El Control Interno y El Fraude
El Control Interno y El Fraude
El Control Interno y El Fraude
Sin embargo, encuestas recientes muestran que 8 de cada 10 empresas han sufrido
un fraude en el último año, y que 61% de los fraudes se detectaron mediante controles
internos, pero sólo 12% de los encuestados, a pesar de haber sufrido un fraude,
tomaron medidas preventivas, es decir, mejoraron sus controles internos.
EL CONTROL INTERNO Y EL FRAUDE
El ambiente de control.
La evaluación de riesgos.
La vigilancia.
Los elementos mencionados nos son familiares porque prácticamente son los mismos
elementos del marco conceptual llamado COSO (Committee Of Sponsoring
Organizations of the Treadway Commission), que ha sido una de las bases más
reconocidas de la estructura del control interno.
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Los conceptos anteriores nos ayudan a tener una visión global del control interno. Sin
embargo, es necesario discernir cuáles son los elementos, medidas, controles, etc.,
que ayudarán a prevenir el fraude en la organización.
Todas las compañías son susceptibles de padecer algún tipo de fraude, ya que
cuando hay colusión e intención, es difícil detectarlo y frenarlo. A pesar de esto, se ha
visto que este riesgo se mitiga sustancialmente cuando las empresas cuentan con un
programa integral que permite combinar mecanismos de cambio cultural con controles
internos en los procesos de negocio.
Una vez que existe la estructura deseable, los elementos de un programa integral de
administración de riesgo de fraude se dividen en tres partes, ilustrado en el esquema
(pág. síg.) que, a su vez, es comparable con los elementos del control interno.
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Ambiente de control-Supervisión del Consejo de Administración/ Comité de
auditoría, funciones del equipo directivo.
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productos, cambios en la industria y en la economía, cambio en legislaciones,
necesidades y expectativas de los clientes, etc.; como los factores internos: incentivos
y presiones sobre los empleados, baja moral, nuevos sistemas, nuevos productos,
rotación de personal, etcétera.
Por un lado están los sistemas que van a permitir procesar las transacciones y que
producen datos que pueden analizarse para detectar irregularidades de forma
temprana, algunos ejemplos comunes son:
Por otra parte, está la forma de comunicar las políticas y procedimientos, así como los
valores éticos de la organización. La comunicación de valores no debe ser letra
muerta, sino documentos dinámicos que permitan a los empleados enterarse de la
percepción de la administración de los valores, los cuales se quieren aplicar en el
trabajo y en las actividades diarias dentro de la organización.
En adición, deben considerarse los controles sobre los sistemas de información, como
resguardos, respaldos, controles de acceso (passwords), etc. Cuando un empleado
incurre en conductas impropias, tendrá la intención de destruir la evidencia, y si el
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sistema no funciona correctamente o no hay políticas adecuadas de resguardo, la
destrucción de dicha evidencia es inminente.
Los controles internos que todos conocemos y que, en muchas organizaciones, son
aquéllos en los que se han volcado esfuerzos, son los controles de riesgo de fraude
específico en cada proceso; es decir, las organizaciones se toman un tiempo mayor en
verificar firmas de autorización en algunos procedimientos, que en evaluar el riesgo
que mitiga ese control y si la transacción en general tiene sentido.
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Vigilancia-Auditoría y supervisión/ Protocolos de remediación
Los controles sin monitoreo no funcionan. Es decir, la administración puede hacer los
mejores manuales de procedimientos y políticas del mundo, pero sin monitoreo del
cumplimiento de los mismos, se convierten en un esfuerzo inútil, ya que es común
pensar que en nuestra organización, sí se monitorean los controles. Sin embargo,
pensemos cuántas veces no hemos visto un control clave sobre el manejo de efectivo,
las conciliaciones bancarias sin firmar, sin revisar y con varias páginas de partidas en
conciliación.
Es importante señalar que la función del monitoreo también debe incluir las sanciones,
tanto para el que incumple los controles e incurre en conductas impropias como para
el que debió haber supervisado, ya que las actividades se delegan, pero no la
responsabilidad.
Por lo anterior, los protocolos deben tener actividades a seguir cuando se presenta un
ilícito o un acto de conducta impropia, así como las sanciones que se aplicarán al
perpetrador(es) y su línea directa de supervisión.
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CONCLUSIONES
Las organizaciones necesitan dejar de ver el control interno como una larga lista de
“candados” que no se relacionan entre sí y que crean la percepción de
sobrerregulación o burocracia, sino como un complemento a un cambio cultural, es
decir, una combinación de los controles o candados necesarios, de acuerdo con los
riesgos, la participación y el tono de la gerencia en los temas éticos y de valores.
Sólo así se tomarán las medidas concretas para mejorar la confianza en las empresas
y se trabajará para la protección de su patrimonio.
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