Nancy Weber Pautas Exegéticas

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EXÉGESIS BÍBLICA1

Puesto que como cristianos nos guiamos por la Biblia, corresponde que el primer tipo de
trabajo que estudiemos sea la exégesis bíblica. De un modo u otro, todos los trabajos de
investigación que pueden hacer los estudiantes de Teología y Ministerio Pastoral deben
tener una base bíblica.

La exégesis bíblica no es investigación pura; es un estudio que intenta elucidar el texto,


hacerlo hablar y mostrar lo que significa. Sin embargo, la metodología empleada para la
exégesis es la misma que se usa en un trabajo de investigación: la lectura cuidadosa, la
toma de apuntes, la organización de los materiales, la redacción esmerada.

En este capítulo se describirán los pasos que deben seguirse para que un trabajo exegético
sea considerado como investigación. Señala fuentes útiles para el trabajo y sugiere una
forma final para el trabajo exegético.

Pasos en el proceso exegético

Existen muchos esquemas de exégesis. El que se describe aquí co- mienza por el texto
bíblico en su contexto canónico. Acepta sin reserva la autoridad y la unidad de las
Escrituras y busca determinar el sentido del pasaje bíblico, tanto para sus receptores
originales como para la vida de la iglesia hoy. El creyente realiza este estudio con la
seguridad de la iluminación divina para su trabajo.

La exégesis requiere contestar siete preguntas. En cada uno de los pasos se ha señalado una
bibliografía sugerente. Estas han sido escogi- das por su calidad y disponibilidad. No
significa que no puedan usarse otras obras. Se reconoce que en algunas bibliotecas habrá
otros libros de referencia.

Pregunta 1:
¿Cuál es el contexto canónico?

Se comienza con la lectura del pasaje que se desea estudiar dentro de su contexto canónico.
Se determina de qué es parte y cómo funciona dentro de ese contexto mayor. Se buscan sus
límites naturales y la relación que tiene con lo que precede y sigue. Se determina qué
función tiene dentro del libro en el cual se encuentra. En este paso se establecen los límites
del pasaje, la perícopa que se está estudiando.

Diferentes tipos de literatura van a tener diferentes limites: si es una narración se debe
identificar un cambio de escena; en una poesía se debe ver el cambio del verso o la estrofa;
y en una profecía la diferen- cia de un oráculo con el otro. En el Nuevo Testamento hay que

1
Tomado de MANUAL DE INVESTIGACIÓN TEOLÓGICA, Edición en español publicada por , Editorial Vida
– 2009 , Miami, Florida , por Nancy Weber de Vyhmeister.
tener sensibilidad a las particularidades de materiales como las parábolas, los sermones, las
cartas pastorales y el material apocalíptico. Es importante tener un cuadro general del libro
que se está estudiando antes de poder centrarse en ese pasaje que es el objeto de la exégesis.

Después de estudiar el pasaje y su contexto (el libro en su totalidad), es bueno ver cómo
otros autores han entendido la organización del capítulo y del libro del cual forma parte.
Con frecuencia, en la introducción de un libro bíblico (en un comentario o en una
introducción) aparece un bosquejo del libro y, por ende, del pasaje que se estudia. Sin
embargo, puesto que las presuposiciones de los diferentes autores les hacen ver las cosas de
cierto modo, se debe tener cuidado con aceptar ciegamente su explicación. Por lo tanto, se
debe leer con cautela. Al- gunos de los bosquejos siguen un formato temático. Es mejor
usar uno que siga las divisiones sugeridas por el texto masorético (en la Biblia Hebrea) o
que sean sensibles a las particularidades literarias del texto. Es importante en este paso no
leer interpretaciones del texto, sino sencillamente averiguar la posición y la utilidad del
pasaje escogido dentro de su contexto canónico.

Las “introducciones” presentan informaciones sobre título, autor, marco histórico, tema y
bosquejo de cada libro. Son una mina de infor- mación, gran parte de ella esencial para
hacer exégesis.

Sin embargo, al escoger una “introducción”, conviene tener en cuenta la inclinación


teológica del autor.

Pregunta 2:
¿Cuál es el texto original?

Luego de demarcar el pasaje que se estudiará, es decir, de determinar su comienzo y su fin,


hay que establecer el texto. Esto significa determinar con tanta precisión como sea posible,
por medio de la crítica textual, cuál era el texto original. Los textos bíblicos han sido
preservados fielmente por escribas a través de siglos y bajo condiciones muy difíciles. Sin
embargo, a pesar de su cuidadoso trabajo, algunos escribas repetían palabras o cambiaban
alguna letra. A eso se llama variantes del texto. Pasa tanto en los escritos hebreos de la
Biblia como en el Nuevo Testamento, que fue escrito en griego. Las variantes en el NT son
más comunes. Sin embargo, ninguna de las variantes de toda la Biblia cam- bia el mensaje
bíblico.

Ocurría a veces que los escribas añadían palabras, tratando de aclarar el sentido. Un
ejemplo de esto sería la así llamada Comma Johanneum (1 Jn 5:7, 8). Este pasaje ha sido
usado por generaciones como prueba neotestamentaria de la doctrina de la trinidad. Ahora
está claro que las frases “en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son
uno. Y tres son los que dan testimonio en la tierra” (vv. 7-8) no aparecieron en el texto sino
hasta el siglo XI d.C. El texto establecido sería sencillamente: “Los tres que dan testimonio
son el Espíritu, el agua y la sangre y estos tres concuerdan”.2 En muchas versiones
modernas se ha hecho la corrección.
Para saber cuál es la forma más antigua de un texto bíblico, o al menos la más digna de
confianza, debe usarse la Biblia en los lenguajes originales. Para el Antiguo Testamento
(AT), los siguientes son textos de confianza.

Indudablemente, la exégesis basada en el texto original es la que mejor permite que el texto
hable por sí mismo. Los estudiantes de Teología hacen bien en trabajar desde el griego y el
hebreo. Las versiones interlineares pueden ser de mucha ayuda.

La lectura del texto bíblico en otros idiomas puede ser útil, siem- pre que se haya traducido
esa Biblia a partir de las lenguas bíblicas. Si se ha traducido a partir de otros idiomas, se
añade un paso a la defor- mación.

Pregunta 3: ¿Qué dice el texto?

Ahora corresponde preguntar: ¿Qué dice el texto original? Para establecer la traducción hay
que tener en cuenta vocabulario y gramática. Puede ser necesario usar diccionarios y
gramáticas de las lenguas bíblicas.

Al final de este paso se tendrá una traducción literal, poco elegante. También existe la
probabilidad de que algunos términos no tengan su completo sentido teológico.

Pregunta 4: ¿Qué significa el texto?

Al hacer esta pregunta se va más allá de la simple traducción literal del texto. Para
determinar el significado de las palabras de un texto debe estudiarse la sintaxis de las
oraciones. Además debe investigarse el significado de palabras importantes, comparando su
uso en otros pasajes bíblicos y las opciones que ofrecen los diccionarios teológicos.

Al estudiar la sintaxis de un texto, se considera la estructura de la oración y la función de


las palabras. Además se debe prestar atención a las frases idiomáticas y preposiciones
difíciles de traducir. En hebreo, por ejemplo, hay que averiguar si la cadena de palabras
indica posesión o alguna otra relación. En síntesis, se busca cualquier elemento nuevo que
pudiera modificar la primera traducción obvia del texto.

Los sustantivos y verbos importantes deben consultarse en la concordancia para ver cómo
se usan en otros pasajes. Primero deben estu- diarse en los escritos del mismo autor,
después en autores de un período contemporáneo al autor que se estudia. Después de esto se
estudiarán las mismas palabras en los diccionarios teológicos.

Concordancias

En una concordancia se puede ver precisamente en qué pasajes se ha empleado determinada


palabra. Para este análisis, una concordancia griega o hebrea es más útil que la
concordancia española. Si se usa la concordancia española, se encuentra el uso de la palabra
española, no la griega o hebrea.
Diccionarios teológicos

Los diccionarios teológicos son importantes para el proceso de exégesis. Muestran con
claridad los posibles sentidos de una palabra. Sin embargo, siempre debe recordarse que sus
autores, así como tú que haces exégesis, tienen ciertas presuposiciones. Estas pueden, a
veces, alterar o distorsionar el significado del texto. Por eso hay que evaluar
cuidadosamente el material.

Al final de este paso se debe tener una traducción clara y teoló- gicamente correcta.
Además, se tendrán suficientes apuntes como para explicar por qué se han elegido ciertas
palabras. También se podrá dar una buena explicación teológica del pasaje.

Pregunta 5:
¿Cuál era el contexto geográfico e histórico-social del pasaje?

En este paso del proceso exegético se considera el contexto histórico y geográfico del
pasaje para entender mejor la situación social de la audiencia original. Se pregunta: ¿Qué
eventos históricos estaban ocurriendo cuando se escribió el pasaje? ¿Qué instituciones
sociales o religiosas afectaban al autor y su audiencia? ¿Cómo era el clima? ¿Cuál era la
geografía, tanto humana como física?

Se necesita conocer la información histórica, pues ella puede acla- rar algún punto del
pasaje. Conocer la geografía podría llevarnos a saber si el profeta estaba en el norte (Israel)
o el sur (Judá). Ese elemento afecta el contexto religioso de esa audiencia y también a la
situación política. Que Jesús estuviera hablando o actuando en Judea o en Galilea tiene
implicaciones para la cronología de su ministerio. ¿A quiénes les está predicando Pablo?
Conocer el clima del lugar donde ocurrieron los hechos ayudará a entender el pasaje.
Además, es útil saber algo respecto de las costumbres del lugar. Todos estos elementos
podrían ayudar a comprender el pasaje.

La arqueología bíblica también proporciona información sobre el texto. Las excavaciones y


su interpretación proporcionan datos interesantes acerca del modo de vida de tiempos
pasados. Las excavaciones también nos han provisto información sobre los antiguos
idiomas. En los diccionarios, en la lista ya presentada, puede encontrarse alguna in-
formación acerca de la arqueología bíblica. Se han escrito muchos libros sobre el tema,
pero algunos de ellos son demasiado detallados. Los que se anotan a continuación pueden
ser de utilidad. Además, conviene recordar que las revistas académicas especializadas
tienen materiales más nuevos que los diccionarios.

La información recogida en este paso ayudará a explicar la interpretación del texto.


Ayudará también a aclarar no solo la traducción, sino también la explicación.

Pregunta 6:
¿Cómo entendieron este pasaje sus primeros lectores u oyentes?
En este paso de la exégesis se averigua: ¿Cuál era el significado religioso y teológico del
texto para la gente que lo escuchó o leyó cuando fue dado originalmente? De las respuestas
obtenidas a las cinco preguntas previas, en armonía con la comprensión bíblica y teológica
del exégeta, surge el significado profundo.

Una vez que el estudiante ha establecido su propia comprensión del significado teológico
del texto, puede leer lo que otros comentaristas opinan, para corregir o confirmar las
conclusiones personales. Solo aho- ra se está preparado para leer el parecer de otras
personas sin el riesgo de ser influido por la opinión de esos eruditos. Leer comentarios
antes de este paso podría crear prejuicios en el pensamiento del investigador. Leerlos ahora
presenta la oportunidad de corroborar lo que ya se sabe, de ampliar el conocimiento, de
discutir con otro autor a quien se considera equivocado.

La selección de esos comentaristas debe hacerse conociendo la orientación teológica de los


autores.

Pregunta 7:
¿Qué mensaje tiene este pasaje para la iglesia hoy?

Una vez que se ha determinado el significado del pasaje para la gente que recibió el
mensaje, cantó el salmo u oyó la profecía, puede extraerse el significado del texto bíblico.
El último paso de la exégesis aplica el significado teológico descubierto en la respuesta a la
pregunta 6 a la iglesia del presente o al cristiano individualmente. Esta aplicación forma la
base de la predicación y la enseñanza.

Este paso es difícil, pero necesario si la Biblia ha de hablar a las personas hoy. Esta séptima
pregunta de la exégesis puede no ser indis- pensable en un trabajo teórico, pero es parte
integral de la interpretación bíblica, sobre todo para la predicación.

El proceso de exégesis consiste, pues, en formular y responder a las siete preguntas ya


expuestas. Si se sigue este procedimiento, se pue- de estar razonablemente seguro de llegar
a una interpretación correcta de la Escritura. Naturalmente, las predilecciones y
presuposiciones del investigador pueden desviarla. Sin embargo, el estudio cuidadoso de la
Escritura, comenzando a partir del texto mismo, permite a la Biblia hablar por sí misma.
Usando este método, la Biblia vierte su sabiduría e inspiración (exégesis), sin darme lugar a
introducir en el texto lo que yo quiero que el pasaje me diga (eiségesis).

Presentación de la exégesis

No se informa toda la investigación realizada al responder a las siete preguntas. Mucho de


lo que uno hace es importante para la inves- tigación, pero irrelevante para el lector. El
informe escrito no contendrá el análisis de los verbos ni la lista de las 144 veces que
aparece déjomai en el Nuevo Testamento.

En un estudio exegético debe haber suficiente detalle para dejar en claro al lector cómo yo
he llegado a ciertas conclusiones. Pedirle al lector que acepte por fe algo para lo cual no he
presentado pruebas va contra el rigor de la investigación. Si el tiempo de un verbo es
importan- te para la interpretación, hay que señalarlo y presentar una clara expli- cación de
por qué es importante. Si un conocimiento de las costumbres judías en cuanto al
matrimonio aclara la explicación del pasaje, debo describir y documentar esas costumbres.
Si algún aspecto del clima explica algo en el pasaje, debo tomar nota de eso.

La presentación escrita puede hacerse en siete partes, una para cada pregunta. Sin embargo,
puede haber muy poco que comentar acer- ca de algunos de los pasos. También podría
hacerse un comentario frase por frase, puesto que es más fácil trabajar con pequeñas
unidades que tratar con todo el pasaje. Este sistema tiene un punto fuerte: le da igual
importancia a todos los detalles del pasaje que se estudia. Tiene también una debilidad:
tiende a borrarse la unidad del pasaje.

Una solución mejor podría ser dividir el estudio en tres secciones. La primera sería la
introducción, donde se afirma el propósito de la in- vestigación y se señala el contexto del
pasaje estudiado. La siguiente sección proporciona una traducción del pasaje, con notas que
explican cómo se llegó a esa traducción. La tercera sección interpretaría el texto, dando el
significado teológico del pasaje y su aplicación presente. En esta sección es necesario
presentar evidencias de que se ha dado una respuesta satisfactoria a cada una de las siete
preguntas.

El bosquejo que se presenta a continuación ilustra la metodología que se acaba de explicar.


No se pretende que todos los trabajos exegé- ticos tengan exactamente las mismas partes,
pero este es un punto de partida. De todos modos, habrá que tener en cuenta las
preferencias de los profesores.

INTRODUCCIÓN
Pasaje escogido
Razones para escoger ese pasaje Contexto canónico del pasaje Autor
Fecha
Audiencia
Interrelaciones literarias
Contexto histórico, geográfico, socioeconómico
EL TEXTO
Traducción del pasaje Extensas explicaciones de
Problemas textuales Gramática y sintaxis Palabras importantes
INTERPRETACIÓN
Significado para los receptores originales Aplicación para los cristianos de hoy

BIBLIOGRAFÍA

Cuando se redactan los trabajos exegéticos, es necesario citar pa- labras hebreas o griegas.
Estas pueden transliterarse (ver el sistema pre- sentado en el apéndice B) o presentarse
escritas en el idioma original. Los procesadores de texto, tales como Word TM, Word
Perfect TM u Open Office, tienen caracteres griegos y hebreos. No se aceptan palabras es-
critas a mano.

Como se dijera al principio de este capítulo, algunos pueden opinar que la exégesis no es
investigación. Sin embargo, un trabajo exegético que responda cuidadosamente a las siete
preguntas y esté redactado con claridad y precisión permite al investigador demostrar
excelentes técnicas y estilo de investigación. También contribuye al fondo de cono-
cimiento bíblico. ¿Quién puede dudar que eso sea investigación?

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