1 Al 10 Abril Pan Diario de La Palabra
1 Al 10 Abril Pan Diario de La Palabra
1 Al 10 Abril Pan Diario de La Palabra
1 al 10 ABRIL
SEMANA DEL 01 al 10
ABRIL 2022
Ciclo C - Año Par
Año 11 - Nº 125
El aleluya jubiloso que inaugura el Tiempo Pascual
Que Cristo ha resucitado y vive es la gozosa experiencia que celebramos en la Vigilia Pascual,
que ha animado a la Iglesia desde sus comienzos y sigue animándola hoy al anunciarlo como
portador de vida nueva.
¿Por qué buscan entre los muertos al que vive?
No está aquí, sino que ha resucitado. (Lc 24, 5-6)
En la Semana Santa celebramos el acontecimiento central de nuestra fe y el que da razón y fun-
damento a nuestra identidad cristiana (1Co 15, 14). Es a través de la muerte y resurrección de
Nuestro Señor Jesucristo, por las que se manifiesta el amor de Dios a los hombres y por la entrega
de su Hijo nos salva definitivamente del pecado y todo mal.
Después del camino cuaresmal, la alegría y el gozo que trae Jesús con su resurrección, se pro-
longa durante las siete semanas del llamado Tiempo Pascual, en el cual la comunidad cristiana
aguarda la plenitud de su fe y de su vida con la venida del Espíritu Santo que cierra este tiempo
litúrgico.
Así como la sepultura de Jesús nos habló de su muerte verdadera y vencida con el poder de
Dios, de igual manera la resurrección nos hace partícipes y protagonistas en nuestra condición
de hombres nuevos renacidos en Cristo. Así también, las velas encendidas en las manos nos han
hecho parte entre quienes esperan que retorne su Señor y los encuentre vigilantes para hacerlos
sentar a su mesa.
Que Cristo ha resucitado y vive es lo que, como discípulos y misioneros, ante el sepulcro vacío
hemos de ver y creer. Una nueva creación ha traspasado la oscuridad del sepulcro para hacernos
hombres nuevos, miembros de una comunidad hecha de amor y servicio, de alegría y esperanza,
que lleva y vive el auténtico testimonio que Cristo ha resucitado y nosotros somos testigos de ello.
P. Luis Neira R. ssp
Editorial San Pablo
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hacer el bien y ofrecer la felicidad de Dios a tus hermanos. Evita tanta controversia que
genera confusión. La verdad no genera guerras, no necesita defensores; es la mentira que
genera guerras y controversias. Si eres cristiano, defiende la Verdad de Jesús.
P. Guillermo Gándara Estrada ssp
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Señor, grité a mi Dios pidiendo ha hecho ningún signo, pero todo lo
auxilio, y Él escuchó mi voz desde que dijo de este hombre era verdad».
su Templo, mi grito llegó hasta sus Y en ese lugar muchos creyeron en
oídos. /R Él. Palabra del Señor.
(Sal 17, 2-7). A Gloria a ti, Señor Jesús.
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JESÚS. - Soy Jesús, porque vives en mí. Mi camino de conversión fue arduo, pero valió la
pena, ahora soy la sonrisa de Jesús, soy su voz, soy Jesús que me entrego mis hermanos.
CONCLUSION. - Soy evangelio para mis hermanos, porque evangelio quiere decir,
Buena nueva, Buena noticia. Mi lógica humana me condena, pero la lógica de la Cruz
me lo cambió todo.
P. Guillermo Gándara Estrada ssp
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24. 1ª Lectura (Is 50, 4-7) 26. 2ª Lectura (Flp 2, 6-11)
Lectura del libro de Isaías Lectura de la carta del Apóstol san
El mismo Señor me ha dado una Pablo a los cristianos de Filipos
lengua de discípulo, para que yo Jesucristo, que era de condición di-
sepa reconfortar al fatigado con una vina, no consideró esta igualdad con
palabra de aliento. Cada mañana, Él Dios como algo que debía guardar
despierta mi oído para que yo escu- celosamente: al contrario, se anona-
dó a sí mismo, tomando la condición
che como un discípulo. El Señor de servidor y haciéndose semejante
abrió mi oído y yo no me resistí ni a los hombres. Y presentándose con
me volví atrás. Ofrecí mi espalda aspecto humano, se humilló hasta
a los que me golpeaban y mis me- aceptar por obediencia la muerte y
jillas, a los que me arrancaban la muerte de cruz. Por eso, Dios lo exal-
barba; no retiré mi rostro cuando tó y le dio el Nombre que está sobre
me ultrajaban y escupían. Pero el todo nombre, para que al nombre
Señor viene en mi ayuda: por eso, no de Jesús, se doble toda rodilla en el
quedé confundido; por eso, endurecí cielo, en la tierra y en los abismos, y
toda lengua proclame para gloria de
mi rostro como el pedernal, y sé Dios Padre:«Jesucristo es el Señor».
muy bien que no seré defraudado. Palabra de Dios.
Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor.
A Te alabamos, Señor.
27. Versículo antes del Evangelio
25. Salmo responsorial Cristo se humilló por nosotros hasta
R Dios mío, Dios mío, ¿por qué me aceptar por obediencia la muerte,
has abandonado? y muerte de cruz. Por eso, Dios lo
L Los que me ven, se burlan de mí, exaltó y le dio el Nombre que está
hacen una mueca y mueven la cabeza, sobre todo Nombre (Flp 2, 8-9).
diciendo: «Confió en el Señor, que
Él lo libre; que lo salve, si lo quiere 28. Evangelio
tanto». /R (Lc 22, 7. 14—23, 56)
L Me rodea una jauría de perros, me En los lugares en que pareciere oportuno,
durante la lectura de la Pasión se pueden
asalta una banda de malhechores;
incorporar aclamaciones.
taladran mis manos y mis pies. Yo
puedo contar todos mis huesos. /R Pasión de nuestro Señor Jesucristo
L Se reparten entre sí mi ropa y según san Lucas
sortean mi túnica. Pero Tú, Señor, He deseado ardientemente comer esta
no te quedes lejos; Tú que eres mi Pascua con ustedes antes de mi Pasión
fuerza, ven pronto a socorrerme. /R
L Yo anunciaré tu Nombre a mis C. Llegó el día de los Ázimos, en
el que se debía inmolar la víctima
hermanos, te alabaré en medio de la pascual. Cuando fue la hora, Jesús
asamblea: «Alábenlo, los que temen se sentó a la mesa con los Apóstoles
al Señor; glorifíquenlo, descendien- y les dijo: «He deseado ardiente-
tes de Jacob; témanlo, descendientes mente comer esta Pascua con uste-
de Israel». /R des antes de mi Pasión, porque les
(Sal 21, 8-9.17-18a.19-20.23-24). aseguro que ya no la comeré más
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hasta que llegue a su pleno cumpli- tribus de Israel. Simón, Simón, mira
miento en el Reino de Dios». que Satanás ha pedido poder para
C. Y tomando una copa, dio gracias zarandearlos como el trigo, pero
y dijo: «Tomen y compártanla Yo he rogado por ti, para que no te
entre ustedes. Porque les aseguro falte la fe. Y tú, después que hayas
que desde ahora no beberé más del vuelto, confirma a tus hermanos».
fruto de la vid hasta que llegue el C. Pedro le dijo: S. «Señor, estoy
Reino de Dios». dispuesto a ir contigo a la cárcel y
a la muerte». C. Pero Jesús replicó:
Hagan esto en conmemoración mía
«Yo te aseguro, Pedro, que hoy,
C. Luego tomó el pan, dio gracias, antes que cante el gallo, habrás ne-
lo partió y lo dio a sus discípulos, gado tres veces que me conoces».
diciendo: «Esto es mi Cuerpo, que C. Después les dijo: «Cuando los
se entrega por ustedes. Hagan esto envié sin bolsa, ni provisiones, ni
en memoria mía». C. Después de sandalia, ¿les faltó alguna cosa?»
la cena hizo lo mismo con la copa, C. Respondieron: S. «Nada» C. Él
diciendo: «Esta copa es la Nueva agregó: «Pero ahora el que tenga
Alianza sellada con mi Sangre, que una bolsa, que la lleve; el que tenga
se derrama por ustedes. La mano una alforja, que la lleve también; y
del traidor está sobre la mesa, junto el que no tenga espada, que venda
a mí. Porque el Hijo del hombre va su manto para comprar una. Porque
por el camino que le ha sido seña- les aseguro que debe cumplirse en
lado, pero ¡ay de aquel que lo va a mí esta palabra de la Escritura: “Fue
entregar!». C. Entonces comenzaron contado entre los malhechores”. Ya
a preguntarse unos a otros quién de llega a su fin todo lo que se refiere a
ellos sería el que iba a hacer eso. Y mí». C. Ellos le dijeron: S. «Señor,
surgió una discusión sobre quién aquí hay dos espadas». C. Él les
debía ser considerado como el más respondió: «Basta».
grande. Jesús les dijo: «Los reyes En medio de la angustia, Él oraba más
de las naciones dominan sobre ellas, intensamente
y los que ejercen el poder sobre el
pueblo se hacen llamar bienhecho- C. Enseguida Jesús salió y fue como
res. Pero entre ustedes no debe ser de costumbre al monte de los Olivos,
así. Al contrario, el que es más gran- seguido de sus discípulos. Cuando
de, que se comporte como el menor, llegaron, les dijo: «Oren, para no
y el que gobierna, como un servidor. caer en la tentación». C. Después
Porque, ¿quién es más grande, el que se alejó de ellos, más o menos a
está a la mesa o el que sirve? ¿No la distancia de un tiro de piedra, y
es acaso el que está a la mesa? Y, puesto de rodillas, oraba: «Padre,
sin embargo, Yo estoy entre uste- si quieres, aleja de mí este cáliz.
des como el que sirve. Ustedes son Pero que no se haga mi voluntad,
los que han permanecido siempre sino la tuya». C. Entonces se le
conmigo en medio de mis pruebas. apareció un ángel del cielo que lo
Por eso Yo les confiero la realeza, reconfortaba. En medio de la an-
como mi Padre me la confirió a mí. gustia, Él oraba más intensamente,
Y en mi Reino, ustedes comerán y y su sudor era como gotas de sangre
beberán en mi mesa, y se sentarán que corrían hasta el suelo. Después
sobre tronos para juzgar a las doce de orar se levantó, fue hacia donde
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estaban sus discípulos y los encontró C.Alrededor de una hora más tarde,
adormecidos por la tristeza. Jesús les otro insistió, diciendo: S. «No hay
dijo: «¿Por qué están durmiendo? duda de que este hombre estaba con
Levántense y oren para no caer en Él; además, él también es galileo».
la tentación». C. Dijo Pedro: S. «Hombre, no sé
lo que dices». C. En ese momento,
Judas, ¿con un beso entregas
cuando todavía estaba hablando,
al Hijo del hombre?
cantó el gallo. El Señor, dándose
C. Todavía estaba hablando, cuando vuelta, miró a Pedro. Éste recordó
llegó una multitud encabezada por las palabras que el Señor le había
el que se llamaba Judas, uno de los dicho: «Hoy, antes que cante el ga-
Doce. Éste se acercó a Jesús para llo, me habrás negado tres veces». Y
besarlo. Jesús le dijo: «Judas, saliendo afuera, lloró amargamente.
¿con un beso entregas al Hijo del Profetiza, ¿quién te golpeó?
hombre?». C. Los que estaban con
Jesús, viendo lo que iba a suceder, C. Los hombres que custodiaban a
le preguntaron: S. «Señor, ¿usamos Jesús lo ultrajaban y lo golpeaban;
la espada?». C. Y uno de ellos hirió y tapándole el rostro, le decían: S.
con su espada al servidor del Sumo «Profetiza, ¿quién te golpeó?». C.
Sacerdote, cortándole la oreja de- Y proferían contra Él toda clase de
recha. Pero Jesús dijo: «Dejen, insultos.
ya está». C. Y tocándole la oreja,
Llevaron a Jesús ante el tribunal
lo sanó. Después dijo a los sumos
sacerdotes, a los jefes de la guardia C. Cuando amaneció, se reunió el
del Templo y a los ancianos que Consejo de los ancianos del pueblo,
habían venido a arrestarlo: « ¿Soy junto con los sumos sacerdotes y
acaso un bandido para que vengan los escribas. Llevaron a Jesús ante
con espadas y palos? Todos los días el tribunal y le dijeron: S. «Dinos
estaba con ustedes en el Templo y no si eres el Mesías». C. Él les dijo:
me arrestaron. Pero esta es la hora de «Si Yo les respondo, ustedes no me
ustedes y el poder de las tinieblas». creerán, y si los interrogo, no me res-
Pedro, saliendo afuera, lloró
ponderán. Pero en adelante, el Hijo
amargamente
del hombre se sentará a la derecha
de Dios todopoderoso». C. Todos
C. Después de arrestarlo, lo condu- preguntaron: S. «¿Entonces eres el
jeron a la casa del Sumo Sacerdote. Hijo de Dios?». C. Jesús respondió:
Pedro lo seguía de lejos. Encendie- «Tienen razón, Yo lo soy». C.
ron fuego en medio del patio, se Ellos dijeron: S. «¿Acaso necesi-
sentaron alrededor de él y Pedro tamos otro testimonio? Nosotros
se sentó entre ellos. Una sirvienta mismos lo hemos oído de su propia
que lo vio junto al fuego, lo miró boca». C. Después se levantó toda la
fijamente y dijo: S. «Éste también asamblea y lo llevaron ante Pilato.
estaba con Él». C. Pedro lo negó
No encuentro en este hombre ningún
diciendo: S. «Mujer, no lo conoz-
motivo de condena
co». C. Poco después, otro lo vio
y dijo: S. «Tú también eres uno de C. Y comenzaron a acusarlo, dicien-
aquellos». C. Pero Pedro respon- do: S. «Hemos encontrado a este
dió: C. «No, hombre, no lo soy». hombre incitando a nuestro pueblo
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a la rebelión, impidiéndole pagar los tampoco Herodes, ya que él lo ha
impuestos al Emperador y preten- devuelto a este tribunal. Como ven,
diendo ser el rey Mesías». C. Pilato este hombre no ha hecho nada que
lo interrogó, diciendo: S. «¿Eres merezca la muerte. Después de darle
Tú el rey de los judíos?». «Tú lo un escarmiento, lo dejaré en liber-
dices». C. Le respondió Jesús. Pilato tad». C. Pero la multitud comenzó a
dijo a los sumos sacerdotes y a la gritar: S. «¡Qué muera este hombre!
multitud: S. «No encuentro en este ¡Suéltanos a Barrabás!». C. A Barra-
hombre ningún motivo de condena». bás lo habían encarcelado por una
C. Pero ellos insistían: S. «Subleva sedición que tuvo lugar en la ciudad
al pueblo con su enseñanza en toda y por homicidio. Pilato volvió a diri-
la Judea. Comenzó en Galilea y ha girles la palabra con la intención de
llegado hasta aquí». C. Al oír esto, poner en libertad a Jesús. Pero ellos
Pilato preguntó si ese hombre era seguían gritando: S. «¡Crucifícalo!
galileo. Y habiéndose asegurado de ¡Crucifícalo!». C. Por tercera vez
que pertenecía a la jurisdicción de les dijo: S. «¿Qué mal ha hecho este
Herodes, se lo envió. En esos días, hombre? No encuentro en Él nada
también Herodes se encontraba en que merezca la muerte. Después de
Jerusalén. darle un escarmiento, lo dejaré en
libertad». C. Pero ellos insistían a
Herodes y sus guardias lo trataron
gritos, reclamando que fuera cruci-
con desprecio
ficado, y el griterío se hacía cada vez
C. Herodes se alegró mucho al ver más violento. Al fin, Pilato resolvió
a Jesús. Hacía tiempo que deseaba acceder al pedido del pueblo. Dejó
verlo, por lo que había oído decir en libertad al que ellos pedían, al que
de Él, y esperaba que hiciera algún había sido encarcelado por sedición
prodigio en su presencia. Le hizo y homicidio, y a Jesús lo entregó al
muchas preguntas, pero Jesús no arbitrio de ellos.
le respondió nada. Entre tanto, los Hijas de Jerusalén, no lloren por mí
sumos sacerdotes y los escribas
estaban allí y lo acusaban con ve- C. Cuando lo llevaban, detuvieron a
hemencia. Herodes y sus guardias, un tal Simón de Cirene, que volvía
después de tratarlo con desprecio y del campo, y lo cargaron con la cruz,
ponerlo en ridículo, lo cubrieron con para que la llevara detrás de Jesús.
un magnífico manto y lo enviaron Lo seguían muchos del pueblo y
de nuevo a Pilato. Y ese mismo día, un buen número de mujeres, que se
Herodes y Pilato, que estaban ene- golpeaban el pecho y se lamenta-
mistados, se hicieron amigos. ban por Él. Pero Jesús, volviéndose
hacia ellas, les dijo: «¡Hijas de
Pilato entregó a Jesús al arbitrio de ellos
Jerusalén!, no lloren por mí; lloren
C. Pilato convocó a los sumos sa- más bien por ustedes y por sus hijos.
cerdotes, a los jefes y al pueblo, y Porque se acerca el tiempo en que
les dijo: S. «Ustedes me han traído se dirá: ¡Felices las estériles, felices
a este hombre, acusándolo de incitar los vientres que no concibieron y
al pueblo a la rebelión. Pero yo lo los pechos que no amamantaron!
interrogué delante de ustedes y no Entonces se dirá a las montañas:
encontré ningún motivo de condena “¡Caigan sobre nosotros!, y a los
en los cargos de que lo acusan; ni cerros: “¡Sepúltennos!” Porque si así
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tratan a la leña verde, ¿qué será de Padre, en tus manos encomiendo
la leña seca?». C. Con Él llevaban mi espíritu
también a otros dos malhechores, C. Era alrededor del mediodía. El sol
para ser ejecutados. se eclipsó y la oscuridad cubrió toda
Padre, perdónalos, porque no saben la tierra hasta las tres de la tarde. El
lo que hacen velo del Templo se rasgó por el medio.
Jesús, con un grito, exclamó: «Padre,
C. Cuando llegaron al lugar llamado en tus manos encomiendo mi espíritu».
«del Cráneo», lo crucificaron junto C. Y diciendo esto, expiró.
con los malhechores, uno a su dere-
cha y el otro a su izquierda. Jesús Aquí todos se arrodillan, y se hace un
decía: «Padre, perdónalos, porque breve silencio de adoración.
no saben lo que hacen». C. Después C. Cuando el centurión vio lo que
se repartieron sus vestiduras, sor- había pasado, alabó a Dios, excla-
teándolas entre ellos. mando: S. «Realmente este hombre
Éste es el rey de los judíos era un justo». C. Y la multitud que
se había reunido para contemplar
C. El pueblo permanecía allí y mira- el espectáculo, al ver lo sucedido,
ba. Sus jefes, burlándose, decían: S. regresaba golpeándose el pecho.
«Ha salvado a otros: ¡que se salve a Todos sus amigos y las mujeres que
sí mismo, si es el Mesías de Dios, el lo habían acompañado desde Galilea
Elegido!». C. También los soldados permanecían a distancia, contem-
se burlaban de Él y, acercándose plando lo sucedido.
para ofrecerle vinagre, le decían: S.
«Si eres el rey de los judíos, ¡sálvate José colocó el cuerpo de Jesús en un
a ti mismo!». C. Sobre su cabeza sepulcro cavado en la roca
había una inscripción: «Éste es el C. Llegó entonces un miembro del
rey de los judíos». Consejo, llamado José, hombre recto
Hoy estarás conmigo en el Paraíso y justo, que había disentido con las
decisiones y actitudes de los demás.
C. Uno de los malhechores cruci- Era de Arimatea, ciudad de Judea, y
ficados lo insultaba, diciendo: S. esperaba el Reino de Dios. Fue a ver
«¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti a Pilato para pedirle el cuerpo de Je-
mismo y a nosotros». C. Pero el otro sús. Después de bajarlo de la cruz, lo
lo increpaba, diciéndole: S. «¿No envolvió en una sábana y lo colocó en
tienes temor de Dios, tú que sufres la un sepulcro cavado en la roca, donde
misma pena que Él? Nosotros la su- nadie había sido sepultado. Era el día
frimos justamente, porque pagamos de la Preparación, y ya comenzaba el
nuestras culpas, pero Él no ha hecho sábado. Las mujeres que habían ve-
nada malo». C. Y decía: S. «Jesús, nido de Galilea con Jesús siguieron a
acuérdate de mí cuando llegues a tu José, observaron el sepulcro y vieron
Reino». C. Él le respondió: «Yo cómo había sido sepúltalo. Después
te aseguro que hoy estarás conmigo regresaron y prepararon los bálsamos
en el Paraíso». y perfumes, pero el sábado observa-
ron el descanso que prescribía la Ley.
Palabra del Señor.
A Gloria a ti, Señor Jesús.
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Se dice Credo y se reza la Oración 30. Oración sobre las ofrendas
de los fieles Por la Pasión de tu Hijo unigénito
danos, Señor, tu perdón y aunque no
29. Oración de los fieles lo merecen nuestras obras, haz que
S Iniciamos hoy la celebración solemne lo recibamos de tu misericordia por
de los misterios de la pasión, muerte y este único sacrificio.
resurrección de Jesús. Ore- mos; para Por Jesucristo, nuestro Señor.
que vivamos con el amor y con los sen-
timientos con que los vivió Jesús.
A Te lo pedimos, Señor. 31. Prefacio:
De la Pasión del Señor
L El pueblo que hoy aclamaba a
Jesús al entrar en Jerusalén, pidió S. El Señor esté con ustedes.
después a Pilato que lo condenara a A. Y con tu espíritu.
muerte. Para que en el mundo no se S. Levantemos el corazón.
sigan repitiendo estos espectáculos A. Lo tenemos levantado hacia el
de injusticia: Oremos al Señor. Señor.
A Te lo pedimos, Señor. S. Demos gracias al Señor, nuestro
L Como discípulos de Jesús, lo acom- Dios.
pañamos en estos días de pa- sión y de A. Es justo y necesario.
dolor. Para que nuestras comunidades, S. En verdad es justo y necesario, es
unidas a sus pastores, acompañen a nuestro deber y salvación darte gra-
los que son víctimas de represión y de cias siempre y en todo lugar, Señor,
muerte, procurando que obtengan su Padre santo, Dios todopoderoso y
liberación: Oremos al Señor. eterno, por Cristo, Señor nuestro.
A Te lo pedimos, Señor. Él, que era inocente, quiso padecer
L Muchas personas son víctimas de por los pecadores y fue condena-
tratos inhumanos e injustos. Para do injustamente para salvar a los
que no seamos cómplices del sufri- culpables; al morir, borró nuestros
miento de muchas personas inocen- pecados, y al resucitar, nos obtuvo
tes, con nuestra colaboración o con la salvación. Por eso, con todos los
nuestro silencio: Oremos al Señor. ángeles te alabamos, diciendo con
A Te lo pedimos, Señor. alegría: A. Santo, Santo, Santo…
L Para que los responsables de las
comunidades cristianas y los fieles, 32. Antífona de comunión
celebremos con especial devoción Padre mío, si no puede pasar este
en estos días la memoria de la insti- cáliz sin que yo lo beba, que se haga
tución de la eucaristía, de la pasión,
de la muerte y resurrección de Jesús: tu voluntad (Mt 26, 42).
Oremos al Señor. 33. Oración después de la comunión
A Te lo pedimos, Señor. Alimentados con tus sagrados dones,
(Intenciones libres) te pedimos, Padre, que así como
S Concédenos, Señor, recorrer con por la muerte de tu Hijo nos haces
los mismos sentimientos de Jesús, esperar lo que creemos, por su resu-
el camino que nos conduce desde rrección lleguemos a la gloria que
hoy, hasta la celebración gozosa de
su gloriosa resurrección. anhelamos.
Por Jesucristo nuestro Señor. Por Jesucristo, nuestro Señor.
A Amén.
50
34. Oración sobre el pueblo las manos de los verdugos y sufrir
Padre, dirige tu mirada sobre esta fa- el suplicio de la Cruz. Él que vive
milia tuya, por la cual nuestro Señor y reina por los siglos de los siglos.
Jesucristo no dudó en entregarse a