Guiados Por El Espíritu
Guiados Por El Espíritu
Guiados Por El Espíritu
Romanos 8:14
Introducción
Al tomar una excursión por la montaña, en la selva o a algún destino salvaje, es necesario que
nos acompañe un guía que conozca el lugar a la perfección. Esto pues no conocemos los peligros,
los lugares de interés y la mejor ruta para recorrer el destino.
En la vida cristiana también necesitamos de un guía que nos lleve por el camino para llegar al
final a la meta que nos hemos trazado. El guía del que hablo es el Espíritu Santo, y durante toda
nuestra vida cristiana estará para acompañarnos, fortalecernos y guardarnos en el camino.
Las personas que no son guiadas por el Espíritu Santo piensan que ellos mismos están guiando
su vida, pero la realidad es que el pecado los gobierna y lleva a un final trágico. Existe una
dicotomía en el mundo eterno, solo hay dos lugares donde podremos pasar la eternidad, en vida
eterna o en muerte eterna. No existe una tercera vía, a Dios no le agradan los tibios y no los
permitirá en el reino de los cielos.
La biblia es clara y nos indica que la paga del pecado es muerte. Cuando llegue el día del juicio
final, Dios juzgará a todos por igual y en quien sea hallado pecado será enviado al lago de fuego,
a la muerte eterna.
La biblia también es clara y nos dice todas esas cosas que a Dios le molestan. No puede alguién
excusarse de no conocer que es pecado y que no es pecado, pues Dios nos ha dejado su palabra
para conocer su voluntad. Los frutos de la carne son manifiestos y si estamos teniendo alguno
de esos frutos, entonces estamos siendo guiados por la carne y no por el Espíritu.
En gálatas y en toda la biblia encontramos las cosas que a Dios le desagradan y son pecado. En
su palabra encontramos ejemplos de personas que estuvieron en pecado y fueron condenados y
otros que estuvieron en el camino de Dios pero luego hicieron lo malo.
a) Saúl (1 Samuel 28:7)
Saúl conocía el camino de Dios y sabía que debía obedecer su palabra, sin embargo no lo hizo.
En lugar de buscar a Dios y consultarle a Él cualquier cosa buscó una adivina que le mostrara lo
que debía hacer. Cometió muchos otros pecados y Dios lo desechó poniendo a David por rey en
lugar de él. Cuando estamos en pecado no podemos estar cerca de Dios, Él rechaza el pecado.
Dios ama al pecador pero aborrece el pecado.
La biblia relata como Pablo y los apóstoles echaban fuera demonios. Esto lo hacían pues eran
guiados por el Espíritu Santo. Pero algunos charlatanes, exorcistas ambulantes quisieron hacerlo
también, intentando imitarles. Pero un espíritu malo, quien conocía a Jesús y los apóstoles, los
hirió pues el poder de Dios no estaba en ellos. Estos hombres no fueron guiados por el Espíritu
Santo y terminaron mal. Lo que Dios hace no se puede imitar, el poder del Espíritu Santo es
único.
3) Siervos de Dios
También la biblia nos relata como hubieron siervos que fueron guiados por Dios y no
obedecieron sus propios pensamientos. Estos hombres lograron grandes hazañas de fe estando
cerca de nuestro Señor. Esto demuestra que no fueron ellos quienes las hicieron sino Dios
mismo a través de ellos.
Elías fue un profeta de Dios que no vio muerte. Él fue llevado por un torbellino al cielo. Dios en
su voluntad decidió llevárselo a su presencia. Pero una característica de este profeta fue que era
guiado totalmente por el Espíritu de Dios. Elías no hacía lo que le parecía o no, él hacía todo lo
que Dios le ordenaba. Elías entonces era guiado por el Espíritu Santo y todos lo sabían, como
muestra este versículo. De
Jeremías fue otro de los profetas a quien Dios le enviaba a un lugar y él iba, le daba palabra y él
la decía. A donde Dios lo enviaba ahí iba Jeremías. Eso es lo que hace un hombre guiado por el
espíritu Santo.
c) Jesús (Mateo 4:1)
El ejemplo más grande que tenemos de una persona siendo guiada por el Espíritu Santo lo
tenemos en nuestro Señor Jesucristo. El Señor pasaba noches enteras orando al padre, por eso
tenía el poder del Espíritu Santo en Él al tener esa comunión con Dios.
Hay muchos otros ejemplos de personas que obedecieron a Dios sin dudarlo, como Abraham,
Moisés, Eliseo, David, Pablo. Todos ellos guiados, no por sus propios deseos, sino por el Espíritu
de Dios.
La biblia dice que si somos guiados por el Espíritu Santo entonces somos hijos de Dios. Podemos
llamarle a Dios Padre nuestro y nosotros somos sus hijos. Ya no se manifiestan entonces los
frutos de la carne en nosotros, sino los frutos del Espíritu (Gálatas 5:16-25).
El Espíritu nos da testimonio que somos hijos de Dios y si hijos somos también herederos de su
gloria. Desde nuestro interior el Espíritu Santo nos habla y nos lleva a toda verdad y nos guiará
hasta el final de los tiempos hasta alcanzar la corona de justicia.
Conclusión
Debemos hacer morir las obras de la carne y dejar que el Espíritu Santo nos guíe en el camino
hacia alcanzar la vida eterna.