Tesis
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Facultad de Psicología
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ÍNDICE
INTRODUCCIÓN .................................................................................................................. 3
MARCO TEÓRICO ................................................................................................................ 4
MANAGEMENT .......................................................................................................... 4
PSICOLOGÍA DEL TRABAJO .................................................................................... 5
PSICOLOGÍA INSTITUCIONAL .................................................................................. 5
SALUD MENTAL ........................................................................................................ 7
IDEAL DEL YO- YO IDEAL Y NARCISISMO .............................................................. 9
ESTADO DEL ARTE ........................................................................................................... 10
METODOLOGÍA.................................................................................................................. 11
OBJETIVOS ........................................................................................................................ 11
DESARROLLO .................................................................................................................... 12
LA EMPRESA MANAGERIAL Y SU EFECTO SOBRE LA SALUD MENTAL ............... 12
EL HOMBRE MANAGERIAL ........................................................................................ 17
LAS PATOLOGÍAS MENTALES RELACIONADAS AL TRABAJO ............................... 18
EL PSICÓLOGO LABORAL EN LAS ORGANIZACIONES EMPRESARIALES ............ 22
LA PREVENCIÓN COMO POSIBLE RESPUESTA ...................................................... 24
REFLEXIONES FINALES ................................................................................................... 25
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS .................................................................................... 26
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INTRODUCCIÓN
En el presente trabajo se incorpora una perspectiva social como medio para ampliar
la perspectiva del psicólogo laboral. Para lograr estos objetivos primero
analizaremos cuáles son las características de las empresas managerianas, qué
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impacto tiene en la salud mental de los trabajadores y cómo los producen. Se hará
una breve descripción sobre el hombre managerial y veremos cuáles son las
patologías mentales más usuales que sufren los empleados de estas empresas.
Adicionalmente, nos disponemos a indagar cuál es el rol que cumple el profesional
de la psicología laboral dentro de este tipo de organizaciones. ¿Es la prevención una
salida adecuada a este problema?
MARCO TEÓRICO
MANAGEMENT
Los principales atributos de una empresa “excelente” son: apostar por la acción,
escuchar a los clientes, favorecer la autonomía y el espíritu innovador, asentar la
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productividad en función de la motivación personal y, sobre todo movilizar al
personal en torno a un valor clave, una filosofía de empresa y un proyecto concreto
con el que todos pudieran identificarse. Al adquirir semejante importancia los
recursos humanos de la empresa, comienza a existir la necesidad de invertir en la
capacitación y formación de los empleados, al mismo tiempo que se implantan los
sistemas de evaluación de personal. Poco a poco, la carrera por lograr mayor
productividad y calidad se vuelve una obsesión por la excelencia en todos los
sentidos.
PSICOLOGÍA INSTITUCIONAL
Según los autores Vitale, Mendez y Volz (2009) podemos definir a la Psicología
institucional como:
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Una de las escuelas que abordan lo institucional en tanto
campo de intervención del psicólogo; sus objetos de análisis son las
instituciones, las organizaciones y las prácticas que en ellas se
realizan priorizando las subjetividades que las subjetividades que
las habitan.” (p.2)
A su vez, los autores (idem) proponen una diferenciación entre los términos
“institución” y “organización”. El primero se refiere a:
Por otro lado, el término “Organización” se refiere a “un sistema social, limitado y
acotado que existe para el cumplimiento de fines más o menos precisos, con niveles
jerárquicos diferenciados y distribución de roles y tareas” (Schlemenson, 1991)
Baremblitt (1992) nos aclara esto, diciendo que las organizaciones “son
realizaciones u objetivaciones de las instituciones”. Sin embargo, algunos autores
utilizan el término “Institución” como sinónimo de “Organización”. Para este trabajo
utilizaremos la diferenciación propuesta por Vitale, Mendez y Volz (2009).
Según estos autores (idem) la Psicología Institucional apareció por primera vez en
Argentina, bajo esta denominación, como campo definido por José Bleger y
Fernando Ulloa, por lo que son considerados los fundadores y pioneros de este
campo. Bleger (1966) sostenía que el psicólogo tenía ante todo una función social,
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por lo que debía incorporar una perspectiva social, ampliando tanto los marcos
teóricos como los ámbitos en donde desempeñan sus funciones.
SALUD MENTAL
La definición de “salud mental” es, todavía hoy, presa de discusiones entre autores y
organizaciones. Como punto de partida nos resulta apropiado comenzar con
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definición de salud de la OMS (1946); “salud es el estado de completo bienestar
físico, psíquico y social y no sólo de la ausencia de enfermedad”.
Por su parte, Alicia Stolkiner (2003) critica duramente esta definición catalogándola
como un “arcaísmo”. La autora (idem) efectúa una deconstrucción del concepto y
logra en ciertas coordenadas históricas –posterior a la segunda guerra mundial-,
siendo un término ligado a la preocupación por enfermedades orgánicas. Stolkiner
(2003) critica esta definición diciendo que la salud no es tanto un estado, sino un
proceso. La autora (idem) refiere que, desde el campo del psicoanálisis, la crítica en
cambio es dirigida a homologar salud con completo bienestar. Los psicoanalistas
opinan que el bienestar es subjetivo y que padecer cierto malestar es inherente a la
condición humana, necesario para mantener el movimiento de la vida. Finalmente,
hay otra crítica que se hace desde el lugar de los estudios de salud del trabajador:
sentirse bien en una situación deteriorante no es un indicador de salud, a veces el
malestar es un indicador de salud.
Otra definición sobre Salud Mental que aún hoy sigue vigente es la de Freud. El
autor la define como la capacidad de amar, de trabajar y de jugar: “La diferencia
entre salud nerviosa y neurosis se circunscribe, pues, a lo práctico, y se define por el
resultado, a saber, si le ha quedado a la persona en medida suficiente la capacidad
de gozar y de producir” (Freud, 1916. Pág.416)
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Finalmente, no podemos dejar de mencionar en este apartado la Ley Nacional de
Salud Mental (Ley 26.657, 2010) en la que se reconoce a la salud mental “como un
proceso determinado por componentes históricos, socio-económicos, culturales,
biológicos y psicológicos, cuya preservación y mejoramiento implica una dinámica
de construcción social vinculada a la concreción de los derechos humanos y
sociales de toda persona”.
El “Ideal del yo” será el significante que opera como ideal, un programa
(internalizado) de la Ley, la guía que domina la posición del sujeto en el orden
simbólico; por lo tanto, anticipa la identificación secundaria (edípica) o bien es un
producto de esa misma identificación. El “yo ideal”, por su parte, está originado en la
imagen especular del estadio del espejo; es como una promesa de síntesis futura,
hacia la cual el yo tiende: esa ilusión de unidad que está en la base del yo (lo que
Freud denomina narcisismo primario). El yo ideal siempre acompañará al yo y
seguirá desempeñando un papel como fuente de todas las identificaciones
secundarias posteriores.
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ESTADO DEL ARTE
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de la posmodernidad, las organizaciones se configuran cada vez más exigentes y
apáticas. En tal sentido, son propicias a generar malestar y pueden ser concebidas
como prisiones psíquicas, depositarias de la energía vital (pulsional) de las
personas. Al respecto, propone los abordajes desde la perspectiva de la
psicodinámica y la psicopatología del trabajo, como herramientas válidas que
contemplan estas situaciones, aportando un tipo de análisis necesario para que los
factores de la posmodernidad no afecten la calidad de vida laboral de las personas,
ni la formación de su identidad y subjetividad.
METODOLOGÍA
Respecto del método utilizado para dicho propósito, cabe destacar que es
mayoritariamente cualitativo, ya que se trata de una articulación teórica, a partir de
una investigación bibliográfica sobre diversos autores desde los campos de la
psicología, que abordan la temática y de la recopilación de investigaciones
relevantes para el análisis propuesto.
OBJETIVOS
Objetivo general:
Objetivos específicos:
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DESARROLLO
“El hombre pertenece a la institución” He aquí la consigna que debe ser
cambiada por la de “la institución pertenece al hombre”. Y esto no
puede ser logrado únicamente con la psicología. Pero tampoco puede
ser logrado sin ella.
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Por otro lado, el término “Organización” se refiere a “un sistema social, limitado y
acotado que existe para el cumplimiento de fines más o menos precisos, con niveles
jerárquicos diferenciados y distribución de roles y tareas” (Schlemenson, 1991)
Baremblitt (1992) nos aclara esto, diciendo que las organizaciones “son
realizaciones u objetivaciones de las instituciones”. Sin embargo, algunos autores
utilizan el término “Institución” como sinónimo de “Organización”. Para este trabajo
utilizaremos la diferenciación propuesta por Vitale, Mendez y Volz (2009)
denominando a las empresas manageriales como “organizaciones”.
Por lo que a través de la formación se les van inculcando a los empleados la filosofía
de la empresa, para que se liguen a ella y orienten su conducta. Cuando se ingresa
a una de estas empresas, se aceptan sus limitaciones, órdenes y tensiones que el
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sistema implica. Se produce una identificación con la empresa y sus valores. La
filosofía de la empresa se vuelve objeto de adhesión y de identificación para los
empleados, siempre cuidando de que esa fascinación deje lugar a la rebelión, ya
que de esa contradicción surge la necesidad de superarse constantemente y volcar
toda su energía en la empresa para intentar calmar su insatisfacción y su angustia.
Intentan crear lazos permanentes con sus empleados más allá del trabajo, creando
además de una relación laboral formal, una relación afectiva profunda entre
empleados y empresa. Según Aubert y Gaulejac (1993) la empresa managerial logra
su eficacia porque es capaz de estimular la psiquis del individuo y orientarla a la
consecución de los objetivos de la organización.
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compartido, del cual los miembros forman parte y ayudan a construirlo. Son
sistemas de creencia y valores aceptados por el grupo que indican cual es el modo
esperado de pensar y actuar”. Por su parte, Laveglia (2010) nos dice que “La cultura
organizacional es un elemento de cohesión grupal, subyace a las relaciones entre
los miembros y los mantiene unidos”. (p.456)
Diremos que las empresas managerianas responden a este tipo de masa ya que
tienen un desarrollo temporal sostenido, una historia, una cultura en la que los
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miembros pueden sentirse representados, poseen un proyecto, una misión y una
visión, tienen tradiciones y costumbres propias y poseen un dispositivo de autoridad
basado en la desigualdad de responsabilidades.
Freud (1990) postula que la esencia de las masas la constituyen vínculos de amor o
lazos sentimentales (libidinales). Esto explicaría por qué la masa se mantiene
cohesionada y por qué el individuo resigna su individualidad por los otros. En estas
masas se dan dos procesos psíquicos simultáneos: la idealización del líder (como
dijimos, en este caso el líder es la idea misma de la organización y los valores que
ella proyecta) que es ubicado en lugar del Ideal del yo y paralelamente, una
identificación con los yoes de los demás miembros.
El autor (idem) afirma que la cohesión se mantiene por la ilusión de que el líder ama
a todos los miembros de la masa por igual. Sin embargo, en relación a las empresas
managerianas, podemos encontrar una diferencia. Aquí el líder (la organización) no
ama a todos por igual, ama a los que pueden demostrar que son dignos de su amor,
ama a los “excelentes” y a los que no llegan, les demuestra indiferencia. Los
constantes refuerzos positivos (o aspectos “soft” como lo denomina Aubert) son un
ejemplo de esto: cuando se generan las evaluaciones de performance en general se
califica a los empleados numéricamente, y aquellos que han demostrado un mayor
rendimiento se les otorga mayor remuneración, además de otros premios y
reconocimientos. Paralelamente, los individuos que no han llegado a “superarse”
quedan bajo la mirada crítica de sus superiores. En estas grandes empresas la
intimidación es sutil, pero todos saben que si no llegan a la excelencia que se les
impone como objetivo constante, siempre hay alguien dispuesto a ocupar su puesto.
Según Aubert y Gaulejac (1993) lo que enlaza a los miembros con la empresa es el
“contrato narcisista” que se produce entre ambos:
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Hemos dicho que la empresa proponía al individuo un cierto modo de
comportamiento, una cierta manera de ser y de actuar para progresar y
triunfar, y le pide invertir su energía (su líbido) en un proyecto preciso. A
cambio, le ofrecía reconocimiento, pertenencia, valoración de sí mismo y de
su función. (…) En efecto, mediante este reconocimiento y las gratificaciones
que ésta otorga al individuo que se comporta de acuerdo con lo que ella
desea, la empresa permite a éste último concretar en parte su ideal de éxito.
Le devuelve una imagen satisfactoria de sí mismo (…) (p.153).
EL HOMBRE MANAGERIAL
Pero previo a esta “formación” la empresa busca para formar parte de su staff a
individuos con ciertas características. Los fenómenos de identificación e idealización
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con la empresa managerial se producen principalmente en individuos que poseen un
ideal elevado del yo. Los autores (idem) denominan a este tipo de individuos
“Narciso moderno” ya que sería consecuencia de la desaparición de los valores y las
metas sociales que tiene lugar en el capitalismo actual. Estaríamos frente a un tipo
de sujeto que se caracteriza por “la búsqueda desenfrenada de su realización
personal en lo que se refiere tanto al cuerpo como a su Yo.” (Aubert y Gaulejac,
1993, p.121)
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“un entorno de trabajo adverso puede ocasionar problemas físicos y psíquicos”.
(OMS, 2019) Dentro de las enfermedades profesionales, los trastornos mentales
más frecuentes son: estrés, ataques de pánico, adicciones, síndrome de burn out,
depresión y ansiedad.
Este cambio que a simple vista puede parecer inofensivo, traería aparejados
consecuencias graves e imprevistas en la salud mental de los empleados. Este
método generaría una competencia feroz entre los trabajadores debido a que una
baja calificación de la performance se asocia directamente con la posibilidad de
perder la fuente de trabajo. La competencia conduce a la ruina de las relaciones de
confianza entre colegas y cuando los trabajadores no se ayudan ni se respetan más,
se destruye la solidaridad y se instala la soledad. Los sujetos empiezan a habitar los
espacios sin generar relaciones verdaderas con sus colegas. El trabajo es
fundamentalmente con otros, por lo que para que el trabajo sea fuente de placer, de
realización personal y protector de la salud mental, una de las condiciones que el
autor nombra como primordiales es el establecimiento de solidaridad, cooperación y
confianza entre los colegas.
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Por otro lado, Aubert y Gaulejac (1993) han definido al Síndrome del Burn Out,
(patología mental habitual en el tipo de empresas manageriales) como la
“enfermedad de la excelencia”. Desde que se inventó el término hasta la actualidad
existen varias definiciones y teorizaciones sobre el Burn Out, sin embargo es en
1975 cuando Freudenberger lo define como “un estado de fatiga o frustración que
aparece como resultado de la devoción a una causa, a un estilo de vida, o a una
relación que no producen las recompensas esperadas” (Freudenberger, 1975, p.
159). Más tarde, en 1983 amplía su definición y lo denomina Síndrome del Burn Out,
donde incluye variables como la personalidad, las relaciones y el estilo de vida, así
como también plantea que es un proceso que incluye tanto al individuo como a la
organización. Aubert y Gaulejac (1993) postulan que esta enfermedad tiene relación
con agotamiento de los recursos físicos y mentales del trabajador, que sobrevienen
por un esfuerzo desmesurado por alcanzar un fin irrealizable que uno mismo se
había fijado o que la organización nos había impuesto.
La persona quemada sufre una profunda fatiga y una frustración aguda. La tensión
se acumula hasta llegar a un agotamiento de sus recursos, de su vitalidad, de su
energía y de sus capacidades de funcionamiento. La particularidad de esta
enfermedad es que afecta, generalmente, a personas que alimentan un ideal
elevado y que pusieron todo su empeño en alcanzar este ideal. Se trata de la
enfermedad de la idealidad.
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el carácter excesivo e insaciable de las exigencias internas que se impone el
individuo (y que le impone la empresa) para triunfar en un entorno cada vez más
competitivo y difícil.
Por otra parte, el sufrimiento del hombre managerial previo al estallido del Burn Out
nos recuerda al Síndrome de Violentación Institucional (SVI) propuesto por Ulloa
(1996). El autor afirma que:
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performance termina generando una fragmentación de las relaciones laborales que
provoca el aislamiento y soledad del trabajador. En la etapa de enamoramiento
podemos pensar que hay una renegación, en tanto método defensivo que impide
tomar conciencia de la situación hostil que se experimenta. Cuando la idealización
domina esta relación individuo-organización, se produce una alienación.
Como psicólogos del trabajo dentro de las empresas se nos convoca para participar
en procesos de:
-Selección de personal
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-Capacitación y desarrollo
-Reconversión de recursos humanos
-Evaluación de competencias
-Gestión de cambio cultural
-Diagnóstico organizacional
-Conflictos y negociaciones
Entre otros.
En las empresas manageriales, como vimos, lo menos que se espera por parte del
empleado es su excelencia. Pero no sólo eso, sino que cada vez se debe ser mejor,
o sea, mejor que excelente. Llega un momento que la exigencia se vuelve infinita e
imposible de cumplir, dejando al empleado con la sensación de no estar a la altura
de lo que la empresa espera de él, tal vez sin cuestionar(se) acaso si es posible
responder a tal exigencia.
A su vez, Filippi (1998) sostiene que el deseo subyace al contrato psicológico. Uno
de los desafíos que puede proponerse desde el rol del psicólogo del trabajo, podría
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ser frente a cada empleado, intentar poner en palabras sus aspiraciones para saber
por donde pasa su deseo en relación a su presencia en la empresa y por ende, ver
cuáles son las motivaciones que le permitirán trabajar con entusiasmo y optimismo.
Recuperar la noción de deseo es recuperar la individualidad de cada empleado
frente a las exigencias que la empresa proyecta sobre ellos. Por este camino el
psicólogo laboral se hallará en condiciones de cumplir con su mandato máximo, que
es el de ser agente de salud mental en cualquier lugar donde se encuentre llevando
a cabo su función. (Bleger, 1966)
Bleger (1966) por su parte nos propone desde hace tiempo intervenir como
psicólogos no sólo desde la terapia individual, sino como agentes de la salud pública
y dentro de ella, de la psicohigiene. El autor nos anima a “no esperar a que la gente
enferme para recién ahí poder intervenir” (p.27). Son propuestas que muchos de
nosotros conocemos pero que todavía hoy en día sigue siendo complicado poner en
práctica, principalmente en lugares donde la salud no es una prioridad. Nos incita a
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encarar los aspectos psicológicos de la salud y enfermedad no sólo como
fenómenos individuales, sino también como fenómenos sociales y colectivos.
Sin embargo, para poder llevar a cabo la prevención en las empresas es necesario
que el psicólogo laboral haga uso de herramientas que le permitan ampliar su
mirada, desde el individuo (al que estamos acostumbrados) hacia la propia
organización. Esto nos permitirá una mirada global del individuo y su relación con su
mundo externo laboral (la empresa), del que el hombre managerial es creador y
producto simultáneamente.
REFLEXIONES FINALES
Pudimos ver que bajo ciertas condiciones el trabajo es una vía de salida favorable al
deseo y una herramienta en la conquista del equilibrio psíquico y de la salud mental.
Todo depende del tipo de trabajo, del grado de satisfacción que el trabajo genere en
la persona, por lo que el vínculo individuo/organización no puede descuidarse si se
tiene como finalidad ese crecimiento personal. El bienestar psicofísico de las
miembros de la organización managerial queda supeditado al tratamiento que ésta
dispense a las personas que trabajan en ella y para ella.
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las empresas manageriales: Productor, porque es el que acude a la empresa
buscando cómo saciar su necesidad de creer en algo, de realizarse. Producto,
porque la empresa lo «trabaja» y lo «modela» de acuerdo con sus valores,
creencias, proyectos e ideas.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
● Ansoleaga, Elisa, & Toro, Juan Pablo (2014). Salud mental y naturaleza del
trabajo: cuando las demandas emocionales resultan inevitables. Revista
Psicologia Organizações e Trabalho, 14(2), 180-189.
26
● Ballester, Florencia (2018). “Subjetividad y empresas multinacionales. Estudio de
casos desde la perspectiva de la psicología del trabajo” (tesis de grado) Facultad
de Psicología, Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
● Freud, S. (1921). Psicología de las masas y análisis del yo. En Obras Completas,
Tomo XVIII. Buenos Aires: Amorrortu, pp. 65-136.
Lacan, J. (1946) “El Estadio del espejo” en Escritos I. Buenos Aires, Siglo
Veintiuno Editores.
27
● Laveglia Botana, M. F. (2010). Cuando las antiguas recetas fallan. El estudio de la
cultura e identidad organizacional en América Latina. En Psicólogos
institucionales trabajando. Buenos Aires: Eudeba, pp. 511-528.
● Ley N°26657. Ley nacional de salud mental. Decreto 1855/2010, Salud pública.
Argentina, 25 de noviembre de 2010.
● Stolkiner, A. (2003) “El concepto de salud de la OMS” (Clase teórica n°4) Cátedra
II Salud pública/Salud mental, Facultad de psicología, UBA.
28
● Ulloa, F. (1996). Cultura de la mortificación y proceso de manicomialización, una
reactualización de la neurosis actuales [Aktualneurose]. En Novela clínica
psicoanalítica. Historial de una práctica. Buenos Aires: Paidós, pp. 236-256.
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