Juzgado Civil 2
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Salerno y ante la aparición de imágenes correspondientes a Ibar
Esteban Pérez Corradi, pudo reconocer de manera categórica que
aquel se correspondía con uno de sus clientes que vivía en Ciudad del
Este, a quien conocía por el nombre de Martín.
Afirma que, ante ello, comenzó a buscar información a
través de Internet, tomando conocimiento que el referido Pérez
Corradi tenía captura nacional, internacional e incluso por Interpol y
se ofrecía una jugosa recompensa para quien aportara los datos
necesarios y útiles para lograr su detención.
Asevera que, ante ese escenario, tomó la decisión de
comunicarse con las autoridades argentinas para aportar los datos que
conocía de quien era su cliente de modo de contribuir con su captura.
Dice que intentó comunicarse infructuosamente con la Fiscalía
interviniente de la localidad bonaerense de Mercedes pero que logró
contactarse con autoridades del Ministerio de Seguridad, quienes, a su
vez, a través de la jefatura de Personas Desaparecidas, lo enlazaron
con la Unidad Fiscal de Investigaciones Complejas del departamento
Judicial de Mercedes.
Revela que, tras diversos procedimientos, el día 5 de
agosto de 2015, se presentó ante la Unidad Especial de
Investigaciones y Procedimientos Judiciales de “Eldorado” de
Gendarmería Nacional Argentina, dependencia ante la cual aportó una
serie de datos, direcciones y demás antecedentes tanto familiares
como personales de Ibar Pérez Corradi.
Remarca que a partir de la declaración ante dicho
organismo nacional, su identidad quedaba garantizada en cuanto a su
resguardo y mantenimiento de secreto. Precisa que de conformidad
con los protocolos emanados de los procedimientos para la
implementación del Fondo de Recompensas se realizaron dos actas, la
primera donde consta la declaración jurimentada de la persona
aportante de los datos y una segunda llamada “Acta de Constancia”
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todas las expresiones normativas, se garantizaba que no se revelaría su
nombre y apellido. Incluso, define que el art 6 del decreto 2059/18
que crea el Sistema de Recompensas en la Provincia de Buenos Aires,
determina que la información en el art. 1° (que posibilite la captura
del prófugo en cuestión) y la identidad que la suministre será con
carácter confidencial.
Luego, reconoce que tras conocer la noticia acerca de la
captura de Pérez Corradi el 19 de junio de 2016, se sintió aliviado ya
que volvería a su vida habitual.
Empero, el día 17 de julio de ese año, durante la
trasmisión del programa televisivo “La Cornisa” conducido por Luis
Majul, en el que se trataba la denuncia que la legisladora Graciela
Camaño había efectuado contra el ex titular de la Agencia Federal de
Investigaciones (A.F.I.) Sr. Oscar Parrilli, en la que le imputaba haber
protegido a Pérez Corradi, el conductor y el periodista Santoro dieron
a conocer su identidad sin su consentimiento y no obstante estar
garantizada su reserva.
Explica que siendo las 21:10 fue el propio Majul quien
expresó que presentaría un tema que provocaría un “escándalo de
envergadura enorme” aludiendo a que el Juez Federal Ariel Lijo
dispondría la declaración indagatoria del ex número uno de la A.F.I.
Oscar Parrilli y al responsable de asuntos jurídicos de ese organismo
por considerar que encubrieron y protegieron a Esteban Ibar Pérez
Corradi, a quien calificó como el prófugo más buscado de la
Argentina.
Transcribe expresiones que atribuye al conductor del
programa aludido en tanto refirió que contaba con “información
precisa que le había provisto un testigo de apellido O” para pasar a
brindar otros datos significativos suyos y luego exhibir el acta de su
declaración testimonial brindada ante la Gendarmería Nacional que
era de carácter reservado. Agrega que el periodista indicó que O le
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licenciatarios o autorizados”. En función de ello, niega que exista
responsabilidad alguna de su parte respecto del contenido del
programa “La Cornisa” debido a que el mismo fue creado por una
productora independiente, por lo cual no se encuentra obligada a
responder y a la que, además, debe cederle cuota de pantalla por
imposición legal.
Argumenta además como fundamento de su postura que
operó como un medio de difusión de los dichos de un tercero por el
cual no tiene la obligación de responder y a los cuales, debe respetar y
garantizar los derechos constitucionales de la libertad de prensa y la
libertad de pensamiento y expresión.
En particular, desconoce expresamente el contenido del
programa La Cornisa indicado en el escrito liminar e impugna la
cuantía y procedencia de la partida indemnizatoria reclamada.
Cita jurisprudencia, ofrece prueba, deja planteada la
Reserva de Caso Federal y pide que oportunamente, se rechace la
demanda, con costas.
c) A fs. 137/157 comparecen Luis Miguel Majul y La
Cornisa Producciones S.A., por intermedio de apoderado, a contestar
la demanda promovida. De manera liminar, realizan una negativa
pormenorizada de los hechos expuestos en el escrito de inicio así
como de la documental acompañada.
Con relación al suceso que nos ocupa, dicen que el actor
acciona por el hecho de que en el programa televisivo sindicado se lo
haya identificado por su nombre y apellido, siendo que en rigor de
verdad, el único participante del programa que lo identificó por
nombre y apellido había sido el invitado y periodista Daniel Santoro.
Aseguran que Majul sólo lo nombra por el apellido, que es de los más
comunes en el país.
No obstante ello, explican que la aludida edición se
centró en un tema de evidente y notorio interés público, ya que trataba
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d) A fs. 202/209 hace lo propio Daniel Pedro Santoro,
quien comparece por derecho propio a contestar la demanda
promovida. Practica una negativa genérica de los hechos expuestos
por el accionante en su presentación constitutiva de la acción.
En líneas generales, adopta la misma postura
argumentativa que los últimos accionados que se presentaran,
haciendo hincapié en la entidad y trascendencia del asunto puesto a
conocimiento de la audiencia a través del programa televisivo al que
concurrió en carácter de invitado. Hace mención además a elementos
tenidos en consideración por el Magistrado interviniente en la causa
en la que se dispone el procesamiento de Parrilli así como
argumentaciones de la Cámara Criminal y Correccional Federal al
disponer su falta de mérito.
Ofrece prueba, efectúa reserva del Caso Federal y pide se
desestime la pretensión, con costas.
e) Fracasada la instancia conciliatoria prevista por el art.
360 del ordenamiento procesal, a fs. 238/239 se recibe la causa a
prueba, proveyéndose los medios probatorios ofrecidos por los
litigantes.
f) En fecha 08/07/21 se clausura el período probatorio,
poniéndose los autos en los términos del art. 482 del ordenamiento
procesal, facultad de la cual hizo uso la parte actora a fs. 347/349 y la
co demandada América T.V. S.A.
g) Con fecha 20/05/22 se dicta el llamamiento de autos
para sentencia, providencia que a la fecha se encuentra debidamente
consentida.
CONSIDERANDO:
I. Inicia el actor la demanda tendiente a obtener el
resarcimiento de los daños y perjuicios que le habría ocasionado la
difusión de su nombre y apellido en el programa televisivo
denominado La Cornisa emitido el día 17 de julio del año 2016 por el
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Alvarado Velloso, “Código Procesal …”, Rubinzal Culzoni, Santa Fe,
1996, tomo 4 página 406 y sus citas, entre otros).
El artículo 386 segunda parte del Código Procesal
establece “No tendrán los jueces el deber de expresar en la sentencia
la valoración de todas las pruebas producidas, sino únicamente de las
que fueren esenciales y decisorias para el fallo de la causa”. Mediante
una interpretación conceptual, se denota que existe la facultad de
valorar únicamente las pruebas que fueren esenciales y decisivas. Ello
también significa que puede hacerse una comparación y un cotejo de
los elementos para arribar a una fuerza convictiva.
IV. Ante todo, reviste fundamental importancia establecer
los derechos que están en juego, porque de ello dependen las reglas a
seguir para decidir la controversia.
El actor refiere que el hecho de haberse revelado su
identidad, dándose a conocer su nombre y apellido y demás datos
personales en el programa televisivo referido en la demanda,
identificándoselo como el testigo que aportara los datos para lograr la
detención del prófugo Pérez Corradi en la causa conocida como “El
triple crimen de General Rodríguez” le produjo un daño irreparable,
en tanto ello afectó su tranquilidad, libertad individual e incluso su
honor.
Los periodistas demandados y la productora del programa
centran su postura exculpatoria en la trascendencia institucional del
asunto discutido en el programa televisivo y su consecuente interés
público. Entienden que, dado el tenor de lo acontecido, era necesario
conocer los datos que habían sido puestos en conocimiento de la
Agencia Federal de Inteligencia para que la ciudadanía tuviera un
conocimiento adecuado de la forma en que funcionaron las
instituciones públicas.
Por su parte, la emisora América T.V. S.A. niega haber
tenido injerencia alguna en el contenido del programa televisivo
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En el orden interno, el art. 1770 del Cód. Civ. y
Comercial -al igual que el art. 1071 bis de la legislación derogada-
aprehende de manera simplemente enunciativa, algunas de las vías
por las que puede lesionarse la intimidad de las personas. Dicha
norma dispone: “El que arbitrariamente se entromete en la vida ajena
y publica retratos, difunde correspondencia, mortifica a otros en sus
costumbres o sentimientos, o perturba de cualquier modo su
intimidad, debe ser obligado a cesar en tales actividades, si antes no
cesaron, y a pagar una indemnización que debe fijar el juez, de
acuerdo con las circunstancias...” (CNCiv., sala M, 19/11/2021. - M.,
M. G. c. N., M. M. s/ daños y perjuicios).
Desde lo doctrinario según Santos Cifuentes “el derecho
a la intimidad es el derecho personalísimo que permite sustraer a la
persona de la publicidad o de otras turbaciones a la vida privada, el
cual está limitado por las necesidades sociales y los intereses
públicos”. La Corte Suprema de Justicia de la Nación sostuvo que el
derecho a la intimidad contenido en el artículo 19 de la Constitución
ampara la autonomía individual integrada por sentimientos, hábitos,
costumbres, relaciones familiares, posición económica, creencias
religiosas, salud mental y física y todos los hechos y datos que
integran el estilo de vida de una persona que la comunidad considera
reservadas al individuo y cuyo conocimiento o divulgación significa
un peligro para la intimidad.
En decir el derecho a la intimidad es la facultad que le
reconoce el estado al hombre de mantener reservada la información
que considere no comunicable. Entonces el hombre decide cuales son
los datos que debe limitar a su saber y el Derecho es el que se encarga
mediante sus leyes de evitar la intromisión de terceros a dicha
información.
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invoca en el caso de autos- invadan la privacidad, pues dicha libertad
no significa impunidad (Fallos 269:189, 306:1892, 310:508). En ese
orden de ideas ha resuelto la Corte Suprema que, como los demás
derechos, la libertad de expresión no es absoluta (CSJN, Fallos
257:275, 258:267; 262:205) pues todos deben actuarse conforme a las
leyes que reglamentan su ejercicio, atendiendo a su razón de ser
teleológica y al interés que protegen (CSJN, Fallos 255:293, 262:302,
263:460).
Y lo expuesto en los párrafos que anteceden con relación
al derecho a la libertad de expresión, vale destacar, ha sido refrendado
recientemente por nuestro Máximo Tribunal en la causa “Denegri”
(CSJN, 28/06/2022, “Denegri, Natalia Ruth c/ Google Inc. s/ derechos
personalísimos: Acciones relacionadas. N° 50016/2016).
VI. No se controvierte en el caso que el día 17 de julio
del año 2016, el programa televisivo denominado La Cornisa
-conducido por el periodista Luis Miguel Majul- trató entre otros
asuntos de actualidad y trascendencia para la sociedad, la
investigación periodística llevada a cabo con relación a la causa
judicial en trámite por ante el Juzgado Federal en lo Criminal y
Correccional n°4, promovida a raíz de la denuncia efectuada por la
por entonces diputada nacional Graciela Camaño acerca del presunto
encubrimiento por parte de autoridades de la Agencia Federal de
Inteligencia del prófugo Ibar Pérez Corradi, sobre quien pesaba una
orden de captura nacional e internacional dispuesta en la causa
conocida como la del “Triple Crimen”.
En efecto, del primero de los archivos que contiene el
disco identificado como “17-7-16 La Cornisa” que fuera objeto de la
orden de secuestro dispuesta en los autos seguidos entre las mismas
partes sobre diligencias preliminares Expte. n° 61726/2106 que
tuvieran trámite por ante esta dependencia judicial a mi cargo, surge el
anuncio del programa por parte de su propio conductor minutos
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Explica que el aludido magistrado interpretó que Parrilli y Rodríguez
a pesar de haber recibido la orden de dos fiscales de investigar y
capturar a Pérez Corradi, cuando ya tenían información precisa que
les había aportado un testigo de apellido O (la proporcionó el martes 4
de agosto de 2015) la habrían mandado a confirmar tarde y luego de
corroborarla, no le avisaron a la Justicia, permitiendo así que Pérez
Corradi continuara prófugo. Afirma que el testigo que había aportado
la precisa y valiosa información ante la Unidad Especial de
Investigaciones y Procedimientos Judiciales de Eldorado, Misiones,
había dado los datos exactos dos días después del programa de Lanata
que nombró por primera vez a Pérez Corradi.
En el “primer anticipo”, se explica que La Cornisa tuvo
acceso a un documento (que se exhibe) en el que un ciudadano
argentino “cuya identidad debemos preservar” (sic, la negrita me
pertenece), había declarado conocer el lugar donde vivía el prófugo e
incluso los domicilios anteriores donde le había instalado servicios de
internet y televisión satelital, que habían cinco direcciones distintas,
en los cuales Pérez Corradi había vivido durante cuatro años.
Seguidamente a la explicación compacta del asunto,
Majul retoma el tema refiriendo por segunda vez al testigo de apellido
O, aludiendo que había brindado la información en agosto del 2015.
En el segundo anticipo, se explica que el declarante, dos días después
de haber visto el programa PPT (2 de agosto del año 2015) en el que se
menciona que Pérez Corradi seguía prófugo, se dirigió hacia las
autoridades argentinas y dio detalles acerca de este último (4 de
agosto de 2015) y que, pese a que las autoridades contaban con esa
información, no la corroboraron en la Justicia para “no perder las
elecciones”.
Tras las precisiones que brinda Graciela Ocaña acerca de
los hechos que motivaran la denuncia que efectuara ante la Justicia
Federal, el periodista invitado Daniel Santoro comenta el tema,
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en definitiva involucran a personas físicas o jurídicas, particulares,
funcionarios o agentes públicos, sobre aspectos que son considerados
por los medios como de interés público y/o interés general (CNCiv,
Sala I, “M., A. A. c/ AMERICA TV y otros s/ daños y perjuicios; B.,
F. J. c/ AMERICA TV y otros s/ daños y perjuicios”, 4/3/15).
Se tiene dicho que “La primacía del interés general se
decide desde una perspectiva objetiva, por los valores que implica
para la comunidad, y no porque, simplemente, sea fruto de la
curiosidad del público. Por ello, se exige la mediación de un sano
interés público” (Zavala de González, Matilde, Resarcimiento de
Daños, Hammurabi, Buenos Aires, 1996, T 2 d, págs. 186/187;
Mosset Iturraspe, Jorge, ―Daño a los Derechos de la personalidad,
JA, 1971-346).
Así se ha sostenido que toda transgresión al honor, la
intimidad e imagen de una persona por los medios masivos de
comunicación debe ser reputada como antijurídica, salvo que medie
causa de justificación. En rigor, sólo cuando en el caso concreto exista
un interés público prevaleciente, podrá considerarse justificada la
intromisión en la intimidad por los medios de prensa y regular, en
consecuencia, el derecho a informar. Pero la carga de la prueba de
dicha circunstancia debe pesar, primordialmente, sobre el medio, dado
el carácter excepcional que debe asumir este tipo de intrusiones (Conf.
CNCiv Sala B, 9/ 3/2022 Expte N° 31.783/2017; CNCiv. Sala J, R., T.
c/ Telearte, 04/04/2022) extremo que, a mi criterio, no se verificó en
autos.
Es que, analizadas las constancias obrantes en autos,
adelanto que coincido con el actor en tanto refiere en el escrito liminar
“No hubiera habido ningún reproche y la presentación de la nota
hubiera sido intachable, si directamente no lo nombraban, ni
mostraban el acta” (v.fs. 74). Es que tal como allí se señala, a mi
modo de ver, no resultaba necesario aportar los datos personales del
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afirmó que lo importante “era contar el posible encubrimiento, que era
lo que estaba investigando la Justicia”. Dijo también que la
declaración efectuada por el actor en Gendarmería Nacional formaba
parte de la causa judicial y que “la importancia estaba en el relato de
alguien que ve a este prófugo, el contenido era importante” y que no
recordó quién tomó la decisión de exhibirla en el programa.
Interrogado que fue acerca de la “reserva de identidad”
de la que gozaría O, puntualmente señaló que esa cuestión estaba
vinculada a la decisión que habían tomado en la semana de no
mencionarlo, decidieron no mencionar a la persona porque no lo
consideraban relevante, la importancia estaba dada en lo que la
persona había dicho, la persona no era la noticia. Reiteradamente
refirió que, en la semana, en las reuniones de “sumario”, habían
decidido no mencionar a la persona, porque que se trataba de alguien
desconocido, que había aportado información para ubicar a un
prófugo, como podía haber permanecido prófugo, si había contado
con apoyo local, y que a partir de eso había una causa judicial, que
eso era lo importante. Explicó que las personas son mencionadas
cuando cumplen una función pública, que cuando no lo son, no tienen
la misma responsabilidad frente a la opinión pública, en el caso de O
no cumplía ninguna de esas funciones, no era el eje de la información,
la importancia radicada en lo que él había contado, no enél.
Repreguntado luego por la parte actora acerca de las
implicancias de la calificación de un testigo como de identidad
reservada, contestó que “va de suyo que su identidad debe ser
resguardada y que supone que el motivo de ello radica en razones de
seguridad”.
A propósito de esto último, no puedo pasar por alto que
tal como consta en la declaración testimonial de S O brindada el día 5
de agosto del año 2015 ante el Segundo Comandante D Rubén
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su intimidad y vida privada, al identificar y difundir públicamente por
su nombre y apellido como el testigo clave que había aportado los
datos para lograr la detención del prófugo de la justicia Pérez Corradi.
En rigor de verdad, no pueden los accionados fundar su intromisión
con el argumento de que la ciudadanía debía conocer detalles precisos
de la causa para así conocer los motivos de la denuncia efectuada por
la diputada Graciela Ocaña por presunto encubrimiento por parte de
las autoridades de la Agencia Federal de Inteligencia.
Los demandados pudieron haber dado a conocer la
noticia sin colocar el nombre del actor, bastaba incluso con iniciales;
sin embargo, allí apareció su nombre de manera tal que permita
identificarlo. Es cierto que su nombre es común, en el sentido de que
muchas personas se llaman de la misma forma, pero no lo es menos
que no fue solo su apellido el que se dio a conocer, se lo identificó
textualmente como “S O” y se especificó además cuál era su
ocupación, aportando de ese modo datos que facilitaban incluso su
localización. El ocultamiento de ese dato no desvirtuaba el propósito
de la nota; tampoco le restaba entidad. No hacía al caso.
Ha quedado demostrado que tanto en las reuniones
previas a la emisión del programa que se habían llevado a cabo en el
transcurso de la semana en el marco de la producción y/o preparación
del informe dominical, se había consensuado dar a conocer la
información acerca del contenido de la declaración del actor en la
Unidad Especial de Investigaciones y Procedimientos Judiciales de
“Eldorado” de Gendarmería Nacional Argentina en la provincia de
Misiones, dado que su aporte había sido fundamental para ubicar a
Pérez Corradi y que, según afirmaran, la “confirmación” de esa
información había sido postergada por funcionarios de la Agencia
Federal de Inteligencia. Esto último, tal como venimos diciendo, no es
susceptible de reproche alguno; muy por el contrario, formaba parte
de la información que en el marco de un programa periodístico podía,
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la más amplia libertad, pero el ejercicio del derecho de informar no
puede extenderse en detrimento de la necesaria armonía con los
restantes derechos constitucionales, entre los cuales se encuentran el
de la integridad moral y el honor de las personas -arts. 14 y 33 CN-"
(Fallos: 308:789). Ante todo, para que el derecho a informar o
expresar las ideas legitime el daño a la integridad personal, es
menester que el ejercicio de aquel derecho tienda a satisfacer un
interés general. Pero ello no basta, ese interés debe ser prevaleciente
en el caso particular, ya que también existe interés comunitario en la
preservación de los bienes espirituales de la persona (Matilde Zabala
de González “Resarcimiento de Daños a la Persona”, T° 2d., p. 243).
Y aún de mediar un interés general prevaleciente para
divulgar un acontecimiento en que interviene una persona, el hecho es
antijurídico si la revelación de los datos identificatorios del declarante
era como quedó dicho, superflua para el fin general de que se trate.
Por otro lado, el artículo 19 de la Constitución Nacional
consagra la protección de la intimidad. Dicha garantía constitucional
fue reglamentada por el art. 1071 bis del Código Civil antes vigente y
actualmente prevista por los arts. 51, 52, 53 y concordantes del
Código Civil y Comercial, y tiene por finalidad preservar cierta esfera
personal del conocimiento generalizado de terceros. Se trata de una
“zona de reserva personal, propia de la autonomía del ser humano,
dentro de la cual podemos excluir las intrusiones ajenas y el
conocimiento generalizado por parte de terceros” (cf. Bidart Campos,
Tratado elemental de derecho constitucional argentino, T. I, 1993, pág.
370). Tal como señaló la Corte Suprema en “Ponzetti de Balbín”
(Fallos 306:1092), el derecho a la intimidad protege un ámbito de
autonomía individual constituida por sentimientos, hábitos y
costumbres, las relaciones familiares, la situación económica, las
creencias religiosas, la salud mental y física y, en suma, las acciones,
hechos o datos que, teniendo en cuenta las formas de vida aceptadas
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(Conf. Zavala de Rodríguez, Matilde, “Daños a la persona (Integridad
espiritual y social)”, págs. 213 y sigs.).
Por ello, la libertad de expresión no puede ser irrestricta
cuando la publicación afecta intereses individuales de las personas.
No se la puede priorizar en desmedro de los derechos de terceros
gravemente agredidos, pues de darse esa situación, se saca quicio una
libertad que, por muy importante que sea y por más que esté exenta de
censura previa, debe reencausarse cuando su ejercicio se desmanda,
mediante sanciones posteriores, para funcionar equilibradamente
dentro de una sociedad democrática (Conf. Bidart Campos, Germán,
"Otra vez el sensacionalismo periodístico", en ED, 138-454).
La noticia difundida, en tanto asoció el nombre de la
persona a un dato que, configura un dato personal a los efectos de la
aplicación de las normas relativas a su tratamiento y difusión, importó
un obrar negligente por parte de los periodistas y productora
demandados, que los obliga a responder por los daños y perjuicios
generados por ello. Poco importa según mi entender, si el actor había
sido calificado como de “identidad reservada”; en rigor de verdad,
llego a la misma solución haya o no haya tenido esa calificación,
puesto que como quedó antes dicho, los periodistas no desconocían la
particularidad con la que se titulaba el asunto “SECRETO” y en todo
caso, presuponer las repercusiones que ello podía generar en un sujeto
ajeno a la función pública como lo es el actor.
Tal como lo explica el Dr. Kiper, en materia de
responsabilidad civil, se configura un daño cuando se produce un
menoscabo o un agravio a un derecho subjetivo o a un interés que
pueda ser objeto de tutela, que debe ser indemnizado de acuerdo a los
principios generales. La ilicitud resulta de la contrariedad del acto con
el derecho objetivo considerado en su totalidad (Orgaz, A., "La
ilicitud", ps. 17/8; Pizarro, R.D., "Responsabilidad civil de los medios
masivos de comunicación", ps. 143 y ss.). En forma expresa, el art.
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13.2 del Pacto de San José de Costa Rica -que ostenta jerarquía
constitucional- establece que el ejercicio del derecho de publicar ideas
por la prensa sin censura previa puede estar sujeto a responsabilidades
posteriores (CNCiv. Sala H, “L., M. del P. C/ Producciones
Publiexpress S.A. y Otros S/Daños y Perjuicios” Expte. N°
84591/2017, 14/04/2021).
Considero que el derecho a la intimidad involucra un
aspecto pasible de ser resarcido, en tanto la difusión de una noticia
vinculada a la privacidad de una persona tenga aptitud para afectar su
integridad espiritual.
Por ello, deberán responder en el caso los periodistas y la
productora demandados por las consecuencias dañosas derivadas de
su obrar antijurídico.
VIII.iii. Resta analizar la postura esgrimida por la
restante accionada América T.V. S.A en tanto sostiene que los titulares
de licencias o autorizaciones para prestar servicios de comunicación
audiovisual están obligados a transmitir contenidos de producción
local independiente, conforme al cupo que a tal efecto asigna la propia
ley (art. 65, punto 2.c.) y que no puede haber responsabilidad respecto
del contenido del programa “La Cornisa” cuando el mismo había sido
creado por una productora independiente, por la cual su mandante no
se encuentra obligada a responder y a quien por la norma misma está
obligada a ceder una cuota de su pantalla. Agrega que no hay
responsabilidad legal objetiva en la actividad al haber realizado
América T.V. S.A. sólo el transporte y la distribución de su señal
televisiva. Alega que se encuentra en la imposibilidad de ejercer
cualquier tipo de censura previa la cual, cuando así ocurre, padece una
fuerte presunción de inconstitucionalidad a lo que se suma que no
existió posibilidad material para su parte de saber -antes de la emisión
del programa- si el informe podía afectar al actor.
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Aluden además a los términos del convenio suscripto con
La Cornisa Producciones S.A. en virtud del cual, entre otras
consideraciones, esta última se obliga a mantener indemne a El Canal
(América T.V. S.A.) por cualquier reclamo de terceros judicial,
extrajudicial o del AFSCA con relación al contenido de notas que
incluyeran en el programa La Cornisa. Explica que esa cláusula
deviene de que la productora tiene a su cargo, dirección y
responsabilidad, la creación, edición y producción de todo el
contenido del programa.
De manera liminar, cabe referir que el convenio
denunciado por América T.V. en cuanto la productora del programa La
Cornisa asumió íntegramente la responsabilidad por cualquier reclamo
de terceros relacionado con el contenido del programa, le cabe la
aplicación del principio Res inter alios acta. Es decir que un contrato
no puede afectar a un tercero que no ha sido parte en el mismo. Los
efectos jurídicos del mismo se limitarían, por tanto, a los derechos y
obligaciones entre las partes que lo pactaron, razón por cual, en el
caso puntual de autos, cualquier acuerdo celebrado en tal sentido por
el elenco demandado no le resulta oponible al actor.
Dicho convenio mal puede serle opuesto a la actora, que
es una tercera perjudicada por la emisión de un programa que
lesionara su intimidad, sin que la circunstancia de que se trate de un
programa “en vivo” sea relevante, y sin perjuicio de los derechos que,
en su caso, pueda hacer valer contra sus cocontratantes y en base al
convenio suscripto.
Tampoco encuentro relevante a los fines de determinar la
responsabilidad de América T.V. S.A. por las repercusiones que pudo
haber generado el programa La Cornisa, si tuvo o no injerencia en su
producción o participación en los contenidos de la emisión.
Con relación a este aspecto, tenía dicho la jurisprudencia
del fuero que “tampoco puede sostenerse la irresponsabilidad de la
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que difunde por su frecuencia perturben la intimidad de las personas o
comprometan su buen nombre y honor (art. 16, ley 22.285) (C.S.J.N.,
29/09/1998, “Cancela”, consid. 16).
En esta misma tónica, se ha expresado “En relación a la
queja referida por parte de la codemandada que el único accionar
atribuido a su parte, fue poner al aire una señal televisiva y que su
contenido fue producido por un tercero por quien no debe responder,
lo reiteradamente sostenido por esta Excma. Cámara, que en el
supuesto en que un canal de televisión, previendo la organización de
determinado tipo de programa, cede el espacio respectivo a una
productora para que lo lleve a cabo, si durante el transcurso de la
programación se comete un hecho que hiere la dignidad de una
persona, dando lugar al resarcimiento del daño moral, esta situación
debe ser encuadrada dentro de las previsiones del entonces vigente art.
1113 del Cód. Civil -1757 y 1758 del actual CCyC- que consagra la
responsabilidad refleja del propietario de la cosa, cuando el daño ha
sido causado con ella (CN Civ. sala L, 11/1072011, “Costich Olga c.
América TV S.A. s/ daños y perjuicios” Cita: MJJUM69952”) siendo
entonces tanto el propietario el guardián o agente del daño
responsables frente a la víctima, por lo que no puede serle opuesto a
ella como causal exculpatoria, el contrato alegado entre la quejosa y la
productora demandada.
Frente a la víctima, (perjudicada por la emisión del
programa en cuestión) los convenios que pudieron celebrar las partes
no le resultan oponibles, en función de lo previsto por el art. 959,
1021 y concordantes del Código Civil y Comercial. Los terceros
quedan así, al margen de las consecuencias de los contratos y no
pueden ser perjudicados por ellos, por lo que la defensa esgrimida
carece de sustento alguno, sin perjuicio de señalar la justicia de la
solución pues la propiedad de una canal de televisión confiere una
serie de derechos, que merecen la más enérgica protección, pero
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programa de televisión respecto de su persona, pues aunque niegue su
relación con los periodistas y la productora, lo cierto es que los
programas mediante los cuales se agravió fueron emitidos y
difundidos por su canal, lo que implica su responsabilidad por los
hechos ilícitos que se cometen a raíz de la difusión por su medio de
comunicación (CN Civ., Sala M, 27/10/2004, in re “R., H c. Arte
Radiotelevisivo Argentino S.A.”, La Ley Online).
Desde otro ángulo de análisis, se señala que la
responsabilidad de un canal de televisión, por el daño moral causado
en un programa por la difusión de una noticia, debe juzgarse
conforme la idea del aprovechamiento económico, pues es justo que
quien obtiene beneficios que comparte con el productor del mismo,
soporte también los riesgos inherentes (conf. Prevot, Juan Manuel:
“Daños y perjuicios”, p. 594 y jurisprudencia allí citada).
Si el “dueño” del espacio optó por una programación y
asumió los riesgos implícitos en toda la emisión en la que la
posibilidad de contralor o vigilancia se torna muy dificultosa, no se
advierte la razón por la cual deba excluirse su responsabilidad
respecto de hechos cuya ocurrencia no era imprevisible, ni se ha
probado que fueran inevitables de haberse adoptado algún método de
contralor especial. (CN Civ., Sala “A” abril 4/1989, “Alvelo
Hernández de Montes, J c. Canal 13 Río de la Plata T.V. y otro s/
daños y perjuicios”, extraído de la Base de datos de la Cámara Civil,
B 151, doc. 536).
En ese orden de ideas, cabe señalar que la misma
desarrolla una actividad lucrativa, lucra con el alquiler de espacios,
lucra con publicidad directa o indirecta, lucra con todo otro modo de
comercialización de su señal. En forma más general, se trata una
institución comercial, una empresa basada en la búsqueda de un
beneficio económico. Es una sociedad comercial; maneja recursos
humanos y bienes en tarea empresarial de finalidad lucrativa (ver
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menciona al director, editor, empresario propietario del medio, el
periodista o colaborador permanente u ocasional, autor de la
publicación agraviante, el productor de un programa radial o
televisivo, etcétera, y también las agencias informativas, nacionales o
extranjeras, que hayan generado o difundido la información a otros
medios (Ramón Daniel Pizarro “Responsabilidad civil de los medios
masivos de comunicación- Daños por noticias inexactas o
agraviantes”, p. 524, nº 102, Hammurabi, Bs. As. 1999, 2ª. edición
actualizada y ampliada; conc. CNCiv, Sala “D”, marzo 28/2008
“Ramírez, Pablo Alejandro c/ Arte Radiotelevisivo Argentino SA
(ARTEAR SA) y otros s/ daños y perjuicios” y sus acumulados
“Carrica, Karina Noemí c/ Arte Poder Judicial de la Nación USO
OFICIAL Radiotelevisivo Argentino SA (ARTEAR SA) y otros s/
daños y perjuicios”, “Torres Zavaleta, Isabel c/ Arte Radiotelevisivo
Argentino SA (ARTEAR SA) y otros s/ daños y perjuicios” y “Zungri,
Axel Norberto c/ Arte Radiotelevisivo Argentino SA (ARTEAR SA) y
otros s/ daños y perjuicios”, Sumario n° 18568 de la Base de Datos de
la Secretaría de Jurisprudencia de la Cámara Civil) … en cada caso
deberá determinarse si su participación personal, sea por acción o por
omisión, ha generado o no ha impedido, pudiendo hacerlo, la
publicación de noticias inexactas o agraviantes, o que afectan la
intimidad o que utilizan ilegítimamente la imagen de quien invoca ser
afectado, produciendo daños a terceros …” (CNCiv. Sala F, abril 27/
2004, “R., S.J. c/ Arte Gráfico EditoR. Argentino S.A. y otro s/ daños
y perjuicios”, L. 291011, elDial.com-AA2073, voto del Dr. Posse
Saguier)” (conf. esta Sala, “Asociación Civil Lineamiento Universal
Superior c/ Gosman, Eleonora s/ daños y perjuicios”, expte n°
12.492/06, del 30 de noviembre de 2.012).
En este sentido, América T.V., debió ejercer -por sí o a
través de terceros- el deber de controlar y supervisar la información
que se difundía masivamente; cuenta con amplia autonomía para
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consecuencia de este y anímicamente perjudicial (Pizarro, Ramón D.,
en Daño moral. Prevención. Reparación. Punición. El daño moral en
las diversas ramas del derecho, citado por Picasso y Saénz, en
“Código Civil y Comercial de la Nación, Comentado”, T° IV, p. 460.
Dir. Caramelo, Picasso y Herrera, Infojus C.A.B.A., 1ª ed., año 2015).
En tanto, a los fines de la fijación del quantum debe
tenerse en cuenta el carácter resarcitorio de este rubro, la índole del
hecho generador de la responsabilidad y la entidad del sufrimiento
causado, que no tiene necesariamente que guardar relación con el
daño material, pues no se trata de un daño accesorio a éste (Fallos:
308:698; 318:1598; 321:1117; 326:847).
Tenemos incorporada a fs. 335/41 la pericia psicológica
efectuada por la perito desinsaculada por el Tribunal a tal efecto,
Licenciada Silvia Beatriz Ucha, quien tras entrevistar al actor,
considera que efectivamente su aparato psíquico se vio alterado en su
funcionamiento debido a los hechos descriptos en autos. Refiere que
el Sr. O presenta indicadores de un estado de ansiedad aguda y de
stress postraumático, tiene ideas persecutorias, trastornos del sueño,
irritabilidad y se siente amenazado. Agrega que se lo percibe afectado
en las esferas afectiva, intelectual y volitiva y que padece un estado de
ansiedad aguda.
El testigo Rojas -cuya declaración video filmada en el
marco del “Proyecto Piloto de Oralidad Filmada” puede visualizarse
en la solapa de “documentos digitales”- se ha expresado en el mismo
sentido; dijo conocer al actor por haber hecho trabajos juntos con
temas relacionados con instalaciones satelitales y de Internet desde el
año 2009 y que después a raíz de la publicación del programa no lo
hicieron más, el Sr. S tuvo que mudarse a Córdoba, que se le hacía
difícil ubicarlo y que estaba muy preocupado. Expresó que su vida
cambió, tuvo que mudarse, lo veía muy pocas veces y que esas pocas
veces que lo vio, estaba muy mal a punto tal que la relación
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conferidas en el art. 165 del Código Procesal Civil y Comercial de la
Nación; considerando la entidad de la lesión a la intimidad sufrida por
el accionante, así como su edad al momento de la generación del daño
y demás condiciones personales que surgen de autos, fijo esta partida
en la suma de dos millones de pesos ($ 2.000.000).
X. Costas.
En cuanto a las costas, corresponde imponerlas a los
accionados que resultaron vencidos, por cuanto no encuentro
configurado justificativo alguno que permita apartarse del principio
objetivo de la derrota (art. 68 del ordenamiento procesal).
XI. Intereses.
La suma por las que prospera la condena devengará
intereses, los que comenzarán a correr a partir de la fecha de la
emisión del programa televisivo. Se liquidarán a la tasa activa cartera
general -préstamos- nominal anual vencida a treinta días del Banco de
la Nación Argentina por aplicación de la doctrina plenaria establecida
en los autos “Samudio de Martínez, Ladislao c/ Transportes
Doscientos Setenta S.A. s/ Daños y Perjuicios” (conf. C.N.Civ. en
pleno, abril 20-2009), que resulta de aplicación obligatoria en los
términos del artículo 303 del ordenamiento procesal, dada su actual
vigencia. Con relación a los intereses que corresponde aplicar a partir
del 1º de agosto del 2015, tratándose de consecuencias no producidas
al momento de su entrada en vigencia, corresponde aplicar las
previsiones del nuevo ordenamiento de fondo, que, en su artículo 769
establece que debe estarse a lo que acuerden las partes, lo que
dispongan las leyes especiales y, en subsidio, por tasas que se fijen
según las reglamentaciones del Banco Central. Empero, nada se ha
fijado aún la máxima autoridad monetaria del dictado de esta
sentencia, por lo que, hasta tanto ello no ocurra, continuarán las pautas
vigentes, esto es, la aplicación del plenario al que hice referencia.
XII. Honorarios.
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cuatrocientos setenta y siete mil pesos ($477.000), con más 80 UMAs,
equivalentes a la suma de setecientos veinte mil ochenta pesos
($720.080); los del letrado apoderado de América T.V. S.A., Dr. Tomás
Pérez Virasoro, en la suma de trescientos veinte mil pesos ($320.000),
con más 80 UMAs, equivalentes a la suma de setecientos veinte mil
ochenta pesos ($720.080); los de la Dra. Andrea Teresa Silva Ehman, en
idéntico carácter, por su participación en la audiencia preliminar, en 2
UMAs, equivalentes a la suma de dieciocho mil dos pesos ($18.002);
los del Dr. Santiago M. Felgueras, por su intervención como letrado
apoderado de Luis Miguel Majul y La Cornisa Producciones S.A. hasta
su renuncia de fs. 193, en la suma de trescientos veinte mil pesos
($320.000); y los de la Dra. Silvina Alejandra Martínez, en igual
carácter a partir de fs. 201 y en su calidad de letrada patrocinante del
codemandado Santoro, en la suma de doscientos treinta mil pesos
($230.000), con más 60 UMAs, equivalentes a la suma de quinientos
cuarenta mil sesenta pesos ($540.060). Dada la extensión y
problemática de los puntos periciales propuestos regulo los honorarios
de la perita psicóloga, Licenciada Silvia Beatriz Ucha, en 38 UMAs,
equivalentes a la suma de trescientos cuarenta y dos mil treinta y ocho
pesos ($342.038). Por su parte, se fijan los honorarios de la mediadora
interviniente, Dra. Graciela Liliana Cordero, en 88 UHOMs,
equivalentes a la suma de ciento treinta y seis mil cuatrocientos pesos
($136.400). Los honorarios de los profesionales intervinientes deberán
ser abonados dentro del mismo plazo establecido para la condena y
deberá añadirse en su caso, el importe correspondiente al I.V.A. Hágase
saber a los letrados que quedan a su cargo la notificación de sus
honorarios a sus clientes a los domicilios reales, atento el criterio
mayoritario adoptado por las salas integrantes de la Excma. Cámara
Nacional de Apelaciones del fuero. Por último, intímese a los
interesados para que dentro de los cinco (5) días contados a partir de
que sus honorarios firmes se encuentren impagos, soliciten las medidas
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