Manual Sobre Justiciabilidad de Los DESCA - Tomo Uno
Manual Sobre Justiciabilidad de Los DESCA - Tomo Uno
Manual Sobre Justiciabilidad de Los DESCA - Tomo Uno
Justiciabilidad
de los Derechos
Económicos,
Sociales, Culturales
y Ambientales
(DESCA)
C H R I ST I A N C O U RT I S
COORDINADOR
TOMO I
Sistema Bibliotecario de la Suprema Corte de Justicia de la Nación
Catalogación
PO
Q300.113 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales (DESCA) / coordinador Christian Courtis ;
M368m esta obra estuvo a cargo de la Dirección General de Derechos Humanos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación ; presentación
Ministro Arturo Zaldívar ; preámbulo Guillermo Fernández-Maldonado C. -- Primera edición. -- Ciudad de México, México : Suprema
Corte de Justicia de la Nación, 2021.
1 recurso en línea (2 tomos : ilustraciones, cuadros ; 24 cm.)
Contenido: t.1. El papel de los jueces en la protección de los DESCA en la división constitucional de poderes. Estado social
constitucional, garantías y democracia : el papel de las garantías jurisdiccionales en la tutela de los derechos sociales / Gerardo Pisarello
-- Jueces constitucionales, derechos sociales y economía : sobre la legitimidad y conveniencia del control constitucional a la economía /
Rodrigo Uprimmy -- Los derechos sociales y los deberes de cuidado de la administración / José Roldán Xopa -- La deseable sinergia entre
las comisiones de derechos humanos y el poder judicial en México en la protección de los DESCA : propuestas de renovación para una
relación inexistente / Julieta Morales Sánchez -- Fuentes de interpretación. Los principios constitucionales en materia de derechos
humanos y su relación con los DESC / Sandra Serrano y Daniel Vázquez -- Los tratados internacionales de derechos humanos y su
interpretación en sede internacional como fuente de aplicación de los DESCA para los jueces mexicanos / Christian Courtis -- Los DESCA
en la Corte Interamericana y su trascendencia para el poder judicial mexicano / Eduardo Ferrer Mac-Gregor -- Treinta años de adjudicación
de derechos sociales, económicos y culturales en Colombia / Natalia Ángel Cabo -- La experiencia argentina en materia de protección
judicial de los DESCA / Christian Courtis y Sebastián Tedeschi -- Principios, criterios y herramientas de interpretación y tutela. El núcleo
mínimo vital de los derechos sociales / Leticia Morales -- El principio de razonabilidad en la tutela judicial de los DESCA / Aniza García
– Aportes desde el DIDH sobre el principio de igualdad y no discriminación y los DESC / Silvia Serrano Guzmán – La prohibición de
regresividad en materia de DESCA / Christian Courtis – El valor de la metodología : claroscuros en la jurisprudencia mexicana en materia
de derechos sociales / Roberto Lara Chagoyán -- El amparo al servicio de los derechos sociales : orientación para la acción / Francisca
Pou Giménez -- La tensión entre interés legítimo y derechos sociales : una propuesta de solución / Juan Antonio Cruz Parcero -- t.2.
Derechos, grupos de especial protección y situaciones de vulnerabilidad. La protección judicial del derecho a la salud : avances y ejemplos
en perspectiva comparada / Laura Clérico y Liliana Ronconi -- Derecho a la educación : bases para su tutela judicial / Liliana Ronconi -- El
derecho a una vivienda digna y adecuada : experiencias comparadas de tutela judicial / María Silvia Emanuelli y Carla Luisa Escoffié
Duarte -- El derecho a la vivienda como derecho humano en la jurisprudencia argentina / Sebastián Tedeschi -- El enfoque de derechos
de la protección social y su protección judicial / Magdalena Sepúlveda -- El derecho humano al agua / Rodrigo Gutiérrez Rivas -- Apuntes
sobre el sentido y alcance del derecho a un nivel de vida adecuado / Dorothy Estrada Tanck -- Protección judicial del derecho al ambiente
sano en México : avances y desafíos para el poder judicial / Astrid Puentes Riaño -- Judicialización de DESCA y desigualdades
estructurales : el caso de la desigualdad de género ante la SCJN / Tatiana Alfonso Sierra y Ana Micaela Alterio -- Pueblos indígenas,
derecho al territorio y derechos sociales / Rodrigo Gutiérrez Rivas y Daniela Sánchez Carro -- Derechos humanos y desastres :
los deberes del Estado y el poder judicial en su cumplimiento / María Paula Saffon y Mayra Ortiz Ocaña
ISBN 978-607-552-246-3
1. Derechos Humanos de segunda generación – Derecho a protección judicial – Derecho comparado – México 2. Protección de
los Derechos humanos – División de poderes – Jueces 3. Principios constitucionales – Interpretación 4. Derecho internacional de los
Derechos humanos 5. Derechos de los grupos en estado de vulnerabilidad I. Courtis, Christian, coordinador, autor de introducción
II. Zaldívar Lelo de Larrea, Arturo, 1959- , escritor de prólogo III. Fernández-Maldonado C., Guillermo, escritor de prólogo IV. México.
Suprema Corte de Justicia de la Nación. Dirección General de Derechos Humanos
LC KGF3003
Prohibida su reproducción total o parcial por cualquier medio, sin autorización escrita de los titulares de los derechos.
El contenido de los documentos que conforman esta obra es responsabilidad exclusiva de los autores y no representa en forma alguna la opinión insti-
tucional de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Esta obra estuvo a cargo de la Dirección General de Derechos Humanos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
La edición y el diseño estuvieron al cuidado de la Dirección General de la Coordinación de Compilación y Sistematización de Tesis de la Suprema Corte
de Justicia de la Nación.
Manual sobre
Justiciabilidad
de los Derechos
Económicos,
Sociales, Culturales
y Ambientales
(DESCA)
C H R I ST I A N C O U RT I S
COORDINADOR
TOMO I
Suprema Corte de Justicia de la Nación
Primera Sala
Ministra Ana Margarita Ríos Farjat
Presidenta
Segunda Sala
Ministra Yasmín Esquivel Mossa
Presidenta
Tomo I
Presentación.......................................................................................... XIII
Preámbulo............................................................................................. XVII
Introducción......................................................................................... XXI
PRIMERA PARTE
Capítulo I
Estado social constitucional, garantías y democracia: el papel de
las garantías jurisdiccionales en la tutela de los derechos sociales
Gerardo Pisarello.................................................................................... 3
I. Introducción........................................................................... 5
II. Los derechos sociales en el constitucionalismo previo a la
consolidación del Estado social............................................... 6
III. El Estado social tradicional como Estado
constitucional restringido........................................................ 8
IV. El proceso “deconstituyente” de los derechos sociales:
una regresión política y jurídica............................................... 14
V
VI
Capítulo II
Jueces constitucionales, derechos sociales y economía: sobre la
legitimidad y conveniencia del control constitucional a la economía
Rodrigo Uprimny.................................................................................... 47
Capítulo III
Los derechos sociales y los deberes de cuidado de la Administración
José Roldán Xopa.................................................................................... 103
I. Introducción........................................................................... 105
VII
Capítulo IV
La deseable sinergia entre las comisiones de Derechos Humanos
y el Poder Judicial en México en la protección de los DESCA.
Propuestas de renovación para una relación inexistente
Julieta Morales Sánchez........................................................................... 147
SEGUNDA PARTE
Fuentes de interpretación
Capítulo V
Los principios constitucionales en materia de derechos humanos
y su relación con los DESCA
Sandra Serrano y Daniel Vázquez............................................................. 197
I. Introducción........................................................................... 199
II. La interpretación conforme y el principio pro persona.............. 202
III. Los principios de los derechos humanos................................. 207
IV. Las obligaciones generales....................................................... 215
V. Reflexiones finales................................................................... 222
Bibliografía..................................................................................... 222
Capítulo VI
Los tratados internacionales de derechos humanos y su
interpretación en sede internacional como fuente de aplicación
de los DESCA para los jueces mexicanos
Christian Courtis..................................................................................... 225
I. Introducción........................................................................... 227
II. Los tratados internacionales como fuentes de interpretación
en materia de DESCA.............................................................. 227
III. Fuentes internacionales relevantes en materia de DESCA........ 235
IV. A modo de conclusión............................................................. 259
Bibliografía..................................................................................... 259
Capítulo VII
Los DESCA en la Corte Interamericana y su trascendencia
para el poder judicial mexicano
Eduardo Ferrer Mac-Gregor..................................................................... 271
I. Introducción........................................................................... 273
IX
Capítulo VIII
Treinta años de adjudicación de derechos sociales,
económicos y culturales en Colombia
Natalia Ángel Cabo................................................................................. 327
I. Introducción........................................................................... 329
II. Sobre el carácter evolutivo de la jurisprudencia
y otras precisiones iniciales...................................................... 333
III. La evolución de la jurisprudencia constitucional
en materia de DESC................................................................ 339
IV. La etapa actual: ¿viraje jurisprudencial?................................... 378
V. A manera de conclusión: un balance de 30 años de
adjudicación de los DESCA en Colombia................................ 386
Bibliografía..................................................................................... 392
Capítulo IX
La experiencia argentina en materia de
protección judicial de los DESCA
Christian Courtis y Sebastián Tedeschi...................................................... 403
I. Introducción........................................................................... 405
II. Derechos laborales................................................................... 405
III. Derechos previsionales............................................................ 410
IV. Derecho a la salud................................................................... 415
V. Derechos educativos................................................................ 424
VI. Derecho a la alimentación........................................................ 430
VII. Derechos ambientales y al agua............................................... 432
Bibliografía..................................................................................... 438
X
TERCERA PARTE
Principios, criterios y
herramientas de interpretación y tutela
Capítulo X
El núcleo mínimo vital de los derechos sociales
Leticia Morales....................................................................................... 453
I. Introducción........................................................................... 455
II. Delineando el concepto de núcleo mínimo vital de
los derechos sociales................................................................ 457
III. Estrategias de fortalecimiento del contenido del
núcleo mínimo vital................................................................ 465
IV. El potencial del núcleo mínimo vital en la jurisprudencia........ 472
V. Conclusiones........................................................................... 477
Bibliografía..................................................................................... 478
Capítulo XI
El principio de razonabilidad en la tutela judicial de los DESCA
Aniza García.......................................................................................... 485
Capítulo XII
Aportes desde el DIDH sobre el principio de igualdad
y no discriminación y los DESC
Silvia Serrano Guzmán............................................................................ 529
I. Introducción........................................................................... 531
II. Base normativa de la relación entre el principio de igualdad
y no discriminación y los DESC en el DIDH............................ 532
III. Precisiones sobre las obligaciones derivadas del principio
de igualdad y no discriminación en relación con los DESC...... 535
IV. Casos sobre igualdad y no discriminación en materia de DESC. 540
V. Conclusión.............................................................................. 558
Bibliografía..................................................................................... 560
Capítulo XIII
La prohibición de regresividad en materia de DESCA
Christian Courtis..................................................................................... 565
I. Introducción........................................................................... 567
II. Dos nociones de regresividad.................................................. 567
III. La prohibición de regresividad en la Constitución mexicana
y en el PIDESC........................................................................ 570
IV. Algunas bases para la aplicación de la prohibición
de regresividad........................................................................ 575
V. Algunas aplicaciones jurisprudenciales.................................... 597
Bibliografía..................................................................................... 601
Capítulo XIV
El valor de la metodología: claroscuros en la jurisprudencia mexicana
en materia de derechos sociales
Roberto Lara Chagoyán........................................................................... 611
I. Introducción........................................................................... 613
XII
Capítulo XV
El amparo al servicio de los derechos sociales:
orientación para la acción
Francisca Pou Giménez........................................................................... 645
Capítulo XVI
La tensión entre interés legítimo y derechos sociales.
Una propuesta de solución
Juan Antonio Cruz Parcero...................................................................... 701
I. Introducción........................................................................... 703
II. El origen del interés legítimo y sus complicaciones.................. 704
III. El desarrollo de los derechos sociales y los derechos humanos. 714
IV. Los criterios de la SCJN sobre interés legítimo......................... 720
V. La tensión entre interés legítimo y derechos sociales................ 729
VI. Propuesta para resolver las tensiones....................................... 732
Bibliografía..................................................................................... 734
Presentación
En los últimos diez años, el derecho en nuestro país ha atravesado una verdadera
revolución. La reforma constitucional de 2011 en materia de derechos humanos,
interpretada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, dio lugar a un nuevo
paradigma a partir del cual el lenguaje del derecho se ha transformado. En esta
década se amplió el parámetro de regularidad constitucional, se consignaron
herramientas interpretativas novedosas, se estableció la obligatoriedad de las
sentencias emitidas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, y recien
temente se afirmó la obligación de las y los jueces federales de realizar un control
oficioso de convencionalidad de todas las normas sujetas a su conocimiento,
entre muchos otros desarrollos.
XIII
XIV Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Así, los manuales abordan temas que han sido poco explorados en la formación
de las y los impartidores de justicia, aun cuando resultan trascendentales para su
labor. Algunos manuales desarrollan conocimientos transversales a la función
jurisdiccional, con independencia de la materia. Otros buscan profundizar sobre
temas específicos en diversas materias como penal, civil o laboral.
Desde hace varias décadas, la protección de los DESCA es uno de los temas que
ha cobrado gran relevancia en el debate constitucional latinoamericano. Una de
las discusiones más importantes tiene que ver con la legitimidad de los tribunales
para hacer efectivos estos derechos, pues su satisfacción se ubica en el cruce del
mercado, la economía y las políticas públicas: ámbitos tradicionalmente reserva
dos a los poderes democráticamente electos.
En esta línea se sostiene, por ejemplo, que los jueces no deben resolver sobre
derechos de esta naturaleza porque sus decisiones tienen considerables impactos
Presentación XV
Con todo, aunque existen retos en la adjudicación de los DESCA, ello no significa
que los jueces y juezas no tengan ningún papel relevante en la esfera de los derechos
sociales, o que carezcan de legitimidad para protegerlos. Por el contrario, bien
entendida, nuestra tarea en la defensa de los derechos sociales es una exigencia
constitucional indeclinable.
Esto significa entender que los DESCA obligan a los tribunales a hacer efectivo,
progresivamente, el programa social de nuestra Constitución. Así, es tarea de las
personas juzgadoras asumir un proyecto de interpretación constitucional trans
formador que promueva el cambio social y permita obtener resultados tangibles
en la vida de las personas. No se trata de diseñar políticas públicas en las senten
cias sino de darle contenido y alcance a los derechos sociales que reconoce la
Constitución. En ese sentido, tampoco basta la implementación de políticas desde
el Ejecutivo para abatir la desigualdad y la pobreza, sino que es crucial un papel
activo de todos los jueces y juezas en la interpretación y construcción progresiva
del contenido de estos derechos.
Acabar con la pobreza y disminuir la brecha de desigualdad que nos separa a los
mexicanos debe ser una política de Estado fundada en una visión de derechos huma
nos y respaldada por un amplio consenso político y social. En ese contexto, hacer
efectivos los derechos sociales en sede judicial es una exigencia impostergable, y
un paso fundamental para construir una sociedad más igualitaria. El Manual, estoy
convencido, facilitará el cumplimiento de esa labor.
XVII
XVIII Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Hoy, tras 45 años de vida del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Socia
les y Culturales es universalmente aceptado, como una obligación de todos los
Estados, el adoptar medidas rápidas y eficaces hacia la plena realización de estos de
rechos, a su vez el no adoptar medidas regresivas y el satisfacer con carácter
prioritario niveles mínimos y esenciales de estos derechos.
desafío, tanto para operadores judiciales como para la ciudadanía. La pregunta que
enfrentar es ¿cómo se debe proceder para que los derechos reconocidos jurídica
mente pasen a ser derechos disfrutados de manera efectiva por las personas?
Esta magnífica obra ofrece una reflexión académica y comprometida para cons
truir una respuesta actual y realista a esta pregunta en México. Su utilidad no se
limita a los jueces en su papel de interpretación y protección de estos derechos,
pues es también una herramienta extraordinaria para exigirlo, en particular para
grupos de especial protección o en situación de vulnerabilidad. Expertos nacio
nales y extranjeros nos ofrecen experiencias y visiones innovadoras sobre este
complejo tema, mostrándonos cómo es que constituciones y estándares interna
cionales de derechos humanos pueden ser instrumentos efectivos para la vigencia
de los derechos económicos, sociales y culturales para todas las personas.
Guillermo Fernández-Maldonado C.
Representante de la Oficina en México del Alto
Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos
Introducción
Uno de los temas que se ha abierto camino con mayor vigor en las últimas déca
das en el debate constitucional y de los derechos humanos es el de la protección
judicial de los derechos sociales —o, con mayor detalle y amplitud, los también
llamados derechos económicos, sociales, culturales y ambientales, según la ter
minología usada en el ámbito regional latinoamericano—.
Estas experiencias también han sido acompañadas por un intenso debate teórico
sobre la jurisprudencia y sobre el cambio del papel de la judicatura en la materia.
Superada ya la cuestión de si estos derechos son por naturaleza justiciables, las
XXI
XXII Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Aunque estos temas tienen paralelos en otros ámbitos jurídicos que han experi
mentado reciente renovación, lo cierto es que muchas de las cuestiones plantea
das requieren revisar conceptos tradicionales, basados en muchos casos en una
comprensión estrecha de los derechos fundamentales como libertades negati
vas con dimensiones exclusivamente individuales. La discusión sobre el papel de
los jueces y el alcance de su actuación en materia de derechos sociales pone sobre
la mesa algunas cuestiones que habían tenido poco desarrollo en la doctrina cons
titucional tradicional, y que obligan a reevaluar y ajustar concepciones tanto de
la idea de derecho fundamental, como de la función de los jueces frente a los
poderes políticos: administración y legislatura.
Aunque por razones de extensión fue necesario dejar fuera algunos derechos y
otros temas relevantes, he intentado cubrir esa posible carencia sugiriendo a los
autores y autoras incluir ejemplos ilustrativos sobre cuestiones a las que no
hemos dedicado capítulos específicos, tales como los derechos laborales, y la
protección de los derechos sociales de niños, niñas y adolescentes y de personas
con discapacidad.
Christian Courtis
Primera Parte
I. Introducción
1
Sobre el vínculo entre derechos sociales y el principio de igualdad sustancial ha insistido recientemente,
Ferrajoli, “Derechos fundamentales”, en Derechos y garantías, caps. 3 y 7.
5
6 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
En las últimas décadas, de hecho, el debate acerca del estatuto jurídico de los
derechos sociales y sus potencialidades garantistas ha tenido como telón de fondo
un insistente ataque a los Estados sociales tradicionales, —favorecido, en buena
medida, por el fracaso del comunismo burocrático y por el agotamiento de los
proyectos socialdemócratas dominantes durante la guerra fría—.3 En ese marco,
y sin ánimo de extenuar un tema cuya complejidad excede el tratamiento que
puede darse en unas pocas páginas, estas líneas pretenden dar cuenta de tres
cuestiones básicas. En primer lugar, indicar de forma sucinta cómo la eficacia
decreciente de los derechos sociales tiene su origen en ciertas “patologías” ya pre
sentes en el diseño político y jurídico del Estado social tradicional. En segundo
término, señalar de qué manera dichas patologías se han ahondado con las diver
sas ofensivas neoconservadoras desatadas contra sus elementos más igualitarios
e incluyentes. Finalmente, sugerir algunas posibles vías —teóricas, pero también
prácticas— para una superación garantista y democrática de los límites del Esta
do social legislativo y, sobre todo, administrativo, y su conversión en verdadero
Estado social constitucional.
2
Para esta distinción entre lógicas de emancipación y lógicas de integración en el constitucionalismo
social moderno, V., Herrera, Confines del constitucionalismo, cap. VII.
3
Para una caracterización institucional e histórica de los distintos modelos de Estados sociales, V., por
todos, Cf., Esping-Andersen, Los tres mundos del estado de bienestar, y Merrien, L’Etat providence.
Estado social constitucional, garantías y democracia: el papel de las garantías ... 7
4
He tratado esta cuestión, entre otros sitios, en Cf., Pisarello, Un largo Termidor. La ofensiva del constitu-
cionalismo antidemocrático.
8 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
en los amplísimos márgenes del mercado laboral. Ese modelo de Estado, reticen
te a cualquier tipo de intervención compensatoria en sentido fuerte, delega el
control social a una serie de instituciones de sostenimiento mínimo y disciplina
suficiente que comprenden desde hospitales y conventos hasta casas de caridad
y socorro, asilos y comedores para pobres.5
Entre finales del siglo XIX y comienzos del XX, las críticas al capitalismo se agu
dizan y los derechos sociales experimentan un renovado impulso político e in
cluso legal. Enérgicas experiencias reformistas inspiran el surgimiento de Estados
sociales liberal-laboristas en el mundo anglosajón —Gran Bretaña, Nueva Zelan
da y Australia— y sientan las bases de un modelo universalista y socialdemócrata
en los países escandinavos —Suecia, Noruega, Dinamarca—. En el viejo Imperio
ruso y en México, por su parte, tienen lugar ensayos revolucionarios de alcance
diverso.
5
Cf., Alonso, 1999, passim.
Estado social constitucional, garantías y democracia: el papel de las garantías ... 9
Hacia el final de la segunda gran guerra, todo hace presagiar una crisis terminal
del dominio capitalista. Las luchas sociales se multiplican y el poder social y
político de los trabajadores crece tanto en los países centrales de la economía
6
Los colapsos de Weimar y de la República española ofrecen una lección un tanto obvia con relación al
constitucionalismo del Estado social: las posibilidades de su relativa consolidación, más allá de los
dispositivos institucionales establecidos, están supeditadas en último término a la fortaleza y cohesión
de los actores interesados en su expansión como a la ausencia o debilidad de actores capaces de resis
tirlos. Sobre estas experiencias, Cf., Herrera, op. cit. y Domènech, El eclipse de la fraternidad. Una revisión
republicana de la tradición socialista.
10 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Sobre ese trasfondo, justamente, el Estado social se consolida en los países cen
trales como una especie de acuerdo o compromiso implícito, expresado en un
pacto asimétrico entre capital y trabajo: el llamado pacto keynesiano. A tenor de
dicho acuerdo, que permite al capitalismo avanzado disfrutar, en los siguientes
treinta años, de una nueva “época dorada” de expansión sin precedentes, el mun
do del trabajo —sobre todo del trabajo fordista— acepta la lógica del beneficio
y del mercado a cambio de participar en la negociación de la distribución del
excedente social.8
Así, cobra forma una nueva variante de capitalismo, regulado, disciplinado, que
sin embargo no deja de ser capitalismo. Institucionaliza distintos sistemas de
transferencias parciales, pero no consigue remover las desigualdades sociales.
Desradicaliza ciertos conflictos, pero no los elimina. Nuevos espacios de libertad
y dominio, en consecuencia, cobran vida. También el derecho se socializa, con
consecuencias ambiguas:9
7
Cf., Rosanvallon, La crise de l’Etat providence.
8
Cf., De Cabo, Pensamiento crítico, constitucionalismo crítico.
9
Cf., Ewald, L’Etat-providence.
Estado social constitucional, garantías y democracia: el papel de las garantías ... 11
10
Cf., Esping-Andersen, op. cit.
12 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Esto explica, en último término, que los derechos sociales aparezcan a menudo
insertos en una lógica jurídica al mismo tiempo inclusiva y excluyente, en abierta
tensión, en cualquiera caso, con elementos centrales del Estado de derecho
clásico: desde el principio de responsabilidad o de publicidad hasta el propio prin
cipio de legalidad.11 En efecto, en un claro abandono de los principios de genera
lidad y abstracción que inspiran la noción de ley en el Estado de derecho clásico,
las intervenciones del Estado social se muestran propicias a la multiplicación de
espacios de legalidad atenuado y decisionismo administrativo. Tiene lugar, cierta
mente, intervenciones a favor de sectores vulnerables hasta entonces privados de
los beneficios reales de la ciudadanía. Pero son sobre todo aquellos grupos orga
nizados, capaces de presionar corporativas en las instituciones estatales, los prin
cipales beneficiarios de las políticas sociales.
11
Cf., Ferrajoli, “Stato sociale e stato de diritto”, en Politica del diritto y Habermas, Facticidad y Validez.
Estado social constitucional, garantías y democracia: el papel de las garantías ... 13
culturales marginadas, y por otro, desde ciertos recursos naturales, como la tierra,
el agua, o los alimentos, esenciales para la satisfacción de las necesidades básicas de
las personas y que, sin embargo, representan para el modelo productivista de desa
rrollo capitalista un objeto de explotación estatal o privada casi ilimitada.
Por otra parte, la politización del Estado que permite la articulación de sus tareas
reformistas desde el punto de vista legal tiene lugar al precio de una progresiva
despolitización de la esfera no estatal y privada. La burocratización de la tarea
normativa, por un lado, y la progresiva erosión de la participación ciudadana, por
otro, terminan por relajar no sólo los mecanismos de responsabilidad y de con
trol horizontal entre los poderes públicos sino también los controles ciudadanos
sobre los propios poderes institucionales.
12
Cf., Santos, Reinventar la democracia. Reinventar el estado.
14 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Una vez más, mientras más corporativo o residual es el Estado social de que se
trate, mayor es la tendencia de las instituciones estatales a concebir los derechos
sociales como concesiones institucionales planificadas “desde arriba”, según cri
terios tecnocráticos, dirigidas a reducir la compleja problemática del trabajador
a la del simple consumidor y la del ciudadano a la de cliente maltratado por las
burocracias estatales.13
Tras un largo ciclo expansivo que en parte disimula las tendencias patológicas del
Estado social tradicional, sus bases materiales e ideológicas sufren un duro cues
tionamiento. Las crisis económicas y ecológicas que sacuden el capitalismo
industrial, sus transformaciones tecnológicas y productivas, el fracaso del comu
13
Cf., De Cabo Martín, Contra el consenso. Estudios sobre el constitucionalismo de la crisis del estado social.
Estado social constitucional, garantías y democracia: el papel de las garantías ... 15
En cuestión de años, los derechos patrimoniales se tornan más fluidos que nunca
y abandonan sus anclajes territoriales. Los derechos sociales, por el contrario, se
vuelven fragmentarios, dispersos y discontinuos. Más aún: en virtud del estrecho
vínculo entre prestaciones laborales y prestaciones sociales, la “flexibilización” de
las primeras conduce a la negación de las segundas. De ese modo, la “deslocali
zación” y “destemporalización” de las relaciones laborales ponen al descubierto
14
Cf., Ferrajoli, Manifiesto por la igualdad.
16 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
los límites del proyecto de inclusión del Estado social tradicional. El aumento
de la precariedad y de la desocupación estructural desnuda la brecha existente
entre los derechos relativamente protegidos de una minoría de trabajadores esta
bles y los inexistentes o residuales derechos sociales reconocidos a una gran
mayoría de excluidos o de precarios participes del mercado laboral formal. Desde
las mujeres hasta los migrantes pobres, pasando por toda una serie de colectivos
—niñas y niños, pueblos indígenas, campesinos, desempleados de larga dura
ción, personas con discapacidad— que pasan a engrosar una suerte de infraclase
con escasas posibilidades de inserción.
Lejos de devolver al principio de legalidad un papel central, de acuerdo con las exi
gencias de un Estado de derecho, lo que la privatización y restricciones en los
servicios públicos suponen es la profundización de las intervenciones selectivas
Estado social constitucional, garantías y democracia: el papel de las garantías ... 17
A resultas de ello, se incentiva una política social residual, de mínimos, para una
ciudadanía también de baja intensidad que, al no poder gestionar ni acceder a la
previsión privada de sus riesgos, sólo puede acudir, de manera dependiente y
subordinada, a un sector público más asistencial que distributivo.15 Y allí donde
esa última y frágil red de contención se quiebra o directamente no existe, el paso
obligado es el del Estado social al Estado carcelario, mecanismo paradigmático
15
Cf., Alonso, Trabajo y posmodernidad: el empleo débil.
18 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Ocurre así que la reformulación restrictiva y autoritaria del Estado social propues
ta por el pensamiento neoconservador se convierte en una suerte de pendiente
resbaladiza hacia el estado de naturaleza, caracterizado por el inminente desgo
bierno de las expectativas ciudadanas, las intervenciones arbitrarias y un perma
nente caos en los actos más elementales de supervivencia o convivencia.
16
El alarmante crecimiento de la población carcelaria en los Estados Unidos, unido al desmantelamien
to de políticas sociales en las administraciones conservadoras de las últimas décadas, es una prueba
cabal de esta tendencia. V., al respecto, el demoledor ensayo de Wacquant, Las cárceles de la miseria;
Gargarella, 2008, passim y Pisarello y Asens, No hay derecho(s). La ilegalidad del poder en tiempos de crisis
y La bestia sin bozal. En defensa del derecho a la protesta.
Estado social constitucional, garantías y democracia: el papel de las garantías ... 19
17
Cf., De Cabo Martin, Sobre el concepto de ley.
20 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
VI. La reconstrucción de
las garantías institucionales
18
Cf., Cohen y Rogers, Associations and Democracy.
19
Sobre el papel de las instituciones nacionales de derechos humanos en la protección de los derechos
sociales, Cf., Courtis, Las instituciones nacionales de derechos humanos y los derechos económicos, sociales y
culturales. Apuntes sobre una relación clave. Ver también la contribución de Julieta Morales, en este mis
mo volumen.
Estado social constitucional, garantías y democracia: el papel de las garantías ... 21
20
Acerca de los fundamentos jurídico-positivos, y no simplemente políticos, de las distintas obligacio
nes estatales en materia de derechos sociales, sobre todo en el derecho internacional de los derechos
humanos, Cf., Abramovich y Courtis, Los derechos sociales como derechos exigibles; Craven, The Interna-
tional Covenant on Economic, Social and Cultural Rights. A perspective on its development y Sepúlveda, The
Nature of the Obligations Under the International Covenant on Economic, Social and Cultural Rights. Además
de la creciente jurisprudencia en la materia desarrollada por tribunales y órganos de tratado regionales,
—Corte Interamericana de Derechos Humanos, Tribunal Europeo de Derechos Humanos, Comité
Europeo de Derechos Sociales— y por los órganos de tratados de Naciones Unidas —Comité DESC,
CEDAW, Comité sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad—, son de indispensable referen
cia dogmática los Convenios de la OIT, las Observaciones Generales del Comité DESC y de otros órga
nos de tratados de Naciones Unidas, y documentos de soft law como los Principios de Limburgo y
Maastricht. Sobre las normas internacionales como fuente de derechos sociales, ver la contribución de
Christian Courtis, en este mismo volumen.
21
La distinción que sigue entre garantías primarias y secundarias puede verse en Cf., Ferrajoli, “Dere
chos fundamentales”, en Derechos y garantías y Pisarello, Los derechos sociales y sus garantías. En el
constitucionalismo actual ambas garantías vienen a su vez insertas dentro de una garantía adicional:
la rigidez constitucional, que obliga a los poderes constituidos a respetar ciertos procedimientos agra
vados en caso de querer reformar las garantías primaria y secundarias positivamente estipuladas.
22 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
22
Cf., Fabre, Social Rights under the Constitution.
Estado social constitucional, garantías y democracia: el papel de las garantías ... 23
23
V., al respecto, la contribución de Christian Courtis, en este mismo volumen.
24 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Cf., Añón, Igualdad, diferencias y desigualdades. V. también las contribuciones de Silvia Serrano, y
24
25
Ver, al respecto, la contribución de Magdalena Sepúlveda, en esta misma obra.
26
Un elemento central en la justificación de la renta básica y de otras propuestas de transferencia de
ingresos incondicionadas reside en la inclusión en el concepto de trabajo, no sólo del trabajo asalariado
sino también del trabajo doméstico y del trabajo voluntario. Cf., Gargarella, 1995, passim., Pisarello
y de Cabo, La renta básica como un nuevo derecho ciudadano y Raventós, “La renta básica: introito”, en
La renta básica.
27
Cf., Ferrajoli, op. cit.
26 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Sobre la articulación entre políticas de reparto del trabajo y de ingresos incondicionales, Cf., Gorz,
28
29
Cf., al respecto, el sugerente análisis de Julio, La eficacia de los derechos fundamentales entre particulares.
30
V., PIDESC, art. 2.1. Igualmente, Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, Observa
ción General núm. 3, sobre la naturaleza de esta obligación.
28 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
De hecho, cuando desde posiciones iusrealistas se afirma que los derechos socia
les constitucionales no son auténticos derechos, sino sólo principios orientadores,
o peor, simples flatus vocis, lo que se pretende poner de relieve es, precisamente, que
carecen de adecuadas garantías jurisdiccionales, secundarias, capaces de actuar
en caso de incumplimiento o insuficiencia de las obligaciones legales o políticas
previstas por las garantías primarias.
31
Cf., Ferrajoli,1989, passim.
Estado social constitucional, garantías y democracia: el papel de las garantías ... 29
Las razones esgrimidas para explicar o justificar dicha laguna han revestido un
doble carácter: “político” o de legitimidad, por un lado, y “técnico” o de compe
tencia, por otro:32
32
Cfr. Fabre, op. cit.
30 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
33
Sobre esta estrategia, más bien procedimental, de fundamentación de la justicia constitucional, Cf., Ely,
Democracy and Distrust. A theory of judicial y Habermas, Facticidad y Validez. De lo que se trataría, en
último término, es de reconstruir dichas posiciones en los términos, no ya de un procedimentalismo
débil, sino más bien de un procedimentalismo fuerte que incluya los derechos sociales constitucionales
básicos. Para un balance de estas posiciones, Cf., Michelman, “Human Rights and the Limits of Consti
tutional Theory”, en Ratio Iuris o Palombella, Constitución y soberanía. El sentido de la democracia cons
titucional. Para una justificación de los derechos sociales orientada a posibilitar y ampliar la participación
democrática, V. Morales, Derechos sociales, constitucionales y democracia. V. n. 21.
Estado social constitucional, garantías y democracia: el papel de las garantías ... 31
34
Cf., Alexy, Teoría de los derechos fundamentales; Gomes Canotilho, “Tomemos en serio los derechos
económicos, sociales y culturales”, en Revista del Centro de Estudios Constitucionales; Palombella, “Dere
chos fundamentales. Argumentos para una teoría”, en Doxa, núm. 22.
35
Para un panorama de casos provenientes de distintos sistemas y tradiciones jurídicas, Cf., Abramo
vich y Courtis, op. cit., Langford, Teoría y jurisprudencia de los derechos sociales. Tendencias emergentes en
el Derecho internacional y comparado; Langford et al., La lucha por los derechos sociales. Los fallos judiciales
y la disputa política por su cumplimiento y Pisarello, op. cit.
32 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
b) Una perspectiva de este tipo, por otro lado, valdría incluso para con
trolar aquellos casos en los que la vulneración de derechos sociales
36
Cf., Gargarella, 2014, passim y Rodríguez Garavito, “Activismo dialógico y el impacto de los fallos
sobre derechos sociales”, en Revista Argentina de Teoría Jurídica.
37
Acerca de la jurisprudencia constitucional italiana referida a sentencias aditivas de “prestación” y de
“principio”, V., Moscardini, 1997, passim. Para una exposición más amplia de otros tipos de sentencias
bilaterales utilizadas en Europa, Cf., Aja, Las tensiones entre el Tribunal Constitucional y el Legislador en la
Europa actual.
Estado social constitucional, garantías y democracia: el papel de las garantías ... 33
38
Sobre todo en aquellos casos en los que el abanico fáctico de medidas disponibles para el legislador
o para la administración se vea restringido, bien por las propias circunstancias de satisfacción del dere
cho en cuestión —el tratamiento de ciertas enfermedades exige la adopción de determinadas medidas
sanitarias y no de otras, las medidas alternativas disponibles en casos de desalojos están restringidas por
las efectivamente existentes en un contexto concreto, etc.—, bien en razón de expectativas previas
creadas por los propios poderes públicos, de acuerdo al principio venire contra factum propium non
valet.
34 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
39
Caso, este último, que exigiría, evidentemente, la reforma del texto constitucional, como lo ha hecho
el constituyente mexicano con la reforma sobre derechos humanos de 2011.
40
Cf., Häberle, “The Constitutional State and Its Reform Requirements”, en Ratio Juris, núm.1.
41
Así, una aproximación auténticamente “cosmopolita” al método comparativo permite recoger intere
santes muestras de una jurisprudencia en materia de derechos sociales desarrollada, de manera directa
o indirecta —a través de la protección de otros principios constitucionales—, en ordenamientos semi
periféricos como el sudafricano, el indio, el colombiano, el argentino o el brasileño. Cf., Abramovich y
Courtis, op. cit; Langford, op. cit. V. n. 35; Langford et al., op. cit. V. n. 35 y Pisarello, op. cit., V. n. 21.
Estado social constitucional, garantías y democracia: el papel de las garantías ... 35
42
La centralidad de las garantías sociales es apuntada por Ferrajoli, Derecho y Razón, passim.
36 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
homogénea, sin la cual todo programa normativo resultaría vacuo. Más bien, se
trata de recordar que todo proyecto garantista constreñido a operar en el contexto
de sociedades complejas no puede sino descansar en la articulación, no ya unita
ria, pero sí plural, de actores sociales capaces de recoger, perfeccionar y profun
dizar una cultura constitucionalista en materia de derechos sociales. Dicho en
otros términos: no en la praxis virtuosa de la sociedad o de una clase única conce
bidas como sujetos de gran formato, sino en una pluralidad de actores con derechos
y deberes de presionar y participar directamente en la formulación y activación
de las garantías institucionales de los derechos, así como de procurarse mecanis
mos de autotutela de los mismos. Y ello, tanto por razones de legitimación como
de eficacia.
43
Cf., Capella, Los ciudadanos siervos y Castoriadis, Ciudadanos sin brújula.
Estado social constitucional, garantías y democracia: el papel de las garantías ... 37
44
Mecanismo sensiblemente diferente a aquellos en los que el control presupuestario se delega a un
órgano de expertos como los tribunales de cuentas.
38 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
45
Cf. Genro y Souza, 2000, passim.
46
Acerca de estas posibilidades, Cf., Castellà, Los derechos constitucionales de participación política en la
administración pública.
Estado social constitucional, garantías y democracia: el papel de las garantías ... 39
47
V., al respecto, la contribución de Francisca Pou, en esta misma obra.
40 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
civil puede, llegado el caso, operar como fuente de cuestionamiento del derecho
vigente pero inválido en su cotejo con las disposiciones constitucionales y conver
tirse, así, en un valioso mecanismo de defensa y actualización de la Constitución.48
Mejores garantías y más democracia, en suma, podrían ser las consignas impul
soras del programa de reforma necesario para propiciar la conversión del contra
dictorio Estado social legislativo y administrativo en verdadero Estado social
constitucional, y de las actuales democracias, simplemente delegativas, en autén
ticas democracias republicanas.
48
Cf., Estévez Araujo, La Constitución como proceso y la desobediencia civil; Gargarella, 2005, passim y
Pisarello y Asens, op. cit.
Estado social constitucional, garantías y democracia: el papel de las garantías ... 41
Bibliografía
Libros
Abramovich, Víctor y Courtis, Christian, Los derechos sociales como derechos exigi-
bles, Trotta, Madrid, 2001.
49
Cf., Barcellona, Democrazia: quale via di scampo?; Santos, op. cit. y Herrera, op. cit.
50
Cf. De Cabo, Dialéctica del sujeto, dialéctica de la Constitución .
42 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
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Ely, John Hart, Democracy and Distrust. A theory of judicial review, Harvard Uni
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Estado social constitucional, garantías y democracia: el papel de las garantías ... 43
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y más fraterna, Ariel, Barcelona, 2001.
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Revistas
Ferrajoli, Luigi, “Stato sociale e stato de diritto”, en Politica del diritto, a. XII, núm. 1,
1982.
Häberle, Peter, “The Constitutional State and Its Reform Requirements”. Ratio
Juris, vol. 13, núm. 1, 2000.
Jurisprudencia y normas
Preludio a la reedición
de este artículo en 2021
1
V. Burgos, Independencia judicial en América Latina: ¿De quién? ¿Para qué? ¿Cómo? Y Uprimny, García, et
al., ¿Justicia para todos? Derechos sociales, sistema judicial y democracia en Colombia.
49
50 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
por sus efectos macroeconómicos negativos, lo cual suscitó su defensa por parte
de algunos constitucionalistas cercanos a la Corte, como era mi caso, sin perjui
cio de que fuéramos críticos de algunas decisiones específicas del tribunal.
La polémica fue muy intensa en esos años: no sólo era una controversia acadé
mica, sino que tenía claras connotaciones políticas, ya que algunos pretendían
reducir las competencias de la Corte para decidir esos casos. Este artículo hacía
parte entonces de la defensa de la legitimidad de la intervención de la Corte en
esos ámbitos.
¿Por qué acepté entonces que este artículo fuera republicado 20 años después,
sin casi ninguna modificación, cuando es un texto de circunstancia y que hace
parte de un campo que ha sido muy dinámico en estas dos décadas, como es el
relativo a la justiciabilidad de los derechos sociales y la intervención de los jueces
en estos ámbitos? Mi respuesta es sencilla: el texto me sigue gustando y comparto
aún la esencia de sus tesis. Además creo que, a pesar de que originariamente fue
un texto de circunstancia y en cierta forma de combate, pues se inscribía en la
defensa de las orientaciones jurisprudenciales de la Corte Constitucional en ma
teria económica y social, es un artículo que tiene un valor teórico más allá de ese
debate coyuntural en Colombia pues es una justificación general de la justiciabi
lidad de los derechos sociales y de la intervención, obviamente prudente, de los
jueces constitucionales en decisiones económicas. Este debate sigue siendo actual
y pertinente, por lo que la argumentación del artículo sigue siendo relevante.
Si hoy abordara este mismo tema tal vez plantearía en forma distinta algunos pun
tos y, sobre todo, desarrollaría más ciertos aspectos, que no son abordados sistemá
ticamente en el texto. Esos cambios de énfasis derivan de los notables desarrollos
doctrinarios y de la rica experiencia judicial nacional en esta materia de estas
dos décadas, que permite hoy no sólo un enfoque comparado más fecundo en este
campo, sino que ciertos temas nuevos adquieren gran prominencia. Por ejemplo,
cuando escribí mi texto en el año 2000, para ser publicado en 2001, el tribunal cons
titucional sudafricano no había decidido aún el célebre caso Grootboom, que ha
sido muy influyente en los debates teóricos y comparados sobre la posibilidad y
conveniencia de la justiciabilidad de los derechos sociales. Recordemos que ese
caso hizo cambiar la posición de un autor influyente, como Cass Sunstein, quien
Jueces constitucionales, derechos sociales y economía: sobre la legitimidad... 51
2
Cf., Sunstein, Social and Economic Rights? Lessons from South Africa. Disponible en SSRN: https://ssrn.
com/abstract=269657 or http://dx.doi.org/10.2139/ssrn.269657
3
Cf., Gardbaum,The New Commonwealth Model of Constitutionalism” en The American Journal of
Comparative Law.
4
Cf., los artículos de Tushnet de 2008, passim.
5
Cf., Uprimny, García Villegas, 2005, passim.
6
Cf., Langford,Rodriguez y Rossi, passim.
52 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Todo esto muestra que hoy no basta fundamentar la justiciabilidad de los dere
chos sociales, como intento hacerlo en este artículo, sino que es necesario ir más
lejos: es necesario debatir qué formas debería adoptar esa intervención judicial.
Sin embargo, el debate sobre la fundamentación de la justiciabilidad de los derechos
sociales sigue siendo relevante, al menos por dos razones: i) porque la aceptación
de la justiciabilidad de los derechos sociales sigue siendo una posición aún mi
noritaria en el derecho comparado, por lo que el debate persiste; y ii) porque, en
todo caso, el reexamen de esa discusión es importante ya que las mejores obje
ciones a la justiciabilidad pueden también ser vistas como advertencias de los
7
Uprimny “The Enforcement of Social Rights by the Colombian Constitutional Court: Cases and
Debates”en Courts and Social Transformation in New Democracies: An Institutional Voice for the Poor?; “La
judicialización de la política en Colombia: casos, potencialidades y riesgos” en Sur. Revista Internacional
de Derechos Humanos y Uprimny, Durán, Equidad y protección judicial del derecho a la salud en Colombia.
Jueces constitucionales, derechos sociales y economía: sobre la legitimidad... 53
escépticos acerca de los posibles efectos negativos que podrían tener ciertas formas
de justiciabilidad, por lo es importante tomar en serio esos temores. Por todo ello
creo que este artículo sigue siendo relevante y decidí aceptar su reimpresión,
prácticamente en su forma original. Lo único que hice fue corregir algunos proble
mas menores de redacción y eliminar algunas referencias que estaban demasiado
ligadas a la coyuntura colombiana de finales de siglo.
I. Introducción
En uno de sus textos, Amartya Sen señala que “la economía moderna se empo
breció en forma sustancial debido a la distancia que se ha abierto entre la ética y
la economía”,8 ya que, como consecuencia de ese divorcio, la ciencia económica
ha tenido una visión estrecha de las motivaciones del comportamiento humano
y del significado del desarrollo social. Pero a su vez, señala Sen, este distanciamien
to también ha perjudicado a la ética, que ha perdido la posibilidad de usar el fino
instrumental analítico de la economía, para enriquecer sus visiones, y en especial
para poder tomar en cuenta en sus análisis normativos las complejas interdepen
dencias que existen entre los comportamientos de los distintos agentes sociales.
Esta reflexión de Sen puede ser proyectada a la relación, también bastante pro
blemática, que se ha dado entre la economía y el derecho. La separación acadé
mica que durante mucho tiempo ha existido entre esas disciplinas ha tenido
efectos empobrecedores para ambas. La economía ha solido desconocer la im
portancia que tienen la dimensión normativa y los arreglos institucionales en el
comportamiento de los agentes económicos y en el significado del propio desa
rrollo, mientras que el olvido de los condicionamientos económicos puede llevar
al análisis jurídico a moverse en abstracciones desvinculadas de la dinámica ob
jetiva de los procesos sociales.
Es cierto que en los últimos años existen interesantes propuestas académicas que
buscan precisamente acercar el derecho y la economía. Bástenos citar los siguientes
8
Amartya Sen, On ethics and economics, p. 108.
54 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Sin importar cuál sea nuestra opinión sobre la riqueza de esas escuelas, es indu
dable que ellas son significativas en la medida en que intentan establecer puentes
entre los análisis económicos y las discusiones jurídicas. Y esa perspectiva puede
orientarnos sobre la manera como deberíamos enfocar el debate que ha suscitado
la jurisprudencia económica de la Corte Constitucional, por llamar de alguna
manera las decisiones de ese tribunal que han afectado la política económica del
Estado colombiano. Esta controversia puede ser la oportunidad para un diálogo
enriquecedor entre las perspectivas de economistas y juristas sobre el papel que
debe jugar tanto el derecho en general, como la justicia constitucional en particu
lar, en la definición y ejecución de la política económica en una democracia. Pero
lo cierto es que, hasta ahora, la polémica ha tendido a acentuar la separación
entre los análisis económicos y los estudios jurídicos, no sólo por las innecesarias
diatribas que economistas y juristas han intercambiado sino, además, porque
incluso los estudios más serios no han logrado romper la unilateralidad de las
perspectivas. Un ejemplo significativo es el primer trabajo de Salomón Kalmanovitz
sobre el tema, en donde ese autor intenta un análisis sistemático y comprensivo
de la jurisprudencia económica de la Corte, pero se queda en una visión pura
mente externa de las decisiones del juez constitucional, como lo muestra incluso
el propio título de su artículo.9
9
El título de su texto, es una renuncia explícita a entrar en un análisis de los aspectos jurídicos de la
jurisprudencia de la Corte, V., Kalmanovitz,“Las consecuencias económicas de los fallos de la Corte
Jueces constitucionales, derechos sociales y economía: sobre la legitimidad... 55
En este contexto, este artículo busca abandonar las posturas puramente defensi
vas, y si se quiere “gremiales”, de economistas y abogados, a fin de intentar un
diálogo constructivo entre nuestras perspectivas. No se trata de eludir el debate,
que debe ser vigoroso como corresponde a la academia, ni de ocultar las diferen
cias que existen dentro de las mismas disciplinas, pues en ocasiones puede haber
mayores controversias entre los abogados o los economistas sobre el papel juga
do por la Corte Constitucional. Pero creo que conviene abandonar las defensas a
ultranza y las diatribas, con el objeto de favorecer una discusión interdisciplina
ria sobre el papel de la justicia constitucional en el diseño y ejecución de la polí
tica económica en una democracia.
Para adelantar esa discusión, conviene comenzar por distinguir las diversas face
tas del problema, ya que la polémica sobre la jurisprudencia económica de la Corte
plantea cuatro interrogantes, que se encuentran interrelacionadas pero que son
diversas. En primer término, un problema de fundamentación: ¿es posible y legí
timo que exista un control constitucional de la economía? En segundo término,
uno que es institucional: ¿cuáles son los diseños procesales más adecuados para
el desarrollo de la justicia constitucional en este campo? En tercer término, existe
un problema hermenéutico: ¿es necesaria alguna forma especial de interpretar y
aplicar la Constitución en materia económica o son válidas las herramientas argu
mentativas ordinarias? Y finalmente, uno empírico, referido al trabajo de la Corte:
¿qué tan acertadas o equivocadas han sido sus decisiones?
Constitucional” en Economía colombiana. Eso no es un defecto sino una opción metodológica perfecta
mente válida, pero que mantiene la separación entre las discusiones jurídicas y los análisis económicos.
56 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Un sexto tipo de críticas invoca los efectos perversos que esas injerencias judicia
les en la economía tienen sobre el sistema político y sobre la propia administración
de justicia. Según estas objeciones, la intromisión de los tribunales en las políticas
económicas erosiona la participación democrática, puesto que los ciudadanos
reemplazan la lucha electoral y la movilización política por la interposición de
acciones judiciales. Además, esta “judicialización” de la política económica aca
rrea casi inevitablemente una “politización” —en el mal sentido del término— de
la justicia, porque los tribunales y procesos se convierten en escenarios e instru
mentos de estrategias de los actores políticos, lo cual afecta la independencia
judicial y desestabiliza en forma profunda el papel del sistema judicial como
garante de los derechos de las personas y de las reglas del juego democrático.
Igualmente grave, según estas perspectivas, es que este proceso puede comportar
una sobrecarga del aparato judicial, que empieza a asumir con dificultad tareas que
no le corresponden y para las cuales carece de los medios técnicos y materiales
necesarios. Así, la transferencia de la resolución de los problemas económicos a
los jueces, y en especial al tribunal constitucional, puede terminar por afectar la
propia legitimidad de la administración de justicia, que no tiene en el largo plazo
la capacidad de enfrentar tales retos.
Las críticas que he reseñado muy brevemente no son para nada deleznables, pues
se basan en argumentos teóricos razonables y en experiencias históricas desafor
tunadas. Así, es indudable que en general los jueces, por su formación profesio
nal, no suelen ser expertos en el manejo de las variables económicas y tienden a
ignorar las consecuencias financieras de sus fallos.
Además, es cierto que a veces los tribunales constitucionales han tenido inter
venciones antidemocráticas, ya que han bloqueado —o al menos obstaculizado
duraderamente— los cambios económicos, invocando filosofías personales o ar
gumentos formalistas para anular políticas económicas masivamente apoyadas
Jueces constitucionales, derechos sociales y economía: sobre la legitimidad... 59
por la ciudadanía y por los órganos de elección popular. El ejemplo clásico, pero
no el único, fue la actitud de la Corte Suprema de los Estados Unidos en las pri
meras décadas de este siglo. Entre 1905 y 1937, ese tribunal anuló leyes que
establecían salarios mínimos o jornadas máximas de trabajo con el argumento de
que violaban la libertad contractual, y de esa manera entorpeció la puesta en
marcha de políticas sociales, y en especial el desarrollo del New Deal de Franklin
Delano Roosevelt.10 El caso más célebre, por cuanto simboliza este proceso, fue
Lochner vs. New York de 1905, en donde la Corte anuló una ley de ese Estado que li
mitaba la jornada de trabajo a diez horas diarias, con lo cual la jurisprudencia dio
preferencia al liberalismo económico sobre los criterios de las mayorías, el plura
lismo económico y la búsqueda de la igualdad social.
10
La bibliografía sobre este tema, y en general sobre el papel de la Corte Suprema en el sistema político
estadounidense, es inmensa. V., Sunstein, The Partial Constitution; Tribe, American Constitutional Law.
11
Rosenberg, The Hollow Hope. Can Courts Bring About Social Change?
60 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
En ese mismo orden de ideas, también creo que los críticos aciertan en señalar
que una judicialización excesiva de la política económica —y de la política en
general— puede ser muy negativa para la dinámica democrática y para el propio
aparato judicial, pues no sólo puede generar un exceso de expectativas en las
posibilidades de que unos tribunales providenciales materialicen la justicia social
sino que, además, acentúa la desmovilización ciudadana. Y ambas cosas son per
judiciales para la administración de justicia y el desarrollo democrático, de suerte
que las victorias democráticas de los movimientos progresistas ante la justicia
constitucional terminan por ser muchas veces ilusorias, ya que la decisión judi
cial conduce a la pasividad ciudadana y los propios tribunales no tienen los
medios necesarios para poner en marcha las reformas sociales.
Así, en Estados Unidos en los años treinta, luego de vigorosas críticas por parte
de la opinión pública y de amenazas del presidente Roosevelt de modificar la
composición de la Corte Suprema, ese tribunal varió, a partir del caso West Coast
Hotel Co vs. Parrish de 1937, su jurisprudencia en materia de libertad contrac
tual, y reconoció la posibilidad que tenían las mayorías democráticas de establecer
normas diversas para la intervención estatal en los procesos económicos. En la
práctica, después de esa verdadera “revolución constitucional”, como la denominan
algunos autores,12 la Corte Suprema asumió los criterios del juez Oliver Holmes,
quien en su célebre voto disidente en el caso Lochner había indicado que “la
constitución no pretende adoptar una particular teoría económica, sea ésta pa
ternalista, o de una relación orgánica entre los ciudadanos y el Estado, o del
`laissez faire´”. Según Holmes, la función de un juez constitucional no es determi
nar la corrección de una determinada política o doctrina económica pues, en una
democracia, las mayorías tienen derecho a experimentar y a convertir sus opiniones
12
Cf., Sunstein, The partial constitution.
Jueces constitucionales, derechos sociales y economía: sobre la legitimidad... 61
económicas en ley, y las constituciones están hechas para personas con puntos de
vista muy diferentes. A partir de esa sentencia, la Corte Suprema de los Estados
Unidos se ha abstenido, casi totalmente, de cuestionar las políticas económicas
de los órganos políticos.
Comencemos entonces con las críticas sobre la incapacidad técnica de los tribu
nales constitucionales para decidir asuntos económicos, pues creo que son las
más fáciles de responder —a pesar de que aparentemente son las más efectis
tas—. De hecho, el argumento sobre la falta de conocimientos económicos de los
13
Papier, “La ley fundamental y el orden económico”, en Benda, Manual de Derecho Constitucional.
62 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
jueces es fácilmente rebatible, debido a que en derecho existen los peritos, las
audiencias y los conceptos técnicos, precisamente para que los tribunales se fa
miliaricen con los alcances de los temas que no conocen, sean estos económicos
o de otra naturaleza.
Con todo, podría objetarse que el anterior ejemplo no es relevante, ya que en ese
caso el juez no retiró del ordenamiento jurídico una disposición legal de conte
nido económico, sino que se limitó a aplicar sus mandatos, mientras que las
críticas a la Corte Constitucional colombiana derivan de que ésta ha anulado, o
incluso modificado, el alcance de las políticas económicas y de las normas finan
cieras aprobadas por el Congreso o por el Gobierno.
las cuales han tenido esencialmente un contenido económico. Ese tribunal puede
entonces ser caracterizado como una especie de Corte Económica Internacional.14
14
Tomo este ejemplo de una conferencia dictada por Manuel José Cepeda en la Universidad de los
Andes el 23 de marzo de 1999.
15
Prieto Sanchís, “Los derechos sociales y el principio de igualdad sustancial”, en Revista del Centro de
Estudios Constitucionales, p. 40.
16
Pardo, El consejo constitucional francés, p. 51.
17
Schaffer, “Austria: La relación entre el tribunal constitucional y el legislador” en Las tensiones entre el
Tribunal Constitucional y el Legislador en la Europa actual.
64 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
los ciudadanos suelen ser peritos en esta materia. ¿Significa ello que las decisio
nes macroeconómicas deben ser sustraídas del debate ciudadano y radicadas en
el cuerpo selecto de los sabios que conocen de estas materias, como el FMI o el
Banco de la República? Esto no parece tampoco razonable.
Sin embargo, eso no significa que los mecanismos económicos sean incomprensi
bles, puesto que un buen concepto académico permite que una persona razonable
—como se espera que sean los jueces— entienda la dinámica básica de esos
procesos. Así, volviendo a nuestro ejemplo de la enfermedad holandesa, no se
necesita ser Einstein para entender que un incremento súbito y masivo de las
exportaciones de petróleo, que no sea adecuadamente controlado por las autorida
des económicas, genera un ingreso considerable de divisas que tiende a sobrevaluar
la moneda local, lo cual favorece las importaciones y disminuye la competitividad
de las exportaciones nacionales, y puede por ende tener efectos negativos para la
industria nacional que trabaja en bienes “transables”, esto es, en bienes vincula
dos al mercado internacional.
Es pues válido exigir que los jueces tomen en cuenta los conocimientos especia
lizados de las materias sobre las cuales van a tomar una decisión. Pero una cosa
es exigir esa consulta a los expertos, y otra muy diferente sostener que los jueces
sólo pueden decidir en las materias en que sean ellos mismos especialistas, por
lo cual la Corte Constitucional colombiana no puede conocer de asuntos econó
micos y debería existir a su interior una sala económica para esas materias. Si esa
Jueces constitucionales, derechos sociales y economía: sobre la legitimidad... 65
Por último, conviene destacar que el control constitucional de las políticas eco
nómicas puede tener efectos positivos, en términos de transparencia de las polí
ticas públicas, pues el debate judicial obliga a quienes toman determinadas
decisiones a defenderlas en un lenguaje que sea accesible a quien es lego en la
materia, ya que deben explicar y convencer a los jueces de la legitimidad consti
tucional de las estrategias económicas. De esa manera, la población tiene tam
bién oportunidad de entender mejor cuáles son las razones éticas, políticas y
económicas que justifican determinadas decisiones públicas, cosa que estimula la
democracia porque incrementa el control ciudadano a las autoridades y alimenta
el debate y la deliberación política.
Así, es indudable que una decisión judicial deja de ser adecuada, por bien fun
damentada que se encuentre a nivel normativo, si tiene resultados catastróficos
en la práctica. Los buenos jueces no pueden ignorar totalmente los efectos de sus
decisiones, y por ello, en todos los campos —en especial en materia económica—,
66 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
18
V., el artículo de López Michelsen, en El Tiempo, en donde afirma que “mal puede la Corte mantener la
vigencia de una disposición inconstitucional, cuando su misión es la guarda de la Constitución y, preci
samente, si hay determinación, es sobre por cuál de los dos conceptos se opta: si la ley es inconstitucio
nal, para no aplicarla, o si es constitucional, para mantenerla”. En el mismo sentido, ver la aclaración
de voto de los magistrados Alfredo Beltrán y José Gregorio Hernández a la sentencia C-700 de 1999, en
donde arguyen que “riñe con la lógica jurídica que lo que es inconstitucional prolongue su existencia
en el tiempo con posterioridad al fallo en el que así se declara por esta Corporación”. A pesar de su
aparente fuerza, estas críticas son infundadas y desconocen el derecho constitucional contemporáneo,
que admite las constitucionalides temporales, o lo que es lo mismo, las inconstitucionalidades diferidas.
Además, estas objeciones se basan en una confusión conceptual. Una cosa es que el juez constitucional
precise si una norma legal viola o no la constitución, que es un acto de conocimiento, y otra que decida
declarar su inexequibilidad, anularla, o retirarla del ordenamiento, que es una decisión. Como dirían
algunos filósofos, como Austin, la constatación de la contradicción entre la ley y la constitución es un
acto en donde el lenguaje juega una función puramente descriptiva, mientras que en la declaración de
inexequibilidad estamos frente a un acto “performativo”, pues el juez transforma el mundo jurídico con
su pronunciamiento. Por ende, no existe ninguna contradicción en que un juez constitucional constate
Jueces constitucionales, derechos sociales y economía: sobre la legitimidad... 67
Es pues válido que se exija de los jueces una cierta valoración de los eventuales
efectos de las sentencias. Sin embargo, en un régimen que reconoce los derechos
de la persona, una cierta insensibilidad de los jueces por las consecuencias —fi
nancieras o políticas— de sus decisiones es también recomendable, pues implica
que existe una autoridad estatal —el juez— que estará dispuesta a proteger cier
tos valores, sin importar que su decisión sea impopular o cueste mucho al erario
público. En eso consiste precisamente la independencia judicial, que es una de
las grandes conquistas del Estado de derecho. O imaginen ustedes, ¿en qué que
darían los derechos humanos si los jueces se abstuvieran de proteger al inocente
por el temor a las reacciones sociales ante un fallo absolutorio, o de condenar al
Estado por el daño ocasionado por sus agentes en razón los efectos financieros
negativos de esa decisión sobre el equilibrio fiscal?
voto, y son políticamente impopulares y vistos como una amenaza para la socie
dad. ¿Quién podría entonces interesarse por su suerte?19 En tal contexto, como
lo señaló el juez Brennan de la Corte Suprema de ese país, “las cortes han emer
gido como una fuerza crítica detrás de los esfuerzos para mejorar las condiciones
inhumanas”. ¿Y por qué ese papel? La respuesta de Brennan es ilustrativa: “Aisla
das, como están, de las presiones políticas, e investidas con el deber de aplicar la
Constitución, las cortes están en la mejor posición para insistir en que las con
diciones inconstitucionales sean remediadas, incluso si el costo financiero es
significativo”.20
19
En Colombia ha sucedido algo similar con la Corte Constitucional, la cual, mediante la sentencia T-153
de 1998, declaró que las condiciones de hacinamiento de las prisiones colombianas constituían un
“estado de cosas inconstitucional”, y ordenó al gobierno tomar las medidas estructurales necesarias
para remediarlo dentro de un lapso determinado.
20
V., su voto concurrente, en el caso Rhodes vs. Chapman de 1981. En ese voto, Brennan relata las con
diciones inhumanas de muchas prisiones estadounidenses y los esfuerzos judiciales por mejorarlas.
Jueces constitucionales, derechos sociales y economía: sobre la legitimidad... 69
Con todo, algunos economistas podrían argumentar que las anteriores objecio
nes no son válidas, por cuanto en muchos casos existe un amplio consenso aca
démico sobre los posibles efectos de una decisión y, además, el análisis económico
ha ideado herramientas que permiten evaluar si un determinado resultado es
mejor que otro, inclusive en aquellos eventos en donde hay ganadores y perde
dores, por lo que podría haber análisis consecuencialistas objetivos. Por ejemplo,
conforme al llamado criterio Kaldor-Hicks, el paso de la situación A a la B implica
un beneficio social, incluso si ha habido personas negativamente afectadas por el
cambio, siempre y cuando aquéllos que se beneficiaron con la modificación sean
potencialmente capaces de compensar a aquéllos que fueron perjudicados. Sin
embargo, incluso esa metodología sofisticada no evita los juicios de valor, pues
se basa en la capacidad de pago de los sujetos sin tomar en cuenta los problemas
21
Luhman, Sistema jurídico y dogmática jurídica, p. 16.
70 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
22
Un ejemplo elemental ilustra esa paradoja. Supongamos, siguiendo un ejemplo dado por Harrison,
en el que dos personas, una rica y otra pobre, quieren una botella de leche. El pobre la desea desespe
radamente y está dispuesto a entregar su último dólar por ella. El rico no desea tomarse la leche, pero
le parece divertido mirar qué efectos produce la caída de ese líquido en un charco, y por ese gusto es
taría dispuesto a pagar dos dólares. Conforme al criterio Kaldor-Hicks, produce más bienestar que el
rico acceda a la leche.
23
En este punto, Calabresi se distancia considerablemente de otro de los representantes de este mo
vimiento, el juez Richard Posner, quien defiende la supuesta neutralidad valorativa del análisis econó
mico del derecho, en la medida en éste que se funda en la “ciencia” económica. Calabresi objeta que la
comparación ética es inevitable, pues la “identidad y el mérito de los ganadores y perdedores se hace
esencial”. Cf., Hierro, “La pobreza como injusticia (Dworkin vs. Calabresi)”, en Doxa: Cuadernos de filo-
sofía del derecho, pp. 15-16.
Jueces constitucionales, derechos sociales y economía: sobre la legitimidad... 71
De esa manera, una rama judicial puramente consecuencialista deja de ser una
administración de justicia centrada en la protección de derechos y en la aplicación
de normas, y deviene un órgano puramente político, que para decidir evalúa y
clasifica intereses conforme a valoraciones subjetivas. Es precisamente para evitar
esa disolución del sistema jurídico que la democracia postula que los jueces de
ben decidir con base en las pautas normativas del ordenamiento jurídico, pues
sólo así se logra una cierta seguridad jurídica. Como dice sugestivamente Luhmann,
el “ciudadano tiene que prever las decisiones del sistema jurídico. Precisamente
por eso la decisión de este sistema jurídico no puede basarse a su vez tan sólo en la
previsión de sus propias consecuencias. Esto obligaría al ciudadano a prever las
previsiones”.24 Resulta entonces, por lo menos extraño, que muchos economis
tas que critican la inseguridad jurídica provocada por la Corte Constitucional
tiendan a creer que la solución es que la jurisprudencia tome más en serio los
efectos financieros y sociales de los fallos, cuando es muy posible que ese tipo de
práctica judicial sea menos segura jurídicamente. Por formularlo paradójicamen
te, un análisis consecuencialista parece llevar a la conclusión de que lo mejor es
que los jueces no sean consecuencialistas.
En ese sentido, son relevantes las palabras del Tribunal Europeo de Justicia, en la
sentencia del 15 de diciembre de 1995, cuando rechazó la solicitud de una de las
partes en el proceso que había pedido que no se tomara una determinada deci
sión por los graves efectos económicos que tendría. Dijo entonces esa corpora
ción judicial que “las consecuencias prácticas de cualquier decisión jurisdiccional
24
Luhman, op. cit., p. 68.
72 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
deben sopesarse cuidadosamente”, pero que “no puede llegarse hasta el punto de
distorsionar la objetividad del Derecho y poner en peligro su aplicación futura
por causa de las repercusiones que puede tener una resolución judicial. Como
máximo, tales repercusiones podrían ser tenidas en cuenta para decidir, en su
caso, si procede, con carácter excepcional, limitar los efectos de una sentencia en
el tiempo”.
En síntesis, los jueces no pueden ignorar totalmente los efectos de sus decisiones,
pues la actitud según la cual se debe hacer justicia, aunque perezca el mundo no
parece razonable en una democracia. Por ello, es necesario que los tribunales
constitucionales consulten y escuchen a los expertos y peritos en estas materias
y de que, de ser posible, cuenten incluso con equipos técnicos capacitados de
economistas que puedan asesorarlos de manera imparcial. Lo cierto es que, en la
práctica, la Corte Constitucional colombiana ha tratado de avanzar en ambas
direcciones, no sólo en el campo económico sino en muchos otros temas, como
lo muestran numerosas sentencias en donde ha tomado decisiones basándose en
amplias consultas a los expertos y en donde ha evaluado cuidadosamente las
eventuales consecuencias de su determinación.25
25
V., sentencia C-320, fundamentos 15 y 16, en donde la Corte evaluó las consecuencias eventuales de
su decisión de limitar el alcance del “pase” o los derechos deportivos. Sobre consultas a expertos, V.,
sentencia SU-510, relativa a un conflicto entre libertad religiosa y autonomía cultural de la comunidad
indígena Arhuaca, en la que la Corte consultó a una gran cantidad de expertos en el tema. Igualmente,
véase la sentencia SU-337, sobre el consentimiento informado en casos de hermafroditismo o ambigüe
dad genital, en donde la Corte consultó a los principales expertos nacionales e internacionales en la
materia. Y en el tema económico, véase la sentencia C-481, relativa al alcance de la autonomía del Banco
de la República, en la que la Corte consultó a numerosos expertos y examinó la principal literatura
económica sobre la materia, al punto de que, según el prestigioso economista Jorge Iván González, esa
sentencia es “una pieza maestra de análisis de las interacciones macro de la política económica”, que
debería incluirse en “los cursos de macroeconomía aplicada”, ya que “resume muy bien el debate nacio
nal e internacional sobre la forma como la actividad monetaria afecta la actividad real”. González, In
compatibilidades entre el modelo económico liberal y el Estado social de derecho”, en Construyendo
democracia. El papel de la Corte Constitucional en la consolidación del Estado democrático. p. 34.
26
Amartya, “Rights and Capabilities”, en Morality and Objectivity. A Tribute to J.L. Mackie, p. 136.
Jueces constitucionales, derechos sociales y economía: sobre la legitimidad... 73
pues uno de los retos más difíciles e interesantes de una buena dogmática cons
titucional es incorporar esa dimensión consecuencial, a fin de construir argu
mentaciones que sean sensibles a las consecuencias, sin que el derecho se disuelva
en un puro cálculo pragmático de los eventuales efectos financieros y sociales de
las sentencias. Y es obvio que éste es un terreno en donde el trabajo interdiscipli
nario entre juristas y economistas puede ofrecer resultados fecundos, que mejo
ren la calidad de la argumentación constitucional.
27
Cf., Bickel, The Least Dangerous Branch: The Supreme Court at the Bar of Politics.
74 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
tomadas por los representantes del pueblo? ¿Es acaso compatible el control cons
titucional con el principio de mayoría, que es el fundamento de un régimen de
mocrático? O, por el contrario, ¿no implica ese poder exorbitante del tribunal
constitucional la incorporación, en nuestras constituciones, de un elemento aris
tocrático que es incompatible con el principio democrático?
Resulta ingenuo intentar resolver, en unos pocos párrafos, estos arduos interro
gantes, que han dado lugar al desarrollo de algunas de las reflexiones más profun
das e interesantes en teoría constitucional.28 Además, no es procedente entrar de
lleno en estas discusiones, pues en la actualidad no se está cuestionando el con
trol constitucional en general o al menos eso parece —sino únicamente la inter
vención de la Corte y de los jueces de tutela en el ámbito económico—. Sin
embargo, no es tampoco posible dejar totalmente de lado esta discusión, pues si
en general el control judicial de constitucionalidad es antidemocrático, entonces
también es ilegítimo en relación con las políticas económicas. Por ello, lo que haré
a continuación será intentar resumir brevemente las justificaciones más lúcidas
del control constitucional, para luego examinar si existen especificidades en el
ámbito económico que expliquen la exclusión de la intervención de los jueces
constitucionales en tales esferas.
Existen tres justificaciones clásicas del control constitucional, que fueron formu
ladas desde los orígenes de esta institución en El Federalista Núm. 78 de Hamilton
28
La literatura sobre el tema es muy extensa, sobre todo en Estados Unidos. Así, fuera del texto ya
clásico de Bickel, V. supra, una de las obras contemporáneas más influyentes es la de Ely Democracia y
desconfianza. Desde enfoques diversos, V., Cappelletti, Necesidad y legitimidad de la justicia constitucio
nal, en Tribunales constitucionales europeos y derechos fundamentales; Elster y Slagstrad, Constitutionalism
and Democracy; Nino, La constitución de la democracia deliberativa. Para una buena síntesis del debate, V.,
García de Enterría, La Constitución como norma y el Tribunal Constitucional y Gargarella, La justicia frente
al gobierno.
29
En este aparte me baso mucho en los textos citados en la nota anterior, y en especial en los trabajos de
Nino, aunque no los citaré sistemáticamente para evitar que la exposición sea demasiado engorrosa.
Jueces constitucionales, derechos sociales y economía: sobre la legitimidad... 75
Tercero, la constitución contiene los mandatos del pueblo soberano, mientras que
los legisladores son simplemente sus representantes. Por ende, el tribunal cons
titucional, al anular una ley, no está contradiciendo la voluntad popular e impo
niendo su criterio sobre los legisladores. Por el contrario, esa anulación lo único
que hace es ratificar una voluntad popular superior encarnada en la constitución,
la cual prima sobre los deseos de las distintas mayorías históricas. Como dice
Hamilton en El Federalista Núm. 78, la anulación de las leyes por el tribunal cons
titucional “no supone de ningún modo la superioridad del poder judicial sobre
el legislativo. Sólo significa que el poder del pueblo es superior a ambos, y que
donde la voluntad de la legislatura, declarada en sus leyes, se encuentra en opo
sición con la del pueblo, declarada en la Constitución, los jueces deberán gober
narse por esta última antes que por las primeras”.
Constitución”;30 por lo cual hay que concluir que “una constitución que carezca
de la garantía de anulabilidad de los actos inconstitucionales no es una Constitu
ción plenamente obligatoria, en sentido técnico”.31
Sin embargo, un examen crítico muestra que esas justificaciones clásicas son
insuficientes. Así, el argumento sobre la fuerza normativa de la constitución y
su supremacía no resuelve el problema, sino que simplemente lo desplaza, pues
inevitablemente surgen nuevos interrogantes: ¿por qué las constituciones deben
ser consideradas normas y por qué deben tener una fuerza normativa superior a
la de las leyes? ¿No es acaso más democrático considerarlas simplemente docu
mentos políticos que guían la acción de los órganos políticos, a fin de permitir
que las mayorías puedan gobernar sin ataduras?
30
Kelsen, “La garantía jurisdiccional de la constitución”, en Escritos sobre la democracia y el socialismo,
p. 129.
31
Idem, 150.
32
V., su voto concurrente en el caso Brown vs. Allen de 1953.
Jueces constitucionales, derechos sociales y economía: sobre la legitimidad... 77
Las defensas clásicas, sin ser irrelevantes, no son entonces concluyentes. No obs
tante, eso no significa que no exista la posibilidad de fundamentar democrática
mente el control constitucional, dado que existen justificaciones contemporáneas
que son mucho más convincentes. Ellas reposan, a mi juicio, sobre dos ideas ele
mentales, pero profundas y complementarias: los “defectos” y “paradojas” del
principio de mayoría, y la importancia de los derechos fundamentales en las socie
dades contemporáneas.33
33
El lector atento notará que, aunque no sigo literalmente sus textos, mis deudas teóricas con Ely y
Nino, y en especial con este último, son enormes. Y es que no pretendo ser original, sino simplemente
incorporar al debate colombiano unas reflexiones muy sugestivas pero que, desafortunadamente, no son
suficientemente conocidas en nuestro medio.
78 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
34
Holmes, “Precommitment and the paradox of democracy”, en Constitutionalism and Democracy, p. 232,
para quien la paradoja de la democracia es que “sin atarse las manos, el pueblo no tendría manos”.
Jueces constitucionales, derechos sociales y economía: sobre la legitimidad... 79
para que conserve aquellos elementos por los cuales es un régimen digno de ser
respetado y obedecido, no puede ser tampoco pensada como un gobierno de las
mayorías en beneficio de las mayorías. La democracia utiliza como criterio de
decisión el principio mayoritario, por cuanto en materias complejas y en organi
zaciones numerosas es imposible alcanzar el consenso, que parece ser el único
criterio de justicia aceptable en nuestras sociedades pluralistas. El principio de
mayoría opera entonces como una especie de consenso imperfecto, y por eso pa
rece el mecanismo más adecuado y justo de decisión.
Pero esto no significa que las mayorías que controlan el parlamento puedan gozar
exclusivamente de los beneficios de las políticas que allí se decretan, mientras que
descargan sus costos en las minorías que no pueden acceder al poder. De hecho,
la idea del consenso, que es la que justifica el principio de mayoría, implica que
es justa aquella decisión que toma en consideración de manera imparcial los in
tereses de todos los eventuales afectados por esa determinación. La democracia
no es por consiguiente una tiranía de la mayoría, sino un régimen basado en el
principio de mayoría que debe procurar satisfacer igualitariamente los intereses
de todos. Las mayorías tienen el derecho de optar por determinadas políticas,
siempre y cuando esas estrategias tomen en consideración, de manera imparcial,
los intereses de todos los gobernados. Por lo tanto, también debe existir un órgano
que asegure la imparcialidad de los resultados del proceso democrático. Y, por
las mismas razones que señalé anteriormente, esta institución debe ser indepen
diente de las mayorías, es decir, debe ser algo como un tribunal constitucional.
35
Ferrajoli, Derecho y razón, teoría del garantismo penal, p. 855.
Jueces constitucionales, derechos sociales y economía: sobre la legitimidad... 81
Esto no significa, sin embargo, que cualquier intervención del juez constitucional
sea legítima, puesto que, si desborda estas funciones de protección del proceso
democrático y garantía de los derechos humanos, su actividad es cuestionable en
términos democráticos. Una cosa es entonces defender democráticamente cierta
forma de control judicial de constitucionalidad, que es lo que he intentado hacer
en los párrafos precedentes, y otra muy diferente es respaldar ciegamente toda
intervención de los jueces constitucionales. Una obvia pregunta surge: ¿tiene la
regulación de la economía ciertas especificidades que justifican que se excluya
al juez constitucional de este campo?
36
Así, después de la Segunda Guerra Mundial, varias democracias importantes —como Italia y Alema
nia— adoptaron cortes constitucionales. Luego de la caída de sus dictaduras, en los años setenta, Por
tugal y España también incorporaron un tribunal constitucional. En los años noventa, una vez caído el
comunismo, casi todos los países de Europa oriental introdujeron tribunales constitucionales. Incluso
Francia, el país más temeroso del gobierno de los jueces, ha adoptado una forma de justicia constitu
cional. En África, también algunos países, como Sudáfrica, tienen control constitucional. En Asia, la
Corte Suprema de India ha ejercido una función esencial como juez constitucional. Y en las Américas,
no sólo existen los países con una tradición importante de control constitucional, como Argentina,
Colombia, Costa Rica, Estados Unidos, México y Venezuela, sino que en los últimos años otras naciones
han adoptado alguna forma de control constitucional, como Bolivia, Ecuador y Guatemala.
82 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
37
Kalmanovitz, op. cit., p. 124.
38
La exigencia de universalidad es tan importante que es, para muchos teóricos contemporáneos, el
requisito elemental de racionalidad de toda decisión judicial. V., Alexy, Teoría de los derechos fundamen-
tales. La Corte Constitucional explicó en detalle ese principio en los fundamentos 48 y ss. de la sentencia
SU-047 de 1999.
Jueces constitucionales, derechos sociales y economía: sobre la legitimidad... 83
Por todo ello, concluirían los críticos, los tribunales constitucionales deben abs
tenerse de invocar el Estado social de derecho y los derechos sociales para inter
venir en los procesos económicos, ya que es imposible satisfacer todos esos
derechos al mismo tiempo. Las decisiones sobre asignación y distribución de
los recursos económicos —por definición escasos— para la realización de esos
derechos, debe entonces, según tales enfoques, dejarse a los órganos políticos, no
sólo porque ellos tienen la responsabilidad de financiar esas políticas, sino ade
más porque se adecua más a la filosofía democrática que las mayorías sociales
decidan acerca del modelo de desarrollo y adopten las estrategias económicas para
lograr la justicia social. Por lo anterior, muchos autores importantes, y algunos
sistemas constitucionales, han negado una verdadera eficacia jurídica a los dere
chos sociales.
39
Kalamovitz, op. cit., p. 125.
84 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
y los derechos sociales, que son a lo sumo mandatos al legislador, pero que no
deben ser considerados derechos fundamentales subjetivos, dado que no pueden
ser exigidos judicialmente. Por esas mismas razones, algunas constituciones, como
la de India o la de España, no establecen expresamente “derechos sociales”, sino
que proclaman “principios sociales”, precisamente con el ánimo de evitar que las
garantías sociales sean concebidas como derechos subjetivos, que puedan ser
invocadas directamente ante los jueces. En el mismo sentido, en el debate sobre
la reforma a la declaración de derechos de Canadá, en 1992, el llamado “Comité
Beaudoin Dobbie” prefirió adoptar una Carta Social, basada en una declaración
de “compromisos sociales”, en vez de recurrir a una proclamación de derechos
sociales justiciables. Las razones invocadas fueron las siguientes:
Estos compromisos son, en muchos aspectos, tan importantes para los canadienses
como sus derechos y libertades; pero son diferentes. Estos compromisos expresan
objetivos, no derechos, y abarcan responsabilidades enormes. Por consiguiente,
aunque son materias apropiadas para ser reconocidas en la Constitución, los ór
ganos electos deben conservar la atribución de decidir cómo es la mejor forma de
cumplirlos. Creemos que los temas tratados en la Carta Social son resueltos mejor
por medios democráticos.40
Las anteriores objeciones no son deleznables, ya que nadie puede negar las enor
mes dificultades que plantea la protección judicial de los derechos sociales, debido
a su carácter esencialmente “prestacional”, esto es, a que su satisfacción supone
una acción estatal, a fin de que la persona pueda acceder a un bien o servicio,
como la alimentación, la educación, la salud o la vivienda.41 Las órdenes judiciales
para realizar esos derechos tienen por tanto, sin lugar a dudas, efectos complejos
sobre las dinámicas económicas, el gasto público y el arbitraje de recursos eco
nómicos escasos, en especial en los países del Tercer Mundo como el nuestro. Sin
embargo, el reconocimiento de esa dificultad no implica la consecuencia que
40
Jackman, “Constitutional Rhetoric and Social Justice: Reflections on the Justiciability Debate”, en
Social justice and the Constitution: Perspectives on a Social Union for Canada, p. 18.
41
Para análisis profundos de la complejidad jurídica y conceptual de esos derechos, V., Alexy, op. cit,
p. 435; Prieto Sanchís, Los derechos sociales, cit. Arango, “Los derechos sociales fundamentales como
derechos subjetivos”, en Pensamiento Jurídico.
Jueces constitucionales, derechos sociales y economía: sobre la legitimidad... 85
Por ello, como lo han mostrado Holmes y Sunstein,42 la protección de todos los
derechos, incluso de las libertades civiles, tiene costos económicos y supone un
arbitraje entre usos alternativos de recursos escasos. Por ende, si el argumento
fuera exclusivamente de costos y de ordenamiento de gasto por la vía judicial,
entonces habría también que eliminar las decisiones judiciales para amparar los
derechos civiles, porque esas intervenciones también implican, en muchas oca
siones, erogaciones presupuestarias.
42
Holmes, Sunstein, The Cost of Rights. Why Liberty Depends on Taxes.
86 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
43
Sobre esta ampliación de los derechos y de la ciudadanía, V., el ya clásico sociológico de Marshall,
Class, Citizenship and Social Development. Para un análisis de esta evolución: Uprimny, La dialéctica de los
derechos humanos en Colombia.
Jueces constitucionales, derechos sociales y economía: sobre la legitimidad... 87
En ese orden de ideas, creo que las dificultades de las decisiones relativas a la
realización de los derechos sociales no impiden que el tribunal constitucional se
pronuncie sobre estos temas. Es más, es su deber hacerlo, por cuanto así lo orde
nan la propia constitución y los pactos de derechos humanos. No obstante, esas
dificultades tienen consecuencias sobre la función judicial que no deben ser igno
radas. Así, el juez constitucional no puede intervenir en este campo de la misma
manera que como lo hace en relación con los derechos civiles y políticos, al menos
por dos razones, íntimamente relacionadas con el carácter esencialmente presta
cional de los derechos sociales: i) la progresividad del deber estatal de realizar esos
derechos y ii) la amplia libertad que tiene la ley para delimitar el contenido mis
mo de esos derechos y configurar los mecanismos para su satisfacción.
Sin embargo, es claro que la progresividad no implica una ausencia total de justi
ciabilidad —esto es, una imposibilidad de control judicial— dado que el Estado
debe, de todos modos, conforme a los pactos internacionales, adoptar todas las
medidas que sean necesarias, y hasta el máximo de los recursos disponibles según
su grado de desarrollo, con el objetivo de lograr progresivamente la plena efectivi
dad de los derechos sociales prestacionales. Esto explica que existan obligaciones
inmediatas controlables judicialmente, pues —como han señalado los intérpre
tes autorizados de estos pactos— el Estado debe tomar medidas para la realización
de esos derechos cuanto antes ya que, si se abstiene de hacerlo, incurre en una
violación de estos compromisos internacionales que es justiciable. Así, el Comité
de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de Naciones Unidas, máximo
intérprete del Pacto de las Naciones Unidas sobre esta materia, ha sintetizado el
sentido y alcance de este deber de realización progresiva, en los siguientes términos:
Por una parte, se requiere un dispositivo de flexibilidad necesaria que refleje las
realidades del mundo real y las dificultades que implica para cada país el asegurar
la plena efectividad de los derechos económicos, sociales y culturales. Por otra
parte, la frase debe interpretarse a la luz del objetivo general, en realidad la razón
de ser del Pacto, que es establecer claras obligaciones para los Estados Partes con res
pecto a la plena efectividad de los derechos de que se trata. Este impone así una
obligación de proceder lo más expedita y eficazmente posible con miras a lograr
ese objetivo. Además, todas las medidas de carácter deliberadamente regresivo
en este aspecto requerirán la consideración más cuidadosa y deberán justificarse
plenamente por referencia a la totalidad de los derechos previstos en el Pacto y
en el contexto del aprovechamiento pleno del máximo de los recursos de que se
Jueces constitucionales, derechos sociales y economía: sobre la legitimidad... 89
En segundo lugar, como hemos visto, los derechos sociales suponen una presta
ción pública, ya sea porque el Estado directamente distribuye el bien o servicio
respectivo, ya sea porque las autoridades subsidian a las personas que carecen
de recursos a fin de que éstas satisfagan su necesidad por otras vías, como puede
ser el mercado. Esto significa que el Estado debe determinar la manera como presta
el servicio o suministra los subsidios y, por consiguiente, debe arbitrar los corres
pondientes recursos, organizar los procedimientos de distribución a la población,
e incluso, en ocasiones, establecer entidades específicas encargadas de llevar a
cabo esas tareas. Como lo señaló la sentencia SU-111 de 1997 de la Corte Consti
tucional, estas características confieren al legislador un papel decisivo en el desa
rrollo de tales derechos, porque corresponde en principio a los representantes
del pueblo realizar los diseños institucionales y tomar las decisiones presupues
tales para lograr su satisfacción.46
Así las cosas, las anteriores reflexiones permiten concluir que la intervención de
los jueces constitucionales en la política económica, a fin de satisfacer los derechos
44
Cf., Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de Naciones Unidas.
45
Sobre el alcance de estas obligaciones, ver también los cuatro informes del Relator de Derechos Eco
nómicos, Sociales y Culturales de Naciones Unidas publicados en 1989, 1990, 1991 y 1992.
46
En el mismo sentido, ver las sentencias C-222 de 1992 y C-189 de 1987 del Tribunal Constitucional
Español, que resaltan la libertad de configuración del legislador para escoger medios distintos para
cumplir con los fines sociales del Estado.
90 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
47
Cf., Asenjo, La Constitución económica española.
92 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Por ello, como bien lo destaca Nino, los jueces, al ejercer el control constitucio
nal, no deben descartar políticas que resulten del debate democrático únicamente
porque consideran que existen otras mejores, pero en cambio “pueden, y deben,
adoptar medidas que promuevan el proceso de deliberación pública o la consi
deración más cuidadosa por parte de los cuerpos políticos”.48 Los jueces deben
entonces preferir las decisiones que hagan más vigoroso el debate democrático,
y por el contrario rechazar aquellas determinaciones que arrebatan, sin razones
convincentes, la resolución de un problema a la decisión ciudadana, ya que una
de las funciones decisivas del control constitucional es “contribuir a mejorar la
calidad del proceso de discusión democrática y toma de decisiones, estimulando
el debate público y promoviendo decisiones más reflexivas”.49
48
Nino, La constitución... cit., p. 292.
49
Idem, 293.
Jueces constitucionales, derechos sociales y economía: sobre la legitimidad... 93
de una ley inconstitucional es fuente de inseguridad jurídica. Pero esas dos supo
siciones son muy discutibles. De hecho, muchos estudios empíricos han mostra
do que, en Colombia, la legislación cambia con enorme rapidez y genera una
vida efímera de las normas, que impide su asimilación por los operadores jurídi
cos. Para ello basta pensar en las numerosas reformas tributarias que se han
realizado en los últimos años. No es pues cierto que la principal fuente de ines
tabilidad normativa se encuentre en los jueces constitucionales.
Pero hay más. La anulación de una ley por el tribunal constitucional pretende, en
muchas ocasiones, proteger precisamente la seguridad jurídica de los ciudadanos
en sus derechos frente a variaciones caprichosas de las normas legales por parte
de los órganos políticos. Así, por tomar un ejemplo elemental, supongamos que
el Congreso, por medio de una ley, o el gobierno, en virtud de un decreto legis
lativo, establece un impuesto retroactivo, y que la Corte lo declara inconstitucio
nal por violar el mandato constitucional según el cual los tributos no pueden ser
retroactivos. ¿Generó inseguridad jurídica esa decisión de la Corte, al retirar del
ordenamiento una norma legal? No lo creo. Esa sentencia de inconstitucionali
dad lo que hace es fortalecer la confianza de los agentes económicos de que en
ese sistema jurídico no existirán impuestos retroactivos, lo cual reduce su incer
tidumbre sobre cuáles serán las reglas jurídicas aplicables a sus transacciones
económicas. Por ello, muchos autores defienden la constitucionalización de cier
tos aspectos del manejo económico y su control por un tribunal independiente,
justamente como un mecanismo para lograr una cierta seguridad jurídica frente
a la volubilidad y variabilidad de criterios de los órganos políticos.
En este campo, el modelo teórico ofrecido por Mauricio García Villegas51 para
analizar los riesgos y las potencialidades del activismo judicial en una democra
cia me parece muy útil y sugestivo, pues evita las conclusiones simplistas. Según
García, tres variables son centrales para valorar el activismo: i) la actitud progre
sista o no progresista de los jueces, ii) su competencia o incompetencia en térmi
nos técnicos y de conocimiento del asunto, y iii) que exista o no una participación
política eficiente para desarrollar los derechos sociales.52 De acuerdo con esto, el
activismo más antidemocrático sería aquél realizado por jueces incompetentes,
que toman decisiones muy conservadoras, en momentos históricos en que hay
una amplia movilización democrática, tal y como lo hizo la Corte Suprema de
50
Uprimny, “Jueces, narcos y política: la judicialización de la crisis política colombiana”, en Tras las
huellas de la crisis.
51
García Villegas, Derechos sociales y necesidades políticas. La eficacia judicial de los derechos sociales
en el constitucionalismo colombiano”, en El caleidoscopio de las justicias en Colombia.
52
He modificado aquí la denominación que el autor confiere a algunas de sus variables y he adaptado
un poco su modelo. En particular, García, siguiendo a Duncan Kennedy, califica de activista a un juez
que trata “la decisión judicial como un poder autónomo y creativo destinado al desarrollo económico y
político de la sociedad”. Esta definición me parece restrictiva, ya que sólo hace referencia al “activismo
progresista”. Sin embargo, puede haber un “activismo conservador”, que es propio de aquellos jueces
que consideran que ejercen un “poder autónomo y creativo” pero para evitar ciertos cambios sociales.
Por ello, creo que conviene distinguir entre si el juez tiene o no una actitud activista, y el sentido polí
tico que podemos atribuir a esa actitud. Es obvio que no siempre es fácil definir si una decisión es
materialmente progresista o conservadora, pero esa variable me parece central.
Jueces constitucionales, derechos sociales y economía: sobre la legitimidad... 95
Estados Unidos en las primeras décadas del siglo XX. En cambio, en ese mismo
país, el activismo de la llamada Corte Warren durante los años cincuenta y sesen
ta es más admisible, pues impulsó, o al menos acompañó y legitimó, los cambios
democráticos de ese período.
IX. Conclusiones
En este trabajo he intentado mostrar que los derechos sociales son derechos de la
persona, y que su realización es esencial para la continuidad e imparcialidad del
proceso democrático, por lo cual debemos admitir algún control judicial sobre
96 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Pero no sólo el amparo judicial de los derechos sociales es difícil, sino que además
tiene limitaciones e incluso puede afectar el dinamismo y la creatividad de los
movimientos sociales. Por tal razón, considero que la justicia constitucional puede
53
Cifuentes, “El constitucionalismo de la pobreza”, en Lecturas Constitucionales Andinas.
54
Dworkin, Los derechos en serio.
Jueces constitucionales, derechos sociales y economía: sobre la legitimidad... 97
Bibliografía
Libros
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¿Cómo?, ILSA-UNAL, Bogotá, 2003.
55
Barber, Strong Democracy. Participatory Politics for a New Age, p. xvii.
98 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
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Cuadernos de filosofía del derecho, 1994.
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org/10.2139/ssrn.269657
102 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Jurisprudencia y normas
I. Introducción
1
ONU, Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Disponible en: https://
www.ohchr.org/SP/ProfessionalInterest/Pages/CESCR.aspx.
105
106 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
2
Asamblea General de las Naciones Unidas, Resolución 64/292. Disponible en: https://www.un.org/
spanish/waterforlifedecade/human_right_to_water.shtml.
3
Las ideas de responsabilidad prospectiva y retrospectivas son desarrolladas por Garzón Valdés, “El
enunciado de responsabilidad”, en Doxa, pp. 259-286.
Los derechos sociales y los deberes de cuidado de la Administración 107
los resultados, así como para disminuir riesgos, evitar daños por irregularidades
o actuaciones indebidas. Dicho esto, la cuestión de esta colaboración reside en
analizar la importancia de la función jurisdiccional en el tratamiento de los de
beres de cuidado y de debida diligencia en el control de la actividad administra
tiva y sus efectos en los derechos sociales.
Ahora bien, tales funciones públicas tienen diferentes centros de imputación: orgá
nicos o institucionales y personales o subjetivos. Los primeros tienen como cen
tro de imputación a entidades, organizaciones u órganos públicos cuenten o no
con personalidad jurídica; los segundos, son los seres humanos que desempeñan
algún cargo o función pública y que asumen una responsabilidad por el rol o cargo
en el marco institucional formalizado y jerarquizado.
4
Larrañaga, “Responsabilidad de rol y directrices”, en Doxa, p. 560.
5
Lifante, “Responsabilidades en el desempeño de funciones públicas”, en Anuario de Filosofía del Dere-
cho, p. 66.
6
Una revisión del portal del Semanario Judicial de la Federación. Disponible en: https://sjf2.scjn.gob.mx/
busqueda-principal-tesis, arroja 35 tesis a la voz “debida diligencia”, 8 a “deberes de cuidado”, 238 a
“negligencia”, la mayor parte de ellas asociadas a las materias señaladas.
108 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
las materias jurídicas puede sesgar su relevancia respecto de los DESC. Sin em
bargo, esto no es necesariamente así, si focalizamos las distintas facetas de su
efectividad. Agrego otro ejemplo: el derecho a la educación comprende las con
diciones en las cuales los menores acceden a los servicios educativos que pro
porciona el Estado. Una buena educación no se realiza si las niñas y los niños se
encuentran en un ambiente hostil que impide su pleno desarrollo. La debida
diligencia que el Estado debe observar en el cumplimiento de sus deberes ante el
derecho a la educación, están presentes en el siguiente criterio:
7
Registro digital: 2010140 Instancia: Primera Sala de la SCJN, Tesis: 1a. CCC/2015 (10a.), p. 1639
Tipo: Aislada Amparo directo 35/2014. 15 de mayo de 2015. Unanimidad de cuatro votos de los
Ministros: Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, Jorge Mario Pardo Rebolledo, quien formuló voto concurren
te, Olga Sánchez Cordero de García Villegas y Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, quien formuló voto con
currente. Ausente: José Ramón Cossío Díaz. Ponente: Arturo Zaldívar Lelo de Larrea. Secretaria: Ana
María Ibarra Olguín. Esta tesis se publicó el viernes 09 de octubre de 2015 a las 11:00 horas en el Sema-
nario Judicial de la Federación.
Los derechos sociales y los deberes de cuidado de la Administración 109
Unidas para el Desarrollo que anualmente se publica, y que recoge datos sobre la
esperanza de vida al nacer, niveles educativos, condiciones de vida digna, entre
los principales.8 En México, la información más completa sobre el estado de los
derechos sociales puede encontrarse en los informes anuales de Consejo Nacio
nal para la Evaluación de la Política Social —CONEVAL—9 y del Instituto Nacional
de Estadística, Geografía e Informática —INEGI—.10
8
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, Informe sobre el desarrollo humano 2019. Disponi
ble en: http://hdr.undp.org/sites/default/files/hdr_2019_es.pdf.
9
Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, Informes de Evaluación de la Polí
tica Social, Disponible en: https://www.coneval.org.mx/Evaluacion/IEPSM/Paginas/default.aspx.
10
Instituto Nacional de Estadística y Geografía, página oficial. Disponible en: https://www.inegi.org.
mx/. En el portal puede localizarse información temática sobre salud, educación, vivienda, medio am
biente y empleo.
11
Cf., Courtis, “Prólogo” en Políticas Públicas y Derechos Humanos.
Los derechos sociales y los deberes de cuidado de la Administración 111
En tanto derechos humanos, los DESC deben ser garantizados por el Estado en un
claro mandato de cumplimiento de deberes de optimización: debe favorecerse
“la protección más amplia”, las autoridades están obligados a garantizar los dere
chos humanos de conformidad con los “principios de universalidad, interdepen
dencia, indivisibilidad y progresividad”, se prohíben los tratos discriminatorios
por cualquier razón que afecte la dignidad de las personas o menoscabe sus de
rechos. Así mismo, la influencia, que, en la cultura, la argumentación y en la in
terpretación jurídica, tiene la consideración de que los derechos son formulables
como principios, seguido de lo cual éstos constituyen mandatos de optimización,
incorpora operaciones decisorias tendentes a lograr los mejores resultados posi
bles. Un ejemplo de tal interpretación se encuentra en el siguiente criterio:
12
Registro digital: 2022079 Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito, Tesis: I.4o.A.4 CS (10a.),
Tomo II, p. 967. Tipo: Aislada Impedimento 10/2019. Integrantes del Décimo Cuarto Tribunal Colegiado
en Materia Administrativa del Primer Circuito. 27 de febrero de 2020. Unanimidad de votos. Ponente:
Patricio González-Loyola Pérez. Secretario: Mario Jiménez Jiménez.
Esta tesis se publicó el viernes 04 de septiembre de 2020 a las 10:13 horas en el Semanario Judicial de
la Federación. CUARTO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA ADMINISTRATIVA DEL PRIMER
CIRCUITO.
Los derechos sociales y los deberes de cuidado de la Administración 113
directa a las obligaciones del Pacto cuando, entre otras cuestiones, el Estado Mexi
cano no adopte medidas apropiadas de carácter legislativo, administrativo, presupues
tario, judicial o de otra índole, para dar plena efectividad al derecho indicado.13
Alcanzar el nivel más alto posible de derechos requiere, como lo señala el prece
dente citado, “adoptar medidas apropiadas”, entre ellas, las administrativas y
presupuestales; esto es las condiciones para un buen desempeño de las adminis
traciones. En otras palabras, se requiere de una buena administración.
[…] cuando una parte alega que la institución competente ha cometido un error
manifiesto de apreciación, el juez de la Unión Europea debe verificar si dicha
institución examinó, detenidamente y con imparcialidad, todos los elementos re
levantes del asunto de que se trate, elementos que deben respaldar las conclusio
nes extraídas de ellos […]. En efecto esta obligación de diligencia es inherente al
principio de la buena administración y se aplica de manera general a la actividad
de la Administración de la Unión.14
13
Registro digital: 2007938, Instancia: Segunda Sala de la SCJN, Tesis: 2a. CVIII/2014 (10a.), Tomo I,
p. 1192. Tipo: Aislada Amparo en revisión 378/2014. Adrián Hernández Alanís y otros. 15 de octubre
de 2014. Mayoría de tres votos de los Ministros: Alberto Pérez Dayán, José Fernando Franco González
Salas y Luis María Aguilar Morales. Ausente: Sergio A. Valls Hernández. Disidente: Margarita Beatriz Luna
Ramos. Ponente: Alberto Pérez Dayán. Secretaria: Georgina Laso de la Vega Romero. Esta tesis se publi
có el viernes 14 de noviembre de 2014 a las 09:20 horas en el Semanario Judicial de la Federación.
14
Sala Sexta del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, Asunto C-691/15 P, Apartado 35. Disponible
en: https://curia.europa.eu/juris/document/document.jsf;jsessionid=CF84D7EC2A190790F9FFF6B1A
389C2B9?text=&docid=197001&pageIndex=0&doclang=ES&mode=lst&dir=&occ=first&part=1&c
id=3894610.
114 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Constitucionalmente, sea por su propio texto, o bien por las fuentes que integran
el “bloque de constitucionalidad”, los deberes de cuidado y de diligencia se
fundan, como se ha dicho, en el mandato general de desempeño para promover,
respetar, proteger y garantizar los derechos humanos en condiciones de progre
sividad y evitando la regresividad. A lo anterior se agregan preceptos constitucio
nales que establecen condiciones específicas de derechos sociales: en el caso de
15
Ponce Solé, La lucha por el buen gobierno y el derecho a una buena administración mediante el estándar
jurídico de diligencia debida, p. 45. V., contribución de Aniza García Morales, en esta obra.
Los derechos sociales y los deberes de cuidado de la Administración 115
la educación, “la mejora continua” —art. 3—. Los servidores públicos están obli
gados por los principios de legalidad, honradez, lealtad, imparcialidad y eficien
cia que deban observar en el desempeño de sus empleos, cargos o comisiones
—art. 109— ; los recursos económicos de que dispongan la Federación, las en
tidades federativas, los Municipios y las demarcaciones territoriales de la Ciudad
de México, se administrarán con eficiencia, eficacia, economía, transparencia y
honradez para satisfacer los objetivos de destino —art. 134—; el sistema de pla
neación democrática del desarrollo nacional imprimirá solidez, dinamismo,
competitividad, permanencia y equidad al crecimiento de la economía para la
independencia y la democratización política, social y cultural de la nación —art.
26—; el Estado es responsable de los daños patrimoniales que cause por su acti
vidad administrativa irregular y deberá indemnizarlos —art. 109 —.
Artículo 2
[…]
En contrapartida, las medidas que el Estado tome para afectar los derechos
deben observar:
16
Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, Observación General Núm. 3, párr. 9. Dis
ponible en: https://tbinternet.ohchr.org/_layouts/15/treatybodyexternal/Download.aspx?symbolno=IN
T%2fCESCR%2fGEC%2f4758&Lang=en. V., sobre este punto, la contribución de Christian Courtis en
este volumen.
Los derechos sociales y los deberes de cuidado de la Administración 117
Junto con tales referentes en los que el Estado es el obligado, se colocan los de
beres de cuidado y de diligencia exigibles a tanto a las administraciones públicas
como a los servidores públicos. La precisión conceptual de dichos deberes re
quiere la ubicación de quienes ejercen un cargo en la relación jurídica del servicio
público. A diferencia de relaciones jurídicas como las civiles o mercantiles, las
administrativas atienden a racionalidades diversas. Así en el derecho privado,
los estándares tienen como modelo el del buen “padre de familia” o del “ordena
do empresario”.17 En común, la semántica del cuidado o la diligencia se relaciona
con las “precauciones que la ley o el buen sentido aconsejan adoptar en el desa
rrollo de una actividad para evitar daños previsibles”.18
El perfil o rol del cargo tiene relación funcional con fines de la organización
administrativa. Al servidor público le son exigibles los deberes y estándares de
17
Ponce Solé, La lucha... cit., p. 118.
18
Diccionario de la Real Academia Española, Voz “diligencia”.
19
Ponce Solé, op. cit., p. 129.
20
La Corte Interamericana de Derechos Humanos ha considerado en diversas sentencias la relevancia
que para garantizar los derechos de las personas (investigación penal), el personal del Estado sea “idóneo
y capacitado” (Fernández Ortega vs. México, párr. 194; Rosendo Cantú vs. México, párr. 178).
118 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
diligencia por razón del cargo. Éstos atienden a diseños institucionales cuya lógica
depende de la aptitud de la organización para cumplir sus deberes —la efecti
vidad de los derechos sociales, por ejemplo—. El perfil del cargo determina las
condiciones personales que debe satisfacer quien lo ejerza, y a partir del cual le
son exigibles sus deberes: para ocupar el cargo “x”, se requiere contar con título
profesional de “y” y “z” años de experiencia. Si persona que ocupa tal cargo no
los reúne, o bien, carece alguna dispensa para ser designado sin reunirlos, no son
situaciones por las que se le releve de cumplir el estándar de desempeño y de
diligencia exigibles al cargo.
21
Roldán, “Responsabilidad patrimonial del Estado y el régimen de responsabilidades administrativas,
en perspectiva de justicia correctiva”, en Jurídica, p. 25.
22
Al respecto existe una amplia literatura que conceptualiza a los derechos humanos y a las normas de
fin con mandatos de optimización. Alexy, “La institucionalización de los derechos humanos en el Estado
constitucional democrático”, en Derechos y Libertades, pp. 63-146.
Los derechos sociales y los deberes de cuidado de la Administración 119
Mexicanas —NOMs— cuya finalidad está directamente relacionada con los ries
gos que bienes y servicios puedan tener sobre la salud de las personas o el medio
ambiente.23
23
Las NOMs se encuentran reguladas en la Ley Federal de Metrología y Normalización.
24
V., Esteve Pardo, El desconcierto del Leviatán. Política y derecho ante las incertidumbres de la ciencia,
pp. 189-204.
25
Keren Paz, Derechos de daños, igualdad y justicia distributiva, p. 225.
120 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Los procesos administrativos que posibilitan que las decisiones se basen en evi
dencia, en la mejor información disponible y midan y evalúe los resultados tienen
mayor probabilidad de dar mejores resultados que aquellas actuaciones que sean
improvisadas. La relevancia de la política pública para la progresividad de los
DESC se destaca en el siguiente precedente:
Una vez satisfecho el núcleo esencial, los derechos económicos, sociales y cultu
rales imponen al Estado una obligación de fin, toda vez que dichas normas esta
blecen un objetivo que el Estado debe alcanzar mediante los medios que considere
más adecuados, partiendo de la premisa de que el pleno goce de los derechos
sociales no se puede alcanzar inmediatamente, sino de manera progresiva. De esta
manera, los órganos de los Poderes Ejecutivo y Legislativo deben diseñar una
política pública mediante la cual se garantice el pleno goce de los derechos eco
nómicos, sociales y culturales. Ahora, este deber implica que tiene que existir una
política pública razonable para alcanzar el objetivo impuesto por el derecho en
cuestión. En este sentido, los tribunales deben analizar si la medida impugnada se
inscribe dentro de una política pública que razonablemente busque alcanzar la
Los derechos sociales y los deberes de cuidado de la Administración 121
plena realización del derecho social. Sin embargo, son las autoridades administra
tivas y legislativas quienes en principio están en una mejor posición para determi
nar cuáles son las medidas adecuadas para alcanzar la plena realización de los
derechos sociales, por tanto, al analizar la razonabilidad de la medida los tribuna
les deben ser deferentes con dichas autoridades.26
La política pública considera emplear una metodología que requiere precisar una
situación problemática que debe ser pública, un objetivo o finalidad de resolverla
o, al menos, mejorar la situación por medio de intervenciones públicas.27 Definir
un problema público concerniente a los DESC significa presentar como una si
tuación problemática: por ejemplo, la desnutrición de niñas y niños que se en
cuentran en situación de pobreza o el desabasto y retraso en el suministro de
medicamentos para quienes padecen cáncer. La definición del problema da razo
nes para la intervención pública y el sentido de dirección de la intervención pú
blica para precisar su objetivo, la información pertinente y los recursos necesarios
y disponibles para mejorar su efectividad.
26
Registro digital: 2015129, Instancia: Primera Sala de la SCJN, Tesis: 1a. CXXV/2017 (10a.), Tomo I,
p. 217., Tipo: Aislada Amparo en revisión 566/2015. Miguel Ángel Arce Montiel y otros. 15 de febrero
de 2017. Mayoría de tres votos de los Ministros Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, Jorge Mario Pardo Re
bolledo, quien formuló voto concurrente, y Norma Lucía Piña Hernández, quien reservó su derecho
para formular voto concurrente. Disidente: José Ramón Cossío Díaz, quien reservó su derecho para
formular voto particular. Ausente: Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena. Ponente: Arturo Zaldívar Lelo de Larrea.
Secretarios: José Ignacio Morales Simón y Arturo Bárcena Zubieta.
Esta tesis se publicó el viernes 29 de septiembre de 2017 a las 10:38 horas en el Semanario Judicial de la
Federación.
27
Existe una amplia literatura sobre políticas públicas de la cual es posible beneficiarse desde el derecho
y que abunda en la(s) metodología(s) para el diseño de las intervenciones públicas. En México V., Aguilar,
Política Pública; Bardach, Los ocho pasos para el análisis de las políticas públicas.
122 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Que haya una política pública mejora la posibilidad de que haya efectividad en
los DESC. Es posible que la metodología de la política pública se encuentre esta
blecida como parte integrante de los procesos de actuación pública, de manera
que resulta un contenido obligacional a cargo de la autoridad, o bien puede estar
implícito. Los sistemas de planeación en los distintos órdenes de gobierno supo
nen procesos de política pública, al igual que la programación y presupuestación.
En este sentido, el artículo 134 constitucional señala que los recursos públicos se
administrarán con eficiencia, eficacia, economía, transparencia y honradez “para
satisfacer los objetivos a los que estén destinados”, planteando, precisamente, la
situación de mejoría o estado de cosas que se busca con la acción pública.
dirigido a regular el ejercicio del gasto público y, en ese sentido, es un acto material
mente administrativo con contenido y finalidad de administración de los recursos
públicos, que proviene de una colaboración entre el Poder Ejecutivo Federal que
lo proyecta y la Cámara de Diputados que lo aprueba. Así, en la medida en que es
una facultad exclusiva, se erige como una potestad soberana y discrecional, por
que únicamente puede ser ejercida por la Cámara de Diputados, con exclusión de
la de Senadores que, en este rubro, deja de ser colegisladora, porque no participa
en la aprobación de una iniciativa que origine una ley en sentido formal y mate
rial. En estas condiciones, si la aprobación (decreto) del presupuesto es un acto de
colaboración republicana y su ejercicio es exclusivo de la Cámara de Diputados,
se trata de un acto soberano, inherente a la representación que ésta ostenta. Por
tanto, contra dicho acto el juicio de amparo es improcedente, porque la acción
constitucional no puede incidir en el ejercicio de esa facultad exclusiva.28
Dicho criterio dificulta el control de una de las partes más relevantes en la garan
tía de los derechos sociales. Los derechos sociales requieren recursos públicos y
estos dependen principalmente del presupuesto público. Los derechos tienen
costos, en palabras de Sunstein y Holmes.29 Los buenos derechos requieren de
buenos presupuestos públicos.
Los recursos públicos deben “satisfacer los objetivos para los que están desti
nados”, establece el precepto. Lo anterior significa, como se ha dicho, que todo
28
Registro digital: 2015444, Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito, Tesis: I.8o.A.4 CS (10a.),
Tomo IV, p. 2516, Tipo: Aislada, OCTAVO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA ADMINISTRATIVA
DEL PRIMER CIRCUITO. Queja 75/2016. Colectivo Chuhcán, A.C. y otra. 16 de junio de 2016. Unani
midad de votos. Ponente: Neófito López Ramos. Secretaria: Lucero Concepción Hernández Sánchez. Esta
tesis se publicó el viernes 27 de octubre de 2017 a las 10:37 horas en el Semanario Judicial de la Federación.
29
V., Sunstein y Holmes, El costo de los derechos.
124 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
discrecionalidad en el ejercicio del gasto a cargo del Legislativo, órgano que ca
rece de capacidades institucionales para ejercer funciones de administración del
gasto social. El principio de corrección funcional empleado por diversos tribuna
les constitucionales consiste en:
30
Tribunal Constitucional del Perú, Exp. 05156-2006-AA, fundamentos jurídicos 17 a 21.
126 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
31
Registro digital: 2022889, Instancia: Primera Sala de la SCJN, Tesis: 1a. XV/2021 (10a.), Tomo II, p. 1224.
Tipo: Aislada Amparo en revisión 226/2020. 11 de noviembre de 2020. Cinco votos de las Ministras
Norma Lucía Piña Hernández, quien reservó su derecho para formular voto concurrente, Ana Margarita
Ríos Farjat, y los Ministros Jorge Mario Pardo Rebolledo, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena y Juan Luis
González Alcántara Carrancá. Ponente: Juan Luis González Alcántara Carrancá. Secretarios: Pablo Fran
cisco Muñoz Díaz y Fernando Sosa Pastrana.
Amparo en revisión 227/2020. 11 de noviembre de 2020. Cinco votos de las Ministras Norma Lucía
Piña Hernández, quien reservó su derecho para formular voto concurrente, Ana Margarita Ríos Farjat,
y los Ministros Jorge Mario Pardo Rebolledo, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena y Juan Luis González Alcán
tara Carrancá. Ponente: Ana Margarita Ríos Farjat. Secretario: Juan Jaime González Varas.
Esta tesis se publicó el viernes 26 de marzo de 2021 a las 10:29 horas en el Semanario Judicial de la
Federación
Los derechos sociales y los deberes de cuidado de la Administración 127
32
Alexy, op. cit., pp. 21-42.
33
Corte IDH, Fernández Ortega vs. México, párr. 194; Rosendo Cantú vs. México, párr. 178.
34
V., Tribunal Federal de Justicia Administrativa, Sentencia del juicio 7002/11-17-01-1/1154/13-PL-
08-04, pp. 297-298. Disponible en: http://sentencias.tfjfa.gob.mx:8080/SICSEJLDOC/faces/content/
public/consultasentencia.xhtml;jsessionid=DyfShSdhoBzXASEt9tzAK97OHBFuu6G6GcFHJF3Qd3x_
DCPKdh4l!1270312885
128 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
35
Esta consideración se encuentra desarrolladas de manera más amplia en Roldán, “Responsabilidad
patrimonial... cit.”
Los derechos sociales y los deberes de cuidado de la Administración 129
Los tribunales nacionales han considerado de especial gravedad casos en los que
se afectan los derechos de menores, incrementando el estándar de diligencia.
36
V., Corte IDH, Gonzales Llluy y otros v. Ecuador. Disponible en: https://www.corteidh.or.cr/docs/casos/
articulos/seriec_298_esp.pdf.
37
Registro digital: 2010483 Instancia: Primera Sala de la SCJN, Tesis: 1a. CCCLII/2015 (10a.), Tomo I,
p. 952. Tipo: Aislada Amparo directo 35/2014. 15 de mayo de 2015. Unanimidad de cuatro votos de
los Ministros: Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, Jorge Mario Pardo Rebolledo, quien formuló voto concu
rrente, Olga Sánchez Cordero de García Villegas y Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, quien formuló voto
concurrente. Ausente: José Ramón Cossío Díaz. Ponente: Arturo Zaldívar Lelo de Larrea. Secretaria:
130 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Los casos referidos tienen otro elemento en común: la omisión de los deberes
de diligencia debida. En el caso de omisión, la determinación de estándares de
debida diligencia es fundamental para determinar cuándo se derivan responsabi
lidades de un actuar que no se realizó. Se está presente ante una omisión cuando
existe el incumplimiento de una obligación de hacer o una omisión del deber de
vigilancia. Se distingue entonces la omisión de la simple inactividad.38 El deber
jurídico puede ser explícito y de cumplimiento imperativo o bien derivarse de
principios y deberes tuitivos. La doctrina establece como elementos de la respon
sabilidad por omisión: i) la existencia de un deber de actuar, ii) la omisión del deber
de actual por el Estado, y iii) que la actividad debida sea materialmente posible.39
Un ejemplo en el que los deberes tuitivos a cargo del Estado se afectan, se expre
sa en el siguiente precedente:
Ana María Ibarra Olguín. Esta tesis se publicó el viernes 27 de noviembre de 2015 a las 11:15 horas en
el Semanario Judicial de la Federación.
38
Ahumada Ramos, La responsabilidad patrimonial de las administraciones públicas: elementos estructurales:
lesión de derechos y nexo causal entre la lesión y el funcionamiento de los servicios públicos, p. 237.
39
Idem, p. 238.
40
Registro digital: 2010340 Instancia: Primera Sala de la SCJN, Tesis: 1a. CCCXXIII/2015 (10a.), Tomo I,
p. 955., Tipo: Aislada Amparo directo 35/2014. 15 de mayo de 2015. Unanimidad de cuatro votos de
los Ministros Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, Jorge Mario Pardo Rebolledo, quien formuló voto concu
rrente, Olga Sánchez Cordero de García Villegas y Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, quien formuló voto
concurrente. Ausente: José Ramón Cossío Díaz. Ponente: Arturo Zaldívar Lelo de Larrea. Secretaria: Ana
María Ibarra Olguín.
Los derechos sociales y los deberes de cuidado de la Administración 131
El profesor Ponce Solé refiere la sentencia STC 10/2014 del Tribunal Constitucio
nal español. El Tribunal conoce un recurso de amparo impugnando la sentencia
del Tribunal de Justicia de Castilla y León que estima la validez de la resolución de
la autoridad administrativa que ordena que un menor se escolarice en un colegio
público de educación especial. La mayoría del Tribunal estimó adecuada la reso
lución recurrida. Sin embargo, el profesor Ponce Solé llama la atención sobre los
votos de los magistrados Ortega Álvarez y Xiol Ríos:41
La opinión disidente, con la que Ponce coincide, tiene apoyo entre otros funda
mentos en la Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad,
la cual establece que la educación debe ser inclusiva y solamente de manera
excepcional en centros de educación especial. Por tal razón, la motivación de la
resolución es insuficiente, al omitir ponderar la alternativa de enviarlo a una es
cuela ordinaria.
41
Ponce Solé, op. cit, p. 131.
132 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
42
Esteve Pardo, Lecciones de derecho administrativo, p. 103.
43
Ponce Solé, “Procedimiento administrativo, globalización y buena administración”, en Derecho admi-
nistrativo global. Organización, procedimiento, control jurisdiccional, p. 142.
44
Schmitt-Assmann, La teoría general del derecho administrativo como sistema, p. 26.
Los derechos sociales y los deberes de cuidado de la Administración 133
Hechos: El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) negó a uno de sus derecho
habientes el suministro de un medicamento, reconocido por los médicos del propio
organismo como indispensable para el tratamiento de su enfermedad, porque a pesar
de estar contenido en el Cuadro Básico y Catálogo de Insumos del Sector Salud,
no lo estaba en el Cuadro Básico de Medicamentos de dicha institución. Inconforme
con lo anterior, el paciente acudió al juicio de amparo, en el cual, la Juez del cono
cimiento otorgó la protección de la Justicia Federal para el efecto de que se le
proporcionara. Inconforme con lo resuelto, la autoridad responsable interpuso
el recurso de revisión, en el cual, entre otras cuestiones, argumentó que la adqui
sición del medicamento solicitado tendría un impacto económico elevado, en
perjuicio de sus demás obligaciones, e invocó como fundamento de su decisión el
artículo 50 del Reglamento Interior de la Comisión Interinstitucional del Cuadro
Básico y Catálogo de Insumos del Sector Salud, que le confiere la facultad de deci
dir qué medicamentos comprar, en función de lo que dispongan sus políticas
institucionales, el impacto y disponibilidad financieros correspondientes.45
45
SCJN, Registro digital: 2022301, Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito, Tesis: I.4o.A.200 A
(10a.), Tomo III, p. 1838. Tipo: Aislada CUARTO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA ADMINIS
TRATIVA DEL PRIMER CIRCUITO. Amparo en revisión 84/2020. Subdirectora Médica del Hospital
General de Zona No. 48, dependiente de la Delegación Norte del Distrito Federal del Instituto Mexicano
del Seguro Social. 22 de septiembre de 2020. Unanimidad de votos. Ponente: Jean Claude Tron Petit.
Secretarios: Aideé Pineda Núñez y Rogelio Pérez Ballesteros. Esta tesis se publicó el viernes 23 de octubre
de 2020 a las 10:33 horas en el Semanario Judicial de la Federación.
134 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
46
V., para el caso colombiano, Gómez Pinto, El juez de las políticas públicas.
Los derechos sociales y los deberes de cuidado de la Administración 135
La primera cuestión puede ser ilustrada con los siguientes precedentes: el razo
namiento relativo a la política pública deriva de una acción de inconstitucionali
dad, por lo que opera sobre una cuestión abstracta formulada mediante una
interpretación conforme. La interpretación constitucional determina el sentido
de la acción pública y las conductas de quienes ejercen la tutela ante personas
que se encuentran en situación de espectro autista. Los deberes de cuidado indi
cados tienen que “coadyuvar” a que las personas se puedan valer por sí mismas.
Deben respetar la capacidad de agencia de manera que la tutela no puede llegar
a sustituir las decisiones de las personas en dicha situación.
El hecho de que los citados preceptos legales prevean que las personas con la
condición del espectro autista cuentan con la libertad de tomar decisiones por sí
o “a través de sus familiares en orden ascendente o tutores”, de manera alguna
puede ser interpretado en el sentido de que las personas que, conforme al sistema
jurídico ejercen la tutela sobre la persona con la condición del espectro autista,
puedan sustituir sus decisiones, sino que ésta goza de su derecho inescindible de
manifestar su voluntad, la cual deberá respetarse y acatarse, a pesar de que no se
136 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
47
Pleno de la SCJN, Registro digital: 2012309, Décima Época, Materias(s): Constitucional, Tesis: P. XIII/2016
(10a.), Tomo I, p. 561. Tipo: Aislada Acción de inconstitucionalidad 33/2015. Comisión Nacional de
los Derechos Humanos. 18 de febrero de 2016. Mayoría de siete votos de los Ministros Margarita Beatriz
Luna Ramos, José Fernando Franco González Salas, quien reservó su derecho a formular voto concu
rrente, Jorge Mario Pardo Rebolledo, Norma Lucía Piña Hernández, Javier Laynez Potisek, Alberto Pérez
Dayán y Luis María Aguilar Morales; votaron en contra: Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, José Ramón
Cossío Díaz, Arturo Zaldívar Lelo de Larrea y Eduardo Medina Mora I. Ponente: Alberto Pérez Dayán.
Secretaria: Georgina Laso de la Vega Romero. Nota: Esta tesis aislada se refiere a las razones contenidas
en la sentencia dictada en la acción de inconstitucionalidad 33/2015, publicada en el Semanario Judicial
de la Federación del viernes 1 de julio de 2016 a las 10:05 horas y en la Gaceta del Semanario Judicial de
la Federación, Décima Época, Libro 32, Tomo I, julio de 2016, página 49. El Tribunal Pleno, el veintitrés
de junio en curso, aprobó, con el número XIII/2016 (10a.), la tesis aislada que antecede. Ciudad de
México a veintitrés de junio de dos mil dieciséis. Esta tesis se publicó el viernes 19 de agosto de 2016
a las 10:27 horas en el Semanario Judicial de la Federación.
Los derechos sociales y los deberes de cuidado de la Administración 137
48
Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Registro digital: 2017989, Tesis: 1a. CXXI/2018
(10a.), Amparo directo en revisión 2730/2015. Rebeca Rocha Aranda, su sucesión. 23 de noviembre de
2016. Cinco votos de los Ministros Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, José Ramón Cossío Díaz, Jorge Mario
Pardo Rebolledo, quien formuló voto concurrente, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena y Norma Lucía Piña
Hernández. Ponente: Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena. Secretaria: M.G. Adriana Ortega Ortiz. Esta tesis se
publicó el viernes 28 de septiembre de 2018 a las 10:37 horas en el Semanario Judicial de la Federación.
Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación. Libro 58, Septiembre de 2018, Tomo I, página 841.
138 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
El precedente tiene como mérito apreciar una posible situación de hecho y hacerlo
a partir de factores contextuales y estructurales.
49
V., Abramovich, Courtis, Los derechos sociales como derechos exigibles.
Los derechos sociales y los deberes de cuidado de la Administración 139
IX. Conclusiones
Bibliografía
Libros
Abramovich, Víctor y Courtis, Christian, Los derechos sociales como derechos exigi-
bles, Trotta, Madrid, 2002.
50
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nidadcero.org/uploads/app/articulo/154/contenido/1627486139N92.pdf
140 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
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eu/juris/document/document.jsf;jsessionid=CF84D7EC2A190790F9FFF
6B1A389C2B9?text=&docid=197001&pageIndex=0&doclang=ES&mod
e=lst&dir=&occ=first&part=1&cid=3894610
Otros
I. Nota de advertencia
1
Si bien el término Instituciones Nacionales de Derechos Humanos es adecuado y es el más usado
particularmente en el ámbito internacional, en el presente trabajo se empleará el de Comisiones de
Derechos Humanos para referirse a las mismas.
149
150 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Por supuesto que abordar este tema tiene un reto enorme: remover muchos tabúes
y dogmas que han perdurado por décadas o centurias en México. En razón de lo
anterior se invita al lector a entrar a la lectura de este trabajo con apertura, ánimo
innovador y de deconstrucción para entender la realidad nacional en el primer
cuarto del siglo XXI.
Sin desconocer estos y otros argumentos, es preciso señalar que, del contenido
de las recomendaciones, por ejemplo, los jueces pueden desprender elementos
para la interdependencia o indivisibilidad de los derechos humanos, así como para
el uso del Derecho Internacional. Hoy el Poder Judicial está exigiendo a los jus
ticiables una serie de requisitos para ejercer el control de convencionalidad y el
principio pro persona, como se verá más adelante, los cuales pueden obtenerse
muy fácilmente de las recomendaciones emitidas por las CDH. En éstas los ele
mentos solicitados ya fueron procesados y no se tiene que complejizar el acceso
a la justicia para las personas.
La deseable sinergia entre las comisiones de Derechos Humanos y el Poder Judicial... 151
El gran cuestionamiento del que se parte es: ¿cómo podría el Poder Judicial aprove
char el trabajo de las CDH en el campo judicial? Y la respuesta que se planteará
versa sobre el entendimiento de los productos de la actividad no jurisdiccional
como criterio probatorio del contexto o como evidencia del previo conocimiento
de la Administración de una alegada violación; o como indicio de la falta de vo
luntad de la Administración para solucionar y ofrecer reparación en casos de
alegada violación —es decir, violaciones a derechos humanos no sólo por acción
sino también por omisión, negligencia, falta o insuficiencia de servicio, aquies
cencia o falta de fiscalización de servicios brindados por entidades privadas—.
La lectura del siguiente trabajo tiene como fin cuestionar —y si se es más ambi
cioso, quizás derruir— algunos paradigmas decimonónicos aún imperantes
dentro del Poder Judicial.
2
CNDH, Actividades de promoción de los DESCA, Disponible en: http://informe.cndh.org.mx/menu.
aspx?id=60072#lda61037
3
Ibidem; V., Idem, Recomendación 91/2019. Disponible en: https://www.cndh.org.mx/comunica
do/3584/comunicado-4522019; Idem, Recomendación 93/2019. Disponible en: https://www.cndh.org.
mx/comunicado/3492/comunicado-4122019
La deseable sinergia entre las comisiones de Derechos Humanos y el Poder Judicial... 153
4
Las cuales pueden verse en: Idem, Recomendaciones presentadas por la CNDH. Disponible en: https://
desca.cndh.org.mx/inicio/recomendaciones_CNDH
154 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Y también hay informes especiales y estudios sobre temas como: pobreza; protec
ción de ríos, lagos y acuíferos; nuevo modelo laboral; ciudades sostenibles; bio
diversidad; protección de la salud; y, salario mínimo.5
Se puede pensar en una serie de motivos por los cuales, al momento de conocer un
caso, jueces, magistrados y ministros deben considerar las actuaciones, pruebas
y conclusiones a las que arriban las CDH. A esto se abocará el presente apartado.
Ciertamente, existen diferencias entre en ámbito judicial y el de las CDH: amén
de la mayor variedad y de objeto de las acciones judiciales —civiles, penales,
administrativas, constitucionales, laborales—, frente al carácter más restringido
5
Cf., Idem, Pronunciamientos, estudios e informes especiales. Disponible en: https://www.cndh.org.mx/
pronunciamientos-estudios-informes-especiales?field_fecha_creacion_value%5Bmin%5D=&field_fe
cha_creacion_value%5Bmax%5D=&keys=&items_per_page=10&page=5
6
Cf., Linares Martínez, La Sexta Visitaduría General de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y los
DESCA. Disponible en: https://repositorio.lasalle.mx/bitstream/handle/lasalle/607/Núm.23_P.193-199.
pdf?sequence=1&isAllowed=y
7
Cf,. Kurczyn Villalobos, “La reforma constitucional en materia de derechos humanos laborales”, en
Revista Latinoamericana de Derecho Social, pp. 207-214. Disponible en: http://www.scielo.org.mx/pdf/
rlds/n14/1870-4670-rlds-14-207.pdf
La deseable sinergia entre las comisiones de Derechos Humanos y el Poder Judicial... 155
Dicha relación puede y debe producirse por los motivos que a continuación se
expondrán:
8
Obligaciones de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos, de conformidad con
los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad. Así como los deberes
de prevenir, investigar, sancionar y reparar violaciones a derechos humanos.
9
Para profundizar en dicha reforma y sus implicaciones, Cf., García Ramírez, y Morales Sánchez, Cons-
titución y derechos humanos. La reforma constitucional sobre derechos humanos.
156 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
• Desde sus inicios, las CDH han sido más abiertas al Derecho Interna
cional y tienen más experiencia en el uso de las herramientas citadas,
desde antes de las reformas de 2011; mientras que el Poder Judicial
ha sido por mucho tiempo más conservador y reservado frente al uso
de tratados y jurisprudencia internacional. Por ello, a los Poderes Ju
diciales federal y locales, a pesar de sus relevantes esfuerzos de capa
citación y aunque la reforma 2011 tiene ya una década de vigencia les
ha costado trabajo hacer operativos el principio pro persona y el con
trol de convencionalidad; además del contenido del párrafo tercero
del 1º constitucional. Incluso encontramos criterios que han preten
dido exigir al justiciable lo que es obligación de los jueces hacer, como
se dijo supra.
Por ejemplo, el Poder Judicial Federal emitió jurisprudencia por la que exige que
para que se aplique el principio pro persona se requiere el cumplimiento de una
carga básica, a cargo de justiciable.
10
Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Principio pro persona como criterio de interpretación
de derechos humanos. Test de argumentación mínima exigida por el juez o tribunal de amparo para la
eficacia de los conceptos de violación o agravios, Tesis: XVII.1o. P.A.J/9, l. 23, t. IV, p. 3723.
La deseable sinergia entre las comisiones de Derechos Humanos y el Poder Judicial... 157
11
Cf., Idem, Control difuso de constitucionalidad ex officio. Sus presupuestos formales y materiales de
admisibilidad y procedencia, Tesis XXVII.1o.(VIII Región) J/8 (10a.), l. 1, t. II, p. 953.
158 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
12
CNDH, Informe de Actividades del 1 de enero al 31 de diciembre de 2015, p. 23, Disponible en: http://
informe.cndh.org.mx/uploads/principal/2015/Informe_2015_resumen_ejecutivo.pdf
13
V., Idem, Informe especial sobre la situación de los derechos de niñas, niños y adolescentes en centros de
asistencia social y albergues públicos y privados de la República Mexicana, pp. 254-270, Disponible en:
https://www.cndh.org.mx/sites/default/files/documentos/2019-11/IE-ninas-ninos-adolescentes-cen
tros-albergues.pdf; V., Idem, Recomendación General Núm. 39/2019 sobre los derechos de niñas, niños
y adolescentes ante el incremento de sobrepeso y obesidad infantil, pp. 214-253, Disponible en: https://
www.cndh.org.mx/sites/default/files/documentos/2019-10/RecGral_39.pdf
La deseable sinergia entre las comisiones de Derechos Humanos y el Poder Judicial... 159
Recomen Pronunciamien
Recomen Acciones de
Recomen dación por tos, estudios
Año daciones inconstitucio
daciones14 violaciones e informes
generales15 nalidad17
graves16 especiales18
2016 71 5 1 23 24
2017 81 3 5 30 9
2018 91 3 8 50 22
2019 99 7 14 86 46
2020 90 2 11 108 7
Por supuesto hay que considerar que hay otras formas de conclusión de expedien
tes ante las CDH, y de éstas también pueden desprenderse elementos relevantes
para el ámbito judicial. La CNDH ha dicho que,se deben destacar aquellas for
mas de conclusión de los expedientes de queja que, sin la necesidad de llegar a
la emisión de una recomendación, brindan a las personas agraviadas soluciones
a sus quejas. En primer lugar, se colocan los casos que son resueltos mediante la
conciliación entre las partes; en segundo lugar, los que son solucionados durante
el trámite; en un siguiente sitio, los que se quedan sin materia para seguir cono
ciendo del expediente de queja, en virtud de que la autoridad —por intervención
de la CNDH— tomó las medidas necesarias para resolver la violación a los dere
chos humanos, entre otros.19 Sin embargo, en estos expedientes también hay
indicios que pueden ser relevantes en sede jurisdiccional. Se estima pertinente
cerrar este apartado con una reflexión de Christian Courtis, sobre la justiciabili
dad de los DESCA:
14
Idem, Recomendación. Disponible en: https://www.cndh.org.mx/tipo/1/recomendacion
15
Idem, Recomendaciones Generales. Disponible en: https://www.cndh.org.mx/tipo/226/recomendacio
nes-generales
16
Idem, Recomendación por Violaciones Graves. Disponible en: https://www.cndh.org.mx/tipo/225/
recomendacion-por-violaciones-graves
17
Idem, Acción de Inconstitucionalidad. Disponible en: https://www.cndh.org.mx/tipo/209/accion-de-
inconstitucionalidad
18
Idem, Pronunciamien tos, estudios e informes especiales. Disponible en: https://www.cndh.org.mx/
pronunciamientos-estudios-informes-especiales
19
Idem, Informe de actividades del 1 de enero al 31 de diciembre de 2018, pp. 44-45. Disponible en: http://
informe.cndh.org.mx/uploads/principal/2018/IA_2018.pdf
160 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
típicamente, los jueces suelen hacer frente a situaciones de hecho muy definidas,
por lo que los procesos judiciales no son necesariamente el mejor foro para evaluar
los indicadores empíricos, necesarios para entender el panorama completo de las
variables que caracterizan las complejas políticas públicas en ámbitos como la
salud, educación, seguridad social o vivienda... Los argumentos a favor de la jus
ticiabilidad de los DESC no pueden ser diferentes de los argumentos a favor de la
justiciabilidad de los derechos humanos en general: dar voz a los titulares de dere
chos y ofrecerles formas de reparación en caso de violación, someter a las autori
dades obligadas a formas de control en caso de incumplimiento de sus obligaciones
legales (constitucionales y convencionales), proteger los derechos de las minorías
y de los grupos desfavorecidos frente a las decisiones sesgadas de la mayoría polí
tica, ofrecer medios para la solución de situaciones de inseguridad jurídica y de
conflicto de interpretación de la ley y, por último —desde el punto de vista del
diseño institucional de las democracias constitucionales— canalizar la idea del con
trol mutuo de los poderes (frecuentemente ilustrado con la imagen de “frenos y
contrapesos”) y defender la supremacía de la Constitución[...]20
20
Courtis, “El derecho a la alimentación como derecho justiciable: desafíos y estrategias”, en La protec-
ción judicial de los derechos sociales, pp. 93-94, Disponible en: http://www.oas.org/en/sedi/dsi/docs/dere
chos-sociales.pdf
21
V., Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Tesis: 1a./J. 23/2018 (10a.), l. 59, t I, p. 716, en la que
la Primera Sala de la SCJN resolvió la Contradicción de Tesis 183/2017 y estableció la jurisprudencia
de rubro “Procede el Juicio de Amparo cuando la Comisión Nacional de Derechos Humanos desecha
un recurso de impugnación por improcedente”, entre otros precedentes que discuten la misma cuestión
ociosa. Cabe preguntarse para qué ordenarle judicialmente a una CDH que adelante una investigación, si
ni los hechos acreditados por la investigación ni las recomendaciones efectuadas van a ser tenidas en
cuenta por el Poder Judicial.
La deseable sinergia entre las comisiones de Derechos Humanos y el Poder Judicial... 161
22
Idem, Reconocimiento de inocencia. Los planteamientos relativos a los actos de tortura durante la
detención del sentenciado, derivados de la recomendación de la Comisión de Derechos Humanos del
Distrito Federal —ahora Ciudad de México—, emitida al haberse presentado la queja respectiva, no
pueden hacerse valer en el incidente relativo, a fin de invalidar la sentencia condenatoria, Tesis I.6o.P.92
P (10a.), l. 48, t III, p. 2140.
162 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
23
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Reconocimiento de inocencia. Valor de la recomenda
ción de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, Tesis: 1a. XLVII/98, t. VIII, p. 344.
24
Idem, Derecho a la información y garantía de audiencia. Los artículos 48 de la Ley de la Comisión Nacional
de Derechos Humanos y 104 de su Reglamento Interno, no los violan porque aun cuando establecen como
facultad discrecional la expedición de documentos y copias, no la prohíben; Tesis: P. XLVI/2000, t. XI, p. 74.
La deseable sinergia entre las comisiones de Derechos Humanos y el Poder Judicial... 163
tación a las posibilidades de defensa del solicitante, violándose de tal manera su garantía
de audiencia.25
25
Idem, CNDH. La negativa a expedir copia de constancias relativas a los expedientes de queja a las partes
que la solicitan para exhibirlas en juicio, viola la garantía de audiencia, aun cuando se aduzcan razones de
confidencialidad, Tesis: P. XLVIII/2000, t. XI, p. 65.
26
Idem, CNDH. l. 44, t. I, p. 276.
27
Idem, Suspensión. Resulta improcedente concederla cuando el acto reclamado fue emitido en cumplimien
to a una recomendación de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, Tesis: VIII.A.C.5 K (10a.),
l XIII, t. 4, p. 2830.
164 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
28
Idem, Improcedencia. Causal prevista en la fracción XVIII del artículo 73, en relación con el artículo
1o., ambos de la Ley de Amparo, cuando se reclama por sí mismo el posible incumplimiento de una
recomendación emitida por alguna Comisión de Derechos Humanos, nacional o internacional, Tesis:
II.2o.P.76 P, t. XVIII, p. 1120.
29
Idem, Derechos fundamentales reconocidos en la Constitución Federal y aludidos en la recomenda
ción de alguna Comisión de Derechos Humanos, amparo procedente en el caso de, Tesis: II.2o.P.68 P,
t. XVIII, p. 1737.
La deseable sinergia entre las comisiones de Derechos Humanos y el Poder Judicial... 165
2. Posibles aportaciones de la
actividad de la CNDH al poder judicial:
¿Retroalimentación o intromisión?
30
Idem, Facultad de investigación prevista en el artículo 97, segundo párrafo, de la Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos. Para ejercerla, los informes rendidos por la Comisión Nacional de los
Derechos Humanos constituyen un dato relevante para la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Tesis:
P. XLVIII/2007, t. XXVI, p. 19.
166 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Ahora bien, como se ha dicho, en México las CDH se han caracterizado desde su
creación por un uso más desprejuiciado del Derecho Internacional de los Derechos
Humanos. Por ello es necesario que juzgadores conozcan la estructura y conteni
do de las recomendaciones. Muchas de ellas, por ejemplo, incluyen una narración
interesante y pormenorizada de los hechos, así como análisis de contexto y uso
de abundante de tratados internacionales, soft law y jurisprudencia interamerica
na.32 Esto es fundamental para el ejercicio de la interpretación conforme y del
principio pro persona, así como para el cumplimiento de las obligaciones conte
nidas en el párrafo tercero del artículo 1º constitucional.
Pablo González Domínguez afirma que “México sostuvo históricamente una po
sición restrictiva respecto a la posibilidad de una amplia incorporación del DIDH
31
Cf., CDHDF, Recomendación 1/2011 sobre Violaciones a los derechos humanos cometidas en el con
texto de la obra pública denominada “Sistema Vial de Puentes, Túneles y Distribuidores al Sur-Poniente de
la ciudad de México (Supervía Poniente)”. Disponible en: https://cdhcm.org.mx/wp-content/uploads/
2014/03/reco_1101.pdf
32
V., a nivel local y a manera de ejemplo, Idem, Recomendación 02/2019. Disponible en: https://cdhcm.
org.mx/wp-content/uploads/2019/06/Reco_022019.pdf; Idem, Recomendación 01/2020. Disponible
en: https://cdhcm.org.mx/wp-content/uploads/2020/10/Recomendaci%C3%B3n-01-2020-2.pdf
La deseable sinergia entre las comisiones de Derechos Humanos y el Poder Judicial... 167
lo que interesa [son] las interrelaciones o interdependencia entre los poderes del
Estado, e igualmente entre los diferentes órganos del Estado, para lograr satisfacer
el fin público, el interés general. Eso es lo que importa e interesa en un Estado
democrático social de Derecho […] todos los poderes del Estado deben colaborar
entre sí […] para un mejor ejercicio de sus propias funciones.35
33
SCJN, “Capítulo introductorio. El nuevo marco de la relación entre el Derecho Internacional y el
Derecho Nacional en México”, en La Reforma Constitucional en Derechos Humanos: Una década transfor-
madora, p. XVIII.
34
Cf., Juez Séptimo de Distrito en el estado de Guerrero, Amparo Indirecto 2007-1157/II; Gutiérrez
Rivas, “La justiciabilidad del derecho a la salud en México y en el Sistema Interamericano de Derechos
humanos”, en Revista del Centro de Estudios Constitucionales. Disponible en: https://www.sitios.scjn.
gob.mx/cec/sites/default/files/publication/documents/2019-03/18_GUTIÉRREZ_REVISTA_CEC_
SCJN_NUM_5-535-550.pdf
35
Rojas Franco, “Las relaciones jurídico-institucionales entre el Ombudsman y la administración de
justicia en Costa Rica”, Revista Jurídica Online, pp. 30 y 31. Disponible en: https://www.revistajuridi
caonline.com/wp-content/uploads/2006/10/20_las_relaciones_juridico.pdf
168 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
36
García Sayán, Ombudsman y administración de Justicia. Disponible en: http://www.portalfio.org/wp-
content/uploads/filebase/congresos_y_asambleas/congresos_y_asambleas_(ii,_iv,_v,_vi,_viii,_ix,_xi,_
xii,_xiii,_xiv,_xv)/1998_carpeta_iii_congreso_-_lima/FIO.IIICON.0019-1998.pdf
37
Ibidem.
38
Valladares, “El Ombudsman como canal de acceso a la justicia”, en Revista del Instituto Interamericano
de Derechos Humanos. Disponible en: https://www.corteidh.or.cr/tablas/R06718-2.pdf
La deseable sinergia entre las comisiones de Derechos Humanos y el Poder Judicial... 169
Para esta Comisión Nacional, el hecho de que el gobierno del estado de Sonora,
a través del organismo descentralizado Fondo de Operación de Obras Sonora Sí,
39
CNDH, Recomendación 37/2012. Disponible en: https://www.cemda.org.mx/wp-content/uploads/
2012/08/Recomendación-37-2012-2.pdf
40
SCJN, RA 631/2012. Disponible en: https://www2.scjn.gob.mx/ConsultaTematica/PaginasPub/Deta
llePub.aspx?AsuntoID=144699
La deseable sinergia entre las comisiones de Derechos Humanos y el Poder Judicial... 171
omitiera cumplir con una orden dictada por autoridad judicial, evidenció una
falta de respeto a la cultura de la legalidad que deberá ser investigada por las ins
tancias respectivas, a fin de deslindar las responsabilidades que conforme a derecho
procedan.
Dentro del Amparo en revisión 631/2012 se tuvo como acto reclamado la autoriza
ción para la construcción del proyecto denominado “Acueducto Independencia”,
el mismo que en la recomendación. Llama la atención que en un Amparo resuelto
a casi dos años de vigencia de la reforma de 2011 se siguiera hablando de las
“Garantías individuales violadas”, pese al cambio de lenguaje incluido en el ar
tículo 1º constitucional.41
El amparo coincide con la recomendación citando al Convenio 169 OIT e indica que:
41
Idem, p. 3.
42
Ibidem.
172 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Como puede verse existen una serie de elementos comunes entre ambos pronun
ciamientos, por lo que las recomendaciones emitidas previamente al conocimiento
de los amparos podrían y deberían edificarse como un instrumento relevante al
momento de analizar los casos y elaborar las sentencias.
43
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Comunidades y pueblos indígenas. Cualquiera de sus
integrantes puede promover juicio de amparo en defensa de los derechos fundamentales colectivos,
Tesis: 1a. CCXXXV/2013 (10a.), l XXIII, t. 1, p. 735.
44
CNDH, Recomendación 23/2015. Disponible en: https://www.cndh.org.mx/sites/all/doc/Recomen
daciones/2015/Rec_2015_023.pdf
La deseable sinergia entre las comisiones de Derechos Humanos y el Poder Judicial... 173
la COFEPRIS […] señaló que existen alrededor de cuatro mil registros sanitarios
con vigencia indeterminada, incluyendo […] 134 con glifosato; todas ellas sus
tancias consideradas como peligrosas, ya sea por ser probables cancerígenos o
perturbadores endócrinos en humanos conforme a la OMS o altamente tóxicos
para el medio ambiente y otros organismos.47
45
SCJN, RA 241/2015. Disponible en: https://www2.scjn.gob.mx/ConsultaTematica/PaginasPub/Deta
llePub.aspx?AsuntoID=177252
46
CNDH, Recomendación 82/2018. Disponible en: https://www.cndh.org.mx/sites/all/doc/Recomen
daciones/2018/Rec_2018_082.pdf
47
Ibidem.
174 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
por el que se establecen las acciones que deberán realizar las dependencias y enti
dades que integran la Administración Pública Federal, en el ámbito de sus compe
tencias, para sustituir gradualmente el uso, adquisición, distribución, promoción
e importación de la sustancia química denominada glifosato y de los agroquí
micos utilizados en nuestro país que lo contienen como ingrediente activo, por
alternativas sostenibles y culturalmente adecuadas, que permitan mantener la
producción y resulten seguras para la salud humana, la diversidad biocultural del
país y el ambiente.49
48
Idem, Informe de Actividades 2020, Disponible en: http://informe.cndh.org.mx/recomendaciones.aspx
49
DOF, Versión vespertina del DOF del 31 de diciembre de 2020. Disponible en: https://www.dof.gob.mx/
nota_to_imagen_fs.php?codnota=5609365&fecha=31/12/2020&cod_diario=290221
La deseable sinergia entre las comisiones de Derechos Humanos y el Poder Judicial... 175
Por otro lado, se encuentra el Amparo Indirecto 289/2021, interpuesto por el Con
sejo Nacional Agropecuario —CNA—, para eximirla de la aplicación del Decreto
Presidencial de referencia.54 El 21 de mayo de 2021, el Juez Octavo de Distrito en
Materia Administrativa de la Ciudad de México resolvió en el mismo sentido,
negando la suspensión definitiva al CNA, haciendo público el fallo el 24 de mayo
50
CONACYT, Comunicado de Prensa 217, El Conacyt aporta evidencia científica sobre los efectos nocivos del
glifosato. Disponible en: https://www.conacyt.gob.mx/Comunicados-217.html
51
Campaña Nacional sin Maíz no hay País, Carta a Lic. Francisco Javier Rebolledo, en donde exigimos NO
dar suspensión definitiva a Bayer-Monsanto. Disponible en: http://sinmaiznohaypais.org/archivos/2002;
Cf., Greenpeace México, Casi 3 mil piden a Juez ratificar fallo emitido a favor de Monsanto. Disponible en:
https://www.greenpeace.org/mexico/noticia/10011/10011/
52
Juez Sexto de Distrito, Acuerdo del 7 de mayo de 2021. Disponible en: https://www.dgepj.cjf.gob.mx/
siseinternet/Actuaria/VerAcuerdo.aspx?listaAcOrd=22&listaCatOrg=728&listaNeun=27799223&lista
AsuId=1&listaExped=313/2021&listaFAuto=07/05/2021&listaFPublicacion=10/05/2021
53
CONACYT, Comunicados. Disponible en: https://www.conacyt.gob.mx/Comunicados-217.html
54
Campaña Nacional sin Maíz no hay País, op. cit.
176 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
55
CONACYT, op. cit.; Campaña Nacional sin Maíz no hay País, op. cit.
56
Jueza Decimosegundo de Distrito en Materia Administrativa de la Ciudad de México, Acuerdo de fecha
23 de marzo de 2021. Disponible en: https://www.greenpeace.org/static/planet4-mexico-stateless/2021/
04/6cd2bae4-versimex-suspension-negada.pdf
57
Asamblea General de las Naciones Unidas, Informe de la Relatora Especial sobre el derecho a la alimen-
tación, A/HRC/34/48, párr. 40. Disponible en: https://undocs.org/es/A/HRC/34/48; Cf., ONU, Informe
de la Relatora Especial sobre el derecho a la alimentación, Disponible en: https://documents-dds-ny.
un.org/doc/UNDOC/GEN/G17/017/90/PDF/G1701790.pdf?OpenElement
58
CONACYT, Expediente científico sobre el glifosato y los cultivos GM. Disponible en: https://www.conacyt.
gob.mx/PDF/Dossier_formato_glifosato_.pdf
La deseable sinergia entre las comisiones de Derechos Humanos y el Poder Judicial... 177
Cómo se ha visto existe una tendencia dentro del Poder Judicial Federal a no con
siderar y ni siquiera citar el expediente y recomendaciones de las CND.
A fin de ayudar a tender ese puente entre los dos ámbitos sujetos a estudio en
este trabajo, se propondrán una serie de pasos que pueden seguirse para la con
sideración de las constancias del expediente no jurisdiccional y las recomenda
ciones vinculadas a los casos presentados ante la jurisdicción, a fin de ayudar a
los jueces que decidan transitar por esta nueva vía de colaboración, independiente
y autónoma. Los pasos propuestos a realizar, de forma enunciativa y jamás limi
tativa, serían los siguientes:
Identificar en el “documento”,
• Integración del marco normativo aplicable lato sensu: tanto el marco cons
titucional y convencional —normas de soft law, tratados y jurispruden
cia internacional que interpreta dichos tratados— utilizado y aplicable
a los hechos del caso y a los derechos afectados, a fin de integrar el
“parámetro de control de regularidad constitucional” o “bloque de
constitucionalidad” que será la base para el análisis de los hechos.
59
Como se mencionó: Obligaciones de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos;
y deberes de prevenir, investigar, sancionar y reparar violaciones a derechos humanos.
184 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Finalmente hay que recordar que “los tribunales cuentan con muchas
respuestas posibles —más allá del `sí´ y el `no´— para asegurar el
cumplimiento de un derecho: ellos pueden, por caso, obligar al Poder
Legislativo a satisfacer un derecho en un plazo determinado sin definir
el modo en que debe hacerlo, o a justificar su negativa, o pueden con
vocar a una audiencia pública para que los poderes públicos diseñen
la mejor forma de responder al problema, etcétera”.60 Existen diversas
sentencias en donde ya se ha realizado la sugerencia o establecimiento
de líneas o directrices a seguir para evitar la repetición de los hechos;61
es fundamental que las sentencias contengan garantías de no repeti
ción y los “documentos” de las CDHs son una herramienta relevan
te para este fin, además de que pueden aligerar el trabajo en sede
judicial.
Las CDH son órganos del Estado mexicano que representan una parte signifi
cativa del presupuesto público. Su actividad se extiende más allá de la clásica
defensa de derechos y emisión de recomendaciones. En todos los “documentos”
emitidos por las CDH se pueden extraer elementos que alimenten o fortalezcan
las decisiones y sentencias en el ámbito judicial. Recomendaciones, recomenda
ciones generales, recomendaciones por violaciones graves, informes especiales,
estudios, entre otros, pueden y deben ser herramientas relevantes y útiles para
jueces, magistrados y ministros.
En el presente trabajo se han mostrado cómo los “documentos” de las CDH son
útiles en materia de DESCA ya que pueden brindar otros elementos de convic
ción y pruebas en el caso, además de permitir extraer de ellos elementos como:
normatividad constitucional, legal y administrativa; normatividad convencional
60
Holmes y Sunstein, El costo de los derechos. Por qué la libertad depende de los impuestos, p. 12.
61
Cf., Morales Sánchez, Políticas públicas y derechos humanos, pp. 137-167, específicamente el apartado
denominado “El rol de los jueces en la definición de las políticas públicas”.
La deseable sinergia entre las comisiones de Derechos Humanos y el Poder Judicial... 185
Bibliografía
Libros
Holmes, Stephen y Sunstein, Cass, El costo de los derechos. Por qué la libertad depende
de los impuestos, Siglo XXI Editores, Buenos Aires, 2012.
Revistas
Valladares, Leo, “El Ombudsman como canal de acceso a la justicia”, Revista del
Instituto Interamericano de Derechos Humanos, Vol. 32-33, 2000-2001. Dis
ponible en: https://www.corteidh.or.cr/tablas/R06718-2.pdf
Jurisprudencia y normas
Otros
Campaña Nacional sin Maíz no hay País, Carta a Lic. Francisco Javier Rebolledo, en
donde exigimos NO dar suspensión definitiva a Bayer-Monsanto, 7 de mayo de
2021. Disponible en: http://sinmaiznohaypais.org/archivos/2002
Greenpeace México, Casi 3 mil piden a Juez ratificar fallo emitido a favor de Mon-
santo. Disponible en: https://www.greenpeace.org/mexico/noticia/10011/
10011/
Fuentes de
interpretación
Capítulo V
Los principios constitucionales
en materia de derechos humanos
y su relación con los DESCA
Sandra Serrano*
Daniel Vázquez**
* Profesora – Investigadora de tiempo completo de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales,
sede México (FLACSO).
** Investigador del tiempo completo del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM y profesor
de tiempo parcial de la FLACSO México.
Los principios constitucionales en materia de derechos humanos y su rela-
ción con los DESCA. I. Introducción; II. La interpretación conforme y el principio
pro persona; III. Los principios de los derechos humanos; IV. Las obligaciones;
V. Reflexiones finales; VI. Bibliografía.
I. Introducción
199
200 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
1
Brito Melgarejo, “La noción de derechos humanos y garantías individuales en la Constitución mexica
na”, en Cien ensayos para el centenario. Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, pp. 37-52.
Disponible en: https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/9/4319/6.pdf.
Los principios constitucionales en materia de derechos humanos y su relación con los DESCA 201
2
Salazar Ugarte, “Camino a la democracia constitucional en México”, en Isonomía, pp. 190-91.
3
Cf., Serrano y Vázquez, Los derechos en acción. Principios y obligaciones de derechos humanos.
202 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
La Constitución establece dos cláusulas para regular la relación entre los dere
chos humanos de origen nacional y aquellos de origen internacional. A la primera
se le llama cláusula abierta y la segunda interpretación conforme. El primer párrafo
del artículo 1º constitucional establece la cláusula abierta en este sentido:
En los Estados Unidos Mexicanos todas las personas gozarán de los derechos
humanos reconocidos en esta Constitución y en los tratados internacionales de
los que el Estado Mexicano sea parte, así como de las garantías para su protección,
cuyo ejercicio no podrá restringirse ni suspenderse, salvo en los casos y bajo las
condiciones que esta Constitución establece.
En este sentido, los derechos humanos que protege el orden jurídico mexicano
tienen dos fuentes, por un lado, son aquellos que están establecidos directamente
en el texto constitucional y, por otro, todos aquellos que se encuentren en alguno
de los tratados internacionales firmados por México. Ello implica que:
Cada avance en el DIDH también hace parte del texto fundamental y debe ser
atendido por las autoridades. De esta forma, la Constitución permanece abierta
para actualizarse e incorporar mayores protecciones. Lo anterior implica que la
Constitución va más allá de su texto específico y se integra con derechos que
provienen de distintas fuentes. No olvidemos que los derechos humanos se encuen
tran en constante construcción, y que esa construcción puede darse en el DIDH.
Un buen ejemplo en estos días es el derecho al internet. Hasta antes de la pandemia
ocasionada por el COVID-19, probablemente poca gente consideraría la relevancia
de contar con internet de forma tal que se le diera un estatus de derecho humano.
No obstante, la pandemia y la necesidad de quedarse en casa hizo evidente el
impacto en la desigualdad y en el ejercicio de derechos que hay entre tener ser
vicios de conectividad y no tenerlos, por lo que hoy es más sencillo pensar en
que tarde o temprano, el internet se consolide como un nuevo derecho humano.
204 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
A. Interpretación conforme en sentido amplio. Ello significa que los jueces del
país, al igual que todas las demás autoridades del Estado mexicano, deben
interpretar el orden jurídico a la luz y conforme a los derechos humanos
establecidos en la Constitución y en los tratados internacionales en los
cuales el Estado mexicano sea parte, favoreciendo en todo tiempo a las per
sonas la protección más amplia.
4
Cf., SCJN, Expedientes Varios 912/2010.
Los principios constitucionales en materia de derechos humanos y su relación con los DESCA 205
La interpretación conforme se suele pensar como una herramienta que solo debe
utilizarse cuando se interpreta directamente un derecho. Lo cierto es que cada una
de las instituciones jurídicas y normativas aplicables por las autoridades judicia
les suele responder a un derecho. Así, la interpretación conforme busca que la
forma en que se utilice el derecho, en lo general, se nutra de la interpretación de
los derechos humanos —de origen nacional e internacional—. El funcionamiento
del derecho no está abstraído de los derechos humanos.
5
Caballero Ochoa, “La interpretación conforme en el escenario jurídico mexicano. Algunas pautas para
su aplicación a cinco años de la Reforma Constitucional de 2011”, en Revista del Centro de Estudios
Constitucionales II, pp. 37-62.
206 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Habrá casos en donde, por más que nos esforzamos, será imposible compatibi
lizar la interpretación del DIDH con el derecho local; en particular, el derecho
infraconstitucional. Aquí cobra importancia el principio pro persona. Se trata de
una herramienta utilizada en casos donde existan antinomias o contradicciones
normativas o interpretativas. Este principio conlleva una elección normativa o
interpretativa para:
1. El principio de universalidad
6
Serrano y Vázquez, op. cit.
208 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
7
Ferrajoli, “El principio de igualdad y la diferencia de género”, en Debates constitucionales sobre derechos
humanos de las mujeres, pp. 13-14.
Los principios constitucionales en materia de derechos humanos y su relación con los DESCA 209
dinámicos, es decir, no hay un parámetro fijo a partir del cual pueda mirarse a
todas las personas, sino uno donde todos somos igualmente diferentes pero, al
mismo tiempo, igualmente valorados en términos jurídicos.
B. Contexto individual
C. Contexto social
La pregunta básica es: ¿lo que sucede o sucedió encuentra su razón de ser en la
pertenencia de una persona a un sector en situación de discriminación? ¿Entre
las personas vinculadas al caso subyace una relación asimétrica de poder? ¿Están
involucradas personas que han sido tradicionalmente discriminadas en virtud
de las llamadas categorías sospechosas? ¿Cuál es el contexto en el que se desarro
llan los hechos?
Lo que interesa es mirar las condiciones que permiten la subordinación del sector,
pero también la forma en que se manifiesta y, finalmente, las posibles soluciones.
Así se aportará información sobre las causas y se acompañará el caso desde la
determinación de medidas de protección hasta la determinación de las medidas de
reparación. En términos prácticos, esto implica que el derecho se nutra de la rea
lidad para reconstituirse y dar respuestas reales a los problemas humanos. Los
derechos no son solo normas generales y abstractas, sino que deben brindar
soluciones.
Se trata, por ejemplo, de la pregunta sobre la razón de género. ¿Lo que sucede, pasa
por una razón de género? Si en el agregado las mujeres tienen menos acceso a los
empleos formales que los hombres, también puede ser que tengan un menor
ingreso, menos acceso a créditos de vivienda o que su límite de crédito sea menor.
Por tanto, el hecho de ser mujeres impacta de manera diferenciada el acceso a
todos esos derechos.
D. Contexto estructural
Los distintos contextos en los que se sitúa a las personas deben resultar en una
re-caracterización de los derechos que sea capaz de incorporar la situación de la
persona en el sentido de la aplicación de la norma. Surge una lectura de los de
rechos y el derecho a partir de la igualdad, pero no para determinar si la norma
permite o no un trato igual, sino para que una disposición o una institución jurí
dica sea capaz de incorporar los contextos de las personas en el discurso, inter
pretación y aplicación de lo jurídico. Lo que permite es ampliar la base de
interpretación de los derechos, pero también de cualquier institución jurídica, a
fin de comprender las condiciones de una persona o sector social. Esta reinter
pretación se realiza a partir de la propia interpretación conforme a su sentido
armónico y del principio pro persona en su vertiente interpretativa.
2. Los principios de
interdependencia e indivisibilidad
En resumen, dos son los puntos centrales de estos principios: no hay jerarquías de
derechos, —ninguno es más importante que otro— y todos los derechos están
relacionados. Esto se torna relevante en casos en donde tenemos violaciones
sistemáticas de los derechos humanos. La gobernanza criminal por redes de ma
crocriminalidad es un caso donde se violan derechos civiles y políticos. La pobre
za es otro donde se violan múltiples derechos económicos y sociales. Una persona
que vive en condiciones de pobreza, en especial si es pobreza extrema, sufre de
violaciones a múltiples derechos: seguramente no tiene un trabajo formal, con
prestaciones de ley, evidentemente no tiene un ingreso suficiente, por ende, tam
poco accede al derecho a la alimentación, ni a vivienda digna, normalmente carece
de acceso al agua, y a la educación.
3. El principio de progresividad
Líneas arriba comentamos que en pleno siglo XXI la universalidad debe entenderse
como que todas las personas deberían ejercer los mismos derechos. Sin embargo,
esto no nos debe llevar a la idea equivocada de que todas las personas deben ser
iguales en todo, cosa que no es ni posible ni deseable. Sino que todas las personas
8
V., al respecto la contribución de Christian Courtis, en esta misma obra.
9
V., al respecto, la contribución de Leticia Morales, en esta misma obra.
Los principios constitucionales en materia de derechos humanos y su relación con los DESCA 215
Una vez que tenemos el núcleo básico del derecho que se debe garantizar a todas
las personas, entonces entra en acción el principio de progresividad: la mejora
sistemática del derecho. De la mano con la prohibición de regresión, una vez que
un derecho se ha mejorado, salvo condiciones extraordinarias, no debe dar marcha
atrás. Por último, la forma de garantizar que esto suceda, que tengamos una mar
cha progresiva del derecho, es que aplicamos el principio de máximo uso de re
cursos disponibles, ya sean materiales, de capital, humanos, legales, de cualquier
tipo. En la medida que el Estado tenga más recursos, el excedente se debe utilizar
para garantizar la progresividad de los derechos.
Como la persona lectora seguro se dará cuenta, estos principios tienen especial
utilidad para concretar las obligaciones a cargo del Estado en materia de derechos
económicos, sociales y culturales, así como para realizar el análisis tanto presu
puestal como fiscal a fin de garantizar los recursos necesarios para el ejercicio
efectivo de esos derechos.
Conducta
Objetivo Violación de
requerida para Cum-
Obligación respecto del derechos
salvaguardar el plimiento
derecho humanos
derecho
Fuente: Serrano y Vázquez, Los derechos en acción. Principios y obligaciones de derechos humanos.
hacerlo efectivo. Así, cada obligación nos mostrará una faceta diferente del mis
mo derecho.
Cada derecho tendrá, al menos, cuatro comportamientos diferentes, uno por cada
obligación y, en consecuencia, cuatro conductas esperadas. Las obligaciones les
dan distintas dimensiones a los derechos humanos, tanto para civiles como para
sociales, como se puede ver en el ejemplo a continuación:
1. Obligación de respetar
2. Obligación de proteger
3. Obligación de garantizar
10
Cf., Corte IDH, Caso Velásquez Rodríguez vs. Honduras.
220 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
La obligación de garantizar conlleva dos conductas para hacer efectivos los dere
chos humanos:
nación. Por ejemplo, el hospital debe estar a una distancia tal que
permita a las personas llegar en tiempo ante una emergencia o bien
que no existan obstáculos excesivamente gravosos que dificulten la
llegada al hospital. Si el hospital está disponible para una población,
pero se encuentra demasiado lejos o un trayecto dificultoso, —por
ejemplo, atravesar un río— entonces estará disponible pero no será
accesible en términos geográficos. Aún más, puede ser que el hospital
esté cerca, pero que para brindar los servicios se cobre una cuota dema
siado alta para la población objetivo, entonces el hospital no será ase
quible. Finalmente, puede que el hospital esté accesible en términos
geográficos y económicos, pero que no brinden atención a las perso
nas de una población indígena. En este último caso, no habrá accesi
bilidad por discriminación.
Como se puede ver, garantizar los derechos no es algo que se puede realizar desde
una sola visión o desde meros parámetros de racionalidad de la política pública.
De hecho, implica incorporar criterios de razonabilidad que busquen hacer efec
tivo el disfrute de los derechos.
222 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
4. Obligación de promover
Esta obligación tiene dos objetivos, por una parte, que las personas conozcan sus
derechos y mecanismos de defensa y, por otra, avanzar en la satisfacción del de
recho, esto es, ampliar su base de realización. No se trata de un mero deber pro
mocional, sino que debe tenderse al desarrollo del empoderamiento de los
ciudadanos desde y para los derechos. Ello requiere de una perspectiva que consi
dere a las personas como titulares de derechos y no como meras beneficiarias de
programas sociales. En este sentido, las obligaciones son conceptualizadas como
conductas estatales y no como bienes transferibles.
V. Reflexiones finales
Bibliografía
Libros
Revistas
Jurisprudencia y normas
I. Introducción
De acuerdo con el artículo 1ro de la Constitución Política, “[e]n los Estados Uni
dos Mexicanos todas las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos
227
228 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
1
V., García, Morales, La reforma constitucional sobre derechos humanos; Salazar, La reforma constitucional
sobre derechos humanos. Una guía conceptual.
2
V., Rodríguez, Arjona et al., Bloque de constitucionalidad en México.
3
V., Caballero, “La cláusula de interpretación conforme y el principio pro persona (artículo 1ero segun
do párrafo de la constitución)”; Ferrer, “Interpretación conforme y control difuso de convencionalidad.
El nuevo paradigma para el juez mexicano”, ambos en La reforma constitucional de derechos humanos: un
nuevo paradigma, pp. 39-62 y 339-429, respectivamente.
4
V., Pinto, “El principio pro homine. Criterios de hermenéutica y pautas para la regulación de los dere
chos humanos”, en Abregú, Courtis, La aplicación de los tratados sobre derechos humanos por los tribunales
locales, pp. 163-172; V., Caballero, op. cit.; V., Castañeda, El principio pro persona ante la ponderación de
derechos.
Los tratados internacionales de derechos humanos y su interpretación en sede... 229
La primera tiene que ver con la relación del contenido de normas de derechos
humanos de ambas fuentes. Si bien, no pueden descartarse a priori casos de an
tinomia —es decir, casos en los que el contenido de las normas constitucionales
sea incompatible con las de normas de tratados de derechos humanos—, lo cierto
es que se trata más bien de casos aislados o excepciones.5 La regla general es la
contraria: la convergencia, y particularmente la complementariedad, de las nor
mas de derechos humanos reconocidas por la Constitución con las normas de
derechos humanos incluidas en tratados internacionales ratificados por México.6
Como veremos a lo largo del artículo, esta es la regla general en materia de DESCA.
De modo que los desafíos interpretativos en materia de DESCA consisten, en el
contexto constitucional mexicano, principalmente en desarrollar la complementa
riedad y articulación de fuentes constitucionales e internacionales. Profundizan
do el punto: excluyendo las antinomias, las relaciones entre normas de derechos
humanos de fuente constitucional y de fuente internacional pueden ser las
siguientes.
5
Diversos críticos, por ejemplo, han señalado la incompatibilidad de la figura del arraigo con normas interna-
cionales de derechos humanos en materia de debido proceso, presunción de inocencia, derecho a la libertad
personal y de tránsito y recurso judicial efectivo. V., Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas,
Observaciones finales sobre el sexto informe periódico de México, párrs. 34 y 35., reiterando recomendacio
nes previas al respecto. La existencia de antinomias entre la Constitución y los tratados internacionales
requiere, por supuesto, criterios de solución interpretativa. La sola mención de la mayor jerarquía de la
Constitución por sobre los tratados no constituye una solución adecuada, ya que —como se vio— es
la propia Constitución la que establece la primacía de la solución más favorable a la persona.
6
Un argumento suplementario al respecto lo aporta el hecho de que los principios que informan el
régimen constitucional de los derechos humanos según el artículo 1.o constitucional —universalidad,
interdependencia, indivisibilidad, progresividad e interpretación pro persona— están indudablemen
te inspirados en las normas internacionales de derechos humanos. El hecho de que la Constitución
recoja principios del derecho internacional de los derechos humanos parece una obvia indicación de la
necesidad de interpretación armónica —evitando siempre que sea posible el conflicto— entre las nor
mas de derechos humanos de base constitucional y las de base internacional.
230 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
La segunda cuestión general está vinculada con la guía interpretativa que ofrecen
los tratados internacionales de derechos humanos. El punto central es que, en
tanto fuente de derecho, los tratados internacionales no se limitan a su texto,
sino que obligan a tener en consideración las interpretaciones de sus respectivos
órganos de monitoreo.7
7
V., en general, para el caso argentino, Abramovich, Una nueva institucionalidad pública. Los tratados de
derechos humanos en el orden constitucional argentino; V., Pinto, “El valor jurídico de las decisiones de los
Los tratados internacionales de derechos humanos y su interpretación en sede... 231
Ilustraré lo dicho hasta aquí con un ejemplo.10 El artículo 4.o constitucional con
sagra el derecho humano a la salud en los siguientes términos:
10
Por razones de espacio y de relevancia limito el ejemplo al artículo 4 y al Pacto de Derechos Econó
micos, Sociales y Culturales. Un análisis exhaustivo implicaría revisar también la fracción XVI del
artículo 73 constitucional —que, aunque tiene como objetivo principal delimitar competencias, incluye
Los tratados internacionales de derechos humanos y su interpretación en sede... 233
Toda persona tiene derecho a la protección de la salud. La Ley definirá las bases y
modalidades para el acceso a los servicios de salud y establecerá la concurrencia
de la Federación y las entidades federativas en materia de salubridad general,
conforme a lo que dispone la fracción XVI del artículo 73 de esta Constitución.
Artículo 12
2. Entre las medidas que deberán adoptar los Estados partes en el Pacto a fin de
asegurar la plena efectividad de este derecho, figurarán las necesarias para:
Por lo pronto, de comparar ambos textos, surge que la formulación del derecho
es más estrecha en el texto constitucional —“derecho a la protección de la salud”—,
y más amplia en el PIDESC—“derecho al disfrute del más alto nivel posible de
salud física y mental”—11. Sobre el contenido del derecho y las medidas que el
Estado debe adoptar para garantizarlo, el artículo 4to. remite simplemente a la ley,
sin mayor guía, mientras que el PIDESC identifica claramente medidas y temas
de regulación —salud infantil, salud laboral y medioambiental, prevención y tra
tamiento de enfermedades y acceso universal a atención médica—.
11
Este argumento no es universal, sino que depende de la comparación concreta de la formulación de
los derechos específicos en las respectivas fuentes — constitución y tratados. Por ejemplo, la formulación
del derecho a la educación en el artículo 3ro constitucional es bastante más extensa que la del artículo
13 de PIDESC, sin perjuicio de que la guía interpretativa producida por el Comité DESC respecto de
ese derecho también deba ser tenida en cuenta para la integración armónica de ambas fuentes.
12
Cf., Comité DESC, Observación General Núm. 14, El derecho al disfrute del más alto nivel posible de
salud. Por razones de espacio me limito al documento más general. El Comité DESC ha adoptado también
una Observación General sobre salud sexual y reproductiva; V., Comité DESC, Observación General
Núm. 22, relativa al derecho a la salud sexual y reproductiva. Otros órganos de tratados —como
el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer y el Comité sobre los Derechos del
Niño— han emitido también recomendaciones y observaciones generales en el marco de sus respecti
vas competencias, que son útiles para determinar el alcance del derecho a la salud para mujeres y niñas,
niños y adolescentes; V., entre otros documentos relevantes, Comité para la Eliminación de la Discrimi
nación contra la Mujer, Recomendación General Núm. 24, La mujer y la salud; V., Comité sobre los
Derechos del Niño, Observación General Núm. 15, El derecho del niño al disfrute del más alto nivel
posible de salud.
Los tratados internacionales de derechos humanos y su interpretación en sede... 235
13
Por ello, la lectura de este artículo debe complementarse con la de los demás trabajos dedicados a
derechos específicos reunidos en la obra.
236 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
A. El PIDESC y la labor
interpretativa del Comité DESC
Como ya he sugerido supra, los insumos más importantes para integrar el bloque
de constitucionalidad y llevar a cabo una articulación armónica de fuentes en
materia de DESCA provienen del Sistema Universal de Derechos Humanos.
En primer lugar, el Comité DESC, como otros órganos de tratados del Sistema
Universal de Derechos Humanos, tiene una práctica consistente de adopción de
las denominadas Observaciones Generales, en las que se dedica a la sistematiza
ción sea del alcance de obligaciones de carácter general o transversal en el pacto,
sea del contenido y de las obligaciones emanadas de derechos en particular, sea
de la aplicación del Pacto a sujetos concretos —titulares de derechos como las
personas con discapacidad y los adultos mayores, o sujetos de cuya conducta el
Pacto requiere regulación, como las empresas—. Valorando la utilidad de las obser
vaciones generales, la Corte Constitucional colombiana ha señalado que “las ob
servaciones efectuadas por el órgano competente, esto es, el Comité de Derechos
Económicos Sociales y Culturales, se constituyen en criterio válido de interpre
tación del Pacto, cumpliendo así una función de complementariedad del marco
normativo de los derechos fundamentales que se consideran vulnerados”.14
14
Corte Constitucional Colombiana, T-270/07, apartado 4.
15
Comité DESC, Observación General Núm. 3, La índole de las obligaciones de los Estados partes,
párrs. 1, 2, 5, 9 y 10.
238 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
16
Idem, Observación General Núm. 9, La aplicación interna del Pacto.
Los tratados internacionales de derechos humanos y su interpretación en sede... 239
17
Idem, Observación General Núm. 16, La igualdad de derechos del hombre y la mujer al disfrute de
los derechos económicos, sociales y culturales.
18
Idem, Observación General Núm. 20, La no discriminación y los derechos económicos, sociales y
culturales.
240 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
19
Por razones de espacio resulta imposible adentrarse en el contenido de cada Observación General.
Remito para ello a los artículos dedicados a los respectivos derechos incluidos en esta obra.
20
Idem, Observación General Núm. 4, El derecho a una vivienda adecuada; y Observación General
Núm. 7, El derecho a una vivienda adecuada: los desalojos forzosos.
21
Idem, Observación General Núm. 12, El derecho a una alimentación adecuada.
22
Idem Observación General Núm. 11, Planes de acción para la enseñanza primaria; y Observación
General Núm. 13, El derecho a la educación.
23
Idem, Observación General 14, El derecho al disfrute del más alto nivel posible de salud; y Observa
ción General Núm. 22 El derecho a la salud sexual y reproductiva”.
24
Idem, Observación General Núm. 15, El derecho al agua.
25
Idem, Observación General Núm. 18, El derecho al trabajo.
26
Idem, Observación General Núm. 23, El derecho a condiciones de trabajo equitativas y satisfactorias.
27
Idem, Observación General Núm. 19, El derecho a la seguridad social.
28
Idem, Observación General Núm. 17, Derecho de toda persona a beneficiarse de la protección de los
intereses morales y materiales que le correspondan por razón de las producciones científicas, literarias
Los tratados internacionales de derechos humanos y su interpretación en sede... 241
Sin entrar en detalle sobre cada derecho, cabe señalar estas Observaciones Gene
rales —en especial a partir de la Observación General Núm. 12— han adoptado
un esquema común que facilita su lectura y empleo. En general, las Observacio
nes Generales dedicadas a derechos en particular comienzan con una contextua
lización del derecho en el Pacto, subrayando preliminarmente su alcance y las
relaciones de interdependencia con otros derechos. A continuación, se efectúa
una caracterización de rasgos o elementos definitorios del derecho.29 Las Obser
vaciones Generales suelen también analizar la aplicación del derecho de marras a
grupos sociales tales como mujeres, niñas, niños y adolescentes, personas con dis
capacidad, personas de edad, trabajadores migrantes y pueblos indígenas. Es cons
tante la clasificación de obligaciones pertinentes al derecho de acuerdo a la
tipología empleada por el Comité —obligaciones de respeto, de protección y de
satisfacción o garantía—.30 El Comité también ha hecho un esfuerzo por articular
las obligaciones mínimas esenciales relativas a cada derecho, a las que conside
ra de atención prioritaria para los Estados, y por ilustrar violaciones típicas de los
derechos concernidos. En igual sentido, el Comité sugiere medidas de aplicación
nacional para implementar el derecho correspondiente, entre las que se destacan la
adopción de legislación, planes o programas específicos, garantizando la consulta
y participación de los sectores sociales interesados, la provisión de recursos pre
supuestarios suficientes, la puesta a disposición de recursos judiciales u otros recur
sos efectivos que permitan a los titulares alegar violaciones a los derechos antes
autoridades imparciales e independientes, y la utilización de indicadores y bases
de referencia para monitorear la realización progresiva del derecho.
o artísticas de que sea autor(a); y Observación General Núm. 21, El derecho de toda persona a parti
cipar en la vida cultural; Observación General Núm. 25, La ciencia y los derechos económicos, sociales
y culturales.
29
Aunque estos varían de acuerdo a cada derecho, algunos elementos (como la disponibilidad, la accesi
bilidad, la adaptabilidad o aceptabilidad y la calidad, o variantes de ellos) se repiten en varios derechos.
30
Sucintamente, las obligaciones de respeto exigen del Estado no interferir en la esfera de autonomía del
titular del derecho. Las obligaciones de protección exigen del Estado adoptar medidas (regulación, super
visión y acceso a recursos efectivos en caso de violación) para prevenir y sancionar la afectación del derecho
por parte de sujetos privados. Las obligaciones de satisfacción, garantía o cumplimiento exigen del Estado
adoptar las medidas adecuadas para facilitar, promover o proveer acceso al bien o servicio que caracteriza
al derecho respectivo, cuando su titular no puede hacerlo por razones ajenas a su voluntad o posibilidad.
242 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
31
Idem, Observación General Núm. 5. Las personas con discapacidad. La Observación General Núm. 5 es previa
a la adopción de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, en diciembre de 2007,
y en algunos aspectos ha sido superada por ella, aunque mantiene en gran parte su vigencia e interés.
32
Idem, Observación General Núm. 6. Los derechos económicos, sociales y culturales de las personas
mayores.
Los tratados internacionales de derechos humanos y su interpretación en sede... 243
Tal identificación es una señal de alarma importante para los jueces nacionales,
que debería funcionar como alerta para realizar interpretaciones conformes al
tratado internacional, proveer reparaciones adecuadas y así convertirse en agente
de la correcta implementación del tratado y, de paso, evitar la responsabilidad
internacional del Estado. El Comité DESC ha emitido respecto de México Obser
vaciones finales en 1994, 1999, 2006, 2018. Como ejemplo ilustrativo, me per
mito citar la preocupación y recomendación efectuada por el Comité a México
sobre el tema de esta obra, la protección judicial de los DESC, en sus Observa
ciones finales de 2018:
5. Si bien el Comité toma nota que los derechos contenidos en el Pacto pueden
ser invocados ante los tribunales y aplicados en decisiones judiciales, le preocupa
que en la práctica las víctimas de violaciones de derechos económicos, sociales y
culturales enfrenten dificultades para acceder a recursos judiciales efectivos, in
cluyendo al juicio de amparo. Asimismo, le preocupa la falta de cumplimiento
efectivo de las sentencias emitidas en juicio de amparo en las que se ha encontra
do violaciones a derechos económicos, sociales y culturales.
6. El Comité recomienda al Estado parte que adopte las medidas necesarias para
garantizar que los derechos económicos, sociales y culturales sean exigibles en
todos los niveles del sistema judicial y para facilitar a las víctimas de violaciones
de tales derechos el acceso a recursos judiciales efectivos, incluyendo al juicio de
amparo. Asimismo, le alienta a llevar a cabo capacitaciones, especialmente entre
jueces, abogados, agentes del orden, miembros del Congreso y otros actores, sobre
el contenido de los derechos del Pacto y la posibilidad de invocarlos ante los tri
bunales, y a llevar a cabo campañas de sensibilización entre los titulares de los
244 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Por último, la adopción en 2008 y entrada en vigor en 2013, del Protocolo Fa
cultativo al Pacto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales ha abierto la
posibilidad de consideración de comunicaciones o quejas por presuntas violacio
nes al PIDESC por parte del Comité DESC. Aunque México aún no ha ratificado
el Protocolo Facultativo, la jurisprudencia del Comité respecto de otros países
que sí lo han hecho ofrece a los jueces criterios sobre la adjudicación de alegadas
violaciones al Pacto en situaciones concretas, y sirven de guía para la aplicación
del Pacto y de los DESCA consagrados en la Constitución por parte de los jueces
en casos contenciosos, y para la adopción de medidas cautelares en la materia.
Hasta el momento el Comité ha adoptado decisiones de mérito en una serie de
casos relativos al derecho a la vivienda —en particular, sobre la protección contra
los desalojos forzosos—, al derecho a la seguridad social y al derecho a la salud.34
Sería un error, sin embargo, suponer que los instrumentos y desarrollos interpreta
tivos relevantes del Sistema Universal de Derechos Humanos se limitan al PIDESC.
Amén de mencionar la importancia histórica de la Declaración Universal de Dere
chos Humanos, —que no establecía distinciones entre derechos civiles y políticos
y DESC— cabe subrayar que prácticamente todos los instrumentos del sistema
universal de derechos humanos incluyen: sea directamente DESC, sea derechos
o principios transversales o que, por conexidad, son instrumentales para la pro
tección de los DESC. Por razones de espacio es imposible tratar exhaustivamente
el contenido relevante de todos esos instrumentos y sus interpretaciones por los
33
Comité DESC, Observaciones finales sobre a los informes periódicos quinto y sexto combinados de
México, párrs. 5-6.
34
Para comentarios más detallados sobre la jurisprudencia del Comité DESC, remito a los respectivos
capítulos sobre vivienda, protección social y salud de esta obra.
Los tratados internacionales de derechos humanos y su interpretación en sede... 245
[e]ntre las medidas requeridas para asegurar unas condiciones adecuadas que
permitan proteger el derecho a la vida figuran, cuando fuere necesario, medidas a
corto plazo destinadas a garantizar el acceso de las personas a bienes y servicios
esenciales como la alimentación, el agua, el cobijo, la atención de la salud, la elec
tricidad y el saneamiento, y medidas a largo plazo destinadas a promover y propi
ciar unas condiciones generales adecuadas, como el fortalecimiento de servicios de
salud eficaces en casos de emergencia y operaciones de respuesta a emergencias.35
35
Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas, Observación General Núm. 36, Artículo 6: dere
cho a la vida, párr. 36.
246 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
En el mismo sentido, el Comité ha dicho que, “[a]unque los Estados partes pue
den adoptar medidas destinadas a reglamentar la interrupción del embarazo,
dichas medidas no deben resultar en la vulneración del derecho a la vida de la
mujer embarazada o de sus otros derechos en virtud del Pacto, como la prohibi
ción de los tratos o penas crueles, inhumanos o degradante”, subrayando que
[l]os Estados partes deben facilitar un acceso seguro al aborto para proteger la vida
y la salud de las mujeres embarazadas, y en las situaciones en que llevar a término
el embarazo causaría a la mujer graves dolores o sufrimientos, sobre todo en los
casos en que el embarazo es producto de violación o incesto, o el feto presenta
una anomalía grave” y que “deben regular el embarazo ni el aborto de manera
contraria a su deber de velar porque las mujeres no tengan que recurrir a abortos
peligrosos.36
36
Idem, párr. 9; V., Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas, caso Karen Noelia Llantoy Huamán
vs. Perú; , decisión de 24 de octubre de 2005, y caso LMR vs. Argentina, decisión de 29 de marzo de 2011,
en el que el Comité declaró violados los derechos a no ser sometida a tratos crueles e inhumanos, a la
vida privada y a un recurso efectivo y, en Llantoy Huamán, a la protección de la niña, en ambos casos
porque el Estado no garantizó el acceso a la interrupción legal del embarazo.
37
Idem, caso Zwaan de Vries vs. Países Bajos, decisión del 9 de abril de 1987.
38
Idem, caso Edward Young vs. Australia, decisión del 6 de agosto de 2003; caso X vs. Colombia, decisión
del 30 de marzo de 2007.
39
Idem, caso Elena Genero vs. Italia, decisión del 13 de marzo de 2020.
Los tratados internacionales de derechos humanos y su interpretación en sede... 247
40
V., Comité para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial, Yilmaz Dogan vs. Países
Bajos, decisión del 10 de agosto de 1988 (despido basado en estereotipos nacionales negativos es dis
criminatorio); L. R. et al vs. Eslovaquia, decisión del 7 de marzo de 2005 (revocación de una política de
vivienda dirigida a satisfacer las necesidades de la población roma constituye una interferencia discri
minatoria del derecho a la vivienda basada en razones de origen étnico).
248 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
41
V., Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer, caso Alyne da Silva Pimentel vs.
Brasil, decisión del 25 de julio de 2011.
42
Idem, caso LC vs. Perú., decisión del 17 de octubre de 2011.
43
Idem, caso SFM vs. España, decisión del 20 de febrero de 202.
44
Idem, caso Elisabeth de Blok y otras vs. Países Bajos, decisión del 17 de febrero de 2014.
45
Idem caso RKB vs. Turquía. , decisión del 24 de febrero de 2012.
46
Idem, caso Kell vs. Canadá, decisión del 28 de febrero de 2012; caso S.R y E.R vs. Macedonia del Norte,
decisión del 24 de febrero de 2020.
250 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
47
V., Comité sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, caso VFC vs. España, decisión del 2
de abril de 2019; caso Marie-Louise Jungelin vs. Suecia, decisión del 2 de octubre de 2014; caso AF vs.
Italia, decisión del 27 de marzo de 2015; caso Liliane Gröninger vs. Alemania, decisión del 4 de abril de
2014.
48
Idem, caso HM vs. Suecia., decisión del 19 de abril de 2012.
49
Idem, caso F vs. Austria, decisión del 21 de agosto de 2015.
50
Idem, caso Iuliia Domina y Max Bendtsen vs. Dinamarca, decisión del 31 A 2018
51
Idem, caso Simon Bacher vs. Austria, decisión del 16 de febrero de 2018.
252 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
El aporte más significativo del Comité en materia de DESC surge de sus Obser
vaciones Generales. El Comité ha dedicado en particular algunas Observaciones
Generales a temas de DESC; entre ellas, su Observación General Núm. 1 sobre
propósitos de la educación de 2001, la Núm. 3 sobre VIH/SIDA y los niños de
2003, la Núm. 4 sobre la salud y desarrollo de los adolescentes también de 2003,
la Núm. 17 sobre el derecho del niño al descanso, el esparcimiento, el juego, las
actividades recreativas, la vida cultural y las artes de 2013, y la Núm. 15 sobre el
derecho del niño a la salud del mismo año.
C. Procedimientos especiales
52
V., Comité de los Derechos del Niño, caso AD vs. España, decisión del 2 de junio de 2017; caso IAM
vs. Dinamarca, decisión del 25 de enero de 2018; caso MT vs. España, decisión del 18 de septiembre de
2019; caso AB vs. España, decisión del 7 de febrero de 2020; caso SMA vs. España, decisión del 28 de sep
tiembre de 2020; caso MBS vs. España, decisión del 28 de septiembre de 2020.
53
Idem, caso JAB vs. España; decisión del 31 de mayo de 2019; caso VA vs. Suiza, decisión del 28 de
septiembre de 2020.
254 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
2. Sistema Interamericano
de Derechos Humanos
Gran parte de los aportes del Sistema Interamericano de Derechos Humanos re
lativas al contenido de los DESC son abordadas en el artículo de Eduardo Ferrer
MacGregor incluido en este volumen, de modo que, para evitar duplicaciones, a
él me remito. Me limitaré aquí a algunas observaciones complementarias. Prime
ro, ciertamente el abordaje explícito de DESCA por la Corte Interamericana de
Derechos Humanos —Corte IDH— tomó impulso a partir de la jurisprudencia
sentada en el caso Lagos del Campo v. Perú, en la que comenzó a aplicar direc
tamente el artículo 26 de la Convención. Esto no significa, sin embargo, que la
Corte nunca hubiera tratado temas vinculados a DESCA: en su jurisprudencia
anterior, la Corte prefirió abordar aspectos relacionados con estos derechos
a) por vía de su conexidad con derechos civiles, b) a través de la aplicación de
principios y cláusulas transversales de la Convención Americana, como los prin
cipios de igualdad y no discriminación, y los derechos de acceso a la justicia,
Los tratados internacionales de derechos humanos y su interpretación en sede... 255
54
Cf., Corte IDH, caso Ximenes Lopes vs Brasil, párrs. 89-111 y 124-146; caso “Instituto de Reeducación
del Menor vs Paraguay, párrs. 156-171caso Comunidad indígena Yakye Axa vs Paraguay, sentencia de 17 de
junio de 2005, párrs. 161-170; caso Comunidad Indígena Sawhoyamaxa vs Paraguay, párrs. 151-178;
caso Comunidad Indígena Xákmok Kásek vs Paraguay, sentencia de 24 de agosto de 2010, párrs. 194-217; caso
Chinchilla Sandoval vs Guatemala, sentencia de 29 de febrero de 2016, párrs. 166-200; caso Gonzales
Lluy y otros vs Ecuador, sentencia de 1 de septiembre de 2015, párrs. 168-205; caso I.V. vs Bolivia, sen
tencia de 30 de noviembre de 2016, párrs. 154-201. Cabe señalar que la Corte no abandonó la protec
ción por conexidad con el cambio de jurisprudencia producido en Lagos del Campo, y ha decidido en
varios casos que los mismos hechos violan tanto los derechos a la vida y/o integridad persona como los
derechos derivados del artículo 26 de la Convención.
55
Idem, la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni vs Nicaragua, sentencia de 31 de agosto de 2001,
párrs. 148-154; caso Comunidad indígena Yakye Axa vs Paraguay, párrs. 124-137; caso Comunidad Indí-
gena Sawhoyamaxa vs Paraguay, párrs. 117-121, caso del Pueblo Saramaka vs Surinam, sentencia del 28
de noviembre de 2007, párrs. 87-96; caso Comunidad Indígena Xákmok Kásek, párrs. 85-89.
56
Idem, Cinco Pensionistas vs Perú, sentencia de 28 de febrero de 2003, párrs. 94-121; caso Acevedo
Buendía y otros vs Perú, sentencia de 1 de julio de 2009, párrs. 80-91.
57
Idem, caso Baena Ricardo y otros vs Panamá, sentencia de 2 de febrero de 2001, párrs. 156-163; Caso
Huilca Tecse vs Perú, sentencia de 3 de marzo de 2005, párrs. 67-78.
58
Idem, caso de las Masacres de Ituango vs Colombia, sentencia de 1 de julio de 2006, párrs. 150-168; caso
Trabajadores de la Hacienda Brasil Verde vs Brasil, sentencia de 20 de octubre de 2016, párrs. 242-293.
59
Idem, caso de los “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y otros) vs Guatemala, sentencia de 19 de no
viembre 1999, párrs. 187-198; caso “Instituto de Reeducación del Menor” vs Paraguay, párrs. 147-149;
Opinión Consultiva OC-17/2002, Condición Jurídica y Derechos Humanos del Niño, de 28 de agosto de
2002, párrs. 86-91.
60
Idem, Opinión Consultiva OC-18/03, Condición jurídica y derechos de los migrantes indocumentados,
párrs. 128-160.
256 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
61
Idem, Caso Duque vs Colombia, sentencia de 26 de febrero de 2016, párrs. 94-125.
62
Idem, caso de las Niñas Yean y Bosico vs República Dominicana, sentencia de 8 de septiembre de 2005,
párr. 185; caso Gonzales Lluy y otros v. Ecuador, párrs. 242-291.
63
Idem, caso Chinchilla Sandoval vs Guatemala, párrs. 177, 188, 209-210; caso Gonzales Lluy y otros vs Ecua-
dor, párrs. 204-205; caso Poblete Vilches y otros vs Chile, sentencia de 8 de marzo de 2018, párrs. 125-132.
64
Idem, caso Baena Ricardo y otros vs Panamá, párrs. 122-143; caso Trabajadores Cesados del Congreso
(Aguado Alfaro y otros) vs Perú, sentencia de 24 de noviembre de 2006, párrs. 108-131; caso Canales
Huapaya y otros vs Perú, sentencia de 24 de junio de 2015, párr. 106-131; caso Maldonado Ordóñez vs
Guatemala, sentencia de 3 de mayo de 2016, párrs.71-95 y 109-119; caso Trabajadores Cesados de
Petroperú y otros v. Perú, sentencia de 23 de noviembre de 2017, párrs. 153-185.
65
Idem, caso “Cinco Pensionistas” vs Perú, párrs. 127-140; caso Acevedo Buendía y otros vs Perú, párrs. 69-79.
66
Idem, caso Ximenes Lopes vs Brasil, sentencia de 4 julio de 2006; caso Suárez Peralta vs Ecuador, sen
tencia de 21 de mayo de 2013, párrs. 92-122; caso Chinchilla Sandoval vs Guatemala, párrs. 233-259;
caso Gonzales Lluy y otros vs Ecuador, párrs. 298-317; caso I.V. vs Bolivia, párrs. 292-321.
67
Idem, caso Guzmán Albarracín vs Ecuador, sentencia de 24 de junio de 2020, párrs. 176-194.
68
Ver, entre muchos otros, idem, caso 19 Comerciantes vs Colombia, sentencia de 5 de julio de 2004,
párrs. 277 y 278; caso Gutiérrez Soler vs Colombia, sentencia de 12 de septiembre de 2005, párr. 102;
caso de la “Masacre de Mapiripán” vs Colombia, sentencia de 15 de septiembre de 2005, párr. 312; caso de
la Masacre de Pueblo Bello vs Colombia, sentencia de 31 de enero de 2006, párrs. 274 y 287; caso Fernán-
dez Ortega y otros vs México, sentencia de 30 de agosto de 2010, párrs. 251 y 252.
69
Idem, caso Fernández Ortega y otros vs. México, párr. 264; caso Gonzales Lluy y otros v. Ecuador, párr. 372.
70
Idem, caso Comunidad Indígena Sawhoyamaxa vs Paraguay, párr. 230.
71
Idem, caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni vs Nicaragua, párrs. 153 y 164; caso Comu-
nidad indígena Yakye Axa vs Paraguay, párrs. 211-217; caso del Pueblo Saramaka vs Surinam, párrs. 101,
115, 129-137, 143, 147, 155, 157, 158 y 194(a); caso de las Comunidades afrodescendientes desplazadas
de la Cuenca del Río Cacarica (Operación Génesis) vs Colombia, sentencia de 20 de noviembre de 2013,
párr. 459; caso Comunidad garífuna Triunfo de la Cruz y sus miembros vs Honduras, sentencia de 9 de
octubre de 2015, párr. 259.
72
Idem, caso Masacre Plan de Sánchez vs Guatemala, (Reparaciones), sentencia de 19 de noviembre de
2004; párrs. 105 y 117; Caso de las Masacres de Ituango vs Colombia, párr. 407.
73
Idem, caso Baena Ricardo y otros vs Panamá, punto resolutivo 7
Los tratados internacionales de derechos humanos y su interpretación en sede... 257
También es útil subrayar que, para desarrollar el contenido y los estándares apli
cables a los DESC, tanto por vía de su justiciabilidad directa fundada en el art. 26
o en el Protocolo de San Salvador, como por vía de su protección por conexidad
con derechos civiles, la Corte ha recurrido mayormente a las Observaciones Ge
nerales del Comité DESC; de modo que una parte importante de su doctrina en
la materia es un reflejo de los contenidos y estándares ya mencionados en la
sección dedicada a ese órgano de tratado del sistema universal.
74
Idem, caso Masacre Plan de Sánchez vs Guatemala, (Reparaciones), párrs. 109-111 y 117; caso Comuni-
dad Indígena Sawhoyamaxa vs Paraguay, párrs. 244-245; caso Comunidad garífuna Triunfo de la Cruz y sus
miembros vs Honduras, párr. 289-299.
75
Idem, caso Masacre Plan de Sánchez vs Guatemala (Reparaciones), párrs. 100 y 107.
76
V., Goldín, “Los convenios internacionales del trabajo. Su impacto en la Argentina”; Gianibelli, “El sistema
de protección de derechos de la Organización Internacional del Trabajo y sus efectos sobre el ordenamiento
interno”, en Abramovich, Bovino, et al., op. cit., pp. 315-354 y 355-388, respectivamente.
258 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Bibliografía
Libros
Abramovich, Víctor y Courtis, Christian, Los derechos sociales como derechos exigi-
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Rodríguez Manzo Graciela, Arjona Estévez Juan Carlos y Fajardo Morales Zamir,
Bloque de constitucionalidad en México, CDHDF/SCJN/OACNUDH, México,
2013.
Salazar Ugarte, Pedro, La reforma constitucional sobre derechos humanos. Una guía
conceptual, Instituto Belisario Domínguez-Senado de la República, México,
2014.
Jurisprudencia y normas
Otros
Comité de los derechos del niño, El derecho del niño al disfrute del más alto nivel
posible de salud, 2013.
Comité sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, caso VFC vs Espa-
ña, 2019.
I. Introducción
1
Por ejemplo, la jurisprudencia sobre desaparición forzada de personas, derechos de los pueblos indí
genas y en materia de las reparaciones, particularmente las garantías de no repetición.
2
En especial la Corte IDH ha indicado que “los tratados de derechos humanos son instrumentos vivos,
cuya interpretación tiene que acompañar la evolución de los tiempos y las condiciones de vida actua
les”. Cf., Corte IDH. El derecho a la información sobre la asistencia consular en el marco de las garantías del
debido proceso legal. OC-16/99. Serie A Núm. 16, párr. 114.
273
274 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
3
Este tipo de protección se daba mediante derechos sustantivos como la vida, integridad, personalidad,
vida privada, libertad de asociación, libertad de expresión o derecho a la propiedad.
4
Especialmente mediante los arts. 1.1 (disposición general de no discriminación, así como las catego
rías prohibidas de discriminación) 24 (igualdad ante la ley) de la CADH.
5
Principalmente desde los arts. 8 (garantías judiciales) y 25 (protección judicial) de la CADH.
6
Por ejemplo, los fenómenos de desplazamiento forzado interno o intraurbano y las masacres.
7
V., un resumen de dichos debates en Ferrer Mac-Gregor, La justiciabilidad de los derechos económicos,
sociales, culturales y ambientales en el Sistema Interamericano de Derechos Humanos, pp. 149-202.
Los DESCA en la Corte Interamericana y su trascendencia para el poder judicial mexicano 275
8
Corte IDH. Titularidad de derechos de las personas jurídicas en el Sistema Interamericano de Derechos
Humanos. Serie A Núm. 22, párr. 97.
9
Idem, Caso Gonzales Lluy y otros vs. Ecuador. Serie C Núm. 298.
10
Ibidem, párr. 290.
11
Idem, Caso Guzmán Albarracín y otras vs. Ecuador. Serie C Núm. 405.
12
Ibidem, párr. 117.
276 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
La protección directa vía artículo 26 de la CADH se inicia con el referido caso Lagos
del Campo vs. Perú, protegiendo “la estabilidad laboral”, así como “el derecho de
los trabajadores a asociarse para la defensa de sus derechos” —mediante la con
junción de los artículos 16 y 26 de la Convención Americana—. En el referido
caso, la Corte IDH se refiere “a la interdependencia e indivisibilidad existente
entre los derechos civiles y políticos, y los económicos, sociales y culturales,
“puesto que deben ser entendidos integralmente y de forma conglobada como
derechos humanos, sin jerarquía entre sí y exigibles en todos los casos ante aque
llas autoridades que resulten competentes para ello”.13
13
Idem, Caso Lagos del Campo vs. Perú. Serie C Núm. 340, párr. 141.
14
IbIdem; Corte IDH, Caso Trabajadores Cesados de Petroperú y otros vs. Perú. Serie C Núm. 344; Caso San
Miguel Sosa y otras vs. Venezuela. Serie C Núm. 348; Caso Poblete Vilches y otros vs. Chile. Serie C Núm.
349; Caso Cuscul Pivaral y otros vs. Guatemala. Serie C Núm. 359; Caso Muelle Flores vs. Perú. Serie C
Núm. 375; Caso Asociación Nacional de Cesantes y Jubilados de la Superintendencia Nacional de Administra-
ción Tributaria (ANCEJUB- SUNAT) vs. Perú. Serie C Núm. 394; Caso Hernández vs. Argentina. Serie C
Núm. 395; Caso Comunidades Indígenas Miembros de la Asociación Lhaka Honhat (Nuestra Tierra) vs. Ar-
gentina. Serie C Núm. 400; Caso Spoltore vs. Argentina. Serie C Núm. 404; Caso de los Empleados de la
Fábrica de Fuegos de Santo Antônio de Jesus y sus familiares vs. Brasil. Serie C Núm. 407; Caso Nina vs.
Perú. Serie C Núm. 419; y Caso Guachalá Chimbo y otros vs. Ecuador. Serie C Núm. 423.
15
Medio ambiente y derechos humanos (obligaciones estatales en relación con el medio ambiente en el marco
de la protección y garantía de los derechos a la vida y a la integridad personal —interpretación y alcance de los
arts. 4.1 y 5.1, en relación con los arts. 1.1. y 2 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos).
OC-23/17 de 15 de septiembre de 2017. Serie A Núm. 23; y Derechos a la libertad sindical, negociación
colectiva y huelga y su relación con otros derechos, con perspectiva de género (Interpretación y alcance de los
arts. 13, 15, 16, 24, 25 y 26, en relación con los arts. 1.1 y 2 de la Convención Americana sobre Derechos Hu
manos, de los arts. 3, 6, 7 y 8 del Protocolo de San Salvador, de los arts. 2, 3, 4, 5 y 6 de la Convención de Belem
do Pará, de los arts. 34, 44 y 45 de la Carta de la Organización de los Estados Americanos, y de los arts., II,
IV, XIV, XXI y XXII de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre). OC-27/21 de 5 de
mayo de 2021. Serie A Núm. 27.
Los DESCA en la Corte Interamericana y su trascendencia para el poder judicial mexicano 277
derechos que han sido desarrollados hasta ahora, así como algunos ejemplos de
reparaciones que se han ordenado.
A. Metodología
16
Art. 29. Normas de Interpretación. Ninguna disposición de la presente Convención puede ser inter
pretada en el sentido de: […] ;b) limitar el goce y ejercicio de cualquier derecho o libertad que pueda
estar reconocido de acuerdo con las leyes de cualquiera de los Estados Partes o de acuerdo con otra
convención en que sea parte uno de dichos Estados; c) excluir otros derechos y garantías que son inheren
tes al ser humano o que se derivan de la forma democrática representativa de gobierno, y d) excluir o
limitar el efecto que puedan producir la Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre
y otros actos internacionales de la misma naturaleza.
17
CADH, Interpretación de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre en el marco del
art. 64. OC-10/89, Serie A Núm. 10, párr. 43.
278 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
En tercer lugar, el Tribunal Interamericano indicó que para delimitar el contenido del
derecho también era importante recurrir a los instrumentos internacionales de
protección de derechos humanos, entre los cuales podemos identificar el pro
pio Protocolo de San Salvador o bien otros tratados “generales” —como el Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales— o los que se re
fieren a ciertos grupos de vulnerabilidad —como la Convención de Naciones
Unidas para la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mu
jer, la Convención de los Derechos del Niño, la Convención de Naciones Unidas
sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad—. También es importante
destacar que dentro de lo que la Corte IDH ha entendido como parte del corpus
iuris internacional, ha recurrido al soft law en la materia.18
Al igual que todos los derechos que se encuentran contemplados en los artícu
los 3 a 25 de la CADH, el Tribunal Interamericano ha indicado que en el caso de los
DESCA también le son aplicables, en primer lugar, las obligaciones generales de
respeto y garantía contenidas en el artículo 1 así como la de adecuación de derecho
interno estipulada en el artículo 2 del Pacto de San José. De igual modo, también
deberían contemplar la prohibición de no discriminación contenida en el artícu
lo 1.1 del mismo instrumento.
18
Por ejemplo, en el caso Lakha Honhat, la Corte IDH, como parte del derecho internacional, tomó en
consideración la Declaración de Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas y la
Declaración Americana sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas.
19
Idem, la Corte IDH, como parte del derecho nacional aplicable a Argentina, recurrió a la Constitución
provincial de Salta para derivar determinadas obligaciones en materia de DESCA.
Los DESCA en la Corte Interamericana y su trascendencia para el poder judicial mexicano 279
a. Derecho al trabajo
20
En este entendido, por ejemplo, lo referido por la Corte IDH tiene en gran medida un reflejo de lo
estipulado en la Observación General núm. 3 del Comité DESC y que ha sido reiterado en diferentes
observaciones generales posteriores.
21
Si bien la Corte IDH concibió desde el caso el caso Acevedo Buendía y otros la noción de progresividad
y prohibición de regresividad —en gran medida inspirada por la Observación General del Comité
DESC—, no fue hasta el caso Cuscul Pivaral y otros, que desarrolló el contenido de aplicación en lo refe
rente al caso en concreto. En particular pueden verse los párrs. 147 y 148.
280 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
laboraba no fue justificado. También estimó que, entre otros, no se habían valo
rado los alegatos de defensa de la víctima, lo cual no fue corregido en las diversas
instancias de justicia y el recurso de amparo no se pronunció sobre los derechos
sustantivos alegados por el señor Lagos del Campo. En consecuencia, la Corte
IDH consideró que el Estado violó los artículos 8.1 y 25.1 de la CADH, en relación
con el artículo 1.1 de la misma. En este caso, cuando la Corte IDH protegió el
derecho a la estabilidad laboral por la falta de justificación en cuanto al despido,
lo hizo desde una perspectiva de la obligación que tienen los Estados de garantizar
que los recursos judiciales protejan los derechos sustantivos, como en este caso
lo era el derecho al trabajo.22
Posteriormente, en el caso San Miguel Sosa y otras, la Corte IDH analizó el despido
que habían sufrido las tres víctimas por razones de discriminación política —en
concreto por firmar el mandato revocatorio del entonces presidente Hugo Chávez—.
En este caso, a diferencia de los dos casos previos, consideró que las violaciones
constatadas —particularmente la discriminación por posición política y el im
pacto en los derechos políticos— “tenían un mismo hecho generador” que era el
despido del sector público de las tres víctimas.24
22
Cf., Caso Lagos del Campo vs. Perú, op. cit., párrs. 141 a 154.
23
Cf., Caso Trabajadores Cesados de Petroperú y otros vs. Perú, op. cit., párr. 193.
24
Cf., Caso San Miguel Sosa y otras vs. Venezuela. Fondo, Reparaciones y Costas, op. cit., párrs. 108 y 109.
Los DESCA en la Corte Interamericana y su trascendencia para el poder judicial mexicano 281
En el mismo 2020 se resolvió el caso Casa Nina vs. Perú. La Corte IDH declaró la
vulneración a la estabilidad laboral de un fiscal provisional debido a que su remo
ción se dio por causales “del servicio público” sin una motivación adecuada por
parte de las autoridades internas. Lo anterior llevó a la Corte IDH a declarar la
vulneración del art. 26 debido a que los fiscales no solo deben contar con la garantía
de la inamovilidad en el cargo, sino también la estabilidad en el empleo.26
b. Derecho a la salud
25
El caso es también importante a la luz de la temática de empresas y derechos humanos. Al respecto,
V. los Principios Rectores de Naciones Unidas sobre las empresas y los derechos humanos, UN Doc. A/
HRC/17/31, así como CIDH/REDESCA, Informe sobre Empresas y Derechos Humanos: Estándares Intera-
mericanos, OEA/Ser.L/V/II CIDH/REDESCA/INF.1/19, 1.
26
Cf., Caso Casa Nina vs. Perú, op. cit., párr. 108.
282 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
El segundo caso fue Cuscul Pivaral y otros vs. Guatemala¸ en donde se analizó el
derecho a la salud respecto de 49 personas que viven o vivieron con el VIH, así
como afectaciones a la integridad personal de sus familiares. La Corte IDH anali
zó la violación del derecho a la salud en dos grandes vertientes. Por un lado, lo
relacionado con la falta de tratamiento médico y, por otro, el impacto que había
tenido la atención deficiente de salud para el caso de mujeres embarazadas con
VIH. En cuando al primer componente, la sentencia seccionó en dos periodos
temporales el análisis: i) antes del 2004 y ii) después del 2004. En cuanto al pri
mer momento la Corte IDH estimó que, dado que el Estado no había provisto
tratamiento con anterioridad al 2004 pese a la existencia de legislación interna
que obligaba a ello, violaba la obligación de progresividad —por la inacción del
Estado— contemplada en el artículo 26 de la CADH. Por otro lado, con poste
rioridad a 2004, periodo en el cual el Estado comenzó a proveer tratamiento
médico a pacientes con VIH, el Tribunal Interamericano consideró que no se
habían garantizado los elementos esenciales e interrelacionados del derecho a la
salud —a saber, accesibilidad, disponibilidad, aceptabilidad y calidad—. En cuan
to al impacto que había tenido la atención deficiente de salud en las mujeres
embarazadas con VIH, la Corte IDH analizó la referida vulneración desde una
óptica de la discriminación interseccional de la discriminación por la confluencia
de diversos factores, ello debido a que no se les había practicado a algunas de ellas
tratamientos preventivos de transmisión del VIH a sus hijos.28
27
Cf., Caso Poblete Vilches y otros vs. Chile, op. cit., párrs. 100 y ss.
28
Cf., Caso Cuscul Pivaral y otros vs. Guatemala, op. cit., párrs. 103 y ss.
Los DESCA en la Corte Interamericana y su trascendencia para el poder judicial mexicano 283
estuvo privado de la libertad, aún frente a las denuncias de su madre, así como
órdenes judiciales que indicaban su pronta atención, las cuales no se ejecutaron
de manera adecuada para proteger su derecho.29
Finalmente, en el caso Guachalá Chimbó y otros vs. Ecuador, la Corte IDH deter
minó que el Estado no tomó ninguna medida para apoyar al señor Guachalá
Chimbo para que pudiera prestar su consentimiento informado para la inter
nación y el tratamiento a los que fue sometido en el Hospital Julio Endara. Esta
falta de consentimiento constituyó una negación de su autonomía como persona,
y de su capacidad de tomar decisiones respecto a sus derechos. Por otra parte, a
la señora Chimbo tampoco se le explicó el diagnóstico de su hijo, cuál sería el
tratamiento, su objetivo, el método, ni los posibles riesgos del mismo. Tampoco
fueron señaladas otras alternativas al tratamiento propuesto. Además, la legis
lación aplicable no incluía la obligación de brindar los apoyos necesarios a las
personas con discapacidad al momento de tomar decisiones. Todo lo anterior
vulneró el derecho a la salud.30
En el caso Muelle Flores la Corte IDH analizó el impacto que había tenido la falta
de ejecución de dos sentencias de amparo que habían reconocido el derecho a
favor de la víctima, lo que se traducía como una violación del deber de garantizar
el derecho. Se estimó que la referida falta de ejecución había tenido como conse
cuencia que no sólo se afectara la naturaleza “alimentaria y sustitutiva del salario”,
sino también el derecho a la dignidad y a la integridad personal de la víctima.31
En similar sentido se analizó el caso Asociación Nacional de Cesantes y Jubilados de
la Superintendencia Nacional de Administración Tributaria ANCEJUB-SUNAT Vs. Perú,
con la diferencia que ahora se veía involucrado el derecho a la pensión de 598
personas.32
29
Cf., Caso Hernández vs. Argentina, párrs. 62 y ss.
30
Cf., Caso Guachalá Chimbo y otros vs. Ecuador. Fondo, Reparaciones y Costas. Serie C Núms. 423, 110 y ss.
31
Cf., Caso Muelle Flores vs. Perú, op. cit., párrs. 167 y ss.
32
Cf., Caso Asociación Nacional de Cesantes y Jubilados de la Superintendencia Nacional de Administración
Tributaria (ANCEJUB-SUNAT) vs. Perú, op. cit., párrs. 151 y ss.
284 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
El caso de la Comunidad Lakha Honhat vs. Argentina constituyó una nueva mirada
a los derechos de los pueblos indígenas, al considerar que varios DESCA involu
crados se encuentran protegidos por el artículo 26 de la CADH.
33
V., Medio ambiente y derechos humanos. OC-23/17, op. cit.
Los DESCA en la Corte Interamericana y su trascendencia para el poder judicial mexicano 285
En cuanto al primer aspecto, una de las limitaciones que se tenían en esta materia
era que se circunscribía la violación de derechos inmersos en el territorio —pen
semos en el agua—, dentro del concepto de “tierra”, es decir, dentro de un con
cepto de producción. Si bien la Corte IDH ya había indicado que dentro del
concepto de tierras se debe entender comprendido también el de territorios, esta
subsunción de conceptos implicaba que cuando se determinaba la responsabi
lidad internacional, las reparaciones quedaban acotadas a la restitución de la
“tierra” o bien se encontraban dirigidas a subsanar posibles falencias dentro de
los procesos de consulta previa. En el caso Lhaka Honhat, la Corte IDH estimó
la violación del “derecho de propiedad” contenido en el artículo 21 del Pacto de
San José, en virtud de que no se había garantizado de manera suficiente el dere
cho a la propiedad comunal, debido a que el Estado no contaba con mecanismos
adecuados de titulación y demarcación; es decir, no se garantizó el “derecho a las
tierras comunales”.
Por lo que hace al segundo aspecto, relacionado con la protección de los dere
chos sociales, culturales y ambientales del territorio mediante el artículo 26 del
Pacto de San José, la Corte IDH desagregó los componentes que anteriormente
subsumía en “la propiedad comunal”, para dotarlos de contenido e individuali
zar las violaciones a dichos derechos.
Cabe destacar que lo anterior no hubiese sido posible sin la jurisprudencia sobre
la justiciabilidad autónoma y directa de los DESCA, que ha venido desarrollan
do el Tribunal Interamericano desde el referido caso Lagos del Campo. La viola
ción autónoma de los derechos sociales, culturales y ambientales involucrados
fue expresamente solicitada por los representantes de las víctimas en su demanda
ante la Corte IDH, invocando los precedentes del tribunal sobre la materia, res
pecto a los derechos laborales, a la salud, al medio ambiente y a la seguridad
social antes citados. En el mismo sentido se destacan los aportes de los numerosos
escritos de amicus curiae presentados en el caso, algunos de ellos vinculando esta
justiciabilidad con la Agenda 2030 de la ONU y sus Objetivos de Desarrollo
Sostenible. Así, en el caso Lhaka Honhat ya existían una serie de precedentes re
levantes que avalaban el análisis diferenciado de los derechos civiles y políticos
respecto de los DESCA.
286 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
f. Libertad sindical,
libertad de asociación y huelga
34
Derechos a la libertad sindical, negociación colectiva y huelga y su relación con otros derechos, con
perspectiva de género, OC-27/21 párrs. 38-120 y 121-131.
35
Idem, párrs. 132-142.
36
Idem, párrs. 143-150.
Los DESCA en la Corte Interamericana y su trascendencia para el poder judicial mexicano 287
D. Medidas de reparación
37
Idem, párrs. 142 y 151-189.
38
Idem, párrs. 190-200.
39
IbIdem, párrs. 201 a 212.
40
En algunos casos respecto del derecho al trabajo, la Corte IDH ha indicado que no es posible restituir
el derecho ya sea por el transcurso del tiempo, porque el puesto no existe en el esquema laboral nacio
nal o bien por reestructuración de la función pública.
288 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
ha implementado en hospital Sotero del Río; iii) Diseñar una publicación o car
tilla que desarrolle los derechos de las personas mayores en materia de salud y
iv) Adoptar las medidas necesarias, a fin de diseñar una política general de pro
tección integral a las personas mayores.41
En segundo lugar, en el caso ANCEJUB-SUNAT, la Corte IDH estimó que dado que
advertía que otros miembros podrían encontrarse en situaciones similares a las
analizadas en el caso, dada la posible falta de ejecución de sentencias judiciales en
cuanto a la nivelación de sus pensiones, estimó conveniente ordenar la creación
de un registro que identifique: a) otros integrantes de ANCEJUB-SUNAT que no
figuraban como víctimas en el caso, y b) otras personas que, no siendo miembros
de dicha asociación, sean cesantes o jubilados de la Superintendencia Nacional de
Administración Tributaria, que enfrentan condiciones similares a las víctimas
del caso.42
En tercer lugar, en el caso Cuscul Pivaral y otros, la Corte IDH ordenó el diseño
de un mecanismo a cargo del Estado para garantizar la accesibilidad, disponibi
lidad y calidad de las prestaciones en salud para las personas que viven con el
VIH. Especificó que el diseño de este mecanismo deberá convocar la participa
ción de la comunidad médica y de otros sectores.43 Se trata de una medida que
busca impulsar a las instituciones estatales para que, de forma deliberativa o
dialógica y con otros sectores involucrados en la atención médica, se diseñen
estrategias y acciones de atención. En este sentido, esta medida busca crear me
dios efectivos para que los DESCA se materialicen en la realidad, que no sólo se
queden plasmados en las decisiones judiciales, sino que, además, sean un medio
en cual los principales interesados puedan ser parte de la toma de decisiones que
les afectarán.
Por último, en el caso Empleados de la Fábrica de Fuegos se ordenó adoptar una polí
tica sistemática de inspecciones periódicas en los locales de producción de fuegos artificia-
41
Cf., Caso Poblete Vilches y otros vs. Chile, op. cit., párrs.232 y ss.
42
Cf., Caso Asociación Nacional de Cesantes y Jubilados de la Superintendencia Nacional de Administración
Tributaria (ANCEJUB-SUNAT) vs. Perú, op. cit., párrs. 225, 226 y 227.
43
Cf., Caso Cuscul Pivaral y otros vs. Guatemala, op. cit., párr. 226.
Los DESCA en la Corte Interamericana y su trascendencia para el poder judicial mexicano 289
44
En la sentencia se refiere que dicho programa debe incluir “la creación de cursos de capacitación
profesional y/o técnicos que permitan la inserción de trabajadoras y trabajadores en otros mercados
laborales, como el comercio, el agropecuario, la informática, entre otras actividades económicas rele
vantes en la región; medidas orientadas a enfrentar la deserción escolar causada por el ingreso de meno
res de edad al mercado laboral, y campañas de sensibilización en materia de derechos laborales y
riesgos inherentes a la fabricación de fuegos artificiales”. Asimismo, dicho programa “debe tener en
consideración las principales actividades económicas de la región, la eventual necesidad de incentivar
otras actividades económicas, la necesidad de garantizar una adecuada formación de los trabajadores
para el desempeño de ciertas actividades profesionales y la obligación de erradicar el trabajo infantil de
acuerdo los estándares del derecho internacional”.
45
Cf., Caso Comunidades Indígenas Miembros de la Asociación Lhaka Honhat (Nuestra Tierra) vs. Argentina.
Fondo, Reparaciones y Costas, op. cit., párrs. 331-336 y 337-342.
290 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
El nuevo andamiaje constitucional permitió sentar las bases para ampliar el es
pectro de protección de los derechos humanos en el ámbito interno, brindando
una nueva hermenéutica a través del principio pro persona y precisando obligacio
nes estatales. Entre sus distintos elementos debemos destacar la adición expresa
de una serie de obligaciones contenidas en el artículo 1º constitucional, siendo
fundamentales para el tema de los derechos sociales las obligaciones de respeto,
46
Cf., Corte IDH. Medio ambiente y derechos. OC-23/17, op. cit., párr. 20.
47
SCJN. P./J.21/2014 (10a.): “Jurisprudencia emitida por la Corte Interamericana de Derechos Huma
nos. Es vinculante para los jueces mexicanos siempre que sea más favorable a la persona”, SJFG, abril
de 2014, t. II, p. 204.
48
La presente sección se basa en la conferencia impartida el 11 de junio de 2021 en el Congreso Inter
nacional “Impacto de las reformas constitucionales de derechos humanos y amparo 2011-2021”, orga
nizado por el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM (9-11 junio, 2021).
49
Sobre el contenido y alcance de la reforma constitucional de 10 de junio de 2011, Cf., Salazar y Car
bonell, La reforma constitucional de derechos humanos: un nuevo paradigma; y García Ramírez y Morales,
La reforma constitucional sobre derechos humanos (2009-2011).
50
V., Ferrer y Sánchez, El nuevo juicio de amparo. Guía de la reforma constitucional y la nueva ley de amparo.
Asimismo, en cuanto al juicio de amparo, resulta relevante la concreción de la reforma en la nueva ley
de amparo de 2013, impulsada desde hace tiempo por un sector importante de la doctrina. Al respecto,
Cf., Cossío, et al, La nueva ley de amparo, y Zaldívar, Hacia una nueva Ley de Amparo.
Los DESCA en la Corte Interamericana y su trascendencia para el poder judicial mexicano 291
51
Mientras que las obligaciones de respeto se entienden como una abstención del poder estatal, las
obligaciones de garantía implican que los Estados deben adoptar medidas. La obligación de progresivi
dad ha sido concebida como una obligación de garantía ya que implica que se vaya ampliando, gradual
mente, el espectro de un determinado de derecho social. Así encontramos la progresividad normativa y
la progresividad de resultados. Por otro lado, en correlato de dicha obligación se encuentra la obliga
ción de regresividad, que es ubicada como una obligación negativa, es decir, el Estado o sus autoridades
deben abstenerse de disminuir el nivel de disfrute de un determinado derecho, salvo justificaciones que de
berá probar la autoridad (como el uso máximo de los recursos disponibles) que serán valoradas caso
por caso. Al respecto, V., Courtis, “La prohibición de regresividad en materia de derechos sociales:
apuntes introductorios” en Courtis, Ni un paso atrás, la prohibición de regresividad en materia de derechos
sociales”, pp. 3-52, y la contribución del mismo autor en este volumen.
52
V., Morales, “Protección supranacional de la democracia en Suramérica. Un estudio sobre el acervo
del ius constitutionale commune”, p. 62; Manili, El bloque de constitucionalidad. La recepción del derecho
internacional de los derechos humanos en el derecho constitucional argentino y Astudillo, El bloque y paráme-
tro de constitucionalidad en México.
53
Existe un amplio reconocimiento internacional de la aportación de la Constitución de 1917 al cons
titucionalismo social y en la consagración y difusión del juicio o recurso de amparo como garantía de
protección de los derechos fundamentales. Al respecto, V. los trabajos contenidos en Fix-Zamudio y Ferrer,
Influencia extranjera y trascendencia internacional, México.
54
Como bien señala Cruz Parcero, “La fortuna de los derechos sociales en México no es algo de lo que
podamos presumir, más allá de la hazaña del Constituyente y de un periodo efímero que comenzó con
el cardenismo, pero que desafortunadamente se desvanecieron muy pronto”, Cruz, “Historia y porvenir
de los derechos sociales en México”, en Revista del Centro de Estudios Constitucionales, núm. 5, pp. 455-
491, en p. 475. p. 37.
55
Uno de los ejemplos resuelto por un juez federal, es el denominado caso Mini Numa sobre la dota
ción de un centro de salud comunitario para una comunidad indígena en Guerrero. V., Gutiérrez y
Rivera, “El caso Mininuma: un litigio estratégico para la justiciabilidad de los derechos económicos,
sociales y culturales en México”, en Revista de la Facultad de Derecho, pp. 89-122; Acuña, “El caso Mini
Numa. Nuevos rumbos para la protección de los derechos sociales a través del juicio de amparo en
México”, en González y Ferrer, El juicio de amparo. A 160 años de la primera sentencia, pp. 31-50; Cer
vantes, Las estrategias sociales en la exigibilidad de los derechos sociales: el caso Mini Numa, tesis de maes
tría; y Emanuelli, “La justiciabilidad de los DESC en México: retos y avances”, en ¿Hay justicia para los
292 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Este nuevo andamiaje ha permitido que algunos conceptos clásicos del amparo
mexicano sean redimensionados y reinterpretados, ya que si bien los derechos
sociales tienen una doble naturaleza —individual y social—, el tradicional prin
cipio de la “relatividad de las sentencias” o “fórmula Otero”, ha representado un
obstáculo para abordar posibles soluciones integrales y “sigue representando
un escollo a la protección de los derechos sociales”.63
derechos económicos, sociales y culturales? Debate abierto a propósito de la reforma constitucional en mate-
ria de derechos humanos, pp. 107-125.
56
V., las siguientes sentencias de la SCJN, Primera Sala: Amparo en revisión 306/2016; Amparo en re
visión 100/2016; Amparo en revisión 1356/2015; Amparo en revisión 1374/2015; Amparo en revisión
750/2015 (Amparos contra la Universidad Michoacana de San Nicolas de Hidalgo por el derecho a la
educación universitaria).
57
Idem, Amparo en revisión 566/2015.
58
Idem, Amparo en revisión 1049/2017, Segunda Sala, Amparo en revisión 251/2016.
59
Idem, Segunda Sala, Amparo en revisión 1219/2015.
60
Idem, Amparo en revisión 242/2018 y Amparo en Revisión 610/2019. Cf., Pérez, “¿Relatividad o
efectividad de las sentencias de amparo?”, en Tiempo de derechos.
61
SCJN, Primera Sala, Amparo en revisión 631/2012.
62
V., Paz y Macías, “La justiciabilidad de los derechos sociales. Altibajos de su interpretación constitu
cional en México”, en Revista Latinoamericana de derecho social, pp. 25-62.
63
González, “Los derechos sociales y su exigibilidad. Algunos problemas para su protección a través del
amparo”, en Revista del Centro de Estudios Constitucionales, pp. 455-491, en p. 475.
Los DESCA en la Corte Interamericana y su trascendencia para el poder judicial mexicano 293
Se consideró que los actos reclamados impedían el acceso al goce del más alto
nivel posible de salud; que las autoridades responsables violaban el derecho a
la salud, porque no habían destinado el máximo de los recursos que disponen
para la ejecución del citado proyecto, con lo que se violaba también el derecho a la
vida, porque los enfermos de VIH/SIDA se encuentran expuestos a contagios y
co-infecciones de diversas enfermedades. También señalaron que se les discrimi
naba por cuestiones socioeconómicas, debido a que carecen de posibilidades para
acudir con médicos privados que les puedan brindar el servicio especializado.66
64
La Primera Sala de la SCJN resolvió, de manera reciente, los amparos en revisión 226/2020 y 227/2020
(ambos el 11 de noviembre de 2020). La particularidad de dichas sentencias es que expresamente in
vocan el art. 26 de la CADH así como la jurisprudencia de la Corte IDH en la materia, para fundamentar
el derecho a la salud de los quejosos, estableciendo la obligación del Estado de proveerles de medica
mentos para el VIH. Sin embargo, a diferencia de las decisiones reseñadas en este trabajo, los efectos
son inter partes.
65
SCJN, Primera Sala, Amparo en revisión 378/2014, pp. 2-4.
66
Idem, p. 9.
294 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
comprobar dicha situación, sino además debe acreditar que ha realizado todos los
esfuerzos posibles para utilizar los recursos que están a su disposición, habida
cuenta que en el uso de su arbitrio para el desarrollo de las políticas públicas, y
para las decisiones atinentes a la distribución o re-distribución de recursos, debe
tomar en cuenta a los grupos vulnerables, así como a las situaciones de riesgo, en
el entendido que se encuentra proscrito que incurra en decisiones que resulten
arbitrarias o discriminatorias.67
En este sentido, no estaba en controversia cuál era la mejor opción para garanti
zar el derecho a la salud de los pacientes con VIH/SIDA —si la remodelación y
equipamiento del Pabellón 4 o la construcción y equipamiento del Pabellón 13—.
67
Idem, pp. 57 y 58.
68
Idem, p. 44.
69
Ibidem.
Los DESCA en la Corte Interamericana y su trascendencia para el poder judicial mexicano 295
Lo que estaba en controversia era si el Estado había realizado todos los esfuerzos
para garantizar este derecho.
Uno de los aspectos más trascendentales que presenta esta decisión, es la afirma
ción relativa a la división de poderes en el Estado de derecho. Sobre el tema, la
Segunda Sala apunta que
si bien en principio los tribunales no deben sustituirse en las funciones de los Po
deres Ejecutivo y Legislativo, por cuanto hace a la elaboración de las políticas públi
cas y en la asignación de recursos, lo cierto es que la propia Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos exige al Poder Judicial que contraste la actuación
de dichos órganos democráticos con los estándares contenidos en la propia Ley
Suprema y en los tratados de derechos humanos que forman parte del sistema
jurídico mexicano y que, desde luego, vinculan a todas las autoridades estatales”.71
En cuanto a los efectos de esta decisión, la sentencia refiere a que las autoridades
responsables consideren qué medida resulta más adecuada para poder brindar a
los quejosos el tratamiento médico apropiado a su padecimiento, ya sea a) me
diante remodelación del Servicio Clínico 4, en donde actualmente son tratados o
70
Idem, p. 60. Asimismo, V., las tesis CIX/2014: “DERECHOS ECONÓMICOS, SOCIALES Y CULTURA
LES. CUANDO EL ESTADO ADUCE QUE EXISTE UNA CARENCIA PRESUPUESTARIA PARA SU REALI
ZACIÓN, DEBE ACREDITARLO” (GSJF, noviembre de 2014, libro 12, tomo 1, pág. 1190); y CVIII/2014:
“SALUD. DERECHO AL NIVEL MÁS ALTO POSIBLE. ÉSTE PUEDE COMPRENDER OBLIGACIONES
INMEDIATAS, COMO DE CUMPLIMIENTO PROGRESIVO” (GSJF, noviembre de 2014, libro 12,
tomo 1, pág. 1190).
71
Ibidem, p. 58.
296 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Cabe destacar que la Segunda Sala consideró oportuno indicar cómo ha sido en
tendido el derecho a la salud por parte de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos en el caso Ximenes Lopes vs. Brasil. También consideró lo previsto en
los artículos 10 del Protocolo de San Salvador y 12 del Pacto Internacional de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales, e hizo suyos los criterios de dispo
nibilidad, accesibilidad, aceptabilidad y calidad del derecho a la salud de acuerdo
con la Observación General No. 14 del Comité DESC.
72
Cf, Idem, p. 60.
Los DESCA en la Corte Interamericana y su trascendencia para el poder judicial mexicano 297
En este sentido, las quejosas afirmaron que los actos reclamados transgreden el
derecho humano a un medio ambiente adecuado previsto en el párrafo quinto del
artículo 4° constitucional, al causar un daño irreversible al ecosistema de hume
dales, manglares y especies terrestres y acuáticas, en perjuicio de los habitantes
de la Ciudad de Tampico.74
La Primera Sala consideró que este asunto revestía especial trascendencia debido
a que, entre otras cuestiones, permitiría precisar “[c]uál es el contenido y alcance
del derecho humano a un medio ambiente sano —entendido como un verdade
ro derecho fundamental, justiciable y exigible— incluyendo aquellos aspectos
de la vida de las personas sobre los cuales se proyecta y los supuestos en los cua
les puede estimarse una vulneración al mismo”.75
73
SCJN, Primera Sala, Amparo en revisión 307/2016, p. 4.
74
Idem, párr. 4.
75
Idem, párr. 3.
76
Idem, párr. 70.
77
Idem, párrs. 71-79.
298 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
En cuanto al principio in dubio pro natura, la Sala entiende que este se encuentra
ligado al principio de prevención y precaución.79 Así, ante la duda sobre la cer
teza o exactitud científica de los riesgos ambientales, se debe resolver a favor de
la naturaleza. Esto es, si en un proceso existe una colisión entre el medio ambien
te y otros intereses, y los daños o los riesgos no pueden dilucidarse por falta de
información, deberán tomarse todas las medidas necesarias a favor del medio
ambiente. Así, en cualquier conflicto ambiental debe prevalecer, siempre, aquella
interpretación que favorezca la conservación del medio ambiente.80
78
Cf., Corte IDH. Medio ambiente y derechos, op. cit., párrs. 175-180 y 226-232.
79
Al respecto, V. las diferencias conceptuales de estos dos principios que rigen en materia ambiental en
el marco de la CADH. Ibidem, párrs. 134-140 175-180.
80
SCJN, Primera Sala, Amparo en revisión 307/2016, párrs. 105 y 107.
81
Ibidem.
Los DESCA en la Corte Interamericana y su trascendencia para el poder judicial mexicano 299
82
Idem, párr.120.
83
V., las tesis CCXC/2018: “INTERÉS LEGÍTIMO PARA PROMOVER UN JUICIO DE AMPARO EN MA
TERIA AMBIENTAL. OBLIGACIÓN DE LOS JUZGADORES EN SU ANÁLISIS” (GSJF, libro 61, diciembre
de 2018, tomo I, p. 335); y CCLXXXIX/2018: “INTERÉS LEGÍTIMO PARA PROMOVER UN JUICIO
DE AMPARO EN MATERIA AMBIENTAL” (GSJF, LIBRO 61, diciembre de 2018, tomo 1, p. 309).
84
Idem, párr. 149.
85
Según la Primera Sala: “130. Los servicios ambientales se definen y miden a través de pruebas cientí
ficas y técnicas que, como todas en su ámbito, no son exactas ni unívocas; lo anterior implica que no
es posible definir el impacto de un servicio ambiental en términos generales, o a través de una misma
unidad de medición, es más, algunos servicios ambientales se deberán definir a través de pruebas cien
tíficas improbables”. SCJN, Primera Sala, Amparo en revisión 307/2016.
86
Idem, “168. El concepto del entorno adyacente como uno de los criterios para definir la legitimación
activa en el juicio de amparo ambiental, resulta acorde con el principio de participación ciudadana, en
tanto los principales interesados, y obligados, a defender un determinado ecosistema, son sus benefi
ciarios, es decir, aquellos que habitan o utilizan su zona de influencia”.
87
Idem, 165. Las áreas de influencia se refieren a las zonas o espacios geográficos en los que impactan los
servicios ambientales que prestan los ecosistemas y que benefician a los seres humanos y al propio medio
ambiente. Con otras palabras, son las áreas en las cuales las funciones de un ecosistema, entendidas como los
procesos biofísicos que ahí se generan, impactan en beneficio de los seres humanos y del medio ambiente.
88
Idem, párr. 170.
300 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
89
Idem, “253. Es decir, a la luz del principio de precaución, el Estado mexicano ha determinado que
cualquier actividad que se realice en zonas de humedales exige una protección especial, precisamente,
por constituir, prima facie, un riesgo para el medio ambiente, dado que a estos ecosistemas se les reco
noce un valor muy particular como reguladores de los regímenes hidrológicos, así como hábitat de
diversas especies de flora y fauna; en particular, la normativa mexicana ha decretado que el mangle
blanco, negro y rojo son especies amenazadas”.
90
Idem, 254. “[…] de conformidad con el principio de no regresión, en relación con los humedales, el
Estado mexicano, en términos de la normativa nacional e internacional, ha trazado ya una línea de
protección tendente a conservar este ecosistema, de manera que cualquier decisión que implique dis
minuir este nivel de protección ya alcanzado debe estar debidamente justificada”.
91
Idem, párrs. 255 y 257.
92
Idem, párr. 260.
93
En el amparo en revisión 610/2019, la Segunda Sala de la SCJN consideró que en materia ambiental
aun cuando los efectos de un amparo contra leyes benefician al quejoso, conceptualizar los efectos de
esa manera en realidad no respondería a la naturaleza del derecho en cuestión. Por lo que en este tipo
Los DESCA en la Corte Interamericana y su trascendencia para el poder judicial mexicano 301
tiene una especial configuración” por lo que se exige “la flexibilización de los distin
tos principios del juicio de amparo a efecto de hacerlo un medio eficaz para su
protección, directriz que impacta también en materia de efectos” encaminada a
una reparación integral del derecho.94
La Sala observó que “uno de los principales problemas que enfrenta el juicio de
amparo en materia ambiental es la tensión que naturalmente se genera entre el
otorgamiento de la protección constitucional en materia ambiental y el principio
de relatividad de las sentencias”.95 Para solventar esta tensión la Sala recordó que
“a partir de dos mil once, nuestro juicio de amparo se transformó inspirado fun
damentalmente en la necesidad de garantizar de manera efectiva el reconocimiento
y la protección de los derechos humanos, la cual ha conducido a “[…]la necesi
dad de reinterpretar el principio de relatividad de las sentencias de amparo, pues
to que mantener su interpretación tradicional frustra la finalidad sustantiva del
juicio de amparo: la protección de todos los derechos fundamentales”.96
En este sentido, en la sentencia se indicó que uno de los cambios más importan
tes fue la introducción del interés legítimo para poder acudir al juicio de ampa
ro, modificación que implicó la ampliación del espectro de protección de estos
derechos, ante la posibilidad de someter a jurisdicción otro tipo de intereses que
anteriormente no estaban tutelados, como los colectivos o difusos,97 dentro los
cuales se ubica el derecho humano al medio ambiente. Así, la especial configura
ción del derecho humano al medio ambiente, “obliga a reinterpretar el principio
de relatividad de las sentencias con el objeto de dotarlo de un contenido que
permita su tutela efectiva a partir del reconocimiento de su naturaleza colectiva
de casos, el principio de la relatividad de las sentencias podría modularse ante un interés legítimo de
naturaleza colectiva. En este amparo se acude a la tesis LXXXIV/2018: “SENTENCIAS DE AMPARO.
EL PRINCIPIO DE RELATIVIDAD ADMITE MODULACIONES CUANDO SE ACUDE AL JUICIO CON
UN INTERÉS LEGÍTIMO DE NATURALEZA COLECTIVA” (SJFG, septiembre de 2018, libro 58, tomo I,
pág. 1217).
94
Idem, párr. 267. Véase la tesis CCXCIV/2018: “RELATIVIDAD DE LAS SENTENCIAS EN EL JUICIO
DE AMPARO EN MATERIA AMBIENTAL” (GSJF, diciembre de 2018, libro 61, tomo 1, p. 390).
95
Idem, párr. 268.
96
Idem, párr. 269.
97
Cf., Ferrer, Juicio de amparo e interés legítimo: la tutela de los derechos difusos y colectivos.
302 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
y difusa. Esto porque si tanto el derecho al medio ambiente sano, como el principio
de relatividad de las sentencias están expresamente reconocidos en la Constitu
ción Federal, resulta que su interacción debe ser armónica, es decir, la relatividad
de las sentencias no puede constituir un obstáculo para la salvaguarda efectiva del
medio ambiente”.98
Los efectos del amparo son de especial relevancia. Si se analizan desde la teo
ría de las reparaciones, la Primera Sala dicta medidas de restitución del dere
cho no solo en la esfera de las quejosas sino del beneficio de la comunidad
—por la propia naturaleza del derecho— indicando que “las autoridades res
ponsables [deberán] [r]ecuper[ar] el ecosistema y sus servicios ambientales
del área en que se desarrolla el Proyecto denominado “Parque Temático Eco
lógico Laguna del Carpintero”.99 Además, de manera excepcional, vincula
a diversas instituciones para ejecutar dicha medida imponiéndoles plazos y
objetivos.100
98
SCJN. Segunda Sala, Amparo en revisión 610/2019, op. cit., párrs. 270 y 271.
99
Idem, párr. 272 inciso b).
100
Idem, párrs. 276 y 278.
101
Idem, párrs. 282 y 283.
Los DESCA en la Corte Interamericana y su trascendencia para el poder judicial mexicano 303
En primer lugar, la Segunda Sala, retomando lo indicado por el Comité de los De
rechos de las Personas con Discapacidad, indicó que los déficits en la capacidad
mental, ya sean supuestos o reales, no deben utilizarse como justificación para
negar los derechos de las personas, además de que el derecho a la educación in
clusiva es aplicable a todas las personas con discapacidad. En este sentido, la Sala
consideró que “el modelo de la educación inclusiva surge como respuesta a las
limitaciones de la educación tradicional, calificada como utilitarista y segregadora,
así como a las insuficiencias resultantes de la educación especial y de las políticas de
integración de estudiantes con necesidades especiales dentro del sistema regular
de educación”.103 Además, se afirmó que la educación inclusiva se basa en el prin
cipio de que
siempre que sea posible todos los niños deben estudiar juntos, sin establecer ningún
tipo de diferencias”, ya que todo niño tiene características, intereses, capacidades
102
SCJN, Segunda Sala, Amparo directo 31/2018, pp. 4 y 5.
103
Idem, p. 36.
304 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
En este sentido, no pasó inadvertido para la SCJN que el centro escolar tenía cono
cimiento de que el menor había sido diagnosticado con tal padecimiento, lo cual
suponía el deber de que adoptara “medidas razonables” tendientes a lograr la in
clusión del alumno con discapacidad en el sistema escolar, y no a proceder a su
exclusión total del servicio educativo.106
La Segunda Sala estimó que la postura del colegio resultaba flagrantemente viola
toria del derecho a la educación inclusiva, pues los alumnos con necesidades
educativas especiales deben tener acceso al sistema de educación general y en
contrar acomodo en él mediante una pedagogía centrada en el niño. Esto es, fue
discriminatoria la exclusión del alumno con discapacidad del sistema educativo
al que se encontraba integrado, ya que era obligación de la propia institución
educativa brindar una educación que atendiera las necesidades especiales del edu
cando con discapacidad, mediante los ajustes razonables.107
104
Idem.
105
Idem, p. 46.
106
Idem, p. 27.
107
La Segunda Sala precisó que entre los elementos fundamentales que guían la aplicación de la
obligación de realizar ajustes razonables, figuran los siguientes: 1.-Detectar y eliminar los obstáculos
que repercuten en el goce de los derechos humanos de las personas con discapacidad, mediante el
diálogo con la persona con discapacidad de que se trate; 2.-Evaluar si es factible realizar un ajuste
(jurídicamente o en la práctica); 3.- Evaluar si el ajuste es pertinente (es decir, necesario y adecuado) o
Los DESCA en la Corte Interamericana y su trascendencia para el poder judicial mexicano 305
eficaz para garantizar el ejercicio del derecho en cuestión; 4.- Evaluar si la modificación impone una
carga desproporcionada o indebida; para ello hay que evaluar la proporcionalidad que existe entre los
medios empleados y la finalidad, que es el disfrute del derecho en cuestión; 5.- Velar por que el ajuste
razonable sea adecuado para lograr promover la igualdad y eliminar la discriminación contra las perso
nas con discapacidad. Se requiere un enfoque caso por caso. Entre los factores a tener en cuenta están:
los costos financieros, los recursos disponibles, los efectos de la modificación, las ventajas para terceros, los
efectos negativos para otros y los requisitos razonables de salud y seguridad; 6.- Garantizar que los cos
tos no recaigan sobre las personas con discapacidad en general; y 7.- Velar por que la carga de la prueba
recaiga sobre el garante de los derechos que sostenga que la carga sería desproporcionada o indebida.
SCJN, Segunda Sala, Amparo directo 31/2018, pp. 54 a 56.
108
Idem, p. 1.
109
La referida medida de no repetición ha sido la más recurrida por parte de la Corte IDH en sus deci
siones. Esta medida en cuanto al componente de capacitación no tiene un contenido especifico, ya que
dependerá del caso concreto lo que se dicta como contenido de la capacitación.
110
Al respecto la quejosa manifestó: “1. La suscrita ingresé a prestar mis servicios en fecha 11 de enero de
1959, al ser contratada por la demandada […]; como patrona, y posteriormente al crecer sus hijas a últi
mas fechas también como patrona a la demandada […], quienes me contrataron con la categoría de
doméstica, y con un salario último de […], semanales”. SCJN, Segunda Sala, Amparo Directo 9/2018, p. 5.
306 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
La quejosa manifestó que fue contratada para laborar al servicio de las demandadas,
en donde tenía la obligación de cubrir un turno continuo, siendo el caso que, al
realizar funciones de doméstica, esto es, realizar las labores de limpieza, lavado,
planchado, comidas, lavar ropa, platos y áreas comunes de edificios, y para poder
cumplir con ello, laboraba de las 8:00 a.m. a las 17:00 horas de lunes a sábado
de cada semana y sin horas de comidas ni descanso.112
en términos del numeral 338, fracción II, de la Ley Federal del Trabajo, es obliga
ción del patrón proporcionar a los trabajadores domésticos, en caso de enferme
dad que no sea de trabajo y no sea crónica, asistencia médica en tanto se logra su
curación; lo que descarta que la parte patronal esté obligada a efectuar la inscrip
ción de tales trabajadores al Instituto Mexicano del Seguro Social; lo que también
está apoyado en el artículo 13, fracción II, de la Ley del Seguro Social, que dispone
que voluntariamente podrán ser sujetos de aseguramiento al régimen obligatorio
los trabajadores domésticos; por lo que, el patrón no tiene la obligación de hacer
la inscripción ante el referido Instituto de dichos empleados”.
Por lo que,
absolvió a los Institutos Mexicano del Seguro Social “[…] del pago y cumplimien
to de todas las prestaciones reclamadas, dado que al ser [un organismo público
encargado] de prestar los servicios de seguridad social, no [tiene] el carácter de
patr[ón], máxime que no se les imputa hecho alguno y la obligación de inscribir
y efectuar las aportaciones corresponde a los empleadores.113
111
Idem, p. 4.
112
Idem, p. 5.
113
Idem, pp. 6 y 7.
Los DESCA en la Corte Interamericana y su trascendencia para el poder judicial mexicano 307
En este sentido, y en cuanto al fondo del asunto, la Segunda Sala estaba llamada
a resolver si el hecho de que los patrones carezcan de la obligación jurídica de
inscribir a los trabajadores domésticos ante el Instituto Mexicano del Seguro
Social, constituye un trato discriminatorio proscrito por el artículo 1 constitucio
nal, así como una violación al derecho humano a la seguridad social tutelado por
el artículo 123, Apartado A, de la Constitución Federal.114
Previo a resolver el fondo, la Segunda Sala notó que debía de analizar integral
mente la regulación que atañe a la seguridad social de las trabajadoras y los tra
bajadores domésticos con el fin de determinar si la exclusión que se reclamaba
era o no contraria al derecho a la seguridad social en igualdad de condiciones.
Así señaló que,
Por ello, la Segunda Sala consideró que analizaría no sólo las disposiciones rela
tivas a la Ley Federal del Trabajo que dieron origen al juicio, sino que además era
necesario incorporar el análisis constitucional del artículo 13 de Fracción II, de
la Ley del Seguro Social,116 ya que era la norma jurídica que establece y funda
menta la exclusión del trabajo doméstico del régimen obligatorio de seguridad
social.
En cuanto al fondo, la Segunda Sala especificó que lo que hace a la aplicación del
principio de igualdad en el caso específico del derecho humano a la seguridad
social, debe tenerse en cuenta que debe garantizarse sin discriminación. Así, la
114
Idem, p. 8.
115
Idem, p. 10.
116
Idem, p. 11.
308 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
La Segunda Sala consideró que es inconstitucional que los patrones no estén obli
gados a inscribir a las empleadas domésticas ante el Instituto Mexicano del Segu
ro Social —IMSS—. Ello, ya que no existía ninguna razón constitucionalmente
válida ni razonable por la cual la Ley del IMSS pueda excluir a las trabajadoras
domésticas del llamado “régimen obligatorio” de seguridad social, lo cual signi
fica que existe una discriminación legal contra esas trabajadoras.120
117
Idem, p. 15.
118
Idem, p. 23.
119
Idem, pp. 32, 33 y 34. V., la tesis XXXI/2019: “TRABAJO DEL HOGAR. EL ARTÍCULO 13, FRAC
CIÓN II, DE LA LEY DEL SEGURO SOCIAL, CONTIENE UNA FORMA DE DISCRIMINACIÓN INDI
RECTA POR CUESTIÓN DE GÉNERO” (GSJF, libro 66, mayo de 2019, tomo II, p. 1543).
120
Idem, p. 34.
121
Idem, pp. 23 y 38.
Los DESCA en la Corte Interamericana y su trascendencia para el poder judicial mexicano 309
122
Idem, p. 36.
123
Idem, p. 46.
124
Ibidem.
125
Idem, p. 47.
310 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
En ese sentido, en tanto que el único acto reclamado lo puede ser el laudo defini
tivo impugnado y, consecuentemente, sólo tiene carácter de autoridad responsable
la Junta que dictó esa sentencia, la autoridad administrativa debe apreciar obje
tivamente la violación al derecho humano a la seguridad social en igualdad de
condiciones, así como las razones que lo sustentan y, con base en ello, valorar en
su propia dimensión el problema jurídico advertido respecto a la indebida cober
tura de seguridad social de las trabajadoras domésticas, determinando, acorde
con sus capacidades técnicas, operativas y presupuestales, las medidas y políticas
públicas concretas que se pueden o deben emprender para solventar, en plazo
prudente, la discriminación de la cual son víctimas las trabajadoras del hogar,
respecto al goce de su derecho humano a la seguridad social.
126
Se indicó que estas directrices deberían estar enfocadas en “El régimen especial de seguridad social
debe contar con condiciones no menos favorables que las establecidas para los demás trabajadores.
Esto es, deben proporcionarse los seguros de: (I) riesgos de trabajo; (II) enfermedades; (III) maternidad;
(IV) guarderías y prestaciones sociales (V) invalidez y vida; y (VI) retiro, cesantía en edad avanzada
y vejez. El régimen social propuesto debe tomar en cuenta las particularidades del trabajo doméstico.
Es decir, como lo ha determinado esta Corte Constitucional, las especificidades de la labor doméstica
implican que tales trabajadoras sean consideradas como un “grupo de difícil cobertura”. Idem, pp. 48
a 51.
127
Idem, p. 51.
Los DESCA en la Corte Interamericana y su trascendencia para el poder judicial mexicano 311
128
SCJN, Primera Sala, Amparo en Revisión 635/2019, p. 4.
312 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
129
Idem, párr. 118.
130
Idem, párrs. 108 y109.
131
Idem, párrs. 126 y 127.
Los DESCA en la Corte Interamericana y su trascendencia para el poder judicial mexicano 313
En cuanto a los efectos, la Primera Sala expresó que el INEGI deberá i) generar,
obtener, analizar y difundir información estadística de vivienda, en lo relativo a
los asentamientos humanos informales, en lo concerniente a la detentación legal de
la vivienda y su ubicación en zonas geográfica y ambientalmente peligrosas, tomando
como referencia, entre otros, lo descrito en la […] Declaración de Pretoria de la
reunión temática de Hábitat III,133 sobre asentamientos informales. Además, ii) con
forme a su ámbito de atribuciones, capte, procese y publique la información
estadística requerida y permita su comparabilidad, y iii) de no contar con la
aludida información estadística sobre asentamientos humanos informales des
crita en el punto 1, recabe la necesaria en el censo nacional de población y vi
vienda más próximo.134
Cabe destacar que la Primera Sala recurrió a la distinción que hace la Observa
ción General Núm. 3 del Comité DESC sobre obligaciones de carácter inmediato
y obligaciones de carácter progresivo. Igualmente, se apoyó en la Observación
General Núm. 4 del mismo Comité sobre derecho a la vivienda.
132
Idem, párrs. 130 y 131.
133
“125. En la sentencia se indicó: En ese sentido, derivado del derecho a una vivienda digna, cobra
relevancia lo relativo a los asentamientos humanos informales (cuya falta de información estadística se
duele la quejosa) que ha sido definidos por la Organización de Naciones Unidas encargada de asuntos
de vivienda (en la Declaración de Pretoria de la reunión temática de Hábitat III, sobre asentamientos infor-
males, que se celebró el siete y ocho de abril de dos mil dieciséis), como áreas residenciales en las cuales:
i. Los habitantes no ostentan derecho de tenencia sobre las tierras o viviendas en las que habitan, bajo
las modalidades que van desde la ocupación ilegal de una vivienda hasta el alquiler informal; ii. Los
barrios suelen carecer de servicios básicos e infraestructura urbana y iii. Las viviendas podrían no cumplir
con las regulaciones edilicias y de planificación y suelen estar ubicadas geográfica y ambientalmente en
áreas peligrosas”. SCJN, Primera Sala, Amparo en Revisión 635/2019.
134
Idem, párr. 138. Véase la tesis V/2021: “DERECHO A UNA VIVIENDA DIGNA. SU DEBIDA OBSER
VANCIA IMPLICA LA OBLIGACIÓN DEL INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICA Y GEOGRAFÍA
(INEGI) DE EMITIR INFORMACIÓN ESTADÍSTICA EN FORMA DESAGREGADA O SEGMENTADA,
RELATIVA A LOS ASENTAMIENTOS HUMANOS IRREGULARES O INFORMALES” (GSJF, libro 84,
marzo de 2021, tomo II, p. 1221).
314 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Las nociones tradicionales sobre el carácter programático de los DESCA han sido
progresivamente superadas desde hace tiempo por un sector especializado de la
doctrina135 y de manera progresiva por las altas cortes nacionales y en el ámbito
de la justicia interamericana.136 La problemática hoy no se centra en la justiciabi
lidad de los derechos sociales.137 Los problemas subyacen, a mi juicio, en otros
aspectos o rubros en los que el derecho internacional ya ha tenido la oportuni
dad de adelantarse y pronunciarse.138
En este sentido, considero que al menos tres son los desafíos en materia de dere
chos sociales que se presentan en el escenario mexicano, a saber: a) la excepcio
135
Cf., la clásica obra de Abramovich y Courtis, Los derechos sociales como derechos exigibles. Asimismo,
V., entre otros, Rossi y Abramovich, “La tutela de los derechos económicos, sociales y culturales en el
artículo 26 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos”, en Derecho Internacional de los
Derechos Humanos, pp. 457-480.
136
Cf., Langford, et al., La lucha por los derechos sociales. Los fallos judiciales y la disputa política por su
cumplimiento.
137
Pareciera claro que “los distintos argumentos que se han sostenido para señalar que no son derechos
y consecuentemente no pueden ser justiciables están superados con el nuevo artículo 1º constitucio
nal”, Silva, “Presentación” a Cervantes Alcayde, Magdalena, Emanuelli, et al., ¿Hay justicia para los dere-
chos económicos, sociales y culturales? Debate abierto a propósito de la reforma constitucional en materia de
derechos humanos, p. X.
138
V., Langford, et al., op. cit.
Los DESCA en la Corte Interamericana y su trascendencia para el poder judicial mexicano 315
nalidad de las medidas que beneficien a otras personas, más allá de la parte
quejosa, b) la formulación de las órdenes dadas en casos en los que dictan medi
das de beneficio colectivo y c) el cumplimiento de las decisiones en derechos
sociales.
139
SCJN, Primera Sala, A.R. 1359/2015, 15 de noviembre de 2017.
140
Por ejemplo, la Corte Constitucional de Colombia tiene salas de seguimiento en los cuales periódi
camente dicta “autos de seguimiento” sobre sentencias que han contemplado medidas generales de
violaciones de derechos sociales. Las referidas sentencias son T-025 de 2004 (sobre desplazamiento
forzado interno) y T-760 de 2008 (sobre problemas institucionales del sector salud).
316 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
141
ONU. Comité DESC, Observaciones finales sobre a los informes periódicos quinto y sexto combina
dos de México, párr. 5.
142
Cf., Corte IDH. Garantías judiciales en estados de emergencia. OC-9/87 de 6 de octubre de 1987.
Serie A Núm. 9, párr. 24, y Caso Cuscul Pivaral y otros vs. Guatemala, op. cit., párr. 169.
143
Cf., idem. Caso Baena Ricardo y otros vs. Panamá, párr. 73, y Caso Colindres Schonenberg vs. El Salvador,
párr. 101.
144
Cf., Caso Mejía Idrovo vs. Ecuador, párr. 105, y Caso Comunidad Garífuna de Punta Piedra y sus miem-
bros vs. Honduras, párr. 244.
Los DESCA en la Corte Interamericana y su trascendencia para el poder judicial mexicano 317
Bibliografía
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paro. A 160 años de la primera sentencia, UNAM, tomo 1, México.
145
V., entre otros, SCJN, Primera Sala, Amparo en revisión 1359/2015, 15 de noviembre de 2017, y
Amparo en revisión 307/2016, 14 de noviembre de 2018.
146
V., Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Panorama Social de América Lati-
na, 2020, Santiago de Chile, marzo de 2021. En este informe se advierten los impactos sociales de la
pandemia, especialmente en lo relativo a la pobreza y la desigualdad.
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manos, (2011), UN Doc. A/HRC/17/31, 16 de junio de 2011.
I. Introducción
1
Además de los partidos tradicionales, la Asamblea Constituyente fue compuesta por miembros de
minorías políticas, religiosas, sociales, pueblos indígenas, comunidades afrodescendientes, movimien
tos estudiantiles y miembros de guerrillas desmovilizadas.
2
Noguera, ¿Independencia o Control? Los derechos sociales y los esfuerzos del ejecutivo por el control de la
Corte Constitucional en Colombia, pp. 129-161.
329
330 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
En buena parte por la falta de compromiso del legislativo y del ejecutivo para
actuar decididamente en la realización de los DESC, desde el momento de su crea
ción, la Corte Constitucional abrió la puerta a la adjudicación de este tipo de dere
chos a través de la acción de tutela. De hecho, al día de hoy, después del derecho
de petición, el mayor número de decisiones en materia de tutela corresponde a
casos en los que están en juego los DESC.4 Como en otro lado he señalado, la
adjudicación de DESC en Colombia está hoy tan interiorizada en su “ADN cons
titucional” que hoy pocos cuestionan si estos derechos son o no justiciables, o si
los jueces deben intervenir o no en su adjudicación. Las discusiones actuales
están más bien encaminadas a debatir cuál debe ser la mejor forma de la inter
vención judicial.5
3
En Colombia hay dos tipos principales de acciones constitucionales: la acción pública de inconstitu
cionalidad y la acción de tutela. La primera habilita a cualquier ciudadano a demandar una norma con
fuerza de ley por estar en contra de la Constitución. Por su parte, la tutela, similar al amparo de otras
jurisdicciones, es un mecanismo de protección de derechos fundamentales que puede interponer un
ciudadano cuando estima que sus derechos fundamentales son violados o amenazados por la acción o
la omisión de una autoridad pública, o de un particular que cumpla funciones públicas o frente al cual la
persona está en una situación de subordinación o indefensión. Es una acción informal que debe ser
decidida por un juez en el término de 10 días.
4
Corte Constitucional de Colombia. Estadísticas. Disponible en: https://www.corteconstitucional.gov.
co/lacorte/estadisticas.php.
5
Ángel Cabo, “The Constitution and the City: Reflections on Judicial Experimentalism Through an
Urban Lens” en European Yearbook of Constitutional Law 2020, pp.157-84.
6
La Corte Constitucional también aborda la garantía de los DESC a través del examen de acciones pú
blicas de inconstitucionalidad. Dado que la mayor actividad sobre los DESC ha sido a través de la tutela
me concentro en los fallos relacionados con esta acción judicial.
Treinta años de adjudicación de derechos sociales, económicos y culturales en Colombia 331
que se han dado con ocasión de ella. Varias de las sentencias que se mencionan en
este escrito han sido objeto de diversos análisis e intensas discusiones académicas
que apenas quedan esbozadas en este escrito. Espero, sin embargo, que la des
cripción que aquí se presenta provoque al lector para hacerse partícipe de esos
debates y discusiones.
Para estos efectos el escrito se divide en tres partes. La primera sitúa brevemente
la discusión en el contexto de las llamadas constituciones transformadoras7 y
resalta algunos aspectos generales a tener en cuenta en el recorrido jurispruden
cial. La segunda describe la jurisprudencia de la Corte Constitucional sobre DESC,
expuesta en cuatro momentos que espero ilustren los cambios en las dinámicas y
aproximaciones del alto tribunal y en la respuesta que este les ha dado a las tra
dicionales controversias alrededor de la adjudicación de los DESC. Aunque es
complejo distinguir la jurisprudencia en momentos, pues los grandes debates y
las diferentes tendencias no han cambiado de forma nítida de un tiempo a otro,
ofrezco una división —un poco arbitraria— que considera fundamentalmente
los cambios en la composición de la Corte. Si bien este criterio no es el único
factor que ha incidido en la evolución de la jurisprudencia en materia de DESC
en Colombia, la llegada de nuevos magistrados y magistradas en diferentes perío
dos permite identificar ciertos virajes en la aproximación judicial. En esta parte
dedicaré una sección más larga a la primera Corte, por ser la fundacional, pero es
pero también capturar lo más significativo de los siguientes períodos.
7
Klare, “Legal Culture and Transformative Constitutionalism”, en South African Journal on Human
Rights, pp. 146-188.
332 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
cierto es que una Corte difícilmente podrá, por sí sola, lograr que se supere un
contexto de profundas desigualdades, escasez y debilidad institucional, como el
que caracteriza a Colombia. Esto, como desarrollaré al final de este escrito, no
significa desechar la intervención judicial, sino que, por el contrario, implica pen
sar cómo activar —incluso a través de los jueces— a las demás instituciones del
poder público para que cumplan sus obligaciones —de hecho, primordiales—
en la garantía de los DESC.
No sobra advertir que en un escrito corto es imposible dar cuenta de todas las
decisiones de la Corte o de todos los debates y discusiones académicas que se
han dado en Colombia a lo largo de tres décadas.8 Aquí simplemente incluyo
algunas de las sentencias más relevantes que ayudan a ilustrar las aproximacio
nes del juez en cada período y que sugieren innovaciones, tendencias y cambios
de jurisprudencia. Sobre las primeras dos décadas existe ya una amplia literatura
que recoge las sentencias más relevantes.9 Apelo a ella —y a mi propia experien
cia de trabajo en la Corte Constitucional—, para realizar la descripción de los
primeros períodos. No obstante, en términos descriptivos, en este artículo hago
un aporte adicional, pues incluyo un relato de lo que ha sido la adjudicación de
DESC en Colombia en la última década —que no ha sido documentada aún
de manera comprensiva—. Además de una lectura de decisiones relevantes, dicho
8
Este escrito se limita a hacer un recorrido por la jurisprudencia de la Corte colombiana, sin entrar en
el análisis o discusión de la jurisprudencia. Sin embargo, no sobra advertir que varias de las decisiones
aquí descritas han sido objeto de una amplia discusión académica. Así mismo, es importante hacer
notar que el artículo deja por fuera varios cuerpos de sentencias que se relacionan con los DESC y que
ameritarían un escrito propio. Esto es, sentencias relacionadas con derechos laborales, con el medio am
biente, con los derechos de los grupos étnicos y, salvo una decisión, con las víctimas del conflicto armado.
Así mismo, se dejan por fuera las recientes decisiones de la Corte sobre salud pública y COVID-19.
9
V., Noguera, op. cit. p. 3; Botero, La acción de tutela en el ordenamiento constitucional colombiano, pp. 1-206;
Saffon, y García-Villegas, “Derechos sociales y activismo judicial. La dimensión fáctica del activismo
judicial en derechos sociales en Colombia”, en Revista Estudios Socio-Jurídicos, pp. 75-107; Landau, “The
Reality of Social Rights Enforcement”, en Harvard International Law Journal, pp. 189-247; Yamin, y
Parra-Vera, “Judicial protection of the right to health in Colombia: From social demands to individual
claims to public debates”, en Hastings International and Comparative Law Review, pp. 431-460; Rueda,
“Legal Language and Social Change during Colombia´s Economic Crisis”, en Cultures of Legality:
Judicialization and Political Activism in Latin America, pp. 25-50; Uprimny, “Should Courts enforce social
rights? The Experience of the Colombian Constitutional Court”, en Justiciability of Economic and Social Rights:
Experiences from Domestic Systems, pp. 355-388; Angel Cabo, y Lovera-Parmo, “Latin American Social
Constitutionalism: From Courts to Popular Participation”, en Social and Economic Rights in Theory and
Practice: Critical Inquiries.
Treinta años de adjudicación de derechos sociales, económicos y culturales en Colombia 333
El concepto acuñado por Klare ayudó a darle nombre, no solo en Sudáfrica sino
también en otros países, a una apuesta constitucional que, si bien no implica una
revolución, busca propiciar en un cambio profundo en el statu quo.11 Un cambio
que en lo fundamental tiene como norte la garantía de los derechos, incluyendo
la de los DESC. En esta apuesta los derechos no son meras aspiraciones o simples
guías para el desarrollo de políticas públicas, sino verdaderos derechos que con
llevan para el Estado deberes de respecto, protección y realización, y para la
ciudadanía un espacio para poderlos reivindicar y exigir.
10
Estas entrevistas se realizaron con Alejandro Linares, Gloria Ortiz, Clara Elena Reales, Aquiles Arrieta,
Hernán Correa, Juan Jacobo Calderón, Juan Sebastián Ceballos y Juanita Durán, a quienes agradezco su
tiempo y disposición para responder a mis preguntas.
11
Cf., Sachs, Comunicación personal, passim.
12
Klare, op. cit., V. n. 7, pp. 147.
334 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
13
Cf., Yamin y Parra-Vera, op. cit., p. 10.
14
Arango, “Basic Social Rights, Constitutional Justice, and Democracy”, en Ratio Juris, pp. 141-54, ci
tando a Michelman.
15
Ibidem.
Treinta años de adjudicación de derechos sociales, económicos y culturales en Colombia 335
16
V. Supra, nota 3. Para la revisión de tutelas, los nueve magistrados y magistradas se dividen en salas
de tutelas, compuestas cada una por tres miembros. En ocasiones, con el objeto de unificar la juris
prudencia o por la trascendencia del tema, las tutelas son decididas por la Sala Plena de la Corte.
17
Cepeda-Espinosa, “Judicial Activism in a Violent Context: The Origin, Role, and Impact of the Colombian
Constitutional Court”, en Washington University Global Studies Law Review, pp. 529-700; Uprimny, op.
cit., V. n. 9.
18
Lamprea, Derechos en la práctica. Jueces, litigantes y operadores de políticas públicas de salud en Colombia,
pp. 5-6.
19
Uprimny, op. cit., V. n. 9; Noguera, op. cit., 3.
336 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Por otro lado, y quizá por el entusiasmo del momento constitucional, o porque
aún no se vislumbraba el poder que tendría el tribunal constitucional, la primera
Corte21 fue compuesta por personas de tendencia progresista, algunas vinculadas
a la academia, y sin mayores vínculos políticos.22 Esos jueces defendían una vi
sión de derecho antiformalista, en línea con lo que en su momento se denominó
el “nuevo derecho” o “nuevo constitucionalismo”, el cual pone énfasis en la garantía
de los derechos humanos como el centro de la legitimidad democrática. Si bien
con el paso del tiempo se han elegido jueces más conservadores, esa visión pro
gresista aún tiene cabida en el desarrollo jurisprudencial.
Un segundo punto que vale la pena resaltar desde aquí es que a lo largo de treinta
años la jurisprudencia constitucional colombiana ha sido muy variada, lo cual
contradice la caracterización de algunos autores que hablan de un “modelo co
lombiano” de adjudicación de DESC —sobre todo refiriéndose a decisiones es
tructurales—.23 La jurisprudencia en DESC está compuesta por innumerables
decisiones de diverso alcance. Algunas sentencias exhiben un gran activismo de
la Corte, otras no.24 En algunas, los jueces constitucionales han adoptado reme
dios fuertes, en otras suaves o moderados.25 Hay casos estructurales en los que la
20
V., Congreso de la República de Colombia, proyectos 02/99 Senado; 209/05 Cámara – 01/05 Senado;
13/05 Cámara; 15/06 Cámara. Lo único que podría aducirse como excepción es la reforma constitucio
nal sobre sostenibilidad fiscal, que se comenta en la sección III, numeral 5 de este escrito.
21
Cuando hablo de la primera Corte me refiero tanto a los magistrados que ejercieron el cargo en provi
sionalidad por un año, como a los primeros jueces que fueron elegidos en propiedad por el Congreso.
22
Lamprea, op. cit., V. n. 9.
23
V., Landau, “The Colombian Model of Structural Socio-Economic Rights Remedies: Lessons from and
for Comparative Experience”, en Constitutionalism. Old Dilemmas, New Insights, pp. 258-274.
24
V., Saffon y García-Villegas, op. cit., V. n. 9.
25
Se entiende por “remedios fuertes” aquellos en donde la Corte indica con total precisión un determi
nado curso de actuación y se trata de órdenes perentorias. Los remedios suaves, por el contrario, tienden
a delinear objetivos generales y colocan la carga sobre la determinación de la actuación puntual en el
legislativo y agencias de gobierno. Por su parte, los remedios moderados dejan las decisiones de política en
manos de los poderes elegidos, pero marcan unos parámetros claros para medir el progreso. V., Tushnet,
Treinta años de adjudicación de derechos sociales, económicos y culturales en Colombia 337
Corte ha concebido una etapa de monitoreo, en muchos otros no. Algunos fallos
exhiben una aproximación principalmente deontológica, otros son caracteriza
dos por una visión consecuencialista de la adjudicación.26 Por ende, sería errado
intentar clasificar la jurisprudencia en categorías fijas o apelar a la ficción de un
modelo colombiano de adjudicación. A mi juicio, es más acertado caracterizar la
jurisprudencia colombiana en DESC como el resultado de un proceso de deci
sión en el que los fallos de una época recogen aprendizajes y discusiones de las
etapas anteriores. Incluso, si se requiere apelar a algún lente conceptual para
comprenderla en su conjunto, es útil recurrir al marco analítico avanzado por
Young de “derechos constitutivos”, en el que se resalta el carácter evolutivo de la
jurisprudencia y su relación no solo con prácticas interpretativas sino con prác
ticas sociales.27
El tercer punto por resaltar, que se relaciona con lo anterior concierne, precisa
mente, a lo que podríamos denominar como “la construcción social de la juris
prudencia”. Es importante enfatizar que el desarrollo jurisprudencial sobre DESC
en Colombia no es el producto de unos jueces aislados que expiden sentencias al
margen de las prácticas y discusiones sociales. Para entender el desarrollo de
esta jurisprudencia hay que advertir la importancia de los casos —a veces muy
Weak Courts, Strong Rights Judicial Review and Social Welfare Rights in Comparative Constitutional Law;
Rodríguez, “Beyond the courtroom: The impact of judicial activism on socioeconomic rights in Latin
America”, en Texas Law Review, pp.1669-1698; Dixon, “Creating Dialogue About Socioeconomic
Rights: Strong-Form Versus Weak-Form Judicial Review Revisited”, en International Journal of Constitu-
tional Law, pp. 391-418.
26
Sobre el concepto y discusiones de visiones consecuencialistas y dentológicas en el contexto colom
biano, V., Lamprea, “Derechos Fundamentales y Consecuencias Económicas”, en Revista de Economía
Institucional, pp. 77-103.
27
En términos de Young: “[P]ara dar sentido a la actualidad de los derechos económicos y sociales, es
necesario apartarse del estudio del derecho puramente formal, a pesar de lo arraigados y aceptados que
parecen estar muchos de sus términos. El marco de los derechos “constitutivos” es una construcción
que nos permite reconocer la importancia práctica de la ley, la razón y el hecho social para hacer reali
dad los derechos. Los artefactos legales, incluidas las constituciones, estatutos, tratados de derechos
humanos y decisiones judiciales, pretenden otorgar a los derechos económicos y sociales la autoridad
de la ley formal. La razón, al proporcionar los medios para responder a cuestiones de importancia social,
reciprocidad universal y viabilidad de la satisfacción de los intereses materiales fundamentales, es nece
saria para sustentar los argumentos de que tales intereses equivalen a derechos fundamentales. El hecho
de la aceptación y el consenso de quienes viven bajo la ley, y del reconocimiento de su vigencia, com
pleta el […] edificio analítico central”. Young, Constituting Economic and Social Rights, pp. 288-289.
338 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
28
Cepeda, Transcript: Social and Economic Rights and the Colombian Constitutional Court, p. 1701, dispo
nible en: https://www.corteidh.or.cr/tablas/r27172.pdf
29
Un buen recuento sobre las críticas a la adjudicación de DESC y las respuestas en favor de la misma
puede encontrarse en la contribución de Rodrigo Uprimny, en este mismo volumen.
Treinta años de adjudicación de derechos sociales, económicos y culturales en Colombia 339
En esta parte recojo tanto la Corte de transición, que duró tan solo un año, como la de los primeros
30
cional. Esto, a juicio de la Corte, debería ser observado en cada caso, atendiendo
a una interpretación sistemática y axiológica de la Constitución.31A partir de estas
premisas, la Corte Constitucional fue abriendo la compuerta para la adjudicación
de DESC a través de la acción de tutela. Y lo hizo por diferentes vías: i) dando un
alcance expansivo a la cláusula del Estado Social de Derecho32 y posicionando al
juez como su principal garante; ii) reconociendo el derecho al mínimo vital como
un derecho fundamental innominado y iii) desarrollando y aplicando la doctrina
de la conexidad. A continuación, se explica en detalle cada una de estas vías.
31
Botero, op. cit. V. n. 9.
32
El artículo 1 de la Constitución dispone que Colombia es un Estado Social de Derecho.
33
A la Corte le correspondió decidir una acción de tutela interpuesta por un ciudadano en contra del
gerente de las Empresa Públicas de Cartagena, por no haber concluido con la construcción de un alcan
tarillado para un barrio de dicha ciudad.
34
Corte Constitucional de Colombia, Sentencia T-406/92. Fundamento jurídico 2.1.A.1
35
Ibidem, fundamento jurídico 2.1.A.1
Treinta años de adjudicación de derechos sociales, económicos y culturales en Colombia 341
36
Ibidem, fundamento jurídico 2.1.D.12
37
Ibidem, fundamento Jurídico 3.B.19
38
Ibidem.
39
Ibidem.
342 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
40
Sobre las diferentes definiciones y desarrollos de la Corte sobre el mínimo vital V., Arango y Lemaitre,
Jurisprudencia constitucional sobre el derecho al mínimo vital.
41
Dice el artículo 94 de la Constitución: “La enunciación de los derechos y garantías contenidas en la
Constitución y en los convenios internacionales vigentes, no debe entenderse como negación de otros
que, siendo inherentes a la persona humana, no figuren expresamente en ellos”.
Treinta años de adjudicación de derechos sociales, económicos y culturales en Colombia 343
de los distintos tipos de casos.42 Estos trabajos ilustran que el derecho a mínimo
vital se le reconoció a diferentes actores —principalmente pensionados, mujeres
embarazadas, trabajadores y personas en situación de debilidad manifiesta—, en
una multiplicidad de casos, que incluyen varios sobre reconocimiento y pago
oportuno de pensiones de vejez, jubilación, invalidez o sustitución pensional,
mora en el pago de salarios, omisión en la prestación de atención de urgencias en
salud, omisión en el pago de licencia de maternidad y desprotección absoluta de
personas en situación de debilidad manifiesta.43
La tercera vía que abrió la puerta a la adjudicación de DESC por parte de la Corte
fue la llamada doctrina de la conexidad. Al igual que los anteriores criterios,
esta doctrina se formuló también en el primer año de la jurisprudencia. Inicial
mente fue un criterio usado en pocos casos, pero como se discutirá más adelante, con
la expansión de la tutela terminó siendo ampliamente utilizado y, con el tiempo,
también, objeto de no pocas controversias hasta su abandono varios años después
de formulada.
42
Botero, op. cit., V. n. 9; Arango, Lemaitre, op. cit., V. n. 40.
43
Ibidem.
344 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Esta doctrina fue pensada como una vía a través de la cual el juez podría, excep
cionalmente, adjudicar DESC en su faceta prestacional. Y, de hecho, en la prác
tica así lo fue en un sinnúmero de sentencias, principalmente relacionadas con el
derecho a la salud y a la seguridad social. Por ejemplo, en este primer período, y
como detallaré más adelante, a través de la conexidad se aceptó la procedencia
de la acción de tutela para garantizar el derecho a la salud, cuando se demostraba
que si no se protegía —a través de un medicamento o tratamiento médico—
existiría una afectación inminente al derecho a la vida o a la integridad personal
del actor o la actora.45 Al igual que en relación con el derecho a la salud, varias sen
tencias de la época garantizaban el derecho a la seguridad social, en conexidad
con el recién declarado derecho fundamental al mínimo vital. Esto se daba, por
ejemplo, cuando existía mora en el pago oportuno de las mesadas pensionales y
se comprobaba la inexistencia de otros recursos para la subsistencia de la persona
y, en algunos casos, de su familia.
44
V., Corte Constitucional de Colombia, Sentencia T-571/92, que introduce la doctrina de la
conexidad.
45
Idem, Sentencias T-499/92, T-571/92, SU-039/98; SU-562/99, T-344/99 y. T-457/2000.
46
Botero, op. cit., V. n. 40.
47
V., Corte Constitucional de Colombia, Sentencia T-473/95
Treinta años de adjudicación de derechos sociales, económicos y culturales en Colombia 345
48
Idem, Sentencia T-534/92
49
Idem, Sentencia T-428/98
50
Idem, Sentencia T-209/99
51
Rueda, op. cit. V. n. 9; Landau, op. cit. V. n. 9.
52
Lamprea, op. cit., V. n. 18.
53
En 1999 la economía colombiana se contrajo en -4,3% y el desempleo alcanzó niveles cercanos al 20%.
54
V., Corte Constitucional de Colombia. Tutelas Radicadas. Disponible en: https://www.corteconstitu
cional.gov.co/lacorte/estadisticas.php
55
Rueda, op. cit., V. n. 9.
346 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
los jueces constitucionales en tiempos de crisis —ser deferentes frente a los re
cortes de inversión social o frente a las políticas de ajuste económico del gobier
no—, el juez constitucional colombiano empezó a intervenir en muchos más
casos sobre DESC, y de manera más activa que en los años previos. Si bien hubo
un par de intentos de autorrestricción,56 en general no son los que caracterizan
la actuación de la primera Corte. En términos de uno de los magistrados de esa
época, la jurisprudencia temprana del alto tribunal enfatizaba ante todo el aspecto
individual del derecho, en casos que “reflejaban el sufrimiento humano y la desti
tución […] Como juez no se podía ignorar eso”.57 A continuación, se resaltan tres
áreas de intervención en la materia, que muestran el tipo de decisiones que adop
tó la Corte en dicha época y el surgimiento de algunos debates.
56
V., en especial, Corte Constitucional de Colombia, Sentencias SU-111/97 y SU-225/98. En dichas
sentencias la Corte expresó su preocupación por el aparente abuso de la conexidad e intentó delimitar
su alcance. En especial la SU-111/97 presenta una visión distinta a la expuesta en la T-406/92 sobre el
rol judicial, pues insisten en que el juez solo podrá intervenir en el desarrollo de DESC cuando el legis
lador previamente haya definido la materia.
57
Entrevista a Eduardo Cifuentes Muñoz, citada en Lamprea, op. cit., V. n. 18.
58
Se calcula que al menos 200.000 personas perdieron la vivienda.
Treinta años de adjudicación de derechos sociales, económicos y culturales en Colombia 347
y al Congreso para que se les otorgara algún tipo de alivio a sus deudas y se re
formara el sistema de financiamiento de los créditos hipotecarios.59 Luego, al no
ver respuesta a sus peticiones intentaron la vía judicial.
Así, entre 1998 y 1999 la Corte profirió varias sentencias sobre el tema, en las que
buscó proteger a los deudores hipotecarios. Primero, dispuso que en relación con
los créditos para vivienda los acreedores no podían impedir el pago anticipado de
la obligación, ni se podía sancionar al deudor por este hecho.60 Segundo, declaró
inconstitucional la norma legal que le daba competencia al Banco de la República
para determinar los valores del UPAC “procurando que ésta refleje los movimien
tos de la tasa de interés de la economía”.61 Según la Corte, incluir como factor de
actualización de los créditos de vivienda la variación de las tasas de interés, gene
raba un desbordamiento de la obligación inicial que iba en contravía del Estado
Social de Derecho, los principios de justicia y equidad, y el derecho a la vivienda
digna. Más adelante, ordenó la reliquidación de los créditos hipotecarios para
aliviar la situación de los deudores62 y exhortó al Congreso a expedir una nueva ley
para la regulación de la financiación de vivienda en Colombia.63
59
Cf., Uprimny, y García- Villegas; “Corte Constitucional y emancipación social en Colombia”, en
Emancipación social y violencia en Colombia, pp. 463-514.
60
V., Corte Constitucional de Colombia, Sentencia C-252/98.
61
Idem, Sentencia C-383/99.
62
Idem, Sentencia C-747/99.
63
Idem, Sentencia C-700/99.
64
Uprimny, García-Villegas, op. cit., V. n. 59.
65
Ibidem.
348 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Sin embargo, al mismo tiempo, varios sectores airearon sus más sentidos recla
mos, al considerar que el tribunal constitucional había usurpado las competen
cias del legislador y sus decisiones adolecían de falta de conocimiento en materias
económicas.66 Una crítica adicional, que luego se reforzaría en otros procesos, era
la de señalar que las decisiones de la Corte habían beneficiado principalmente a la
clase media —quienes eran los deudores del UPAC—, afectando la posibilidad de
que en un futuro se pudieran desarrollar proyectos de vivienda de interés social.67
El litigio en salud es quizá uno de los asuntos más relevantes de este período, pero
también de los más complejos. De hecho, es en los primeros casos de salud donde
se articula la doctrina de la conexidad. Durante los primeros años la Corte decidió
unos pocos casos relacionados con peticionarios en estado de extrema vulnerabili
dad. Por ejemplo, en las primeras sentencias sobre el tema, la T-484/92, y T/505
de 1992, la Corte ordenó la prestación gratuita de servicios de salud a enfermos de
VIH/SIDA, que por su condición económica no podían sufragarlos. En ese primer
año, si bien no se estableció un precedente claro, se empezaron a sentar las bases
para lo que serían desarrollos jurisprudenciales posteriores.
66
Ibidem.
67
Pérez, “Razones y sinrazones de un debate: La crítica económica de la jurisprudencia constitucional
colombiana”, en Revista Derecho del Estado, pp. 57-94.
Treinta años de adjudicación de derechos sociales, económicos y culturales en Colombia 349
Aunque la ley 100 amplió el acceso de los colombianos al sistema de salud, desde
el inicio exhibió fallas regulatorias, que con el tiempo se acompañaron de incen
tivos perversos que generaron dificultades en el acceso de algunas poblaciones a
servicios médicos.69 Esto llevó a diferentes personas a reclamar servicios de salud
a través de la acción de tutela. En efecto, después de la expedición de la ley 100,
empezaron a llegar varios casos a la Corte relativos a la denegación de medica
mentos o tratamientos médicos por parte de las EPS. Los más complejos eran
casos de pacientes a quienes se les habían negado el servicio o medicamento por no
estar incluido en el POS. Algunos de esos casos fueron negados, otros concedi
dos. Entre los que procedían, el juez estimaba que había conexidad del derecho
a la salud con la vida biológica, la integridad personal o con la vida digna. Ejem
plos de ello son las sentencias T-67/94, en la que la Corte ordenó que se le brin
dara atención en salud a un menor que tenía una enfermedad neurológica, la
SU-43/95, en la que el alto tribunal concedió la tutela también a una menor a
quien se le negó un tratamiento médico con el argumento de que su enfermedad era
incurable, y la T-271/95 que concedió la tutela a un enfermo de VIH/SIDA a quien
le fue negado un tratamiento con retrovirales, con el argumento de que dichos
medicamentos estaban por fuera del POS.
Poco a poco y en diferentes casos, la Corte fue afianzado una regla para la proceden
cia de la tutela en salud. Esta consistía en que las EPS tendrían la obligación de
suministrar medicamentos no incluidos en el POS cuando: i) la falta del medica
mento excluido ponía en riesgo los derechos fundamentales a la vida, a la digni
dad o la integridad física de la persona; ii) el medicamento no podía ser sustituido
68
Yamin y Parra-Vera, op. cit., p. 434.
69
Ibidem. V., Lamprea, op. cit., V. n. 18; Arrieta-Gómez, “Realizing the Fundamental Right to Health
through Litigation: The Colombian Case”, en Health and Human Rights Journal, pp. 133-145.
350 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Aunque en esta época hay dos sentencias que se alejan de esa regla, tratando de
racionalizar la intervención de la Corte en tutelas individuales de salud,71 ellas no
logran desplazar el precedente mencionado, que sigue siendo aplicado en casos
subsiguientes. De hecho, la jurisprudencia de la Corte impacta la regulación,
pues en 1997 el Consejo Nacional de Seguridad Social en Salud acepta que even
tualmente pueden ser aceptados medicamentos excluidos en el POS, pero que
deberán solicitarse a los Comités Técnicos Científicos, como una forma de evitar
dicha solicitud por tutela. La línea jurisprudencial en salud continuó con res
paldo de la regulación, aunque es preciso indicar que no mencionó a los tra
tamientos médicos excluidos del POS.
Algunos fallos de esta época fueron controvertidos. Entre ellos se encuentran los
relacionados con la solicitud de tratamientos médicos en el extranjero, que la
Corte ordenó costear, principalmente en casos de menores, cuando no había un
tratamiento eficaz en el país.72 No obstante, lo más complejo de la época fue el
aumento vertiginoso de acciones de tutela en materia de salud.
70
Sobre la evolución de las reglas jurisprudenciales en esta primera etapa, V., Arrieta-Gómez. “Comen
tarios a la creación de jurisprudencia constitucional. El caso del acceso a los servicios de salud”, en
Revista Acción de Tutela, pp. 1752-1785.
71
V., Corte Constitucional de Colombia, Sentencia SU-111/97.
72
Idem, Sentencia SU-819/99.
Treinta años de adjudicación de derechos sociales, económicos y culturales en Colombia 351
para la solicitud de medicamentos por fuera del POS no habían sido eficaces, pues
las EPS no informaban sobre ellos y los usuarios terminaban entonces acudiendo
directamente a la tutela. Por otro lado, las EPS empezaron a negar constantemen
te medicamentos y tratamientos, incluso aquellos incluido en el POS, bien para
evitar costearlos si la persona no reclamaba o prestarlos solo por una orden de
tutela para así ahorrarse el costo de financiar y cobrar luego ante el FOSYGA.73
A estos problemas se sumaban otros, que influyeron en el aumento exponencial
de las tutelas. Por ejemplo, el POS no se actualizó durante años y el listado incluía
una cantidad de zonas grises donde no era claro si un determinado medicamento
o tratamiento estaba cubierto por el sistema.74 Por si esto fuera poco, varias farma
céuticas incentivaron el uso de la tutela como forma de presionar para que su
medicamento se incluyera en el POS.75
De manera que este período terminó con un dilema para la Corte. Por un lado,
era claro que su jurisprudencia había ayudado a cientos de personas a garantizar
su derecho a la salud y había impulsado algunos correctivos de regulación. No obs
tante, preocupaba el creciente litigio individual en salud por su impacto en la
sostenibilidad del sistema y por una cuestión de equidad: algunos estudios em
pezaban a sugerían que quienes estaban accediendo a servicios de salud vía tute
la, no eran los más vulnerables. Todos estas preocupaciones y dilemas de la época
quedan condensadas en una aclaración de voto del entonces magistrado encar
gado Rodrigo Uprimny, que entre otras consideraciones manifestó:
73
Arrieta-Gómez, op. cit., V. n. 70.
74
Yamin, Parra Vera, op. cit., V. n. 9.
75
Lamprea, op. cit., V. n. 18.
352 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
5 A pesar de esas críticas, he decidido apoyar la presente sentencia por una razón
muy sencilla: en este momento no conozco, ni soy capaz de ofrecer, una doctrina
constitucional que sea sustantivamente mejor que aquella que ha elaborado esta
Corte, desde la sentencia T-505 de 1992, en donde protegió el derecho a la salud
de un portador de VIH y ordenó el tratamiento respectivo, sin tomar en conside
ración su costo financiero. Por ello, aunque tengo reservas frente a la jurisprudencia
de la Corte en salud, me siento ética y jurídicamente obligado a respetarla, mientras
no exista una respuesta mejor a los dilemas que estos difíciles casos plantean.76
Finalmente, otro tipo de sentencias que caracterizan a esta primera Corte son
aquéllas que avanzan una doctrina innovadora, denominada “Estado de Cosas
Inconstitucional” —ECI—, y que hacen parte del origen de las decisiones estruc
turales más conocidas de la Corte colombiana. Por ECI se entiende un estado de
violación masiva y estructural de derechos, que lleva a la Corte a tomar decisio
nes que no solo benefician a quienes interpusieron las tutelas, sino a todos aqué
llos que puedan encontrarse en la misma situación de hecho.77 El ECI involucra
órdenes estructurales, en las que la Corte busca una respuesta coordinada de
diferentes entidades públicas.
La sentencia SU-559 de 1997 inauguró la figura del ECI. En ella, la Corte decidió
el caso de varios profesores que reclamaban que los municipios para quienes
laboraban no los habían afiliado a la seguridad social, a pesar de que les habían
descontado por años de su salario el valor correspondiente a este concepto. Los
municipios demandados reconocían que tenían una obligación legal que no habían
cumplido, pero alegaban que les sería imposible hacerlo por falta de recursos. Más
76
Corte Constitucional de Colombia, Sentencia T-1207/01. (aclaración de voto. Fundamentos jurídicos
N. 1 y 2)
77
La identificación de una problemática estructural, según la Corte, también ayuda a evitar congestión
en el aparato judicial. Así en la mencionada sentencia, la Corte señaló: “dado que miles de personas
se encuentran en igual situación y que si todas acudieran a la tutela podrían congestionar de manera
innecesaria la administración de justicia, lo más indicado es dictar órdenes a las instituciones oficiales
competentes con el fin de que pongan en acción sus facultades para eliminar ese estado de cosas incons
titucional”. Corte Constitucional de Colombia, Sentencia T-153/98.
Treinta años de adjudicación de derechos sociales, económicos y culturales en Colombia 353
aún, insistían en que, si la Corte les ordenaba pagar, era imposible darle cum
plimiento a dicho mandato. Lo que encontró la Corte es que la situación que
expresaban los demandantes era un problema que se presentaba no solo en los
municipios demandados sino también en otros, que afectaba a miles de docentes
y que tenía como causa “la ejecución desordenada e irracional de la política
educativa”.78 Para la Corte, mientras no se tomaran medidas coordinadas y de
fondo por parte de diferentes autoridades para corregir problemas estructurales,
permanecería un “estado de cosas que pugna con la Constitución Política y que
sujeta a un grupo significativo de educadores a sufrir un tratamiento indigno”.79
Por ende, en la parte resolutiva declaró el ECI y ordenó a diferentes autoridades cum
plir con sus obligaciones legales para corregir la situación, en un plazo razonable.
Después de la sentencia SU-559 de 1997, la primera Corte declaró seis veces más
el ECI, por diferentes razones: i) por el retraso de solicitudes de reconocimiento de
pensiones a más de 30.000 personas;80 ii) por la violación masiva de derechos
de sindicados y procesados detenidos en las distintas cárceles del país;81 iii) por
la falta de existencia de un sistema de seguridad social en salud para las personas
privadas de la libertad;82 iv) por la omisión en la convocatoria de un concurso de
méritos para el nombramiento de notarios;83 v) por la mora prolongada del pago
de mesadas pensionales a los funcionarios de dos departamentos muy pobres:
los departamentos de Bolívar y Chocó;84 y vi) por omisiones en la protección a la
vida de defensores de derechos humanos.85
78
Idem, Sentencia SU-5599/97, fundamento jurídico 30.
79
Idem, fundamento jurídico 33.
80
ídem, Sentencia T-068/98.
81
Idem, Sentencia T-153/98.
82
Idem, Sentencia T-606/98 y T-607/98.
83
Idem, Sentencia T-590/98.
84
Idem, Sentencia T-525/99.
85
Idem, Sentencia SU-090/00.
354 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
reclusos de dos grandes cárceles del país, constató la masiva vulneración de dere
chos fundamentales y declaró el ECI, al tratarse de un fenómeno generalizado que
afectaba a una multitud de personas y cuyas causas eran de naturaleza estructural,
que deberían ser resueltas por el trabajo coordinado de múltiples instituciones.
Para la Corte de la época, el problema del hacinamiento era causado, entre otros
fenómenos, por la ausencia de suficiente infraestructura carcelaria. Por ende,
ordenó al gobierno la creación de un plan de construcción y refacción carcelaria,
el cual tendría como objetivo que se aumentaran los cupos penitenciarios.
Para concluir esta primera parte, vale la pena resaltar el carácter fundacional de
los primeros años de la jurisprudencia en materia de DESC. La primera Corte se
tomó en serio el compromiso de avanzar dichos derechos y creó los cimientos
para posteriores desarrollos en la materia. Para algunos analistas, esta Corte exhi
bió un activismo extremo. Otros han cuestionado esa afirmación con estudios
empíricos que demuestran que buena parte de las decisiones sobre DESC en ese
primer período no eran en estricto sentido activistas, pues se trataba de órdenes
para hacer cumplir con lo ya dispuesto en la ley.86 Es cierto que en algunas sen
tencias —no en todas— la Corte exhibió un “activismo progresista”,87 caracteri
zado por producir decisiones que expresaban una sentida preocupación por
avanzar los derechos sociales, aunque con algo de insensibilidad por los posibles
impactos de sus decisiones. De todas formas, no fue un período ajeno a una seria
discusión sobre cuál debe ser la actuación del juez constitucional vis-à-vis el rol
de las otras ramas del poder público.
En todo caso, al final del período había varios frentes de discusión abierta. Aún se
escuchaban voces que seguían insistiendo que los DESC no eran justiciables por
ser prestacionales y de desarrollo progresivo y se cuestionaba el uso de la conexi
dad, como un criterio que propiciaba la subjetividad e inconsistencias en la
86
Saffon, García-Villegas, op. cit., V. n. 9.
87
Ibidem.
Treinta años de adjudicación de derechos sociales, económicos y culturales en Colombia 355
2. Segundo período:
autorrestricción e innovación
Aunque en este período muchas de las decisiones van a ser similares a las de la
primera Corte, se dan otros desarrollos importantes, que ayudan a superar algu
nas de las discusiones de antaño. Primero, se deja de lado la ficción de distinguir
los derechos civiles y políticos y los DESC bajo la premisa del costo del derecho
o de su carácter progresivo, y se empieza a abandonar para bien la doctrina de la
conexidad. Segundo, la Corte comienza a discutir y definir cuál es el contenido
88
Según uno de mis entrevistados tres libros académicos serían muy influyentes en este período de la
Corte, a saber: i) Santos y García, El Caleidoscopio de las Justicias en Colombia: Análisis Socio-Jurídico;
Abramovich, Courtis, Los derechos sociales como derechos exigibles; Holmes, Sunstein, The Cost of Rights:
Why Liberty Depends on Taxes.
356 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
89
Gargarella, “Deliberative Democracy, Dialogical Justice and the Promise of Social and Economic Rights”,
en Social and Economic Rights in Theory and Practice: Critical Inquiries, pp. 105-120; Dixon, op. cit., 26.
Treinta años de adjudicación de derechos sociales, económicos y culturales en Colombia 357
es necesario una intervención positiva del Estado, lo que ilustra la falacia de consi
derar que solo los DESC requieren de una actuación de ese tipo para su garantía.
La Corte, sin embargo, reconoce que para garantizar la accesibilidad de las perso
nas con discapacidad al transporte público son necesarios recursos considerables
y la acción permanente y coordinada del Estado, lo cual requiere de una política
pública, cuya definición no es de competencia del juez sino de los órganos elegi
dos democráticamente.
90
Corte Constitucional, Sentencia T-595 de 2002, fundamento jurídico 5.5.1.
358 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
soportar limitaciones que supongan cargas excesivas”, y que una vez diseñado el
plan inicie de inmediato su ejecución de conformidad con el cronograma inclui
do en él.
En síntesis, para la época esta sentencia fue novedosa por múltiples razones. En pri
mer lugar, porque de manera explícita, y atado a un caso concreto, la Corte puso
de presente que no hay mayor distinción entre los derechos civiles y políticos y
los DESC. Todos los derechos cuestan y tanto los unos como los otros pueden
tener facetas de protección inmediata y de desarrollo progresivo. Es decir que aquí
la Corte manda un mensaje claro a aquéllos que se resistían a la adjudicación de los
DESC aduciendo su naturaleza prestacional y progresiva. En segundo lugar, esta
sentencia empieza a explorar el tema del núcleo duro o mínimo exigible de los
DESC, que más adelante será desarrollado y precisado. Finalmente, y relacionado
con lo anterior, la Corte empieza a introducir lo que la literatura académica de
nominará como remedios suaves,91 es decir aquellos que no establecen inequívo
camente el curso de acción que deberá seguir el gobierno, sino que le dan espacio
de maniobra a las otras ramas del poder público para definir cómo responder.
La utilización de remedios suaves en este caso es ilustrativa del cambio en la acti
tud de la Corte, que se muestra más sensible a la separación de poderes y a pro
mover un diálogo entre las diferentes ramas del poder público para la solución
de problemas complejos.92
Un fallo que es poco conocido, pero que también va a ser influyente en posterio
res desarrollos de la Corte, principalmente en materia de decisiones estructurales
91
Tushnet, op. cit., V. n. 25.
92
Diferentes autores vienen de tiempo atrás discutiendo qué ventajas y desventajas tienen los diferentes
tipos de remedios. Frente a los remedios suaves, algunos autores resaltan su conveniencia en términos
de separación de poderes y potencial de implementación. Otros, por el contrario, consideran que
la deferencia propia de ese tipo de remedios puede dejar a los actores, y a poblaciones vulnerables
desprotegidas. Sobre la controversia, ver, entre otros: Angel-Cabo, op. cit., V. n. 5; Cano, “Los límites de
la justicia dialógica en la protección de los derechos sociales en Colombia”, en Revista Derecho del Esta-
do, pp. 131-158.
Treinta años de adjudicación de derechos sociales, económicos y culturales en Colombia 359
Lo primero que hizo al Corte en la T-086/03 fue precisar que hay una distinción
entre la decisión de tutelar un derecho y la orden impartida para asegurar el cese
de la violación o amenaza. Si bien, dice la Corte, ambas hacen tránsito a cosa
juzgada, la decisión no se puede modificar, pero la “orden puede ser objeto de
variaciones accidentales siempre que se cumplan los requisitos que apuntan a
asegurar el cumplimiento de lo decidido en la sentencia y el goce efectivo del
derecho tutelado”.93
el remedio al que debe recurrir el juez para salvar un derecho, no supone órdenes
simples, ejecutables en un breve término mediante una decisión única del desti
93
Corte Constitucional de Colombia, Sentencia T-086/03, fundamento jurídico Núm. 2, párr. 3.
94
Cf., Decreto 2591 de 1991.
360 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
natario de la orden, sino órdenes complejas, es decir, mandatos de hacer que gene
ralmente requieren del transcurso de un lapso significativo de tiempo, y dependen de
procesos decisorios y acciones administrativas que pueden requerir el concurso
de diferentes autoridades y llegar a representar un gasto considerable de recursos,
todo lo cual suele enmarcarse dentro de una determinada política pública.95
el remedio adoptado suele enmarcarse dentro de una política pública del estado y
puede significar plazos, diseños de programas, apropiación de recursos, elabora
ción de estudios o demás actividades que no puedan realizarse de forma inmediata
y que escapan al control exclusivo de la persona destinataria de la orden original.96
Las dos sentencias arriba mencionadas son el abrebocas de una de las decisiones
más ambiciosas y relevantes de la Corte Constitucional, la sentencia T-025/04,
sobre desplazamiento forzado interno. Debido al prolongado conflicto armado,
Colombia tiene una de las mayores poblaciones de desplazados internos —PDI—:
casi siete millones de personas. A pesar de esta tragedia humanitaria, la situación
del desplazamiento forzado en Colombia en buena parte era un asunto invisible
95
Corte Constitucional de Colombia, op. cit. 95, fundamento jurídico Núm. 3.2.
96
Ibidem.
Treinta años de adjudicación de derechos sociales, económicos y culturales en Colombia 361
La decisión sobre los desplazados ciertamente mezcló una visión activista del
juez que considera no puede permanecer pasivo frente a una verdadera tragedia
humanitaria, con una deferencia por el rol de otras ramas del poder público para
poder responder a la situación.97 En lugar de ver la separación de poderes como
97
Arango, “The Human Rights of the Victims of Forced Internal Displacement in Light of the Progressivity
of Economic, Social, and Cultural rights”, en Judicial Protection of Internally Displaced Persons: The Colombian
362 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Quizás el aspecto más novedoso del T-025/04 es el hecho de que la Corte —en
este caso por primera vez— retuvo competencia para monitorear la implementa
ción de la sentencia. La Corte creó un monitoreo permanente que brindó un
importante espacio para el diálogo y el debate entre autoridades, el juez consti
tucional y la sociedad civil. A partir del primer año de la decisión se empezaron
a organizar audiencias públicas y reuniones informales para encontrar respuestas
adecuadas a la situación de los desplazados. La Corte desarrolló un proceso en
el que el gobierno informaba sobre sus acciones, y otras instituciones —como la
Defensoría del Pueblo, organizaciones internacionales y grupos de la sociedad
civil— respondían al informe gubernamental. Para cada área temática, la Corte
Experience, Washington, Brookings Institution (2009), pp. 115-148; Cepeda-Espinosa, “The Constitu
tional protection of IDPs in Colombia”, en Judicial Protection of Internally Displaced Persons: The Colom-
bian Experience, pp. 1-47.
98
Esto sería un ejemplo de remedios moderados. V., supra n. 24.
99
Arango, op. cit., V. n. 97, pp. 127-130.
Treinta años de adjudicación de derechos sociales, económicos y culturales en Colombia 363
La otra gran sentencia de este período es la 760/08. Como arriba se indicó, el pe
ríodo de la primera Corte había culminado con una discusión amplia sobre el litigio
en salud y el curso de acción que debería seguir el juez constitucional. El tema
continuaría siendo álgido, pues el litigio en salud llegó a su pico más alto entre el
2005 y el 2008. Lo que la Corte entendió en ese entonces es que, si bien las tutelas
de más de una década iluminaban serios problemas de regulación, había que ha
cerle frente de manera estructural. Lamentablemente el legislador se había resis
tido por años a hacer dichos cambios.
Un primer aspecto por resaltar es que la Corte reafirmó la justiciabilidad del de
recho a la salud, pero en lugar de invocar la doctrina de la conexidad, como en
el período anterior, declaró el derecho a la salud como un derecho fundamental,101
100
Un recuento de la decisión puede verse en Reales y Torres, Los Caminantes Invisibles. La experiencia
de la sentencia T-025 de 2004 y sus autos de seguimiento. Herramientas para el diseño, la implementación y el
seguimiento de políticas públicas con enfoque de goce efectivo de derechos, pp. 1-78, disponible en: https://
www.nrc.org.co/wp-content/uploads/2017/11/Libro-Caminantes-Invisibles.pdf
101
No era la primera vez que lo decía, pues ya lo había mencionado en la T-227/03. Sin embargo, aquí
se recogió con total claridad.
364 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
que tiene una faceta de aplicación inmediata y otra de desarrollo progresivo. Para
la Corte los beneficios incluidos en el plan de salud existente eran parte del con
tenido de aplicación inmediata, así como otros servicios esenciales que se habían
reconocido a lo largo de los años, tales como los tratamientos para los pacientes
con VIH. En cuanto a la faceta de desarrollo progresivo, en línea con la sentencia
T-595/02, la Corte consideró que es posible reclamar en sede judicial unas con
diciones mínimas para una adecuada existencia e implementación de la política
pública en salud. Dadas las deficiencias estructurales del sistema de salud, iden
tificadas a lo largo de los años, el alto tribunal consideró procedente ordenar al
gobierno: i) diseñar un plan para corregir problemas regulatorios, ii) obtener
recursos para implementarlo, iii) fusionar los dos niveles existentes del esquema
de beneficios —contributivo y subsidiado— en un sistema unificado —para eli
minar la fuente generalizada de desigualdad entre las personas pertenecientes a
estos dos sistemas—, y iv) crear mecanismos participativos para discutir las refor
mas al sistema de salud y su adecuada implementación.
102
Arrieta, op. cit., V. n. 69.
103
Defensoría del Pueblo, La tutela y el derecho a la salud, Bogotá, Defensoría del Pueblo, p. 16.
Treinta años de adjudicación de derechos sociales, económicos y culturales en Colombia 365
3. Tercer período:
continuación y resistencia
104
Uno de mis entrevistados me hizo notar que la mayoría de los miembros de esta tercera Corte eran
antiguos jueces de otras cortes o tribunales, lo que explica en buena parte su respeto por el precedente
judicial.
366 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
autos de seguimiento. Aunque son muchos, dentro de ellos vale la pena resaltar
el Auto 383/10, en el que la Corte, después de múltiples audiencias públicas con
alcaldes, gobernadores y otros funcionarios, evidenció los problemas de coordi
nación entre la nación y las entidades territoriales para cumplir los compromisos
con la población desplazada. Esto es importante, porque fue la primera vez que
la Corte se vinculó activamente a las entidades territoriales en la tarea de la supe
ración del ECI.105
Si bien la sala de salud no tuvo una dinámica tan expansiva como la exhibida por
la sala de seguimiento a la sentencia T-025/04, ella ayudó a propiciar un logro
105
Sobre el seguimiento a la sentencia T-025/04 Cf., entre otros, Rodríguez, Rodríguez, Cortes y cambio
social: cómo la Corte Constitucional transformó el desplazamiento forzado en Colombia.
106
V., Corte Constitucional de Colombia. Sala de Seguimiento en Salud, disponible en: https://www.cor
teconstitucional.gov.co/T-760-08/autos%20genericos/
107
Yamin, Parra-Vera, op. cit. V. n. 9.
108
Angel, Lovera-Parmo, op. cit. V. n. 9, citando a Arrieta, A.
Treinta años de adjudicación de derechos sociales, económicos y culturales en Colombia 367
En dicho fallo acumuló nueve procesos de tutela que recogen los principales
problemas carcelarios. Basada en informes de expertos, concluyó que buena parte
109
Lamprea, op. cit. V. n. 18.
110
Idem, p. 85.
111
V., Ariza, Torres, “Constitución y Cárcel: La judicialización del mundo penitenciario en Colombia”,
en Revista Direito Práx.
112
Ibidem.
368 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
A los pocos meses de publicada esta sentencia la Corte expidió un nuevo fallo,
la T-756 de 2015, en la que se reiteró la declaración del ECI y se definieron
lineamientos generales para las autoridades, una línea de base, e indicadores de
goce efectivo de derechos para monitorear avances o retrocesos en la superación
del ECI. Sumado a esto, se promovió un mecanismo de monitoreo al ECI, com
puesto por un “grupo líder” de seguimiento coordinado por la Presidencia de la
República, el Consejo Superior de Política Criminal, un comité interdisciplinario
encargado de diseñar normas técnicas de reclusión y varias mesas técnicas encar
gadas de evaluar el cumplimiento de la sentencia en temas puntuales como salud,
resocialización e infraestructura. Al igual que con la sentencia de desplazados y
113
Ibidem.
114
Ibidem.
115
Corte Constitucional de Colombia, Sentencia T-388/13, fundamento jurídico 9.1.4.2.1.
Treinta años de adjudicación de derechos sociales, económicos y culturales en Colombia 369
116
Ariza, Torres, op. cit., V. n. 111.
117
Defensoría del Pueblo, La tutela y el derecho a la salud. p. 25. El ISS era la entidad estatal encargada la
Corte de la seguridad social. Esta entidad fue liquidada, proceso que inició en 1990 y culminó en el 2012.
118
Idem, p. 134.
370 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
las demoras y empezar a cumplir a tiempo con las sentencias judiciales y las soli
citudes pensionales. De la mano con esa orden la Corte también le exigió a la
entidad establecer un orden de prioridades para garantizar al menos la atención
de los más vulnerables. Un aspecto interesante del fallo es que la Corte les otorgó
protección a los funcionarios aceptando anticipadamente que, dada la situación
en la práctica, no era posible cumplir con los términos legales y, por ende, que
los funcionarios no debían ser responsabilizados por esas demoras. En conse
cuencia, la Corte suspendió parcial y gradualmente la ejecución de sanciones por
desacato a tutelas proferidas en contra de los funcionarios responsables tanto del
ISS como de Colpensiones.
Otro cambio fundamental fue la del cumplimiento de los fallos de tutela. Mientras
que en 2013 había 96.222 tutelas acumuladas de las que sólo se había cumplido
el 19.5%, al momento de levantar el ECI el cumplimiento era de 94.7%.120 Tam
bién pasó de 9600 tutelas nuevas al mes, a aproximadamente 3000.121 Finalmente,
antes de la intervención una solicitud pensional se demoraba años y, con suerte,
meses. En el inventario de casos que se realizó en el 2013 se encontró una solicitud
119
Corte Constitucional de Colombia, Sentencia T-774/15, fundamento jurídico Núm. 488.
120
Idem, fundamento jurídico Núm. 560.
121
Idem, fundamento jurídico Núm. 564.
Treinta años de adjudicación de derechos sociales, económicos y culturales en Colombia 371
La sentencia T-291/09 es otra decisión relevante de este período, no solo por el caso
en sí, sino también porque en ella el alto tribunal intentó explorar otras formas de
monitoreo a sus decisiones, que pretendió extender al nivel terrritorial. El caso
se refiere al cierre de Navarro, el basurero municipal de la ciudad de Cali, donde
por décadas cientos de recicladores y sus familias habían trabajado de manera
informal recuperando residuos sólidos. Con el cierre del basurero, los reciclado
res quedaron a su suerte y vieron comprometida su subsistencia. Ayudados por
una ONG interviniente en el proceso, se demostró cómo, a través de diferentes
decisiones administrativas, los recicladores fueron excluidos de la posibilidad de
acceder a su medio de subsistencia: los residuos sólidos. En la sentencia T-291/09,
el tribunal acumuló diferentes tutelas individuales, concedió las tutelas a los re
cicladores de Navarro, pero dictó órdenes estructurales para beneficiar también
a otros recicladores de oficio de la ciudad de Cali. El alto tribunal aceptó que
existían razones ambientales para el cierre del basurero, pero consideró que la
omisión de la autoridad en contemplar un plan para mitigar la situación de vul
nerabilidad a la que estarían expuestos los recicladores tras el cierre de Navarro
desconocía los presupuestos de un estado social de derecho, basados en el prin
cipio de solidaridad y de un orden justo. El tribunal continuó sugiriendo que,
detrás de las acciones de las autoridades públicas, estaban los intereses de unas
pocas corporaciones privadas y privilegiadas, que buscaban tener el control exclu
sivo de lo que ahora es un negocio muy rentable: el de los residuos sólidos.
En efecto, para entonces, el gobierno municipal de Cali había abierto un proceso
de contratación para la recolección de residuos, contrato valorado en más de 1,3
millones de dólares.
372 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
122
Tushnet, op. cit. V. n. 25.
123
Ángel Cabo, op. cit. V. n. 5.
124
Ibidem.
125
“Muck and brass plates. Entrepreneurs, not scavengers”, en The Economist. Disponible en: https://www.
economist.com/the-americas/2009/06/11/muck-and-brass-plates
Treinta años de adjudicación de derechos sociales, económicos y culturales en Colombia 373
La Corte no entra a definir cuáles deben ser esas cantidades mínimas que indica
deben ser fijada por la empresa de servicios públicos, en consideración a la cantidad
126
Corte Constitucional de Colombia, Sentencia T-546/09, fundamento jurídico Núm. 5.1.
374 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Ahora bien: uno de los temas más sensibles de este período se dio alrededor de
una reforma constitucional promovida por el gobierno para incluir en la consti
tución una obligación de todo funcionario, incluidos los jueces, de garantizar en
sus decisiones la sostenibilidad de las finanzas públicas. Una de las finalidades
del gobierno, a la hora de promover la reforma constitucional, era la de intentar
frenar las órdenes de la Corte que implicaran erogaciones significativas del pre
supuesto nacional. A través del Acto Legislativo Núm. 3 del 2011, el Congreso
modificó el artículo 334 de la Carta para incluir la sostenibilidad fiscal127 como un
principio “que debe orientar a las Ramas y Órganos del Poder Público, dentro de
sus competencias, en un marco de colaboración armónica”.128 Para hacer efectivo
este principio en el ámbito de decisiones judiciales, el Congreso también contem
pló en la reforma constitucional, el llamado “incidente de impacto fiscal”, según
el cual el Procurador General de la Nación o un ministro de gobierno, una vez
proferida la sentencia, podrá solicitar la apertura de dicho incidente, cuyo trámi
te será obligatorio, para explicar ante los jueces las “consecuencias de la senten
cia en las finanzas públicas, así como un plan concreto para su cumplimiento y
se decidirá si procede modular, modificar o diferir los efectos de la misma, con el
objetivo de evitar alteraciones serias de la sostenibilidad fiscal”.129 Ante las preo
cupaciones elevadas por diferentes actores durante el trámite legislativo, el Con
greso incluyó un párrafo final al artículo 334, para precisar que “bajo ninguna
circunstancia autoridad alguna de naturaleza administrativa, legislativa o judicial,
podrá invocar la sostenibilidad fiscal para menoscabar los derechos fundamenta
les, restringir su alcance o negar su protección efectiva”.
127
El principio de sostenibilidad fiscal busca racionalizar las finanzas públicas, de manera que el gasto
público no se incremente por encima de los ingresos.
128
Además del artículo 334 se modificaron los artículos 339 y 346 de la Carta para aplicar este principio
también al Plan Nacional de Desarrollo y la Ley del Presupuesto General de la Nación.
129
Artículo 334, Constitución Política de Colombia.
376 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
En las sentencias C-288 de 2012 y C-1052 de 2012, la Corte rechazó estos argu
mentos y consideró que el Acto Legislativo 3 de 2011 no sustituía la Consti
tución. Primero señaló que la reforma constitucional no incidía en la definición
de los objetivos esenciales del Estado Democrático de Derecho, pues “no es un
fin constitucional en sí mismo, sino un medio para la consecución de los objeti
vos esenciales” de dicho tipo de Estado. La Corte añadió que la sostenibilidad
fiscal es un criterio orientador que carece de la jerarquía propia de los principios
fundamentales y que debe interpretarse conforme al principio de progresividad
y a la naturaleza indivisible e interdependiente de los derechos. Así, para la Corte,
se trata de un criterio limitado, en tanto no puede ser usado para negar la protec
ción o disminuir el alcance de los derechos fundamentales.
130
V., Arango, “El Estado Social de Derecho y la sostenibilidad fiscal: reforma a la justicia y derechos”,
en Foro.
131
La demanda también atacaba la Ley 1473 de 2011, que desarrolla la llamada regla fiscal.
132
En Colombia, la Constitución señala que la Corte Constitucional conocerá de las demandas contra
reformas constitucionales aprobadas por el Congreso “por vicios de procedimiento en su formación”
(art. 241). No obstante, a partir de la sentencia C-551/03, la Corte desarrolló la doctrina de la sustitu
ción de la Constitución, según la cual solo el constituyente primario tiene la potestad para cambiar los
pilares centrales de la Constitución. Por ende, una reforma constitucional expedida por el Congreso
(como constituyente derivado) será inconstitucional si modifica dichos pilares.
Treinta años de adjudicación de derechos sociales, económicos y culturales en Colombia 377
En relación con el incidente fiscal, la Corte consideró que éste no violaba el prin
cipio de separación de poderes, ni la independencia y autonomía judicial, porque
el procedimiento: i) es una instancia de interlocución entre los poderes públicos,
que se explica en el principio de colaboración armónica; ii) no usurpa la función
judicial, pues se limita al debate en sede judicial de los efectos de las sentencias
que profieren las altas cortes, y no de las decisiones que protegen derechos, las cua
les están cobijadas por los efectos de la cosa juzgada y son, por ende, inmodifi
cables; y iii) implica que las altas cortes conservan la competencia para decidir, en
condiciones de independencia y autonomía, si procede la modificación, modu
lación o diferimiento de tales efectos, o si estos deben mantenerse incólumes en
su formulación original.
La etapa actual —que en este relato inicia en el 2016— es compleja de leer, pues
si bien se han expedido varias sentencias ambiciosas y en línea con la jurispru
dencia anterior, también hay ciertos signos de viraje, principalmente por cam
bios en la composición de la Corte, que empiezan a sugerir una actitud diferente
—mucho más pronunciada que los cambios de actitud de los jueces de pasados
períodos— de las y los jueces en materia de adjudicación de DESC
Sobre lo primero, puede decirse que, al igual que en las anteriores etapas, la Corte
ha expedido varias decisiones ambiciosas, que consolidan los precedentes y líneas
de actuación que habían sido sentadas en los años anteriores. En este sentido, son
varias las decisiones que podrían resaltarse. Algunas de ellas son las decisiones sobre
los derechos de los migrantes venezolanos, en especial la sentencia SU-677/17.
En esa decisión, que unifica la jurisprudencia sobre la materia, la Corte Consti
tucional tuvo a bien insistir en que los extranjeros en Colombia se encuentran
legitimados para interponer una acción de tutela en caso de amenaza o vulnera
ción de sus derechos, y que también procede la agencia oficiosa para actuar en
su nombre. Aún más significativo es que, en dicho fallo, la Corte concluyó que
todo extranjero que se encuentre en el país tiene derecho a recibir atención básica
y de urgencia con cargo al sistema de salud, y que las instituciones de salud están
obligadas a atender el nacimiento de hijos e hijas de extranjeros con permanen
cia irregular en el territorio colombiano y de afiliarlos al sistema de salud una vez
que su nacimiento sea registrado por la Registradora Nacional del Estado Civil.
Sin embargo, y a pesar de fallos como los anteriores que tienen una aproximación
garantista, similar a la de decisiones estructurales de épocas anteriores, en los
últimos seis años se ha empezado a notar un cierto viraje del alto tribunal en
materia de DESC, que si bien tiene excepciones y no es unánime, se podría carac
terizar como más restrictivo. Ese viraje se expresa principalmente en: i) el desa
rrollo de mayores exigencias procedimentales para admitir casos sobre DESC;
ii) mayor preocupación por el impacto fiscal de las decisiones —cobijadas bajo
la figura de la llamada sostenibilidad fiscal); y iii) cambios en relación con las
decisiones estructurales y de órdenes complejas. A continuación se pasa a expli
car cómo se expresan dichos cambios.
133
Corte Constitucional de Colombia, Sentencia T-302/17, fundamento jurídico Núm. 9.1.4.2.
380 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
134
Carvajal, Los sospechosos de siempre. Tendencias regresivas en la jurisprudencia constitucional colombiana,
disponible en: https://www.sitios.scjn.gob.mx/cec/blog-cec/los-sospechosos-de-siempre-tendencias-
regresivas-en-la-jurisprudencia-constitucional
Treinta años de adjudicación de derechos sociales, económicos y culturales en Colombia 381
Por fortuna la Corte parece haber abandonado el llamado “test de resiliencia”. Sin
embargo, como consta en otras decisiones, ha mantenido otros estándares exi
gentes para analizar la procedencia de la tutela, como el llamado “test de vulne
rabilidad”. Si antes se permitía que un accionante pusiera una tutela para reclamar
su pensión de invalidez por el simple hecho de ser un sujeto de especial protección,
hoy ese requisito no basta. Según la Sentencia SU- 556/19, habrá que acreditar
también, entre otros requisitos, que la persona puede encontrarse en una situa
ción de riesgo derivada de otras circunstancias como “i) analfabetismo, ii) vejez,
iii) pobreza extrema, iv) ser cabeza de familia, v) desplazamiento o vi) padecimiento
de una enfermedad crónica, catastrófica, congénita o degenerativa”,137 y que la
135
Corte Constitucional de Colombia, Salvamento de voto a la Sentencia T-029/18, fundamento jurídico 26.
136
Ibidem.
137
Idem, Sentencia SU- 556/19, fundamento jurídico 105.
382 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Finalmente, en términos de rigurosidad, otra figura frente a la cual hay hoy unas
altas exigencias es la de la agencia oficiosa. Como consta en la sentencia T-091/18,139
y me señaló uno de mis entrevistados, a diferencia de los períodos anteriores, hoy
es muy difícil que, por ejemplo, un personero de un municipio apartado pueda
llegar a ser admitido como agente oficioso para interponer una tutela en nombre
de miembros de su comunidad.
Como me señalaron distintos entrevistados, hoy no hay una decisión sobre DESC
en la que la Corte no se haga de manera inicial la pregunta de si lo que se busca
ordenar se puede financiar y de si es o no sostenible en términos de finanzas pú
blicas. Ello se debe a diferentes factores, entre estos, al cambio en la composición
de la Corte por magistrados más conservadores en lo económico, a la adopción del
138
Ibidem.
139
En este caso el personero municipal de un municipio apartado actuó como agente oficioso de estu
diantes de noveno grado de su municipio, quienes no tenían acceso al derecho a la educación. Según la
Corte, uno de los estudiantes no podía quedar cobijado bajo la protección de la tutela, porque tenía 18
años y en consecuencia el personero no podía haber interpuesto la tutela en su nombre.
Treinta años de adjudicación de derechos sociales, económicos y culturales en Colombia 383
acto legislativo sobre sostenibilidad fiscal y al hecho de que cada vez son más
sofisticadas las intervenciones del gobierno en los procesos constitucionales que
abordan materias económicas. Con anterioridad el gobierno se excusaba de cum
plir decisiones judiciales sobre DESC con la simple expresión de que “no hay
dinero”. Hoy, el gobierno presenta cifras, datos y proyecciones, que han exigido de
la Corte un análisis más detallado y profundo en relación con el argumento fiscal.
140
Corte Constitucional de Colombia, Sentencia T-628/12.
384 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
realidad—, y por ende el ICBF debería pagarles los salarios y prestaciones socia
les causados y dejados de percibir desde 1988.
La reacción a dicho fallo por parte del gobierno no se hizo esperar. La entonces
directora del ICBF anunció ante los medios que solicitaría su nulidad “pues éste
podría llegar a costarle al país 22 billones de pesos” —Nulidad de fallo, 2017.141
Finalmente, la acción de nulidad se interpuso, y la Sala Plena de la Corte Cons
titucional, a través del Auto 186 de 2017, procedió a anular las órdenes emitidas
en la sentencia T-480 de 2016. Aunque la Corte en dicho Auto enfatizó que la sen
tencia se anulaba parcialmente por desconocer precedentes anteriores de la Corte,
como lo confirman todos mis entrevistados, la preocupación central fue el impacto
del fallo en las finanzas públicas.
Esa no fue la única decisión de la Corte en este sentido. De hecho, con posterio
ridad a las mencionadas decisiones, el legislador aprobó un proyecto de ley para
que a las madres comunitarias se les reconociera el carácter de trabajadoras, y
pudieran acceder a derechos laborales y prestacionales.142 El presidente objetó el
proyecto con varios argumentos, entre ellos que el reconocimiento de un subsi
dio permanente de vejez para las madres comunitarias comprometía la soste
nibilidad fiscal, debido al incumplimiento de las cargas deliberativas respecto del
impacto fiscal advertido por el gobierno en el curso del debate legislativo, y al
hecho de que no estaba contemplado en el marco fiscal y de gastos de mediano
plazo un rubro para cubrir los gastos generados por la propuesta legislativa.
En la sentencia C-110 de 2019, la Corte le dio la razón al gobierno y declaró
inconstitucional el proyecto de ley sobre las madres comunitarias. En relación
con la sostenibilidad fiscal, señaló específicamente que el proyecto era inconsti
tucional en la medida en el que había habido un déficit en la deliberación del
Congreso, al no haber discutido suficientemente las observaciones del Gobierno
sobre el impacto de dicho proyecto en las finanzas públicas.
141
Definen sobre nulidad de fallo que favorece a madres comunitarias, disponible en: https://www.elnuevo
siglo.com.co/articulos/04-2017-definen-sobre-nulidad-de-fallo-que-favorece-a-madres-comunitarias
142
V., Congreso de la República de Colombia, proyecto de Ley 127 de 2015 Senado; 277 de 2016
Cámara.
Treinta años de adjudicación de derechos sociales, económicos y culturales en Colombia 385
Finalmente, otra característica del período actual son los cambios de actitud de
los jueces frente a las decisiones estructurales y, en particular, en materia de se
guimiento. Si bien se han declarado ECIs, como el mencionado de los indígenas
Wayú, y varias decisiones estructurales contienen órdenes complejas, aunque no
se haya declarado el ECI, las magistradas y magistrados actuales tienen más reser
vas frente a las sentencias estructurales. Según varios de mis entrevistados, este
viraje responde a diferentes causas, entre otras: i) evitar sentencias muy ambicio
sas que en la práctica no se cumplan y ii) tratar de racionalizar el excesivo trabajo
de la Corte, pues además de los miles de casos que llegan a la Corte anualmente,
las salas de seguimiento de desplazados, salud y cárceles ocupan gran parte del
tiempo y de los recursos de la Corte. De hecho, una pregunta que hoy en día se
hacen los magistrados y magistradas de la Corte es hasta cuándo debe mante
nerse abierto el seguimiento de esos casos.
Ahora bien: dos cambios son claros en este período respecto de decisiones estruc
turales. El primero es la decisión de no abrir más salas de seguimiento manejadas
directamente por la Corte. Eso explica que en casos estructurales la Corte actual
tienda a dar órdenes a los organismos de control para que sean ellos quienes se
encarguen del seguimiento o monitoreo del cumplimiento de la decisión. Por
ahora no se conoce muy bien qué tan efectiva es esa vía para monitorear las órde
nes complejas, pero es un campo que merece seguirse afinando y explorando. Obvia
mente esto requerirá de un mayor compromiso de los organismos de control que
hoy en día, lamentablemente, no lo están exhibiendo.
Un segundo cambio tiene que ver con la intención de los miembros de la actual
Corte de racionalizar las órdenes complejas. Precisamente una magistrada de
la Corte, a quien entrevisté para este escrito, me informó que ese día los miembros
de la corporación acababan de acordar que las salas de tutela —compuestas por
tres miembros— no podrían fallar casos que involucraran declaratorias de ECI o
de órdenes complejas, y de ahora en adelante estos tendrán que ser decididos por
la Sala Plena —compuesta por los nueve miembros—. La medida se adoptó con
el fin de limitar la expedición de ese tipo de decisiones estructurales.
386 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
V. A manera de conclusión:
un balance de 30 años de adjudicación
de los DESCA en Colombia
Por un lado, no me cabe duda de que, sin la búsqueda de la Corte por avanzar los
DESC, estos hubieran quedado solamente en el papel. Hace treinta años los de
rechos sociales en Colombia se entendían como simples aspiraciones y no como
derechos exigibles. Avances en salud, seguridad social o educación se veían más
como un asunto de caridad o de asistencia social, que como un tema de derechos.
En estas tres décadas, la jurisprudencia constitucional ha contribuido positivamente
a que se desplace esa visión caritativa de la intervención estatal. Así mismo, y
apelando a la expresión de Sabel y Simon, las decisiones de la Corte han ayudado
143
Cf., Liebenberg, Socio-Economic Rights: adjudication under a transformative constitution.
388 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
a que se “desestabilicen los derechos”, esto es, a activar a las instituciones que
han “incumplido sistemáticamente sus obligaciones y han permanecido inmunes
a las fuerzas tradicionales de corrección política”.144 En este escrito puse como
ejemplo el caso de Colpensiones, y de varias leyes que corrigen problemas de
regulación —entre ellas la ley 1751/01 estatutaria de salud—, y que solo fueron
posibles luego de un fallo judicial. Más aún, frente a otras autoridades, son múl
tiples los casos en los que la jurisprudencia ha ayudado a las otras ramas del
poder público a encontrar caminos para adelantar su función.
144
Sabel, Simon, “Destabilization Rights: How Public Law Litigation Succeeds”, en Harvard Law Review,
pp. 1020.
145
Jaramillo, “La Constitución de 1991 en Colombia: la revolución de los derechos””, en Constitución,
democracia y derechos. Textos escogidos de Juan Fernando Jaramillo Pérez, pp. 62-84.
146
Taylor, Creating sense of obligation: legal mobilization for social rights, disertación doctoral sin publicar.
pp. 1-337.
Treinta años de adjudicación de derechos sociales, económicos y culturales en Colombia 389
propia es algo de por sí importante. Como bien lo dijo uno de los primeros magistrados
de la Corte Constitucional, la tutela es un instrumento de paz, pues ayuda a canalizar
la resolución de conflictos por una vía racional y civilizada: la del derecho.
147
Rodríguez-Garavito, Rodríguez Franco, op. cit. V. n. 105.
148
Lamprea, op. cit. 19.
149
Yamin, Parra-Vera, op. cit. V. n. 9.
150
Arrieta, op. cit. V. n. 69.
151
V., Uprimny, Durán, Equidad y protección judicial del derecho a la salud en Colombia, pp. 1-68.
152
Idem, p. 6.
390 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
153
Cf., Ángel, Cabo, On Garbage and Courts: Socioeconomic rights enforcement in emerging global Cities.
(disertación doctoral, pendiente de defensa).
154
Cf., Ángel, Cabo, y Lovera, op. cit., V. n. 9, citando a Santos.
155
Cf., García Villegas, “El derecho como esperanza: constitucionalismo y cambio social en América
Latina, con algunas ilustraciones a partir de Colombia”, en ¿Justicia para todos? Sistema judicial, derechos
sociales y democracia en Colombia.
Treinta años de adjudicación de derechos sociales, económicos y culturales en Colombia 391
El tema del cumplimiento de las decisiones es otro reto que preocupa no solo a
la Corte sino a varios académicos. De hecho, hoy en día está circulando una ver
sión —cuyo respaldo empírico no se conoce—, de que las autoridades no cum
plen buena parte de los fallos de la Corte. En materia de DESC, a los magistrados
y magistradas actuales les preocupa que el incumplimiento pueda deberse a la
ambición de sus órdenes. Personalmente, comparto la preocupación por el
cumplimiento de las decisiones, pero creo que hay que hacer varias precisiones
sobre las discusiones que cursan actualmente en Colombia alrededor de él. Lo
primero es entender que, si una determinada orden no se cumple al pie de la
letra, ello no significa que el fallo haya sido ineficaz. Baste para esto considerar lo
dicho por diferentes autores constructivistas, que muestran que una decisión de
la Corte no solo es eficaz si se cumple directamente con la orden, sino que es
necesario valorar otros efectos que el fallo pueda generar; tales como propiciar
cambios en las percepciones de los ciudadanos sobre un particular asunto, ayu
dar a que los movimientos sociales redefinan sus estrategias o potenciar el trabajo
coordinado de las autoridades, entre muchos otros efectos.156 Lo segundo es in
sistir en que el incumplimiento de algunos fallos no debe implicar tomar decisio
nes que puedan llegar a ser regresivas. Creo que es un error la tendencia a pensar
que la manera de enfrentar el incumplimiento de las decisiones es la de limitar
en exceso el alcance de los fallos. La vía debe ser otra: ésta empieza por intentar
comprender cuáles son los obstáculos para que algunas decisiones se implemen
ten, y tratar de enfrentarlos a partir de otras aproximaciones innovadoras, como
de hecho lo ha intentado la Corte en varios períodos.
Sobre este punto, de todas maneras creo importante indicar que para potenciar
la implementación es necesario considerar los retos y necesidades puntuales de
cada caso. Como desarrollé en extenso en otro escrito,157 hoy en día no son pocos los
156
McCann, Rights at Work: Pay Equity Reform and the Politics of Legal Mobilization. Language and Legal
Discourse, pp.1-358; Rodríguez, op. cit. V. n. 25.
157
Ángel, Cabo, op. cit. V. n. 5.
392 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Por último, creo que es preciso aquí advertir un reto que no es menor: los cambios
en la composición de la Corte. Frente a cada cambio de magistradas o magistra
dos de la Corte algunos sectores temen que se presenten retrocesos en la juris
prudencia.159 No les falta algo de razón. Lo cierto es que en estos últimos años la
composición del alto tribunal sí ha cambiado, y todo indica que se dará pronto
un giro significativo que limitará la tendencia progresista en DESC que ha exhi
bido la Corte Constitucional colombiana desde el momento de su creación.
Bibliografía
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G., Stremler, M. y De Visser, M. (eds.) European Yearbook of Constitutional
Law 2020, T.M.C. Asser Press, La Haya, 2021.
158
Idem, p. 166 (citando a Pérez Fernández).
159
Jaramillo, op. cit. V. n. 145. Uprimny, op. cit. V. n. 9.
Treinta años de adjudicación de derechos sociales, económicos y culturales en Colombia 393
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Jurisprudencia y normas
Otros
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corteidh.or.cr/tablas/r27172.pdf
I. Introducción
En lo que sigue presentaremos una reseña breve de los casos más significativos
sobre derechos laborales, seguridad social, salud, educación, alimentación, agua,
ambiental e indígenas, principalmente por tratarse de decisiones de la Corte Supre
ma de Justicia de la Nación, aunque en algunos casos también relataremos casos de
tribunales inferiores, sobre todo en relación a cuestiones que aún no han llegado
a la instancia suprema para su definición. Excluimos la experiencia argentina sobre
el derecho a la vivienda, que tiene un capítulo específico en este manual.1
1
Ver al respecto la contribución de Sebastián Tedeschi, en este mismo volumen.
405
406 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Las bases de la versión argentina del Estado social datan de mediados de 1940. La
estructura del Estado social argentino residía en gran medida en un proceso de
negociación política y económica entre el Estado, los sindicatos y la patronal.2 Tam
bién a mediados de los años 40 se estableció el fuero laboral, y el litigio judicial
que lleva alrededor de ochenta años en este campo.
En relación con los derechos individuales del trabajo, algunas cuestiones han con
centrado los debates jurisprudenciales. Los tribunales han dedicado algún esfuerzo
a determinar el alcance del principio pro operaris. Algunos ejemplos incluyen la
aceptabilidad de la renuncia de derechos del trabajador,3 el abuso del jus variandi,4
el alcance de la protección contra el despido arbitrario —incluyendo la estabilidad
en el empleo y la base para establecer el monto de las indemnizaciones labora
les—,5 y el equilibrio entre la introducción de premios o incentivos salariales y el
principio de igualdad, la prohibición de discriminación y el respeto de los dere
chos fundamentales no laborales en el ámbito de la empresa.6
Respecto de los derechos colectivos del trabajo, los tribunales argentinos han de
cidido sobre el alcance de la prevalencia de convenios colectivos de trabajo que
suponen una mejora con respecto a las cláusulas de la ley,7 la libertad de formar,
afiliarse a sindicatos y negociar colectivamente,8 y el derecho de huelga.9
2
V., Isuani, Lo Vuolo, et al, El Estado Benefactor. Un paradigma en crisis; Barbeito y Lo Vuolo, La nueva
oscuridad de la política social. Del Estado populista al neoconservador, pp. 24-47.
3
V., Corte Suprema, Padín Capella, Jorge D. c. Litho Formas S. A.; V., Cámara Nacional de Apelaciones del
Trabajo Sala IV, Bariain, Narciso T. c. Mercedes Benz Argentina S. A.; V., Cámara Nacional de Apelaciones
del Trabajo Sala IV, Reggiardo de Henri, Irma c. EFA; V., idem, Casteñán, Gustavo A. c. Raña Veloso, Raúl y otros.
4
V., idem, III, Prinetti, Jorge M. c. Bagley, S. A.
5
V., Corte Suprema, De Luca, José E. y otro c. Banco Francés del Río de la Plata; Co; idem, Mastroiani, Ri-
cardo A. c. Establecimiento Modelo Terrabusi S. A., entre otros.
6
V., idem, Ratto, Sixto y otro c. Productos Stani S. A.; Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil Sala
H, Fundación Mujeres en Igualdad c. Freddo; idem, Sala K, Arroyo, Gustavo Adolfo y otros c. Jovis S. R. L. y
otros s/daños y perjuicios, entre otros.
7
Corte Suprema, Romano, Adolfo R. y otros c. Usina Popular y Municipal de Tandil, S. E. M.; Cámara Na
cional de Apelaciones del Trabajo Sala VI, Garay Benítez c. Agrest S.A., entre otros.
8
Corte Suprema, Outon, Carlos J. y otros; idem, Asociación de Trabajadores del Estado c. Provincia de Co-
rrientes; Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo Sala de Feria, Confederación General de Trabajo de
la República Argentina c. Poder Ejecutivo Nacional. Existen algunos precedentes restrictivos de la libertad
de formar sindicatos. V., Idem, Sala VI, Asociación del Personal Superior del Congreso de la Nación c. Minis-
terio de Trabajo.
9
Corte Suprema, Beneduce, Carmen J. y otras c. Casa Augusto; idem, Riobo, Alberto c. La Prensa, S. A.;
Suprema Corte de la Provincia de Buenos Aires, Leiva, Horacio y otros c. Swift Armour S. A.
La experiencia argentina en materia de protección judicial de los DESCA 407
10
V., Corte Suprema, Castillo, Angel Santos c. Cerámica Alberdi S.A., 07/09/2004 (inconstitucionalidad
del establecimiento de la jurisdicción federal en materia de accidentes de trabajo) y casos citados en las
notas a pie de página que siguen.
11
Corte Suprema, Vizzoti, Carlos Alberto c. Amsa S.A. s/despido, (inconstitucionalidad de los topes para
la indemnización por antigüedad: la Corte argumenta sobre cláusulas constitucionales, y sobre los
artículos 23 y 25 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, XIV de la Declaración Ameri
cana de los Derechos y Deberes del Hombre, 6 y 7 del Pacto Internacional de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales, 11 de la Convención para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación
contra la Mujer, 32 de la Convención sobre los Derechos del Niño, y 5 de la Convención para la Elimi
nación de Todas las Formas de Discriminación Racial); Milone, Juan Antonio c. Asociart S.A. Aseguradora
de Riesgos del Trabajo s/accidente - ley 9688 (inconstitucionalidad del pago en renta periódica de la indem
nización por accidente de trabajo: la Corte cita cláusulas constitucionales y los artículos 5 del Convenio
17 de la OIT, 7 y 12 Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, 6 y 7 del
Protocolo de San Salvador). La Corte Suprema pone énfasis en este caso en la obligación de desarrollo pro
gresivo de los derechos económicos, sociales y culturales (artículo 2.1 del PIDESC) en relación con la
obligación de mejora continua de las condiciones de vida V. artículo 11.1 del PIDESC.
12
Corte Suprema, Aquino, Isacio c. Cargo Servicios Industriales S.A. s/accidentes ley 9688.
408 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
13
Corte Suprema, Orellano, Francisco Daniel c. Correo Oficial de la República Argentina S.A. s/ juicio
sumarísimo.
14
Organización Internacional del Trabajo, Convenio 87 sobre la libertad sindical y la protección del derecho
de sindicalización; Organización Internacional del Trabajo, Informe de la Comisión de Expertos en Aplica-
ción de Convenios y Recomendaciones; Organización Internacional del Trabajo, Conferencia Internacional
del Trabajo, 81ra. reunión.
La experiencia argentina en materia de protección judicial de los DESCA 409
15
Corte Suprema, Varela, José Gilberto c. Disco S.A. s/amparo sindical.
16
Idem, Ortiz, Graciela c. Serpa de Torres, Nidia y/o Torres, Carlos y/o quien resulte responsable s/ despido.
410 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
17
Idem, Gallo, María Liliana c/ Provincia de Buenos Aires - Ministerio de Salud s/demanda contencioso
administrativa.
La experiencia argentina en materia de protección judicial de los DESCA 411
18
V., Corte Suprema, Magliocca, José Benedicto, Fallos 234:717 (el límite a la reducción del monto de
jubilaciones o pensiones es la confiscatoriedad); V., Corte Suprema, Casanegra, Alejandro, Fallos
235:783 (el derecho jubilatorio se incorpora al patrimonio desde su otorgamiento; prohibición de con
fiscatoriedad); V., Corte Suprema, Pérez de Da Gracca, Carmen (Viuda) c. frigorífico Anglo, (interpreta
ción favorable a quienes las leyes provisionales pretenden proteger); V., Corte Suprema, Ponzo, Alfredo
Blas G., Fallos 255:306 (proporcionalidad entre haberes de actividad y pasividad); V., Corte Suprema,
López Villanueva, Manuel, Fallos 256:235; V., Corte Suprema, Orsi, Pacífico Héctor c. Nación”, Fallos
258:14 (prohibición de confiscatoriedad de modificaciones previsionales posteriores al otorgamiento);
V., Corte Suprema, Sturiale, Nicolás s/sucesión, Fallos 261:47 (después de dictado y firme el acto admi
nistrativo que otorga la jubilación esta queda amparada por la garantía de la propiedad del art. 17 de la
Constitución Nacional); V., Corte Suprema, Di Fulvio, Antonio, (proporcionalidad entre haberes de
actividad y pasividad); V., Corte Suprema, Pincerolli, Leopoldo s/jubilación; V., Corte Suprema, Berçaitz,
Miguel Ángel c. Instituto Municipal de Previsión Social s/jubilación (proporcionalidad entre haberes de pasi
vidad y actividad, rango constitucional del principio in dubio pro justitia socialis); V., Corte Suprema,
Helguera de Rivarola, María Teresa s/pensión (la inamovilidad absoluta de haberes de jubilación y pensión
es inconstitucional); V., Corte Suprema, Riveros, Olga Yolanda; Incarnato, Arístides Alejandro s/jubila-
ción; V., Corte Suprema, Verón, Antenor Benedicto (el mecanismo de movilidad no puede traducirse en
un desequilibrio de la razonable proporcionalidad que debe existir entre la situación del trabajador
activo y el jubilado, en grado tal que pudiera calificarse de confiscatoria o de injusta desproporción con
la consecuente afectación de la naturaleza sustitutiva de la prestación); V., Corte Suprema, Macchiavelli,
Carlos Jorge c. Nación Argentina; V., Corte Suprema, Zárate Jades y otros c.Provincia de la Pampa (el Con
greso es competente para decidir el mecanismo de movilidad de las pensiones, pero sujeto al control
judicial de razonabilidad); V., Corte Suprema, De Simone, Ricardo Luis; V., Corte Suprema, Farina, Teresa
Carmen; V., Corte Suprema, Agüero, Medardo; V., Corte Suprema, Arin Boeri, Nydia Noemí; V., Corte
Suprema, Ibáñez, Angel Bernabé s/jubilación (proporcionalidad entre haberes de actividad y pasividad,
carácter sustitutivo de la jubilación); V., Corte Suprema, Rolón Zappa, Víctor Francisco (reducción des
proporcionada de haber jubilatorios es inconstitucional).
412 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Desde 1987 funciona un fuero específico para tratar materias de seguridad social.
En 1991 se creó el ANSeS —Administración Nacional de la Seguridad Social—,
que vino a reemplazar a las cajas e institutos previamente existentes y en 1993, se
introdujo un sistema previsional paralelo habilitando a los trabajadores a mante
nerse en el sistema estatal de reparto, o pasarse a un sistema de capitalización indi
vidual, gestionado por empresas privadas ligadas principalmente al sector bancario
y financiero.19 A partir de esa reforma, el Estado modificó los requisitos y condi
ciones del sistema de reparto, con el propósito de incentivar el paso de los traba
jadores al sistema privado de capitalización individual: entre ellos, la desconexión
del monto de las jubilaciones y pensiones del nivel de remuneraciones previo.
El Congreso sancionó leyes para diferir o impedir los juicios contra el Estado en la
materia —por ejemplo, un recurso de apelación ordinaria ante la Corte Suprema
contra decisiones de segunda instancia, que permitió al Estado llevar miles de
casos previamente perdidos al conocimiento del máximo tribunal; otro ejemplo
fue la sanción a la “excepción de falta de recursos” para bloquear el pago de los
montos a los que fuera condenado, en contradicción con la reforma constitucio
nal de 1994, que reforzó la raigambre constitucional de los derechos previsionales
al otorgar jerarquía constitucional a instrumentos y tratados internacionales de
derechos humanos—.20
Tanto las leyes que modificaron el criterio de determinación de los montos de las
jubilaciones y pensiones, como los que establecieron obstáculos procedimenta
les para cobrarlas de acuerdo a lo fijado judicialmente fueron impugnadas cons
titucionalmente. En algunos de esos casos, tribunales de segunda instancia
declararon la inconstitucionalidad de las leyes cuestionadas,21 aunque algunas de
19
Cf., Alonso, Política y Seguridad Social en la Argentina de los 90; Courtis, “Social Rights and Privatisation:
Lessons from the Argentine Experience”, en Privatisation and Human Rights in the Age of Globalisation, pp.
175-205.
20
Sobre los derechos provisionales en el derecho internacional de los derechos humanos, V., Courtis,
“El derecho a la seguridad social en el Derecho Internacional”, en Derechos sociales: instrucciones de
uso, pp. 257-270; Scheinin, “The Right to Social Security”, en Economic, Social and Cultural Rights.
A Textbook, pp. 211-221.
21
V., Cámara Federal de Apelaciones de la Seguridad Social Sala II, Ciampagna, Rodolfo N. c. ANSes
(inconstitucionalidad de la “excepción de falta de recursos”); idem, González, Herminia del Carmen c.
ANSeS, (inconstitucionalidad del carácter obligatorio de las decisiones de la Corte Suprema en materia
de seguridad social para los tribunales inferiores).
La experiencia argentina en materia de protección judicial de los DESCA 413
estas decisiones fueron, a su turno, revocadas por la Corte Suprema con una nue
va composición,22 que abandonó así algunos de los principios de interpretación
constitucional fijados anteriormente —en especial a partir del caso Chocobar—.
22
V., Corte Suprema, Chocobar, Sixto Celestino c. Caja de Previsión para el Personal del Estado y Servicios
Públicos, 27/12/1996 (convalidando la aplicación de la ley que prohibía el empleo de índices automáti
cos de ajuste a las jubilaciones y pensiones y citando, paradójicamente, la Declaración Universal de
Derechos Humanos y la Convención Americana sobre Derechos Humanos); V., Corte Suprema, Gonzá-
lez, Herminia c. ANSeS, (convalidando el carácter obligatorio de las sentencias de la Corte Suprema para
tribunales inferiores en materia de seguridad social. V., Corte Suprema, Barry, María Elena c. ANSES s/
reajustes por movilidad y Hussar, Otto c. ANSeS s/reajustes por movilidad (las modificaciones procedimen
tales que obligaban a los reclamantes a reiniciar sus demandas violan el derecho al debido proceso).
23
Corte Suprema, Sánchez, María del Carmen c. ANSeS s/reajustes varios, 17/05/2005.
414 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
para hacer efectivos los derechos de las personas de edad. También se basa en
instrumentos internacionales de derechos humanos: cita la Declaración Univer
sal de Derechos Humanos y la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
La corte subraya la obligación de desarrollo progresivo de los derechos humanos, y
afirma que la disponibilidad de recursos no puede ser empleada como argumento
para negar o restringir derechos reconocidos. Uno de los votos concurrentes alude
además a la sentencia Cinco pensionistas de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos (caso Cinco Pensionistas v. Perú, del 28/02/2003).
24
Idem, Itzcovich, Mabel c. ANSeS s/reajustes varios.
25
Poco tiempo después de la sentencia, el Congreso derogó ese recurso ordinario que la Corte declaró
inconstitucional (ley 26.025).
26
Idem, Badaro, Adolfo Valentín c. ANSES s/ reajustes varios.
La experiencia argentina en materia de protección judicial de los DESCA 415
27
La Corte afirma: “Que ello no implica que resulte apropiado que el tribunal fije sin más la movilidad
que cabe reconocer en la causa, pues la trascendencia de esa resolución y las actuales condiciones econó
micas requieren de una evaluación cuidadosa y medidas de alcance general y armónicas, debido a la com
plejidad de la gestión del gasto público y las múltiples necesidades que está destinado a satisfacer”.
28
Idem, Recurso de hecho deducido por Luisa Aguilera Mariaca y Antonio Reyes Barja en representación de
Daniela Reyes Aguilera en la causa Reyes Aguilera, Daniela c/ Estado Nacional.
416 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
29
Para un recuento más detallado, V., Courtis, “La aplicación de tratados e instrumentos internacio
nales sobre derechos humanos y la protección jurisdiccional del derecho a la salud: apuntes críticos”,
en La aplicación de los tratados de derechos humanos en el ámbito local. La experiencia de una década,
pp. 703-750.
La experiencia argentina en materia de protección judicial de los DESCA 417
30
Corte Suprema, Campodónico de Beviacqua, Ana Carina c. Ministerio de Salud y Banco de Drogas Neoplásicas.
31
Cf., Campodonico de Beviacqua, op. cit, consid. 16.
32
Ibidem.
33
Idem, consid. 17.
34
Idem, consid. 19, con referencia explícita a la doctrina establecida por el Comité de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales, Observaciones finales al Informe estatal suizo, 20 y 23 de noviem
bre de 1998.
418 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
35
Corte Suprema, Monteserin, Marcelino c. Estado Nacional - Ministerio de Salud y Acción Social - Comisión
Nacional Asesora para la Integración de Personas Discapacitadas - Servicio Nacional de Rehabilitación y Pro-
moción de la Persona con Discapacidad y Recurso de hecho deducido por la demandada en la causa T., l. H., en
rep.. U. E.G. T.T. c. Obra Social del Poder Judicial de la Nación si leyes especiales (diabetes, cáncer, fertilidad),
entre otros.
36
Corte Suprema, A., C. B. C. Ministerio de Salud y Acción Social s/amparo ley 16.986, dictamen del Pro
curador General de la Nación.
37
Idem, N., L. M. y otra c. Swiss Medical Group S. A., dictamen del Procurador General de la Nación;
Corte Suprema, Martín, Sergio Gustavo y otros c. Fuerza Aérea Argentina - Dirección General Bienestar Pers.
Fuerza Aérea s/amparo, dictamen del Procurador General de la Nación; Corte Suprema, M., S. A. s/ma-
teria: previsional s/recurso de amparo; Cámara Nacional de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo
Federal Sala II, R., R. S. c. Ministerio de Salud y Acción Social y otros/amparo; Cámara Nacional de Apela
ciones en lo Civil, Sala C, T., J. M. c. Nubial S.A.
38
V., idem, Alvarez, Oscar Juan c. Buenos Aires, Provincia de y otros/acción de amparo; Corte Suprema,
Duich Dusan, Federico c. C.E.M.I.C. s/ amparo; Recurso de hecho deducido por el Estado Nacional - Poder
Judicial de la Nación en la causa V. l., R. c. Obra Social del Poder Judicial de la Nación s/ ordinario, entre
otros.
39
V., Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Bahía Blanca Sala II, C. y otros c. Ministerio de
Salud y Acción Social de la Provincia de Buenos Aires (impone tratamiento a un hospital público); Cámara
en lo Contencioso Administrativo de Tucumán, Sala II, González, Amanda Esther c. Instituto de Previsión
y Seguridad Social de Tucumán y otros/amparo, 15/07/2002 (impone tratamiento a una obra social esta
tal); Cámara de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo y Tributario de la ciudad de Buenos
Aires Sala II, Sociedad Italiana de Beneficencia en Buenos Aires c. GCBA s/ otras causas”; idem, Sala I, Centro
de Educ. Médica e Invest. Clínicas Norberto Quirno c. GCBA s/otras causas (convalida la imposición legal de
obligaciones de cobertura sobre prestadores privados); idem, Zárate, Raúl Eduardo c. GCBA s/Daños y
Perjuicios; idem, B. L. E. y Otros c. OSBA s/Daños y Perjuicios (concede indemnización de daños y perjui
cios producidos por denegación o inadecuación del tratamiento médico); idem, Urtasun, Teodoro Alberto
c. Instituto Municipal de Obra Social s/ Cobro de Pesos (impone tratamiento a obra social estatal).
40
Corte Suprema, Asociación Benghalensis y otros c. Ministerio de Salud y Acción Social –Estado Nacional s/
amparo ley 16.688, dictamen del Procurador General de la Nación.
La experiencia argentina en materia de protección judicial de los DESCA 419
41
Idem, op. cit., consid. X.
42
Ibidem.
43
Corte Suprema, Etcheverry, Roberto E. c. Omint Sociedad Anónima y Servicios, dictamen del Procurador
General de la Nación.
420 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
44
Corte Suprema, V., W. J. c. Obra Social de Empleados de Comercio y Actividades Civiles s/sumarísimo.
45
Idem, Asociación de Esclerosis Múltiple de Salta c. Ministerio de Salud–Estado Nacional s/acción de amparo-
medida cautelar, dictamen del Procurador General de la Nación.
46
Cámara Nacional en lo Contencioso Administrativo Federal Sala IV, Viceconte, Mariela c. Estado nacio-
nal–Ministerio de Salud y Acción Social s/amparo ley 16.986.
La experiencia argentina en materia de protección judicial de los DESCA 421
47
Corte Suprema, Benítez, Ricardo Ernesto c. Policía Federal s/amparo.
422 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
48
Idem, R., M. J. s/ insania.
49
Idem, F., A. L. s/ medida autosatisfactiva.
La experiencia argentina en materia de protección judicial de los DESCA 423
50
Idem, N.N.o U., V. s/ protección y guarda de personas.
51
Idem, Recurso de hecho deducido por la actora en la causa Asociación Civil para la Defensa en el Ámbito
Federal e Internacional de Derechos cl Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados
s/amparo.
52
Idem, Institutos Médicos Antártida s/ Quiebra s/incidente de verificación (R.A.F. y L.R.H. de F).
424 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
V. Derechos educativos
53
Idem, Ferrer de Leonard, Josefina y otros c. Superior Gobierno de la Pcia. de Tucumán s/amparo.
426 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
También algunos tribunales locales han decidido casos relacionados con el dere
cho a la educación de niños pertenecientes a minorías. El caso R. C. S.55 trató la
situación de la inclusión de un niño con discapacidad en una escuela regular.
Un tribunal de segunda instancia de Tucumán obligó al estado a poner a dispo
sición del agraviado —un niño en edad escolar primaria con parálisis cerebral—
una maestra integradora para asegurar su integración plena en el aula. La decisión
se fundó en argumentos constitucionales y legales de carácter local.
54
Idem, Lifschitz, Graciela c. Estado Nacional s/sumarísimo.
55
Cámara en lo Contencioso Administrativo de Tucumán, Sala I, R.C.S. y otro c. I.P.S.S.T. y otro s/amparo.
56
Juzgado de 1º Instancia en lo Civil y Comercial de Junín de los Andes, Painefilu, Mariano y otros c.
Consejo de Educación de Neuquén.
La experiencia argentina en materia de protección judicial de los DESCA 427
construir una escuela.57 Una ley sancionada por la Legislatura local establecía
la construcción de una escuela en un cierto período de tiempo, pero la Adminis
tración ni siquiera había comenzado las obras. El caso fue presentado por el
Asesor Tutelar, en representación del grupo de niños de origen humilde que se
hubiera beneficiado con la construcción del colegio. El tribunal menciona el Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y la Convención
sobre los Derechos del Niño para justificar su decisión.
57
Cámara de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo y Tributario de la ciudad de Buenos Aires
Sala I, Asesoría Tutelar Justicia Contencioso Administrativo y Tributario de la C.A.B.A. c. GCBA s/Amparo.
58
Idem, Santoro, Francisco Roberto y Otro c. GCBA s/Amparo (art. 14 CCABA).
59
Idem, Vanzini Oscar Alberto c. Colegio Liceo Núm. 1 Figueroa Alcorta s/ Amparo (Art. 14 CCABA).
60
V., Idem, Raimondo Inés Beatriz c. GCBA s/ Daños y Perjuicios.
61
Corte Suprema, Castillo, Carina Viviana y otros c. Provincia de Salta - Ministerio de Educación de la Prov.
de Salta s/amparo.
428 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
En un caso decidido por la Corte Suprema,62 una persona con una deficiencia
motriz inició una acción de amparo contra la Universidad Nacional de La Matanza,
dado que esta se negaba a inscribirlo en el profesorado universitario en educación
física bajo el argumento de que no reunía las condiciones físicas para la cursada.
En primera y segunda instancia, se ordenó a la Universidad que el demandante sea
inscripto en la carrera y a efectuar los ajustes razonables en los métodos de examen,
con el fin de que éste no resulte de imposible realización para el actor. Al llegar
a la Corte, la misma desestimó el recurso interpuesto por la Universidad y dejó
firme la sentencia anterior. En su dictamen, la Procuradora General de la Nación
sostuvo que las normas constitucionales e internacionales63 de protección del
62
Idem, Naranjo, Emiliano P. c. Universidad Nacional de la Matanza, dictamen de la Procuradora General
de la Nación.
63
Organización de las Naciones Unidas, Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales,
artículo 13.2; Organización de los Estados Americanos, Convención Americana Sobre Derechos Humanos,
La experiencia argentina en materia de protección judicial de los DESCA 429
derecho a la educación y las referidas a los derechos de las personas con discapaci
dad resultan aplicables en el ámbito de la universidad, sin que pueda alegarse que
ello importa un avasallamiento de su autonomía. Consideró que el nuevo mode
lo social de la discapacidad al que adhirió el Estado argentino implica la realiza
ción de ajustes razonables y la prestación de apoyos técnicos para el goce pleno
de los derechos, entre los que se encuentra un sistema de educación inclusivo en
todos los niveles y la garantía de que las personas con discapacidad tengan acceso
general a la educación superior y a la formación profesional.
artículo 26; Organización de las Naciones Unidas, Convención sobre los Derechos de las Personas con Dis-
capacidad, artículos 2 y 24; Organización de los Estados Americanos, Convención Interamericana para la
Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra las Personas con Discapacidad, artículos 1 y 3;
Comité Derechos Económicos, Sociales y Culturales, Observación General Núm. 5, párr. 35; Consejo de
Derechos Humanos, Resolución 25/20: El derecho de las personas con discapacidad a la educación.
64
Corte Suprema, Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia y otros c. EN - MO Educación s/amparo ley
16.986.
430 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
65
Cámara de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo y Tributario de la Ciudad de Buenos Aires
Sala III, Rodríguez, César Alan c. GCBA y otros s/Amparo.
66
Juzgado de 1º Instancia en lo Contencioso Administrativo y Tributario de la ciudad de Buenos Aires
Núm. 3, C., M. D. y otros c. GCBA s/amparo.
67
V., idem, Núm. 4, González Rayco, Artidoro c. GCBA s/amparo.
68
Juzgado de Menores y Familia Núm. 2 de Paraná, Defensor del Superior Tribunal de Justicia c. Estado
Provincial-Acción de amparo.
69
Cámara en lo Contencioso Administrativo de Tucumán Sala I, Rodríguez, José Angel y otra c. Sistema
Provincial de Salud y otros/amparo s/medida cautelar.
La experiencia argentina en materia de protección judicial de los DESCA 431
En el caso Defensor del Pueblo,71 del año 2007, la Corte Suprema dispuso medi
das cautelares ordenando al Estado nacional y a la Provincia del Chaco el suminis
tro de agua potable y alimentos a las comunidades indígenas Tobas que habitan
dos departamentos de esta Provincia. La Corte dispuso la medida en el marco de
una acción de conocimiento promovida contra ambos estados por el Defensor
del Pueblo de la Nación, en representación de los derechos colectivos de las co
munidades indígenas afectadas por una situación de extrema pobreza. En el mar
co de la medida cautelar la Corte Suprema pidió información sobre los censos y
registros de población para definir el colectivo afectado, así como sobre los progra
mas de salud, alimentarios y de asistencia sanitaria, de provisión de agua potable,
fumigación y desinfección y los servicios de educación y habitacionales. Desde el
punto de vista procedimental, citó a la parte demandante y a ambos gobiernos a
una audiencia pública en la sede del tribunal.
En el año 2018, la Corte volvió a expedirse en el mismo caso72 dado que un inte
grante de la etnia Qom y presidente de la “Fundación América Originaria”, soli
citó que se admitiera su intervención como litisconsorte en el proceso y pidió la
ampliación territorial de la medida cautelar dictada en materia alimentaria y sani
taria al pueblo Wichi del Departamento Güemes, requiriendo acciones positivas
efectivas del Estado Nacional y la Provincia del Chaco. El demandante adujo, que
pese a la adopción de las medidas y a la cautelar dictada por la Corte, las necesi
dades básicas de las comunidades del llamado Bosque Impenetrable chaqueño
70
V., Suprema Corte de Justicia Provincia de Bs. As., P., C. I. y otro c. Provincia de Buenos Aires s/amparo;
idem, s/amparo-recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley; Suprema Corte de Justicia Provincia de Bs.
As., A., G. C. s/amparo - R.E.N.-R.I.L.
71
Corte Suprema, Defensor del Pueblo c/ Estado Nacional y otra (Provincia del Chaco) s/ proceso de
conocimiento.
72
Ibidem.
432 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
resultaba indiscutible que la dignidad de los seres humanos que padecían la situa
ción que había dado origen a las actuaciones, exigía de todos los agentes respon
sables la realización de las medidas coordinadas que hicieran que la intervención
judicial no se transformase en una mera declaración y declamación de derechos,
sino en la concreta y efectiva realización de los presupuestos ineludibles para la
consagración de dicha dignidad.
73
Corte Suprema, Mendoza, Beatriz y otros c. Estado Nacional y otros. V., Suplemento Revista La Ley, con
comentarios de Daniel Sabsay.
La experiencia argentina en materia de protección judicial de los DESCA 433
74
V., Cámara Primera en lo Civil y Comercial de San Isidro, Fundación Pro Tigre y Cuenca del Plata c.
Municipalidad de Tigre y otros/ amparo (la contaminación de aguas subterráneas es ilegal; el gobierno mu
nicipal debe proveer agua potable a los vecinos que sufren la contaminación); V., Cámara de Apelaciones
en lo Civil de Neuquén Sala II, Menores Comunidad Paynemil s/acción de amparo (la contaminación de las
napas por una compañía petrolera es ilícita; el gobierno provincial debe proporcionar agua potable a la
comunidad indígena afectada); V., Tribunal Superior de Justicia de Neuquén, Defensoría de Menores
Núm. 3 c. Poder Ejecutivo Municipal s/acción de amparo (similar al anterior); V., Cámara Federal de La Plata
Sala II, Asociación para la Protección del Medio Ambiente y Educación Ecológica `18 de Octubre´ c. Aguas
Argentinas SA y otros s/ amparo (medida cautelar que ordena a la Provincia, a la Municipalidad y a la
empresa prestadora del servicio público de agua cesar las acciones que afectan el equilibrio hídrico del
municipio y adoptar las medidas para reestablecerlo).
75
V., Suprema Corte de Justicia de Mendoza Sala II, Villavechia de Pérez Lasala, Teresa c. Obras Sanitarias
de Mendoza S.E. s/acción de inconstitucionalidad (la prestación de servicios de agua potable y cloacas es de
primera y vital necesidad, de uso obligatorio para todo beneficiario posible); Cámara Civil y Comercial
de Mar del Plata Sala II, ACIDECON c. OSSE M.D.P. s/amparo (el corte inmediato de los servicios de
agua por falta de pago es abusivo); idem, Ambientalista del Sur c. Azurix S.A. (medida cautelar que obliga
a la compañía prestadora del servicio de agua a proporcionar agua potable envasada a los usuarios hasta
tanto se supere el problema de contaminación del agua entubada); Juzgado de Primera Instancia de Paz
de Moreno, Provincia de Buenos Aires, Usuarios y consumidores en defensa de sus derechos c. Aguas del
Gran Buenos Aires s/amparo (declaración de inconstitucionalidad de la norma legal que permite el corte
de agua por falta de pago del servicio domiciliario de agua; se ordena a la compañía acabar con los
cortes y reconectar el servicio de quienes hubieran sufrido cortes); Juez Sustituta de Primera Instancia
y 51 Nominación en lo Civil y Comercial de la Ciudad de Córdoba, Quevedo, Miguel Angel, Márquez,
Ramón Héctor, Boursiac, Ana María, Pedernera, Luis Oscar y otros c. Aguas Cordobesas S.A. s/amparo (aunque
434 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
el corte por del servicio por falta de pago no es manifiestamente ilegal, la compañía tiene la obligación
de proveer una cantidad mínima de agua a los afectados).
76
V., Juzgado Civil y Comercial de 8 Nominación de Córdoba, Marchisio, José Bautista y otros s/amparo
(ordena a la municipalidad adoptar medidas para minimizar la contaminación del río Suquía, y a la
Provincia proporcionar una cantidad mínima de agua potable a los peticionantes).
77
Corte Suprema, Kersich, Juan Gabriel y otros c. Aguas Bonaerenses S.A. s/amparo.
78
Idem, Barrick Exploraciones Argentinas S.A. y otro c. Estado Nacional s/acción declarativa de
inconstitucionalidad.
La experiencia argentina en materia de protección judicial de los DESCA 435
En otro caso,79 la Comunidad Indígena Eben Ezer inició acción de amparo contra
la provincia de Salta y el Ministerio de Empleo y la Producción, con motivo de
una ley local mediante la cual fueron desafectados como reserva natural ciertos
lotes fiscales y se habilitó al Poder Ejecutivo provincial para ponerlos en venta por
vía de un proceso licitatorio. La comunidad sostenía que su supervivencia depende
de los recursos naturales existentes en esas tierras, y arguyó el quebrantamiento,
entre otros derechos de jerarquía constitucional, del derecho a la vida y a la propie
dad comunitaria de las tierras. La CSJN revocó la sentencia de la Corte de Justicia
de Salta que había rechazado la acción de amparo. Sostuvo que el carácter nega
tivo del resultado al que condujo la sentencia provincial se veía fuertemente
agravado ante los singulares bienes jurídicos que estaban en juego. Citando a la
Corte IDH la Corte expresó que “la cultura de los miembros de las comunidades
79
Idem, Comunidad Indígena Eben Ezer c. provincia de Salta - Ministerio de Empleo y la Producción s/
amparo.
436 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
80
Idem, Confederación Indígena del Neuquén c. Provincia del Neuquén s/acción de inconstitucionalidad.
81
Idem, Confederación Indígena del Neuquén c. Provincia del Neuquén s/acción de inconstitucionalidad.
La experiencia argentina en materia de protección judicial de los DESCA 437
además de omitir dar participación previa a las entidades que representan a los
pueblos indígenas del Neuquén, desconociendo así la obligación establecida por
dicho Convenio.
82
Idem, Comunidad Mapuche Catalán y Confederación Indígena Neuquina c. Provincia del Neuquén s/ acción
de inconstitucionalidad.
438 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Bibliografía
Libros
83
V., Juzgado de 1º Instancia de lo Civil, Comercial y de Minería de Pico Truncado - Provincia de Santa
Cruz, Paisman, Rubén Alejandro c. Consejo Agrario Provincial S/Acción de Amparo; Cámara Civil y Comer
cia de Jujuy Sala I, Comunidad aborigen de Quera y Aguas Calientes – Pueblo Cochinota c. Provincia de Jujuy;
Juzgado de 1º Instancia en lo Civil, Comercial y Minería Núm. 5, IIIª Circunscripción Judicial de Río
Negro, Sede, Alfredo y otros c. Vila, Herminia y otros s/Desalojo; Tribunal Superior de Justicia de Río Negro,
CO. DE. C. I. de la Provincia de Río Negro s/acción de amparo.
84
V., Tribunal Superior de Justicia de Neuquén, Puel, Raúl s/daño; Juzgado de Instrucción Núm. 2 de
San Carlos de Bariloche, Fernández, Edgardo R. s/usurpación; Juzgado de Instrucción N Núm. 2 de San
Carlos de Bariloche, Guarda, Fidel s/ Usurpación.
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I. Introducción
1
En el ámbito del derecho internacional de los derechos humanos se emplea la expresión “Derechos
Económicos, Sociales, Culturales y Ambientales” —o la nomenclatura agregada DESCA—. Por simpli
cidad y agilidad en el estilo de redacción utilizaré “derechos sociales” como denominación genérica.
455
456 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
2
V., Pautassi,“ Límites en la agenda de reformas sociales. El enfoque de derechos en la política pública”,
en Desde otra mirada. Textos de Teoría Crítica del Derecho, p. 182.
El núcleo mínimo vital de los derechos sociales 457
3
En este trabajo las expresiones “núcleo mínimo vital” y “contenido mínimo esencial” son empleadas
como sinónimas. El análisis de un núcleo mínimo vital requiere examinar paralelamente la noción de
las obligaciones mínimas de efecto inmediato.
4
Estos temas están desarrollados en las contribuciones de Aniza García Morales, Silvia Serrano, Christian
Courtis y Roberto Lara Chagoyán, en este mismo volumen.
5
Cf., Petit, “El diálogo entre doctrina, constitución y cortes para el establecimiento de los contenidos
mínimos de derechos sociales fundamentales, La convergencia de categorías”, en Estudios Constitucionales,
pp. 206-207 y 215-216, y bibliografía allí citada.
6
Courtis, Los tribunales y la exigibilidad legal de los derechos económicos, sociales y culturales. Experiencias
comparadas de justiciabilidad, pp. 28-29.
458 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
teórica de estos órganos consiste en sostener que cada derecho tendría un núcleo
mínimo esencial que no debería ser afectado por el legislador, por tanto, el órga
no judicial competente tiene a su cargo proteger ese contenido esencial, que es
una garantía institucional más de la carta fundamental.7
7
Cf., Petit, op. cit., p. 207.
8
Existen diversos argumentos de justificación normativa de la noción de un núcleo mínimo de dere
chos sociales con base en distintas concepciones de la justicia social. Para una revisión y examen crítico
de las principales teorías de justificación de los derechos sociales V., Morales, «The Discontent of Social
and Economic Rights”, en Res Publica, pp. 257-272. A los efectos de formular y defender la noción del
núcleo mínimo vital no es necesario argumentar una conexión especial con un valor subyacente. Cf.,
“Tasioulas, Minimum Core Obligations: Human Rights in the Here and Now”, Nordic Trust Fund and The
World Bank, 2017, p. 1.
9
Se trata de la noción hohfeldiana de derecho subjetivo en sentido estricto. V., una discusión de los distintos
sentidos de derecho subjetivo en Morales, Derechos sociales constitucionales y democracia, pp. 47-53.
10
También pueden ser sujetos obligados los terceros particulares o privados, como corporaciones o
individuos por ejemplo en su carácter de empleadores, según la regulación de los derechos sociales en
los distintos sistemas jurídicos. La doctrina internacional de derechos humanos lo denomina “efecto
horizontal de los derechos”. V., la contribución de Silvia Serrano, en este volumen.
11
La falta de determinación de los enunciados constitucionales sobre derechos es un rasgo común que
afecta a todos los derechos fundamentales civiles, políticos, sociales, económicos, culturales y ambientales.
El núcleo mínimo vital de los derechos sociales 459
La diferencia es que la consagración primigenia de los derechos civiles y políticos ha permitido un desa
rrollo jurisprudencial de sus contenidos que se ha ido precisando a lo largo de cientos de años, mientras
que, respecto de los DESCA, su incorporación a la mayoría de las constituciones data de hace algo más de
cincuenta años, por lo que puede observarse un progreso notable recién en los últimos años, tal como
se muestra en este trabajo. Cf., Morales, op. cit., pp. 48-49.
12
Young, “The Minimum Core of Economic and Social Rights: A Concept in Search of Content”, Boston
College Law School Faculty Papers, p. 113.
13
Idem, pp. 113-114. Este enfoque no significa que los derechos sociales se vuelvan demasiado limita
dos o restrictivos, en tanto que es necesario complementarlo con las obligaciones de cumplimiento
progresivo para su completa protección. V., Chowdhury, Judicial Adherence to a Minimum Core Approach
to Socio-Economic Rights – A Comparative Perspective, p. 6; y Tasioulas, op. cit., pp. 27-28.
14
Parra Vera, “El contenido esencial del derecho a la salud y la prohibición de regresividad”, en Ni un paso
atrás. La prohibición de regresiva en materia de derechos sociales. p. 54.
15
Estas obligaciones se encuentran previstas en los Principios de Limburgo sobre la aplicación de Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, principio 25, UN doc. E/C 4/1987/17; Principios
de Maastricht sobre violaciones a los derechos económicos, sociales y culturales, principio 9; CDESC,
Observación General Núm. 3, párr. 10, UN doc, E/1991/23; Convención Americana sobre Derechos
Humanos, artículo 26 y del Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos en
materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, “Protocolo de San Salvador”, artículo 1.
460 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Tanto a nivel internacional como regional, los esfuerzos actuales se dirigen a precisar
indicadores de progreso de los derechos sociales, en tanto que estos son parte de las
herramientas útiles para hacerlos exigibles.16 Estos indicadores permiten monitorear
la satisfacción del contenido mínimo esencial de cada uno de los países y el progreso
en cuanto a la realización de los derechos sociales, lo cual debe ser distinguido del
progreso económico y social de cada país.17 El artículo 2.1 del Pacto Internacional
Derechos Económicos, Sociales y Culturales —PIDESC— establece:
El Comité del PIDESC sostiene que existe un umbral mínimo esencial de satis
facción de cada derecho que debe garantizar por lo menos niveles esenciales de
los derechos del Pacto, considerado como contenido inderogable. En un primer
momento el Comité afirmó que esa obligación surge del artículo 2.1 del Pacto,
sosteniendo que “un Estado en el que un número importante de individuos está
privado de alimentos esenciales, de atención primaria de salud esencial, de abrigo
y vivienda básicos o de las formas más básicas de enseñanza, prima facie no está
cumpliendo sus obligaciones”.18 Esto significa que cada Estado tiene la obligación
de asegurar ese estándar mínimo con independencia de la situación social y eco
nómica que atraviesen los Estados ya que de lo contrario carecería de su razón
de ser.19 Los Estados, por lo tanto, no pueden ampararse en la falta de recursos
16
V., Asamblea General de la OEA, Normas para la confección de informes periódicos previstos en el
artículo 19 del Protocolo de San Salvador, passim.
17
Cf., Parra, op. cit., p. 55.
18
CDESC Observación General Núm. 3 La índole de las obligaciones de los Estados Partes párr. 1 del
art. 2 del Pacto, párr. 10.
19
Ibidem. UN doc, E/1991/23 párr. 10.
El núcleo mínimo vital de los derechos sociales 461
20
Sobre la irrelevancia conceptual de la escasez de recursos para la determinación del contenido de los
derechos sociales, V., Morales, op. cit., pp. 85-93.
21
CDESC, Observación General Núm. 3, La índole de las obligaciones de los Estados Partes (párr 1 del
art. 2 del Pacto) UN doc, E/1991/23, párr. 12.
22
CDESC, Observación General Núm. 14, El derecho al disfrute del más alto nivel posible de salud, párr. 47.
23
Cf., Abramovich, Courtis, Los derechos sociales como derechos exigibles, pp. 90-91.
24
CDESC, Observación General Núm. 3 La índole de las obligaciones de los Estados Partes (párr. 1 del
art. 2 del Pacto), UN doc, E/1991/23, párr. 2.
462 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Es claro que estos criterios interpretativos del Comité son vinculantes para los Es
tados partes del Pacto. No obstante, la corrección interpretativa del núcleo míni
mo esencial y de las obligaciones de efecto inmediato no se sigue únicamente del
respaldo del Comité u otros órganos internacionales.27 El carácter jurídico vincu
lante de estas nociones podría reforzarse mediante su inclusión explícíta en un
tratado, o mediante su evolución en una norma de ius cogens del derecho inter
nacional.28 La adopción de consensos políticos internacionales sobre contenidos
mínimos universales, como los Objetivos de Desarrollo Sostenible, pueden cons
tituir también referencias importantes para identificar el núcleo mínimo esencial
de derechos sociales en particular.
25
Cf., Pautassi, op. cit., p. 200.
26
V., las contribuciones sobre los derechos a la vivienda, salud, educación, protección social y agua, en
este mismo volumen.
27
Cf., Tasioulas, op. cit., p. 1.
28
Ibidem.
29
La R202 fue adoptada el 14 de junio de 2012 en el marco de la 101ra sesión de la Conferencia Inter
nacional del Trabajo.
El núcleo mínimo vital de los derechos sociales 463
b) seguridad básica del ingreso para los niños, por lo menos equivalente a un nivel
mínimo definido en el plano nacional, que asegure el acceso a la alimentación, la
educación, los cuidados y cualesquiera otros bienes y servicios necesarios;
c) seguridad básica del ingreso, por lo menos equivalente a un nivel mínimo defi
nido en el plano nacional, para las personas en edad activa que no puedan obtener
ingresos suficientes, en particular en caso de enfermedad, desempleo, maternidad
e invalidez, y;
d) seguridad básica del ingreso para las personas de edad, por lo menos equiva
lente a un nivel mínimo definido en el plano nacional.
30
OIT, Recomendación sobre los pisos de protección social, R202, párr. 4. Énfasis agregado.
464 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
La noción de un núcleo mínimo de los derechos sociales sirve además para dar
respuesta a las críticas contra la exigibilidad o justiciabilidad de estos derechos
por su inherente indeterminación. Esta segunda arista de la crítica apunta a la
imposibilidad propia de los derechos sociales para protegerlos en sede judicial
por la falta de precisión de aquello a lo que se tiene derecho, como notablemente
se suele ejemplificar con el derecho a la salud.31 Como se mencionó antes, las posi
ciones críticas rechazan la justiciabilidad de los derechos sociales a partir de la
objeción de la indeterminación de su contenido. De allí que se extiende la crítica
también al ámbito de la revisión de las políticas públicas sociales y económicas,
las que deberían quedar fuera del control judicial, y sujetas a la discrecionalidad
política.
Es así que, la noción de un núcleo mínimo esencial está vinculada con su utilidad
para responder a importantes preguntas sobre la justiciabilidad de los derechos
sociales. Se ha interpretado en este sentido que “la idea de una obligación de
un núcleo mínimo sugiere que hay grados de satisfacción de un derecho y que un
cierto nivel mínimo tiene prioridad sobre una realización más extensa del derecho”.32
En esto radica su valor: en guiar la acción de los Estados respecto del cumplimiento
de sus obligaciones mediante pautas interpretativas que establecen prioridades en
la asignación de recursos. De acuerdo con Tasioulas, la noción de obligaciones
mínimas “ayuda a resolver el problema de cómo priorizar el cumplimiento de las
obligaciones de derechos humanos en contextos de recursos limitados a través de
establecer un estándar mínimo que se aplica a todos los Estados con indepen
dencia de sus diferencias”.33
31
El derecho a la salud es uno de los derechos sociales que mayores dificultades presenta por su notoria
vaguedad e indeterminación, por lo que genera desafíos propios y parecería injusto usarlo para ilus
trar la crítica contra todos los derechos sociales. V., Young, Constituting Economic and Social Rights, p. 76.
La objeción de la indeterminación suele agravarse con el cargo de insaciabilidad. Una forma de dar cuenta
de este cargo V., Morales, op. cit., pp. 92-93.
32
Bilchitz, “Towards a Reasonable Approach to the Minimum Core: Laying the Foundations for Future Socio-
Economic Rights Jurisprudence”, en South African Journal on Human Rights, p. 13.
33
Tasioulas, op. cit., pp. 14-15. Existen, sin embargo, en la doctrina y en el activismo de los derechos
sociales, quienes desconfían de la utilidad y coherencia de esta noción. En el ámbito académico, V., un
riguroso y extenso estudio en Young, op. cit. quien presenta una posición crítica sobre su conveniencia
como doctrina legal.
El núcleo mínimo vital de los derechos sociales 465
Al igual que los derechos civiles y políticos, los derechos económicos, sociales y
culturales imponen sobre los Estados tres tipos de obligaciones distintas: las obli
gaciones de respetar, proteger y cumplir. El incumplimiento de cualquiera de estas
34
ACNUDH, Declaración y Programa de Acción de Viena de 1993, parte I, párr. 5.
35
Abramovich, Courtis, op. cit., pp. 24-25.
36
V., Directriz, Núm. 4.
466 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Las obligaciones esenciales mínimas que se siguen de los derechos sociales im
ponen exigencias de cumplimiento inmediato respecto de todos los Estados Par
tes.37 Estas se caracterizan por tres rasgos: “(a) inmediatez: demandan inmediato
cumplimiento; (b) completitud: deben ser satisfechas por completo en todo mo
mento, y (c) universalidad: vinculan a todos los Estados con independencia de las
diferencias en riqueza y otros recursos”.38 De esta manera, la noción del núcleo
mínimo vital sirve para identificar un subconjunto de obligaciones con efecto
inmediato que deben ser garantizadas por todos los Estados sin distinción del
grado de desarrollo económico y social. Se distinguen así de las obligaciones de
progresiva efectividad, cuyo cumplimiento en el tiempo está vinculado con el nivel
de recursos disponibles.39
37
Cf., Tasioulas, op. cit., p. 10.
38
Idem, p. 12.
39
V., la contribución de Aniza García Morales, en este mismo volumen; V., Forman, “Can Minimum
Core Obligations Survive a Reasonableness Standard of Review Under the Optional Protocol to the
International Covenant on Economic, Social and Cultural Rights?” en Ottawa Law Review, pp. 569-572,
acerca de las tensiones entre el criterio de razonabilidad y el estándar del núcleo mínimo, y una pro
puesta de reconciliación.
El núcleo mínimo vital de los derechos sociales 467
En los años 1980 la Corte Suprema de la India, de manera pionera, adoptó una
posición especialmente activista interpretando el derecho a la vida de forma am
plia. El máximo tribunal interpretó que las exigencias sociales expresadas en las
directrices políticas formaban parte de los derechos fundamentales que están con
tenidos en la Constitución, haciéndolos indirectamente ejecutables. Así, la Corte
Suprema amplió el alcance del derecho fundamental a la vida previsto en el
artículo 21 de la Constitución, incluyendo también el derecho a la alimentación.
Sostuvo que los medios necesarios para vivir forman parte del derecho fundamen
tal a la vida, por lo tanto, la privación de alimentos “no sólo despojaría a la vida de
su efectivo contenido de significado sino que haría a la vida imposible de vivir”.40
La Corte Suprema también consideró que el derecho a la vida comprendía “el
derecho a la alimentación, el derecho a la vestimenta, el derecho a medioambien
te decente y a un alojamiento razonable en donde vivir”.41 Más adelante, la Corte
volvió a emplear el mismo criterio interpretativo respecto del derecho a la vivien
da, afirmando que “es el deber del Estado construir viviendas a tarifas razonables
y hacerlas accesibles a los pobres […] para dotar de significado al derecho a la
vida”.42
40
Corte Suprema de India, Olga Tellis vs. Bombay Municipal Corporation, AIR 1986 SCC 180,
41
Idem, Shantistar Builders vs. Narayan Khimalal Totame, AIR 1990 SCC 630-633.
42
Idem, Ahmedabad Municipal Corporation v. Nawab Khan Gulab Khan & Ors, AIR 1997 SCC 121.
468 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
los medicamentos requeridos por una menor con atrofia muscular espinal, sos
teniendo que:
43
Corte Suprema de Justicia de Chile, Rol Núm. 25.009-2018, considerando 8º. Para un análisis de la
evolución de la jurisprudencia chilena respecto de la protección del derecho a la salud en relación con
el derecho a la vida, V., Zuñiga, “El derecho a la vida y el derecho a la protección de la salud en la Cons
titución: una relación necesaria”, en Estudios Constitucionales, pp. 37-64.
44
Cf., Sentencia Corte Suprema de Justicia de Chile, Rol Núm. 43.250-2017, considerando 6º.
45
V., un análisis crítico acerca de la escasa fundamentación de las decisiones de la Corte Suprema de
Justicia de Chile, en Morales, “Judicial interventions in health policy: Epistemic competence and the courts”,
en Bioethics, pp. 6-7.
El núcleo mínimo vital de los derechos sociales 469
46
Cf., Corte IDH. Caso de los Niños de la Calle (Villagrán Morales y otros) vs. Guatemala.
47
Corte IDH, Caso del Instituto de Reeducación del Menor “Coronel Panchito López” vs. Paraguay.
48
Idem, párr. 159.
49
Corte IDH, Caso de la Comunidad Indígena Yakye Axa vs. Paraguay.
50
Corte IDH, Caso de la Comunidad Indígena Xákmok Kásek vs. Paraguay.
51
Idem, párrs. 195-217.
52
Idem, párr. 234.
53
Idem, párr. 266.
470 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
La Corte sostuvo que la prohibición del trabajo forzoso tenía efecto inmediato y
que en el caso el Estado colombiano violó la prohibición de la esclavitud y servi
dumbre y el derecho a la libertad personal de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos a la luz del Convenio 29 de la Organización Internacional
del Trabajo.
De esta forma, la Corte IDH ha ido avanzando para generar una importante línea
jurisprudencial en torno a las obligaciones derivadas de los derechos laborales y
la vinculación con los derechos de libertad. No obstante, la Corte dispuso la
protección judicial indirecta de derechos laborales y previsionales en algunos
casos previos.55 El reciente caso Lagos del Campo vs. Perú,56 representa un hito por
su referencia directa con la violación del artículo 26 sobre el desarrollo progresivo
de los derechos económicos, sociales y culturales del Pacto de San José.57 En este
54
Corte IDH. Caso de las Masacres de Ituango vs. Colombia, párr. 145-168.
55
Caso Baena Ricardo y otros vs. Panamá; Caso “Cinco Pensionistas” vs. Perú.
56
Corte IDH. Caso Lagos del Campo vs. Perú.
57
CADH, artículo 26. Desarrollo Progresivo. “Los Estados Partes se comprometen a adoptar providen
cias, tanto a nivel interno como mediante la cooperación internacional, especialmente económica y
técnica, para lograr progresivamente la plena efectividad de los derechos que se derivan de las normas
económicas, sociales y sobre educación, ciencia y cultura, contenidas en la Carta de la Organización de
los Estados Americanos, reformada por el Protocolo de Buenos Aires, en la medida de los recursos
disponibles, por vía legislativa u otros medios apropiados”.
El núcleo mínimo vital de los derechos sociales 471
caso el Estado peruano fue condenado por la Corte IDH declarando la responsa
bilidad internacional por el despido irregular del señor Lagos del Campo de su
puesto de trabajo, vulnerando su derecho a la estabilidad laboral, el derecho a la
libertad de expresión, el derecho a la libertad de asociación y el derecho al acceso
a la justicia. Una vez más la Corte IDH reafirmó la doctrina de la interdepen
dencia e indivisibilidad entre los derechos civiles y políticos, y los derechos eco
nómicos, sociales y culturales, los que consideró “integralmente y de forma
conglobada como derechos humanos, sin jerarquía entre sí y exigibles”.58 Asimis
mo, señaló que el “incumplimiento de la obligación de proteger se produce cuan
do los Estados Partes se abstienen de adoptar todas las medidas adecuadas para
proteger a las personas sometidas a su jurisdicción contra las vulneraciones del
derecho al trabajo imputables a terceros”, lo cual incluye “el hecho de no proteger
a los trabajadores frente al despido improcedente”.59
De acuerdo con el voto concurrente del juez Ferrer Mac-Gregor esta decisión
marca un momento histórico de la jurisprudencia de la Corte IDH a través de la
superación de la idea de los derechos sociales como “buenas intenciones” conte
nidos en instrumentos internacionales, “para pasar a ser exigibles ante las instan
cias competentes”.60
58
Corte IDH. Caso Lagos del Campo vs. Perú, párr. 141.
59
Idem, párr. 147.
60
Idem, voto concurrente del juez Eduardo Ferrer Mac-Gregor, párr. 48.
61
Idem, voto razonado del juez Roberto F. Caldas, párr. 7.
472 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
62
Los ejes de ese debate estaban dados por la objeción de la falta de legitimidad democrática del poder
judicial y la objeción de falta de la falta de competencia judicial. V., una revisión y discusión de estas
críticas en Morales, op. cit., pp. 209-233.
63
V., Introducción de Christian Courtis, en este volumen.
64
Cf., Bilchitz, op. cit., p. 8.
El núcleo mínimo vital de los derechos sociales 473
1. La jurisprudencia colombiana
a la vanguardia
65
Idem, p. 6.
66
Sentencia de la Corte Constitucional de Colombia, T-760.
67
V., Yamin, Parra Vera, “Judicial Protection of the Right to Health in Colombia: From Social Demands to
Individual Claims to Public Debates”, en Hastings International and Comparative Law Review, pp. 101-129.
474 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
i) la falta del servicio médico vulnera o amenaza los derechos a la vida y a la inte
gridad personal de quien lo requiere; ii) el servicio no puede ser sustituido por
otro que se encuentre incluido en el plan obligatorio; iii) el interesado no puede
directamente costearlo, ni las sumas que la entidad encargada de garantizar la
prestación del servicio se encuentra autorizada legalmente a cobrar, y no puede
acceder al servicio por otro plan distinto que lo beneficie; y iv) el servicio médico
ha sido ordenado por un médico adscrito a la entidad encargada de garantizar la
prestación del servicio a quien está solicitándolo.69
Y en tercer lugar, la Corte suscribió la noción del núcleo mínimo vital y las obliga
ciones mínimas, entendidas como obligaciones de efecto inmediato y no sujetas
a cumplimiento progresivo, las que pueden ser objeto de la acción de tutela:
“Cuando la omisión en el cumplimiento de las obligaciones correlativas mínimas
coloca al titular del derecho ante la inminencia de sufrir un daño irreparable, este
puede reclamar la protección judicial inmediata del derecho”.70 Esto es, hay obli
gaciones que requieren acciones de cumplimiento inmediato en virtud de la seve
ridad y urgencia de la situación y por tanto son justiciables.71
68
Sentencia de la Corte Constitucional de Colombia, T-760, punto 4.4.1.
69
Idem, punto 4.4.3.2.2., pág. 81.
70
Idem, punto 3.3.2., pág. 29.
71
Sobre la acción de tutela por el mínimo vital dirigida a las personas económicamente más desaventa
jadas en Colombia, V., Lemaitre, “El Coronel sí tiene quien le escriba: la tutela por mínimo vital en
Colombia”, en SELA 2005 Derecho y Pobreza.
El núcleo mínimo vital de los derechos sociales 475
2. La elaboración incipiente
en la jurisprudencia mexicana
El uso de un estándar del núcleo mínimo vital en México por parte de la Supre
ma Corte de Justicia de la Nación —SCJN— es relativamente reciente. En un
inicio, este criterio fue plasmado en la forma de un derecho constitucional autó
nomo al mínimo vital por la Suprema Corte con motivo de la promoción de un
amparo en contra de la normativa sobre el impuesto empresarial de tasa única.74
En los amparos en revisión 1780/2006 y 811/2008, la SCJN se pronunció sobre
la existencia del derecho al mínimo vital como un límite para el legislador tribu
tario en la imposición de tributos.75
72
Cf., Yamín, Parra Vera, op. cit., p. 118.
73
Ley Estatutaria 1751 por medio de la cual se regula el Derecho Fundamental a la Salud y se dictan
otras disposiciones, D.O. 49427.
74
V., DOF, Decreto mediante el cual se reforman, adicionan y derogan diversas disposiciones de la Ley
del Impuesto sobre la Renta —LISR—, del Código Fiscal de la Federación, de la Ley del Impuesto Es
pecial sobre Producción y Servicios, de la Ley del Impuesto al Valor Agregado, y se establece el Subsidio
para el Empleo; Ley del Impuesto sobre la Renta, arts. 177 y 178.
75
Cf., Pelayo, “El mínimo vital como estándar para la justiciabilidad de los derechos económicos, socia
les y culturales”, en Revista electrónica Metodhos, pp. 46-48.
76
SCJN, Tesis 1a. XCVII/2007, Derecho al mínimo vital en el orden constitucional mexicano, Novena Época,
en Semanario Judicial de la Federación y su Gacetamkj Tomo XXV, p. 793.
476 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Cuando los tribunales adviertan que una vulneración a un derecho social afecta
la capacidad de los quejosos para vivir dignamente, deberán declarar que se viola el
núcleo esencial del derecho. […] puede decirse que existe una distinción entre
distintos niveles de protección en los derechos sociales: (i) un núcleo esencial que
protege la capacidad de las personas de vivir dignamente que impone al Estado
77
Ibidem; SCJN, Primera Sala, Sentencia recaída en el Amparo de Revisión 2237/2009, 24/2010,
121/2010, 204/2010, 507/2010.
78
Idem, Sentencia recaída en el Amparo en Revisión 323/2014.
79
Idem, Sentencia recaída en el Amparo en Revisión 566/2015.
80
Idem, p. 21.
El núcleo mínimo vital de los derechos sociales 477
Es así que, la Primera Sala ha ido generando notablemente una jurisprudencia que
incorpora la noción del núcleo mínimo esencial con la finalidad de garantizar la
dignidad de las personas, justificando la existencia de una obligación inmediata
y un estándar de protección más fuerte cuando se vulnera ese mínimo, al amparo
del derecho internacional de los derechos humanos y de las interpretaciones de
sus órganos.82
V. Conclusiones
81
Idem, p. 24.
82
Cf., Simón, “El núcleo esencial de los derechos económicos, sociales y culturales: una buena estrate
gia de adjudicación”, en Revista del Centro de Estudios Constitucionales, pp. 375.
478 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
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El núcleo mínimo vital de los derechos sociales 481
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Capítulo XI
El principio de razonabilidad
en la tutela judicial de los DESCA
Aniza García*
* Doctora en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Colaboradora honorífica en
el Departamento de Derecho Constitucional, UCM.
El principio de razonabilidad en la tutela judicial de los DESCA. I. La justicia
bilidad de los DESC como punto de partida; II. La definición de los derechos y de
las condiciones mínimas como criterios de interpretación; III. La determinación
de las obligaciones que conllevan los DESC: criterios para su aplicación; IV. Nota
sobre el principio de progresividad; V. El criterio de razonabilidad; VI. El desarrollo
de estrategias, planes nacionales e indicadores; VII. Nota sobre el impacto presupues
tario; VIII. A manera de conclusiones.
487
488 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
En efecto, el trabajo realizado por los diferentes órganos del sistema de Naciones
Unidas, y por los propios sistemas regionales de protección, está teniendo un im
pacto cada vez mayor en los ordenamientos nacionales. Particularmente, la labor
de los Comités de expertos creados por los propios tratados, interpretándolos a
través de sus Observaciones Generales —en adelante, OG— y de sus observacio
nes finales a los informes periódicos que les presentan los Estados, así como el
trabajo de las Relatorías temáticas, han permitido la especificación del contenido
de los derechos, la concreción de las condiciones mínimas para su ejercicio y la de
terminación del alcance de las obligaciones que de ellos se derivan. Asimismo,
este desarrollo ha favorecido una reconfiguración más garantista del sistema de
derechos, que hoy ya aparece recogida en los textos constitucionales más avan
zados, en lo siguiente una puntualización de estos avances:
1
V., Constitución Política de Colombia, artículo 94; V., Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, artículo 22; V., Constitución de la República de Ecuador, artículo 11.7; V., Constitución
Política del Estado de Bolivia, artículo 13.II.
2
V., Constitución Política del Estado de Bolivia, artículo 13; V., Constitución de la República Bolivariana
de Venezuela, artículo 19.
3
V., Constitución Política del Estado de Bolivia, artículo 14; V., Constitución de la República Bolivaria
na de Venezuela, artículo 21; V., Constitución de la República de Ecuador, artículo 11.
4
V., Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, artículo 1.
5
V., Constitución Política de la República de Ecuador, artículo 14.4; V., Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos, artículo 1; V., Constitución Política de Colombia, artículo 93; V., Constitu
ción Política del Estado de Bolivia, artículo 13.VI.
6
V., Constitución de la República de Ecuador, artículo 11.3.
7
V., Constitución Política de Colombia, artículo 86; V., Constitución de la República de Ecuador, artícu
lo 88; V., Constitución Política del Estado de Bolivia, artículo 128.
8
V., Constitución de la República de Ecuador, artículo 11.8.
9
V., Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, artículos 66 y 141; V., Constitución de la
República de Ecuador, artículo 100.
490 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
En relación con este último aspecto, la aprobación y entrada en vigor del Protocolo
PIDESC representan, sin duda, un salto cualitativo; habilitan la aplicación directa
de estos derechos —con independencia de que medie regulación legal— y su
protección mediante mecanismos reforzados de garantía. Es decir, se abre la vía
para la exigibilidad directa de los DESC en el ámbito internacional, porque las per
sonas y grupos de personas pueden denunciar ante el Comité de Derechos Econó
micos, Sociales y Culturales —en adelante, CDESC— posibles vulneraciones.
Ahora bien, el reto pendiente es que a nivel nacional los operadores políticos
incorporen al desarrollo normativo de los derechos y a las políticas destinadas
a su implementación, los progresos relativos a la especificación de su contenido,
sentido y alcance y que, en su aplicación, los operadores jurídicos utilicen los cri
terios y estándares del Comité cuando se trate de adjudicar los DESC en casos
concretos.
10
Idem, artículos 26 y 27; V., idem, artículo 11.
También respecto de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos —una de las primeras
constituciones sociales, pero que fue decantándose por una concepción liberal y rígida del sistema de
derechos— se ha dado un paso importante para adaptarla a los avances en esta materia, mediante las
reformas de agosto de 2001 —carácter pluricultural de la nación—, abril de 2009 —derechos cultura
les—, octubre de 2011 —derecho a la alimentación—, febrero de 2012 —derecho al agua y al
saneamiento—, y particularmente la reforma de junio de 2011 que actualizó el sistema de derechos
conforme a los principios y estándares del DIDH.
El principio de razonabilidad en la tutela judicial de los DESCA 491
11
V., CDESC, Observación general Núm.14, El derecho al disfrute del más alto nivel posible de salud,
artículo 12 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, párr. 12.
12
V., idem, Observación general 4, El derecho a una vivienda adecuada, párrafo 1 del artículo 11 del
Pacto, párrs. 7 y 8.
492 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Estados que sólo están vinculados por la versión original de este instrumento que
no incluye el derecho a la vivienda, el CEDS ha optado por una interpretación
ampliada del artículo 11 —derecho a la protección de la salud— para valorar las
medidas de prevención y protección adoptadas contra la contaminación del
agua, como parte de los estándares de salud pública aplicables a la política de
vivienda. Así, en sus Conclusiones del 2003 sobre el informe presentado por el
Estado francés, dejaría establecidos los criterios esenciales que debe satisfacer
la noción de vivienda adecuada:
de los servicios básicos. Y si bien admitió que, según sus prioridades y recursos,
los Estados tienen un margen de discrecionalidad para elegir las medidas que
están obligados a adoptar para hacer efectivos los derechos, dichas medidas deben
satisfacer los criterios de razonabilidad del plazo, progreso medible y financia
ción consistente con el máximo de recursos disponibles. Concluyó que, en este
caso, la falta de adecuación de las viviendas y la falta de servicios, constituían una
vulneración de los artículos 16 y E de la Carta.13
13
V., CEDS, European Roma Rights Centre vs. Bulgaria.
14
V., CDH, Observación general Núm. 36, Artículo 6: derecho a la vida, párr. 26.
15
Además, en un voto concurrente, los jueces Cançado Trindade y Abreu Burelli señalaron que “La pri
vación arbitraria de la vida no se limita, pues, al ilícito del homicidio; se extiende igualmente a la privación
del derecho de vivir con dignidad. Esta visión conceptualiza el derecho a la vida como perteneciente, al
mismo tiempo, al dominio de los derechos civiles y políticos, así como al de los derechos económicos,
sociales y culturales, ilustrando así la interrelación e indivisibilidad de todos los derechos humanos”.
Corte IDH, Caso de los “Niños de la Calle” (Villagrán Morales) y otros vs. Guatemala, párr. 144.
16
V., idem, Caso de la Comunidad Moiwana vs. Suriname, párr. 214.
494 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Por otro lado, en dos casos recientes sobre el derecho a la salud en relación con
personas en situación de vulnerabilidad —Poblete Vilches contra Chile y Guachalá
Chimbo y otros contra Ecuador— , la Corte ha utilizado el criterio de accesibilidad
económica en los términos desarrollados por el CDESC, para determinar si los
poderes públicos habían garantizado el derecho de esas personas en el sentido de
asegurar que el pago por los servicios de atención de la salud y aquellos relacio
nados con los factores determinantes básicos de la salud, efectivamente satisfa
cían el principio de equidad.18
17
Idem, Caso de la Comunidad Indígena Yakye Axa vs. Paraguay, párr. 221; Caso de la Comunidad Indígena
Sawhoyamaxa, vs. Paraguay, párrs. 230-232; Caso de la Comunidad Indígena Xákmok kásek vs. Paraguay,
párr. 301; Caso Comunidades Indígenas Miembros de la Asociación Lhaka Honhat (Nuestra Tierra) vs.
Argentina.
18
De hecho, en el Caso Guachalá Chimbo la Corte entendió vulnerado el derecho a la salud por entender
que el Estado había incumplido la obligación de asegurar que los servicios de salud resultaran accesi
bles, dada la falta de acceso a los medicamentos por parte de la víctima. V., idem, Caso Guachalá Chimbo
y otros vs. Ecuador, párrs. 141-142 y 150; Caso Poblete Vilches y otros vs. Chile, párrs. 120-121.
El principio de razonabilidad en la tutela judicial de los DESCA 495
19
V., International Commission of Jurists, Courts and the Legal Enforcement of Economic, Social and Cul-
tural Rights. Comparative Experiences of Justiciability, Ginebra, pp. 79-80.
496 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Ello implica avanzar, tan expeditamente como sea posible, en la realización de estos
derechos y conseguir cuanto antes, por lo menos, un nivel aceptable de implemen
tación. En contraposición, los Estados asumen la prohibición de adoptar medidas
20
Sobre el alcance de estas obligaciones en relación con los DESC, V., Langford, “Substantive Obliga
tions”, en The Optional Protocol to the International Covenant on Economic, Social and Cultural Rights: A
Commentary, pp. 203-251.
En relación con los derechos concretos, V., CDESC, Observación general 4, El derecho a una vivienda ade
cuada, párrafo 1 del artículo 11 del Pacto; Observación general 7, El derecho a una vivienda adecuada,
párrafo 1 del art. 11 del Pacto; Observación general 12, El derecho a una alimentación adecuada, art. 11;
Observación general 13, El derecho a la educación, art. 13 del Pacto; Observación general 14, El derecho
al disfrute del más alto nivel posible de salud, art. 12 del Pacto Internacional de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales; Observación general 15, El derecho al agua, arts. 11 y 12 del Pacto Internacional
de Derechos Económicos, Sociales y Culturales.
21
ACNUDH, Informe sobre la aplicación normativa de los derechos económicos, sociales y culturales,
párr. 11.
El principio de razonabilidad en la tutela judicial de los DESCA 497
[…]los Estados Partes que pretendan justificar el hecho de no ofrecer ningún re
curso jurídico interno frente a las violaciones de los derechos económicos, socia
les y culturales tendrán que demostrar o bien que esos recursos no son `medios
apropiados´ según los términos del párrafo 1 del artículo 2 del Pacto Internacional
de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, o bien que, a la vista de los demás
medios utilizados, son innecesarios. Esto será difícil demostrarlo, y el Comité
entiende que, en muchos casos, los demás medios utilizados puedan resultar ine
ficaces si no se refuerzan o complementan con recursos judiciales.23
22
V., Griffey, “The `Reasonableness´ Test: Assessing Violations of State Obligations under the Optional
Protocol to the International Covenant on Economic, Social and Cultural Rights”, en Human Rights Law
Review, pp. 287-288; CDESC, Observación general 3, La índole de las obligaciones de los Estados Partes,
párrafo 1 del artículo 2 del Pacto, párrs. 10-14. Sobre el contenido mínimo de derechos específicos, V.,
idem, Observación general 14, El derecho al disfrute del más alto nivel posible de salud, art. 12 del Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, párr. 43; Observación general 15, El
derecho al agua, arts. 11 y 12 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales,
párr. 37; idem, Cuestiones sustantivas que se plantean en la aplicación del Pacto Internacional de De
rechos Económicos, Sociales y Culturales: La pobreza y el Pacto Internacional de Derechos Económi
cos, Sociales y Culturales, párrs. 17 y 18; idem, Evaluación de la obligación de adoptar medidas hasta
el “máximo de los recursos de que disponga” de conformidad con un Protocolo Facultativo del Pacto,
párr. 6; V., contribución de Leticia Morales, en este mismo volumen.
23
V., CDESC, Observación general 3, La índole de las obligaciones de los Estados Partes, párr. 1 del artículo 2
del Pacto, párrs. 2 y 3.
498 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
[…]el hecho de que la efectividad a lo largo del tiempo, o en otras palabras pro
gresivamente, se prevea en relación con el Pacto no se ha de interpretar equivoca
damente como que priva a la obligación de todo contenido significativo. Por una
parte, se requiere un dispositivo de flexibilidad necesaria que refleje las realidades
del mundo real y las dificultades que implica para cada país el asegurar la plena
efectividad de los derechos económicos, sociales y culturales. Por otra parte, la frase
debe interpretarse a la luz del objetivo general, en realidad la razón de ser, del
Pacto, que es establecer claras obligaciones para los Estados Partes con respecto a la
plena efectividad de los derechos de que se trata. Este impone así una obligación
de proceder lo más expedita y eficazmente posible con miras a lograr ese objetivo.
Además, todas las medidas de carácter deliberadamente retroactivo en este aspec
to requerirán la consideración más cuidadosa y deberán justificarse plenamente
por referencia a la totalidad de los derechos previstos en el Pacto y en el contexto
del aprovechamiento pleno del máximo de los recursos de que se disponga.25
Estableció entonces que los Estados deben adoptar medidas claras y concretas,
deliberadas y consistentes, dirigidas a la satisfacción de sus obligaciones derivadas
24
V., idem, Observación general 9, La aplicación interna del Pacto, párrs. 9-11.
25
V., idem, Observación general 3, La índole de las obligaciones de los Estados Partes (párrafo 1 del
artículo 2 del Pacto), párrs. 9 y 10.
El principio de razonabilidad en la tutela judicial de los DESCA 499
del Pacto. Se trata, por tanto, de una obligación que impone al Estado realizar
actuaciones en una dirección determinada, si bien las medidas concretas que se
adopten —legislativas, administrativas, presupuestarias, sociales, etc.— pueden
depender del contexto.
Así, el hecho de que este instrumento reconozca que el avance hacia la realiza
ción plena de algunos derechos pueda estar limitado por la escasez de recursos, no
debe convertirse en obstáculo para la adopción inmediata de medidas orientadas
a ese fin, destinando de manera prioritaria el máximo de recursos disponibles:
[…]lo que se perfila claramente en todos los contextos son dos estrategias diferentes:
mejorar progresivamente el nivel de servicio para cumplir plenamente el contenido
normativo de los derechos humanos […] y los principios de derechos humanos
—efectividad vertical—; y avanzar progresivamente hacia el disfrute en condicio
nes de igualdad de los derechos […] , centrándose en las personas a las que el
servicio no llega o llega en medida insuficiente —efectividad horizontal—.26
26
ONU, Informe del Relator Especial sobre el derecho humano al agua potable y el saneamiento, párr.
8. Documento A/HRC/45/10 .
27
V., idem, párr. 60; ACNUDH, Documento A/66/255, párr. 15.
28
V., idem, Informe del Relator Especial sobre el derecho humano al agua potable y el saneamiento, párr.
80. Documento A/70/203.
500 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
V. El criterio de "razonabilidad"
Esto es, precisamente, lo que exige el Protocolo al CDESC en el marco del pro
cedimiento de denuncias; es decir, para determinar si existe o no vulneración de
los DESC en un determinado caso, el Comité deberá valorar la razonabilidad de las
medidas adoptadas por los Estados teniendo en cuenta la proporcionalidad de
las mismas, el nivel de desarrollo, la situación económica y si el Estado ha actuado
de conformidad con el principio de igualdad y la prohibición de discriminación.
29
CDESC, Documento E/C.12/2007/1, párr. 4.
El principio de razonabilidad en la tutela judicial de los DESCA 501
Ahora bien, convendría señalar en este punto que aunque tratándose de los
DESC la cuestión estriba, esencialmente, en determinar si las decisiones adop
tadas por los poderes públicos en relación con las leyes, políticas y programas
destinados a satisfacer —progresivamente— el acceso a la salud, a la vivienda, a
la alimentación, a la educación, o al agua y al saneamiento, resultan compati
bles con el contenido, sentido y alcance de sus obligaciones al respecto, en
ocasiones el criterio de razonabilidad se aplica igualmente para establecer la
validez de ciertas medidas que en una determinada situación suponen restrin
girlos o limitarlos.
30
V., ONU, Declaración de Louise Arbour, Alta Comisionada para los Derechos Humanos en la tercera
sesión del Grupo de Trabajo de composición abierta establecido por la Comisión de Derechos Humanos
para considerar opciones relativas a la elaboración de un protocolo facultativo del Pacto Internacional
de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, Disponible en https://newsarchive.ohchr.org/EN/New
sEvents/Pages/DisplayNews.aspx?NewsID=6011&LangID=E
31
Ibidem.
502 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
1. La limitación de derechos
y el criterio de razonabilidad
Los Estados tienen respecto de los DESC, como se ha indicado antes, la obliga
ción de lograr progresivamente su plena efectividad; esta obligación tiene un con
tenido concreto y supone, en contraposición, la prohibición de adoptar medidas
de carácter regresivo. Por tanto, existe una fuerte presunción en el sentido de que
la adopción de una medida que suponga retroceder, en cualquier sentido, res
pecto del estándar de protección alcanzado, constituye un incumplimiento de
dicha obligación.
Más aún, el Comité ha interpretado que una medida regresiva que afecte el con
tenido mínimo de los derechos del PIDESC, será inválida en cualquier circuns
tancia; mientras que, si no lo afecta, será en principio ilegítima, salvo que el
Estado lo justifique suficientemente, con una carga probatoria alta.32
32
V., Rossi, “La obligación de no regresividad en la jurisprudencia del Comité de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales”, en Ni un paso atrás. La prohibición de regresividad en materia de derechos sociales,
pp. 79-115; V., la contribución de Christian Courtis, en este mismo volumen.
33
V., CDESC, Observación general 19, El derecho a la seguridad social (artículo 9), párr. 42; Young, “Pro
portionality, Reasonableness, and Economic and Social Rights”, en Boston College Law School Faculty Papers.
El principio de razonabilidad en la tutela judicial de los DESCA 503
Por último, el Comité ha establecido parámetros para evaluar los casos en que un
Estado pretenda justificar una medida regresiva, alegando limitación de recursos:
34
V., CDESC, Documento E/C.12/2007/1, párr. 10.
35
V., idem, Observación general 3, La índole de las obligaciones de los Estados Partes (párrafo 1 del
artículo 2 del Pacto), párrs. 11-12.
504 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
En los términos del Tribunal Constitucional español, en ningún caso las limita
ciones a un derecho pueden obstruirlo más allá de lo razonable; y, por tanto:
36
V., Tribunal Constitucional Español, STC 69/2021, FJ 4.e.
37
Según el criterio del Tribunal Constitucional, para comprobar si una medida impeditiva (restrictiva)
del ejercicio del derecho (de reunión) “supera el juicio de proporcionalidad exigible, es necesario cons
tatar si cumple los siguientes tres requisitos o condiciones: si tal medida era susceptible de conseguir el
objetivo propuesto —la garantía del orden público sin peligro para personas y bienes—; si, además, era
necesaria en el sentido de que no existía otra medida más moderada para la consecución de tal propó
sito con igual eficacia; y, finalmente, si la misma era proporcionada, en sentido estricto, es decir, pon
derada o equilibrada por derivarse de ella más beneficios o ventajas para el interés general que perjuicios
sobre otros bienes o valores en conflicto”, idem, STC 55/1996, FJ 5.
38
Idem, STC 154/2002, FJ 8.
El principio de razonabilidad en la tutela judicial de los DESCA 505
39
V., CDESC, Documento E/C.12/2007/1, párr. 8; Griffey, op. cit, pp. 321-322.
En otros términos, para valorar la actuación del Estado en relación con la progresiva realización de los
DESC, pueden plantearse preguntas como: ¿cuál es la situación actual en el país?, ¿cuáles son las difi
cultades?, ¿qué medidas deben adoptarse para superar esas dificultades?, ¿en qué plazo y movilizando
qué recursos? V., CDES, Documento A/HRC/45/10, párr. 6.
506 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
41
Corte IDH, La colegiación obligatoria de periodistas, Arts. 13 y 29 Convención Americana sobre
Derechos Humanos, párr. 46.
El principio de razonabilidad en la tutela judicial de los DESCA 507
42
Pedernera Allende, “Razonabilidad y racionalidad en la jurisprudencia de la Corte Suprema argenti
na: dos ejemplos trascendentes”, en Revista Jurídica Universidad de San Andrés, Disponible en: https://
udesa.edu.ar/revista/revista-juridica-de-la-universidad-de-san-andres-nro-7/articulo/razonabilidad-y-1
43
V., Corte IDH, Caso Guachalá Chimbo y otros Vs. Ecuador, párrs. 102 y 170-171; CDPD, Observación
General 6, La igualdad y la no discriminación, párrs. 23 y 25.
508 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
La Corte, sin embargo, establecería algunos parámetros que favorecen una inter
pretación más amplia de este principio. Por un lado, señaló que si se tienen en
cuenta los tres elementos clave que definen la obligación a cargo del Estado —el
deber de adoptar medidas legislativas y otras medidas razonables, —para alcanzar
progresivamente la realización del derecho, en el marco de los recursos disponi
bles—,45 en este caso referida al derecho a la vivienda, la adopción de medidas
legislativas, por sí sola, resulta insuficiente. Las medidas legislativas deberán es
tar respaldadas por políticas apropiadas y programas implementados adecuada
mente. E igual que la legislación, las políticas públicas y los programas deben ser
razonables tanto en su concepción, como en su implementación. “La formulación
de un programa es sólo el principio en el camino para lograr el cumplimiento de
las obligaciones. El programa debe también ser razonablemente implementado.
Un programa razonable que no sea razonablemente implementado no cumple con
la obligación constitucional”.46
44
Síntesis del caso: Los demandantes alegaron que el Estado había vulnerado su derecho constitucional
a una vivienda adecuada —sección 26— y el derecho de los niños a un refugio (sección 28), al haberles
desalojado del asentamiento irregular en que se encontraban, sin proporcionarles un alojamiento pro
visional adecuado, en tanto accedían a una vivienda permanente. El Tribunal Constitucional declaró
que el Estado efectivamente vulneraba el derecho a una vivienda adecuada, por considerar que la polí
tica de largo plazo destinada a proveer vivienda a bajo costo no era razonable y resultaba inconstitucio
nal, en la medida en que omitía atender las situaciones de necesidad extrema como la de las personas
sin hogar. Constitutional Court of South Africa, Case CCT 11/00, párr. 41.
45
V., idem, párr. 38.
46
Idem, párr. 42.
Efectivamente, en su Observación General 3 ya el propio el Comité señaló que, si bien el PIDESC hace
referencia expresa a la adopción de medidas legislativas como un instrumento adecuado para alcanzar
la plena efectividad de estos derechos, ésta no agota las obligaciones de los Estados, y que resultan
igualmente apropiadas otras medidas como las de carácter administrativo, financiero, educativo o social.
El principio de razonabilidad en la tutela judicial de los DESCA 509
Los Estados “deben conseguir un equilibrio entre las medidas a corto plazo y a
largo plazo a fin de garantizar el suministro sostenible de servicios de alcance
universal, pero dando prioridad a la prestación de servicios básicos para todos
antes de mejorar los servicios que ya está recibiendo una parte de la población”.50
V., CDESC, Observación general 3, La índole de las obligaciones de los Estados Partes (párrafo 1 del
artículo 2 del Pacto), párrs. 4 y 7.
47
Constitutional Court of South Africa, Case CCT 11/00, párr. 33.
48
V., CDESC, Documento E/C.12/2007/1, párr. 4.
49
V., Constitutional Court of South Africa, Case CCT 11/00, párrs. 43 y 44.
50
ONU, Informe del Relator Especial sobre el derecho humano al agua potable y el saneamiento, párr.
31. Documento A/HRC/18/33.
51
V., Constitutional Court of South Africa, Case CCT 11/00, párr. 24.
510 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Entonces, de acuerdo con los criterios sostenidos por la Corte en el caso Grootboom,
las políticas o programas públicos deben ser evaluados en cuanto a su formula
ción, verificando que resultan acordes con el contexto social y económico; que
son inclusivos y atienden prioritariamente a los sectores más vulnerables; que prevén
medidas a corto, mediano y largo plazo; que permiten adaptarse a posibles cam
bios, y que suponen un avance en la satisfacción de los derechos. Y es necesario
que, a la luz del criterio de razonabilidad, se valoren igualmente la capacidad
institucional y los recursos disponibles para su adecuada implementación.52
52
Habría que decir, sin embargo, que más adelante en el Caso Mazibuko —2009— que involucraba el
derecho al agua, la Corte Constitucional sudafricana aplicaría de manera mucho más restrictiva el cri
terio de razonabilidad al examinar una política pública, entendiendo que correspondía a los poderes
legislativo y ejecutivo —en mejores condiciones para valorar las condiciones sociales y la disponibili
dad presupuestaria— determinar su contenido; y centrando su análisis sólo en el propio ordenamiento
constitucional. Esto, sin tener en cuenta la perspectiva del DIDH que sí había incorporado en su sen
tencia Grootboom, y a la que el propio artículo 39 constitucional remite como criterio de interpretación.
De hecho, el criterio sostenido por la Corte se apartaría también de lo decidido por el tribunal de primera
instancia y, particularmente, por el tribunal de apelación que, en cambio, habían reconocido incluso un
contenido mínimo cuantitativo al derecho —hasta 42 litros de agua por persona y día—, su interrela
ción con otros derechos, y exigían al Estado adaptar sus políticas a estos requerimientos. La Corte en
tendió que estos tribunales habían ido demasiado lejos al establecer un contenido normativo específico
al derecho, y que la política adoptada por el Estado —una provisión de 25 litros y la utilización de
medidores de prepago— resultaba razonable, legal y no discriminatoria, en la medida en que perseguía
una finalidad legítima —reducir el derroche de agua—. Para un análisis de esta sentencia, V., Stewart,
“Adjudicating Socio-Economic Rights under a Transformative Constitution”, en Penn State International
Law Review, pp. 487-512; Bautista, El Derecho Humano al Agua y Saneamiento frente a los Objetivos de
Desarrollo del Milenio (ODM). Disponible en: https://www.ohchr.org/documents/issues/water/contribu
tionssustainability/eclac7.pdf
53
Esta cuestión llevaría a algunos Estados a plantear la opción de un Protocolo “a la carta”, en el que los
Estados quedarían obligados sólo respecto de determinados derechos o elementos del Pacto para
El principio de razonabilidad en la tutela judicial de los DESCA 511
Pero el alcance del principio de razonabilidad pretende ser más amplio, y abordar
de manera integral el examen de las actuaciones estatales incorporando los crite
rios de necesidad, idoneidad y proporcionalidad. Que los poderes públicos estén
democráticamente legitimados para optar por unas u otras medidas para hacer
efectivos los derechos, en ningún caso puede suponer renunciar definitivamente
a la revisión judicial —o cuasi judicial— de las mismas. De hecho, cuando el
contenido de los DESC está normativamente definido, el rol de los tribunales en
su adjudicación no difiere del que tradicionalmente vienen desempeñando cuan
do se trata de un derecho civil o político.55
efectos de las denuncias por posibles vulneraciones. V., ONU, Informe del Grupo de Trabajo de com
posición abierta sobre un protocolo facultativo del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Socia
les y Culturales en su primer período de sesiones, párrs. 24, 65 y 66; Porter, “The Reasonableness
of Article 8(4). Adjudicating Claims from the Margins”, en Nordic Journal of Human Rights 39,
pp. 43-44.
54
V., Griffey, op. cit, p. 295.
55
V., Young, International Commission of Jurists, pp. 81 y 90.
512 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Más aún, en el ámbito del Derecho Comparado y a partir del desarrollo llevado a
cabo por el Tribunal Constitucional alemán, se han establecido pautas para aplicar
el principio de razonabilidad a la determinación de la validez de una medida —bien
sean normas, planes o políticas públicas—, mediante tres subprincipios:
56
V., Toller, “Justicia en la toma de decisiones y discrecionalidad estatal. La armonización de derechos
y bienes públicos mediante un análisis de razonabilidad a partir de un caso de vacunación obligatoria”,
en Persona y derecho. Revista de fundamentación de las instituciones jurídicas y de derechos humanos,
pp. 109-146; Maldonado Muñoz, “El principio de razonabilidad y su aplicación al estudio de validez
de las normas jurídicas”, en Ius Humani. Revista de Derecho, pp. 139-174.
514 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Entonces, no basta con establecer que se trata de una medida coherente y capaz
de producir un determinado resultado; aplicar de manera rigurosa el criterio de
razonabilidad implica valorar sustantivamente y, por ende, con un mayor activis
mo, la adecuación de las medidas, atendiendo al contexto y sin perder de vista
que lo que está en juego es la eficacia de los derechos.57
En todo caso, esta evaluación —por parte de los órganos nacionales, regionales
o internacionales— de las medidas destinadas a la realización de los DESC exige,
necesariamente, disponer de información precisa y rigurosa; lo que constituye
otra de las cuestiones sobre la que es necesario incidir.
V., Courtis, “Rationality, reasonableness, proportionality: testing the use of standards of scrutiny in the
57
Constitutional review of legislation”, en 4 Constitutional Court Review, p. 39; Young, op. cit.
El principio de razonabilidad en la tutela judicial de los DESCA 515
acceso a los bienes y servicios públicos que les dan contenido —vivienda, salud,
educación, alimentación, agua, saneamiento, etc.—. Y para garantizar la eficacia
de estos planes, y asegurar que incorporan el enfoque de los derechos, es esencial
que establezcan con claridad los fines, las prioridades, el programa de actuaciones
y un plazo preciso para alcanzar los objetivos. Deberán garantizar, igualmente, el
principio de no discriminación, la participación efectiva de la ciudadanía, la coor
dinación entre los distintos actores involucrados y la rendición de cuentas.58
58
V., Griffey, op. cit, pp. 289-290; CDESC, Documento A/HRC/18/33, párr. 36.
59
V., Langford, op. cit., p. 232; CDESC, Observación general 4, El derecho a una vivienda adecuada, pá
rrafo 1 del art. 11 del Pacto, párr. 12; Observación general 12, El derecho a una alimentación adecuada,
art. 11, párr. 21; Observación general 13, El derecho a la educación, art. 13 del Pacto, párr. 52; Observación
general 14, El derecho al disfrute del más alto nivel posible de salud, art. 12 del Pacto Internacional de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales, párr. 43; Observación general 15, El derecho al agua, arts.
11 y 12 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, párr. 37; Observación
general 18, El derecho al trabajo, art. 6 del Pacto Internacional de Derecho Económicos, Sociales y Cultu
rales, párr. 31; idem, Observación general 19, El derecho a la seguridad social, art. 9, párr. 41.
60
ACNUDH, Documento E/2011/90, párr. 8.
61
El ACNUDH ha definido la noción de indicadores, como aquellas “informaciones concretas sobre el
estado de un objeto, acontecimiento, actividad o resultado que pueden estar relacionadas con las normas
de derechos humanos; que abordan y reflejan las preocupaciones y principios en materia de derechos
516 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
humanos y que pueden utilizarse para evaluar y supervisar la promoción y la efectividad de los dere
chos humanos”. Asimismo, ha establecido criterios para una adecuada selección de indicadores, distin
guiendo entre distintos tipos y recomendando su uso combinado y la desagregación de datos: “[el]
objetivo es vincular el compromiso y la aceptación, por parte del Estado, de las obligaciones contraídas
con arreglo a las normas internacionales de derechos humanos —indicadores estructurales—, las ini
ciativas realizadas para cumplir las obligaciones por medio de la puesta en práctica de medidas de po
lítica y de programas —indicadores de proceso— y los resultados de esas iniciativas teniendo en cuenta
la efectividad de los derechos humanos de las personas afectadas —indicadores de resultados—. Los
indicadores elegidos deben reflejar todo el espectro de las obligaciones de los Estados en relación con
el respeto, la protección y el cumplimiento de los derechos humanos”. Idem, párrs. 2 y 12-17.
El principio de razonabilidad en la tutela judicial de los DESCA 517
62
V., CEDS, FEANTSA vs. Eslovenia, Reclamación 53/2008.
63
V., PNUD, Derechos humanos y Desarrollo humano para la libertad y la solidaridad, Informe sobre
Desarrollo Humano, pp. 99; CDESC, Documento E/C.12/2007/1, párr. 11; Documento A/HRC/18/33,
párr. 36; ACNUDH, Documento A/HRC/45/10, párr. 29; CDESC, Documento E/2009/90, párrs. 20-26
y 41.
En relación con el derecho al agua y al saneamiento, la Relatoría puso de manifiesto la relevancia de indi
cadores debidamente desglosados para evaluar el progreso, el orden de prioridades en la asignación del
gasto público, los avances y las posibles deficiencias en la implementación de esos derechos —ACNUDH,
Documento A/HRC/18/33—, párr. 65, e incluso en un Informe sobre violaciones a estos derechos, la
Relatora incluyó un Anexo con información específica sobre esta cuestión —Idem, Informe sobre Vio
laciones corrientes de los derechos humanos al agua y el saneamiento—. Abordó igualmente la cuestión
en su Informe relativo a los Objetivos de Desarrollo del Milenio —ODM—, en relación con el contenido
normativo —disponibilidad, calidad, aceptabilidad, accesibilidad y asequibilidad— de los derechos al
agua y al saneamiento —idem, Informe de la Experta independiente sobre la cuestión de las obligacio
nes de derechos humanos relacionadas con el acceso al agua potable y el saneamiento, Obligaciones de
derechos humanos relacionadas con el acceso al agua potable y el saneamiento, párrs. 22-35—.
518 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Pero estas herramientas pueden resultar igualmente útiles para determinar la efi
cacia de los derechos en los casos concretos. Es decir, siempre que los planes y
políticas establezcan objetivos, medios y plazos, y que se disponga de información
—cuantitativa y cualitativa— suficiente para evaluar los resultados, se contará
con elementos de análisis adecuados para que los operadores jurídicos valoren la
razonabilidad de esas medidas en los casos concretos, e incluso para que hagan
seguimiento del cumplimiento de sus sentencias.
64
V., PNUD, op. cit., p. 89. Asimismo, según el ACNUDH, entre las funciones de los indicadores esta
rían: a) corroborar los análisis normativos de las evaluaciones de los derechos humanos; b) establecer
medidas más claras para aplicar políticas y programas públicos; c) establecer criterios objetivos para
supervisar los avances logrados en pro de la plena realización de los derechos, y d) servir de fundamen
to para las denuncias contra quienes están investidos de responsabilidad, como las autoridades guber
namentales, en los tribunales y otros mecanismos de reparación. V., ACNUDH, Documento E/2011/90,
párr. 22.
El principio de razonabilidad en la tutela judicial de los DESCA 519
65
V., idem, Documento E/2009/90, párrs. 47-54.
520 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Esta cuestión, tendrá sin duda un impacto en el ámbito nacional, donde deberá
potenciarse la incorporación del enfoque de los derechos a la regulación norma
tiva y al diseño e implementación de políticas públicas relacionadas con los
DESC, y consolidarse de manera definitiva su plena exigibilidad. No se puede
perder de vista que la justiciabilidad de los derechos tiene un doble efecto sobre
su eficacia. Primero, obviamente, como garantía secundaria para asegurar su
goce y ejercicio en aquellos casos en que se producen interferencias omisiones o
vulneraciones; pero también como un proceso que permite ir perfilando su con
tenido y alcance lo que, a su vez, retroalimenta la formulación y aplicación de las
normas y políticas destinadas a su realización, favoreciendo su garantía.
66
Pedernera, “Razonabilidad y racionalidad en la jurisprudencia de la Corte Suprema argentina: dos
ejemplos trascendentes”, en Revista Jurídica Universidad de San Andrés, Disponible en: https://udesa.edu.
ar/revista/revista-juridica-de-la-universidad-de-san-andres-nro-7/articulo/razonabilidad-y-1
El principio de razonabilidad en la tutela judicial de los DESCA 521
Bibliografía
Libros
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Pisarello, Gerardo, “Los derechos sociales y sus garantías: notas para una mirada
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Sentencia 6538/74, 26 de abril de 1979.
Otros
Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Declara-
ción de la Sra. Louise Arbour en la tercera sesión del Grupo de Trabajo de com-
posición abierta establecido por la Comisión de Derechos Humanos para consi-
derar opciones relativas a la elaboración de un protocolo facultativo del Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, Tercera sesión, 6
de febrero de 2006. Disponible en https://newsarchive.ohchr.org/EN/
NewsEvents/Pages/DisplayNews.aspx?NewsID=6011&LangID=E
Comité sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, Observación Ge
neral 6: La igualdad y la no discriminación, Documento CRPD/C/GC/6,
26 de abril de 2018.
Capítulo XII
Aportes desde el DIDH
sobre el principio de igualdad
y no discriminación y los DESC
Silvia Serrano Guzmán*
* Master en Derecho Internacional por la Universidad de Georgetown y Master en Argumentación Ju
rídica por la Universidad de Alicante. Directora Asociada de Iniciativa del O’Neill Institute for National
and Global Health Law de la Universidad de Georgetown, donde también es Profesora Adjunta.
Aportes desde el DIDH sobre el principio de igualdad y no discriminación y
los DESC. I. Introducción; II. Base normativa de la relación entre el principio de
igualdad y no discriminación y los DESC en el DIDH; III. Precisiones sobre las
obligaciones derivadas del principio de igualdad y no discriminación en relación
con los DESC; IV. Casos sobre igualdad y no discriminación en materia de DESC;
V. Conclusión.
I. Introducción
Para ello, el capítulo se divide en tres partes. La primera aborda la base normativa
de la relación entre el principio de igualdad y no discriminación y los DESC en
el DIDH. La segunda plantea algunas precisiones generales sobre el alcance del
principio de igualdad y no discriminación que son de utilidad para el conocimien
to de casos. Y la tercera se concentra en concretar los diferentes tipos de casos
que se han conocido en el DIDH sobre igualdad y no discriminación en materia
de DESC, planteando la naturaleza de los problemas jurídicos en cada caso y los
aspectos más relevantes de la adjudicación de los mismos.
531
532 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
1
México es parte desde el 23 de marzo de 1981.
2
México es parte desde el 16 de abril de 1996.
3
México es parte desde el 24 de marzo de 1981.
Aportes desde el DIDH sobre el principio de igualdad y no discriminación y los DESC 533
4
V., la contribución de Eduardo Ferrer Mac-Gregor, en este mismo volumen.
5
“Todas las personas son iguales ante la ley y tienen derecho sin discriminación a igual protección de
la ley. A este respecto, la ley prohibirá toda discriminación y garantizará a todas las personas protección
igual y efectiva contra cualquier discriminación por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opi
niones políticas o de cualquier índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o
cualquier otra condición social”, PIDCP, art. 26.
6
“Todas las personas son iguales ante la ley. En consecuencia, tienen derecho, sin discriminación, a
igual protección de la ley”, CADH, art. 24.
534 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Así, los Estados Parte de estos tratados, como México, están obligados por el prin
cipio de igualdad y no discriminación respecto de los derechos protegidos en su
ordenamiento jurídico, incluyendo los DESC. En el caso de la CADH, esta relación
que se proyecta al derecho interno, es adicional a la protección sin discrimina
ción de los DESC protegidos por el artículo 26 de la CADH y que ya se mencionó
arriba.
7
México es parte desde el 23 de marzo de 1981.
8
Por ejemplo, CEDAW, arts. 10, 11 y 12 se refieren a la discriminación contra la mujer en el ámbito
educativo, laboral y de salud; mientras que Idem, artículo 1, incorpora la definición de discriminación
contra la mujer que aplica transversalmente al tratado.
9
México es parte desde el 20 de febrero de 1975.
10
Por ejemplo, CERD, art. 5 e), se refiere a la discriminación racial en el trabajo, la educación, la salud,
la vida cultural, la vivienda, entre otros; mientras que Idem, artículo 1, incorpora la definición de dis
criminación racial que aplica transversalmente al tratado.
11
México es parte desde el 21 de septiembre de 1990.
12
Por ejemplo, CDN, arts. 24, 26, 28 y 31 regulan los derechos a la salud, seguridad social, educación
y participación en la vida cultural; mientras que Idem, art. 2 contempla la obligación general y transver
sal de no discriminación.
13
México es parte desde el 17 de diciembre de 2007.
14
Por ejemplo, CDPD, arts. 24, 25, 27, 28 y 30, regulan los derechos a la salud, a la educación, al tra
bajo, alimentación y vivienda adecuadas, protección social y participación en la vida cultural, mientras
que los artículos 4.1 y 5, contemplan la obligación general y transversal de no discriminación.
Aportes desde el DIDH sobre el principio de igualdad y no discriminación y los DESC 535
Bajo estos tratados, entonces, los Estados Parte, como México, están obligados
a asegurar el goce, sin discriminación, de los DESC previstos en los mismos y de
los cuales sólo se han planteado algunos ejemplos. De esta manera, la relación
entre los DESC y el principio de igualdad y no discriminación cuenta con amplia
base normativa en el DIDH y esto ha dado lugar a desarrollos más específicos
sobre dicha relación en el marco de los distintos mecanismos creados para la
interpretación y supervisión de los respectivos tratados y que serán materia de las
siguientes secciones de este capítulo.
15
V., por ejemplo, PIDESC, art. 2; Protocolo de San Salvador, art. 2; CADH, art. 26.
536 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Asimismo, este Tribunal destaca que del contenido del artículo 26 se desprenden
dos tipos de obligaciones. Por un lado, la adopción de medidas generales de ma
nera progresiva y por otro lado la adopción de medidas de carácter inmediato. […]
Respecto de las obligaciones de carácter inmediato, éstas consisten en adoptar
medidas eficaces, a fin de garantizar el acceso sin discriminación a las prestacio
nes reconocidas para cada derecho [el resaltado no corresponde al original].17
Para que los Estados partes puedan “garantizar” el ejercicio sin discriminación de
los derechos recogidos en el Pacto, hay que erradicar la discriminación tanto en la
forma como en el fondo:
16
CDESC, Observación General Núm. 3, La índole de las obligaciones de los Estados Partes, (párr. 1
del art. 2 del Pacto).
17
Corte IDH, Caso Poblete Vilches y otros vs. Chile, párr. 104.
Aportes desde el DIDH sobre el principio de igualdad y no discriminación y los DESC 537
18
CDESC, Observación General Núm. 20, La no discriminación y los derechos económicos, sociales
y culturales (artículo 2, párrafo 2 del Pacto), párr. 8; Idem, Observación general Núm. 16, La igualdad
de derechos del hombre y la mujer al disfrute de los derechos económicos, sociales y culturales (artícu
lo 3).
19
Corte IDH, Opinión Consultiva 27, Derechos a la libertad sindical, negociación colectiva y huelga, y
su relación con otros derechos, con perspectiva de género, párr. 158.
20
Para un desarrollo más profundo sobre las razones que fundamentan las obligaciones positivas de los
Estados en materia de igualdad y no discriminación, V., Saba, Más allá de la igualdad formal ante la ley.
538 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
21
Sobre la justificación de que normas antidiscriminatorias abarquen una protección de grupos histó
ricamente subordinados más allá de la protección individual con base en una serie de categorías, V.,
Fiss, “Groups and the Equal Protection Clause”, en Philosophy & Public Affairs, pp. 107-177.
22
Corte IDH, Opinión Consultiva 24, Identidad de género, e igualdad y no discriminación a parejas del mismo
sexo. Obligaciones estatales en relación con el cambio de nombre, la identidad de género, y los derechos deriva-
dos de un vínculo entre parejas del mismo sexo, párr. 70.
Aportes desde el DIDH sobre el principio de igualdad y no discriminación y los DESC 539
Algunos de los motivos incluidos bajo esta fórmula son la discapacidad, la edad,
la nacionalidad, el estado civil y la situación familiar, la orientación sexual e iden
tidad de género, el estado de salud, el lugar de residencia y la situación económica
y social.25
23
Idem, Caso I.V. vs. Bolivia, párr. 240.
24
CDESC, Observación General, Núm. 15, párr. 15.
25
Idem, párrs. 27-35.
26
Idem, párrs. 17-27.
540 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
27
CDPD, Observación General Núm. 3, Sobre las mujeres y niñas con discapacidad, párr. 4 c).
28
Corte IDH, Caso Gonzales Lluy y otros vs. Ecuador, párr. 290.
Aportes desde el DIDH sobre el principio de igualdad y no discriminación y los DESC 541
29
Idem, Opinión Consultiva Núm. 4, Propuesta de modificación a la Constitución Política de Costa Rica
relacionada con la naturalización, párr. 56.
30
También aplicado en el derecho constitucional comparado y en el derecho internacional de los dere
chos humanos como método de adjudicación en casos de restricciones o limitaciones en el ejercicio de
los derechos.
31
Corte IDH, Caso González Lluy... cit., párr. 357 y nota al pie 307. Para un estudio doctrinario profundo
y detallado sobre el juicio de proporcionalidad, V., Pulido, El principio de proporcionalidad y los derechos
fundamentales; V., Barak, Proportionality: Constitutional Rights and their Limitations.
542 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
En los casos Duque vs. Colombia y X vs. Colombia, la Corte IDH y el Comité de
Derechos Humanos, respectivamente, tuvieron que resolver el mismo problema
jurídico. Ambos casos se relacionan con la exclusión de parejas del mismo sexo
del régimen de pensión de sobreviviente. Conforme al modelo de adjudicación
en este tipo de casos, la Corte IDH y el Comité de Derechos Humanos debían
analizar si esta diferenciación legal en materia de seguridad social estaba jus
tificada o era discriminatoria. La conclusión en ambos casos fue que la dife
renciación legal era discriminatoria, puesto que Colombia ni siquiera intentó
justificarla, por lo que no fue necesario realizar un juicio de proporcionalidad a
partir de una finalidad clara por parte del Estado.33
32
Sobre las limitaciones en ciertos casos del uso del juicio de proporcionalidad —aún estricto— en
casos de desventaja estructural de grupos y la necesidad de incorporar otros elementos —como el dé
ficit de reconocimiento y de redistribución— en la argumentación judicial de los casos, V., Clérico y
Aldao, “Nuevas miradas de la igualdad en la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos: La igualdad como redistribución y reconocimiento”, en Lecciones y Ensayos, pp. 141-179.
33
CDH, Caso X vs. Colombia, párr. 7.2; Corte IDH, Caso Duque vs. Colombia, párr. 124.
Aportes desde el DIDH sobre el principio de igualdad y no discriminación y los DESC 543
incluida. Por otra parte, en estos dos casos se evidencia la protección de DESC
por la vía del principio de igualdad y no discriminación y su proyección al
ordenamiento interno, —aún en el marco de tratados que, como el PIDCP, no
contemplan en su articulado estos derechos—.
El caso Gonzáles Lluy y otros vs. Ecuador trata de la infección con VIH de una niña
de corta edad como consecuencia de una transfusión de una sangre que, debido a
graves deficiencias del banco de sangre, no fue sometida a las pruebas necesarias
para garantizar su seguridad. El componente del caso relevante para este capítulo
es que la víctima fue impedida de acudir al colegio público como consecuencia de
ser una niña viviendo con VIH y bajo al argumento de la protección de los demás
niños y niñas.
La Corte resalta que el efecto jurídico directo de que una condición o característica
de una persona se enmarque dentro de las categorías del artículo 1.1 de la Con
vención es que el escrutinio judicial debe ser más estricto al valorar diferencias de
trato basadas en dichas categorías. La capacidad de diferenciación de las autorida
des con base en esos criterios sospechosos se encuentra limitada, y solo en casos en
donde las autoridades demuestren que se está en presencia de necesidades imperio
sas, y que recurrir a esa diferenciación es el único método para alcanzar esa nece
sidad imperiosa, podría eventualmente admitirse el uso de esa categoría […].35
34
Idem, Caso Gonzales Lluy... cit., párr. 255.
35
Idem, párr. 256.
544 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
y de mucho peso, lo cual implica que las razones utilizadas por el Estado para
realizar la diferenciación de trato deben ser particularmente serias y estar susten
tadas en una argumentación exhaustiva. Además, se invierte la carga de la prueba,
lo que significa que corresponde a la autoridad demostrar que su decisión no tenía
un propósito ni un efecto discriminatorio.36
36
Ibidem.
37
Idem, párrs 260-274.
38
Idem, Caso Guachalá Chimbo y otros vs. Ecuador, párr. 173.
Aportes desde el DIDH sobre el principio de igualdad y no discriminación y los DESC 545
el que se indicaba dentro de los requisitos que la persona fuera “de preferencia
blanca”. La víctima, una mujer negra, llamó telefónicamente para preguntar por
la oferta de empleo y al responder una pregunta sobre el color de su piel, le indi
caron que no cumplía los requisitos para el trabajo. La denuncia de discriminación
racial presentada ante las autoridades nacionales fue archivada. En este caso, la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos —CIDH—, estableció la res
ponsabilidad internacional de Brasil por no haber garantizado el derecho de la
víctima a no ser discriminada por motivos de raza, particularmente por el tra
tamiento dado a su denuncia en un contexto general de impunidad de este tipo
de situaciones.39 Esta decisión es relevante en cuanto al rol que tienen las autori
dades nacionales frente a denuncias de tratos discriminatorios en el ámbito labo
ral por parte de actores no estatales.
Los anteriores son casos clásicos de discriminación directa en los que existe una
intención de diferenciar, donde se somete a escrutinio dicha diferencia a la luz de
las razones aportadas para justificarla. Pero la discriminación también puede
ocurrir de manera indirecta, es decir, por los efectos de ciertas medidas que son
aparentemente neutrales pero que tienen efectos adversos diferenciados en cier
tos grupos vulnerables, asociados a las categorías protegidas por las cláusulas de
no discriminación. A diferencia de los casos en la sección anterior, la adjudica
ción de estos debe tener presente que la intención discriminatoria es irrelevante,
siendo lo determinante los impactos reales de la medida impugnada en un grupo
protegido.40 Como se verá, en ocasiones este impacto plantea debates probatorios
importantes, pudiendo ser necesario acudir a fuentes estadísticas para la debida
resolución de los casos.
39
CIDH, Caso Simone Andre Diniz vs. Brasil, párrs. 95-134.
40
Sobre la naturaleza y controversias jurídicas en casos de discriminación indirecta, V., Collins y Khaitan,
“Indirect Discrimination Law: Controversies and Critical Questions”, en Foundations of Indirect Discri-
mination Law, pp. 1-30.
546 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
El caso Elena Género vs. Italia se relaciona con los requisitos de estatura en Italia
para poder acceder a una posición permanente en el cuerpo de bomberos. A pesar
de que se había desempeñado como parte de dicho cuerpo de manera voluntaria
por 17 años, su candidatura fue rechazada debido al incumplimiento del mínimo
de 1.65 cm de estatura previsto en la legislación interna para dicha posición,
siendo su estatura aproximadamente de 1.60-1.61 cm.
41
CEDAW, art. 1.
42
CERD, art. 1.
43
CDPD, art. 2.
44
CDH, Caso Elena Genero vs. Italia.
45
CDESC, Observación General Núm. 20.
46
Corte IDH, Caso Artavia Murillo y otros (Fecundación in Vitro) vs. Costa Rica.
47
CDH, Caso Elena Genero vs. Italia, párr. 7.4.
Aportes desde el DIDH sobre el principio de igualdad y no discriminación y los DESC 547
ser compensada con otros criterios como masa corporal, entre otros. En ese sen
tido, consideró que Italia incurrió en discriminación indirecta en el acceso a este
puesto de trabajo.48
El caso Trujillo Calero vs. Ecuador trata del rechazo de la solicitud de jubilación por
parte de una mujer que hizo aportes al sistema equivalentes a 29 años de trabajo,
siendo aproximadamente la mitad de ellos aportes voluntarios mientras llevaba a
cabo trabajo de cuidado de sus hijos en el hogar. A pesar de que inicialmente las
autoridades le indicaron que cumplía con los requisitos para acceder a la pen
sión, luego le fue informado tardíamente que ello no era así, debido a una sus
pensión temporal en sus aportes.
48
Idem, párr. 7.5.
49
Idem, párr. 9.
50
CDESC, Caso Trujillo Calero vs. Ecuador, párr. 19.2.
548 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
adoptar las medidas legislativas y/o administrativas especiales que sean pertinen
tes para garantizar de hecho que hombres y mujeres disfruten del derecho a la
seguridad social, incluido el acceso a una pensión de jubilación, en pie de igualdad,
incluyendo medidas para corregir los factores que impiden a las mujeres que reali
zan trabajo del hogar no remunerado cotizar en los planes de la seguridad social.52
Por último, en el caso DH y otros vs. República Checa el Tribunal Europeo de De
rechos Humanos —en adelante TEDH— abordó la problemática de la segrega
ción de niños romaníes en ámbito educativo como consecuencia de una política
que, tras la realización de unos exámenes y con el consentimiento de los padres,
ubicaba a ciertos niños y niñas en escuelas para quienes tuvieran “deficiencias
mentales” y no fueran aptos para acudir a las escuelas ordinarias.53
51
Idem, párrs. 19.3-19.5.
52
Idem, párr. 23 e).
53
TEDH, Caso DH y otros vs. República Checa, párrs. 19-28.
Aportes desde el DIDH sobre el principio de igualdad y no discriminación y los DESC 549
3. La discriminación encubierta
En este punto se aborda otro tipo de discriminación que se da cuando los Estados
niegan que la diferencia de trato tuvo lugar con base en alguna de las categorías pro
tegidas. En estos casos existe un intento expreso de negar o encubrir que la ver
dadera razón de la actuación estatal estuvo asociada a alguna de las categorías.
54
Idem, párrs. 185-195.
55
Idem, párr. 208.
550 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
56
CIDH, Informe Núm. 75/15. Caso 12.923, párr. 151.
57
Idem, párr. 189.
Aportes desde el DIDH sobre el principio de igualdad y no discriminación y los DESC 551
No corresponde analizar este caso como […] un caso de diferencia de trato direc
ta —en que se evaluaría la objetividad y razonabilidad de la justificación aportada
por el Estado—.
[...] este caso […] ellas fueron discriminadas por una desviación de poder, encu
bierta con el velo de legalidad de aplicación de una cláusula contractual que se
justificó como discrecional, lo cual hace que un juicio de igualdad no sea aplicable
propiamente en autos.60
Esta importante aclaración de la Corte IDH evidencia que los casos de igualdad
y no discriminación, incluyendo los relacionados con DESC, no necesariamente
se resuelven mediante un modelo único de adjudicación y que, según su natura
leza, algunos modelos pueden ser pertinentes para ciertos tipos de casos pero no
para otros.
58
Corte IDH, Caso San Miguel Sosa y otras vs. Venezuela, párr. 192.
59
Idem, párrs. 148-151.
60
Idem, párr. 164.
552 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
61
Sobre una propuesta de justificación de las medidas de acción afirmativa en el derecho internacional
de los derechos humanos, V., O´Hare, “Equality and Affirmative Action in International Human Rights
Law and Its Relevance to the European Union”, en International Journal of Discrimination and the Law,
pp. 3-45.
62
CDESC, Observación General Núm. 20, párr. 9.
Aportes desde el DIDH sobre el principio de igualdad y no discriminación y los DESC 553
Así por ejemplo, entre otras cosas, el Comité CERD indicó que “no son una excep
ción del principio de no discriminación, sino que forman parte integrante de su
63
CERD, artículo 1.4.
64
CEDAW, artículo 4.1.
65
Idem, párr. 9.
554 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
A pesar de estos parámetros, son escasos los casos puntuales en los cuales se ha
considerado la responsabilidad internacional de un Estado por no adoptar medi
das de acción afirmativa. Una aproximación cercana al tema se dio en el caso S.N
y E.R vs. Macedonia del Norte, conocido por el Comité CEDAW. Este caso trata del
desalojo del asentamiento en el que se encontraban dos adolescentes embaraza
das de la etnia romaní, lo que dio lugar a que se quedaran sin vivienda ni aten
ción médica.
66
CEDR, Recomendación General Núm. 32, Significado y alcance de las medidas especiales en la Con
vención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial, párr. 20.
67
Idem, párr. 21.
68
Idem, párr. 15.
69
Idem, párr. 27.
70
Ibidem.
71
Idem, párr. 35.
Aportes desde el DIDH sobre el principio de igualdad y no discriminación y los DESC 555
72
CEDAW, Caso S.R y E.R vs. Macedonia del Norte, párrs. 9.3 y 9.4.
73
Tribunal de Justicia de la Unión Europea, Caso Marschall vs. Land Nordrhein-Westfalen.
556 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
74
Corte Constitucional de Colombia, Sentencia C-115/17.
75
Ibidem
Aportes desde el DIDH sobre el principio de igualdad y no discriminación y los DESC 557
76
Corte IDH, Caso de los Empleados de la Fábrica de Fuegos de Santo Antônio de Jesus y sus familiares vs.
Brasil, párr. 186.
77
Idem, párr. 197.
558 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
V. Conclusión
78
Idem, párr. 200.
79
Idem, Caso Trabajadores de la Hacienda Brasil Verde vs. Brasil.
80
Idem, Caso de los Empleados de la Fábrica de Fuegos de Santo Antônio de Jesus y sus familiares vs. Brasil,
párr. 318.18.
Aportes desde el DIDH sobre el principio de igualdad y no discriminación y los DESC 559
En este texto se han expuesto ejemplos tanto del sistema universal como del sis
tema interamericano y, a título orientador, del sistema europeo de derechos huma
nos, respecto de los principales tipos de casos sobre igualdad y no discriminación
en materia de DESC.
Bibliografía
Libros
Saba, Roberto, Más allá de la igualdad formal ante la ley, Siglo XXI editores, Buenos
Aires, 2016.
Revistas
Fiss, Owen M, “Groups and the Equal Protection Clause”, Philosophy & Public
Affairs, Vol. 5, Núm. 2, 1976.
Jurisprudencia y normas
, Informe No. 75/15, Caso 12.923. Fondo. Rocío San Miguel Sosa y
otras. Venezuela, 2015.
Otros
I. Introducción
1
Este artículo actualiza y adapta las ideas presentadas en Courtis, Ni un paso atrás. La prohibición de re-
gresividad en materia de derechos sociales y en Abramovich y Courtis, Los derechos sociales como derechos
exigibles, pp. 92-116.
567
568 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
2
Similar distinción es recogida por la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Dere
chos Humanos, que diferencia indicadores estructurales, indicadores de proceso e indicadores de resultado.
Los indicadores estructurales son susceptibles de respuesta por sí o por no, y permiten evaluar la incor
poración de instrumentos normativos de desarrollo y garantía de los DESC. Los indicadores de proceso
y de resultado son indicadores variables, que permiten evaluar a través de la captación de datos empí
ricos la realización progresiva de un derecho, y para ello emplean escalas numéricas, que cobran sentido
en comparación con los registros anteriores y posteriores, y en relación con bases de referencia o metas.
Cf., OACNUDH, Indicadores de derechos humanos. Guía para la medición y la aplicación. En los términos
adoptados en este artículo, los indicadores estructurales permiten evaluar la progresividad o regresivi
dad normativa, y los indicadores de proceso y de resultado permiten evaluar la progresividad y regre
sividad de los resultados de una política pública.
La prohibición de regresividad en materia de DESCA 569
tipos de juicios comunes a muchas ramas del derecho, en los que se compara el
nivel de protección de dos normas jurídicas distintas que versan sobre la misma
situación de hecho. En materia penal, por ejemplo, se refleja en la evaluación de la
norma penal más benigna; en materia laboral, en la evaluación de la norma labo
ral más favorable; en materia de derecho de los negocios internacionales, en la
evaluación de la cláusula del país más favorecido. En el mismo derecho interna
cional de los derechos humanos, en caso de coexistencia de dos normas de alcance
distinto en el derecho internacional, o en el nacional y en el internacional, el
principio pro persona, prescribe la prevalencia de la norma más favorable a la per
sona humana. En material procesal, la denominada prohibición de la reformatio
in pejus ofrece otro ejemplo de comparación de normas —en este caso individua
les— de acuerdo con su carácter más o menos gravoso.
Más adelante presentaré algunas sugerencias para la aplicación concreta del están
dar de juicio en materia de prohibición de regresividad, que —como se verá—
no difieren mayormente de las que corresponden a otros estándares de juicio
conocidos en los derechos nacionales y en el derecho internacional.
Cabe recordar que los tribunales están acostumbrados a juzgar sobre problemas
litigiosos muy delimitados: por ende, proponer la discusión en sede judicial de una
gran serie de variables relacionadas con la política pública en cuestión puede dar
lugar rápidamente a una actitud de rechazo de la cuestión por parte de los jueces,
bajo argumentos de falta de competencia técnica o política. En tercer lugar, aun
cuando se verificara la regresión de los indicadores en la materia correspondien
te, y se pudiera imputar esa regresión a la política llevada a cabo por el Gobierno,
queda abierto el problema del remedio adecuado. Salvo que se trate de una materia
en la que las medidas a adoptar estén muy bien identificadas por las normas apli
cables, es posible que surjan dificultades relacionadas con la determinación del
remedio adecuado —en todo caso, el juez podrá ordenar que se tomen medidas
y se dé cuenta de ellas, pero difícilmente entre en el terreno del diseño concreto
de una política pública, mucho menos cuando se trate de una política de carácter
general—.
La fuente de todas esas disposiciones es el artículo 2.1 del PIDESC, por lo que no
es de extrañar que el desarrollo más extenso de la noción de progresividad y de
la correlativa prohibición de regresividad corresponda a la labor interpretativa
del Comité DESC, órgano de supervisión de ese instrumento internacional. Por
ello, y porque México es parte del PIDESC y las interpretaciones de los órganos
internacionales de supervisión de tratados constituyen una guía ineludible para
la interpretación de los derechos y de las obligaciones contenidos tanto en el
Pacto como en el texto constitucional,4 basaré este trabajo principalmente en los
aportes del Comité DESC en la materia —sin perjuicio de emplear algunas otras
fuentes como ejemplo—.
3
V., en este sentido, SCJN, Primera Sala, Amparo en revisión 306/2016, párrs. 110-111, 114-117, 128.
V., también, Serrano y Vázquez, Los derechos en acción. Obligaciones y principios de derechos humanos,
pp. 109-112.
4
Para un desarrollo de estos argumentos, ver mi contribución sobre los tratados internacionales como
fuente de DESCA, en este mismo volumen.
572 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
5
Cf., Comité DESC, Observación General Núm. 3, “La índole de las obligaciones de los Estados partes”.
6
Cf., la interpretación de la CIDH, referida al art. 26 de la Convención Americana: “Si bien el artículo
26 no enumera medidas específicas de ejecución, dejando que el Estado determine las medidas admi
nistrativas, sociales, legislativas o de otro tipo que resulten más apropiadas, expresa la obligación jurídica
por parte del Estado de encarar dicho proceso de determinación y de adoptar medidas progresivas en
este campo. El principio del desarrollo progresivo establece que tales medidas se adopten de manera tal que
constante y consistentemente promuevan la plena efectividad de esos derechos”. Cf., CIDH, Informe sobre la
Situación de los Derechos Humanos en Ecuador, p. 25. En el mismo sentido, Segundo Informe sobre
la Situación de los Derechos Humanos en Perú, párrs. 6 (que repite lo dicho en el Informe sobre Ecuador)
y 11 (“El carácter progresivo con que la mayoría de los instrumentos internacionales caracteriza las
obligaciones estatales relacionadas con los DESC implica para los Estados, con efectos inmediatos, la
obligación general de procurar constantemente la realización de los derechos consagrados sin retroce
sos”, con cita de la Observación General Núm.3 del Comité DESC, y de los Principios de Limburgo).
V., también Corte IDH, caso Acevedo Buendía y otros vs. Perú, párr. 103, entre otros precedentes.
La prohibición de regresividad en materia de DESCA 573
Esta interpretación es abonada por el sentido de una de las cláusulas claves del
PIDESC, su artículo 11.1. La disposición establece que:
7
En sentido similar Fabre, Social Rights under the Constitution. Government and Decent Life, pp. 53-55,
quien, sin embargo, considera que la prohibición sólo alcanza las medidas que empeoren la situación
del derecho con el efecto de llevar a su titular debajo del umbral mínimo necesario para llevar una
“vida decente”.
574 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
8
V. infra, el Comité DESC ha repetido esta noción de manera constante en sus Observaciones Generales
referidas a derechos en particular.
9
Las Directrices de Maastricht sobre Violaciones a los DESC, adoptadas por un grupo de expertos que
tuvo lugar entre el 22 y el 26 de enero de 1997 en la ciudad holandesa de Maastricht, constituye un
instrumento interpretativo al que acuden con frecuencia los órganos de supervisión de tratados inter
nacionales en materia de DESC. V., UN Document E/C.12/2000/13.
La prohibición de regresividad en materia de DESCA 575
peso”. Por todo lo expuesto, cabe afirmar que la regresividad resulta justiciable
cuando de derechos económicos, sociales y culturales se trate.10
“Una medida se entiende regresiva, al menos, en los siguientes eventos: (1) cuando
recorta o limita el ámbito sustantivo de protección del respectivo derecho; (2) cuan
do aumentan sustancialmente los requisitos exigidos para acceder al respectivo
derecho;(3) cuando disminuye o desvía sensiblemente los recursos públicos des
tinados a la satisfacción del derecho. En este último caso la medida será regresiva
siempre que la disminución en la inversión de recursos se produzca antes de
verificado el cumplimiento satisfactorio de la respectiva prestación —por ejem
plo, cuando se han satisfecho las necesidades en materia de accesibilidad, calidad
y adaptabilidad—”.11
10
Corte IDH, caso Acevedo Buendía y otros, “Cesantes y jubilados de la Contraloría” vs. Perú, párr. 103.
11
V., Corte Constitucional de Colombia, sentencia C-298 de 2016.
12
La prohibición de regresividad no es ajena al derecho constitucional comparado. V., Konrad Hesse,
Grunzüge des Verfassungsrechts der Bundesrepublik Deutschland, pp. 86-87; López Guerra, “Un Estado
social”, en de Esteban y López Guerra, El régimen constitucional español. Para otros desarrollos de la
prohibición en el derecho comparado, V., las contribuciones de Campos, Pisarello, Sarlet y Suárez, en
Courtis, Ni un paso atrás, op. cit. V., también, Uprimny y Guarnizo, “¿Es posible una dogmática adecuada
sobre la prohibición de regresividad? Un enfoque desde la jurisprudencia constitucional colombiana”,
Documento de trabajo, y otros ejemplos comparados en Nolan, Lusiani y Courtis, “Two steps forward,
¿no steps back? Evolving criteria on the prohibition of retrogression in economic and social rights”, en
Nolan, Economic and Social Rights after the Global Financial Crisis, pp. 121-145.
576 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
El primero está ligado a nociones clásicas del Estado de derecho liberal, nacidas
centralmente a la luz de la protección del derecho de propiedad y de los intereses
patrimoniales. Se trata de la seguridad jurídica, y de la protección de la confianza,
nociones que es posible reconducir al valor de la previsibilidad —central en el
paradigma del Estado de derecho liberal, y en su concomitante favor por el fun
cionamiento del mercado—. Pues bien, la prohibición de regresividad supone la
extensión de este principio al campo de las posiciones jurídicas creadas por nor
mas y medidas de carácter social. Se trata, en alguna medida, de la consecuencia
de la adopción de un modelo de Estado de derecho de carácter social, o Estado
social de derecho. En el modelo liberal clásico, sólo los intereses vinculados a la
protección de intereses patrimoniales merecían protección en términos de previ
sibilidad; las medidas de corte social adoptadas por el Estado quedaban libradas
—dada la ausencia de contraprestación por parte de sus beneficiarios— a la
discrecionalidad estatal, y por ende podían otorgar beneficios en forma precaria,
ser modificadas o revocadas sin limitación. Por lo contrario, en el Estado social
de derecho se extiende la protección de la confianza y el estatuto de seguridad
La prohibición de regresividad en materia de DESCA 577
El segundo fundamento tiene que ver con el contenido material del principio del
Estado social, que es el de la satisfacción para todo ser humano de ciertas necesida
des consideradas básicas, a la luz de la noción de dignidad humana y del desa
rrollo material y científico de nuestras sociedades. Esta noción es la que da sentido
al reconocimiento de derechos sociales en tanto derechos, y no sólo como con
cesiones graciosas o caritativas. Las proyecciones de este principio son varias: tal
vez la más importante sea la consideración preferencial de aquellas personas que
están en peor situación, es decir, que no logran satisfacer por sus propios medios
las necesidades consideradas básicas.
La doctrina del Comité DESC recoge este principio del siguiente modo: “Los Esta
dos partes deben otorgar la debida prioridad a los grupos sociales que viven en condicio-
nes desfavorables concediéndoles una atención especial. Las políticas y la legislación,
en consecuencia, no deben ser destinadas a beneficiar a los grupos sociales ya
aventajados a expensas de los demás”.13 El principio también se refleja en las
reflexiones del Comité relativas a la mala asignación presupuestaria en materia
de derechos sociales, que privilegie a aquellos que se encuentran en mejor posi
ción socioeconómica a expensas de quienes están en peor situación. Así, en mate
ria de derecho a la salud, el Comité señala que:
[u]na asignación inadecuada de recursos para la salud puede dar lugar a una dis
criminación que tal vez no sea manifiesta. Por ejemplo, las inversiones no deben
favorecer desproporcionadamente a los servicios curativos caros que suelen ser
accesibles únicamente a una pequeña fracción privilegiada de la población, en de
trimento de la atención primaria y preventiva de salud en beneficio de una parte
mayor de la población.14
13
Cf., Comité DESC, Observación General Núm. 4, El derecho a una vivienda adecuada, párr. 11.
En sentido similar, Observación General Núm. 13, El derecho a la educación, párrs. 26, 32, 53, 55.
14
Idem, Observación General Núm. 14, El derecho al disfrute del más alto nivel posible de salud,
párr. 19.
578 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
[t]odos los pagos por servicios de suministro de agua deberán basarse en el principio
de la equidad, a fin de asegurar que esos servicios, sean públicos o privados, estén
al alcance de todos, incluidos los grupos socialmente desfavorecidos. La equidad
exige que no recaiga en los hogares más pobres una carga desproporcionada de
gastos de agua en comparación con los hogares más ricos.17
15
Idem, párr. 52. En el mismo sentido, párrs. 36, 37 y 43.
16
Idem, Observación General, Núm. 15, El derecho al agua, párr. 14.
17
Idem, párr. 27. V., también párrs. 7, 12-16, 26, 29, 37 y 44.
18
Parafraseo la “cláusula Basso”, que define las tareas del Estado social en la Constitución italiana
—art. 3, Constitución italiana—.
La prohibición de regresividad en materia de DESCA 579
cumplimiento, por parte de los poderes políticos, del mandato del Estado social
y de las cláusulas de pactos internacionales de derechos humanos que imponen
al Estado obligaciones en materia social. Dado que el contenido de las necesidades
consideradas básicas, las posibilidades de desarrollo de las personas y las áreas
de participación se amplían con el tiempo y con el progreso material y científico de
nuestras sociedades, el umbral de protección, y por ende, las posiciones consoli
dadas no susceptibles de derogación o supresión, también tienden a ampliarse
progresivamente.
19
V., por ejemplo, Constitución argentina, art. 28: “Los principios, garantías y derechos reconocidos en
los anteriores artículos, no podrán ser alterados por las leyes que reglamenten su ejercicio”; Constitu
ción chilena, art. 19.26: “los preceptos legales que por mandato de la Constitución regulen o comple
menten las garantías que ésta establece o que las limiten en los casos en que ella lo autoriza, no podrán
afectar los derechos en su esencia”; Constitución ecuatoriana, art. 18: “Las leyes no podrán restringir el
ejercicio de los derechos y garantías constitucionales”; Constitución guatemalteca, art. 44: “Serán nulas
ipso jure las leyes y las disposiciones gubernativas o de cualquier otro orden que disminuyan, restrinjan
o tergiversen los derechos que la Constitución garantiza”.
580 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
humanos.20 De allí que parte del desarrollo teórico que propongo para la obliga
ción de no regresividad recurre como fuentes a la doctrina y jurisprudencia elabo
rada a partir del principio de razonabilidad.21 La razón principal que funda esta
semejanza la brinda el hecho de que ambos principios tienen como objeto al
aseguramiento del debido proceso sustantivo: como ya hemos dicho, se dirigen
al control sustancial o de contenido de la reglamentación de los derechos.
20
V., por ejemplo, CADH, arts. 30 y 32.2; PIDCP, arts. 5.1, 12.3, 18.3, 19.3, 21, 22.3 y 25; PIDESC,
art. 4; Protocolo de San Salvador, art. 5. V., también dos instrumentos internacionales de soft law espe
cíficos, los denominados “Principios de Siracusa sobre las Disposiciones de Limitación y Derogación del
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos” —Naciones Unidas, Consejo Económico y Social,
UN Doc. E/CN.4/1985/4, Annex, 1985— y los ya mencionados Principios de Limburgo relativos a la
Aplicación del Pacto Internacional de DESC.
21
Una razón ulterior para vincular los desarrollos constitucionales e internacionales consiste, justamen
te, en la mutua alimentación de los criterios constitucionales y de los provenientes de instrumentos
internacionales de derechos humanos en esta materia. Al respecto, V., Moncayo, “Suspensión y restric
ción de derechos y garantías constitucionales. El aporte de las convenciones internacionales al Derecho
Público argentino”, en Abramovich, et al., La aplicación de los tratados de derechos humanos en el ámbito
local. La experiencia de una década (1994-2005), pp. 53-75.
La prohibición de regresividad en materia de DESCA 581
22
V., al respecto, las gráficas palabras de un tribunal argentino, al aplicar la prohibición de regresividad
a un caso de expulsión del peticionante de un plan de vivienda:
“La discontinuidad de las prestaciones vulnera el principio de no regresividad o de no retroceso social,
consagrado en algunos de los tratados con jerarquía constitucional citados en el considerando III.2,
esto es, la prohibición de adoptar políticas y medidas que empeoren la situación de los derechos socia
les. De acuerdo a este principio, una vez reconocido un derecho y efectivizado su goce respecto de
personas que se encuentran en una situación de precariedad socio-económica —esto es, el reconocimien
to de un status jurídico básico de inclusión social—, su vigencia no puede eliminarse posteriormente
sin el reconocimiento, por parte del Estado, de alternativas razonables. En efecto, una vez que la admi
nistración cumple con las tareas constitucionalmente impuestas y, en consecuencia, amplía el ámbito
de protección de los derechos de los más necesitados, está obligada a abstenerse en el futuro de desa
rrollar actividades que atenten contra esa situación.
La obligación de no regresividad constituye una limitación constitucional a la reglamentación de los
derechos sociales, que veda en consecuencia a las autoridades públicas la posibilidad de adoptar medi
das que reduzcan el nivel de los derechos sociales de que goza la población, más aún si se encuentra en
situaciones de extrema precariedad y exclusión social. El Comité de DESC ha sostenido al respecto, que
un deterioro en las condiciones de vivienda, atribuible a decisiones de política general contradice, a
falta de medidas compensatorias concomitantes, las obligaciones dimanantes de los arts. 4 y 5.1 del
Pacto Internacional de DESC —Observación General, Núm. 4 —. En igual sentido se ha pronunciado
la CIDH, al sostener que las condiciones de vigencia y acceso a los derechos sociales no pueden redu
cirse con el transcurso del tiempo, porque ello configura una violación al art. 26 de la Convención
Americana. En consecuencia, una vez garantizado el derecho a través de los diversos programas imple
mentados a tal efecto, no podría luego la Ciudad denegarlo por las supuestas inconductas en las que
habría incurrido el demandante”. Cf., Cámara de Apelaciones en lo Contencioso administrativo y Tri
butario de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Sala I, “Morón, Jorge Luis c/GIBA s/amparo —art. 14
CCBA—”, 08/10/2003, considerando IV.2.
582 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Aunque definir con precisión la totalidad de los extremos que pueden estimarse
en un juicio de razonabilidad excede los límites de este trabajo, bastará sin em
bargo enunciar algunas nociones a efectos de aclarar, al menos inicialmente, el
modo en que se integra al estándar de debido proceso sustantivo o control de
razonabilidad con la prohibición de regresividad en materia de derechos sociales.
Las normas constitucionales y las de tratados sobre derechos humanos que con
sagran derechos son por naturaleza de mayor generalidad que las leyes que las
reglamentan o que se dictan en su consecuencia. El campo de significados posi
bles de la norma constitucional es mayor que el de la norma legal, y el de ésta, a
su vez, mayor que el de la norma reglamentaria inferior. El legislador está en
consecuencia habilitado a crear derecho dentro del límite o del marco de conte
nidos posibles de la norma constitucional o internacional —art. 28 de la Consti
tución argentina y otros similares de Constituciones iberoamericanas, arts. 30 y
32.2 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, art. 4 del PIDESC,
art. 5 del Protocolo de San Salvador—. Esta regla de subsunción es aplicable
también a las facultades reglamentarias del Poder Ejecutivo.
23
Constitución argentina, art. 28: “Los principios, garantías y derechos reconocidos en los anteriores
artículos, no podrán ser alterados por las leyes que reglamenten su ejercicio”, que supone una “sustan
cia” de los principios, garantías y derechos anterior a su reglamentación por vía legal. Similar función
cumple la llamada garantía del contenido esencial del derecho, originaria de la tradición constitucional
alemana —art. 19.2 de la Ley Fundamental de Bonn, art. 19.2: “en ningún caso se podrá afectar el
contenido esencial de un derecho fundamental”—, y reflejada en el art. 53.1 de la Constitución espa
ñola —“Sólo por ley, que en todo caso deberá respetar su contenido esencial, podrá regularse el
ejercicio de tales derechos y libertades”—. La noción de “contenido esencial del derecho fundamen
tal” corresponde a la noción de “sustancia” del derecho, originaria de la tradición constitucional
estadounidense.
Sobre la noción de contenido esencial de los derechos fundamentales, V., Gavara de Cara, Derechos
fundamentales y desarrollo legislativo: la garantía del contenido esencial de los derechos fundamentales en la
ley fundamental de Bonn; Jiménez Campo, Derechos fundamentales. Concepto y garantías, pp. 66-80;
Häberle, La garantía del contenido esencial de los derechos fundamental y Prieto Sanchís, “La limitación de
los derechos fundamentales y la norma de clausura del sistema de libertades”, en Justicia constitucional
y derechos fundamentales, pp. 217-260.
24
V., por ejemplo, Principios de Limburgo, principio 56: “La restricción `compatible con la naturaleza
de esos derechos´ requiere que una limitación no deberá interpretarse o aplicarse en menoscabo de la
naturaleza intrínseca de un determinado derecho”.
25
V., respecto de la libertad de circulación, Corte IDH, caso Ricardo Canese vs. Paraguay, párr. 124, con
cita de la Observación General, Núm. 27 del CDH, que señala literalmente que “las restricciones no
deben comprometer la esencia del derecho”.
584 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
26
V., Corte IDH, OC-5/85, “La colegiación obligatoria de periodistas, arts. 13 y 28 CADH”, párrs. 41,
42, 44 y 46; caso Herrera Ulloa vs. Costa Rica, párr. 120; caso Ricardo Canese vs. Paraguay, párrs. 129 y
132-133; caso Kimel vs. Argentina, párrs. 68-94; caso Castañeda Gutman vs. México, párrs. 185-193.
27
Cf., por ejemplo, Corte Suprema de Argentina, caso Pedro Inchauspe Hnos. c. Junta Nacional de Carnes.
28
Idem, caso Nordensthol, Gustavo Jorge c. Subterráneos de Buenos Aires Sociedad del Estado”.
29
Idem, caso Soengas, Héctor R. y otros c. Ferrocarriles Argentinos.
La prohibición de regresividad en materia de DESCA 585
nales —amén del requisito de lograr un objetivo legítimo en una sociedad demo
crática, que he comentado en el párrafo anterior—.30
Ahora bien, ¿cuándo puede afirmarse que una norma que reglamenta o implemen
ta un derecho social es regresiva respecto de otra? Lo será en principio, partiendo
de la definición del art. 2.1 del PIDESC, cuando la norma impugnada limite,
restrinja o reduzca la extensión o el sentido de un derecho social, o le imponga a
su ejercicio condiciones que con anterioridad no debían sortearse. Es decir que
el juicio que el impugnante de la norma deberá proponer es de tipo comparativo,
poniendo en evidencia de modo concreto que la norma impugnada es menos
favorable para el titular del derecho que la sustituida.
En cuanto a los parámetros para realizar tal comparación, es útil recurrir por
analogía a los criterios utilizados en el derecho laboral para discernir la articula
ción entre normas, partiendo de la primacía del régimen o norma más favorable
para el trabajador.
30
V., entre otros, Corte IDH, OC-5/85, op. cit., caso Ivcher Bronstein vs. Perú, párr. 155; caso Herrera
Ulloa vs. Costa Rica, párr. 120-123; caso Ricardo Canese vs. Paraguay, párrs. 96, 129 y 132-133; caso
Kimel vs. Argentina, párs. 72-94.
586 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Para decidir cuál podría ser el criterio aplicable, es necesario tener en cuenta
algunas consideraciones prácticas. El método del “conglobamiento” tiene a su
favor la consideración completa del sistema establecido por la norma: este punto
es especialmente relevante, dado que, en materia de reglamentación de derechos
sociales, frecuentemente nos enfrentamos a regímenes complejos, que requieren
una evaluación en conjunto. Sin embargo, en su contra juega el hecho de que la
declaración de inconstitucionalidad tiene carácter restrictivo, y opera como ulti-
ma ratio del control judicial de la actividad de los otros poderes. Este principio
impone circunscribir la declaración de inconstitucionalidad a los aspectos par
ticularmente impugnados, sin perjuicio de la validez del resto de la norma. El mé
todo de la “acumulación” tiene las virtudes y los defectos inversos: se ajusta más
fácilmente a la filosofía del carácter restrictivo del control de constitucionalidad,
pero es poco respetuoso de la unidad sistemática de un cuerpo normativo, per
mitiendo la comparación de normas aisladas, alejadas del contexto sistemático
en el que se insertan.
A la luz de estos argumentos, el análisis por instituciones parece ser el que brinda
la solución más adecuada para determinar cuándo una norma es regresiva, ya
que permite equilibrar ambos intereses: circunscribe el análisis de regresividad al
31
Este último criterio, elaborado por la jurisprudencia italiana, fue el adoptado para regular la relación
entre el convenio colectivo de trabajo y la ley, es el que adopta el art. 9 de la Ley de Contrato de Trabajo ar
gentina. V., López, et al., Ley de Contrato de Trabajo comentada, pp. 36 y ss.; Goldín, “Concurrencia,
articulación y sucesión de normas en el derecho del trabajo”, en Derecho del Trabajo XLVI-B, pp. 934 y ss.
La prohibición de regresividad en materia de DESCA 587
Ahora bien, ¿cuáles son las consecuencias que acarrea la sanción de una ley o de
un reglamento regresivo? La regresividad ¿constituye per se una razón de incons
titucionalidad o de invalidez a la luz de los tratados internacionales de derechos
humanos? De acuerdo con el esquema sugerido, la regresividad constituye un
factor agravado del análisis de razonabilidad. Por ello, la prueba de que una nor
ma es regresiva determina una presunción de invalidez o de inconstitucionali
dad, transfiriendo al Estado la carga de argumentar a favor de la racionalidad de
la legislación propuesta. Analizaré a continuación los dos elementos que configu
ran este cuadro: la inversión de la carga probatoria y el estándar de juicio que
debe emplear el juez ante la articulación por parte del Estado de una defensa de
la validez de la norma impugnada —tema que introduce la cuestión de los lími
tes de la prohibición de regresividad—.
32
Cf., Linares, Razonabilidad de las leyes. El “debido proceso” como garantía innominada en la Constitución,
p. 213.
33
V., Tribe, American Constitutional Law, pp. 1465-1553; Stone, Et. al., Constitutional Law, pp. 495 y ss.
588 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
34
Idem, p. 1465, citando la famosa frase del Juez Stone en el fallo United States v. Carolene Products Co.,
304 U.S. 144, 152-53 núm. 4. Como se sabe, la Corte Suprema estadounidense ha considerado catego
rías sospechadas —aunque con distinto énfasis— la utilización de la raza y de la etnia, la condición de
extranjero, la condición de hijo extramatrimonial y el género. V., Stone, Seidman, et al, Constitutional
Law, pp. 528-689.
35
Cf., Corte Europea de Derechos Humanos, caso Abdulaziz, Cabales y Balkandali vs. Reino Unido”, cit.,
párr. 78. La Corte ha repetido este razonamiento en casos posteriores con respecto a otros factores
enumerados en el art. 14 del Convenio Europeo de Derechos Humanos, como el origen nacional. V.,
por ejemplo, casos Gaygusuz vs. Austria, párr. 42; Koua Poirrez vs. Francia, párr. 46, entre muchos otros.
36
V., Corte IDH, caso Gonzales Lluy y otros vs. Ecuador, párrs. 260-274.
La prohibición de regresividad en materia de DESCA 589
37
Cf., Comité DESC, Observación General, Núm. 13, El derecho a la educación: “la admisión de medidas
regresivas adoptadas en relación con el derecho a la educación, y otros derechos enunciados en el Pacto,
es objeto de grandes prevenciones”, párr. 45; Observación General, Núm. 14, El derecho al disfrute del
más alto nivel posible de salud: “(a)l igual que en el caso de los demás derechos enunciados en el Pacto,
existe una fuerte presunción de que no son permisibles las medidas regresivas adoptadas en relación
con el derecho a la salud”, párr. 32. En el mismo sentido, Observación General, Núm. 15, El derecho al
agua, párr. 19; Observación General, Núm.17, El derecho de toda persona de beneficiarse de la protección
de los intereses morales y materiales que le correspondan por razón de las producciones científicas, literarias o
artísticas de que sea autora, párr. 27; Observación General, Núm. 18, El derecho a trabajar, párr. 21
y Observación General, Núm. 19 El derecho a la seguridad social, párr. 42.
38
V., SCJN, Primera Sala, Amparo en revisión, op. cit., párr. 125. Cf., Comité DESC, Observación General,
Núm.13: “(s)i deliberadamente adopta alguna medida regresiva, el Estado Parte tiene la obligación de
demostrar que fue implantada tras la consideración más cuidadosa de todas las alternativas y que se justifica
plenamente en relación con la totalidad de los derechos previstos en el Pacto y en el contexto del apro
vechamiento pleno del máximo de los recursos de que se disponga el Estado Parte”, párr. 45. En el mismo
sentido, Observación General, Núm.14 párr. 32; Observación General, Núm. 15, párr. 19; Observación
General, Núm.17, párr. 27; Observación General, Núm.18, párr. 21; Observación General, Núm.19, párr.
42; Observación General, Núm. 21, El derecho de toda persona a participar de la vida cultural, párr. 46; Observación
General, Núm. 22, El derecho a la salud sexual y reproductiva, párr. 38, y Observación General, Núm. 23, El
derecho a condiciones de trabajo equitativas y satisfactorias, párr. 52. El Comité adoptó en mismo criterio en su
Declaración “Evaluación de la obligación de adoptar medidas hasta el “máximo de los recursos de que dispon
ga” de conformidad con un Protocolo Facultativo al Pacto”: “El Comité observa que, cuando no se adoptan
medidas o éstas son de carácter regresivo, corresponde al Estado Parte probar que la decisión pertinente se
basó en el examen más exhaustivo posible y que está debidamente justificada en relación con la totalidad de
los derechos enunciados en el Pacto y por el hecho de que se utilizaron plenamente los recursos dispo
nibles”. V., Comité de DESC, Declaración “Evaluación de la obligación de adoptar medidas hasta el “máximo
de los recursos de que disponga” de conformidad con un Protocolo Facultativo al Pacto”, párr. 9.
En sentido similar, la demostración de que las limitaciones a los DESC tienen “el exclusivo objeto de
promover el bienestar general en una sociedad democrática” —art. 4, PIDESC— está a cargo del Estado
—Principios de Limburgo, Principio 54—.
39
V., SCJN, op. cit.: “Sin embargo, de una interpretación funcional del artículo 1o. Constitucional,
puede concluirse que dichas circunstancias están sujetas a un escrutinio estricto, pues implican la restricción
de un derecho humano especialmente relevante para la autonomía personal, para el funcionamiento de
590 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
la democracia deliberativa, para la igualdad real de las personas y para el bienestar y desarrollo de la
sociedad”, párr. 124.
40
V., Tribe, op. cit., p. 1453.
41
Así, Corte Suprema estadounidense, caso Sosna vs. Iowa, 419 U.S. 393.
42
Por ejemplo, idem, Shapiro vs. Thompson, 394 U.S. 618.
43
Por ejemplo, idem, Harper vs. Virginia State Board of Elections, 383 U.S. 663; Kramer vs. Union Free
School District No. 15, 395 U.S. 621.
44
Por ejemplo, idem, Reynolds vs. Sims, 377 U.S. 533.
45
Por ejemplo, idem, Loving vs. Virginia, 388 U.S. 1.
46
V., por ejemplo, Corte Europea de DH, casos Abdulaziz, Cabales y Balkandali vs. Reino Unido, cit., párr.
78; Burghartz vs. Suiza, párr.27; Karlheinz Schmidt vs. Alemania, párr. 24; Smith y Grady vs. Reino Unido,
párr. 94; Fretté vs. Francia, párr. 34; S.L. vs. Austria, párr. 36; Karner vs. Austria, párr. 37 y Kozak vs.
Polonia, op. cit., párr. 92, entre otros.
47
Por ejemplo, idem, caso The Sunday Times vs. Reino Unido, parr. 59, entre muchos otros.
48
V., idem, casos The National & Provincial Building Society, the Leeds Permanent Building Society y The
Yorkshire Building Society vs. Reino Unido”, párrs. 107 y 112; Stran Greek Refineries y Stratis Andreadis
vs. Grecia, párr. 49, y Aćimović vs. Croacia, párr. 23.
La prohibición de regresividad en materia de DESCA 591
Aplicando este esquema al caso de la regresividad: acreditada ésta por parte del
actor, cabe al Estado la carga de demostrar la estricta necesidad de la medida.51
Esto supone la demostración por parte del Estado de: a) la existencia de un inte
rés estatal calificado; b) el carácter imperioso de la medida y c) la inexistencia de
cursos de acción alternativos menos restrictivos del derecho en cuestión.
En este cuadro, las posibilidades de argumentación del Estado son estrechas. Las
Observaciones Generales Núms. 3, 13, 14, 15, 17 y 18 del Comité DESC fijan
los términos del posible marco argumentativo del Estado. Por un lado, la medida
regresiva sólo se justifica si el Estado demuestra que ha considerado cuidadosa
mente medidas alternativas y que existen razones de peso para preferir aquélla,
“el Estado Parte tiene la obligación de demostrar que fue implantada tras la
consideración más cuidadosa de todas las alternativas”, Observación General
Núm. 13, párr. 45;“corresponde al Estado Parte demostrar que se han aplicado
tras el examen más exhaustivo de todas las alternativas posibles”, Observación
General Núm. 14, párr. 32; “corresponde al Estado Parte demostrar que se han
aplicado tras un examen sumamente exhaustivo de todas las alternativas posi
bles”, Observación General Núm. 15, párr. 19; “el Estado parte tiene la carga de
probar que fue implantada tras una cuidadosa consideración de todas las alterna
tivas”, Observación General Núm. 17, párr. 27; “[l]os Estados parte tienen la carga
de probar que han sido introducidas tras la consideración de todas las alternati
vas”, Observación General Núm. 18, pár. 21; “[S]i se adoptan medidas delibera
49
V., Corte IDH, casos Atala Riffo y niñas vs. Chile, op. cit., párr. 124; caso Gonzales Lluy y otros vs. Ecuador,
op. cit., párrs. 257, 260-274.
50
Idem, OC-5/85, “La colegiación obligatoria de periodistas, arts. 13 y 29 de la Convención”, del 13 de
noviembre de 1985, párr. 46; casos Herrera Ulloa vs. Costa Rica, párrs. 121-122 y Ricardo Canese vs.
Paraguay, párr. 96; caso Kimel vs. Argentina, sentencia de 2 de mayo de 2008, párrs. 68-94.
51
Cf., Comité de DESC, Observación General, Núm. 3: “Además, todas las medidas de carácter delibe
radamente regresivo […] requerirán la consideración más cuidadosa[…]”, párr. 9. En el mismo senti
do, Observación General, Núm. 13, párr. 45; Observación General, Núm. 14, párr. 32; Observación
General, Núm. 15, párr. 19; Observación General, Núm. 17, párr. 27; Observación General, Núm. 18,
párr. 21; Observación General, Núm. 19, párr. 42; Observación General, Núm. 21, párr. 46; Observa
ción General, Núm. 22, párr. 38, y Observación General, Núm. 23, párr. 52.
592 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
damente regresivas, corresponde al Estado Parte probar que las han adoptado tras
un examen minucioso de todas las alternativas posibles y que están debidamente
justificadas habida cuenta de todos los derechos previstos en el Pacto, en el con
texto del pleno aprovechamiento del máximo de los recursos de que dispone el
Estado Parte”, Observación General Núm. 19, párr. 42; “si se tomase deliberada
mente una medida de este tipo, el Estado parte tiene que probar que lo ha hecho
tras un cuidadoso examen de todas las opciones y que la medida está justificada
teniendo en cuenta la totalidad de los derechos reconocidos en el Pacto”, Obser
vación General Núm. 21, párr. 46; “[c]uando un Estado parte trata de introducir
medidas regresivas, por ejemplo en respuesta a una crisis económica, tiene que
demostrar que esas medidas son temporales, necesarias, no discriminatorias y
que respetan al menos sus obligaciones básicas”, Observación General Núm. 22,
párr. 52; “[s]e deben evitar las medidas regresivas y, si se adoptan, el Estado parte
tiene la carga de probar su necesidad”, Observación General Núm. 23, párr. 38;
Observación General Núm. 23 —“El derecho a condiciones de trabajo equitati
vas y satisfactorias”—, “[c]uando un Estado parte trata de introducir medidas
regresivas, por ejemplo en respuesta a una crisis económica, tiene que demostrar
que esas medidas son temporales, necesarias, no discriminatorias y que respetan
al menos sus obligaciones básicas”, párr. 52.
Por otro lado, el Comité también establece las condiciones y contenido de la po
sible justificación: la medida “deberá ser justificada plenamente por referencia a la
totalidad de los derechos previstos en el Pacto y en el contexto del aprovechamiento
pleno del máximo de los recursos de que se dispone” —Observación General
Núm. 3, párr. 9; Núm. 13, párr. 45; Núm. 14, párr. 32; Núm. 21, párr. 46—; el
Estado deberá demostrar que las medidas regresivas “están debidamente justifi
cadas por referencia a la totalidad de los derechos enunciados en el Pacto en el
contexto de la plena utilización del máximo de los recursos de que dispone
el Estado Parte” —Observación General Núm. 15, párr. 19; Núm. 18, párr. 21;
Núm. 19, párr. 42—.
Esto significa que el Estado sólo puede justificar la regresividad de una medida
demostrando a) que la legislación que propone, pese a implicar retrocesos en
algún derecho, implica un avance teniendo en cuenta la totalidad de los derechos
La prohibición de regresividad en materia de DESCA 593
c) Se demuestra que se aplicó el máximo de los recursos o que los recursos de que se
disponía se aplicaron a tutelar otro derecho humano —y no cualquier objetivo
social— y que la importancia relativa de satisfacerlo prioritariamente era mayor”.52
En las Observaciones Generales Núms. 14, 15, 17, 19 y 23, el Comité establece
otro límite a las posibilidades justificatorias del Estado, que —dada su vincula
ción con un elemento común a todos los derechos del Pacto, el contenido mínimo
esencial u obligaciones básicas— también es generalizable a los demás derechos
consagrados por el Pacto. En el párr. 43 de la Observación General Núm. 14,
referida al derecho a la salud, el Comité recuerda que, en línea con lo dicho en la
Observación General Núm. 3, que “los Estados Partes tienen la obligación funda
52
SCJN, Primera Sala, Amparo en revisión, op. cit., párr. 128.
594 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
53
En el mismo sentido, Comité de DESC, Observación General, Núm. 14, párr. 47: “Cabe señalar sin
embargo que un Estado Parte no puede nunca ni en ninguna circunstancia justificar su incumplimiento
de las obligaciones básicas enunciadas en el párrafo 43 supra, que son inderogables”. Si el Estado no
puede justificar su incumplimiento del contenido mínimo esencial del derecho, a fortiori, tampoco puede
justificar la adopción de medidas regresivas que signifiquen retroceder desde un estado de cumplimiento
a un estado de incumplimiento de ese contenido mínimo esencial. En igual sentido, Observación Gene
ral, Núm. 15, párr. 42, Observación General, Núm. 17, párr. 42: Observación General, Núm. 19, párr.
64, Observación General, Núm. 23, párrs. 53 y 78.
54
El criterio es similar al propuesto por Fabre, op. cit., pp. 53-55.
55
V., Comité DESC, Carta de fecha 16 de mayo de 2012 dirigida a los Estados partes en el Pacto Inter
nacional de DESC por el Presidente del Comité de DESC, Disponible en: http://tbinternet.ohchr.org/_
layouts/treatybodyexternal/Download.aspx?symbolno=INT%2fCESCR%2fSUS%2f6395&Lang=en
V., idem, Declaración “Evaluación de la obligación de adoptar medidas hasta el “máximo de los recursos
de que disponga” de conformidad con un Protocolo Facultativo al Pacto”, párr. 9.
La prohibición de regresividad en materia de DESCA 595
56
Cf., Corte Constitucional colombiana, sentencia C-298 de 2016.
596 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
57
V., Alexy, “Los derechos fundamentales, la ponderación y la racionalidad” y “Sobre la ponderación y
la subsunción. Una comparación estructural”, ambos en Ensayos sobre la teoría de los principios y el juicio
de proporcionalidad, pp. 107-117 y 163-180, respectivamente; Prieto Sanchís, “El juicio de pondera
ción”, en Justicia constitucional y derechos fundamentales, pp. 175-216.
La prohibición de regresividad en materia de DESCA 597
con la importancia del objetivo perseguido; que, como hemos dicho, sólo puede
ser la mejora del estado del goce de la totalidad de los derechos del Pacto para
quienes se encuentren en peor situación.
58
Comisión IDH, Informe Nº38/09, Admisibilidad y Fondo, Caso 12.670, Asociación Nacional de Ex
Servidores del Instituto Peruano de Seguridad Social y otras vs. Perú, 27 de marzo de 2009, párrs. 141-146.
598 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
59
V., Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer, caso Elisabeth de Blok y otras. vs.
Países Bajos, consids. 8.7-8.9.
60
SCJN, Primera Sala, Amparo en revisión, op. cit.
61
Idem, párrs. 110-133, en particular párrs. 120-121 y 126.
62
Idem, pp. 20-22. Sobre la aplicación de la prohibición de regresividad en materia ambiental, Cf.,
Amaya Arias, El principio de no regresión en el derecho ambiental.
63
La Corte afirma que “[…] de conformidad con el principio de no regresión, en relación con los hu
medales, el Estado mexicano, en términos de la normativa nacional e internacional, ha trazado ya una
línea de protección tendente a conservar este ecosistema, de manera que cualquier decisión que impli
que disminuir este nivel de protección ya alcanzado debe estar debidamente justificada”, Amparo en
Revisión 307/2016, cit. pp. 70-71.
La prohibición de regresividad en materia de DESCA 599
64
V., Corte Constitucional colombiana, Sentencia C-1165 de 2000, en la que consideró regresiva e
inconstitucional la disminución del porcentaje de los aportes al sistema subsidiado de seguridad social
en salud.
65
Idem, Sentencia C-507 de 2008.
66
Idem, Sentencia C-727 de 2009.
67
Idem, Sentencia C-038 de 2004.
68
Idem, Sentencia C-372 de 2011.
69
Idem, Sentencia C-629 de 2011.
70
Idem, Sentencia C-536 de 2012.
600 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
71
Idem, Sentencia C-313 de 2014.
72
Idem, Sentencia C-298 de 2016.
73
V., Corte Suprema argentina, caso Aquino, Isacio c. Cargo Servicios Industriales S.A. s/ accidentes ley
9688, consid. 10
74
Idem, caso Asociación de Trabajadores del Estado s/acción de inconstitucionalidad, del 18/06/2013, consid. 9.
75
Idem, caso Registro Nacional de Trabajadores Rurales y Empleadores c. Poder Ejecutivo Nacional y otro s/
acción de amparo, consid. 6.
76
V., Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, caso Ministerio Público —
Asesoría General Tutelar de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires c. GCBA s/acción declarativa de inconstitu-
cionalidad, del 12 de junio de 2010.
77
V., Tribunal Constitucional de Portugal, sentencia Núm. 39/84 del 11/04/1984.
La prohibición de regresividad en materia de DESCA 601
Bibliografía
Libros
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bles, Trotta, Madrid, 2002.
78
Idem, sentencia Núm. 353/2012, del 5/07/2012.
79
Idem, sentencia Núm. 187/2013, del 5/04/2013.
80
V., Tribunal Constitucional de Hungría, decisión 43/1995, de 30/06/1995.
81
V., Tribunal Constitucional de Letonia, decisión en el caso Núm. 2009-43-01, de 21/12/2009.
82
V., Tribunal Constitucional alemán, caso Hartz IV, BVerfG, 1 BvL 1/09 (9/02/2010), 1BvL 3/09, 1BvL
4/09 (9/02/ 2010).
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otras vs. Perú, 27 de marzo de 2009
, caso The National & Provincial Building Society, the Leeds Permanent
Building Society y The Yorkshire Building Society vs. Reino Unido”, sentencia
de 23 de octubre de 1998.
Corte Suprema estadounidense, caso Sosna v. Iowa, 419 U.S. 393, 1975.
, Kramer v. Union Free School District No. 15, 395 U.S. 621, 1969.
Tribunal Constitucional alemán, caso Hartz IV, BVerfG, 1 BvL 1/09 (9/02/2010),
1BvL 3/09, 1BvL 4/09, 9/02/ 2010 .
Otros
I. Introducción
En efecto, mal que bien, los derechos democráticos, de libertad y debido proceso
han sido desarrollados ampliamente por la jurisprudencia constitucional durante
1
Aguiló, En defensa del Estado Constitucional de Derecho, pp. 18-20.
613
614 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
2
No pasa inadvertido, como bien lo sostienen Courtis y Abramovich, que tanto los derechos sociales
como los civiles generan obligaciones positivas y negativas para el Estado, ya que ambos implican cos
tos. Sin embargo, es evidente que los derechos sociales pueden resultar más caros que los civiles y po
líticos, por lo que el cumplimiento de las sentencias y la reparación correspondiente se hace también,
más difícil. Tal situación, aunada a la facilidad de sobreseimiento propia del juicio de amparo, resulta
tentadora para ciertos operadores jurídicos, especialmente aquellos que no asumen el papel civilizato
rio del Estado de Derecho. Cf., Abramovich y Courtis, Los derechos sociales como derechos exigibles.
3
Entre las buenas, véase: el AR 315/2010: interés legítimo para los no fumadores; el AR 323/2014: derecho
a la educación; el AR 378/2014: derecho a la salud de enfermos de VIH/SIDA; el AR 251/2016: suminis
tro de medicamentos a cargo del Estado; el AR 307/2016: derecho al medio ambiente; o el AR 566/2015:
derecho a la cultura. Ejemplos de decisiones no tan buenas son: el AR 241/2015: derecho a la consulta de
los pueblos indígenas; y el AR 1242/2015: acceso a los servicios de internet de banda ancha de una
comunidad indígena, entre muchos otros.
El valor de la metodología: claroscuros en la jurisprudencia mexicana en materia ... 615
1. Bahía de Banderas
4
Cf., SCJN, ADR 3516/2013.
5
Lara, Manual Mínimo de Argumentación Jurídica. La razón en la práctica, p. 128.
6
Cf., SCJN, AR 750/2015.
616 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Una vez construido el departamento, resultó que una de las habitaciones no tenía
ventanas y daba al pasillo del elevador, mientras que la otra tenía vista al mar.
El comprador se inconformó, porque —dijo— no fue lo que él acordó que com
praría. La empresa afirmó que el departamento corresponde estrictamente con lo
pactado y documentado. El desacuerdo no se hizo esperar. Guillermo acudió a
los tribunales a demandar la nulidad absoluta del contrato, porque a su juicio
había existido un error en el objeto y además el departamento se había edificado
en contra de las disposiciones de orden público, lo cual lo hacía ilícito. El juez de
primera instancia declaró la improcedencia de la acción ejercitada, porque deter
minó que no existió ningún vicio de la voluntad, ni ilicitud en el objeto. La Sala
de Apelación confirmó esa decisión. Guillermo promovió un amparo directo en
contra de dicha resolución, en el que argumentó, entre otras cosas, que la auto
ridad responsable violó el artículo 25 de la Declaración Universal de los Dere
chos Humanos que establece el derecho a una vivienda digna, entendido como una
casa habitación que reúna las instalaciones eléctricas, drenaje, luz natural y ven
tilación. Este artículo —agregó— debió ser interpretado a la luz de los artículos
4° Constitucional, así como los artículos 84, 85 y 86 del Reglamento del Desa
rrollo Urbano y Construcción para el Municipio de Bahía de Banderas en el Estado
de Nayarit.7
7
El artículo 84 se refiere a la iluminación de las construcciones. Tiene nueve fracciones. Solo la primera
de ellas resulta aplicable al caso: “Artículo 84. La iluminación y ventilación de los edificios se regirá por
lo siguiente: I. En edificios para vivienda u oficinas, todas las piezas habitables deberán tener ventila
ción e iluminación por medio de vanos que darán directamente a patios o a la vía pública. La superficie
total de las ventanas libres de toda construcción será por lo menos de un quinto de la superficie del piso
de cada pieza y la superficie libre para ventilación deberá ser cuando menos de dos tercios de la super
ficie de la ventana”. Por su parte, los artículos 85 y 86 se refieren, respectivamente, a la iluminación de
las cocinas y baños, y a la iluminación artificial”.
El valor de la metodología: claroscuros en la jurisprudencia mexicana en materia ... 617
del quejoso con relación a los derechos sociales. Al cumplir con lo ordenado, en
una nueva resolución, la sala responsable volvió a confirmar la sentencia de pri
mera instancia, básicamente por considerar que, al tratarse de una vivienda de
lujo, y no de interés social, no resultaban aplicables las normas que reconocen el
derecho social a una vivienda digna.
El contenido del derecho: el estándar mínimo. Para la Primera Sala, el contenido del
derecho a una vivienda digna y decorosa no se satisface con el mero hecho de
que las personas tengan un lugar para habitar, sino que es necesario que cumpla
con los requisitos mínimos indispensables para ser considerado como tal, ya que
en caso contrario no se daría efectividad al objetivo perseguido por el constitu
yente permanente.
Violación del derecho a una vivienda digna entre particulares. A juicio de la Primera
Sala, y derivado de varios precedentes, los particulares desarrolladores de vivienda
tienen la obligación de cumplir con las normas de derechos humanos, en particu
lar, con aquellas vinculadas con el derecho fundamental a la vivienda adecuada,
ya que es una expectativa básica de la sociedad que estas personas cumplirán con
la normativa aplicable. En consecuencia, dado que en el caso concreto la inmo
El valor de la metodología: claroscuros en la jurisprudencia mexicana en materia ... 619
2. El problema de no saber
plantear un problema
No debe pasar inadvertido que en un proceso judicial las partes exponen su pro
pia versión del problema. Por ello, aunque parezca obvio, el autor de la sentencia
debe analizar esas argumentaciones con la mayor objetividad posible, y solo hasta
que ha identificado cabalmente cuáles son “todas” las tesis defendidas, con sus
respectivas premisas y posibles consecuencias, deberá fijar el punto controvertido.
No resulta extraño que algún argumento de las partes logre persuadir, de entrada,
al proyectista, ya que ese es el propósito de cualquier argumento. Sin embargo,
8
Aguiló, op. cit., pp. 75-77.
620 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
este debe recordar que, antes de tomar partido, está obligado a leer y entender
todas las razones. Algo parecido a lo que aconseja el famoso detective Sherlock
Holmes: “Es un craso error capital teorizar antes de tener datos. Sin darse cuenta,
uno empieza a deformar los hechos para que se ajusten a las teorías, en lugar de
ajustar las teorías a los hechos”.9
En nuestro caso fue claro que la Primera Sala no cumplió con ese “deber meto
dológico” de entender y plantear adecuadamente el problema, porque no se detuvo
a analizar si realmente se trataba de un caso sobre derechos sociales.
En nuestro caso, era necesario contrastar los hechos probados en el juicio para
determinar si calificaban o no como un caso de violación de derechos sociales.
Para ello, habría sido necesario partir de una definición, es decir, de una premisa
mayor. Hagamos el ejercicio.
Los derechos sociales tienen las siguientes características, a decir de Prieto Sanchís:
a) no pueden ser pensados sin una intervención relevante del Estado — o, al
menos, más relevante que en los derechos civiles y políticos—; b) tienen un ca
rácter eminentemente prestacional; c) los titulares son sujetos que precisan cierta
9
Conan Doyle, “Escándalo en Bohemia”, en Las aventuras de Sherlock Holmes, pp. 12-13.
10
García, Los criterios de corrección en la teoría del razonamiento jurídico de Neil MacCormick, p. 82.
El valor de la metodología: claroscuros en la jurisprudencia mexicana en materia ... 621
11
Prieto, “Los derechos sociales y el principio de igualdad sustancial”, en Derechos sociales y derechos de
las minorías, pp. 19-26.
622 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
3. Universalidad y generalidad
12
Atienza, Curso de Argumentación Jurídica, p. 555.
El valor de la metodología: claroscuros en la jurisprudencia mexicana en materia ... 623
4. El problema de la dignidad
13
Citada por Morales, “El núcleo esencial de los derechos económicos, sociales y culturales. Una buena
estrategia de adjudicación”, Revista del Centro de Estudios Constitucionales, p. 394.
624 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Cuando un problema se plantea mal es muy poco probable que la decisión sea
correcta, aun cuando pueda estar bien argumentada. Como dice Manuel Atienza,
es posible estar coherentemente equivocado. Por ello, se reitera que el punto de
partida de la argumentación —entender y plantear adecuadamente el problema—
debe ser cuidado en extremo por parte de los juzgadores.
14
Atienza, op. cit., pp. 430-431.
El valor de la metodología: claroscuros en la jurisprudencia mexicana en materia ... 625
Una vez que el operador jurídico se aseguró de que el caso que va a resolver versa
sobre un genuino problema de derechos sociales, y de que lo planteó de forma ade
cuada, debe analizar, esto es, aislar todos los componentes del problema para
valorarlos en específico y así poder determinar cuáles son las cuestiones que re
quieren una solución previa al problema de fondo. En otras palabras, conviene
distinguir entre el problema principal a resolver y las cuestiones necesarias para
ello. Neil MacCormick15 creó una conocida tipología de problemas o cuestiones
a fin de distinguir los casos fáciles de los difíciles. Los primeros son aquellos cuyas
premisas —normativa y fáctica— no presentan mayores dificultades, porque son
claras y precisas; es decir, no existen dudas sobre ellas. Por lo tanto, esos proble
mas se resuelven mediante un sencillo ejercicio de subsunción o justificación
interna. Los segundos casos, en cambio, presentan ciertas dificultades o cuestio
nes que deben ser resueltas previamente mediante un ejercicio de justificación
externa. El autor escocés asoció las cuestiones de relevancia y de interpretación a
la premisa normativa, y las de prueba y calificación —como el del caso anterior—
a la premisa fáctica. Más tarde, Manuel Atienza enriqueció esta clasificación agre
gando otras cuatro categorías de cuestiones: procesales; de discrecionalidad; de validez
y de ponderación, que pueden sin embargo reconducirse a las primeras cuatro.16
15
Cf., MacCormick, Legal Reasoning and Legal Theory.
16
Atienza, op. cit., pp. 432-439.
626 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
2. Los rasgos de la
interpretación constitucional
17
Estos problemas pueden originarse por imprecisiones de lenguaje, tales como la ambigüedad o va
guedad; porque no es claro cómo ese texto debe articularse con otros que ya existen en el sistema, como
son las antinomias y las lagunas conceptuales; porque no es clara la intención del autor de la norma (la
diferencia entre lo que se quiso decir y lo que se dijo); porque es problemática la relación existente entre
el texto y las finalidades o propósitos a los que ha de servir (con independencia de lo que haya querido el
autor); y finalmente, porque es dudoso cómo debe entenderse el texto de manera que sea compatible
con los valores del ordenamiento. Atienza, op. cit., pp. 436-437.
El valor de la metodología: claroscuros en la jurisprudencia mexicana en materia ... 629
que no tienen las leyes.18 Estas dos propiedades exigen al intérprete constitucional
mayor compromiso con la dimensión valorativa del Derecho, lo que se traduce
en una actitud no formalista ante las fuentes, ante el concepto de validez y ante el
propio ejercicio interpretativo.
Interpretación
Interpretación
de normas
de la ley
constitucionales
Componente
- +
autoritativo
Componente
+ -
valorativo
Principios y
+ -
valores
Interpretación
literalista e - +
intencionalista
Formalismo - +
18
Aguiló, op. cit., p. 42.
630 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
19
Con todo, esta diferenciación no se comparte de forma unánime por los teóricos del Derecho. Ferrajoli
y Dworkin son críticos de la teoría de la diferencia, aunque desde posturas diametralmente opuestas.
Para el italiano, en la creación de normas —legales o constitucionales— rige el principio de la voluntad
y no el de la verdad —voluntas, non veritas, facit legem—; mientras que en la aplicación e interpretación
de las normas —legales o constitucionales— rige el principio de la verdad y no el de la voluntad
—veritas, non voluntas, facit legem—. Así, de acuerdo con Ferrajoli, no habría —no debería haber— di
ferencias sustanciales entre la interpretación constitucional y la legal. Desde el otro extremo, Dworkin
también niega la tesis de le diferencia, pero asumiendo que toda actividad interpretativa —de normas
legales y constitucionales— se rigen por principios y valores. Aguiló, op. cit., p. 45.
El valor de la metodología: claroscuros en la jurisprudencia mexicana en materia ... 631
A. Reglas y principios
Para llevar a cabo una buena interpretación constitucional, lo primero que debe
hacerse es entender y asumir la diferencia entre reglas y principios, para lo cual,
es sumamente importante no cometer la falacia de la falsa oposición asumiendo
que las reglas y los principios están divorciados. Desgraciadamente, no son pocos
los juristas —teóricos y prácticos— que incurren en esta falacia hasta el grado tal
que dividen al mundo de manera maniquea, simplista e, incluso ridícula, entre
“principialistas” y “no principialistas”. Las reglas y los principios no se oponen,
sino que se complementan. El llamado “constitucionalismo de los derechos” se
caracteriza por reconocer que en los sistemas jurídicos coexisten ambos tipos de
normas.
Pero empecemos un poco más atrás. Los sistemas jurídicos contienen normas
deónticas o regulativas —que obligan, prohíben o permiten realizar algo, como los
tipos penales o las normas sobre el pago de impuestos— y constitutivas —que en
dadas determinadas circunstancias, constituyen ciertos estados de cosas y provo
can cambios normativos, como las reglas necesarias para constituir un matri
monio o para hacer válido un contrato—. A su vez, las primeras pueden ser de
dos tipos: reglas y principios. Las reglas pueden ser de acción —que obligan, prohí
ben o permiten alguna conducta específica, como la obligación de pagar el IVA, el
homicidio o fumar en espacios especialmente designados— o de fin —que esta
blecen que, dadas determinadas circunstancias, un sujeto tiene la obligación de,
o tiene prohibido o permitido, elegir el mejor de los medios a su alcance para
alcanzar un determinado fin o un estado de cosas, como las normas relativas a la
custodia de los menores—.
Los principios, por su parte, pueden serlo en sentido estricto —formulaciones nor
mativas de estructura categórica, con condiciones de aplicación abiertas, dirigi
das a regular la conducta de los órganos aplicadores del Derecho—20 o directrices
20
Los principios en sentido estricto tienen aplicación en los siguientes supuestos: a) cuando no existen
reglas específicas para ser aplicadas a un caso concreto; b) cuando las reglas sí existen, pero son inde
terminadas; y c) cuando las reglas existentes contradicen los principios que las justifican u otros prin
cipios del sistema. Atienza y Ruiz, Ilícitos atípicos, p. 18.
632 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
21
La literatura sobre reglas y principios es amplia. Por todos, V., Atienza y Ruiz, Las Piezas del Derecho,
pp. 6-19; Idem, Ilícitos atípicos, pp. 16-20; Atienza, El Derecho como argumentación, pp. 168-169; y
Atienza, Curso de argumentación jurídica, pp. 437-439.
22
Alexy, Teoría de los derechos fundamentales, p. 86.
El valor de la metodología: claroscuros en la jurisprudencia mexicana en materia ... 633
Pues bien, los derechos sociales están contenidos típicamente —aunque no exclu
sivamente—en los principios conocidos como directrices porque, precisamente,
son mandatos de optimización que pueden ser cumplidos de manera gradual, de
acuerdo con las posibilidades fácticas y jurídicas que se tengan. Veamos algunos
ejemplos de la constitución mexicana:
23
Atienza, “A vueltas con la ponderación”, en La razón del Derecho. Revista Interdisciplinaria de Ciencias
Jurídicas, p. 9. Disponible en: www.fd.unl.pt/docentes_docs/ma/amh_MA_13174.pdf.
634 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Como puede verse, en todas estas disposiciones se puede advertir una estructura
categórica, propia de los principios en general, y una cláusula de optimización,
propia de las directrices, en particular.24 El contenido de las normas ahí contenidas
24
La lista que el lector encuentra en el cuadro anterior es meramente ejemplificativa. No significa que
todo derecho social necesariamente deba ubicarse en una directriz. Solo trato de señalar que en la redacción
El valor de la metodología: claroscuros en la jurisprudencia mexicana en materia ... 635
B. La ponderación como
método para aplicar los principios
constitucional prima el lenguaje de las directrices para los derechos sociales. En la práctica es perfecta
mente posible que el operador jurídico reconozca derechos sociales en otro tipo de materiales jurídicos,
o que de ese reconocimiento derive genuinas reglas.
25
Idem, El Derecho como argumentación, p. 171.
636 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Y, de acuerdo con Alexy —para quien todos los principios serían como las directri-
ces— los elementos de la estructura de la ponderación son los siguientes: a) la ley
de la ponderación; b) la fórmula del peso y c) las cargas de argumentación. La ley de
la ponderación: “Cuanto mayor es el grado de la no satisfacción o de afectación
de uno de los principios, tanto mayor debe ser la importancia de la satisfacción del
otro”.26 Siguiendo esta ley, la ponderación puede dividirse en tres pasos:27
26
Alexy, Tres escritos sobre los derechos fundamentales y la teoría de los principios, pp. 161 y ss.
27
Idem, “Epílogo a la Teoría de los derechos fundamentales”, en Revista Española de Derecho Constitucio-
nal, p. 32.
El valor de la metodología: claroscuros en la jurisprudencia mexicana en materia ... 637
La fórmula del peso viene a decir que el peso del principio Pi en relación con el
principio Pj, en las circunstancias del caso concreto, resulta del cociente entre
el producto de esas tres variables referidas al principio Pi, por un lado, y el pro
ducto de las mismas variables referidas al otro principio, Pj, por el otro:
Ai x Pes i x Si
Pes i, j
Aj x Pes j x Sj
Alexy atribuye, además, un determinado valor numérico a las variables que bien
puede resumirse de la siguiente manera: en cuanto al grado de afectación tanto
de los principios (A) como del peso abstracto (Pes), la afectación o peso puede ser
leve, con un valor de 1; media, con un valor de 2; o intensa, con un valor de 4.
Y en cuanto a la seguridad de las premisas fácticas, si son seguras, se le asigna el
valor 1; si son plausibles, 0.5; y si son no evidentemente falsas, 0.25. En caso de
un “empate” deberán aplicarse las cargas de la argumentación: reglas orientadoras
que permiten a los operadores decantarse por uno de los principios en conflicto
con base en ciertas prioridades que son generalmente aceptadas. Por ejemplo, la
regla que establece una prioridad en favor de la libertad, el principio pro persona,
el mínimo vital, etcétera.
Finalmente, la tercera diferencia tiene que ver con los sujetos protagonistas.
La ponderación entre principios en sentido estricto es propia de los jueces cons-
titucionales; mientras que la que se hace entre directrices lo es de los legisladores
y las autoridades administrativas. La razón de lo anterior es que el segundo tipo
de ponderación demanda mucha más discrecionalidad que la primera. En todo
caso, los jueces tienen la misión de vigilar o controlar las ponderaciones prove
nientes de los otros poderes, esto es, comprobar que no se hayan sobrepa
sado los límites establecidos en las reglas y principios en sentido estricto del
sistema.
28
Atienza, “A vueltas con la ponderación”, op. cit., p. 7.
El valor de la metodología: claroscuros en la jurisprudencia mexicana en materia ... 639
Ponderación entre
principios en Ponderación entre directrices
sentido estricto
Punto de partida Una colisión entre Necesidad de concretar un objetivo
principios social
Producto de la Una regla de acción Reglas de acción y de fin
ponderación
Sujetos Jueces constitucionales Legisladores, autoridades administra
protagonistas tivas. Los jueces sólo vigilan los
límites constitucionales de esas
ponderaciones.
Primera fase:29
29
Idem, El Derecho como argumentación, p. 175.
640 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Primera fase:
Segunda fase:
Cierro este trabajo con una recomendación tan sencilla como profunda: los ope
radores jurídicos, especialmente los jueces, están llamados a defender el Estado
Constitucional de Derecho frente a la arbitrariedad, el autoritarismo y el despo
tismo presentes, en mayor o menor grado, en todo gobierno. También tienen el
deber de poner su conocimiento y su trabajo al servicio de los valores del Dere
cho para, entre otras cosas, contribuir a paliar la exclusión social. Esos deberes no
resultan en modo alguno supererogatorios, porque vienen acompañados de un
enorme poder: el de interpretar el Derecho y decidir los conflictos bajo su mejor luz.
Bibliografía
Libros
Abramovich, Víctor y Courtis, Christian, Los derechos sociales como derechos exigibles,
Trotta, Madrid, 2002.
Alexy, Robert, Tres escritos sobre los derechos fundamentales y la teoría de los princi-
pios, Universidad Externado de Colombia, Bogotá, 2002.
Atienza, Manuel y Ruiz Manero, Juan Las Piezas del Derecho, Ariel, Barcelona, 1996.
García Godínez, Miguel Ángel, Los criterios de corrección en la teoría del razonamien
to jurídico de Neil MacCormick, Centro de Estudios Constitucionales de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, Serie Interpretación Constitucio
nal Aplicada, número 3, México, 2017.
MacCormick, Neil, Legal Reasoning and Legal Theory, Clarendon Press, Oxford,
1978.
Revistas
Morales Simón, José Ignacio, “El núcleo esencial de los derechos económicos,
sociales y culturales. Una buena estrategia de adjudicación”, Revista del
Centro de Estudios Constitucionales, SCJN, México, 2017.
Jurisprudencia y normas
I. Introducción:
el amparo constitucionalizado
El amparo es una vía procesal con raíces históricas profundas que se remontan a
mediados de siglo XIX.1 Aunque ello es motivo de orgullo para la comunidad
jurídica mexicana, también lo es de enormes desafíos. La regulación constitucio
nal y legal del amparo se ha modificado, pero muchos de sus rasgos siguen sien
do los que tenía en un inicio, cuando la Constitución no operaba como norma
jurídica directamente aplicable y cuando el elenco de derechos, cuya garantía ju
dicial se solicitaba, era mucho más acotado que el actual.
1
Para una visión panorámica, V., Cossío, Sistemas y modelos de control de constitucionalidad en México;
Mijangos, Historia mínima de la Suprema Corte de Justicia de la Nación; Fix-Zamudio, Ensayos sobre el
derecho de amparo.
647
648 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
nalidad.2 Muchos otros se ajustan a los reclamos típicamente asociados a los de
rechos patrimoniales, no a los derechos fundamentales —como ocurre con varias
causas de improcedencia—.
2
A partir de 1888, la Corte declaró que la garantía de exacta aplicación de la ley del artículo 14 incluye
la posibilidad de reclamar en amparo todas las resoluciones judiciales en las que se considere que existe
una incorrecta aplicación de la ley, no solo cuando se aplican leyes penales. Cf., Mijangos, Op. Cit., p. 94.
3
Convención Americana, art. 25: 1. Toda persona tiene derecho a un recurso sencillo y rápido o a
cualquier otro recurso efectivo ante los jueces o tribunales competentes, que la ampare contra actos que
violen sus derechos fundamentales reconocidos por la Constitución, la ley o la presente Convención,
aun cuando tal violación sea cometida por personas que actúen en ejercicio de sus funciones oficiales.2.
Los Estados Partes se comprometen: a) a garantizar que la autoridad competente prevista por el sistema
legal del Estado decidirá sobre los derechos de toda persona que interponga tal recurso; b) a desarrollar las
posibilidades de recurso judicial, y c) a garantizar el cumplimiento, por las autoridades competentes,
de toda decisión en que se haya estimado procedente el recurso.
El amparo al servicio de los derechos sociales: orientación para la acción 649
hecho del amparo una especie de tercera instancia en cualquier juicio, entre otras
funciones, transformándolo en una institución paquidérmica. Como sea, que el
amparo sea reorientado con éxito hacia el desempeño de sus funciones centrales
—con espacio suficiente para la garantía de derechos sociales— exige ampliar la
procedencia de algunos reclamos y disminuir la de otros.
En los últimos años en México se ha dado una intensa discusión sobre si pueden
interponer amparos las personas jurídicas.5 La práctica histórica las ha puesto
en el centro de la fenomenología del amparo —sobre todo en los años locos del
amparo fiscal—6 y la Ley de Amparo les confiere esta posibilidad expresamente.7
En gran parte, ello está ligado a su funcionamiento como amparo-casación: si las
personas jurídicas son parte de los juicios ordinarios civiles, laborales o adminis
trativos y se parte de la premisa de que la Constitución convierte en un derecho
la correcta o exacta aplicación de la ley,8 se hace difícil excluirlas de la posibilidad
de interponer un amparo que la reivindique. Pero ciertamente, una vez que se
4
Ley de Amparo, arts. 6-16 —reglas sobre promoción y representación— y 17-18 —plazos—. Las reglas
son más generosas cuando está en riesgo la vida, libertad personal o la integridad personal, hipótesis
en la que el amparo cumple funciones de habeas corpus. V., Comisión Nacional de Búsqueda de Perso
nas, El amparo buscador: una herramienta contra la desaparición forzada de personas. Guía para familiares
y personas juzgadoras.
5
V., Cruz Parcero, Fajardo, Derechos de personas jurídicas. Sobre las posturas del Sistema Interamericano y
la Suprema Corte en México; Cruz Parcero, Hacia una teoría constitucional de los derechos humanos, cap. 5.
6
V., Elizondo, “La industria del amparo fiscal”, en Política y gobierno, pp. 349-383.
7
Ley de Amparo, art. 6, primer párrafo.
8
V., supra, n. 2.
El amparo al servicio de los derechos sociales: orientación para la acción 651
9
Cf., Díez-Picazo, Sistema de derechos fundamentales. Sobre los derechos de las personas jurídicas en el
contexto interamericano, V., Corte IDH, OC 22/16.
10
V., Ley de Amparo, art. 5, fracción I, segundo párrafo; V., SCJN, Tesis 2a./J. 128/2017 (10a.), Personas
morales oficiales. Carecen de legitimación para promover el juicio de amparo en su carácter de autoridad, con
independencia de las violaciones que aduzca, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Libro 47,
Tomo II, p. 1022.
652 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
men afecte sus intereses patrimoniales, en el contexto de relaciones que las sitúan
en un plano de igualdad con los gobernados.11
La Corte ha tenido un par de casos recientes interesantes, sin embargo, que la han
llevado a reconocer legitimación, además, a organismos públicos como Procura
durías y Defensorías, institucionalmente responsables de la defensa de ciertos
derechos. En el ADR 1498/2018, la Segunda Sala resolvió la revisión de un ampa
ro directo interpuesto por la Procuraduría Ambiental y de Ordenación del Ambiente
del Distrito Federal —hoy CDMX—, en su propio nombre y en representación del
interés legítimo de los habitantes de la Ciudad, en defensa del derecho de estos
últimos al medio ambiente sano y al disfrute de un ordenamiento territorial ade
cuado para su salud y bienestar.12 El Colegiado había desechado el amparo por
falta de legitimación, al tratarse de una autoridad pública que no defendía inte
reses patrimoniales propios. La Corte observó que, ciertamente, la Procuraduría no
se hallaba en ninguno de los dos supuestos contemplados por la legislación de
amparo: persona moral oficial que ejerce imperio —no legitimada— o persona
moral que actúa sin imperio en defensa de sus intereses patrimoniales —legiti
mada—. Se hallaba en una categoría tercera, de representación sui generis de
intereses legítimos de las ciudadanas, por mandato expreso de su Ley regulado
ra.13 La Corte estimó que si la Procuraduría está legitimada para actuar ante la
jurisdicción contencioso-administrativa —en representación del interés legítimo
de las ciudadanas en la preservación del medio ambiente y otros derechos frente
a actos de autoridad que los vulneren o amenacen— sería extraño que no pudie
ra interponer un amparo contra la sentencia resultante si no los protege, y las
dejaría en indefensión; a juicio de la Corte la Procuraduría está legitimada para
interponer un amparo directo como lo están en general las partes de cualquier
juicio ordinario cuando se consideran que en el mismo o en la sentencia resul
tante se produjeron violaciones de derechos.14
11
Cf., Ley de Amparo, art 7; V., SCJN, Sentencia recaída sobre la Contradicción de Tesis 39/2015.
12
Cf., SCJN, Sentencia recaída al ADR 1498/2018; En el mismo sentido, AD 25/2018. Sobre la cuestión
de la legitimación para representar afectaciones colectivas de derechos humanos, V., Courtis, “El dere
cho a un recurso rápido, sencillo y efectivo frente a afectaciones colectivas de derechos humanos”, en
Revista Iberoamericana de Derecho Procesal Constitucional, pp. 33-65.
13
Cf., SCJN, Sentencia recaída al ADR 1498/2018, p. 30.
14
Idem, 31-34.
El amparo al servicio de los derechos sociales: orientación para la acción 653
15
CPEUM, art. 107, fracción I, primer párr.
16
Idem, segundo párr.
654 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
17
V., P./J. 50/2014 (10a.), “Interés legítimo. Contenido y alcance para efectos de la procedencia del
juicio de amparo (interpretación del artículo 107, fracción I, de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos)”, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Libro 12, Tomo I, p. 60. extraída
de la Contradicción de Tesis 111/2013, donde el Pleno interpreta la reforma de 2011 a raíz de una con
tradicción de criterios entre las dos Salas.
18
Analizando este importante amparo V., Alterio, “La Suprema Corte y la justiciabilidad de los mensajes
estigmatizantes”, en Alterio, A. M. y Niembro Ortega, R., La Suprema Corte y el matrimonio igualitario en
México; V., Pou, “Estereotipos, daño dignitario y patrones sistémicos: la discriminación por género y
edad en el mercado laboral”, en Revista Discusiones, pp. 147-188.
19
Cf., SCJN, Sentencia recaída al ADR 1387/2012; ADR 992/2014.
El amparo al servicio de los derechos sociales: orientación para la acción 655
Dado que existe, con todo, una interpretación jurisprudencial que insta a sobreseer
un amparo directo cuando, de ser indirecto se sobreseería, la discusión sobre
afectación e interés es muy relevante.22 En esta ocasión la Corte, sin referirse expre
samente a la cuestión del interés, observa que si la persona ha solicitado o no el
empleo puede ser relevante a la hora de determinar qué efectos ha tenido el acto
discriminatorio, pero no para dejar de analizar en sus términos el reclamo de
constitucionalidad.23
20
Cf., SCJN, Sentencia recaída al ADR 968/2010.
21
Sobre la procedencia del amparo contra particulares, V., infra, pp. 10-12.
22
V., SCJN, P. LXXXI/99 (9a), Conceptos de violación y agravios en el amparo directo en revisión. Son inope-
rantes si respecto del precepto u ordenamiento legal que se estima constitucional se actualiza una hipótesis
respecto de la que sería improcedente el juicio si se tratara de amparo indirecto, Seminario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Tomo X, p. 40; P. LVIII/99 (9a), Conceptos de violación inoperantes en amparo
directo. Lo son si plantean la inconstitucionalidad de una norma general respecto de la cual, si se tratara de un
juicio de amparo indirecto, se actualizará alguna causal de improcedencia, Seminario Judicial de la Federa
ción y su Gaceta, Tomo X, p.53; En el mismo sentido, la 2a. /J. 96/99 (9a), Conceptos de violación inope-
rantes. Lo son en amparo directo si plantean la inconstitucionalidad de una norma general respecto de la cual,
si se tratara de juicio de amparo indirecto, se actualizaría alguna causal de improcedencia, Seminario Judicial
de la Federación y su Gaceta, Tomo X, p. 78.
23
V., SCJN, Sentencia recaída al ADR 992/2014, p. 42.
656 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
de las obras para construir un parque temático “ecológico” en la Laguna del Car
pintero, Tampico, con destrucción de manglar y sin los correspondientes per
misos de la Secretaría de Medio Ambiente —SEMARNAT—.24 El amparo venía
sobreseído por falta de interés y la Primera Sala dedica el grueso de la resolución
a esclarecer este punto. La Jueza de distrito había considerado que las quejosas
tenían un mero “interés simple” pues, aunque estaba demostrada la existencia de
los actos reclamados, “no demostraron mediante prueba contundente haber su
frido algún deterioro en su salud o la afectación al medio ambiente a causa de la
construcción del Parque”.25 Si bastaran sus afirmaciones, decía la jueza, “cualquier
persona que alegara vivir cerca del lugar donde se construye una obra pública
pudiera tener por ese simple hecho copado su interés legítimo”.26
Ante este planteo la Corte observa, ejemplarmente en este sentencia, que para
resolver la cuestión resulta “necesario entender a cabalidad la especial configura
ción del derecho humano al medio ambiente, para a partir de ello poder deter
minar cuál es su núcleo esencial de protección, cuáles son los fines que persigue
y cómo se inserta en la esfera jurídica de la persona, pues solo este entendimiento
integral del derecho permitirá conocer las formas en que puede actualizarse su
vulneración”.27 Y eso es lo que hace: reconstruir cuidadosamente el contenido
prima facie del derecho al medio ambiente.28 Después de ello regresa a la cuestión
del interés y destaca la necesidad de encontrar “un prudente equilibro” en la
“tensión entre la protección efectiva del derecho y el desbordamiento de los sis
temas judiciales ante la posibilidad de que cualquier persona pueda reclamar
su afectación,”29 al tiempo que observa que en el contexto del amparo no rige un
24
Cf., Idem, AR 307/2016; V., el comentario respectivo en la contribución de Astrid Puente, en este
mismo volumen.
25
Idem, párr. 17.
26
Idem, párr. 23.
27
Idem, párr. 64.
28
Idem, La Corte destaca su fundamento en la solidaridad, la prevalencia en su contexto de las obliga
ciones sobre los derechos; su carácter autónomo —no derivado del derecho a la salud—, aunque inter
dependiente con otros derechos e integrante de la idea de desarrollo sostenible; su naturaleza colectiva
y difusa; sus grandes principios rectores —precaución, in dubio pro natura, participación ciudadana y
no regresión—, su vínculo con la noción de “servicios ambientales”, que definen los beneficios que
otorga la naturaleza al ser humano. Y tras analizar los distintos ecosistemas se enfoca en la regulación y
protección de los humedales, párrs. 102, 109, 124.
29
Idem, párr. 150.
El amparo al servicio de los derechos sociales: orientación para la acción 657
En los últimos años la Suprema Corte ha dictado sus primeras sentencias reco
nociendo legitimación por afectación de un interés legítimo colectivo. Los casos de
medio ambiente, y en particular los derivados de la judicialización de los graves
daños provocados por el vertido de sulfato de cobre acidulado en los ríos Sonora
y Bacánuchi en 2014, han resultado cruciales.34 En el AR 365/2018 la Corte con
cluye que el hecho de que la SEMARNAT no hubiera consultado a los integrantes
de la comunidad de Bacánuchi antes de autorizar a una empresa para construir
y operar una presa de jales mineros que alteraba sus vías tradicionales de comuni
cación y su entorno; con independencia de lo que estableciera la normatividad
aplicable, violaba su derecho a participar de manera informada en los asuntos
que pueden afectar su derecho al medio ambiente sano.35 El amparo había sido
sobreseído por la Jueza de Distrito por falta de interés legítimo de las quejosas,
30
Idem, párr. 154: “Es por ello que se ha dicho que quien alega un interés legítimo se encuentra en una
situación jurídica identificable, surgida de una relación específica con el objeto de protección que alega,
ya sea de carácter particular o derivado de una regulación sectorial o grupal que le permite hacer valer
una afectación a su esfera jurídica precisamente a partir de la expresión de un agravio diferenciado al
resto de los demás integrantes de la sociedad”.
31
Idem, párr. 155.
32
Idem, párrs. 164-169.
33
Idem, párr. 170.
34
Agradezco a Luis Miguel Cano la ayuda y orientación que me prestó en la localización y análisis de
estos casos.
35
Cf., SCJN, Sentencia recaída al AR 365/2018.
658 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
36
Idem, p. 6.
37
Idem, AR 640/2019.
38
Idem, párr. 40-48, 53, 55.
39
Idem, párr. 78.
40
Idem, párrs. 88-89.
41
Cf., SCJN, Sentencia recaída al AR 407/2019, pp. 21-22.
El amparo al servicio de los derechos sociales: orientación para la acción 659
Para cerrar este apartado, vale la pena recordar que, para poder interponer un
amparo contra una sentencia, la Constitución sigue exigiendo un interés jurídico.
La idea es, sin duda, que lo resuelto en el contexto de un juicio diseñado para
asegurar un determinado equilibrio entre dos partes no resulte impugnable por
cualquier tercera: es necesario que esta demuestre tener un interés fuerte. Ello no
significa que no haya casos que plantean dudas interpretativas. En la CT 353/2015
—evicción del domicilio conyugal—, por ejemplo, la Corte se pronuncia sobre
casos en los que ciertas mujeres son expulsadas de su vivienda, domicilio que
compartían en su día con sus exparejas, cuando se ordena la evicción por incum
plimiento del contrato de alquiler firmado entre esas exparejas y un familiar suyo
—típicamente su padre, exsuegro de la persona que habita el domicilio— con
posterioridad a que el inmueble se convirtiera en domicilio conyugal.43 La Supre
ma Corte da la razón a los tribunales que sostienen que la mera posesión no
justifica el interés jurídico para impugnar en amparo la sentencia que condena a
la ex pareja a entregar y desalojar el inmueble.44 Sí demostraría interés jurídico,
42
Idem, AR 302/202, turnado a la Ministra Ana Margarita Ríos Farjat.
43
Cf., SCJN, Sentencia recaída a la Contradicción de Tesis 353/2015.
44
Idem, pp. 21-22
660 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Un rasgo característico del amparo mexicano —que lo diferencia por ejemplo del
español o el alemán, que no permiten cuestionar las leyes— es la enorme ampli
tud en cuanto a autoridades y tipo de actos que permite impugnar. Nos podemos
amparar contra actos u omisiones de todo tipo de autoridades, con algunas excep
ciones derivadas del listado del artículo 61 de la Ley de Amparo: poder de refor
ma de la Constitución, Consejo de la Judicatura Federal, Suprema Corte, Tribunal
Electoral, Tribunales Colegiados, etc.49 Como veremos más adelante, estas exclu
siones parecen vincularse con la idea de que los actos de estas autoridades deben
ser impugnados en vías distintas al amparo, no inciden en el goce de derechos
fundamentales o son constitucionalmente discrecionales.
45
Idem, p. 32.
46
Idem, Voto particular del Ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, p. 4.
47
Idem, p. 5.
48
V., la contribución de Silvia Emanuelli y Carla Escoffié, en esta misma obra.
49
Ley de Amparo, art. 61, fracciones I-VII y XV.
El amparo al servicio de los derechos sociales: orientación para la acción 661
—desde el siglo XIX—50 pero solo surge una vez que se ha agotado la vía judicial
previa. Dado que muchos juicios ordinarios —laborales, civiles, familiares, mer
cantiles— resuelven controversias entre particulares, el amparo interpuesto
contra las sentencias resultantes es una vía de garantía de eficacia horizontal de
derechos. A la vista de las nuevas responsabilidades constitucionales de los jue
ces locales y federales —incluida, desde 2011, la posibilidad de ejercer control
difuso de constitucionalidad— el amparo directo debería ser cada vez más inne
cesario, pues los derechos deberían quedar resguardados en la resolución de la
controversia inicial en sede de jurisdicción ordinaria. En el pasado, esto no ha
sido siempre así y algunos de los criterios más importantes sobre eficacia hori
zontal de los derechos los ha dictado la Suprema Corte al revisar sentencias de
amparo directo.
La Corte ha mantenido a veces una postura restrictiva según la cual un acto equi
valente al de una autoridad es un acto “que dicte, ordene, ejecute o trate de ejecutar
algún acto en forma unilateral y obligatoria, o bien, que omita actuar en determi
nado sentido”, exigiendo además que “sus funciones estén determinadas en una
50
La Suprema Corte admitió la posibilidad de interponer amparo contra sentencias (previa declaración
de inconstitucionalidad del artículo de la Ley de Amparo que lo prohibía) en el famoso amparo Vega de
1869. V., Mijangos, op. cit., pp. 65-69.
662 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
norma general que le confiera las atribuciones para actuar como una autoridad
del Estado, cuyo ejercicio, por lo general, tenga un margen de discrecionalidad”.51
Es claro que hay muchas otras maneras de pensar la noción de “actos equivalen
tes a los de una autoridad” y, sobre todo, la noción de “funciones determinadas
en una norma general”, expresión que parece exigir la existencia de una norma
que regule de algún modo esas funciones, pero de ninguna manera la de una nor
ma que le confiera expresamente la atribución de actuar como una autoridad del
Estado y, además, con un grado de discrecionalidad. Para los efectos del litigio en
DESCA, las actuaciones de los particulares involucrados en la prestación de ser
vicios públicos —educación, salud, transporte, suministro de energía, etc.— es
tán, a mi juicio, indudablemente incluidas, como lo pueden estar seguramente los
medios de comunicación, los bancos o las aseguradoras. En un caso interpuesto
por la comunidad indígena hñähñu contra Telmex, la Segunda Sala determinó que
se trata de una cuestión que no puede decidirse en el auto de admisión o dese
chamiento: debe ser objeto de análisis detenido tras la admisión.52 En otro caso
que no llegó a la Corte pero que fue muy comentado, un Tribunal Colegiado negó
la calidad de autoridad al conglomerado de medios MVS, revirtiendo el criterio
del Juez de Distrito, quien la había reconocido tras la interposición de un amparo
por la periodista Carmen Aristegui.53 La Segunda Sala no ha reconocido la cali
dad de autoridad a las administradoras de fondos de pensiones —Afores— y a
las notarías cuando realizan funciones fiscales por cuenta del Estado,54 pero en
51
SCJN, Sentencia recaída a la Contradicción de Tesis 423/2014, pp. 40-41.
52
Idem, Tesis 2a /J. 54/2012 (10a), Auto inicial de trámite de la demanda de amparo: no es la actuación
procesal oportuna para analizar si el acto reclamado proviene de una autoridad para efectos del juicio de amparo,
Seminario Judicial de la Federación y su Gaceta, Libro X, Tomo 2, p. 929; Sentencia recaída Recurso de
Queja 23/2014.
53
V., Juez Octavo de Distrito en materia administrativa del Distrito Federal, Sentencia recaída al Amparo
Indirecto 675/2015; Quinto Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Primer Circuito, Senten
cia recaída al Recurso de Queja 139/2015.
54
V., SCJN, Tesis 2a./J. 112/2015 (10a.), Administradoras de fondos para el retiro (afores). Al retener el im
puesto sobre la renta derivado de la subcuenta de retiro, cesantía en edad avanzada y vejez, no tienen el carác-
ter de autoridad para efectos del juicio de amparo, Seminario Judicial de la Federación y su Gaceta, Libro
23, Tomo II, p.1797; Cabe, sin embargo, suponer que sí tienen carácter de autoridad cuando la contro
versia está vinculada con el pago de las pensiones, ya que actúan como delegatario estatal de la satisfac
ción del derecho a la seguridad social. V., Idem, 2a./J. 127/2015 (10a.), Notarios públicos. No son autoridad
para efectos del juicio de amparo en los casos en que calculan, retienen y enteran el impuesto sobre adquisición
El amparo al servicio de los derechos sociales: orientación para la acción 663
esos casos es posible interponer el mismo amparo contra las autoridades fiscales
o contra la normativa correspondiente. Sí se han admitido algunos casos contra
universidades privadas y entidades bancarias a nivel de Tribunal Colegiado.55
Un rasgo que amplía todavía más el alcance del amparo es que las normas se
pueden impugnar cuando entran en vigor y las personas empiezan a resentir sus
de inmuebles, porque actúan como auxiliares de la administración pública, Seminario Judicial de la Federa
ción y su Gaceta, Libro 22, Tomo I, p. 510.
55
Para un caso contra una universidad privada, V., Primer Tribunal Colegiado en Materia Administrati
va del Segundo Circuito, Sentencia recaída al Recurso de Queja 54/2013; AR 260/2013. Para el caso de
entidades bancarias, V., Cuarto Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Segundo Circuito,
Sentencia recaída al AR 25/2020; Decimosegundo Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del
Primer Circuito, Sentencia recaída al AR 135/2020.
664 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
56
Cf., SCJN, Sentencia recaída al AR 152/2013, párrs. 126-128.
El amparo al servicio de los derechos sociales: orientación para la acción 665
actos del Congreso de la Unión o de sus cámaras en colaboración con otros po
deres que objeten o no ratifiquen nombramientos para ocupar ciertos cargos
públicos; resoluciones de los Tribunales Colegiados de Circuito; resoluciones o
declaraciones del Congreso Federal, sus dos Cámaras o de las Legislaturas esta
tales en declaración de procedencia y juicio político, y elección, suspensión o
remoción de funcionarios cuando las Constituciones correspondientes les con
fieran la facultad de resolver discrecionalmente; resoluciones o declaraciones de
las autoridades competentes en materia electoral. Algunas de estas hipótesis pa
recen estar justificadas en la necesidad de preservar la distribución funcional de
competencias —por ejemplo, que no se pueda interponer amparo contra actos del
Tribunal Electoral— y en el hecho de que contra ellos proceden otras vías de
defensa —esos mismos actos de la autoridad electoral o las sentencias de los Tri
bunales Colegiados—, mientras que otras más remiten a actos que se consideran
terminales, o no constitucionalmente reglados —nombramientos de altos cargos,
resoluciones emitidas en el contexto de juicios políticos, reformas a la Constitu
ción—. A veces, sin embargo, surgen pequeños espacios de indefensión, que los
tribunales de amparo deben remediar interpretando estas reglas a la luz de los prin
cipios de trasfondo —los jueces, por ejemplo, pueden quedar en indefensión
ante ciertos actos del Consejo de la Judicatura frente a los cuales no existen otros
medios de defensa—.
Entre esos actos están en primer lugar los actos consentidos expresa o tácitamente
—apartados XIII-XIV—. Sin embargo, como es sabido, el consentimiento respec
to de la violación de derechos fundamentales o humanos no es válido. Además
de titularidades subjetivas, los derechos humanos tienen una dimensión objetiva
que los convierte en un orden público que debe informar la totalidad de la acción
666 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
57
Para un ejemplo de formulación clásica de esta idea en la doctrina constitucional alemana de posguerra
que tanto contribuyó a darle difusión V., Häberle, “El concepto de los derechos constitucionales”, en
Problemas actuales de los derechos; Schneider, “Peculiaridad y función de los derechos fundamentales
en el Estado constitucional democrático”, en Revista de Estudios Políticos.
58
Cf., SCJN, Sentencia recaída al AR 601/2017.
El amparo al servicio de los derechos sociales: orientación para la acción 667
59
V., Faúndez, “El agotamiento de los recursos internos en el Sistema Interamericano de Derechos
Humanos”, en Revista del Instituto Interamericano de Derechos Humanos, pp. 43-122.
60
Cf., Ley de Amparo, art 61, fracción XXIII: “En los demás casos en que la improcedencia resulte de
alguna disposición de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, o de esta Ley”.
61
V., supra, n. 21.
668 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
62
La denominación de amparo directo o indirecto parece tener que ver con la competencia atribuida
a la Suprema Corte históricamente. Antes de la creación de los Tribunales Colegiados el amparo directo
era conocido en primera y única instancia por la Suprema Corte, mientras que el indirecto era conocido por
los Jueces de Distrito y por la Suprema Corte en via de revisión. Ignacio Burgoa habla de amparo uni-
instancial y bi-instancial. V., Burgoa, El juicio de amparo, pp. 391 y ss.
63
Cf., SCJN, Sentencia recaída a la Contradicción de Tesis 270/2016.
64
Idem, V., Incidente de suspensión 118/2021 y su acumulado 120/2021.
El amparo al servicio de los derechos sociales: orientación para la acción 669
El segundo tiene que ver con el rol activo o pasivo de la juzgadora. En Laguna del
Carpintero, la Corte dijo que en los casos presididos por una situación de desi
gualdad de poder —político, técnico, económico— entre la autoridad responsable
y el vecino, ciudadano, habitante, poblador, afectado, beneficiario, usuario, con
sumidor, y para no tornar ilusoria la protección del medio ambiente y en función
del principio de participación ciudadana, la jueza debe adoptar medidas que
corrijan esa asimetría mediante dos herramientas: la reversión de la carga de la
prueba conforme al principio de precaución y la adopción de un papel activo para
allegarse de los medios de prueba necesarios.66
El tercer punto tiene que ver con la delimitación de la litis y el juego entre el prin
cipio de estricto de derecho, la suplencia de la queja. La lectura no formalista
65
Para una crítica a este y otros puntos, V., Cárdenas, “La nueva Ley de Amparo”, en Cuestiones constitu-
cionales, p. 395.
66
V., supra n. 21, AR 307/2016, párr. 238; Sobre las potestades de los jueces de amparo para allegarse
de elementos empíricos necesarios para resolver los casos, V., Cossío, Mejía et al., El uso de evidencia
científica y opinión experta en las sentencias de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
670 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
El cuarto punto tiene que ver con la integración del parámetro de regularidad o con
trol que debe presidir la resolución final del caso: la delimitación de la premisa
jurídica. Se trata de cuestiones abordadas por la Corte y analizadas exhaustiva
mente por la academia mexicana en los años recientes.69 Quizá sea suficiente con
destacar que, tras una etapa de indefiniciones y algo de resistencia al uso pleno de
las fuentes externas de derechos humanos, hemos entrado a una etapa de mucha
mayor maduración.70 La jurisprudencia de los últimos años muestra un uso fluido
e integrado de fuentes internas y externas, sobre todo en los casos de derechos
67
V., Ley de Amparo, art 79.
68
V., SCJN, Sentencia recaída al ADR 1987/2006; ADR 468/2010; ADR 2334/2009; ADR 1891/2010;
ADR 1397/2011.
69
V., Astudillo, El bloque y el parámetro de constitucionalidad en México; Caballero, Sánchez, (eds.) Dere-
chos constitucionales e internacionales Perspectivas, retos y debates; Medina-Mora, Salazar, et al., Derechos
humanos y restricciones. Los dilemas de la justicia; Cruz Parcero, op. cit.
70
Cf., Serrano, La recepción de los criterios interamericanos en las Cortes de Colombia y México: de las ideas
a los resultados, pp. 142 y ss.
El amparo al servicio de los derechos sociales: orientación para la acción 671
IV. La resolución y
el cumplimiento del amparo
Es muy común en México escuchar críticas a los efectos inter partes del amparo.
Se destacan los problemas que representa que, una vez la Corte ha señalado en
71
Cf., SCJN, Sentencia recaída a la Contradicción de Tesis 293/2013.
72
V., Pou, “El principio pro persona a diez años de la reforma de derechos humanos”, en La reforma
constitucional sobre derechos humanos (2011-2021). Una evaluación con perspectiva de futuro.
73
V., González, “Pasado y futuro de la anulación de leyes según el Acta de Reformas (1847-1857)”, en
AAVV, Estudios en homenaje a Héctor Fix Zamudio. El amparo había sido incorporado a la Constitución
de Yucatán unos años antes, en 1841, de la mano de Manuel Crescencio Rejón.
74
Cf., Pou, “Supreme and Constitutional Courts: Directions in Constitutional Justice”, en Handbook
of Law and Society in Latin America; Fernández-Segado, La justicia constitucional: una visión de derecho
comparado.
672 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
El artículo 77 establece, por su parte, que “[l]os efectos de la concesión del am
paro serán:
II. Cuando el acto reclamado sea de carácter negativo o implique una omisión,
obligar a la autoridad responsable a respetar el derecho de que se trate y a cumplir
lo que el mismo exija.
Como se puede observar, hay una mención explícita a la necesidad de que las
sentencias especifiquen las medidas en las que se traduce la concesión del ampa
ro, determinen con precisión sus efectos, así como la instrucción de que en los
amparos contra sentencias se determinen “los términos precisos” en que debe
dictarse la nueva resolución. También las enfáticas alusiones a la restitución del
pleno goce del derecho violado parecen dar una base apropiada para desplegar
todo tipo de medidas remediales. Ha habido alguna discusión, sin embargo, entor
no a la significación que hay que dar al hecho de que se hable de “restituir” al
quejoso en el goce del derecho y a la necesidad de “restablecer las cosas al estado
que guardaban antes de la violación”. Parece, ciertamente, que en su tenor literal
la expresión no tiene en cuenta los convincentes argumentos de la Corte Intera
mericana sobre la necesidad de emitir en ciertos casos reparaciones transforma
doras que no regresen la situación al estado que guardaba cuando la violación se
produjo, cuando ello se corresponde con un estado de cosas estructuralmente
generador de violaciones continuadas de derechos, sino que la transformen, como
precondición para evitar violaciones futuras.75 Es claro, sin embargo, que es posi
75
Cf., Corte IDH, caso González y otras (Campo Algodonero) vs. México.
El amparo al servicio de los derechos sociales: orientación para la acción 675
76
Cf., SCJN, Sentencia recaída al AR 706/2015.
77
Idem, p. 68.
676 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
2. Órdenes de legislar
Más interesante resulta, por menos obvio y más estructural, el AD 9/2018 —tra
bajadoras del hogar—, donde la Corte ordena que se remedie legislativamente la
78
Cf., Rodríguez, Rodríguez, Juicio a la exclusión: el impacto de los tribunales sobre los derechos sociales en
el Sur Global.
79
V., Ley de Amparo, arts. 192-209.
80
V., Abramovich, Courtis, Los derechos sociales como derechos exigibles; Abramovich, “El rol de la justicia
en la articulación de políticas y derechos sociales”, en Abramovich, Pautassi, La revisión judicial de las
políticas sociales. Estudio de casos.
81
V., SCJN, Sentencia recaída al AR 1359/2015.
El amparo al servicio de los derechos sociales: orientación para la acción 677
82
Idem, AD 9/2018, relacionado con el AD 8/2018.
83
Idem, p. 47.
84
Idem, p. 51.
85
Idem, pp. 48-51.
678 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
3. Órdenes simples
86
V., SCJN, Sentencia recaída al AR 750/2015; AR 170/2016.
87
Idem, párr. 206.
88
Idem, Sentencia recaída al AR 237/2015.
El amparo al servicio de los derechos sociales: orientación para la acción 679
89
Idem, p. 90.
90
Idem, Sentencia recaída al AR 378/2014.
91
Idem, p. 60.
680 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Finalmente, otros ejemplos de casos en los que la Corte se ha animado a dar ór
denes simples directas son los que tienen que ver con entrega de medicamentos.
En el AR 251/2016 —medicación para la salud mental—, la Segunda Sala conoció
el caso de un hombre que acudió al Instituto Nacional de Psiquiatría.93 Ahí lo diag
nosticaron y le dijeron qué medicamentos tenía que tomar, pero le informaron
que no podían dárselos: debía apuntarse al Seguro Popular y solicitarlos allá —los
medicamentos están incluidos en el Cuadro Básico—. El señor interpuso un am
paro contra la directora del Hospital y el director de Servicios Clínicos, que en su
informe consideraron perfectamente justificadas sus acciones, debido a que la ley
no los obliga a entregar medicamentos a los pacientes ambulatorios. La Corte, sin
embargo, confirma el amparo otorgado por una Jueza de Distrito, quien apreció
violación de los derechos de petición, fundamentación y motivación y salud,
ordenando al hospital la emisión de una nueva determinación y la entrega de los
medicamentos. A su juicio, que la ley no lo prevea expresamente no le impide al
hospital efectuar una entrega de medicamentos que es debida en protección del
derecho a la salud consagrado en los tratados y la constitución. Tras abundar en
la importancia de la salud mental, citar fuentes de derecho internacional de los
derechos humanos y destacar que su garantía incluye el suministro de medica
mentos, la Corte señala que están incluidos en el Cuadro Básico y que en dos
ocasiones la Segunda Sala ha obligado incluso a entregar algunos que están fuera
del mismo —AR 921/2014 y AR 896/2015—.94 La Corte considera que las auto
ridades debían haber encontrado alguna base jurídica expresa o bien “evidenciar de
modo contundente” que la diferencia de trato tenía sustento objetivo y racional.
No lo hicieron y la Sala no detecta “conexión alguna entre que una persona esté
92
Para un análisis más detallado de esta resolución, V., Pou, “Los albores de la justiciabilidad del derecho
a la salud en México: el caso Pabellón 13”, en Morales, Ronconi, et al., Interamericanización de los DESCA.
El caso Cuscul Pivaral de la Corte IDH, pp. 501-534.
93
Cf., SCJN, Sentencia recaída al AR 251/2016.
94
Idem, párr.
El amparo al servicio de los derechos sociales: orientación para la acción 681
4. Órdenes complejas
95
Idem, párr. 59.
96
Idem, párr 113.
97
V., SCJN, Sentencia recaída al AR 554/2013.
682 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
gación anterior. Además, la Corte ordena que se investiguen todas las irregulari
dades cometidas por agentes estatales y se sancione a los responsables, lo cual
naturalmente incentiva la no repetición de las conductas negligentes que habían
dominado el caso. En tercer lugar, la sentencia lanza una apelación más amplia a
la necesidad de que “el sistema de justicia debe ser capaz de reparar el daño rea
lizado por parte de las autoridades y de impulsar un cambio cultural”, y a la ne
cesidad de que se responsabilice no solo por lo que ocurre en casos de violaciones
específicas sino buscar disuadir un cambio de conducta en la sociedad y de po
tenciales actores”.98 Finalmente, la sentencia también refiere la existencia de repa
raciones administrativas en el contexto de la Ley General de Víctimas, a las cuales
los familiares pueden acceder con independencia de las reparaciones ordenadas
en una decisión judicial.99
98
Idem, pp. 106-107.
99
V., Quintana, K., “La obligación de reparar violaciones de derechos humanos: el papel del amparo
mexicano”, en AA.VV., ¿Cómo ha entendido la Suprema Corte de Justicia de la Nación los derechos en la
historia y hoy en día? Estudios del desarrollo interpretativo de los Derechos. Como destaca Quintana, la sen
tencia además tiene una dimensión de satisfacción para los familiares de la víctima, pues la narración
de hechos, contextos y fallas de investigación que incluye se relaciona con el derecho a la verdad en su
vertiente reparatoria, y que el caso sea designado con el nombre de Mariana y su consiguiente transfor
mación en un referente para la lucha contra la violencia de género es también una medida de satisfacción
para su madre y familiares.
100
V., Primer Tribunal Colegiado del Décimo Noveno Circuito, Sentencia recaída al AR 203/2017.
El amparo al servicio de los derechos sociales: orientación para la acción 683
Además de esta segunda orden compleja, el diseño remedial del fallo ofrece tres
importantes novedades. La primera es la creación de la figura de las “autoridades
coadyuvantes” en el cumplimiento, a las que otorga plazos breves —30 días— para
que procedan a realizar ciertas actividades. En particular, la Corte insta a la Co
misión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad —CONABIO—
y a la Comisión Nacional Forestal —CONAFOR— a coadyuvar en el proceso de
cumplimiento diseñando los planes de recuperación.104 Con ello la Corte supera
uno de los obstáculos que han dificultado por décadas la emisión de resolutivos
101
Sobre este caso V., Saffon, Pou, “La Comisión de investigación de Ayotzinapa: un remedio adecuado
para violaciones complejas a derechos humanos”, en Reparaciones a derechos humanos en el sistema jurí-
dico mexicano, interamericano y comparado.
102
SCJN, Sentencia recaída al AR 307/2016, párr. 266.
103
Idem, párr. 272.
104
Idem, párrs. 276-278.
684 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
105
Idem, párr. 276.
106
V., supra, n. 72.
107
SCJN, Sentencia recaída al AR 307/2016, párrs. 282-284.
108
Idem, párrs. 279-280.
El amparo al servicio de los derechos sociales: orientación para la acción 685
competencias, hagan tres cosas: organizar una reunión pública en la que den
cierta información puntual a los quejosos; darles oportunidad de expresar su
opinión, escucharla y tomarla en consideración del modo que la Corte indica; y
una vez hecho lo anterior y escuchadas también las empresas, emitir una nueva
determinación respecto del cumplimiento de las medidas correctivas impuestas
en la resolución que puso fin al procedimiento administrativo, el cumplimiento
del convenio sobre remediación y los fines del fideicomiso.
109
Idem, pp. 68-69.
110
Idem, pp. 69-70.
686 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
En primer lugar, hay que registrar la existencia de lo que podemos llamar efectos
generales meramente colaterales, que son los que derivan de la adopción de medi
das necesarias para proteger a una quejosa o conjunto de quejosas determinadas,
pero que naturalmente repercuten en más personas. Pensemos en los casos en los
que remediar la violación exige emitir legislación, como el caso de la empleada
del hogar, en un caso como Pabellón 13, en cuyo contexto la construcción de las
nuevas instalaciones o la remodelación de las existentes beneficiará a un número
indeterminado de pacientes, o en muchos de los reclamos de accesibilidad, aco
modo y ajuste razonable, algunos de los cuales se avienen a soluciones persona
lizadas mientras que otros llaman naturalmente a la adopción de cambios de
arquitecturas institucionales y procesales que beneficiarán al número indefinido
de personas que las usen.
En segundo lugar, los amparos por interés jurídico o legítimo colectivo naturalmen
te dan lugar a actuaciones públicas o privadas con efectos grupales o colectivos. En los
casos de consulta previa, por ejemplo, o en las otras instancias de participación
en los procesos de remediación y reparación que ejemplifican los casos derivados
del derrame tóxico en el río Sonora, el amparo naturalmente tiene un impacto
grupal o colectivo, en consonancia con la identidad de quienes lo solicitan. Ello
sin perjuicio, por descontado que, si las autoridades responsables estiman que
existen otros colectivos o grupos igual de interesados y afectados por ciertas
actuaciones, o necesitados de la misma prestación de un servicio, puedan convo
carlos a todos, y no solo a las personas que interpusieron el amparo. Pero con
independencia de ello, cuando el problema que se litiga y resuelve afecta a un
grupo determinado o determinable —pensemos en la falta de medicamentos
El amparo al servicio de los derechos sociales: orientación para la acción 687
En cualquier caso, hay que recordar que, más allá de lo que derive de la factura de
los resolutivos, existen varios recursos en el ordenamiento jurídico mexicano que
expanden la eficacia de los criterios adoptados en vía de amparo. La jurispruden-
cia vinculante es, en todos los países, un mecanismo indirecto de extensión de
efectos, en cuanto vincula a los jueces inferiores a fallar en un sentido determi
nado. En amparo y para el caso de la Suprema Corte, tradicionalmente la vincu
lación derivaba de la reiteración de un criterio en cinco casos ininterrumpidos,
con votación de cuatro votos en Sala y ocho en Pleno. Desde la reforma judicial de
11 de marzo de 2021, un solo precedente —apoyado por la mayoría de cuatro u
ocho votos, según se esté en Sala o Pleno, respectivamente— resulta vinculante.112
Por otro lado, desde la reforma de 2011, la Suprema Corte tiene posibilidad
de emitir una declaratoria general de inconstitucionalidad de normas calificadas de
inconstitucionales en jurisprudencia por reiteración, mediante la celebración
de una votación autónoma. La mecánica prevista en el 2011 era que, cuando en
amparo indirecto se declaraba inconstitucional una norma por segunda vez se
notificaba al Congreso respectivo, y cuando se alcanzaba el quinto precedente
y se formaba jurisprudencia, el legislador tenía 90 días naturales para modificar o
derogar la norma. Pasado este plazo, y con la excepción de las normas generales
en materia tributaria, la Corte podía adoptar la declaratoria por una mayoría de
ocho votos.113 Desde la reforma de marzo de 2021, el primer precedente —ahora
vinculante para todas las juezas del país— se notifica ya a la autoridad, y la Cons
titución dispone que pasados 90 días, la Suprema Corte “emitirá” la declaratoria
general, siempre que fuera aprobada por una mayoría de ocho votos, como dando
la idea de que, por norma, eso es lo que la Corte debería hacer.114 Se elimina
además la exclusión de las normas tributarias. La mecánica “dialógica” se man
tiene, pero se aceleran extraordinariamente los tiempos.
111
Agradezco a Christian Courtis sus comentarios y sugerencias sobre este punto.
112
CPEUM, art. 94, párrafo decimosegundo; Ley de Amparo, arts. 222 y 223.
113
CPEUM, art. 107, fracción II, versión vigente antes de la reforma de 11 de marzo de 2021.
114
Idem, versión vigente tras la reforma de 11 de marzo de 2021.
688 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
115
Aunque la práctica de emitir jurisprudencia temática se remonta largos años atrás, las tesis que mejor
precisan su naturaleza y funcionamiento son más recientes: V., SCJN, Tesis 2a. CXVIII/2016 (10a), Ju
risprudencia temática. Los artículos 94 de la constitución política de los estados unidos mexicanos y
215 al 226 de la ley de amparo no la prohíben, Seminario Judicial de la Federación y su Gaceta, Libro
36, Tomo II, p. 1553, derivada de la Contradicción de Tesis 174/2016, según la cual “[l]a jurispruden
cia es temática cuando se advierte que el tema interpretado es previsible que esté presente en otras
disposiciones estatales o federales diversas, por lo cual, en acatamiento al artículo 17, párrafo segundo,
de la Constitución Federal, es conveniente que para brindar seguridad jurídica en forma inmediata al
resto del orden jurídico, se genere un criterio que abarque el mayor número de casos que en un futuro
se presenten, tomando en cuenta, además, que los artículos 94, párrafo décimo, constitucional y 215
al 226 de la Ley de Amparo, no prohíben la emisión de criterios de mayor cobertura respecto de los
casos que los originaron. También V., Idem, Tesis 2a./J. 98/2019 (10a), Revisión en amparo indirecto.
Los tribunales colegiados de circuito están facultados para determinar la aplicación analógica de una
jurisprudencia de la suprema corte de justicia de la nación o si tiene el carácter de temática o genérica
en uso de su competencia delegada (abandono de las tesis 2a. CIII/2009, 2a. CXCVI/2007 y 2a. CLXX/2007),
Seminario Judicial de la Federación y su Gaceta, Libro 67, Tomo III, p. 1987; Tesis 2a./J. 112/2019
(10a), Revisión en amparo indirecto. Los tribunales colegiados de circuito deben verificar si existe
jurisprudencia aplicable que resuelva la materia de constitucionalidad que actualice su competencia
delegada, previo a declararse legalmente incompetentes (derivada de los mismos precedentes que la
anterior), Seminario Judicial de la Federación y su Gaceta, Libro 69, Tomo III, p. 2344.
116
Ley de Amparo, art. 217.
El amparo al servicio de los derechos sociales: orientación para la acción 689
V. Conclusión
Este capítulo ha mostrado algunas de las posibilidades que ofrece el amparo para
la protección de los derechos sociales. Lo ha hecho enfatizando los cambios que la
misma Suprema Corte ha impulsado en su jurisprudencia reciente, lo cual hace
inmediatamente “segura” su incorporación a los argumentos de las partes y a las
sentencias del resto del Poder Judicial mexicano.
Lo que ha hecho la Corte no es sino dar los primeros signos de acuse de recibo,
en el ámbito del amparo, de los fuertes mensajes normativos que derivan de la
constitución reforzada de los derechos creada hace diez años por la reforma cons
titucional del 2011. Lo que hemos visto es una jurisprudencia “procesal” todavía
cambiante —sin que haya que sorprenderse por ello— pero que indudablemen
te ha avanzado en la dirección correcta y que, mediante reinterpretaciones y en
algunas ocasiones hasta inaplicaciones de la abigarrada Ley de Amparo —un ver
dadero tabú en el contexto de una institución sacralizada—, ha abierto espacios de
justiciabilidad inimaginables hace una década.
Bibliografía
Libros
Abramovich, Víctor y Courtis, Christian, Los derechos sociales como derechos exigi-
bles Trotta, Madrid, 2003.
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Revistas
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Jurisprudencia y normas
Corte IDH, caso González y otras (Campo Algodonero) vs. México. Sentencia de 16 de
noviembre de 2009 (Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas).
694 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Ley de Amparo.
I. Introducción
1
Hablaré de derechos sociales en general para referir a los llamados derechos económicos, sociales,
culturales y ambientales. Utilizo esta manera de hablar de los derechos humanos, consciente de que las
clasificaciones tradicionales son equívocas.
703
704 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Rudolf Von Ihering el jurista alemán que encabezó la importante escuela conocida
como jurisprudencia de intereses, definió en el siglo XIX la noción de derecho
subjetivo como un interés jurídicamente protegido. De aquí que estas dos nocio
nes centrales —derechos e intereses—, están ligadas hasta nuestros días. También
en el siglo XIX surgió una teoría en el entonces novedoso derecho público para
determinar la posición del ciudadano frente a la administración pública, la teo
ría del interés legítimo, en un tiempo donde los derechos constitucionales con
sistían principalmente en derechos civiles y políticos. La doctrina de derecho
administrativo que se desarrolló en Alemania, Francia e Italia en ese siglo retomó
la noción de interés como un concepto central. Sin embargo, cada una de ellas
tuvo un desarrollo particular, por lo que no podemos hablar de una única teoría
del interés legítimo.
Luis Medina Alcoz, en un excelente libro sobre el tema, señala que no es muy pro
ductivo analizar las diferentes definiciones que se han ofrecido del interés legíti
mo —o de otras nociones afines como “interés jurídico”, “interés simple”, “interés
desprotegido”, etc.— en abstracto: lo importante es comprender por qué surgió
la noción, los problemas que trató de resolver y las concepciones y circunstancias
de la época en que la teoría fue formulada. A Medina, le preocupa entender por
qué en España la noción de interés legítimo se utiliza hoy día, a diferencia de otros
países, “como una posición activa que habla nada más que de legitimación procesal”.2
2
Medina Alcoz, Libertad y autoridad en el Derecho administrativo. Derecho subjetivo e interés legítimo: una
revisión, p. 25.
La tensión entre interés legítimo y derechos sociales. Una propuesta de solución 705
[…] antes de Ihering, el Derecho era un mecanismo liberal para armonizar volun
tades individuales que asegura que cada cual elija sus fines; después de él, es un
mecanismo social para conciliar los objetivos del individuo con los intereses del
grupo. Es la transformación que sintetiza la definición de derecho subjetivo como
«interés jurídicamente protegido». Este concepto expresa no el simple gusto por las
disquisiciones intelectuales, sino nada menos que una visión revolucionaria del
derecho subjetivo que presupone una concepción completamente nueva del De
recho objetivo, del Estado y del propio hombre.4
3
Idem, p. 71.
4
Idem, p. 72.
706 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
5
Idem, p. 80.
6
Idem, p. 81.
La tensión entre interés legítimo y derechos sociales. Una propuesta de solución 707
[…] era lisa y llanamente si el ciudadano perjudicado por la infracción de la ley que
obliga a la Administración a actuar mediante órgano competente, a dar audiencia,
a motivar resoluciones, a orientar el ejercicio del poder hacia un determinado
interés público o a librar la licencia reglada, puede hacer valer derechos subjetivos
correlativos y, por tanto, posiciones merecedoras, en cuanto tales, de protección
judicial plena.8
7
V., Idem, pp. 89-90.
8
Idem, p. 92.
708 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
individualista del derecho civil, para la cual era inconcebible tener obligaciones
sin derechos. El “interés público” o el “interés general” se presentaron como la
justificación para la negación del derecho subjetivo en tanto posición correlativa
de la obligación de la Administración. Los intereses públicos eran intereses tute
lados, pero técnicamente aparecían como “intereses jurídicamente desprotegi
dos” —también “interés menos tutelados” o “interés simple”—.9
Este modelo apuntaló a sistema político autoritario, muy alejado del ideal demo
crático de la revolución francesa. Algunos lastres de la doctrina administrativa
del interés no se han podido superar: los mismos administrativistas y, más recien
temente, algunos procesalistas constitucionales, no han sabido adecuarse y com
prender las transformaciones ocurridas especialmente después de la Segunda
Guerra Mundial con la aparición de los derechos humanos, el fortalecimiento de
la democracia y el modelo constitucional de derecho. No obstante, existen ya
voces críticas que advierten la necesidad de superar la teoría del interés y en par
ticular la noción de “interés legítimo”.10
Responder a los muchos problemas que nos han generado las nociones de “inte
rés legítimo” y de “interés jurídico” no es algo que podamos hacer solamente vi
sualizando la escasa doctrina nacional y las decisiones judiciales. Ambas suelen
reflejar confusiones y contradicciones como he señalado ya en otra parte,11 y
como más adelante veremos nuevamente. En este apartado trataré de sintetizar
algunos momentos importantes en el desarrollo de la idea del interés —legíti
mo— en el contexto de su aparición en Europa: veremos algunos rasgos relevan
tes que tuvo en Francia, Alemania, Italia y España.
9
Idem, pp. 93-94.
10
Hay que señalar la diferencia entre esta teoría que estamos criticando y la teoría del interés que se
utiliza en la fundamentación de los derechos. Aunque ambas provienen de la idea de Ihering de enten
der los derechos como intereses, se trata de dos teorías muy diferentes.
11
V., Cruz Parcero, El lenguaje de los derechos, pp. 175-200; Idem, “El concepto de interés legítimo y su
relación con los derechos humanos. Observaciones críticas a Ulises Schmill y Carlos de Silva”, en
Isonomía, pp. 185-213; Idem, Hacia una teoría constitucional de los derechos humanos, pp. 97-118.
La tensión entre interés legítimo y derechos sociales. Una propuesta de solución 709
12
Medina Alcoz, op. cit., p. 110.
13
Ibidem.
710 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
modelo francés sirvió para ocultar las consecuencias que tuvo el mo
delo en otros países como el nuestro.
14
Jellinek distinguió dos tipos de derechos: el derecho privado subjetivo y el derecho público subjetivo.
Los primeros los conceptualizaba básicamente como lo hacía la doctrina civilista, los segundos son
derechos completamente creados por el Estado, se tutela sólo aquello reconocido por el Estado y entre
ellos se encuentran tres categorías: el status negativo o libertatis (libertades individuales), el estatus
positivo o civitatis (prestaciones en beneficio de intereses individuales) y el status activo o activae civita-
tis (derechos de participación política). Cf., Medina Alcoz, op. cit., p. 135.
15
Idem, pp. 131-137.
16
V., Alexy, Teoría de los derechos fundamentales, pp. 247 y ss (capítulo V).
La tensión entre interés legítimo y derechos sociales. Una propuesta de solución 711
17
Idem, pp. 116-121; Sobre Santi Romano V., l a voz “Deberes. Obligaciones”, en Fragmentos de un dic-
cionario jurídico, pp. 89-95.
18
La expresión la retoma Medina Alcoz de Feliciano Benvenuti, Il nuovo cittadino. Tra libertà garantitta e
libertà attiva, p. 78.
712 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
era diferenciar una forma de protección más débil? En Italia son cada
vez más las voces de juristas jóvenes que discuten la utilidad la figura
del “interés legítimo”. Sin embargo, en tanto la noción todavía figura en
la Constitución Italiana —art. 103— y en el Nuevo Código del Proceso
Administrativo —arts. 7 y 133—, el ordenamiento italiano sigue exi
giendo un concepto normativo de interés legítimo, pues de él depen
de la distribución de asuntos entre jurisdicciones. El costo del esfuerzo
teórico y judicial italiano por mantener la figura del interés legítimo
ha sido su aislamiento, pues impide que otros juristas europeos alcan
cen a entender de lo que están hablando, y en una era de construcción
de un ius publicum europaeum, el precio de mantener una categoría
vetusta y antiliberal es quizá demasiado alto.19En España la llegada de
la idea del interés o del interés legítimo ocurrió hasta el siglo XX des
pués de la Guerra Civil. Durante el siglo XIX el derecho subjetivo se
entendió como correlativo de las obligaciones impuestas a la Admi
nistración; quienes luchaban por una justicia administrativa más am
plia, independiente y profesionalizada. Al respecto, nos dice Medina
Alcoz, empuñaban como principal arma el derecho subjetivo correla
tivo de todas las obligaciones legales de la Administración.20 Durante
la dictadura de Franco y, por influencia del autoritarismo europeo, se
importaron las doctrinas alemana, francesa e italiana sobre el interés.
Solamente en casos donde el derecho administrativo regula relaciones
horizontales —por ejemplo, las relaciones contractuales—, entre la
Administración y el ciudadano —norma de relación—, se entiende
que se imponen obligaciones y derechos subjetivos correlativos. Las
normas que protegen intereses generales —norma de acción—, que
regulan la organización, los procedimientos, aunque impongan límites a
la Administración, no atribuyen derechos subjetivos correlativos. Se ad
mitió entonces la figura del interés “directo” o “legítimo” para que el
ciudadano pudiera rectificar los actos de la Administración, aunque
sólo para asegurar el interés público. Así, si alguien solicitaba una
19
Idem, pp. 127-129.
20
Idem, p. 190.
La tensión entre interés legítimo y derechos sociales. Una propuesta de solución 713
21
Retomo libremente el ejemplo de García-Trevijano, Tratado de derecho administrativo, p. 561. que
menciona Medina Alcoz, op. cit., pp. 182-183.
22
La expresión, nos dice Medina Alcoz, proviene de Fritz Werner, presidente del Tribunal Supremo
Administrativo entre 1958 y 1969; Cf. op. cit., p. 186.
714 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Pero el reto que supone la aparición de los derechos humanos, incluso para la
misma concepción de los derechos fundamentales, apenas se vislumbra enton
ces, y será fruto de desarrollo muy posterior
23
V,. García Manrique, La libertad de todos. Una defensa de los derechos sociales; V,. Cruz Parcero, “Funda
mentos filosóficos de los derechos económicos”, en Derechos económicos: una aproximación conceptual,
pp. 11-88.
La tensión entre interés legítimo y derechos sociales. Una propuesta de solución 715
24
Moyn, No bastan. Los derechos humanos en un mundo desigual, Valencia, pp. 53 y ss.
25
Idem, p. 54.
26
Rosanvallon, La sociedad de iguales, pp. 213 y ss.
716 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
V., Sunstein, Las cuentas pendientes del sueño americano. Por qué los derechos sociales y económicos son
27
Pese a ese tránsito tortuoso para la idea misma de los derechos humanos, volve
ría a surgir con fuerza la idea de que tanto derechos civiles y políticos como los
28
V., Glendon, A World Made New. Eleanor Roosevelt and the Universal Declaration of Human Rights.
29
Para esta discusión V., Abramovich, Courtis, Los derechos sociales como derechos, passim.
718 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
positivas de diversa índole para evitar que terceras personas vulneren los dere
chos humanos de otros. Las de garantía implican llevar a cabo medidas positivas
de orden legislativo, administrativo, judicial y político para lograr el disfrute y el
pleno ejercicio de los derechos humanos.
La concepción más expandida de los derechos humanos fue la que los explicaba
en términos de derechos morales, que requerían de positivización y que servían
para justificar la imposición de deberes, además se asociaron a una idea de exi
gencia de estándares mínimos —necesidades básicas—, que fue particularmente
exitosa en la era neoliberal que comenzaría en la década de 1970. Esta concep
ción permitió superar otro de los falaces argumentos de la posguerra: que los
derechos sociales no eran genuinos derechos porque no podías exigirse por vía
judicial. La nueva concepción permitió que en diversos países se comenzara a
experimentar un proceso de judicialización de estos derechos sociales —como
en los casos de Colombia, Brasil, Argentina, Sudáfrica, India, los mismos Estados
Unidos—. La idea de que todos los derechos humanos, incluidos los dere
chos sociales, son derechos exigibles se hizo realidad.30
No se puede dejar de señalar que este tránsito de los derechos sociales —desde
ideas meramente políticas o como posiciones con una escasa protección debido
a reconocerse meramente como intereses o intereses legítimos frente al derecho
administrativo—, no ha sido sencillo y no ha tenido el mismo avance en todos
los países todavía. México, por ejemplo, es de los países más conservadores, que
han dilatado su implementación judicial, sin dejar de reconocer que en los últi
mos años hay mayor interés por su protección y que contamos ya con algunos
ejemplos relevantes de sentencias de la Suprema Corte de Justicia.
Pero a donde nos conduce nuestro relato es que este discurso, el de los derechos
humanos, tuvo importantes repercusiones en la concepción de los derechos cons
titucionales. Aquí México también haría un tardío reconocimiento en su consti
tución con la reforma del artículo 1º del 2011, donde se reconoce explícitamente
30
V., Langford, et. al., La lucha por los derechos sociales. Los fallos judiciales y la disputa política por su
cumplimiento.
720 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Nuestro país con la reforma constitucional de junio del 2011 colocó a los dere
chos humanos en el eje de un nuevo modelo constitucional. El problema es que
introdujo también la noción de “interés legítimo” en el centro del principal ins
trumento de protección judicial de los derechos constitucionales en nuestro país,
el juicio de amparo.
Con la reforma del 2011, se reformó el artículo 107 Constitucional que regula
el juicio de amparo. La reforma cambió el concepto de “interés jurídico” por el de
“interés legítimo”, como requisito de legitimación. Cabe subrayar que la idea del
legislador fue dar una mayor apertura al juicio de amparo, que se entendía como
un recurso muy restringido en su práctica, al exigirle al demandante demostrar
un interés jurídico; que en la práctica se traducía en exigirle demostrar que es
31
Para más detalles V., Cruz Parcero, Hacia una teoría constitucional de los derechos humanos.
La tensión entre interés legítimo y derechos sociales. Una propuesta de solución 721
Los tribunales colegiados y la SCJN han elaborado una serie de criterios juris
prudenciales y tesis aisladas sobre este concepto. Aquí no podré dar cuenta de
todos los aspectos de este tratamiento, haré mención de la contradicción de tesis
111/2013 resuelta por el Pleno, donde se planteó la cuestión de cuál es el conte
nido y alcance del interés legítimo para efectos de la procedencia del juicio de
amparo.33 El estudio de la SCJN ofrece un panorama histórico y una evaluación
de los cambios más importantes, especialmente el ocurrido con la reforma del
2011. Siguiendo este relato se nos dice que la Constitución de 1917 en el texto
original del artículo 107 referente al juicio de amparo solamente señalaba que las
controversias se seguirán “a instancia de la parte agraviada”. En 1951 se consignó
en la fracción I de ese mismo artículo que “el juicio de amparo se seguirá siempre
a instancia de parte agraviada”. De 1917 a 2011 el texto constitucional no aclaró
qué debía entenderse por “parte agraviada”. Fue la Ley Amparo la que se ocupó
de dotar de contenido a esta expresión.
32
El concepto de “interés legítimo” no es del todo nuevo en nuestro sistema, pues ya había sido con
templado en el derecho administrativo del entonces Distrito Federal. Los mismos Tribunales Colegiados
y la SCJN se habían pronunciado sobre este concepto. Puede verse la Contradicción de tesis 69/2002
resulta por la Segunda Sala, de donde surgieron las jurisprudencias con rubros: INTERÉS LEGÍTIMO
E INTERÉS JURÍDICO. AMBOS TÉRMINOS TIENEN DIFERENTE CONNOTACIÓN EN EL JUICIO
CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO, y INTERÉS LEGÍTIMO, NOCIÓN DE, PARA LA PROCEDEN
CIA DEL JUICIO ANTE EL TRIBUNAL DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO DEL DISTRITO
FEDERAL. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, tomo XVI, pp. 241-242.
33
De esta resolución resultó la tesis jurisprudencial de rubro: INTERÉS LEGÍTIMO. CONTENIDO Y
ALCANCE PARA EFECTOS DE LA PROCEDENCIA DEL JUICIO DE AMPARO (INTERPRETACIÓN
DEL ARTÍCULO 107, FRACCIÓN I, DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS
MEXICANOS), Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Libro 12, Tomo I, p. 60. Registro digital:
2007921.
722 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Esta interpretación conservadora impedía que los derechos sociales tuvieran al
guna posibilidad de ser reclamados por la vía del amparo, pues al tratarse de
34
Sobre este problema V., Cruz Parcero, El lenguaje de los derechos, cap. 7 pp. 175-200.
La tensión entre interés legítimo y derechos sociales. Una propuesta de solución 723
Artículo 107. Las controversias de que habla el artículo 103 de esta Constitución,
con excepción de aquellas en materia electoral, se sujetarán a los procedimientos
que determine la ley reglamentaria, de acuerdo con las bases siguientes:
Las controversias de que habla el artículo 103 Constitucional refiere a las que
surgen de normas generales y actos de autoridad que violan derechos —garan
tías— constitucionales o los derechos humanos.
724 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
Para la SCJN la nueva redacción del 107 en torno al interés legítimo establece
una distinción: i) para la promoción del amparo indirecto se mantuvo la exigen
cia de que lo haga la parte agraviada bajo dos supuestos: a) que sea titular de un
derecho, o b) titular de un interés legítimo individual o colectivo, ya sea que se
afecte su esfera jurídica de manera directa o en virtud de su especial situación
frente al orden jurídico; y ii) para efecto de actos o resoluciones provenientes de
tribunales judiciales, administrativos o del trabajo, se mantuvo la exigencia de ser
titular de un derecho subjetivo, manteniendo el criterio tradicional que había sos
tenido el Poder Judicial Federal y la Suprema Corte previo a la reforma.
En abril del 2013 se publica una Nueva Ley de Amparo y en ella se establece:
I. El quejoso, teniendo tal carácter quien aduce ser titular de un derecho subjetivo
o de un interés legítimo individual o colectivo, siempre que alegue que la norma,
acto u omisión reclamados violan los derechos previstos en el artículo 1º de la
presente Ley y con ello se produzca una afectación real y actual a su esfera jurídi
ca, ya sea de manera directa o en virtud de su especial situación frente al orden
jurídico.
El interés simple, en ningún caso, podrá invocarse como interés legítimo. La auto
ridad pública no podrá invocar interés legítimo.
La víctima u ofendido del delito podrán tener el carácter de quejosos en los tér
minos de esta Ley.
La tensión entre interés legítimo y derechos sociales. Una propuesta de solución 725
La síntesis me parece acertada, aunque casi nunca se subraya que (i), (iii) y (iv)
significan, entre otras cosas, reconocer de modo explícito que todos los derechos
sociales reconocidos en tratados —como el Pacto Internacional de Derechos Eco
nómicos, Sociales y Culturales, entre otros—, son derechos humanos que deben
protegerse por la vía de amparo.
El interés legítimo se asocia con una situación del demandante que surge de ese
vínculo entre la afectación que reclama y el objeto de su pretensión, “tal situación
goza de una lógica jurídica propia e independiente de alguna conexión o deriva
ción con derechos subjetivos”, nos dice la SCJN volviendo a las doctrinas decimo
nónicas que tratan de desvincular el interés legítimo de los derechos. Y lo cierto
es que, conscientes o no de esto, lo que se genera ahora es esa desvinculación entre
derechos humanos e interés legítimo. Pero si así es —como parece ser para la Su
prema Corte—, parecería mejor ocuparse de desarrollar interpretativamente las
implicaciones a la protección constitucional a todos los derechos humanos, de
lo que implica ser titular de un derecho —humano— como refiere el artículo
107 Constitucional.35
La vía que nos señala la Suprema Corte es que, para ser protegidos de la violación
afectación de un derecho humano, se exige mostrar un interés legítimo —que luego
no debe guardar ningún vínculo con tales derechos, porque de otro modo sería un
interés jurídico—, lo cual parece desacertado.
Volviendo a la interpretación del artículo 107 Constitucional —que debe ser una
interpretación conforme y bajo el principio pro persona—, la SCJN acota que tal
35
Hasta donde tengo noticia la SCJN se ha ocupado del tema de la titularidad de los derechos humanos
principalmente al abordar el problema de las personas jurídicas —personas morales—, lo cual por
cierto hizo con resultados criticables. V., Cruz Parcero, Fajardo Morales, Derechos de las personas jurídi-
cas. Sobre las posturas del Sistema Interamericano y la Suprema Corte en México.
La tensión entre interés legítimo y derechos sociales. Una propuesta de solución 727
Pues bien, el interés legítimo según estos razonamientos del máximo tribunal se
refiere solamente al caso del amparo indirecto, pues para el amparo directo se re
querirá de un interés jurídico —derecho subjetivo—. Para la procedencia del
amparo indirecto caben dos posibilidades según la Suprema Corte:
[…] tratándose de la procedencia del amparo indirecto —en los supuestos en que
no se combatan actos o resoluciones de tribunales—, quien comparezca a un juicio
deberá ubicarse en alguno de los siguientes dos supuestos: (i) ser titular de una fa
cultad otorgada expresamente por el orden jurídico, es decir, alegar una afectación
inmediata y directa en la esfera jurídica, producida en virtud de tal titularidad; o
(ii) en caso de que no se cuente con tal interés, la Constitución ahora establece la
posibilidad de solamente aducir un interés legítimo, mismo que será suficiente
para comparecer en el juicio.
Lo primero que hay que subrayar es que los derechos humanos a que refiere el
artículo 107 quedan definidos como facultades otorgadas expresamente por
el orden jurídico, y para su procedencia parece seguirse el criterio más estricto de
probar una afectación inmediata y directa en la esfera jurídica —lo que nos reen
vía al concepto de interés jurídico del que la reforma quería apartarse—. En caso
de no contar con tal interés —jurídico—, nos dice que existe la posibilidad de
aducir un interés legítimo —individual o colectivo—, que implica una afectación
a la esfera jurídica en sentido amplio, lo cual genera un interés cualificado, actual y
real, “un interés jurídicamente relevante y protegido, lo cual forzosamente con
llevaría a reconocer, que una posible concesión de amparo generaría un beneficio
en la esfera jurídica del quejoso.”
Para poder determinar la caracterización que se hace del interés legítimo sería
necesario aclarar qué es: a) un interés cualificado, b) un interés actual y real, c) un
interés relevante y protegido, d) que genera un beneficio en la esfera jurídica del
quejoso, e) qué es la esfera jurídica de una persona. Todas estas expresiones fami
liares en la jerga jurídica carecen de elaboración conceptual o jurisprudencial; son
nociones indeterminadas y vagas que poco sirven para esclarecer lo que pretenden
aclarar. Los lineamientos que ofrece la Suprema Corte, que reconoce que se trata
de un “concepto jurídico de enorme complejidad”, finalmente esclarecen muy
poco y, de nueva cuenta y como ocurría antes, se deja a los juzgadores poderes
discrecionales muy amplios para admitir o rechazar una demanda de amparo ale
gando ahora falta de interés legítimo.
O más bien, casi justo donde estábamos, porque, aunque doctrinal y jurispruden
cialmente no hemos avanzado, sí existe un cambio de actitud por parte de un sector
amplio de juzgadores que precisamente en medio de esta confusión se inclinan por
ser más abiertos y sensibles a reclamos de derechos humanos. La diferencia ahora
es que tienen más elementos constitucionales para entrar y conocer de problemas
relacionados con derechos humanos, que antes eran más difíciles de conocer;
tales como los problemas ambientales, los problemas de comunidades indígenas,
los problemas sobre la salud o la seguridad social, entre otros. Pero el cambio está
ahí, en la actitud y no en los criterios jurisprudenciales que son básicamente los
mismo.
El problema que podemos advertir en el uso del concepto de interés legítimo como
criterio de legitimación del quejoso en el juicio del amparo, es que finalmente
sirve para desdibujar la idea de la protección de los derechos humanos y lo que
afecta particularmente a los derechos sociales.
Ello es así porque, como advertimos, al hacerse uso de la vieja doctrina del inte
rés con ella se rechaza la idea de derechos. Al exigirse que se muestre el interés
legítimo, como requisito de procedencia de la acción de amparo, se acepta que
quien tiene tal interés legítimo por definición no tiene un derecho. Lo que tiene
730 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
es algo que de suyo tiene menos importancia, y lo que se protegerá en todo caso
no es un genuino derecho humano. La doctrina del interés supone también que
estos intereses legítimos solo de manera excepcional prevalecerán frente a intere
ses públicos o colectivos. Con esto se reduce la fuerza misma de la pretensión.
Lo que observamos es una tensión no resulta entre el peso de los derechos hu
manos —individuales o colectivos—, frente a los intereses generales presentes en
la legislación y la función discrecional de la administración pública.
Para Medina Alcoz, refiriendo a la situación del interés legítimo en España, exis
ten más razones para cambiar que para mantener la tradición de hablar sobre este
concepto. El concepto actual no consigue nada que no proporcione el concepto
de derechos —humanos—, pero sí hace más difícil la comunicación con otros
ordenamientos, con las bases del Estado de derechos y con las discusiones teóri
cas de derecho constitucional, filosofía del derecho y ética.36
36
Medina Alcoz, op. cit., p. 248. Retomo la idea del autor que habla de derecho subjetivo y yo lo retomo
hablando de derechos humanos, lo cual no es una distorsión sino una precisión sobre la terminología
que usa nuestra constitución.
La tensión entre interés legítimo y derechos sociales. Una propuesta de solución 731
37
Para abundar sobre esto V., Lifante Vidal, Contra la corrupción, Estado de Derecho y transparencia.
La autora ha desarrollado las bases para explicar la responsabilidad administrativa que deriva del uso
de normas de fin —reglas de fin y directrices—. Su trabajo reivindica la necesidad de estas normas que
implican poderes discrecionales para que el Estado pueda perseguir fines valiosos. Sin embargo, su
utilización plantea el problema de cómo controlar—incluido el control judicial— la actuación de fun
cionarios que usan estos poderes. El combate a la arbitrariedad o la corrupción no puede consistir,
como algunos suponen erróneamente, en eliminar los poderes discrecionales: la opción consiste en
aprender a justificar su uso y a controlar los procesos de deliberación, justificación y evaluación —pon
deración— que implican.
732 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
La salida que veo consistiría, primero, en que la misma SCJN revise críticamente su
línea jurisprudencial en la cual ha reciclado la forma como tradicionalmente había
abordado y definido en concepto de interés legítimo.
En tercer lugar, el “interés legítimo” no puede resultar en una figura que condi
cione la legitimidad procesal de quienes son titulares de derechos humanos o
aducen serlo: por ello, debería cumplir otro propósito. Medina Alcoz ha sugeri
do, para el caso español, definirlo como la situación activa que permite al ciuda
dano exigir el cumplimiento de la legalidad que abre márgenes de discrecionalidad
administrativa, donde el ordenamiento no garantiza un resultado específico, pero
sí un derecho al correcto ejercicio de la discrecionalidad.38
38
Medina Alcoz, op. cit., pp. 272-273.
734 Manual sobre justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
La alternativa que propongo es resolver —una parte del problema— en favor del
acceso a la justicia, y a un recurso que atienda de fondo las quejas por violaciones
a derechos humanos y por falta de justificación y ponderación adecuadas por
parte de autoridades administrativas y legislativas. Concedo que el otro problema,
muy serio e importante, queda por ser resuelto y aquí no lo abordo. Sin embargo,
no es un problema que no tenga otras formas de discutirse. La misma experiencia
de otros sistemas judiciales, más flexibles que el mexicano, podría ofrecer vías
para resolver el problema de exceso de demandas, sin que ello se traduzca en
cerrarle la puerta de la justicia a las personas.
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Jurisprudencia y normas