Malformaciones Congénitas Urológicas Del Tracto Superior

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UNIVERSIDAD DE GUAYAQUIL

FACULTAD DE CIENCIAS MÉDICAS


ESCUELA DE MEDICINA
DÉCIMO SEMESTRE

UROLOGÍA

RESUMEN: INFECCIONES URINARIAS


ESPECÍFICAS Y MALFORMACIONES
CONGÉNITAS DEL TRACTO
GENITOURINARIO

DOCENTE: DR. ERNESTO DÍAZ JALÓN


ALUMNO: JEAN VINUEZA SOLANO
GRUPO: 8
2022 – 2023
INFECCIONES DE VÍAS URINARIAS ESPECÍFICAS
TUBERCULOSIS UROGENITAL
La infección por Mycobacterium tuberculosis es una enfermedad de alta prevalencia
mundial y con graves consecuencias para la salud pública de las naciones. Durante el año
2018, 10 millones de personas adquirieron esta infección, con una mortalidad anual de 1,2
millones de pacientes. una de las principales causas de muerte en los países en vías de
desarrollo.
La TB afecta un 69% con compromiso pulmonar y en forma extrapulmonar la tuberculosis
urogenital (TB-U) es una de las manifestaciones más comunes, reportada del 1-30 % Puede
comprometer los riñones, uréteres, ovarios, testículos, vejiga, próstata, uretra, pene, útero o
cérvix.

La tuberculosis urogenital se debe sospechar en aquellos pacientes con infecciones


urinarias recurrentes, pobre respuesta a diferentes esquemas de antibióticos y hallazgos
anormales en el ctioquímico de orina.
El diagnóstico microbiológico de la TB-U se realiza mediante la tinción de Ziehl-Neelsen
(ZN).
 Medio de Lowenstein-Jensen
 Cultivos en medio líquido BD BACTEC™ MGIT™
 Urografía intravenosa (UIV)
 Tomografía
 Compromiso simultáneo renal y vesical
 Presencia de múltiples estenosis en distintas porciones del sistema colector.
 Urotomografía
 Ultrasonografía
Isoniazida (4-5 mg/kg/día), rifampicina (10 mg/kg/día), etambutol (15-20 mg/kg/día) y
pirazinamida (20-25 mg/kg/día) durante 2 meses, seguida de una biterapia con rifampicina
e isoniazida durante 4 meses
M. bovis: triterapia con isoniazida, rifampicina y etambutol durante 2 meses, seguida de
biterapia con isoniazida y rifampicina durante 7 meses.
FILARIASIS
La filariasis linfática es el resultado de una infección por nematodos de la familia
Filarioidea. Se trata de unos gusanos filifornes, de los que hay tres tipos:
 Wuchereria bancrofti, causante del 90% de los casos;
 Brugia malayi, que provoca la mayoría de los casos restantes;
 Brugia timori, que también puede causar la enfermedad.
Los gusanos adultos se alojan en los vasos linfáticos y alteran el funcionamiento normal del
sistema linfático. Los gusanos pueden vivir una media de seis a ocho años y a lo largo de su
vida producen millones de pequeñas larvas (microfilarias) que circulan por la sangre.
Los mosquitos se infectan con microfilarias al ingerir sangre cuando pican a un portador
infectado. Las microfilarias maduran en el mosquito y se convierten en larvas infecciosas.
Cuando los mosquitos infectados pican a las personas, las larvas maduras del parásito se
depositan en la piel, desde donde pueden penetrar en el organismo. Las larvas pasan luego a
los vasos linfáticos, donde se desarrollan y se vuelven gusanos adultos, que continúan
entonces el ciclo de transmisión.
La filariasis linfática es transmitida por diferentes tipos de mosquitos, entre ellos: Culex,
que está muy extendido en las zonas urbanas y semiurbanas; Anopheles, que está presente
principalmente en las zonas rurales, y Aedes, que predomina en las islas endémicas del
Pacífico.

Pruebas de laboratorio:
 Sangre: Frotis de sangre periférica y por gota gruesa, venopunción o punción en el
dedo/talón.
 Antígenos filáricos circulantes
 Pruebas para anticuerpos antifiláricos
 PCR para la detección de antígenos
 Biopsia
Pruebas imagenológicas:
 Ultrasonido
 Linfogammagrafía
 Radiografía de tórax
Dietilcarbamazina: 1era línea, dosis única, 2 – 3 semanas
Doxiciclina: para adultas no embarazadas y niños menores de 8 años de edad. Eficaz contra
Wolbachia.
ESQUISTOSOMIASIS URINARIA
La esquistosomiasis es una infección por duelas de la sangre del género Schistosoma, que
se contagian por vía transcutánea al nadar o caminar en agua dulce contaminada. Los
microorganismos infectan los vasos del aparato digestivo o urogenital.
Los síntomas agudos consisten en dermatitis, seguida varias semanas más tarde por fiebre,
escalofríos, náuseas, dolor abdominal, diarrea, malestar general y mialgias. Los síntomas
crónicos varían según la especie, pero incluyen diarrea sanguinolenta (p. ej., por S.
mansoni y S. japonicum) o hematuria (p. ej., por S. haematobium).
El diagnóstico requiere la identificación de huevos en las heces, la orina o una pieza de
biopsia. Las pruebas serológicas pueden ser sensibles y específicas, pero no proporcionan
información sobre la carga de helmintos ni sobre el estado clínico.
El tratamiento se realiza con pracicuantel.
ACTINOMICOSIS URINARIA
Es una infección granulomatosa poco frecuente, de curso subagudo o crónico, producida
por bacterias gram positivas de los géneros Actinomyces y Propionibacterium. Son
bacterias Gram positivas ácidoalcohol resistentes no esporuladas, anaerobias o
microaerófilas, que muestran morfología variable en la tinción de Gram.
Estos gérmenes también se encuentran de forma habitual como colonizantes del tubo
digestivo, tracto genital femenino y piel. Estos gérmenes también se encuentran de forma
habitual como colonizantes del tubo digestivo, tracto genital femenino y piel.
 Dolor
 Flujo maloliente
 Fiebre
El diagnóstico de certeza se consigue al aislar el microorganismo en una muestra estéril. El
diagnóstico clínico es complicado y habitualmente se demora, pues sus síntomas son
inespecíficos.
Criterios de sospecha:
1. Curso indolente y cronicidad, con progresión a través de los planos tisulares y
formación de masas que simulan neoplasias
2. Formación de fístulas que pueden desaparecer espontáneamente, reapareciendo a
posteriori
3. Infección resistente o que recurre tras un tratamiento antibiótico corto
4. Existencia de factores predisponentes, por ejemplo, el uso prolongado de DIU en
mujeres.
El tratamiento consiste en:
 Penicilina G 10-20 millones de unidades, vía parenteral x día de 4-6 semanas
 Penicilina V VO por 3 meses
 Estreptomicina 1g IM diarios 3 meses
 Drenaje de abscesos
 Escisión del órgano
 Para las mujeres con actinomicosis ginecológica o pélvica: se hace un drenaje en el
sitio de su localización.

MALFORMACIONES CONGÉNITAS UROLÓGICAS DEL TRACTO SUPERIOR


MALFORMACIONES DEL PARÉNQUIMA RENAL
Su patogénesis es multifactorial, siendo debidas a factores genéticos y ambientales. En
modelos animales, se ha demostrado cómo la deficiencia de vitamina A está asociada con
malformaciones urogenitales e hipoplasia renal.
Hipoplasia renal
Existe un bajo número de nefronas, estructuralmente normales (sin cicatrices), dando lugar
a un riñón disminuido de tamaño y una hipertrofia del riñón contralateral.
Displasia renal
Caracterizada por la presencia de tejido renal malformado, puede ser uni o bilateral,
ocurriendo en 2-4/1.000 RNV. El diagnóstico frecuentemente es casual durante la
realización de una ecografía. Suelen ser de tamaño más pequeño y su evolución, en general,
es buena, en casos unilaterales.
Debido a la frecuente asociación con otras anomalías del sistema colector, la
cistouretrografía miccional seriada debería ser considerada en todos los pacientes con
displasia renal. La gammagrafía isotópica puede proporcionar información adicional de la
función renal diferencial de cada riñón. Se deben realizar ecografías periódicas para
controlar el crecimiento compensatorio contralateral y posibles cambios en la medida del
riñón displásico.
Displasia renal multiquística
Es un riñón no funcionante, con múltiples quistes no comunicantes separados por tejido
displásico con un uréter ausente o atrésico. La incidencia global es de 0,3-1/1.000 RNV,
con más de la mitad de los casos diagnosticados antes del nacimiento. Suele existir
involución o desaparición del riñón multiquístico en el 90% de los casos.

La mayoría son unilaterales, afectando más frecuentemente a varones en el riñón izquierdo


con hipertrofia compensadora en el riñón contralateral sano. Se asocia con anomalías
genitales, renales o ureterales contralaterales, siendo el reflujo vésico-ureteral (RVU) lo
más frecuente (25% de los casos)

Evaluación ecográfica seriada hasta los 10 años para monitorizar el crecimiento del riñón
contralateral y la involución del DRMQ. Exámenes rutinarios de toma de presión arterial,
análisis de orina para detectar proteinuria y estudios de función renal, especialmente en
niños con anomalías en el riñón contralateral.

Se recomienda tratamiento conservador con seguimiento a largo plazo.

ANOMALÍAS DE LA MIGRACIÓN Y DE LA FUSIÓN

El crecimiento caudal rápido del embrión da lugar a la migración del riñón en desarrollo
desde la pelvis a la fosa renal retroperitoneal. Al tiempo que ambos riñones ascienden,
rotan 90°, de manera que el hilio renal se dirige hacia medial una vez completada su
formación hacia la 8ª semana de gestación.

Ectopía renal

Ocurre cuando el riñón no asciende normalmente para alcanzar la fosa renal. Su incidencia
es de 1/5.000 RNV. La mayoría son asintomáticos. La anomalía acompañante más
frecuente es el RVU (20%).
La ectopia puede ser simple, cuando el riñón alcanza una posición anómala, pero en el lado
correspondiente, y cruzada, cuando cruza la línea media ocupando el lado contralateral.
Ésta puede ocurrir con o sin fusión con el riñón contralateral. Si el riñón no asciende se
denomina riñón pélvico.

Los casos sintomáticos son debidos a ITU, obstrucción o cálculos renales. Pueden existir
anomalías acompañantes génito-urinarias o asociación con síndromes, como CHARGE y el
de VACTERL.

La ecografía postnatal confirma los hallazgos prenatales y define la anatomía. Si la función


renal está disminuida o si el riñón contralateral es anormal, se debe realizar DMSA para
medir la FRD. Si existe HN y la CUMS es normal, entonces se debe realizar MAG-3 para
detectar obstrucción.

Fusión renal

Ocurre cuando una parte de un riñón se fusiona con el otro riñón.

Riñón en herradura

Es la anomalía de fusión más frecuente, ocurriendo en 0,4-1,6/10.000 RNV. Una gran parte
de los pacientes tienen un buen pronóstico; sin embargo, estos niños parecen tener un
riesgo incrementado de desarrollar tumor de Wilms.

En más del 90% de los casos, la fusión ocurre en los polos distales, manteniendo dos
sistemas excretores renales y ureterales separados. La porción fusionada o istmo puede
estar formado por parénquima o tejido fibroso en la línea media. Los ejes renales están
desviados, situándose generalmente las pelvis renales anteriormente, cruzando ambos
uréteres por encima del istmo renal fusionado.

La ecografía define la alteración anatómica y permite apreciar la HN. La creatinina permite


evaluar la función renal. Si está elevada, se debe realizar DMSA para medir la FRD y
descartar cicatrices renales.

ANOMALÍAS EN EL DESARROLLO DEL SISTEMA COLECTOR

Estenosis pieloureteral

La estenosis entre la pelvis renal y el uréter produce una interrupción parcial o total al flujo
de orina, lo que conlleva una hidronefrosis y, en ciertos casos, una pérdida progresiva de
función renal. Es la causa más común de HN prenatal, aunque muchas de éstas
desaparecen. 1/500 fetos tienen una EPU funcionalmente significativa. Es 2 veces más
frecuente en el lado izquierdo, predomina ligeramente en varones y en el 10-40% es
bilateral.

Lo más frecuente es tras un episodio de ITU febril y, en menor medida, por hematuria tras
un traumatismo banal, dolor abdominal, como un hallazgo incidental o formando parte de
un síndrome. La crisis de Dietl es típica de escolares mayores, con episodios de vómitos y
dolor abdominal cólico asociados a hidronefrosis intermitente secundaria a vasos polares.
Diagnóstico:

 Ecografía:
 Renograma diurético MAG

Tratamiento:

a. Pieloplastia desmembrada de Anderson-Hynes

b. Endourología

Megauréter congénito

Es aquel uréter con un diámetro superior a 7 mm, acompañado o no de dilatación del


sistema colector alto y sin hacer referencia a la obstrucción o el RVU.

Se diferencian 4 tipos con diferente etiopatogenia, en función de que sea obstructivo y/o
refluyente:

1. Obstruido no refluyente o megauréter primario obstructivo (MOP), secundario a


una obstrucción parcial por una alteración en la musculatura ureteral distal.

2. Obstruido y refluyente, en el cual el trayecto tunelizado urétero-vesical es anormal y la


orina refluye al uréter, pero es incapaz de volver a la vejiga.

3. No obstruido refluyente, donde la orina refluye y drena a vejiga sin dificultad.

4. No obstruido, no refluyente. En estos pacientes existe una dilatación ureteral pero,
paradójicamente, no presentan reflujo ni obstrucción

La ecografía es la primera prueba a realizar, confirma la dilatación ureteral. Se debe


determinar mediante la realización de un MAG-3 qué megauréteres son obstructivos y,
mediante una CUMS, cuáles tienen RVU.

El 70% de los casos se resuelven espontáneamente antes de los 2 años.

DUPLICIDAD RENAL: URETEROCELE Y URÉTER ECTÓPICO

Ureterocele

Es el resultado de la dilatación quística del segmento terminal intravesical del uréter. La


forma más frecuente de presentación es una ITU en los primeros meses de vida. La mayoría
precisan tratamiento quirúrgico, siendo la punción endoscópica la técnica de elección.
La ecografía muestra una masa quística intravesical bien definida en la parte posterior de la
vejiga. Se puede ver también un uréter proximal dilatado y, muy a menudo, un riñón doble
ipsilateral en el que el hemirriñón superior está displásico.

La UIV, en desuso, mostrará el “signo de la cobra” en la vejiga y el “signo de la flor


marchita” si hay sistema doble.

El tratamiento depende del tipo de ureterocele y del modo de presentación. La mayoría de


pacientes precisan cirugía. La primera opción terapéutica es la punción endoscópica, con un
éxito del 90% en los ureteroceles intravesicales y 50% en los ectópicos y, si ésta falla, se
debe realizar una reconstrucción por cirugía abierta.

Uréter ectópico

Es el uréter cuyo meato termina en una posición caudal a la inserción normal del uréter en
el trígono. Es más frecuente en mujeres.

El orificio se encuentra siempre a lo largo del trayecto del desarrollo normal del sistema
mesonéfrico, por tanto, en niños es en el cuello vesical, próstata (a nivel del orificio del
conducto eyaculatorio) o, incluso, a lo largo del trayecto del sistema genital masculino,
incluyendo el epidídimo. En niñas, el orificio puede terminar en el cuello vesical, uretra,
vagina o, de forma más rara, en cérvix y útero.

Observaremos incontinencia en niñas mayores, con pérdida de orina a pesar de tener un


buen hábito miccional. Esto no ocurre en el varón; ya que, siempre desemboca antes del
esfínter uretral externo. Si el uréter drena en el conducto genital, puede
provocar orquiepididimitis. 

En la ecografía se aprecia un uréter distal dilatado. En los casos en los que no esté dilatado,
por ejemplo, en niñas mayores en las que el uréter drena a la vagina, TC o RNM con
contraste pueden determinar con precisión la localización del uréter.

Diferenciamos dos situaciones en el tratamiento del uréter ectópico:

• Sistema doble: como la mayoría de los casos están asociados con un polo superior
displásico; la exéresis de este segmento y del uréter proximal es normalmente curativa.

• Sistema único: en niñas, el riñón asociado con el uréter ectópico es normalmente


pequeño y con función muy pobre. Si el riñón es funcionante, el tratamiento es la resección
del uréter ectópico distal y la reimplantación. Si no, se realiza nefroureterectomía por
cirugía abierta o laparoscopia.

MALFORMACIONES CONGÉTICAS UROGENITALES DEL TRACTO INFERIOR

Las anomalías genitales pueden causar disfunción miccional o sexual, alterar la fertilidad,


causar dificultades psicosocial es, o una combinación de estas.
 Criptorquidia
 Anomalías del pene y la uretra
 Anomalías testiculares y escrotales
ANOMALÍAS CONGÉNITAS DEL PENE
Apenia
Ausencia congénita del pene, es demasiado rara. La uretra suele abrirse en el perineo o
dentro del recto. A los pacientes con apenia debe considerárseles para su asignación al
género femenino. Debe pensarse también en la castración y vaginoplastia, junto a
tratamiento con estrógenos a medida que el niño se desarrolla.
Megalopene
El pene se agranda con rapidez en la infancia, en niños con anomalías que aumentan la
producción de testosterona, como tumores de células intersticiales, hiperplasia o tumores de
la corteza suprarrenal. El tratamiento se hace mediante la corrección del problema
endócrino.
Micropene
Es la anomalía más común y se ha atribuido a deficiencia de testosterona que produce
crecimiento deficiente de órganos que son destino de esta hormona. Un pene más pequeño
que dos desviaciones estándar de lo normal se considera micropene. Los testículos son
pequeños y con frecuencia no descienden. Otros órganos, incluido el escroto, pueden verse
afectados.
El objetivo del tratamiento es proporcionar la testosterona suficiente para estimular el
crecimiento peneano sin alterar el crecimiento o cierre de la epífisis. Se ha recomendado un
régimen de 25 mg orales cada tres semanas por un máximo de 4 dosis. El crecimiento
peneano se evalúa mediante la medición de la longitud del pene extendido antes y después
del tratamiento. Éste debe iniciarse al año de edad y orientarse a mantener el crecimiento
genital de manera acorde con el cuerpo.
Encordamiento peneano o chordee
Esta anomalía consiste en un encorvamiento lateral, o una rotación del pene, que es más
evidente durante la erección y se debe a tejido fibroso localizado a lo largo del trayecto
habitual del cuerpo esponjoso, o a una diferencia de tamaño entre los dos cuerpos
cavernosos. El encordamiento peneano puede asociarse con hipospadias. Una deformidad
grave puede requerir corrección quirúrgica.

Epispadias
La uretra se abre en el dorso del glande o del cuerpo del pene o en la unión del pene con el
pubis. En las niñas, la uretra se abre entre el clítoris y los labios o en el abdomen. El
epispadias puede ser parcial (en el 15% de los casos) o completo; la forma más grave es la
asociada con extrofia vesicual. Los signos y síntomas del epispadias son: incontinencia,
reflejo urinario e infección urinaria.
El tratamiento es quirúrgico. En el epispadias parcial, el pronóstico de continencia con
tratamiento es bueno. En el epispadias completo, la reconstrucción quirúrgica solo del pene
puede producir una incontinencia persistente; se requiere la reconstrucción del tracto de
salida de la vejiga para lograr un control urinario completo.
Hipospadias
Esta anomalía es causada por falta de tubulización y fusión del surco uretral. Casi siempre
afecta a varones, en quienes la uretra se abre en la parte inferior del cuerpo del pene, en la
unión de éste con el escroto, entre los pliegues escrotales o en el periné. El prepucio no es
circunferencial y adopta la forma de un capuchón dorsal.
El pronóstico de la corrección funciones y estética es bueno. La cirugía ambulatoria
alrededor de los 6 meses de edad consiste en la construcción de una neouretra usando piel
del cuerpo el pene o del prepucio y reparación del encordamiento.
Fimosis y parafimosis
La fimosis es la anomalía peneana más frecuente, es la constricción del prepucio que
impide su retracción sobre el glande; puede ser congénita o adquirida. Puede responder a
corticoides tópicos y el estiramiento suave; algunos niños requieren circuncisión.
La parafimosis es la imposibilidad de reducir distalmente el prepucio retraído y constreñido
sobre el glande. Debe reducirse de inmediato, porque el prepucio constrictivo actúa como
un torniquete, lo que provoca edema y dolor. La compresión circunferencial firme con los
dedos puede reducir el edema lo suficiente para permitir que el prepucio recupere su
posición normal empujando el glande a través del prepucio a tensión con ambos pulgares.
Otras anomalías del pene
Un frenillo muy apretado puede evitar la retracción completa del prepucio o causar dolor o
sangrado con la retracción o erección del prepucio. La frenulectomía puede ser suficiente
para resolver los síntomas si los pacientes no desean la circuncisión.
La agenesia, la duplicación y el linfedema del pene son anomalías menos frecuentes.
Muchas malformaciones también se acompañan de anomalías uretrales o de otro tipo, por
ejemplo, la extrofia.
El microfalo se debe a deficiencia de andrógenos o insensibilidad a estos; en los varones
con deficiencia, el tratamiento consiste en suplementación de testosterona.
ANOMALÍAS URETRALES
Estenosis del meato uretral
Lo más frecuente es que se produzca tras la circuncisión en varones recién nacidos, pero a
veces la estenosis del meato es congénita y se asocia con hipospadias. Se requiere una
meatotomía cuando el chorro de orina está muy desviado o es puntiforme.
Estenosis uretral
La estenosis uretral causa obstrucción en alguna parte de la longitud de la uretra. Casi
siempre afecta a varones, suele ser adquirida y en general se debe a una lesión por
aplastamiento tras un traumatismo en silla de montar. La estenosis congénita de la uretra
puede manifestarse de manera similar a las válvulas uretrales y puede diagnosticarse por
ecografía prenatal o, en el período posnatal, por signos y síntomas de obstrucción del tracto
de salida o persistencia del uraco; se confirma por uretrografía retrógrada. El tratamiento
inicial suele ser la uretrotomía endoscópica, aunque a veces es necesaria una uretroplastia a
cielo abierto.
Válvulas uretrales
En los varones, los pliegues en la uretra posterior pueden actuar como válvulas que
obstaculizan el flujo de orina. Las secuelas urológicas de las válvulas uretrales incluyen
dificultad para iniciar la micción, un chorro urinario débil, infecciones urinarias,
incontinencia por rebosamiento, disfunción miogénica de la vejiga, reflujo vesicoureteral,
lesión de la vía urinaria superior, e insuficiencia renal. Las válvulas en ocasiones se asocian
a persistencia del uraco. Debido a que la excreción de orina fetal contribuye al líquido
amniótico, una obstrucción uretral severa puede causar disminución de líquido amniótico
( oligohidramnios), que puede causar hipoplasia pulmonar e hipertensión pulmonar
consiguiente, hipoplasia pulmonar, o insuficiencia respiratoria.
El diagnóstico se hace a menudo por los hallazgos en la ecografía prenatal de rutina,
incluyendo hidroureteronefrosis bilateral grave u oligohidramnios. Los casos sospechosos
después del nacimiento (a menudo debido al antecedente de flujo urinario anormal) son
confirmados por cistouretrografía miccional inmediata.
La cirugía (en general, por vía endoscópica) se realiza en el momento del diagnóstico para
prevenir el deterioro renal progresivo. Si la ablación endoscópica de la válvula no es
factible, está indicada una vesicostomía provisoria.
Prolapso uretral
Protrusión de una pequeña porción de la uretra distal fuera del meato. El prolapso ocurre
principalmente en niñas, más comúnmente de etnia negra. Puede aparecer en la lactancia o
más tarde en la infancia y generalmente se manifiesta como una masa interlabial. Cuando
se produce un prolapso uretral, la abertura de la uretra se asemeja a una rosquilla con el
meato ubicado en el centro. Puede irritarse y causar dolor y/o sangrado. El tratamiento
suele ser conservador con una crema tópica de estrógenos.
ANOMALÍAS TESTICULARES Y ESCROTALES
Hidrocele congénito
Es una colección de líquido en el escroto entre las capas de la túnica vaginal. Puede ser
aislado (no comunicante) o comunicarse con la cavidad abdominal a través de un proceso
vaginal permeable (un espacio herniario potencial). Se manifiesta por agrandamiento
indoloro del escroto. El cuadro puede resolverse en forma espontánea, pero suele requerir
reparación si persiste después de 12 meses o si aumenta de tamaño.
Criptorquidia
Es el fracaso de uno o ambos testículos para descender en el escroto; en los niños más
pequeños, suele acompañarse de hernia inguinal. La criptorquidia afecta a alrededor del 3%
de los recién nacidos de término y hasta al 30% de los recién nacidos pretérmino; dos
tercios de los testículos no descendidos descienden de manera espontánea dentro de los
primeros 4 meses de vida. En alrededor del 80% de los casos, el escroto del lado afectado
está vacío en el momento del nacimiento; en los casos restantes, se palpa un testículo en el
escroto en el momento del nacimiento.
El diagnóstico se lo realiza a través de la evaluación clínica, a veces laparoscopia y rara vez
ecografía o RM.
En un testículo no descendido no palpable, se realiza una laparoscopia abdominal; si el
testículo está presente, se lo coloca en el escroto. Si es atrófico se extrae el tejido.
La cirugía debe realizarse alrededor de los 6 meses en recién nacidos de término y al año en
recién nacidos pretérmino porque la intervención temprana mejora el potencial de fertilidad
y puede reducir el riesgo de cáncer.
Torsión testicular
Típicamente, los dos tercios anteriores de cada testículo están cubiertos por la túnica
vaginal, donde pueden acumularse líquidos. La túnica vaginal se une a la superficie
posterolateral del testículo y limita su movimiento dentro del escroto. Si la fijación es
demasiado alta (anterior y cefálica), los testículos pueden moverse con más libertad y es
más probable la torsión.
Los síntomas inmediatos son la aparición rápida de dolor local intenso, náuseas y vómitos,
seguidos por edema e induración del escroto. Puede haber fiebre y polaquiuria. El testículo
se encuentra doloroso al tacto y puede estar elevado y horizontal. El testículo contralateral
también puede estar en posición horizontal porque el defecto anatómico suele ser bilateral.
El reflejo del cremáster suele estar ausente en el lado afectado. A veces, la torsión puede
resolverse espontáneamente y luego producirse otra vez, lo que puede parecer un cuadro
menos agudo.
El diagnóstico se lo realiza mediante la evaluación clínica del paciente y a menudo por
ecografía doppler color.
El tratamiento consiste en la resolución manual de la torsión o intervención quirúrgica.

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