Cultura Maya
Cultura Maya
Cultura Maya
Los antiguos mayas son bien conocidos por sus escritos, de los cuales se puede leer una
gran parte pues fueron descifrados luego de haber sido encontrados, así como por sus
avanzados cálculos matemáticos, astronómicos y calendáricos.
Ya estaba Organizada alrededor del siglo IV, pero una serie de guerras y catástrofes
demográficas provocaron su decadencia mucho antes de la llegada de los conquistadores
españoles. El periodo de máximo esplendor de esta civilización Maya se extendió desde el
siglo IV hasta el siglo X. Los mayas hicieron parte de las culturas mesoamericanas.
Ubicación de la Cultura Maya es una región condicionada por sus condiciones climáticas
ya que sufre una larga estación seca que abarca unos ocho meses cada año. Además,
abundan las rocas calizas, las aguas se filtran y las corrientes se hacen subterráneos. El
agua es escasa y por este motivo se debe recurrir a los pozos a fin de hacerla emerger. En
este contexto geográfico se desarrolló la Civilización maya, que ocupaba unas tierras bajas
de densos bosques tropicales.
Durante el periodo clásico floreció en los bosques tropicales de Mesoamérica una de las
culturas más asombrosas de la historia de la humanidad: la cultura maya.
La sociedad de la cultura maya presenta rasgos peculiares que la hacen diferente de las
otras sociedades mesoamericanas. Estos elementos distintivos son: el empleo de
una escritura jeroglífica compuesta por más de 700 signos; el uso de la bóveda falsa en
arquitectura; el desarrollo de una escultura monumental de carácter religioso que asocia
la estela y el altar; y , un sistema para medir el tiempo que parte de una fecha concreta.
Así definida, la subárea cultura maya comprende el territorio de los actuales Estados
mexicanos de Yucatán, Campeche y Quintana Roo, parte de los de Tabasco y Chiapas, los
Departamentos guatemaltecos de Petén e Izabal, el noroeste de Honduras, y Belice. En
total unos 280.000 km cuadrados. El Mayab o País de los mayas se divide en tres zonas
ecológicas: la península del Yucatán, la zona central del Petén y las Tierras Altas de
Chiapas y Guatemala. De las tres, la más problemática para el progreso humano es la
central, ya que la abundancia de lluvias, ríos y pantanos crea un denso bosque de tipo
tropical. Paradójicamente, fue en este difícil hábitat donde la cultura maya alcanzaron su
mayor esplendor.
Historia de la Cultura Maya
Periodo Formativo
Periodo Clásico
La restauración de la paz social abrió una nueva fase histórica: el Clásico Tardío (600-900
d. C.), caracterizado por una explosión cultural impulsada por los gobernantes de las
grandes ciudades-estado del período (Tikal, Palenque, Copán, Quiriguá, Yaxchilán,
Bonampak o Piedras Negras). La historia de estas localidades se conoce a grandes rasgos
gracias al desciframiento parcial de la escritura jeroglífica de la cultura maya. Así, por
ejemplo, sabemos que 18 Jog, soberano de Copán, fue derrotado por Cauac Caan de
Quiriguá, y que el personaje enterrado bajo el Templo de las Inscripciones de Palenque se
llamaba Pacal.
A lo largo de los siglos IX y X se produjo una gravísima crisis que finalizó con el
hundimiento total de la cultura maya. Las razones de este colapso se desconocen, pero
sus consecuencias no encierran misterio alguno: las ciudades, manifestación material del
poder de los reyes-dioses, se abandonaron y la población volvió al sistema político
igualitario de los primeros tiempos del Formativo.
Periodo Posclásico
El colapso afectó menos a los diminutos Estados de la península del Yucatán, una zona
marginal durante el período Clásico que se convirtió en la heredera de la refinada cultura
de las tierras centrales. La historia de los mayas yucatecos se extiende a lo largo del
período Posclásico y puede dividirse en tres fases.
Primer periodo posclásico
La primera gira alrededor de Chichén Itzá, un antiguo asentamiento clásico que fue
ocupado hacia el año 987 de nuestra Era por los itzá, un grupo étnico procedente de las
costas tabasqueñas muy influido por la cultura militarista del Altiplano. Posteriormente,
una nueva oleada invasora formada por gentes aún más toltequizadas, cuyo gobernante
llevaba el título de Kukulcán (Serpiente Emplumada), pobló Mayapán, creando una urbe
claramente tolteca en lo que se refiere a costumbres y creencias religiosas.
La caída de Mayapán inició un periodo de conflictos civiles y guerras que enfrentó a una
veintena de pequeñas ciudades-estado. Las discordias internas existentes entre los
distintos estados dificultarían la conquista española hasta tal punto que Tayasal, el último
reducto maya de Petén, no capituló sino en 1697, setenta años después de la llegada del
capitán español Francisco de Montejo al Yucatán.
Organización social
Organización político-administrativa
Economía
El comercio
El comercio, estaba controlado por el Hombre verdadero y era ejercido por la casta
hereditaria de los comerciantes, quienes crearon una gigantesca red mercantil. A través
de ella se importaban mercancías de lujo procedentes de Teotihuacán y otros lugares de
Mesoamérica (jade, sal, plumas de quetzal, etc.) y se exportaban piezas artesanales y
productos locales (cacao, algodón, hule, etc.). Un factor que favoreció el crecimiento del
comercio fue el complejo sistema hidrológico de las tierras centrales que proporcionaba a
los mercaderes mayas vías de comunicación rápidas y cómodas.
El progresivo incremento de la actividad mercantil impulsó la aparición de un
rudimentario sistema monetario centrado en el cacao, las cuentas de jade y, más tarde, en
las hachuelas de cobre, procedentes, según se sabe, del territorio ecuatoriano.
El otro pilar de la economía maya lo constituía el tributo en trabajo personal gratuito que
encauzado convenientemente y justificado con razones religiosas, proporcionaba la mano
de obra necesaria para erigir los grandes edificios públicos.
Religión
La religión maya fue sobre todo y ante todo un instrumento político, un arma que
permitió a las castas superiores dominar a una sociedad de campesinos autosuficientes
que no necesitaban ningún tipo de autoridad suprema para sobrevivir, como se demostró
tras el colapso político que puso fin a la etapa clásica.
La estructura social se justificaba gracias a un complejo pensamiento teológico que se
basaba en una idea central: la existencia de un orden universal, inmutable e incambiable,
que nada ni nadie podía modificar. Por eso, la postura más razonable era la de aceptar la
autoridad absoluta del Halach Huinic, dado que su doble naturaleza —humana y divina a
un tiempo— le convertía en el único ser viviente capaz de asegurar no sólo la existencia de
los linajes plebeyos, sino incluso su bienestar material.
Los dioses poseían un poder limitado que les permitía influir de manera momentánea en
la marcha del Universo, si bien esta influencia carecía de la fuerza necesaria para
modificar un orden cósmico que estaba por encima de ellos. El dios era bondadoso si su
conducta beneficiaba a los hombres y perverso si les perjudicaba. De ahí que las
divinidades mayas se caracterizasen por su dualidad, de manera que en función de las
circunstancias podían ser buenas o malas, jóvenes o viejas, y masculinas o femeninas. La
principal deidad del panteón maya era Itzam Ná, el dios creador y conservador de la
especie humana. Cuando se manifestaba como deidad de la vegetación y de la fertilidad
recibía la denominación de Bolom Dz’acab. Su esposa, Ix Chebbel Yax, regía la vida de las
tejedoras y se representaba en los códices como una anciana pintada dé rojo. Chac, señor
de las lluvias, estaba vinculado a las aguas. En cambio, Ki-nich Ahau, el Sol, y Ah Mun, el
joven dios del maíz, se relacionaban con la agricultura.
Ix Chel, por su parte, presidía las prácticas relacionadas con el sexo, la procreación y el
parto. Junto a ellos había una pluralidad de dioses del tiempo, las diversas profesiones y el
espacio, tales como Ah Puch, príncipe de los muertos; Tox, deidad de la guerra; Ek Chuac,
protector de los mercaderes; o Kan Uay Tun, divinidad encargada de regular el orden de
sucesión de los poderes políticos. Asimismo se divinizaba a los Ahan cuando fallecían.
El ceremonial no se limitaba a la adoración de los dioses, sino que abarcaba todas las
actividades que directa o indirectamente contribuían a mantener el orden social:
construcción de monumentos, ritos funerarios en honor de los gobernantes fallecidos,
distribución de bienes, actos políticos (entronización del Halack Huinic, bodas y
nacimientos reales), etc.
Los rituales, que incluían sacrificios de hombres, autosacrificios, ofrendas y otras prácticas,
eran presididos por el Ahau, sumo sacerdote, y dirigidos por el ah kin o sacerdote. La casta
sacerdotal incluía especialistas de varias clases, como el ahau can (Señor Serpiente),
astrólogo, adivino y profeta; el ah nacom, encargado de los sacrificios humanos; el ah
chilam, adivino; y el Ah Men, curandero.
Ciencias y artes
Se ha dicho de los mayas que fueron los griegos del Nuevo Mundo. Lo cual es del todo
cierto, porque pocos pueblos desarrollaron una cultura tan abstracta e intelectual como
los habitantes de las selvas del Petén.
Aritmética
Calendario
Los mayas poseían dos calendarios: el tzolkin o ritual y el haab o solar. El primero constaba
de 260 días divididos en 13 meses de 20 días, y se utilizaba para predecir el futuro de las
personas. El segundo tenía 18 meses o tunes de 20 días, lo cual daba un período de 360
días, más cinco días aciagos. Combinando ambos calendarios se obtenía un ciclo de 52
años llamado por los mayas cuenta corta.
Además de este sistema, idéntico al empleado por los aztecas, los mayas desarrollaron
otro de mayor complejidad, denominado Serie inicial o cuenta larga, que permitía contar
el tiempo transcurrido desde la creación del mundo que, según ellos, tuvo lugar en el año
320 a. C. Para ello, contabilizaban los días mediante unas unidades temporales y según su
sistema de numeración.
El tercer gran logro de los mayas fue la escritura, compuesta por más de 700 signos que
aparece en piedra, en códices (tiras de fibra de maguey plegadas en forma de biombo) y
en la superficie de algunos vasos cerámicos. Esta grafía, aún no descifrada del todo, es en
parte fonética y en parte ideográfica.
En el terreno de las artes, los mayas aportaron un genial concepto a la arquitectura: la
bóveda falsa, construida por aproximación de enormes losas inclinadas. También
destacaron en la escultura, como ponen de manifiesto las hermosas estelas de Piedras
Negras y Tikal, y en la pintura, aunque, desgraciadamente, sólo se conservan vestigios que
asombran por la sobriedad de la línea y la seguridad del trazo.