La Practica para Transformar Nuestro Eº de Vida - Sokai DJF 2021
La Practica para Transformar Nuestro Eº de Vida - Sokai DJF 2021
La Practica para Transformar Nuestro Eº de Vida - Sokai DJF 2021
Dicho sutra revela el gran tesoro oculto que existe en nuestro corazón,
inmenso como el cosmos, y de ese modo disipa el sentimiento de
impotencia ante la vida. Enseña a vivir de manera vigorosa y dinámica, en
ritmo con la infinita vida del universo. Enseña la grandiosa y auténtica
aventura de transformarnos a nosotros mismos.
Su texto es una saga épica que narra la lucha del bien contra el mal. Su
calidez eleva y vitaliza a los exhaustos, armándolos de un valor que disipa
todo temor. Es un canto de alegría que resuena libremente a través del
pasado, presente y futuro. Es una oda de libertad irrestricta.
El verso inicial de esta parte es «Ji ga toku but rai» o «Desde que yo logré
la Budeidad» y empieza con el carácter «ji», que significa «yo». A su vez,
el último verso del jigage es «Soku joju butshin» o «adquirir rápidamente
el cuerpo de un buda», y su carácter final es «shin», que significa
«cuerpo». El Daishonin observa que, si se combinan el primero y el
último ideograma, se forma la palabra jishin, es decir, «uno
mismo». Desde el principio hasta el final, el jigage ensalza el yo y la vida
del Buda; en tal sentido, es también un himno triunfal al estado de
libertad absoluta que existe de manera inherente en nuestra vida.
También en este caso, estamos ante una Ley que, aun siendo invisible,
existe y actúa sin duda. Nichiren Daishonin inscribió el Gohonzon para
que podamos activar el poder de esa Ley Mística en nuestro propio ser
interior. Por eso, el presidente Toda nos exhortaba: «Pido disculpas por
valerme de una analogía bastante reduccionista, pero el Gohonzon puede
pensarse como un “dispositivo generador de felicidad”».
Podemos vivir a tono con el universo los 365 días del año —en
primavera, verano, otoño e invierno—, haciendo gala de fuerza vital,
sabiduría y buena fortuna para superar cualquier problema o
sufrimiento. Cuando hacemos girar a máximas revoluciones la potente
usina de vitalidad que es nuestro estado de buda, salimos de cualquier
atolladero y avanzamos hacia la esperanza y la justicia.
El pasaje del sutra dice que las personas cuyos seis órganos sensoriales
son puros serán como el lapislázuli o como espejos brillantes donde se
podrán ver los mil millones de mundos de un gran sistema planetario.
La senda hacia la cumbre de la vida no sigue una línea recta. Hay éxitos y
errores; a veces ganamos y a veces perdemos. Pero cada paso que
damos, con sus codos y recodos, nos permite crecer un poco más. En este
proceso, la oración es una potente fuerza que nos impide regodearnos en
la victoria o desesperarnos en la derrota.
Por eso nadie es tan íntegro como la persona que se basa en la oración.
Orar de manera potente y enfocada activa las fuerzas de la fe y la
práctica, que a su vez ponen en marcha las fuerzas del Buda y de la Ley.
Uno mismo es siempre el agente y el protagonista, en la medida en que
las oraciones transforman el propio corazón en lo recóndito de la vida. El
cambio interior —profundo e intangible— que tiene lugar allí donde un
sujeto hace la práctica no se agota en su propia persona [sino que se
extiende a los que forman parte de su ambiente]. De la misma manera,
cuando cambia una comunidad, las transformaciones tampoco se
detienen en ese círculo. Así como una ola pone otras olas en movimiento,
el cambio en el nivel comunitario crea un efecto en cadena que se
traslada también a otros espacios.
Quiero afirmar que el primer paso del cambio social consiste en cambiar
el corazón de cada individuo.
Por lo tanto, siento que las oraciones elevadas reflejan un noble sentido
de la responsabilidad. Una postura despreocupada o negligente hacia el
trabajo, los asuntos cotidianos y la vida en sí no se traduce en oraciones
serias. Los que se consagran a la oración son quienes asumen la
responsabilidad de su vida en cada aspecto y dan lo mejor en todos los
frentes.