Primeras Paginas Cuando Seas Grande
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ISBN: 978-9942-05-083-0
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A papá y mamá, cuando sean grandes.
Índice
Tani……………………………………11
El primer día de clases……………………19
Lo que escondía la torta de cumpleaños…29
Sordo, loco y ciego………………………43
El amigo…………………………………51
La culpa la tiene Tani……………………59
El fantasma que vino del mar……………65
Mamá y papá……………………………75
Fábula de una estrella y un duende………87
Cuando seas grande………………………93
El teatro de los duendes…………………103
Tani
habría querido tener. Aunque esto re- excepto a papá, que tenía un alto con-
sultara difícil, porque mami se lo ha- cepto de sí mismo.
bía comprado a un marinero errante, Un día llegó de visita una vecina,
de esos que pasan solamente una vez amiga de mamá, que era muy buena
por la ciudad donde uno vive. Y aun- persona pero despistada. Cada vez que
que Tani gustaba mucho del espejito, se encontraba con Tani, lo primero que
que parecía recién salido del fondo del hacía era recordarle: «¡Ay, Tani, cada
mar, se las ingeniaba para dejarlo ol- vez más parecida a su papá!». La veci-
vidado en cualquier parte. Por lo que na en cuestión, a quien todos admiraban
mamá había llegado a la conclusión de porque tocaba el saxo en una banda de
que su hijita era extraña. jazz, apareció saludando a Tani con voz
Papá, en cambio, cuando la encon- cantora: «¡Tani, la niña de la sonrisa de
traba soñando despierta, proclamaba porcelana!».
con una amplia sonrisa: «¡Mi Tani es Tani pensó en la vajilla que su ma-
guapa e inteligente como su padre!». Y dre exhibía en la vitrina del comedor.
lo repetía con voz triunfante para que Seis tacitas con forma de tulipanes,
todos lo oyeran. Entonces, Tani se que- ocho platillos que parecían hojas de
daba calladita pensando que su papi era parra y dos teteras de cuello largo, todo
feo pero inteligente, porque cada vez de fina porcelana blanca con bordes
que la encontraba distraída adivinaba lo dorados. La vajilla parecía una señora
que ella estaba pensando. de cuello estirado. «Algo quisquillosa
El caso es que cuando el padre ha- —había dicho Tani—, porque nadie po-
cía esta clase de cosas, Tani se volvía un día tocarla ni acercársele demasiado».
poco más chica, como que se encogía, Mami estaba orgullosa de ella, de la
lo cual hacía que su frente apareciera vajilla, que era un recuerdo de familia y
más grande de lo que ya era. Por eso por eso la guardaba con siete llaves, jun-
a nadie que tuviese un poco de sentido to a la tetera alemana de la abuela, una
común se le ocurría decirle esas cosas, que tenía un faro azul pintado a mano y
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