Deontología Médica
Deontología Médica
Deontología Médica
TRABAJO:
INVESTIGACIÓN DEL CURSO
DOCENTE:
DOCTOR JOSÉ DEL C. ROSADO VILLALOBOS
GRUPO 309
LICENCIATURA EN MEDICINA
2019
1
AUTORES
2
2.6 COMISIÓN NACIONAL DE BIOÉTICA COMO MARCO DE
REFERENCIA
Heredia García Gustavo Efrén
3
3.2.3 PRINCIPALES OPCIONES DE RESPUESTA ANTE DICHA
PROBLEMÁTICA
Naal Osorio Hedxon Ildefonso
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ÍNDICE
1. Sustento histórico (vocabulario y conceptos)
7
1.1 Conceptos éticos y bioéticos, su estructura y desarrollo 12
1.2 La ética positiva de la ética natural 20
1.3 Principios de la dignidad humana y sus implicaciones... 25
1.4 Implicaciones generales de la ética y bioética médica 34
2. Aspectos jurídicos y sociales 39
2.1 El juramento de Hipócrates 44
2.2 Conceptos del virtuosismo moral del médico 52
2.3 Componentes de la nueva ética médica 57
2.4 Componentes de la relación del médico/enfermero con el paciente…
69
2.5 Fundamentos éticos de las políticas de salud 73
2.6 Comisión nacional de bioética como marco de referencia 78
2.7 Comisión nacional del genoma humano como marco de referencia 82
3. Ética de la investigación genética 85
3.1 Componentes de la investigación médica y la ética 88
3.1.1 Conceptos éticos de la clonación humana 92
3.1.2 Las dos caras éticas de la clonación terapéutica 100
3.1.3 Componentes de la medicina genómica y sus implicaciones éticas 109
3.1.4 Aspectos bioéticos del desarrollo de biotecnología 112
3.2 La ética de la investigación genética 116
3.2.1 Principales componentes y líneas de investigación 122
3.2.2 Principales problemáticas éticas existentes 127
3.2.3 Principales opciones de respuesta ante dicha problemática 129
3.3 Implicaciones de la bioética y la muerte 133
3.3.1 La problemática jurídica y humana 141
5
3.3.1.1 Derechos de los enfermos 144
3.3.1.2 Derechos del enfermo como persona humana 147
3.3.2 Principio de la verdad en el lecho de un enfermo 154
3.3.3 Características del paciente terminal y sus derechos (eutanasia) 159
3.3.4 Muerte digna y encarnizamiento terapéutico 163
3.3.5 El sufrimiento humano a lo largo de la vida 168
3.4 Problemática de los trasplantes y sus implicaciones éticas 170
3.5 Consecuencias éticas, humanas y legales de practicar un aborto 179
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1. SUSTENTO HISTORICO (VOCABULARIO Y
CONCEPTOS)
Antecedentes
Hipócrates vivió entre los siglos V-VI a. de C., contemporáneo de Platón,
enseñaba a sus discípulos que el médico es un hombre bueno, perito en el arte de
curar, y les comprometía con un principio incondicional de la medicina como
paradigma del buen hacer. “Dispensaré un profundo respeto a toda vida humana
desde la concepción hasta la muerte natural”. Con esta frase no se dice nada
concreto sobre lo que hay que hacer, pero la actitud que preceptúa sí que tiene
consecuencias muy concretas: “No dispensaré a nadie un tóxico mortal activo,
incluso aunque me sea solicitado por el paciente; tampoco daré a una mujer
embarazada un medio abortivo”. El juramento hipocrático no es un código de
buenas prácticas, pero sí marca el límite negativo.
Deontología
La deontología es un capítulo de la ética general, concretamente de la ética de los
deberes. Y los deberes profesionales son sólo una parte muy restrictiva de los
deberes generales. La relación entre ética y deontología es análoga a la que se
establece entre felicidad y deber. El deber es algo más restringido que la felicidad
y cabe entender la deontología como una parte especial de la ética y ésta
aparece, en primer lugar, como la clave de la mejor vida. No podemos reducir el
bien al bien moral, lo primero que hay que decir del bien es que es un aspecto del
ser y la ética se sitúa en el planteamiento de lo que un tipo especial de ente que
es el hombre necesita para bien-ser o bien-morir. Pero en su concepción habitual,
el término deontología, suele usarse para designar la “moral profesional”
situándola, así como una parte de la moral “una moral especializada”. Debiendo
tener en cuenta que, si la deontología profesional no se resuelve sólo con los
parámetros éticos comunes, tampoco la ética se reduce a la satisfacción de ciertos
protocolos deontológicos, ya que la cuestión del bien no se sustenta con el
cumplimiento de una normativa. Ambos “fines”, lo que el agente desea lograr con
su acción y lo que de suyo logra si ésta se lleva a efecto, conforman lo que
podríamos llamar la sustancia moral de la acción y es el fin subjetivo el más
importante en la valoración ética global. Cabe decir que no puede ser bueno algo
que se hace en contra de la propia conciencia subjetiva. El primer deber que
cualquiera puede encontrar en su conciencia moral, si mira bien, es el de formarla
para que sea una buena conciencia, estudiar, buscar la verdad, consultar con las
personas prudentes para salir de dudas. En otro nivel se encuentran las
circunstancias moralmente relevantes, que son aquellos elementos que rodean la
acción matizando eventualmente su cualidad moral: el modo de realizarla, el lugar,
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la cantidad, el motivo u ocasión, el sujeto agente o paciente, el momento y los
medios empleados. El bien moral es muy exigente, de manera que, para que la
acción sea buena, se hace preciso que lo sea en todos sus aspectos, sustancia y
circunstancia, mientras que basta que falle uno de ellos para que se pervierta la
bondad.
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que elaboran códigos de buenas prácticas. Con ellos, se trata de ofrecer un
respaldo corporativo al ejercicio decoroso y garantizar la buena imagen de la
profesión ante los clientes y la sociedad. Se establecen para ello mecanismos de
control deontológico, como los antiguos tribunales de honor, encargados de
prevenir malas prácticas, e incluso promoviendo la separación de la profesión para
quienes las ejercitan.
La relación establecida entre los seres humanos tiene que ser necesariamente
ética, ya que la ética se origina desde el conocimiento del otro, desde el concepto
de semejante y desde el conocimiento de nuestra capacidad de pensar y de
prever el futuro; el poseer este conocimiento hace al hombre sujeto de derechos y
obligaciones, ya que el cumplimiento y respeto de ellos, o por el contrario, su
incumplimiento nos brinda un sentimiento para poder discernir entre lo que es
justo y lo que es injusto. Pudiendo decir que, el concepto de ética como ciencia
puede definirse como el estudio y la justificación de normas de comportamiento a
partir del conocimiento lógico natural, la moral, considerada como ciencia, recoge
las normas de comportamiento a partir de los planteamientos filosóficos,
teológicos y personales. (Villalaín Blanco, D. 2001).
El hombre, a través de la historia, ha ido conociendo las obligaciones inherentes a
la condición humana, frente a los demás de su misma condición, haciéndolas
extensibles a la sociedad y más tarde, debido a las inmensas posibilidades de
manipulación que ofrece la tecnología, ante la misma biosfera. A su vez, y de un
modo paralelo a esta evolución y ampliación conductual, se ha ido desarrollando el
conocimiento y con él, la presentación y estudio de la ética. Y esto que se ha ido
manifestando en todos los aspectos y sentidos, lo ha hecho de un modo más
acusado en el ámbito profesional y más concretamente en la relación médico-
enfermo. Pero no es hasta finales del siglo XVIII cuando aparece el término “Ética
Médica”, coincidiendo con la revolución industrial y los inicios de la higiene pública,
momento a partir del cual, la medicina comienza a cobrar una dimensión
sociopolítica nueva que pronto se verá recogida por diferentes leyes. Siendo a
finales del siglo XX (1986), cuando se considera que, la revolución industrial,
política, científica e ideológica, han originado una revisión de los aspectos éticos
tradicionales, ya que se ha pasado de una sociedad cerrada y paternalista, a una
sociedad abierta y permisiva basada en la responsabilidad individual, la tolerancia
jurídica y la permisividad social.
Vocabulario
Acción Autónoma.-Se produce cuando el agente moral obra intencionalmente,
con comprensión y sin influencia externa que determinen o controlen su acción.
Actitud Médica.-Concreción individual de las mentalidades que configuran el
modelo médico.
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Acto Médico.-Examen, tratamiento o intervención practicado con fines de
prevención, diagnóstico, terapia o rehabilitación por un médico o por otro miembro
del equipo de salud.
Análisis de Riesgos y Beneficios.-Pondera la probabilidad y magnitud del daño
potencial frente a la probabilidad y cantidad de beneficio potencial. Se emplean
diversas medidas de daño y riesgo. Esta forma de análisis se utiliza ampliamente
para establecer criterios de satisfacción y salud en el ámbito laboral y para evaluar
las intervenciones médicas.
Actos y servicios médicos.-Como lo son los de enfermería, estomatológicos,
psicológicos y tecnológicos por decir algunos, brindados por el personal y por los
establecimientos de atención sanitaria. También se puede definir como la manera
peculiar de la actividad humana mediante la cual se desarrolla un conjunto de
acciones dirigidas a satisfacer las necesidades de preservación y la restitución de
la salud.
Bioética.-La bioética es la rama de la ética dedicada a proveer los principios para
la conducta más apropiada del ser humano respecto a la vida, tanto de la vida
humana como de la vida no humana (animal y vegetal), así como al ambiente en
el que pueden darse condiciones aceptables para la misma.
Bioética Médica.-Es aquella que se hace en torno a problemas biomédicos, y
cuyo interés en la salud humana es preventivo y terapéutico.
Buen Médico.- Es un médico con un alto grado de competencia profesional, es
decir, que tiene dominio de los conocimientos básicos de las ciencias médicas,
sabe aplicar los métodos clínicos y epidemiológicos y los aplica con suficiente
habilidad y destreza. Tiene excelencia técnica, aunque no necesariamente la
moral. Este concepto puede extenderse a otras profesiones de la salud, pues en la
actualidad el médico no es el único profesional que interactúa con el paciente.
Buen Paciente.-Quienes así lo han entendido, exigen que sea franco y veraz, que
cumpla las etapas terapéuticas comúnmente acordadas y que sea respetuoso del
esquema de valores del médico, aunque con ello le sean negadas ciertas
peticiones. El buen paciente no solicita licencias médicas más allá de lo
médicamente necesario, no incita a declaraciones y certificaciones incorrectas, y
no exige actos médicos que sean ilegales o incompatibles con la moralidad del
médico.
Calidad de Atención a la Salud.-Categoría histórica concreta que expresa la
armonía entre los servicios prestados, el sistema de normas valorativas y las
expectativas de los usuarios referentes a la atención de la salud.
Código de Ética Profesional.-Especialmente en el caso de la medicina, siempre
han reglamentado las relaciones entre los expertos y los profanos, pero además
las relaciones de los expertos entre sí y con otros expertos.
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Cuidados Paliativos.-Conjunto de tratamientos y cuidados médicos, quirúrgicos y
psicológicos, así como el apoyo espiritual destinados a aliviar el sufrimiento y
mejorar el confort cuando un tratamiento con intención curativa es inapropiado.
Curar.-En sentido técnico, es remover la causa productora de la enfermedad, con
lo cual ésta naturalmente desaparece. Significa dedicación, meditación, afecto y
plenitud de creación vital.
Decisión ético-clínica.-Es la que es necesario tomar con pacientes que plantean
dilemas que comprometen aspectos morales; como ejemplo tenemos la
abstención de tratamiento.
Deontología.-Es la ciencia o tratado de los deberes o las obligaciones —siempre
acompaña a la ética— es aquello que tiene que hacerse, aquello a lo que estamos
obligados, deber. Particularmente se relaciona con profesiones como: la medicina,
el derecho, la enfermería, la arquitectura, etc., siendo la reflexión acerca de las
normas, la búsqueda de las exigencias éticas que conlleva el ejercicio de una
profesión.
Error médico.-Todo acto médico o paramédico de tipo profiláctico, diagnóstico o
terapéutico que no se corresponda con el problema real de salud del paciente y en
el que no exista la mala fe, la negligencia, la indolencia, la incapacidad, ni la
ignorancia profesional.
Humanismo.-Es el amor hacia los seres humanos, y la preocupación por el
desarrollo pleno de todos sobre la base de la justicia. Conjunto de ideas que
expresan respeto hacia la dignidad humana, preocupación por el bien de los
hombres, por su desarrollo multilateral, por crear condiciones de su vida social
favorables para el hombre. Doctrina social que tiende a resolver los problemas
médicos, culturales, económicos, sociales, etc., que tiene planteados el hombre.
Salud.-Según la OMS(Organización Mundial de la Salud) dice que es un estado
de completo bienestar físico, mental y social, y no sólo la ausencia de enfermedad
o padecimiento.
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1.1 CONCEPTOS ÉTICOS Y BIOÉTICOS, SU ESTRUCTURA Y
DESARROLLO
Ética
La ética es una rama de la filosofía que se dedica a analizar la conducta humana y
paralelamente, estudiar la moral y encontrar una manera de juzgar a la misma. El
término ética tiene su origen en el griego, proviene del vocablo ethikos que
significa carácter. La ética puede ser definida como una ciencia del
comportamiento moral pues, mediante un exhaustivo análisis de la sociedad se
determina como es que deberían (hipotéticamente hablando) actuar todos los
miembros pertenecientes a ella. Cabe resaltar, que la ética no es coactiva ya que,
al no imponerse sanciones legales en el individuo (claro está, no existen las leyes
éticas) se promueve una autorregulación a través de normas colectivamente
establecidas para todos.
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encomendada. El contenido está supeditado al acto como herramienta. Kant, en
cambio, trascendió la calificación de algo “bueno o malo” y lo separó de algo
“provechoso o perjudicial” respecto a una voluntad humana determinada por la
razón, tanto práctica como teórica y premiándonos con la confección de sus
imperativos hipotéticos (reglas de tres) y categóricos (principios universales)
Dependiendo de su contenido, podemos distinguir entre dos tipos de éticas:
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Ética de la responsabilidad
Aquella que presenta una actitud atenta a las consecuencias (deseadas o no)
directas y colaterales previsibles a una acción. Ésta esconde la llamada “ética del
éxito”, una actitud resultadista que, en teoría, acaba con cualquier ética al ser
proclive a vulnerar unos principios éticos con tal de perseguir unos objetivos
concretos o eludir una serie de problemas o consecuencias negativas.
La ética posee diversas ramas en las cuales se encuentra dividida:
Para reflexionar sobre la moral, la ética hace una investigación filosófica sobre el
comportamiento moral de las personas. El punto de partida es, pues, la
descripción de la vida cotidiana (ética descriptiva). Después procede a criticar y
reformular las normas morales vigentes en la vida cotidiana de acuerdo con
principios éticos racionales (ética normativa). Estos principios también son
revisados y cuestionados por una reflexión crítica más profunda (metaética).
Finalmente, tras esta doble revisión crítica, ofrecerá normas, valores y principios
morales concretos para orientar nuestra conducta en la vida cotidiana (ética
aplicada).
Ética normativa
Pretende establecer principios generales que se autorrecomienden y que
fundamenten de forma racional (sin apelar seres sobrenaturales) las normas
morales vigentes. Nos proporciona sistemas de reglas prácticas para la “vida
buena”. Por ejemplo, la ética de Platón nos dice que “es preferible sufrir la
injusticia que cometerla”; el utilitarismo, que debemos comportarnos de tal manera
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que las consecuencias de nuestros actos proporcionen la mayor felicidad posible
al mayor número de personas; la ética de Kant nos dice: “obra sólo según aquella
máxima [norma] que puedas querer que se convierta, al mismo tiempo, en ley
universal”.
Bioética
El término bioética fue utilizado por primera vez por Van Rensselaer Potter como
una propuesta de una nueva disciplina que sirviera como un puente entre dos
culturas: la científica, en torno a la vida y al medio ambiente, y la humanista
centrada en la ética. Aunque no existe una sola manera de definir a la bioética, se
puede explicar cómo el estudio sistemático de las dimensiones de la moral-
incluyendo a la visión moral, las decisiones, la conducta y las políticas- de las
ciencias de la vida y del cuidado de la salud, empleando una variedad de
metodologías éticas en un contexto multidisciplinario.
La bioética ha evolucionado hacia un movimiento internacional que abarca los
aspectos tradicionales de la ética médica, la ética ambiental, los debates sobre los
derechos de las futuras generaciones, el desarrollo sostenible, etc. La bioética es
una instancia de juicio práctico que se ejerce en circunstancias concretas y a la
que se le asigna una finalidad práctica a través de diferentes formas de
institucionalización. La bioética se concibe como un campo interdisciplinario de
especialistas y como un movimiento social y cultural de los ciudadanos. Es un
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área de conocimiento que se refiere a la moralidad de las nuevas formas de nacer,
morir, curar y cuidar.
La bioética es una disciplina:
Laica. Busca acuerdos racionales entre personas de diversas filiaciones
religiosas o ateas. Es tolerante.
Plural. Reconoce y promueve la diversidad y trata de alcanzar acuerdos
razonables entre diversas posturas dentro de una discusión que parta de
mínimos compartidos. Reconoce la pluralidad no sólo como un hecho sino
como un valor.
Autónoma. Es libre de influencias políticas, religiosas y económicas.
Reconoce la capacidad de autorregulación del ser humano.
Racional, filosófica y discursiva. La realidad ética no se conoce a priori
sino a través de la reflexión sobre las consecuencias de las decisiones.
Universal. Válida para todos, en cualquier lugar. Las decisiones deben ir
más allá de los convencionalismos morales pues se aspira a decisiones
responsables por vía del acuerdo intersubjetivo pero con base en acuerdos
objetivos de mínimos como lo son los derechos humanos.
Interdisciplinaria. Comprende aspectos filosóficos, científicos, sociales,
antropológicos, psicológicos, técnicos, legales, del cuidado de la salud y de
la investigación en salud.
Intermediadora. Promueve mecanismos razonados y racionales para la
toma de decisiones difíciles y para resolver conflictos.
Regulatoria o procedimental. Apoyo a los protocolos, procedimientos,
cuerpos colegiados.
Aplicada. Reflexiona y cuestiona problemas reales, cotidianos y concretos.
Con base en lo anterior, la bioética no se reduce a la deontología médica clásica.
No ofrece un conjunto de recetas simplistas, de valores rígidamente
preestablecidos o fórmulas hechas que indiquen claramente lo que está bien y lo
que está mal. La bioética, al ser dinámica, no es un conjunto de mandamientos o
de prohibiciones absolutas, o un conjunto de afirmaciones subjetivas y relativas.
La bioética se ha consolidado como un espacio de reflexión multidisciplinario
necesario para abordar con éxito los problemas complejos suscitados en el ámbito
específico de la atención sanitaria y ha ido ampliando progresivamente su enfoque
para estudiar los factores naturales, tecnológicos y sociales que pueden tener
repercusiones importantes sobre la salud humana y en la biosfera en su conjunto.
A pesar de ser una disciplina joven y en continuo desarrollo, se ha convertido en
una herramienta de trabajo fundamental para los comités y organismos que, con
funciones predominantemente consultivas, son requeridos para elaborar informes,
desarrollar tareas de formación de profesionales de la biomedicina e identificar los
aspectos éticos en protocolos de investigación que implican a seres humanos.
Para su normal funcionamiento, los diversos comités que realizan evaluación ética
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deberían contar con miembros familiarizados con aspectos básicos de la
argumentación y del razonamiento moral.
En este sentido conviene recordar que la ética no consiste en la aplicación
mecánica de principios o de normas morales importadas sin más de un código
previo, sino en la justificación racional argumentativa de los cursos de acción
preferibles entre varias alternativas. La calidad del proceso deliberativo es un
aspecto fundamental, pues únicamente en el marco de un diálogo
multidisciplinario y pluralista se tienen las garantías mínimas para identificar los
aspectos relevantes por considerar, de modo que la acción práctica en
determinadas circunstancias responda a los valores en cuestión.
Este objetivo no se consigue con la mera aplicación de principios generales
ampliamente aceptados. Es preciso tener en cuenta que los valores son el
producto condensado de experiencias y de circunstancias que han ido
configurado, a lo largo de generaciones, todo lo bueno, deseable e importante
para grupos humanos muy diversos. Por medio de múltiples formulaciones
jerarquizadas de maneras diversas, estos principios generales son la base sobre
la que se articulan códigos de normas morales, a veces muy detalladas y
complejas. Los códigos morales pueden servir de referencia a instituciones,
grupos y sociedades enteras, impregnando procesos esenciales de socialización y
de pautas de actuación. Las sociedades abiertas y pluralistas han tenido que
arbitrar procedimientos eficaces para hacer frente a los conflictos de
interpretaciones sobre el alcance, la pertinencia y la prioridad de los principios
morales en determinadas circunstancias y en casos complejos.
Los principios morales sirven de guía o como reglas para la acción pero a menudo
entran en conflicto y cada uno de ellos puede ser ponderado de diversas formas
según el contexto de referencia. No pueden considerarse normas precisas de
acción puesto que tienen un carácter orientador y son dependientes de las
circunstancias. Su presunta validez a priori puede verse seriamente afectada por
los detalles del caso en los que colisionan con principios de importancia
equiparable. En consecuencia, los principios morales tienen una función
orientadora. Su aplicación no puede ser mecánica sino mediada por procesos de
reflexión y de argumentación sensibles a los detalles y a las circunstancias de
aplicación. Es en la deliberación donde se identifican los criterios para aplicar
principios que a menudo compiten con el fin de procurar que la acción finalmente
elegida promueva los valores que dotan de contenido a los principios. No se trata
simplemente de "hacer lo correcto" porque aparentemente se tiene en cuenta una
regla o principio ampliamente aceptado sino de garantizar en lo posible "que el
resultado sea bueno", atendiendo a las circunstancias y a los detalles relevantes
de la situación en donde es preciso aplicar ciertos principios.
Los principios pueden servir de apoyo en la argumentación orientada para
identificar el curso de acción más razonable, sea en el marco de una reflexión
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estrictamente individual (autorregulación) o en entornos institucionales
especializados (autorregulación social). En ambos marcos se busca que la acción
práctica responda a ciertos valores. Los principios comprometen de entrada, pero
no con la misma intensidad, pues la complejidad de los contextos donde pueden
operar obliga a identificar criterios de aplicación, en ocasiones complejos. Quienes
otorgan un carácter absoluto a los principios morales (enfoques deontologistas) los
consideran válidos pese a las circunstancias y desarrollan estilos de
argumentación moral de rigidez deductiva. Desde estos enfoques, resulta difícil
cuando no imposible, abordar casos en los que algunos de estos principios
colisionan.
Los comités de bioética difícilmente pueden articular reflexiones pluralistas sobre
planteamientos exclusivamente deontológicos. Lo habitual es que sus miembros
consideren los principios como relativos o vinculantes prima facie, es decir, que
han de ser tenidos en cuenta siempre, a menos que unas circunstancias
determinadas impidan que varios de ellos se realicen simultáneamente. Se
desarrollan entonces criterios de aplicación orientados a salvaguardar los valores
que dan contenido a los principios en colisión, intentando que las normas o las
propuestas de acción resultantes sean coherentes con la importancia relativa de
los valores por proteger. En definitiva, el hecho de que los principios morales a
menudo compiten entre sí, obliga a desarrollar entornos y criterios de aplicación
razonados y razonables, atendiendo a una realidad siempre compleja que no se
deja atrapar en las formulaciones simplificadoras de los principios morales.
Dentro de la bioética, la corriente principialista es una de las aproximaciones
teóricas directamente relacionada con el desarrollo de la disciplina. En el centro de
la misma se encuentran los principios ampliamente conocidos que se han
retomado en la mayoría de los documentos éticos y normativos. Entre ellos, el
más conocido es el Informe Belmont elaborado por la Comisión Nacional para la
Protección de Personas Objeto de la Experimentación Biomédica y de la Conducta
(1978). Dicho Informe expresó los principios de respeto a las personas, de
beneficencia y de justicia. Posteriormente, estos principios fueron ampliados y
aplicados para la ética biomédica por Beauchamp y Childress. Son los siguientes:
1. Respeto por la Autonomía. Se refiere a la necesidad de respetar, tanto en
acciones como en actitudes, a la capacidad y al derecho que poseen las
personas para decidir entre las opciones que a su juicio son las mejores
entre las diferentes posibilidades de las que se les haya informado,
conforme a sus valores, creencias y planes de vida. Son decisiones
respecto a su cuerpo y a su salud, tanto en términos de intervenciones
como de investigación. Este principio sustenta la necesidad de contar con
un consentimiento informado y del derecho a negarse a una intervención o
participación en una relación clínica o de investigación. No se refiere a la no
interferencia con las decisiones del otro. Implica la obligación de crear y de
mantener las condiciones para tomar decisiones autónomas al tiempo que
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se ayuda a despejar el temor y otras situaciones que destruyen o interfieren
con las acciones autónomas. De este principio se desprende el deber de
proteger a quienes no tienen esta capacidad.
2. Beneficencia. Este principio considera la necesidad de evaluar las ventajas
y las desventajas, los riesgos y los beneficios de los tratamientos
propuestos, o de los procedimientos de investigación, con el objeto de
maximizar los beneficios y disminuir los riesgos. Tiene una dimensión
positiva que implica el deber inquebrantable de llevar a cabo acciones
específicas encaminadas a procurar el bienestar de las personas, defender
sus derechos, prevenir el daño, eliminar las condiciones que le generan
riesgo, malestar y dolor, entre otras.
3. No Maleficencia. No se debe infligir daño o hacer mal. Este principio obliga
a evitar el daño físico o emocional y el perjuicio en la aplicación de
procedimientos o de intervenciones.
4. Justicia. Es el principio por el cual se pretende que la distribución de los
beneficios, los riesgos y los costos en la atención sanitaria o en la
investigación, se realicen en forma justa. Es decir, que se distribuyan
equitativamente entre todos los grupos de la sociedad, tomando en cuenta
la edad, el sexo, el estado económico y cultural, y consideraciones étnicas.
Se refiere, asimismo, a que todos los pacientes en situaciones parecidas
deban tratarse de manera similar y con las mismas oportunidades de
acceso a los mejores métodos diagnósticos y terapéuticos.
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1.2 LA ÉTICA POSITIVA DE LA ÉTICA NATURAL
La moralidad se encuentra profundamente arraigada en las “cualidades morales
básicas” (las que determinan el comportamiento moral en la sociedad), y en las
“excelencias éticas” (las que corresponden a la propia vida personal). Las
cualidades morales básicas se comparten universalmente. Son esenciales para la
supervivencia de cualquier comunidad humana. Si se desprecian
sistemáticamente, impiden el mantenimiento de una convivencia significativa.
Transmitidas a través de generaciones, estas cualidades se reconocen como las
reglas básicas de relación a lo largo y ancho del mundo, entre amigos, parientes,
compañeros de trabajo, nativos e inmigrantes.
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Ausencia de malicia
Eso implica, también, buena conducta y ausencia de malicia, evitar hacer daño a
otras personas y a sus propiedades: No debemos matar o robar, infringir violencia
física o verbal, ni tampoco ser crueles, abusivos o vengativos. En el terreno sexual
ello significa que no debemos forzar a los demás con nuestras pasiones sexuales,
y debemos buscar el mutuo consentimiento entre adultos Incluye, asimismo, la
obligación de ser benefactores, es decir, atentos, simpáticos, compasivos.
Debemos echar una mano a aquellos que se encuentran en apuros e intentar
disminuir su dolor y sufrimiento, contribuyendo positivamente a su bienestar.
Principio de ecuanimidad En cuarto lugar, está el principio de ecuanimidad.
Debemos mostrar gratitud y apreciar a aquellos que lo merecen. Una comunidad
civilizada apoya a aquellos que son responsables de sus acciones, insistiendo en
que los que perjudiquen a otros no saldrán completamente impunes, y quizás
tendrán que reparar el daño a los agraviados. Envuelve a su vez los principios de
justicia y de igualdad social. La tolerancia también es una cualidad básica.
Debemos respetar el derecho de los demás a sus creencias, valores y estilos de
vida, incluso cuando difieren de los nuestros. Podemos no estar de acuerdo con
ellos, pero cada individuo está legitimado en sus convicciones en tanto no
perjudique a los demás ni les impida ejercitar sus derechos. Debemos intentar ser
cooperativos, buscando negociar las diferencias pacíficamente y sin hacer uso del
odio o la violencia. Principios y reglas generales Estas cualidades morales básicas
expresan los principios y reglas generales. A pesar de que algunos individuos o
naciones puedan desviarse en sus prácticas, aun así estas virtudes proporcionan
los parámetros generales que guían nuestra conducta. Sin embargo, no son
absolutas, y a veces pueden entrar en conflicto, teniendo entonces que establecer
prioridades entre ellas. No necesitan provenir de un mandato divino para poseer
fuerza moral, puesto que se las somete al análisis definitivo de sus consecuencias
prácticas. Los seres humanos moralmente desarrollados aceptan estos principios
e intentan vivir conforme a ellos, porque entienden que son necesarios algunos
sacrificios personales para evitar los conflictos, y para poder vivir y trabajar juntos.
La sabiduría moral práctica reconoce así la naturaleza obligatoria de un
comportamiento responsable.
Excelencias éticas
Las cualidades morales básicas se refieren a como nos relacionamos con los
demás. Pero existe un conjunto importante de valores que debemos hacer el
esfuerzo de alcanzar a lo largo de nuestra vida, y que necesitamos transmitir a los
más jóvenes. Son las excelencias éticas. Constituyen una referencia para el
desarrollo ético, son virtudes exquisitas de gran mérito y valía. La nobleza de
ciertas personas resplandece por sí sola; existen unas cualidades que se
manifiestan solo a través de personas con un elevado desarrollo moral. Estos
atributos de la personalidad son los que proporcionan el verdadero equilibrio en la
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vida. ¿De cuáles se trata? La primera excelencia es la autonomía, o lo que Ralph
Waldo Emerson denominó autoconfianza. Se refiere a la capacidad que tiene la
persona para tomar el control de su propia vida, para aceptar la responsabilidad
de sus propios sentimientos, su matrimonio o su carrera profesional. La forma en
que vive y aprende, los valores y beneficios que lleva en el corazón. Tal persona
se dirige y gobierna a sí misma. La autonomía de la persona representa la
afirmación de su propia libertad. Algunos consideran la libertad como una carga
agobiante, y por eso están deseosos de entregar el derecho a su
autodeterminación a otros, a los padres, a los cónyuges o incluso a déspotas
totalitarios, o a gurús amenazantes. Una persona libre reconoce que solo posee
una vida, y que la forma en la que la vive es asunto de su exclusiva elección. Esto
último no se opone a la evidencia de que convivimos con los demás y
compartimos valores e ideales, pero un principio básico para la ética democrática
es el reconocimiento de la autonomía en las decisiones individuales. Inteligencia y
razón En segundo lugar, la inteligencia y la razón ostentan una elevada posición
dentro de la escala de valores. Para conseguir una buena vida, necesitamos
desarrollar nuestras habilidades cognitivas; no únicamente las pericias técnicas y
las altas cualificaciones, sino también el buen juicio y la habilidad para adoptar
decisiones sabias. Por desgracia, muchos críticos desprecian la inteligencia, y
creen que ésta no es capaz de resolver nuestros problemas.
Se muestran ansiosos por abdicar de su autonomía racional en otros. Aunque la
razón fracasa en la resolución de algunos problemas, - a veces debemos elegir,
entre muchos males, el menos perjudicial - , no deja de ser método más fiable
para tomar decisiones morales. En tercer lugar, encontramos la necesidad de
autodisciplina sobre los propios deseos y pasiones. Debemos satisfacer nuestros
deseos, necesidades y emociones con moderación, bajo la guía de la elección
racional, reconociendo las dolorosas consecuencias que nuestras decisiones
imprudentes acarrean sobre nosotros y nuestro entorno. En cuarto lugar, cierto
auto respeto resulta vital para nuestro equilibrio psicológico. Por el contrario, el
auto desprecio puede terminar por destruir la personalidad. Necesitamos
desarrollar alguna consideración hacia lo que somos como seres humanos, y una
concepción realista de nuestra identidad. Porque la falta de autoestima puede
hacernos sentir verdaderamente inútiles, lo cual no es a la larga ni saludable para
nosotros, ni beneficioso para la sociedad Creatividad, autonomía y auto respeto
Quinta, y en una posición avanzada dentro de la escala de valores, se encuentra
la creatividad. Dicha cualidad está íntimamente relacionada con las de autonomía
y auto respeto, en tanto que la persona independiente tiene confianza en sus
propias potencialidades y suele querer expresar su talento irrepetible. La persona
carente de creatividad es, por lo general, conformista, no tiene ninguna intención
de abrir nuevos caminos, es tímida y le asustan las nuevas perspectivas. Una
persona creativa, en cambio, desea ser innovadora y muestra un entusiasmo por
la vida, actitud que le conduce a la aventura y a los descubrimientos. En sexto
lugar, necesitamos desarrollar una alta motivación, una voluntad profunda de
22
sumergirnos en la vida y abordar nuevos planes y proyectos. Una persona
motivada considera su propia existencia como algo excitante y lleno de interés.
Para mucha gente, el problema es que consideran aburridos tanto su trabajo y
como su vida. Por desgracia, están simplemente enmascarando la falta de
intensidad de sus compromisos con las aspiraciones y valores elevados.
Inteligencia y razón
En segundo lugar, la inteligencia y la razón ostentan una elevada posición dentro
de la escala de valores. Para conseguir una buena vida, necesitamos desarrollar
nuestras habilidades cognitivas; no únicamente la pericia técnica y las altas
cualificaciones, sino también el buen juicio y la habilidad para adoptar decisiones
sabias. Por desgracia, muchos críticos desprecian la inteligencia, y creen que ésta
no es capaz de resolver nuestros problemas. Se muestran ansiosos por abdicar de
su autonomía racional en otros. Aunque la razón fracasa en la resolución de
algunos problemas, - a veces debemos elegir, entre muchos males, el menos
perjudicial -, no deja de ser método más fiable para tomar decisiones morales. En
tercer lugar, encontramos la necesidad de autodisciplina sobre los propios deseos
y pasiones. Debemos satisfacer nuestros deseos, necesidades y emociones con
moderación, bajo la guía de la elección racional, reconociendo las dolorosas
consecuencias que nuestras decisiones imprudentes acarrean sobre nosotros y
nuestro entorno. En cuarto lugar, cierto autorespeto resulta vital para nuestro
equilibrio psicológico. Por el contrario, el autodesprecio puede terminar por destruir
la personalidad. Necesitamos desarrollar alguna consideración hacia lo que somos
como seres humanos, y una concepción realista de nuestra identidad. Porque la
falta de autoestima puede hacernos sentir verdaderamente inútiles, lo cual no es a
la larga ni saludable para nosotros, ni beneficioso para la sociedad
23
Actitud ante la vida
En séptimo lugar, debemos adoptar una actitud positiva y afirmativa hacia la vida.
Necesitamos cierto optimismo, la convicción de que lo que hacemos tiene su
importancia. Aunque podamos sufrir fracasos y derrotas, tenemos que confiar en
que nos sobrepondremos y alcanzaremos el éxito a pesar de las adversidades. En
octavo lugar, una persona afirmativa es perfectamente capaz de sentir la joie de
vivre, esto es, la alegría de vivir, de apreciar plenamente los placeres humanos, -
desde los llamados placeres corporales como la comida y el sexo, hasta los más
elevados placeres creativos, estéticos, intelectuales y morales. Novena cualidad,
si deseamos vivir bien debemos cuidar racionalmente de nuestra salud como una
precondición para todo lo demás. Para mantener una buena salud, hemos de
evitar el tabaco y las drogas, beber con moderación, intentar reducir el stress en
nuestras vidas, y esforzarnos por mantener una alimentación correcta, hacer
ejercicio físico, descansar lo suficiente y alcanzar la plenitud en el sexo y en el
amor.
Bien supremo
Todas estas excelencias apuntan claramente a un summun bonum, o bien
supremo. El valor intrínseco que buscamos alcanzar es la eudaimonía, la felicidad
o bienestar. Un término más preciso para definir tal estado es exuberancia o
excelsitud, que comprende un proceso activo, no conformista, de
perfeccionamiento en nuestros talentos, necesidades y anhelos. La finalidad u
objetivo de la vida es vivir plena y creativamente, compartiendo con los demás las
numerosas oportunidades que existen para una experiencia gozosa y una
conducta moral. El significado de la vida no es algo que deba descubrirse sólo tras
la muerte, en algún reino misterioso y oculto. Más bien al contrario, se puede
encontrar saboreando la suculenta fruta del Árbol de la Vida, y viviendo el aquí y el
ahora de la forma más completa y creativa de la que seamos capaces. La
moralidad se encuentra profundamente arraigada en las “cualidades morales
básicas” (las que determinan el comportamiento moral en la sociedad), y en las
“excelencias éticas” (las que corresponden a la propia vida personal).Las
cualidades morales básicas se comparten universalmente. Son esenciales para la
supervivencia de cualquier comunidad humana. Si se desprecian
sistemáticamente, impiden el mantenimiento de una convivencia significativa.
Transmitidas a través de generaciones, estas cualidades se reconocen como las
reglas básicas de relación a lo largo y ancho del mundo, entre amigos, parientes,
compañeros de trabajo, nativos e inmigrantes.
24
1.3 PRINCIPIOS DE LA DIGNIDAD HUMANA Y SUS
IMPLICACIONES ÉTICAS, BIOETICAS Y LEGALES
El criterio de valoración
Desde la perspectiva ética, un objeto tiene mayor valor en la medida en que sirve
mejor para la supervivencia y mejora del ser humano, ayudándole a conseguir la
armonía y la independencia que necesita y a las que aspira. Es por tanto esencial
que los valores que se elijan y que se persigan en la propia vida se correspondan
con la realidad del hombre, es decir, sean verdaderos. Porque sólo los valores
verdaderos pueden conducir a las personas a un desarrollo pleno de sus
capacidades naturales. Puede afirmarse que, en el terreno moral, un valor será
verdadero en función de su capacidad para hacer más humano al hombre.
Veamos un ejemplo. Puedo elegir como ideal el egoísmo, en la forma de
búsqueda de la propia comodidad y del propio bienestar, desestimando las
exigencias de justicia y respeto que supone la convivencia con otras personas y
que exigen renuncias y esfuerzos. La personalidad se volverá entonces insolidaria,
ignorando los aspectos relacionales y comunicativos esenciales en el ser humano.
Hecha la elección, el crecimiento personal se detendrá e iniciará una involución
hacia etapas más primitivas del desarrollo psicológico y moral. Por el contrario, si
se elige como valor rector la generosidad, concretada en el esfuerzo por trabajar
con profesionalidad, con espíritu de servicio, y en la dedicación de tiempo a
causas altruistas y solidarias, entonces se favorecerá la apertura del propio yo a
los demás, primando la dimensión social del ser humano y estimulando el
crecimiento personal.
Valores universales
Como acabamos de referir (tal como se deduce del proceso de desarrollo del ser
humano), la maduración personal sólo se facilitará procurando eliminar obstáculos
que puedan originar una detención de la misma o una regresión a etapas más
25
primitivas (propio interés). Por eso, parece acertado concretar algunos valores
universales, deseables para todos.
En este sentido, la formulación clara y precisa del imperativo categórico kantiano
ofrece abundante luz. Así, en la segunda formulación del Imperativo, en la
Fundamentación de la metafísica de las costumbres, dice: «Obra de tal modo que
trates a la humanidad, tanto en tu persona como en la de cualquier otro, nunca
meramente como un medio, sino que, en todo momento, la trates también como a
un fin». Y en la tercera insiste en el mismo sentido: «Pues los seres racionales
están todos bajo la ley de que cada uno debe tratarse a sí mismo y debe tratar a
todos los demás nunca meramente como medio, sino siempre a la vez como fin en
sí mismo. De este modo, surge un enlace sistemático de seres racionales por
leyes objetivas comunes, esto es un reino, el cual, dado que estas leyes tienen por
propósito precisamente la referencia de estos seres unos a otros como fines y
medios, puede llamarse un reino de los fines». Se trata de aquellos valores que se
fundamentan en la dignidad incondicionada de todo ser humano. Una dignidad
que -como puede deducirse de su propia génesis- no admite ser relativizada, no
puede depender de ninguna circunstancia (sexo, edad, salud – calidad de vida – y
demás cualidades).
¿Qué es un principio?
En sentido ético o moral llamamos principio a aquel juicio práctico que deriva
inmediatamente de la aceptación de un valor. Del valor más básico (el valor de
toda vida humana, de todo ser humano, es decir, su dignidad humana), se deriva
el principio primero y fundamental en el que se basan todos los demás: la actitud
de respeto que merece por el mero hecho de pertenecer a la especie humana, es
decir, por su dignidad humana. Vamos a examinar a continuación este valor
fundamental (la dignidad humana), el principio ético primordial que de él deriva (el
respeto a todo ser humano), y algunos otros principios básicos.
26
una idea subjetiva o como objeto de consenso. El acuerdo por ejemplo de un
grupo o de un pueblo crea los valores.
En realidad, esto conduce a un relativismo total. Así, por ejemplo, el grupo podría
acordar que los judíos no son seres humanos o que no poseen dignidad, y que por
tanto se los puede asesinar sin miedo a castigo alguno. Para esta teoría no existe
ningún fundamento que se base en la naturaleza de las cosas y cualquier punto de
vista puede además variar de una a otra época. No existe ninguna barrera segura
de valores frente a la arbitrariedad del estado y el ejercicio de la violencia. Sin
embargo, el propio conocimiento y la apertura natural a los demás nos permite
reconocer en ellos y en nosotros el poder de la inteligencia y la grandeza de la
libertad. Con su inteligencia, el hombre es capaz de trascenderse y de trascender
el mundo en que vive y del que forma parte, es capaz de contemplarse a sí mismo
y de contemplar el mundo como objetos. Por otro lado, el corazón humano posee
deseos insaciables de amor y de felicidad que le llevan a volcarse – con mayor o
menor acierto- en personas y empresas. Todo ello es algo innato que forma parte
de su mismo ser y siempre le acompaña, aunque a veces se halle escondido por
la enfermedad o la inconsciencia.
En resumen: a la vez que forma parte del mundo, el hombre lo trasciende y
muestra una singular capacidad – por su inteligencia y por su libertad – de
dominarlo. Y se siente impulsado a la acción con esta finalidad. Podemos aceptar
por tanto que el valor del ser humano es de un orden superior con respecto al de
los demás seres del cosmos. Y a ese valor lo denominamos “dignidad humana”.
La dignidad propia del hombre es un valor singular que fácilmente puede
reconocerse. Lo podemos descubrir en nosotros o podemos verlo en los demás.
Pero ni podemos otorgarlo ni está en nuestra mano retirárselo a alguien. Es algo
que nos viene dado. Es anterior a nuestra voluntad y reclama de nosotros una
actitud proporcionada, adecuada: reconocerlo y aceptarlo como un valor supremo
(actitud de respeto) o bien ignorarlo o rechazarlo.
Este valor singular que es la dignidad humana se nos presenta como una llamada
al respeto incondicionado y absoluto. Un respeto que, como se ha dicho, debe
extenderse a todos los que lo poseen: a todos los seres humanos. Por eso mismo,
aún en el caso de que toda la sociedad decidiera por consenso dejar de respetar
la dignidad humana, ésta seguiría siendo una realidad presente en cada
ciudadano. Aun cuando algunos fueran relegados a un trato indigno, perseguidos,
encerrados en campos de concentración o eliminados, este desprecio no
cambiaría en nada su valor inconmensurable en tanto que seres humanos. Por su
misma naturaleza, por la misma fuerza de pertenecer a la especie humana, por su
particular potencial genético – que la enfermedad sólo es capaz de esconder pero
que resurgirá de nuevo si el individuo recibe la terapéutica oportuna -, todo ser
humano es en sí mismo digno y merecedor de respeto.
27
La primera actitud que sugiere la consideración de la dignidad de todo ser humano
es la de respeto y rechazo de toda manipulación: frente a él no podemos
comportarnos como nos conducimos ante un objeto, como si se tratara de una
“cosa”, como un medio para lograr nuestros fines personales.
1) Principio de Respeto
«En toda acción e intención, en todo fin y en todo medio, trata siempre a cada uno
– a ti mismo y a los demás- con el respeto que le corresponde por su dignidad y
valor como persona». Todo ser humano tiene dignidad y valor inherentes, solo por
su condición básica de ser humano. El valor de los seres humanos difiere del que
poseen los objetos que usamos. Las cosas tienen un valor de intercambio. Son
reemplazables. Los seres humanos, en cambio, tienen valor ilimitado puesto que,
como sujetos dotados de identidad y capaces de elegir, son únicos e
irreemplazables.
El respeto al que se refiere este principio no es la misma cosa que se significa
cuando uno dice “Ciertamente yo respeto a esta persona”, o “Tienes que hacerte
merecedor de mi respeto”. Estas son formas especiales de respeto, similares a la
admiración. El principio de respeto supone un respeto general que se debe a
todas las personas. Dado que los seres humanos son libres, en el sentido de que
son capaces de efectuar elecciones, deben ser tratados como fines, y no
únicamente como meros medios. En otras palabras: los hombres no deben ser
utilizados y tratados como objetos. Las cosas pueden manipularse y usarse, pero
la capacidad de elegir propia de un ser humano debe ser respetada. Un criterio
fácil que puede usarse para determinar si uno está tratando a alguien con respeto
consiste en considerar si la acción que va a realizar es reversible. Es decir:
¿querrías que alguien te hiciera a ti la misma cosa que tu vas a hacer a otro? Esta
es la idea fundamental contenida en la Regla de Oro: «trata a los otros tal como
querrías que ellos te trataran a ti». Pero no es ésta una idea exclusiva de los
cristianos. Más de un siglo antes del nacimiento de Cristo, un pagano pidió al Rabí
Hillel que explicara la ley de Moisés entera mientras se sostenía sobre un solo pié.
Hillel resumió todo el cuerpo de la ley judía levantando un pié y diciendo: «No
hagas a los demás lo que odiarías que ellos hicieran contigo».
2) Otros principios
El respeto es un concepto rico en contenido. Contiene la esencia de lo que se
refiere a la vida moral. Sin embargo, la idea es tan amplia que en ocasiones es
difícil saber cómo puede aplicarse a un caso particular. Por eso, resulta de ayuda
derivar del principio de respeto otros principios menos básicos. Vale la pena
hacer notar que, en ética aplicada, cuanto más concreto es el caso, más puntos
muestra en los que puede originarse controversia. En esta área, la mayor dificultad
reside en aplicar un principio abstracto a las particularidades de un caso dado. En
28
consecuencia, convendrá disponer de formulaciones más específicas del
principio general de respeto. Entre estos principios están los de no malevolencia
y de benevolencia, y el principio de doble efecto.
c) Principio de Integridad
«Compórtate en todo momento con la honestidad de un auténtico profesional,
tomando todas tus decisiones con el respeto que te debes a ti mismo, de tal modo
que te hagas así merecedor de vivir con plenitud tu profesión». Ser profesional
no es únicamente ejercer una profesión sino que implica realizarlo con
profesionalidad, es decir: con conocimiento profundo del arte, con absoluta
lealtad a las normas deontológicas y buscando el servicio a las personas y a la
sociedad por encima de los intereses egoístas.
a) Principio de Justicia
«Trata a los otros tal como les corresponde como seres humanos; sé justo,
tratando a la gente de forma igual. Es decir: tratando a cada uno de forma similar
en circunstancias similares». La idea principal del principio de justicia es la de
tratar a la gente de forma apropiada. Esto puede expresarse de diversas
maneras ya que la justicia tiene diversos aspectos. Estos aspectos incluyen la
justicia substantiva, distributiva, conmutativa, procesal y retributiva.
b) Principio de Utilidad
29
«Dando por supuesto que tanto en tu actuación como en tu intención tratas a la
gente con respeto, elige siempre aquella actuación que produzca el mayor
beneficio para el mayor número de personas». El principio de utilidad pone
énfasis en las consecuencias de la acción. Sin embargo, supone que has
actuado con respeto a las personas. Si tienes que elegir entre dos acciones
moralmente permisibles, elige aquella que tiene mejor resultado para más gente.
30
Este reconocimiento ha tenido una influencia clara, y decisiva, en el ámbito de la
Bioética y el Bioderecho. En concreto, todas las Declaraciones internacionales
que, hasta la fecha, han versado sobre esta materia, han considerado a la
dignidad humana como fundamento de los principios, normas y, en definitiva,
derechos y deberes, allí contenidos. Así, por ejemplo, el Convenio para la
Protección de los Derechos Humanos y la Dignidad del Ser Humano con respecto
a las Aplicaciones de la Biología y la Medicina, del Consejo de Europa establece
que las partes se comprometen, de acuerdo con lo establecido en el artículo 1, a
proteger al ser humano en su dignidad y su identidad. En realidad, el Convenio
asume, explícitamente, el principio de la dignidad humana como presupuesto de
todas sus disposiciones, ya que el punto 9 del Informe Aclaratorio del mismo
afirma: “El concepto de dignidad humana (...) constituye el valor esencial que debe
sostenerse. Se encuentra en la base de la mayoría de los valores prioritarios del
Convenio”. Por ello, para D´Agostino, parece lícito elevar la dignidad humana “al
papel de único, posible y auténtico fundamento de una bioética europea”.
1. Artículo 2.
a) Objetivos
i) Promover el respeto de la dignidad humana y proteger los
derechos humanos, velando por el respeto de la vida de los seres
humanos y las libertades fundamentales, de conformidad con el derecho
internacional relativo a los derechos humanos;
b) Principios
En el ámbito de la presente Declaración, tratándose de decisiones adoptadas o de
prácticas ejecutadas por aquellos a quienes va dirigida, se habrán de respetar los
principios siguientes.
31
b) Los intereses y el bienestar de la persona deberían tener prioridad con
respecto al interés exclusivo de la ciencia o la sociedad.
1. Artículo 1
a) El genoma humano es la base de la unidad fundamental de todos los
miembros de la familia humana y del reconocimiento de su dignidad
intrínseca y su diversidad.
2. Artículo 2
a) Cada individuo tiene derecho al respeto de su dignidad y derechos,
cualesquiera que sean sus características genéticas.
b) Esta dignidad impone que no se reduzca a los individuos a sus
características genéticas y que se respete el carácter único de cada uno y
su diversidad.
Por último, podemos mencionar también la Declaración Internacional sobre Datos
Genéticos Humanos, de la UNESCO. Este texto, en su artículo 1, sostiene:
1. Artículo 1:
a) Los objetivos de la presente Declaración son: velar por el respeto de la
dignidad humana y la protección de los derechos humanos.
En definitiva, podría afirmarse que, en la actualidad, la dignidad humana se
configura como una especie de “conciencia jurídica” global. Incluso, podría
sostenerse que, de algún modo, este principio vendría a ocupar el papel que,
tradicionalmente, ha desempeñado el Derecho natural, entendido como raíz
ontológica y fundamento último del Derecho. Este enfoque es también aplicable al
ámbito del Bioderecho. De hecho, y como hemos podido comprobar, así lo han
entendido todos los textos legales aprobados hasta la fecha sobre esta materia.
No obstante, y a partir de esta realidad, puede resultar sorprendente constatar la
siguiente paradoja: por un lado, como hemos señalado, parece existir un consenso
firme en entender que la dignidad es el fundamento último del Derecho. Pero, por
otro lado, se advierte la existencia de una gran discrepancia práctica en relación a
las consecuencias éticas y jurídicas que se derivan de este principio. Ciertamente,
resulta llamativo, e incluso contradictorio, comprobar que gran parte de la actual
cultura jurídica occidental parece estar construida sobre una consideración
ambigua del significado de la dignidad humana. Ello ha llevado a algunos autores
32
a afirmar que nos encontramos ante una noción vacía de contenido o, al menos,
con poca operatividad en el campo jurídico.
Esta paradoja se muestra con especial claridad en el ámbito del Bioderecho. En
concreto, los actuales debates sociales, políticos y jurídicos, existentes en muchos
países occidentales, y en los organismos internacionales, en torno a los diversos
temas bioéticos son, en gran medida, discusiones sobre el significado y
consecuencias prácticas del principio de la dignidad humana. En general, la mayor
parte de los interlocutores aceptan que el punto de partida debe ser la aceptación
del principio de la dignidad humana, entendida como parámetro orientador de
cualquier normativa jurídica en esta materia. Sin embargo, las consecuencias
prácticas que se extraen de este principio pueden llegar a ser divergentes e,
incluso, radicalmente contradictorias. Así lo constatamos, por ejemplo, en los
debates sobre la legitimidad del uso de embriones humanos para la investigación,
la legalización del suicidio asistido, el aborto, la fecundación in vitro y lo que esta
técnica puede conllevar (reducción embrionaria, crioconservación de embriones
sobrantes…), diagnósticos preimplantatorios y prenatales, etc.
Como ya se ha apuntado, ante esta situación, algunos abogan por la inviabilidad,
e incluso el rechazo, teórico y práctico, del mismo principio de la dignidad humana.
No faltan los autores que, a partir del uso parcial y retórico del concepto de
dignidad humana, proponen la superación de este principio. En esta línea, afirma
Norbert Hoerster: “Cuan vacía es necesariamente la fórmula del principio de
dignidad humana: no es nada más y nada menos que el vehículo de una decisión
moral sobre la admisibilidad o inadmisibilidad de formas posibles de la limitación
de la autodeterminación individual”. Frente a estas posturas, otros entienden que
el principio de dignidad humana no es, en absoluto, un concepto vacío.
Ciertamente, en la actualidad, se recurre frecuentemente a este término desde
parámetros exclusivamente retóricos, ideológicos, utilitaristas o políticos. No
obstante, consideramos que la cuestión de fondo no es si la expresión está
siendo, o no, correctamente utilizada, sino si existe una cualidad real en el ser
humano que requiera un término lingüístico para ser designada. Dicho término
puede ser el de dignidad o cualquier otro; pero si existe tal realidad, no podemos
prescindir de él. Por el contrario, si se rechazara el término (sin recurrir a otro
equivalente o sinónimo) es cuando realmente nos encontraríamos con un vacío,
con una realidad que carece de su correspondiente expresión lingüística.
Por ello, consideramos que la actual manipulación del concepto no priva, per se, a
la dignidad humana de su trascendencia ontológico-jurídica. Además, no es, en
absoluto, indiferente situar el principio de la dignidad humana como fundamento
de un sistema jurídico, que no hacerlo. En realidad, ante la confusión existente,
entendemos que lo más adecuado no es prescindir de la dignidad sino, por el
contrario, continuar profundizando en su significado y en sus consecuencias
prácticas. Precisamente, cuando se comprende que de la dignidad humana, y de
su defensa, depende, en gran medida, el destino mismo del hombre, se puede
33
vislumbrar la importancia de tener siempre viva y activa la reflexión en torno a la
misma.
34
por parte de la misma agrupación que abordan tópicos específicos: Declaraciones
de Oslo, Tokio, Sídney, Hawái, etc.
La bioética
En los últimos años, la moral médica tradicional en su conjunto se fue convirtiendo
gradualmente en objeto de atención dentro y fuera de los espacios de la atención
a la salud, producto de la toma de conciencia social sobre las nuevas expectativas
que para la vida y la salud representan los diversos avances de la biomedicina, y
sobre los derechos humanos y las violaciones de que han sido objeto. El primer
caso de esta toma de conciencia se generó por el advenimiento de la diálisis
peritoneal, los trasplantes de órganos, los anticonceptivos orales, el diagnóstico
prenatal instrumentalizado, la multiplicación de unidades de cuidados intensivos y
respiradores artificiales –entre otras estrategias de atención–, agregándose
paulatinamente a todo ello, inéditos avances de la genética médica como la
medicina genómica y la terapia génica, y de la biología de la reproducción como la
fertilización in vitro, y la anticoncepción de emergencia. Por otro lado, la relación
médico-paciente de carácter tradicional avalada por un conjunto de textos morales
comenzó a entrar en crisis, desde mediados del siglo próximo pasado, producto de
los efectos de un proceso de deshumanización de nuestra práctica profesional,
como resultado de la comercialización y mercantilización de la medicina y de la
despersonalización del acto médico que, en lo general, los médicos fuimos
incapaces de superar, pese a algunos esfuerzos aislados. En consecuencia, la
sociedad comenzó a tomar conciencia de la deshumanización: soberbia y abusos
de confianza por parte de algunos médicos; intervenciones quirúrgicas
injustificadas; anarquía en el monto de los honorarios profesionales;
investigaciones médicas sin conocimiento de los sujetos participantes –aun con la
existencia de una normativa formulada ex profeso–; percepción del enfermo como
un expediente o una fuente de ingreso económico; mala práctica profesional,
ocultamiento de información indispensable para el paciente en lo concerniente a
su estado de salud, etc. El resultado de todo ello fue, por parte de la sociedad, la
pérdida gradual de la confianza en los médicos y en la dinámica general de la
atención a la salud privada y pública. En décadas recientes se tomó conciencia de
manera progresiva, de que los problemas y dilemas morales son consecuencia de
una problemática más amplia y de que para su abordaje y solución es
indispensable hacer una reflexión profunda y detenida sobre las bases éticas en
que debe cimentarse la conducta de los médicos, en virtud de que el apego
irrestricto a los preceptos morales contenidos en los juramentos, códigos y
declaraciones tradicionales, pese a sus evidentes buenas intenciones y a su
incuestionable valor moral, es insuficiente.
Es en esta parte de necesidades que surge el pensamiento bioético. Aunque el
término «bioética» fue acuñado en 1971, a propósito de la necesidad de
reflexionar sobre el uso irracional de la ciencia y la tecnología por su impacto en la
35
biosfera y el ambiente, y la necesidad de hacer una reflexión ético-filosófica
sistematizada y cuidadosa sobre los dilemas originados por la práctica de la
medicina contemporánea, la necesidad de ampliar el conocimiento médico, el uso
de nuevas terapéuticas y sobre todo de una nueva concepción de la relación
médico-paciente más justa, objetiva, racional y equilibrada. En este sentido,
hemos de definir a la bioética –desde sus orígenes–, como un área de reflexión
ética acerca de las múltiples implicaciones de las relaciones del hombre con el
fenómeno de la vida en general y con el fenómeno de la vida humana en
particular. Siendo la bioética un campo de reflexión tan amplio, se debe señalar
que los temas y problemas que aborda incluyen por lo menos tres categorías: los
que corresponden a las implicaciones naturales y sociales de la relación del
hombre con los ecosistemas, particularmente con la biosfera; los que tienen que
ver con las implicaciones de los avances de la ciencia y la tecnología, y los que se
generan en el ámbito de la atención a la salud. Dichas categorías obviamente se
traslapan. Gracias a su acción sobre el ambiente, por ejemplo, el hombre ha
podido sobrevivir a lo largo del tiempo desde que inventó la agricultura, la
ganadería y las técnicas para la distribución artificial del agua, además de que su
capacidad le ha permitido, en el campo de la medicina de base científico-técnica,
privar de la vida a millones de gérmenes que le ocasionan enfermedades
infecciosas y crear técnicas quirúrgicas, entre otros logros. Por otro lado, la tala
inmoderada de bosques y la infección y contaminación del agua, el aire y el suelo,
resultado del desarrollo industrial, ha contribuido a generar condiciones propicias
para la aparición de otros problemas, como el incremento de ciertas entidades
patológicas, entre ellas las enfermedades neoplásicas.
Es en el marco de la bioética de la atención a la salud que la reflexión ética
responde a preguntas como: ¿los profesionales de la atención a la salud sólo
tienen obligaciones, pero no derechos?; ¿los pacientes tienen derechos pero no
responsabilidades, considerando entre otras, que cada individuo es el primer
responsable del cuidado de su salud y no los médicos?; ¿es legítimo exigir en los
profesionales de la atención a la salud un comportamiento ético, o por lo menos
moral, en circunstancias de ejercicio que no lo hacen posible?; ¿se debe exigir al
profesional que se comprometa «solemnemente» a «consagrar su vida al servicio
de la humanidad» –como señala la Declaración de Ginebra–, desconociendo que
también tiene responsabilidades familiares y como ciudadano?; ¿hasta dónde un
profesional de la atención a la salud, puede poner en riesgo su vida en aras de la
vida de los demás?; ¿procede convertir ideales morales en deberes estrictos,
cuando hay obligaciones exigibles y factibles de cumplir como la de actualizar los
conocimientos, asumir una actitud de tolerancia, respeto y apertura hacia el
paciente en un clima de equidad, civilidad y madurez, entre otras muchas?
Es incuestionable el hecho de que actualmente, ya no es posible esperar que los
médicos, enfermeras, odontólogos, etc. puedan regir su conducta moral
profesional, sólo con las normas de la «ética profesional» tradicional que resultan
36
ya insuficientes. Este planteamiento no ha dejado de crear cierta confusión en el
ámbito académico, puesto que no corresponde a la orientación que desde su
origen ha tenido la bioética –un enfoque objetivo y multidisciplinario–, justamente
como una ética reflexiva orientada al análisis, la evaluación y argumentación
racional de todo lo que compete a la dimensión moral de la atención a la salud, e
incluye a la normativa contenida en las «éticas profesionales» tradicionales. Para
ello necesitamos en principio de un conocimiento, por lo menos general, de cuál
ha sido el desarrollo del conocimiento médico y de la atención a la salud durante
las últimas décadas, además de contar con una formación bioética básica que
contemple aspectos ético-filosóficos y que en principio se puede empezar a lograr
a través del análisis y revisión de artículos publicados en las cada vez más
numerosas revistas internacionales, especializadas e indexadas, pertenecientes al
campo de la Bioética de la atención a la salud, como por ejemplo: Bioethics;
American Journal of Bioethics; Bioethics Bulletin; Theoretical Medicine and
Bioethics; Health Care Analysis; Hastings Center Report, Journal of Clinical Ethics,
etc., además de diversas editoriales y artículos de contenido bioético, que aun sin
utilizar el término bioética, han publicado desde hace cuatro décadas revistas
médicas tan prestigiadas como British Medical Journal; New England Journal of
Medicine; Journal of American Medical Asociación (JAMA), etc.
En México existe la Revista Mexicana de Bioética de reciente creación y algunas
revistas médicas indexadas que han publicado artículos sobre el área y que se
pueden obtener en páginas electrónicas como IMBIOMED, entre otras.
Finalmente, hay que mencionar que es una responsabilidad de las escuelas y
facultades de medicina, enfermería, odontología, etc. de las universidades
públicas, contemplar en sus planes de estudios profesionales de pregrado y de
posgrado, una verdadera formación bioética, sólida, coherente con los nuevos
desafíos que, en la sociedad actual, enfrenta la dimensión ética de la atención a la
salud de carácter profesional.
Ética médica
En cuanto a la ética médica y su fundamento, proviene en gran parte desde la
propia actividad de los médicos, ya que a diario enfrentan problemas clínicos. La
solución de ellos dependerá, en gran medida de conocimientos y habilidades que
han adquirido a lo largo de la formación y experiencia. Sin embargo, estos
problemas clínicos, a menudo, vienen acompañados de dilemas éticos, para los
cuales no existe una simple respuesta y cuya complejidad va más allá de normas
o tecnicismos.
En el último período, la medicina ha sufrido un cambio importante. La postura
tanto del médico como del paciente y todo lo que conlleva dicho proceso en la
relación médico-paciente, se ha permutado. El paciente ha pasado de tener una
postura pasiva a una postura activa, en la cual toma cada vez más decisiones en
todos los procesos que le involucran. El médico debe mantener informado de toda
37
la situación al paciente. Pero no es suficiente. Se debe cumplir con el requisito
dinámico, tanto verbal como escrito del consentimiento informado, que parece
presidir todo acto médico en la actualidad. En este contexto, se debe respetar la
autonomía del paciente, en todo momento, con mayor fuerza si el enfermo ha
comprendido la situación que lo afecta, sin dejar de lado la figura del
representante legal o persona que está a cargo del enfermo. La ética médica, se
ocupa por lo tanto de asuntos de orden práctico, relacionados con la ciencia
médica, entendida como la atención de enfermos y los problemas que se pudieran
derivar de ello, pero además de una serie de otras situaciones de diferente
complejidad, donde suele darse intenso debate, como, por ejemplo, reproducción
asistida, eutanasia, prolongación de la muerte, trasplantes de órganos, aborto,
orden de no reanimación, retirada de tratamientos, adecuación terapéutica, etc. Es
aquí donde se produce la tensión entre el mundo de los hechos, avances
tecnológicos y datos concretos, respecto del mundo de los valores y principios
morales. La ética, a secas, el “ethos” de la cultura griega, como parte de la
filosofía, aporta la necesaria capacidad de reflexión y deliberación que requieren
los problemas de la medicina, cuando son sobrepasados por el mero dato o la
norma. Muchas veces son los mismos progresos tecnológicos que el hombre ha
sido capaz de crear, los que justifican a nuestro entender, poner unos límites en
temas que tienen relación con la medicina, cuyo fin último no es otro que proteger
en todo momento el buen actuar médico y garantizarle al paciente la justicia de la
cual es merecedor.
La palabra ética, del griego “ethos”, es uno de los pilares de la filosofía. Apunta al
comportamiento moral de la persona en el mundo. Puede decirse que, en un modo
amplio, resuelve la inquietud respecto a qué es lo bueno a hacer, y lo malo a
evitar. En otro sentido, la bioética se vincula, como una parte de la ética, con un
concepto más acotado hacia la vida en el medio ambiente, desde un punto de
vista general, tanto humana, vegetal y animal.
En cambio, la ética médica une las normas de comportamiento adecuado, bueno o
correcto, en el campo de la atención al hombre enfermo, como ente concreto. Es
aquí donde los conceptos de ética y bioética adquieren un propósito palpable y,
por tanto, su adecuado conocimiento, aplicación y juicio de valor son relevantes
para el ejercicio de la medicina en nuestros tiempos. Conviene aclarar que lo que
habitualmente se nombra bioética, en la atención de los enfermos y su contexto
global en los dilemas de la salud, en realidad se identifica mejor con la ética
médica, que le es más propia porque aplica principios precisos de lo que puede
entenderse como una moral médica. Esta última, entendida como una deliberación
seria, argumentada, razonada y razonable.
38
2. ASPECTOS JURÍDICOS Y SOCIALES
Aspecto Jurídico
Puede considerarse que el marco jurídico o aspecto jurídico es un conjunto de
normas constitucionales, leyes, reglamentos, jurisprudencia y disposiciones
administrativas que determinan el derecho de voto de los ciudadanos para elegir a
los cargos representativos.
Ética y Legalidad
Ética es la disciplina científica que estudia la corrección y la bondad de las
conductas humanas. La corrección de las conductas se establece por su
consistencia con ciertos principios, normas o máximas. Una conducta incorrecta
puede ser bondadosa si persigue realizar el bien. Del mismo modo, no basta con
querer ser bueno para realizar conductas correctas desde un punto de vista ético.
En general, las leyes y los principios éticos obedecen a planteamientos
conceptuales diferentes. A menudo las leyes describen sólo lo que nos está
permitido hacer, o mejor dicho, lo que está prohibido o no permitido hacer,
mientras que la ética orienta sobre lo que debemos hacer.
40
2. El Derecho de la Salud como derecho individual y social.
Aspecto Social
41
Se puede llegar a considerar aspecto social a todo lo que conforma a un grupo
determinado de individuos que conviven en una sola comunidad, todo lo que
pueda definir al individuo individualmente y de manera grupal. Estos aspectos
pueden ser la salud, la economía, vivienda, alimento, temas políticos, etc.
Educación
La educación puede llegar a ser un factor que influya en la salud de las personas.
Esta puede llegar ayudar a tomar buenas decisiones en el ámbito de la salud, se
dice que las personas con mayor nivel de educación tienen más probabilidad de
vivir por más tiempo. La educación también tiende a generar empleos mejor
remunerados. A menudo vienen con beneficios, como seguro de salud,
condiciones de trabajo más sanas y la oportunidad de establecer conexiones con
otras personas. Todas estas cosas se suman a una mejor salud.
Ingresos
La cantidad de dinero que una persona obtiene después de una jornada normal de
trabajo de igual manera puede ser un factor que afecte la salud del mismo o de los
que de este dependan. Las personas con mayores ingresos tienden a ser más
saludables y vivir más tiempo que las personas con bajos ingresos. Es más
probable que vivan en vecindarios seguros. Tienen mayor acceso a tiendas de
comestibles y alimentos saludables. Las personas con bajos ingresos tienen más
probabilidades de vivir en una comunidad de pobreza. Son más propensas a
enfrentar situaciones que pueden conducir a una mala salud. Estas situaciones
pueden incluir viviendas inseguras, más desafíos para obtener alimentos
saludables y menos tiempo para hacer ejercicio o actividad física. Tener un
ingreso más bajo también afecta su capacidad de tener un seguro de salud
asequible, lo que puede afectar la frecuencia con la que visita a su médico y esta
frecuencia puede tener un efecto directo sobre su salud.
Vivienda
El lugar en donde vive tiene un impacto significativo sobre su salud. Las personas
que están continuamente expuestas a condiciones de vivienda deficientes corren
un mayor riesgo de desarrollar problemas de salud. Las condiciones tales como
plagas, moho, problemas estructurales y toxinas en el hogar pueden afectar su
salud. Es importante que su hogar esté seguro y libre de peligros como estos. La
42
vivienda puede contribuir a su salud cuando le proporciona un lugar seguro en el
cual estar.
Las condiciones del vecindario son una parte importante de la vivienda y también
pueden afectar su salud. Un vecindario libre de violencia, delincuencia y
contaminación brinda a niños y adultos un lugar seguro para la actividad física.
Una casa que está cerca de tiendas de comestibles hace que sea más fácil para
las familias comprar y comer alimentos saludables. Un vecindario próspero
también ofrece empleo, transporte y buenas escuelas. Estar rodeado de todas
estas cosas le ayuda a vivir una vida más saludable.
Acceso a la Salud.
La facilidad con la que usted puede acceder a la atención médica es un factor
determinante de su salud. Si tiene seguro de salud, es más probable que visite a
su médico regularmente. Estas visitas pueden incluir pruebas de detección y
atención preventiva que evitan que desarrolle enfermedades crónicas. Pero no
todos tienen acceso a un seguro de salud o un acceso fácil a la atención médica.
Algunas personas no tienen un medio de transporte para ir al médico. Algunos no
pueden pagarlo, mientras que otros hablan un idioma diferente. Todas estas cosas
pueden evitar que obtengan la atención médica que necesitan. No poder obtener
atención médica puede tener un impacto enorme sobre su salud.
43
2.1 EL JURAMENTO DE HIPÓCRATES
La historia detrás del juramento hipocrático nos lleva a la Antigua Grecia y al
desarrollo de prácticas medicinales que crecían. Sabemos que la Antigua Grecia
ha sido históricamente cuna de muchos de los elementos con los que contamos
en nuestra vida cotidiana. Uno de ellos ha sido también la medicina, aunque la
misma ya se practicaba en el Cercano y Lejano Oriente, fue en Grecia donde ganó
un esplendor hasta entonces nunca visto.
Hipócrates fue un médico griego del siglo V a. C. que ejerció su profesión en la
Isla de Cos, en Grecia. Este médico fue un profesional de alta gama,
estableciendo en gran parte toda una filosofía compleja sobre la nutrición del
cuerpo y también muchos de las actuales prácticas de higiene y salubridad de la
medicina. El juramento que estableció este profesional de la salud griego se cree
que fue un legado a sus discípulos con el fin de estimularlos a llevar una práctica
de la medicina alrededor de valores éticos y morales. Es el padre indiscutido de la
medicina moderna, sus discípulos recopilaron su obra compuesta por 70 escritos,
en el Corpus Hippocraticum. En él, se recogen los textos fundacionales de la
tradición médica occidental. Allí es donde encontramos conceptos de salud y
enfermedad que hoy seguimos considerando nuestros. (Gredos, 1990)
Uno de los textos que forman parte de esta colección es el que lleva el título de
Juramento. De su importancia da una idea, que se encuentra entre los textos que
44
más se han editado, estudiado, comentado y transcripto, n o se conoce la fecha
cierta del Juramento Hipocrático. Las opiniones varían a que data entre el siglo VI
a V a.C. al I d.C., no existiendo certeza alguna que estos principios éticos se
hayan aplicado antes de la aparición del cristianismo. El primer manuscrito
conocido en forma no modificada es el Codex Maxianus Venetus (siglo XI) que se
conserva en la Biblioteca de San Marcos en Venecia. En la época medieval se
introdujeron en él, algunas modificaciones, a fin de convertirlo en aceptable por la
iglesia cristiana y otras religiones. (Medicos, 2001), Clemente VII, en la bula Quod
jusiurandum de 1531, dispuso su prescripción para todos los que se graduaran
como médicos.
La principal revisión moderna fue llevada a cabo en Ginebra, por la Asamblea
General de la Asociación Médica Mundial (AMM) cuya resultante es conocida
como Declaración de Ginebra, Suiza, en septiembre de 1948. Posteriores
enmiendas fueron realizadas por la AMM en Australia en agosto de 1986, en
Venecia, Italia en octubre de 1983, en Estocolmo, Suecia, septiembre 1994 y
revisada en su redacción en Francia en mayo 2006. (Mundial, 2005)
45
incertidumbre y teniendo siempre como objetivo final el bienestar general del
paciente.
Juramento de Hipócrates
Juro por Apolo, médico, por Esculapio, Higías y Panacea y pongo por testigos a
todos los dioses y diosas, de que he de observar el siguiente juramento, que me
obligo a cumplir en cuanto ofrezco, poniendo en tal empeño todas mis fuerzas y mi
inteligencia. Tributaré a mi maestro de Medicina el mismo respeto que a los
autores de mis días, partiré con ellos mi fortuna y los socorreré si lo necesitaren;
trataré a sus hijos como a mis hermanos y si quieren aprender la ciencia, se la
enseñaré desinteresadamente y sin ningún género de recompensa.
Instruiré con preceptos, lecciones orales y demás modos de enseñanza a mis
hijos, a los de mi maestro y a los discípulos que se me unan bajo el convenio y
juramento que determine la ley médica, y a nadie más. Estableceré el régimen de
los enfermos de la manera que les sea más provechosa según mis facultades y a
mi entender, evitando todo mal y toda injusticia. No accederé a pretensiones que
busquen la administración de venenos, ni sugeriré a nadie cosa semejante; me
abstendré de aplicar a las mujeres pesarios abortivos.
Pasaré mi vida y ejerceré mi profesión con inocencia y pureza. No ejecutaré la
talla, dejando tal operación a los que se didican a practicarla. En cualquier casa
donde entre, no llevaré otro objetivo que bien de los enfermos; mi libraré de
cometer voluntariamente faltas injuriosas o acciones corruptoras y evitaré sobre
todo la seducción de mujeres u hombres, libres o esclavos. Guardaré secreto
sobre lo que oiga y vea en la sociedad por razón de mi ejercicio y que no sea
indispensable divulgar, sea o no del dominio de mi profesión, considerando como
un deber el ser discreto en tales casos. Si observo con fidelidad este juramento,
séame concedido gozar felizmente mi vida y mi profesión, honrado siempre entre
los hombres; si lo quebranto y soy perjuro, caiga sobre mí la suerte contraria.
(Versión del griego, por el R.P. Manuel Briceño Jáuregui, S.J.)
46
4. Humildad: A mis hijos, a los hijos de mi maestro y a quienes se obligaran
con el juramento que manda la ley de la Medicina, y a nadie más, les
enseñaré los preceptos, las lecciones orales y la práctica.
5. La voluntad de auxiliar: Aplicaré mis tratamientos para ayuda de los
enfermos, según mi capacidad y buen juicio, y nunca los usaré para
hacerles daño o engañarlos.
6. Sinceridad y Justicia: A nadie, aunque así me lo pidiera, daré un veneno,
ni a nadie le sugeriré una cosa así.
7. Respeto a la vida: Del mismo modo, nunca daré a una mujer un pesario
para causar el aborto.
8. Humildad y honestidad: Con pureza y santidad viviré y ejerceré mi arte.
No usaré el cuchillo ni siquiera con los que sufren de cálculos, antes bien
dejaré esa operación a los expertos en ella.
9. El respeto por el ser humano y la integridad: En cualquier casa que
entrare, lo haré para ayudar al enfermo, absteniéndome de toda mala
acción o daño, en particular, de tener relaciones sexuales con mujeres o
con hombres, esclavos o libres.
10. La confidencialidad: De todo lo que, en el curso de mi trabajo, o incluso
fuera de él en mi trato social, vea u oiga algo que no deba ser divulgado,
guardaré silencio, pues consideraré esas cosas como un secreto intangible.
Si guardo este juramento y no lo quebranto, que pueda gozar de honor en mi vida
y en mi arte por siempre entre los hombres; pero si lo quebrantara y jurara en
falso, que me suceda lo contrario.
Análisis de valores
Es interesante el significado que tiene. Se puede identificar la validez actual que
tiene, así como la forma en que se está llevando a cabo su cumplimiento. El
juramento hipocrático es una serie de compromisos basados en lo ético y lo moral
para nuestra percepción sobre el mismo; respetar la integridad y la vida de una
persona. Vida que fue dada para cuidarla en todo aspecto y debe ser respetada
por todo médico.
Muchos de los criterios que forman el juramento hipocrático son de gran
importancia. Los mismos, que envuelven la mayoría de los temas polémicos de
hoy en día y de los cuales existen leyes a favor y en contra de dichos temas a
debatir, pero lo que más se debería priorizar no es la facilidad para la persona de
decidir sobre su vida, sino de que un médico hoy en día sea capaz de cumplir este
juramento y de respetar la vida de un ser humano. El Juramento Hipocrático
asienta las bases de la ética médica, estipulando una serie de lineamientos sobre
la conducta que el médico debe seguir con otros médicos, con sus alumnos y con
sus pacientes. Y sobre estos últimos hace aclaraciones importantes en temas
47
eternos y debatidos en la actualidad como el aborto, la eutanasia y el secreto
profesional.
El juramento hipocrático cita de una manera muy superficial el hecho de poner
todas las fuerzas y la inteligencia en lo que respecta a la medicina. Muchas de las
personas piensan que el ser médico es una profesión para hacer dinero, pero no
es tanto así, es verdad obtenemos recompensa por el trabajo, pero por encima de
eso es la dedicación y las ganas de servir con su conocimiento a las personas que
necesitan de atención médica, la cual debe ser de primera calidad. Es así, como
cada médico debería ver su carrera, servicial y de entrega más no con fines de
lucro.
“Por Apolo médico y Esculapio, juro: por Higia, Panacea y todos los dioses y
diosas a quienes pongo por testigos de la observancia de este voto, que me obligo
a cumplir lo que ofrezco con todas mis fuerzas y voluntad “.
El juramento, se encuentra dirigido a una gran familia de Dioses de la Mitología
griega y romana. En primer punto, Apolo, hijo de Zeus y Leto, a él le fue atribuido
el arte de la Medicina y de la Curación. El encargado de seguir la práctica médica,
fue su hijo Esculapio, que generó grandes aportaciones, como lo son: el desarrollo
de la primera escuela de medicina, así como el símbolo de la profesión médica, el
bastón de Esculapio. Esculapio fue criado por el centauro Quirón, personaje que lo
instruyó en el don de la curación. Por su parte, sus descendientes: Higia, diosa de
la limpieza y sanidad, y Panacea, diosa de la curación universal, son mencionadas
en el juramento. La profundidad y el gran significado que representa citar a cada
uno de estos Dioses, hace muestra del compromiso que adquiere el médico, tanto
con sus semejantes como deidades celestiales.
“Tributaré a mi maestro de Medicina igual respeto que a los autores de mis días,
partiendo con ellos mi fortuna y socorriéndoles en caso necesario; trataré a sus
hijos como mis hermanos, y si quisieran aprender la ciencia, se las enseñaré
desinteresadamente y sin otro género de recompensa”.
En la segunda parte de este texto, se indica el reconocimiento que deben tener los
grandes maestros de las escuelas de medicina, pues ellos son los encargados de
transmitir ese conocimiento, el arte del saber y la magia de la experiencia. Sus
palabras, sus consejos, sus sermones, y su apoyo, deben de ser considerados
como hechos por un padre que trata de llevar a su hijo por el camino del éxito.
Considerarlos parte de nuestro ser y de nuestro destino, es obligación de cada
Médico en formación. Con ello, el deber del Estudiante, también es convertirse en
maestro, dominar el arte y transmitirlo, es deber de todo Médico.
“Instruiré con preceptos, lecciones habladas y demás métodos de enseñanza a
mis hijos, a los de mis maestros y a los discípulos que me sigan bajo el convenio y
juramento que determinan la ley médica y a nadie más”.
48
La instrucción es base fundamental en la enseñanza médica. Aquí se hace
referencia ya no sólo a los hijos del médico, sino de otros discípulos que nos
sigan, en otras palabras a quienes se están formando. A todos los que tienen el
interés de aprender medicina e incluso hace referencia a cierto secretismo, en lo
que se refiere a enseñarles medicina a personas que no sean nuestros
"discípulos".
“Fijaré el régimen de los enfermos del modo que le sea más conveniente, según
mis facultades y mi conocimiento, evitando todo mal e injusticia”.
Por "régimen" se entiende no sólo el tratamiento médico, sino también las
indicaciones generales (hábitos higiénicos, alimenticios, hacinamiento, ejercicio,
cuidados específicos) y por "conveniente" no se refiere a lo más rápido, lo más
fácil o lo más barato, sino que debe ser aquellos que sé puede mejorar el
padecimiento de forma efectiva y definitiva de ser posible, o mejorar la llamada
"calidad de vida" de la persona. Al momento de tratar a un paciente, hacerlo con el
mayor de los respetos posibles y buscar hasta lo imposible por querer ayudar y
curar a tal persona con tal enfermedad. Sin buscar ningún método que vaya en
contra de la vida. Tratar a un paciente es ir más allá de las posibilidades y
conocimientos para poder ayudar de alguna forma a aquella persona que necesita
de salud y ganas de seguir viviendo.
“No me avendré a pretensiones que afecten a la administración de venenos, ni
persuadiré a persona alguna con sugestiones de esa especie; me abstendré
igualmente de suministrar a mujeres embarazadas pesarios o abortivos”.
Hoy en día es muy común el escuchar debates sobre eutanasia y el aborto. El
juramento en este aspecto es muy claro, establece que no se debe por ningún
concepto administrar ningún medicamento venenoso que quite la vida y también,
el de abstenerse de recomendar abortivos para las mujeres y peor aún, el de
practicar el aborto en mujeres, por el simple hecho de respetar a la vida de la
persona.
“Mi vida la pasaré y ejerceré mi profesión con inocencia y pureza”.
“No practicaré la talla, dejando esa operación y otras a los especialistas que se
dedican a practicarla ordinariamente”.
La "talla" se refiere a la talla suprapúbica, es decir, el drenaje de la vejiga a través
de la pared abdominal cuando los conductos urinarios están obstruidos. Aquí el
Juramento se refiere a dejar que cada especialidad haga lo que le corresponda,
sin meternos en asuntos que, aunque podríamos manejarlos nosotros, nos
podrían meter en un lío si salen mal. Es reconocer hasta donde podemos dar
manejo a un paciente y si no se pudiese, referirlo a un médico especialista para
que se le brinde el tratamiento adecuado para así mejorar la salud del paciente.
49
“Cuando entre en una casa no llevaré otro propósito que el bien y la salud de los
enfermos, cuidando mucho de no cometer intencionalmente faltas injuriosas o
acciones corruptoras y evitando principalmente la seducción de las mujeres
jóvenes, libres o esclavas. Guardaré reserva acerca de lo que oiga o vea en la
sociedad y no será preciso que se divulgue, sea o no del dominio de mi profesión,
considerando el ser discreto como un deber en semejante”
A lo largo de la carrera y vida profesional de un médico hay q aceptar el hecho de
muchas verdades que son propias de la misma sociedad, pero que se debe
guardar secreto por el bienestar del paciente y por el respeto ante la vida privada
del paciente. Sin embargo, de ser indispensable el conocimiento de la verdad,
habría que hacer una excepción y tener que decirla será la mejor decisión que se
pueda tomar dependiendo del caso. Mientras no sea necesario divulgar la verdad
sobre alguna enfermedad, esta deberá ser guardada en secreto por el médico.
No utilizar nuestra posición para seducir mujeres como hombres, cuidar lo que
decimos, ser confidente del paciente y no divulgar los secretos que se nos confían.
Pero hay que recordar que esto aplica en nuestro criterio: Por poner un ejemplo, si
tenemos un paciente al que diagnosticamos con VIH, aunque el paciente nos
solicite no divulgarlo, debemos avisar en la nota médica, así como al personal que
toma las muestras a dicho paciente, así como a familiares para que se realicen las
pruebas necesarias y demás personal que esté en contacto con la persona. Lo
que solicita el Juramento es "discreción", no a costa de la seguridad de los demás.
“Si observo con fidelidad mi juramento, séame concedido gozar felizmente mi vida
y mi profesión, honrado siempre entre los hombres; si lo quebranto y soy perjuro,
caiga sobre mí, la suerte adversa”
Por último, el juramento termina mencionando que si todo es cumplido a lo largo
de la vida profesional, sea concedido gozar felizmente mi vida y profesión. En
caso de no ser así, que se cumpla todo lo contrario en favor de aquel médico.
Sabemos que un juramento es algo sumamente serio y por ende de carácter
obligatorio si este es jurado, el cual contiene su beneficio si es cumplido y su
castigo si es incumplido.
50
XX, sólo unas cuantas escuelas americanas tomaron formalmente el Juramento.
(Craven Bartle, 2003)
Con el descubrimiento de las atrocidades cometidas, en el nombre de la medicina,
durante la segunda Guerra Mundial y el creciente interés en la bioética en las
siguientes décadas, la toma del Juramento comenzó a jugar una parte cada vez
más importante en las ceremonias de graduación. Por lo anterior, muchos de los
juramentos actuales incluyen los votos de no alterar la práctica médica con base
en la raza, nacionalidad, religión, sexo, estado socioeconómico u orientación
sexual.
51
Es el símbolo de la ética médica, porque evidencia la separación entre el ser y el
deber ser, la realidad y la utopía de la medicina y además contiene un
correspondiente a sus tres partes constitutivas, es decir la invocación y demanda
en tanto carácter formal de juramento, el llamado pacto o alianza, y el código
deontología profesional, el Juramento Hipocrático expresa casi todos los principios
éticos considerados básicos y comunes en la ética médica actual, salvo el de
respeto por la autonomía del paciente con su regla de veracidad, y el principio de
justicia en referencia a la distribución equitativa de recursos en salud.
52
en Alejandría el Libro Sagrado denominado el Eclesiástico (del latín eclesiastes,
profeta), tenido como un tratado de ética ya que diserta sobre las virtudes y la
sabiduría práctica18. Uno de los capítulos está dedicado a honrar al médico.
Jesús, autor del Libro e hijo del sabio profeta Sirácides, nos legó un testimonio
importante acerca de los conceptos que sobre la medicina y el médico tenían
personas cultas e influyentes como él. El capítulo en mención no es propiamente
una guía de comportamiento para el médico sino para el enfermo. Dada la gran
influencia que los sagrados Libros ejercieron en el mundo cristiano y en la vida de
Occidente, es bueno revisar los conceptos que nos son de particular interés y que
registra el Eclesiástico:
De Dios viene toda medicina, vale decir, tiene carácter divino, es teúrgica. Dios
hizo al medicó para bien del enfermo. El médico es un intermediario entre aquél y
éste, y su misión es proporcionar beneficio. De la tierra creó Dios los
medicamentos, y la virtud de estos pertenece al conocimiento de los hombres, por
lo cual deben glorificarlo. Por tal información y mandamiento la terapéutica es de
naturaleza divina y se obtiene de la naturaleza misma, pudiéndose equiparar al
concepto naturalista griego. Al sentirse enfermo, el individuo no debe descuidarse,
sino que debe apartarse del pecado, limpiar el corazón, dedicarse a la oración,
hacer ofrendas y oblación. Sólo entonces será posible que obre el médico. Este, a
su vez, deberá rogar al Señor para que surtan efecto sus remedios. En resumen,
lo que se quiere significar es que la enfermedad es consecuencia del pecado y la
curación se obtiene con la oración y el arrepentimiento.
Así las cosas, la ética médica, dependiente del “orden natural” de los griegos, fue
apuntalada por los teólogos. La medicina convierte en profesión según el sentido
etimológico (professio), vale decir, con implicaciones confesionales, teologales, y
médico, además de virtuoso técnico, debe ser un virtuoso moral. El ethos
hipocrático pasa, ahora sí, a ser un nuevo estado sacerdotal. En efecto, la filosofía
pitagórica y estoica, de la que tomó mucho la ética médica, como ya vimos, viene
a constituirse en un puente hacia el cristianismo. Razón asiste a José A. Mainetti
cuando dice que la fortuna histórica del Juramento hipocrático pasó por el eje de
Atenas a Jerusalén, esto es por su notable coincidencia con los principios del
cristianismo.
53
desorden, restituir la salud es un acto bueno, que viene asimismo de Dios a través
de su intermediario, el médico. Siendo un enviado divino, debe obrar con sentido
sacerdotal, paternalista, actitud esta característica de la ética de orden natural.
En el año 1135 de la era cristiana nació en Córdoba, España, Moisés Ben
Maimón, conocido mejor con el nombre de Maimónides. Fue a la vez médico,
teólogo y filósofo. Su influencia fue grande a lo largo de la Edad Media y el
Renacimiento. Por eso, al estudiar la historia o evolución de la Ética Médica, no
pueden preferirse su figura ni sus enseñanzas. En efecto, su invocación20, sin ser
un compromiso a través de unas normas expresas de conducta, como es el
Juramento hipocrático, es un ruego para que el médico sea dotado de las virtudes
necesarias para cumplir su delicada misión. Los principios morales que tal
invocación contempla son los siguientes:
Pasada la Edad Media adviene el Renacimiento, que es, como señala Lain
Entralgo en su división del curso histórico de la medicina, punto de partida del
mundo moderno. Comienza entonces a espigar la idea de los derechos humanos,
a contraponerse el orden moral científico al orden natural divino. El idealismo, la
ilustración, el Romanticismo y el Positivismo son épocas que le dan más firmeza al
orden revelado por la razón. La visión del cosmos, de la naturaleza y del hombre
continúa modificándose. Atrás quedan los criterios religiosos y metafísicos que
fundamentaban la ética, pues la racionalidad científica otorga, además de una
54
lógica -como dice Gracia Guillén-, una ética y una estética. La nueva
fundamentación, la de orden científico, apareja una nueva moral: la moral positiva.
Descartes en el siglo XVII y Voltaire en el XVIII colocan los cimientos para que
Augusto Compte construya su filosofía positivista. En ella establece la
incompatibilidad de la ciencia con la teología. Según ese nuevo espíritu filosófico,
sólo hay que aceptar lo asequible a nuestra inteligencia, con exclusión de
“impenetrables misterios “. Para Compte, independizar la moral de la teología y de
la metafísica era una necesidad24. Como antes se dijo, estas tesis positivistas
tenían antecedentes con corrientes tales como las que caracterizaron al idealismo
y a la ilustración, sustentadas en una profunda confianza en la razón humana.
Voltaire, personificación de la ilustración, arrebató la fe de muchos en relación con
el orden establecido. Por eso ha sido tenido como el gran maestro de la duda. el
que enseñó a creer sólo en lo que pudiera ser confirmado por los sentidos. Con la
ilustración, y gracias a él, se derrumba el dogmatismo medieval El estudio de las
ciencias, según el positivismo, era el camino para llegar a la sociedad perfecta. La
autoridad y el paternalismo de los soberanos, sustentados en el concepto de que
éstos eran intermediarios divinos, comienzan a perder credibilidad, para darle
paso al concepto del Estado de origen y orientación secular.
Pese a tan radicales cambios en la manera de entender hombre y su entorno, la
ética médica mantuvo innegable dependencia del orden natural de los griegos,
como también de los teólogos cristianos. Así se conservó hasta épocas recientes.
Con razón afirma Gracia Guillén que durante los siglos anteriores no existió
verdadera ética médica, si por ella se entiende la moral autónoma de los médicos
y los enfermos; existió otra cosa, en principio heterónoma, que puede
denominarse “ética de la medicina”. Bien entrado el siglo XX, la medicina, gracias
a la ciencia y la tecnología, se muestra dominadora de la naturaleza. Muchos
interrogantes, que parecían imposibles de ser respondidos poco antes, comienzan
a ser revelados. Diversos estados patológicos tenidos como inevitables o mortales
dejan de serlo. Sin desviar su atención en el hombre, en el individuo, la medicina
extiende su radio de acción a la comunidad. De esa manera la profesión adquiere
rasgos definidos, que Lain Entralgo identifica así: carácter técnico, posibilidades
ilimitadas del médico y democratización socialización progresiva de la asistencia
del enfermo. Precisamente, esas características han sido las culpables de que el
ejercicio de la medicina haya desembocado en situaciones conflictivas, no solo
referidas a la ética, sino también a los campos penal, civil y administrativo.
En 1948, la Organización de las Naciones Unidas promulga la Declaración
Universal de los Derechos Humanos, que fue como una actualización ecuménica
de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, aprobada en las
postrimerías del siglo XVIII por la Asamblea Nacional Francesa. Sin duda, ambos
documentos incidieron, en su respectivo momento, en la fundamentación de la
ética, incluyendo, por supuesto, la ética médica, aun cuando en ésta tal influencia
se hace evidente solo a partir de la divulgación y acatamiento de lo aprobado por
55
la ONU. La figura del Estado, encabezado por un gobernante omnipotente,
autoritario, paternalista, representante de la autoridad divina, es sustituida por la
de un Estado de origen democrático, regido por leyes asimismo dictadas por los
representantes del pueblo. El pueblo deja de ser un incompetente mental, como lo
consideraba Platón en su República, y se le reconoce su capacidad decisoria y su
derecho a la autonomía. Algo similar ocurre en el campo de la medicina: el médico
pierde su condición de déspota ilustrado, de padre solicito, y el enfermo gana su
condición de ser pensante y autónomo. Con ello la ética sufre un proceso de
renovación, conservando, claro está, principios morales de carácter intemporal,
verdaderas constantes éticas heredadas del Juramento hipocrático, como son el
respeto por la vida humana y el propósito de beneficiar al paciente.
Como ha podido verse, la eticidad del acto médico no ha sido inmodificable, rígida,
sino que ha sufrido cambios con el paso del tiempo. No puede pasar inadvertido,
sí, que luego de lo aportado por los médicos hipocráticos, la suerte de la Ética
Médica no estado propiamente en manos de los mismos médicos. Los grandes
cambios políticos y sociales le han impreso nuevos rumbos La participación de los
médicos ha quedado reducida –como lo señala Gracia Guillén- al ámbito de la
“ascética” (cómo formar buen médico en el sentido de virtuoso) y de la “etiqueta”
(normas de corrección y urbanidad).
Nacimiento de la Bioética
Cuando me referí atrás al influjo que la ciencia tuvo sobre la ética en los inicios de
aquella, anotaba que, si no se le añadía ciencia a la ética, esta sería algo vano,
inconsistente. Pues bien, a raíz de los sorprendentes atrevimientos de la ciencia
en terreno de la biología, los moralistas, alarmados por sus potenciales
repercusiones. Establecieron que, si no se le añadía ética a la ciencia, esta se
convertiría en algo peligroso para la supervivencia de la humanidad. Advino
entonces una nueva revisión de la fundamentación y sistematización de la ética,
que cobijó particularmente a la ética científica y, desde luego. a la ética médica.
No obstante que el fundador de la ética, Sócrates, relacionara el comportamiento
del individuo con las leyes y la sociedad, su curso posterior estuvo muy ligado con
el “otro”, es decir, con efecto que mi comportamiento pudiera tener sobre mi
congénere. Más tarde, en virtud de una interpretación comunitaria de la moral,
derivada del concepto del Estado secular y democrático la ética individual se
extendió a la ética social. Cuando la ciencia en su afán inquisitivo y transformador
se convirtió en amenaza para él individuo, la sociedad y la especie toda, se vio la
necesidad de ponerle un freno a ese afán, dándole un nuevo rostro a la ética
científica. Así surgió la Bioética.
Ese nuevo rostro, que fue, sin duda, un original enfoque de la ética científica se
puso en circulación hace poco más de veinte años. Esta ética novedosa gira
alrededor de la vida, no solo de la humana, sino también de las demás formas
conocidas sobre el planeta, es decir, el animal irracional y la vegetal. Siempre,
56
hasta cuando ocurrió el holocausto de Hiroshima y Nagasaki, la ciencia había sido
considerada neutra éticamente. Se vio entonces que las implicaciones derivadas
de las aportaciones científicas podían ser funestas para la humanidad, por sus
efectos directos sobre el hombre o por el daño causado a su entorno. Unos años
atrás, en 1933, un biólogo llamado Aldo Leopold escribió en “The Journal of
Forestry”, de los Estados Unidos de Norteamérica, un artículo titulado “ética de la
conservación”. Diez y seis años después, vivida ya la explosión atómica, ese
escrito, ampliado, fue publicado en la popular revista Almanac con el título de “La
ética de la tierra”.
57
medicalización que ha sufrido la salud y los servicios sanitarios. En virtud de ello,
parece indispensable pensar cuál es la naturaleza de la ética médica y de la
bioética para llegar a determinar si son lo mismo o no. Por adelantado, la posición
acá sostenida es negativa. Son éticas aplicadas diferentes, aunque colindantes y
hasta con temas comunes. El desarrollo de la ética aplicada y ética profesional, en
particular su patrón constitutivo y sus rasgos sociológicos. A estas distinciones, de
orden formal, se suman las de orden material, aportadas por los propósitos de
cada una, y por las apuestas morales que cada ámbito hace, al margen de
compartir una agenda temática. No faltan acercamientos y distancias entre ambas
éticas. La posición sostenida en esta intervención consiste en la diferenciación de
ámbitos de moralidad, práxicos, basada en la constitución de cada uno, sin que
ello impida una correspondencia entre la ética médica y la bioética. La
diferenciación aquí argumentada pretende señalar los ángulos desde los cuales se
articulan ambas éticas, y ofrecen productos morales distintos y complementarios.
La naturaleza pontal de la Bioética, a cargo de enlazar la diversidad de voces
morales (sujetos, comunidades, instituciones), engloba la práctica gremial de la
medicina, conservando un perfil ético propio e inconfundible, definido por una
demanda de atención y una respuesta experta a la altura de esa demanda.
58
atañe a todo agente moral y las diferentes éticas aplicadas estimulan y
resguardan. Las éticas aplicadas siguen un patrón de especificación en dos
momentos.
El primero, de la ética en general, encargada de la fundamentación de la
moralidad, a la definición de principios en virtud de los cuales pensar los ámbitos
particulares de moralidad. El segundo va de estos ámbitos a las situaciones
vividas por los agentes morales. Entre uno y otro se encuentran las éticas
aplicadas, a medio camino entre la fundamentación y las demandas localizadas de
intervención moral (toma de decisiones, determinación de cursos de acción. A esto
se suma un énfasis regulador y normativo, deontológico en el caso de los gremios
profesionales. Si bien se ha insistido en plantear una derivación particular de
principios o reglas mayores, a modo de un modelo deductivo de aplicación, no es
posible obviar que las prácticas mismas plantean demandas específicas e
imprimen en las respuestas morales una impronta que las hace intransferibles
(regulaciones, decisiones, procedimientos), y que resultan de una derivación a
cargo de los agentes implicados. Es la delimitación de ámbitos de interacción que
incide en una particularidad moral. La ética médica es ilustrativa al respecto:
cualquier ética habla de relaciones entre sujetos o agentes morales diferentes,
pero la ética médica, únicamente, contempla un tipo de relación, la que sostiene el
galeno con sus pacientes, y la deontología médica se ocupa de señalar los rasgos
de la relación que han de ser cuidados o protegidos por parte de los profesionales.
Asimismo, la bioética, restringida al mundo sanitario, espera de las personas
usuarias de servicios de salud un comportamiento basado en la autonomía
aunado al manejo responsable de información y una toma de decisiones respecto
de su propia existencia.
Por supuesto que la idea de una conducta autónoma no se restringe al mundo
sanitario o a situaciones clínicas, la extensión de la autonomía es mayor, más
tiene significados específicos, delimitados por las formas de interacción que
caracterizan al mundo sanitario. Como ya se indicó, hay condiciones objetivas
impuestas por las instituciones mismas que imponen patrones o pautas de
moralidad para los sujetos que por ellas se mueven. De acuerdo con esto, la
afirmación de éticas aplicadas y profesionales no se refiere a principios morales
exclusivos sino a la conformación de ámbitos de moralidad de acuerdo con las
exigencias que salen de las interacciones que componen (tejen) las prácticas
sociales. La constitución de cada Ética Aplicada, por ende, más que nada habla de
la práctica social respectiva y de su especificidad moral. La segunda nota tiene
que ver con la segmentación de la vida social en ámbitos que imponen exigencias
morales propias que se traducen en conocimientos morales exclusivos, así como
actuaciones expertas. Esta partición favorece la atención de demandas delicadas
de la vida social, pero también introduce problemas como la segmentación de la
Ética que dificulta pensarla unitariamente. Igualmente, brota la dificultad relativa a
las respuestas morales de un ámbito específico que riña con la moral (valores y
59
normas de mayor extensión y aceptación por el grueso de la población) imperante
en la sociedad. La tercera característica tiene que ver con el hecho de que el
espacio público, lo que es de todos, se constituye con base en la participación de
los miembros de la sociedad, pero también con la participación de instituciones,
profesiones y grupos sociales, al punto que la vida social no se la entiende sin
esas instancias. En este punto acaece la diversidad de voces.
Unas expertas, otras no, ancladas en ámbitos diferentes en aras de un único tejido
social. Una cuarta nota que define las éticas aplicadas es su carácter de respuesta
a situaciones concretas de la sociedad. «It is no obvious that applied ethics is the
offspring of, or even dependent upon, general moral philosophy. Its early
successes in the 1970s owed more to arguments directed at pressing and
emerging moral problems in society than to traditional theories of ethics»
(Beauchamp, op. cit., p. 1). Por lo tanto, el surgimiento de éticas especiales
proviene de los ámbitos que componen la vida social y que exigen intervenciones
especializadas. Las éticas aplicadas surgen de prácticas sociales y recogen de
ellas sus exigencias particulares como determinantes morales. Profesiones e
instituciones plantean configuraciones éticas particulares, así como formas de
involucramiento de los sujetos (por inclusión, exclusión, por roles de experto y
consumidor o usuario). Al interior de cada práctica social se cuecen las demandas
específicas, las cuales, aun cuando sean detonadas por individuos concretos,
competen a toda la red de relaciones, sea parcial o enteramente. De acuerdo con
esa demanda, la respuesta moral se constituye conforme a la complejidad de la
red social a la cual se dirige. La Bioética ha mostrado una amplitud de miras que
alcanza a las cuestiones ecológicas, la biotecnología, los derechos de los
animales, el calentamiento global, la teoría del género. Por los propósitos que
definen a la práctica médica, las construcciones deontológicas muestran
sensibilidad a lo arriba apuntado, más no es lo que la define. En ese sentido, los
calificativos que reciben la Ética Aplicada y Profesional (ecológica, empresarial,
médica, jurídica, etc.) son indicadores de una especificidad proveniente de las
prácticas correspondientes y menos de respuestas morales intransferibles e
incomunicables.
La Ética Aplicada
Las notas anteriores proporcionan un referente común para entender las éticas
aplicadas y profesionales, pero además es posible indicar diferencias entre unas y
otras. Por ello, a las éticas aplicadas, surgidas de las prácticas humanas, se las
encuentra en los gobiernos, comisiones institucionales, en el quehacer de los
expertos, en la opinión pública. Y por ende, todo problema de la esfera pública
cuenta o espera una respuesta ética articulada. Las éticas aplicadas, como ya se
indicó, son de reciente data y se asocian con problemas sociales, por lo cual su
procedencia es desde las prácticas sociales y no desde la filosofía. Ya este factor
las asocia con la función pública y esa asociación se ha establecido en virtud de
60
los problemas públicos (de nosotros, como apunta C. Thiebaut), requerientes de
respuestas para todos, por lo que la pluralidad de voces morales se impone como
carácter formal de la moralidad.
Aquellas situaciones que involucran a diversos actores sociales, que conducen a
decisiones que afecten a la sociedad entera o a algunos grupos. Son problemas
que pueden pertenecer al ámbito de lo privado, pero con repercusiones que valen
para todos. Una nota distintiva de algunas éticas aplicadas ha sido el
protagonismo de los individuos en cuestiones morales, a través del extendido
reconocimiento de la autonomía (cada quien posee una potestad moral para
formar sus juicios, tomar sus decisiones y para elegir el proyecto de vida a
conveniencia) y de los derechos civiles, la singularidad contenida en los dilemas
morales ha cobrado relieve: lo sucedido con X es factible de sucederle a
cualquiera, marca pautas morales que conciernen a todos. Esta singularidad se
impone y exige respuestas morales de parte de las prácticas humanas. A. Cortina
(2003) se pregunta si entre las éticas aplicadas existe o no comunicación, o bien si
la afirmación de diversas éticas aplicadas se traduce en una fragmentación de la
moralidad imposible de recomponer. Su respuesta apunta a la intersubjetividad
moral como la nota común que tiende nexos sin poner en riesgo la especificidad
de cada ética aplicada. Un ejemplo es la autonomía de los sujetos, cuyo
significado cobija a todos los agentes y no es óbice para acepciones específicas
propias de cada práctica o institución. No puede olvidarse que la fuente que las
éticas aplicadas comparten son las situaciones concretas, de todos los afectados,
y que impiden entender la moralidad desde una jerarquía de principios morales.
Este aspecto confirma que los ligámenes de las diversas construcciones morales
se establecen a través de los agentes morales. De acuerdo con lo anterior, A.
Cortina enuncia cuatro rasgos que definen a una ética aplicada:
1. Recurre expresamente a la reflexión y lenguaje filosóficos, es decir,
sigue un estilo argumentativo y maneja un bagaje de conocimientos éticos,
sin que se excluya el concurso de diversas formas de conocimientos que
contribuyen a la comprensión de las situaciones conflictivas.
2. Se ocupa de un ámbito de prescripción pública, por lo que los proyectos
personales quedan por fuera, aun cuando estos se vean afectados por las
prescripciones. Se ubican en diferentes esferas sociales.
3. Son elaboradas por expertos de diferentes campos, lo cual hace de las
éticas aplicadas un trabajo interdisciplinario, no filosófico. Sin excluir el
aporte de la filosofía, resulta inaceptable considerar que la Ética Aplicada
sea únicamente de dominio filosófico.
No se construyen desde una sola teoría ética. Al dejar a un lado la discusión
sobre la fundamentación y ocuparse de la resolución de conflictos o tomas de
decisiones en circunstancias concretas, se puede echar mano a diferentes teorías
de la moralidad, según la particularidad y la respuesta buscada. Todo lo anterior
muestra una Ética Aplicada sumida en la particularidad moral de las prácticas
61
humanas, y además, contribuyendo en la conformación de un talante cívico, es
decir, igualmente sumida en la recreación permanente del tejido social. La
preocupación por resolver dilemas y por determinar cursos correctos de acción, la
colocan en una altura media de manera que las situaciones concretas no queden
huérfanas de reflexión y sin apelar a especulaciones fundamentadoras. Las
diversas éticas aplicadas están gravadas por la diversidad y, por ende, están
abiertas a diversas formas de vida buena que componen el horizonte social. Este
criterio de diversidad, así como la segmentación de la vida moral colectiva
redunda en un potencial crítico contenido en cada Ética Aplicada. Tres razones se
pueden invocar a favor: claridad en cuanto a lo que hay que proteger, garantizar y
estimular dentro de cada práctica social, y por lo tanto, los daños a evitar en la
convivencia; procedimientos y productos morales (declaraciones, reglamentos,
decretos, leyes) que operan para evitar corrupciones o desvíos y prive la
perspectiva del nosotros; la interdisciplinariedad, aunada a la intervención de
diversos agentes morales e instancias, riñe con cualquier posibilidad de
monopolización de la voz moral y por ende, de la particularización de los intereses.
La ética profesional
Dos características definen las profesiones, una es la conformación de un campo
epistémico propio (confluencia de saberes y destrezas que se traducen en
desempeño experto) y la otra es el carácter exclusivo que adquiere el desempeño
profesional, el cual le asocia con los poderes sociales, como es el caso de la
medicina cercana al sacerdocio y a la realeza en la antigua Grecia. De acuerdo
con M. Weber (1977), una profesión es un servicio prestado que presenta como
características: especificación, especialización y coordinación, además las
profesiones se constituyen en estamentos, por lo que habla de una «articulación
profesional en grupos humanos dados», y en aquellas que alcanzan un grado de
independencia y estabilidad presentan una preparación intelectual superior, que es
específica y especializada en virtud de la selección de cultura (conocimientos,
destrezas y actitudes) que considera la profesión misma como pertinente para la
respuesta social a ofrecer. Esta selección de cultura distingue a una profesión de
otra así como de formas inferiores y semejantes como son los oficios técnicos. M.
Weber, asimismo, aporta elementos para asociar el ejercicio profesional con una
forma de dominación, la cual distingue del poder porque éste es una imposición de
la voluntad y las cualidades y circunstancias que acompañan a un individuo le
colocan en una posición de poder con respecto a otros. En cambio, la dominación
es «la probabilidad de encontrar obediencia a un mandato de determinado
contenido entre personas dadas…». Luego agrega a la idea de dominación los
papeles de autoridad y sumisión que incluye una racionalidad con arreglos a fines
y un interés en obedecer. Y entre las razones que explican la persistencia de la
dominación se cuenta la creencia en la legitimidad de la dominación y la
obediencia se define según la clase de legitimidad pretendida. Pues bien, si una
profesión pretende lograr una presencia social destacada, el ejercicio profesional
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consiste entonces, en un ejercicio de dominio, basado en las características
internas de la profesión misma y que vienen dadas por sus componentes cognitivo
y técnico. Y esta facultad concede a la actuación un carácter moral:
procedimientos bien hechos, conocimientos bien aplicados, un resguardo del
conocimiento y exclusividad del ejercicio profesional. La actuación profesional se
mide por la excelencia lograda en el campo del saber y esto le concede autoridad
sobre aquellos que no comparten esa preparación. La delimitación se traduce en
una dominación moral en situaciones que son de su incumbencia y que reclaman
una intervención experta, aun cuando esté de por medio la decisión de los
afectados. El caso de la práctica médica es ilustrativo a este respecto, ya que el
ejercicio profesional se ha hecho acompañar por la exclusión, prohibición y en
algunos casos, la persecución de las prácticas curativas alternativas. Así, se tiene
una diferenciación de respuestas, unas más competentes que otras. Otras
características destacadas por M. Weber de las prácticas profesionales son:
1. Un carácter extraordinario: hacer lo que ordinariamente no se hace. Es
ese carácter recogido en la palabra experticia y para lo cual entra en juego
una selección de conocimientos y destrezas técnicas. M. Weber identifica
las profesiones con monopolios, es decir, con dominaciones privilegiadas y
el acceso a ellas se regula por un proceso de iniciación descrito en términos
de formación cognitiva, técnica y moral. Al final de ese proceso, el
neoprofesional debió mostrar aptitud para el debido desempeño experto.
2. Implica un compromiso (con la sociedad), entendido como una respuesta
a una demanda proveniente de las comunidades.
3. Una distancia con la moral ordinaria, condición que concede cierta
impunidad al profesional. Se ilustra con los tribunales éticos que operan en
el interior de los colegios profesionales, y la reglamentación propia con
base en la cual los profesionales que cometen alguna falta son juzgados y
sancionados.
4. Practica una segregación, dotada de privilegios y autoridad, se distinguen
del conjunto social y también de aquellas prácticas semejantes. A esta
primera idea de dominio se apareja la segregación y exclusión. Por los
primeros, quienes detentan unas mismas cualidades profesionales
conforman un gremio y deja por fuera a todos aquellos que no reúnen esas
cualidades profesionales. Una forma de dominación sobre un tipo de
quehacer, no admite como iguales quehaceres semejantes y tampoco
admite dentro del gremio quienes no se someten a los patrones de
excelencia.
Estos rasgos sociológicos repercuten en la moralidad de la práctica profesional ya
que son determinantes de las exigencias a seguir por todo el que ingrese al
gremio profesional. Estas son apreciaciones sociológicas que se completan con
otras características que D. Gracia menciona al hablar de la Ética Médica. La
historia de las profesiones se remonta a la antigüedad griega y la Ética Médica
63
hace su aparición con la medicina hipocrática. La medicina comparte, desde ese
momento, su carácter profesional con el sacerdocio y la realeza. La Edad Media,
en deuda con el pasado grecolatino, no excedió en mucho lo definido por ese
pasado y las profesiones que poblaron el Occidente cristiano medieval fueron el
Derecho, la medicina y la teología. El estudio histórico-filosófico ofrecido por D.
Gracia de la profesión médica le llevó a determinar cuatro rasgos que se sumarían
a la caracterización weberiana de las profesiones. Son estos rasgos el
universalismo (no se hace acepción de personas), la especificidad funcional, la
neutralidad afectiva y la orientación hacia la colectividad.
64
teólogos, abogados, psicólogos, etc. Las acciones que la Ética Médica y la
Bioética atienden están expuestas, a la vista de todos. No hay acciones
privadas. Con situaciones vividas por personas como Terry Schiavo, Dianne
Pretty, Ramón Sampedro y Karen A. Quinlan, lo privado y lo singular cobran
un carácter público y de interés para todos. La particularidad irradia
moralidad, lo cual desmentir aquella versión de la ética aplicada que
sostiene una solución de casos particulares por un proceso deductivo
desde principios generales. 5. Ambas son Éticas Aplicadas, la diferencia
estriba en la exclusividad profesional que define a la Ética Médica. Al
margen de esta diferencia, ambas están ubicadas en una altura media,
como antes se explicaba. Por lo que las construcciones morales no se
ocupan de los cursos singulares de acción, sino, de dibujar un terreno de
juego, definido previamente por las características del quehacer profesional,
en el cual los sujetos implicados sepan qué hacer. En virtud de ello, no se
ocupan de la fundamentación. En cuanto a las diferencias, pueden
mencionarse las siguientes: 1. La Ética Médica es de una práctica
exclusiva, la Bioética se plantea para una práctica no exclusiva y que
además es plural, se da inmersa en la vida institucional y su característica
es la concurrencia de diversidad de actores, en consecuencia un carácter
interdisciplinario y de ámbito de descubrimiento y debate ya que ninguno de
los sujetos involucrados pretende tener la única y última palabra en materia
de moralidad. «Y es este hecho el que convierte en problemático hablar de
especialistas en cuestiones morales porque, en ellas, o todos lo somos o
nadie lo es»26. 2. La Ética Médica es de una sola voz, y la voz del paciente
aparece mediada por la competencia médica. Y es una voz que se hace
escuchar a través de la regla que marca pautas de acción para los
profesionales (por ello, la figura del paciente aparece en la deontología
médica a través de lo que el profesional de la medicina puede y no puede
hacer). Esto no obvia problemas morales que no son de corte deontológico
como los derivados de la medicalización
5. El peso de la Ética Médica recae en la deontología, por ende, es un
mecanismo de control o sujeción de un poder. Y el resultado es una
práctica profesional excelente. La Bioética más ocupada por ser una
instancia de deliberación y juicio, ocupada de ofrecer orientaciones, con la
diversidad como nota dominante, aunque prive la voz experta. Los
productos normativos tienden a esbozar derroteros (guidelines) en los
cuales diversos agentes interactúan. Se enfatiza más la construcción moral
a cargo de los implicados. De ahí el acento en los procedimientos y la
diversidad normativa (reglamentos, declaraciones, decretos, leyes,
códigos). La excelencia se materializa en las mejores decisiones, en
resolver los conflictos, en gestar un talante moral que valga para todos, en
fijar antecedentes que no se conviertan en fórmulas ni en recetas. La Ética
Médica, en cambio, más se caracteriza por la exclusividad práxica, así
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como la excelencia performativa: la calidad moral reposa, parcialmente, en
una ejecución de técnicas y manejo de conocimientos especializados. No
obstante, las conductas expertas han de ser excelentes en la Bioética.
6. Otra diferencia radica en los intereses. Cada vez cobra más dominio la
idea de la Bioética que reúne campos diversos, y a lo largo de casi cuatro
décadas de existencia, la naturaleza de la Bioética se ha aproximado cada
vez más a una Ética cívica y paralelamente, se ha convertido en una
instancia con cada vez más sujetos e instituciones involucradas. La
delimitación gremial de la práctica médica no va más allá de la relación
médico-paciente y ésta acontece de dos formas, como atención directa de
pacientes y con ocasión de estudios clínicos con sujetos humanos. La
práctica médica se ocupa, aunque no exclusivamente, de la salud humana.
La Bioética tiene, desde sus orígenes, miras más amplias, como lo
expusiera Van Rensselaer Potter en su artículo de 1970, con su intención
de establecer contactos entre las ciencias de la vida y las humanidades.
Como Ética Aplicada, entonces, la Bioética ocupa una altura media en lo
que se refiere a la resolución de conflictos concretos.
66
medicina no puede resumirse la simple condición técnica, a pesar de los
excelentes y vertiginosos triunfos, pues es en verdad una actividad inspirada en
valores dictados por una tradición que, aunque distante, se conserva en la mente
de todo médico.
En los años 80 del siglo pasado se fue viendo que la relación médico-paciente-
sociedad debería hacerse a través de principios, y donde cada caso debería ser
tratado de forma propia. A partir de ahí el discurso médico tradicional sufrió un
cambio bien significativo y fue se transformando poco a poco detenido por las
exigencias del conjunto de la sociedad, con acentuada connotación económica y
social. Así, la ética médica contemporánea va se ajustando poco a poco a las
ansias de la sociedad y no responde tanto a las imposiciones de la moralidad
histórica de la medicina. Tiene más significación en los dilemas y en los reclamos
de una moralidad fuera de su tradición. La ética fundada en la moralidad interna
pasa a tener un sentido secundario. Por ello, lo gran desafío actual es establecer
un patrón de relación que concilie la teoría y la práctica, teniendo en vista que los
principios ético-morales del médico son mucho abstractos y las necesidades más
apremiantes de los seres humanos son apremiantes y prácticas. Lo ideal sería
conciliar su reflexión filosófica con las exigencias emergentes de hoy.
El concepto que se pasa a tener que ética a la hora actual, por lo tanto, tiene un
sentido de adaptarse a un modelo de profesionalización que va siendo dictado por
otras personas no médicas. Este nuevo concepto de ética en el contexto de
cuidado médico va se aproximando de un otro modelo de ética, donde la
preocupación por problemas morales se complementa fuera de la medicina. El
rumbo de la ética del médico será ajustar y supervisar el acto profesional dentro
de un espacio delimitado por los valores sociales y culturales que la sociedad
admite y necesita. De ahí, la pregunta: ¿cómo convivir con la realidad diaria de la
medicina y la reflexión filosófica que se tiene de una perspectiva teórica de ética
médica? El primer paso es analizar los diversos contextos donde se ejerce el
práctica médica a partir de una comprensión de la moralidad interna de la
profesión. Estas normas internas no deben ser desvalorizadas, pero evaluadas
caso a caso.
El segundo paso es interpretar las reacciones que surgen de la moralidad externa,
teniendo como referencia los valores, actitudes y comportamiento de la propia
comunidad frente a cada proyecto puesto en favor de la vida y de la salud de las
personas. Entre estos valores están la enfermedad, la invalidez, el morir con
dignidad y la garantía de los niveles de salud. De 1970 a 1980 hubo una gran
modificación en el sentido de entender la ética del médico dentro del conjunto de
las necesidades de la profesión y de las exigencias contemporáneas. Surgió la
ética de los principios traída por los bioeticistas, oriundos de otras tantas
actividades no-médicas. Está claro que hubo un sobresalto horrendo entre los
estudiosos de la deontología médica clásica.
67
Todo comenzó cuando el conocimiento médico fue invadido por una enorme
avalancha de dilemas éticos y morales advenidos de la biotecnología. Era difícil no
aceptar los formidables gestos de las técnicas modernas capaces de favorecer el
trasplante de órganos, la reproducción asistida y la terapia génica. Por otro lado la
sociedad se volvía más y más permisiva a ciertos modelos que sí incorporan a sus
costumbres y necesidades. El hecho es que los filósofos antiguos que habían
tomado la medicina como ejemplo práctico de la moral y que tuvieron reducidas
sus influencias por el juicio hipocrático, volvieron triunfantes con el advenimiento
de la Bioética, bautizada en 1972 y tantas veces sacramentada a la hora actual.
De ahí en adelante las aulas de los filósofos y moralistas habían pasado a ser
ocupadas por temas como anencefalia, pacientes terminales y trasplantes de
órganos. De eso resultó preguntarse: lo que exactamente tienen los bioeticistas la
ofrecerse en tales contextos. Muchos creen que ellos pueden traer para el centro
de estas discusiones una reflexión más neutra sobre los problemas enfrentados en
un hospital o clínica médica. Pero sería cierto decir que de una discusión en
materia filosófica siempre surge resultados valiosos en situaciones prácticas de la
medicina.
A partir de los años setenta la ética médica tradicional fue influenciada por la
llamada teoría de principios, donde se preconizaba la autonomía, la beneficencia,
a no maleficencia y la equidad, siempre se basan en el raciocinio de que, si un
acto tiene consecuencia buena y está ajustado a una regla, él es por
consecuencia un acto éticamente recomendable.
De inicio, esta propuesta fue discretamente acepta en virtud de no existir, a simple
vista, algo que no se conflicte con las tesis deontológicas de la vieja teoría de las
virtudes. Sin embargo, esta teoría fue demostrando en la práctica que no era
suficiente para responder las muchas indagaciones de orden más pragmática, las
cuales exigían respuestas inminentes como, por ejemplo, el aborto, la eutanasia y
lo descarte de embriones congelados, asuntos estos que los “principalistas”
divergen abiertamente. El mayor fallo de este sistema es a no fijación de una
jerarquía en sus principios. Esto, justicia se haga, no quiere decir que la Bioética
deje de ser un espacio la más para una amplia y participativa discusión sobre
temas alrededor de las condiciones de vida y del medio ambiente. Esta doctrina
hoy tiene muchos adeptos cara el prestigio y la movilización de los iniciados en la
Bioética, los cuales viene pasando a los más jóvenes sus conceptos como
propuesta de solución para los problemas éticos del día a día. Sin embargo, sus
defensores, conociendo las limitaciones de esas ideas, sobre todo por la
inexistencia de una base moral más convincente, empiezan el defender el
justificante de que “no hay principios morales inflexibles y que cada uno debe
condicionar su postura de acuerdo con los matices de cada caso en particular”.
Hoy, se puede decir que iniciamos un nuevo periodo, llamado de anti principalista,
y el justificante moral es que aquellos principios se conflicten entre sí, creándose
68
una disputa provocada por la jerarquía de ellos. Se dice, entre otros, que aquellos
principios son insuficientes para satisfacer las necesidades de los días de hoy y
para traer respuestas a los desafíos del ejercicio de la medicina actual. Otros
afirman, aunque esos principios son por demás abstractos y distantes de las
situaciones que se presentan en la práctica del día a día del médico. Cuando los
principalistas discuten entre sí, se tiene la impresión que los caminos de la ética
son muchos y son diferentes.
Este nuevo periodo, entonces, pasa a ser el de la calidad, del cuidado solícito y de
la casuística. La ética de la calidad no se preocupa tanto del tema del “bueno” y sí
en la respuesta a la pregunta: "¿qué tipo de persona me gustaría ser?" (La
respuesta sería: "competente", "fiel", "alegre”, que corresponde a una virtud). La
ética del cuidado solícito estaría sujeta a una pauta fiable de tomada de decisiones
morales específicas. En verdad, el gran riesgo en el futuro es que las profesiones
de la salud se alejen de su modelo de ciencia y arte a servicio de la vida individual
y colectiva y pase a manipular sustancialmente el hombre. El progreso asombroso
de las ciencias genéticas, por ejemplo, cría esa posibilidad cuando se busca
seleccionar el tipo de hombre que deseamos.
69
2.4 COMPONENTES DE LA RELACIÓN DEL
MÉDICO/ENFERMERO CON EL PACIENTE: CIENCIA Y
HUMANIDAD
La relación médico-paciente es aquella que tiene lugar entre una persona que
considera su salud amenazada y alguien que posee el saber y la técnica para
hacer frente a la enfermedad y restaurar la salud comprometida o en riesgo.
Tradicionalmente se hablaba de la relación médico–enfermo. Pero hoy se
presenta una cuestión más compleja el médico no es necesariamente quien
atiende al paciente sino algún otro miembro del equipo de salud, en cuyo caso
estamos frente a la relación sanitario–enfermo. Sin embargo, sucede que quien
consulta no necesariamente está enfermo y si acude a la consulta es justamente
para que se determine su condición.
El médico debe ser un profesional sanitario con vocación de servir, actitud
compasiva y espíritu de ayuda hacia la persona que está enferma o sufre. El
paciente es aquella persona que padece una enfermedad. Puede encontrarse
asintomático o con un cortejo de síntomas o molestias que perduran en el tiempo,
atravesando así el proceso de enfermar y que le llevan a la determinación de pedir
ayuda o consultar con un médico. La relación médico-paciente ha sido una
cuestión de confianza, dónde el paciente ha aceptado tácitamente una relación de
ayuda por parte del médico debe estar basada en la sinceridad. El hecho de que la
verdad es universalmente más aceptada que otras opciones por los pacientes es
corroborado por investigaciones recientes como la de Robinson estos autores
recomiendan tener en cuenta las expectativas del médico con respecto al efecto
que en el paciente pueda tener el decir la verdad, lo cual generará variaciones.
Parece ser que no sólo es importante el mensaje terapéutico, sino el grado de
convicción a la hora de transmitirlo. En este sentido Sanz Ortiz dice que «para
conseguir una comunicación adecuada es necesario vencer el miedo que en los
profesionales genera dar malas noticias» o provocar con nuestra comunicación
reacciones no controlables por parte del paciente.
70
miembros del equipo de salud, puesto que, en algún momento, se establece
siempre una relación interpersonal.
71
Tipos de relación médico-paciente
o Autoritaria: El médico adopta un rol directivo sobre la enfermedad del
paciente y le indica de forma autoritaria lo que debe hacer, anulando al
paciente cualquier posibilidad de diálogo o réplica.
o Paternalista: El médico adopta un rol directivo en la toma de decisiones
sobre el enfermo y su entorno, siempre bajo un propósito de no hacer
ningún mal y proteger su salud.
o Deliberativa: Se establece un necesario diálogo en la toma de decisiones
compartida, a través de la adopción de un rol facilitador del médico hacia el
paciente. A través de ella se obtiene una relación cordial y respetuosa, con
una comunicación empática y orientada en ayudar al paciente a tomar
conciencia de su problema y exponer posibles soluciones. Médico y
paciente asumen su responsabilidad. Ello exige un compromiso ético de
confianza y respeto mutuo constituyendo el mejor modelo y el más eficiente
para la comunicación mutua.
o Democrática: Es una relación facilitadora enfocada en la enfermedad y en
la que se abandona a su suerte al paciente a que tome sus propias
decisiones, con el fin básicamente de complacerle. Esta relación es
consecuencia típica del ejercicio de una medicina defensiva ante la posible
judicialización en aquellos casos en los que los deseos o las expectativas
del paciente no se vean cumplidas.
73
2.5 FUNDAMENTOS ÉTICOS DE LAS POLÍTICAS DE
SALUD
Fundamentos éticos
Los fundamentos éticos se encuentran en postulados de los pensadores clásicos
donde primaba Aristóteles como padre de la ética, que es llamada ética para la
felicidad o el eudemonismo en la cual asevera Aristóteles que el único fin del ser
humano es la búsqueda de la felicidad que se fundamenta en el justo medio o el
equilibrio entre dos extremos opuestos que conllevan a los vicios pasionales.
Postulados que tomaron las escuelas como el estoicismo y el epicureísmo que
afirman la mesura entre los placeres y la fortaleza ante la adversidad
concepciones que aún son base de la ética occidental. Posteriormente Kant en el
imperativo categórico universal (el deber ser) afirma el cumplimiento de los
principios éticos y morales que son inherentes a la razón, como son el respeto, la
responsabilidad, la libertad entre otros. La adquisición de estos principios está
sustentada en la autonomía del ser humano y se entiende que el individuo al ser
autónomo es libre porque tiene capacidad de elección, acotación que más
adelante Sartre toma en su existencialismo cuando afirma que el hombre es libre
por lo tanto es responsable de sí mismo.
La ética consiste simplemente en las medidas que el individuo toma consigo
mismo. Es algo personal. Cuando uno es ético o “tiene su ética ‘dentro’”, es por su
propia determinación y lo hace él mismo. Los llamados principios éticos pueden
ser vistos como los criterios de decisión fundamentales que los miembros de una
comunidad científica o profesional han de considerar en sus deliberaciones sobre
lo que sí o no se debe hacer en cada una de las situaciones que enfrenta en su
quehacer profesional. En las diferentes esferas de nuestra vida profesional los
cursos de acción que decidamos tomar tienen que respetar una serie de
estándares éticos que se han vuelto vinculantes para los miembros de las distintas
comunidades académicas y científicas. Estos estándares tienen como propósito
garantizar que las distintas disciplinas estén al servicio de todos los seres
humanos y que en su esfuerzo por el progreso del conocimiento y por el
mejoramiento del bienestar de los destinatarios del servicio profesional, se
respeten los derechos humanos de todos los grupos involucrados.
Políticas de salud
Las políticas en salud constituyen declaraciones y formulaciones generales que
orientan las acciones del sector. De ellas se desprenden planes, programas y
proyectos específicos que constituyen el eje central de su aplicación y están
dirigidos al abordaje de problemas específicos de salud pública. A final de
cuentas, las políticas de salud se traducen en la interacción entre personas con un
sistema de creencias, valores y expectativas propias.
74
En la formulación de políticas sanitarias no es suficiente la definición de una
postura, bien liberal, comunitarista o utilitarista. Tales posturas ayudan a dar forma
a los objetivos de las políticas, a tener una justificación moral para su
implementación y a dar tranquilidad a los diseñadores de las políticas, pero no
predicen ni la forma en que va a encontrar expresión concreta y cotidiana, ni el
efecto que tendrá en el sistema de valores y creencias de la gente, esto a pesar
de la incorporación de las mejores estrategias de análisis de problemas sanitarios
y la realización de los mejores ejercicios de planeación o de análisis de costo–
efectividad. Es muy importante que en la expresión concreta y acabada de los
programas se tomen en cuenta la autodeterminación, la libre elección, las
características del contexto social, el sistema de creencia y valores de la gente y
su derecho a la salud en sentido amplio.
75
flexibilidad de acuerdo con el contexto social. Sobre todo, deben considerar el
punto de vista de aquéllos en quienes recaerá la responsabilidad de su aplicación
y de las personas que serán potencialmente beneficiarias. Además de los
principios fundamentales de autonomía, justicia, beneficencia y no maleficencia,
entre los principios a incluir están los de inclusión social, igualdad de
oportunidades, corresponsabilidad, ciudadanía, pluralismo, solidaridad, derecho a
la información, trato digno y cálido, privacidad, confidencialidad, ambiente
saludable y seguro, respeto al culto y creencias, alimentación en cantidad
suficiente y de buena calidad, espacios limpios y sin hacinamiento, muerte digna,
asistencia espiritual, respeto a la vida, apoyo familiar y acceso al tratamiento de
enfermedades detectadas en tamizajes, entre otros.
La experiencia que se ha tenido mediante el establecimiento de los Códigos
Internacionales de Ética en la Investigación y la Carta de Derechos del Paciente
entre otros documentos, constituye un buen antecedente de que lograr un
consenso para el establecimiento de un marco ético de referencia en la
elaboración de intervenciones en salud pública es posible. Indudablemente
sujetarse a criterios éticos explícitos contribuye a una formulación de políticas y
programas de salud más efectivos. Afortunadamente en la evaluación del
desempeño de los sistemas de salud en el mundo, ya se asigna un peso
importante a los aspectos éticos fundamentales, pero aún es necesario dar pasos
concretos para avanzar hacia una práctica de una salud pública más humana y
más digna. Nos conviene a todos. No debiéramos de olvidar que "en el gran
aparato de nuestra civilización, todos somos pacientes".
Contribución de la Ética
Si bien la ética en la salud pública se remonta como mínimo a los tiempos de
Hipócrates, Sun Si Miao y Ibn Sina (Avicena, el campo de la “bioética” no apareció
hasta después de la Segunda Guerra Mundial. Por una parte, los experimentos
médicos de los nazis en los presos de los campos de concentración aumentaron
las preocupaciones acerca de la vulnerabilidad de los seres humanos en la
investigación médica. Por otra, los rápidos avances de la medicina en materias
como la salud reproductiva, el transplante de órganos y la genética plantearon
dudas acerca de los fines y los límites de la tecnología médica. Por último, el
surgimiento de los movimientos en defensa de los derechos civiles durante la
postguerra hizo que muchas miradas se centraran en el desequilibrio de poder
entre médicos y pacientes y la consiguiente necesidad de que los pacientes
pudieran controlar las decisiones relativas al cuidado de su propia salud.
En los últimos años, se han realizado esfuerzos para ampliar el alcance del
análisis ético en la atención sanitaria con objeto de centrarse de forma más directa
en las cuestiones de salud pública. A diferencia del tradicional énfasis de los
expertos en bioética en la relación médico-paciente, la ética de la salud pública se
centra en el diseño y aplicación de medidas para la vigilancia y mejora de la salud
76
de las poblaciones. Asimismo, la ética de la salud pública trasciende la atención
sanitaria para considerar las condiciones estructurales que promueven o dificultan
el desarrollo de sociedades sanas. Desde una perspectiva global, las cuestiones
fundamentales de la ética de la salud pública son las siguientes:
Desigualdades en el estado de salud y en el acceso a la atención y los
beneficios de la investigación médica: Por ejemplo, las cuestiones
relativas a la asignación de recursos dependen en parte de juicios de valor
sobre la importancia de pequeñas mejoras en la calidad de vida de una
amplia proporción de la población frente a la de una intervención en que se
salvan vidas, pero sólo beneficia a unas cuantas personas.
78
2.6 COMISIÓN NACIONAL DE BIOÉTICA COMO MARCO
DE REFERENCIA
Según retrata la UNESCO (en inglés United Nations Educational, Scientific and
Cultural Organization) señala que el gran reto de la red bioética es diseñar un
instrumento de intercambio interdisciplinario para tratar temas relacionados con el
área de bioética la cual está comprometida con la existencia misma de todos los
seres vivos y la preservación de la humanidad. Asimismo, ha desarrollado
reuniones en la que participan diversos países como Brasil, Cuba, México
Argentina y otros países latinoamericanos. En ese aspecto es importante distinguir
la polémica que se ha suscitado en torno a la declaración de Helsinki, promulgada
por la Asociación Médica Mundial (WMA) la cual fomenta principios éticos en
cuanto a la experimentación con seres humanos.
Sus objetivos son:
Misión:
Promover el conocimiento y aplicación de la Bioética en el ámbito científico, de la
tecnología y la salud con una perspectiva social y global.
79
Visión:
Ser una institución de vanguardia reconocida nacional y mundialmente por su
impulso al desarrollo de la Bioética en la ciencia, la tecnología y la salud en el
marco de la responsabilidad social e individual.
Valores:
80
Establecimientos que Deben de Contar con un Comité
Todos aquellos establecimientos para la atención médica del sector público, social
o privado del sistema nacional de salud a los que se refieren los artículos 69 y 70
del Reglamento de la Ley General de Salud en Materia de Prestación de Servicios
de Atención Médica, referidos en la primera disposición general para la integración
y funcionamiento de los CHB, de acuerdo al artículo 41 Bis fracción I de la LGS.
Datos Históricos
Algunos de los datos más sobresalientes son sobre el término Bioética y su
aplicación, es importante mencionar que fue acuñado por Fritz Jahr en 1927, quien
lo definió como la ética de las relaciones de los seres humanos con los animales y
la naturaleza; sin embargo, es Van Rensselaer Potter quien lo incorpora al
discurso académico contemporáneo en el artículo Bioética, la ciencia de la
supervivencia, publicado en 1970. En la década de los años setenta también
sobresalen instituciones dedicadas a estos temas como la Universidad de
Georgetown, en Washington, D.C., que centró sus esfuerzos en el ámbito de las
ciencias de la salud y los avances científico-tecnológicos. Asimismo, en el año de
1972, André Hellegers crea el Instituto de Bioética Joseph and Ross Kennedy y en
Europa -en Barcelona, en 1975- se funda el Instituto Borja de Bioética.
Otros referentes importantes en el desarrollo de la bioética aparecen en el año de
1978, cuando se presenta la primera edición de la Enciclopedia de Bioética,
editada por Warren T. Reich, en la que se define a la Bioética como El estudio
sistemático de la conducta humana en el área de las ciencias de la vida y de la
salud, examinadas a la luz de los valores y de los principios morales. A esta
primera edición siguieron dos más en las que distintos conceptos fueron
actualizados y analizados a la luz de los cambios que la disciplina bioética
atravesaba. Las segundas y terceras ediciones, por disposiciones del propio Reich
fueron encomendadas a Stephen G. Post y todo un grupo de trabajo que en 2003
la concluyeron con la inclusión de más de 110 artículos nuevos, y nutridos de los
viejos estudios y los viejos dilemas.
Más adelante, en 1979, Tom L. Beauchamp y James F. Childress publican el libro
Principles of Biomedical Ethics, cuyo tema principal es el estudio de la ética
biomédica. Dicha publicación fue la más representativa de esa época y, aún en
nuestros días continúa siendo una de las más empleadas, ya que en ella se basa
una de las corrientes más extendidas en el ámbito de la bioética, mejor conocida
como principalismo, a través del cual se pondera una tétrada clásica:
Beneficencia; no maleficencia; autonomía y justicia.
81
A lo largo de las tres últimas décadas del siglo XX, el desarrollo de la cultura
tecnocientífica, por un lado, y el impacto de los movimientos de la sociedad civil
por el otro, suscitaron una serie de acontecimientos de indudable importancia para
el desarrollo de la bioética. Si bien en sus inicios la bioética fue de dominio
básicamente anglosajón, posteriormente, a partir de los años ochenta, se extendió
a los países europeos y ha tenido, desde los años noventa hasta la actualidad, un
desarrollo que incluye a la región latinoamericana y una gran parte de los países
del mundo, por lo que actualmente se puede hablar de una bioética internacional
con diferentes grupos, voces y análisis particulares. Ejemplo de ello son los
principios o postulados que establece la escuela europea: vulnerabilidad, dignidad,
integridad y autonomía.
De igual forma, desde la perspectiva latinoamericana los cuatro principios
tradicionales no son suficientes. A ellos es necesario agregar nociones
fundamentales como el respeto a la dignidad; la salvaguarda de los derechos de
las personas y su autonomía; la tolerancia; la inclusión; la solidaridad y la no
discriminación como pautas no sólo orientadoras en el plano ético, sino que
faciliten su aplicación práctica en diversos contextos. Lo anterior es pertinente ya
que ha sido señalado ―y con mucha razón― que siendo una realidad inobjetable
en Latinoamérica la desigualdad, toda perspectiva ética y bioética deberá
considerar dos postulados esenciales: la búsqueda de justicia y el ejercicio de la
protección universal.
En suma, se acepta que la bioética emerge como resultado de tres aspectos:
1. La aparición del paradigma de los derechos humanos, en el ámbito
de la posguerra mundial y el movimiento de derechos civiles en
Estados Unidos, ambos en su relación con la medicina y la salud;
2. El poderío y ambigüedad moral del desarrollo científico y
tecnológico, sus implicaciones para la supervivencia de la especie
humana y el bienestar de las personas, así como el cuidado del
medio ambiente; y
3. Los problemas de justicia en el derecho a la protección
universal y acceso a los servicios de salud.
82
2.7 COMISIÓN NACIONAL PARA EL GENOMA HUMANO
COMO MARCO DE REFERENCIA
El Proyecto del genoma humano fue un programa de investigación cuya meta era
el mapeo y entendimiento de todos los genes de los seres humanos. Al conjunto
de genes se le conoce como genoma. El borrador inicial del Proyecto del Genoma
Humano fue presentado a mediados del año 2000, en conjunto por el entonces
presidente de los Estados Unidos de America, Bill Clinton, y el entonces primer
ministro británico, Tony Blair. El International Human Genome Sequencing
Consortium publicó la primera versión preliminar del genoma humano en la revista
Nature en febrero del año 2001, con el 90 por ciento de la secuencia de los tres
mil millones de pares de bases del genoma completo. Sin embargo, la secuencia
completa no fue terminada y publicada sino hasta abril del año 2003.
Fue a raíz del borrador inicial del Proyecto del Genoma Humano, que el interés y
las investigaciones del área de la genética tuvieron un alza exponencial en todo el
mundo. Así pues, a pesar de que México no hubiera participado en el Proyecto, el
análisis inicial de las posibilidades que había por delante permitía vislumbrar las
oportunidades que había en el ámbito de la genómica. Entonces, por un acuerdo
firmado entre Ernesto Zedillo Ponce de León, el entonces presidente de los
Estados Unidos Mexicanos, y los secretarios de Salud y Educación Pública, se
crea en el año 2000 la Comisión Nacional para el Genoma Humano. Siendo
expedido dicho acuerdo el día 23 de octubre del año 2000 en el Diario Oficial de la
Federación.
Así pues, como bien señala su artículo primero, la Comisión Nacional para el
Genoma Humano fue creada, para coordinar todos los actos y políticas relativas a
la investigación, desarrollo, enseñanza, atención médica, etc., relativos al genoma
humano. Esto para intentar evitar los problemas de carácter bioético que la
modificación genómica supone, tales como el respeto a la dignidad humana, los
derechos humanos y el trato digno, así como para regular el desarrollo en esta
nueva área. Dicho acuerdo consta de seis artículos.
“Artículo primero: Se crea la Comisión Nacional para el Genoma Humano con el
objeto de coordinar las políticas y acciones de las dependencias e instituciones
educativas y de salud, relativas a la investigación, desarrollo tecnológico,
enseñanza, atención médica y, en general, al conocimiento sobre el genoma
humano.”
El segundo artículo de este acuerdo denota una serie de órdenes que deben ser
cumplidas con el fin de lograr dicho objetivo. Estas son:
83
II. Impulsar la investigación, desarrollo tecnológico, formación de
especialistas, servicios y la difusión de conocimientos sobre el genoma
humano y sus beneficios.
III. Proponer las adecuaciones y actualizaciones necesarias al marco jurídico
aplicable a la materia.
IV. Recomendar los criterios que deberán observarse en el estudio e
investigación del genoma humano.
V. Participar con las instancias competentes en el establecimiento de los
principios éticos que deben regir la investigación y desarrollo tecnológico
relacionado con el genoma humano.
VI. Atender consultas en asuntos relacionados con el objeto de la Comisión.
VII. Designar, con la participación que corresponda a la Secretaría de
Relaciones Exteriores, a los integrantes de las delegaciones y
representaciones mexicanas en los eventos y ante los organismos
internacionales en la materia, así como recomendar las posturas nacionales
a tomar en ellos, sin perjuicio de las designaciones y recomendaciones que
conforme a las disposiciones aplicables corresponda hacer a las
dependencias en lo particular.
VIII. Emitir las reglas de operación de la Comisión.
IX. Las demás que le asigne el Ejecutivo Federal.
En el artículo tercero del acuerdo, se delimita el cómo estará conformada la
Comisión Nacional para el Genoma Humano, así como también se señala que
cada miembro de la comisión tenía el derecho a designar a su suplente. Este
artículo igualmente señalaba que el presidente de la Comisión debía invitar al
rector en curso de la Universidad Nacional Autónoma de México, al presidente
ejecutivo de la Fundación Mexicana para la Salud, a representantes de sectores
sociales y privados, así como también a miembros de la comunidad científica,
grupos e instituciones, cuyos fines estuvieran relacionados al objetivo de la
comisión, a formar parte de la Comisión.
“ARTÍCULO TERCERO: La Comisión estará integrada por los titulares de la
Secretaría de Salud, quien la presidirá, y del Consejo Nacional de Ciencia y
Tecnología; Por el Secretario del Consejo de Salubridad General; Por el
Subsecretario de Regulación y Fomento Sanitario y por el Coordinador General de
los Institutos Nacionales de Salud de la Secretaría de Salud; Un representante de
la Secretaría de Educación Pública, así como por dos directores generales de los
Institutos Nacionales de Salud, que se rotarán cada año en el orden en que
determine la propia Comisión.”
El artículo cuarto únicamente indicaba que la Comisión debería contar con un
secretario designado por el mismo presidente de la Comisión. Mientras tanto, el
artículo quinto decretaba:
84
“ARTÍCULO QUINTO: Para el desempeño de sus funciones la Comisión podrá
constituir los comités y grupos de trabajo que considere necesarios.”
Y finalmente, el artículo sexto:
“ARTÍCULO SEXTO: Las dependencias y entidades integrantes de la Comisión
asignarán, de conformidad con sus presupuestos aprobados, los recursos
necesarios para el cumplimiento del objeto de la Comisión.”
Desgraciadamente, aunque los fines y objetivos de esta Comisión eran
prometedores, el 20 de octubre del año 2004, el acuerdo presidencial por el cual
fue creada la comisión fue abrogado, es decir, fue despojado de toda validez
jurídica. Sin embargo, se fundó en el mismo año 2004 el Instituto Nacional de
Medicina Genómica (INMEGEN), undécimo Instituto Nacional de Salud,
perteneciente a la Secretaría de Salud de México. Su misión es: “Contribuir al
cuidado de la salud de los mexicanos desarrollando investigación científica de
excelencia y formando recursos humanos de alto nivel, que conduzcan a la
aplicación médica del conocimiento genómico a través de una cultura innovadora,
tecnología de vanguardia y alianzas estratégicas, con apego a principios éticos
universales.”.
Este instituto termina por ser un sucesor de la Comisión Nacional para el Genoma
Humano, que busca impulsar la investigación científica en cuanto a la genética y
con ello crear una medicina preventiva más eficaz y personalizada, que mejoraría
sustancialmente la salud y calidad de vida de la población del país. Dirige y
organiza la implementación de los programas de enseñanza para la formación de
recursos humanos altamente especializados en Medicina Genómica, así como
tambien es el principal impulsor de genómica en el país.
85
3. ÉTICA DE LA INVESTIGACIÓN GENÉTICA
La existencia de las normas morales siempre ha afectado a la humanidad, ya que
desde pequeños captamos por diversos medios la existencia de dichas normas y
de hecho siempre estamos influenciados por ellas de una u otra manera, ya sea
como orden, obligación y prohibición, siempre con el fin de tratar de orientar e
incluso determinar la conducta humana.
La ética y la moral están de moda. A su alrededor se tejen imaginarios, creencias,
calificativos y afirmaciones que hablan en su nombre, sin conocerse a ciencia
cierta cuál es la significación que se tiene de la ética o a cuáles códigos morales
hacen referencia.
Debido a esto bien vale la pena iniciar el artículo definiendo los conceptos
nodales:
La ética es la rama de la filosofía que define los principales valores que guían
hacia las acciones correctas, y establece reglas, pautas, y políticas, en donde la
razón tiene un papel importante en la toma de decisiones para comprender,
justificar y argumentar. En este sentido, evaluar el interés y el gusto o disgusto
personal, teniendo en cuenta no solo los derechos, lo individual, sino también los
deberes para con los otros y también que el interés personal no rebase el interés
general.
El conocimiento del ámbito y del discurso de la ética es clave para los
profesionales relacionados con la ciencia ya que la ciencia en sí misma está
fundamentalmente basada en valores éticos, especialmente en la veracidad y en
el beneficio para otros.
Mientras que el propósito de los estudios genéticos es el estudiar a los genes y a
sus diferencias, localizar los genes causantes de enfermedades hereditarias e
identificar los defectos genéticos responsables de dichas dolencias. Para la
realización de los mismos, es necesario tomar una muestra de tejidos que
conforman el cuerpo, el cual es examinado a través de diferentes instrumentos y
diversas técnicas moleculares para obtener el ADN y así identificar algunos de los
genes que lo conforman. A través de este análisis se detectan los genes y sus
mutaciones.
El progreso de la ciencia se encuentra en un punto crítico. Una de las noticias más
importantes de este fin de siglo es el debate que los avances tecnológicos han
provocado, tanto en el reino electrónico (por ejemplo, la realidad virtual, el
Internet,) como en la dimensión de la genética. Las nuevas tecnologías no sólo
han traído oportunidades y desafíos, también están acompañadas de temores y
esperanza. Por eso mismo se han creado algunas reglas, David Suzuki y Peter
Knudtson (investigadores y especialistas en el campo de la genética) proponen
86
diez reglas mínimas, como imperativo moral para responsabilizar a los
investigadores y los gobiernos acerca de la ciencia de los genes.
1. Para comprender muchos de los difíciles problemas morales que se
derivan de la genética moderna debemos comprender en primer lugar
la naturaleza de los genes: sus orígenes, su papel en los procesos
hereditarios de las células y las posibilidades de controlarlos.
2. La gran mayoría de las diferencias humanas hereditarias son poligénicas,
o involucran la interacción de muchos genes; por consiguiente, es una
simplificación peligrosa alegar una relación causal entre comportamientos
humanos y los denominados defectos en el ADN humano.
3. La información acerca de la constitución genética de un individuo debería
usarse para informar sus decisiones personales y no para imponerlas.
4. La manipulación génica de las células somáticas puede caer en el ámbito
de la decisión personal; la manipulación de las células germinales, sin
que medie el consentimiento de todos los miembros de la sociedad, debería
estar explícitamente prohibida.
5. El desarrollo de las armas biológicas es una mala aplicación de la
genética, que es moralmente inaceptable como lo es también el aire de
secreto que la rodea.
6. La información contenida en las moléculas genéticas es susceptible
de perderse, debido a mutaciones, causadas por los rayos del sol, la
radiactividad, sustancias químicas y otras fuerzas mutagénicas
externas. Cada uno de nosotros tiene la responsabilidad de conocer los
mutágenos potenciales que hay en nuestro entorno inmediato y tratar de
aminorar el daño medioambiental inducido a nuestro ADN.
7. Hasta que no comprendamos mejor el alcance del intercambio genético
entre especies con parentesco lejano en la naturaleza, debemos
considerar las fronteras evolutivas áreas de intercambio genético
relativamente limitado como, por lo menos, indicadores provisionales
de zonas de peligro potencial para la transferencia casual de genes
recombinantes entre especies.
8. La diversidad genética, tanto en las especies humanas como en las no
humanas, es un recurso planetario precioso. Nos conviene controlar y
preservar esa diversidad.
9. La mera acumulación de conocimientos sobre genética por muy valiosa que
sea en sí misma no garantiza la sabiduría de nuestras decisiones con
relación a la herencia humana; si tal conocimiento origina una falsa
percepción del control que los hombres podemos alcanzar sobre los
genes, puede llevar incluso a la locura.
10. Será un proceso sin fin la búsqueda de principios éticos que nos ayuden a
la hora de tomar difíciles decisiones personales y colectivas en torno a las
87
aplicaciones de la genética moderna. Para alcanzar el éxito en esta
empresa debemos cruzar los rígidos límites de la ciencia occidental e,
incluso, del pensamiento filosófico occidental, adentrándonos en
reinos interculturales que abarquen otras maneras de conocer.
La investigación genética, ha dado grandes avances ante el sector salud para
acercarnos día a día a la cura de las diferentes enfermedades existentes, así
como para la prevención de muchas nuevas, sin embargo, la ciencia no puede
decir qué está bien y qué está mal, tan sólo puede mostrar los riesgos y los
beneficios de las nuevas tecnologías de la vida, por lo que es necesaria la ética,
como será visto en los siguientes temas.
88
3.1 COMPONENTES DE LA INVESTIGACIÓN MÉDICA Y
LA ÉTICA
La medicina es intrínsecamente experimental. Incluso los tratamientos más
ampliamente aceptados necesitan ser controlados y evaluados para determinar si
son eficaces para pacientes específicos y para los pacientes en general. Esta es
una de las funciones de la investigación médica.
Otra función tal vez más conocida es la creación de nuevos tratamientos, en
especial medicamentos, aparatos médicos y técnicas quirúrgicas. Se han
realizado muchos avances en esta área durante los últimos 50 años y en la
actualidad se hace mucha más investigación que nunca. No obstante, todavía
quedan muchas preguntas sin respuestas sobre el funcionamiento del cuerpo
humano, las causas de las enfermedades (tanto conocidas como nuevas) y la
mejor manera de evitarlas o sanarlas. La investigación médica es el único medio
de dar respuesta a estas interrogantes.
Además de tratar de entender mejor la fisiología humana, la investigación médica
explora una gran variedad de otros factores de la salud humana, incluidos los
patrones de las enfermedades (epidemiología), la organización, el financiamiento y
la prestación de atención médica (investigación de sistemas de salud), los
aspectos sociales y culturales de la salud (sociología y antropología médicas), la
legislación (medicina legal) y la ética (ética médica). La importancia de estos tipos
de investigación es cada vez más reconocida por los organismos encargados del
financiamiento, muchos tienen programas específicos de investigación médica no
fisiológica. Todos los médicos utilizan los resultados de la investigación médica en
sus prácticas clínicas. Para mantener su competencia, el médico debe mantenerse
actualizado con la investigación actual en su especialidad por medio de programas
de educación médica continua o desarrollo profesional continuo, revistas médicas
y contactos con colegas bien informados. Incluso si no realiza investigación, el
médico debe saber interpretar los resultados de la investigación y aplicarlos a sus
pacientes.
Por esto, es esencial un conocimiento básico de los métodos de investigación para
lograr una práctica médica competente. La mejor manera de obtener estos
conocimientos es a través de la participación en proyectos de investigación, ya
sea como estudiante de medicina o después de la graduación. El método más
común de investigación para el médico en ejercicio es el ensayo clínico. El
procedimiento comienza con los estudios en laboratorio y sigue con las pruebas
en animales. Si esto demuestra potencialidades, las cuatro etapas o fases de la
investigación clínica son las siguientes:
89
Primera etapa: por lo general la investigación se realiza con un pequeño
grupo de voluntarios en buena salud que con frecuencia son remunerados
Segunda etapa: la investigación se realiza en un grupo de pacientes que
tienen la enfermedad que deberá tratar el medicamento. El objetivo es
conocer si el medicamento produce algún efecto beneficioso para la
enfermedad y si tiene efectos secundarios peligrosos.
Tercera etapa: la investigación es el ensayo clínico, en el que el
medicamento se administra a una gran cantidad de pacientes y se compara
a otro medicamento, si existe otro para la condición en cuestión o a un
placebo. Cuando es posible, estos ensayos son a “doble ciego”, es decir, ni
la persona que participa en la investigación ni el médico saben quién recibe
el medicamento o el placebo.
Cuarta etapa: la investigación se realiza después que el medicamento ha
obtenido la licencia y se ha comercializado. En los primeros años, el nuevo
medicamento es controlado para ver los efectos secundarios que no se
detectaron en las etapas anteriores. Además, la compañía farmacéutica,
por lo general, está interesada en saber cómo el medicamento ha sido
recibido por los médicos que lo prescriben y los pacientes que lo utilizan.
Un problema potencial al combinar estas dos funciones es el conflicto de
intereses. La investigación médica es una empresa bien financiada y a veces a los
médicos se les ofrecen retribuciones importantes por su participación. Estas
pueden incluir pagos en dinero efectivo por conseguir participantes para la
investigación, equipos como computadores para transmitir los datos de la
investigación, invitaciones a conferencias para exponer los resultados de la
investigación y ser coautores de las publicaciones de los resultados. El interés del
médico por obtener estos beneficios a veces puede entrar en conflicto con el
deber de proporcionar al paciente el mejor tratamiento disponible. También puede
haber un conflicto con el derecho del paciente de recibir toda la información
necesaria para tomar una decisión totalmente informada sobre participar o no en
una investigación. Estos problemas potenciales pueden ser solucionados. Los
valores éticos del médico – compasión, competencia y autonomía – se aplican
también al investigador médico, de modo que no existe un conflicto intrínseco
entre las dos funciones. En la medida en que el médico entienda y siga las reglas
básicas de la ética de investigación, no debería tener ninguna dificultad en
participar en investigación como componente integral de su práctica clínica.
Requisitos éticos
La Asociación Médica Mundial fue creada en 1947. En 1954, después de varios
años de estudio, la AMM adoptó un conjunto de Principios para los que realizan
investigación y experimentación. Este documento fue revisado durante diez años y
finalmente fue adoptado como la Declaración de Helsinki (DdH) en 1964. A
90
Continuación se presenta una breve descripción de los principios, tomados
principalmente de la Declaración de Helsinki:
Mérito científico
El párrafo 11 de la DdH estipula que la investigación médica en seres humanos
debe estar justificada por bases científicas. Para asegurar el mérito científico, el
párrafo 11 establece que el proyecto debe estar basado en un profundo
conocimiento de la bibliografía del tema y en experimentos de laboratorio y en
animales, cuando sea apropiado, que demuestren buenas razones para esperar
que la intervención propuesta será eficaz en los seres humanos. El párrafo 15
agrega otro requisito: que la investigación médica en seres humanos debe ser
llevada a cabo sólo por personas científicamente calificadas.
Valor social
Uno de los requisitos más polémicos de un proyecto de investigación médica es
que contribuya al bienestar de la sociedad en general. Los párrafos 18 y 19 de la
DdH favorecen sin duda la consideración del valor social en la evaluación de los
proyectos de investigación. La importancia del objetivo del proyecto, entiéndase
como científica y social, debe ser mayor que los riesgos y los costos para los
participantes en la investigación. Además, las poblaciones en las que se realiza la
investigación deben beneficiarse de sus resultados. Los investigadores y los
comités de revisión ética deben asegurarse que los pacientes no sean sometidos
a exámenes que es probable que no tengan ningún propósito social útil.
91
Confidencialidad
Como los pacientes en atención clínica, los participantes en la investigación tienen
derecho a la privacidad con respecto a su información personal de salud. A fin de
proteger la privacidad, los investigadores deben asegurarse de obtener el
consentimiento informado de los participantes en la investigación para utilizar su
información personal de salud para investigar, para esto es necesario comunicar
con anticipación a los participantes los usos que se le dará a su información.
Como regla general, la información debe hacerse anónima y debe almacenarse y
transmitirse en forma segura.
92
investigación científica debe ir caminando a la par con el avance de nuestra
disciplina, ya que será fundamental su realización.
93
Ignorancia de los procesos evitados con la fertilización extra-madre:
La fecundación en los oviductos ha sido adquirida por selección adaptativa
por más de mil millones de generaciones. Recién empezamos a conocer los
factores involucrados en el diálogo entre el cigoto-embrión con el oviducto.
Estamos lejos de conocer la biología molecular involucrada en este diálogo,
aun en animales.
94
Reproducción obligada por infertilidad generalizada de la humanidad:
Si los seres humanos no pudieren reproducirse sexualmente, la clonación
sería imperativo ético. Es también el caso de animales extintos o en vías de
extinción. La ética de la clonación no es absoluta.
95
La clonación con fines de investigación, ¿difiere de la clonación
para la reproducción?
Por otra parte, desde el nacimiento de Dolly, los investigadores biomédicos han
dirigido su atención hacia la clonación experimental, denominada “terapéutica”,
centrándose en el uso de la técnica de clonación para obtener células madre
embrionarias destinadas a la investigación y, en potencia, con fines terapéuticos.
La meta de la clonación con fines de investigación, sin embargo, es crear un
embrión de la misma manera que en el caso de la clonación para la reproducción,
pero sin producir un bebé y sólo con el fin de obtener células madre embrionarias
que contengan las mismas características genéticas que el progenitor.
Inevitablemente, el embrión se destruye durante ese proceso.
El propósito de todo esto es que las células madre embrionarias de seres
humanos, aisladas por primera vez en 1998, se describen esencialmente a veces
como células “en blanco” en los seres humanos, con potencialidad para
transformarse prácticamente en cualquier tipo de tejido orgánico. Al separar parte
de la masa celular interna del embrión en el estadio de blastocito, esas células se
pueden cultivar para producir células madre pluripotentes, con capacidad para
transformarse en sangre, músculo y otras muchas clases de tejidos y órganos del
cuerpo.
Muchos biólogos médicos consideran este campo extraordinariamente prometedor
para futuras curaciones, dado que las células madre embrionarias pueden “crecer”
de manera sistemática en discos de Petri en el laboratorio. Se podría, por ejemplo,
transformar una célula madre, mediante procedimientos de clonación en el
laboratorio, en una célula sanguínea o en una célula de músculo cardiaco, para
inyectarla en el corazón de un enfermo cardiaco, con el fin de corregir una
disfunción. De esa manera, los investigadores esperan, a la larga, utilizar estas
células versátiles para vencer enfermedades crónicas o degenerativas, como la
enfermedad de Parkinson, la enfermedad de Alzheimer o la diabetes, que padecen
millones de personas. Por otra parte, las células madre que provienen de
embriones sobrantes pueden provocar rechazo inmunitario cuando se trasplantan
a un paciente, de manera muy parecida a lo que sucede con trasplantes de
órganos recibidos por terceras personas. Si las células o tejidos que se han de
trasplantar a un enfermo provienen del mismo paciente, tales problemas no se
presentan. Por este motivo, algunos investigadores creen, que la clonación con
fines de investigación ayudaría a evitar el rechazo inmunitario, dado que las
células que se obtendrían del embrión, y que se cultivarían para obtener células o
tejidos, serían genéticamente idénticas a las del paciente.
Un importante problema ético cuando se llevan a cabo investigaciones sobre
clonación y sobre células madre embrionarias gira en torno al estatus moral de los
96
embriones. Su utilización ha provocado objeciones por parte de quienes se
oponen al aborto por motivos morales, religiosos o de otro tipo y por quienes se
oponen a cualquier investigación que comporte la destrucción de un embrión
humano. El argumento moral en este caso es que a los embriones se los debe
proteger desde el instante de la concepción, puesto que ése es el momento en
que empieza a existir una nueva entidad humana que, potencialmente, y en las
circunstancias adecuadas, se convertirá en un ser humano único. Dado que a los
seres humanos no se los debe sacrificar por ningún motivo, no se podría justificar
la destrucción de embriones por razones de investigación.
Un argumento moral distinto sostiene que los embriones merecen protección y
cierto respeto, pero no en la misma medida que los bebés plenamente
desarrollados. Desde ese punto de vista, el estatus moral de los embriones
cambia de manera gradual a medida que se desarrollan y, una vez nacidos, les
corresponde el disfrute de plenos derechos y de protección en tanto que seres
humanos. El estatus moral de un embrión no sería absoluto sino relativo a otros
bienes morales. En consecuencia, cuando el estatus de un embrión, en un
determinado estadio de desarrollo, se compara con el principio moral de aliviar el
sufrimiento, sería posible justificar la destrucción de embriones para proporcionar
tratamiento a enfermos. Este argumento permite justificar la investigación con
embriones para fines terapéuticos, aunque el alivio del sufrimiento sea por el
momento sólo hipotético. Estos distintos argumentos relativos al estatus moral de
los embriones junto con diferentes doctrinas religiosas y valores socioculturales
han influido en la elaboración de diversas reglamentaciones relativas a la
protección del embrión y a las investigaciones con embriones a nivel nacional.
Problemas sociales
La clonación de Dolly generó todo tipo de temores y elucubraciones, ya que abrió
la puerta a que pudieran clonarse seres humanos. Casi todas las opiniones han
sido enfáticamente contrarias a la clonación de seres humanos, y pienso que el
énfasis deriva de la idea de que la clonación de humanos está ya al alcance de la
mano y que pronto será posible para cualquiera que, teniendo el poder y/o los
medios económicos, quisiera ‘‘perpetuarse’’ en su hijo, quien además será su
gemelo idéntico. Es por esto que resulta necesario que la sociedad tenga
información verídica de lo que es la clonación, de sus posibilidades reales, riesgos
y virtudes.
Problemas técnicos
Aun cuando no se vislumbra nada que teóricamente hiciera imposible la clonación
en humanos, hay sin duda muchos problemas técnicos por superar. Para lograr la
clonación de Dolly los investigadores fusionaron 277 ovocitos enucleados con
otros tantos núcleos obtenidos de la glándula mamaria de una oveja embarazada.
Solo 29 de estos ‘‘zigotos’’ se convirtieron en embriones que sobrevivieron in vitro
97
más de 6 días, y se implantaron en varios úteros de ovejas tratadas
hormonalmente para mantener un embarazo. De esos 29 intentos solamente uno,
el embarazo que se convirtió en Dolly llegó a término, lo que da una eficiencia
terminal de 0.36% (1 de 277 intentos). En febrero de 2002, la revista Time publicó
la noticia de que un grupo norteamericano logró clonar un gato llamado ‘‘CC’’, del
inglés carbon copy (copia al carbón), después de fracasar durante tres años en su
intento por clonar un perro. La eficiencia para lograr a CC fue de 1 en 87 (1.15%),
mejor que en el caso de Dolly.
Se tenían dudas sobre si Dolly sería fértil y si envejecería más pronto que una
oveja concebida de la forma ordinaria. En la actualidad ya se sabe que sí es fértil,
y hay datos que permiten suponer que va a envejecer más rápido de lo que le
tocaría según su fecha de nacimiento. Persisten las dudas sobre si el
procedimiento podrá hacerse en nuestra especie, aun cuando en diciembre de
2001 se publicó que una compañía privada del estado de Massachusetts,
Advanced Cell Technology, había logrado clonar por primera vez a un ser
humano. Un análisis más a fondo de lo que realmente hicieron mostró que
lograron el crecimiento de ‘‘embriones’’ formados de muy pocas células, y todos
murieron casi inmediatamente.
Hubo quienes juzgaron que el experimento fue un fracaso total, pero otros
pensaron que formar un embrión humano sin la unión del espermatozoide y el
óvulo no era un hallazgo despreciable. De cualquier manera, los investigadores
nunca pensaron en introducir dichos embriones en algún útero, sino los querían
para transformar las células madres (totipotenciales) en distintos tejidos, lo que se
denomina clonación terapéutica, como se había mencionado previamente. Todo
esto nos lleva nuevamente a replantearnos, ¿cuáles son los argumentos para
oponerse a la clonación en humanos? En México, como en otros países, se
mencionan diversas razones. Algunas de naturaleza teológico-religiosas: sería
contrario a lo que Dios ha dispuesto, que esto considerando que México es un
país con habitantes en su mayoría católicos, es un gran impedimento para que la
clonación humana se llevará acabo ya que va completamente en contra de sus
ideales.
Cada individuo tiene una opinión acerca de si es o no correcto clonar a otro ser
humano. La idea de producir asexualmente copias múltiples de organismos
idénticos desde un punto de vista genético, todos descendientes de un antecesor
común, crea, en la mayoría de las personas, una reacción moral negativa. “¿Por
qué alguien desearía hacer algo así?” Es la respuesta más recurrente que se
encuentra en las encuestas. Sin embargo, la mayoría también reconoce que una
vez que la clonación humana llegue a transformarse en un hecho científicamente
posible, sólo será cuestión de tiempo ¿Deberíamos permanecer sentados y
aceptar lo inevitable sin importar cuán desagradable parezca o qué tipo de
98
consecuencias puede acarrear? ¿Deberíamos comenzar a formular estándares
para tomar decisiones moralmente defendibles acerca de esta nueva posibilidad
científica?
Eticistas Religiosos
Gran parte de los expertos en ética proviene de la religión. Los eticistas del
Vaticano ya han tomado una fuerte postura en contra de la clonación, por ende,
continúa la triste historia de sobre reacción negativa hacia el descubrimiento
científico. El Obispo Sgreccia declaró que resulta incorrecto alterar una especie
animal, considérese, por tanto, el caso de un simple ser humano. Otro vocero se
refirió a la clonación como una violación a la integridad del matrimonio. Los
expertos del Vaticano reflejan los puntos de vista del Papa y él ya ha rechazado
cualquier uso de tecnologías que interfieran con la procreación sexual dentro del
matrimonio o que hagan factible la destrucción de embriones humanos. Los
teólogos católicos pueden hacer uso de diferentes suposiciones de fondo desde la
perspectiva del Papa y sus opiniones tienden a la falta de credibilidad. Algunos
ven las tecnologías genéticas como una expresión de la creatividad humana y ésta
como una ventaja, ya que refleja la creatividad de Dios. Crear nuevas plantas y
animales mediante intervenciones genéticas es un hecho ampliamente respaldado
tecnológicamente, pero aún la mayoría de los moralistas católicos demarcan sus
líneas en cuanto a la clonación humana.
Otros sostienen que no es un procedimiento natural y por lo tanto no deben
realizarse. Sin embargo, desde el punto de vista de muchas personas, este tipo de
argumentos no son completamente convincentes; en realidad nadie puede saber
lo que Dios piensa sobre este asunto, y el que sea un medio antinatural
simplemente repite lo que el hombre ha hecho desde siempre, lo cual, por cierto,
lo ha convertido en una de las especies más exitosas del planeta, aumentando
notablemente su longevidad. La agricultura y la domesticación de animales
cambiaron para siempre la forma como vivió el hombre durante miles de años. Las
prácticas higiénicas, la vacunación, la cirugía, la inseminación artificial, los
99
antibióticos y muchas otras actividades que ahora nos parecen normales, al
principio eran tan antinaturales como ahora se considera lo es la clonación en
humanos.
No hay que olvidar que para la clonación de Dolly se requirió una serie de
hembras receptoras de los embriones, tratadas hormonalmente para conservar los
embarazos y llevarlos a término. Para clonar un humano sería necesario disponer
de una mujer que funcione como ‘‘madre’’ de un ‘‘hijo(a)’’ que no será suyo. Estos
embarazos (si ocurren) son de alto riesgo y conllevan peligro de aborto o, lo que
es peor, que los neonatos nazcan con diferentes malformaciones congénitas,
situación que plantea de inmediato el problema ético de quién va a cuidar de estos
neonatos, no sólo al nacimiento, sino durante todo el tiempo que vivan. En
conclusión, por todo lo anteriormente mencionado, consideramos inaceptable la
clonación de humanos, por lo menos hasta que la eficiencia sea más elevada y se
resuelva el problema de qué hacer cuando las cosas no resulten conforme al plan.
Además de esto, parece que en este rubro habría que discutir la ética de la
clonación utilitaria versus clonación con fines de investigación y analizarlo más a
fondo con expertos en diversas áreas del tema.
100
3.1.2 LAS DOS CARAS ÉTICAS DE LA CLONACIÓN
TERAPÉUTICA
El marco de este trabajo es la consecución de la clonación humana llevada a cabo
para aplicarla a terapias en humanos. Este planteamiento ha presentado dos
dificultades hasta el momento:
Hasta ahora lo que se había hecho era introducir el núcleo de una célula del
cuerpo humano en un óvulo al que previamente se la había enucleado. Se
esperaba que esto diese lugar a un embrión que llevase la carga genética del
donante de esa célula, y en ese sentido no diera problemas al trasplantarla. Sin
que estén muy claras las causas, hasta el momento no se había conseguido que
ese embrión se desarrollase hasta el estado en que se pudieran extraer sus
células para obtener líneas celulares de células madre.
Dieter Egli, un investigador de la New York Stem Cell Laboratorio de la Fundación
que llevó a cabo este nuevo estudio, empezó de cero. Su grupo realizó una serie
de experimentos utilizando 270 óvulos de 16 donantes, aislando los tres factores
clave de las técnicas de clonación convencional para ver cuál era la causa del
problema. El culpable resultó ser la eliminación de ADN del óvulo. Así que el grupo
lo dejó y obtuvo un embrión en la etapa de blastocito (70-100 células) del que
poder extraer el material para obtener las líneas celulares. El resultado no ha sido
101
totalmente exitoso porque las líneas celulares obtenidos no son de aplicación a
seres humanos porque son triploides: llevan tres líneas de cromosomas (dos de la
célula clonada, más la del óvulo)
Por este motivo algunos científicos han relativizado su importancia comentarios de
Robert Lanza, Miodrag Stojkovic, oZoeica Becker-Kojic-. Desde el punto de vista
ético la valoración de la obtención de células madre a partir de embriones
humanos ha estado en entredicho en amplios sectores porque esta técnica implica
la destrucción de un embrión humano. En este sentido el nuevo método no
resuelve el conflicto ético que supone para muchas personas el destruir
embriones.
Es cierto que las células IPS que se comportan como células madre embrionarias,
y cuya obtención no plantea problemas éticos, han mostrado algunos problemas a
la hora de su aplicación médica. Pero son problemas que están siendo estudiados,
con buenos resultados. Además, están las células madre adultas, de las que
parece que algunos medios de comunicación científica tienen poco interés en
hablar. Se trata de células que tampoco plantean ningún problema ético. Mientras
tan sólo han sido aprobados dos experimentos clínicos con las embrionarias, son
más de cien los que se están haciendo con las adultas.
El debate social y ético en torno a la clonación humana se ha reanudado ante la
comunicación científica de un nuevo paso hacia la producción de células madre de
origen embrionario. Es una discusión necesaria e inevitable que debería
circunscribirse a la clonación con fines de investigación orientada a propósitos
terapéuticos que son aún lejanos. La clonación con fines reproductivos no es el
tema, no está en la intención de los investigadores, y ha sido universalmente
rechazada por científicos, pensadores de distintos credos y legislaciones de los
países que han legislado en la materia.
Para un análisis equilibrado es necesario comprender de qué se trata la clonación
terapéutica y cuál es el tema ético de fondo. Sólo así se podrá adoptar con
seriedad una posición, sea personal, institucional o legal. Recientemente los
científicos Woo Suk Hwang y Shin Yong Moon de Corea del Sur han publicado su
investigación que permite avanzar en la clonación humana con fines terapéuticos
o de investigación. Esta vez el éxito ha sido el trasplante nuclear usando óvulos
humanos enucleados a los cuales se inyectó células del cúmulo (células maternas
que rodean al óvulo). Es un logro importante para un estudio aún inicial: de 242
óvulos de 16 donantes se obtuvo desarrollo de 30 cigotos hasta blastocito, y de 20
de ellos se obtuvo células troncales y se derivó sólo una línea celular. Se logró así,
aunque de manera aún muy poco eficiente, producir cigotos que se desarrollaron
hasta la etapa de blastocito, con idéntico genoma al de la mujer que donó sus
óvulos para esta investigación. Luego estas células del macizo celular interno,
debido a su pluripotencialidad, pueden ser cultivadas y diferenciadas hasta la
obtención de células con un potencial uso en el tratamiento de pacientes con
enfermedades degenerativas neurológicas, cardíacas u otras. Son células que no
102
tienen las características genéticas del enfermo y como tal tienen el riesgo de ser
rechazadas. Para evitarlo será necesario no sólo que esta técnica de clonación
sea viable de manera más eficiente, sino que se logre generar cigotos inyectando
óvulos con núcleos de células somáticas de pacientes. Faltan pues muchas
etapas antes de iniciar proyectos de investigación clínica que usen células
embrionarias diferenciadas en el tratamiento de personas con enfermedades
degenerativas. Nadie debería entonces en esta etapa plantearse esperanzas
concretas para un plazo cercano.
Quienes defienden este tipo de investigación lo hacen a partir de una
argumentación utilitarista que la justifica por el inmenso beneficio que puede
lograrse para miles de enfermos. Quienes la condenan de manera categórica lo
hacen basados en conceptos de sacralidad de la vida humana en todas sus
etapas. Son visiones irreconciliables que muchas veces se adoptan sin el debido
análisis detallado de los hechos ni de los fundamentos de diferentes perspectivas.
El análisis ético debe partir por definir el estatuto ontológico y moral de los
embriones producidos mediante esta técnica. Biológicamente son cigotos y
embriones hasta la fase de blastocito, con igual genoma al de la mujer que aportó
los óvulos. Sus características biológicas son iguales a las de otros blastocitos
pero existen diferencias importantes: no tienen origen genético, no constituyen un
nuevo genoma, no han sido generados con fines reproductivos, no serán
transferidos a úteros gestantes, y la factibilidad de lograr su desarrollo hasta
individuos adultos en la especie humana no ha sido demostrada. Lo anterior no
indica que no se trate de vida humana, como también lo son los cultivos celulares
o los órganos que se trasplantan. Quienes defienden la clonación humana con
fines de investigación científica consideran que estas diferencias le otorgan una
naturaleza diferente que no ha sido aún bien aclarada, que sería en todo caso
diferente a la de seres humanos de origen genético y ya desarrollados, pero
diferente también a la naturaleza de cualquier célula humana.
Así el tema moral debe analizarse, más que en suponer intenciones y
consecuencias especulativas o de ficción, en establecer qué es y cómo se debería
respetar este nuevo tipo de vidas humanas, generadas no por la naturaleza sino
por la técnica científica. Hay tres posiciones ante esta interrogante:
103
Este es el tema ético de fondo y de su respuesta depende toda argumentación
posterior, independientemente de apriorismos, temores o posiciones doctrinarias.
Dependiendo cuál de estas concepciones se acepte se debería concluir qué se
acepta en esta línea de investigación y cómo se respeta estas nuevas vidas
humanas. Si se considera que son personas humanas en potencia deberíamos
exigir su máximo respeto. Si se acepta que son sólo grupos celulares no habría
ningún reparo en su utilización científica y los problemas éticos se reducirían a la
forma de obtención de óvulos y a la comercialización de los futuros tratamientos.
Si se acepta la gradualidad para alcanzar el estatuto moral de persona potencial,
se requiere que se precisen formas especiales de respeto para este nuevo tipo de
embriones. Es así necesario establecer estrictas regulaciones que aseguren la
responsabilidad de las investigaciones, el respeto a las mujeres que aportan
óvulos evitando toda forma de abuso, su uso limitado a proyectos debidamente
aprobados y supervisados, evitar el comercio de células, etc. Después vendrá la
necesidad de una planificación muy responsable de las primeras investigaciones
en pacientes portadores de enfermedades que podrían potencialmente
beneficiarse a través de trasplantes celulares.
Este año (2019) se conoció que un equipo de investigadores surcoreanos había
clonado los primeros embriones humanos. Sin duda, es éste un hecho científico
importante, que suscita de inmediato la necesidad de una profunda reflexión. Dos
son los principales aspectos sobre los que hay que incidir. Sus connotaciones
éticas y los problemas científicos inherentes a ese evento experimental. De
entrada, hay que dejar bien establecido que para poder utilizar las células madre
de los embriones clonados hay que destruirlos. Esta es una circunstancia que no
se puede eludir al realizar un juicio sobre el descubrimiento que se comenta.
Cualquier investigación que se pudiera iniciar con el material biológico obtenido de
esos embriones, ineludiblemente requeriría la destrucción de una vida humana.
Por lo que, al realizar una valoración global sobre la creación de los primeros
embriones humanos para ser utilizados con fines de investigación, no se puede
obviar esta realidad.
Otro aspecto del problema que hay que tener en cuenta, y que rara vez se
comenta, es la inadecuación de denominar terapéutica a este tipo de clonación.
Con las células madre que hipotéticamente se pudieran obtener de esos
embriones clonados no se va a iniciar ningún procedimiento terapéutico. Con ellos
se van a realizar investigaciones biomédicas, posiblemente importantes, pero no
orientadas a curar directamente enfermos. Pero ello, para acercarnos al hecho
biomédico que se comenta, habría que denominarlo clonación investigadora o
experimental, pero nunca terapéutica, término que sin duda se ha acuñado y se
mantiene, para tratar de avalar por su fin, la posible curación de pacientes, lo
104
inadecuado del medio utilizado, la clonación de embriones humanos que tienen
que ser destruidos.
En el campo de lo estrictamente científico hay que señalar que ya en noviembre
de 2001 se publicó un trabajo en el que un grupo de investigadores de la firma
Advanced Cell Technology, afirmaba haber clonado un embrión humano, aunque
según ellos, detuvieron su desarrollo en el estadio de seis células. Sin embargo, la
experiencia de los investigadores norteamericanos suscito importantes reservas
en la comunidad científica, por lo que en realidad no ha llegado a computarse
como verdadera clonación de un embrión humano. Ahora parece ser que el equipo
surcoreano sí que lo ha conseguido.
Sin embargo, además de las enormes dificultades éticas inherentes a la clonación
terapéutica, también existen grandes incertidumbres biológicas sobre la posible
utilización de células madre obtenidas de esos embriones clonados para fines
médicos. No es posible aquí realizar una valoración técnica exhaustiva, pero si
esbozar algunas de estas dificultades.
En primer lugar, se conoce bien, que al diferenciarse las células madre
embrionarias a células de otros tejidos, un porcentaje importante de ellas derivan
hacía células tumorales. Este porcentaje se cree que no es inferior al 30 % de las
células generadas. Por ello, no se podría excluir que un porcentaje elevado de las
células implantadas a un hipotético paciente (en este caso solo serviría para la
mujer que ha donado la célula somática a partir de la cual se han obtenido el
embrión clonado) se convirtieran en células tumorales. Algo que parece
absolutamente inadmisible desde un punto de vista médico.
La segunda consideración es que, como muy bien se sabe, gran parte de los
animales hasta ahora clonados, han padecido importantes problemas médicos. No
hay que olvidar que la oveja Dolly sufrió un envejecimiento prematuro. Pero,
además, otros animales han presentado otro tipo de enfermedades o
malformaciones. Esto hace que difícilmente se puedan utilizar para costosas
investigaciones biomédicas unas células que no se conoce a ciencia cierta, y
nunca mejor aplicado el termino, en qué condiciones se encuentran, pues los
resultados que se obtuvieran a partir de ellas siempre podrían estar influidos por la
no idoneidad de los células utilizadas para llevarlos a cabo.
Así mismo, es conocido que la información necesaria para el adecuado desarrollo
del embrión, no solamente está localizada en el genoma del óvulo y del
espermatozoide, sino también en las membranas embrionarias de ambas células y
que, por tanto, el embrión clonado carecería de esta necesaria información, lo que
podría alterar gravemente su desarrollo.
Igualmente se sabe que los denominados mecanismos epigenéticos (aquellos que
no están regulados por el genoma en sentido estricto) que regulan la
desdiferenciación de las células somáticas (proceso importante en la clonación
105
terapéutica) y la ulterior diferenciación de las células embrionarias a células de los
diversos tejidos, son procesos biológicos complejos cuyo fundamento está muy
lejos de ser conocido, lo que añade una dificultad más para el responsable uso
terapéutico de las células madre obtenidas de esos embriones.
Adicionalmente varios mecanismos más influyen en el desarrollo del embrión,
entre ellos el punto por donde penetra el espermatozoide, el denominado
“homing”, o lugar en donde se van colocando las células que después tienen que
diferenciarse a células de los diferentes tejidos, las informaciones intercelulares
que se establecen entre las distintas células, o el papel que juega el denominado
ADN chatarra (que constituye 90 % del ADN humano), hasta ahora prácticamente
desconocido.
Es decir, existen tantas incertidumbres biológicas alrededor del desarrollo de esos
embriones clonados y de sus células, que pensar en una utilización inmediata de
las mismas con fines terapéuticos es algo utópico en el momento actual. La única
vía real para poder avanzar por la senda de la medicina regenerativa y reparadora
es la utilización de células madre adultas, y para ello no existe ninguna traba ética
(Las Provincias, 17-II-2004).
106
En el momento actual, en la Comunidad Europea solamente hay autorizados dos
protocolos para clonar embriones humanos en el Reino Unido. Uno en la
Universidad de Newcastle y otro para ser desarrollado por el equipo que dirige lan
Wilmut, el padre de la oveja Dolly. Ambos con fines de investigación. En el resto
del mundo solamente Corea y China permiten estas prácticas.
Sentado esto, volvamos a la ONU. Desde el año 2001, se debate en este
organismo internacional la aprobación o no de la clonación denominada
terapéutica, pues la clonación reproductiva es rechazada unánimemente en todas
las instancias. En relación con ello, desde el inicio de los debates se crearon dos
grandes bloques, uno impulsado por Costa Rica, al que también se adhirió
Estados Unidos y todos los países islámicos, y que, en principio, incluía
igualmente a España, y otro, capitaneado por Bélgica, al que se adhirieron, entre
otros países, Gran Bretaña, Francia y China. Al grupo de Costa Rica pertenecen
aproximadamente 2/3 de los países de la ONU y 1/3 al de Bélgica.
Hasta ahora se han producido varios debates y sus correspondientes votaciones.
En todos ha triunfado por amplia mayoría la tesis propuesta por el grupo
costarricense, sin embargo, el grupo belga ha ido consiguiendo demora tras
demora para impedir que se tomara una resolución definitiva. Ya a fines de
octubre de 2004, en la VI Asamblea de la ONU, se debatió otra vez el asunto,
siendo de nuevo aprobada la propuesta de Costa Rica, que promovía la
prohibición de todo tipo de clonación, por 62 votos contra 22, que consiguió
Bélgica y su grupo. Sin embargo, no se tomó ninguna decisión al respecto. Para
solventar esta discrepancia, que parecía llevar el tema a una vía muerta, Italia
introdujo un nuevo texto que venía a sustituir a los dos anteriores y que proponía
“que la Asamblea llamaba solamente a que cada país implantase sus legislaciones
nacionales, prohibiendo cualquier intento de crear vidas por medio de la clonación
y a promover el respeto a la vida humana en su aplicación para fines científicos”.
El 14 de enero de 2005 se volvió a reunir en Nueva York un Grupo de Trabajo
propuesto por la Asamblea para debatir la propuesta italiana, pero al no llegar a
ningún acuerdo se decidió posponer cualquier decisión hasta la próxima reunión
que tendría lugar en el mes febrero. En esa ocasión se votó un nuevo proyecto de
declaración que prohibía “toda forma de clonación humana por cuanto es
incompatible con la dignidad y la protección de la vida”. Este texto fue apoyado por
71 votos nacionales contra 35 que lo rechazaban y 43 abstenciones, entre ellas la
de España; pero finalmente dada la elevada abstención, no se llegó a ningún
acuerdo para que la resolución pudiera ser aplicada.
Costa Rica defendió este texto por “reconocer los aspectos éticos y prácticos de la
clonación humana y realzar la vida humana, cuya dignidad debe prevalecer
siempre sobre los intereses de la ciencia”. Nigeria también lo apoyó, al entender
que “cualquier forma de clonación -terapéutica o reproductiva- constituye una
violación injustificada de la santidad de la vida y la dignidad humana, y que expone
a las mujeres -especialmente a las de los países en desarrollo- al riesgo de
107
degradación y explotación”. Brasil votó en contra, porque “aún falta información
científica y debate suficientes para tomar una decisión sobre la clonación
terapéutica”. Rusia, en cambio, votó a favor al “considerar que el texto no excluye
la investigación”. Noruega y Canadá también se mostraron en contra de ambos
tipos de clonación, pero aun así votaron en contra de la proposición. La primera,
como censura al hecho de que el texto no sea vinculante, y la segunda,
descontenta porque se haya ampliado el mandato inicial de la ONU, que consistía
en analizar si debía prohibirse o no, exclusivamente, la clonación reproductiva.
Alemania, que votó a favor, subrayó que no era un día para alegrarse, pues el
parco respaldo obtenido, menos del 50 por ciento de los miembros, revelaba la
profunda división que aún persiste y el pobre futuro del texto en la Asamblea
General.
A pesar de ello, el pasado 8 de marzo, la Asamblea General de la ONU aprobó la
“Declaración de las Naciones Unidas sobre Clonación Humana”, propuesta por los
Estados Miembros, dirigida a “prohibir todas las formas de clonación humana, ya
que ellas son incompatibles con la dignidad de la vida humana y con su
protección”. La Asamblea adoptó el texto propuesto por 84 votos a favor, 34 en
contra y 37 abstenciones. La declaración propuesta por la Asamblea el 8 de
marzo, es el producto de los estudios del Grupo de Trabajo, promovido por la
Asamblea, y que trabajó sobre el borrador propuesto por dicho Grupo, el pasado
mes de febrero en Nueva York.
Entre los países más destacados que votaron a favor de esta propuesta se
encuentran: Costa Rica, principal promotor de la propuesta, Australia, Austria,
Bolivia, Chile, Croacia, Ecuador, El Salvador, Etiopía, Alemania, Guatemala,
Honduras, Hungría, Irlanda, Italia, Kenia, Méjico, Marruecos, Nicaragua, Panamá,
Paraguay, Filipinas, Polonia, Portugal, Arabia Saudí, Eslovaquia, Eslovenia, Suiza
y Estados Unidos.
Entre los que votaron en contra; Bélgica, que capitaneo el grupo, Brasil, Bulgaria,
Canadá, China, Cuba, República Checa, Corea, Dinamarca, Finlandia, Francia,
India, Holanda, Nueva Zelanda, Noruega, Suiza, Reino Unido y España.
Entre las abstenciones: Argentina, Colombia, Egipto, Israel, Rumania, Sudáfrica,
Turquía, Ucrania y Uruguay.
En esta declaración, además de prohibirse la clonación humana, también se invita
a los países firmantes a que protejan la vida humana en cualquier forma de uso en
experiencias biomédicas; a que se prohíban las técnicas de ingeniería genética,
que pudieran ser contrarias a la dignidad de la vida humana; a prevenir la
explotación de la mujer en las aplicaciones de las ciencias de la vida y a promover
legislaciones nacionales en relación con estos temas.
Con independencia de la votación de la Asamblea, algunos países (Méjico, China,
India, Bélgica, Reino Unido, Hungría, Corea, Japón, Tailandia, Brasil, Singapur,
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Polonia, Estados Unidos, Sudáfrica, Canadá. Costa Rica, Francia, Nigeria, Malí,
Rusia, Uganda, Holanda, Etiopía, Barbados, Kirgistan, Libia y España) hicieron
costar por escrito su explicación de voto, para apoyar los razonamientos de su
decisión. Algunos de los textos más significativos fueron, los de Bélgica, que
lamentó que no fuera posible llegar a un acuerdo, lo que refleja las amplias
divergencias existentes en la Comunidad Internacional sobre este tema. En su
opinión esta Declaración, más que acercar las posturas de los distintos Estados,
ha servido para separarlas más. En su opinión, es esencial que se prohíba la
donación reproductiva, pero se debería permitir la terapéutica.
El Reino Unido votó en contra porque la referencia a la “vida humana” en el texto
se podría interpretar como una llamada a la prohibición total de todas las formas
de clonación humana. A la vez mostró su total apoyo a la investigación con células
madre embrionarias. Francia lamentó el fallo para conseguir un consenso, y no se
mostró partidaria de prohibir todo tipo de clonación. Para Costa Rica, promotora
de esta iniciativa en contra de la clonación humana, manifestó que, la adopción de
esta Declaración constituye un momento histórico para promover y garantizar la
dignidad humana en cualquier circunstancia, ya que el texto urge a la comunidad
científica a que se tenga en cuenta la dignidad y el valor de la vida humana. El
representante de Estados Unidos se felicitó por la adopción de esta Declaración.
Finalmente España, como se sabe en un principio fue favorable a la aprobación de
un texto que prohibiera cualquier forma de clonación humana. En las votaciones
relacionadas con de la Declaración de la VI Asamblea se abstuvo y ahora se
muestra contraria a prohibir la clonación terapéutica. En su explicación de voto,
nuestro representante, manifestó que “el término «vida humana» contenido en el
texto es confuso y debería ser reemplazado por el término «ser humano», como
se suele utilizar en los textos científicos. Además, manifestó que la Declaración no
manifiesta las bien conocidas diferencias entre los dos tipos de clonación”. En
esencia, indicó que “España se opone a la clonación reproductiva, pero es
favorable a la clonación terapéutica. Esta propuesta favorable será ahora enviada
para su estudio a nuestro Parlamento Nacional”, en donde no me cabe duda de
que será aprobada.
Esta declaración de la ONU, como ya se ha comentado, no es vinculante para los
distintos países, pero si tiene un gran peso moral, como corresponde a cualquier
declaración de las Naciones Unidas, lo que es muy importante para la defensa de
la vida, dado que en esta propuesta se prohíben “todas las formas de clonación de
seres humanos, en la medida en que son incompatibles con la dignidad y
protección de la vida humana”. Creo que este 8 de marzo es una importante fecha
paro todos los que defendemos la vida humana, especialmente la vida de los
embriones, sin duda los más débiles entre los débiles.
109
3.1.3 COMPONENTES DE LA MEDICINA GENÓMICA Y
SUS IMPLICACIONES ÉTICAS
El embrión, en el caso específico del ser humano, el término se aplica hasta la
octava semana desde la concepción. A partir de la octava semana, el embrión
pasa a denominarse feto. En los organismos que se reproducen de forma sexual,
la fusión del espermatozoide y el óvulo en el proceso denominado fecundación
que determina la formación de un cigoto, la cual contiene una combinación del
ADN de ambos progenitores. Después de la fecundación, el cigoto comienza un
proceso de división, que ocasiona un incremento del número de células, que
reciben la denominación de blastómeros. Posteriormente se inicia un proceso de
diferenciación celular que determinará la formación de los diferentes órganos y
tejidos de acuerdo con un patrón establecido para dar lugar a un organismo final.
Al concluir el desarrollo embrionario, el organismo resultante recibe el nombre de
feto y completará su desarrollo hasta el momento del parto. Durante este proceso
en el periodo gestacional existen ciertos mecanismos que pueden alterar y
modificar el desarrollo embrionario, lo cual puede dar lugar a diversos
padecimientos ya sea compatible con la vida o no. De igual manera pueden
predisponer algún factor de riesgo o patología a desarrollar en el futuro (como la
hemofilia, fibrosis quística, cáncer, HAS, DM, etc.). El análisis del genoma humano
ha permitido estudiar en forma integral a cerca de 1,000 genes causantes de
enfermedades monogénicas (en donde los genes tienen un papel importante en su
fisiopatología) y ha hecho evidentes algunos de los polimorfismos o variaciones de
un sólo nucleótido (SNP’s, pronunciados “snips”) que nos confieren individualidad.
110
Medicina Genómica
La Medicina Genómica es el uso de la información de los genomas y sus
derivados (ARN, proteínas y metabolitos) que permite guiar la toma de decisiones
médicas, es un componente clave de la medicina personalizada. La Medicina
Genómica permite conocer la cartografía del genoma humano y proporciona una
valiosa información para tener en cuenta a la hora de detectar genes implicados
en ciertas enfermedades. Esto conlleva a que en la actualidad nos centremos más
en la predicción de patologías que en la prevención, por lo que la tendencia es que
en el futuro la Medicina Genómica acabe substituyendo a la Medicina Preventiva.
La medicina genómica tiene sus pilares en la capacidad de conocer los SNP’s de
cada individuo y de modificar el medio ambiente en que este se desarrolla. Así,
será posible diagnosticar a cada individuo en forma pre-sintomática, permitiendo
llevar a cabo medidas de atención a la salud que retrasen o eviten las
manifestaciones clínicas, complicaciones y secuelas de las enfermedades
comunes que tanto impacto tienen en la sociedad.
111
interacción de los alimentos y con el organismo a nivel molecular, celular y
sistémico.
La medicina Regenerativa se encarga del desarrollo y uso de estrategias dirigidas
a reparar órganos, tejidos y células dañadas, enfermos o dañados mediante la
ingeniería de tejidos, trasplante celular, órganos artificiales y los órganos y tejidos
bio-artificiales. Otras formas en la que se implica la medicina genómica es la
ingeniería de tejidos, (generación de tejidos in vitro); la terapia genética,
(introducción de células o genes para reparar un gen o tejido dañado) ; la terapia
celular, (la introducción de material genético en un órgano receptor con fines
curativos); los xenotrasplante (el remplazo de órganos proveniente de donantes); y
la medicina molecular, (aplicación del conocimiento genético para el diagnóstico
de enfermedades).
Implicaciones éticas
El genoma humano trajo consigo un nuevo paradigma con problemas éticos,
sociales y legales. Tal vez la tradición más duradera en la historia de la medicina
sea el "Juramento Hipocrático". Este juramento fue escrito como un lineamiento de
ética médica y aunque las palabras exactas han cambiado con los tiempos, el
contenido general es el mismo: un juramento de respeto para aquellos que
impartieron su conocimiento sobre la medicina y para los pacientes, así como la
promesa de tratarlos con el mejor conocimiento médico. Gracias a ello fue
aprobado por la Comisión de expertos de la UNESCO, una declaración para el
desarrollo de la medicina genómica en la cual los grandes temas de la Declaración
son:
112
Esta declaración destaca que no avanza entorno al comienzo de la vida. Así
ciertos autores consideran que la persona existe desde el momento de la
concepción, correspondiente a la formación del cigoto. Un principio ético
fundamental en relación con el conocimiento del genoma humano es el proteger la
intimidad de los datos genéticos personales, evitando su difusión a terceras
personas o entidades. En todo caso, la inviolabilidad del genoma humano debe
también considerarse como un principio mantener de forma clara y absoluta;
desde el punto de vista ético no se puede alterar el genoma propio de las especies
humana. Actualmente los esfuerzos se centran en dilucidar el camino a seguir en
un futuro inmediato para garantizar la ética sin llegar a cortar el cauce de los
conocimientos y los progresos aportados por el espectacular desarrollo de la
Genética Molecular.
¿Qué es la bioética?
La Bioética puede definirse como "el estudio sistemático de la conducta humana
en el ámbito de las ciencias de la vida y del cuidado de la salud, examinada a la
luz de los valores y de los principios morales". Se ha convertido en una de las
ramas de estudio más desarrolladas de la ética médica, enriquecida con nuevas
formulaciones y principios de argumentación, en los que la competencia
profesional y los datos obtenidos de la evidencia científica se convierten en
requisitos básicos para la toma de decisiones morales. Precisamente esta
confrontación y armonización de datos científicos y dilemas éticos distinguirá a la
nueva Bioética de la clásica Deontología médica enunciada por Hipócrates ya en
el siglo V a.C.
113
Esa búsqueda de principios éticos reguladores de la actuación profesional resulta
especialmente necesaria en nuestro fragmentado ámbito cultural, ya que el
recurso a la conciencia individual, aludido frecuentemente como única fuente de
ética o moralidad, en demasiados casos sólo ha demostrado servir como puerta
de escape o justificación de las opciones éticas más cómodas o más propiciadoras
de actuaciones utilitaristas en las que se busca sacar el máximo provecho
personal.
¿Qué es la Biotecnología?
La biotecnología se refiere a toda aplicación tecnológica que utilice sistemas
biológicos y organismos vivos o sus derivados para la creación o modificación de
productos o procesos para usos específicos. Se define como un área
multidisciplinaria, que emplea la biología, química y procesos varios, con gran uso
en agricultura, farmacia, ciencia de los alimentos, ciencias forestales y medicina.
Se incluye la investigación y desarrollo de sustancias bioactivas y alimentos
funcionales para bienestar de organismos acuáticos, diagnóstico celular y
molecular, y manejo de enfermedades asociadas a la acuicultura, toxicología y
genómica ambiental, manejo ambiental y bioseguridad asociado al cultivo y
procesamiento de organismos marinos y dulceacuícolas, biocombustibles, y
gestión y control de calidad en laboratorios. Probablemente el primero que usó
este término fue el ingeniero húngaro Karl Ereky, en 1919.
El término "biotecnología" viene siendo utilizado desde que se produjera la
simbiosis entre avances científicos, capacidades técnicas y su aplicación a la
modificación y la generación de fenómenos vitales, así como a la creación de
seres vivos a partir de métodos de laboratorio. La biotecnología encubre el hecho
previo de la amalgama entre ciencia y técnica -tecnociencia- que se produce a
partir del siglo XVII y que tiene por característica que el conocimiento científico
sirve en forma directa e inmediata al desarrollo técnico el cual, a su vez, nutre a la
ciencia con instrumentos de investigación y observación cada vez más
sofisticados; con lo cual se vuelven obsoletas dos cuestiones que también
interesarán a la biotecnología: 1) Desaparece la brecha entre investigación pura y
aplicación, y 2) La ciencia no puede declararse inmune a la valoración ética, ya
que su producción de inmediato adquiere presencia social y, con ello, peso
valórico.
Así, la Biotecnología moderna se concibe como una de las mayores esperanzas
de futuro para la humanidad: el desciframiento del genoma humano, que permite
conocer mucho mejor datos esenciales sobre nuestra naturaleza, abre, además, la
posibilidad de realizar análisis genéticos individualizados, que serán de gran
ayuda para la medicina del futuro; del mismo modo, la obtención de células madre
capaces de generar tejidos y órganos humanos o la evolución del xenotrasplante
cambiarán sustancialmente la práctica de la medicina regenerativa; en el campo
de la industria agroalimentaria, bastaría hablar de las promesas que la producción
114
de alimentos genéticamente modificados ofrece de cara a la lucha contra la falta
de alimentos en algunas partes de nuestro mundo para entender la enorme
capacidad que encierra esta disciplina. Los progresos científicos y tecnológicos
que día a día aportan el conocimiento de modernos procedimientos y avances en
la medicina, por una parte, conllevan un sinnúmero de beneficios para las
personas sanas o enfermas; pero, por otra, surgen de las investigaciones que se
realizan en seres humanos diversos dilemas éticos, como producto, en
determinadas ocasiones, del no cumplimento de normas, códigos o
reglamentación en la investigación experimental.
Si bien es cierto la experimentación en seres humanos tiene como propósito
contribuir al mejoramiento de procedimientos diagnósticos y profilácticos y además
la comprensión de la etiología y patogenia de una enfermedad, no es menos cierto
que estos protocolos deben pasar por un cauteloso filtro que proteja los derechos
de los probandos y, en especial, de aquellas poblaciones vulnerables donde
pudiera ser violentada la dignidad de la persona humana. Las normas éticas han
expresado que los experimentos deben hacerse primariamente en animales y,
según los efectos por analogía, se podrían emplear en seres humanos. En la
investigación donde se experimente con seres humanos, se hace fundamental la
aplicación de los principios de beneficencia, autonomía, justicia y no maleficencia.
El principio de autonomía, bien llamado también respeto por las personas, se basa
en el fundamento de que el ser humano posee la capacidad de darse a sí mismo
su actuar como persona, es decir, determinar su propia norma; autónomamente
tiene la libertad de elegir, aplicando su propio razonamiento y una vez analizados
los aspectos negativos y positivos, determinará qué conducta seguir. Kant señala
que el hombre es persona por la capacidad que tiene de darse a "sí mismo el
imperativo categórico de la ley moral"; una persona ejerce su autonomía cuando
no es influenciado por personas o circunstancias.
El principio de no maleficencia "obliga a todos de modo primario y por lo tanto es
anterior a cualquier tipo de información o de consentimiento" y pretende no dañar
al paciente, lo que obligaría moralmente al investigador a buscar los menores
riesgos posibles para los sujetos de experimentación. Concretaremos diciendo que
el investigador será el responsable de los principios de no maleficencia y de
beneficencia, el probando de ejercer su autonomía y el estado de cautelar el
principio de justicia. No es fácil la misión que los Comités de Ética Científica
tienen con relación al avance de la ciencia y la tecnología; pueden ser sentidos
como trabas para el investigador, pero el mejoramiento del proceso investigativo
es la principal tarea que tienen sus integrantes, de tal manera de optimizar el
proceso, pero, por sobre todo, de cautelar los derechos de las personas a través
del respeto a la dignidad humana.
Medicina, tímidamente, se va adentrando a la investigación experimental en seres
humanos y deberá ser un deber y una obligación moral capacitarse en esta área
del conocimiento científico. Para tal efecto, su misión es integrar estos comités,
115
programar investigaciones experimentales con más fuerza, crear documentos de
consentimiento informado para diferentes procedimientos o técnicas, crear
instrumentos de evaluación y de seguimiento de protocolos y compartir su saber a
través de la publicación de los resultados obtenidos.
No es posible detallar todos los puntos que pueden ser de interés ético en todo
tipo de proyectos. La sensibilidad ética es una medida de la honestidad y claridad
de una propuesta de investigación. La ética es un elemento central a la integridad
científica. Lo que se pide al investigador es una actitud mental con una
consideración completa de las implicaciones de su investigación y la intención
franca de evitar perjudicar a los elementos objeto de investigación, así como al
resto de la sociedad. El investigador debería preguntarse cómo lo afectaría si un
familiar suyo fuera objeto de una investigación del mismo tipo. Hay que destacar,
sin embargo, que incluso en proyectos bien elaborados los revisores suelen
detectar aspectos éticos que el investigador ha pasado por alto de forma
involuntaria, por lo que resulta recomendable acudir a un asesoramiento externo
sobre ética cuando se preparan las propuestas de proyectos de investigación. Por
desgracia, la Biotecnología contiene también una poderosa vertiente negativa que
no conviene olvidar, para no tener que afrontar terribles consecuencias en un
futuro. Así, la ingeniería genética de mejora, la creación de quimeras o híbridos, o
la modificación genética de alimentos pueden llegar a comprometer la estabilidad
de nuestros núcleos sociales, la integridad del medio ambiente, o, incluso, la
propia supervivencia de la especie humana, al menos con los rasgos que han sido
propios de ella durante milenios.
Con el fin de conciliar el desarrollo de los avances biotecnológicos, por una parte y
la protección del ser humano, los animales y las plantas, por otra, nociones como
el balance entre beneficios y riesgos, principio de proporcionalidad, bioseguridad,
principio de precaución, entre otros, unidos a la adopción de fundamentos
filosóficos y jurídicos sólidos, se han postulado como piezas clave en la
consecución de dicha conciliación. Sumado a todo ello, esta obra pretende
conseguir un ambicioso fin: la educación, en particular, de los futuros especialistas
en diversos campos relacionados con la Biotecnología.
116
biológico con uso terapéutico fabricado a escala industrial mediante ADN
recombinante fue la insulina, comercializándose en 1982. Los primeros
interferones aparecieron en el mercado en 1985. Si bien sus efectos terapéuticos
no carecen de interés, están muy lejos de colmar las esperanzas que se habían
depositado en ellos; las desorbitadas previsiones que se formulaban tenían
mayores componentes económicos que científicos; de todas formas, a medida que
prosiguen las investigaciones, los interferones van siendo ensayados en
asociación con otros factores, como el TNF, que al parecer refuerzan su acción.
Otro de los productos que hoy nos ofrece la bioindustria es el activador del
plasminógeno tisular, o TPA (Tissue Plasminogen Activator), proteína capaz de
disolver los coágulos evitando la formación de trombos. Con la introducción a gran
escala de las técnicas de intervención genética, se inicia una nueva era
biotecnocientífica, con un potencial de efectos positivos, pero también negativos,
que sobrepasan los límites espaciotemporales hasta ahora conocidos. Ello genera
por un lado la esperanza de obtener nuevos instrumentos técnicos para mejorar la
adaptación del ser humano, y de los seres vivos en general, al medio ambiente,
pero, por otra parte, abre también los temores de generar daños y riesgos de
incalculable dimensión y que, por su irreversibilidad, tendrían efectos transmitidos
a futuras generaciones. Esta notable expansión de la razón instrumental debe
acompañarse de una fortificación a nivel social de la ponderación valórica, lo cual
asigna a la bioética la tarea de enriquecer y robustecer el discurso comunicativo.
Esta tarea tiene un componente reflexivo fundamental, pero que sólo será eficaz si
logra generar mecanismos de recomendación y de resolución que ayuden a
regular las actividades biotecnocientíficas en respeto del bien común.
¿Qué es ética?
Se entiende a la ética como la ciencia o disciplina filosófica que lleva a cabo el
análisis del lenguaje moral y que ha elaborado diferentes teorías y maneras de
justificar o de fundamentar y revisar críticamente las pretensiones de validez de
los enunciados morales.
117
118
Así pues, la ética es la reflexión filosófica sobre la moral. Dicho de otro modo, el
objeto de estudio de la ética es la moral.
¿Qué es genética?
La genética es la ciencia que estudia la transformación de la información
hereditaria de una generación a la siguiente, su objeto de estudio son los genes,
los cuales pueden abordarse desde distintas perspectivas, molecular, bioquímica,
celular, familiar, poblacional o evolutiva.
La genética adquiere una especial relevancia cuando estudia la transmisión de
enfermedades. Del mismo modo que se hereda de padres a hijos el color de los
ojos, también existen enfermedades que se pueden transmitir a la descendencia,
en este caso se habla de enfermedades genética o hereditarias. A los cambios
estables en la cadena de DNA que son capaces de ser heredados, se les conoce
como mutaciones. Las mutaciones realmente trascendentes para la descendencia
son las que están presentes u ocurren en las células germinales (óvulos y
espermatozoides). Las mutaciones que se producen entonces pueden dar lugar a
pequeños cambios, grandes cambios (causando enfermedad: mutaciones
patógenas) o ser silentes. A la mutación que heredamos de nuestros padres se le
llama mutación heredada, a la que se da en el individuo sin que haya un
progenitor con la misma mutación, se le conoce como mutación de novo. Las
mutaciones pueden darse en tres niveles diferentes:
Las primeras teorías sobre la herencia fueron propuestas por los filósofos griegos
Hipócrates y Aristóteles en los siglos V y IV antes de Cristo, respectivamente. El
119
segundo propuso la teoría del esencialismo que, en general, postula que todas las
especies poseen una esencia que las define y las hace únicas.
Las ideas de Aristóteles permearon el pensamiento de muchos naturalistas hasta
bien entrado el siglo XIX. Sin embargo, durante el renacimiento se realizaron
algunos descubrimientos relacionados con la genética, por ejemplo, se proponen
las teorías de la epigénesis y la de la preformación que estuvieron vigentes hasta
el siglo XIX. En la segunda mitad de ese siglo Johann G. Mendel, considerado el
padre de la genética, postuló patrones matemáticos exactos para la transmisión de
los caracteres hereditarios discretos. En 1900, se redescubren los trabajos de
Mendel y en 1906 W. Bateson bautiza con el nombre de genética a la naciente
ciencia.
Ética y genética
Dos problemas reúnen a la genética y a la ecología: el daño ambiental causado al
ADN y el riesgo de perder la diversidad genética. Estos son los temas que saltan a
la vista cuando se está a la puerta del siglo del genoma. Ante estos retos, David
Suzuki y Peter Knudtson proponen diez reglas mínimas, como imperativo moral
para responsabilizar a los investigadores y los gobiernos acerca de la ciencia de
los genes.
120
6. La información contenida en las moléculas genéticas es susceptible de
perderse, debido a mutaciones, causadas por los rayos del sol, la
radiactividad, sustancias químicas y otras fuerzas mutagénicas
externas. Cada uno de nosotros tiene la responsabilidad de conocer los
mutágenos potenciales que hay en nuestro entorno inmediato y tratar de
aminorar el daño medioambiental inducido a nuestro ADN.
7. Hasta que no comprendamos mejor el alcance del intercambio genético
entre especies con parentesco lejano en la naturaleza, debemos considerar
las fronteras evolutivas “áreas de intercambio genético relativamente
limitado” como, por lo menos, indicadores provisionales de zonas de
peligro potencial para la transferencia casual de genes recombinantes
entre especies.
8. La diversidad genética, tanto en las especies humanas como en las no
humanas, es un recurso planetario precioso. Nos conviene controlar y
preservar esa diversidad.
9. La mera acumulación de conocimientos sobre genética “por muy valiosa
que sea en sí misma” no garantiza la sabiduría de nuestras decisiones
con relación a la herencia humana; si tal conocimiento origina una falsa
percepción del control que los hombres podemos alcanzar sobre los genes,
puede llevar incluso a la locura.
10. Será un proceso sin fin la búsqueda de principios éticos que nos ayuden a
la hora de tomar difíciles decisiones personales y colectivas en torno a las
aplicaciones de la genética moderna. Para alcanzar el éxito en esta
empresa debemos cruzar los rígidos límites de la ciencia occidental e,
incluso, del pensamiento filosófico occidental, adentrándonos en reinos
interculturales que abarquen otras maneras de conocer.
La ciencia no puede decir qué está bien y qué está mal, pero sí puede mostrar los
riesgos y los beneficios de las nuevas tecnologías de la vida. En 1883, un primo
de Charles Darwin puso a circular un término que poco después se ganaría el
repudio general, debido a sus connotaciones racistas. Francis Galton, aristócrata y
matemático inglés, creó el término eugenesia para explicar el anhelo, humano
demasiado humano, de mejorar la procreación humana a través de la ciencia. En
sus palabras, la eugenesia se define como “la ciencia de mejorar la condición
humana a través de apareamientos juiciosos… para proporcionar a las razas o los
tipos de sangre más adecuados una mayor posibilidad de prevalecer sobre los
menos adecuados”. Nada parece más arriesgado que aventurar una profecía
sobre el perfeccionamiento genético de la especie humana. Desde que H. G.
Wells imaginó La isla del doctor Moreau y sus criaturas híbridas, la ciencia ficción
de una mutación humana controlada despierta temores, discrepancia y suficiente
escepticismo.
121
Hugo es el acrónimo de Human Genome Organization, grupo no gubernamental
que trata de hacer más eficiente el proyecto. Una de sus recientes iniciativas es el
proyecto diversidad del genoma humano, que tiene como fin averiguar la
diversidad del genoma humano analizando el ADN de quinientas poblaciones
humanas. Esto ha generado una serie de preocupaciones, entre otras:
122
3.2.1 PRINCIPALES COMPONENTES Y LÍNEAS DE
INVESTIGACIÓN
La genética es el campo de la biología que se dedica al estudio de los genomas y
la forma o características en que definen el crecimiento, desarrollo y función de los
organismos vivos, sean éstas morfológicas, fisiológicas, bioquímicas o
conductuales, se transmiten, se generan y se expresan, de una generación a otra,
bajo diferentes condiciones ambientales. Busca comprender la herencia biológica
que se transmite de generación en generación, y el estudio de la genética permite
comprender qué es lo que exactamente ocurre en la reproducción de los seres
vivos y cómo puede ser que, por ejemplo, entre seres humanos se transmitan
características biológicas, físicas, de apariencia y hasta de personalidad.
123
Estos fenómenos mencionados anteriormente son complejos, y su análisis
experimental sólo fue fructífero a partir del momento en que se contó con un
marco conceptual adecuado, que fue provisto por Juan Gregorio Mendel (1822-
1884), aunque sus concepciones permanecieron sin uso hasta su
redescubrimiento en el año 1900. Antes de que la genética existiera como ciencia,
principalmente durante la segunda mitad del siglo XIX, la herencia se estudiaba a
partir de lo que se llama la hibridización o cruza de organismos entre sí para
analizar su descendencia. La hibridología, como se le llamaba a esta disciplina,
había sido practicada a gran escala por científicos naturales como Kolreute,
Knight, Gaertner y Naudin. Estos investigadores empleaban un tipo de método que
recibe el nombre de tanteo experimental que consistía en cruzar dos individuos y
analizar su descendencia para obtener datos experimentales acerca de la
herencia de ciertas características de los organismos. Este método proporcionó
datos importantes acerca de la fertilidad o esterilidad de los híbridos
(descendientes), y también datos acerca de la imposibilidad de obtener cruzas
fértiles de organismos de diferentes especies (por ejemplo, si se cruza a un perro
con una gata, etc.). Sin embargo, no pudieron obtenerse generalizaciones o
principios que nos explicaran la herencia.
La genética surge con los trabajos del monje austríaco Gregor Mendel, el trabajo
presentado por Menden en 1865 contiene los postulados teóricos de la Genética,
deducido por este personaje a partir de la hibridación con plantas.
Desafortunadamente para esta época no se conocía la meiosis, la fertilización era
escasamente comprendida y la mitosis no había sido analizada aún a detalle, de
modo que los postulados de Mendel no tenían base celular y habían sido
deducidos abstractamente de los resultados de sus experiencias. Para explicar
sus resultados, Mendel imaginó “factores” abstractos (décadas después estos
factores serían llamados genes) que podían existir en estados alternativos.
Actualmente, los estados alternativos o diferentes de un gen se denominan alelos,
término introducido por el genetista W. Johannsen en 1909. Los alelos son todas
las variantes que puede presentar un gen por mutación, pero en una simplificación
podemos considerar que básicamente hay dos alelos para un factor: el normal o
silvestre (generalmente simbolizado con un signo positivo) y el anormal o mutado.
Hasta aquí, los postulados puramente hipotéticos de Mendel estaban prediciendo
los mecanismos aún no descubiertos de la fertilización y de la meiosis, y, al
presumir la existencia de los “factores” (genes) que podían adoptar estados
alternativos, predecía los estados de los genes, o normales o mutados. Después
de formular esos postulados, Mendel analizó la descendencia cuando los
progenitores poseían “alelos” diferentes, por ejemplo, color usual (+) y color
mutante (m). Una de sus conclusiones capitales es que los alelos no se
fusionaban en el descendiente y que, aunque un alelo m (“recesivo”) no tuviera un
efecto evidente en ese descendiente, ese “factor” (gen) permanecía intacto en ese
124
individuo y en la siguiente generación (llamada “filial 2” o F2) podía aparecer de
nuevo.
La intención de Mendel era demostrar; en el terreno experimental, cuál era el
origen de las especies, dilema que durante el siglo XIX atrajo la atención de
muchos naturalistas del mundo. Sin embargo, Mendel no logró explicar el origen
de las especies con sus trabajos, pero sí logró generalizar algunos principios
acerca de cómo se heredan los caracteres de los individuos de generación en
generación. A pesar de que no conocía la base física de la herencia, para resumir
lo anterior, Mendel observó que los organismos heredan los rasgos a través de
unidades discretas de la herencia, que ahora se llaman genes. Los genes
corresponden a regiones del ADN, una molécula compuesta de una cadena de
cuatro tipos diferentes de nucleótidos la secuencia de estos nucleótidos es la
información genética que heredan los organismos. El ADN existe naturalmente en
forma bicatenaria, es decir, en dos cadenas en que los nucleótidos de una cadena
complementan los de la otra.
La secuencia de nucleótidos de un gen es traducida por las células para producir
una cadena de aminoácidos, creando proteínas —el orden de los aminoácidos en
una proteína corresponde con el orden de los nucleótidos del gen. Esto recibe el
nombre de código genético. Los aminoácidos de una proteína determinan cómo se
pliega en una forma tridimensional y responsable del funcionamiento de la
proteína. Las proteínas ejecutan casi todas las funciones que las células necesitan
para vivir. El genoma es la totalidad de la información genética que posee un
organismo en particular. Por lo general, al hablar de genoma en los seres
eucarióticos nos referimos sólo al ADN contenido en el núcleo, organizado en
cromosomas.
Genoma: es la totalidad de la información genética que posee un
organismo en particular. Por lo general, al hablar de genoma en los seres
eucarióticos nos referimos sólo al ADN contenido en el núcleo, organizado
en cromosomas.
Enfermedad genética: Una enfermedad o trastorno genético es una
condición patológica causada por una alteración del genoma. Una
enfermedad genética puede ser hereditaria o no; si el gen alterado está
presente en las células germinales (óvulos y espermatozoides) será
hereditaria (pasará de generación en generación); si afecta a las células
somáticas, no.
Ingeniería genética: es la tecnología de la manipulación y transferencia de
ADN de un organismo a otro, que posibilita la creación de nuevas especies,
la corrección de defectos genéticos y la fabricación de numerosos
compuestos.
Genotipo: es la composición genética de un organismo heredada de sus
progenitores mientras que el fenotipo es cualquier característica o rasgo
125
observable de un organismo, como su morfología, desarrollo, propiedades
bioquímicas, fisiología y comportamiento.
ADN: es la biomolécula que almacena la información genética de un
organismo. Se trata de un ácido nucleico, concretamente el ácido
desoxirribonucleico. Consiste en una secuencia de nucleótidos, compuestos
a su vez por un grupo trifosfato, un pentosa, conocida como desoxirribosa,
y cuatro bases nitrogenadas (Adenina, Citosina, Guanina y Timina).La
estructura del ADN es una doble hélice, compuesta por dos cadenas
complementarias y antiparalelas.
ARN: es otro ácido nucleico, en concreto el ácido ribonucleico. Es una
cadena sencilla pero polivalente, que desempeña varias funciones, en
función del tipo de ARN del que hablemos. Por ejemplo, el ARN ribosómico
(ARNr) forma parte de los ribosomas, el ARN de transferencia (ARNt) juega
un importante papel en el traslado de los aminoácidos al ribosoma durante
el proceso de traducción y el ARN mensajero (ARNm) destaca por ser el
intermediario entre el ADN y la síntesis proteica. A diferencia del ADN, el
ácido ribonucleico está compuesto por ribonucleótidos, los cuales se basan
en ribosa y presentan Uracilo en lugar de Timina.
Código genético: es el conjunto de reglas utilizadas para traducir la
secuencia de nucleótidos del ARNm a una secuencia de proteína empleado
durante el proceso de traducción. Este código especifica la composición de
los aminoácidos que conforman el producto final de la expresión génica, las
proteínas.
Mutación: es un cambio aleatorio en el ADN que puede ser beneficiosa,
neutra o dañina para el organismo. Pueden producirse en multitud de
lugares dentro del material hereditario clasificándose en: génicas
(mutaciones que afectan a un solo gen), y cromosómicas (mutaciones que
afectan a un segmento cromosómico u ocasionan variaciones en el número
de cromosomas).
Cromosoma: es una estructura presente en las células al momento de la
división celular, formada por la condensación de la cromatina, que contiene
el ADN con la información genética que va a determinar las características
a heredar para cada célula y por lo tanto para cada organismo.
Cromatina: es el conjunto de ADN y proteínas que se encuentra en el
núcleo de las células eucariotas y que constituye el cromosoma.
Histonas: son proteínas básicas, de baja masa molecular, muy
conservadas evolutivamente entre los eucariotas y en algunos procariotas.
Forman la cromatina junto con el ADN, sobre la base de unas unidades
conocidas com tecnología. La construcción de una Línea de Investigación
se puede resumir en los
Siguientes pasos:
Paso nº 1: concepción
126
Esta etapa corresponde a la cristalización de la idea de un grupo en
desarrollar un área temática de interés en un campo de la ciencia o de la
tecnología. Algunas fuentes de áreas temáticas se encuentran en:
Paso nº 2: construcción
Consiste en definir, de manera amplia, el Proyecto de constitución de la Línea.
Este proyecto permitirá al lector comprender su origen, áreas temáticas y sus
relaciones con el entorno. Básicamente se estructura de la siguiente manera:
Paso nº 3: registro
Las Líneas de Investigación deben ser absorbidas por La Universidad, es decir,
una Línea pasa a ser institucional para que se les brinde apoyo a los
investigadores activos y para que estos presenten resultados periódicos a la
comunidad. Esto se logra con las siguientes aprobaciones:
Paso nº 4: acreditación
En forma anual debe consignarse ante la Unidad Regional de Investigación y el
Vicerrectorado Académico, los resultados obtenidos por los investigadores de la
Línea de Investigación, para llevar un registro de toda la actividad producida y que
esta permanezca en el estatus de “Línea Activa”.
Ejemplo de línea de investigación de la genetica
1. MicroARNS y control de la traducción de genes del desarrollo sexual en
mamíferos.
1. Genética del desarrollo sexual en mamíferos.
2. Control genético del ciclo reproductivo estacional en mamíferos.
3. Interacciones células somáticas-células germinales en el topo ibérico.
4. Predicción computacional de isocoras y superestructuras composicionales
en el genoma.
5. Predicción computacional de islas CpG y dominios de metilación.
6. Palabras clave y función biológica en secuencias genómicas.
7. ADN antiguo. Identificación humana por análisis genético.
8. Genética forense.
9. Bases genéticas de enfermedades autoinmunes.
10. Bases genéticas y moleculares de la esclerosis múltiple.
11. Epigenética del cáncer.
12. Inhibidores de PARP como moléculas antitumorales.
13. Estudios genéticos y genómicos para la mejora del cultivo de peces planos
(orden Pleuronectiformes).
14. Estudios genéticos para la conservación y la determinación del sexo en
esturiones (orden Acipenseriformes).
15. Análisis moleculares de moluscos y sus parásitos.
127
16. Análisis moleculares en plantas dioicas desde el punto de vista básico y
aplicado.
17. Genética del desarrollo en tomate.
18. Mejora genética y biotecnológica de hortícolas.
19. Genética y Genómica funcional de plantas.
20. Identificación de genes expresados de forma predominante durante el
desarrollo gametofítico masculino en el olivo.
21. Aplicaciones del uso de marcadores microsatélites en la biología
reproductiva del olivo.
22. Identificación de productos génicos implicados en la interacción polen-pistilo
en el olivo mediante técnicas de proteómica/genómica.
23. RNoma bacteriano: ribozimas y sRNA.
24. Diversidad bacteriana en la rizosfera.
25. Genómica estructural, funcional y evolutiva.
26. Genómica evolutiva de plantas.
27. Evolución del ADN repetido.
28. Genética y ecología del generalismo.
29. La coevolución polinizadores-planta.
30. Filogeografía y adaptación local.
31. Parasitismo social.
32. Parasitismo de cría en aves.
33. Fenómenos macroevolutívoses en comunidades bentónicas.
34. Morfología construccional. Aspectos evolutivos.
35. Evolución de algas calcáreas.
36. Paleoecología y paleobiología de invertebrados marinos.
37. Antropología física, paleoantropología y ecología humana
128
sea en fase experimental (en animales o en humanos) o regularizada, como los
productos transgénicos en el mercado. A continuación, se describen ocho de las
mayores problemáticas en la investigación genética:
Discriminación genética
Existen genes que son considerados como deseables o indeseables dependiendo
de nuestra percepción y cultura. Sin embargo, esto no significa que sea correcto o
incorrecto tenerlos. No obstante, la experimentación genética avanza y, si fuera
posible modificar tus genes o los de un embrión que apenas se está formando, ¿lo
harías? Esto crearía una discriminación genética pues hay quienes no tendrán al
alcance esa posibilidad, causando divisiones sociales.
Privacidad en genómica
La publicación de datos personales en los resultados de exámenes o
investigaciones está sujeta a publicación indiscriminada (intencional o accidental)
y al robo de información. Esto puede tener consecuencias en la persona implicada
y su relación con las demás personas que conocen su información genética.
Consentimiento informado
Al aceptar o apoyar una nueva tecnología, la persona debe informarse a fondo de
lo que esta implica. Un caso específico de la ausencia de este consentimiento son
los productos transgénicos. Existe un rechazo muy marcado hacia estos
productos, especialmente en Europa. Sin embargo, muchos de los productos en el
mercado están genéticamente modificados y se consumen por las mismas
personas que están en contra. Por eso, muchas empresas prefieren no especificar
la procedencia de esos productos, pero incluso aunque se etiqueten, las personas
no están conscientes de que los productos son transgénicos.
Propiedad intelectual
Al patentar un gen, las compañías pueden investigarlo a fondo sin preocuparse
por la competencia. Además, alienta investigación y desarrollo en la industria
privada y el sector médico. También se podría invertir personalmente en esos
proyectos de investigación. Sin embargo, patentar dificulta la investigación pública,
impide realizar algunos exámenes médicos y atrasa sus resultados. Incluso a
129
veces, las empresas buscan patentar genes con cambios tan sutiles con respecto
a los originales que patentarlo sería como limitar el uso de la rueda solo a quién la
descubrió primero, cuando es un concepto que cualquiera podría llegar a
descubrir.
131
participación ciudadana se constituyó imperceptiblemente en una exigencia
insoslayable para la toma de decisiones en políticas públicas relativas a estos
temas. Los encendidos debates sobre alimentos y cultivos transgénicos, sobre
clonación humana -reproductiva y terapéutica, sobre eutanasia, sobre la
investigación en embriones humanos, por sólo mencionar algunos ejemplos,
trascienden largamente los cerrados círculos científicos para trasladarse a la
sociedad en sus diversos estamentos.
Es cierto que la complejidad de los temas en debate los coloca cada vez más lejos
de la comprensión del ciudadano medio; pero, no obstante ello, éste pugna por
acercarse a su conocimiento, por desentrañar las implicancias de todo orden que
pueden tener -tanto en el campo individual como en el social, tanto para el hombre
de hoy como para las generaciones futuras- y por poder participar en las
decisiones que se adopten para conservar y mantener el control social de las
tecnociencias, en cuanto pueden afectar derechos fundamentales del individuo.
A veces ocurre que en la valoración ética de la manipulación genética el
componente “artificial” de las propias técnicas se considera negativo per se. Sin
embargo, si tenemos en cuenta que esa actividad humana tan sofisticada (como
puede ser la tecnología molecular) no es más que una expresión de la inteligencia
humana, siendo así que la inteligencia es un producto de la propia evolución,
entonces tan “natural” debería ser considerada la ingeniería genética como la
construcción del capullo por el gusano de la seda o una presa hidráulica en
relación con la pequeña represa hecha por un castor o la construcción de una
ciudad en comparación con un hormiguero. A mi juicio, todo es “natural” puesto
que son actividades realizadas por organismo vivos que no hacen sino desarrolla
sus capacidades genéticas y el hombre, como individuo de la especie Homo
sapiens, está genéticamente capacitado –en palabras de Laín Entralgo- “para
proyectar, crear los proyectado y transmitirá los demás lo que por su cuenta hizo”.
En definitiva, el hombre está genéticamente capacitado para ser “sujeto culto” –es
decir, ser capaz de utilizar el lenguaje simbólico, que es el fundamento de la
evolución cultural de la Humanidad- y, por lo tanto, lo verdaderamente artificial es
considerar como no natural la actividad humana. Otra cosa es que la repercusión
de la actividad humana pueda ser mucho mayor y por ello, cuando el hombre hace
uso de la inteligencia que la propia naturaleza le dio, debe ejercitar su condición
de “sujeto ético” –es decir, ser capaz de anticipar acontecimientos, hacer juicios de
valor y obrar libremente- y valorar su condición. No debemos olvidar aquí las
singularidades que diferencian al ser humano de cualquier especie animal –ser
sujeto culto, sujeto ético y sujeto religioso- son un producto de la evolución
biológica; es decir, el hombre está genéticamente capacitado para utilizar el
lenguaje simbólico, hacer juicios de valor y estar abierto a la trascendencia.
La Declaración Universal de la UNESCO de 1997 sobre el Genoma Humano y los
Derechos Humanos dice en su artículo 12), b) que “la liberta de investigación, que
es necesaria para el progreso del saber, procede de la libertad de pensamiento”.
132
En el mismo sentido, podríamos añadir que la liberta de investigación, como la
liberta de expresión, es algo sagrado que debemos proteger. Sin embargo, lo
mismo que la libertad de expresión tiene límites. Nadie está legitimado a gritar
¡fuego! En un teatro abarrotado de público argumentando su derecho a la libertad
de expresión- también la libertad de investigación puede encontrar sus límites allá
en donde pueda lesionar otros derechos y valores.
La cuestión que se plantea es quién debe decidir si una investigación debe ser
promocionada, permitida, desaconsejada o prohibida, ¿los científicos solos?, ¿los
juristas, los moralistas, los teólogos, los sociólogos, etc.? Las decisiones no deben
ser tomadas de forma unilateral ni solamente por los científicos ni por los juristas
ni por los moralistas. Está ya bien establecido que las decisiones deben ser
tomadas por un grupo de expertos de todos los ámbitos del conocimiento que
tengan relación con el tema en cuestión. Es decir, por un comité de bioética.
De nuevo, la Declaración Universal de la UNESCO establece en su artículo 16 que
“los Estados reconocerán el interés de promover, en los distintos niveles
apropiados, la creación de comités de ética independientes, pluridisciplinares y
pluralistas., encargados de apreciar las cuestiones éticas, jurídicas y sociales
planteadas por las investigaciones sobre el genoma humano y sus aplicaciones”.
Para que una comisión de bioética funcione correctamente debe reunir las
siguientes características, tal como señala la propia Declaración Universal:
1. Independencia
Los expertos que componen la comisión deben tener absoluta libertad de
manifestar sus criterios con total objetividad, sin coacción alguna, a su leal saber y
entender. El hecho de que en las comisiones los expertos puedan estar
nombrados a propuesta de diferentes estamentos o instituciones a
directrices emanadas de éstas. Los comités de bioética son órganos deliberativos:
el diálogo no deber ser suplanto por la yuxtaposición de monólogos.
b) Pluridisciplinaridad
Los comités de bioética deben estar compuestos por expertos en el campo de la
investigación científica de que se trate así como filósofos, moralistas, juristas,
sociólogos, psicólogos, etc., sin olvidar, en su caso, a los propios afectados por la
investigación tanto como sujetos activos o pasivos. Es obvio que la amplitud de las
áreas implicadas dependerá del tipo de comité de que se trate: no es lo mismo un
comité de investigación clínica de un hospital que un comité de bioética de una
institución de investigación a una comisión nacional de bioética.
c) Pluralismo
133
Vivimos en una sociedad plural en la que los ciudadanos tienen distintas actitudes
filosóficas y religiosas ante la vida de acuerdo con su educación y formación
cultural. Por ello, los comités de bioética deben ser plurales puesto que, si un
comité está formado por un determinado grupo de personas de una misma
ideología, las conclusiones y decisiones que propongan serán válidas para los
ciudadanos que compartan dicha ideología, sin embargo, serán rechazadas por el
resto de la sociedad.
Para Van Rensselaer Potter, padre de la bioética, el significado de esa palabra en
1971 representaba la afirmación de dos conclusiones: en primer lugar, que la
supervivencia de un futuro a largo plazo se reduce una cuestión de bioética, no de
una ética tradicional; en segundo lugar, que para ese futuro a largo plazo había
que inventar y desarrollar una política bioética ya que la ética tradicional se refiere
a la interacción entre personas, mientras que la bioética implica la interacción
entre personas y sistemas biológicos. Por eso decía Potter en el Prefacio de su
obra:
“Necesitamos de Ética de la Tierra, de una Ética de la Vida Salvaje, de una Ética
de Población, de una Ética de Consumo, de una Ética Urbana, de una Ética
internacional, de una Ética Geriátrica, etcétera. Todos estos problemas requieren
acciones basadas en valores y en hechos biológicos. Todos ellos incluyen la
Bioética y la supervivencia del ecosistema total constituye la prueba del valor del
sistema.”
134
La muerte es un fenómeno irreversible que es la parte final de la vida, es un
evento ineludible con el que termina el ciclo vital de todo ser viviente, incluyendo al
hombre, su definición y sus límites no son precisos, solamente se puede asegurar
sin lugar a dudas que ha ocurrido por la presencia de desintegración y
putrefacción, así el hablar de la muerte clínica, encefálica, celular, apoptosis o
muerte programada, no es suficiente. Es un proceso más complejo que implica
tomar en cuenta una variedad de aspectos simbólicos de la vida de cada individuo.
Ahora, por otra parte está la bioética que es aquella encargada de reflexionar,
deliberar y hacer planteamientos normativos y de políticas públicas para regular y
resolver conflictos en la vida social, especialmente en las ciencias de la vida, así
como en la práctica y en la investigación médica que afectan la vida en el planeta,
tanto en la actualidad como para futuras generaciones.
Para la adecuada interpretación de las actitudes y reacciones ante la muerte de
los enfermos y de los integrantes del equipo de salud, para la toma de decisiones
ante los dilemas que plantea la muerte y el moribundo, es necesario tomar como
marco de referencia a la trilogía de preceptos de la bioética:
135
Si bien es cierto que la muerte puede ser interpretada de forma distinta por las
persona, también lo son las reacciones que produce en ellas, esto se ve reflejado
gracias a la cercanía que se tiene con el enfermo y la posibilidad que exista de la
muerte. Surgen muchas interrogantes como diferentes perspectivas, algunos
ejemplos son la resignación, la negación, la ira, la aceptación, que varía de
acuerdo con la edad, las condiciones socioculturales del paciente, si se trata de un
padecimiento agudo o crónico, las molestias, dolor y sufrimiento que produce el
mismo padecimiento y desde luego el cuidado y apoyo recibido del equipo de
salud, familiares y amigos. Las personas cercanas al enfermo, familiares y amigos,
presentan una reacción similar, aunque de menor intensidad, aunque en caso de
enfermedades graves y muerte de niños, la reacción puede ser mayor que la del
mismo paciente, quien no alcanza a comprender la gravedad y alcance de su
enfermedad, en contraste en ancianos con enfermedades crónicas la agonía y la
muerte se ve con más naturalidad, inclusive cuando el paciente es víctima de
sufrimiento y dolor incontrolable, la muerte se toma como un merecido descanso.
La aflicción y duelo del enfermo y personas que lo rodean mucho depende de la
información que se tenga, de la comunicación entre el médico, personal de apoyo,
el enfermo y sus familiares, de la preparación que hayan recibido a través de la
información verídica y progresiva del padecimiento y su pronóstico.
Dilemas Bioéticos
La decisión en cuanto a la indicación, realización o suspensión de procedimientos
diagnósticos o terapéuticos en enfermos moribundos no siempre es fácil, dada la
gama de circunstancias que ocurren en estos pacientes, lo que en los últimos
años se ha incrementado por el vertiginoso avance científico y tecnológico, que
muchas veces supera la capacidad del médico para comprenderlo y adiestrarse en
su uso. Estas decisiones no solo corresponden al médico, en ellas deben
participar el enfermo cuando consciente y orientado, sus familiares o la persona
responsable, autoridades sanitarias, civiles o judiciales y los Comités de Bioética
Hospitalarios. Comprendamos mejor ciertos dilemas bioéticos en las personas
gravemente enfermas o en fase terminal, dilemas de conducta en relación con la
muerte cuya solución no es única:
Encarnizamiento terapéutico
Conocido también como distanasia, lleva implícito un componente de
ensañamiento o crueldad, ocurre cuando el avance científico y tecnológico supera
su regulación legal y ética. Los enfermos graves o en estado crítico generalmente
se encuentran en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) en las cuales tanto
en los enfermos recuperables como no recuperables se utilizan aditamentos y
equipo sofisticado en diferentes procedimientos diagnósticos y terapéuticos:
catéteres arteriales y venosos, sondas, monitores, respiradores, bombas de
infusión, transfusiones, nutrición parenteral, antibióticos y drogas vasoactivas, por
mencionar algunos. Todas estas medidas no son inocuas, con frecuencia son
136
invasoras, tienen riesgo, pueden ocasionar molestias y complicaciones, las que a
su ven dan lugar a nuevas complicaciones que puedan terminar con la vida del
enfermo. En la distanasia o encarnizamiento terapéutico se insiste en la aplicación
de medidas desproporcionadas, cuyo beneficio real es poco probable en pacientes
graves, los que de acuerdo con la experiencia previa e índices pronósticos son
considerados terminales o no recuperables, se continúan aplicando estas medidas
fútiles a pesar de las molestias, riesgo, costo económico y moral, conducta que no
tiene justificación técnica ni ética. El ingreso mismo de los enfermos a la UCI
puede constituir una distanasia cuando por el número y gravedad de las
insuficiencias en órganos funcionales existen pocas probabilidades de
recuperación, la valoración técnica, social y ética de estos pacientes. El respeto a
la dignidad del enfermo con la aplicación de medidas sencillas con el menor
riesgo, costo y molestias posibles, evita el encarnizamiento terapéutico, lo que se
denomina adistanasia, que permite una muerte con dignidad estos pacientes
pueden tratarse en hospitalización, cuartos aislados y aún en su domicilio.
Eutanasia
El término eutanasia por su etimología significa “buena muerte”, lo que no es del
todo apropiado, a pesar de que en determinadas circunstancias la muerte debe
aceptarse desde el punto de vista técnico, social y moral, no es aceptable el deseo
o precipitación de la misma, lo que lleva implícito en primer lugar la voluntad
orientada hacia la muerte y en segundo término la acción que la desencadena.
Eutanasia pasiva
Su motivo y justificación puede ser evitar molestias, dolor o sufrimiento al paciente,
no se ejecuta ninguna acción ni se aplica ningún procedimiento o medicamento
que termine con la vida del enfermo. En la eutanasia pasiva en pacientes
terminales con patología avanzada, la que de acuerdo con la valoración clínica e
índices pronósticos se considera irreversible, se retiran todas las medidas
extraordinarias o desproporcionadas, las que representan un riesgo para el
enfermo y le producen incomodidad, dolor o sufrimiento, las que se consideran
útiles al no esperarse ninguna respuesta favorable, sin embargo se debe continuar
con las medidas ordinarias o proporcionadas, medidas de sostén habituales que
actúan como paliativos, alimentación, hidratación movilización, aseo, fisioterapia,
dejando que la enfermedad tenga su evolución natural, aunque muchas veces es
difícil establecer la diferencia entre medidas proporcionadas y desproporcionadas.
La eutanasia pasiva puede ser solicitada por el mismo paciente, o sus familiares,
quienes manifiestan el deseo de no ingresar a la UCI ni ser sometidos a
maniobras de resucitación cardiopulmonar, puede ser expresado por el enfermo
antes del inicio de la enfermedad, a lo que se ha denominado “testamento en vida”
en el que se invoca el derecho a la muerte o muerte con dignidad, todo lo anterior
continúa siendo un dilema bioético, se relaciona con la adistanasia a la que ya nos
referimos con anterioridad.
137
Eutanasia activa
Comprende todas las medidas encaminadas a terminar con la vida del enfermo,
mediante la aplicación de un procedimiento o medicamento que suprime la función
cardio-respiratoria y encefálica, con la supuesta justificación de suprimir el dolor o
sufrimiento del paciente, no es aceptable desde el punto de vista legal ni ético.
Existen algunas circunstancias que son motivo de reflexión para colocar a la
eutanasia en su verdadero lugar moral y ético ¿Se puede considerar a la pena de
muerte como una eutanasia social? ¿El aborto por alteraciones congénitas evita
una vida miserable, es una forma de eutanasia? o ambas constituyen un
homicidio, a pesar de estar legalizado en algunos países. La solicitud por parte del
enfermo o sus familiares de la aplicación de procedimientos o medicamentos
letales, en enfermos en fase terminal de padecimientos crónicos como
insuficiencia renal, insuficiencia cardiorrespiratoria, cirrosis, tumores malignos
avanzados o el síndrome de inmunodeficiencia adquirido (SIDA), o bien pacientes
con padecimientos agudos portadores de insuficiencia órgano funcional múltiple
sin respuesta a las medidas de terapia intensiva, cada vez es más frecuente,
sobre todo en países donde legalmente es aceptada. La petición y aplicación de la
eutanasia activa pretende su justificación basándose en la autonomía y calidad de
vida del enfermo, se relaciona con la libertad del paciente y derecho a morir, sin
embargo, la muerte es parte de la vida que constituye una situación condicionante
previa, por lo que derecho a la vida tienen primacía, por otra parte, la beneficencia
debe prevalecer sobre la autonomía, razón de más si consideramos las
condiciones de estos enfermos, su capacidad de comprensión, juicio y raciocinio,
lo que también influye en los familiares. La calidad de vida depende de las
molestias que ocasionan los procedimientos diagnósticos o terapéuticos, control
del dolor, cuidados generales, alimentación, aseo y la integración al medio social y
familiar, mucho puede hacerse mediante la administración de analgésicos y
sedantes con intervalos y dosis adecuadas para suprimir el dolor, preservando el
estado de conciencia y raciocinio, aún con el riesgo de acortar la sobrevida, lo que
permite al enfermo planear y utilizar sus últimos días para resolver problemas
personales, la psicoterapia y psicofármacos para tratar estados de depresión o
angustia son de mucha utilidad.
Suicidio asistido
En el que por voluntad del enfermo y de conformidad con sus familiares o persona
responsable, el enfermo generalmente con una enfermedad penosa decide acabar
con su vida, para lo cual el médico o un integrante del equipo de salud le
proporciona los medios para lograrlo, pero es el mismo paciente quien pone en
marcha el mecanismo para infundir la solución con el o los medicamentos letales,
un hipnótico, un opiáceo y/o cloruro de potasio. Desde el punto de vista legal y
ético hay poca diferencia con la eutanasia activa, no se acepta legal ni éticamente,
en algunas legislaciones se considera como complicidad en un homicidio, en
138
Holanda, Australia y el estado de Oregon en los Estados Unidos ya se ha
legalizado. El doctor Kevorkian llamado “Ángel de la Muerte” asistió a más de 130
suicidios, gran parte de ellos fueron grabados en video, los que sirvieron como
evidencia para condenarlo en 1999 por homicidio con premeditación, alevosía y
ventaja. Sorprendentemente los familiares de los pacientes muertos lo defendieron
y en los juicios declararon en su favor, invocando la labor humanitaria del doctor
Kevorkian al suprimir el dolor y evitar la vida miserable de los enfermos.
Ortotanasia
Vocablo nuevo de la tanatología acuñado en la última década, consiste en todas
las medidas encaminadas a mejorar la calidad de vida de los enfermos a quienes
se pronostica la muerte a corto plazo, se evita el encarnizamiento terapéutico al
retirar todas las medidas desproporcionadas que en nada benefician al enfermo,
se continúa con las medidas proporcionadas que disminuyen o suprimen el dolor y
otras molestias, se procura que el paciente esté cómodo, movilizándolo,
alimentándolo, realizando el aseo y las curaciones que sean necesarias, se
administran sedantes y analgésicos con la frecuencia y a la dosis que se requiera,
pero lo más importante es la comunicación y el diálogo del enfermo con su
médico, sus familiares, amigos y en su caso con el ministro de su religión, quienes
proporcionan apoyo psíquico y moral. A diferencia de los anteriores
procedimientos que ayudan a morir, la ortotanasia ayuda en el morir. En 1967
Cecily Saunders estableció en Inglaterra el sistema de los hospicios, los que no
sólo son un edificio o método especial de proporcionar los servicios de salud, es
un sistema que involucra al enfermo y su familia, el paciente debe otorgar su
consentimiento para ingresar a este sistema que puede llevarse a cabo en el
hospital, instituciones especializadas “hospicio” o en el domicilio del enfermo. La
principal finalidad del sistema y de los hospicios es proporcionar la mayor calidad
de vida posible a los pacientes con enfermedades terminales, aceptando que el
tiempo de supervivencia está determinado por la misma enfermedad, más que por
el tratamiento instituido.
Trasplante de órganos
En la substitución de tejidos y órganos está implícita la participación de un
donador, el que en forma voluntaria y casi siempre altruista dona un tejido (sangre,
piel, médula ósea) o un órgano (córnea, riñón, hígado, corazón, pulmón) para el
trasplante a un receptor. El trasplante de órganos se relaciona con la muerte del
posible receptor si no recibe oportunamente el órgano y del donador vivo o
cadavérico. El donador vivo casi siempre es un familiar genéticamente
relacionado, o una persona extraña con la que exista histocompatibilidad, este tipo
de donación es legal y éticamente aceptada, no obstante que está prohibida la
venta de órganos para trasplantes, no es raro que el donador utilice la pérdida de
su órgano o parte de él para obtener beneficio del enfermo y su familia, llegando a
ejercer un verdadero chantaje moral, por lo que se le debe hacer una valoración
139
socioeconómica y psicológica. El donador vivo de un órgano par como riñón o
parte de un órgano impar como hígado o páncreas puede presentar
complicaciones, inclusive morir, por lo que también se requiere que antes de la
obtención del órgano se le proporcione la información verídica y completa en
cuanto al riesgo, que exista un consentimiento informado. En la preservación y
posterior desarrollo de embriones para la obtención de órganos para trasplantes,
la clonación debe tener donadores relacionados, así como el cultivo de células
madre para el desarrollo de órganos para trasplantes, se mezcla la ciencia ficción
con la realidad y el desarrollo de la tecnología en el futuro, pero la perspectiva
bioética es clara al proscribir dichos procedimientos. El donador cadavérico pudo
haber expresado en vida su deseo de donar sus órganos para trasplante, de no
ser así serán los familiares, la persona responsable o las autoridades civiles las
que autoricen la obtención de órganos de acuerdo con la Ley General de Salud,
cuya modificación considera a toda persona muerta como un donador tácito, como
un donador potencial, siempre y cuando no haya expresado previamente su
voluntad de no donar sus órganos, considerando el derecho sobre el cuerpo del
paciente y del posible donador, tomando en cuenta el valor social del cadáver.
En la determinación de la muerte encefálica del posible donador participa un
grupo de médicos que no pertenece al equipo de trasplantes, se continúa
proporcionando todas las medidas de sostén hemodinámicas, respiratorias y
farmacológicas para tener una buena perfusión tisular, lo que casi siempre se lleva
a cabo en la Unidad de Cuidados Intensivos. En la procuración múltiple de
órganos el donador con muerte encefálica pasa al quirófano con el corazón
latiendo, adecuada perfusión y oxigenación tisular, se obtienen los órganos de
acuerdo con un protocolo preestablecido, y el corazón deja de latir, se pasa de la
muerte encefálica con vida vegetativa mantenida en forma artificial a la muerte
integral del individuo. Los órganos obtenidos se perfunden y se preparan para
colocarlos en el o los receptores, mientras que los restos del donador pasan al
Departamento de Patología para comprobar que pertenecieron a una persona
sana.
Por los avances de la ciencia es posible realizar el procedimiento espectacular del
trasplante de órganos, aceptado por las normas legales y éticas, las que prohíben
realizarlo cuando no se cuenta con la debida preparación ni con todos los
recursos.
140
la medicina y a los responsables de las Instituciones de Salud. En antaño se nacía
y moría en casa; hoy se nace y se muere en los hospitales, estos cambios han
obligado al médico a hacerse responsable de la muerte con la carga de la justicia
social. Cuando se moría en casa rodeado de la familia se tomaba como un hecho
«natural». Hoy al ser en medio hospitalario se toma «como negligencia», pues
existen los medios para prolongar la vida, pero seamos conscientes, no se puede
pedir donde ya no hay. En la segunda mitad del siglo, los avances de la tecnología
permitieron a los médicos disponer de un repertorio de intervenciones tecnológicas
sin precedentes. La vida de los enfermos críticos era prolongada en forma nunca
imaginada, y la tecnología hizo borrosa la línea divisoria entre esta y la otra vida.
Los equipos de resucitación tienen ahora la capacidad de regresar a esta vida a
personas «muertas» o casi muertas por bloqueo coronario agudo, embolia
pulmonar, ruptura de aneurismas o asfixia por inmersión. El modelo de medicina
actual lleva a morir en un estado comatoso, la muerte sobreviene sin el
conocimiento del paciente. Esta actitud, paternalista, convierte al enfermo en
alguien a quien tutelar –como a un menor incapaz de tomar sus propias
determinaciones–, y delega en los médicos o en la familia, la facultad de decisión.
Consideremos también que la definición de «paciente terminal» sólo es en
términos médicos se llega a este concepto por diagnóstico después de haber
seguido un protocolo establecido y el paciente está de acuerdo a la legislación el
poder de decidir las medidas que desea se practiquen cuando esté por terminar su
vida, con este documento, que abarca los siguientes puntos:
141
Como se expuso de distintas formas a lo largo de esta investigación, la relación
que hay entre bioética y la muerte es amplia, se debe tener en cuenta la
importancia e impacto de una para poder forjar un criterio y después decidir lo más
acertado a la otra, teniendo siempre en mente como se verá reflejada la decisión
en todos los involucrados. Las decisiones tomadas deben ser con criterio y
consensuadas por el enfermo o quien sea responsable de él, deben ser las más
óptimas para el enfermo y que además no pongan en riesgo la integridad y
raciocinio de ninguno de los involucrados. Sumado a esto, es importante tomar en
cuenta los aspectos jurídicos, pues son las normativas que rigen la forma correcta
de actuar de acuerdo a lineamientos ya establecidos que ven por el enfermo y los
suyos.
142
Es sabido que la medicina y el derecho surgieron con el hombre mismo, sin
embargo, el conocimiento organizado y sistematizado de la medicina data de 560
años antes de la era actual, y el derecho surgió́ en el siglo V, lo que supone al
conocimiento medico más antiguo que el derecho.
Además, desde el punto de vista de los hechos, todos reconocen que el derecho a
través de la norma apareció́ después de observar la desviación de la conducta
social; por eso se dice que el derecho “camina a la zaga de la conducta”. Visto de
este modo, la medicina antecede al derecho y, por lo tanto, como se dice
comúnmente en el lenguaje coloquial jurídico, “primero en tiempo, primero en
derecho”.
Si se toma como punto de partida el momento histórico en Problemas medico
legales que la medicina se enlaza con el derecho, destaca que, en la actualidad, el
conocimiento medico es objeto del derecho pues relaciona, analiza y juzga el acto
médico y, como consecuencia, se sanciona al profesional de la salud. Se debe
agregar como diferencia la visión de unos (abogados) y otros (médicos). Baste
leer en uno de los más recientes libros publicados acerca de la materia, para
darse cuenta de la verdad de estos conceptos, el relato de un jurista. En una
ceremonia de graduación de licenciados, maestros y doctores en derecho en la
Universidad de Columbia, en Nueva York, el decano de dicha universidad previno
a los flamantes egresados: “No faltará trabajo a los abogados; lo proveerán los
médicos”. Sirva esto para mostrar la relación de ambas áreas en un país
altamente litigioso, situación que habrá́ de prevenirse en México. Esta concepción
litigiosa de la relación entre la medicina y el derecho concebida por los abogados
fomenta en los pacientes, médicos y sociedad en general, la cultura de la queja o
demanda.
Los médicos, por el contrario, conciben esta relación en sentido preventivo, y
aluden casi siempre ejemplos como lo importante que resulta normar la conducta
para evitar el mal uso de la manipulación genética, de la clonación humana o de la
robótica, entre muchos otros. Lo significativo es que la razón que esgrimen los
abogados para relacionar al derecho con la medicina mantiene el enfoque de la
formación profesional de los abogados, amplia en cultura y ciencias humanidades
en el mejor de los casos, pero al mismo tiempo rígida en cuanto a los principios de
la norma, inflexible y cuadrada a los elementos que, según la ley, deben cumplirse
para tipificar la desviación de conducta que sanciona el derecho. Por su parte la
medicina, altamente dinámica, aplica su amplio conocimiento, y lo ejerce según los
principios éticos, morales y deontológicos que guían su práctica con la finalidad de
prevenir y evitar los estados morbosos que afectan la vida del hombre en
sociedad.
Los problemas éticos jurídicos son aquellos que surgen o se generan en
contravención a lo que considera un valor como correcto éticamente o incluso
moralmente y lo determinado en ley, generando dilemas, esto es dejando al
143
individuo confundido para tomar una decisión o valoración o bien determinación
respecto a alguna situación o temática. El problema de la noción jurídica de la
personalidad humana posee, ante todo, el interés intrínseco de constituir uno de
los temas más importantes de la ciencia y la filosofía del Derecho. Además,
presenta un interés relativo a la situación actual del hombre; esto es, un interés
que sobrepasa los marcos puramente científicos para integrarse en el área de la
problemática específicamente humana. Bajo este aspecto se trata de un problema
importante, no ya sólo para el jurista, sino para el hombre en cuanto tal, y
precisamente por eso se le ha querido desposeer de su importancia, intentando
eliminar de la misma ciencia jurídica el concepto de personalidad, al amparo de
una filosofía que comenzó por aniquilar la idea y el valor del hombre.
Cuando hablamos de una noción jurídica de la persona humana aludimos
implícitamente a una diferencia de conceptos. La persona humana no es la
persona en sentido jurídico; si hay una noción jurídica de la persona es porque hay
otra noción que no es jurídica, sino perjudica, ontológicamente previa. Pero entre
la persona humana y su noción jurídica existen tanto una relación de deber ser
como un vínculo ontológico, esto quiere decir que la persona humana debe ser
también persona en sentido jurídico y que la persona en sentido jurídico es una
calidad, un modo de ser de la persona humana.
El hombre debe ser por de pronto persona jurídica, sujeto de derecho, pero
¿podría dejar de serlo?, cuando se realiza un negocio jurídico o se interpone una
acción en justicia, etc.; se hace a veces necesario demostrar la “personalidad del
actor; la validez del negocio o de la acción puede ser inexistente por falta de esta
personalidad, en tal caso el demandante es una persona humana que posee una
subjetividad jurídica o personalidad de derecho para diversos órdenes de
relaciones, pero no tan integral como para alcanzar a todas las relaciones
posibles, puesto que le falta, en este supuesto, para esa relación concreta.
Siempre, pues, la personalidad jurídica puede hallarse restringida por
consideraciones de edad, ciudadanía, representación o mandato, etc. Estas
restricciones, que son normales y exigidas por la seguridad jurídica, pueden
amplificarse en virtud de consideraciones de otra envergadura, por ejemplo, de
tipo ideológico, hasta alcanzar el caso extremo de una supresión total, dándose el
caso de una persona humana desprovista de la posibilidad de obrar jurídicamente
en cualquier orden de relaciones. Las razones de la restricción de la personalidad
dependen del arbitrio del legislador pero la personalidad jurídica no es un
concepto contingente, sino necesario; se es libre de determinar quién es persona
en sentido jurídico, pero la existencia de tal personalidad jurídica no depende ni de
la libertad ni del arbitrio. Por necesidad ontológica, la negación de la personalidad
jurídica a la persona humana no puede ser más que una excepción, que, además,
tropezará con un mínimum infranqueable de subjetividad jurídica.
Todo sistema político, y, en consecuencia, todo ordenamiento jurídico positivo, son
tributarios de una cierta concepción del hombre; el hombre se convierte en una
144
síntesis de situaciones jurídicas que sofocan totalmente su actividad, que por ellas
es orientada con arreglo a los fines que se propone el régimen. De ese modo el
hombre contemporáneo tiende a no poseer otro sentido que el de un medio que, a
través de las situaciones jurídicas que se le imponen discrecionalmente, utilizan
los poderes como instrumento de realización de sus planes de reajuste de la
estructura social.
La vida social, en efecto, posee estructura normativa, esto no consiste sólo en
estar sometida a normas ni en tener que estarlo. La vida personal está también
sometida a normas; de no estarlo no habría deberes para el hombre. Las normas
están basadas en valores que no sólo valen en general al modo del imperativo
categórico, sino que se individualizan, a diferencia del derecho, la moral se acerca
más a su propia esencia cuanto más individualizada es en sus exigencias y
preceptos. Ahora bien, las normas están en la vida personal de modo distinto a
como están en la vida social. En la vida personal, el sujeto está ante las normas
como ser libre; la libertad es lo que define la esencia de la vida personal, en la que
las normas instalan sus exigencias, tanto más apremiantes cuanto que sin la libre
aceptación del sujeto pierden sentido para él: una vida moral forzada no es una
vida moral, aunque la razón esté en favor de la exigencia en cuyo beneficio se
fuerza, en cambio, en la vida social no es la libertad, sino la norma, lo que la
caracteriza esencialmente. La vida social tiene estructura normativa, mientras que
de la vida personal sería preferible decir que posee estructura axiológica,
valorativa, porque le son esenciales e inmanentes los valores que la integran por
la libre realización, o desrealización, de las normas religiosas, éticas o estéticas,
más o menos generales o individualizadas, que deben ser a lo largo de las
diversas y cambiantes situaciones en cuyo sucesivo decurso, libremente creado
por el hombre, consiste la vida.
En la vida social, el acento está en las normas, en lo que debe ser, al decir que
posee estructura normativa, decimos no sólo que las normas están en la vida,
como si hubiera la vida y además sus normas, sino que las normas son vida, o sea
que hay sólo la vida, pero que ésta no es tanto la vida del hombre bajo normas
como el hecho de que un cierto modo de vivir los hombres ya consiste en ser una
norma
145
3.3.1.1 DERECHOS DE LOS ENFERMOS
Los “derechos del enfermo”; esta expresión fue acuñada en 3 importantes
documentos aparecidos en 1967: La Carta de los Médicos de Hospitales de la
Comunidad Económica Europea, la Carta Médico-Social de Nuremberg y la
Declaración del Comité Permanente de los Médicos de la Comunidad Económica
Europea. Los derechos y deberes de los ciudadanos usuarios del sistema sanitario
tienen su fundamento en el artículo 43 de la Constitución, que reconoce el derecho
a la protección de la salud y encomienda a los poderes públicos organizar y tutelar
la salud pública, a través de medidas preventivas y de las prestaciones y los
servicios necesarios.
146
procedimiento diagnostico o terapéutico ofrecido, así como el uso de medidas
extraordinarias de supervivencia en pacientes terminales.
147
y cuando lo solicite, obtener por escrito un resumen clínico veraz de acuerdo al fin
requerido.
148
3.3.1.2 DERECHOS DEL ENFERMO COMO PERSONA
HUMANA
Concepto
La propia palabra "derecho" es una de las que muestra mayor número de
acepciones en el Diccionario, en nuestra lengua, pero suele faltar el concepto
derivado de los derechos individuales. El Diccionario de la Lengua Española, en
su acepción 15 recoge la posibilidad de considerar Derecho, como las
consecuencias naturales del estado de una persona o sus relaciones respecto a
otras, consecuencias que deberán estudiarse en "la esfera en que se determina lo
que es debido y no debido a los actos y situaciones humanas que afectan a los
intereses de otros y se regulan los medios para garantizar que prevalezca lo
debido", como sería el Derecho para María Moliner. Persona, en sentido jurídico
es todo ser capaz de derechos y obligaciones, jurídicamente la vinculación
persona-derechos es esencial y consustancial. Moya define derecho, como la
"facultad de hacer o exigir todo aquello que la Ley o la autoridad establece en
nuestro favor”. No obstante, estando de acuerdo esencialmente con esta
definición, entendemos que debe ser más amplia, ya que por su naturaleza,
trasciende al mero ordenamiento jurídico y basa su esencia en la ética individual y
colectiva. En resumen, podrían definirse los Derechos Humanos, Derechos del
Hombre o Derechos de la Persona, como aquellas "capacidades o prerrogativas,
propias de las personas, derivadas de su condición de hombre, que son exigibles
a los demás para una normal convivencia". La mayoría de los autores olvidan
definir su esencia o la consideran en relación a otros conceptos, como el deber, en
tanto cuanto derecho corresponde a lo que puede ser exigido, mientras que deber
se refiere a lo que debe cumplirse. Derecho puede definirse también por oposición
a lo que existe de hecho, ya que el derecho funciona en virtud de normas, frente a
lo que es así, prescindiendo de que deba o no serlo, alude a lo que moralmente
debe ser una cosa, conforme a su naturaleza y su esencia. Constituye por lo tanto
parte del Derecho Natural, esto es, del Derecho resultante de la naturaleza
humana, supuesta universal e idéntica a través de la historia.
Clasificación
Un cuerpo doctrinal tan complejo, exige un ordenamiento al que se han dedicado
numerosos autores. Desde el punto de vista de los Derechos de la Persona, se
distinguen:
149
1. Derechos y obligaciones primarios e inalienables: Derecho a la vida, a
la integridad física y a la salud, a la libertad de conciencia y a la propiedad.
Son derechos que pertenecen fundamentalmente al orden ético, que tienen
por sujeto al individuo y que solo posteriormente adquieren carácter de
legalidad
2. Derechos humanos de segunda generación, económicos, sociales y
culturales, que tienen por sujeto al Estado y; por lo tanto son secundarios y
en consecuencia tienen un carácter netamente legal. Por grupos, podrían
señalarse, siguiendo a MORENO:
a) Derechos físicos y corporales: A la vida, a la integridad física, a
condiciones de existencia decentes
b) Derechos morales o de la dignidad: A la información objetiva, a
profesar una religión según el dictamen de conciencia, a escoger
estado de vida, a modificar la residencia, a la emigración
c) Derechos culturales: Acceso a la cultura, a la educación, de los
padres sobre la educación de los hijos
d) Derechos sociales: Al trabajo, a condiciones laborales humanas, al
salario justo, a la propiedad
e) Derechos políticos: De asociación, de reunión, a participar en la
vida pública y política, protección judicial, de expresión, de las
minorías.
150
prestaciones para las que el enfermo paga. Se pierde en gran medida la
libertad de elección del médico, se deshumaniza en consecuencia esta relación
y se masifica la asistencia.
3) El auge y necesidad de la medicina hospitalaria y el trabajo en equipo
especializado, la hacen cara, selectiva, por tanto, y limita a los enfermos
acogidos a ella
4) Mentalidad consumista en la que el enfermo se hace consumidor de servicios
médicos por los que cotiza y por lo tanto, a los que tiene derecho, servicios
que, por lo tanto, exige, ya no solicita, en términos de máxima calidad. Esta
mentalidad, sobre la base de una Medicina eficaz, plantea exigencia no solo de
servicios, sino también de resultados
5) Implantación del principio de democracia, según el cual, el ciudadano ha
tomado cuenta de que es un ser adulto, autónomo, cultivado, capaz de recibir
cualquier información y libre para tomar la decisión que considere pertinente,
sobre su cuerpo, su salud y su vida, a la vista de esa información y de los
medios de que se disponga. Consecuentemente, el enfermo toma conciencia,
como persona que sufraga un servicio de salud y usuario de éste servicio, que
es sujeto, ya no de unos derechos generales y políticos, sino de unos derechos
y deberes concretos en cuanto usuario de estos servicios sanitarios y, en
general, como enfermo que sufre en y ante la colectividad. Se aplica entonces
el "lenguaje de los Derechos", buscando, en este caso, la salvaguarda del
individuo ante la Sanidad institucionalizada
La primera Carta de lcis Derechos de los Enfermos ("Bil! of Rights"), aparece entre
los años 1969 y 1970. Una Comisión conjunta de acreditación de Hospitales
norteamericana, procedió a revisar su reglamento, y permitió la participación de
las asociaciones de consumidores, especialmente la National Welfare Right
Organization que propuso el reconocimiento de una lista de 26 derechos de los
enfermos (Primera lista de derechos de los enfermos). Finalmente, en 1972, tras
duras negociaciones, la American Hospi tal Association adoptó la famosa carta "A
Patient's Bil! of Rights" que fue aprobada el 6 de febrero de 1973. Posteriormente
han ido surgiendo nuevos catálogos de derechos, en función de las diversas
especialidades médicas y modos de ejercicio y colaboración del médico con otras
actividades. Cabría destacar la Convención 464 sobre los Derechos del Niño,
aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, el 20 de noviembre de
1989, que fue autorizada por las Cortes Españolas y publicada en el BOE del 31
de diciembre de 1990.
Legislación Europea
La Carta Social Europea, aprobada en Turín, en 1961 y ratificada muy
posteriormente por Espaga, en 1980, sanciona específicamente el Derecho
genérico a la Salud. La Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa aprobó en
151
enero de 1976 un documento elaborado por la Comisión de Salud y Asuntos
Sociales, creando dos comisiones, una para establecer las normas éticas en
relación al tratamiento de los moribundos y otra para los casos de malpraxis y para
armonizar los criterios relativos a los derechos de los enfermos. En 6-9 de mayo
de 1977, el Comité Hospitalario de la CE.E elabora la Carta del Enfermo Usuario
del Hospital, que fue aprobada por la XX Asamblea General del Consejo de
Europa celebrada en Luxemburgo en mayo de 1979.
En ella se recogen en 8 artículos los derechos de los usuarios de los hospitales:
152
ix) Permanecer en compañía de sus seres queridos
x) Que se respeten sus creencias religiosas
xi) A no morir solo
xii) Morir en paz con dignidad.
Otras fuentes mencionan que todos estos movimientos fueron configurando una
serie de principios que podrían sintetizarse en los apartados siguientes:
153
mediocre, mal elaborado y que muestra una redacción aparentemente apresurada.
Faltan en ella dos derechos fundamentales y básicos, como son Los derechos del
enfermo el derecho a morir dignamente y el Derecho a una atención religiosa, y
los propios derechos reconocidos tampoco lo están adecuadamente.
Luna también señala defectos fundamentales como son: el conflicto entre el
derecho a la intimidad y confidencialidad y el derecho a recibir información por
parte de familiares y allegados, sin precisar qué familiares y qué se entiende por
allegados, ni el derecho que asiste al enfermo de negar información a estas
personas; en el caso de que el enfermo esté incapacitado, no se señala qué
familiar decide por él o qué postura adoptar en caso de opiniones encontradas, el
valor de la opinión del médico y/o la posibilidad de acudir al juez en defensa de los
derechos del paciente, fricciones existentes entre el apartado 6 y 9 en relación al
consentimiento. Tampoco es de recibo que la historia clínica está a disposición del
paciente, según al art. 61 de la Ley General de Sanidad salvo en casos muy
concretos.
Estas críticas deberían ampliarse a la realidad de nuestro sistema sanitario actual
que se encuentra bien lejos de ajustarse a los requerimientos legales, que produce
una excesiva dependencia del enfermo, una despersonalización y una falta de
información incompatible con las declaraciones de derechos anteriormente
expuestas; la necesidad de seguridad, protección y estima son evidentes. La falta
de comodidades para el paciente, la falta de intimidad, habitual, y la necesidad de
confidencialidad, muy corriente. Las necesidades de diversiones y ocio de los
pacientes no están cubiertos, por lo general; sus necesidades sexuales no tienen
consideración dentro del sistema, lo mismo que sus necesidades religiosas o la
atención del moribundo y del enfermo terminal. La misma información suele ser
deficiente. En general, los derechos a la intimidad son los más lesionados.
Quedan muchos campos por perfeccionar y ello debe ser acicate en el trabajo
profesional para conseguir las metas que el movimiento de los Derechos de los
enfermos exige. De hecho, la realidad de las declaraciones precedentes
transforman los derechos de los enfermos en declaraciones de intenciones que,
en buena medida, distan mucho de realizarse ni de cumplirse.
Recibir asistencia sanitaria que ponga al servicio de la persona los recursos
técnicos y humanos adecuados en función de su enfermedad y/o las posibilidades
del centro, sin discriminación por razón de edad, sexo, raza, ideología, religión ni
condición socioeconómica. Ser atendido con agilidad para que los trámites
administrativos no retrasen su asistencia o ingreso, y que su estancia en el
hospital sea lo más breve posible. Ser tratado, por parte de todo el personal del
centro, con respecto hacia su dignidad humana. Los enfermos, acompañantes y
visitantes, por su parte, tienen que respetar al personal del centro y facilitar su
trabajo. Ser tratado con respeto en lo que se refiere a su intimidad personal. Ser
tratado con respeto y reconocimiento con relación a sus convicciones religiosas y
filosóficas, muy especialmente cuando el enfermo se encuentre en situaciones
154
críticas. Mantener relación con sus familiares y amigos, y tener comunicación con
el exterior. Recibir información comprensible, suficiente y continuada.
Recibir información general sobre:
Los servicios de que dispone el hospital
La normativa del centro que le afecte
El nombre del médico responsable de su asistencia
El nombre del personal de enfermería que cuida del enfermo
La manera de identificar al personal
Los gastos originados por su estancia en el hospital
Las vías para obtener informaciones complementarias
Las vías para aportar sugerencias o hacer reclamaciones
Recibir información del médico responsable, sobre los aspectos médicos
relativos a:
o Motivo de su ingreso
o Riesgos probables que puede ocasionar toda prestación de
diagnóstico o tratamiento
o Explicación detallada, antes que se le pueda incluir en algún tipo de
estudio o investigación clínica
o Entrega de un informe escrito cuando se dé de alta al enfermo o
cuando salga del Servicio de Urgencias
o También cuando el enfermo lo necesite para tramitarlo a cualquier
médico o entidad
155
deberá firmar un documento de “alta voluntaria”. Morir con dignidad. En esta
situación, las relaciones con los familiares y los amigos han de ser especialmente
facilitadas. Si la muerte se produce en el hospital, se tendrá especial cuidado que
los familiares y las personas allegadas reciban también un trato adecuado en
estos momentos.
Comunicación de la verdad
Cuando se van a informar malas noticias, es una situación difícil del médico para
con los familiares y su paciente que está en un nivel alto de gravedad ya que no
hay una forma única de hacerlo, el profesional debe tener siempre presente los
derechos del enfermo y respetarlos, y saber individualizar en cada caso. El
paciente tiene derecho a saber la verdad, pero en ocasiones también a no saberla.
Si un paciente se encuentra emocionalmente afectado, deprimido y con actitudes
suicidas, entonces se requiere de cautela para que la revelación de la verdad no
contribuya a un severo perjuicio.
Este ocultamiento puede tomar diferentes formas, la mayor parte de ellas
relacionadas con la forma de la entrevista en que la verdad debe ser comunicada;
también puede tener muchos propósitos y llevar a diversas consecuencias. En
general, la postura de ocultamiento ha sido sostenida bajo el principio de no
maleficencia, aduciendo que, en algunos casos, la verdad puede causar un daño
al paciente. Este manejo o manipulación de la verdad, que suele utilizarse en la
comunicación del diagnóstico y pronóstico de enfermedades terminales, y que
estaría avalando uno de los deberes de la profesión médica como es la
beneficencia, es entendido como solidaridad con el enfermo que sufre, que
padece un mal doloroso que afecta su salud y que amenaza su vida. El atenuar la
angustia o la depresión, productos de una verdad dolorosa, podría ser una
motivación suficiente para ocultar la verdad. El hecho de ocultar la verdad en la
relación médico-paciente terminal requiere de especial atención, ya que en la
actualidad los pacientes demandan más información sobre las opciones de
tratamiento, riesgo, técnica quirúrgica, pronóstico, entre otros aspectos. Esto ha
generado incluso un cambio en nuestras leyes. Los pacientes podrían
experimentar un daño si se les miente. No sólo se pasaría a llevar su autonomía,
156
sino que, además, aquellos pacientes que no están al tanto de la verdad acerca de
las intervenciones experimentan una pérdida total de la confianza en el médico, la
cual es fundamental para el proceso de cuidados.
Cuidado pastoral
158
En tales circunstancias, los capellanes y pastores pueden prestar una valiosa
ayuda a los miembros bien intencionados de la familia, pero potencialmente
confundidos, para que entiendan que una persona en su sano juicio tiene el
derecho de tomar decisiones respecto a cuánta información médica recibe y tomar
decisiones sobre su salud basándose en esa información. Además, un ministro
también puede ayudar a un paciente a analizar sus sentimientos y decidir qué tipo
y qué cantidad de información médica le resulta apropiada recibir.
Con el cambio del paternalismo a un sistema de consumismo de cuidado médico,
los pacientes y/o las personas a quienes el paciente delegó el poder para tomar
decisiones puede exigir tratamientos que un médico considera de poco beneficio.
Al denominar esos tratamientos como fútiles, particularmente aquellos que
prolongan el proceso de la muerte, la autoridad médica recupera el terreno perdido
ante la autonomía del paciente. Aunque un médico consciente ofrezca una
perspectiva necesaria que evite que la tecnología moderna prolongue el
sufrimiento de un paciente cuya muerte es inminente, existe el peligro de que el
costo de ese sistema, o los juicios de valores respecto a la calidad de vida del
paciente, sean los que determinen la situación. Un pastor puede ayudar a los
miembros de la familia a entender cómo aplicar el respeto por la santidad de la
vida humana a la situación médica del caso. Cuando la pena y las expresiones de
culpabilidad motivan que los miembros de la familia sigan buscando el tratamiento
que tal vez no sea lo mejor para el paciente, las palabras sabias de un pastor
juicioso ayudarán a resolver el conflicto entre la familia y los profesionales
médicos.
Además de procurar no causar daño, un médico debe esforzarse por mejorar el
bienestar de un paciente. A veces el médico debe elegir no beneficiar ni dañar a
un paciente, administrándole un beneficio que involucre un daño previsto. En tales
circunstancias el médico resuelve el dilema empleando la doctrina del doble
efecto. La doctrina del doble efecto describe situaciones en que una buena acción,
como sería administrar medicina para aliviar el dolor de un paciente, conduce a un
mal efecto, tal como apresurar la muerte del paciente. El médico debe determinar
si los beneficios de aliviar el dolor contrapesan el efecto de acortar la vida del
paciente. Si es así, entonces el bien de aliviar el intolerable dolor del paciente
justifica la necesidad de proteger al paciente del daño de acortar su vida.
Los pastores pueden ayudar a evitar injustificados sentimientos de culpabilidad en
los miembros de la familia, ayudándoles a entender esta doctrina. El concepto del
doble efecto también se aplica a tratamientos para un embarazo extrauterino.
Cuando el embrión se implanta fuera del útero de una mujer, no hay suficiente
espacio ni ambiente apropiado para que el embrión se desarrolle en bebé. Si los
médicos permiten que haya un embarazo extrauterino en una trompa de Falopio
no tratada, tanto esa mujer como el embrión en desarrollo morirán. Aunque la
terminación del embarazo extrauterino destruye el embrión en desarrollo, la
pérdida de una vida evita la pérdida de ambas vidas. Comprender esta doctrina
159
puede aliviar la pena que experimenta una mujer a causa de la pérdida de un
embarazo extrauterino.
El principio bioético de beneficencia también se aplica a la salud mental y al
consejo pastoral. Los pacientes suicidas tal vez necesiten que los hospitalicen en
contra de su voluntad para así protegerlos. El beneficio de que el paciente
preserve su vida justifica la medida de ir en contra de la autonomía del paciente.
Mientras se ministra junto al lecho de un miembro enfermo cuyo futuro está en la
balanza de la correcta aplicación de los principios bioéticos, las palabras de un
pastor llevan gran significado al paciente y su familia.
160
3.3.3 CARACTERÍSTICAS DEL PACIENTE TERMINAL Y
SUS DERECHOS (EUTANASIA)
Los síntomas se presentan en diferentes aspectos y en diferentes tiempos a los
cuales el conjunto de todos ellos se les otorgan diferentes nombres, tales como:
161
Dolor neuropático, se produce por lesión del sistema nervioso (central,
periférico y simpático) por compresión, infiltración y/o destrucción nerviosa.
El dolor neuropático es, a menudo, grave y refractario al tratamiento
estándar del dolor. Es un dolor de tipo paroxístico, lancinante, quemante,
urente y punzante, como una descarga eléctrica.
Dolor simpático o distrofia simpático, es severo, incluso tras un daño tisular
leve; es quemante, intenso, superficial, con cambios tróficos cutáneos,
subcutáneos, hinchazón de la extremidad, edema muscular y cambios
osteoporóticos. De fisiopatología poco conocida que puede ir precedido de
una lesión nerviosa periférica, y en otras ocasiones, es la consecuencia de
distintos trastornos como fracturas, traumatismos de partes blandas, infarto
de miocardio e ictus. Se alivia mediante el bloqueo del sistema nervioso
simpático.
162
Eutanasia voluntaria, esta es aquella que se lleva a cabo con el
consentimiento previo del paciente.
Eutanasia involuntaria (cacotanasia o activa), esta va en contra de lo que
el paciente haya decidido conforme a morir o no.
Eutanasia no voluntaria, es aquella práctica que practica sin tomar en
consideración lo que decida el paciente, hace referencia mayormente a los
niños o pacientes que no han dado a conocer su consentimiento.
Eutanasia pasiva, la que mediante una acción positiva provoca la muerte
del paciente.
Eutanasia activa, el dejar morir intencionadamente al paciente por omisión
de cuidados o tratamientos que están indicados y son proporcionados.
A favor En contra
Acabar con el sufrimiento extremo que La moralidad de cada persona ya que
presentan los pacientes lo comparan como “homicidio”
Recursos para los pacientes que tiene Los riesgos que conlleva pudiendo
cura y no gastarlos en alguien que no practicar la eutanasia a una persona
tiene cura y sufre en gran medida que realmente no querría morir
163
En el contexto del individualismo hedonista que algunos defienden, el derecho a
una “muerte digna“es un eufemismo para fomentar un supuesto derecho a
matarse, o a matar por compasión, en sintonía con una inaceptable concepción de
la autonomía, la libertad y la vida humanas.
La limitación del esfuerzo terapéutico, suspendiendo un tratamiento calificado por
el equipo médico como fútil o desproporcionado, o la retirada de un soporte vital,
en situaciones de enfermedad terminal, irreversible, que no tienen expectativa
terapéutica, no supone eutanasia, ni activa ni pasiva, sino que se trata de una
acción correcta bioética y jurídicamente, siempre que se cuente con un
consentimiento informado válido del paciente, o de sus representantes legales, si
éste no pudiera expresarlo. La hidratación adecuada del enfermo, incluso por vía
artificial, es, en principio, un medio ordinario y proporcionado que evita el
sufrimiento y la muerte derivados de la deshidratación.
164
3.3.4 MUERTE DIGNA Y ENCARNIZAMIENTO
TERAPÉUTICO
Encarnizamiento terapéutico
Entendamos que el “encarnizamiento terapéutico” también conocido como
distanacia, es la aplicación de medios médicos que no van a conseguir la
recuperación del paciente, sino, en todo caso, prolongarán ligeramente su vida en
condiciones penosas, como pueden ser la intubación endotraqueal, la
alimentación intravenosa, etc. Los pacientes graves o en estado crítico
generalmente se encuentran en las UCI en las cuales tanto en los enfermos
recuperables como no recuperables se utilizan aditamentos y equipo sofisticado
en diferentes procedimientos diagnósticos y terapéuticos. En el encarnizamiento
terapéutico se insiste en la aplicación de medidas desproporcionadas, cuyo
beneficio real es poco probable en pacientes graves, los que de acuerdo con la
experiencia previa e índices pronósticos son considerados terminales o no
recuperables, se continúan aplicando estas medidas fútiles a pesar de las
molestias, riesgo, costo económico y moral, conducta que no tiene justificación
técnica ni ética.
165
Recomendados
Los estudiantes de la salud deben aprender elementos básicos para aplicar como
principios de bioética, fundamentos para mantener una comunicación clara y
afectuosa, la importancia del trabajo en equipo y los aspectos legales a
cumplimentar cuando un paciente fallece.
El ET lleva implícito un componente de ensañamiento o crueldad, ocurre cuando el
avance científico y tecnológico supera su regulación legal y ética. En muchas
oportunidades se utilizan como sinónimos de ET: Distanasia, Obstinación y
Ensañamiento Terapéutico. La Distanasia es lo opuesto a la eutanasia. Esta
práctica consiste en procurar retrasar la llegada de la muerte por todos los medios,
desproporcionados o extraordinarios, aunque no haya esperanza alguna de
restablecimiento (llamado también clásicamente ET). En realidad, se infligen al
moribundo unos sufrimientos añadidos, que solo aplazan idas u horas el deceso.
La distanasia, es la muerte en malas condiciones, con dolor, con molestias y
sufrimientos. Sería la muerte con un mal tratamiento del dolor, o la asociada al
encarnizamiento terapéutico. El ingreso mismo de los enfermos a la UCI puede
constituir una distanasia cuando por el número y gravedad de las insuficiencias
orgánicas existen pocas probabilidades de recuperación. Según un breve pasaje
contenido en el Catecismo de la Iglesia Católica (Juan Pablo II 1992 – n 2278).
“La interrupción de tratamientos médicos onerosos, peligrosos, extraordinarios o
desproporcionados a los resultados puede ser legítima. Interrumpir estos
tratamientos es rechazar el encarnizamiento terapéutico. Con esto no se pretende
provocar la muerte se acepta no poder impedirla. Las decisiones deben ser
tomadas por el paciente, si para ello tiene competencia y capacidad o, si no, por
los que tienen los derechos legales, respetando siempre la voluntad razonable y
los intereses legítimos del paciente”.
Como se había mencionado con anterioridad el ensañamiento terapéutico es un
intento de retardar lo más posible la muerte, gracias a una intervención médica
respecto a tres criterios objetivos en el marco de la bioética, que no dependen sólo
del familiar o del médico:
Inutilidad, cuando se trata de una cura que resulta del todo ineficaz e inútil:
“podemos continuar, pero incluso continuando no obtenemos resultados”,
por ejemplo, cuando nos encontramos ante una situación de irreversibilidad,
generalmente definida por la muerte cerebral, es verdaderamente inútil
continuar.
La gravedad, la pena excesiva a la que estaría expuesto el enfermo, el
cual terminaría por sufrir de más, ya sea físicamente o moralmente.
166
Excepcionalidad, o sea cuando se interviene con medios que son
desproporcionados. Este es un criterio muy relativo, que cambia con el
tiempo.
167
El morir dignamente es que se respete la dignidad del moribundo. Todos los seres
humanos tenemos el derecho a la libertad propia que implica la tolerancia, la
aceptación de la libertad de los demás incluso cuando no nos gusta lo que hacen.
Obligar a vivir en sufrimiento es peor que permitir morir en paz. El respeto a la
dignidad del enfermo con la aplicación de medidas sencillas con el menor riesgo,
costo y molestias posibles evita el encarnizamiento terapéutico, lo que se
denomina Adinastasia, que permite una muerte con dignidad (omisión moralmente
aceptada). Estos pacientes pueden tratarse en hospitalización, cuartos aislados y
aún en su domicilio. Por lo expuesto podríamos definir a la Muerte Digna, como la
muerte con todos los alivios médicos adecuados y los consuelos humanos
posibles. También se denomina Ortotanasia, que según la etimología griega
significa muerte recta, designa la actuación correcta ante la muerte, por parte de
quienes atienden a un paciente en fase terminal. Supone tanto el respeto
incondicional a la vida inocente como la aceptación de la finitud y de la mortalidad,
realidades innegables que nuestra cultura actual trata de enmascarar. “La función
del médico es devolver la salud y mitigar los sufrimientos y los dolores, no sólo en
cuanto esa mitigación puede conducir a la curación, sino también si puede servir
para procurar una muerte tranquila y fácil (eutanasia)” (Francis Bacon, 1623) Se
llama Eutanasia, a la ayuda para morir ofrecida al moribundo por parte del médico
con conciencia y atento a los sufrimientos y angustias del enfermo. Pretenden
algunos identificarla con la muerte "a petición", provocada por el médico, cuando
la vida ya no puede ofrecer un mínimo de confort que sería imprescindible; sería
para éstos la muerte provocada por eutanasia. Puede ser activa o pasiva.
Eutanasia pasiva
Su motivo y justificación puede ser evitar molestias, dolor o sufrimiento al paciente,
no se ejecuta ninguna acción ni se aplica ningún procedimiento o medicamento
que termine con la vida del enfermo. En la eutanasia pasiva en pacientes
terminales con patología avanzada, la que de acuerdo con la valoración clínica e
índices pronósticos se considera irreversible, se retiran todas las medidas
extraordinarias o desproporcionadas, las que representan un riesgo para el
enfermo y le producen incomodidad, dolor o sufrimiento, las que se consideran
fútiles al no esperarse ninguna respuesta favorable, sin embargo se debe
continuar con las medidas ordinarias o proporcionadas, medidas de sostén
habituales que actúan como paliativos, alimentación, hidratación movilización,
aseo, fisioterapia, dejando que la enfermedad tenga su evolución natural, aunque
muchas veces es difícil establecer la diferencia entre medidas proporcionadas y
desproporcionadas. La eutanasia pasiva puede ser solicitada por el mismo
paciente, o sus familiares, quienes manifiestan el deseo de no ingresar a la UCI ni
ser sometidos a maniobras de RCP, puede ser expresado por el enfermo antes del
inicio de la enfermedad, a lo que se ha denominado "testamento en vida”.
Eutanasia activa
168
Comprende todas las medidas encaminadas a terminar con la vida del enfermo,
mediante la aplicación de un procedimiento o medicamento que suprime la función
cardio-respiratoria y encefálica, con la supuesta justificación de suprimir el dolor o
sufrimiento del paciente, no es aceptable desde el punto de vista legal ni ético. “La
eutanasia debe diferenciarse de la decisión de renunciar al llamado ET, o sea,
ciertas intervenciones médicas ya no adecuadas a la situación real del enfermo,
por ser desproporcionadas a los resultados que se podrían esperar o, bien, por ser
demasiado gravosas para él o su familia. En estas situaciones, cuando la muerte
se prevé inminente e inevitable, se puede en conciencia “renunciar a unos
tratamientos que procurarían únicamente una prolongación precaria y penosa de
la existencia, sin interrumpir sin embargo los cuidados normales debidos al
enfermo en casos similares”. Ciertamente existe la obligación moral de curarse y
hacerse curar, pero esta obligación se debe valorar según las situaciones
concretas; es decir, hay que examinar si los medios terapéuticos a disposición son
objetivamente proporcionados a las perspectivas de mejoría. La renuncia a medios
extraordinarios desproporcionados no equivale al suicidio o a la eutanasia;
expresa más bien la aceptación de la condición humana ante la muerte”.
Preguntas de reflexión
¿Exige el respeto a la vida humana al aplicar terapias indiscriminadas? ¿Debe
permitirse morir al paciente, de acuerdo con sus circunstancias personales? ¿Se
debe acelerar o posponer la muerte? ¿Deberían utilizarse recursos tecnológicos o
dejar que la naturaleza siga su curso? ¿Qué criterios permiten decidir con licitud
ética esta disyuntiva? Estos cuestionamientos se acrecientan e inciden en el
pensamiento de quien padece una enfermedad terminal, la manera en cómo
llevará sus últimos días de vida, y no solamente del paciente sino también de
familiares y por supuesto, del mismo médico.
169
3.3.5 EL SUFRIMIENTO HUMANO A LO LARGO DE LA
VIDA
El sufrimiento se define como toda aquella sensación que genere dolor, molestia,
malestar o infelicidad a la persona. Generalmente se habla de sufrimiento al
referirnos a algún tipo de dolor físico, sin embargo, al relacionarlo con el ser
humano, podemos referirnos a un problema de alguna índole anímica o
emocional. Es un sentimiento difícil de comprender, pero que todos lo padecemos
de una u otra manera, ya sea individual o social. El sufrimiento atraviesa toda la
estructura antropológica del ser humano, con causa en la interrelación psicofísica
y psicoespiritual existente en la dimensión integral del ser humano. Comienza no
solo cuando la persona no es capaz de hacer algo, sino cuando se es consciente
de lo que él depara en el futuro. Es mucho más amplio que la enfermedad, más
complejo y a la vez aún más profundamente enraizado en la humanidad misma.
La enfermedad y el sufrimiento nos aparecen como los dos brazos de una misma
cruz, donde uno puede ser la continuación del otro. Hay enfermedades biológicas
que generan enfermedades de carácter psicológico y viceversa; hay, pues, una
interrelación psicofísica entre el dolor biológico y el dolor psicológico. Un análisis
bien hecho nos dice que: enfermedad y sufrimiento son fenómenos que,
escrutados a fondo, plantean siempre interrogantes que van más allá de la misma
Medicina para tocar la esencia de la condición humana en este mundo.
El sufrimiento en general se ha convertido en parte de nosotros,
desafortunadamente no se puede esperar algo positivo; obstaculiza nuestra
superación personal, nos impide crecer, nos estanca en la monotonía y la mayoría
de las veces se nos hace difícil alejarnos de él, nos vuelve frágiles, nos debilita,
nos ciega ante las oportunidades que nos brinda la vida e interfiere en nuestra
felicidad. Nos sumerge en sensaciones desagradables que cualquiera de nosotros
desearía no experimentar. El sufrimiento humano es duro desde diferentes
perspectivas y consideraciones, por lo tanto, es importante hacer una reflexión
170
cada uno como persona sobre este mismo para encontrar el sentido que este
conlleva y, de esta manera, analizar cómo es que nos afecta en nuestra vida
cotidiana. La vida no es fácil, implica riesgos, nos somete a pruebas que
desconocemos y que generalmente están llenas de obstáculos, experiencias y
situaciones que nos marcan durante nuestro caminar constante, y por ende, nunca
estamos preparados para lo imprevisto, pero estas situaciones “inesperadas”, son
las que nos hacen con el paso del tiempo, ir tomando nuestro propio camino como
individuos, ir forjando nuestra persona y formando nuestra personalidad.
De la forma en la que nos vamos enfrentando en esta vida, que a veces nos
resulta tan complicada, depende la fortaleza que tendremos para enfrentar nuestro
sufrimiento, que es diferente en cada persona dependiendo de las situaciones que
le toquen vivir; dependiendo de nosotros mismos, nuestro carácter nos sacara
adelante o nos complicara el encontrar una salida para el sufrimiento que estemos
enfrentando.
El sufrimiento no es un castigo, es un paso que como seres humanos en algún
momento de nuestras vidas tenemos que experimentar, o bien, una consecuencia
de nuestros actos o los de alguna otra persona con la que tenemos relación. Y es
que es inevitable, sin embargo, podemos medir el grado de este, depende de
nosotros, de cómo miremos el problema, de cómo lo afrontemos. Juan Simarro en
su libro “Sendas del sufrimiento” menciona lo siguiente: “Toda la tragedia del
sufrimiento perdería intensidad, si conociéramos la causa y lo considerásemos
solo culpa nuestra. La gran intensidad esta ante la interrogante, ante la pregunta:
¿Por qué a mí?”. Nos hace falta ser lo suficientemente maduros para solucionar
nuestros problemas y dejar de hacernos esta pregunta, problemas siempre van a
haber, de nada sirve lamentarnos por el porqué de las cosas, hay que buscar la
solución a los problemas para poder estar tranquilos con nosotros mismos y poder
tener una vida plena y feliz.
171
3.4 PROBLEMÁTICA DE LOS TRASPLANTES Y SUS
IMPLICACIONES ÉTICAS
El trasplante quirúrgico de órganos humanos de donantes fallecidos o vivos a
personas enfermas empezó después de la Segunda Guerra Mundial. En los
últimos 50 años, el trasplante de células, tejidos y órganos humanos se ha
convertido en una práctica mundial que ha alargado la duración y mejorado
enormemente la calidad de cientos de miles de vidas. Gracias a la constante
mejora de la tecnología médica, sobre todo en relación con el rechazo de tejidos y
órganos, se ha producido un aumento de la demanda de éstos, que siempre ha
sido superior a la oferta, a pesar del notable aumento de la donación de órganos
de personas fallecidas y del aumento de las donaciones de personas vivas en los
últimos años.
Esto puede ocurrir a causa de una enfermedad o lesión. Cuando se le realiza un
trasplante de órganos, los médicos extirpan un órgano de otra persona y lo
colocan en su cuerpo. Las personas que necesitan un trasplante de órganos
suelen tener que esperar el órgano durante un largo tiempo. Los médicos deben
hacer coincidir a los donantes con los beneficiarios para reducir el riesgo de
rechazo del trasplante. Las personas a quienes se les realizó algún trasplante
deben tomar medicamentos por el resto de sus vidas para ayudar a impedir que
sus cuerpos rechacen el órgano nuevo. Ello ha sido posible gracias a una
selección de los receptores más rigurosa, a una mejor técnica quirúrgica y
anestésica, a los mejores cuidados postoperatorios y al desarrollo de la
Inmunología y de la Farmacoterapia, con la aparición de nuevos y más potentes
medicamentos inmunosupresores, antibacterianos, antivirales y antimicóticos.
172
Tejidos: córnea, hueso, válvula cardíaca, piel, pelo, uñas. Los tejidos, por
su menor demanda metabólica, toleran períodos prolongados de isquemia y
pueden ser ablacionados varias horas después de la detención circulatoria.
Pueden preservarse en bancos durante tiempos variables, que en algunos
casos llegan a meses o años.
Órganos: corazón, hígado, riñón, pulmón, páncreas, intestino. Los órganos
reciben irrigación por vasos exclusivos. Tales órganos, dada la
especialización de sus estructuras celulares y su elevada demanda
metabólica toleran escasos tiempos de isquemia. La posibilidad y
pronóstico del trasplante depende de la conservación óptima de su función
hasta la ablación y de la adecuada preservación en el período de isquemia
fría hasta la reperfusión en el receptor. Necesitan también ser perfundidos
con soluciones de preservación a bajas temperaturas durante su transporte
para evitar alteraciones electrolíticas y ácido base del medio intracelular, las
alteraciones de toxicidad extracelular y el efecto deletéreo de los radicales
libres del oxígeno entre otras cosas.
Células: de páncreas (islotes de Langerhans), células madre de médula
ósea; obtenidas de sangre periférica o de sangre de cordón umbilical.
Ciertos tipos de cáncer, trastornos genéticos o sanguíneos, alteraciones del
sistema inmune mejoran notablemente con el empleo de células madre,
que pueden en general ser trasplantadas con una inyección.
173
4. Rechazo hiperagudo, que se produce sólo horas o incluso minutos
después del injerto. Es el rechazo fulminante mediado por
anticuerpos, cuando el receptor se halla previamente sensibilizado
por embarazo, transfusión o trasplante previo o bien porque no se ha
tomado el recaudo de controlar que exista compatibilidad ABO. La
expresión histopatológica del fenómeno es la destrucción del injerto
en las horas o minutos que siguen a la revascularización, por
trombosis o infarto de los pequeños vasos del injerto, por lo que son
ineficaces todas las técnicas de inmunosupresión como tratamiento.
Es por ello que la evaluación pre trasplante debe constar de:
i. verificar compatibilidad ABO;
ii. realizar pruebas cruzadas para anticuerpos tisulares
(leucocitos donantes + suero receptor).
5. Rechazo acelerado, que se manifiesta durante los primeros días
postrasplante.
6. Rechazo agudo, es aquel que se produce en el primer mes
postrasplante. No se conoce el mecanismo exacto por el que se
produce. Su mecanismo principal es la reacción del huésped contra
el injerto conocida como HVGR (por sus siglas en inglés, Host Vr.
Graft Reaction) y mediada por linfocitos (reacción celular). Como
respuesta de hipersensibilidad retardada, similar a la provocada por
la tuberculina, causa la destrucción del injerto al cabo de días o
meses, provocando infiltración mononuclear, edema y hemorragia.
Como existe una indemnidad vascular, se puede tratar este tipo de
rechazo mediado por células intensificando la terapia
inmunosupresora. Después del rechazo agudo el injerto suele
presentar áreas de fibrosis y otras de regeneración. Generalmente,
luego de un episodio de rechazo agudo, pasan muchos años en los
que existe una “adaptación” probablemente debida al desarrollo de
alguna “supresión” específica para el donante en la respuesta
inmune del receptor.
7. Rechazo crónico, se produce meses o años después del trasplante
y su etiología no se conoce con exactitud. Tiene muchas veces una
progresión insidiosa pero inexorable pese a una inmunosupresión
creciente, pues en esta modalidad el daño vascular es lo primero por
extrema proliferación endotelial que progresivamente ocluye los
vasos del injerto.
Complicaciones infecciosas
174
Las complicaciones infecciosas constituyen una de las principales causas de
morbimortalidad y se describen con una incidencia del 45 % al 80 %. En el
posoperatorio temprano son más frecuentes las infecciones bacterianas
habitualmente por gérmenes gram negativos, enterococos o estafilococos y
relacionados con complicaciones técnicas. El 75 % de las infecciones bacterianas
se produce en el primer mes postrasplante. Los sitios más comunes de infección
son colecciones intraabdominales, herida quirúrgica, pulmón, catéteres centrales
y, en pacientes con complicaciones en la arteria hepática, abscesos hepáticos y
colangitis. Se deben retirar lo más rápidamente posible los catéteres utilizados
durante la cirugía y suspender la profilaxis antibiótica dentro de las 48 horas, para
evitar el desarrollo de cepas resistentes. Las infecciones fúngicas severas tienen
una mortalidad elevada y son habitualmente de difícil diagnóstico. El hongo
causante más frecuente es candida albicans, aunque aspergilosis y criptococosis
también han sido descriptas, en todos los casos asociadas a factores de riesgo
como el uso de antibióticos, alteraciones de la función hepática y renal,
reintervenciones quirúrgicas y estadía prolongada en la Unidad de Cuidados
Intensivos. El uso de contaminantes intestinales con cobertura para candida y el
diagnóstico y tratamiento precoz son esenciales en el pronóstico de esta
complicación.
Inmunosupresión
El tratamiento inmunosupresor tiene como objetivo prevenir o revertir el rechazo
del injerto, alterando lo menos posible la inmunidad no relacionada con el
injerto. Debe buscar el equilibrio entre la máxima eficacia para evitar el rechazo
del injerto y la mínima cantidad posible para evitar los efectos del exceso de
inmunosupresión (infecciones oportunistas y neoplasias) y la toxicidad directa de
las drogas inmunosupresoras (renal, diabetes, hipertensión, hiperlipemia y
osteoporosis). Con la intención de conseguir un nivel adecuado de
inmunosupresión, con los menores efectos secundarios posibles, se utilizan en
distintas combinaciones medicamentos que actúan en las diferentes fases del ciclo
celular y aprovechar el efecto sinérgico que tiene algunos entre sí.
Escasez
La constante escasez de órganos disponibles para ser trasplantados ha hecho que
el impacto real de estos avances haya sido mucho menor a su impacto posible. La
escasez de órganos disponibles no sólo ha llevado a muchos países a elaborar
procedimientos y sistemas destinados a aumentar la oferta, sino que
también ha estimulado el tráfico comercial de órganos humanos, sobre todo
de donantes vivos no emparentados con los receptores. Las pruebas de la
175
existencia de ese comercio, y del tráfico de seres humanos que lo acompaña, se
han hecho más evidentes en los últimos decenios.
Imposibilidad de obtención
o La negativa familiar de donación: la negativa de las familias a
permitir la utilización de los órganos de los fallecidos constituye
quizás el mayor obstáculo para el aprovechamiento de los ya
escasos órganos utilizables. Los niveles de aceptación de las
familias varían en distintos países, Esto parecería indicar que
factores sociales podrían tener incidencia en la disposición de las
familias a permitir la utilización de los órganos de los fallecidos. Por
esta razón, es de suma importancia identificar y comprender cuáles
son estos factores, para de esta manera poder proponer medidas
para aumentar los niveles de aceptación de las familias.
o Dificultad de la decisión: Desconocimiento de la voluntad del
fallecido: Uno de estos factores es el temor a la reacción de los
familiares ausentes al momento de la toma de la decisión ante el
cual se tiende a optar por la negación. Las dificultades que suscitan
podrían ser solucionadas con la manifestación de la intención de ser
donante hecha en vida. Dada la gran diferencia entre los que dicen
estar dispuestos a donar, y quienes dicen haber manifestado
efectivamente dicha disposición, es evidente que es necesario
incentivar o al menos facilitar de alguna manera tales
manifestaciones para evitar el desaprovechamiento de órganos
potencialmente trasplantables.
o Deficiencias en la solicitud a la familia: trato deficiente por parte
de los equipos médicos a la hora de informar a los familiares, del
estado del paciente y de solicitar la utilización de los órganos. Así,
tanto el no informar a los familiares del estado de gravedad del
pariente y el inicio de los exámenes para determinar la muerte
encefálica como la solicitud de donación de la manera, en el lugar o
en el momento adecuado pueden llevar a las familias a negar la
utilización de los componentes anatómicos.
o Incomprensión del concepto de muerte encefálica: La muerte
encefálica “es el cese irreversible de todas las funciones del
encéfalo. La mayoría de los trasplantes de órganos de cadáveres
son posibles únicamente en pacientes que hayan sufrido muerte
cerebral, por la relativa facilidad de mantener los órganos
funcionando utilizando equipos médicos. Requiere que el diagnóstico
y la comprobación de los síntomas sean realizados por al menos dos
médicos no interdependientes, que no hagan parte del programa de
trasplantes y de los cuales al menos uno deberá ser especialista en
176
ciencias neurológicas. De esta manera, se garantiza que la
declaración de muerte encefálica sea un proceso enteramente
científico y objetivo en que no tengan lugar consideraciones ajenas a
su naturaleza. Esto es necesario puesto que dicho diagnóstico
determina el fin de la persona y hace posible la utilización de sus
componentes anatómicos. Suele considerar una amplia la creencia
de que por un milagro, o por la obra de los médicos, el pariente
puede volver a la vida Así, la esperanza en la reversión del cuadro
es el motivo que, según parece, lleva a más familias a negar la
utilización de los órganos de parientes fallecidos.
o Incentivos: ofrecer recompensas no monetarias a quienes
registraran su voluntad de ser donantes al morir, podría ofrecerse
beneficios en el acceso a servicios médicos y de salud a quienes
registraran su consentimiento y fueran donantes aptos. Por otro lado,
podría ofrecerse beneficios para la familia de quien registra su
voluntad una vez este fallezca. El objetivo de estos incentivos sería
que las personas manifestaran en vida de manera formal su voluntad
de ser donantes al morir y de esta manera se facilitara la decisión de
permitir el uso de los órganos del fallecido.
177
forma eran más compatibles y uno de los factores importante era en ADN ya que
plantea menos problemas éticos, siendo desde siempre una práctica de mayor
aceptación e incluso, promoción por su importante valor moral.
El desarrollo de fármacos que han permitido modular la respuesta inmunológica, y
con ello disminuir la posibilidad de rechazo o daño a mediano plazo del órgano
trasplantado, volvió a poner sobre la mesa de discusión muchas de estas
cuestiones. Un ejemplo claro en este momento es la posibilidad de recibir
donaciones de personas vivas, no compatibles, y eventualmente a consideración
de un beneficio económico para el donador, práctica no aceptada en muchos
países, pero con promoción activa por otros, como parte de sus programas del
llamado Turismo de la Salud (es un fenómeno global que consiste en el viaje a
otra ciudad o país para recibir algún tipo de tratamiento o atención médica o del
tipo de bienestar como tratamientos estéticos o en balneario).
Muchos autores, médicos, filósofos, académicos, economistas, religiosos, discuten
en forma activa estas nuevas condiciones que se presentan ahora.
Principio 1:
Los órganos de personas fallecidas pueden ser retirados con el propósito de
trasplante si:
Principio 2
Los médicos que determinan que se ha producido la muerte de un donador
potencial no deben estar directamente implicados en el retiro de órganos de los
donadores y los procedimientos de trasplante subsecuente, o ser
responsables del cuidado de los destinatarios potenciales de esos órganos.
Principio 3
Los órganos para el trasplante deben tomarse preferentemente de personas
fallecidas. Sin embargo, personas adultas vivas pueden donar órganos, pero en
general esos donadores deben estar genéticamente relacionados a los
178
receptores. Puede haber excepciones en el caso de trasplante de médula ósea y
otros tejidos con capacidad de regeneración aceptable. Un órgano puede tomarse
de un donador adulto con el fin de trasplante, si éste da su libre consentimiento. El
donador debe estar libre de cualquier influencia y presión indebidas, y
suficientemente informado para poder comprender y sopesar los riesgos,
beneficios y consecuencias del consentimiento.
Principio 4
Ningún órgano debe extraerse del cuerpo de un menor en vida con el fin de
trasplante. Puede haber excepciones en la legislación nacional en el caso de
tejidos con capacidad de regeneración.
Principio 5
El cuerpo humano y sus partes no pueden ser objeto de transacciones
comerciales. Por consiguiente, dar o recibir el pago (incluyendo cualquier otra
compensación o recompensa) de órganos debe prohibirse.
Principio 6
Debe prohibirse el publicitar la necesidad o la disponibilidad de órganos, con
el fin de ofrecer o buscar pago por ellos.
Principio 7
Debe prohibirse a los médicos y otros profesionales de la salud a participar en los
procedimientos de trasplante de órganos si tienen razones para creer que los
órganos han sido objeto de transacciones comerciales.
Principio 8
Debe prohibirse a cualquier persona o institución involucradas en procedimientos
de trasplante de órgano el recibir cualquier pago que exceda una cuota justificable
por los servicios prestados.
Principio 9
179
A la luz de los principios de justicia y equidad, los órganos donados deben hacerse
disponibles para pacientes sobre la base de su necesidad médica, y nunca
sobre otras consideraciones, como las financieras.
Artículo 49.-Es un deber deontológico verificar el fallecimiento del donante con los
métodos y medios exigibles por la ciencia actual.
180
Dada la gran diversidad de materias que se pueden incluir bajo el epígrafe de
donación y trasplante de órganos, tejidos y células, los problemas éticos que se
pueden plantear en un hospital en relación a los mismos son numerosos e
imposible de desarrollar aquí. No obstante, citemos entre los más frecuentes los
siguientes: Donación de vivo tanto para riñón como para hígado: informe
preceptivo donde se constate la ausencia tanto de compensación económica o en
especie al donante como la existencia de una posible coacción en el seno de la
familia.
181
La concepción hilomórfica de la naturaleza humana, consideraba que el alma es la
que brinda a un entre u organismo la categoría de ser humano y este concepto fue
adoptado por el Concilio de Oxena en 1321, de modo que en ese entonces la
iglesia no consideraba el aborto como un asesinato. Durante la Edad Media en
Europa, varios especialistas se unieron a esta idea y fijaron que el momento de la
animación del feto oscilaba en 40 días para varones y 90 días para las mujeres.
En la constitución Criminalis Carolina de 1533, se fijó como punto medio del
embarazo el momento dela animación del feto o, en otras palabras, el momento
que la madre percibe sus movimientos. Sin embargo, para 1588 el Papa Sixto V,
proclama que todos los abortos son crímenes que se castigarían severamente y
seguido a esto, Enrique II, promulgó una ordenanza donde mencionaba que se le
otorgaría la pena capital para la mujer que abortara voluntariamente.
Luego, en 1930, Pío XI, dijo que la vida de la mujer y del feto eran igual de
sagradas y que nadie tenía el poder ni la autoridad para destruirlas; para finales
del siglo XVIII y principios del siglo XIX, se comenzaron a inquietarse la sociedad
intelectual y legal y propusieron que la exclusión del aborto podría ser una práctica
punible.
En los años 80, el tema de aborto en Estados Unidos originó un gran tema de
controversia pública, pues entre las posiciones que se mencionaban se debatía el
estar a favor o en contra de la legalización del aborto y para 1992, después de una
ardua encuesta, s se llegó a los resultados que el 46% de la población,
consideraba incorrecto el aborto, mientras que el 47%, como algo correcto. Sin
embargo, hablando de su legalidad, el 47% cree que el aborto es lo mismo que
matar un niño y el 45% dice que no es un asesinato porque el feto no es una
persona.
Conceptos y definiciones
El Diccionario de Medicina Mosby Océano, define el aborto como la interrupción
espontánea o inducida del embarazo antes de que el feto haya adquirido un grado
suficiente de desarrollo como para poder sobrevivir fuera del útero. El peso del
feto debe ser inferior a 500g y el tiempo de gestación inferior a 20 semanas
completas. En obstetricia se considera como aborto la expulsión del producto de la
concepción hasta el final del sexto mes del embarazo. La expulsión durante los
tres últimos meses, se denomina parto prematuro.
De igual manera, no se habla de un único tipo de aborto, si no de dos grandes
categorías:
182
como para vivir fuera del útero. Se produce cuando hay una anormalidad
cromosómica aleatoria, problemas hormonales o infecciones. Entre las
causas menos frecuentes se encuentran los problemas físicos que pueda
tener la madre o problemas con su respuesta inmunitaria. Se llama también
aborto natural porque sucede accidentalmente.
Aborto inducido o provocado: Interrupción del embarazo con maniobras
practicadas deliberadamente ya sea con cirugía o medicamentos, antes que
el feto se haya desarrollado lo suficiente como para sobrevivir si nace en
ese momento. Cuando se habla sobre el aborto inducido, salen a colación
otras ramas que se pueden clasificar como aborto terapéutico, aborto
eugenésico, aborto social y aborto ético.
El aborto terapéutico se entiende como aquel que se realiza para salvar la
vida de la madre, sacrificando la del niño; el aborto eugenésico es aquel en
el que se ve interrumpido el embarazo con el fin de evitar el desarrollo del
feto con deformidades o enfermedades congénitas mortales; el aborto
social se enfoca más al área socioeconómica de la madre o de los padres,
pues se toma en cuenta la capacidad de tener un ambiente digno de
crecimiento y no producir problemas; el aborto ético hace referencia a
cuando el fruto del embarazo es el resultado de una violación.
183
del riesgo de infertilidad y de embarazos extrauterinos y en algunos casos, hasta
la muerte.
184
Cuando una mujer está decidida a interrumpir su embarazo, buscará la forma de
someterse a un aborto independientemente de si el procedimiento es seguro y
legal o no. Y si no le es posible acceder a un aborto en condiciones médicas
seguras, arriesgará la vida para interrumpir el embarazo. Cuando ocurren
complicaciones derivadas de un aborto no seguro, la mujer suele renunciar a
buscar ayuda médica profesional por temor a las consecuencias sociales que esto
le pueda acarrear. El Dr. José Antonio Souto menciona que “En el plano de las
libertades, la primera libertad es, obviamente la libertad de vivir o libertad
biológica. El derecho del nacido a que se respete esa libertad, y por tanto el libre
desarrollo del ciclo vital es extensible al concebido, cualquiera que sea la fórmula
ética que se utilice.” expresando su opinión de forma clara y fácil de entender,
basándose en datos precisos.
Se concluye que la protección del derecho a la vida del producto de la concepción,
deriva tanto de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, como de
los tratados internacionales y las leyes federales y locales, por lo que el proyecto
de reformas a los artículos 145 y 147 del Código Penal para el Distrito Federal, a
través de las cuales se pretende despenalizar el aborto voluntario dentro de las
primeras doce semanas de gestación, son inconstitucionales por atentar contra el
derecho a la vida –que desde el momento de la concepción- se encuentra
reconocido y tutelado por los ordenamientos jurídicos. De igual manera, cabe
señalar que dicho ordenamiento legal establece que los médicos tendrán la
obligación de proporcionar a la mujer embarazada, información objetiva, veraz,
suficiente y oportuna sobre los procedimientos, riesgos, consecuencias y efectos;
así como de los apoyos y alternativas existentes, para que la mujer embarazada
pueda tomar la decisión de manera libre, informada y responsable.
185
haga posible su desarrollo y esta viene dada por el funcionamiento del cerebro
humano. A su vez se debe considerar el inicio de la actividad cerebral, algo muy
difícil de precisar, pero pensamos que no es planteable antes de las 12 semanas
de edad gestacional. Podríamos concluir entonces que el cigoto tiene "lo
necesario" pero no "lo suficiente" para convertirse en un ser humano, en un
embrión-feto de nuestra especie y que en esta medida antes de la existencia de la
base morfofuncional para el desarrollo del pensamiento, en términos biológicos,
nos encontraríamos en presencia de una vida humana "en potencia", pero no de
una vida humana ya desarrollada.
Sin embargo, Robert Spaemann menciona que “Hablar de personas potenciales
carece así mismo de sentido, porque el concepto de potencialidad solo puede
surgir suponiendo el ser personal” y “Si el ser persona fuera un estado, podría
surgir poco a poco. Pero si es persona es alguien que pasa por diferentes estados,
entonces los supone todos”. [...] “El ser personal no es resultado de un desarrollo,
sino la estructura característica de un desarrollo”. Lo que es humano es humano
desde el principio. No es una cosa, es un ser humano. Si no lo fueras desde el
primer momento, no lo serías jamás.
Las personas que fundamentan sus ideologías en el término “pro vida”, entienden
que el ser humano es todo único y que debe ser respetado junto con su vida, la
cual comienza desde la concepción, hasta su finalización natural. Lo que es
humano es humano desde el principio. Se sabe que el principio del respeto a la
autonomía es la base de una buena parte de las discusiones contemporáneas en
la bioética. Podemos mencionar unos ejemplos de opiniones de algunos sectores
que marcan influencia en la sociedad:
186
Como contraparte de la legalización del aborto, sería la violación del más
importante de los derechos humanos, el derecho a la vida e inmediatamente a
esto, la aparición del Síndrome del Post-Aborto (SPA) en la madre o en ambos
padres, el cual designa un complejo de síntomas fisiológicos, psicológicos y
espirituales; entre los síntomas se mencionan depresión y sentimiento de culpa,
agresión contra el padre y alteraciones en la personalidad de forma crónica, entre
otros. A los puntos anteriores, se le suma la gravedad de querer subir a bordo la
profesión médica. ¿Por qué querer poner a los profesionales de la salud en contra
de los principios de salvaguardar la vida humana y hacer a un lado la ética de la
profesión?
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