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EL PODER EN

EL BOLSILLO
IMÁGENES DE LOS GOBERNANTES
EN LAS MONEDAS DE ESPAÑA
(S. XVIII-XXI)

Ciclo Poder
y Propaganda
PODER Y PROPAGANDA. LAS RAZONES DE UN CICLO EXPOSITIVO
SOBRE GOBIERNO Y REPRESENTACIÓN

Rafael Company (director del MuVIM)

I los orígenes de esta institución, encargada de


El Diccionari Normatiu Valencià confeccionado las misiones y fundada en 1622, hablamos de un
por la Acadèmia Valenciana de la Llengua (AVL) contexto marcado por la lucha entre confesiones
nos dice que la propaganda es –traducimos– la religiosas y, como consecuencia de esto, consta-
«Acción sistemática ejercida sobre la opinión tamos que el término nació con una indubitada
pública para difundir ciertas ideas o doctrinas connotación de proselitismo.
y conseguir adeptos, o para dar a conocer algo Los siglos han pasado y el componente pro-
con finalidades comerciales», e igualmente se selitista de los mecanismos propagandísticos
establece como segunda acepción la siguiente: ha podido llegar a hipertrofiar-se: de hecho, si
«Impresos, carteles, vídeos u otros materiales, preguntamos al común de los mortales, es posi-
que sirven para difundir y dar a conocer algo».1 ble que la palabra propaganda remita más que
En estas definiciones se encuentra reflejado el nada, para mucha gente, a la acción sistemática
carácter amfibológico que el término ha acabado llevada a cabo por los grandes totalitarismos del
asumiendo con el paso de los tiempos. En efecto, siglo XX, obstinados en su propósito proselitista
de acuerdo con la segunda acepción y el final de hasta el punto de utilizar el engaño y la manipu-
la primera, cualquier material de difusión puede lación más descarnada en sus instrumentos de
recibir la consideración de propaganda; por el comunicación política: hasta hacer posible la pura
contrario, si hacemos seguidismo del inicio del dominación sobre todos los destinatarios y, así,
primero de los enunciados, sólo hablaríamos de eliminar o minimizar al máximo la repercusión en
acción propagandística –y, claro está, de mensa- la sociedad de los discursos alternativos.
jes y materiales propagandísticos– cuando estu- Pero no siempre se ha llegado hasta estos
viéramos en presencia de un programa sistemá- extremos en el ejercicio de la voluntad persua-
tico de comunicación destinado a incidir sobre siva de los de arriba: muy a menudo, desde el
la opinión de los ciudadanos y a cambiarla. Un poder se han emitido y se emiten mensajes que
programa, pues, destinado a persuadir: «Discurso no se acompañan de mentiras flagrantes y de
persuasivo destinado a modificar las actitudes intenciones perversas, y que sólo se limitan a le-
y la conducta de la opinión pública», es lo que gitimar el poder gobernante –o las intenciones
–traducido del catalán– se afirma en la segunda del insurgente– mediante la ostentación de la
edición del Diccionari de la llengua catalana de potencia, la fuerza, el estatus o las convicciones,
l’Institut d’Estudis Catalans.2 a la vez que se pide el respeto, la obediencia o
Si inquirimos sobre la etimología del término, la devoción. Hablamos de la construcción de un
el Diccionari català-valencià-balear nos recuerda consenso social a través de mecanismos pro-
que la palabra proviene –traducimos nuevamen- pagandísticos de intensidad moderada. Incluso,
te– «del latín propaganda, ‘que ha de propagarse’, muchísimas veces, cuando más seguro está de
tomado concretamente de la expresión [Sacra] su hegemonía, el poder no ha hecho o no hace
Congregatio de propaganda fide, ‘congregación más que «mostrarse», que identificarse ante los
para propagar la fe’».3 Cuando nos referimos a destinatarios, que enseñar sus emblemas con la
intención –a lo sumo– de reforzar el propio pres-
tigio y reputación.
1 <http://www.avl.gva.es/lexicval>
2 <http://dlc.iec.cat> Evidentemente, pisamos un terreno lleno de
3 <http://dcvb.iecat.net> matices, de gradaciones, donde a veces resulta

003
difícil juzgar si el poder sólo se nos muestra o si va representaciones del gobernantes –sus maneras
más allá en sus propósitos y, si va más allá, has- de concebir la realidad y de figurarla– tienen un
ta dónde. Y, como bien sabemos, las sociedades correlato necesario en las posibles necesidades
inmersas en procesos propagandísticos masivos psicológicas, conscientes o inconscientes, de los
y efectivos pueden vivir una suerte de proceso gobernados: estos últimos serían susceptibles de
de narcotización colectiva, donde es muy difícil sentir, interpretar y dar respuesta en sus mentes
que se abra paso la invalidación pública del poder al poder de los signos involucrados en la «cons-
ejercido y de su aparato propagandístico de apo- trucción simbólica de la autoridad» o, por expre-
yo (repleto o no de falsificaciones en el discurso). sarlo en términos vulgares, en la «venta» pública
de quienes mandan.
II Más todavía: estas actitudes perceptibles en-
Dicho todo esto, es el momento de recoger la tre los gobernados podrían, según y cómo, detec-
opinión de un destacado analista de estas cues- tarse en el seno de los mismos ámbitos desde
tiones, Peter Burke. Este investigador hiló muy donde se elaborarían y se difundirían las imáge-
fino en La fabricación de Luis XIV4 a la hora de nes del poder. Paul Zanker lo ponía de relieve, con
valorar las visiones opuestas de los estudiosos referencia al primer periodo imperial romano, en
sobre los gobernantes y sus imágenes, símbolos la obra Augusto y el poder de las imágenes:5 fren-
o representaciones, la visión cínica y la inocente: te a los que ven detrás de la forma de proceder
de Augusto –en cuanto al cultivo de la imagen
Desde un punto de vista comparativo, po- pública del emperador– un refinado aparato pro-
dría decirse que ambos modelos rivales ha- pagandístico, el proceso se demostraría como
cen hincapié en determinadas percepciones mucho más complejo, y esto porque aquellos que
al precio de excluir otras. Los cínicos son, ostentaban el poder sucumbieron a la influencia
ciertamente, reduccionistas, y se niegan a de los símbolos que ellos mismos utilizaban.
considerar el mito, el ritual y la devoción, Incluso está acreditado que en el epicentro de
como respuestas a una necesidad psico- uno de los totalitarismos de manual de la primera
lógica. Dan por supuesto con demasiada mitad del siglo pasado, el fascismo mussoliniano,
facilidad que las clases gobernantes del los artífices en Italia de aquella masiva intoxica-
pasado eran tan cínicas como lo son ellos. ción propagandística acabarían prisioneros de su
Por otro lado, el modelo rival da por su- creación, entregados sinceramente ante el abis-
puesto demasiado fácilmente que todo el mo simbólico que acababan de cavar.
mundo en una sociedad dada creía en sus Se tiene que recordar que hablamos de la gran
mitos. No es capaz de reconocer ejemplos mistificación neo-romana que afirmó que los ita-
concretos de falsificación y manipulación. lianos eran i romani della modernità, y que llegó al
[...] Los procesos por los que las imágenes paroxismo con la sangrienta conquista de Etiopía
sostienen el poder son tanto más poderosos de mediados de los años treinta (con la consi-
cuanto que parcialmente inconscientes. [...] guiente Proclamazione dell’Impero, o resurrec-
Ambos modelos, por consiguiente, tienen ción figurada del Imperio romano). Aquellos que
su utilidad. Podría aducirse que también la rodearon a Benito Mussolini –considerado como
tensión entre ellos es fructífera. un nuevo Julio César y, posteriormente, como la
práctica reencarnación de Augusto– se demos-
Estas reflexiones nos permitirían aseverar que trarían unos románticos incorregibles, embebidos
las manifestaciones públicas de las ideologías y de una especie de optimismo reparador, de una

5 Madrid: Alianza Editorial, 2002, 1a reimpr. [1a ed. en caste-


4 San Sebastián: Nerea, 2003, 2a ed., págs. 20-21. llano 1992].

004
retórica que enjuagaba las lágrimas del pasado propagandísticamente durante treinta años por
y permitía cerrar los ojos ante las realidades no Fidel Castro y el resto de dirigentes de la revolu-
confortables del presente.6 ción cubana, uno de los acontecimientos políticos
paradigmáticos de la segunda mitad del siglo XX.
III Hablamos de un movimiento que derrocó al
A estas alturas del texto hemos de evitar que el gobierno militar de Fulgencio Batista –extrema-
lector se confunda: las exposiciones que confor- damente tiránico y corrupto, y entregado en los
man, en el MuVIM, el ciclo «Poder y propagan- Estados Unidos y a los intereses de la mafia– y
da» no se dedican a las imágenes forjadas por que obtuvo un consenso muy perceptible en los
los gobernantes durante el fascismo italiano, ni a inicios para, al poco tiempo, convertirse en objeto
las que definieron el largo reinado de Luis XIV de de dicterio entre sectores significativos del interior
Francia, ni a aquellas que acompañaron la edad de Cuba y de los países occidentales. Las nue-
de Augusto. Pero esto no tendría que decepcionar vas autoridades de la isla abrazaron finalmente
nadie: evidentemente, estas tres etapas históricas el ideario comunista y se alinearon con la Unión
no son ni mucho menos las únicas susceptibles de Repúblicas Socialistas Soviéticas, URSS: de
de ser analizadas –con frutos interesantes– desde esta manera, el proceso político y social vivido en
la perspectiva de la relación entre aquellos que la Cuba de Castro se convirtió, por muchos años,
mandan y los mecanismos que se utilizan para en emblema máximo de ideales revolucionarios
representarlos y para difundir los mensajes guber- de izquierda, y esto tanto en el seno de las so-
namentales: nuestro museo ha seleccionado para ciedades industrializadas como en los territorios
la ocasión periodos históricos y áreas geográficas conocidos antiguamente como Tercer Mundo.
bien variados que, muy seguramente, despertarán Con el trasfondo de las fuertes controversias
la atención de los ciudadanos valencianos y de los públicas que concita la naturaleza y actuación del
visitantes de otras procedencias. gobierno cubano de nuestros días, el castrismo
La exposición de menores dimensiones de histórico –régimen de partido único como en la
las programadas, la que se ubica en Sala Parpalló actualidad– también desata pasiones muy enfren-
del MuVIM, lleva por título «Cartel cubano 1959- tadas: desde la laudatio total y enardecida hasta la
1989. Crónica gráfica de la historia reciente de denuncia y la condena más beligerantes, pasando
Cuba». Se trata de una compilación iconográfica por actitudes que se proclaman más equidistantes,
ideada por artistas muy notables que fue utilizada donde se acostumbra a excusar los métodos al
poner de relieve, como contraste, los logros socia-
les (en el contexto, como es sabido, de la América
6 «[...] per quanto il fascismo avesse sempre proclamato che
la “politica è l’arte delle cose reali”, e che ogni politica pi-
pobre y del acoso secreto y la hostilidad pública
oggiava necessariamente su posizioni di forza, pure i suoi –el embargo– del gobierno de Washington).
discepoli non erano che degli incorreggibili romantici, pronti
a figurandosi un mondo di loro comodo, basato su conside-
razini indubbiamente propagandistiche e lontanissime dai
IV
reali rapporti tra le nazioni. [...] In fondo il fenomeno fascista En cuanto a la exposición de mayores dimensio-
era nato e si era giustificato su una speciale componente nes, «Las imágenes del poder», estamos hablando,
del carattere nazionale, una “fuga dalla realtà” che aveva
lontanissime radici, e che si era concretata, come livello
en realidad, de tres espacios muy delimitados ubi-
di aspirazione, nelle “radiose giornate” dell’Impero, procla- cados a lo largo de Sala Alfons Roig: en el primero,
mato in Roma all’atto della presa di Addis Abeba. [...] la «Reyes de África. Fotografías de Alfred Weidinger»,
retorica mussoliniana dell’Impero rappresentava in modo
sostanzialmente perfetto la massima soddisfazione che le
ante los ojos de los visitantes aparecen monarcas
frustrazioni nazionali maturate negli ultimi cento anni po- africanos contemporáneos. Pero se trata de mo-
tessero assegnare a se estesse» (Franco Bandini: Tecnica narcas sin poder administrativo efectivo, guareci-
della sconfitta. Storia dei quaranta giorni che precedettero
e seguirono l’entrata dell’Italia in guerra. Florencia: Nuova
dos por estados nación republicanos que conser-
Editoriale Florence Presse, 2013, págs. 174-175). van las estructuras tribales tradicionales y, en su

005
seno, los reyes que se muestran ante la cámara de Entre la sucesión de retratos que nos mues-
Weidinger. Sorprende, a la mirada occidental usual, tran a los gobernantes y a sus correlatos perifé-
una figuración del poder tan exótica, tan repleta ricos, queremos destacar aquí uno del autócrata
de arquitecturas pobres, de pretendidas suntuo- de España más conocido como el «Caudillo», obra
sidades y, a veces, de objetos de una relevancia de un creador que había encarnado lo mejor del
inesperada y contundente –seductoramente ex- diseño valenciano durante la Segunda República,
traña–, alejados de los cánones reales europeos o, Luis Dubón. Dubón nos legaría –con esta obra
a veces, directamente inspirados en estos. encargada desde la Diputación en 1952– una ven-
La incontestable belleza de las imágenes va detta pictórica memorable, excepcional en grado
emparejada, eso sí, con una sensación ligeramen- sumo, más en el contexto de un régimen como
te inquietante, producto de una más que posible el franquista. Una pieza pictórica construida de
incongruencia interna: los reyes africanos y los manera muy inteligente, actualmente muy des-
recursos simbólicos autóctonos aparecen dis- conocida del gran público y glosada por Michelle
puestos en función de un método de creación Vergniolle Delalle en La palabra en silencio. Pintu-
de la realidad como la fotografía, de génesis tan ra y oposición bajo el franquismo:7 «[...] el pintor
occidental. En efecto, alguna especie de acultu- consigue ofrecer al público, bajo el pretexto del
rización está presente en estas representaciones más excesivo respeto clásico, la discreta carica-
del poder cuando, a pesar de la panoplia de au- tura de un enano usurpador». Amador Griñó ha
tenticidades que se nos dispone ante los ojos, la puesto de relieve, en la colaboración preparada
puesta en escena de los protagonistas es enorme- para el catálogo de «Las imágenes del poder»,
mente deudora de la representación tradicional cómo el retrato de Franco de Dubón era deudor,
del poder monárquico en Europa y de la historia desde el punto de vista compositivo, del magní-
occidental de la fotografía e, igualmente, hace fico retrato del general Narváez ejecutado por el
seguidismo de las formas con que Occidente ha también valenciano Vicente López (conservado
tratado fotográficamente los mundos que ha eti- en el Museo de Bellas Artes de la capital valen-
quetado como exóticos. ciana y en el Palacio Real de Madrid).
Afirma Néstor Morente Martín, en su tesis
V doctoral sobre iconografía republicana en Valèn-
El segundo de los ámbitos de «Las imágenes del cia,8 que «El pintor Luis Dubón terminó sus días
poder» no nos resulta nada exótico a nosotros, los sin renunciar a su estilo, a su personalidad y a su
valencianos: «Retratos del poder» se encuentra republicanismo», y el MuVIM, que ya ha expuesto
organizado en torno de efigies pintadas de reyes, dubones en sus salas (como en la exposición «La
reinas, regentes y dictadores del estado-nación modernitat republicana a València. Innovacions i
conocido como España y, a su vera mismamente, pervivències en l’art figuratiu (1928-1942)») quiere
de retratos de algunos presidentes de la Diputa- ahora cerrar el círculo con la exhibición de esta
ción de Valencia. Una mixtura, un diálogo, pues, obra tan corrosiva, concluida cuando faltaba muy
entre el poder con mayúsculas, el formalmente poco para la muerte del artista.
monárquico la mayor parte de las veces, radicado El carácter sorprendente de esta pintura se
en la ciudad de Madrid y concebido desde Casti- pone más de manifiesto cuando se la compara
lla, y el poder periférico, provincial, no autónomo, con el retrato de Franco pintado cinco años des-
que vertebró de manera prácticamente absoluta pués por José Segrelles, tan glorificador y enal-
la organización estatal española desde los tiem-
pos de Fernando VII hasta la institucionalización
preautonómica y autonómica (hacia fines de los 7 Valencia: Universitat de València, 2008, págs. 42-43.
8 El art déco en la imagen alegórica de la II República Españo-
años setenta y los inicios de los ochenta del siglo la en Valencia: Vicente Alfaro promotor de las artes. Valencia:
pasado). Universitat de València, setiembre de 2016, pág. 444.

006
tecedor: la exhibición conjunta de ambas obras con la valiosa participación de José M. de Francis-
pretende ser uno de los hitos del ciclo expositivo co Olmos, miembro del Departamento de Cien-
«Poder y propaganda». cias y Técnicas Historiográficas de la Universi-
dad Complutense de Madrid, UCM, y autor de
VI un texto que presenta la iniciativa: «La moneda,
Una última acotación sobre el espacio domina- mucho más que dinero». Igualmente hemos po-
do por la pintura: en su interior hemos ubicado dido obtener la solvente colaboración de Natalia
«Imágenes de los gobernantes en las monedas Pérez-Aínsua Méndez por cuanto hace referencia
españolas: de la muerte de Fernando VII al euro». a los ejemplares de papel sellado.
Se trata de una selección de piezas monetarias –
clasificadas en doce ámbitos cronológicos– como VII
complemento de las visiones pictóricas de monar- «La evanescencia del poder actual», el último de
cas y dictadores y, en un caso, como contrapunto los espacios de «Las imágenes del poder», tiene
de estas: así, una de las monedas expuestas os- una génesis absolutamente original, dado que
tenta un resello político ofensivo (una inscripción los materiales fotográficos expuestos han sido
estampada), utilizado entre 1871 y 1873 contra el seleccionados por responsables de la sección
rey Amadeo I de Saboya por los alfonsinos, los de política de algunos de los mass media que
partidarios del futuro Alfonso XII. tienen redacción en la ciudad de Valencia. Nos
Como han puesto de relieve muchos estudio- referimos a medios únicamente digitales o que
sos de la numismática, la producción monetaria aparecen tanto en formato papel como en inter-
ha sido a lo largo de los siglos, y es todavía, un net; por orden alfabético, eldiario.es, El Mundo,
instrumento privilegiado de comunicación po- Las Provincias, Levante-EMV y Valencia Plaza.
lítica en general y de difusión de la imagen del Cada uno de los profesionales mencionados ha
poder –político– en particular. Y si en la exposi- escogido imágenes fotográficas que, a su enten-
ción hemos querido ofrecer sólo una mínima cata, der, son representativas de la noción de poder,
en este trabajo hacemos una reflexión con más siempre entendiendo que desde el museo hemos
detenimiento que hemos titulado El poder en el pedido que se tratara de un poder bien radicado
bolsillo. Imágenes de los gobernantes en las mo- en País Valenciano, o bien con incidencia –directa
nedas de España (siglos XVIII-XXI). Hablamos de o indirecta– sobre la sociedad valenciana (lo cual,
un trabajo que se detiene muy particularmente en bien mirado, abre verdaderamente el abanico de
las fórmulas de legitimación del poder personal posibilidades). La otra orientación dada por parte
(real o dictatorial), como por ejemplo el recurso a de los responsables del MuVIM ha sido la crono-
la pretendida posesión de «la Gracia de Dios» (Dei lógica: se habían de escoger fotografías datadas
Gratia en latín) como fuente única o compartida en tiempos posteriores a la muerte de Francisco
del ejercicio del reinado o de la dictadura, y la refe- Franco.
rencia al carácter constitucional de la monarquía o Los motivos que han conducido a la selección
la ausencia de esta circunstancia. Los regímenes final de las piezas son explicados por los mismos
republicanos –y el del Gobierno Provisional nacido periodistas en el catálogo, en un ejercicio inédito
en 1868– nos abren las puertas hacia las personifi- que nos honra como museo.
caciones iconográficas en que se ha encarnado el
poder proclamado como colectivo: la Hispania de VIII
orígenes romanos (con corona mural) y la matrona Esta introducción al ciclo expositivo del MuVIM
de cabellos sueltos, el jinete ibérico y romano de «Poder y propaganda» está a punto de concluir.
las primeras acuñaciones franquistas, etc. Y la despedida empieza con la afirmación de que
Al efecto de poder llevar a cabo esta visión nuestra contribución –dos exposiciones, cuatro
ampliada hemos podido contar, particularmente, ámbitos diferentes, carteles, fotografías artísti-

007
cas, retratos pictóricos (con acuñaciones mo-
netarias), fotografías periodísticas– es, sólo, una
de las muchas susceptibles de ser realizadas: al
posible e inmenso dédalo de espacios geográ-
ficos cruzados con periodos históricos hay que
añadir el hecho de que, centrándonos en la edad
contemporánea, es muy grande el abanico de me-
dios a través de los cuales se han podido mostrar,
figurar o propagar imágenes sobre el poder de los
gobernantes (o, en su caso, de los insurgentes):
monedas y billetes, medallas y condecoraciones,
arquitectura y arte mueble, pasquines y carteles,
tarjetas postales y pegatinas, sellos de correos y
efectos postales prepagados, sellos de matriz y
papel timbrado, viñetas y fotografías, programas
de televisión y ficciones cinematográficas y tea-
trales, tapices y vajillas, armas y papel pintado,
encuadernaciones y tejidos de vestidos, botones
de uniformes y juegos de mesa o infantiles, relojes
y joyas, tapices y maderas del mobiliario, etc. Es-
tamos en presencia, efectivamente, de un plantel
temático enormemente fecundo; fecundo igual-
mente desde el punto de vista de las instancias
museísticas. Esta apuesta de nuestro museo no
es pues, a pesar de las apariencias, tan arriesgada;
en un cierto sentido, con este ciclo expositivo más
bien jugamos sobre seguro.

Valencia, 29 de junio de 2017

008
Presentación

LA MONEDA,
MUCHO MÁS
QUE DINERO
José María de
Francisco Olmos
Ⅰ. UTILIDADES ECONÓMICAS Y USOS POLÍTICOS

La moneda tal y como la hemos conocido en Occidente fue un in-


vento que tenía por objetivo mejorar las transacciones comerciales
y tributarias, así como la fiabilidad de las retribuciones públicas y
de las ofrendas crematísticas realizadas a los santuarios: permitía
ofrecer una cantidad de metal tasada en peso y ley –o porcentaje de
metal noble en relación con el total– y garantizada y respaldada por
una autoridad gubernativa. Todo ello hacía innecesario el regateo
constante sobre el valor de los trozos de metal precioso, ya que se
encontraba fijado en un ordenamiento legal y era garantizado por
el poder político emisor. De acuerdo con la utilidad de estas ca-
racterísticas, las monedas podrían haber continuado siendo unos
discos de metal que llevaran inscritos, simplemente, los números
de su peso y ley y un símbolo de la autoridad emisora, lo que habría
bastado para permitirles circular libremente por los mercados que
las aceptaran y para seguir encarnando el patrón de valor de las
mercancías y los servicios.

Ahora bien, la función económica de las monedas


fue inmediatamente acompañada de la función
política y representativa, ya que las autoridades
se dieron cuenta de que este nuevo soporte –esta
nueva forma de dinero– se iba a convertir en el
mejor medio de propaganda política de los estados
emisores: ya fuera de sus gobernantes, del sistema
político de la comunidad, del ideario religioso (con
la referencia iconográfica a las deidades y a los
héroes), de los mitos fundacionales, e incluso de
las fiestas, monumentos y principales productos
de su economía. Todo esto ya aparece en las mo-
© Jesús Vico, S.A. (Madrid)
nedas acuñadas por los griegos y otros pueblos del
área del Egeo entre los siglos VII y IV a.C.; como
ejemplo de ello citaremos una pieza excepcional,
la creseida de oro o de plata. Fue acuñada en Lidia,
actual Turquía, por orden del famoso Creso, un
rey del siglo VI a.C. cuyo nombre ha llegado hasta
nosotros como sinónimo de riqueza. Este monarca
tuvo que enfrentarse al poderío del imperio persa
dirigido por Ciro II el Grande, y la moneda que trae-
mos a colación parecería remitir simbólicamente
a dicho conflicto: en la pieza se muestra a un león
rugiente, emblema de Lidia, frente a un toro que
se aproxima desde el este y que podría representar
© Jesús Vico, S.A. (Madrid) a los persas aqueménidas.

011
Se han propuesto diversas explicaciones de este diseño tan atrac-
tivo conformado por los prótomos (cabeza y cuartos delanteros) de
dos grandes animales enfrentados, pero de ser cierta la hipótesis
explicitada aquí nos encontraríamos ante toda una declaración de
principios políticos, que deberían quedar claros tanto para los súb-
ditos del rey lidio como para sus enemigos. La gran paradoja fue que
–más allá de la veracidad o no de la interpretación antiaqueménida
del motivo– las creseidas siguieron siendo acuñadas por los persas
tras la derrota de Creso ante los ejércitos de Ciro II.

Ⅱ. EL RETRATO MONETARIO

Desde el siglo IV a.C. vamos a encontrar en las monedas los retratos


de los gobernantes: las acuñaciones de los sucesores de Alejandro
Magno en los reinos helenísticos serán el modelo de los retratos
monetarios de los emperadores romanos, de los reyes medievales
y de monarcas europeos posteriores, todos ellos unidos a referen-
cias a la divinidad protectora o de la que decían recibir el poder. De
acuerdo con lo dicho puede afirmarse que las civilizaciones antiguas
mediterráneas fueron conformando unos usos, específicos y prolon-
gados en el tiempo, que hacían de la moneda un medio privilegiado
de propaganda política: en aquellos tiempos, el de difusión más
masiva. Aquí adjuntamos como ejemplo la imagen de un sestercio
emitido a norme de Marco Aurelio, el emperador de Roma.

012
Con posterioridad, los reinos herederos de Roma en Occidente
mostraron en las monedas al monarca gobernando por obra de
«la Gracia de Dios» (en latín, D[ei]. G[ratia]). Esta fórmula de legiti-
mación –en su forma abreviada o completa– se mantuvo de forma
generalizada hasta la época de la Revolución francesa y luego fue
desapareciendo paulatinamente, al compás del triunfo de las re-
voluciones liberales en los diferentes países. No obstante, todavía
podemos encontrar hoy en día monedas donde puede leerse que
el o la monarca lo es debido a «la Gracia de Dios»: hablamos de las
piezas británicas, acuñadas por un estado sin constitución escrita
que mantiene formalmente el sistema consuetudinario histórico,
donde el monarca –en la actualidad la reina Isabel II– ostenta teóri-
camente sus poderes políticos tradicionales sin cortapisas (aunque
la realidad institucional sea, claro está, bien distinta).

Ⅲ. LOS ESCUDOS EN LAS MONEDAS

Junto al retrato del monarca, presente en las monedas –como hemos


visto– desde la Edad Antigua, e igualmente junto a las inscripciones
que hacían referencia a la fuente del poder o a otras cuestiones, el
numerario occidental exhibe desde la Edad Media los emblemas
heráldicos. Hablamos de los escudos de armas y otros elemen-
tos que han conformado y conforman un lenguaje no verbal con
enorme predicamento en el pasado. Gracias a la heráldica, pues, se
han mostrado ante súbditos y foráneos las dinastías que acabaron
identificándose con territorios. Y gracias igualmente a la conocida
como ciencia del blasón se popularizaron símbolos como las lises
de Francia, las fajas de Austria, el león de doble cola de Bohemia,
los leopardos de los Plantagenet de Inglaterra, las bolas de los Mé-
dici de Florencia, las quinas de Portugal, las cadenas de Navarra,
los castillos y leones de Castilla y León, los palos (o «barras») de la

013
Corona de Aragón... Estos y otros blasones de las monarquías nos
han mostrado los orígenes de las casas reales (o granducales, o
ducales, o condales, etc.), las extensiones de tierra que gobernaron,
las que aspiraron a gobernar y no pudieron conseguir, o a las que
creían tener derecho, todo ello mediante imágenes que eran enten-
didas por un número ingente de personas. Aquí pueden verse las
armerías de Napoléon Bonaparte como rey de Italia, y su traslación
a las monedas con mayor facial del período, así como la segunda
versión del escudo del II Reich, y la correspondiente inclusión en
la pieza de mayor diámetro del reinado de Guillermo II (Kaiser de
Alemania y rey de Prusia).

Imatge de Sodacan

© David Liuzzo

014
Ⅳ. LAS ORILLAS ESTE Y SUR DEL MEDITERRÁNEO

El Imperio Bizantino –romano de Oriente– se fundamentó en la


unión de poderes, o cesaropapismo, concepción en que el empera-
dor era visto como el representante de la divinidad. En las monedas
se mostró de forma palpable esta manera de ejercer el poder: el
emperador podía aparecer designado por Dios mismo (manus Dei)
y siempre se le representaba como su representante y servidor. La
idea de la designación divina era, lógicamente, incompatible con
cualquier ley de sucesión que pretendiera competir con los deseos
divinos; es por ello que las acuñaciones fueron utilizadas por los
emperadores para proclamar y defender la sucesión dinástica, fa-
miliar: hijos, hijas, hermanas, esposas y otros familiares figurarán
como los sucesores en la dignidad autocrática, e incluso se traerán
a colación las imágenes de los antecesores para mostrar el derecho
al gobierno que Dios habría entregado a la dinastía.

En este apresurado recorrido histórico llega-


mos a la expansión del Islam por las latitudes
orientales y meridionales del Mediterráneo.
Los imperios de confesión musulmana mos-
traron en su numerario la primacía de la di-
vinidad: tras las emisiones de transición de
influencia bizantina y persa sasánida, las
acuñaciones fueron –en su mayoría– exclu-
sivamente epigráficas, repletas de leyendas
religiosas que invitaban a la sumisión a Dios y,
también, a los preceptos de la fe islámica. Las
monedas se convertían así en un medio de
proselitismo, con independencia de que, con
posterioridad, sobre el metal acuñado apare-
ciesen los nombres de los gobernantes que
ponían en circulación las piezas. En cualquier
© Tonegawa Collection
caso estos últimos –califas, emires– siempre
se proclamaban al servicio de la divinidad: es el caso del famoso
Abderramán III de Córdoba, uno de cuyos dirhams reproducimos.

Ⅴ. REVOLUCIONES Y REFORMAS

Los simbolismos reseñados fueron forjados en épocas muy preté-


ritas, pero está fuera de toda duda la vigencia del contenido iden-
tificatorio y evocador, simbólico en definitiva, de las acuñaciones
monetarias: este no sólo no ha decaído a lo largo de la Edad Con-
temporánea sino que sigue vigente en nuestros días por muchos
motivos, ya que el uso o asunción de una moneda implica –de
facto– aceptar su mensaje político. Al hilo de esto último es in-

015
teresante conocer que durante la Guerra de Independencia, entre
1808 y 1814, en España se cotizaban a más alto valor los duros de
Carlos IV, que nadie rechazaba, frente a las monedas a nombre de
Fernando VII o José Napoleón, y ello porque utilizar estas últimas
piezas identificaba al usuario como partidario de uno u otro bando
y, en consecuencia, podía costarle la vida según las circunstancias.

Recuérdese igualmente que cuando se produce la Revolución de


1868 en España lo primero que se hace es cambiar la moneda, ex-
plicando que los lemas y tipos que aparecen en ella deben mostrar
siempre el sistema político y sus valores, y no recordar lo pasado.
Así nacieron los nuevos tipos de la peseta, y eso mismo había ocu-
rrido y ocurriría en el caso de otras revoluciones: la de los Países
Bajos contra los Habsburgo hispanos, a finales del siglo XVI; la de
Cromwell en Inglaterra, a mitad del siglo XVII; la que condujo, con
la declaración independentista del 4 de julio de 1776 como texto
fundador, al nacimiento de los Estados Unidos de América; la de
Francia que tuvo su partida de nacimiento simbólica el 14 de julio
de 1789, y su gran proclama en la «Declaración de los derechos del
hombre y del ciudadano» del mismo año; las de Francia de 1830 y
1848; la de Rusia en 1917, que acabó gestando a la Unión Soviética,
etc. En todas estas revoluciones siempre se consideró que era prio-
ritario modificar los tipos y leyendas contenidos en las monedas,
incorporando a las mismas –por ejemplo– el busto o la figura de
la libertad o de la república, y ello con el objetivo de mostrar a la
mayor brevedad posible que había cambiado el sistema político e,
incluso, la conformación de la estructura de la sociedad (como en
el caso de la toma del poder por los bolcheviques).

Aquí reproducimos unas alegorías clásicas


de la libertad, presentes sobre sendas mo-
nedas de Francia (dos sueldos acuñados
por la empresa privada Société Monneron
Frères, y dos décimes de la I República)
y de los Estados Unidos (medio dólar de
plata): si se observa con atención la prime-
ra pieza francesa [←]–donde se incluye el
gorro de la libertad o frigio sobre una pica–
puede comprobarse la vigencia del inicial
calendario revolucionario francés, con la
fecha del año IV de la libertad presente en
el exergo o parte inferior.

016
La pieza de la izquierda muestra el busto de Marianne (mujer tocada
con el gorro de la libertad) que –con el paso del tiempo– se conver-
tirá en la encarnación de la república en Francia y en otros lugares;
finalmente, en la pieza norteamericana –a la derecha– puede leerse
la palabra LIBERTY en la parte inferior del gorro frigio.

La voluntad de representar sobre las monedas las transformaciones


de signo político y social ha ocurrido en España mucho más allá y
acá que en 1868: puede evocarse al respecto la época de Felipe V
y la Guerra de Sucesión, el Trienio Liberal durante el reinado de
Fernando VII, las sucesivas etapas del Sexenio Revolucionario que
concluyó en las postrimerías de 1874, la Restauración borbónica en
1875-1876, la dictadura primoriverista, la II República, el gobierno
de Franco, o las piezas de la Transición y la Democracia. Todo esto
lo veremos con mayor detenimiento en la segunda y tercera parte
del trabajo que sigue a esta presentación.

Ⅵ. CONOCIMIENTO Y OPINIÓN

Lo expuesto hasta ahora nos reafirma en la idea –compartida por


tantos– de que la moneda se convirtió en algo que va mucho más
allá del valor económico, y de que, sin duda alguna, el numerario que
manejamos habitualmente se nos presenta en nuestra cotidianei-
dad con este carácter añadido. Así pues podemos concluir que las
emisiones monetarias siguen transmitiendo un mensaje verbal y no
verbal, dirigido a que la población pueda ver y asumir –hacer suyos–
los valores propios del régimen imperante y, por metonimia, del país
en el que vive; y esto es lo que hace que los pequeños discos de metal
que guardamos en nuestros bolsillos, carteras y monederos puedan

017
ser, a la vez, verdaderas obras de arte (en su caso) y pequeños trata-
dos políticos (siempre), cuyo contenido deberíamos ser capaces de
comprender aunque solamente fuera por el hecho de poder razonar
–y en su caso manifestar– nuestro consenso o disidencia con lo que
se nos transmite. Al fin y al cabo si los contenidos iconográficos, y
epigráficos, de las emisiones monetarias siempre han sido decididos
por las más altas instancias del estado correspondiente, conscientes
como eran y son dichos responsables políticos de la importancia
del medio transmisor, y de la consiguiente efectividad masiva del
mensaje, parece lógico que –como ciudadanos– podamos estar en
condiciones de entender las proclamas en metal acuñado y de for-
marnos, con conocimiento de causa, una opinión sobre las mismas.

018
En este sentido solamente me queda hacerme eco
muy positivamente de la aparición de El poder en
el bolsillo. Imágenes de los gobernantes en las
monedas de España (siglos XVIII-XXI), tra-
bajo al que preceden estas líneas. El lector
podrá comprobar que constituye una sínte-
sis con voluntad divulgativa hacia públicos
diversos, incluyendo aquellos sin forma-
ción numismática, sobre los mecanismos
de legitimación del poder utilizados en las
emisiones monetarias españolas durante,
casi, los últimos trescientos años.

La redacción en cuestión –que debemos a


Rafael Company– traslada al papel, con mayor
arco cronológico y amplitud temática, el aparta-
do numismático de la exposición «Las imágenes
del poder» (dentro del ciclo «Poder y propaganda»)
del Museu Valencià de la Il·lustració i de la Modernitat, MuVIM,
y no extrañará mi colaboración aquí tras haber dedicado buena
parte de la vida profesional a desentrañar los mensajes lanzados,
desde los gobernantes, en las acuñaciones de España y de otras
latitudes. Una tarea esta última que he podido realizar acompañado
de la inestimable complicidad y buen oficio de Javier de Santiago
Fernández y de otros miembros del Departamento de Ciencias y
Técnicas Historiográficas de la Universidad Complutense de Madrid.

Sirva este texto, «La moneda, mucho más que dinero», como testi-
monio de mi coincidencia con la realización de iniciativas tan peda-
gógicas como la que se dispone a llevar a término el equipo rector
del mencionado museo de Valencia. Y sirva igualmente como acicate
para próximas propuestas del mismo, o equivalente, tenor.

Madrid, 11 de mayo de 2017

019
020
RAFAEL COMPANY I MATEO

EL PODER
EN EL BOLSILLO
Imágenes de los gobernantes
en las monedas de España
(s. XVIII-XXI)
UNA APROXIMACIÓN A LOS CONTENIDOS POLÍTICOS
DE LAS EMISIONES MONETARIAS

de la Edad Contemporánea.1 Sin embargo, más


allá de estas precauciones lógicas, podemos for-
marnos fácilmente una idea acerca de lo que es-
tamos tratando: nos referimos al papel jugado por
las emisiones monetarias en la conformación de
la dimensión política de las sociedades, es decir,
en la percepción pública de las manifestaciones
del poder y, por tanto, de las capacidades de los
Esta moneda mostró –con gran pericia artística– una gobernantes o de los insurgentes para construir
visión muy edulcorada de la relación histórica entre consensos, o no, a su alrededor. Nos referimos
amerindios y colonos de linaje europeo en las tierras de
los actuales Estados Unidos; la mistificación de aquella a consensos «nacionales», o a consensos na-
sangrienta tragedia también se encuentra presente en cionales sin comillas, según sea el caso, y todo
el texto siguiente, donde se glosa la acuñación desde la mediante métodos de diversa naturaleza (desde
perspectiva interesada, puede decirse que imperialista, de
los vencedores en las guerras contra los indígenas: «The la epifanía al uso o la pose de la seducción, al
Oregon Trail commemorative [half dollar] is certainly outs- interés oculto y a la manipulación desmesurada.
tanding in its draftsmanship and symbolism. The observe Quizá estamos ante el dise-
of Indian clad in ceremonial bonnet and dignity, standing ño más significativo, desde
before a map of the United States with arm outstretched el punto de vista político, de
toward the east in the futile posture of primitive defiance, los que aparecieron sobre las
eloquently depicts the age-old conflict between the free monedas de la Unión de Re-
nomad and the tinkers and farmers who flowed across the públicas Socialistas Soviéticas,
land like a sea of tar, felling the forests and furrowing the URSS, con anterioridad a las
plains, rooting more firmly than the oak and pine whose emisiones conmemorativas.
shadow they brush from the hills. On the reverse, a Co- En este rublo de plata fecha-
nestoga wagon rolls irrevocably toward the setting sun, do en 1924 se hace patente el
conquering with oxen and wheel, prevailing through num- deseo de construir la nueva so-
bers» (Clifford Mishler: Coins. Questions and Answers (An ciedad bajo la guía, o paterna-
Official Whitman® Guidebook). Nueva York: St. Martin’s lismo, de la fuerte –musculada– clase obrera y, por tanto,
Griffin, 1998, pág. 97). del partido comunista que era su intérprete. La escena
está presidida por el Sol que lanza poderosos rayos en las
Además de la consabida dimensión socioe- primeras horas del día, una imagen típicamente ilustrada,
conómica de monedas y billetes, su circulación aufklärer, e incluye fábricas y la figuración de un robusto
entre la multitud ha constituido un medio de campesino acompañado de cultivos y con una hoz en la

comunicación política que se puede definir con


adjetivos de naturaleza muy próxima: masivo, ge- 1 «En las ciencias sociales persiste una dicotomía esencial,
neral, omnipresente. Apelativos que, a poco que trasunto de la propia dualidad existente en las definiciones
meditamos, nos remiten a los procesos de nacio- históricas de nación desde comienzos del siglo XIX (objetiva
u orgánico-historicista, y voluntarista): por un lado autores
nalización vividos por las sociedades. Es cierto y teorías modernistas, que suponen que los nacionalistas
que, dado el debate existente sobre cuándo se construyen o inventan la nación de acuerdo con sus in-
produjo la aparición de las naciones, deberíamos tereses y circunstancias y, por otro lado, autores y teorías
primordialistas, que suponen que las naciones son colec-
poner entre comillas el término nacionalización tivos definidos étnicamente, con existencia objetiva, que
cuando nos referimos a tiempos anteriores a los preceden al nacionalismo, con más o menos matices entre
los extremos (Smith, 1986). Aquí optamos por un enfoque
relativamente mixto, [...]» (Xosé M. Núñez Seixas: Movi-
mientos nacionalistas en Europa. Siglo XX. Madrid: Síntesis,
1998, pág. 11).

022
mano izquierda. Este personaje es, nolens volens, arrastra-
do hacia la conciencia y hermandad de clase y –debemos Estas acuñaciones pueden ser –en primer
suponerlo– hacia la felicidad futura por el obrero que le lugar– las monedas con valor facial menor que,
pone la mano en el hombro, y ambos protagonistas mues-
realizadas en metales no nobles o, antiguamen-
tran en sus rostros rasgos étnicos eslavos: la URSS era, a
la hora de la verdad, Rusia ampliada. te, también en plata, eran y son usadas cotidia-
namente por las persones con menos posibles
Por cuanto hace referencia al papel moneda, (aunque tales emisiones no han dejado de ser
aunque en 1697 el Banco de Inglaterra ya incorpo- utilizadas también, ocasionalmente, por el resto
raba en sus billetes un medallón con la efigie de de miembros de la sociedad).
Britania, lo cierto es que la inclusión de símbolos En la actualidad –y desde la
–iconográficos y epigráficos– del poder político en mitad del siglo XIX– en los
Estados Unidos la moneda
este instrumento económico fue un proceso lento. más pequeña tiene el valor
Mucho más lento, con seguridad, que el que se de un centavo de dólar (one
había dado en el caso de las monedas metálicas cent). Fabricado con diversas
composiciones metálicas a lo
–nacidas en el siglo VII a. C. en el occidente del largo del tiempo (nunca, sin
Asia Menor y en las islas del Egeo oriental. Y una embargo, en oro o en plata),
constatación más que da ventaja a las piezas de el centavo –popularmente
penny– ha sido una moneda
metal en el tema que tratamos: el uso masivo del muy presente en las vidas de
papel moneda como instrumento de pago no se los norteamericanos humildes; el centavo e, igualmente,
hizo realidad hasta las décadas finales del siglo la pieza de cinco centavos, o nickel, llamada así en clara
alusión al metal con que ha sido mayormente acuñada.
XIX. Sea como fuere, en este escrito apartaremos Durante 1907, año de emisión de la pieza de la imagen,
los billetes y nos centraremos en las emisiones quizás muchas personas pobres miraron con atención el
contantes y sonantes.2 rostro de la libertad que ornaba el anverso de este centavo
de bronce. Se trataba de una cabeza femenina tocada
con plumas propias de los indios; una libertad –lo dice a
la altura de la frente– autoctonizada sólo supuestamente,
porque el rostro delata más bien rasgos étnicos europeos
2 He aquí una reciente aproximación, bien sintética, a los
que no amerindios, ciertamente. En el país de las guerras
orígenes y las utilidades del fenómeno monetario (recor-
contra las tribus y de la instauración del sistema de reser-
demos que si bien todas las monedas son dinero, más allá
vas, algunos encontraron como lo más normal del mundo
de las monedas ha habido y hay muchos otros elementos
que la diosa nacional –Liberty– pareciera india. Que solo
igualmente considerados como tal): «La moneda, entendida
lo pareciera, eso sí.
como pieza de metal con forma de disco, hizo su aparición
hacia el 600 a.C., en el reino de Lidia o en alguna de las
ciudades griegas de Asia Menor para permitir a estas ciu-
Monedas contantes y sonantes han sido igual-
dades-estado hacer y recibir pagos en metálico: tanto para mente, en tiempos antiguos, o muy antiguos, las
pagar a sus mercenarios y empleados, como para cobrar los acuñaciones de oro –pequeñas o grandes– y las
tributos. La moneda servía además como reserva de bienes,
facilitando tanto la acumulación de riqueza como la cuan-
piezas de plata de relevantes dimensiones que,
tificación de las ofrendas depositadas en los santuarios de fundamentalmente, servían a las necesidades
las ciudades griegas en un momento de intenso desarrollo de quienes constituían los estamentos sociales
del comercio marítimo. La moneda adquirió muy pronto
también una función económica, sirviendo como patrón de
más favorecidos y de los mercaderes de mayor
medida para calcular el coste de las cosas. La aparición de la relevancia.
moneda permitió abandonar el trueque y otras viejas formas Una corona de plata –crown–
de dinero premonetal, como los espetones o asadores de fechada en 1887, durante el
hierro utilizados hasta esas fechas en Grecia. Desde enton- muy celebrado 50 aniversario
ces, la moneda ha funcionado ante todo como un medio de la entronización de la reina
de intercambio que facilita las transacciones comerciales y Victoria de Inglaterra. Se tra-
permite la adquisición de bienes y servicios» (Antonio Be- ta de la moneda más grande
llido y Fernando Pérez Rodríguez-Aragón: «El poder de la y pesada de todas las piezas
imagen en las monedas romanas», en Numismática romana británicas de aquellos tiem-
en Valladolid. Arqueología, libro y antiguo coleccionismo pos, equivalente bien a 60
[catálogo de la exposición homónima celebrada en el Museo peniques, bien a 5 chelines, o
de Valladolid]. Valladolid: Junta de Castilla y León, 2011, págs. bien a la cuarta parte de la libra
13-26; cita en la pág. 13).

023
esterlina (que entonces se acuñaba en oro). Una moneda,
pues, para ricos o suficientemente acomodados. Por lo monetario, enseguida se constituyeron en
que respecta al motivo, uno de los más espectaculares en dos distintos, cada uno con su propia y dis-
la historia del numerario europeo, representa al patrón in-
tinta área de circulación ya fuera geográfica,
glés, San Jorge, a caballo, desvestido a la griega y matando
al dragón. El diseño fue primeramente acuñado a fines de social o de negocios. Aun insistiendo en esta
la segunda década del siglo XIX: el autor era un italiano, idea, el lenguaje corriente de aquel tiempo
Benedetto Pistrucci, muy diestro en la estética neoclásica.
subrayó ya esta neta distinción denominando
Y parece lógica la suposición de que el dragón fuera una
alusión, velada, al enemigo acabado entonces de batir por «moneda pequeña» a la fabricada con alea-
los ejércitos del Reino Unido, el «abominable» Bonaparte. ción o sólo de cobre y «moneda gruesa» a la
Una alusión muy velada, of course.
fabricada con oro o plata (págs. 24-25).

Este es uno de los carteles británicos Pero con independencia de la mayor o menor
más famosos de la Primera Guerra transversalidad de la circulación de las especies
Mundial: Presta tus cinco chelines a tu
país y aplasta a los alemanes. Formaba monetarias entre los diferentes sectores sociales,
parte de una de las campañas públicas lo cierto es que se tratara de piezas de oro, de
de recaudación de contribuciones priva- plata grande, de plata pequeña o de metales no
das para hacer frente al esfuerzo bélico
y recordar que sin dinero no se ganaría nobles, fueron monedas fabricadas masivamente,
aquella guerra. El autor fue D. D. Fry, y adscritas al que de iure era un solo marco general
la impresión se hizo a iniciativa del Par- de circulación (un solo mercado), y que afluían de
liamentary War Savings Committee radi-
cado en Londres. La hipertrofiada moneda de 5 chelines manera habitualmente constante hacia la vida
lleva la fecha de la realización del cartel, 1915 (la última económica. Por todo ello, los mensajes grabados
crown con este diseño de San Jorge matando al dragón se en las acuñaciones podían ser los más difundidos
había acuñado en 1902), y el uso de la especie monetaria
en esta escena satírica acredita la conciencia popular de de entre todos los puestos en circulación –por
encontrarse ante una enorme, y poderosa, pieza. Si la hi- la autoridad, o por quien quería hacerse con la
pótesis antinapoleónica sobre el diseño original de inicios autoridad– en un espacio geográfico y social
del XIX fuera cierta, el uso de la moneda en este contexto
antialemán no haría más que seguir una tradición (solo que determinado. Y, si hablamos en términos cua-
ahora con la fobia bien explicitada). La imagen procede de litativos, la circulación monetaria constituía un
la Library of Congress, en Washington D.C.: <http://www. eficaz medio de comunicación política de perfiles
loc.gov/pictures/item/2003675229>
propagandísticos.
Respecto a la existencia de una doble circula- Nuevamente recurrimos a Elena García Gue-
ción monetaria de facto, Elena García Guerra –en rra a la hora de adentrarnos en estas utilidades
el libro Las alteraciones monetarias en Europa añadidas de la moneda:
durante la Edad Moderna3– afirma lo siguiente:
«El oro [y, convendría añadir, las monedas de plata De todas formas, el orgullo de hacer circular
más grandes] era exclusivo de príncipes, de gran- dentro y fuera de los confines de los estados
des comerciantes o de la iglesia; la plata estaba piezas de metal noble que propagaban la
destinada a las transacciones ordinarias, mientras imagen y divisa de los gobernantes, com-
que el cobre, en el nivel más bajo, se consideraba pensaba con creces la pérdida de la acuña-
la moneda «negra» del pueblo y de los pobres» ción. En una época en la que faltaban me-
(pág. 24). Y continúa: dios de comunicación social, pasando de
mano en mano y moviéndose en el espacio y
Prácticamente las dos «monedas» es decir, la en el tiempo –pues señalamos que ejempla-
pequeña y la gruesa, más que formar elemen- res viejos de hacía decenios todavía circula-
tos diferentes de un único y orgánico sistema ban junto a nuevas piezas recién acuñadas–,
las monedas representaban el medio más
eficaz a disposición de los soberanos para
3 Arco Libros, 2000. hacerse conocer y admirar (pág. 26).

024
o Constitución, emanada de la nación a través de sus re-
Naturalmente debemos hacer entrar en juego presentantes). Nación y ley a las que el monarca debió
aquí un factor determinante para el éxito de esta jurar fidelidad el 14 de septiembre de 1791, en ocasión de
la aceptación de la Constitución, e incluso antes. El autor
propaganda: la capacidad de lectura, de enten-
del diseño fue Augustin Dupré, amigo y alter ego en el arte
dimiento o decodificación, de los destinatarios de diseñar monedas y medallas de Jacques-Louis David,
del mensaje en cuestión. En primer lugar, y en el célebre pintor del neoclasicismo. Y una última acota-
ción: mientras que en el anverso de esta pieza aparecía el
realación a la lectura estricta –la de los escritos
busto del rey con la fecha cristiana, en la parte inferior de
grabados en las piezas monetarias– esta podía la imagen puede leerse una fecha del primer calendario
ser accesible a los analfabetos tanto como la de revolucionario, el de la libertad, que empezaba a contar
el 14 de julio de 1789 (día de la toma violenta de la Bastilla
los materiales impresos o la de las inscripciones
e inicio simbólico de la Revolución francesa).
públicas: gracias a la ayuda exterior. E igualmente
podría decirse de la lectura en sentido amplio (la Si bien no puede decirse que haya desapare-
literacy), la de los contenidos icónicos (incluyen- cido el papel socializador de los mensajes con-
do los símbolos) y, especialmente, la de aquellas tenidos en el soporte del dinero físico, tampoco
imágenes que no hubieran tenido la repercusión puede negarse que la incidencia –cualitativa y
o conseguido la popularidad de los emblemas cuantitativa– de las monedas en la construcción
consagrados. de la imagen del poder se ha visto muy reducida.
Vamos a ejemplificar lo que decimos con una En todo caso, esta decadencia no es exclusiva del
moneda de la Revolución francesa –fabricada con fenómeno monetario y ha sucedido en paralelo
el metal de campanas fundidas y realizada en es- a la sufrida por otros medios, plenamente vigen-
tilo neoclásico– donde encontramos una icono- tes hace siglos, que no han podido mantener su
grafía muy diferente de aquella que aparecía en antigua relevancia frente a los cambios tecnoló-
Francia en las acuñaciones anteriores, del tiempo gicos y sociales. De la misma manera, podemos
del absolutismo monárquico, repletas de coronas matizar el rol social de los mensajes contenidos
reales, flores de lis y, conviene tenerlo en cuenta, en las monedas para determinados momentos
inscripciones religiosas cristianas. del pasado: así, si hablamos de la Edad Antigua,
Moneda de dos sueldos emi- es sabido que los procesos de monetización no
tida en 1792 a nombre de avanzaron con la misma rapidez y profundidad
quien, desde septiembre de
1791, era el rey constitucional en los diferentes territorios; pero además, en el
de los franceses: Luis XVI. El caso de sociedades clásicas perceptiblemente
motivo iconográfico principal monetizadas como la romana, también se plan-
es un fasces o haz de varas,
que conforma un cilindro ata- tean muchas e interesantes dudas, por ejemplo,
do con cintas y atravesado por sobre la verdadera penetración social del «dis-
una pica o lanza. Esta figura curso en imágenes» de las acuñaciones del final
testificaba la admiración de
los dirigentes franceses del de la república.
momento por la Roma antigua, en cuyo régimen político Contrariamente a las situaciones que aca-
pretendían encontrar inspiración y ejemplo imperecedero. bamos de exponer nos encontramos con casos
Se debe recordar que los fasces –llevados por los lictores
romanos u oficiales públicos que escoltaban a los ma- –como el de la Francia de finales del siglo XIX–
gistrados (particularmente cónsules y pretores)– habían donde el protagonismo del mensaje político de
sido el símbolo físico del poder de quienes gobernaban las monedas era indudable y, además, todo eso
cerca del Tíber después de ser elegidos por el «pueblo».
Aquí, además, el haz está coronado por otro emblema de tenía lugar entre controversias avivadas desde los
orígenes antiguos, el conocido como gorro frigio o de la periódicos, que daban fe (con un concurso activo)
libertad, identificado con el pileus presente en el proceso de la trascendencia social del debate. El exponen-
de liberación de esclavos en Roma. En la leyenda, LA NA-
TION LA LOI LE ROI, el rey aparecía nombrado en último te de aquella guerra de monedas en Francia fue
lugar –esto era extremadamente significativo– después la Semeuse, la sembradora, diseñada en estilo
de la nación (la nación francesa, depositaria única de la modernista –art nouveau– por el artista Oscar
soberanía) y la ley (destacadamente la de mayor rango,
Roty y que figuró sobre las piezas de 50 cénti-

025
mos, 1 franco y 2 francos acuñadas en plata entre circulatorio), o con qué lenguajes estéticos; tam-
1897/1898 y 1920. bién deben meditar, y mucho, con qué mensajes
En un paisaje agrícola ilumina- y códigos simbólicos hay que ornar la acuñación.
do por el Sol de primera hora Y todo esto independientemente de cualquier
(como en los grabados de la
época de la Ilustración), Ma- consideración sobre la efectividad propagandís-
rianne, la personificación de tica realmente pretendida o conseguida porque,
la República Francesa y/o de como mínimo, estamos ante un signum principis
la libertad –figurada con ves-
tiduras de sabor helenístico y o un signum rei publicæ: «[...] Vederi nella loro
cubierta con el gorro frigio o de temática l’affermazione perentoria che le mo-
la libertad– fecunda la tierra de nete sono signum principis, come lo gia notato.
simiente y, metafóricamente,
siembra Francia de las luces de Se le monete una propaganda fanno, è questa».4
la Razón, las Lumières: una bellísima síntesis visual del Decididamente, las monedas son la patria para
ideario del estado republicano, laicista y progresista que se quienes las emiten. Y, evidentemente también, las
instaló en el poder durante el final del siglo XIX y el inicio
del XX, avanzado el decurso de una III República que había monedas son la patria para quienes las utilizan.
empezado su historia en manos de los conservadores. El Un año antes del inicio de la
carácter propagandístico de este magnífico diseño no Primera Guerra Mundial, el
pasó desapercibido para nadie: ni para sus adeptos, ni para reino de Prusia –el elemento
los defensores de la visión más tradicionalista de la nación nuclear del II Reich alemán–
francesa, que lo juzgaran duramente incluso en términos emitía esta moneda en con-
de moralidad –inmoralidad– sexual: «[...] elle sème le dé- memoración del centenario
sordre, l’ivraie, la graine de mensonge et d’immoralité». de la Batalla de las Naciones,
o de Leipzig, de 1813: Völkers-
chlacht bei Leipzig, en alemán.
La celebración monetaria del
descalabro de la Francia napo-
leónica frente a la coalición de
Prusia, Austria, Rusia, etc. mereció este diseño tan ex-
presivo: el águila, animal totémico germánico, aparecía
figurada a punto de acabar con el reptil dispuesto a dar
el mordisco venenoso, letal. Sin saber mucho de política
internacional de la era del imperialismo, quien mirara esta
moneda de tres marcos de plata –y conociera un poco
de historia de Europa– podía hacerse la idea de que los
gobernantes de Alemania no mantenían entonces ningún
idilio con Francia. Y el atentado de Sarajevo lo acabaría de
confirmar al poco tiempo.

La Semeuse no sólo ocupó las monedas de plata france-


sas durante dos décadas: también apareció sobre sellos Pero no nos deberíamos hacer demasiadas
de correos (véase la esquina superior izquierda de la ima-
gen) y fue reproducida sobre múltiples soportes físicos, ilusiones: más a menudo de lo que hubiera sido
incluyendo las entonces muy utilizadas tarjetas postales deseable, el estudio de las razones por las que se
(ver otras imágenes de la Semeuse en el apéndice 0). ha escogido un tipo determinado en detrimento
Este motivo monetario resucitó en el inicio de la Quinta
República Francesa y pervive en piezas del sistema euro de otro –hablamos de motivos y/o inscripcio-
emitidas por Francia. nes, claro– no ha ocupado un lugar central en
las investigaciones numismáticas, por más que
Después de todo lo que se ha dicho se hace parezca normal considerar esta cuestión como
muy evidente que, cuando una moneda se emite, nodal. Por ello hacemos nuestras las palabras
los decisores no solamente deben pensar sufi- de unos autorizados especialistas en moneda
cientemente bien con qué composición metáli- islámica cuando dijeron que «las monedas son
ca, formato y técnica de emisión van a lanzarla
al público, con qué valor de cambio (dado que 4 Gian Guido Belloni: La moneta romana. Società, política
hablamos de dinero que se integra en el torrente cultura. Roma: Carocci, 2002, pág. 123.

026
también en sí mismas un hecho histórico. Esto La ideología de la Italia fascista
es, no sólo un documento portador de unos datos se recogió de manera sintética
en esta moneda de 20 liras de
explícitos, sino un objeto propio de una sociedad plata. Fue acuñada en el año
determinada, donde se manifiestan las ideas y va- que hacía seis de la marcha de
lores de esa sociedad».5 Y por eso se explican tan Benito Mussolini sobre la ciu-
dad de Roma y la subsiguiente
bien palabras incisivas como estas de François aceptación, por parte del rey
de Callataÿ, donde se pugna para que el estudio Víctor Manuel III, de la dicta-
numismático se entrelace profundamente con dura de los camisas negras.
Justamente, una de las características de esta pieza –y
la narración histórica: «Il appartient dès lors au de otras de la etapa– es que hace referencia indirecta a la
spécialiste des monnaies de ne jamais oublier le llegada al poder de los fascistas: junto a la datación según
lien avec l’histoire, sans quoi ses travaux ne seront el calendario cristiano, 1927, a la izquierda de la imagen
puede leerse –en cifras romanas– que la acuñación se
pas lus, [...]».6 realizó el año VI, año seis de la Era Fascista o calendario
De cualquier manera esta necesidad de vin- que contaba tomando como inicio el nombramiento de
culación entre las investigaciones numismáticas Mussolini como jefe del gobierno. Como ha recordado José
Mª de Francisco al hablar de las «dataciones alternativas»
y los estudios históricos tiene, también, otra cara: de los regímenes totalitarios,
la existencia de una deuda contraída por los his-
toriadores con las aportaciones de la numismá- «En este contexto de consolidación del régimen totalitario
tica. O, dicho en las comedidas expresiones del fascista se produce la publicación de la circular de 25 de
diciembre de 1926, por la cual se ordena que se añada a
mismo autor, «[... ] et [il appartient] à l’historien la datación tradicional de todos los documentos públicos
généraliste, c’est à dire le plus souvent un histo- y privados, incluso de la correspondencia, una cifra en
rien des sources littéraires, de prendre la mesure número romano que indicará el año de la “era fascista”,
cuyo comienzo oficial sería el 29 de octubre de 1922, fecha
renouvelée des apports de la numismatique».7 Y del ascenso al poder de Mussolini y los fascistas. Esta
es que, además de las emisiones al uso, siempre normativa debía entrar en vigor a partir del 29 de octubre
útiles en el sentido en que hablamos, en oca- de 1927, inicio del año VI de la Era Fascista (E.F.)».8

siones ocurre que una moneda particularmente


bien meditada concentra en su diámetro mucha El autor de la pieza fue uno de los más célebres artífices
información, y de calidad: la pieza en cuestión italianos del arte de grabar medallas y monedas, Giuseppe
Romagnoli, que supo combinar magistralmente imágenes
informa, y forma, sobre el clima ideológico de un de la Roma antigua y de la Italia unida por la dinastía de
determinado período histórico, hasta el punto los Saboya. En primer lugar, a la izquierda del diseño en-
de lanzar figuradamente páginas y páginas de contramos un lictor desnudo, clásico, como un doríforo
romano apoyado en un fasces, o haz de varas con un
documentos escritos hacia los ojos de quien la hacha muy verosímil desde la perspectiva arqueológica
observa. Es el caso de una moneda acuñada bajo (el antiguo haz –fascio littorio en italiano– fue abrazado
el gobierno de alguien que –a despecho de filias como símbolo «parlante» por los fascisti mussolinianos).
El lictor hace un saludo brazo en alto, que recuerda al de
prosocialistas anteriores– había llegado al poder la Roma antigua y, desde la irrupción de los fascistas, al
como un político nacionalista de extrema derecha, de la nueva Italia: los antiguos romanos habían resucitado
fundador de un movimiento político de masas que en la mente de Mussolini (y de muchos otros) y eran pro-
puestos como modelo vital y político de los italianos, que
se había bautizado como fascismo. debían pasar a ser i romani della modernità. Delante del
lictor vemos a Italia sedente, rotunda y clásica, portadora
de la antorcha de la libertad que, presuntamente, reinaría
en el país. Bajo el brazo izquierdo de la matrona itálica

5 Miguel Vega Martín, Salvador Peña Martín y Manuel C. Hería


García: El mensaje de las monedas almohades. Numismá- 8 «Los calendarios propios de los regímenes totalitarios en el
tica, traducción y pensamiento islámico. Cuenca: Universi- período de entreguerras. La doble datación en la documen-
dad de Castilla-La Mancha, 2002, págs. 224-225. tación oficial del “bando nacional” durante la guerra civil
6 François de Callataÿ: La monnaie grecque. París: Ellipses, española (1936-1939)», Revista General de Información y
2001, pág. 40. Documentación, 19. Madrid: Universidad Complutense de
7 Ibid. Madrid, 2009, págs. 265-295; cita en la pág. 273.

027
aparece la cruz blanca sobre fondo rojo de los Saboya,
la dinastía que había institucionalizado Italia gracias a las mas páginas, justamente el recién mencionado
guerras de independencia del Risorgimento y a la con- José María de Francisco Olmos. Este autor em-
quista de Roma de manos del Papa. Así pues un diálogo
pezó uno de sus artículos, «Propaganda política
a través de los siglos, como pretendía ser el estado mus-
soliniano: la fusión de la Roma eterna, e imperial, con la en la moneda de los Borbones (1700-1868)»9, con
Italia nacionalista, irredentista con vocación colonialista y, una serie de afirmaciones incontestables –con-
por lo tanto, también imperial. Fusión hecha carne en el
tundentes, sintetizadoras– sobre la relación entre
régimen de il Duce, un dictador con pose muy arrogante
que se vio a sí mismo como un nuevo Julio César y que, la moneda y el poder que trascritas en este traba-
más tarde, se transformaría en una especie de Augusto jo constituyen, sin duda, una buena invitación a
renacido. Todo eso en un disco metálico de pocos centí-
continuar leyendo las páginas que siguen:
metros de diámetro.

Los tipos y leyendas monetarias son siem-


pre el reflejo de la concepción del poder
que tiene el emisor, de la legitimidad que
quiere transmitir a sus súbditos y a los otros
estados, de la soberanía que ejerce o de
territorios que desea reivindicar. Todo ello
dentro del marco de un documento econó-
mico que se convierte en el mejor portavoz
de los ideales del poder. En una moneda los
tipos y leyendas están relacionados con la
figura de quien ejerce el poder, su heráldica
(grande o resumida), los lugares sobre los
que ejerce la soberanía, la representación
Detalle de una pagella scolastica o cartilla de notas –uti- del reino, su legitimidad etc. y en el caso
lizada durante el curso escolar 1927-1928– con el escudo del período que estudiamos los aconteci-
de los Saboya flanqueado por dos fasci littori con hachas.
Este diseño es muy semejante al que sería declarado em- mientos políticos y económicos que marcan
blema pequeño de la Italia fascista en abril de 1929, el estos casi dos siglos de la Historia de Es-
escudo oficial más utilizado desde entonces hasta la caída paña, ya que por definición los tipos de una
de Mussolini en 1943.
moneda sólo se cambian porque se desea
Una penúltima aclaración: en las páginas informar de un cambio político (acceso de
precedentes no hemos traído a colación ninguna un nuevo soberano al trono) o bien de una
moneda con retrato de gobernante o escudo de modificación de la paridad y cambio de la
armas porque estarán presentes –con creces– en moneda, siendo de este modo distinguibles
este trabajo. En efecto, la mayoría de las piezas para los usuarios las piezas viejas y nuevas.
que analizaremos en las próximas dos partes os- De los problemas y reformas económicas se
tentan bien el busto de un o una monarca, bien el tratará en otros capítulos de estas Jornadas,
retrato de un dictador; y las armerías reales o es- nosotros nos centraremos en la intenciona-
tatales también son protagonistas principales de lidad política de los tipos y leyendas mone-
la recopilación de monedas que hemos escogido tarias de este período.
aquí. Además, en la presentación de José María de
Francisco Olmos que precede a nuestras líneas,
«La moneda, mucho más que dinero», ya se ha
hecho referencia suficiente a la presencia de este
tipo de motivos sobre el numerario. 9 En Juan Carlos Galende Díaz y Javier de Santiago Fernández
(dirs.): VI Jornadas Científicas sobre Documentación borbó-
Queremos acabar esta suerte de introducción nica en España y América (1700-1868). Madrid: Universidad
de la mano del autor de la cita que abre estas mis- Complutense de Madrid, 2007, págs. 177-234.

028
En nuestro caso no tenemos unas jornadas
a las que remitir para hablar de los problemas y
las reformas de la economía: nos conformamos
con haber intentado que, al acabar El poder en
el bolsillo, los lectores se interroguen al respecto
de las intenciones –políticas– de quienes han lle-
nado de contenidos los discos metálicos que se
guardan en la cartera o en el monedero, o que se
contemplan en las colecciones privadas y en los
museos. Ninguna moneda es inocente, en efecto;
pero también es muy cierto que ningún analista
de las monedas lo es (como hemos visto por lo
que respecta al medio dólar conmemorativo que
abre este apartado del libro): al fin y al cabo ha-
blamos sobre el poder.

029
030
PARTE Ⅱ

IMÁGENES DEL
PODER REAL EN
LAS MONEDAS
ESPAÑOLAS
Del Antiguo Régimen
al destronamiento de Isabel II
1. LOS BORBONES ESPAÑOLES ENTRE
LOS TIPOS MONETARIOS DE 1728 Y LOS DE 1772

Si algo caracterizaba al Antiguo Régimen, por XVIII, mientras reinaba Luis XV, que también se
cuanto se refiere al ejercicio del poder real, era reclamaba amparado por el derecho divino, un
el hecho de que las monarquías se reclamaban diccionario daba luz sobre lo que era eso de pro-
de derecho divino. Hablar de monarquías en los clamarse rey par la grâce de Dieu:
tiempos de la Edad Moderna –incluyendo por
tanto el siglo XVIII en su mayor parte– implicaba PAR LA GRACE DE DIEU, est la formule qui
referirse a la gran mayoría de países de Europa sert de commencement aux Lettres Royaux,
y, atendiendo a la existencia de extensas domi- pour faire voir que nos Rois ne tiennent leur
naciones coloniales, suponía igualmente hacer sceptre & leur pouvoir que de Dieu seul, &
referencia a la casi totalidad del mundo goberna- qu’ils ne reconnoissent aucun supérieur sur
do por occidentales: en efecto, hasta la eclosión la terre ; en sorte même qu’ils disputent
revolucionaria de los Estados Unidos de América cette qualité à tous autres Princes qui ne
y de Francia a finales del siglo XVIII o Siglo de las sont pas souverains, soit qu’ils rélevent
Luces, los territorios constituidos en repúblicas d’eux en fiefs, ou de quelqu’autre Souverain.1
eran muy pocos: las Provincias Unidas, es decir,
Holanda y las otras tierras que habían conseguido El redactor dejaba meridianamente claro que
y visto reconocida la independencia –respecto los reyes, y solamente ellos –en el diccionario se
de los Habsburgo hispánicos– entre finales del hablaba de los monarcas de Francia, pero las con-
siglo XVI y la primera mitad del XVII; la confe- clusiones eran claramente extrapolables– recibían
deración suiza, o helvética, con su particular or- el cetro y el poder solamente de manos de Dios
ganización en cantones; la república Serenísima, y, en consecuencia, no podían reconocer ningún
es decir, Venecia; Génova; la efímera experiencia poder superior sobre la Tierra (habría que añadir
de la Córcega de Pasquale Paoli; alguna ciudad que salvo el vicario de Cristo, el Papa de Roma,
libre en el seno del Sacro Imperio Romano de la según para quien).
Nación Alemana... Luis XV, rey de Francia (1730), de
Hyacinthe Rigaud –en catalán, Jacint
Rigau-Ros i Serra (Palacio de Versa-
1.1 Las monarquías lles). Este pintor nacido en Perpiñán
de derecho divino –en vísperas del Tratado de los Piri-
Si nos fijamos en el caso concreto de la España neos– es universalmente famoso por
un magnífico retrato de Luis XIV que
borbónica y su constelación de posesiones ultra- se conserva en París, en el Musée du
marinas, es conocido que el imperio hispánico Louvre: la obra se convirtió en el para-
era gobernado por reyes católicos de religión –la digma de la representación pictórica
barroca del poder monárquico y, aún
«Monarquía Católica», se decía–, y absolutos por más, en uno de los modelos de referencia del retrato de
lo que se refiere al ejercicio del poder. Se afirmaba aparato que haría fortuna durante siglos. Si es cierto que el
entonces que la fuente de este poder absoluto era retrato de Luis XV aquí representado no ha adquirido, ni de
lejos, la relevancia de la pintura anteriormente comentada,
el único dios de los cristianos y, en consecuencia, no lo es menos que –con el uso de formas grandilocuentes
la monarquía española se consideraba a sí misma y una evidentísima pericia técnica– muestra perfectamen-
de derecho divino: los reyes que tenían la corte
en Madrid lo eran por «la Gracia de Dios». Como
1 Claude-Joseph de Ferrière: Dictionnaire de droit et de pra-
tantos otros monarcas en Europa, por otra par- tique. Nouvelle édition, revue, corrigée & augmentée, Tome
te. En la Francia de la segunda mitad del siglo second. París: Veuve Brunet, 1769, pág.. 283b.

032
te la grandeur de un monarca francés investido de poder
absoluto y supuestamente impregnado de «la Gracia de antigüedad grecorromana– como imagen paradig-
Dios». Casi incontables, por cierto, las flores de lis que mática del poder; de quien ejerce el poder, para
siembran los rincones iluminados del cuadro.
ser exactos. No obstante, haciendo seguidismo
De acuerdo con lo que se acaba de decir, es de una inveterada tradición en el numerario de
lógico suponer que esta legitimación divina –ul- Castilla y León, la inscripción no aparece sola sino
traterrena, pues– del poder de las regias perso- acompañada de un elemento que quiere sustituir
nas debería estar presente no sólo en los enca- al papel del busto áulico: un escudo de armas co-
bezamientos de los documentos oficiales, sino ronado, uno de los más famosos de la historia. Se
también sobre las monedas de las monarquías trata del escudo reducido, resumido, abreviado,
en cuestión. España incluida. pequeño o simplificado, emblema heráldico de los
reyes de España de la dinastía Borbón, que apare-
ce cargado solamente del cuarterado de Castilla
y León, la granada –por el reino homónimo de
Granada– en la punta y el escusón central con
las tres flores de lis. Este abanico tan reducido de
armerías remite, de manera evidente, a una de las
consecuencias simbólicas de la victoria felipista en
la Guerra de Sucesión (con la consiguiente abo-
lición de los fueros de Valencia y Aragón y de las
Esta moneda [↖] –amparada por ordenacio- Constituciones de Cataluña): el arrinconamiento
nes legales de junio y septiembre de 1728, pero del emblema de las «cuatro barras» en las pocas
acuñada por primera vez en 1732– incluye toda la monedas que aún se emitirían en los, o para los,
larga titulación real del primero de los Borbones países la Corona de Aragón (salvo una de tiempos
españoles en el anverso (o cara). Lo hace gra- de Fernando VI que después veremos), así como la
cias a la utilización de abreviaturas, hasta cinco, posterior ausencia de este blasón en buena parte
entre las que se incluyen las letras «D» y «G»; es de las emisiones generales de la monarquía. Justo
en estos signos donde la pieza nos habla de la derecho de la conquista, Felipe V dixit, y Castilla
legitimación por «la Gracia de Dios», Dei Gratia y León como centro gravitacional de periferias.
en latín: «PHILIP[US] · V · D[EI] · G[RATIA] · HIS- Felipe V (1720), de José Amorós (Mu-
PAN[IARUM] · ET IND[IARUM] · REX», o lo que seu de l’Almodí, Xàtiva). El retrato del
rey vencedor en la batalla de Alman-
es el mismo, Felipe V, por la Gracia de Dios, rey sa (1707) permanece cabeza abajo
de las Españas y las Indias; si se prefiere, Felipe desde que fuera colocado así –al
V rey de las Españas y las Indias por la Gracia de inicio de los años sesenta del siglo
pasado– por el entonces conserva-
Dios. Esta leyenda figuró en muchas monedas del dor del museo municipal setabense,
mismo monarca antes y después de 1728, cuando Carles Sarthou. Las razones de un
se dispuso que el busto real apareciera sobre las proceder tan excepcional hay que
buscarlas al inicio del siglo XVIII: du-
piezas de oro [↗]. rante la Guerra de Sucesión la ciudad
de Xàtiva había abrazado la causa del archiduque Carlos
1.2 Un escudo borbónico de Austria –Carlos III de Habsburgo para los valencianos,
los catalanes, los aragoneses, etc.– y, en consecuencia,
demasiado simplificado la capital de la comarca de la Costera opuso una fuerte
Sin embargo, a diferencia de muchas otras mone- resistencia a las tropas de Felipe de Anjou. La victoria final
das españolas o de otras partes del mundo, en el felipista fue acompañada de una grandísima represión
que incluyó el incendio posterior de la ciudad y el cambio
caso de los 8 reales empezados a acuñar en 1732, de nombre: Nueva Colonia de San Phelipe, una alusión
la leyenda alusiva al monarca no iba acompañada casi podríamos decir que sarcástica al rey que había dis-
del retrato real, del perfil del soberano utilizado puesto el castigo. Los habitantes que permanecieron en
Xàtiva –desde entonces conocidos por el apelativo de
–tantísimas veces a lo largo de los siglos, desde la

033
socarrats como consecuencia de aquel incendio provo-
cado– guardaron el recuerdo de la fechoría borbónica y aparición del escudo reducido borbónico sobre
la inquina hacia el primer rey de España que lucía en el las acuñaciones se daría en la segunda mitad del
escudo las flores de lis. Girar el retrato cabeza abajo fue
reinado de Alfonso XII, entre 1880 y 1885 aunque
la expresión de un sentimiento ciudadano multisecular y,
además, un atentado simbólico espectacular a las retóricas solamente en las piezas emitidas para las Filipi-
del poder real. nas: dos valores con columnas y dos sin ellas. En
cualquier caso, este emblema –que en puridad
Al hablar del escudo resumido nos referimos no era el escudo nacional de la España a caballo
a unas armerías que figurarían con continuidad de los siglos XIX y XX– estaría presente durante
sobre emisiones monetarias hispanas (incluyen- el reinado de Alfonso XIII en varios usos ajenos a
do las hispanoamericanas) des del reinado de los campos de la numismática. Lo haría en una
Felipe V hasta el fin del de Isabel II. El mismo coexistencia –a veces nebulosa– fundamentada
emblema pero flanqueado de las columnas de en la costumbre, y a menudo con hechos contra-
Hércules –símbolo de la expansión atlántica de dictorios como el añadido al escudo estatal de
España y, por extensión del significado, de las elementos claramente pertenecientes al emblema
tierras americanas– haría su aparición sobre las personal del soberano (destacando el Toisón de
acuñaciones algo más tarde: en 1772, por orden de Oro y el manto), y ello también en contextos de
Carlos III de Borbón, pero entonces solo sobre las uso donde se requeriría la desnudez estricta de
monedas de la monarquía española producidas las armerías nacionales [↘].
en las cecas –casas de moneda– americanas. De
hecho, en las posesiones ultramarinas este tipo
monetario continuaría vigente hasta la extinción
del poder español y, por tanto, hasta el nacimiento
de los nuevos países independientes. Por lo que
respecta a la península, el Trienio Liberal trasla-
daría el modelo con columnas a algunas de las
acuñaciones de plata realizadas entre 1821 y 1823,
e Isabel II haría lo mismo entre 1850 y 1868, año
de su derrocamiento. 1.3 La monarquía
Concluido el Sexenio Revolucionario y a raíz pretendidamente universal
de un decreto firmado por Antonio Cánovas del Ya hemos aclarado, al inicio de este apartado, la
Castillo en enero de 1875, el escudo reducido bor- naturaleza del poder que ejercían los monarcas
bónico retomaría carta de naturaleza jurídica en españoles de la casa de Borbón durante el Anti-
España y sus posesiones también en el campo guo Régimen: absoluto y de derecho divino. Pero
numismático: las 5 pesetas o duro de plata de ¿hasta dónde llegaba, territorialmente hablando,
Alfonso XII, fechadas en 1875 y 1876, lo llevarían este poder real? La información nos la puede pro-
en el reverso (o cruz de la moneda), con colum- veer la Constitución de 1812 cuando menciona, en
nas. Pero la peseta y las 25 pesetas de 1876 ya el artículo décimo, las latitudes donde eran sobe-
mostrarían las armerías con «barras» y cadenas ranos los reyes de España en aquel momento:
(la presencia de estos dos elementos es lo que
distingue, fundamentalmente, al antiguo escudo El territorio español comprende en la Penín-
borbónico del que ahora es el oficial del reino de sula con sus posesiones e islas adyacentes,
España) [↗]. Aragón, Asturias, Castilla la Vieja, Castilla
Los carlistas también pondrían solamente el la Nueva, Cataluña, Córdoba, Extremadura,
escudo del cuarterado de Castilla y León con la Galicia, Granada, Jaén, León, Molina, Murcia,
granada y las flores de lis, sin columnas, en sus Navarra, Provincias Vascongadas, Sevilla y
escasas emisiones monetarias. Pero la última Valencia, las islas Baleares y las Canarias

034
con las demás posesiones de África. En la presencia de una inteligentísima alegoría (o em-
América septentrional, Nueva España, con blema barroco) conformada a mayor gloria de un
la Nueva Galicia y península del Yucatán, poder personal que –mediante el derramamiento
Guatemala, provincias internas de Occi- ad hominem de la gracia divina, es decir, de la
dente, isla de Cuba, con las dos Floridas, la elección del Altísimo y el consiguiente apoyo y
parte española de Santo Domingo, y la isla ayuda celestial– se pretendía de alcance universal.
de Puerto Rico, con las demás adyacentes La figuración de los hemisferios (o globos) no
a éstas y el Continente en uno y otro mar. había faltado en el numerario de los Habsburgo
En la América meridional, la Nueva Granada, españoles: en 1684 se había acuñado –en Ná-
Venezuela, el Perú, Chile, provincias del Río poles– un ducato o piastra de plata a nombre
de la Plata, y todas las islas adyacentes en de Carlos II que exhibía las esferas en el reverso,
el mar Pacífico y en el Atlántico. En el Asia, con un cetro y una corona de gran tamaño en el
las islas Filipinas y las que dependen de su centro y una leyenda tan grandilocuente, o más,
gobierno. que la de los 8 reales: «· VNVS · NON · SVFFICIT
·», en una filacteria (otro emblema barroco en
Una larguísima re- toda regla). La presencia de los dos hemisferios
lación, en efecto. Pero tampoco estaría ausente en otras monedas de
frente al registro escrito Felipe V de Borbón y de Fernando VI, si bien no en
y minucioso, apropiado especímenes tan áulicos, sino en piezas de cobre
para la obra del legislador de 4 maravedís, de 2 y de 1, producidas en cecas
de 1812, la monarquía es- castellanas y, como muestra de la uniformización
pañola había encontrado, castellanizadora de inicios del siglo XVIII, también
en los inicios de la década acuñadas en Zaragoza, Barcelona y Valencia. En el
de los treinta del siglo XVI- reverso de estas monedas –emitidas entre 1718 y
II [↑], la manera de resumir visualmente tan prolija 1720 y, dos décadas más tarde, entre 1739 y 1746–
enumeración. Una imagen, quizá, siempre ha vali- un león coronado (con la testa girada hacia atrás)
do más que mil palabras. Y una imagen del poder, porta una espada en la pata delantera derecha y
aún más. Lo que se ve en la moneda anterior es un cetro en la izquierda, ambos elementos apoya-
lo que se dice, sí: la corona española se asienta dos sobre sendos globos
–gobierna unitariamente– sobre los dos hemisfe- (los hemisferios). La ins-
rios terráqueos (figurados como globos o mundos cripción que acompaña
en realidad). O, sin mistificaciones exageradas y este motivo que figura re-
retóricas, el rey de España ostenta la soberanía presentar a la España im-
sobre una porción nada despreciable del Viejo y perial es «VTRUMQ[UE] ·
del Nuevo Mundo, aquí apoyados ambos en una VIRT[UTE] · PROTEGO»,
masa terrosa sobre aguas: «las dos columnas co- protejo ambos [mundos]
ronadas con el plus ultra, bañándolas unas ondas con la virtud.
de mar y entre ellas dos mundos unidos por una Más allá de precedentes o de emisiones co-
corona que los ciñe» (auto LXI. 1728/IX/8). etáneas, es bien cierto que los 8 reales de los
Esta dominación a Occidente y a Oriente la globos (o hemisferios o mundos) bajo corona
refuerza la leyenda latina «VTRAQUE VNUM» o, se acuñaron, con ligeros cambios en el diseño,
en alguna emisión, «VTRA QUE VNUM»: uno y en diversas cecas de los virreinatos americanos
otro [mundo] son uno, palabras sacadas de la durante cuarenta años, desde 1732/1733 hasta
vulgata latina, concretamente de la Carta a los 1772. En consecuencia, llevaron en el anverso las
Efesios de Pablo de Tarso (2,14: «[...] qui fecit utra- titulaciones reales de Felipe V, de su hijo Fernando
que unum [...]»). Decididamente, estamos ante la VI y de otro de sus hijos, Carlos III de Borbón. No

035
existen monedas de este tipo a nombre del hijo 1.4 El numerario navarro y
mayor de Felipe V, Luis I, dado que murió prema- los primeros borbones de España
turamente en 1724, al poco de iniciar el reinado Navarra ocupaba un lugar particular en el conjun-
por abdicación de su padre. to de la monarquía borbónica española: haber-
se puesto del lado del vencedor en la Guerra de
Sucesión, Felipe de Anjou, le permitía conservar
un autogobierno que había pasado a la historia
en el caso de la corona «de las cuatro barras»
(exceptuando el Valle de Arán). Entre los rasgos
definitorios de la Navarra de la Edad Moderna
se encontraba la capacidad de emitir moneda:
el numerario de este reino foral llegó a la cima
con Felipe VI (IV de Castilla, III en la Corona de
Aragón), pero en época de Carlos V –II de Castilla,
II en la Corona de Aragón– en el territorio navarro
ya sólo se habían puesto en circulación valores de
facial muy bajo. De acuerdo con la tradición, y la
La familia de Felipe V (1743), de Louis-Michel van Loo ley, en las piezas emitidas en Pamplona nada más
(Museo del Prado, Madrid). Una obra de excelente fac- debía figurar el título real navarro (y no el general
tura y de conseguida magnificencia barroca, con algún
detalle particularmente significativo desde la perspecti- español) y, en consecuencia, el numeral del mo-
va política: la corona se encuentra sobre una almohada narca debía corresponder al propio de Navarra y
cerca de Isabel de Farnesio, la segunda mujer de Felipe, no al que se utilizaba en Castilla.
y no junto al mismo rey. Éste –sentado y mirando hacia
su mujer– tiene a la izquierda al que en 1746 pasará a ser José María de Francisco Olmos ha resumido
monarca bajo el nombre de Fernando VI. El futuro Carlos las cambiantes circunstancias de las acuñacio-
III –entonces Carlos VII de Nápoles y Carlos V de Sicilia– es nes navarras en época borbónica en el artículo
el alto personaje masculino que ocupa, de pie, el margen
derecho de la pintura. Como ha resumido José Luis San- «Propaganda política en la moneda de los Bor-
cho en «Retratos de familia de los Borbones 1700-1801» bones (1700-1868)»2. Aquí recogemos las líneas
(en Arte, poder y sociedad en la España de los siglos XV dedicadas a los reinados de Felipe VII, Fernando
a XX. Madrid: CSIC, 2008, pág. 123-138; cita en la pág.
131), «La composición toda expresa el triunfo de su po- II, Carlos VI y Carlos VII (en Castilla, Felipe V, Fer-
lítica [de Isabel de Farnesio], pues ha conseguido hacer nando VI, Carlos III y Carlos IV):
a dos hijos soberanos en Italia, otra princesa heredera
de Portugal, un príncipe de la Iglesia; y está a punto de
enlazar a las otras dos hijas en Francia y en Saboya. [...] Durante el reinado de Felipe V se produjo
En realidad, salvo las infantas aún por casar, todos están un cambio importante en la tipología de las
colocados geográficamente de oeste a este, como en un piezas navarras, ya que el monarca decidió
viaje imaginario de Lisboa a Nápoles pasando por Parma.
En conjunto el cuadro ofrece una imagen perfecta de las mantener su numeral castellano y el título
ambiciones dinásticas que Felipe e Isabel, monarcas pro- de Hispaniarum Rex, en contra de la tra-
líficos de manera bien manifiesta, estaban forjando [...]». dición y las normas navarras que especifi-
caban el uso del numeral navarro (en este
caso sería Felipe VII) y el título regio propio
para adentrarse, de este reino de forma única, pero tene-
mínimamente, en la
trascendencia de las piezas
de ocho reales desde la
perspectiva de la historia 2 En Juan Carlos Galende Díaz y Javier de Santiago Fernán-
económica, véase el dez (dirs.:): VI Jornadas Científicas sobre Documentación
apéndice I borbónica en España y América (1700-1868). Madrid: Uni-
versidad Complutense de Madrid, 2007, págs. 177-234; cita
en las págs. 187-188.

036
mos que recordar la problemática del reino Fernando VI de España (s/d), de
navarro, donde Luis XIV de Francia era el Louis-Michel van Loo (Embajada
de España en Buenos Aires, en de-
legítimo heredero de la Casa de Foix-Albret pósito del Museo del Prado). Este
y en sus documentos y monedas aparecía personaje llegó a ser rey de España
como rey de Francia y de Navarra, tal vez –y de Navarra, como Fernando II–
porque su hermano mayor –Luis I–
por eso Felipe V no quiso «problemas» con falleció súbitamente en 1724, a los
su abuelo y único aliado. pocos meses de ser entronizado:
Esta novedad se mantuvo durante el entonces Felipe V –padre de Luis,
de Fernando y, también, del futuro Carlos III de Borbón–
reinado de Fernando VI, que quiso volver a hizo marcha atrás de la abdicación realizada el mismo año
la legalidad tradicional y acuñó moneda de y nombró a Fernando como sucesor (como correspondía
forma indistinta con los numerales castella- según la edad de los distintos hijos). En el manto rojo se
observan castillos y leones dorados, así como flores de lis,
no y navarro (Fernando II) aunque mante- en referencia a la heráldica real española del momento.
niendo siempre el título de Hispaniarum Rex.
Solo durante el reinado de Carlos III (VI 1.5 Una moneda para
de Navarra), volvió a usarse el título tradi- el príncipe de Cataluña
cional de Rex Navarre de forma única, lo La tendencia centralizadora definitoria de la nue-
mismo que con Carlos IV (VII de Navarra).3 va dinastía en lo que concierne a la Corona de Ara-
gón –tan destacada también por lo que respecta
Las acuñaciones carolinas serán tratadas en al numerario– se rompió de manera inopinada en
el punto posterior. Aquí vamos a reproducir dos una emisión de ardites para Cataluña: después de
piezas: una del reinado de Felipe y otra del de dos décadas sin monedas producidas en, o para,
Fernando. En el caso del primero mostramos la la Corona de Aragón, Fernando aparecerá en los
pieza más pequeña de las emitidas, el cornado mencionados ardites de cobre como príncipe de
o medio maravedí, con el ordinal castellano, V; Cataluña por «la Gracia de Dios» (proceder que
con respecto a Fernando incluimos las imágenes tenía un solo precedente: los ensayos realizados
del maravedí con el ordinal navarro, II. En ambos para Luis XIII de Francia durante la Guerra dels
casos el anverso lo ocupa el monograma con el Segadors). Igualmente, los ardites de este prin-
nombre real, y el reverso el escudo de las cadenas ceps Cataloniæ llegaron a incluir un escudo de las
coronado. «cuatro barras» como emblema heráldico. José
María de Francisco Olmos, lo narra con acierto
en el mencionado artículo «Propaganda política
en la moneda de los Borbones (1700-1868)» (págs.
223-224):

Entre estas acuñaciones específicas del


Principado hay que citar las que se hicie-
ron en época de Fernando VI, debido a la
gran escasez de moneda menuda existen-
te, ya que todavía se seguían utilizando
piezas en el comercio de incluso el siglo
XVII. [...] Estas piezas (datadas en 1754
3 Durante años se mencionó la existencia de acuñaciones a
y 1755) muestran como tipo principal de
nombre de Felipe V con la titulación real navarra, pero tal anverso las armas reales resumidas (las
numerario no se habría emitido nunca (Miguel Ibáñez Ártica de Castilla [y León]), y sólo en el reverso
et allí: La colección de útiles de acuñación del Gobierno
de Navarra. Pamplona: Gobierno de Navarra / Institución
aparece una referencia epigráfica y herál-
Príncipe de Viana, 2003, pág. 230-231). dica a Cataluña, ambas problemáticas. La

037
leyenda nos muestra una Audiencia de Cataluña expresara su des-
titulación [«PRINCEPS acuerdo con este diseño (30 de agosto de
CATALON(IÆ)]»] nunca 1755), en el escrito se decía que las armas
empleada hasta enton- de Cataluña eran cuatro barras de gules en
ces (salvo en unas acu- campo de oro, no cinco, como aparecía en
ñaciones francesas de la moneda; y que [...] encontraba no ser la
Luis XIII realizadas en Pa- cruz de la estampa de la moneda la de las
rís durante la Guerra del armas de Barcelona (la cruz de San Jorge),
Segadors), ya que los anteriores soberanos porque esta era de figura ordinaria e igual
habían utilizado siempre el título de Conde siendo aquella pate y con la punta inferior
de Barcelona, que era quien tenía el derecho aguda siendo semejante a la de Sobrarbe.
de acuñación, dado que ese derecho había Probablemente por esta protesta se terminó
desaparecido con la Nueva Planta el monar- la acuñación de estas piezas cambiando el
ca era libre de acuñar con otra titulación, en tipo, ya que las datadas en el año 1756 lle-
este caso la de Príncipe de Cataluña, tal vez van un reverso distinto, esta vez sí con las
expresamente usada para dejar claro que armas tradicionales de Cataluña, las cuatro
estas piezas no tenían nada que ver con las Barras, ocupando todo el reverso.
acuñadas con anterioridad.
Casi seguro que en la Audiencia de Cata-
Se debería añadir únicamente que en ninguna luña confundieron la cruz de Sobrarbe con la
parte de la moneda se ven referencias al título cruz de Íñigo Arista (primer rey de Pamplona),
real español y que, en tiempos de Fernando VI, considerada tradicionalmente –e infundadamen-
algo parecido no se llegó a dar –como ya hemos te– como señal heráldico del antiguo Aragón. Un
visto– ni en el reino de Navarra, donde estaban emblema este, por cierto, que los valencianos ven
vigentes los ordenamientos forales a diferencia a menudo porque se encuentra representado, en
de los países de la Corona de Aragón. blanco sobre azul, en el mantelete del yelmo del
actual escudo de la Generalitat (valenciana). Sea
como fuere, este episodio resulta casi inverosímil
en días de absolutismo borbónico: al hecho de
no encontrar ninguna inscripción en las piezas
que remita a España –el cuarterado de castillos
y leones es incluido como «las Armas de Castilla
y León»– debemos añadir la queja catalana y la
revisión final del diseño de estas piezas acuñadas
en el ingenio segoviano.
Sobre el escudo del reverso de estas piezas,
ha hablado también José María de Francisco Ol-
mos con conocimiento de causa (pág. 224):

Del mismo modo llama la atención la herál-


dica utilizada, el decreto decía que se pon-
dría en ellas [una Cruz aquartelada con] las
armas de Cataluña, pero lo que se colocó
fue un escudo cuartelado con cinco Barras
y la Cruz de Sobrarbe (de tradición única-
mente aragonesa), que llevó a que la Real

038
2. LOS BORBONES ESPAÑOLES DESDE LA REFORMA MONETARIA DE
1772 A LA GUERRA CONTRA NAPOLEÓN

2.1 Leyendas de los Corona de Aragón– de la mano de Diego Velázquez. Como


en el retrato de Fernando VI debido a Louis-Michel van
reversos áureos
Loo, en el manto rojo con forro de armiños, aquí plegado
Como ya se ha dicho, en 1772 concluyeron las en la parte inferior derecha del cuadro, se observan cas-
emisiones de las piezas de ocho reales con la tillos, leones y flores de lis en color oro, emblemas de la
heráldica real española resumida. El impulso reformista
composición –imperialista en grado máximo,
de Carlos III de Borbón se inscribió en la tendencia eu-
pero extraordinariamente eficaz desde el pun- ropea del absolutismo –o despotismo– ilustrado, si bien
to de vista de la comunicación política– de los no estaríamos frente a un rey particularmente amante
de la letra impresa (no se trata, en ningún caso, de una
hemisferios, o globos (mundos), bajo la corona
versión peninsular de Federico II de Prusia). A pesar de la
española. Desde entonces, monedas con nuevos falta de resultados de muchas de las políticas entonces
tipos iban a ser acuñadas en la península y en puestas en marcha, el reinado de Carlos III ha destilado
en la percepción colectiva castellana una imagen positiva,
las Américas de acuerdo con las previsiones de
más aún en contraste con la atribuida a la etapa de su hijo
dos pragmáticas fechadas el 5 de mayo de 1772, Carlos IV. Además, la obra carolina de transformación –en
por cuanto se refiere a los maravedís de cobre, el urbanismo y en la dimensión monumental– de la ciu-
dad donde se asentaba la corte le hizo merecedor de la
y el 29 del mismo mes por lo que respecta a las
definición de mejor alcalde de Madrid. En la Corona de
acuñaciones en plata y en oro. Las piezas de oro Aragón la figura de Carlos III de Borbón ha sido tradicio-
–expresadas en escudos, y con retrato real des- nalmente asociada a la respuesta, nula, dada al conocido
como Memorial de Agravios de 1760; a la generalización
de 1728– [↓] ya habían empezado a modificar su
de la enseñanza en castellano y, por tanto, al consiguiente
estampa en 1760, cuando las grandes armerías destierro oficial de la lengua propia en este campo; y, fi-
de Carlos III de Borbón aparecieron por prime- nalmente, a la promulgación del reglamento que permitió
la apertura de puertos de Cataluña (Tortosa y Barcelona),
ra vez en el reverso, y se acompañaron de una
el País Valenciano (Alicante) y las Baleares (Palma de Ma-
frase paradigmática de la manera de entender y llorca) al libre comercio con América.
administrar aquella monarquía: «IN UTRO[QUE]
FELIX AUSPICE DEO», la proclamación de que Con anterioridad a aquella inscripción, tan
el monarca se encontraba bajo la protección de pletórica, que hacía referencia a los dos mundos,
Dios y que reinaba feliz en ambos hemisferios [↓]. los Borbones de España habían incorporado dos
leyendas más sobre las piezas de oro, ambas con
trasfondo religioso:

Las leyendas del reverso de estas piezas


[de Felipe V] tienen un claro sentido reli-
gioso, muy presente en las monedas desde
la época medieval. El lema dispuesto dice
INITIUM SAPIENTIÆ TIMOR DOMINI (el
temor de Dios es el comienzo de la sabi-
Carlos III de España (ca. 1765), de duría [salmo 111.10]). Se
Anton Raphael Mengs (Museo del mantuvo hasta el reinado
Prado, Madrid). Retrato de aparato
pero contenido, como correspon- de Fernando VI, cuando
de a la querencia clasicista de este fue cambiado por otro que
pintor de fama europea nacido en pretende una exaltación
Bohemia. La obra está resuelta de
manera brillante y rememora, en de la Monarquía NOMINA
algunos aspectos formales, retra- MAGNA SEQUOR (Sigo a
tos de Felipe IV de Castilla –III en la los grandes nombres). Es

039
una leyenda que vincula al rey con sus pre- encuentran sendas muestras del escudo resu-
decesores y muestra su intención de seguir mido de los castillos, los leones, la granada y las
los pasos de los grandes monarcas que le flores de lis, solo que en el de Felipe el escusón
habían antecedido en el trono.1 borbónico no está en medio del cuartelado cas-
tellano-leonés;
2.2 El escudo borbónico –movamos ahora los ojos hacia la parte supe-
más completo rior derecha del de Felipe y hacia la parte superior
Hemos mencionado las grandes armerías de Car- izquierda del de Carlos; ahí están las «cuatro ba-
los III de Borbón y hemos visto un ejemplo de su rras» y, al lado, las «cuatro barras» con dos águilas
presencia sobre el numerario del rey. La longevi- negras: este último es el emblema de Sicilia (las
dad de este escudo real borbónico fue muy gran- águilas son las de los Hohenstaufen, linaje al que
de; tanto que fue utilizado en las monedas hasta perteneció Federico I Barbarroja);
los tiempos de Isabel II y, en el resto de soportes, –en el de Felipe V fijémonos a izquierda y
hasta el fin del reinado de Alfonso XIII. Más aún: derecha del escudete borbónico; en el de Car-
en 1937, iniciada la Guerra Civil, llegó a lucirlo un los hagámoslo con respecto a la parte superior
billete de una peseta puesto en circulación por el derecha: encontramos Austria (fajas de color ro-
gobierno franquista en Burgos. jo-blanco-rojo, como en la actualidad) y Borgoña
Las grandes armerías de Carlos III de Borbó moderna (el sembrado de flores de lis y la bordura
constituían una clara mutación del escudo grande de blanco y rojo, a cuadraditos);
que había sido utilizado por parte de Felipe V, de –en penúltimo lugar miremos las partes in-
Luis I, de Fernando VI y del mismo Carlos al inicio feriores de los dos escudos; son idénticas: de
del reinado. A continuación adjuntamos estos dos izquierda a derecha, Borgoña antigua, Flandes,
emblemas heráldicos (el conformado en tiempos Tirol y Brabante.
de Felipe V y el rehecho por Carlos III de Borbón, –finalmente solamente hemos de dirigir la mi-
este último con más particiones): rada al escudo de Carlos III, a ambos lados del es-
cudo reducido; aquí se encuentran los dos únicos
elementos que no estaban presentes en tiempos
de Felipe V: las flores de lis azules sobre amarillo
de los Farnesio de Parma (linaje de la madre de
Carlos), y las bolas rojas –y una azul arriba, con
el emblema real de Francia– de los Medici (por el
Gran Ducado de Toscana).
Evidentemente, buena parte de los blasones
de un escudo y de otro eran armerías «de preten-
En un primer golpe de vista, las personas poco sión», que no indicaban un dominio efectivo sobre
o nada versadas en heráldica encontrarán estos los territorios representados. Como afirma Javier
escudos mayormente indescifrables. Vamos a de Santiago en «Imagen del poder en la moneda
intentar hacerlos accesibles: moderna» (pág. 121):
–miremos la parte superior izquierda del de
Felipe V y la parte central del de Carlos III: allá se [...] hay que observar el mantenimiento en
la mitad inferior del escudo de las armas de
1 Javier de Santiago Fernández: «La imagen del poder en la
los territorios europeos perdidos en la paz
moneda moderna», en Javier de Santiago Fernández y Mª de Utrecht. Con la conservación del escu-
Teresa Muñoz Serrulla (dirs.): Moneda, escritura y poder. do de los Austrias, Felipe V reivindicaba su
Comunicación, publicidad y memoria. Madrid: Asociación
de Amigos del Archivo Histórico Nacional / Grupo de Inves-
legítimo derecho a la herencia de Carlos II y
tigación NUMISDOC, 2016, págs. 97-128; cita en la pág. 122. su no aceptación de lo pactado en Utrecht.

040
Es algo que coincide con la política exterior resulta muy significativo que todas las armerías
emprendida a partir de se organicen alrededor del escudo resumido, que
1714, cuyo denominador ocupa el centro del emblema [↙]; aquella era una
común es el esfuerzo por forma espléndida de dejar muy claro simbólica-
modificar las consecuen- mente lo que era muy evidente políticamente:
cias diplomáticas de la que desde la victoria borbónica en la Guerra de
guerra de Sucesión; es lo Sucesión, sino antes de facto, la monarquía que
que se ha llamado la po- radicaba en Madrid tenía un núcleo, un territorio
lítica exterior revisionista.2 esencial, y que este hecho convertía en papel
mojado el antiguo equilibrio institucional entre
Sea como fuere, hemos hecho una descrip- Castilla y León, de una parte, y la Corona de Ara-
ción de los escudos muy alejada de la forma tra- gón, de otra. Este «igualitarismo» primigenio se
dicional de blasonar y, por lo tanto, de la manera reflejaba en el recuartelado heráldico ostentado
como los hubiera descompuesto un experto en por los Reyes Católicos: Castilla y León / Aragón
heráldica. Lo hemos hecho así porque en nuestros y Sicilia / Aragón y Sicilia / Castilla y León (con
días, francamente, estos escudos son materia ar- Granada en la punta desde 1492) [↘].4
cana para la inmensa mayoría de la gente; en su
tiempo se hicieron para que tuvieran lecturas po-
líticas que los dirigentes –en la península y fuera
de ella– estaban en condiciones de interpretar: así,
en el primero de los grandes escudos borbónicos
destaca poderosamente ver las flores de lis en el
centro de todo; esta incorporación de 1700 era
una excelente forma de decir a todo el mundo
que «ya no había Pirineos», que la monarquía es-
pañola de Felipe V, y de sus sucesores, y la realeza Otro de los puntos álgidos del centralismo
francesa estaban enlazadas por siempre jamás.3 heráldico en aquellos tiempos lo encontramos
En cuanto al escudo de Carlos III de Borbón, en el reverso de las piezas de cobre, donde una

2 En Javier de Santiago Fernández y Mª Teresa Muñoz Serrulla


(dirs.): Moneda, Escritura y Poder. Comunicación, Publici- 4 «Primeramente que la yntitulaçion en las cartas patentes
dad y Memoria. Madrid: Asociación de Amigos del Archivo de justiçia e en los pregones e en la moneda e en los sellos
Histórico Nacional / Grupo de Investigación NUMISDOC, sea comun a ambos los dichos señores rey e reyna seyendo
2016, págs. 97-128. presentes o absentes, pero quel nombre del dicho señor rey
3 No vamos a detenernos particularmente en la presencia aya de preçeder, e las armas de Castilla e de Leon preçe-
sobre las monedas españolas de la Orden del Toisón de Oro dan a las de Siçilia e Aragon»: apartado de la Concordia de
y, ocasionalmente, de la orden francesa del Espíritu Santo; Segovia acordada, en 1475, para el reinado en Castilla de
José Mª de Francisco Olmos –en «La Orden del Espíritu Fernando e Isabel. El texto aparece transcito por José María
Santo en las onzas de Felipe V», Hidalguía 46 (267). Madrid: de Francisco Olmos en la pág. 132 de «Europa en las grandes
Instituto Salazar y Castro, 1998, págs. 169-192– ha recordado armas de los reyes de España» (Cuadernos de Investigación
que «Felipe V la colocó [la orden del Espíritu Santo] en sus Histórica, nº 30. Madrid: Fundación Universitaria Española,
onzas desde el inicio de su reinado, acompañando a la del 2013, págs. 129-156), y este autor recuerda acto seguido que
Toisón de Oro, propia de la Monarquía Hispánica desde su «Lo cual se cumplió a rajatabla, como podemos ver en las
vinculación a la Casa de Borgoña, y máxima condecora- monedas, sellos de plomo, de placa, etc…, que eran privati-
ción que el rey podía conceder. En un primer momento se vos de la Corona de Castilla, pero llama más la atención que
mantuvieron los collares de ambas órdenes separados y Fernando aceptara esta ordenación heráldica también en
rodeando el escudo grande de la Monarquía, pero luego sus territorios patrimoniales, tal vez consciente del mayor
se dejó únicamente el collar del Toisón, colocando sobre el poder demográfico, económico y militar de Castilla, o bien
vellocino únicamente la cruz del Espíritu Santo, permane- porque él se consideraba el representante y pariente mayor
ciendo este modelo hasta la reforma monetaria de Carlos de su dinastía y tenía en mente formar un único conjunto
III» (págs. 170-171). territorial [...]».

041
composición muy deco- una especie de manto
rativa no acogía ningún Real, y alrededor las letras
emblema distinto a los siguientes, CAROLUS III
del escudo reducido: ni D[EI]. G. y debaxo el año,
tan siquiera aparecía la como en las demás mo-
granada, como ya había nedas».
sucedido en otras acuña- Y aquí recogemos lo
ciones borbónicas como que se quiere que figure
el ardite de Fernando VI. en las piezas del Nuevo Mundo: «[...] tendrá en
el amberso mí Real Busto, vestido a la heroica
2.3 Retratos sin laureles con clámide [o capa militar antigua] y [corona
y retratos con laureles de] laurel, y alrededor
Dejemos de momento la heráldica. Una de las no- esta inscripcion CAROL.
vedades que las pragmáticas de 1772 introducen III. DEI GRATIA debaxo el
en las emisiones hispánicas es el traslado a plata año en que se labre». La
y cobre de una característica que ya definía las directriz de Carlos III fue
acuñaciones de oro: la presencia sistemática del matizada con el añadido
busto real en el anverso. He aquí lo que se decía de una pieza de armadura,
sobre el retrato presente en el vellón (cobre): «[...] «guardabrazo u hombrera
por el un lado mí Real busto sobre la izquierda des- –normalmente de cuero».5
nudo, con la inscripción CAROLUS III D. G. HISP. Cuando Carlos IV llegó al tono la transforma-
REX, el año que se labre, ción obedeció al lógico cambio del ordinal y del
la divisa de la Casa de Mo- retrato real.
neda de Segovia en que se
ha de acuñar y el número
que debe señalar el valor
de cada pieza: conviene a
saber, ocho, quatro, dos
o un maravedí respecti-
vamente».
A partir de entonces, muy pocas han sido
las monedas españolas en las que ha faltado el
retrato del gobernante, el elemento que antes José María de Francisco Olmos ha resumido la
hemos definido como la «imagen paradigmática dicotomía tipológica península vs. Amèrica en la
del poder; de quien ejerce el poder» (recordemos: pág. 203 de «Propaganda política en la moneda de
en las monedas, desde la antigüedad grecorro- los Borbones (1700-1868)»: «Obsérvese la diferencia
mana). En cualquier caso, si hablamos de imá- de tipología, en la plata peninsular el rey “civil” y en
genes del poder y de representaciones de reyes, la indiana el rey “militar”, a la heroica o a la romana
lo más interesante del marco legal de 1772 es [...]». Y Javier de Santiago –en «Imagen del poder en
la distinción que se establece –al hablar de las la moneda moderna», pág. 125– describe con acier-
acuñaciones de plata– entre, de una parte las to ambas indumentarias (o presentaciones del rey):
cecas americanas y, de la otra, las cecas penin-
sulares en cuanto respecta a las características
del busto real. He aquí, en primer lugar, lo que se 5 Ramón María Serrera: «La introducción de la “moneda de
busto” en España e Indias: la real pragmática de 29 de mayo
prevé para las monedas acuñadas en la península de 1772», Revista de Estudios Extremeños, Tomo LXXI, N.º
ibérica: «[...] llevará mí Real busto desnudo, cono III, 2015, págs. 1973-1990; cita en la pág. 1988.

042
me hear thee Chink -- As I have been sued for payment
En la plata americana el rey es representado of part of my notes in Specie I must collect some to pay
a la romana, con corona de laurel, coraza y them for quietness sake or the game would be up at once».
Detrás del mostrador se encuentra el rótulo del negocio,
manto. La exaltación regia es evidente. El
donde se puede leer «Paper Wholesale and Retail. NB No
rey es figura clave del Despotismo Ilustra- foreign Bank notes taken on Deposit except such as are
do; el soberano encarnaba en la teoría y en about 5 per cent above par». La imagen procede de la
Library of Congress (a Washington DC): <https://www.loc.
la práctica todo el poder del Estado, hasta
gov/item/2002708983>
llegar a confundirse lo uno con lo otro. [...]
En la plata peninsular el monarca pierde su Volvemos por un momento al retrato de Car-
carácter militar y se representa cubierto con los IV, que aquí hemos observado en unas mo-
un manto. La exaltación propagandística nedas y en su copia fidedigna en el marco de una
le presenta ahora como un rey gobernante, caricatura: podemos contrastar estas imágenes
como un rey filósofo que ampara las ideas numismáticas con las obras de Goya y de otros
ilustradas y como un rey padre, dispuesto a pintores que han conformado nuestra idea sobre
atender a todos sus súbditos. No parece ca- la apariencia de aquel monarca.
sual que el modelo de rey militar y triunfante La familia de Carlos IV
figure en la moneda destinada al comercio (1800-1801), de Francis-
co de Goya (Museo del
exterior, pues esa sería la imagen que se Prado, Madrid). Cierta-
recibiría en otros estados. mente no estamos fren-
te a la pintura grandiosa
que quizá esperaban los
En el numerario europeo coetáneo no esca- reyes de España (sobre
seaban los retratos de monarcas con laureles en todo teniendo en cuen-
la cabeza, y con mantos civiles o con indumen- ta que Louis-Michel van
Loo había conseguido,
taria militar coetánea; incluso, con posado más unas seis dècadas antes, enaltecer a la monarquía radi-
o menos romano. Igualmente, un mismo rey po- cada en Madrid de forma tan notoria). Pero parece que la
día aparecer sobre los diferentes valores de sus familia real no quedó descontenta con el resultado. Con in-
dependencia de eso la obra ha suscitado de siempre todo
monedas con uno u otro traje indistintamente, o tipo de comentarios: se dice que, en una visita al Museo
con el busto completamente desnudo. Pero la dis- del Prado, Pierre-Auguste Renoir dijo que «El rey parece
tinción rotunda en función de la ubicación de las un tabernero, y la reina parece una hostalera... o algo un
poco peor, pero ¡qué diamantes le pintó Goya!». E si non
cecas a ambos lados del océano Atlántico, algo è vero, è ben trobato. Goya nos mira desde la penumbra.
así, en aquellos tiempos sólo quedaba al alcance
de Portugal o España, y Portugal no lo hizo. El rey Carlos IV de España (ca.
El fantasma de un dólar o la 1789), de José Vergara (Museu de
sorpresa de los banqueros Belles Arts, València). Este pintor
(ca. 1808) de William Charles. pasó a ser un conspicuo represen-
Célebre caricatura de Stephen tante del academicismo en las tie-
Girard, comerciante y financie- rras valencianas y, en consecuencia,
ro de Filadelfia aquí nombrado pinturas como esta ya no tienen la
«Stephen Graspall, Banker & grandilocuencia que había caracte-
Shaver». El mercader aparece rizado tantos retratos barrocos, y eso
detrás de un mostrador –con a pesar de la riqueza de los tejidos
una ranura– mientras mira representados.
deslumbrado la aparición de
una pieza de 8 reales a nombre
de Carlos IV, fechada en 1806 2.4 Las razones públicas y ocultas del
y, por lo que el texto del dibu- cambio de numerario
jo acredita, una especie monetaria muy escasa en aquel
contexto: «Surely my eyes do not deceive me -- It certainly No podemos olvidar, sin embargo, que más
must be a Dollar! -- I declare I have not seen such a thing allá de los aspectos sobre los que estamos inci-
since I sold the last I had in my Vaults at 18 per Cent Pre- diendo, la moneda lo es porque tiene una dimen-
mium -- If thou art a real Dollar do drop in my till and let
sión económica, porque al fin y al cabo estamos

043
hablando de dinero. Y, por lo que se refiere a las En fin, era una práctica normal que no justi-
disposiciones de 1772, no solamente se trataba ficaba tanto secreto que, además, no podría
de recoger la diversidad de las vestimentas de ser, como no lo fue, indefinido.
los retratados o la presencia, o no, de coronas
de laurel en la cabeza. En efecto, al lanzar a la El 25 de febrero de 1786, casi dos años antes
calle el numerario de busto también se pretendía de la muerte de Carlos III de Borbón, la directriz
recoger toda la moneda defectuosa y macuqui- sobre la nueva merma en el contenido del me-
na (labrada manualmente) y, tan importante al tal fino de las piezas de oro y de plata –otra vez
menos como eso, reducir la ley o porcentaje de secreta– no vendría envuelta en ningún cambio
metal noble puro: del diseño. Y con Carlos IV en el trono no se en-
cuentra documentada ninguna fechoría en este
Desde el punto de vista intrínseco, las emi- sentido. En cualquier caso Javier de Santiago Fer-
siones monetarias del reinado de Carlos III se nández –en «Legislación y reforma monetaria en
caracterizaron por las ordenanzas secretas la España borbónica» (pág. 413)8– ha retratado los
dictadas por el monarca y que estaban desti- secretismos carolinos con bastante dureza verbal:
nadas a rebajar la ley tanto de la moneda de
oro como de la de plata. La primera de estas Esta afirmación explícita no era otra cosa
ordenanzas, del 18 de marzo de 1771, [...].6 que una falsedad que pretendía esconder
lo que no puede ser calificado como otra
Manuel Vilaplana desgranó el proceso en dos cosa que fraude o falsificación de Estado.
páginas de una obra que sigue siendo imprescin- Poco antes, el 18 de marzo de 1771, Carlos III,
dible, Historia del real de a ocho:7 a través de los virreyes, había enviado a los
superintendentes de las cecas un documen-
[...] el principal motivo para extinguir la to secreto ordenando reducir el fino de las
moneda entonces circulante era el poner monedas. Este hecho constituyó una impo-
la nueva a la misma ley de las monedas ex- sición fiscal sobre la acuñación de moneda.
tranjeras, pero manteniendo la nueva con El propósito de modernización y mejora téc-
el mismo valor; haciendo, pues, lo que las nica del numerario tenía como trasfondo una
otras naciones, que publican en sus orde- política devaluatoria encubierta.
nanzas más ley de la que realmente tienen El secretismo, de nuevo, fue la nota ca-
en sus monedas; de esta manera, al no ha- racterística de la orden de 25 defebrero de
ber diferencia, no se exportaría. [...] 1786, que reducía la ley del oro y la plata sin
Sorprende el secreto de esta medida. alterar su peso. Parece que las ganancias
El rey estaba legitimado para ordenar una derivadas de ambas medidas devaluatorias
disminución de la ley con el fin de adecuar estuvieron destinadas a financiar la costo-
el valor de su moneda al de las extranjeras sa tarea de modernización de la moneda
e, incluso, para tratar de evitar la saca de que se había emprendido, a pesar de que el
moneda al reducir los posibles beneficios. Monarca había prometido asumir los costes
de tal operación. Con ello, quienes realmen-
te financiaron la mejora técnica fueron los
6 Mª Teresa Muñoz Serrulla: La moneda castellana en los usuarios de la moneda.
reinos de Indias durante la Edad Moderna. Madrid: Uni-
versidad Nacional de Educación a Distancia · UNED, 2015,
pág. 103. En la misma página de esta obra, en las notas 95
y 94 concretamente se encuentran las transcripciones de 8 En Juan Carlos Galende Díaz y Javier de Santiago Fernán-
las pragmáticas de Carlos III de Borbón que hemos citado dez (dirs.:): VI Jornadas Científicas sobre Documentación
más arriba. borbónica en España y América (1700-1868). Madrid: Uni-
7 Murcia: Universidad de Murcia, 1997, págs. 174-175. versidad Complutense de Madrid, 2007, págs. 403-436.

044
2.5 Escudos sin columnas 2.6 El emblema columnario
y escudos con columnas Estos últimos son, sin embargo, detalles menores
Volvamos ahora a la dimensión política para poner o casi. Lo que importaba de todas todas era la sig-
de relieve que, como no podía ser de otra manera, nificación de este emblema del poder real español
las reglamentaciones de 1772 sobre las nuevas en un tiempo y en unas latitudes en que –como
monedas hablaban, igualmente, de los reversos. Y, debe suponerse– la comunicación política dispo-
como en el caso de los anversos, en la plata tam- nía de un número limitado de medios a través de
bién se distinguía entre la península y América. En los cuales expresarse. Queremos cerrar este apar-
el caso de la España europea, «[...] el reverso de tado con algunas consideraciones finales sobre el
esta tendrá el escudo de mis Armas, igual al de la emblema en cuestión, y a tal efecto recuperamos
moneda de plata de Indias, pero sin columnas [...] la redacción contenida en un reciente artículo:9
y en la circunferencia del reverso se continuaría
la inscripción del amberso (sic) con las letras que El emblema de las dos columnas —vincu-
digan HISPANIARUM REX» [↙]. ladas al periplo del décimo trabajo del se-
midiós Hércules [es decir, robar el ganado
de Gerión]– fue distintivo de la Monarquía
Hispánica desde tiempos del reinado de
Carlos de Gante, y en particular fue rela-
cionado con las posesiones americanas de
los Habsburgo, los Borbones y los Bona-
parte (en este último caso por cuanto José
I también se proclamaba teóricamente rey
de las Indias). Además, a partir de 1868, las
Para las monedas de plata labradas en el columnas acompañadas del lema «Plus Ul-
Nuevo Mundo, «[...] en el reverso se pondrán las tra» —con aguas en la base o sin ellas, con
Armas principales de mi Real escudo, timbradas coronas o sin ellas— han formado parte de
de la Corona Real y a sus lados las dos columnas todas las versiones de las armerías estata-
con una faxa que lleve el lema Plus Ultra, [...] y les españolas (el llamado escudo nacional):
en la circunferencia del reverso se concluirá la desde el Gobierno Provisional surgido de
inscripción del amberso, con estas letras HISPAN. la Revolución Gloriosa hasta nuestros días,
ET INDIAR. REX» [↗]. cuando España se proclama monarquía
A diferencia del tipo con los hemisferios o parlamentaria (con organización autonómi-
mundos, en las monedas hispanoamericanas ca). Originalmente el emblema columnario,
acuñadas según las previsiones de 1772 la le- empresa de cuño humanista sugerida por
yenda completa abarca anverso y reverso: «CA- el milanés Luigi Marliano, hacía referencia
ROLUS · III · DEI · GRATIA / HISPAN[IARUM] · al dinamismo del joven Carlos, detentador
ET IND[IARUM] · REX» o «CAROLUS · IIII · DEI de tantas herencias en la península ibérica
· GRATIA / HISPAN[IARUM] · ET IND[IARUM] · y en la Europa continental e insular, bene-
REX» (a veces con el ordinal escrito «IV»). Tam-
bién a diferencia del numerario con los globos,
en la estampa introducida por Carlos III las 9 Rafael Company i Mateo: «Nación e imperio en la cartofila-
telia del régimen franquista. Mapas, planos y globos terrá-
columnas de Hércules no aparecen coronadas, queos en los sellos de “la España una” y sus colonias», en
la filacteria adquiere mucho vuelo y el pilar se Guillermo Navarro Oltra (ed.): Autorretratos del Estado (II).
estiliza. El sello postal del franquismo, 2a ed. (Cuenca / Santander:
Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha / Edi-
torial de la Universidad de Cantabria, 2015, págs. 148-178;
cita en la pág. 163).

045
ficiario de conquistas en ultramar y pujante 2.7 El numerario navarro
señor de un nuevo conjunto dinástico; sin y los últimos borbones antes de
embargo, el atractivo y clásico motivo pron- la guerra contra Napoleón
to remitió a la circunstancia de dejar atrás Con referencia a Navarra, en 1768 el rey Carlos
las míticas columnas donde se acababa el III de Borbón reintrodujo sobre las monedas la
mundo de los antiguos (en el mar adyacente titulación real privativa y el uso en exclusiva del
al Estrecho de Gibraltar) y, consiguiente- ordinal correspondiente. Así las piezas acuñadas a
mente, al hecho de traspasar hacia poniente su nombre en la ciudad de Pamplona ostentaron,
los límites geográficos establecidos, desa- amén de las cadenas, el monograma de Carlos VI.
fiando al entonces temido «mar tenebroso».
Así pues la divisa «Plus Ultra», o «más allá»
de las columnas, Plus Oultre en francés (la
primera lengua de Carlos), rememoraba la
recompensa que había propiciado Cristóbal
Colón con su osadía: la aparición ante los
ojos ibéricos de las Indias, el Nuevo Mundo
o América.10

Las columnas de Hér-


cules (1550), de la serie
de Los trabajos de Hér-
cules, obra del alemán
Heinrich Aldegrever o
Aldegraf (Metropolitan
Museum de Nueva York;
regalo de Felix M. War-
burg y su familia en 1941).
De acuerdo con el relato
mítico, el semidiós habría
construido dos columnas Y la única emisión de su sucesor también hizo
en el Estrecho de Gibral- lo mismo y, por tanto, el monograma se debía
tar en conmemoración interpretar como propio de Carlos VII.
de su paso por el lugar.
El monograma del Carlos III cazador (1786-1788),
grabador figura en la es- de Francisco de Goya (Mu-
quina inferior izquierda e seo del Prado, Madrid). Este
imita, tanto como le es posible, al que lucía Albrecht Dürer monarca reintroduciría en el
en sus creaciones. Aquí una letra «A» característica –inicial numerario navarro prácticas
de Aldegrever– cobija una letra «G» (se debe suponer que antiguas, amparadas por la tra-
relacionada con la segunda parte del apellido); en el caso dición foral, como la presencia
de Durero la letra «A» correspondía al nombre propio y la exclusiva sobre las piezas de la
cobijada –la «D»– al apellido. titulación real de Navarra y del
ordinal privativo.

10 Rafael Company i Mateo: «Nación e imperio en la cartofila-


telia del régimen franquista. Mapas, planos y globos terrá-
queos en los sellos de “la España una” y sus colonias», en
Guillermo Navarro Oltra (ed.): Autorretratos del Estado (II).
El sello postal del franquismo, 2a ed. (Cuenca / Santander:
Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha / Edito-
rial de la Universidad de Cantabria, 2015, págs.148-178; cita
en la pág. 163).

046
2.6 BIS. EL CONTRASTE TIMBROLÓGICO, 1: LAS DOS GRANDES
ARMERÍAS DE LOS BORBONES ESPAÑOLES EN EL PAPEL SELLADO*

INTRODUCCIÓN sión, aparición de la tinta de color, el sello


En la contracubierta de El papel sellado en el móvil, la presencia de imágenes alegóricas
antiguo y el nuevo régimen. Heráldica y alego- y mitológicas, los cambios en el sistema
rías en el sello, el primero de los dos libros sobre monetario y nuevos sistemas de seguridad
papel sellado, o timbrado, de Natalia Pérez-Aínsua contra la falsificación.
Méndez,1 se resume con tino el objeto de estudio
de la obra y, por extensión, de la timbrología: El prologuista del trabajo –Manuel Romero
Tallafigo– abundaba (p. 14) en la trascendencia
El 15 de diciembre de 1636 Felipe IV impu- del uso del papel sellado para el ejercicio del po-
so, en el reino de Castilla, el uso del papel der monárquico, tanto en su dimensión simbólica
sellado en contratos, escrituras y otros usos como efectiva:
que se especificaban en su correspondien-
te regulación jurídica. Con ello se pretendía El escudo Real se colocaba en los pape-
acabar con la existencia de escrituras falsas les del Libro de Actas del Concejo no sólo
y, a su vez, recaudar dinero para las arcas por el pago de una tasa a las Arcas del rey,
reales. A partir de entonces, en la documen- sino también porque sacralizaba y afora-
tación, se diferencia entre el uso del papel ba el recinto y territorio blanco sobre el
común o blanco y el papel sellado o timbra- que se asentaban los escritos en tinta. […]
do. Desde el principio, este papel presenta- Escribir un documento, levantar un acta,
ba en su protocolo un sello de tinta negra elevar un contrato a documento público,
en el que se mostraban las armas reales es roturar y delimitar un territorio de poder.
seguida de una inscripción que indicaba Territorio desde el que se pierde el aisla-
la clase del sello, su precio y año en que miento y se comunica con otros para pro-
podía emplearse el papel. Los signos icóni- vocar actitudes, imaginarios y organización.
cos fueron evolucionando con el tiempo y
en el mismo se puede percibir las distintas Además, y por lo que a nuestro libro respec-
sucesiones de reyes y cambios dinásticos. ta particularmente, desde 1702 la heráldica real
El siglo XIX marcó grandes cambios en la figurada en un círculo sobre el papel timbrado
fisonomía de este sello, producto del paso incorporó, en su derredor, la titulación del mo-
del sistema absolutista al constitucional, narca con la referencia a la fuente –o fuentes–
uso de la litografía como medio de impre- de legitimación de su poder (originalmente solo

*«timbrología / De timbre y -logía. / 1. f. Conjunto de conocimientos concernientes a los timbres del papel sellado del
Estado.» (Diccionario de la lengua española. Madrid: Real Academia Española · RAE)..

1 Sevilla: Universidad de Sevilla / Ayuntamiento de Écija, 2007.

047
apareció, claro está, la mención de «la Gracia de a colación, por más que –en atención a la posibi-
Dios»).2 Y entre 1707 y 1718 quedó establecido que lidad de contrastar con más enjundia lo inscrito
aquella tasa que había sido norma para la Coro- sobre legitimación del poder en el papel timbrado
na de Castilla desde el siglo XVII, en adelante lo y en las acuñaciones, o de cotejarlo con mayor
sería también para la Corona de Aragón (con la interés para los lectores– el arco cronológico que
excepción del Valle de Arán, fiel a Felipe de Anjou tratemos en este campo abarque, solamente,
en la Guerra de Sucesión): puede imaginarse que, desde el reinado de Carlos III de Borbón hasta la
en atención al propósito uniformizador –amén víspera de la promulgación de la Constitución de
de recaudatorio– del poder borbónico triunfante 1845, y con verdadero abundamiento los periodos
sobre los países de las «cuatro barras» vencidos 1808-1814 (invasión francesa, guerra contra Napo-
en Almansa y en Barcelona, no se establecieron león y promulgación de la Constitución de Cádiz),
previsiones lingüísticas y/o iconográficas espe- 1820-1823 (Trienio Liberal) y 1833-1837 (primeros
cíficas para el papel sellado impuesto a Aragón años del reinado de Isabel II).
(1707), Valencia (1707), Cataluña sin Arán (1715) y Al efecto se han agrupado las imágenes de
Mallorca (1718). Efectivamente, a dichos territorios dichos sellos en ocho apartados —siempre bajo
simplemente se les obligó a adoptar el de Castilla, el paraguas común del título «El contraste tim-
lo que incluía el uso de la lengua castellana en la brológico»—, pero se ha hecho sin la pretensión
parte textual del sello, es decir, en la inscripción de reconstruir la totalidad de la serie histórica de
donde se especificaba clase, precio y año previsto escudos reales y retratos, y las correspondientes
inicialmente para la utilización (bienio, usualmen- alusiones a «la Gracia de Dios» y, en su caso, a la
te, en el caso de América). Constitución, sobre el papel sellado emitido entre
1759 y 1845: esta tarea ya ha sido sido abordada
PROPÓSITOS en el catálogo de Ángel Allende, Timbres españo-
Todas estas circunstancias, así como el uso exten- les3 y, con planteamientos de carácter académico,
sivo de estos papeles en la cotidianeidad de los en el libro antes citado de Natalia Pérez-Aínsua
siglos XVIII, XIX y XX, nos han decidido a incorpo- Méndez y en su otro volumen publicado sobre el
rar a El poder en el bolsillo imágenes de los sellos tema (De sellos, heráldica y alegorías: el papel
o timbres coetáneos a las monedas que traemos sellado en España)4. A estos tres trabajos remi-

2 En la primera emisión de papel sellado –la utilizada en 1637– figuró, por primera y única vez, el siguiente conjunto de datos:
el nombre del rey y el ordinal correspondiente, el calificativo o sobrenombre del monarca, el título y la expresión del dominio
e, igualmente, la referencia al año de su reinado; todas estas informaciones no aparecieron insertas en el timbre circular con
las armerías, sino en la parte textual (precediendo a la indicación de la clase de sello, el precio y la fecha), y lo hicieron par-
cialmente en latín y mayormente en castellano: «PHYLYPPO IIII: el Grande, Rey de las Españas, Año XV. de su Reynado [...]».
Como refiere Natalia Pérez-Aínsua Méndez (De sellos, heráldica y alegorías: el papel sellado en España. Sevilla: Universidad
de Sevilla, 2014, p. 46), «El calificativo “El Grande” con el que se designa Felipe IV en el sello fue objeto de numerosas burlas
por parte del pueblo, el cual lo llama Felipe IV el Grande Tributador en referencia a las numerosas quejas e incidencias que
produce la imposición del papel sellado. Al año siguiente, en 1638, el Conde duque de Olivares manda la supresión [de dicho
calificativo y del propio nombre del rey y su ordinal] de los pliegos sellados» (la autora de este texto remite a la obra de Ángel
Allende, Timbres españoles (Barcelona: Documentos Antiguos, 1969, p. 12). Así pues, entre 1638 y 1701 el papel timbrado
incluyo únicamente las armerías reales como alusión al monarca: hasta 1684, inclusive, el blasón de los Habsburgo hispanos
con el escusón portugués; y desde 1685, también inclusive, el mismo escudo pero ya sin el emblema luso. En 1702 aparecería,
además de la titulación real completa, el primer gran escudo borbónico.
3 Barcelona: Documentos Antiguos, 1969.
4 Sevilla: Universidad de Sevilla, 2014.

048
timos, pues, junto a la recopilación El papel tim- 1814 y en 1823, de la Constitución de 1812, o de
brado en España · 1637-2009, de Ricardo Pardo la instauración de la misma en 1820 y en 1836).6
Camacho,5 y a alguna aportación monográfica
que posteriormente se irá trayendo a colación. TIMBROLOGÍA Y FILATELIA
Remarcamos que nuestro propósito es, so- Casi por último antes de adentrarnos en los
lamente, comparar la presencia de emblemas ejemplos concretos, debemos decir que, frente a la
heráldicos (y bustos reales en su caso), y de las importancia del papel timbrado en la acreditación
titulaciones correspondientes, en las acuñacio- de las vicisitudes por las que atravesó la legitima-
nes monetarias y en los documentos timbrados, ción de los monarcas –de la cúspide del poder en
considerados uno y otro separadamente como España– a lo largo de la primera mitad del siglo
instrumentos de comunicación política públicos XIX, no podríamos encontrar nada parecido por
–oficiales– y masivos por definición. Así, a veces lo que respecta a los sellos de correos, y ello –en
encontraremos una yuxtaposición perfecta, o primer lugar– por una razón tan de peso como
casi absoluta, entre lo figurado y escrito sobre las que el primer sello postal de España no se emitió
monedas y lo dibujado e impreso sobre el papel hasta 1850, tras un lustro de vigencia de la Consti-
sellado. Pero en ocasiones el papel nos permitirá tución de 1845 y doscientos trece años más tarde
acceder a «estados de la cuestión» que las mo- del nacimiento del primer papel sellado.7 Pero hay
nedas no llegaron a reflejar como: a) la existencia que decir, además, que en España las estampillas
de gobiernos militares en los territorios situados al clásicas de correos –como en el resto de países–
norte del Ebro, apartados de la administración de nunca harían mención de aspectos como la fuente
José Bonaparte y regidos directamente en nombre del poder de los gobernantes: a lo más, y en el caso
del emperador Napoléon, incluyendo el Govern concreto español, encontramos algunos (muy po-
de la Cataluña finalmente anexionada al Imperio cos) escudos reales o nacionales y coronas, y, eso
francés; b) el uso de emblemas propios por par- sí, muchos bustos de monarcas, pero estos últimos
te de las «juntas superiores» antibonapartistas; ni se acompañan de su nombre (lo que no es nada
o c) el asiento de la legitimación del poder real sorprendente cuando se compara con lo sucedido
fernandino sobre la Constitución gaditana entre contemporáneamente en otras latitudes).
1813 y 1814. En otras situaciones veremos que los Nos queda solamente referirnos al pluralísi-
ritmos que siguieron monedas y diseños del papel mo capítulo de los llamados «fiscales españoles»,
sellado en la asunción de las novedades políticas formalmente afines a las estampillas dedicadas al
fueron ligeramente distintos, como cuando los do- franqueo postal –y gastados a veces como sellos
cumentos timbrados isabelinos se retrasaron en de correos– pero utilizados habitualmente para el
lucir referencias a la vigencia del régimen constitu- pago de impuestos y tasas oficiales, incluyendo
cional. Por último, veremos cómo se incorporaron timbres móviles o pólizas: en este campo nacido
modificaciones a los sellos originales –alteraciones en la segunda mitad del siglo XIX (1852), sí son
que pudieron ser formalmente descuidadas o ela- abundantes las representaciones de los escudos
boradas– para poner de relieve los cambios en el reales y nacionales españoles, solo que estos no
contexto político (en ocasión de la supresión, en aparecen acompañados de la titulación completa

5 Castelló de la Plana: Castalia Iuris / Ministerio de Defensa. Subdelegación de Defensa en Castellón de la Plana / Aula Militar
«Bermúdez de Castro», 2009: <http://www.aulamilitar.com/timbrologia.pdf>.
6 Agradezco a Natalia Pérez-Aínsua Méndez la amabilidad mostrada en la supervisión y corrección de los textos relativos a
timbrología contenidos en el presente trabajo.
7 La primera estampilla del mundo destinada a franquear correspondencia, puesta en circulación en el Reino Unido, data de
1840, diez años antes de la aparición del primer sello postal español.

049
del o la monarca y, por lo tanto, no aportan infor-
mación sobre la legitimación del poder (a dife-
rencia de lo que sucedió con el papel timbrado
español desde 1702).8

LOS ESCUDOS MÁS COMPLEJOS


La primera incursión que realizaremos en el En 1823, pero solamente en la Cataluña en ma-
universo timbrológico, en los papeles sellados o nos de los absolutistas, las grandes armerías del
timbrados, va a permitir contemplar la presencia primer Borbón hicieron una efimerísima reaparición.
de los dos modelos de grandes armerías reales, o Por lo que se refiere al segundo documento
blasones más complejos, que utilizaron los miem- tiene la fecha de 1796, cuando ya se encontraba
bros de la casa de Borbón en España: en primer bien avanzado el reinado de Carlos IV y duran-
lugar, el escudo introducido por Felipe de Anjou te el último año de presencia en el papel sellado
[↓], que llegó a estar en vigor hasta los inicios del peninsular –hasta la reaparición de 1819, 1820 y,
reinado de Carlos III; en segundo lugar, el blasón en la Cataluña absolutista, 1823– del gran escudo
que estableció este último monarca y pervivió de Carlos III instituido el 10 de junio de 1760 (y
hasta las postrimerías de la presencia en España presente ya en los documentos timbrados pre-
de Alfonso XIII [↘]. parados para 1761).

En la América continental, el último bienio en


Las imágenes que sirven aquí para ilustrar di- que el papel sellado utilizó las grandes armerías
cha dicotomía proceden de sendos documentos borbónicas fue el de 1798-1799.
que corresponden a la clase de «sello cuarto», si
bien mientras que el primero tuvo un precio de 20 RECORDATORIO
maravedís, en el segundo caso ya se pagaron 40. Una de las ejecutorias habituales del papel
Los papeles en cuestión están datados como sigue: sellado español sería la habilitación para años
el primero en 1760, es decir, en el comienzo de los posteriores a los indicados –y eso a través de la
tiempos como soberano de España de Carlos III de inscripción o inscripciones correspondientes– de
Borbón, durante el último año en que el gran escudo los documentos del ejercicio entonces en curso e,
de Felipe V (presente en estos documentos desde incluso, de ejercicios anteriores: esta práctica se
1702, inclusive) estuvo vigente en el papel timbrado. haría efectiva por primera vez para el bienio 1642-

8 «In the realm of fiscal philately, a legendary first is the history of Johannes van den Broecke, a Dutch tax official who invented
the world’s first documentary revenue stamp. Simply stated, his invention was a wafer of sealing wax or glue sandwiched be-
tween squares of paper, embossed with a colorless seal and attached to a document with one or more pieces of string. These
CLEIN SEGEL (small seal) “adhesives” featured a rampant lion and were denominated in stuyvers. Van den Broecke’s idea
was accepted and implemented by decree of 13 August 1624» (Donald O. Scott and Frank A. Sternad: The Revenue Stamped
Paper of Mexico 1821-1876. Handbook and Catalog. Second Edition. Fulton, California, pág.1a).

050
1643 en los dominios ultramarinos y para el año Como puede verse, el documento en cuestión
1643 en la Castilla peninsular. También –desde había sido preparado para estar vigente durante
la entronización del efímero Luis I, en 1724– se 1789, pero aparece ornado del sello de Carlos III
procedió a habilitar para los nuevos reinados: en de Borbón, muerto en 1788: la –laboriosa– fabri-
este caso se transformaban ejemplares emitidos a cación se habría realizado durante el último año
nombre de soberanos que habían abdicado motu de vida de este monarca.
propio, que acababan de fallecer o, incluso, que
habían sido substituidos bajo la apariencia de ab- LA VIEJA AMÉRICA
dicación (como en el caso de los hechos subsi- El papel timbrado que se había de usar en
guientes a la invasión napoleónica). Piénsese que, las Indias comenzó a emitirse con fecha del bie-
para evitar falsificaciones, se procedía a emitir nio 1640-1641, con un ligero retraso de tres años,
nuevos modelos cada año (cada dos años, aunque pues, respecto a la Castilla peninsular, y tuvo
no siempre, en el caso de los ejemplares destina- generalmente –se acaba de recordar– vigencia
dos a América y las Filipinas), y que los avatares bianual, así como mayor coste que en España:
biográficos de los monarcas podían convertir en estas dos características se debieron al hecho de
obsoletos muchos papeles impresos: estos ex- que los legajos de documentos sellados tenían
cedentes se convertían en utilizables gracias a que ser transportados desde la península, vía ma-
fórmulas como la contenida en el ejemplar de la rítima claro está, en viajes de larguísima duración.9
siguiente imagen (donde se lee «VALGA PARA Además, «lo habitual en los archivos america-
EL REYNADO DE S. M. EL Sr. Dn. CARLOS IV.»). nos es encontrarse papel sellado habilitado, y es
más bien raro localizar un pliego utilizado para los
años indicados en el bienio»; conectado con esto
último, «en la América hispana las habilitaciones
fueron más variadas que en el papel timbrado pe-
ninsular».10 En cualquier caso, y dado que en el
Nuevo Mundo las circunstancias eran particulares
en relación con el contexto del Viejo, las prácticas
indianas –y no solamente en el campo de las ha-
bilitaciones– pudieron alejarse perceptiblemente

9 Ángel Allende: Timbres españoles. Barcelona: Documentos Antiguos, 1969, p. 27, y s/a: Timbres españoles en textos y legajos
antiguos: <https://elblogdelcoleccionistaeclectico.com/2016/09/06/timbres-espanoles-en-textos-y-legajos-antiguos>. Véanse
imágenes del primer diseño del papel timbrado para las Indias –espectacular desde la perspectiva iconográfica e impreso
solamente para el bienio 1640-1641– en las siguientes direcciones de internet; como puede comprobarse en las fotografías
hablamos de un sello circular de fuerte concepción monetaria, coincidente –excepto por el collar del Toisón de Oro en el sello
primero– con el grabado xilográfico de la portada del libro Regimiento de navegación de Andrés García de Céspedes (Madrid:
Juan de la Cuesta, 1606):<http://bibliotecavirtualdefensa.es/BVMDefensa/i18n/consulta/registro.cmd?id=1178>; <https://www.
filateliallach.com/fllach4/catalogo/d/0094/1160> («Lote 1169» y «Lote 1170»); <https://www.todocoleccion.net/manuscritos-an-
tiguos/papel-sellado-excepcional-sello-3-primero-para-uso-indias-1640-1641-para-1650-1651~x102615799>. En la parte superior
del motivo aparece el cuartelado coronado de Castilla y León –sin Granada– y la mayor parte del diseño está ocupada por las
columnas de Hércules y, entre ambas, por un galeón que navega sobre el océano viento en popa hacia poniente. Agradezco a
Margarita Gómez Gómez la amabilidad mostrada en la corrección de este texto relativo a la primera emisión de papel timbrado
para las Indias.
10 Debo el recordatorio sobre la complejidad del papel timbrado indiano a algunas comunicaciones personales de Natalia Pé-
rez-Aínsua Méndez que, por supuesto, agradezco muy mucho.

051
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053
de lo que era común en la España europea; sirvan
como ejemplo de lo apuntado hechos tales como
que la expresión del precio del papel para América
se hizo en reales –o fracción– frente al uso de
maravedís –y, ocasionalmente y en parte, reales
(1658-1659) y reales de vellón (desde 1819)– en
la península. Igualmente, que en las Indias «se El tercero de los testimonios incluye otra ha-
da más importancia a las armas reales que en bilitación: en este caso el documento fue origi-
España, y es por ello por lo que la aposición se nalmente emitido durante el reinado de Carlos III
hace alineada a las impresas o –en otros ejem- de Borbón, y para el bienio de 1790-1791. Como
plos– incluso superponiéndose».11 sea que este monarca murió a finales de 1788
hubo que modificar el papel, y se hizo gracias a
Vamos a dar testimonio de lo dicho a través una rúbrica rodeada de una corona circular con
de seis documentos, cinco de ellos procedentes la leyenda «· VALGA P[ARA] · EL REINADO DEL
de la Nueva España –los tres primeros y los dos S[EÑOR] · D[ON] · CARLOS IV», iniciada con una
postreros– y uno del Virreinato del Río de la Plata, flor de lis.
concretamente utilizado en Buenos Aires. En el
primero de ellos, las grandes armerías borbónicas
aparecen en el interior de un sello de Fernando VI
para 1760 y 1761: ante la muerte del monarca se
añadió un óvalo de habilitación para el reinado del
siguiente rey y durante el mismo periodo cronológi-
co: «VAL[GA] P[AR]a. el REYNADO DE (entrelaza-
das) s[u]. m[ajestad]. el s[eñor]. d[o]n. CARLOS III.
// • años. / de / 1760. / 1761. / [flor de lis]».

En la próxima imagen, la correspondiente al


papel utilizado en Buenos Aires, se observa cómo
el ejemplar está inicialmente datado para 1802 y
1803 (en tiempos de Carlos IV, pues) y posterior-
mente habilitado para el bienio 1808 y 1809, justa-
mente cuando habría de dar comienzo el periodo
convulso inaugurado con el Motín de Aranjuez,
y la consiguiente llegada al poder de Fernando
El siguiente sello ya incorpora el segundo gran VII, y, más tarde, las abdicaciones de Bayona y la
escudo de los monarcas de Borbón en España: entronización de José Bonaparte en el contexto
está estampado a nombre de Carlos III para los de la invasión napoleónica. En el espécimen en
años 1770 y 1771. cuestión se incluyen tanto el escudo resumido
como, mediante la aplicación de un tampón entin-
tado, las segundas grandes armerías borbónicas,

11 Expresiones literales, todas ellas, de una de las comunicaciones personales de Natalia Pérez-Aínsua Méndez.

054
y también se observa la validación expresa para
«el Reynado del Sr. D. Fernando VII».

te que, a pesar de lo habitual de la remisión de


pliegos con duración bianual, «hubo ocasiones
–como esta de 1813– en que no se enviaron pa-
peles sellados, y este tipo de procederes pudo
En el penúltimo de los documentos que trae- prolongarse por más tiempo; a veces se remitie-
mos a colación, el sello de Carlos IV con el cuarte- ron para un único año, y en otras remesas incluso
lado de castillos, leones, lises y granada se acom- para más de dos años». Con todo ello se explica
paña de un sello añadido, igualmente ornado con que fuese «algo habitual utilizar papeles de va-
el escudo resumido, donde figura una corona cir- rios bienios anteriores, habilitados para bastantes
cular con la inscripción de la habilitación para el años más tarde».12
reinado fernandino: «+ VALGA PARA EL REINADO
DEL S[EÑOR]. D[ON]. FERNAN[D]o. VII».

Por lo que respecta al sexto y último de los tes-


timonios, en el sello original –donde se contempla
el citado cuartelado– se remite a los años 1811 y
1812, y se añade un sello –con otra versión de las
armerías resumidas– para el bienio 1812-1813, es
decir, con encabalgamiento de una de las fechas.
El papel sellado de 1811-1812 habilitado para
1812-1813 se debe a que «para 1813 no se man-
daron papeles y, en consecuencia, los siguien-
tes pliegos sellados enviados a América fueron
de 1814-1815». A vueltas con la periodización del
papel sellado indiano, debe aclararse finalmen-

12 También expresiones literales, todas ellas, de una de las comunicaciones personales de Natalia Pérez-Aínsua Méndez.

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3. EL REINADO DE JOSÉ BONAPARTE (1808-1813)
Y LA CATALUÑA NAPOLEÓNICA (1808-1814)

En octubre de 1807 la España de Carlos IV y de Retrato del rey José I (ca. 1809),
Manuel Godoy, y la Francia de Napoleón Bonapar- de Joseph-Bernard Flaugier, en
catalán, Josep Bernat Flaugier
te firmaron una convención secreta que la historia (Museu Nacional d’Art de Ca-
conoce como Tratado de Fontainebleau. El objeto talunya · MNAC, Barcelona). En
principal del acuerdo era la desmembración de las tierras de España la figura de
José Bonaparte ha padecido –a
Portugal, aliado tradicional de los británicos, es efectos prácticos– un proceso
decir, aliado del gran enemigo de los planes na- de damnatio memoriæ, como
poleónicos y, al mismo tiempo, gran enemigo del correspondería a un miembro
de la dinastía que puso en riesgo
imperio hispánico. Fruto de aquella alianza no sólo la continuidad de la casa real fi-
se permitió el paso de los ejércitos franceses a nalmente victoriosa. Atendiendo
través de la península para proceder a la invasión a la existencia de una leyenda negra en torno a la figura
de este monarca, que era presentado como alcohólico
de Portugal, sino también el establecimiento de merecedor del apodo de Pepe Botella y, pues, de la cari-
un numeroso contingente de soldados napoleó- catura más encarnizada, sorprende la existencia de ico-
nicos en las tierras de España, a disposición en nografía áulica como esta, salvada de las venganzas de
los antinapoleónicos.
definitiva de las ambiciones del emperador de
Francia. Con el trasfondo de alzamientos antifranceses
durante el proceso de las abdicaciones (como el
3.1 Abdicaciones, trágico y celebérrimo del 2 de mayo de 1808, en
entronizaciones y guerras Madrid), la oposición al nuevo monarca se con-
En aquel contexto explosivo que incluía algún solidó y se transformó rápidamente en armada,
acto de fuerza de las tropas francesas, el here- cristalizando durante años una sangrienta guerra
dero del trono español, Fernando, consiguió la que incluyó la llamada «guerra de guerrillas». El
abdicación de su padre después del motín de propósito común de aquella revolución –en len-
Aranjuez. Esta revuelta de marzo de 1808 tenía guaje de la época– era el retorno de Fernando VII
en el punto de mira a Manuel Godoy, al mismo rey (por ello conocido como el Deseado), que estaba
Carlos y al conjunto de políticas llevadas a cabo retenido o prisionero en Francia, para garantizar
por ambos personajes y, en el medio de ambos, la independencia de España respeto de los de-
la reina María Luisa. A pesar de que Fernando VII signios napoleónicos y los intereses imperiales.
empezó a reinar, las intrigas de Napoleón y de su Como es obvio, el conflicto español se enmarcó
alter ego en España, Joaquín Murat, así como en el conjunto de guerras que la Francia napo-
las ambiciones del nuevo rey y del rey despo- leónica mantenía entonces en muchas de las
seído, propiciaron la convocatoria en Bayona de tierras de Europa. Cabe recordar finalmente en
una reunión que pasaría a ser casi folletinesca. A este punto que, en aquella dialéctica, no faltaría
corto plazo, el resultado final del encuentro fue en España la presencia de los acusados con el
que los dos reyes en conflicto abdicaron y que epíteto de afrancesados, aquellos que vieron la
Napoleón quedó como depositario de la corona dinastía Bonaparte como susceptible de hacer
española. A medio plazo, la consecuencia de las las reformas ilustradas, o más allá de ilustradas,
abdicaciones de Bayona sería la entronización de que los Borbones no habían abordado nunca con
José Bonaparte, hermano del emperador francés, la intensidad suficiente o –simplemente– habían
como rey de España. impedido. La existencia de partidarios de los re-
gímenes encabezados por los parientes de Na-

058
poleón –los napoleónidas– no sería, sin embargo, aparecía en las piezas de plata, por ejemplo.1 En
una característica específicamente española. 1772 esta titulación –con la referencia explícita a
El emperador Napoleón en su las Indias– era la prevista para figurar sobre las
estudio de las Tullerías (1812), acuñaciones de plata de las cecas americanas,
de Jacques-Louis David (Natio-
nal Gallery of Art, Washington pero en el ámbito peninsular tal leyenda ya se
DC). Junto al Napoleón guerrero, había utilizado con anterioridad: en el Ingenio de
y al emperador ensoberbecido, Segovia, en tiempos de Felipe II de Castilla; en
encontramos al Napoleón legis-
lador, capaz de hurtarle horas al Madrid, durante el reinado de Felipe V.2 En cuanto
sueño (es lo que indica el cirio al mantenimiento de la legitimación divina sobre
casi consumido de esta pintura), las monedas, José Bonaparte es el único de los
inspirador de uno de los monu-
mentos jurídicos de Occidente: napoleónidas que hizo uso de ella.3
el –por otra parte patriarcalis-
ta– Code civil des Français.
Jacques-Louis David había sido
revolucionario jacobino (recor-
damos el espectacularmente
cristológico La muerte de Marat) y casi pagó con la vida
la complicidad con los artífices del Terror. Pero el más
glorificado de los pintores neoclásicos encontró una nueva
existencia, política y artística, a la sombra de Napoleón:
algunos de las más imponentes iconos del período bona-
partista se deben al genio de David.

En las piezas de oro de José I se mantuvo el


3.2 Un reinado constitucional collar del Toisón de Oro y la leyenda inaugurada
que no lo parecía en tiempos de Carlos III de Borbón: «IN UTRO-
El reinado josefino tiene un texto de referencia: Q[UE] FELIX AUSPICE DEO». Como afirma José
la Constitución de Bayona, o Estatuto de Bayo- Mª de Francisco, «[…] las monedas del rey José
na, que sus adversarios podían retratar como son sin duda las más tradicionalistas de todas
cobijado por los fusiles napoleónicos. En el art. las realizadas por los gobernantes Bonaparte en
4º de este documento –en la realidad, una «Carta Europa, no mostrando ninguno de los signos pro-
otorgada», querida por Napoleón y destinada a pios de los nuevos regímenes políticos salidos de
enmarcar el reinado de José I en España, y los de la Revolución».4
los previstos sucesores del linaje Bonaparte– se
establecía que
1 Los sellos reales del papel timbrado josefino –de los ejem-
plares conservados– llevan la titulación en castellano: «JOSE
En todos los edictos, leyes y reglamentos, NAP[OLEON]. I. P[OR]. L[A]. G[RACIA]. DE DIOS REY DE
los títulos del Rey de las Españas serán: D. ESPAÑA Y DE L[AS]. IND[IAS].» y «JOSE NAP[OLEON]. I.
P[OR]. L[A]. G[RACIA]. DE DIOS REY DE L[AS]. ESP[AÑAS].
N…, POR LA GRACIA DE DIOS Y POR LA
Y DE L[AS]. IND[IAS].».
CONSTITUCIÓN DEL ESTADO, REY DE 2 En la América borbónica, contrariamente, se habían acu-
LAS ESPAÑAS Y DE LAS INDIAS. ñado piezas sin la mención explícita del título de las Indias:
tanto en el Virreinato de Nueva Granada como en el Virrei-
nato del Perú.
Esta explicitación del carácter constitucional 3 Vid. Jean de Mey y Bernard Poindessault: Répertoire des
de la monarquía nunca tuvo traslación a las mo- monnaies napoléonides. Brusselas / París, 1971, y José Mª
de Francisco Olmos: «Las acuñaciones de los Napoleónidas.
nedas, que mantuvieron además la lengua latina: Imagen de una Nueva Europa (1803-1815)», Documenta &
«IOSEPH[US] · NAPO[OLEON] · DEI · GRATIA / Instrumenta, Vol 5. Madrid, 2007, págs. 157-192.
HISPANIARUM ET IND[IARUM] · REX» es lo que 4 En «La moneda en la Guerra de la Independencia (1808-1814).
Documento político e instrumento de guerra», Cuadernos
de Investigación Histórica, nº 25, 2008, págs. 215-264; cita
en la pág. 227.

059
3.3 Un busto romano y un escudo casi garras una representación del trueno de Zeus o
totalmente territorial Júpiter. Quizá para que nadie tuviera dudas acerca
La continuidad con las previsiones de 1772 tam- de la naturaleza y posibilidades del poder imperial
bién se va a romper en lo referente a las caracte- y, se debe suponer, de quien lo ostentaba por de-
rísticas del retrato: ningún manto, sólo un busto legación: el Bonaparte destinado a regir España
desnudo; en la plata el rey aparecerá con peinado con la aquiescencia del hermano todopoderoso.
a la manera consular romana, tal y como se había Así pues un escudo explica el centro del otro.
utilizado por parte de Napoleón sobre emisiones Y el escudo de José Napoleón pasó a ser una es-
francesas. En las monedas de cobre el retrato pecie de prefiguración de escudos posteriores
sería como en las de plata y, en el oro, una pieza de España: de aquellos que se querían inclusi-
aparecería con las mismas características y dos vos de todos los territorios. Sobre la génesis de
estarían ornadas por un busto con cinta, es de- este emblema seguimos la redacción contenida
cir, con diadema de tradición helenística. Por lo en la pág. 211 de un artículo seminal de Faustino
que se refiere al escudo también encontramos Menéndez-Pidal de Navascués: «El escudo de
un ruptura, especialmente significativa desde España»:5
la perspectiva ideológica: no es sólo que hayan
desaparecido las flores de lis que Luis XIV había En la asamblea de notables españoles cele-
incrustado en ocasión de la entronización de su brada en Bayona de Francia en julio de 1808
nieto Felipe V. No es sólo eso: en don Juan Antonio Llorente, el conocido se-
el nuevo escudo también encon- cretario y detractor de la Inquisición, leyó un
tramos que aparecen con cierto largo discurso sobre las armas que habría
pie de igualdad, juntamente al de adoptar José I al titularse rey de España
castillo y al león situados en la y de las Indias. Recomienda dos modelos.
parte superior, las «cuatro ba- Uno, preferentemente, que prescindía de
rras» de la Corona de Aragón, las todos los emblemas heráldicos antiguos
cadenas de Navarra, la granada y consistía en las dos columnas y los dos
de Granada y –en representa- mundos en campo de gules, bajo un jefe
ción de las Indias– los dos glo- de azul cargado de un sol, con la intención
bos y las columnas de Hércules. Unas armerías manifestada de borrar y olvidar la distinción
que explican la monarquía española en tanto que de los antiguos reinos y regiones de España
agregación prácticamente «igualitaria» de territo- entre sí y aun de la metrópoli con las tierras
rios, sin la impuesta centralidad castellanoleonesa ultramarinas, cuyas diferencias perturban
con origen en Almansa, el 25 de abril de 1707, y en el presente. En segundo lugar, proponía
Barcelona, el 11 de septiembre de 1714. Eso sí: el un cuartelado de Castilla, León, Aragón y
nuevo escudo incluye la inevitable omnipresencia Navarra, entado en punta de las Indias (los
de Napoleón, que se hace visible mediante un hemisferios y las columnas) y cargado de
águila en el centro de todo, en el espacio oval un escudete con el águila napoleónica. Con
antiguamente destinado a las lises borbónicas. estos antecedentes, resulta aún más signifi-
cativo que José Bonaparte eligiese –aunque
3.4 El águila de Júpiter, la España algo modificado– el modelo que proponía
«igualitaria» y la España centrada en Llorente en segundo lugar.
Castilla
En efecto, en medio del escudo de José Napoleón
encontramos el emblema jupiterino que el em- 5 En Faustino Menéndez-Pidal de Navascués, Hugo O’Donnell
y Duque de Estrada y Hugo y Begoña Lolo Herranz: Símbo-
perador había escogido en 1804: la majestuosa los de España. Madrid: Centro de Estudios Constitucionales
águila napoleónica del escusón lleva entre las y Políticos, 2000, págs. 15-225.

060
Finalmente, el blasonamiento oficial del es- 3.5 Un poder sin nombre y sin rostro en
cudo bonapartista español se efectuó en los si- la Cataluña napoleónica
guientes términos: Un último excursus sobre los tiempos de José
Bonaparte: en la Barcelona en manos napoleó-
Las armas de la nicas se emitieron unas monedas en pesetas (y
Corona en adelante en quartos) –fechadas entre 1808 y 1814– que se
constarán de un es- ornaban con el escudo de la ciudad (las cruces de
cudo dividido en seis San Jorge y las «cuatro barras») y con la leyenda
cuarteles: el primero «EN BARCELONA».
de los cuales será el
de Castilla, el segun-
do el de León, el ter-
cero el de [la Corona de] Aragón, el cuarto
el de Navarra, el quinto el de Granada, y el
sexto el de Indias, representado este según
la antigua costumbre por los dos globos y
dos columnas; y en el centro de todos estos
cuarteles se sobrepondrá por escudete el
Águila, que distingue a nuestra Imperial y Estas piezas no contenían ninguna referencia al
Real Familia. poder emisor: ni a José Napoleón ni, después de la
anexión de Cataluña al imperio francés en 1812, a
Frente a todo eso, en las piezas menores de Napoleón Bonaparte. Esta circunstancia –tan ex-
plata –la plata llamada provincial– se mantuvieron traña– se ha intentado explicar mediante varias hi-
los diseños tradicionales borbónicos con castillos, pótesis, una de las cuales contempla la posibilidad
leones y la granada, con la excepción, como era de que el emperador Napoleón ya vislumbrara, en
del todo lógico, de las flores de lis, que se sus- el momento de la invasión, la futura incorporación
tituyeron por el águila: una especie de escudo de las tierras catalanas a Francia. En este caso las
reducido bonapartista, incoherente con el método autoridades bonapartistas habrían decidido, en
de conformación, fundamentalmente territorial, 1808, ningunear simbólicamente al en teoría so-
de las nuevas armerías del rey José y, por tanto, berano, José I.6 Sea como fuere hablamos del pri-
con su significado «igualitarista» [↙]. mer numerario en el que aparecieron escritas las
palabras «PESETA» (1809) y «PESETAS» (1808).
En Girona (entonces oficialmente Gerona),
Lleida (entonces oficialmente Lérida) y Tarrago-
na la referencia a las pesetas se hizo, en 1809,

6 Para adentrarse en la controversia mencionada vid. E. Gozo:


La moneda catalana de la Guerra de la Independencia.
Barcelona: Cymys, 1977 (2ª ed.; 1ª ed. 1974), págs. 34-37 y
68-75; José Mª de Francisco: «La moneda en la Guerra de
El reverso de la moneda de 8 meravedís [↖] la Independencia (1808-1814). Documento político e instru-
mento de guerra», Cuadernos de Investigación Histórica, nº
–única pieza acuñada en cobre con el busto de 25, 2008, págs. 215-264: págs. 229-233; y Albert Estrada-Rius:
José (por cierto, sin el título de las Indias, como en «Les emissions de la Casa de Moneda de Bracelona sota
1772)– también permaneció, salvo por el escusón, l’ocupació francesa», en Albert Estada-Rius (dir.): Monedes
en lluita. Catalunya a la Europa napoleònica. Barcelona:
igual que en tiempos de Carlos III y de Carlos IV: Museo Nacional de Arte de Cataluña · MNAC, 2008, págs.
con los castillos y los leones. 61-71: pág. 63 (traducción en las págs. 171a-175a: 172b).

061
que, baxo las reglas que se la indicaron, pusiese en órden
mediante abreviaturas: «5 P» o «5 PS». Durante quanto era menester para la verificacion de una idea tan
la guerra contra Napoleón también aparecieron benéfica; y examinado maduramente lo que ha hecho
presente la junta, se ha determinado, que desde el dia
las primeras monedas con indicación del valor
veinte y siete del corriente, quede abierto el curso de la
en duros: en la capital gerundense («UN DURO»), casa fábrica de moneda, que en virtud de lo referido se
en 1809 pero con fecha de 1808, y en Tortosa establece en esta ciudad, para acuñarse en ella monedas
provinciales de oro, plata y cobre.
(«DURO»), en 1810.
Las de oro que se acuñarán, serán doblones de á dos
Napoleón en su trono impe- escudos ó cuatro duros cada uno [«20 PESETAS», en la
rial (1806), de Jean Auguste moneda], y piezas ó escudos de dos duros [nunca acuña-
Dominique Ingres (Musée de das], conformes exactamente en quanto al peso, quilates,
l’Armée, París). La gloria de y tamaño ó magnitud, á los acuñados últimamente en
los emperadores romanos, la Madrid [«80 / R ·», en las monedas].
de Carlomagno y la de los an- De plata se acuñarán pesos duros [«5 PESETAS», en la
tiguos reyes de Francia pare- moneda], medios duros [«2 ½ PESETAS», en la moneda],
ce empapar de suave luz esta pesetas y medias pesetas, y se seguirá también en estas
figura augusta, el summum monedas la propia regla de que, así en el peso y quilates,
–quizá– de la grandilocuen- como el tamaño, serán iguales respectivamente a los acu-
cia en la figuración del poder ñados últimamente en Madrid [«20 / R ·», «10 / R ·» & «4
personal sobre una obra pic- / R·» en la moneda].
tórica. Militar victorioso en las De cobre se harán piezas de quatro y de dos quartos,
guerras revolucionarias y, por de quarto y de ochavo.
ello, general muy popular entre Las monedas de oro y de plata, serán con cordon al
el pueblo; primer cónsul de la canto, y las de cobre sin él.
República francesa mediante El sello ó marca de todas las dichas monedas serán
un golpe de estado y, más tarde, cónsul vitalicio; empe- las armas de esta ciudad con un ligero adorno, que será
rador auto-coronado de la República francesa –cargo que diferente en cada especie de moneda.
ostentaba cuando la pintura se realizó– y, posteriormente, En el reverso contendrá cada moneda, en el centro la
emperador del Imperio francés, Napoleón Bonaparte acu- expresion de su valor, y en la orla el año de su acuño, y el
mula en esta representación todo tipo de símbolos áulicos, lugar de él, que es esta ciudad.
entrelazados en una nueva sintaxis: la que se puso al ser- Todas las dichas monedas tendrán su libre curso en
vicio de su gloria personal e intransferible. Es la victoria esta Provincia [de Catalunya] por el respectivo valor que
imborrable de un corso llegado de joven a París. estará notado en ellas, así solas ó de por sí, como promis-
cuamente con las demás corrientes en ella, sin diferencia
ni preferencia alguna de unas á otras.
Y para que todo lo sobredicho tenga su puntual cum-
plimiento y señaladamente el ser reconocidas, tratadas
BANDO POR EL CUAL SE RESTABLECE y admitidas por verdaderas monedas las que en virtud
EN LA CIUDAD DE BARCELONA LA ANTIGUA de la providencia expresada se acuñen en dicha casa
CASA DE MONEDA ARA ACUÑAR LA DE ORO, con las circunstancias expresadas; conferida la materia
PLATA Y COBRE. en junta general de veinte del corriente presidida por S.
21-VIII-1808 E. el Excelentísimo Señor Capitán General, y compuesta
Entre los diferentes medios que se han adoptado para del Real Acuerdo, Caballero Intendente, ayuntamiento y
el bien de estos vecinos, en una época en que, parado el junta de moneda, se manada publicar y fixar el presente
curso de las manufacturas y estancado enteramente el bando. Dado en Barcelona á veinte y uno de agosto de
comercio, han quedado sin ocupación y sumergidos en mil ochocientos y ocho. = El Conde de Ezpeleta. = Visto.
la miseria los oficiales y operarios de las artes y fábricas, = Don Joseph María Vaca de Guzman, Sub-Decano de
y ha trascendido aun á los dueños ó gefes de los obrado- la Real Audiencia. = Miguel de Prats y Vilalba, Secretario
res, y las personas hacendadas se hallan imposibilitadas, del Real Acuerdo*.
por varias causas, del cobro de sus rentas; ha sido uno el
restablecer en esta ciudad el acuño de moneda provincial, *Josef Salat: Tratado de las monedas labradas en el
con lo qual se aumente un tanto el numerario en el país, Principado de Cataluña con instrumentos justificativos,
que se halla exausto de él despues de una larga escaséz Tomo I. Barcelona: Antonio Brusi, 1818, págs. 40-41 del
que ha ido consumiendo sus caudales, y se remedie la «Apéndice de Documentos».
necesidad de aquellos individuos que conserven algunas
alajas de metal, y no pueden subvenirse con su producto
por no encontrar quien se las compre, ó por pagárseles
meramente á un precio tan ínfimo que remedia poco su
necesidad, y les acrecienta su pena el abandono que han
de hacer de ellas. Para llevarlo á efecto, se formó una junta

062
3.5 BIS. EL CONTRASTE TIMBROLÓGICO, 2: LAS RUPTURAS DE LOS
BONAPARTE Y DE SUS ENEMIGOS EN EL PAPEL SELLADO

Se ha puesto de relieve que, si bien en el cam-


po heráldico el reinado de José I constituyó una
gran novedad (y así se reflejó en las acuñaciones
a su nombre, aunque no en todas), las monedas
josefinas mostraron las leyendas en lengua lati-
na, siguiendo la tradición de los monarcas de las
casas de Habsburgo y Borbón y, paralelamente,
mostrando una clara disonancia con el uso de las Obsérvese que, además del uso del castella-
diversas lenguas «nacionales» a lo largo de los no, inédito en la titulación real presente sobre las
dominios de Napoleón y de los otros gobernantes acuñaciones monetarias josefinas, el topónimo
napoleónidas. Pero este rasgo conservador de correspondiente a la península está en singular
la política del rey José no aparece en su papel («ESPAÑA»), también a diferencia de lo que ocu-
sellado preservado, donde se utilizó el castellano rrió en el caso de las monedas. No obstante, en
para recoger la titulación real que acompañaba al otra versión del papel sellado de José I se recoge
escudo. La ruptura con el pasado se comprueba la denominación en plural («ESPAÑAS»), en co-
mediante la visión de estas dos imágenes; una herencia con el contenido (traducido del latín) de
corresponde a un documento de 1808, con la re- las emisiones monetarias: «JOSE NAP[OLEON].
ferencia a Carlos IV, donde –de acuerdo con la I. P[OR]. L[A]. G[RACIA]. DE DIOS REY DE L[AS].
tradición– aparece en latín la titulación que rodea ESP[AÑAS]. Y DE L[AS]. IND[IAS].».
al escudo resumido del sello (presente este último
desde 1797, 1800-1801 en América), y donde, ade-
más, la inscripción coincide con la de las monedas
de las cecas peninsulares: «CAROLUS · IV·D[EI]·
G[RATIA]· HISPANIARUM REX·».

En opinión de Natalia Pérez-Aínsua Méndez,


es probable que llegase a existir versión en lengua
latina de la titulación real josefina sobre el papel
sellado,1 por más que hasta el momento no se
haya encontrado ejemplar alguno: la rareza de
La otra imagen incluye un sello josefino para el los testimonios del régimen de José Napoleón es
año 1811, en cuya leyenda puede leerse «JOSE NA- muy grande, directamente proporcional a la ani-
P[OLEON]. I. P[OR]. L[A]. G[RACIA]. DE DIOS REY mosidad de las autoridades borbónicas –contem-
DE ESPAÑA Y DE L[AS]. IND[IAS].» (con las letras poráneas y posteriores– hacia el calificado como
D y E de las preposiciones «DE» entrelazadas). «reinado intruso», un periodo siempre descrito
por sus enemigos con expresiones similares a la
citada, en todo caso denigratorias.

1 De sellos, heráldica y alegorías: el papel sellado en España. Sevilla: Universidad de Sevilla, 2014, p. 66.

063
064
065
De hecho las Cortes gaditanas prohibieron, por
circular de 16 de setiembre de 1812, la reutilización
de papel con sello de José I: «[...] Asimismo quiere
S. M. que de ningún modo se habilite el papel sella-
do del gobierno intruso, quemándose el que se en-
contrase de esta clase».2 No obstante esta disposi-
ción extrema del bando antinapoleónico, existieron
validaciones de papel josefino para el reinado de
Fernando VII, y estas han llegado a nuestros días.3
También existen ejemplares de papel timbrado del
rey José agredidos manualmente, con tachaduras
sobre el sello circular que impiden leer el nombre
del soberano, contemplar el escusón central, etc.
«En la fachada de la iglesia de San Benito el Real de Va-
lladolid, se encuentra el que posiblemente sea el último
símbolo del reinado de José I en España, se trata de su
escudo de armas. San Benito fue durante la Guerra de la
Independencia cuartel imperial y almacén de municiones.
En su día me puse en contacto con don Teófanes Egi-
do, cronista de la ciudad de Valladolid, para saber más
acerca del escudo. Esta fue su amable explicación:
El escudo de José I Bonaparte que campea en la portada
se trazó, como es natural y sabe, durante la ocupación
francesa y primera exclaustración de los monjes. Se puso
en lugar del escudo real que campeaba antes. No es que
esto esté documentado, pero es de sentido común histó-
rico. Naturalmente, el escudo de José Bonaparte, escudo
plano, fue cubierto de yeso, y así permaneció hasta 2001, Volvemos por última vez a la lengua de (la
cuando fue restaurado el pórtico. No estaban los mon- leyenda del sello real de) el papel timbrado del
jes, después de la Guerra de Independencia, para obras
sino para subsistir pues tuvieron que pasar por otras dos reinado josefino. Y lo hacemos para decir que,
exclaustraciones: la del Trienio Liberal, y al poco tiempo en la disposición legal de aquel régimen sobre la
(1835) por la definitiva. Cuando el templo fue reabierto cuestión, no se especificaba en ningún momento
al culto por los carmelitas descalzos (por 1897), o quizá
muy poco después, el espacio ocupado por el escudo se en qué lengua debía aparecer el nombre del rey,
cubrió con un tablón que tenía pintado el otro escudo de circunstancia que parecería dejar la puerta abierta
la orden del Carmen Descalzo. Un día de agosto de 1996 a una libre elección:
se quitó el tablón, con la esperanza de hallar bajo él el
relieve del tiempo de los benedictinos tal y como cons-
taba en un grabado o dibujo del xviii, pero allí sólo había Papel sellado. Título Primero. (1). Estable-
la superficie plana de yeso, sin relieves, que ocultaba ese cimiento de un sello único en lugar de los
escudo de José I, el único quizá que se ha recuperado en
edificio público y que se corresponde con las monedas actuales para el papel sellado. / Art. 1.º Se
emitidas en aquel tiempo». Miguel Ángel García García: substituirá un sello único á [sic] los cuatro
<http://www.batalladetrafalgar.com/2008/12/escudo-de- establecidos por las leyes, bajo la denomi-
jose-i-en-la-iglesia-de-san.html>.
Debemos la imagen a la cortesía de Miguel Ángel García. nacion [sic] de 1.º 2.º 3.º y 4.º En este sello
se pondrán las armas reales, el nombre del

2 Idem.
3 Natalia Pérez-Aínsua Méndez: El papel sellado en el antiguo y el nuevo régimen. Heráldica y alegorías en el sello. Sevilla:
Universidad de Sevilla / Ayuntamiento de Écija, 2007, p. 106.

066
monarca reinante, el año en que puede ser- En cualquier caso, la presencia de la lengua
vir, y el precio del medio pliego.4 castellana en la titulación real de José Napoleón
no fue un hecho único en aquel contexto de di-
De confirmarse la sola presencia del caste- fusión de papeles sellados por parte de autorida-
llano que atestiguan los –escasos– ejemplares des afrancesadas o, directamente, francesas. Así,
supervivientes de papel timbrado con el escudo contémplese esta imagen de un sello de 1812 y
bonapartista español (con fechas de 1809 a 1813), repárese en el hecho de que en el papel, emitido
persistiría un enigma no precisamente menor: qué a nombre del Gobierno de Aragón (el gestor de
factores habrían inducido a elegir –sobre dicho uno de los territorios desgajados por Napoleón,
soporte– aquella lengua en detrimento del latín, en 1810, de la administración directa josefina),
el único idioma presente (como se ha reiterado) se puede leer una leyenda en castellano, donde
en las emisiones monetarias a nombre de José figura la titulación imperial del más famoso de
Napoleón. Se trataría de explicar, pues, por qué los Bonaparte: alrededor del águila jupiterina de
aquellas autoridades se habrían decidido a hacer cabeza contornada que empieta, o sujeta entre
compatibles una apuesta por la «modernidad» tan las garras, el trueno con rayos, la inscripción reza
evidente, tan en línea con los valores de la Revo- «NAPOLEON · I · EMPERADOR DE LOS FRAN-
lución francesa y de Napoleón como la castella- CESES Y REY DE YTALIA ·» (sin cita de los otros
nización de los sellos del papel timbrado, con una títulos del corso: «protector de la Confederación
apuesta por la tradición no menos evidente como del Rin» y «mediador de la Confederación Suiza»).5
era la fidelidad a la lengua latina en las piezas de
oro, plata [↓] y cobre. Más aún tratándose ambos
soportes –documen-
tos sellados y mone-
das, claro está–de ins-
trumentos altamente
estratégicos para la
manifestación externa
del poder y relevantes, Compárese el diseño anterior con el fragmento
o importantísimos en central del contrasello, o envés o dorso, de un gran
el supuesto del nume- sello del emperador (grand sceau impérial), de
rario, para el sostén de 1805, conservado en el Musée national de la Légion
la vida económica. d’honneur et des ordres de chevalerie, en París.6
(vid. siguiente p. de text0).

4 Nunca tuvo lugar la prevista unificación de las cuatro clases de sellos en un sello único. El texto citado aparece recogido en el
recopilatorio de Juan Miguel de los Ríos, Código español del reinado intruso de José Napoleón Bonaparte, ó sea coleccion
de sus mas [sic] importantes leyes, decretos é instituciones (Madrid: Ignacio Boix, 1845, p. 174): <cervantesvirtual.com/obra/
codigo-espanol-del-reinado-intruso-de-jose-napoleon-bonaparte-o-sea-coleccion-de-sus-mas-importantes-leyes-decre-
tos-e-instituciones>.
5 Vid. igualmente las imágenes contenidas en: <http://www.todocoleccion.net/manuscritos-antiguos/muy-raro-fiscal-gobier-
no-aragon-sello-segundo-napoleon-1812-guerra-independencia~x75514923>.
6 «Les matrices du grand sceau impérial (constitué d’un sceau et d’un contre-sceau) furent réalisées en 1805 par le graveur Nico-
las-Guy-Antoine Brenet (1770-1846), sous la direction de Vivant Denon (1747-1826), directeur du Musée Napoléon»: <https://www.
napoleon.org/histoire-des-2-empires/objets/matrices-du-sceau-et-contre-sceau-de-majeste-de-napoleon-ier-1805>. La imagen
procede de una fotografía de Jabulon: <https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Counter_Seal_Great_Seal_Napoleon.jpg>.

067
068
069
Lo antedicho constituye una tachadura, una
verdadera damnatio memoriæ ejercida con «fe-
rocidad» y con un trasfondo político indubitado
(como en las monedas [↓]), y explicada al lector
del documento mediante la indicación manus-
crita de que «Se havilitan [sic] por la authoridad
del Gov[ier]no. [sic] legitimo de las Españas», su
manera de referirse a las autoridades favorables
a Fernando VII.

También debe fijarse particular atención


en los rayajos que –trazados manualmen-
te– se entrecruzan sobre la mayor porción del
sello heráldico de este otro ejemplar, igual-
mente datado para 1812, del papel timbra-
do del napoleónico Gobierno de Aragón:
(vid. columna siguiente)

070
Obsérvese que los rayajos afectan también al Si bien en el encabezamiento –siguiendo el
enunciado del sello (la indicación de la clase, el modelo borbónico precedente– se hacía una refe-
precio y el año), aunque no a la expresión «Go- rencia a S[u]. M[ajestad]., y esta expresión tendría
bierno de Aragon» [sic] .7 que ser entendida como correspondiente a José
Napoleón, lo cierto es que en el escudo solamente
figuraba el águila jupiterina con el trueno, y dicha
característica podría remitir al emperador: aunque
hablamos de un elemento heráldico que formaba
parte del blasón del rey José (se encontraba en el
centro de éste, en un escusón, como se dijo), la
El papel timbrado con el sello imperial fran- figuración aislada del ave podría inducir a ver el
cés –y real italiano– de Napoleón y la atribución sello como una alusión al mismísimo Napoleón,
al Gobierno de Aragón se habría emitido con las que ostentaba como armerías «d’azur à l’aigle à
fechas de 1811 y 18121.8 l’antique d’or, empiétant un foudre du même»
La lengua castellana también vehiculó la ins- según se disponía en el decreto imperial de 10
cripción presente en sellos de documentos fisca- de julio de 1804.9
les como el siguiente, emitido en Valencia durante En el otro bando de la lucha, el antibonapar-
el dominio de la ciudad por parte de las tropas tista, la lengua castellana figuró igualmente en
napoleónicas al mando del mariscal Suchet. sellos contenidos en algunos papeles timbrados,
datados entre 1808 y 1813: tanto en los documen-
tos emitidos para su uso en lugares de Cataluña
en manos de los leales a Fernando VII, como en
los ornados por los emblemas de las «juntas su-
periores» –vinculadas al Consejo de Regencia
fernandino– de Valencia, Galicia y León.10

7 Para contemplar una tachadura mucho más agresiva contra el símbolo napoleónico e, igualmente, contra la expresión «Gobierno
de Aragon» [sic], vid. las imágenes contenidas en: <http://www.todocoleccion.net/manuscritos-antiguos/doc-notarial-raro-se-
llo-fiscal-napoleon-bonaparte-tachado-epoca-validado-mano-aragon~x52693943>.
8 Para contemplar una habilitación manual para el año 1813 de un papel timbrado del Gobierno de Aragón de 1812, vid. las imágenes
contenidas en: <http://www.todocoleccion.net/manuscritos-antiguos/rarisimo-fiscal-sello-segundo-1812-habilitado-1813-go-
bierno-aragon-napoleon-daroca~x57019261>.
9 «L’aigle / Composante principale du nouveau blason, l’oiseau de Jupiter, emblème de la Rome impériale, est associé depuis
la plus haute antiquité aux victoires militaires. Le décret du 10 juillet 1804 stipule que les armes de l’Empereur sont :  » d’azur
à l’aigle à l’antique d’or, empiétant un foudre du même « . Cette aigle, très différente des motifs de l’héraldique traditionnelle,
s’inspire aussi de l’aigle carolingienne. Dès le lendemain du sacre, Napoléon fait placer le symbole au sommet de la hampe de
tous les drapeaux des armées napoléoniennes»: <https://www.napoleon.org/histoire-des-2-empires/symbolique-imperiale>.
10 La imagen del papel timbrado con el sello de la Junta Superior del Reino de Valencia –que incorpora el escudo de la capital
valenciana– procede de la página 130 de la obra de Ángel Allende, Timbres españoles (Barcelona: Documentos Antiguos, 1969).
En otros sellos locales, incluidos en papel timbrado de ayuntamientos fernandinos catalanes, la lengua utilizada fue el latín, así
como en el timbre real del papel emitido por la capital valenciana en 1814, ya con posterioridad a la partida de Suchet. Además
de las referencias a todos estos sellos en las páginas 127 a 130 del referido libro de Ángel Allende, las imágenes pueden con-
sultarse en internet: Ricardo Pardo Camacho: El papel timbrado en España · 1637-2009. Castelló de la Plana: Castalia Iuris /
Ministerio de Defensa. Subdelegación de Defensa en Castellón de la Plana / Aula Militar «Bermúdez de Castro», 2009: <http://
www.aulamilitar.com/timbrologia.pdf>.

071
072
073
de la anexión en 1812 al Imperio francés. En estos
documentos el águila de Bonaparte aparecería
entintada por dos veces: en una de las versiones
figuraba inserta en las armerías completas (con
manto, etc.) del emperador Napoleón; en la otra
estaba cargada en el pecho con el símbolo de las
«barras» y portaba corona imperial sobre la testa.11

Y también leemos unas palabras en catalán en


otros papeles sellados donde aparece un emblema
distinto del citado Govern de Cataluña, instituido
en 1810. Es el caso del documento que reprodu-
cimos a continuación, donde convergen las mani-
festaciones externas de tres instancias de poder:
– la original, borbónica española, que imprimió
el papel –a nombre de Carlos IV– para su uso du-
rante el año 1807 y con un sello circular heráldico
(con el escudo reducido de los castillos, los leones,
la granada y las lises);
Por otra parte, la lengua catalana –la segun- – una segunda instancia de poder, la afran-
da en número de hablantes entre las lenguas de cesada general española, que mediante una
España, pero eliminada de los ámbitos oficiales inscripción (re)validó el documento para el rei-
desde la victoria borbónica en la Guerra de Suce- nado del adversario formal de la causa borbó-
sión– tampoco estuvo ausente en los sellos de los nica, José Bonaparte, y concretamente para el
documentos timbrados de los inicios del siglo XIX: año 1810: «VALGA PARA EL REYNADO DE S. M.
se encuentra en los identificadores hexagonales EL Sr. D. JOSEF NAPOLEON I. AÑO DE 1810»;12
que aparecieron –a nombre del Govern (o Go- – la tercera instancia se manifestó mediante otro
bern) de Catalunya– en el papel sellado emitido sello entintado y correspondió al gobierno afran-
por las autoridades napoleónicas para su uso en cesado catalán: éste aparecía encarnado por un
aquellas tierras entre 1810 y 1813, antes y después sello circular heráldico, con un partido de águila

11 Vid. Ángel Allende: Timbres españoles. Barcelona: Documentos Antiguos, 1969, páginas 123, 124 y 126 (de esta última procede
la imagen), y Ricardo Pardo Camacho: El papel timbrado en España · 1637-2009. Castelló de la Plana: Castalia Iuris / Minis-
terio de Defensa. Subdelegación de Defensa en Castellón de la Plana / Aula Militar «Bermúdez de Castro», 2009: <http://www.
aulamilitar.com/timbrologia.pdf>.
12 En otros papeles la validación para el reinado josefino utiliza fórmulas diferentes: «VALGA PARA EL REYNADO DE S. M. EL Sr.
D. JOSE I.», «POR EL REY NUESTRO SEÑOR D. JOSE NAPOLEON I.º», «Valga para el Reynado de S. M. D. Josef Primero» o
«Valga para el Reynado de S. M. C[atólica]. el Sr. D. José Napoleon I.º [...]»...

074
napoleónica y «cuatro barras», rodeado de la le-
yenda «GOV[ERN]. DE CATALUNYA»13.

relieve, en seco– ostentan la leyenda «GOUVER-


NEMENT GENal. DE LA CATALOGNE» escrita
alrededor de un escudo de armas de Napoleón
que, de una manera poco congruente, está ro-
deado del collar del Toisón de Oro.

Finalmente hemos de hacer referencia a la


existencia de sellos escritos en lengua francesa.
Ángel Allende daba razón de su presencia14 –ima-
gen incluida– acompañando a un papel de 1812-
1813 con el sello de Napoleón como emperador LA ENJUNDIA POLÍTICA DEL PAPEL SELLADO
de los franceses y rey de Italia y, en atención a La importancia y trascendencia concedida, por
que se trataba de una radicación catalana, sin parte de administradores y administrados, al papel
referencia alguna al Gobierno de Aragón: la ins- sellado en las décadas iniciales del siglo XIX está
cripción en francés ocupaba la corona circular de fuera de toda duda: ya hemos contemplado algu-
un timbre añadido del departamento de las Bocas nos ejemplos, y nos quedan bastantes por ver a lo
del Ebro –«TIMBRE DEPt. DES BOUCHES DE largo de los restantes apartados de «El contraste
LSBRE [sic]»–, en el sur y suroeste de Cataluña. timbrológico». En cualquier caso no queremos aca-
También citaremos aquí ejemplares habilita- bar estas líneas sin recordar que el inicio formal de
dos por las autoridades napoleónicas en el Prin- la sublevación en Cataluña contra la ocupación
cipado que –sobre la corona circular del sello en napoleónica –y el detonante de la subsiguiente

13 Vid. igualmente las imágenes contenidas en: <http://www.todocoleccion.net/manuscritos-antiguos/papel-sellado-napo-


leon-ano-1808-sello-gov-catalunya-guerra-independencia-timbre-fiscal~x39996965>.
14 Timbres españoles. Barcelona: Documentos Antiguos, 1969, p. 126 (de donde procede la imagen).

075
guerra– fue la quema pública, en la ciudad de Man-
resa y el 2 de junio de 1808, del nuevo papel sellado
que los franceses habían impuesto al territorio. En
aquellos documentos vírgenes, que deberían aco-
ger los escritos redactados en el municipio con el
propósito de que tuviesen validez oficial, se había
incorporado una frase que hacía referencia al go-
bierno del lugarteniente de Napoleón Bonaparte
en España, Joachim Murat («VALGA POR EL GO-
BIERNO DEL LUGAR-TENIENTE GENERAL DEL
REYNO.»), y este hecho acreditaba –suficiente-
mente a ojos de los insurrectos– la voluntad de
detentar y retener el poder por parte del emperador
francés. Las llamas de aquellos papeles sellados
prendieron, casi literalmente, la mecha.15

«Hoy voy a mostrar un papel timbrado donde la historia ha


dejado su huella. Se expide en el año 1808 para el reinado de
Carlos IV, el valor del timbre son 40 maravedíes, sello cuarto.
En marzo ocurre el motín de Aranjuez y Fernando VII es
proclamado Rey de España, por lo tanto el papel es habi-
litado para el reinado de este monarca. Tras los sucesos
del 2 de mayo en Madrid Murat toma el gobierno, y al
ser nombrado por Napoleón lugarteniente del reino, el
documento vuelve a ser resellado. Durante el resto de 1808
el papel no es utilizado y se vuelve a timbrar para el año
1809, además al ser empleado en Cataluña [en temps del
Govern napoleònic] se le añaden un sello en seco y otro en
tinta correspondiente a este gobierno». Miguel Ángel Gar-
cía García: <http://www.batalladetrafalgar.com/2010/01/
un-papel-marcado-por-la-historia.html>.
Debemos la imagen a la cortesía de Miguel Ángel García.16

15 Además de afectar a documentos timbrados emitidos para 1808, la referencia a Murat también se introdujo en papel habilitado
para 1809.
16 <http://1.bp.blogspot.com/_6zzpV6eARU8/S14eyfc_gUI/AAAAAAAABf8/fH_HifxbOuo/s1600-h/papel+sellado.jpg>.

076
077
4. FERNANDO VII Y EL DRAMA DE ESPAÑA Y
DE LA AMÉRICA HISPANA (1808-1833)

4.0 Una introducción a las –la primera etapa fue el sexenio de victoria ab-
etapas del reinado solutista, que arrasó con la labor coronada por la
El reinado de Fernando VII –el rey por el que per- Constitución de 1812 y, consiguientemente, arrin-
dieron la vida multitudes en toda España– es de conó al primer liberalismo;
una extraordinaria complejidad por lo que se refie- –la segunda etapa fue definida por el trienio
re a la iconografía monetaria y a las leyendas pre- de esperanza liberal que moriría a manos de casi
sentes en las acuñaciones. En plena guerra contra cien mil soldados franceses. Estos –enviados por
Napoleón (y José) aparecerán representaciones Luis XVIII, hermano del decapitado Luis XVI– se
del poder inéditas, consecuencia de las circuns- proclamarían hijos de San Luis y restauradores
tancias excepcionales, a veces de las necesidades del monarca absoluto;
más imperiosas en un contexto tan trasegador. –la tercera y última etapa, la década que se
Los fusilamientos del ha llegado a bautizar como ominosa, fue la de
tres de mayo (1814), la venganza contra el liberalismo demonizado;
de Francisco de Goya
(Museo del Prado, entonces sería ajusticiada la granadina Mariana
Madrid). Una de las Pineda –autora del bordado de una bandera con
pinturas más famo- las palabras libertad, igualdad y ley– y caería eje-
sas de la historia del
arte, ha trascendido cutado en Valencia el maestro de Russafa Gaietà
en mucho al hecho Ripoll, víctima de la Junta de Fe de la diócesis
concreto que reme- valentina –los métodos de la Inquisición pero con
mora: esta dramática
composición ha pasado a ser paradigma de la denuncia otro nombre– que le había acusado de herejía con
de la guerra y la represión. Destaca particularmente el gran escándalo de Europa.
personaje central de actitud cristológica y vestido con una En el inicio de este tercer acto, el mismo rey
camisa blanca alegórica de la pureza. Igualmente, el lienzo
resulta muy impactante cuando se analizan las actitudes o condenaría a muerte –secretamente– al valen-
posiciones de los diferentes grupos humanos, incluyendo ciano Gabriel Ciscar, insigne marino y uno de los
los cadáveres sangrantes y la anónima máquina de matar presentes en la conferencia de París donde se
conformada por los soldados napoleónicos. Estos últimos
son, precisamente, los que se encuentran al lado del fa- había instituido el sistema métrico decimal. Y, por
rol, de la claridad: una posible referencia al hecho trágico tres veces, miembro de la Regencia de España.
de que la Francia revolucionaria –foco de la libertad para Uno de los franceses venidos a restaurar el abso-
tantas personas a las postrimerías del Siglo de las Lu-
ces– hubiera llegado a adquirir la forma de un aparato de lutismo salvaría a Ciscar en un barco y lo llevaría
dominación cruel e insensible cuando era el caso. a Gibraltar, donde los británicos lo protegerían de
Para evitar a que pereciera durante un bombardeo fran- la estulticia del monarca.
quista, Los fusilamientos del tres de mayo fue evacuado Retrato de Fernando VII con
de Madrid a Valencia en el transcurso de la Guerra Civil. manto real (1815), de Francis-
Durante el trayecto el cuadro sufrió un accidente y los co de Goya (Museo del Prado,
desperfectos causados motivaron, ya en aquel tiempo y Madrid). El artífice de la pintura
años después, la realización de restauraciones. pasó los últimos años de su vida
exiliado en Burdeos, mientras
Fernando VII ejercía de monarca
Con posterioridad a la guerra, la historia de absoluto en España: un contras-
Fernando como rey está conformada por tres te de biografías que retrata, y
ciclos históricos y, por tanto, por al menos tres muy bien, al gobernante tam-
bién conocido como el rey felón.
posibilidades de manifestar la legitimación del
poder real y su alcance:

078
Acto seguido aportamos una selección de Séneca, y el retrato valenciano fue obra del grabador
acuñaciones, emitidas por las autoridades gene- Manuel Peleguer Tossar). En los reversos se repite
rales y por los responsables de varios territorios igualmente lo que había sido norma en tiempos de
ibéricos, donde estas revoluciones e involucio- Carlos III y Carlos IV: el escudo resumido y el final de
nes alrededor de la legitimación de Fernando VII la titulación real (sin referencia explícita a las Indias,
quedan acreditadas sobre el metal acuñado. No a diferencia de las monedas de José I).
nos detendremos en las piezas de necesidad,
catalanas y mallorquinas, donde la titulación del
monarca se expresa de manera muy parca (pro-
bablemente en atención a las circunstancias del
momento y las consiguientes dificultades técni-
cas): en estas monedas solamente se menciona
al rey mediante la abreviatura del nombre y el or-
dinal, sin ningún título: con las letras «FER / VII»
o «FER» y «VII» realizadas con punzones simples
(y con ligeras variaciones). También hemos ex- La tercera de las monedas aquí tratadas fue
cluido las, muy numerosas, emisiones realistas producida en la Cataluña no ocupada por los
de América que se apartaron del modelo oficial franceses y en 1810 (la emisión continuaría hasta
ultramarino. Contrariamente, en estas páginas 1814). En el reverso de la pieza figura un escudo
hemos otorgado un especial relieve a las monedas de cuatro palos, coronado, y la inscripción en la-
acuñadas en Pamplona: hemos reproducido una tín «PRINCIP[ATUS] · CATHAL[ONIÆ]·», es decir,
selección que permite recorrer los avatares que principado de Cataluña: a diferencia de la efímera
condujeron del Antiguo Régimen foral al libera- emisión en que Fernando VI se proclamaba prín-
lismo unitarista isabelino, pasando por el Trienio cipe de Cataluña, en esta moneda la titulación
Liberal (también de querencia unitarista) y por la real es solo española, y la referencia catalana es
restauración absolutista (foralista en los hechos). exclusivamente territorial o, en el lenguaje de la
época, provincial [↙].
4.1 La guerra contra Napoleón
y el sexenio absolutista (1808-1820)
Las primeras monedas fernandinas que veremos
se emitieron en Sevilla y en Valencia mientras las
capitales andaluza y valenciana permanecieron en
manos de los leales a Fernando VII, es decir, de los
opositores a Napoleón y a su hermano. El rey desea-
do aparece retratado en ellas según las directrices
de 1772 por lo que respecta a las cecas peninsulares:
cono «una especie de manto Real», sin corona de En el anverso de la moneda aparece [↖] el
laurel (el busto sevillano [↙] es conocido como el cuarterado de castillos y leones, la granada y
las flores de lis, con la leyenda, también en latín,
«FERDIN[ANDUS] · VII · HISP[ANIARUM]·REX»
(o, menos probablemente, HISP[ANIÆ]·REX), sin
ninguna mención a «la Gracia de Dios»: Fernan-
do VII rey de las Españas (o de España) sin la divi-
nidad de por medio. Esta inscripción es bastante
sorprendente por su carácter rupturista con una
tradición que había estado presente durante siglos.

079
Un año antes, en 1809, en las capitales gerun-
dense y leridana se habían emitido piezas de
5 pesetas durante el asedio de los franceses;
acuñaciones, por tanto, obsidionales. Pero estas
monedas habían ido más lejos que la emisión
anteriormente tratada por lo que respecta a la
modernidad del lenguaje político: en las ciudades
amenazadas habían escrito España y no Españas, Anverso y reverso de la celebérrima medalla propagan-
y lo habían hecho en castellano y no en latín. La dística, debida a las manos del grabador Félix Sagau y
Dalmau de Galcerán y a la iniciativa de dos particulares
pieza de Gerona proclamaba «FERNANDO · VII (Ramón Roblejo Lozano y Ciriaco González Carvajal),
REY · DE · ESPAÑA» e incluía un busto del mo- conmemorativa de la promulgación de la Constitución
narca de apariencia aún más clásica, más romana de 1812 en Cádiz.
La doble legitimación del poder del rey que se en-
que la prevista en las ordenanzas de 1772 para cuentra en el anverso –«[...] POR LA G[RACIA]·DE DIOS
las Indias, obra del orfebre nacido en Génova Y LA CONST[ITUCION]·DE LA MON[ARQUIA]· [...]»– no
Lluís Desoy . aparecerá reflejada sobre las monedas españolas, con una
fórmula equivalente, hasta el Trienio Liberal (con ocasión
del restablecimiento del texto constitucional, derogado
por Fernando VII al volver a la península). Esta ausencia no
se producirá en los emblemas reales del papel sellado de
Fernando VII del año 1813 y, parcialmente, de 1814: «FER-
D[INANDUS]. VII. D[EI]. G[RATIA]. ET CONST[ITUTIONE].
MONARCH[IÆ]. HISP[ANIARUM]. REX».
He aquí como describió el reverso de esta verdadera
obra de arte neoclásica Marina Cano Cuesta en el año 2015
(Catálogo de medallas españolas. Madrid: Museo Nacio-
nal del Prado, pág. 238b): «Sobre un acantilado, las alego-
rías de España y América, personificadas en dos guerreros
con sus atributos, se estrechan la mano y sostienen el libro
En el caso de Lérida la inscripción únicamente de la Constitución apoyado sobre dos globos terráqueos.
variaba en la ubicación de los puntos decorativos En el libro, la inscripción CONSTI / TUCI- / ON / POLITI
–«FERNANDO . VII · REY . DE · ESPAÑA»– pero / CA // DE LA / MONAR- / QUIA / ESPAÑO / LA. Junto
al primero, un león echado a sus pies y dos pilares con el
la calidad artística de la acuñación leridana fue
mucho peor que en la capital gerundense.
1 Muy recientemente, Joan-Lluís Marfany ha escrito lo si-
guiente al respecto de la forja del nacionalismo español
durante la guerra contra Napoleón y del posterior naci-
miento del nacionalismo catalán (traducimos del catalán):
«[...] porque es entonces cuando empieza a tomar forma
de manera decisiva una burguesía en Cataluña y porque,
en estrecha relación con este proceso, aparece también
un nuevo sentimiento de identidad colectiva española que
ya no depende de la relación con el monarca común, sino
con el territorio mismo, en su (cuando menos aparente)
intemporalidad, y que erige esta colectividad en sujeto de
la historia y fuente de legitimidad del poder político. [...] Lo
que hay que plantearse es en qué momento, cómo y por
Estas monedas dan fe de los momentos fun- qué un sector de la intelectualidad catalana –que habrá que
dacionales del nacionalismo español (también delimitar en sus orígenes y su composición– dejó de reco-
nocerse en la identidad española, o quizá de reconocerse
presente en aquella Cataluña) y, en estos momen-
totalmente o suficientemente, cómo evolucionó esta crisis
tos, son piezas de una gran rareza.1 y cómo se extendió a otros sectores de la sociedad. Dicho
más brevemente, cómo fue debilitándose y resquebraján-
dose el nacionalismo español y cómo empezó a fraguarse
un nacionalismo catalán. [...]» (Nacionalisme espanyol i
catalanitat. Cap a una revisió de la Renaixença. Barcelona:
Edicions 62, 2017, pág.16 y págs. 17-18) .

080
lema PLUS ULT, y al lado del segundo y en el suelo, una
cornucopia [“cargada de monedas”]. En lo alto una estrella orígenes medievales.2
resplandeciente [“simbolizando la inmortalidad”] y a lo Antes de referirnos a la próxima de las piezas
lejos un navío [“que simbolizará el medio de comunicación
seleccionadas –en este recorrido por los primeros
de ambos hemisferios”]. En el campo, a la izquierda, F·
SAGAU· F[ECIT]·» (los enunciados entre comillas inglesas años de Fernando VII– debemos dejar constancia
provienen de la descripción, en 1812, del proyecto de la de unas piezas de plata, con valor de 4 reales de
medalla [vid. pág. 238 de la citada obra de Marina Cano].
vellón, que llevan marca de la ceca de Barcelona,
En el texto original aparece escrito «emisferios»)
están datadas en 1812 e incorporan el busto de
Muchísimo más comunes son las monedas Fernando VII en el anverso («FERDIN · VII · DEI
de 12 dineros que la ceca de Cataluña emitió en · GRATIA») y el escudo coronado de castillos y
1812 a nombre del rey Fernando (las Baleares no leones, flores de lis y granada en el reverso. Pero
llegarían a ser ocupadas por los franceses du- este reverso está escrito, a diferencia del anverso,
rante la guerra). La presencia de la pieza en esta en castellano («REY DE LAS ESPAÑAS», como
selección obedece, fundamentalmente, a la in- se hará una decena de años después, en tiempos
édita titulación real que –dividida entre anverso del Trienio Liberal), lo que constituye un proceder
y reverso– acababa con una referencia directa a excepcional e inexplicable. E. Goig analizaba estas
las Baleares (Balearium, o sea, «de las Baleares»). extrañas monedas en La moneda catalana de la
Este proceder debe sorprender y mucho porque Guerra de la Independencia3 y apostaba por la
desde la Edad Media se utilizó la expresión Maio- falsedad: «Lo que de todo lo contemplado parece
ricarum (es decir, de las Mallorcas) a la hora de que puede afirmarse con seguridad es que se
expresar el dominio real sobre el archipiélago. Sea trata de una acuñación falsa» (pág. 63).4
como fuere la palabra Balearium figura inmedia- La séptima de las piezas aquí reproducidas
tamente después de la abreviatura que significa fue acuñada en el Virreinato del Perú, siguien-
Hispaniarum (de las Españas), a la manera en que do el contenido de la pragmática de 1772. Como
las emisiones ultramarinas hacían con la palabra en América ningún territorio hispánico abrazó la
Indiarum (de las Indias): «FERDIN[ANDUS] · VII causa de Bonaparte, eso supuso que las monedas
· DEI · GRATIA / HISP[ANIARUM] · ET BALEA- coetáneas a la guerra, así como las producidas en
RIUM · REX». los años sucesivos, bien fueron emitidas en defen-
sa de Fernando VII, bien se pusieron en circula-
ción en favor de los poderes locales insurgentes y,

2 «Es la primera vez que tenemos esta denominación en la


historia monetaria hispana, ya que el título oficial del reino
es Mallorca no Baleares, y en el reverso se usa la cruz larga
de Mallorca típica de las monedas mallorquinas medievales,
que sirve para cuartelar el escudo tradicional de castillos y
leones usado por los Borbones, sin duda el modelo de estas
monedas realizadas a nombre de Fernando VII fueron las
piezas de tresetas que en los primeros años 20 del siglo XVIII
Por lo demás el reverso resulta igualmente acuñaron los reyes Felipe V y Luis I en el período 1722-1724
sugestivo: el escudo no va timbrado con corona y para circular en las islas» (José Mª de Francisco Olmos:
«La moneda en la Guerra de la Independencia (1808-1814).
real cerrada (con diademas) sino con una abier-
Documento político e instrumento de guerra», Cuadernos
ta, y, además en el blasón se recupera un diseño de Investigación Histórica, nº 25, 2008, págs. 215-264; cita
monetario de las dos primeras décadas del siglo en la pág. 236).
3 Barcelona: Cymys, 1977 (2ª ed.; 1ª ed. 1974), págs. 53 y 59-63.
XVIII con una cruz latina patada o paté –con los 4 En el catálogo de X. Calicó Numismática española. Catá-
brazos más estrechos en el centro y ensanchados logo general con precios de todas las monedas españolas
a los extremos– que sobrepasa el campo del es- acuñadas desde los Reyes Católicos hasta Juan Carlos I
–Barcelona: Aureo & Calicó, 2008– se da por auténtico (re-
cudo en la parte inferior y en los laterales y tiene producido dentro del apartado de la ceca de Barcelona) el
valor de 4 reales de 1812 con marca B (pág. 721).

081
en su caso, de los nuevos países. En estos últimos litar entre la insurgencia independentista y las
casos hablamos del proceso independentista de tropas decididas a preservar el imperio español.
más de tres lustros de duración que –conducido El descalabro borbónico en aquel campo de
mayormente por criollos, es decir, por población muerte fue la constatación del fin: los 8 reales a
de linaje español– convertiría el antiguo dominio nombre de Fernando VII se acuñaron por última
borbónico en un mosaico de repúblicas sobe- vez en las Indias –en Potosí, concretamente– con
ranas y, en buena parte, fecha de 1825. Es cierto que a lo largo del resto del
mal avenidas. Esta pieza, siglo aún podría hablarse de una América gober-
en todo caso, la emitieron nada por España, pero sólo con referencia a Cuba,
autoridades que perma- Puerto Rico y, durante unos años solamente, al
necían fieles al rey Fer- territorio dominicano. En 1898 llegó el réquiem,
nando, y en el año de la cuando los Estados Unidos decidieron por dónde
Constitución de Cádiz. empezarían a convertirse en potencia mundial.
Se debe poner de re- Un ejemplo de las pintu-
lieve que, entre la ocupa- ras de castas existentes
en los virreinatos españo-
ción napoleónica de buena parte de las tierras les en América. Esta obra
peninsulares, la circulación de monedas con el anónima del siglo XVII se
retrato del rey deseado –y realizadas con buen encuentra en el Museo
Nacional del Virreinato
arte– constituía un motivo de acicate y de es- (Tepotzotlán, México).
peranza para los partícipes del bando fernandi- Evidentemente no nos
no. El autor de las matrices del modelo común, encontramos ante una ta-
xonomía inocente de cuño
Félix Sagau, habría contribuido así «a alentar el ilustrado, amparada en
entusiasmo de los pueblos al ver circular un signo una curiosidad científica
público de la autoridad de su legítimo monarca».5 de ética más o menos du-
dosa: estas pinturas tenían
El reverso monetario que se reproduce a un papel social, porque las
continuación pertenece igualmente al campo diferencias en la aparien-
que permaneció leal a la monarquía española y, cia física fundamentadas en el nacimiento –es decir, en
el componente etnológico, biológico, heredado– tenían
además, complementa a la anterior pieza en el una relevancia importante en sociedades nada igualitarias
sentido de mostrar el cumplimiento de las direc- como las de la América hispánica de entonces. Un imperio
trices de 1772 –muy mencionadas aquí– en un de castas, el español, estratificado étnicamente para poder
ejercer la dominación sobre los considerados inferiores;
reverso acuñado ya bien avanzado el siglo XIX estratificado, al otro lado, para garantizar el ejercicio de
(en el anverso había desaparecido el guardabrazo los privilegios por parte de los definidos como superiores.
que había ornado el busto de Carlos III y Carlos IV Y por el centro, alguna que otra casta a medio camino.
Serían españoles nacidos en los virreinatos, ubicados en
en las monedas de plata de las Indias). La pieza la cima de la supuesta pirámide étnica del Nuevo Mundo
fue acuñada en Lima, en hispano, los principales inductores de la destrucción de
el virreinato del Perú, y aquel imperio.

data de 1816, cuando la


guerra peninsular ya ha- La moneda siguiente pone de relieve que el
bía acabado y no podía absolutismo real podía llegar a ser permisivo, si
vislumbrarse la batalla de quería. Fue acuñado en un territorio de donde
Ayacucho (1824), el último era rey Fernando VII, pero esta expresión no
gran enfrentamiento mi- aparece en la pieza en cuestión; igualmente, la
emisión se hizo porque un rey de España no lo
impidió, pero ese topónimo no figura en la le-
5 Citado por Marina Cano Cuesta: Catálogo de medallas
españolas. Madrid: Museo Nacional del Prado, 2005, pág.
yenda de la moneda.
235.

082
El título de este volumen
de 1819 constituye un cui-
dadoso resumen de las
características de un ré-
gimen foral en el contexto
del sistema absolutista fer-
nandino, y pone de relieve
el paralelismo existente
entre el caso navarro y el
desaparecido ordenamien-
to foral valenciano (y, por
Este «FERDIN[ANDUS] · III · D[EI] · G[RATIA] extensión según y cómo,
· NAVARRÆ · REX» (Fernando III rey de Navarra de los otros países de la
por la Gracia de Dios) es Fernando VII, solo que Corona de Aragón). En
efecto se habla de leyes
en Navarra no era sino Fernando III, expresión y de agravios, es decir, de
esta de una manifestación de autogobierno –la fueros y de contrafueros;
ostentación de los numerales reales propios de de los tres estados del reino de Navarra (militar, eclesiás-
tico y de las universidades o buenas villas), equivalentes a
cada territorio– de la que habían sido privados los tres brazos del reino de Valencia (militar, eclesiástico y
sistemáticamente en Aragón, Valencia, las Ba- real, este último conformado por las ciudades valencianas
leares y el principado de Cataluña (ya lo hemos adscritas directamente a la corona); se habla de cortes
generales regnícolas como las existentes en su momento
avanzado antes). Los navarros, los alaveses, los en la Valencia foral; aparece la titulación real navarra con
guipuzcoanos y los vizcaínos, así como los ha- el ordinal privativo, en contraste con la castellana, del mis-
bitantes del Valle de Aran habían permanecido mo modo que en Valencia hasta los inicios del siglo XVIII;
finalmente aparece la figura del virrey, bien presente en
fieles a Felipe V durante la Guerra de Sucesión y, Valencia durante los siglos XVI y XVII. También se dice que
por lo tanto, no se promulgó ningún decreto de la impresión del libro se hace De órden de la Ilustrísma
Nueva Planta que hiciera trizas el autogobierno Diputación del Reino de Navarra, institución equivalente
a la Diputació del General o Generalitat del reino valen-
del reino de Navarra (así pues, no hubo ninguna ciano. En efecto, nos encontramos ante un título que es
aplicación del justo derecho de la conquista). el compendio de un ordenamiento jurídico: Cuaderno de
El derecho de acuñación de moneda era uno de las leyes y agravios reparados á suplicacion de los tres
Estados del Reino de Navarra, en sus Cortes Generales,
los más preciados signos externos de la pose- celebradas en la ciudad de Pamplona los años 1817 y
sión de poder y los navarros –a pesar de algunas 1818 por la Magestad Real del Señor Rey don Fernando
interferencias de Madrid, contrafueros y dificul- III de Navarra, y VII de Castilla nuestro Señor. Y en su
Real Nombre por el Exmo. Señor Conde de Ezpeleta de
tades de otro carácter– pudieron hacer uso del Beire, Capitán General de sus Reales Egércitos, Virey y
mismo. Y junto al hecho de la preservación de Capitan General del Reino de Navarra, sus fronteras y
emisiones monetarias privativas se debe poner comarcas [...].

de relieve, particularmente, el hecho de que éstas


fueran monedas diferentes también en cuanto al [La imagen la debemos a la gentileza de Subastas Appolo
diseño: en el reverso de estas piezas, el escudo (de Pamplona)]

con las cadenas de Navarra llevaba acolada –flo-


taba por encima de– una cruz de ocho puntas El recorrido previo a la instalación en el poder
pomeadas (con esferas en los extremos), y una de los liberales entre 1820 y 1823 concluye con
corona real rematando el conjunto. La inscrip- unas humildes piezas de cobre, destinadas a la
ción de alrededor era la misma que figuraba en circulación general, que siguen haciendo efectivas
acuñaciones de monarcas carolingios, allá por el las disposiciones básicas de 1772 con excepción
siglo IX: «CHRISTIANA RELIGIO». No hace falta –en una de ellas– del uso de los laureles en la ca-
traducir. No hace falta preguntar tampoco por el beza, no previstos por Carlos III de Borbón. La
escudo borbónico español o por los castillos y titulación real aparece completa en los anversos,
los leones: no los hay. sin mención de las Indias: «FERDIN[ANDUS] · VII
· D[EI] · G[RATIA] · HISP[ANIARUM] · REX». Los

083
reversos incluyen un motivo que ya hemos visto que pueda alterar el carácter del original». Y en
antes acuñado en tiempo del mismo Carlos III: las monedas también se indicará que el reinado
dos castillos, dos leones, tres flores de lis y una fi- se fundamentaba, teóricamente, en una doble
gura central en forma de cruz sui generis, de bra- fuente de legitimidad: la tradicional, en tanto que
zos barrocos flordelisados. Este último elemento se mantenía la referencia a «la Gracia de Dios»
fue definido por la pragmática de 1772 como «cruz (lo cual hace que califiquemos de moderados los
llamada del Infante Don Pelayo» en una atribución planteamientos de aquellos liberales españoles),
dudosa dado que el único Pelayo de renombre y la legitimación que derivaba de haber jurado el
considerado entonces debía ser el rey asturiano ordenamiento constitucional aprobado en Cádiz
del siglo VIII. En realidad, en la disposición legal durante la guerra contra los franceses (un texto
no se hablaba del escusón con las flores de lis: aquel que se situaba, todo sea dicho, lejos de la
«los dos castillos y dos leones de mis Armas». Y radicalidad de contenidos que le atribuían los ab-
alrededor del conjunto aparecía una corona de solutistas). La nueva leyenda era prolija y, a pesar
laureles –«rodeados de un laurel». del uso de abreviaturas, no cabía en el anverso de
las piezas expresadas en maravedís: «FERNANDO
7º POR LA G[RACIA] · DE DIOS Y LA CONST[ITU-
CION] · / REY DE LAS ESPAÑAS» (con el ordinal
real en números arábigos y no en romanos). Como
consecuencia de la invasión del reverso por la par-
te final de la inscripción, los laureles previstos en
1772 se eliminaron («la orla», por tanto, desapare-
ció): de acuerdo con el mencionado decreto, «6º.
El del cobre permanecerá también según existe,
con sólo la supresión de la orla, que es indispen-
sable para la colocación de la nueva inscripción».

4.2 El Trienio Liberal (1820-1823)


La misma pieza humilde que acabamos de ver
proclamar los principios de la legitimación divina
del poder se transformará –con la introducción, Corresponde ahora detenerse en las razones
durante el Trienio Liberal, de referencias a la Cons- por las cuales las leyendas de estas monedas –y
titución de 1812 nuevamente vigente– en un alega- de todas las españolas posteriores a 1833– no
to del ideario del liberalismo. Como consecuencia están escritas en latín sino en castellano. Empe-
de un decreto de las Cortes de mayo de 1821, el zaremos aclarando que mientras los liberales go-
retrato del rey aparecerá sobre las monedas nada bernaron por primera vez en España (1820-1823),
idealizado, humano en definitiva (de hecho es co- la práctica totalidad de las piezas puestas en cir-
nocido, popularmente, como el cabezón): «2 º. El culación en América a nombre de Fernando VII
anverso para toda clase de moneda será el Real ostentaron los tipos del absolutismo y, con estos,
busto de M. sin [corona de] laurel, según se usaba la sola legitimación divina del poder y las leyendas
en la moneda de la Península en los anteriores en latín. Pero contrariamente a esta praxis, las
reinados, como también sin paño ni otro objeto monedas acuñadas con tipos propios del Trienio

084
Liberal, es decir, donde se mencionaba la doble Esta ideación del castellano como idioma co-
legitimación, mostraban sus inscripciones en mún y alto –su condición de «artefacto político
castellano (también en las Filipinas). Existen, sin construido discursivamente» y, en todo caso, la
embargo, dos excepciones a la norma: una acu- selección como única lengua con que proclamar
ñación hecha en Navarra en 1823 que preservaba la autoridad personal o colectiva en las acuña-
la lengua latina (como después veremos), y una ciones españolas– encontraba su paralelismo en
pieza de 2 reales de 1822 donde se hacía lo mismo Francia: la Francia revolucionaria había apartado
en San Juan de Pasto (en la actual Colombia). Esta al latín de las monedas por siempre jamás, y el
última moneda no incorpora el título de las Indias nacionalismo francés había aseverado rotundo
–«FERD[I]N[AN]D[US] · 7 · D[EI] · G[RATIA] · ET · –si era el caso con vehemencia lingüicida hacia
CONST[ITUTIONE]· / HISPANIAR[UM] · REX»– y los idiomas diferentes del francés– que solo la
es la única emitida en toda la América hispana lengua francesa era la nacional en el país que se
con la doble legitimación propia del Trienio Libe- quería indivisible.6
ral; esta emisión de Pasto –con marca de ceca Este grabado formaba parte de
«P»– se atribuía tradicionalmente a la ceca de Po- la edición de lujo de la Consti-
tución de 1812 que en 1822 fue
payán (también «P», e igualmente en la Colombia impresa, repleta de imágenes,
de nuestros días). por José María de Santiago,
«Grabador de Cámara y R[ea]l.
Estampilla de S. M.». El com-
pendio iconográfico contenido
en esta obra es desbordante:
Fernando VII hace honor a su
titulación durante el Trienio
Liberal y señala las dos fuen-
tes de legitimación del poder
real: Dios, representado por el
triángulo del que emanan ra-
yos, y la Constitución de 1812,
depositada sobre un pilar con
Como se ha dicho, a partir de 1833 la lengua las armas reales (coronadas y
entre columnas, pero sin las flores de lis). Sobre la cabe-
castellana fue la única presente en los especí- za del rey dos amorcillos alados se disponen a coronarlo
menes monetarios españoles, si exceptuamos con laureles y a obsequiarlo con flores. Como testigo de
las pocas piezas del pretendiente carlista Carlos la escena un genio desnudo y alado –con la llama sobre
la cabeza– sostiene el texto constitucional y muestra al
V: así Isabel II, entronizada con el apoyo de los monarca una especie de cáliz. Además, el genio pone el pie
liberales y, posteriormente, monarca constitucio- derecho sobre la cabeza de un exótico guerrero que yace
nal, únicamente emitió monedas con leyendas en sobre el suelo, tocado con turbante y armado con espada,
ubicado cerca de un cetro abandonado. El rey tiene a sus
castellano. Y esta tradición ha perdurado hasta espaldas el trono y a derecha e izquierda un león (figura-
nuestros días con poquísimas sorpresas, siempre ción de la España peninsular) con un globo terráqueo, y un
localizadas sobre piezas sin circulación real; como cocodrilo (en representación de las Indias). A los pies del
monarca encontramos el caduceo (emblema del comercio
contraste, recordar que en el Reino Unido el latín
continúa siendo el idioma en que se expresan las
titulaciones reales en todas las monedas. 6 La consideración del castellano como «a discursively cons-
La extinción del latín –la lengua áulica tradi- tructed political artifact» se ha extraído de la pág. 18 del
cional del Occidente europeo– en el numerario ensayo de José del Valle «Language, politics and history: an
introductory essay», introducción a una obra colectiva edi-
de España tuvo lugar, según se desprende de lo tada por el mismo autor: A Political History of Spanish. The
expuesto, gracias a la afirmación en el poder del Making of a Language (Cambridge: Cambridge University
liberalismo y del nacionalismo español, insepara- Press, 2013, págs. 3-20). Hay edición en castellano: José del
Valle: «Lenguaje, política e historia. Ensayo introductorio»,
bles uno de otro en aquel tiempo, y la opción de en José del Valle (ed.): Historia política del español. La crea-
aquellos por la castellana como lengua nacional. ción de una lengua. Madrid: Aluvión, 2016, págs. 3-23.

085
vinculado a la figura del dios Hermes o Mercurio) y una
cornucopia o cuerno de la abundancia, elementos que Cuando el decreto habla de plata nacional está
realizan una clara alusión al previsible beneficio y progreso remitiendo a las monedas más grandes de plata:
que debe reportar la Constitución a la vida económica.
la pieza 20 reales «de vellón» (equivalentes a 8
La parte inferior también incluye un mensaje simbólico
de calado: haciendo virtud de las necesidades de la si- reales) y la de 10 reales «de vellón» (equivalentes
metría, el autor incorporó en el diseño los dos castillos y a 4 reales).
los dos leones de las armerías reales resumidas (no así
las flores de lis), las columnas con el lema «Plus Ultra» y
los dos globos o hemisferios, además de una especie de
bodegón emblemático central, con corona, laureles de la
victoria, cetro y balanza de la justicia. La gran sorpresa la
encontramos sobre las columnas y los castillos: sendos
fasces o haces de lictor, antiguo emblema de la autoridad
en la Roma clásica, que en esta ocasión incorporan unas
hachas. Los haces de lictores se hicieron increíblemente
populares durante la Revolución francesa (acompañados
generalmente de picas y gorros frigios), pero el hecho de
que aquí contemplemos la versión con hacha indicaría
–presumiblemente– otra posible fuente.
Estas piezas son las primeras acuñadas en
He aquí otro tipo monetario del Trienio Liberal la península Ibérica donde las columnas de Hér-
–con cabezón en el anverso– que acredita el uso cules aparecen acoladas al escudo real, es decir,
prácticamente exclusivo del castellano sobre las flanqueándolo.
acuñaciones del momento. En este caso, además, Veamos ahora la excepción navarra a la casi
como estas piezas fueron el resultado de reacu- absoluta castellanización lingüística de las espe-
ñar –reaprovechar– monedas francesas de plata cies monetarias constitucionalistas. La pieza se
de medio escudo, o tres libras, hubo que añadir fabricó –con metal procedente de cañones– mien-
sobre el reverso información complementaria que tras Pamplona era asediada por los absolutistas, y
también aparece escrita en castellano: la expre- traducía a la lengua latina la inscripción –toda en
sión «RESELLADO». el anverso– impulsada por el gobierno liberal en
las emisiones generales: «FERDIN[ANDUS] · VII ·
D[EI] · G[RATIA] · ET C[ONSTITUTIONE]· HISP[A-
NIARUM] · REX». Pero es el latín, precisamente,
el único rasgo del numerario tradicional navarro
que no fue borrado por el Trienio Liberal en esta
acuñación (por otra parte tan poco cuidada, con
una composición metalífera inapropiada):
–el monarca –aunque ornado con laureles tra-
dicionales– ya no se titulaba rey de Navarra sino
El próximo espécimen monetario es el último de España. Los gestores de la Constitución de
de los que, adscritos a la circulación general y 1812 entendían invalidada la titulación anterior por-
acuñados por las autoridades del Trienio, analiza- que, con el ordenamiento constitucional vigente,
remos en estas páginas: en el anverso de la pieza Navarra era un antiguo reino, no un reino; el único
aparece asimismo el cabezón de Fernando VII y reino con todas las de la ley era –ya– España y el
en el reverso se hace realidad una de las previsio- territorio navarro no era sino una provincia (con
nes del decreto de mayo de 1821: «1º. El tipo de la privilegios, eso sí);
moneda será uniforme en la Península y Ultramar –así, lógicamente, el rey no llevaba el ordinal
en el oro y la plata nacional. / 4º. El reverso [...] correspondiente a la dignidad real navarra, el III,
de la plata nacional de la Península se uniformará sino el VII;
al que actualmente sirve en Ultramar, por lo cual –se añadía la referencia a la Constitución (de
se añadirán las columnas que se ven en aquel». 1812) como fuente de legitimación del poder, frente

086
a la anterior referencia única a «la Gracia de Dios»; mentaria de la titulación real: dado que en de-
–ya no se trataba de una pieza con valor facial terminadas emisiones el reverso se encontraba
privativo navarro, sino de una de 8 maravedís, se- ocupado por un motivo específico, y atendiendo
gún la disposición de 1772; y, finalmente, igualmente a que en el anverso no se utilizaran
–el reverso con simbología propia del reino de demasiadas abreviaturas, solo figuraba la refe-
Navarra, que se había mantenido hasta el año1820 rencia a Fernando 7º por la Gracia de Dios y la
en las monedas emitidas en Pamplona, se cam- Constitución, sin ningún mención –pues– a su
biaba por el previsto en 1772 para la circulación condición de rey de las Españas. Eso se dio en
general (donde se ven los laureles y la supuesta dos ocasiones; la primera, en una moneda puesta
cruz del infante Pelayo, con castillos, leones y en circulación en Palma de Mallorca en 1823, 5
flores de lis). pesetas de plata. En este caso el reverso lo ocu-
paba el topónimo del archipiélago del que forma
parte la isla mallorquina, «YSLAS BALEARES»,
en dos líneas y rodeado de una corona de laurel.
En la cara de la pieza podía leerse «FERN[ANDO]·
7º P[OR]· LA G[RACIA]· D[E]· DIOS Y LA CONS-
T[ITUCION]·» (con alguna variante), y el escudo
alrededor del cual gira la leyenda es el cuartelado
de Palma de Mallorca: las «cuatro barras» y el
castillo sobre olas con una palmera encima.
El antepenúltimo ejemplo de numerario del
Trienio Liberal que aportamos fue acuñado para
la provincia de Barcelona («PROVINC[IA] · DE
BARCELONA») en 1823,
y fueron las armerías de
la provincia barcelonesa –
cruces de San Jorge, «ba-
rras», corona y murciélago
(ratpenat o rata pinyada),
y ramas de laurel– las que La segunda pieza es mucho más significativa
ornaron la emisión en los políticamente. De hecho es, probablemente, la
reversos. más significativa de todo el período y no, preci-
En estas monedas, un caso excepcional en samente, por contar con la leyenda incompleta
toda la historia monetaria española, la titulación del anverso donde se retrata al poder.
del rey Fernando VII prescindía de la referencia El gran interés político
a «la Gracia de Dios» pero también del propio de la moneda en cuestión
topónimo: «FERNAN[DO] · 7º. REY CONSTITU- se encuentra, realmente,
CIONAL». Nada más. en el reverso, donde figu-
Concluimos la selec- ra un emblema heráldico
ción de monedas del Trie- y una inscripción. Estos
nio haciendo referencia a elementos no constitu-
una práctica relacionada, yen la imagen del poder,
parcialmente, con la que que figura en la pieza me-
señalábamos en la pieza diante el grabado del busto del rey y su titulación,
anterior. Se trata de la sino que conforman una especie de documento
incorporación sólo frag- proclama en metal.

087
Hablamos de una moneda obsidional, es decir, leal también a la libertad tal y como la entendían
de una acuñación de emergencia –motivada por la los defensores del Trienio Liberal. En castellano,
falta de numerario– que se realiza en el seno de un como puede nuevamente comprobarse.
recinto urbano asediado en el transcurso de ope- Luís Antonio de Francia re-
raciones militares. En este caso, nos referimos al cibió de su tío, Luis XVI, el
título de duque de Angule-
sitio de la ciudad de Valencia por los aliados de ma. Era hijo de quien sería
las tropas francesas del duque de Angulema, en –entre 1824 y 1830– último
el contexto de la invasión de España por los «Cien rey de Francia de la dinastía
borbónica, el ultra-reaccio-
mil hijos de San Luis», iniciativa promovida por la nario Carlos X, con lo cual
Santa Alianza de potencias absolutistas europeas. este militar pasó a ser delfín
El Trienio Liberal estaba a punto de ser barrido del de Francia durante aquellos
años. El duque de Angule-
gobierno y las autoridades de la capital valenciana ma tuvo un protagonismo
opusieron resistencia a los reaccionarios; de paso importante en la historia es-
dejaron uno de los testimonios retóricos más im- pañola porque comandó las
fuerzas enviadas –por la coalición de potencias absolutis-
pactantes de la historia monetaria mundial. No es tas– a liberar a Fernando VII de su condición de monarca
sólo que acreditaran fehacientemente el asedio constitucional. Así lo refería el beneficiario máximo de
(cosa nada extraordinaria en este tipo de emisio- aquella exitosa aventura militar francesa:

nes); la gran originalidad de la pieza radica en la


manera –propagandística, radicalmente moderna Mi augusto y amado Primo el Duque de Angulema
desde la perspectiva ideológica y política– como al frente de un ejército valiente, vencedor en todos
mis dominios, me ha sacado de la esclavitud en que
denominaron a los sitiadores: «VAL[ENCIA]. SI- gemia, restituyéndome á mis amados vasallos, fieles y
TIADA POR LOS ENEMIGOS DE LA LIBERTAD». constantes.
Tras la victoria de estos últimos en su recorrido por
la península, las inscripciones de las monedas se Cuando Luís Antonio de Francia murió en 1836, sus parti-
modificarían para acreditar públicamente que el darios le reconocían como rey con el nombre de Luis XIX,
pero en París reinaba Luís Felipe de Orleans, fruto de la
rey Fernando disponía de otro tipo de poder. Con revolución liberal, burguesa, de julio de 1830.
ello, esta moneda valenciana pasaría a ser obsoleta
tanto con referencia al reverso como por su anverso. 4.3 La Década Ominosa (1823-1833)
En medio de este re- La restauración del absolutismo en 1823 tuvo un
verso memorable cam- efecto inmediato, como era de esperar, en las fór-
pean las armerías de la mulas de expresión del poder real, con el retorno
capital valenciana con las de la única legitimación del monarca por «la Gra-
históricas «cuatro barras»: cia de Dios» y, también, con la reanudación del
el cairó o cuadrado pues- uso de la lengua latina. Sobre esto último existe
to en punta, cargado de alguna excepción: hablamos de una pieza de 5
los cuatro palos rojos en pesetas emitida en Mallorca en 1823 –continuado-
campo amarillo (dorado), ra de la mencionada más arriba con el topónimo
timbrado por corona y un murciélago –ratpenat, «YSLAS BALEARES»– donde la titulación hace re-
en este caso pequeñísimo– y flanqueado por dos ferencia a Fernando como
«L». Estas letras fueron incorporadas al emblema rey absoluto(«FERN[AN-
urbano durante la Edad Moderna en memoria, y DO]. 7º P[OR]. L[A]. G[RA-
lógicamente reivindicación, de hechos de tiempos CIA]. D[E]. DIOS REY D[E].
medievales: la resistencia de Valencia –urbe leal ESPAÑ[A]. E YND[IAS].»,,
al rey de la Corona de Aragón Pedro el Ceremo- con algunas variedades
nioso– a dos asedios de tropas castellanas. Va- mínimas según las piezas)
lencia, por tanto, ciudad dos veces leal y, en 1823,

088
vuelve a incluir la corona de laureles rodeando
a los castillos, los leones y las flores de lis de la
supuesta cruz del Infante Don Pelayo. Como se
hace patente al mirar los anversos, el retrato real
pudo conservarse desnudo, sin laureles, en las
acuñaciones posteriores al Trienio Liberal, pero
entre 1823 y el año de la muerte del monarca, 1833,
fue mucho más habitual en las monedas la pre-
sencia de retratos laureados y muy idealizados,
Fusilamiento de Torrijos y sus compañeros en las playas glorificadores del monarca.
de Málaga (1888), de Antoni Gisbert (Museo del Prado, Haremos ahora referencia a las posesiones
Madrid). La obra fue encargada, durante la regencia de
María Cristina de Habsburgo, por una administración libe- americanas durante el período final de Fernan-
ral. El dramático episodio representado tuvo lugar el 11 de do VII: las últimas monedas ultramarinas acuña-
diciembre de 1831, durante los últimos años de la ominosa das a nombre del rey español llevaron los tipos
década fernandina: el pronunciamiento liberal del general
José María de Torrijos había fracasado pocos días antes tradicionales del absolutismo y las fechas de 1824
a causa de una traición, y el militar y 48 insurrectos más (en Lima y en Cuzco), 1825 (en Potosí) y –pare-
fueron fusilados sin juicio. El absolutismo de Fernando VII ce– 1826 (en El Callao, formalmente Lima, en una
moriría matando.
pieza de 2 reales).
La obra es una de las más emblemáticas, en España, del
género de pintura de historia. Y es innegable que tiene
resonancias de Los fusilamientos del tres de mayo (1814),
de Francisco de Goya.

Contrariamente a la pieza que se acaba de


mostrar, las próximas monedas acreditan el re-
torno generalizado del latín a las acuñaciones
durante la Década Ominosa. Se trata de piezas
de cobre donde la titulación real vuelve a aparecer
completa en el anverso –«FERDIN[ANDUS] · VII El apartado de la Década Ominosa no puede
· D[EI] · G[RATIA] · HISP[ANIARUM] · REX»; el cerrarse sin volver a Navarra: ¿de qué manera se
reverso de estos especímenes de 8 maravedís transformaron las acuñaciones del viejo reino al
ser restaurado Fernando como monarca absoluto
en España? Las autoridades forales navarras pro-
cedieron a acuñar nuevamente de acuerdo con la
tipología anterior al Trienio (donde la inscripción
del reverso rezaba «CHRISTIANA RELIGIO») y,
posteriormente, crearon un tipo nuevo, con la ti-
tulación real tradicional dividida entre cara y cruz,
con abreviaturas sólo en la referencia a «la Gracia
de Dios» («FERDINANDUS III · D[EI] · G[RATIA]
· / NAVARRÆ · REX»). El escudo de las cadenas
aparecía, coronado, en el reverso de las que se-
rían las últimas monedas navarras con motivos
privativos (vid. pág. siguiente).

089
Una última acotación: en las pequeñísimas
piezas de medio maravedí de 1832 –cuadradas–
el anverso solamente incorporaba la titulación
real completa (en tres líneas y mediante cinco
abreviaturas) mientras que el reverso exhibía el
escudo coronado. Así pues, cara epigráfica, cruz
iconográfica.

Manuel Sanchis Guarner: La ciudad de La gente ponía laureles en sus fusiles en recuerdo
Valencia. Síntesis de Historia y de Geografía de su victoria el 7 de julio contra la Guardia Real.
urbana. València: Ajuntament de València / Ge- Nebot venía a combatir a las partidas facciosas de
neralitat Valenciana · Conselleria de Cultura, Rafael tempere, natural de Elche, y a otros guerri-
Educació i Ciència / Consell Valencià de Cultu- lleros del País, que desde junio de 1822 campaban
ra, 1999, traducción al castellano de Roc Filella, por las sierras del Maestrazgo.
1ª edición en español, p. 431-434. [1ª ed. 1972.] Con los montañeses, siempre hostiles al libe-
«La guerra civil había estallado ya en gran par- ralismo de las ciudades y villas del litoral, y con
te de España, donde los absolutistas dominaban otros elementos rurales partidarios de la sociedad
amplias zonas. estamental y descontentos de la política anticleri-
Ya en 1821 se habían sublevado los absolu- cal de los constitucionalistas, Sempere consiguió
tistas en Orihuela, y durante bastante tiempo la organizar una poderosa guerrilla, que puso a las
sierra de Crevillente fue la base de operaciones órdenes de la Regencia absolutista establecida
de Jaime Alfonso, llamado “el Barbut”, mítico ban- en la Seu d’Urgell el 15 de agosto de aquel año.
dolero feroz y generoso, convertido en guerrillero Sempere, que se había apoderado del castillo
realista, que llegó a otorgarse el título de “general de Sagunto, que se le entregó sin disparar un tiro
de la Fe”. gracias a una traición, pudo asediar el 27 de marzo
Al día siguiente de la muerte de Elío, llegó a de 1823 la ciudad de Valencia, y ocupó varios de
Valencia el antiguo guerrillero valenciano y ex frai- sus arrabales. Pero el 29 de aquel mes tuvo que
le Ascensio Nebot con tropas de la Milicia Nacio- huir ante la llegada de una columna de tropas li-
nal de Madrid, que fueron recibidas triunfalmente. berales de Castellón y Tarragona.

090
Sin embargo, el 8 de abril Sempere, provisto La década reaccionaria
ya de mucha artillería, volvió a poner sitio a Valen- Durante el segundo sitio de Valencia, Sem-
cia, a la que bombardeó duramente. A pesar de lo pere, ya general absolutista, constituyó el 25 de
endeble de la muralla, la ciudad resistió con deci- abril en Burjassot, donde tenía su puesto de man-
sión, dirigida eficientemente por el general Barón do, una Junta Superior Gubernativa del Reino de
de Andilla. Ante la penuria económica, con la plata Valencia, con militares, clérigos y aristócratas,
recogida –principalmente de los conventos– se fugitivos de la ciudad.
acuñaon monedas obsidionales en la Ceca d ela Esta Junta se puso en contacto con el du-
calle del Mar, con la inscripción “Valencia sitiada que de Angulema, jefe de las fuerzas francesas
por los enemigos de la Libertad. 1823”rodeando de ocupación de España. Una columna de este
las cuatro barras del escudo de la ciudad; en la ejército comandada por el Conde de Molitor, des-
otra cara figuraba el busto de Fernando VII. La lle- pués de haberse apoderado de Aragón, penetró
gada del general López ballesteros con el ejército en el Reino de Valencia, donde tampoco encontró
de Aragón obligó a Sempere a levantar el sitio de resistencia, y en cuya capital entró el 13 de junio
Valencia el 1 de mayo. de 1823. Mientras los franceses de Molitor entra-
La desbaratada España constitucional tenía la ban en la ciudad por la puerta dels Serrans, las
hostilidad de la Santa Alianza de las monarquías tropas de Sempere lo hacían por el portal Nou o
europeas antirrevolucionarias, reorganizadas de Sant Josep; ambas columnas fueron aclama-
después de la caída de Napoleón. En virtud de la das como libertadores por los amantes del orden
decisión tomada en Verona de intervenir contra público. [...]
los constitucionalistas españoles –cuyo ejemplo Con Sempere llegó a Valencia la Junta abso-
perturbador se había propagado a Nápoles y al lutista de Burjassot, que se hizo cargo de la ciu-
Piamonte–, el duque de Angulema invadió Espa- dad. Se nombró un nuevo ayuntamiento, con el
ña el 7 de abril de 1823 al frente de un poderoso brigadier Fernando Pascual como corregidor, y se
ejército francés, “los 100.000 hijos de San Luis”. constituyeron los tribunales de Purificaciones y de
El ejército regular español no fue capaz de Seguridad pública, que enseguida emprendieron
reaccionar, pues los franceses eran recibidos, esta una represión a ultranza. [...]
vez, como libertadores por gran parte de la pobla- Sin embargo, la Junta Superior Gubernativa
ción, hostil o desengañada de la experiencia libe- tuvo que disolverse el 29 de julio, porque la Re-
ral. El 23 de mayo el duque de Angulema entraba gencia absolutista de Madrid envió a Valencia
en Madrid, que prefería mucho más la ordenada para ejercer la autoridad al brigadier Luis María
ocupación de los franceses que las violencias de Andriani, el mismo que había defendido en 1813
la de los guerrilleros realistas. el castillo de Sagunto contra Suchet. El mando
Las tropas españolas gubernamentales del militar de los Reinos de Valencia y Murcia se en-
general López Ballesteros, en retirada frente cargó al general francés De Saint-Marc Dostel.
a los franceses, consiguieron provisiones de la Los liberales valencianos de la Milicia Nacional
casi exhausta Valencia, gracias a las gestiones que salieron de la ciudad con el ejército regular de
del regidor Luis Lamarca. Los batallones de los López Ballesteros, se distinguieron en la defen-
voluntarios liberales valencianos de la Milicia Na- sa de Alicante y Cartagena contra los franceses,
cional, temerosos de la venganza de los absolu- pero al final regresaron vencidos y cautivos a la
tistas, prefirieron incorporarse a la desmoralizada ciudad de Valencia a mediados de noviembre de
columna del Ejército regular, cuando el general 1823, ante la consternación de los vecinos y las
López Ballesteros abandonó la ciudad de Valen- lamentaciones de sus familiares. [...]».
cia el 11 de junio, siguiendo la táctica de evitar el
contacto con los franceses.

091
4.1 BIS. EL CONTRASTE TIMBROLÓGICO, 3: 1812-1814,
UNA CONSTITUCIÓN DE IDA Y VUELTA

Como ya hemos visto, no se conoce ninguna y dos en plata y otros cuatrocientos veinticuatro
moneda acuñada, entre 1812 y 1814, a nombre de en cobre. [...]» (p. 240b).1
Fernando VII que ostente la referencia al texto En el dominio timbrológico las cosas fueron
constitucional aprobado en Cádiz en 1812. Pero bien distintas al ámbito de las emisiones moneta-
esta ausencia no se produjo en la producción de rias y los planteamientos superaron en mucho, por
medallas: obsérvese sino la obra que reproduci- lo que respecta a la figuración de las controversias
mos a continuación, versión en oro de la acuña- políticas, las realizaciones del terreno medallístico:
ción en plata –de Félix Sagau– que hemos glo- en efecto, no solamente existió papel sellado don-
sado con anterioridad. Ejemplares áureos como de –como en la medalla anterior– la titulación real
este «solamente se entregaron a los tres regentes recogía la vigencia de la carta magna gaditana.
del reino, al Ayuntamiento de Cádiz –”en señal de Igualmente encontramos sellos que muestran ta-
singular aprecio que el Pueblo de Cádiz merece chadas las palabras que hacen referencia a dicho
a las Cortes por su adhesión a la Constitución texto constitucional (también en América); este
política de la Monarquía española, y su fidelidad a comportamiento sería equivalente a que, en las
su amado Rey”–, a las embajadas españolas y ex- medallas emitidas en 1812, se encontrasen do-
tranjeras, al duque de Ciudad Rodrigo y a los dos cumentados ejemplares donde contemporánea-
patrocinadores de la misma, don Ramón Roblejo mente se hubiese raspado, eliminado, la porción
Lozano y don Ciríaco González Carvajal» (Marina constitucionalista del grabado.
Cano Cuesta: Catálogo de medallas españolas. Ambos tipos de testimonios de papel timbrado,
Madrid: Museo Nacional del Prado, 2015, p. 240b). los incólumes y los alterados, muestran a la perfec-
En total, «De esta medalla se acuñaron finalmente ción aquella «lucha de legitimidades» donde com-
dieciséis ejemplares en oro, cuatrocientos sesenta pitieron el absolutismo monárquico –y su cerrada

1 Debemos la imagen a la cortesía de SINCONA · Swiss International Coin Auction AG (Zúrich).

093
defensa de que el poder real solamente podía ser Contrariamente, las dos imágenes siguientes
ostentado por «la Gracia de Dios»– y los propósitos recogen documentos con sellos que se refieren a
constitucionalistas –que aún respetando la men- «la Constitución de la Monarquía» como fuente del
ción a la legitimación divina del poder, también poder real ( junto a la gracia divina). En el primero
incluían la Constitución como fuente del mismo. Al de los especímenes, datado en 1813, se lee clara-
efecto de observar lo dicho adjuntamos imágenes mente «FERD[INANDUS]. VII. D[EI]. G[RATIA]. ET
que muestran los correspondientes sellos, todos CONST[ITUTIONE]. MONARCH[IÆ]. HISP[ANIA-
ellos con las leyendas escritas en lengua latina, RUM]. REX»: es la versión en latín de lo que hemos
como en las monedas fernandinas coetáneas. podido ver en la medalla de Sagau. En América,
Las primeras imágenes muestran los sellos rea- para encontrar la referencia constitucional en el pa-
les de Fernando tal y como aparecían en un papel pel timbrado habría que esperar al bienio 1814-1815.
sellado de tercera clase (con precio de 136 marave-
dís) para 1809 –el primer año en que se emite papel
con timbre circular a nombre de Fernando VII– y
en otro de segunda clase (272 maravedís) del año
1812 (validado para 1813). En ambos ejemplos se
sigue la titulación tradicional, que incorporaba ex-
clusivamente la referencia a «la Gracia de Dios» y, El segundo de los papeles sellados que aquí
como en muchísimas de las monedas producidas emparejamos muestra una tachadura sobre, jus-
en cecas americanas, añadía la referencia explícita tamente, la referencia constitucional: hablamos
a las Indias: «FERDIN[ANDUS]. VII. D[EI]. G[RATIA]. en realidad de un texto añadido con la indicación
HISP[ANIARUM]. ET IND[IARUM]. REX». «NO VALGA LO TACHADO.».

No valga, pues, que Fernando VII es rey por


obra de los legisladores de Cádiz: era lo que se
pretendía en el Real Decreto, de 4 de mayo de
1814, que estableció la imprescindible conversión
de los sellos con mención de la Constitución en
otros con la única referencia a la esfera sobre-
natural. En cualquier caso este papel sellado
fue emitido, como el anterior, para ser utilizado
originalmente durante 1813, pero como puede

094
observarse incorpora la inscripción «Valga para
el año de mil ochocientos catorce», con lo que ló-
gicamente se encontraba habilitado –legalmente
vigente, utilizable– en el momento de la interven-
ción transformadora.

La siguiente pareja de papeles también mues-


tra, por una parte, un sello con la proclama de la
vigencia de la Constitución de la Monarquía espa-
ñola y, por la otra, la tachadura de la referencia a
ese mismo texto de 1812. En primer lugar veamos El último de los papeles sellados que mos-
el documento inalterado. tramos en este apartado muestra la vuelta de las
aguas, en 1814 (bieno 1816-1817 en América), a su
cauce preconstitucional: la leyenda del sello sola-
mente remitía a «la Gracia de Dios» como fuente
del poder de Fernando, y el título de las Indias
ocupaba nuevamente el lugar anterior: «FERD[I-
NANDUS]. VII. D[EI]. G[RATIA]. HISPANIARUM
ET INDIAR[UM]. REX.».
Cuando contemplamos el papel sellado so-
metido a la damnatio memoriæ parcial compro-
bamos que, en este caso, la censura no se realizó
mediante inscripción estampada sino gracias a
una mancha de tinta pura y simple, dispuesta a
lo largo de la fracción de leyenda que se tenía
que eliminar.
La transformación –mediante tachado con
tinta, o vía estampación– de sellos constitucio-
nalistas en absolutistas se prolongaría durante
un tiempo atendiendo a que «la escasez del papel
“oficial” para 1814 y 1815 hizo habilitar el ya exis-
tente de 1813 y 1814 (escudos con leyenda de la
Constitución)».2

2 Eladio Naranjo Muñoz: «Papel sellado durante la invasión de los 100.000 hijos de San Luis»: <http://www.filateliadigital.com/
papel-sellado-durante-la-invasion-de-los-100-000-hijos-de-san-luis>.

095
En 1819, en vísperas de los acontecimientos
que supondrían el año siguiente la nueva promul-
gación de la Constitución de 1812 y, en conse-
cuencia, el comienzo de la etapa conocida como
Trienio Liberal, el papel timbrado seguía osten-
tando el discurso absolutista, si bien el pequeño
signo de la cruz cristiana –sobrepuesto a la parte
textual del sello desde 1637– había aparecido por
última vez el año anterior, 1818 (en América toda-
vía figuraría en papel del bienio 1820-1821).3

3 Eladio Naranjo Muñoz: “La cruz en el papel sellado”: <http://www.filateliadigital.com/la-cruz-en-el-papel-sellado>.

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4.2 BIS. EL CONTRASTE TIMBROLÓGICO, 4: DURANTE EL TRIENIO LIBERAL

EN 1820
Si bien las primeras monedas de la monarquía
española que incluyeron la legitimación constitucio-
nal del poder real datan de 1821, Fernando VII aceptó
la Constitución de 1812 un año antes, en marzo de
1820, en lo que se considera el inicio formal del Trie-
nio Liberal. En cualquier caso, y a diferencia de las
emisiones monetarias, en el papel sellado peninsular También llegó a añadirse una validación extre-
sí es posible encontrar referencias a la carta magna madamente parca desde la perspectiva retórica:
en el mismo año 1820; pero a decir verdad estos do- «POR LA CONSTITUCION», simplemente.
cumentos muestran una ejecutoria que no podía ser En el campo medallístico, y como en 1812, el
más que improvisada: el papel se modificó, median- cambio de parámetros políticos se pudo hacer
te inscripción manuscrita o estampada, para recoger patente.
una referencia explícita a la jura real del articulado
constitucional y, por deducción, para hacerse eco
del consiguiente cambio en la legitimación del poder
del monarca: «Habilitado, jurada por el Rey la Cons-
titucion [sic] en 9 de Marzo de 1820», «Habilitado,
jurada por el REY la Constitucion [sic] en 9 de Marzo
de 1820.», «Habilitado: jurada por el rey la Consti-
tucion [sic] en 9 de Marzo de 1820.» o «Havilitado
[sic]: Jurada por el Rey la Constitucion [sic] en 9 de
Marzo de 1820.». En las siguientes imágenes pue-
den observarse algunas de estas transformaciones
improvisadas, que convivieron con la titulación real
propia del sexenio absolutista (que era, con carácter
general, definitoria del Antiguo Régimen).

Aunque Fernando VII hizo efectivo el juramento de la


Constitución de 1812 el 9 de marzo de 1820, sería dos días
antes –el 7 de marzo– cuando se publicó el real decreto
que anunciaba al país la decisión del monarca de jurar el
texto constitucional: esta es la fecha que puede leerse en
la imagen superior. Se trata de una medalla debida a dos
artistas franceses: Jean-Jacques Barre fue el autor de un
reverso que, como se aprecia, tiene como figura principal
la de la diosa de la sabiduría, Atenea o Minerva, de pie y
mirando a la izquierda, con un olivo (el árbol asociado a
la deidad) a su espalda. La mano izquierda del personaje
mitológico sujeta una pica así como una rodela cargada
del emblema heráldico que apareció en el reverso de las
monedas de 20 reales del Trienio (y había figurado en
acuñaciones americanas desde tiempos de Carlos III): el
escudo reducido de castillos, leones, lises y granada, coro-
nado y con las columnas del Plus Ultra acoladas, elemento

099
100
que permitiría establecer la identificación entre Atenea o
Minerva y la personificación de España. La mano derecha Y lo mismo en 1822: «FERD[INANDUS]· VII· D[EI]·
de la diosa levanta un manto, o velo, que cubría una lápida G[RATIA]· ET CONST[ITUTIONE]· MONARC[HIÆ]·
doble, con la forma asociada a las bíblicas tablas de la ley:
HISPAN[IARUM]· REX.» (versión latina de lo escrito
en la parte izquierda se lee en cinco líneas «CONSTI / TUCI
/ ON / POLITI / CA», y en la derecha, también en cinco en el anverso de la medalla que se acaba de descri-
líneas, «DE LA / MONAR / QUIA / ESPAÑO / LA». En la bir y en la misma cara de la de Sagau).
parte inferior de la lápida se incluye la balanza de la Justi-
cia. La inscripción que rodea la escena permite confirmar
el sentido de los símbolos descritos: «RESTABLECIDA
[LA CONSTITUCION DE 1812] POR LA SABIDURIA DEL
REY [FERNANDO VII] Y LA CONSTANCIA DE LA NACION
[ESPAÑOLA] / [REAL DECRETO DE] 7 DE MARZO 1820.».
Si había correspondido a Jean-Jacques Barre el diseño
del reverso de esta medalla conmemorativa de la conver-
sión –aparente– al constitucionalismo de Fernando VII,
deberemos a Armand-Auguste Caqué ser el artífice del
anverso. Rodeando casi completamente el busto laurea-
do del hijo de Carlos IV, la inscripción retoma la fórmula
clásica española de la doble legitimación del poder real,
establecida en 1812: «FERNANDO VII POR LA G[RACIA]·
DE DIOS Y LA CONST[ITUCION]· DE LA MON[ARQUIA]·
REY DE LAS ESPAÑAS Y DE LAS YND[IA]s.» (en otra La novedad aportada por el papel sellado que
variante la leyenda acaba en las palabra «ESPAÑAS»).
había de estar vigente en 1823 (bienio 1824-1825)
fue la lengua de la titulación real: por primera vez
desde tiempos de José Napoleón, y dos años más
tarde que en las acuñaciones monetarias del Trie-
nio Liberal, el castellano hizo acto de presencia
en el papel sellado con aquel cometido (y, como
sucedía en las monedas, acompañado tanto de
la supresión de la mención de la palabra «Monar-
quía» como del uso de los numerales arábigos):
«FER[NANDO]· 7º. POR LA GRA[CIA]· DE DIOS Y
LA CONST[ITUCION]· REY DE LAS ESP[AÑAS].»

DE 1821 A 1823
En la península hubo que esperar a los ejem-
plares de papel timbrado datados en 1821 (pero en
América solamente hasta el bienio 1820-1821) para
contemplar un sello cuya leyenda ya hubiese estado
concebida, ideada, de acuerdo con los postulados
liberales, donde se retomase la redacción en vigor
durante el periodo 1812-1814. Nuevamente, pues, la
desaparición del título de las Indias y nuevamente,
también, la cita de la Constitución de la Monarquía.

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4.3 BIS. EL CONTRASTE TIMBROLÓGICO, 5:
DESPUÉS DEL TRIENIO LIBERAL

DESDE 1823
Con la entrada a la península de los Cien Mil
Hijos de San Luis, y la subsiguiente derrota militar
de los liberales y la restauración de Fernando VII
como rey absoluto, el papel sellado vería lógica-
mente alterada –en sentido reaccionario– su apa-
riencia con respecto a la leyenda que rodeaba el
sello real y, de igual manera, las monedas también
volverían a ostentar las inscripciones tradicionales
a la mayor brevedad. Además, y por lo que respec-
ta específicamente al dominio timbrológico, se
asistiría a la repetición, mutatis mutandis, de las
censuras perentorias de documentos que se ha-
bían producido en 1814: otra vez se aplicarían las
urgentes inscripciones –más o menos exhausti-
vas– y/o las tachaduras mediante mancha de tinta
sobre los sellos del papel que había de utilizarse
en 1823. Adjuntamos algunos ejemplos donde se
observan procederes diversos, con frases tan po-
líticamente significativas –tan indubitadamente
absolutistas– como las que aparecen en las tres
últimas imágenes: «Habilitado en nombre del
Rey nuestro Señor, quitada la Constitucion [sic]
en 23 de mayo de 1823», «Habilitado por la feliz
restauracion [sic] del Gobierno de S. M. el Sr. D.
Fernando VII.» y «Habilitado por el Rey nuestro
Señor en la plenitud de sus derechos Soberanos.».

Una de las medallas puestas en circulación en 1823 para


dar testimonio de la vuelta al absolutismo fernandino y
enaltecer este proceso. Fue acuñada en Sevilla, como
acredita –además del inicio de la leyenda en el anverso–
la inscripción ubicada bajo los escudos del reverso: «NO-
8DO», el monograma asociado con la capital hispalense
que se lee «no-madeja-do», no me ha dejado, y que hace
referencia a un episodio bajomedieval: la fidelidad de los
sevillanos hacia Alfonso X el Sabio en el enfrentamien-
to con su hijo Sancho, futuro Sancho IV. La leyenda de
esta obra es –igual o más que en el caso de las medallas
constitucionalistas– de una beligerancia política supina y
abarca anverso y reverso: «SEVILLA POR SU REY Y SE-
ÑOR DON FERNANDO 7º. / EN LA REST[AURACION] ·
A LA PLENIT[UD] · DE SU SOVERANIA [sic] · AÑO DE

105
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107
[entrelazadas] 1823». Evidentemente hay que relacionar
este mensaje con el espíritu, y casi con toda la letra, de la el papel sellado, aunque en diversa forma y
última de las inscripciones presentes en las habilitaciones con nota diferente, corra y continúe con la
de papel sellado que acabamos de citar: «Habilitado por
que se haya puesto, estampándose siem-
el Rey nuestro Señor en la plenitud de sus derechos So-
beranos.», también de 1823. Por último, muy a destacar pre la rúbrica del Intendente, y tildándose
el hecho de que, junto al escudo reducido de los castillos, [tachándose] precisamente las palabras ya
los leones, las lises y la granada, no se encuentren las
espresadas [sic] y de la Constitución, por
armerías de la capital sevillana –como quizá podría es-
perarse– sino el escudo borbónico: son las armerías de no deber subsistir, como depresivas de la
la Francia de Luis XVIII, la potencia miembro de la Santa soberanía el REY nuestro Señor y de sus
Alianza que había puesto sus tropas a disposición de la
imprescriptibles derechos: que se prohíba
causa absolutista fernandina y que, con el triunfo de sus
armas, había conseguido restaurar a Fernando en «la ple- absolutamente el uso del papel sellado sin
nitud de su soberanía». estar rehabilitado; [...].1

Todas las afirmaciones absolutistas que he- No obstante, y como escribió Eladio Naranjo
mos visto no deberían sorprendernos un ápice Muñoz,
puesto que, no en balde, la Real Orden de 11 de
junio de 1823 había dejado claro –meridianamen- Es evidente que si bien la orden era clara y
te– hasta qué punto se consideraba importante taxativa, hemos de tener en cuenta que el
suprimir del discurso público, eliminar de la mira- país se volvía a encontrar en un estado de
da de los súbditos, las afirmaciones constitucio- guerra, por lo que no siempre se llegaba a
nalistas contenidas en el papel sellado: cumplir en su totalidad y en todas las pobla-
ciones las nuevas leyes, y de igual motivo
La Regencia del Reino se ha servido resolver hubo muchas concesiones «particulares»
que los Intendentes dispongan que inmedia- en las habilitaciones en algunas provincias:
tamente se recoja todo el papel sellado que Podemos encontrarnos que en muchas Ad-
hubiese ecsistente [sic] en sus respectivas ministraciones no se modificaba el papel
provincias, procedente del Gobierno revolu- sellado, o éste era intermitente, tanto en las
cionario, y manden se tilden [se tachen] las «tachaduras» como en las habilitaciones.
palabras y de la Constitución, que se ha- En esta ocasión, hubo mucha más dispa-
llan dentro del sello, y que a continuación se ridad de fórmulas de habilitaciones, más o
imprima la nota siguiente : téngase por no menos elaboradas, y en algunas ocasiones
válido lo tachado; que para evitar la venta conmemorativas de las efemérides.2
fraudulenta y la suplantación del espresado
[sic] papel se estampe al pie de dicha nota Este autor –desaparecido prematuramente–
la rúbrica del respectivo intendente, a cuyo ha puesto de relieve la existencia en Cataluña de
efecto se les autoriza a fin de que puedan tipos absolutistas específicos, surgidos al socaire
usar de estampilla para solo este caso; que de la restauración de 1823 y cuyo «uso y distri-
en las provincias que ya estuviese habilitado bución hubo de ser irregular, dependiendo del

1 Citado en Natalia Pérez-Aínsua Méndez: De sellos, heráldica y alegorías: el papel sellado en España. Sevilla: Universidad de
Sevilla, 2014, p. 68, tomado a su vez de Manuel Romero Tallafigo: Historia del documento en la Edad Contemporánea. La
comunicación y la representación del Poder Central. Carmona: S & C, 2002, p. 537. Igualmente recogido en: Eladio Naranjo
Muñoz: «Papel sellado durante la invasión de los 100.000 hijos de San Luis»: <http://www.filateliadigital.com/papel-sellado-
durante-la-invasion-de-los-100-000-hijos-de-san-luis>.
2 «Papel sellado durante la invasión de los 100.000 hijos de San Luis»: <http://www.filateliadigital.com/papel-sellado-durante-
la-invasion-de-los-100-000-hijos-de-san-luis>.

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estado del conflicto» armado con los liberales.3 nacionales– proclamaron la existencia del puñado
Estos papeles aparecieron ornados con todas las de países extendidos entre el noroeste y centro
armerías borbónicas posibles: el escudo reducido, de América y el Cono Sur.
el gran escudo de Carlos III y, contra todo pronós- Aquí adjuntamos la imagen de un documen-
tico, el gran escudo de Felipe V, ausente del papel to que incorpora, conjuntamente, símbolos del
sellado desde 1760 (como antes se dijo). régimen que fenecía y de uno de los estados
Eliminado todo foco de resistencia liberal, en soberanos nacientes.4 Así, y en primer lugar, fue
1824 (bienio 1826-1827 en el caso del papel sellado emitido por la Monarquía de España –con las
de América) el absolutismo reinaría sin cortapisas grandes armerías de la casa de Borbón– para su
sobre las monedas y los documentos timbrados: uso en las Indias durante los años 1822 y 1823:
en estos instrumentos de comunicación de masas «FERDIN[ANDUS]· VII· D[EI]· G[RATIA]· HISP[A-
se volvía a leer el título de las Indias (excepto en NIARUM]· ET IND[IARUM]· REX.» & «Habilitado,
las acuñaciones peninsulares), la exclusividad de jurada por el Rey la Constitucion [sic] en 9 de
«la Gracia de Dios» y la lengua latina. Y así, con Marzo de 1820». Con posterioridad, el papel que
variantes en las abreviaturas utilizadas, seguiría contemplamos fue resellado por México (el esta-
hasta la muerte del rey en 1833: «FERD[INAN- do sucesor del poder hispano en la mayor parte
DUS]· VII· D[EI]· G[RATIA]· HISP[ANIARUM]. ET de las latitudes de la Nueva España) y, concreta-
IND[IARUM]· R[EX].». mente, por la república que acabó con el efímero
«Imperio» independiente de Agustín Iturbide:
«HABILITADO POR LA REPUBLICA MEXICANA
PARA LOS AÑOS DE 1824 Y 25.». Finalmente, el
documento se habilitó manualmente durante los
años 1826 y 1827.

LA NUEVA AMÉRICA
En las antedichas Indias, en la América gober-
nada desde Madrid, el proceso de independencia
de los diversos territorios respecto de la metrópoli
–que, con la salvedad de las Antillas mayores, se En el sello mexicano, en la parte inferior iz-
concluyó poco después del fin del Trienio Libe- quierda de la imagen, se observa la escena del
ral– dejó testimonios francamente interesantes águila mexica que se sostiene sobre un nopal –
tanto en la vertiente numismática como en la una chumbera– mientras mata a una culebra: se
timbrológica: hablamos de las nuevas monedas, trata del emblema nacional que ha llegado hasta
y de los nuevos papeles sellados, que –ornados de nuestros días con plena vigencia como escudo de
emblemas revolucionarios y de nuevos símbolos armas de los Estados Unidos Mexicanos.

3 Idem.
4 «The last papel sellado printed in Spain and shipped overseas for use by the viceroyalty of New Spain was this rectangular frame
and royal seal design» (Donald O. Scott y Frank A. Sternad: The Revenue Stamped Paper of Mexico 1821-1876. Handbook and
Catalog. Second Edition. Fulton, California, pág. 185).

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5. EL REINADO FRACASADO
DE ISABEL II (1833-1868)

Fernando VII murió, en el año 1833, como rey ab- 5.1 Los tres primeros años
soluto y convencido de poseer el trono por obra de una reina niña y una regente
de «la Gracia de Dios». Entonces su única hija Durante los tres primeros años del nuevo rei-
tenía tres años y devino reina con el nombre de nado no se aprobó ninguna constitución para
Isabel II (y su retrato ornó las monedas); la viuda España ni se aplicó la de 1812. Los vientos de
de Fernando y madre de la niña, María Cristina de cambio liberal consiguieron, eso sí, la promulga-
Borbón, se convirtió en regente o «Reina Gober- ción de una «Carta otorgada», el Estatuto Real
nadora». Pero el hermano del rey fallecido –Car- de 1834. En ausencia de texto constitucional en
los María Isidro, que sus partidarios conocerían vigor, las monedas de la etapa inicial del periodo
como Carlos V, y que era todavía más absolutista isabelino muestran la titulación de carácter tra-
que Fernando VII– protagonizó una insurrección dicional. Así, en el cobre, a caballo del anverso
armada con la intención de conseguir el poder e y del reverso, se puede leer: «ISABEL 2ª POR
impedir el paso a las reformas liberales, con lo LA GRACIA DE DIOS / REYNA DE ESPAÑA Y
cual empezó la primera guerra carlista. DE LAS INDIAS».
En aquel contexto, los liberales –partidarios
de la monarquía constitucional– apoyaron a Isa-
bel y a la regente. Evidentemente, el absolutismo
férreo de Carlos María Isidro no podía ser abra-
zado en ningún caso por la causa liberal, y ante
la disyuntiva se optó por la solución donde se
divisaba un terreno de juego más favorable (ya en
la etapa final del reinado fernandino se decretó
una amplia amnistía para liberales exiliados).
Según todo el que ya se ha dicho al respecto
de la cuestión lingüística, el hecho de que las
inscripciones de estas piezas estén en caste-
llano y no en latín tendría que verse como un
rasgo liberal, o de complicidad con los plantea-
mientos del liberalismo: no es un hecho baladí
que, cuando a finales de la Década Ominosa
se dulcificó la actitud hacia una parte de los
liberales, se acuñara una pieza de 20 reales (o
quinzets), con leyendas en lengua castellana:
«FERNANDO 7º POR LA G[RACIA] · DE DIOS
La reina niña Isabel II de España (ca. 1835), de Carlos Luis / REY DE ESPAÑA Y DE LAS INDIAS». Final-
de Ribera (Museo del Romanticismo, Madrid, en depósito mente esta moneda «prototipo» de 1833 –que
del Museo de Prado). El reinado de Isabel II empezaba,
con tres años de edad, entre la pared de una madre con prefiguraba las inscripciones de anversos y re-
intereses a veces inconfesables y la espada de un hombre versos de la primera época isabelina e introdu-
capaz de declarar una guerra contra su propia sobrinita. cía el collar del Toisón de Oro en las monedas
Una niña obligada, desde muy pequeña, a ser la pieza
más decorativa de la representación del poder en España. de plata peninsulares– no sería emitida para la
circulación ordinaria.

112
En el canto de la pieza, por cierto, ya figura- catalana– se acuñaron hasta 1848; los anversos
ba el lema que aparecería grabado en monedas ostentaban la leyenda «ISABEL 2ª REYNA CONS-
preconstitucionales de Isabel II: «DIOS ES EL REY T[ITUCIONAL]. DE LAS E[SPAÑAS].» [↙] y en los
DE LOS REYES». reversos lucían las «cuatro barras» coronadas
rodeadas de la inscripción «PRINCIP[ADO]. DE
CATALUÑA», también en castellano [↓].

Sobre la presencia del emblema heráldico


tradicional catalán y el título de principado de
Cataluña en las monedas del siglo XIX, Xavier
Sanahuja i Anguera ha conjeturado, en «Les
emissions locals d’emergència (1808-1809) i les
5.2 Isabel II y la regente María Cristina de la Seca del Principat de Catalunya (1809-1814)»
bajo la Constitución de 1812 (pág. 79), que dichas acuñaciones puestas en cir-
En el verano de 1836 se produjeron una serie de culación entre 1810 y 1855 constituían –junto a la
insurrecciones militares de carácter liberal que lengua catalana, es decir, junto al mantenimiento
culminaron en el conocido como «motín de los y cultivo del idioma propio en el seno de la socie-
sargentos de la Granja», en Segovia: este desta- dad– los únicos, o uno de los pocos, referentes
camento de la guardia real obligó a María Cristina de catalanidad en aquellos tiempos, previos a la
de Borbón a restablecer la vigencia de la Cons- Renaixença literaria y muy anteriores al catalanis-
titución de 1812. mo político.1 Pero igualmente, y al mismo tiempo,
María Cristina de Bor- el uso en el anverso de estas piezas del escudo
bón-Dos Sicilias (1830) de resumido de la realeza española y la presencia
Vicente López (Museo de
Prado). Reina consorte de –desde 1836, en anverso y reverso– de la lengua
Fernando VII y regente de castellana, habrían contribuido al asentamiento
España entre los años 1833 de la conciencia de españolidad, nacional, que se
y 1840, murió en el exilio en
1878, mientras en España construía entonces en Cataluña y en toda España
reinaba su nieto Alfonso XII. con el influjo inicial del liberalismo.
Personaje enormemente En cuanto a las piezas de plata –efímeras: sólo
controvertido, intrigó para
dominar el reinado de su hija se acuñaron en 1836 y en 1837– se lee «ISABEL
y se vio inmersa en muchos 2ª REYNA CONST[ITUCIONAL]. DE LAS ESP[A-
negocios, entre los cuales el ÑAS].». Como en tiempo del Trienio Liberal los ordi-
del comercio de esclavos.
nales aparecen en cifras arábigas y no en romanas.
He aquí dos emisiones realizadas para el
principado de Cataluña en el contexto del éxito
de aquellas revueltas y de la temprana instaura- 1 En Albert Estada-Rius (dir.): Monedes en lluita. Catalunya
a l’Europa napoleònica. Barcelona: Museu Nacional d’Art
ción del régimen liberal en tiempo de la nueva de Catalunya · MNAC, 2008, págs. 73-81 (traducción en las
reina. Las piezas de cobre –la popular calderilla págs. 175a-178b, cita en la pág. 178a).

113
El hecho de que esta En todo caso, estas
acuñación fuera una pieza monedas de plata polémi-
metrológicamente equiva- cas mostraban la palabra
lente a las de circulación «PESETA» por segunda
general, pero con valor vez en la historia (después
facial privativo y motivos de las emisiones barcelo-
exclusivamente catalanes, nesas de tiempos napo-
habría provocado cierto leónicos), pero a esta no-
malestar político en la capital del estado, así como toriedad numismática hay que añadir la histórica:
dificultades a los responsables de la emisión: sor- como sea que se utilizaron en muy buena parte
prendentemente, el título de la monarca no iba para retribuir a soldados enrolados en la defensa
acompañado de su retrato o de las armerías resu- de la causa isabelina o cristina (que cobraban una
midas, sino de un escudo catalán con las «cuatro peseta al día), los carlistas bautizaron al campo
barras». Como consecuencia de todo ello y por antagonista con el apelativo de «peseteros», y de
decisión superior, en las acuñaciones de la ciudad aquí deriva el carácter peyorativo de la expresión.
condal no se volverían a ver signos de autonomis- Igualmente es muy interesante saber que con
mo avant la lettre, y las piezas de este módulo posterioridad a estas monedas de cobre y plata, en
fabricadas en Barcelona ya mostrarían –solamen- ninguna de las emisiones de los –pocos– monarcas
te– los diseños que eran gratos a los dirigentes españoles sometidos a una Constitución se ha vuel-
radicados en Madrid, o sea, los tipos considera- to a afirmar que la magistratura correspondiente es,
dos «generales»: así, el valor de la moneda nunca simple y llanamente, la de «rey constitucional», sin
volvería a expresarse en pesetas sino en la forma referencia alguna a «la Gracia de Dios» que haya
equivalente, 4 reales («de vellón»), y la iconografía complementado o matizado la aseveración.
no se alejaría jamás de los motivos y las leyendas
que se utilizaban en las otras cecas de España, es 5.3. Contra Isabel II (y el liberalismo):
decir, el consabido retrato de la reina en el anverso la primera guerra carlista (1833-1840)
y el escudo real español resumido –sin las «barras», En cuanto al campo carlista, el hermano del rey
pues– al dorso.2 Lo mismo ocurriría con las otras difunto conseguiría acuñar en Berga, Cataluña,
monedas barcelonesas de plata, con las de cobre entre 1838 y 1840, con leyendas en latín («CA-
metrológicamente no privativas e, igualmente, con ROLUS V D[EI] · G[RATIA] · HISPANIÆ REX» en
las de oro (si bien aquí se utilizaron las segundas la pieza más grande de cobre). Además, durante
grandes armerías borbónicas). sólo diez días de 1837, se emitieron piezas carlis-
tas en Segovia, en ocasión de una incursión militar
realizada con éxito.
2 Marta Campo, Albert Estrada-Rius y Maria Clua i Mercadal:
Guia numismàtica. Barcelona: Museu Nacional d’Art de Ca-
talunya · MNAC, 2004, pág. 188. En palabras casi contempo-
ráneas a los hechos, «Pocas pesetas de estas se fabricaron,
pues luego se sintió la necesidad de igualar este cuño con
el de la Moneda Nacional á fin de no acuñar de dos clases
en un mismo Estado: mucho mas cuando el valor, peso y ley
son iguales. Asi lo observaron personas de elevada posicion,
estrañando no ver estampado el busto de S. M. en ellas. Esto
dió motivo á variar el grabado de las pesetas, tomándolo
igual á las que se acuñan en las demas casas de moneda
de España, y desde aquella época se ha seguido el tipo que
representa el número siguiente con la sola diferencia del Los insurrectos modificaron tanto el retrato de
año» (Francisco Paradaltas y Pintó: Tratado de monedas.
Sistema monetario y proyectos para su reforma. Barcelona:
Fernando VII de los 8 maravedís, añadiéndole
Imprenta de Tomás Gaspar, 1847, pág. 114). el bigote característico del pretendiente, como

114
la inscripción del anverso: «CAROLUS · V D[EI] de tono más moderado. Y en 1845 entró en vigor
· G[RATIA] · HISP[ANIARUM] · REX». El reverso una Carta Magna más moderada todavía (la Consti-
de la pieza se mantuvo anepigráfico, como se tución de 1856, de orientación más progresista que
preveía en 1772 (vid. pág. sig.). Glenn S. Murray, la anterior, fue aprobada pero nunca promulgada).
en La historia del Real Ingenio de la Moneda A partir del año 1836, en las acuñaciones
de Segovia y el proyecto para su rehabilitación,3 generales isabelinas se aprecia un cambio de le-
recuerda que la transformación del retrato real y la yenda al objeto de acoger referencias al ordena-
inclusión de la leyenda correspondiente al preten- miento constitucional, fuese este el de 1812, el de
diente fue «fruto de haber forzado la colaboración 1837 o el de 1845: «ISABEL 2ª POR LA G[RACIA]
del grabador jubilado de la fábrica, en su casa · DE DIOS Y LA CONST[ITUCION] · / REYNA DE
particular». El mismo autor concluye la glosa de LAS ESPAÑAS». Con este proceder, las monedas
esta pieza con las aportaciones siguientes: daban cuenta de cómo –por inspiración liberal–
se había transformado la legitimación del poder
En otras dos ocasiones ante el inminente de la monarca (declarada mayor de edad a los 13
regreso de las tropas, y para evitar otra emi- años, en 1843, después de tres años de regencia
sión carlista, los operarios desmontaron los del general Baldomero Espartero).
volantes y los llevaron a Madrid con los cu-
ños. Según explicó el superintendente res-
pecto a los carlistas: el «único aliciente que
les podría atraer a Segovia» es el «gusto y
gloria que tendrían en ver circular, como ya
intentaron, la moneda de su supuesto rey».

Carlos María Isidro de


Borbón (s/d), de Vicente
López (Real Academia de
Bellas Artes de San Fer- En las monedas de 20 (y 10) reales de plata, a
nando, Madrid). La maes- partir de 1837 (y 1840), la leyenda del canto fue
tría pictórica de López nos «LEY PATRIA REY», en substitución de la ante-
dejó el testimonio de cómo
fue uno de los personajes rior «DIOS ES EL REY DE LOS REYES»: la nue-
más significativos de la va inscripción recordaba mucho la presente en
vida política española del los reversos de las monedas de Luis XVI como
siglo XIX: la querella carlista
partiría en dos a la dinas- monarca (constitucional) de los franceses: «LA
tía borbónica en España y NATION LA LOI LE ROI». El lema Ley Patria Rey
protagonizaría tres conflic- se perpetuaría en los cantos de diversas monedas
tos bélicos, el primero de
ellos bajo la dirección del isabelinas hasta la expulsión del trono en 1868.
personaje retratado. En cuanto a Navarra, 1837 fue el año de la última
emisión realizada en Pamplona, si bien sin ningún
5.4 Isabel II bajo las constituciones rasgo específico navarro (ni siquiera el manteni-
de 1837 y 1845: del final de la regencia miento de la lengua latina). Se trata de 8 maravedís
de María Cristina al destronamiento que siguen el modelo de los realizados en el resto
Al poco de los hechos revolucionarios de 1836, la de cecas españolas activas: con el correspondiente
propuesta reforma de la Constitución de 1812 con- signo identificativo de la casa de la moneda y la ins-
dujo a la promulgación de la Constitución de 1837, cripción en lengua castellana (a caballo de anverso
y reverso); esto daba cumplimiento a la orden de
3 Segovia: Fundación Real Ingenio de la Moneda de Segovia,
octubre de 1836, que establecía la uniformización
2006, pág. 37. de los tipos monetarios en toda España.

115
En el caso de las piezas pamploneses de En relación a la vertiente heráldica de las acu-
1837 –fabricadas por las autoridades isabelinas ñaciones monetarias isabelinas se debe recordar,
asediadas por los carlistas– la técnica no fue la en primer lugar, el mantenimiento –durante la
acuñación sino la fundición, y los resultados se mayor parte del reinado– de las grandes armerías
nos aparecen enormemente descuidados. La forja de Carlos III de Borbón en las acuñaciones de oro.
definitiva del estado liberal condenaba al olvido al Esta característica no es nada sorprendente por-
numerario navarro, ciertamente, pero además lo que, con la excepción de las pequeñas piezas de ½
hacía con una emisión fea sin matices y, a veces, escudo, las monedas áureas de Carlos IV y Fernan-
casi ilegible. En cuanto a las leyendas de este do VII también exhibieron el citado gran escudo.
canto del cisne de la ceca de Pamplona, encontra-
mos dos tipos: «ISABEL 2ª POR LA G[RACIA]. DE
DIOS Y LA CONST[ITUCION]. / REYNA DE ESPA-
ÑA Y DE LAS INDIAS» (con la leyenda del reverso
que ornaba a las piezas «preconstitucionales»),
e «ISABEL 2ª POR LA G[RACIA]. DE DIOS Y LA
CONST[ITUCION]. / REYNA DE LAS ESPAÑAS»
(ya con el reverso usual entonces).

La reina Isabel II –todavía una En segundo lugar, debe decirse que las piezas
niña que no llegaba a siete de plata más grandes mostraron escudos resu-
años– señala en esta escena la
Constitución de 1837, deposi- midos rodeados del Toisón de Oro hasta 1850
tada sobre una columna donde (de acuerdo con el «prototipo» de los últimos
se encuentra la corona real, el 20 reales de Fernando VII) [↙], y que ese mismo
cetro y el collar de la orden del
Toisón de Oro. El león de Es- año las columnas de Hércules volverían a figurar
paña custodia el altar constitu- sobre emisiones peninsulares [↘] (después de un
cional y monárquico, mientras paréntesis de 27 años).
un simio lo contempla todo
con un ademán apesadumbra-
do. La figura alada de la Fama
hace sonar sus trompetas.
Este grabado fue incluido en la edición de la Constitu-
ción de 1837 editada en Madrid, en el mismo año, por la
Imprenta Nacional. A los pies del óvalo decorado figuraba
esta leyenda: «PROMULGADA EN 18 DE JUNIO DE 1837,
/ SIENDO GOBERNADORA DEL REINO, / EN NOMBRE
DE ISABEL II., / su augusta madre / DOÑA MARIA CRIS-
TINA DE BORBON / RESTAURADORA DE LA LIBERTAD
ESPAÑOLA.».

[La imagen la debemos de a la gentileza de Susana Bardón Era la segunda vez que esta ejecutoría apare-
(de la firma Delirium Books, de Madrid).] cía en la historia del numerario hispano.

116
«MAPA POLITICO DE ESPAÑA en que se presenta la di-
vision territorial con la clasificacion política de todas las
Provincias de la Monarquia, segun el régimen especial
domin[an]te en ellas.», presente en el primer volumen de
Cartografía hispano-científica, o sea, Los mapas espa-
ñoles, en que se representa á España bajo todas sus
diferentes fases, de Francisco Jorge Torres Villegas (Ma-
drid: Imprenta de D. José María Alonso, 1ª ed., e Imprenta
de D. Ramón Ballone, 2ª ed.; 1852, 1ª ed., y 1857, 2ª ed.).
La imagen procede del ejemplar de la segunda edición
conservado en la Biblioteca Regional de Madrid. He aquí
los comentarios añadidos por el autor a los varios grupos
de provincias o posesiones:
«ESPAÑA UNIFORME Ó PURAMENTE CONSTITUCIONAL,
que comprende estas treinta y cuatro Provincias de las coronas de
Castilla y Leon iguales en todos los ramos economicos, judiciales,
militares y civiles.
ESPAÑA FORAL, comprende estas 4 provincias esentas o fora-
les que conservan su regimen especial diferente del de las demas.
ESPAÑA INCORPORADA Ó ASIMILADA. Comprende las once
Provincias de la corona de Aragon, todavia diferentes en el modo
de contribuir y en algunos puntos del derecho privado.
ESPAÑA COLONIAL. Comprende posesiones de AFRICA, las
de AMERICA y las de OCEANIA regidas todas por leyes especiales
bajo la autoridad omnimoda de los Gefes militares.
ISLAS CANARIAS. Las Islas Canarias son consideradas como
parte del reino con todas las ventajas de las provincias peninsulares
La reina Isabel II de Espa-
y no como colonia.».
ña y su hija Isabel (1852),
de Franz Xaver Winterhalter
En vísperas de la revuelta de la flota –en Cá- (Palacio Real de Madrid). En
diz– que inició la Revolución Gloriosa de 1868, la tradición de la representa-
España había cambiado su unidad monetaria ción barroca o neo-barroca
del poder, la apariencia y la
por el escudo [↗], pero las acuñaciones de Isabel opulencia lo eran todo. Pero
seguían hablando de las mismas cosas, con las debajo de los terciopelos, las
mismas fórmulas retóricas, que décadas antes: sedas y las piedras precio-
sas se escondía, a veces, un
por la Gracia de Dios y la Constitución (finalmente matrimonio de conveniencia
la de 1845). Al poco la vida de la monarca sufriría con una persona odiada que,
una sacudida: le esperaba el exilio y el recuerdo además, no se sentía atraí-
da sexualmente por quien
punzante de la corte y del país, donde las luchas ocupaba el trono. Detrás de
entre liberales moderados, liberales progresistas la figuración de la majestad
y carlistas habían marcado, a veces de manera real estaban subyacentes, a
menudo, las pocas dotes para reinar, así como las camari-
sangrienta, la existencia de millones de personas. llas de la corte interesadas –de manera espuria– en influir
La reina «de los tristes destinos» moriría en París. sobre el destino de la monarquía. Más allá de las columnas

117
marmóreas que pretendían acreditar la solidez de la ins-
titución, o escondidos detrás los pesados cortinajes de
colores y texturas de lujo, también podrían descubrirse
hijos ilegítimos desde la óptica conservadora y católica
tradicional que, por razón de estado, llegarían a reinar.
Todo esto, claro está, siempre por la Gracia de Dios y, en
ocasiones, por la Constitución.

La primera acuñación monetaria de la Revolu-


ción Gloriosa –realizada en octubre de 1868, pro-
bablemente– parecía más una medallita para el re-
cuerdo que no una pieza destinada a la circulación,
y esto a pesar de la presencia del valor facial (25 Izquierda: fotografía de la reina Isabel II de España en 1860.
milésimas de escudo). La única imagen contenida Posible obra de Jean Laurent. Derecha: Joan Prim i Prats,
marqués de los Castillejos (1870), de Luis de Madrazo (Pala-
en esta moneda conmemorativa era una visión –ro- cio del Senado, Madrid). El texto siguiente está extraído de la
deada de una guirnalda circular de laurel, con círcu- proclama de la Revolución Gloriosa, redactada por Adelardo
los pequeños– del emblema heráldico de la ciudad Pérez de Ayala la noche del 19 de septiembre de 1868 y fir-
mada por los principales militares insurrectos, incluyendo
de Segovia: una porción del acueducto a la altura a Prim, quién añadió el grito final:
de la plaza del Azoguejo y, encima, una pequeña «Que cada uno repase en su memoria, y todos acudiréis a
cabeza humana que podría hacer referencia a la ex- las armas. / Hollada la ley fundamental, convertida siempre
presión «cabeza de Extremadura», ligada en esta antes en celada que en defensa del ciudadano; corrompido
el sufragio por la amenaza de soborno; dependiente la segu-
capital castellana. Así pues, el motivo de la pieza ridad individual, no del derecho propio, sino de la irrespon-
no tenía ninguna significación revolucionaria, sino sable voluntad de cualquiera de las autoridades; […] pasto
que sólo hablaba del lugar de fabricación: el Inge- la Administración y la Hacienda de la inmoralidad y del agio
[la especulación]; tiranizada la enseñanza; muda la prensa;
nio segoviano, la casa de moneda que sería cerrada y solo interrumpido el universal silencio por las frecuentes
poco después de esta emisión. Las leyendas de la noticias de las nuevas fortunas improvisadas, del nuevo ne-
moneda sí eran políticas: por una cara, «SOBERA- gocio, de la nueva real orden dada encaminada a defraudar
al Tesoro público; […] tal es la España de hoy. Españoles,
NIA NACIONAL»; por la otra, «ESPAÑA LIBRE» y, ¿quién la aborrece tanto que se atreva a exclamar: “Así ha
dentro de una corona de roble y en tres líneas, «29 de ser siempre”? / No, no será. Ya basta de escándalos. […]
DE / SETIEMBRE / 1868», fecha de la victoria del ¡Viva España con honra!».

alzamiento en Madrid (el día siguiente a la batalla


del puente de Alcolea, resuelta favorablemente para
los revolucionarios).

118
5.4 BIS. EL CONTRASTE TIMBROLÓGICO, 6: ISABEL II, DE REINA SIN
CONSTITUCIÓN A MONARCA CONSTITUCIONAL

DE 1833 A 1835
En este apartado obsérvese, en primer lugar,
que el papel sellado para 1834 (bienio 1834-1835
en América) habría sido diseñado con la previsión
de que, en dicho año, seguiría reinando Fernando
VII, el padre de Isabel II. Es por ello que figura to-
davía la titulación fernandina y que, ante el prema-
turo óbito, el 29 de setiembre de 1833, fue preciso
incorporar una inscripción que (re)validara el papel
ya impreso a nombre del difunto. Ello se hizo me-
diante la referencia –manuscrita o estampada– al
reinado de la nueva monarca: «VALGA PARA EL
REINADO DE S. M. LA SEÑORA DOÑA ISABEL II.».

También debe repararse inmediatamente en


el hecho de que, desde 1835 (bienio 1836-1837 en
América), la titulación real apareció en castellano
(como había acontecido con José Bonaparte y en
el último año del Trienio Liberal). La novedad obe-
decía a ciertos aires liberales que, nolens volens, se
habían infiltrado en las esferas oficiales a pesar de
la oposición inicial a instaurar un régimen constitu-
cional tras la muerte de Fernando: «ISABEL II P[OR]·
L[A]· G[RACIA]· D[E]· DIOS REINA DE ESP[AÑA]· Y
DE IND[IAS]·» o «Y DE LAS IND[IAS]·», esta segun-
da redacción coincidente con la de las monedas.

119
120
121
1836 Y 1837
A propósito de liberales y constitucionalistas
en tiempos isabelinos: hemos visto cómo en 1836,
al poco del advenimiento de Isabel II, y tras una
rebelión armada entró nuevamente en vigor la
Constitución de 1812. Y cómo, también al poco
de este último hecho, se promulgó la Constitución
de 1837 (más moderada que la gaditana); sabe-
mos igualmente que dichas vicisitudes políticas
aparecieron reflejadas en las inscripciones de las
monedas desde 1836.
En el papel sellado, y para dejar constancia de
la metamorfosis política, se recurrió inicialmente
a inscripciones manuscritas o estampadas, que
dieron fe de la publicación, el 15 de agosto de
1836, de la carta magna de 1812. Dichas inscrip-
ciones se encontraban bajo los encabezamientos
de especímenes datados en los años 1836 y 1837:
«HABILITADO, publicada la Constitucion [sic] en
15 de Agosto de 1836».

122
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DESDE 1838 En 1845 el cambio de constitución –de ca-
Sería en ocasión del diseño de papel sellado rácter más moderado todavía que la de 1837– no
que debía estar vigente durante el año 1838 (bie- alteró la titulación real isabelina ni en el papel se-
nio 1840-1841 en América) cuando, finalmente, la llado, en los sellos en seco para ser precisos, ni
legitimación constitucional del poder de la reina en las acuñaciones monetarias (que, como hemos
–Constitución de 1837, entiéndase– se incorporó visto, permanecerían con las leyendas inalteradas
a la leyenda circundante del escudo entintado: hasta la Revolución Gloriosa y el destronamiento
«ISABEL 2ª. P[OR]· L[A]· G[RACIA]· D[E]· DIOS Y de la monarca en 1868).
LA CONST[ITUCION]· REYNA DE LAS ESPAÑAS» Ni que decir tiene que el papel sellado emitido
–entre 1836 y 1840– a nombre del pretendiente
carlista Carlos V hizo seguidismo, en lo que se re-
fería al apartado simbólico, de aquello que consti-
tuyó norma durante los dos períodos absolutistas
de su hermano difunto, Fernando VII. No ha de
sorprender, pues, encontrar la leyenda en latín, la
legitimación divina en exclusiva e, igualmente, la
inclusión del título de las Indias: «CAROLUS V. DEI
GRATIA HISP[ANIARUM]. ET INDIAR[UM]. REX».1

1 Vid. Ángel Allende: Timbres españoles. Barcelona: Documentos Antiguos, 1969, páginas de 147 a 149 (de esta última procede
la imagen), y Ricardo Pardo Camacho: El papel timbrado en España · 1637-2009. Castelló de la Plana: Castalia Iuris / Minis-
terio de Defensa. Subdelegación de Defensa en Castellón de la Plana / Aula Militar «Bermúdez de Castro», 2009: <http://www.
aulamilitar.com/timbrologia.pdf>.

124
125
126
5.4 TER. EL CONTRASTE TIMBROLÓGICO, 7: LOS SELLOS EN SECO

Lo dicho hasta ahora lo ha sido muy mayor-


mente con referencia al sello heráldico entintado,
visible fácilmente en los papeles timbrados, pero
debería ser también de aplicación a los sellos en
seco, en relieve o gofrados, acromáticos –a los que
hemos hecho referencia de pasada –que formaron
parte del diseño de muchos de aquellos documen-
tos y que incorporaban en relieve el escudo y/o el
retrato reales y, en su derredor, la titulación del
monarca si era el caso. La inclusión de los sellos en
seco en el papel timbrado de la monarquía españo-
la data de 1819, pero hay que recordar igualmente
que –en el contexto de la Guerra del Francès– el
Govern napoleónico de Cataluña ya había empe-
zado a incorporar esta técnica en sus documen-
tos1, o en los papeles borbónicos validados por los
franceses (caso de la siguiente imagen). En atención a la misma naturaleza de la im-
presión en seco, es obvio que dichos sellos no
saltaban a la vista tanto como los entintados y
que, por esta razón, merecerían menor atención
por parte del observador del papel (por más que
su presencia fuese, como mínimo, detectada al
tacto o al colocar el papel a luz rasante). En cual-
quier caso se hacía necesaria, con mayor abun-
damiento, la presencia de los sellos en relieve
en estos apartados dedicados a «El contraste
timbrológico»: las autoridades lo incorporaron,
inicialmente, con el propósito de «familiarizar
entre los vasallos el retrato de su rey», como su-
cedía en las monedas hispanas con continuidad
Acompañando a las armerías del emperador Napoleón, –y pocas excepciones– desde 17722. En 1827, ocho
situadas en el centro, la parte inferior de la corona circular años más tarde de la incorporación del busto del
de este sello en seco contiene la expresión «GOVERN DE
CATALUNYA». monarca en seco, se introdujo el escudo real con
esta misma técnica.

1 Ricardo Pardo Camacho: El papel timbrado en España · 1637-2009. Castelló de la Plana: Castalia Iuris / Ministerio de Defensa.
Subdelegación de Defensa en Castellón de la Plana / Aula Militar «Bermúdez de Castro», 2009: <http://www.aulamilitar.com/
timbrologia.pdf>.
2 La inclusión del retrato real como sello en seco del papel timbrado se debe al art. 2º de una disposición de 1818: la Circular de la
Dirección General de Rentas de 28 de setiembre. La cita proviene del libro de Natalia Pérez-Aínsua Méndez, El papel sellado en el
antiguo y el nuevo régimen. Heráldica y alegorías en el sello (Sevilla: Universidad de Sevilla / Ayuntamiento de Écija, 2007, p. 112).

127
A continuación se adjuntan diferentes imáge- Evidentemente hablamos de un retrato real
nes que pueden hacer justicia a este otro com- coincidente, en lo esencial, con el llamado tipo
ponente del papel sellado español, datadas entre cabezón que vimos en las monedas acuñadas
su aparición general en 1819, en pleno sexenio durante el Trienio Liberal.
absolutista fernandino, y 1868, el año del final
del reinado de Isabel II; los ejemplos escogidos
aparecen ordenados cronológicamente, con la
indicación de los años correspondientes y los da-
tos políticamente más relevantes. Además de los
fragmentos de las leyendas que hacen referencia
a la legitimación del poder, de la lengua de las
inscripciones y de los componentes heráldicos,
igualmente merecen particular atención las ca-
racterísticas de los retratos de Fernando VII y de
su hija, susceptibles de ser cotejados –obviamen-
te– con los utilizados en las monedas contempo-
ráneas. Así, por ejemplo, sobre la figuración de
Fernando VII presente en el sello de 1823 se ha
podido escribir lo siguiente:

La gran diferencia con los ejemplos ante-


riores es bien patente en la efigie real, la
cual es despojada de todo tipo de indu-
mentaria, mostrando su cuello y parte de su
pecho desnudo y carente de insignias. [...]
La austeridad manifestada en este retrato
contrasta con las [figuraciones] utilizadas
en los años anteriores y posteriores, con esa
ausencia de elementos que pueden denotar
la suprema autoridad del rey [y] lo humani-
zan, como reflejo del liberalismo y el cambio
producido por la Constitución de 18121.3

3 Natalia Pérez-Aínsua Méndez: De sellos, heráldica y alegorías: el papel sellado en España. Sevilla: Universidad de Sevilla, 2014,
p. 102.

128
FERNANDO VII, REY ABSOLUTO FERNANDO VII, REY CONSTITUCIONAL
(SELLO EN LATÍN) (SELLO EN LATÍN)
1819 · 1820 (ambos casi idénticos) 1821 · 1822 (ambos casi idénticos)

129
FERNANDO VII, REY CONSTITUCIONAL FERNANDO VII, REY ABSOLUTO
(SELLO EN CASTELLANO) (SELLO ALTERADO CON TACHADURA)
1823 1823 · 1823 (dos densidades de tinta diferentes)

130
FERNANDO VII, REY ABSOLUT O
(SELLO EN LATÍN)
1824 · 1827 (ambos idénticos) 1828 · 1833 (ambos casi idénticos)

131
ISABEL II, REINA NO CONSTITUCIONAL, CON ISABEL II, REINA NO CONSTITUCIONAL
RETRATO DE FERRAN VII, REI ABSOLUTO (SELLO EN CASTELLANO)
1834 (casi idéntico a los de 1828 y 1833) 1835 (ISABEL II REINA DE ESPAÑA Y DE IND.)

132
ISABEL II, REINA CONSTITUCIONAL
(SELLO EN CASTELLANO)
1836 · 1837 (los dos casi idénticos) 1838 · 1843

133
FERNANDO VII, ISABEL II,
ESCUDO REAL ABREVIADO ESCUDO REAL ABREVIADO
1828 1835 · 1842

134
ISABEL II,
ESCUDO REAL COMPLETO
1853 · 1868 1863

135
136
5.4 QUATER. EL CONTRASTE TIMBROLÓGICO, 8: LA PERPETUACIÓN
DE LAS GRANDES ARMERÍAS DE CARLOS III

Este último apartado dedicado a “El contraste


timbrológico” incluye ejemplos de la presencia,
sobre diversos papeles fiscales peninsulares y pa-
pel timbrado americano, y en formato entintado,
del gran escudo que se conformó en tiempos de
Carlos III de Borbón y que, como se dijo, se per-
petuó hasta el fin del reinado de Alfonso XIII. Aquí Los ejemplos segundo y tercero guardan re-
traemos a colación tres especímenes emitidos en lación con la presencia, hasta muy avanzado el
un arco cronológico de casi ochenta años: en el reinado, del gran escudo borbónico en las acu-
primero, el escudo se rodea de la titulación real de ñaciones áureas de Isabel II, extremo que se ha
Carlos III si bien, en atención a la fecha manuscrita visto en el apartado correspondiente.
de 1790, el escrito tuvo efecto ya en tiempo de
Carlos IV. El segundo documento corresponde
al bienio 1860-1861 y, de acuerdo con esto, fue
emitido para su utilización en los territorios ame-
ricanos todavía en poder de España: específica-
mente, Cuba.1 El último de los especímenes se
data en 1867, el año anterior al destronamiento
de Isabel II y último que la reina pasaría entero
en la Península.

1 «Papel Sellado impreso en La Habana [...] / Papel sellado impreso para el bienio en curso. Lleva rúbrica de los funcionarios a
cargo y de Wall» (Adolfo Sarrias Enríquez: Catálogo de papel sellado de colonias españolas usado en Cuba. Tomo I (1640-
1868). Arenys de Mar: www.filateliadelahabana.es, 2013, pág. 176).

137
138
139
PARTE Ⅲ

IMÁGENES DEL
PODER PERSONAL
Y COLECTIVO EN
LAS MONEDAS
ESPAÑOLAS
Del Sexenio
Revolucionario al euro
LA DOBLE DATACIÓN EN LAS MONEDAS ESPAÑOLAS

Se debe hacer notar que entre el último año del con pequeñas estrellas, ¿qué significan las cifras
reinado de Isabel II, 1868, y 1982, la gran mayo- grandes y más visibles? La respuesta exige algu-
ría de las monedas españolas llevó la fecha de nos matices: en ocasiones –al inicio de la fabrica-
acuñación, de la fabricación efectiva, en el inte- ción– pueden coincidir las dos fechas y, entonces,
rior de unas pequeñas estrellas de seis puntas la grande también puede indicar el año de acuña-
–«»– situadas en cualquier lugar del anverso o ción. En todo caso, el año escrito en cifras más
del reverso de la pieza y, más generalmente, junto visibles remitiría a la fecha de publicación de la
al año directamente visible. disposición legal que ampara la emisión.
El hecho de que el Al respecto de la doble
número de puntas de datación de las monedas
las estrellas sea seis nos españolas, Manuel Vilapla-
dice que la radicación na en Historia del real de a
de la ceca –o casa de la ocho (pág. 296-297)1– afir-
moneda– donde se ha maba que «No se ha en-
procedido a la acuñación contrado documento que
es la ciudad de Madrid explique esta innovación.
(aunque, en alguna oca- Quizá se pretendía dificul-
sión, la fábrica monetaria de la capital de España tar la falsificación. Ahora bien, creemos que esa
ha constado sólo a efectos formales y, así pues, la repetición [de la fecha] debió sugerir la idea de
emisión ha sido encargada realmente a otra ceca). mantener la fecha del anverso como indicativa
A veces, la fecha presente en las estrellas no de la emisión y de variar las de las estrellas de
cambiaba a pesar de haber llegado un nuevo año, acuerdo con la fecha de acuñación. Los hechos
y esto se debe tener en cuenta en algunas emi- parecen demostrarlo así».
siones. En cualquier caso, dicho todo esto, nos
queda formular una pregunta: en estas monedas 1 Murcia: Universidad de Murcia, 1997.

1. EL SEXENIO REVOLUCIONARIO (1868-1874)

1.1 El Gobierno Provisional y el Poder sión irredentista existente


Ejecutivo (1868-1870) en el seno de la misma).
Iniciamos este recorrido por el poder monárquico, Cuando el diseño de
dictatorial y colectivo («nacional») en las monedas esta pieza de 5 pesetas o
españolas, desde el Sexenio Revolucionario hasta duro de plata –y del resto
nuestros días, con un espécimen donde se repre- de valores argénteos que
senta con habilidad extrema –desde la perspectiva ostentan los años 1869 y
artística pero también ideológica– la comunidad 1870 en cifras grandes– nació en la cabeza de su
imaginada nacional española (incluyendo la pul- artífice, Luis Marchionni, acontecía el inicio del exi-

141
lio de Isabel II, destronada en septiembre de 1868. El mento. En cualquier caso, nunca hasta entonces
Gobierno Provisional había convocado por aquellos se había acuñado en España una moneda donde
tiempos un concurso para el diseño de las monedas la ausencia del retrato real fuera acompañada del
españolas, que quedaría desierto en el caso de la protagonismo del colectivo de ciudadanos. Es
plata, pero aún no se había forjado la Constitución decir: hasta entonces, en España no había ha-
de 1869 y, por lo tanto, no se sabía si el régimen bido una moneda tan «nacional» ni, igualmente,
futuro sería monárquico o republicano. Esta sería tan nacionalista. Como se decía en el decreto de
una de las razones por las que la figura femenina aprobación de la peseta como nueva unidad mo-
presente en el anverso de esta moneda –España– netaria, el 19 de octubre de 1868,
lleva una corona mural, emblema visto como políti-
camente neutral (a pesar de que la previsión de las [...] no habiendo hoy en España más poder
autoridades había sido que llevara «diadema en la que la Nación, ni otro origen de Autoridad
cabeza»). La otra razón de la presencia de este ele- que la voluntad nacional, la moneda sólo
mento sería la tradición de figurarlo sobre la cabeza debe ofrecer a la vista la figura de la patria,
de España en algunas representaciones artísticas. y el escudo de las armas de España, que
La corona mural se había escogido previa- simbolizan nuestra gloriosa historia hasta
mente como timbre del nuevo escudo nacional y, el momento de constituirse la unidad po-
consiguientemente, apareció a los reversos –de lítica bajo los Reyes Católicos; borrando
carácter exclusivamente heráldico– de las acuña- para siempre de ese escudo las lises bor-
ciones de plata del Gobierno Provisional: 1, 2 y 5 bónicas y cualquier otro signo o emble-
pesetas, 50 céntimos y, igualmente, la pieza de 20 ma de carácter patrimonial o de persona
céntimos destinada a coleccionistas. La corona determinada.
conformada por torres y muros había sido avalada
por un informe de la Academia de la Historia con- Entonces no puede sorprender, así pues, que
feccionado en 1868. El mismo documento había el canto de esta moneda exhibiera el lema «SO-
establecido –de manera lógica si pensamos que BERANIA NACIONAL».
en España se vivía entonces un momento revo- En atención al contenido iconográfico del
lucionario contrario a la dinastía borbónica– que anverso, o cara, la pieza se conocía popular-
las armerías nacionales no reproducirían ningún mente en Valencia como el duro de la mà al
escudo personal y, en consecuencia, se circuns- cul, y en la España castellanoparlante también
cribirían a la fusión de cinco símbolos considera- fue identificada con expresiones de tipo irónico,
dos territoriales: el de Castilla, el de León, el de como «el tío sentao» o la misma de «el duro de la
los países de la Corona de Aragón, el de Navarra mano en el culo». Pero el diseño distaba mucho
y el de Granada, con el conjunto flanqueado por de ser anecdótico en algún grado: seguía, en lo
las columnas de Hércules. fundamental, las directrices del Informe dado
Pasados ​​unos meses al gobierno provisional sobre el escudo de ar-
desde que Marchionni mas y atributos de la moneda, redactado por la
elaboró ​​ e stos diseños Academia de la Historia –en concreto, por Aure-
del reverso y del anverso, liano Fernández-Guerra y Orbe, Cayetano Rosell,
en el momento en que la Eduardo Saavedra y Salustiano de Olózaga– y
moneda fue puesta en datado en Madrid el 6 de noviembre de 1868.
circulación en 1870, los Como ya hemos avanzado y parece evidente
dirigentes y el pueblo ya gracias a la presencia de la palabra «ESPAÑA»
sabían que la más alta –topónimo que aparecía entonces por primera
magistratura del estado sería ocupada por un rey, vez, solo y en singular, en un disco monetario–,
pero el nuevo monarca sería elegido por el parla- la figura femenina es la encarnación de toda

142
España, representada como una matrona con
una rama de olivo en la mano derecha, en tanto
que emblema de la paz. El motivo está inspi-
rado en la alegoría de Hispania, que apareció
sobre algunas monedas del emperador romano
Adriano: en áureos que, como su nombre indica, Plano de Gibraltar (1799), de Jean Denis Barbier du Bocage
estaban hechos de oro, en denarios de plata y (Bibliothèque nationale de France, París).

en sestercios y ases de bronce.


Reverso de un denario romano El tipo de la matrona apoyada en los Piri-
acuñado entre los años 133 y neos es –quizá– la cima de las aportaciones, en
138 d.C., en tiempo –pues– del
emperador de origen hispano el campo de la numismática, de la España de la
Adriano. La pieza muestra la contemporaneidad (e, igualmente, un hito del arte
alegoría de Hispania, el terri- monetario en general). Sea como fuere, en los
torio entonces conformado
por dos provincias imperiales, años del régimen sucesor de Isabel II vieron la luz
la Tarraconensis y la Lusitania, otros dos diseños dentro del nuevo sistema de la
y una senatorial, la Bætica. peseta. Los podemos calificar de hermanos y me-
diatizados por la voluntad de representación del
Como ocurría en las acuñaciones del siglo II, área del Estrecho: de una parte, el que figuraba en
la figura de Marchionni aparece apoyada en ro- el anverso de la moneda de 100 pesetas de oro de
cas, que debemos identificar como los Pirineos; 1870, una emisión que, finalmente, no fue puesta
la gran novedad respecto de los tiempos romanos en circulación; de la otra parte, el correspondiente
es que a los pies de la matrona se encuentra una a las monedas de bronce. En este último caso la
visión realista del Peñón de Gibraltar visto desde matrona se representaría sentada, y se trataría de
la bahía de Algeciras (en dirección norte-sur), lo una composición que sí aparecería sobre piezas
que implica que la parte más prominente de las fabricadas masivamente: sobre emisiones de 1, 2,
rocas queda, en la moneda, a la izquierda del es- 5 y 10 céntimos.
pectador. Las piezas de 10 cén-
Como es sabido, la recuperación de la Roca timos como la de la ima-
de manos británicas ha sido y es nodal en el idea- gen –y como las que se
rio del nacionalismo español. Y es en este con- sucedieron en España a
texto ideológico que debe interpretarse el hecho nombre del rey Alfonso XII,
de que, en enero de 1869, las autoridades de la que luego traeremos a co-
dirección general del Tesoro público pidieran que lación– fueron conocidas
en el anverso de las monedas de plata apareciera en Valencia con el nombre
el área del Estrecho: «“ España”, representada de xavos, o xavos negres.
por una matrona recostada en los Pirineos, ro- En castellano recibieron la denominación de «perra
deada del Océano, con los pies en el Estrecho gorda» en atención a la presencia, solamente en el
de Gibraltar [...]». reverso de estas monedas del Gobierno Provisional,
Según todo esto estaríamos ante una sínte- de un león de apariencia no demasiado convencio-
sis entre, de una parte, la fidelidad a la herencia nal –alzado sobre las patas traseras y con la cabeza
cultural del antiguo mundo romano –también girada hacia la espalda– susceptible de llegar a ser
en atención al estilo neoclásico que impregna la caricaturizado como una perra (o confundido con
realización– y, de otra, la explícita reivindicación este animal cuando la pieza se desgastaba por el
nacionalista, irredentista española, contemporá- uso). El león en cuestión sujetaba un escudo de
nea y plenamente política. España, también bastante original: oval y sin nin-
gún tipo de timbre. (vid. pág. siguiente)

143
Volvamos al anverso para presentar a gobernantes y países ante el
de estos 10 céntimos: a mundo, para dar cuenta al planeta –o al entorno
diferencia de las 5 pese- territorial– del poder que ejercen las autoridades y
tas de plata y del resto de de la existencia de la correspondiente comunidad
valores en este metal del humana, y esto sucede desde hace siglos y siglos.
Gobierno Provisional, la Pero lo anterior no es una anomalía única
matrona sentada no lleva en el contexto de la España posterior a la Re-
en la cabeza una corona volución Gloriosa de 1868: sobre el anverso de
mural sino una diadema: es sólo en este aspecto la primera moneda de una peseta emitida por
donde el diseño se acerca más al modelo romano el Gobierno Provisional,
del emperador Adriano. en 1869, la leyenda que
Evidentemente debemos concluir que la fi- acompaña a la matrona
gura –que muestra una elaboradísima vestimen- recostada de Marchionni
ta clásica, llena de pliegues grecorromanos– se solamente dice «GOBIER-
sienta sobre los Pirineos, pero el paisaje natural NO PROVISIONAL», ins-
es del todo diferente al figurado en la plata y no cripción que pide a gritos
rememora en nada al Peñón de Gibraltar: a la la pregunta «¿gobierno
derecha de las montañas se divisa una porción provisional, de dónde?».
de litoral y un faro que, tal vez, deberíamos in- Un proceder tan desaconsejable no se había
terpretar como el ubicado en el Cap de Creus, dado en Italia dos décadas antes, en 1848, cuan-
el hito marítimo de separación entre Cataluña y do –en pleno Risorgimento– las autoridades lom-
la «Cataluña del Norte» (el Rosellón y parte de la bardas partidarias de la unificación mostraron
Cerdaña), o entre los estados español y francés; sobre las monedas de plata y de oro la inscripción
este faro fue inaugurado en 1853. «GOVERNO PROVVISORIO DI LOMBARDIA». Qui
Se ha de conocer que en la propuesta de Lluís habet aures audiendi, audiat.
Plañiol –el artista que ganó el concurso convo- 5 liras emitidas en la capital de
cado al efecto pero que, finalmente, vio como Lombardía tras el alzamiento
armado conocido como le
su proyecto era retocado muchísimo por Luis cinque Giornate di Milano, del
Marchionni– la matrona sentada miraba a la iz- 18 al 22 de marzo de 1848: la
quierda y la perspectiva elegida permitía ubicar victoria de aquellos días fren-
te a los austriacos permitió
con naturalidad el Peñón de Gibraltar (hablamos tanto la instauración de un
siempre de imágenes comprimidas, resumen en gobierno insurrecto, partidario
grado máximo de la geografía ibérica). de la unidad de Italia, como el
inicio de la «primera guerra
Una última observación sobre la pieza de 10 de la independencia italiana»,
céntimos, pero no menor: en la parte superior del con la participación de los piamonteses en apoyo de los
anverso la inscripción nos informa que la moneda lombardos. Este episodio del Risorgimento acabó el 5 de
agosto de 1848, cuando los Habsburgo recuperaron el
pesa «DIEZ gramos», pero no vemos ni el topó- dominio de Milán.
nimo del estado emisor –ninguna referencia a
España, pues– ni el nombre de la autoridad en
cuyo nombre se hace la acuñación. En el rever-
so las leyendas tampoco aportan nada en este
aspecto: «CIEN PIEZAS EN KILOG · » y «DIEZ
CENTIMOS». Se trata de una anomalía absoluta,
inexplicable, aparentemente sin precedentes en
las acuñaciones del mismo tenor en Europa o en
América: las monedas sirven, entre otras cosas,

144
Para más y la subsiguiente proclamación de la I República
información sobre el en 1873.
anverso con la matrona apo-
yada, véase el apéndice II, donde se A pesar del carácter constitucional de la
incluyen referencias al pequeño conejo monarquía instaurada en
que –ausente de la moneda de 5 pesetas y 1869, este extremo nunca
de la mayoría de las otras piezas en plata del
Gobierno Provisional– figuró sobre el anverso llegó a ponerse de relieve
de la peseta de 1869 que no incorporaba el sobre las acuñaciones de
topónimo de España. Para informaciones Amadeo, donde tampo-
complementarias sobre los anversos
de las 100 pesetas de 1870 y de las co aparecía el título real
acuñaciones de bronce con esta completo, «Amadeo I, por
fecha, véase el apéndice III la Gracia de Dios y la Vo-
luntad Nacional, Rey de
España», coincidente –en cuanto a la fórmula
1.2 Amadeo I (1870-1873) de legitimación– con la titulación imperial que
Con posterioridad a la Revolución Gloriosa de había usado Napoleón III de Francia.2 Así pues en
1868, que consiguió el destronamiento de Isabel II aquellas monedas sólo se leería «AMADEO I REY
de Borbón, los nuevos gobernantes promulgaron DE ESPAÑA» rodeando al retrato real del anverso,
la Constitución de 1869. En este texto se estable- motivo que volvía a las acuñaciones después del
cía que España era una monarquía, pero el primer paréntesis del Gobierno Provisional. En el canto
rey debía ser escogido por las Cortes. El general de los duros de Amadeo podía leerse «JUSTICIA
Joan Prim fue finalmente el gran valedor para que Y LIBERTAD».
Amadeo de Saboya, hijo de Víctor Manuel II de Por cierto, aquellas monedas eran las prime-
Italia, se convirtiera en 1871 en el nuevo rey cons- ras en lucir la titulación de «REY DE ESPAÑA» en
titucional, pero el militar era asesinado antes de singular, en castellano y sin el añadido «Y DE LAS
que el soberano llegara a Madrid. INDIAS» o «E YND[IAS].», desde las emisiones
El general Prim en la guerra de África (1865), de Fran- de monedas de 5 pesetas realizadas en 1809 en
cesc Sans i Cabot (Museu Girona y Lleida, a nombre de Fernando VII, en el
Nacional d’Art de Catalunya
· MNAC, Barcelona). contexto de la lucha contra Napoleón.
José María de Francisco Olmos ha puesto de
relieve –respecto al título ostentado por Amadeo–
como,

Sorprende que el monarca mantenga el


tradicional título de Rey de España, y no el
de rey de los españoles, que hubiera sido
más acorde con los principios de la Revo-
El magnicidio de lución [Gloriosa de 1868] y hubiera seguido
Prim y las adversidades el modelo de lo ya comentado en otras mo-
que tachonaron el nuevo reinado –inestabilidad narquías democráticas cuyo monarca había
política, oposición de las élites económicas, ani- sido elegido por el pueblo, tales como el de
mosidad de los nobles y de la Iglesia Católica (en
este último caso debido a la anexión de Roma 2 José María de Francisco Olmos: «La Monarquía Democrática
por parte del reino de Italia), ausencia de apoyo en España: Amadeo I de Saboya», en José María de Francis-
popular, agitaciones borbónicas y republicanas, co Olmos, María Jesús Cava Mesa y Amadeo-Martín Rey y
Cabieses, Amadeo de Saboya. Homenaje a un rey desco-
insurrección de los carlistas, guerra en Cuba, etc.– nocido. Madrid: Real Academia Matritense de Heráldica y
supusieron finalmente la abdicación de Amadeo Genealogía, 2012, págs. 11-236; cita en la pág. 99 y nota 81.

145
rey de los franceses, rey de los belgas, em- interesaba ir minando poco a poco el régimen
preador de los franceses, rey de los helenos, [amadeísta], fomentando el descontento, en es-
zar de los búlgaros.3 pera de tener a Don Alfonso perfectamente pre-
parado para ocupar el Trono».
El único motiuvo iconográfico presente en el «El entusiasmo, inmenso; la
reverso de los duros de Amadeo fue un emblema multitud, indescriptible », ca-
ricatura del rey Amadeo I por
heráldico: el escudo de las 5 pesetas del Gobierno José Luis Pellicer en la revista
Provisional pero timbrado satírica Gil Blas (4-VIII-1872).
con corona real y donde
se había añadido, en el
medio, el escusón de los
Saboya (una cruz blanca
en fondo rojo).

El uso de los resellos de carácter político sobre


1.3 Los enemigos borbónicos las monedas no es excepcional, y si bien los utili-
de Amadeo I zados contra Amadeo I fueron cruelmente iróni-
La leyenda del siguiente anverso de una moneda cos e irrespetuosos con la figura del monarca, en
de 5 pesetas (o duro) de plata del efímero reinado muchos otros casos –realizados con anterioridad
de Amadeo I incorpora un resello político, pro- y posterioridad al reinado del de Saboya– encon-
pagandístico a la contra y de carácter insultan- tramos mensajes sin este tipo de tono tan hiriente:
te, después del término «rey»: «AMADEO I REY a modo de ejemplo, «Fº / 7 », en defensa de Fer-
MEMO DE ESPAÑA». nando VII de España y contra la presencia en el
De entre los múltiples trono de José Bonaparte, «MAURA / NO», contra
enemigos políticos de el político español de este apellido, «OBRERO /
Amadeo, la responsabili- NO / VOTES» o «C. N. T. / Obreros / NO VOTAR
dad de esta manipulación / F. A. I.», los cuatro en España; «SEDAN», sobre
–que se habría realizado las piezas de Napoleón III de Francia, en recuerdo
coetáneamente al reinado, de la derrota militar homónima; «VOTES / FOR
entre 1871 y 1873– corres- / WOMEN», en defensa del sufragio femenino,
pondería a los alfonsinos o «R[EAL] I[RISH] R[EPUBLICAN] A[RMY]», en
o partidarios de la entro- latitudes británicas; «U[LSTER] V[OLUNTEER]
nización de Alfonso de Borbón, hijo de Isabel II y F[ORCE]», sobre monedas irlandesas, etc.
futuro Alfonso XII. Como ha explicado Javier de
Santiago Fernández en un libro absolutamente
fundamental, La peseta. 130 años de la historia
de España,4 «Este tipo de piezas muestran per-
fectamente el modo de actuar de los alfonsinos,
grupo con recursos económicos, según permite
entrever la cuidada ejecución del resello, pero que
inicialmente actuó en la sombra; no en vano su
candidato tenía tan solo 14 años por lo que les

3 Ibid, pág. 108 nota 84.


4 Madrid: Castellum, 2000, pág. 41.

146
1.4 La Primera República Española y la y en los áureos de Galba, aclamado como
Revolución Cantonal (1873-1874) libertador del mundo romano. La cabeza de
La Primera República –proclamada a raíz de la ab- la Hispania aparece en esos cuños dotada
dicación de Amadeo I– no llegó a emitir monedas de juvenil atractivo, tocada airosamente con
con tipos específicos: durante esos dos años conti- una corona de sus propios cabellos retorci-
nuaron acuñándose piezas con los motivos de Ama- dos y una sencilla laurea, acompañada por un
deo I, del Gobierno Provisional e incluso de Isabel II. lado de dos dardos y un escudo, por otro de
Aunque la Academia de la Historia y la Acade- dos granadas espigas. Más rígidamente clá-
mia de Bellas Artes elaboraron un informe conjunto sica se podría buscar otra cabeza en griegos
proponiendo un nuevo numerario para España, la modelos; no más graciosa ni directamente
poca duración del régimen republicano habría evi- alusiva á las circunstancias.
tado su implementación. En referencia al anverso de
las nuevas monedas la propuesta era de este tenor: En los sellos de correos del régimen republi-
cano sí apareció una alegoría femenina nacional
La otra federación, la propia: matrona sedente acompañada de un es-
federación política, cudo oval de España, con una rama de olivo en la
no puede significarse mano derecha y un alto cetro en la izquierda, y en
sino en la imagen de la cabeza unos laureles al modo de diadema (no
la Nación, que como una corona mural) [↙].
dueña de sí misma,
ocupa en el anverso
el sitio destinado an-
tes al busto del príncipe. Para la moneda de
1868 se había propuesto ya una figura de la
España, de cuerpo entero, en actitud repo-
sada, como convenía á un tiempo de tregua,
ó suspensión en la marcha política del país.
Razones varias obligan hoy á mudar ese tipo,
y entre ellas es la principal la necesidad de
que el cambio de tiempo se refleje en el cam- Esta figura era una modificación, en toda regla,
bio de alegorías. Tan inútil como inventar un de la alegoría que ornó el sello [↑] primero del
nuevo escudo sería querer producir con el papel timbrado entre los años 1844 a 1854, ambos
buril una imagen de España fuera de todo inclusive.5
antecedente histórico ó consuetudinario, Además, en los efectos postales prepagados
pues sin un libreto que la explicara, es se- conocidos como enteros postales el régimen re-
guro que nadie entendería el pensamiento
del artista. Un modelo apropiado sólo puede
buscarse donde el primero, en la Numismá- 5 «[...] una dama sedente que gira hacia su izquierda, apoya su
brazo sobre una media columna y sostiene un cetro que se
tica antigua, y si de allí se sacó el de España remeta con una flor de lis en su mano izquierda, mientras en
próspera y civilizada del tiempo de Adriano, la diestra levanta una corona de laurel. El cabello suelto en su
podremos sacar también el de la Nación, que parte inferior, recogido en la superior, se halla separado por
una corona con remates triangulares. En un segundo plano, se
ya unificada en sus naturales límites, es la ubica un león, del que sólo separecia la cabeza. // Cetro, laurel,
primera que se alza indignada y potente corona y león son los atributos que integran esta iconografía.
contra la tiranía insensata del último Cesar, El cetro y la corona se corresponden con algunas represen-
taciones de la diosa Hera o Juno, [...]»: Natalia Pérez-Aínsua
y merece después del triunfo ver perpetuada Méndez: De sellos, heráldica y alegorías: el papel sellado en
su memoria en los bronces[, en los denarios] España. Sevilla: Universidad de Sevilla, 2014, pág. 109.

147
publicano incorporó bustos femeninos con go- ya el inconveniente que expuso la Academia
rro frigio, originalmente un símbolo de la libertad de la Historia, ninguno mejor que la corona
convertido en emblema republicano que, en 1873, cívica, que lejos de denotar dominación ni
había sido desaconsejado explícitamente en el desigualdad de ningún género, ni traer con
informe de las academias: sus hojas dolorosos recuerdos de sangrientas
batallas ó desesperados asaltos, representa
Por otra parte, aun- de una manera translaticia la conservación de
que no existiera ese la República y la salvación del Estado, signi-
error, propagado por ficada frecuentemente en los romanos tro-
los jacobinos de Pa- queles con la leyenda ob cives servatos, que
ris al aceptar como dentro de su círculo ostentaba. Algo difícil
enseña el birrete de podrá ser acomodarla armónicamente en el
los presidiarios am- sitio que la vista del vulgo está habituada á
nistiados de 1790, un ver ocupado por real diadema; pero el obstá-
Gobierno que desee culo no es de gran monta, y sabrá sin duda
conducir á la Repú- vencerlo el artista que se encargue de la obra.
blica por las vías de la justicia, del orden y
del progreso, debe apartar de sus sellos un En ocasión de la Revolución Cantonal subsi-
símbolo que despierta tristes memorias de guiente a la proclamación de la república demo-
terror y de luto, y puede alentar esperanzas crática federal sí se acuñaron monedas, pero éstas
de desorden y de total extravío. Aun en su no estaban ornadas con ninguna imagen; tam-
forma apropiada y clásica, como en siniestro poco hacían referencia al poder federal al que los
vaticinio, aparece el gorro del liberto en las insurrectos decían servir, ni al organismo concreto
medallas de Bruto en medio de dos puñales que tomó la decisión de ponerlas en circulación:
y con la fecha cruenta de los Idus de Marzo ocurrió en la ciudad y base naval de Cartagena en
debajo. Y finalmente, ¿es acaso la libertad ocasión de la proclamación unilateral del cantón
romana la que aclaman y defienden los pue- murciano, durante la prolongada resistencia al ase-
blos modernos? ¿Es la libertad concedida dio mantenido por las autoridades radicadas en
por generoso patrono que regala al siervo Madrid. Además del valor facial, en aquellas piezas
los arreos del ciudadano, ó la del hombre li- obsidionales se leía «REVOLUCION - CANTONAL»
bre que reconoce su derecho y su deber por y «CARTAGENA SITIADA POR LOS CENTRALIS-
un acto de su voluntad propia? Debe, pues, TAS» / «SETIEMBRE - 1873».
ser proscrita esa insignia, falsa si á lo anti-
guo se mira, inconveniente si se atiende á
lo moderno.

En cuanto a las previsiones del pronunciamien-


to conjunto de la Academia de la Historia y de la
Academia de Bellas Artes respecto a los reversos
de las acuñaciones monetarias, he aquí como ten-
dría que haber sido el escudo destinado a ornarlos,
es decir, las armerías republicanas de España: La revolución se extendió por muchos de los
territorios españoles, incluyendo una multitud
Lo que debe variarse en el reverso es el tim- de municipios valencianos (que abrazaron los
bre [del escudo de Castilla, León, la Corona cantones de Orihuela, Torrevieja, Alicante, Alcoy,
de Aragón, Navarra y Granada]. No existiendo Valencia y Castellón), pero con toda seguridad el

148
cantonalismo tuvo en Cartagena el episodio más
dramático y, evidentemente, más conocido.6 En
cualquier caso ese movimiento no incluía –a pesar
de algunas acusaciones interesadas y de lo que
pudiera parecer en atención a determinadas ac-
tuaciones– verdaderas tentaciones separatistas:
pretendía organizar la naciente república desde
abajo, mediante la federación de cantones de al-
cance territorial igual o inferior al de las provincias.

6 «Los cartageneros, dirigidos por Antoñete Gálvez, [...] como


parte de su estrategia decidieron acuñar moneda propia, para
ello utilizaron la maquinaria de los talleres de calderería de la
Maestranza de Artillería del Arsenal de la Marina, y se amnistió
a todos los falsarios que cumplían condena en su penal con
la condición de cooperar en la elaboración de los cuños y la
fabricación de las piezas. // Este dato lo recoge Benito Pérez
Galdós en sus Episodios Nacionales, en concreto en las pri-
meras páginas del titulado “De Cartagena a Sagunto”, donde
informa que los cantonales habían acuñado unos duros cuya
ley superaba en una peseta a la de los duros del Gobierno cen-
tral, y elogiaba la perfección de su cuño diciendo que “lo habían
hecho los buenos chicos que en presidio sufrían condena por
monederos falsos, … que tales artífices fueron maestros an-
tes de ser delincuentes, que en la prisión afinaron su ingenio,
y que la Libertad les habilitó para servir a la República con
diligente honradez”, y también añade que antes de la emisión
de estas monedas se pagaban los servicios con cachos de
plata que luego se canjearon por los flamantes y bien pronto
acreditados duros de Cartagena» (José María de Francisco
Olmos: «La peseta: nueva unidad monetaria y medio de pro-
paganda política (1868-1936)» en Juan Carlos Galende Díaz y
Javier de Santiago Fernández (dirs.:): VII Jornadas Científicas
Sobre Documentación Contemporánea (1868-2008). Madrid:
Departamento de Ciencias y Técnicas Historiográficas de la
Universidad Complutense de Madrid, 2008, págs. 121-192; cita
en las págs. 147-148 // nota 26 de la pág. 148).

149
2. LA RESTAURACIÓN BORBÓNICA, LA CONSTITUCIÓN DE 1876 Y LA
DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA (1874-1931)

2.1 Alfonso XII antes la hora de difundir el nuevo orden entre la


de la Constitución de 1876 población se manifiesta en la rapidez con
A finales de diciembre de 1874, el general Arsenio la que se toman decisiones al respecto. Así,
Martínez Campos encabezaba un pronunciamien- un Real Decreto de 6 de enero de 1875 esta-
to militar, de orientación conservadora, en Sagun- blece que «la corona real y el escudo de ar-
to. Como consecuencia del éxito de este golpe mas de la monarquía española, en la forma y
de estado –uno de los numerosos, de todo signo, con los emblemas –incluido el escusón con
que llenan el siglo XIX hispano– la dinastía de los las flores de lis de la Casa de Borbón– que
Borbones volvía al trono de España y el príncipe tuvo hasta el 29 de septiembre de 1868, se
Alfonso –hijo de la reina expulsada hacía unos restablecerán desde la fecha del presente
años, Isabel II– se convertía en monarca con el decreto en las banderas y estandartes del
nombre de Alfonso XII. Se abría así la Restaura- Ejército y la Armada, así como en la moneda,
ción borbónica y se cerraba el periodo conocido en los sellos y documentos oficiales y en
como Sexenio Revolucionario, comenzado en todos los casos anteriormente sancionados
1868 con la Revolución Gloriosa, el exilio de dicha por ley o costumbre» (Javier de Santiago
reina y la instauración de un Gobierno Provisional. Fernández: La peseta. 130 años de la his-
En este anverso de toria de España, pág. 49).
una moneda de 5 pesetas
de plata, o duro, acuñada
en 1875, la única titulación
que aparece es la de «AL-
FONSO XII REY DE ES-
PAÑA», de manera equi-
valente a la inscripción
presente en las emisiones
de 1871 de Amadeo de Saboya, el rey finalmente
elegido según las previsiones de la Constitución
de 1869. Cuando esta pieza alfonsina se acuñó
aún no se había promulgado la constitución del
régimen. En el canto de la moneda se mantuvo el
lema presente sobre los duros de Amadeo: «JUS-
TICIA Y LIBERTAD».
Pero la ausencia de constitución no impidió
que, inmediatamente después de tomar el poder
en Madrid, los alfonsinos devolvieran las armerías Las dos piezas que vemos inmediatamente
borbónicas a la oficialidad: arriba muestran igualmente el escudo reducido
que la Restauración borbónica devolvió a la vida
La Restauración política de la Monarquía pública sin dilación. Pero las hemos incorporado
en la figura del hijo de la reina Isabel tenía en esta recopilación porque nos permiten intro-
necesariamente que recuperar símbolos ducir, con imágenes de referencia, un fenómeno
del pasado. La importancia de los signos a muy importante en la historia monetaria: la falsi-

150
ficación, actividad que amenazaría –y espolearía afectar, incluso, a piezas metálicas y billetes de
como consecuencia– el orden económico legal- muy poco valor y de circulación geográficamente
mente instituido.1 En primer lugar, tenemos que muy limitada. Contrariamente, otros malhechores
hacer referencia a la actividad de los delincuentes preferirían los faciales altos (y si fuera factible, de
individuales o agrupados en bandas o mafias –la las monedas más internacionales y/o codiciadas),
falsificación más conocida de todos–, realizada que les asegurarían mayores beneficios con un
con el único objetivo de extraer beneficios al menor número de especímenes puestos en cir-
conseguir engañar a los usuarios y, también, a culación y, en consecuencia, un riesgo más redu-
las autoridades monetarias y económicas. Pero cido y una menor inversión en tiempo y gastos
–siguiendo una vía argumental de Albert Estra- de fabricación.3
da-Rius– tenemos que referirnos igualmente a En cuanto a la Restauración borbónica (con
otro tipo de falsificadores: a los que, a lo largo de los reinados constitucionales de Alfonso XII y
la historia, y titulares del poder público o agentes Alfonso XIII como corolario), disponemos de re-
del mismo en materia monetaria, han abusado y ferencias históricas –y de muchos ejemplares ac-
han pervertido su posición de garantes del siste- cesibles en los negocios de numismática y en los
ma y han intervenido de diversas maneras en la museos y colecciones privadas– que nos hablan
manipulación ilegal y fraudulenta de la moneda de la enorme magnitud del fenómeno falsificador
propia o foránea.2 durante aquellas décadas: dado que el precio de
Cuando los poderes públicos falsifican la mo- la plata como metal llegó a ser muy inferior al
neda de su competencia solamente persiguen un valor facial, o de curso legal reseñado sobre las
beneficio económico fraudulento; cuando la mo- monedas, no sólo llegaron a utilizarse metales
neda falsificada es ajena también pueden interve- no nobles en las falsificaciones de las piezas y,
nir en el asunto causas políticas, en un contexto particularmente, de los duros –llamados popu-
bélico o no. De cualquier modo, el éxito social larmente «alicantinos», como en la moneda de
de una falsificación de moneda no ha estado en 5 pesetas hecha con calamina reproducida en la
función de si la iniciativa ha sido privada o pública, página anterior (abajo izquierda, en la columna
sino de la verosimilitud de la copia respecto al derecha)–, sino que aparecieron en el torrente
original, del grado de credibilidad de la imitación circulatorio monedas fabricadas con plata (como
al ser contrastada con la apariencia de las piezas la que aparece a su derecha): hablamos en estos
acuñadas –o, en el caso de los billetes, impresos– últimos casos de los duros «sevillanos» que –final-
oficialmente con todas las garantías. mente– llegaron a ser permutados oficialmente
A pesar de las amenazas de severas penas por monedas originales sin descuento para los
de prisión o de condenas a muerte, desde los poseedores.4
inicios del numerario se ha falsificado todo y en Para concluir este punto, decir que en ambas
todo lugar, y así en varios países y momentos fotografías se observan golpes en el canto de las
históricos esta actividad fraudulenta ha podido piezas: dada la gran cantidad de falsificaciones
–en todo tipo de metales– de las monedas de 5
1 Particularmente clarificadora al respecto la «Introducció»
de Albert Estrada-Rius en La moneda falsa de l’antiguitat 3 Ha sido el caso, durante las últimas décadas, de la falsifi-
cación de los billetes de 100 dólares de los Estados Unidos,
a l’euro. Barcelona: Museu Nacional d’Art de Catalunya ·
una de les actividades ilegales más extendidas por el planeta.
MNAC, 2010, págs. 8-11 (traducción en las págs. 117a-119b). 4 Una síntesis reciente sobre los «duros alicantinos» y los
«duros sevillanos» en las págs. 96-97 del artículo de Julio
2 En Albert Estrada-Rius: «Els reis falsaris medievals i la Torres Lázaro «La falsificació de la moneda metàl·lica a l’edat
fabricació de moneda frudulenta», pág. 50, en Albert Es- contemporània», en Albert Estarda-Rius (dir.): La moneda
tarda-Rius (dir.): La moneda falsa de l’antiguitat a l’euro. falsa de l’antiguitat a l’euro. Barcelona: Museu Nacional
Barcelona: Museu Nacional d’Art de Catalunya · MNAC, 2010, d’Art de Catalunya · MNAC, 2010, págs. 94-101 (traducción
págs. 50-55 (traducción en las págs. 134a-136c). en las págs. 151a-154a).

151
Rey», expresión que evidentemente no es la misma que se
pesetas y de otros valores, fue costumbre habitual encontraba presente en el canto de las monedas «consti-
hacerlas saltar sobre los mostradores de las tien- tucionales» de Isabel II: «Ley Patria Rey», una formulación
propia del ideario liberal (moderado).
das, contra el suelo o en otro tipo de superficies, y
ello con el objetivo de que tintinearan y, entonces, El programa político del pretendiente Car-
distinguir por el sonido qué acuñaciones eran de los VII incluía la defensa de los fueros en Álava,
plata y cuáles no. El reiterado ejercicio de hacer Vizcaya, Guipúzcoa y Navarra, y –según se ha
saltar los duros provocó, lógicamente, la existen- visto en cuanto a la institución de una diputación
cia de muchos golpes en los cantos, además de para el reino valenciano y, también, a la creación
los acaecidos como consecuencia de las caídas de sendas diputaciones para el principado ca-
accidentales. En otros casos, sobre las monedas talán y el reino aragonés (las tres vigentes entre
sospechosas de ser falsas se observan huellas 1874 y 1875)– el monarca mantenía una voluntad
de las pruebas realizadas con el fin de averiguar descentralizadora y respetuosa de las fronteras
la autenticidad: golpes con punzones o similares, tradicionales de los territorios de la Corona de
cortes con cizalla, recortes, limaduras, etc. Final- Aragón. Además, la retórica del pretendiente –
mente, cuando la moneda falsa era retirada de la agasajadora y paternalista– pretendía reparar
circulación podía ser alterada, por parte de los los efectos del desencuentro de catalanes, ara-
servidores de las autoridades monetarias, me- goneses y valencianos con la dinastía borbónica
diante la laminación o la incorporación de signos a principios del siglo XVIII; como ejemplo de lo
delatores de la condición de prueba de crimen: que se acaba de decir he aquí un extracto del
grandes cruces incisas, resellos con la indicación Manifiesto a los pueblos de la Corona de Aragón
de la falsedad, agujeros, papeles adheridos, etc. del 16 de julio de 1872:

2.2 Contra Alfonso XII (y los regímenes […] Amante de la descentralización, según


anteriores): el pretendiente Carlos VII consigné en mi Carta-Manifiesto de 30 de
Las guerras carlistas fueron insurrecciones prota- junio de 1869, hoy os digo pública y solem-
gonizadas por pretendientes borbónicos absolu- nemente:
tistas, así pues, enfrentados al liberalismo, entre Intrépidos catalanes, aragoneses y va-
los años 1833-1840, 1846-1849 y 1872-1876. Lle- lencianos: Hace un siglo y medio que mi
gado el caso, los autoproclamados reyes carlis- ilustre abuelo Felipe V creyó deber borrar
tas señorearían numerosos territorios de España, vuestros fueros del libro de las Franquicias
incluyendo algunas regiones valencianas: el 20 de la Patria.
de agosto de 1874 Carlos VII llegó a crear la Real Lo que él os quitó como Rey, yo como
Diputación del Reino de Valencia (y a la sombra Rey os lo devuelvo; que si fuisteis hostiles al
de este ente administrativo se emitió un sello de fundador de mi dinastía, baluarte sois ahora
correos privativo). de su legítimo descendiente.
Sello de correos de Yo os devuelvo vuestros fueros, porque
medio real emitido el 1 soy el mantenedor de todas las justicias,
de setiembre de 1874
a nombre de Carlos VII y para hacerlo, los años no transcurren
en la localidad valencia- en vano, os llamaré, y de común acuerdo
na de Vistabella (graba- podremos adaptarlos a las exigencias de
do por Juan Vilás, tiene
unas dimensiones de 25 nuestros tiempos.
x 21 mm). Se observa la Y España sabrá, una vez más, que en
estilización de la flor de la bandera donde está inscrito Dios, Patria
lis a derecha e izquierda
del retrato. y Rey están escritas todas las legítimas li-
El lema de los reyes bertades.
carlistas era «Dios Patria

152
La oposición armada carlista terminó en 1876, está coronado: ciertamente no lleva una corona
con la derrota. Además de sellos de correos (el real, ni una cinta a modo de diadema, pero exhibe
ya mencionado valenciano y otros), el dominio de una corona de laurel –símbolo asociado a la no-
Carlos VII sobre parte del Estado también dejó ción de victoria– alrededor de la cabeza. El busto
para el recuerdo piezas monetarias. laureado había estado presente en las monedas
de muchos gobernantes de la antigüedad clásica
y de siglos posteriores, también en la monarquía
hispánica: de hecho, la madre de Alfonso XII –
Isabel II– lució corona de laurel en una parte no
precisamente menor de sus piezas monetarias.

Para más
información sobre
los elementos utilizados
para coronar cabezas en las
El pretendiente Carlos VII (en medio, con barba pero sin monedas, véase el Apéndice IV,
boina) entre oficiales y tropa del ejército carlista. La foto- y sobre la controversia existente
grafía se habría tomado, tal vez, cerca de Tolosa entre 1873 acerca del lugar de fabricación
y 1875, durante la última conflagración carlista. El autor de la pieza que tratamos –y de
de la instantánea podría ser Félix Tournachon (Nadar), y la hermana de 5 céntimos–
la imagen se habría utilizado posteriormente en postales ver el Apéndice V
de propaganda.

La imagen de esta
moneda es políticamen- En una obra de referencia dirigida por Rafael
te muy significativa. Una Feria5 se insiste sobre la alta calidad del retra-
de las primeras cosas to, y el posible origen de esta perfección formal:
que debe llamarnos la «Ciertamente parece que el “estilo” del retrato
atención en este anverso del pretendiente […], así como el escudo del re-
es que la leyenda –que ro- verso, se aproximan mucho a los que aparecen
dea totalmente el retrato en las monedas del rey Leopoldo II de los belgas,
barbado del pretendiente, acuñadas, evidentemente, en la Real Casa de la
«CARLOS VII P[OR]. L[A]. GRACIA DE DIOS REY Moneda de Bruselas».
DE LAS ESPAÑAS»– es muy antitética a la de los En el reverso encontramos el escudo dinás-
anteriores duros de Amadeo I y de Alfonso XII, y tico, borbónico, del cuarteado de Castilla y León,
ello porque el rey Carlos aparece legitimado por Granada y Borbón, coronado y sobre laureles, es
la «Gracia de Dios», por designio divino, como decir, el célebre resumido que aquí se convierte
un monarca del Antiguo Régimen. La flor de lis en emblema de la pretendida legitimidad del as-
de la parte inferior indica el linaje borbónico del pirante al trono. También
retratado y, además, el topónimo del país aparece volvemos a encontrar la
en plural: una traducción al castellano de las titu- flor de lis separada, y dos
laciones en latín utilizadas anteriormente por los monogramas con las «C»
monarcas de las casas de Habsburgo y Borbón, y los «7» de su título real
«HISPANIARUM REX», bien lejos de la parca de- en fusión bajo una co-
nominación del Estado-nación, «ESPAÑA». rona real, así como una
Como es fácilmente observable en esta mone-
da carlista, a diferencia de los retratos de Amadeo
5 La peseta. Historia de una época. Madrid: Expansión (Gru-
I y de Alfonso XII en las 5 pesetas de 1871 y 1875-
po Recoletos), 2002, pág. 64.
1876, respectivamente, el retrato de Carlos VII

153
margarita, esta última una alusión a Margarita Trienio Liberal, y a lo largo de la mayor parte del
de Borbón-Parma, la bondadosa mujer de Carlos reinado de Isabel II, las acuñaciones habían mostra-
en aquellos tiempos. Una galantería inédita en las do fórmulas equivalentes –de redacción más clara,
acuñaciones monetarias.6 incluso– para recoger la doble legitimación del po-
der: «FERNANDO 7º POR LA GRACIA DE DIOS Y
2.3 Alfonso XII bajo LA CONSTITUCION / REY DE LAS ESPAÑAS» i
la Constitución de 1876 «ISABEL 2ª POR LA GRACIA DE DIOS Y LA CONS-
Con posterioridad a la promulgación de la Cons- TITUCION / REINA DE LAS ESPAÑAS», con las
titución de junio de 1876 –inspirada por Antonio abreviaturas correspondientes cuando era el caso.
Cánovas del Castillo– las monedas de Alfonso XII Al efecto de entender el significado político
cambiaron el título real: a partir de una Real Or- de la presencia de la doble legitimidad en las
den de agosto de 1876, en el anverso de las pie- monedas alfonsinas –de Alfonso XII desde 1876
zas figuraría la leyenda «ALFONSO XII POR LA y de Alfonso XIII hasta la dictadura de Primo de
G[RACIA]· DE DIOS» y en el reverso (o cruz) «REY Rivera– podemos consultar un texto de Javier de
Santiago Fernández contenido en el libro La pe-
seta. 130 años de la historia de España (pág. 50):

La leyenda es significativa respecto al nuevo


orden político sobre el que se iba a apoyar el
edificio de la Restauración. El poder del Rey
proviene de la gracia de Dios y de la Consti-
tución [de 1876]. Combina de esta manera la
tradición monárquica, la herencia borbónica
CONST[ITUCIONA]L. DE ESPAÑA». que le permite asumir el Trono, y la regulación
La referencia a la «Gracia de Dios» –como de su poder por el texto legislativo redactado
fuente de legitimación del poder– vinculaba a las por Cánovas. Son el Rey y las Cortes las dos
monedas alfonsinas con las de las monarquías de instituciones fundamentales del sistema. En
derecho divino de toda Europa (y del pretendiente la Constitución se especifica que la soberanía
carlista que emitió la pieza presente en el punto es compartida: la potestad de hacer las le-
anterior), pero en estas piezas acuñadas en Madrid yes reside en las Cortes con el Rey, y es éste
la fórmula tradicional se hacía compatible con la quien ordena formar gobierno, con indepen-
afirmación explícita del carácter constitucional del dencia de las mayorías parlamentarias. Es
régimen. Miguel Martorell, en Historia de la peseta. una leyenda que exalta la figura del Monarca
La España contemporánea a través de su mone- y muestra bien a las claras que la esencia de
da,7 lo ha sintetizado muy ajustadamente con la su poder no procede de decisión parlamenta-
frase «[…] las leyendas de la moneda proclamaron ria. La Corona es contemplada como una de
la doble naturaleza de la monarquía restaurada». las claves del sistema, como una «institución
Como se ha visto en la segunda parte de este de fe», según la definió el mismo Cánovas. Es
trabajo, el proceder alfonsino tenía precedentes
parecidos en las monedas de España: durante el
Para acceder a
información sobre
6 Con el apelativo de «margaritas» fueron conocidas las mu- los inicios en Francia
jeres que formaban parte del sector carlista, o requeté, del de la doble legitimidad
del poder real, véase
bando sublevado de la Guerra Civil española. el Apéndice VI].
7 Barcelona: Planeta, 2001, pág. 92.

154
la monarquía constitucional prometida por
Alfonso XII en [el manifiesto de] Sandhurst.

Unas informaciones más sobre las acuña-


ciones de Alfonso XII. En primer lugar, sobre los
más que notorios cambios en los retratos, como
en el caso de su madre: en efecto, la cara del
monarca iría transformándose en los anversos
de las monedas al compás de las emisiones: año 1981).
desde la primera, conformada solamente por el
duro de 1875 y 1876 que muestra un rey muy
joven (moneda ya reproducida en este trabajo),
hasta el inicio de las últimas acuñaciones, en
1881 (1880 en el caso de las acuñaciones para
las islas Filipinas), cuando el personaje aparece
con unas muy pobladas patillas que práctica-

mente enlazan con el bigote (a la moda de la


época, como una especie de barba afeitada por
la barbilla y el cuello).
En cuanto al reverso de la pieza anterior, el
escudo debe resultar familiar, a la fuerza, a las
personas que habitan en el territorio del Reino
de España: fue instituido en 1875 y, con algunas
diferencias menores (en particular la ausencia de
sendas coronas sobre las columnas de Hércules,
y de aguas bajo las mismas), se trata básica-
mente del mismo emblema que actualmente es
el escudo oficial del Estado (establecido en el

155
Izquierda: sello de devolución –para el uso interno en la de las cinco merindades de la Alta Navarra.
administración de correos y no en el franqueo habitual– El elemento situado en la punta es una fruta,
emitido el 25 de setiembre de 1875. Gabino Rodríguez fue
el autor del diseño de este espécimen. Derecha: versión la granada, en sus colores naturales: se trata de
oficial del escudo actual de España. un «blasón parlante» en referencia al antiguo reino
homónimo, Granada.
Un simple vistazo nos permite distinguir que Por último, el elemen-
el escudo estricto está dividido en cuatro partes to elíptico central repre-
principales, además de contar con un elemento senta a la dinastía borbó-
apuntado en la parte inferior y un óvalo en el cen- nica, arraigada en España
tro. Las cuatro partes más grandes contienen los desde los inicios del siglo
siguientes emblemas históricos: XVIII: la presencia de este
–arriba, a la izquierda del espectador, un cas- emblema en el escudo
tillo amarillo (dorado) sobre fondo rojo, símbolo real español se debe a la
del reino de Castilla; obstinación de Luis XIV
–arriba también, pero a la derecha, un león de de Francia, que –ya se ha dicho en la parte ante-
púrpura (entre rosa y morado) sobre fondo blanco rior– impuso esta condición en el transcurso de
las deliberaciones que condujeron a la entroniza-
ción de Felipe V.
En la moneda sólo se figuran tres flores de
lis amarillas (doradas), dispuestas dos arriba y
una abajo y sobre fondo azul. Pero este blasón
es, verdaderamente, el de Francia: como en la

(plata), emblema del reino de León;


–bajo, a la izquierda, cuatro palos amarillos
(dorados) en fondo rojo, originalmente el senyal
propio de los monarcas de la Corona de Aragón

Para más considera-


península no vino a reinar un rey francés sino un
ciones sobre el escudo personaje de la familia real gálica –Felipe, duque
vigente en la actualidad, de Anjou, nieto de Luis XIV– en este duro de Al-
véase el Apéndice VII
fonso XIII debería de haber habido una bordura de
color rojo rodeando las flores de lis. Con ello –lo
que en términos heráldicos se conoce como bri-
y, con el tiempo, el blasón común de varios te- sura– se informaría de que el escusón (o escudete
rritorios: el reino aragonés, el reino de Valencia, oval) representa a alguien que es «de la sangre
el reino de Mallorca y el condado de Barcelona,​​ de Francia», issu de France: concretamente de la
este último devenido el principado de Cataluña; rama conocida como Borbón-Anjou.
–bajo a la derecha, unas cadenas amarillas (do- Izquierda: versión en las monedas del escudo usado en el
radas) sobre fondo rojo, cargadas en medio con reino de España entre 1875 y 1931. Derecha: versión com-
pletamente correcta del mismo escudo, con la bordura
una esmeralda (verde, lógicamente), en represen- roja del escusón central. En el modelo oficial del escudo
tación del reino de Navarra o, para ser estrictos, actual de España podemos observar dicha bordura roja.

156
La penúltima información que aportaremos la obra dirigida por Rafael Feria La peseta. His-
en este punto es la relativa al canto de las mone- toria de una época (págs. 65-68)8: fue figurado
das: en las grandes piezas de plata acuñadas en como bebé con pelo muy pegado al cráneo (el
nombre de Alfonso XII desde 1877 se sustituyó la 1
leyenda política del canto – «JUSTICIA y LIBER-
TAD» en los duros de 1875 y 1876– por una suce-
sión de 27 flores de lis separadas en tres grupos
de nueve. Evidentemente el hecho de incorporar
el emblema dinástico por antonomasia del rey es,
también, una opción política. En cualquier caso, en
el canto de las monedas de 50 centavos de peso
acuñadas en Madrid –fechadas entre 1880 y 1885– 1FA 1FB
pero destinadas a circular por las islas Filipinas,
nos aguarda la sorpresa: allí aparecen tres flores
de lis y el lema «LEY PATRIA REY», exactamente el
mismo que, también en el canto, había adornado
acuñaciones de Isabel II como monarca constitu-
cional entre 1837 y 1868.
Pero estas piezas contienen otra caracterís-
tica excepcional en el marco de las acuñaciones 2 3
constitucionales alfonsinas: la presencia en el
reverso de la moneda del escudo cuartelado sin
las «barras» de la Corona de Aragón ni las cade-
nas navarras. Como durante todo el reinado de
Isabel II –en España y en las Filipinas– y sobre las
monedas de 5 pesetas de 1875 y 1876.
Alfonso XII visitando a los enfermos de cólera de Aranjuez
(1887), de José Bermudo Mateos (Museo de Historia de
Madrid). La pintura recrea uno de los hechos de Alfon-
so XII más apreciados por la población: el desplazamiento tipo «pelón»), como niño
del rey –en 1885 y sin el consentimiento de Antonio Cáno- con pelo rizado (el tipo
vas del Castillo– hacia Aranjuez, con el propósito de visitar «bucles») o con un tupé (el
a las víctimas de una gravísima epidemia de cólera y poner
instalaciones del palacio real de la localidad a disposición tipo justamente conocido
de los enfermos. como «tupé»), además de la
variante de este último tipo
2.4 Alfonso XIII bajo para las emisiones destina-
la Constitución de 1876 das a Puerto Rico y Filipinas,
Hasta que Alfonso XIII no juró la Constitución, en o tipo «rizos», y quizá el tipo
1902, la regencia de España fue ejercida por su propio de la moneda de 100
madre, María Cristina de Habsburgo, pero este pesetas en oro de 1897, «en la que Alfonso XIII
hecho no se vio reflejado en las acuñaciones mo- parece tener algo más de edad» (pág. 66). Termi-
netarias: en el anverso de las piezas sólo apareció nada la regencia de su madre, el retrato moneta-
el hijo póstumo de Alfonso XII, rey desde el mismo rio de Alfonso XIII continuó metamorfoseándose
momento de su nacimiento en 1886. según el rey entraba en la edad adulta: el tipo
El retrato del rey-niño fue cambiando en las
monedas a medida que se hacía mayor; se ha
8 Madrid: Expansión (Grupo Recoletos), 2002.
rememorado con buen aparato fotográfico en

157
«cadete» (con el cuello adornado del uniforme de Tanto si era producto
capitán general), el tipo «prusiano» o posterior a de la falsificación mone-
la boda (con el mismo cuello militar) y, finalmente, taria a caballo de los si-
el retrato «adulto» utilizado durante la Dictadura glos XIX y XX, como si era
primoriverista. consecuencia de la acu-
Las tres primeras monedas reproducidas a ñación gubernamental, el
continuación recogen el primer retrato de Al- torrente circulatorio esta-
fons XIII sobre las monedas, el tipo «pelón»: si ba inundado de retratos
bien la representación de reyes-niños no ha falta- reales: al respecto existía
do en la historia de las acuñaciones monetarias, sí una previsión de la Consti-
es excepcional que el monarca figurado sobre las tución de 1876, la que juró
piezas sea un bebé tan y tan pequeño. En cuanto Alfonso XIII a los 16 años.
a las imágenes advertir que mientras la superior En efecto, en el artículo 54
corresponde a una moneda auténtica, de 900 mi- del texto se establecía que
lèsimes de plata, el espécimen 1FA es una buena «Corresponde además, al
falsificación también realizada en metal noble y, Rey: […] Sexto. Cuidar de
así pues, adscrita al grupo de copias fraudulentas la acuñación de la moneda, en la que se pondrá
que fueron conocidas como duros «sevillanos». su busto y número». Esta disposición seguía la
La pieza 1FB también es fraudulenta y de plata: recogida en el art. 171 de la Constitución de 1812,
en este caso la falsificación es fácilmente detec- donde ya se preveía que «Además de la prerroga-
table porque la moneda incluye una franja de color tiva que compete al Rey de sancionar las leyes y
rojizo oscuro que delata un batido irregular de los promulgarlas, le correspondería como principales
metales presentes en la fundición –plata y cobre, las facultadas siguientes: / Undécima. Cuidar de la
como mínimo– realizada por los falsarios. El ejem- fabricación de la moneda, en la que se pondrá su
plar 2 es una prueba no adoptada que muestra en busto y su número». Pero
el anverso un retrato de transición entre el «pelón» la constitución gaditana
y el «bucles» (3). no inspiró solamente a la
La preocupación institucional y de 1876: la previsión de
del gran público era coincidente: que sobre las monedas
la falsificación de la principal pie-
za de plata del sistema monetario aparecería el nombre y el
español –el duro de 5 pesetas– busto del monarca había
había adquirido proporciones figurado igualmente en el
enormes: en 1908 comenzó la re-
cogida de los duros «sevillanos» art. 47.7 de la Constitución
(fabricados en muchas ciudades de 1837, en el 45.7 de la Constitución de 1845, en
españolas), pero los plazos para el art. 52.6 de la Constitución no promulgada de
proceder al cambio de las mone-
das falsas por las legales tuvieron 1856 y, como último ejemplo antes de la Restau-
que ser ampliados: más allá de ración, en el art. 73.6 de la Constitución de 1869
diciembre de 1909, fecha prevista –la que conduciría a la entronización de Amadeo
en inicio para la conclusión de la operación. Como señala
Javier de Santiago Fernández en La peseta. 130 años en
la historia de España (pág. 62), «Para facilitar la labor de
los funcionarios del Banco se realizó y difundió un detalla-
do informe dando los datos necesarios para distinguir el
numerario falso del auténtico». Esta portada de la revista
Nuevo Mundo de agosto de 1908 acredita la importan-
cia –social y económica– de la mencionada iniciativa de
permuta; en el interior del número, «El canje de los duros
sevillanos» desgranaba aspectos del operativo.

158
de Saboya. SO XIII P[OR]. L[A]. G[RACIA]. D[E]. D[IOS]. REY
Alfonso XIII y Doña María Cristina, reina regente (1898), de C[ONSTITUCIONAL]. DE ESPAÑA».
Luis Álvarez Catalá (Palacio del Senado, Madrid): «Recrea Las últimas acuñaciones de Alfonso XIII que
un espacio palaciego ilusorio, donde no falta ninguno de
los símbolos más característicos del retrato de corte, del lucieron el título de monarca constitucional apare-
retrato áulico, herencia todavía del “retrato de aparato” cieron datadas entre 1910 y 1913: las monedas pos-
barroco: trono, cortinón-dosel, escudo regio, corona, ce- teriores de este reinado ya corresponden al periodo
tro y los elementos arquitectónicos como la columna y la
balaustrada. Delante dispone las dos figuras regias en pie de la dictadura del general Miguel Primo de Rivera.
[…], acertando a captar la timidez del niño agobiado por su No queremos terminar este punto sin recordar
responsabilidad, mientras Doña María Cristina, reflejando la existencia de unas tarjetas postales gofradas
todavía la tristeza de su situación, le protege con un gesto
de madre y Regente a la vez» (Jesús Gutiérrez Burón, en que –a caballo de los siglos XIX y XX– recogie-
El Arte en el Senado. Madrid, 1999, pág. 208). ron el numerario de los diferentes países con es-
tampaciones en seco cubiertas de tinta dorada,
El retrato presente en la siguiente moneda plateada o bronceada (de acuerdo, claro, con la
de 5 pesetas de plata, o duro, fechada en 1899, composición metálica de las monedas reprodu-
corresponde al tipo «tupé». La pieza ostenta la cidas). Entre los estados que aparecieron sobre
misma titulación real que usó Alfonso XII, como estas tarjetas –editadas en varias lenguas– se
monarca constitucional, con el lógico cambio del encontraba España. He aquí una de las versio-
ordinal: «ALFONSO XIII POR LA G[RACIA]· DE nes escritas en alemán de la tarjeta dedicada al
DIOS» en el anverso y, por detrás, «REY CONS- reino español, adornada con una aproximación a
T[ITUCIONA]L. DE ESPAÑA». En el canto no pa- la bandera mercante de aquellos tiempos y donde
recía ninguna leyenda: sólo 27 flores de lis, como aparecen las equivalencias de alguno de los valo-
en los duros de Alfonso XII desde 1877 y en los res monetarios españoles con las especies de las
anteriores a nombre de Alfonso XIII. potencias económicas del momento: el marco de
Unas breves palabras sobre las dos piezas de Alemania; la corona de Austria y Hungría; la libra
un peso que –con las características metrológicas esterlina de Gran Bretaña, dividida en 20 chelines
de las monedas de 5 pesetas de Alfonso XIII y con o 240 peniques; las monedas de la Unión Mone-
el mismo escudo que adornaba a las mismas– se taria Latina (el franco de Francia, la lira de Italia,
acuñaron en Madrid para Puerto Rico (con fe- el franco de Bélgica, el franco de Suiza, la dracma
de Grecia y, por extensión, las monedas de otros

países que sin ser miembros seguían las directri-


cha de 1895) y para las Islas Filipinas (con fecha ces monetarias); el florín, o gulden, del reino de
de 1897): como en el reverso de estas monedas los Países Bajos; el rublo de Rusia; las monedas
aparecen las denominaciones de los respectivos de la Unión Monetaria Escandinava (la corona de
territorios, en el anverso se utilizaban seis abre- Dinamarca, la de Suecia y la de Noruega); y el
viaturas para poder incorporar completamente dólar de los Estados Unidos de América.
el título real alrededor del retrato del monarca Estas tarjetas contribuyeron a la difusión por
(como se ha dicho, del tipo «rizos»): «ALFON- una gran cantidad de lugares de los tipos moneta-

159
rios de muchos territorios ración del monarca sobre los discos monetarios.10
del planeta, con lo que los El rey Alfonso XIII –a la izquierda– y el ex dictador Miguel
retratos de los monarcas, Primo de Rivera en marzo de 1930. El general –diabéti-
co– había abandonado el poder el 30 de enero anterior,
los escudos de armas y moriría el 16 de marzo. Lejanos quedaban entonces los
y otros motivos propor- tiempos en que, en la proclama del golpe de estado de
cionaron a los usuarios 1923, Primo de Rivera afirmaba: «Este movimiento es de
hombres: el que no sienta la masculinidad completamente
información sobre quien caracterizada, que espere en un rincón, sin perturbar, los
ostentaba el poder en las días buenos que para la Patria preparamos. Españoles:
latitudes correspondien- ¡Viva España y viva el Rey!».

tes. [Fotografía donada a Wikipedia Commons por el Deuts-


ches Bundesarchiv, el archivo federal alemán]

2.5 Alfonso XIII durante la Dictadura


primoriverista y la ‘Dictablanda’
(1923-1931)
El pronunciamiento del general Miguel Primo de
Rivera obtuvo la aquiescencia del rey Alfonso XIII
y, en consecuencia, en España se instauró una
dictadura militar en septiembre de 1923: a pesar de
los intentos iniciales de acomodar retóricamente
la nueva situación, desde entonces la Constitución
de 1876 dejó de estar vigente en el territorio es-
pañol. En esta moneda de 50 céntimos (o 2 quin-
zets) de plata, de 1926, la leyenda utilizada fue
«ALFONSO XIII REY DE ESPAÑA», lógicamente
sin referencias al carácter constitucional de la mo-
narquía e, igualmente, sin ninguna mención de la
pretendida legitimación divina (como en tiempos
de Amadeo I y del primer periodo de Alfonso XII).
Este retrato [↓] fue el último de los de Alfon-
so XIII que apareció sobre una moneda, y fue rea-
lizado «con un estilo modernista muy “velado”»,
como afirma José María Aledón en Historia de la
Peseta.9 Las otras dos piezas acuñadas durante la
Dictadura (de 25 céntimos, o un quinzet, de 1925
–con un galeón– y 1927–con un martillo, flores y
espigas) no utilizaron ningún busto real: al fin y al
cabo, si la Constitución de 1876 no regía entonces,
10 Por lo que respecta a las coronas que timbraban el escudo
tampoco estaba vigente en España el artículo 54º
del reverso de esta moneda y aparecían, igualmente, en el
del texto jurado por el rey, donde se preveía la figu-
reverso de la pieza de 25 céntimos de 1925 y en el anverso
del mismo valor de 1927, se ha de considerar que el aspecto
que presentan es, solamente, consecuencia de la libertad
creativa de los artistas, que mostraron tres florones y no los
cinco de rigor, y pusieron dos diademas en vez de las ocho
9 Madrid / Valencia: Real Casa de la Moneda · Fábrica Nacio- correspondientes a la corona real (visibles cinco). Como en
nal de Moneda y Timbre / Dobler Difusiones, 2002, pág. 58. tiempos de los Habsburgo.

160
161
3. LA SEGUNDA REPÚBLICA ESPAÑOLA (1931-1939)

3.1 La II República durante los bienios formas democráticas al uso, y se promulgaría


reformista y contrarreformista una Constitución en diciembre del mismo año.
Hemos visto en ocasión de las 5 pesetas del Go- Portada del ejemplar manuscri-
bierno Provisional, de 1870, hasta qué punto una to a pluma de la Constitución
republicana de 1931. Se conser-
pieza monetaria puede constituir la negación, va en el Congreso, en Madrid.
clara y total, del poder personal y la consiguiente
afirmación del colectivo. Lo mismo –pero sin
carga nacionalista aparente (salvo la exclusividad
del castellano en las inscripciones) y, específi-
camente, sin ninguna connotación irredentista–
ocurrió cuando la Segunda República Española
elaboró sus acuñaciones con figuras alegóricas,
la mayor parte de ellas influidas precisamente
por los diseños de las matronas de Luis Mar- Pero la efervescencia ideológica y simbólica
chionni de seis décadas atrás. Al proceder así, de aquellos tiempos no encontró un correlato en
las acuñaciones monetarias de las autoridades las acuñaciones monetarias: aquel poder repu-
del periodo 1931-1939 fueron plenamente co- blicano emitió tarde y emitió con poca variedad.
herentes con la tradición republicana por anto- Como han escrito los autores de la Guía numis-
nomasia en Europa, la francesa: no poner sobre màtica del Museu Nacional d’Art de Catalunya,
las monedas la efigie de los gobernantes y, con- el Gobierno de la República estaba centrado en
trariamente, hacer uso de una alegoría mayor- problemas de carácter económico y político ta-
mente femenina para personificar a la libertad, les como la fuga de capitales o la crisis que se
al régimen republicano y, en su caso, a la misma arrastraba como consecuencia del crack de los
comunidad nacional.1 mercados internacionales de 1929, con lo que
La II República fue proclamada en España se justificaría que el ejecutivo no emprendie-
–el 14 de abril de 1931– mediante un proceso re- se medidas serias de renovación de la moneda
volucionario alimentado por una enorme ilusión metálica hasta el año 1933. Los mismos autores
colectiva: en las grandes ciudades, las candida- ponen de relieve que cabe destacar este hecho
turas que pretendían la caída de la monarquía por su excepcionalidad, y ello dado que en la
habían vencido en las elecciones municipales historia de España (y, puede añadirse, en la de
celebradas dos días antes y, finalmente, la ma- Francia, Alemania, Italia, etc.), uno de los pri-
rea no fue contenible. A los pocos meses se meros actos de soberanía en la implantación
celebraban elecciones a Cortes constituyentes: de regímenes nuevos había sido la emisión de
con este procedimiento, la forma de estado re- moneda con los símbolos propios, aquellos que
publicana se asentaba en España junto con las justamente permitían proclamar iconográfica-
mente el cambio de régimen. En cambio, las
primeras monedas republicanas no empezaron
1 Durante la vigencia de los regímenes republicanos franceses
esta ejecutoria solo ha sido vulnerada una vez: durante la Se-
a circular hasta 1934.2
gunda República, cuando –en 1852– el busto del presidente
Luis Napoleón Bonaparte ocupó algunos anversos (era la
época en la que el sobrino de Napoleón estaba a punto de 2 Marta Campo, Albert Estrada-Rius y Maria Clua i Mercadal:
convertirse en el emperador Napoleón III de Francia, sucesor Guia numismàtica. Barcelona: Museu Nacional d’Art de
en la dignidad imperial de su famosísimo pariente). Catalunya · MNAC, 2004, págs. 206-207.

162
los duros de plata puestos en circulación a finales del siglo
Los tipos monetarios que, finalmente, acuñaron XIX, como los de Amadeo I y Alfonso XIII (del tipo «pelón»
las autoridades centrales de la Segunda República y, también, del tipo «bucles»).
fueron seis, de los cuales cinco se adornaban con
alegorías femeninas (con cuatro diseños diferen- 3.2 La II República durante
tes). Todas estas monedas incorporaban la leyenda la guerra civil
«REPUBLICA ESPAÑOLA», y sólo dos estaban en Después de la sublevación castrense y civil contra
circularon antes de la Guerra Civil. En la primera el gobierno del Frente Popular (en los días 17 y 18 de
pieza –los 25 céntimos de cuproníquel de 1934– se julio de 1936), y tras el fracaso parcial de este golpe
contemplaba una matrona de medio cuerpo, mi- de estado o pronunciamiento, la II República dejó
rando hacia la derecha, que sostenía una rama de de señorear sobre buena parte del territorio y tuvo
olivo –símbolo de la paz, a que hacer frente –durante tres años– a la ofensiva
la altura de los ojos– con la bélica de los sublevados. Estos serían comandados
mano derecha; la alegoría bien pronto por el general Francisco Franco, quien
llevaba el peinado suelto tendría como principales aliados políticos y milita-
y rizado en la nuca, y los res a la Alemania hitleriana y a la Italia mussoliniana.
rasgos faciales, y físicos El proceso –uno de los más dramáticos y san-
en general, eran tan mar- grientos del Período de Entreguerras, con persecu-
cados que destilaban un ciones religiosas, represiones políticas durísimas y
cierto aire andrógino. a menudo letales (contra los «quintacolumnistas» y
La otra pieza de estos años –diseñada en los enemigos declarados), y terribles bombardeos
tiempos del bienio reformista pero ya puesta en sobre la población civil– ha pasado a la historia
circulación durante el bienio contrarreformista– como la Guerra Civil española, y su complejidad
era la peseta de plata, fechada en 1933 (1934 implica tener que referirse también a hechos como
en las estrellas), donde la existencia de numerosas fracturas ideológicas
la matrona era de cuer- en el campo republicano, alguna de ellas suscep-
po entero, miraba a la iz- tible de conducir incluso a conflictos internos ar-
quierda, estaba sentada mados. En la España franquista la disidencia de
sobre un bloque pétreo los propios sería eliminada –rápidamente y desde
prácticamente cúbico la cumbre– sin contemplaciones, como en la ac-
y también sostenía una tuación contra los falangistas que se oponían a la
rama de olivo entre los neutralización política de su partido fascista.
dedos de la mano dere- En aquel contexto bélico que supuso el ase-
cha. Nuevamente los rasgos faciales estaban tra- dio al ejecutivo republicano –y, inmediatamente,
tados con cierta dureza, y los físicos en general su peregrinaje por el territorio– las autoridades
incluso mostraban alguna herencia miguelange- monetarias (con Juan Negrín, el ministro de Ha-
lesca. El peinado de la figura era, más o menos, cienda, detrás) pusieron en circulación los otros
como el presente sobre la moneda de 25 cèntims. especímenes adornados de alegorías femeninas,
Este fotomontaje –de título «III. tres en total, fechados en 1937: empezamos con
Siglo XX: Amor financiero», tercero los 50 céntimos de cobre para decir, solamente,
de la serie Amor en la historia– fue
realizado por Josep Renau y apare- que en el anverso se retomó el diseño de la peseta
ció incluido en el nº 149 de Estudios. de plata. Contrariamente, los 5 céntimos de hierro
Revista Ecléctica (Valencia, enero aportaban una novedad iconográfica muy remar-
de 1936). Como puede observarse
en la imagen el concepto de dinero cable: incluían un gorro frigio en la figuración del
no se encarna –no se simboliza– en busto alegórico, de apariencia muy francesa [↗].
pesetas de plata de la república, o La presencia del busto con gorro frigio fue
en billetes de banco, sino mediante
escasísima igualmente en los sellos de correos

163
de la II República: sólo en- En el recorrido por las alegorías femeninas
contramos una serie con presentes en las monedas republicanas debemos
este elemento, de abril referirnos, finalmente, a la peseta de latón de 1937,
de 1938. En los billetes donde sólo se veía la ca-
emitidos por la autoridad beza de la matrona –tam-
central también hubo bién con cabellos sueltos,
que esperar mucho, has- ondulados en la nuca,
ta 1937, para contemplar pero con rasgos más dul-
dos especímenes con igual iconografía, puestos cificados que en las emi-
en circulación al inicio del año siguiente. Por últi- siones de 1934– mirando
mo, al margen de emisiones locales de billetes y a la izquierda.
de las monedas del consejo municipal de Ibi, en Adentrándonos en la peseta de 1937 (que tenía
el País Valenciano, el busto femenino tocado de el mismo peso y diámetro que la peseta de plata),
gorro frigio también apareció en las acuñaciones lo primero que hay que poner de relieve es que, a
del gobierno autónomo vasco, y será en el corres- raíz del asedio de Madrid por las tropas franquistas,
pondiente punto donde incidiremos al respecto y durante la presencia del gobierno republicano
de este emblema de la libertad y, según y cómo, en la ciudad de Valencia, la fábrica de moneda se
de la república. trasladó a las tierras valencianas: Castellón y Aspe.
República (1931), de Teodoro Concretamente, esta moneda –de la que existen
Andreu (Col·lecció Joan Gavara pruebas fechadas en 1935 y elaboradas en Madrid–
Prior). El pintor huyó en esta
obra de cualquier idealización fue acuñada en una finca cercana a la ciudad de
simbólica a la hora de repre- Castellón de la Plana (la conocida como la Facto-
sentar el nuevo orden de abril ría C), en medio de circunstancias lógicamente
de 1931, y la belleza de una
mujer moderna –la valenciana precarias como corresponde a un conflicto de las
Carmen Viadel Haro, entonces dimensiones e intensidad de aquel: José María Ale-
con 20 años de edad– que nos dón –en Historia de la Peseta (pág. 62)– ha escrito
mira franca y sin complejos fue
más que suficiente: una chica que «Los problemas que supuso esta precipitada
con el pelo corto, vestida de medida de emergencia y la precariedad de medios,
diario pero tocada con el go- falta de metales, etc., de esta segunda etapa de la
rro frigio, o de la libertad, y con la bandera republicana
española (con leyenda bordada) al hombro. No debe pasar República, se reflejó en las monedas, que a medida
desapercibido el rico –y bien trabajado artesanalmente– que avanzaba la guerra fueron bajando en calidad y
aderezo tradicional de valenciana, donde se advierte el cantidad». Durante los tiempos del traslado a Cas-
escudo de la ciudad de Valencia en la joia, a la altura del
pecho. tellón, la ciudad de Valencia –capital provisional
Durante el franquismo la obra permaneció escondida, de la II República– sufría duros bombardeos de la
claveteada del revés, en el fondo de un armario propiedad aviación de la Italia fascista, estado que apoyaba
de la hija del artista.
a Franco como ya se ha dicho.
República Española (1932) Bombardeos musso-
de Ricardo Boix. Una de las linianos, del año 1937,
esculturas art-déco más sobre la Estación del
elegantes y representativas Norte de la ciudad
de las tendencias artísticas de Valencia y sobre
aperturistas del periodo el adyacente barrio
republicano. La obra per- de Russafa.
maneció escondida, en La imagen es un
tiempos del franquismo, fragmento de una
en un armario situado en el fotografía conserva-
pasillo de la casa del artista. da en el Ufficio Sto-
rico dell’Aeronautica
Militare, Roma.

164
A pesar de las deficiencias técnicas en la acu- un elemento «neutral» que no tomaba opción en
ñación de la peseta de 1937 (de «las pesetas de la controversia entre monarquía y república.
Valencia», como se conocían en castellano), nos Pero en 1873, en ausencia de una simbología
encontramos en presencia de una de las emi- que representara propiamente a la Primera Repúbli-
siones más populares de la historia de España, ca, es decir, dada la incomparecencia de nuevas ar-
estilísticamente moderna en los tiempos de su merías estatales oficialmente adoptadas, el escudo
concepción y capaz de destilar un apelativo espe- de 1868 volvió a ponerse en circulación en España.
cífico como fue el de «rubia». Javier de Santiago Emblema heráldico presente
Fernández lo ha explicado en La peseta. 130 años en un papel sellado para el año
1875, pero fabricado en 1874.
de la historia de España (pág. 78):

El empleo de la nueva aleación dio una


coloración muy peculiar a esta moneda,
con un tono amarillento, que condujo al
tan popular apelativo de “rubia”, referido
a la dama del anverso y por extensión a A pesar de la asepsia de los orígenes, la corona
la Peseta. Curiosamente es una denomi- mural se convertiría en las latitudes de la mayor
nación que ha continuado siendo utilizada parte de la Península Ibérica en un emblema re-
en el lenguaje popular para referirse a las publicano, y ello hasta el punto de que el Gobierno
pesetas posteriores, que ya no llevaban una Provisional de la Segunda República estableció, el
mujer, sino la cabeza de Franco, hecho qui- 27 de abril de 1931, que en el centro de la banda
zá motivado por el color del cobre utilizado amarilla de la nueva bandera tricolor «figurará el
en su fabricación. Escudo de España, adaptándose a lo que figura en
el reverso de las monedas de cinco pesetas acu-
Dos últimas apreciaciones, o consideracio- ñadas por el Gobierno Provisional en 1869 y 1870».
nes, sobre esta pieza tan emblemática y sobre las Como afirma José María de Francisco Olmos
otras que hemos descrito en los dos apartados en «La peseta: nueva unidad monetaria y medio
sobre la Segunda República. La primera, que en de propaganda política (1868-1936)» (pág. 168),3
atención a que el reverso de la peseta de 1937 aquella era «la primera vez que España tenía un
incluía una ramita y una hoja de viña y un racimo escudo único para el Estado y todas sus institu-
de uva, se llegó a decir que era «la perdición de ciones», a diferencia de la multiplicación de dise-
los hombres»: en una misma moneda, el dinero, ños heráldicos que habían poblado el panorama
una mujer (rubia) y el vino, tres elementos supues- institucional desde el inicio de 1875.
tamente capaces de llevar hacia el abismo a los La remisión de 1931 a una antigua acuñación
varones heterosexuales al uso de aquellos años… monetaria era muy original, ciertamente, en el bla-
La segunda consideración es que, a diferencia sonamiento de los escudos oficiales de los países.4
de la antigua matrona de Luis Marchionni –que, Por cierto que, frente a los modelos de finales del
recordemos, se apoyaba en los Pirineos y se ex-
tendía hasta Gibraltar– y de muchas representa-
ciones republicanas anteriores y coetáneas a la 3 En Juan Carlos Galende Díaz y Javier de Santiago Fernández
«rubia», en las monedas de la Segunda República (dirs.:): VII Jornadas Científicas Sobre Documentación Con-
temporánea (1868-2008). Madrid: Universidad Complutense
las cabezas de las matronas no estaban cubiertas de Madrid, 2008, págs. 121-192.
por la corona mural. Este elemento heráldico ha- 4 «[…] una curiosa manera “numismática” de indicar a los
bía sido escogido para timbrar el escudo de Espa- organismos del Estado y los ciudadanos las característi-
cas del nuevo símbolo nacional», en Rafael Feria (dir.): La
ña en 1868, en tiempos del Gobierno Provisional, peseta. Historia de una época. Madrid: Expansión (Grupo
ya que –como se ha dicho antes– era considerado Recoletos), 2002, pág. 79).

165
siglo XIX, durante la Se- Por lo que respecta a la apariencia del anverso
gunda República no hubo de las monedas, en la disposición legal solamente
un criterio absoluto sobre se especificaba que debía figurar la inscripción
la corona del león del es- «GOBIERNO DE EUZKADI», lo que sucedió efec-
cudo: en ocasiones no tivamente. Pero el resultado de la acuñación fue
traía ninguna –como en muy significativa desde la perspectiva iconográ-
el reverso de la peseta de fica, y ello atendiendo a que los dos valores mos-
1934–, y en ocasiones sí. traron un busto femenino cubierto por el gorro de
Placa metálica exterior de co- la libertad o frigio.
legio (58,5 x 46,5 cm), fechada Se trata de un motivo
durante la Segunda República
española, con la indicación de no demasiado esperable,
la entidad titular y el carácter a priori, viniendo de un
del centro docente: Ministe- gobierno que –a pesar de
rio de Instrucción Pública ·
Escuela Nacional Graduada la presencia de miembros
de Niñas. En este caso el león del Frente Popular– conta-
del escudo lleva corona en la ba con mayoría y clara he-
cabeza.
gemonía de militantes del
[Colección Domènech Soler.] Partido Nacionalista Vasco,
formación del centro-derecha católico aliada de la
3.3 El gobierno autónomo de Euzkadi causa republicana gracias, fundamentalmente, a la
El artículo 11º de la Constitución de la Segunda Re- promesa finalmente cumplida de autogobierno. Evi-
pública establecía que «Si una o varias provincias dentemente, la imagen de este anverso –tan propio
limítrofes, con características históricas, culturales de la tradición republicana francesa, y tan distante
y económicas, comunes, acordarán organizarse en de los iconos del nacionalismo vasco– podría haber
región autónoma para formar un núcleo político sido elegida por las mismas autoridades centrales
administrativo, dentro del Estado español, pre- republicanas: es eso lo que pasó casi contemporá-
sentarán su Estatuto […]». Usando esta previsión, neamente con el anverso los 5 céntimos de hierro del
Cataluña se convirtió en autónoma en 1932 y el mismo año 1937, fabricados en el País Valenciano, y
País Vasco vio aprobado su Estatuto en octubre que contaban con un busto con gorro de la libertad
de 1936, ya comenzada la Guerra Civil. Aunque o frigio (como ya hemos visto en el punto anterior).
el texto no atribuía a la autonomía vasca ninguna El contexto de la emisión de moneda metálica
competencia sobre la moneda, las circunstancias de Euskadi era la prohibición, muy poco antes y
del conflicto condujeron a la acuñación de piezas por parte del ministro de Hacienda de la Repúbli-
a nombre del ejecutivo vasco. El decreto está fe- ca, Juan Negrín, de una especie de papel moneda
chado el 23 de febrero de 1937, y fue publicado el vasco conformado por la emisión de talones del
17 de marzo siguiente en el Diario Oficial del País Banco de España en Bilbao.
Vasco / Euzkadi’ko Agintaritzaren Egunerokoa: Es cierto que aquellas pesetas de níquel
parecían más bien propias de un país indepen-
En los últimos tiempos se ha notado en el diente por la ausencia de referencias explícitas a
territorio en que ejerce autoridad el Gobier- la República Española, o a España, pero lo bien
no de Euzkadi, escasez de moneda fraccio- constatable es que las acuñaciones de una y dos
naria, que ha producido entorpecimientos pesetas del Gobierno de Euskadi no utilizaron
en las transacciones comerciales. la lengua vasca en la leyenda, ni se incorporó el
Para evitarlos, el Gobierno de Euzkadi escudo del ejecutivo autónomo sobre el reverso
ha preparado la emisión de monedas de de las dos monedas, por ejemplo (cosa que sí se
níquel de una y dos pesetas […]. había hecho en el anverso del papel moneda) [→].

166
Por más que el artículo 1º del femenino, tocado con el gorro de la libertad se
Estatuto de Autonomía del ha acompañado –en Francia y fuera de ella– de
País Vasco de 1936 estable-
ciera que «Con arreglo a la la denominación del régimen republicano del
Constitución de la República territorio, y este hecho ha favorecido la identifi-
y al presente Estatuto Álava, cación o fusión simbólica entre, de una parte, el
Guipúzcoa, y Vizcaya se cons-
tituyente en región autónoma, gorro frigio y el busto o la imagen completa de la
dentro del Estado español, libertad y, por otro, la figuración de la república
adoptando la denominación como forma de estado.
de “País Vasco”», el escudo
utilizado por el Gobierno de
Euzkadi / Euzko Jaurlaritza incluía no sólo los emblemas
alavés, vizcaíno y guipuzcoano sino también las cadenas
Para las razones de
navarras (abajo a la derecha, en el cuarto cuartel).
la asimilación entre los
términos gorro frigio y
Es el momento de adentrarnos en el elemento
gorro de la libertad, véa-
nodal de la alegoría presente sobre estas mone- se el Apéndice VIII
das vascas: el gorro frigio de color rojo, o de la
libertad. Si bien es considerado a menudo como
un símbolo solamente republicano, esta visión
debe ser matizada porque el emblema fue utiliza- Una última acotación sobre las acuñaciones
do exclusivamente, durante siglos, como símbolo de Euskadi, más allá de los simbolismos del gorro
señero de la libertad. Por ejemplo, en el trans- frigio: del mismo modo que acontecía en las mo-
curso de la Revolución francesa estuvo también nedas de Luis Marchionni (de 1869 y 1870) y en las
presente, y mucho, antes de la proclamación de emitidas por las autoridades generales de la Se-
la república en septiembre de 1792; tanto es así gunda República, en el caso de las piezas vascas
que podemos verlo entre los elementos de una nos encontramos ante especímenes monetarios
famosa pintura sobre la no menos celebérrima donde no figura ninguna representación del poder
declaración de derechos confeccionada por la personal y, consecuentemente, se opta por una
Asamblea Nacional francesa en agosto de 1789. alegoría –femenina– que remite a la colectividad;
La Declaración de los dere- vasca, en este caso.
chos del hombre y del ciuda- Durante la Guerra Civil, la Generalitat de Ca-
dano (1789), de Jean-Jacques-
François Le Barbier (Musée talunya –junto con el gobierno vasco, la única
Carnavalet, París). institución de autogobierno territorial estableci-
da según las previsiones de la Constitución de
1931– no acuñó monedas metálicas, pero sí emitió
papel moneda.

También lo podemos ver en una disposición


equivalente en la moneda de dos sueldos consti-
tucionales de 1792 –emitida a nombre de Luis XVI
como rey (constitucional) de los franceses– que
figura en la primera parte de este trabajo. Pero
siendo todo esto cierto, es innegable que en
muchas representaciones la cabeza, o cuerpo

167
4. EL RÉGIMEN FRANQUISTA (1936-1975)

4.1 La dictadura de Franco antes de la Durante este largo periodo se pusieron en cir-
Ley de Sucesión de 1947 culación dos motivos monetarios que –en ausen-
El general Francisco Franco –un militar africanista, cia del retrato del máximo gobernante– han sido
con gran experiencia en el campo de batalla en interpretados como alegorías del conjunto de la
Marruecos y en la represión de focos revolucio- comunidad nacional española y, dada la naturale-
narios (en Asturias, en 1934)– se mostró dudoso za jerarquizada y militarizada del régimen, como
sobre si apoyar la sublevación que tenía que derri- plasmación de una especie de poder colectivo en
bar al gobierno del Frente Popular. Finalmente no abstracto, que evidentemente nunca podría ejer-
sólo participó en el «Alzamiento» de julio de 1936 cerse mediante los mecanismos democráticos de
sino que –muerto accidentalmente el general José participación política (nada que ver, pues, con la
Sanjurjo– se convirtió en el máximo dirigente de intención de las alegorías del Gobierno Provisional
la rebelión entre los días finales de septiembre del o de la Segunda República).
mismo año y el 1 de octubre (la posterior muerte, El primer diseño glorificador de esta suerte
hemos de creer que también accidental, del ge- de poder compartido tan sui generis apareció en
neral Emilio Mola contribuyó aún más a la conso- 1938, en plena guerra, sobre el anverso de una
lidación del poder personal del «Generalísimo»). pieza de 25 céntimos fechada en 1937; además
Si bien en principio el golpe de estado parecía de una representación de lo que se supone es la
respetar la forma estatal republicana, la insurrec- salida del Sol (el amanecer de la patria), la mone-
ción convertida en guerra supuso la creación de da incorporaba una versión no oficial y bastante
un nuevo régimen que se quería totalitario, y que dinámica del yugo y las flechas, el emblema del
iría aniquilando a la Segunda República al compás partido único del régimen, Falange Española Tra-
de las campañas militares: había nacido el Estado dicionalista y de las Juntas de ofensiva Nacional
Español construido en torno a la figura de Franco Sindicalista (FET y de las JONS). También incor-
y de su poder prácticamente omnímodo. poraba el topónimo del país –«ESPAÑA»– y dos
Una de las fórmulas utilizadas para la visualiza- leyendas ideológicas: «VNA · GRANDE · LIBRE»,
ción de este naciente poder –heredado de nadie– el lema del estado franquista, y «II AÑO TRIVN-
fue la incorporación del busto del dictador en los FAL», proclama propagandística cuya cifra iría
sellos de correos, como solían hacer los reyes que aumentado hasta la victoria final del 1 de abril de
se transmitían la herencia dinástica de generación 1939. En contraste con la modernidad de esta
en generación: la efigie de quien también sería co- composición, la tipografía era de estilo medieval
nocido como el «Caudillo» se incorporó a los va- (vid. pág. siguiente).
lores postales españoles por una Orden de finales Por las armas. La patria, el
de abril de 1939, sólo cuatro semanas después de pan y la justicia (1937-1939),
de Juan Cabanas (Arxiu Ge-
haber terminado la Guerra Civil. Diferentemente, sin neral i Fotogràfic de la Dipu-
embargo, la presencia de Franco en los anversos de tació de València · Carteles
las monedas no llegaría hasta nueve años más tarde. b65/4)

Uno de los valores de la serie de


sellos de correos con el retrato del
general Franco emitida en 1939.

168
En el reverso de esta las fechas de 1940, 1941, 1945 y 1953, y acuñados
moneda aparecían los lau- desde 1941 hasta 1957 y 1960, respectivamente):
reles de la victoria y un es-
cudo de España, utilizado Los tipos de estas monedas […] portan en
en billetes franquistas –de el anverso un jinete lancero cabalgando a la
5 y 10 pesetas– datados drcha., inspirado en el tipo de las monedas
en Burgos en 1936, que hispano-romanas de Osca, según mencio-
no tendría continuidad: el na el decreto de 11 de febrero de 1941. Ese
cuartelado del Gobierno anverso no es otra cosa que una adaptación
Provisional y de la Primera del tipo más característico de las monedas
y Segunda República pero emitidas por las ciudades ibéricas en los pri-
timbrado de corona real meros tiempos de la dominación romana en
abierta, de estilo medieval. la Península, iconografía que la rebautizada
La acuñación de estos (antigua Bolscan ibérica) ciudad de Osca ha-
25 céntimos daba fe de las bía continuado. La copia es total, tanto en
excelentes relaciones en- la posición del jinete como en el casco con
tre Franco y el dictador alemán Adolf Hitler: la penacho que le cubre la cabeza y en el falde-
fabricación de las piezas se había producido en llín y coraza que porta. El nombre del Estado,
Viena y Berndorf, en Ostmark, la nueva denomi- ESPAÑA, se coloca en idéntica posición al
nación de la antigua Austria, territorio que hacía letrero realizado en caracteres ibéricos, o ya
muy poco había sido integrado en el III Reich na- latinos en el caso de Osca, que servía en la
cionalsocialista.1 Antigüedad para identificar el topónimo de
La segunda de las piezas que tenemos que la ciudad emisora de la moneda.
tratar en este apartado es antitética a la anterior en
muchos sentidos: la producción se hizo en España Así pues, una moneda franquista escrita en
y la guerra ya había terminado; el motivo principal castellano estaba inspirada directamente en una
del anverso no era un imagotipo político moderno ibero-romana escrita en latín, y ésta derivaba de
sino la resurrección de un diseño casi bimilenario una multitud de piezas más antiguas con inscrip-
(con posibles orígenes remotos hasta dos siglos ciones en alfabeto ibérico (vid. pág. siguiente).
y pico más atrás todavía); el topónimo no iba Pero las monedas del jinete ibérico quizá hubieran
acompañado de lemas militantes. En resumen, podido tener el origen lejano en la Sicilia griega,
la tradición se había impuesto a la parcial moderni- concretamente en Siracusa, de tomar como mo-
dad, y el franquismo encarnaba más que bien a la delo acuñaciones –del siglo III a. de C.– emitidas
«España eterna». Javier de Santiago Fernández (en después de la victoria sobre los mamertinos del
La peseta. 130 años de la historia de España, pág. tirano Hierón II (que moriría nonagenario).2
98) describe con solvencia la acuñación (en reali- Evidentemente nos encontramos ante una
dad, dos valores –5 y 10 céntimos– amparados en elección ideológica meditada, tomada en el con-
un decreto inicial de mayo de 1940, emitidos con texto de la pretendida refundación de España a
manos de aquellos que habían vencido a las fuer-
zas consideradas la encarnación de la anti-España.
1 El yugo y las flechas aparecieron juntos, imbricados a la
manera falangista, en otras monedas del franquismo, pero
siempre en contextos heráldicos: al lado del gran «1» de la
2 Sobre las hipótesis acerca de los orígenes de las monedas
peseta del uno (de 1944) y en el extremo inferior del reverso
del jinete ibérico, ver: Manuel Gozalbes Fernández de Pa-
de la pieza de 50 céntimos que homenajeaba a la marina lencia: «Jinetes sin escudo. Las representaciones ecuestres
española. en la Citerior», Nvmisma, nº 250, 2006, p. 295-317 <http://
www.tesorillo.com/articulos/mgoz/jinetes.htm>.

169
En esta moneda, y en su hermana pequeña, la emisión apasionante con partida de nacimiento
nueva España franquista se manifiesta expresa- entre 1940 y 1941: el primero, que en la fecha, la
mente arraigada a la historia antigua, a «la tradi- cifra «1» está escrita de manera que recuerda al
ción milenaria hispana» y «a las raíces ancestrales número romano «I»; el segundo, que en la plas-
del pueblo español», según interpreta de Santiago mación en aluminio la vestimenta del jinete fue
(pág. 99). Al fin y al cabo, en el discurso histórico ligeramente retocada respecto del original, como
divulgado desde Madrid podían convivir, sin ma- si se le hubieran añadido rasgos de romanidad; el
yores problemas, las glorificaciones del suicidio último detalle, que cuando escogieron un jinete
colectivo de la prorromana Sagunto y del suicidio armado, al ataque con lanza, a la vez desestima-
colectivo de la antirromana Numancia: en puridad, ron un buen número de monedas que mostraban
estas filias habrían sido antagónicas de no poner- jinetes no belicosos. Pero, ¿quién de los gober-
se por medio el apriorismo ideológico, pero eran nantes españoles del momento quería parecer no
conciliadas a beneficio de inventario de un nacio- belicoso? Nadie: aquellos militares y civiles habían
nalismo español muy esencialista y primordialista, ganado una guerra de tres años y, si Hitler aca-
capaz de destilar que prorromanos y antirromanos baba dando a Franco Gibraltar y un imperio en
serían «españoles» igualmente honorables. Sería África, España podría lanzarse a la conflagración
por ello que en 1941 se escogió resucitar no una continental. El fracaso de
«moneda con jinete» cualquiera, sino una bien la entrevista de Hendaya
híbrida: el reverso del as –de octubre de 1940– no
de Augusto de Huesca iba a ser, evidentemente,
(acuñado hasta el 14 d. la última palabra entre los
de C.), donde confluían dos dictadores.4
la tradición indígena con Una última aportación
la entrega a los frutos de sobre las primeras acuña-
la romanización. Tipología ciones franquistas: el re-
ancestral, de una parte, verso de estas monedas de aluminio ya incorpo-
pero lengua latina de la raba el escudo recuartelado privativo del régimen

4 Se puede comparar el proceder de les autoridades mone-


tarias españolas de los años cuarenta del siglo pasado con
un hecho acontecido cinco décadas más tarde: en el año
de 1991 la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre –la FNMT
radicada en Madrid– comenzó la comercialización de la ter-
cera serie de acuñaciones especiales dedicada a Barcelona
‘92, los juegos de la XXV Olimpiada a celebrar en la capital
de Catalunya en 1992; en el reverso de una de les piezas
otra. La conciliación histórica sobre un reverso
de plata con valor facial de 2.000 pesetas se encontraba
augusteo: la pretérita península plural encuadrada
un jinete ibérico, realmente, pero no atacando con lanza
y dotada de sentido –unificada– por Roma.3
sino llevando una palma en la mano derecha (siguiendo
Unos últimos detalles, no menores, sobre esta
una tipología muy utilizada en un buen puñado de cecas de
la antigua Hispania Citerior, incluyendo algunas ubicadas
3 En España les invasiones históricas son juzgadas por los en territorio de la actual Catalunya y del País Valenciano
creadores de opinión de una manera muy diferente: según de nuestros días). Evidentemente, de haber incorporado el
la latitud de procedencia de aquellos que desembarcan y jinete belicoso en aquel reverso, la iniciativa hubiera estado
su actitud, final, hacia el cristianismo. muy poco en consonancia con el pacífico espíritu olímpico.

170
dictatorial, construido tomando como base: a) las En esta ley de sucesión, una de las considera-
armerías de los Reyes Católicos, con el águila de das «fundamentales» del franquismo, se afirmaba
San Juan vinculada a Isabel I de Castilla; b) las que «la Jefatura del Estado corresponde al Cau-
columnas de Hércules del escudo de Carlos de dillo de España y de la Cruzada, Generalísimo de
Gante, rey de las Españas y emperador del Sacro los ejércitos, don Francisco Franco», y parte de
Imperio; y c) el blasón de las cadenas de Navarra, esta larga titulación –propia de la retórica oficial
ausente en el recuartelado de Isabel y Fernando. de la dictadura– se plasmaría sobre las acuña-
El nuevo conjunto heráldico era, evidentemente, ciones poniendo a Dios por el medio: «FRANCIS-
coherente con el discurso del régimen sobre el CO FRANCO CAUDILLO DE ESPAÑA POR LA
pasado histórico: la España que tenía que inspirar G[RACIA]. DE DIOS», como se acredita en esta
a la dictadura de Franco era aquella considerada pieza de 5 pesetas, o duro de níquel, acuñada al
como más gloriosa, la de las postrimerías del XV poco de decidirse que el retrato del «Generalísi-
y la del XVI, es decir, la protagonista de hechos
como por ejemplo: a) la conquista del emirato de
Granada, acontecimiento militar entendido como
el final de la «Reconquista»; b) el «Descubrimien-
to», conquista y cristianización de América, así
como los grandes viajes ultramarinos subsi-
guientes; y c) la forja de un Imperio enfrentado a
protestantes (los príncipes luteranos alemanes) y
musulmanes (los otomanos), ambos enemigos de
mo» aparecería en las monedas. El busto de esta
emisión fue diseñado inicialmente por un escultor
Para la exposi-
ción de motivos de tan consagrado como el valenciano Mariano Ben-
1938, que contextualizó lliure, si bien la propuesta sufrió una adaptación
al escudo franquista, y de carácter técnico. El retrato resultante se man-
para el blasonamiento
de éste, véase el tuvo sin cambios hasta 1966 porque, como se ha
Apéndice IX dicho con un punto de ironía, «Francisco Franco
parecía no envejecer».5
Como en el caso de las piezas reales alfonsi-
la fe católica. La presencia en el nuevo escudo del nas (y de los pretendientes carlistas), la referencia
yugo y las flechas –elementos del blasón de los a la «Gracia de Dios» vinculaba a las monedas de
Reyes Católicos en cuanto que divisa galante de la dictadura franquista con las de las monarquías
los dos monarcas– permitía incluir una referencia de derecho divino del Antiguo Régimen. Pero, a
al símbolo falangista que, justamente, se había
conformado mediante la fusión de aquellos dos
emblemas históricos.

4.2 la dictadura de Franco después de


la Ley de Sucesión de 1947
En las leyes monetarias de 1946 y 1947 se dis-
puso la aparición de Franco sobre las monedas
de España, y si bien la primera normativa nunca
se llevó a efecto, la segunda sí: estaba fechada
5 Rafael Feria (dir.): La peseta. Historia de una época. Madrid:
con posterioridad a la promulgación de la Ley de
Expansión (Grupo Recoletos), 2002, pág. 70.
Sucesión en la Jefatura del Estado de julio de 1947.

171
diferencia de las piezas de la Restauración borbó- líderes providenciales que sal-
nica y de manera equivalente al proceder carlista, van al pueblo en una situación
en el caso de Franco la fórmula tradicionalista era de peligro. El paralelismo con
la única utilizada y se mantendría hasta las pos- la época objeto de estudio es
trimerías del régimen: mírese sino esta moneda claro; mediante tal apelativo,
de 100 pesetas, o 20 duros de plata, puesta en Franco trata de transmitir la
circulación cuando el dictador ya era anciano, en idea de guía, protector y sal-
los tiempos de la Ley Orgánica del Estado. vador del pueblo español, con
Este segundo retrato monetario de Franco un claro carácter paternalis-
–donde se producía «la constatación gráfica de la ta, ante los peligros representados por el
senectud acelerada del General»–6 se debía a las Marxismo.
manos de Juan de Ávalos, famoso por las escultu-
ras colosales del Valle de los Caídos o por obras Fotografía del dictador español Francisco Franco en una
como el mausoleo de alabastro de los amantes edición, de 1969, dedicada a la España de entonces por
la revista argentina Siete días Ilustrados. El aspecto físico
de Teruel. La moneda llevaba en el canto la divisa del personaje es prácticamente coincidente con el refle-
del régimen franquista con el desideratum hacia jado por el escultor Juan de Ávalos en 1966, en ocasión
España: «UNA GRANDE LIBRE» (palabras igual- de la ultimación del anverso de la pieza de cien pesetas
de plata (excepto que la piel situada debajo de la barbilla
mente presentes alrededor del cuello del águila de Franco aparece más estirada en la moneda que no en
del escudo oficial). la fotografía).
Javier de Santiago Fernández (en La peseta.
130 años de la historia de España, pág. 103) ha A modo de comparación entre, por una parte,
podido poner de relieve que la utilización de la la dictadura franquista y, por otra, el proceder de
fórmula «POR LA G[RACIA]. DE DIOS» en las otros dictadores europeos de extrema derecha
monedas de Franco es «[…] un modo de autole- que ayudaron particularmente a Franco durante
gitimarse, a falta de una tradición dinástica o de la Guerra Civil, recordaremos que el retrato del
una Constitución. Al mismo tiempo, esa emana- Führer Adolf Hitler –jefe del estado en Alemania
ción divina de su poder ha de relacionarse con el desde 1934– figuró en muchas ocasiones en los
espíritu de la Cruzada, defensa del Catolicismo sellos de correos alemanes, pero ni una vez sobre
y apoyo explícito de la jerarquía católica al Régi- las piezas monetarias del país (espacio reservado
men». Además (págs. 102-103), al presidente muerto, Paul von Hindenburg, en
las monedas de 2 y 5 Reichsmark). En cuanto a
[…] el empleo del término «CAUDILLO» Benito Mussolini, a pesar de que este personaje
tiene unas claras connotaciones. No tiene se convirtió en dictador italiano, nunca fue jefe
carácter institucional, ni es oficial; es Franco de estado (lo era el rey Víctor Manuel III): así, en
quien se autoproclama «Caudillo» del pue- Italia no se acuñaron monedas con el busto de
blo español, por lo cual dicho título toma Mussolini, si bien sí se emitieron algunos sellos
un carácter carismático y absolutamente conmemorativos con la figura del Duce. Cuando,
personal. Sus antecedentes probablemen- bien avanzada la Segunda Guerra Mundial, se
te sean medievales, pues es en esa época proclamó la República Social Italiana con Mus-
cuando nacen en la Península los reyes-cau- solini como jefe de estado, en este efímero esta-
dillos que, ante la invasión musulmana, aú- do-títere –en manos de los nazis– los sellos no
nan las fuerzas del reino y se convierten en recogieron el busto del personaje (y, además, no
se llegaron a acuñar monedas).
Con referencia al uso de las armerías fran-
6 Rafael Feria (dir.): La peseta. Historia de una época. Madrid:
quistas en las acuñaciones del régimen hay que
Expansión (Grupo Recoletos), 2002, pág. 70.
recordar que, con anterioridad a la Ley de Su-

172
cesión de 1947, el escudo «del águila» estuvo
presente sobre las piezas de 5 y 10 céntimos de
aluminio–ya tratadas– y también sobre la peseta
llamada del uno (de cobre y aluminio, datada
en 1944). Durante los años en que las monedas
portaron, normalmente, la efigie del dictador el
blasón del franquismo también fue, prácticamen-
te, omnipresente en el numerario: el águila figuró
en la peseta de cobre y
aluminio (acuñada entre
1948 y 1975), en la pieza
de 2,50 pesetas tam-
bién de cobre y aluminio
(1954-1971) y en el gran
duro de níquel (1949-
1952), pero igualmente
en el duro pequeño (o 5
pesetas de cuproníquel, 1958-1975), en la pieza
de 5 duros (o 25 pesetas, también del mismo
metal, 1958-1975) y en la de 10 duros (o 50 pe-
setas de cuproníquel, 1958-1975). En estos tres
últimos casos el escudo del reverso mostraba
la versión abreviada –también conocida como
«burocrática», sin recuartelado– de las armerías,
con los emblemas de Castilla, León, la Corona de
Aragón, Navarra y Granada figurados solamente
una vez.
Evidentemente la versión «burocrática» del
escudo de la dictadura retomaba el cuartelado del
Gobierno Provisional y de la Segunda República,
excepción hecha del tipo de corona, del águila
de San Juan y del yugo y las flechas. Castilla os-
tenta en este blasón el lugar de prelación y León
ocupa el segundo lugar honorífico de la compo-
sición heráldica, y así sucesivamente: la Corona
de Aragón, Navarra y, en quinto lugar, Granada.
En cuanto a la apariencia estética de este reverso
no puede dudarse de que estamos en presencia
de una concepción moderna para la época, con
un magnífico diseño alejado de cánones tradi-
cionalistas.

173
5. LA INSTAURACIÓN BORBÓNICA, LA CONSTITUCIÓN DE 1978 Y LA
MONARQUÍA PARLAMENTARIA (1975-2017)

5.2 Juan Carlos I antes de la con el régimen anterior tenía, en cuanto a la ver-
Constitución de 1978 tiente monetaria, la máxima expresión iconográ-
En 1969 Franco nombraba a Juan Carlos de Bor- fica en la presencia del escudo franquista en los
bón y Borbón sucesor como jefe del estado, con reversos de las monedas de una peseta y de cien
lo cual aparecía en escena el título de «Príncipe pesetas, o 20 duros. Igual continuidad sucedía con
de España». La sucesión se haría efectiva a la la leyenda presente sobre los cantos de las piezas
muerte del dictador –formalmente el «Caudillo»– de 25, 50 y 100 pesetas,
y el príncipe se convertiría en rey de España en que conservaron la divisa
noviembre de 1975. franquista «UNA GRANDE
En las monedas del nuevo monarca la leyenda LIBRE» (en el caso de las
no incluiría la referencia a la «Gracia de Dios» (un monedas de 25 y 50 per-
aspecto muy significativo políticamente, dado el maneció hasta 1982; en las
uso extensivo que el franquismo había hecho de de 100 pesetas hasta 1980,
esta fórmula legitimadora), y en el anverso sólo se fecha de la última emisión
leería «JUAN CARLOS I REY DE ESPAÑA». Este con este formato).
acto ponía –nolens volens– las monedas en línea
con lo que había sido nor-
Para la exposi-
ma durante los reinados ción de motivos de
de Amadeo I, de Alfon- 1938, que contextualizó
so XII con anterioridad a al escudo franquista, y
para el blasonamiento
la Constitución de 1876 y de éste, véase el
de Alfonso XIII con poste- Apéndice IX
rioridad a la instauración
de la dictadura de Primo
de Rivera. 5.2 Juan Carlos I después de la
Cuando los diseños de las primeras acuñacio- Constitución de 1978
nes juancarlinas se hicieron públicos, no sólo no La aprobación de la Constitución de diciembre
pasó desapercibida la ausencia de referencia a la de 1978 no significó ningún cambio en la formu-
«Gracia de Dios», tan presente sobre las piezas lación de la leyenda de las monedas. La nueva
franquistas: también se puso de relieve enton- Carta Magna española estableció que el título del
ces que, mientras Franco miraba en las monedas monarca era el de «Rey de España», además de
hacia la derecha, el rey lo hacía hacia la izquier- preverse que el jefe del estado podía utilizar los
da, y alguien quiso ver una especie de mensaje otros títulos que corresponden a la Corona.
político críptico en el cambio de orientación del Aquí reproducimos
retrato. Pero la veracidad de esta especulación el anverso de una pieza
no se acreditó nunca. de 100 pesetas acuñada
En cualquier caso, si la leyenda de todas las en 1980 para anunciar
primeras monedas juancarlinas ya se alejaba per- la celebración del cam-
ceptiblemente de la etapa franquista, no pasaba peonato mundial de fút-
lo mismo si hablamos de algunos de los reversos bol de 1982. La leyenda
escogidos: la continuidad formal del nuevo reinado del canto sigue siendo,

174
como se ha anunciado antes, «UNA GRANDE popular e incluyó reversos
LIBRE», y el anverso no incorpora ninguna alu- conmemorativos sin las ar-
sión a que el poder del monarca español está merías estatales. La última
limitado constitucionalmente (solamente dice vez que el actual escudo
«JUAN CARLOS I REY DE ESPAÑA»). Así pues, de España fue grabado
las dos inscripciones mencionadas podrían ha- sobre una moneda de 100
cer pensar que se trata de una de las primeras pesetas fue en el año 2000.
piezas del reinado, previas a la vigencia de la Al margen de los avatares políticos y parlamen-
Constitución de 1978. tarios del escudo estatal, encontramos otro blasón
Al año siguiente de acuñada esta moneda de relacionado con la legitimidad franquista de la mo-
100 pesetas, el escudo estatal franquista dejaba narquía instaurada en 1975. En efecto, como rey
de ser oficial y se aprobaba el que permanece de España, Juan Carlos ha sido poseedor de un
en vigor en España, pero la peseta conmemo- escudo privativo que tiene sus orígenes en 1971, y
rativa de España ‘82 –el que apareció sobre los reversos de las monedas
mundial de fútbol– osten- de 5 y 50 pesetas acuñadas desde 1976: el diseño
taría «el águila», es decir, permaneció en uso hasta 1989 en las caso de las 5
la herencia iconográfica pesetas, o duro, y hasta 1984 en el de las 50 pese-
del régimen anterior y, tas, o 10 duros, y volvió a incorporarse entre 1998
por ello, la secuela de la y 2000 en las nuevas monedas –de dimensiones
legitimidad franquista del reducidas y forma particular– de 50 pesetas.
rey, hasta la emisión con
estrella «82».
La proposición de ley en favor del cambio en
el escudo estatal –ultimada originalmente por el
Grupo Socialista– había entrado en el Congreso
de los Diputados el 23 de noviembre de 1979, se
había aceptado a trámite el 27 de febrero de 1980
(con el apoyo del Grupo Centrista) y se haría rea-
lidad tan tarde como en octubre de 1981, más de
siete meses después del desenlace del golpe de El escudo real que comentamos –que también
estado del 23 de febrero de 1981. ha aparecido sobre sellos de correos y ha forma-
do parte de los diseños de tres billetes del Banco
de España– es prácticamente idéntico al que Juan
Para la respuesta del jefe Carlos exhibió como «príncipe de España» salvo el
del grupo centrista, en el tipo de corona: como príncipe este timbre llevaba
pleno de febrero de 1980, a la cuatro diademas con perlas (visibles tres), y como
propuesta socialista de cambio del
escudo estatal, véase el Apéndi- rey ha llevado ocho (visibles cinco). El proyecto
ce X. Para acceder a las leyendas del escudo estaba preparándose desde el otoño
políticas presentes sobre los de 1970 y recogió las sugerencias manifestadas a
cantos de las monedas, véase
el Apéndice XI Juan Carlos por el militar e historiador Dalmiro de la
Válgoma y Díaz-Varela.1

1 Faustino Menéndez-Pidal de Navascués: «El escudo de


Las primeras monedas donde apareció el nuevo España», a Faustino Menéndez-Pidal de Navascués, Hugo
escudo fueron la peseta «blanca», de aluminio, y la O’Donnell y Duque de Estrada y Hugo i Begoña Lolo Herranz:
Símbolos de España. Madrid: Centro de Estudios Constitucio-
pieza de 100 pesetas de 1982: esta última fue muy
nales y Políticos, 2000, págs.15-225; referencia en la pág. 220.

175
En la descripción que se hacía en el BOE del años de la historia de España, pág. 113– daba la
emblema principesco –Decreto de 22-IV-1971, versión que calificaremos como «políticamente
BOE de 26-IV-1971– se decía que: correcta»: «Se le añaden como ornamentos exte-
riores la cruz de San Andrés (o bastones de Bor-
Como símbolos del Movimiento Nacional goña), signo heráldico muy vinculado al ejército
lleva acolada al escudo la cruz roja de Bor- desde la época de los Austrias […], y el tradicional
goña y, a diestra y siniestra de la punta del yugo y flechas, en lo que quiere ser un homenaje a
mismo, el yugo, de gules, en su posición la unidad de España conseguida por el matrimo-
natural con cintas de lo mismo, y el haz de nio de los Reyes Católicos, según certificó en su
cinco flechas, de gules, con puntas hacia día un informe de la Real Academia de la Historia,
abajo y cintas de la mismo. desvinculando dichos signos de cualquier otra
interpretación política». Esta es, evidentemente,
Estandarte de Juan Carlos de una relectura de símbolos que –en 1971– todo
Borbón y Borbón como «Prín- el mundo sabía en atención a qué estaban en
cipe de España».
el lugar que estaban, empezando por el mismo
príncipe Juan Carlos. Con el contenido del men-
cionado informe se pretendería, pues, elaborar
una argumentación pro domo de la monarquía.

5.3 Juan Carlos I antes


Estos símbolos «del Movimiento Nacional» –la y después del euro
cruz borgoñona hecha suya por los carlistas, o La pieza que abre este
requetés, y el yugo y las flechas tan estimados por punto fue acuñada ori-
los falangistas– han acompañado a Juan Carlos I ginalmente en 1987 para
durante todo su reinado y no han desaparecido celebrar el 25 aniversario
tampoco del escudo, el estandarte y el guión de del matrimonio de los re-
quien ahora es el rey emérito. yes de España. La acepta-
Eso sí: en la descripción del blasón posterior ción del módulo por parte
a la entronización como monarca –Decreto de de los usuarios y la deci-
21-I-1977, en el BOE del 1-VII-1977– se prescindió sión de las autoridades
de toda referencia explícita al «Movimiento». Des- monetarias de conservar el motivo del anverso
de aquel momento los controvertidos elementos permitieron, contra todo pronóstico, que un di-
aparecían –y aparecen– en el escudo real juancar- seño inicialmente conmemorativo permaneciera
lino, sin una línea argumental o explicación oficial en uso casi quince años, hasta la sustitución de
que lo razone. la peseta por el euro. Se trata en todo caso de
Estandarte de Juan Carlos I una composición que no pone tan claramente de
como monarca de España, relieve, como podría esperarse, la condición real
con el escudo que aparecería
en monedas de 5 y 50 pesetas. de los esposos retratados: así, en la moneda no
Por lo que respecta al collar se lee en ningún momento «REYES DE ESPAÑA»
que rodea el blasón, el Toisón o alguna expresión equivalente.
de Oro, este no había figurado
en una moneda española des- Con ello se estaría incidiendo fundamental-
de 1904. mente en la dimensión humana de los personajes,
presentados simplemente como «JUAN CAR-
Sobre la presencia de la cruz de Borgoña y del LOS I Y SOFÍA», con una leyenda donde lo único
yugo y las flechas en el escudo real juancarlino, que delata el carácter real es el ordinal ubicado
Javier de Santiago Fernández –La peseta. 130 detrás del nombre de Juan Carlos. Estamos ante

176
un diseño relevante de la numismática española efecto, la de 200 pesetas acuñada por primera
(con precedentes en la historia de la medalla), que vez en 1990 constituye un verdadero hito: «[…]
pretendería acreditar la voluntad de la institución en estas piezas el anverso es de nuevo novedoso
monárquica –voluntad siempre proclamada des- al colocar […] los bustos del Rey y el Heredero,
de 1975– de acercarse a los ciudadanos: los reyes para mostrar la idea de la continuidad monár-
serían dibujados en esta emisión casi como una quica, nunca antes un Heredero había aparecido
pareja normal, casi como un matrimonio más que en las monedas españolas», como recuerda José
celebra sus bodas de plata. María de Francisco Olmos en el artículo «Estu-
Ahora bien: ¿cómo sabe el usuario de estas dio de la tipología monetaria como documento
piezas que tiene entre manos un recordatorio propagandístico de la evolución política españo-
de aquel enlace? la respuesta se encuentra en la (1975-2003)».2 En realidad, como afirman Ana
el canto de la moneda, donde junto con coronas Vico Belmonte y el propio José María de Francisco
aparecen anillos de boda entrelazados. Olmos, «La presencia del monarca reinante y del
El hecho de que la cabeza de Doña Sofía esté heredero no figuraba en la moneda española [léa-
dispuesta en segundo plano, cubierta parcialmen- se peninsular] desde época visigoda».3 En los se-
te por el busto de Juan Carlos, acreditaría el ca- llos de correos, el príncipe Felipe había aparecido
rácter de monarca consorte que le correspondía a por primera vez en diciembre de 1977, y el primer
la reina –sin funciones constitucionales previstas, billete de 10.000 pesetas emitido por el Banco de
salvo en el caso de la regencia– y explicitaría la España –con orden de emisión de 1985– lo había
preeminencia de su marido, el rey. tenido como protagonista humano del reverso.
Un último aspecto a retener: la aparición de La presencia del príncipe –solo o con Juan
un matrimonio real sobre piezas monetarias ha Carlos– sobre los sellos, los billetes o las monedas
sido excepcional en las latitudes ibéricas (dife- no ha constituido, sin embargo, la figuración de
rentemente al caso de los sellos de correos). De un poder compartido con su padre. Si nos remiti-
hecho, hay que retroceder a las monedas de oro mos exclusivamente al campo de las acuñaciones
emitidas a nombre de Fernando de Aragón e Isa- monetarias, debemos incidir en el hecho de que
bel de Castilla, los Reyes Católicos, o de Carlos I la ubicación de los bustos –qué personaje se so-
y su madre Juana, donde aparecían los retratos brepone a qué otro– indica la prelación y, además,
enfrentados de cada pareja de monarcas en cues- confirma la desigualdad entre los representados.
tión, o a 1898, cuando los bustos de los reyes En la moneda de 200 pesetas –donde el retrato
Carlos I y Amelia de Portugal fueron figurados de Juan Carlos tapa una
sobre algunas monedas de plata conmemorativas parte del busto de su hijo–
del 400 aniversario del viaje ultramarino de Vas- el poder lo ostenta, pues,
co de Gama (el navegante que, en 1498, enlazó el monarca proclamado en
el occidente de Europa con la India después de 1975; además la única titu-
rebasar el cabo de Buena Esperanza). En estas lación que aparece sobre
piezas portuguesas el doble retrato real también la moneda es «JUAN CAR-
concedía la preeminencia al rey –Carlos en este LOS I REY DE ESPAÑA»,
caso– en detrimento de su consorte, pero los mo- como habitualmente.
narcas aparecían vestidos de reyes y no como en
la pieza de 500 pesetas españolas (o 100 duros),
donde sólo encontramos las cabezas desnudas
de Juan Carlos I y Sofia. 2 En el Vol. 15, nº 2 de la Revista General de Información
Pero el capítulo de las excepcionalidades en la y Documentación. Madrid: Universidad Complutense de
Madrid, 2005, págs. 5-38; cita en la pág. 21.
numismática contemporánea española no acaba 3 Introducción a la numismática. Madrid: Paraninfo, 2016,
en este anverso de la moneda de 500 pesetas. En pág. 151.

177
Una de las características más destacadas del Pieza
dedicada Motivo
último sistema monetario privativo español fue la Nacionalidades (anverso y Motivo en en el
aparición –sobre anversos, reversos o anversos y y regiones reverso) el anverso reverso Total
reversos de las piezas de 5, 10, 25, 50, 100 y 200 Andalucía 3 5 8
pesetas– de elementos patrimoniales, personajes, Aragón x 2
imagotipos de acontecimientos, etc. vinculados Asturias x 2
específicamente a alguna de las 16 comunidades
Balears, Islas x 2
autónomas, la comunidad foral y las dos ciuda-
Vasco, País x 2
des autónomas en que se divide España como (Euskadi)
consecuencia de la aprobación de la Constitu- Canarias x 2
ción de 1978 (las nacionalidades y regiones de x 2
Cantabria
«la España de las Autonomías»). A diferencia de
Castilla y León x 2
todas las otras autonomías salvo Cataluña, An-
Castilla-La x 2
dalucía y Galicia, la Fábrica Nacional de Moneda Mancha
y Timbre nunca acuñó una moneda dedicada a la Cataluña 3 5 8
Comunitat Valenciana. La única pieza ornada con
Ceuta x 2
algún motivo relacionado con el País Valenciano
Extremadura x 2
fue la que –en 1993– tuvo como protagonista a
Galicia 3 3 6
Joan Lluís Vives.
Madrid x 3 10 15
Melilla x 2
Murcia x 2
Navarra x 1 1 4
Rioja, La x 2
Valenciana, 1 1 2
Comunidad
Fuente: José María Aledón: La peseta. La moneda espa-
ñola de 1868 a 2001 y los billetes desde 1783 hasta 2001.
Valencia: autoedición, 2003, págs. 96-111 [encuadernado
Los territorios más presentes en los anversos junto a El euro. Las monedas de la Unión Europea acu-
o reversos de las mencionadas piezas autonó- ñadas desde 1999 hasta 2003].
micas fueron cuatro: Galicia, con 6, Cataluña y
Andalucía, con 8 cada una, y Madrid, con 15, en A pesar de que las últimas monedas expresa-
atención fundamentalmente a la existencia del das en pesetas están fechadas en 2001, existen
Año Santo (o Xacobeo) y del Camino de Santiago, piezas españolas del sistema del euro donde ya
de la celebración en 1992 de los juegos de la XXV consta como año de emisión 1999. Este es el
Olimpiada en Barcelona y de la Exposición Uni- punto de partida de la última parte del reinado
versal de Sevilla, de la concesión de la capitalidad de Juan Carlos I con respecto a las emisiones mo-
europea de la cultura a Madrid, también el 1992, y netarias. Un recordatorio previo en todo caso: en
de la radicación en la capital de España de gran- la página web del Banco Central Europeo (BCE)
des instituciones culturales de referencia. Navarra · Eurosistema se afirma que «A diferencia de los
llegó a estar representada en aquellas monedas billetes, las monedas en euros siguen siendo
con dos anversos y dos reversos, y los otros 14 competencia de cada país y no del BCE». Eso sí,
territorios sólo con un anverso y un reverso. «Si un país de la zona del euro desea emitir una

178
moneda con un diseño nuevo […] debe informar
a la Comisión Europea».4
Dicho esto, hay que rememorar igualmente
que el proyecto de una moneda única europea tar-
dó años en llevarse a término, pero entre finales
del siglo pasado y el inicio del actual se convirtió
en una realidad tangible:

El 1 de enero de 1999, el euro pasó a ser


la moneda de más de 300 millones de
europeos. Durante los tres primeros años
fue una moneda que no circulaba y que
se utilizó únicamente a efectos contables, Por lo que respecta a
por ejemplo, en los pagos electrónicos. El las monedas españolas, a
efectivo en euros no entró en circulación excepción de una emisión
hasta el 1 de enero de 2002, fecha en la especial de 2014 sobre la
que reemplazó a los billetes y monedas que nos extenderemos
nacionales […] a tipos de conversión irre- después, las piezas –no
vocables. conmemorativas– de 2
euros y de un euro están
La zona del euro –popularmente, la eurozona– reservadas a la figura del jefe de estado en ejerci-
no se corresponde con la totalidad de la Unión cio. En efecto, junto con la corona de doce estre-
Europea (UE); en paralelo, el euro (EUR, €) es llas de la UE, estas piezas ostentan solamente la
la moneda de países que no forman parte de la efigie del monarca reinante: entre 1999 y 2014 la
Europa integrada. de Juan Carlos I –mediante un retrato, poco usual,
«de tres cuartos»– y, posteriormente, la de su hijo
Actualmente, los billetes y monedas en Felipe VI –ya con el perfil clásico. Pero el busto no
euros tienen curso legal en 19 de los 28 se acompaña ni del nombre del rey, ni de ninguna
Estados miembros de la Unión Europea, titulación, ni tan siquiera de un posible monogra-
incluidos los departamentos de ultramar y ma pequeño con las iniciales del personaje; sólo
los territorios e islas que forman parte de vemos la fecha, el monograma de la ceca –la «M»
esos Estados o que tienen un estatuto de coronada de la Real Casa de la Moneda de Madrid–
asociación con ellos. Estos países integran y el topónimo estatal, y este último únicamente en
la zona del euro. Los microestados de An- castellano: «ESPAÑA».
dorra, Mónaco, San Marino y Ciudad del El uso de las lenguas españolas distintas del
Vaticano utilizan también el euro en virtud castellano ha sido y es muy excepcional en las
de un acuerdo formal con la Comunidad emisiones de las cecas, o casas de moneda, lo-
Europea. Montenegro y Kosovo también calizadas en el Reino de España. Igualmente ha
utilizan la moneda única, aunque no existe pasado y pasa en cuanto a los sellos de correos, y
un acuerdo formal. ninguno de los billetes que se emitieron a nombre
del Banco de España incluyeron inscripciones que
no fueran en castellano.
De acuerdo con la obra de Fabio Gigante &
Cayón €urocoins. Monedas y billetes del euro
4 Esta página está disponible en 23 lenguas, entre les cuales
el castellano, pero ninguna otra más de las que son reco-
(pág. 25a), en el caso de las monedas del sistema
nocidas como oficiales en España. euro de España «Los motivos los eligió el Presi-

179
dente del Gobierno español, José María Aznar».5 ningún monograma, ninguna otra lengua que no
Volvemos a la ausencia de nombre y de títu- sea el castellano [↙].
lo reales: querer aparecer como una monarquía
cercana al pueblo –representarse menos enfáti-
camente, en consonancia con los usos democráti-
cos– puede suponer el uso de ejecutorias osadas.
Y, efectivamente, es atrevido el hecho de que en
las piezas de 1 y de 2 euros de España con retrato
real, Juan Carlos –como después Felipe– sea tan
igual al resto de la gente que haya devenido anó-
nimo, y que el diseño de la moneda ni siquiera nos
permita constatar que es monarca (sólo podemos Pero como hemos anunciado antes, quere-
vislumbrar su carácter de jefe de estado, sin más mos detenernos en una emisión especial que
detalles) (vid. pág. anterior). En estas piezas, en el merece particular atención [↗]. Se trata, en rea-
contexto actual de las monarquías democráticas lidad, de una pieza conmemorativa de 2 euros
y modernas de Europa, la más alta magistratu- –del año 2014– que está ornada de una imagen
ra del estado sería mínimamente identificable a irrepetible: el retrato de Felipe VI, es decir, el re-
primera vista, y ello en atención a que los deciso- trato del nuevo rey, se superpone al del rey que
res gubernamentales habrían optado por no usar acababa de renunciar al trono, Juan Carlos I (una
grandilocuencias o ampulosidades iconográficas versión en negativo, prácticamente, del anverso
ni, tampoco, instrumentos de propaganda del de la pieza de 200 pesetas antes descrita). Cier-
poder antes presentes sobre la moneda. Incluso, tamente, las circunstancias de la transmisión del
la imagen reproducida se habría despojado de poder entre padre e hijo hubieran sido del todo
recursos básicos de comunicación política que, diferentes de haberse producido sólo unos pocos
tradicionalmente, se habían utilizado para mos- años atrás: la abdicación había sido forzada por
trar la simple presencia de los reyes (pongamos una serie de hechos que –sucedidos o conocidos
por caso, el nombre y la titulación del monarca). públicamente en un lapso relativamente corto
Decididamente, en estos objetos metálicos que de tiempo– habían mermado el prestigio de la
llevamos en el bolsillo el poderoso se presenta institución monárquica. La relación de temas que
–ahora– como una persona normal, como un ciu- conformaron aquella verdadera espiral hacia la
dadano más con quien se podría tomar un café abdicación incluía acusaciones de corrupción
en el bar de la esquina (solo que, durante el pago, sobre miembros de la familia real y la revelación
alguna pieza con su efigie saldría de los mone- de la existencia de relaciones sentimentales del
deros o carteras). monarca al margen del matrimonio, así como la
acreditación de la antigua posesión de dinero en
5.4 Felip VI jefe de estado Suiza. Como es lógico suponer, la moneda de 2
de una monarquía parlamentaria euros a la que nos referimos sólo pone en me-
en la zona del euro tal el resultado final de los trasiegos de aquellos
Todas las consideraciones que hemos hecho, en el años: la llegada de un nuevo monarca efectivo y
punto anterior, sobre la manera de tratar la figura el mantenimiento como rey emérito (apelativo
del rey de España en las piezas de 1 y de 2 euros periodístico pero no jurídico) de su padre. Pura
son, en todo, aplicables al caso de Felipe VI. Nin- normalidad institucional y, de nuevo, sin nombre
gún nombre propio, ningún título ni ordinal real, propio ni ninguna mención de la dignidad real.
Comentar, eso sí, que en la composición elegi-
da para reflejar la transición entre los dos reyes, el
5 Madrid: Jano, 2003. rostro de Juan Carlos aparece bastante recortado:

180
puede compararse con el tratamiento recibido 5.5 La zona del euro de la
por el retrato de Sofía en las 500 pesetas e, igual- Unión Europea
mente, por el espacio ocupado por el entonces No queremos concluir el periplo por el poder per-
Príncipe de Asturias (y de Girona y de Viana, y sonal o colectivo en las monedas españolas sin
duque de Montblanc, conde de Cervera y señor mostrar la que constituye –sin duda– una nueva
de Balaguer) en el anverso de las 200 pesetas de tradición monetaria des-
mayor formato. de el punto de vista ico-
Estandarte del rey Felipe VI, nográfico, forjada en las
con color carmesí de fondo – instituciones europeas: se
el tradicional de la monarquía
hispánica– que dista percepti- localiza en la cara común
blemente del azul utilizado en de las monedas de 1 y de 2
los estandartes y guiones de euros y, con otra composi-
su padre, Juan Carlos I. Igual-
mente se aprecia una gran ción artística, en las de 10,
diferencia entre el escudo de 20 y 50 céntimos de euro.
Felipe y el usado por su pro- En la página del Banco Central Europeo des-
genitor: en el emblema real
ya no se encuentran la cruz criben este diseño como una representación geo-
de Borgoña, el yugo y las flechas, justamente aquellos gráfica de Europa, es decir, un mapa del Viejo
elementos que las autoridades franquistas describieron, Continente sin fronteras interiores. Con anterio-
en 1971, como «símbolos del Movimiento Nacional». Sim-
bólicamente, toda otra época. Y un detonante para pre- ridad al 1 de enero de 2007, el mapa correspondía
guntar lo siguiente: si «la cruz de San Andrés (o bastones a la Unión Europea antes de la ampliación del 1 de
de Borgoña)» es un «signo heráldico muy vinculado al mayo de 2004, pero indicando perceptiblemente,
ejército desde la época de los Austrias», y «el tradicional
yugo y flechas» tiene su razón de ser «en el que quiere o muy perceptiblemente en el caso de las mone-
ser un Homenaje a la unidad de España conseguida por das en céntimos, las fronteras entre los estados.6
el matrimonio de los Reyes Católicos, según certificó en Estas iniciales representaciones fragmentadas
su día un informe de la Real Academia de la Historia, des-
vinculando dichos signos de cualquier otra interpretación eran coherentes con el hecho de que,
política», si todo esto es así, ¿por qué el escudo del hijo del
rey Juan Carlos aparece huérfano de la cruz borgoñona y The euro was installed as a materially effec-
del yugo y las flechas?
tive mechanism that could simultaneously
Un último apunte sobre las monedas en el be designed in a symbollically striking way,
reinado filipino: en algunas de las acuñaciones in order to further strengthening identifica-
conmemorativas en metal noble –que a pesar de tion of and with Europeanness. In general,
ser de curso legal no tienen circulación efectiva– this new identity is not intended to substi-
ha aparecido el retrato de Felipe VI rodeado de ture for national identifications, but just to
la titulación real; entonces los anversos de estas add a new, transnational level, as the E[uro-
monedas de oro y de plata han incluido la leyen- pean]U[nion] is not intended as a federation
da «FELIPE VI REY DE ESPAÑA», sin ninguna that would replace nation states. […]
indicación de las limitaciones constitucionales The currency is explicitly treated by the
del poder monárquico y en consonancia con la EU itself (for instance in the draft constitu-
práctica seguida durante los reinados de Ama- tion from 2003) in terms of an identifying
deo I, de Alfonso XII antes de la Constitución de symbol, and not only (or even primarily) as
1876, de Alfonso XIII durante la dictadura de Primo
de Rivera e, igualmente, de Juan Carlos I a lo largo
de todo su periodo como rey efectivo. 6 «Las monedas de Italia (incluidas las de San Marino y Ciudad
del Vaticano), Austria y Portugal presentan el diseño más
reciente sólo si su año de emisión es el 2008 o posterior»
(<https://www.ecb.europa.eu/euro/coins/common/html/
index.es.html>).

181
practical tool for economic value transfer. bolsillos se afirme que Europa está más unida
Indeed, the euro does signify one of the four que nunca (de acuerdo con los deseos de los
fundamental ‘free movements’ for the EU «padres fundadores»), y que el poder pertenece
–goods, services, people and money– but a todas las personas que habitan entre los límites
none of the other three has in any similar de este mapa. Francamente, una contradictio in
way been transformed into a key symbol.7 terminis entre, de una parte, el discurso reflejado
en la moneda –diseñada en tiempo de aparente
A la vista de todo esto, podemos preguntarnos bonanza económica y consenso político, de inte-
qué lectura puede tener, para los ciudadanos euro- gración creíble a pesar del fracaso del proyecto
peos actuales, de 2017, la inclusión de este mapa sin de Constitución Europea– y, del otro lado, lo que
límites internos –y sin Islandia ni Turquía, y con Ca- a estas alturas se pueda percibir en el mundo real.
narias y Chipre con una ubicación incorrecta –en las Una última pregunta que creemos oportuna al
emisiones de la moneda única europea. Sabemos respecto: en el contexto de la encarnizada fluctua-
que los mapas nos proporcionan abstracciones o ción de primas de riesgo sobre los bonos de los
figuraciones que ayudan a visualizar –que permi- países, ¿una moneda única europea sin eurobonos
ten imaginar en el sentido descrito por Benedict qué clase de moneda única es? La respuesta a la
Anderson8– las comunidades que habitan la Tie- anterior y muchas otras preguntas posibles –de
rra y son objeto de representación por parte de los tenor similar– puede empezar por aquí:
cartógrafos. E igualmente sabemos que, cuando
un mapa representa de manera más o menos pre- Although the participating member-state
cisa el perfil de una entidad política, entonces esta governments primarily justified their adop-
imagen «constituye una alegoría patriótica» (en pa- tion of the single currency on economic
labras de María Carmen Montaner).9 Pero quizás grounds, citing the expected positive returns
está pasando que, en estos tiempos de flagran- of greater financial stability, economic effi-
te desunión europea, de fracturas sur-norte y de ciency, price transparency, and lower interest
construcciones transestatales que amenazan con rates and transaction costs, the historical re-
derrumbarse, este diseño –donde Europa flota tan cord nonetheless suggests that their original
indivisa, tan naturalmente integrada, tan conforma- pursuit of monetary integration was not es-
da como un map-as-logo en términos del mismo pecially well-founded in economic theory [….].
Anderson– parece profundamente inconsecuente Their initial commitment to adopt the euro,
con la evolución emprendida por la UE desde la cri- moreover, was at least as much politically
sis del euro (imbricada ésta con la Gran Recesión motivated as it was economically moti­vated
iniciada en la primera década de este siglo). […]. Regardless of its potential economic
En ese sentido es muy paradójico que, en risks, adopting the euro was imperative in
tiempos de desasosiego sobre el mismo porvenir order to facilitate the larger political project
de la Unión Europea y sobre el paradigma ideoló- “of building a Europe that was integrated po-
gico y económico –neoliberal– de sus actuaciones, litically as well as economically” […].
desde estas monedas que navegan en nuestros

7 Johan Fornäs: «8. Currency», en Signifying Europe. Bristol /


Chicago: Intellect / University of Chicago Press, 2012, págs.
205-249.
8 Imagined Communities. Reflections on the Origin and
Spread of Nationalism. Londres: Verso, 1983.
9 «Mapes de Catalunya: de la imatge al símbol», Revista de
Catalunya 137 (febrer). Barcelona: Fundació Revista de Ca-
talunya, 1999, págs. 59-76; cita en la pág. 60.

182
La cara común de esta pieza conmemorativa alemana (del
año 2008) tendría que mostrar el mapa de toda Europa,
pero sin embargo –y como consecuencia de un error– la
moneda incorpora solamente un mapa de los estados de
la Unión Europea y, además, sin los países del Este: la
cartografía presente en las primeras acuñaciones de 1 y 2
euros, iniciadas en 1999.
La cara nacional de la pieza muestra la iglesia de San
Miguel de Hamburgo: en 2008 correspondió a este es-
tado federado la presidencia del Bundesrat, la cámara
parlamentaria de los Länder alemanes. La letra «F» que
se observa en el campo de la moneda hace referencia a la
ceca concreta de acuñación, Stuttgart, donde se produjo
la citada inclusión errónea del mapa.

183
APÉNDICE 0
la Semeuse de Oscar Roty,
mucho más allá de las monedas

184
APÉNDICE I emisiones elaboradas a martillo y descuidada-
El poder económico de un mente, que llegaron a sufrir una gran operación
símbolo del poder real de fraude en el Potosí de mediados del siglo XVII,
Las monedas españolas de 8 reales (reales de a estas acuñaciones mecánicas –a volante– man-
ocho o, en inglés, pieces of eight) son considera- tuvieron incólume el peso y el contenido en plata
das la primera moneda verdaderamente universal, pura durante los cuarenta años de producción;
global, con circulación a través de la mayor parte además, los nuevos reales de ocho disponían de
del planeta. Hablamos de una especie monetaria un «cordoncillo o laurel» que imposibilitaba la
que mantuvo la hegemonía internacional en la era operación de limar las piezas o recortar trocitos
de la plata, entre ya avanzado el siglo XVI y los ini- de los bordes (actividad ésta última, el cercén,
cios del XIX: por ejemplo, los ocho reales hispáni- delictiva y fácil de hacer cuando la moneda tenía
cos permanecieron como moneda de curso legal, el contorno irregular).
y bien presentes, en Estados Unidos hasta 1857 El hecho de que fueran unas monedas más
(muchos billetes del banco de ese país utilizaron caras de elaborar habría justificado la merma en
la imagen de lo que ellos llamaban Spanish milled el peso y en la ley –o porcentaje de metal noble
dollar, dólar español acuñado mecánicamente, sobre el conjunto de la aleación– de estas acuña-
con el propósito de fortalecer la credibilidad de ciones respecto a las anteriores (ahora bautiza-
ese papel moneda). das generalmente como macuquinas): a raíz de
la real cédula del 9 de junio de 1728 (sobre la ley
de la plata y la talla o peso de las piezas) y el real
decreto del 8 de setiembre del mismo año (en
cuanto al tipo monetario), la aparición del Pillar
dollar supuso una reducción en el peso de los
ocho reales desde los 27,468 gramos a los 27,064,
y pasaron de ser elaborados en plata de 930,555
milésimas a serlo con una ley de 916,666. Todo
esto significaba que el contenido en plata pura
había pasado de 25,560 gramos a 24,808, casi
tres cuartos de gramo menos.
En 1772 se procedió al fin de la fabricación de
los «reales de a ocho de columnas y mundos» y a
la consiguiente aparición del tipo dicho de busto
Anverso del billete de un dólar emitido por el estado de (Portrait dollar en inglés). La operación se nos
Rhode Island y las Plantaciones de Providence durante los aparece imbricada con una pequeña reducción de
primeros tiempos de la independencia de Estados Unidos.
Se lee la referencia al Spanish milled dollar. La imagen la ley de las piezas y, en este caso, no encontrare-
procede del National Museum of American History (en mos razones técnicas para la merma: los nuevos
Nueva York). tipos –que permitían introducir sistemáticamente
el retrato real en las acuñaciones de plata de la
Por cuanto respecta específicamente a las monarquía de España (con lo que ello significaba
monedas de 8 reales que mostraban –desde de difusión de la imagen física de quien detentaba
1732/1733– los globos o hemisferios flanqueados el máximo poder del reino) – estaban elaborados
por columnas y cubiertos por corona (conocidos con plata de 902,777 milésimas, con lo que las
como de «columnas y mundos» en la documenta- monedas tenían un contenido en fino, es decir,
ción histórica, y actualmente en inglés por el ape- en plata pura, de 24,432 gramos (casi 0,4 gramos
lativo de Pillar dollar), su prestigio estuvo fuera de menos que el tipo de los mundos o hemisferios).
toda duda: a diferencia de alguna de las anteriores En 1786 volvió a repetirse la ejecutoria, hasta las

185
895,833 milésimas y los 24,244 gramos (casi 0,2 gramo y cuarto de merma en más de cuatrocien-
gramos menos). Estos parámetros permanece- tos sesenta años).
rían inalterables hasta la finalización de las emi- Así pues, la pérdida de 1,3 gramos en dos-
siones, a finales del reinado de Fernando VII. cientos setenta y cinco años no permite ocupar a
los reales de a ocho ninguna de las tres primeras
posiciones de un ranking que vendría definido por
Para un esquema la larga –multisecular– duración de la acuñación
de la evolución de la
y la nula, o muy corta, merma en contenido de
ley y algunos pesos de
las monedas españolas metal noble. Pero sí estaríamos en presencia de
de plata, véase el un cuarto lugar a lo largo de una historia de más
Apéndice XII
de veintiseis siglos de monedas.
Imagen del reverso de una mo-
neda de 8 reales de Carlos III
de Borbón, con la marca de la
En conjunto, desde ca. 1550 hasta el primer ceca de la ciudad de México,
tercio del siglo XIX, esta moneda universal per- entonces posesión de España.
dió poco más de 1,3 gramos de plata pura por Sobre la columna de la izquier-
da se observa la corona impe-
unidad: una reducción que –cuando considera- rial, mientras que la columna
mos los más de doscientos setenta y cinco años de la derecha mantiene la
transcurridos– define una buena estabilidad en el corona real del diseño original.

contenido en metal noble. Esta característica es


una condición muy decisiva, aunque no suficiente, «The major variation in design springs from the replace-
para poder ser una moneda comercial internacio- ment of the royal crown a top the left of the two Pillars of
Hercules by an imperial crown to betoken the importance
nal de confianza, lo que ocurrió efectivamente of the empire over witch Ferdinand VI ruled. The usage
en el caso de la pieza de 8 reales. Es cierto, sin commenced in 1754 by México City […], was followed by
embargo, que no hablamos de la estabilidad prác- Chile in 1760 and by Lima nine years later […]. Guatema-
la, New Granada and Potosí abstained» (Frank F. Gilboy:
ticamente absoluta que había caracterizado al The milled columnarios of Central and South America.
ducado de oro de Venecia, rebautizado zecchino, Spanish American pillar coinage, 1732 to 1772. Regina,
durante más de cinco siglos: entre 1284 y 1797. Saskatchewan · Canadá: Prairie Wind Publishing Inc., 1999,
págs. 50-51)
Ni tampoco podemos comparar a la más inter-
nacional de las especies monetarias del mundo
hispánico con el sólido –solidus en latín, nomisma APÉNDICE II
en griego– de romanos y bizantinos, estable en El anverso de la moneda de 5 pesetas
cuanto al contenido en oro puro desde su crea- del Gobierno Provisional (y de las otras
ción, en el siglo IV, hasta bien entrado el siglo XI acuñaciones con el mismo motivo)
(el récord absoluto en esta especie de contienda La presencia del topónimo «ESPAÑA» sobre el
monetaria). duro de plata de 1870 (y sobre las otras monedas
Igualmente, no podemos establecer una com- emitidas por el Gobierno Provisional que hicieron
paración beneficiosa para los 8 reales si tomamos uso), constituye una cuestión bien relevante de la
como referencia a los tetradracmas de plata ate- historia política en la península. Debemos apoyar
nienses: estos últimos fueron emitidos con alguna a la línea argumental de José Miguel Santacreu
interrupción entre el 512 y el 50 a. de C., o sea –en Peseta y política. Historia de la peseta 1868-
durante poco más de cuatro siglos y medio. Y si 20011– cuando ha escrito lo siguiente al respecto:
en origen los especímenes pesaban entre 17 y 17,5
gramos, las últimas emisiones –conocidas ahora
como del «estilo nuevo»– oscilarían entre los 16,25
y los 16,95 gramos (en la peor de las distancias, 1 Barcelona: Ariel, 2002, pág. 24.

186
Lo más revolucionario con respecto a las Sea como fuere, y sin lugar a dudas, este an-
leyendas anteriores fue incluir la palabra es- verso puesto en circulación por las autoridades
paña en las monedas de oro y plata. Hasta del Gobierno Provisional constituye una mani-
entonces, ninguna moneda contenía en su festación magnífica de cómo proceder a la sim-
leyenda dicha palabra en singular. Siempre bolización –sobre las monedas– de un colectivo
aparecía en plural, tanto en latín como en humano definido como nacional y, en paralelo,
castellano. Los reyes de la Monarquía His- de cómo aniquilar las representaciones del poder
pánica, hasta el final del reinado de Isabel II, personal de los gobernantes. Javier de Santiago
acuñaron sobre sus monedas peninsulares Fernández –en La peseta. 130 años de la historia
las palabras Rex Hispaniarum o Reyes de de España3– lo ha puesto muy bien de relieve:
las Españas, lo cual transmitía un mensaje
de unión patrimonial de los distintos reinos Quizá lo más significativo desde el punto de
de España y no la existencia de un Estado vista externo sea la desaparición del retrato
Nación. En cambio, la palabra ESPAÑA ex- en los anversos de las diferentes piezas. Es
presaba el concepto de una nación sobera- una medida lógica en un sistema de gobier-
na, única y unificada. no que había desalojado del Trono a una
dinastía y había puesto fin a una forma de
Alrededor de esto conviene, sin embargo, re- gobierno monárquico. El poder ya no estaba
parar en unas piezas singularísimas en el pano- centrado en una persona, no existía una ca-
rama monetario hispánico, ya mencionadas en beza visible del Estado, pues el presidente
la segunda parte de este trabajo: en las 5 pese- de una República o, en este caso, un presi-
tas acuñadas en Girona durante el asedio de los dente de gobierno o un regente no reciben
franceses, en 1809, donde el anverso proclama- el poder de forma indefinida y vitalicia. Por
ba «FERNANDO · VII REY · DE · ESPAÑA» (con ello, lo que se hace es, en lugar de asumir la
un busto del monarca de apariencia bien clásica, representación personal tradicional, grabar
con armadura, manto y peinado romano), y en las una alegoría alusiva al Estado. Se intenta
piezas del mismo valor y del mismo año que se simbolizar en una imagen a la Nación Es-
emitieron durante la defensa de Lleida frente al pañola, identificación indudable ante la ins-
ejército napoleónico: «FERNANDO. VII · REY. DE · cripción que acompaña al tipo. Es un motivo
ESPAÑA». Se trata de monedas que –en atención de clara inspiración clásica que bebe en las
a la modernidad ideológica de la leyenda– parece- más puras fuentes del Mundo Antiguo.
rían adelantarse a su tiempo desde la perspectiva […] Todo el conjunto es un trasunto de
política, pero no puede olvidarse que una serie de las nuevas ideas de la Revolución: la nación
nacionalismos contemporáneos europeos debe recupera su soberanía y, con ella, la paz, una
su eclosión, en muy buena parte, a la agresión vez derrocado el régimen anterior centrali-
de las tropas de Napoleón. Y el español no es, zado en la persona de la reina Isabel II.
justamente, la excepción.2
El motivo presente sobre los anversos de
las monedas de 5 pesetas es el segundo diseño
monetario que el Gobierno Provisional inyectó
2 Que la epopeya napoleónica en España pueda ser etiquetada en el torrente circulatorio expresado en la nueva
globalmente como modernizadora no puede hacer obviar
el carácter satelizador, extractor de recursos y, por tanto,
unidad monetaria nacional, forjada en tiempos
humillante del día a día de la invasión en muchos de los de Isabel II pero finalmente elegida poco después
sitios afectados. Lo que no quiere decir, por supuesto, que
Fernando VII mereciera las ilusiones colectivas que desató
y la sangre que en su nombre se derramó en Valencia y en
el resto de territorios españoles de la península. 3 Madrid: Castellum, 2000, págs. 29-30.

187
de la Revolución Gloriosa: el diseño primigenio
era prácticamente idéntico y había aparecido, ex-
clusivamente, sobre la primera moneda de una
peseta fechada en 1869. El anverso de esta pieza
no incluía la palabra «ESPAÑA» sino solamente la
expresión «GOBIERNO PROVISIONAL» (una eje-
cutoria única que ya hemos glosado antes). Casi
tocando el pie derecho de la alegórica matrona
se figuraba un conejo.

«Una seconda ipotesi invece più moderna fa supporre


che l’etimologia [d’Hispània] derivi del termine I-SPAN-
YA, “isola dei forgiatori” di metalli […]. In questo caso il
coniglio sulle monete avrebbe un significato puramente
allegorico: come in minatore scava “gallerie” nelle miniere
[…] così fa il roditore nel construirsi la propria tana» (Da-
nielle Leoni, 2011).

He aquí lo que decía el informe de la Acade-


mia de la Historia sobre la oportunidad de la pre-
sencia, o no, del conejo en las monedas a acuñar
por el Gobierno Provisional, y ello en el contexto
de proponer una composición que tomara como
El conejo había identificado a la península base a las aludidas acuñaciones de Adriano:
ibérica en tiempos de la dominación de los ro-
manos, y ello porque estos habrían traducido la […] la preciosa alegoría del reverso de al-
denominación fenicia dada a las latitudes ibéricas, gunas medallas del emperador Adriano. Es
HI-SHPHANIM, como «tierra abundante en cone- la figura de España en esas medallas una
jos». De acuerdo con una hipótesis, el término spn matrona ceñida de diadema y recostada en
no designaría a los conejos sino a los damanes, los montes Pirineos; sale de entre los piés el
un animal de aspecto bastante parecido –pero tradicional conejillo y ocupa su diestra mano
de especie diferente– con el que los navegantes una rama de oliva. La sanción que los siglos
y colonos de Fenicia estarían familiarizados y, en han prestado á la significación de tan armo-
consecuencia, habrían creído contemplar sobre nioso conjunto; la tranquila felicidad que al
el solar ibérico. De cualquier modo, ya hemos di- parecer transpira como emblema de los días
cho en el apartado correspondiente que la iden- de esplendor procurados á su patria por los
tificación del conejo con la Hispania romana se Césares españoles, y el partido que un ar-
acredita fehacientemente en algunas monedas tista hábil puede sacar de todo para crear
de Adriano que hicieron particular referencia a la una composición expresiva, han decidido
península, entre las cuales aquellas que aparecen á la Comisión á proponer para la figura de
adornadas de la matrona Hispania apoyada en España la matrona recostada en los Pirineos,
las rocas (con la leyenda «HISPANIA»): en tales rodeada del Océano, con los piés en el Estre-
piezas el conejo figuraba a los pies de la figura o cho, la rama de oliva en la mano y la diadema
detrás de la misma, excepción hecha de su ausen- en la cabeza, que será el símbolo pedido de
cia en algunas emisiones de denarios y sestercios. la soberanía de la nación. La figurilla del co-
nejo no parece responder á la dignidad del
asunto ni poseer en el día carácter especial, y
por ello la Comisión opina que debe omitirse.

188
Tanto la primera peseta de 1869 –con la le-
yenda «GOBIERNO PROVISIONAL» y el cone-
jo– como las piezas de 5 y 2 pesetas, 1 peseta y
50 y 20 céntimos que –en los cinco casos con
la leyenda «ESPAÑA» y sin el conejo– exhibie-
ron la alegoría de la matrona apoyada (con los
Pirineos y Gibraltar), tenían su origen directo en
la medalla que Luis Marchionni, el grabador de
dichas especies monetarias había dedicado al
nacimiento del Gobierno Provisional con fecha
de 1868. Marchionni nos dejó tres versiones de su
obra (bronce, plata y oro), las tres con un diámetro
de 37 mm. Este diámetro es el mismo que tendría La respuesta a la pregunta de por qué una
la entonces inminente moneda de 5 pesetas de corona mural sobre las armerías españolas la
plata, e igualmente se trata de la dimensión que hemos avanzado también, en el texto general, al
venía definiendo a las piezas de 20 reales y 2 es- hablar de la cabeza de la matrona: aquellos eran
cudos de Isabel II, y de cinco unidades de plata tiempos de incertidumbre política y no se había
de la Unión Monetaria Latina –5 francos france- promulgado la que sería Constitución de 1869;
ses, belgas y suizos, 5 liras italianas y 5 dracmas en consecuencia, el debate entre monarquía y
griegas– que servirían de inspiración directa en república no se había resuelto aún en las Cortes
cuanto al valor, módulo en favor de la primera. En aras de la neutralidad,
y composición metálica la Academia de la Historia concluyó que «Sería
para la más grande de las lo más oportuno que el artista compusiera su re-
nuevas monedas espa- verso sin timbre de ninguna clase, como sucede
ñolas de plata. Se debe en las monedas suizas; pero si esto no es posible,
incidir especialmente la corona mural, ú otro ornamento ménos signifi-
en el hecho de que en cativo, suministrará el complemento que necesita,
la medalla encontramos sin que se prejuzgue ninguna cuestión política».
conjuntamente la leyenda Esta corona mural elegida in extremis pasaría
«ESPAÑA» y el conejo a los pies de la figura de –en las manos expertas de Luis Marchionni– de la
España, combinación que, según lo que llevamos cima del escudo a la cabeza de la matrona. Y lo
visto, nunca se dió en las monedas. mismo acontecería con sellos de correos emitidos
También se debe remarcar –lo hemos dicho de para su uso en la metrópoli y las colonias.
paso en la descripción general de las 5 pesetas y La corona mural de la matrona recuerda una
los 10 céntimos de 1870– que, en vez de la diade- imagen de tanta fuerza y ​​perdurabilidad como
ma que aparecía sobre la frente de las versiones la de la Italia turrita, la representación de Italia
romanas de la matrona, la medalla de Marchionni como figura femenina tocada con corona mural,
y sus adaptaciones mues- con orígenes en la antigüedad clásica y usada por
tran otro objeto sobre la la monarquía o la república de aquel país –por
cabeza de la alegoría: una regímenes liberales, fascistas o democráticos–
corona mural que, como indistintamente. La Italia turrita también era una
ya se ha comentado con alegoría difundida socialmente antes de hacerse
anterioridad, se escogió realidad la unidad italiana, conseguida durante
coetáneamente como el reinado de Víctor Manuel II: un ejemplo para-
timbre para el nuevo es- digmático de la relevancia pública anterior a 1861
cudo nacional. se encuentra en las 5 liras de plata emitidas en

189
Milán, en 1848, después de le cinque giornate por una alegoría femenina de este carácter? Los
y de la consiguiente instauración del Gobierno redactores en ningún momento hicieron men-
Provisional de Lombardía.4 ción de la pieza milanesa de 1848; sí que expli-
caron, con detalle suficiente, que los espejos se
encontraban en Gran Bretaña, Suiza y la Francia
republicana de 1848:

No es nueva, ciertamente, la idea de repre-


sentar en los cuños la imagen de la Nación
que los autoriza; muchos años hace que
Inglaterra ostenta en sus monedas la ima-
gen sentada de la Britannia con escudo al
costado, el tridente en una mano, la rama
Volvamos a las latitudes ibéricas para decir de oliva en la otra [en realidad desapareci-
que la alegoría de Hispania de factura neoclásica, da del dibujo después de 1807], y la cabeza
tocada de torres y almenas se convertiría –tam- galeada ó simplemente ceñida de diadema.
bién a través de la presencia de este tipo de coro- También Suiza coloca en sus troqueles más
na– en tan neutral e inclusiva como se pretendía recientes una elegante figura de la Helvetia,
que lo fuera el escudo: la figura personificaría a sentada en los Alpes y extendida la dies-
todos los miembros de la nación, tanto monár- tra mano sobre sus cumbres, y la Francia
quicos como republicanos, la patria toda en la del 48, para simbolizar la República, tomó
hora de la refundación que se deseaba después una bellísima cabeza de las medallas sici-
de haberse abolido la dinastía borbónica. En la lianas antiguas [el tipo monetario conocido
retórica de la Carta Magna de 1869, como Ceres]. Siguiendo en parte este últi-
mo ejemplo, y buscando al paso la mayor
La Nación española, y en su nombre las propiedad en la representación pedida, la
Cortes Constituyentes elegidas por sufra- Comisión ha principiado por examinar las
gio universal [masculino], deseando afian- figuras de la Hispania que la numismática
zar la justicia, la libertad y la seguridad, y romana ofrece á nuestra vista.
proveer al bien de cuantos vivan en España,
decretan y sancionan la siguiente CONS-
TITUCIÓN.

Hemos de formular una última pregunta sobre


la alegórica matrona que encarnó a España (con
o sin conejo), uno de los diseños más emblemáti-
cos de la historia monetaria peninsular y europea:
¿qué fuentes de inspiración extranjeras utilizaron,
en la Academia de la Historia, a la hora de apostar

4 En esta moneda la figura aparece rodeada por una inscrip-


ción con profunda significación política, de carácter nacio-
nalista y liberal: «ITALIA LIBERA  DIO LO VUOLE», una
leyenda que es, en parte, adaptación de un famoso clamor
del tiempo de las cruzadas medievales: Deus lo vult o Deus
le volt (en latín vulgar), Deus hoc vult o Deus vult (en latín
clásico), o Dieu le veut (en francés).

190
Evidentemente, la Helvetia y la Britannia sen- escogido una de las vistas posibles desde el Mar
tadas habrían podido inspirar directamente a Luis de Alborán (en dirección suroeste/noreste), con
Plañiol –y al retocador Luis Marchionni– para con- lo que la parte alta del promontorio es la más
formar la Hispania que debería hacerse presente alejada en el horizonte.
sobre las monedas de bronce (vid. dest. pág. ant.). Por lo que respecta al reverso de las 100 pe-
setas del Gobierno Provisional,
APÉNDICE III
De las 100 pesetas a los 10 céntimos […] muestra el nuevo escudo de España bajo
corona monárquica, sobre manto de armiño
A. Las cien pesetas y rodeado del Toisón de oro, lo que nos dice
El primero de los dos diseños hermanos de las que esta pieza se diseñó tras la aprobación
monedas con la matrona apoyada sirvió de muy por parte de las Cortes Constituyentes de
poco: solo para llenar el anverso de unas pocas que España sería un
piezas de presentación –nueve o, como mucho, Reino (por eso los
una docena– de una moneda de 100 pesetas de símbolos monárqui-
oro. En esta pieza la matrona estaba de pie y no cos), pero antes de
llevaba corona mural en la cabeza, sino una «dia- que se votara quien
dema ceñida a la cabeza» según la directriz ema- sería el nuevo rey,
nada desde la dirección del Tesoro. También se ya que no aparece
cumplía la previsión de que la matrona «cono su ningún símbolo di-
mano derecha señalará el Estrecho de Gibraltar» nástico.5
(una composición ésta que acentúa el carácter
irredentista, reivindicativo, de la acuñación). Sello fiscal de recibos y cuentas para
Cuba, datado en 1871 y con valor de
una peseta y 25 céntimos.

También se acuñaron a nombre de Amadeo I


unos pocos ejemplares de 100 pesetas en oro (y
de 25), en ningún caso destinados a la circulación.

Esta pieza, que nunca se emitiría para la cir-


culación, aparecía firmada por Luis Marchionni y
se habría elaborado sobre una propuesta previa y
perceptiblemente diferente de José Lozano, gana-
dor –en cuanto a las piezas de oro– del concurso
5 José María de Francisco Olmos: «La peseta: nueva unidad
convocado al efecto. Tendremos que concluir que monetaria y medio de propaganda política (1868-1936)» en
el accidente orográfico fortificado –con una torre Juan Carlos Galende Díaz y Javier de Santiago Fernández
alta y otros elementos más pequeños– situado a (dirs.): VII Jornadas Científicas Sobre Documentación Con-
temporánea (1868-2008). Madrid: Departamento de Ciencias
la izquierda del espectador figuraría ser la roca y Técnicas Historiográficas de la Universidad Complutense
gibraltareña, si bien en este caso el artista habría de Madrid, 2008, págs. 121-192; cita en las págs. 140-141.

191
B. Los 10 céntimos de la monarquía hispánica. Como ya se ha dicho
Ya se ha dicho que el segundo diseño hermano antes, la reina Isabel II, madre del enemigo de
de la matrona apoyada se hizo presente sobre las Carlos VII, Alfonso XII, había lucido corona de
emisiones de 1, 2, 5 y 10 céntimos fechadas en laurel en una parte de sus piezas monetarias,
1870; no se ha dicho aún que aquellas gigantescas y lo mismo había sucedido antes con respecto
emisiones llegaron a alcanzar una cifra superior a a Felipe V (en una corta emisión madrileña de
los 743 millones de piezas. Toda una satisfacción 1709), Carlos III y Carlos IV (sólo en acuñaciones
para el firmante de las monedas, Marchionni, y americanas, en ambos casos) y Fernando VII. El
nada más alejado del destino sufrido por el diseño pretendiente carlista conocido como Carlos V
con el que Luis Plañiol ganó el apartado de mo- de Borbón –hermano de Fernando VII– también
nedas de bronce del concurso de 1869: ser objeto, había aparecido con laureles en la cabeza en la
exclusivamente, de una reducidísima emisión de mayoría de sus escasísimas emisiones, realizadas
muestras (cuatro ejemplares, se decía a finales del durante la primera guerra de los carlistas contra
siglo XX). Ya hemos avanzado en el texto general los partidarios de los otros Borbones.
que, a diferencia de las monedas circulantes debi- En todo caso hay que recordar que la tradi-
das a Marchionni, los 10 céntimos de Plañiol cum- ción en cuestión no era exclusiva, en absoluto,
plían en todo con la disposición de enero de 1869 de la monarquía española sino que se había en-
que había enmarcado los concursos monetarios, contrado bien extendida en las monedas de la
y es por eso que este disco artístico representaba antigüedad clásica (y más aún en la específica-
sin sombra de duda al Peñón de Gibraltar y, en mente romana), en algunos ejemplos medievales,
consecuencia, rezumaba en muchas amonedaciones de la Europa moderna
un nacionalismo español y contemporánea e, incluso, en la América inde-
bien irredentista: «Para el pendizada de potencias europeas. En efecto: los
Bronce: / Anverso: “Es- laureles de la victoria no tienen patria. Aquí incor-
paña”, representada por poramos imágenes de tres piezas ornadas con re-
una matrona sentada en tratos laureados, emitidas –de arriba a abajo– por
los Pirineos y rodeada del la monarquía española (en México, en tiempos de
Océano y mirando al Es- Carlos IV pero con el busto de Carlos III de Bor-
trecho. […]». bón), por Francia (durante el período imperial de
Otra diferencia notoria entre, de una parte, el Napoleón) y por el Imperio de Áustria (a nombre
proyecto de Plañiol y las monedas de plata, y, por de Francisco José I) (vid. pág. siguiente).
otra, las monedas de bronce firmadas por Mar- En cuanto a la cinta o diadema, de recono-
chionni, es que en estas últimas la matrona –que cible influencia helenística, este elemento había
aparece sentada mirando al lado contrario de lo adornado algún retrato monetario de Fernando
previsto– no lleva la rama de olivo en la mano del VII –el «busto diademado» sevillano– y de su an-
brazo extendido, sino en los dedos que la figura tagonista José I o José Bonaparte (en la mayor
mantiene al borde de la cadera: como se había parte de las acuñaciones áureas). Y respecto a
especificado por parte de las autoridades, «en la la corona real abierta con florones, tan presente
mano derecha, rama de oliva». en las monedas medievales sobre las cabezas de
los monarcas de muchas latitudes europeas, en
APÉNDICE IV la península ibérica había resistido mal el paso
Cabezas coronadas en las monedas entre la Edad Media y la Moderna: el uso de este
La corona de laurel, la cinta al modo de diade- elemento se había refugiado en las emisiones de
ma y la corona real habían estado presentes, en traza medieval acometidas en diversos territorios
tiempos anteriores al pretendiente Carlos VII, or- de la Corona de Aragón durante los siglos XVI,
namentando bustos reales en las acuñaciones XVII y XVIII, con el canto del cisne en la Valencia

192
y en el Aragón del archiduque Carlos de Austria y A pesar de la contundencia del escrito nos po-
en la Mallorca de los primeros Borbones. dríamos, sin embargo, permitir la duda: en medio del
contexto de la Tercera Guerra Carlista, tal vez la afir-
mación de que las monedas se habían fabricado en
Guipúzcoa era pura propaganda. El posible objetivo
¿inconfesado? pues, hace creer a los enemigos que
el dominio de Carlos VII sobre los territorios vascos
era absoluto, al menos tan
consolidado como para
poder llevar a cabo estas
cuidadas emisiones, que
exigían una infraestruc-
tura técnica notable y
estaban prácticamente a
la altura de las coetáneas
españolas y occidentales.

APÉNDICE V
¿Los céntimos de Carlos VII se
acuñaron en el País Vasco?
Tradicionalmente se había hablado de la capi-
tal belga, Bruselas, o de París, como lugares de
acuñación de las monedas de 5 y 10 céntimos a
nombre de Carlos VII, pero en los últimos años APÉNDICE VI
ha tomado fuerza la hipótesis de una localización Francia 1791: ausencia y presencia de
vasca: la villa guipuzcoana de Oñate, capital de la doble legitimidad
los carlistas. En apoyo de esta posibilidad existe El origen de las dobles fórmulas explícitas de legiti-
un anuncio publicado en el núm. 318 de El Cuar- mación del poder –divina y constitucional, la segun-
tel Real, portavoz de la causa carlista, el 18 de da derivada del ejercicio de la soberanía nacional
diciembre de 1875: (encarnada en el poder legislativo)– se encuentra
fuera de las fronteras españolas: concretamente en
Secretaría de Estado y del Despacho de / los inicios de la Revolución Francesa, cuando aquel
Hacienda. / Real órden. / Illmo. Sr.: S.M. el proceso se encontraba en la fase de dotar al país
Rey (Q. D. G.) se ha servido acordar se pon- de una monarquía regulada por una constitución
gan desde luego en circulacion las monedas escrita (que sería jurada finalmente por el rey Luis
de bronce de 10 y 5 céntimos de peseta, XVI el 14 de septiembre de 1791). En ese momento
acuñadas en la Real Casa de Moneda de se evitó la referencia al de-
Oñate. / Lo que de Real órden comunico recho divino en las nuevas
a V. S. I. para su inteligencia y efectos con- monedas revolucionarias:
siguientes. / Dios guarde a V. S. I. muchos la titulación real –ubicada
años.–Real de Durango 15 de Diciembre de alrededor del retrato del
1875.–El Conde del Pinar.–Illmo. Sr. Tesorero anverso– devino «LOUIS
general de Castilla. XVI ROIS DES FRANÇAIS
[o DES FRANÇOIS]».

193
Pero la Asamblea Nacional Constituyente pre- que permitiría entender
servó la mención de la «Gracia de Dios» –matiza- visualmente como la
da mediante la referencia a la ley constitucional– monarquía de España se
cuando se trató del encabezamiento de las leyes creó mediante la unión
(desde el 10 de octubre de 1789). Se acordó lo de reinos diferentes. Así
mismo en cuanto a la leyenda que ornaría el nue- pues, quien lee el arti-
vo sello real, utilizado desde la segunda quincena culado de esta ley no
del mes de febrero de 1790: «LOUIS XVI PAR LA puede comprender las
GRACE DE DIEU ET PAR LA LOY CONSTITU- razones por las que el
TIONNELLE DE L’ETAT ROY DES FRANÇOIS». escudo de España está compuesto, ni tampoco
De cualquier modo las apariencias no deberían puede atribuirse cada cuartel a una realidad his-
oscurecer la realidad y, evidentemente, no en- tórica concreta. Hemos añadido entre corchetes
gañaron a los protagonistas de los hechos en la las atribuciones que faltan (ya anunciadas en el
Francia revolucionaria: texto que acompaña al sello de 1875):

Es la doble legitimidad, la tradicional (de- Artículo primero.


recho divino) y la nueva de la soberanía po- El escudo de España es cuartelado y entado
pular, pero no hay que engañarse, los dipu- en punta. En el primer cuartel, de gules o
tados dejaron claro que esta titulación era rojo, un castillo de oro, almenado, aclarado
simplemente un gesto de reconocimiento de azur o azul y mazonado de sable o ne-
a la tradición, ya que «No existe en Francia gro [Castilla]. En el segundo, de plata, un
autoridad superior a la de la Ley, el rey reina león rampante, de púrpura, linguado, uñado,
sólo por ella», lo es sólo después de jurar el armado de gules o rojo y coronado de oro
Acta constitucional, convirtiéndose así en [León]. En el tercero, de oro, cuatro palos,
el primer funcionario del Estado con una de gules o rojo [las «cuatro barras» de la
asignación (lista civil) de 25 millones anuales Corona de Aragón]. En el cuarto, de gules
de sueldo. Por todo ello se generalizó una o rojo, una cadena de oro, puesta en cruz,
fórmula más concisa para titular al monarca aspa y orla, cargada en el centro de una
«Luis, rey de los franceses».6 esmeralda de su color [Navarra]. Entado
de plata, una granada al natural, rajada de
APÉNDICE VII gules o rojo, tallada y hojada de dos hojas,
Un escudo de España con doble vida: de sinople o verde [Granada].
1875 y 1981
He aquí el blasonamiento que se hace, en la Ley Acompañado de dos columnas, de plata, con
33/1981, del 5 de octubre, del actual escudo oficial base y capitel, de oro, sobre ondas de azur
español.7 o azul y plata, superada de corona imperial,
Destaca en el texto la ausencia de vincula- la diestra, y de una corona real, la siniestra,
ción –de atribución expresa de representación– ambas de oro, y rodeando las columnas, una
entre los cuarteles heráldicos presentes en el cinta de gules o rojo, cargada de letras de oro,
escudo y los correspondientes reinos históricos. en la diestra «Plus» y en la siniestra «Ultra».
De existir, este enlace sería, justamente, la clave
Al timbre, corona real, cerrada, que es un
círculo de oro, engastado de piedras precio-
6 José María de Francisco Olmos: La moneda en la Revolución sas, compuesto de ocho florones de hojas
Francesa. Documento económico y medio de propaganda
de acanto, visibles cinco, interpoladas de
político. Madrid: Castellum, 2000, pág. 112.
7 BOE nº. 250, del 19 de Octubre de 1981, pág. 24477a. perlas y de cuyas hojas salen sendas diade-

194
mas sumadas de perlas, que convergen en nuestros antiguos escudos no debe tener
un mundo de azur o azul, con el semimeri- lugar; porque esa duplicación sólo proviene,
diano y el ecuador de oro, sumado de cruz ó de alianzas consanguíneas, ó de la ne-
de oro. La corona, forrada de gules o rojo. cesidad de proporcionar el tamaño de los
cuarteles al de las figuras.
Artículo segundo.
El Escudo de España, tal como se describe Siguiendo a Faustino Menéndez Pidal de Na-
en el artículo anterior, lleva escusón de azur vascués, el origen de la decisión de la Academia
o azul, tres lises de oro, puestas dos y una, de la Historia en 1869 hay que buscarlo unos se-
la bordura lisa, de gules o rojo, propio de la senta años antes, cuando lo que había que decidir
dinastía reinante [Borbón-Anjou]. eran las armerías que debía lucir José Bonaparte:

Como contraste con la anterior ausencia de Pero sí hubieron de conocer –y muy proba-
alusión a los reinos históricos, acompañamos blemente tomar como modelo– las que pro-
un extracto del ya mencionado Informe dado al puso (en segundo lugar) Don Juan Antonio
gobierno provisional sobre el escudo de armas y Llorente para José Bonaparte. Estaban des-
atributos de la moneda, emitido por la Academia critas en su opúsculo –de obligada lectura
de la Historia –redactado en concreto, como ya se para los informantes– titulado Discurso He-
ha dicho, por Aureliano Fernández-Guerra y Orbe, ráldico sobre el escudo de armas de Espa-
Cayetano Rosell, Eduardo Saavedra y Salustiano ña, impreso en Madrid en 1809, que el autor
de Olózaga– y fechado en Madrid el 6 de noviem- habría aportado a la Academia al ingresar
bre de 1868. Este informe fue aceptado a la hora de en ella dos años más tarde. En estas armas
conformar los cuarteles del escudo de España del hallarían, además, un importante preceden-
momento (y, por extensión, de otros posteriores te de la utilización de los emblemas total-
incluyendo el actualmente vigente), y en el texto mente independiente de los reyes legítimos
sí se incluyen las referencias explícitas a los reinos de España. Consistían en un cuartelado de
castellano, leonés, aragonés lato sensu, navarro y Castilla, León, Aragón y Navarra, entado en
granadino (las mayúsculas son del original): punta de las Indias (los hemisferios y las
columnas) y cargado de un escudete con
El escudo de armas, según esto, tendrá que el águila napoleónica. José Bonaparte las
ser cuartelado en cruz con entado en pun- modificó, por un Real Decreto fechado en
ta; es decir, que estará dividido en cuatro Vitoria en 12 de Oc-
porciones por dos líneas mutuamente per- tubre de 1808, aña-
pendiculares, sacando en la parte inferior diendo a los cuatro
un triángulo curvilíneo. El primer cuartel cuarteles citados
contendrá el castillo de oro en campo rojo otros dos, uno con
de CASTILLA; el segundo el león rojo en la innecesaria gra-
campo de plata, con corona, lengua y uñas nada y ocupó el
de oro de LEÓN; el tercero, debajo del cas- otro el símbolo del
tillo, las cuatro barras encarnadas en cam- Nuevo Mundo.8
po de oro de ARAGÓN; el cuarto, debajo
del león, las cadenas de oro en campo rojo
de NAVARRA; y en el triángulo la granada
natural abierta, con tallo y hojas, en campo 8 «Discurso inaugural: detrás del escudo de España», Em-
blemata. Revista Aragonesa de Emblemática (ERAE) vol.
de plata, de GRANADA. La acostumbrada 18. Zaragoza: Institución Fernando el Católico · Diputación
repetición de castillos y leones que se ve en Provincial de Zaragoza, 2012, págs. 21-39; cita en la pág. 33.

195
De cualquier modo, en el resumen final que la las nuevas armerías debían simbolizar a España
Academia de la Historia incluyó en su Informe, el como unidad política y sin ninguna alusión a la
blasonamiento –«traduciendo al idioma técnico persona que gobernara: «La idea era reproducir
cuánto va expuesto»– ya no incluyó las atribu- la imagen de los diversos reinos medievales que
ciones históricas: sucesivamente se fueron fundiendo hasta formar
lo que hoy conocemos como España. Se exclu-
Escudo cuartelado en cruz: primero, de gu- ye toda idea de familia y alianza y se pretende
les y un castillo de oro, almenado de tres expresar la independencia respecto a cualquier
almenas, y donjonado de tres torres, la del poder personal y hereditario». Pero ya en tiempo
medio mayor; cada una también con tres de Amadeo I el escudo de España se hibridó al
almenas, el todo de oro, mazonado de sable poner en el centro las armas de los Saboya (la
y adjurado de azur: segundo, de plata y un cruz blanca –de plata– en fondo rojo: fig. C); esta
león de gules, coronado de oro, armado y forma de proceder sería retomada en tiempos de
lampasado de lo mismo: tercero, de oro y Alfonso XII y Alfonso XIII con respecto al escusón
cuatro palos de gules: cuarto, de gules y borbónico (con las tres flores de lis: fig. E) y, como
una cadena de oro puesta en orla, en cruz se ha visto, es la que nutre la composición del
y en sotuer: entado en punta, de plata y una actual escudo oficial español (fig. F).
granada al natural mostrando sus granos de A-B
gules, sostenida, tallada y hojada de dos ho-
jas de sinople. Acostadas, una á cada lado,
las dos columnas de Hércules, de plata, con
la basa y el capitel
de oro, liadas con
una lista de gules,
cargada con el Plus
ultra de oro [a con-
tinuación reproduci-
mos el reverso de la C-D
medalla de plata de
Luis Marchionni].

Se debe coincidir con Javier de Santiago Fer-


nández cuando afirma, en el ya citado La peseta.
130 años de la historia de España (pág. 30), que
en la coyuntura histórica de la revolución contra
los Borbones y del subsiguiente asentamiento
del Gobierno Provisional, lo que el nuevo régimen
necesitaba –con referencia al escudo– era que la E-F
opinión pública viera las nuevas armerías (fig. B)
como la antítesis de un blasón de composición y
significación dinástica, la alternativa a lo que se
consideraba propio –a la vista de la naturaleza del
reinado isabelino– de una monarquía con sentido
patrimonialista del país (fig . A y, en el inicio del
reinado de Alfonso XII, fig. D). En efecto, desde
la perspectiva de aquel nacionalismo español,

196
Queremos casi terminar este apéndice con introducción de significativas novedades
la redacción que Javier de Santiago Fernández – en su funcionamiento.
págs. 50-51– ha dedicado a las razones por las que Es un cambio que solo existe en las mo-
el régimen canovista habría decidido, a finales de nedas [y no en las acuñadas para las Islas
1875, es decir, meses después de restaurar a toda Filipinas entre 1880 y 1885], pues en el resto
prisa el escudo dinástico borbónico y meses antes de objetos en los que suele estar el escudo
de ser aprobada la Constitución de 1876, asumir no se manifestó. Así en las banderas del
como armerías propias de España las vigentes Ejército y la Marina, como en las de repre-
en época de Amadeo I con el lógico cambio de sentación diplomática y consular figura el
escusón y, así, beber en definitiva de la reforma tradicional cuartelado de castillos y leones.
heráldica del Gobierno Provisional (los matices
contenidos entre corchetes son nuestros): De hecho, en cuanto a los billetes de banco
el retraso en la incorporación del escudo de 1875
El cambio existente en el escudo del rever- es notorio: existe un proyecto de 1904 que no
so [a partir de la peseta y de las 25 pesetas llegó a emitirse; en 1905 un billete de 50 pesetas
de 1876 y del duro de 1877] es muy signifi- incorporó blasones separados de Castilla, León,
cativo. El que ahora se adopta es el mismo la Corona de Aragón y Navarra; en 1906 ya se ela-
que había creado el Gobierno Provisional boraron pruebas de papel moneda con el nuevo
en 1868, con el añadido del escusón con escudo, y estas finalmente se materializaron en
las lises de Borbón sobre el todo y la coro- la emisión puesta en circulación durante el año
na identificadora del régimen monárquico 1907. Si hablamos de sellos destinados al correo
rematando el escudo. La moneda combina ordinario y urgente, el cuarteado con «barras» y
elementos heredados de la época de Isabel cadenas –y granada y flores de lis, etc., claro– se
II con otros tomados del Sexenio Revolu- incorporará en 1905, y sobre sellos de correo aé-
cionario. Se crea de esta forma un escudo reo en 1926.
que ha permanecido hasta nuestros días. La conclusión a este apéndice llega de la
Su composición es un trasunto de las mano de un texto posterior en tres décadas y
ideas políticas de Cánovas, plasmadas en media a los hechos contemplados. La redacción
la Constitución de 1876. Su proyecto políti- en cuestión glosa las armerías que incluyen «ba-
co pretendía aunar tradición y modernidad rras» y cadenas, y figura en la primera y segunda
y de hecho la Constitución tenía dos claros ediciones de El escudo de España, publicado en
puntos de referencia: el modelo constitu- Madrid en 1910 y en 1916 (págs. 25 y 30, respecti-
cional de 1845, obra de los moderados [o vamente). El autor del opúsculo fue el historiador
conservadores], y el texto de 1869, el más y arqueólogo sevillano Narciso Sentenach, y su
progresista y enunciador de derechos y li- forma de expresarse puede considerarse repre-
bertades del individuo. Esta combinación sentativa del stablishment nacionalista español
[diferente según los aspectos] que subyace del momento, que atisbaba aventuras ultrama-
en la Carta Magna es la misma que preside rinas con que –debemos suponerlo– reverdecer
la nueva ordenación del escudo. Se trata- laureles imperiales desaparecidos en 1898. Casi
ba de difundir la idea de que la Restaura- seguramente en Marruecos:
ción no se trataba de una mera vuelta al
pasado, sino de un sistema político que Tal es, en la actualidad, nuestro escudo, pu-
nacía del legitimismo monárquico, pasaba diendo decirse, que nunca ha sido más jus-
por encima de la inestabilidad del Sexe- tamente expresivo ni más conforme con la
nio Revolucionario, incorporando alguno historia y esencia de nuestra nacionalidad;
de sus logros, y miraba al futuro, con la y si por él queremos expresar la sanción

197
que debe prevalecer de la gran obra de la APÉNDICE IX
unidad nacional, dentro de la variedad de El escudo franquista
las regiones, que así permanezca muchos Las armerías que se conocen popularmente como
siglos, engrandecido si acaso tan sólo con «el escudo del águila» fueron oficiales, desde ini-
aquellos emblemas que simbolicen nuestra cios de febrero de 1938, en la zona gobernada
futura preponderancia en otras partes del por los sublevados contra la II República; desde
mundo, a la que debemos aspirar por nues- el 1 de abril de 1939, y hasta octubre de 1981, este
tra aplicación y progreso. escudo estuvo vigente en la totalidad del territorio
estatal español, si bien a lo largo de este periodo
APÉNDICE VIII se establecieron versiones canónicas sucesivas,
Dos gorros en uno la última de las cuales –con el águila azorada, es
A lo largo del texto sobre la moneda de dos pese- decir, con las alas desplegando el vuelo, con dos
tas del Gobierno de Euskadi hemos utilizado in- modalidades en el cuarteado del blasón (comple-
distintamente, o casi, las expresiones gorro frigio ta y simplificada) y con nula referencia a la retórica
y gorro de la libertad para referirnos al elemento franquista en el blasonamiento oficial– fue apro-
que cubre el busto femenino del anverso. Este bada durante la presidencia de Adolfo Suárez, en
uso nuestro no es excéntrico, sino la apropiación enero de 1977.
de una práctica que dataría del siglo XVIII y que Unos recordatorios
tendría su razón de ser en la (con)fusión entre dos y aclaraciones que con-
objetos de la antigüedad grecorromana: por un sideramos oportunos: la
lado el gorro –con la característica prominencia Constitución española vi-
delantera– atribuido a la región de Frigia, en la gente fue promulgada el
antigua Asia Menor, ac- 6 de diciembre de 1978 y
tual Turquía, a menudo en su articulado no hace
pintado con color rojo; y ninguna referencia a las
por el otro el pileus o go- armerías estatales. Por
rro sin prominencia que, eso, y porque la última
en Roma, se ponía sobre versión de este escudo
la cabeza de los esclavos permaneció en uso oficial
durante la ceremonia de hasta casi tres años después de entrar en vigor la
concesión de la libertad. Carta Magna, no tiene ningún sentido tildarlo con
Justamente la ceremonia romana de conver- eufemismos incorrectos como preconstitucional
sión en libertos explica que Marco Junio Bruto o anticonstitucional; es suficiente con calificar
–el más célebre de los asesinos de Julio César– las armerías de 1938 como lo que son: el escudo
ordenara incluir un pileus en las monedas que franquista –y, con respecto a las últimas versiones,
emitió durante el año 42 a. de C.: evidentemente efímeramente juancarlino– de España.
lo hizo en alusión a la libertad que Roma habría José María de Francisco Olmos expresaba
recobrado, supuestamente, a raíz de la muerte hace unos años en términos similares, en cuanto
del famoso gobernante acusado de querer todo a los calificativos de preconstitucional o anticons-
el poder y convertirse en rey. En el reverso de titucional, en el artículo «Estudio de la tipología
aquellas monedas políticamente tan significati- monetaria como documento propagandístico de
vas aparecían, además, dos armas blancas y la la evolución política española (1975-2003):9
inscripción «EID[IBVS] · MAR[TIIS]», en los idus
de marzo, con referencia directa a la fecha del
9 En vol.15, nº2 de la Revista General de Información y Do-
magnicidio. Comunicación política, propaganda, cumentación. Madrid: Universidad Complutense de Madrid,
o como se quiera decir. 2005, págs. 5-38.

198
Desde ese momento el nuevo escudo oficial de fijarse para representar una Patria que
de España [de 1981] sustituirá al de 1938 en resume todo lo sustancial de la Tradición es-
todos los soportes, en especial en bande- pañola, un emblema que sea compendio de
ras, sellos y monedas como ahora veremos, nuestra historia y que en su belleza refleja
pero hay que dejar clara una cosa, el ante- la belleza de la España inmortal.
rior escudo no puede definirse como «anti- Ningún conjunto heráldico más bello y
constitucional» o como «preconstitucional» más puramente español que el que presidió
simplemente era el oficial de España entre el reinado de los Reyes Católicos, la con-
1938 y 1981 y de hecho el ejemplar original sumación de la Reconquista, la fundación
iluminado de la Constitución española que de un Estado fuerte e imperial, el predomi-
se guarda en el Congreso de los Diputados nio en Europa de las armas españolas, la
lleva en su inicio este escudo, por ser el unidad religiosa, el descubrimiento de un
oficial cuando se aprobó dicho texto. Otra nuevo mundo, la iniciación de la inmensa
cosa es que con posterioridad a la fecha de obra misional de España, la incorporación
aprobación del nuevo escudo diversos gru- de nuestra cultura al Renacimiento.
pos políticos utilizaran «el viejo» con unas […]
motivaciones políticas e ideológicas claras, El águila que en él figura no es la del im-
enfrentadas a los valores que representa la perio germánico, al cabo exótica en España,
Constitución y que por tanto quedaran al sino la del evangelista San Juan, que al co-
margen de ella (pág. 19)». bijar bajo sus alas las armas españolas, sim-
bolizan la adhesión de nuestro Imperio a la
En la exposición de motivos del decreto que verdad católica, defendida tantas veces con
dio a conocer la composición heráldica elegida sangre de España; en el figuran, además,
por los franquistas pueden leerse líneas argumen- el haz de flechas y el yugo, entonces como
tales –y retóricas– como estas, probablemente ahora, emblema de unidad y disciplina. La
inspiradas –como mínimo parcialmente– por la repetición de los motivos heráldicos, inne-
persona de Ramón Serrano Súñer, el «cuñadísi- cesaria, contribuye poderosamente al ritmo
mo» de Franco: y a la armonía del conjunto, que se realza
con la brillantez de los esmaltes en que pre-
Al instaurarse por la gloriosa Revolución dominan los colores de la bandera nacional.
Nacional de 1936 un nuevo Estado, radical- Son precisas, no obstante, algunas modifi-
mente distinto en sus esencias de aquel al caciones. Han de ser suprimidas las armas
cual ha venido a sustituir, se hace preciso el de Sicilia, que dejó de ser española desde el
que este cambio se refleje en los emblemas tratado de Utrecht, y en su lugar deben figu-
nacionales. Espontáneamente todos cuan- rar las del glorioso reino de Navarra, cuyas
tos cooperaron al Movimiento Nacional hi- cadenas se incorporaron con tanto acierto
cieron gala de usar como distintivo el águila y justicia al emblema del Estado en 1868.
que desde Roma viene siendo símbolo de También conviene conservar las columnas
la idea imperial y que figuró en el blasón de con el lema “Plus Ultra”, que desde Carlos
España en las épocas más gloriosas de su V viene simbolizando la expansión española
historia. El haz de flechas y el yugo de los de ultramar y el aliento de superación de los
Reyes Católicos, cuya adopción como dis- navegantes y los conquistadores españoles.
tintivo constituye uno de los grandes acier-
tos de nuestra Falange, debe figurar en las He aquí el blasonamiento que se hacía, en
armas oficiales para indicar cuál ha de ser el Decreto del 2 de febrero de 1938, del escudo
la tónica del nuevo Estado. Finalmente ha franquista (como en el caso de las armerías ac-

199
tualmente vigentes, en el texto legal no se iden- de oro. En la del lado derecho se enrosca
tifican los cuarteles con las adscripciones histó- una cinta con la palabra «Plvs»; en la del
ricas correspondientes, y es por eso que aquí las lado izquierdo, otra con la palabra «Ultra».
añadimos entre corchetes):
Ya se ha dicho al inicio de este apéndice que,
Artículo 1°.- El es- cuando en tiempos de Adolfo Suárez se modi-
cudo de España ficó la versión oficial del escudo –en el Decreto
se constituye con 1511/1977 de 21 de enero (BOE 1-VII-1977) «por
la heráldica de los el que se aprueba el Reglamento de Banderas
Reyes Católicos, y estandartes, guiones, insignias y Distintivos»–,
sustituyendo las no se recurrió a ninguna retórica franquista. De
armas de Sicilia por hecho la descripción del yugo y de las flechas
las del antiguo reino en el escudo adquiere un remarcado tratamiento
de Navarra, con lo cual se integran los bla- historicista, alejado de cualquier querencia hacia
sones de las agrupaciones de Estados me- la apropiación falangista de ambos emblemas y,
dievales, que constituyen la España actual. así pues, con referencias directas a las iniciales
de Fernando y de Isabel, origen verdadero de lo
Artículo 2°.- El escudo de España se des- que en el siglo XV eran dos divisas galantes (el
cribirá así: yugo –por la «y» de Isabel– sería asumido por
Cuartelado. El primero y el cuarto cuar- Fernando; las flechas –por la «f» de Fernando–
telados también, y primero y cuarto de gu- serían asumidas por Isabel):
les, con un castillo de oro almenado con
tres almenas, con sable y aclarado de azur A la derecha de la cola del águila, un yugo de
[Castilla]; segundo y tercero, de plata, con gules, en su posición natural, con cinta de
un león rampante de gules coronado de oro, lo mismo, formando la inicial de Fernando,
linguado y armado de lo mismo [León]. Se- y a la izquierda un haz de cinco flechas, de
gundo y tercero, partido en pal; el primero gules, con puntas hacia abajo y cinta de lo
de oro con cuatro palos de gules [la Corona mismo, formando la inicial de Isabel. Yugo
de Aragón]; el segundo de gules con una y flechas convergentes hacia el extremo de
cadena de oro, de la cual arrancan ocho la cola del águila.
segmentos que se reúnen en el centro de la
joya, centrada por una esmeralda [Navarra]. Se debe recordar, como se ha dicho antes,
Entado en punta, de plata, con una gra- que juntamente a la versión completa del escu-
nada de su color, rajada de gules y tallada y do franquista existieron versiones con el blasón
hojada con dos hojas de sinople [Granada]. cuartelado abreviado, o simplificado: este escudo
Coronel de ocho florones (visibles cinco). «burocrático» permitía la reproducción de las ar-
El todo sobre águila de San Juan pasma- merías sobre superficies de dimensiones peque-
da, de sable, nimbada de oro, con el pico y ñas o muy pequeñas. A continuación se muestra
las garras de gules; éstas armadas en oro. la evolución gráfica del escudo oficial en España
A la derecha de la cola del águila, un yugo entre 1938-1939 y 1945 (primeros modelos), 1945
de gules con sus cintas de lo mismo, y a la y 1977 (segundo modelo) y 1977 y 1981 (terceros
izquierda, un haz de flechas de gules, con modelos, vigentes durante las presidencias de
sus cintas de los mismo. En la divisa, las Adolfo Suárez y de Leopoldo Calvo-Sotelo).
palabras: «Una», «Grande», «Libre». El todo Cómo en la práctica totalidad de este trabajo,
flanqueado por dos columnas de plata, so- los dibujos de los siguientes elementos heráldicos
bre ondas de azur, surmontadas por corona son obra de Heralder y otros (miembros del pro-

200
yecto Wikimedia y Wikipedia-Commons). Heralder APÉNDICE X
puede ser considerado el artífice más destacado El escudo que tardaba en irse
de diseños de armerías de España que hay ac- Extracto de la respuesta del portavoz centrista a
tualmente en internet.10 la iniciativa socialista de cambio del escudo esta-
tal en el Pleno parlamentario de 1980:
PRIMEROS MODELOS: 1938/1939-1945
Según esta descrip-
ción –que no es más
que una propuesta–,
desaparecerían del
escudo actual el
águila imperial, el
yugo y las flechas,
y la leyenda «Una,
grande, libre». También cambiaría la forma
de la corona. […] Para responder a la propo-
sición de ley socialista, el Gobierno delegó en
SEGUNDO MODELO: 1945-1977 el diputado don Joaquín Satrústegui, quien
comenzó proclamando también su emoción
ante un tema de tal trascendencia, «que da
a esta sesión plenaria un carácter histórico».
«Vamos a votar –dijo en nombre del grupo
centrista– a favor de la proposición socialis-
ta.» Recordó que el escudo «que hasta hace
poco, era el escudo de España», se creó por
un decreto de 2 de febrero de 1938, pasada
ya gran parte de la guerra. «Los que nos en-
contrábamos en el frente nacional estába-
mos ajenos a esas cuestiones», dijo y añadió
TERCEROS MODELOS: 1977-1981 que fue un equipo de hombres, dirigido por
Ramón Serrano Súñer, «gran amigo mío de
siempre» –matizó–, y en el que se encontra-
ba Dionisio Ridruejo, el que creó el escudo.
Afirmó que si Dionisio Ridruejo viviera toda-
vía y fuera diputado diría, en esta ocasión,
palabras parecidas a las que él iba a decir. Y
dijo: «¿Por qué es razonable que se estudie
la vuelta al escudo que siempre existió?»
Tras recordar que este escudo fue creado
en 1868 y que sólo fue modificado en la Co-
rona por la II República, agregó: «Es lógico
que el escudo de España de siempre tenga
la situación que corresponde a una Monar-
quía parlamentaria. Votada una Constitución
10 <https://commons.wikimedia.org/wiki/User:Heralder>
democrática, no puede seguir existiendo, en
<https://ca.wikipedia.org/wiki/Escut_d%27Espanya> torno al escudo de siempre, unos aditamen-

201
ISABEL II · MONARQUÍA CONSTITUCIONAL
tos, que corresponden a un Estado totalita- 1837-1868:
rio, donde imperaba la disciplina y que iba
ley patria rey
hacia el Imperio. Respeto los sentimientos
de todos, pero estimo que es objetivo e in- REVOLUCIÓN GLORIOSA · GOBIERNO PROVISIONAL
teligente aceptar una proposición de ley que 1868 (anverso y reverso de las 25 milésimas de escudo):
estudia, con tranquilidad, cómo va a ser el Soberania nacional
escudo de España de ahora. No parece lógi-
ESPAÑA LIBRE · 29 DE / SETIEMBRE / 1868
co que el escudo de España continúe siendo
el que, en un momento emocional, decidie-
GOBIERNO PROVISIONAL
ron unos cuantos hombres de un solo bando. 1869-1870:
Un símbolo así no puede ser representativo
Soberania nacional
de una España, que está haciendo, y ha de
seguir haciendo, enormes esfuerzos por su- AMADEO I · MONARQUÍA CONSTITUCIONAL
perar el trauma de la guerra y para lograr vivir 1871:
en paz, sin más derramamientos de sangre.» JUSTICIA Y LIBERTAD
Tras estas palabras del señor Satrústegui se
procedió a la votación de la proposición de ALFONSO XII · MONARQUÍA NO CONSTITUCIONAL
1875-1876:
ley del grupo socialista, que fue aceptada a
trámite por 236 votos a favor, siete en contra, JUSTICIA Y LIBERTAD
dos abstenciones y dos nulos («El Gobierno
ALFONSO XII · MONARQUÍA CONSTITUCIONAL
acepta un posible cambio en el Escudo de
1877-1887: 27 flores de lis en relieve
España», ABC. Madrid, 28-II-1980, pág. 17).

1880-1885 (50 centavos para las islas Filipinas):


APÉNDICE XI
ALFONSO XIII · MONARQUÍA CONSTITUCIONAL
Los cantos de las monedas también
ley patria rey
hablan del poder (1833-2001)
He aquí las inscripciones con mensaje político
1888-1899: 27 flores de lis en relieve
presentes, cuando se tercia, sobre los cantos de
las piezas españolas desde el reinado de Fernan-
do VII hasta el de Juan Carlos I. En el caso del Go-
FRANCISCO FRANCO · DICTADURA
bierno Provisional también recogemos los lemas 1958-1975:
políticos del anverso y del reverso de la pieza de
UNA GRANDE LIBRE
25 milésimas de escudo de 1868. En las leyendas
siguientes no hacemos referencia a elementos JUAN CARLOS I · MONARQUÍA DURANTE LA TRANSICIÓN
gráficos distintos a la flor de lis. 1976-1978:

FERNANDO VII · MONARQUÍA ABSOLUTA UNA GRANDE LIBRE


1833 (moneda «prototipo» de 20 reales):
JUAN CARLOS I · MONARQUÍA PARLAMENTARIA
DIOS ES EL REY DE LOS REYES 1979-1982:

ISABEL II · MONARQUÍA NO CONSTITUCIONAL UNA GRANDE LIBRE


1834-1836: 1982-2001: 22 flores de lis incusas

DIOS ES EL REY DE LOS REYES

202
APÉNDICE XII
La ley y algunos pesos de las monedas
de plata españolas desde 1732 a 1899
[Fuente principal: Manuel Vilaplana Persiva: Historia del
real de a ocho. Murcia: Universidad de Murcia, 1997]

Contenido en plata pura de la pieza de 8 reales entre ca.


1550 y 1728 (con la excepción del tipo maría): 25,560 g (peso
total: 27,468 g)

1732-1772 1848

• Contenido en plata pura de la pieza de 8 reales: 24,808 g • Contenido en plata pura de la pieza de 20 reales «de ve-
(peso total: 27,064 g) llón»: 23,661 g (peso total: 26,291 g)
• Piezas de 8 y 4 reales (América y península): ley 0.916,666 • Piezas de 20 y 10 reales: ley 0.900
• Piezas de 2 reales, de 1 real y de medio (América): ley • Piezas de 4 y 2 reales, y de 1 real: ley 0.900 (peso de la
0.916,666 (peso del real 3,38 g) media peseta, o 2 reales «de vellón», 2,62 g)
• Piezas de 2 reales, de 1 real y de medio (península): ley
0.833,333 (peso del real 2,98 g) 1849-1854
1772-1786 • Contenido en plata pura de la pieza de 20 reales «de ve-
• Contenido en plata pura de la pieza de 8 reales: 24,432 g llón»: 23,49 g (peso total: 26,10 g)
(peso total: 27,064 g) • Piezas de 20 y 10 reales: ley 0.900
• Piezas de 8 y 4 reales (América y península): ley 0.902,777 • Piezas de 4 y 2 reales, y de 1 real: ley 0.900 (peso de la
• Piezas de 2 reales, de 1 real y de medio (América): ley media peseta, o 2 reales «de vellón», 2,61 g)
0.902,177 (peso del real 3,38 g)
• Piezas de 2 reales, de 1 real y de medio (península): ley 1854-1864
0.812,5 (peso del real 2,98 g)
• Contenido en plata pura de la pieza de 20 reales «de ve-
1786-1833 llón»: 23,367 g (peso total: 25,964 g)
• Piezas de 20 y 10 reales: ley 0.900
• Contenido en plata pura de la pieza de 8 reales o 20 reales • Piezas de 4 y 2 reales, y de 1 real: ley 0.900 (peso de la
«de vellón»: 24,244 g (peso total: 27,064 g) media peseta, o 2 reales «de vellón», 2,59 g)
• Piezas de 8 y 4 reales o, en su caso, 20 y 10 reales «de
vellón» (América y península): ley 0.895,833
• Piezas de 2 reales, de 1 real y de medio (América): ley 1864-1868
0.895,833 (peso del real 3,38 g) • Contenido en plata pura de la pieza de 2 escudos: 23,36 g
• Piezas de 2 reales, de 1 real y de medio o, en su caso, de (peso total: 25,96 g)
4, 2 y 1 real «de vellón» (península): ley 0.806,3 / (peso • Piezas de 2 escudos y 1 escudo: ley 0.900
del real 2,98 g) • Piezas de 40, 20 y 10 céntimos de escudo: ley 0.810 (peso
de la media peseta, o 20 cts. de escudo, 2,59 g)
1833-1848

• Contenido en plata pura de la pieza de 20 reales «de ve- 1868-1899


llón»: 24,244 g (peso total: 27,064 g) • Contenido en plata pura de la pieza de 5 pesetas o de 1
• Piezas de plata de 20 y 10 reales: ley 0.895,833 peso: 22,5 g (peso total: 25 g)
• Piezas de 4 y 2 reales, y de 1 real: ley 0.806,3 (peso de la • Piezas de 5 pesetas, y de 1 peso (para Puerto Rico y las
media peseta, o 2 reales «de vellón», 2,98 g) islas Filipinas): ley 0.900
• Piezas de 2 pesetas, 1 peseta y 50 y 20 céntimos: ley 0.835
(peso de la media peseta, o 50 cts., 2,5 g)
• Piezas de 50, 20 y 10 centavos de peso para las islas Fi-
lipinas: ley 0.835 (peso de la media peseta, o 10 cts. de
peso, 2,5 g)

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