Rostros Que Se Hacen Humo

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ROSTROS QUE SE HACEN HUMO

Historias y miradas sobre la pasta


base en Uruguay
Generalidades:
● Presentado 2010 por la Junta Nacional de Drogas
● Realizado por las periodistas Ximena Aguiar y Ana
País
● Desde el periodismo de investigación, describe
historias de vida que trascienden lo efímero de la
noticia. Miradas de los múltiples actores que tiene
este fenómeno complejo: Martin, Joaquin, un policía,
una jueza y una mula.
● Consideramos que realizan una crítica al periodismo
amarillista y al sistema que lo respalda
Pasta base:
● “Flagelo de la sociedad uruguaya”
● “La droga de los pobres”: Barata como el
pegamento, aunque estimulante como la cocaína
● “La gran visibilidad que tiene en virtud de sus
efectos y fundamentalmente por producirse su
consumo en los segmentos sociales más
vulnerables provocó una importante alarma social”
● Pasta base como “representante de la exclusión”
Martin:
● Martín dice que “las malas juntas”, “la vagancia” y “la fisura” lo llevaron
primero a dejar la escuela, después a dedicarse a la marihuana y el vino, y
finalmente a consumir pasta base.
● “Yo la enfermé a mi madre, el consumo enferma”, reflexiona Martín
● “Nunca mandé preso a nadie, siempre me la comí. Abrazo la bandera solo.
No podés mandar preso a una boca, porque sabés que al otro día se te
complica. Te prenden fuego el rancho, o lastiman a tu vieja, o te ven por la
calle y te parten al medio”, explica Martín
● “¿Sabés cuántas viejas revolqué? No querían largar la cartera, entonces las
revolcaba”, cuenta. Desconoce si alguna vez lastimó a alguien. Para él, “si
te caías al piso, jodete. Yo salía corriendo”.
– Cuando consumías pasta base, ¿te volvías más violento?

– A mí no me dejaba violento, me fisuraba abundante. Fumaba y me


fisuraba, pero mal, quería seguir fumando. Y bueno, había que hacer plata,
donde sea. Y ahí es donde, ¡bum!, empezás a meter mano. A mi madre la
desvalijé, le llevé todo.

– ¿Por ejemplo?

– Televisión, heladera, todo.

– ¿Cómo hiciste para llevarte la heladera?

– Se la hice moco. ¿Viste la parte del freezer que es toda de aluminio? Se lo


arranqué enterito, ¡prac! Después le llevé el motor. Después la carcasa, que
la vendí por kilo.
● “Cuando me enojo, cuando me molesta algo, cuando veo algo que me
incomoda, ya arranco de una (para la boca). Meto excusas, porque son
excusas que busco para salir a consumir”, afirma
● “Pude achicar porque tenía a alguien que me achicara la cabeza. Cuando
estaba fisurado le decía: “Romina, mirá que ando mal, tengo ganas de
consumir. Así que vamos a hacer algo”. Entonces íbamos para el
Montevideo Shopping, la rambla, el puertito del Buceo.”
● “Estaba podrido de vivir como estaba viviendo”, recuerda. “Me acordé de
todo lo que vivía antes, cuando era chico. Me gustó, quería estar de vuelta,
ser un pibe como antes, bien. Me acordé de las juntas que tenía, los fútbol
que hacíamos, la gente y mi familia. Extrañaba”, cuenta.
● “Un día, no sé cómo fue porque yo hacía pila que no lo veía, vino gordo,
lindo, estaba bárbaro. Y me dijo: ‘Tía, me rescaté’, porque había estado
internado en el Portal”.
● Según sus palabras, después que le den de alta en el Portal Amarillo,
se imagina a sí mismo: “Con una buena casita, una buena gomita, una
buena chichi y mis hijos”.
Joaquin:
● “Siempre fui de arreglármelas solo. En casa nunca toqué nada. Tenía
la guitarra para salir a cantar y me revolvía con el laburo. Como
trabajaba, me daban fiado todos los días”, cuenta.
● “Es que de apariencia siempre estuve bien vestido”
● “Si se baña todos los días, quédese tranquila que no está
consumiendo”, le dijo un integrante de una ONG dedicada a la
rehabilitación de adictos. Pero, esa prolijidad era sólo una fachada:
“Los championes del lado de arriba estaban bien, pero abajo tenían
agujeros, estaban todos gastados de caminar y caminar”
● “Se mudó una gente nueva para el barrio. Empezaron a parar con
nosotros, uno de ellos consumía pasta. Probé y bueno…”
● Una carta, Allí, le planteaba que “tenía dos caminos para seguir. Uno era la cárcel,
el cementerio o el Vilardebó, si seguía como iba. Y el otro era un camino muy
largo, muy duro, lleno de escollos, de mucho dolor y llanto. Pero al final, iba a salir
airoso y la familia íbamos a estar siempre protegiéndolo, al lado de él”, cuenta
Cristina.
● Según ella, su hijo “leyó la carta adentro de su cuarto y estuvo tres días sin salir.
No quería levantarse, no quería bañarse, nada”. Joaquín dice que pensaba no
levantarse más, mientras que Rita es todavía más dramática y afirma: “Se quería
quedar a que lo comieran los gusanos. Se quería dejar morir”.
● Enrique, que veía que la situación se había agravado, se sentó frente a ella y le
dijo: “¿Qué le pasa a Joaquín? Vos tendrías que averiguar y ayudarlo”. Esa frase
comprensiva de su marido fue un apoyo esencial para soportar esos días. “Ya
tenía la dirección del Portal y la hora a la que lo tenía que llevar. Tenía todo
resuelto. Ya sabía hasta lo que consumía y todo. Estaba esperando que él me
pidiera ayuda, nada más”. Pero el paso final lo dio Rita. Por la reacción
autodestructiva de Joaquín, fue a pedir ayuda a sus suegros, a escondidas de él.
–Lo que no me acuerdo es cómo hicimos para dejar de consumir de golpe.

¿Cómo nos aguantamos? –le pregunta Rita a Joaquín.

–No salíamos. Yo no iba a trabajar y nos quedábamos adentro de casa, en


internación domiciliaria. Ahí empezó la voluntad –responde él.

–Yo tenía calambres, vos tenías calores, como fuego. Transpirábamos,


dejábamos todo con olor. Y pasábamos comiendo dulce, Cristina nos daba
mucho dulce, dulce de batata, dulce de membrillo –recuerda Rita.

–Yo estuve tres días transpirando de noche, mal –dice Joaquín.

–No, más. Estuvimos 20 días necesitando la pasta base –corrige ella.


● La abstinencia tuvo para Joaquín otro síntoma que no aparece en los
manuales de rehabilitación: estuvo tres meses sin poder cantar. “Es algo muy
espiritual, muy del alma. Y tenía un peso muy grande arriba mío”, explica.
● Para Rita, la clave de que ahora esté pudiendo sostener la abstinencia es “el
amor”: el amor de Joaquín, que la contiene “con mimos, con dulzura”, y el de
sus suegros, especialmente de Cristina. “Si fuéramos al Portal y no la
tuviéramos a ella que es una mamá, no estaríamos así. Los dos estaríamos en
la calle consumiendo”, afirma.
● Rita reflexiona: “Lo que no se entiende es por qué Joaquín cayó en eso. Es tan
inteligente. A mí se me murió mi papá y me eché al abandono. Pero él no sé
qué problema tuvo, no me dice”. Si tiene que dar una explicación, Joaquín
afirma: “Es que soy desordenado. Soy vicioso. Yo sé que tengo que tener
mucho cuidado con todos los vicios”. Y añade que, para él, la adicción a la
pasta base “no es por falta de inteligencia. En eso no hay clase social, no hay
diferencias”.

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