HALBWACHS, M. - Los Orígenes Del Sentimiento Religioso Según Durkheim

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ganz1912

LA CULTURA MODERNA

M. HALBWACHS
Profesoi- de Sociología en la Universidad
de Estrasburgo.
,

LOS ORIC ENES


DEL

l SENTIMIENTO . REL·ICIOSO
1
1 SEGUN DURKHEIM

TRADUCCIÓN DE

D: MIGUEL LOPEZ DE ATOCHA


Doctor en Ciencias.

Profesor en la Escuela Superior del Magisterio

1
1
LlBRERfA
MADRID
Y CASA EDITORIAL HERNANDO
A R E N A'L , 1 1 •
(s. A.)
1927
ganz1912
Los origenes del sentimiento religioso
Traducción de la obra original
publicada en la colección

LA CULTURE MODERNE
Delar¡iain et Boutelleau, éditeurs

FJc¡rent Fels, Directeur.


Librairie Stock. PARÍS·
-

PRÓLOGO

DURKHEIM, el fundador de la escuela socioló­


gica francesa, ha presentado en sus diver­
sos estudios una teoría original y profunda de la re­
ligión. La presente obra no es más que un resumen,
ES PROPIEDAD lo más exacto y hasta lo más literal posible, de es­
tas ideas, que recibieron su forma definitiva en su
último libro, aparecido en 1912, las formas elemen­
tales de la vida religiosa. El sistema totémico en
Australia (1). No tenemos la pretensión de dar en
tan poco espacio una idea de la riqueza y amplitud
de tal obra, ni podemos �ntrar en el detalle de las
discusiones que ha suscitado esta tesis, tanto entre
los etnógrafos, CUY,OS mejores trabajos utilizó, como
entre los historiadores de religiones y filósofos .

(1) Todos los pasajes entre comillas, cuyo autor


Imp. de J. Pueyo. Luna, 2\l no se indique, están tomados de esta obra.
rem. 10664 ·_ Jl\ADRID
(i LOS ORÍ GENES DEL SENTIMIENTO RELIGIOSO

Pero hemos creído que, reducida a lo esencial, me­


recía ser desde ahora conocida y meditada por un
"
pú blico más extenso.
Hemos dejado casi siempre la palabra al autor
mismo; lo que nos dispensará de repetir a la cabeza
de cada página •Durkheim dice!., y no pediremos
excusas por haber multi¡;>licad o las citas.
¿CÓ M O PUEDE DEFINIRSE LA RELIGIÓN?

L A explicación que dieron los filósofos del si­


glo XVIII de las ciencias religiosas nos parece
hoy b astante superficial. Partiendo del principio
is fecit cuí prodest, decían que la casta de los
sacerdotes, gentes astutas, ávidas de dinero y auto­
ridad, las había inventado en todas sus pa�tes. Los
pillos de los sacerdotes habrían explotado la credu­
lidad de los fieles.
'
,
No seamos, sin embargo, demasiado severos con
los Voltaire, Diderot y demás enciclopedistas. La
ciencia histórica no existía todavía en su época, e
hicieron cuanto era posible por levantar el velo. No
era ya poco haber puesto la mano en él. No es me­
El lector encontrará en las «indicaciones biblio­ nos verdad que se equivocaron al ver en las reli­
gráficas» 1a l ista de los libros, memorias y artícu Íos giones puras construcciones arbitrarias y artifi­
de que se hace mención en el texto. ciales.
- 1
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8 LOS ORÍGENES DEL SENTIMIENTO RELIGIOSO LOS ORÍGENES DEL SENTIMIENTO RELIGIOSO 9

Muy distinto es el punto de vista de los sociólo­ procedentes de haberse desarrollado en sociedades
gos modernos. No creen éstos que una institución más o menos complejas; pero cada una se adapta
humana, que sólo descansase en el error y l amen­ perfectamente al tipo de sociedad en que funciona.
tira, hubiese podido durar tan largo tiempo y po­ Si se comprende bien la naturaleza de una de ellas,
seer .todavía hoy tal vitalidad. Las religiones tie­ por sencilla que sea, se tendrá gran probabilidad
nen, sin duda, que estar fundadas en la naturaleza; de alcanzar al mismo tiempo a lo que es esencial
sin esto • hubiesen encontrado resistencias en las en toda religión. Hay, además, varias razones para
cosas, de que no h ubieran triunfado•. Cierto que estudiar primero las religiones más sencillas. En
«cuando no se considera más que l a l etra de las primer lugar, •no podemos llegar a comprender. l as
fórmulas, estas creencias y prácticas religiosas pa­ religiones más recientes sino siguiendo en la his­
recen, a veces, desconcertantes, y nos sentimos ten­ toria la manera como progresivamente se han com­
tados a atribu irlas a una especie de aberración ra­ puesto •. Hay, pues, que empezar por. el principio;
·
dical . Pero bajo el símbolo hay _que saber llegar a es decir, remontarnos hasta la forma más primitiva
la realidad, que representa y le da su significación y sencilla de Ja religión que nos sea dado conocer.
verdadera». Desde el momento que una religión Sin duda no podremos demostrar que esta religión,
responde a ciertas necesidades permanentes de lo.s la más sencilla, es, al mismo tiempo, l a forma O!i­
hombres (y tiene que responder, puesto que se la ginal de toda,s las demás; pero:podremos admitirlo
conserva, a pesar de los mentís aparentes1 que íe a título de h ipótesis cómoda y de idea directriz:
da la realidad), no se tiene derecho a decir que es buena falta nos hace un hilo conductor,-para orien­
completamente falsa. En este sentido hay en toda tarnos a través de la multitud de hechos religiosos,
religión, por grosera y �árbara o_ por rara y com-· a menudo muy obscuros, y en los que se mezclan
plicada que nos parezca, un elemento de verdad. tantos elementos . Por otra párte, las instituciones
Este elemento de verdad es el que nos interes,a . de las sociedades inferiores, precisamente por ser
Hay que buscar qué función útil cumplen las reli­ más sencillas, son "más fáciles:de:estudiar .:En�ellas,
giones en la sociedad. los individuos desempeñan� un papel inferior al que
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Sin duda, hay entre ellas muchas diferencias, tienen en n uestras sociedades modernas . Estos
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10 LOS OTIÍGENES DEL SENTIMIF.NTO RELIGIOSO LOS OHÍGENES DEL SENTTMIENTO RELIGIOSO 11

grupos son, además, poco extensos y cambian len­ proponemos solamente <sei'íalar u n cierto nú ·
tamente. Encarnan «una uniformidad intelectual y mero de signos exteriores, fácilmente perceptibles,
moral de que sólo encontramos raros ejemplos en que permitan reconocer los fenómenos religiosos
las sociedades más adelantadas. Todo es común a . en cualquier parte que se encuentren y que impi·
todos. Los movi:�1ientos están estereotipados. Todo dan confundirlos con otros•. A este efecto, procu­
el mundo ejecuta los mismos en las mismas cir­ raremos atenernos a las ideas que nos hemos he­
cunstancias, y esta concordancia en la conducta no cho hasta el presente de ·la religión, ideas que se
hace más que tra �ucir la del pensamiento ... Al mis­ explican por nuestra educación y que hemos re<;i·
;no tiempo que todo es uniforme, todo es sencillo. bido de nuestro medio; compararemos todas las re­
Nada tan tosco como esos mitos compuestos de u n ligiones que podamos conocer, antiguas y moder­
solo y mismo tema, siempre repetidos, o como esos nas, sencillas y refina das, pues no tenemos derecho
ritos formados por un pequefío número de temas re­ a excluir unas con preferencia a otras, desconfian­
producidos hasta la saciedad. La imaginación po· do; sobre todo, de las definiciones _corrientes que se
pular o sacerdotal no ha tenido tiempo t ódavía ni dan,-·y que casi todas son deraasiado estrechas.
"
medios de refinarlos ... Lo accesorio, lo secundario, ¿Hay que afirmar, como admiten Spencer y Max
las amplificaciones de adorno, no han venido aún a M uller, que toda religión nos pone en relación con
ocultar lo principal. Todo está reducido a lo más un mundo sobrenatural? ¿Es, ante todo, un esfuer·
indispensable, a aquello sin lo cual no podría ha­ zo para· alcanzar y expresar lo que es superior a
ber religión•. Así se puede estar seguro de encon­ nosotros? «Es cierto que el sentimiento de lo mis­
trar en ellos los rasgos esenciales de la religión, terioso h a desempei'íado un papel importante en
bajo s u forma más clara. algunos de ellos, senaladamente en el cristianis­
Pero una cuestión previa se presenta: ¿existen mo.» Pero, ante todo, en los diversos períodos, la
realmente en estas sociedades primitivas creencias historia cristiana no siempre fué así. Principalmen­
que merezcan ser llamadas religiosas? Y ¿qué de­ te, la. idea sobrenatural «no aparece sino tardia­
bemos entender por religión? Estamos obligados a mente en la historia de _ las religiones; es totalmen­
partir de una definición provisional. En ella nos te Pxtrafía, ne sólo a los pueblos que se llaman pri·
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12 LOS ORÍ GENES DEL SENTIMIENTO RELIGIOSO


LOS ORÍGENES DEL SENTIMIENTO HELIGIOSO Ul

mitivos, sino también a todos los que no han alcan­


en ellas. ¿Se dirá que si los hombres han imagina­
zado cierto grado de cultura intelectual». Esta ob­
do seres y fuerzas religiosas es para explicar todo
servación quizá sorprenderá. Las concepciones de
lo que les parecía inesperado, exr.epcional o anor­
los savajes y de los hombres de la antigüedad nos
mal? Muy al contrario, generalmente •los dioses
parecen tan extrañas, que no· podemos creer que
sirven mucho menos para explicar monstruosida­
no les haya parecido así también a ellos. Pero no
des, cosas extrañas, anomalías, que la marcha ha­
hay nada de esto. El salvaje encuentra naturalísi­
bitual del Universo, movimiento de los astros, rit­
�o •que con la voz y el gesto se pueda mandar a
mo de las estaciones, brote anual de la vegetación,
los elementos, detener o precipitar el curso de los
perpetuidad de las especies, etc).• Lejos de • haber­
astros, suscitar la ll uvia o suspenderla, etc. Los ri­
los confinado en un papel negativo de perturbado­
tos, que emplea para asegura r la fertilidad del suelo
res » , desde las religiones más sencillas que cono­
o la fecundidad de las especies animales de que se
cemos, los seres sagrados « han tenido por misión
alimenta», son tan racionales a sus ojos como para
s¡¡e ncial sostener de una manera positiva el curso
los n uestros los procedimientos de los agricultores
normal de la vida. Es, pues, en un pequeño número
y agrónomos. Las fuerzas que así pone en juego le
de religiones superiore·s donde la i dea de misterio
son tan familiares como la gravedad y la electrici­
pasa al primer plano; no basta para definir l a reli­
dad para el físicó de hoy. Además, para elevarse a .
gión en general.»
la noción de lo sobrenatural, se necesitaba saber
Se ha dicho que todo culto religioso se dirige a
de antemano lo que es el orden natural. Es ta dis­
uno o varios dioses. Entre la idea de divinidad Y la
tinción es modernísima: es una conquista de las
de religión, habria una rejación tan estrecha, que
ciencias positivas. Los salvajes ignoraban l o que
se podría definir ésta por' la creencia en dioses, si
llamamos la nec�sidad del orden de la Naturaleza.
bien es verdad que también las almas de los muer­
Por esto,. «las intervenciones milagrosas, que los
tos y los espíritus de toda especie y categoría son
antiguos atribuian a sus dioses, no eran a sus ojos
objeto de ritos. Se propo�drá, p u es, como defini­
milagros., en el sentido moderno. Les maravillaban
ción minima de la religión, la creencia en seres
(mirabilia, miracula), pero no veían nada milagroso
espirituales, es decir, en sujetos conscientes más Q

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J4. LOS ORÍGENES DEL ENTHilE:'-ITO HELIGIOSO LOS ORÍGENES DEL SE TIMIENTO RELIGIOSO 15

menos personales, dotados de poderes superiores. se esfuman: el Brahma reina muy por encima del
Como no se puede influir sobre tales sujetos más mundo humano, para que se vea en él otra cosa
que por invocaciones, plegarias, ofrendas, sacrifi­ q� un principio i mpersonal y abstracto . Además,
cios , seríamos llevados a distinguir, netam e nte, hay aún en las religiones deístas muchos ritos «que
como Frazer, la religión de todas las prácticas su­ son completamente independientes de toda idea
persticiosas que se encuentran entre los salvajes acerca de los dioses y seres espirituales • , como son
.
que no conocen tales ritos ni creen en tales seres. un gra_n número de prohibiciones: •la Biblia man­
Todas estas práctica<; entrarían en la magia y no da que la mujer viva aislada cada mes durante un
tendrían nada de religioso. período determinado; a un aislamiento análogo la
Sin embargo, aun fuera de las sociedades primi­ obliga en el parto; prohibe uncir j untos asno y ca­
tivas, existen granJrs comunidades seguramente ballo, usar un vestido en que el cáñamo esté mez­
religiosas, que ignoran lo que son dioses o espíri­ clado con el lino>. Pero todo esto no interesa a
tus. Hay religiones sin dios: el budismo, por ejem­ Yaveh y no se explica por la creencia en él. El sa­
plo. El budista no aspira más que a evadirse de crificio védico « es omnipotente por sí mismo y sin
un mundo en perpetuo movimiento, predestinado ninguna influencia divina• . Y aún más, es al sacri­
al dolor, y para esta obra de salvación sólo cuenta ficio al que se atribuye el origen, no sólo de los
consigo mismo. No implora a los dioses, sino que hombres, sino también de los dioses » . Así, hay ritos
se reconcentra l;ln sí mismo y medita. El Buda, al sin dioses y hasta los hay que dan origen a Jos
principio sólo fué considerado como •el más ,s abio dioses, sin ser .por. esto menos religiosos. No es,
de los hombres». Es un santo al [cual únicamente pues, por la idea de los dioses o de los espíritus
se rinde un culto conmemorativo porque,'.habiendo por lo que se puede definir la religión.
entrado en el Nirvana, • no tiene ya poder algun_o Si buscamos ahora un carácter que sea común,
sobre la marcha de los acontecimien. t os humanos. no ya a algunas religiones, sino a todas las creen­
Lo mismo sucede con el jainismo y el brahmanis­ cias religiosas, aun a aqueHas que subsisten como
mo, del cual se:derivan una;y otra religión . En el restos de religiones desaparecidas, y que constitu­
brahmanismo las figuras de los antiguos dioses yen Ja materia del Folklore: fiestas del árbol de
16 LOS ORÍGENES DEL SENTIMIENTO RELIGIOSO tos ORÍGEN1':8 DEL 8ENTIMIENTO RELIGIOSO 17

mayo, carnaval y todas las creencias populares to­ �l amo, P.! jefe, las clases elevadas, son sagrados
davía vivas en nuestras poblaciones rurales, refe­ a los �jos de sus esclavos, de sus vasallos, etc.
rentes a genios, demonios locales, se encontrará Aún m ás: el hombre no siempre se siente en un
esto: <todas las creencias religiosas conocidas ... su­ estado de dependen cia respecto a los seres sagra­
ponen una clasificación de las cosas, reales o idea­ dos y a los mismos dioses. •Se �olpea al fetiche de
les, que se representan los hombres en dos clases , que no se está satisfecho ... Para obtener la lluvia
en dos géneros opuestos designados generalmente se arrojan piedras a la fuente o al lago sagrado en
por dos términos distintos, que traducen bastante que se supone que reside el dios de la ll uvia.»

t
bien las palabras profano y sagrado. Los dioses, además, necesitan d�I hombre no me­
Por cosas sagradas no hay que entender simple­ nos que el hombre de los dioses. • Sin las ofrendas
mente esos seres personales que se llaman dioses y sacrificios morirían.• En realidad, lo sagrado no.
o espíritus; un peñasco, un árbol, una fuente, u n es superior a lo profano; no es una diferencia de

1
guijarro, u n pedazo d e madera, u n a casa; en u n a categoría, sino de calidad, lo que explica que se
palab ra, cualquier cosa p uede ser sagrada. Un rito distingan. Son heterogéneos. No cabe {!uda que
puede tener este carácter. .. Hay palabras, voces, muchas cosas son heterogéneas bajo ciertos aspec­
fórmulas, que no p u e den ser pronunciadas sino por tos, sin que haya entre ellas una ,linea de separa­
boca de personas consagradas y que son sagradas .
Pero ¿en qué se distinguen las cosas sagradas de
las profanas? ¿Es porque son superiores a és�as, y
en particular al hombre, en dignidad y poder? Pero
¡ ción muy clara. Pero la heterogene idad de que aquí
se trata, tiene de particular el ser absoluta. • No
existe en la historia del pensamient o humano otr o
ejemplo de dos cate€{ orias de cosas tan profunda­
.
«no basta que una cosa esté subordinada a otra mente diferenciadas, tan radicalmente opuestas ..
para que la segunda sea sagrada respecto a la pri­ La oposición tradicional entre el bien y el mal, n o
'
mera. Los esclavos dependen de su amo, los va sa­ e s hada al lado d e ésta, porqu � el bien y e l mal /

llos de su rey, los soldados de sus jefes, las clases son dos especies contrar;as del mismo género, esto
inferiores de las clases dirigentes, etc. ». Sin embar­ es, de la moral.. . mientras que lo'sagrado y lo pro­
go, sólo metafóricamente puede decirse quP el rey, fano son géneros separados.» Pará'pasar de uno a
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LOS ORÍGENES DEL SENTIMIENTO RELIGIOSO 19


18 LOS ORÍGENES DEL SENTIMIENTO REL1GlOS0
Hecate era objeto de un culto mágico; la Virgen,
otro de estos mundos hay que morir y renacer. Se Cristo, los Santos, fueron utilizados de la misma
considera que las ceremonias de iniciación' realizan manera por los magos cristianos.» Y, sin embargo,
esta muerte y renacimiento, no en un sentido sim­ la magia no se confunde con la reiigión. Lo prue·
bólico, sino materialmente. Así se explican las pro· ha • la repugnancia marcada de la religión por la
hibiciones que impiden que haya confusión o con­ magia, y, a su vez, la hostilidad de la segunda por
tact<'l entre los dos géneros de objetos, y obligan la primera • . El mago se complace en profanar las
en todos los momentos a precauciones particulares cosas santas. Frecuentemente parodia las ceremo­
cuando se está obligado a ponerlos en relación. nias religiosas. • Por ejemplo, se profana la hostia
« Las cosas sagradas son aquellas que las prohibi· en la misa negra. Se vuelve la espalda al altar co­
dones protegen y aíslan; profanas, aquellas a que menzando por la izquierda en lugar de la derecha.>
se aplican estas prohibiciones ·Y que deben perma­ Como han mostrado Hubert y Mauss, •hay en los
necer a distancia de las primeras.• Se puede, pues , prqcedimientos de mago algo radicalmente antirre­
definir una religión como un conjunto solidario de ligioso•.
creencias y ritos relativos a cosas sagradas. ¿Cómo distin�uir entre sí la magia y la religión?
Nuestra definición no es, sin embargo, completa. Hagamos notar que •no encontramos en la historia
La magia, en efecto, · está formada también de r.

1
religión sin Estado. Tan pronto la religió_ n es estric­

creencias y ritos. Tiene sus mitos, sus dogmas, sus tamente nacional, como se extiende más allá de
ceremonias, sus sacrificios, sus plegarias. Con gran
las fronteras: ya comprende u n pueblo entero
frecuencia los mismos seres sagrados, en particular
lRoma, Atflnas, el pueblo hebreo), o sólo una frac·
·1as almas de los muertos, los demonios, son a la , ción (las sociedades cristianas desde el adveni­

Á
vez objeto de ritos religiosos y de prácticas mági­ miento del protestantismo); ora está dirigida por
cas. «Hasta hay divinidades regulares y oficiales
un cuerpo de sacerdotes, o bien carece de jefes;
que son invocadas por el mago. Yá son- los dioses pero en todas partes en que observamos una vida
de un pueblo extranjero: por ejemplo, los magos religiosa, se extiende ésta a un gru po definido.
griegos hadan intervenir los dioses egipcios, asi· Igunl sucede con Jos cultos particulares, cultos de
rios o j udíos, o bien Íos mismos dioses nacionales:
20 LOS ORÍGENES DEL SE T1MTE TO RELIGIOSO

familia o corporación, que además no representan


sino formas especiales de una religión más gene­
ralizada como otras tantas capillas de una Iglesia
más vasta. Por el contrario, las creencias mágicas,
·aunque se hallen extendidas a grandes capas de
poblaciones, «no tienen ya por objeto ligar entre sí
los hombres que las profesan y unirlos-en u n mis­
m o grupo ... No existe Iglesia mágica ... E l mago ¿EXISTEN RELIGIONES ELEMENTALES?
tiene una clientela, y sus clientes pueden muy bien
ser desconocidos entre sí•. Si se reúnen l os magos
EL ANIMISMO Y EL NATURISMO
alguna vez; si hay, por ejemplo, asamblea de he­
.,
chiceros, en general, el mago es más bien un soli­
tario: lejos de buscar Ja sociedad, la huye. Pero so­

E
bre todo, en éstas asambleas no entran más que NTRE todas las religiones cono.cidas, ¿existen
los magos, y no aquellos en cuyo provecho operan algunas que puedan llamarse elementales, en
ellos. Al contrario, una Iglesia no comprende sola­ el sentido de que no supongan otras más senci­
mente los sacerdotes, sino que abraza también en llas de las cuales se deriven? No es éste un proble­
su seno todos los fieles. No hay, pues, Iglesia en la ma nuevo; se ha planteado bien temprano, buscan­
magia. do su solución en dos direcciones diferentes. Se ha
Llegamos asi a definir la religión: un sistema so­ advertido, en efecto, que en casi todos los sistemas
lidario de creencias y prácticas relativas a cosas religiosos antiguos y recientes se pueden distin­
sagradas, es decir, separadas, prohibidas, creencias guir dos religiones asociadas y a . veces fundidas
(/.. ,
y prácticas que · unen en una mism a comunidad LÍna en otra, y que son, sin embargo, muy diferen­
.
moral, llamada Iglesia, a todos !os que a ella se tes. •Una se dirige a las cosas de la Naturaleza, ya
adhieren. a las grandes fuerzas cósmicas, como los vientos,
ríos, astros, cielo, etc., ya a objetos de toda especie
que pueblan la.superficie de la tierra: ·plantas, pe•
LOS OHÍGENES DEL SENTIMIE:\'TO HELIGlOSO 2a
22 LOS ORÍGENES DEL SENTIMIENTO RELIGIOSO -
él: uno, su cuerpo, que ha permanecido echado en
ti.as, etc.: se le da por esta razón el nombre de na­ el suelo, y que encuentra al despertar en la m isma
turismo. La otra tiene por objeto los seres espiri­ postura; otro, el que durante el m ismo tiempo se ha
tuales: espiritus, almas, demonios, divinidade� pro­ movido a través del espacio•. Cuando sueña que
piamente dichas, agentes animados y conscientes está en conversación con uno el e sus compañeros ,
como el hombre>, pero que disponen de distintos situado a gran distancia, supone también que este
poderes que él, y que, en particular, escapan gene­ último está compuesto d� dos seres: uno que ha
ralmente a sus sentidos y a su vista. • Se l lama ani­ continuado echado donde dormía, mientras el otro
mismo a esta religión de os esP.íritus.• Para expli­ ha venido a su encueniro. De aquí nace la idea de
car la existencia de estas dos clases de culto, se un otro yo que, en ciertas circunstancias, puede
han sostenido dos teorías diferentes: para Ul\OS, el desprenderse y alejarse de nosotros temporalmen­
animismo sería la religión primitiva, y la de la Na­ te. Este <:Ioble reproduce nuestra imagen; pero es
turaleza se derivaría de ella; para los otros, es e l más movible que nuestro cuerpo, •puesto que puede
cu Ú o d e la Naturaleza el q u e primero se manifiesta recorrer en un instante grandes distancias. Es más
y el que produce el de los espíritus. Veamos el va� maleable, más plástico, pues para salir del cuerpo
lor de estas dos explicacione�. es preciso q u e pueda pasar por los orificios del or­
En la teoría animista se ·muestra primeramente ganismo, nariz y boca principalmente. Se le repre­
cómo se ha constituido la idea del alma en los senta como formado por materia, sin duda, pero
hombres que no tenían todavía ninguna creencia de una materia m ucho más etérea que todas las
religiosa. La idea del alm a, una vez explicada, de que conocemos ... Este doble es el alma•. En efecto,
ella se deduce toda la religión. En este punto de para muchos primitivos el alma no es más que la
vista se colocaron Tylor y Spencer. Partían de una imagen del cuerpo, y parece bastante natural que
ilusión de que serían víctimas los primitivos con se confunda este doble con el alma, pu esto que se
ocasión del sueño. El salvaje confunde el sueño cree que se aleja durante el suef\o, y que durante
con l a realidad; • cuando sueña, p�es, que ha visi­ el sueño igualmente la vida y el pensamiento pa­
tado un país lejano, cree que realmente ha ido a él; recen suspencliclos. '
pero no puede haber ido si no existen dos seres en

-- � - - -" • ------· •• r--- 1


24- LOS ORÍGENES DEL SENTIMIENTO HELIGIOSO LOS OHÍGENES DEL SENTIMIENTO HELIGIOSO 25

Pero para que el alma se convierta en objeto de bieron ser ritos fúnebres; los primeros sacrificios,
un culto, es necesario que se transforme en un es­ ofrendas alimenticias, d�stinadas a satisfacer las
píritu, que es lo que se produce cuando el hombre necesidades de los difuntos; los primeros altares,
muere . La muerte semeja al sueiio en que el alma tumbas.
se separa del cuerpo; pero la separacíón esta vez es Queda por explicar cómo se imaginaron otros
definitiva. • Estos son, pues, espíritus desligados de espíritus presidiendo los diversos fenómenos natu­
todo organismo y puestos en libertad a través del , rales, cómo «al lado del culto de los antepasados se
espacio... Estas almas de hombres tienen necesidades constituyó un culto de J.a naturaleza». Se ha expli­
y pasiones de hombres; tratan de mezclarse ·en l a cado esto de dos maneras diferentes. Según Tylor,
·
vida�de s u s compaiieros de ayer, ya para ayudarles el primitivo tiende a confundir, como el niño, lo·
o perjudicarles, según los sentimientos que conser­ animado y lo inanimado. Desde el momento que
ven respecto a ellos.'> Por lo tanto, pueden hacer J cree que el hombre es un cuerpo dotado de espíritu,
mucho bien o mucho mal, según penetren . en los · admite que las cosas tienen también espíritus. D e
cuerpos para producir_ toda clase de desórdenes o ahí nació l a idea d e los. espíritus cósmicos, que re­
para fortificarlos. A ellos se atribuyen las enferme­ siden en las cosas y producen todo lo que sucede:
dades, y también esos estados de inspiración, que marcha de las corrientes de agua, de los astros, ve­
elevan al hombre por encima. de sí mismo. Se ha getación, etc. El hombre depende de estos ·e spíri­
de procurar, por lo tanto, « conciliarse su benevo­ tus, porque depende de las cosas; por esto les rind�
lencia o apaciguarlos cuando estén irritados; de culto . Spencer piensa, al contrario, que el hombre
aquí las ofrendas, sacrificios, plegarias; en una pa­ primitivo, igual que los animales superiores, sabe
labra, todo el aparato de prácticas religiosas». 1. distinguir los seres animados de las cosas no vivas.
Puesto:que es la muerte la que transforma el alma � Según él, es otra la confusión que explica el paso
de simple principio vital en un espíritu y casi" en del culto de los espíritus al de l a naturaleza. En
una divinidad, •es a las almas de los antepasados muchas tribus primitivas, se da a los individuos los
a las que se hubo de dirigir el primer culto que ha nombres de ciertos objetos naturales, animales,
conociqo lél 44méln�dad. Así los prifl1eros rjto§ d�- ·plantas, astros, etc.; más tarde se olvida qué estos
¡?(i LOS OHÍGENES DJ<:L 'f<:NTIMil\NTO llf<:LIGIOSO
LOS OII ÍGENES DEL SENTIMIENTO HELIGIOSO 27
nombres no eran más que metáforas, y creyendo que
los antepasados eran realmente animales, plantas, Poi lo demás, ¿cómo se explicaría n de esta manera
astros, se rinde a estos seres y objetos igual culto los sueños en q u e interviene n los parientes, los
que a los mismos ante.pasados. Así nacería Ja re­ compañeros del durmiente� como si sus dobles hu·
ligión dP la natural�za. Explicación sin gran va­ biesen venido al encuentro del n uestro? El los ha
lor, porque «todos los recuerdos personales dejados interrogado al despertar y le han dicho que han te·
por el antepasado en la memoria de los hombres• nielo en el mismo momento q u e él sueños comple·
hacían dificil tal confusión. ¿Cómo hubiesen ad­ tamente diferentes, que han visitado otros lugares
mitido los primitivos mismos, sin otra razón que· o a otras pPrsonas. Y si esto ha debido producirse
estos nombres·, que hayan podido nacer hombres casi siempre, ¿cómo podría erigir en regla los ca·
ele una montafia o astro, de un animal o planta? sos excepcional es, en que no aparecen tales con­
Atengámono s;pue�. a la doctrina de Tylor, «cuya tradicciones? Seria hacer al primitivo demasiado
autoridad es siempre muy grande•, y examiné­ crédulo. Además, no es evidente que el primitivo
mosla en sus diferentes partes. haya tratado de explicarse el problema del sueño.
¿Hay que creer que el suefio ha sugerido a Jos «Pasamos sin cesar al lacio de problemas, que no
hombres la idea de que existe en cada uno de ellos nos planteamos, que no sospechamos siquiera. So·
un doble, que p uede alejarse del cuerpo y volver bre toci o , cuando se trata de hechos, que se repro­
a él? y ¿no sería posible explicar de otro modo y ducen siempre de la misma manera, el hábito actor·
más sencillamente las ilusiones del suefio? •¿Po r mece fácilmente la curiosidad y no pensamos ya
qué, por ejemplo, el du rmiente no podría imagi· en interrogarnos ... Esta pernza intelectual llega ne­
, narse que durante el sueño era capaz de ver a dis­ cesariamente a s u máximum en el primitivo. • El
tancia? Para atribuirse tal poder, no necesitaba ha­ sueño ocupa muy poco espacio en n uestra vida. No
cer tanto gasto de imaginación como para cons· se guardan de él más que impresiones vagas y que
truir esta noción 'tan compleja de un doble formado se borran muy de prisa. » ¿Cómo había de gastar el
de una substancia etérea, semiinvisible, y de la cual salvaje tantos esfuerzos para encontrarle una ex·
la experiencia dir�cta n o ofrecía ningún ejemplo.• plicacíón? «De las dos ex:istencias que lleva suce·
sivamente, diurna y nocturna, es la primera la que
LOS ORÍGENES DEL SENTIMIENTO RELIGIOSO 29
:28 LOS OHÍLENES DEL S E NTIM U : 'TO R1'LIGIUSO
mente del cuerpo, no continúa siendo por esto me­
tenía que ínteresarle más.» ¿Cómo había de hacer nos profana. Por lo demás, los primitivos creen que
.
de la segunda, es decir, '
del suefio, la base de todas el alma participa íntimamente de la vida del cuer­
sus creencias m ientras está.despierto? Probable es, po; envejece y se debilita al mismo tiempo que él.
al contrario, que haya sido atendiendo a sus creen­ •En efecto, hay pueblos en que n o se rinden los
cias de día, crencias religiosas preexistentes, como rieberes f únebres a las personas que han llegado .
han interpretado los primitivos algunos de aque­ a la senilidad: se.les trata como si su alma también
llos suefios en que creían e·n trar en relación con se­ se hubiese hecho senil, y hasta ocurre que se eje­
res religiosos, genios benéficos o malignos, almas cute regularmente antes de llegar a la vejez a los
de difuntos, etc. «Ni aun estos suefios eran posi­ personajes privilegiados, reyes o sacerdotes, que
bles más que donde existía ya la idea de espíritus, pasan por ser poseedores de algún espíritu pode­
de almas, de países de muertos; es decir, donde la roso, cuya protección importa conservar a la socie­
evolución religiosa estaba relativamente adelanta­ dad»; pues se supone que este espíritu sufriría la
da.• No s?n, p ues, estos suefios los que expli' c an decrepitud física de aquellos que le contienen en sí.
la religión, puesto que la suponen (1). ¿Cómo, por Lejos de fortalecer el alma, la muerte debería debi­
otra parte, poseería la muerte la virtu' d de hacer litarla; en todo caso, no puede explicar que cam­
pasar el alma a la catego' r ía de los seres sagrados bie de naturaleza, pues hay una diferencia de
y transformarl a en espíritu?• El alma-doble, en naturaleza entre lo sagrado y l o profano. No basta
efecto, no es •más que una cosa profana, un princi­ que las almas de los muertos sean más temibles,
pio vital ambulante »; pero •la muerte nada le añade porque el temor que el fiel experimente por las co­
de esencial, salvo una mayor libertad de movimien­ sas que adora •es un temor sui géneris, compuesto
tos• . de respeto más que de espanto, y en el que domina
Más temible quizá e l alma desligada definitiva- esta ernoción tan particular, que inspira al hombre
la majestad». No basta tampoco que se desencar­
(1) Un estudio de la inteq:retación de los sue­
fios en otras sociedades más o menos «primitivas », i
nen las almas, para que adq uieran este carácter.
nos ha llevado a las mismas conclusion es. Véase l a Los Melanesios, por fjemplo, no rinden culto a las
referencia e n l a s ipdicaciones bibliográficas.
HO LOS ORÍGENES DEL Sf,NTIMIEN1'0 RELIGIOSO
LOS ORÍGENES DEL S��NTIMTENTO RELIGIOSO 31
almas de todos los muertos, sino sólo a las de
san por haber poseído en vida poderes sobrehu ­
aquellos que ya en vida pasaban p9r sagrados,
manos. N o por ser simplemente antepasados, sino
sacerdotes, hechiceros, jefes, etc. En cuanto a las
por habérseles mirado en todo tiempo, y aun en
otras almas son-dice Codrington-«como nada,
vida, como casi dioses, se les rinde culto. El aus­
igual antes que después de la muerte ». Así, no es
traliano n o se ocupa de los muertos más que en el
la muerte ia que da a ciertas almas el carácter sa­
momento de la muerte y durante los días o sema­
gtado, pues lo poseían durante la vida. Y sobre
nas que se suceden inmediatamente. De estos ritos
�odo, si el culto de los antepasados fuese el origen
no p u eden haber salido los cultos permanentes y
de todos los demás,. debería ocupar el lugar princi­
periódicos, que llenan por completo una gran parte
pal en el culto religioso de los primitivos; pero, al
contrario, •el culto ancestral n o se desarrolla sino de su existencia.
¿Es, en fin, por haber confundido los primitivos
en las sociedades adelantadas, com¡;¡ China, Egipto,
lo animado y lo inanimado, p or lo que atribuyeron
las ciudades griegas y latinas, y en cambio faltan
un espíritu a las cosas de la Naturaleza, astros,
en las sociedades austral ianas » , las más sencillas
que conocemos. Sin duda encontr- aremos en éstas plantas, etc.? Se recuerda los casos eñ que Jos niños

ritos fúnebres y de luto; pero un culto es un sistema tratan a la mesa en que han tropezado como a un

de ritos que se reprocluce periódicamente. «No hay ser v_ i vo u olvidan que su muñeca es una muñeca, et­

culto a los antepasados más que cuando se hacen cétera; pero aquí hay más bien un juego de la

sacrificios en ciertas épocas sobre las tumbas, i maginación que una ilusión real. Atengámonos,

cuando en ellas se derraman libaciones en fechas pues, a las creencias primitivas. « Si ios espíritus y

más o menos espaciadas, cuando se celebran fies­ los dioses de la Naturaleza se han construido real•

tas regularmente en honor del muerto; pero Aus­ mente a imagen del alma humana, deben llevar el

tralia no sostiene con sus muertos ninguna relación sello de su origen y recordar los rasgos esenciales

de esta clase.» Si ciertas tribus australianas cele­ de su modelo.» Ahora bien, se concibe al alma hu­

bran periódicamente ritos en honor de antepasados mana como un principio interno que mueve el

fabu!osos, se trata siempre de personajes que pa- cuerpo, sostiene su vida y reside en él ; pero no su­
cede así con los espíritus que presiden a las dife-

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LOS OHf�EN!:S DEL SF: TJMIENTO R�:Ltmoso :):�

;�2 LOS ORÍGENES DEL SENTI 1IF.NTO RELIGIOSO


representados con rasgos humanos, m u chos· perso­

rentes cosas de la Naturaieza. El dios del Sol no najes místicos l levaban todavía Ja huella de su ori­
gen animal: D ionisos, que se encuentra a menudo
está necesariamente en el Sol, ni el espíritu de tal
piedra en l a piedra que hace las veces de morada bajo l a forma de u n toro, o al menos con cuernos

principal para él. Segú n Codrington, el espíritu del de toro; Demetér, que se representa con una crin

mar, lie la tempestad o de la selva, no es para ellos de caballo; Pan, Sileno, los Faunos, etc.> Lejos de

lo que el alma para el cuerpo. Los indígenas pien­ haber impuesto su forma a las cosas, ani males y

san solamente que •el espíritu frecuenta la selva o plantas, el hombre ha creído en un principio que

el mar, y tiene el poder de levantar tempestades y tenia por antepasados ani m::iles y plantas. El cullo
.
producir enfermedades a lo s viajeros». El espírit u , , de la Naturaleza no deriva, pues, del culto del

pues, está ordinariamente fuera del objeto con el alma y de los espíritus.
· Pero la principal objeción que dirigimos al ani·
cual se le relaciona.
Si fuese, además, su alma o su espíritu lo que e l mismo es l a de que hace derivar toda la religión de

hombre hubiese a s í proyectado e n l a s cosas, habría las ilusiones del sueño y no ve en ella m ás que una

que contar con que h ubiera concebido Jos primeros gran aberración y una especie de delirio si stemati­

seres sagrados a su semejanza. ·Pero no hay nada zado. Y • es i nadmisible que sistemas de ideas com0

de esto. E l antropomorfismo no es primitivo; no las religiones, que han ocupado en Ja historia un

aparece más que e:i las civilizaciones bastante ade­ puesto tan preeminente y a donde han venido los

lantadas. En Australia • animales y plantas ocupan pueblos en todas las épocas a sacar la energía q u e
necesitaban para vivir, n o sean m á s que u n tejido
el primer puesto entre las cosas sagradas. Aun en­
tre los indios de América del Norte, las grandes di­ de ilusiones•. ¿Cómo hubiera podido perpetuarse

vinidades cósmicas, que ya comienzan allí a ser tal engaño? ¿Cómo la moral y el pensamiento cien­

objeto de culto, son frecuentemente representadas tífico, que han permanecido tanto tiempo confun­

bajo formas animales ... Para encontrar un dios for- didos con l a religión y que llevan todavía su sel lo,
. .

mado por completo de elementos humanos1 hay hubieran podido nacer de u n simple delirio? La re­

que llegar casi al cristianismo.. Hasta en Roma y l igión debe responder a alguna realidad natural.
3
en Grecia, donde los dioses fueron generalmente
:-¡,¡. LOS ORÍGENES DEL SENTIMIENTO RELIGIOSO
LOS o n í r;ENES DEL SENTI MIENTO RELIGIOSO 35
La escuela naturista, por el contrario, ha buscado
en la Naturaleza y en las primeras ideas que el sobre el mundo- dice Max Müller-, nada les pare­
hombre se ha formado de ella el origen de las ció menos natural que la Naturaleza. Esta era para
creencias religiosas. El hombre habría percibido a ellos la gran sorpresa, el gran terror; era una mara­
Dios en Iás cosas, y nada habría más sólidamente villa y un milagro permanente ... Fué este vasto do­
fundado en la realidad que la religión, ya que ha minio abierto a ·los sentimientos de sorpresa y te­
nacido en nosotros de la contemplación del mundo mor, esta maravilla, este milagro, este inmenso des­
exterior. conocido opuesto a lo conocido, lo que dió el pri­
Cuando se descubrieron los Vedas, es decir, uno mer impulso al pensamiento y al lenguaje reli­
de los más antiguos textos escritos de que dispone­ giosos.»
mos en una lengua indoeuropea, y se comenzó a Así, la sensación de un infinito que le es superior,
estudiarlos, se advirtió que a los dioses se les de- nacida al contacto de las fuerzas naturales, sería el
, .

signaba por nombres coínunes todavía en uso, o punto de partida de la religión. El hombre ha tra ­
que lo fueron en otro tiempo; ora bien, estos nom­ tado �de comprender estas fuerzas, y como no pue -

1
bres son los de los principales fenómenos natura­ de pensarse sin hablar, l�s ha designado por medio
les. Por ejemplo: Agni, nombre de una de las prin­ de nombres, solamente que las palabras de que se
,
cipales divinidades de l a India, significa el fuego servía entonces y de las que subsisten huellas en
(como en latín ignis). La palabra sánscrita Dyaus, l las raíces de las lenguas indoeuropeas, designaban �
pariente del Zeus griego, del Júpiter latino, signi­ se>bre todo, l os principales modos de acción del

fica el cielo brillante. Se diría, pues, que en estos hombre: la acción de golpear, de empujar, de fro­
pueblos « los cuerpos y las fuerzas de la Naturaleza tar, etc. Así se designaron las principales fuer­
fueron los primeros objetos a los cuales se dirigió el zas de l a Naturaleza •por aquellas manife staciones
sentimiento religioso» . Max Müller, que es el prin­ suyas más semejantes a las acciones hum anas: al
cipal representante de esta escuela, creyó que en rayo se le llamó algo que excava el suelo al caer;
todas partes habría sucedido lo mismo. al viento, algo que gime o sopla; al sol, algo que
•A 'la primera ojeada que los hombres echaron l anza a través del espacio flechas doradas; al río ,
algo que corre, etc.» De aquí nació una serie de
:j() LOS ORÍGENES DEL SENTIMlENTO HELIGIOSO
LOS ORÍGENES DEL SENTIMIENTO RELIGIOSO :37
metáforas que poco a poco se fueron tomando lite­
ralmente. El lenguaje no pudo aplicarse a la N at u ­ una ayuda para sacar partido de las fuerzas de la
raleza sin ! ransfigurarla. D .etrás del mundo mate­ Naturaleza, ¿cómo no se hubiera advertido, puesto
rial se representó desde entonces un mundo ficticio que era falsa, que no nos aclaraba nada'!
de seres espirituales creados en todas sus partes. Pero, además, ¿es verosímil que sean estas creen­
•A �edida que la Mitologia fué dotando a cada cias como una reacción natural del hombre en pre·
dios de una biografia cada vez más extensa y com­ sencia de la • maravilla • del mundo? •Lo que ca­
pleja, las personalidades divinas, en un principio racteriza la vida de la Naturaleza es una regulari­
confundidas con las cosas, acabaron por distinguir­ dad qu7 llega a la monotonía . Todas las mañanas
se de ellas y concretarse .• sube el sol al horizonte; todas las tardes se pone;
Admitamos los postulados lingilisticos, muy dis­ todas las semanas cumple la luna el mismo ciclo; el
cutibles, sobre los que descansa esta teoría. Lo que río corre de una manera ininterrump ida en su le­
no se comprende bien es cómo si los hombres han cho; las mismas estaciones vuelven a traer periódi­
inventado la religión para explicarse los fenómenos camente las mismas sensacione s... Normalmente, el
de la Naturaleza, no han �econocido, a la larga, curso de la Naturaleza es uniforme, y el Universo
que se han engañado. Enfermedad del pensamien ­ no podría producir fuertes emociones . · La admira•
0 ción de las grandes fuerzas naturales y aun el sen­
to, delirio verbal, dice Max Müller. • Representar al
dios supremo como culpable de todos los crímenes' timiento de lo infinito, no basta para que tenga­
engañado por los hombres, reñido con su mujer y mos la idea de las cosas sagradas, que un abismo
pegando a sus hijos, es, seguramentP., u n síntoma separa del mundo profano. Y sin la noción de lo
de condición anormal o enfermedad del pensamien­ sagrado no hay religión. ¿Hemos de admitir tam - ,
to; digamos mejor de locura bien caracterizada,• bién que el primitivo se siente- • aplastado• por las
Pero un error de este género, que no puede ofrecer fuerzas de la Naturaleza? Lejos de creer que sean
ninguna utilidad, que no trae consigo más que hasta este punto superiores a las suyas, • Se atribuye
equivocaciones prácticas, no es viable. Si se espe­ él u n imperio sobre las cosas que no tiene. , pero
raba de la religión la explicación del Universo y cuya ilusión •le impide sentirse dominaéo por
ellas> , En fin, las i¡randes fuerzas cósmicas, el sol ,
' � - • .....- - .......-r...
. � - �-�'"-
-

:J8 LOS ORÍ GENES DEL SENTIMIE 'TO RELIGIOSO

la luna, las montañas, el mar, etc., no han sido di­


vinizados sino tardíamente. • Los primeros seres a
que se ha dirigido el culto ... son humildes vegeta­
les o animales, respecto a los cuales se encontraba
el hombre, por lo menos en un pie de igualdad: el
pato, la liebre, el canguro, el emú, el lagarto, Ja
oruga, Ja rana, etc.
Concluyamos: ni el animismo, ni el naturismo, LAS CREENCIAS TOTÉMICAS EN AUSTRALIA
r.onsiguen explicar cómo ha nacido Ja religión. Ni
l as ilusiones del sueño, ni la experiencia de l a

INVESTIGACIONES
muerte, ni el espectáculo de l a Naturaleza y l a s ex­
travagantes imaginaciones que habría suscitado en metódicamente prose�ui das
los primeros hombres, han podido producir la no­ por los etnógrafos de América y Australta du­
ción de lo sagrado, sin la cual no hay religión. Es rante los cincuenta últimos años, en particular por
exacto que los suejíos, l a muerte, l a Naturaleza dan Max Lemman, Frazer, Spencer Y G uillén, Strehlow,
lugar a creencias religiosas en los pueblos primiti­ han mostrado la existencia Y precisado cada vez
vos, pero es probable que el pensamiento religioso '.
mejor los caracteres de un culto y al mismo t e m ­
. .
se ha aplicado a estos hechos y objetos co�o a po de toda una organización social m u y prim1hva
muchos otros, que ha arrastrado en su corriente, que se designa con el nombre de totemismo. D�
pero cuya fuente hay que busca� 'ªn otra parte. ella se encuentran huellas y vestigios en muchos si­
tios; pero es entre los pieles rojas de América . Y los
aborígenes de Ja Australia central donde se presen­
ta bajo su forma más pura y donde se conserva ma­
;
yor vitalidad. Solamente que mi ntras el totemis­
mo americano ha evolu cionado ya mucho y parece
casi sobrepasado en Australia, se diria que está'
- ... .... - - -
- -- ..... -- - .. ,,. - --

/
,

40 LOS ORÍGENES DEL SENT l M J ENTO RELI GIOSO L O S O R Í G f�NES DEL SENTIMIENTO REL I G IOSO 41

más cerca de sus orígenes. Las sociedades austra­ hijos, y entre estos grupitos familiares ningún lazo
'
lianas son, en efecto, las más sencillas (y en este permanente existiría, sino únicamente aproxima­
sentido las más primitivas) que nos es posible al­ ciones temporales, debidas a las circunstancias • .
'
I
canzar. No sólo es su técnica muy rudimentaria Así habría q u e imaginarse, según el padre Schmidt,
-Ja .casa y hasta la choza son todavía desconoci­ l a human i dart primitiva. Ahora bien: en estas hor­
das -, sino q u e su organización, basada en el clan , das, en estas especies de rebaños humanos, en vez
es la más rudimentaria que se puede imaginar. E n de las creencias totémicas extendidas entre los aus­
ell as comienza l a vida social y sin duda también tralianos, se hallarían vestigios de una religión y
·
Ja religión. de una moral muy puras: estos p ueblos poseerían
Verdad es que ciertos autores han sostenido que la idea de un Dios único, de la creación, de un alma
l a civilización australiana, por grosera que nos pa­ separada del cuerpo, etc. Puesto que 1)0n verdade­
rezca, no es la más sencilla que se puecta concebir, ramente primitivos, habría que a dmitir que las de­
y que de hecho se encuentran en otras partes tri­ más sociedades que han debido parecérseles en su
b u s que han conservado mejor los rasgos de las origen, han perdido_ poco a poco el recuerdo de
sociedades verdaderamente primitivas . El · pa­ esta religión y de esta moral (sin duda reveladas) .
dre W. Schmidt, el más erudito defensor de esta Las tribus australianas, lejos de ser primitivas, re­
tesis, ha opuesto en este respecto los Pigmeos a presentarían sencillamente tribus degeneradas y
los Australianos: se designa con aquel nombre a po­ moral o intelectualmente empobrecidas. Sería, pues,
blaciones de individuos muy pequeños, casi ena­ contrario a todo método buscar en ellas el origen
nos, q u e se encuentran esparcidas en las Filipinas de la religión.
en ciertas islas de Indonesia, en M alaca, en los An­ A esto se puede responder, ante todo, que mien­
demanes, quizá en Ceilán y en la selva tropical y tras poseemos, acere& de los aborígenes de Aus­
guineana de A!rica. Lo que caracterizaría a estas tralia, observaciones de primer orden abundantes
tribus sería « una ausencia casi completa de toda y precisas, que coinciden entre sj a pesar de haber
organización estab le y defin � da. Ninguna autoridad sido hechas por autores diferentes, en cambio CO·
estableciqa. Cada ad4lto vive con su muj er y i;u� noc�mos m uy mal los Pigmeos, Como ha dicho

. - - -- --
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� - - ...,. ; ' -- ... "'---:- .:.� ,- --.- - . - --

LOS ORÍGENES DEL SENTIMIENTO RELIGIOSO 43


,¡.;¿ LOS ORÍGENES DEL SENTIMIENTO RELIGIOSO

ticipa· de una civÜ ización-grosera o elevada, igual


M. Mauss ( ! ) , «no tenemos acerca de ellos más q u e
da-, puede preguntarse si los seres que compusie­
documentos bastante pobres. Los Andamenos son
sen estas pretendidas hordas serían verdaderamen­
la única excepción, y Brown y Man (los que me­
te humanos. En fin, la apologética es una cosa, y
jor los han estudiado) dan una idea muy diferen te
de la que querría sugerirnos el padre Schmidt. En la ciencia de las religiones es otra. Si se está con·­
vencido de que Dios ha creado al hombre y Je ha
cuanto a los demás, es muy poco lo que sabemos.
revelado al mismo tiempo la verdadera religión,
Son pobres t �ibus diezmadas, rechazadas en la sel­
será.siempre posible considerar las tribus salvajes
va o el. desierto, y cuyos dialectos están emparen­
en las cuales no se halie ninguna huella de tal re­
tados con los que hablan las sociedades más ade­
l antadas que los rodean. Nada hay en ellos que velación como sociedades que han perdido Ja fe;

permita reconstruir l a fase inicial de la h uma­ pero en realidad, no se aporta ningún argumen­

nidad. • to que permita establecer que la hayan poseído

Además, como ha dicho Durkheim (2), mientras n u nca.

los Australianos representan el tipo de sociedad Dos r asgos esenciales caracterizan el clan toté­
más sencillo, «esa clase de hordas no tiene ningu­ mico en Australia. • En primer lugar, los individuos
no de los atributos distintivos de las sociedades que lo componen se consideran como unidos por
humanas . Lo que caracteriza a éstas es la exis­ un lazo de parentesco de naturaleza especialísima
tencia de una civ i lización; y ¿cómo sería posible Este parentes_co no procede de que conserven entre
una . civil ización, en una aglomeración tan inesta­ si relaciones definidas de consanguinidad: son pa­
ble de individuos sin unión ni utilizaci ó n en común rientes sólo por llevar el mismo nombre. • La iden­
de todos los esfuerzos; sin una organización que tidad de nombre basta para que se reconozcan m u ­
permita l a acumulación de IO!'i resultados que al­ tuamente deberes idénticos a l o s q u e siempre se
canza cada generación ...' { Como el hombre no es han impuesto los parientes: « deberes de ayuda; de
hombre si no vive en sociedad, es decir, si no par- vendetta, de l uto, obligación de no casarse entre
si, etc.• . Lo que distingue, p or otra parte, el clan de
( 1) Année Sociologique. Tomo XII, página 60. .
Ja gens romana o del 7iivo� griego (cuyos miembros
(2) AnnéB Sociologique. Tomo XII, págs. 52-53.

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L OS o n i l; E N F.S DEL SENTIMrn. T O RELIGT0!'-0 45


.',./Í. LOS ORÍ GENES Db:L SENTIMIENTO RELIGIOSO
sos, el totem no es el del padre ni el de la madre;
llevan también el mismo nombre), • es que- el nom­
es el del antepasado mítico, que pasa por haber
bre que l leva aquél es también el de una especie
' venido a fecundar místicamente a la madre en 'el ,
determinada de cosas materiales, con la cual cree
momento de la concepción. "Una técnica determi­
sostener relaciones muy particulares », y señalada·
nada permite reconocer cuál es este antepasado Y a
mente relaciones de parentesco. Estas cosas mate­
qué grupo pertenece.»
rial és , estos totems, son generalmente vegetales Y
De los clanes se distingu.en las fra.trias, que son
animales, y con mucha menos frecuencia cosa s
grupos de clanes . Hay dos por tribu. «Ahora bien:
inanimadas.
en casi todos los casos en que las fratrias llevan un
¿Cómo se adquiere el nombre totémico? En la
nombre c�yo sentido ha podido ser determinado,
mayor parte de las tribus, por nacimiento: el hijo
este nombre resulta ser el de u n animal.• Habría,
tiene por totem el de su madre. «En este caso, en
pues, totems de fratrias. Es que, en efecto, la fratría
virtud de la ley exogámica (que prohibe a los miem­
no parece ser otra cosa que un clan antiguo que se
bros del mismo cl an casarse entre sí), la madre es
ha desmembrado: « los clanes actuales serían el
obligatoriamente de otro totem que su marido, Y
producto de este desmembramiento y la solidari­
como, por otra parte, vive en la localidad de este '
dad que los une un recuerdo de su primitiva uni­
último, los miembros de un mismo totem se hallan
dad•. Se observa esto sobre todo en América, don­
necesariamente dispersos entre «localidades dife­
de la organización totémica, que existe allí desde
rentes, según casualmente se contraigan los matri­
hace muchísimo más tiempo que en Australia, tam­
monios. D e esto resulta, que el grupo totémico ca
bién es más estable. Así se explica que el sistema
rece de bas� teqitorial». En otras partes el hijo tie�
arcaico de las fratrias se haya podido mantener con
ne el mismo totem q ue su padre, y como el hijo
más pureza y relieve. En América « la distancia
permanece cerca de su padre,. el grupo local com•
moral que separa ' los clanes es poca cosa al lado
prende, sobre todo, gentes que pertenecen al mis­
de la que separa las fratrias El nombre que llevan
mo toteru, a excepción de � as mujeres casadas que
cada una... es un totem en toda la fuerza de la pa·
poseen totems extraños. Aquí se puede decir que
labra:..
cada localidacJ tiene sq totem, En fin, en otros ca·
. .. ·--�- -
·-
�-"'llo....-.. 1: "'
..,.·-- ___ _
,, - .,._,....

LOS ORÍG ENr.� DEL SENTIMIE. TO RELIGIOSO /¡7


q.fl LOS ORÍGENES DEL sr,, TtMIENTO n ELIGIOSO
.
na: •está impreso en su carne, forma parte de
. ' « El totem no es solamente un nombre, es un em-
ellos mismos, y es este r,nodo de representación el
. blema, un verdadero blasón, cuyas analogías con
má� importante•. En general, los miembros de
el blasón heráldico han sido notadas a menudo. Es
cada clan tratan de presentar el aspecto exterior
un escudo, una marca, un dibujo que toda persona
de sus totems ... En ciertas fiestas religiosas, el per­
lleva, como signo de la familia de que forma parte. sonaje que preside la ceremonia lleva un vestido
En los Indios de la América del Norte, que han
que representa, en totalidad o en parte, el cuerpo
desarrollado 1<'1 técnica del dibujo, .del grabado, de
del animal cuyo nombre lleva el clan•. Máscaras,
la escultura, se pintan los totems sobre los escudos plumas, sirven al mismo objeto, cuando el totem es
o sobre pedazo � de corteza sostenidos en la punta un pájaro. Cada clan tiene su peinado. • En el clan
de un mástil, sirviendo de bandera. El totem se de la tortuga, por ejemplo, se afeita el pelo salvo
pinta en la tienda o, cuando la sociedad se hace se­ seis rizos, dos de cada lado de l a Gabeza, uno de­
dentaria, en la�redes de la -casa, y a veces en trás y otro delante, imitando las patas, la cabeza y
los postes que se levantan a los lados de la puerta la cola del animal.» Es probable que ciertos tatua­
de entrada, en las canoas, utensilios y monumen­ jes y mutilaciones a que se someten los indígenas,
tos fúnebres. En Australia estas representaciones tiendan a darles el aspecto de tote m . Por ejemplo, .
totémicas son más raras; sin embargo se encuen­.•
en el clan dt la ll uvia y del agua, en los Arunta, se
tran ejemplos: a veces, en el lugar en que se en­ arranca a los jóvenes los dos dientes superiores en
tierran los huesos del muerto, se traza en el suelo la época de la pubertad: así se esfuerzan, según la
una figura representando el totem o •se coloca el tradición, •en hacer sus fisonomías semejantes a
cuerpo en un pedazo i:le madera hueco, igualmente ciertas nubes negras de bordes claros, q u e pasan
decorado con dibujos característicos del totem». En por anunciar la llegada próxima de la lluvia». En
los escudos, en los u tensilios, en las peñ.as, algunos todo caso, en las ceremonias religiosas, los que ofi- ·
.
Au stralianos dibujan figuras de la misma clase, y cian, y aun los espectadores, llevan en el cuerpo
hasta se las encuentra en el cuerpo de los hom­ dibujos totémicos. «Uno de los principales ritos de
bres. Los indígenas reproducen su blasón no sola­ la i niciación, el que introducé al joven en la vida
mente en los objetos que poseen, sino en s u perso-
LOS ORÍ GENE;s DEL �l':NTIMIEN
TO RELIGIOW 49
religiosa de la tribu, consiste precisamente en pin­
tar en su c uerpo el símbolo totémico. • pro hibe n en . ella las disp
uta s. Es un lug ar de
Fácil es adivinar, por tanto, que el totem no es asilo .
solamente un nombre, sino también un emblema La chu ring a tien e toda clas
e de pro pied ade s m a ­
religioso. En efecto, « es el tipo mismo de las cosas rav illos as. Cura l a s her idas
Y las enf erm eda des .
sagradas», y es interesante examinar desde este «Co nfiere imp orta nte s pod
eres sob re l a esp P.cie to­
punto de vista 1 os in�trumentos de que se sirven tém ica, cuy a reprod ucc ión
nor mal ase gur a. Da a
los australianos en sus ritos. Las clzuringa son tro.:. �
los hom b es fuerza, valo r,
persevera ncia , . dep rim e
zos de piedra pulida o piezas de rr¡adera de formas al con tran o y deb ilita a los
ene mig os . • La suerte
muy variadas, pero generalmente ovaladas o ala�­ del clan dep end e de esto s
obj etos ; la ma yor des ­
gadas. Cada grupo totémico posee una colección gra cia les ame naz a si se pie
rden. Cua ndo se prestan
más o menos �¡¿ortante. Sobre cada una de ellas a un grupo extraño « es un verd
ade ro due lo púb li­
se halla grabado un dibujo, que representa el totem co• . Nad ie pu ede • servirse
de ello s sin el con senti ­
de este mismo grupo.• Estas clzuringa «se cuentan mie nto Y b;ijo la dire cció n del
jefe. Es un teso ro co­
entre las cosas más eminentemente sagradas. No �
lect i o, el arca san ta del
clan. Sin emb arg o, las
hay ninguna que l á s sobrepase en dignidad reli­ chu nngas son objetos que sólo
se dist ing uen de los
dem ás por llev ar «grabada
giosa ... Así los profanos, es deci"r, las mujeres y los o dib uja d a» l a ma rca
jóvenes aún no iniciados . , no pueden tocarlos ni _

totémi c . Es, pues, esta mar
ca, y sólo ella, la que
aun verlos, salvo en raras circunstancias en que se les con fiere el cará cter sag rad
o.
les permite mirarlas de lejos. Se las conserva pia­ <El nurtunja se com pon e
ese ncia lme nte de un
dosamente en pequeñ.os subterráneos, cuya entrada sop orte ver tica l, con sist ent
e ya en una , ya en var ias
está cuidadosamente disimulada y que son lugares lanz as reu nida s en haz , o de
un sim ple más til. Un
consagrados: <las mujerP.s y los no iniciados no �

man jo de hierbas se sost iene
todo alre ded or, por
pueden aproximarse a ellos •. Lo mismo sucede res­ I med 10 de faja s o cint illos de
pelo s. Por enc ima se
pecto a la región que los rodea. Un hombre perse­ afla de vell o d,i spu esto , bien
en círc ulo o en líneas
guido por otro, que se refugia allí, está a salvo. Se para lela s, que corren de arriba
aba jo del sop orte .
La pun ta se ado rna por me d
io de plum as del halcón-

4
. ...
o
50
l)r,t)f�l ; 7� j / l ? f ff • · '/',. -fT · �; f J ,;.>, J
LOS OlUGE: ES DEL S ENTI�!I ENTb HE1.IGIOSO
LO::; O H Í G E N ES DEL SENTIMIE"1TO H E L I G IOSO 51

. ' t i: hf r: r

f � r Q •
hombre o animal, por líneas de puntos, etc.• Es un
agmla. • El wanmga es un soporte vertical cortado
. .

1 símbolo más bien que un retrato.


por una ci dos piezas transversales que le dan e1 ás�
' ., , ··
p ecto tls
u� a c�& z. Cord ne �e db ello'� w&riiános b ¿ Si las i mágenes totémicas son sagradas, los ani­
1 '. '1 1
o d e pi ei , ten didos e� tre 1 0� b aios 1ci� 1 ,í'á s' � 1 dJ.:N males, plantas y demás objetos que representan,
'
e� tre � idades cÍei �oport ibrtn an �riri'te.d'.' Jtr- t É\t también despiertan en los indígenas sentimientos
) r.eligiosos. • El carácter sagrado del animal o planta

...
• , • _�A., ,t; 1 R '. • 1 ) { '{ fi '1 �· '" q "f
tun¡a y el wanmga, «que figuran en un gran nú,m'ero
r �
de ritos importa�tes, son objeto de 6.Vi.1 r��téfü totemica se reconoce en el hecho de estar prohibi­

.
reli
J.Í í ' '
<'.l .
g10so l Qmpletamente seme1ante al que mspuan las
' . . fft {14' • J 1 J tj" l 1�
do comerlo. sin dllda por ser cosas santas, pueden
entrar en la composición de ciertas comidas místi­
¡;il l •' / • L ('< , 1
churing<-.S • . Pero .« las líneas verticales o ras sortijas
t ,. •
· 1' 1 .l . 1 ; ' · ,, ... ,., �'"'1 fi �º .•
cas·!.,; perO'normalmente no se les puede utilizar en
d e vello ... los cordones del waninga deoen adoptar
· r 1 f, . �11 IJ r
1 1 J� 0• 1 1n J
� fons umd ordinarióJPóé:lo le! qÚtdnfrinja esta pro­
uµa orma estrictamente determinada ·por a '1:radi';
,

1 1 Ot."'i'
• 1�.) l
�, ¡ "}
c1ón y que representa en el pensamiento dé 'los in-
t8 .
' '9

:1 f : l , ; , rd oi d 1¡ o· 11�"' i r"
d1genas el totem � . No es más que una ·imagen, por'
1. •

n ¡ �;
.. 1 )
, ' · r

_:i l�� (• b
l · Q Í l .I:. ' · n. r! ··¡/

[o ¡,r r i l
)" hibición se expone a los mayores ¡;¡'eligros ... ; se cree
que1el1 sacrilegio pr©dUcé' auf0máticaménté la ·muer­
>. ' 1 "··
otra parte te1ppmal, ue1 totem, puesfo que ca' n a "u'no
'· 1 Hl " ')
te/>! ' Sii es�'asi fprohibidólies 'Se'1á•te¡:füai v éri' ciertd s 1
i '
cté ellos sót o rsiiVe er ' -c�1rso fT
1ti �)a b�Nlfib i a1 Y
'
�l ct� Á easos-, no' desaparecefi oomp'letáíheh1é:'si1 sé per'm'ité'

'l , fi -;
du · ,J( d
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· o q >f: rr"' "
f': '"lo ;
Así, ló que es s agrá do es el emb1eiÍí.á ·toíéníico
A ,.-: , ·

r
comer las plantas 0 ·el"arliín'al fdtein, Ylo se consume• 1
más qúe urta pequeña cantidacf cada vez, o bien sé'
•en �ualquier oj:Jjeto que s e Íepre��; •. ES de no-
{ 1 i '�
tar, ademas, que entre los australianos éstas deco-
'
r:�mf nrHt··
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"J ''Hn� 1

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t1é'
11\rw\� \it"\ q
pfohibe ''consumir l as ·-partes ' mas• sagradas,• "¡:;o'r l
ejémplo, l ]os· n·uevos o la grasa. ' Los viejos; lds per.r

.
• . '- f\',: 1 B li t f '· ,. ¡ -:i ( ) ( ') • t'f')U C; C\ . sonajes que han llegado a una elevada dignri'tad
raCIO l)es, d1ou¡os geomé ricos muy s1mplifica 1 i 0s ·
16 ! .i• _ " ' . ! · l!I ih 1 :>-1; " 'l ;: b m u ' � li ' , 1
··
reHgiósa,Cpuede'n comé� ila's rlco'sás · sanfas; rperó es
s o ti �n. en una � � a ogí� muy ejana coh os . óbje-
1 º' "· ·.:.. J lr '· '•\·J . r ·i it20< �1 -. " Wh'�l'l '• o o¡:·r,, m porque' st:M rsaintos el;l osi mistnds�ipor· éstó "nos ensé�'

-
·

tos qu� pretenden representar. « Sólo· 1ós foierilbros


•d·2 o r1r n�•W' 1(/ ! 201 .•q Jh ¡co i f¡¡ , b o � :ts! sb o lfl'l ·ri
e1 c an pueden decu cuá1 es el senhao atribuid.o ñarríos -mij;t@srq-u e'ifos hér©es·1 áncestmles; ' �ér!;dn ái1
1 ,¡ . . ,, i 1, 'J H a ,. 1 1J. c,J ''l'! <>h s fi1· j es-cas\.. divinoS', e'st·aban1libres• de esta's ;Prohibí ib-1
�· , · • r:>·1 ' 1

..
por ellos fl tal o cual combinación a é !meas. Gene-
.l í' 1' <' . f •' .1 f,'-> •10.'3 'ltJO ¡> ( ll " f'<
' ' • 1 " '·'
ralmente .hombres 'f. rpu¡eres se repteséi ah 'por ttes:Si e-·sllspende ·la pFóhibioióli en'caso'dé nece-'
1. flJ1fil f•jD i<S1• ul1.. 9.> <1 r · J n �ac c;n10 s s B11>1• ii.J siCl"a'tl', h1á nd6n�1nindividuoi S-'f.Íá (líátnori'é'hto· y nb
circulos completos o esp1rale ; las ue 1as a u n
1

. .. . .
- ,
52 LOS OR Í GE:\ES DEL SENTIMIENTO RELIGIOSO LOS l ) ( { Í 1 ; ¡¡; i<:S DEL SENTIMIENTO RELIGIOSO 53

tiene otra cosa que comer, o cuando el totem, como do usual de la palabra, un animal o una planta de
el totem del agua, es de tal naturaleza que el hom­ especie totémica.• E l hombre l leva el nombre del
bre no puede pasarse sin él, aún hay que someterse animal o planta; ahora bien, para el primitivo, la
a ciertas condiciones: •no sacar el agua uno mis­ i dentidad de nombre significa una identidad de na-
,
1
mo, recibirla de manos de un tercero, etc. » A Ja pro · turaleza, porqu e el nombre, según él, es más que un
hibición de comer se añade a menudo la de matar, apelativo; es algo del mismo ser en tal forma que
o si el totem es una planta, de cogerla, es verdad los que lo conocen tienen ya algún poder sobre el
que con m •chas excepciones y tolerancias, en par­ ser que lo lleva. •Todo individuo tiene, pues, una
ticular cuando se trata de animales dafíinos. Se ci­ doble naturaleza: en él coexisten dos seres, un hom­
tan, en fin, algunos casos, aunque bastante raros bre y un animal. •
en que está prohibido al hombre tocar al animal o Los indígenas, para explicar esta dualidad d e na­
a la pl�nta-totem. turaleza, han imaginado diversos mitos inspirados
Estas prohibiciones son, en suma, menos , n ume· •¡ en la idea de que el hombre desciende del animal
ros � s y mucho menos estrictas que aquellas de que totémico, y existe, por lo tanto, entre ellos una re­
es obj'eto el emblema totémico. Animales y plantas lación de parentesco. Unos creen que • entre los
totémicas, a diferencia de las churinga, nurtunja y primeros hombres, algunos tenían e l poder de trans­
waninga, se encuentran normalmente mezclados a l
1 formarse .en animales. Otros ... colocan al comienzo
la vida diaria. Las imágenes del ser totémico son de Ja Humanidad: .. ya seres inertes, intermediarios
más sagradas que los animales, plantas, etc., que entrP l os dos reinos, ya también criaturas informes,
reproducen. apPnas representables, desprovistas de todo órgano ·
· l\ñadamos que los hombres también participan
determinado, de todo miembro definido ... Potencias
en este sistema religioso con el mismo título, poco míticas, a veces concebidas en forma de animales ...
más o menos, que las plantas y los animales, de la habrían transformado en hombres estos seres am­
religiosidad y carácter sagrado del totem. • La ra­ biguos. A haché\ZOS o, cuando e l operador es u n pá­
zón de esta santidad personal es que el hombre jaro, a picotazos, habría sido esculpido e l individuo
cree ser al mismo tiempo que hombre, en el sentí- humano en esta masa amorfa con los miembros lle-

', -,... ':l"l· -- - ----


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LOS ORÍ(}I:NES DEL SENTTMTF.NTO RELIG10SO $5
51¡. LOS ORÍGENfoS DEI . SF.NTTMJF.NTO RELIGIOSO !t,. l ' { , f.1: \I 1 1 '

parados u nos de otros, la boca abierta y las narices de. infer\ori�� d. E l totemismo no se reduce al culto
horadadas. •En otras partes se supone que el ante· d,e i¡.nimales y plantas y a una especi� de zoolatría.
pasado era un ser humano> , pero que, a consecuen­ El hombre no adora al animal, como el fiel adora
� f 1 • i

cia de diversas peripecias, habría sido reducido a � .�u pior • en de}initiva , los lazos que existen en-

vivir, durante u n tiempo más o menos largo, en me­ t�� !';llos y él, ,semejan rr,iucho más a los que unen
dio de animales fabulosos de la misma especie, r ,miembro
los 1 111 , /s de ¡
una
, , , Ve en ellos
misma familia•.

que dió su nombre al clan.• De tal modo se habría �S?<f,i,<'<t,1,91� .a c¡\uien, es p � de ay�da, � le guía,n en la
qt e

hecho semejante a estos animales, que a su vuelta Af'Íf\i y le r,qi¡i.en en guar,dia contr� los peli�ros q�e
entre los hombres, no reconociéndolo éstos, le ha­ )� all).enazan . En, cambio los trata con miramient o;
brían dado el nombre del animal a que se p arecía. « pero lps servicios que les presta no se parecen en
.
Detrás de . 9das estas explicaciones, por diferentes r:i odo/ alguno a un culto•
que sean, se percibe la necesidad de i nterpretar ló­ jemp � distii; guido hasta aquí tres categorías de
} _
gicamente una creencia que conducía a una contra­ cosas sagradas: el emblema totémico, la planta o
' los
dicción en los términos, esto es. a que un hombre <\ nima} cuya forma �eproduce esto, y por último
allá toda•
pueda ser a la vez hombre y animal. � iep,iNº� del clan. Pero hay que ir m ás
Así, son sagrados los hombres , con el mismo tí­ Y,í�. f;1p,n el clan, en efecto, se enlaza todo un con­
tulo que las plantas y animales , y hasta hay en s � tu.n�q 4e c9sa� del mundq e)\'.terior. •Para,el . austr?t-.
cuerpo ciertas partes y tejidos que inspiran una l i ªIJ9 · tod,as las cosas que pueb '. an el universo for­
. ,
veneración más particular ; por ejemplo, l a sangre !llªn parte de la tribu; son sus elementos constitu­
por decirlo así, sus miembros regulares;
que sirve para consagrar los instrumen tos del culto; ... ; y,,
tivos � . ) i·
la que derraman los adultos y jóvenes en el des­ tienen, pues, exactame nte igual que el hombre, un

arrollo de las ceremonias de iniciación, no debe ser l ugar determina do en los cuadros de la sociedad ...
vista por las mujeres . Lo mismo sucede con el pelo, En virtud de este principio, cuando l a tribu P.stá
patillas, prepucio y grasa del hígaqo. Puesto que el d!vidid,a. en dos fratrias, todos los seres conocidos
hombre es sagrado, no se halla respecto a los ani­ §e i;ep arten e1üre ellas . .. El s? l , la luna y l�s estre­
males o plantas cuyo nombFe lleva en una actitud llas pertenece n a ésta o a la otra fratria, igual q u e
5() LOS OHC GENES DEL SENTIMIENTO RELIGIOSO tos O H Í G E N E. m:r. SRN TIMIENTO RELTGIOSO 57

los mismos Negros ... Pero no pára aquí esta clasi­ Pero no es menos de notar que los hombres, li­
ficación. Los hombres de cada fratria se reparten en gando asi todas las cosas que existen a algún to­
un cierto número de clanes; lo mismo las cosas tem, hayan atribuído a todos una especie de natu -
afectadas a cada fratria, se dividen a su vez entre raleza religiosa. En las religiones de Grecia y Roma,
los clanes llue la componen . Tal árbol, por ejem­ cuando aparecen los dioses, cada uno de ellos
plo, se atribuirá al clan del canguro, y a él solo, y «preside a una categoría especial de fenómenos na­
por consiguiente tendrá, igual que los · miembros turales: éste al mar, aquél a la atmósfera, otro a la
hu manos de este clan, al canguro por totem; tal otro cosecha o a los frutos, etc., cada u n a de estas pro­
pertenecerá al clan de la serpiente; l as nubes se vincias de l a Naturaleza se considerará como si
clasifican iajo tal otro, el sol bajo tal otro, etc. To­ tomase su vida del dios de que dep ende • . En las
dos los ser. 'S conocidos se encuentran así dispues­ sociedades australianas, los totems desempeñ.an
tos en una especie de cuadro, de clasificación siste­ ya, poco más o menos, el papel que ha de pertene­
A¡,
mática, que abarca la Naturaleza entera. • cer más tarde a los dioses. En tal tribu, en que hay
Es muy de notar que estas clasificacion es natu ­ diez clanes, el mundo entero se reparte en diez fa­
rales, las primeras que encontremos en l a historia­ milias de objetos, cada uno de los cuales se atri­
hayan tomado por cuadros las divisiones mismas buye a uno de estos diez totems. Estos objetos to­
de Ja sociedad. • Por estar agrupados los hombres man su realidad y su vida del totem; son otros tan­
han podido agrupar las cosas; para clasificar estas tos aspectos suyos. En el clan del cuervo, se com­
últimas, se han limitado a colocarlas en los grupos prenden, en efecto, la ll uvia, el trueno, el relámpago,
que formaban ellos mismos. La unidad de estos, las n ubes, el granizo, el invierno; se les mira como
p rimeros sistemas lógicos no hace más que repro­ diferentes clases de c uervos. Así, I'e jos de limitarse a
ducir la unidad misma de la sociedad.• La noción una o dos categorías de seres, el domininio de la reli­
de género y especie, que forma la base de nuestra gión totémica se extiende hasta . Jos últimos limites
ciencia, sólo ha podido nacer porque los hombres del universo conocido, Igual que la religión griega
tenían ante sus ojos la ima¡¡ren de Ja¡ divisionei de pone lo divino en todas partes, Ja fórmula griega
l a sociedad. •rnnd -;:),�pr¡ 8ewv puede igualmente servirle de divisa.•
LOS OHÍG ENF.S DEL Sl\NTJMTF.NTO fiELfG,1080 $\:)

La attalogia no se1 l imita a, esto. ;Los diferentes


Jos diversos clanes de la tribu. La religión toté.m ic¡i
cultos totémicos practicados en ¡;adf11 cla,n,,. np1 s9n
resulta, pues, de la reunión de Jos diversos cultos
como otras tantas religi._on.es distinti:\S ,e 1 ignora11a s
practicados por los clanes, • exactamente como �)
unas \de o.t r,as; ,son las partes d.� un mismo tqqo. los
politeísmo griego estaba constituí do por Ja reunión
elementos de u11ar mi�ma, �e)igión. • Los)}Q¡nbres d�
de todos los cultos particulares que se ofrecían a
un clan no 1(1�!'l sider,an,. d¡q pjpgún, wodp )as ¡,<;J"E)'?P­
las diferentes divinidades > .
cias de Ips qlapes,, v¡e;c inos co� l¡;¡ i¡r¡.,dHerenciiJI, el
Pero e l totemismo e s más complej o aún d e lo que
escepticismo fU· r.hostUid.a d, que ,in,sp,ir,a, pr¡j.in�¡;\a�
parece. Acabamos de ver que tiende a traspasar
mente una, '°el,igión a la cual se .e� extraño; p,artiqi;
Jos l ímites del clan, y que en cierto aspecto es una
pan ellos mJsrri�¡¡, de estas creencip,s,,, 1 _ e religión tribal. En otro, es un culto individual. • En
Las gent \S �eJ .Guervo están tampiéq ,cpnvenc;;i; algunas tribus � ustralianas, y en la mayoría de las
das de ,que. 1as gentes1 qe la .ser,p¡ente �ien�J;J, u. \1�
sociedades indias de América del Norte, cada indi­
serpientei mitiqa, por antepa¡i¡ido, iY. pe f!Ue c;J�pen,.a
viduo sostiene personalmente, con una cosa deter­
este o.r.igen ·v1ir:tudes especü1.! e¡; , y 1 ppderes , mar�v�­
minada, una relación comparable a lo que cada
llosos. •A, men;Qdo1 1u 11¡ )i.o mbre i;io, �µfld� , 99\U�r
clan mantiene con su totem. Esta cosa es a veces un
de un totem ,qu� n.o:1 es ,el !ll.I YO, ,�¡ nq e�t¡í puto.ri­
ser imaginario o un objeto artificial, pero casi siem­
zado por las gentes, ,d,e est� totem, A. ic;>s . rito,sc.c,urq. ..,
pre u n animal . » El indivi duo l feva el nombre de
plidos por las gentes de un totem, �sist�n frecu¡¡n ·
esta cosa: es como un patronímico, que se añade
temente miembros de clanes diferen�es. Hast� hay
al nombre colectivo, al totem del clan. •Al menos
todo un ciclo de ritos, que se desarrollan .o�ligato­
en las tribus americanas, este nombre se acompafia
riamente en presencia de la tribu reunida en asam­
· de u n emblema que pertenece a cada individuo, Y
blea: las ceremonias totémicas de la iniciacióJ;J.» . que, bajo diferentes formas, representa la cosa de­
Además, como el mismo totem no se re1¡>ite dos v,e­
signada por • el nombre>. Entre el individuo y su
ces en Ja misma tribu, y todas las cosas se reparten
totem, hay estrechas afinidades. •El hombre parti­
entre estos totems, necesariamente ha habido para
cipa de la Naturaleza del animal; tiene sus buenas
delimitar estos dominios un acuerdo previo entre
cualidades, así como sus defectos. Por ejemplo, uno
U) S ORÍ GENES DEL SE 1TTMIE'\ITO RELTGIOSO t\J
liO L OS O R I G ENES DEL SENTlMIKt'I TO RELIGIOSO

que tenga el águila por blasón individual, está con­ animal. Al contrario de esto, el individuo no sólo
siderado como poseedor del don de ver en el porve­ respeta l a especie a que pertenece su totem perso­
nir; si l leva el nombre de oso, se dice que está ex­ nal, sino que también se esfuerza en protegerla
puesto a ser herido en los combates, porque el oso contra los extraño s• . Pero sobre todo, estos dos
es l ento y pesado . . ; si el animal es despreciado, el totems no se adquieren de la misma manera. El

hombre es objeto de desprecio. • Se cree que el totem del clan se transmite, en general, obligato­

h ombre, puede en ciertos casos, por ejemplo, en el riamente de padre o madre a hijo. El totem perso­
de peligro, tomar l a forma del animal.» Si el animal nal, en Australia, se adquiere ordinariamente por
muere, Ja vida del hombre está "amenazada. Así, es intermedio de un tercero, pariente o personaje in­
una regla muy general que no se debe matar el ani­ vestido de poderes especiales, como un viejo o un
mal, ni sobre todo comer su carne•. Por su .parte el mago, ya en el momento del nacimiento o en el de
animal prote ;e al hombre y le sirve en cierto modo Ja iniciación. •A veces se sirven, a este fin, de pro­
de patrón .. Hasta, como pasa a menudo por poseer cedimientos adivinatorios. Por ejemplo ... la abuela
poderes maravillosos, los comunica a su asociado u otras mujeres viejas cogen un pedacito del cor­
h u m ano. Este se cree al abrigo de balas, flechas ... dón umbilical, al que está unida la placenta, y ha­

E l individuo, por s'u parte, puede obrar sobre el cen girar todo con gran violencia. Mientras tanto

animal. Le da sus órdenes Un kurnai, que tiene al otras mujeres, sentadas en circulo proponen suce­
tiburón por amigo y aliado, cree poder por medio sivamente diferentes nombres. Se adopta aquel que
de un encanto dispersar los tiburones que amena­ se pronuncia en el preciso momento en que se
zan una embarcación. rompe el cordón . ,.
Si bien el •totem individual• semej!i mucho al En fin, el totem individual n o existe en Austra­
to tem del clan, difiere de él por importantes carac­ lia, fuera de un número limitado de tribus. Muchas
teres. Ante todo, el individuo no se considera pro­ lo ignoran, y aun donde existe, nO' es obligatorio.
cedente de su asociado, como el clan de su totem. No Bien se reserva a los magos, o bien aquél los que
es un pariente suyo. Además « l os miembros de un quieren brillar en la guerra o en l a caza se procu­
clan permiten a los clanes vecinos comer •su totem ran tal protector. •Más facultativo y más libre que
62 LOS1 ORi'GENES· 'DEt: 1%N'P1 l\-llEJN'l'0' ElELIG'I 0SO
1 }�4 1 1� 1 1 '11 / f l / 1 1 1 1 . / j , I q 1 ¡ r: I

el' totemisnnLdB olan, el' indilviduaL 1 tiené� s i nr ,e m ­ J )fl' � ' . -< . m i • uI h 1 o i 1 i.-.-grm.; 1 1>1t i, l 'J I • , 11 1

bargo, una .f:uerza de 'Tesistenc�a mucho m ás grande f, l ,.¡ 1 ·¡ f 1)1 .1 q ,¡, } L J !q fd 'J ll ! O ül g f 1

1que éste. n« Guandoi 1 Jio1 existe· ()'a: huella visible del < . r. n ¡ .11 1 <, lid ' G ,¡ 1 !! 1, [1f fq () JLf 11 h
1
totemismo colectivo 1€lnn los países civfüz&dos, la
idea, de que exi ste una solidaridaq entre ca da c i n di· · l ')(. , <) r , H1 )

vidup · y un, anümal,, una p l a n ta o 1un, objet©- exter,ion ·�I ' ·!o 1 ·1 tr, ,¡ olJrd ido r 1,I '

cualquiera1 s.ef halla 1e )11,el fon�o1 1 de1 i1s,os1 que toda­


11l,td�10 sE EXPLICM·f t A s '!NstlnJclb NEs '
vía p ueden observarse en l{arlos pa,í.�es ide; Europ a. . � - t. .
1 1 TOTÉMICAS? 'l("J r u 'l 'l

i· t ff J • L 1 fi') !1 )
J •

• O[' v r u •mo J ,a'l l t 1 J'H �"' �· ·1 • hOL_ ' b < ¡,¡ " /
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�¡ 1 1Í!l'l O ' ,l 1

(1 ( t• · m : lf;(I ,, b < • I r 'JCTI JI l 1) 1 1 l ¡; { () f lf1 ¡; J " N' fl • 1 . J

� , • C1 1 r I' '1 � '') "J V J • l 1 i ¡¡¡ 1 r f 1 ¡¡ ! - "i ¡ ) i f



' j fi. ,. l ¡

1 1 • ,¡ . .. · 11 i <•'-1 r.11 1 c1l1� 11 i•11ht; r.<' n im1 1 ' J{, °'AS ·e're'encias que acabamos de anali s in" za'r r o n,

•! l •¡ ! 1 i 'Jt;i • lf 1111 1 ' , 1 'J �I) ')IV i'.'•'Jc)[HfH •'f>1J(J IJ b fü1dablerhente, religi0sas-,) puesto, , qyf\ ha<;en
,

lJ I �i 1 t� :.1�¡ 1 hi H IJ I U I I h ') J l jJ j J) f !J') JJlidu111 Jt r


IJUé\I d!sfü��Jón ,ei;itre cosa� sagrad�s if1R 9fapa1s. �O,f¡
o tra· 1 �parte, no onocemos ni aun concebimos otras
1l/i r�o·> n! ot .i.) r rg ,6 ). J �it t 1 f 1 1{ i <.HI ill P 1 ' ( ' h !'f h • r. l
más primitivas. Son, en e!ec o, mseparaoles de la
• H rr 1 J 11 1 ' r 1 1 : > 1 i, 0 1 v r 1, f :J'1
'
ó�ganfztitlón shcial basaCla eH él clarí;1 118ig:Xis'tiríain·
l J .

' J • 1 pn • l 0 11! ·� •¡1; Hl l ' t a Jlt •n 11!. ¡J 1 n h 1c si'ñ' el olali ni lo� dlanes se dfs tin gu i rían sin ellas .
l (}I 1 J I !011 Oi<IJ q J • ( '; ¡, , 1 11 L1 e ta orgarrización pasada 'en los d&nes es la más
sencilla que conocernqs •, puesto que, 110 �i; l¡an d.e s�
. fl O ll' O J [ C¡ II
cpbierto hasta ahora s9cieda <'ies de un solo clan.

J , ¡ . J i j,¡ ¡ t JI '
1.1 • • í( 11 ' O. 1 • i1
.s·¡ c�n segu i m Ó0s , pues, encbntrar'. 1ü� orígenes dél
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f\/i. LOS O R I G E N l':3 DEL SENTI M I ENTO R E Ll l; lOSO LOS ORi GENES DEL SENTIMIENTO RELIGIOSO fl5

trina de la transmigra ción de _las almas. El respeto píos fundamentales del totemismo. Lógicamente el
religioso que inspira el antepasado se transportar ía totemismo ha debido aparecer primero; la creencia
al animal o planta en que se hubiese reencarnado . en la transmigración, después.
• En Java y Sumatra se honra particularm ente a los Otros autores han explicado el totemismo por Ja
cocodrilos; se ve en ellos benévolos protectores que necesi¡lad que debieron experimentar los primiti­
está prohibido matar, y se les presenta ofrendas · vos de asegurarse una protección, u n abrigo, con­
Ahora bien, el culto que así se les ofrece procede tra los peligros de toda clase que les amenazaban.
de que pasan por encarnar las almas de los ante­ Según Frazer� debieron creer posible retirar su alma
pasados.• Creencias del mismo género se han ob­ de su cuerpo y ponerla en lugar seguro, en el cuer- ·


servado entre los Malayos Q.e Filipinas, entre los po de u n animal o planta. Existen, en efecto, prác­
Bantus, en ! ielanesia. Pero todas esta � socieda­ ticas que no tienen otro objeto. •En el momento en
des han pasado ya la fase del totemismo; contie­ que va a penetrar alguien en una casa recién cons­
nen familias, no clanes. «Si se quiere saber cómo · truida, u n mago l e extrae el alma, que mete en un
se ha originado el totemismo , no es Java, ni Suma­ saco y restituye a su propietario cuando ha fran­
tra, ni la Melanesia las que hay que observar; es queado ya el umbral. E l momento en que se entra
Australia ; y aquí no existe ni culto a los muertos, en una casa nueva, es excepcionalmente crítico; se
·
ni transmigración.• Sin du da, los antepasados vuel­ corre el riesgo de turbar y, por consiguiente, ofen­
ven a encarnarse, pero en cuerpos humanos , nunca der a los espíritus que residen en el suelo y, sobre
en cuerpos de animales . Además, para creer en la todo, en el umbral, y si no se tomasen precauciones
transmigración, hay que admitir que existe cierto podrían éstos hacer pagar caro al hombre su auda­
parentesco natural entre el hombre y el animal. cia. • Creencias semejantes se encontrarían en los
Si no, ¿cómo podría pasar el alma de u n hombre a orígenes del totemismo. Pero ¿cómo pudo haber
un cuerpo de animal? Y •la doctrina de la transmi ­ creído el primitivo más segura su alma en el cuer­
gración presupon e esta extraña afinidad ; de ningún po de un animal que en el suyo? ¿No estaba en
modo la explica». La creencia en este parentesco este caso expuesta a todo lo que puede alcanzarle

entre el hombre y el animal, es uno de los princi- al animal, por ejemplo, a los ataques de los caza-
5
L.OS O R ÍG E N ES DEL SENTIMIENTO RELIGIOSO Ú7
66 LOS ORÍGENES 0 DEL SENTIMIENTO RELIGIOSO

dores? Es suponer a los salvajes un razonam · ento habrían elegido su totem en la misma especie?

demasiado absurdo. Pero, sobre todo, esta hipótesis está contradic ha


Además, se impone una cuestión previa: puesto por los hechos. • Si el totemismo individua l fuese
que hay dos especies de totems, el colectivo y el el hecho inicial, debería haberse desarrolla do tanto
individual, es necesario saber cuál de los dos ha más y ser tanto más evidente cuanto más primiti­
precedido al otro. Si es el totem individual, se podrá vas fuesen las mismas sociedad es, e inversam ente
sostener que tales individuos, habiendo experimen­ deberíam os verle perder terreno y borrarse ante los
tad la eficacia de su totem, habrán si.do imitados otros en los pueblos más adelantad os. Y es lo con­
_
por los demás y por su clan; pero si el totem colec­ trario lo que es verdad. Las tribus au stralianas están
tivo ha aparecido antes, es, sin duda, por las condi­ mucho más atrasadas que las de América del Nor­
ciones sociales, por la misma organización de las te, y, sin embargo, es Australia el terreno de predi­
tribus que.habrá que expltcarlo. lección del totemism o coiectivo. En la gran mayo­
Ahora bien, un hombre que posee un totem i ndi­ ría de las tribus reina sólo, cuando no hay ninguna
vidual, trata de que respeten sus compañeros l os en que el totemismo individual sea el único prac­
animales de la especie de su totem a fin de que su ticado.»
_
protector no desaparezca. Si el totem colectivo de� Aún más: • el totemismo individual, lejos de ha­
rivase del totem individual las gentes del dan de­ ber dado origen al tot emismo de clan, supone este
berían, no solamente abstenerse de comer y m a ­ último. Es en los cuadros del totemismo colectivo
tar su totem, sino reclamar también que se abstu­ donüe ha nacido y se mueve ... En efecto, en la mis­
_
viesen de ello los extrafios. Pero, al contrario, cada m a sociedad en que prepondera (en América) los
clan •procura que la planta o animal cuyo nombre novicios no tienen derecho a tomar por totem per­
lleva crezca y prospere, a fin de asegurar a los sonal un animal cualquiera, sino que en cada clan
otros clanes una alimentación abundante » . Tam­ se asigna u n número determinado de especies fue­
poco se comprendería, además, en ·esta hipótesis ra de las cuales no es permitido escoger. Hasta hay
que dos clanes de una-misma tribu tengan siempre casos en que el totem individual representa una par­
.( como es el caso) totems diferentes. ¿Por qué no te o un aspecto particular del totem colectivo.. ,
68 LOS ORÍGENES DEL SENTIMIENTO RELIGIOSO
LOS ORÍGENl�S DEL SENTIMIENTO RELIGIOSO 69
Cada miembro del clan considera los totems perso­
clan sea hombre ni porque un animal o planta pre­
nales de sus compañeros como si fuesen, en cierto
senten tales particularidades específicas se le respe­
modo, suyos». Así la primera forma de religión in­
ta o teme; debe existir algo, que es común a todos
dividual que se encuentra en la historia nos apare­
estos objetos y a todos estos seres, .'una fuerza que
ce, no como el principio activo de la religión públi­
se encuentra en cada caso sin confundirse con nin­
ca, tiino, a l contrario, c·o mo un aspecto de esta últi­
guno de ellos», que les precede y les sobrevive y
ma. El culto que el individuo organiza por sí mis­
que inspira el sentimiento relig¡oso por todas par­
mo y en cierto modo en sn fuero interno, lejos de
tes don dese manifiesta; fuerza anónima e i mperso­
ser el germen del culto colectivo, no es más qu.e el
nal que se concibe bajo las especies ya de un ani­
apropiado a las necesida�es personales del indi­
mal, ya de un vegetal o de un miembro del clan.
viduo. •
«He aquí en qué consiste realmente el totem; no es
Debemos, pues, explicar primero el totemismo de
más que la forma material•bajo la cual se aparece
clan. ¿Es posible descubrir un principio común del
a la imaginación esta substancia inmaterial, esta
que se derivarían todas las creencias que se agmpan
energía difundida a través de toda clase de seres
bajo este nombre y les diese unidad? •Hemos visto
heterogéneos y que sólo ella es objeto de un ver­
que el totemismo coloca e? la primera c� tegoría de
dadero culto.• Fuerza material y moral a la vez, lo
cosas que reconoce como sagradas las representa­
mismo que ,,para el cristiano, Dios padre es el guar­
ciones figu!adas del totem (emblemas); inmediata­
dián del orden físico y tamuien el legislador y juez
mente vienen los animales y vegetales cuyo nom­
de la conducta humana.»
bre lleva el clan, y por ú ltimo los miembros de este
Que tal idea no es superior al alcance del espíri­
clan. Puesto que todas estas cosas son sagradas
tu de los primitivos, resulta de que • igual en las
con el mismo título, aunque desigualmente su ca­
< sociedades emparentadas con las tribus australia­
rácter religioso, no puede depender de ninguno de '

nas que en estas últimas encontramos, y bajo una


los atributos particulares que las distinguen entre
forma explicita , concepciones• muy semejantes.
sí.» No por estar hecho un emblema de tal o cual
Los diferentes principios totémicos a los cuales se
materia se le v:enera; no porque un miembro del
dirigen los diversos clanes de una misma tribu :ton

. .
i0 LOS ORÍ GENES DEL SF.NTIMTENTO RELIGIOSO tos ORÍGENES DEL SENTIMIENTO RELIGI030 71

distintos unos de otros,' pero desempeña n todos en los Sioux.-Es una potencia m isteriosa - dice He­
el fondo el mismo p apel. « Ahora bien, hay socie­ witt-, que el salvaje concibe como inherente a to­
dades que han tenido el sentimiento de esta comu­ dos los cuerpos que componen el medio en que
nidad de naturaleza y se han elevado, por consi­ vi ven... a las rocas, a los ríos, a las plantas y al
guiente, a la nodón de una fuerza religiosa única, hombre, al viento y a las tempestades, a las nubes ,
;�
d l cual todos los demás principios sagrados sólo al trueno, a los relámpagos, etc. Es la causa de to­
serían modalidade s y que constituiría la unidad del dos los fenómenos, de todas las actividades. Un
universo. Y como estas sociedades están todavía hechicero, un shaman posee el orenda; pero lo mis­
completame nte impregnadas de totemismo, como mo se dirá del hombre que triunfa en sus empresas.
continúan ligadas a una trganización social idénti­ El manitu de los algonkinos no significa otra cosa.•
ca a 1a de los pueblos australianos , está permitido « Pero es en Melanesia donde esta idea ha sido
decir que el totemismo llevaba esta'idea en su seno.• estudiada por primera vez. Verdad es que en cier­
Así, un gran número de tribus americanas , en tas islas melanesianas la organización social no tie­
particular las que pertenecían a la gran familia de ne ya por base el clan actualmente; pero en todas es
los Sioux, creen que, por encima de los dioses par­ visible todavía el totemii?mo ... Se encuentra en es­
ticulares' existe una potencia eminente que llaman
.
tos pueblos, bajo el nombre de mana, una noción,
wakan. No es una especie de dios soberano. No que es el equivalente exacto del wakan de los
se le representa como un ser personal. Jamás se le Sioux y del orenda iroqués. Se trata, según Codring­
ha visto ni hay palabras que puedan dar una idea ton, • de una fuerza absolutamente distinta de toda
de él. Todos los seres que reverencia el Dakota, la fuerza material, que obra de toda clase de modos,
tierra, los cuatro vientos, el sol, la luna, las estre­ ya para el bien, ya para el mal, y de la que el hom­
llas, son manifestaci ones de esta vid� _m isteriosa y bre saca el mayor provecho, teniéndola a su dispo­
de este poder, que circula a través de todas las co­ sición y dominándola . Es ... una influencia de orden
sas ... ; principio de todo lo que vive, de todo lo que �
inmaterial y, en cierto sentido, sobr natural; pero es
obra, de todo lo que se mueve. Entre los iroqueses púr la fuerza física como se revela o bien por toda
el orenda es el equivalente exacto del wakan de clase de p oderes y superioridades que el hombre
LOS O B Í G ENF.S D"L S E N TIMIENTO RELIG I030 73
'f'2 LOS ORÍGENES DEL SENTIMIENTO RELIGIOSO
Otra cosa sucede en la misma Australia respecto
posee. E l mana no es inherente a un objeto deter­
a las creencias religiosas. «La magia es una insti­
minado; pu ede ser transportado a toda clase de co­
tución tribal y aun intertribal. Las fuerzas mágicas
sas .. .' Toda la religión del melanesiano consiste en
no pertenecen exclusivamente a ninguna porción
procurarse el mana, sea para aprovecharse él mis­
determinada de la tribu.» Todo el mundo puede
mo, sea para beneficiar a otro.»
obrar sobre ellas a condición de poseer las recetas
Es verdad que en Australia no se encuentra, al
suficientes, y todo el mundo también está expuesto
menos en el culto totémico, la noción de una fuerza
a sufrir sus efectos. «Son fuerzas vagas que irra­
única y universal c¡¡mparable al mana. Y es que en
dian sobre toda la tribu y aún más allá.> Y es de
Australia el totemismo de clan sigue siendo, más
notar que entre los Arunta y los Loritja son canee•
que en otras partes, la base de la organización cul­
tural. Aunque el grupo totémico no sea en un sen­ bidas como simples aspectos y formas particulares

tido más qJJe una capilla en la iglesia tribal, es una de una sola y misma fuerza, l lamada Arunta Arung­

capilla independiente. «El totem del clan no es ple­ quiltha o Arunkulta. •Es este -dicen Spencer y Gillén

namente sagrado más que para este clan ... ; el grupo -un término de una significación un pocó vaga;
_
de cosas afectas a cada clan ... tiene l � misma indi­ pero en su fondo se encuentra siempre la idea de un

vidualidad y la misma autoridad. Cada uno de ellos poder sobrenatural de naturaleza maligna... La pa•

se considera como irreductible a los grupos simila­ labra se aplica indiferentemente o a la influencia

res.» Por esto no podía pensarse que estos mundos maligna que se desprende de un objeto, o al objeto
distintos fuesen otras tantas manifestaciones de mismo en que reside a título temporal o permanen­

una misma fuerza; al contrario, debía atribuirse a te. • Y Strehlow dice por su parte: • Por arunkulta el

las cosas y a los miembros de cada clan un princi­ indígena entiende una fuerza que suspende brusca­

pio distinto cuya acción no se extendería fuera de mente la vida y acarrea la muerte de aquel en que
él. • Con el sentido de la unidad tribal se despertó el se ha introducido.» Se da este nombre a las osa­
sentido de la unidad substancial del mundo� > .Aho­ mentas, a los pedazos de madera de que se des­
ra bien; el totemismo australiano es todavta una prenden encantos maléficos, a los venenos vegeta­
religión de clan sobre todo. les o animales. Es, pues, exactamente un mana no-
74 LOS ORÍGENES DEL SÉNTIM!ENTO RELtGIOSO LOS O R Í G ENES DEL SENTIMIENTO RELll ; roso i5

civo. « Así, puesto que las fuerzas mágicas se con­ mismo sucede con la divinida d (es decir, con esta
ciben como siendo todas de la misma naturaleza, potencia.) El sol, tan brillante y magnífic o, es u n
lo mismo sucedería con las fuerzas religiosas si el sitio donde s e h a detenido . Los árboles, los anima­
totemismo australiano no se hubiese encerrado es- les, son otros. El Indio piensa en estos sitios, y a
ellos dirige sus plegaria s, para que alcance n el lugar

trechamente y multiplicado en los cuadros de los
clanes.» En todo caso no hay diferencia de creencia en que el Dios (el poder) se ha detenid o y obtener
entre las fuerzas mágicas y las religiosas, y éstas., su ayuda.• Así, .en la medida que particip an de
aún no traspasando los límites del clan, no son este poder el sol, l a luna, los animale s y_ hasta las
menos personales y anónim,as, generales y difusas almas de los muerto s, son objeto de ritos. En el
que aquéllas. «El culto totémico no se dirige ni a origen del pensam iento religios o se encuen tran, no
tales ani}llales, ni a tales plantas determinadas, ni objetos y seres determ inados, sino , fuerzas anóni­
mas. Las cosas sagradas particu lares no son m ás q u e

aun a una especie vegetal o animal, sino a una


vaga potencia dispersa a través de las cosas.• Tal formas individu alizada s d e ellas, y no hay, además ,
es la noción primera de la que han salido \odas • persona lidad divina que no conserve algo de im­
las ideas y modos rte religión de todos los tiempos: persona l».
ha bastado imaginar que esta substancia se fijaba
en un punto del espacio o tomaba temporalmente
tal o cual forma, para que surgiesen espíritus, de­
monios, genios, dioses de toda clase. Un Dakota,
interrogado por miss Fletcher, expresaba en un
lenguaje muy gráfico esta consubstancialidad esen­
cial de todas las cosas sagradas: todo lo que se
mueve, se detiene aquí o allí, en un momento o en
otro. El pájaro que vuela se para en un sitio para
hacer_ su nido, en otro para descansar de su vuelo.
El hombre que anda, se para cuando quiere. Lo

EL TOTEM, SÍMBOLO D EL CLAN: EL PRINCIPIO


DI VINO NO ES M AS QUE LA SOCI EDAD HIPOS­
TASIADA

P ERO

¿de dónde procede la idea de esta fuerza


difusa e impersonal, que se encuentra en el
fon do de la religión? ¿De dónde la han sacado los
salvajes? ¿Dónde existe esta fuerza y en qué con­
siste? Este es, sin duda, el problema �apita!, y del
cual entrevemos actualmente una sola solución. Es
completamente inverosímil que esta fuerza religio·
sa se reduzca a las propiedades específicas que
distinguen a los hombres, los animales y las plantas,
de los demás objetos. ¿Por qué el hombre, en tanto
que hombre, pasaría por un ser sagrado? Reducido
a sí mismo, a sus propiedades Üsicas, el hombre es
poca cosa. El individuo, reducido a sus solas fuer­
zas, tiene, ante todo, conciencia de su debilidad. En
curtnto a los animales y a las plantas sagradas, de
!
78 L O S ORÍGENES DEL SENTIMIENTO RELIG�OSO LO S O H Í GENES DEL .SENT lMIENTO HELIGTOSO 79
# .

las cuales se hacen los totems, son lagartos, •oru- no puede ser otra cosa que el clan mismo, pero
gas, ratas, �iruelos, cacatúas, etc., y no se ve por hipostasiado y presentado a la imaginación bajo
qué razones el hombre había de distinguirlos de las especies sensibles del vegetal o animal que sir­
lÓs objetos profanos si se hubiese atenido a la i m ­ ve de tote.n.»
presión que l e producían e n el curso de la vida Una sociedad, en efecto, «tiene todo lo que ne­
cuotidiana. Pero sabemos que el centro del culto cesita para despertar en los espíritus... la sensación
está P-n otra par e. Son las representaciones figura- de lo divino, pues es para sus miembros lo que u n
,
' tivas de estas plantas o animales, los emblemas y dios para s u s fieles. ¿Qué es, e n efecto, Dios? Ante
símbolos totémicos de toda clase, los que poseen 'el todo, un ser del cual depende el hombre y que l e
máxim u n de santidad. Es, pues, eh ellos donde se obliga a obrar d e cierta manera. «Ahora bien, l a
encuentra la fuente de l a religiosidad de l a cual sociedad también mantiene en nosotros la sensa­
los objetos reales que representan estos emblemas ción de una perpetua dependencia... Nos impone
no reciben más que un reflejo. toda clase de molestias, privaciones y sacrificios,
Estos emblemas, ·en efecto, expresan dos clas.es sin los cuale la vida social seria imposible.» Un
de cosas. Por una parte, son • las formas exteriores dios es también un ser que respetamos, no sola­
y sensibles• del totem; pero por otra, cada uno dff· mente porque es- un ser más poderoso·que nosotros,
ellos « es también el símbolo de esta sociedad de- · si110 porque le atribuímos una autoridad moral ex­
terminada, que se llama el clan . Es su bandera: es tremadamente grande. También la opinión de la
el·signo por el cual cada clan se distingue de los sociedad posee a nuestros ojos, por la misma ra­
demás, la marca visible de s u personalidad, marca zón, un prestigio que nos dicta los mismos senti­
que lleva además todo lo que forma parte del clan, mientos de respeto. Al mismo tiempo, un dios es
con cualquier título: hombres, animales y cosas. Si « una fuerza sobre la cual se apoya nuestra fuerza.
es, pues, a la vez el símbolo del Dios (es decir, del El hombre que � a obedecido a su Dios, y por esta
principio totémico) y de la sociedad, ¿no quiere razón cree tenerlo a su favor, aborda el mundo con
decir esto que Dios y la sociedad no hacen más confianza y con el sentimiento de una energía su­
que-·uno?... El dios del clan, el principio totémico, perior». Pero la sociedad aumenta también nuestra
80 LOS ORÍGENES DEL SF.NT 1J11IENTO RELIGIOSO
LOS OR ÍGENES DEL SENTIMIENTO HELIGil>:'\O 81

fuerza con todo lo que sacamos de ella, y nos ele-·


curarse· el alimento indispensable por todos los
va por encima de nosotros mismos .. Esto, no sola­
. medios de que dispone. Tan pronto, al contrario,
mente en circunstancias excepcionales, sino «que la población se concentra y se condensa por un
no hay, por así decirlo, un instante de nuestra vida tiempo que varía entre varios días y varios meses ...
en que no nos venga algún aflujo de energía de cuando se convoca a asamblea a u n clan o a una
fuera». Tenemos necesidad de la afección, de la porción de la tribu, que con esta ocasión celebra
simpatía, de la estima de nuestros semejantes. una ceremonia religiosa> . Ahora, entre estos dos
También debemos a l a sociedad todos los bienes períodos existe u n contraste muy seiíalado. En el

de la civilización, y aun cuando nosotros no ad- primero, los hombres aislados llevan una vida
virtiésemos • qe qué fuente proceden, sabemos, al • uniforme, lánguida y obscura>. Al contrario, en el
menos, que no es obra nuestra » . Así, por el solo · segundo, por el solo hecho de estar reunidos, sur­
hecho de ser miembros de una sociedad, tenemos · gen en ellos sentimientos de una excepcional in­
idea de las fuerzas que nos dominan, y que al mis­ tensidad, porque los de unos encuentran eco en los
mo tiempo nos sostienen, •es decir, én suma, de de los otros. En estas ceremonias todo son gestos
las fuerzas religiosas» . violentos, gritos, alaridos, a los que se mezcla el
E s fácil mostrar cómo y e n qué ocasiones e l pri­ r uido extraiío y salvaje de los instrumentos. Reina
mitivo australiano se siente a la vez dominado Y una viva efervescencia; las pasiones se desencade··
exaltado por el ·cl an de que forma p�rte, de· tal nan, todo el ser físico y mental se sobrexcita hasta
modo, que se diría que fuerzas superiores y miste­ el mayor extremo. En este estado de exaltación el
riosas le en �uelven y transportan. «La vida de las hombre no se conoce ya: se siente «dominado y
sociedades australianas p asa alternativamente por arrastrado por una especie de poder exterior, que
dos fases diferentes. Tan pronto la población se le hace pensar y obrar de u n modo distinto del
'dispersa en pequeiíos grupos, que se entregan, in- normal... Se cree transformado en u n ser nuevo».
dependientemente unos de otros, a sus ocupacio­ Lo mismo sucede, y en el mismo momento, con
nes: cada familia vive entonces por su lado, ca­ sus compañeros, a juzgar por sus gritos, gestos y
zando, pescando, tratando, en una palabra, de pro- actitudes. c¿Cómo experiencias semejantes, sobre
6

82 LOS ORÍGENES DEL SENTIMrnNTO RELIGIOSO LOS O R Í GENES DEL SE T l M U : NTO HELIGTOSO 83

todo cuando se repiten diariamente durante sema­ un animal o a u na planta, responderemos: Es por­
nas, no habrían de producirle la convicción de a u e que este animal o planta ha dado su nombre al
existen, efectivamente, d o s m u ndos heterogéneos clan y le sirve de emblema. Si, por otra parte, el
y no comparables entre si?• Uno,' aquel en que clan ha elegido así un emblema, es porque, como
arrastra lánguidamente su vida cuotidiana. E n el todo grupo, necesitaba un centro de asociación.
otro, al contrario, no puede penetrar sin entrar in- Todo sentimiento colectivo necesita encarnarse en

· mediatamente en relación con potencias extraordi- personas, en fórmulas o en objetos materiales. Es­
narias, que le galvanizan hasta el frenesí. El prime­ tos 5ímbolos no son simplt.s etiquetas, contribuyen
ro es el mundo profano; el segundo, el de las cosas a acercar los hombres : •es lanzando un mism.o gri­
sagradas.» to, pronunciando una misma palabra, ejecutando
Pero si el clan es el verdadero dios, que se mani­ un mismo gesto• en presencia u ocasión de un
(
fiesta en el curso de estas asambleas religiosas en mismo objeto, •como se sienten y ponen de acuer­
que se concentra la vida sor.ial, en que los pensa­ do» . El clan en particular no podía prescindir de un
mientos y los sentimientos colectivos se intensifi­ emblema, porque no hay casi sociedad • que carez­
can, ¿por qué el salvaje no adora al clan? ¿Y a qué ca tanto de consistencia. El clan no puede definirse
se debe, sobre todo, el que se lo represente bajo por su jefe porque, si no está ausente de ella toda
figura de un animal o planta, y que sea a estas autoridad central, al menos es insegura e inestable.
figuras y no al clan mismo al que rinda culto? •El Tampoco p uede definirse por el territorio que ocu­
clan es una realidad demasiado compleja par:i que pa, porque siendo nómada la población no está es­
inteligencias tan rudimentarias puedan represen­ trechamente ligada a u na localidad determinada.
társelo netamente. . . El primitivo ni aun ve �u e es­ Además, en virtud de la ley de exogamia, el mari­
tas impresiones•, excepcionalmente fuertes, •le vie· do y la mujer necesariamente tienen totems dife­
nen de la colectividad. Todo lo que siente es que rentes. Por todas estas razones, se encuentra en el
se ha elevado sobre s i mismo y vive una vida di� interior de una misma familia , y más todavía de
ferente de la que lleva de ordinario». Si ahora se. una misma localidad, representantes de todas cla�
r¡os pregunta por q ué atribuye estas impresiones ,a ses de clanes diferentes. La unidad de grupo no es,
84 LOS OR ÍGENES DEL SENTIMIENTO RELIGIOSO
- r os ORÍGENES DEL SENTIMIENTO REL [ l ; [QSO " 85

pues, perceptible más que gracias al nombre colec­ Sea lo que fuere, puesto que el totem es el emble­
tivo» y al emblema alrededor del . cual se unen to­ ma y en cierto modo la bandera del clan, es natural
dos los miembros del clan. que los primitivos refieran al emblema los sen­
¿Por qué se han wmado estos emblemas del mun­ timientos que despierta en ellos el clan mismo.
do animal y vegetal y más particularmente del pri­ Se imagina más fácilmente un objeto simple que
mero? Era necesario que Ja imagen emblemática se u n grupo y la acción compleja que ejerce sobre
pudiese dibujar. « Por otra parte, se necesitaba que nosotros. « E l soldado que muere por su bandera,
fuesen estas cosas de aquellas con las cuales los m u ere por su patria, pero de hecho, en su concien­
hombres del clan se hallaban en relaciones más in­ cia, es la idea de la bandera la que se halla en pri­
mediatas y habituales. Los animales cumplían es­ mer plano.• Asi el signo se substituye a la cosa. Y ,
tas condiciones en el mayor grado. Para estas tri­ como ya hemos dicho, e l totem es l a bandera del
bus de cazadores y pescadores, el animal consti_t uía, clan. ¿Qué ve el primitivo en el curso de l as cere­
en efecto, el elemento esencial del medio económi­ monias religiosas? •Por todas partes lo que se ofre­
co. También el animal está más estrechamente aso­ ce a sus sentidos, lo que atrae su atención, so:q las
ciado a Ja vida del hombre que la planta... Al con­ múltiples imágenes del totem. Es el waninga, el
trario, el sol, Ja luna o los astros se hallaban dema­ núrtunja, que son otros tantos símbolos del ser sa­
siado lejos... Además, mientras no se distinguiesen grado, S!Jn... las churinga, en las cuales �stán gra­
y clasificasen las constelaciones, la bóveda celeste badas combinaciones de línea5 que tienen la mis­
no ofrecía suficiente diversidad de cosas netament� ma significación. Son los adornos que cubren las
diferenciadas que sirviesen para designar todos los diferentes partes· de su cuerpo y que son otras tan­
clanes y subclant.:s de una tribu. Por el contrario, Ja tas m arcas totémicas. ¿Cómo esta imagen, repetida
_
variedad de la flora, y sobre todo de la fauna, era por todas partes y bajo todas las formas, no había
casi inagotable.» Es probable que cada grupo toma­ de adquirir en los espíritu s un relieve excepcional?
se por insignia •el animal o vegetal más extendido pn ella han ¡le concretarse l os sentimíentos experi­
en la vecindad del sitio en que tenía costumbre de mentados por encontrarse en el centro de la esce­
reunirse en asamblea• . pa, �coptinúii recordápdplos y eyocápdplos aun
86 LOS ORÍGENES DEL SENTIMIE 'TO RELIGIOSO LOS ORÍ GENES DEL SENTIMIENTO RELIG WSO 87

después de disuelta la asamblea, porque la sobre­ das; los primeros porque tienen el totem por em­
vive grabada en los instrumentos del culto, en las blema común, y los segundos porque el emblema
paredes de las pefias, en Jgs escudos, etc. Por ella, reproduce su forma. Y por esto los hombres creen
las emociones se�tidas se sostienen perpetuamente que hay entre ellos y los animales relaciones de
y se aviv11n. Todo pasa, pues, como si las inspirase parentesco: han imaginado este parentesco a poste­
directamente.• Así se explica que sea al emblema riori, para explicarse a sí mismos creencias y ritos
to�mico al que se atribuyen, como si emanasen de cuyo origen y razón profunda se les escapaba.
él, las fuerzas misteriosas cuyo asiento y fuente Se comprende, por lo tanto, de dónde procede la
verdadera están en el mismo clan. • Puesto que la ambigüedad que presentan las fuerzas religiosas
fuerza religiosa no es más que la fuerza colectiva y cuando aparecen en la historia; cómo son físicas al
anónima del clan y éste sólo puede representarse ( mismo tiempo que humanas, morales al mismo
en los espíritus bajo la forma de totem, el emblema tiempo que materiales. Son potencias morales por­
totémico es como el cuerpo visible del dios. » que • su autoridad no es más que una forma del as­
Así el emblema del clan es la cosa sagrada por cendiente moral que la sociedad ejerce sobre sus
excelencia. Si, además, los animales y vegetales de miembros•. Pero, por otra parte, se representan por
la especie totémica son también sagrados, aunque medio de símbolos materiales: imágenes de anima­
en menor grado, es porque el emblema l�s repre­ les, plantas, etc.; « no pueden menos de ser conside�
senta y pretende reproducir su imagen. En ·razón radas como íntimamente emparentadas con cosas
de esta semejanza debían inspirar un respeto aná­ materiales. Dominan, pues, los dos mundos. Resi­
logo y se debía suponer que ocultaban las mismas den en los hombres, pero son al mismo tiempo los
fuerzas. Por parecerse al emblema es por lo que principios vitales de las cosas. Vivifican las con­
está prohibido matar y comer el animal totémico. ciencias y las disciplinan; pero son también ellas

r
Los hombres, en un menor gr� do, toqavía partici­ las que hac,en que broten las plantas y se reproduz•
_
pan del mismo carácter, porque son miembros del can los &nirnales�.
clan cuyo emblema es el totem. Los hombres, como
los animales, entra11 en la categoría de cosas sagra.
. •

,
NO CIO NE S DE AL MA
EL OR IGE N DE LAS
S
ES PIR lT� Y DIO SE

A aus tra lian os no des·

L
religión de los prim itiv os
to, ni en la idea de
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en ser es esp irit ual es,
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en todas las religiones
creencia se encuentran
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o es sin dud a la for ma
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sen cill a de la reli gió n, e·
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� y en los dioses. Se pue de
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que de Dio s, com pletam

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&l �us tra li&n o se qa� del
e
90 LOS ORÍ GENES DEL SENTIMIENTO RELIGIOSO LOS ORÍGENES DEL SENTIMIENTO RELIGI•JSI) 91

te obscura e imprecisa, como de una cosa cuya for­ plían toda clase de acciones prodigiosas, cuyo re­
ma y substancia están mal definidas. Es distinta cuerdo perpetúan los ritos. Pero llegó un momento
del cuerpo, puesto que puede abandonarle durante en que esta vida terrestre tuvo fin. Aisladamente o
el sueiio y entonces escapa a la vista. Pero también en grupos se hundieron en el suelo. Sus cuerpos se
está unida estrechamente al organismo: crece y pe­ cambiaron en árboles o en peñas, que todavía se
@Ce con él. En parte se confunde con él ·o con al­ ven en los sitios en que se supone que han desapa­
guno de sus ,órganos. De aquí el rito frecuente de recido bajo tierra. Pero sus almas perduran todavía:
la antropofagia funeraria: • Se consume la carn e del son inmortales. Hasta continúan frecuentando los
.
muerto, porque se supone que en ella reside un l ugares en que ha terminado la existencia de sus
p
princi io que no es sino el alma.• Cuando el alma huéspedes» y que tien � un carácter sagrado. Aho­
abandona el cuerpo toma otro nombre y se con­ ra, cuando una de estas almas que vagan alrededor
vierte en un nuevo ser. de estos lugares se introduce en el cuerpo de una
¿Cómo explica el primitivo el origen y Ja natu. mujer • resulta de ello una concepción y más tarde
raleza del alma que cree sentir en él? Según Spen­ un nacimiento • .
cer y Gillen, • cuando un individuo muere, su alma ... Todo individuo no es, pues, m á s q u e u n a nueva
se dirige al país de las almas; pero al cabo de cier­ forma de un antepasado reapareciendo en un cuer·
to tiempo, vuelve a encarnar de .nuevo y son estas po nuevo. Según Strehlow, no son almas, son em­
.
reencarnacion es las que dan lugar a las concepcio­ briones de niños o ratapa desprendidos de un ár•
nes y nacimientos. Estas almas fundamentales son bol, de una peiia o surgidos de un agujero en el
las que en el,mismo origen de las cosas, animaban agua, en el sitio en que un antepasado de Ja Alche.
a los antepasados fundadores del clan. En una épo­ ringa se ha hundido en el suelo, los que, cuando
ca más allá de la cual no puede remontarse la ima­ una mujer pasa, se introducirían en ella por Ja ca•
ginación (período de Ja Alcheringa) •existían seres dera. De todas maneras es algo del antepasado lo
que no procedían de ningún otro ... Organizados en que penetra en el s e no de la madre y se convierte
clanes totémicos como los hombres de hoy, pasa­ en nifio.
ban el tiempo e11 viajes, durante los cuales cum� Estos antepasados poseían virtudes milagrosas'
LOS OHÍGENES DEL SENTIMIENTO RELIGT11SO 93
9'2 LOS ORÍGENES DEL SENTIMIENTO HELIGIOSO

«Podían viajar por la tierra y bajo ella, por los particular en que rP.side: participa de su naturaleza;

aires ... en una pared rocosa hacían surgir u n lago o en cierto grado se hace suya . > Además, el totem

abrirse una garganta que les sirviese de paso ... Son está todo entero en cada una de sus partes . • Cada

ellos los que han dado al suelo su forma actual y uno tiene su ·parte y todos lo poseen por entero.•

creado toda claSSJ de seres, hombres o animales. Es en este sentido en el que el alma no seria más
Son casi dioses.• Co o consecuencia de esto, las que un fragmento del totem.
almas de los hombres, emanaciones o encarnacio­ Que el alma está íntimamente emparentada con
nes de estos antepasados, son también seres sagra­ el totem se deduce también del hecho de estar re­
dos . . Por 1'tra parte, «estos hombres no eran hom­ pr�sentada a menudo bajo forma animal. En un
bres en el sentido propio de la palab.ra, sino aRima­ gran número de tribus australianas, para reconocer
les o vegetales o bien seres mixtos en que el ele­ quién es el autor resp�sable de la muerte de un
mento animal o vegetal predominaba•. Las almas hombre • se coloca el cuerpo encima de un catafal­
tienen la misma naturaleza que estos antepasados; co; después, debajo del cadáver, y a su alrededor, se
pero esta fusión del ser h umano y del animal ¿no iguala cuidadosamente la tierra de modo que la
se produce en el principio totémico? Detrás de estos menor huella se haga fác�lmente perceptible. Se
mitos y creencias ¿no encontramos la idea confusa vuelve al día siguiente, y si en el intervalo ha pa­
de que «el alma no es más que el principio totémico sado u n animal por allí, se pueden reconocer sin
encarnado en cada individuo•? En efecto, el totem dificultad sus huellas» . De ellas se infiere el clan a
es común a todos los miembros del clan: cada uno que pertenece el culpable; por lo tanto, se supone 1

de ellos se síente en contacto con él, como si el que el alma del asesino ha venido bajo la figura
totem hubiese penetrado en su interior. • Pero al del animal totémico. En m uchas otras sociedades
penetrar en los individuós, es inevitable que se in­ se concibe al alma bajo el aspecto de un pájaro, de
dividualice... Sin duda, queda en él mismo una una serpiente, lagarto, insecto, etc. • A menudo, el
fuerza exterior y extraña al hombre; pero la par­ a'l ma pasa por encarnarse en un cuerpo de animal.
tícula que se upone poseer cada uno no puede me­ De esto procede probablemente la doctrina tan ex­
JlPS íl� .contr<1er !)strecl}as af!nid<1cl.eli cQn .!)l suj eto tendida de la metempsicosis.» Pero ¿cómo podía
!:H / .O!' O R Í G ENES Dl':L SENTI M I ENTO RELIGIOSO LOS O R Í G ENES DF.L SENTI MIENTO RELIGIOSO 95

st:ceder así si no fuese aquélla pariente próximo •Las religiones australianas reconocen por enci­
del animal? ma del alma personalidades míticas de orden supe­
Así se explica que haya sido siempre considera­ rior: espíritus, héroes civilizadores y hasta dioses
da el alma como sagrada y que se oponga al cuer­ propiamente dichos.» ¿Cómo han llegado a imagi­
po, como lo religioso a lo profano: «si no se la hace nar tales seres espirituales? Partamos de la i dea de
un dios, al men; s se ve en ella una partícula de la alma. Un alma se distingue de un espíritu en que
divinidad». Por lo flem ás, el carácter, que así se está ligada a un cuerpo y casi no tiene influencia
atribuyé el hombre, no es producto de una p u ra más que sobre él. •El espíritu, al contrario, aunque
ilnsión;1 igual que la noción de fuerza religiosa y se halle a menudo unido por lazos estrechos a un
de divinidad, la de alma no carece de realidad. Es objeto p a r ticu lar, a una fuente, a una peña, árbol
bien evidente que estamos formados de dos partes astro, etc . , y au nque en ,él resida preferentemente
que se oponen una a otra como lo profano a lo sa­ puede alejarse cuando quiera . .. Tiene también un
grado, y se p uede decir, en cierto sentido, que hay círculo de acción más extenso. Puede obrar sobre
algo divino en nosotros. Porque la sociedad, esta todos los individuos que se le acercan o a quienes
fuente única de todo lo sagrado, no se limita a mo­ se acerca.» El alma, después de la muerte, parece
vernos desde fuera... se organiza dentro de nosotros semejarse a un espíritu. Sin embargo, un aparecido
de un modo permanente. Ella es la que suscita todo no es un espíritu. • No tiene atribuciones definidas.
un mundo de ideas y sentimientos que la expresan, Es un ser vagabundo al que no incumbe ninguna
pero que al mismo tiempo forman parte integrante tarea determinada ... Un espiritu, al contrario ... pre­
y permanente de nosotros mismos.• Todos los idea­ side una serie de fenómenos cósmicos o sociales;
les, todas las ideas, elaboradas por Ja sociedad, en tiene una función más o menos precisa que cum­
particular las morales, constituyen toda una parte plir en el sistema del mundo.•
de nuestro ser.' Están en nosotros, y, sin embargo, •Sin embargo, hay almas que satisfacen esta d9-
sentimos q u e no proceden de nosotros, y por ellas ble condición, y que; por consiguiente, son espíri­
nos enlazamos con un mundo que nos domina y tus en el sentido propio de Ja palabra. Son éstas las
nos es superior. almas de esos personajes míticos que ha colocado
LOS O H Í r . ��r· l:: !-i D E L S E N T I M U : '.'\ TO HEL I G IO SO \J7
l:JÜ LOS ORÍGENES DEL SE TIMIE TO RELIG10�0

espíritu del árbol, de las peñas, etc. •Que se consi­


la imaginación popular en el origen de los tiempos,
dere que l a fuente sostiene ciertas relaciones con la
las gentes de Ja Alcheringa... En cierto sentido, son
l l uvia, y se convertirá en un espíritu de la lluvia.»
sin duda a mas también, p u esto que pasan por ha­
Asi es como cada antepasado se halla a la vez des­
ber animado c erpos en otro tiempo... Pero aun en
tinado al cuidado de un individuo determinado Y
la época en que vivían una vida terrestre, poseían
cumple l a f unción de un genius loci.
y¡ poderes excepcionales que han conservado . »
A estos espíritus del clan se han superpuesto los
• Además están encargados de funciones determi­
espíritus tribales, las personalidades míticas de or­
nadas• ; ante todo aseguran el reclutamiento perió.­
den superior. Existen, en efecto, muchas semejan­
dico del clan, pues presiden al fenómeno de l a con ­
zas entre las ceremonias propias de cada clan .
cepción. Pero aún hay más. El antepasado tiene
«Puesto q u e todos l o s clanes n o son más que parte
también la misión de velar por el recién nacido .
• Más tarde, cuando el niño se hace hombre, l e
de una misma � única tribu , la unidad de ésta no
puede menos de hacerse sentir a través de l a diver­
acompaña en la caza, dirige hac � a él l a s piezas, le
sidad de los cultos particulares ... Las fiestas de l . r
advierte por medio de sueños los peligr? s que p u e­
iniciación comprenden todas ciertas prácticas fun­
de correr, le protege contra sus enemigos, etc.» Hace
damentales, extracción de dientes, circuncisión,
el oficio de genio tutelar, exactamente como el ge­
subincisión; etc., que para una misma tribu no va ­
nius de los latinos y el oaip.-wv de los griegos. Pero
rían con Jos totems ... La iniciación se verifica siem­
al mismo tiempo ejerce funciones cósmicas. • Se cree
pre en presencia de la tri b u o al menos ante una
que frecuenta asiduamente el sitio en que se en­
asamblea a que han sido co11vocados diferentes
cuentra el árbol, la peña el agujero de agua que
clanes ... Tiene por objeto introducir al neófito en la
se ha formado en el p unto q ue ha desaparecido del
vida religiosa, no sólo del clan en q ue ha nacido,
suelo después de terminada su primera existencia . »
sino de l a tribu entera . .. Es en esta ocasión cuando
Así se explica e l respeto r�ligioso q u e inspiran es ­
mejor se afirma la unidad moral y ,religiosa de l a .
tos l u gares. Nadie se atreve a desgajar una rama d e
tribu. »
aquel árbol o a estropear aquellos bosquecillos, ni
Para explicar la uniformidad ·de estos. ritos, se ha.
aun las peñas mismas; porque el antep�sado es el 7
�)8 LOS ORÍ GENES DEL SENTI MIENTO Rlo:LTG l(J!"Q LOS OH Í GENE . DEL SEt TIMIENTO HEL T G lQ, O 9!)

imaginado que fueron instituídos •por un solo y y aun eterno, p ues no deriva de ningún otro. Des­
·
mismo a ntepasado, que vino a revelarlos a la tribu

pués de haber habit ádo l a tierra durante algú n
entera» . A tales héroes se atribuyó la fabricación tiempo, se elevó o fué arrebat&do a l cielo, donde
tle las clluringas, y su empleo ritual, las prácticas continú a viviendo rodeado de su familia ... Se le ha
de la circuncisión, · la institución de las prohibicio­ identificf do a men udo, así como· a todos l os suyos ,
nes matrimoniales, el descubrimiento del fuego, l a con determinadas estrell a s . Se le atribuye. a dem ás
invención de l a l anza, del escudo, del bu merang, un poder sobre los otros. El es el que ha regul a do
etcétera. «Estos antepasados especiales no podían, la m a rcha del sol y de la luna; él les impone sus
colocarse en la misma categoría que los demás . órdenes. El, el que hace saltar la chispa de la nube.. .
Por una parte, los sentimientos de veneración que a él hay que �rigirs e cuando falta el agua. Se le
inspiraban no se limitaban a un clan, sino que llama el padre de los hombres, y se dice que é l los
eran comunes a toda la tribu. Además era a ellos ha hecho. Según una leyenda, Bunjil habría hecho
a quienes se atribuía l o más estimable de la civili­ el primer hombre de la siguiente manera. Con ar­
zación tribal. Por esto se les veneró de una manera cilla habrí a fabricado una estatuilla; después de
.
especi al y se 1es colocó por encima de los demás danzar a su alrededor varias veces y de haberla so­
espíritus antepasados, como héroes y semidioses. plado en la nariz, la estatuilla se habría animado y
Pero los á u stralianos han ido más ·lejos y a lcan­ echado a andar . .. Al mismo tiempo q u e los hom-
zado mayor altura en la vía religiosa. •Hay al me­ • bres ha her.ho los ani males, los árboles; a él se de­
nos u n cierto n úmero de tribus que se han elevado ben todas las artes de l a vida, las armas, el len­
a la concepción de un dios , si no único, al menos guaje, los ritos tribales .. :
supremo•, que ocupa una categoría preeminente Guardián de la moral tribal, castiga cuando ésta
respecto a los demás espíritus y genios. En u n a es violada. Preside sobre todo a la iniciación, que es.
área geográfica muy extensa «un nú mero conside­ la ceremonia tribal por excelencia. « Con gran fre­
rable de tribus creen en la existencia de una ver­ cuencia se le representa por una imagen ... Se danza
dadera divinidad tribal» l l amada ordinaTiamente: a su alrededor, se canta en su honor y hasta se Je
Bunjil, Daramulun y Baiame. •Es un ser inmortal dirigen verdaderas plegari&s.• La autoridad de este
J t JO Ll l� O H Í G f;NES D E L . ENTI�11 F. 1TO R'ELIGIO::'•J


dios supremo excede a menudo los limites de Ja
tribu. Su culto tiene ya un carácter internacional. neralmente considerados como enemigos unos de
• No hay, sin embargo, entre los grandes dioses y otros» .
los antepasados míticos. más que una diferencia Por la idea del gran dios, el totemismo se rela­
de grado. Un gran dios es un antepasado más im­ ciona con las religiones más complejas. Pero • esta
portante que los demás. En la tierra ha sido gran noción culminante se enlaza sin interrupción con
cazador, mago poderoso, fundador de la tribu. - Así las cr eencias más groseras• que hemos analizado
la creencia en los grandes dioses ha resultado, con antes. «El gran dios tribal no es más que un espí­
wan naturalidad, de la creencia en los genios an ­ ritu ancestral, que ha conseguido al fin conquistar
cestrales; la noción de héroes civilizadores ha ser­ un puesto aminente. Los espíritus ancestrales» han
vido de transición. Por lo demás, •muchos grandes sido i maginados µ;ira explicar las almas individua­

dioses tienen un aspecto manifiestamente toté­ les. En cuanto a éstas, han sido a su vez imagina­

mico. Daramulun es una águila halcón. Tiene por das para explicar lo que experimenta cada miem­

madre un emú • . Igu almente el nombre de Bunjil bro del clan cuando sufre a su manera la influen­

sirve para designar u n totem de fratria. • Baiame, cia de las creencias colectivas, que nacen y se des­

Daramulum, Bunjil, Nuralia, parecen, pues, ser to­ arrolla n en el clan. Asi • la unidad del sistema

tems de fratria, que han sido divinizados• sin duda iguala a su complej i dad. También podríamos decir

en el curso de las ceremonias de iniciación, cllando q t.: e l o · ex trJfio y absurdo en apariencia de estos

la tribu adquiría un sentimiento más vivo de sí símbolos, tomados a la letra, no debe impedir el
- que se reconozca la verdad profunda de las creen­
misma y trataba de simbolizar su unidad en u n
personaje o figura sagrada. Se eligió uno de los cias que ocultan. Porque baj o todas estas imagina ·
dos totems de fratria, los fundamentales de la tribu. ciones se encuentra una m i s m a realidad: el senti­

Para explicar la exclusión del otro, • se supuso que miento de la unidad del grupo y todas las emocio­
este último, en el curso de una lucha con su con­ nes y pens amientos confusos que a ella se ligan.

trario, su rival había sido vencido; idea tanto más


natural, cuanto que los totems de fratria están ge�

• CONCLUSIÓN

AS
L
religiones han evolucionado y tenemos que
vacilar al asimilar las doctrinas reli2fosas
r ..
/'

más elaboradas de nuestro tiempo a esos cultos


totémicos en que no se ha visto ¡;¡l principio más
que una grosera zoolatría. Claro es . que no se trata
de confundir estas religiones modernas con las
prácticas y creencias primitivas y de ver en éstas la
religión tipo. Pero por sencíllas que sean, ya no
puede ponerse en duda en el momento presente
que se encuentran en ellas, al menos como esbo­
zos, �todas las grandes ideas y principales ceremo­
nias rituales que forman el fondo de las religiones
hasta de las más adelantadas: distinción de cosas
sagradas y profanas, noción del alma, del espíritu,
de la personalidad mítica, divinidad nacional y
aun internacional• y también, como lo ha mostrado
101. LOS O R Í ( ; ENES OF.L S R N T T M TE NTO m:ur<h•S•J LO S O R Í GENES DEL SENTIMIENTO RELIGIOSO 105

Durkheim en Ja tercera parte de su libro sobre las derla ni a preverla? El punto de partida y el cen­
Forma{i elementales de la vida religiosa, • culto ne­ tro de la vida religiosa no es el dogma. • Los cre­
gativo con las prácticas ascéticas, que son su forma yentes, los hombres que viviendo la vida religiosa»
exacerbada, ritos de oblación y comunión, ritos Ja conocen por experiencia cuotidiana y directa,
imitativos, conmemorativos piaculares, narla esen­ s.aben bien que su verdadera función no es •hacer­
cial falta». No hay, pues, razón científica que se nos pensar ni enriquecer nuestros conocimientos
oponga a extender a las dem .is religiones los resul-
. sino hacernos obrar y ayudarnos a vivir. El fi�l que
'
tad? s a que llegamos después de haber estudiado ha tenido comunicación con un Dios, no es sola­
ésta. Desde que aparece la religión es lo que ha de mente (t¡í sobre todo) un hombre que percibe ver­
ser siempre; su forma y su aspecto exterior cambia­ dades nuevas que el incrédulo ignora; es un hom­
rán, pero cumplirá la misma función y por procedi­ bre que puede más. Siente en si más fuerza, ya para
mientos. idénticos . soportar las dificultades de Ja existencia, ya para
. ¿Cuál es esta función? Si la hemos estudiado en vencerlas. Está en cierto modo por encima de las
los tipos de culto más sencillos y sin duda los más miserias humanas porque se ha elevado también
próximos a sus _orígenes, es porque en ellos la reli­ por encima de su condición de hombre.»
gión no se halla recubierta por toda la floración No nos cifiamos, pues, a la letra de los dogmas,
complicada de mitos y concepciones que se desarro­ que cambia de religión a religión. Sin duda se equi­
llarán más tarde; elemento sobreafiadido, no reli­ voca el salvaje cuando atribuye a los emblemas y
gioso en sí mismo y que nos impide ver lo primiti­ animales de ciertas especies un poder directo sobre
vo y fundamental. Hemos reconocido que la fun­ él, cuando supone entre él y ellos relaciones reales
ción principal de la religión no era, no podía ser de parentesco . Pe�o no se engaña cuando coloca a
suministrar al hombre una expl icación del univer­ todos los m iembros de su clan y los animales y
so. Si los fieles hubiesen esperado de ella semejan­ objeios que' a él refiere, fuera y aparte de todo lo
·
te servicio, ¿cómo no habrían de advertir que esas demás; cuando Jos considera a todos como partici·
imaginaciones fantásticas chocan generalm ente con pando de una misma vida qne l es comunica un ca­
el orden de-l a naturaleza y no ayudan a compren - rácter sagrado. Esta vida es la vida social, es decir,
... . - - .

JO(i LOS ORÍGF:NES DEL SENTIM IENTO RE;LICTl'.JSO LOS O I Ü (: F. N P.S DEL SF:NTJMIENTO RF: L I G IOSO 1 07
,.

la vida más rica y más alta a que es posible ele· surdo de los dogmas en tanto nos proporcionan el
varse. La realidad del poder que ejerce sobre ellos consuelo de una vida interior más exeltada e in­
la sociedad de que forman parte, es indiscuti.b le. Los tensa.
salvajes han podido observar bien a menudo que se ¿Pero este consuelo procede solamente de la vida
engafíaban cuand9 seguía n sus propias imaginacio­ en común? ¿La fuerza religiosa se reduce al poder
nes y trataban de inspirarse en ellas para prever y moral de la sociedad? ¿No es Dios más que el espi-
• 1 .
modificar el orden de la naturaleza. Pero la fe reli- ritu co�ctivo hipostasiado? En nuestras sociedades
giosa no se ha quebrantado, sin embargo, en esas modernas, esencialmen�e individualistas, el testi·
tribus. Y es que para ellas se trataba de otra cosa monio de la conciencia de los creyentes parece
que comprender y explicar la naturaleza, o de adap­ contradecir tal teoría. El fiel se niega a creer que
·
tarse mejor a su ambiente nat � ral, de comlfatir el adora, no tal o cual personalidad divina, sino, de­
hambre o la enfermedad, de eso1par a Ja muerte· trás de ella o a su · través, una sociedad. A decir
Trataban sobre todo de despertar en sí sentimien­ verdad, ¿qué sociedad'? ¿La sociedad laica o la reli­
·
tos de alegría y exaltación cuyos efectos benéficos giosa, o una y otra? ¿La sociedad de ayer, hoy o
habían experimentado en las reuniones y ceremo­ m añana? ¿Diremos que la Iglesia pretende ser la
nias en que se cumplían Jos ritos. Y ha11 continua­ sociedad universal y que no hay fe n i religión sin
do observando que Ja práctica de su culto creaba la Iglesia? Se responderá: «Los sentimientos religio-
en ellos estas impresion·es tan excepcionalmente 5os se distinguen de todos aquellos que resultan
fuertes, que creía n haber cambiado de naturale­ solamente de la vida en común. Sin duda, las re­
_
za y haberse transportado a otro mundo. Lo que uniones, las asambleas del culto, las refuerzan. To­
no ha cedido en ellos es la confianza fundada en das las religiones suponen, en efecto, iglesias; pero
tantas experiencias, en la virtud •roburativa > , cr ea­ .la Iglesia se constituye ai rededor de una fe, es de­
dora de fuerza y alegria, a pesar del sentimiento de cir, de un conjunto de creencias a las que puede
dependencia que l� acompafía, de las formas inten­ elevarse un espíritu individual sólo por sus fuerzas
·
sas de la vida social. Lo mismo sucede sin duda en Las asambleas, las sociedades religiosas contribu­
to"'cl.a religión. No nos dejamos conmover por lo ab· yen a propagar estas creencias; pero las su ponen.
LOS O H Í G EN ES DEL SENTIMIE"ITO RELiliIOSO 10!J
JOR LOS ORÍGENES DEL Sf:NTlMJF.NTO RELTGidso

muy rudimentario, sin duda ... Porque la personali­


La fe tiene tanto más valor cuanto m á� profunda­
dad individual está entonces poco marcada ... A me­
mente ha ex.tendido sus raíces en todos los rinco­
did � que los individuos se han ido diferenciando y
•nes del alma, y es más obra del que la profesa. 1,No
que ha aumentado el valor de la perso9a, el culto
es verdad que la actitud religiosa se confunQ.e cada
correspondiente se ha extendido más dentro del
vez más para nosotros con la actitud espiritual?;
conjunto de la vida religios�, al mismo tiempo que
¿que implica el des\ig� miento de las cosas Y del
se ha ce..ado más herméticamente a lo de fuera.»
mundo?; ¿que reclama el aislamiento y que se re­
Pero aun en el momento en que la religión parece
coja' el creyente y entre en sí mismo, y que si éste
reconcentrar:,e por completo en el fuero interno del
participa de las ceremonias públicas, si acepta los
individuo, es también en la sociedad donde encuen­
dogmas, si observa los ritos, todo ello es cada vez
tra la fuente viva de que se alimenta. Si se conce­
más para él el cuadro de _ la verdadera vida religio­
de una parte cada vez mayor a la personalidad, ¿no
sa, toda interior y personal?
· es acaso porque el individuo se ha convertido en
Es exacto que la religión se ha individualiza.do e
una especie de dogma de la sociedad? Sin una lar­
interiorizado más y más, pero ya hemos mostrado
ga evolución histórica, sin una complicación y refi­
que hasta en las religiones más manifiestamente
namiento de la vida, obra de las sociedades sucesi­
colectivas, el cu Lo individual tiene su P!1esto; es
vas, no hubiera podido jamás proponerse así el in­
como una parte y una consecuencia de ellas. •La
dividuo, como fin e ideal, st.i propio desenvolvi­
fuerza religiosa que anima al clan, al encarnarse en
miento y, como suele decirse, su salvación. Hay
las conciencias particulares, se particulariza ella
algo tan artificioso en tal actitud. que sólo ha po­
misma. Así se forman seres sagrados secundarios;
dido nacer y mantenerse porque todas las f uerzas,
cada individuo tiene los suyos hechos a su imagen,
momentáneament e al menos, la han favorecido.
asociados a su vida íntima, solidarios de su desti­
Pero exactamente igual que el totem de clan, plan­
no: el alma, el .totem individual, el antepasado pro­ ta o animal de los primitivos, que las al mas de los
tector, etc. Estos seres son objeto de r�tos, que el
antepasados y las figuras de las divinidades de
He! pue�e celebrar solo, fuera de todas agrupacio­
otros cultos, el indivjduo y la personalidad de los
nes; es, pues, una forma de culto individual..., culto
·
11 0 LOS O H Í G E\'i':S J JEL SENTl �HENTO H E L I G I O �,IJ Los O H ÍGENES DEL S E i'\ TI M I ENTO R E L I G I O S O 111

modernos no es más que un símbolo. Las fuerzas . que constituyen su unidad. Pero esta vigorización

religiosas colecti � as se expresan y concretan nro- moral no puede obtenerse más que por medio de
m en táneamente bajo esta forma. El culto del indi­ reuniones en que los individuos ... reafirman en
viduo es un culto corno los demás, es decir, descan­ común sus sentimientos comunes ... ¿Qué diferencia
s a · en creencias comunes. Nada prueba, además, hay entre una asamblea de cristianos celebrando
que n]arque el término :te la evolución y que otras las principales fechas de la vida de Cristo o de los
sociedades religiosas no hayan de imaginar otros judíos festejando la salida de Egi.oto o la prom ul­
símbolos. J
gación del n cálogo, y una reunión de ciudadanos
Por l•) demás, la teoría sociológica de la religión , conmemorando la institución de una nueva carta
lejos de despreciar a ésta, la reconoce un valor y l e moral o algún gran acontecimiento de la vida na­
atribuye u n a realidad q u e largo tiempo s e l e ha cional?
discutido. Puesto que la religión cumple una fun- · Los dioses mueren cuando los pueblos m ueren,
ción social necesaria, no podría verse en ella una porque < los dioses no son más que los pueblos pen­
creación artHicial y una pura mentira. Por absurdas sados simbólicamente. Los evangelios no son más
· y falsas q ue nos parezcan un gran número de sus inmortales que los pueblos o las sociedades. Por
fórmulas, es verdadera y, en cierto sentido, eje una el contrario, «no hay razón para creer que la huma­
verdad eterna. Si todo sistema de creencias religio­ nidad haya de ser incapaz en adelante de concebir
sas es más o menos una ficción, es una ficción bien otros nuevo s • .
fundada. La religión, en efecto, responde a necesi­ Se opone algunas veces l a ciencia a la religión,
dades colectivas permanentes !l ue se desarroll�n en y se imagina con frecuencia que cada posición
toda sociedad. « Hay algo en la religión ... que está conquistada por aquélla está definitivam ente per­
l lamado a sobrevivir a todos los símbolos particu­ dida para ésta, de tal forma, que el destino de Ja
lares bajo los cuales se ha envuelto sucesivamente religión sería com¡.;arable al de esas tribus salvajes
el pensamiento religioso. No puede haber sociedad que no p ueden subsistir en presencia ni en con­
que no sienta Ja necesidad de sostener y reafü mar tacto con la civilización . Pero si la religión es una
a intervalos regulares los sentimientos y las ideas función social, y no una especie de enfermedad 0
J 12 LOS ORÍ GE. 'ES DEL SENTT M Tl';NTO Rl•:LlG [Q:';<)

LO� OHÍ GEN ll:S Sll:N TIM lEi TO


aberración del pensamiento colectivo, como todas Dll:L
R E L I G lOS O 1 J ,j
las funciones de la sociedad son solidarias, si hay tas prim eras noc ion es
Y las han tran sfor mad
\"lntre ellas antagonismo, es únicamente en el caso o len ­
'.
tam ent e per o sin este pun
to de par tida , es proba ·
en que una se inmiscuya en el dominio de la otra. ble que ¡am ás hubiera nac
ido la cien cia. Se con ­
En realidad una y otra tienen el mismo origen. cibe m u y bien que hoy
s ubs ista n j unt as, puesto
Los primeros gérmenes de las f u nciones espiritua­ que el dom inio de la una
es l a acc ión , y la vid a y
.les superiores brotaron, a la vez q u e las creencias el dom inio de la otra, el con
ocim ient o.
g
reli iosas, de las ardientes hogueras de la vida so­
cial, encendidas periódicamente en las fiestas, ce­ •

remonias rituales y reuniones en que el clan y la


tribu adquirían una conciencia intensa de sí mis­
mos. Toda la ciencia y toda la moral han surgido
de allí. La religión ha sido la matriz en que se ha
formado lentamente la ciencia y las principales
ideas científicas y filosóficas han conservado largo
tiempo, y conservan todavia en p:ute, el sello de flN
este origen. «El gran servicio qtte han prestado las
religiones al pensamiento, es el de haber construido
u na primera representación del mundo y de las re­
laciones que se suponía existir entre las cos.as. Sin
duda era inexacto este cuadro, y no se parece al
que nos presenta hoy la cienci;i; pero lo esencial no
era tanto acertar como intentar. • Las primeras
fu erzas de que ha poblado la inteligencia humana
el universo, han sido elaboradas por la religión • ;
más tarde los hombres han reflexionado sobre es-
.
___ _....... ___ _
·-.... -� �-1

1 BIB LIOGRAF Í A
'

l.º Trabajos de Durkheim sobre la religión.


La prohibition de l'inceste, Année Sociologique ,
tomo 1, 1896-97, París, Alean.
De la définition des phénoménes religieux, ibid.,
tomo 11, 1897-98.
Sur le Totémisme, ibid., tomo V, 1 900-01.
Sur l'organisation matri moniale des sociétés a u s­
traliennes, ibid., tomo VIII, 1 903-04.
Les formes élémentaires de la vie religieuse. Le
systéme totémique en Australie. 1 vol. in-8. Pa­
rís, Alean, 1 9.12.
Le probléme religieux et la dualité de la nature
humaine. Bulletin de la Société fran9aise de phi­
losophie, marzo 1913.
2.° Estudios de ciencia de las retigiones, publi­
cados en forma de Memorias o de Trabajos en
l'Année Sociologique.
B l l3LIOGRAFÍA 1 17
1 16 ' t:! l l:lLIOGR AFÍA

Du meme: Totemism and Exogamy, 4 vals. Lon ­


HUBERT et MAUSS, Directeurs a l'Ecole des Hautes
dres, 1 910.
E tudes. Essai sur la nature et la fonction du sa­
FLETCHER (Alice). A study of the Omaha Tribe,
• crifice. Année Sociologique, tomo II, 1 897-98.
dans Smithsonian Report far 1 897 . .
DURKHEIM et MAUSS. D e quelq ues forf1! eS primiti­
HALBWACHS (Maurice). L'interpretation du reve
ves de classification. Contribution a l'étude des
chez les primitifs. Journal de Psychologie, ju­
représentations collectives, ibid., tomo VI, 1901 -
lio 1 922.
1 902.
HEWITT. Orenda and a definition of religion, dans
HUBERT et MAUSS. Esquisse d'une théorie générale
AmericarzeAnthropologist, 1902.
de la magie, ibid., tomo VII, 1 902-03.
H o wITT. The Native Tribes of South-East Austra­
H E RTZ. Contribution a une étude sur la représen­
lia. Londres, 1904.
tation collective de la mort, ibid., tomo X, 1905-06.
MAX-MULLER. Introduction a la science des reli­
HUBERT etM AUSS. Mélanges d 'histoire des religions.
gions, 1 870, traducción francesa .
1 vol. in-8. París, Alean, 1 909.
ÜLDENBERG. La Religion du Véda, traducción fran­
LÉVY-BRUHL, professeur a la Sorbonne. Le.s fonc­
cesa. París, 1903.
. tions mentales dans les sociétés inférieures.
Du miJme: Le Bouddha, traducción francesa, 2.ª edi­
1 vol. in-8. París, Alean, 1 910.
ción. París, 1 903 .
Du meme: La r n entalité primitive. 1 vol. in 8. Pa­
SPENCER (Baldwin) et Gt LLEN (F.-J.). The Nativo
rís, Alean, 1 922.
Tribes of Central Australia. Londres, 1 899.
3.º Otr ns obras m encionadas en este libro:
Des memes: The Northern Tribes of Central Aus·
BURNOUF. Introduction a l'histoire du bonddhisme
tralia, ibid ., 1904.
indien, 1844; 2." edición, 1876.
SPENCER (Herbert). Premiers príncipes, 1 862; tra­
CODRINGTON. The Melanesians. Oxford, 1891.
ducción francesa.
DORSEY. Siouan sociology, dans XVth Annual Re­
SCHMIDT (P. W. 1 . Die Stellung des Pygmceen Voel ·
port of the Bureau of American Ethnology.
ker in der Entwi ckelu ngsgesc hichte d es. Men·
FRAZER (J á mes). Le Rameau d'or, 1890:" tra d ueción schen, Stuttgart, 1 91 O.
francesa. 3 vols., 1903-0S.
1 18 BI llLI U U H A!• IJ\

STREHLOW (Car!). Die Aranda-und Loritza-Starn­


me in Zentral-Australien, 7 fascículos. Franc­
fort, 1907-20.
TYLOR (M. Edw. B.). La civilisation prirnitive. Tra ­
ducción francesa; 2 vols., 1876-78.

INDICE
• Páginas

PRÓLOGO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
¿Cómo puede definírse la religión? . . . . . . . . . 7
¿Existen religiones elementales?-El animis-
m o y el naturismo . . . . . . . . . . . ,.. . . ..... :¿ l
Las creencias totémicas en Australia . . . . 39
¿Cómo se explican l as instituciones totémi-
cas?- E l mana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63
El totem, sí mbolo del clan: El principio di-
vino no es más q u e l a sociedad hiposta·
siada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 77
El origen de las nociones de alma, espír itus
y dioses. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 89
Conclusión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
. 103
Bibliografía . . . . . . " , . . . . . . , . ....,.,,. , 115
LA 1 CULTURA MODERNA

Esta colección de obritas concisas, vivas y subs­


tanciale!', redactadas por los mai!stros más califica­
dos, tendrá al público al corriente de la actividad in­
telectual contemporánea en los dominios de la Cien­
cia, de las Ar t es y de la Filosofía.
• ·¡

VOLÚMENES PUBLI CADOS

t. DR. A. CRESSON.-Posición actual de los pro­


blemas filosóficos . - Traducción de Sidonio
Pintado.

Los . filósofos de otros tiempos eran hombres


de grandes pretensiones. Querían hacer la Cien.
cia de lo absoluto y reglamentar de una manera
definitiva la investigación de la verdad y el des­
arrollo del Arte. El objeto de este libro es el de
explicar por qué los filósofos actuales han teni­
do que restri ngir sus ambiciones; cuáles son l a s
...
q u e algunos conservan todavía y cuáles son las
t.í.nica.s !egítiijlas,
!
2. J UAN V1NcttpN.-El Arte y la locura.- Traduc­
ños y de las asociac iones de ideas que han de
ción de A. González.-Con grabados. ser los eleme ntos primo rdiale s de la cura moral
En este interesantísimo libro se estudia con de la neurosi s y de la locura.
todo detenimiento la influencia que las enferme­
5. RAúL D'HARCOURT.- las civilizaciones desapare­
dades mentales pueden ejercer en la aparición y
cidas.- América antes de Colón.-Traduc ción
desarrollo de las formas elementales del Arte. A l
di! Migue l López de Atocha.-Con grabados.
mismo tiempo destruye e l autor de· una manera
definitiva el absurdo mito que hacía tener por Nada más interesante que el estudio hecho
gemelos la locura y el arte. · por el autor acerca de la civiliza ción americ ana
anterio r y contem poráne a al descubrimient o. La
3. D R. J. ANGLAS. -las gtandes cuestiones biológi­ lectl.J"a de este libro sugiere, como ningún otro,
cas desde D11rwin hasta nuestros dlas Tra
.- ­
la visión de aquella s civiliza ciones y nos hace
ducción de A. González.-Con grabados. vivir períod os interes antísim os de la vida ameri­
El origen de la vida sobre nuestro globo, la cana anterio r a Colón.
evolución de los seres vivos y el origen del hom­
6. JORGE BottN. -Los problemas de la vida
bre, han sido siempre apasionantes problemas. y de la
muerte. -Trad ucción de A. Gonzál ez.
El autor describe la marcha de las ideas sobre
esas tres grandes cuestiones de un üglo a la fe­ Durant e mucho s siglos, los proble mas de la
cha, y da las soluciones que actualmente i mpo­ vida y de la muerte perten ecieron solame nte a
nen las ciencias positivas. La Física, la Química, los domin ios filosóficos. Desde que la Física y la
la Biología y la Paleontología concurren en la Quími ca interv inieron en la Biolog ía, esos pro­
formación de una exposición de conjunto que es blema s han vuelto a poners e sobre el tapete y se
la de la unidad fundamental y la continuidad en han estudi ado profun damen te. Y el autor dedu­
todos los dominios. ce que no parece absurd o hablar de la inmorta­
lidad di! la materia viva. Es un libro de lectura
4. D R A. HESNAR D . - El P$icanálisis. - Teoría se­
.
eminen temen te sugest iva que hace medita r y
xual de Freud.�Traducción de A. González.
deja pro fonda impre sión en el espírit u .
Resumen interesantísimo de la doctrina de
7. DIONI SIA J ALABE R r.-La escultura
Freud que presenta al lector culto las grandes románica.­
Traducción de Enriq ue Díez- Caned o . -Con
l í neas de la Teoria sexual de Freud. También
grabados.
figuran en este libro la Psico°Logia de lo incons­
ciente; la de la Repulsión afectiva, y la del Pensa ­ ¡Cuánt os visitan los viejos monum entos, igle­
miento simbólico; técnicas del Análisis de los sue� ¡;ias y .claustros románicos y lamen tan no poder
in.terpretar sus esculturas! En este pequeño libro
se encontrará la explicación de los asuntos más son hoy conocidos. De este modo, aun respe­
frecuentemente representados y las caracterís­ tando rigurosamente las exigencias que la expo­
ticas del estilo románico (siglo xu), que cuenta sición del asunto requiere, se hace éste fácil­
en nuestro país con ej eºmplares de extraordina­ mente accesible a todos.
ria importancia.
10. JUAN VINCHON.-Histeria .-Traducción de A.
8. B.-J. LOGRE.- Toxicomanías. -Traducción de A . González.
· González. Este estudio médico e histórico muestra !los
Por medio del opio, de la cocaína, del éter ... y d i fe r en t es
aspectos de Ja His t eria · convenci¿nal
del alcohol, millones de hombres persiguen u n y de la Histeria científica. Las observaciones
mismo ideal: la embriaguez. E n este interesante realizadas durante siglos han hecho posible l le­
librito se pasa revista a los métodos empleados gar l la doctrina clara y precisa de Babinski,
por esos candidatos a la . felicidad• por el éxta­ cuyo alcance social es considerable. La guerra
sis próximo a la supresión del • y o . , es decir, ha probado que/gracias a esta doctrina, era im­
cercano a la idiotez, y se expone claramente cuá­ posible la repetición de las antiguas epidemia!>
les son las consecuencias funestas de esos • pa­ de Histeria.
rai::>os artificiales • .
IJ. M. DELAFOSSE.-Las civilizaciones desapare­
9. M . LAPORTE.-El Radio.T raduc c i ón d e F. Díaz
- cidas. -Las civilizaciones negro-a{ricanas. -
de Rada.-Con grabados. Traducción de Miguel López de Atocha.-Can
grabados.
Los conocimientos principales que actualmen­
te se tienen en�Radiactividad aparecen expues­ Esta obrita es una exposición completa y
tos en esta obrita bajo forma muy sencilla y des­ exacta de una civilizació n interesant ísima en si
provista de todo aparato matemático. misma y más aún por ser tal vez una de las pri ­
Los primeros capítulos están dedicados por el meras fases por qu'e ha atravesado la Humani­
autor a record� r, lo más brevemente posible, dad entera en su desarrollo. Religión, ciencia,
aquellos conceptos funP,amentales, tanto quí­ arte, usos y costumbre s, están descritos con
micos como físicos y hasta matemáticos, que son perfecto conocimien to de la materia y con tan
i m presci n dibl e s para la perfecta comprensión de hábil selección de lo principal y característico,
los fe nómenos radiactivos, pasando después, en que. nos dan, en breve espacio, una imagen fiel
los capítulos siguientes, a exponer los hechos e imborrable de la parte más pintoresca del
más salientes que en esta rama de la ciencia nos continen te m isterioso .
1
Las curiosas representaciones de cosas y es-
cenas tomadas del natural, forman por su enla­ sólo para los psicólogos y para los sociólogos,
ce y continuidad como una breve cinta cine: sino para toda persona culta .
matográfica de la que fuera comentario apro­ La obra resulta, además, de una amenidad
piado el texto. El libro en conjunto ofrece la I
tan grande como atractiva.
agradable impresión de una serie de conferen­
cias dadas por un elocuente profesor ante la 1 3. B. GROETHUYSEN.- fntroducción al pensa­
pantalla de proyecciones. miento filosófico alem án - D E SD E NIETZS·
.

CHE.-Traducción de Miguel López de Atocha . .

1 2. CH. B LOND E L . la mentalidad primitiva.­


-

Traducción de A . González. Se exp one en esta obrita todo el pensamiento


filosófíco alemán del último medio siglo, cuyos
1
El interesantísimo libro de Ch. Blondel que principales representantes, Nietzsche, Simmel,
acaba de incorporarse a l a colección LA CUL­ Dilthey y Husserl, son estudiados de mano
TURA MODERNA responde a un modo moc maest r a por el autor, que h a sabido hacer re­
derno de conocer el espírit11 de los pueblos sal­ saltar la unidad bás ica de sus orientaciones y
vajes, que su prologuista Lévy-Bruhl define señalar con gran perspicacia los distintos mati­
en estos términos: ces y facetas de cada uno.
•Por fin en el siglo xx se ha comprendido E n los momentos actuales, en que se observa
' una reacción a favor de la metafísica, es parti­
que para conocer a los salvajes tal vez fuera
ú ti l estudiarlos.• cularmente conveniente la lectura de las ú lti­
E l estudio que nos ocupa ha hecho famoso a mas páginas de este libro, en que con vigoro­
· sos trazos se nos indica la única actitud posi­
Lévy-Bruhl, cuyas dos obras fundamentales
las funciones mentales en las sociedades infe­ ble ante los últimos destellos de una vana es­
riores y la Mentalidad primitiva , han hecho peculación, que parecía ya definitivamente des­
ver el problema de la mentalidad de los pri­ aparecida .
mitivos bajo un aspecto completamente nuevo.
14. M. HALBW ACHS. - los orígenes del sentimien­
Ch. Blondel, discípulo de Lévy-Bruhl, ha se- .
to religioso.-Traducción de Miguel López
guido muy.el.e cerca a su maestro y ha hecho
de Atocha.
un resumen muy bello del estado actual del
problema con documentación copiosa y bien Durkheim, fundador de la Escuela Socioló­
utilizada. gica Francesa, ha desarrollado u n a teoria origi­
La lectura de la la Mentalidad primitiva, / nal y profunda de l a religión en diversos estu­
.
de Ch. Blondel, resulta así interesantísima, no dios y muy particularmente en su último libro,
. las formas elementa
les de la vida religio
·sistema totémico en sa. El
Aus tralia. . 8. Toxicomanías, POR B.-J. LoGRE
• , médico de la En­
He mo s cre ído que su te fermería especial de la Prefe
.s ís, fun dam entada en ctura d'e Policía.
los mejores trabajos etn 9. El Radio, POR M. LAPORTE, profes
ográficos, me rec ía ser or en la U'ni�er­
con oci da y me dit ada por sid ad , preparador en el Instituto
un púb lico extens o. del Radio.
En est e l ibrito veremos ro. Histeria, I'OR EL DR . J. VrNC
cóm o el est udi o cie n­ HON, médico de los
tífico de las trib us sal vaj Asilo s del Sena.
es de Au str alia y de
América proyecta cla rísi Las civilizaciones negro-afric
ma luz soh re las creen­ r r.
anas, POR M. DELA­
cías e ins titu cio nes reli
gio sas de los p u ebl os ci- FOSSE.
vilizados. .
12. La mentalidad primitiva, POR
CH. BLONDEL, pro­
fesor en la Universidad de Estra
sburgo.
I 13. Desde Nietzsche, POR B. GROE
THUYSEN.
14. Los orígenes del sentimiento
religioso, POR HAL­
BWACHB.
15. La escultura g6tica, POR D. }ALAB
ERT.
16. Los principios de la Química nwde
rna, POR A. HoL-
LARD.
17. Los sueños, POR P. BRUNET.
18. El romanticismo, POR E. SEILL
IÉRE.
19. De Euclides a Einstein,
POR J. ANGLAS.
20. El origen y el fin de los mund
os, POR P. Busco.
2r. La vida y la muerte de los
instintos (tomo I),
POR A. HESNARD.
22. La 1nda y la muerte de
los instintos (tomo II),
POR A. HESNARD.
23. Bizancio y el arte del siglo
XII, POR G. DUTHUIT.

En preparación.

Obras de los Profesores H.


B ERGSON, BROCA, KRAFT
EBBING, FIERENS GEWAERT,
FRASER, MAURICE DE FLEU
RY,
GoLOUBEW, HALBWACH S , HEU
YER, HoLLARD, LEGRAIN, LE­
PAPE, LEYY BRU HL, LrPPB,
LorsEI.. . MEIER GRAEFE, SPEN
­
GLER, ETC., ETC.

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