Luis González y González

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Luis González y González

La microhistoria de Luis González ha tenido una gran trascendencia en la historia de México, no solo
por su originalidad, sino porque le da a la historia nacional un nuevo significado social y humano

Nació en San José de Gracia, Mich. (1925)

Fue becario del gobierno de Francia, de la Fundación Rockefeller y, posteriormente, copresidente de la


Sociedad Mexicana de Historia (1953).

Ingresó a El Colegio Nacional el 8 de noviembre de 1978; su conferencia inaugural, “La historia


académica y el rezongo del público”, fue contestada por el doctor Silvio Zavala.

Fue, además, un pensador profundo de los caminos y objetos de la ciencia histórica, que dio a conocer en
otros libros y en sus cursos de El Colegio de México.

El historiador participó, asimismo, en grandes obras de la historia nacional, como Historia general de


México e Historia de la Revolución mexicana, y escribió un considerable número de libros originales

Entre sus obras más conocidas se encuentran

 Invitación a la microhistoria (1972)


 Nueva invitación a la microhistoria (1982)
 El oficio de historiar (1988), con Emma Cosío Villegas y Guadalupe Monroy
 La República restaurada. Vida social (1956)
 El liberalismo triunfante (1975)
 Los artífices del cardenismo (1978)
 Los días del presidente Cárdenas (1981)
 La ronda de las generaciones (1984)
 El Congreso de Anáhuac (1963
 Pueblo en vilo. Microhistoria de San José de Gracia (1968)
 La tierra donde estamos (1971)
 Zamora (1978), Sahuayo (1979)
 Michoacán (1980), La querencia (1982)

Fue director de Historia mexicana (1960-1964), editada por El Colegio de México, y


colaborador de la revista Historia de América, Cahiers de l’Histoire Mondiale, América
indígena, Humanistas, etc.

Luis González define la microhistoria como una historia local, casi familiar, que pertenece al
reino del folklore y equivale a los corridos y romances en el mundo de las letras; es obra de
escritores de plaza pública y de café, que pueden incluso pertenecer a la bohemia. 

En varias ocasiones el historiador Luis González y González expresó que la historia nacional era
en realidad una microhistoria de la ciudad de México, idea en la que subyacía una crítica hacia
el centralismo característico tanto de las instituciones de nuestro país, como de la historia
oficial. El concepto ""microhistoria"" que utilizaba como recurso argumentativo en dicha
afirmación fue ampliamente trabajado por este gran pensador, y significó un aporte muy
trascendente para el ejercicio de historiar en México y América Latina.

La reforma agraria en Pueblo en vilo no suscita el entusiasmo de los campesinos sin tierras. Los
mayores piensan que “es indigno recibir tierras regaladas”. Por lo tanto, sólo algunos jóvenes de
las rancherías se alistan en el bando agrarista. Más grave aún: las luchas agrarias marcan el
inicio de la corrupción como medio de relación con los empleados del gobierno. Propietarios y
solicitantes de tierras sobornan a los ingenieros topógrafos para que favorezcan sus intereses.
Como dice Luis González, retomando las palabras de algún vecino del pueblo: “Se puso de
moda el dar mordida pa’ todo.”

La llamada ""microhistoria"" se refiere a una propuesta de investigación en donde el objeto de


estudio es un espacio delimitado y generalmente pequeño. 
El historiador Luis González abordó esta propuesta a través de una obra que, al paso del tiempo,
se volvió fundamental para la historiografía de México.
Al tiempo que en los trabajos de historia se comenzaba a cuestionar la vigencia de la
Revolución Mexicana y los sesgos de la historia oficial, Pueblo en vilo proporcionó una
perspectiva muy innovadora sobre los acontecimientos de un lugar enclavado en el Bajío
mexicano, en donde fue más trascendente la guerra cristera que la lucha armada de principios de
siglo. 

Tras esta exitosa investigación Luis González ofreció innumerables conferencias y charlas sobre
la microhistoria, y unos años después escribió su texto Invitación a la microhistoria (1973), en
donde explicó detalladamente el método, los límites y alcances de este tipo de trabajos. Con
algunas modificaciones, reiteró sus ideas con el libro Nueva invitación a la microhistoria
(1982), donde adoptó el nuevo entorno historiográfico a su propuesta.

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