Los Malos Pensamientos. 2022

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CURSO

1. Los malos pensamientos

Pastor Luis Búcaro


Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción total o parcial de este documento,
sin la debida autorización de ECE PRESENCIA.
Este folleto es únicamente con fines de estudio bíblico y contiene un resumen de los principios espirituales que el autor ha aprendido a través de notas y enseñanzas
impartidas por Rev. Hicks, sumado al entendimiento que el Espíritu Santo le ha dado al respecto.
ECE PRESENCIA Trece pasos de sanidad del corazón
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13 PASOS DE SANIDAD DE NUESTRO CORAZÓN ESPIRITUAL


El Señor Jesús nos revela la condición de nuestro corazón, con el propósito que busquemos ser
liberados y sanados, para que seamos de los bienaventurados de limpio corazón que verán a Dios
nuestro Padre eterno.
Marcos 7:21-23
“Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios,
las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia,
la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro salen,
y contaminan al hombre”
La primera maldad que Jesús menciona y que debemos sanar en nuestro corazón, son los malos
pensamientos, porque de acuerdo a lo que pensamos, de acuerdo a lo que imaginamos, así somos
y así actuamos.
Veamos algunos principios importantes en relación a nuestros pensamientos.
I. Los pensamientos determinan nuestras acciones.
Proverbios 23:7 dice del hombre: “Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él”
En otras palabras, de acuerdo a como el hombre piensa, así actúa. Por lo tanto, si queremos
cambiar nuestra manera de ser y actuar, debemos cambiar nuestra manera de pensar.
Nuestras acciones son impulsadas o motivadas por nuestros pensamientos, los cuales se fabrican
en lo más profundo de nuestro corazón. Los malos pensamientos están ocultos en nuestro corazón,
sin que estemos conscientes de su presencia.

II. Los pensamientos están relacionados con nuestra capacidad de imaginar.


Pensar es imaginar. Cuando pienso, estoy usando mi imaginación.
La imaginación es el sentido de la vista o los ojos de nuestra alma. Aún
con nuestros ojos naturales cerrados, podemos ver cosas con nuestra
imaginación.
Imaginar significa “comprimir para dar forma”. Imaginar es una
capacidad que Dios le ha dado al hombre para pensar, con el propósito que
podamos comprender su infinita Palabra y darle forma en nuestra mente,
de tal manera que podamos tener la imagen CORRRECTA de Dios y comprender la grandeza de su
carácter, de su omnipresencia, omnisciencia y omnipotencia.
La imaginación es la capacidad que Dios nos ha dado, para que podamos comprender su voluntad
y sus planes para nosotros y su creación. Dios nos dotó con la imaginación, para que podamos tener
sus pensamientos y nuestra manera de ser y actuar sean como Él. Recordemos que su voluntad es
que seamos santos, perfectos y misericordiosos como Él.
Dios nos dio la imaginación para que podamos conocer y entender sus planes de bien para
nosotros, como está escrito:
“yo sé los PLANES que tengo para ustedes, planes para su bienestar y no para su mal, a fin de
darles un futuro lleno de esperanza. Yo, el Señor, lo afirmo” Jeremías 29:11 DHH

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Trece pasos de sanidad del corazón ECE PRESENCIA
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III. El pecado dañó nuestra imaginación


Cuando el pecado entro en el corazón del hombre, la imaginación se corrompió, se oscureció, se
llenó de tinieblas y ahora vemos torcidamente… Es por eso que, a lo bueno le llamamos malo y a lo
malo le llamamos bueno.
En lugar de formar la imagen CORRECTA de Jehová en nuestra mente, nuestra imaginación
oscurecida o torcida, llena nuestra mente con imágenes falsas, deformando o distorsionando la
imagen o carácter de Dios. Nuestra imaginación enferma distorsiona o deforma en nuestra mente
lo que Dios es y lo que es su voluntad y planes que tiene para nosotros.
Por otro lado, también formamos imágenes torcidas o falsas de nosotros mismos y de las demás
personas. Nuestra imaginación enferma nos hacer ver borrosamente y nos engaña, impulsándonos
a actuar incorrectamente para con Dios, para con nosotros mismos y para con las demás personas,
porque cual es nuestro pensamiento (imaginación) en nuestro corazón, así actuamos.
¿Por qué nos cuesta creer y confiar en Dios? ¿Por qué a veces nos sentimos desamparados,
decepcionados y sin esperanza…? ¿Por qué pensamos que no podemos hacer o lograr esto o aquello
y nos sentimos inútiles? O bien, ¿Por qué nos sentimos superiores o inferiores a otros? La razón es
porque nuestra imaginación está dañada por el pecado, produciendo malos pensamientos o
imágenes falsas en nuestra mente.
El pecado hizo una gran brecha en nuestra mente, entre los pensamientos de Dios y los
nuestros, entre sus caminos y los nuestros, como está escrito:
“Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que sus caminos,
y mis pensamientos más que sus pensamientos” Isaías 55:9

IV. La imaginación el campo de batalla.


El primer lugar en nuestra mente donde ataca el diablo es la imaginación. Y con una imaginación
enferma, somos vulnerables a los dardos que el enemigo lanza a nuestra mente, porque estaremos
formando imágenes de cosas malas y como ya vimos, de acuerdo a lo que pensamos, de acuerdo a
lo que imaginamos, así actuamos. El enemigo conoce el potencial de nuestra imaginación.
Por causa de las imágenes falsas que constantemente fabricamos en nuestra mente, nuestros
pensamientos y actitudes no son como las de Jesús. Si en nuestra mente tenemos imágenes
viéndonos superiores o inferiores a los demás, nuestra manera de ser y de actuar serán muy
diferentes al carácter de Jesús.
Para ser cómo Jesús en carácter, necesitamos llenar nuestra mente con su imagen, visualizando
constantemente su carácter o su manera de ser, que se nos revela a través de su Palabra y en la
comunión diaria con Él. Por eso el apóstol Pablo, inspirado por el Espíritu Santo, nos exhorta a que
tengamos nuestros ojos puestos en Jesús (Hebreos 12:2) y obviamente se refiere a los ojos de
nuestra alma, no a nuestros ojos físicos, sino a nuestra imaginación; a que mantengamos en nuestra
mente solamente la imagen de Cristo, de cómo es Él, limpiando nuestra mente de cualquier otra
imagen falsa. Debemos sanar y santificar nuestra imaginación, para tener la imagen de Cristo,
porque Él es la imagen verdadera y el resplandor de la gloria o imagen de Dios nuestro Padre
celestial. Hebreos 1:3
Por lo tanto, para poder sanar nuestra imaginación, para que los pensamientos de Dios sean
nuestros pensamientos, es necesario conocer el estado de nuestra imaginación, la condición en que
se encuentra, para poder saber que males son los que la están afectando y enfocar nuestras baterías
de oración hacia los mismos, echando mano de la supereminente grandeza del poder de la sangre
de Cristo, del fuego del Espíritu Santo y de las aguas vivas de su Palabra.

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V. PROBLEMAS DE NUESTRA IMAGINACIÓN.


La Biblia nos revela claramente los problemas que sufrió la capacidad de imaginar del hombre,
como resultado del pecado que entró en su corazón. Veamos algunos de ellos:
1. La imaginación enferma o no santificada tiende a pensar en lo malo.
Cuando el pecado entró en el corazón del hombre, la imaginación se llenó de tinieblas y a partir
de entonces, en lugar de formar imágenes y pensamientos de cosas buenas, puras o santas;
la imaginación llena la mente con cosas malvadas. Como está escrito:
“Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los
pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal” Génesis 6:5
Si nos examinamos a nosotros mismos, nos daremos cuenta que tenemos la tendencia a estar
imaginando más los aspectos malos de la vida que los aspectos buenos. Debido a la condición
enferma de la imaginación, vemos que es más el número de personas en estado de preocupación,
que personas en completa paz. Esta condición de preocupación enfermiza nos estanca en lo
espiritual, en lo emocional y en lo natural. Nos vemos impulsados a pensar más en las cosas malas
o de fracaso, debido a que nuestra mente constantemente está formando imágenes falsas.
2. La imaginación enferma piensa mal de las personas.
Este es un pecado que constantemente cometemos, pero por falta de conocimiento, no se nos
ocurre arrepentirnos, ni pedirle perdón a Dios. Necesitamos tener entendimiento que: pensar mal
de las personas es pecado y eso nos impide entrar a la dimensión de vida del reino de Dios. La
voluntad de Dios es que no pensemos mal de nadie, porque Dios aborrece esos pensamientos,
aborrece todas esas imágenes falsas en nuestra mente, como está escrito:
“Y ninguno de ustedes piense mal en su corazón contra su prójimo, ni amen el juramento falso;
porque todas estas son cosas que aborrezco, dice Jehová” Zacarías 8:17
Reflexionemos. ¿Cuántas veces pensamos mal de las personas durante el día? Si somos honestos,
nos asombraremos de cuanto pecamos contra Dios de esta manera.
Observemos que habla de pensar mal contra nuestro prójimo, no solamente de nuestros
hermanos. Esto es algo muy serio, porque PECAMOS no solamente cuando hablamos mal, sino con
tan solo pensar mal de cualquier persona.
Pensar mal de las personas es la causa de muchos problemas. Cuántos malos entendidos se dan,
porque nuestra imaginación nos hacer ver torcidamente y culpamos y condenamos a otras
personas, por cosas que no nos constan, sino por causa de las imágenes falsas que fabricamos
rápidamente en nuestra mente.
Debemos despertar y estar conscientes que Dios nos ha dejado por escrito, que Él aborrece esos
pensamientos y esas actitudes, para que tengamos conciencia de pecado y nos arrepintamos de
corazón y le pidamos que sane nuestra imaginación.
Nuestra imaginación es experta en emitir juicios especulativos, es por eso que debemos aprender
a renunciar y entregar toda imagen o pensamiento altivo a Cristo, para que nos salve de ello. Como
está escrito: “Destruimos argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios,
y llevamos cautivo todo pensamiento para que se someta a Cristo” 2 Corintios 10:5 NVI
Debemos ser honestos con el Señor y reconocer que por nosotros mismos, no podemos evitar
pensar mal de las personas, por lo que necesitamos arrepentirnos de corazón, para que nos
perdone, nos sane y santifique nuestra imaginación y tengamos los pensamientos de Dios.
Creo que en este momento debemos hacer un alto y ponernos a cuentas con Dios.

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3. La imaginación enferma piensa mal contra Dios.


Otra de las tendencias de nuestra imaginación, es llenar nuestra mente con una falsa imagen de
lo que Dios es, como está escrito: “¿Qué piensas (imaginas) contra Jehová…” Nahúm 1:9
En Oseas 7:15 Dios dice: “Y aunque yo les enseñé y fortalecí sus brazos, contra mí pensaron mal”
Cuando experimentamos alguna situación adversa o dolorosa, en lugar de tener una actitud de
gratitud hacia Dios, nuestra mente no renovada nos hace pensar mal y dudar de Él. Esto es algo
inconsciente, en lo más profundo de nuestro corazón y no nos percatamos de estos pensamientos.
Cuando pensamos que lo que nos sucede no es justo, o que no lo merecemos; inconscientemente
estamos pensando mal contra Dios, porque indirectamente lo estamos acusando de injusto, ya que
Él es quien permite que sucedan las cosas. Tenemos la tendencia a imaginar solamente las cosas
malas, las cosas negativas de la situación, en lugar de imaginar el bien, la ayuda, el amor y el poder
de Dios. No somos capaces de imaginar lo que Dios va a hacer, para que todas las cosas obren para
nuestro bien.
¿Cuántas veces hemos pensado mal de Dios? ¿Cuántas veces hemos pensado que Dios no nos
ama, que no nos favorece, que está muy lejos de nosotros? ¿Cuántas veces dudamos de la Palabra
de Dios? ¿Cuántas veces dudamos si Dios nos va a ayudar o no?
Debemos adquirir convicción que PENSAR MAL DE DIOS ES PECADO y hasta que no lo veamos de
esa manera, no podremos arrepentirnos de corazón y recibir liberación y sanidad en nuestra mente.
Necesitamos que Dios sane y santifique nuestra imaginación, para que sus pensamientos sean
nuestros pensamientos y tengamos las actitudes correctas y una relación sana, pura y reverente con
nuestro Dios.
Creo que debemos hacer otro alto y arrepentirnos y ponernos a cuentas con nuestro Señor y Dios.
4. La imaginación enferma nos lleva por caminos equivocados.
La imaginación no santificada, hace que distorsionemos la Palabra de Dios, formando nuestras
propias imágenes de cómo deberían de ser las cosas y conduciéndonos conforme a esos
pensamientos. Como cristianos tenemos la tendencia a torcer y sacar de contexto los principios que
Dios establece en su Palabra, acomodándolos a nuestros gustos e imaginación y viviendo conforme
a esos pensamientos e imágenes falsas de nuestro corazón engañoso y perverso, sin percatarnos de
nuestro error. Veamos lo que dice la Escritura al respecto:
“Pero no oyeron, ni inclinaron su oído, antes se fue cada uno tras la imaginación de su malvado
corazón…” Jeremías 11:8 Y dice también: “...y ustedes han hecho peor que sus padres; porque
he aquí que ustedes camináis cada uno tras la imaginación de su malvado corazón, no oyéndome
a mí” Jeremías 16: 12
La palabra malvado significa: adversidad, miseria, dolor, aflicción, molesto. Es decir que somos
culpables de ser y andar en un espíritu de miseria, de tristeza, de dolor, de molestia, por causa de
nuestra imaginación torcida.
Es un problema serio no oír y no conocer la voz de nuestro Señor y caminar o vivir tomando
decisiones basadas en nuestras imaginaciones de cómo deberían de ser las cosas, sin percatarnos
del engaño de nuestra imaginación torcida. El no tener oído espiritual sensible a Dios, nos hace
vulnerables de ir por caminos equivocados, como está escrito: “Hay camino que al hombre le parece
derecho; Pero su fin es camino de muerte” Proverbios 14:12
Nos metemos en problemas y no logramos el bienestar que anhelamos, porque tenemos la
tendencia de caminar según nuestra propia imaginación. Nuestra imaginación enferma nunca nos
llevará por el camino de la cruz que lleva a la vida; sino por el camino fácil, el ancho, en el placer de
nuestra carne, haciéndonos imaginar que allí encontraremos felicidad…

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A veces sucede que en algún asunto de nuestra vida, buscamos a Dios para saber su voluntad,
pero cuando nos la declara y no es lo que esperábamos, reaccionamos en desacuerdo y le damos la
espalda a la voluntad de Dios, sin percatarnos que estamos siendo influenciados por el diablo y por
nuestra imaginación perversa. Esto nos hará tener una actitud de falta de interés, a lo que Dios nos
ha mostrado o que nos esté pidiendo, pensando que no es para tanto, que no seamos tan fanáticos,
que Dios puede hacer una excepción. Pero estas falsas imágenes de nuestro corazón, nos llevan a
un final de miseria y dolor, fuera de la voluntad de Dios.
Nuestra imaginación torcida, nos llevará lejos de Jesús y acabaremos perdidos y separados de la
voluntad de Dios. Pero cuando nuestra imaginación es sanada y santificada y nuestro entendimiento
es iluminado, podremos ser conocedores, sabios y entendidos en la voluntad de Dios para nuestra
vida. Recordemos que el Señor Jesús dijo que los que hacen la voluntad del Padre que está en los
cielos, son los que entran en la vida del reino de Dios. (Mateo 7:21).
Es por eso que constantemente digo: Nada vale la pena fuera de la voluntad de Dios.
Reflexionemos un momento. ¿Cuántas veces tomamos decisiones o sacamos conclusiones de
algo, sin tomarnos el tiempo de consultar y recibir la dirección divina? ¿Cuánto tiempo dedicamos
a oír a Dios en lo íntimo, para conocer su voluntad o recibir entendimiento de su Palabra?
La realidad es que tenemos la tendencia de vivir, conforme a lo que imaginamos de cada cosa o
situación, sin asegurarnos si vamos en la voluntad de Dios. Deberíamos hacer un alto y preguntarnos
¿Realmente estoy viviendo en la voluntad de Dios? ¿Estoy haciendo lo que Dios quiere, o estoy
haciendo lo que yo pienso o imagino que debo hacer? ¿Estoy en el lugar que Dios quiere…?
5. La imaginación enferma tiende a la idolatría.
Este es otro problema que nos da nuestra imaginación dañada por el pecado.
En Jeremías 13:10 dice:
“Este pueblo malo, que no quiere oír mis palabras, que anda en las imaginaciones de su
corazón, y que va en pos de dioses ajenos para servirles y para postrarse ante ellos, vendrá a
ser como este cinto, que para ninguna cosa es bueno”
Todos tenemos la tendencia a formar imágenes falsas o ídolos en nuestra imaginación enferma.
Tenemos la tendencia a convertir en ídolos a las criaturas, por encima del creador.
El origen de toda idolatría externa está en nuestra imaginación dañada por el pecado. Todo ídolo
fabricado con cualquier material, primero es fabricado en la mente o imaginación del hombre.
Constantemente formamos imágenes falsas ante las cuales nos doblegamos. Formamos
imágenes falsas de las personas, de las cosas, de las situaciones, etc. y doblamos nuestra rodilla ante
esas imágenes en nuestra mente, teniendo actitudes conforme a esos pensamientos. El problema
es que tenemos la tendencia de juzgar a otros de idólatras, sin percatarnos que nosotros somos
igual en nuestro corazón, como está escrito: “Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera
que seas tú que juzgas; pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas
haces lo mismo”. Romanos 2:1
Uno de los ídolos comunes que levanta nuestra imaginación, es el de las riquezas materiales.
Nuestra imaginación tiende a volar con imágenes de riquezas materiales, como está escrito: “...cuyo
dios es el vientre, y cuya gloria es su vergüenza; que sólo piensan en lo terrenal” . Filipenses 3:14
Recordemos que pensar es imaginar. En la versión BAD dice de esta manera: “adoran al dios de
sus propios deseos y se enorgullecen de lo que es su vergüenza. Sólo piensan en lo terrenal”.
Y de acuerdo al pensamiento o imaginación en nuestro corazón, así actuamos. Todos somos
idólatras, mientras nuestra imaginación no sea sanada y santificada.

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VI. EL PODER DE LA IMAGINACIÓN:


Debemos estar conscientes del tremendo poder que la imaginación tiene, ya sea para con Dios o
para con el diablo. En el pasado, cuando los hombres decidieron hacer la torre de Babel, Dios dijo:
“… He aquí el pueblo es uno, y todos éstos tienen un solo lenguaje; y han comenzado la obra y nada
les hará desistir ahora de lo que han pensado (imaginado) hacer”. Génesis 11:6
La Palabra de Dios nos enseña que la imaginación tiene poder para planificar, formar y hacer
cualquier cosa, sea para bien, o sea para mal. Por lo tanto, el asunto es si lo hace por la dirección
del Espíritu Santo, o por dirección de la carne y el diablo. Por ejemplo, pensemos en los que en su
imaginación dieron forma y luego fabricaron los misiles y demás armas nucleares que se usan
actualmente, no precisamente para el bien de las personas, sino para destruirlas. Si estas personas
hubieran rendido su imaginación al Espíritu Santo, que cosas hubieran producido para bien de la
humanidad, pero, por el contrario, rindieron consciente o inconscientemente su imaginación al
control del diablo.
Usted quizá podrá decir ¡Qué bárbaros! Pero resulta que nosotros también somos culpables de
lo mismo, cuando rendimos nuestra imaginación al control del diablo, por ejemplo, para formar
imágenes en nuestra mente de cómo responderle o cómo desquitarnos de aquellas personas que
nos han hecho daño o nos han causado algún tipo de problema. ¿Oh no? Y qué decir, de cuando
el hombre imagina como conseguir algo que desea, en lo material, en lo sexual, etc., no
importándole el costo o el daño que le pueda causar a él mismo o a su familia. Cuando éste tipo de
pensamientos estén en nuestra mente, sepamos que el diablo está tomando control de nuestra
imaginación y si nos descuidamos, nos puede llevar a la acción, porque tal como el hombre piensa,
así actúa (Proverbios 23:7).
Por lo tanto, para que nuestra imaginación sea un canal o un instrumento de Dios, para nuestro
bien y bendición a otros, es necesario que sea limpiada, sanada y santificada, con el poder de la
sangre de Cristo, por el fuego del Espíritu Santo y por el poder de su Palabra.

VII. NECESIDAD DE RENOVAR NUESTRA MENTE.


En Romanos 12:2 La Palabra de Dios nos manda a sanar nuestra mente o imaginación.
“No se conformen a este siglo, sino sean transformados por medio de la renovación de su
entendimiento, para que comprueben cuál es la buena voluntad de Dios, agradable y
perfecta”
Renovar nuestro entendimiento, es sanar nuestra mente o imaginación… Es iluminar los ojos de
nuestra alma o de nuestro entendimiento.
Debemos sanar y santificar nuestra imaginación, para reducir y anular la brecha entre los
pensamientos y caminos de Dios y los nuestros, hasta que sus pensamientos sean nuestros
pensamientos y sus caminos sean nuestros caminos. Esto es poderoso!!
Con el entendimiento renovado o iluminado, estaremos usando correctamente nuestra
imaginación, para ver y entender la Palabra de Dios y poder visualizar las verdades y realidades
espirituales y su efecto en el mundo natural.
Es urgente renovar nuestra mente, sanando y santificando nuestra imaginación, iluminando
nuestro entendimiento, para que podamos ver (o comprobar) que la voluntad de Dios es buena,
agradable y perfecta. De ésta manera podremos llamarle bueno a lo que Dios le llama bueno y
llamarle malo a lo que Dios le llama malo.

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ECE PRESENCIA Trece pasos de sanidad del corazón
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VIII. SANIDAD DE LOS MALOS PENSAMIENTOS.


Debemos sanar lo que en nuestra imaginación es contrario a la mente de Cristo.
En 2 Corintios 10:5 dice: “derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el
conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo” En Efesios 4:23
dice: “y renovaos en el espíritu de vuestra mente”. Y en Romanos 12:2 dice: “...transformaos por
medio de la renovación de vuestro entendimiento…”
Entonces la pregunta es ¿Cómo puedo renovar o sanar mi mente o imaginación? Solamente con
el poder de la sangre de Cristo, de su Palabra y su fuego santo. Esto por obra del Espíritu Santo en
cada uno de nosotros. Hebreos 9:14, Salmo 19:7, Salmo 107:20.
Debemos sanar nuestra mente, hasta llegar al nivel que dice la Palabra de Dios en Filipenses 4:8
“Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro,
todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en
esto pensad”
En eso debe estar trabajando nuestra imaginación ya sanada y santificada. Eso es llegar a tener
la mente de Cristo y tendremos gozo en nuestro corazón, como está escrito: “Engaño hay en el
corazón de los que piensan el mal; Pero alegría en el de los que piensan el bien” Proverbios 12:20
No podemos pretender entrar y habitar en la Nueva Jerusalén y reinar con Cristo, llevando falsas
imágenes en nuestro corazón. Por lo tanto, necesitamos y debemos buscar de todo corazón al Señor
y humillarnos, orar y arrepentirnos de la maldad de nuestra imaginación, de todo lo que hemos
pecado con falsas imágenes y clamar para recibir diariamente limpieza y santificación de nuestra
imaginación, por medio de la sangre preciosa de Cristo Jesús, por el fuego poderoso y santificador
del Espíritu Santo y por las aguas vivas de la Palabra de Dios.
Debemos ser cuidadosos en cuanto a la corriente
humana, de tratar de cambiar la manera de pensar,
utilizando la propia fuerza de voluntad. Dicen que uno
puede pensar positivamente en lo que es bueno si uno
quiere. Esto es verdad en parte, porque no funciona
permanentemente, porque el hecho de usar el poder de
la voluntad humana para pensar positivamente, NO tiene
un efecto santificador de nuestra imaginación torcida, ya
que solo la sangre de Cristo y la Palabra de Dios pueden hacer ésta obra completa y permanente en
nuestras mentes. Con la fuerza de voluntad humana, solo se logran resultados parciales, pero no de
fondo, no permanentes. Sólo Cristo Jesús puede sanar nuestra imaginación y obrar una renovación
genuina de nuestra mente.
Para finalizar recordemos el mandato y la promesa de Dios: “Nunca se apartará de tu boca
este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás (imaginar) en él, para que guardes y
hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino,
y todo te saldrá bien” Josué 1:8

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Hacia una nueva dimensión espiritual

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Trece pasos de sanidad del corazón ECE PRESENCIA
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ORACIÓN
Padre nuestro que estas en los cielos, gracias por mostrarme la condición de mi corazón, de
mi mente y de mi imaginación. Reconozco que he pecado contra ti, al estar teniendo en mi mente
imágenes falsas de ti, de las personas y de mí, así como también de las circunstancias de la vida.
Te pido perdón por toda imagen falsa que he formado y albergado en mi mente y por todas las
actitudes que he tenido basadas en estas imágenes falsas. Reconozco mi necesidad que mi
imaginación sea limpiada, sanada y santificada. Renuncio a todo mal pensamiento y a toda
imagen falsa en mi mente. Y te suplico Señor Jesucristo, que tu sangre preciosa limpie, purifique
y santifique mi imaginación. Yo por mi parte, me propongo leer y meditar todos los días en tu
Palabra, para que tus pensamientos sean mis pensamientos y tus caminos sean mis caminos.
Gracias porque seré prosperado en mi camino, en mi jornada hacia tu monte santo. Padre
nuestro, mediante nuestro Señor Jesucristo te doy gracias por tu bondad y por la oportunidad
que me das de llegar a tener la mente de Cristo. Amén.

CONSEJO PASTORAL:
Haga ésta oración constantemente. Además, todos los días, por el tiempo que Dios le ponga
en su corazón, manténganse declarando a cada rato lo siguiente: “La sangre de Cristo Jesús
limpia, purifica y santifica mi mente” o “Gracias Cristo porque tu sangre limpia, purifica y
santifica mi mente”. Esto es poderoso!! Después de un par de semanas de estar haciéndolo,
aunado a la oración y al estudio y meditación de la Palabra de Dios, usted empezará a
experimentar una renovación en su mente y en su forma de ser y de actuar. Empezará a sentir la
presencia de Dios en su vida como nunca antes, que le introducirá en una vida llena de bendición.
Pastor Luis Búcaro

TAREA:
1. Comente brevemente tres cosas, que avivó el Espíritu Santo en su corazón, con esta lección de
sanidad de los malos pensamientos.
2. ¿Cuál de los problemas de nuestra imaginación le impacto más?
3. ¿Cómo está su imaginación? Solo piense, no responda por escrito.

Debemos ser honestos con nosotros mismos, para ser honestos con Dios.

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