CRISTOLOGÍA - Libros
CRISTOLOGÍA - Libros
CRISTOLOGÍA - Libros
José Antonio Pagola (2007). Jesús, aproximación histórica. PCC, Editorial y distribuidora,
SA.
I. Profeta itinerante
Jesús no se instala en Nazaret, sino que se dirige a la región de lago de Galilea, y se
pone a vivir en Cafarnaúm, en casa de Simón y Andrés. probablemente Jesús lo elige por su
ubicación estratégica desde donde desarrollar su actividad profética itinerante.
Aquí en Cafarnaúm tampoco se instala, es desde allí que hace muchas giras misioneras. No
es posible reconstruir los itinerarios de sus viajes, pero sí es claro que recorrió los pueblos
alrededor del lago, entre ellos: Cafarnaúm, Magdala, Corazaín, Nazaret, Caná, Naín, Tiro,
Sidón, Cesarea de Filipo y la Decápolis.
Se queda a orillas de las ciudades, en las aldeas, siempre en búsqueda de los más pobres.
Está acompañado de un pequeño grupo que anda con él. Se acerca a las casas y sale al
campo para dirigirse a los jornaleros, en todo siempre está en las periferias. Acudía los
sábados a la sinagoga y con su pueblo rezaba, cantaba y escuchaba la Escritura.
Ya el pueblo no sale al desierto, es Jesús profeta, que viene a los pueblos a dar un mensaje
a su pueblo, les invita a entrar en el reino de Dios que irrumpe sus vidas. Las parábolas que
extrae de la vida cotidiana de la gente, se convierten en “parábolas del reino”.
El pueblo se encuentra con Jesús, un profeta apasionado por la vida más digna para todos,
que desea que el reinado de Dios en justicia y misericordia se vaya extendiendo.
III. El anhelo que venía de lejos
El reino de Dios no es una especulación de Jesús, sino un símbolo bien conocido, que
recogía las aspiraciones y expectativas más hondas de Israel. La utilización de ese término:
reino de Dios, lo decidió usar Jesús de forma regular y constante. No encontró otra
expresión mejor para comunicar aquello en lo que él creía.
Ha empezado un combate decisivo, Dios no viene a destruir personas, sino el mal que está
en la raíz de todo, envileciendo la vida entera. No es un combate mítico, sino concreto que
se produce constantemente en la historia humana.
Más Jesús no habla de la ira de Dios, como el Bautista, él habla de la compasión, de la
misericordia, del amor desbordante. No llama a Dios “rey”; se dije a Dios como “Padre”. Él
comunica su propia experiencia de Dios, así como él lo ha experimentado.
Los campesinos de Galilea captan en Jesús algo original, algo nuevo Jesús despide a la
gente con las palabras Shalom: ¡Vete en paz!,, les desea lo mejor, la salud integral, por eso
les sana y les da le bienestar completo. Toda la actuación de Jesús se dirige a generar una
sociedad más saludable.
Dios defiende a los que nadie defiende. “Defenderá a los humildes del pueblo, salvará a la
gente pobre…se apiadará del débil y del pobre… Salvará la vida del pobre, la rescatará de
la opresión y la violencia. (Salmo 72, 4. 12-14). Dios es amante de la justicia.
Todo profeta ha tenido el mismo sueño: “un pueblo de Dios”. Esto no es meramente un
asunto religioso, sino de consecuencias concretas en el plano político y social. El reino de
Dios exige terminar con la inicua explotación del pobre y revalido, pues de verdad “no se
puede servir a Dios y al dinero al mismo tiempo” (Mt. 22,21). Jesús trata de introducir un
nuevo modelo de comportamiento social, basado en la justicia social y el amor.
El reino de Dios ha llegado y su fuerza está ya actuando, pero lo que se puede comprobar
en Galilea es insignificante, lo que espera Israel y el mismo Jesús es mucho más. ¡Que
venga tu reino! Est germinando un “mundo nuevo”, pero solo en el futuro alcanzará su
plena realización. El reino de Dios está en forma de “semilla” cuyo fruto se podrá recoger
como “cosecha final”.
----------------------------------------------------------------
González Faus (2016). La humanidad nueva, ensayo de cristología, Presencia teológica.
Sal terrae.
La muerte según las Escrituras: muerte del Profeta, muerte del Justo y muerte del
Siervo
1. La muerte del Profeta:
Las primeras teologías vieron en la muerte de Jesús la cumbre del destino trágico de
todos los profetas de Israel. Parece convertirse en Ley para todos los que escogen la lucha
por la justicia, la libertad o la dignidad del hombre, dondequiera que se hallen. El mismo
Jesús parece reconocer que el destino de la sangre justa es ser derramada sobre la tierra
(Mt. 23,34-35).
El profeta es una figura que, a la larga, resulta intolerable a todo sistema, y los
responsables de este no tienen otro camino que deshacerse de él. Para explicar la muerte de
Jesús, hay que decir que los fariseos de todos los sistemas tomarán siempre el hecho de que
existan falsos profetas como una prueba de que no existen los buenos.
Al morir a manos de la comunidad oficial, el profeta no deja de identificarse con
ella; pero, al hacerse en la forma del castigo y no de la complicidad, esta identificación
evita convertirse en una aceptación del “orden establecido”. La muerte del profeta redime
en cierto modo al sistema.
Jesús es más que un profeta particular y porque su pretensión tocaba al hombre
mismo, es por lo que es teológicamente legítimo considerar a la humanidad total, y no a los
judíos de una época determinada, como la verdadera responsable de su muerte. Pero, por
eso mismo, su muerte significa que este hombre extraño no sale del sistema humano, no
niega su solidaridad con el hombre.
_____________________________
Cosenza D. (2004) Jesús el profeta de Galilea.
http://www.geocities.com/domingocosenza/index.htm
Los rasgos proféticos de la persona y del mensaje de Jesús no sólo son evidentes a
través de los textos evangélicos, sino de los más atractivos para muchos contemporáneos.
Sin embargo, las afirmaciones del Nuevo Testamento sobre el tema son más ricas y
complejas de lo que parecen a primera vista. Para muchos contemporáneos, Jesús fue
simplemente un profeta. Para otros, especialmente entre sus seguidores, fue el profeta
anunciado y esperado de los últimos tiempos. Pero Jesús es también, sobre todo, más que
un profeta.
Para poder adentrarse al profetismo de Jesús hay que tener en consideración algunos
aspectos contextuales que ubican en su sitio justo a Jesús profeta:
a) La idea del profetismo en tiempo de Jesús
Desde ha ce varios años, el pueblo tenía el convencimiento que el espíritu d Dios ya no
entra en contacto directo con el hombre y que por lo tanto no existen profetas. Pero se
admite la posibilidad de que pueda surgir un profeta, e incluso se espera con ansia su
aparición.
Las diversas corrientes teológicas y religiosas perciben ese profeta que vendrá, de manera
diferente unos de otros según las corrientes. Se espera su venida, un gran profeta, semejante
a Moisés, que no se identifica con ninguno de los anteriores.
Otros piensan que el profeta que vendrá será como Elías, esa es una postura de la
teología del pueblo, no la oficial. El pueblo consideraba al profeta venidero como un
“Libertador”, el cual tendría una misión política muy definida. Los relatos evangélicos
dejan ver que el pueblo no es tan exigente como los teólogos oficiales.
b) Jesús, un profeta
Son muchos personajes que expresarn en los evangleios, su convencimiento de que
Jesús es un profeta:
La samaritana (Jn.4,19
El ciego de nacimiento Jn 9, 17
La resurrección del hijo de la viuda de Naim Lc. 7,16
“Un profeta como los demás profetas” Mc. 6,15
“uno de los profetas Mc. 8,27
La gente advierte que Jesús tiene dos grandes poderes: el hacer milagros y el de
conocer cosas ocultas. Pero, además de eso, hay otras cualidades de la personalidad de
Jesús que hacen que el pueblo lo perciba como profeta: su vida, su mensaje y su modo de
hablar.
La iglesia primitiva vio en Jesús el siervo de Dios, por ejemplo, se lee en Hechos 8,
26-40, cuando Felipe se encuentra con el eunuco de Etiopía, aplicándole a Jesús lo que el
relato de Isaías habla sobre el siervo (Is. 53,7-8). A diferencia de Moisés, Jesús no se limita
al pueblo sino se are a todas las naciones.