Caso La Increible Historia de Hiraoka

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LA INCREIBLE HISTORIA DE

HIRAOKA, EL IMPERIO QUE


NACIÓ HACE 58 AÑOS EN UNA
CASITA DE 20 METROS
CUADRADOS EN AYACUCHO

Un viaje de 45 días en barco desde Kumamoto fue el inicio de la aventura


empresarial peruano japonesa más importante de nuestra vida republicana: la
casa Hiraoka, hoy importaciones Hiraoka, que nació hace 58 años en una
casita de 20 metros cuadrados en Huanta, Ayacucho. Esta es la inédita historia
de una familia cuyo apellido es un ejemplo de peruanidad
03/05/2022 20H56

En un almanaque colgado en la sala, un imán pegado en la refri o


ese viejo televisor sin control remoto que en los 80 -aún- reunía a
toda la familia, el apellido del honorable señor Chiyoteru invadió
todas las casas peruanas desde que se tiene memoria. Invadía y
acampaba: aquella radio National Panasonic la había importado él,
el ventilador Philips para el verano tenía su carta de garantía y la
última laptop Miray para las clases durante la pandemia se
buscaba en su clásico edificio de la avenida Abancay y tenía, en
algún lado, su sello. Eran un Hiraoka.
A las casas en el Perú nunca les falta un almuerzo con cebiche, una tarde
con Inka Kola y un electrodoméstico Hiraoka.

Un viaje de 45 días en barco desde Kumamoto fue el inicio de la aventura empresarial


peruano japonesa más importante de nuestra vida republicana: la casa Hiraoka, hoy
importaciones Hiraoka.

La vida de esta marca, un símbolo de fe, empuje y tradición japonesa-


peruana, nació con los sueños del niño Chiyoteru Hiraoka, sentado en
su casa de Kumamoto, Japón, mientras le daba sombra un primitivo
árbol Ginkgo biloba de 400 años de antigüedad. Una postal bucólica
que la familia recordaba en las reuniones familiares, cuando se hacía el
recuento de los años. Allí, mientras volvía a descansar de sus clases en
la escuela Ryhoku Saibu, Chiyoteru decidió que apenas terminara la
secundaria iba a estudiar odontología, el arte de cuidar los dientes, quizá
como un guiño sobre lo que sería su futuro en el Perú, detrás de un
mostrador al público: la importancia de cuidar la sonrisa. Era 1930. En
una foto gigante que está alojada en la casa familiar se lo ve feliz,
amable con la cámara, impecable la camisa y perfecto el nudo de la
corbata. Y a partir de ese recuerdo, nacen otros. “Mi padre -explica
Carlos Hiraoka Torres, gerente general de Importaciones Hiraoka,
hijo orgulloso- nos enseñó muchísimo en esa primera tienda en Huanta.
Inculcó al personal la práctica de valores y la manera correcta de
atender al cliente. No tenía distinción alguna entre los campesinos y la
personas de la ciudad”.
Los empresarios que sueñan, como los odontólogos, lo saben: una
sonrisa es todo. Como la que regalaba el horonable señor Chiyoteru.
En 1950, los Hiraoka construyeron su primer gran casona en Huanta. Le pusieron Casa
Hiraoka y hoy ha sido donada a la municipaldad al servicio de la cultura y la juventud.
Lo primero que le ocurrió a Chiyoteru Hiraoka apenas llegó al Perú, en
junio de 1933, fue enamorarse de la comida: adiós sushi, chau sashimi,
y en cambio una opípara mesa que incluía cebiche, ají de gallina y
causa. Luego lo conquistó la pachamanca. Ese fue su primer encuentro
con el país, a donde había llegado luego de 45 días de viaje en barco,
llamado por la impronta de su hermano mayor Luis. El diálogo es mío,
después de haber conversado con parte de la familia: “América es la
tierra de las oportunidades”, le dijo Luis. Hacía poco había terminado
la Primera Guerra Mundial -noviembre de 1918- y los
patriarcas Hiraoka, Tsuru y Tokubei, coincidieron en que el viaje era
una idea oportuna. Chiyoteru llegó al puerto del Callao y se convirtió
en uno de los tres mil japoneses nacidos en Kumamoto que vivían en la
capital. Había que hacer de todo: labores de carpintería, mecánica,
peluquería. Todos los oficios posibles. Chiyoteru Hiraoka tuvo que
aprender y aunque aquel primer viaje apenas duró un año —tuvo que
volver al Japón por motivos familiares—, sabía que en la Ciudad de los
Reyes se podía soñar con montar un breve reino.

El 8 de setiembre de 1941, Carlos Chiyoteru y Rosa se casaron en el convento Sagrado


Corazón. Ese fue el otro nacimiento de la casa Hiraoka, que llegaría a Lima en 1964.

De vuelta al Perú, en 1938, a punto de detonar las primeras bombas de


la Segunda Guerra Mundial, Chiyoteru Hiraoka cumplió 22 años y con
los ahorros que tenía compró el boleto en barco para regresar.

Hasta que un día, cuando la vida social, política y cultural de un país


todavía se entendía en un periódico y no en Twitter, vio un aviso
publicado en el diario de residentes japoneses en el que solicitaban un
joven para una casa comercial en Huanta, Ayacucho. Una frase
compuesta por hiragana, katakana y kanji, las tres letras del precioso
alfabeto japonés, le cambió la vida. Tenía unas monedas en el bolsillo
y para leer el aviso completo, entró en una peluquería donde tenían el
diario. Lo leyó.

Así llegó a la tienda de Teishi Ichikawa, su primer jefe, el hombre que


le enseñó el negocio de la compra y venta de mercadería en Ayacucho.
Que, por cierto, y dada su historia, debería cambiar su significado en
los diccionarios por la palabra libertad.

Histórico edificio de Hiraoka en la avenida Abancay. Fue construido en 1964. FOTO:


Archivo GEC.

Una casa de adobe, con techo a dos aguas, y un balcón de madera


pintada hoy de verde jade, es el testigo silencioso del inicio de
Importaciones Hiraoka. Era 1942. Un breve ejercicio de arqueología
ocurre cuando se abre la puerta de madera, que mira el cruce de la
avenida San Martín y el jirón La Mar, a una cuadra de la Plaza de
Armas. Huele a flor de retama: se lo ve a Chiyoteru Hiraoka
organizando en los estantes los fardos de tela, ropa de trabajo,
sombreros, abarrotes y herramientas para los campesinos. Ese fue el
primer negocio solo que emprendió allí, la prehistoria de lo que hoy
conocemos como Hiraoka. Solo pero hermosamente acompañado:
cuando todavía trabajaba en la tienda Ichikawa como administrador,
había conocido a Rosa Torres Galván, hija de una respetada familia
huantina, a quien primero le dio el encargo de organizar las cuentas de
la caja, y luego, en setiembre de 1941, pedirle que la acompañara toda
la vida en matrimonio. Ya entonces, Chiyoteru se convirtió en Carlos,
el nombre peruano con el que fue bautizado por sus vecinos y
clientes. “Parece que fue ayer -recuerda don Luis Hiraoka Torres,
director gerente- cuando veía a mi padre trabajar incansablemenye y a
mi madre, apoyándolo como fiel aliada”. Vidal Hiraoka Torres,
también director gerente, explica: “Mi padre introdujo ideas, en esa
época innovadoras, y que actualmente se conoce como investigación de
mercado: ofrecía un regalo y una buena atención sin hacer ninguna
distinción económica o cultural”. “Tengo tantos recuerdos de mi
querido ‘Pasito’, así lo llamaba de cariño, que sería imposible
contarlos todos. Siendo japonés, con una cultura tan diferente a la
nuestra, supo adaptarse a nuestras costumbres. Y entonces decía: Soy
japonés de nacimiento, pero huantino de corazón”.
Todos esos recuerdos que, desde 1942, la familia Hiraoka Torres, sus
ocho hijos y todos sus nietos, repasaban en los almuerzos. Que han
convertido en libro de aniversario con detalles y fotografías de otro
tiempo, y que podrían volver museo, también. En 1964 los esposos
Carlos Chiyoteru y Rosa viajaron a Lima para fundar la primera tienda
en la capita, cerca de la calle Capón. Ese edificio de nueve pisos que
transformó nuestra geografía: primero fue punto de referencia para
comprar todo lo que se inventaba en Japón, luego paradero para nunca
perderse en la avenida Abancay y hoy referencia limeña de Google
Maps. Desde aquel 9 de setiembre de 1964.

VENTA VIRTUAL
Hiraoka en la era e-commerce
Bajo la frase, "Hiraoka es garantía", la pandemia confirmó que lo que
los directores de la firma sospechaban tiempo atrás: el comercio
electrónico era una realidad, acercaba distancias y permitía llegar a
donde las tiendas de Hiraoka en Lima no alcanzaban. Así, desde este
mes, la casa de importaciones de Carlos Chiyoteru ha iniciado un
agresivo plan de e-commerce a nivel nacional, con dos provincias a
donde ya arriban con todas las condiciones de seguridad los productos
Hiraoka: Arequipa y Chiclayo. Dentro de dos semanas, también
empiezan repartos hacia Piura y Trujillo. Y en diciembre esperan que
Hiraoka llegue a todo el país.

Mi padre compró su primer reloj Seiko en Hiraoka. Desde aquella vez,


mediados de los 80, cada vez que tenía una reunión importante, sacaba
de su mesa de noche el reloj, lo limpiaba con un paño y le cambiaba la
seriedad por una sonrisa. “Lo compré en Hiraoka”, decía, como si ese
apellido resumiera con altura la confianza, garantía, el lujo. Como si,
desde su compra, ese fuera por decreto el único lugar donde mi familia
podría hacerlo. Quizá este allí el gran legado de esta firma peruano
japonesa que en unos meses cumplirá 58 años: saber que pase lo que
pase, nadie los va a cambiar.

Carlos Hiraoka Torres: “Los más


jóvenes han tomado las riendas de
la empresa”
Hiraoka Torres remarcó que la compañía familiar está a puertas
de celebrar sus 57 años de fundación. Fue galardonado con el
premio IPAE al empresario del año.

Hiraoka fue galardonado con el Premio IPAE al Empresario. (Foto: DIfusión)

El huantino Carlos Hiraoka Torres, primogénito de


ocho hermanos, continúa guiando el legado de la
empresa que fundaron sus padres hace casi 57 años, y
que lleva como nombre su primer apellido. Por su
trayectoria empresarial, Hiraoka fue galardonado ayer
con el premio IPAE al Empresario del Año. El Comercio
conversó con él sobre su actual labor y los planes
futuros de la firma del sector retail.
MIRA: ¿Cuánto influirá la vacunación contra el COVID-19 en
la recuperación económica del país?

—En una entrevista, usted mencionó que para el


bicentenario hubiera sido ideal tener una Carretera
Central que conecte de forma efectiva al país, pero aún
vemos fuertes carencias por este lado. ¿Cómo ve que
llegamos a este 2021?
La Carretera Central es una vía importantísima, gran parte de los
alimentos llegan a Lima gracias a ella. No sé si realmente el
proyecto de mejorarla va a llevarse a cabo. Sería una obra
grandiosa para fomentar la conectividad nacional, algo que nos
beneficiaría a todos. Este año muestra desafíos claves.
—¿Qué retos encuentra y en qué espera que pueda
avanzar el próximo gobierno?
Nos debe llevar a la normalidad y a ser un país más unido, con
miras al desarrollo sostenible. Que todos tengan la ilusión de
mejorar con base en la educación, y que el Estado dé un mejor
soporte en salud, educación e infraestructura, por el bien de
todos los peruanos. El Perú ha sido uno de los países más estables
en la región, y las inversiones en minería, agroindustria, entre
otros sectores, han ayudado mucho al desarrollo. En la medida
en que se normalice la situación, se vendrán seguramente más
inversiones.
MIRA: Indecopi multó a Laive y Braedt por no informar
ingredientes de algunos productos en sus etiquetas

—¿Qué planes tienen este 2021 con Hiraoka?


Por el momento, consolidar nuestras operaciones y en la medida
en que todo se normalice, vendrán nuevas aperturas. No las
tenemos previstas ahora. Tenemos los cuatro locales en Lima, en
los distritos más importantes, y está la venta online.
—¿Qué tanto creció esta?
Las ventas online ya representan más o menos el 10% de nuestras
ventas totales. Es un público más joven.

“Tenemos otra generación, la más joven, de los hijos y los sobrinos que ya hacen
el trabajo nuestro”, precisa Hiraoka Torres.
—La pandemia fue severa para muchos negocios.
¿Cómo fue para ustedes?
Hemos estado tres meses cerrados y felizmente tuvimos la
apertura de la venta online. Eso ayudó a generar ingresos para
cubrir los gastos del personal. Todos recibieron su salario
durante la cuarentena y a partir del 1 de julio, reabrimos los
locales y atendimos al público; pero fue importante el comercio
en línea.
—¿Podría decir que esta crisis ha sido uno de los
mayores retos que les ha tocado asumir?
Sí, por supuesto. Hemos visto cosas sorprendentes, como la
lealtad del público. Siempre hemos cuidado muchísimo la
imagen de nuestra empresa. Como dice nuestro eslogan:
“Empresa peruana, símbolo de buena calidad y garantía”. Eso
nos ha dado una satisfacción muy grande, que nos elijan o sean
fieles a nosotros. Además, tenemos otra generación, la más joven,
de los hijos y los sobrinos que ya hacen gran parte del trabajo
nuestro. Ellos son los que están tomando las riendas de la
empresa, con el asesoramiento y las recomendaciones que
nosotros, los mayores, podemos dar.
MIRA: Segunda ola de contagios: ¿qué impacto tendrán
nuevas restricciones en actividad minera?

—Su rol ahora es más de guía.


Sí. El día a día ya lo manejan, como los llamamos, los ‘juniors’.
—¿Su objetivo es que Hiraoka siga manteniéndose como
una empresa familiar?
Por el momento vamos a seguir como una empresa familiar. La
idea es mantener los valores, la parte empresarial y social;
mantener la sensibilidad social y apoyar a nuestro entorno.

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