Velázquez, A. (2022) Marco Normativo de Las Organizaciones Públicas
Velázquez, A. (2022) Marco Normativo de Las Organizaciones Públicas
Velázquez, A. (2022) Marco Normativo de Las Organizaciones Públicas
Bienvenidas y bienvenidos a nuestra cuarta semana, empezando la recta final del curso de Organizaciones
Públicas. En semanas anteriores, hemos comentado acerca de la importancia y espeficidad del aspecto
normativo en la Administración pública; para esta semana, profundizaremos en este aspecto haciendo una
breve caracterización de los fundamentos jurídicos de las organizaciones públicas en el caso mexicano.
Como fundamento y expresión normativa de nuestro sistema político, la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos expresa las bases de la organización del Estado mexicano y, por ende, de la Administración
pública. En ese sentido, nuestra Carta Magna advierte una serie de lineamientos que inciden en la naturaleza
de la Administración pública mexicana. Entre otras cosas, encontramos que:
Primero, la rectoría del desarrollo económico nacional le corresponde al Estado mexicano; lo cual
establece las bases para la planeación gubernamental; la regulación y fomento de actividades
encaminadas al interés general; o el manejo de ciertas áreas denominadas estratégicas (como la
energía y el petróleo).
Segundo, plantea una serie de derechos sociales (educación, salud, vivienda, desarrollo social), cuya
garantía es responsabilidad del Estado. Por tanto, esto implica la creación de un amplio aparato
burocrático al servicio de la ciudadanía.
Tercero, en relación con el punto anterior, de manera expresa la función administrativa del Poder
Ejecutivo recae en la Administración pública federal.
4.1.2. Artículo 40
Este artículo se refiere a la forma de gobierno que adopta nuestro país. Dado lo anterior, representa una base
indispensable para la organización de la Administración pública. Textualmente, el artículo se señala que:
Es voluntad del pueblo mexicano constituirse en una República representativa, democrática, laica
y federal, compuesta por Estados libres y soberanos en todo lo concerniente a su régimen interior,
y por la Ciudad de México, unidos en una federación establecida según los principios de esta ley
fundamental (CPEUM, Art. 40).
Decimos que es una república porque el poder no se concentra en un solo individuo y la jefatura del Estado
no es vitalicia ni hereditaria; es representativa porque los ciudadanos no ejercen el poder directamente, sino
por medio de sus representantes ante los órganos de gobierno, es decir, las autoridades toman las decisiones
en nombre de los ciudadanos; es democrática porque además de consagrar y proteger un conjunto de
derechos fundamentales, prevé la elección de los representantes por medio de elecciones “libres, auténticas
y periódicas”, a la vez que establece la división de poderes y sus limitaciones; es laica porque es independiente
de cualquier organización religiosa; y, finalmente, es federal porque está compuesta de estados libres y
soberanos en lo concerniente a su régimen interior, pero unidos en una federación.
4.1.3. Artículo 90
Este artículo es el sustento de la organización de la Administración pública federal ya que define la estructura
organizacional, dando origen a la Ley Orgánica en la materia, la cual posibilita conocer las actividades y
responsabilidades que cada dependencia, entidad, órgano y unidad administrativa tienen, tanto en la
administración pública centralizada, como en la administración pública paraestatal, de las que hablaremos en
un momento. Textualmente, se señala que:
La Administración Pública Federal será centralizada y paraestatal conforme a la Ley Orgánica que
expida el Congreso, que distribuirá los negocios del orden administrativo de la Federación que
estarán a cargo de las Secretarías de Estado y definirá las bases generales de creación de las
entidades paraestatales y la intervención del Ejecutivo Federal en su operación. La (sic) leyes
determinarán las relaciones entre las entidades paraestatales y el Ejecutivo Federal, o entre éstas
y las Secretarías de Estado (CPEUM, Art. 90).
Mientras que el artículo 90 de la Constitución se limita en señalar el tipo de órganos e instituciones que puede
haber, la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal (LOAPF) define la naturaleza, características,
funciones y formas de organización de todos los órganos que la componen.
Básicamente, la LOAPF establece las bases de organización de la Administración, tanto centralizada como
paraestatal, así como una descripción de las funciones específicas de la Oficina de la Presidencia de la
República, las Secretarías de Estado, la Consejería Jurídica del Ejecutivo Federal y demás entes paraestatales.
A su vez, la normatividad descansa en una serie de principios, entre los que destacan:
- Todas las dependencias y entidades de la Administración Pública Federal, deberán conducir sus
actividades con base en programas que tomen a su vez como fundamento las políticas públicas
establecidas para el logro de los objetivos y prioridades contenidas en la planeación nacional
- Todas las Secretarías de Estado poseen igual rango y no existe ninguna preeminencia de alguna
dependencia sobre las demás.
- Corresponde a cada Secretaría de Estado formular proyectos de leyes, reglamentos, decretos,
acuerdos y órdenes del presidente de la República respecto de todos los negocios jurídicos o
administrativos de su competencia.
- La organización, estructura y composición, así como las facultades otorgadas a cada unidad
administrativa, serán materia de un reglamento interior para cada dependencia, que desde luego,
deberán ser expedidos por el Presidente de la República.
- Para una más eficaz atención de los negocios jurídicos a su cargo, las Secretarías de Estado podrán
contar con los órganos desconcentrados que les estarán jerárquicamente subordinados, y que
tendrán las facultades específicas que al efecto se les concedan en cada caso, de conformidad con
los ordenamientos jurídicos expedidos al efecto.
- El titular de cada dependencia administrativa, tiene la facultad de expedir los manuales de
organización, de procedimientos y de servicios al público los cuales tendrán información suficiente
sobre la estructura orgánica de la dependencia, las funciones de sus unidades administrativas y los
principales procedimientos administrativos.
- Cada Secretaría de Estado deberá instalar los servicios de apoyo para la realización de funciones en
materia de planeación, programación y presupuesto así como en materia de informática y
estadística; así como unidades de recursos humanos y materiales, de contabilidad, fiscalización y
archivos.
- El Jefe del Ejecutivo posee facultades para convocar a la formación de comisiones intersecretariales,
cuando se manejen asuntos de la competencia de diferentes Secretarías y departamentos de Estado.
Las entidades paraestatales que convoque el Presidente, también podrán integrarse a dichas
comisiones, cuando se traten asuntos de su competencia. Estas comisiones podrán tener carácter
permanente o transitorio, y serán presididas por el funcionario que designe el propio Presidente.
- Todos los aspectos relacionados con actividades de coordinación con los gobiernos estatales y
municipales en negocios o actividades que sean también de la competencia de estas entidades
locales, se tendrán que realizar mediante los correspondientes convenios de coordinación de
acciones conjuntas o alternas, satisfaciendo para ello los requisitos legales que en cada caso se exijan,
como son por ejemplo, la aprobación de los respectivos Congresos.
Cuando hablamos de Administración pública federal nos referimos al conjunto de dependencias y entidades
paraestatales que dependen directamente del Poder Ejecutivo y que constituyen el “aparato instrumental” o
estructura administrativa de gobierno por medio del cual aquel cumple con sus responsabilidades
constitucionales y objetivos de gestión (Casar, 2015).
La administración pública es una estructura muy extensa y compleja, dividida en dos grandes apartados: la
administración pública centralizada y la administración pública paraestatal. Las dependencias de la
administración pública centralizada son estructuras burocráticas, cuyo objetivo es dar cumplimiento al
conjunto de actividades y funciones políticas y administrativas asignadas al Poder Ejecutivo. La Oficina de la
Presidencia de la República, las secretarías de Estado y la Consejería Jurídica del Ejecutivo Federal integran
la Administración Pública Centralizada.
De acuerdo con la LOAPF, la administración pública paraestatal está conformada por los organismos
descentralizados, las empresas paraestatales, los fideicomisos y, desde 2014, por las empresas productivas
del Estado. Estas entidades nacen con la finalidad de otorgarles cierta autonomía respecto del gobierno
central, que les permita la realización de actividades administrativas.
Organismos descentralizados: Son entidades con personalidad jurídica y patrimonio propios, creadas
por ley o por decreto del Congreso o del Ejecutivo, tienen por objeto la realización de actividades
correspondientes a las áreas específicas, la prestación de un servicio público o social, o la obtención o
aplicación de recursos para fines de asistencia o seguridad social. Finalmente, algunas son tuteladas y
vigilados por parte de la administración central (sectorizadas a una dependencia). Ejemplo: el Archivo
General de la Nación o el IMSS.
Empresas de participación estatal mayoritaria: Son las sociedades nacionales de crédito y las sociedades
de cualquier otra naturaleza, donde el gobierno federal le corresponde aportar o es propietario de más
de 50% del capital social, así como encargado de nombrar a la mayoría de los miembros del órgano de
gobierno, presidente o director general. Ejemplo: Banco Nacional de Comercio Exterior.
Fideicomisos: Son organismos que el gobierno constituye con el fin de auxiliar al Ejecutivo federal en sus
atribuciones para impulsar las áreas prioritarias del desarrollo. Ejemplos: el Fideicomiso Público de
Administración y Pago de Equipo Militar y el recién extinto Fondo de Inversión y Estímulos al Cine.
Empresas productivas del Estado: cuentan con un régimen especial. En términos presupuestarios, estas
empresas tienen autonomía, están sujetas solo al balance financiero y al techo de servicios personales y
su deuda está regida por la Ley General de Deuda Pública; en cuanto a remuneraciones, están regidas
por un régimen competitivo diseñado “para atraer y retener al personal más capacitado y productivo” y
los sueldos de sus mandos medios y superiores se determinan con base en el mecanismo que establezca
su Consejo de Administración. Ejemplos: Petróleos Mexicanos y la Comisión Federal de Electricidad.
Las unidades de la administración pública centralizada (incluyendo los órganos desconcentrados) no tienen
personalidad jurídica propia y están vinculadas con el presidente de la República mediante el principio de
relación jerárquica para asegurar la unidad de mando, dirección y control de las acciones de gobierno.
La LOAPF establece que el Ejecutivo tendrá el apoyo directo de la Oficina de la Presidencia de la República
para sus tareas y para el seguimiento permanente de las políticas públicas y su evaluación periódica, con el
objeto de aportar elementos para la toma de decisiones. A diferencia de lo que ocurre con las secretarías de
Estado, cuya organización y competencias están reguladas por la LOAPF, la Oficina de la Presidencia se
estructura libremente, de acuerdo con las preferencias del mandatario en turno. En la administración del
Presidente Andrés Manuel López Obrador (2018-2024), la Oficina de la Presidencia está organizada de la
manera siguiente:
• Coordinación de Asesores
• Secretaría particular de Presidencia
• Coordinación General de Comunicación Social y Vocería
• Coordinación de Estrategia Digital Nacional
• Coordinación General de Programas Integrales de Desarrollo
• Coordinación General de Política y Gobierno
• Coordinación General de Memoria Histórica y Cultural de México
Secretarías de Estado. Se trata de órganos auxiliares del presidente de la República como jefe de la
administración pública federal que dependen directamente del presidente, por lo cual también se les
denomina dependencias. Se caracterizan por ser unidades administrativas de alto rango, con atribuciones
políticas y administrativas correspondientes a ramos específicos de gobierno.
La existencia de las secretarías se fundamenta en el artículo 90 constitucional, además de regularse por LOAPF.
Internamente, su estructura se compone de: secretario, subsecretarios, oficial mayor, contralor interno,
coordinadores generales, directores y subdirectores generales, directores de área, subdirectores, jefes y
subjefes de departamento, oficina, sección y mesa. Asimismo, las secretarías pueden contar con órganos
administrativos desconcentrados, los cuales están jerárquicamente subordinados de acuerdo con al LOAPF.
Los secretarios deben dar cuenta al Congreso sobre el estado de sus respectivos encargos, así como acudir a
las comparecencias cuando sean convocados por alguna de las Cámaras. Asimismo, deben expedir manuales
de organización, de procedimientos y de servicios al público. Todo reglamento, acuerdo o decreto expedido
por el Presidente debe estar firmado por el o los secretarios correspondientes.
Actualmente existen 19 secretarías de Estado y todas tienen el mismo rango ante la ley, esto es, no hay
preeminencia alguna entre ellas y cada una ejerce las funciones de su competencia por acuerdo del presidente
de la República.
• Secretaría de Gobernación • Secretaría de Relaciones Exteriores
• Secretaría de Hacienda y Crédito Público • Secretaría de Cultura
• Secretaría de Medio Ambiente y Recursos • Secretaría de Bienestar
Naturales • Secretaría de Economía
• Secretaría de Educación Pública • Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y
• Secretaría de Energía Urbano
• Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural • Secretaría de Comunicaciones y Transportes
• Secretaría de Turismo • Secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana
• Secretaría de la Función Pública • Secretaría de la Defensa Nacional
• Secretaría de Salud • Secretaría de Marina
• Secretaría del Trabajo y Previsión Social
La Consejería Jurídica una dependencia que tiene a su cargo el apoyo técnico jurídico del Ejecutivo: revisar y
validar los instrumentos jurídicos que se sometan a consideración del Presidente, así como los proyectos de
iniciativas de ley que se presenten al Congreso. Asimismo, se encarga de la representación del Ejecutivo en
las acciones de inconstitucionalidad y controversias constitucionales. El artículo 43 de la LOAPF señala entre
algunas de sus atribuciones:
- Someter a consideración y, en su caso, firma del Presidente todos los proyectos de iniciativas de leyes
y decretos que se presenten al Congreso.
- Dar opinión al Presidente sobre los proyectos de tratados a celebrar con otros países y organismos
internacionales.
- Revisar los proyectos de reglamentos, decretos, acuerdos, nombramientos, resoluciones
presidenciales y demás instrumentos de carácter jurídico.
- Coordinar los programas de normatividad jurídica de la Administración Pública Federal y procurar la
congruencia de los criterios jurídicos de las dependencias y entidades.
4.3. Código de Ética de las personas servidoras públicas del Gobierno Federal
Aprobado recientemente (febrero de 2019), el Código de Ética de las personas servidores públicas es un
instrumento deontológico que establece los parámetros generales de valoración y actuación respecto del
comportamiento que debe ejercer una persona servidora pública, en su empleo, cargo o comisión.
En su artículo 1º, el Código establece su objeto, el cual consiste en establecer un conjunto de principios,
valores y reglas de integridad que orienten, en un marco de aspiración a la excelencia, el desempeño de las
funciones y la toma de decisiones de las personas servidoras públicas, así como constituir el eje de las unidades
administrativas del gobierno federal para diseñar sus propios Códigos de Conducta específicos. Además, en el
artículo 3º, se obliga a las depedencias y entidades del Estado a proporcionar el Código a todo el personal de
nuevo ingreso.
En su capítulo segundo, se establece que la Ética pública se rige por la aplicación de los principios
Constitucionales siguientes:
Legalidad: Cumplimiento a las normas jurídicas, con un estricto sentido de vocación de servicio a la
sociedad, arantizando el profesionalismo, así como los valores de respeto a los derechos humanos y
liderazgo.
Honradez: Rectitud en el ejercicio del empleo, cargo o comisión promoviendo un gobierno abierto que
promueva la máxima publicidad y el escrutinio público de sus funciones ante la sociedad, garantizando
la transparencia y la rendición de cuentas, así como el valor de respeto.
Lealtad: Corresponder a la confianza que el Estado les ha conferido, a fin de satisfacer el interés superior
de las necesidades colectivas y generar certeza plena de su conducta frente a todas las personas,
garantizando la integridad; los valores de interés público y entorno cultural y ecológico, así como las
reglas de integridad de cooperación y desempeño permanente con la integridad.
Imparcialidad: Acceso neutral y sin discriminación de todas las personas, a las mismas condiciones,
oportunidades y beneficios institucionales y gubernamentales, garantizando así la equidad, la
objetividad y la competencia por mérito; los valores de equidad de género e igualdad y no discriminación
y la regla de integridad de comportamiento digno.
Eficiencia: Consolidar los objetivos gubernamentales a través de una cultura de servicio público austero,
orientada a resultados y basada en la optimización de recursos, garantizando la eficacia, la economía y
la disciplina, así como el valor de cooperación.
Además, en el capítulo 3 se plantean cinco compromisos de las personas servidoras públicas: trato igualitario
a todos los individuos; fomentar la igualdad entre mujeres y hombres, respetando la identidad y orientación
sexual; uso del lenguaje incluyente en todas sus comunicaciones institucionales; fomentar ambientes
laborales seguros en pleno ejercicio de los derechos humanos; y cumplir con las declaraciones patrimoniales,
de intereses y fiscales.
Por último, un apartado especial versa sobre el conflicto de interés, el cual se define como una situación en
la que las personas servidoras públicas se encuentran impedidas de cumplir con el principio de imparcialidad
en virtud de que sostienen intereses particulares que interfieren en la atención o resolución de un asunto. En
el mismo tenor, se prohibe aceptar, exigir u obtener cualquier obsequio, regalo o similar, en favor de sí mismo
o familiares cercanos, debiendo informarlo inmediatamente al Órgano Interno de Control o Unidad de
Responsabilidades. Lo anterior con la excepción de reconocimientos que sean otorgados por instituciones
públicas y académicas, que podrán aceptarse en tanto no impliquen compromiso alguno del ejercicio del
empleo, cargo o comisión.
5. Leyes que regulan los procesos administrativos en las organizaciones públicas en México
Para finalizar esta revisión de fundamentos normativos, haremos un repaso de las principales Leyes
relacionadas con el ámbito de la Administración pública.
Si bien ya hemos hablado más arriba de ella, convienen señalar su estructura, la cual comprende tres títulos;
el primero, que corresponde a la administración pública federal en general, donde se establece la división
entre centralizada y paraestatal; el segundo, en el que se habla de la centralizada y, específicamente, de las
competencias de las Secretarías y de la Consejería Jurídica (capítulo segundo); y el tercero, donde se definen
las áreas de la administración paraestatal.
Finalmente, cabe señalar que el artículo 44 resulta importante en términos de la función de contraloría, pues
se plantea la responsabilidad de los órganos internos de control en tareas de auditoría, quejas y
responsabilidades; en el cumplimiento de los objetivos y políticas institucionales, así como al óptimo
desempeño de servidores públicos y órganos, a la modernización continua y desarrollo eficiente de la gestión
administrativa y al correcto manejo de los recursos públicos dentro de sus dependencias. En el tema concreto
de la auditoría se establece la relación entre estos órganos, la Secretaría de la Función Pública y la
Coordinación del Sistema Nacional Anticorrupción.
Se trata de una Ley que tiene por objeto regular la organización, funcionamiento y control de las entidades
paraestatales cuanto unidades auxiliares de la Administración Pública Federal.
Cabe mencionar que no todas la entidades paraestatales son regidas por esta ley, siendo algunas excepciones
importantes, las cuales se rigen por sus propias leyes específicas: las universidades e instituciones de
educación superior a las que la Ley otorgue autonomía (ejemplo, la Ley Orgánica de la UNAM); en general, los
Centros Públicos de Investigación (Ley de Ciencia y Tecnología); el Banco de México e instituciones financieras
(ejemplo: Ley del Banco de México).
En el caso del IMSS, el ISSSTE, el INFONAVIT, el Instituto de Seguridad Social de las Fuerzas Armadas, el
Instituto Nacional de las Mujeres y la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, ellos se
rigen por sus leyes específicas en cuanto a las estructuras de sus órganos de gobierno y vigilancia, pero en
cuanto a su funcionamiento, operación, desarrollo y control se sujetan a esta Ley.
La Ley está organizada en cinco capítulos, los dos últimos refieren al desarrollo y operación, así como al control
y evaluación de las paraestatales.
En el primero, titulado Disposiciones Generales, se establece en el artículo 8, que corresponde a los titulares
de las Secretarías de Estado establecer políticas de desarrollo para las entidades del sector correspondiente,
coordinar la programación y presupuestación de conformidad, en su caso, con las asignaciones sectoriales de
gasto y financiamiento previamente establecidas y autorizadas, conocer la operación y evaluar los resultados
de las entidades paraestatales. Cabe aclarar que, a pesar de ese papel de las Secretarías, las entidades
paraestatales gozan de autonomía de gestión para el cabal cumplimiento de su objeto, y de los objetivos y
metas señalados en sus programas (artículo 11).
El capítulo segundo trata de los organismos descentralizados como personas jurídicas creadas conforme a lo
dispuesto por la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal y cuyo objeto sea: I. La realización de
actividades correspondientes a las áreas estratégicas o prioritarias; II. La prestación de un servicio público o
social; o III. La obtención o aplicación de recursos para fines de asistencia o seguridad social. Estos organismos
cuentan con un Titular de la Dirección General designado por la Presidencia de la República, un Órgano de
Gobierno y un Estatuto Orgánico. El capítulo tres habla de las empresas de participación estatal mayoritaria.
El Ejecutivo Federal es el encargado de determinar los servidores públicos que deban ejercer la titularidad de
las acciones o partes sociales que integren el capital social de las empresas de participación estatal
mayoritaria. En este caso, el órgano de gobierno es asumido por un Consejo de Administración, encabezado
por un Director General. Por lo que respecta al cuarto capítulo, se habla de los fideicomisos públicos, los
cuales se encuentran representados por un Delegado Fiduciario y el Comité Técnico.
Se trata de una Ley organizada en siete capítulos. El primero, Disposiciones Generales, plantea que la Ley de
Planeación tiene por objeto establecer: las normas y principios básicos conforme a los cuales se llevará a cabo
la Planeación Nacional del Desarrollo; las bases de integración y funcionamiento del Sistema Nacional de
Planeación Democrática; y las bases para que el Ejecutivo coordine las actividades de planeación de la
Administración Pública Federal.
El capítulo segundo, Sistema de Planeación Democrática, señala que este sistema se compone de las
dependencias y entidades de la Administración Pública Federal, a través de las unidades administrativas que
tengan asignadas las funciones de planeación dentro de las propias dependencias y entidades (Art. 11). La
Secretaría de Hacienda es la encargada de coordinar este Sistema, establecer criterios generales para las
unidades administrativas y definir mecanismos e indicadores para la planeación y diagnóstico (Art. 14).
El capítulo tercero, titulado Participación social en la planeación, refiere a la participación y consulta de los
diversos grupos sociales (instituciones académicas, empresariales, profesionales, sindicales, campesinas, etc.)
durante el proceso de elaboración del Plan Nacional de Desarrollo, con el propósito de que la población
exprese sus opiniones para la elaboración, actualización y ejecución del plan y los programas (Art. 20).
En el cuarto, titulado Plan y Programas, se indica que el Presidente de la República enviará el Plan Nacional de
Desarrollo a la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión para su aprobación, a más tardar el último día
hábil de febrero del año siguiente a su toma de posesión. La Cámara de Diputados del Congreso de la Unión
aprobará el Plan Nacional de Desarrollo dentro del plazo de dos meses contado a partir de su recepción; si el
plazo vence, el Plan se aprueba en los términos del Presidente.
El Plan Nacional de Desarrollo se define como un documento rector de la política nacional con una visión de
largo plazo en materia de fomento económico, a fin de impulsar como elementos permanentes del desarrollo
nacional y el crecimiento económico elevado, sostenido y sustentable, la promoción permanente del
incremento continuo de la productividad y la competitividad, y la implementación de una política nacional de
fomento económico, que incluya vertientes sectoriales y regionales. A su vez, contiene:
El Plan debe indicar los programas sectoriales, institucionales, regionales y especiales que deberán ser
elaborados en congruencia con aquel, pero de alcance más específico. Son documentos de carácter
estratégico, derivados del Plan. Tanto planes, como programas deben contener, en principio:
Un Diagnóstico general sobre la situación actual de los temas prioritarios.
Ejes generales que agrupen los temas prioritarios.
Objetivos específicos que hagan referencia clara al impacto positivo que se pretenda alcanzar.
Estrategias para ejecutar las acciones que permitan lograr los objetivos señalados.
Indicadores de desempeño y sus metas que permitan dar seguimiento al logro de los objetivos.
Para rematar, la Ley cierra con tres capítulos: el quinto, Coordinación, que permite al Ejecutivo coordinarse
con las entidades federativas para que participen en la planeación; el sexto, Concertación y Evaluación, que
posibilita la firma de convenios para la implementación del Plan con el sector social; y séptimo,
Responsabilidades, que contempla la obligatoriedad de la Ley para todas las personas funcionarias de la
Administración bajo pena de medidas de apercibimiento o amonestación.
Se trata de una Ley que tiene por objeto regular las obligaciones de pasivo, directas o contingentes derivadas
de financiamientos y a cargo de las entidades de la Administración pública. Se entiende por financiamiento,
la contratación, dentro o fuera del país, de créditos, empréstitos o préstamos derivados de:
• La suscripción o emisión de títulos de crédito o cualquier otro documento pagadero a plazo.
• La adquisición de bienes, así como la contración de obras o servicios cuyo pago se pacte a plazos.
• Los pasivos contingentes relacionados con los actos mencionados y,
• La celebración de actos jurídicos análogos a los anteriores.
La Secretaría de Hacienda se asume como la encargada de aplicar y hacer cumplir la Ley de Deuda Pública.
Para ello, la Ley le dispone como facultades, en su capítulo segundo, principalmente:
- Emitir valores y contratar empréstitos para fines de inversión pública productiva.
- Elaborar el programa financiero del sector público con base en el cual se manejará la deuda pública.
- Autorizar a las entidades paraestatales para gestionar y contratar financiamientos externos.
- Vigilar la capacidad de pago y los pagos oportunos de capital e intereses de los créditos contratados por
las entidades.
Respecto de la programación del endeudamiento, la Ley refiere que el Congreso de la Unión autorizará los
montos del endeudamiento directo neto interno y externo que sea necesario para el financiamiento del
Gobierno Federal y de las entidades del sector público federal incluida en la ley de Ingresos y en el Presupuesto
de Egresos de la Federación. El Ejecutivo Federal, al someter al Congreso de la Unión las iniciativas
correspondientes a la Ley de Ingresos y al Presupuesto de Egresos de la Federación, deberá proponer los
montos del endeudamiento neto necesario, tanto interno como externo, para el financiamiento del
Presupuesto Federal del ejercicio fiscal correspondiente, proporcionando los elementos de juicio suficientes
para fundamentar su propuesta, con apoyo de la Secretaría de Hacienda.
De acuerdo con el artículo 5, la autonomía presupuestaria otorgada a los ejecutores de gasto a través de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos o, en su caso, de disposición expresa en las leyes de su
creación, comprende:
I. En el caso de los Poderes Legislativo y Judicial y los entes autónomos, conforme a las respectivas
disposiciones constitucionales, las siguientes atribuciones:
a) Aprobar sus proyectos de presupuesto y enviarlos a la Secretaría de Hacienda para su integración al
proyecto de Presupuesto de Egresos.
b) Ejercer sus presupuestos observando lo dispuesto en la Ley, sin sujetarse a las disposiciones generales
emitidas por la Secretaría de Hacienda y la Secretaría de la Función Pública.
c) Autorizar las adecuaciones a sus presupuestos sin requerir la autorización de la Secretaría de Hacienda.
d) Realizar sus pagos a través de sus respectivas tesorerías o sus equivalentes.
e) Determinar los ajustes que correspondan en sus presupuestos en caso de disminución de ingresos.
f) Llevar la contabilidad y elaborar sus informes conforme a lo previsto en esta Ley, así como enviarlos a la
Secretaría de Hacienda para su integración a los informes trimestrales y a la Cuenta Pública.
II. En el caso de las entidades, conforme a las respectivas disposiciones contenidas en las leyes o decretos de
su creación:
a) Aprobar sus proyectos de presupuesto y enviarlos a la Secretaría de Hacienda para su integración al
proyecto de Presupuesto de Egresos, observando los criterios generales de política económica y los techos
globales de gasto establecidos por el Ejecutivo Federal.
b) Ejercer sus presupuestos observando lo dispuesto en esta Ley, sujetándose a las disposiciones generales
que correspondan emitidas por la Secretaría de Hacienda y de la Función Pública
c) Autorizar las adecuaciones a sus presupuestos sin requerir la autorización de la Secretaría de Hacienda,
siempre y cuando no rebasen el techo global de su flujo de efectivo aprobado en el Presupuesto de Egresos.
Del Equilibrio Presupuestario y de los Principios de Responsabilidad Hacendaria Artículo 16.- La Ley de Ingresos
y el Presupuesto de Egresos se elaborarán con base en objetivos y parámetros cuantificables de política
económica, acompañados de sus correspondientes indicadores del desempeño, los cuales, junto con los
criterios generales de política económica y los objetivos, estrategias y metas anuales, en el caso de la
Administración Pública Federal, deberán ser congruentes con el Plan Nacional de Desarrollo y los programas
que derivan del mismo, e incluirán cuando menos lo siguiente: I. Las líneas generales de política económica;
II. Los objetivos anuales, estrategias y metas; III. Las proyecciones de las finanzas públicas, incluyendo los
requerimientos financieros del sector público, con las premisas empleadas para las estimaciones. Las
proyecciones abarcarán un periodo de 5 años en adición al ejercicio fiscal en cuestión, las que se revisarán
anualmente en los ejercicios subsecuentes; Fracción reformada DOF 24-01-2014 IV. Los resultados de las
finanzas públicas, incluyendo los requerimientos financieros del sector público, que abarquen un periodo de
los 5 últimos años y el ejercicio fiscal en cuestión; Fracción reformada DOF 24-01-2014 V. La meta anual de
los requerimientos financieros del sector público, la cual estará determinada por la capacidad de
financiamiento del sector público federal, y Fracción adicionada DOF 24-01-2014 VI. El límite máximo del gasto
corriente estructural para el ejercicio fiscal, así como proyecciones de este límite para un periodo de 5 años
adicionales.
El artículo 25 añade que la programación y presupuestación anual del gasto público, se realiza con apoyo en
los anteproyectos elaborados por las dependencias y entidades para cada ejercicio fiscal. El anteproyecto
se elabora por unidades responsables de las dependencias y entidades, estimando los costos para alcanzar los
resultados cuantitativos y cualitativos previstos en las metas así como los indicadores necesarios para medir
su cumplimiento. Dichos anteproyectos están basados en:
a. Las políticas del Plan Nacional de Desarrollo y los programas sectoriales.
b. Las políticas de gasto público que determine el Ejecutivo Federal a través de la Secretaría de
Hacienda.
c. La evaluación de los avances logrados en el cumplimiento de los objetivos y metas del Plan Nacional
de Desarrollo y los programas sectoriales con base en el Sistema de Evaluación del Desempeño.
d. El marco macroeconómico de mediano plazo.
e. El programa financiero del sector público que elabore la Secretaría de Hacienda.
f. La interrelación que en su caso exista con los acuerdos de concertación con los sectores privado y
social y los convenios de coordinación con los gobiernos de las entidades federativas.
Por último, corresponde a la Secretaría de Hacienda conjuntar los anteproyectos para elaborar la propuesta
de Ley de Ingresos y Egresos que presentará el Ejecutivo al Congreso, de la cual hablaremos en la siguiente
semana.
Esta Ley tiene por objeto establecer, entre otros, los bienes que constituyen el patrimonio de la Nación; el
régimen de dominio público de los bienes de la Federación y de los inmuebles de los organismos
descentralizados de carácter federal; la distribución de competencias entre las dependencias administradoras
de inmuebles; las bases para la integración y operación del Sistema de Administración Inmobiliaria Federal y
Paraestatal y del Sistema de Información Inmobiliaria Federal y Paraestatal, incluyendo la operación del
Registro Público de la Propiedad Federal; y las normas para la adquisición, titulación, administración, control,
vigilancia y enajenación de los inmuebles federales y los de propiedad de las entidades.
Para efectos de este curso, el artículo 16 resulta importante porque establece que las concesiones, permisos
y autorizaciones sobre bienes sujetos al régimen de dominio público de la Federación no crean derechos
reales, por lo cual no son bienes de la Administración pública o de las personas funcionarias, ni podrán serlo.
Esta Ley tiene por objeto reglamentar la aplicación del artículo 134 de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos en materia de las adquisiciones, arrendamientos de bienes muebles y prestación de
servicios de las dependencias y entidades de la Administración pública federal, así como de las entidades
federativas.
En concreto, la Ley busca regular todo lo concerniente a los actos y contratos con terceros. Por lo tanto, la Ley
no solo aplica a los entes de la Administración, sino también a sujetos de derecho privado que participan en
el procedimiento de contratación y/o adquisición y arrendamiento de bienes muebles y servicios, tales como
licitadores, proveedores, prestados de servicios o contratistas.
A continuación, los procedimientos concluidos consisten en la definición del o los participantes que resultaron
ganadores del contrato de acuerdo con la evaluación realizada por el Gobierno Federal. A esta decisión se le
conoce como adjudicación y se da a conocer mediante un acta de fallo. La licitación pública inicia con la
publicación de la convocatoria y, en el caso de invitación a cuando menos tres personas, con la entrega de la
primera invitación; ambos procedimientos concluyen con la emisión del fallo o, en su caso, con la cancelación
del procedimiento respectivo.
Bibliografía
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