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República de Colombia

Rama Judicial del Poder Público

JUZGADO TREINTA Y CUATRO CIVIL DE CIRCUITO DE BOGOTÁ D. C.

Carrera 10 n.º 14-33 piso 2

Dieciséis de Noviembre de Dos Mil Veintiuno.

ASUNTO POR RESOLVER.

La ACCIÓN DE TUTELA incoada en contra del JUZGADO TREINTA Y


CINCO CIVIL MUNICIPAL DE BOGOTÁ por la COOPERATIVA FINANCIERA
JHON F KENNEDY.

ANTECEDENTES:

En lo pertinente, aduce la apoderada judicial como fundamento para alcanzar


la protección constitucional reclamada, que:

La sociedad tutelante, promovió demanda ejecutiva en contra de Cesar


Augusto Ramírez Angarita y William Guillermo Cañón Vega, la cual fue asignada a
la dependencia judicial accionada, quien la radicó, bajo el número 2018 – 550 y
emitió la orden de apremio el 6 de junio de 2018.

Aunado a lo anterior, sostiene, que, el 18 de enero de los corrientes, fundada


en el artículo 8° del Decreto 806 de 2020, notificó personalmente al señor Augusto,
en la cuenta electrónica suministrada al momento de solicitar el crédito y
relacionada en el acápite de notificaciones de la demanda.

Aclara, que, la notificación en mención, fue entregada al destinatario, el


mismo día de su emisión a las 14:55 pm.

Por lo anterior y por considerar, que el demandado Augusto, había sido


legalmente notificado, el 5 de abril hogaño, le solicitó al juzgado de conocimiento,
tenerlo como tal, lo cual, fue despachado de forma desfavorable, mediante proveído
del pasado 13 de abril, por no haber sido emitido un acto de la parte, que permitiere
inferir la recepción del mensaje.

Contra tal negativa, afirma haber promovido recurso de reposición, citando


la sentencia CSJ STC 690 de 2020 y argumentando que, “el iniciador no puede
confundirse con el destinario del correo, pues el iniciador es el remitente, quien
debe allegar la constancia emitida por el proveedor de correo electrónico, de forma
automatizada, sobre la entrega o no del mensaje remitido, (…)”, así como también,
le aclaró, que la notificación se entendía realizada, con el envío y recibido del mismo,
más no, cuando sea abierto el correo electrónico.

Sin perjuicio de lo anterior y por no evidenciar un acto del notificado, que


permitiere entender, que el notificado, se enteró de la providencia, la dependencia
judicial accionada, mantuvo la decisión tomada, motivo por el cual, acude a esta vía
constitucional en procura de obtener, en favor de su poderdante, la protección a
sus derechos fundamentales al debido proceso y al acceso a la administración de
justicia.

En el evento en el cual ello ocurra, exige que se le ordene a la parte


accionada, tener como notificado al señor Cesar Augusto Rodríguez.

Del Trámite Surtido.

Para establecer la situación fáctica, mediante auto calendado 2 de noviembre


de 2021, se ordenó, comunicarle la existencia de esta acción de tutela a la parte
accionada, para darle la oportunidad, de que se pronunciara sobre lo manifestado
por la accionante y advirtiéndoles, que, lo debían hacer dentro del siguiente día al
haber recibido la anunciada comunicación.

Junto a lo anterior, fue requerida la abogada, que ejerce la vocería de la


sociedad accionante, a fin, de que acreditará la exigencia contenida en el artículo
10 del Decreto 2591 de 1991.

El proveído en mención, fue notificado de manera virtual, tal y como se


evidencia en el archivo No. 6 del plenario digital.

Con ocasión al requerimiento efectuado a la profesional del derecho, ésta,


allegó poder especial, tal y como se evidencia en los fl. 26 y 27 del archivo 7 del
expediente digital.

Argumentos de Defensa.

Juzgado Treinta y Cinco Civil Municipal de Bogotá.

La titular del despacho, confirma el conocimiento del proceso compulsivo


aludido por la promotora constitucional, la fecha en la cual fue emitido mandamiento
de pago y precisa, el número de radicación del mismo (2018 – 623).

De igual forma, señala, que, el demandado William Guerrero Cañón Vega, se


notificó por aviso y en lo que respecta al señor Cesar Augusto Rodríguez, las normas
que gobiernan su notificación se encuentran contenidas en los artículos 291 y 292
del CGP.

Citando el artículo 624 del CGP y el artículo 40 de la Ley 153 de 1887,


considera, que, el trámite de notificación debe continuar conforme a la normatividad
vigente para el momento en el cual inició.

En ese orden de cosas, aclara, que, el numeral 3° del artículo 291 del actual
estatuto procesal, contempla la obligación de acreditar el acuse de recibido y que
en esta oportunidad ello no ha ocurrido.

En el mismo sentido, sostiene, que, la alta corporación constitucional, al


estudiar la constitucionalidad del artículo 8° del Decreto 806 de 2020, lo declaró
condicionalmente exequible, bajo el entendido, que, tenía que probarse el acuse de
recibido o se pueda constar el acceso al destinatario, lo cual, tampoco se encuentra
acreditado, toda vez, que fue aportado una imagen, que da cuenta, de la remisión
del correo electrónico.

Finalmente, menciona la dirección física en la cual puede ser notificado el


encartado, la cual fue mencionada a fl. 38, sin, que, para tal momento, hubiere sido
intentada allí su notificación.

Por lo anterior y por considerar, que, las decisiones adoptadas en el curso


del proceso, se encuentran ajustadas al ordenamiento jurídico, exige despachar de
forma desfavorable las pretensiones del escrito de tutela.

Basta entonces las anteriores acotaciones para precisar que nada obsta para
entrar a decidir la presente acción de tutela y que en consecuencia a ello se procede
por esta funcionaria en esta oportunidad, previas las siguientes,

CONSIDERACIONES.

COMPETENCIA.

Como primera medida debe indicarse que este Estrado Judicial es competente
para fallar de fondo el presente asunto, toda vez que es el superior funcional de los
Juzgados accionados y el Decreto 333 de 2021, así lo permite.

LEGITIMACIÓN POR ACTIVA Y POR PASIVA.

En lo atinente a la legitimación en la causa por activa, debe decirse que se


encuentran satisfechas las exigencias contenidas en el inciso 1° del artículo 10° del
Decreto 2591 de 1991, por cuanto la sociedad accionante es parte demandante
dentro del proceso ejecutivo con radicado 2018-623.

Respecto de la legitimación por pasiva, vale la pena acotar que el análisis de


la misma se realizó en el capítulo precedente, cuando se estudió la competencia.

DEL PROBLEMA JURÍDICO.


Teniendo en cuenta el objeto de la acción de tutela, deberá determinarse, si
en esta oportunidad, se encuentran satisfechos los presupuestos generales de
procedibilidad de la acción de tutela, para luego descender en los presupuestos
específicos, que configuran una vía de hecho y de encontrarse cumplido alguno de
ellos, se concederá la protección constitucional reclamada.

PROCEDENCIA DE LA ACCIÓN DE TUTELA.

Al respecto la Corte Constitucional en Sentencia T-053 de 2020, M.P. Antonio


José Lizarazo Ocampo, reiteró lo señalado en sentencia T-396 de 2014, mediante la
cual se precisó:
“Mediante la acción de tutela no se busca suplantar los medios ordinarios de
defensa judicial. Interpretar lo contrario, podría (a) vaciar las competencias
de las autoridades judiciales; (b) concentrar en la jurisdicción constitucional
las competencias de las decisiones inherentes a ellas; y (c) generar un
desborde institucional1. En razón de lo anterior, la regla general consiste en
que la acción de tutela es improcedente “(i) cuando el asunto está en trámite;
(ii) en el evento en que no se han agotado los medios de defensa judicial
ordinarios y extraordinarios; y (iii) si se usa para revivir etapas procesales en
donde se dejaron de emplear los recursos previstos en el ordenamiento
jurídico”2.

Debido Proceso.

El derecho al debido proceso, como desarrollo del principio de legalidad y


como pilar primordial del ejercicio de las funciones públicas3, es un derecho
fundamental que tiene por objeto la preservación y efectiva realización de la justicia
material. Este derecho, ha sido ampliamente reconocido como un límite al ejercicio,
in genere, de los poderes públicos; esto, pues tal y como lo preceptúa la Constitución
Política4, debe ser respetado indistintamente, tanto en las actuaciones
administrativas, como en las de carácter jurisdiccional.

Adicionalmente, esta Corporación ha expuesto en forma reiterativa, que el


derecho al debido proceso está conformado por un conjunto de garantías que
tienden por el respeto y protección de los derechos de los individuos que se
encuentran incursos en una determinada actuación de carácter judicial o
administrativa; y en virtud de las cuales, las autoridades estatales cuentan con la
obligación de ajustar su accionar conforme a los procedimientos contemplados para
cada tipo de trámite5.

Al respecto, en Sentencia C-641 de 2002, esta Corporación expuso:


“…el derecho al debido proceso en las actuaciones judiciales, exige que todo
procedimiento previsto en la ley, se adecue a las reglas básicas derivadas del
artículo 29 de la Constitución, tales como la existencia de un proceso público
sin dilaciones injustificadas, con la oportunidad de refutar e impugnar las
decisiones, en donde se garantice el derecho defensa (sic) y se puedan
presentar y controvertir pruebas, so pena de vulnerar los derechos
fundamentales de los sujetos procesales y de alterar las reglas mínimas de
convivencia social fundadas en los postulados del Estado social de derecho
(C.P. artículos 1°, 4° y 6°)6.”

Acceso a la Administración de Justicia.

1
Corte Constitucional, Sentencia C-590 de 2005.
2
Corte Constitucional, Sentencia T-396 de 2014.
3
Corte Constitucional, Sentencia C-641 de 2002. Magistrado Ponente: Rodrigo Escobar Gil.
4
Artículo 29 de la Constitución Política.
5
Corte Constitucional, Sentencia C-980 de 2010. Magistrado Ponente: Gabriel Eduardo Mendoza Martelo y
Sentencia C-641 de 2002. Magistrado Ponente: Rodrigo Escobar Gil.
6
“Esta Corporación, en sentencia C-037 de 1996 manifestó que: ‘Uno de los presupuestos esenciales de todo
Estado, y en especial del Estado social de derecho, es el de contar con una debida administración de justicia.
A través de ella se protegen y se hacen efectivos los derechos, las libertades y las garantías de la población
entera, y se definen igualmente las obligaciones y los deberes que le asisten a la administración y a los
asociados...’. ”
El derecho fundamental de acceso a la administración de justicia se encuentra
consagrado en el artículo 229 de la norma superior en los siguientes términos: Se
garantiza el derecho de toda persona para acceder a la administración de justicia.
La ley indicará en qué casos podrá hacerlo sin la representación de abogado.

Este derecho ha sido entendido como la posibilidad reconocida a todas las


personas de poder acudir, en condiciones de igualdad, ante las instancias que
ejerzan funciones de naturaleza jurisdiccional que tengan la potestad de incidir de
una y otra manera, en la determinación de los derechos que el ordenamiento
jurídico les reconoce, para propugnar por la integridad del orden jurídico y por la
debida protección o restablecimiento de sus derechos e intereses legítimos, con
estricta sujeción a los procedimientos previamente establecidos y con plena
observancia de las garantías sustanciales y procedimentales previstas en la
Constitución y la ley.7

Por medio de su ejercicio se pretende garantizar la prestación jurisdiccional a


todos los individuos, a través del uso de los mecanismos de defensa previstos en el
ordenamiento jurídico. De esta forma, el derecho de acceso a la administración de
justicia constituye un presupuesto indispensable para la materialización de los demás
derechos fundamentales, ya que, como ha señalado esta Corporación “no es posible
el cumplimiento de las garantías sustanciales y de las formas procesales establecidas
por el Legislador sin que se garantice adecuadamente dicho acceso” 8. Por
consiguiente, el derecho de acceso a la administración de justicia se erige como uno
de los pilares que sostiene el modelo de Estado Social y Democrático de Derecho,
toda vez que abre las puertas para que los individuos ventilen sus controversias ante
las autoridades judiciales y de esta forma se protejan y hagan efectivos sus
derechos.

CASO CONCRETO

Descendiendo en el asunto sometido a consideración, advierte esta célula


judicial, que, los presupuestos generales de procedibilidad de la acción de tutela
contra providencias judiciales, se encuentran cumplidos, por cuanto, una vez
inspeccionado el expediente de la acción compulsiva, logra evidenciarse, la forma
en la cual, la sociedad accionante, controvirtió mediante recurso de reposición (fls.
72 al 75 y anexos, Arch. 8), el proveído calendado 13 de abril de 2021 (ver fl. 71 del
archivo 8 plenario dig.), mediante el cual, no se tuvo como notificado al demandado
Cesar Augusto Rodríguez Angarita.

Aunado a lo anterior, es pertinente señalar, que, los argumentos expuestos


en el recurso ya referido, guardan identidad, con los plasmados en el escrito de
tutela, circunstancia esta, que, a no dudarlo, permite inferir, el cumplimiento del
presupuesto de la subsidiariedad, máxime, si en cuenta se tiene, que, contra el auto
fustigado, no procede el recurso de apelación, justamente por no encontrarse
enlistado en el artículo 321 del CGP o en norma especial.

Ahora bien y en cuanto al presupuesto de la inmediatez, debe recordarse,


que, la jurisprudencia de la Corte tiene decantado que la acción de tutela debe ser

7
Ver sentencias C-059 de 1993, C-544 de 1993, T-538 de 1994, C-037/96, T-268/96l, C-215/99, C-163/99,
SU-091/00, C-330/00, entre otras.
8
Corte Constitucional Sentencia T-268 de 1996.
interpuesta dentro de un término razonable, a partir del hecho que originó la
vulneración. Dicha condición la contempla el mismo artículo 86 de la Constitución
Nacional como una de las características de la tutela, cuyo objeto es, precisamente,
la protección inmediata de los derechos fundamentales de toda persona, cuando
resulten vulnerados o amenazados por la acción o la omisión de cualquier autoridad,
o aun de los particulares, en los casos excepcionales que establezca la ley.

Ahora bien, aunque carece de definición en el ordenamiento positivo, la


jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia «ha considerado por término
razonable para la interposición de la acción el de seis meses» (STC17125-2019, 16
dic., entre otras); de este modo, como el auto mediante el cual es resuelto el recurso
de reposición promovido por la parte actora, data 27 de abril de 2021 (fls. 109 y 110
Arch. 8) y la presente acción, fue radicada el 29 de octubre del mismo año (Ver acta
de reparto obrante en arch. 2), esto es, pasados 6 meses y 2 días, podría pensarse,
que, la acción se presentó de forma tardía.

Sin embargo, y dado el objeto de la acción de tutela, así como también, la


reciente implementación de normas y actos procesales, que, surgieron con ocasión
a los escenarios generados por la Pandemia del Covid 19, la necesidad de continuar
administrando justicia y de que, los usuarios de la misma, accedan o vean
materializado tal derecho fundamental, permite flexibilizar, al menos, mínimamente
tal requisito genérico de procedencia de la acción de tutela.

Al respecto, la Corte Suprema de Justicia -Sala de Casación Civil-, ha


señalado:
“«“[s]i bien la tutela se torna improcedente cuando no se observan cumplidos los
principios de la temporalidad y de la subsidiariedad, en el entendido que para la
formulación de la salvaguarda debe realizarse en un tiempo prudencial, y que previo
a su invocación hay que agotar los mecanismos de defensa establecidos en la ley,
se puede prescindir válidamente de tales exigencias cuando existen
relevantes circunstancias que justifican una postura más flexible para
abordar su procedibilidad” [CSJ STC12960-2019]. Porque, como se reiteró en
CSJ STC1851-2019, la “acción de tutela (…) no puede verse limitada por formalismos
jurídicos, porque aunque no se pone en duda que su viabilidad está supeditada a la
verificación de ciertas condiciones de procedibilidad, la jurisprudencia constitucional
ha determinado que la mera ausencia de un requisito general de procedencia como
el de subsidiariedad, no puede erigirse en parámetro absoluto para privar al actor
del goce efectivo de sus derechos superiores, ni para prohijar su quebranto con la
actitud silente del juez que conoce el reclamo dirigido a obtener su protección” » (CSJ
STC2389-2020, 5 mar.).”

Así, que, por lo brevemente expuesto, se tendrá como satisfecho el requisito


de la inmediatez.

Junto a lo anterior, es menester señalar, que, en esta ocasión no se pretende


controvertir una decisión emitida dentro de otra acción de tutela y lo acá discutido
es de relevancia constitucional dada la transgresión a los derechos fundamentales
invocados.

Ahora bien y descendiendo en los presupuestos especiales de procedibilidad


de la acción de tutela, procede esta célula judicial a inspeccionar el trámite
adelantado en esta oportunidad, logrando evidenciar, que, el Juzgado Treinta y
Cinco Civil Municipal de Bogotá, al emitir, el auto calendado 13 de abril de 2021 y
confirmarlo, el 27 de abril del mismo año, INCURRIÓ en un defecto, denominado
“Defecto fáctico”.
En cuanto al defecto fáctico, se ha señalado, que este se presenta, cuando
“el Juez carece del apoyo probatorio, que permita la aplicación del supuesto legal
en el que sustenta la decisión.”
La Juez A-quo, en proveído fechado 13 de abril de los corrientes, estimo, que,
no era dable tener como notificado al demandado Cesar Augusto Rodríguez Angarita,
en los términos contenidos en el inciso 6° del numeral 3° del artículo 291 del CGP,
por cuanto, “se requiere un acuse de recibido, es decir, un acto de parte en el cual
(sic) aquel manifieste haber recepcionado el mensaje, del cual se ve huérfana la
comunicación emitida”
Al resolver el recurso de reposición promovido por la sociedad accionante,
reiteró:

“(…) En efecto, el acuse de recibido, del cual carecen las constancias


allegadas, presuponen un acto a realizar de parte del destinatario del mensaje y no,
simplemente, la remisión del mensaje de datos a este.
Nótese como las constancias obrantes a fls. 43 – 44, no cuentan con actos
del destinatario del mensaje de datos, pues lo allí plasmado provienen (sic) de la
plataforma de correo electrónico, con lo que no puede suplirse tal exigencia.
(…)
Conforme lo antes expuesto, al no existir constancia de acuse de recibido del
mensaje de datos por medio del cual se remitieron las notificaciones, estas no
pueden tenerse como efectivamente realizadas.”
De lo anterior, se extrae, que, el motivo por el cual, la Juez de primer grado,
NO tuvo en cuenta el correo electrónico enviado por la parte demandante y acá
accionante, notificando a la parte demandada, se reduce, al hecho de no contar con
el acuse de recibido, entendido este, como un acto del demandado, que, de cuenta,
del recibo de la misiva.

En ese orden de cosas y una vez indagada la constancia de envío del correo
electrónico en mención, la cual obra a fl. 43 del expediente físico y 65 del archivo
No. 8 de este plenario, vislumbra esta togada, que, en aquella oportunidad se
certifica, la fecha en la cual, fue remitido el correo electrónico contentivo de la
notificación a la que hace alusión el artículo 8° del Decreto 806 de 2020, la cuenta
electrónica a la cual fue enviado y la hora de recepción del mismo.

En el cuerpo del correo electrónico en mención, se menciona de forma clara,


la fecha de la providencia a notificar y en archivo adjunto, envía el auto de la orden
de apremio, demanda y anexos. Finalmente, le indica los medios de contacto
disponibles por el despacho.

De lo inspeccionado, salta a la vista, la acreditación suficiente, del envío,


contenido y recepción del correo electrónico referido en el artículo 8° del Decreto
806 de 2020, en concordancia con los artículos 291 y 292 del CGP, luego y tras
saberse, que, el único medio para demostrar la comunicación efectiva, no lo
constituye el acuse de recibido, concluye esta sentenciadora, que el auto en
mención, es constitutivo de una vía de hecho.

Esta posición adquiere mayor rigidez, si en cuenta se tiene, que, la Juez


encartada, no esgrimió otro argumento para no tener en cuenta el correo electrónico
enviado por la parte demandante.
Lo anterior, sumado al pronunciamiento de la Corte Suprema de Justicia, en
sentencia STC10417-2021, M.P. Luis Alonso Rico Puerta, en la cual, por demás, es
reiterado lo expuesto en sentencias CSJ ATC295 de 2020, rad. 2019-00084-01 y CSJ
STC, 3 jun 2020, rad. 01025-00, respecto al acuse de recibido, en el trámite de
notificaciones judiciales, le permite deducir a este despacho, que, la Juez A-quo, al
emitir el proveído fustigado, no valoró de forma adecuada la prueba documental
allegada al plenario.

En la sentencia citada, específicamente, la emitida en esta anualidad, el


órgano de cierre de la jurisdicción ordinaria, en su especialidad civil, al estudiar una
acción de tutela, promovida por la parte ejecutada, dentro de un proceso de
alimentos, con ocasión a la negativa del juez de conocimiento de decretar la nulidad
de todo lo actuado, por considerar, que había sido indebidamente notificado, dado
que, la misma fue remitida a su correo electrónico, sin su autorización y sumado a
ello, argumentó carecer de conocimiento tecnológicos, indicó, que:

“Bajo el anterior entendimiento, la decisión confutada no revela arbitrariedad


ni desmesura que conlleve amenaza o vulneración a las garantías esenciales
invocadas, sino que obedece a un criterio jurídicamente razonable, en tanto
se ciñe a la situación fáctica suficientemente soportada en los documentos
allegados y se ajusta a la interpretación de la normativa y a la jurisprudencia
especializada aplicable, desvirtuando así el asidero jurídico del resguardo
invocado.”
En aquella oportunidad, fueron citadas las sentencias antes referidas, de las
cuáles, resulta pertinente traer a colación los siguientes apartes, puesto que, aclaran
lo concerniente a acto de notificación mediante correo electrónico, al respecto
indicaron, que:

«la notificación se entiende surtida cuando es recibido el correo


electrónico como instrumento de enteramiento, mas no en fecha
posterior cuando el usuario abre su bandeja de entrada y da lectura
a la comunicación, pues habilitar este proceder implicaría que la
notificación quedaría al arbitrio de su receptor, no obstante que la
administración de justicia o la parte contraria, según sea el caso,
habrían cumplido con suficiencia la carga a estos impuesta en el
surtimiento del del trámite de notificación.” (Negrillas propias)
Seguidamente enfatiza la Corte:

“(…) Ahora, en relación con la función que cumple la constancia que acusa
recibo de la notificación mediante el uso de un correo electrónico o cualquiera
otra tecnología, debe tenerse en cuenta que los artículos 291 y 292 del Código
General del Proceso, en concordancia con los preceptos 20 y 21 de la Ley 527
de 1999, prevén que «…se presumirá que el destinatario ha recibido la
comunicación cuando el iniciador recepcione acuse de recibo…», esto es, que
la respuesta del destinatario indicando la recepción del mensaje de datos hará
presumir que lo recibió.
Sin embargo, de tales normas no se desprende que el denominado
«acuse de recibo» constituya el único elemento de prueba conducente y útil
para acreditar la recepción de una notificación por medios electrónicos, cual
si se tratara de una formalidad ad probationem o tarifa legal -abolida en
nuestro ordenamiento con la expedición del Código de Procedimiento Civil-.
Por consecuencia, la libertad probatoria consagrada en el canon 165 del
Código General del Proceso, equivalente al precepto 175 del otrora Código de
Procedimiento Civil, igualmente se muestra aplicable en tratándose de la
demostración de una notificación a través de mensajes de datos o medios
electrónicos en general, ante la inexistencia de restricción en la materia.”
(Subrayas propias, utilizadas por la relación con el presente asunto).

En aquella oportunidad, resaltan un caso analizado con anterioridad, en el


cual:

“(…) el iniciador no recepcionó acuso de recibo de un correo electrónico


enviado como medio de notificación de una providencia judicial, esta
Corporación señaló:
…sólo bastaba verificar la fecha en que se hizo ese enteramiento, y en
el caso examinado quedó claro que tuvo lugar el 11 de octubre de 2019, pues
según la constancia expedida por el servidor de correo electrónico, «se
completó la entrega a estos destinatarios o grupos, pero el servidor de destino
no envió información de notificación de entrega» (fl. 75, cd. 1), lo que
significa que el mensaje se remitió satisfactoriamente y dependía del
destinatario activar su correo, abrir y leer lo allí remitido.”
Finalmente, resaltan:

“En tales condiciones, no es procedente el planteamiento del apoderado de


la querellante con apoyo en el inciso final del artículo 291 del Código General
del Proceso, pues la presunción de que «el destinatario ha recibido la
comunicación cuando el iniciador recepcione acuse de recibo», no significa
que la fecha de notificación coincida con aquella en que se reconoce haber
recibido el mensaje, pues salvo fuerza mayor o caso fortuito, debe
entenderse que tal acto de comunicación fue efectivo cuando el
servidor de origen certifica que se produjo la entrega sin
inconveniente alguno.
Aunado a lo anterior, nótese que el artículo 20 de la Ley 527 de 1999, señala
que para establecer «los efectos del mensaje de datos» a partir del citado
«acuse de recibo», es menester que sea «solicitado o acordado» entre
iniciador y destinatario; por el contrario, como aconteció en el presente caso,
dicho condicionamiento no es aplicable porque solo corresponde a fijación
unilateral de parte del destinatario (CSJ ATC295 de 2020, rad. 2019-00084-
01).
(…) Vistas de esta forma las cosas, la Corte concluye que el
enteramiento por medios electrónicos puede probarse por cualquier
medio de convicción pertinente, conducente y útil, incluyendo no
solo la presunción que se deriva del acuse de recibo (y que puede
ser desvirtuada), sino también su envío, sentido en el que se precisa
el alcance de las consideraciones plasmadas en CSJ STC13993-
2019, 11 oct. 2019, rad. n.º 2019-00115 y STC690-2020, 3 feb.
2020, rad. n.º 2019-02319» (CSJ STC, 3 jun.2020, rad. 01025-
00). Se subraya.” (Negrillas propias, utilizadas para destacar el yerro en el
cual incurrió la parte accionada.).

De lo anterior, se infiere, que, la decisión objeto de esta acción de tutela,


contraría la prueba documental allegada al proceso y los pronunciamientos
jurisprudenciales al respecto, motivo por el cual, se concederá la protección
constitucional a los derechos fundamentales al debido proceso y al acceso a la
administración de justicia.

Sumado a lo expuesto, es menester señalar, que la exequibilidad


condicionada del inciso 3° del artículo 8° y del parágrafo del artículo 9° del Decreto
806 de 2020, se encuentra fundada, en que, el término allí establecido, comenzará
a correr o contabilizarse, cuando el iniciador recepcione acuse de recibido o se pueda
por otro medio contratar el acceso del destinatario al mensaje, luego y como en este
caso, se allegaron documentos tendientes a soportar el acceso del destinatario al
mensaje, pues de ahí deviene la prosperidad de la acción incoada.

En cuanto a este tópico, de forma específica la Corte Constitucional, señaló:

“Al examinar el inciso 3 del artículo 8° y el parágrafo del artículo 9° del


Decreto Legislativo 806 de 2020, la Corte encontró que tal como fueron
adoptadas las disposiciones es posible interpretar que el hito para calcular el
inicio de los términos de ejecutoria de la decisión notificada --–en relación
con la primera disposición– o del traslado de que trata la segunda disposición,
no correspondan a la fecha de recepción del mensaje en el correo electrónico
de destino, sino a la fecha de envío. Esta interpretación desconoce la garantía
constitucional de publicidad y por lo mismo contradice la Constitución, en
tanto implica admitir que, aun en los eventos en que el mensaje no haya sido
efectivamente recibido en el correo de destino, la notificación o el traslado se
tendría por surtido por el solo hecho de haber transcurrido dos días desde su
envío. En consecuencia, la Corte declarará la exequibilidad condicionada del
inciso 3 del artículo 8° y del parágrafo del artículo 9° del Decreto Legislativo
sub examine en el entendido de que el término de dos (02) días allí dispuesto
empezará a contarse cuando el iniciador recepcione acuse de recibo o se
pueda por otro medio constatar el acceso del destinatario al mensaje.”
En razón a lo expuesto, se dejará sin efecto el auto calendado 13 de abril
hogaño y los demás emitidos con posterioridad al mismo en el cuaderno principal y
que dependan de este.

De igual manera, se le ordenará al Juzgado Treinta y Cinco Civil Municipal de


Bogotá, que, en el perentorio e improrrogable término de cuarenta y ocho (48)
horas, contadas a partir de la notificación de esta providencia, proceda a emitir una
nueva decisión, respecto al trámite de notificación del demandado Cesar Augusto
Rodríguez Angarita, en la cual, tendrá que considerar la documental allegada y las
consideraciones expuestas en esta oportunidad.

Lo anterior ocurrirá, no sin antes precisar, que, resulta inaplicable el artículo


624 del CGP, por cuanto, para el momento en el cual se intentó la notificación por
correo electrónico del demandado Cesar Augusto Rodríguez Angarita, no se
tramitaba una notificación diferente a la electrónica, toda vez, que, mediante auto
del 10 de septiembre de 2020 (ver fl. 61 Exp. dig.), fue aceptada una nueva dirección
física de notificación y no existe prueba alguna, que permitiere evidenciar, el envío
de la documental física.
En mérito de lo expuesto, el Juzgado Treinta y Cuatro Civil del Circuito de
Oralidad de Bogotá D. C. administrando justicia en nombre de la República de
Colombia y por autoridad de la Ley,

R E S U E L V E:

PRIMERO.- TUTELAR, los derechos fundamentales al debido proceso y al


acceso a la administración de justicia, dentro de la acción de tutela promovida por
la COOPERATIVA FINANCIERA JHON F KENNEDY, en contra del JUZGADO
TREINTA Y CINCO CIVIL MUNICIPAL DE BOGOTÁ, por los argumentos
expuestos en la parte motiva de esta providencia.

SEGUNDO.- Como consecuencia inmediata de lo anterior, se deja sin efecto


el auto calendado 13 de abril de los corrientes, los que con posterioridad se hubieren
emitido en el cuaderno principal y que dependan de este.

Junto a lo anterior, se le ordena, al JUZGADO TREINTA Y CINCO CIVIL


MUNICIPAL DE BOGOTÁ, que, en el perentorio e improrrogable término de
cuarenta y ocho (48) horas, contadas a partir de la notificación de esta providencia,
proceda a emitir una nueva decisión, respecto al trámite de notificación del
demandado Cesar Augusto Rodríguez Angarita, en la cual, considere la documental
allegada y las consideraciones expuestas en esta oportunidad.

TERCERO.- NOTIFICAR por el medio más expedito la presente decisión a


las partes acá intervinientes bien por acción u omisión y remítase el expediente
enviado en préstamo a la dependencia judicial correspondiente.

CUARTO.- De no impugnarse esta providencia dentro de los tres (3) días


siguientes de surtirse su notificación, remítase la actuación al día siguiente de cobrar
ejecutoria a la H. Corte Constitucional para su eventual revisión, tal y como se
establece en el numeral 9° del artículo 241 de la Constitución Nacional.

NOTIFÍQUESE y CÚMPLASE.

JGSB/2021-398

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