Intrépida Mujer, Esposa y Madre
Intrépida Mujer, Esposa y Madre
Intrépida Mujer, Esposa y Madre
Nuestro hermano Ministro General anterior escribió una hermosa carta a las Clarisas
Capuchinas, titulada “Dos rostros del mismo carisma”, y en ella nos recordaba unos datos
esenciales del vínculo fraterno, entrañable, que une en total hermanas a capuchinas y
capuchinos:
“Nuestra reforma Capuchina tuvo el fuerte deseo de volver a la intención primordial de
san Francisco y, en los primeros momentos, no quería tomar el cuidado de los monasterios
de monjas, en cuanto era considerado un trabajo estable, fijo y delicado, contario a la
pobreza y a la itinerancia. Así, las primeras Constituciones de nuestra Reforma lo
prohibieron de modo absoluto (cf. Constituciones Capuchinas del 1536, cap. XI). La
venerable Lorenza Longo hizo un verdadero “milagro” logrando que en 1538 el Papa
reconociese al monasterio de Nápoles, ya aprobado en 1535, estar bajo la primera regla de
Santa Clara y agregado a los Capuchinos (cf. Papa Pablo III, Motu proprio “Cum
Monasterium”, 10 de diciembre de 1538). La inspiración y la pasión de Madre Lorenza
permitió a la reforma capuchina recuperar el original modo de expresar los dos rostros del
mismo carisma”. (Mauro Jöhri, Min. Gen. OFMCap, Dos rostros de un mismo carisma, 25
marzo 2017, n. 1.3)
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Por circunstancias, hubo que aguardar a que la reunión de cardenales del 20 de octubre
de 2020 diera su “placet”, y acto seguido el Papa Francisco firmó el decreto de
Beatificación. La fecha quedó por determinar.
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EN LA BEATIFICACIÓN
DE LA VENERABLE MARÍA LORENZA LONGO,
INICIADORA DE LAS HERMANAS CLARISAS CAPUCHINAS
(A mis hermanas capuchinas, con amor.
Fr. Rufino María Grández)
A ti, María Lorenza,
hermana y madre querida,
la Iglesia santa te brinda
la rosa que merecías.
Eras presencia callada
como esposa recogida,
memoria que recordaba
el amor que nos unía.
Jesús por ti nos llamaba
a la vida capuchina
como oblación de Evangelio.
Clara y Francisco de guía.
Coros de humildes hermanas
que profesaron un día
juntas besamos tus huellas,
contigo a Jesús unidas.
Juntas estamos buscando
ser fieles con valentía,
y a la vera del sagrario
transmitir tu herencia viva.
Concédenos como gracia
audacia y sabiduría,
amar a Jesús y al mundo
con la piedad de María.
¡Jesús, amor consumado
en Pascua y Eucaristía,
las gracias y gloria a ti,
que nos llenas de alegría! Amén.
Madrid, Jesús de Medinaceli, 3 agosto 2021