Analisis Resumen y Comentario Juicios

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TÍTULO II

Juicio oral
No puede existir la oralidad pura, sin el auxilio de la escritura para documentar los
actos procesales.

El actual Código Procesal Civil y Mercantil de Guatemala regula en el título II el


procedimiento que debe efectuarse en materia del juicio oral, dedicando para su
sistematización importantes normas jurídicas como también los supuestos jurídicos, en
los cuales las contiendas deben ventilarse en esta vía.

El juicio oral en Guatemala, es aplicable para ciertos asuntos, por los Jueces de Primera
Instancia del ramo Civil y por los Jueces Menores en aquellos asuntos de ínfima y de
menor cuantía; aunque en la realidad, los asuntos de ínfima cuantía casi no se llevan a
la práctica.

El objeto de diligenciar el procedimiento del juicio oral, es que el juez escuche a las
partes procesales y se declare de manera rápida el derecho que se pretende hacer
valer, por su importancia y por su carácter urgente.

CAPÍTULO I.

DISPOSICIONES GENERALES.

De acuerdo a lo que establece el artículo ciento noventa y nueve (199) del Código
Procesal Civil y Mercantil de Guatemala, los juicios orales pueden versar sobre:

a) Los asuntos de menor cuantía.

b) Los asuntos de ínfima cuantía.

c) Los asuntos relativos a la obligación de prestar alimentos.

d) La rendición de cuentas por parte de todas las personas que están


obligadas a ello; por ejemplo: los administradores, albaceas, Alcaldes
Municipales, etc.

e) La división de la cosa común y las diferencias que surgieren entre los


copropietarios en relación a la misma.

f) La declaratoria de jactancia.

g) Los asuntos que por disposición de la ley o por convenio entre las
partes, deben seguirse en juicio oral.

Al hacer un análisis del artículo doscientos (200) del Código Procesal Civil y Mercantil
guatemalteco, se establece una analogía que puede existir entre el juicio oral y el juicio
ordinario, en cuanto a algunas disposiciones, siempre y cuando las mismas no se
opongan a los preceptos propios del juicio oral, es decir, existe supletoriedad de normas.
Como ejemplo de ello, puede mencionarse lo relativo a las pruebas y a la demanda.

¿QUÉ ORGANO JURISDICCIONAL DEBE CONOCER DEL JUICIO ORAL?.

En relación a esta interrogante, es necesario hacer algunas acotaciones:

a) Muchos juristas han discutido si el juicio oral debe ventilarse ante un


órgano unipersonal o bien ante un órgano colegiado.

b) El conflicto analítico surge al momento de establecer que si conoce un juez singular,


no es posible pensar en la instancia única, considerando que lo resuelto por él, debe
conocerse o ser objeto de revisión en una instancia superior, afectándose con ello, el
principio de inmediación logrado en la primera audiencia. Mediante este principio que
establece la doctrina propia del Derecho Procesal Civil y Mercantil, lo que se pretende
es que el Juez se encuentre en un contacto directo con las partes procesales,
principalmente en la recepción personal de pruebas. Es importante tomar nota que el
mismo es aplicable con mayor frecuencia en el proceso oral que en el escrito.

c) Ahora bien, si el juicio es conocido por un tribunal colegiado, no existe posibilidad de


una segunda instancia, aunque sí puede existir una revisión de lo resuelto, por medio
de un órgano superior, en cuanto a las cuestiones de derecho y no a los hechos.

d) En realidad, en ningún proceso debe haber más de dos instancias, de acuerdo a lo


que establece el artículo doscientos once (211) de la Constitución Política de la
República de Guatemala, actualmente vigente; es decir, el magistrado o juez que
haya ejercido jurisdicción en alguna de ellas, no puede conocer en la otra, ni en
casación en el mismo asunto, pero también es importante analizar que dicha norma
limita el número de instancias, pero tampoco prohíbe que haya solo una.

e) De todo ello resulta, que los principios aplicables frecuentemente al juicio oral
principalmente son: la publicidad, porque los actos procesales pueden ser conocidos
incluso por los que no son parte del litigio; la inmediación, por el objeto mencionado en
líneas anteriores y la concentración, para desarrollar el mayor número de etapas
procesales en el menor número de audiencias, minimizando con ello tiempo y recursos,
tomando en cuenta que el juicio oral debe ser celérico por la naturaleza del derecho
que en el mismo se pretende hacer valer.

f) Se puede concluir que en nuestro país, el juez que conoce en primera instancia debe
ser unipersonal y solamente es tribunal colegiado, el que conoce en segunda instancia,
es decir en cuanto al recurso de apelación (Corte de Apelaciones).

g) En Guatemala, el juicio oral que se ventila por cualquiera de los asuntos a que hace
referencia el artículo ciento noventa y nueve (199) del cuerpo legal anteriormente
citado, es aplicable por los Jueces de Primera Instancia del ramo civil y por los Jueces
Menores (Jueces de Paz) en aquellos asuntos de menor e ínfima cuantía, de acuerdo a
lo a lo que establece el Acuerdo Número 37- 2006 de la Corte Suprema de Justicia.

h) Tomando en cuenta la cantidad excesiva de litigios en materia de familia, la Corte


Suprema de Justicia, creó a los Tribunales de Familia, para conocer específicamente
sobre los mismos.

¿ES NECESARIO EL AUXILIO DE ABOGADO EN LOS JUICIOS ORALES?.

La norma general, exige el auxilio de Abogado Colegiado Activo, tomando como


fundamento el artículo 50 y 61 numeral octavo del Código Procesal Civil y Mercantil;
sin embargo, al respecto existen dos excepciones:

a) En aquellos asuntos de ínfima cuantía que en la realidad casi no son


aplicables.

b) Cuando en la población donde tenga su sede el tribunal, estén


radicados menos de cuatro abogados hábiles. Al respecto, también puede
citarse el artículo ciento noventa y siete (197) de la Ley del Organismo Judicial,
Decreto Legislativo 2-89.

De lo contrario, podemos darnos cuenta que si falta la firma y el sello del profesional
de derecho y los timbres forenses correspondientes, los escritos serán rechazados de
plano.

El Abogado será responsable del fondo y de la forma de los escritos que autorice con su
firma.

CAPÍTULO II.
PROCEDIMIENTO.

En cuanto al desarrollo del proceso que debe diligenciarse en el Juicio Oral, se analizará
grosso-modo las diferentes fases o etapas del mismo y para ilustrarlo de mejor manera
se incluye un esquema detallado del mismo, con sus respectivos plazos.

1. LA DEMANDA:

Es la etapa procesal que da inicio prácticamente a todo un proceso, en este caso, el


juicio oral. De acuerdo con lo que establece el artículo doscientos uno (201) del Código
Procesal Civil y Mercantil, la demanda puede presentarse de forma oral, levantándose
para el efecto el acta correspondiente por parte del secretario del órgano jurisdiccional,
para dejar constancia de lo que el demandante expone verbalmente. El mismo
artículo citado, establece que la demanda puede presentarse también por escrito, sin
olvidar que en ambos casos, debe cumplirse cabalmente con los requisitos que para el
efecto establecen los artículos 61, 106 y 107 del cuerpo legal citado constantemente.

En la demanda deben fijarse con claridad y precisión los hechos en que se fundamenta,
las pruebas que en su momento oportuno deben rendirse, los fundamentos de derecho
y por supuesto, la petición. El actor también debe acompañar a su demanda los
documentos en que funda su derecho y si en caso no los tiene a su disposición, debe
mencionarlos con la individualidad posible, expresando lo que en ellos resulte y debe
designar el archivo, oficina pública o lugar donde se encuentren los originales.

En cuanto a la demanda, debe aplicarse supletoriamente, los requisitos esenciales que


se mencionan en el artículo 61 del Código Procesal Civil y Mercantil. Además, la
demanda puede ser ampliada o modificada antes de que haya sido contestada, de
acuerdo al principio de preclusión, con fundamento en el artículo 110 de la ley citada
anteriormente, artículo que es aplicable por supletoriedad al juicio oral. Ahora bien, si
la demanda se amplía o modifica en la primera audiencia, el juez debe suspender la
misma, señalando nueva audiencia para que las partes comparezcan a juicio oral, por
el derecho de defensa; salvo que el demandado prefiera contestarla en el mismo acto,
esto con fundamento en el artículo 204, tercer párrafo del cuerpo legal citado en
oportunidades anteriores.

2. EL EMPLAZAMIENTO.

Si la demanda se ajusta a los requisitos legales que establecen los artículos 61, 106 y 107
del cuerpo legal citado, el juez debe señalar día y hora para que el demandante y
demandado comparezcan a juicio oral, con sus respectivas pruebas, previniéndoles
continuar el juicio en rebeldía de la parte procesal que no compareciere.

De acuerdo a lo que establece el artículo 202 segundo párrafo del Código Procesal
Civil y Mercantil, entre el emplazamiento del demandado y la audiencia debe mediar
por lo menos tres días, término que según la distancia debe ser ampliado. Si
observamos, en esta clase de juicio, el demandado solo cuenta con tres días para
preparar su defensa, debido a la celeridad en el diligenciamiento del juicio oral.

3. CONCILIACIÓN.

Esta es una etapa procesal discutida en cuanto a si se realiza antes o después de la


contestación de la demanda, sin embargo, esta es una cuestión que no presenta mayor
relevancia, tomando en cuenta que en la realidad, la mayoría de jueces, busca en
primer lugar, la conciliación entre las partes procesales.

El artículo 203 del Código Procesal Civil y Mercantil, establece que en la primera
audiencia, el juez debe esforzarse para conseguir un acuerdo voluntario entre
demandante y demandado, proponiendo fórmulas ecuánimes de conciliación,
aprobando cualquier forma de arreglo que las partes acuerden, siempre y cuando no
sean contrarias a las leyes. Si la conciliación obtenida es parcial, el juicio debe continuar
en cuanto a las peticiones no comprendidas en el acuerdo.
Esta etapa procesal es de carácter obligatorio para el juez, porque debe buscarse una
justa composición de las diferencias, evitando llegar de manera directa a un debate. En
cambio, para las partes procesales no es obligatoria la conciliación, ya que a nadie
debe obligársele a que celebre un acto conciliatorio, que puede producirse en la
primera audiencia o en la segunda, según sea el caso.

En cuanto a esta etapa del proceso, algunos juristas hacen un parangón con los
preceptos que regula en esta materia el Código de Trabajo, en base a dos
cuestionamientos que es interesante analizar:

a) El Código de Trabajo en su artículo 340 segundo párrafo, establece


que la conciliación es promovida por el juez al comienzo de la diligencia. Los
juristas que están del lado del Código de Trabajo, consideran que la conciliación
debe procurarse después de la contestación de la demanda, porque ya en ese
momento están fijados los términos del conflicto y por ende el juez cuenta con
mayores elementos de juicio para avenir a las partes de manera más
equitativa.

b) En cambio, los que se inclinan por los preceptos del Código Procesal
Civil y Mercantil, consideran de que una vez contestada la demanda, en
muchos casos, los estados de ánimo se han exaltado y el propósito conciliatorio
brilla por su ausencia. En este sentido, se considera que si se concilia, sobra la
contestación de la demanda y se evita que el conflicto adquiera mayores
proporciones. A mi criterio, estoy de acuerdo con la segunda posición.

4. CONTESTACIÓN DE LA DEMANDA.

Al contestarse la demanda, debe presentarse un memorial que debe cumplir los


mismos requisitos establecidos para la demanda y puede hacerse oralmente en la
primera audiencia. También puede presentarse por escrito hasta o en el momento de
la primera audiencia, de acuerdo a lo que establece el artículo 204 en su primero y
segundo párrafo respectivamente. Debe tenerse presente que contestada la demanda,
quedan determinados los hechos sobre los cuales ha de versar el juicio oral, por lo
tanto, la ampliación o modificación de la demanda ya no es posible por el principio de
preclusión, obligando con ello a las partes procesales a ser claros y precisos en sus
peticiones, desde un inicio y no estar a la expectativa de la defensa del demandado
para introducir las modificaciones o ampliaciones que la contestación de la demanda
pueda sugerir. Además, debe tenerse en cuenta que el actor ha tenido más tiempo
para la preparación de su demanda, es decir, el plazo de la prescripción que es de
cinco años, mientras que el demandado solo cuenta con los tres días establecidos para
el emplazamiento. Por otra parte, la misma oportunidad que tiene el demandado
para contestar la demanda, la tiene el actor para la ampliación de ella, siempre y
cuando, antes de que el demandado la haya contestado.

5. RECONVENCIÓN.

Esta es una actitud activa negativa del demandado, toda vez que constituye su propia
demanda contra el actor o demandante. En este orden de ideas, la reconvención, en
caso sea aplicada, debe llenar los requisitos que establece el artículo 119 del Código
Procesal Civil y Mercantil, en base al artículo 200 del mismo cuerpo legal, que permite
la aplicación supletoria del juicio oral con las disposiciones del juicio ordinario, en lo que
fueren aplicables. En este sentido, la pretensión ejercida en la reconvención, debe tener
conexión por razón del objeto o del título con la demanda y no debe estar sujeta a
distintos trámites. En el juicio oral, la reconvención puede presentarse oral o por escrito
antes o durante la celebración de la primera audiencia.

6. EXCEPCIONES.

Las excepciones son mecanismos de defensa u oposición que utiliza el demandado en


contra del actor. De acuerdo a lo que establece el artículo 205 del Código Procesal Civil
y Mercantil, todas las excepciones en el juicio oral deben oponerse en el momento de
contestar la demanda o la reconvención. Sin embargo, en el artículo citado, se hace
una aclaración referente a las excepciones nacidas con posterioridad a la contestación
de la demanda y las de cosa juzgada, caducidad, prescripción, pago, transacción y
litispendencia; se pueden interponer en cualquier tiempo, mientras no se haya dictado
sentencia en segunda instancia y deben resolverse en sentencia final. Esto es así porque
el artículo citado con antelación, solo faculta para resolver en la primera audiencia o
en auto separado, las excepciones previas que se hubieran interpuesto al contestar la
demanda o la reconvención, pero luego dice: "las demás excepciones se resolverán en
sentencia"; esto debido a la celeridad que el proceso del juicio oral supone. Si nos
damos cuenta, todas las excepciones anteriores, le ponen fin al proceso (cosa juzgada,
caducidad, prescripción, pago y transacción); excepto la excepción de litispendencia.

Lo anterior se sintetiza en que todas las excepciones que desee hacer valer el
demandado, deben interponerse en el momento de contestar la demanda o en su caso
la reconvención, en base a los principios de eventualidad, economía procesal y
concentración. Las excepciones previas deben resolverse en la primera audiencia; sin
embargo, el juez puede resolver en auto separado, es decir, fuera de la audiencia,
aquellas excepciones previas que se presenten con características complicadas. En
cuanto a las excepciones que no son previas, es decir la mixtas y perentorias, deben
resolverse en sentencia. Si entre las excepciones previas, se encuentra la de
incompetencia, el juez debe resolverla antes de las demás, porque en caso de
declararse su incompetencia, obviamente no puede seguir conociendo de las demás
excepciones.

CLASES DE EXCEPCIONES:

A) EXCEPCIONES PREVIAS:

Son medios de defensa utilizados por el demandado ante la inexistencia de


presupuestos procesales. Con una excepción previa, el demandado pretende depurar o
dilatar la acción del actor. Hay que recordar que en el juicio oral, el demandado solo
cuenta con tres días para interponer las excepciones previas, debido a que se presentan
al momento de contestar la demanda.

Las excepciones previas son nominadas, porque en el artículo 116 del Código Procesal
Civil y Mercantil aparecen reguladas con un nombre ya definido. Además, la legislación
no permite otras denominaciones, por lo que se habla de un número clausus (cerrado).

Las excepciones previas que establece el artículo 116 de la ley citada anteriormente son:

a) INCOMPETENCIA.

Cuando el Juez ante quien se plantea la acción carece de competencia sea por razón
de la materia, del territorio o cuantía para conocer de ella.

b) LITISPENDENCIA.

Cuando exite juicio pendiente, es decir, se encuentra en trámite y se alega cuando se


siguen dos o más procedimientos iguales en cuanto a sujetos, objeto y causa.

c) DEMANDA DEFECTUOSA.

Cuando la demanda no cumple con los requisitos formales que establece los artículos
61, 106 y 107 del Código Procesal Civil y Mercantil y el Juez no se ha percatado de ello.

d) FALTA DE CAPACIDAD LEGAL.

Cuando el actor carece de capacidad de ejercicio para adquirir los derechos que
pretende en contra del demandado.

e) FALTA DE PERSONALIDAD.
Cuando el actor no tiene la legitimación activa, es decir, no está vinculado al proceso.

f) FALTA DE PERSONERÍA.

Cuando una persona actúa en representación del actor, sin reunir las calidades que se
requieren para los apoderados o reprsentantes legales de una persona jurídica.

g) FALTA DE CUMPLIMIENTO DEL PLAZO A QUE ESTUVIERE SUJETA LA


OBLIGACIÓN QUE SE HAGA VALER.

Cuando el actor exije el cumplimento de la obligación antes de que expire el plazo


fijado para el efecto.

a) FALTA DE CUMPLIMIENTO DE LA CONDICIÓN A QUE ESTUVIERE


SUJETA LA OBLIGACIÓN QUE SE HAGA VALER.

Cuando el actor o demandante, exije el cumplimiento de la obligación antes de que


suceda el acontecimiento fijado para el efecto.

b) CADUCIDAD.

Cuando el actor exije el cumplimiento de un derecho o una acción, habiendo


transcurrido el plazo para tal ejercicio.

c) PRESCRIPCIÓN.

Esta excepción se refiere a la extinción de obligaciones en contra del actor o


demandante.

d) COSA JUZGADA.

Cuando se pretende evitar la revisión de un fallo favorable para el demandado y por


ende su revocabilidad por parte del actor.

e) TRANSACCIÓN.

Es un contrato mediante el cual, las partes procesales deciden de común acuerdo algún
punto dudoso o litigioso, evitan el pleito que podrá promoverse o terminan el que está
principiando, mediante concesiones recíprocas.

f) ARRAIGO.

Con la finalidad de continuar un proceso judicial, cuando el actor es extranjero o


transeúnte y el demandado guatemalteco. Esto con la finalidad de proteger los
intereses de los nacionales contra los daños y perjuicios que pudieran sufrir por parte de
una persona extranjera, que promoviere una demanda sin fundamento legal.

B) EXCEPCIONES PERENTORIAS.

Estas excepciones son inominadas, es decir, uno les pone nombre. Estas son un medio de
defensa que utiliza el demandado con el objeto de atacar las pretensiones del actor,
atacando en consecuencia el fondo del asunto y se resuelven en sentencia.

Como ejemplos de excepciones perentorias puede citarse: "Falta de capacidad


económica para poder cumplir la obligación", "falta de veracidad de los hechos en que
se funda el actor". Para el efecto, debe analizarse detenidamente el término que se va
a utilizar.

C) EXCEPCIONES MIXTAS.

Estas son excepciones previas que al acogerse tienen efecto de perentorias. Por
ejemplo: las excepciones de caducidad, prescripción, cosa juzgada y transacción;
porque con ellas se impide reinciar la acción.

7) PRUEBAS.
En cuanto a las pruebas se refiere, es aplicable supletoriamente los preceptos del juicio
ordinario. Las pruebas deben ofrecerse en la demanda o en la contestación de ella,
debiendo individualizarse. En el juicio oral no existe el término de prueba, sino
audiencias.

De acuerdo a lo que establece el artículo 206 del Código Procesal Civil y Mercantil, las
partes procesales están obligadas a concurrir a la primera audiencia con sus respectivos
medios de prueba. La intención de esta norma es concentrar los actos de prueba en la
primera audiencia, ya que las siguientes dos audiencias que permite el Código Procesal
Civil y Mercantil, tienen carácter excepcional. Sin embargo, en la práctica se ha
observado dificultad de que la parte pueda comparecer a la primera audiencia con
todos sus medios probatorios y en algunos casos, si se presentan todas la pruebas, ha
sido difícil recibirlas por parte del juez, por la falta de tiempo.

Al hacer un análisis del artículo 206 del código en mención, surge una duda por las
siguientes razones:

a) En el primer párrafo se establece que las partes están obligadas a


concurrir a la primera audiencia con sus respectivos medios de prueba. En este
caso, es cierto que no se menciona que las partes concurran con todas sus
pruebas, simplemente dice con sus respectivos medios de prueba; por lo que
considero que la norma citada permite cierto grado de flexibilidad.

b) Mientras tanto, en el segundo párrafo si se habla de todas la pruebas,


pero atendiendo a la hipótesis de que las mismas no puedan rendirse en la
primera audiencia. Tampoco menciona el artículo citado que la falta de
cumplimiento en aportar todas las pruebas en la primera audiencia, produzca
como efecto la preclusión del derecho a aportarlas en la segunda o tercera
audiencia según sea el caso.

El juicio oral, por su naturaleza, es el que más se presta para la indagación de la


verdad material, por ello considero que debe apoyarse una actitud judicial que se
incline por facilitar la recepción de la prueba, tomando como factor el tiempo, ya que
sólo se permite para el efecto tres audiencias, siendo esto una limitación a la facultad
de las partes para aportar sus respectivos medios de prueba.

LAS AUDIENCIAS.

Como ya se hizo mención, sólo es posible desarrollar en el juicio oral, tres audiencias. Si
por alguna circunstancia en la primera audiencia no es posible recibir las pruebas
ofrecidas por las partes, tiene que señalarse una segunda audiencia, que deberá tener
lugar dentro de un término que no exceda de quince días, tal como lo establece el
segundo párrafo del artículo 206 de la ley mencionada en párrafos anteriores. Desde
luego, las partes procesales son las más interesadas en procurar que sus pruebas sean
recibidas en la primera audiencia o a más tardar en la segunda, ya que la tercera
audiencia es de naturaleza extraordinaria y siempre que por circunstancias ajenas al
tribunal o a las partes, no hubiere sido posible aportar todas las pruebas. Esta
audiencia es exclusivamente para este efecto y debe practicarse dentro de un término
que no exceda de diez días, plazo que se cuenta a partir del desarrollo de la segunda
audiencia.

La frase que el Código ´Procesal Civil y Mercantil tomó de la legislación laboral, al


indicar en su artículo 206 "las partes están obligadas" a concurrir a la primera
audiencia con sus respectivos medios de prueba, no fue muy afortunada, porque en
realidad las partes tienen esa carga procesal, pero no una auténtica obligación, puesto
que en ninguna parte del artículo mencionado se establece algún tipo de sanción por
el incumplimiento.

El último párrafo del artículo 206 de la ley mencionada, establece la facultad que
tienen los jueces para señalar términos extraordinarios, cuando algún medio de prueba
debe ser rendido fuera de nuestro país, es decir en el extranjero. Para el efecto, es
aplicable las disposiciones del artículo 124 del mismo cuerpo legal, que hace referencia
a un término improrrogable suficiente que no deberá exceder de 120 días.

¿QUÉ CLASE DE PRUEBAS PUEDEN SER APORTADAS EN EL JUICIO ORAL?

Recordemos que para este efecto se aplican supletoriamente artículos pertenecientes a


las disposiciones del juicio ordinario. En este sentido, son medios de prueba de acuerdo
al artículo 128 del Código Procesal Civil y Mercantil los siguientes:

A) DECLARACIÓN DE LAS PARTES.

Esta diligencia de prueba es propia y aplicable al juicio oral, toda vez que el tercer
párrafo del artículo 206 del cuerpo legal mencionado en oprotunidades anteriores
establece: "cuando se proponga la prueba de declaración de la parte, el juez
determinará la audiencia en que deba practicarse. Hay que tomar en cuenta que este
medio de prueba también tiene su característica del principio de escritura, ya que para
el efecto deben redactarse posiciones en forma de interrogatorio, dirigidas hacia la
parte contraria del litigio. Las posiciones deben versar sobre hechos personales del
absolvente o sobre el conocimiento de un hecho, expresadas con claridad, precisión y en
sentido afirmativo.

En cuanto a la práctica existen algunas dificultades como las siguientes:

a) Existe la duda si debe acompañarse la plica que contiene las


posiciones con el escrito en que se solicita la prueba. En este punto debemos
recordar que las disposiciones del juicio ordinario son aplicables al juicio oral en
lo que sea pertinente. Entre esas disposiciones supletorias, encontramos el
artículo 131 del Código Procesal Civil y Mercantil, cuyo primer párrafo establece:
"El que haya de absolver posiciones será citado personalmente a más tardar dos
días antes del señalado para la diligencia, bajo aprecibimiento de que si dejare
de comparecer sin justa causa, será tenido por confeso a solicitud de parte. Para
ordenar la citación es necesario que se haya presentado la plica que contenga
el pliego de posiciones, el cual quedará bajo reserva en la secretaría del
tribunal". Como puede observarse, este artículo exige la presentación de la plica
para que el juez pueda disponer la citación.

El fundamento de esta norma en nuestro sistema, es evitar que el litigante malicioso


pueda utilizar varias plicas, presentando la que convenga a sus intereses si el
absolvente no comparece en la audiencia señalada y de esa manera, lograr una
confesión ficta, es decir, imaginaria, ficticia o falsa; sobre las posiciones que a él le
interesen.

TERMINACIÓN DEL PROCESO.

Supongamos que ambas partes procesales comparecen a la primera audiencia,


pueden presentarse varios supuestos, en cuanto a las actitudes demostradas,
principalmente del demandado. En efecto, el demandado puede allanarse, es decir,
aceptando todas o algunas de las pretensiones del actor. El allanamiento no implica
confesión de los hechos, pero termina el proceso. Por otra parte, puede confesar
expresamente los hechos en que se funda la demanda. En ambas situaciones, el juez no
necesita recibir más pruebas y debe dictar sentencia dentro del tercer día, de acuerdo
a lo que establece el primer párrafo del artículo 208 del Código Procesal Civil y
Mercantil.

Ahora, si no hubiere allanamiento ni confesión, debe recibirse la prueba propuesta por


las partes procesales, en cuyo caso, el juez debe dictar la sentencia dentro de los cinco
días contados a partir de la última audiencia, de acuerdo a lo que establece el último
párrafo del cuerpo legal anteriormente citado.

Por otro lado, si a la audiencia comparece una sola de las partes, se incurre en rebeldía
por la parte incompareciente, sea esta el demandado o el actor. Cuando el
demandado no comparece a la primera audiencia sin causa justificada, el juez debe
fallar, siempre que se haya recibido la prueba ofrecida por el actor. Esto quiere decir,
que si el demandado no comparece a la primera audiencia, corre el riesgo de que en la
misma se rinda toda la prueba por el actor y el juez pueda inmediatamente dictar
sentencia.

Para que el demandado pueda evitar lo anterior, debe comparecer a la primera


audiencia personalmente o por medio de apoderado. También puede contestar la
demanda por escrito para que tenga derecho a que su prueba sea recibida si su
incomparecencia es por motivos justificados. Algo importante de señalar en este
aspecto es que el Código Procesal Civil y Mercantil difiere con el Código de Trabajo, ya
que en este cuerpo legal (Código de Trabajo) se admite la excusa de la parte que no
comparece, siempre que se presente antes de la hora señalada para la audiencia (ver
artículo 336 del Código de Trabajo). Mientras que en el Código Procesal civil y
Mercantil no exise tal posibilidad de excusa.

Es conveniente hacer ver que en el juicio oral puede también producirse la rebeldía del
demandante, ya que el artículo 202 del cuerpo legal mencionado, establece que la
citación para la comparecencia a la primera audiencia se hará bajo el aprecibimiento
de continuar el juicio en rebeldía de la parte que no compareciere. Si nos damos
cuenta, esta disposición comprende tanto al actor como al demandado, sin embargo,
las consecuencias son más graves para el demandado como quedó establecido
anteriormente.

Asidero legal: artículos 128 numeral primero, 130 al 141 del Código Procesal Civil y
Mercantil. Este medio de prueba se rige por el sistema de la prueba legal o tasada,
pues produce plena prueba.

B) DECLARACIÓN DE TESTIGOS.

Cuando se hace a través del interrogatorio y declaración verbal o escrita de personas


que han presenciado los hechos litigiosos o han oído su relato de otros. Hay que tomar
en cuenta que los que tienen conocimiento de los hechos que las partes procesales
deben probar, están obligados a declarar como testigos, siempre que sean requeridos.
Cada uno de los litigantes puede presentar hasta cinco testigos sobre cada uno de los
hechos que deban ser acreditados.

En cuanto a la edad para reunir la calidad de testigo, de acuerdo al artículo 143 del
Código Procesal Civil y Mercantil, se requiere que la persona haya cumplido dieciséis
años de edad cronológica. Sin embargo, existe una serie de prohibiciones para ser
testigo como las siguientes:

Los parientes consanguineos o afines de las partes, ni el cónyuge aunque esté separado
legalmente; salvo que el testigo haya sido propuesto por ambas partes, donde dichos
testigos sí pueden declarar, como también en los procesos sobre filiación, edad,
parentesco o derechos de familia que se litiguen entre parientes.

Las preguntas deben ser claras y precisas de manera que no sean de respuesta sobre
apreciaciones ni opiniones propias del testigo. Si en la audiencia no se presentan todos
los testigos, el juez puede practicar la diligencia con los que concurran si está de
acuerdo el proponente, en este caso, ya no se recibirán las declaraciones de los testigos
ausentes. Pero si la parte interesada lo pide, el juez debe suspender la diligencia y
señalar día y hora para recibir las declaraciones a todos los testigos propuestos.

A los testigos, debe preguntársele sus datos generales, de acuerdo a lo que establece el
artículo 148 del Código Procesal Civil y Mercantil y además deben declarar bajo
juramento, en base al artículo 134 del mismo cuerpo legal, para no incurrir en los delitos
de perjurio y falso testimonio, tipificados en los artículos 459 y 460 del Código Penal. Si
un testigo se encuentra imposibilitado para presentarse a declarar al juzgado o por
tener una razón justificada a juicio del juez, debe ser examinado donde se encuentre.

Las partes pueden alegar y probar acerca de la idoneidad de los testigos, dentro del
mismo término de prueba. Si el testigo no sabe el idioma español, declarará en su
dioma materno, necesitándose para el efecto, la intervención de un intérprete
nombrado por el juez. El artículo 162 del Código Procesal Civil y Mercantil, en este caso,
hace referencia a un intérprete, situación que no comparto, porque este término debe
utilizarse en el caso de la declaración de personas que no pueden expresarse en ningún
idioma, por ejemplo un mudo; situación en la que sí es neceario el auxilio del mismo.
En este caso es más técnico utilizar el término de traductor.

El juez debe valorar o apreciar la fuerza probatoria de las declaraciones de los testigos,
mediante el sistema de la sana crítica.

Fundamento legal: artículos 128 numeral segundo, 142 al 163 del Código Procesal Civil y
Mercantil.

C) DICTAMEN DE EXPERTOS.

Esta constituye una prueba pericial, porque surge del dictamen de peritos, es decir,
personas llamadas a informar ante un órgano jurisdiccional por razón de sus
conocimientos especiales. Para este efecto, cada parte debe designar un experto y el
juez un tercero para el caso de discordia, salvo que las partes se pongan de acuerdo en
el nombramiento de un solo experto.

Los expertos tienen cinco días, contados a partir de ser notificados, para aceptar o no el
cargo para el que han sido nombrados. El dictamen brindado por estos especialistas, no
obliga al juzgador a tomarla como veraz, sino que el juez debe formar su convicción, es
decir, valorar la prueba, de acuerdo a lo que el dictamen provoca en él.

Fundamentación legal: artículos 128 numeral tercero, 164 al 171 del Código Procesal Civil
y Mercantil.

D) RECONOCIMIENTO JUDICIAL.

Este medio de prueba, es producto de un examen que practica el juez personalmente


o con el auxilio de peritos según sea el caso, en el lugar donde se produjo el hecho o de
la cosa en litigio. En nuestra legislación, pueden ser objeto de reconocimiento judicial o
inspección ocular las personas, los lugares y las cosas que interesen al proceso. Esta
diligencia se puede practicar en cualquier momento del proceso, hasta antes del día de
la vista, sea de oficio o a petición de parte; incluso puede practicarde en diligencia
para mejor fallar. Las partes procesles y sus respectivos abogados pueden presenciar la
diligencia y pueden realizar las observaciones que consideren pertinentes ante el juez
que la practica.

Fundamento legal: artículos 128 numeral cuarto, 172 al 176 del Código Procesal Civil y
Mercantil.

E) PRUEBA DE DOCUMENTOS.

La prueba documental o instrumental, se realiza por medio de documentos privados,


documentos públicos, libros de comerciantes, correspondencia o cualquier otro escrito.
En este aspecto, pueden presentarse toda clase de documentos legales por supuesto
como: fotostáticas, fotocopias, fotografías, radiografías, mapas, diagramas, calcos y
otros similares.

El artículo 178 del cuerpo legal citado, hace referencia a la prohibición de utiizar como
medio de prueba documental las cartas dirigidas a terceros, excepto cuando se trata
de probar el estado civil de las personas, en procesos de ejecución colectiva y en
aquellos contra el Estado, las municipalidades o entidades autónomas y/o
descentralizadas. También es importante hacer referencia a la no admisión de
documentos incompletos por estar rotos, cancelados, quemados o raspados en su parte
fundamental.

Cuando el documento propuesto está bajo el poder de la parte adversaria, el


interesado debe presentar copia del mismo o por lo menos, los datos que conozca
acerca de su contenido, asi mismo probar que el documento lo tiene el adversario en el
litigio. Por su parte, el artículo 186 de la ley en mención, hace referencia al sistema de
valoración de la prueba legal o tasada, toda vez que a tenor de su literalidad
establece: "Que los documentos autorizados por notario o por fucnionario o empleado
público en ejercicio de su cargo, producen fe y hacen plena prueba, salvo el derecho de
las partes de redargüirlos de nulidad o falsedad". La parte contraria puede impugnar
los documentos públicos o privados.

Los documentos otorgdos fuera de la República, producen efectos en Guatemala,


siempre y cuando reunan los requisitos que establece el artículo 190 del cuerpo legal en
mención.

Fundamento legal: artículos 128 numeral quinto, 177 al 190 del Código Procesal Civil y
Mercantil.

F) MEDIOS CIENTÍFICOS DE PRUEBA.

Pueden presentarse a solicitud de parte o de oficio. En este aspecto puede mencionarse


como ejemplos: calcos, relieves, las reproducciones o videos y fotografías de objetos,
documentos y lugares. Actualmente puede hacerse mención del ADN (ácido
desoxirribonucleico) como una prueba moderna, segura, pero de un fuerte costo
económico, eficaz para los casos donde debe probarse la paternidad. El juez, para
apreciar esta clase de pruebas, puede auxiliarse de expertos, por ejemplo un médico.

Asidero legal: artículos 128 numeral sexto, 191 al 193 del Código Procesal Civil y
Mercantil.

G) PRESUNCIONES.

Esta es una prueba conjetural, porque resulta de indicios, señales o argumentos. Las
presunciones son consecuencias que deduce un juez tomando como base los hechos que
conoce y que le llevan al conocimiento de los hechos que desconoce.

El Código Procesal Civil y Mercantil, establece en sus artículos 194 y 195 dos clases de
presunciones:

A) PRESUNCIONES LEGALES:

Son aquellas que el legislador incluyó en la ley y que pueden ser:

a) Juri et de jure. Es aquella suposición legal que no admite prueba en


contrario. Como ejemplo de ella puede citarse el precepto establecido en el
artículo 3 de la Ley del Organismo Judicial, donde se indica que contra la
observancia de la ley, no puede alegarse ignorancia, desuso, costumbre o
práctica en contrario.

b) Juris tantum. Es aquella presunción que sí admite prueba en


contrario, o sea que puede ser destruida por otra prueba presentada en su
contra. Como ejemplo de ella, puede mencionarse la mayoría de pruebas
contenidas en el Código Civil guatemalteco. Por ejemplo, la presunción de
paternidad y filiación matrimonial y cuasimatrimonial, reguladas en los
artículos 182 y 199 de dicho cuerpo legal.

B) PRESUNCIONES HUMANAS:

Estas solo producen prueba, si es consecuencia directa, precisa y logicamente deducida


de un hecho comprobado; es decir, las presunciones humanas se derivan de los hechos
probados.
8) INCIDENTES Y NULIDADES.

El propósito de la norma contenida en el artículo 207 del cuerpo legal en mención, es


obtener el mayor grado de celeridad en la tramitación del juicio oral y se deja a
criterio del juez la consideración de la importancia que pueda revestir el incidente o
nulidad que se plantea. En este sentido, si el incidente o nulidad tienen, a juicio del
juez, la gravedad necesaria que haga imprescindible su resolución inmediata, así debe
hacerlo. Esto es lógico, porque normalmente estos incidentes o nulidades se presentan
en el desarrollo de una audiencia, por lo que el juez tiene la posibilidad que le
proporciona el artículo mencionado con antelación, para actuar de forma inmediata..
Tambien tiene el juez la facultad de determinar si estos incidentes y nulidades deben
resolverse previamente, porque si decide lo contrario, los resolverá en sentencia. Lo
mismo ocurre con aquellos incidentes o nulidades que por su complejidad no puedan
resolverse previamente ni sea necesario hacerlo así, en cuyo caso se resolverán también
en sentencia. De todas maneras, la ley prevé que si no se resuelven inmediatamente
debe darse audiencia por veinticuatro horas a la otra parte del litigio. También
establece el Código Procesal Civil y Mercantil que la prueba que se proponga en
relación con estos incidentes o nulidades, se recibirá en una de las audiencias
mencionadas en el artículo 206 antes citado.

9) SENTENCIA.

Resolución que le pone fin al proceso del juicio oral, sea la misma absolutoria o
condenatoria. Para llegarse a ella puede ser mediante el desenvolvimiento de un
máximo de tres audiencias como ya se explicó, o bien mediante la concurrencia de el
allanamiento o de la confesión, que permite que el juez pueda dictar la sentencia y
poner así fin al litigio. En efecto, el artículo 208 del Código Procesal Civil y Mercantil en
su primer párrafo establece: "si el demandado se allanare a la demanda o confesare los
hechos expuestos en la misma, el juez dictará sentencia dentro del tercer día". Esto
quiere decir que el juez ya no necesita de ninguna otra prueba para que el asunto
judicial termine mediante una sentencia,

El mismo artículo citado, en su párrafo segundo establece que si el demandado no


comparece a la primera audiencia sin causa justificada, el juez debe fallar, siempre y
cuando, el demandante ofrezca sus pruebas y que las mismas sean recibidas por el
juzgador; de manera que la rebeldía del demandado no produce confesión ficta como
norma general en el Código Procesal Civil y Mercantil, sin embargo existen al respecto
algunas excepciones en relación al juicio oral de alimentos, de ínfima cuantía, de
rendición de cuentas, de jactancia, en el juicio sumario de deshacio y en el interdicto de
despojo.

Ahora, si se lleva a cabo una, dos o tres audiencias, el juez debe dictar la sentencia
dentro de cinco días que se cuentan a partir de la audiencia o última audiencia
realizada según sea el caso. Es impotante hacer hincapié que en el artículo 208 del
cuerpo legal citado, no se menciona nada sobre la incomparecencia sin causa
justificada del demandante a la primera audiencia, situación que ha dado lugar a que
se plentee la duda de la actitud que el juez debe asumir, especialmente en cuanto a si
debe dictar sentencia absolutoria, si el demandado comparece y niega la demanda.

No obstante lo anterior, muchos juristas consideran de que el código Procesal Civil y


Mercantil específicamnente, no le atribuye ese efecto a la rebeldía del actor y que el
juez tiene facultades para señalar una segunda audiencia, para el caso de que no
haya sido posible rendir todas las pruebas en la primera, en este caso por parte del
demandado.

10) RECURSOS.

El artículo 209 de la ley citada establece que en este tipo de proceso solo es apelable la
sentencia. El objeto de esta norma es que el juicio oral se tramite con toda la celeridad
posible, dando amplias facultades al juez para resolver las excepciones, incidencias o
nulidades que se presenten durante el transcurso del proceso, sin que haya necesidad
de que se abra una segunda instancia.

Es importante tener presente que el juez o tribunal superior, al recibir los autos, debe
señalar día para la vista, la que tendrá lugar dentro de los ocho días siguientes y si no
se hubieran ordenado diligencias para mejor proveer, se dictará sentencia dentro de los
tres días siguientes. A este precepto, muchos analistas han criticado de que debiera
permitirse el recurso de apelación contra la resolución que resuelva la excepción de
incompetencia, ya que es conveniente que un tribunal de segunda instancia ratifique
lo resuelto por el juez o lo revoque en su caso. Con relación a esta crítica debe tomarse
en cuenta que muchas veces la excepción de incompetencia sólo se utiliza para
demorar innecesariamente el trámite del proceso, recordando con ello que la finalidad
del juicio oral es terminar el proceso lo más rápido posible.

11) EJECUCIÓN.

La ejecución de sentencias en los juicios orales, según lo establecido en el artículo 210


del Código Procesal Civil y Mercantil, se lleva a cabo en la forma establecida en dicho
cuerpo legal para cualquier otra sentencia, pero los plazos deben enterderse reducidos
a la mitad. En el cuerpo legal mencionado, lo relacionado con la ejecución de
sentencias nacionales está comprendido en los asrtículos 340 al 343.

Atendiendo a la naturaleza de las distintas clases de juicios orales que regula el artículo
199 de la ley mencionada, es lógico que la ejecución de sentencias para cada uno de
ellos pueda diferir y no siempre será aplicable la vía de apremio En este sentido, es
importante tener presente lo que establece los artículos 340, 341. 342 y 343 del Código
Procesal Civil y Mercantil; así mismo los artículos 173, 174 y 175 de la Ley del Organismo
Judicial.

CLASES DE JUICIOS ORALES

A grosso-modo, se explica a continuación las clases de juicio oral que regula el artículo
199 del Código Procesal Civil y Mercantil.

CAPÍTULO III.

1. JUICIO ORAL DE ÍNFIMA CUANTÍA.

Por razón de la cuantía, son competentes los jueces menores cuando el valor que se
litiga no exceda de un mil quetzales, salvo que se trate de asuntos de familia, cuya
ínfima cuantía queda establecida por la suma de seis mil quetzales; esto de acuerdo a
lo que establecen los acuerdos 43-97, 5-97 y 6-97 de la Corte Suprema de Justicia.

En este caso, la demanda, su contestación y demás diligencias se harán de palabra,


dejando constancia de ellas en un libro que se llevará al efecto, así como de la
resolución que se dicte en el acto. Contra esa resolución no cabe recurso alguno.
Además, en esta clase de proceso no se grava a las partes con gastos, costas ni
honorarios de ninguna clase. En esta clase de juicio, la incomparecencia del
demandado se tiene como confesión de los hechos afirmados por el actor.

2. JUICIO ORAL DE MENOR CUANTÍA.

Se promueve en esta vía, aquellos procesos en los cuales se pretende una sentencia de
condena y cuyo monto se encuentra determinado conforme las siguientes reglas
establecidas en el acuerdo 37-2006 de la Corte Suprema de Justicia:

a) En el municipio de Guatemala, hasta cincuenta mil quetzales ( Q


50,000.00).

b) En las cabeceras departamentales y en los municipios de Coatepeque


en Quetzaltenango; Santa Lucía Cotzumalguapa en Escuintla; Malacatán e
Ixchiguán en San Marcos; Santa María Nebaj en El Quiché; Poptún en El Petén;
Santa Eulalia y La Democracia en Huehuetenango; Mixco, Amatitlán y Villa
Nueva en Guatemala; hasta veinticinco mil quetzales (Q 25,000.00). Esto, por
ser municipios donde existe Juzgado de Primera Instancia del ramo civil.

c) En el resto de municipios del país, es decir, que no son cabeceras


departamentales ni los mencionados en el inciso anterior, hasta quince mil
quetzales ( Q15,000.00).

CAPÍTULO IV.

3. JUICIO ORAL DE ALIMENTOS.

Para iniciar el análisis al respecto, debe recordarse que el Código Civil en su artículo 278
establece que la denominación de alimentos comprende todo lo que es indispensable
para el sustento, habitación, vestido, asistencia médica y también la educación e
instrucción del alimentista cuando aún es menor de edad. En este sentido, los alimentos
deben ser proporcionados a las circunstancias personales y pecuniarias de quien los
debe y también de quien los recibe, pudiendo estos aumentar o disminuir de acuerdo a
las necesidades que tenga el alimentista y la fortuna del alimentante.

Para entablar una demanda de alimentos, basta la presentación de cualquiera de los


títulos que se mencionan en el artículo 212 del Código Procesal Civil y Mercantil, para
que el juez proceda a darle trámite. Sin embargo, el artículo mencionado establece
que uno de los títulos es el testamento, lo que es contradictorio con el artículo 22 del
Código de Notariado guatemalteco, el cual establece que los testamentos y donaciones
morti-causa no pueden consultarse por cualquier persona, sino únicamente por los
otorgantes, mientras estos vivan; exceptuando con ello el principio de publicidad.
Entonces, en atención al título discutido, puede analizarse que solo debe presentarse el
testimonio de la cláusula donde se reconoce el hijo y no el testamento completo.

El juez tiene la facultad de ordenar una pensión alimenticia provisional, recordando


que el juicio oral en esta materia es de carácter urgente por su misma naturaleza; sin
perjuicio de la restitución que debe hacerse a la persona, en caso la misma sea absuelta
de dicha obligación. En el artículo 279 del Código Civil, se establece que el juez a su
libre arbitrio puede decidir que los alimentos no se otorguen en dinero, sino de otra
manera, cuando a juicio del juzgador hayan razones que lo justifiquen; por ejemplo,
que se den en especie.

En esta clase de juicio, el demandante puede pedir toda clase de medidas


precautorias, las que deben ordenarse sin más trámite y sin necesidad de prestar
garantía, de conformidad con el artículo 214 del Código Procesal Civil y Mercantil;
disposición que concuerda con el artículo 12 segundo párrafo de la Ley de Tribunales de
Familia (Dto-ley 206), que establece que cuando el juez considere necesaria la
protección de los derechos de una parte, antes o dutante la tramitación de un proceso,
puede dictar de oficio o a petición de parte, tada clase de medidas precautorias, las
que se ordenarán sin más trámite y sin necesidad de prestar garantía. Por lo tanto, al
hacer un análisis, estas normas constituyen una excepción a lo establecido en el artículo
531 del Código Procesal Civil y Mercantil que dispone el otorgamiento de garantía para
que pueda ejecutarse una medida precautoria. En este mismo orden de ideas, el
artículo 292 del Código Civil establece que la persona obligada a dar alimentos contra
la cual haya habido necesidad de promover juicio para obtenerlos, deberá garantizar
suficientemente la cumplida prestación de ellos con hipoteca,, si tuviera bienes
hipotecables (bienes inmuebles obviamente), con fianza u otras seguridades a juicio del
juez.

Como puede apreciarse, el juez que conoce del juicio oral de alimentos tiene amplias
facultades para dictar toda clase de medidas precautorias. Además debe tenerse
presente que el Código Penal regula un capítulo referente al incumplimiento de
deberes, mismo que está integrado del artículo 242 al 245. Además debe citarse el
artículo 55 de la Constitución Política de la República de Guatemala, que establece la
obligación de prestar alimentos.

El juicio oral de alimentos, puede terminar si el demandado incurre en rebeldía; pero


no a la inversa, es decir, que el actor incurra en rebeldía. Si el demandado incumpliera
con su obligación, se procederá inmediatamente al embargo y remate de bienes
suficientes para cubrir el importe de la pensión alimenticia o al pago si de trata de
cantidades en efectivo. Ahora, si se hubiera otorgado garantías específicas como la
hipoteca, prenda o fianza, la ejecución debe ser por la vía de apremio para el caso de
la hipoteca y de la prenda, y por la vía ejecutiva común para el caso de la fianza, pero
sin perjudicar en este último caso al actor.

¿QUIÉNES ESTÁN OBLIGADOS A PRESTAR ALIMENTOS?.

De acuerdo al artículo 283 del Código Civil están obligados recíprocamente a prestarse
alimentos, los cónyuges, los ascendientes, descendientes y hermanos. Cuando el padre
de familia, por sus circunstancias personales y pecuniarias no tuviera la posibilidad de
proporcionar los alimentos y la madre tampoco pudiera hacerlo, tal obligación
corresponde a los abuelos paternos de los alimentistas, por el tiempo que dure la
imposibilidad del padre.

CAPÍTULO V.

4. JUICIO ORAL DE RENDICIÓN DE CUENTAS.

Esta obligación la tienen las personas a quienes se les atribuye por disposición de la ley
o del propio contrato. Es decir, aquel que ha administrado bienes ajenos está obligado
a rendir cuentas de acuerdo a lo que establece el artículo 1515 del Código Civil. En la
realidad, existen muchas personas que en cualquier momento pueden ser obligadas a
rendir cuentas, por ejemplo puede citarse: a los albaceas; adminsitradores de la
mortual; tutores; depositarios; interventores; administradores de bienes del menor,
incapaces y ausentes; presidentes de asociaciones; Alcaldes Municipales; etc.

En esta clase de juicio según los casos, la sentencia puede contener:

a) La aprobación o improbación de las cuentas.

Cuando se han rendido cuentas durante el juicio y se han aportado las pruebas.

b) La condena al pago del saldo que resulte de las mismas.

El juez aprueba la rendición de cuentas de conformidad con los resultados que ofrezca
la prueba aportada al juicio., pero determina un saldo a favor del actor a cuyo pago
condena al demandado.

c) La condena en daños y perjuicios que se fijarán prudentemente por el


juez, para el caso de la rebeldía a rendir cuentas, o de improbación de las
mismas, tomando como base las afrmaciones del actor. En ambas hipótesis, el
juez estima prudencialmente los daños y perjuicios, tomando como base las
afirmaciones del actor.

d) La condena al pago de intereses legales y las costas.

Esto opera cuando se ha determinado la existencia de un saldo deudor.

e) La fijación del plazo dentro del cual deberá hacerse el pago.

Esto puede ser en cuanto al pago del saldo resultante, de los daños y perjuicios o de los
intereses legales; según sea el caso.

f) La absolución del demandado con base en que no estaba obligado a


rendir cuentas.

Los incisos anteriores, representan situaciones en que el demandado ha sido


condenado; pero en esta literal se hace referencia a la situación en que con la prueba
presentada, se haya desvirtuado la obligación de rendir cuentas.

CAPÍTULO VI.

5. JUICIO ORAL DE DIVISIÓN DE LA COSA COMÚN.

El artículo 492 del Código Civil establece que ningún copropietario está obligado a
pemanecer en mancomunidad. Cada uno de ellos puede pedir en cualquier tiempo,
que se divida la cosa común, salvo los casos en que la indivisión esté establecida por la
ley, como sucede por ejemplo, en el régimen de propiedad horizontal, en la cual los
elementos y partes comunes se han de mantener en indivisión forzosa, mientras dure
ese régimen, siendo nulo cualquier pacto en contrario (ver artículo 534 del Código
Civil).

Para llevar a cabo la división de la cosa común, es necesario la interención de un


partidor que deberá tener la calidad de Notario, situación que no comparto, porque
debió ser un Ingeniero Agrónomo por ejemplo, por tratarse de terrenos a los que hay
que aplicar fórmulas técnicas para su partición. Por ser la división de la cosa común,
materia del juicio oral, se aplican las normas del mismo y por supletoriedad, cuando
corresponde, las normas del juicio ordinario; sin embargo por su misma naturaleza, en
los artículos del 219 al 224 del Código Procesal Civil y Mercantil, se incluyen normas
específicas de este juicio.

El juicio oral de división de la cosa común, procede cuando los copropietarios no están
de acuerdo, caso en el cual procede la petición de la división de la cosa común o en su
caso, la venta en pública subasta. Estos dos presupuestos son lógicos porque no todas
las cosas admiten cómoda división (por ejemplo un vehículo), y cuando eso sucede,
procede su venta en pública subasta y será el producto de la venta lo que se repartirá
a prorrata entre los condóminos. Es necesaria la declaración judicial de la división de la
cosa común cuando existan intereses de menores, ausentes, incapaces o del Estado. Un
aspecto que únicamente por cuestión técnica, es recomendable observar es que no
debería hablarse de división de la cosa común; sino de división de la cosa en común,
por tratarse de una copropiedad.

CAPÍTULO VII.

6. JUICIO ORAL DE DECLARATORIA DE JACTANCIA.

Etimológicamente la palabra jactancia proviene del vocablo latino "iactancia" que


quiere decir "alabanza propia, desordenada y presuntuosa". La jactancia implica la
ostentación pública por el jactancioso de una pretensión jurídica respecto de un
tercero, atribuyéndose determinados derechos reales o bien acciones en contra del
mismo, ocasionando con ello perjuicios materiales y morales al verdadero titular del
derecho discutido.

En este sentido, la acción de jactancia se define como: la facultad de iniciar una


demanda para obtener mediante el oportuno pronunciamiento judicial, una
declaración relativa al derecho cuestionado. Con la acción de jactancia se obliga a otra
persona a demandar, lo que quiere decir que en cierta forma esta persona se ve
coaccionada a demandar, si no desea soportar las consecuencias jurídicas de su
omisión. Al demandar dicha persona, se cambia la situación jurídica de las partes
procesales, porque quien era actor en el juicio de jactancia, será demandado en el que
se inicie, lo que provoca variación en la carga de la prueba.

El juicio de jactancia configura uno de los casos en que se obliga a una persona a
demandar, los cuales están mencionados en el artículo 52 del Código Procesal Civil y
Mercantil, que se refiere a la provocación de la demanda. El artículo 225 del cuerpo
legal mencionado, inspirado en el artículo 541 del Código de Enjuiciamiento Civil y
Comercial de la Provincia de Córdova en Argentina, que establece: que la declaratoria
de jactancia procede contra todo aquel que fuera de juicio, se hubiere atribuido
derecho sobre bienes del demandante, créditos o acciones en contra del mismo.
El juicio de jactancia, por ser de naturaleza oral, debe sujetarse a las normas ya
explicadas, pero el Código Procesal Civil y Mercantil trae normas especiales de acuerdo
con su naturaleza, como por ejemplo los artículos 226 y 227 del cuerpo legal citado con
antelación, donde se establece que el actor además de cumplir con los requisitos
establecidos para la demanda, debe expresar en qué consiste la jactancia, cuándo se
produjo, medios por la que llegó a su conocimiento y debe formular petición para que
el demandado confiese o niegue el hecho o hechos imputados.

7. OTROS ASUNTOS QUE PUEDEN SEGUIRSE EN JUICIO ORAL.

El numeral 7° del artículo 199 del Código Procesal Civil y Mercantil, establece que se
tramitarán en juicio oral los asuntos que por disposición de la ley o por convenio de las
partes, deban seguirse en esta vía. De acuerdo con esta disposición, el legislador está
facultado para determinar en la ley que algunas controversias se sujeten al juicio oral;
o bien las partes por convenio pueden establecerlo así; esto con el objeto de favorecer
la implantación de la oralidad.

Véase en la siguiente página, el esquema del juicio oral.

BREVE ESQUEMA DEL JUICIO ORAL.

TÍTULO III.

Juicio sumario
El carácter de los juicios sumarios es el de presentar una abreviación y compendiosidad
de formas, en oposición a las del procedimiento del juicio ordinario, amplio y detallado.
Los juicios sumarios son célericos por los plazos cortos que en él se establecen, tal como
se verá en el esquema que se presentará en la parte final de este contenido. Lo resuelto
en juicio sumario queda decidido definitivamente, es decir, no hay lugar a discutirlo
con posterioridad en otro proceso.

CAPÍTULO I

DISPOSICIONES GENERALES.

De acuerdo al artículo 229 del Código Procesal Civil y Mercantil, deben tramitarse en
juicio sumario:

a) Los asuntos de arrendamiento y desocupación.

b) La entrega de bienes muebles, que no sean dinero.

c) La rescisión de contratos.
d) La deducción de responsabilidad civil contra funcionarios y empleados
públicos.

e) Los interdictos.

f) Los que por disposición de la ley o por convenio de las partes, deban
seguirse en esta vía.

El artículo 230 del mismo cuerpo legal hace referencia a la supletoriedad de las
normas, al establecer que son aplicables al juicio sumario todas las disposiciones del
juicio ordinario, en cuanto no se opongan a lo preceptuado en el título III del Código
Procesal Civil y Mercantil, que regula el juicio sumario. Al hacer un análisis de esta
norma, la podemos relacionar también con el artículo 200 del cuerpo legal citado,
donde también se establece una supletoriedad de las normas del juicio ordinario, lo
único que con relación al juicio oral.

En cuanto a la supletoriedad que en este caso se está discutiendo, podemos mencionar


las normas referentes a los medios de prueba y lo relativo a la demanda.

El artículo 231 del Código Procesal Civil y Mercantil es interesante, porque el juicio
sumario no tiene recurso de casación, excepto cuando su naturaleza era ordinario y se
sigue en esta vía por convenio entre las partes procesales; esto en aplicación al numeral
6° del artículo 229 del cuerpo legal mencionado en oportunidades anteriores.

CAPÍTULO II.

PROCEDIMIENTOS.

1) LA DEMANDA.

En atención a lo establecido en el artículo 230 del Código Procesal Civil y Mercantil, la


demanda debe llenar los mismos requisitos establecidos en el artículo 106, también
debe observarse lo que establecen los artículos 107 y 61. Este último es un artículo
general que establece directamente los requisitos del escrito inicial y que es aplicable a
todos los juicios.

2) CONTESTACIÓN DE LA DEMANDA Y EXCEPCIONES.

El plazo para contestar la demanda es de tres días contados a partir del siguiente día
de la notificación, constituyendo este término lo que se conoce como emplazamiento,
en cuya oportunidad debe el demandado interponer las excepciones perentorias, que
tenga contra las pretensiones del demandante o actor. En cuanto a las excepciones
previas reguladas en el artículo 116 del cuerpo legal mencionado y discutidas en el
apartado del juicio oral, deben ser interpuestas por el demandado antes de contestar
la demanda. Hay que recordar que en el juicio ordinario, el término para contestar la
demanda es de nueve días.

Una observación importante que es bueno hacer es en cuanto a la excepción previa de


arraigo, que está contemplada específicamente para el juicio ordinario, misma que no
puede interponerse en la vía del juicio sumario por la siguiente razón: el artículo 232
del Código en mención, hace referencia expresamente a las excepciones previas
contempladas en el artículo 116 del cuerpo legal citado en varias oportunidades,
mientras que la excepción previa de arraigo se encuentra regulada en el artículo 117 y
no en el 116 como quedó establecido. Lo que se persigue con ello es que el juicio
sumario se desarrolle sin dilaciones, es decir, de forma rápida.

El artículo 232 citado, establece que el demandado puede hacer valer las excepciones
previas a que se refiere el artículo 116 del Código Procesal Civil y Mercantil, dentro del
segundo día del emplazamiento, las cuales se resolverán por medio del trámite de los
incidentes. Sin embargo, el demandado puede en cualquier estado del proceso,
interponer las excepciones de litispendencia, falta de capacidad legal, falta de
personalidad, falta de personería, cosa juzgada, caducidad, prescripción y transacción;
tomando en cuenta que estas excepciones deben resolverse en sentencia. Lo que regula
el 2° párrafo del artículo 233 del mismo cuerpo legal, hace referencia a las excepciones
nacidas después de haber contestado la demanda, así como las relativas a la de pago
y compensación (le ponen fin al proceso), se pueden interponer en cualquier instancia y
deben resolverse también en sentencia.

El artículo 113 del cuerpo legal citado, es aplicable supletoriamente al juicio sumario y el
mismo establece: si transcurrido el término del emplazamiento (en este caso es de tres
días), el demandado no comparece se tendrá por contestada la demanda en sentido
negativo y se seguirá el juicio en rebeldía del demandado a solicitud, en este caso del
actor.

3) RECONVENCIÓN.

Esta es únicamente admitida cuando la acción en que se fundamenta está sujeta a


juicio sumario, lo cual es un criterio lógico por la naturaleza de los procedimientos del
juicio sumario. Debe tenerse claro que la reconvención, o sea la demanda del
demandado en contra del actor, solamente puede interponerse al contestar la
demanda y que debe tramitarse en la misma forma que ésta (la demanda), aplicando
con ello los artículos 230 y 119 del Código Procesal Civil y Mercantil, que establecen la
aplicación supletoria de las disposiciones del juicio ordinario al sumario y la
reconvención respectivamente. Además debe tenerse presente que para que proceda
la reconvención, es necesario que la pretensión que el demandado ejercite tenga
conexión con la demanda del actor, por razón del objeto o del título.

4) PRUEBA.

El término de prueba en el juicio sumario se reduce a la mitad del que corresponde al


juicio ordinario, por lo tanto, si en el juicio ordinario se habla de 30 días de prueba, en
el juicio sumario, debe hablarse de quince días para este efecto, tal como lo establece
el artículo 234 primer párrafo del cuerpo legal citado en ocasiones anteriores. En este
juicio es improrrogable el plazo de la prueba, como sucede normalmente en el juicio
ordinario (ver artículo 123 segundo párrafo del CPCyM). Sin embargo, si se trata de
una prueba que hay que rendir en el extranjero, sí es aplicable supletoriamente el
artículo 124 del mismo cuerpo legal.

5) VISTA.

De acuerdo con el artículo 234 del Código Procesal Civil y Mercantil en su segundo
párrafo, la vista debe tener lugar dentro de un término no mayor de diez días,
contados a partir del vencimiento del término de prueba que es de quince días.

6) SENTENCIA.

Según el tercer párrafo del artículo 234 de la misma ley citada, la sentencia debe
pronunciarse dentro de los cinco días siguientes a la vista.

7) RECURSOS.

Contra las resoluciones dictadas en el juicio sumario, caben los recursos previstos en el
Código Procesal Civil y Mercantil en su libro sexto, excepto el recurso de casación,
siempre y cuando la vía sumaria se haya seguido por convenio entre las partes, cuando
su naturaleza era ordinaria.

En cuanto a la apelación, la ley prevé que cualquiera de las partes procesales que
interponga apelación en una resolución que no sea la sentencia, incurrirá en el pago de
las costas judiciales y en una multa de veinticinco quetzales (Q25.00) que le impondrá
el tribunal de segunda instancia, si en caso se confirma la resolución o se declara
improcedente el recurso de apelación (ver artículo 235 del CPCyM).

8) EJECUCIÓN.
La ejecución de sentencias en el juicio sumario no difiere de las formas establecidas
para el juicio ordinario, pero debe tenerse presente la naturaleza especial de cada uno
de los juicios que pueden tramitarse por la vía sumaria, ya que por esa razón existen
modalidades distintas para la ejecución de los fallos que en los mismos se pronuncian.

ASUNTOS QUE SE TRAMITAN EN LA VÍA SUMARIA.

CAPÍTULO III

A) JUICIOS SOBRE ARRENDAMIENTOS Y DESHAUCIO.

Todos los asuntos que se refieren al contrato de arrendamiento, regulado del artículo
1880 al 1941 del Código Civil y en la Ley de Inquilinato, Decreto Número 1468 del
Congreso de la República de Guatemala, deben discutirse por el procedimiento del
juicio sumario. Sin duda alguna, el juicio sumario de deshaucio y de desalojo representa
en definitiva, uno de los medios de que se vale el legislador para proteger la propiedad
de las personas.

Estos juicios solamente proceden en lo que se relaciona con bienes raíces, es decir, bienes
inmuebles, pero se necesita la existencia de un contrato de arrendamiento, donde el
arrendatario se comprometa a devolver el inmueble arrendado, de lo contrario,
estaríamos ante un caso de usurpación que constituye un delito tipificado en el artículo
256 del Código Penal.

El objeto del juicio sumario de deshaucio y de desocupación es lanzar al inquilino o


arrendatario de la finca arrendada, para que ésta quede a disposición de su dueño.
Además, no solo procede en los casos en que se persiga desalojar a los inquilinos y
subarrendatarios, sino en cualquier situación en que el detentador (Persona que
retiene la posesión de lo que no es suyo, sin título ni buena fe que pueda cohonestarlo)
tenga obligación de restituir el inmueble que usa, sin ningún derecho ni título
justificativo. También se utiliza este juicio para obtener una condena en relación con
las rentas que deba el inquilino.

El artículo 240 primer párrafo del Código Procesal Civil y Mercantil, establece que sin
con los documentos acompañados por el actor a su demanda, se comprueba la
relación jurídica afirmada por el demandante, el juez, al emplazar al demandado,
debe apercibirlo de que si no se opone dentro del término de tres días de que dispone
para contestar la demanda, se ordenará la desocupación sin más trámite.

El artículo 239 del cuerpo legal citado, permite que el actor pueda pedir el embargo
de bienes suficientes para cubrir las responsabilidades a que esté sujeto el demandado
según el contrato celebrado y el juez lo decretará preventivamente. Esta medida
precautoria, según el análisis de muchos juristas, puede solicitarse al inicio del proceso o
durante su desarrollo.

En la sentencia, de proceder la pretensión samaria del deshaucio, debe declararse que


el contrato de arrendamiento, deje de producir efectos por cualquiera de los motivos
establecidos en la ley para su nulidad, rescisión, resolución o terminación y como
consecuencia se ordene la desocupación. El proceso puede terminar también por medio
de un auto que produce los efectos de una sentencia, cuando el demandado no se
opone a la demanda entablada en su contra, siempre que estuviera
documentalmente comprobada la relación jurídica afirmada por el actor.
Transcurridos los plazos fijados para la desocupación sin haberse ésta efectuado, el juez
debe ordenar el lanzamiento, a costa del arrendatario (persona que debe devolver el
bien inmueble). (Ver artículo 241 primer párrafo CPCyM).

El artículo 243 de la ley en mención, establece que en los juicios sumarios de deshaucio
y de desocupación sólo son apelables los autos que resuelvan las excepciones previas y
la sentencia. En este sentido, el apelante debe acompañar a su solicitud, el documento
que compruebe el pago corriente de los alquileres o haber consignado la renta dentro
del juicio.
CAPÍTULO IV.

B) JUICIO SUMARIO DE ENTREGA DE COSAS Y RESCISIÓN DE


CONTRATOS.

Este capítulo, al respecto regula dos supuestos:

1) ENTREGA DE COSAS:

En este sentido se trata sobre la entrega de cosas que sean bienes muebles, pero que no
sea dinero. Puede acudirse al juicio sumario para la entrega de cosas cuando no
proceda la vía ejecutiva, lo cual es un criterio lógico porque de contarse con el título
ejecutivo suficiente para obtener la entrega de una cosa determinada, no hay razón
para seguir un proceso de conocimiento, como lo es el sumario, a fin de que una vez
dictada la sentencia se proceda a la ejecución de la misma, si se cuenta con la
disposición del título ejecutivo.

El artículo 244 del Código Procesal Civil y Mercantil, establece que uno de los casos en
que procede el juicio sumario es para la entrega de cosas, pero que no sean dinero.
Esto se puede explicar porque si se trata de sumas de dinero, para eso están
establecidos los juicios orales de ínfima y de menor cuantía; y en su caso el juicio
ordinario. La obligación de entregar dinero puede derivarse de la ley, el testamento, el
contrato, la resolución administrativa o la declaración unilateral de voluntad, en los
casos en que ésta es jurídicamente obligatoria.

2) RESCISIÓN DE CONTRATOS.

El artículo 245 en su primer párrafo del cuerpo legal citado en el párrafo anterior,
establece que procede así mismo el juicio sumario en las demandas de rescisión de
contratos que el acreedor haya cumplido por su parte.

El artículo 1579 del Código Civil establece que los contratos válidamente celebrados,
pendientes de cumplimiento, pueden rescindirse por mutuo consentimiento o por
declaración judicial, en los casos que establece el cuerpo legal citado. Esto quiere decir
que la rescisión de los contratos que se encuentren en esa situación, cuando no sea por
mutuo consentimiento, forzosamente requieren de la declaración judicial. Además es
lógico que la legislación procesal admita que estos asuntos se tramiten en la vía
sumaria, para facilitar un procedimiento rápido, con la finalidad de resolver las
situaciones en que el deudor no ha cumplido con la obligación. Sin embargo, el
segundo párrafo del artículo 245 del Código Procesal Civil y Mercantil, dispone que en
estos casos también puede optarse por la vía ordinaria, esto cuando el acreedor desee
discutir en forma más amplia el conflicto planteado, lo cual ocurre generalmente en
aquellos casos en que se disponga de suficiente prueba.

CAPÍTULO V.

C) RESPONSABILIDAD CIVIL DE FUNCIONARIOS Y EMPLEADOS PÚBLICOS.

El artículo 246 del Código Procesal Civil y Mercantil, dispone que esta responsabilidad
procede en los casos en que la ley lo establece expresamente y debe deducirse ante le
juez de primera instancia por la parte perjudicada o sus sucesores.

En este sentido, el artículo 145, primer párrafo de la Constitución Política de la


República establece que los funcionarios son depositarios de la autoridad, responsables
legalmente por su conducta oficial, sujetos a la ley y jamás superiores a ella. Por su
parte en el artículo 148, primer párrafo de nuestra carta magna, se establece que si el
funcionario o empleado público, en el ejercicio de su cargo, infringe la ley en perjuicio
de los particulares, el Estado o la institución estatal a quien sirva, será subsidiariamente
responsable por los daños y perjuicios que éste cause. En este sentido, la responsabilidad
penal se extingue, por el transcurso del doble del tiempo señalado para la prescripción
en el Código Penal, cuyo término es de veinte años, sin embargo, esta disposición se
refiere tanto a la responsabilidad civil como a la responsabilidad penal.

Finalmente, el artículo 248 del Código Procesal Civil y Mercantil, establece que contra
la sentencia que se dicte procede el recurso de apelación ante el tribunal superior; pero
si se trata de responsabilidad de los Magistrados de la Corte Suprema de Justicia, no
caben más recursos que los de aclaración, ampliación y reposición.

CAPÍTULO VI.

D) INTERDICTOS.

Los interdictos se rigen por una serie de principios que les da un carácter bastante
especial y tienen algunas diligencias peculiares, que se apartan un poco de las
disposiciones generales aplicables al juicio sumario.

Todo lo relativo a los interdictos fue regulado por los romanos, aun cuando en la
actualidad no se siga la misma concepción y estructura del interdicto romano. Uno de
los orígenes etimológicos más aceptados al respecto, constituye el vocablo "interdicere",
que significa "prohibir".

La verdad es que los interdictos han pasado a los diferentes regímenes jurídicos como
formas de protección de la posesión. Al respecto, el artículo 249 del Código Procesal
Civil y Mercantil, establece que los interdictos proceden respecto de los bienes
inmuebles y de ninguna manera afectan cuestiones relativas a la propiedad y posesión
definitiva.

Al hacer un análisis, podemos deducir que la posesión es de hecho y la propiedad es de


derecho, lo cual significa que la posesión constituye solamente un poder físico, material,
mientras que la propiedad implica un poder jurídico, legal; el propietario tiene el
derecho de poseer, mientras tanto, el poseedor ejercita de hecho aquel derecho del
propietario.

El artículo 250 del mismo cuerpo legal citado, establece que el que ha sido vencido en
el juicio de propiedad o en el plenario (ordinario) de posesión, no puede hacer uso de
los interdictos, respecto de la misma cosa. La persona vencida en cualquier interdicto
puede después hacer uso del juicio ordinario de posesión, y una vez adquirida ésta, no
se interrumpirá, aunque se interponga demanda de propiedad, sino hasta la sentencia
definitiva. Esta norma nos traslada al artículo 335 del mismo cuerpo legal, donde se
regula el juicio ordinario posterior. Esto quiere decir que primero debe agotarse el
interdicto y luego agotar el juicio ordinario cuando haya necesidad; de lo contrario, si
se agota primero el juicio ordinario, no se puede regresar al interdicto.

Por su parte el artículo 251 de la ley en mención, regula la caducidad, estableciendo


que las acciones interdictales solo pueden interponerse dentro del año siguiente a la
fecha en que ocurrió el hecho que las motiva, caso contrario, debe acudirse a la vía
ordinaria. El segundo párrafo del mismo artículo establece que si el demandante no es
el propietario, debe citarse a éste, dándole audiencia por tres días. Esta norma se
justifica, puesto que en alguna forma el demandante tendrá que hacer valer sus
derechos de propietario, aunque sea en vía procesal distinta

Es importante señalar que el artículo 249 del cuerpo legal citado, establece que no
puede rechazarse la demanda por la circunstancia de haberse denominado
equivocadamente el interdicto que legalmente procede, siempre que de los hechos
alegados y probados aparezca que se ha violado un derecho de posesión; en tal caso el
juez resolverá de conformidad con la reglas del interdicto que proceda. Si nos damos
cuenta, esta norma constituye una excepción al principio de congruencia entre la
petición y el fallo que se consagra en el artículo 26 del Código Procesal Civil y
Mercantil.

El artículo 249 del cuerpo legal citado establece que los interdictos son:
1) INTERDICTO DE AMPARO, DE POSESIÓN O DE TENENCIA.

Este interdicto procede cuando el que se halla en posesión o tenencia de un bien


inmueble es perturbado de ella, por actos que pongan de manifiesto la intención de
despojarlo (ver artículo 253, primer párrafo del CPCyM). Al respecto el juez debe
ordenar que se mantenga al demandante en la posesión o tenencia del bien inmueble,
condenado al perturbador en las costas judiciales y en daños y perjuicios causados, sin
perjuicio también de las responsabilidades penales.

2). INTERDICTO DE DESPOJO.

Este interdicto procede con respecto a aquellos que teniendo la posesión o la tenencia
de un bien inmueble o derecho real, fueren desposeídos, con fuerza o sin ella, siempre y
cuando sin haber sido citados, oídos y vencidos en juicio. En tales supuestos, las personas
afectadas pueden pedir la restitución ante el juez, exponiendo el hecho del despojo, su
posesión y el nombre de despojador, ofreciendo la prueba de haber poseído el bien
inmueble y dejado de poseer el mismo.

Si tramitado el juicio resultan probados los extremos de la demanda con la información


que se recabe, debe ordenarse la restitución, obviamente del bien inmueble. En ambos
casos debe condenarse al despojador en las costas y a la devolución de frutos; y si
hubiese existido violencia, debe condenársele además, al pago de daños y perjuicios,
que el juez debe fijar prudencialmente, quedando el demandado sujeto a las demás
responsabilidades a que hubiese dado lugar (la penal por ejemplo).

El Código Procesal Civil y Mercantil en su artículo 257, regula lo referente al DESPOJO


JUDICIAL, que procede cuando el juez haya privado a alguna persona de su posesión,
sin previa citación y audiencia. Esta norma hace que en la práctica, los jueces sean muy
cautelosos, especialmente en aquellos casos en que hayan de entregar la posesión de
inmuebles como consecuencia de un litigio que ordenó tal entrega.

Si las providencias que causaron el despojo judicial, hubiesen sido dictadas por un juez
que conoce en primera instancia, se pedirá la restitución ante el tribunal superior.
Ahora, si no se interpone el recurso de apelación en contra de la providencia que causó
el despojo, puede el despojado solicitar la restitución ante el tribunal superior, dentro
del año siguiente al despojo.

3) INTERDICTO DE APEO O DESLINDE.

En este interdicto solo se discute una cuestión posesoria de hecho, que se refiere a la
alteración de límites entre heredades vecinas, cuando se han removido las cercas o
mojones y se han puesto en lugar distinto del que tenían y se ha hecho un nuevo
lindero en lugar que no corresponde. Esto sucede mucho en la realidad y nos damos
cuenta que solo es aplicable a terrenos.

El objeto de este interdicto es regresar los linderos a donde corresponde, ya que el apeo
o deslinde, significa "alteración de linderos". Es importante hacer hincapié, que es
recomendable agotar primero la vía civil, para que con la sentencia (favorable)
obtenida en ella se acuda a la vía penal por el delito de alteración de linderos,
tipificado en el artículo 258 del Código Penal. Por su parte, el artículo 260 del Código
Procesal Civil y Mercantil, hace referencia a los requisitos específicos que debe contener
la demanda del juicio sumario de interdicto de apeo o deslinde.

En cuanto a las pruebas, la que se practica comúnmente es el reconocimiento judicial,


pero no es necesario remedir el terreno, porque ello implicaría incluso costos muy
elevados. Esta prueba, se aplica de acuerdo a las reglas establecidas en los artículos 261
segundo párrafo y 174 del Código Procesal Civil y Mercantil. En caso de que la
alteración fuese comprobada, se ordenará la restitución a cargo del que la hizo o
hubiese ordenado quien será responsable de las costas del juicio y de los daños y
perjuicios, fijados prudencialmente por el juez, sin perjuicio obviamente de las
responsabilidades penales en que hubiese incurrido.
4) INTERDICTO DE OBRA NUEVA O PELIGROSA.

Es interesante observar que al respecto se regulan dos clases de situaciones que pueden
dar origen al planteamiento de este interdicto. La obra puede ser nueva, aunque no
peligrosa pero susceptible de causar un daño; o bien puede ser no necesariamente
nueva, pero sí peligrosa. Por ello se diferencian ambos supuestos, aun cuando en los dos
se persigue fundamentalmente la suspensión de la obra, primero de forma provisional
y luego definitivamente.

4.1) OBRA NUEVA.

La obra nueva que cause un daño público, produce acción popular que puede
ejercitarse judicialmente o bien ante la autoridad administrativa. Cuando la obra
nueva perjudica a un particular, sólo a él compete el derecho de proponer el
interdicto. El artículo 264 de la ley citada, contiene una norma equitativa, toda vez
que permite al juez, cuando lo estime justo, que ordene la suspensión inmediata de la
obra; pero también, no se perjudica al dueño, porque también se le faculta para que
la continúe si da garantía por las resultas del juicio y por los daños y perjuicios que la
obra pueda ocasionar. Contra lo resuelto por el juez en este caso, no cabe recurso
alguno. Un ejemplo de una obra nueva puede ser la construcción de una carretera que
ha falseado la tierra y que amenaza con ello la caída de una vivienda que se ubica
cerca de la misma.

Los efectos de la sentencia dictada en esta clase de interdicto, son los mismos que para
el caso de que la obra fuese peligrosa; es decir, el juez resuelve en ella sobre la
suspensión definitiva o la demolición de la obra y la condena en costas al vencido. Si
procede la suspensión definitiva, el juez debe ordenar la ejecución inmediata del fallo;
y si procede la demolición, debe fijarse un plazo para llevarse a cabo a costa del
demandado.

4.2) OBRA PELIGROSA.

En esta situación, las consecuencias riesgosas de la obra hacen que el juez deba actuar
con prontitud. Al respecto el artículo 265 del cuerpo legal citado, establece que si la
obra es peligrosa, o la construcción por un mal estado pudiera causar daño, o si
existiesen árboles de donde pueda éste provenir, el juez debe dictar en el acto las
medidas de seguridad que juzgue necesarias o el derribo de la obra, construcción o
árbol, sin ulterior recurso.

En este caso, el juez no debe esperar que se le solicite la diligencia de reconocimiento


judicial, debido a la situación especial de peligrosidad de la obra. El artículo 267 del
mismo cuerpo legal citado, establece que si es decretada la suspensión y el propietario
de la obra no concurre al reconocimiento judicial, el juez hará la prevención al director
o encargado de la obra y a falta de él, a los operarios, para que en el acto suspendan
los trabajos, so pena (bajo pena) de castigarlos como desobedientes. En cualquier
momento y a petición de parte, el juez puede ordenar la demolición de lo construido
en contra de la orden de suspensión, a costa el infractor.

Como ejemplo de una obra peligrosa puede citarse una obra ya existente pero que
representa un peligro; por ejemplo, un muro que está inclinado y amenazando con
caer encima de una vivienda.

Para finalizar este análisis, debemos recordar que los efectos de la sentencia, en la que
el juez se pronuncia sobre la suspensión definitiva o la demolición de la obra, son los
mismos que para el caso de obra nueva.

BREVE ESQUEMA DEL JUICIO SUMARIO.


Juicio crítico
En relación a esta tarea ejecutada, parto de dos puntos de vista diferentes:

1) Desde el punto de vista positivo, siendo éste el que más nos interesa, es
importante recalcar que a través de este trabajo se comprenden las diferentes
instituciones que conforman los diferentes procesos de conocimiento que regula
en su libro segundo, el Código Procesal Civil y Mercantil; específicamente lo
referente al juicio oral y juicio sumario, que son los juicios tratados en este
trabajo, por la situación de haber hecho en la medida de los posible el análisis
que corresponde.

2) El otro aspecto, constituye, un factor que puede considerarse en cierta


medida negativo, toda vez que al realizarse este trabajo, se utilizó un tiempo
considerable que afectó un poco la preparación adecuada para las
evaluaciones finales del semestre. Por lo que considero excelente realizar este
tipo de trabajo, pero planificado desde inicio del semestre, para realizarlo de
manera más detallada e integral.

JUCIO ARBITRAL

Hay que empezar diciendo que el arbitraje también es un juicio de


conocimiento, y que por tal razón se encontraba regulado en el libro segundo
del código procesal civil y mercantil, pero actualmente se encuentra regulado
en el decreto 67-95 del congreso de la república que se llama “ley de arbitraje”.

la mayoría de artículos regulados en el cpcym, fueron derogados por éste


decreto, quedando algunos artículos todavía del arbitraje en el cpcym.
el arbitraje a diferencia de los demás procesos de conocimiento, en sí, no
constituye ser un proceso, sino más bien un procedimiento en donde no
interviene un juez. algunos juristas dicen que el procedimiento regulado en la
ley de arbitraje es inconstitucional por no intervenir un juez en el mismo y
porque según la ley del organismo judicial no figura en su artículo 58, esta clase
de tribunales, pero haciendo un análisis jurídico según el artículo 203 de la
constitución política de la república de guatemala, en el último párrafo, regula
… “y los demás tribunales creados por la ley; y en este caso la ley de arbitraje
regula esta clase de tribunales, por lo mismo a mi criterio no es inconstitucional.
el arbitraje tiene como características, el de encontrar soluciones provenientes
de terceros.
para explicarlo en forma sencilla, pongo como ejemplo el programa de
televisión internacional llamado “caso cerrado”, con la doctora Ana María polo,
en donde las personas que tienen algún problema jurídico lo someten a
conocimiento de la Dra. polo, pero con anuencia de ambos litigantes, y
aceptando la resolución final, claro que pueden apelar dicha decisión por quien
se considere perjudicado…
en realidad se puede decir que el arbitraje, es una justicia privada, en donde los
asuntos se apartan de un órgano jurisdiccional de derecho común, para ser
resueltos por individuos con una misión de juzgar.
el arbitraje, tiene en sus antecedentes las civilizaciones más antiguas; pero
últimamente es una modalidad que se está adoptando por los estado más
desarrollados. ej. el pasaje bíblico en donde dos mujeres someten un conflicto al
rey salomón sobre quien era la madre de un bebe.
en Guatemala el arbitraje no ha sido tan funcional, ya que tan solo existen uno
o dos centros de arbitraje. en realidad no es tan complicado entender que es el
arbitraje, pero hay que desarrollar unas instituciones que son importantes.
el arbitraje es en sí, “un medio alternativo para la resolución de conflictos”,
contribuye con el descongestionamiento de la pesada carga de los tribunales.
además ayuda a que los conflictos que son susceptibles de resolverse por este
medio, sean resueltos con celeridad y eficacia.
el artículo primero de la ley de arbitraje, indica el ámbito de aplicación de la
ley es el nacional y el internacional, sin perjuicio de cualquier tratado
multilateral o bilateral vigente del cual Guatemala sea parte.
el artículo tres de la ley de arbitraje, regula que la ley se aplicará en todos
aquellos casos en que la controversia verse sobre materias en que las partes
tengan la libre disposición conforme a derecho.
no podrá ser objeto de arbitraje, las cuestiones sobre las que haya recaído
resolución judicial firme, salvo los aspectos derivados de la ejecución; las
materias inseparables unidas a otras sobre la que las partes no tengan libre
disposición; y cuando la ley lo prohíba expresamente o señale un procedimiento
especial para determinados casos.
en Guatemala tenemos al centro de arbitraje y conciliación de la cámara de
comercio de Guatemala. el cual propone fórmulas concretas, como ejemplo se
presenta la cláusula de compromiso que ha presentado a los diferentes sectores
de la sociedad, la cual estipula lo siguiente: cualquier controversia o conflicto
entre las partes, sobre la interpretación, cumplimiento o ejecución de este
contrato, tanto durante su vigencia como a su terminación, serán resueltas
mediante arbitraje privado en la ciudad de Guatemala, de acuerdo con el
reglamento del centro de arbitraje y conciliación de la cámara de comercio de
Guatemala, que se encuentra vigente al momento de surgir la controversia o
conflicto en cuestión, reglamento que desde ya las partes lo aceptan en forma
irrevocable.

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