El Rol de Los Padres en La Formación y Educación de Los Hijos, de La Infancia A La Adolescencia
El Rol de Los Padres en La Formación y Educación de Los Hijos, de La Infancia A La Adolescencia
El Rol de Los Padres en La Formación y Educación de Los Hijos, de La Infancia A La Adolescencia
Pediatría
Dr. Adoniram Carrasco Castillo
Alumno: Aldaz Morales Emmanuel
Grado: 5° Grupo: F
Introducción
Son muchas las responsabilidades y emociones que conlleva traer a un nuevo ser
humano al mundo y luego observar su crecimiento, aprendizaje y desarrollo. Ser
madre o padre es una de las experiencias más fascinantes de la vida, sin embargo,
también tiene momentos de dolor y aflicción. Los niños a menudo luchan con una
variedad de problemas de aprendizaje, de discapacidades físicas, de accidentes,
de enfermedades y dificultades sociales. Luego llegan los años de adolescencia y
cada día se convierte en un desafío. Todos estos puntos desafiantes incrementan
cuando un niño tiene una tendencia inquietante y un temperamento obstinado,
tiende a discutir y desobedecer, los padres viven una situación confusa,
desalentadora y frustrante.
Es importante NO comparar a estos niños con los que comúnmente llamamos “niños
perfectos”; con el tiempo, ellos también tendrán sus problemas. Hay que admitir que
un niño tenaz e inflexible es más difícil de criar y a veces puede empujar a sus
padres hasta el límite. Pero esa seguridad en sí mismo y esa determinación serán
una ventaja cuando crezca. Estos niños a menudo poseen una cierta fuerza de
carácter que les ayudara a obtener las oportunidades que se le presenten a lo largo
de su vida, cuando se deciden a alcanzar algo, tienen muchas probabilidades de
permanecer firmes y determinantes hasta alcanzar sus objetivos. También son
menos susceptibles a la presión escolar, social y laboral, tal vez no durante los
primeros años de su adolescencia, pero si a medida que maduran. Aunque por lo
regular discuten, pelean y se quejan a lo largo de los años que están en el hogar, la
mayoría de ellos cambian completamente cuando llegan a la juventud y
comúnmente cumplen con los deseos más profundos de los padres.
Criar a los hijos puede ser una propuesta que puede inducir mucha culpa, en la
mayoría de los casos los bebes llegan a la vida de los padres cuando son jóvenes
e inmaduros, y no existe manuales e instrucciones para guiar los primeros pasos de
“como ser buenos padres”, debido a ello las decisiones que toman los padres día
con día a favor de sus hijos son el resultado de conjeturas, y siempre a la expectativa
de que están haciendo lo adecuado. Sin embargo, la incompetencia se interpone,
los padres se frustran y se vuelven egoístas, hecho que afecta considerablemente
la toma de decisiones con buen juicio. A estas dificultades se añaden los problemas
personales, los cuales pueden incluir conflictos matrimoniales o divorcio,
enfermedades físicas, presiones financieras y otras preocupaciones de la vida.
Tener y criar hijos, amar a quienes se les ha dado vida es un asunto riesgoso, pero
también trae mucho gozo y felicidad, aun cuando a menudo hay pruebas y lágrimas
relacionadas con el desafío. Ser padres es tomar la materia prima que compone a
un ser humano completamente nuevo y luego darle forma día a día para que llegue
a ser una persona madura, disciplinada, productiva y temerosa a Dios. Hacer un
buen trabajo como padres, a pesar de los contratiempos y desilusiones, es sin duda
uno de los logros más grandes de la vida.
El rol de los padres en la formación y educación de los hijos, de la infancia a
la adolescencia.
Comencemos reconociendo que criar hijos pude ser una tarea difícil, especialmente
hoy cuando la cultura está batallando con fuerza ya que los padres quieren ganar el
corazón y las mentes de sus hijos. El amor, el control y la disciplina son principios
que los padres tienen que entender y aplicar en forma apropiada para que la relación
con sus hijos sea saludable, a pesar de los errores y los defectos inevitables. Sin
embargo, a menudo es muy difícil equilibrar estos tres principios cuando se trata
con un niño de voluntad firme.
La palabra «amor» procede del latín «-ōris», que se refiere al sentimiento intenso
del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el
encuentro y unión con otro ser. Dios da amor ilimitado, y los hijos deben llegar a
conocer su misericordia y ternura por medio del amor de los padres hacia ellos.
Control; procede del término francés «contrôle», hace referencia al dominio, mando
y preponderancia, o a la regulación sobre un sistema. El consejo más urgente que
James C. Dobson le da a los padres de un niño enérgico e independiente es que
establezcan sus posiciones como líderes fuertes pero amorosos, este es el primer
paso para ayudarlos a aprender a controlar sus poderosos impulsos.
Los padres deben considerar la disciplina como una de las aportaciones más
afectuosas y educativas que pueden brindar a los niños. Los pequeños han de
aprender múltiples destrezas, entre ellas inhibir sus impulsos, controlar los
sentimientos de furia o tener en cuenta el impacto de su enfado en los otros. Deben
adquirir estos requisitos de la vida y las relaciones. Procurar lo anterior, es un regalo
a los hijos, la familia entera e incluso al resto del mundo.
Este segundo objetivo importante, interno, de la disciplina tiene que ver con ayudar
a los niños a desarrollar el autocontrol y una brújula moral, de manera que, aunque
las figuras de autoridad no estén presentes, sean cuidadosos y responsables.
Guarda relación con ayudarles a crecer y llegar a ser personas consideradas y
cabales capaces de tener relaciones satisfactorias y una vida llena.
Los niños precisan entender cómo funciona el mundo: lo que es aceptable y lo que
no. Un conocimiento bien definido de las reglas y los límites les ayuda a llevar con
éxito las relaciones y otras áreas de la vida. Si aprenden todo esto en la seguridad
del hogar, serán más capaces de prosperar en entornos externos; escuela, trabajo,
relaciones, en los que deberán enfrentarse a numerosas expectativas de
comportamiento adecuado.
El amor de los padres hacia sus hijos en forma incondicional en combinación con el
“conectar y redirigir” no significa esperar que se esfuercen, que hagan lo mejor que
puedan hacer. Esto quiere decir que se debe dirigir y motivar a los hijos para que
superen los desafíos y logren aquellas cosas para cuya realización han sido dotados
de manera singular.
A continuación, presentare los pasos y puntos específicos que nos describen los
autores Daniel J. Siegel y Tina Payne Bryson para la correcta realización del
proceso “conectar y redirigir” que exponen en su obra La disciplina sin lágrimas.
Primero, conectar:
Bajar la «música tiburón»: Librarse del ruido de fondo provocado por experiencias
pasadas y miedos futuros.
Buscar el porqué: En vez de centrarse solo en la conducta, ver qué hay detrás de
las acciones: «¿Por qué mi hijo actúa así? ¿Qué está comunicando?»
Transmitir consuelo: Si te colocas por debajo del nivel de los ojos del niño, lo tocas
ligeramente, asientes con la cabeza o le diriges una mirada empática, a menudo
desactivas enseguida una situación tensa.
Luego, redirigir:
Dos principios:
Percepción: Ayuda a los niños a entender sus sentimientos y sus respuestas ante
situaciones difíciles.
Empatía: Contribuye a que los niños ejerciten la reflexión sobre el modo en que sus
acciones tienen impacto en los demás.
Reparación: Pregunta a los niños qué pueden hacer para arreglar las cosas.
Reducir palabras.
Aceptar emociones.
Describir, no predicar.
Implicar a tu hijo en la disciplina.
Subrayar lo positivo.
1. Deles a los adolescentes el regalo que más desean: ¡el respeto y la dignidad!
2. Sea consecuente con las reglas y la disciplina.
3. Mantenga su voz baja y hable lentamente. El enojo es normal. El enojo puede
ser controlado. El enojo no quiere decir que no ama a su hijo.
4. Esfuércese por mantener sus emociones calmadas preparándose para el
alboroto que se viene. Reconozca y responda a cualquier comportamiento
positivo, aunque este sea muy pequeño. Si busca cosas buenas, encontrará
algunas.
5. Evite el enfoque incesantemente negativo: “Para”, “No seas inmaduro”, “Ya
no estas en edad de berrinches”, “No”.
6. Separe el comportamiento que a usted no le gusta, de la persona del
adolescente, que a usted le gusta.
7. Tenga una rutina bien clara para el adolescente. Manténgalo ocupado en
actividades recreativas que motiven su interacción sana con el medio que lo
rodea.
Y ahora, una palabra de consejo práctico para los padres de adolescentes
con una voluntad muy firme. Simplemente no se les debe permitir aburrirse.
Si se les da demasiado tiempo en el que no tengan nada que hacer, se esta
abriendo la puerta a los problemas. Las hormonas que aumentan
vertiginosamente y circulan a través de sus jóvenes cuerpos, especialmente
la testosterona en los muchachos, a menudo los guiarán en dirección al
peligro y a los problemas. Mi consejo es hacer que esos adolescentes
enérgicos y traviesos estén ocupados en actividades constructivas (sin
recargarlos demasiado). Vea que se involucren en algún programa juvenil,
que participen en deportes, música, pasatiempos, cuidado de animales,
empleos de medio tiempo, o que desarrollen intereses académicos.
8. Demuestre las tareas y obligaciones nuevas o difíciles usando la acción y
acompañándolas de explicaciones cortas, claras y en voz amable.
9. Designe una habitación aparte o una parte de una habitación que sea la
propia área especial e íntima del adolescente.
10. Dele responsabilidad, lo cual es esencial para su crecimiento. No se debe
olvidar la aceptación y el reconocimiento de sus esfuerzos.
11. Interprete las señales de advertencia que emite antes de explotar. Intervenga
en forma calmada para evitar las explosiones distrayéndolo o hablando
calmadamente acerca del conflicto con el adolescente. Es útil sacarlo de la
zona de combate y llevarlo al santuario de su habitación por unos cuantos
minutos.
Después de realizar este reporte de lectura titulado “El rol de los padres en la
formación y educación de los hijos, de la infancia a la adolescencia”, me he
encontrado con diversas descripciones que viví en años anteriores, tengo 26 años
y prácticamente la mayoría los pase junto a mis padres, quienes como describe el
escritor James C. Dobson eran mucho más jóvenes que mi edad actual y no tenían,
ni tuvieron un manual con instrucciones sobre como educarme en mi desarrollo y
crecimiento. Encontré ciertos puntos que coincidieron con las técnicas que
recomiendan los autores Daniel J. Siegel y Tina Payne Bryson, sin embargo fueron
circunstancias que obligaron a mis padres a poner en practica los procesos de
conectar y redirigir, pues no tenían tiempo para que las pocas horas que pasaban
conmigo las usaran para regañarme, estimulaban la comunicación entre nosotros
día con día, siempre mantuvieron el control de las situaciones y me hicieron
comprender que el trabajo, la puntualidad y la superación se podían mezclar con
una buena relación familiar.
Tomando en cuenta mi punto anterior creo que las técnicas descritas en mi reporte
y las recomendaciones son excelentes sin embargo seria muy bueno que exista un
apartado donde alguien con la experiencia adecuada pueda plasmar sus anécdotas
y recomendaciones cuando se trata de padres y madres que estudian y trabajan.
Las variables serán infinitas; pero los resultados posibles son dos: equilibrio o no
con el amor, el control y la disciplina.
Referencias.