierran las cámaras de máquinas y calderas,
por su parte de proa y de popa; y el conjunto de mamparos que forman el túnel del eje
de la hélice.
Para dar la rigidez suficiente a los mamparos que consolidan la estructura, se refuerzan
con perfiles verticales y horizontales. Generalmente los mamparos están construidos
con hiladas de planchas y en estos casos se denominan mamparos planos; en algunos
tipos de barcos se ha extendido el uso de los mamparos troquelados formados por
planchas troqueladas.
Doble fondo. Espacio del fondo del buque comprendido entre el forro exterior y el
interior cuyo soporte son una serie de elementos estructurales longitudinales y
transversales. La construcción del doble fondo surgió como consecuencia del
desarrollo de los tanques de lastres líquidos que, en principio iban por separado y luego
se integraron en la estructura del doble fondo.
La construcción del doble fondo presenta una serie de ventajas sobre el fondo sencillo:
- Mayor robustez del fondo para soportar la presión hidrostática sobre la estructura del
buque;
- Proporciona espacio para tanques de combustible, agua y lastre; lugares que por otro
lado son poco útiles para otros usos;
- Mayor robustez de la estructura para resistir a los daños producidos por varada y
resistir mejor a la inundación del buque en caso de rotura del forro exterior;
En este tipo de construcción las vagras pueden ser intercostales. El segundo tiene las
varengas más separadas, una serie de vagras y además una serie de refuerzos
longitudinales tanto en el forro exterior como en el interior. La estructura longitudinal
es considerablemente más eficaz en el doble fondo para resistir el efecto de pandeo de
las planchas motivado por las cargas de compresión, que la estructura transversal. Esto
es reconocido por las sociedades de clasificación permitiendo que las planchas de los
fondos sean algo más delgadas. Por razones de construcción, los elementos
longitudinales son sustituidos en los raseles por varengas en cada cuaderna.
Cubiertas. Son superficies horizontales o pisos que unen los costados y se apoyan sobre
los baos. Se encuentran situadas a diferentes alturas y en número variable según el tipo
de buque. La curvatura que tienen algunas cubiertas hacia los costados se llama brusca
y su objeto es el desalojo rápido del agua de lluvia o embarcada con mal tiempo.
La cubierta superior o alta es la que en unión del forro exterior forma la envuelta que
asegura la perfecta estanqueidad del barco; además contribuye a reforzar los
elementos estructurales longitudinales y transversales e impide que penetren en el
interior las grandes masas de agua que la invaden al navegar con mal tiempo; por estas
dos causas se procura que sea especialmente resistente.
A esta cubierta se la conoce también como principal o primera, por ser la continúa más
alta. En general, como termino aislado se entiende por cubierta la superior o alta,
principal o primera.
Además de la cubierta principal existen otras por encima y por debajo que dividen el
buque en planos horizontales y así obtener un aprovechamiento óptimo de su espacio
interior. Las cubiertas por debajo de la principal se denominan segunda, tercera, o baja
en el caso de que solo exista una; estas cubiertas cuando son continúas también
contribuyen a dar robustez al buque para soportar adecuadamente el esfuerzo
longitudinal.
Plataformas.- Son las cubiertas que por debajo de la principal no son corridas y cubren
solamente una parte del buque como cámaras de máquinas, bodegas para aprovechar
mejor el espacio.
Las cubiertas están formadas por hiladas o tracas de planchas colocadas en sentido
longitudinal apoyadas en baos y esloras;
Trancanil.- Son las tracas de planchas de las cubiertas contiguas a los costados, y en
general es la plancha de espesor mayor que el resto de su cubierta por estar sometida
a mayores esfuerzos en las ocasiones en que el buque balancea.
Ligadas a las superestructuras aparecen las casetas que son las construcciones por
encima de la cubierta resistente principal que no tienen la anchura de la manga.
Dentro del concepto general de caseta se incluye el de puente. Así puente de mando
es la construcción que va situada por encima de la cubierta alta y en el sentido de la
manga, desde el que se dominan todas las superestructuras. Cuando hay dos, al
superior se le llama puente alto y al inferior puente bajo. Los puentes reciben también
las denominaciones de puente de gobierno, puente de proa, puente de popa.
La lentitud en la apertura y cierre de las escotillas, las dificultades presentadas por los
cuarteles (deformación, falta de estanqueidad, espacio ocupado al ser desmontados),
condujo a otros tipos, hoy día ampliamente extendidos, de escotillas metálicas de cierre
rápido, a base de unos dispositivos mecánicos con elementos adecuados para
conseguir una estanqueidad perfecta.
Portas.- Aberturas de forma rectangular que se practican en la obra muerta del buque
o en cualquiera de sus divisiones interiores, tomando cada una el nombre del use a que
se destina; así, porta de luz, porta de desagüe, porta de carga y porta de embarque de
vehículos. Estas dos últimas se dedican a la carga de mercancías y vehículos en los
buques que utilizan el sistema horizontal de carga (Roll on /roll off).
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Gatera. Son recortes circulares practicados en diferentes partes del buque para el paso
de los cabos de amarre, espías, etc.
Portalón. Son pasos francos establecidos en las bandas de un buque para el embarque
y desembarque de las personas y efectos portátiles. Por su parte exterior se montan las
mesetas de las escalas reales.
También reciben el nombre de imbornales los tubos que, partiendo de las cubiertas
más altas, recogen el agua que por cualquier causa hay en ellas, continuando a lo largo
del costado para salir en las proximidades de la flotación.
Fogonadura y carlingas. Las fogonaduras son aberturas circulares por donde atraviesan
las cubiertas de un buque, los palos, el cabrestante, etc., hasta llegar a su asiento
respectivo.
La Carlinga es el armazón formada por una o varias piezas sobre la que descansa el
extremo de un palo; llamado mecha, de un bitón, del eje de un cabrestante, etc.,
llamándose en cada caso carlinga del elemento que se refiere.
Pasamanos. Barras metálicas delgadas, o barandas de madera, que corren a una y otra
banda de las escalas, de la toldilla, del castillo, de un puente, etc., para servir de apoyo.
Para el mismo fin, y con idéntico nombre, se emplean cadenas galvanizadas, cabos y
cables.
Escalas. Escala real o principal. Es la que está armada al costado de estribor, provista de
candeleros y de sus correspondientes pasamanos; va del portalón a la superficie del
agua.
Escala de tojinos. Van en el costado del buque desde la borda a la línea de flotación, y
estaba formada par una serie de barrotes de madera clavados en el costado (tojinos).
Hoy, son trozos de gruesa cabilla encorvados por los extremos que se remachan al
costado, que van colocados paralelos entre sí, formando como escalones de una escala
para subir a bordo.
Las diferentes escalas que hay a bordo toman los nombres de los parajes a los cuales
conducen; así: escala de cámara, de máquinas, del puente, del castillo, etc.
También se utilizan las defensas de bola, denominadas así por su forma esférica,
constituidas por un tejido de fibra vegetal relleno de jarcia o caucho.
Lumbreras.- Escotillones con cubierta de cristales para dar luz y ventilación a las
cámaras, máquinas y, en general, al entrepuente inferior.
Lumbrera de patente.- Orificio redondo abierto en las cubiertas con el mismo objeto, el
cual se cubre por un fuerte cristal llamado ojo de buey.
Saltillo.- Se llama así a una construcción ligera que se levanta en la medianía del buque,
y en general, se llama saltillo a toda diferencia de altura que forme escalón sobre una
cubierta, por pequeño que sea su peralte.
Amura.- Lugar del buque donde está situada la cuaderna del mismo nombre; también
es la zona más curva del casco en las proximidades de la proa.
Aleta.- Pieza que forma la última cuaderna de popa y va unida a las extremidades de
las piezas de diversas dimensiones que cruzan el codaste. También se denomina así la
parte más curva del costado en las proximidades de la popa.
Los laterales de las bodegas lindantes con el casco van con un forro de madera para
preservar las mercancías.
En los buques de pequeño porte se utiliza la voz españolizada cala para designar a la
bodega.
Capítulo 2
MEDIDAS DEL BUQUE
Generalidades. - Formas de los buques.- Eslora.- Manga. - Puntal.- Calado. - Arrufo y
quebranto. - Desplazamiento, sus clases. - Peso muerto. - Porte.- Franco bordo.
Generalidades.
Formas de los buques. Las formas de los buques son muy variables, se determinan en
función de una serie de características tales, como la potencia necesaria para darles
una velocidad determinada, la carga a transportar, su habitabilidad, sus condiciones de
seguridad en la mar y su estabilidad. Es común a todas las formas de los buques la
propiedad de simetría con respecto a un plano llamado longitudinal que, es
perpendicular a la superficie del agua cuando el buque esta adrizado y se encuentra
situado en el sentido de su máxima dimensión. La dificultad de la representación de las
formas tridimensionales del buque conduce a la utilización de un sistema en que se
presentan en dos dimensiones sus formas al proyectarlas sobre tres planos diferentes.
Para comprender mejor este procedimiento, huyendo de los métodos de la geometría
descriptiva, se utiliza la ayuda didáctica de suponer al buque en el interior de una caja,
de tal forma que sus lados sean tangentes a su fondo, costados, proa y popa.
Los planos paralelos al transversal en su intersección con el casco forman las secciones
transversales del buque o cuadernas de trazado que se numeran desde la popa hacia
la proa. La sección transversal de área máxima y que suele coincidir con la sección
media se denomina cuaderna maestra.
Los planos paralelos al longitudinal en su intersección con el casco forman las secciones
longitudinales del buque. El plano longitudinal que divide al buque en dos partes
simétricas se conoce también como plano de crujía.
Plano de crujía.- Es el plano longitudinal que divide al buque en dos partes simétricas.
Puntal. Altura de un buque o distancia vertical contada desde el plan hasta la cubierta
principal. También se puede definir el puntal diciendo que es la suma del calado y del
franco bordo. Puede ser:
Si el buque flota sin diferencia y se halla adrizado (su escora es cero), el calado será igual
en todos sus puntos; en caso contrario, el calado es variable, según el punto en que se
tome, entendiéndose por calados de proa y popa las porciones de las perpendiculares
extremas comprendidas entre la flotación y la quilla.
Calado medio. Es la semisuma de los calados de proa y popa, y debe ser el calado en la
mitad de la eslora.
Para medir los calados se emplean las escalas de calados que son dos graduaciones en
la roda y en el codaste; los buques con eslora superior a 91 metros, llevan una tercera
graduación en la cuaderna maestra a ambas bandas. La graduación está en decímetros
e indica el calado relativo a la flotación que pasa por los cantos inferiores de las cifras.
Todos los buques están obligados a llevar pintadas con números blancos o negros,
según el color de que vaya pintado el buque, las escalas de calados, las cuales irán
marcadas en dobles decímetros, teniendo los números la altura de un decímetro,
pintándose únicamente los pares, e indicándose aquellos por medio de trazos, siendo
el correspondiente a cada número el colocado en su parte inferior. Por influencia
británica existe la costumbre muy extendida de marcar el calado en pies ingleses.
Tanto los trazos como los números se granetearan sobre la plancha del casco para que
queden materializados y no desaparezcan con la pintura.
Las marcas de calado de desplazamiento facilitan el calado del buque desde el canto
bajo de la quilla, y sirven para determinar el desplazamiento y asiento del buque.
Arrufo y Quebranto.
Arrufo Quebranto
En un buque con arrufo se verifica que el calado medio (promedio) es menor que el
calado al medio, denominándose arrufo a la diferencia que existe entre estos dos
calados.
En virtud del principio de Arquímedes, todo cuerpo que flota desaloja un volumen de
agua cuyo peso es igual al peso del objeto o cuerpo flotante; esta es, pues, la ley que
rige el equilibrio de los cuerpos sólidos que se encuentran a flote en un medio líquido.
Con tal motivo, en un buque que flota ocurrirá que el peso del buque es igual al peso
del agua desalojada por la obra viva, es decir, igual al volumen de esta obra viva
multiplicado por la densidad del agua. Este valor, peso del buque, se denomina
desplazamiento, se expresa en toneladas métricas, o sea de mil kilogramos, y sería lo
que marcaría una báscula si sobre su plataforma pudiéramos colocar al buque; a estas
toneladas métricas se les denomina toneladas de desplazamiento.
El desplazamiento de un buque varía con su estado de carga. Ello hace que apenas se
utilice en los buques mercantes, pues en éstos lo que interesa es su capacidad para
comerciar, que nunca puede estar indicada por el peso del casco, maquinaria, etc. En
cambio, en los buques de guerra, cuyo estado de carga tiene oscilaciones más
pequeñas, suele emplearse siempre el desplazamiento para dar idea de su tamaño.
A todos los buques se entrega un diagrama con las curvas de desplazamiento, tanto
para agua salada como para agua dulce. Estas curvas son sensiblemente líneas rectas
y entrando con el calado del buque facilitan su desplazamiento para cada estado de
carga.
Porte. Se denomina así el peso máximo de carga, comercial que puede transportar el
buque, suponiendo cargados también al máximo los tanques de combustible, tanques
de aceites de lubricación y de agua de reserva, pañoles de víveres y demás efectos de
consumo normal.
Franco bordo. Es la distancia medida sobre el costado del buque, a la mitad de la eslora
de la flotación en carga, desde el canto alto de la línea de cubierta hasta el canto alto
de la línea de carga correspondiente.
La cubierta de franco bordo será normalmente la cubierta completa más alta expuesta
a la intemperie y a la mar, dotada de medios permanentes de cierre en todas sus
aberturas, y bajo la cual todas las aberturas en los costados del buque estarán dotadas
de medios permanentes de cierre estanco.
La línea de cubierta es una línea horizontal de 300 mm. de longitud y 25 mm. de ancho
que, se encuentra marcada en el centro del buque, a cada costado, y su borde superior
pasa normalmente por el punto en que la prolongación hacia el exterior de la cara
superior de la cubierta de franco bordo corta a la superficie exterior del forro.
La marca de franco bordo está formada por un disco de 300 mm. de diámetro y 25 mm.
de espesor, atravesado por una línea horizontal de 450 mm. de largo y 25 mm. de
espesor, y cuya arista superior pase por el centro de dicho disco. El centro de este disco
Ira colocado a la mitad de la eslora, en la flotación y la distancia desde el mismo hasta
la arista superior de la línea de cubierta es el valor del franco bordo, para verano en agua
salada.
El centro del disco y la arista superior de la línea que lo atraviesa sirven de punto de
partida para la determinación de las distintas marcas que, según los casos, señalan los
valores del franco bordo.
Estas marcas consisten en líneas horizontales de 250 mm. de largo y de 25 mm. de
espesor, dispuestas perpendicularmente a otra línea vertical trazada a proa del disco y
a 450 mm. de distancia de su centro. La marca de franco bordo para agua dulce está
dirigida hacia la popa del buque y las demás hacia la proa.
Marca de franco bordo de verano. La arista superior de la línea que pasa por el centro
del disco en los buques de vela, y la misma arista de la línea marcada V y trazada en su
prolongación en los buques de propulsión mecánica, indica el calado máximo que se
autoriza en agua salada cuando el buque toma carga en los puertos de Europa y del
Mediterráneo entre el 1º de abril y el 30 de septiembre, ambos inclusive, o en las demás
partes del globo, en el periodo correspondiente a igual estación.
Marca de franco bordo de invierno. La arista superior de la línea marcada I indica el límite
máximo de inmersión que se autoriza a los buques en agua salada que tomen carga en
los puertos de Europa y del Mediterráneo entre 1º de octubre y el 31 de marzo inclusive,
o en las demás partes del globo, en el periodo del año correspondiente a igual estación.
Marca de franco bordo de invierno en el Atlántico Norte. La arista superior de la línea ANI
indica el límite máximo de inmersión que se autoriza para navegar en agua salada en
los viajes efectuados desde 1º de octubre hasta el 31 de marzo entre los puertos de
Europa o del Mediterráneo y los puertos de la costa de América, al Norte de Cabo
Hatteras.
Marca de franco bordo en los mares tropicales. La arista superior de la línea T indica el
límite máximo de inmersión autorizado para navegar en agua salada al salir para viajes
efectuados en los mares tropicales y en el Océano Indico, entre Suez y China.
Marca de franco bordo en agua dulce. La línea superior de la arista D indica el límite
máximo de inmersión que se autoriza al buque que tome carga en agua dulce en la
estación de verano.
Los buques de propulsión mecánica llevaran todas las marcas que quedan enumeradas;
pero los que no se dediquen a navegar en el Atlántico Norte ni en los Mares Tropicales
quedaran exentos de llevar las marcas correspondientes a estas navegaciones.
Trazado de marcas. El disco y las líneas se pintaran de blanco o amarillo en los costados
que estén pintados de oscuros, y de negro en aquellos que lo estén en colores claros. El
centro del disco y la posición de cada línea estarán marcados a cincel o graneteado de
modo permanente.
La marca de arqueo va en cada costado del buque a popa de la cuaderna maestra y tan
cerca de ella como sea posible.
CAPITULO 3
TIPOS DE BUQUES Y MATERIALES EMPLEADOS EN SU CONSTRUCCION
Generalidades.
En la construcción naval se ha utilizado la madera en exclusiva hasta finales del siglo
XVIII. Poco a poco ha ido sustituyéndose, este material y en la actualidad sólo se
construyen de madera algunos buques muy especiales como dragaminas, pesqueros
y embarcaciones de pequeño porte.
Buque colchón de aire. Aquel que tiene la capacidad de mantenerse sobre la superficie
del mar por efecto de un colchón de aire creado debajo de su casco, es decir flota en el
aire próximo a la superficie del mar. Utiliza propulsión de avión o de chorro de agua. Se
le denomina también aerodeslizador, encontrándose entre ellos el hovercraft.
En todas las Marinas de Guerra del mundo existen buques especiales que las
distinguen a unas de otras; ahora bien, se pueden considerar una serie de tipos
generales de buques comunes a muchas de ellas que a continuación se indican:
Crucero. Es el buque de guerra cuyo desplazamiento oscila entre las 5,000 y 15,000
toneladas, de elevada velocidad, gran autonomía y fuerte armamento antiaéreo y
antisuperficie, y en menor cuantía antisubmarino. Además, suelen ir dotados de los
elementos de comunicaciones e información precisos para el ejercicio del mando de
una fuerza naval. Hoy día existen en número reducido, en las marinas de guerra más
importantes.
Destructor. Es el buqué de guerra con un desplazamiento alrededor de las 3,000
toneladas con armamento antisubmarino, antisuperficie y antiaéreo, y con los medios
de detección adecuados para el empleo correcto del armamento, además tiene
elevada velocidad; se emplea en una gama amplia de misiones, tanto ofensivas como
defensivas Los tipos de destructores son variables según la cantidad y predominio de
un tipo u otro de armamento, y cada marina de acuerdo con sus necesidades,
determina el tipo que le es más conveniente. El destructor es esencialmente un buque
de flota, aunque en ocasiones se utilice en escolta, de convoyes oceánicos.
Fragata. Es el buque de guerra que posee un desplazamiento entre las 1,100 y 3,000
toneladas, de velocidad inferior al destructor y tiene armamento antisubmarino,
antisuperficie, y antiaérea en las combinaciones adecuadas a las necesidades de cada
marina. Su utilización primordial es en la protección de convoyes oceánicos, aunque en
algunas marinas se integran en las flotas.
Lanchas rápidas. Es un buque que en los últimos años ha tenido un auge importante;
tiene un desplazamiento entre las 100 y 500 toneladas y da una velocidad sostenida
superior a los 25 nudos. Además su característica peculiar es que posee un poderoso
armamento que las sitúa como enemigos peligrosos de los buques de guerra mayores,
componentes del grueso de una flota. La clasificación de las lanchas rápidas se hace en
función de su principal armamento. Así,
lancha rápida lanzamisiles es la que tiene misiles antibuque superficie-superficie;
lanchas rápidas torpedera y cañonera según el armamento que tenga, y por
último
lancha rápida patrullera, utilizada por los servicios de vigilancia de costa, dotadas
con un armamento ligero y que se las conoce también como patrulleros.
Buques para la guerra anfibia. La gama de buques especiales que se utilizan para este
tipo de guerra es amplia. Se podría reunir básicamente en transporte de ataque, buque
de desembarco y lancha de desembarco.
Las lanchas de desembarco son embarcaciones con capacidad para varar en la playa,
pero tienen limitada su capacidad de navegación y han de ser transportada hasta la
zona próxima a la playa por buques de mayor porte, generalmente los transportes de
ataque.
El dragaminas es aquel que cuenta con una serie de dispositivos que le capacitan para
el rastreo y destrucción de minas, suelen ser de pequeño desplazamiento y poco
calado. Hay dos tipos de dragaminas, el oceánico y el Costero, siendo su tamaño lo que
los diferencia.
El cazaminas es aquel que posee una serie de equipos de detección submarina para la
localización de las minas y posterior destrucción.
Buques auxiliares. Son aquellos buques de la Marina de Guerra que tienen funciones de
apoyo logístico a la Fuerza Naval, o se les emplea en misiones científicas tradicionales
en las Marinas. Entre los primeros están los buques petroleros de flota, de
aprovisionamiento, nodriza, taller, de transporte, y entre los últimos, los buques
hidrógrafos y oceanógrafos.
Buque petrolero. Es aquel que ha sido construido para transportar combustible líquido
en tanques. Se llama también buque cisterna o tanque. La evolución de la flota
petrolera mundial en los últimos años ha sido enorme. Dentro de este tipo de buques
se encuentran los petroleros de crudos que realizan el transporte desde los países
productores de petróleo a los países industrializados que lo refinan; estos buques son
destacables por su tamaño y el gran número de ellos existentes en la flota mundial. A
partir de las 350,000 toneladas de peso muerto se les conoce con el nombre de
superpetroleros o supertanques.
Las rutas del petróleo están cubiertas por numerosos buques petroleros que originan
un mayor riesgo de accidentes de mar, abordajes y varadas exigiendo el que dispongan
de mejores medios para su maniobrabilidad en puerto y en la mar, así como para su
seguridad.
A los petroleros se les exige menor franco bordo que a los restantes buques de carga,
debido a que las escotillas de acceso a sus tanques de carga son estancas, muy sólidas
y de reducido tamaño; así como por estar el buque dividido en mayor número de
compartimentos estancos que los otros buques mercantes. En consecuencia, la
cubierta superior queda muy próxima a la superficie del mar, y es alcanzada por las olas
en cuanto hay algo de mar. Debido a ello disponen los petroleros de una pasarela a
crujía que va desde el castillo hasta la toldilla.
Buques para el transporte de carga líquida. Este tipo de buque que se asemeja al
petrolero se utiliza para la carga líquida y en las flotas mercantes aparece en una gama
muy variada como ejemplo claro de la tendencia a la especialización en el transporte
marítimo. Entre ellos se incluyen los buques transporte de gases licuados, bien sea
gases derivados del petróleo, o bien gases licuados naturales. En el primer caso, la carga
se lleva en tanques cilíndricos especiales con una instalación que lo mantiene a una
temperatura de -33°C; en el segundo caso la carga se lleva en tanques esféricos de
materiales especiales en los que se debe mantener una temperatura de -164°C; en
ambos casos la carga se mantiene a gran presión.
Otros buques clasificados en este grupo son los asfalteros, de productos químicos,
transporte de disolventes, de aceite vegetal, de vino y varios más específicamente
preparados para el transporte de los diferentes líquidos.
Buque para carga a granel o bulkcarrier. Es aquel que transporta graneles sólidos y ha
surgido como derivado del tradicional buque mineralero, dedicado exclusivamente al
transporte de mineral, con el fin de dar una mayor posibilidad de carga y aprovechar
mejor los viajes. Las características que definen a este buque son:
El peso muerto de este tipo de buques oscila entre 3,000 y 200,000 toneladas y
generalmente se le designa por el nombre derivado de la carga que transporta, así
encontramos tal variedad de nombres como maderero, cementero, mineralero,
salinero, arenero, para fosfatos y otros.
El buque LASH no suele atracar a los muelles, sino que en la rada, a cualquier hora del
día o de la noche, o en día festivo, arría o recoge sus barcazas siguiendo viaje tras muy
corta estancia en puerto.
Buque para cargamento rodado. Se pueden denominar también para carga rodante,
correspondiendo al término anglosajón de buque roll on - roll off cuya particularidad
esencial es que manipula la carga en el sentido horizontal, embarcando la mercancía
directamente desde el muelle sobre ruedas. Existe gran variedad de tipos y tamaños
de buques ya que en general se construyen para una carga específica y para una línea
determinada, así hay buques Ro-Ro para el transporte de carga en pallets, automóviles,
camiones, remolques y vagones de ferrocarril; todos ellos se caracterizan por las
grandes portas situadas a popa, proa y costados. Para el acceso al buque desde el
muelle se utilizan rampas que en algunos casos están incorporadas a las portas, y la
distribución interior de las cargas entre las distintas cubiertas se realiza a través de
rampas colocadas en el sentido longitudinal del buque, o por ascensores instalados a
crujía.
Entre los buques ya descritos existen algunos con una serie de características que les
son comunes. Entre ellas se encuentran las correspondientes a los buques refrigerados
y frigoríficos que responden a varios de los tipos ya descritos, siendo esta cualidad
aplicable bien a sus bodegas, o, en el caso de los portacontenedores, los contenedores
se conectan a la red frigorífica del buque.
Una clasificación muy general de los buques es en función del tipo de transporte
comercial solamente entre puertos del país de su bandera, o bien, entre distintos
países; o, también, por el tiempo que necesitan para recalar en puerto o fondeadero
seguro; denominándose buque de cabotaje o buque de navegación de altura.
Otro concepto aplicable a varios es el buque tramp que es aquel que no cubre un
servicio regular y solamente navega a la aventura en busca de la carga allí donde la
haya.
Por último, los buques conocidos como especiales por las funciones que desempeñan
son los remolcadores, cableros, rompehielos y para cargas pesadas.
Buque para cargas pesadas. Tienen reforzada la estructura y poseen medios de alta
potencia para el movimiento de la carga.
Pesquero con varas y Tiñas, utilizado para la captura del bonito, congrio, bacalao,
palometa; suele llevar tanques para el cebo vivo y la pesca se efectúa por hombres
colocados a lo largo del costado en la amurada, cada uno con un aparejo. Dentro de
este grupo se encuentran los pesqueros portugueses que se dedican al bacalao,
realizando la faena por medio de un número apreciable de pequeños botes que
transportan al lugar de pesca y son tripulados cada uno por un marinero que pesca con
sedal.
Pesquero con arte de cerco, dedicado a la captura del atún, bonito, sardina, arenque,
boquerón y otros. Entre los pesqueros de este tipo son muy conocidos los llamados por
los ingleses seiner. El procedimiento general utilizado por este tipo de buques para
pescar consiste en una primera fase de localización de los bancos de peces, bien por
medios visuales, acústicos o de medición de temperatura del agua del mar, y a
continuación se larga el arte auxiliado por embarcaciones menores y rodeando la pesca
y cerrando el fondo de la red por medio de una jareta. En España se les conoce con
diversos nombres tales como traíña, tarrafa, mamparra o luz artificial, a la ardadora, a
la manjúa, al galdeo.
Pesquero de arrastre, es el que remolca una red llamada copo a una profundidad
próxima al fondo, siendo el tipo más generalizado. Las clases que existen son diversas
en función de los procedimientos que utilizan, entre ellas están:
- El bou o trawler para la pesca de altura que larga, recoge y arrastra el arte por el
costado,
- La baca, que larga y arrastra el arte por la popa y la recoge por el costado;
- La pareja, que son buques preparados para arrastrar el arte entre dos;
- El moderno pesquero con rampa a popa que realiza toda la faena con la maniobra
a popa y a través de la rampa.
Pesquero con nasa para la pesca de crustáceos, entre este tipo se encuentran los
langosteros.
Pesquero para el palangre, que utiliza el arte de palangre.
Ballenero, que realiza la pesca arponeando al cetáceo por medio de un cañón lanza-
arpones situado en la proa del buque.
TREN NAVAL.
Gabarra. La misma anterior pero sin propulsión propia y casi siempre sin cubierta. Viene
a ser un lanchón grande.
Lanchón. Embarcación que tiene distintos usos.
Chata. Embarcación de fondo plano usada en puertos de poco fondo para el transporte
de carga.
Gánguil. El que transporta fuera de puerto los productos extraídos por las dragas.
Gaviete. Embarcación con un pescante a proa y molinete en cubierta para las faenas de
anclas, cadenas y muertos.
Remolcador de altura (R A), el que tiene desplazamiento superior a las 400 toneladas.
Petrolera de puerto (P P), cuando su potencia de máquinas sea igual o inferior, a 400
HP y su desplazamiento superior a 400 toneladas.
BUQUES DE RECREO.
Los buques de recreo componen la llamada marina deportiva que en los últimos años
ha experimentado un incremento notable. De una forma genérica los buques de recreo
se denominan yates y se agrupan en dos tipos básicos en función del sistema principal
de propulsión empleado:
Los materiales empleados en la construcción naval son de una gran variedad, siendo el
acero el material básico entre todos los que se utilizan. La estructura del buque se hace
a base de acero de resistencia adecuada. En la superestructura del buque se utilizan
principalmente materiales de aleaciones ligeras a base de aluminio, en razón de una
disminución de pesos altos y una mejora de estabilidad. En algunos buques menores,
botes salvavidas y embarcaciones de recreo se emplean materiales plásticos y madera.
En lo que se refiere a los buques de guerra, la aleación ligera se está empleando también
en la construcción de los cascos de lanchas rápidas y en superestructuras.
Los elementos de aluminio y sus aleaciones se unen por los siguientes procedimientos:
soldadura, remachado, atornillado, y por adhesivos. El más utilizado de todos es la
soldadura, que resulta delicada en el aluminio y requiere un proceso especial.
Generalidades
Las «cuerdas» utilizadas a bordo llevan el nombre genérico de cabos. Este capítulo será
un compendio de los conocimientos mínimos que el hombre de mar debe tener sobre
los diferentes tipos de cabos existentes y las operaciones a realizar con ellos: nudos,
ligadas, ayustes, etc. Es tan enorme la cantidad de operaciones a realizar con los cabos,
que la tradición marinera ha acumulado a lo largo de siglos, que justifica por sí sola el
dedicarle una obra. Aquí se expondrán solamente los conocimientos indispensables al
hombre de mar". En nuestro folleto «Cabos y nudos» se trata con mayor amplitud esta
materia.
Elaboración mediante colchado. La primera operación que hay que hacer' para elaborar
un cabo, es unir un puñado de fibras, vegetales o sintéticas, y retorcerlas sobre sí
mismas. A 'este retorcimiento se le denomina colchado y se suele hacer de izquierda a
derecha: colcha a la derecha. El grupo de fibras colchadas a la derecha forman una
filástica.
El paso siguiente a realizar es retorcer o colchar varias filásticas entré sí, pero ahora en
sentido contrario, o sea, de derecha a izquierda: colcha a la izquierda. De esta forma se
obtiene un cordón. Con tres o cuatro cordones colchados a la derecha, se forma una
guindaleza. Guindaleza son la mayoría de los cabos que se encuentran a bordo.
Cuando está formada por cuatro cordones, lleva un cordón interno colchado al revés,
llamado alma. El objeto del alma es ocupar el espacio interior que dejan los cuatro
cordones, evitando así que la guindaleza -se aplane y deforme. Por último, tres o cuatro
guindalezas colchadas a la izquierda forman un cabo normalmente voluminoso
denominado calabrote. Los calabrotes se utilizaban tradicionalmente - como cabos de
amarre de gran resistencia en arsenales y muelles. En algunos lugares se conocen
también por cables. En la actualidad apenas se utilizan.
Elaboración mediante tejido o trenzado. Los cabos colchados tienen facilidad para
liarse, coger vueltas o cocas. Para evitar esto, se utilizan cabos elaborados mediante
tejido o trenzado. De los anteriores, existen en la actualidad dos grandes grupos, los
cabos de escasa mena fabricados mediante tejido de filásticas, tradicionalmente
denominados beta tejida, y los cabos de gran mena, de ocho cordones trenzados,
utilizados en el amarre de buques.
De los cabos tejidos con filástica, hay varios tipos (fig. 4.3). El más sencillo, figura 4 .3 a),
es el tejido simple, consistente en un tubo hueco formado por filásticas tejidas entre sí,
la mitad hacia la derecha y la otra mitad hacia la-izquierda. La figura 4.3 b), muestra
otro tipo de cabo en el cual las filásticas externas se tejen alrededor de un grupo de
filásticas que hace de alma. Una tercera forma de elaboración, figura 4 .3 c), es mediante
el doble tejido que no necesita explicación. En todos los anteriores, se procura que las
filásticas al tejerlas queden poco apretadas, con objeto de que el cabo resulte flexible y
manejable. Este cabo se utiliza sobre todo en drizas y escotas.
Para explicar la fabricación de cabos de ocho cordones, se utiliza la figura 4 .4. Como
puede verse, consta de cuatro pares de cordones. Los cordones 1, 2, 7 y 8 están
colchados a la izquierda, mientras que los restantes lo hacen a la derecha. Cada dos
parejas opuestas se entrelazan entre sí alternativamente. Así, la pareja 1-2 con la 7-8 en
sentido derecho, a continuación la 3-4 con la 5-6 en sentido izquierdo, de nuevo la 1-2 y
7-8 en sentido derecho y así sucesivamente. El cabo resultante es de gran resistencia,
manejable y sin tendencia a enrollarse.
El algodón es una fibra que durante mucho tiempo se ha usado para cabos de poca
mena, en beta tejida, tales como drizas, escotas, etc. En la actualidad está siendo
desplazado por el nylon.
Entre las fibras sintéticas, el nylon es la más resistente, de poco peso y mucha
resistencia a los elementos y ácidos. Nylon es el nombre comercial más conocido de las
poliamidas. Otras poliamidas de características similares al nylon son las denominadas
perlón, enkalón, amilán. Una cualidad que a veces es un inconveniente, es que al ser
sometido a una carga, estira un alargamiento de un 30% es normal en un cabo de nylon,
sin que éste sufra. Por dicha razón y, abundando en lo que se dijo en el párrafo anterior,
un cabo de nylon no sirve como tira de arriado de un bote. Si se utilizara, el bote
alcanzaría un movimiento de vaivén arriba y abajo que, sobre todo con mar, resultaría
muy peligroso. Otro inconveniente del nylon es que es muy escurridizo. Al amarrar un
cabo de nylon bajo tensión a una bita o cornamusa, habrá que dar más vueltas que a
uno de abacá o sisal, pues, de lo contrario, se puede escapar. Asimismo, al hacer
costuras en cabos de nylon, los cordones tienden a escaparse, por lo que hay que tener
la precaución de, al finalizar la costura, dar una ligada cada dos medios cordones. El
coeficiente de seguridad que se aplica en el nylon para el cálculo de esfuerzos, es de un
noveno (1/9). Las guindalezas de nylon no deben ser usadas en cargas con capacidad
para girar, pues en tal caso tienden a descolcharse.
Para conseguir una larga duración de la cabullería con vistas a una mayor seguridad en
las maniobras, es menester tener en cuenta los siguientes extremos:
-debe preservarse a los cabos de roces sobre zonas rugosas o aristas agudas que
los deterioran. A tal fin una solución eficaz es forrarlos con lona o mangueras
viejas de contraincendios. En las estachas de nylon cuando trabajan con mucha
tensión sobre una bita, en la zona de roce aparecen algunas fibras superficiales
que se funden por efecto del calor. Esto no afecta grandemente a la resistencia
del cabo;
el calor es otro elemento perjudicial para los cabos. El calor excesivo pudre a las
fibras vegetales y reblandece a las artificiales. Cuidado especial debe tenerse con
una amarra de fibra vegetal bajo tensión y mojada que se somete al sol. Al
secarse se contrae y puede romper.
La humedad deteriora los cabos, sobre todo los vegetales, por lo que es
importante que se estiben completamente secos. El lugar de estiba debe, a su
vez, estar ventilado;
Las fibras vegetales no deben lavarse con productos detergentes que las atacan.
En cambio las fibras artificiales apenas son atacadas por aquellos productos. En
el caso del nylon se hace muy escurridizo cuando se mancha con grasa o aceite,
por lo que es necesario lavarlo con gas-oil.
Es de suma importancia que los cabos no tomen vueltas o cocas, las cuales
retuercen las fibras de mala forma y debilitan la totalidad del cabo. Para ello,
como más adelante se explica con detalle, las vueltas a cabrestantes han de
hacerse en sentido del reloj para las guindalezas colchadas a la derecha. Los
cabos elaborados mediante trenzado o tejido no poseen este inconveniente.
Especial cuidado para que no tome vueltas, ha de tenerse al deshacer un rollo
de cabo que viene de fábrica. Los rollos vienen en forma cilíndrica y compacta.
Para que el cabo salga sin vueltas, es preciso hacer girar el rollo a medida que se
tira del cabo. Si el cabo es de gruesa mena, para deshacerlo puede acudirse al
procedimiento de la figura 4.6. Como puede verse, con un grillete giratorio, una
caña de cable y dos maderas en forma de cruz, se monta el dispositivo para
desenrollar el cabo. Otro método para desenrollar el cabo consiste en rodar el
rollo por cubierta;
Los cabos que se utilizan a bordo para las maniobras de fuerza (aparejos, amarre)
forman la llamada jarcia de cuerpo. Suelen ser de mena superior a 12 milímetros. Para
usos auxiliares de la maniobra (cosiduras, ligadas, guías para dar las amarras), se utilizan
cabos de menor mena cuyas principales variedades indicamos a continuación:
Todo cabo, tanto formando parte de un aparejo como con independencia, tiene tres
partes bien diferenciadas: chicote, seno y firme.
Seno. Se llama así a cualquier trozo de cabo intermedio existente entre los dos
extremos.
Firme. Como su propio nombre indica, es el extremo del cabo que va unido a la
estructura firme del buque.
4.7. Adujado de la maniobra.
El método general de recoger un cabo, consiste en formar círculos sobre cubierta con
él, en el sentido -de las agujas del reloj y empezando por la parte más próxima al firme.
Esto se puede ver en la figura 4 .8 a) y 4.8 b). Una vez recogido todo el cabo, se le da
media vuelta a todo el conjunto, figura 4 .8 c), con objeto de que al trabajar el firme, el
cabo salga sin dificultad. A esta operación se la denomina adujar al derecho.
Si las adujas se toman en sentido contrario a las agujas del reloj, se dice que se ha
adujado en contra. En estas condiciones, cuando haya de trabajar de nuevo el cabo,
tomará vueltas o cocas y se enredará. Esto es debido al colchado de los cabos.
Cuando las adujas son todas del mismo tamaño y están claras, se dice que se ha
adujado por igual.
Para ello, se aduja primero de forma normal y después se le da vueltas al chicote, como
puede apreciarse fácilmente. Con cabos de gruesa mena y en los que se desea disponer
de ellos con rapidez, tales como los de amarre, se suele utilizar el adujado a la
guacaresca (fig. 4.10) o de forma oblonga.
Extremo importante a tener en cuenta, es que las adujas que van a salir primero, deben
estar por encima de las demás. A veces es preciso recoger un cabo con las manos. Para
ello, se coge, el cabo con la mano izquierda y con la derecha se van tomando adujas en
sentido del reloj (fig. 4.11).
Se puede también hacer con la mano derecha cuidando de que el sentido de recoger
las adujas sea el de las manecillas del reloj. En algunas ocasiones, en lugar de dejar el
cabo recogido en el suelo, se prefiere colgar las adujas de la cornamusa o cabilla en que
está hecho firme. Para ello se procede como indica la figura 4 .12. Primero se aduja de
la forma ya conocida. A continuación se sacan dos o tres vueltas de la parte cercana al
firme y con ellas se le dan varias vueltas al conjunto, metiendo un seno por el ojo y
abrazándolo. A continuación este conjunto se cuelga por el ojo de la cornamusa o
cabilla.
4.8 Nudo, costura y ligada
Las operaciones con uno o varias cabos, tales como empalme de dos cabos,' unión de
un cabo al firme del buque, etc., pueden realizarse de dos maneras fundamentales, bien
entrelazando los cabos, lo que se llama nudo, o bien haciendo que los cordones de cada
chicote atraviesen entre los cordones de alguno de los cabos, con lo cual se consigue
una costura. El nudo tiene como ventaja su mayor facilidad para hacerlo y deshacerlo.
La costura, por el contrario, se realizará cuando la unión ha de quedar de forma
permanente. Su acabado es más perfecto y ocupa menor volumen que el nudo, lo que
es una ventaja cuando el cabo ha de laborear por roldanas. Para mejorar la resistencia
y aspecto del nudo o costura, se le termina a veces con una ligada, que consiste en
darle unas vueltas al cabo con hilo de velas. Más adelante se verán algunos ejemplos.
Azocar un nudo o trinca es apretarlo bien, mientras que si el cabo se suelta de donde
estaba sujeto, se dice que se ha zafado.
Ayustar o empalmar es unir entre sí dos cabos por sus chicotes mediante nudos o
costuras. Veamos varias de las formas más usuales que hay para ayustar cabos.
Nudo llano. Es un nudo ampliamente utilizado. Para realizarlo (Fig. 4.13) se cruzan
por dos veces consecutivas los chicotes de ambos cabos. Al cruzar por segunda
vez los chicotes, debe hacerse de la forma que se indica en la figura, para que el
nudo tenga consistencia y no como en la figura 4 .14.
Este nudo tiene la ventaja de que no se zafa, pues cuanto más trabajan los cabos, más
se azoca. Por otra parte, si se quiere deshacer, se consigue fácilmente mientras los
cabos no trabajen. A cada uno de los pares de cabos que salen del nudo, puede dársele
una ligada para mayor seguridad.
Nudo ordinario. Cuando los cabos a empalmar son de mucha mena, el nudo llano
resulta demasiado voluminoso. En su lugar se utiliza el presente nudo (fig. 4.15)
el cual se explica a continuación. En primer lugar se hace un lazo con uno de los
chicotes. El otro chicote se introduce en el lazo siguiendo alrededor el mismo
como se indica en la figura.
El nudo azocado queda como en la figura 4 .16, pudiéndose, si se desea, dar una ligada
entre cada chicote y el firme, figura 4 .17.
Costura redonda. Sirve esta clase de costura para ayustar dos cabos colchados.
Para ello se descolchan en primer lugar los cordones de ambos cabos y se
colocan intercalados como se indica en la fig. 4.18 a).
Conviene antes hacer una pequeña ligada a cada uno de los chicotes, para que no se
descolchen más de la cuenta. Una vez intercalados los cordones de uno y otro, cabo, se
le da una ligada-a todo el conjunto y se deshacen las dos ligadas provisionales.
A continuación se procede como se ve en la figura 4 .18 b). El cordón 1 se pasa por
encima del 1 y se introduce debajo del 3. El 3' se pasa por encima del 2 y debajo del 1. El
2 se pasa por encima del 3 y por debajo del 2. Con los cordones 1, 2 y 3 se hace lo propio,
o sea, pasar cada uno por encima del que tiene delante e introducirlo en el siguiente.
Con ello se tiene realizada la primera pasada tal como se ve en la figura 4.18 c). La
siguiente pasada se hace de igual forma que la anterior, saltando cada uno de los 6
cordones el que tiene delante para introducirse en el siguiente. La tercera pasada se
hace de forma análoga, pero conviene reducir el grosor de cada cordón para que la
costura no sea demasiado voluminosa.
Costura larga española. La costura redonda tiene como inconveniente que resulta de
mucho espesor, por lo que no sirve en caso de que el cabo deba laborear por un aparejo.
En su lugar, se utiliza la costura larga.
Atortorar es unir dos cabos en cualquiera de sus partes entre sí mediante una ligada
con otro cabo de menor me .a. Para atortorar se cogen los dos cabos con una prensa
(máquina de atortorar) y se le dan una ligada. También se puede dar la ligada
directamente, en cuyo caso es necesario utilizar una cabilla para poder azocar bien la
ligada. En las figuras 4 .20 y 4 .21 se exponen sendos ejemplos de atortorar dos cabos.
4.11 Amarrado de un cabo a una estructura firme.
En este apartado se pasará revista a las distintas formas que existen para unir un cabo
a una percha, argolla, cornamusa, cabilla o bita.
Cote. Es el nudo más sencillo utilizado para unir un cabo a una percha o argolla.
Consiste, como puede apreciarse en la.' figura 4 .22 en hacer una lazada tras
rodear la percha o argolla con el cabo. Normalmente se suele dar más de un cóte,
como se indica en la figura. Adviértase que si el primer cote se ha hecho hacia
afuera, el segundo debe hacerse hacia afuera también.
Cote escurridizo. Sirve este nudo, figura, 4.23, "para amarrar el cabo rápidamente'
cuando el chicote es muy largo. Una vez introducido el chicote en la argolla, se
le hace un cote con el seno como se aprecia claramente. Este nudo se deshace
con facilidad.
Vuelta de ballestrinque. Sirve para unir un cabo a una percha (fig . 4.24) . Se
abraza la percha con un chicote montado sobre-el propio cabo y a continuación
se le da otra vuelta pasándolo por debajo del anterior. En la figura 4 .24 b) se
puede ver la forma de hacer el ballestrinque por seno, sobre el caperol de un
bote, por ejemplo.
Vuelta mordida. Es una variación del ballestrinque utilizada para el caso en que
el firme del cabo trabaja en una dirección oblicua a la percha. Para ello, figura 4
.26, hay que empezar a realizar el nudo a partir del extremo más próximo a donde
llama el cabo y al final darle una vuelta más alrededor de la percha.
Vuelta de braza. Este nudo se utiliza para amarrar objetos que se quieren izar o
arriar (fig. 4.27 a). Cuando el objeto a izar es una percha, es conveniente darle
antes un cote (fig. 4.27 b). La percha debe ser de superficie rugosa. Una tubería
de acero, por ejemplo, no puede izarse con este procedimiento.
-Vueltas de maniobra. Se llama así (fig. 4.28) a las vueltas que se dan en cabillas,
cornamusas y bancadas de los botes con las drizas o escotas. Estas vueltas se
pueden soltar con rapidez en caso necesario (mal tiempo, por ejemplo). Si la
unión de la cornamusa se quiere que sea más permanente, se le puede dar una
vuelta mordida como se indica en la figura 4 .28 (d).
Vueltas a una bita. En la figura 4.29 aparece la manera de afirmar un cabo
(normalmente de gran mena) a una bita. En la figura 4.29 (a) se aprecia la forma
normal de tomar vueltas a la bita. Este es un método muy utilizado en maniobras
de amarrado del buque; se dan un par de vueltas a la bita y un solo hombre
puede aguantar el chicote para dejar ir el cabo poco a poco cuando así se
requiera; en caso contrario con un poco de fuerza sobre el chicote, aguantar al
socaire, es suficiente para que la estacha no se vaya. Adviértase que el cabo se
amarra de fuera a adentro y empezando por la parte de la bita más alejada del
punto del esfuerzo. La figura 4.29 (b) muestra una vuelta mordida y en la figura
4.29 (c) se han tomado vueltas redondas para adujar el cabo restante tras haberlo
afirmado a la bita.
En multitud de maniobras, sobre todo en el amarrado del buque, es muy frecuente que
se quiera cambiar un cabo desde el cabrestante o chigre que lo mantiene trabajando
tenso, hasta amarrarlo en una bita o cornamusa, sin que por ello se afloje. Para
conseguirlo se utiliza una boza o trozo de cabo de menor mena trincado por un
extremo al firme del barco y libre por el otro extremo, figura 4.34.
El cabo de mayor mena se aboza dándole unas vueltas con la boza de la forma que se
indica en la figura 4.35. A continuación, mientras se aguanta la boza con la mano, se va
lascando (soltando) lentamente el cabo abozado hasta que trabaje sobre la boza, en
cuyo momento se saca del cabrestante y se amarra a la bita. Más adelante se deshace
el abozalo.
4.14 Gazas
Se llama gaza al lazo en que con frecuencia termina un cabo. Las gazas son de
aplicación en múltiples maniobras, como por ejemplo servir de soporte a un grillete,
encapillar estachas a norays, etc. A las gazas hechas mediante nudos, se les denomina
a veces balsos. A continuación se exponen los tipos de gaza más importantes realizados
a base de nudos, costuras y ligadas.
A veces, cuando la gaza debe trabajar alrededor de algo duro (cáncamo, grilletes) es
conveniente insertar una pieza metálica denominada guardacabo (fig. 4.41). Al hacer
una gaza con guardacabo, es preciso tener muy en cuenta las medidas de la misma,
para que ajuste perfectamente. Conviene que la longitud de la gaza sea algo menor
que el perímetro del guardacabo, pues el cabo siempre estira algo.
Gazas en beta tejida. Las gazas en este tipo de cabos se hacen de manera parecida
y con el mismo instrumental que los ayustes del párrafo 4 .9
La gaza más sencilla consiste, como puede suponerse, en despeinar el chicote y hacer
una costura sobre éste y el firme del cabo. En cabos tejidos simples (drizas) la gaza se
hace como se indica en la figura 4.42. Con ayuda del burel se hace un hueco por donde
pasará el chicote. Este, tras despeinarlo un poco, se hace pasar por el hueco. A
continuación el conjunto se cose con hilo de velas.
Gazas en estachas trenzadas de ocho cordones. Para realizar esta gaza se deshace
en primer lugar el chicote en una longitud de unos diez rombos, se da una ligada
tal como indica la figura 4,43, y se falcacean las parejas de cordones. Para no
equivocarse, es conveniente poner sobre cubierta el chicote y el firme como en la
figura; luego se rotulan con los números que allí aparecen las parejas de cordones
del chicote y, con el mismo número, las parejas de cordones del firme por donde
entrarán las anteriores, tal, como indican las trayectorias de la figura 4.43. De no
hacerse así, una vez empezada la costura es muy sencillo equivocarse. El siguiente
paso consiste, con ayuda del burel, en insertar cada pareja de cordones debajo de
los de colcha contraria, por el orden indicado; primero se insertan las parejas 1 y 2,
hecho lo cual se procede a insertar las parejas 3 y 4 de forma análoga, siguiendo la
trayectoria indicada. Adviértase -que las parejas 3 y 4 se insertan «adelantadas» con
respecto a las 1 y 2. Terminada esta primera fase, el resto se continúa como en una
costura redonda, dos pasadas más con las cuatro parejas y otras dos pasadas más
tras cortar un cordón de cada pareja.
Si la fibra en que está fabricado el cabo es resbaladiza (nylon), puede ser necesario
realizar más de dos pasadas completas. Para terminar se le da una clavellina a cada
pareja de cordones.
Gazas con ligadas. Para realizar una gaza en un seno de un cabo, en cuyo caso como
no se pueden descolchar los cordones, hay que atortorar los dos cabos mediante una
ligada. La figura 4 .44 presenta la forma de realizar esta gaza. Para ello se coge un
trozo de piola y se le hace un lazo en un extremo. Con él se rodean las dos partes de
la gaza y tras introducir el chicote de la piola en la lazada que se hizo, se dan vueltas
a la gaza azocando bien la ligada. Al cabo de varias vueltas, se mete el chicote por
dentro de la ligada y tras pasarlo por el lazo de la piola, se le da una vuelta mordida
o un ballestrinque a toda la ligada en sentido longitudinal. La operación puede
acabarse si se desea, como se ve en la figura 4.44 (c), a lo cual se llama dar el botón.
Una de las operaciones más importantes a realizar con los cabos consiste en evitar que
los chicotes se descolchen preservándolos a base de ligadas, cinta aislante, piñas, etc.
A continuación se ponen varias formas de preservar los chicotes.
Falcacear. Esta operación consiste en dar una ligada con hilo de velas al chicote
de un cabo. A continuación se exponen dos de las maneras más corrientes de
falcacear. La primera se comprende a la vista de la figura 4 .45. Se hace un seno
de hilo de velas sobre el cabo y se le dan vueltas muy juntas y apretadas con el
hilo. Al final se introduce el extremo inferior del hilo en la gaza que queda y se
tira del extremo de arriba con lo que la ligada queda hecha a falta de cortar los
hilos sobrantes.
Piñas. Se llama así al trenzado que se hace con los cordones de un cabo en su
chicote. El fin perseguido al hacer una piña es tanto evitar que el chicote se
deshaga, como la ornamentación del mismo. Exponemos a continuación sólo
algunos ejemplos de piñas, dada la enorme variedad de las mismas. Las más
sencillas son las denominadas media piña con culo de puerco arriba (fig. 4.47), y
media piña con culo de puerco abajo (fig. 4.48).
Estas dos medias piñas sólo se utilizan como paso obligado hacia otras más
complicadas. La forma de hacerlas no necesita explicación a la vista de las
correspondientes figuras. Si se hace una media piña con culo de puerco arriba y a
continuación una media piña con culo de puerco abajo, se obtiene la piña completa
que aparece en la figura 4.49.
CAPÍTULO 6
DISTRIBUCIÓN DE CABOS Y CABLES A BORDO
6.1 Generalidades
En los tiempos actuales, tanto la jarcia firme como la de labor no son tan prolijas como
antaño, pero nos referiremos a ellas porque muchos de los términos continúan
utilizándose hoy en día, bien en sistemas de carga y descarga, bien en la navegación
de recreo o bien en maniobras en general.
Esta presenta el bauprés, palo trinquete y palo mayor de un barco de vela con los
distintos cables que forman la jarcia firme.
Estay. Es un cable que sostiene el palo macho o el mastelero para que no caiga
hacia popa. Téngase en cuenta que los mástiles no están verticales sino con una
ligera inclinación hacia popa.
Nervio. Cable similar al anterior; pero de menor mena. Su misión no es sostener
el palo, sino servir de soporte a una vela. Esta denominación, nervio, se emplea
también a bordo para designar cualquier cabo o cable que sostiene una
estructura cualquiera, normalmente ligera, a cubierta. Como ejemplo, se
denominan nervios a los cables que sostienen los patarrays de los toldos.
Mostacho. Se llama así a cada uno de los obenques que sostienen el bauprés.
Quinal. Es una especie de obenque provisional que se da cuando el viento es
fuerte para reforzar a los obenques.
Burda. Cable que sostiene en sentido transversal los masteleros o mastelerillos a
cubierta.
Existen además gran número de términos a los que no nos referiremos por no hacer
demasiado extensa la descripción, ya que la mayoría ha caído en desuso.
Cada uno de los términos arriba reseñados viene acompañado del palo o verga al que
corresponde. Así, por ejemplo, hay estay del trinquete, estay de velacho, estay de gavia,
etc.
Utilizando los mismos criterios del apartado anterior, se detallarán, a la vista de la figura
6.2, los diferentes cabos o cables que sirven para izar, arriar y orientar las velas de un
palo. Se ha escogido un palo que consta de dos vergas que aguantan sendas velas
cuadras y el con junto formado por botavara y pico, que sirvan de soporte a una vela
cangreja. En el capítulo correspondiente a navegación a vela se explica con detalle en
qué consisten estas velas. La nomenclatura que explicaremos aquí se utiliza en su
mayoría en la maniobra de plumas y puntales. Estos cabos que se detallan a
continuación, aunque en el dibujo aparecen como cabos simples, es posible que sean
aparejos cuando el esfuerzo a realizar lo requiera.
Driza. Cabo o aparejo que sirve para izar una verga, pico o vela. En general una
driza es un cabo que laborea en sentido vertical, empleándose este término
también para designar los cabos con que se izan las banderas. Cuando se ha de
arriar la verga, pico o bandera, se lasca (suelta) la driza y aquellas caen por
gravedad. Sin embargo, se amarra a veces un cabo directamente a la verga, pico
o bandera para, entrando de él, acelerar el arriado. A este cabo se le llama
cargadera.
Amantillo. Cabo, cable o aparejo que laborea en dirección oblicua para mantener
en posición en el plano vertical una verga, botavara o pico. También se llama así
al cable o aparejo que posiciona el puntal de una pluma.
Braza. Las brazas mueven a las vergas en el plano horizontal con objeto de
orientar las velas al viento. A esta operación se le llama bracear las vergas.
De forma análoga a la jarcia firme, cada uno de los términos que aquí se han visto lleva
un calificativo que determina la vela, verga, etc., a la que corresponde. Así, puede haber
amantillo de velacho, amantillo de la botavara, escota del cangrejo, trinquete, etc.
Además de los cabos detallados hasta aquí, existen a bordo muchos otros empleados
en diversas maniobras y que aparecerán en su momento.
6.4 Jarcia de amarre
Si, por el contrario, la amarra sale de la proa hacia popa o de la popa hacia la proa, (R),
se dice que trabaja de esprín, de retenida o de codera o simplemente que es un esprín,
una retenida o una codera. Este último término, codera, se reserva más
frecuentemente para aquellas amarras que se dan a un punto firme algo distante, y
sobre todo desde popa, para que ayude en la maniobra de desatraque.
Si, por el contrario, la amarra se enlaza al noray por una zona intermedia, se dice
lógicamente, que está por seno o que es un seno. Las amarras por seno se suelen dar
para reforzar el amarrado del buque.
Guía. Se llama guía a un cabo delgado y resistente utilizado para tender amarras en
las distintas maniobras de atraque, remolque, amarre a una boya, etc. La guía es
normalmente un vaivén o merlín y últimamente se fabrican de nylón muy ligeras y
resistentes para utilizar con un fusil lanzacabos. La guía lleva en un extremo una
piña o peso para poder lanzarla a distancia.
Cuando se quiere tender una estacha o cable a gran distancia, es menester lanzar una
guía fina para que, debido a su poco peso, alcance la distancia deseada. Sin embargo,
este cabo no se debe atar a la amarra, pues es de poca resistencia y se rompería. Por
ello, se emplea una guía de mayor grosor, llamada mensajero, que sirve=de eslabón
entre la guía fina y la amarra.
Lanzamiento de guías. Para lanzar una guía, figura 6.5, se aduja ésta en la mano
izquierda, empezando el adujado por el chicote opuesto al del contrapeso, tras lo
cual se cogen con la mano derecha la mitad aproximada de las adujas. A
continuación, se lanzan las de la mano derecha, a ser posible en contra del viento,
dejando ir las de la mano izquierda cuando hayan salido las anteriores.
Si la guía es fina, se puede lanzar también haciendo orbitar el contrapeso con un trozo
de chicote. Otra forma de lanzarla es con ayuda del fusil lanzacabos. Aquí el contrapeso
se acopla a la boca del cañón del fusil, con lo que, al ser arrojado a gran distancia por
efecto de la carga de proyección, arrastra con él a la totalidad de la guía. Se debe cuidar
que la guía esté perfectamente adujada en el contenedor correspondiente.
Encapillado de gazas en norays. Una vez lanzada a tierra la guía, ésta se amarra a la gaza
de la estacha con un as de guía. El as de guía, tiene la ventaja fundamental que se
deshace muy fácilmente, aunque la gaza esté encapillada. Si se hace otro-nudo,
ballestrinque por ejemplo, es preciso deshacerlo antes de encapillar la estacha, con lo
que se pierde un tiempo que puede ser precioso para la maniobra.
Antes de dar la amarra, ésta debe estar bien adujada a bordo y con el chicote por fuera
del costado. El adujado puede hacerse "bien a la guacaresca, o bien formando senos
por encima de los candeleros. Si ya hubiera otras estachas encapilladas en el noray, la
nueva deberá colocarse por debajo, tal como se indica en la figura 6.6. Así, en un
momento dado, puede desencapillarse cualquiera de las estachas. Si por el contrario,
la estacha nueva se pone encima, impide que la estacha de abajo se pueda quitar
venido el caso.
La operación de deslizar una amarra alrededor de un noray para igualar las dos patas
del seno se denomina rondar. Tendido de amarras con embarcación. La embarcación
ha de colocarse en las proximidades del buque, para recoger el chicote de la amarra.
Se aduja una cierta cantidad de amarra en el bote y el chicote se lleva a proa. Una vez
la embarcación en marcha, se le va largando la amarra a medida que lo vaya pidiendo.
No se debe largar ni tan lento que impida el movimiento de la embarcación, ni tan
rápido que la estacha se hunda y con peligro de dañar la hélice o timón del bote.
Al llegar el bote a las proximidades del punto de amarre, dará la amarra atierra con
ayuda de una guía; dar la gaza directamente es más, dificultoso y también con peligro
de dañar al bote. El bote necesita ser patroneado por personal experimentado, pues la
estacha que remolca le quita maniobrabilidad. Esta es una razón más para la utilización
de amarras elaboradas con fibra sintética, las cuales tienen poco peso. En caso de que
el punto de amarre esté situado a barlovento del buque, puede resultar difícil para la
embarcación tender la amarra. Una solución es que la embarcación meta dentro toda
la amarra, se dirija a tierra, encapille el chicote en el noray y se dirija al barco
remolcando la amarra con el viento a su favor.
Utilización del cabestrante o chigre. Estos mecanismos sirven para realizar esfuerzos
con los cabos y en el caso que ahora contemplamos, para ayudar a entrar (tirar) de las
amarras y colaborar en la atracada del buque.
Trabajo con estachas bajo tensión. Ha de tenerse cuidado para que las estachas no
rompan por exceso de carga. Debe tenerse, pues, un hombre al socaire de la bita o
cabrestante, para lascar cuando la estacha esté demasiado tensa. En el caso de las
amarras de fibras vegetales, ya sabemos que estiran poco, por lo que un ligero
alargamiento es síntoma de que el cabo está a punto de faltar (romper). En las estachas
sintéticas, el alargamiento es mucho más alarmante, como se deduce de su cuadro de
características (fig. 5.2).
El cabo admite un estiramiento muy grande antes de faltar. El maniobrista puede tener
una guía aproximada de la tensión a que está sometida la amarra por medio del
procedimiento ilustrado en la figura 6.8. Entre los dos puntos A y B próximos a la gaza,
se amarra y deja colgando un cabo auxiliar de longitud superior a AB en una cantidad
dependiente de la seguridad requerida. Por ejemplo, para el caso del nylon, un cabo
auxiliar cuya longitud sea de 1 .2 veces la distancia AB, da suficiente seguridad.
Establecido lo anterior, el resto se puede comprender; si la estacha se somete a un
esfuerzo, estirará y con ello el trozo AB también estirará. En el momento en que el cabo
auxiliar empiece a tensar, a su vez, se sabe que la estacha empieza a estar bajo un
esfuerzo peligroso.
En este momento hay que lascar el cabo. Otro extremo a tener en cuenta con las
estachas sintéticas, sobre todo el nylon, es que al ser muy escurridizas, las vueltas
tomadas a las bitas tienden a resbalar por lo que es preciso darle algunas vueltas
adicionales.
Con este dispositivo se evita en gran parte los estrechonazos o socollazos del cable de
remolque e impide que falte. Estos chigres se utilizan también en grandes buques,
tanto durante las maniobras de atraque y desatraque como durante el tiempo en que
permanece amarrado al muelle. La tensión constante a que está regulado el chigre,
hace que las amarras permanezcan templadas al ser sometidas a toda clase de
esfuerzos, al subir o bajar la marea, o al cambiar el asiento del buque durante las
operaciones de carga y descarga. La tensión constante a la que se desea que trabaje,
se regula a voluntad.
Este tipo de chigre supone un ahorro importante del personal de maniobra. Las
amarras, cables o estachas, en los primitivos chigres, iban permanentemente estibadas
en el tambor. Esto hacía que, debido a las fuertes tracciones, las adujas externas se
introdujeran en las interiores, aplastándolas y averiándolas. En consecuencia, se ha
perfeccionado el sistema, dejando sólo en el tambor una capa de cable o cabo y
llevando el resto a un carretel de adujado automático.
1.- Debe tenerse bien claro cuál es el chicote, el seno, el firme y las cocas, si las hubiere,
del cabo con que se está maniobrando.
2.- No entrar nunca dentro de un seno o coca de una estacha o cable. Estas pueden
templar en cualquier momento y coger en medio al infortunado hombre de mar,
3.- No ponerse en las proximidades de un cabo en tensión. Si éste falta, las dos partes
que quedan se convierten de inmediato en dos látigos. Un cabo en tensión puede
romper en la guía, o arrancar una cornamusa o un cáncamo o una pasteca, etc.
4.- No colocarse nunca debajo de un peso que se esté izando o arriando. Piénsese que
aunque el cabo aguante, puede que el cuadernal no lo haga.
CAPÍTULO 9.
ANCLAS Y CADENAS
Generalidades
Tender un ancla. Llevarla al paraje donde ha de quedar situada y darle allí fondo.
Arbolar un ancla. Situarla más a barlovento con relación al viento reinante o al que
más frecuentemente se experimente en el lugar.
Abatir un ancla. Colocarla en dirección más apartada de la que tenía, con respecto a
la del viento, marea o corriente.
Irse sobre el ancla. Acercarse el buque al ancla cuando está sobre una sola, llevado
de la corriente o marea, cuando no hay viento que contrarreste el impulso que éstas
le imprimen.
Hacer por el ancla. Girar el buque estando fondeado, hasta ponerse con la cadena
que trabaja en la dirección de que se trate. En este sentido es lo mismo que aproar.
Perder las anclas. Faltar éstas o sus amarras y quedarse en el fondo sin estar
balizadas.
Cabecear sobre el ancla. Dar cabezadas el buque cuando se está a pique de ella o
con muy poca cadena fuera del escobén. También se toma por cabecear
extraordinariamente a causa de la mucha mar, hallándose el buque fondeado.
Gobernar sobre el ancla. Dar al buque dirección hacia el ancla cuando se vira sobre
ella, valiéndose del timón.
Arrancar el ancla. Largar ésta el fondo, o sea, desprenderse de éste la uña o las uñas,
según el ancla de que se trate.
Poner el ancla a buen viaje. Es asegurarla de modo que no pueda soltarse aun con
los movimientos más violentos del buque.
Ancla tradicional o con cepo. Durante siglos se ha utilizado el ancla de la figura 9 .2 para
agarrar el buque al fondo. Consta de dos brazos BD y BC, con sus correspondientes
uñas E y E', unidos a la caña o asta AB. El punto de unión se denomina cruz. De la parte
alta de la caña A sale una pieza GH de madera o hierro en dirección normal a los brazos.
Esta pieza se denomina cepo. Además de los ya mencionados, existen otros términos
que se refieren a otras partes del ancla.
Estos son: Pico de loro o de papagayo. La parte más aguda de la uña del ancla. Mapa,
pestaña u oreja. Superficie sensiblemente plana que limita a la uña por su parte interior.
En la figura 9.3 aparece el ancla almirantazgo, hoy también en desuso, la cual tiene un
cepo metálico pero desmontable al objeto de poder estibarla mejor.
Una vez que sale suficiente longitud de cadena para que el ancla arrastre por el fondo,
el buque en su movimiento (arrancada, viento, corriente) hace que el ancla con el cepo
apoyado horizontalmente en el fondo, se desplace en sentido normal al mismo. En
consecuencia, fig. 9.4, la uña B rasca el fondo hasta que se incrusta en él, obteniéndose
el deseado efecto de agarre.
Adviértase, pues, que para que el ancla agarre, es necesario que haya una apreciable
longitud de cadena en el fondo.
Si no sucede así, ocurrirá que al templar la cadena, ésta se levanta y la uña atacará el
fondo con un ángulo menor con la consiguiente pérdida de agarre.
Las anclas con cepo tenían dos inconvenientes muy graves, los cuales
determinaron su sustitución por anclas sin cepo. El primer inconveniente es que
sólo se aprovecha una uña para agarrar de las dos con que cuenta. El segundo y
principal inconveniente era lo engorroso de su estiba a bordo cuando se levaba
(izaba) la cadena. Al tener el cepo atravesado, la caña del ancla no entraba por el
escobén y para que el ancla no quedara «bailando» se hacía preciso izarla por
encima de la borda con unos pescantes especiales para ello, denominados
pescantes de gata y gatilla.
Ancla sin cepo. En este tipo de ancla, al tiempo que se ha suprimido el cepo, se
fabrica de forma que los brazos puedan bascular a ambos lados de la caña un
ángulo variable, según los modelos (de 40 a 50 grados). En la figura 9.5 puede
verse la marrelrisbec en que se aprecian los topes T así como los salientes S. Al
arrastrar el ancla por el fondo y rozar los salientes en el mismo, éstos fuerzan a
los brazos a girar, con lo que las uñas se clavan en el fondo.
En el ancla Hall (fig. 9,8) la cruz forma cuerpo con los brazos. Esta cruz lleva
practicada una abertura R en donde entra la caña. Cruz y caña están unidas
entre sí mediante un fuerte perno, el cual juega dentro de unas chumaceras
existentes en la cruz.
Un ancla que se utiliza cada vez más, es el de la figura 9.10. De diseño inglés, tiene una
gran estabilidad y capacidad de agarre. Se emplea sobre todo en barcos de gran porte
tales como superpetroleros.
Como resumen comparativo de las anclas con o sin cepo, puede decirse que a igualdad
de peso, las anclas modernas tienen menos agarre que las de cepo, aunque esto se
compensa con la superior facilidad de manejo de las actuales.
Rezón.
Es un ancla pequeña de acero (fig. 9.11), provista de cuatro brazos terminados en uñas
similares a las de las anclas.
Los rezones se utilizan para fondear embarcaciones menores.
Arpeo –
Es un artefacto de hierro (fig. 9.12) parecido al rezón, que lleva garfios en lugar de uñas_
Se utiliza para rastrear, es decir, llevarlo arrastrando por el fondo con objeto de
recuperar algún objeto que se ha perdido (cable, cadena, red, etc.).
Anclote –
Ancla de leva. Son las que se utilizan en tiempo normal para fondear. Se llevan
generalmente una en cada amura alojadas directamente en el escobén.
Ancla de respeto. Es un ancla adicional para caso de necesidad e incluso por si se pierde
la de leva. Esta ancla normalmente va estibada a bordo, bien en cubierta o en una
bodega y no dispone de cadena propia, aunque si hace falta, puede fondearse con un
cable. Suele ser idéntica a las de leva. En buques de guerra de gran porte, se lleva en
un tercer escoben que hay en la amura por lo que .también se le denomina tercera.
Este tercer escobén está situado en la amura de estribor en aquellos buques que
prestan sus servicios en el hemisferio Norte y en la amura de babor en los buques del
hemisferio Sur. La razón de esto es que generalmente los vientos rolan en sentido
contrario en un hemisferio respecto del otro; así, si tras haber borneado, el tiempo
empeora y hay que fondear la tercera ancla, las cadenas tienen menos probabilidad de
enredarse en el caso de que esté en la amura antedicha. Por la misma razón, cuando
en el hemisferio Norte se fondee con un solo ancla y se prevea que pueda ser necesario
dejar caer la segunda, conviene que la primera ancla sea la de babor.
Ancla o anclote de codera. Es un ancla que va a popa con cadena o cable. Esta ancla la
suelen llevar algunos buques especiales tales como los de desembarco, que la fondean
antes de varar y luego les ayuda en la salida de varada. Los buques de guerra de gran
porte también suelen llevar ancla de codera.
Fuerza de agarre de las anclas –
Para varias anclas del mismo diseño, la fuerza de agarre al fondo depende del peso. Se
define como rendimiento o eficiencia del ancla a la relación entre la máxima fuerza de
agarre horizontal y su peso. Así por ejemplo, un ancla de peso 90 kgs. y que resiste una
tracción horizontal de 900 kgs., tiene un rendimiento de 10. Las anclas utilizadas con
mayor frecuencia tienen un rendimiento aproximado de 5.
Cadenas –
Las cadenas utilizadas en los buques para la faena de anclas, están compuestas de
eslabones con contrete, como el de la figura 9.15 (a). El contrete proporciona una mayor
resistencia al eslabón al tiempo que impide que, por girar la cadena, ésta se acorte y
trabaje mal. El eslabón .sin contrete de la figura 9.15 (b), se utilizó para enlazar la cadena
al grillete de unión como más adelante se verá.
Los eslabones se fabrican bien de acero fundido, bien a base de cabilla doblada y
soldada, o bien mediante el método que se indica en la figura 9.16.
Las cadenas vienen de fábrica en ramales de 15 brazas (27 metros) en unos países, y en
otros de 30 metros. Al ramal de cadena se le denomina vulgarmente grillete por
referencia al grillete que enlaza un ramal con otro. Así por ejemplo, si de una cadena se
dice que tiene 5 grilletes, su longitud total es de 135 metros. La longitud total de cadena
que tiene un barco depende también de su desplazamiento y está regulada por las
Sociedades de Clasificación. Esta longitud total, repartida entre ambas anclas, oscila
desde 220 a 600 metros. Para barcos pequeños, existen cadenas que se fabrican en
longitudes de hasta 100 metros.
Grilletes de unión –
Estos grilletes se utilizan para enlazar los ramales de cadena entre sí, con el ancla y con
el firme del barco. Los grilletes que enlazan dos ramales de cadena tienen, una vez
montados, la forma redondeada de un eslabón con objeto de que no se enganche,
como podría ocurrir de ser un grillete normal. La figura 9.17 representa un modelo de
grillete de unión desmontable. Está formado por dos mitades, un contrete y un perno,
todo ello de acero forjado; sus dos mitades se unen deslizándose entre sí en dirección
perpendicular a la del esfuerzo de la cadena, figura 9.17 (a), para continuar con la
colocación del contrete que impide que se abran ambas mitades y por fin el perno
(diagonalmente como se ve sin el contrete en la figura 9.17 (c). El perno se mantiene en
posición mediante un pegote de plomo derretido, sobre una ranura que a tal fin existe
en la cabeza más ancha del perno.
Para unir la cadena al ancla o al firme del barco' se utilizan otro tipo de grilletes más
voluminosos pero más fáciles de recorrer. Estos grilletes pueden ser voluminosos ya
que no tienen que pasar por lugares angostos como la gatera. Un grillete típico
utilizado para entalingar el ancla (unir la cadena al ancla) es el grillete de entalingadura
que se muestra en la figura 9 .18. En este, el perno que cierra el grillete es de forma
ligeramente troncocónica y queda una vez montado, a paño con las quijadas. Una de
las quijadas o las dos, tiene un orificio que se atraviesacon un pasador para mantener
el perno en posición.
Ramal giratorio.
Para evitar que la cadena tome vueltas al bornear el buque (dar vueltas alrededor del
ancla cuando está fondeado), se inserta entre ésta y el ancla un ramal giratorio como
el de la figura 9.19 que no necesita mayor explicación. El perno P es libre de girar dentro
de la copa o campana, C.
En la figura 9.20 puede verse el ramal giratorio unido mediante sendos grilletes por un
lado al arganeo del ancla y por otro a la cadena. Obsérvese que el eslabón del lado
izquierdo del grillete. G" es sin contrete, ya que en un eslabón con contrete no cabrían
las orejetas del grillete. El eslabón sin contrete, sin embargo, debe ser de mayor tamaño
que los normales.
Grillete giratorio –
Tiene por objeto impedir que las cadenas tomen vueltas entre sí por los borneos
cuando se fondean las dos anclas. El grillete sirve de unión a las dos cadenas por fuera
de la roda, de forma tal que dos ramales se engrilletan a los trozos de cadena que se
dirigen al agua y los otros dos ramales se unen a las cadenas que permanecen a bordo.
La maniobra de insertar el grillete giratorio tras fondear las dos anclas, es muy
engorrosa por lo que sólo se realiza en aquellos contados casos en que deba
permanecer fondeado por mucho tiempo (buques faros).
Caja de cadenas
Gatera
Se llama así, al orificio de cubierta que comunica la caja de cadenas con el exterior para
que por él pase la cadena. Este orificio tiene sus bordes reforzados y redondeados para
resistir los rozamientos. En la figura 9.23 aparece un tipo corriente de gatera. Suele
tener una tapa, hecho en ella el vaciado .de la cadena. Dicha tapa se coloca para que
no entren la lluvia y mar en la caja de cadenas cuando no se está maniobrando.
Escobén
El escobén es el tubo de acero que comunica la cubierta, con la amura, al objeto de que
por él pase la cadena y a su vez sirva de alojamiento al ancla, durante la navegación. El
escobén tiene, al igual que la gatera, los cantos redondeados para facilitar el
desplazamiento de los eslabones. En la figura 9.24 puede verse un escobén con el ancla
estibada.
La caña del ancla entra completamente en el escobén y los brazos se atochan contra el
costado. El lugar en que tocan los brazos se refuerza con plancha de acero. Otro tipo de
escobén utilizado, figura 9.25, es el llamado de nicho, en el cual el ancla al llegar al
costado queda adosada en una cavidad en forma de nicho.
La cantidad de escobenes que llevan los buques es, lógicamente, igual al número de
anclas de leva, aunque en algunos casos lleva también un escobén para el ancla de
respeto. Como casos especiales, puede decirse que existen escobenes en la misma
roda, o en la popa para anclas de codera e incluso en la quilla en algunos buques de
guerra modernos, que llevan a proa en el bulbo un equipo sonar que pudiera ser
dañado, de salir la cadena por un escobén en el castillo. La dirección del escobén es la
conveniente para que las cadenas trabajen correctamente, evitando la formación de
codillos pronunciados, así como para facilitar la entrada del ancla ; esta dirección, figura
9 .26, la determina generalmente la bisectriz BD del ángulo formado por la recta AB
paralela a la crujía y la BC normal a la amura.
Marcado de la cadena
Pintando con colores los grilletes de unión. El primer grillete, el de 15 brazas, se pinta
de rojo; el segundo grillete de blanco; el tercero de azul, el cuarto de rojo de nuevo, y se
vuelve a repetir el ciclo. Además se pintan de rojo todos los eslabones del último grillete
que permanece a bordo para que se sepa que ya no queda más cadena. El ramal que
está unido a la malla se pinta entero de amarillo.
Máquinas de levar
Las máquinas empleadas en la maniobra de anclas son las mismas que se utilizan para
templar las estachas. Son de dos clases; las de eje vertical o cabrestantes y las de eje
horizontal llamadas chigres en la Marina de Guerra y maquinillas o molinetes en la
marina mercante. En buques grandes se emplean a veces máquinas indistintas para
las faenas de anclas y los cabos de amarre. La elección de un sistema u otro depende
del espacio disponible. El cabrestante se elige cuando hay poco espació en cubierta.
Cuando hay lugar suficiente, es mejor elegir el chigre que dispone de dos tambores en
lugar de uno. Pasamos a continuación a describir un tipo de cabrestante muy corriente,
descripción que extenderemos más adelante al chigre, pues el funcionamiento es
análogo.
Bitón –
El hitón para la cadena del ancla es una bita grande, (figuras 9.31 y 9.32) afirmado
sólidamente a la cubierta y situado tangencialmente a la línea de recorrido de las
cadenas entre el escobén y la gatera. Sirven para, en caso de avería en los molinetes o
cabrestantes, tomar vuelta con la cadena sobre la bita y fondear de esta manera,
utilizando como freno la mordaza cuando lleve poca velocidad de salida.
Mordaza
Es un elemento que sirve para ahorcar la cadena, con objeto de afirmarla y evitar así
que trabaje sobre la corona del barbotén, liberando a éste de esfuerzo innecesario. En
la figura 9.33. se presenta un tipo muy corriente de mordaza, la cual no necesita mayor
explicación. La mordaza se suele colocar a medio camino entre la máquina de levar y
el escobén.
- Bozas
Las bozas empleadas en la faena de anclas son ramales de cadena, engrilletados por
un lado al firme del barco y que por el otro lado se unen a la cadena del ancla para
trincarla. El tipo más corriente es el que se ve en las figuras 9.34 y 9.35, el cual acaba en
un gancho disparador.
La boza aguanta la cadena además de, o en lugar del cabrestante. Para fondear, se
suele dejar la maquinilla desembragada y el freno abierto, descansando la cadena
únicamente sobre la boza. En el momento del fondeo, se le da un golpe de mandarria
al gancho disparador con lo que se zafa y sale la cadena de golpe. Para hacer descansar
la cadena sobre la boza, se aboza primero y después se lasca un poco de cadena hasta
que la boza quede templada. En buques grandes, en que suelen llevar dos o tres bozas,
este procedimiento no sirve, pues no es previsible que todas las bozas templen a la vez.
Para ello, se les añade un tensor tal como aparece en la figura 9.36.
El tensor es muy útil además cuando no se dispone de mordaza y se desea que la boza
desempeñe la misión de trincar el ancla a son de mar, es decir, afirmarla con el barco
navegando sin que descanse sobre la maquinilla. Si no tuviera tensor, el ancla siempre
quedaría algo bamboleante.
La resistencia a la ruptura de las bozas depende de las que lleve el buque. Así, si la
cadena lleva una sola boza, su resistencia debe ser igual que la de la cadena; mientras
que si lleva dos bozas, la resistencia de cada una puede ser la mitad de la de la cadena.
Estopor –
El boyarín (fig. 9.1) lleva además en su parte superior un cabo que lo enlaza con el buque,
con objeto de recuperarlo cuando se leva.
Cada ancla tiene su correspondiente boyarín, los cuales se estiban en las amuras y se
les suelen pintar de verde el de estribor y rojo el de babor.
La longitud del orinque no es fija y depende de la sonda del lugar en que se va a fondear.
Por tanto debe presuponerse con antelación. Un orinque más -corto que la sonda, hará
que el boyarín se hunda y no sirva de nada mientras que un orinque de longitud muy
superior a la sonda será llevado a merced de la corriente y el viento. En resumen, el
orinque debe ser de longitud algo superior a la sonda, para que no se hunda si hay
corriente. En los lugares en que hay mareas, debe tenerse en cuenta la máxima sonda.
El orinque y boyarín deben arrojarse al agua al propio tiempo que se da fondo, cuidando
que las adujas del cabo vayan claras y por encima de la cadena.
Cabo de gancho. Con idéntica finalidad al anterior, consiste en un cabo que tiene un
gancho en uno de sus extremos.
Pie de cabra. Es una palanqueta de hierro con uno de sus extremos terminado en orejas
de martillo. Sirve para hacer palanca sobre la cadena y que engrane bien en molinetes
y mordazas, o libre las obstrucciones.
Pernos y plomo de respeto. Conviene tener varios de repuesto para los casos en que
haya que reemplazarlos.
1. Cada vez que se leva debe inspeccionarse la cadena poniendo especial atención
en que los contretes no escapolen y a si falta algún pasador de un grillete. Como
la cadena suele salir del agua, sucia de fango, se limpia con una manguera de agua
a presión a su .paso por el escobén, al objeto de poder inspeccionarla y que entre
limpia en la caja de cadenas.
Cadenas. El recorrido de las cadenas lleva consigo el, reconocimiento a martillo, eslabón
por eslabón, el rascado con cepillo de alambre, medición de espesores de los eslabones,
comprobación de los contretes y pintado.
En eslabones que tienen embutidos los contretes, se prestará especial atención a éstos
para afirmarlos en caso, de que estén flojos y si no se consiguiese, se reemplazarán por
otros.
El pintado se efectúa con pintura negra espesa, especial para cadenas, llamada
chapapote. Se examinarán las marcas, reemplazándolas o rectificándolas en caso
necesario.
Una práctica muy extendida al revisar las cadenas, consiste en intercambiar los ramales
de cadena entre sí para que a lo largo de la vida del buque, todos los grilletes se vayan
desgastando por igual. No cabe duda que los dos o tres grilletes próximos al ancla
sufren esfuerzos mayores que los cercanos a la malla, que apenas se utilizan.
Grilletes de unión. Los grilletes de unión entre ramales se desarman y revisan. Si alguno
resulta agrietado se sustituye por otro nuevo. Una vez desarmados se limpian las
superficies de unión cuidadosamente, así como los pernos, reemplazando aquellos que
no ofrezcan confianza. Cuando un perno esté muy agarrado, puede emplearse la
trementina o algún producto similar que disuelva el orín, pero si con ello nada se
consiguiera, se romperá y reemplazará por otro.
Para armar de nuevo los grilletes, es preciso recubrir las superficies de contacto con
una ligera capa de sebo y abayalde aplicados en caliente. A continuación se inserta el
pasador y el plomo derretido como ya se ha indicado con anterioridad. Los restantes
grilletes de unión al ancla y a la malla, se recorren de manera parecida,
desmontándolos, limpiándolos y volviéndolos a armar.
Giratorios. A éstos, una vez desarmados y bien limpios, se les hará girar, dándose por
terminada la operación de limpieza cuando lo hagan sin rechinar; se vuelven a armar,
se echa sebo derretido en la copa y finalmente se pintan.
Las Casas constructoras acostumbran a dar indicaciones muy precisas acerca de los
tres puntos anteriores.
CAPITULO 12
TIMONES Y APARATOS DE GOBIERNO
GENERALIDADES.
Así, por ejemplo, se dice que un buque gobierna bien, cuando con un pequeño esfuerzo
mecánico es suficiente para cambiar de dirección o rumbo. Otro ejemplo, si el barco
gobierna al 210 se pretende indicar que lleva dicha dirección o rumbo.
Durante siglos se utilizó a modo de timón un remo que, apoyándose en una chumacera
en la popa, se proyectaba hacia atrás longitudinalmente. Bogando transversalmente
en uno u otro sentido se conseguía cambiar el rumbo.
El remo en la popa dejó paso al timón. Una variante de éste son los modernos timones
compensados y currentiformes a los que nos referiremos más adelante.
Un timón consta de dos partes la pala o azafrán superficie plana sumergida en el agua
redondeada por la parte posterior con objeto de disminuir los rozamientos.
La pala en su extremo superior termina en un eje o mecha que se introduce al interior
del buque por una abertura existente en la bovedilla denominada limera. El conjunto
mecha-limera lleva su correspondiente prensaestopa que impide que entre agua al
tiempo que permite al timón girar libremente.
Este timón lleva a veces unos cabos denominados varones que unen la pala al espejo
para que no se pierda en caso de temporal si escapolan los machos de las hembras.
Encastrada a la mecha va una palanca horizontal para hacer fuerza y girar el timón,
palanca a la que se denomina caña. En los barcos de cierto porte el esfuerzo sobre la
caña se realiza a distancia mediante unos cabos, cables o cadenas, denominados
guardines, los cuales son conducidos por roldanas hasta un tambor solidario con la
rueda de gobierno. La costumbre ha hecho que a la rueda de gobierno se la denomine
también caña. La caña es el elemento sobre el que se actúa para que el timón alcance
un ángulo determinado. El individuo que maneja la caña recibe el nombre de timonel.
Muy utilizada es también la expresión meter caña a una banda, sinónimo de orientar el
timón hacia dicha banda.
En todo buque que navega siguiendo una trayectoria rectilínea, las direcciones de los
filetes líquidos que lamen ambos costados son simétricas a banda y banda del timón.
Si en estas condiciones se mete caña, los filetes de esta banda se desvían bruscamente
ejerciendo una serie de presiones sobre la pala cuya resultante representaremos por el
vector F aplicado en las proximidades del centro geométrico de la pala y en dirección
a la popa. El punto C se denomina centro de presión de la pala.
La fuerza F se descompone en dos, una, D, en el plano de la pala que sólo produce
rozamiento y no se tendrá en cuenta. La otra, P denominada presión normal o
resistencia del timón que origina la energía para el gobierno del buque.
Para poder conocer las consecuencias evolutivas de este vector P es preciso trazar por
el centro de gravedad del buque dos vectores P' y P" contrarios entre sí y paralelos e
iguales a P. El vector P" se descompone a su vez en otros dos R y T.
Este es, pues, el conjunto de fuerzas generado al meter el timón a una banda y que
detallamos a continuación:
Par de evolución, formado por los vectores P y P´ el cual origina una rotación del
buque en el sentido indicado (la proa a babor y la popa a estribor). El momento
mecánico de estas dos fuerzas llamado en este caso momento evolutivo, tiene de
valor P x l, siendo l la distancia perpendicular entre ambas fuerzas. Cuanto mayor sea
este momento, mayor es la capacidad de giro del buque.
Me = P x l.
Me = FxCG sen 2 θ
De esta última forma se desprende que el máximo valor que alcanza el momento
evolutivo es F x CG correspondiente a un ángulo θ de 45 grados.
A medida que se aumenta desde cero el ángulo del timón, el par de evolución
aumenta hasta llegar a los 45 grados. Por encima de este valor el par disminuye
y la fuerza P se emplea cada vez en mayor medida para frenar el buque
(componente R).
-con ayuda de la figura ANTERIOR vemos que como el centro de gravedad del
buque suele estar por encima del centro de presión de la pala, la presión lateral
ofrecida por el timón genera un par de escora.
Observado desde la popa se advierte que el par PP´ tiene una componente de giro
que tiende a escorar el barco hacia la banda a la que se metió el timón. Este efecto
se produce solamente en el momento inicial de metida de la caña. Pasado este
primer momento, el buque recorre un arco de manera uniforme y entra en función
otras fuerzas que tienden a escorarlo a la banda contraria. Estas fuerzas son la
resistencia de la carena, la presión lateral de la hélice y sobre todo la fuerza
centrípeta.
Para conseguir que el timón adquiera un determinado ángulo, es preciso vencer una
resistencia y generar por tanto un par de sentido contrario al de caída del buque. Este
par recibe el nombre de par de adrizamiento, y tiene por valor P x d siendo d la distancia
existente entre el centro de presión de la pala y el eje de giro del timón. De la fuerza P
ya hemos hablado con anterioridad. Recordaremos que cuanto mayor sea la velocidad
del buque, la superficie de la pala o el ángulo del timón, mayor es esta fuerza y en
consecuencia el esfuerzo para mover el timón es más grande.
En la marcha atrás, el efecto es contrario, el timón tiende a adquirir por sí sólo el máximo
ángulo posible de idéntica expresión matemática y el par de adrizamiento debe evitarlo
manteniéndolo en el ángulo deseado. En este caso si el par de adrizamiento no es
suficiente (alta velocidad, temporal de popa, etc.), el timón puede llegar a sus topes y
averiarse. En estas circunstancias debe gobernarse, a ser posible, con pequeños
ángulos de timón.
Los timones modernos se fabrican con perfil hidrodinámico para conseguir el máximo
rendimiento y la mínima distorsión en las líneas de agua. En la figura anterior se aprecia
la deformación sufrida por las líneas de agua a consecuencia del plano inclinado que le
presenta el timón. En la parte izquierda de la pala los filetes se aproximan entre sí,
originando una sobrepresión mientras que en la zona de estribor se produce una
depresión. La consecuencia, como ya es sabido, es una fuerza de empuje P hacia
estribor.
Cuando el barco se mueve hacia atrás el efecto del timón es mucho menor. En este
caso, la figura anterior, los filetes inciden directamente sobre el plan inclinado formado
por la pala, por lo que se forma un vacío brusco- en la cara opuesta, que es rellenado
con agua procedente de la otra parte con formación de remolinos y la consiguiente
disminución del empuje. Por otra parte, los filetes que inciden en la cara de presión lo
hacen también en la bovedilla, con lo que el punto de empuje de la fuerza P ya no está
ubicado en el timón, sino más hacia proa y más próximo al centro de gravedad del
buque. En consecuencia, el par de evolución es más pequeño.
De lo expuesto en este apartado se deduce la enorme influencia del tamaño del timón,
tanto sobre el momento evolutivo como sobre el de adrizamiento. En efecto, cuanto
mayor es la superficie más grande es el efecto de giro obtenido pero a la vez hará falta
más esfuerzo para moverlo.
Para evitar en gran medida los efectos perjudiciales antes citados, cada vez es más
frecuente la utilización de dos "timones gemelos en lugar de uno grande. Estos se
suelen utilizar en buques de dos hélices, uno detrás de cada hélice, con lo que el efecto
de evolución se incrementa con la corriente de expulsión de cada hélice.
TIMÓN COMPENSADO.
En el párrafo anterior se explicó con detalle que la energía necesaria para mover el
timón (momento de adrizamiento) dependía, entre otros factores, de la distancia entre
el centro de empuje y el eje de giro del timón. Si el eje de giro se hace coincidir con el
centro de empuje, el esfuerzo necesario para mover el timón será nulo. Esto es lo que
se denomina un timón compensado y tiene por objeto manejar el timón con el mínimo
de energía posible.
Si el centro de presión quedara a proa del eje de giro, el timón resultaría inestable y
tendería a atravesarse con peligro de romperse.
El caso más corriente es el de la figura 12.7. Allí, como el eje de giro está ligeramente a
proa del centro de presión, el momento de adrizamiento P x d' es pequeño, al tiempo
que si el timón se abandona a sí mismo en la marcha avante tiende a recuperar por sí
solo la posición de a la vía.
Se llama relación de compensación a la existente entre el memento de adrizamiento
de un timón compensado y el mismo timón sin compensar.
El grado de compensación por su parte es la relación entre las dos superficies en que
se divide la pala por el eje de giro. Su valor oscila entre un 10 y un 25 por ciento.
APARATOS DE GOBIERNO.
Como se vio en la figura 12.1, entre la rueda de gobierno o caña y el timón es necesario
disponer de una transmisión y un elemento generador de fuerza para manejar el timón
en todo momento y con cualquier clase de mar. Consecuentemente puede
considerarse que el Aparato de Gobierno está formado por la caña, la transmisión, la
maquinaria que mueve el timón y el timón mismo. Todo este equipo se encuentra en
servicio permanentemente durante la navegación, pero quizás sea el órgano de
transmisión el que se halla sometido a un trabajo_ más duro e intenso, sobre todo con
mal tiempo.
El manejo del timón por esfuerzo manual, gobierno a mano, se utiliza sólo en buques
muy, pequeñas (yates, pesqueros pequeños) o en los demás buques en caso de avería
del elemento motor.
Los pequeños buques y veleros que no desarrollan grandes velocidades, utilizan, para
la maniobra del timón, aparatos de gobierno muy sencillos. Así, en la figura 12.14
aparece el sistema de rueda, tambor y guardines, que consiste en un cable fino de acero
flexible o cadena pequeña, que enrolla en un tambor montado en el mismo eje de la
rueda de gobierno R. Los extremos de los guardines C tras pasar por los retornos P,
quedan unidos a la cabeza de la caña del timón T, que se encuentra afirmada a la
mecha del timón E. Este sistema exige que el sentido de giro de la rueda coincida con
el de inclinación de la pala del timón, al objeto de evitar equivocaciones. En algunas
instalaciones de esta clase se sustituye el dispositivo de unión a la cabeza de la caña
por un dado D (fig. 12.15), que corre a lo largo de ésta, y al que se afirman los cuadernales
P.
Otros sistemas disponen de un sector (fig. 12.16) sobre cuya periferia se arrollan los
chicotes de los guardines G. El sector gira sobre la misma mecha del timón, que pasa
por G. El sector gira sobre la misma mecha del timón, que pasa por G.
Aparatos de gobierno de tornillo.
SERVOMOTOR
El elemento de fuerza o motor que más se empleó en los servos de antaño fue el de
vapor; hoy prácticamente en desuso. Consiste en una máquina alternativa de dos
cilindros cuyo eje se encuentra ligado mediante un mecanismo apropiado a la mecha
del timón. Esta máquina se encuentra provista de una válvula reversible cuya apertura
o cierre es gobernada mediante una transmisión por la rueda de gobierno. Cada vez
que el timonel gira dicha rueda a una u otra banda le entra vapor a los cilindros en uno
u otro sentido moviendo el timón. El ligero esfuerzo del timonel se multiplica debido a
la máquina de vapor.
En cuanto al elemento de control del servo, en la mayoría de los casos se hace por
medios eléctricos, el más generalizado es el denominado sistema sincro. En el pasado,
como ya hemos dicho, fueron empleados transmisiones mecánicas, varillas, desde la
caña hasta el local del servo. A la transmisión mecánica sucedió en el tiempo el
denominado telemotor hidráulico, el cual normalmente se empleaba en conjunción
con un servo hidráulico. En el telemotor, al girarse la rueda de gobierno, se transmite el
giro mediante un piñón situado en el mismo eje que aquélla, a dos cremalleras
verticales, cada una de las cuales mueve un émbolo dentro de un cilindro lleno de
aceite, o de agua con glicerina. Las dos cremalleras se mueven en sentidos contrarios,
es decir, que una asciende y la otra desciende; en el primer cilindro disminuye la presión
del líquido, en tanto que en el segundo cilindro aumenta la presión. De cada cilindro
parte una tubería, cargada con el mismo líquido, que van a parar a los dos cilindros
correspondientes del telemotor de popa. Los vástagos de los pistones de éste actúan
sobre el dispositivo que pone en marcha al servomotor en un sentido, o en otro,
moviendo en consecuencia el timón hacia una banda u otra.
Como líquido conviene mejor, en general, usar el aceite que el agua con glicerina, pues
ésta se congela a bajas temperaturas en invierno. Al objeto de afianzar los conceptos
expuestos en el presente apartado, exponemos a continuación un ejemplo de lo que
puede ser un servo hidráulico. El esquema de la figura 12 .18 no responde a ningún barco
en particular, pero sirve para ilustrar lo hasta aquí expuesto.
La mecha del timón es movida por dos pistones, los cuales están dentro de sendos
cilindros en cuyo interior está el aceite.
En buques de gran tonelaje, tales como petroleros y bulkcarriers, que adquieren una
enorme cantidad de movimientos, se ponen a veces axiómetros que indican la
velocidad de caída de la proa para ayudar al práctico en la maniobra.
ORDENES AL TIMÓN.
Al igual que cuando se trató de las voces de mando a la máquina, es preciso recalcar
aquí la enorme importancia que tiene el dar las órdenes al timonel de una forma clara
y concisa.
Es conveniente que siempre se siga el mismo procedimiento para indicar las caídas
deseadas. Como ejemplo puede servir el que se trata a continuación, de uso muy
corriente:
La banda de caída debe indicarse con las expresiones. A BABOR o A ESTRIBOR. Las
acepciones A LA DERECHA o A LA IZQUIERDA que por influencia anglosajona, parece
que se iban a imponer, el tiempo ha demostrado que no tienen adeptos.
La expresión TODA LA CAÑA indica el máximo ángulo que se puede meter sin peligro
de avería para el gobierno. Aunque normalmente el máximo ángulo suele ser de 35
grados, éste no debe alcanzarse nunca ante la posibilidad de que el mecanismo del
servo llegue a los topes y pueda averiarse. Como regla general, aunque los indicadores
llegan hasta 35 grados, al decir TODA LA CAÑA se sobreentiende que son 30 grados.
Como es natural, tras cualquiera de las órdenes anteriores, una vez que el barco
empieza a cambiar de rumbo, es preciso detener la caída hasta quedar en una dirección
determinada. Esto puede hacerse mediante cualquiera de las órdenes siguientes:
DEJAR QUINCE GRADOS. Poner quince grados a la misma banda que estaba.
CAMBIAR LA CAÑA. Meter el timón a la banda contraria y el mismo ángulo que tenía.
Todas estas órdenes deben ser repetidas por el timonel al recibirlas y al cumplimentarlas.
En pasos estrechos en que no es conveniente una pequeña desviación del rumbo a una
u otra banda, se indicará así al timonel mediante la expresión:
Cuando el buque cae de forma continua hacia una banda por efecto del timón metido,
el timonel debe cantar los rumbos (decirlos en voz alta) cada diez grados de forma que
los oiga el que manda. Si en estas circunstancias el que manda da la voz RUMBO, el
timonel meterá caña en contra para gobernar al rumbo que en ese momento tenía el
barco y repetirá en voz alta RUMBO DOS SIETE CINCO (o el que tuviere).
Resulta de gran importancia para el buen éxito de la maniobra, el que haya orden y
silencio en la caseta gobierno, así como que se eviten las aglomeraciones.
AVERÍAS EN EL APARATO DE GOBIERNO.
Una avería en el aparato de gobierno es uno de tantos fallos que pueden ocurrir en la
mar y, para lo que el oficial de guardia en el puente debe estar en todo momento presto
a reaccionar. Si el buque navega solo y con buen tiempo, la avería puede no revestir
importancia momentánea, pero el suceso puede adquirir caracteres de tragedia un
caso de mal tiempo, aguas restringidas o buques navegando en formación a corta
distancia unos de otros (buques de guerra). El oficial de guardia debe gobernar el barco
con las máquinas en cuanto se averíe el gobierno. Por su parte, el timonel debe informar
de la avería con la mayor rapidez. El timonel siente que existe avería, bien porque el
indicador de ángulo de timón no sigue las órdenes dadas, o bien porque la caña no
ofrece resistencia al moverla.
El oficial de guardia debe por todos los medios evitar que el buque se atraviese a la mar.
Para ello moverá las máquinas bien para mantenerlo aproado a la mar o, si esto no es
posible, ponerlo popa a la mar.
El causante del fallo en el gobierno puede ser cualquiera de los elementos de que
consta; tales como bombas, motores, transmisiones, etc. Al ser el aparato de gobierno
un sistema de vital importancia, sus elementos suelen estar duplicados, por lo que en
caso de fallo, se cambia al homólogo y el sistema continúa funcionando. Es muy
conveniente, sin embargo, a fin de lograr que el buque permanezca sin gobierno el
menor tiempo posible, que se intente gobernar desde el servo (gobierno local a mano)
tan pronto como se detecte un fallo. Posteriormente, cuando se conozcan las causas
de la avería y si se puede, se pasará de nuevo a gobernar desde el puente.
Como se ha dicho, resulta muy poco probable que un buque moderno se quede
completamente sin gobierno.
CAPITULO 24
NORMAS GENERALES PARA LA NAVEGACION
GENERALIDADES.
Dedicaremos el presente capítulo a exponer una serie de normas de tipo vario que
suelen emplearse en casi todas las marinas. La mayoría de estas reglas han sido
sancionadas por la costumbre a lo largo del tiempo. Es muy conveniente tenerlas en
cuenta para el mejor desarrollo de la navegación.
Los preparativos que hay que hacer a bordo antes de la salida a la mar alcanzan a todas
las instalaciones del buque. Podemos dividirlos en tres grupos principales: preparativos
marineros, pruebas de aparatos, y cuestiones de aprovisionamiento y de trámite
burocrático.
Proa, amura Er., través Er., aleta Er., popa, aleta Br., través Br., y amura Br.
Otra manera de informar de los barcos u objetos avistados es por comparación del
horizonte a un reloj en que las doce horas coinciden con la proa del buque propio. Los
avistamientos se dan en horas exactas. Así, por ejemplo, barco por las tres significa
barco avistado por el través de estribor.
Cuando se navega con niebla se hace preciso, como primera medida de seguridad,
cerrar puertas estancas, en previsión de, que si desgraciadamente sobreviene un
accidente de mar, el buque se encuentre en buenas condiciones para hacerle frente.
Asimismo se moderará la marcha y se harán las señales fónicas reglamentarias;
aumentándose también el número de serviolas. Cuando se oigan próximas señales de
otro buque se extremarán las precauciones, llegando a parar la máquina si fuese
preciso. En este último caso se continuarán haciendo las señales fónicas
reglamentarias de ir avante, en tanto el buque posea arrancada y gobierne; si en el
lugar existiese corriente se tendrá en cuenta su efecto, sobre todo si ésta es a favor y
sostiene la arrancada.
Navegando con niebla deberán utilizarse los datos que facilita el radar para, sobre una
rosa de maniobra, puntear todos los ecos, al objeto de determinar el rumbo, la
velocidad y posición respecto a nuestro buque, de todos los barcos que navegan en las
proximidades.
Hoy día muchos buques, especialmente los de guerra, se encuentran preparados para
poder navegar con la máxima seguridad en tiempo de niebla o con baja visibilidad, no
sólo en alta mar sino en la proximidad de la costa e incluso entrar en puerto y atracar a
un muelle.
Ello exige una adecuada preparación del personal y unos elementos de detección radar
importantes. Utilizando el radar, el sondador acústico y los serviolas en el puente y en el
castillo, así como teniendo en cuenta las corrientes y mareas, se van obteniendo
situaciones radar cada tres minutos, en tanto se lleva la estima al minuto. En el castillo
se tendrá listo un escandallo de mano para sondar. La navegación con baja visibilidad
debe de hacerse siempre a poca velocidad.
NAVEGACIÓN DE NOCHE.
Teniendo en cuenta que durante la noche existen más riesgos para el buque y que
asimismo la vigilancia puede ser a veces más defectuosa, se encuentra establecida la
norma de aumentar las precauciones a la puesta de Sol, preparando al buque con mayor
seguridad para la noche. Por ello, al ponerse el Sol deben cerrarse las puertas estancas,
alistar o recorrer los servicios de achique y contraincendios, y revisar todas las trincas.
Navegación en convoy.
Así como la navegación del convoy se desenvuelve sin dificultad cuando cada buque
se mantiene en su puesto, no sucede lo mismo si surgen contratiempos, tales como
ataques enemigos o despistes de algún buque que, sin avisar, se sale de la línea.
Entonces es cuando existe verdadero peligro de que sobrevenga la desbandada
alocada y ocurran graves accidentes, lo que sólo puede evitarse si cada capitán, en bien
de todos y en el suyo propio, tiene la suficiente serenidad para seguir a rumbo sin
abandonar, su puesto de formación ni modificar la velocidad.
Los buques que resulten averiados o tengan necesidad de separarse del convoy, deben
seguir a rumbo y hacer la señal de Paro la máquina para salir de formación, maniobra
que no deben efectuar hasta que hayan sido entendidos por su matalote de popa, en
cuyo momento procederán a parar la máquina, manteniéndose así hasta ser
adelantados por todo el convoy, cuyos buques le gobernarán con arreglo a lo dispuesto
para cuando un buque alcanza a otro. Reparada la avería, si puede alcanzar el convoy
ocupará el último puesto de su columna.
En el caso de ser torpedeado un buque del convoy, está totalmente prohibido, a los
buques que vienen detrás, pararse para salvar a los náufragos, pues ello lleva consigo
el peligro de ser a su vez torpedeados, o de que se produzcan colisiones. Los náufragos
son recogidos por alguno de los buques de escolta. Los capitanes de los buques de un
convoy, antes de salir a la mar son reunidos por el jefe del convoy, quien les da
instrucciones concretas que en cada caso establecen las señales, orden de navegación,
cambios de rumbo, y demás detalles necesarios para la maniobra y seguridad de los
buques durante las diversas incidencias que puedan surgir en la navegación. Además,
es costumbre en los primeros tiempos de navegación en convoy embarcar a bordo de
los buques mercantes algún oficial y señaleros de la Armada para instruir a los
capitanes en esta clase de navegación.
Si la roda no está reforzada especialmente, tampoco deben abordarse los hielos más
que a velocidad reducida, y al observarse que la resistencia a romperse aumenta, no
debe insistirse; entonces, lo prudente será solicitar ayuda de un rompehielos.
La navegación entre hielos hay que considerarla siempre como peligrosa, lo que obliga
a incrementar la vigilancia. Encontrándose en presencia de hielos, hay que moderar la
velocidad y cerrar las puertas estancas.
El buen uso del radar exige destreza en los operadores, pero ésta no es difícil de
adquirir, lo que permite que pueda manejarlo directamente el Oficial de guardia en el
puente. Otra de las aplicaciones importantes del radar se refiere a la localización de los
peligrosos icebergs existiendo niebla, (fig. 24.1), pero como antes hemos dicho, no debe
confiarse ciegamente en el radar. La pantalla panorámica tiene dibujados varios
círculos concéntricos, cada uno de los cuales corresponde a una distancia para las
varias escalas que pueden introducirse; al aparecer los diferentes buques u objetos en
forma de pequeños puntos luminosos, puede determinarse fácilmente su distancia
aproximada leyendo la grabada en el círculo más próximo, teniendo en cuenta la escala
que esté metida; la marcación se obtiene por el ángulo que forma el radio con la línea
cero. Cada objeto que aparece en la pantalla panorámica, lo hace en su exacta demora
y distancia. El punto luminoso central representa la posición del buque propio, o sea el
emisor.
El radar produce una buena visión general de la costa y de las posiciones que ocupan
los buques y boyas. Los diversos objetos aparecen como pequeños lunares brillantes,
con sus contornos defectuosamente definidos, y desde luego poco parecidos a la real
forma del objeto, debido ello a la diferente absorción que sus distintas partes producen
en las ondas al reflejarse. La línea de costa aparece en forma continua y constituida por
la ligazón de un elevado número de puntos luminosos.
FIGURA 24.4
El radar ha demostrado ser capaz de avisar la proximidad de un mal tiempo pues las
ondas radioeléctricas detectan la concentración de agua en la atmósfera, en la forma
de chubascos más o menos densos.
En todo buque que disponga de radar tiene el oficial de guardia la obligación de utilizar
sus indicaciones para conocer en todo momento la velocidad y rumbo de los buques a
la vista, así como la distancia a que se encuentran y la mínima distancia a que pasarán
de nuestro buque.
A tal fin debe trabajar sobre una rosa de maniobra, o más simplemente, sobre la propia
pantalla del radar, los sencillos problemas de cinemática que nos permiten determinar
dichos datos.
En puerto la bandera nacional debe izarse a popa a bordo de los buques de guerra y
mercantes a las 0800 horas y arriarse a la puesta de Sol. Si entre la salida del Sol y las
0800 horas hay un buque de guerra en movimiento en el puerto, todos los buques de
guerra deben izar su bandera al pico, en tanto dicho buque se encuentre en
movimiento.
En la mar, los buques de guerra mantienen la bandera nacional izada al pico de manera
permanente, de día y de noche. Los buques mercantes no tienen obligación de llevarla
izada de manera permanente pero es forzoso para ellos izarla al encontrarse a la vista
de un buque de guerra nacional, al que tienen que saludar izándola y arriándola tres
veces; el buque de guerra contesta al saludo arriándola una vez a media driza.
ABORDAJE.
Uno de los accidentes de mar más desgraciados que puede ocurrir a un buque es el
abordaje. Sus consecuencias son generalmente graves, gravedad que aumenta si
existe mal tiempo.
El abordaje puede ser motivado por la niebla o cerrazón que impidan avistar otro buque
próximo, o durante la noche por llevar las luces apagadas alguno de los dos buques que
se abordan, o por una falsa maniobra debida a avería en el timón o hélices, o a causa
de errónea o tardía interpretación o empleo de las reglas dispuestas en el Reglamento
Internacional para prevenir los abordajes en la mar.
Tan pronto ocurra un abordaje debe obrarse con calma y serenidad, tratando de
hacerse cargo rápidamente de la situación real que se haya producido e investigando
la importancia y gravedad de las averías recibidas, para con todos estos elementos de
juicio poder tomar una decisión que siempre será trascendental para el salvamento del
buque e incluso para la vida de sus tripulantes.
La navegación con vía de agua a bordo hay que hacerla a poca velocidad, pues la
resistencia del agua a la marcha actúa directamente sobre los mamparos estancos que
no están calculados para resistir este esfuerzo tan enorme. Por ello deberán vigilarse
de manera permanente los mamparos estancos que limitan los compartimentos
inundados. En algunas ocasiones ha resultado más seguro para el buque averiado
navegar dando atrás, si la avería era a proa.
En cualquier caso al ser inminente el abordaje o la varada, deben fondearse las dos
anclas, con lo cual se disminuirá indudablemente la violencia del choque.
Los buques que se han abordado deben atender en primer lugar a su propia seguridad,
es decir, al salvamento del buque, de los pasajeros y de los tripulantes. Una vez que
comprueben que pueden mantenerse a flote con seguridad deben atender a prestar
auxilio al otro buque.
Generalmente el buque que aborda sufre menos averías y es el que auxilia al buque
abordado. Por ello no debe alejarse del lugar del siniestro hasta asegurarse que no
necesita auxilio el buque abordado. Si éste se hunde, debe recoger a todos los
náufragos. Ambos capitanes deben comunicarse los nombres de los buques, puertos
de matrícula, de salida y de destino.
El capitán debe anotar en el Diario de Navegación el abordaje ocurrido, así como las
circunstancias que lo motivaron. A la llegada a puerto debe presentar a la autoridad de
Marina un parte detallado del abordaje, de las maniobras realizadas para evitarlo, etc.
VARADA.
Varias son las causas que pueden dar lugar a una varada. Así, se puede varar: al intentar
fondear en una costa brava, por garrear las anclas una vez el buque fondeado, por faltar
las cadenas de las mismas, por la existencia de un bajo no situado en la carta o situado
en posición errónea, y, por último, intencionadamente, ante la seguridad de la pérdida
del buque y con la probabilidad de que pueda salvarse la tripulación.
Para ello se elegirá el lugar más conveniente para la varada, buscando una playa de
arena lo más aplacerada posible, y huyendo siempre de los fondos de piedra.
En ningún caso deberá escogerse un trozo de costa acantilado, pues es posible que en
sus proximidades las diferencias de fondo sean también muy bruscas; en estas
condiciones el buque que intentase varar en lugar semejante, recibirá el primer choque
en la roda, pero quedando apoyado únicamente por dicho punto, pronto se atravesaría
a la mar y los golpes de ésta dando sobre el costado echarían, a cada golpe de mar, el
buque sobre la costa y no tardaría en destrozarlo; si el fondo es suave, ya el hecho tiene
lugar de muy distinta manera, pues entonces la quilla tendrá más puntos de apoyo y
será difícil que el buque se atraviese, quedando entonces más seguro, pero puede
todavía quedarlo más, si se procura que la proa vaya más levantada, pues entonces se
acentúa la diferencia que existirá entre los calados de proa y popa, y como además,
como consecuencia del declive la popa tocará en un punto de mayor profundidad,
permitirá como consecuencia de ello, que la quilla tenga más puntos de contacto con
tierra, y desaparecerá totalmente el peligro de que el buque pueda atravesarse.
Refiriéndonos, pues, a una varada con mal tiempo, elegida una playa aplacerada, se
procurará que no coincida el momento de la varada con la pleamar, aunque esto no
siempre podrá tenerse en cuenta si el buque viene con averías, ya que no será factible
retrasar la varada. Como conviene que el buque se adentre lo más posible en tierra para
asegurarlo contra los efectos de la marejada, como norma general se desarrollará la
máxima velocidad, dirigiéndolo perpendicularmente a la línea de playa. Si no puede
encontrarse una playa aplacerada no pueden establecerse reglas, pues todas las
varadas en piedra son muy peligrosas y si existe mal tiempo es casi seguro que el buque
resulte destruido en pocas horas. En cualquier caso, playa o piedra, conviene preparar
un ancla o anclote pesado por la popa con un cable fuerte, para fondearlo de cien a
doscientos metros antes de que el buque vare; ello le permitirá después aguantarse popa
a la mar sin atravesarse.
Inmediatamente que un buque queda varado parece que será lo más conveniente dar
atrás con las máquinas a toda fuerza para salir rápidamente de la varada. Sin embargo,
esto no sólo resultará inútil en la mayoría de los casos, sino que, por el contrario, puede
perjudicar notablemente al posterior salvamento del buque, y hasta producir su
pérdida. Esto último sucederá precisamente si la varada fue en piedra y hubo desgarro
de importancia en la obra viva, pues al ir el barco hacia atrás, la inundación de bodegas
y compartimentos estancos crecerá, motivando el hundimiento del buque en mayor
profundidad y con una rapidez tal que puede no dar lugar ni al salvamento de la
tripulación y pasaje. Si la varada se produjo en fondo fangoso o de arena, al mover la
máquina la aspiración del condensador sorberá fango o arena, obstruyendo totalmente
aquél. Cuando se trate de un buque con una sola hélice existe también el riesgo al dar
atrás de que la popa se trasladé lateralmente y quede el buque varado en toda su
eslora.
Por todo ello y a menos que la varada se produzca a poca velocidad y se presuma su
fácil salida de ella, nunca convendrá dar atrás en el primer momento hasta conocer las
averías que se han producido y estudiar la forma más fácil y segura de salir de la varada.
Tras la varada del buque hay que tomar una serie de precauciones para asegurar su
posterior salvamento, y los de la dotación y la carga, en su caso. La primera medida a
tornar es cerrar puertas estancas, si ya no lo estuviesen, y reconocer interiormente el
casco, localizando las vías de agua que se hayan producido, debiendo sondarse las
bodegas, dobles fondos, tanques y compartimentos estancos.
A continuación se arriará un bote, si el estado del mar lo consiente, para medir los
calados y sondar en las inmediaciones del buque al objeto de determinar un plano
aproximado de sondas y conocer cómo y por dónde se encuentra apoyado el buque en
el fondo. También se calcularán las horas de mareas, y tan pronto la cerrazón lo permita
se determinará la exacta situación del buque varado.
Caso de no haberse fondeado un ancla o anclote por la popa, se procederá a realizar esta
faena valiéndonos de los botes de a bordo. Asimismo se tomarán cuantas medidas sean
precisas y se dispondrán los elementos de a bordo para facilitar el salvamento en la
primera oportunidad, bien con los medios propios o con el auxilio de otros buques o
remolcadores que acudan en socorro.
SEÑALES DE AUXILIO.
SALVAMENTOS.
Cuando un buque, su carga o sus pertrechos son salvados, entonces el salvador tiene
derecho a un premio de salvamento, cuya cuantía es variable según el valor de lo que
se ha salvado y según el riesgo que se ha corrido. Cuando el barco en apuros no se
encuentra en inminente peligro, debe establecerse un contrato entre las dos partes
estipulándose el precio del salvamento, pero éste se pagará solamente si el buque es
salvado, ya que la norma internacionalmente admitida es la de no cure no pay. Si el
buque a salvar se encuentra abandonado, entonces no se aplica esta norma.
ABANDONO DE BUQUE.
La faena de abandonar el buque es una de las más peligrosas de a bordo, debido a que
es sumamente fácil que el desconcierto, el pánico y la desesperación se apoderen del
personal, sobre todo en los buques de pasaje, si no existe energía en los mandos y si se
carece de una organización eficaz y adecuada.
La instrucción teórica sobre el empleo del chaleco salvavidas y distribución en los botes
debe realizarse tan pronto el pasajero o tripulante embarque. Para ello, en lugar bien
visible de su camarote, alojamiento o comedor, deberán hallarse instrucciones sobre
las referidas materias, para que cada cual aprenda clara y rápidamente cómo hay que
colocarse el chaleco, dónde se encuentra el suyo guardado y el camino o caminos
reglamentarios y seguros que le conducen a su bote. Al realizarse los ejercicios
prácticos dé que ya hemos hablado, el oficial que mande el bote, después de pasar lista,
debe comprobar que todos tienen bien colocado y amarrado el chaleco; a continuación
dará una breve explicación sobre la forma de embarcar y colocarse en el bote, así como
exhortará a todos a no perder la serenidad.
Si el náufrago tiene que dejarse caer al agua a través de un cabo o cable, deberá tener
cuidado en no deslizarse resbalando, pues las manos se le quemarán; debe bajar mano
sobre mano. Además, si puede proveerse de guantes, será mejor, pues no sólo le serán
útiles en este momento, sino también posteriormente al tener que agarrarse a restos,
pues las manos sufren y se hieren extraordinariamente. Tampoco sobrará al náufrago
llevar un cuchillo, que es posible tenga que emplear para cortar ropas y amarras.
Si el buque tiene petróleo a bordo, sucederá con toda probabilidad que éste se
esparcirá rápidamente. El petróleo, además de dañar a la piel y a la vista, puede
inflamarse; por ello el náufrago, en estas circunstancias, deberá alejarse, no sólo del
casco del buque, sino también de la zona de mar que tenga petróleo. Después, no
deberá agotarse nadando. En caso de ser de noche, si lleva puestas prendas blancas
será más fácilmente localizado por las embarcaciones de salvamento, que si lleva
prendas oscuras.
Pueden ocurrir dos casos principales: que el buque se encuentre en mar libre o
embarrancado en la costa, y dentro de ellos, el tener buen o mal tiempo;
evidentemente que en ambos casos y en las condiciones últimas, es decir; de mal
tiempo, es cuando se necesita más pericia, tanto para el que intenta prestar un
salvamento como para el que tiene que efectuarlo: las órdenes deben darse
rápidamente, y no experimentar dudas ni vacilaciones que pueden producir
desconfianza entre el personal, ya que una vez dueña ésta de la tripulación, entrará el
desorden y, en este caso, generalmente los salvamentos van acompañados de
verdaderos desastres; en una palabra, que la rapidez en la ejecución para aprovechar
los momentos favorables, y la energía llevada al límite, son elementos poderosísimos
que garantizan el éxito del salvamento.
Dicho ésto, pasaremos al examen de los diferentes casos, dentro de los dos principales
estudiados con el carácter de generalidad, no intentando dar reglas precisas, sino
poner a disposición del navegante una serie de recursos y circunstancias para, al
presentársele o encontrarse en casos semejantes, tener un sentido de orientación que
le permita, con la serie de conocimientos adquiridos, tomar resoluciones firmes y
seguras.
En mar libre. Si la mar no está agitada, la maniobra no ofrece dificultad alguna, pero
como es muy difícil que esto ocurra, hemos de suponer el caso de que, permitiendo el
estado del mar arriar los botes, aquélla no esté tranquila.
El buque que va a prestar el salvamento debe colocarse a barlovento (de donde viene
el viento), y, tanto uno como otro, emplear el aceite, para, entre ambos, crear una zona
de calma que nos facilite las operaciones del mismo y permita arriar el bote de
salvamento.
Ya el bote en el agua, lo que debe tenerse más en cuenta y donde existe mayor peligro
es en el momento de atracarse al buque náufrago, que debe de hacerlo por sotavento
(hacia dónde va el viento). Habrá que tener en cuenta, sin embargo, que todo buque
abandonado, permanece la mayor parte del tiempo atravesado a la mar, o recibiendo
ésta por la aleta; en estas condiciones da bandazos grandísimos, y esto, sumado a la
velocidad que a la ronza lleva el buque, expone al bote a ser alcanzado por él, y, por lo
tanto destrozarlo contra el casco; por eso, se debe mantener el bote a cierta distancia,
aguantándose, y estar siempre alerta para conservar una distancia prudencial.
Otro de los sistemas que puede emplearse es el que a continuación decimos que tiene
también algunos inconvenientes, entre ellos el que el cabo del remolque puede ser
alcanzado por las hélices; para ello se procura, a ser posible, por medio de un botalón
(Palo largo de una embarcación que puede sacarse hacia fuera para distintos usos),
impedir que esto ocurra; este peligro es más pequeño en los buques de una sola hélice.
El bote debe llevar únicamente los hombres necesarios para el salvamento, tres o
cuatro, y un cierto número de adujas a bordo, para cuando se está próximo al buque
náufrago irlas arriando desde el bote, por las dificultades naturales que se encuentran,
para apreciar bien la distancia desde el buque que auxilia; el cabo debe amarrarse en
la bancada central después de pasar por el cáncamo de proa; dicho ésto, pasaremos a
explicar cómo se efectúa la maniobra.
Modo de recibir a los náufragos. A medida que éstos van llegando al bote se les irá
indicando los puestos que deben ocupar, procurando en esto el mayor orden, así como
el evitar, en caso de llegar simultáneamente muchos náufragos, o estar próximos al
buque náufrago, el que entren precipitadamente a bordo; se mantendrá el orden con
toda energía, no olvidando que en estas circunstancias toda cuanto se despliegue es
poca, y que por cualquier debilidad en estos momentos se pueden originar mayores
males.
La posición en que debe colocarse el buque que presta el salvamento, en todas las
circunstancias y máxime si se trata de un buque de alto porte, es a barlovento, y
aguantándose en esa posición, produce a sotavento un remanso que coloca al buque
en condiciones inmejorables de salvamento.
Llegada de los náufragos al buque que presta el auxilio. A bordo del buque que hace el
salvamento se tendrá todo listo para atender y auxiliar a los náufragos. A tal fin, se
colocarán en el costado de sotavento, escalas de gato, cabos de nudos y, a ser posible,
redes, para que los náufragos puedan subir. Se tendrán asimismo preparadas amarras
para el bote y los mejores nadadores en condiciones de tirarse al agua para auxiliar a
los náufragos si alguno cayese al mar.
Tan pronto vayan los náufragos llegando a cubierta, serán en primer lugar limpiados
de petróleo, identificados y reconocidos por el personal médico, pasando después a
descansar y a ser alimentados según las prescripciones que dé el facultativo para cada
náufrago.
Se llevará luego nuestro buque a ocupar una posición a barlovento del avión y muy
próximo a él, para darle socaire, procurando quedar parado en dicha posición. Después
se arriará un bote, si la mar lo permite; o se le largarán balsas, cabos y nadadores, según
las circunstancias y los medios de que se dispongan.