El Caso de La Mafia Italiana en Los Tipos de Terro

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ESTUDIOS

El caso de la mafia italiana en los tipos


de terrorismo gubernamental*
The Case of the Italian Mafia in the
Types of State Terrorism
Victoriano Perruca Albadalejo
Universidad Nacional de Educación a Distancia
[email protected]
Recibido / received: 26/07/2018
Aceptado / accepted: 01/03/2019

DOI: https://doi.org/10.20318/eunomia.2019.4691

Resumen
En este trabajo exponemos la definición y tipos de terrorismo de Estado para relacionar el caso
ya judicializado de la mafia italiana dentro del contexto pernicioso del crimen internacional y,
aparte de otras conclusiones, cuál sería su encuadre con arreglo a aquella clasificación doctrinal
y estándar.

Palabras clave
Terrorismo de Estado, mafia italiana, crimen internacional.

Abstract
In this job we are trying to Know what is the definition of governmental terrorism and his several
kinds in order to making the Italian mafia up when it was trialed just in a context of international
crime and according to general opinion some experts.

Keywords
Governmental terrorism, Italian mafia, international crime.

* Diversas partes del presente trabajo se recogen de modo más extenso en el texto de mi tesis doctoral
inédita “La actuación de las fuerzas armadas en situaciones de guerra y terrorismo según su conexión
fenomenólógica e histórico-jurídica”, disponible en: http://e-spacio.uned.es/fez/eserv/tesisuned:Derecho-
Vperruca/PERRUCA_ALBADALEJO_Victoriano_Tesis.pdf

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Nº. 16, abril 2019 – septiembre 2019, pp. 45-64. DOI: https://doi.org/10.20318/eunomia.2019.4691
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VICTORIANO PERRUCA ALBADALEJO El caso de la mafia italiana en los tipos de terrorismo gubernamental

SUMARIO. 1. Definición de terrorismo de Estado. 2. Tipos y ejemplos.


2.1. El de los Estados totalitarios donde “la aniquilación del enemigo”
está más o menos formalizada en su Legislación. 2.2. El de las
extralimitaciones de los poderes públicos en la lucha contra el
terrorismo. 2.3. El de la violencia ejercida por grupos “paramilitares” o
por los propios cuerpos de seguridad, pero al margen de la Ley, aunque
con una absoluta o imparcial impunidad. 3. El caso de la mafia italiana.
3.1. Origen geográfico. 3.2. Concepto y diferencia con el terrorismo.
3.3. Su giro terrorista: el caso Andreotti. 3.4. Organizaciones mafiosas
italianas. 3.5. Juicio del siglo. 3.6. Su perversidad y remedio. 4.
Conclusiones. Bibliografía.

1. Definición de terrorismo de Estado

Fue Quintano Ripollés en los años cincuenta del siglo pasado quien en palabras que
han quedado inmortalizadas en resolución judicial definió y trató del “terrorismo de
Estado” -a diferencia del terrorismo subversivo- como “una forma de terrorismo que
parece haber tenido una lamentable tendencia a proliferar en nuestro tiempo, tan
propicio a todos los monopolios estatales, es el del “terrorismo de arriba”; esto es, el
practicado por el Estado abierta o encubiertamente a través de sus órganos oficiales
u oficiosos, es claro que desborda obviamente el campo propio del Derecho Penal
Interno, aunque pueda importar al Internacional Penal en la dimensión de los llamados
Crímenes contra la Humanidad o los Genocidas. Es, sin duda, el aspecto más vil del
terrorismo, dado que elimina todo riesgo y se prevale del aparato de la autoridad para
perpetrar crímenes bajo el ropaje de la autoridad y aun del patriotismo” 1.

Por su parte, a pesar de que se desconoce su origen y la procedencia


etimológica de su nombre (Dáll’Anese, 2012) 2, cuando hablamos de “Mafia” nos
referimos a “una forma de poder criminal que reproduce o remeda elementos del
poder estatal y trata de recibir compensaciones que pueden considerarse análogas a
las que, normalmente, están reservadas al Estado” (Linde, 2006). Es un poder que no
tiene otro objeto que el reforzamiento de su propia capacidad de dominación. Éste es
un rasgo esencial de lo que los expertos en ciencia política denominan “Estado
depredador”, esto es, aquel que se distingue de otro “contractual” en el hecho de que
“los gobernantes depredadores, aunque pueden proporcionar a sus clientes o
vasallos bienes públicos, como orden y protección contra el crimen perpetrado por
otros, no tienen como objetivo, ni siquiera, diríamos, fingido, el bienestar de sus
clientes, sino la maximización de su riqueza y de su capacidad de dominación; en
realidad, un Estado depredador es algo muy cercano a una situación en la que un
territorio y una población determinados están sometidos a un bandido hegemónico,
un bandido monopolista” (Moselle y Polak, 2001: 28-29).

2. Tipos y ejemplos de terrorismo de Estado

En la actualidad no es inimaginable que la Organización terrorista esté constituida por


un Gobierno determinado y en este sentido, siguiendo a González Cussac (2006: 75-
76), distingue tres casos:

1 FJ 6º del Auto del Pleno de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, de 4 de Noviembre de 1998.
2 Por su parte, se afirma que “[…] el uso estricto y más apropiado del término debería circunscribirse a
la Cosa Nostra” (Dovizio, 2005: 95, nota 1).

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2.1. El de los Estados totalitarios donde “la aniquilación del enemigo” está más o
menos formalizada en su Legislación.

El caso de la Alemania nazi o la limpieza étnica realizada en 1994 en Ruanda, entre


otros 3, son claros ejemplos de “genocidio”. El de las dictaduras chilena y argentina 4
lo son de “crímenes de lesa humanidad”.

Ambos no constituyen delito de “terrorismo propiamente” dicho desde el punto


de vista jurídico aunque sí se puedan ejecutar con actos no menos graves de terror.

Para la STS 1.10.07 (ponente Colmenero Menéndez de Luarca) “la diferencia


esencial entre los crímenes contra la Humanidad y el delito de genocidio es la
limitación de los grupos perseguidos y especialmente la exigencia de la intención o
propósito de destruir al grupo parcial o totalmente, que es elemento del segundo de
ellos”.

La diferencia con respecto al terrorismo es que tanto el de lesa humanidad


como en el de genocidio hay un elemento común de “prevalimiento de poder”. Por
tanto, cuantitativa y cualitativamente se trata de delitos todos ellos distintos.

En el comentario de la Operación Cóndor 5 afirmamos que fue un terrorismo


de Estado puro y duro. Se manifestó en Argentina en que -a través del golpe de estado
de una Junta Militar- se utilizaron a las Fuerzas Armadas para llevar a cabo la
apropiación del Estado con el fin realizar a la vez también un exterminio planificado.
Hubo detenciones y asesinatos masivos que no eran ejecuciones oficiales por
realizarse de forma clandestina. En primer lugar (secuestro) se les secuestraba,
normalmente de noche, en sus domicilios. Eran operaciones que a menudo incluían
el saqueo y robo de la vivienda. En segundo lugar (tortura) se les torturaba y sólo si
lo superaban, porque muchos se “quedaban”, permanecían detenidos en
dependencias policiales y unidades militares. A la mayoría de ellos les aguardaba, por
último, el “traslado”, la ejecución sin dejar prueba alguna. Hubo vuelos en que los

3 También se puede mencionar el estalinismo con su terror planificado de los años treinta, la campaña
militar bestial de Japón en Manchuria en 1931-1933, la gran “Revolución cultural” maoísta, la dictadura
del Benefactor Trujillo en la República Dominicana durante los años cuarenta y cincuenta, el régimen de
terror del líder “marxista-lenislista” de Etiopía, entre 1974 y 1991, Haile Mariam Mengistu, o el régimen
gangsteril de Robert Mugabe en Zimbaue, así como la explosión genocida de tiranías como la del Pol-
Pot con el régimen de los Jemeres Rojos en Camboya.
4 El caso de la Operación Cóndor y los vuelos de la muerte.
5 Puede verse al respecto el periódico El País del miércoles 6 de marzo de 2013, Sección Internacional,

página 14, con el título de “Juicio al horror sudamericano”, donde se dice que la causa se inició en los
noventa, cuando regían las amnistías en Argentina, pues los casos del Plan Cóndor habían quedado
excluidos de ellas. En esos años fallecieron varios responsables de la operación. En otros países, como
Chile y Uruguay, la justicia también ha investigado a los responsables del Cóndor, pero en este último
país toda indagación sobre los crímenes de la dictadura quedó paralizada en febrero de 2013 por una
resolución de la Corte Suprema de ese país. Mientras tanto, en Brasil sólo se indaga dentro de la
Comisión de la verdad creada por la presidenta Dilma Rousseff, y en otra subcomisión legislativa sobre
el mismo asunto. De momento, sólo cuatro crímenes del Cóndor han sido juzgados. Según La Gaceta
de 26.07.13, p. 29.: “Un militar de Kirchner, a juicio”, incluso sobre el jefe del Ejército en la actualidad,
César Milani, pesa la sospecha de haber participado en actos ilegales de represión política en tiempos
de la dictadura militar, el llamado “proceso de reorganización nacional”. Concretamente su nombre
aparece vinculado a torturas e interrogatorios sobre presuntos miembros del Ejército Revolucionario del
Pueblo, hechos que se remontan a 1976. En Argentina, desde hace años, todos los nombramientos
militares y civiles han de pasar oficiosamente por el cedazo del denominado Centro de Estudios Legales
y Sociales (CELS), que dirige el periodista Horacio Verbitsky, cuyo fin expreso es depurar la
Administración. De momento, la aprobación del ascenso de Milani ha quedado suspendida hasta
diciembre del 2013. En 2012, según información de El País del sábado 18 de Mayo del 2013, en la
sección de Internacional (la muerte de un dictador), con el artículo de Francisco Peregil: “Jorge Rafael
Videla, punto final”, el número de condenados sumaban ya 244.

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detenidos eran arrojados al río de la Plata o a la mar desnudos, atados de pies y


manos gracias a que la Escuela Mecánica de la Armada (ESMA) era el mayor centro
de tortura y exterminio del país. “Desaparecido” fue el eufemismo con el que se
denominó a las víctimas de esa dictadura. El ex dictador Videla, antes de morir en
Mayo de 2013, sería condenado a prisión perpetua un año antes por organizar el Plan
sistemático de desaparición incluso de bebés detenidos, así como de los asesinatos
y robos de unos cuatrocientos hijos de embarazadas cautivas, es decir, de
desapariciones por las que tales madres daban en silencio y protesta vueltas por la
Plaza de mayo.

El camino, pues, que se ha seguido para el enjuiciamiento ha sido largo. En


Diciembre de 1986 el Congreso argentino aprobó la Ley 23.492, conocida como
“Punto Final”, que dio un plazo de dos meses para denunciar a represores. En Junio
del año siguiente se aprobaría la Ley de Obediencia Debida, según la cual los oficiales
de rango inferior y los suboficiales actuaron forzados por los mandos superiores. En
Octubre de 1989 el Presidente Menem indultaría a doscientas setenta y siete
personas, incluidos acusados de crímenes de lesa humanidad, significando que al
año siguiente el propio Videla, así como Viola, su sucesor, se beneficiarían de otro
indulto el año posterior, hasta que en realidad en Marzo de 1998 el Parlamento
argentino derogaría las leyes anteriores de punto final y obediencia debida, sin efecto
retroactivo, si bien en Junio del año 2005 la Corte Suprema declaró inconstitucionales
las citadas normas. Cabe decir que tras el indulto de 1990 referido entró en juego
España y el principio de la jurisdicción universal recogido en nuestra normativa, es
decir, el principio que le valió al Juez Baltasar Garzón para imputar a Videla por
entender que en todo caso las leyes de amnistía, olvido o punto final no son aplicables
a los crímenes de lesa humanidad, si bien es cierto que la condena de Videla podría
decirse que empezó, en realidad, con Fujimori, el Presidente de Peruano de origen
nipón. Tras plantearse la inconstitucionalidad de las leyes de Obediencia Debida y de
Punto Final argentinas a raíz de una Sentencia de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos, que anuló en 2001 la auto-amnistía de Alberto Fujimori en Perú,
ese caso se sumó al desarrollo del Derecho Penal Internacional y la constitución de
los Tribunales especiales de la Ex Yugoslavia y Ruanda, que avanzaron en los
principios de que en los casos de lesa humanidad los Estados tienen obligación de
castigar a los responsables.

En estos casos citados, pues, hay un Estado totalitario, pero también cabe que
un Estado democrático se extralimite en la lucha contra el terrorismo.

Fue el caso, por ejemplo, de la guerra sucia que el régimen de De Gaulle


emprendió contra el movimiento independentista argelino antes de verse forzado a
conceder la independencia de la ex colonia: Paul Aussaresses 6, bajo las órdenes del
General Jacques Massu e integrado en la décima división de paracaidistas que dicho

6 Puede verse al respecto el artículo “la guerra de Argelia en el Glosario de la Historia de las Relaciones
internacionales durante el siglo XX”, de la Revista Historias siglo20.org, en el apartado de Guerra Fría.
Página web: www.historiasiglo20.org/GLOS/guerraargelia.htm. Vid. también El Mundo de 12 de
Diciembre de 2013, p. 20, Sección “Obituarios”. Tras numerosos atentados perpetrados por los
independentistas, el gobernador civil de la colonia decidió delegar todos los poderes en Massu, quien
instauró la Ley Marcial y confió a Aussaresses el mando de “la guerra sucia” (detenciones ilegales,
torturas, ejecuciones arbitrarias, desaparecidos,…). Más que un soldado de primera línea de combate,
fue un experto de la lucha encubierta y un eficaz represor, cuyos métodos enseñó durante los años
sesenta en los EE.UU aleccionando a los boinas verdes sobre técnicas de contra-insurrección que más
tarde aplicarían en Vietnam. En plena dictadura brasileña de Emilio Garrastazu este maestro de la
represión fue nombrado profesor en el Centro de Formación de la guerra en la Selva de Manaos y allí
tuvo, entre otros alumnos, a numerosos miembros de la policía Política del tirano Pinochet.

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General mandaba, se encargó de reprimir brutalmente las actividades de terroristas


del Frente de Liberación Nacional argelino en la Batalla de Argel.

Otro caso más moderno es el de la neonazi Nschäpe 7 (cómplice en los


asesinatos y en la preparación de los explosivos que, en 2004, dejaron estupefacta a
la sociedad teutona por el terror causado en un barrio habitado por inmigrantes en
Colonia).

Por último, comentaremos posteriormente el caso de la Mafia italiana como


forma de presión a un Estado democrático para que éste se involucre en el crimen
internacional y que, a tenor de lo mantenido con anterioridad, sobre todo con la
diferencia entre un Estado depredador y otro contractual, puede considerarse como
una forma de terrorismo estatal.

2.2. El de las extralimitaciones de los poderes públicos en la lucha contra el


terrorismo.

Hay más casos parecidos al anterior ya cometidos por las fuerzas propias de
seguridad y no las de estrictamente militar, incluso a veces en el propio territorio
estatal.

El caso de Grupos Antiterroristas de Liberación, como el de Israel contra la


Organización palestina Septiembre Negro creado tras los famosos atentados de las
Olimpiadas de Münich (1972) o el del GAL (SAN 20.09.01 -Ponente Lobejón Martínez-
y STS 20.07.01 -Ponente Giménez García-) en España, es el “terrorismo de Estado”
(o de arriba) de los que más rechazo ha provocado dentro y fuera de nuestras
fronteras, significándose que la estructura penal para su castigo es cualitativamente
distinta de la del terrorismo “subversivo” (o de abajo): mientras este último ataca los
mecanismos de una toma “legítima” de decisiones de un Estado, que pensamos 8 que
no tiene por qué ser sólo el “democrático”, por su parte el terrorismo de Estado no

7 Lo peculiar del caso es que entre el año 2000 y el 2007 ni la policía ni los servicios secretos, ni tampoco
la prensa, dieron con la pista neonazi. Las autoridades insistían en que se trataba de crímenes mafiosos.
Eso permitió que si diversas bandas terroristas se habían ocultado en el pasado en santuarios
extranjeros, selvas tropicales o cuevas remotas, por el contrario este trío neonazi vivió y mató en pleno
corazón urbano, regulado y limpio de Europa, y a pesar de que se sabe que en Alemania hasta se toma
datos de los ciclistas que no usan luces nocturnas. Incluso los terroristas tenían tal sensación de
impunidad que Beata Zschäpe se dejó grabar por una cámara de la televisión pública cuando hacía
gimnasia junto a un cámping donde en 2011 disfrutaba de unas vacaciones con sus cómplices y tras
más de diez años asesinando gente. El propio jefe de la Comisión de investigación que lleva el caso en
el Bundestag ha llegado a reconocer que hasta los propios espías alemanes han entorpecido el
esclarecimiento de los hechos y que, junto con el escándalo de la destrucción de expedientes sobre los
neonazis del Este por algunas oficinas regionales de los servicios secretos, se está ante el peor fracaso
masivo e inaudito desde la fundación de la República Federal Alemana.
Tampoco España se escapa de la existencia de bandas nazis. En Cataluña, por ejemplo, se sabe de la
banda nazi de “skin heads White Rebels Barcelona” (WRB), a cuyo líder se le pidió por el fiscal catorce
años de cárcel por la paliza que en el día 7 de abril del 2011 se le propinó en un Bar de Barcelona,
acorralándolo y agrediéndole en la cabeza con cadenas de hierro y botellas, a un ex miembro del grupo
que había empezado a relacionarse con personas de ideología contraria, sobre todo aquellos sobre los
que se practicaba cierta cacería y que eran inmigrantes y homosexuales. Acusado el dirigente de la
organización por los delitos de asociación ilícita en calidad de dirigente y contra los derechos
fundamentales y las libertades públicas, en su modalidad de provocación a la discriminación, al odio y a
la violencia, el principal colaborador del líder era quien administraba la web de la banda criminal. Vid. El
País del martes 30 de Abril del 2013, Cataluña, p. 3, columna derecha: “La Fiscalía pide hasta 14 años
a una banda nazi por apalear a un desertor”.
8 A diferencia de Llobet Anglí (2010: 115). Asimismo, y a mayor abundamiento, si el atacado fuera no un

Estado sino una organización estatal no democrática, así la ONU, donde no todos sus miembros son
democráticos (China, por ejemplo), ni lo es su régimen como tal (derecho de veto por los miembros
permanentes del Consejo de Seguridad), no por ello dejaríamos de calificarlo como terrorismo (a
diferencia de Llobet, quien lo calificaría (Ibidem: 21-122) como un crimen de lesa humanidad).

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respeta los mecanismos de ejecución “legítimos” del ius puniendi, es decir, se toma
la justicia por la propia mano (lo primero sustituye al poder constituyente y legislativo,
lo segundo, al poder judicial)., Si la corrupción en tal sentido lo fuera a gran escala
tales acciones, de lege lata, debieran subsumirse en los delitos de lesa humanidad,
siempre que concurran los requisitos de ataque sistemático o generalizado contra la
población, apreciándose, además, y en su caso, la agravante de “prevalimiento del
carácter público” del sujeto activo; y, caso de no darse aquellos requisitos, en el delito
común correspondiente también con dicha agravante.

Casos más modernos que podrían encajar en este tipo estarían, en primer
lugar, el caso de Ríos Montt en Guatemala 9.

José Efraín Ríos Montt fue el hombre que gobernó este país centroamericano
con mano de hierro entre el 23 de Marzo de 1982 y el 9 de agosto de 1983 -
“quinquenio negro”-. Las guerrillas guatemaltecas asumieron la estrategia que habían
seguido las fuerzas de Ho Chi Minh en Vietnam, esto es, la ocupación de poblaciones
aisladas y el adoctrinamiento de los jóvenes para la formación de nuevos cuadros
guerrilleros. El Estado tenía entonces poca presencia en el llamado “triángulo ixil”, y
la labor de la captación de las guerrillas contó con poca oposición. En el conflicto
guatemalteco -donde también se combatía con las Patrullas de Autodefensa Civil
(armadas por el Ejército) a las guerrillas de inspiración marxista- se estima que
murieron entre ciento cincuenta mil y doscientas mil personas, siendo el ochenta y
tres por ciento de sus víctimas indígenas que no murieron en combate.

En segundo lugar, aunque podría ser discutible su inclusión en esta clase de


terrorismo de Estado, probablemente por no caber comparación con el supuesto

9 Testimonios en el juicio han llegado a contar cómo los soldados jugaron al fútbol con la cabeza de una
anciana, la violación de una indígena embarazada de ocho meses vestida con su colorido güipil, teniendo
quince días después un parto con el hijo muerto, lo que da muestras de que según el fallo aún no firme
las mujeres y los bebés fueron el centro de la mayoría de las atrocidades cometidas por el ejército. Todo
esto hace que los países vecinos también “miren de reojo” una Sentencia que abre la caja de la memoria
histórica en una región asolada durante décadas por guerras cocinadas con ingredientes similares. El
Tribunal Constitucional de Guatemala ordenó en Mayo de 2013 repetir el juicio a partir del estado en que
se encontraba el proceso el día 19 de abril, cuando la vista fue suspendida, reanudándose después sin
tener en cuenta testigos propuestos por la defensa del ex dictador. El propio Tribunal que condenó a
Ríos deberá poner en marcha la “máquina del tiempo” y dar trámite a la recusación planteada por su
defensa contra la juez Yazmín Barrios, por “enemistad grave”, a la vez que por “amistad” con otro
miembro del Tribunal, Pablo Xitumul. Aunque la Sentencia fue anulada por motivos formales de falta de
garantías procesales debidas, la Corte Constitucional no ha puesto en duda las conclusiones sobre los
hechos de quince operaciones de matanzas llevadas a cabo contra los mayas ixiles durante la
Presidencia de Ríos Mont y en el contexto de un conflicto que asoló el país durante treinta y seis años
(1960-1996, fecha esta última de la firma de los acuerdos de Paz).
Sigue pareciendo hoy el caso más atroz de “apartheid” que, aparte de Sudáfrica, pueda haberse
conocido. La diferencia con el apartheid sudafricano era que la discriminación racial no estaba escrita en
las leyes, de forma que un negro sudafricano era un ser más libre que un indígena guatemalteco. El
asesinato era el primer recurso contra los subversivos en Guatemala, en Sudáfrica era el último. Lo
mismo no se podía decir de El Salvador, país vecino donde también los militares “disparaban primero y
preguntaban después”, pero donde el grado de terror, de esclavitud mental, era menor: los campesinos
en la zona de guerra salvadoreña se atrevían a hablar con cierta libertad, incluso los soldados
pertenecían al grupo de fuerzas especiales más represoras (los llamados Kaibiles), que siendo soldados
indígenas en el proceso de entrenamiento militar los había deliberadamente desalmados. Eran víctimas
por los oficiales de un método especialmente eficaz para eliminar todo vestigio de compasión en sus
corazones. Ese método consistía en que cuando los reclutaban les regalaban un cachorro. Durante
medio año en que los transformaban en Kaibiles el único consuelo que tenían los jóvenes reclutas eran
sus fieles perros. Al final de ese tiempo los oficiales les obligaban a degollarlos con el fin de convertirlos
en “máquinas de matar con cero humanidad” sin necesidad de tener que entender, a diferencia de los
funcionarios (así sobre todo los de la CÍA que trabajaban en la embajada estadounidense), por qué se
luchaba ni se masacraba. Vid. Caso de John Carlin, El País del domingo 12 de Mayo de 2013, p. 12
(Sección Internacional), según su artículo “El Apartheid más atroz”.

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anterior, al menos por no olvidarlo sí cabe citar el Caso Faisán 10 en España. Se trató
de un presunto “chivatazo” policial por las detenciones que en 2006 se pretendían
llevar a cabo de miembros de ETA y su aparato de extorsión, cuyo presunto
responsable era el dueño del bar Faisán, Joseba Elosua, frustrando así dicha
operación.

2.3. El de la violencia ejercida por grupos “paramilitares” o por los propios cuerpos
de seguridad, pero al margen de la Ley, aunque con una absoluta o imparcial
impunidad.

Por último, cabe otro supuesto doble de su igual manifestación, según sea decisoria
o coadyuvante, y que de por sí tiene un elemento internacional: el de que un Gobierno
de un Estado no ya constituya el propio grupo armado (Hamás en Palestina cuando
ganó las elecciones en 2006) para coaccionar a los dirigentes de otros países
mediante la violencia dirigida contra su población, siendo “Estados terroristas”
propiamente dichos como tales, sino que preste algún tipo de asistencia material y/o
logística a grupos armados ya existentes (en otro país) por razones de afinidad
ideológica o mera oportunidad geopolítica (EE.UU en su día a la contra nicaragüense,
Afganistán a Al Qaeda, Libia en el caso Lockerbie de 1988, etc.) y que, en el ámbito
internacional, donde tiene mayor explicitud, se conoce como el de los “Estados
sponsor”.

Casos más modernos que también cabrían en esta clasificación podríamos


mencionar el caso de las tribus urbanas de “los maras” y los “latin King”
(organizaciones surgidas en El Salvador y Honduras dedicadas a dar seguridad en
sus barrios al mismo tiempo que no han dejado de ocuparse también del control de
las rutas del narcotráfico de su país, es decir, llegándose a especializar en
narcotráfico, secuestro, sicariato y extorsiones) 11 o los caballeros templarios desde
Febrero del 2012 en Tierra caliente de Michoacán -México- (y que, ante la falta de
una contestación estatal, ha obligado a su vez a la creación de los llamados “grupos

10 Se trataba de una operación que podía haber sido crucial para la victoria policial y del Estado de

Derecho en esa lucha contra ETA. El grupo terrorista, según investigaciones periodísticas, no sólo recibió
el dinero de la extorsión sino que los miembros de la red de chantaje y de extorsión pudieron evadirse
antes de ser capturados llevándose consigo pruebas, listas, sellos, datos esenciales sobre la estructura,
composición, procedimientos operativos y responsables del aparato financiero de ETA en esos
momentos, y otros documentos, así como los nombres de víctimas y de verdugos por culpa, parece ser,
y en definitiva, más que probablemente de la posible orden dada por algún responsable político. Aunque
las pesquisas sobre este caso empezaron en 2006 al comisario Enrique Pamiés y el inspector José María
Ballesteros la Sección Tercera de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional los ha condenado en
Octubre del 2013 a un año y medio de cárcel y cuatro años de inhabilitación por un delito de “revelación
de secretos”, pero el Tribunal les absuelve del delito de "colaboración con organización terrorista".
Véase el diario El Mundo de 16 de Enero de 2013, p. 14, Sección España, la información subtitulada “La
Audiencia avala los procesamientos del Faisán” y según la cual la Sala de lo Penal de dicha Audiencia
el día anterior confirmó el procesamiento del ex jefe superior de Policía del País Vasco (E. Pamiés) y del
inspector jefe (José Mª Ballesteros) como presuntos autores del “soplo” a la trama de extorsión etarra.
También el ABC de jueves 27 de Junio del 2013, Sección España, página 29, donde se dice que el juicio
está previsto para los días 16 a 18 de septiembre del 2013. En el auto de procesamiento el juez instructor,
Pablo Ruz, consideró que había “motivos bastantes” para imputarles los delitos de colaboración con
banda armada y revelación de secretos. Sin embargo, indicó que no había indicios suficientes para
procesar al entonces Director General de la Policía, Víctor García Hidalgo. Si ambos policías cometieron
un delito de colaboración ha generado un intenso debate en el seno del Ministerio Público, puesto que
el fiscal jefe de la Audiencia Nacional, Javier Zaragoza, cree que no y el Fiscal General del Estado, Torres
Dulce, considera que sí. Por eso, en el escrito de acusación el fiscal del caso hizo constar que incluía
ése delito por “orden expresa” de su superior jerárquico.
Véase el diario El Mundo del 24 de Abril de 2013, p. 4, en la Sección España sobre el nuevo escenario
vasco, la investigación, con la información titulada “El recibí del chivatazo a ETA”.
11 Vid. Botello y Moya (2005), Cerbino (2004) y el artículo “El fenómeno pandillero” de la revista El

Monitor, núm. 11 de Noviembre de 2005. Boletín de Vigilancia Tecnológica. Recuperado de:


www.uned.es/dpto_pen/delincuencia-juv/.../fenomeno_pandillero.pdf.

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de autodefensa” 12, es decir, unos grupos de reacción armada compuestos por la


propia población afectada).

Respecto a la pregunta que cualquier jurista puede hacerse sobre si a estas


bandas criminales se les podría aplicar un proceso de paz de corte político hay que
tener en cuenta que, en primer lugar, también es cierto que en Honduras -desde la
“ley antimaras de 2002”- pertenecer a ellas y llevar un tatuaje de una de las pandillas
ya es un delito de por sí, que para hablar de tal clase de proceso el acuerdo debe de
ser entre al menos una de esas pandillas y el Gobierno, pero no un acuerdo entre
pandillas (lo que no implica que un acuerdo pueda preceder en su caso al otro), que
se trata de un diálogo con organizaciones criminales, que para la rapidez o no de los
acuerdos pueden influir variables como las cercanías de unos comicios electorales,
y, sobre todo, que las autoridades gubernamentales deben actuar para ello de forma
pública, abierta, transparente y legítima o autorizada por el propio Estado.

En caso contrario, aunque se consiga cualquier logro de interrupción de la


violencia por tales pandillas, la frustración social sería tan grande como no menos
perjudicial para la sociedad del país en general si aquél se viniera abajo por la falta
de un requisito jurídico necesario, es decir, porque de repente un Tribunal considerase
que quienes llevasen el acuerdo no estuvieran legitimados. Por ejemplo, esto es lo
que se teme que pueda ocurrir en Honduras teniendo en cuenta que en este país ya
en el año 2006 se intentó una tregua de los maras con el Estado y fracasó. Esa
primera intentona de tregua finalmente fracasada tuvo lugar después de que en el
Centro Penal de San Pedro Sula, al norte de Tegucigalpa, un infierno cargado de
violencia donde los reclusos vivían hacinados en celdas claustrofóbicas y en
condiciones de insalubridad, sufriera en el año 2004 un grave incendio que se saldó
con un centenar de reos muertos. Sin embargo, aunque ya entonces esas pandillas
pidieron perdón ante la sociedad hondureña, en la actualidad existe un proceso de
diálogo monitorizado por la intermediación de la Iglesia (el obispo Rómulo Emiliani) y
la Organización de Estados Americanos (OEA). Sin embargo, la incertidumbre sobre
él no está descartada si se tiene como referencia que en El Salvador la tregua que
fue difundida ya un año y dos meses antes, en Marzo del 2012, la Sala Constitucional
de su Corte Suprema la ha descalificado porque declara nulos los nombramientos
estatales de quienes la emprendieron habida cuenta de que su condición personal no
era civil sino sólo militar, es decir, que en nombre del Estado no tenían la autoridad
constitucional de éste para firmar la tregua porque por parte del Estado la llevaron a
cabo dos militares, de rango General, David Munguía Payés y Francisco Salinas, el
primero nombrado como Ministro de Seguridad y el segundo como director de la
Policía Nacional Civil 13.

12 Los templarios se llevaban a las mujeres y no las devolvían hasta que estaban embarazadas. El hecho

no deja de ser histórico. Desde que en 1911 -al comienzo de la Revolución- Emiliano Zapata y Francisco
Villa avanzaran entregando tierras a los desharrapados, por primera vez un grupo armado como el de
estas autodefensas devolvió a sus propietarios las hectáreas de terreno recuperadas a tiro limpio a los
Caballeros Templarios. La Presidenta de Organizaciones Michoacanas Pro Derechos Humanos, Cristina
Cortés Carrillo ha advertido que estas autodefensas respecto de “los Caballeros Templarios” se están
convirtiendo en una “pre insurgencia” y añadió que había enviado una solicitud formal al Alto
Comisionado de Naciones Unidas en México (ONU) para informarle de la gravedad de la situación,
situación cuya violencia se ha cobrado ya más de ochenta mil muertos y ha causado otros treinta mil
desparecidos en todo el país. Vid. El País de 14.01.14, Sección internacional, p. 8.: “El conflicto avanza
en Michoacán”. También para mayores detalles puede verse el dominical de El País de 10.01.14,
reportaje: “Los justicieros de Tierra caliente”.
13La retirada de ambos militares del Gobierno Salvadoreño no sólo podría poner en peligro el mismo
acuerdo en ese país sino también en Honduras, lo que supondría un descorazonador fracaso de la tregua
que se intenta máxime cuando, comparativamente hablando, Honduras tiene un papel más importante
que El Salvador en el tráfico de drogas; tan es así que lo vuelve más susceptible a la violencia asociada

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En suma: frente a ese terrorismo “de arriba”, pues, el más conocido es el


terrorismo “de abajo”, es decir, el que responde al pronóstico de la clandestinidad del
débil (en el sentido de que quien lo protagoniza es porque si emprendiera una guerra
se sabe derrotado de antemano).

No obstante, el modelo criminal mafioso no dejaría de ser, a nuestro juicio, una


forma más de terrorismo de Estado porque, además de haberse ya tratado como un
paradigma de las relaciones entre política y crimen (Magnus, 1996), puede servir para
entender mejor regímenes políticos caracterizados por la violencia más extrema, de
los que el siglo XX ofrece un amplio abanico de ejemplos como los que antes ya
hemos dado cuenta.

Es más, en Democracia hay también situaciones que pueden entenderse y


describirse utilizando determinadas analogías con el modelo criminal mafioso. Es lo
que algunos, poniendo como mejor ejemplo el peronismo, llaman mafiosidad
democrática:

“El modelo «de influencia mafiosa» en sistemas en los que –cualesquiera que sean
sus intenciones últimas– los políticos se someten al juicio electoral, deben soportar, al
menos, cierto grado de libertad de expresión y deben aceptar que puede existir algún
control por parte de un poder judicial más o menos independiente.

(…) La característica crucial de los servicios que vende la mafia es que, a diferencia
de lo que hace -o se supone que hace, o intenta hacer- un Estado respetable, en el
que impera una ley igual para todos y se protegen por igual todos los derechos
legítimos, la protección mafiosa proporciona ámbitos de impunidad, desigualdad y
privilegio para los clientes, amigos y cómplices a expensas de los demás. (…) Otra
característica es la siguiente: los políticos actúan con autonomía respecto a sus
mandatarios (…) sin respeto hacia las instituciones, ni lealtad hacia su papel y
funciones, tratando de obtener de ellas el máximo beneficio partidista posible.

La mafiosidad en democracia puede entenderse como lo contrario del fair play


democrático. (…) El político que actúa mafiosamente apura (…) la letra de la ley;
interpreta el mandato de sus electores despreciando el que han recibido los
adversarios (…) y no sólo no tiene en cuenta la posibilidad de ser desalojado del poder,
sino que hace todo lo que está en su mano para dificultarlo” (Linde 2006: 6º y 8º párr.)

3. El caso de la mafia italiana

Todo lo que se sabe de la Mafia, al estar regida por uno de sus principios básicos, el
de “la omertà” o Ley del silencio, según la cual no se habla nada y no se revela nada
sino que solo se hace lo ordenado, se debe al juez Giovanni Falcone, Director General
del Ministerio de Justicia de Italia, muerto en atentado el 23.05.1992.

al crimen organizado y que, al igual que pasó con El Salvador, es necesario asegurar que la tregua esté
realmente respaldada por una política social sólida y comprometida con un fuerte acento en la creación
de empleos, es decir, en una labor en la que el Gobierno no puede estar solo (ya que necesita para ello
alianzas con el sector privado y otros actores de la sociedad civil).
Puede verse, por ejemplo, El País del domingo 2 de junio de 2013, p. 7, en la Sección de Internacional,
donde la información al respecto se recoge bajo el título de “Los mareros se cansan de la guerra”. Vid.
Asimismo El Mundo del 25 de Abril del 2013, p. 58, Madrid, y El País del mismo día, p. 4, también de la
sección Madrid.
Esta banda en España ha sido descabezada en Madrid por la Guardia Civil el mes de abril del 2013 tras
varios meses de investigación dimanante de “la Operación Dorado”. Esta operación fue el producto de
una denuncia, y pasaron de inmediato a disposición judicial (Juzgado de Instrucción nº 3 de Fuenlabrada)
tras los arrestos practicados. La mayoría de ellos recayó sobre personas de nacionalidad ecuatoriana y
por cargos tales como los de tráfico de drogas, pertenencia a organización criminal, delito contra el
patrimonio, coacciones, amenazas, lesiones, tenencia ilícita de armas y extorsión.

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En la década de los 80 la Casa Nostra siciliana mantuvo una guerra consigo


misma. Los Corleonesi, encabezados por Totò Riina, estaban decididos a acabar con
los clanes rivales por todos los medios posibles, entre ellos el informante extraditado
Tomaso Buscetta, quien prácticamente perdió a toda su familia al ser asesinada por
atentados. Gracias a sus declaraciones Giovanni Falcone pudo comprender el
complejo y amplio entramado que era la Mafia, una organización que funcionaba
como un todo, fuertemente jerarquizada, en la que no se hacía nada sin la orden de
sus mandatarios. Esa fue la clave para sentar en el banquillo de los acusados a los
grandes capos en el Maxi-proceso de Palermo. El 16.09.1087 se absolvió a 114 de
los 474 acusados. A los 360 culpables se les condenó a un total de 2665 años de
cárcel (AA.VV., 2012).

Los mafiosos se consideran a sí mismos “hombres de honor”. Tienen una


deontología 14 permanente, similar a los mandamientos. Por un lado, les obliga a
cumplir con los valores internos de “la famiglia” y a no cuestionarse ninguna orden,
incluso la de matar. Por otro lado, esa ética es signo distintivo respecto de otras
mafias, caso sobre todo de los cárteles sudamericanos, por dos motivos. Uno porque
esa permanencia en su actuar honorífico ayuda a los funcionarios de justicia a
predecir sus comportamientos futuros. Y en segundo lugar porque se trata de una
organización que, además, nunca se disuelve ni siquiera si es aprehendido el jefe.

En cuanto a su estructura existe un jefe, tratado como “Don”. En segundo lugar


el “Consiglieri”, hombre de confianza del capo. Sigue el “Sotto capo”, gerente de la
familia que controla toda la parte operativa y es la voz de la calle. En cuarto lugar el
“Contabile”, bajo cuya responsabilidad están las finanzas. A él le sucede en jerarquía
el “Capogerime”, que dirige al grupo de “soldados” que hacen el trabajo sucio junto,
en su caso, con el “Giovane dónore”, esto es, la persona que sin formar parte de la
familia aspira a ingresar en el círculo externo haciendo méritos para ello. Las familias
así conformadas se adscriben a una representación provincial y regional. En Palermo
existe “La Comisión”, que toma las grandes decisiones de la Casa Nostra y funciona
como un Estado al tomar decisiones. Tiene grupos humanos adscritos a regiones y
una suerte de Parlamento. Esta es un razón de más para defender que la Mafia es
incluible en la tipología del terrorismo de Estado aunque, de hecho, no desee
disolverlo sino competir con él o, incluso, aliarse con él para debilitar a las instituciones
públicas aprovechando sus estructuras formales de poder. Es más, se considera a
veces a sí misma como una alternativa al sistema democrático. Al igual que las
organizaciones de narcotráfico en Centroamérica llega a donde el Estado no está
presente. Reparte la riqueza y es apadrinada por los pobres cuando los mafiosos les
dan de comer.

En este sentido ya a fines de siglo pasado se ha llegado a concluir por algunos


analistas, de acuerdo con una traducción propia y no oficial, que “en un mundo donde
el paro laboral es omnipresente y el empleo precario, donde hay desafección política,
y un incremento migratorio que se corresponde con el aumento de la demanda en
bienes y servicios ilegales, resulta inevitable que en un futuro habrá una mayor
criminalidad de cuello blanco. Frente a ello necesitamos salvaguardar no solo los
derechos protegidos por la Convención Europea de los Derechos Humanos sino
también todos los derechos sociales, políticos y económicos del ciudadano. Solo
mediante una adecuada redistribución de oportunidades y un salubre camino

14 “[…] no desear a la mujer de otro hombre de honor; no robar; no explotar la prostitución; no matar a

otros hombres de honor salvo en caso de absoluta necesidad; evitar la delación a la policía; no
enfrentarse a otros hombres de honor; mostrar siempre un comportamiento serio y correcto; no hablar
jamás con extraños acerca de la Cosa Nostra, y no presentarse por iniciativa propia a otros hombres de
honor, pues las reglas imponen que otro hombre de honor, conocido de ambos, debe garantizar su
respectiva pertenencia a la Cosa Nostra [...]” (Falcone, 2006: 94).

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democrático por el que se haga a los políticos responsables de sus actos será posible
reducir los daños económicos y, consecuentemente, la violencia que les suele
acompañar” (Cesoni, 1999: 168-169).

Otra razón adicional para incluirla en la tipología predicha, tal como hacemos,
es que se parece con el Estado en que ambos utilizan la fuerza solo como último
recurso y con intención ejemplarizante porque la regla es la mayor efectividad sin el
menor riesgo. No obstante, la forma de hacerlo es no dejando ninguna evidencia: se
procede al estrangulamiento de la víctima y se disuelve el cadáver en ácido para que
nadie lo encuentre (“lupara bianca” [Dáll’Anese, 2012: 12]). Si al momento de
investigar un homicidio la policía descubre un cuerpo britalmente castigado con
anterioridad a la muerte, es indicio de que la víctima fue miembro de la Mafia.

3.1. Origen geográfico

Una precaución metodológica que se suele advertir en torno a la naturaleza de la


Mafia es que se trata de un “fenómeno multidimensional” (Sciarrone, 2009: XXXIV-
266) que no admite una explicación unívoca de su existencia. En caso contrario se
correría el riesgo de formular un “esquema único, válido para todas las situaciones y
todos los tiempos” (Lupo, 1996: 26).

La Mafia se trata de un fenómeno que tiene un origen italiano. Una explicación


de sus orígenes remotos, una leyenda negra, se remonta al siglo XVIII a partir de los
sentimientos desconfiados y de temor generados en la sociedad siciliana por la
dominación española de la Casa de los Austria. Sin embargo, esa teoría se ha
revitalizado al considerar que la mafia siciliana sería una especie de defensa natural
generada por una sociedad en la que a raíz del modelo de ese dominio español “nadie
confía en nadie” y, desde luego, nadie confía en la autoridad o el Estado (Pagden,
1988). De hecho, para el único jefe mafioso que ha contado su vida, Joseph Bonanno,
perteneciente a la Casa Nostra, la mafia siciliana sería «un sistema subcultural», “un
estilo de vida para sobrevivir”, surgido de la larga historia de opresión extranjera sobre
la isla, una defensa «natural» de sus habitantes frente a poderes siempre lejanos,
explotadores, ineptos e injustos (Bonnano, 2003: 30, 39-40 y 52). 15

Pero en cuanto a sus orígenes modernos sí es pacífico por parte de los


historiadores y economistas que la mafia siciliana surgió a mediados del siglo XIX con
más fuerza en Palermo que en Mesina (Gaambetta, 1996: 75).

Una línea de investigación de sus orígenes, continuista con la anteriormente


expuesta, mantiene que las primeras agrupaciones mafiosas “se forman sobre el
modelo de las sectas secretas anti-borbónicas y masonería en la época de incubación
del movimiento nacional (Dovizio, 2005: 97). A partir de asociaciones de este tipo se
tomó prestado el variado patrimonio organizativo, ritual y simbólico que desde
entonces será característico del universo mafioso, manteniéndose incluso a veces
inalterado hasta nuestros días. Teniendo en cuenta las diferencias sustanciales entre
sus respectivos ámbitos de origen y desarrollo, “parecen haber sido vectores
comunes de irradiación de estos fenómenos las cárceles y el ejército” (Sales, 2014).
Es decir, son lugares típicos donde podía haber circuitos de conspiración. De hecho,
sus formas de delincuencia asociada imitaron la forma de actuar de las sociedades
secretas de la burguesía y de la aristocracia, nexos con los que parece entroncarse

15 La primera edición de este libro apareció en 1983. En su «explicación» los mafiosos, «hombres de

honor», son los verdaderos héroes del pueblo siciliano, los que ayudaban a los humildes frente a la
crueldad e injusticia de los poderes oficiales, los que ayudaron a Garibaldi a derrocar a los Borbones
españoles e incluso, un siglo después, a derrocar al fascismo ayudando a la liberación de la isla por las
fuerzas norteamericanas.

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el carácter elitista y de representación de los débiles por los grupos mafiosos hasta
erigirse en guardianes de los valores tradicionales como el honor y la obediencia
(Lupo, 2007: 101-107).

Otra línea de investigación, no incompatible con la anterior, explica que la


Mafia surgió con más fuerza en Palermo que en Mesina debido al gran aumento de
propietarios como consecuencia de los procesos de desamortización y la
fragmentación de los latifundios y de las tierras comunales a partir de la abolición de
los derechos feudales con la Constitución liberal de 1820 y en un contexto de
agudización de bandidaje favorecido por la casi falta de Estado y debilidad de sus
fuerzas del orden. A principios del siglo XX los grandes aparceros, los “gabelloti”, se
convirtieron así en una “industria” autónoma influyente en la vida política siciliana de
Palermo utilizando el crimen sin escrúpulos y como método habitual. Por tanto, la
mafia es específicamente siciliana, los fenómenos mafiosos posteriores que se dan
en otros lugares, incluso en la propia Italia, no son iguales.

Su expansión a otros territorios obedece a la gran revolución criminal en los


veinte años que van desde 1970 a 1990, sobre todo por parte de la mafia siciliana por
estar caracterizada desde el principio por una fuerte vocación internacional.

Es la época en que su violencia se hace más intensa. Asume tonos


subversivos. Salen a la luz los acuerdos que la unen con el poder político y
económico. Es la etapa en que Italia pasa por el terrorismo político de las Brigadas
Rojas. Es la época en que la Mafia da el salto cualitativo de la ampliación de su capital
proveniente de los tráficos ilícitos de las armas y de la droga.

Es cierto, pues, que cada vez está ya más internacionalizada. También se


habla de “mafia china”, “la rusa”, etc. A título de ejemplo su internacionalidad se
demuestra en España con las detenciones de miembros de la camorra, así el clan de
“los Polverino” 16. En el caso del modelo mafioso norteamericano de La Cosa Nostra,
por su parte, ya se dio un salto decisivo de la lucha contra el mismo cuando en 1970
se aprobó el «Racketeer Influenced and Corrupt Organizations Act» (conocida por su
sigla RICO), diseñada expresamente para poder perseguir a los mafiosos en sus
negocios legales y sindicales porque, si bien el FBI señala, en particular, la recogida
de basuras, el suministro de hormigón y el transporte de artículos de confección y
ropa como sectores de tradicional y comprobado control mafioso, si se tuviera que
elegir los negocios que no se han dado, o se han dado mucho menos, en otros
modelos criminales y que, sin embargo, han sido fundamentales en la historia de la
Cosa Nostra, se citan los préstamos clandestinos, los juegos y apuestas ilegales y,
sobre todo, el negocio laboral-sindical.

Asimismo, en Egipto conviven poblaciones musulmanas y cristianas coptas.


Éstas pagan regularmente protección a capos u organizaciones islámicas para ser
protegidos. En Siria y Líbano, por su parte, el sistema del Zaim (capo o cacique)
organiza la vida política sobre bases institucionales equivalentes a familias mafiosas
y sirven para regular el tráfico de influencias que afectan a la distorsión de las leyes
del mercado.

16 Vid. El Mundo de 06 de junio del 2013, p. 18: “Los Polverino, un clan muy solvente”. La trama tenía
tres células encargadas de invertir en bienes inmuebles a lo largo de la costa mediterránea. Llevaba
actuando en España desde 2006, cuando su gran capo, Giusseppe Polverino Barone se instaló en
Tarragona.

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3.2. Concepto y diferencia con el terrorismo

Debe ser considerada como una criminalidad organizada que busca infiltrarse cada
vez más en los ganglios de la economía, del poder, de la Administración, de las
profesiones, del sistema financiero y productivo.

Lo hace a través de acuerdos subterráneos y se infiltra en los negocios que


constituyen su verdadero poder, toda vez que no hay que olvidar aquí un dato,
estrictamente hablando y para diferenciarlo del terrorismo, pero a veces conectado
con él, y es que la Mafia tiene como principal fin el beneficio lucrativo.

En este sentido, tal como propone 17 el presidente del Senado italiano y ex


fiscal nacional de la mafia, Pietro Grasso, puede que la solución venga por golpearla
en el bolsillo. Comoquiera que ese beneficio lo pretende alcanzar de cualquier modo
también interfiere -si es preciso- en el ánimo de la política en general y del poder en
particular. Lo hace creando una competencia desleal y distorsionando el mercado con
afán de monopolizarlo. Se trata hoy por hoy de un fenómeno nacional e internacional
que no tiene ideología sino que busca una relación con el poder.

Tradicionalmente la Mafia siciliana se había mostrado muy reacia a matar a


personajes públicos. Prefería infiltrarse en las estructuras del Estado, no atacarlo. En
esos “años de plomo” la anterior confrontación política entre demócratas cristianos y
el partido comunista italiano terminó con un “compromiso histórico” que auspiciaba
una colaboración de la democracia cristiana de Aldo Moro con el partido socialista,
logro que parcialmente se consiguió gracias al apoyo externo del partido comunista
italiano al gobierno democristiano de Giulio Andreotti 18 y que acabó con el asesinato
de Aldo Moro. Y es que en los albores de los ochenta, enriquecida por la droga y
furiosa por la mínima resistencia del Estado, la organización empezó a matar.

Con la adopción de esas tácticas terroristas, “la Cosa Nostra” terminaría por
perder a la mayoría de sus valiosos protectores políticos y por quedarse al descubierto
ante los ataques de una magistratura revivida. De hecho, la segunda acusación contra
Andreotti tiene que ver con el asesinato, en 1979, del periodista Mino Pecorelli, que
llevaba tiempo publicando inquietantes informaciones sobre la financiación oculta de
la democracia cristiana. Absuelto en primera instancia, condenado en apelación, el

17 Véase su entrevista por El País del domingo 16 de Junio del 2003, p.12, Sección Internacional. Además

vid. Montaño (2005) y Caselli (2005).


18 Aunque su actividad pública arrancó a mediados de los cuarenta, podemos resumir su biografía

diciendo que en la década de 1960 Andreotti fue designado Ministro de Defensa por Antonio Segni. En
este período se dio el escándalo de los expedientes del Servicio de Inteligencia y del Piano Solo, un
golpe de estado planeado por el neo-fascista en general Giovanni De Lorenzo. A Andreotti se le
encomendó la destrucción de los expedientes. Se ha comprobado que los expedientes, antes de ser
destruidos, fueron copiados y entregados a Licio Gelli, líder de la logia masónica secreta. En 1968
Andreotti fue nombrado representante del grupo parlamentario de la Democracia Cristiana, cargo que
ocupó hasta 1972.En este año inició su mandato como primer ministro de Italia. Ocupó el cargo en dos
períodos consecutivos de centro-derecha (1972-1973). Accedió al cargo con apoyo del Partido Liberal
Italiano y el Partido Republicano Italiano. Abandonó el cargo en 1973 para volver en 1976 después de
las elecciones generales. Duraría en el cargo tres años más, hasta 1979, sostenido su gobierno por el
Partido Comunista Italiano, sin que hubiera ministros comunistas, gracias al llamado Compromesso
storico. No volvería a ocupar el puesto de presidente del Consejo de Ministros hasta 1989, con la
coalición del Pentapartito. Sus tres años como primer ministro coincidieron con el destape de los casos
de corrupción que acabarían con el sistema político. Desde 1991 fue senador vitalicio en el Senado de
Italia. Tras las elecciones generales de 2006 fue propuesto por el centro-derecha (la Casa de las
Libertades) para presidir el senado. Sin embargo, perdió la votación ante Franco Marini. Poco después,
los senadores vitalicios acordaron mantener al gobierno de Romano Prodi, lo que provocó la ira de
muchos políticos de la Casa de las Libertades hacia Andreotti, al considerar su apoyo a Prodi como una
traición, aunque él no perteneciese a ningún partido. Andreotti murió el 6 de mayo de 2013 a la edad de
94 años en su casa de Roma (Italia), a causa de una crisis respiratoria.

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Tribunal Supremo italiano confirmó el primer juicio por falta de pruebas. Lo único por
lo que Andreotti fue condenado fue por difamar a un magistrado.

3.3. Su giro terrorista: el caso Andreotti

El caso Andreotti es el mejor exponente de esas consecuencias políticas del giro


terrorista que dio la Mafia en los años ochenta.

En 1989 el mayor enemigo de “la Cosa Nostra”, el heroico juez Giovanni


Falcone, llegó al Ministerio de Justicia, en el que creó los organismos de investigación
que todavía hoy dirigen la lucha contra el crimen organizado en Italia.

En 1992, “la Cosa Nostra” reaccionó ante esa amenaza. Salvo Lima, el
lugarteniente de Andreotti en Sicilia, murió tiroteado en Palermo.

Por tanto, cuando se habla sobre la relación entre la Mafia y la política en la


historia de Italia la Mafia no sólo no ha sido anatema para las instituciones del Estado,
sino, en muchas ocasiones, un grupo de presión más con el que había que contar.
Andreotti no fue condenado por los plazos de prescripción de los delitos y su ruptura
en 1980 hizo que tuviera efecto esa prescripción, de forma que los Tribunales le
consideraron culpable, pero no pudieron castigarle.

Sin embargo, fallecido a primeros de Mayo del 2013 fue lo suficientemente


hábil como para llevarse a la tumba tal vez demasiados secretos, siendo el más
morboso de todos sus explicaciones sobre el secuestro y posterior asesinato de Aldo
Moro. Fue Andreotti -como jefe de Gobierno y recientemente elegido como primer
ministro- quien se negó a negociar con los terroristas, cosa que la familia Moro nunca
le perdonó, si bien este hecho de anteponer firmemente “la razón de Estado” a la
salvación de Aldo Moro, acabaría a la larga por desembocar en la desaparición del
grupo asesino de las Brigadas Rojas. En suma, en los llamados años de plomo fue el
hombre clave. Después de que en 1987, y coincidiendo con los procesos de
corrupción de Tangentópolis, tuviera lugar un macro proceso por el que se condenara
a trescientos sesenta mafiosos, “la Cosa Nostra” echó un pulso al Estado para
obligarle a negociar con ellos. Comenzaron asesinando al europarlamentario Salvo
Lima, y siguieron con otros muchos atentados.

3.4. Organizaciones mafiosas italianas

La Cosa Nostra no es un asunto del pasado. El último jefe de jefes, Salvatore Totò
Riina, detenido en 1993 y condenado a 13 cadenas perpetuas por el asesinato de 150
personas –a 40 de ellas personalmente-, ha amenazado de muerte a Nino Di Matteo,
uno de los fiscales de Palermo que investiga el supuesto pacto entre el Estado y la
Mafia para acabar con la matanza de los años noventa.

El Fiscal Franco Roberti, fiscal jefe de la Dirección Nacional Antimafia, ha


llegado a advertir 19 que las cuatro mafias italianas -entre las más peligrosas de las
3.700 que según Europol actúan en Europa- se están haciendo más fuertes gracias a
la crisis económica. Según él “cuando la mafia no dispara, hace negocios, no es que
no exista”, y este es el momento, por ejemplo, en el que la Costra Nostra siciliana,

19 El País de 15.12.2003, Sección Internacional, p. 9, con la noticia titulada “Existe un gran riesgo de que

Casa Nostra vuelva a los atentados”.

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después de un período de gran dificultad, está intentado levantar un poco la cabeza


y retomar el fenómeno de la extorsión y de las amenazas.

Según él, la´Ndrangheta calabresa es sin duda en estos momentos la más


peligrosa del mundo por su capacidad de traficar con drogas a nivel mundial y también
de infiltrarse profundamente en el tejido económico, social y político no sólo de
Calabria.

Luego está la Camorra napolitana, que también tiene capacidad expansiva


extra regional, si bien todos los capos de la Camorra menos uno, aunque más que un
capo es el hijo de un capo, están ahora mismo detenidos y bajo el régimen
expresamente previsto para los jefes mafiosos de cárcel dura e incomunicada del
art.41 bis del Código Penal italiano.

Por cuanto se refiere a la criminalidad de la Apulia -la Sacra Corona Unita- ha


sido golpeada con fuerza, también desde la fiscalía de Roma. La crisis económica y
la consiguiente dificultad de acceder al crédito bancario por parte de los empresarios
ofrece una oportunidad a las organizaciones mafiosas de blanquear los capitales
mafiosos, lo que es de una gravedad extrema en el sentido de que el mafioso financia
al empresario con capital ilícito y mete en empresas sanas el capital mafioso. Es un
peligro porque además las mafias se aprovechan del desempleo, sobre todo
reclutando desesperados sin trabajo para sus propias filas. Las mafias siempre se
aprovechan de la desigualdad para hacer negocios más potentes, sin escrúpulos, y
para reclutar desesperados. Otro riesgo es el del abandono escolar por cuanto que
los chavales sin escolarizar se exponen a ser reclutados por las organizaciones
criminales.

Por último, en cuanto al perfil del mafioso, si se busca su figura tradicional,


aquel con la Coppola storta (boina torcida), el paleto, ignorante, analfabeto y
sanguinario, se encuentra muy raramente, o quizá ya no se le encuentra, también
porque los viejos capos están muertos. Ahora el mafioso es sustancialmente un
ejecutivo que difícilmente se reconoce a primera vista como mafioso. Se trata de
verdaderos mafiosos, pero mimetizados, porque una de las prerrogativas de la mafia
es la de confundirse con la sociedad civil. Se les encuentra en las profesiones, en
política, en las instituciones. Así que es difícil reconocerlos. Se les descubre solo a
través de investigaciones profundas. Por tanto, la armonización de las leyes es el
arma más eficaz contra las mafias así como una cooperación eficaz de policía y de
órganos jurídicos. Hay que prever la incriminación de testaferros, como se hace en
Italia desde hace 20 años, y después prever la confiscación de los capitales a los
mafiosos que no consigan demostrar su procedencia.

3.5. Juicio del siglo

En la actualidad se ha juzgado tal pulso. Se llevó a cabo en Palermo el llamado “juicio


del siglo”, proceso que si bien arrancó el día 27 de Mayo del 2013 ha exigido años de
investigaciones y lo insólito del mismo no es sólo que el Estado italiano juzgue al
propio Estado italiano, sino que en el banquillo de los acusados hay importantes
representantes de la Administración italiana junto a quienes deberían ser sus
enemigos: los capos 20 de “la Cosa Nostra”.

Lo que se juzga es que, tras la campaña de violencia mafiosa de los 90, el


Estado italiano hubiera negociado un acuerdo con “la Cosa Nostra” por suavizar las

20Su gran capo, el feroz Toto Riina, o Leoluca Bagarella, Antonio Cina Giovanni Brusca y Massimo
Ciancimino.

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VICTORIANO PERRUCA ALBADALEJO El caso de la mafia italiana en los tipos de terrorismo gubernamental

condiciones carcelarias de los mafiosos a cambio de que pusieran fin a sus


sangrientos ataques, de forma que entre los representantes del Estado imputados por
ello estarían Nicola Mancino (Ex Ministro del Interior), un senador (Marcello Dell’Utri)
y tres representantes del cuerpo especial de los carabinieri, todos ellos ocupando
cargos en un contexto donde, por ejemplo, el juez antimafia de 1992, Paolo Borsellino,
pudiera haber sido abatido por constituir un obstáculo en las negociaciones entre el
Estado italiano y la mafia según dos 21 ex mafiosos reconvertidos en colaboradores de
la justicia. Los procesos sobre la mafia son lentos y en Italia juzgar este fenómeno ha
supuesto una revolución en el sistema de ataque a la criminalidad organizada en
cuanto que está conectada con otras realidades sociales, económicas, políticas y de
otro tipo, de tal suerte que si se examina el fenómeno criminal de forma aislada es
difícil que la Mafia se pueda llegar a comprender como tal fenómeno no
exclusivamente italiano.

La Sentencia de abril de 2018 ha condenado al jefe corleonés Leoluca


Bagarella, al médico de confianza de Totò Riina, Antonino Cina, a los oficiales del
ROS Antonio Subranni, Mario Mori y Giuseppe de Donno, y al ex senador de Forza
Italia, Marcello Dell'Utri por atacar al cuerpo político del Estado. En su valoración el
Fiscal Nacional Antimafia, Di Matteo, mantuvo públicamente que “Es un momento
importante para entender que la lucha contra la mafia si bien debe llevarse adelante
con la represión del ala militar o brazo armado de Cosa Nostra, también debe
ocuparse de cortar de una vez por todas las relaciones que la mafia siempre mantuvo
con los políticos y las instituciones. Esta es una conclusión positiva para creer que el
Estado puede comprometerse y es capaz de hacer esto”. Di Matteo, mientras
recordaba los ataques y obstáculos sufridos en los años en que tramitó el proceso
(“en estos años, no todos se han mostrado respetuosos de un trabajo que nos costó
lágrimas y sangre”) hizo hincapié también en que “no tiene importancia quienes fueron
los que nos atacaron, lo importante es que una Corte d’Assise, después de cinco años
de proceso, ha reconocido que una parte del Estado negociaba con Cosa Nostra en
la época de las masacres y llevaba al gobierno del Estado las exigencias de Cosa
Nostra. Este es un fallo que por primera vez consagra, a un nivel tan alto, cuáles
fueron las relaciones externas de Cosa Nostra con las instituciones en el momento de
las matanzas y es muy significativo que la sentencia de hoy, y probablemente también
los considerandos de la Corte lo hayan señalado, haya cubierto un período en que
hubo tres gobiernos diferentes, puesto que algunos de los acusados fueron
condenados por crímenes cometidos mientras estaban en el cargo los gobiernos de
Andreotti y el gobierno de Ciampi, y otros fueron condenados (Dell'Utri, ndr) por haber
actuado como intermediarios entre Cosa Nostra y Berlusconi incluso después de
1992” 22.

3.6. Su perversidad y remedio

Debe de pensarse que más de cincuenta Estados en el mundo, según estudios 23 de


la CIA, están influidos por sus mafias criminales, sobre todo por las que se dedican al
tráfico de estupefacientes, que disponen de un poder económico notable para

21 Gaspare Spatuzza y Giovanni Brusca. Véase el periódico El Mundo del 28 de Mayo del 2013, p.13,

sección Mundo, sobre el histórico macro proceso y escándalo político con la información subtitulada “El
Estado italiano en el banquillo de los acusados”, así como el reportaje de Domingo del periódico El País,
de 2 de Junio de 2013, “Cuando el Estado se vendió a la mafia”, donde con la foto del cadáver de Salvo
Lima en la calle y con el título de “El pacto que apaciguó al diablo” relata los cargos y detalles de todos
los acusados del Estado y de la Mafia para afirmar que, al contrario que en “la Cosa Nostra”, donde hay
decenas de arrepentidos, aún no hay ningún arrepentido entre las filas del Estado. Ningún político, militar
o policía de la época ha decidido romper el pacto de silencio y contar la verdad de la negociación.
22 Vid. artículo publicado en Archivo temático, mafia italiana, de la revista electrónica “Portada” de

Uruguay: “Sentencia histórica que demuestra que el proceso debía hacerse”, de 28.04.2018.
23 Vid. El País del 16 de Junio del 2003, Sección Internacional, p. 12.

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comprar voluntades y, por tanto, según se define la perversidad, perturbando el orden


o estado de las cosas, en este caso decisiones personales, de forma maliciosa.

Dada la preocupación de la Comunidad Internacional, la Convención de las


Naciones contra la Delincuencia Organizada Transnacional, firmada en Palermo en
el año 2000 y con entrada en vigor el 29.09.2003, ha sido la primera respuesta global
a esa amenaza con el fin de promover la cooperación multilateral y prevenir y combatir
eficazmente la delincuencia internacional. Por ella los Estados asumen identificar los
procesos de globalización, capitalizados por las redes de la delincuencia internacional
como espacios propios para refugiarse de la acción de las autoridades y de atacar de
manera frontal la delincuencia internacional y sus manifestaciones. Ninguna
jurisdicción puede poner fin por sí sola al poder económico y corruptor de las redes
delictivas transnacionales.

Una herramienta de consuno, fundamental para el sistema judicial y


cooperativo internacional desde entonces, son los Compendios de casos de
delincuencia organizada. Evalúan amenazas, sus tendencias, y ofrecen buenas
prácticas a raíz de la exposición casuística.

El que ha sido confeccionado por la Oficina de las Naciones Unidas contra la


Droga y el Delito en el año 2012, en cooperación con el Gobierno de Colombia, Italia
y la INTERPOL, dividido en seis Capítulos, abarca más de 200 casos 24 y ejemplos de
leyes nacionales, habiendo sido expertos españoles para su labor, según su Anexo
III, los titulares entonces de la Dirección Antidroga de la Oficina de la Fiscalía General,
de la Coordinación de Inmigración de la Oficina del Fiscal, y el del Centro de
inteligencia contra el Crimen organizado de la oficina del Fiscal General.

En materia sustantiva (Capítulo I) estudia el alcance de aplicación de la ley


penal nacional contra la delincuencia organizada, el delito de participación en un
grupo organizado, la responsabilidad de personas jurídicas y la extensión de las
jurisdicciones penales nacionales. El Capítulo II aborda desde una perspectiva
preventiva, proactiva y holística la parte procesal de investigación y enjuiciamiento sin
restar importancia a la labor de inteligencia para lograr el desmantelamiento de los
grupos. El Capítulo III aborda la cooperación internacional y el IV el decomiso. El
Capítulo V trata de delitos específicos (armas de fuego, blanqueo de dinero, piratería
marítima, delitos contra bienes culturales y medioambientales) y, por último, el
Capítulo VI todo lo relativo a la prevención en materia de delincuencia organizada.

4. Conclusiones

El terrorismo de Estado, para diferenciarlo del terrorismo “de abajo” o subversivo, se


le conoce también como terrorismo “de arriba”. Respecto al terrorismo de abajo, a
diferencia de Llobet Anglí, pensamos que puede atacar también a una organización
no democrática, incluso a la ONU o a un Estado no democrático, y por tanto ser ese
acto encuadrable como terrorismo propiamente dicho y no necesariamente como un
crimen de lesa humanidad. Habrá que estar a la casuística para las calificaciones
jurídicas.

24 En el listado del Anexo II figuran presentados por España (1) como delito de tráfico de drogas y otros
relacionados con drogas los casos SPA 1 (Operación Guadaña, con el delito asociado de participación
en un grupo delictivo organizado), SPA 2 (Operación Destello, con el mismo delito asociado que el
anterior), y SPA 5 (Operación Chicago, con el mismo delito asociado que antes), (2) como delito
ambiental SPA 8 (Operación Rapiña), (3) como delito de contrabando de inmigrantes SPA 3 (Operación
Petrolero), y como delito de tráfico de personas SPA 4 (Operación Trufas) y SPA 7 (Operación Clubes),
haciéndose referencia al caso SPA 6 solo en el interior y no en el Anexo.

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El de Estado desborda el campo propio del Derecho Penal Interno. Es el


terrorismo más vil porque elimina todo riesgo y se prevale de la autoridad para
perpetrar crímenes. Ni genocidio ni crimen de lesa humanidad son terrorismo
propiamente dicho aunque sí se puedan ejecutar con actos no menos graves de terror.

Entre los tipos del terrorismo de Estado están, primero, el de los estados
totalitarios, que no sólo dictaduras, en cuya legislación se pretende la aniquilación del
enemigo. A nuestro juicio, en función del estudio aquí realizado, incluiríamos el caso
de la mafia italiana.

La mafia italiana, como criminalidad organizada y de corrupción que no suele


tener ideología, se infiltra en los ganglios del poder estatal. Es la más emblemática,
pero no la única. Su peculiaridad nacional es que no sólo ha sido el propio Estado
italiano el que se ha juzgado a sí mismo sino que en el banquillo de los acusados ha
habido importantes representantes de la Administración italiana junto a los capos que
debieran de ser sus enemigos. Tiene como principal diferencia que su principal fin es
el beneficio lucrativo. En cuanto al perfil del mafioso tradicional ha cambiado. Hoy por
hoy es sustancialmente un ejecutivo. La armonización de las leyes, igual que con el
terrorismo, es el arma más eficaz contra ella así como una cooperación eficaz de
policía y de órganos jurídicos.

La incluimos en esta tipología de los terrorismo de Estado (depredador, y no


contractual) porque (1), según se puede definir, es una forma de poder criminal que
reproduce o remeda elementos del poder estatal y trata de recibir compensaciones
que pueden considerarse análogas a las que, normalmente, están reservadas al
Estado, (2) porque se ha tratado ya como un paradigma de las relaciones entre
política y crimen, (3) porque puede servir para entender mejor regímenes políticos
extremadamente violentos como los que en el siglo XX se han puesto como ejemplo,
(4) porque en Democracia hay sistemas políticos análogos al mafioso (“mafiosidad
democrática”), (5) porque se parece con el Estado en que ambos utilizan la fuerza
solo como último recurso y de forma ejemplarizante, (6) porque no desea disolverlo
sino competir con Él o, incluso, aliarse debilitando las instituciones públicas y
presentándose como un sistema alternativo al democrático, y (7) por último, porque
en Palermo existe “La Comisión”, que toma las grandes decisiones de la Casa Nostra
y funciona como un Estado al tomar decisiones. Tiene grupos humanos adscritos a
regiones y una suerte de Parlamento.

En segundo lugar, el de las extralimitaciones de los poderes públicos en la


lucha contra el terrorismo. Se han puesto como ejemplos el caso de los grupos
antiterroristas de liberación (Israel con Septiembre Negro tras los atentados de la
olimpiada de Münich y España con los GAL). Como supuestos más modernos hemos
referido el caso de Ríos Montt en Guatemala, tan atroz o más que el caso sudafricano
del Apartheid, y el caso Faisán en España.

Y en tercer lugar, el de la violencia de grupos paramilitares o por los propios


cuerpos de seguridad, pero al margen de la Ley y con impunidad. En este apartado
hemos puesto como ejemplo a Hamás en Palestina cuando ganó las elecciones en
2006, el de EE.UU en su apoyo a la contra Nicaragüense, Afganistán a Al Qaeda o
Libia en el caso Lockerbie de 1988, entre otros como los más recientes que hemos
narrado a través del crimen internacional protagonizado por ciertas bandas latinas y
su contestación con grupos de autodefensa.

Para terminar, al haber tratado en este artículo solo de la Mafia italiana y no


de otras, sí cabe en todo caso distinguirlas, sobre todo de los cárteles sudamericanos,
en que su “permanente actuar honorífico” es un signo distintivo que paradójicamente

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VICTORIANO PERRUCA ALBADALEJO El caso de la mafia italiana en los tipos de terrorismo gubernamental

ayuda a los funcionarios de Justicia a predecir sus comportamientos futuros y, en fin,


que se trata de una organización que nunca suele disolverse ni siquiera si es
aprehendido el capo. La mejor opción de su lucha contra ellas es así desmantelarlas
por Derecho de arriba abajo.

Medios hay: aunque ninguna jurisdicción puede poner fin por sí sola al poder
económico y corruptor de las redes delictivas transnacionales, uno de ellos, la
armonización de las leyes, es el arma más eficaz contra las mafias así como, en
segundo lugar, una cooperación eficaz de policía y de órganos jurídicos. Por último,
existe una herramienta de consuno, fundamental para el sistema judicial y cooperativo
internacional, que son los Compendios de casos de delincuencia organizada. Evalúan
amenazas, sus tendencias, y ofrecen buenas prácticas a raíz de la exposición
casuística.

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