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Arte Rupestre

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Arte rupestre

Se llama arte rupestre o pintura rupestre a los bocetos o dibujos prehistóricos


que han sido descubiertos en piedras o cavernas, y que reflejan el imaginario
de la humanidad primitiva.
Se trata de una de las manifestaciones culturales más antiguas conocidas en
nuestra historia como especie, ya que algunas datan de hace más o menos
40.000 años, es decir, de la última glaciación planetaria.
Estas ilustraciones están muy relacionadas con los petroglifos, esculturas y
grabados de dicha época, pero a diferencia de muchos de ellos se han
conservado en muy buen estado a pesar de los siglos gracias a la protección
que les ha brindado el soporte natural donde se encuentran, a salvo de la
erosión y el desgaste.
Las pinturas rupestres han sido
halladas en prácticamente todos
los continentes (excepto la
Antártida), pero las más
conocidas son las de España y
Francia, provenientes del
período de transición entre el
Paleolítico y el Neolítico, como
las encontradas en las Cuevas
de Altamira, en Cantabria.
La importancia de estos hallazgos se debe a lo mucho que revelan respecto
a la mentalidad del ser humano primitivo, inclinado tanto como nosotros
hacia la representación artística de su cotidianidad, aunque se asume que
estos dibujos tuvieran también cierta importancia mágico-religiosa, y que se
hicieran para pedir éxito en la cacería.

Características
Temáticamente, las pinturas rupestres son más o menos homogéneas: las
provenientes del Paleolítico muestran por lo general animales salvajes y líneas,
mientras que en el Neolítico aparecen figuras humanas, huellas de manos y
otras representaciones del entorno.
La mayoría de los animales dibujados son mamuts, bisontes, caballos, ciervos y
renos, a menudo heridos con flechas o lanzas de cacería.
También llama la atención que estos dibujos fueron hechos con materiales muy
similares, a pesar de hallarse a miles de kilómetros los unos de los otros:
pigmentos de carbón vegetal, heces y otros fluidos corporales, hematita, arcilla
y óxido de manganeso, probablemente mezclados con grasa o algún aceite
como aglutinante.
Por lo general priman en ellos uno o dos colores: negros, rojos, amarillos y
marrones. Se untaban sobre la piedra directamente con los dedos, aunque las
figuras animales a menudo se raspaban con alguna piedra o herramienta para
generar efectos de realismo y tridimensionalidad.

Datos
Las pinturas en Cognac, Francia, se pintaron a lo largo de un período de 10
000 años.
Es posible que las cuevas fueran los templos de los tiempos prehistóricos y
las pinturas estuvieran relacionadas con rituales religiosos.
La mayoría de las pinturas en cuevas muestran animales grandes como
bisontes, venados, caballos y mamuts.
Los artistas de las cuevas con frecuencia pintaban escupiendo la pintura,
una práctica que también realizaban los aborígenes de Australia
Para llegar hasta las pinturas de 14 000 años de antigüedad en Cueva de
Pergouset, Francia es necesario arrastrarse a través 150 m (metros) de
pasajes.
En las cuevas de Nerja, España, hay formaciones rocosas que posiblemente
la gente prehistórica tocaba como un xilófono.
Las pinturas aborígenes en las rocas de Arhemland, en el Territorio del
Norte, en Australia, podrían tener más de 50 000 años de antigüedad.

Temática, colores y técnicas


En las pinturas rupestres del Paleolítico se simbolizan
animales y líneas. En el Neolítico se representaban
animales, seres humanos, el medio ambiente y manos,
representando además el comportamiento habitual
de las colectividades y su interacción con las
criaturas del entorno y sus deidades. Entre las
principales figuras presentes en estos grafos
encontramos imágenes de bisontes, caballos,
mamuts, ciervos, renos, etc, aunque las marcas de
manos también ocupan un porcentaje importante.
Frecuentemente se muestran animales heridos con flechas. Los motivos y los
materiales con que fueron elaboradas las distintas pinturas rupestres son muy
similares entre sí, a pesar de los miles de kilómetros de distancia y miles de
años en el tiempo.
Todos los grupos humanos que dependían de la caza y de la recolección de
frutos efectuaron este tipo de trabajo pictórico.
En las pinturas rupestres generalmente se usaban uno o dos colores, incluyendo
algunos negros, rojos, amarillos y ocres. Los colores, también llamados
pigmentos, eran de origen vegetal (como el carbón vegetal), de fluidos y
desechos corporales (como las heces), compuestos minerales (como la
hematita, la arcilla y el óxido de manganeso), mezclados con un aglutinante
orgánico (resina o grasa).
Las cuevas se ubican totalmente en el interior del terreno y las pinturas se
hallan en zonas de oscuridad completa o casi completa. Se cree que los
antiguos artistas se auxiliaban con unas pequeñas lámparas de piedra
alimentadas con tuétano.
Los colores se untaban directamente con los dedos, aunque también se podía
escupir la pintura sobre la roca, o se soplaban con una caña hueca finas líneas
de pintura. En ocasiones los pigmentos en polvo se restregaban directamente
en la pared y asimismo se los podía mezclar con algún aglutinante y aplicar
con cañas o con pinceles rudimentarios. Como lápices se usaban ramas
quemadas y bolas de colorante mineral aglutinadas con resina. A veces se
aprovechaban desniveles y hendiduras de la pared para dar la sensación de
volumen y realismo.
A menudo las siluetas animales se marcaban o raspaban para generar
incisiones y así producir un contorno más realista y notorio en la roca.
La edad de las pinturas permanece en muchos sitios arqueológicos como un
gran interrogante, ya que los métodos para determinarla, como el del
carbono-14, pueden fácilmente llevar a resultados erróneos por la
contaminación del material evaluado y también porque las cavernas y
superficies rocosas presentan protuberancias en las que se alojan residuos de
suciedad provenientes de diversas épocas. Para determinar la fecha de su
creación se recurre a técnicas más convencionales como fechar imágenes por
el tema representado. Por ejemplo el reno dibujado en la gruta española de la
cueva de Las Monedas, cuyo origen estimado corresponde a la última
glaciación. Los yacimientos de pinturas rupestres se dan con mayor frecuencia
en Francia y España.
Arte Romano
Es el arte desarrollado en Roma a partir de su independencia respecto al poder
etrusco. Poco a poco Roma se convierte en un vasto imperio que desarrolla un arte
influido por las culturas itálicas primitivas, por el arte etrusco y por el arte griego.
Durante su proceso de expansión, Roma asimila las aportaciones culturales de los
pueblos que conquista, por lo que se puede decir que el arte romano es una respuesta
simbiótica de estas culturas. A ello se une un espectacular poder político-económico
de Roma, que genera una élite de familias imperiales de alto poder adquisitivo que
sabrán admirar obras de arte y desearán poseerlas.
Ese deseo de posesión llevará a los romanos a multiplicar los talleres dedicados la
reproducción de copias maestras, a importar obras y solicitar artistas, a sentirse
inclinados hacia la ornamentación y a desarrollar un cierto eclecticismo sustentado en
la idiosincrasia del espíritu romano.
Desde los primeros tiempos de la
República, la arquitectura romana
asimila de los etruscos el empleo del
arco, la bóveda y la cúpula, así como la
disposición interna de los templos; y en
escultura, la proliferación de retratos
(fuertemente realistas al principio y
después influidos por la idealización
helenística) y el desarrollo de una decoración con escenas de vida alegre y
con ánimo de ahuyentar la tristeza de la muerte. Se desarrolla también la
estatua ecuestre y, en cuanto al relieve, se expresa sobre todo en columnas y
los arcos de triunfo con una temática principalmente histórica.

Arte Egipcio
Arte desarrollado en el valle del Nilo, habitado desde el Paleolítico.
Tras la unificación del Alto y del Bajo Egipto, la evolución del Egipto faraónico se
divide en tres periodos: el Imperio Antiguo (2778 – 2263 a. C.), que abarca las
dinastías III, IV, V y VI; el Imperio Medio (2065 – 1788 a. C.), cuyo núcleo fundamental lo
forman las dinastías XI y XII, y el Imperio Nuevo, que comienza con la XVIII dinastía y la
expulsión de los hicsos en 1580 a. C., que habían invadido el país en 1730 a. C.
Su arte, fundamentado en la religión y en sus ideas sobre la vida de ultratumba, en el
carácter divino y sagrado del faraón, así como en la influencia del vivir agrario, se
caracteriza por el colosalismo y monumentalismo de su arquitectura, por el hieratismo
y frontalidad de sus esculturas y por la preponderancia del elemento lineal en su
pintura.
La arquitectura se proyecta pensando en la eternidad, como una especie de
prolongación de la vida en la tierra, donde el Ka (réplica inmaterial del cuerpo)
puede seguir disfrutando del ambiente terreno. De estas premisas derivan acciones
como construir en sus tumbas habitaciones para guardar todos los bienes, ornamentos
y dones que contribuyan a alegrar la vida futura y la momificación.
Al hablar de arquitectura en Egipto, debemos referirnos a las construcciones que
disfrutaron los faraones y las clases privilegiadas, de un lado; y de otro, a la de
carácter eminentemente funerario: se trata de un arte de tumbas (mastabas,
pirámides e hipogeos) y de templos, en los que todo gira en torno al Más Allá: se
utilizan materiales con gran capacidad de resistencia, como adobe y piedra, y joyas
para alabar y engalanar a los muertos.
Las formas estatuarias están
subordinadas a la arquitectura, son
funerarias, sólidas y duraderas; se guían
por algunos convencionalismos no
rígidos (frontalismo de cara, hombros
anchos), se relacionan con el poder y
manifiestan una perspectiva jerárquica,
por lo que las figuras tienen distintos
tamaños según su jerarquía social.
Las pinturas suelen decorar las paredes de tumbas, cámaras mortuorias y sarcófagos,
tienden al realismo y la frontalidad y presentan contornos marcados. Se elaboraron
con colores minerales aplicados a la cola sobre paredes de yeso blanco; abundan en
ellas los colores planos, obedecen a los cánones del relieve y las figuras están situadas
en franjas consecutivas.
Su temática se refiere al mundo funerario y a la vida cotidiana.

Arte Chino

El arte chino es arte visual que, ya sea antiguo o moderno, se originó o se practica en
China o por artistas chinos. El “arte de la Edad de Piedra” se remonta al año 10 000
aC, y consistía principalmente en cerámica y esculturas sencillas. Después de este
período inicial, el arte chino, como la historia china, se clasifica típicamente por la
sucesión de dinastías reinantes de emperadores chinos, la mayoría de los cuales
duraron varios cientos de años.
El arte chino tiene posiblemente la tradición continua más antigua del mundo, y está
marcado por un inusual grado de continuidad y conciencia de esa tradición, que
carece de un equivalente al colapso occidental y la recuperación gradual de los
estilos clásicos.
Los medios que generalmente se han clasificado en Occidente desde el Renacimiento
como las artes decorativas son extremadamente importantes en el arte chino, y gran
parte del mejor trabajo fue producido en grandes talleres o fábricas por artistas
esencialmente desconocidos, especialmente en la cerámica china.
Gran parte del mejor trabajo en cerámica, textiles, laca tallada y otras técnicas fue
producido durante un largo período por las diferentes fábricas o talleres imperiales,
que además de ser utilizados por el tribunal, se distribuyeron interna y externamente
en gran escala para demostrar la riqueza y el poder de los emperadores. En
contraste, la tradición de la pintura de lavado de tinta, practicada principalmente
por académicos y pintores de corte especialmente de paisajes, flores y pájaros,
desarrolló valores estéticos que dependen de la imaginación individual y de la
observación objetiva del artista que son similares a los del Oeste, pero mucho antes
de su desarrollo allí. Después de que los contactos con el arte occidental se volvieron
cada vez más importantes a partir del siglo XIX en adelante, en las últimas décadas
China ha participado con un éxito creciente en el arte contemporáneo mundial.

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