Plan Nacional Rural
Plan Nacional Rural
Plan Nacional Rural
MINISTERIO DE VIVIENDA,
CIUDAD Y TERRITORIO
MINISTERIO DE EDUCACIÓN NACIONAL
Jonathan Malagón González
Ministro de Vivienda, Ciudad y Territorio María Victoria Angulo González
Ministra de Educación
Constanza Liliana Alarcón Párraga INSTITUTO COLOMBIANO
Viceministra de Educación DE BIENESTAR FAMILIAR
Preescolar, Básica y Media
Lina Arbeláez
Directora General
Liliana Pulido Villamil
Subdirectora General
CONSEJERÍA PRESIDENCIAL
PARA LA NIÑEZ Y ADOLESCENCIA
Versión aprobada
Cierre Técnico con Consejería para la
Estabilización y la Consolidación y el Departamento
Nacional de Planeación, 18 de noviembre de 2020
Bogotá D.C., marzo de 2021
Contenido
INTRODUCCIÓN 8
1. ANTECEDENTES Y JUSTIFICACIÓN 10
1.1 Contexto internacional 10
Pactos internacionales 10
Agenda 2030 y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible 12
1.2. Contexto nacional 14
El derecho humano a la alimentación en el marco jurídico colombiano 14
Política Nacional de Seguridad Alimentaria
y Nutricional - CONPES 113 de 2008 14
2. MARCO CONCEPTUAL 21
3. DIAGNÓSTICO 25
3.1 Marco institucional 28
3.2 Componentes de acceso y adecuación 31
3.3 Componente de disponibilidad de alimentos 37
6. ESQUEMA DE FINANCIACIÓN 56
7. PRESUPUESTO 57
BIBLIOGRAFÍA 60
Lista de Tablas
Tabla 1. Planes Nacionales para la Reforma Rural Integral con sus respectivos responsables.
Tabla 2. Componentes del derecho a la alimentación y Planes de Reforma Rural Integral.
Tabla 3. Indicadores y metas por líneas de acción.
Tabla 4. Costo global del PGPDA 2020-2031.
Anexo
Metas Plan Nacional del Sistema para la Garantía Progresiva del Derecho a la Alimentación.
Siglas
ACFC Agricultura Campesina, Familiar y Comunitaria
ART Agencia de Renovación del Territorio
ASIS Análisis de Situación de Salud
CISAN Comisión Intersectorial de Seguridad Alimentaria y Nutricional
CNA Censo Nacional Agropecuario
CONPES Consejo Nacional de Política Económica y Social
CSIVI Comisión de Seguimiento, Impulso y Verificación a la Implementación del
Acuerdo Final
DANE Departamento Administrativo Nacional de Estadística
DESC Derechos Económicos, Sociales y Culturales
DMA Dieta Mínima Aceptable
DNP Departamento Nacional de Planeación
EAN Educación Alimentaria y Nutricional
ELCSA Escala Latinoamericana y Caribeña de Seguridad Alimentaria
ENSIN Encuesta Nacional de Situación Nutricional
FAO Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura
FIAN Food First Information and Action Network
GNUD Grupo de Naciones Unidas para el Desarrollo
GPDA Garantía Progresiva del Derecho a la Alimentación
ICBF Instituto Colombiano de Bienestar Familiar
IALCSH Iniciativa América Latina y Caribe Sin Hambre
INSAH Inseguridad Alimentaria en los Hogares
MADR Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural
MSPS Ministerio de Salud y Protección Social
MV Medios de Vida
OCDE Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos
ODS Objetivos de Desarrollo Sostenible
OMS Organización Mundial de la Salud
OPS Organización Panamericana de la Salud
PDET Planes de Desarrollo con Enfoque Territorial
PGDA Plan Rural para la Garantía del Derecho a la Alimentación
PGN Presupuesto General de la Nación
PIDAR Plan Integral de Desarrollo Agropecuario y Rural
PIDESC Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales
PMI Plan Marco de Implementación
PND Plan Nacional de Desarrollo
PNSAN Plan Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional
PNUD Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo
PP Puntos porcentuales
RRI Reforma Rural Integral
SGP Sistema General de Participaciones
SGR Sistema General de Regalías
SGPDA Sistema para la Garantía Progresiva del Derecho a la Alimentación
SNBF Sistema Nacional de Bienestar Familiar
SSyE del PNSAN Sistema de Seguimiento y Evaluación del Plan Nacional de Seguridad Alimentaria
y Nutricional
WFP Programa Mundial de Alimentos
Introducción
La situación social y económica de la población rural en Colombia es preocupante. De acuerdo
con la Misión para la Transformación del Campo Colombiano, entre las principales problemáticas
se encuentran la alta concentración de la tierra, la baja escolaridad de la población rural, la baja
remuneración laboral y las dificultades para la generación de ingresos, mayor proporción de personas
en condición de pobreza y menores niveles de calidad de vida, habitabilidad deficiente, menores
coberturas y calidad en los servicios públicos y el hecho de que una proporción importante de la
población rural enfrenta inseguridad alimentaria y una profunda desigualdad de género (DNP, 2016).
Además, la falta de infraestructura adecuada, poca modernización, bajo acceso al crédito, barreras
para la comercialización, escaso desarrollo de la ciencia y la tecnología y las consecuencias del
conflicto armado, han generado un fuerte rezago en esta franja de la población.
Frente a estos problemas estructurales del campo colombiano, el Gobierno Nacional y las FARC-EP
en el Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera
acordaron implementar una Reforma Rural Integral la cual “siente las bases para la transformación
estructural del campo, cree condiciones de bienestar para la población rural – hombres y mujeres –
y de esa manera contribuya a la construcción de una paz estable y duradera”. En tal sentido, esta
reforma se constituye en un imperativo de país que permitirá avanzar en el cierre de las brechas
existentes entre lo rural y lo urbano y en la generación de condiciones sociales, económicas, políticas
y culturales que contribuyan a resarcir los efectos del conflicto y a construir una Colombia en paz.
Bajo este marco, la formulación, implementación y seguimiento del Plan Nacional Rural del
Sistema para la Garantía Progresiva del Derecho a la Alimentación (SGPDA) es una herramienta
fundamental para la transformación de la ruralidad colombiana y la superación de los impactos
sociales y económicos causados por la expansión de la COVID-19, en tanto promueve el
bienestar de la población que habita en las zonas rurales y rurales dispersas del país mediante
el desarrollo de acciones con enfoque territorial que contribuyan a reducir la pobreza, aumentar
la participación de las comunidades y promover la acción coordinada de los diferentes ámbitos
territoriales en pro de un desarrollo social sostenible. Este plan, si bien tiene alcance nacional,
busca concentrar territorialmente sus acciones “en aquellos municipios y departamentos con
alta afectación por el conflicto armado, la debilidad institucional, los elevados niveles de pobreza
y la presencia de cultivos de uso ilícito”. (Gobierno Nacional, PMI, 2016).
Según lo dispuesto en el Plan Marco de Implementación del Acuerdo Final y los lineamientos
definidos en el documento CONPES 3932 de junio de 20181, este plan nacional presenta, en
primer lugar, los antecedentes y justificación del Plan Nacional Rural; en segundo lugar, expone
el marco referencial del Plan Nacional Rural centrado en el enfoque de derechos y en el derecho
a la alimentación; en tercer lugar, presenta el diagnóstico con las problemáticas relacionadas
con la garantía progresiva del derecho a la alimentación que serán abordadas en este plan
1. El documento CONPES 3932 de junio de 2018 genera los lineamientos para vincular los compromisos definidos en el PMI con
los instrumentos de planeación, programación y seguimiento de políticas públicas y de sus recursos, con el fin de promover la
sostenibilidad de las medidas para la construcción de paz realizadas entre 2017 y 2031.
12
nacional; luego aborda el marco general de política del derecho a la alimentación que sirve de
base operativa para la formulación de la apuesta estratégica que se desarrolla posteriormente y
a través de la cual se establecen el alcance, los objetivos, las estrategias y líneas de acción, así
como las metas por alcanzar durante el período referido. El documento finaliza con la presentación
de aspectos relacionados con el seguimiento, las fuentes de financiación y la proyección de la
inversión que se requiere para garantizar su implementación.
Es importante indicar que este plan tiene vigencia hasta 2031 y su formulación, implementación y
seguimiento representa uno de los retos más esperanzadores y de mayor exigencia para el país, en
tanto reconoce el derecho a la alimentación como un derecho humano fundamental, compromete a
los sectores público y privado y a las organizaciones sociales, da un lugar protagónico a la participación
de las familias y de las comunidades rurales e invita a la construcción y consolidación de nuevas
formas de gestión de políticas públicas fundamentadas en la afirmación y el reconocimiento del otro
como legítimo, la protección de la producción nacional y la acción coordinada y articulada entre los
diferentes sectores económicos y sociales.
13
1. Antecedentes
y justificación
En este apartado se presentan la normatividad y los instrumentos de planeación más relevantes en
los ámbitos internacional y nacional, así como antecedentes conceptuales, jurídicos y operativos
para la formulación e implementación del Plan Nacional Rural del Sistema para la Garantía
Progresiva del Derecho a la Alimentación. Entre los instrumentos identificados, se presentan los
planes y las acciones que están vinculadas con la garantía progresiva del derecho a la alimentación
de la población rural.
“Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a
su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda,
la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los
seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez u otros casos
de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias independientes de su
voluntad.” (ONU, Declaración Universal de los Derechos Humanos, 1948).
De igual manera, el PIDESC, adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en diciembre
de 1966, establece sobre el derecho de la alimentación en el artículo 11:
14
la cooperación internacional, las medidas, incluidos los programas concretos, que se
necesitan para:
b) Asegurar una distribución equitativa de los alimentos mundiales en relación con las
necesidades, teniendo en cuenta los problemas que se plantean tanto a los países que
importan productos alimenticios como a los que los exportan”. (ONU, Pacto Internacional
de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, 1966).
Por su parte, la Declaración Universal sobre la Erradicación del Hambre y la Malnutrición, aprobada
el 16 de noviembre de 1974 por la Conferencia Mundial de la Alimentación y promulgada por la
Asamblea General mediante la Resolución 3348 del 17 de diciembre de 1974 proclama, en su
artículo 2, la responsabilidad fundamental que tienen los gobiernos en la erradicación del hambre
y la lucha contra la malnutrición crónica define que “(…) A fin de asegurar una adecuada nutrición
para todos, los gobiernos deberían formular las políticas de alimentos y de nutrición adecuadas,
integrándolas en planes de desarrollo socioeconómico y agrícola de carácter general, que se basen
en un conocimiento adecuado tanto de los recursos disponibles para la producción de alimentos
como de los potenciales (…)”.
En el marco de la DUDH y del PIDESC, las observaciones generales No. 3 y No. 12, aprobadas
por el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, dan alcance al derecho humano a
la alimentación. Estas observaciones son la interpretación más sistemática y completa del derecho
a la alimentación y de los niveles de obligación de los Estados en la garantía progresiva del mismo.
En 1990, el Comité DESC aprobó la Observación General No. 3 ‘La índole de las obligaciones de los
Estados Partes’ que plantea, entre otros elementos, que estos últimos, en relación con los Derechos
Económicos, Sociales y Culturales, se comprometen a “garantizar que los derechos pertinentes
se ejercerán sin discriminación” y a adoptar medidas que deben ser deliberadas, concretas y
orientadas lo más claramente posible hacia la satisfacción de las obligaciones reconocidas en el
Pacto. Asimismo, la Observación General No. 3 plantea que la progresividad efectiva de la garantía
de los derechos no debe ser interpretada como un pretexto para el incumplimiento por parte de los
Estados; por el contrario, impone la “obligación de proceder lo más expedita y eficazmente posible
con miras a lograr” la plena efectividad de los derechos.
En relación con el derecho a la alimentación, la Observación General No. 12 resalta: (1) la relación
entre el derecho a la alimentación con el pleno disfrute de todos los demás derechos; (2) la adopción
de políticas económicas, ambientales y sociales orientadas a la erradicación de la pobreza y el
disfrute de todos los derechos humanos; (3) “las raíces del problema del hambre y la malnutrición
15
no están en la falta de alimento sino en la falta de acceso a los alimentos disponibles, por parte
de grandes segmentos de la población del mundo entre otras razones, a causa de la pobreza.”
(Observación General No. 12)
Como obligaciones de los Estados parte, la Observación General No. 12 soportada sobre la
Observación General No. 3 establece tres tipos de obligaciones del Estado:
(2) La obligación de proteger requiere que el Estado parte adopte medidas para velar
porque las empresas o los particulares no priven a las personas del acceso a una
alimentación adecuada.
(3) La obligación de realizar que tiene dos elementos fundamentales: facilitar, que
significa que el Estado debe procurar el desarrollo de actividades con el fin de fortalecer
el acceso y la utilización por parte de la población de los recursos y medios que aseguren
sus formas de vida, incluida la seguridad alimentaria; en el caso de que un individuo o un
grupo sea incapaz, por razones que escapen a su control, de disfrutar el derecho a una
alimentación adecuada por los medios a su alcance, los Estados tienen la obligación de
realizar (hacer efectivo) ese derecho directamente.
En el ámbito regional, es relevante señalar que, la Convención Americana sobre Derechos Humanos
“Pacto de San José” suscrito en San José de Costa Rica el 22 de noviembre de 1969 y su Protocolo
Firmado en San Salvador que establece las obligaciones de los países de la Organización de los Estados
Americanos en relación con los derechos humanos y los derechos sociales, económicos y culturales.
En septiembre de 2015, los Estados Miembros de las Naciones Unidas decidieron, conjuntamente,
adoptar un programa ambicioso y universal que establece, a través de sus tres dimensiones
(económica, social y ambiental), la Agenda de Desarrollo Mundial hasta el año 2030. La Agenda
16
2030 y sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) son un acuerdo social universal para la
adopción de medidas con el propósito de poner fin a la pobreza, proteger el planeta y garantizar que
todas las personas gocen de paz y prosperidad. Proporcionan metas e indicadores claros y tangibles
para su implementación de conformidad con sus propias prioridades y los desafíos ambientales que
enfrentan los países (PNUD, Objetivos del Desarrollo Sostenible, 2020).
La Agenda 2030 deja de manifiesto, entre otros, el compromiso de los Estados Miembros de poner fin
al hambre, lograr la seguridad alimentaria y mejorar la nutrición y promover la agricultura sostenible, tal
como lo relaciona el ODS 2. A partir de este objetivo, los Estados han construido políticas y medidas
para promover sistemas alimentarios más justos, incluyentes y sostenibles. Entre estas medidas
se identifican políticas de promoción a la producción de la agricultura familiar; la inserción de los
pequeños productores en los mercados locales, nacionales e internacionales; la provisión directa
de alimentos; la educación alimentaria y nutricional y la regulación en la elaboración o publicidad de
alimentos, así como medidas fiscales que incluyen el establecimiento de transferencias directas de
ingreso o impuestos sobre alimentos altamente procesados. (Asamblea General ONU, 2015).
En particular, en torno a estos compromisos, el Comité recomienda al Estado colombiano que en el marco
de la Política Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional, formule una estrategia nacional integral
de protección y promoción del derecho a una alimentación adecuada, a fin de superar la inseguridad
alimentaria en todo el territorio y fomentar una alimentación más saludable, y le solicita que redoble sus
esfuerzos para mejorar la productividad de los pequeños productores agrícolas al favorecer su acceso a
las tecnologías apropiadas y a los mercados locales, a fin de aumentar los ingresos en las zonas rurales.
(Comité de Derechos Económicos Sociales y Culturales, 2017, pág. 10).
Con el propósito de cumplir este compromiso internacional, el Gobierno Nacional formuló el CONPES
3918 de 20182 que establece el diagnóstico, los lineamientos, las metas y las estrategias para el
cumplimiento de la Agenda 2030 y sus ODS en Colombia. En el ODS 2 se estableció, como meta
trazadora, reducir la tasa de mortalidad por desnutrición en menores de 5 años (por cada 100 000
niños y niñas menores de 5 años) de 6,8 en 2015 a 5,0 en 2030.
Con tan solo 10 años para la implementación de la Agenda 2030, el Plan Nacional Rural del Sistema
de Garantía Progresiva del Derecho a la Alimentación busca impulsar a través de la coordinación
de los ámbitos nacional, departamental, distrital, municipal y comunitario el desarrollo de iniciativas
efectivas y sostenibles que permitan identificar potencialidades para contribuir con el cumplimiento
del ODS 2; además de los otros objetivos correlacionados, aportar particularmente en poner fin a
la pobreza rural (ODS 1), reducir las desigualdades sociales y económicas entre lo rural y lo urbano
(ODS 4, 5 y 10), garantizar una vida sana a la población rural (ODS 3), garantizar el acceso al
agua y a la energía a los pobladores rurales en especial en las zonas rural dispersa (ODS 6 y 7),
promover el crecimiento de la producción agrícola y no agrícola en lo rural de manera sostenible,
mejorar las condiciones de empleo e ingreso de sus habitantes (ODS 12 y 13); detener la pérdida de
biodiversidad, teniendo en cuenta que la sobreexplotación insostenible de la fauna y flora silvestres
y el comercio ilícito de carne de animales silvestres corresponde a una amenaza importante para
la supervivencia de algunas especies silvestres y una amenaza para la seguridad alimentaria de las
comunidades étnicas que viven en zonas rurales y dependen de estas especies silvestres en su
17
dieta (ODS 15c); y superar progresivamente las causas estructurales de los conflictos en lo rural para
construir una sociedad justa, pacífica e inclusiva (ODS 16).
Igualmente, afirma esta autora que la Constitución Política de Colombia consagra un ‘derecho
alimentario’ al hacer, de manera explícita en varias disposiciones, referencias a un ‘subsidio alimentario’
para las mujeres en embarazo y las madres que estuvieren desempleadas o desamparadas (artículo
43), el derecho fundamental de los niños a la alimentación equilibrada (artículo 44), el subsidio
alimentario para las personas de la tercera edad en caso de indigencia (artículo 46), al ordenar la
especial protección del Estado para la producción de alimentos y la promoción de la investigación y
la transferencia tecnológica para la producción de alimentos (artículo 65), así como, en términos más
generales, las condiciones posibles de reglamentación del crédito agropecuario, teniendo en cuenta
los ciclos de las cosechas y de los precios (artículo 66) (Restrepo 2009, P. 119).
A partir de lo mencionado, puede resumirse respecto “al desarrollo normativo colombiano sobre
el derecho a la alimentación que, pese a que la Declaración Universal de los Derechos Humanos
data de 1948 y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales fue ratificado
por Colombia en 1968, la normatividad nacional apenas empezó a tocar lo concerniente a este
derecho en los artículos ya referidos de la Constitución Política de 1991. Es decir, que el derecho a
la alimentación no está definido como tal, sino que se constituye a partir de elementos incluidos en
el articulado constitucional”. (Restrepo 2009, Pág. 119).
18
que toda la población colombiana disponga, acceda y consuma alimentos de manera permanente y
oportuna, en suficiente cantidad, variedad, calidad e inocuidad.”
Bajo el marco referencial, la política delineó los criterios para la definición de una infraestructura
institucional para su implementación, seguimiento y evaluación con la creación de la Comisión
Intersectorial de Seguridad Alimentaria y Nutricional (CISAN) (CONPES Social 113 de 2008) como
instancia nacional de dirección, coordinación y seguimiento interinstitucional, de articulación de
políticas y programas y de seguimiento a los compromisos de cada uno de los actores de la seguridad
alimentaria y nutricional (Ley 1355 de 2009).
Posteriormente, siguiendo los criterios y recomendaciones del CONPES Social 113, la Comisión
Intersectorial de Seguridad Alimentaria y Nutricional (CISAN) fue creada con el Decreto 2055 de
20093, con la responsabilidad de adelantar la coordinación y seguimiento de la Política Nacional de
Seguridad Alimentaria y Nutricional (PNSAN).
Posteriormente, con la expedición de la Ley 1355 de 20094, se le otorga carácter legal a la CISAN y se
le declara como “la máxima autoridad rectora de la seguridad alimentaria y nutricional en Colombia.”5
Dentro de las funciones de la CISAN está promover la implementación del Plan Nacional de SAN con
las entidades territoriales, así como de apoyar el mejoramiento de las capacidades institucionales
de las mismas para la gestión y abordaje de la SAN. (Ministerio de Salud y Protección Social, 2009).
Si bien la normatividad no establece instancias específicas para la coordinación de esta política en los
niveles departamental y municipal, las entidades territoriales han creado instancias técnicas de coordinación
interinstitucional que van desde mesas técnicas hasta consejos departamentales de seguridad alimentaria
y nutricional dirigidos a gestionar los planes territoriales en esta materia (FAO, 2018).
Entre los avances de la política de seguridad alimentaria y nutricional desde su aprobación en marzo
de 2008 se encuentran: la implementación del Plan Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional
(PNSAN 2012-2019), la puesta en marcha del Observatorio de Seguridad Alimentaria y Nutricional
19
(OSAN), el diseño del Sistema de Seguimiento y Evaluación Nacional y Territorial del Plan (SYESAN),
la construcción y aprobación del anexo étnico del Plan de Seguridad Alimentaria y Nutricional, la
elaboración de planes territoriales de SAN en más de la mitad de los departamentos del país y la
evaluación institucional y de resultados realizada en 2015 con el liderazgo del Departamento Nacional
de Planeación (DNP).
Además de reconocer los logros del país en esta materia, resulta importante también identificar los
rezagos en su implementación, los cuales apuntan especialmente a la ausencia de un modelo de
participación ciudadana, la no implementación de una ruta de atención en emergencias alimentarias,
las dificultades para la concreción del enfoque diferencial étnico y de género, el limitado desarrollo
de intervenciones intersectoriales, la falta de engranaje de los instrumentos de la política con el ciclo
de planeación y ejecución en los tres niveles de gobierno, entre otros aspectos (DNP, 2016); estos
rezagos se constituyen en desafíos fundamentales y en orientaciones para la formulación del Plan
Nacional Rural del Sistema de Garantía Progresiva del Derecho a la Alimentación.
El Plan Marco de Implementación del Acuerdo Final6 (PMI) elaborado por el Gobierno de
Colombia, discutido y aprobado por la Comisión de Seguimiento, Impulso y Verificación a la
Implementación del Acuerdo Final (CSIVI), se constituye en el principal referente para el desarrollo
del Plan Nacional Rural del Sistema para la Garantía Progresiva del Derecho a la Alimentación;
es importante destacar, tal como lo expresa el propio Acuerdo en su preámbulo, que “la suma
de los acuerdos que conforman el nuevo Acuerdo Final contribuye a la satisfacción de derechos
fundamentales como son los derechos políticos, sociales, económicos y culturales”. (Gobierno
Nacional y FARC-EP, 2016, pág. 2).
Por su parte, el Punto 1 del Acuerdo Final, Reforma Rural Integral, establece que: “(…) la
transformación estructural del campo y la creación de condiciones de bienestar para la
población rural son factores indispensables para reversar los efectos del conflicto y cambiar
las condiciones que han facilitado la persistencia de la violencia en el territorio”; igualmente,
define que la política alimentaria y nutricional en las zonas rurales se basa en el incremento
progresivo de la producción de alimentos, la generación de ingresos, y en general la creación
de condiciones de bienestar mediante la implementación de planes nacionales para la reforma
6. “Acuerdo Final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera”, suscrito entre el Gobierno y
las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC- EP) el 24 de noviembre de 2016, y refrendado por el Congreso de la
República el 2 de diciembre del mismo año.
20
integral7 con el objetivo de superar la pobreza y cerrar las brechas existentes entre el campo y
la ciudad (…)”. (PMI, 2017 p.30). En el aparte sobre el Sistema para la Garantía del Derecho a la
Alimentación (GPDA) del Acuerdo Final de Paz, se estipula que “es necesario asegurar que todos
los planes nacionales cumplan de manera transversal con los objetivos de la política alimentaria
y nutricional propuestos, mediante un sistema que los articule en los territorios” (Acuerdo Final
de Paz, Punto 1.3.4).
En el pilar 7, “Sistema de Garantía Progresiva del Derecho a la Alimentación” del Plan Marco,
se establecen los compromisos para “garantizar de manera progresiva el derecho humano a la
alimentación sana, nutritiva y culturalmente apropiada (…), el Gobierno Nacional pondrá en marcha
un sistema especial para la garantía progresiva del derecho a la alimentación de la población rural”
(Gobierno Nacional y FARC-EP, 2016, pág. 33). Este sistema tiene tres estrategias de política pública:
(1) diseño institucional de los Consejos de Alimentación y Nutrición; (2) acceso y consumo de alimentos
de calidad nutricional y en cantidad suficiente (adecuación); (3) producción y comercialización de
alimentos.
Al respecto, el Acuerdo Final de Paz establece que el sistema deberá tomar en cuenta los siguientes
criterios:
7. Los planes nacionales abarcan la inversión en infraestructura y adecuación de tierras, desarrollo social (salud, educación, vivienda,
erradicación de la pobreza), estímulos a la producción agropecuaria y a la economía solidaria y cooperativa (asistencia técnica,
subsidios, crédito, generación de ingresos, mercadeo y formalización laboral) y finalmente un Sistema para la Garantía Progresiva
del Derecho a la Alimentación.
21
Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET)
Los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET) son instrumentos especiales de
planificación que tienen el objetivo de lograr la transformación estructural del campo y el ámbito rural
y un relacionamiento equitativo entre el campo y la ciudad. Con este fin se priorizaron 170 municipios,
agrupados en 16 subregiones, en los cuales se realizó un proceso de planificación participativa de
abajo hacia arriba que inició en el nivel veredal y cuyo resultado fue un pacto comunitario; después
se construyó en los municipios el llamado pacto municipal y finalmente, a nivel subregional, se
elaboraron los Planes de Acción para la Transformación Regional (PATR).
Este proceso participativo finalizó con la aprobación de los PATR que contienen 32 808 iniciativas
agrupadas en ocho pilares. En el pilar 1.7 denominado ‘Sistema para la garantía progresiva del derecho
a la alimentación’ se agrupan 1755 iniciativas, las cuales se pueden organizar en cuatro categorías: (1)
acceso a los alimentos, (2) comercialización de los alimentos, (3) diseño institucional del Sistema de
Garantía Progresiva del Derecho a la Alimentación y (4) estrategias de atención integral en nutrición.
En relación con el acceso a los alimentos, las iniciativas PDET contemplan acciones frente a la
implementación de huertas familiares, chagras, granjas familiares integrales y proyectos de producción
en las comunidades que contemplen asistencia técnica, medios de trabajo, insumos locales y
semillas nativas. Asimismo, las iniciativas buscan el mejoramiento y ampliación de la cobertura de
los programas de alimentación y nutrición como el diseño de nuevos programas que contemplen las
prácticas y procesos alimentarios de las comunidades.
Frente al diseño institucional del SGPDA, las iniciativas PDET propenden hacia la creación de
instancias de coordinación interinstitucional que garanticen la participación de los distintos actores
del sistema alimentario, en especial de las comunidades y organizaciones sociales con el propósito
de construir políticas y acciones desde los contextos sociales, económicos y culturales de los
territorios. Además, las iniciativas establecen la creación de comités y veedurías comunitarias para
la rendición de cuentas, seguimiento y control de los programas y estrategias vinculados con la
garantía del derecho a la alimentación.
En cuanto a las estrategias de atención integral en nutrición, las iniciativas contemplan los programas
de educación alimentaria y nutrición, la definición de estrategias de atención integral a la tercera edad,
programas de capacitación y fortalecimiento técnico en buenas prácticas agrícolas y de manufactura
de acuerdo con los procesos alimentarios de las comunidades y la ampliación y fortalecimiento de
programas de atención integral para la desnutrición aguda.
A partir de estas iniciativas, este Plan Nacional Rural busca articular y coordinar las acciones de los
diferentes niveles de gobierno expresadas en sus instrumentos de planificación como planes de
22
desarrollo, planes de vida, planes de etnodesarrollo con el propósito de implementar las iniciativas
del pilar 7 para avanzar en las transformaciones estructurales que garanticen progresivamente el
Derecho Humano a la Alimentación a toda la población rural.
• Generar una provisión estable y suficiente de alimentos para cubrir las necesidades nutricionales
de la población colombiana en un marco del ordenamiento social, rural y productivo-agropecuario,
descrito dentro del Pacto por el emprendimiento, la formalización y la productividad.
Con esta alianza se apunta a propiciar en los hogares colombianos el acceso a una alimentación
adecuada para mejorar la salud y nutrición de toda la población colombiana, mediante el desarrollo
de acciones para la promoción, protección y apoyo de la lactancia materna8, el fomento de la
8. La Ley 1098 del 2006, Código de la Infancia y la Adolescencia, establece en el artículo 29 que la primera infancia, de los cero
a los seis años, tiene como derechos impostergables la atención en salud y nutrición. Entre las obligaciones del Estado, artículo
40, se encuentran: el apoyo a las familias para que estas puedan asegurarles a sus hijos e hijas, desde su gestación, los alimentos
necesarios para su desarrollo físico, psicológico e intelectual; la cobertura y calidad de la atención a las mujeres gestantes y
durante el parto, así como de manera integral durante los primeros cinco años de vida del niño, mediante servicios y programas de
atención gratuita de calidad; por último, la reducción de la morbilidad y la mortalidad infantil, así como la prevención y erradicación
de la desnutrición, especialmente en los menores de cinco años, aspectos que favorecen la lactancia materna. El Plan Decenal de
Lactancia Materna 2010-2020 se constituye en un instrumento principal de desarrollo de políticas centrales en la protección de los y
las menores de dos años, al aportarle especificidad estratégica, técnica y operativa. Se espera que la aplicación del plan consiga, en
todo el país, una mejora de las prácticas e índices de lactancia (iniciación, exclusividad y duración), sustentados en transformaciones
sociales de las familias, los padres, los cuidadores, los profesionales de salud y de la sociedad en general.
23
alimentación complementaria adecuada, el fortalecimiento de herramientas y mecanismos para
la producción y adquisición de alimentos, el acceso al mercado y la generación de ingresos en
los hogares, la creación de entornos alimentarios saludables y sostenibles, la adecuación de los
programas de prevención de la desnutrición aguda en niños y niñas menores de 5 años, el bajo peso
en mujeres gestantes y lactantes y de alimentación escolar, una estrategia de Educación Alimentaria
y Nutricional y el impulso de la estrategia de compras locales para favorecer la disponibilidad,
accesibilidad y consumo de alimentos propios de la región. Igualmente, se establece la creación de
un Sistema de Seguridad Alimentaria y Nutricional, con funciones y responsabilidades precisas e
instancias en el ámbito nacional y territorial.
El PND 2018-2022 reconoce la importancia de diversificar las actividades productivas de los territorios
rurales y promover el conocimiento en la comunidad sobre los riesgos asociados al clima y sobre
el cambio climático para tomar mejores decisiones en el territorio, al atender las particularidades
de cada región y ajustar los programas y servicios a las necesidades de los pequeños y medianos
productores. Además, incluye el pacto por la equidad de oportunidades para grupos étnicos con el
que se espera avanzar en la materialización de derechos de los pueblos indígenas, las comunidades
negras, afrodescendientes, raizales y palenqueras y el pueblo Rrom, a través de la implementación
de medidas concertadas con sus autoridades9.
Con la expedición de la Ley 1990 de 201910 se dispone la creación de la Política contra la Pérdida
y el Desperdicio de Alimentos, la cual tiene como objetivo principal “la configuración de medidas
comprehensivas e integrales que permitan evitar los fenómenos de pérdida cuantitativa y cualitativa
de alimentos destinados al consumo humano, así como el desperdicio de estos a lo largo de la
cadena de suministro en el territorio nacional”. La formulación de dicha política está a cargo de la
CISAN, bajo la coordinación del DNP.
Al respecto, a solicitud del DNP, en septiembre de 2019, en la Mesa Técnica de la CISAN se conformó
la Submesa de Pérdidas y Desperdicios de Alimentos11, en la cual se ha avanzado en la formulación
de la política. Para esto, se han identificado las causas que generan el desaprovechamiento de los
alimentos y se ha encontrado que las pérdidas de alimentos se relacionan con deficiencias en la
planificación de la producción agropecuaria, fallas en infraestructura, tecnología e innovación en la
cadena productiva, baja implementación de buenas prácticas agropecuarias y fallas de mercado (alta
intermediación, baja capacidad asociativa e integración vertical). De igual forma, estos avances han
9. Plan Nacional de Desarrollo 2018-2022. Entre los compromisos concertados con la MPC está incluir un capítulo para la población
indígena en el Plan Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional.
10. Por medio de la cual se crea la política para prevenir la pérdida y el desperdicio de alimentos y se dictan otras disposiciones.
11. En esta submesa participan: Presidencia de la República (a través de la Consejería para la Niñez y la Adolescencia), Ministerio de
Agricultura y Desarrollo Rural, Ministerio de Salud y Protección Social, Ministerio de Educación, Ministerio de Ambiente y Desarrollo
Sostenible, Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, Departamento Nacional de Planeación, Prosperidad Social, Instituto
Colombiano de Bienestar Familiar, Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos, Departamento Administrativo
Nacional de Estadística, Unidad de Planificación Rural Agropecuaria y la Agencia de Desarrollo Rural.
24
permitido identificar que los desperdicios de alimentos se ocasionan, entre otros, como resultado
de la deficiente infraestructura de transporte, la baja oferta de servicios logísticos y fallas en las
prácticas y hábitos de manipulación y conservación de alimentos (lo cual ocurre tanto en los centros
de almacenamiento y distribución, como en los hogares y establecimientos gastronómicos).
2. Marco
conceptual 12
La alimentación es central en las sociedades porque en ella se expresan los valores culturales,
afectivos, emocionales, sensoriales y económicos de las poblaciones. Mauss (1979) describió la
alimentación como un “hecho social total”, esto es una situación de la vida donde están involucrados
elementos de todas las dimensiones y todos los niveles de la realidad social: jurídicos, económicos,
políticos, religiosos, lúdicos, artísticos y sicológicos.
Entender la alimentación como un hecho social total, implica que en su práctica se pueden identificar
las relaciones sociales de cada sociedad expresadas en las personas que participan, en este
sentido para (Llobet, Durán, Magaña, y Muñoz, 2020, pág. 87): “a través del acto de alimentarnos,
12. Este marco conceptual se articula con el marco referencial de la Política Nacional de Garantía Progresiva del Derecho a la
Alimentación.
25
nos nutrimos, pero, además, mediante la alimentación también nos comunicamos, expresamos y
relacionamos. Las personas no comen todo lo que es biológicamente comestible y esto significa
que factores económicos, políticos, sociales e ideológicos condicionan las elecciones alimentarias”.
Esto es, que los comportamientos alimentarios colectivos y personales tienen significados concretos
dentro de la sociedad y la cultura en la que están insertos.
Este plan construye su representación (marco referencial) de lo alimentario desde el derecho humano
a la alimentación, el concepto de procesos y entornos alimentarios. Es importante señalar que, el
marco referencial desde el derecho a la alimentación incorpora los avances de la seguridad alimentaria
y nutricional y los potencia al incorporar una mirada sistémica que incluye al sistema agroalimentario
como parte de la acción frente a la alimentación. Este apartado presenta el enfoque de derechos, las
dimensiones del derecho a la alimentación y su relación con el desarrollo rural.
Un derecho “estipula que debe protegerse o fomentarse una gama de actividades o circunstancias
accesibles a un individuo, como conducir, votar o recibir protección” (Hausman y Mcpherson,
2007, pág. 201). En este sentido, los derechos “implican ramilletes complejos de posibilidades y
restricciones en lo que respecta a las acciones de los individuos” (Ibid. pág. 202). Los derechos
no solo son atributos inherentes sobre los individuos, sino que establecen posibilidades y
obligaciones sobre las prácticas; en ese sentido son colectivos, al restringir y posibilitar las
prácticas sociales.
La Observación General No. 12 del Comité de Derechos Económicos Sociales y Culturales define
que:
Así, el derecho humano a la alimentación estipula que deben protegerse y fomentarse una gama
de actividades del proceso alimentario. Esto implica no solo la promoción y protección al acceso a
los alimentos, sino también de la producción del alimento, el intercambio y la comercialización, la
transformación, el consumo y su utilización biológica.
La disponibilidad se entiende como “las posibilidades que tiene el individuo de alimentarse ya sea
directamente, explotando la tierra productiva u otras fuentes naturales de alimentos o mediante
26
sistemas de distribución, elaboración y de comercialización que funcionen adecuadamente y que
puedan trasladar los alimentos desde el lugar de producción a donde sea necesario según la
demanda” (Comité de Derechos Económicos, 1999).
La adecuación hace referencia a que la alimentación debe satisfacer las necesidades alimentarias
de cada persona, teniendo en cuenta su edad, sus condiciones de vida, su salud, diferencias
étnicas, ocupación, género y su contexto sociocultural. La alimentación también debe ser apta para
el consumo humano, es decir, libre de sustancias adversas, como contaminantes procedentes de
procesos industriales o agrícolas, especialmente residuos de pesticidas, hormonas o medicamentos
veterinarios. Para que una alimentación pueda ser considerada adecuada también debe ser
culturalmente aceptada.
Cada uno de los componentes del derecho humano a la alimentación establece restricciones y
posibilidades sobre las prácticas que configuran el proceso alimentario, es decir, los componentes
del derecho a la alimentación intervienen y regulan “las dinámicas productivas de su consecución,
los mecanismos sociales de transacción, las formas en que los alimentos son transformados,
las formas de uso y consumo de estos, además de todos los circuitos sociales, económicos
y culturales que involucran y así mismo, las relaciones de poder, el conflicto y las carencias
económicas” (Gualdron, 2017). En el Gráfico 1, se muestra el esquema de la interrelación entre
los componentes del derecho a la alimentación y el proceso alimentario.
27
Gráfico 1.
Relación entre los componentes del derecho humano a la alimentación y el proceso alimentario
Fuente: elaboración propia a partir de FIAN. (FIAN, 2014)
Pensar el derecho a la alimentación en el marco de los procesos alimentarios establece una doble
relación con lo rural: por un lado, el desarrollo rural es una condición indispensable para la garantía
plena del derecho a la alimentación de toda la población, y, por el otro, la garantía progresiva del
derecho a la alimentación de la población rural es un componente del desarrollo rural.
Así, lo rural se concibe como un espacio diverso con multifuncionalidad compleja y creciente, que
en concreto cumple una función económica, cultural y política. A nivel económico, se desarrollan
actividades como la agricultura, la actividad pecuaria, los servicios productivos, los servicios
ecosistémicos, turismo, entre otros; a nivel político es un espacio para la paz y la estabilización
política; a nivel cultural, es un espacio vital y dinámico donde se construyen representaciones e
identidades propias (Machado, 2017).
Esta visión complementa la definida en el Acuerdo Final en el que se concibe el “territorio rural
como un escenario socio-histórico con diversidad social y cultural, en el que las comunidades
– hombres y mujeres – desempeñan un papel protagónico en la definición del mejoramiento de
sus condiciones de vida y en la definición de desarrollo de una visión de integración urbano-
rural” (Acuerdo Final, 2016). De esta manera, este plan se construye sobre una mirada amplia y
compleja de la ruralidad en la que se reconoce que no es posible garantizar el derecho a
la alimentación sin desarrollo rural.
28
3. Diagnóstico
Algunas manifestaciones de este fenómeno son los altos índices de pobreza13, el bajo
acceso a servicios públicos14, la prevalencia de la desnutrición crónica, las elevadas tasas
de mortalidad infantil, el alto porcentaje de analfabetismo y las escasas oportunidades de
participación y representación política que tiene la población rural, siendo pertinente señalar que
estas problemáticas se agudizan cuando se trata de los pueblos indígenas, población negra,
afrocolombiana, raizal y palenquera (NARP) y la población gitana o Rrom, de las mujeres, de la
niñez y de los adultos mayores.
13. Para 2018, la incidencia de pobreza monetaria fue del 36,1 % en los centros poblados y rural disperso frente a un 27 % a nivel
nacional. La situación de pobreza extrema es alarmante en las zonas rurales, el 15.4 % de los hogares en centros poblados y rural
disperso tienen ingreso menor que el costo per cápita mensual mínimo necesario para adquirir únicamente una canasta de bienes
alimentarios. DANE (2018) Encuesta Nacional de Calidad de Vida.
14. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Calidad de Vida 2018, el 51,1 % de los hogares en centros poblados y rural disperso
cuentan con acueducto; el 12,6 % con alcantarillado y el 23,9 % con recolección de basuras.
29
Gráfico 2.
Necesidades Básicas Insatisfechas Cabecera - Centros poblados y rural disperso (2018)
30,2%
9,4% 10,5%
1,8%
De acuerdo con las proyecciones de población basadas en el Censo Nacional de Población y Vivienda
2018, para 2020 la población rural en Colombia es de 12 079 485 personas que corresponde al 24 %
de la población. La distribución de la población por edades muestra un progresivo envejecimiento de
la población rural, aunque en menor proporción que en las zonas urbanas. Como lo señala el DNP
(2016) “el mayor crecimiento de la población adulta y la problemática estructural de la informalidad
laboral implican que, en el mediano plazo, la atención a esta población será un desafío central en el
área rural. La ausencia de un sistema de protección social adecuado para estas personas que están
en edad productiva pero no están ahorrando, junto con la inexistencia de una política nacional de
economía del cuidado, los ubicará en posiciones altamente vulnerables durante su vejez”.
Gráfico 3.
Distribución de la población rural por edades 2020 - 2031
2020 2031
-10,0% -5,0% 0,0% 5,0% 10,0% -10,0% -5,0% 0,0% 5,0% 10,0%
Mujeres Hombres
30
Esto significa que es necesario continuar avanzando en la estructuración de políticas públicas,
programas y acciones efectivas centradas en los derechos y, en particular, en el derecho humano
a la alimentación15, más aún, si se tiene en cuenta que, como lo expresa la Organización de las
Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, “la situación de inseguridad alimentaria
y nutricional de una población es una consecuencia de la no realización del derecho a una
alimentación” (FAO, 2014), y por lo tanto, se constituye en un obstáculo para el desarrollo rural.
A continuación, se presenta un análisis de las problemáticas relacionadas con la garantía del derecho
humano a la alimentación de la población rural que se abordarán en este plan, sin desconocer que
las problemáticas asociadas al acceso y uso de la tierra, los medios y la tecnología utilizada, las
problemáticas frente a las relaciones de producción, las condiciones de empleo y los sistemas de
manejo de recursos naturales están ligadas al derecho a la alimentación.
Como lo plantea Machado (2018) “la tierra es el recurso vital para la familia campesina, su modo
de vida, su existencia y pertenencia a una comunidad”. En la tierra está la posibilidad de garantizar
el derecho a la alimentación de toda la población y es el principal medio de la población rural para
garantizar su derecho a la alimentación. En ese sentido, la implementación de este plan se articulará
con los demás planes nacionales de reforma rural integral con el objetivo de avanzar en cada uno de
los componentes del derecho a la alimentación.
Tabla 2.
Componentes del derecho a la alimentación y los Planes Nacionales de Reforma Rural Integral
Componente
del derecho a la Planes Nacionales de Reforma Rural Integral
alimentación
15. Políticas públicas que asuman la diversidad de manera concreta, adoptando estrategias diferenciadas a partir de reconocer las
condiciones y características particulares de las familias y las comunidades.
31
Componente
del derecho a la Planes Nacionales de Reforma Rural Integral
alimentación
Plan Progresivo de Protección Social de Garantía de Derechos
de los Trabajadores y Trabajadoras Rurales.
Plan Nacional de Construcción y Mejoramiento
Acceso de Vivienda Social Rural.
Plan de Formalización Masiva de la Propiedad Rural.
Plan para Apoyar y Consolidar la Generación de Ingresos
de la Economía Campesina, Familiar y Comunitaria.
Plan Nacional de Suministro de Agua Potable
y Saneamiento Básico Rural.
Adecuación
Plan Nacional de Salud Rural.
Plan Especial de Educación Rural.
Fuente: elaboración propia.
Las problemáticas que se desarrollan en los siguientes apartados se construyeron desde el marco
referencial del derecho a la alimentación a partir de investigaciones, estudios y encuestas sobre la
situación alimentaria y nutricional de la población rural, las iniciativas PDET como expresión de las
problemáticas sentidas en los territorios, los diagnósticos sectoriales y los compromisos establecidos
en el Plan Marco de Implementación en el pilar 1.7. Adicionalmente, algunas de las problemáticas
asociadas al componente de disponibilidad están relacionadas con el Plan Nacional para la Promoción
de la Comercialización de la Producción de la Economía Campesina, Familiar y Comunitaria.
Se han incluido estas problemáticas en el Plan Nacional Rural porque desde las entidades de la CISAN
se incorporaron estrategias, indicadores y metas para fortalecer y articular las acciones contenidas en
los planes para superar estas problemáticas. La presentación de las problemáticas está estructurada
sobre los componentes del derecho a la alimentación definidos en el marco conceptual.
A partir del CONPES 113 de 2008 y de la Ley 1355 de 2009, el país ha avanzado en la consolidación
de una infraestructura institucional para la garantía de la seguridad alimentaria y nutricional de toda la
población. En el marco de la política y la ley se constituyó la CISAN como máxima instancia nacional
de coordinación interinstitucional para la seguridad alimentaria y nutricional, se han conformado los
32
comités departamentales y en algunos municipios se han creado instancias de coordinación de las
políticas relacionadas con la seguridad alimentaria y nutricional.
Estas instancias son espacios de coordinación y articulación entre las entidades gubernamentales
cuyo propósito es el de de orientar las acciones en el mejoramiento de las condiciones para garantizar
a los hogares la seguridad alimentaria y nutricional. No obstante, estos espacios están conformados
solamente por entidades de Gobierno y en los marcos normativos para su conformación no se
contempla la participación directa de la sociedad civil.
En ese sentido, una de las problemáticas identificadas frente al marco institucional es la baja
participación de actores de la sociedad civil en las instancias de coordinación interinstitucional de
seguridad alimentaria en todos los niveles. De acuerdo con la evaluación de la Política Nacional de
Seguridad Alimentaria y Nutricional elaborada por G-Exponencial DNP (2015), se encontró que:
“Los sectores que participan de la instancia intersectorial SAN del municipio son
generalmente los mismos de la CISAN a nivel nacional. Así, por ejemplo, salud participa
en el 95 % de las comisiones municipales SAN, desarrollo social en el 93 %, y educación
en el 88 %. La sociedad civil participa en dos terceras partes de las comisiones. El
ICBF, dado que tiene presencia local en todo el territorio nacional, mediante oficinas
regionales y centros zonales, hace parte del 14 % de las comisiones de los municipios
de la muestra.” (DNP y GExponencial, Evaluación institucional y de resultados de la
política nacional de seguridad alimentaria y nutricional PSAN, 2015)
Esto se ha hecho evidente en las iniciativas PDET en las que se demanda la conformación de los
comités o consejos de alimentación y nutrición con participación de campesinos, grupos étnicos,
mujeres, víctimas de desplazamiento forzado, entre otros actores clave en los territorios. Asimismo,
en la audiencia pública convocada en junio de 2020 por la Comisión Séptima de la Cámara de
Representantes “El trabajo en el campo y la producción de alimentos: trapos rojos en el campo y la
ciudad”, a la que fueron invitadas la Presidencia y la Secretaría Técnica de la CISAN y participaron
organizaciones campesinas y pequeños y medianos productores agrícolas del orden regional y
nacional con el propósito de establecer medidas para mitigar los impactos de la expansión de la
pandemia, se identificó como una de las problemáticas centrales en los territorios rurales, la poca
participación en las instancias intersectoriales de seguridad alimentaria y nutricional y se propuso
“la organización de una mesa de trabajo de alto nivel de la Comisión Intersectorial de Seguridad
Alimentaria y Nutricional con las organizaciones campesinas, a fin de tomar medidas en función
de solventar las dificultades productivas y de comercialización de sus productos.” (representantes,
2020)
33
3.1.2 Poca articulación de los comités SAN entre niveles de gobierno
(nacional, departamental y municipal) y con otros instrumentos
de planificación territorial (planes de desarrollo municipales,
departamentales, planes de vida y otras formas de planeación
del territorio frente a lo alimentario)
En relación con la problemática anterior, otro de los cuellos de botella identificados frente al
marco institucional relacionado con la seguridad alimentaria y nutricional son los problemas de
articulación entre los ámbitos de gobierno y entre los instrumentos de planificación territorial. Estas
dos problemáticas afectan el marco institucional en la medida en que no permiten una adecuada
articulación de las políticas públicas, lo que redunda en una menor efectividad de las intervenciones
gubernamentales orientadas a garantizar la seguridad alimentaria y nutricional.
Frente a la articulación entre los niveles de gobierno, la evaluación de DNP y G-Exponencial (2015)
identificó que en la relación entre el nivel municipal y departamental, “la tercera parte de los municipios de
la muestra trabaja conjuntamente con la gobernación, pero no con sectores técnicos de la administración
departamental. Este resultado sugiere que la interlocución sería más política que técnica” (Pág. 93).
En la articulación entre el nivel nacional y municipal, la evaluación encontró que “en los municipios de
la muestra, la ausencia de trabajo con el nivel nacional es considerablemente alta, sobre todo en los
sectores de agricultura, desarrollo social y planeación” (Ibid. Pág. 94).
Igualmente, la evaluación identificó que una de las dificultades en términos de articulación entre
niveles proviene de las diferentes relaciones misionales que tienen las entidades nacionales con las
entidades territoriales: “algunas entidades de la CISAN tienen presencia territorial directa a través
de oficinas propias o dependencias sobre las que tienen cierto control no solamente jerárquico
sino también operativo” (Ibid. Pág. 95). De esta manera, se identifican dos tipos de entidades que
conforman la CISAN: i) las que siendo entidades del orden nacional mediante la desconcentración
administrativa tienen dependencias fuera de la sede principal para el cumplimiento de sus objetivos
misionales, con presencia en el nivel territorial como el DPS y el ICBF; y ii) aquellas entidades del orden
nacional que desde su sede principal desarrollan las actividades de acuerdos con su misionalidad,
tales como los ministerios que integran la CISAN y el mismo DNP.
En relación con la articulación entre las políticas de seguridad alimentaria y nutricional y la planificación
nacional y territorial, uno de los principales hallazgos de la evaluación del CONPES 113 de 2008 es
el desengranaje entre los planes de desarrollo nacionales, departamentales, distritales y municipales
y los planes o políticas territoriales de SAN. Adicionalmente, las políticas tienen poca articulación con
otros instrumentos de planeación territorial como los planes de ordenamiento territorial, los planes
ambientales, de movilidad, entre otros. También es importante señalar la poca coordinación con
procesos de planificación de los grupos étnicos en la dimensión alimentaria, en particular con los
planes de vida de los pueblos indígenas (DNP y G-exponencial (2015).
Esta situación se presenta, entre otras causas, por los ciclos de formulación, implementación,
seguimiento y evaluación de los distintos instrumentos de política, por la baja participación de otros
34
actores diferentes a los gubernamentales, el limitado desarrollo de acciones intersectoriales y la baja
capacidad técnica en algunos comités departamentales y municipales.
Sobre este último punto, DNP y G-exponencial (2015) encontraron que más de la mitad de los
municipios del país no tienen planes de seguridad alimentaria y nutricional y que la mayoría de los
municipios no recibieron asistencia técnica. En el ámbito departamental, el balance elaborado por la
Secretaría Técnica de la CISAN a corte de marzo de 2020 reveló que de los 32 departamentos, 14
tienen planes de seguridad alimentaria y nutricional vigentes.
3.2 Componentes
de acceso y adecuación
3.2.1 Alta prevalencia de inseguridad alimentaria
en los hogares rurales, con mayor incidencia
en los hogares de grupos étnicos y con
jefatura femenina del hogar
Según la FAO: “La pobreza restringe el acceso de las personas a alimentos adecuados. Pero la pobreza
rural puede significar, además, un mayor grado de vulnerabilidad debido a las particularidades del
territorio relacionadas con la volatilidad de los ingresos (el empleo temporal es mucho más común
que en las zonas urbanas), y los riesgos de desastres naturales que pueden afectar las principales
actividades económicas que se desarrollan en los territorios rurales” (FAO, 2018).
En Colombia, las principales dificultades para el acceso físico y económico de la población rural
a los alimentos están relacionadas con el bajo nivel de ingresos y los altos índices de pobreza de
las familias que limitan su capacidad de compra de alimentos; (FAO y OPS, 2017) señalan que el
gasto en alimentos de cada grupo familiar depende de distintas variables. Una de esas variables,
quizá la más importante, es el nivel de ingresos, en tanto tiende a tener una incidencia decisiva en
la proporción y composición del gasto en alimentos. Colombia tiene, entre los países analizados, el
mayor porcentaje de ingreso destinado para el consumo de alimentos en todos los quintiles, lo que
corresponde en el quintil más pobre el 95 % de los ingresos y en el quintil más rico el 57,8 % (FAO y
OPS, Panorama de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en América Latina y el Caribe, 2017).
De los países analizados, es en Colombia donde la mayor parte del gasto alimentario se destina a
la compra de cereales y tubérculos (45 %) y en donde menos dinero (4 %) se asigna a la compra
de frutas y verduras (FAO, Otros, 2017). Según lo estudiado por Drewnowski (2010) con respecto al
costo calórico de los distintos grupos de alimentos, los hogares que ocupan gran parte de su ingreso
en alimentos, ante la necesidad de cubrir las calorías mínimas a menor costo, optan, en mayor
medida que los hogares de ingresos más altos, por comprar productos calóricamente densos como
cereales y tubérculos, azúcares, aceites y grasas, los que, en algunos casos, pueden no contener
los nutrientes suficientes para una alimentación saludable (FAO, Otros, 2017).
35
Por otro lado, la ENSIN 2015 calcula la inseguridad alimentaria de los hogares (INSAH) a partir de la
aplicación de la Escala Latinoamericana y Caribeña de Seguridad Alimentaria (ELCSA) que estima
este indicador en función de la percepción del acceso a los alimentos en los hogares (FAO, 2012). La
medición realizada muestra que el 54.2 % de los hogares del país está en inseguridad alimentaria17;
si bien esta cifra refleja una reducción de 3.5 p.p. en el porcentaje de hogares con inseguridad
alimentaria con respecto a 2010, cuando se situó en 57.7 %, indica que más de la mitad de los
hogares colombianos continúa con dificultades para conseguir alimentos. Según la ENSIN 2015, la
INSAH en zona rural es 1.2 veces mayor que en la zona cabecera, lo que muestra una importante
relación con la pobreza y la presencia de una fuerte brecha, más concentrada en los contextos
rurales del país.
Los resultados también revelan la asociación existente entre algunas características de la persona
que se identifica como jefe de hogar, como la pertenencia étnica y el género, con la situación de
inseguridad alimentaria; los resultados muestran que ocho de cada diez hogares liderados por
indígenas y cinco de cada diez cuyo jefe no tiene pertenencia étnica se encuentran en inseguridad
alimentaria. Tanto para hogares donde el jefe es indígena o afrocolombiano, los niveles de INSAH
severa se encuentran por encima del dato nacional (22.3 % y 20 % respectivamente) lo que refleja
la crítica situación en las poblaciones étnicamente diferenciadas. Igualmente, los resultados indican
que seis de cada diez hogares liderados por mujeres y cuatro de cada diez liderados por hombres
enfrentan esta situación; estas cifras permiten afirmar que es mayor la dificultad para conseguir
alimentos en los hogares indígenas y en los hogares con jefatura femenina y, se constituyen en una
clara expresión de las desigualdades y discriminaciones basadas en etnia y género que deben ser
abordadas en las políticas públicas, en el marco de la reforma rural integral para lograr reducir las
brechas urbano-rurales en los próximos 10 años.
Dentro de los determinantes del estado nutricional para los niños y niñas en primera infancia se
encuentra la práctica de la lactancia materna, conocida por las múltiples ventajas que proporciona
tanto a los niños y niñas como a las madres. La leche materna es un alimento esencial para garantizar
un adecuado estado nutricional en los niños y niñas menores de dos años porque mejora el sistema
inmune y previene enfermedades infecciosas como diarrea y neumonía.
En la ENSIN 2015 se evidencia que el 39.6 % de las madres del área rural practican la lactancia
materna exclusiva hasta los seis meses, mientras que en el área urbana esta práctica está presente
en el 34.6 % de las mujeres. De igual forma, la lactancia inmediata o dentro de la primera hora es
mayor en la población rural (78.1 %) que en la urbana (70.4 %), con lo que Colombia supera la meta
establecida por la OMS y UNICEF en esta materia.
17. La inseguridad alimentaria es un proceso en el que hay una disponibilidad limitada e incierta en cantidad y calidad de los
alimentos que permiten cubrir los requerimientos nutricionales de los individuos, así como de la habilidad para adquirirlos de un
modo aceptable desde una perspectiva social y cultural (FAO, 2016).
36
Gráfico 4.
Lactancia materna exclusiva por etnia, cabecera y resto, 2015
49,40%
39,60%
34,60% 36,60%
21,80%
La población indígena presentó prácticas positivas frente a la lactancia materna, entre las cuales se
destaca la mayor proporción en el inicio temprano de lactancia materna en un 82.6 % de los casos
comparada con la población afrodescendiente (69 %) y la prevalencia nacional (72.6 %); también
en estos grupos de población se ubica la menor frecuencia de niños y niñas que recibieron líquidos
diferentes a la leche materna durante los primeros 3 días de nacidos (19 %). Asimismo, la población
indígena muestra el mayor porcentaje de lactancia materna exclusiva en niños y niñas menores de 6
meses, siendo de 13.3 p.p. por encima de la prevalencia nacional, así como una mayor proporción de
lactancia materna continua al año (78,1 %) comparado con el dato nacional que está en un 52.2 %.
Por otra parte, para el indicador de dieta mínima aceptable (DMA) que evalúa las prácticas de
alimentación complementaria en niños menores de dos años amamantados y no amamantados, la
ENSIN 2015 mostró una diferencia de 8.4 p.p. entre la población urbana (38.7 %) y rural (30.3 %), lo
cual indica que en el área rural pueden existir mayores dificultades en la introducción de los alimentos
de acuerdo con parámetros estimados nacionales dirigidos a los niños y niñas durante los primeros
dos años de vida. Es relevante señalar que el grupo étnico indígena muestra la prevalencia más baja
en el cumplimiento de la dieta mínima aceptable para niños y niñas de 6 a 23 meses; la ENSIN 2015
refleja que en estos grupos de población, solo el 24.7 % de los niños y niñas cumplieron con este
indicador (DMA).
La revisión de las cifras respecto a la situación nutricional de la población rural permite identificar
malnutrición, tanto por déficit como por exceso, en la población colombiana, determinada tanto
por factores de la disponibilidad y el acceso a los alimentos, como por prácticas inadecuadas de
37
alimentación. En esta situación de triple carga se observan diferencias significativas en los indicadores
de desnutrición frente al comparar zona rural y urbana. A continuación, se muestran los resultados
de algunos de los indicadores que se relacionan de manera directa con la situación nutricional de la
población organizados por curso de vida.
Como lo expresa Unicef, “el retraso en el crecimiento es consecuencia de varios factores, y está
estrechamente vinculado a la carencia en el consumo de los alimentos y nutrientes necesarios
durante un tiempo prolongado, lo que aumenta el riesgo de enfermedades y afecta al desarrollo
físico y cognitivo de las niñas y los niños (Unicef, 2011).
Según los datos reportados por la ENSIN 2015, el retraso en talla en este momento del curso de vida
disminuyó en 2.4 puntos porcentuales y pasó de 13.2 % en 2010 a 10.8 % en 2015, lo que significa
que hoy uno de cada diez niños tiene retraso en talla; sin embargo, se resalta que este indicador es
mayor en los niños y niñas indígenas (29.6 %) y en el grupo poblacional con el índice de riqueza más
bajo (14.2 %). Para la población rural (resto) se observó mayor predominio en esta área (15.4 %), con
un indicador 6.4 p.p. superior a la de la cabecera (9.0 %) y 4.5 p.p., frente al dato nacional. Si bien la
tendencia es decreciente, la brecha entre la población área resto y cabecera se mantiene igual como
se muestra en el Gráfico 5.
Gráfico 5.
Prevalencia retraso en talla en niños y niñas de 0 a 5 años en 2005, 2010 y 2015 (cabecera y resto)
22,40%
17,00%
15,40%
12,70%
11,60%
9,00%
Contrariamente, la desnutrición aguda (bajo peso para la talla) entre 2010 y 2015 casi se duplicó,
pasando de 0.9 % a 1.6 % a nivel nacional (Ministerio de Salud y Protección Social, 2017b). Entre
los residentes en cabeceras, la prevalencia fue de 1.4 % y para quienes habitaban en el área resto
38
(rural) de los territorios, fue de 1.8 %, lo que reafirma la existencia de las inequidades mencionadas
(ENSIN 2015)18.
De acuerdo con los datos del Sistema de Información de la Protección Social (SISPRO), la tasa de
mortalidad infantil por desnutrición se incrementó de 6.8 % en 2015, a 8.2 % en 2016; durante este
mismo periodo el porcentaje de nacidos vivos con bajo peso al nacer pasó del 8.8 % al 9.1 %. Por
su parte, la desnutrición global, que relaciona el peso para la edad, afecta a 3.1 % de los menores de
5 años en el país, alcanza el 4 % en poblaciones rurales y el 7,2 % en los grupos indígenas (ENSIN
2015).
La otra cara de la malnutrición, es decir, el exceso de peso -que incluye tanto sobrepeso como obesidad-
presentó una tendencia similar a la mundial y aumentó de 4.9 % en 2005 a 5,2 % en 2010 y 6.4 % en
2015. Frente a la anemia como problema de salud pública a nivel mundial, asociada con retraso en el
crecimiento y en el desarrollo cognitivo, se presentó una prevalencia nacional de 24.7 % en los niños y
niñas entre 6 y 59 meses de edad. Si bien esta cifra comparada con la información de la ENSIN 2010
muestra una disminución de 2.8 p.p., al analizar el dato por área geográfica, se observa que la prevalencia
de anemia en la población rural (26.1 %) es 1.4 p.p., mayor que el dato nacional y en poblaciones con
pertenencia étnica también es mayor (en afrodescendientes del 33 % y en indígenas del 34 %). Además,
se presenta una alta prevalencia de anemia en los niños y niñas de 6 a 11 meses de edad que alcanza el
62,5 % y duplica el porcentaje encontrado en los de un año (ENSIN 2015).
Entre los 6 y 17 años los niños, niñas y adolescentes experimentan un crecimiento continuo,
consolidan sus gustos y hábitos alimentarios, se adaptan a la alimentación de los adultos y demandan
progresivamente mayor consumo de alimentos ricos en energía, proteínas y micronutrientes.
De acuerdo con los resultados de la ENSIN 2015, la población en edad escolar (6-11 años) presentó
un retraso en la talla del 7.4 %, con mayor prevalencia en la población indígena con el 29.5 % y en
el área rural con un 12.0 % que supera notablemente la prevalencia del área urbana y evidencia,
nuevamente, las brechas entre lo urbano y lo rural observadas en el grupo etario de 0 a 4 años.
Para los adolescentes, el indicador de retraso en talla alcanzó el 9.7 % y al analizar esta variable en
asocio con la concentración poblacional, las proporciones de retraso en talla fueron superiores en el
área rural con una prevalencia que duplica a la del área urbana (15,7 % y 7,6 %) respectivamente.
18. La razón por la que la desnutrición aguda aumenta y la desnutrición crónica disminuye se debe a que, la desnutrición crónica medida
por el retraso en talla o la talla baja para la edad (T/E) es un indicador del estado nutricional que en gran medida se relaciona con el nivel
de desarrollo de un país. Este tipo de desnutrición refleja los efectos persistentes y acumulativos de la mala nutrición, de la pobreza y de
otros déficits y riesgos que producen daños a largo plazo y alcanzan a afectar la vida adulta en todas sus expresiones.
La desnutrición aguda (peso para la edad) es el indicador antropométrico más sensible al destete precoz, a los cambios en la
alimentación, al efecto negativo que producen la fiebre, la infección y la enfermedad en el apetito de un niño y a las condiciones
inadecuadas de saneamiento de la vivienda y de su ambiente, entre otros determinantes. Su importancia en salud y nutrición radica,
entre otros aspectos, en que las formas severas de esta desnutrición producen la muerte de los niños, por tal motivo su vigilancia y
monitoreo permanente son clave para la supervivencia de la infancia en Colombia.
39
Por otro lado, el exceso de peso (sobrepeso y obesidad) también muestra variaciones importantes
en la ENSIN 2015. La población urbana de 6 a 11 años presenta una prevalencia de 24,4 % en
comparación con aquella ubicada en el área rural (18.9 %), no obstante, el análisis del comportamiento
del exceso de peso en la población rural presentó un aumento de 5.5 p.p. entre 2010 (13,4 %) y
2015, situación que demanda de intervención inmediata.
Las responsabilidades de la adultez afectan las prácticas alimentarias, situación que se refleja en este
grupo de población en aspectos como poco tiempo de dedicación a la preparación y al consumo
de alimentos, mayor consumo de alimentos procesados y menor número de comidas preparadas en
casa. La oferta de bebidas y productos procesados y ultraprocesados con elevados contenidos de
azúcar, sodio y grasas saturadas, así como una vida sedentaria, propician el desarrollo de obesidad
muchas veces asociada con deficiencias nutricionales.
Según las cifras de la ENSIN 2015 uno de cada tres jóvenes y adultos tiene sobrepeso (37.8 %),
mientras que uno de cada cinco es obeso (18.7 %). El 56.5 % de la población presenta exceso de
peso, lo que significa un incremento de 5.3 p.p. con respecto 2010.
Al comparar los datos de 2015 de las prevalencias en exceso de peso entre las áreas urbana y
rural, los resultados no son alentadores dado que el incremento se evidencia tanto en el área urbana
(57.5 %) como en la rural (52.7 %).
Finalmente, cabe señalar que, al analizar la malnutrición por déficit en este grupo poblacional, la prevalencia
de delgadez alcanza un 1.9 %, cifra inferior a la prevalencia nacional que está en un 2.5 %, y a la del área
urbana (2.7 %); por el contrario la prevalencia de anemia que se observó en un 10.4 % a nivel nacional,
en este curso de vida en el área rural se encuentra en un 14.5 %, es decir, 4.1 p.p. por encima del dato
nacional y 5.5 p.p. mayor a la prevalencia del área urbana (9 %) ENSIN (2015).
40
Esta situación nutricional está asociada con factores como la alimentación no saludable, la baja
práctica de actividad física y el tiempo excesivo frente a pantallas. Teniendo en cuenta que para la
edad escolar de 6 a 12 años, solo el 35,9 % de la población ubicada en las zonas rurales cumple
con las recomendaciones de 1 hora diaria o más de actividad física moderada o vigorosa y el 49,9 %
pasan más de dos horas frente a las pantallas.
En cuanto a la actividad física en la población adolescente, las cifras muestran una situación más
crítica, en tanto solo el 14.4 % cumple con las recomendaciones de al menos 60 minutos diarios de
actividad física moderada o vigorosa. Además, el 63.3 % de los adolescentes en las zonas rurales
pasa tiempo excesivo frente a las pantallas, frente al 76,6 % a nivel nacional.
En relación con la actividad física en jóvenes y adultos, la ENSIN (2015) muestra que aproximadamente
la mitad de la población adulta colombiana realiza 150 minutos semanales de actividad física
moderada o 75 minutos semanales de actividad vigorosa o fuerte, como lo recomienda la OMS. Sin
embargo, este número es menor en el caso de las mujeres teniendo en cuenta que cuatro de cada
diez mujeres y seis de cada diez hombres atienden esta medida de prevención.
Es importante señalar que, tanto en edad escolar como en adolescentes, jóvenes y adultos, a nivel
nacional se presenta una tendencia creciente en la prevalencia de personas que permanecen tiempo
excesivo frente a pantallas. Como lo señala la ENSIN (2015), “el tiempo excesivo frente a pantallas
se ha asociado con menores niveles de actividad física, mayor riesgo de sobrepeso y obesidad,
un menor desempeño escolar, trastornos del sueño, problemas de interacción social en niños,
conductas agresivas, consumo de alcohol y cigarrillo, déficit de atención y desórdenes relacionados
con la dependencia a pantallas” (ENSIN, 2015).
3.3 Componente de
disponibilidad de alimentos
3.3.1 Poca promoción de prácticas agrícolas sostenibles y sistemas
agroecológicos para la producción de alimentos
En las últimas dos décadas se han logrado algunos avances desde las instituciones gubernamentales
para la promoción de la prácticas agrícolas sostenibles y sistemas agroecológicos como la
creación, a principios de la década de 2000, de los comités de agroecología en Valle, Tolima,
Cauca, Cundinamarca, Cesar, Boyacá, Nariño, Huila, Antioquia, Caquetá, Chocó, santanderes,
Bolívar, Magdalena, Meta y Eje Cafetero; la reglamentación del Sello Único Nacional de Alimento
Ecológico por medio de la Resolución 0148 de 2004 y la Resolución 187 de 2006, modificada
por la Resolución 199 de 2016; el impulso que desde el SENA se ha brindado a programas de
formación bajo criterios agroecológicos así como en la formación complementaria virtual con cursos
cortos en agroecología y desarrollo rural; también es relevante señalar los trabajos de investigación
incentivados por CORPOICA (ahora Agrosavia) y el Instituto de Investigación de Recursos Biológicos
41
Alexander von Humboldt. Finalmente, uno de los hitos en relación con la institucionalidad científica
sobre el tema es la creación, en 2015, de la Sociedad Científica Colombiana de Agroecología que ha
permitido la articulación significativa con experiencias a nivel internacional, en particular con América
Latina (Ramírez, Monroy, y Guevara, 2019).
De igual manera se identifican avances en los lineamientos estratégicos de políticas públicas para la
agricultura campesina, familiar y comunitario (ACFC), en el Lineamiento 3.2 Promoción de prácticas
agroecológicas en áreas de especial significación ambiental condicionadas en su uso se establece
como objetivo “fomentar y apoyar el desarrollo de sistemas productivos de base agroecológica en
áreas de especial significación ambiental condicionadas en su uso” (MADR, 2012)
Aunque existen esfuerzos desde la sociedad civil, en particular desde las organizaciones sociales y
la academia, por liderar investigaciones y prácticas productivas agroecológicas y desde el gobierno
con la expedición de normas, estudios, lineamientos y la conformación de instancias institucionales,
el país carece de políticas públicas y programas a nivel nacional para el fomento de la agroecología
y de las prácticas productivas agroecológicas.
Gráfico 6.
Hectáreas destinadas a la producción agrícola orgánica - 2018
Argentina 3.629.968
Uruguay 3.135.000
Brasil 1.188.255
Perú 311.461
México 183.225
Bolivia 114.386
Paraguay 42.818
Ecuador 41.793
Colombia 22.314
Chile 16.305
Costa Rica 8.964
Pánama 5.929
42
A nivel regional, Colombia se encuentra rezagado frente a otros países con vocación agrícola de la
región como Argentina (3 629 968 Ha) y Uruguay (3 135 000). Para 2018, de acuerdo con el informe
(FiBL & International, 2020), en Colombia se destinaron 22 314 hectáreas a la producción agrícola
orgánica que corresponden a menos del 0,05 % de la tierra de uso agrícola del país y tan solo al 0,3
% de la producción agrícola ecológica en América Latina (FiBL e International, 2020).
Gráfico 7.
Participación de la tierra para producción agrícola orgánica sobre total de la tierra para uso agrícola
Uruguay 14,9%
Argentina 2,4%
Perú 1,3%
Ecuador 0,7%
Costa Rica 0,5%
Brasil 0,4%
Pánama 0,3%
Bolivia 0,3%
Paraguay 0,2%
México 0,2%
Chile 0,1%
Colombia 0,1%
En relación con la falta de infraestructura se señala la ausencia de vías terciarias, de redes eléctricas,
acueductos y alcantarillado, TIC, adecuación de tierra e instalaciones comerciales. Frente a los
problemas relacionados con vías, redes de servicios públicos y adecuación de tierras, se desarrollan
y establecen estrategias en otros planes nacionales de reforma rural integral19, entre ellos el Plan
19. Plan Nacional de Riego y Drenaje para la Economía Campesina, Familiar y Comunitaria, Plan Nacional de Vías para la Integración
Regional y Plan Nacional de Electrificación Rural.
43
Nacional de Comercialización de la Agricultura Campesina, Familiar y Comunitaria que en la Línea
3- ‘Fortalecimiento de los esquemas alternativos de comercialización’, incluyen varias estrategias de
fortalecimiento de las iniciativas institucionales de circuitos cortos de comercialización, la conformación
de alianzas público–privadas, la cofinanciación de infraestructuras comerciales y la cofinanciación de
Proyectos Integrales de Desarrollo Agropecuario y Rural (PIDAR). Este plan se articula con esa línea
de acción del plan nacional de comercialización y centra sus acciones en los cuellos de botella, en la
infraestructura comercial relacionada con espacios de comercio de los alimentos y otros productos
no agrícolas de los productores rurales para promover circuitos cortos de comercialización.
Sin embargo, el país no cuenta con un diagnóstico sobre las instalaciones de comercialización
de alimentos en la ruralidad que brinde información precisa sobre el estado de la infraestructura
para la comercialización. Aunque es conveniente subrayar que de las 1755 iniciativas PDET
del pilar 1.7 Sistema de Garantía Progresiva del Derecho a la Alimentación, 206 (12 %) están
relacionadas con la construcción y mejoramiento de plazas de mercados y galerías y la promoción
de mercados campesinos. En particular es conveniente señalar que en 24 municipios PDET,
sus comunidades solicitan la construcción de plazas de mercado para la comercialización y
mercadeo de los productos agropecuarios, intercambios, trueques y la promoción de las
prácticas gastronómicas propias. En relación con lo anterior, más de la mitad de las iniciativas
relacionadas con instalaciones de comercialización están vinculados a grupos étnicos los cuales
buscan contar con espacios para el desarrollo de sus prácticas alimentarias de acuerdo con sus
usos y costumbres.
Lo anterior está relacionado con los resultados de la ENSIN (2015) del componente cualitativo,
donde uno de los hallazgos fueron los cambios espaciales en los centros de comercialización de
alimentos en la cabecera, en uno de los grupos focales realizado en Magdalena Medio en el marco
de la ENSIN, los participantes señalaron que “las plazas de mercado van a desaparecer porque los
supermercados que están en las ciudades se abastecen de otros lugares y no del campesinado de
ahí del sector” (ENSIN 2015, p. 150).
44
3.3.3 Excesiva intermediación en la cadena agrícola
que afecta las condiciones de comercialización de las economías
campesinas, familiares y comunitarias
La Misión para la Transformación del Campo Colombiano (DNP, 2016) identificó la asociatividad
de los pequeños productores como una forma de mejorar sus condiciones de comercialización
en la medida en que “permite generar economías de escala y aprovechar eficiencias colectivas”.
Además, la asociatividad fortalece el tejido social en la ruralidad mediante la generación de redes de
relaciones que permitan diversos procesos de intercambio con otros actores (Rodríguez, Ramírez, y
Restrepo, 2018), la participación de pequeños productores en espacios institucionales de decisión y
el establecimiento de canales de comercialización alternativos que mejoren sus ingresos.
No obstante, el análisis elaborado por DNP (2016) encontró que organizaciones locales de pequeños
productores presentan dificultades para consolidar esquemas asociativos con capacidad de
negociación, “haciéndolo un agente tomador del menor precio, lo cual impacta directa y negativamente
su nivel de ingresos” (Caicedo, 2013, pág. 28). Entre las principales dificultades identificadas por la
Misión para la Transformación del Campo se señala que:
45
“En primer lugar, la política de promoción de la economía solidaria ha sido inestable,
insuficiente e incoherente. En segundo lugar, la violencia y el conflicto armado han tenido
efectos devastadores en tanto que han debilitado el tejido social local, cercenado las
iniciativas de acción colectiva y, destruido capacidades locales. En tercer lugar, el afán del
Estado de exigir a los productores asociarse para poder ser beneficiarios de las políticas
públicas ha generado asociaciones ad hoc y, en algunos casos, politizadas, que son
débiles en su interior y no tienen objetivos o visiones compartidas entre sus miembros.
Por último, cabe destacar que el manejo administrativo de las asociaciones y cooperativas
requiere capacidades para las cuales no siempre está preparada la población rural y
mucho menos los pequeños productores.” (DNP, El Campo Colombiano: un camino
hacia el bienestar y la paz informe detallado de la misión para la transformación del
campo colombiano, 2016)
Asimismo, (Zabala, 2016) encuentra que, si bien se han presentado avances en la asociatividad
principalmente por iniciativas de los pequeños productores, prevalece en el sector rural una baja
presencia de esquemas asociativos que tengan capacidad de negociación y mejoren las condiciones
comerciales de los pequeños productores locales. Además de las dificultades identificadas por DNP
(2016), (Zabala, 2016) encuentra que otros de los problemas de la asociatividad es la ausencia de
programas de formación, poca planificación e integración entre organizaciones y la falta de esquemas
de financiación consistentes con las estructuras organizativas.
Finalmente, en los territorios rurales con mayor violencia se han intimidado, amenazado y asesinado a
los líderes de organizaciones sociales. Estas acciones no solo han generado “una ruptura social entre
muchos grupos poblacionales (campesinos, empresarios, guerrilleros, paramilitares, desmovilizados,
familiares de grupos armados, etc.) sino que además ha generado oportunidades perdidas y miedo a
sobresalir entre la población del campo” (Ibid. Pág. 114). Es importante señalar que la superación de
estas problemáticas requiere la articulación y la coordinación entre los planes nacionales de reforma
rural integral y los planes de desarrollo nacional, departamental y municipal.
46
4. Apuesta estratégica para la
garantía progresiva del derecho a la
alimentación en la población rural
El marco conceptual, la situación del derecho a la alimentación y el marco de política evidencian
que avanzar en la reducción del hambre y la malnutrición de la población rural implica voluntad y
compromiso político para fomentar un desarrollo rural inclusivo, justo y sostenible que reconozca y
valore las capacidades con las que cuentan las familias y las comunidades.
Lo anterior requiere asumir cambios en las formas de relacionamiento entre los distintos niveles
de gobierno y, entre estos, el sector privado y la sociedad civil; transformaciones que promuevan
y faciliten la corresponsabilidad, la cooperación, la coordinación y la transparencia en el desarrollo
de las acciones orientadas a avanzar de manera progresiva en garantizar a la población el derecho
humano a la alimentación.
De acuerdo con lo expuesto, el Plan Nacional Rural del Sistema para la garantía Progresiva del
Derecho a la Alimentación es un instrumento de política intersectorial orientado a fomentar, facilitar
y gestionar la coordinación y la acción articulada entre los sectores y agentes sociales, que en los
diferentes ámbitos y niveles territoriales tienen responsabilidades y competencias en la formulación,
implementación, seguimiento, evaluación y control de las políticas públicas relacionadas con las
dimensiones del derecho humano a la alimentación.
4.1 Alcance
Atendiendo a la alimentación como un hecho social total, el carácter multicausal de la garantía
progresiva del derecho humano a la alimentación y la naturaleza sectorial de las políticas tendientes
a transformar las causas estructurales asociadas, este plan prioriza líneas de acción de carácter
intersectorial (acciones que deben ser adelantadas por dos o más sectores o entidades)20 que se
consideran relevantes y estratégicas para avanzar en la garantía del derecho a la alimentación, esto
20. Si bien tiene en cuenta las acciones y metas incluidas en los planes nacionales para la RRI elaborados por los sectores responsables,
no integra líneas de acción, ni metas de carácter intersectorial sobre las cuales la CISAN no tiene una incidencia directa.
47
es, aquellas que requieran la gestión coordinada y organizada de los sectores público y privado y de
las comunidades, entidades y organizaciones presentes en los territorios y agreguen valor al logro de
los objetivos y las metas trazadas.
Si bien el plan está principalmente dirigido a las áreas rurales y rurales dispersas en el ámbito nacional,
su implementación será gradual y priorizará las 16 subregiones, 19 departamentos y 170 municipios
PDET21, grupos étnicos y población víctima del desplazamiento forzado, en tanto, en estos se
concentran los mayores niveles de exclusión, pobreza e inseguridad alimentaria de la población.
En complemento de lo anterior, este plan transversaliza también el enfoque étnico, el enfoque de género
y el enfoque territorial en las acciones de política definidas; de tal forma que en su implementación
se prioriza el reconocimiento de los sistemas y procesos alimentarios22 de las poblaciones rurales,
de los pueblos indígenas y de las comunidades afrocolombianas, negras, raizales y palenqueras y el
desarrollo de medidas afirmativas en favor de las mujeres de conformidad con lo establecido en el
Acuerdo Final (Gobierno Nacional y FARC-EP, 2016, pág. 144).
Gráfico 8.
Articulación de las herramientas de la Política Pública Nacional para la Garantía
Progresiva del Derecho a la Alimentación
21. Decreto 893 de mayo de 2017 “Por el cual se crean los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET)”.
22. El enfoque del proceso alimentario plantea una comprensión holística de la alimentación en perspectiva de Derechos Humanos,
que permitiría superar la mirada fundamentalmente asistencialista que ha promovido la visión hegemónica de la seguridad alimentaria.
De acuerdo con esta propuesta, los conceptos de seguridad, soberanía y autonomías alimentarias no se contraponen sino que se
integran en unas escalas de realización social del derecho a la alimentación.
48
4.2 Objetivos
El objetivo del Plan Nacional Rural para la Garantía Progresiva del Derecho Humano a la Alimentación
es garantizar, de manera progresiva, el derecho a la alimentación de la población rural mediante el
desarrollo de acciones intersectoriales, coordinadas y articuladas.
Este objetivo se desarrolla a través de los siguientes objetivos específicos que luego se constituyen
en las estrategias del plan:
2. Incrementar las capacidades y las oportunidades de las familias y las comunidades rurales para
acceder a una alimentación sana, nutritiva y culturalmente apropiada mediante el desarrollo de
programas alimentarios pertinentes y el fomento de la educación alimentaria y nutricional.
La Comisión Intersectorial de Seguridad Alimentaria y Nutricional (CISAN), o quien haga sus veces,
formulará los lineamientos técnicos para el rediseño institucional de los comités municipales y
departamentales de seguridad alimentaria y nutricional. Para la construcción de los lineamientos
se realizará un diagnóstico participativo del funcionamiento de los comités departamentales y
municipales en SAN. Este diagnóstico debe incluir: 1) identificación de actores que conforman los
49
comités y análisis de la participación de las organizaciones sociales, en especial la participación
de los grupos étnicos, organizaciones campesinas y de víctimas del desplazamiento forzado; 2)
determinación de las dificultades de gestión, coordinación y funcionamiento de los comités SAN; y
3) logros y aprendizajes de la implementación de los comités SAN.
50
análisis debe contemplar la construcción del mapa de actores y organizaciones de la sociedad civil
relacionados con el derecho a la alimentación que tienen presencia territorial, el establecimiento de
los espacios existentes para la participación y la caracterización del nivel y formas en las que se
involucra a la sociedad civil.
En segundo lugar, a partir de este estudio, se formularán los lineamientos técnicos y metodológicos
para la participación social en el SGPDA, estos lineamientos brindarán orientaciones técnicas y
herramientas que fortalezcan la participación social en torno a la garantía del derecho a la alimentación
en dos vías: en primer lugar, al establecer mecanismos que garanticen la representatividad de la
sociedad civil en los comités departamentales y municipales de SAN o quien haga sus veces; y, en
segunda instancia, al establecer espacios que fortalezcan las capacidades de las organizaciones
sociales y comunitarias para la incidencia. La construcción de los lineamientos se formulará con
participación de la academia.
Por último, a partir de los resultados del estudio y de los lineamientos técnicos y metodológicos, se
construirá una estrategia de promoción y fortalecimiento de la organización social rural de base. En el
marco del derecho a la alimentación, la estrategia incluirá el fortalecimiento de capacidades de grupos
étnicos, organizaciones comunitarias y sociales rurales de base relacionados con su garantía y de
acuerdo con los contextos culturales y sociales territoriales; asimismo, deberá establecer mecanismos
para visibilizar y reconocer las experiencias organizativas que permitan aprendizajes colectivos sobre
proyectos relacionados con la garantía progresiva del derecho a la alimentación en la población rural. El
fortalecimiento de capacidades debe contemplar acciones para el fortalecimiento de la participación de
las mujeres rurales y de los grupos étnicos en el SGPDA de acuerdo con sus contextos territoriales.
El Ministerio de Salud y Protección Social, por medio del OSAN y en el marco de la Submesa de
Seguimiento de la CISAN o quien haga su veces, formulará e implementará una metodología de
seguimiento de la garantía progresiva del derecho a la alimentación de la población rural en la que,
a través de los sistemas de información y registro disponibles de las entidades de la CISAN o quien
haga sus veces, evaluará el avance en los componentes de disponibilidad, acceso, adecuación,
sostenibilidad y participación. Para el diseño de esta metodología se tomarán como base los
lineamientos y avances del Sistema de Seguimiento y Evaluación del PNSAN (SSyE del PNSAN)
y se coordinará con la medición de los indicadores del Objetivo 2 de los Objetivos de Desarrollo
Sostenible, de los indicadores concertados dentro del Punto 1 – Reforma Rural Integral del Plan
Marco de Implementación (PMI) y del Sistema Integrado de Información para el Posconflicto (SIIPO).
Las entidades que conforman la CISAN definirán los protocolos para la transferencia de la información
y garantizarán el acceso a la información para la implementación de la metodología.
En relación con la implementación de las iniciativas PDET del pilar 1.7, la Agencia de Renovación del
Territorio (ART), en articulación con las entidades que conforman la CISAN o quién haga sus veces,
adelantará el seguimiento a la gestión de las iniciativas PDET del pilar 1.7 a través del Sistema de
Información de Gestión de Oferta.
51
Con la información consolidada por el OSAN, o quien haga sus veces, relacionada con la medición
de la garantía progresiva del derecho a la alimentación en la población rural y el seguimiento a la
gestión de las iniciativas PDET por parte de la ART, la CISAN o quien haga sus veces, presentará un
boletín semestral de seguimiento de la garantía del derecho a la alimentación en la población rural y
el avance en la gestión de las iniciativas PDET del pilar 1.7.
Para garantizar el acceso a una alimentación sana, nutritiva y culturalmente apropiada a la población rural,
el Departamento para la Prosperidad Social fortalecerá los programas de acceso y consumo de alimentos
saludables mediante la implementación de unidades productivas de autoconsumo, la promoción de
hábitos alimentarios saludables, el empoderamiento de las comunidades y el uso de alimentos y productos
locales, priorizando los grupos étnicos y la población víctima del desplazamiento forzado.
Línea de acción 2.2 Atención y prevención de la desnutrición infantil en los territorios rurales
mediante programas de nutrición a la primera infancia con enfoque diferencial y comunitario
23. Los recursos y las metas para la implementación del modelo de alimentación escolar para la ruralidad están incluidos en el
Plan Especial de Educación Rural, por está razón no se incorporan indicadores y metas de seguimiento del Plan Nacional Rural del
SGPDA en la matriz.
52
con una perspectiva pedagógica, familiar y social y con enfoque diferencial, encaminada a mejorar el
estado nutricional desde la gestación. Estos programas contemplarán dentro de sus componentes el
fortalecimiento familiar como entorno protector en el marco de la seguridad alimentaria y nutricional,
hábitos de vida y estilos saludables y complementación alimentaria.
El Ministerio de Salud y Protección Social por medio de las acciones de vigilancia en salud pública,
gestión en salud o a través del Plan de Intervenciones Colectivas, en articulación con el Plan Nacional
de Salud Rural, implementará la estrategia de atención integral y nutrición con enfoque diferencial
y comunitario para niños y niñas menores de 5 años en condición de desnutrición aguda. En la
implementación de estas acciones se priorizarán los municipios PDET.
53
Línea de acción 3.1 Promoción de prácticas productivas
agroecológicas con enfoque diferencial y territorial
Esta línea se articulará con el Plan Nacional para la Promoción de la Comercialización de la Producción
de la Economía Campesina Familiar y Comunitaria en la Línea de acción 3. Fortalecimiento de los
esquemas de comercialización a nivel territorial, que contempla:
54
Línea de acción 3.3 Fortalecimiento de las capacidades comerciales
de los pequeños productores rurales y grupos étnicos
La Agencia para el Desarrollo Rural (ADR), con el objetivo de fortalecer las capacidades de
comercialización de las organizaciones de productores rurales, implementará el modelo de Atención
y de Prestación de Servicios de Apoyo a la Comercialización. El modelo incluirá, entre otros
componentes, la promoción de encadenamientos comerciales, circuitos cortos de comercialización
e información. Para ello, en el marco del modelo se formularán metodologías e instrumentos
para desarrollar competencias comerciales en los productores y demás actores rurales, propiciar
espacios para promover circuitos cortos de comercialización y proveer información útil en la toma de
decisiones de negocios y de proyectos.
Esta línea de acción se articulará con la Estrategia Nacional de Compras Públicas Locales, la Ley
2046 de 202024 de compras públicas locales y con las acciones establecidas en el Plan Nacional
de Comercialización de la Economía Campesina, Familiar y Comunitaria para fortalecer, entre otros
aspectos, circuitos cortos de comercialización.
24. Ley 2046 de 2020 “Por la cual se establecen mecanismos para promover la participación de pequeños productores locales
agropecuarios y de la agricultura campesina, familiar y comunitaria en los mercados de compras públicas de alimentos”.
55
5. Seguimiento y
evaluación de resultados
Garantizar progresivamente el derecho a la alimentación implica hacer seguimiento y evaluación
periódica de los resultados de los programas y acciones que se están implementando. Tal como
lo establece la guía orientativa de la FAO, “sólo se podrá formular una respuesta adecuada si
sabemos quiénes carecen de este derecho, cuáles son las causas y en qué medida el marco jurídico,
institucional y normativo es propicio para avanzar en el derecho a la alimentación” (FAO, 2013).
De acuerdo con lo mencionado en la Línea de acción 1.3, la evaluación y seguimiento del Plan Nacional
Rural del SGPDA se realizará por medio de la metodología de seguimiento de la garantía progresiva
del derecho a la alimentación de la población rural diseñada por el Ministerio de Salud y Protección
Social e implementada por el OSAN o quien haga sus veces. Para el diseño de esta metodología
se tomará como base los lineamientos y avances del Sistema de Seguimiento y Evaluación del
PNSAN (SSyE del PNSAN) y se coordinará con la medición de los indicadores del Objetivo 2 de los
Objetivos de Desarrollo Sostenible, de los indicadores concertados dentro del Punto 1 – Reforma
Rural Integral del Plan Marco de Implementación (PMI) y del Sistema Integrado de Información para el
Posconflicto (SIIPO). El plan nacional sectorial contará con un plan de acción anual, cuya formulación
y seguimiento se efectuará mediante el SIIPO.
El monitoreo periódico de los planes nacionales y territoriales para la garantía del derecho a
la alimentación en la población rural permitirá a las diferentes instancias responsables de su
implementación en los territorios saber cómo se está avanzando y así tomar los correctivos a que
haya lugar de manera oportuna y concertada. De igual manera, será la base para establecer una
evaluación general del proceso con miras a 2031 y apoyará las acciones de rendición de cuentas y
el ejercicio del control social.
A continuación, se presentan los indicadores y metas por cada una de las líneas de acción:
56
Tabla 3. Indicadores y metas por líneas de acción
Entidad
Líneas de acción Indicadores responsable Meta
del reporte
57
Entidad
Líneas de acción Indicadores responsable Meta
del reporte
58
Entidad
Líneas de acción Indicadores responsable Meta
del reporte
*Meta 2021
**Meta 2022
59
6. Esquema de
financiación
“El presupuesto es una manera concreta y objetiva de medir el compromiso de un gobierno y el
consenso nacional sobre la realización del derecho a la alimentación” (FAO, 2013). Por ello, el análisis
presupuestal es crucial para evaluar las decisiones gubernamentales sobre asignación y distribución
de los recursos orientados a avanzar en la garantía de este derecho. Bajo esa premisa, el Ministerio de
Hacienda y el DNP analizaron las fuentes de financiamiento que darán viabilidad a la implementación
del Acuerdo Final y que son consistentes con la estimación de costos presentada. La paz requerirá un
esfuerzo de priorización y reorientación de las inversiones que realizan los sectores en el Presupuesto
General de la Nación; además, deberán concurrir fuentes de financiamiento del orden territorial, del
sector privado y de la comunidad internacional (Marco Fiscal de Mediano Plazo, 2017).
Sin perjuicio de la obtención de fuentes de recursos adicionales, provenientes del sector público,
del privado y de fondos externos, en armonía con la información presentada por el Ministerio de
Hacienda y el DNP en cuanto a las fuentes de financiamiento y la estimación de los costos para
dar viabilidad a la implementación de los acuerdos, este plan será financiado principalmente con
recursos del Presupuesto General de la Nación.
Para los recursos del Presupuesto General de la Nación (PGN) que se consideran en el costeo
indicativo del Plan Nacional Rural del SGPDA, cada sector involucrado será responsable de validar
año a año durante el horizonte del plan, el cumplimiento de los techos presupuestales definidos
para su sector en los MGMP y MFMP. En cualquier caso, para la implementación del plan podrá
existir concurrencia de otras fuentes de financiación. Para promover el aporte de fuentes diferentes
al PGN, en especial de las administradas por las entidades territoriales, será fundamental que en el
proceso participativo territorial del SGPDA se logren alianzas para la concurrencia de recursos con
los distritos, municipios y departamentos (del SGR, SGP y los recursos propios). Esta información
podrá irse reflejando en el plan de acción anual del plan nacional sectorial.
60
7. Presupuesto
Los costos de la implementación del Plan Nacional Rural del SPGDA, en atención a su característica
de intersectorialidad, serán variables para las diferentes zonas debido a la dinámica de los territorios
y el reconocimiento de la necesidad de acciones diferenciadas que atiendan a las particularidades
de cada área en la que se priorice el desarrollo de programas e intervenciones.
La estimación del presupuesto de este plan se llevó a cabo teniendo en cuenta principalmente
los compromisos adquiridos y consignados en el Plan Marco de Implementación (PMI), así como
las metas trazadas a las que se ha hecho mención en el presente documento y con base en la
información aportada por las entidades que forman parte de la CISAN.
De manera global, se estima que el presupuesto del plan entre 2020 y 2031 ascenderá a
$ 908.029.675.090 de pesos (COP) distribuidos de la siguiente manera entre cada una de las
estrategias y líneas de acción:
Tabla 4.
61
Costo global del PGPDA 2020-2031
1. Implementar el Sistema de
Línea de acción 1.3 Implementar
Garantía Progresiva del Derecho
un sistema de seguimiento de la
Humano a la Alimentación en los
garantía progresiva del derecho Funcionamiento
territorios rurales para incentivar
a la alimentación en la población
y afianzar la coordinación y la
rural.
participación ciudadana.
62
Costo global del PGPDA 2020-2031
63
Bibliografía
Acuerdo Final. (2016). Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una
Paz Estable y Duradera. Bogotá, Colombia.
Asamblea General ONU. (2015). 70/1. Transformar nuestro mundo: la Agenda 2030 para el
Desarrollo Sostenible. Resolución aprobada por la Asamblea General el 25 de septiembre de 2015.
Septuagésimo período de sesiones. Temas 15 y 116 del programa. Obtenido de http://www.un.org/
ga/search/view_doc.asp?symbol=A/RES/70/1&Lang=E
Astier, M., Masera, O., y Galván, Y. (2008). Evaluación de sustentabilidad. Un enfoque dinámico
y multidimensional. .
Bertone, M., Samai, M., Edem-Hotah, J., & Witter. (2014). A window of opportunity for reform in
post-conflict settings? The case of Human Resources for Health policies in Sierra Leone, 2002–2012.
Conflict and Health, 8(1), 11. Obtenido de http://doi.org/10.1186/1752-1505-8-11
CNC. (2016). Zoom CNC Opinión Pública. Recuperado el 18 de enero de 2018, de https://docs.
wixstatic.com/ugd/c967c2_e5a2bb969e0b4384a91fb9c835500a71.pdf
DANE. (2013). Medición de Economía del Cuidado, Boletín de Prensa ENUT. Obtenido de http://
www.dane.gov.co/files/investigaciones/boletines/ENUT/pres_ENUT_2012_2013.pdf
Decreto 1953. (2014). Decreto por el cual se crea un régimen especial con el fin de poner en
funcionamiento los Territorios Indígenas respecto de la administración de los sistemas propios de los
pueblos indígenas . Bogotá. D.C.: Ministerio del Interior.
Decreto 893. (2017). Por medio del cual se crean los Programas de Desarrollo con Enfoque
Territorial (PDET). República de Colombia, Bogotá D. C.
64
DNP. (2014). Bases del Plan Nacional de Desarrollo Nacional 2014-2018 “Todos por un Nuevo
País”. Bogotá D. C.
DNP. (2016). El Campo Colombiano: un camino hacia el bienestar y la paz. Informe detallado de
la misión para la transformación del campo colombiano. Bogotá: Nuevas Ediciones S.A.
Family Care International, Inc. (2003). La atención calificada durante el parto recomendaciones
para políticas. Family Care International. Obtenido de http://www.familycareintl.org/UserFiles/File/
Skilled%20Care%20Info%20Kit%20PDFs/Spanish/spanish%20policy.pdf
Fedesarrollo. (2013). Indicadores del sector transporte en Colombia, Informe Consolidado. Bogotá.
FIAN. (2014). 3er informe sobre la situación del derecho a la alimentación en Colombia 2013.
Bogotá: FIAN.
FiBL, R. I., & International, I.-O. (2020). The World of organic agriculture. Rheinbreibach - Alemania:
Medienhaus Plump.
Giménez Mercado, C., y Valente Adarme, X. (mayo - agosto de 2010). El enfoque de los derechos
humanos en las políticas públicas: ideas para un debate en ciernes. 27(74), 51-80.
Gobierno de Colombia y FARC-EP. (24 de noviembre de 2016). Acuerdo final para la terminación
del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera. Bogotá D. C.
Grupo de las Naciones Unidas para el Desarrollo (GNUD). (Febrero de 2016). Transversalización
65
de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Guía de referencia para los Equipos de las
Naciones Unidas en los países. Obtenido de https://undg.org/wp-content/uploads/2017/03/UNDG-
Mainstreaming-the-2030-Agenda-Reference-Guide_Spanish-clean.pdf
Haar, R. J., & Rubenstein, L. S. (2012). Health in postconflict and fragile states. US Institute of
Peace.
Hausman, D., y Mcpherson, M. (2007). El análisis económico y la filosofía moral. Ciudad de
México: Fondo de Cultura Económica.
Hemily, D. (2010). Creating opportunities from crisis: Exploring the potential for Post-Conflict
Health Care Systems. Lambert Academic Publishing.
Hosseinpoor, A., Bergen, N., Koller, T., Prasad, A., & Schlotheuber, A. (2014). Equity-Oriented
Monitoring in the context of universal health coverage. PLoS Med, 9(11). doi:10.1371/journal.
pmed.1001727
IALCSH. (julio de 2018). Iniciativa América Latina y Caribe Sin Hambre 2025 - IALCSH. Obtenido
de Iniciativa América Latina y Caribe Sin Hambre 2025 - IALCSH: http://www.ialcsh.org/es/la-
iniciativa/index.html
INS. (2017). Morbilidad y mortalidad en los municipios de las zonas veredales transitorias de
normalización y puntos transitorios de normalización. Colombia, 2008-2015. Boletín Técnico
Interactivo .
Kruk, M. E., Freedman, L. L., Anglin, G. A., & Waldman, R. J. (2010). Rebuilding health systems
to improve health and promote statebuilding in post-conflict countries: A theoretical framework and
research agenda. Social Science & Medicine, 70(1),89-97.
León-Sicard, T., Sanchez, M., Rojas, L., Ortíz, J., Bérmudez, J., Acevedo, Á., y Angarita, A. (2015).
Hacia una historia de la agroecología en Colombia. Agroecología, 39-53.
Ley 1438. (2011). Por medio de la cual se reforma el Sistema General de Seguridad Social en
Salud y se dictan otras disposiciones. República de Colombia, Bogotá D. C.: Congreso de Colombia.
Ley 1448. (2011). Por la cual se dictan medidas de atención, asistencia y reparación integral a las
víctimas del conflicto armado interno y se dictan otras disposiciones. Bogotá, D. C.: Congreso de la
República de Colombia.
Ley 1751. (2015). Ley Estatutaria en salud. Ley por medio de la cual se regula el derecho
fundamental a la salud y se dictan otras disposiciones. . República de Colombia, Bogotá. D. C.: 16
de febrero de 2015.
66
Llobet, M., Durán, P., Magaña, C., y Muñoz, A. (2020). (Re) pensando los retos alimentarios desde
las ciencias sociales. España: EDITORIAL UOC.
MSPS Y MVCT. (2018). Protocolo para la inspección, vigilancia y el control de la calidad del agua
para consumo humano en las zonas rurales. Ministerios de Salud y Protección Social y Vivienda,
Ciudad y Territorio. Por publicar.
MSPS. (2013). Plan Decenal de Salud Pública 2012-2021. Bogotá D. C.: Ministerio de Salud y
Protección Social.
MSPS. (2014). Análisis de Situación de Salud (ASIS) Colombia 2014. Colombia: Ministerio de
Salud y protección Social. Obtenido de https://www.minsalud.gov.co/sites/rid/Lists/BibliotecaDigital/
RIDE/VS/ED/PSP/ASIS_2014_v11.pdf
MSPS. (Enero de 2016). Política de Atención Integral en Salud. Un sistema de salud al servicio de
la gente. Obtenido de Ministerio de Salud y Protección Social: https://www.minsalud.gov.co/sites/
rid/Lists/BibliotecaDigital/RIDE/DE/modelo-pais-2016.pdf
MSPS. (28 de diciembre de 2017). Los 10 grandes avances de la salud en 2016 y 2017. Recuperado
el 18 de enero de 2018, de Ministerio de Salud y Protección Social: https://www.minsalud.gov.co/
Paginas/Los-10-grandes-avances-de-la-salud-en-2016-y-2017.aspx
67
MSPS Y COLCIENCIAS. (2015). Encuesta Nacional de Salud Mental. Ministerio de Salud y
Protección Social y COLCIENCIAS . Bogotá, D. C.: Javegraf. Obtenido de https://www.javerianacali.
edu.co/sites/ujc/files/node/field-documents/field_document_file/saludmental_final_tomoi_color.pdf
Ocampo, J. A. (2014). Misión para la transformación del campo: Marco conceptual de la Misión
para la Transformación del Campo. Departamento Nacional de Planeación (DNP), Bogotá.
OMS. (22 de mayo de 2009). Reducir las inequidades sanitarias actuando sobre los determinantes
sociales de la salud. 62ª Asamblea Mundial de la Salud. Obtenido de http://apps.who.int/gb/ebwha/
pdf_files/A62/A62_R14-sp.pdf?ua=1
OMS. (2010). Declaración de Adelaida sobre la Salud en Todas las Políticas. Organización Mundial
de la Salud. Obtenido de http://www.who.int/social_determinants/spanish_adelaide_statement_for_
web.pdf?ua=1
OMS. (2010). Trabajando con individuos, familias y comunidades para mejorar la salud materna
y neonatal. Obtenido de Organización Mundial de la Salud, Departamento Reducir los Riesgos del
Embarazo: http://www.who.int/maternal_child_adolescent/documents/who_fch_rhr_0311/es/
OMS. (2016). Estrategia Mundial Recursos Humanos Para la Salud: Personal Sanitario 2030 . 69ª
ASAMBLEA MUNDIAL DE LA SALUD. 25 de mayo de 2016.
OMS. (2017). Documento normativo sobre bajo peso al nacer. Departamento de Nutrición para la
Salud y el Desarrollo. Ginebra: Organización Mundial de la Salud.
OPS. (2016). Manual para el Monitoreo de las Desigualdades en Salud, con especial énfasis en
países de ingresos. Washington D. C.: Organización Panamericana de la Salud.
OPS. (2016). Manual para el Monitoreo de las Desigualdades en Salud , con especial énfasis en
países de ingresos. Washington D. C.: Organización Panamericana de la Salud.
Ordoñez, C. C., Manzano-Nunez, R., & Naranjo, M. P. (2018). Casualties of peace: an analysis of
casualties admitted to the intensive care unit during the negotiation of the comprehensive Colombian
process of peace. World Journal of Emergency Surgery, 13(1), 2. Obtenido de http://doi.org/10.1186/
s13017-017-0161-2
68
Organización Panamericana de la Salud. (2016). Manual para el Monitoreo de las Desigualdades
en Salud , con especial énfasis en países de ingresos. Washington, D. C.
Páez, G. N., Franco, C., y Jaramillo, L. F. (2014). Estudio sobre la Geografía Sanitaria de Colombia:
Zonificación para Políticas Públicas en Salud. Obtenido de Ministerio de Salud y Protección Social:
https://www.minsalud.gov.co/Documentos%20y%20Publicaciones/Estudio%20sobre%20la%20
geograf%C3%ADa%20sanitaria%20de%20Colombia.pdf
PNUD. (2015). Informe sobre Desarrollo Humano 2015. Trabajo al servicio del desarrollo humano.
Obtenido de Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo: http://hdr.undp.org/sites/default/
files/2015_human_development_report_overview_-_es.pdf
PNUD. (2 de 04 de 2020). Objetivos del Desarrollo Sostenible. Obtenido de Objetivos del Desarrollo
Sostenible: https://www.undp.org/content/undp/es/home/sustainable-development-goals.html
Ramírez, N., Monroy, S., & Guevara, D. (2019). Agroecology and integral microfinance:
recommendations for the Colombia post-conflict avoiding the financialization of rural financing.
Cuadernos de economía, 729-751.
Resolución 0429. (2016). Por medio de la cual se adopta la Política de Atención Integral en Salud.
Bogotá D. C.: Ministerio de Salud y Protección Social.
Resolución 1441. (2016). Por la cual se establecen los estándares, criterios y procedimientos
para la habilitación de las Redes Integrales de Prestadores de Servicios de Salud y se dictan otras
disposiciones . Bogotá D. C.: Ministerio de Salud y Protección Social.
Resolución 2514. (29 de agosto de 2012). Por la cual se reglamentan los procedimientos para
la formulación, presentación, aprobación, ajuste, seguimiento, ejecución y control de los Planes
Bienales de Inversiones Públicas en Salud. Obtenido de https://www.minsalud.gov.co/sites/rid/Lists/
BibliotecaDigital/RIDE/DE/DIJ/Resolucion-2514-de-2012.PDF
Rodríguez Leal, D., y Verdú, J. (2013). Consecuencias de una muerte materna en la familia.
Aquichan, 13(3), 433-447. Obtenido de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=74130042011
69
Roldan, H., y Gracia, M. (2018). (Des)estigmatizar la intermediación de alimentos en pos de
mayor equidad. Espacios emergentes de comercialización frente a la gran distribución en Colombia.
Espacialidades, 105-125 Vol. 8 No. 2.
Ruiz y Zapata. (2016). Análisis con base en la Encuesta de Calidad de Vida 2013. en la Política de
Atención Integral en Salud del Ministerio de Salud y Protección Social [biblioteca digital]. Bogotá D. C.
UNAL_ICBF. (2019). Exposición de motivos Proyecto de Ley del Sistema de Garantía Progresiva
del Derecho Humano a la Alimentación. Bogotá: Convenio Interadministrativo 1011912019.
Whitehead, M. (1992). The concepts and principles of equity and health. International Journal
of Health Services: Planning, Administration, Evaluation, 22(3), 429-445. Obtenido de https://doi.
org/10.2190/986L-LHQ6-2VTE-YRRN
WHO. (1997). Health as a Bridge for Peace: Report on the First World Health Organization
Consultative Meeting. Recuperado el 17 de enero de 2017, de World Health Organization: http://
www.who.int/hac/techguidance/hbp/strategies_/en/
Zapata Jaramillo, T., Sánchez, D. P., y Ruiz Gómez, F. (2012). Medición de inequidades en salud
para Colombia. Población rural - urbana. Bogotá.
70
Anexo 1. Metas plan
nacional rural del sistema
para la garantía del
derecho a la alimentación
Matriz Excel
71
Plan Nacional Rural
del Sistema de Garantía
Progresiva del Derecho
a la Alimentación