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T-195-19 Sustentación Recurso de Apelación LEIDO

Este documento presenta la Sentencia T-195/19 de la Corte Constitucional de Colombia. Resume el caso de Arturo Espinosa Giraldo contra el Tribunal Superior del Distrito Judicial de Ibagué por considerar vulnerado su derecho al debido proceso. La Corte analiza si el Tribunal actuó correctamente al rechazar los recursos de Espinosa por llegar tarde a la audiencia debido a problemas de salud de su apoderado. Finalmente, la Corte confirma la sentencia que negó la tutela solicitada por Espinosa.
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T-195-19 Sustentación Recurso de Apelación LEIDO

Este documento presenta la Sentencia T-195/19 de la Corte Constitucional de Colombia. Resume el caso de Arturo Espinosa Giraldo contra el Tribunal Superior del Distrito Judicial de Ibagué por considerar vulnerado su derecho al debido proceso. La Corte analiza si el Tribunal actuó correctamente al rechazar los recursos de Espinosa por llegar tarde a la audiencia debido a problemas de salud de su apoderado. Finalmente, la Corte confirma la sentencia que negó la tutela solicitada por Espinosa.
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Sentencia T-195/19

Referencia: Expediente T-7.129.961

Acción de tutela instaurada por Arturo


Espinosa Giraldo contra el Tribunal
Superior del Distrito Judicial de Ibagué,
Sala Civil – Familia1.

Magistrado ponente:
JOSÉ FERNANDO REYES CUARTAS

Bogotá, D.C., catorce (14) de mayo de dos mil diecinueve (2019).

La Sala Octava de Revisión de tutelas de la Corte Constitucional, integrada por


los Magistrados Carlos Bernal Pulido, Alberto Rojas Ríos y José Fernando
Reyes Cuartas, quien la preside, en ejercicio de sus competencias
constitucionales y legales, profiere la siguiente:

SENTENCIA

Dentro del trámite de revisión de los fallos dictados por las salas de Casación
Civil y Laboral de la Corte Suprema de Justicia, en primera y segunda instancia,
respectivamente, al interior de la acción de tutela presentada por el señor Arturo
Espinosa Giraldo contra la Sala Civil - Familia del Tribunal Superior del
Distrito Judicial de Ibagué.

I. ANTECEDENTES

El señor Arturo Espinosa Giraldo, quien actúa a través de apoderado judicial2,


promovió acción de tutela contra el Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Ibagué, Sala Civil – Familia, tras considerar vulnerado su derecho fundamental
al debido proceso con ocasión del auto de 22 de junio de 2018, por medio del
cual la autoridad judicial rechazó por extemporáneos los recursos de reposición
y apelación interpuestos contra el proveído de 27 de abril de 2018, que declaró
desierta la apelación presentada al interior del proceso de declaración de
existencia, disolución y liquidación de sociedad de hecho, por inasistencia a la
audiencia de sustentación y fallo. Para fundamentar la acción relató los
siguientes:

Hechos relevantes

1
Fueron vinculados al proceso de la referencia el Juzgado Civil del Circuito del Líbano y los señores Juan
Carlos, Gloria Lucía, Martha Yaneth y José Wilson Casas Giraldo, así como al abogado Ramón H. Nivia Hoyos
como apoderado de las personas antes mencionadas, el curador ad litem de los herederos indeterminados de
Inés Giraldo Prieto (q.e.p.d.) y el señor Carlos Julio Casas Ruiz y su apoderado (en calidad de partes e
intervinientes del proceso ordinario).
2
Poder visible a folio 1 del cuaderno de primera instancia.
1. Informó el accionante que ante el Juzgado Civil del Circuito del Líbano,
promovió demanda ordinaria de declaración de existencia, disolución y
liquidación de sociedad de hecho contra los señores Juan Carlos, Gloria Lucía,
Martha Yaneth, José Wilson Casas Giraldo, Carlos Julio Casas Ruiz y los
herederos indeterminados de Inés Giraldo Prieto (q.e.p.d.), la cual fue decidida
de manera desfavorable por el Juzgado mencionado, mediante sentencia del 14
de septiembre de 2017.

2. Destacó que contra la decisión anterior interpuso la apelación


correspondiente, recurso que fue tramitado por el Tribunal Superior del Distrito
Judicial de Ibagué, Sala Civil – Familia, por lo que una vez admitida la alzada,
la autoridad judicial fijó como fecha y hora para audiencia de sustentación y
fallo el 27 de abril de 2018 a las nueve (9) de la mañana. Seguidamente comentó
que ese día su apoderado sufrió un percance de salud, lo que le impidió llegar a
tiempo a esa diligencia.

3. Informó que antes de concurrir al despacho judicial su apoderado acudió al


médico, quien lo incapacitó por espacio de tres (3) días3. Pese a ello, destacó
que se desplazó del municipio del Líbano (lugar donde reside) a la ciudad de
Ibagué; empero funcionarios del Tribunal accionado informaron que la
audiencia ya había sido realizada y declarado desierto el recurso de apelación
debido a su inasistencia.

4. Refirió que contra la anterior decisión fue interpuesto el recurso de reposición


y en subsidio el de apelación en procura de lograr que la audiencia de fallo fuera
reprogramada, para lo cual anexó las certificaciones y exámenes médicos
practicados. Como argumentos de defensa resaltó que la causa por la cual no
pudo asistir en la hora señalada para la audiencia pública fue ocasionada por
una fuerza mayor o caso fortuito debido al episodio esporádico que afectó su
salud, ya que no le era posible conocer con anticipación que enfermaría el día
de la diligencia judicial, lo cual considera un hecho imprevisible e irresistible.
No obstante, dichos recursos fueron rechazados por extemporáneos mediante
auto de 22 de junio de 20184.

5. A juicio de la parte actora, la decisión cuestionada incurre en “vías de


hecho”, toda vez que no podía sustentar un recurso en una audiencia a la que
llegó tardíamente o sustituir el poder, razón por la que era acertado aceptar el
caso fortuito alegado. Lo anterior, insiste, debido a su estado de salud para el
día de la audiencia.

3 Al respecto, el apoderado judicial del accionante precisó que debido a lo sucedido solicitó la certificación
médica correspondiente, la cual da cuenta que el 27 de abril de 2018 a las 7 y 30 de la mañana fue atendido por
el galeno Enrique Velandia Ravelo, médico particular que consignó la patología presentada, relacionada con
una gastroenteritis aguda.
4 Sostuvo que si bien los recursos fueron rechazados por extemporáneos, el Tribunal accionado precisó que

“aun admitiendo en vía de discusión que el prenotado recurso de reposición haya sido interpuesto en tiempo,
se aprecia igualmente que las causas que invoca el litigante no constituyen una circunstancia de fuerza mayor
o caso fortuito que le impidieron asistir a la audiencia. Luego si no se encontraba en óptimas condiciones de
salud, ha debido sustituirle el poder a otro apoderado para que se hiciera presente en la audiencia y sustentara
el recurso”.
2
6. Agregó que si bien el artículo 322 del Código General del Proceso obliga al
recurrente a sustentar la alzada en audiencia, no lo es menos que esa norma
contiene un vacío, “pues en parte alguna regula el caso cuya ocurrencia aquí
se demuestra o plantea, luego mal puede dársele aplicación literal como aquí
ocurre, ya que se debe acudir a la lógica y análisis jurídico y no a lo exegético”.

7. En consideración a lo expuesto, pretende que se deje sin efecto el auto de 22


de junio de 2018 por medio del cual el Tribunal accionado rechazó por
extemporáneos los recursos interpuestos contra el auto que declaró desierto el
recurso de apelación y, en consecuencia, se programe una nueva fecha para la
realización de la audiencia de fallo, pues, en su concepto, esa decisión vulnera
el derecho fundamental al debido proceso por presentar “vías de hecho al
limitar sustancialmente la aplicación de las normas legales pertinentes”.

Trámite procesal

8. Mediante auto de 12 de septiembre de 20185, la Sala de Casación Civil de la


Corte Suprema de Justicia avocó el conocimiento de la acción de tutela y
dispuso la notificación de la parte accionante y al Tribunal accionado.
Asimismo, ordenó notificar sobre el inicio de la actuación a las partes e
intervinientes del proceso ordinario, razón por la cual en el expediente y seguido
del auto admisorio pueden leerse varios oficios en los que la secretaría de la
Sala de Casación Civil comunica la existencia de la presente acción a6: i) los
magistrados de la Sala Civil - Familia del Tribunal Superior del Distrito Judicial
de Ibagué, ii) al Juzgado Civil del Circuito del Líbano, iii) al accionante y su
apoderado, iv) a los señores Juan Carlos, Gloria Lucía, Martha Yaneth y José
Wilson Casas Giraldo, así como al abogado Ramón H. Nivia Hoyos como
apoderado de las personas antes mencionadas, v) al curador ad litem de los
herederos indeterminados de Inés Giraldo Prieto (q.e.p.d.) y vi) al señor Carlos
Julio Casas Ruiz y su apoderado.

9. Respuestas a la acción. Como accionada la Sala Civil - Familia del Tribunal


Superior del Distrito Judicial de Ibagué guardó silencio y las demás personas a
las cuales la secretaría antes mencionada les remitió la comunicación no
ofrecieron respuesta alguna.

Sentencias objeto de revisión

10. Primera instancia: La Sala de Casación Civil de la Corte Suprema de


Justicia mediante sentencia de 19 de septiembre de 2018, negó la acción de
tutela. Como argumento de la decisión el juez de primer nivel encontró que el
auto por medio del cual el Tribunal Superior de Ibagué Sala Civil – Familia
declaró desierta la alzada, ante la inasistencia del apoderado del apelante a la
audiencia fijada para su sustentación, resulta acorde con lo establecido en el
artículo 322 del Código General del Proceso (en adelante CGP), por lo que no
hay lugar al amparo constitucional reclamado.

5 Folio 21 del cuaderno de primera instancia.


6
Folios 22 a 32 del cuaderno de primera instancia.

3
Luego de transcribir apartes del auto de 22 de junio de 2018, objeto de tutela,
el a quo concluyó que esa decisión fue debidamente motivada en atención a la
normativa y jurisprudencia7 que regula la materia, pues “la justificación
propuesta no era válida porque la situación alegada por el apoderado del
demandante no revestía trascendencia suficiente para configurar la «fuerza
mayor» aducida, al punto que el mandatario pudo sustituirle el poder a otro
abogado para que sustentara la alzada”.

11. Impugnación: El señor Arturo Espinosa Giraldo a través de su apoderado,


mediante escrito del 28 de septiembre de 2018 impugnó la decisión de primera
instancia sin esbozar argumento alguno8.

12. Segunda instancia: Con fundamento en las mismas consideraciones


realizadas por el a quo, la Sala de Casación Laboral de la Corte Suprema de
Justicia mediante sentencia de 31 de octubre de 2018 confirmó íntegramente la
decisión de primer nivel. Seguidamente consideró que la providencia atacada
no es arbitraria o caprichosa, ni está desprovista de sustento jurídico, por el
contrario, el Tribunal accionado expuso con suficiencia que las complicaciones
de salud del recurrente no constituían una situación de fuerza mayor o caso
fortuito que le impidiera asistir a la audiencia pública. Agregó que si bien la
jurisprudencia de esa Corporación ha sostenido que la inasistencia no es un
requisito para declarar desierto el recurso de apelación cuando este haya sido
argumentado en debida forma, al revisar el escrito de apelación, encontró que
no fue debidamente sustentado porque no contiene los requisitos mínimos
previstos en el numeral tercero del artículo 322 del CGP.

Pruebas

13. Entre las pruebas aportadas en el trámite de la acción de tutela, la Sala


destaca las siguientes:

i) Copia del recurso de reposición y en subsidio de apelación interpuesto por el


apoderado del actor el 3 de mayo de 2018, contra el auto que declaró desierto el
recurso de apelación (folios 2 y 3, cuaderno de primera instancia).

ii) Copia del auto de 22 de junio de 2018, por medio del cual el Tribunal
Superior del Distrito Judicial de Ibagué, Sala Civil-Familia rechazó por
extemporáneos los recursos interpuestos (folios 12 y 13, cuaderno de primera
instancia).

iii) Copia de la incapacidad médica por tres (3) días suscrita el 27 de abril de 2018
y otorgada al paciente David Martínez Lugo por gastroenteritis aguda (folio 4,
cuaderno de primera instancia).

7
Sobre lo relacionado con la justificación de los apoderados respecto de su inasistencia a la audiencia de
sustentación y fallo de que trata el artículo 327 del CGP referenció la sentencia de la Corte Suprema de Justicia,
Sala de Casación Civil No. STC18104-2017, 2 nov., rad. 2017-00222-01.
8
Folio 47 del cuaderno de primera instancia.
4
iv) Copia de los exámenes de laboratorio y fórmula médica (folios 5 a 7, cuaderno
de primera instancia).

Actuaciones en sede de revisión

14. De acuerdo con lo dispuesto en los artículos 86 de la Constitución Política


y 33 del Decreto Estatutario 2591 de 1991, la Sala de Selección Número Uno
de la Corte Constitucional, mediante auto de 21 de enero de 2019 escogió para
efectos de su revisión la acción de tutela de la referencia.

15. Durante el trámite adelantado en esta sede, el Magistrado Sustanciador


consideró necesario contar con suficientes elementos de juicio para mejor
proveer. En ese sentido, en auto de 19 de febrero de 2019 solicitó el envío del
expediente -o en su defecto copias del mismo-, contentivo del trámite ordinario
de existencia, disolución y liquidación de sociedad de hecho radicado con el
número 73411-31-03-001-2015-00067-00.9

16. Mediante informe secretarial de 7 de marzo de 2019, la Secretaría General


de esta Corporación señaló que “el auto del 19 de febrero de 2019, fue
comunicado mediante oficio OPTB-394/19 del 22 de febrero de 2019 y durante
dicho término no se recibió comunicación alguna.”

II. CONSIDERACIONES

Competencia

1. Esta Sala es competente para analizar los fallos materia de revisión, de


conformidad con lo establecido en los artículos 86 y 241-9 de la Constitución
Política y 31 a 36 del Decreto Estatutario 2591 de 1991.

Presentación del caso, problema jurídico y metodología de decisión

2. En el asunto objeto de estudio, el señor Arturo Espinosa Giraldo, mediante


apoderado judicial, sostiene que las decisiones proferidas al interior del proceso
de existencia, disolución y liquidación de sociedad de hecho vulneran su
derecho al debido proceso. En su concepto, las providencias contra las que se
dirige el recurso de amparo incurren en “vías de hecho” al limitar
sustancialmente la aplicación de las normas del Código General del Proceso,

9
La orden se profirió de la siguiente manera: “Primero.-. ORDENAR al Juzgado Civil del Circuito del Líbano
que, en el término de tres (3) días contados a partir de la comunicación de la presente decisión, remita el
expediente -o en su defecto copias del mismo-, contentivo del trámite ordinario de existencia, disolución y
liquidación de sociedad de hecho radicado con el número 73411-31-03-001-2015-00067-00, en cual es
demandante el señor Arturo Espinosa Giraldo y demandado el señor Carlos Julio Casas Ruiz y otros. En
especial, deberá remitir informe con sus respectivos soportes, donde conste la sentencia de primera instancia,
el recurso de apelación correspondiente y todas las actuaciones adelantadas con posterioridad por parte del
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Ibagué, Sala Civil – Familia en segunda instancia, esto es: i) el auto
que admitió el recurso de apelación y el que fijó fecha y hora para la audiencia de sustentación y fallo de que
trata el artículo 327 del CGP, así como sus respectivas notificaciones a las partes, ii) la audiencia de
sustentación y fallo realizada el 27 de abril de 2018 en la cual fue declarado desierto el recurso de alzada por
inasistencia del apoderado del actor, iii) los recursos de reposición y apelación interpuestos contra esa
decisión y, iv) el auto de 22 de junio de 2018 que los rechazó por extemporáneos. En caso de que para este
momento el expediente no se encuentre en dicho Despacho deberá remitirse el requerimiento al competente.”

5
comoquiera que al no existir disposición que regule lo relacionado con la
inasistencia a la audiencia de sustentación y fallo prevista en el artículo 327 del
compendio normativo mencionado, era necesario que el operador judicial
efectuara una interpretación jurídica por analogía para superar ese vacío
normativo y, en consecuencia, reprogramar la diligencia por eventos
relacionados con fuerza mayor y caso fortuito.

3. La Sala Revisión comprueba que la parte actora no propuso en el escrito de


tutela ni en el de impugnación causal específica de procedencia de la acción de
tutela contra providencias judiciales; no obstante, es factible desprender que lo
controvertido en este escenario constitucional gira en torno a la posible
configuración de los defectos sustantivo y fáctico. El primero, por la presunta
inaplicación de las disposiciones sobre inasistencia a audiencias públicas
cuando se presenta una fuerza mayor o caso fortuito y el segundo porque
aparentemente el Tribunal accionado no tuvo en cuenta la incapacidad médica
que constataba la gastroenteritis aguda que padeció el apoderado del actor el día
de la diligencia.

4. De conformidad con lo expuesto, le corresponde a la Sala de Revisión


determinar, en primer lugar, si la acción de tutela interpuesta por el señor Arturo
Espinosa Giraldo cumple con los requisitos generales de procedibilidad contra
providencias judiciales. En caso de ser procedente, será preciso analizar el
fondo del asunto, el cual plantea los siguientes problemas jurídicos:

¿ Incurren en los defectos sustantivo y fáctico y, por tanto, vulneran el derecho


al debido proceso las providencias proferidas por el Tribunal accionado al
declarar desierto en la audiencia de 27 de abril de 2018 el recurso de apelación
por inasistencia del apoderado y rechazar por extemporáneos los recursos de
reposición y, en subsidio apelación, interpuestos contra esa decisión?

Particularmente, debe examinar si ¿una incapacidad médica, cualquiera que sea


su contenido y momento de presentación, constituye un evento de fuerza mayor
o caso fortuito y, por tanto, una justa causa para inasistir a la audiencia de
sustentación y fallo prevista en el artículo 327 del Código General del Proceso?

Para responder lo planteado la Sala de Revisión reiterará la jurisprudencia


constitucional sobre: (i) las reglas generales y específicas de procedibilidad
excepcional de la acción de tutela contra providencias judiciales, defectos
sustantivo y fáctico; (ii) la procedencia de la acción de tutela contra autos
interlocutorios; (iii) el papel del juez en el Estado social de derecho; (iv) el
alcance del procedimiento civil ante la inasistencia de las partes a las audiencias
públicas en los procesos verbales; para finalmente (v) resolver el caso concreto.

Procedencia excepcional de la acción de tutela contra providencias


judiciales. Reiteración de jurisprudencia10

10
La base argumentativa expuesta en este capítulo hace parte de las sentencias SU-917 de 2010, SU-195 de
2012, SU-515 de 2013, SU-769 de 2014 y SU-336 de 2017. Por tanto, mantiene la postura uniforme y reciente
de esta Corporación sobre la materia.
6
5. El artículo 86 de la Carta establece que a través de la acción de tutela puede
reclamarse la protección de los derechos fundamentales cuando resulten
amenazados o vulnerados por cualquier autoridad pública. Esta disposición no
realizó distinción alguna respecto de los ámbitos de la función pública en los
cuales tales derechos podrían resultar vulnerados, por lo que se entiende que
este mecanismo procede contra los actos o las decisiones proferidas en ejercicio
de la función jurisdiccional11.

Ha señalado la Corte12 que esa regla se deriva del texto de la Constitución


Política en concordancia con la Convención Americana sobre Derechos
Humanos13 y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos14, los cuales
establecen que toda persona podrá hacer uso de mecanismos judiciales ágiles y
efectivos que los ampare contra la amenaza o violación de los derechos
fundamentales, aun si esta se causa por quienes actúan en ejercicio de funciones
oficiales.

6. Ahora bien, en la sentencia C-543 de 1992 la Corte declaró inexequibles los


artículos 11 y 40 del Decreto Estatutario 2591 de 1991 que admitían la
procedencia de la acción de tutela contra providencias judiciales. En esta
decisión se consideró que aunque los funcionarios judiciales son autoridades
públicas, dada la importancia de principios como la seguridad jurídica, la cosa
juzgada constitucional y la autonomía e independencia judicial, la procedencia
de la acción de tutela era factible solo en relación con “actuaciones de hecho”
que impliquen una grave vulneración a los derechos fundamentales.

Posteriormente, la Corte acuñó el término “vía de hecho” para abordar el


estudio de casos respecto de los cuales se advertía un proceder arbitrario que
vulneraba derechos fundamentales15 por “la utilización de un poder concedido
al juez por el ordenamiento para un fin no previsto en la disposición (defecto
sustantivo), o en el ejercicio de la atribución por un órgano que no es su titular
(defecto orgánico), o en la aplicación del derecho sin contar con el apoyo de
los hechos determinantes del supuesto legal (defecto fáctico), o en la actuación
por fuera del procedimiento establecido (defecto procedimental)”16 .

7. Posteriormente, en la sentencia C-590 de 200517 esta Corporación superó el


concepto de “vía de hecho” utilizado en el análisis de la procedencia de la
tutela contra providencias judiciales, para dar paso a la doctrina de específicos
supuestos de procedibilidad18. Así, partiendo de la excepcionalidad de este
mecanismo, acompasado con el propósito de asegurar el equilibro entre los
principios de seguridad jurídica, cosa juzgada y autonomía e independencia
judicial, se sistematizaron diferentes requisitos denominados criterios de
procedencia de la acción de tutela contra decisiones judiciales, dentro de los

11
Sentencia SU-769 de 2014.
12
Ver, sentencias T-792 de 2010, T-511 de 2011 y SU-773 de 2014.
13
Artículo 25. Aprobada mediante la Ley 16 de 1972.
14
Artículo 2. Aprobado mediante la Ley 74 de 1968.
15
Ver sentencia T-079 de 1993.
16
Ver sentencias T-231 de 1994, T-008 de 1998 y T-260 de 1999.
17
En esa ocasión, la Corte declaró inexequible la expresión “ni acción”, contenida en el artículo 185 de la Ley
906 de 2004, que impedía ejercer la acción de tutela contra decisiones de casación en materia penal.
18
Cfr. Sentencia SU-041 de 2018.
7
cuales se distinguen unos de carácter general y otros de carácter específico19.
Los primeros constituyen restricciones de índole procedimental o parámetros
imprescindibles para que el juez de tutela aborde el análisis de fondo y fueron
clasificados así:

8. Los requisitos generales de procedencia que deben ser cuidadosamente


verificados son: que la cuestión que se discuta resulte de evidente relevancia
constitucional, que se hayan agotado todos los medios -ordinarios y
extraordinarios- de defensa judicial al alcance de la persona afectada, salvo que
se trate de evitar la consumación de un perjuicio iusfundamental irremediable;
que se cumpla el requisito de la inmediatez, es decir, que la tutela se hubiere
interpuesto en un término razonable y proporcionado a partir del hecho que
originó la vulneración. Cuando se trate de una irregularidad procesal, debe
quedar claro que la misma tiene un efecto decisivo o determinante en la
sentencia que se impugna y que afecta los derechos fundamentales de la parte
actora, con las claridades que denota la sentencia C-591-05 (pruebas ilícitas
susceptibles de imputarse como crímenes de lesa humanidad), igualmente que
la parte actora identifique de manera razonable tanto los hechos que generaron
la vulneración como los derechos vulnerados y que hubiere alegado tal
vulneración en el proceso judicial siempre que esto hubiere sido posible;
asimismo, que no se trate de sentencias de tutela.

Lo anteriores criterios serán examinados por el juez constitucional sin


abandonar los principios de seguridad jurídica, cosa juzgada y de independencia
y autonomía inherentes al juez ordinario.

9. Los segundos -requisitos específicos-, aluden a los yerros judiciales que se


advierten en la decisión judicial y tornan inexorable la intervención del juez de
tutela. Esos fueron denominados “causales especiales de procedibilidad de la
tutela contra providencias judiciales”, y se explicaron en los siguientes
términos:

“a. Defecto orgánico, que se presenta cuando el funcionario judicial que


profirió la providencia impugnada, carece, absolutamente, de
competencia para ello.

b. Defecto procedimental absoluto, que se origina cuando el juez actuó


completamente al margen del procedimiento establecido.

c. Defecto fáctico, que surge cuando el juez carece del apoyo probatorio
que permita la aplicación del supuesto legal en el que se sustenta la
decisión.

d. Defecto material o sustantivo, como son los casos en que se decide


con base en normas inexistentes o inconstitucionales o que presentan
una evidente y grosera contradicción entre los fundamentos y la
decisión.

19
Cfr. Sentencia SU-749 de 2014.
8
f. Error inducido, que se presenta cuando el juez o tribunal fue víctima
de un engaño por parte de terceros y ese engaño lo condujo a la toma de
una decisión que afecta derechos fundamentales.

g. Decisión sin motivación, que implica el incumplimiento de los


servidores judiciales de dar cuenta de los fundamentos fácticos y
jurídicos de sus decisiones en el entendido que precisamente en esa
motivación reposa la legitimidad de su órbita funcional.

h. Desconocimiento del precedente, hipótesis que se presenta, por


ejemplo, cuando la Corte Constitucional establece el alcance de un
derecho fundamental y el juez ordinario aplica una ley limitando
sustancialmente dicho alcance. En estos casos la tutela procede como
mecanismo para garantizar la eficacia jurídica del contenido
constitucionalmente vinculante del derecho fundamental vulnerado.

i. Violación directa de la Constitución”.

10. Con todo, para el análisis de la procedencia de la acción de tutela contra


providencias judiciales es necesario tener en cuenta, por un lado, que se trata de
una posibilidad de carácter excepcional, sujeta al cumplimiento de los
parámetros formales y materiales establecidos por esta Corporación. Deben
encontrarse acreditados cada uno de los requisitos generales permitiéndole al
juez de tutela realizar un examen constitucional de las decisiones judiciales,
luego de lo cual habrá de demostrarse la existencia de, por lo menos, una de las
causales específicas o defectos enunciados.

Ahora bien, teniendo en cuenta los criterios específicos, la Sala precisará los
que interesan al asunto bajo estudio, es decir, defecto sustantivo y fáctico, por
cuanto son los vicios que se le endilgan a las providencias controvertidas.

11. Defecto sustantivo20. Este yerro encuentra su fundamento en el principio de


igualdad, así como en los derechos de acceso a la administración de justicia y
al debido proceso. Está asociado a la irregular aplicación o interpretación de
una norma por parte del juez al momento de resolver el caso puesto a su
consideración, porque si bien las autoridades judiciales gozan de autonomía e
independencia para emitir sus pronunciamientos, lo cierto es que dicha
prerrogativa no es absoluta porque, en todo caso, deben ajustarse al marco de la
Constitución21.

En ese orden, la intervención excepcional del juez de tutela ante un defecto


sustantivo se justifica únicamente en la imperiosa necesidad de garantizar la
vigencia de los derechos fundamentales y el texto superior, sin que ello suponga
suplantar la labor de la autoridad judicial competente22. En la sentencia T-543
de 2017, la Corte caracterizó los eventos en los que se presenta este yerro, así:

20
La base argumentativa y jurisprudencial de este acápite se sustenta en las consideraciones expuestas en las
sentencias SU-035 de 2018 y T-451 de 2018.
21
Cfr. Sentencia T-543 de 2017.
22
Ibídem.
9
“(i) la decisión judicial se basa en una norma que no es aplicable, porque
a) no es pertinente, b) ha sido derogada y por tanto perdió vigencia, c) es
inexistente, d) ha sido declarada contraria a la Constitución, o e) a pesar
de que la norma cuestionada está vigente y es constitucional, no se adecúa
a la situación fáctica a la cual se aplicó, porque la norma utilizada, por
ejemplo, se le dan efectos distintos a los señalados expresamente por el
legislador;

(ii) a pesar de la autonomía judicial, la interpretación o aplicación de la


norma al caso concreto, no se encuentra, prima facie, dentro del margen
de interpretación razonable o ‘la aplicación final de la regla es inaceptable
por tratarse de una interpretación contraevidente (interpretación contra
legem) o claramente perjudicial para los intereses legítimos de una de las
partes o cuando se aplica una norma jurídica de forma manifiestamente
errada, sacando de los parámetros de la juridicidad y de la interpretación
jurídica aceptable la decisión judicial;

(iii) no se toman en cuenta sentencias que han definido su alcance con


efectos erga omnes;

(iv) la disposición aplicada se torna injustificadamente regresiva o


contraria a la Constitución;

(v) un poder concedido al juez por el ordenamiento jurídico se utiliza ‘para


un fin no previsto en la disposición’;

(vi) la decisión se funda en una hermenéutica no sistémica de la norma,


con omisión del análisis de otras disposiciones que regulan el caso; o

(vii) se desconoce la norma constitucional o legal aplicable al caso


concreto23”.

La Corte ha sostenido que cuando el juez de tutela advierta que una providencia
incurre en alguna de las mencionadas situaciones deberá declarar la vulneración
del derecho fundamental al debido proceso24. Así mismo, ha establecido
que para que la interpretación o aplicación de la norma al caso concreto
constituya defecto sustantivo, se debe estar frente a una decisión judicial en la
que el funcionario en su labor hermenéutica desconozca o se aparte de forma
abierta de los parámetros constitucionales y legales, de tal manera que vulnere
o amenace derechos fundamentales de las partes25.

12. En suma, se configura un defecto sustantivo cuando el juez realiza una


interpretación irrazonable, desproporcionada, arbitraria y caprichosa de la
norma o la jurisprudencia aplicable al caso, generando una decisión que se torna
contraria a la efectividad de los derechos fundamentales26. Por el contrario, la

23
Sentencias SU-399 de 2012, fundamento jurídico nº 4; SU-400 de 2012, fundamento jurídico nº 6.1.; SU-416
de 2015, fundamento jurídico nº 5; y SU-050 de 2017, fundamento jurídico nº 4.2.
24
Sentencia T-741 de 2017. Reiterada en la sentencia T-259 de 2018.
25
Sentencia T-266 de 2012. Reiterada en la sentencia T-259 de 2018.
26
Sentencias T-453 y SU-050 de 2017, SU-427 de 2016, SU-432 y SU-241 de 2015.
10
mera inconformidad con el análisis efectuado por la autoridad judicial no
habilita la intervención del juez constitucional27. En todo caso, el juez de tutela,
en principio, no está llamado a definir la forma correcta de interpretación del
derecho; sin embargo, en aquellos eventos en los que la interpretación dada por
el juez ordinario carezca de razonabilidad y cuando se cumplen los requisitos
mencionados, se hace procedente la intervención excepcional del juez
constitucional.

13. Defecto fáctico28. La jurisprudencia constitucional29 ha señalado que el


defecto fáctico se presenta cuando el funcionario judicial emite una providencia
“(…) sin que los hechos del caso se subsuman adecuadamente en el supuesto
de hecho que legalmente la determina30, como consecuencia de una omisión en
el decreto31 o valoración de las pruebas; de una valoración irrazonable de las
mismas; de la suposición de una prueba, o del otorgamiento de un alcance
contraevidente a los medios probatorios”.

Se puede estructurar a partir de una dimensión negativa y otra positiva, “La


negativa surge de las omisiones o descuido de los funcionarios judiciales en las
etapas probatorias, verbi gratia, (i) cuando sin justificación alguna no valora
los medios de convicción existentes en el proceso, los cuales determinan la
solución del caso objeto de análisis; (ii) resuelve el caso sin tener las pruebas
suficientes que sustentan la decisión32; y (iii) por no ejercer la actividad
probatoria de oficio, es decir, no ordenar oficiosamente la práctica de pruebas,
cuando las normas procesales y constitucionales así lo determinan”33.

Será positiva la dimensión, cuando se trata de acciones positivas del juez, por
tanto, se incurre en ella “(i) cuando se evalúa y resuelve con fundamento en
pruebas ilícitas, siempre que estas sean el fundamento de la providencia34; y
(ii) decidir con pruebas, que por disposición de la ley, no es demostrativa del
hecho objeto de la decisión”35.

14. La Corte ha precisado que la acción de tutela puede fundamentarse en el


defecto fáctico solo cuando se demuestra que el funcionario judicial valoró la
prueba de manera arbitraria. Ello significa que el yerro en la valoración de los
medios de convicción, “debe ser de tal entidad que sea ostensible, flagrante y
manifiesto, y el mismo debe tener una incidencia directa en la decisión, en la
medida que el juez de tutela no puede convertirse en una instancia revisora de
la actividad de evaluación probatoria del juez que ordinariamente conoce de
un asunto, según las reglas generales de competencia”36.

27
Sentencia T-118A de 2013.
28
La base argumentativa y jurisprudencial de este acápite se sustenta en las consideraciones expuestas en las
sentencias SU-004 de 2018 y T-451 de 2018.
29
Sentencia T-587 de 2017.
30
Así, por ejemplo, en la Sentencia SU-159 de 2002, se define el defecto fáctico como “la aplicación del
derecho sin contar con el apoyo de los hechos determinantes del supuesto legal a partir de pruebas válidas”.
31
Cabe resaltar que si esta omisión obedece a una negativa injustificada de practicar una prueba solicitada por
una de las partes, se torna en un defecto procedimental, que recae en el ejercicio del derecho de contradicción.
32
Sentencia C-590 de 2005.
33
Sentencia SU-355 de 2017.
34
Sentencia SU-159 de 2000.
35
Sentencia SU-455 de 2017 y T-1082 de 2007, entre otras.
36
Sentencias T-442 de 1994.
11
En sentencia SU-768 de 2014 mantuvo esa línea al indicar: “entendiendo que
la autonomía judicial alcanza su máxima expresión en el análisis probatorio,
el defecto fáctico debe satisfacer los requisitos de irrazonabilidad y
trascendencia37: (i) El error denunciado debe ser ‘ostensible, flagrante y
manifiesto’38, y (ii) debe tener ‘incidencia directa’, ‘transcendencia
fundamental’ o ’repercusión sustancia” en la decisión judicial adoptada, lo que
quiere decir que, de no haberse presentado, la decisión hubiera sido distinta”39.

15. En principio, la estimación que de las pruebas hace el juez natural es libre y
autónoma, y no puede ser desautorizada por un criterio distinto emitido por el
juez constitucional. Al respecto, en sentencia SU-489 de 2016 expresó la Corte:

“La intervención del juez de tutela, frente al manejo dado por el juez natural
es, y debe ser, de carácter extremadamente reducido. El respeto por el
principio de autonomía judicial y el principio del juez natural, impiden que
en sede de tutela se lleve a cabo un examen exhaustivo del material
probatorio.

Las diferencias de valoración que puedan surgir en la apreciación de una


prueba no pueden considerarse ni calificarse como errores fácticos. Frente
a interpretaciones diversas y razonables, es el juez natural quien debe
determinar, conforme a los criterios de la sana crítica, y en virtud de su
autonomía e independencia, cuál es la que mejor se ajusta al caso concreto.
El juez del proceso, en ejercicio de sus funciones, no solo es autónomo sino
que sus actuaciones están amparados por el principio de la buena fe, lo que
le impone al juez de tutela la obligación de asumir, en principio y salvo
hechos que acrediten lo contrario, que la valoración de las pruebas
realizadas por aquel es razonable y legitima”40.

Al respecto, la intervención del juez de tutela frente al manejo dado por el juez
natural “es, y debe ser, de carácter extremadamente reducido”41. Las
diferencias de valoración que puedan surgir en la apreciación de una prueba no
pueden considerarse ni calificarse como errores fácticos, en tanto el juez del
proceso “no solo es autónomo sino que sus actuaciones están amparadas por
el principio de la buena fe, lo que le impone al juez de tutela la obligación de
asumir, en principio y salvo hechos que acrediten lo contrario, que la
valoración de las pruebas realizadas por aquel es razonable y legítima”42.

Bajo ese entendido, para que se configure este defecto, el error valorativo “debe
ser de tal entidad que sea ostensible, flagrante y manifiesto, y el mismo debe
tener una incidencia directa en la decisión, pues el juez de tutela no puede

37
Sentencia T-060 de 2012.
38
Sentencias T-064, T-456, T-217, T-067 y T-009 de 2010. En similar sentido, las sentencia T-505 de 2010 y
T-014 de 2011.
39
Sentencia T-067 de 2010. En igual sentido, sentencia T-009 de 2010 y T-466 de 2012.
40
Cfr. Sentencias T-314 de 2013 y T-214 de 2012.
41
Sentencia T-590 de 2009.
42
Ibídem.
12
convertirse en una instancia revisora de la actividad de evaluación probatoria
del juez que ordinariamente conoce de un asunto”43.

16. Recapitulando, el defecto fáctico se estructura cuando la decisión judicial


es el producto de un proceso en el cual (i) se omitió la práctica de pruebas
esenciales para definir el asunto; (ii) se practicaron pero no se valoraron bajo el
tamiz de la sana crítica; y (iii) los medios de convicción son ilegales o carecen
de idoneidad. El error debe ser palmario e incidir directamente en la decisión,
puesto que el juez de tutela no puede convertirse en una tercera instancia

Hechas las anteriores precisiones, la Sala observa que excepcionalmente


procede la acción de tutela contra providencias judiciales, lo cual está sujeto a
la acreditación de cada uno de los requisitos de carácter general y, por lo menos,
una de las causales específicas.

17. Ahora bien, teniendo en cuenta que una de las decisiones cuestionadas
corresponde a un auto interlocutorio, es preciso analizar este punto en el
siguiente orden:

Procedencia de la acción de tutela contra autos interlocutorios44

18. El término providencia judicial involucra el conjunto de decisiones que


adoptan los jueces y, por ello, se les denomina también actos decisorios o
resoluciones judiciales para realzar su carácter definitorio respecto de alguna
solicitud.45

19. La doctrina especializada ha designado dos clases de providencias


judiciales, los autos y las sentencias. Dentro de la categoría de autos aparecen
dos expresiones de la voluntad judicial, a saber: i) los autos de trámite o de
sustanciación, y ii) los autos interlocutorios. La distinción entre unos y otros
radica en el aspecto teleológico de la providencia; esto es, si del contenido de la
decisión se desprende la definición de un aspecto importante del proceso, por
ejemplo si este resuelve un incidente, una excepción previa o una causal de
nulidad, constituye una decisión interlocutoria, mientras que aquellos que
impulsan la actuación a fin de llevar el proceso al estado de ser decidido,
asumirían la concepción de un auto de trámite o de sustanciación, como aquellos
que decretan pruebas o citan a audiencias46.

20. Así las cosas, de acuerdo con la jurisprudencia de esta Corporación47 el


concepto de providencia judicial comprende tanto las sentencias como los autos
que son proferidos por las autoridades judiciales; sin embargo, en materia de
decisiones adoptadas en autos interlocutorios la Corte ha señalado que éstos,
por regla general, deben ser discutidos por medio de los recursos que le
permiten controvertir lo resuelto en sede judicial.

43
Sentencia T-590 de 2009.
44
Al respecto, pueden consultarse las sentencias T-343 de 2012, T-599 de 2013 y T-324 de 2016.
45
LÓPEZ BLANCO, Hernán Fabio. “Código General del Proceso Parte General”, Bogotá, Dupré Editores,
2016, pág. 645.
46
Ibídem, pág. 693 a 696.
47
Ver sentencias T-125 de 2010 y SU-817 de 2010, entre otras.
13
21. En tal sentido, la acción de tutela procederá excepcionalmente: (i) cuando
se evidencie una vulneración o amenaza de los derechos fundamentales de las
partes que no puede ser reprochada mediante otros medios de defensa judicial
y, por tanto, la acción constitucional no será procedente cuando han vencido los
términos para interponer los recursos ordinarios y la parte afectada no hizo uso
de ellos, o cuando fueron utilizados pero en forma indebida; (ii) cuando a pesar
de que existen otros medios, éstos no resultan idóneos para proteger los
derechos afectados o amenazados; o (iii) cuando la protección constitucional es
urgente para evitar un perjuicio irremediable.48

El papel del juez en el Estado social de derecho49

22. La reorientación de las funciones del operador judicial derivada del


preámbulo50 y del articulado de la Constitución de 199151 referente al
funcionamiento de la administración de justicia, le entregó al juez la posibilidad
de ser el punto cardinal en la realización de los fines del proceso. No obstante,
con anterioridad a la expedición del texto superior, el Código de Procedimiento
Civil, hoy Código General del Proceso, ya había considerado variables
determinantes en las actuaciones de los jueces como lo es la dirección del
proceso y los poderes concedidos a este para lograrlo.

23. El artículo 42 del precitado estatuto civil señala que el primer deber del juez
es el de “dirigir el proceso, velar por su rápida solución y adoptar las medidas
conducentes para impedir la paralización y procurar la mayor economía
procesal”. Teniendo en cuenta lo antedicho, el hecho de que el proceder de la
rama judicial sea considerado como una función pública, supone que el acceso
a ella sea de carácter fundamental, pues, los jueces de la República “son los
primeros llamados a ejercer una función directiva en la conducción de los
procesos a su cargo, para lo cual el Legislador les ha otorgado la potestad de
asegurar, por todos los medios legítimos a su alcance, que las diferentes
actuaciones se lleven a cabo”.52

Así pues, al juez se le han encomendado dos tareas claves: (i) la obtención del
derecho sustancial y (ii) la búsqueda de la verdad; las cuales consolidan el ideal
de la justicia material derivado de la interpretación de lo propuesto por el
constituyente en la Constitución Política de 1991.53

24. En relación con el derecho sustancial, esta Corte ha considerado que es


“aquel que se refiere a los derechos subjetivos de las personas, en oposición al
derecho formal que establece los medios para buscar la efectividad del

48
Ver al respecto la sentencia T-489 de 2006.
49
Capítulo adoptado de la sentencia T-272 de 2018.
50
En ejercicio de su poder soberano, representado por sus delegatarios a la Asamblea Nacional Constituyente,
invocando la protección de Dios, y con el fin de fortalecer la unidad de la Nación y asegurar a sus integrantes
la vida, la convivencia, el trabajo, la justicia, la igualdad, el conocimiento, la libertad y la paz, dentro de un
marco jurídico, democrático y participativo que garantice un orden político, económico y social justo, y
comprometido a impulsar la integración de la comunidad latinoamericana, (…). (subrayas fuera del texto).
51
Artículos 28, 29, 30, 92, 113,116, 130, 150, 152, 209, 247, 256 y 257.
52
Sentencia C-713 de 2008.
53
Sentencia SU-768 de 2014.
14
primero”54. Lo anterior admite lo dispuesto por la Carta Política la cual
establece que la justicia se consolida mediante la aplicación de la ley sustancial,
sin olvidar que “no se puede perder de vista que una sentencia justa solo se
alcanza si el juez parte de una base de conocimiento que pueda considerarse,
en cierta medida, verdadera, lo que le impone la obligación de hallar el
equilibrio perfecto entre la búsqueda del valor de la verdad y la efectividad del
derecho material”.55

25. En virtud de lo anterior, el juez como director del proceso está facultado
para tomar las decisiones que considere teniendo como soporte las realidades
de la situación fáctica que este estudie para abrir paso al derecho sustancial en
aras de materializar el mandato constitucional del orden justo establecido en la
Carta Política (preámbulo y artículo 2º superior). Sobre este tópico, la Corte ha
señalado que “[l]a implementación y cumplimiento de estos deberes deben
conducir a la concreción material y efectiva de principios fundantes del Estado
social de derecho que van encaminados a la implementación cada vez más
profunda e integral de la eficiencia y eficacia en la administración de justicia
para estar cada vez más cerca de la vigencia del orden justo, de acuerdo con
lo preceptuado en el artículo 2º de la Constitución.”56

Finalmente, estos deberes surgen del papel que la Carta Política otorga al juez
como parte de la administración de justicia, función fundamental en la
realización de los principios y valores dentro del Estado social de derecho, que
en el 2º Superior es descrito como un Estado que busca, como fin esencial, la
vigencia de un orden justo.

Alcance del procedimiento civil ante la inasistencia de las partes a las


audiencias públicas en los procesos verbales

El recurso de apelación y la audiencia de sustentación y fallo

26. El artículo 320 del Código General del Proceso establece que el recurso de
apelación tiene como fin que el superior examine la cuestión decidida,
únicamente en relación con los reparos concretos formulados por el apelante,
para que de este modo se revoque o reforme la decisión.

27. En lo relacionado con el trámite del recurso de alzada contra sentencias, es


del caso anotar que el estatuto procesal civil en su artículo 327 precisa que
“[e]jecutoriado el auto que admite la apelación, el juez convocará a la
audiencia de sustentación y fallo. Si decreta pruebas, estas se practicarán en
la misma audiencia, y a continuación se oirán las alegaciones de las partes y
se dictará sentencia de conformidad con la regla general prevista en este
código.” (Negrillas fuera del texto).

Bajo ese contexto, el numeral 3º del artículo 322 ibídem preceptúa que
“[c]uando se apele una sentencia, el apelante, al momento de interponer el

54
Sentencia SU-768 de 2014.
55
Sentencia T-213 de 2012.
56
Sentencia T-1026 de 2010.
15
recurso en la audiencia, si hubiere sido proferida en ella, o dentro de los tres
(3) días siguientes a su finalización o a la notificación de la que hubiere sido
dictada por fuera de audiencia, deberá precisar, de manera breve, los reparos
concretos que le hace a la decisión, sobre los cuales versará la sustentación
que hará ante el superior (…)”.

Seguidamente, dicha disposición dispone que “si el apelante de un auto no


sustenta el recurso en debida forma y de manera oportuna, el juez de primera
instancia lo declarará desierto. La misma decisión adoptará cuando no se
precisen los reparos a la sentencia apelada, en la forma prevista en este
numeral. El juez de segunda instancia declarara desierto el recurso de
apelación contra una sentencia que no hubiere sido sustentado.” (Negrillas
fuera del texto).

28. De acuerdo a los mencionados artículos del Código General del Proceso es
preciso indicar que debido a la importancia que reviste la audiencia de
sustentación y fallo, el legislador contempló como sanción la deserción de la
apelación, quedando con ello clausurada la segunda instancia y terminado el
proceso, pues las normas procesales civiles no regulan el trámite a seguir
cuando alguna de las partes no concurre a la referida audiencia por motivos de
fuerza mayor o caso fortuito, ni el término en que deben presentarse las excusas.

29. Al respecto, la Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil57 ha


sostenido que “el legislador previó como sanción la declaratoria de desierto
del recurso de apelación interpuesto contra una sentencia cuando: (i) no se
precisan, de manera breve, los reparos concretos que se le hacen a la decisión,
al momento de presentar la impugnación en la audiencia, si hubiere sido
proferida en ella, o dentro de los tres (3) días siguientes a su finalización o a la
notificación de la que hubiere sido dictada por fuera de audiencia y (ii) cuando
no se presente la sustentación de los mencionados reparos ante el superior.”

30. En ese sentido, el CGP dispuso que los medios de impugnación procedentes
contra providencias dictadas en el marco de un proceso deben interponerse de
manera inmediata una vez las partes y demás intervinientes sean notificadas de
la decisión proferida por el fallador. En concordancia con ello, solo podrá darse
trámite al recurso que se invoque por el interesado si el mismo se presenta de
manera personal, verbal y se sustenta en debida forma ante la autoridad judicial
que esté conociendo del caso, so pena de que el mismo se declare desierto y, en
consecuencia, sea rechazado.

31. Como se observa, el artículo 322 del CGP tiene por finalidad que los
recursos presentados se sustenten en razones que resulten justificables para
evitar que los mismos sean utilizados con ánimo dilatorio por parte de los
apoderados o las partes del proceso. Así, lo pretendido es dotar de celeridad y
eficacia las decisiones judiciales que se toman en el curso de un proceso judicial
en procura de dar prevalencia al acceso a la administración de justicia.

57
Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil, sentencia STC11058-2016 de 11 de agosto de 2016,
radicado 1100102030002016-02143-00.
16
Para lograr la finalidad en comento es necesario que los términos previstos sean
preclusivos, pues, de lo contrario se estaría frente a disposiciones simplemente
formales que al no ser acatadas por los intervinientes del proceso permitirían
que los mismos actúen conforme a sus intereses en perjuicio de las demás partes
y terceros que participan de la litis. De ahí que, en principio, se considere que
los recursos no interpuestos y sustentados dentro de la oportunidad prevista sean
rechazados en perjuicio de la parte que ha dejado pasar su oportunidad de
intervención.

32. En suma, la declaratoria de desierto del recurso surge como un castigo


impuesto al apelante por no cumplir con una carga procesal de vital importancia,
lo que trae como consecuencia no dar trámite al recurso vertical impidiéndose
el conocimiento del asunto en segunda instancia.

33. No obstante, sin perjuicio de lo hasta aquí expuesto, es deber del juez
interpretar las normas en su sentido más favorable con el fin de garantizar el
acceso a la administración de justicia, la tutela judicial efectiva y el derecho a
la doble instancia58 de los asociados. Sobre este punto, es preciso resaltar la
importancia y el impacto que ha tenido la justicia constitucional en los demás
ámbitos del derecho ordinario, lo cual ha generado un cambio en la
interpretación jurídica. Al respecto, la Corte Constitucional señala que“[u]na
de las principales implicaciones de la cláusula Estado Social de Derecho,
consagrada en la Constitución colombiana, es el carácter normativo que esta
reconoce a los derechos fundamentales, como principios jurídicamente
vinculantes para todas las esferas del Estado. Estos, por efecto de ese mismo
postulado, irradian todo el ordenamiento jurídico, y se erigen en la medida y
derrotero de las normas que lo componen en todos sus niveles. // Dicha
concepción ha marcado, durante los años de vigencia de la Constitución de
1991, un hito en materia de interpretación jurídica y del ejercicio de la
actividad jurisdiccional en Colombia, por lo menos, en tres aspectos: el
primero i) es la implementación y consolidación de una justicia constitucional
fuerte. El segundo, ii) es el particular efecto de irradiación que la Constitución
y los derechos fundamentales han tenido en el derecho ordinario; hoy por hoy,
todos los campos legales sobre los que es posible trabar un litigio judicial han
sufrido un creciente proceso de constitucionalización, y son susceptibles de ser
leídos en clave iusfundamental59. Correlativamente, iii) la aplicación de los
derechos fundamentales a todos estos ámbitos, incluido, por supuesto, el
derecho civil, supuso una transformación considerable del rol que está llamado
a desempeñar el juez ordinario en un Estado social y democrático de derecho,
al momento de interpretar las normas y principios que son del resorte de su
competencia.”60

58
Al respecto, la Corte en sentencia C-337 de 2016 dispuso que “ (…) Esta Corporación ha sostenido que la
finalidad del principio-derecho a la doble instancia es permitir que la decisión adoptada por una autoridad
judicial sea revisada por otro funcionario, independiente e imparcial de la misma naturaleza y más alta
jerarquía, con el fin de que decisiones contrarias a los intereses de las partes tengan una más amplia
deliberación con propósitos de corrección, permitiendo de esa forma enmendar la aplicación indebida que se
haga por parte de la autoridad de la Constitución o la ley . Es una garantía contra la arbitrariedad, y en un
mecanismo principal, idóneo y eficaz para la corrección de los yerros en que pueda incurrir una autoridad
pública.”
59
Sobre el particular, por ejemplo: Corte Constitucional, sentencia C-491 de 2000.
60
Sentencia T-269 de 2018.
17
34. En consideración a lo expuesto, es decir, al proceso de constitucionalización
que han sufrido las distintas ramas del derecho, el artículo 11 del CGP establece
que el juez al interpretar la ley procesal deberá tener en cuenta que el objeto de
los procedimientos es la efectividad de los derechos reconocidos por la ley
sustancial y, por tanto, “las dudas que surjan en la interpretación de las normas
del presente código deberán aclararse mediante la aplicación de los principios
constitucionales y generales del derecho procesal garantizando en todo caso
el debido proceso, el derecho de defensa, la igualdad de las partes y los demás
derechos constitucionales fundamentales. El juez se abstendrá de exigir y de
cumplir formalidades innecesarias.” (Resalta la Sala).

35. Seguidamente, el artículo 12 ibídem establece que “cualquier vacío en las


disposiciones del Código se llenará con las normas que regulen casos
análogos”, pues a falta de estas el juez determinará la forma de realizar los actos
procesales con observancia de los principios constitucionales y los generales
del derecho procesal, procurando hacer efectivo el derecho sustancial.

36. Bajo ese contexto, si bien es cierto, el artículo 327 del CGP no regula de
forma expresa el paso a seguir cuando alguna de las partes no asiste a la
audiencia de sustentación y fallo, ni contempla la posibilidad de allegar con
posterioridad a esa diligencia la justificación de su inasistencia por causas
derivadas de una fuerza mayor o caso fortuito, no lo es menos que de suceder
esta circunstancia sea posible presentar la excusa pertinente, la cual deberá ser
analizada por el juez quien en cada caso concreto adoptará los correctivos
respectivos a fin de permitirle al demandante o demandado ejercer sus
prerrogativas al interior del proceso, pues aceptarlo de otra forma implicaría ir
en contravía de los derechos a la igualdad, el acceso a la administración de
justicia, la tutela judicial efectiva y la doble instancia, entre otros.

37. Es por ello, que en este tipo de casos el juzgador debe hacer uso de la
integración normativa, máxime si es el mismo Código el que reconoce que
pueden existir vacíos o lagunas frente a actuaciones procesales. En este sentido,
de acuerdo con los artículos 11, 12 y 42, numeral sexto61 del estatuto procesal
civil el juez, en estos casos, debe ceñirse a las pautas previstas en el numeral 3º
del artículo 37262 ibídem, según el cual:

“(…) La inasistencia de las partes o de sus apoderados a esta


audiencia, por hechos anteriores a la misma, solo podrá justificarse
mediante prueba siquiera sumaria de una justa causa.

Si la parte y su apoderado o solo la parte se excusan con anterioridad


a la audiencia y el juez acepta la justificación, se fijará nueva fecha y
hora para su celebración, mediante auto que no tendrá recursos. La

61
“Son deberes del juez: (…) 6. Decidir aunque no haya ley exactamente aplicable al caso controvertido, o
aquella sea oscura o incompleta, para lo cual aplicará las leyes que regulen situaciones o materias semejantes,
y en su defecto la doctrina constitucional, la jurisprudencia, la costumbre y los principios generales del derecho
sustancial y procesal.”
62
Audiencia Inicial.
18
audiencia deberá celebrarse dentro de los diez (10) días siguientes. En
ningún caso podrá haber otro aplazamiento.

Las justificaciones que presenten las partes o sus apoderados con


posterioridad a la audiencia, solo serán apreciadas si se aportan
dentro de los tres (3) días siguientes a la fecha en que ella se verificó.
El juez solo admitirá aquellas que se fundamenten en fuerza mayor o
caso fortuito y solo tendrán el efecto de exonerar de las consecuencias
procesales, probatorias y pecuniarias adversas que se hubieren
derivado de la inasistencia (…)” (Negrillas fuera del texto).

La fuerza mayor y el caso fortuito como justa causa para no acudir a una
audiencia

38. Sobre este tópico, el artículo 64 del Código Civil define la figura jurídica de
la fuerza mayor y el caso fortuito como: “el imprevisto a que no es posible
resistir, como un naufragio, un terremoto, el apresamiento de enemigos, los
autos de autoridad ejercidos por un funcionario público. etc.”.

39. La sentencia C-1186 de 2008 dijo que la definición de fuerza mayor y caso
fortuito establecida en el Código Civil, reúne los criterios de imprevisibilidad e
irresistibilidad, que en principio resultan admisibles para establecer cuando una
persona se enfrenta a estas circunstancias.

40. Con una orientación similar, la sentencia SU-449 de 2016 precisó que “la
fuerza mayor es causa extraña y externa al hecho demandado; se trata de un
hecho conocido, irresistible e imprevisible, que es ajeno y exterior a la
actividad o al servicio que causó el daño. El caso fortuito, por el contrario,
proviene de la estructura de la actividad de aquél, y puede ser desconocido
permanecer oculto, y en la forma que ha sido definido, no constituye una
verdadera causa extraña, con virtualidad para suprimir la imputabilidad del
daño.”

41. Por su parte, en la sentencia T-271 de 2016 este Tribunal Constitucional se


pronunció respecto del concepto de fuerza mayor y caso fortuito indicando que
esos eventos se encuentran acreditados si se configuran tres requisitos: i) que se
trate de un hecho irresistible, es decir, que no se puedan superar sus
consecuencias; ii) que se trate de un hecho imprevisible, esto es, que no pueda
ser contemplado de manera previa y iii) que se trate de un hecho externo. En
esa oportunidad sostuvo esta Corporación, apoyada en la jurisprudencia de la
Sala de Casación Civil de la Corte Suprema de Justicia63 que ese concepto no
alude de manera exclusiva a hechos de la naturaleza frente a los cuales el ser
humano no puede actuar sino que comprende otro tipo de casos en los que
también concurren los elementos propios de la fuerza mayor o el caso fortuito.

Seguidamente, la providencia en cita, señaló que era necesario que las


características de estos fenómenos se analicen según el caso concreto para

63
Cfr. sentencia del 29 abril de 2005, radicado. 0829. de la Sala de Casación Civil, de la Corte Suprema de
Justicia.
19
determinar si se presenta o no tal circunstancia exonerativa de responsabilidad.
Así, concluyó que se debe valorar cada caso concreto de forma independiente
para verificar si de ellas se desprende la existencia de una situación
imprevisible, irresistible y externa, pues como ha señalado la Corte Suprema de
Justicia, Sala de Casación Civil: “conviene proceder con relativo y cierto
empirismo, de modo que la imprevisibilidad e irresistibilidad, in casu,
ulteriormente se juzguen con miramiento en las circunstancias específicas en
que se presentó el hecho a calificar, no así necesariamente a partir de un frío
catálogo de eventos que, ex ante, pudiera ser elaborado en abstracto por el
legislador o por los jueces, en orden a precisar qué hechos, irrefragablemente,
pueden ser considerados como constitutivos de fuerza mayor o caso fortuito y
cuáles no.”64

42. Finalmente, la Sala de Casación Civil de la Corte Suprema de Justicia65


acerca de la fuerza mayor o caso fortuito precisó que por definición legal es el
imprevisto respecto del cual no es posible resistir, lo que significa que el hecho
constitutivo debe ser, por un lado, ajeno a todo presagio, por lo menos en
condiciones de normalidad y, del otro, imposible de evitar, de modo que el
sujeto que lo soporta queda determinado por sus efectos. Al respecto, señaló lo
siguiente: “No se trata entonces, per se, de cualquier hecho, por sorpresivo o
dificultoso que resulte, sino de uno que inexorablemente reúna los mencionados
rasgos legales, los cuales, por supuesto, deben ser evaluados en cada caso en
particular (…). Justamente sobre este particular, bien ha precisado la Sala en
jurisprudencia uniforme, que ‘la fuerza mayor no es una cuestión de
clasificación mecánica de acontecimientos’ (sent. 145 de 7 de octubre de 1993);
por eso, entonces, ‘la calificación de un hecho como fuerza mayor o caso
fortuito, debe efectuarse en cada situación específica, ponderando las
circunstancias (de tiempo, modo y lugar) que rodearon el acontecimiento –
acompasadas con las del propio agente-’ (sent. 078 de 23 de junio de 2000),
sin que un hecho pueda ‘calificarse fatalmente, por sí mismo y por fuerza de su
naturaleza específica, como constitutivo de fuerza mayor o caso fortuito’ (cas.
civ. de 20 de noviembre de 1989; cfme: sent. 087 de 9 de octubre de 1998) (…)”.

43. Sobre la base de lo expuesto, el caso fortuito o la fuerza mayor deben ser
entendidos como condiciones lo suficientemente contundentes y determinantes
en la conducta de las partes para justificar su inasistencia e inactividad, a fin de
eliminar los efectos negativos o perjudiciales que esas circunstancias pueden
generar en el transcurso del proceso.

44. Recapitulando, i) el artículo 327 del CGP que regula el trámite de la


apelación de sentencias no establece las reglas para el aplazamiento de
audiencia de sustentación y fallo y, por ello; ii) es dable que el juez utilice la
herramienta de integración normativa según la cual ante cualquier vacío en las
disposiciones del Código estas se llenarán con las normas que regulen casos
análogos “lo cual equivale a aplicar el principio de igualdad, en virtud del cual
a situaciones de hecho semejantes debe corresponder idéntica o similar

64
Ibídem.
65
Corte Suprema de Justicia, sentencia de 29 abril de 2005, radicado. 0829. Posición reiterada en sentencia de
7 de diciembre de 2016, Radicación n° 05001-3103-011-2006-00123-02.
20
solución jurídica”66; iii) la declaratoria de desierto del recurso surge como un
castigo al incumplir con una carga impuesta al apelante, lo que trae como
consecuencia no dar trámite al recurso vertical interpuesto impidiéndose el
conocimiento del asunto en segunda instancia y iv) el juez tiene amplia
capacidad de interpretación respecto de lo que puede constituir fuerza mayor o
caso fortuito, ello dependiendo de las particularidades de cada caso concreto.

Sobre las incapacidades médicas y el derecho viviente

45. Respecto de las excusas médicas como justa causa de inasistencia a una
audiencia, esta Corporación en sentencia T-824 de 2005 conoció un caso en que
la Sección Cuarta del Consejo de Estado negó el restablecimiento del término
para apelar, porque las certificaciones médicas allegadas no lograron establecer
el carácter grave de la enfermedad que el apoderado de los demandantes alegó
haber padecido. En esta oportunidad, la Corte precisó que el juez no puede
controvertir el dictamen de un profesional de la medicina, de manera que,
basados en el principio de buena fe, se debe dar validez a la excusa médica
presentada, sin que sea dable discutir sobre la calificación de grave de una
afección a la salud. En resumen concluyó “[a]hora bien, es cierto que la
autonomía e independencia de las autoridades judiciales comporta una amplia
facultad en la apreciación, dentro de las reglas de la sana crítica, de los
elementos de convicción allegados al proceso, al punto que bien podría un juez
no decretar la interrupción del asunto, así medie un certificado que dé cuenta
de la enfermedad grave del apoderado de una de las partes. Pero de ello no se
sigue que le esté dado al juez i) incursionar en los hechos penetrando en el
campo de la medicina hasta desconocer la gravedad del trastorno a que el
médico alude y ii) restar eficacia a los documentos que en sí mismos
considerados cumplen las exigencias, previamente establecidas en el
ordenamiento.”

46. En la sentencia T-1026 de 2010 la Corte advirtió que: i) una excusa médica
constituye justa causa de inasistencia cuando se informe de su existencia con
antelación a la diligencia a realizarse y ii) una incapacidad será justa causa de
inasistencia, incluso presentada con posterioridad a la realización de la
audiencia, en aquellos casos en que el sentido común y la lógica demuestren
que respecto del afectado existió absoluta incapacidad para informar sobre la
no comparecencia a dicha audiencia. En palabras de la Corte “esta
interpretación evita que cualquier inactividad injustificada de las partes pueda
ser subsanada simplemente con la presentación de una incapacidad médica a
la que, no siendo posible su valoración por el juez, fuera preceptivo reconocerle
de forma automática plenos efectos para reabrir términos procesales ya
fenecidos. Esta situación estaría, a todas luces, alejada de cualquier parámetro
de razonabilidad y, claramente, sería un elemento contraproducente al
cumplimiento de los fines propios de la administración de justicia.”

47. Este asunto, también ha sido desarrollado por la Sala de Casación Civil de
la Corte Suprema de Justicia en sede de tutela. Esa Corporación en sentencia

66
ROJAS GÓMEZ, Miguel Enrique, Código General del Proceso Comentado, Bogotá, Escuela de
Actualización Jurídica, 2017, pág. 55.
21
de 8 de agosto de 201867, al analizar las solicitudes de aplazamiento de las
audiencias que han de celebrarse en el sistema oral de que trata el CGP señaló
que no existe norma especial que regule los eventos en los cuales es procedente
acceder al aplazamiento de la audiencia de sustentación y fallo; no obstante, el
legislador estableció que frente a un vacío legal el juez está obligado a suplirlo
a partir de la interpretación de mandatos análogos, “(…) En este sentido, como
la prórroga de la audiencia de sustentación y fallo no está prevista en el
ordenamiento procesal vigente, resulta necesario acudir al numeral 3° del
artículo 372 ibídem, el cual reglamenta la inasistencia a la audiencia inicial en
los procesos verbales”.

En esa oportunidad, la Sala de Casación Civil estudió un caso en el cual el


apoderado no asistió a la audiencia de sustentación pero pidió con la debida
antelación el aplazamiento, sin que la misma hubiera tenido incidencia en el
Tribunal accionado, situación que generó la declaratoria de desierto del recurso,
bajo el argumento de que era deber del apelante acudir a la audiencia de
sustentación del recurso, tal como lo prevé el artículo 327 del CGP.

En ese fallo esa Corporación reseñó varias decisiones que han resuelto casos
similares, dentro de la cuales destacó la sentencia CSJ STC951-2018 de 31 de
enero de 2018, radicado No. 2018-00018-01, en la que precisó: “en torno a
tópicos como el que aquí concita la atención, esta Corporación ha sido enfática
en señalar en asuntos que, mutatis mutandis, son análogos al ahora abordado,
que « […] téngase en cuenta que la actora contó con la oportunidad de
concurrir a la [audiencia] representada por otro abogado si es que, el de su
entera confianza, no podía asistir al adelantamiento de la misma. De hecho, el
mandatario judicial de la convocante tuvo la posibilidad de sustituir el poder
conferido, con observancia de las formalidades y presupuestos previstos en el
artículo 68 del Código de Procedimiento Civil [hoy día el canon 75 del Código
General del Proceso], con el propósito de procurar la defensa de los intereses
de su cliente […]; razón de más para desestimar el amparo» (véase; CSJ STC,
29 ene. 2013, rad. 2012-00312-01)”. Es decir, que en esos casos lo adecuado
es informar al juez la no concurrencia a la audiencia o de ser posible encargar
el asunto a otro profesional del derecho.

48. En otro asunto de similares contornos fácticos y jurídicos al presente la


Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil68 al resolver una acción de

67
Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil, sentencia de 8 de agosto de 2018, Radicación n.° 11001-
02-03-000-2018-02107-00.
68
Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil, sentencia de 2 de noviembre de 2017, Radicación N°
52001-22-13-000-2017-00222-01. En esa decisión esa Corporación señaló: “Teniendo en cuenta lo manifestado
por el mencionado jurista en el reclamo cuya nugatoria se critica en esta sede, fue luego del almuerzo que
empezó a notar sus quebrantos, motivo por el cual “aproximadamente a la 1:30 p.m.” llegó al servicio de
urgencias en compañía de su esposa, siendo atendido entre las 2:20 y las 3 de la tarde, cuando, según su dicho,
“fue estabilizado”, posteriormente se dirigió al Juzgado Tercero Civil del Circuito, arribando a las “3:25
p.m.”, donde le informaron sobre la finalización de la audiencia. //De lo anterior, refulge que era posible para
ese abogado enterar de lo sucedido al estrado antes o durante la realización de la diligencia, bien fuera
mientras esperaba o recibía la asistencia médica correspondiente, directamente o por conducto de su cónyuge,
o, también, a las 3 en punto de la tarde, es decir, la hora de inicio del acto, cuando, conforme relató, salió de
la clínica, sobretodo si en ese momento emprendió camino a la sede judicial (…)”.

22
tutela interpuesta contra el Juzgado Tercero Civil del Circuito de Pasto por
haber declarado desierto el recurso de alzada sin tener en cuenta que el
apoderado sufrió un percance de salud que le impidió asistir a la audiencia de
sustentación señaló que “(…) si de una fuerza mayor se trataba, debió el
recurrente informar esta situación por un medio expedito en aras de poder, en
el transcurso de la diligencia, dejar constancia de dicho acontecimiento (…)”.
En ese sentido, concluyó que para que un asunto constituya fuerza mayor la
afectación a la salud debe ser grave, de forma tal que impida al abogado asistir
al acto, comunicar oportunamente esa circunstancia al despacho judicial e
imposibilitarlo de sustituir el poder.

Caso concreto

49. El asunto bajo estudio propone la discusión de las providencias proferidas


por la Sala Civil – Familia del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Ibagué,
en el marco del proceso ordinario de existencia, disolución y liquidación de
sociedad de hecho iniciado por el accionante contra Carlos Julio Casas Ruiz y
otros. Al respecto, la parte actora arguye que las providencias cuestionadas i)
audiencia de sustentación y fallo de 27 de abril de 2018, que declaró desierta la
apelación a causa de la inasistencia del apoderado a esa diligencia y ii) auto de
22 de junio de 2018, que rechazó por extemporáneos los recursos de reposición
y apelación contra la anterior decisión, desconocieron que se configuró una
justa causa derivada de una fuerza mayor y caso fortuito que impidió acudir a
la diligencia judicial.

Así las cosas, el actor pretende que se dejen sin efectos las decisiones
cuestionadas y, en consecuencia, se acepte como excusa válida la incapacidad
médica presentada por el apoderado del accionante.

De acuerdo con los presupuestos fácticos reseñados, de manera previa a


cualquier consideración respecto del fondo del asunto, la Sala de Revisión
estima necesario verificar si en el caso objeto de estudio se configuran las
casuales generales de procedencia excepcional de la acción de tutela contra
providencias judiciales, que atribuye el accionante a las decisiones
cuestionadas.

Procedibilidad formal de la acción de tutela

50. Encuentra la Sala que el presente asunto cumple los requisitos generales de
procedencia excepcional de la acción de tutela contra providencias judiciales
fijados por la jurisprudencia de esta Corte, lo que habilita, en sede de revisión,
un análisis de fondo de los hechos materia de controversia, en el siguiente
orden:

Relevancia constitucional

51. El asunto que ahora es objeto de revisión involucra la presunta vulneración


del derecho al debido proceso del accionante, lo cual tiene origen en las
decisiones proferidas por la Sala Civil – Familia del Tribunal Superior del
Distrito Judicial de Ibagué, mediante las cuales se declaró desierto el recurso de
23
apelación interpuesto por el apoderado del actor, contra la sentencia de primera
instancia proferida por el Juzgado Civil del Circuito del Líbano a causa de su
inasistencia a dicha diligencia y se rechazaron por extemporáneos los recursos
de reposición y apelación contra esa decisión.

Esta circunstancia, en principio, amerita la intervención excepcional del juez


constitucional, máxime si se tiene en cuenta que el debido proceso es un derecho
fundamental previsto en el artículo 29 superior, aplicable a toda clase de
actuaciones administrativas y judiciales. En ese sentido, su finalidad es procurar
que toda persona pueda acceder a mecanismos justos que permitan cumplir con
los fines esenciales del Estado, así como defender y preservar el valor de la
justicia reconocida en el preámbulo de la Carta Política69.

52. De acuerdo con la jurisprudencia de la Corte Constitucional, este derecho


se materializa a través de un conjunto de garantías dentro de las cuales se
encuentra el derecho de defensa, la doble instancia y contradicción, cuya
importancia “es que durante el proceso judicial toda persona que pueda ver
afectados sus intereses tenga la oportunidad de expresar sus ideas, defender
sus posiciones, allegar pruebas, presentar razones y controvertir las razones
de quienes juegan en contra. Esta consideración básica es esencial para que la
función dialéctica del proceso tenga lugar y se desarrolle efectivamente, para
que el juez pueda decidir como tercero imparcial y ajeno al conflicto con los
elementos que solamente le puede otorgar la verdad procesal”70.

53. Bajo este contexto, el debido proceso debe ser entendido como un mandato
de optimización, esto es, un imperativo que reconoce en el sistema jurídico una
norma de vital importancia, para que la puesta en marcha del aparato judicial
no esté en contravía la labor recta y justa de impartir justicia, es por esto que el
debido proceso se constituye en un principio del mismo sistema en el que se
rige.71

Así pues, el debido proceso comporta una obligación a cargo de la


administración de adelantar procesos justos y adecuados, lo cual implica la
sujeción de las actuaciones a los procedimientos previamente establecidos,
ajenos al arbitrio y destinados a preservar las garantías sustanciales y
procedimentales provistas en la Constitución y en las leyes.

54. A juicio de la Sala de Revisión el asunto que se analiza es de relevancia


constitucional, porque plantea un debate importante acerca de los efectos que
genera declarar desierto un recurso de apelación cuando alguna de las partes no
asiste a la audiencia de sustentación y fallo, pues ello implica que el proceso
finalice sin que se decida de fondo la segunda instancia lo que también puede
afectar los derechos de acceso a la administración de justicia, a la tutela judicial
efectiva y a la doble instancia.

69
Cfr. Sentencia C-214 de 1994.
70
Sentencia T-909 de 2006. Cfr. Sentencia T-778 de 2004.
71
CARRILLO DE LA ROSA, Yezid y BECHARA LLANOS, Abraham Zamir. “La balanza de los derechos”,
Bogotá, Grupo Editorial Ibáñez, 2019, pág. 194.
24
Además, porque también advierte la existencia de un vacío normativo debido a
que el CGP no prevé el trámite a seguir cuando alguna de las partes no concurre
a la diligencia tantas veces mencionada. La inasistencia a la audiencia pública
se produjo como consecuencia de unos quebrantos de salud y, por tanto, el
apoderado del demandante plantea que la excusa médica debe ser tenida en
cuenta como justa causa de inasistencia a una audiencia porque ello constituye
un evento de fuerza mayor y caso fortuito.

Finalmente, si bien el caso bajo estudio podría calificarse como exclusivamente


procesal, lo cierto es que involucra otros asuntos de relevancia constitucional al
comprometer garantías superiores como el debido proceso, el derecho de
defensa, el acceso a la administración de justicia y la tutela judicial efectiva72.

Al respecto, la posición de la Corte73, en términos generales, consiste en que


cuando un juez o una autoridad administrativa obstaculiza la efectividad del
derecho sustancial con ocasión de las formas o el procedimiento, vulnera el
debido proceso, como consecuencia de la “aplicación irreflexiva de normas
procesales que conllevan el desconocimiento consciente de la verdad objetiva
allegada a la autoridad que tiene a su cargo la decisión del asunto”74. Es decir,
por disposición del artículo 228 superior, las formas no deben convertirse en un
obstáculo para la efectividad del derecho sustancial, sino que deben propender
por su realización.

En consecuencia, las normas procesales son un medio para lograr la efectividad


de los derechos subjetivos y no fines en sí mismas 75, lo que pone de presente la
necesidad de realizar un análisis con enfoque constitucional.

Agotamiento de todos los recursos ordinarios y extraordinarios

55. De acuerdo con el artículo 86 superior, la acción de tutela presenta un


carácter subsidiario, pues únicamente se puede acceder a esta cuando no existen
los medios de defensa judiciales o cuando existiendo, los mismos carecen de
idoneidad o eficacia para garantizar de manera efectiva los derechos
presuntamente vulnerados.

El anterior enunciado resulta integrado con el artículo 6 º del Decreto Estatutario


2591 de 1991, el cual reitera la improcedencia de la acción cuando existan otros
medios de defensa judiciales, los cuales no obstante “será[n] apreciad[os] en
concreto, en cuanto a su eficacia, atendiendo las circunstancias en que se
encuentre el solicitante”.

72
Sentencia T-313 de 2018, en la cual la Sala Primera de Revisión de esta Corporación estudió un caso en el
que la Sala Laboral del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Popayán rechazó de plano la tutela presentada
por Amanda Sinisterra Campaz, en calidad de representante legal del Consejo Comunitario Afrocolombiano
“El Futuro”, porque la actora no allegó la información solicitada por el Despacho. Es decir, analizó un asunto
procesal que impidió el acceso a la administración de justicia, poniendo de presente la necesidad de realizar el
análisis con enfoque constitucional al encontrarse comprometida la garantía de la tutela judicial efectiva, la cual
hace parte del debido proceso constitucional.
73
Sentencia T-154 de 2018.
74
Sentencia T-158 de 2012.
75
Sentencia T-268 de 2010.
25
Como se indicó en el capítulo de antecedentes, el apoderado del actor interpuso
contra la sentencia de primera instancia dictada por el Juzgado Civil del Circuito
del Líbano el recurso de apelación correspondiente, el cual una vez admitido y
fijada fecha y hora para llevar a cabo la audiencia de sustanciación y fallo fue
declarado desierto en auto de 27 de abril de 2018 por inasistencia del apoderado
del demandante. Inconforme con lo anterior, el profesional del derecho
arguyendo fuerza mayor y caso fortuito debido a los percances de salud que
sufrió de manera imprevista el día de la audiencia adjuntó al proceso la excusa
médica con el fin de que fuese reprogramada, para lo cual utilizó los
mecanismos de reposición y, en subsidio apelación.

En cuanto al recurso de apelación la autoridad judicial accionada argumentó


que el mismo además de ser extemporáneo era improcedente porque este sólo
procede contra los autos proferidos en primera instancia, ya que contra los
dictados en segunda instancia que por su naturaleza fueran apelables, lo
procedente es el recurso de súplica.

Seguidamente, el Tribunal Superior de Ibagué, Sala Civil – Familia precisó que


de conformidad con lo establecido en el inciso tercero del artículo 318 del CGP,
el recurso de reposición debe interponerse con expresión de las razones que la
sustentan, en forma verbal inmediatamente se pronuncia el auto. A pesar de la
extemporaneidad de la reposición ya que fue interpuesta dos (2) días después
de realizada la audiencia, la autoridad judicial accionada decidió el fondo del
asunto tras considerar que la incapacidad médica no era una excusa suficiente
para reprogramar la audiencia.

En virtud de lo anterior, podría pensarse que la parte actora agotó de manera


indebida los recursos ordinarios que tenía a su alcance para controvertir la
decisión que fue contraria a sus intereses, por lo que de acuerdo con la
jurisprudencia constitucional la acción de tutela sería improcedente por no
cumplir con el requisito de subsidiariedad76. Sin embargo, según el parágrafo
del artículo 318 del CGP, cuando el recurrente impugne una providencia
judicial mediante un recurso improcedente, el juez deberá tramitarlo por las
reglas del adecuado, esto es el de súplica, siempre que haya sido interpuesto de
manera oportuna.

Quiere decir lo anterior, que la disposición mencionada integra el principio de


la prevalencia del derecho sustancial sobre las formalidades, imponiendo al juez
la obligación de interpretar los recursos presentados por las partes para
garantizar su trámite frente a irregularidades de índole formal. Bajo este
contexto, y citando a Miguel Enrique Rojas Gómez “resulta intrascendente la
inexactitud del justiciable en la nomenclatura del recurso que interponga. Así,
si el impugnante interpone recurso de reposición contra el auto pronunciado
por el magistrado ponente, cuando el recurso procedente era el de súplica, el
magistrado debe darle trámite a la impugnación como corresponde, es decir
como recurso de súplica”77.

76
Sentencias SU-037 de 2009, T-746 de 2013 y T-1043 de 2016, entre otras.
77
ROJAS GÓMEZ, Miguel Enrique, Código General del Proceso Comentado, Bogotá, Escuela de
Actualización Jurídica, 2017, pág. 504.
26
De acuerdo con lo establecido en el parágrafo del artículo 318 mencionado, el
juez debe adecuar el recurso de reposición cuando sea interpuesto de manera
inadecuada por alguna de las partes e impartir las reglas del recurso de súplica78.
Si bien ello no ocurrió en el presente caso, el Tribunal accionado despachó de
fondo la solicitud elevada por el apoderado del actor aunque hubiere sido como
reposición y, por tanto, se entienden agotados todos los mecanismos judiciales
dispuestos en el ordenamiento jurídico cuando de procesos verbales civiles se
trata.

Inmediatez en la interposición de la acción de tutela

56. La Sala considera pertinente recordar que si bien el Decreto Estatutario 2591
de 1991 señala que la acción de tutela puede ser interpuesta en cualquier tiempo,
ello debe suceder en un término razonable, contado desde que acaecieron los
hechos causantes de la trasgresión o desde que la persona sienta amenazados
sus derechos. La razonabilidad del plazo está determinada por la finalidad de la
tutela, que debe ser ponderada en cada caso concreto79.

En el presente asunto, el requisito en estudio se entiende superado porque la


decisión cuestionada se expidió en audiencia pública de 27 de abril de 2018, la
cual fue susceptible de reposición y, en subsidio, apelación, recursos que fueron
rechazados por extemporáneos mediante auto de 22 de junio siguiente.
Teniendo en cuenta que la presente acción de tutela se instauró menos de seis
(6) meses después de proferida la última actuación dentro del proceso civil, esto
es, el diez (10) de septiembre del mismo año80, ese término a juicio de esta
Corporación resulta razonable para el ejercicio del amparo constitucional.

En caso de tratarse de una irregularidad procesal, debe tener incidencia


directa en la decisión que resulta vulneradora de los derechos fundamentales

57. En el asunto bajo estudio, la Sala de Revisión observa que el Tribunal


Superior del Distrito Judicial de Ibagué, Sala Civil – Familia rechazó por
extemporáneos los recursos de reposición y apelación interpuestos contra el
proveído de 27 de abril de 2018, que declaró desierta la apelación presentada al
interior del proceso de declaración de existencia, disolución y liquidación de
sociedad de hecho. Lo anterior, porque el apoderado del actor no asistió a la
audiencia de sustentación y fallo debido a unos quebrantos de salud.

78
Artículo 331: “PROCEDENCIA Y OPORTUNIDAD PARA PROPONERLA. El recurso de súplica procede
contra los autos que por su naturaleza serían apelables, dictados por el Magistrado sustanciador en el curso de
la segunda o única instancia, o durante el trámite de la apelación de un auto. También procede contra el auto
que resuelve sobre la admisión del recurso de apelación o casación y contra los autos que en el trámite de los
recursos extraordinarios de casación o revisión profiera el magistrado sustanciador y que por su naturaleza
hubieran sido susceptibles de apelación. No procede contra los autos mediante los cuales se resuelva la
apelación o queja.
La súplica deberá interponerse dentro de los tres (3) días siguientes a la notificación del auto, mediante escrito
dirigido al magistrado sustanciador, en el que se expresarán las razones de su inconformidad.”
79
Cfr. Sentencias SU-961 de 1999 y SU-339 de 2011.
80
Folio 2 del cuaderno de primera instancia.

27
Bajo ese contexto, se evidencia que los hechos que originaron la presunta
vulneración de los derechos fundamentales incidirían en el sentido de la
decisión que se acusa puesto que podría llegar a afectar el acceso a la
administración de justicia, particularmente frente al hecho a que se resuelva de
fondo el recurso de apelación interpuesto dentro del proceso judicial
mencionado.

En ese sentido, de comprobarse que el Tribunal accionado aplicó de manera


irregular o limitó sustancialmente las normas procesales civiles que regulan el
trámite de la apelación de sentencias en los procesos verbales existiría una
irregularidad procesal que, sin ningún asomo de duda, habría sido determinante
para proferir las providencias objeto de tutela.

Identificación de manera razonable tanto de los hechos que generaron la


vulneración como los derechos vulnerados

58. En el presente asunto el actor identificó el derecho fundamental


presuntamente vulnerado (debido proceso), así como los hechos generadores de
la vulneración (declarar desierto el recurso de apelación por inasistencia a la
audiencia de sustanciación y fallo en materia civil).

La tutela no se dirige contra una sentencia de tutela

59. La presente acción se dirige contra una decisión adoptada en un proceso


ordinario de existencia, disolución y liquidación de sociedad de hecho y no
contra un fallo de tutela.

Procedibilidad material de la acción de tutela

60. En el asunto que se analiza, la Sala Civil – Familia del Tribunal Superior
del Distrito Judicial de Ibagué declaró desierto el recurso de apelación
interpuesto al interior del proceso civil de declaración de existencia, disolución
y liquidación de sociedad de hecho, porque el apoderado judicial del señor
Espinosa Giraldo no acudió a la audiencia programada para el 27 de abril de
2018 en la que debía sustentar la alzada.

61. Verificado el cumplimiento de los requisitos generales de procedencia de la


acción de tutela contra providencias judiciales, pasa la Sala de Revisión a
determinar si la autoridad judicial accionada vulneró el derecho al debido
proceso del actor por incurrir en los defectos sustantivo y fáctico: i) al declarar
desierto el recurso de apelación contra una sentencia por no haber sido
sustentado y ii) haber rechazado por extemporáneos los recursos de reposición
y, en subsidio, apelación contra la anterior decisión sin tener en cuenta las
particularidades del caso, dado que, a juicio del demandante, la enfermedad de
su apoderado sí constituye una justa causa para su no comparecencia a la
audiencia de segunda instancia.

En síntesis, en el presente caso el señor Espinosa Giraldo debate la validez del


proveído de 27 de abril de 2018 y del auto de 22 de junio del mismo año
proferidos por el Tribunal Superior de Ibagué, Sala Civil – Familia.
28
62. En cuanto a la providencia de 27 de abril de 2018, la cual fue adoptada en
audiencia pública, es preciso advertir que la misma no obra en el proceso de
tutela porque a pesar de que el expediente ordinario fue solicitado mediante
proveído de 19 de febrero de 2019 el mismo no fue allegado. Sin embargo, de
acuerdo al material probatorio que reposa en el plenario se comprueba que el
apoderado judicial dentro del proceso de declaración de existencia, disolución
y liquidación de sociedad de hecho recurrió la sentencia de primera instancia
proferida por el Juzgado Civil del Circuito del Líbano y, en consecuencia, le fue
concedida la apelación correspondiente; no obstante, ese mecanismo judicial
fue declarado desierto porque no fue sustentado de acuerdo a lo previsto en el
artículo 322 del CGP.

Observa la Sala que la interpretación hecha por el Tribunal accionado respecto


de lo consagrado en el artículo 322 del CGP es razonable porque el recurso de
apelación debe ser sustentado en audiencia. En ese sentido, como el accionante
ni su apoderado asistieron a la misma y tampoco presentaron excusa con
anterioridad ni en el transcurso de la audiencia, no existía posibilidad alguna de
que la diligencia fuera suspendida o aplazada debido a que el apelante
incumplió con la carga procesal de acudir a ese acto judicial o informar lo
sucedido.

63. En esas condiciones la decisión adoptada en audiencia de 27 de abril de


2018 que declaró desierto el recurso de apelación no incurre en defecto
sustantivo toda vez que se sustentó en las normas procesales que rigen el trámite
de apelación de sentencias.

64. Sin embargo, la anterior decisión fue recurrida por el apoderado del
accionante el 3 de mayo de 2018 porque para la fecha de realización de la
audiencia se encontraba incapacitado. Por esta razón, una vez presentada la
excusa médica, solicitó que la audiencia de sustentación fuera reprogramada
pues, en su sentir, se había configurado una situación de fuerza mayor o caso
fortuito que le impidió llegar a tiempo a la misma debido a los quebrantos de
salud que presentó, empero esa petición fue desatendida por el Tribunal
accionado por medio del auto de 22 de junio de 2018.

65. El actor cuestiona la validez del auto de 22 de junio de 2018 por cuanto el
Tribunal desestimó su petición de reprogramación de la audiencia de
sustentación y fallo sin tener en cuenta que su apoderado judicial se excusó
válidamente por su inasistencia a ese acto, arguyendo problemas de salud.

66. Como se indicó en líneas anteriores, la autoridad judicial accionada descarta


la suficiencia de la incapacidad médica aportada por el apoderado del actor por
cuanto la misma no constituyó caso fortuito o fuerza mayor que justificara el
aplazamiento de la audiencia de sustentación y fallo.

67. En efecto, la autoridad judicial accionada consideró en el auto de 22 de junio


de 2018 que si bien los recursos (reposición y apelación) eran extemporáneos,
“aun admitiendo en vía de discusión que el preanotado recurso de reposición
hubiera sido interpuesto en tiempo, se aprecia igualmente que las causas que
29
invoca el litigante no constituyen una circunstancia de fuerza mayor o caso
fortuito que le impidieran asistir a la audiencia. Luego si no se encontraba en
óptimas condiciones de salud ha debido sustituirle poder a otro apoderado para
que se hiciera presente en la audiencia y sustentara el recurso. // Si bien es
cierto, en primera instancia se expusieron los reparos concretos en contra de
la sentencia, la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia al resolver
casos de similares contornos al que ahora ocupa la atención del despacho ha
señalado que ‘quien apela una sentencia no sólo debe mencionar en forma
breve sus reparos concretos respecto de este pronunciamiento, sino acudir ante
el superior para sustentar allí esa impugnación, apoyado, justamente en esos
cuestionamientos puntuales (…)”81.No obstante, la parte actora sostiene que el
artículo 322 del estatuto procesal civil contiene un vacío normativo por cuanto
no regula lo relacionado con el aplazamiento de las audiencias de sustanciación
y fallo y, por tanto, el juez ha debido acudir a una interpretación normativa
integral ya que “mal puede dársele aplicación literal como aquí ocurre, ya que
se debe acudir a la lógica y análisis jurídico y no a lo exegético.”82

68. Si bien la autoridad judicial accionada no hizo referencia de manera expresa


a la aplicación por analogía del numeral 3º del artículo 37283 del CGP que
desarrolla el tema de la inasistencia a la audiencia inicial, lo hizo de manera
implícita pues en el proveído cuestionado manifestó las razones por las cuales
consideró que la incapacidad médica no era suficiente para continuar con el
trámite de segunda instancia.

69. Sobre la base de lo expuesto, se observa que el artículo 372 del estatuto
procesal civil dispone que la inasistencia de las partes o de sus apoderados a la
audiencia, por hechos anteriores a la misma, solo podrá justificarse mediante
prueba siquiera sumaria de una justa causa. Seguidamente, la norma en comento
preceptúa que las justificaciones que presenten las partes o sus apoderados con
posterioridad a la audiencia, solo serán apreciadas si se aportan dentro de los
tres (3) días siguientes a la fecha de su realización y el juez solo admitirá
aquellas que se fundamenten en fuerza mayor o caso fortuito.

Así las cosas, la normativa no establece un listado taxativo de las situaciones


que puedan servir de excusa para inasistir a una audiencia pública, quedando a
cargo del juez efectuar el respectivo análisis en cada caso concreto respecto de
lo que constituye o no un evento de fuerza mayor o caso fortuito, entendidos
como una condición lo suficientemente contundente y determinante en la
conducta de las partes para justificar su inasistencia e inactividad, a fin de
eliminar los efectos negativos o perjudiciales que esas circunstancias pueden
generar en el transcurso del proceso.

70. En el sub examine la parte actora alega que la gastroenteritis aguda que
afectó la salud del apoderado del demandante fue un suceso imprevisible e
81
Folios 12 y 13 del cuaderno de primera instancia.
82
Escrito de tutela, folio 17 del cuaderno de primera instancia.
83
“(…) Las justificaciones que presenten las partes o sus apoderados con posterioridad a la audiencia, solo
serán apreciadas si se aportan dentro de los tres (3) días siguientes a la fecha en que ella se verificó. El juez
solo admitirá aquellas que se fundamenten en fuerza mayor o caso fortuito y solo tendrán el efecto de exonerar
de las consecuencias procesales, probatorias y pecuniarias adversas que se hubieren derivado de la
inasistencia (…)”.
30
irresistible que le impidió asistir a la audiencia de sustentación y fallo
programada para el 27 de abril de 2018 a las nueve (9) de la mañana, por lo que
considera que el Tribunal accionado debió reprogramar esa diligencia.

Al respecto, observa la Sala que el suceso alegado por la parte actora no puede
ser catalogado como un evento de fuerza mayor o caso fortuito ya que no
cumple con los requisitos de imprevisibilidad, irresistibilidad y hecho externo,
desarrollados en la parte considerativa de esta providencia, pues el profesional
del derecho el mismo día de la audiencia, una hora después de que esta fue
evacuada hizo presencia ante la autoridad judicial accionada, lo que implica que
su enfermedad no generó una incapacidad absoluta para informar con antelación
lo sucedido.

71. De acuerdo con la jurisprudencia de la Sala de Casación Civil de la Corte


Suprema de Justicia y de esta Corporación, la fuerza mayor o caso fortuito no
debe ser entendida como cualquier hecho por sorpresivo o dificultoso que
resulte, sino de uno que inexorablemente reúna los mencionados rasgos legales.
En virtud de lo anterior, el caso bajo estudio no cumple con el requisito de
irresistibilidad, el cual implica que no se puedan superar las consecuencias de
lo sucedido.

En el presente asunto, el apoderado judicial estaba en condiciones físicas y


mentales para advertir y poner en conocimiento del juez, antes de realizarse la
audiencia, los quebrantos de salud que le impidieron llegar a tiempo a la misma,
lo anterior con el fin de evitar que el recurso de apelación fuese declarado
desierto, ya que como se indicó en líneas anteriores: i) una excusa médica
constituye justa causa de inasistencia cuando se informe de su existencia con
antelación a la diligencia a realizarse y ii) una incapacidad será justa causa de
inasistencia, incluso presentada con posterioridad a la realización de la
audiencia, en aquellos casos en que el sentido común y la lógica demuestren
que respecto del autor existió absoluta incapacidad para informar sobre la
inasistencia84.

72. Ahora bien, en el evento de aceptar que la enfermedad que afectó la salud
del profesional del derecho constituye una causa justificable para no acudir a la
audiencia de sustentación y fallo, observa la Sala que el apoderado judicial del
señor Espinosa Giraldo pudo el mismo día de la diligencia solicitarle al juez
colegiado su aplazamiento, pues según su propio dicho a pesar de la
gastroenteritis que padeció y la incapacidad médica otorgada por espacio de tres
(3) días, se dirigió del municipio del Líbano (lugar donde reside) a la ciudad de
Ibagué, arribando a las instalaciones del Tribunal Superior del Distrito Judicial
de Ibagué a las diez (10) de la mañana. No obstante, allegó la excusa dos (2)
días hábiles después, lo cual no es de recibo.

73. En suma, si la enfermedad del apoderado del accionante constituía una causa
justificable de inasistencia debió informar de manera oportuna esta situación

84
Al respecto, puede consultarse la sentencia T-1026 de 2010.
31
por un medio expedito85, en primer lugar, a su cliente86 y, luego a la autoridad
judicial accionada en aras de poder antes de la diligencia dejar constancia de lo
sucedido, pues contó con tiempo suficiente para informar la situación por la que
estaba atravesando.

74. En conclusión, la parte actora estaba en condiciones de solicitar de manera


previa el aplazamiento de la diligencia judicial y luego allegar los certificados
médicos, pero no esperar a solucionarlo una vez evacuada esta, más aun si quien
representa los intereses del accionante es un abogado que ejerce su profesión y,
por tanto, conoce de las consecuencias que trae no asistir a este tipo de actos.

75. De esta manera, para la Sala de Revisión no resultan irrazonables las


decisiones adoptadas por el Tribunal accionado al interior del proceso ordinario
civil, pues de lo expresado por el actor en la acción de tutela no se aprecia la
existencia de una absoluta incapacidad de su apoderado para informar sobre la
imposibilidad de asistir a la audiencia, es decir, luego de haber sido expedida la
incapacidad médica. Interpretación que la Corte encuentra razonable y, además,
dentro de las posibilidades dadas por los deberes que el ordenamiento adjudica
al juez en cuanto director del proceso.

76. En el sub judice, la Corte entiende que al accionante no le han sido


vulnerados los derechos fundamentales invocados, dado que la autoridad
judicial accionada no incurrió en defectos sustantivo y fáctico, pues valoró la
prueba allegada para justificar la ausencia a la diligencia, respecto de la cual
consideró que si el apoderado judicial no se encontraba en óptimas condiciones
de salud ha debido sustituirle poder a otro abogado para que se hiciera presente
y sustentara el recurso, argumento que se acompasa con la normativa y
jurisprudencia expuesta en esta providencia, máxime si se tiene en cuenta que
se trata de un proceso verbal en el que las actuaciones se deben cumplir en forma
oral, pública y en audiencia.

III. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Sala Octava de Revisión de la Corte Constitucional,


administrando justicia en nombre del pueblo y por mandato de la Constitución
Política,

RESUELVE:

Primero. CONFIRMAR el fallo dictado por la Sala de Casación Laboral de la


Corte Suprema de Justicia del 31 de octubre de 2018, que a su vez confirmó el
proferido por la Sala de Casación Civil del 19 de septiembre de 2018, que negó
el amparo del derecho fundamental al debido proceso en el trámite de la acción
de tutela interpuesta por Arturo Espinosa Giraldo contra el Tribunal Superior
del Distrito Judicial de Ibagué, Sala Civil – Familia, conforme a las
consideraciones de la parte motiva de esta decisión.

85
Por ejemplo a través de una llamada telefónica, un fax o un correo electrónico.
86
Se observa que el señor Arturo espinosa Giraldo tampoco asistió a la audiencia ni justificó su ausencia.
32
Segundo. Por Secretaría General de la Corte Constitucional LÍBRESE la
comunicación prevista en el artículo 36 del Decreto 2591 de 1991, para los fines
allí contemplados.

Cópiese, notifíquese, comuníquese, y cúmplase.

JOSÉ FERNANDO REYES CUARTAS


Magistrado

ALBERTO ROJAS RÍOS


Magistrado

CARLOS BERNAL PULIDO


Magistrado
Con aclaración de voto

MARTHA VICTORIA SÁCHICA MÉNDEZ


Secretaria General

33
ACLARACIÓN DE VOTO DEL MAGISTRADO
CARLOS BERNAL PULIDO
A LA SENTENCIA T-195/19

Referencia: Expediente T-7.129.961

Magistrado Ponente:
JOSÉ FERNANDO REYES CUARTAS

En atención a la decisión adoptada por la Sala Octava de Revisión de Tutelas,


en la sentencia dictada dentro del expediente de la referencia, presento
aclaración de voto con fundamento en las siguientes consideraciones:

Si bien estuve de acuerdo con la conclusión a la cual se llegó respecto de la


ausencia de vulneración del derecho fundamental al debido proceso del señor
Arturo Espinosa Giraldo, lo cierto es que se ha debido declarar la improcedencia
de la acción de tutela por cuanto esta carece de relevancia ius fundamental.

Cabe recordar que la relevancia constitucional como requisito genérico de


procedencia de la acción de tutela en contra de providencias judiciales tiene
como propósito i) evitar que la acción de tutela se utilice para discutir asuntos
de mera legalidad, ii) impedir que la acción de tutela se convierta en una
instancia o recurso adicional para controvertir las decisiones judiciales, y iii)
preservar la competencia y la independencia del juez ordinario.

Aunado a ello, vale la pena advertir que el requisito de la relevancia judicial no


se satisface con la mera enunciación del debido proceso como derecho
comprometido. Este exige que se justifique “con toda claridad y de forma
expresa porqué la cuestión que entra a resolver es genuinamente una cuestión
de relevancia constitucional que afecta los derechos fundamentales de las
partes”87. Por lo tanto, no cualquier transgresión a los procedimientos legales
establecidos amerita la intervención del juez constitucional, pues el derecho
consagrado en el artículo 29 de la Constitución Política “aboga por la
protección de las garantías esenciales o básicas de cualquier proceso”88.

Pues bien, el aspecto central planteado en esta acción de tutela consistía en


determinar si la excusa médica presentada por el señor Espinosa Giraldo, con
ocasión de su inasistencia a una audiencia de sustentación y fallo dentro de un
proceso de declaración de existencia, disolución y liquidación de sociedad de
hecho, debió ser aceptada por el juez como justificación válida para
reprogramar la realización de la respectiva diligencia judicial.

El asunto planteado por el tutelante se circunscribía entonces a una cuestión


legal, que suscitaba un debate argumentativo puntual, sobre la suficiencia de la
incapacidad médica con la cual el tutelante pretendía enervar la declaratoria de

87
Corte Constitucional. Sentencia C-590 de 2005.
88
Corte Constitucional. Sentencia T-967 de 2008.
34
desierto del recurso de apelación.

En esa medida, resulta claro que el asunto resuelto por la Sala no presentaba
una clara y marcada importancia constitucional, habida consideración de que
i) se trataba de un asunto meramente legal, ii) no era evidente la relación directa
de la decisión judicial cuestionada con la presunta vulneración o amenaza del
derecho al debido proceso u otro derecho fundamental del actor y por lo tanto
iii) convertía la acción de tutela en una instancia adicional del proceso ordinario.

Fecha ut supra,

CARLOS BERNAL PULIDO


Magistrado

35

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