T 976 04

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Sentencia T-976/04

ESTADO-Deber de proteger derechos fundamentales

DEBER DE SOLIDARIDAD SOCIAL-Cargas públicas inherentes a la


convivencia en sociedad y a la prestación de los servicios públicos que
deben asumir los ciudadanos/DEBER DE SOLIDARIDAD SOCIAL-
Los servidores públicos soportan un mayor nivel de cargas

DERECHO A LA VIDA E INTEGRIDAD PERSONAL-Niveles de


riesgo

Cuando una persona se encuentra en peligro y considera amenazados


derechos fundamentales como la vida y la integridad personal, es necesario
que el Estado dirija su accionar a evitar que se materialice el daño en
concreto, y dicho accionar sólo podrá estar precedido por una comprensión
particular de los diversos factores de riesgo que rodean a la persona y las
cargas que, en solidaridad, está llamada a soportar. En relación con la
problemática, recientemente la jurisprudencia de esta Corte ha señalado
herramientas conceptuales para identificar el nivel de riesgo al que se
encuentra expuesto el sujeto y según ello tomar las medidas que resulten
necesarias, de acuerdo con la siguiente clasificación: nivel de riesgo mínimo,
nivel de riesgo ordinario, nivel de riesgo extraordinario, nivel de riesgo
extremo.

DERECHO A LA VIDA E INTEGRIDAD PERSONAL-Riesgo


desproporcionado en la actividad de docente

La amenaza en contra del actor excedía con creces lo que está llamado a
soportar como docente, ya que se encontraba enfrentado a una situación de
persecución particular cuyas dimensiones desbordaban el riesgo que se
deriva de la actividad docente. Además, la situación de riesgo era a todas
luces desproporcionada en relación con los beneficios que el actor derivaba
de la actividad docente. Baste aquí indicar que la situación planteada
significó para el demandante tener que trasladar a su familia, vivir en el
ocultamiento, dejar de impartir clases a sus alumnos y pedir una licencia no
remunerada. Cabe resaltar que la situación descrita constituía una amenaza
a los derechos a la vida e integridad personal del actor y que ésta era grave e
inminente.

DERECHO A LA VIDA DE DOCENTE-Viabilidad de la tutela para


ordenar la protección especial e inmediata

Ante una situación de amenaza del derecho fundamental a la vida, ha dicho


esta Corporación, cesa la discrecionalidad de los órganos que administran la
actividad docente, y las decisiones que tomen para proteger el derecho
amenazado deben ser de tal entidad, que –sin que importe la existencia de
múltiples trabas administrativas- se garantice tal derecho. El artículo 86 de
nuestra Carta Política, al establecer la acción judicial de tutela de los
derechos fundamentales, sentó una amplia base para su protección. Ésta debe
otorgarse de acuerdo con la amenaza o vulneración de aquellos y, de manera
general, implica que la protección por parte de los diferentes órganos del
Estado debe plantearse en directa relación con su entidad y su naturaleza.
Ahora, si hay amenaza de los derechos descritos relacionada con el peligro
extremo, la adecuada protección de dichos derechos exige la más contundente
de las acciones. Es aquí donde trasladar a la persona en peligro, se entiende
como una medida adecuada para hacer cesar la amenaza del derecho. Se
intenta con dicha medida sustraer al individuo del riesgo excepcional, grave,
concreto, importante, serio, claro, grave e inminente en contra de su vida o
de su integridad personal al que se encuentra expuesto.

DERECHO A LA VIDA E INTEGRIDAD PERSONAL-Deber de la


administración de protegerlo

Teniendo en cuenta que lo que se busca es la cesación de la amenaza de tales


características, la medida que toma la Administración de ordenar el traslado
de un docente, no puede desembocar en una situación diferente que la de
devolver a éste a circunstancias en las que se encuentre expuesto a un riesgo
común. De esta manera, claramente persistirá la amenaza del derecho a la
vida o a la integridad personal si la decisión administrativa de traslado pone
al afectado en una situación de igual riesgo extremo, con lo que no habrá
cesación de la amenaza que se debe conjurar.

DERECHO A LA VIDA E INTEGRIDAD PERSONAL-Riesgo


excepcional desproporcionado y grave

El riesgo incorpora la característica de ser concreto. La Sala considera


importante señalar en este punto que no hay lugar a suposiciones abstractas
de riesgo cuando se han sufrido actos de violencia y persecución, aunque en
otro municipio, si en el nuevo municipio puede hacer presencia el mismo
grupo autor de la amenaza. Los mismos argumentos se aplican para
comprender que se trata de un riesgo real e inminente que no puede ser
calificado de eventual o remoto; que es un riesgo serio, de materialización
probable; que es claro y discernible, no es contingente ni difuso, lógicamente
a partir del momento en que el actor se hiciera presente en el municipio. Hay
un aspecto que se debe resaltar en toda la situación. Se trata de la
importancia del riesgo, que sigue amenazando un bien jurídico de especial
importancia para el demandante, como lo es su vida misma. No es un riesgo
menor, sino que por el contrario se relaciona con aquel derecho, la vida, que
es condición para el ejercicio de los demás. Es por esto que el riesgo es
necesariamente excepcional, desproporcionado y grave.

Referencia: expediente T-930015

Acción de tutela instaurada por el señor


Javier Alejandro Martínez Moriano contra
el Gobernador de Nariño y el Secretario de
Educación del mismo departamento, con
citación oficiosa del Alcalde municipal de
San Juan de Pasto y el Secretario de
Cultura de dicho municipio.

Magistrado Ponente:
Dr. JAIME ARAUJO RENTERÍA

Bogotá, D. C., ocho (8) de octubre de dos mil cuatro (2004).

La Sala Primera de Revisión de la Corte Constitucional, integrada por los


Magistrados ALFREDO BELTRÁN SIERRA, MANUEL JOSÉ CEPEDA
ESPINOSA y JAIME ARAÚJO RENTERÍA, en ejercicio de sus
competencias constitucionales y legales, ha proferido la siguiente:

SENTENCIA

dentro del proceso de revisión de los fallos proferidos por el Juzgado Primero
de Ejecución de Penas y Medidas de Seguridad de San Juan de Pasto, en
primera instancia, y la Sala de Decisión Penal del Tribunal Superior de
Distrito Judicial de San Juan de Pasto, en segunda, dentro del trámite de la
acción de tutela iniciada por el señor Javier Alejandro Martínez Moriano
contra el Gobernador de Nariño y el Secretario de Educación del mismo
departamento, con citación oficiosa del Alcalde municipal de San Juan de
Pasto y el Secretario de Cultura de dicho municipio.
.

I. ANTECEDENTES

Mediante escrito presentado el día 18 de marzo de 2004, el señor Javier


Alejandro Martínez Moriano solicita el amparo de sus derechos fundamentales
a la vida, dignidad, integridad, libertad de locomoción y residencia, igualdad y
trabajo en condiciones dignas y justas, presuntamente violados por las
autoridades demandadas.

La solicitud de amparo se sustenta en los siguientes:

1. Hechos.

El señor Martínez Moriano, casado y padre de dos hijos menores de edad, se


desempeñaba como docente en el Centro Educativo Las Vegas, vereda Las
Vegas, y vivía en el corregimiento Ospina Pérez; ambos lugares en la zona
rural del municipio de Ricaurte, Nariño.

El día 18 de enero de 2002, mientras se desplazaba en compañía de otros


docentes con el fin de asistir a las Olimpiadas Municipales Inter-Docentes por
la carretera que de Túquerres conduce a Tumaco (Nariño), el vehículo en el
que se desplazaba fue detenido por hombres pertenecientes a las Autodefensas
Unidas de Colombia1.

Luego de solicitarle al grupo de docentes que informaran hacia dónde se


dirigían y que se identificaran –relata el demandante -, los uniformados
ordenaron a los educadores que continuaran con su camino, señalando que el
señor Martínez se quedaría retenido por encontrarse su nombre incluido en
una lista que traían con ellos.

Una vez solo con aquellos hombres, el demandante afirma haber sido obligado
a abordar una camioneta. Maniatado e interrogado acerca de sus actividades,
cuenta que los mismos le quitaron la cédula y la libreta militar y que le
pidieron que les diera su numero telefónico para poder localizarlo en cualquier
momento y poder requerir que se presentara cuando así lo quisieran.

Luego de transcurridas varias horas -narra-, fue dejado en libertad en algún


lugar próximo al municipio de Túquerres, desde donde pudo volver al
municipio de Ricaurte.

Agrega que ante los hechos narrados, presentó denuncia ante el Personero de
Ricaurte e informó de la situación al sindicato de docentes del departamento,
SIMANA. Éste solicitó por escrito al alcalde del municipio que tomara
medidas de protección para salvaguardar la vida del señor Martínez y que le
concediera una licencia remunerada. Al comunicado- dice- respondió el
alcalde aduciendo que lo único que podía hacer era trasladar al educador al
casco urbano de la población; oferta que éste no aceptó porque no quería verse
separado de su familia.

Luego de haber tomado esta decisión –prosigue- empezó a notar que carros y
gente lo seguían, lo que lo condujo a solicitar una licencia no remunerada por
seis (6) meses con el objeto de intentar que la situación de persecución de la
que se creía víctima llegara a un fin.

Concedida la licencia salió del departamento de Nariño, pero decidió volver


antes de que ésta se cumpliera. Se ocultó en una finca llamada San Antonio,
perteneciente al Resguardo Indígena de Las Vegas, Chagui Chaguza, la cual se
encuentra cercana a su lugar de trabajo. Fue entonces cuando resolvió que,
ante el aumento de presencia de grupos violentos en el municipio, resultaba
necesario que su familia se trasladara. Emigraron al caso urbano de Ricaurte,
primero, y luego, junto con él, llegaron al municipio de La Florida.

Cuenta que fue allí donde empezó a recibir amenazadoras llamadas telefónicas
anónimas y, finalmente, una orden para él y su familia de que abandonaran la
región en 24 horas, so pena de ser asesinados. Señala que ese fue el comienzo
de una larga peregrinación por el departamento, que concluyó cuando llegaron
al municipio de Pasto.

Así mismo –narra -, el 27 de mayo de 2003, integrantes de las AUC llegaron


al corregimiento de Ospina Pérez, entraron a la casa de sus padres -donde se
1
Indica que esto ocurrió en un lugar llamado La Chapira, en el municipio de Mallama, Nariño.
encontraban su hermana, sus sobrinos y otro docente del municipio-, robaron
algunos objetos de valor, dañaron elementos de la vivienda y, confundiéndolo
con él, retuvieron y se llevaron al educador que se encontraba allí. Al darse
cuenta de su error, interrogaron a aquel acerca del lugar donde se podía
encontrar el señor Martínez y lo dejaron en libertad. Cuenta el demandante
que el cura párroco de la zona también fue interrogado por los mismos sujetos
acerca de su paradero.

De esta manera, y puestos en conocimiento de diversas autoridades los


anteriores hechos, el Comité Especial de Docentes Amenazados, mediante la
resolución No. 0155 de 31 de octubre de 2003, lo declaró docente amenazado
y solicitó su reubicación inmediata. En cumplimiento de ello la Secretaría de
Educación departamental ordenó, mediante decreto No. 1420 de 2003, su
trasladado a la Escuela Rural Mixta de la vereda Tandaud del municipio de
Córdoba, lugar que considera es una “zona roja” y en el que siente que su vida
aún corre peligro.

El señor Martínez afirma que, luego de su largo periplo por el departamento,


el único lugar donde su vida está asegurada frente al actuar de las AUC, es la
ciudad de San Juan de Pasto. Aduce que con la determinación tomada, la
Secretaría de Educación de su departamento lo expone a que continúe la
amenaza de aquellas en contra de su vida y la de su familia, violando de esta
manera sus derechos fundamentales.

2. Solicitud

El actor dentro del presente proceso de tutela exhorta a la autoridad judicial


para que proteja los derechos fundamentales violados por las autoridades
demandadas y que, en consecuencia, le ordene a éstas que dispongan su
inmediato traslado como docente a una entidad educativa en San Juan de
Pasto.

3. Trámite de instancia.

3.1 Mediante auto de veintitrés (23) de marzo de 2004, el Juzgado Primero de


Ejecución de Penas y Medidas de Seguridad de San Juan de Pasto avoca
conocimiento de la presente acción de tutela, decreta la práctica de algunas
pruebas, y dispone correr traslado al Gobernador del Departamento de Nariño
y al Secretario de Educación Departamental por el término de tres (3) días. De
igual manera, resuelve vincular en calidad de demandados al señor Alcalde
Municipal de Pasto y a su Secretario Municipal de Cultura2.

3.2 Surtido el trámite descrito, el Secretario de Educación del Departamento


de Nariño solicitó al juez negar la tutela solicitada por el señor Martínez
Moriano.

Como sustento de su solicitud, la autoridad demandada adujo que el


demandante tan sólo contaba con el título de bachiller pedagógico, por lo que,

2
Folios 67-68
dado su perfil, resultaba difícil una vacante que se adecuara a su nivel de
capacitación.

En este sentido, señala el demandado, resulta imposible acceder a la petición


del señor Martínez en el sentido de ser trasladado a la ciudad de Pasto, pues en
dicho municipio no existen vacantes. Alega que la misma situación se da en
los municipios aledaños a Pasto, donde tampoco hay necesidad de servicio.

Agrega que el lugar donde fue reubicado el demandante, dista dos horas de la
capital del departamento y se encuentra a tres (3) kilómetros de la cabecera
municipal de Córdoba. Señala que, según informaciones obtenidas, en el lugar
hace presencia la fuerza pública y no hay problemas de orden público.

Por último manifiesta que es potestad de la administración departamental,


definir los aspectos relativos al traslado de docentes; y que en ello debe tener
en cuenta no sólo las circunstancias personales de éstos, sino también las
necesidades de servicio. Ello con el fin de garantizar la salvaguarda de un
derecho de tal importancia como lo es la educación.

3.3. De igual manera, el Secretario de Cultura del Municipio de Pasto, dando


respuesta a la solicitud por la vinculación que hiciera el juez de conocimiento,
solicitó a éste que negara el amparo deprecado por el demandante.

Como fundamento para su petición, el citado adujo que el municipio de Pasto


cuenta con autonomía administrativa y financiera para el manejo del sector
educativo. Como consecuencia de lo anterior, afirma, existe una diferencia de
competencias entre el departamento y el municipio, razón por la cual el
primero no puede, de forma autónoma, decretar traslado de docentes al
segundo.

Así pues, concluye, el departamento puede ordenar que los docentes


amenazados sean trasladados a cualquier municipio del departamento, con la
salvedad de su capital, Pasto. En relación con ello señala que, en el caso
concreto, el departamento puede disponer que el señor Martínez Moriano sea
reubicado en cualquiera de los otros 62 municipios de Nariño, seleccionando
aquel en el que el educador cuente con mejores condiciones de seguridad.

Agrega que, en el momento, la ciudad de San Juan de Pasto no cuenta con


cupos disponibles para nuevos docentes. En este sentido informa, que ante la
eventualidad de que se impartiera la orden de trasladar al demandante a Pasto,
la administración de dicho municipio se vería en graves problemas por no
contar con presupuesto para la incorporación de nuevos educadores a sus
planteles.

4. Pruebas relevantes que obran en el expediente.

Aportadas por el demandante:

- Copia de Resolución No. 155, de 31 de octubre de 2003, expedida por la


Secretaría de Educación de la Gobernación de Nariño, a través del Comité
Especial de Amenazados, por medio de la cual se declara al señor Javier
Alejandro Martínez Moriano, docente amenazado (Folio 13)
- Copia de certificación suscrita por la Gobernadora del Resguardo Indígena
Chagui Chimbuza, en la que consta que el señor Martínez Moriano se
desempeña como docente en el municipio de Ricaurte-Nariño (Folio 14)
- Comunicaciones del señor Javier Alejandro Martínez Moriano dirigidas a la
Defensoría del Pueblo, Fiscalía General de la Nación, Juzgados, Procuraduría ,
Secretaría de Educación del Departamento de Nariño, en las que da cuenta de
las amenazas recibidas por las AUC (Folios 34-51)

Aportadas por la Secretaría de Educación de Nariño

- Copia del Decreto 1420 de 31 de diciembre de 2003, por medio del cual el
Gobernador de Nariño decreta el traslado del señor Martínez Moriano al
municipio de Córdoba, Nariño (Folio 89)
- Constancia del Equipo Técnico de Reorganización Educativa Departamental
en la que indica que no existen problemas de orden público en el municipio de
Córdoba-Nariño (Folio 91)

Decretadas y practicadas durante el trámite de la primera instancia:

- Declaración rendida por el señor Javier Alejandro Martínez Moriano(Folios


63-65)
- Declaración rendida por la señora María Genith Ortiz Marín, compañera
permanente del señor Javier Alejandro Martínez Moriano. (Folios 75-76)
- Declaración rendida por el señor Herlen Jaime Palma Arizala, docente en el
municipio de Ricaurte (Folios 77-78)
- Declaración rendida por la señora Mirtha del Socorro Ibarra Pepinosa,
Inspectora de Policía Municipal del la vereda Pastor Ospina del municipio de
Ricaurte (Folios 79-80)
- Declaración rendida por el señor Luis Faber Rosero Arteaga, docente en el
municipio de Ricaurte (Folios 81-82)

- Oficio por medio del cual el Comandante de la Estación de Policía de


Córdoba informa sobre la situación de orden público en ese municipio (Folio
99)
- Oficio por medio del cual el Alcalde de Córdoba informa sobre la situación
de orden público en ese municipio (Folio 100)

Decretadas y practicadas por esta Corte:

- Oficio por medio del cual el Asesor de Paz del Departamento de Nariño
informa sobre la situación de orden público en el municipio de Córdoba
(Cuaderno 2º Folio 33)
- Oficio por medio del cual Comandante de Policía del Departamento de
Nariño informa sobre la situación de orden público en el municipio de
Córdoba (Cuaderno 2º Folios 34-39)
- Oficio por medio del cual el Coordinador de Inteligencia de la Seccional de
Nariño del DAS informa sobre la situación de orden público en el municipio
de Córdoba (Cuaderno 2º Folio 51)
- Oficio por medio del cual el Defensor del Pueblo, Regional Nariño, informa
sobre la situación de orden público en el municipio de Córdoba (Cuaderno 2º
Folio 53)

II. LAS SENTENCIAS QUE SE REVISAN

1. Sentencia de primera instancia

Mediante sentencia de 5 de abril de 2004, el Juzgado Primero de Ejecución de


Penas y Medidas de Seguridad de San Juan de Pasto resolvió declarar
improcedente la demanda de tutela interpuesta por el demandante Javier
Alejandro Martínez Moriano.

A tal decisión llegó al encontrar suficientes y satisfactorios los informes


solicitados y allegados al proceso por parte del Comandante de la Policía
Nacional en Córdoba-Nariño y el Alcalde Municipal del mismo Municipio.

Ambas comunicaciones, evaluó el juez, dan cuenta de un clima de


tranquilidad en la zona a la cual fue trasladado el actor y, de ello infiere, no
existe riesgo alguno para su vida; menos uno atribuible a la autoridad
demandada que tomó la decisión de trasladarlo allí.

Frente a las muchas pruebas decretadas y practicadas durante el trámite de la


tutela, así se expresa el funcionario judicial:

“… Basados en los medios de prueba que se han aportado en esta


oportunidad, no puede desconocerse que los hechos puestos a
consideración por parte del accionante sean el fruto o producto de
su imaginación, o de un temor vago o infundado, pues se trata de
amenazas serias contra su vida y su integridad personal, pero, así
mismo, debe reconocerse que la Gobernación del departamento de
Nariño, tratando de protegerle tales derechos fundamentales,
dispuso su traslado tanto por motivos de amenaza como por
necesidad del servicio a la vereda TANDAUD del municipio de
Córdoba- Nariño, lugar donde según el oficio de fecha 2 de abril de
ese año, remitido por el señor Alcalde Municipal de esa localidad,
no existen grupos al margen de la Ley (guerrilleros o de
autodefensa), sección que ofrece paz y tranquilidad entre sus
moradores y quienes los visitan, región compuesta en 95% por
personas dedicadas al agro, distando de la cabecera municipal
aproximada tres (3) kilómetros con buena vía carreteable,
haciéndose el recorrido en automotor en un tiempo de diez minutos,
existiendo en ése sitio vigilancia de la Policía Nacional y el
Ejército Colombiano, estando en cercanías de la citada sección, o
sea, a cinco (5) minutos de la Escuela, instalada una base militar
de soldados campesinos quienes garantizan el orden público en esa
área y en general del municipio. De igual manera se refiere el
Comandante de la Estación de Policía de esa jurisdicción, quien al
unísono informa que desde hace cuatro (4) años hasta el momento
se respira tranquilidad en esta región, que en la vereda
anteriormente nombrada no tienen conocimiento de la existencia de
grupos al margen de la Ley donde hay vigilancia permanente y; que
aproximadamente a cinco (5) minutos de la escuela se encuentra la
Base del Ejército Nacional donde además vigilan los soldados
campesinos, estando también el servicio que presta la Policía
Nacional en esa Jurisdicción. Lo anterior resulta refrendado por la
constancia que expidiera MG Manuel Antonio Reina Dávila del
equipo técnico de reorganización educativa departamental de la
secretaría de educación y cultura del departamento. Quién hace
constar que consultadas las autoridades educativas del municipio
de Córdoba, representada (sic.) por el señor director del núcleo,
señor Felipe Betancorutrh (sic.) y por supervisión personal, se sabe
que en el momento en la vereda TANDAUD no existe (sic)
problemas de orden público, cuya escuela dista a (sic) tres (3)
kilómetros de la cabecera municipal donde existe presencia de
fuerza pública (Policía)…”

2. Impugnación

Inconforme con la decisión tomada por el Juzgado Primero de Penas y


Medidas de Seguridad de San Juan de Pasto, el demandante impugna de
decisión.

En su impugnación, el señor Martínez Moriano aduce que en aquel lugar del


departamento donde fue amenazado hay más presencia de la fuerza pública
que en el municipio de Córdoba, lo que no fue impedimento para que se
pusiera en riesgo su existencia y la de su familia..

Además, con el objeto de indicar que el lugar al que fue trasladado no ofrece
condiciones para la protección de su vida, manifiesta que, al haber sido
amenazado por su supuesta colaboración con grupos guerrilleros, la presencia
de agentes de la fuerza pública –cuyos nexos con las autodefensas son por
todos conocidos, alega- no hace nada diferente que perpetuar su estado de
peligro.

3. Sentencia de segunda instancia.

En fallo proferido el 17 de mayo de 2004, la Sala de Decisión Penal del


Tribunal Superior del Distrito Judicial de San Juan de Pasto confirmó la
sentencia proferida por el a quo.

En su sentencia, la Sala de Decisión reiteró los argumentos del Juez de


primera instancia.

III. CONSIDERACIONES Y FUNDAMENTOS DE LA CORTE.


1. Competencia

Esta Corte es competente para revisar el fallo de tutela dictado en la acción


iniciada por el señor Javier Alejandro Martínez Moriano contra el Gobernador
de Nariño y el Secretario de Educación del mismo departamento, con citación
oficiosa del Alcalde municipal de San Juan de Pasto y el Secretario de Cultura
de dicho municipio, de conformidad con lo previsto en los artículos 86 y 241-
9 de la Constitución Política, los artículos 31 a 36 del Decreto 2591 de 1991 y
por lo dispuesto en Auto de la Sala de Selección Número Seis de junio 17 de
2004.

2. Reanudación del término suspendido.

En auto fechado el once (11) de agosto de 2004, considerando que en la acción


de tutela iniciada por Javier Alejandro Martínez Moriano contra el Gobernador
de Nariño y el Secretario de Educación del mismo departamento, con citación
oficiosa de el Alcalde municipal de San Juan de Pasto y el Secretario de
Cultura de dicho municipio, se requerían unas pruebas, la Sala Primera de
Revisión de Tutelas de la Corte Constitucional, en uso de sus facultades
constitucionales y legales y mientras se surtía el trámite probatorio y se
evaluaban los informes ordenados, suspendió el término para fallar el presente
proceso.

En consecuencia, en la parte resolutiva de la presente sentencia, la Sala


reanudará el término allí suspendido.

3. Problema Jurídico.

En el presente caso esta Sala debe establecer si se han vulnerado los derechos
fundamentales a la vida e integridad personal del señor Javier Alejandro
Martínez Moriano, teniendo en cuenta que la gobernación de Nariño, por
intermedio de la Secretaría Departamental de Educación, luego de declararlo
docente amenazado, ordenó su traslado al municipio de Córdoba, lugar en el
que el actor considera que subsiste un riesgo para su vida y la de su familia, y
no al municipio de Pasto, de las preferencias del demandante y del que afirma
ser el único lugar seguro para ellas.

Para dar respuesta al problema jurídico, la Sala efectuará una exposición de


los diversos niveles de riesgo que, de acuerdo con las particularidades de la
amenaza y las cargas que deben soportar las diversas personas, se encuentran
relacionados con la violación o amenaza de los derechos fundamentales a la
vida y a la integridad personal. Acto seguido examinará el caso concreto.

4. El derecho a la vida y a la integridad personal. Niveles de riesgo.

4.1 Colombia es uno de los países en donde se registran altos índices de


secuestros, desapariciones forzadas y homicidios. Esta posición se debe al
régimen de terror implantado por los diversos grupos al margen de la ley que
operan en las diferentes zonas del territorio nacional. Tal situación ha
ocasionado que muchos colombianos abandonen sus domicilios o sus lugares
de residencia, en busca de protección, así como innumerables situaciones en
las que la vida y la seguridad de los ciudadanos se ven amenazados o
vulnerados por los actores del conflicto armado.

4.2 Lo descrito ofrece retos de especial complejidad relacionados con la forma


en la que el Estado, bien sea a través del Gobierno, de la Rama Legislativa o
de sus jueces, debe proteger los derechos fundamentales de las personas. Una
situación de guerra interna, un conflicto armado generalizado, en principio –
podría pensarse- estaría asociado con una violación universal del estatuto del
individuo y de las garantías constitucionales de que éste goza. Sin embargo, es
necesario señalar que el conflicto que atraviesa el país presenta diversos
grados de intensidad que varían de acuerdo con factores tan complejos como
el territorial, el poblacional, las riquezas existentes en determinadas zonas, la
tradición de los pobladores en cuanto a sus relaciones con las autoridades del
Estado y los diversos agentes del conflicto, etc. Así pues, los retos derivados
de la protección estatal a las personas, ganan la complejidad que se deriva de
las mismas situaciones de riesgo particulares a las que se ven sometidos un
grupo de individuos o personas específicas.

4.3 De igual manera, ha de tenerse en cuenta cuál el papel que una persona en
riesgo desempeña dentro de la sociedad. Ello con el objeto de establecer si a
determinado individuo se le puede exigir que soporte una determinada carga
de riesgo al que se encuentra expuesto. Tal y como ha manifestado esta Corte,
de acuerdo con el deber de solidaridad establecido en el numeral 2º del art. 95
de la Carta Política, los ciudadanos deben asumir las cargas públicas
inherentes a la convivencia en sociedad y a la prestación de los servicios
públicos; siendo cierto lo anterior tanto para los que se benefician de dichos
servicios,3 como para las personas encargadas de su prestación. Acerca de las
cargas que deben asumir los servidores públicos, ha sido establecido por la
jurisprudencia constitucional que para poder desarrollar las diferentes
actividades estatales se requiere que soporten un mayor nivel de cargas. Ello,
por cuanto no puede generalizarse que debido a los riesgos inherentes que
contra la vida y la integridad física existen en determinados lugares, la
prestación de los servicios públicos se vea interrumpida. La carga a soportar
es aún mayor tratándose de funcionarios cuya función es la instrucción de
procesos penales; de los agentes de seguridad o incluso, de los miembros de
las Fuerza Pública.4

Cuando una persona se encuentra en peligro y considera amenazados


derechos fundamentales como la vida y la integridad personal, es necesario
que el Estado dirija su accionar a evitar que se materialice el daño en concreto,
y dicho accionar sólo podrá estar precedido por una comprensión particular de
los diversos factores de riesgo que rodean a la persona. 5y las cargas que, en
solidaridad, está llamada a soportar.
3
Es el caso de los vecinos a las estaciones de policía. La Corte ha señalado su deber de asumir el riesgo
generado por la presencia de la estación en la zona. Ver T-1206 de 2001 (M.P. Rodrigo Escobar Gil).
4
Sentencia T-1026/02 (M.P.: Rodrigo Escobar Gil)
5
Es decir, que la autoridad, en especial la administrativa o la judicial, no podrá establecer el alcance de la
amenaza basando sus consideraciones en argumentos como la situación general de determinado grupo de
personas, o el riesgo genérico a las que se ven expuestas en su actividad. A mayor grado de concreción en la
determinación de los factores que rodean a la persona, mayor la efectividad de la protección que podrá ofrecer
se
4.4 En relación con la problemática, recientemente la jurisprudencia de esta
Corte ha señalado herramientas conceptuales para identificar el nivel de riesgo
al que se encuentra expuesto el sujeto y según ello tomar las medidas que
resulten necesarias, de acuerdo con la siguiente clasificación6:

4.4.1 Nivel de riesgo mínimo. En este nivel se encuentran todas las


personas, por el solo hecho de nacer. El riesgo al que se enfrenta es a la
muerte y a las enfermedades7.

4.4.2 Nivel de riesgo ordinario. Se trata de todos aquellos riesgos


causados por el hecho de vivir en sociedad. La amenaza no es causada por
factores individuales, como en el nivel anterior, sino que se produce por
factores externos, tales como la acción del Estado y la convivencia con
otras personas. La población que se encuentra en este nivel de riesgo no
puede solicitar medidas especiales de protección, por cuanto el Estado,
dentro de su finalidad, debe establecer medidas ordinarias y generales
encaminadas a proteger a los asociados en relación con este tipo de riesgo.
Lo derechos fundamentales que puedan verse amenazados se protegen de
la manera indicada.

4.4.3 Nivel de riesgo extraordinario. Cuando la persona se encuentra en


este nivel de riesgo, es necesario que el Estado adopte medidas especiales
y particulares para evitar que se vulneren los derechos fundamentales
amenazados. El riesgo extraordinario, según la Jurisprudencia de la Corte
Constitucional, debe presentar las siguientes características:

(i) debe ser específico e individualizable, es decir, no


debe tratarse de un riesgo genérico.

(ii) debe ser concreto, es decir, estar basado en acciones


o hechos particulares y manifiestos, y no en
suposiciones abstractas.

(iii) debe ser presente, esto es, no remoto ni eventual.

(iv) debe ser importante, es decir, que amenace con


lesionar bienes o intereses jurídicos valiosos para el
sujeto, por lo cual no puede tratarse de un riesgo menor.

(v) debe ser un riesgo serio, de materialización probable


por las circunstancias del caso, por lo cual no puede ser
improbable.

(vi) debe tratarse de un riesgo claro y discernible, no de


una contingencia o peligro difuso.
6
Ver, en este sentido, la Sentencia T-719 de 2003 (M.P.: Manuel José Cepeda Espinosa)
7
Quizá el mejor ejemplo de este nivel de riesgo lo ofrezca la novela Robinson Crusoe del escritor británico
Daniel Defoe . El protagonista de la aventura, confinado a una isla solitaria, está expuesto a un riesgo mínimo,
antes de la aparición del personaje llamado Viernes. Con la entrada en escena de éste, el riesgo ya puede ser
calificado como ordinario.
(vii) debe ser un riesgo excepcional, en la medida en que
no es uno que deba ser soportado por la generalidad de
los individuos.

(viii) debe ser desproporcionado, frente a los beneficios


que deriva la persona de la situación por la cual se
genera el riesgo8.

Cuando confluyen las características anteriores, la persona se encuentra


frente a un riesgo extraordinario, que no tiene el deber jurídico de soportar,
por lo cual puede invocar una protección especial por parte del Estado.
Las medidas deben estar encaminadas a garantizar los derechos
fundamentales amenazados en este evento, la vida y la integridad personal.

4.4.4 Nivel de riesgo extremo. Este es el nivel de riesgo más alto. En esta
categoría también se ponen en peligro derechos fundamentales como la vida y
la integridad personal. Para que el individuo pueda obtener una protección
especial por parte del Estado en este nivel, el riesgo debe reunir las
características indicadas en relación con el nivel anterior y, además, debe ser
grave e inminente. Es grave aquel riesgo que amenaza un bien jurídico de
mucha entidad o importancia. La inminencia se predica de aquello que o está
para suceder prontamente. Así, el riesgo extremo es aquel del que se puede
decir que en cualquier instante puede dejar de ser una amenaza y
materializarse en una vulneración de los derechos a la vida o a la integridad
personal, que son evidentemente primordiales para el ser humano.

5. Estudio del Caso Concreto.

5.1 En el presente caso, el señor Javier Alejandro Martínez Moriano solicita el


amparo de diversos derechos fundamentales que considera violados por el
Gobernador de Nariño y el Secretario de Educación del mismo departamento.
El Comité Especial de Docentes Amenazados lo declaró docente amenazado
como consecuencia de diversas amenazas que recibió por parte de las AUC en
los municipios de Ricaurte y La Florida de dicho departamento, por lo cual las
citadas autoridades decretaron su traslado a una escuela ubicada en la zona
rural del municipio de Córdoba, lugar éste donde el actor cree que la amenaza
en contra de su vida persiste. Es por ello que acude al mecanismo de la tutela
con el objeto de que sean amparados sus derechos y se ordene a las
autoridades demandadas que ordenen su traslado a la ciudad de Pasto, único
lugar en el que, a su entender, se encontraría seguro. El demandante no ha
comenzado a ejercer su cargo en el municipio de Córdoba y permanece, a la
espera de una solución, en aquella ciudad.

5.2 Ahora bien, con el fin de establecer claridad frente a los hechos que son
objeto del presente proceso y para hacer buen uso del material probatorio que
obra en el expediente, esta Sala desea hacer algunas precisiones en relación
con la situación de orden público en los diversos municipios del departamento
de Nariño que sirven de marco para el problema que aborda.
8
Sentencia T- 719-03 (M.P.: Manuel José Cepeda Espinosa)
Así las cosas, lo primero que debe señalar esta Sala es que Nariño es uno de
aquellos departamentos que con mayor rigor se han visto afectados
recientemente por el conflicto interno que vive el país. De acuerdo con el
informe Los derechos humanos en el Departamento del Nariño9, elaborado
por el Programa Presidencial de Derechos Humanos y Derecho Internacional
Humanitario:

“ El estado actual del conflicto armado en Nariño es


totalmente diferente al que se vivió a comienzos de la
década de los noventa. Antes de 1999 las guerrillas
habían destinado este territorio a fines de descanso y
sanidad principalmente. A partir de 1999 se observa un
incremento y cambio en los métodos de guerra por parte
de los grupos irregulares. Esto obedece a que el
departamento de Nariño se ha convertido en un territorio
de suma importancia geoestratégica de dominio como
ventaja hacia el enemigo y fortalecimiento…”10

De acuerdo con el citado informe, las FARC operan con dos bloques: el
Suroccidental (frentes 29 y 8), el cual hace presencia fundamentalmente en el
noroccidente y en la región Pacífica del departamento, dentro de la cual se
encuentran comprendidos los municipios Mallama, Tumaco y Ricaurte. Por
otro lado, el bloque Sur (frentes 2 “Mariscal Sucre, ”y 13), el cual ha tenido
influencia en el área rural de Pasto y La Cocha, en los municipios de La
Unión, Buesaco, San Pablo ,la Cruz y Córdoba. Además, esporádicamente el
frente 32 opera en los municipios de Puerres y Potosí y el frente 48 hace
presencia desde la región del Macizo Colombiano hasta Ipiales, incluyendo al
municipio de Pasto en su área rural (El Encanto, Río Bobo). Estos dos últimos
frentes se desplazan desde el departamento del Putumayo.

Señala el informe que igualmente hacen presencia otros movimientos


insurgentes como el ELN con su frente Comuneros del Sur, desarrollando sus
actividades político-militares en el pie de monte occidental de la Cordillera de
los Andes, principalmente en los municipios de Linares, Samaniego, Ricaurte,
Piedrancha, Mallama y en la vía al mar que comunica con el puerto de
Tumaco. Su accionar se ha limitado a ejercer presión sobre los funcionarios de
las administraciones municipales, en un intento por consolidar “poder local”
para facilitar el logro de sus objetivos

En el norte del departamento hacen presencia las autodefensas con el frente


Libertadores del Sur, cuya estrategia ha sido la de generar presiones sobre las
comunidades en donde actúa, las cuales se centran en los municipios de
9
Ver en http://www.derechoshumanos.gov.co/modules.php?name=informacion&file=article&sid=160
10
Al respecto cabe anotar que Nariño es una zona fronteriza con el Ecuador, que tiene salida al mar, con
grandes extensiones de selvas y montañas escarpadas, con entrada a la Bota Caucana y al Macizo
Colombiano, además de contar con accesos directos hacia el alto y bajo Putumayo, todo lo convierte en un
área sumamente importante para el tráfico de armas, de drogas y el control militar dentro de una perspectiva
estratégica de guerra.
Rosario, Leiva, Taminango y Policarpa, enfocándose en el control de la vía
Panamericana y el área de cultivos ilícitos en la zona de Tumaco. Su accionar
se ha limitado a ejercer presión sobre los funcionarios de las administraciones
municipales, en un intento por consolidar “poder local” para facilitar el logro
de sus objetivos. En la región Pacífica las autodefensas hacen presencia desde
Tumaco, para poseer el control del puerto, hasta El Diviso, jurisdicción del
municipio de Ricaurte, lugar de asentamiento del pueblo indígena Awa, de tal
manera que aquel grupo pretende el control, además de la vía que comunica
con el puerto, de la que comunica con el interior del departamento y la
República de Ecuador. Adicionalmente dicho grupo pretende el control del río
Patía hacia el Pacífico actuando en Barbacoas, Roberto Payán y Francisco
Pizarro. Este corredor permite la comunicación entre los municipios del delta
del río Patía, El Rosario, Policarpa y la costa a través de Barbacoas, Roberto
Payán y Tumaco. Por esta vía es posible el tráfico de narcóticos, la
movilización de tropas, armas y avituallamiento.

Por las condiciones antes mencionadas, el incremento de los cultivos ilícitos e


importancia geoestratégica, el departamento de Nariño se ha convertido en un
área de disputa territorial entre guerrilla y autodefensa para incrementar su
poder militar y económico.11

5.3 Se observa con claridad, partiendo de lo anterior, que el municipio de


Ricaurte, lugar en el que desempeñaba su actividad docente el demandante
dentro de la presente acción de tutela, se encuentra en el interior de la
mentada área de disputa territorial entre los grupos guerrilleros y los de
autodefensa. En la región no sólo hacen presencia las FARC y el ELN, sino
que los miembros de las autodefensas han desarrollado acciones para
incrementar su “poder local” dentro de la zona.

Las pruebas recaudadas durante el trámite de la primera instancia de este


proceso dan cuenta de la forma como el señor Martínez Moriano sufrió las
consecuencias de la “disputa territorial”, encontrando la Sala que el riesgo al
que se veía expuesto era de carácter extremo.

Lo primero que se observa es que la amenaza en su contra generaba un riesgo


específico e individualizable. No estaba dirigido a la generalidad de los
pobladores o incluso de los docentes del municipio, sino que, de forma
concreta, señalaban al docente Martínez Moriano. Ello se observa con
claridad en las declaraciones que los diferentes testigos dentro del trámite de
la acción de tutela hicieron en relación con los hechos ocurridos, tanto en el
municipio de Mallama (que se encuadra también dentro de la zona de diputa
territorial), como en Ricaurte, donde –dan cuenta de ello- sujetos que se
identificaban como pertenecientes a las AUC buscaban por nombre propio a
Martínez Moriano12.

De igual manera, el riesgo al que se veía sujeto el actor, considera la Sala,


puede ser calificado de presente, importante, serio, claro y discernible. La
11
Ver, Los derechos humanos en el Departamento del Nariño; Programa Presidencial de Derechos Humanos y
Derecho Internacional Humanitario, Vicepresidencia de la República. Pág. 4-7.
12
Ver Folios 63-65 y 75-82
amenaza que se hizo en su contra, se manifiesta a través de varios hechos que
comprenden llamadas intimidatorias que, según su decir y el de su esposa,
recibieron en La Florida, lo mismo que una retención ilegal que sufrió en
propia persona y la irrupción violenta de un grupo de las AUC en la casa de
sus padres, en la cual un compañero suyo fue retenido por miembros de
aquellas al haber sido confundido con él. Así pues, el riesgo no podía ser
calificado bajo ninguna circunstancia como remoto y eventual, y una
vulneración a sus derechos fundamentales era de materialización altamente
probable y no se derivaba de una situación general o de una mera
contingencia.

Además se trataba de una situación que generaba un peligro para el actor que,
pese a su condición de funcionario público y tener a cargo la garantía de un
derecho de tanta entidad como el de la educación, no estaba en el deber de
soportar. Como en este sentido se explicó en las consideraciones generales de
esta sentencia, las personas deben asumir las cargas públicas inherentes a la
convivencia en sociedad y a la prestación de los servicios públicos. En este
sentido ha sido establecido por la jurisprudencia constitucional que para poder
desarrollar las diferentes actividades estatales se requiere que los funcionarios
públicos, como el actor, soporten un mayor nivel de cargas, por cuanto no
puede generalizarse que debido a los riesgos inherentes que contra la vida y la
integridad física existen en determinados lugares, la prestación de los
servicios públicos se vea interrumpida.

En el caso que nos ocupa, la amenaza en contra del señor Martínez Moriano
excedía con creces lo que está llamado a soportar como docente, ya que se
encontraba enfrentado a una situación de persecución particular cuyas
dimensiones desbordaban el riesgo que se deriva de la actividad docente.
Además, la situación de riesgo era a todas luces desproporcionada en relación
con los beneficios que el actor derivaba de la actividad docente. Baste aquí
indicar que la situación planteada significó para el demandante tener que
trasladar a su familia, vivir en el ocultamiento, dejar de impartir clases a sus
alumnos y pedir una licencia no remunerada por seis (6) meses13.

Por último, cabe resaltar que la situación descrita constituía una amenaza a los
derechos a la vida e integridad personal del actor y que ésta era grave e
inminente.

5.4 Ahora bien, la situación de riesgo extremo que vivía el demandante y que
amenazaba sus derechos fundamentales a la vida y a la integridad personal,
originó la declaratoria de docente amenazado por parte de un Comité
constituido para tal efecto, y que acto seguido se ordenara, por parte de la
Secretaría de Educación departamental, el traslado del docente a la vereda
Tandaud en el municipio de Córdoba.

Ante una situación de amenaza del derecho fundamental a la vida, ha dicho


esta Corporación, cesa la discrecionalidad de los órganos que administran la
actividad docente, y las decisiones que tomen para proteger el derecho
amenazado deben ser de tal entidad, que –sin que importe la existencia de
13
Folio 66.
múltiples trabas administrativas- se garantice tal derecho 14. El artículo 86 de
nuestra Carta Política, al establecer la acción judicial de tutela de los derechos
fundamentales, sentó una amplia base para su protección. Ésta debe otorgarse
de acuerdo con la amenaza o vulneración de aquellos y, de manera general,
implica que la protección por parte de los diferentes órganos del Estado debe
plantearse en directa relación con su entidad y su naturaleza.

¿Cómo se extienden las consecuencias de lo dicho a este caso?. De acuerdo


con la teoría de los riesgos expuesta, pueden presentarse esencialmente dos
situaciones. La primera, que se relaciona con las situaciones de riesgo
ordinario, es aquella en la que el peligro, por su entidad, se conjura a través de
medidas ordinarias y generales y, por tanto, excluye la posibilidad de que se
busque ponerle fin a través de un acto administrativo de carácter particular o
de una sentencia judicial. La segunda, que se presenta en circunstancias de
riesgo extremo o extraordinario, significa la amenaza directa de los derechos
fundamentales a la vida y a la integridad personal, en diferentes grados, y
exige que se tomen medidas especiales y particulares

Ahora, si hay amenaza de los derechos descritos relacionada con el peligro


extremo, la adecuada protección de dichos derechos exige la más contundente
de las acciones. Es aquí donde trasladar a la persona en peligro, se entiende
como una medida adecuada para hacer cesar la amenaza del derecho. Se
intenta con dicha medida sustraer al individuo del riesgo excepcional, grave,
concreto, importante, serio, claro, grave e inminente en contra de su vida o de
su integridad personal al que se encuentra expuesto.

Así las cosas, teniendo en cuenta que lo que se busca es la cesación de la


amenaza de tales características, la medida que toma la Administración de
ordenar el traslado de un docente, no puede desembocar en una situación
diferente que la de devolver a éste a circunstancias en las que se encuentre
expuesto a un riesgo común. De esta manera, claramente persistirá la amenaza
del derecho a la vida o a la integridad personal si la decisión administrativa de
traslado pone al afectado en una situación de igual riesgo extremo, con lo que
no habrá cesación de la amenaza que se debe conjurar.

5.5 Bajo la óptica del anterior planteamiento debe obtenerse una solución para
el asunto que a consideración del juez constitucional presentó el señor
Martínez Moriano.

Entendiendo con claridad que existió una decisión por parte de la demandada
que pretendía sustraerlo de un riesgo extremo, la Sala debe entrar a analizar
el nuevo riesgo que pudiera existir en el municipio de Córdoba, con el fin de
determinar si se amenazan sus derechos a la vida y a la integridad personal.
Con base en dicho examen podrá la Corte establecer, primero, si procede el
amparo o no y, en caso de respuesta afirmativa, en relación con la naturaleza
del derecho amenazado, qué ordenes debe impartir.

5.6 Lo primero que desea señalar la Sala en relación con el estudio propuesto,
es que el municipio de Córdoba, de acuerdo con la información general que
14
Ver Sentencia T-258/01(M.P.: Eduardo Montealegre Lynett)
suministra el multicitado informe del Programa Presidencial de Derechos
Humanos y Derecho Internacional Humanitario, Vicepresidencia de la
República, se encuentra por fuera del área de disputa territorial entre guerrilla
y paramilitares, cuyo centro es la vía Túquerres-Tumaco.

En el trámite de la revisión del presente asunto de tutela, la Sala solicitó a


diversas autoridades con competencia en el departamento de Nariño que
rindieran informes relacionados, entre otros, con la situación en el municipio
de Córdoba de las personas amenazadas por las AUC.

En contra de lo aseverado por las autoridades de dicho municipio, cuyas


declaraciones sirvieron de fundamento para las decisiones que se revisan, los
informes rendidos por el Comando de Policía Departamental, la Seccional
del DAS, la Defensoría del Pueblo y el Asesor de Paz de Nariño, dan cuenta
de una situación de orden público que dista de ser una situación de
tranquilidad

¿Qué, en concreto, se puede extraer de dichos informes? En primer orden de


ideas, todos coinciden en afirmar que en la zona hacen presencia las FARC.
En concordancia con el informe del Programa Presidencial para los Derechos
Humanos, se afirma que allí opera el frente 2 de aquel grupo guerrillero, al
mando del señor Bladimir Ballén Garzón, alias Ovidio Matallana. Según el
Comandante de la Policía, tal comandante guerrillero cuenta con “un
dispositivo delincuencial de aproximadamente 40 insurgentes de la estructura
armada en referencia”15

Con el mismo grado de certeza se puede afirmar que en el municipio no se


han registrado, desde la toma guerrillera que sufrió el 11 de enero de 2000,
enfrentamientos entre unidades de la fuerza pública y grupos al margen de la
Ley. Coinciden en ello todas las entidades que rindieron informe.

Igual unanimidad presentan los informes en cuanto al fenómeno de


desplazamiento forzado en la región. En este sentido, el reporte dado por el
Coordinador de Inteligencia de la Seccional Nariño del DAS, citando el
reporte de municipios expulsores elaborado por la Red de Solidaridad Social,
señala que al quince (15) de agosto de 2004 habían salido del municipio por
motivo de desplazamiento 18 familias, que conformaban un grupo de 91
personas. La Policía Nacional integra a su respuesta una relación de la
situación de desplazamiento forzado en los últimos tres (3) años, que da
cuenta del aumento de este fenómeno en el municipio16.

En cambio, reviste dificultad establecer la realidad de la presencia de activos


de la fuerza pública en Córdoba. En grado de certeza se puede aseverar que el
comando de policía municipal cuenta con doce (12) unidades. En cuanto a la
presencia del ejército en la región, la información resulta contradictoria.
15
Cuaderno 2, Folio 43
16
Folio 44, Cuaderno 3, Desplazados en el municipio de Córdoba.
Mientras el Comandante de la Policía del municipio y el Alcalde afirman que
existe un batallón del ejército en la zona rural –de soldados campesinos,
según el segundo- el Asesor de Paz del departamento afirma que la presencia
del ejército se hace de forma esporádica con miembros del “Batallón
Boyacá”. Policía, DAS y Defensoría del Pueblo no dan datos acerca de este
elemento de análisis.

De especial atención en relación con el caso que estudia esta Sala, es la


información recibida en cuanto a la presencia de grupos de autofensas en el
citado municipio. La Policía y el Asesor de Paz departamental guardan
silencio acerca de este punto. El encargado de la Seccional Nariño del
Departamento Administrativo de Seguridad afirma que el municipio vive
“desplazamientos esporádicos de delincuentes del Bloque Libertadores del
Sur de las AUC”. La Defensoría del Pueblo, la cual rinde su informe con base
en el Sistema de Alertas Tempranas, afirma categóricamente que en Córdoba
operan no sólo las FARC sino también el ELN y las AUC. Agrega que las
condiciones de seguridad de la zona son sumamente delicadas y que el área
puede ser descrita como de alto riesgo.

5.7 Ahora bien, aun teniendo en consideración que, tal y como se señaló
arriba, el municipio de Córdoba no pertenece al área de disputa del “control
territorial” entre guerrilla y autodefensas, se debe indicar que estos últimos
operan en la zona sur-oriental del departamento, cuyo límite oriental se puede
establecer en proximidades del municipio de Cuaspud (Carlosama) 17. Este
municipio, tomando la vía a través de Ipiales, dista aproximadamente treinta
(30) kilómetros de Córdoba, camino que se estima en promedio de una (1)
hora18. Así las cosas, Córdoba constituye prácticamente una “zona de
frontera” entre una parte del grupo de autodefensas Libertadores del Sur y el
Frente 2 de las FARC. Esto explica, entonces, que debido a la cercanía de una
zona de acentuada presencia de autodefensas exista la posibilidad de que se
den incursiones por parte de éstos en la zona del municipio de Córdoba y, por
ende, las afirmaciones del Coordinador de Inteligencia del DAS, Seccional
Nariño, en el sentido de existir “desplazamientos esporádicos de delincuentes
del Bloque Libertadores del Sur de las AUC”19 hacia este último municipio.
De igual manera, que la Defensoría del Pueblo afirme que ellos “operan” 20 en
Córdoba.

5.8 Cabe preguntar, ¿cómo debe ser estudiada la información recopilada y


reseñada? Lo primero que ha de tenerse muy presente es que la amenaza que
originó el traslado del docente que demandó en sede de tutela provenía
claramente de las AUC. Esto se refleja en la solución del caso, en cuanto la
primera premisa clara que señalaría que con su traslado a Córdoba el nivel de
riesgo soportado por el actor sería el ordinario (en el que no hay necesidad de
medidas especiales), tendría que implicar necesariamente que se le sustrajo

17
Los derechos humanos en el Departamento del Nariño; Programa Presidencial de Derechos Humanos y
Derecho Internacional Humanitario, Vicepresidencia de la República. Gráfico, Pág.: 6.
18
Datos tomados de Atlas Judicial de Colombia; Consejo Superior de la Judicatura; IGAC; Bogotá: 1996.
Pág.:195
19
Folio 51, Cuaderno 2
20
Folio 53, Cuaderno 2
del accionar de dicho grupo, o que la posibilidad de una acción de las AUC en
el municipio fuera remota.

La Sala observa que, con base en las pruebas que obran en el expediente, la
acción de las AUC en el municipio no puede ser calificada como remota. A
pesar de que Córdoba no pueda ser calificado como un lugar de dominio de
dicho grupo, sí hay base para indicar que, dada su proximidad a un área
donde esta organización ilegal domina, resulta muy factible que uno o varios
miembros de dicha agrupación se desplacen hasta allí. Además la Sala
considera que de la información recibida de las diferentes entidades, aquella
proveniente de la Defensoría del Pueblo, por estar fundamentada en el
Sistema de Alertas Tempranas21, ofrece un mayor grado de confiabilidad en lo
referente a la realidad del conflicto en el municipio de Córdoba.

5.9 Ahora, partiendo de las consideraciones anteriores y, por ende, de la


premisa que señala que con la decisión tomada por la Secretaría de Educación
del Departamento no se sustrajo al señor Martínez Moriano del radio de
acción del grupo ilegal del que provenía el riesgo extremo al que se vio
expuesto en Ricaurte, la Sala debe señalar qué clase de riesgo acompaña al
actor en la nueva situación.

Frente a unas amenazas que, según afirma el demandante, lo “persiguieron”


por el departamento, la Sala sigue entendiendo que persiste el rasgo de ser
específico e individualizable el riesgo al que se ve expuesto. No puede ser
genérico, bajo ninguna óptica, pues cabe recordar que el nombre del señor
Martínez Moriano, según relatan él y los testigos de su retención en Mallama,
está incluido en una lista de las AUC.

El riesgo incorpora la característica de ser concreto. La Sala considera


importante señalar en este punto que no hay lugar a suposiciones abstractas de
riesgo cuando se han sufrido actos de violencia y persecución, aunque en otro
municipio, si en el nuevo municipio puede hacer presencia el mismo grupo
autor de la amenaza. Los mismos argumentos se aplican para comprender que
se trata de un riesgo real e inminente que no puede ser calificado de eventual
o remoto; que es un riesgo serio, de materialización probable; que es claro y
discernible, no es contingente ni difuso, lógicamente a partir del momento en
que el señor Martínez Moriano se hiciera presente en el municipio de
Córdoba.

Hay un aspecto que se debe resaltar en toda la situación. Se trata de la


importancia del riesgo, que sigue amenazando un bien jurídico de especial
importancia para el demandante, como lo es su vida misma. No es un riesgo
menor, sino que por el contrario se relaciona con aquel derecho, la vida, que
es condición para el ejercicio de los demás. Es por esto que el riesgo es
necesariamente excepcional, desproporcionado y grave.

21
Este es el mecanismo con el cual se pueden determinar las tendencias generales del conflicto interno, para
establecer los grados de riesgo para regiones y municipios y generar un sistema eficaz de comunicaciones
para poner en marcha de manera rápida un proceso de respuesta a las amenazas que sufren las comunidades.
Así, concluye la Sala, el señor Javier Alejandro Martínez Moriano fue
expuesto, con la decisión de la Secretaría Departamental de Educación, a una
situación de riesgo extremo que amenaza sus derechos fundamentales a la
vida y la integridad personal.

5.10 ¿Qué orden debe impartir esta Sala para conjurar la amenaza en contra
de dichos derechos fundamentales?

Considera esta Sala que la decisión que toma está condicionada por las
posibilidades mismas que ofrece el municipio de Córdoba para conjurar la
amenaza que vive el actor. Así, visto que la presencia de efectivos de la
Policía en el municipio es apenas de doce (12), y que no se ha podido llegar a
la certeza sobre cuál es la protección que el ejército ofrece en la zona, la Sala
descarta impartir orden alguna en el sentido de que se ofrezca al demandante
protección permanente en este municipio, previo estudio de seguridad.

¿Debe ordenarse entonces el traslado a otro municipio, diferente de San Juan


de Pasto, en el cual la Secretaría de Educación Departamental pueda disponer
de cupos para docentes? La Sala también está llamada a descartar esta
hipótesis. La presencia de grupos de autodefensa en varias zonas del
departamento de Nariño y sus pretensiones de expansión territorial conducen
a pensar que el nivel de riesgo extremo se perpetuaría como una situación
presente en otros municipios y que el actor se vería abocado a solicitar el
amparo de sus derechos una y otra vez, con la posibilidad alta de que las
amenazas de las AUC se hicieran efectivas.

Considera así la Sala que la única alternativa viable para proteger al actor, es
la que él mismo solicita y que, en consecuencia, deberá ordenarse su traslado a
una entidad educativa del municipio de Pasto. En este sentido, debe tenerse
en cuenta que, como lo señala el informe del Programa Presidencial para los
Derechos Humanos, es sabido que el grupo del que proviene la amenaza en
contra del actor, tiene presencia en la zona rural del municipio. Así, considera
la Sala, la posibilidad de “ser menos visible” que brinda una ciudad con una
población aproximada de 400.000 habitantes, y la mayor posibilidad de
protección en centros de concentración demográfica, son argumentos
suficientes para entender que el riesgo al que estará expuesto el actor será de
características comunes, exigible a todas las personas, y que no requerirá
medidas particulares y extraordinarias.

Para hacer efectiva la orden impartida, la Corte considera que aunque para los
efectos del campo educativo el municipio de San Juan de Pasto es de carácter
certificado, según el contenido de la Ley 715 de 2001, y en consecuencia
cuenta con autonomía frente al departamento de Nariño para definir quiénes
ocupan las plazas docentes de las que disponen, es necesario que entre el
Alcalde de dicho municipio y el Gobernador del departamento, dentro de los
diez (10) días hábiles siguientes a la notificación de la presente sentencia, se
haga uso del mecanismo de traslado definitivo que prevé el artículo 22 de la
misma Ley,22 reglamentado por el Decreto 3222 de 2003, en especial el
artículo 3º que trata de los traslados por razones de seguridad.23

La Sala Primera de Revisión de la Corte Constitucional, administrando justicia


en el nombre del Pueblo y por mandato de la Constitución,

RESUELVE

Primero. REANUDAR el término suspendido mediante auto de once (11) de


agosto de dos mil cuatro (2004)

22
Ley 715 de 2001. “ARTÍCULO 22. TRASLADOS. Cuando para la debida prestación del servicio educativo
se requiera el traslado de un docente o directivo docente, este se ejecutará discrecionalmente y por acto
debidamente motivado por la autoridad nominadora departamental, distrital o del municipio certificado
cuando se efectúe dentro de la misma entidad territorial
Cuando se trate de traslados entre departamentos, distritos o municipios certificados se requerirá, además
del acto administrativo debidamente motivado, un convenio interadministrativo entre las entidades
territoriales.
Las solicitudes de traslados y las permutas procederán estrictamente de acuerdo con las necesidades del
servicio y no podrán afectarse con ellos la composición de las plantas de personal de las entidades
territoriales.
El Gobierno Nacional reglamentará esta disposición”.

23
Decreto 3222 de 2003, ARTÍCULO 3o. TRASLADOS POR RAZONES DE SEGURIDAD. Cuando surja una
amenaza o un desplazamiento forzoso, debido a una situación de orden público que atente contra su vida o
integridad personal, el docente o directivo docente podrá presentar solicitud de traslado. A la solicitud,
adjuntará los soportes o pruebas con la indicación de las circunstancias en que fundamenta la petición, copia
de la comunicación enviada a la Procuraduría Regional y de la denuncia presentada ante la Fiscalía o, en su
defecto ante la autoridad judicial competente.  
La autoridad nominadora de la entidad territorial certificada determinará la reubicación transitoria o el
traslado definitivo con base en el informe del Comité Especial de Docentes Amenazados o Desplazados que
creará cada entidad territorial con el fin de conceptuar sobre la situación que afecta al docente, directivo
docente amenazado o desplazado, a más tardar dentro de los tres (3) días hábiles siguientes a la presentación
de la solicitud. Este comité estará conformado por el secretario de educación o quien haga sus veces, quien
lo presidirá, el procurador regional o su delegado, el jefe de la oficina de personal o quien haga sus veces y
un representante del sindicato que agrupe el mayor número de docentes de la entidad territorial. En las
entidades territoriales que no cuenten con organizaciones sindicales, participará un representante de los
docentes seleccionado para este efecto en una reunión general de los docentes. En ningún caso este comité
decidirá sobre el sitio de reubicación del solicitante o hará gestiones relacionadas con su traslado.  
La autoridad nominadora, como primer recurso, evaluará la posibilidad de trasladar al docente o directivo
docente amenazado o desplazado, dentro de su jurisdicción.  
Cuando por razones de seguridad, la autoridad nominadora considere necesario trasladar al docente o
directivo docente a otra entidad territorial, previo convenio interadministrativo, gestionará el traslado
preferiblemente a una entidad territorial de tipología similar, donde será incorporado a la planta de la
respectiva entidad territorial.  
Cuando no se logre un acuerdo para el traslado definitivo a otra entidad territorial, la entidad territorial
nominadora podrá reubicar transitoriamente hasta por un año al docente o directivo docente amenazado o
desplazado en otra entidad territorial, previo convenio interadministrativo, en el cual deberá explicitarse que
la entidad remisora continuará cancelando el salario y las prestaciones sociales de los docentes que se
encuentren ubicados transitoriamente fuera de su jurisdicción por razones de seguridad.  
Al final del período convenido, las dos entidades evaluarán las circunstancia en que se generó el convenio y
su desarrollo para decidir sobre el posible traslado definitivo a la entidad receptora, prórroga del convenio
hasta por un año más, el regreso a la entidad nominadora o su traslado a otra entidad territorial.  
PARÁGRAFO 1o. Las entidades territoriales que actualmente tienen docentes o directivos docentes que, por
razones de seguridad, están por fuera de la entidad en que están nombrados, deberán adelantar todas las
diligencias administrativas necesarias para definir su situación, a más tardar el 31 de diciembre de 2003.  
PARÁGRAFO 2o. Si efectuado el traslado, la autoridad nominadora constata con el apoyo de los organismos
estatales competentes, que las razones de la solicitud que originó el traslado son infundadas, tomará las
medidas administrativas, penales y disciplinarias pertinentes.  ”
Segundo.- REVOCAR el fallo proferido el 17 de mayo de 2004 por la Sala
de Decisión Penal del Tribunal Superior del Distrito Judicial de San Juan de
Pasto, por medio del cual se confirmó aquel que el 5 de marzo de 2004
profiriera en primera instancia el Juzgado Primero de Ejecución de Penas y
Medidas de Seguridad de la misma ciudad, negando el amparo solicitado por
el señor Javier Alejandro Martínez Moriano dentro de la acción de tutela que
éste inició contra el Gobernador de Nariño y el Secretario de Educación del
mismo Departamento, con citación oficiosa del Alcalde municipal de San Juan
de Pasto y el Secretario de Cultura de dicho municipio.

En su lugar, CONCEDER el amparo de los derechos a la vida y la integridad


personal del actor.

Tercero.- En consecuencia, ORDENAR al Gobernador de Nariño y al


Alcalde Municipal de San Juan de Pasto que:

i) En el término de diez (10) días hábiles contados a partir de la notificación


de esta sentencia se haga uso del mecanismo de traslado definitivo que prevé
el artículo 22 de la Ley 715 de 2001, reglamentado por el Decreto 3222 de
2003, en especial el artículo 3º que trata de los traslados por razones de
seguridad, para que el docente Javier Alejandro Martínez Moriano ocupe una
plaza docente en el municipio de San Juan de Pasto, previa expedición del
correspondiente acto administrativo y suscripción de un convenio
interadministrativo entre ambas entidades territoriales.

ii) En el evento de que el traslado definitivo no sea posible por la falta de


disponibilidad de la plaza correspondiente, en el mismo término de diez (10)
días hábiles arriba señalado, ambas autoridades deberán celebrar un convenio
interadministrativo para la reubicación transitoria del señor Martínez Moriano
en ese municipio por un (1) año, indicando en tal convenio que el
Departamento de Nariño continuará cancelando los salarios y las prestaciones
sociales del docente reubicado.

iii) En todo caso, a más tardar al vencimiento del año señalado, el Alcalde
Municipal de San Juan de Pasto y el Gobernador del Departamento de Nariño
trasladarán de forma definitiva al docente Javier Alejandro Martínez Moriano
a dicho municipio.

Cuarto. LÍBRESE por secretaría la comunicación prevista en el artículo 36


del Decreto 2591 de 1991.

Notifíquese, comuníquese, cúmplase y publíquese en la Gaceta de la Corte


Constitucional.

JAIME ARAUJO RENTERÍA


Magistrado Ponente
ALFREDO BELTRÁN SIERRA
Magistrado

MANUEL JOSÉ CEPEDA ESPINOSA


Magistrado

MARTHA VICTORIA SACHICA DE MONCALEANO


Secretaria General

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