Nelson
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Nelson
Las y los participantes en el proceso de diálogo comparten una profunda preocupación por la
creciente ola de violencia que afecta a la adolescencia y la juventud guatemalteca. Este tipo de
violencia no se reduce a un problema de seguridad pública, sino que debe entenderse como un
problema con profundas raíces familiares, sociales, culturales, políticas y económicas. Por ello,
la búsqueda de soluciones a la problemática debe partir de un enfoque integral que incorpore
los factores que contribuyen a la violencia y, a la vez, promueva estrategias que contribuyan al
bienestar y desarrollo de la adolescencia y la juventud.
Entre los temas más relevantes analizados en dichas mesas destacan: políticas sociales para la
adolescencia y la juventud; causas y manifestaciones de la violencia; violencia relacionada con
las pandillas juveniles; abordaje de la salud integral; seguridad ciudadana; prevención de la
violencia; la impunidad y el sistema de justicia penal.
Existe una serie de situaciones o condiciones que incrementan las posibilidades de que una
persona sea víctima de violencia o se involucre en hechos violentos. Dichas situaciones son
conocidas como factores de riesgo. Entre esta clase de factores se cuentan: la violencia
intrafamiliar; la deserción escolar y la violencia en las escuelas; el desempleo o el subempleo;
crecer en entornos de alta conflictividad y violencia; el fácil acceso a drogas y armas de fuego;
migrar en condiciones precarias; la desigualdad social, la exclusión y la falta de oportunidades.
En términos generales, la marginación y la desatención social a los más vulnerables.
El principio de legalidad implica que el ejercicio del poder público debe realizarse en el marco
de lo que indican las leyes y no en dependencia de la voluntad es superior a la ley y todas las
actuaciones deben basarse en ella.64 En tal sentido, la política pública fundamenta sus
estrategias y acciones en la normativa nacional e internacional que regula las obligaciones
estatales de garantizar el acceso a la población a satisfactores sociales que le pro- vean una
vida digna y en paz. Esto también implica que la actuación del Estado en el ejercicio de su
poder punitivo no puede ser arbitraria ni atentatoria a los derechos humanos de las personas,
sino adecuada al marco normativo y el Estado democrático de derecho.65
Este principio está regulado en la legislación internacional y nacional que promueve y protege
los derechos de la adolescencia. Se refiere a que el Estado deberá proveer una protección
especial y disponer de oportunidades y servicios para garantizar su desarrollo integral, el
respeto a sus derechos, su formación integral en condición.
Esta estrategia es amplia y no se limita únicamente a generar más puestos de trabajo en las
empresas privadas, sino que busca el equilibrio entre las actividades económicas y sociales
remuneradas —que constituyen fuentes de ingresos— y el trabajo que las y los jóvenes
realizan en respuesta a las necesidades sociales y de desarrollo económico de las localidades.
Ampliar la oferta laboral para la juventud
Se busca impulsar esta acción mediante alianzas tripartitas entre la empresa privada, la
sociedad civil y el Estado, con mi- ras a generar mayor cantidad de puestos de trabajo y
afrontar, de esta manera, la demanda de trabajo juvenil. El Estado —a través de los distintos
Ministerios, entidades descentralizadas y municipalidades— debe generar y destinar puestos
de trabajo que provean una remuneración justa para la juventud vulnerable.
Fortalecer y ampliar la cobertura del Pro- grama de Espacios Amigables del MSPAS,
impulsando la educación sexual y la salud reproductiva en prevención hacia factores de riesgo;
prevención del consumo de drogas, atención integral y rehabilitación de casos detectados;
nutrición y alimentación saludable, medio ambiente, importancia de la salubridad, maternidad
y paternidad responsable. Ello, mediante distintas metodologías como: foros, seminarios,
talleres, encuentros juveniles, actividades lúdicas, ferias de la salud, entre otras.
Es necesario fortalecer el Programa Nacional de Salud Mental del Ministerio de Salud Pública y
Asistencia Social, facilitando la ampliación de su cobertura y mejorando sus servicios. También
se requiere la capacitación actualizada y constante del personal; además, la articulación de
comunidades terapéuticas con la participación voluntaria de profesionales en las áreas de
salud mental a nivel departamental, para impulsar tratamientos de acuerdo a las normas de
salud mental. Se debe considerar que los servicios de asesoría, información, orientación y
referencia psicosocial sean brin- dados de acuerdo a la pertenencia lingüística de la población.
Conclusión
Coordinar con los líderes del sector, para fomentar actividades recreativas, donde los jóvenes y
niños estén involucrados. Presentarles actividad deportiva, sociales, educativas, técnicas etc.
Donde las mentes y los cuerpos de ellos estén activos y sacando beneficios para forjar mejores
futuros para los sectores vulnerables de REPUBLICA DOMINICANA.
Abecés los jóvenes delinque porque no tienen oportunidad por ser jóvenes y al tener la mente
ociosa cualquier acto negativo recibida en esa mente puede cambiar su rumbo.