Técnicas Sistémicas y Conductuales para Intervención Con Familias
Técnicas Sistémicas y Conductuales para Intervención Con Familias
Técnicas Sistémicas y Conductuales para Intervención Con Familias
FAMILIAS
TECNICAS SISTEMICAS
La terapia sistémica familiar nace a principios de la década de los años 50. Esta
terapia psicológica pone énfasis en las emociones de toda la familia, no sólo en el
individuo. Ya que, considera que la única manera de identificar y entender los estados
mentales, emocionales, las ideas y el comportamiento es conociendo las dinámicas
familiares de los grupos a las que éste pertenece.
familiar:
Terapia estratégica
Este tipo de terapia consta de 5 partes: etapa social, etapa del problema, etapa de las
interacciones, terapia de las metas y la etapa de las tareas.
Terapia estructural
Terapia narrativa
La Psicoterapia Breve
Busca identificar los problemas y las posibles soluciones mediante el “Aquí y Ahora”
del paciente. Trata de cambiar la forma de pensar lineal (causa-efecto) a la sistémica
(sistemas, subsistemas y sus interacciones).
Terapia transgeneracional
Examina las interacciones entre los miembros de una familia a través de múltiples
generaciones para identificar los problemas nucleares familiares. Esta terapia suele ser
usada en conjunto con otras terapias.
Terapia cognitivo-conductual
Busca modificar los pensamientos irracionales que están causando los problemas
mediante la restructuración cognitiva y la modificación de las conductas problemáticas,
apoyándose en la comunicación asertiva.
Ahora bien, en esta interacción continua y recíproca lo que más define a los ambientes
radica en sus características sociales. Es decir, si bien los humanos también somos
influidos por las características físicas de un entorno, como la luz o la temperatura, lo
más sobresaliente de nuestros ambientes es que son compartidos con otros semejantes,
con los cuales tenemos que entendernos y adaptarnos mutuamente. De ahí que muchos
aspectos de los desórdenes psicológicos se encuentren influenciados por relaciones
interpersonales disfuncionales que los terapeutas no podemos desconocer.
Tal como puede esperarse, las familias constituyen típicamente el ámbito de aplicación
de los procedimientos orientados a modificar relaciones. Esto, por la sencilla razón de
que la mayoría de las veces son los familiares quienes se encuentran cerca y al cuidado
del paciente, como en el caso de los ancianos o los enfermos depresivos graves. Otras
veces, la misma familia es el paciente, como cuando una pareja consulta porque no se
llevan bien o porque no saben cómo manejarse con un hijo adolescente desafiante.
Por ejemplo, en el marco de la gerontología es frecuente que los ancianos emitan quejas
físicas y que reciban atención inmediata, diálogo y presencia de sus familiares; y a la
inversa, cuando el anciano no se queja y manifiesta sentirse bien, sus hijos adultos, no le
estimulan demasiado.
La aplicación del RDI consistiría en invertir esta pauta del reforzamiento desde la mujer
hacia el marido. Así, cuando él llegue en horario a casa, ella debería reforzarlo
positivamente, con algún gesto de cariño y aprobación e inversamente, debería ignorarlo
cuando el esposo se retrase. Por supuesto, este tipo de procedimiento se pauta con
el consentimiento de ambos cónyuges.
Extinción:
En estos casos, el terapeuta habla intencionadamente en un tono de voz más bajo que lo
habitual con el fin de que los pacientes lo copien, especialmente cuando se plantean
diferencias entre sí. Una vez efectuado el modelado, los pacientes tienen que practicar,
esto es, conversar a propósito a un volumen bajo durante una determinada cantidad de
tiempo diaria.
Contrato Conductual:
Tal vez en este punto no esté de más recordar que en la mayoría de las veces, los
conflictos en las parejas no surgen a raíz de grandes diferencias sino de ajetreos
menores y cotidianos, tales como los quehaceres de la casa, los horarios de dormir o los
programas de televisión que se miran. A raíz de ello, el contrato conductual puede
incluir una serie de comportamientos propios de cada área en la que aparecen conflictos.
Así, por ejemplo, se especifica qué día se ocupa cada integrante de hacer las compras o
de lavar la vajilla. También puede pautarse la frecuencia con la cual uno de los
integrantes debe efectuar alguna tarea, como cortar el césped, a cambio de lo cual podrá
disfrutar de alguna actividad de ocio personal.
Dado que el contrato conductual delimita con precisión qué hace cada miembro, incluso
a veces también cómo y cuándo, tiende a disminuir la frecuencia de las disputas por
temas diarios y menores. Se trata de una herramienta muy versátil; así en caso de que
luego de pautarse, se revele como algo difícil de cumplir, puede rediseñarse en función
de la experiencia pasada. De a pequeños pasos, se van ajustando los detalles de los
acuerdos tratando de maximizar la satisfacción de los miembros de la pareja.
Los procedimientos arriba descriptos aportan a este objetivo. Por supuesto, existe una
gran cantidad de detalles técnicos que exceden el espacio del presente artículo. A pesar
de sus diferencias, las técnicas mencionadas surgieron principalmente del paradigma
de condicionamiento operante, caracterizado por el objetivo de cambiar la conducta a
partir de estimular nuevas pautas de acción. Recordemos que en TCC importa no sólo
que el paciente se sienta mejor, sino también en que HAGA mejor.
BIBLIOGRAFIA
Cignifit, Bertrando, P. & Toffanetti, D: Historia de la terapia familiar. Los personas y las
Boscolo, L.; Cecchin, G.; Hoffman L. &Penn, P. (003): Terapia familiar sistémica de Milán.