Una Mirada A La Ciencia Política en Honduras

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Trabajo:

Resumen

Una mirada a la ciencia Política en Honduras

Docente:

Henri Alexander Pineda Ramos

Asignatura:

Ciencia Política – 97596

Alumna:

Veneranda Vixavith Hernandez Meza – 122640002


RESUMEN
Una mirada a la ciencia Política en Honduras

I.Algunos antecedentes en la evolución del pensamiento y el


conocimiento político

A finales del Siglo XIX, en Honduras da inicio una


preocupación por la construcción de un pensamiento político
que explique las dificultades de estructurar un Estado
republicano en un territorio fragmentado y con escasa cohesión
social. Tal preocupación tiene lugar en los intentos de
modernizar al país al impulso de una serie de medidas dentro
del proceso de la reforma liberal.

El contexto histórico en que se desarrolla el estudio de la


política en Honduras se caracteriza por un sistema político-
institucional débil, deudor de una matriz autoritaria y
patrimonialista, en el que los procesos de democratización y
modernización se han visto constantemente truncados. El
régimen político hondureño arrastra una manifiesta debilidad
del Estado de Derecho y una importante brecha de
participación entre la clase política y la ciudadanía. El principal
legado de estos regímenes políticos fue la inestabilidad política,
la debilidad institucional, el clientelismo y una ciudadanía
permanentemente reducida y ficticia.
Dentro de ese contexto histórico, la evolución de la ciencia
política en Honduras presenta un proceso de
institucionalización en el ámbito académico sólo en las últimas
décadas, acompañado del surgimiento y avance de otras
disciplinas en el campo de las ciencias sociales que han
contribuido al estudio del fenómeno político, especialmente la
historia y la sociología.

Existió una iniciativa en 1882, del político Ramón Rosa, que se


concretó en la fundación de la Facultad de Jurisprudencia y de
Ciencias Políticas, con una clara intención de introducir y
desarrollar en el país el abordaje científico de la política. Esta
iniciativa no tuvo el seguimiento adecuado, por lo que el peso
de la rama jurídica terminó por absorber a dicha Facultad, de
manera que en 1947 se le cambió el nombre, pasándose a
llamar Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, relegándose
la enseñanza de la política a asignaturas de derecho político,
economía política, sociología, filosofía del derecho y la teoría del
Estado. La enseñanza de las ciencias políticas como asignatura
es retomada por la Facultad de Ciencias Económicas en 1950
y por el Centro Universitario de Estudios Generales (CUEG) a
partir de 1961, dentro de la Universidad Nacional Autónoma de
Honduras (UNAH) (Paz, 2004 y 2005).

En 1978, la reforma universitaria suprimió las asignaturas


generales de sociología y ciencias políticas y fueron sustituidas
por las asignaturas de realidad socioeconómica de Honduras y
teoría general de Estado y del Derecho. Pero en 1982 se
restauró la antigua nomenclatura de sociología, ciencias
políticas. La asignatura de sociología quedó a partir de ese
momento como una materia obligatoria en todas las carreras
impartidas por la UNAH, mientras que la de ciencias políticas
es sólo obligatoria en las carreras comprendidas en las ciencias
sociales.

Uno de los mayores problemas es el hecho de que en Honduras


aún no existen estudios de ciencia política a nivel de
licenciatura. Desde los años 90, se han impulsado en la UNAH
dos proyectos de creación de maestrías en ciencia política. La
primera iniciativa aún no ha podido comenzar a andar, en
tanto que la segunda inició en el año 2004 la primera
promoción, con dos grupos simultáneos en las ciudades de
Tegucigalpa y San Pedro Sula, en el marco del convenio
internacional de cooperación científico-técnico firmado entre la
UNAH y la Universidad de La Habana (Paz, 2004).

Cierta fractura en la identificación de objetos de estudio


propios de la ciencia política, influye junto a otros factores para
que hasta la fecha se carezca de trabajos en profundidad que
aborden de forma holística el sistema político del país. Un
déficit particular se observa en la falta de investigaciones sobre
el sistema de partidos.
Este rápido vistazo a los antecedentes permite señalar que la
ciencia política en Honduras tiene el desafío de la formación de
profesionales en este campo, así como de su
institucionalización en general, y sobre todo de la creación de
grupos permanentes de pensamiento e investigación.

II.Fortalezas, Oportunidades Y Desafíos

Una de las principales fortalezas para la disciplina es que en


los últimos diez años se ha generado un interés en ir
propiciando espacios de formación académica a nivel
universitario, que ha implicado el surgimiento de iniciativas
para crear dos maestrías relacionadas para estudiar el
fenómeno de la política, lo cual es un punto de referencia para
la institucionalización y profesionalización de esta disciplina.

Existe un número significativo de hondureños que han salido


del país para emprender especializaciones relacionadas con el
estudio de la política.

La mayoría de estudios suelen carecer de una perspectiva de


largo plazo que consolide las capacidades de investigación
politológica en el país. La mayor parte de los estudios son
realizados por consultores e investigadores extranjeros, con
una participación más reducida de investigadores nacionales.
En vista de que el país no cuenta siquiera con una carrera de
pregrado en ciencia política a nivel universitario, resulta
evidente que uno de los desafíos prioritarios es la
institucionalización académica de la misma. Más allá de que
exista un grupo de hondureños(as) cursando en el extranjero
estudios politológicos o afines, no se distingue una comunidad
de cientistas políticos -ni siquiera existe un registro para saber
cuántos son, mucho menos algún tipo de asociación- que
pretendan como proyecto la fundación de los cimientos que
permitan un desarrollo consistente de esta ciencia en
Honduras.

Fue a partir de 1990 cuando la UNAH abrió la carrera de


sociología, debido en buena parte a un grupo de jóvenes
profesionales que en los 70 y 80 fueron a estudiar sociología a
la Universidad de Costa Rica y que se convirtieron la mayoría
de ellos en docentes en la UNAH. Y aunque la carrera no ha
despegado como se pretendió en un primer momento, al menos
se ha mantenido y cuenta ya con varias promociones de
graduados.

Frente a esa ausencia de bases académicas en el nivel


universitario, en las últimas tres décadas el análisis
politológico prácticamente ha dependido de profesionales de
otras ciencias sociales. La carencia de una carrera
universitaria ha influido además en la ausencia de una
institucionalización de la labor investigativa universitaria; lo
cual redunda en que se adolezca de una comunidad científica
politológica. En el país no existe ningún congreso de ciencias
políticas ni publicaciones periódicas especializadas. Ninguna
de las siete universidades privadas que funcionan a la fecha
tiene cabida para la ciencia política y, para las ciencias
sociales, por cuanto se han enfocado preferentemente en la
administración de empresas y negocios, turismo e ingenierías.
La Universidad Católica ha creado la carrera de Derecho,
impartiéndose en dicha carrera algunas materias relacionadas
con la ciencia política. La Universidad Pedagógica, imparte la
asignatura de ciencias políticas dentro de la carrera de ciencias
sociales.

Una fortaleza es la existencia de las dos iniciativas de maestrías


en la UNAH relacionadas con la ciencia política, existe un vacío
por la falta y sustentación de base a nivel de pregrado, y no
solamente como una asignatura de estudios generales que
deben cursar los estudiantes de las carreras de ciencias
sociales impartidas por la UNAH.
Existen estudios y ensayos sobre la transición política a la
democracia comenzada a inicios de los años 80, algunos
trabajos importantes sobre las relaciones entre el poder militar
y el poder civil, sobre la dinámica y el papel de la sociedad civil,
pero prácticamente no existe mayor logro en estudios
profundos sobre el sistema de partidos ni sobre las relaciones
entre los poderes del Estado.

Un desafío particular consiste en la urgencia de contar con


espacios divulgativos sobre la producción generada en el país.
Además, es notable la ausencia de congresos, foros y debates
sobre bases de argumentación científica.

En el campo laboral, no existe una demanda formal de


politólogos de carrera para la asesoría política de los
congresistas, candidatos a cargos de elección, Poder Ejecutivo,
Agencias de Cooperación Internacional y no digamos la
Empresa Privada.

La mayoría de los profesores que sirven la clase de ciencia


política, y afines, vienen del campo del derecho o de la
sociología. En la maestría en estudios políticos y sociales,
debido a la ausencia de profesionales con grado de Doctorado
en el campo, los catedráticos suelen ser profesores visitantes
que provienen de Cuba y en menor medida de los Estados
Unidos. Algunos profesionales avenidos al campo de la política
encuentran ciertos espacios dentro de las ONG, requeridos por
sus habilidades en gestión de proyectos y capacidad de echar
a andar procesos de incidencia política. Otros incursionan en
el periodismo y unos menos en la mercadotecnia política. Muy
pocos han figurado como asesores a políticos; ni siquiera en el
propio Congreso Nacional se cuenta con un cuerpo asesor de
politólogos, mucho menos los propios partidos, el Poder
Ejecutivo ni los órganos de justicia y administración electoral.
En lo que se refiere al sector privado, en general no hay una
demanda formal de profesionales de la ciencia política.

III.Las Preguntas De Investigación: ¿Qué Preocupaciones Han


Espoleado El Estudio De La Política En Honduras?

La ausencia de institucionalidad de la ciencia política en el país


ha influido en el tipo y profundidad de las preguntas de
investigación surgidas. En los parámetros del fenómeno
político, para el caso hondureño, de alguna manera ha existido
una mayor preocupación por indagar acerca de la praxis
política, y una menor atención al análisis estructural de ésta.

En las décadas del 60 y del 70, el abordaje de la política en


Honduras parecía oscilar entre un enfoque conservador
normativo y un enfoque dogmático de cariz contestatario y
tributario de meta-enfoques regionales como el de la tesis de la
dependencia. En el primero prevalecía el análisis jurídico-
institucional y la evocación de los derechos de ciudadanía,
principalmente los civiles y políticos; mientras que el segundo
privilegiaba el análisis de la coyuntura política, la comprensión
política de la lucha de clases y la formación de cuadros
partidarios para diseñar estrategias contra-hegemónicas.
Durante los 80, el estudio de la política estuvo fuertemente
influenciado por la descripción y análisis de la transición
democrática, desde la perspectiva sociológica e histórica.

Ya en los años 90, se advierte un debate, sobre si el país ha


culminado o no la etapa de transición. El debate ha girado en
derredor de posiciones que afirman que se ha afianzado la
democracia por la ocurrencia consecutiva de siete elecciones
generales y por la subordinación significativa del poder militar
al poder civil. Otros, indican que esos aspectos no son
suficientes para asegurar que la democracia hondureña está
ahora en un proceso de consolidación, pues señalan que una
democracia que no ha sido catalizadora de un cambio social
que permita sacar a tres cuartas partes de la población de la
pobreza, no ha entrado en una fase de estabilidad, y ahora
plantean que el incremento de los niveles de violencia y delito
están destruyendo más la cohesión social y a su vez están
siendo justificación para adoptar medidas de corte represivo
que pueden hacer retroceder el conjunto de libertades civiles
que la democracia ha permitido hasta ahora.

Han emergido nuevas preocupaciones que superan la reflexión


acerca de la continuidad electoral. Uno de los aspectos es la
reflexión y la crítica a la corporativización del Estado a cargo
de instancias privadas que influyen con pocos márgenes de
transparencia en la toma de decisiones gubernamentales.
Se aprecia ya una cierta alarma sobre una posible erosión de
la legitimidad del sistema bipartidista real que prevalece en el
país, con dos de los partidos más antiguos del continente y que
pese a no haber realizado reformas sustanciales al interior de
los mismos, sí se han actualizado electoralmente para captar
un significativo voto duro que los sitúa como las fuerzas
políticas de mayor convocatoria.

Desde luego que existen otras preguntas, tales como la


preocupación por fortalecer las relaciones entre sociedad civil
y Estado, la ampliación y profundización de los mecanismos de
participación ciudadana y la independencia de los poderes del
Estado; una peculiaridad de estas inquietudes es que las
reflexiones suelen traducirse en abordajes fraccionados y de
corto alcance. No parece haber mayor preocupación por
englobar el análisis bajo la síntesis ordenadora de teorías
integradoras que den cuenta del fenómeno político desde el
nivel estructural.

Frente a las distintas preocupaciones y problemas sobre el


fenómeno de la política en Honduras, no se identifican escuelas
teóricas que construyan argumentos, diseñen y apliquen
metodologías para hacer consistentes las proposiciones. Por el
momento no se avizoran mayores signos de cambio en esta
limitación, por cuanto existe una débil institucionalidad para
la investigación politológica, sin perjuicio de que existen apoyos
directos de varias agencias de cooperación internacional,
aunque más dentro de la racionalidad de un análisis micro-
político o sectorial, pero poco dirigidos hacia estudios que
permitan la formulación de proposiciones teóricas sobre la
realidad política nacional, con el adecuado soporte empírico.

Este déficit en la capacidad de construcción teórica sirve para


conjuntar esfuerzos en el país para insertarse en las corrientes
politológicas regionales y sub-regionales, aprovechando al
máximo los espacios de formación, actualización, investigación
y discusión científica, a manera de formar una masa crítica que
haga posible en Honduras la creación de bases consistentes de
una ciencia política que esté a la altura de los tiempos.

1. La Maestría en Estudios Sociales y Políticos está orientada más


a la comprensión del fenómeno político desde un enfoque
trans-disciplinario de las ciencias sociales, mientras que la otra
maestría estará un poco más perneada por el enfoque jurídico.

2. ASDI y el PNUD también han tenido un activo apoyo al estudio


y fomento de las condiciones para la participación política de
las mujeres. El PNUD también apoya en la realización de
estudios y proyectos tendientes a mejorar la gobernabilidad
democrática y ha impulsado un proceso para la redefinición de
una política de defensa dentro de la concepción de la seguridad
democrática.
3. Sobre la administración de procesos electorales, en los años
ochenta y noventa fue crucial el apoyo brindado por el Instituto
Interamericano de Derechos Humanos (IIDH), mediante el
Centro de Asesoría y Promoción Electoral (CAPEL).

4. Aunque no se cuenta con un registro formal, se estima que en


el país no existen más de diez hondureños(as) que cuenten con
estudios de doctorado en ciencia política.

5. El salario de los profesores universitarios en la UNAH varía


según el nivel que el catedrático ocupe en el escalafón. Los
catedráticos que desempeñan algún cargo de dirección
académico-administrativa gozan de un Plus a su salario
normal. La remuneración en las universidades privadas suele
ser un tanto menor a la que ofrece la UNAH, pero la principal
diferencia es que los beneficios sociales que otorga la UNAH
difícilmente pueden ser concedidos en los centros privados.

6. La función de análisis político al interior de estas instituciones


ha estado a cargo de abogados, sociólogos, y en más de algún
caso por economistas avenidos a la política.

7. Esta corriente contestataria tuvo como ventana de oportunidad


de formación las becas que varias decenas de hondureños
obtuvieron para ir a realizar estudios de profesionalización
política en la Escuela Nico López de la Habana, la Escuela de
Cuadros del PCUS en Moscú y la Academia de Ciencias
Políticas y Gestión Social en Sofía (Orellana, 2005).

8. Como resultado de esta situación, durante los años 80 y 90, no


pocos académicos salieron de las universidades para insertarse
en las ONG y las agencias de cooperación internacional, donde
se contaba con mayores fondos para la investigación; aunque,
la investigación privilegiada por estas entidades responde a
inquietudes por lo general de corto y medio plazo, y en menor
medida a la necesidad de generar investigación aplicada para
producir un cuerpo organizado de conocimiento científico en el
campo de la política. En síntesis, fuera de las universidades se
contaba con mayor apoyo para la investigación empírica, pero
debido a las prioridades de estos organismos, el abordaje
empírico no ha ido acompañado de teorización.

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