Depresión
La depresión es un trastorno emocional que se caracteriza básicamente por alteraciones del
humor, tristeza, disminución de la autoestima, inhibición, fatiga, insomnio, pensamientos
negativos y que tiene como consecuencia la disminución de la actividad vital, es decir, le
impide desarrollar con normalidad las actividades de la vida diaria.
Las pautas principales de clasificación de los trastornos del humor (afectivos) han sido
seleccionados por razones prácticas, para permitir identificar con facilidad los trastornos
clínicos más frecuentes. Así, se han diferenciado los episodios únicos de los trastornos
bipolares y de otros trastornos que presentan múltiples episodios, ya que gran parte de los
enfermos tienen un solo episodio. También se ha dado importancia a la gravedad por las
implicaciones que tiene para el tratamiento y la asistencia. Es necesario tener en cuenta que
el modo de distinguir los diferentes niveles de gravedad sigue siendo problemático; los tres
niveles, leve, moderado y grave se incluyen aquí por el deseo de muchos clínicos.
La depresión del estado de ánimo varía escasamente de un día para otro y no suele
responder a cambios ambientales, aunque puede presentar variaciones circadianas
características. La presentación clínica puede ser distinta en cada episodio y en cada
individuo. Las formas atípicas son particularmente frecuentes en la adolescencia. En
algunos casos, la ansiedad, el malestar y la agitación psicomotriz pueden predominar sobre
la depresión. La alteración del estado de ánimo puede estar enmascarada por otros
síntomas, tales como irritabilidad, consumo excesivo de alcohol, comportamiento
histriónico, exacerbación de fobias o síntomas obsesivos preexistentes o por
preocupaciones hipocondríacas.
Para el diagnóstico de episodio depresivo de cualquiera de los tres niveles de gravedad
habitualmente se requiere una duración de al menos dos semanas, aunque períodos más
cortos pueden ser aceptados si los síntomas son excepcionalmente graves o de comienzo
brusco. Un aspecto importante en el diagnóstico diferencial de la depresión es la relación de los
síntomas depresivos, las enfermedades médicas y el uso de fármacos. Las relaciones entre
ellos son variados. Es posible que la enfermedad médica cause depresión, que la propicie en
alguien susceptible o que la depresión sea secundaria a los problemas generados por la
enfermedad médica o que ambas coexistan por azar.
En los últimos años la depresión ha sido catalogada como uno de los problemas que
más sufrimiento causa en las personas y que en distintos grados afecta a un porcentaje
muy alto de la población sin diferencia de género, edad, nivel socioeconómico,
convirtiéndola en uno de los principales motivos de consulta clínica. En las
investigaciones realizadas sobre el tema se ha encontrado que existen factores
genéticos y psicosociales que interrelacionados actúan como desencadenantes o
mantenedores de la depresión. Aunque en algunos casos existe un componente
genético, en otros, prima la configuración psicológica que el individuo tenga. (Arrivillaga
Quintero, Cortes García, Goicochea Jiménez, & amp; Lozano Ortiz, 2004)
Síntomas
Los síntomas de la depresión incluyen muchos problemas físicos como la mala
digestión, dolores de cabeza, están mayormente relacionados a la depresión, esto es
tan común ya que las personas se enfocan más en estos problemas sin saber en
realidad que tiene depresión. Por ello, se clasifica en los siguientes grandes núcleos:
Síntomas afectivos, trastornos fisiológicos, síntomas psicomotores y síntomas
psíquicos.
Síntomas afectivos: Incluyen varios tipos de padecimientos que generan
un malestar significativo y disfunción en áreas significativas para la persona. Hay
sustancias químicas en el cerebro que son responsables de los estados de ánimo
positivos. Los síntomas afectivos pueden estar causados por desequilibrios químicos
en el cerebro, por su cuenta o junto con factores ambientales, como, por ejemplo
eventos inesperados en la vida y/o estrés crónico. Hay familias que pueden ser más
propensas a trastornos afectivos y se considera que son "hereditarios de manera
multifactorial". Los factores que producen el rasgo o la afección por lo general son
tanto genéticos como del entorno, e involucran una combinación de genes de ambos
padres. Los síntomas indicadores que comprenden este núcleo son la tristeza,
apatía, indiferencia, ansiedad, irritabilidad (depresiones tardías y neuróticas),
melancolías, pérdida de energía e interés, disminución de las funciones físicas y
mentales. Entre los principales se tiene:
Alteraciones en la afectividad: La persona se encuentra con sentimientos de
minusválida hacia sí misma. Los sentimientos más frecuentes son la tristeza, la
desesperanza, la desmotivación, el pesimismo, el llanto, la incapacidad para
pensar situaciones agradables y no poder realizarlas, al igual la ansiedad, la
apatía.
Tristeza y desesperación: Las personas se sienten tristes, solos, en ocasiones
hasta la compañía les molestas. Con frecuencia éstos son los síntomas que más
dañan y los que son más obvios. Otros sentimientos relacionados pueden incluir
las sensaciones de vacío, de estar abrumado, la melancolía y la decepción.
Apatía: La persona muestra una falta de interés en las actividades que antes les
gustaba, ya nada los motiva. Se presenta la falta de motivación para realizar las
cosas; el retiro de la vida social, decadencia en el nivel de actividad y/o la
restricción de las actividades vitales.
Problemas personales: Muchas personas están frustradas y acumulan todos sus
problemas, luego son una olla a presión. Cuando una persona se siente
deprimida, generalmente, es hipersensible a la crítica o al rechazo.
Trastornos fisiológicos: En esta teoría se resalta la jerarquía del sistema
neuroquímico del cerebro en el trastorno depresivo, lo cual se basa, en algunos de los
siguientes neurotransmisores del sistema nervioso central: serotonina, dopamina,
acetilcolina, indolamina, noradrenalina, de tal forma que se puede concluir que la
depresión es causada por una alteración en la regulación de la facilitación e inhibición
conductual, así como también, en la respuesta ante el estrés, procesos biológicos y
procesamiento ejecutivo cortical de la información. Los síntomas indicadores que
comprenden este núcleo son la anorexia, pérdida de peso, astenia y fatiga o pérdida de
energía, ideas o conductas obsesivas, alteraciones en la esfera sexual,
hipersexualidad, insomnio/hipersomnia, trastornos digestivos, estreñimiento, algias,
astenia, disfunciones sexuales y trastorno del sueño.
También puede aparecer hipersomnia con tendencia a la clinofilia y aumento o
disminución del apetito con su consecuente variación ponderal. A nivel psicomotriz
aparece frecuentemente una inhibición o un enlentecimiento en la realización de los
comportamientos habituales, y, con menos frecuencia, agitación psicomotriz. La
persona presenta una postura habitual de repliegue, con facies hipomímica. Suele
aparecer de forma asociada un estado de ansiedad con importante cortejo vegetativo y
múltiples quejas somáticas (gastrointestinales, cefaleas tensionales, dolor precordial,
opresión torácica, etc.). Entre ellos se tiene:
Alteración del sueño: La persona depresiva le cuesta conciliar el sueño, asimismo se
despierta más temprano de lo acostumbrado.
Alteraciones de apetito: Desorden en su consumo alimenticio puede tener un
incremento o disminución del consumo de alimentos. En cualquiera de los casos,
es preciso que el síntoma dure al menos dos semanas para considerar la
existencia de un trastorno depresivo. Tiene menos apetito, puede aparecer
estreñimiento y disminución de peso que a veces puede ser muy importante. Los
síntomas que se presentan en el niño, adulto y anciano, no serán iguales al igual
que en el hombre y la mujer y a la vez habrá distintas estrategias para hacer frente
a estos trastornos en el individuo.
Alteración de libido: La presencia de los problemas psicológicos personales
bloquea la falta de interés en el sexo, asimismo, disfunción eréctil.
Somatización: Es un padecimiento repetido en la donde la persona muestra
síntomas físicos que implican más de una parte del cuerpo, pero no puede
aparecer ninguna causa física; sin embargo, el dolor y otros síntomas que las
personas experimentan son reales y no son creados ni simulados Los síntomas
pueden modificar su comportamiento parcial y completamente el
funcionamiento en su rol social, familiar y laboral.
Síntomas psicomotores: Los síntomas e indicadores que comprenden
este grupo son la melancolía, baja autoestima, desesperanza, ideas de suicidas, ideas
delirantes de culpa, déficit de concentración y atención, culpabilidad, desesperanza. Se
puede manifestar alteraciones del curso y del contenido del pensamiento,
con bradipsiquia, contenidos negativos, pérdida de confianza en sí mismo,
sentimientos de minusvalía e inferioridad.
Los pacientes depresivos se quejan con frecuencia de la dificultad para concentrarse,
de estar distraídos, de la inhabilidad para llevar a cabo sus tareas habituales, y de
olvidos. Aquellos pacientes con un trabajo que intelectualmente es más demandante
son a menudo incapaces de funcionar de forma adecuada. Por todo ello, los déficits
cognitivos pueden ser la razón para buscar tratamiento, especialmente en casos
donde haya una clara interferencia con su rendimiento laboral.
Autoestima baja: Las personas tiene una falta de confianza y odio a uno mismo, se
sienten poco valoradas, no se sienten dignas de recibir afecto.
Sentimiento de culpa: Todo el tiempo se están echando la culpa. Es normal y
adecuado tener sentimiento de arrepentimiento o remordimiento cuando se comete un
error o se lastima a alguien sin intención
Pensamiento suicida: El pensamiento acerca del suicidio es algo extremadamente
común en el trascurso de la depresión. Muchas personas tienen la idea en acabar con
su vida, piensan que sus problemas no tienen solución. En momentos, este
pensamiento llega al delirio que puede ser de culpa y ruina u obsesionarse con
enfermedades inexistentes, e incluso pensar en suicidarse como única salida a su
situación
Pensamiento negativo: Personas que sienten que no pueden aportar algo bueno.
Olvida que hace pocos días tenía una gran facilidad para las relaciones sociales, tiene
la idea que es un estorbo. Los psicólogos usan el término, distorsiones cognitivas.
Síntomas psíquicos: Los síntomas e indicadores que comprenden este grupo son el
abandono personal, hipotonía general, inhibición /agitación (melancolías), aislamiento,
llanto, intentos de suicidio, irritación, uso de alcohol y drogas, indecisión, malhumor e
irritabilidad, dificultades escolares, retraimiento social. A nivel psíquico en los casos
más graves aparecen alteraciones de la conciencia, llegándose a mostrar el paciente
depresivo confuso o incluso perplejo. También aparece una dificultad en la capacidad
asociativa y una tendencia a la anticipación y perseverancia en contenidos negativos
del pensamiento. La atención se dirige a uno mismo y la concentración se ve
disminuida y son frecuentes las quejas acerca de la memoria, confundiéndose con las
denominadas pseudodemencias depresivas. La percepción del depresivo torna a gris,
sin vida. Son habituales en la depresión las anticipaciones negativas, distorsiones
cognitivas, errores de pensamiento, reproches y culpabilización. En las depresiones
con síntomas psicóticos los contenidos delirantes suelen versar sobre ruina, nihilismo,
incapacidad y habitualmente son congruentes con el estado afectivo del depresivo. En
los casos más graves aparecen deseos de suicidio que pueden llegar a convertirse en
actos y conllevan el fallecimiento del paciente.
Fallos de la atención y de la memoria: Se vuelven más constantes las
distracciones, los olvidos aumentan. La poca energía utilizable se la guarda
para sí mismo. Está convencido de que nadie puede entender lo que le sucede.
En ocasiones, estos fallos pueden dar lugar en personas mayores a confusiones
con cuadros de tipo demencial.
Alteraciones del comportamiento Aislamiento: la persona se aleja de su
entorno social, busca estar apartado de su entorno.
Inhibición: La persona está dominada por un repliegue general del Yo, se
siente internado en sí mismo, quieto, sentado o acostado largas horas,
indiferente a lo que lo rodea. Su temática depresiva, todo lo que hace le da igual
se pregunta constantemente.
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https://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0212-71992007000500001
http://repositorio.unap.edu.pe/bitstream/handle/UNAP/13643/Maquera_Payva_Maria_Elisa.pdf?
sequence=3&isAllowed=y
Niveles de depresión
Dependiendo del número y de la intensidad de los síntomas, los episodios depresivos
pueden clasificarse como leves, moderados o graves. Las personas con episodios
depresivos leves tendrán alguna dificultad para seguir con sus actividades laborales y
sociales habituales, aunque probablemente no las suspendan completamente. En cambio,
durante un episodio depresivo grave es muy improbable que el paciente pueda mantener sus
actividades sociales, laborales o domésticas si no es con grandes limitaciones.
Episodio depresivo
El tipo más común y típico de depresión es el episodio depresivo. Un episodio depresivo
puede empezar rápidamente en algunos días o más lentamente durante unas semanas, y
suele tener una duración de varias semanas o meses. Algunos de los síntomas depresivos
deben de estar presentes de manera continua al menos durante 2 semanas para poder
hablar de un episodio depresivo. La mayoría de las personas que experimentan un episodio
depresivo, tendrán más episodios a lo largo de su vida (trastorno depresivo recurrente). Este
riesgo de recurrencia puede reducirse con el tratamiento apropiado.
Trastorno depresivo recurrente
cuando hay una recurrencia de un episodio depresivo, hablamos de trastorno depresivo
recurrente. Aparece a cualquier edad, generado por situaciones de frustración, separación de
objetos queridos, pérdidas y fracasos. Se profundiza sin que el paciente pierda su capacidad
crítica, y se puede acompañar de otros síntomas. Su incidencia es alta, y los más afectados
son adolescentes y adultos jóvenes.
Distimia
La distimia se caracteriza por sintomatología depresiva menos severa en comparación con la
de un episodio depresivo o del trastorno depresivo recurrente. A pesar de esto, el trastorno
se inicia normalmente en la adolescencia y es persistente, ya que los síntomas suelen durar
desde al menos 2 años hasta décadas. Algunas personas con este trastorno, a veces sufren
adicionalmente episodios depresivos. En estos casos donde aparece distimia + episodios
depresivos, se diagnostica doble depresión.
Depresión Bipolar
El trastorno afectivo bipolar (trastorno maniaco-depresivo) es un trastorno severo. Es menos
frecuente que los trastornos unipolares.
Existen dos formas diferenciadas: bipolar I y bipolar II.
Los pacientes con trastorno bipolar I sufren episodios tanto depresivos como maníacos. Los
episodios maníacos pueden aparecer después de haber tenido diversos episodios
depresivos, por lo que el diagnóstico inicial de depresión unipolar se debe cambiar a
trastorno bipolar. Este cambio en el estado de ánimo puede ocurrir muy rápido (de la noche a
la mañana) después de un episodio depresivo o después de meses o años de un estado de
ánimo normal. Las fases maníacas se caracterizan por un estado de ánimo excesivamente
elevado, conectado con hiperactividad, inquietud, irritabilidad, locuacidad y disminución de la
necesidad de dormir.
La manía afecta al pensamiento, juicio y comportamiento social, causando problemas serios
y dificultades. La práctica sexual indiscriminada e insegura, o las decisiones financieras
imprudentes, son algunas de las conductas habituales de una fase de manía.
La mejor manera de describir esta "confusión emocional" alternante es "pasar de estar en la
cima del mundo a estar en las profundidades de la desesperanza".
Trastorno bipolar II. Si los síntomas maníacos son menos pronunciados y no provocan
problemas psicosociales, no diagnosticamos un episodio maníaco, sino hipomaníaco.
Algunas veces, los episodios hipomaníacos ocurren inmediatamente después de un episodio
depresivo.
Depresión psicótica
Un tipo especial de depresión es la llamada depresión psicótica o delirante. La depresión
psicótica se caracteriza por ideas o pensamientos falsos (delirios) y, a veces también por
alucinaciones. Los delirios suelen estar centrados en sentimientos de culpa
desproporcionados (por ejemplo, "sólo soy una carga para mi familia" o "he cometido un error
terrible"), o centrados en un miedo exagerado de estar económicamente arruinados (delirio
de pobreza), o centrados en el miedo exagerado de padecer una enfermedad severa e
incurable (delirio hipocondríaco). Los delirios suelen estar presentes, aunque haya
evidencias de lo contrario (por ejemplo, disponer dinero suficiente). Los pacientes con
depresión psicótica casi siempre necesitan ingresar en una unidad de psiquiatría debido a la
severidad de este trastorno y al alto riesgo de suicidio. La depresión psicótica puede
aparecer tanto en depresión unipolar como bipolar.
Depresión atípica
con este tipo de depresión tienen los mismos síntomas depresivos que los pacientes con
depresión típica, con dos excepciones: mientras que los pacientes con depresión típica
experimentan una falta de apetito (a menudo seguida de una pérdida de peso) y dificultades
para dormirse, los pacientes con depresión atípica muestran incremento del apetito y la
ingestión de alimentos e incremento de la necesidad de dormir (hipersomnolencia). Este tipo
de depresión puede ocurrir tanto en la depresión unipolar como en la bipolar.
Trastorno Afectivo Estacional
Los pacientes con trastorno depresivo estacional (SAD, por sus siglas en inglés), muestran
los síntomas atípicos descritos en la depresión atípica y, además, los sufren solamente
durante una cierta estación del año, en la mayoría de los casos otoño o invierno.
Normalmente, cuando las fases depresivas acaban, la persona suele volver a su estado
anímico y funcionamiento normal.
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