Lesbofeminismo: Nociones Básicas
Lesbofeminismo: Nociones Básicas
Lesbofeminismo: Nociones Básicas
La Injuria Lesbiana: violencias vividas por mujeres lesbianas en la sociedad queret ana
Maricruz G. Bárcenas
LESBOFEMINISMO: NOCIONES BÁSICAS
Por Luisa Velázquez Herrera
ANTECEDENTES
En 1970, el grupo de lesbianas estadounidenses Radicalesbians, escribían en un
manifiesto potente: “¿Qué es una lesbiana? Una lesbiana es la furia de todas las
mujeres en su punto de explosión”1, es aquella mujer que identificada2 con la historia,
cuerpo y vida de sus pares, hace rebelión al negarse a seguir mermando su existencia
bajo las reglas de los hombres.
La década de los sesenta y setenta fue de mucha participación radical de las mujeres,
aparecieron grupos y colectivas3 en todo el mundo que invitaron a cuestionarse la
heterosexualidad, a propósito de analizar profundamente el sometimiento de las
mujeres por los hombres en que se rige esta sociedad patriarcal.
1
Radicalesbians, La mujer que se identifica con la mujer [en línea], Difusión Herética Ediciones
Lesbofeministas Independientes, Argentina, 2012, p. 1, Dirección URL:
https://we.riseup.net/assets/109901/RADICALESBIANS%20A5-bklt.pdf, [consulta: 4 de septiembre de 2019].
2
Identidad e identificación fueron términos usados comúnmente por las lesbianas radicales en los años sesenta
y setenta, no hace referencia a nominaciones de la diversidad patriarcal (GBTTTQ) –como hoy se podría llegar
a entender– sino al “reconocimiento” en las otras, una mujer identificada con otra mujer, quiere decir: una mujer
que se reconoce en la historia de las mujeres, que puede mirarse en la mirada de otras mujeres, y no en la historia
de los hombres.
3
El término colectiva hace referencia a grupos pequeños de mujeres feministas con actividad política pública,
se ha usado en los últimos años, a partir del año 2000, desde las mismas agrupaciones de mujeres.
4
Adrienne Rich, Heterosexualidad obligatoria y existencia lesbiana [en línea], Grupo de Edición Amputadas,
p. 6, Dirección URL: http://impetumexico.org/wp-content/uploads/2016/07/la-heterosexualidad-
obligatoria.pdf, [consulta: 1 de septiembre de 2019].
1
de vida para las mujeres, sin embargo, a pesar de esta imposición, todo el tiempo ellas
han estado creando resistencia, es decir, creando un continuo lésbico5, con este
término Rich describía que en la vida de toda mujer ha habido una serie de amores
con otras mujeres de impacto vital y fundamental. Cabe decir que para la autora, dicho
continuo, va mucho más allá de los vínculos sexuales entre mujeres, la definición la
sitúa en el amor sea este: madre e hija, amigas, primas, hermanas, vecinas, etcétera.
El panorama actual no dista de lo que Rich escribió hace cuarenta años, todavía
enunciar la sospecha de que ninguna mujer ha nacido para ellos es causa de censura,
expulsión o rumores desde los propios grupos feministas. Se tacha a la rebelde que
llama a alesbianarse o lesbianizarse, es decir, que llama a abandonar la creencia de
5
En las palabras originales de la Adrienne Rich: lesbian continuum.
6
Adrienne Rich, op. cit., p. 23.
2
haber nacido para vivir a lado de hombres, de ir “contra los impulsos naturales”, de
“reprimir el deseo natural”, de querer “terapias de conversión inversas” o simplemente
de ser una “conservadora”, demostrando en estas quejas que aún se piensa que no hay
motivación cultural de los comportamientos humanos en el patriarcado.
Es importante mencionar que aunque una mujer saliera todos los días con volantes y
carteles a invitar a alesbianarse, nada obliga a otra mujer a escucharla y a seguirla,
como en cambio sí ocurre en el patriarcado en que si alguna se cuestiona la imposición
de estar con hombres, es continuamente violentada por las diferentes instituciones y
espacios de la sociedad, sobreviviendo cotidianamente desde a la llamada “violación
correctiva” hasta al lesbicidio7, el feminicidio por ser lesbiana.
Al mismo tiempo que Rich, las feministas materialistas francesas aportaron al mundo
análisis lésbicos a través de las letras de Monique Wittig, quien invitó a las mujeres a
analizar que no éramos la mitad de la humanidad, sino mujeres enteras en relación de
otras mujeres. Para Wittig, la rebelión de las mujeres se alcanzaría solo si se planteaba
acabar con los hombres como clase social, lo cual se lograría si se desentrañaba el
régimen heterosexual que desemboca en la división sexual del trabajo y a través de
una lucha social de las mujeres contra los hombres.
7
Término usado desde el movimiento lésbico feminista en Latinoamérica y El Caribe.
3
Sheila Jeffreys, en la década de los noventa, en su obra La herejía lesbiana, reflexiona
sobre las críticas que elaboraron colectivamente en la década de los setenta y ochenta
el movimiento de lesbianas radicales, por lo que comparte a sus lectoras –con base en
su investigación– que las bases del discurso de la diversidad sexual (GBTTT 8, por
gay, bisexual, travesti, transexual y transgénero) fueron postuladas a finales del siglo
XIX desde la sexología para difundir la ideología patriarcal que aseguraba la
existencia de una “orientación sexual” congénita y mayoritaria en las mujeres que
resultaba ser la heterosexualidad.9
Esta ideología nos ha enseñado que hay dos tipos de mujeres. Por un lado, las que han
nacido “heterosexuales”, y por otro, las “homosexuales”, lo que termina por atar a las
mujeres a los hombres porque divide a las “naturalmente” heterosexuales, quienes han
nacido para servir a los hombres, es decir, las “normales”; y por otra parte, las
“naturalmente” homosexuales, quienes siguen teniendo hermanos, padres y amigos
hombres a quienes deben servir con trabajo gratuito, aunque viven la mayoría del
tiempo proscritas por la sociedad por “haber nacido diversas”, en consecuencia, estas
últimas suplican aceptación a la sociedad según dicta el pensamiento patriarcal
GBTTT.10
La rebelión de las mujeres, bajo la lógica del planteamiento de Jeffreys, no puede ser
considerada un asunto congénito o de hormonas, porque eso significaría que no hay
mujer que pueda decidir por sí misma una vida libre, plena, placentera y alegre a lado
de otras mujeres porque esto estaría condicionado –de acuerdo con el patriarcado– a
características “innatas” que salen de su control por ser extensión inevitable de sus
“impulsos naturales”, de su “destino biológico” o de una “orientación” con la que
8
Excluyo la L de las siglas LGBTTT debido a que aunque las mujeres fueron incluidas en esta estratagema
patriarcal de neutralización de la revuelta, no terminaron por pertenecer ahí. Esa es la razón por la que el
mercado llamado “rosa” esté destinado casi exclusivamente a hombres homosexuales y hombres
transfemeninos.
9
Sheila Jeffreys, La herejía lesbiana. Una perspectiva feminista de la revolución sexual feminista, Feminismos,
1993, 17-33 pp.
10
En heterosexuales también se puede englobar a aquellas que se reconocen como bisexuales, pansexuales o
derivados, dado que siguen cumpliendo con la obligación de estar con varones.
4
“nació”. De ahí que el patriarcado se preocupara tanto en afirmar que hay una
orientación “congénita” con la que la mayoría de las mujeres nacen que es la
heterosexual; mientras que un puñadito de “desviadas” nacen con una orientación
“homosexual”.
No es de extrañar que a partir de la década de los setenta, luego de una amplia historia
de resistencias, las lesbianas generaran teoría sobre la ideología patriarcal de la
“orientación innata”, por eso construyeron un movimiento potente del que todavía se
nutre el pensamiento feminista en sus posturas críticas y radicales:
La lesbiandad fue una invitación abierta para todas las mujeres, algunas de las
consignas más importantes de ese tiempo se pueden sintetizar en la frase emblema de
Jill Johnston, quien al jugar un poco con el discurso patologizante de la sexología,
declaraba al contrario de lo esperado: “Todas las mujeres hemos nacido lesbianas,
pero algunas aún no se han dado cuenta”.12
11
Sheila Jeffreys, La herejía lesbiana, p. 1.
12
Mary Dore, She is beautiful when she’s angry, Estados Unidos, 2014, 92 minutos.
5
que desde la invención de ésta se negaron a ser diagnosticadas por su rebeldía a las
normas patriarcales, conformando así, de acuerdo con la socióloga Jules Falquet, tres
vertientes del feminismo lésbico, en el mundo del norte global: a) el lesbianismo
feminista, b) el lesbianismo radical y c) el lesbianismo separatista.
Cabe decir que hubo otras pensadoras lesbianas que escribieron desde el antirracismo
como Chérrie Moraga o Gloria Anzaldúa, también Cheryl Clarke, quienes son parte,
sin embargo, de otras corrientes feministas no preponderantemente lésbicas como el
feminismo chicano, como es el caso de Moraga y Anzaldúa. Esto implica que por
feminismo lésbico se entiende la vasta producción feminista de distintas corrientes a
través del tiempo y el espacio, desde el pensar, hacer, crear de lesbianas.
13
Jules Falquet, De la cama a la calle, perspectivas teóricas lésbico feministas, Brecha Lésbica, Colombia,
2006, 29-30 pp.
14
Término propuesto por la autora lesbofeminista Karina Vergara Sánchez, en octubre de 2020. Opto por
recalcar la potencia del término lesbofeminisma, aunque no se use con frecuencia en este texto, porque hay
feministas que han criticado al lesbofeminismo por su terminación “ismo”, con lo cual se le compara
tramposamente con los “ismos” de los hombres: marxismo, socialismo, comunismo, etcétera, de ahí la
potencialidad de lesbofeminisma, el alejamiento queda claro y así los análisis sencillos no tienen pertinencia ni
espacio.
6
desde un análisis anticolonial, anticapitalista y antirracista de las relaciones entre
mujeres..
Las bases teóricas de las que parte Yaoyólotl se nutren del pensamiento socialista
vigente en la década de los sesenta y setenta en todo el mundo, mismo que pugnó por
una revuelta del pueblo contra la burguesía. Y por otro lado, del pensamiento lésbico
radical anglosajón, en voces como las de Adrienne Rich y Sheila Jeffreys, autoras
contemporáneas a Yan María que al igual que ella cuestionaron la heterosexualidad
como motor del patriarcado. Resultando así, la propuesta de la rebelión anticapitalista
de las mujeres desde la lesbiandad.
A mediados de los años noventa, sobre las bases que construyó Yaoyólotl, activistas
lesbianas feministas autónomas incorporan críticas del feminismo autónomo de
pensadoras radicales, así como las elaboraciones teóricas y señalamientos políticos
15
Yan María Yaoyólotl, entrevistada por Luisa Velázquez Herrera, Corta historia del lesbofeminismo en
México [en línea], México, 2 de mayo de 2018, 33 minutos, Dirección URL: https://vimeo.com/267645607,
[consultado: 8 de septiembre de 2018].
7
antirracistas de pensadoras indígenas y afrodescendientes, en el marco de los
Encuentros Autónomos Lésbicos Feministas en Latinoamérica y El Caribe16,
realizados de 1997 a 2014, en distintos países.
Las feministas autónomas fueron en su mayoría mujeres lesbianas, dice Curiel: “Yo
siempre digo que no es casual que la mayoría de las autónomas seamos lesbianas
feministas o que tengamos una posición antirracista, porque es desde estas posiciones
que se puede articular un feminismo contrahegemónico y crítico”. 17
16
Los Encuentros Autónomos Lésbicos Feministas fueron reuniones colectivas políticas cada dos o más años
que se realizaron entre lesbianas para discutir y colaborar en la resistencia a las afrentas neoliberales.
17
Mónica Ceja, “Desde la experiencia: Entrevista a Ochy Curiel” [en línea], Andamios, núm. 17, vol. 18,
México, 2011, p. 185, Dirección URL: http://www.scielo.org.mx/pdf/anda/v8n17/v8n17a9.pdf, [consulta: 2 de
septiembre de 2019].
18
Carla Lonzi, Escupamos sobre Hegel y otros escritos, España, Traficantes de sueños, Mapas, 2018, primera
edición, p. 27.
8
racismo opera como columna en el patriarcado capitalista, así que la mayoría de su
bagaje teórico es copia adaptada del pensamiento de la diferencia italiano o radical
estadounidense, de ahí que su genealogía se apegue a bibliografía escrita en italiano,
inglés o español (de España), en una omisión implícita al análisis antirracista o
anticolonial.
19
Muchos años más tarde, Julieta Paredes sería denunciada por Adriana Guzmán por ejercer múltiples formas
de violencia con ella y otras compañeras del feminismo comunitario.
9
separatismo antirracista en Abya Yala de manera teórica, incluso en ese pasado que
ya intentan olvidar, usaron el término lesbofeminismo, propuesto en el año 2000, por
Yan María Yaoyólotl.
Cabe decir que en los inicios de los años dos mil, Curiel y Falquet fueron quienes
incorporan los aportes de las materialistas francesas francófonas al marco lésbico
feminista latinoamericano y caribeño al traducirlas, así se recupera el legado de
autoras como Monique Wittig y Colette Guillaumin que hasta entonces no habían sido
analizadas por las lesbianas feministas autónomas por la brecha de idioma, esto
significa que el pensamiento lésbico feminista no fue originado gracias a la injerencia
de la francesas en este territorio sino que se les conoció tiempo después, en el
preámbulo del año 2000, con un movimiento de lesbianas ya consolidado con su
propia historia.
20
Norma Mogrovejo es un ejemplo de lesbiana feminista cuyos aportes a pesar de venir de autonomía
finalmente quedan restringidos al concepto neoliberal de poliamor, cuya crítica se centra en la monogamia y no
más en la heterosexualidad como régimen.
10
lesbianas feministas terminaron en otras corrientes feministas desde las cuales no se
politizó o mencionó más la lesbiandad, como el feminismo decolonial o comunitario.
Monique Wittig es una de las autoras claves para comprender el pensamiento lésbico-
feminista y lesbofeminista, aunque la corriente a la que ella se adscribió fue el
materialismo varias décadas atrás. Desde los aportes de la autora, el sexo es una
categoría social, esto significa, una clasificación que inventó e impuso el grupo
dominador: los hombres.
11
La categoría de sexo es la categoría que establece como «natural» la
relación que está en la base de la sociedad (heterosexual), y a través de
ella la mitad de la población –las mujeres– es «heterosexualizada» (la
fabricación de las mujeres es similar a la fabricación de los eunucos, y a
la crianza de esclavos y de animales) y sometida a una economía
heterosexual. La categoría de sexo es el producto de la sociedad
heterosexual que impone a las mujeres la obligación absoluta de
reproducir «la especie», es decir, reproducir la sociedad heterosexual… 21
Hay varias pistas que la autora comparte en otros textos, por ejemplo, tiene una obra
llamada Borrador para un diccionario de las amantes, publicada en 1976, en
coautoría de Sande Zeig, donde hace un recuento de las mujeres amazonas, quienes
vivieron en sociedades de mujeres antes de la fundación del patriarcado, y
posteriormente también, en rebelión al mismo.
Wittig en su obra Las guerrilleras, hace un llamado a recordar que esta clasificación
de sexo, misma en que hemos crecido y que nos han hecho pasar por “naturaleza” es
un invento de los hombres, por lo que instaba a recordar: “Hubo un tiempo en el que
no eras una esclava, recuerda eso. Andabas sola, llena de risa, te bañabas con el vientre
21
Monique Wittig, El pensamiento heterosexual y otros ensayos, Editorial Egales, España, 2006, p. 26
12
desnudo… dices que no hay palabras para describir esa época, dices que no ha
existido. Pero recuerda. Haz un esfuerzo para recordar. Si no lo consigues, inventa”.22
Esta profundización del análisis de la opresión dolorosa sobre las mujeres no debe ser
entendida como de manera occidental han apuntado las feministas blancas de la
igualdad como un “memorial de agravios”, término de la feminista liberal Celia
Amorós; ni como lo retoman las feministas de la diferencia españolas como un
“recuento de la miseria”, es en cambio, el análisis del piso desde el cual estamos
viviendo, necesario para articular práctica y vida.
22
Monique Wittig, Las guerrilleras, Ediciones Precarias, España, 2016, p. 87.
23
Ochy Curiel y Jules Falquet, El patriarcado al desnudo, Argentina, Brecha Lésbica, 2005, p. 26.
13
socialista y del feminismo lésbico radical y separatista anglosajón, y es usado
indistintamente durante un tiempo entre lesbianas feministas y lesbofeministas, eso
conllevó a que en los primeros años del siglo XXI, la propuesta lésbica germinara en
dos corrientes distintas, a modo de hermanas gemelas, para esos años indistinguibles:
el pensamiento lésbico-feminista y el lesbofeminismo.
24
Karina Vergara Sánchez, “Sin heterosexualidad obligatoria no hay capitalismo” [en línea], La Crítica,
México, p. 2, 4 de septiembre de 2015, Dirección URL: http://www.la-critica.org/sin-heterosexualidad-
obligatoria-no-hay-capitalismo/, [consulta: 22 de agosto de 2020].
14
sistema dominante, no es una “esencia” sino un ejercicio de violencia constante,
feminicida y ginocida.
Desde el trabajo teórico, activista y artístico de lesbianas, de todas las edades, oficios,
profesiones y experiencias, en Abya Yala, continúa el reconocimiento de las
resistencias ancestrales lésbicas y separatistas de las mujeres para poder seguir
viviendo hoy en la lesbiandad primigenia, recordando de dónde venimos y las
resistencias que podemos imaginar y crear.
15
mujeres a través de la organización colectiva que sitúa la vida lésbica como el
horizonte de transformación.
Dicho todo esto, por lesbofeminismo o lesbofeminisma se hará alusión a toda aquella
práctica desde la autonomía política que busca liberar a las mujeres de cualquier
atadura al sistema de los hombres, conlleva la invitación abierta a la lesbiandad, así
como a lesbianizar la práctica de liberación de las mujeres, es decir, de construir otra
posibilidad de existencia colectiva, separatista y lésbica desde bases antirracistas y
anticolonialistas.
LESBOFEMINISMO
En la década de los setenta, el socialismo latinoamericano y el lesbianismo radical
anglosajón son fuentes para el marco donde el lesbofeminismo comenzó a germinar
en México del útero25 de Yan María Yaoyólotl, quien elaboró críticas al sistema
patriarcal, a la heterosexualidad, al imperialismo y al sistema capitalista a mediados
de los años setenta.
Es difícil adjudicar la gestación del lesbofeminismo a solo dos fuentes y solo a una
mujer porque el contexto donde se crearon las bases lesbofeministas estuvo
atravesado por el empobrecimiento de las lesbianas a mediados de los setenta en Abya
Yala, así que las ideas son resultado colectivo y provienen de las pláticas y diálogos
25
Uso la expresión “nacer del útero” en lugar de “nacer de la mente” como manera de enfatizar que la sabiduría
de las mujeres está entrelazada a su cuerpo sexuado de mujeres. Se pudo haber dicho “nacer del clítoris” o
“nacer de vulva”, pero en un afán de recuperarnos el útero tan absorbido por el el heterofeminismo, me atrevo
a usar tan polémica frase para hablar de los piensos y sentires de las lesbianas.
16
entre lesbianas cuyos oficios pertenecían –y siguen perteneciendo– a estratos
socioeconómicos precarizados, así como de aquellas que por su jerarquización de raza
o de clase, resultaron un poquito más favorecidas con respecto a muchas y pudieron
contar con educación universitaria pública. Sin embargo, dado que los elementos para
el análisis son pocos registrados, se narra en este texto algunas autoras a modo de
guía, pero de ninguna manera el pensamiento lesbofeminista se podría ceñir a tales,
aunque se reconoce su impresionante legado.
17
5) En relación con la izquierda […] por su carácter profundamente
patriarcal, es decir, por reproducir la subordinación de las mujeres a la
supremacía política masculina. 26
Desde los años setenta al dos mil, grupos nutridos de mujeres habían salido a
manifestarse en las calles de diferentes lugares del mundo con pancartas donde
llamaron a alesbianarse. En contraste, los hombres homosexuales habían expresado,
en diferentes tiempos y lugares, ayudados de amplias caravanas con autos alegóricos
de empresas y bares: “Amor es amor”, lo que representa una fuerte confrontación en
la mirada política. Para Yan María Yaoyólotl esto se debe a que la ideología
homosexual es una ideología de los hombres, es decir, patriarcal y capitalista. 27
Se puede afirmar a partir de estos puntos, que una parte del movimiento de lesbianas
feministas, luego consolidadas como lesbofeminismo, concretaron una propuesta que
busca alejarse por completo de la política patriarcal e incluso es distante también de
un feminismo que rechaza cuestionar una de las raíces la opresión como lo es la
heterosexualidad, mismo al que Yan María, en concordancia con autoras lesbianas
radicales de diferentes lugares del mundo, denominó heterofeminismo.28
26
Yan María Yaoyólotl en Ochy Curiel, “Lesbianismo feminista: una propuesta política transformadora” [en
línea], América Latina En Movimiento, Agencia Latinoamericana de Información, 13 de mayo de 2007.
Dirección URL: https://www.alainet.org/es/active/17389, [consulta: 2 de septiembre de 2019].
27
Yan María Yaoyólotl, “Importancia del movimiento de lesbianas feministas en la década 70 en México” [en
línea], Igualdades, México, 5 de junio de 2018, Dirección URL: http://igualdades.com/importancia-del-
movimiento-de-lesbianas-feministas-de-la-decada-70-en-mexico/, [consulta: 2 de septiembre de 2019].
28
Por heterofeminismo se entenderá toda propuesta donde las mujeres consideren de sí mismas que han nacido
heterosexuales y gesten una política en torno a esa idea; en este sentido, la cuna de la comunicación de las
mujeres, anteriormente abordada, es el heterofeminismo.
18
Actualmente en esta segunda década, el Movimiento Lésbico Feminista
(MLF) creó el concepto: lesbofeminismo para deslindarse del
oportunismo de las ongs y continúa siendo combatido por las generistas
anti-feministas y feministas anti-lesbianas, en el poder, permitiendo la
invasión “trans” a los espacios y organizaciones feministas y, por ende,
el despojo del feminismo a las mujeres.
De ahí que las demandas del discurso GBTTT sean contratos a los cuales las mujeres
históricamente han querido escapar, por ejemplo, el matrimonio. También esto
explica el interés de hombres homosexuales y transfemeninos en impulsar políticas
donde se legalice la explotación de mujeres a través de la llamada “gestación
subrogada”, a través de la cual los hombres oprimen a una mujer empobrecida por
medio de un embarazo forzado.
29
Yan María Yaoyólotl, “Importancia del movimiento de lesbianas feministas de la década 70 en México” [en
línea], Igualdades, México, 5 de junio de 2018. Dirección URL: http://igualdades.com/importancia-del-
movimiento-de-lesbianas-feministas-de-la-decada-70-en-mexico/, [consulta: 2 de septiembre de 2019].
30
Llamo hombres transfemeninos a aquellos que convencidos de ser “mujeres”, cambian su apariencia física a
través de maquillaje, vestidos, operaciones, procesos de hormonización, maquillaje, etcétera, para caracterizarse
como ellos consideran que debe ser una mujer. Cabe decir que su caracterización está basada en las
concepciones patriarcales que han aprendido del mundo desde su existencia de hombres.
19
Para el lesbofeminismo, el pensamiento trans y queer son teorías y propuestas
filosóficas cocinadas en el capitalismo neoliberal de las grandes hegemonías, las
cuales han sido impulsadas para negar y borrar la realidad material de ser mujeres, es
decir, de vivir en un cuerpo sexuado con vulva desde el nacimiento, con el fin de
destazar los movimientos de liberación que se gestan en torno al reconocimiento de
la existencia y resistencia de las mujeres.
Discursos como el transfeminismo y lo queer sostienen hoy que para ser mujer solo
basta con nombrarse como tal, ignorando que una mujer bien podría no enunciarse
como una –e incluso podría atravesar por procesos quirúrgicos y hormonales para no
“parecer mujer”–, pero eso no quitaría el riesgo de latente violación y feminicidio
sobre ella en el mundo, así como tampoco la violencia que ejercen los hombres sobre
su cuerpo sexuado de mujer–con vulva– todo el tiempo de su vida. Para Yan María:
“El propósito final de dicho sistema es llegar a “un feminismo sin mujeres”, no al fin
del feminismo o la muerte del mismo, sino a un feminismo vaciado de su contenido
inicial y relleno de nuevo contenido contramujer”.31
31
Yan María Yaoyólotl, “La cosmopercepción indígena lesbofeminista ante el generismo capitalista”,
Pensando los feminismos en Bolivia, Bolivia, Conexión Fondo de Emancipación, 2012, primera edición, p. 239.
32
Así como la causa de una violación está en el violador y no en el cuerpo de la víctima; la causa histórica de
la opresión patriarcal está en los opresores y no en el cuerpo de las mujeres.
20
llamar a sí mismas “lesbianas-feministas”, sin provenir de esta genealogía, por eso
fue necesario deslindarse de ellas, de quienes van fagocitando conceptos y
posicionamientos mediante la inyección de financiamientos GBTTT.33
Para Pisano, el deseo lésbico cuando no es politizado sigue las reglas del sistema
masculino, por lo que es necesario salirse de la heterosexualidad en forma de atracción
lésbica patriarcal.
De acuerdo con la autora, la atracción lésbica surge y se reproduce entre mujeres como
sospecha de otra realidad posible, sin embargo, es traducida a través de la misoginia
que aprendimos: “Una gran parte de los problemas que tenemos para hacer amistad
entre mujeres pasa por esta pasión/deseo de conocernos, no reconocida, ni aceptada
aún en los niveles más recónditos de nuestra conciencia, que llega a profundidades
insospechadas".35 Desde el análisis que propone la autora, es necesario construir otros
vínculos amorosos entre mujeres que impliquen asumirnos primero, entre nosotras,
sujetas pensantes y actuantes, para construir con el tiempo y de forma colectiva, otro
proyecto civilizatorio.
33
Yan María Yaoyólotl, entrevistada por Luisa Velázquez Herrera, Corta historia del lesbofeminismo en
México [en línea], México, 2 de mayo de 2018, 33 minutos, Dirección URL: https://vimeo.com/267645607,
[consultado: 8 de septiembre de 2018].
34
Margarita Pisano, op.cit., p.73.
35
Ibídem, p. 76.
21
Por otra parte, la teórica lesbofeminista Karina Vergara Sánchez, quien da creación y
registro a muchos de los planteamientos lesbofeministas cuando ésta se separa de
manera no dicha de su hermana gemela la corriente lésbico-feminista, sintetiza el
posicionamiento lesbofeminista, en su poema “Soy India”, de esta manera:
Soy india.
Morena, chata de la cara,
en un país
obsesivamente racista.
Soy lesbiana,
en una nación
que compulsivamente me persigue…36
Es muy triste cuando algunas mujeres, feministas o no, creen que las
separatistas actuamos desde el odio o rencor a los hombres y no
alcanzaban a ver que no tenemos tiempo ni espacio ni vida para el odio o
rencor; que si eso nos moviera no estaríamos resistiendo desde la alegría.
Privilegiamos a las mujeres, al encuentro, al cuidado, acompañamiento y
pensamiento entre mujeres, no por odio a otro (sólo para quienes están
fuera del separatismo el otro es el eterno referente); es por amor, amor,
cuidado y reconocimiento a nosotras y entre nosotras. Esa diferencia es
toda una munda de distancia. 37
36
Karina Vergara Sánchez “Soy India” [en línea], Esta boca es mía [en línea], México, 13 de abril de 2011,
Dirección URL: http://estabocanecia.blogspot.com/2011/04/india.html, [consulta: 4 de septiembre de 2019].
37
Karina Vergara Sánchez, “Desde dónde” [en línea], Ovarimonia, 7 de mayo de 2018, Dirección URL:
http://ovarimonia.blogspot.com/2018/05/desde-donde.html, [consulta: 4 de septiembre de 2019].
22
nuestros lazos con otras mujeres, asimismo, sugiere no olvidar que el origen de la
humanidad es la ginosociedad38, quiero decir, la sociedad de mujeres originaria, y
convoca a las mujeres a mirarse los rostros y recuperarse las cuerpas39, mismas que
por su presunta capacidad paridora, como teoriza Vergara Sánchez, han sido
condenadas a servir a los hombres40, no obstante, resistimos y creamos todo el tiempo,
por lo que no somos solo la violencia que los hombres han ejercido sino la rebelión y
resistencia desde la creación y felicidad lésbica.
Para Vergara Sánchez, al cuerpo de las mujeres al nacer con vulva se le impone una
presunta capacidad de parir, que puede o no ejercerse, pero determina de manera
contundente nuestro lugar de opresión en el mundo, enseñándonos a servir, atender,
cargar, cuidar, dar nuestra existencia a la preservación de los hombres; a pesar de ello,
creamos resistencia de vida para seguir respirando y sobre todo, para construir alegría,
placer y libertad.
38
Sociedades originarias exclusivas de mujeres cuya convivencia fue primordialmente lésbica, quien teoriza al
respecto es la lesbiana radical Susan Cavin.
39
Cuerpa no es el femenino de “cuerpo”, cuerpa hace referencia al territorio corporal de las mujeres recuperado
en la resistencia cotidiana lesbiana, antirracista, anticolonial y antiheterosexual de las mujeres latinomericanas.
40
Para Vergara Sánchez, la apropiación sobre la presunta capacidad paridora no es consecuencia del cuerpo de
las mujeres, sino de un sistema de dominación construido por los hombres en contra de las mujeres.
23
El lesbofeminismo o lesbofeminisma no necesita al patriarcado para existir y
oponerse, a modo de necesidad dialógica heterosexual, simplemente por la razón de
que antes del patriarcado ya existían las lesbianas, más bien, lo que hace es no ignorar
una verdad ineludible: Si no luchamos contra ellos, nos van a seguir asesinando, lo
cual habla de la responsabilidad política de sabernos rebeldes y organizadas, en tierras
feminicidas.
PATRIARCADO
24
es natural ni ha existido siempre, antes de que se instaurara, existió un orden social de
mujeres al cual se le conoce como ginosociedad, de acuerdo con la socióloga
estadounidense y lesbiana radical Susan Cavin, según plasma en 1979.
En sintonía con este aporte, la filósofa francesa de la diferencia Luce Irigaray sostuvo
en su ensayo “El cuerpo a cuerpo con la madre”, publicado en 1980, que esta sociedad
y esta cultura funcionan sobre la base de un matricidio44, lo que en otras palabras
significa, esa ginosociedad destruida de la que nos habla Cavin, donde se asesinó a
mujeres adultas y niñas, determinó la receta del poder de los hombres: la desaparición
del legado de mujeres a través del ginocidio o asesinato de mujeres.
Irigaray observa que la relación primaria de amor que cualquier mujer establece en su
vida es con otra mujer, y esta es su madre, pero bajo el régimen patriarcal, esa relación
41
Susan Cavin, Orígenes Lésbicos [en línea], México, Ímpetu Centro de Estudios, 2018, p. 48, Traducción libre
de Daniela Jerónimo.
42
Ídem.
43
Ibídem, p. 49.
44
Luce Irigaray, “El cuerpo a cuerpo con la madre”, Debate Feminista, vol.10, México, Centro de
Investigaciones y Estudios de Género, 1994, p. 34.
45
Ibídem, p. 35.
25
es obligada a ser sustituida por la adoración a los hombres, conveniente al sistema de
opresión a las mujeres: “El asesinato de la madre se salda, pues, con la impunidad del
hijo, el enterramiento de la locura de las mujeres –o el enterramiento de las mujeres
en la locura–, el acceso a la imagen de la diosa virgen, obediente de la ley del
padre…”.46
Susan Cavin detalla que a veces los hombres estudiosos han aceptado la existencia de
un pasado donde el orden social tuvo como eje y centro a las mujeres, pero lo han
caricaturizado con el término matriarcado, donde se dibuja a las mujeres como reflejo
actual de los hombres.47
46
Ibídem, p. 36.
47
Ídem.
48
Ibídem, p. 38
26
ginocéntricas resistieron o desaparecieron en tiempos distintos, es decir, en algunas
regiones –si no es que en todas– las mujeres provendríamos de una lesbiandad
primigenia.
Como antes se ha dicho desde hace siglos desde las regiones del sur global, no existe
una historia universal para todas las mujeres en el mundo, lo cual significa que es
probable que la hipótesis de las ginosociedades no pueda extenderse a todo el planeta,
sin embargo, la evidencia en México apunta, de acuerdo con la historiadora
lesbofeminista Evelyn L. Huitrón, a que estos grupos ginocéntricos existieron en
Mesoamérica previamente al patriarcado ancestral (concepto del feminismo
comunitario). Por esta razón, Huitrón parte de la evidencia arqueológica de las
“huellas ginocéntricas” en las culturas mesoamericanas del preclásico 49, para
aproximarse a un pasado no patriarcal. Así, el concepto ginosociedad si bien podría
no ser útil o veraz en diferentes regiones del mundo, según arrojen las investigaciones,
al menos en estos territorios, es descriptivo, permite el análisis, y por tanto, pertinente.
La hipótesis que dibuja Cavin, también secundada por Adrienne Rich, es que los hijos
varones eran cuidados hasta cierto tiempo para luego ser expulsados a los grupos de
hombres que vivían por fuera y lejos de la comunidad ginocéntrica; sin embargo, en
algún punto estos quieren retornar y extender su tiempo adentro de la comunidad de
mujeres, por lo que regresarán e invadirán la comunidad usando la violencia sexual
contra sus madres, instalando así como uno de los deberes primeros sobre las mujeres,
cuidar a niños varones y a hombres adultos; en otras palabras, la primera obligación
de las mujeres sobre la que se funda el patriarcado es la maternidad a hombres, antes
niños varones.
Margarita Pisano, feminista radical y autónoma chilena, también sostenía que esa es
la relación clave obligada sobre las mujeres con respecto a todos los hombres, no
importa su parentesco o relación: “No olvidemos que esta construcción de la
49
La historiadora Evelyn L. Huitrón teoriza al respecto en su curso: En busca del linaje de las flores, en Ímpetu
Centro de Estudios.
27
feminidad ha sido la que nos instala en el espacio intocable, inamovible y privado de
la maternidad masculinista”50, es decir, que estamos obligadas a maternar hombres
como única relación posible con esposos, novios, padres, abuelos, hijos, hermanos,
sobrinos, profesores, compañeros, amigos, desconocidos, etcétera.
Para la autora la sociedad ginocéntrica que ella llama matriarcado –desde una visión
androcéntrica– no tiene ningún sustento, en cambio asegura: “…voy a demostrar que
la dominación masculina es un fenómeno histórico en tanto que surgió de una
situación determinada por la biología y que con el paso del tiempo, se convirtió en
una estructura creada e impuesta por la cultura”.52
De acuerdo con Lerner, la maternidad siempre fue incapacitante para las mujeres por
lo que buscaron cobijo en los hombres haciendo un pacto de raíz biológica que no
debió convertirse en un sistema social patriarcal, por eso, en sus palabras, la biología
fue destino, pero no debería seguir siéndolo.53
50
Margarita Pisano, op. cit., p. 5.
51
Gerda Lerner, La creación del patriarcado, España, Editorial Crítica, 1990, p. 46.
52
Ibídem, p. 52.
53
Ibídem, p. 53.
28
revirar la ruta, movimiento táctico que no consideraba posible si se partía de una
visión a la que ella llamó “victimista” y en busca de un “pasado rehabilitador”.
Las mujeres en Abya Yala han sido presas desde siglos atrás, pero no están buscando
un pasado rehabilitador ni tampoco pactos de origen biológico, sino analizar la historia
borrada, arrebatada y silenciada de la destrucción de las ginosociedades, como forma
de retomar el camino, nuestros cuerpos y la vida misma.
A ninguna víctima de violación se le diría hoy, desde el feminismo, que tiene una co-
participación mediante un pacto con su agresor y eso no significa que no pueda salir
de la violencia que ha vivido; podría, en cambio, sanarla, recuperarse y retomar su
fuerza si reconoce primero que lo que ha vivido ha sido violencia de la cual ella no
tuvo responsabilidad ni co-responsabilidad; lo mismo ocurre con Lerner, que la autora
considerara que enunciar la destrucción de las ginosociedades es una especie de
derrota victimista de las mujeres, solo nos habla de la diferencia de contextos ya que
para las mujeres precarizadas reconocer la violencia de la que se ha sido víctima, es
el primer paso para salir de ahí, para rebelarse.
29
así que muy difícilmente habrían requerido pactar u optar por estar con varones
cuando eran sus pares mujeres las que también podían cuidar de ellas en la vida
cotidiana, en partos y en la crianza.
Siguiendo con el análisis del origen del patriarcado, otras autoras han hecho una
crítica fuerte a las explicaciones universalistas y eurocentradas, como la antropóloga
argentina María Lugones, quien afirmó en su texto “Heterosexualismo y el sistema
colonial/moderno de género”, publicado en 2007, que había sociedades precoloniales
donde ni siquiera había diferencias de género, con el fin de argumentar que la
clasificación patriarcal de hombres y mujeres es resultado del hecho colonial y no
previa a ésta, al menos en América.
54
S/a, “Científicos forenses recrean el rostro de una adolescente griega de hace 9,000 años” [en línea], Ancient
Origins, 25 de enero de 2018, Dirección URL: https://www.ancient-origins.es/noticias-historia-
arqueologia/cient%C3%ADficos-forenses-recrean-el-rostro-una-adolescente-griega-hace-9000-a%C3%B1os-
004671, [consulta: 4 de septiembre de 2019].
55
Miguel Ángel Criado, “Las mujeres protagonizaron la revolución agraria de la prehistoria” [en línea], España,
El País, 30 de noviembre de 2017, Dirección URL:
https://elpais.com/elpais/2017/11/29/ciencia/1511969205_028548.html, [consulta: 4 de septiembre de 2019].
30
Lugones explica que la diferencia sexual se impone en un inicio solo a lo “humano”,
lo que no incluía a la población colonizada: “…contrario a lo que ha sostenido el
feminismo clásico, la categoría de género es correspondiente solo a lo humano, o sea,
a los seres de razón cuyo origen, de acuerdo a esta clasificación racial, es europeo”.56
Yuderkys Espinosa siguiendo estos aportes, dilucida que el género ha sido una
invención situada históricamente en nuestros territorios a través de la colonización:
56
Yuderkys Espinosa, “De por qué es necesario un feminismo decolonial: diferenciación, dominación co-
constitutiva de la modernidad occidental y el fin de la política de identidad”, Solar, núm. 1, vol. 12, Perú, p.
153.
57
Ídem.
58
Oyèrónkẹ́ Oyěwùmí en La invención de las mujeres realiza un análisis de la organización social de su natal
Yorùbá, en el suroeste de Nigeria.
31
las decoloniales son fuertes opositoras abiertas del separatismo, el palabras de
Lugones:
Para Lugones, así como para sus compañeras decoloniales, quienes antes fueran
pensadoras antirracistas, lesbianas y separatistas, como se observa en esta abierta
crítica contra los aportes lésbicos, la organización de la rebelión tiene que ser
necesariamente mixta, a lado de hombres racializados, a pesar de que la violencia
feminicida ha escalado a puntos insostenibles y han sido ellos también responsables
en complicidad con los hombres blancos, ricos y burgueses, de trata, explotación por
diferentes fines y feminicidios.
Hay un punto de análisis que vale analizar de Lugones, cuando la autora afirma que
la categoría mujer es producto colonial, retoma las investigaciones de Paula Gunn
Allen sobre los rastros de sociedades ginecráticas en comunidades originarias en el
norte de América, las cuales se parecen ampliamente a los aportes de Cavin y que
vendrían a contradecir sus propias afirmaciones de sociedades no divididas por sexo:
59
María Lugones, “Heterosexualismo y el sistema colonial/moderno de género”, Hypatia, núm.1, vol. 22,
Estados Unidos, 2007, p. 3.
32
masculino, como lo hizo el Cristianismo, fue crucial para someter a las
tribus.60
Es importante este párrafo donde Lugones retoma a Gunn Allen porque si bien
reconoce un orden ancestral precolonial de las mujeres, donde asegura incluso cómo
la producción del saber es diferente de “la colonialidad del saber en la modernidad”,
entre sus posibilidades no está la opción de imaginar siquiera que si las mujeres fueron
el eje de la vida misma y la comunidad, es porque había un entendimiento social de
lo que eran las mujeres, por fuera de la modernidad y la colonización, desde nuestra
propia historia y regiones, lo cual antes que negar, habría que rastrear, entender,
documentar, porque a decir por la cita, era una división que contaba con tanta
trascendencia social que las fuerzas derivadas de ellas, de las mujeres, eran lo
“femenino” –según describe la investigadora– es decir, la continuidad de un orden
social de mujeres en la naturaleza.
60
Adriana Guzmán, El tejido de la rebeldía ¿qué es el feminismo comunitario?, Bolivia, Comunidad Mujeres
Creando Comunidad, Bolivia, 2014, primera edición, p. 14
33
En un intento desesperado por mantener la cultura que las ligaba con otra
forma de vida, nuestras abuelas se refugiaron en las alturas conformando
comunidades autónomas de mujeres, o como relatan los cronistas,
sociedades solo de mujeres que resistían a la colonia, pastaban sus
rebaños y se defendían entre sí ante las autoridades, algunos cronistas
mencionan suicidios de mujeres indígenas, como forma de resistencia, e
infanticidios, mataban a sus hijos varones probablemente para que no
crecieran en ese mundo o para que no fueran enviados al trabajo en las
minas de donde no volverían. 61
Es también posible que esa resistencia no fuera nueva como se intuye en esas líneas,
ya que nada aleja de imaginar que se trató de una continuación de la resistencia de las
sociedades ginecráticas o ginocéntricas que existieron en nuestro pasado ancestral,
pero que hasta entonces fueron relatadas por los cronistas europeos colonizadores; sin
mencionar que el asesinato a hijos varones, si se deja volar el mundo de posibilidades,
es probable que tampoco se realizara para “salvarlos” de la mina, sino para asegurar
la sana vida adentro de la comunidad de mujeres que debió haber enfrentado ataques
de las comunidades de hombres previamente y durante la Colonia, pero esto es solo
un ejercicio de imaginación que vale especular.
61
Íbidem., p. 24
34
En la colonización, además del genocidio y ginocidio ejecutado, las epidemias traídas
de Europa devastaron a gran cantidad de población en América, lo que hizo aún más
fácil la colonización, aunado a alianzas entre grupos locales enemistados, por lo que
de haber sido por sí solos, los europeos no habrían podido coronarse como colonia.
Esto no es más que el discurso con el que se encubre la relación de opresión, como
señaló en su momento la materialista Colette Guillaumin, al explicar en su artículo
“Práctica del poder e idea de naturaleza”, publicado en 1978, que la opresión requiere
una relación violenta sobre el cuerpo de las mujeres, a la que llamó apropiación; pero
también una relación ideológica que convenza que lo que nos ocurre es una extensión
de la naturaleza y no se puede hacer nada para cambiarlo; por ejemplo, la ley de
gravedad señala que pase lo que pase, si se suelta un objeto, tarde o temprano caerá;
lo mismo han explicado en el patriarcado: pase lo que pase, los hombres siempre
dominarán a las mujeres por su “biología” de seres “débiles y maternales”.
Las mujeres desde la instauración del patriarcado en sus diferentes regiones han
resistido y creado para vivir. Una historiadora clave para su estudio, como ya se ha
35
mencionado, fue Gerda Lerner, quien puso el clavo en la mesa al afirmar que era un
sistema social, históricamente instalado, no fue la primera autora, pero sí la más
difundida en la academia.
Dado que se trataba de la primera mujer reconocida en elaborar un libro de esta índole,
porque los aportes de Cavin fueron ignorados inclusive cuando se presentaron una
década antes, Lerner dudó abiertamente de sus compañeras contemporáneas que
teorizaron a su modo sobre una ginosociedad. Probablemente fue el costo para ser
difundida en la academia y lo asumió, sin embargo, aseguró en su obra La creación
del patriarcado que, de haber existido “matriarcados”, dando el beneficio de la duda
a las hipótesis de sociedades de mujeres o ginosociedades, esta transición al
patriarcado debió haber durado al menos 2 mil 500 años en Europa.
Silvia Federici, autora marxista italiana, en su tesis Calibán y la Bruja, hace una
profunda investigación sobre la fundación del capitalismo en Europa. Para la autora,
el capitalismo se funda sobre el exterminio de mujeres, hecho histórico conocido
como “caza de brujas”, esa fue la base para privatizar las tierras y comercializar con
62
Reuters, “El Homo Sapiens se originó hace 350 mil años” [en línea], Excélsior, 28 de septiembre de 2017,
Dirección URL: https://www.excelsior.com.mx/global/2017/09/28/1191388, [consulta: 5 de septiembre de
2019].
36
el cuerpo de las mujeres, con el exterminio son reducidas a propiedad de los hombres,
quienes también habían perdido propiedad sobre la tierra por la privatización de tierras
por parte de la clase explotadora, sin embargo, en la fundación del capitalismo, a los
hombres trabajadores y empobrecidos, a quienes se les despojó de la tierra como a las
mujeres, se les otorgó propiedad legítima sobre una mujer a través de la organización
incipiente de la familia nuclear.
Para la autora estos son los elementos que determinan la fundación del capitalismo:
[…] i) el desarrollo de una nueva división sexual del trabajo que somete
el trabajo femenino y la función reproductiva de las mujeres a la
reproducción de la fuerza de trabajo; ii) la construcción de un nuevo
orden patriarcal, basado en la exlusión de las mujeres del trabajo
asalariado y su subordinación a los hombres; iii) la mecanización del
cuerpo proleteriado y su transformación, en el caso de las mujeres, en una
máquina de producción de nuevos trabajadores. Y lo que es más
importante, he situado en el centro de este análisis de la acumulación
primitiva las cacerías de brujas de los siglos XVI y XVII; sostengo aquí
que la persecución de brujas, tanto en Europa como en el Nuevo Mundo,
fue tan importante para el desarrollo del capitalismo como la
colonización y como la expropiación del campesinado europeo de sus
tierras.63
63
Silvia Federici, El Calibán y la bruja, Traficantes de sueños, España, 2010, p. 23
37
sin revisar la heterosexualidad. Desde un análisis materialista y lésbico radical, pero
situado en un contexto racializado, por tanto, lesbofeminista, la autora aborda la
heterosexualidad como el engranaje del patriarcado, proponiendo así uno de los textos
claves del lesbofeminismo:
¿Qué impulsa a las mujeres para que, además de cumplir largas horas en
jornadas laborales asalariadas, se ocupen de lavar cientos de calzoncillos
que no son suyos durante toda su vida; hacer trabajo reproductivo para sí
misma, para el “sujeto productivo”, para sus hijos e hijas y, en ocasiones,
hasta para generaciones subsecuentes; qué le impone el mantener el orden
de las cosas; limpiar mocos de niñas, niños y pasar noches en vela a su
lado cuando enferman; entre muchos otros quehaceres sin remuneración
económica, sirviendo así con sus trabajos-cuerpo al sostenimiento del
sistema mundo económico?, ¿podría ser así si no se construyera en las
mujeres la convicción de que sólo es posible-deseable la vida viviéndola
en relación con un hombre y al trabajo asignado en esta relación -ese
trabajo que pocos consideran trabajo? 64
Para Vergara Sánchez, hay una innegable relación entre la división sexual del trabajo,
clasificación desde donde las mujeres realizan trabajo gratuito de cuidado,
alimentación y limpieza a los hombres, con la heterosexualidad obligatoria. Esta
relación no es nueva, ya la analizaba Adrienne Rich y Monique Wittig, aunque sin
retomar, por obvias razones de origen, el contexto precarizado y racializado de las
mujeres en Abya Yala. También es parte de los análisis de Silvia Federici, aunque
esta última no aborda la heterosexualidad de manera explícita a pesar de que brinda
nociones para comprenderla incluso cuando no sea su propósito, por lo que la
conjunción de aportes desde una mirada crítica, da como resultado la contundente
propuesta que elabora Vergara desde una apuesta lesbofeminista:
64
Karina Vergara Sánchez, “Sin heterosexualidad obligatoria no hay capitalismo” [en línea], La Crítica,
México, 4 de septiembre de 2015, Dirección URL: http://www.la-critica.org/sin-heterosexualidad-obligatoria-
no-hay-capitalismo/, [consulta: 22 de agosto de 2020].
38
Así, si bien la heterosexualidad y asignación de los roles de género
actuales son una construcción que obedece a un proceso histórico, su
acción opresiva concreta contemporánea responde hoy a las necesidades
del capitalismo, lo posibilitan y lo perpetúan, podemos aquí proponernos
un juego dialéctico: si reconocemos que “lo que los individuos son
depende, por lo tanto, de las condiciones materiales de producción”
(Engels y Marx, 1982, p.19), podemos también reconocer que las
condiciones de producción dependen de las condiciones materiales
posibilitadas por la propia heterosexualidad.
Este engranaje de la heterosexualidad no es natural sino creado, como toda pieza del
sistema social, a través de ese motor nos han hecho creer que hemos nacido para vivir
“a lado de hombres”, pero esto tiene motivos económicos y políticos para la
explotación de las mujeres.
65
Ibídem, p. 9.
39
elaboran críticas al racismo, colonialismo y al sistema capitalista a través de la
creación de estrategias de vida y resistencia:
66
Karina Vergara Sánchez, “Apuntes sobre lesbofeminismo: notas sobre separatismo” [en línea], La Crítica,
México, 2017, Dirección URL: http://www.la-critica.org/analisis-apuntes-lesbofeminismo-notas-separatismo/,
[consulta: 5 de septiembre de 2019].
67
Ídem.
68
La historiadora y lesbofeminista Evelyn L. Huitrón realiza a través del curso Grandiosas y En busca de linaje
de las flores, de Ímpetu Centro de Estudios, un rastreo de las huellas ginocéntricas en Mesoamérica.
40
Finalmente, para Vergara Sánchez, el patriarcado es una estructura histórica en la
cual los hombres están al mando y son responsables de la destrucción del planeta y
de la explotación de las mujeres.
Por todo lo anterior, el lesbofeminismo constituye una de las posturas más críticas y
radicales que hay en la faz de la tierra al no temer a denunciar el poder de los hombres,
sin distracciones, atenuaciones o esquivaciones, en cambio, desde un
posicionamiento claramente anticolonial y antirracista, invita a mujeres racializadas
y precarizadas como sus propias autoras, a salirse de la opresión patriarcal, con ayuda
y acompañamiento de otras mujeres, o sea, la lesbiandad.
Velázquez Herrera Luisa, La comunicación ginocéntrica, una aproximación teórica y estudio de caso: Ímpetu
Centro de Estudios A.C., UNAM, 2021.
69
Karina Vergara Sánchez, ¿Dónde está el patriarcado? [en línea], Ovarimonia, 13 de marzo de 2019, Dirección
URL: http://ovarimonia.blogspot.com/2019/03/en-donde-esta-el-patriarcado.html, [consulta: 5 de septiembre
de 2019].
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