Luis González y González
Luis González y González
Luis González y González
La microhistoria de Luis González ha tenido una gran trascendencia en la historia de México, no solo
por su originalidad, sino porque le da a la historia nacional un nuevo significado social y humano
Fue, además, un pensador profundo de los caminos y objetos de la ciencia histórica, que dio a conocer en
otros libros y en sus cursos de El Colegio de México.
Luis González define la microhistoria como una historia local, casi familiar, que pertenece al
reino del folklore y equivale a los corridos y romances en el mundo de las letras; es obra de
escritores de plaza pública y de café, que pueden incluso pertenecer a la bohemia.
En varias ocasiones el historiador Luis González y González expresó que la historia nacional era
en realidad una microhistoria de la ciudad de México, idea en la que subyacía una crítica hacia
el centralismo característico tanto de las instituciones de nuestro país, como de la historia
oficial. El concepto ""microhistoria"" que utilizaba como recurso argumentativo en dicha
afirmación fue ampliamente trabajado por este gran pensador, y significó un aporte muy
trascendente para el ejercicio de historiar en México y América Latina.
La reforma agraria en Pueblo en vilo no suscita el entusiasmo de los campesinos sin tierras. Los
mayores piensan que “es indigno recibir tierras regaladas”. Por lo tanto, sólo algunos jóvenes de
las rancherías se alistan en el bando agrarista. Más grave aún: las luchas agrarias marcan el
inicio de la corrupción como medio de relación con los empleados del gobierno. Propietarios y
solicitantes de tierras sobornan a los ingenieros topógrafos para que favorezcan sus intereses.
Como dice Luis González, retomando las palabras de algún vecino del pueblo: “Se puso de
moda el dar mordida pa’ todo.”
Tras esta exitosa investigación Luis González ofreció innumerables conferencias y charlas sobre
la microhistoria, y unos años después escribió su texto Invitación a la microhistoria (1973), en
donde explicó detalladamente el método, los límites y alcances de este tipo de trabajos. Con
algunas modificaciones, reiteró sus ideas con el libro Nueva invitación a la microhistoria
(1982), donde adoptó el nuevo entorno historiográfico a su propuesta.