Este documento resume los antecedentes y la evolución de la ciencia política en Honduras. Señala que la preocupación por el estudio sistemático de la política comenzó a finales del siglo XIX, pero la institucionalización académica no ocurrió hasta décadas recientes. Aún no existen carreras de pregrado en ciencia política y la disciplina enfrenta desafíos como la falta de una comunidad científica politológica y de espacios para la investigación y divulgación. Las fortalezas incluyen iniciativas
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Este documento resume los antecedentes y la evolución de la ciencia política en Honduras. Señala que la preocupación por el estudio sistemático de la política comenzó a finales del siglo XIX, pero la institucionalización académica no ocurrió hasta décadas recientes. Aún no existen carreras de pregrado en ciencia política y la disciplina enfrenta desafíos como la falta de una comunidad científica politológica y de espacios para la investigación y divulgación. Las fortalezas incluyen iniciativas
Este documento resume los antecedentes y la evolución de la ciencia política en Honduras. Señala que la preocupación por el estudio sistemático de la política comenzó a finales del siglo XIX, pero la institucionalización académica no ocurrió hasta décadas recientes. Aún no existen carreras de pregrado en ciencia política y la disciplina enfrenta desafíos como la falta de una comunidad científica politológica y de espacios para la investigación y divulgación. Las fortalezas incluyen iniciativas
Este documento resume los antecedentes y la evolución de la ciencia política en Honduras. Señala que la preocupación por el estudio sistemático de la política comenzó a finales del siglo XIX, pero la institucionalización académica no ocurrió hasta décadas recientes. Aún no existen carreras de pregrado en ciencia política y la disciplina enfrenta desafíos como la falta de una comunidad científica politológica y de espacios para la investigación y divulgación. Las fortalezas incluyen iniciativas
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Trabajo:
Resumen
Una mirada a la ciencia Política en Honduras
Docente:
Henri Alexander Pineda Ramos
Asignatura:
Ciencia Política – 97596
Alumna:
Veneranda Vixavith Hernandez Meza – 122640002
RESUMEN Una mirada a la ciencia Política en Honduras
I.Algunos antecedentes en la evolución del pensamiento y el
conocimiento político
A finales del Siglo XIX, en Honduras da inicio una
preocupación por la construcción de un pensamiento político que explique las dificultades de estructurar un Estado republicano en un territorio fragmentado y con escasa cohesión social. Tal preocupación tiene lugar en los intentos de modernizar al país al impulso de una serie de medidas dentro del proceso de la reforma liberal.
El contexto histórico en que se desarrolla el estudio de la
política en Honduras se caracteriza por un sistema político- institucional débil, deudor de una matriz autoritaria y patrimonialista, en el que los procesos de democratización y modernización se han visto constantemente truncados. El régimen político hondureño arrastra una manifiesta debilidad del Estado de Derecho y una importante brecha de participación entre la clase política y la ciudadanía. El principal legado de estos regímenes políticos fue la inestabilidad política, la debilidad institucional, el clientelismo y una ciudadanía permanentemente reducida y ficticia. Dentro de ese contexto histórico, la evolución de la ciencia política en Honduras presenta un proceso de institucionalización en el ámbito académico sólo en las últimas décadas, acompañado del surgimiento y avance de otras disciplinas en el campo de las ciencias sociales que han contribuido al estudio del fenómeno político, especialmente la historia y la sociología.
Existió una iniciativa en 1882, del político Ramón Rosa, que se
concretó en la fundación de la Facultad de Jurisprudencia y de Ciencias Políticas, con una clara intención de introducir y desarrollar en el país el abordaje científico de la política. Esta iniciativa no tuvo el seguimiento adecuado, por lo que el peso de la rama jurídica terminó por absorber a dicha Facultad, de manera que en 1947 se le cambió el nombre, pasándose a llamar Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, relegándose la enseñanza de la política a asignaturas de derecho político, economía política, sociología, filosofía del derecho y la teoría del Estado. La enseñanza de las ciencias políticas como asignatura es retomada por la Facultad de Ciencias Económicas en 1950 y por el Centro Universitario de Estudios Generales (CUEG) a partir de 1961, dentro de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) (Paz, 2004 y 2005).
En 1978, la reforma universitaria suprimió las asignaturas
generales de sociología y ciencias políticas y fueron sustituidas por las asignaturas de realidad socioeconómica de Honduras y teoría general de Estado y del Derecho. Pero en 1982 se restauró la antigua nomenclatura de sociología, ciencias políticas. La asignatura de sociología quedó a partir de ese momento como una materia obligatoria en todas las carreras impartidas por la UNAH, mientras que la de ciencias políticas es sólo obligatoria en las carreras comprendidas en las ciencias sociales.
Uno de los mayores problemas es el hecho de que en Honduras
aún no existen estudios de ciencia política a nivel de licenciatura. Desde los años 90, se han impulsado en la UNAH dos proyectos de creación de maestrías en ciencia política. La primera iniciativa aún no ha podido comenzar a andar, en tanto que la segunda inició en el año 2004 la primera promoción, con dos grupos simultáneos en las ciudades de Tegucigalpa y San Pedro Sula, en el marco del convenio internacional de cooperación científico-técnico firmado entre la UNAH y la Universidad de La Habana (Paz, 2004).
Cierta fractura en la identificación de objetos de estudio
propios de la ciencia política, influye junto a otros factores para que hasta la fecha se carezca de trabajos en profundidad que aborden de forma holística el sistema político del país. Un déficit particular se observa en la falta de investigaciones sobre el sistema de partidos. Este rápido vistazo a los antecedentes permite señalar que la ciencia política en Honduras tiene el desafío de la formación de profesionales en este campo, así como de su institucionalización en general, y sobre todo de la creación de grupos permanentes de pensamiento e investigación.
II.Fortalezas, Oportunidades Y Desafíos
Una de las principales fortalezas para la disciplina es que en
los últimos diez años se ha generado un interés en ir propiciando espacios de formación académica a nivel universitario, que ha implicado el surgimiento de iniciativas para crear dos maestrías relacionadas para estudiar el fenómeno de la política, lo cual es un punto de referencia para la institucionalización y profesionalización de esta disciplina.
Existe un número significativo de hondureños que han salido
del país para emprender especializaciones relacionadas con el estudio de la política.
La mayoría de estudios suelen carecer de una perspectiva de
largo plazo que consolide las capacidades de investigación politológica en el país. La mayor parte de los estudios son realizados por consultores e investigadores extranjeros, con una participación más reducida de investigadores nacionales. En vista de que el país no cuenta siquiera con una carrera de pregrado en ciencia política a nivel universitario, resulta evidente que uno de los desafíos prioritarios es la institucionalización académica de la misma. Más allá de que exista un grupo de hondureños(as) cursando en el extranjero estudios politológicos o afines, no se distingue una comunidad de cientistas políticos -ni siquiera existe un registro para saber cuántos son, mucho menos algún tipo de asociación- que pretendan como proyecto la fundación de los cimientos que permitan un desarrollo consistente de esta ciencia en Honduras.
Fue a partir de 1990 cuando la UNAH abrió la carrera de
sociología, debido en buena parte a un grupo de jóvenes profesionales que en los 70 y 80 fueron a estudiar sociología a la Universidad de Costa Rica y que se convirtieron la mayoría de ellos en docentes en la UNAH. Y aunque la carrera no ha despegado como se pretendió en un primer momento, al menos se ha mantenido y cuenta ya con varias promociones de graduados.
Frente a esa ausencia de bases académicas en el nivel
universitario, en las últimas tres décadas el análisis politológico prácticamente ha dependido de profesionales de otras ciencias sociales. La carencia de una carrera universitaria ha influido además en la ausencia de una institucionalización de la labor investigativa universitaria; lo cual redunda en que se adolezca de una comunidad científica politológica. En el país no existe ningún congreso de ciencias políticas ni publicaciones periódicas especializadas. Ninguna de las siete universidades privadas que funcionan a la fecha tiene cabida para la ciencia política y, para las ciencias sociales, por cuanto se han enfocado preferentemente en la administración de empresas y negocios, turismo e ingenierías. La Universidad Católica ha creado la carrera de Derecho, impartiéndose en dicha carrera algunas materias relacionadas con la ciencia política. La Universidad Pedagógica, imparte la asignatura de ciencias políticas dentro de la carrera de ciencias sociales.
Una fortaleza es la existencia de las dos iniciativas de maestrías
en la UNAH relacionadas con la ciencia política, existe un vacío por la falta y sustentación de base a nivel de pregrado, y no solamente como una asignatura de estudios generales que deben cursar los estudiantes de las carreras de ciencias sociales impartidas por la UNAH. Existen estudios y ensayos sobre la transición política a la democracia comenzada a inicios de los años 80, algunos trabajos importantes sobre las relaciones entre el poder militar y el poder civil, sobre la dinámica y el papel de la sociedad civil, pero prácticamente no existe mayor logro en estudios profundos sobre el sistema de partidos ni sobre las relaciones entre los poderes del Estado.
Un desafío particular consiste en la urgencia de contar con
espacios divulgativos sobre la producción generada en el país. Además, es notable la ausencia de congresos, foros y debates sobre bases de argumentación científica.
En el campo laboral, no existe una demanda formal de
politólogos de carrera para la asesoría política de los congresistas, candidatos a cargos de elección, Poder Ejecutivo, Agencias de Cooperación Internacional y no digamos la Empresa Privada.
La mayoría de los profesores que sirven la clase de ciencia
política, y afines, vienen del campo del derecho o de la sociología. En la maestría en estudios políticos y sociales, debido a la ausencia de profesionales con grado de Doctorado en el campo, los catedráticos suelen ser profesores visitantes que provienen de Cuba y en menor medida de los Estados Unidos. Algunos profesionales avenidos al campo de la política encuentran ciertos espacios dentro de las ONG, requeridos por sus habilidades en gestión de proyectos y capacidad de echar a andar procesos de incidencia política. Otros incursionan en el periodismo y unos menos en la mercadotecnia política. Muy pocos han figurado como asesores a políticos; ni siquiera en el propio Congreso Nacional se cuenta con un cuerpo asesor de politólogos, mucho menos los propios partidos, el Poder Ejecutivo ni los órganos de justicia y administración electoral. En lo que se refiere al sector privado, en general no hay una demanda formal de profesionales de la ciencia política.
III.Las Preguntas De Investigación: ¿Qué Preocupaciones Han
Espoleado El Estudio De La Política En Honduras?
La ausencia de institucionalidad de la ciencia política en el país
ha influido en el tipo y profundidad de las preguntas de investigación surgidas. En los parámetros del fenómeno político, para el caso hondureño, de alguna manera ha existido una mayor preocupación por indagar acerca de la praxis política, y una menor atención al análisis estructural de ésta.
En las décadas del 60 y del 70, el abordaje de la política en
Honduras parecía oscilar entre un enfoque conservador normativo y un enfoque dogmático de cariz contestatario y tributario de meta-enfoques regionales como el de la tesis de la dependencia. En el primero prevalecía el análisis jurídico- institucional y la evocación de los derechos de ciudadanía, principalmente los civiles y políticos; mientras que el segundo privilegiaba el análisis de la coyuntura política, la comprensión política de la lucha de clases y la formación de cuadros partidarios para diseñar estrategias contra-hegemónicas. Durante los 80, el estudio de la política estuvo fuertemente influenciado por la descripción y análisis de la transición democrática, desde la perspectiva sociológica e histórica.
Ya en los años 90, se advierte un debate, sobre si el país ha
culminado o no la etapa de transición. El debate ha girado en derredor de posiciones que afirman que se ha afianzado la democracia por la ocurrencia consecutiva de siete elecciones generales y por la subordinación significativa del poder militar al poder civil. Otros, indican que esos aspectos no son suficientes para asegurar que la democracia hondureña está ahora en un proceso de consolidación, pues señalan que una democracia que no ha sido catalizadora de un cambio social que permita sacar a tres cuartas partes de la población de la pobreza, no ha entrado en una fase de estabilidad, y ahora plantean que el incremento de los niveles de violencia y delito están destruyendo más la cohesión social y a su vez están siendo justificación para adoptar medidas de corte represivo que pueden hacer retroceder el conjunto de libertades civiles que la democracia ha permitido hasta ahora.
Han emergido nuevas preocupaciones que superan la reflexión
acerca de la continuidad electoral. Uno de los aspectos es la reflexión y la crítica a la corporativización del Estado a cargo de instancias privadas que influyen con pocos márgenes de transparencia en la toma de decisiones gubernamentales. Se aprecia ya una cierta alarma sobre una posible erosión de la legitimidad del sistema bipartidista real que prevalece en el país, con dos de los partidos más antiguos del continente y que pese a no haber realizado reformas sustanciales al interior de los mismos, sí se han actualizado electoralmente para captar un significativo voto duro que los sitúa como las fuerzas políticas de mayor convocatoria.
Desde luego que existen otras preguntas, tales como la
preocupación por fortalecer las relaciones entre sociedad civil y Estado, la ampliación y profundización de los mecanismos de participación ciudadana y la independencia de los poderes del Estado; una peculiaridad de estas inquietudes es que las reflexiones suelen traducirse en abordajes fraccionados y de corto alcance. No parece haber mayor preocupación por englobar el análisis bajo la síntesis ordenadora de teorías integradoras que den cuenta del fenómeno político desde el nivel estructural.
Frente a las distintas preocupaciones y problemas sobre el
fenómeno de la política en Honduras, no se identifican escuelas teóricas que construyan argumentos, diseñen y apliquen metodologías para hacer consistentes las proposiciones. Por el momento no se avizoran mayores signos de cambio en esta limitación, por cuanto existe una débil institucionalidad para la investigación politológica, sin perjuicio de que existen apoyos directos de varias agencias de cooperación internacional, aunque más dentro de la racionalidad de un análisis micro- político o sectorial, pero poco dirigidos hacia estudios que permitan la formulación de proposiciones teóricas sobre la realidad política nacional, con el adecuado soporte empírico.
Este déficit en la capacidad de construcción teórica sirve para
conjuntar esfuerzos en el país para insertarse en las corrientes politológicas regionales y sub-regionales, aprovechando al máximo los espacios de formación, actualización, investigación y discusión científica, a manera de formar una masa crítica que haga posible en Honduras la creación de bases consistentes de una ciencia política que esté a la altura de los tiempos.
1. La Maestría en Estudios Sociales y Políticos está orientada más
a la comprensión del fenómeno político desde un enfoque trans-disciplinario de las ciencias sociales, mientras que la otra maestría estará un poco más perneada por el enfoque jurídico.
2. ASDI y el PNUD también han tenido un activo apoyo al estudio
y fomento de las condiciones para la participación política de las mujeres. El PNUD también apoya en la realización de estudios y proyectos tendientes a mejorar la gobernabilidad democrática y ha impulsado un proceso para la redefinición de una política de defensa dentro de la concepción de la seguridad democrática. 3. Sobre la administración de procesos electorales, en los años ochenta y noventa fue crucial el apoyo brindado por el Instituto Interamericano de Derechos Humanos (IIDH), mediante el Centro de Asesoría y Promoción Electoral (CAPEL).
4. Aunque no se cuenta con un registro formal, se estima que en
el país no existen más de diez hondureños(as) que cuenten con estudios de doctorado en ciencia política.
5. El salario de los profesores universitarios en la UNAH varía
según el nivel que el catedrático ocupe en el escalafón. Los catedráticos que desempeñan algún cargo de dirección académico-administrativa gozan de un Plus a su salario normal. La remuneración en las universidades privadas suele ser un tanto menor a la que ofrece la UNAH, pero la principal diferencia es que los beneficios sociales que otorga la UNAH difícilmente pueden ser concedidos en los centros privados.
6. La función de análisis político al interior de estas instituciones
ha estado a cargo de abogados, sociólogos, y en más de algún caso por economistas avenidos a la política.
7. Esta corriente contestataria tuvo como ventana de oportunidad
de formación las becas que varias decenas de hondureños obtuvieron para ir a realizar estudios de profesionalización política en la Escuela Nico López de la Habana, la Escuela de Cuadros del PCUS en Moscú y la Academia de Ciencias Políticas y Gestión Social en Sofía (Orellana, 2005).
8. Como resultado de esta situación, durante los años 80 y 90, no
pocos académicos salieron de las universidades para insertarse en las ONG y las agencias de cooperación internacional, donde se contaba con mayores fondos para la investigación; aunque, la investigación privilegiada por estas entidades responde a inquietudes por lo general de corto y medio plazo, y en menor medida a la necesidad de generar investigación aplicada para producir un cuerpo organizado de conocimiento científico en el campo de la política. En síntesis, fuera de las universidades se contaba con mayor apoyo para la investigación empírica, pero debido a las prioridades de estos organismos, el abordaje empírico no ha ido acompañado de teorización.