Obligación de HACER y NO HACER - Del Manual de Derecho de Obligaciones Del Dr. Dario Meneses (2019)

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DEL MANUAL: “DERECHO DE OBLIGACIONES” (MATERIALES DE ESTUDIO)

DEL: Catedrático DARÍO MENESES CARO


IMPORTANTE:

Los materiales de enseñanza que a continuación leerán con detenimiento, son


materiales para emplearlos en una mejor comprensión de la materia.

En maestro Darío Meneses recomienda buscar y estudiar la bibliografía que a


continuación se detalla como complemento de las lecciones aprendidas en clase.

1. Osterling Parodi, Felipe y Castillo Freyre, Mario.- Compendio de Derecho de las


obligaciones. Palestra Editores.- Lima 2008, 1002 páginas.

2. Palacio Pimentel, Gustavo.- Las obligaciones en el Derecho Civil Peruano. Editorial


Huallaga.- 4ta. Edición, Lima 2002.

3. Ferrero Costa, Raúl.- Curso de Derecho de las Obligaciones.

4. Editora Jurídica Grijley.- 3ra. Edición, Lima 2004.

5. Romero Zavala, Luis.- El Derecho de las Obligaciones en el Perú. Editora FECAT.-


tres tomos, Lima 2000.

6. Maradiegue Ríos, Roberto. Derecho de Obligaciones. Editora FECAT.- dos tomos.


Lima 2001.

7. Franciskovic Ingunza, Beatriz.- Manual del curso de Derecho de Obligaciones.


Editorial GRIJLEY, Lima 2010
OBLIGACIONES DE HACER

Las obligaciones de hacer consisten en actos positivos mediante los


cuales se realizan servicios, como puede ser, por ejemplo, el caso de la
prestación que consista en realizar la pintura de un cuadro, o ejercer
la defensa en un proceso, o escribir una obra literaria. Estas
obligaciones
«imponen al deudor el desarrollo de una actividad que permita al acreedor
la satisfacción de su interés (prestar un trabajo, ejecutar alguna
obra, gestionar un asunto)». Tienen pues por objeto uno o varios actos
del deudor distintos de la entrega de la cosa. La obligación de hacer
«es aquella cuya prestación consiste en un hecho o acto que no
entraña nin- gún dar, vale decir, que no implique transferencia de una
cosa, a menos que esa transferencia (entrega, tradición, etc.) sea un
complemento del hecho o acto fundamental. Esta se encuentra,
típicamente, contenida en la prestación de un servicio (profesional,
etc.) o en la ejecución de una obra (una casa, un libro, un puente, un
camino, etc.); particularmente, cuando el acreedor no pone los
correspondientes materiales». La ley exige que las obligaciones de
hacer se cumplan en el plazo y modo estipulados.

El modo del acto forma parte indisoluble del mismo. Por esa
razón, no estará cumpliendo con la prestación quien estuviese
obligado a construir un «puente de material de hierro» y construye
un «puente de material de madera». «El modo es capital en estas
obligaciones, a diferencia de lo ocurre con las de dar, en las
cuales lo primordial es la cosa misma en que estriba la prestación
y no el modo de su entrega, por cuanto ese modo no va a desvirtuar
la prestación. Aquí, lo modal del hecho forma parte indisoluble del
hecho mismo». «Por lo demás, en eso del modo entran no pocas
cosas: el fin económico que perseguía el acreedor, la calidad de los
materiales empleados, la calidad de la mano de obra, las mismas
virtudes estéticas cuando se trate de cosas de arte o de cosas o
hechos en que el arte cuente, etc>>. Si el obligado hiciese el servi-
cio de manera distinta, se tendrá por no hecho; y, por lo tanto,
no podrá exigir la contraprestación, o podrá destruirse lo que fue
mal ejecutado.
En cuanto al plazo, si éste no fue fijado por las partes, será el
exigido por la naturaleza de la obligación o las circunstancias del
caso. Así, existen servicios que prestados a destiempo dejan de
tener utilidad, como puede ser el caso de contratar un abogado para
defender un juicio y que este profesional presente la demanda
cuando el derecho ha prescrito. En las obligaciones de hacer, el
tiempo y el modo son sumamente importantes, lo que no
necesariamente ocurre con las obligaciones de dar, en que la
demora en el cumplimiento y su modo pueden resultar sin mayor
importancia.

OBLIGACIONES DE HACER FUNGIBLES Y NO FUNGIBLES

Resolviéndose las obligaciones de hacer en una actividad del


deudor, es posible distinguir entre aquellas en la que la prestación
es fungible de aquellas en las que resulta no fungible. Es fungible
la prestación cuando la actividad debida no necesariamente debe
ser desarrollada por el deudor, por lo que el interés del acreedor
podría ser satisfecho sea quien fuere que desarrolle la actividad.
Es no fungible cuando la actividad debida sólo puede ser realizada
por el deudor para satisfacer el interés del acreedor, pues existe
un intuitu personae que hace insustituible a quien debe prestar la
actividad.

Podemos considerar que la regla general es que las obligaciones de


hacer se consideran impersonales (fungibles), y más bien el que sean
personalísimas (no fungibles) la excepción. En general, no es
necesario que el deudor cumpla en persona aquello que prometió
hacer; lo esencial es que el acto prometido se ejecute del modo en
que fue la intención de las partes que se ejecutara el hecho.
Por ello, la prestación puede ser ejecutada por una persona
distinta del deudor en aquellos casos en que la obligación no fue
establecida teniendo en consideración las cualidades de la persona
del deudor, su capacidad o habilidad para la realización de la
prestación (artículo 1149 CC.); es decir, que no sean intuitu personae.
Si la obligación fuese «personalísima», ella no podrá ser cumplida por
un tercero.

OBLIGACIONES DE MEDIOS Y OBLIGACIONES DE RESULTADOS

Resulta también importante distinguir en las obligaciones de


hacer entre las obligaciones de medios y las obligaciones de
resultados. En el primer caso la prestación debida consiste en una pura
actividad del deudor y no en un determinado resultado de tal
actividad. El deudor debe sólo desplegar diligentemente su
actividad sin garantizar el resultado de la misma. Tal es el caso del
deber del médico que debe prescribir a su paciente la mejor terapia
pero no puede asegurar su curación, o la del abogado que le debe
a su cliente la más diligente asesoría o defensa, pero que tampoco
puede asegurar el resultado de una gestión o de un proceso. En
cambio, en las segundas la prestación debida está individualizada por
la descripción de un cierto resultado que el acreedor espera y que es
garantizado por el deudor, como podría ser el caso de una empresa
constructora que debe construir una obra conforme a un proyecto
elaborado por el propio acreedor.

INCUMPLIMIENTO CULPOSO DE LA PRESTACIÓN

El artículo 1150 del CC. Señala que el incumplimiento de la


obligación de hacer por culpa del deudor, faculta al acreedor a optar
por cualquiera de las siguientes medidas:

a. Exigir la ejecución forzada del hecho prometido, a no


ser que sea necesario para ello emplear violencia
contra la persona del deudor.

b. Exigir que la prestación sea ejecutada por persona


distinta al deudor y por cuenta de éste:

c. En defecto de las dos anteriores soluciones, dejar


sin efecto la obligación.
El acreedor tiene derecho a la satisfacción de su interés por
obra de su deudor. Esa es la esencia de toda relación obligatoria.
Luego, lo que consagra el inciso 1 del artículo 1150 es lo que de
suyo le corresponde a todo acreedor, como sujeto activo de la
relación. Cierto es que la expresión «ejecución forzada» resulta
confusa. Hay que tener en cuenta que en nuestro Código Civil la
palabra «ejecución» se emplea como sinónimo de cumplimiento (de allí
que al incumplimiento se le denomine «inejecución»). Por ello,
cuando emplea las expresiones «ejecución forzada» debe entenderse
«cumplimiento» a secas. Pero, como frente a la falta de
colaboración del deudor, le está hoy prohibida al acreedor (y a
cualquiera) la autodefensa (o autotutela) resulta que lo que
consagra el inciso es el derecho de acudir al órgano jurisdiccional
para pedir que le imponga al deudor el cumplimiento de la prestación
debida. La segunda parte del inciso («a no ser que sea necesario
para ello emplear violencia contra la persona del deudor» ) resulta,
igualmente confusa. Si el hacer debido es no fungible, si el interés
del acreedor sólo puede ser satisfecho con la propia e insustituible
actividad del deudor, actividad que se resiste a realizar, en realidad
nada impide que se le demande para que cumpla. Si luego, una vez
obtenida la sentencia el deudor persiste en su conducta reticente al
cumplimiento, al acreedor le quedan dos caminos: optar por la
conversión de la obligación específica en genérica de daños y
perjuicios, o echar mano a lo que en la legislación comparada se llaman
«medios de compulsión» o «coercitivos», cuyo paradigma son las
astreintes francesas, que hoy el Código Procesal Civil consagra en su
artículo 53 («el Juez puede: Imponer multa compulsiva y progresiva
destinada a que la parte o quien corresponda, cumpla sus mandatos
con arreglo
al contenido de su resolución »). Así pues, el limite a la posibilidad de
satisfacción del interés del acreedor de una prestación no
fungible, se encuentra en gran parte superado por la posibilidad de
imponer (por el juez) multas coercitivas tendientes a presionar
(pecuniariamente) al deudor para que cumpla.

Pero cuando el hacer es fungible al acreedor le es indiferente


quién le satisface su interés. De allí que el inciso 2 del artículo
1150 habilite al acreedor para poder optar, frente al
incumplimiento, por la satisfacción de su interés por obra de un
tercero. Naturalmente, ello no funciona extrajurisdiccionalmente.
Será a través de un proceso (que el Código Procesal Civil regula en
sus artículos 706 a 708) en que se logrará por obra de un tercero
nombrado por el Juez, la satisfacción del interés del acreedor,
pero a costa del deudor, para quien la obligación de hacer se habrá
transformado en una de dar dinero.

El último inciso del artículo 1150 se refiere a la posibilidad que


el acreedor deje sin efecto la obligación. Debemos entender ese
«dejar sin efecto la obligación» como que el acreedor, frente al
incumplimiento, opta por la conversión de la obligación específica
del hacer por la genérica de daños y perjuicios.

CUMPLIMIENTO PARCIAL, TARDťO O DEFECTUOSO

A su vez, el artículo 1151 del CC. Indica que en el caso de


cumplimiento parcial, tardío o defectuoso de la obligación de hacer
por culpa del deudor, el acreedor puede optar por:

1. Cualquiera de las dos primeras medidas anteriores, o


sea que se cumpla la parte dejada de cumplir (cuando
ha habido un cumplimiento parcial), que se cumpla la
prestación (cuando hay tardanza), que se corrija el
cumplimiento defectuoso; o bien que ello lo haga un
tercero;
2. Considerar no ejecutada la prestación, si ello le
resultase sin utilidad;

3. Exigir que el deudor destruya lo hecho (o sea reponer


las cosas al estado anterior a la ejecución parcial o
defectuosa), por cuenta de aquel, si ello le perjudica;
4. Aceptar la prestación tal como ha sido cumplida (parcial
o defectuosamente) con la correspondiente reducción
de la contraprestación, si la hubiere.

INDEMNIZACIÓN POR DAÑOS Y PERJUICIOS

En todos los casos contemplados en los artículos 1150 y 1151 el


acreedor tiene además el derecho de exigir el pago de la
indemnización por daños y perjuicios que corresponda. Así, si opta
por pedir el cumplimiento natural, ya sea por obra del propio deudor o
de tercero, el acreedor tiene además del derecho a la satisfacción
de su interés, el derecho al resarcimiento de los daños provocados
por el incumplimiento; si opta por dejar sin efecto la obligación de
hacer, la indemnización sustituye la utilidad o ventaja (interés) que
la prestación debía procurarle.

CUMPLIMIENTO PARCIAL, TARDťO O DEFECTUOSO SIN CULPA


DEL DEUDOR

El cumplimiento parcial, tardío o defectuoso de la obligación de


hacer sin culpa del deudor, permite al acreedor optar por
considerar no ejecutada la prestación si resultase sin utilidad
para él, o exigir al deudor la destrucción de lo hecho o destruirlo
por cuenta de él si le fuera perjudicial, o aceptar la prestación
ejecutada exigiendo que se reduzca la contraprestación si la
hubiere (artículo 1153 CC.).
PRESTACIÓN IMPOSIBLE POR CULPA DEL DEUDOR

El incumplimiento de la prestación puede deberse no sólo a la


falta de colaboración del deudor para satisfacer el interés del
acreedor, sino a un evento que haya determinado la imposibilidad
de la realización de la actividad. Si esa imposibilidad de
cumplimiento es imputable al propio deudor (culpa) el artículo 1154
del CC. Señala que «la obligación queda resuelta». En tal supuesto
el acreedor queda liberado de su contraprestación (de haberla),
pero tiene derecho a exigirle a su deudor el pago de la indemni-
zación que corresponda.

Tendrá las mismas consecuencias si la imposibilidad de la


prestación sobreviene (sin culpa del deudor) después de su
constitución en mora (Art. 1333º del C.C.)

Esta responsabilidad por culpa deriva para toda clase de


obligaciones. Conforme al artículo 1321 del Código Civil: «Queda
sujeto a la indemnización de daños y perjuicios quien no ejecuta sus
obligaciones por dolo, culpa inexcusable o por culpa leve...»

El incumplimiento de la obligación de hacer por culpa del deudor se


presenta u origina cuando se presume que este deudor tiene la
intención de no querer cumplir con la obligación de hacer, ya sea por
dolo, culpa leve o culpa inexcusable. En estos supuestos, dicho
incumplimiento puede devenir en un incumplimiento total o un
cumplimiento parcial, tardío o defectuoso.

Dolo
El dolo civil consiste en aquella figura jurídica por la que el deudor
de manera consciente y voluntaria no quiere cumplir con la prestación,
causando o provocando de manera intencional un daño patrimonial
frente a su acreedor, debido a su incumplimiento total o cumplimiento
parcial tardío o defectuoso.
Culpa leve
La culpa leve civil constituye aquella figura jurídica por la que el
deudor no tiene la intención deliberada de no querer cumplir con la
prestación de hacer; sin embargo, incumplirá con aquella prestación
de manera parcial, tardía o defectuosa debido a que no tomó las
precauciones necesarias ordinarias o normales para ejecutar la
prestación. No toma las precauciones que una persona normal, de
acuerdo con las circunstancias de tiempo, lugar, entorno, tomaría para
cumplir con una obligación.
Ejemplo:
Un odontólogo no suministra la cantidad necesaria de
anestesia para sustraer una muela.
Un chef realiza una torta sin darse cuenta que el gas industrial de
la cocina está por acabarse, con lo que la torta ya no podrá volver a
cocinarse.
Culpa inexcusable

La culpa inexcusable civil consiste en aquella figura jurídica que


tiene relación con aquellas circunstancias en que el deudor, sin tener
alguna intención deliberada de no cumplir con la prestación de hacer,
incumplirá con la prestación de hacer sea de manera total, o la
cumplirá de manera parcial, tardía o defectuosa, por no tomar las
precauciones necesarias, mínimas, básicas ni el cuidado necesario
para cumplir con la prestación de hacer de manera diligente, prudente
y responsable. Su comportamiento se condice con la torpeza, la
negligencia, la imprudencia y hasta con la impericia. Se trata, pues, de
una conducta o comporta- miento por parte del deudor a todas luces
imperdonable, irresponsable y hasta reprochable.
En este supuesto, el deudor no toma las precauciones que su profesión,
industria o arte le exigen estando a las circunstancias de tiempo,
lugar y entorno que lo rodean.
Ejemplos:
Un cirujano que se presenta a la sala de operaciones con evidentes
signos de haber consumido licor y se encuentra ebrio; en consecuencia
no podrá realizar su actividad, para poder realizar una buena
intervención
quirúrgica.

Un deudor que se presenta ante un auditorio con el fin de exponer


o desarrollar una conferencia delante de altas personalidades
diplomáticas, del arte, de la cultura, etc., en short, zapatillas y polo
sin mangas

PRESTACIÓN IMPOSIBLE POR CULPA DEL ACREEDOR

Si la prestación resulta imposible por culpa del acreedor, la


obligación del deudor queda resuelta, conservando su derecho a la
contraprestación (si la hubiere), la que será exigible al acreedor.

Igualmente, se aplica la misma regla cuando la realización de la


prestación de hacer depende de una prestación previa del
acreedor, y al presentarse la imposibilidad éste hubiera sido
constituido en mora. En muchas obligaciones de hacer, para que el
acreedor sea satisfecho en su interés, se requiere de su propia
colaboración. Así, para que el pintor haga el retrato del acreedor
se necesita que él pose para aquel. Si constituido en mora el
acreedor la prestación deviene imposible por cuanto el pintor pierde
la mano, las consecuencias de la imposibilidad corren a costa del
acreedor.

Si el deudor obtuviese algún beneficio con la resolución de la


obligación, ese beneficio reduce la contraprestación a cargo del
acreedor (artículo 1155 del CC.).

PRESTACIÓN IMPOSIBLE SIN CULPA DE LAS PARTES

Si la imposibilidad de la prestación se ha producido por causa


no imputable a ninguna de las partes, queda liberado el deudor de la
obligación sin responsabilidad alguna (artículo 1156 del CC.).
Asimismo, el artículo 1316 del CC. Dispone que: «La obligación se
extingue si la prestación no se ejecuta por causa no imputable al
deudor».
Igualmente, el artículo 1317 del CC. Agrega que: «El deudor no
responde de los daños y perjuicios resultantes de la inejecución de la
obligación, o de su cumplimiento parcial, tardío o defectuoso, por
causas no imputables, salvo que lo contrario esté previsto
expresamente por la ley o por el título de la obligación».

No debemos olvidar que existe en Derecho el principio de que:


«nadie está obligado a lo imposible» y el acontecimiento imprevisible
o irresistible, ajeno a la voluntad o participación del deudor que le
impide absolutamente cumplir con su obligación, le exonera del
compromiso, «extinguiéndose por la imposibilidad de ejecución, sin
responsabilidad de su parte».
OBLIGACIONES DE NO HACER

Éstas consisten en la abstención del deudor de cualquier acto que


otro modo podría realizar. La prestación de esta obligación es
negativa.
«La obligación de no hacer tiene como prestación un hecho negativo,
consistente en una abstención: por ejemplo, no talar un bosque, no
construir un muro a mayor altura que la determinada, etc. Está
regulada en general, y siempre que sean compatibles, por las reglas que
gobiernan a las obligaciones de hacer».

Estas obligaciones pueden asumir varias modalidades:


a) abstención pura y simple; por ejemplo, no abrir un
establecimiento comercial en concurrencia con otro;
b) deber de abstención combinado con una obligación positiva
objeto de un contrato; por ejemplo, no tocar piano en el cuarto
alquilado, no tener en él animales domésticos;
c) deber secundario de abstención consistente en la omisión de
actos que puedan perjudicar la obligación contraída;

A las obligaciones de no hacer le son aplicables los mismos


principios que sobre su cumplimiento hemos visto establecidos en
las de hacer y sobre el derecho del acreedor para valerse de los
medios destinados a la satisfacción de su interés.

«Pero, no siempre es viable el cumplimiento forzado de la


obligación, por cuanto también rige el principio de que no es posible,
para conseguirlo, ejercer violencia física sobre su persona; por
ejemplo, no se podría compeler a un actor, que comprometió su
actuación exclusiva en un teatro, a no realizar presentaciones en
otro, por cuanto para ello sería menester ejercer violencia física
sobre su persona; pero sí podría ejecutarse forzadamente la
obligación de no instalar un negocio en las inmediaciones, ya que si
ello ocurriera el acreedor podría obtener su cierre en forma
compulsiva»

Ni el Código vigente ni el derogado contienen reglas sobre las


modalidades del cumplimiento. Se entiende que la abstención deberá
durar el tiempo que en forma expresa o tácita se haya convenido, así
como que ella respete el modo fijado en la obligación. Son casos de
obligaciones de no hacer: el pactar el no levantamiento de un cerco,
el no revelar secretos industriales, el no revelar planos, el no hacer
ruidos molestos, etc.

OPCIONES DEL ACREEDOR EN CASOS DE INCUMPLIMIENTO

En caso de incumplimiento culposo de la obligación de no hacer el


artículo 1158 establece las opciones que tiene el acreedor. Así,
alternativamente, podrá optar por:

1. Exigir la ejecución forzada, salvo que para ello tuviese que


emplear violencia contra el deudor. Por «ejecución forzada»,
como ya lo señalamos, debe entenderse «cumplimiento». Pero,
si la abstención no es de carácter permanente, continuativa o
periódica, como podría ser el caso de que el deudor haya
revelado un secreto industrial pese a haberse comprometido
a no hacerlo, como ya se hizo lo que no debió hacerse, sería ya
imposible el cumplimiento, restándole solamente al acreedor el
derecho a recurrir a la indemnización de daños y perjuicios.
Si en cambio, se trata de una conducta negativa permanente,
continuativa o periódica, encontraran aplicación las «medidas
coercitivas» de las que hemos hablado al tratar de las
obligaciones de hacer, tendientes a presionar
(pecuniariamente) al deudor para que deje de hacer lo que
sigue haciendo pese la existencia del deber de abstención.

2. En segundo lugar, el acreedor puede exigir que se destruya


lo que se hubiese ejecutado o, en su defecto, que se le
autorice para destruirlo por cuenta del deudor. La obligación
de no hacer es siempre no fungible. El interés del acreedor
sólo puede ser satisfecho con la omisión de una determinada
conducta del deudor. Si el resultado de la conducta positiva
es susceptible de ser eliminado pues el acreedor podrá acudir
a la «destrucción» de lo hecho, a costa del deudor. El cauce
procesal para este supuesto está previsto en los artículos 710
a 712 del Código Procesal Civil.

3. Dejar sin efecto la obligación negativa.

INDEMNIZACIÓN DE DAÑOS Y PERJUICIOS

En los tres casos previstos en el acápite anterior, el acreedor


también tendrá el derecho a exigir el pago de la correspondiente
indemnización de daños y perjuicios.
Como hemos señalado líneas arriba, puede ocurrir que ya no sea
posible ni el cumplimiento ni la destrucción de lo ejecutado en
contravención de la obligación de no hacer, en razón de la propia
naturaleza de dicha obligación; tal como sucedería si se hubiese
revelado el secreto de una fórmula industrial. En este caso,
queda resuelta la obligación de no hacer y el acreedor pasaría a
tener el derecho de exigir el pago de los daños y perjuicios que
se hubiesen irrogado.
Igualmente, podría ocurrir que quien se obligó a no construir una
zanja si lo hizo y con ello ocasionó una inundación en la casa del vecino
con quien se obligó a no hacerla, por lo que deberá responder
también por los daños y perjuicios.

RESPONSABILIDAD POR EL INCUMPLIMIENTO DE LA


OBLIGACIÓN DE NO HACER

El Código dispone que sean aplicables a las obligaciones de no


hacer las disposiciones de los artículos 1154, primer párrafo, 1155,
1156 y 1157. Así:

1. Si la prestación resulta imposible por culpa del deudor, su


obligación queda resuelta; pero el acreedor deja de estar
obligado a la contraprestación, si la hubiere, sin perjuicio de
su derecho de exigir el pago de la indemnización que corresponda.

2. Si la prestación resulta imposible por culpa del acreedor, la


obligación del deudor queda resuelta; pero el deudor conserva
el derecho a la contraprestación, si la hubiere.
3. Si la prestación resulta imposible sin culpa de las partes, la
obligación del deudor queda resuelta.

LA MORA EN LAS OBLIGACIONES DE NO HACER

Las obligaciones de no hacer pueden ser clasificadas en


instantáneas y permanentes. Las primeras obligan a abstenerse en un
solo acto. Las segundas muestran cierta perdurabilidad, pudiendo ser
continuadas o periódicas.

Si la obligación de no hacer es permanente, la realización de


uno de los actos que se debió omitir puede no comportar su
inejecución absoluta y definitiva, cayendo únicamente el deudor en
mora. La doctrina ha normalmente negado la posibilidad de que
exista mora en las obligaciones negativas.
Pensamos que será posible que exista mora y no incumplimiento, en
todos los supuestos de obligaciones de no hacer que no se agotan en
un solo acto de abstención, sino que impliquen un comportamiento
negativo permanente, ya sea continuado o periódico, tanto cuando la
abstención debida no se produzca en el momento establecido, como
cuando iniciada se dejen un cierto momento de cumplirla, en tanto
y en cuanto, el acreedor siga teniendo interés en el cumplimiento.
Así, por ejemplo, si alguien se compromete a suspender la venta de
frutas que venía realizando en su verdulería, sin embargo, continúa
con ella durante cierto tiempo para luego cesar; es evidente que sólo
ha incurrido en mora y no en la inejecución total de la obligación.

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