Frases de Atrevete A No Gustar
Frases de Atrevete A No Gustar
Frases de Atrevete A No Gustar
JOVEN: No, no pueden cambiar. De hecho, yo mismo sufro por mi incapacidad para cambiar.
FILÓSOFO: Pero, al mismo tiempo, desearías poder hacerlo. (P17)
Pero ¿por qué quiere cambiar todo el mundo? Solo hay una respuesta posible: porque no pueden
cambiar. Si cambiar fuera fácil, no pasaríamos tanto tiempo deseando poder hacerlo. (P.26)
«ninguna experiencia es, en sí misma, la causa de nuestro éxito o de nuestro fracaso. No sufrimos
por el shock de lo que experimentamos (el supuesto trauma), sino que hacemos de ello lo que más
convenga a nuestros propósitos. Nuestras experiencias no nos determinan: lo que resulta
determinante es el significado que les atribuimos». (P.30)
No estamos controlados por las emociones. […]«no estamos controlados por el pasado». […] la
pregunta no es «¿qué sucedió?», sino «¿cómo se resolvió?». […] No tenemos una máquina del
tiempo que nos permita viajar al pasado. No podemos hacer que las manecillas del reloj
retrocedan. Si permanecemos en la etiología, quedamos atrapados en el pasado y jamás
podremos encontrar la felicidad. (P.37)
«Las personas no están controladas por causas pasadas, sino que avanzan hacia propósitos que se
han fijado ellas mismas.» (p38)
Quieres ser como la otra persona porque estás excesivamente centrado en las características con
que naciste. Lo que debes hacer es centrarte en lo que puedes hacer con ellas. (p.44)
, nadie puede elegir cómo y dónde nace. Nacer en este país, en esta época y con estos padres son
factores que uno no puede elegir. Y todos y cada uno de ellos ejercen una gran influencia en
nosotros. Es muy probable que nos sintamos decepcionados y que al empezar a mirar alrededor y
ver a otras personas, pensemos: «Ojalá hubiera nacido en sus circunstancias». Sin embargo, no
podemos dejarlo ahí. El problema no está en el pasado, sino en el presente. […] Lo que hagas a
partir de ahora es responsabilidad tuya. Tanto si decides seguir con el estilo de vida que has
llevado hasta ahora como si decides cambiarlo es responsabilidad tuya. (p.50)
Aunque tu estilo de vida actual tiene pequeños inconvenientes y limitaciones, es probable que
pienses que es el más práctico y que lo más fácil es dejar que las cosas sigan como están ahora.
[...] Es como conducir un coche viejo al que se está acostumbrado. Sí, quizá se atasque un poco,
pero lo tenemos en cuenta y maniobramos con facilidad. Por otro lado, si elegimos un estilo de
vida nuevo, no podemos predecir lo que nos sucederá, ni tenemos la menor idea de cómo
abordaremos lo que nos vaya sucediendo. […] aunque la gente suele quejarse de muchas cosas, lo
más fácil y seguro es seguir como se está. (p.51)
: Intentar cambiar el estilo de vida supone un gran ejercicio de valentía. Por un lado tenemos la
ansiedad que genera el cambio y, por el otro, la decepción que supone el no cambia. (p.51)
Mientras vivas […] en el reino de las posibilidades de los «si pudiera», jamás serás feliz. Porque
una afirmación del tipo «si pudiera ser como X persona» solo es una excusa más para no cambiar.
(p.53)
¿Por qué te detestas? ¿Por qué te fijas únicamente en las carencias y por qué has decidido que no
vas a empezar a gustarte? (p.63)
No podemos alterar los hechos objetivos. Sin embargo, podemos cambiar de interpretación
subjetiva tanto como queramos. (p.71)
: Lo que ocurre es que, sencillamente, da miedo dar un solo paso hacia delante. Además, no
quieres hacer un esfuerzo real. No quieres cambiar tanto que te veas obligado a sacrificar los
placeres de que disfrutas hoy. Por ejemplo, el tiempo que dedicas a jugar y a tus aficiones. En
otras palabras, careces del «valor» para cambiar de estilo de vida. Es más fácil dejar las cosas tal
como están ahora, a pesar de las posibles quejas o limitaciones. (p.75)
¿Somos distintos, pero somos iguales? […] Claro. Todos somos distintos. Pero no hay que
confundir ser distinto con ser mejor o peor o superior o inferior. Sean cuales sean nuestras
diferencias, todos somos iguales. […] No hay que tratar al niño como a un adulto ni como a un
niño. Hay que tratarlo como a un ser humano. Hay que relacionarse con él con sinceridad, en tanto
que ser humano que es como es.
tener razón o no no tiene nada que ver con ganar o perder. Si crees que tienes razón,
independientemente de lo que opine la otra persona, la discusión debería acabar de inmediato.
Sin embargo, muchas personas se lanzan a una lucha de poder e intentan someter al otro. Creen
que «admitir el error» es «admitir la derrota». […] Y como uno no quiere perder, es incapaz de
admitir el error y acaba eligiendo el camino equivocado. Admitir el error, pedir disculpas y
renunciar a las luchas de poder... nada de eso es una derrota. (p.96)
: las relaciones que resultan opresivas y forzadas cuando dos personas están juntas no pueden
llamarse amor, por mucha pasión que haya. Cuando podemos pensar que «cuando estoy con esta
persona, puedo ser libre», podemos sentir amor. Podemos estar serenos y actuar con naturalidad,
sin sentimientos de inferioridad y sin necesidad de hacer ostentación de la propia superioridad.
Eso es el verdadero amor. Por el contrario, limitar al otro no es más que la manifestación del
intento de controlar a la pareja y es una conducta que parte de la desconfianza. Compartir espacio
con alguien que desconfía de nosotros no es una situación natural que podamos soportar durante
mucho tiempo, ¿verdad? […] «si dos personas quieren vivir juntas y llevarse bien, deben tratarse
como iguales». (p.103)
si no vives tu vida para ti mismo, ¿quién la vivirá por ti? La única vida que vives es la tuya. Cuando
se trata de pensar en para quién vives, es obvio que vives para ti. Y si no la vives para ti mismo,
¿quién podría hacerlo por ti? […] tú no vives para satisfacer las expectativas de los demás y los
demás tampoco viven para satisfacer las tuyas. Es posible que alguien no actúe como desearías,
pero eso no significa que debas enfadarte. Es normal que sea así. (p.121)
Tal y como dice el dicho: «Puedes llevar al caballo hasta el agua, pero no puedes obligarlo a
beber». (p.126).
Piénsalo así. Invadir las tareas ajenas y asumir las tareas de otros convierte la vida de uno en algo
muy pesado y lleno de dificultades. Si llevas una vida de preocupación y sufrimiento (derivados de
las relaciones interpersonales), lo primero que has de hacer es aprender a poner el límite de «a
partir de aquí ya no es tarea mía». Y, a continuación, desvincularte de las tareas de los demás. Ese
es el primer paso para aligerar la carga y simplificar la vida. (p.130)
Lo único que puedes hacer con respecto a tu propia vida es elegir el camino que creas mejor.
Luego está la opinión que los demás puedan tener acerca de tu elección. Pero esa tarea les
corresponde a ellos y no es algo que tú puedas resolver (p.132).
Imagina que pudiera elegir entre dos opciones: una vida en la que le cayera bien a todo el mundo
y una vida en la que le cayera mal a alguna gente. Si tuviera que elegir entre lo uno y lo otro,
optaría por lo segundo sin pensarlo. No quiero preocuparme por lo que los demás puedan pensar
de mí; quiero ser quien soy. Es decir, quiero vivir en libertad. (p.146)
Porque las personas podemos cambiar, tengamos la edad que tengamos. (p.216)
Si el objetivo de escalar la montaña fuera llegar a la cima, sería un acto cinético, en potencia. Para
llevarlo al extremo, no importaría que llegaras a la cima en helicóptero, te quedaras unos cinco
minutos y volvieras a irte volando. Por supuesto, si no llegaras a la cima, significaría que la
expedición de escalada ha sido un fracaso. Sin embargo, si el objetivo es el propio acto de escalar y
no únicamente coronar la montaña, podríamos decir que es un acto actualizado. En este caso, que
corones la montaña o no carece de importancia