COMETAS Y BARRICADAS
La imaginación insurreccional en el exilio
Sean Bonney
traducido por CONTRAƎDICCIONES
Aun cuando cada palabra indicara los
alejamientos más aterradores, se hablaría
de miles de millones de miles de millones de
siglos, a una palabra por segundo, para
expresar, en suma, tratándose del infinito,
sólo una insignificancia.1
Louis-Auguste Blanqui, La eternidad a
través de los astros
Encarcelado el día anterior a la declaración de la Comuna
de París, en una celda en Fort du Taureau, “una isla
fortificada en forma de elipse que se encuentra a media
milla de las costas rocosas de Morlaix en un lugar donde,
después de transformarse brevemente en el Canal de la
Mancha, el Océano Atlántico finalmente regresa a el Mar
del Norte", Blanqui intenta imaginar el infinito absoluto
y, además, cómo ese infinito podría expresarse en
lenguaje. Escribió su "hipótesis astronómica", La
eternidad a través de los astros, en los meses posteriores a
la sangrienta masacre que finalmente derrotó a la
Comuna, y aunque Walter Benjamin fue exacto al
describir el libro como una declaración final de la derrota
revolucionaria, un relato del universo como infierno
ineludible, un sistema caleidoscópico infernal, también
es un libro que imagina la insurrección a escala cósmica,
y en tiempo cósmico. Un libro de poesía destrozada,
1
Louis-Auguste Blanqui, Eternity by the Stars, trans. Frank
Chouraqui, Contra Mundum Press, New York / Berlin.
equivalente a sus casi contemporáneos Une Saison en
Enfer y Maldoror; obras que se llaman poesía
simplemente porque no hay nada más que llamarlos, o
más bien esto es poesía transformada por su proximidad
a la imaginación revolucionaria. Franklin Rosemont
escribe:
¿No era bajo el signo de la poesía, después de todo,
que Marx llegó a reconocerse a sí mismo como un
enemigo del orden burgués? Todos conocen los
famosos "tres componentes" del marxismo: filosofía
alemana, economía inglesa y socialismo francés.
Pero, ¿qué hay de los poetas del mundo: Esquilo y
Homero y Cervantes, Goethe y Shelley? Perder este
cuarto componente es perder mucho de Marx (y de
hecho, mucho de vida). Toda una crítica al
marxismo posterior a Marx podría basarse en esta
calamitosa ”distracción”.2
Esto solo tiene sentido dentro del contexto de una
definición de "poesía" muy diferentes de aquella de los
versificadores burgueses, ya sean de la llamada corriente
principal o la llamada vanguardia. En su celda, las
preocupaciones de Blanqui se transforman de preguntas
de estrategia a preguntas de imaginación, a la poética
como forma de autodefensa. La enormidad de la oración
que describe Blanqui —es decir, una oración que casi
puede ser imaginada, pero nunca pronunciada— es una
respuesta y una negación de la sentencia que el juez le
había impuesto. Dentro de un universo infinito, la
2
http://libcom.org/library/karl-marx-iroquois-franklin-
rosemont
derrota siempre es inevitable, pero también lo es la
victoria. La sentencia del juez expresa una comprensión
absoluta de toda la vida de Blanqui: su actividad, su
producción "literaria", son aplastadas por el contra-
infinito de su realidad como prisionero, atrapado en una
inmovilidad absoluta, cuyos guardias tienen
instrucciones de disparar si se acerca a las ventanas. La
sentencia del juez lo encierra, lo atrapa en una eternidad
donde “Lo que estoy escribiendo en este momento, en mi
calabozo de Taureau, lo he escrito y estaré siempre
escribiéndolo a lo largo la eternidad, sobre una mesa,
armado de una pluma y ataviado con estas mismas ropas,
en circunstancias del todo semejantes". Pero lo que allí
escribe es un intento de imaginar un universo donde la
sentencia del juez es, si no imposible, entonces, dentro
del contexto del infinito, absolutamente insignificante.
Para Blanqui, el universo está “poblado por un infinito
número de globos y no deja lugar en ningún rincón para
la oscuridad, para la soledad y la inmovilidad”. La
oscuridad y la soledad de su celda quedan fuera del
universo que él imagina, y por lo tanto la imaginación
revolucionaria también queda fuera, lo que significa que
Blanqui, y las tradiciones radicales que representa,
deben ocupar un contra-universo, una anti-gravedad, un
magnetismo negativo que el pensamiento de la burguesía
no puede penetrar, abarcar u ocupar. La sentencia del
juez ha ocupado toda la realidad, por lo que la
imaginación de Blanqui se ve obligada a convertirse en el
defecto de esa sentencia, en una poética insurreccional
que llega a definir la ley del juez y, como tal, hace que esa
ley sea insignificante y ridícula. Blanqui dijo lo mismo
ante una sentencia de prisión anterior, en su Discurso de
defensa de 1832:
Me encuentro, por lo tanto, no frente a jueces, sino
ante la presencia de enemigos; así que sería bastante
inútil tratar de defenderme. Además, no temo
ninguna sentencia que puedan imponerme, al
mismo tiempo que protestan con energía contra esta
substitución de violencia por justicia, ya que esto me
libera de cualquier inhibición que pudiera tener en el
futuro, cuando mediante la fuerza le devuelva el
favor a la ley.3
Incluso cuando es capturado y amurallado, Blanqui se
niega a aceptar que el lenguaje del juez puede encerrarlo:
la sentencia del juez es perversamente liberadora, la ley
como se expresa a sí misma dentro de la imaginación
insurreccional enciende una "fuerza", una fuerza que, en
1871, se expresaría en una furia cósmica que volvería al
juez inaudible. Incluso en 1832, concluyó su desafiante
burla al poder del juez con una amenaza que anticipaba
las visiones de sus posteriores especulaciones
cosmológicas:
Confiscaron los rifles de julio. Si; pero las balas ya
han despegado. Cada bala ya comenzó su viaje
alrededor del mundo: golpean sin cesar; y
continuarán golpeando hasta que ni un solo enemigo
de la felicidad del pueblo y de la libertad quede en pie.
3
https://www.marxists.org/reference/archive/blanqui/1832/defe
nce-speech.htm
La barbarie burguesa convierte las balas de los
insurrectos en máquinas semi-imaginarias; semi-
imaginarias porque, para usar una formulación
surrealista, "lo imaginario es lo que tiende a volverse
real"4. Incluso una insurrección fallida ha
desencadenado un anillo anticiclónico que comprimirá,
apretará y finalmente implosionará la realidad burguesa.
Pero, ¿de qué sirve esto a Blanqui en su inframundo? A
pesar de su desafío y valentía, todavía está encerrado. Su
imaginación insurreccional sigue siendo solo
imaginaria. Su invisibilidad, en su celda, no es una
amenaza espectral para la burguesía, sino que es
impuesta por una realidad que se niega a reconocer. Ha
sido derrotado por la negación de la imaginación y por las
demasiado reales abstracciones y vórtices vampíricos del
capital. Benjamin resumió su destino: "durante tres
décadas, han borrado el nombre de Blanqui casi por
completo, aunque al sonido de ese nombre el siglo
anterior temblaba”.5 Es el "casi", la grieta casi
imperceptible en las paredes de su celda, lo que evita la
desesperación. En 1850, Marx había anticipado esa
eliminación, sugiriendo que sería a través de la negación
del nombre mismo de "Blanqui" que una victoria del
proletariado se convertiría en una fuerza capaz de
quebrar lo imaginario y convertirse en una posibilidad.
“El proletariado agita cada vez más en torno al socialismo
revolucionario, en torno al comunismo, para el cual la
4
Andre Breton, Earthlight, trans. Bill Lavatsky and Zack Rogow,
Los Angeles, Sun and Moon, 1993, p.90
5
Walter Benjamin, ‘On the Concept of History’
burguesía ha inventado el nombre Blanqui”.6 El nombre
“Blanqui” se convierte en una trampa. Es una ofuscación
burguesa de la posibilidad real del comunismo, la
sustitución de la personalidad por la idea revolucionaria.
Blanqui mismo se convierte en los muros de la prisión
que mantienen a la imaginación revolucionaria en
cuarentena, excluida de la historia cosmológica, y
evitando además que la historia humana se vuelva
cosmológica. Al encarcelar a Blanqui, al borrarlo, el juez
ha privado a la burguesía de un nombre que pueden
temer, pero también de un nombre detrás del que pueden
esconderse. Así como Blanqui representa una grieta en la
ley del juez, la sentencia de prisión representa una grieta
en el nombre de Blanqui, a través de la cual la
imaginación revolucionaria puede escapar. Al entonar su
sentencia de prisión, el juez entona la sentencia de
muerte para el mundo que él define.
Benjamín pensaba que el poeta con las afinidades
más inmediatas a Blanqui era Baudelaire. Las células
conspirativas en las que operaba Blanqui, según
Benjamin, estaban más cerca de la bohemia de
Baudelaire, de los poetas y de los extraños criminales,
que de la clase obrera organizada. Sin embargo, una
afinidad más precisa sería con Rimbaud, a quien más que
a ningún otro se le podría llamar el poeta de la Comuna.
El "desarreglo lógico de todos los sentidos" de Rimbaud es
una teorización de las convulsiones en la subjetividad
colectiva provocadas por la experiencia de la Comuna.
6
Marx, ‘The Class Struggles in France’
Los sentidos no son los sentidos privatizados del mundo
oficial, bohemio o de otro tipo, sino una colectividad que
corre hacia afuera, hacia un sistema sensorial
revolucionario que a su vez se extiende hacia atrás y hacia
adelante en el tiempo, volcando la temporalidad
capitalista. El joven Marx célebremente escribió que “la
formación de los cinco sentidos es un trabajo de toda la
historia universal hasta el presente”, por lo que, para
Rimbaud, la tarea del trabajo poético es sugerir métodos
para ejecutar el desarreglo de "toda la historia universal".
L'Orgie Parisienne es uno de los grandes poemas de
Rimbaud relacionados con la Comuna. En él, imagina a la
burguesía volviendo a la ciudad tras las masacres finales
de los comuneros. Son un desfile de grotescos insípidos y
miserables: “impúdicas nalgueras”, “ventrílocuos”,
“idiotas jadeantes” con “corazones mugrientos” y “bocas
horripilantes”. Beben hasta desmayarse, ignorando las
huellas de la Comuna a su alrededor, las tiendas tapiadas
con carteles "Negocio funcionando" pegados, el hedor a
gasolina y libertad y sangre. Pero para Rimbaud la ciudad
misma es un comunero masacrado, y las heridas y las
cicatrices que la Comuna y su violenta represión ha
dejado entrecruzadas por todas partes como un contra-
mapa de calles son “mil puertas” por las que entran el
pasado y el futuro, derrumbándose, fragmentando la
ciudad para que exista en mil dimensiones sensoriales
diferentes, manteniendo así la idea y la posibilidad del
triunfo proletario siempre presente, por fantasmal que
sea. La Comuna, incluso en la derrota, ha transformado
la ciudad, y “el llanto de los infames / el odio de los
convictos / el clamor de los condenados”, que son las
voces de las víctimas de la masacre, el verdadero
contenido negativo de los gritos satisfechos de la
burguesía, siempre será audible, resonando una y otra
vez a lo largo de la historia pasada y futura en un
contratiempo a las órbitas resecas del realismo del capital
y de su “pensamiento desprovisto de ojos, de dientes, de
oídos, de todo”.7
Blanqui, en 1869, había notado que el capital emplea una
poética pseudo-ocultista, manipulando las percepciones
de una realidad realmente vivida para asegurar su propia
supervivencia incluso dentro de la autodestrucción. “El
odio de los convictos” y “el clamor de los condenados”
son, como Blanqui en su celda, divididos, suavizados y
disueltos en la historia del capital, negando su potencial
como bloqueos e interrupciones en “la formación de los
cinco sentidos” y “toda la historia universal”:
Todas las atrocidades del vencedor, su larga serie de
crímenes, se transforman fríamente en una
evolución regular, ineludible, como la de la
naturaleza... [El capital] sacrifica sin piedad ni
escrúpulos a todos los mártires del pensamiento o de
la justicia. [...] No se atreve a condenarlos, sino que
se limita a ocultar sus nombres o sus roles, y
simplemente a borrar de la historia los grandes
nombres que contradicen su tesis.8
7
Marx, 1844 Manuscripts
8
Louis-Auguste Blanqui, Eternity by the Stars, ibid. For a version
online: ‘Notes on Postivism’, Auguste Blanqui,
http://www.marxists.org/reference/archive/blanqui/1869/positi
vism.htm
El borrado del Capital del pensamiento, la justicia y la
contradicción lo condenan a una irrealidad (aunque una
irrealidad con el poder de matar) siempre en peligro de
inmolación por los poderes de todo lo que ha hecho
invisible, es decir, por los condenados de la tierra
siempre posicionados al otro lado de sus muros. En
'Instrucciones para tomar las armas', Blanqui participa
en un momento de urbanismo proletario:
Barricadas deben ser construidas cada 50 metros en
todas las calles. Los adoquines deben ser removidos
y, en las calles principales, deben ser llevados a los
pisos superiores para ser lanzados a las tropas de
Carlos X.9
El contenido de los muros se transforma, el sentido de la
calle se apropia. Su materia, sus moléculas se
transforman de herramienta para el libre flujo de capital,
empleados, víctimas y tropas, a bloqueo, interrupción y
medio de autodefensa. La barricada desarraiga la historia
de la ciudad, acumula “las atrocidades del vencedor” en
una densa interrupción, provocando un bloqueo en las
venas de la ciudad, una convulsión cardíaca, la calle
como misil donde cada impacto en la cabeza de un policía
rompe las celdas donde "los grandes nombres que
contradicen su tesis" se mantienen encarcelados, libera
las fuerzas encarceladas por "los grandes nombres". Esos
"grandes nombres" ya no son monumentos, ocultos o no,
sino restos explosivos de la historia excluida arrojados al
9
Louis-Auguste Blanqui, Eternity by the Stars: ‘Instructions for
Taking Up Arms’. For a version online:
http://www.marxists.org/reference/archive/blanqui/...
corazón de la ciudadela enemiga. Mientras tanto, los
"pisos superiores" donde se tomarán las piedras
desviadas se vuelven absolutamente inaccesibles para las
tropas:
Cuando, en la línea de defensa, una casa está
particularmente amenazada, derribamos la
escalera de la planta baja y abrimos agujeros en las
tablas del piso superior, para poder disparar contra
los soldados que invaden la planta baja.10
El proletariado se apodera de las fuerzas de la
invisibilidad que le impone la burguesía. De algo cuya
humanidad se niega pero cuyo trabajo se demanda, se
convierten en una fuerza monstruosa cuya tarea es
repudiar el monopolio del enemigo sobre la humanidad y
la historia. Esta es una invisibilidad en el instante
inmediato en que se hace visible. La invisibilidad que
Gustave Geffroy notó cuando describió la aparición de los
blanquistas en mayo de 1839: “la banda revolucionaria se
reúne y aparece de repente. Inmediatamente un vacío,
un silencio se instala a su alrededor”11. La invisibilidad
que notó Heine cuando describió sus paseos por los
barrios proletarios de París:
las canciones que escuché allí parecían compuestas
en el infierno y los estribillos sonaban con ira
furiosa. Los tonos demoníacos que componen estas
Louis-Auguste Blanqui, ibid.
10
11
Quoted in Walter Benjamin, The Arcades Project, Boston:
Belknap / Harvard, 1999
canciones difícilmente pueden ser imaginados en
nuestras delicadas esferas.12
La invisibilidad del “espectro del comunismo”, y
también la negación de la invisibilidad impuesta por los
gobiernos de Major y Blair con su famoso parloteo sobre
cómo “ya no hay clase trabajadora”, y que “nosotros”
somos “todos clase media”. La separación y exclusión
implícitas dentro de ese "nosotros" asegura nuevas
irrupciones de violencia proletaria. Si la burguesía y su
cortés barbarie han seguido triunfando, las huellas de su
negación, puntos invisibles en el espectro, siguen siendo
una presencia, una pesadilla y una amenaza vista por
última vez, al menos en Gran Bretaña, en agosto de 2011.
Meditando en su celda, Blanqui imagina una dialéctica
intergaláctica, conflagración e impacto y lucha como las
formas en que el universo se sostiene, una visión
horrenda de mortalidad y muerte y renacer, un sistema
metafórico de infierno y derrota, pero que sigue
conteniendo en su centro la promesa sin fin de un
retorno infernal:
Los astros nacen, brillan, se apagan y,
sobreviviendo millares de siglos, quizá cuando su
esplendor se haya desvanecido, no dejan libradas a
las leyes de la gravedad sino tumbas flotantes.
¡Cuántos miles de millones de estos cadáveres
congelados trepan así en la noche del espacio
Shlomo Barer, The Doctors of Revolution: 19th Century Thinkers
12
Who Changed the World, London: Thames & Hudson, 2000
esperando la hora de la destrucción, que será, al
mismo tiempo, la de la resurrección!13
En los momentos de derrota, la revolución cae de vuelta
hacia la poética, así como en los momentos de
insurrección -como sabían Rimbaud, los surrealistas y
los situacionistas- las energías ocultas en la poética
explotan hacia afuera en revolución. La revolución no se
vuelve poética, la poesía se hace añicos en el proceso de
convertirse en revolucionaria. En 1929, Benjamin había
sugerido que “ya va siendo hora de acometer una obra
que esclarezca por fin y por completo la crisis de las artes
de que somos testigos: escribir una historia de la poesía
esotérica”. Su afirmación era que la poesía llevaba una
“carga secreto”, y que poetas como Rimbaud y
Lautreamont eran “grandes anarquistas” cuyas
“máquinas infernales” hacían tic-tac, listas para hacer
trizas el aburrimiento de la historia literaria, para
transformar el conocimiento poético que contenían en
conocimiento revolucionario14. En la década de 1940, el
ensayo Poesía y conocimiento de Aimé Césaire, publicado
en Tropiques, un periódico antifascista disfrazado de
revista de poesía y folclore, esbozaba lo que él
consideraba el contenido revolucionario del
pensamiento poético:
Es a través de la imagen, la imagen revolucionaria,
distante, la imagen que derriba todas las leyes del
13
Louis-Auguste Blanqui, ibid.
14
Walter Benjamin, ‘Surrealism’
pensamiento, que la humanidad finalmente
atraviesa la barrera [...] En la imagen, A deja de ser
A.15
En ese mismo ensayo, Césaire escribió en detalle acerca
de en qué podría consistir realmente aquella imagen:
Todo lo vivido; todo lo que es posible. Alrededor del
poema, tal como se forma, está el precioso
torbellino: el ego, el yo y el mundo. Y las
combinaciones más extrañas, cada pasado, cada
futuro (el anticiclón forma mesetas, la ameba pierde
sus pseudópodos, las vegetaciones extintas se
enfrentan entre sí). Todo el flujo, toda la radiación.
El cuerpo ya no es sordo ni ciego. Todo tiene derecho
a la vida. Todo es llamado. Todo está esperando; me
refiero a todo. El todo individual vuelve a ser
revuelto por la inspiración poética. Y, de una
manera más inquietante, también el todo cósmico.
Más recientemente, el poeta Will Alexander describió las
rebeliones de Los Ángeles de 1992 como una irrupción de
fuerzas previamente ocultas en la poesía y la historia:
América, una historia incesante de nitroglicerina,
donde el sol ha sido almacenado históricamente
para energizar las plantaciones de los esclavistas
embajadores, plantaciones inicialmente cultivadas
y regadas por la sangre del trabajo libre. Pero
durante la revuelta, se ha cruzado un Rubicón, y
hemos sido testigos del arte telepático de la
Refusal of the Shadow: Surrealism and the Caribbean, ed. Michael
15
Richardson, Verso 1996
venganza, las moléculas de rebelión, que gracias a
un óptimo deterioro social, han estallado en una
metamorfosis de pesadillas, donde los tronos de
varas de mimbre han reventado y desaparecido.16
Para Césaire, el pensamiento poético implica una
totalidad cósmica que se retuerce y se transforma en
nuevas formas y nuevos sueños que exigen la revuelta
para hacerse realidad. Para Alexander, las historias de la
brutalidad imperial estadounidense han sido
comprimidas en moléculas poéticas que, en el momento
de la revuelta, el momento en que todo comienza, se
metamorfosean en pesadilla y conflagración. La “imagen
revolucionaria, distante” de Césaire es arrastrada a la
tierra y puesta en contacto con la imagen capitalista
dominante hasta el punto de que dos imágenes
contradictorias de la realidad se ven obligadas a entrar en
crisis y en conflicto debido a su imposible ocupación del
mismo momento histórico, el mismo espacio físico. La
imaginación poética, tal como la utilizan surrealistas
como Césaire y Alexander, es la que hace estallar la
continuidad de la historia de la misma manera que las
barricadas de Blanqui destrozaron el suave fluir del
capital por las calles de París.
“El todo individual vuelve a ser revuelto por la
inspiración poética. Y, de una manera más inquietante,
también el todo cósmico”. Césaire casi podría estar
hablando de Blanqui, arrojado en su celda a una
inspiración meramente poética, donde la colectividad
16
Will Alexander, ‘Los Angeles: The Exploding Cimmerian Fish’,
Singing in Magnetic Hoofbeat, Essay Press, Ithaca, NY, 2012
revolucionaria se derrumba en la enormidad cósmica. Si
bien La eternidad a través de los astros es
indudablemente, como señaló Benjamin, una visión de
un infierno ineludible, no es un infierno inerte,
derrotado, sino más bien el punto en el que "el infierno
deambula por la humanidad": un angustiante infierno
invertido17. La enormidad del sistema imaginario de
Blanqui es la enormidad del logro de la Comuna, así como
la enormidad del horror de su derrota. En el sistema de
Blanqui, los comuneros no mueren, sino que se disuelven
en una borrasca metafórica, una poética revolucionaria.
En los aspectos más oblicuos y conflictivos del sistema de
Blanqui se convierten en cometas, que en su imaginación
cosmológica son siempre interferencias, barricadas,
revoluciones. Hay una "separación radical", para
Blanqui, entre los cometas y "los sistemas estelares que
constituyen el universo". Son “verdaderas pesadillas
científicas” que no forman parte de, y ciertamente no
obedecen, los mapas cosmológicos empíricos y
positivistas del siglo XIX en los que se basa Blanqui, y que
descarta como controlados por una “gravedad
desordenada, casi loca”, la casi locura del capital, que
tiene que omitir cualquier anomalía no simétrica de su
sistema. Mientras intenta imaginar la indiferencia de los
cometas hacia las reglas estandarizadas de gravedad,
Blanqui transforma la totalidad del universo en un
sistema policial:
Si evitan Saturno es para caer bajo la copa de
Júpiter, el policía del sistema. En guardia en la
17
Theodor Adorno, Letter to Walter Benjamin, 2 August 1935
sombra, los husmea, antes aún de que un rayo de Sol
los torne visibles, acorralándolos despavoridos
hacia desfiladeros peligrosos. Ahí, atrapados por el
calor y dilatados hasta la monstruosidad, pierden su
forma, se alargan, se dispersan y franquean el paso
terrible, a la desbandada, abandonando por todos
lados a los rezagados y, no recuperando sino con el
mayor esfuerzo, bajo la protección del frío, el lugar
de sus soledades desconocidas.18
Los cometas son interceptados en una persecución en
coche a alta velocidad a través del sistema solar. Júpiter,
Rey de los Policías, los arrastra con su gravedad de cerdo
y los arroja a abismos, mazmorras y finalmente a la
horca. Son quemados, asesinados y olvidados. Pero como
el deseo revolucionario mismo, no pueden ser
destruidos, sino que simplemente permanecen
dormidos, esperando la oportunidad de resurgir.
Sólo escapan los que no han caído en las emboscadas
de la zona planetaria. Así, evitando funestos desfiles
y, dejando a lo lejos, en las llanuras zodiacales, las
grandes arañas paseándose al borde de sus telas, el
cometa de 1811 funda las alturas polares sobre la
eclíptica, se desborda y da vuelta rápidamente al
Sol, luego reúne y reforma sus inmensas columnas
dispersas por el fuego del enemigo. Sólo entonces,
luego del éxito de la maniobra, despliega ante las
miradas estupefactas los esplendores de su ejército y
18
Louis-Auguste Blanqui, ibid.
continúa majestuosamente su retirada victoriosa
hacia las profundidades del espacio.
Blanqui hace referencia al Gran Cometa de 1811, que fué
visible a simple vista durante unos 260 días; algo más del
doble del tiempo que sobrevivió la Comuna de París. La
luz portentosa en el cielo marca metafóricamente la
posibilidad siempre presente de una reaparición
repentina de las fuerzas revolucionarias que a la
burguesía siempre le gusta imaginarse vencidas para
siempre. Y aunque en realidad no logra nada, sino que
simplemente desfila "ante nuestros ojos asombrados"
antes de batirse en "retirada victoriosa", es un
recordatorio de que existen otras posibilidades que son
más o menos impermeables a la atracción de los sistemas
gravitacionales burgueses. Los Disturbios de Agosto
tampoco "lograron" mucho, pero al menos nos
recordaron la existencia de la rabia y el fuego. Durante
milenios, los cometas han sido fuente de terror. Plinio el
Viejo describe formas aterradoras en el cielo: “tenía una
apariencia de fuego y estaba retorcido como una espiral;
su aspecto era espantoso, no era como una estrella, sino
como un nudo de fuego”19. Es un terrible presagio de
fatalidad, de plagas, de inundaciones, de los edificios en
llamas y las tiendas saqueadas de Agosto de 2011. Los
augures oficiales del orden existente observan un
misterio vicioso que propone un magnetismo mucho más
allá de la comprensión de sus observadores, que solo
podría explicarse por la creación de supersticiones
nuevas y tremendamente paranoicas:
19
Pliny the Elder, ‘Natural History’.
Si asemeja una flauta, presagia algo desfavorable
respecto a la música; si aparece en las partes de los
signos que se refieren a los miembros secretos, algo
que respete la lascivia de los modales; algo que
concierne al ingenio y al saber, si forman una figura
triangular o cuadrangular con algunas de las
estrellas fijas, y que alguien será envenenado, si
aparecen en la cabeza de la serpiente del norte o del
sur.20
Inspiran terror y este terror impone significados
fanáticos al universo. Romperán la armonía oficial,
difundiendo rayos X atonales y medidas inaudibles.
Inspirarán orgías hilarantes y contra-conocimiento para
desafiar los desagradables sistemas astrológicos
jerárquicos de reyes y comerciantes. Predicen veneno,
insubordinación, nuevos temblores a través de la
atmósfera intelectual. Probablemente resucitarán a los
muertos. Como los anarquistas del siglo XIX, convertirán
el universo divino en un sombrío sistema de bombas y
barricadas. Su rareza se hará eco en las palabras de la
comunista Louise Michel, juzgada por su vida en
diciembre de 1871: “No deseo defenderme… Quería
levantar un muro de llamas”.21 Y sus órbitas salvajes,
desapareciendo durante milenios para volver a aparecer,
se hacen eco de su gran poema que marca el asesinato de
la Comuna: “Regresaremos, turba infinita / por todas tus
puertas, regresaremos / espectros vengativos, de entre
las sombras / con los puños en alto, regresaremos”.
Ibid.
20
21
Louise Michel, My Trials, trans. Mathew Lyons, Commune
Editions, Oakland, 2013
Finalmente, para Blanqui, proponen el apocalipsis
mismo:
Al máximo de temperatura, estas acumulaciones
volátiles pasarían alrededor nuestro, no como una
bruma sutil, apagada y aterida sino como una
horrible tromba de luz y calor, que pronto habría
interrumpido nuestras polémicas sobre este tema.22
Supersticiones, presagios de fuego que amenazan la
propiedad de la clase dominante del cielo, son metáforas
convertidas en ideología, un sistema antipoético o
versificado que, por paranoia y un deseo social de
perpetuar la injusticia y el terror, se convierte en una red
de leyes. Y como una metáfora, en un momento
revolucionario puede ser captado, transformado, su
núcleo racional puesto en primer plano. Frantz Fanon
señaló que el mismo proceso tuvo lugar un siglo después
de que los cerdos destrozaran las barricadas de Blanqui:
En la lucha por la liberación [...] este pueblo que
alguna vez fue relegado al reino de la imaginación,
víctima de terrores indescriptibles, pero contento
con perderse en sueños alucinatorios, se ve sumido
en el caos, re-formado y, en medio de sangre y
lágrimas, da a luz a problemas muy reales y
urgentes.23
Louis-Auguste Blanqui, Eternity by the Stars, ibid.
22
Frantz Fanon, The Wretched of the Earth, trans. Richard Philcox,
23
Grove Press, New York
La visión de Plinio el Viejo del aterrador cometa oracular
como un "nudo de fuego" podría encajar en todo el
universo de Blanqui como un sistema de compresión
absoluta (su celda en el Fort du Taureau) dentro de una
eternidad encerrada. El universo entero es una trampa,
un imán infernal donde todo permanece igual en virtud
de que todo es posible. En el mejor de los casos, es un
campo de batalla, hojas de llamas y conflagración:
Cuando luego de millones de siglos, uno de esos
inmensos remolinos de estrellas que nacen, gravitan
y mueren juntas, acaba de recorrer las regiones del
espacio abierto delante de sí, se choca sobre sus
fronteras contra otros remolinos apagados, que
vienen a su encuentro. Durando años innumerables,
se inicia un enfrentamiento furioso, sobre un campo
de batalla de miles de millones de miles de millones
de leguas de extensión. Esta parte del universo es
sólo una vasta atmósfera de llamas surcadas sin
descanso por el rayo de conflagraciones que
volatilizan instantáneamente estrellas y planetas.24
La eternidad a través de los astros es un texto poético por
defecto. La poesía misma es una celda, sólo posible como
expresión de una trampa cósmica. A mediados del siglo
XX Octavio Paz afirmó que "no tiene otra misión que
transmutar la historia [...] la única poesía
verdaderamente revolucionaria es la poesía
apocalíptica". Blanqui expresa el apocalipsis burgués.
Todo es predecible: su visión del "eterno retorno" es de
repetición interminable de incidente e idea, de línea y
24
Louis-Auguste Blanqui, ibid.
vocal, expresada como repetición interminable de
destrucción, guerra y llama. El ciclo de tiempo del
universo es uno de profundo silencio, rocas muertas
flotando unas hacia otras, su impacto desencadenando
enormes luchas y revoluciones que son en sí mismas
absolutamente insignificantes. El universo es muerte
acumulada, es vida eterna. El terror de la visión de
Blanqui se hace eco en Qu'est-ce pour nous? de Rimbaud,
su último y más apocalíptico poema de la Comuna. En
este poema no hay nada de la confianza en la derrota
expresada en L’Orgie Parisienne, sino sólo una extática
plaga-festín de rabia, sangre, fuego y venganza. Las “mil
puertas” hacia el pasado y el futuro del último poema se
transforman en los sombríos “mil asesinatos” del
apocalipsis: el infierno insurreccional se expande hacia
afuera hasta que todo es consumido y aniquilado, el puro
aburrimiento del nihilismo, o del encarcelamiento. El
poema de Rimbaud termina con la tierra derritiéndose y
luego, en una línea final, la comprensión de que todo era
completamente inútil: "Ce n’est rien! j’y suis; j’y suis
toujours". Incluso después de que el apocalipsis ha
llegado a su punto final, el cuerpo de Rimbaud sigue ahí,
y no como un superviviente sobrehumano, sino
simplemente como el mismo adolescente aburrido que
era antes de que todo se volviera salvaje. Está atrapado,
como Blanqui, sentado en su escritorio, entendiendo que
su celda es el límite del cosmos, sabiendo que estará allí
para siempre, que todavía está allí, sin poder distinguir la
diferencia entre su celda de prisión y todo el cúmulo de
universos. Las estrellas no son más que rutinas
apocalípticas, las constelaciones barricadas negativas.
Pero no es trágico: si lo fuera, si la situación fuera
realmente desesperada, Blanqui ni siquiera seguiría
escribiendo.
Tras la derrota, recae a una poética revolucionaria, un
sistema de metáforas e ideas que pueden permanecer
dormidas, disfrazadas de poesía o cosmología. Se
imagina una sentencia impronunciable, una sentencia
que puede aplastar al juez, una sentencia que sobrevivirá
al capital. Imagina un universo infinito que "llevará sus
mentiras más allá de lo posible". Su poética
revolucionaria es sombríamente realista en el sentido de
que sabe que siempre estará en su celda, pero también se
aferra e insiste sombríamente en una conflagración
utópica que siempre existe justo más allá de la finita
imaginación burguesa. "No hay un solo lugar en el
universo", se burla, "donde la perturbación de esta
llamada armonía no sea flagrante en todo momento". Los
armónicos capitalistas son destrozados a cada paso por el
anarquismo antigravitacional de los cometas, por la
lucha de barricadas, por escritos como el de Blanqui,
Rimbaud, Lautréamont, Aimé Césaire y un millón más.
Estos estallidos disonantes de júbilo utópico pueden
durar solo un par de segundos, pero eso no importa: "la
ausencia de tal perturbación sólo equivaldría a
estancamiento y descomposición". El aburrimiento de la
celda de Blanqui es solo ese estancamiento: contiene el
significado real de toda la historia del capital, el
significado de cada frase de mierda dicha por reyes, el
contenido de cada salmo y cada himno nacional y cada
fórmula financiera. Blanqui termina su libro, y casi toda
su vida como escritor, con una declaración de desprecio
desenfrenado:
A esta hora, la vida entera de nuestro planeta, desde
el nacimiento hasta la muerte, se detalla, día por
día, en las miríadas de astros-hermanos, con todos
sus crímenes y desgracias. Lo que denominamos
progreso está encerrado en cada Tierra entre cuatro
paredes y se desvanece con ella. Siempre y en todas
partes, en el campo terrestre, el mismo drama, el
mismo decorado, en la misma estrecha escena, una
humanidad ruidosa, infatuada de su grandeza,
creyéndose el universo y viviendo en su prisión como
en una inmensidad, para hundirse muy pronto con
el globo que ha cargado, con el desdén más
profundo, el fardo de su orgullo.25
Esta no es una declaración de derrota, sino de desprecio y
desafío. La burguesía puede pensar que ha triunfado,
regodeándose con la sangre de los comuneros, pero ellos
también se estancarán, se descompondrán y morirán. Es
más, su triunfo siempre contendrá su propia negación, la
disonancia y la perturbación de la revolución, de
personas como Blanqui, escribiendo maníacas fantasías
cosmológicas en sus celdas. El mundo ha terminado pero
el cuerpo de su enemigo ha sobrevivido. Incluso mientras
los revolucionarios son masacrados, sacrificios
sangrientos al dios burgués, la imaginación
revolucionaria mantiene viva la posibilidad de su
regreso:
25
Ibid.
Porque mañana, los acontecimientos y los hombres
proseguirán su marcha. Desde ahora, estamos
frente a lo desconocido. Como su pasado, el porvenir
de nuestra Tierra cambiará de ruta millones de
veces. El pasado es un hecho consumado; es el
nuestro. El porvenir concluirá solamente a la
muerte del globo. Desde ahora hasta entonces, cada
segundo comportará su bifurcación, el camino que
se tomará, el que se podría haber tomado.26
9 de enero de 2014
26
Ibid.
CONTRAƎDICCIONES