0% encontró este documento útil (0 votos)
138 vistas132 páginas

Módulo de Antropología Filosófica

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1/ 132

CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014

CURSO
DE
ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA
2014

Cátedra de Antropología Filosófica:

Lic. Matías Castro Videla


Lic. Milagros Gallardo
Prof. Matías A. Navós Iglesias
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
2

1) INTRODUCCIÓN A LA ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA.

¿Qué es la antropología filosófica?

Para comprender el sentido de esta pregunta es necesario primero conocer la etimología


de la palabra “antropos”, éste es un término griego que significa: hombre.
En dicho sentido, la Antropología Filosófica es la reflexión racional acerca del hombre.
Y su estudio versará sobre qué es el hombre, qué puede ser y qué puede hacer.
Como toda ciencia tiene un objeto de estudio, es decir una porción de la realidad sobre
la cual se basa la investigación, en este caso será: “el hombre”, pero este objeto de
estudio tiene una particularidad, además de ser un objeto de investigación, se trata de un
sujeto, por partida doble.
En efecto, al reflexionar acerca del hombre, no estamos indagando acerca de algo, sino
de alguien, y este es el primer sentido en el cual decimos que este objeto de estudio
además es sujeto.
En cuanto al segundo sentido, debemos decir que este objeto coincide con nuestro
propio ser, que somos sujetos. De este modo no estaremos reflexionando acerca de un
objeto extraño o que nos es desconocido (como por ejemplo en la historia cuando
hablamos de las invasiones inglesas del siglo XIX, o en geología cuando nos
informamos sobre la formación de las distintas capas de la tierra, ninguno de los que lee
esto ahora es un inglés invasor del siglo XIX o es una capa de la corteza terrestre) sino
que toda nuestra investigación la realizaremos desde nuestra propia realidad humana, y
a su vez la información que vayamos adquiriendo podremos compararla con nuestro
mismo ser.

En un sentido más riguroso diremos que la Antropología Filosófica tiene como Objeto
Material de estudio: la totalidad del hombre (esto lo comparte con otras ciencias), y
como Objeto Formal de estudio: el ser del hombre. Y en esto último radica la
originalidad de esta asignatura. Mientras que son muchas las ciencias que se interesan
por el estudio del hombre, su interés versa sobre un aspecto particular de éste dejando
de lado los demás, como por ejemplo, a la psicología le interesa la vida afectiva del
hombre, a la biología, la constitución orgánica del hombre, a la medicina, el estado de
salud en el hombre, pero todas estas ciencias asumen una concepción acerca de qué es el
hombre, qué significa ser humano, y no la investigan sino que toman esta visión de otra
ciencia anterior que les indica qué es el hombre: esta es la Antropología Filosófica.

La reflexión antropológica ciertamente es compleja y reviste alguna problemática, esto


podemos apreciarlo desde el simple hecho de tener que definir cuáles son las
dimensiones de la realidad humana: ¿biológica? ¿psíquica? ¿espiritual? o ¿se trata
simplemente de un manojo de impulsos electroquímicos más o menos organizado?

La finalidad de esta ciencia es reflexionar acerca del hombre y poder descubrir y


acercanos a la verdad sobre nuestra propia realidad, dado que no sólo somos un ser
viviente más, sino que además sabemos que vivimos, pero también sabemos que nuestra
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
3

existencia es finita, limitada y que no somos dueños absolutos del tiempo, en todo caso
sabemos que la vida es una posibilidad única de diseñar nuestra vida para ganarnos o
perdernos a nosotros mismos.
Por último, la antropología en cuanto primera interesada por las cuestiones humanas
emprenderá su reflexión en el marco de la dignidad de la persona, que es la temática
central e inalterable de toda seria investigación humana. En efecto, desde esta asignatura
lo que proponemos es reflexionar sobre los contenidos conceptuales que iremos
desarrollando desde el rigor de la realidad, dialogando a través de diversos medios sobre
temas que son comunes a todas las carreras y especialidades: el hombre concreto y sus
respuestas a los desafíos que el mundo de hoy le plantea desde la perspectiva de la
dignidad de su persona.
Por esta razón la argumentación tendrá como fundamento la dignidad del hombre en su
dimensión natural de Persona, única, irrepetible e insustituible y a su vez elevada a lo
sobrenatural como Imagen y Semejanza de Dios. La cultura presente nos exige
confrontar las distintas visiones que intentan avasallar y reducir la naturaleza del ser
humano. La antropología filosófica brindará las herramientas para poder comprender
como sostenía Tomás de Aquino, que: “El hombre es el término de las criaturas”, es
decir, que el ser humano es lo más perfecto de la creación.

Sobre la estructura del texto


Para el abordaje de estas temáticas seguiremos un esquema clásico de los mismos como
puede apreciarse en diversos manuales como el de Casaubón o el de Vernaux,
representantes de la filosofía realista, aunque sin respetar completamente el orden de sus
exposiciones pero sí la línea argumentativa que surge de la tradición tomista. También
nos valdremos del material propio elaborado por la universidad para la cátedra de
Antropología Teológica.
En primer lugar, nos abocaremos a comprender de qué trata el saber filosófico, ya sea la
actitud filosófica como los datos aportados por la filosofía o ciencia filosófica. También
ahondaremos sobre cuáles fueron sus orígenes y los principales representantes de la
antigüedad que sentaron sus bases. Además estableceremos las relaciones existentes
entre el saber filosófico y la teología, y su relación con las ciencias particulares.
La segunda cuestión, será el abordaje de un tema que a pesar de haber suscitado
múltiples reflexiones a lo largo de la historia sigue teniendo vigencia: qué es lo que
distingue a los seres animados de los inanimados, es decir, qué es el principio de vida
que llamamos “alma”. A partir de aquí, desarrollaremos algunas definiciones
filosóficas del alma que expresan una realidad con la que convivimos cotidianamente,
los seres vivos y a partir de su análisis podremos comprender los diversos grados de
vida y distintas capacidades o potencias de las que están dotados estos seres.
En tercer lugar, arribaremos a una reflexión sobre el hombre desde una mirada
trascendente, que nos permitirá comprender cuál es su lugar en el cosmos.
En cuarto lugar, debemos abocarnos al análisis de ciertas capacidades de las cuales goza
la vida humana y que nos permitirán entender el alcance de nuestros actos, los límites
con que se encuentra y cómo su despliegue manifiesta la originalidad y distinción del
ser humano por sobre las demás creaturas. Nos referimos al conocimiento y los
apetitos, es decir los distintos modos en que hace presente la realidad en el hombre (y
también en la vida animal hasta cierto punto), y las distintas tendencias que surgen ya
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
4

sea impulsadas por la misma naturaleza o las que siguen de un conocimiento previo, nos
referimos al despliegue de la vida afectiva desde los simples sentimientos hasta el amor
como manifestación y expresión humana sin la cual no es posible alcanzar la perfección
a la que todo hombre aspira. De aquí surgirán diferentes reflexiones en torno a las
relaciones que hay entre la voluntad, los sentimientos y el conocimiento.
En quinto lugar, nos parece importante darle tratamiento a una temática que no puede
dejar de estar presente en la antropología filosófica: la libertad. Una adecuada
comprensión de este tema puede llegar a ser un faro que ilumine la vida profesional y en
definitiva la vida personal, ya sea de cada ser humano o del hombre en sociedad.
Por último, y a modo de conclusión y cierre de la materia abordaremos el tema central
de la materia: la persona humana y su dignidad. Éste es el núcleo de toda
antropología y su correcto tratamiento nos permitirá comprender que alcance tiene, bajo
una mirada filosófico-teológica.

¿Qué es la Filosofía? … y ¿ “Para qué me sirve”?

Es indudable que frente a esta pregunta, nos surja otra casi naturalmente: ¿… y para qué
me sirve? Pues bien, en rigor a la verdad, aun sin responder a la primera nos animamos
a decir que ¡la Filosofía no sirve para nada! Y esto debe resultar un tanto más
sorprendente en cuanto se trata de un texto de un curso de filosofía.
Ahora bien, antes que el lector se sienta impulsado a cerrar el libro pues leerlo no le
sirve para nada, tenemos que aclarar algunos conceptos.

Es casi seguro que al haber leído ese primer párrafo y encontrarse con que está haciendo
algo inútil, espontáneamente haya asociado esto a algo malo, es decir, lo inútil, lo que
no me sirve, es algo malo, o al menos no puede ser algo bueno algo que resulte inútil.
He aquí un primer llamamiento pues sin darnos cuenta, y sin decisión propia hemos
asociado todo lo bueno a aquello que resulta útil, y lo malo a lo inútil. O sea, sólo puede
ser bueno aquello que me resulte útil.
Este pensamiento por más que se nos haya ocurrido al momento de la lectura no es
originalmente nuestro, sino que es propio de la época utilitarista y práctica en la que
vivimos y estamos insertos a tal punto que no distinguimos qué pensamos por nosotros
mismos y qué nos viene impuesto por la época, o tal vez por la moda.

Pues bien, resulta que ni todo lo útil es bueno, ni todo lo inútil es malo. La vida del
hombre inserto en el mundo de lo útil suele ser tan vacía como la vida de esas pequeñas
alimañas domésticas (hamsters) que corren sin parar en la rueda convencidas de que
avanzan y que lograrán escapar (no nos pensemos que el animalito corre para
mantenerse en “estado” por si llega a aparecer algún otro exponente para resultarle
atractivo). Las cosas útiles son todas aquellas cosas que me “sirven” para algo distinto
de ellas mismas, es decir son un medio, son el puente obligado para alcanzar algo más.
Y una vez que cumplieron con su utilidad son descartadas como si nunca hubieran
existido.

Estudiar no me gusta, lo detesto…. Pero me apasiona conocer… conocer es bueno por


sí mismo…. Obviamente que el camino es el estudio. El descubrimiento de la verdad
perfecciona la inteligencia, por eso el estudio es un medio y el descubrimiento de la
verdad es el fin.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
5

Ahora sí estamos en condiciones de responder ¿qué es la filosofía? Para ello hacemos la


siguiente distinción.

Filosofía como Actitud y como Ciencia

Cuando nos referimos a la Filosofía podemos hacerlo al menos en dos sentidos:

FILOSOFÍA

ACTITUD CIENCIA

Definición Etimológica o Nominal Definición Real

LA FILOSOFÍA COMO ACTITUD.

La Filosofía como actitud, hace referencia al sentido etimológico de la palabra:

DEFINICIÓN ETIMOLÓGICA DE “FILOSOFÍA”.

Definir
Definir es poner límites a una cosa, delimitarla, circunscribirla.
En general, toda definición pude darse de una doble manera:

- Nominal: atiende a la palabra o nombre con que designamos una cosa, y nos ofrece la
significación de una palabra. Esta definición puede ser etimológica y sinonímica
dependiendo de si nos valemos del origen de la palabra o de si logramos una aclaración
de la palabra a definir mediante el parecido de otras más parecidas y de parejas de
significación.

- Real: expresa la esencia de una cosa.

Definición nominal de Filosofía:

Etimológicamente el término deriva de “fileo” (amor) y “sophia” (sabiduría).


Entonces, la etimología de la palabra “filosofía” significa amor a la sabiduría.

Según una venerable tradición se le atribuye a Pitágoras esta definición etimológica.


Antiguamente se llamaba sabios a los primeros pensadores griegos que “se dedicaban al
conocimiento de las cosas divinas y humanas y de los orígenes y causas de todos los
hechos; pero Pitágoras, habiendo sido interrogado acerca de su oficio, respondió que no
sabía ningún arte, sino que era, simplemente filósofo; y comparando la vida humana a
las fiestas olímpicas, a las que unos concurrían por el negocio, otros para participar de
los juegos, y los menos, en fin, por el puro placer de ver el espectáculo, venía a concluir
que solo éstos eran los filósofos”1.

1
Millán Puelles, A. Fundamentos de Filosofía. Cap I., RIALP. Madrid, 1969. p. 15.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
6

Pieper recoge de un diálogo de Platón: “«Ninguno de los dioses filosofa», así dice
Diotima en El Banquete, de Platón; «tampoco filosofan los ignorantes, pues la desgracia
de la ignorancia es que cree tener bastante con lo que tiene». «¿Quiénes son entonces,
Diotima, pregunté yo (Sócrates), los que filosofan, puesto que no son ni los sabios ni los
ignorantes? A lo que contestó ella: Está "claro hasta para un niño que son aquellos que
se encuentran en medio de ambos.» Este medio es el ámbito de lo verdaderamente
humano. Es lo verdaderamente humano: por una parte, no comprender o concebir de
una forma plena (como Dios); por otra, no endurecerse, no encerrarse en el mundo de lo
cotidiano al que se supone totalmente esclarecido; no darse por contento con el no-
saber; no perder ese estar abierto, que se expande infantilmente, que es propio del que
espera, sólo de él.”2

Por lo tanto, la filosofía se ubica entre la ignorancia y la posesión absoluta del saber. Es
filósofo quien tiende, ama a la sabiduría y la busca. “Ama a la sabiduría quien la busca
por sí misma y no por otro motivo; pues quien busca algo por otro motivo, ama a ese
motivo más que a lo que busca” afirma Santo Tomás.

¿QUÉ ES PUES LA ACTITUD DE FILOSOFAR?3

1- La actividad voluntaria que responde a nuestra inclinación natural de poseer un


conocimiento profundo, verdadero, racional y universal de los fundamentos primeros de
todas las cosas.
2.- a la que se llega porque la realidad nos coloca en situación de asombro, duda,
situaciones límites y conciencia de la finitud humana.
3.- y que nos permite entender, saber y actuar con sabiduría.

Es decir, la FILOSOFÍA como actitud de vida es entendida como el AMOR A LA


SABIDURÍA. Por tanto, el filósofo será aquel que sobre todas las cosas valora la
sabiduría.
Se trata del “amor a la sabiduría”, por la sabiduría misma, es decir, sin ninguna finalidad
práctica o técnica precisa. En efecto, todos tenemos una visión filosófica de las cosas,
del mundo, de Dios y del hombre. Y tener una visión adecuada de cada una de estas
realidades tal vez no me solucione el tener que estudiar, ni el tener que trabajar, pero
tendré un conocimiento más fino y acabado de quién soy, de dónde vengo y a dónde
voy, de qué es el bien y qué el mal… todas estas, nociones que necesitan una respuesta
en la vida para transitarla con madurez. Incluso hasta es importante reconocer qué
visión ya tengo de cada uno de estos aspectos.
Más allá de eso, la filosofía no sirve para nada, y eso la hace exclusiva e interesante. Al
menos una vez en la vida tendré la valentía de buscar algo bueno por sí mismo.

La Filosofía como ciencia, hace referencia al conocimiento filosófico ya alcanzado y ha


sido explicado por sus causas, es decir, dando fundamentos de las verdades que afirma.
Desde aquí podré explorar qué se ha dicho ya desde esta ciencia respecto al hombre,
respecto al mundo, incluso, respecto a Dios.

2
Pieper, J. ¿Qué significa filosofar?, El ocio y la vida intelectual, RIALP, Madrid, 1962, p. 137.
3
Berthoud, L. A., y Berthoud, L. M., Módulo: Antropología Filosófica, Universidad FASTA, p. 22.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
7

Ahora bien, se entiende que en este curso, antes que arribar a la filosofía como actitud,
intentaremos abordarla en tanto ciencia…. No me puedo imaginar un primer examen
preguntando: ¿Ama usted a la sabiduría?... ¿Cuánto?... ¿cómo se lo demuestra? Y
encima calificar numéricamente las respuestas con notas de uno a diez.
Estudiaremos la ciencia filosófica y sus respuestas a los grandes temas, luego si a causa
de la profundidad de los temas surge el amor a la sabiduría… será bienvenido.

Todo hombre filosofa aunque no todo hombre es filósofo. Admirado de la realidad, el


hombre comienza a hacer filosofía pero el filósofo será quien se mantenga asombrado y
realice de manera formal una reflexión que trate de explicar el por qué de la realidad.
A lo largo de nuestra vida nos hacemos muchas preguntas sobre el sentido de la vida,
sobre el bien y el mal, sobre el hombre, etc. Todos tenemos una forma de entender el
mundo de manera más o menos consciente. Todas estas cuestiones son problemas
específicamente filosóficos. Ninguna ciencia particular estudia toda la realidad ni se
pregunta por el sentido de la vida.

Para abordar la actitud filosófica trabajaremos un texto de Pablo Marini que nos explica
la relación entre el saber filosófico y nuestra realidad cotidiana.

“Cuenta un gran filósofo. Platón, una anécdota sobre otro gran filósofo, muy
anterior a él: el presocrático Tales, contemplando un día el cielo, como
solía, para seguir el curso de los astros, cayó en un pozo, lo que hizo reír
mucho a una joven criadita. Como vemos, desde el comienzo la gente ha
solido ver en el filósofo a un personaje que, absorto en sus pensamientos,
pierde contacto con la realidad. Pero... ¿qué "realidad"? Responderemos sin
duda que la de todos los días: esos árboles, esta mesa, la piedra, o el pozo
donde cayó Tales. Sin embargo, para poder manejar esa realidad, para hacer
industria o arte, necesitamos conocer ciertas cosas (por ejemplo: cómo
calcular superficies, volúmenes y fuerzas; de qué están compuestos los
minerales, para poder trabajarlos químicamente: qué período sigue la Luna
en sus fases, para predecir las mareas...). Y tenemos que estar seguros de
que este conocimiento sea exacto: si no, los edificios se derrumbarían,
ocurrirían en los laboratorios explosiones desastrosas, naufragarían los
barcos... Pero, para poder estar seguros de nuestro conocimiento, tenemos
que establecer reglas exactas para el recto pensar: reglas abstractas, que no
pertenecen al "mundo de lo sensible" de nuestra vista, oído y tacto, pero que
sirven para relacionarnos con ese aspecto del mundo real y manejarnos en
él. En una palabra, precisamos una lógica, o ciencia y arte del recto pensar,
complementada por una teoría del conocimiento o gnoseología, para saber
discriminar el conocimiento verdadero del erróneo. Y esas ciencias son
ramas de la filosofía. Pero hay más. Se ha hecho la experiencia de que uno
de los castigos más desesperantes que se pueden imponer a un prisionero es,
por ejemplo, hacerle transportar bolsas cargadas de arena, hacérselas vaciar,
luego llenar de nuevo, volver a transportarías, y así seguido, para volver
finalmente a dejarlas como estaban. Sin embargo, esto es, en el fondo, el
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
8

mismo trabajo que se hace en una construcción: acarrear arena; lo que bien
puede ser cansador, pero no desesperante. La desesperación de los pri-
sioneros era que ese trabajo no tenía objeto: el hombre no puede vivir ha-
ciendo cosas en vano, sin una finalidad que considere posible de alcanzar.
Por ejemplo, escribimos un libro, o emprendemos la carrera teatral, o nos
dedicamos a la industria química. ¿Para qué? Puede ser que para hacernos
famosos, o para ganar suficiente dinero, o para crear cosas bellas o útiles de
las que se beneficien también los demás. Muy bien; pero, otra vez, ¿para qué
todo esto? Y, además, ¿estamos seguros de que todos los sacrificios,
esfuerzos y renuncias que supone realizar esos proyectos nos van a conducir
a algo que realmente sea un bien? Otro ejemplo: ¿debemos abstenernos de
intervenir en la política? Y, si intervenimos, ¿debemos procurar que
gobierne gente de mucho saber, o más bien de gran habilidad para
convencer a los gobernados? ¿Debemos abolir las diferencias sociales?
Vemos que todos estos problemas se refieren a una cosa: la finalidad y la
bondad de la acción humana, sea en la vida privada o en la pública. Y esto
también compete a una rama de la filosofía, llamada la ética. Ahora bien: si
queremos saber cómo se debe manejar y arreglar un reloj, tenemos que
saber primeramente qué es un reloj y cómo funciona. Igualmente, para saber
cómo debe manejarse el hombre y ordenar su acción en el mundo, tenemos
que saber antes qué y cómo son realmente el mundo y el hombre.
Seguramente, recurriremos a las ciencias para averiguarlo: la fisicoquímica
(con sus ramas diversas, como la astronomía, la geología, etc.) nos
describirá la estructura, composición y funcionamiento de los seres
inorgánicos; la biología (incluidas la anatomofisiología, la paleontología)
nos dirá cómo son y cómo han sido y funcionado los entes orgánicos (o
vivientes) desde remotísimas edades; la psicología, la sociología y la
historia (con sus múltiples disciplinas, llamadas "ciencias del espíritu") nos
mostrarán las conductas individuales y colectivas del hombre y ciertos
principios que parecen regirlas. Sin embargo, cada ciencia o grupo de
ciencias nos da sólo un aspecto del universo: el físico, el psíquico, el
histórico. Además, es siempre una descripción imperfecta, sujeta a cambio:
las ciencias se desarrollan de continuo, y crean constantemente teorías
nuevas y más amplias. Quiere decir que no pueden darnos una imagen total
del universo, de esa "realidad" que creíamos conocer mejor que el distraído
filósofo. Más aún: cada ciencia llega a un límite del cual no puede pasar: la
fisicoquímica empieza por desbaratar también nuestra "realidad" cotidiana,
diciéndonos que ese árbol, esa mesa, esa piedra, etc. se reducen, en el fondo,
a torbellinos de átomos, compuestos a su vez por partículas invisibles en
perpetua danza, separadas por un vacío, y que esas partículas son materia-
energía. Pero no puede decirnos qué es realmente la materia o la energía,
sino sólo mediante qué leyes opera. La biología nos diseca los cuerpos de
los vivientes y nos enseña cómo funcionan y cómo y por qué dejan de
funcionar y se mueren; pero no puede decirnos qué es la vida misma. La
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
9

psicología nos habla de las funciones psíquicas pero no puede decirnos qué
es el alma, ni siquiera probarnos que tal alma exista o no exista. La historia
nos relata los hechos humanos y trata de examinar causas y consecuencias;
pero nada nos dice sobre el destino del hombre en el mundo. Porque las
ciencias empíricas se detienen en el punto en que los sentidos, o sea la
experiencia, ya no proporcionan más datos. Los sentidos nos informan lo
suficiente para ir averiguando de qué están hechos, cómo son y cómo
funcionan los seres (inorgánicos y orgánicos), pero no qué son, cuál es su
esencia. En una palabra, no nos dicen qué es el mundo ni qué es el hombre.
Justamente, sobre la base de lo que, partiendo de los sentidos, han verificado
las ciencias empíricas, es decir, sobre los resultados seguros de las ciencias,
nuestra razón tiene que arreglarse sola para responder a esas preguntas. Y
ese ejercicio de la razón, en campos a los cuales la experiencia no alcanza,
es la tarea propia de la filosofía. Esos campos a los que no llega la
experiencia son fundamentalmente dos: 1) por qué existen los seres; 2) qué
son esos seres que existen. El primero es el problema de la existencia y las
causas últimas de todas las cosas, y el segundo el problema de la esencia,
ambos estrechamente relacionados entre sí. Y son objeto de la más profunda
de las ciencias filosóficas: la ontología […] o metafísica […]. Podemos
resumirla en la cuestión del Ser absoluto, la Verdad absoluta y el Bien
absoluto: es decir, del Ser que es el origen y raíz de todos los seres, de la
verdad y del bien; por eso la metafísica culmina en la teología natural o
teodicea, que por medio de la sola razón procura elevarse a conocer, hasta
donde le es posible con sus solas fuerzas, a Dios. El filósofo es, contra lo
que al comienzo nos parecía, el hombre que quiere conocer verdadera y
realmente la verdadera realidad.”4

De esta manera vemos que todos los hombres tienen una postura filosófica determinada
ya sea de manera explícita o de manera implícita.

Orígenes y Comienzo de la Filosofía

Comúnmente, en nuestro vocabulario no hacemos distinción entre origen y comienzo


cuando hablamos, sino que utilizamos estas palabras con un mismo sentido, pero
podemos hacer una sutil distinción entre las mismas:

4
Marini, P., Apuntes de Filosofía. Introducción a una Filosofía realista. Vol. I. Cap. 1: Introducción al
conocimiento filosófico. Ed.: Universidad libros. Bs. As., 2006. pp. 7–9.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
10

ORÍGENES COMIENZO

Motivaciones que llevan Inicio en la historia del


a filosofar pensamiento propiamente
filosófico

Al hablar de los orígenes de la filosofía nos estamos refiriendo a las motivaciones que
han llevado a alguien a filosofar, mientras que al hablar del comienzo de la filosofía nos
referimos al inicio en la historia del modo de pensar filosófico (por ejemplo, para
distinguirlo del modo de pensar mitológico).
El comienzo responde a la pregunta ¿cuándo?, los orígenes al ¿por qué? Así claramente
podemos distinguir una de otra si por ejemplo preguntamos ¿cuándo comenzó la
filosofía?... y respondiéramos, por el asombro, la duda y las situaciones límite…
claramente nos damos cuenta que esto no tiene sentido.

Los Orígenes de la Filosofía:

Cuáles son las motivaciones, las causas que llevan al hombre a filosofar, qué puede
movilizar al hombre a buscar la sabiduría. Pues bien, básicamente estas motivaciones o
causas son tres:

1- ASOMBRO
2- DUDA
3- SITUACIONES LÍMITE

1- EL ASOMBRO:

Se trata de la admiración que causa la contemplación de la realidad. Esta realidad


interpela al hombre, lo deja absorto, estupefacto, e impulsa a preguntarse por la causa de
la misma.
Pero no es lo mismo observar que contemplar, el primero es un simple hecho que queda
en el plano sensible y visual. Pero si bien me muestra parte de la realidad, no me
demuestra nada. Ya decía Saint Exupery en su obra El Principito, “lo esencial es
invisible a los ojos”. En efecto, puedo “observar” a dos sujetos cruzando por la senda
peatonal y al llegar a la vereda cada uno se retira para un lado distinto, uno en una
dirección, y el otro, con su bastón blanco, en otra dirección. Esa sería una simple
observación. Pero si hubiera podido “contemplar” me hubiera percatado que uno de
esos hombres era no vidente, y que el otro lo ayudó a cruzar, es decir, le prestó su vista,
y fue sus ojos para que pudiera cruzar.
Platón y Aristóteles sostenían la imposibilidad de que se dé el pensamiento filosófico si
no hay asombro, y si no hay capacidad de contemplar. De hecho queda imposibilitado
de ser feliz quien ha perdido la capacidad de asombrarse, pues se perderá del detalle y la
profundidad que conllevan las simples cosas.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
11

Ahora bien, la CONDICIÓN fundamental para que se de el asombro es el OCIO, que es


aquella condición/estado en el cual ya no se tiene ninguna obligación, donde están
resueltas todas las necesidades, y por esto mismo lo que se haga se hará de modo libre y
desinteresado (no por necesidad, o para alcanzar algún fin inmediato y práctico).

2- LA DUDA:
Se refiere a la duda filosófica, no a cualquier tipo de duda, sino a aquella que busca una
respuesta racional, que se pregunta por las causas, el porqué de todo.
Pero no es una duda metódica, es decir que duda de todo, por el simple hecho de dudar,
como si no pudiera estar seguro de nada, sino que surge de una contemplación profunda
de la realidad, y parte de la certeza tan simple y profunda de que lo “lo real es real”,
sobre eso no hay duda.
Sobre la base de la realidad luego me pregunto por sus causas.

3- SITUACIONES LÍMITE:

Se refiere a aquellas situaciones que llevan al hombre a preguntarse por la existencia de


todo y de sí mismo. En estas situaciones el hombre percibe que ya no tiene el dominio
sobre su entorno o incluso puede sentirse asfixiado por el mismo.
Por ejemplo, la muerte, ya sea de un ser querido o cercano, sobre todo cuando es
repentina, no avisa, y no deja tiempo para un último compartir o para la reconciliación.
La guerra, en donde aparecen las inclinaciones más bajas y más altas del hombre, donde
no prevalece el orden ni la racionalidad. La enfermedad, ya que el dolor afecta no sólo
el organismo sino que compromete la vida humana misma los pensamientos y las
inclinaciones y los sentimientos. Las catástrofes, que nos dejan sin aparentes
explicaciones frente a la pérdida de todo lo material y de lo más importante, las vidas
humanas. Las grandes injusticias, que nos hacen preguntarnos por el origen del mal y en
definitiva por el bien.
Todas estas situaciones hacen que el hombre se plantee el porqué de las cosas, ¿por qué
hay mundo y no más bien nada? ¿por qué existo si podría no haber existido? La razón,
en un primer momento perpleja, necesita saber la verdad, necesita conocer la causa,
pero no cualquier respuesta la conforma.
En una famosa película de Hollywood (“Antes de Partir”) aparecen estas apreciaciones
que hicimos frente a las situaciones límite, y expresa muy bien las distintas reacciones
que tenemos los seres humanos cuando nos enfrentamos a entender que nuestra
existencia es limitada.

“Sin embargo, cabe preguntar: ¿por qué ha sentido el hombre la necesidad


de filosofar? Los antiguos respondían que dicha necesidad pertenece, de
manera estructural, a la naturaleza misma del hombre: «Todos los
hombres—escribe Aristóteles—por naturaleza aspiran al saber.» Más aún:
«El ejercitar la sabiduría y el conocer son deseables en sí mismos para los
hombres: no es posible vivir como hombres sin tales cosas.» Y los hombres
tienden al saber porque se sienten llenos de asombro o de admiración,
afirman Platón y Aristóteles: «Los hombres han comenzado a filosofar,
tanto ahora como en los orígenes, debido a la admiración: al principio
quedaban admirados ante las dificultades más sencillas, pero después,
avanzando poco a poco, llegaron a plantear problemas cada vez mayores,
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
12

como los problemas referentes a los fenómenos de la luna, del sol y de los
astros, y luego, los problemas referentes al origen de todo el universo.»
En consecuencia la raíz de la filosofía consiste en esta admiración, que
surge en el hombre que se enfrenta con el Todo y se pregunta cuál es el
origen y el fundamento de éste, y qué lugar ocupa él mismo en este
universo. Así, la filosofía es algo inevitable e irrenunciable, precisamente
porque es inevitable la admiración ante el ser, al igual que es irrenunciable
la necesidad de satisfacerla.
¿Por qué existe este todo? ¿De dónde ha surgido? ¿Cuál es su razón de
ser? Se trata de problemas que equivalen al siguiente interrogante: ¿por qué
existe el ser y no la nada? Un caso particular de este problema general es la
pregunta: ¿por qué existe el hombre? ¿Por qué existo yo?
Como es evidente, se trata de problemas que el hombre no puede dejar de plantearse,
problemas que, en la medida en que sean rechazados, desacreditan a quien los rechaza.
Y son problemas que conservan su propio sentido específico, aun después del triunfo de
las ciencias particulares modernas, porque ninguna de estas ha sido creada para
resolverlos. Las ciencias sólo responden a preguntas sobre una parte pero no a preguntas
sobre el sentido del todo.”5

COMIENZO HISTÓRICO DE LA FILOSOFÍA:

Introducción.

Para abordar este tema nos guiaremos por las reflexiones de Giovanni Reale6.
La filosofía data del Siglo VI aC., y es una invención de los griegos, pero ¿por qué
afirmar que es un invento griego y no de los pueblos de oriente?
Reale plantea la imposibilidad de una procedencia oriental de la filosofía por cuatro
causas:
a- Ningún historiador o filósofo griego hace mención de un origen oriental de la
filosofía.
b- Está históricamente demostrado que la sabiduría oriental tenía convicciones
religiosas, mitológicas, pero no basadas en la razón.
c- No nos ha llegado (en tal caso) ningún escrito de filosofía oriental.
d- En la hipótesis (que habría que demostrar) que hubiera habido filosofía, no cambiaría
los hechos por los cuales veremos que la filosofía surge en Grecia,

Por último, los conocimientos científicos y técnicos tanto de los egipcios como de los
caldeos tenían una finalidad práctica y no teorética (la construcción, la medición) es
decir no solo racional y por el sólo amor a la sabiduría.

El autor plantea, TRES FORMAS DE VIDA QUE PREPARARON EL NACIMIENTO


DE LA FILOSOFÍA EN GRECIA, estas son:

5
Reale, G. y Antiseri, D. Historia del Pensamiento Filosófico y Científico. Vol. 1, Herder. Barcelona.
2001, p. 31.
6
Reale, G. y Antiseri, D., Historia del Pensamiento Filosófico y Científico, vol. I, Herder, Barcelona,
1985.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
13

1- EL ARTE:

La mayor producción artística de los griegos no ha sido la arquitectura, o la escultura


como podríamos llegar a creer, sino que su gran aporte fue la Poesía, es decir los
poemas, sin olvidarnos del Teatro griego, pues en este mismo se narraban las poesías.
Cómo influyó esta forma de vida en el griego:

a- Los poemas (como La Ilíada y La Odisea de Homero) tuvieron un papel protagónico


en la formación de la mentalidad griega, fueron una fuerte influencia en el pensamiento
y la educación de los griegos. Podríamos decir que su formación espiritual tuvo como
base las enseñanzas de los poemas.
Además, la imaginación expresada en los poemas homéricos está estructurada según un
sentido de: armonía (orden), proporción, límite, medida. Esto difiere mucho de la
imaginación de otras civilizaciones donde primaba lo caótico, lo monstruoso y lo
deforme. El pensamiento griego se fue estructurando según este primer sentido que
señalamos.
b- Por otro lado, los poemas buscan las causas y la razones de las cosas (tratan sobre el
mundo, el hombre, el tiempo), dando una respuesta mítica, pero alcanzó para poner la
razón griega en tensión hacia una búsqueda racional de esas mismas realidades.
c- Por último, los poemas tratan de explicar la realidad en su totalidad, que es expresada
en forma mítica.

2- LA RELIGIÓN:

Aquí, en primer lugar, cabe distinguir entre la religión pública y la religión privada o de
los misterios como se denominó. Es esta última la que tuvo una influencia decisiva para
la gestación del pensamiento filosófico. La distinción quedará establecida con claridad a
continuación:

a- La Religión Pública:
Los ciudadanos griegos comunes de la época manifestaban una gran religiosidad pero
desestructurada, consideraban que todo es divino, todo parte de la intervención de los
dioses, incluso los fenómenos naturales son producidos por los dioses, por tanto éstos
no son más que fuerzas naturales personificadas (lo que se conoce como
antropomorfismo).
Además consideraban que el hombre es un ser mortal y que la muerte implicaba la
desaparición total de la existencia personal.
No tenían dogmas, ni sacerdotes, por tanto no había más fundamento para sostener la
existencia de los dioses que la tradición.
Esta forma de pensar, definitivamente no influyó en el surgimiento de la filosofía.

b- La Religión Privada o de los Misterios:


Surge por la influencia del Orfismo, y tiene el formato de una religión sectaria, es decir
que sólo unos pocos iniciados y elegidos podían acceder a aquellas sesiones donde se
compartían las reflexiones y un culto particular. De allí surge Pitágoras quien era
considerado como un profeta de esta religión órfica. Este religión de los misterios, era
de una elite cerrada, que compartían ritos, y se diferenciaban de la religión pública.
Aun sin detenernos en el origen de estas concepciones queremos ver algunas
consideraciones sobre esta religión privada:
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
14

Consideraban que el hombre no es más que su alma, que es un principio divino que cae
en un cuerpo (especie de cárcel) por una culpa originaria. Además sostenían que el alma
es preexistente al cuerpo, que no muere con este y que se reencarnarán sucesivamente
hasta expiar (pagar) toda la culpa.
Con los ritos buscaban poner fin a las reencarnaciones (liberándose del cuerpo), para
que así viva plenamente el alma separada, pues para que lograra la purificación, lo
esperaría un premio en el más allá.
Luego cuando veamos a Pitágoras entenderemos mejor porqué es desde aquí que surge
la filosofía, ya que como consideraban que el intelecto es la parte divina del alma,
desarrollando este y viviendo para la razón y no para el cuerpo es como lograrían
librarse de las reencarnaciones.

3- LA SITUACIÓN SOCIO-POLÍTICO-ECONÓMICA:

Diferentes situaciones confluyeron en aquel lugar y época que permitieron que cierta
clase de hombres tuvieran tiempo libre para el OCIO y no estuvieran preocupados por
las simples necesidades para subsistir que demandan esfuerzo, sacrificio y
concentración.
En primer lugar tuvieron, libertad respecto a la religión lo que permitió la proliferación
de las sectas.
Lograron instituciones políticas libres por primera vez (polis), es decir la vida social y
política no dependía de estar subsumido bajo la voluntad de un emperador, un monarca
o un dictador de origen divino.
La Polis griega fue un gran centro de comercio (intercambio) y donde confluyeron los
más variados artesanos, esto generó el aumento de la población, un aumento de la fuerza
económica y por lo mismo de disposición de riqueza que al tener cierta distribución y
no estar concentrada en unos pocos generó la desconcentración del poder político.
No todos gozaban de esta libertad, ni del tiempo libre, sino sólo los que eran
considerados ciudadanos, categoría bajo la cual no entraban ni los niños, ni las mujeres,
ni los esclavos, ni los soldados.

Tales de Mileto y Pitágoras de Samos.

Vistas las causas y el contexto en el que surge en Grecia la filosofía, diremos que tiene
un doble comienzo esta nueva forma de pensar como búsqueda desinteresada de la
verdad.
Si bien Tales de Mileto es considerado el primer filósofo, contemporáneo a él se lo
puede ubicar a Pitágoras de Samos quien influyó fuertemente en los posteriores
pensadores. Simplemente haremos una aproximación a su pensamiento, aunque
recomendamos para una lectura más acabada, “Historia Sencilla de la Filosofía” de
Rafael Grambra. También, Amstrong, “Introducción a la Filosofía Antigüa”.

TALES DE MILETO
La historia lo ubica en el siglo VI a.C, en Mileto, en la región de Jonia, similar a la
actual Turquía.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
15

Se hizo conocido en su época por ser el primero en predecir un eclipse. Tuvo otros
pensadores importantes con los que compartió su espacio, Anaximandro, que inventó el
reloj de arena y Anaxímenes, inventor de la cartografía.
Evidentemente los jonios tuvieron como principal aliado a la contemplación, es decir,
que mientras el pensamiento de la época profesaba el aprisionamiento del hombre
dentro de los límites del tiempo y del destino, pudieron escapar de cierta manera a ese
fatalismo del destino del hombre explicado de manera mitológica, para imponer la
razón. Los astros se muestran imponentes pero podemos medir sus movimientos, el
tiempo aprisiona al hombre, pero si lo puedo medir, de cierta manera, lo puedo dominar;
la tierra y el mar lo abarcan todo, pero los puedo dimensionar y calcular… Estas son
respuestas muy distintas a las propias de ese tiempo donde a cada fenómeno natural le
correspondía una divinidad. El correlato a esta actitud se pone de manifiesto al
comprender que estos primeros filósofos fueron los primeros astrónomos, agrimensores
y geógrafos.

Ese gran poder de admiración de la realidad de los jonios se tradujo en una pregunta que
intentaron responder:
¿Por qué las cosas son como son y acontecen como acontecen?

Y sin dudas que lo que los atrajo fue “la meteora” es decir los fenómenos de la región
celeste (de aquí comprendemos en la actualidad a qué se refiere la meteorología). Pero
no se interesaron simplemente en realizar mediciones y cálculos, la pregunta apunta a
algo mucho más profundo ¿Cómo sucedió el mundo? Puesto que todo lo que acontece
se da por alguna razón (lo que los griegos llamaron: Logos) y siguiendo algún orden.
En ese contexto Tales afirma que el hombre mismo participa de esa razón, es decir que
no sólo participa como algo más del mundo, sino que además puede comprender la
razón, el logos, el sentido del mundo.
Por tanto, el hombre debe explicar la realidad con la razón y no ya con mitos. Es por
esto que situamos el comienzo de la filosofía con Tales.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
16

Por último, es importante entender que más allá de predecir un eclipse o de la invención
del reloj de arena, no fueron esos descubrimientos los que movilizaron su búsqueda,
sino que justamente la finalidad de este nuevo saber fue libre, es decir, buscaron
conocer por conocer, los motivó la sabiduría misma que cuando se alcanza ya es algo
bueno en sí mismo. La finalidad de la filosofía desde su comienzo fue libre, no práctica,
pues conocer es algo bueno en sí mismo. Hoy se busca conocer para hacer algo con eso
que conozco, sino considero que no vale la pena aprender.

PITÁGORAS DE SAMOS

Vamos ahora a un planteo muy distinto al anterior. Pitágoras se encuentra ubicado en el


Año 530 a.C. aproximadamente, en la región de Samos (que si bien se encuentra en la
región de Jonia, ya que la escuela pitagórica se fundó en Italia, se los denominó a estos
pensadores como “itálicos”).

Es a este filósofo a quien se le atribuye la definición etimológica de Filosofía (amor a la


sabiduría), pues cuando le preguntaron si él era sabio (sophos), contestó que sabios sólo
son los dioses, que en cambio el era un “amante de la sabiduría”, es decir, filósofo. Y
desde aquel entonces se le unió una actitud de humildad a la filosofía.

Su planteo fundamental dista mucho del de Tales, pues el contexto del que surge es
diferente, se dice que Pitágoras fue uno de los máximos representantes del orfismo, esta
religión privada que analizamos anteriormente. Y su pensamiento fue de una gran
influencia sobre todo en Platón.
La pregunta fundamental de los itálicos fue: ¿Cómo puedo libertarme del cuerpo, de
esta muerte, de esta amarga y fatigosa rueda de la existencia mortal, y volver a ser un
dios?
De esta pregunta podemos deducir la concepción de hombre que adoptó Pitágoras, el
cual consideraba que:

- El hombre no es más que un alma encarcelada en un cuerpo.


- El alma preexiste al cuerpo y se encuentra encerrada en un cuerpo.
- Por una culpa originaria el alma caía en un cuerpo y debía librarse del mismo (librarse
de la existencia material/corporal).
- La parte divina del alma es el intelecto, por consiguiente, desarrollando el intelecto y
viviendo para este lograría liberarse del cuerpo.

Ahora podemos entender el porqué de la matemática de Pitágoras. Para este pensador el


cosmos que es mesurable, exacto y armónico se puede representar matemáticamente, es
decir a través de los números, de modo que será esta la manera de desarrollar el
intelecto ya que al realizar un cálculo matemático no utilizo necesariamente el cuerpo,
sino que puedo prescindir del mismo y poco a poco despojarme de la realidad material.
Por tanto, si lo que hace al alma divina es el intelecto, desarrollando este y viviendo
para este lograría despojarse de este definitivamente.
Este tipo de filosofías se conocen como dualismos, pues presentan la realidad como la
disociación de “dos” principios opuestos (en este caso lo material y lo espiritual).

Por último, vale aclarar que los desarrollos matemáticos de los pitagóricos no tuvieron
una finalidad práctica, como sucedió por ejemplo con la matemática de los egipcios que
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
17

la necesitaron por ejemplo para realizar cálculos exactos para la construcción de sus
pirámides, o para calcular las reservas de alimentos para las épocas de sequía y escasez,
sino que la finalidad fue libre, conocer por conocer, pues consideraban que para
aquellos que se libraran del mundo físico obtendrían una recompensa en el más allá.

LOS SOFISTAS Y SÓCRATES.

Trabajaremos ahora una figura muy conocida de la filosofía: Sócrates. Pero para
comprender su filosofía debemos primero mirar el contexto en el que surge ya que su
vida y su pensamiento están estrechamente unidos.

Sócrates toma como lema de su pensamiento la inscripción del frontispicio del templo
de Apolo en Delfos: “conócete a ti mismo”. Y es en la búsqueda de este conocimiento
que Sócrates llegó a su famosa idea “solo sé que no sé nada”, afirmando así que el
principio de la sabiduría es reconocer la propia ignorancia.
“Sócrates nació en Atenas en el 470/469 a. C. y murió en el 399 a. C. condenado a
muerte por impiedad (fue acusado de no creer en los dioses de la cuidad y de corromper
a los jóvenes; no obstante, tras esas acusaciones se ocultaban resentimientos de diversas
clases y maniobras políticas). Fue hijo de un escultor y de una comadrona. No fundó
escuela, como los demás filósofos, pero enseñó en lugares públicos […] ejerciendo una
enorme fascinación no solo sobre los jóvenes, sino también sobre hombres de todas las
edades, lo cual le ganó notables aversiones y enemistades.”7

Los sofistas:
Entre el V y el IV se halla el Siglo de Oro de la filosofía griega. Es el período ático,
que producirá, además de a Sócrates, a las dos figuras quizá más grandes de la filosofía
de todos los tiempos: Platón y Aristóteles. Una característica fundamental señala el
límite de su comienzo: el espíritu reflexiona sobre sí mismo, y abandona, por el
momento, el estudio del mundo exterior. ¿Para qué conocer el mundo—se pregunta
Sócrates—si no me conozco a mí mismo? - ¿Qué soy yo mismo y qué mi razón, ese
instrumento de que me valgo para conocer? Tal es el problema para este período, que
se ha llamado humanístico, de la filosofía griega.

En la iniciación de esta nueva época hay que destacar un fenómeno de carácter social,
que es lo que se conoce en la historia con el nombre de sofística. Sofista no quiere decir
en sí más que sabio o maestro de sabiduría, y así era empleada esta palabra en aquella
época. El sentido peyorativo y hasta insultante que hoy tiene (hábil falsario en el
discurso) procede de lo que realmente llegaron a ser los sofistas.

Maestros de retórica y dialéctica.

Grecia no tuvo unidad política hasta los tiempos de Alejandro, que son los de su
decadencia. Se gobernaba por ciudades (polis) independientes, y en forma democrática,
con la espontánea democracia de los pequeños grupos sociales. En el ágora se ad-
ministraba justicia públicamente, y cada ciudadano, defendía su propia causa. En estas

7
Reale G. y Antiseri, D., Historia del Pensamiento Filosófico y Científico. Vol 1, Herder. Barcelona.
2001. p. 85.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
18

condiciones, puede comprenderse la inmensa importancia que para todos tenía el saber
exponer brillantemente y convencer a los jueces. Pues bien, los sofistas fueron
precisamente maestros dedicados a la enseñanza de retórica y dialéctica, esto es,
del arte de exponer, defender y persuadir públicamente. Lo que hasta esa época
había sido el libre y desinteresado ejercicio de la más noble dedicación, convirtiose
entonces en una actividad mercantil; éste fue el primer sentido peyorativo que, en la
época, adquirió la palabra sofista: el que cobra por enseñar o, mejor aún, enseña por
cobrar.

Creciente relativismo y escepticismo.

Pero es otro y más profundamente peyorativo el sentido que la palabra adquirió a lo


largo de la historia, y ello se deriva del vicio intelectual en que fueron a dar los sofistas
con el ejercicio de su función. A fuerza de enseñar a defender todas las causas, y aun
de lograr que sus alumnos triunfasen a veces con causas injustas, casi
indefendibles, se extendió entre ellos un espíritu escéptico, irónico hacia el
concepto de verdad, y una fe ciega en el poder humano de convicción y en su
habilidad dialéctica. Uno de los sofistas que registradla historia, Protagoras (485411),
expresó esta convicción en su conocido principio «el hombre es la medida de todas las
tosas». Lo que vale tanto como decir que el conocimiento es algo del sujeto, algo que se
da en su mente, por lo que el hombre puede crearlo y presentarlo como mejor le
acomode; es cuestión de habilidad.

Este movimiento social fue la ocasión de que el espíritu griego se apartase de los temas
objetivos —metafísicos o cosmológicos—para polarizarse en la contemplación de lo
interior, del hombre mismo y su intelecto. ¿Qué es la verdad, eso que los sofistas ponen
en entredicho? ¿Qué es la razón, eso que nos sirve para el descubrimiento de la verdad?

Si pretendiésemos resumir diríamos que los sofistas son caracterizados por ser8:
• Maestros (peyorativamente) que enseñaban la Retórica y la dialéctica, buscando el
arte del buen hablar y convencer.
• Relativistas, ya que no admiten la existencia de verdades universales.
• Subjetivistas, puesto que todo conocimiento es “opinable”.
• Escépticos dado que no quieren conocer la verdad que le corresponde al hombre.

Sócrates:

Contra el relativismo.

En el seno del movimiento sofístico surge una figura que conmovió profundamente
aquel ambiente, y que habrá de ser inspiradora y maestra de los más grandes
filósofos griegos de la Edad de Oro: Sócrates (469-399). Este filósofo no escribió
nada, ni tuvo tampoco un círculo permanente donde expusiera y sistematizara su
pensamiento; él negaba su inclusión entre los sofistas «porque no cobraba por enseñar».
Sócrates habló únicamente; habló con sus amigos, con sus conciudadanos, libremente,
con la espontaneidad del diálogo. […]

8
Berthoud, L. A., y Berthoud, L. M., Módulo: Antropología Filosófica, Universidad FASTA, p. 33.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
19

Sócrates afirmó la razón como medio adecuado para penetrar la realidad. Y hubo
de sostener esta afirmación frente a dos clases de contradictores. Primeramente, contra
los sofistas: la razón bien dirigida sirve para alumbrar la realidad, no es una linterna
mágica que forja visiones a capricho sin relación con lo que es. Después, contra los
irracionalistas, contra los filisteos de la cultura. Mucha gente en Atenas, como en todas
partes, pasaba por especialista o profesional en una materia sin que una verdadera
comprensión de la misma cimentase aquel conjunto de conocimientos. Sabían cosas
porque se las habían enseñado, pero a poco que se escarbase en su saber se descubría en
seguida que estaba montado en el aire. En el fondo, todos éstos, como los pueblos
orientales y los bárbaros, sabían de un modo irracional, basado en la revelación o en el
mito.9

Las fuentes.

“[…] las posibilidades de penetrar mejor y más profundamente en el carácter, y modo


de vida de Sócrates, durante sus últimos años las tenemos en los diálogos de Platón, su
íntimo amigo y discípulo. Jenofonte, soldado aventurero y señor rural, competente
escritor de prosa histórica que exhibe una, mentalidad relativamente común, no tenía
una relación muy estrecha con Sócrates y escribió sus recuerdos sobre éste muchos años
más tarde, en vindicación de su memoria y probablemente con la ayuda de otros escritos
socráticos ya existentes. Nadie preferiría hoy, allí donde ambos disienten, el retrato que
de Sócrates n o s hace Jenofonte al que del mismo nos ofrece Platón, si bien Jenofonte
resulta a menudo útil para corroborar y, en lo que toca a algunos hechos, para completar
a Platón. Pero sólo a través de este último aprendemos realmente a conocer al viejo
Sócrates -viejo, puesto que Platón lo conoció ya hacia el final de su vida-, y en cuanto a
la mayor parte del largo proceso evolutivo anterior, tanto de sus ideas como de su
carácter, que lo llevó a ser lo que fue únicamente podemos hacer conjeturas.

Sócrates: su personalidad.

Era un viejezuelo feo con cara de sátiro o de Sileno y mirada extrañamente fija. Poseía
una resistencia física y una vitalidad asombrosas; mostrándose absolutamente
indiferente a las necesidades de su cuerpo, aunque no practicaba un deliberado
ascetismo y podía sobrepujara en el beber a cualquier hombre de letras ateniense, si la
ocasión así lo requería. Su coraje físico y moral era acabado y el modo como Platón nos
lo describe retirándose de la batalla es inolvidable, "marchando con aire altivo, como,
un pelícano", con la misma manera de andar que le era habitual y echando unas miradas
tan formidables, que nadie se hubiera atrevido a atravesarse en su camino. Su coraje
moral y absoluta rectitud e integridad, el modo como invariablemente decía y hacía
aquello que le parecía justo, y verdadero, sin tener en cuenta las consecuencias que ello
pudiera acarrearle, se pusieron particularmente de manifiesto en sus renuentes contactos
con la vida política de la ciudad. Cuando la democracia le pidió su cooperación en los
preliminares ilegales de un histérico juicio por traición, o bien cuando la oligarquía de
los "Treinta tiranos" requirió su asistencia para uno de sus crímenes disfrazados con
formas legales, Sócrates se negó de plano, si bien en cada uno de esos casos la negativa
pudo haberle costado la vida. Estrechamente relacionado con su integridad moral se
hallaba su asombroso poder de concentración intelectual, del que dio notable muestra en

9
Gambra, R., Historia Sencilla de la Filosofía. RIALP, pp. 58-61.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
20

Potidea, mientras servía en el ejército ateniense, cuando se quedó de pie sin moverse,
durante un día y una noche, reflexionando en un problema y, al parecer, totalmente
insensible a cuanto lo rodeaba y a sus propias necesidades físicas.

“Solo sé que no sé nada”.

Hacia el final de su vida dedicó todo su enorme y reconcentrado poder moral e


intelectual a la realización de lo que entendía era una misión divina. Poseemos el relato
de este hecho a través de las más autorizadas fuentes y no hay razón para dudar de su
verdad. El oráculo de Delfos, consultado por un admirador de Sócrates, declaró que
éste era el hombre más sabio de Grecia. Herida su modestia por esta declaración,
Sócrates procedió a examinar, como un deber que le era impuesto por autoridad divina,
a cuantos podía abordar que tuvieran fama de sabios, a fin de descubrir qué había
querido significar el oráculo. Así llegó finalmente a la famosa conclusión de que en
realidad él era el más sabio de todos ellos, porque al menos sabía que no sabía nada,
en tanto los otros eran ignorantes de su propia ignorancia. […].

El juicio contra Sócrates.

Acerca del proceso y muerte de Sócrates, nada diré que pueda dispensar a mis lectores
de la obligación imperiosa de leer la Apología, el Critón y el Fedón, de Platón, obras
que, especialmente la última, representan lo más grande de la prosa griega y de las, que
existen muchas y admirables traducciones. Importa, sin embargo, hacer notar dos cosas.
En primer lugar, los cargos formulados contra Sócrates, de introducir en la ciudad
nuevas divinidades y corromper a los jóvenes, fueron tan manifiestamente absurdos, que
no cabe ver en ellos sino un pretexto para otros cargos que no podían ser abiertamente
formulados. Detrás de la acusación oficial yacía la vieja hostilidad ateniense hacia los
intelectuales, a quienes el hombre común consideraba en cierto modo responsables de
los recientes desastres y zozobras de la ciudad; luego estaba el resentimiento de pro-
minentes figuras políticas, cuya necedad había sido eficazmente demostrada por los
métodos socráticos de indagación y que, por lo tanto, veían en Sócrates, una influencia
subversiva. Más abrumador fue el recuerdo de la amistad de Sócrates con Alcibíades y
Critias, es decir, con el traidor que había contribuido más que nadie a la derrota de
Atenas y con el caudillo de la execrable tiranía de los Treinta. De un modo confuso, los
ciudadanos, o un grupo de ellos, tuvieron a Sócrates por responsable de los delitos
cometidos por esos hombres. Sin embargo, más importante que el hecho de apreciar
cabalmente los cargos que se le hicieron, importa comprender que, la muerte de
Sócrates fue en un sentido muy particular el fruto y coronamiento de su integridad
moral. Si él no hubiese insistido en decir exactamente lo que creía ser la verdad sobre sí
mismo y hubiese estado más dispuesto a confesarse culpable y, en consecuencia, a
marchar al destierro bajo su propia proposición, la sentencia de muerte jamás habría
sido pronunciada. Es probable que ni los acusadores ni los jueces la desearan. Y si él no
hubiese insistido en seguir practicando esa exacta obediencia a las leyes de la ciudad del
modo como lo había hecho durante todo el curso de su vida, le habría sido fácil evadirse
en el período transcurrido entre el juicio y la ejecución.”10

10
Armstrong, A., Introducción a la filosofía antigua.,Eudeba, 1993, pp. 52-55.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
21

El método socrático

Sócrates era un especialista en el arte de la mayéutica, es decir, en el arte de dar a luz a


nuevos conceptos.
Su método tiene dos momentos: la ironía y la mayéutica.
La ironía
“La ironía era para Sócrates la mejor manera de purificar la mente humana y consistía
en tomar en serio la falsa opinión del contrincante (de ahí la ironía), para después, con
preguntas sutiles obligarlo a pronunciar una tesis contraria a la inicial, cayendo de ese
modo en contradicciones.

El propósito fue el de desenmascarar las apariencias del conocimiento humano y hacer


tomar conciencia de que no se tenían argumentos para sostener lo afirmado. Sócrates se
creía autorizado a emprender esta obra porque mientras que otros se vanagloriaban de
poseer muchos conocimientos verdaderos, él mantenía la conciencia de su no saber.
Ello dio origen a su conocido: sólo sé que no sé nada.

La mayéutica
La mayéutica es la figura de la madre que da luz a un hijo.

Dice Sócrates, en un pasaje del Teeteto de Platón:


“Mi arte mayéutica tiene las mismas características generales que el arte de las
comadronas. Pero difiere de él en que hace parir a los hombres y no a las mujeres, y en
que vigila las almas, y no los cuerpos, en su trabajo de parto. Lo mejor del arte que
practico es, sin embargo, que permite saber si lo que engendra la reflexión del joven es
una apariencia engañosa o un fruto verdadero”.

Esto le sirvió a Sócrates para elaborar el procedimiento humano para llegar a la verdad:
cada hombre lleva en sí la verdad, como la mujer embarazada al feto. Es menester
solamente ayudar a cada persona a “darla a luz”.”11

De este modo, mediante las preguntas correctas, llevaba a sus interlocutores a una
verdad firme, a un concepto preciso.

Ética socrática.

Para Sócrates, el hombre es su alma. La virtud es el conocimiento porque conocer es lo


que perfecciona lo específicamente humano, la razón.
La salud del alma es lo más importante de ahí todo el afán de Sócrates para guiar a otros
hacia la verdad mediante su método.
El hombre virtuoso es aquel que conoce la verdad y obra bien en consecuencia. Y quien
obra mal lo hace por ignorancia.
El hombre debe conocer lo que es bueno para obrar bien. El conocimiento del bien es
condición necesaria.

11
Berthoud, L. A., y Berthoud, L. M., Módulo: Antropología Filosófica, Universidad FASTA, pp. 35-36.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
22

Sin embargo, también afirmaba que el conocer el bien era condición suficiente para
obrar bien. En este aspecto la ética socrática no tiene en cuenta el papel de la voluntad.
Sabemos por experiencia que no siempre hacemos lo que sabemos que es bueno porque
nuestra voluntad muchas veces es débil. Solo conociendo el Sumo Bien, que es Dios,
nuestra voluntad se vería atraída de tal manera en la que sería imposible, absurdo elegir
otro bien menor en su lugar.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
23

PLATÓN. Tres características de su noción de Filosofía.

Introducción

Platón, nace en Atenas en el año 428 aC y muere allí mismo en el 347. aC. Fue
discípulo de Sócrates desde los 21 años aproximadamente. De él nos han llegado varios
escritos en los cuales conserva la forma de expresión propia de su maestro: el Diálogo.
Es decir que en sus escritos expone sus ideas en diálogos imaginarios donde el principal
protagonista es un personaje llamado Sócrates.
Fundó una escuela filosófica: la Academia, que perduró por más de nueve siglos, y que
debe su nombre a que se reunión en las afueras de Atenas, cerca de un templo dedicado
a un héroe griego: Academos. Esta escuela fue abolida en el S. VI por Justiniano.

Es tan basta su filosofía que podríamos estar estudiando su pensamiento y las


consecuencias del mismo durante un considerable tiempo y aun así no lo abarcaríamos
por completo. Por eso, a lo fines de este curso, hemos resuelto exponer simplemente tres
características de su noción de Filosofía, que nos ayudarán a entender un poco mejor a
los pensadores posteriores y porque no también comprender mejor el tiempo actual en
que vivimos.

Pero antes de abocarnos a esta tarea debemos considerar dos aportes que Platón recibe
de otros dos pensadores y que marcan una fuerte influencia en sus teorías:
- De Sócrates: Adopta la idea de que el conocimiento del bien lleva indefectiblemente a
la vida virtuosa, en contraposición, el mal moral es a causa de la ignorancia del sujeto
(se justificaría el mal diciendo “no sabe lo que hace”.
- De Pitágoras: La concepción del hombre, como un alma encerrada en un cuerpo,
sujeto a sucesivas reencarnaciones para librarse de este.

Una vez comprendidos estos aportes, comencemos con las características mencionadas.

La Filosofía como Búsqueda Metafísica: La Teoría del Mundo de las Ideas.

Ciertamente la muerte de su maestro a mano de los sofistas conmovió a Platón, quien se


dice que presenció el juicio y compartió hasta el último instante de su mentor cuando
bebió el veneno.
Por eso no resulta llamativo que su filosofía sea una respuesta al relativismo imperante
de su época, un intento de superación intelectual y moral para su época donde la
democracia directa comenzó a resquebrajarse a causa de los discursos cargados de
retórica y vacíos de contenidos de estos personajes siniestros de la historia como han
sido los sofistas.
Platón siente la necesidad de volver a fundar las bases del pensamiento, pero de un
pensamiento que sea cierto y verdadero, que sea objetivo y superador de cualquier
opinión subjetiva y relativa. Pero se da cuenta que un saber de ese tipo: objetivo, cierto,
verdadero, inopinable, explicativo de la realidad por sus causas… como el que él busca
es el tipo de saber propio de la CIENCIA. Y la certeza de la ciencia se vuelve exacta en
sus descubrimientos no desde el plano de los objetos sensibles que son múltiples y
cambiantes, y que son percibidos por los sentidos de cada uno a su manera, sino desde
el plano de las ideas y de la razón, desde la matemática y sobre todo desde los
postulados de la filosofía (a la que Platón llamará Dialéctica). Este intento de reformular
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
24

las bases del pensamiento no fue vano sino que marcó todo un modo de pensar durante
muchos siglos e incluso se sigue replicando en diversos aspectos en la actualidad.
La filosofía como búsqueda metafísica implica que esta es un modo objetivo de
fundamentar la realidad, de las cosas que suceden, de las cosas que existen, y del bien
moral que hay en el obrar. Pero para Platón el fundamento de estas realidades no es
posible percibirlo con los sentidos sino justamente que quien debe explicarlo es la razón
que es la capacidad de conocimiento superior en el ser humano porque le permite
conocer la esencia de las cosas.

Ahora bien, para poder entender la concepción de Platón sobre estas cuestiones les
proponemos que miren el video del siguiente enlace, allí veremos una exposición de tal
vez la más famosa explicación del maestro Platón: El Mito de la Caverna.

http://www.youtube.com/watch?v=nxVwsKNv08Q

Esta es una explicación alegórica (o comparativa) en donde Platón expone


intencionalmente sus ideas aunque de manera indirecta, el mismo se encuentra en el
Libro VII de “La República”, uno de los diálogos de mayor relevancia de este autor.

Una vez adentrados en el tema, es recomendable leer la primer parte del Mito en el
cuadernillo de textos fuentes que se les entregó a principio de año.

Luego del video y la lectura de la primer parte del mito entenderemos que la respuesta
de Platón al relativismo de su tiempo fue una explicación metafísica de la realidad: La
Teoría del Mundo de las Ideas, o la Teoría de los Dos Mundos.
Bien podríamos representar las características del mundo según Platón y la forma de
conocerlo, con el siguiente esquema:

Fuente: CARPIO, A., Principios de Filosofía, p. 85.


CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
25

Queda expuesto con claridad que Platón sostiene que hay una nítida diferencia entre los
diversos tipos de conocimientos de la realidad:
- El conocimiento que proporcionan los sentidos: DOXA (opinión), pues es el punto de
partida de los mismos es subjetivo, es decir, que todo punto de vista es la vista de un
punto, pero el problema radica en que puede haber múltiples puntos de vistas subjetivos
y por tanto siempre nos podremos encontrar con algún punto de vista contrario al de
uno. Y eso es lo propio de la opinión, sin mayor fundamento que la propia experiencia,
emite un juicio subjetivo, pero puede haber tantos puntos de vista como sujetos que
existan.
- El conocimiento que proporciona la razón: EPISTEME (ciencia) que proporciona un
saber objetivo, fundado en la esencia del objeto y por tanto objetivo. Los postulados que
formula la razón son objetivos, por ejemplo: “una cosa no puede ser y no ser al mismo
tiempo la misma cosa”, o lo que es lo mismo, “toda cosa es idéntica a sí misma”. Este
postulado es independiente de cualquier punto de vista y por tanto me permite afirmar
sin temor a errar.

Luego, la dificultad o la crítica que se le puede presentar a Platón con su teoría del
Mundo de las Ideas consistirá en que no es necesario separar a cada cosa de su esencia y
poner a esta misma en un mundo separado para afirmar su existencia. Pues para Platón,
la esencia de las cosas no está en las cosas mismas sino que las cosas del mundo físico
participan de manera imperfecta de su esencia. Esto mismo lo podríamos representar
así:

SER (lo Real) BIEN


MUNDO INTELIGIBLE (Razón) EPISTEME
A B <- Esencias
J (Ciencia)

MUNDO SENSIBLE (Sentidos) a a a


SER Y NO SER
b b b DOXA
j j j <- Cosas (Opinión)

Y además, para completar la explicación, podríamos presentar una caracterización de


los objetos del mundo sensible (cosas) y los del mundo inteligible (ideas):

Fuente: Adolfo CARPIO, Principios de Filosofía, p. 84


CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
26

Como veremos a continuación, el dualismo planteado por Platón, trae consecuencias no


sólo en el plano cosmológico, sino también en el plano de la antropología.

La Filosofía como Esfuerzo Moral.

Como veíamos anteriormente en el Mito de la Caverna, Platón no sólo identificaba al


esclavo que vivía atado en el fondo del antro subterráneo con el ignorante que basaba su
conocimiento en los sentidos, sino que representa al hombre inserto en los valores
propios del mundo sensible, es decir, que considerará que lo que más tiene valor será
aquello que complazca la realidad corporal del hombre, los apetitos y deseos que
provienen propiamente del cuerpo.
Desde esta perspectiva el hombre que se identifica a sí mismo con su cuerpo, vivirá
entregado al placer y a todo aquello que proporcione una satisfacción física. Pero para
aquel hombre que liberado por la filosofía se identifique a sí mismo con su alma,
dedicará su vida a aquellos valores que indica la razón como los superiores, es decir, la
virtud y la vida virtuosa en sí mismo como modo de realización y liberación del cuerpo.
Así entendemos que la filosofía para Platón representa un modo de superación de la
vida corporal y sus valores, ya que el filósofo es un amante de las cosas del espíritu.

Para entender mejor este planteo seguiremos el texto de Antropología Filosófica de Luis
Alberto y Luis María Berthoud.

La concepción del hombre en Platón está también inspirada en la teoría de las Ideas.
El hombre es definible como una unión accidental del alma, inmortal, y el cuerpo,
material y corruptible. Son dos realidades distintas que se encuentran unidas en un solo
ser de modo provisional; por ello, lo más propiamente humano que hay en el hombre es
su alma, a la que le corresponde la función de gobernar y dirigir la vida humana, y por
la teoría de la reminiscencia se afirma que su tarea es la de “recordar” lo que conoció en
el mundo de las ideas.

La idea de que existe un alma (psyche), no obstante, no es en absoluto original de


Platón. Tanto la tradición cultural griega como la de otras muchas culturas de la época
dan por supuesto la existencia del alma y el término que utilizan para referirse a ella
significa primordialmente principio vital, entendiendo por ello una suerte de potencia o
capacidad que da la vida a los seres.

Pero Platón no se limita a afirmar la existencia del alma sino que la dota también de
otras características que es donde se encuentra la originalidad de la interpretación
platónica. El alma es inmortal, transmigra de unos cuerpos a otros y es principio de
conocimiento. En la medida en que conocemos por el alma, ésta ha de ser homogénea
con el objeto conocido, es decir, con las ideas, por lo que no puede ser material. La idea
de que el alma es inmortal y transmigra le viene a Platón, de los pitagóricos como
señalamos anteriormente. A su vez, éstos la habían tomado con probabilidad del
orfismo, movimiento de carácter religioso y mistérico que se desarrolla en Grecia a
partir del siglo VIII y cuya creación fue atribuida a Orfeo.

Platón plantea en diferentes diálogos el tema de la inmortalidad del alma partiendo de


dos afirmaciones: que estamos en la vida colocados en un lugar por voluntad de los
dioses y que el filósofo debe aspirar a abandonar esta vida.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
27

¿Por qué el verdadero filósofo no teme la muerte? Porque ella lo libera del cuerpo, que
es un obstáculo para el alma en la búsqueda de la verdad. Pero, para que el filósofo,
liberado del cuerpo pueda alcanzar la verdad únicamente con su alma, es necesario que
ésta sea inmortal.

Nos encontramos ante una concepción del hombre en la que el dualismo alma/cuerpo es
llevado a tal extremo que se considera al cuerpo como prisión del alma, razón por la
cual la muerte (en la medida que signifique la liberación del alma) se presenta como
apetecible para el filósofo. De este modo, la Filosofía es considerada una preparación
para la muerte.

A su vez, Platón plantea la división del alma en tres partes: razón, sentimientos y
pasiones. La parte racional es la encargada de dirigir y controlar la actividad del
hombre; la parte irascible es la responsable de los buenos sentimientos del hombre al
bien arduo o difícil de conquistar, y la parte concupiscible es la que se manifiesta en las
pasiones.

El tipo de hombre que se es depende, pues, del tipo de alma que se posea y esto depende
de cuál de sus partes predomine: la racional, creada directamente a partir del alma, es
situada en el cerebro, la parte irascible es colocada en el tórax y la concupiscible en el
abdomen. Estas almas, a su vez, estaban dirigidas por una virtud en particular. La
racional se apoyaba en la virtud de la sabiduría y era caracterizada en la figura del
gobernante. Por su parte, la irascible estaba vinculada con la fortaleza y era identificada
con los soldados. Finalmente, el alma concupiscible se apoyaba en la virtud de la
templanza y era propia del pueblo en general y de los esclavos.

Para concluir con esta explicación de la filosofía como esfuerzo moral es necesario
entender que para Platón la filosofía como búsqueda de la verdad implica un ascenso en
la vida virtuosa, es decir que comprende que el sabio además es virtuoso, esto es lo
propio del filósofo, y por tanto se diferencia de los filosómatos (filo: amor – soma:
cuerpo) que son los amantes del mundo corporal y sus valores relativistas.

En su diálogo el Banquete, Platón explicará que quien le da cohesión a esa unión que
hay entre el cuerpo y el alma será “Eros” que es el dios del deseo. Y será por la
prevalencia que tenga esta deidad en cada parte de alma quien determinará que el
hombre obre por un deseo o por otro, de este modo, podríamos representar, según
Platón, a los diferentes hombres y sus aspiraciones:
El esclavo, desea el placer, pues Eros prevalece en el alma concupiscible.
El soldado, desea vencer, pues Eros prevalece en el alma irascible.
El Filósofo, desea conocer, pues Eros prevalece en el alma racional.

Vamos ahora a la última característica que hemos querido destacar para comprender el
sentido de la filosofía en Platón.

La Filosofía como Servicio Político.

En la segunda parte del Mito de la Caverna, luego de que Platón explica cada uno de los
símbolos que aparecen, hace mención de las consecuencias del mito en el plano de lo
político. (Leer texto fuente).
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
28

De aquí, podemos inferir que para Platón, el servicio político (la conducción de la polis)
es una obligación inherente a la tarea del filósofo. En efecto, si es el filósofo quien ha
logrado contemplar la idea de Bien (y alcanzado la vida virtuosa), debe valorar estos
conocimientos para el bien de la Polis.
O si se prefiere, ¿quién mejor que aquel que ha contemplado la idea de Bien para
conducir a la polis al Bien? Para Platón ese es el sentido último de la Política, es el arte
de conducir a la comunidad al bien. Por eso sostiene que quien debe gobernar es el
filósofo pues es rico en lo que debe ser rico el hombre feliz, es decir, en virtud. Pues de
lo contrario si llegan al poder aquellos que estén ávidos de riquezas materiales
esperando alcanzarlas cuando asuman el poder llevarán a la perdición sus propias vidas
y a la comunidad misma. Sorprende la actualidad de esta lectura de la realidad de hace
casi dos mil quinientos años.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
29

ARISTÓTELES. Cuatro características de su noción de Filosofía.

Biografía.

Aristóteles (384 a. C. – 322 a. C.) nació en el año 384 a.C. en una pequeña localidad de
Macedonia cercana al monte Athos llamada Estagira, de donde proviene su
sobrenombre, el Estagirita. Su padre, Nicómaco, era médico de la corte de Amintas III,
padre de Filipo y, por tanto, abuelo de Alejandro Magno. Nicómaco pertenecía a la
familia de los Asclepíades, que se reclamaba descendiente del dios fundador de la
medicina y cuyo saber se transmitía de generación en generación. Ello invita a pensar
que Aristóteles fue iniciado de niño en los secretos de la medicina y de ahí le vino su
afición a la investigación experimental y a la ciencia positiva, sobre todo en biología.
Huérfano de padre y madre en plena adolescencia, fue adoptado por Proxeno, al cual
pudo mostrar años después su gratitud adoptando a un hijo suyo llamado Nicanor. En el
año 367 a.C., es decir, cuando contaba diecisiete años de edad, fue enviado a Atenas
para estudiar en la Academia de Platón.
Cuando muere Platón (348 a.C.), Aristóteles contaba treinta y seis años de edad. Por ese
entonces, Hermias de Atarneo, un soldado de fortuna griego que se había apoderado del
sector noroeste de Asia Menor, estaba reuniendo en la ciudad de Axos a cuantos
discípulos de la Academia quisieran colaborar con él en la helenización de sus
dominios. Aristóteles se instaló en Axos en compañía de Xenócrates de Calcedonia, un
colega académico, y de Teofrasto, discípulo y futuro heredero del legado aristotélico. El
Estagirita pasaría allí tres años apacibles y fructíferos, dedicándose a la enseñanza, a la
escritura (gran parte de su Política la redactó allí) y a formar familia con una sobrina de
Hermias llamada Pitias, con la que tuvo una hija. Pitias debió de morir muy poco
después y Aristóteles se unió a otra estagirita, de nombre Erpilis, que le dio un hijo,
Nicómaco, al que dedicaría su Ética. Tras el asesinato de Hermias, en el 345 a.C.,
Aristóteles se instaló en Mitilene (isla de Lesbos), dedicándose, en compañía de
Teofrasto, al estudio de la biología.
Dos años más tarde, en el 343 a.C., fue contratado por Filipo de Macedonia para que se
hiciese cargo de la educación de su hijo Alejandro, que tenía entonces trece años de
edad. Poco después de la muerte de Filipo (año 336), Alejandro hizo ejecutar a un
sobrino de Aristóteles, Calístenes de Olinto, a quien acusaba de traidor. Aristóteles se
retiró entonces un año a Estagira, trasladándose en el 334 a Atenas para fundar, siempre
en compañía de Teofrasto, el Liceo, una institución pedagógica que durante años habría
de competir con la Academia platónica, dirigida en ese momento por su viejo camarada
Xenócrates de Calcedonia. Desde ese momento y hasta la muerte de Alejandro, en el
323, Aristóteles se dedicó a enseñar y a culminar su obra filosófica.
Con la muerte de Alejandro, en el 323, se extendió en Atenas una oleada de
nacionalismo (antimacedonio) desencadenado por Demóstenes, hecho que le supuso a
Aristóteles enfrentarse a una acusación de impiedad. Por este motivo, Aristóteles se
exilió a la isla de Calcis, donde murió en el 322.
Sus obras, que quedaron en manos de su discípulo Teofrasto, fueron pasando de mano
en mano, hasta que, en el año 60 a.C., fueron adquiridas por Andrónico de Rodas, el
último responsable del Liceo, quien procedió a su edición definitiva. A él se debe, por
ejemplo, la invención del término «metafísica» (los libros que están después de la
física).
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
30

Con la caída del Imperio romano, las obras de Aristóteles, como las del resto de la
cultura grecorromana, desaparecieron hasta que, bien entrado el siglo XIII, fueron
recuperadas por el árabe Averroes, quien las conoció a través de las versiones sirias,
árabes y judías. Del total de 170 obras que los catálogos antiguos recogían, sólo se han
salvado 30, que vienen a ocupar unas 2.000 páginas impresas. La mayoría de ellas
proceden de los llamados escritos «acroamáticos», concebidos para ser utilizados como
tratados en el Liceo y no para ser publicados. En cambio, todas las obras publicadas en
vida del propio Aristóteles, escritas para el público general en forma de diálogos, se han
perdido.
En el siglo XIII fue Santo Tomás de Aquino quien introdujo a Aristóteles en el
occidente cristiano, inspirándose en su doctrina filosófica como instrumento de su
colosal obra teológica.

Su Filosofía.

La filosofía como Contemplación del Cosmos. Crítica al mundo de las Ideas.

El punto de partida de la filosofía de Aristóteles es la contemplación del cosmos, la


admiración frente a la realidad. Y coincide con Platón en la concepción de Sócrates,
quien frente al relativismo de su época sostiene la existencia de verdades inmutables en
medio de un mundo cambiante. Sin embargo, hay una diferencia: mientras que Platón
pone este mundo en un lugar “separado”, Aristóteles se opone a “duplicar la realidad”
como lo hizo su maestro: la esencia de las cosas no está en un mundo separado (el
mundo de las Ideas de Platón), sino en las cosas mismas, porque no puede haber dos
mundos separados en la misma realidad.

Más bien se trata de dos aspectos de una sola realidad: lo sensible (objeto de los
sentidos) y lo inteligible (objeto de la inteligencia). Todas las cosas que hay en este
mundo pueden ser captadas por los sentidos en su dimensión móvil o cambiante, pero
también por la inteligencia en aquello en lo que no cambian. Este proceso por el que la
inteligencia capta lo “inteligible” de las cosas, es decir, su esencia y propiedades, a
partir de la experiencia sensible, se llama abstracción. Con este concepto elimina
también Aristóteles la teoría de la reminiscencia con la que su maestro Platón explicaba
el conocimiento. Para aquel no hay ideas previas que recordar en la mente del hombre:
el alma es como una “tabla rasa” antes de conocer cualquier cosa y va conociendo el
mundo a partir de los sentidos: “Nada cae en el intelecto que primero no haya pasado
por los sentidos”.
Si bien Aristóteles se separa en su visión de la realidad y en la teoría del conocimiento
de su maestro Platón, todo indica que en vida de este fue considerado por él su mejor
discípulo, quien mejor lo había interpretado.

La Filosofía como Búsqueda Científica.

Aristóteles es el padre indiscutible de casi todas las ciencias que hoy conocemos, siendo
además quien explicó acabadamente las reglas de la lógica, que es el arte de pensar
bien.
Aristóteles define la ciencia como “conocimiento cierto por las causas”. Para llegar a
esta definición, parte del supuesto que el hombre realmente puede conocer la verdad de
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
31

las cosas con su razón, puede “leer dentro” (intus legere) de las apariencias de las cosas
para encontrar su esencia, lo que no cambia.
Coincide con Sócrates y con Platón en que la filosofía puede ser una verdadera
búsqueda de la verdad mediante la razón, y avanza un paso más al darle a esta búsqueda
un método científico, transformándola entonces en una búsqueda científica de la verdad.

Este método o proceso, que parte de la experiencia sensible, tiene como instrumento el
arte lógica y llega a conocer las causas y principios del ser de las cosas.
1. Punto de partida → la experiencia sensible
2. Finalidad → las causas y principios del ser
3. El medio → el arte de la lógica
La filosofía es entonces verdadera ciencia, es una investigación seria para conocer la
verdad, con su propio método, y es la mayor de las ciencias, porque estudia las causas
últimas del ser.

La filosofía como conjunto de saberes científicos.

Al organizar el pensamiento científico, Aristóteles da a la filosofía el carácter de ciencia


abarcativa de todas las ramas del pensamiento. Con el tiempo, las ciencias particulares
irán encontrando métodos propios y logrando cierta autonomía de la filosofía, aunque
sin dejar de depender de ella en sus principios. Podríamos decir, entonces, que la
clasificación que Aristóteles hace de las ciencias es también una organización interna de
toda la filosofía, tal como él la concebía.
Aristóteles ordena la filosofía según el objeto y según la finalidad de su estudio:
• Según el objeto:
1. Filosofía primera: la que estudia el ente en cuanto ente, las causas universales
de todos los seres (el nombre de “Metafísica” dado a la Filosofía Primera
aristotélica corresponde a Andrónico de Rodas, quien en el siglo I a.C. hizo la
primera edición crítica de las obras de Aristóteles y puso este nombre a los
libros que “van después de la Física”).
2. Filosofía segunda: Es aquella ciencia que se ocupa de las sustancias de la
naturaleza, la phsysis (de ahí el nombre de física).
• Según el fin:
1. Ciencias teoréticas: Son aquellas que tienen por finalidad el saber por el saber
mismo, con el solo fin de conocer la verdad. Es la filosofía por excelencia. Se
ordenan a su vez según el grado de abstracción:
i. Física: Estudia el mundo sensible por sus principios propios (1er
grado de abstracción).
ii. Matemática: Estudia las cantidades y sus propiedades (2do grado de
abstracción).
iii. Filosofía Primera o Teología (o Metafísica): Estudia “el ente en
cuanto ente”, es decir, al ente (todas las cosas) no teniendo en cuenta
los principios propios de cada esencia, sino los principios universales
que son comunes a todos los entes.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
32

2. Ciencias prácticas: Son las ciencias que tienen por finalidad conocer la verdad
pero con el fin práctico de orientar la conducta humana, sea en la dimensión
individual (ética), en el gobierno de la casa (economía) o en el gobierno de la
ciudad (política).
3. Ciencias poiéticas: Son las ciencias que tienen por finalidad conocer la verdad,
para orientar este conocimiento a la producción de objetos exteriores. Son la
técnica y el arte.

La Filosofía como Vida Teorética.

Para Aristóteles, la filosofía es “theoria” (= “ver”), es decir “contemplación” pura de la


verdad. Los conocimientos útiles no son parte de la filosofía, sino que se subordinan a
ella. Porque un saber que “sirve para” algo, está al servicio de ese algo y deja de ser un
“saber libre”. En cambio, la filosofía es ese saber libre que se ordena al puro
conocimiento de la verdad. Y es por eso que el filósofo es quien puede iluminar con su
conocimiento a quienes pretenden alcanzar otros saberes, enseñándoles los principios
desde los que deben partir si quieren ser guiados por el conocimiento de la verdad.
De este modo, para Aristóteles la filosofía no es solo un área del conocimiento, sino un
estilo de vida definido por la actitud contemplativa. Una vida entregada a la pura
contemplación, a la especulación, a la reflexión desinteresada. Para este estilo de vida
“son necesarios el ocio y el solaz”. No cualquiera puede ser filósofo.

El texto de cátedra del Libro A de la Metafísica de Aristóteles expresa este concepto.


Parte de una verdad evidente: “Todos los hombres por naturaleza desean conocer”, y a
partir de este principio se remonta a los diversos grados de profundidad que puede
alcanzar el conocimiento humano: del conocimiento sensible al empírico, nutrido de la
experiencia; del empírico a la técnica, que capta las relaciones de las cosas, y de la
técnica a la filosofía, que es el único tipo de conocimiento que busca las causas de las
cosas y por lo tanto, puede ser enseñado: ya que para enseñar es necesario conocer las
causas de lo que se enseña.
Este estilo de vida “teorética” que caracteriza al filósofo, se ve reflejado en las
características del hombre sabio que describe Aristóteles en el texto citado:

1. Conoce lo universal, sin necesidad de conocer todas las particularidades de las


cosas
2. Conoce lo más difícil, porque es lo que está más alejado de las sensaciones
3. Puede enseñar, porque conoce las causas y principios
4. Conoce los primeros principios y las causas primeras
5. Tiene un conocimiento directivo de las demás ciencias: conoce las causas y el fin
de las demás ciencias.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
33

2) LA FILOSOFÍA COMO CIENCIA

DEFINICIÓN REAL DE FILOSOFÍA12.

Ya hemos definido la filosofía según su etimología como “amor a la sabiduría”, y sin


duda alguna, los filósofos que hemos repasado han sido grandes exponentes de esta
actitud de búsqueda desinteresada de la verdad y del saber por el saber mismo. Ahora
nos interesa definir la ciencia filosófica, en tal sentido podemos decir que es:
“la ciencia que estudia todas las cosas,
bajo sus causas primeras o últimas,
a la luz de la razón natural”
Este no es más que un modo de definir la filosofía, que sigue la definición que
Aristóteles hace de la metafísica o ciencia primera en el libro primero de su tratado
acerca del alma.
En esta definición se pone de manifiesto la índole de este tipo de saber que lejos de
conformarse con simples explicaciones indaga sobre lo más profundo que pueda llegar a
conocer la inteligencia humana. Intentaremos a continuación fragmentar la definición
anterior para comprender un poco más de qué trata la filosofía.
En efecto, hemos dicho que es:
a) La ciencia que estudia todas las cosas: este es su objeto material de estudio. Si no
preguntáramos ¿qué estudia la filosofía? entonces diríamos que estudia “todo”, estudia
todo lo que “es”, por el simple hecho de ser. Todo lo real cae bajo el espectro de estudio
de este saber. Aristóteles dirá que la filosofía estudia “al ente en tanto ente”13, lo que es
por el simple hecho de ser.
Esta es una nota distintiva de la filosofía porque como veremos las demás ciencias
estudian una porción determinada de seres, por ejemplo, la biología se interesa sólo por
los “seres” vivos, y es exclusivamente sobre esta clase de seres donde basa su
investigación, pero no define qué es la vida, o qué es lo que da vida a esta clase de seres.
La biología asume que existen seres vivos y punto, se dedica a investigarlos. Pero de
dónde toma la noción de vida o de ser vivo. Pues bién, aquí hace aparición la filosofía,
pues la noción de vida es una noción filosófica: el alma como principio que da vida es
una noción definida por la filosofía.
Entonces, qué estudia la filosofía, todas las cosas, todo lo que es, todo lo real.
b) Bajo sus causas primeras o últimas: esto es su objeto formal. Si bien ya definimos
qué objeto de la realidad le interesa a la filosofía (todo), nos preguntamos ahora acerca
de qué aspecto de esos objetos le interesa. Pues bien, la filosofía busca las causas de
todo lo que es, de todo lo real. Es decir, que busca responder el último porqué de todo.
A esto hace referencia la causa última o primera que no es más que lo mismo. Pero
cuando decimos causa primero hacemos más bien referencia aquello que le da origen o
el sentido último a una cosa, y justamente esta causa primera, es lo “último” que
llegamos a conocer.

12
Marini, P., Apuntes de Filosofía. Introducción a una Filosofía realista. Vol. I. Ed. Universidad libros,
Bs. As., 2006. p. 12.
13
Entendemos por la expresión “ente”: lo que es.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
34

Si tomáramos un ejemplo para explicarlo podríamos preguntarnos por la causa última


por la que existimos, en primera instancia diríamos que nuestra causa son nuestro
padres, pero ellos han recibido la vida de otros, y así sucesivamente hasta llegar a un
primer punto y ese sería el origen del hombre, justamente lo último que llegaríamos a
conocer luego de un arduo estudio. Ahora bien, sin duda que sin esa causa primera
nosotros no estaríamos aquí.
La causa primera y la causa última no son más que la misma cosa, una hace referencia
al orden según el cual algo es originado y la otra a cuándo llegaremos a conocerla…
esto es lo último en suceder.
c) A la luz de la razón natural: esto es con qué se busca este conocimiento de la causa
de todo, pues bien la fuente principal de la filosofía es la inteligencia en su normal y
natural funcionamiento: la razón ordenada por la lógica.
Hablar de “razón natural” no es una expresión utilizada en nuestro tiempo, pero hace
justamente referencia a eso, la razón sin ningún soporte de tipo sobrenatural, como es la
fe, que además encontrarse sólo en los seres racionales cuanta con un plus, lo que Dios
muestra de sí mismo y que sería inalcanzable conocer si Dios no lo diera a conocer.
Pero también utilizamos la expresión “razón natural” para referirnos a la inteligencia en
su normal y buen funcionamiento, pues como sabemos, muchas veces cuando
intentamos conocer algo nuestro conocimiento está plagado de errores, y por eso
podemos darnos cuenta luego de un tiempo que lo que planteamos es ilógico.
Justamente la lógica es la ciencia que rige el buen funcionamiento de la razón, esto
queda de manifiesto con claridad por ejemplo en la matemática cuyo razonamiento
lógico es exacto y preciso, y cualquier error en un razonamiento puede llevar a afirmar
algo ilógico, como que dos más dos es igual a cinco.

De todo esto podemos decir que la Filosofía ocupa un lugar privilegiado en el orden del
saber ya que busca los fundamentos últimos de todo, y de estos fundamentos se servirán
y nutrirán las demás ciencias. Por tanto, no se trata de divagar con la razón y decir cosas
difíciles para hacer filosofía sino todo lo contrario, tratar de definir con la mayor
precisión posible la verdad última de todo.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
35

Filosofía y Teología14.

14
Marini, P., Apuntes de Filosofía. Introducción a una Filosofía realista. Vol. I. Ed. Universidadlibros,
Bs. As., 2006, pp. 39-48.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
36
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
37
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
38
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
39
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
40
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
41
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
42
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
43
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
44

La Filosofía y las ciencias particulares.

Definición de ciencia.

Podemos encontrar dos definiciones de ciencia:

Definición clásica (aristotélica)


“Ciencia es el conocimiento cierto de las cosas por sus causas”.

Definición moderna
“Ciencia es un conjunto de conocimientos metódicamente adquiridos y
sistemáticamente ordenados”.

Hay que tener cuidado con la definición moderna de ciencia ya que no todo método es
válido desde el punto de vista científico y no todo conjunto de conocimiento ordenado
en un sistema es un saber científico.

El método de una ciencia está determinado por el objeto de estudio de dicha ciencia.
Para saber cómo voy a estudiar algo tengo que saber primero qué voy a estudiar. La
misma naturaleza de aquello que estudiaré me determinará cuál será el método correcto
para abordarlo.

El cientificismo, postura que analizaremos más tarde, comete el error de considerar


como único método válido para conocer la realidad al método de las ciencias
experimentales. Con esta forma de ver las cosas se niega la posibilidad de hacer ciencia
sobre aquellas realidades que no pueden ser objeto de experimentación. Como es obvio,
el cientificismo parte de un prejuicio que no es lógico ya que primero determina el
método de estudio y luego qué será lo que estudiará la ciencia.

“Los niveles del saber científico”.

Los distintos grados de saber científico los determinaremos de acuerdo a dos criterios:

a) según el orden causal que se investigue y


b)según el fin que persiguen.

a) Según el orden de causalidad que procuran explicar, distinguimos:

1. Saber científico particular: investiga las causas segundas o próximas y busca


determinar las leyes que rigen el acontecer de los fenómenos. Causas segundas o
próximas: por ejemplo el caer de un cuerpo es un fenómeno, eso es segundo porque lo
primero es el ser del cuerpo. La pregunta "¿por qué es el cuerpo?" la responde la
filosofía, la pregunta "¿por qué cae el cuerpo?" la responde la física.

Fenómeno, "lo que aparece", es lo que directa o indirectamente cae bajo la observación
de los sentidos.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
45

Las ciencias particulares se clasifican en:


•Ciencias formales: matemática (aritmética y geometría).
•Ciencias de la naturaleza: física, química y biología.
•Ciencias humanas: psicología, sociología, historia, economía y política.

[…] La matemática maneja estructuras ideales (números y figuras) producidas por la


actividad abstractiva de la mente, lo que las hace independientes de la variabilidad y
complejidad cualitativa de los objetos que estudian las ciencias de hechos, de allí su
carácter de exactas. Su método es rigurosamente deductivo.

Las ciencias de la naturaleza son las que tienen por objeto los fenómenos del mundo
material. Se las llama también ciencias fácticas, ciencias de hechos o ciencias
experimentales porque se fundan en la experiencia y a ella se refieren constantemente
como al único criterio de validez de sus conclusiones. También reciben el nombre de
ciencias inductivas porque parten de los hechos singulares para llegar hasta las leyes
que los gobiernan. […]

En cuanto al método, proceden de acuerdo a los siguientes pasos:


• observación y clasificación de los fenómenos;
• formulación de la hipótesis;
• experimentación;
• ley
• teoría

Las ciencias humanas se refieren a las diferentes actividades individuales o colectivas


del hombre como ser inteligente y libre. La consideración de la inteligencia y de la
libertad -que es lo que caracteriza al hombre- da a las ciencias humanas su objeto
especial e irreductible en la jerarquía de las ciencias. Contemplar al hombre obrando
libremente no quiere decir, sin embargo, que las ciencias humanas renuncien a
establecer leyes estables. El hombre, actuando individual o colectivamente es capaz de
un comportamiento normal, regular, previsible, que permite establecer leyes positivas
válidas en el mayor número de casos (leyes estadísticas). Leyes morales, leyes de la
actividad libre como tal.

2. Saber científico filosófico: investiga las causas primeras o razones últimas de


todo lo real. Es un saber universal porque, a diferencia de las ciencias particulares, que
investigan sectores parciales de lo real, la filosofía investiga la totalidad (objeto
material) desde su fundamento último (objeto formal). Con la sola luz natural de la
razón.

En cuanto al método, la filosofía parte de la experiencia y en ningún modo puede


prescindir de ella (si queremos explicar la realidad), pero a partir de los hechos de
experiencia razona remontándose (inducción) a las causas esenciales que se dan de
modo necesario y deduciendo de ellas consecuencias igualmente necesarias.

3. Saber científico teológico: estudia la Causa Divino-trascendente a partir de las


verdades que Dios ha revelado sobre Sí mismo, sobre el hombre y sobre el mundo. En
el punto de partida de este saber se requiere la fe del teólogo cristiano, ya que las
Verdades Reveladas sobrepasan la capacidad de comprensión de la luz natural de la
razón. Pero luego la inteligencia trata de penetrar (ayudándole la Gracia de Dios) esas
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
46

Verdades, y su tarea consiste en deducir verdades que están implícitamente contenidas


en lo revelado explícitamente por Dios.

Hay dos ciencias que coinciden en el estudio de Dios:

1) La teología natural o Teodicea -cumbre de la Metafísica- considera a Dios en cuanto


es comprensible por las solas fuerzas de la razón humana a través de las cosas creadas y
sensibles. Dios como Ser, como Primera Causa y Ultimo Fin en el orden natural.

2) La teología sobrenatural-"doctrina sagrada" la llama Santo Tomás de Aquino


(1225-1274)- que considera a Dios en cuanto es comprensible por la divina revelación:
Dios en su intimidad, Dios uno en esencia y Trino en personas, Primera Causa y Último
Fin en el orden de la gracia sobrenatural.

b) Según la finalidad que persiguen los saberes, se clasifican en:

l) Saber teórico o especulativo: es aquel saber que tiene por única finalidad el puro
conocimiento de la realidad.
2) Saber práctico: El saber práctico, en cambio, es aquel que tiene por finalidad dirigir
una acción. El conocimiento, entonces, no es buscado como un fin en sí mismo (por el
puro gusto de conocer), sino como un medio para dirigir la realización correcta de una
acción (la realización correcta de la acción es la finalidad perseguida).”15

Las bases filosóficas de las ciencias particulares.

Las ciencias particulares consideran la realidad desde una perspectiva y con un método
propio, que no son filosóficos. Pero se fundamentan en la metafísica (en distinta
medida, según la rama científica de que se trate). En efecto, se basan implícitamente
en determinadas concepciones acerca de la realidad que estudian, y la reflexión
explícita sobre esos presupuestos es una tarea filosófica: por ejemplo, la física parte
de ciertas nociones y principios generales acerca de los cuerpos, el espacio y el tiempo,
la causalidad física, etc., que son objeto de la reflexión filosófica.
Es posible, por tanto, que una ciencia particular se construya sobre unas bases
metafísicas más o menos equivocadas: tal fue el caso de la física mecanicista, edificada
sobre el supuesto de que todas las propiedades de la materia se reducen a los aspectos
relacionados con la cantidad; y lo mismo sucede con una sociología que admita la
existencia de leyes necesarias en los comportamientos sociales o con una psicología
conductista. A pesar de ello, pueden encontrarse afirmaciones, experiencias y
descripciones verdaderas en un contexto globalmente equivocado, pero esa ciencia mal
fundamentada contendrá también afirmaciones falsas y transmitirá una imagen errónea
de los aspectos de la realidad que estudia.”16

15
Marini, P., Apuntes de Filosofía. Introducción a una Filosofía realista. Vol. I. Ed. Universidadlibros,
Bs. As., 2006. pp. 29-31.
16
Artigas, M., Introducción a la Filosofía, 1ª parte, Eunsa, 1997, p. 35.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
47

La relación entre filosofía y ciencias particulares.

La Filosofía estudia la totalidad de


la realidad, buscando sus causas
primeras o últimas. Mientras que
las ciencias particulares estudian
una parte de la realidad, buscando
las causas segundas o próximas. La
relación entre ambas no es de
oposición. En la medida en que las
dos disciplinas se realicen
correctamente habrá una relación
de armonía. Las ciencias
particulares tienen autonomía propia pero no es una autonomía absoluta con
respecto a la Filosofía. Mutuamente se prestan ayuda. Sin embargo a la Filosofía le
toca un papel ordenador dado que es un conocimiento superior.

“Las ciencias particulares no realizan un estudio propiamente metafísico: utilizan bases


metafísicas sin adoptar el enfoque propio de la filosofía. Esas ciencias tienen su propia
autonomía: su relación con la filosofía no impide que tengan sus propios métodos para
obtener y juzgar sus conclusiones específicas. La filosofía tiene respecto a ellas una
función directiva de orden superior, que no interfiere con su lógica autonomía.

La filosofía juzga y dirige a las demás ciencias, porque le compete juzgar


los principios primeros de todo conocimiento humano y el valor de los métodos
científicos, de modo que es tarea suya determinar el objeto propio de cada
ciencia y clasificar las ciencias en una jerarquía según la naturaleza de cada una.
Esto no supone merma alguna de la autonomía de las ciencias: la filosofía
no interfiere con ellas en el mismo terreno, pues su función directiva se ejercita
desde un plano superior. Por ejemplo, la filosofía no proporciona los medios
para juzgar la verdad de una ley física o biológica, pero puede advertir que
determinadas afirmaciones hechas en nombre de la física o de la biología son
extrapolaciones injustificadas que caen fuera de lo que sus métodos permiten
afirmar.
Las conclusiones de las ciencias particulares no se «deducen» de la filosofía
[…], ni tampoco son totalmente «independientes» de ella (como afirman los
positivistas): se obtienen mediante los métodos propios de cada ciencia, pero el
juicio sobre el valor de esos métodos exige consideraciones filosóficas".

Desde la antigüedad hasta el siglo XVIII, se consideraba la filosofía como el conjunto


de todo el saber, incluidas las ciencias particulares, de modo que en muchos casos la
relativa autonomía de éstas no era respetada. Por el contrario, el positivismo del siglo
XIX reducía la tarea de la filosofía a una simple reflexión sobre los resultados de las
ciencias «positivas». Una visión correcta del tema ha de tener en cuenta los diversos
enfoques de la filosofía y de las ciencias particulares y, al mismo tiempo, sus relaciones,
tal como han quedado expuestas.”17

17
Artigas, M., Introducción a la Filosofía. 1ª Parte, Eunsa, 1997, pp.37-39.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
48

CONCLUSIONES

TEOLOGÍA CP

= =
NATURALISMO SOBRENAT.
FILOSOFISMO CIENTIFICISMO
EXAGERADO EXAGERADO
(NO CP) (POSITIVISMO)
(GNOSTICISMO) (FIDEISMO)

Características de las Ciencias Particulares.

1. Considera las causas segundas o inmediatas.


Un rasgo común a toda forma de ciencia es la explicación mediante las causas. Lo
específico de la ciencia está en la aptitud para dar razones o justificar lo que se afirma
respecto de algo. Yo puedo saber que el Sol sale por el este o que la aspirina alivia el
dolor de cabeza, pero sólo el astrónomo y el médico pueden fundamentar el porqué de
que esto suceda así. Pues bien, ante un hecho determinado se presenta una causa que
influye en él de modo inmediato, pero que, casi siempre, supone a su vez una causa
anterior, y ésta a su vez otra, y así sucesivamente, hasta llegar a una causa primera. Este
último es el ámbito de la filosofía, mientras que la ciencia se dedica al orden de las
causas próximas o inmediatas. Por ejemplo, hoy en día es posible establecer mediante
complejos análisis genéticos la identidad de los progenitores de un individuo
determinado, lo cual compete a la ciencia. Pero sabemos también que, por muy extensa
que sea la cadena generacional hacia atrás, la causa primera del hombre, como de todo
lo existente, no puede ser sino Dios, y esta es una conclusión filosófica. Ante el
espectáculo de las ruinas de un templo de la Antigüedad, el arqueólogo o historiador
reconocerá como causas segundas o inmediatas tales o cuales particularidades de ese
pueblo: materiales de construcción predilectos, estilos arquitectónicos, simbolismos,
etc. Pero un filósofo encontrará allí mismo una causa primera: el hombre, por ser
racional, posee una dimensión religiosa que gravita hasta tal punto en él que lo conduce
a levantar grandes monumentos en homenaje a sus creencias más profundas.

2. Es un saber hipotético.
Se llama hipótesis a toda aseveración que se postula como explicación de un cierto
fenómeno, pero de tal modo que no excluya explicaciones alternativas. Lo esencial de
una hipótesis es la no-necesidad de su relación con lo que se intenta explicar. […].
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
49

En otras palabras, la hipótesis es una explicación suficiente pero no necesaria. Vale


decir que, si la hipótesis es correcta, entonces se dará el hecho en cuestión. Pero ese
mismo hecho puede deberse a otras causas. […]
Esto explica por qué las teorías científicas (que no son sino hipótesis de mayor
generalidad) están expuestas a permanente comprobación, hasta que son refutadas. En
ciencia todo se considera verdadero hasta que se pruebe lo contrario. Y cuando la
prueba acontece, no queda más remedio que sustituir una hipótesis por otra mejor. Así
progresa efectivamente la ciencia.
3. Se basa en el método experimental.
Un experimento consiste básicamente en una serie de experiencias en las que se
reproduce un fenómeno natural en condiciones de laboratorio, es decir, bajo variables
controladas. […] Es cierto que no siempre es posible reducir la investigación científica
al método experimental. Hay hechos que por naturaleza son irreproducibles (por
ejemplo un eclipse), o que se dan en forma imprevista e irregular (como podría ser el
caso de un terremoto o una epidemia). Hay también límites éticos para la
experimentación con seres humanos. Pero aunque sea indirectamente, la ciencia procura
fundar sus conocimientos en una depurada observación de los datos de la realidad.
4. Tiende a expresarse en lenguaje matemático.
La forma más práctica que ha encontrado el hombre de precisar los datos sensoriales es
definiendo las cualidades de los cuerpos en términos de patrones cuantitativos llamados
magnitudes. Partiendo de una unidad y un valor de referencia convencionales, se
establece una escala a la que se adapta la lectura de los instrumentos de medición, y así
puede asignarse a los registros empíricos una cantidad representativa de valor unánime.
5. Brinda aplicaciones prácticas en términos de tecnología.
La ciencia ha transformado la faz de la tierra: los avances de la técnica como aplicación
de la ciencia se extiende por doquier y un mundo sin ciencia sería para nosotros
irreconocible.
6. Es especializada.
A medida que avanza hacia la singularidad de las cosas se multiplican los detalles a
tener en cuenta. […] la especialización es inevitable, y conlleva cierto riesgo de perder
la debida perspectiva del conjunto del saber, y con más razón de la armonía de los
saberes.18

Las ciencias particulares y la ética.


Las teorías científicas son moralmente neutras. No son ni buenas ni malas. Pueden ser
verdaderas o falsas.
Pero la aplicación práctica que se haga de dichas teorías entra en el campo de los actos
humanos, es decir que la libertad entra en juego. Por ese motivo la aplicación que se
haga del conocimiento o sobre quiénes se haga sí tiene un valor moral. No todo lo
técnicamente realizable es moralmente lícito.

18
Beltrán, O., Introducción al saber, Unidad 2: El saber científico particular o positivo, pp. 29-34.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
50

CIENCIAS PARTICULARES

OBJETO UNIVERSAL: lo que es por el simple PARTE DE LA REALIDAD: porción


hecho de ser. delimitada de la realidad. P.ej: el hombre
MATERIAL

OBJETO CAUSAS I (ÚLTIMAS): La respuesta CAUSAS II (PRÓXIMAS): inmediato, todo lo


al porqué ultimo, la razón última. que no es primero. Psicología, Sociología, Política. Mirada
FORMAL distinta acerca de lo mismo (el hombre).

ABSTRACCIÓN (quitar de): se EXPERIMENTAL: necesidad de comprobar


MÉTODO queda con la esencia de la cosa. Válido para empíricamente aquello que afirman o niegan pero se basan
todo. en objetos de la razón. Solo con ideas.

TEORÉTICA: conocer por conocer PRÁCTICA: si no puedo aplicar el conocimiento, no


FIN me sirve. Busca el hacer, prever para poder cambiar o
transformar la realidad.

APODÍCTICA (NECESARIA): ESTADÍSTICA (NO NECESARIA): surge


que no pueden sufrir modificaciones pero si de la hipótesis y a partir de ella se realiza una deducción o
CERTEZA profundizarse. Una verdad no reemplaza a otra. inducción, es teórica. Sufren correcciones, como resultado
reiteración hasta que el fenómeno cambie, es reemplazada
por otra teoría.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
51

3) LA VIDA. NOCIÓN Y GRADOS DE VIDA.

La vida: El alma y sus potencias


Tal como podemos apreciar desde la filosofía de la naturaleza, los entes físicos están
sometidos al cambio, de tal modo que si todo ente físico cambia, sería posible e incluso
adecuado llamarlo: móvil (es decir, que se mueve o cambia).
Pues bien, una primera y clásica distinción entre estos entes o móviles que conforman la
naturaleza será entre aquellos que son seres no vivos (inanimados), y aquellos que son
seres vivos (animados). En estos últimos, con claridad podemos afirmar que aquello
que los distingue es la presencia de “vida”, o dicho de otro modo, los seres vivos
tienen capacidad de automoción, es decir que al tener vida tienen capacidad de
moverse a sí mismos, de ser artífices de sus propios movimientos.
Veamos un ejemplo concreto, seguramente muchos habrán tenido la experiencia cuando
eran niños de armar su primer germinatorio, aquel en el cual poníamos sobre una
bandejita o un plato una capa de algodón, luego algunos porotos y los tapábamos con
otra capa de algodón más fina o papel secante, luego se colocaba el recipiente en algún
lugar donde recibiera la luz del día y acto seguido lo regábamos. Al poco tiempo
podíamos observar que aquel poroto sin vida germinó y comenzaron a crecerle raíces y
un tallo. Pues bien, en un principio podríamos haber pensado que esa fue nuestra
“creación”, o que fuimos la causa de que viva y de su crecimiento, pero debemos
afirmar que fuimos causa sólo en cierto sentido. La nutrición, el crecimiento y el
desarrollo de esa plantita los realizó por sí misma, nosotros pudimos regarla pero la
absorción de los nutrientes y el despliegue de sus raíces y el crecimiento brotaron de su
interior al tener vida, sus movimientos o cambios (como son el crecer y el nutrirse) los
realizó por sí misma, esto es la capacidad de automoción, propia del ser vivo.
Así, podemos afirmar que todo ser vivo es un automóvil, en cuanto al poseer vida es el
agente o la causa de cuantos movimientos realiza. Y podemos describir dos
propiedades de estos movimientos o automovimientos (como el crecer, el nutrirse, el
reproducirse, el moverse, el sentir, el pensar...):
En primer lugar, respecto al origen de estos movimientos decimos que son:
Espontáneos, en tanto brotan del interior mismo del ser vivo, justamente a causa de
tener vida, aunque cabe aclarar que no son absolutamente espontáneos, en el caso del
germinatorio que explicábamos anteriormente está claro que hicieron falta ciertas
condiciones como la luz y el agua para que comience a vivir, pero una vez despierto a la
vida los actos que realizó la plantita como surgieron espontáneamente y no
mecánicamente o movido por otra cosa (como pudiera suceder con una planta artificial
que simule tener vida).
En segundo, respecto al término, el fin o el efecto de estos movimientos decimos que
son: Inmanentes. Este vocablo proviene del griego: “permanecer en”, por tanto,
queremos significar que parte del efecto de los movimientos que realiza el ser vivo
permanecen en el mismo ser vivo, no se transmiten necesariamente a otro. O si se
prefiere, los movimientos que realiza el ser vivo son inmanentes porque modifican al
sujeto del acto, a quien lo realiza y no al objeto sobre el que tratan. Por ejemplo, cuando
veo una pared blanca lo que se modifica es mi visión, no la pared, es decir que el efecto
de la visión permanece en el ser que ve. Si al ver esta pared blanca, ahora la imagino
azul, la pared no se va a volver azul, porque el efecto permanece en mí, lo que se
modifica es mi imaginación.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
52

Un movimiento opuesto a un movimiento inmanente (que permanece en el sujeto) sería


un movimiento “transitivo”, este es aquel que comienza en un sujeto y se transmite o
culmina en un objeto. Por ejemplo, cuando jugamos al fútbol la pelota no se mueve por
sí misma, eso está claro, si ahora simplemente pensáramos en que pasamos a un
contrincante con una gambeta, pero nada más lo pienso, es decir no hago nada fuera de
mí, tampoco se movería la pelota, pero si la pateo y corrijo su trayectoria con mi pie la
pelota se movería a causa de un movimiento transitivo, es decir que partió de un sujeto
(el jugador) y culminó en un objeto (la pelota).

Estas dos propiedades que señalábamos, la espontaneidad y la inmanencia, denotan la


presencia de un principio vital, que es lo que en castellano denominamos con el vocablo
ALMA, pero que en los diversos idiomas ha sido nombrado de diferentes formas, por
ejemplo, en latín, este principio se denomina con el término: “anima” (de allí, los seres
animados, o los dibujos animados...); en griego: “psiché” (de allí proviene luego la
psicología), o del hebreo: “ruaj”; o del inglés: “soul”. En todos los casos se hace
referencia a este principio que es causa de los movimientos en los seres vivos, o si se
prefiere de la vida. Pues bien, ahora intentaremos definir qué es el alma.

Definiciones de alma según Aristóteles


Existen numerosos intentos por definir qué es el alma, aunque abundan aquellas
definiciones que tienen un matiz más bien poético, romántico o literario, pero a los fines
de la antropología filosófica y, por responder objetivamente a la realidad que queremos
explicar, es que preferimos seguir a Aristóteles quien en su tratado “Sobre el alma” (De
Anima) nos brinda suficiente sustento bibliográfico y el fundamento de lo que vamos a
desarrollar.
Como señalábamos en los puntos anteriores los seres vivos se mueven gracias a un
principio vital llamado alma, o anima razón por la cual son llamados animados. Y es
fundamental comprender que el alma es un concepto filosófico y no religioso.

Es así que en la obra filosófica que mencionamos de Aristóteles podemos rescatar tres
definiciones de alma que intentaremos desarrollar y analizar. (Para una mejor
comprensión de estos temas recomendamos la lectura de los contenidos desarrollado
sobre filosofía de la naturaleza donde quedan explicadas las nociones de acto, potencia,
sustancia, accidente, materia prima y forma sustancial, entre otras, que asumiremos que
ya son conocidas y entendidas por el lector).

1) En primer lugar, siguiendo la teoría del acto y la potencia:

“el alma es el acto primero de un cuerpo natural organizado


que tiene la vida en potencia”.

Analizando cada elemento de la definición, podemos considerar que, el alma es acto, en


primer lugar por oposición a la potencia, es decir que se trata de un principio o una
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
53

determinación presente, o si se prefiere se trata de la vida en pleno despliegue de sus


actividades y perfecciones.
Pero además afirmamos que el alma es “acto primero”, señalando que no se trata de
algo accidental o secundario del ser vivo, como si el ser en cuestión tuviera vida sin el
alma, ésta es acto primero porque es algo esencial para que haya vida en un ser, es la
que le permite existir a un ser como ser vivo, dándole una determinada naturaleza y
determinadas capacidades para obrar. Cabe distinguir aquí que el alma es acto primero,
para diferenciarlo de un acto segundo, como puede ser cualquier acción que realice el
ser vivo, como por ejemplo caminar, pero que puede realizar gracias a que está vivo. En
este sentido, nos podemos preguntar: ¿camino porque estoy vivo? o ¿estoy vivo por que
camino?. Aunque puede parecer un poco confuso, es patente que sin vida, sin alma (acto
1º), no es posible realizar ninguna obra u operación (acto 2º), y que toda obra que
realice el ser vivo dependerá del grado de vida que posea. Una planta no puede tener
sentimientos (actos segundos), porque su grado de vida es vegetativo (acto primero).
En síntesis, el alma como acto primero hace ser a un viviente lo que es y como acto
segundo le hace obrar conforme a lo que es (obrar como planta, animal, o como
hombre). Este obrar se manifiesta en los entes vivos por sus potencias o capacidades de
acción, más allá de que luego esté realizando o no esas acciones, por ejemplo, cuando
duermo, no estoy pensando, ni caminando, pero no perdí la facultad de hablar y de
caminar, simplemente no las estoy ejercitando.
Continuando con la definición, en tercer lugar decimos, “de un cuerpo natural
orgánico”, o también podemos decir de un cuerpo físico organizado. Con esto
queremos significar que no cualquier cuerpo es apto para la vida, no es lo mismo un
cuerpo natural que un cuerpo artificial, y que además debe poseer ciertas características
y propiedades como tener partes diferenciadas y coordinadas entre sí. La naturaleza
misma nos muestra que la vida se hace presente y manifiesta sólo en determinados tipos
de cuerpo, y que incluso una anomalía o alteración del cuerpo o de alguna de sus partes
puede impedir que el ser vivo realice alguna operación, como por ejemplo una
alteración en el oído, puede provocar que ese sentido (que no se reduce sólo a un
órgano, sino que además debe estar animado) puede causar sordera, lo mismo respecto
de la vista. De dicho modo, se entiende que lo que se produce en estos casos es una
alteración en el órgano que altera su coordinación y por ende su funcionamiento.
Por último, la definición culmina diciendo, “que tiene la vida en potencia”, pero esto
debe entenderse correctamente, no estamos diciendo que el ser vivo tiene la vida en
potencia, o que el alma tiene la vida en potencia, sino no sería acto primero como ya
señalamos. Con esto queremos decir que el cuerpo sin el alma no tiene vida en acto,
sino aptitud para la vida, en efecto, la vida sólo se puede manifestar en un cuerpo apto
para vivir, es decir que tenga vida en potencia, capacidad para vivir, y por ende cuando
se de la presencia del alma, diremos ya que tiene vida en acto. Como podemos observar
no cualquier cuerpo puede vivir, una planta artificial o una mano artificial, por más
parecido que tengan con una planta natural o una mano natural, no tienen aptitud para la
vida, no tienen vida en potencia, y por tanto no pueden ser animadas.

Señalemos algunas consecuencias de esta definición antes de pasar a las siguientes:


Acabamos de decir, que el alma en cuanto acto, es lo que constituye a un ser como
viviente, esto es, capaz de realizar actos de automoción, y por tanto, genera un nuevo
ser sustancial distinto de su progenitor (pues tiene vida en sí mismo).
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
54

Aprender y aprehender bien a estas afirmaciones nos permite, entre otras cuestiones,
fundamentar el respeto por la vida humana desde el instante de la concepción, pues
desde tal inicio el alma da origen al ser como ente vital y capaz de generar actos que
involucren la automoción que concluyen con la muerte natural.

Por ello afirmamos que el ser humano es una:

“unión sustancial de cuerpo y alma”

Esta definición resulta también de capital importancia como fundamento para la defensa
y cuidado de la dignidad humana a posturas que niegan este inicio y llegan a
considerarla persona sólo desde su nacimiento aduciendo que antes sólo fue un huevo,
o grupo de células, luego un feto y recién desde su nacimiento persona.
Este argumento es engañoso ya que las diferencias expuestas (entre huevo, células, feto,
recién nacido) son sólo de naturaleza nominal, es decir, de nombre, de palabra, pero no
hay diferencia esencial, en todos esos estadios se trata de una persona. La unidad
sustancial de cuerpo y alma nos asegura que jamás hemos dejado de ser personas por la
condición de niños, adolescentes o adultos, o feto.
Reiteramos entonces la afirmación que el alma es el acto primero de un cuerpo natural
organizado que tiene la vida en potencia, es decir, que inhiere en un cuerpo natural
otorgándole la automoción que se da en estos entes y no en los artificiales. Es desde el
propio instante de la concepción que el nuevo ser posee vida humana. Esa primera
célula incluso, no tiene siquiera la misma carga genética de sus progenitores, se trata de
un cuerpo distinto, y de una vida (alma) distinta, pero vida humana en acto, no en
potencia (hasta que nazca), se trata de una nueva persona humana.

2) En segundo lugar, siguiendo la doctrina hilemórfica de Aristóteles:

“El alma es la forma sustancial de un cuerpo natural organizado


que tiene la vida en potencia”.

Analizando cada elemento de la definición, debemos considerar, como sostiene la


doctrina hilemórfica (ver lo trabajado en filosofía de la naturaleza) toda sustancia es un
compuesto de materia prima y forma sustancial (del griego, materia: hylé, forma:
morfé). De modo tal que la materia prima es el principio indeterminado, aquello a partir
de lo cual algo se genera, y la forma sustancial es el principio determinante, aquello que
hace que la cosa sea lo que es, es el primer acto que recibe la materia para constituir una
sustancia. Ambos son principios metafísicos (no físicos) que explican cómo está
constituida cada sustancia o ente físico.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
55

Entonces, decimos que el alma es forma sustancial, es decir aquello que determina que
haya vida, que le da vida a un ente, no es un accidente, que como tal necesita de otro
para existir (por ejemplo una cualidad o un color, sólo se pueden dar en una ente o una
sustancia ya constituida, no pueden existir por sí mismos, el verde puede existir como
un accidente de la sustancia pizarrón, pero no el verde en sí mismo).
El alma al ser forma sustancial hace que la cosa sea lo que es, en este caso, ser vivo.
Si recordamos lo visto respecto a los cambios sustanciales, decíamos que por ejemplo,
una sustancia como puede ser el papel, si se le prende fuego cambia y se transforma en
ceniza, es decir, que si bien se conserva la materia, recibe una nueva forma, y por tanto
pasa a ser una sustancia distinta. Está claro para cualquiera que la sustancia papel, no es
lo mismo que ceniza, la nueva forma sustancial que recibe determina que sea ceniza, y
además, que sea ceniza en acto, no “capacidad de ser ceniza” o “ceniza en potencia”,
pues lo que sucedió fue un cambio sustancial.
Estas afirmaciones nos pueden llevar a afirmar, que por ejemplo, la concepción humana,
es un cambio sustancial, esa primera célula humana no es ni la madre, ni el padre.
Puedo afirmar que como materia provienen de los padres, pero la forma sustancial que
recibe es nueva, y distinta a la de sus progenitores, de modo que se trata de una nueva
sustancia. La forma sustancial que recibe es el alma racional o alma humana, y por tanto
se trata de una nueva persona humana. De lo contrario habría que afirmar que si no es
persona humana desde el momento de la concepción (por tener una nueva forma
sustancial) no lo sería a las 3 semanas, a los 9 meses, a los 5 años, ni a los 48, cosa que
sería un absurdo para cualquiera, y algo imposible de sostener. Desde el instante de la
concepción hay alma racional, más allá que aun no realice todos sus actos, como el
moverse y el pensar. Si fuera por eso, diríamos que los que no piensan bien en acto no
son personas del todo, o que los que sacan un 9 en un parcial son más personas que los
que sacaron un 4, y debiéramos dudar que los que desaprobaron sean personas, pues no
se manifiesta en ellos el pensamiento. Por donde lo veamos esto es insostenible y
principio de injustificadas discriminaciones.

Respecto, a los demás elementos de esta segunda definición expuesta, ya han sido
explicados en la anterior definición, sólo podríamos agregar por si surgiera el
cuestionamiento, qué puede suceder cuando en algunos casos, como por ejemplo, se
realiza la siembra en el campo, algunas semillas germinan y otras bajo las mismas
condiciones no. Pues bien, no siempre el cuerpo natural, aunque sea natural y
organizado tiene aptitud para la vida. Lo mismo respecto de la concepción humana, e
incluso animal, no siempre hay vida en potencia, o aptitud para la vida más allá que los
gametos esté perfectamente formados. Ni qué decir, de un cuerpo humano sin vida,
cuando se le aplican técnicas de resucitación como el masaje cardíaco y la respiración
artificial para volver a animarlo, y aun haciendo todo adecuadamente, algunos cuerpos
vuelven a vivir y otros no, pues bien, la reflexión pasará por otro lado, qué es lo que
hace que se pierda la aptitud para vivir. Puede parecer un tema sin importancia, pero
ciertamente que no para una madre que pierde un hijo, aun siendo niño por muerte
súbita, es decir, sin previo aviso ni malformación alguna. Estos temas los volveremos a
ver cuando analicemos desde la antropología filosófica la muerte.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
56

3) En tercer lugar, Aristóteles considera el alma según sus efectos:

“El alma es aquello por lo que primero vivimos,


sentimos, nos movemos y entendemos”.

Para un correcto análisis de esta definición debemos aclarar que sólo la podemos aplicar
para la realidad humana, es decir para explicar el alma humana, caso contrario habría
que admitir que las plantas sienten, cosa imposible pues no tienen sistema nervioso ni
órganos sensoriales. En fin, la definición nos sirve para explicar que en definitiva el
alma es la causa primera de todos los movimientos que realiza el ser humano, y la
definición también realiza una jerarquía de actos o movimientos, primero el vivir, luego
sentir.... y el operación más elevada que es el conocimiento racional.

Los grados de vida


De lo expuesto en las definiciones anteriores podemos concluir que el alma es el
principio del que surgen las operaciones y lo que explica lo que sentimos los seres
vivos.
A su vez, nos damos cuenta que al observar el comportamiento de los seres vivos, en los
cuales estamos incluidos, notamos la realización de diferentes operaciones vitales que
están ordenadas a que el ser vivo alcance o procure alcanzar las perfecciones propias
para existencia.
En este sentido hallamos tres tipos de almas o diferentes grados de vida que se definen y
diferencian por las potencias o capacidades que tiene cada ser vivo. Y además hay que
destacar que no necesariamente debe estar actuando esa capacidad o potencia para
afirmar que el ser vivo la posee. En todo caso, posee la capacidad de realizar una
operación, pero se manifiesta cuando realiza el acto, o mejor dicho cuando se actualiza.
Por ejemplo, si en este momento en que leemos el texto no hay ningún sonido que
podamos escuchar, no quiere decir que seamos sordos, la capacidad de oír o la potencia
auditiva la poseemos, pero necesita del sonido para pasar al acto, es decir para que se
produzca la audición o el acto de estar escuchando. Por supuesto, dependerá también de
tener el oído animado o estar “vivo”, pues un cadáver reciente, posee sus oídos, pero al
no estar animado no puede escuchar, es decir, no tiene la potencia o la facultad de
escuchar.

Los grados de vida o almas de los que hablamos son los siguientes:
● EL alma vegetativa que anima a la planta a ser lo que “es”, teniendo como
capacidades o potencias la nutrición, el crecimiento y la generación /reproducción.

● El alma sensitiva, compartida por los animales y el hombre asume las funciones
vegetativas, y además incorpora las potencias propias del conocimiento sensible, el
apetito sensible y la locomoción.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
57

● El alma racional ,que es propia del hombre, añade a todas las potencias anteriores,
otras exclusivas que son la inteligencia que lo ordena a captar la esencia de las cosas o
la verdad de las cosas y la voluntad o apetito racional que lo ordena hacia el bien de las
cosas captadas por la inteligencia.
Las potencias se distinguen unas de otras por el objeto al que se ordenan ya que es
condición de ellas tender a un acto determinado (como vimos anteriormente cuando
mencionamos la intencionalidad de estos fenómenos), y es justamente este objeto al que
se dirigen lo que diferencia los grados de la vida. No obstante hallamos operaciones
comunes en los distintos tipos de vida, como el nutrirse y el crecer que son propios de la
vida vegetal, sensitiva y racional.

Por último conviene aclarar que en el hombre existe una sola y única alma cuyas
potencias propias son la inteligencia y la voluntad aunque comparta otras funciones con
los demás seres vivos. En este sentido puedo afirmar que poseo vida sensitiva, porque
veo y también vida racional porque pienso. Esto nos revela que cada grado de vida
superior asume las potencias del grado de vida anterior, por tanto no está mal que
afirmemos que hay una jerarquía de seres vivos, y que es justamente la vida humana la
de mayor perfección, independientemente que esté ejerciendo sus actos o no, es decir
que por más que un hombre por un accidente cerebral quede en “estado vegetativo”
sigue siendo ser humano pues el alma que lo anima es racional, en consecuencia la
dignidad y el valor de la vida humana no se medirá por las operaciones que realice sino
que es algo intrínseco a su propio ser como veremos más adelante.

El lugar del hombre en el mundo


(Desde la Antropología Teológica)

El hombre ocupa un puesto especial en el contexto de la Creación, puesto que, por su


cuerpo, está en el mundo, pero no está de cualquier manera, sino con una presencia
espiritual además de física.

En el hombre, se sintetiza el mundo material y el mundo


inmaterial, por esto, no sólo ocupa un espacio físico sino que
tiene también una presencia espiritual y le compete la misión de
ser el lazo de unidad entre estas dos dimensiones del cosmos.

El ser humano es el nexo, el anillo que los une. El mundo es uno por su origen, por la
relación de sus partes y por su ordenación al hombre como fin del universo.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
58

Sólo Dios, como Ser absoluto, puede ser el principio y fin último del mundo. Sólo Dios
puede crear. Los entes son una participación finita de su ser y ninguno de ellos llega a
agotar el ser de la causa; cada uno a su manera refleja la perfección infinita del Creador.
Ésta es la razón de ser de la variedad de los entes y de los distintos niveles de ser. Dios
creó una multitud de cosas para manifestar a través de ellas su infinita Bondad. La
Bondad que en Dios se da de manera absoluta y simple, en las creaturas, se da de
manera múltiple y por partes; de forma tal que es el conjunto, la totalidad, la que
representa de manera más acabada el Ser divino.

En conclusión, la pluralidad y la desigualdad de seres es una


consecuencia necesaria en los entes creados.

Pluralidad significa de por sí imperfección, y esta pluralidad procede de la unidad


puesto que Dios, que es Uno, crea seres imperfectos y, por lo tanto, múltiples19. La
perfección del universo consistirá, por tanto, en el retorno de las cosas a Dios, en otras
palabras, en el acercamiento de la multiplicidad de los seres a la Unidad divina. En el
origen y en el fin de todo, hay una Unidad que da consistencia y orden a todos los seres
que forman parte del universo.
Todos los seres creados proceden del Ser infinito, todos proceden por vía de
participación, pero no todos participan del ser de la Causa en la misma medida. Las
posibilidades de participación de los seres creados es, al menos en potencia, infinita.
El hombre forma parte de esta variedad de seres que constituyen el mundo y, como
cada una de ellos, el nivel de participación que tiene del ser de la Causa primera le
concede a él un grado de perfección en el ser y, por ende, determina el puesto que debe
ocupar en el mundo. El hombre, como dijimos, ocupa un lugar intermedio entre las
sustancias corporales y espirituales. Está en el horizonte de ambas realidades como
nexo.

19
Dice Santo Tomás: «La distinción de los seres y su multiplicidad proviene de la
intención del primer agente que es Dios, porque él le ha dado el ser a las creaturas a
causa de su bondad la que quiere comunicar a ellas, y que por ellas se ha representada.
Y como no puede ser representada suficientemente por una sola creatura, ha producido
muchas diversas a fin de que una supla lo que le falta a las otras, para representar la
divina bondad». (SANTO TOMÁS. Suma Teológica, op. cit., I,q.47, a.1, c.)
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
59

En la Creación, hay un orden que tiene como fin último a Dios y allí realiza el hombre
su tarea en cuanto conduce las cosas hacia Él. En un sentido relativo y sólo relativo, se
puede decir que el hombre es el fin del mundo en cuanto que el orden que muestra el
universo supone la ordenación de las cosas inferiores a las superiores: los cuerpos se
ordenan a los vivientes, y todos estos, al hombre que es el fin de todo cuanto hay en el
mundo de los cuerpos.
El mundo no es un universo homogéneo que tiene sólo diferencias de grados entre los
seres, como sucede en la escala química de los elementos: «En el mundo no sólo hay
diferencia de individuos, sino de especies, de esencias y de participación en el acto de
ser. Los entes del mundo no sólo son innumerables sino son diversos. La diferencia
constituye la riqueza del universo»20.
El mundo es uno y múltiple a la vez; uno, por la unidad que proviene del principio y el
fin y por la relación entre las distintas partes que la componen. Sin embargo, también es
múltiple. Hay de hecho muchos individuos dentro de una especie, como sucede con el
ser humano, y la razón de esto está en que cada individuo manifiesta algún aspecto de la
humanidad del hombre y, a su manera, la enriquece con su aporte. Además de esta
multiplicidad de individuos, hay también una multiplicidad de especies cuyos conjuntos
conforman el universo.
La Inteligencia infinita de Dios ha pensado y creado un mundo constituido por seres que
están relacionados entre sí como constituyendo una cadena que va de lo inferior a lo
superior. En esta cadena de los seres, lo más elevado de los seres inferiores se toca con
lo menos elevado de los seres superiores que siguen a continuación; de esta forma, el
hombre ocupa un lugar central, como anillo central, en cuanto articula el mundo de la
materia con el mundo del espíritu21.
Podemos hablar de un orden en el universo puesto que cada una de las partes tiene un
lugar que ocupa en el contexto del todo, y este orden de las partes es el que permite que
el universo se realice en cuanto tal22. Hay dos fines: uno, que es intrínseco a cada ser y
otro, que es común a todos. Siempre el bien del todo es mayor que el de la parte. Por
eso, el orden de todo el universo es mayor que el de la parte.

En ese orden, los seres inferiores están ordenados a los


superiores, y los superiores disponen y dirigen a los inferiores.

Así es como podemos decir que las plantas son para los animales, y éstos, para el
hombre, en el sentido de que son útiles al ser que es superior y, de esta manera, cumplen
su misión en la totalidad del mundo.
Para comprender el orden del mundo, hay que tener una visión de su totalidad. Esto
implica reconocer que existen sustancias materiales y espirituales que en la persona
humana se dan unidas sustancialmente, pero que también hay un tipo de ser de sustancia
puramente espiritual. Hay un mundo de sustancias espirituales que forman parte,
también, de la Creación divina y que es lo más próximo al Ser de Dios: los ángeles.
Para comprender, entonces, el sentido del mundo, hay que tener presente estas
realidades espirituales que forman parte de él. Los ángeles no son fuerzas o energías
difusas, dispersas en el espacio, o sentimientos subjetivos de las personas humanas; los

20
LOBATO A. El hombre en cuerpo y alma. Valencia: Edicep, 1994, p. 120.
21
Cf. Idem p. 121.
22
Es la Sabiduría divina la que es causa de la distinción de los seres para la perfección
del universo, puesto que este no sería perfecto sino hubiese más que un tipo de bondad
en los seres. (Cf. SANTO TOMÁS. Suma Teológica, op. cit., q 47, a.2, c.)
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
60

ángeles son seres personales como el hombre y como Dios, aunque lo son de un modo
diferente.

Los ángeles son sustancias creadas, completas y subsistentes,


de naturaleza puramente espiritual, dotadas de gran inteligencia
y de poder superior a los hombres.

La existencia de estos seres espirituales se puede llegar a deducir con la razón humana,
pero constituyen fundamentalmente un dato de la Revelación que se acepta por la fe23.
En la Sagrada Escritura, aparecen ya desde los inicios. Así por ejemplo,
inmediatamente después del pecado de Adán y Eva, un ángel guarda la entrada del
Paraíso (Génesis 3, 24). También un ángel se aparece a Agar, mujer de Abraham, en el
desierto. Es un ángel el que detiene el brazo de Abraham cuando va a sacrificar a su hijo
Isaac (Génesis 22, 11). Jacob, patriarca de Israel, ve en sueños (se trata de una
revelación sobrenatural) una escalera por donde suben y bajan los ángeles de Dios
(Génesis 28, 12). Es también un ángel el que acompaña a los judíos en su éxodo por el
desierto (Éxodo 14, 19). Los ángeles protegen a los jóvenes que se mantienen fiel a la
ley divina cuando son enviados a morir en un horno (Daniel 3, 49).
En el Nuevo Testamento, aparecen también en varios pasajes: es un ángel el que
anuncia a María la Encarnación del Verbo de Dios (Lucas 1, 26-38); también es un
ángel el que le avisa a José sobre el nacimiento del Niño, y el que le manda huir a
Egipto (Mateo 1, 20 y 2, 13). En el mismo nacimiento de Jesús, aparece una multitud de
ángeles (Lucas 2, 13); y finalmente, en el momento de ser capturado para ser
crucificado en el huerto de Getsemaní, Jesús dice que tiene a una legión de ángeles que
lo protege (Mateo 26, 54).
Los ángeles, entonces, no son inspiraciones divinas, ni fuerzas de la naturaleza, tampoco Los ángeles
personificación de operaciones divinas ni las almas de muertos; son seres espirituales son seres
espirituales
creados por Dios, como dice San Pablo: creados por
Dios
«Porque en Él fueron creadas todas las cosas del cielo y de la
tierra, las visibles y las invisibles, los tronos, las dominaciones, los
24
principados, las potestades; todo fue creado por Él y para Él» .

Los ángeles son espíritus puros, sin mezcla alguna de materia, y la Teología ha
encontrado una razón de conveniencia para explicar la naturaleza de estos seres:
existiendo seres inteligentes dotados de cuerpo, hacía falta que existiesen seres
puramente espirituales que se acercaran más a la perfección divina, puesto que un ser
cuanto más espiritual es, más inteligente es 25.

23
Así por ejemplo, los racionalistas y materialistas y los espiritistas los identifican con
las almas de los muertos.
24
Colosenses, 1, 16.
25
Los ángeles no existen desde la eternidad, sólo Dios existe desde toda la eternidad;
estos seres fueron creados por Dios junto con la Creación del universo material.
Naturalmente “junto” no significa en el mismo momento, pues eso es imposible de
determinar; significa que estos también son seres creados, y por eso, también forman
parte de la totalidad de la Creación. Esto es lo que han enseñado siempre los Doctores
de teología y el Magisterio Oficial de la Iglesia. Es también imposible determinar la
cantidad de ángeles que fueron creados, sin embargo, de los textos bíblicos puede
deducirse que su número es muy elevado. Por eso se habla de millares, millones,
legiones, etc. (SANTO TOMÁS. Suma Teológica, op. cit., I q 50 a.1)
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
61

Al ser puramente espirituales, no se da en ellos ninguna de las condiciones propias a las


que están sometidos los seres corporales, como la corrupción, la mutabilidad, la división
en partes o la ocupación de un espacio físico. El ángel se halla allí donde actúa como ser
inteligente y esto lo hace a través de su inteligencia y voluntad, y sólo puede hacerse
presente en el mundo material en la medida en que puede mover a un determinado
cuerpo. Este movimiento se realiza normalmente a través de la comunicación que tienen
con los seres racionales a los cuales pueden, por ejemplo, sugerirle una idea.
Estos seres espirituales, aunque puedan influir en la vida de los seres humanos, de
ninguna manera se mezclan con ellos, puesto que tanto éstos como los ángeles son
personas, y ser persona, como vamos a ver, significa ser una sustancia completa e
incomunicable.
El ángel es un ser que tiene una capacidad intelectual superior a la del hombre, porque
en él la inteligencia no actúa en relación con un cuerpo.
En el hombre, el conocimiento racional parte de los datos de la realidad que reciben los
sentidos y el razonamiento se logra por partes siguiendo un procedimiento.
En el ángel, en cambio, el conocimiento se da de manera directa por una captación
inmediata del objeto conocido, sin necesidad de todo ese proceso lógico de composición
o división de juicios26.
Los ángeles conocen las cosas porque tienen una participación en el Conocimiento
divino. Reciben, de esta manera, esas ideas sobre las cosas, aunque su conocimiento no
es perfecto como el divino y, por lo tanto, no es causa de las cosas.
También poseen voluntad, pues a través de ella operan. Con esta potencia, ellos aman
aquello que conocen: en primer lugar, a Dios, pues al ser creados pueden verlo; también
aman a los demás ángeles y a los hombres. De la misma forma que su conocimiento es
instantáneo, también su voluntad. Para estos seres puramente espirituales, no existe el
tiempo, al menos en el sentido como existe para nosotros.
Al ser seres dotados de inteligencia y voluntad son también libres; esto significa que,
por decisión individual, no impuesta, tienen ellos que adorar a Dios y cumplir con la
misión que Él les encargue en el mundo27. No todos quisieron adorar a Dios y, por eso,
existen ángeles buenos y ángeles malos 28.
Los demonios son los ángeles malos. Estos existen porque prefirieron amarse más a sí
mismos que a Dios; fueron vencidos por la tentación de considerarse seres superiores.
Esto explica la presencia del mal moral en el mundo; como relata la Sagrada Escritura,
la tentación de “ser como dioses” para Adán y Eva fue introducida por el demonio
(representada en la serpiente) 29.

26
Cf. SANTO TOMÁS. Suma Teológica, op. cit., I, q. 58 aa. 2,3,4.
27
Cf. SANTO TOMÁS. Suma Teológica, op. cit., I, q. 59 aa 1,2,3.
28
La existencia de los demonios es una enseñanza que se halla en la Sagrada Escritura y
que ha sido incorporada al Magisterio Oficial de la Iglesia. Así por ejemplo, se
menciona en el Antiguo Testamento una “caída” de Lucifer que pretendió alzarse por
encima de Dios y ser más que Él (Cf. Isaías 14, 12-15). También en el Nuevo
Testamento aparecen estos ángeles malos; el mismo Jesús dice haber visto caer a
Satanás desde el cielo (Lucas 10, 18), y en el Evangelio de San Juan le dice a los judíos
que lo rechazaban: «Ustedes tienen por padre al diablo» (8, 44)
29
Cuando en la Teología católica se habla de Infierno, no se entiende por tal un espacio
donde se realizan tormentos corporales, como el fuego por ejemplo. Eso han sido
formas de representar metafóricamente lo que, en realidad, constituye el sufrimiento
espiritual que significa haber sigo hecho para Dios y no poder poseerlo por una decisión
libre. La Iglesia enseña que el infierno existe, que los demonios existen, que no es un
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
62

Para concluir, hay que decir que, según la Teología, los ángeles tienen una doble
misión:

adorar a Dios como toda creatura: siendo ellos seres


espirituales la adoración consiste en una alabanza que
deben rendir ante su presencia.

colaborar para que el universo llegue a su perfección (como


cada una de las creaturas) : asistiendo a los hombres de
manera tal que sus vidas se dirijan a Dios.
Por eso, se habla en la Teología de los ángeles custodios, como enseña la Escritura:
«Te encomendaré a sus ángeles para que te guarden en todos tus caminos y ellos te
llevarán en sus manos para que no tropiecen en las piedras»30.
Hemos tratado brevemente de los ángeles ya que consideramos que no se puede
entender al universo sólo como una realidad material y al hombre como la única
realidad espiritual en él. Además, creemos que esto contribuye a la comprensión del
misterio del mal en la vida del hombre.

diablo rojo con tridente, mucho menos un monstruo que asusta sino uno ser espiritual
más inteligente que el hombre, que seduce y atrae con el fin de alejar al hombre de
Dios.
30
Salmo 90, 11-12
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
63

4) EL CONOCIMIENTO HUMANO

EL CONOCIMIENTO COMO FENÓMENO PSÍQUICO O FENÓMENO DE LA


VIDA CONSCIENTE

Antes de exponer acerca de los diversos modos de conocer, es decir por los sentidos y
por la razón, es necesario explicar ciertas características generales del conocimiento que
nos permitirán enmarcar nuestro análisis desde un plano de mayor objetividad.

Si bien el conocimiento como tal no puede definirse, es decir no se le puede otorgar un


género próximo y una diferencia específica como por ejemplo cuando definimos al
hombre como “animal racional”, sí podemos realizar un análisis filosófico de este
fenómeno que nos permitirá describirlo para luego comprenderlo, esto es lo que se
conoce como fenomenología y metafísica del conocimiento.
Características generales del conocimiento:
1. El conocimiento es una actividad vital.

Entendemos que el conocimiento es una actividad ya que por más que se posea la
capacidad en potencia para conocer, por ejemplo la capacidad para escuchar, es
necesario que frente al ruido el sentido del oído reaccione, por tanto, sólo se conocerá si
se reacciona, y el conocimiento es esta reacción, en el caso propuesto, el conocimiento
será una audición.
Esta actividad es espontánea, como hemos visto que son los movimientos que realizan
los seres vivos por tener capacidad de automoción, es decir que brota del interior del ser
vivo. Pero debemos señalar que no es puramente espontánea, es decir, no alcanza
simplemente la capacidad o la facultad para conocer, es necesaria además una causa
exterior que provoque el conocimiento. Veamos un ejemplo: supongamos que tenemos
la capacidad para percibir una pared, no sólo su color sino también su textura y a través
del tacto captar su dimensión incluso. Pues bien, para poder conocer esa pared es
necesario que exista y que esté enfrente mío pues por más espontaneidad que tengas mis
sentidos para conocer si esa pared no está presente sería imposible percibirla con los
sentidos.
Por el contrario, por más que haya una causa exterior que estimule mis sentidos, si no
hay una reacción por parte del ser (como sucede en los seres sin vida) sería imposible
que haya conocimiento alguno. A veces, solemos decir que “las paredes escuchan”,
pues bien, más allá de lo irrelevante del caso, esto es imposible, la pared no tiene
capacidad espontánea de reaccionar a los sonidos que provoquemos.

Por otro lado, señalamos que la actividad de conocer es distinta de la acción física, que
es transitiva y por tanto modifica a un paciente distinto del agente. Expliquemos esto,
cuando conocemos un objeto, mi conocimiento no lo modifica en nada, en cambio es mi
conocimiento quien se enriquece con la percepción de ese objeto. Lo que nos lleva a
decir que el conocimiento es una actividad inmanente, es decir que el efecto permanece
en el sujeto de la actividad.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
64

Una vez más intentemos ejemplificarlo, cuando miro una pared blanca, por más que la
mire fijamente y la empiece a imaginar de color azul, salvo que la pinte no se volverá de
ese color, pero sí podría decir que mi vista está captando el blanco de la pared, es decir
que se modificó mi visión, y si ahora mirara otra pared de color azul, mi vista se
modificaría nuevamente, y esa percepción permanece en mis sentidos. En cambio las
actividades transitivas por definición, parten de un sujeto o agente y culminan en un
objeto o paciente, quien padece la acción.

2. El conocimiento es una relación entre un sujeto y un objeto.

Lo que distingue al conocimiento de las demás actividades inmanentes que hallamos en


los seres vivientes, es que establece una relación única o especial entre dos términos
correlativos que pueden llamarse en lenguaje moderno el sujeto y el objeto.
Los dos términos son igualmente necesarios. No hay conocimiento sin sujeto que
conozca, y tampoco sin un objeto que le provoque y dé un contenido a su acto (no sentir
nada es no sentir, y no pensar en nada es no pensar).
En cuanto a la naturaleza de los términos, el sujeto es un ser vivo, de grado superior en
el que hay conciencia. Pero esta conciencia no es obligatoriamente reflexiva. Podemos,
pues, decir que el sujeto es un yo, incluso si no es capaz de decir: “yo”, lo que supondría
que reflexionase sobre sí mismo. Por oposición, el objeto puede definirse como no-yo,
algo distinto que mi propia subjetividad (la mesa que veo, el triángulo que pienso, no
son yo).
Si bien ambos términos son necesarios, quien tiene prioridad es el objeto, pues es quien
da el contenido y especifica el tipo de conocimiento del que se tratará la actividad.
Frente a un color la vista, frente a un sonido el oído, o frente a un concepto el intelecto.
Pues bien por mejor capacidad auditiva que tengamos no puedo oír un color dado que
quien especifica el conocimiento es el objeto, en este caso el sonido. Por supuesto que
también cuentan las disposiciones del sujeto, si su capacidad no es afectada por alguna
distracción o si está prestando atención, pero nuestro conocimiento no construye la
realidad sino que la descubre, luego a partir de lo que descubre podrá modificar la
realidad.
Es en este punto de la filosofía donde consideramos que es como un camino que llega a
una encrucijada que lo divide en dos caminos opuestos que no se vuelven a juntar,
posiblemente atraviesen por paisajes parecidos pero no conducen al mismo sitio.
Podríamos decir que un camino conduce a darle prioridad al sujeto por encima de
cualquier objeto, es decir, el sujeto construye el objeto. El otro camino conduce a darle
prioridad al objeto, es decir que este existe independientemente de mi conocimiento y la
verdad consistirá en conocerlo tal cual es.
Esto que presentamos no es más que el popular dilema: “en un bosque desierto, donde
sólo hay bosque y cae un inmenso árbol. ¿Hizo ruido?”.
Al principio puede parecer un dilema inútil y sin sentido, pero es justamente la
respuesta adecuada al mismo la que nos conducirá a conocer lo que el hombre realmente
es, y de este modo iluminar todos los ámbitos de la vida en que nos toque actuar,
además de servirnos como criterio para juzgar la realidad.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
65

3. El conocimiento es una unión intencional.

En el conocimiento se produce una síntesis, es decir, cierta unión entre el objeto y el


sujeto. Pero esta unión es radicalmente distinta de la síntesis física o química en la que
cada elemento pierde su naturaleza específica y se funde en un todo que tiene una
naturaleza, unas propiedades y unas acciones nuevas, diferentes de las que tenían cada
uno de los elementos.
Veamos un ejemplo de síntesis química: supongamos que en nuestra mano derecha
tenemos una taza con agua caliente, y en la izquierda un sobrecito de caldo instantáneo.
Si uniéramos el contenido del sobrecito con el agua y lo revolviéramos el resultado
sería: sopa instantánea. Pues bien, está claro que la sopa no es agua, ni tampoco caldo
instantáneo, es decir que los elementos que juntamos perdieron su naturaleza específica
y recibieron una distinta, ahora son sopa instantánea.
Más allá de lo burdo del ejemplo, nos sirve para comprender lo distinta que es la unión
que se produce en el conocimiento donde el sujeto, aún permaneciendo él, capta el
objeto como tal, como distinto, como diferente de él. Y esta captación es una
asimilación.

4. Condiciones para que sea posible el conocimiento.

1) Se requiere que entre los dos términos, sujeto y objeto, haya una cierta proporción, o
comunidad, algo en común. Por ejemplo, entre el color y la vista, entre el sonido y el
oído. Si no hubiese nada común entre el objeto y la facultad, todo contacto, toda
asimilación serían imposibles.

2) Para poder conocer el mundo exterior que existe independientemente de mi


conocimiento, es necesario que se haga presente en el sujeto una especie impresa o
imagen impresa por acción del objeto.
Una vez enunciada la condición será preciso explicarla. Cuando se da el conocimiento
el objeto no va realmente, físicamente dentro del sujeto: la piedra no entra en el ojo que
la ve; y, si entrase, lo destrozaría y ya no podría verla. Por tanto, debemos afirmar que el
conocimiento sólo es posible gracias a una especie impresa o imagen impresa en el
sujeto por acción del objeto.
Especie, viene del griego: spekie, que significa reflejo, y del latín: speculum, que
significa espejo. Es decir, que en el conocimiento es necesario que se imprima sobre el
sujeto un reflejo, una imagen exacta de lo que el objeto es, y de ese modo se producirá
el conocimiento.
Supongamos que nuestros sentidos son como un espejo, el espejo sólo refleja aquel
objeto que se le posa enfrente, está claro que si reflejara objetos que no se encuentran
presentes, diríamos que está pasando algo raro, como en el película “La casa de los
espejos”, o por el contrario, si nos paráramos frente al espejo y no nos reflejáramos pues
bien, dirían que somos vampiros. Continuando con la comparación, está claro que si el
espejo funciona normalmente, y si pudiéramos mirarlo no de frente, sino de perfil,
podríamos apreciar que las cosas que el espejo refleja están como grabadas o impresas
en el mismo, y tal es así que si no hay nada impreso en el espejo estaría reflejando nada,
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
66

del mismo modos sucede con los sentidos y con la razón, éstos conocen a partir de las
imágenes sensible o inteligibles que se imprimen sobre los mismos, dándole contenido a
las sensaciones y a la razón.
Estas imágenes impresas también son conocidas como “fantasmas”, pues no son el
objeto material que está fuera, sino que lo reflejan de un modo especial. De aquí viene
el término fantasía, con la cual uno puede hacer presentes imágenes que no
necesariamente se corresponden con objetos del mundo exterior. Más adelante veremos
que está facultad es un sentido interno que se conoce como imaginación.

3) El acto directo de conocimiento no versa directamente sobre la especie impresa,


necesita de la misma pero ésta procede del objeto, es decir es objetiva. La imagen
impresa es aquello en lo cual se conoce al objeto.
El conocimiento es posible a partir de la imagen impresa ya que esta procede de la
acción del objeto, y es aquello que expresa al objeto, es objetiva, es le medio que refleja
al objeto pero no lo sustituye. Pero el conocimiento también depende de la naturaleza
del sujeto que recibe esta imagen y de sus disposiciones. Por eso dice Aristóteles, todo
lo que recibe, es recibido al modo del recipiente. Lo recibido es el objeto, y el recipiente
el sujeto, ambos necesarios en el conocimiento.
El conocimiento implica, pues, una doble relatividad, y el “principio de relatividad”
sólo engendra una teoría “relativista” del conocimiento cuando se aplica a medias. Pues
no puede negarse que el conocimiento sea relativo al sujeto, lo que, para el
conocimiento humano entraña una buena dosis de “relatividad”. Pero el relativismo no
tiene en cuenta la relatividad del conocimiento respecto del objeto, que también le es
esencial, por tanto el conocimiento es relativo al sujeto y al objeto a la vez. Además,
pura subjetividad no existe, ni pura objetividad tampoco.

4) El conocimiento supone la inmaterialidad. Esta idea nos lleva de nuevo a nuestro


punto de partida, pues si el conocimiento es un acto inmanente, es inmaterial. Supone,
pues, la inmaterialidad de sus dos términos (sujeto y objeto). Ya que una cosa sólo es
cognoscible en razón de su forma, principio distinto de la materia, conociendo su
forma, se conoce su naturaleza, lo que hace que sea lo que es. Y por otra parte, un ser
solamente es capaz de conocer en la medida en que es inmaterial, por lo tanto también
en razón de su forma, por ejemplo, el sentido no se reduce al órgano sensible sino que
además debe estar animado. Pero además el sentido además de animar al órgano no se
reduce a su función de animación, sino que además es capaz de percibir otras formas sin
resultar alterada (cuando miro el blanco de la pared mi vista no se vuelve pared ni
blanco) y es esta apertura lo que distingue a los seres dotados de conocimiento de los
que no lo están.
Además habrá que admitir que hay tantos grados de conocimiento como grados de
inmaterialidad, tanto en el objeto como en el sujeto. Un ser tiene mayor capacidad de
conocer cuanto más puro e inmaterial es, y un ser es tanto más capaz de ser conocido
cuanto más inmaterial es también. Pero hay que aclara que no hay una total
correspondencia estos dos planos que marcamos, pues lo que es más posible de ser
conocido, o cognoscible en sí, puede no ser lo más cognoscible para nosotros.
De hecho, la experiencia solamente nos presenta dos grados de conocimiento: el
conocimiento sensible y el conocimiento intelectual. El primero tiene un objeto
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
67

concreto, singular, material; su sujeto, el sentido, sin reducirse a un órgano, está no


obstante intrínsecamente unido al funcionamiento del organismo. El otro tiene un objeto
desmaterializado, abstracto: la esencia. Su sujeto es espiritual, aunque dependiente
intrínsecamente del cuerpo.

Las características del conocimiento sensible

Para comprender el conocimiento sensible debemos considerar tres cosas que se dan en
todo conocimiento: 1) el objeto; 2) el sujeto, y 3) la acción del objeto sobre el sujeto en
la que consiste propiamente el conocimiento. El objeto es lo conocido; el sujeto es el
que conoce con todas las facultades que le permiten conocer, y el conocimiento es esa
operación por la que se establece una relación entre el objeto y el sujeto que llamamos
intencional (la representación del objeto en mi mente tiende hacia un objeto real que
está fuera de mi mente, sin que ese objeto cambie por estar presente en mi mente a
través de una imagen).

Todo esto se da en el conocimiento sensible, que es el primer paso del conocimiento


humano y el modo de conocer que tienen también los animales, ligado directamente al
mundo corporal y material. Se llama conocimiento sensible, porque intervienen en él los
sentidos externos e internos, que son los que nos permiten tener un conocimiento del
mundo que nos rodea con sus características externas y accidentales. Se diferencia del
conocimiento intelectual en que este último tiene la capacidad de leer dentro (“intus-
legere”) captando los aspectos más profundos del ser de las cosas: sus características
esenciales y también el mundo de los espíritus como veremos más adelante.

En el conocimiento sensible el objeto que conoce se llama objeto sensible, el sujeto son
los sentidos y la operación propia del conocimiento se llama sensación.

El conocimiento sensible tiene dos pasos, uno por el cual capta las realidades del mundo
exterior y el otro por el que procesa internamente esas realidades para terminar de
formar un verdadero conocimiento. El primer paso se llama conocimiento sensible
externo, y el segundo paso, conocimiento sensible interno.

1) El objeto del conocimiento sensible: los “sensibles”

Como hemos dicho, este paso del conocimiento recibe este nombre porque capta las
características sensibles de los objetos del mundo exterior. Vale decir aquí que al objeto
de todo conocimiento sensible se lo llama directamente “sensible”. Un sensible es
cualquier aspecto de la realidad externa que puede ser captado por los sentidos, es decir,
las propiedades externas de los cuerpos.

Los sensibles pueden clasificarse según los sentidos externos que los captan (por
ejemplo, el objeto sensible de la vista es el color). Pero aquí hay que hacer una
distinción, entre objeto sensible per se y per accidens. El objeto per se, o directo, es lo
que cada sentido percibe en razón de su naturaleza (la vista percibe el color, el oído el
sonido, el gusto el sabor, etc.). El objeto per accidens, o indirecto, es algún aspecto de
la cosa que el alma asocia al sensible per se, como por ejemplo oír una voz y percibir
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
68

quién es la persona que habla, porque ya conozco la voz. Esto último es el sensible per
accidens en este caso.

Hay además una clasificación dentro del objeto sensible per se. El objeto per se propio
(también llamado directo) es el que percibe sólo un sentido (por ejemplo, sólo el gusto
percibe el sabor). El objeto per se común es el que puede ser percibido por varios
sentidos, a partir del objeto propio (por ejemplo, el movimiento, que es captado por
cada sentido de un modo distinto: por la vista como variación en la posición de manchas
de color, por el oído como variación de los sonidos, por el gusto como sucesión de
sabores, etc.). Según Aristóteles, hay cinco especies de objetos sensibles comunes: el
movimiento, el reposo, el número, la figura y el tamaño. Los tres primeros pueden ser
percibidos por todos los sentidos, y la vista y el tacto pueden percibir todos.

2) El sujeto del conocimiento sensible: los sentidos

Hemos hablado en el punto anterior del objeto del conocimiento sensible. Ahora nos
toca hablar del sujeto, es decir, de la capacidad o potencia que existe en la persona
humana para que el acto del conocimiento sensible sea posible.

¿Qué son los sentidos? Son facultades o potencias del alma, porque al ser el alma la que
da vida a todo el cuerpo, es ella también la raíz de la sensibilidad. Analizando un poco
esta definición, vemos que los sentidos son:

a) Facultades del alma: es decir, cada sentido es una potencia del alma que está
esperando un estímulo para responder a través de la sensación.
b) Potencias pasivas del alma: Ya que el sentido está “esperando” ser estimulado
para reaccionar, aunque una vez estimulado entra en actividad produciendo la
sensación.
c) Ni puramente materiales ni puramente espirituales: ya que son parte del alma,
pero operan a través de órganos corporales. Estos órganos dependen del alma en
su funcionamiento, ya que todo el cuerpo depende del alma para moverse y
actuar. Pero también el alma necesita del correcto funcionamiento de los órganos
corporales para que la sensación pueda producirse: si uno de estos órganos no
funciona o funciona mal, tampoco se da la sensación. Como dice Santo Tomás
de Aquino: “sentir no es algo propio del cuerpo ni del alma, sino del
conjunto”.31

Los sentidos externos

Los sentidos se clasifican en sentidos externos y sentidos internos.

Los sentidos externos son, según la enumeración tradicional de los filósofos griegos: la
vista, oído, tacto, gusto y olfato. Estos son facultades del alma, que funcionan con

31
Santo Tomás de Aquino, Suma Teológica Ι Parte, cuestión 77, art. 5.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
69

órganos del cuerpo (los ojos, el oído, la piel, los nervios, la lengua, la nariz, etc.), pero
no se identifican directamente con ellos, pues los órganos corporales son los
instrumentos que los sentidos usan para operar, pero su funcionamiento termina en un
conocimiento que es propio de todo el hombre (alma y cuerpo) y no solo del cuerpo.

La existencia de los sentidos externos tiene que ver con la necesidad del alma de
comunicarse con el mundo exterior para poder conocer. Los sentidos externos son
facultades parcialmente pasivas y parcialmente activas. Pasivas porque deben ser
excitadas por un objeto externo (la vista funciona frente al estímulo de la luz y del
color). Activas porque generan un fenómeno psíquico que es la sensación (el hecho de
“ver”).

¿Cómo llegamos a conocer que el hombre tiene estos sentidos externos? Esto se llega a
saber a partir del objeto: es decir, porque puedo ver colores descubro que tengo un
sentido que se llama la vista; porque puedo oír sonidos descubro un sentido distinto al
cual llamo oído; porque puedo percibir los sabores, descubro el sentido del gusto;
porque percibo los olores, el sentido del olfato, y por la sensación de la resistencia que
experimenta la piel, percibo que tengo un sentido que es el tacto.

Los sentidos internos

Los sentidos internos son también facultades del alma, que recogen lo percibido por los
sentidos externos y relacionan estas diversas percepciones, dando unidad al
conocimiento sensible. También usan órganos corporales, pero en este caso sobre todo
funciones del cerebro, tal como lo prueba también la neurociencia.32

Los sentidos internos, según la clasificación de la escolástica, son: el sentido común, la


imaginación, la estimativa y la cogitativa, y la memoria.33

a) El sentido común. Antes que nada, una aclaración: no estamos hablando del
“sentido común” tal como se lo entiende en el lenguaje de la calle (el “buen juicio”
acerca de las cosas). El uso que hacemos aquí de la expresión sentido común es del
lenguaje técnico-filosófico de Aristóteles y Santo Tomás de Aquino. Este sentido
interno es como la raíz de los sentidos externos, ya que recibe, compara y unifica las
sensaciones que provienen de ellos, y además permite al alma percibir la actividad
de los sentidos externos, es decir, gracias al sentido común el hombre “siente que
siente” (siente que ve, siente que oye, etc.).
b) La imaginación. Es el sentido interno más importante, ya que es el que produce el
conocimiento sensible generando un objeto que llamamos imagen o fantasma, o
también, como veremos luego, especie sensible expresa. Su función es reproducir en
el alma el objeto externo sensible, como si fuera una foto, pero compuesta de las
sensaciones de los diversos sentidos (vista, oído, tacto, olfato, gusto), sumadas
también otras percepciones que provienen de los demás sentidos internos
(cogitativa, memoria). Lo que distingue a la imagen de la sensación es que su objeto
es irreal. La imagen no es la presentación, sino la representación de un objeto real,

32
Cf. las investigaciones de Daniel Goleman expuestas en sus obras, sobre todo “La inteligencia
emocional” y “La inteligencia social”.
33
Cf. Santo Tomás de Aquino, Suma Teológica Ι Parte, cuestión 78, art. 4.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
70

en ausencia de éste.

La imaginación puede funcionar gracias a la capacidad de la mente humana de


conservar y reproducir las imágenes. Es un misterio cómo la mente humana puede
conservar tantas imágenes, pero lo cierto es que hay un sentido interno que se ocupa
de evocar o reproducir estas imágenes conservadas y este sentido es la imaginación.
Lo que hace al evocar es construir una imagen o especie sensible expresa, a partir de
la especie sensible impresa.

Santo Tomás de Aquino enseña que así como el sentido externo no se equivoca en
su objeto propio, la imaginación se equivoca frecuentemente34, y esto se da porque
en la formación de la imagen no solo influye la percepción del objeto externo, sino
también la atención que hemos prestado a más o menos detalles de dicho objeto,
algunas características que no están en el objeto pero nuestra imaginación le pone y
también la valoración del objeto (por ejemplo, si una persona me cayó mal la
imagen que conservo de ella puede tener características negativas exageradas que la
imagen real de la persona no tiene).

Los casos más graves de este engaño de la imaginación son la ilusión y la


alucinación. La ilusión es una imagen evocada por una sensación presente, pero
más viva y precisa que ella, de tal modo que creemos ver lo que en realidad sólo
imaginamos (por ejemplo, cuando al leer creemos leer una palabra distinta de la que
realmente está escrita). La alucinación es una imagen viva y precisa sin objeto que
le corresponda (por ejemplo, vemos algo que realmente no está ahí).

c) La estimativa o cogitativa. Este sentido interno, que se llama estimativa en los


animales y cogitativa en los seres humanos, es una facultad del alma que proviene
del instinto (es decir, de las tendencias innatas del animal y del hombre hacia sus
fines naturales), y permite al animal y al hombre percibir la utilidad o nocividad de
las cosas conocidas por los demás sentidos. Esto supone que la estimativa o
cogitativa por un lado percibe un objeto presente, pero también se dirige al futuro
imaginado midiendo si este objeto será útil o perjudicial para alcanzar los fines
naturales a los que tiende. En función de esta percepción, el animal y el hombre se
sienten atraídos o buscan huir de ese objeto, según lo perciban útil o nocivo para sus
fines. La estimativa o cogitativa es, por lo tanto, el sentido interno que más se acerca
a la inteligencia, porque capta una relación entre la imagen conocida y su utilidad o
nocividad. Por eso a veces se dice en el lenguaje vulgar que tal o cual animal parece
“inteligente”. Sin embargo, aunque la estimativa pueda parecerse a la inteligencia,
no es igual: porque la relación no es universal, sino que se mantiene siempre
concreta (por ejemplo, el perro percibe que su amo es útil para él porque siempre lo
ha cuidado, pero no llega a “entender” esa relación como una “amistad”, para su
estimativa se trata solamente de un afecto concreto hacia un objeto que el instinto
del animal percibe como “útil”).

En el ser humano la estimativa recibe el nombre de cogitativa (viene de


cogitare=razonar), porque el instinto en el hombre está estrechamente ligado a la
razón, de modo que en el hombre no se puede hablar estrictamente de “instintos
animales” sino que hay que hablar de “instintos humanos”. El instinto es

34
Santo Tomás de Aquino, Comentario al De Anima de Aristóteles, ΙΙΙ, 5; nº 645.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
71

perfeccionado por la razón, como señala Santo Tomás de Aquino.35 Un ejemplo


claro de esto se ve en el amor: la razón hace al hombre descubrir a las demás
personas como personas, y no solamente como un objeto “útil” del amor. A tal
punto que si alguno ama a las demás personas solamente porque le son “útiles”,
vemos en esa actitud algo monstruoso, un instinto perverso y desviado, y esto es
porque el instinto en ese caso se ha apartado del orden de la razón.

También suele llamarse a la cogitativa “razón particular”: porque es la parte del


conocimiento sensible más parecida a la inteligencia y que en el ser humano realiza
funciones de relación que sirven al conocimiento intelectual. Por ejemplo, de esta
capacidad de relacionar y comparar de la cogitativa surge en la vida humana la
experiencia, que es una fuente importantísima del conocimiento práctico, y parte del
conocimiento de lo concreto. Al hombre no le alcanza con los conocimientos
teóricos, necesita tener experiencia de lo real y concreto: esta parte del conocimiento
se da gracias a la cogitativa, que relaciona y compara lo que le viene del
conocimiento sensible (sensaciones, imágenes, en relación con la vida real).

d) La memoria: Es el sentido interno que tiene como función reconocer imágenes en


el pasado: reconoce lo pasado como pasado (por ejemplo, en mi imaginación tengo
la imagen de un momento de un viaje, y la memoria lo reconoce como hecho que
sucedió en tal año o simplemente en el pasado). Sin la memoria, no podríamos situar
en el tiempo las imágenes que tenemos “guardadas”.

A veces se confunde la memoria con la imaginación, como si aquella fuera la


facultad de conservar y reproducir imágenes, cuando esta función es más propia de
la imaginación. La memoria reconoce las imágenes reproducidas por la imaginación
como situadas en el pasado. Su acto propio es el reconocimiento.

Por eso es esencial en la memoria el reconocimiento del tiempo. Se trata del tiempo
o duración interior: el alma percibe que algo “ya ha pasado”, aunque no pueda
siempre expresar eso “pasado” en una fecha o duración determinada. Esta
percepción de una “duración interior” supone a la vez dos percepciones previas: la
sucesión y la identidad. La sucesión de estados interiores del alma, porque el alma
se da cuenta de que percibió antes lo que una imagen determinada le muestra; la
identidad porque el alma se da cuenta también que fue ella misma la que percibió
antes eso que su imagen le muestra. Por eso quien padece amnesia (quien no puede
recordar) tampoco puede decir quién es él: pues esta definición puede hacerla la
persona por su pasado (nombre, padres, estudios, profesión, relaciones, etc.). La
memoria está estrechamente ligada a la identidad. Esto también se ve en el plano
social: las comunidades que pierden su memoria, pierden también su identidad.

3) La operación del conocimiento sensible: la sensación

Qué es la sensación

Habiendo analizado el objeto y el sujeto del conocimiento sensible, pasamos ahora a

35
Santo Tomás de Aquino, Suma Teológica Ι Parte, cuestión 78, art. 4, respuesta a la 5ta. objeción.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
72

describir la dinámica de este conocimiento, es decir el proceso de la sensación.

Pero antes de describir este proceso, vamos a ver qué es la sensación. Aristóteles la
define como “el acto común del que siente y lo sentido”.36 Es decir, se trata de la
acción en la que se encuentra el objeto con el sujeto del conocimiento sensible: lo que se
siente y el sentido. En esta definición se expresa claramente qué es lo esencial en el
conocimiento: que el objeto se hace realmente presente al sujeto, se trata de un
conocimiento real (el verde del árbol que percibo es realmente verde, porque en el
conocimiento esa forma del verde se imprime en el sentido de la vista). Por eso una
característica esencial del conocimiento sensible es que es infalible. Para ser más
precisos, los sentidos externos son infalibles respecto de su objeto propio, no se
equivocan en su objeto propio. Un sentido externo o funciona o no funciona, pero no
puede equivocarse. Si funciona, hay sensación. Si no funciona, no hay sensación. Por lo
tanto, no existe el “error de los sentidos”, solamente puede haber error en la
interpretación de los datos sensibles y en los juicios que la inteligencia pueda hacer a
partir de estos datos (por ejemplo, puedo ver algo verde en el horizonte y creer que es
un bosque, pero finalmente llego y veo que era un conjunto de arbustos: el error estuvo
no en el verde que vi ni en la forma, sino en la interpretación que di a esos datos
concluyendo que se trataba de árboles).

Notas características de la sensación

a) La sensación es un fenómeno psíquico. Como hemos dicho, el alma es la raíz de las


sensaciones. Aunque estas se produzcan a partir de un estímulo del mundo material
externo, sin embargo la sensación en sí misma puede darse solamente en seres
animados (con alma) y todo el proceso es conducido por el alma, y se trata de un
proceso que va de lo materia a lo inmaterial, porque la sensación termina en una
percepción del sujeto, y esta percepción es posible gracias a la inmaterialidad de la
forma percibida en la mente del sujeto (por ejemplo, el color verde del árbol cuando
es percibido por la mente ya no es el verde material, sino una forma inmaterial de
ese verde que está de algún modo grabada en la mente). Además, como fenómeno
psíquico la sensación también es espontánea e inmanente. Espontánea porque el
estímulo externo despierta en los sentidos una actividad vital, que es el
conocimiento, y que puede seguir después aún en ausencia del objeto. Inmanente
porque el producto de esa actividad permanece en el sujeto (in-manere): el
conocimiento no se va cuando desaparece el objeto, queda “dentro nuestro”.
b) La sensación es un acto de conocimiento. Con esto queremos decir que lo que nos
transmite la sensación es un verdadero conocimiento de las cosas del mundo
exterior. Este conocimiento se completa con el conocimiento intelectual, pero
arranca en el conocimiento sensible, como decía Aristóteles, al afirmar que en el
conocimiento humano “nada llega al intelecto que no haya pasado por los
sentidos”.
c) La sensación es un conocimiento relativo. Como todo conocimiento, la sensación es
un conocimiento relativo a su objeto y a su sujeto. A su objeto, porque las
sensaciones son despertadas por estímulos del mundo exterior. A su sujeto, porque
toda sensación es relativa a los sentidos, a su naturaleza, a su estado, a las demás
sensaciones que la acompañan. También la sensación es relativa a la atención que

36
De Anima ΙΙΙ, 2.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
73

estamos prestando al enfrentarnos a un objeto de conocimiento, y por esto mismo, a


la voluntad y a las tendencias naturales, y por eso en cierto modo es cierto que “no
vemos más que lo que nos gusta y solamente oímos lo que queremos oír”.
d) La sensación es una intuición, en el sentido de que es un conocimiento inmediato
del objeto sensible presente ante los sentidos.

El proceso de la sensación

a) Antes de cualquier conocimiento sensible están los sentidos en potencia pasiva, es


decir, esperando recibir alguna excitación o estímulo del mundo exterior para que se
inicie la sensación.
b) La sensación comienza cuando el objeto del mundo exterior actúa sobre cada
sentido externo, según su naturaleza (el ojo ve, el oído oye, etc.). Entonces el
sentido es movido a conocer. Lo que sucede es que una forma del objeto (color,
sonido, olor, etc.) se hace presente y es recibida por el sentido que corresponde con
la naturaleza de esta forma. Por eso decimos que “el sentido recibe la acción del
objeto según su naturaleza”.
c) El sentido común unifica y compara las sensaciones de los sentidos externos y se
genera entonces una representación del objeto exterior en el alma, que se llama
especie sensible impresa, que queda grabada en la imaginación.
d) La imaginación tiene la función de guardar y también reproducir esta especie
sensible impresa y al hacerla consciente se llama especie sensible expresa, que tiene
los contenidos no solo de la sensación sino también de imágenes pasadas, de los
afectos del sujeto y de otras percepciones que se relacionan con la imagen
reproducida. Es aquí donde puede haber errores y por eso para poder llegar a
conocer bien la realidad hay que hacer una tarea constante de “depuración” de las
imágenes que tenemos del exterior, que suelen estar cargadas de apreciaciones
subjetivas.
e) La estimativa o cogitativa despierta a veces, una vez que tenemos formada una
“imagen” del objeto conocido, un afecto de atracción o rechazo del objeto, según se
vea el mismo conveniente o inconveniente. Este afecto no debe confundirse en el
conocimiento humano con el afecto intelectual, que es la voluntad, ya que este se
orienta al bien y no solamente a lo “útil”. De tal modo que puede darse que la
cogitativa perciba un objeto como inconveniente y lo rechace, pero la voluntad lo
vea como bueno y el sujeto se vea movido a realizarlo (por ejemplo, sentarse a
estudiar cuando tengo ganas de hacer otra cosa, o ayunar a la mañana temprano para
un análisis médico cuando tengo hambre).
f) La memoria completa el proceso de la sensación porque permite al sujeto, sea
humano o animal, nutrir su conocimiento sensible con la experiencia del pasado.
Esta función la realiza junto con la estimativa o cogitativa. Las imágenes sensibles
se van enriqueciendo con los aportes de lo antes conocido, y esto es posible gracias
a la capacidad de la memoria de reconocer imágenes en el pasado y a la capacidad
de la estimativa o cogitativa de relacionar estas imágenes con las presentes.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
74

Conclusión

La sensación es la base del conocimiento humano. Nada llega al intelecto que no pase
antes por los sentidos. Vale aclarar aquí que no se trata de un proceso “sucesivo” en el
sentido temporal, ya que el acto de conocimiento es un acto complejo pero a la vez
instantáneo del ser humano en su integridad: alma y cuerpo. En el acto del conocimiento
sensible o sensación, hemos podido ver la relación entre los sentidos externos y los
diversos sentidos internos para llegar al producto del conocimiento sensible que es la
especie sensible expresa. A la vez que los sentidos externos perciben el mundo exterior,
los sentidos internos procesan esa información, y el conocimiento intelectual actúa
iluminando, “leyendo dentro” de la realidad material para conocer los aspectos
esenciales e inteligibles de esa realidad. Es lo que nos queda ver para completar esta
breve reflexión sobre el conocimiento humano.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
75

EL CONOCIMIENTO INTELECTUAL

Para abordar el análisis del conocimiento intelectual seguiremos principalmente las


explicaciones aportadas por Verneaux37 y también nos serviremos de otra síntesis muy
clara38.
El conocimiento intelectual, como ya hemos señalado oportunamente, es otra de las
manifestaciones o fenómenos de la vida consciente, gracias a éste podemos conocer la
realidad abstractamente a través de conceptos y realizar diversas operaciones que nos
ayudan a conocer e interactuar con la realidad de un modo más profundo que la vida
simplemente sensible.
Para ordenar la exposición del tema, y dado que el conocimiento intelectual, como todo
acto de conocimiento es una relación entre un sujeto y un objeto, describiremos
justamente eso mismo:

a) El objeto del conocimiento intelectual: los objetos inteligibles.


b) El sujeto del conocimiento intelectual: la inteligencia.
c) El acto de conocimiento intelectual: las operaciones intelectuales (que son cinco:
simple aprehensión (abstracción), juicio, raciocinio, reflexión y analogía).

Comencemos por comprender qué objetos se le presentan a nuestra inteligencia.

a) Los objetos inteligibles:


La cuestión a responder para comprender este asunto es la siguiente, ¿qué hay de
inteligible? es decir, qué objetos puede percibir la inteligencia, o qué objetos se le
presentan a la inteligencia. Está claro que no vamos a realizar una descripción de los
numerosos objetos particulares que pueden ser captados intelectualmente, pues para eso
deberíamos escribir una enciclopedia de ideas (y aun nos faltarían objetos por conocer).
Básicamente vamos a responder a dos preguntas:

- ¿Cuál es el objeto común a toda inteligencia? Es decir, qué es lo que cualquier ser
inteligente al menos formalmente puede captar, ya sea que nos refiramos a Dios o a los
ángeles como seres inteligentes, o si existiera vida inteligente en otro planeta, a qué nos
estaríamos refiriendo que estos seres podrían captar.
Pues bien, ya que “la nada” o el “no ser” no pueden ser pensados mas que como
negación o ausencia de ser39, el objeto común a toda inteligencia es el ser, esto es,
que todo lo que se conoce se conoce como un ser, luego, podrá ser un ser, una idea, un
aspecto de un ser, una porción de un ser, pero en definitiva lo que se le presenta a la
inteligencia es el ser, lo real, pues lo que no es no puede ser conocido.

37
Verneaux, R., Filosofía del Hombre, Herder, Barcelona, 1988.
38
Medina, G., Introducción a la Filosofía del Ser, UFASTA, Mar del Plata, 2011.
39
Sobre este tema ya nos hemos expedido al analizar el pensamiento de Parménides.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
76

Entonces, la inteligencia puede conocer todo lo que es, aunque claro que no todas las
inteligencias son iguales, algunas podrán conocer todo lo que es como en el caso de
Dios y otras menos. Y esto nos lleva a la segunda pregunta.

- ¿Cuál es el objeto propio de la inteligencia humana? Es decir, que es lo que puede


captar nuestra inteligencia en particular, que además de ser finita o limitada, es
“encarnada” (pues el hombre es unión sustancial de cuerpo y alma).
Aquí debemos hacer una distinción entre el objeto directo e indirecto de la inteligencia
humana.

El objeto directo de la inteligencia humana, es decir, lo que directamente conoce la


inteligencia humana e incorporamos a nuestro interior es el quid (que) de la cosa
(su esencia), es decir la esencia de las cosas materiales representadas por conceptos
de un modo universal. A partir de la experiencia que nos brindan los sentidos la
inteligencia conoce la realidad a través de conceptos o ideas. Estos conceptos o ideas no
son más que la esencia de las cosas conocidas por la inteligencia. Por ejemplo, al pensar
“un animal”, o “un árbol”, pensamos una cosa o un ser, es decir, captamos la quididad
de la cosa o esencia.
Por otro lado, nos queda por ver el objeto indirecto de la inteligencia humana, ya que
además de la esencia de las cosas, nuestra inteligencia puede alcanzar otros objetos por
caminos indirectos: puede conocerse ella misma y las cosas singulares o concretas por
reflexión, y también cosas inmateriales por analogía, como ser algo de la esencia del
ser de Dios.
Podríamos sintetizar los objetos inteligibles de la siguiente manera:

OBJETOS INTELIGIBLES

COMÚN A El ser, lo que es, lo real.


TODA
INTELIGENCIA

PROPIO DE LA Directo Quididad (que).


INTELIGENCIA
HUMANA A sí misma.

Lo singular o concreto.
Indirecto

Algo de la esencia de los seres


inmateriales.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
77

Nos quedaría aun por ver qué operaciones realiza la inteligencia para captar estos
objetos, y antes de eso debemos abordar el sujeto mismo del conocimiento intelectual,
es decir, la inteligencia. Pero nos parece apropiada una última reflexión que nos acerca
Verneaux sobre los objetos que puede conocer la inteligencia humana.
Partimos de una afirmación: la inteligencia humana puede, en derecho, conocer todo lo
que es. Por limitada e imperfecta que sea, la inteligencia humana no deja de ser una
inteligencia que tiene por objeto el ser. De hecho le son desconocidas una infinidad de
cosas. De hecho y con derecho, las formas superiores del ser, y muy especialmente
Dios, le son incomprensibles. Pero no hay nada que le sea absolutamente inaccesible.
Esta afirmación se hace contra el agnosticismo. Es absurdo suponer algún ser
radicalmente incognoscible, un ser que no pueda absolutamente ser conocido. Dar,
como título a una obra de 200 ó 300 página, “Lo incognoscible” como ha hecho
Spencer, es completamente ridículo.

b) La inteligencia:
Para comprender qué es la inteligencia podemos ayudarnos con el sentido etimológico
de esta palabra. Inteligencia proviene del latín: “intus” “legere”, es decir: leer adentro,
en el interior.
La inteligencia es una facultad espiritual de conocimiento, es una potencia del alma
cuyo objeto es la esencia de las cosas materiales conocidas abstractamente, como
señalamos en los párrafos anteriores.
Si bien en tanto que es una facultad espiritual (inmaterial) de conocimiento puede
operar o actuar independiente del cuerpo, objetivamente necesita de él, ya que la
inteligencia humana necesita del sentido interno de la imaginación, pues es quien le
provee la imagen impresa sensible, que una vez procesada por abstracción formará la
imagen expresa, el concepto o idea. Es por esto que la inteligencia previamente requiere
de los sentidos40. Prueba de ello es que, por ejemplo, un ciego de nacimiento no puede
tener la idea exacta de un color.
Por otro lado, señalamos que dado que es imposible tener “idea” de aquello que
previamente no hayamos experimentado, la inteligencia desde un principio es como una
“tabla rasa” o si se prefiere “una hoja en blanco” en donde no hay ideas previas (como
por ejemplo sostenía Platón, las ideas innatas). El conocimiento comienza por los
sentidos y en el caso del ser humano luego se puede elevar a la vida intelectual.

c) Las operaciones de la inteligencia:


A diferencia del conocimiento sensible, en donde el acto de conocer sensiblemente es
únicamente la sensación, en el conocimiento intelectual, la inteligencia no se limita a
una sola operación sino que los actos que realiza están ligados a los objetos que puede
conocer: directamente conoce el “quid” o “quididad”, e indirectamente: se conoce a sí
misma, lo singular y algo de la esencia de los seres inmateriales.

40
Este tema ya ha sido abordado al analizar el pensamiento de Aristóteles quien sostenía que “no hay
nada en el intelecto que primero no haya pasado por los sentidos”, aunque aclaramos que la vida
intelectual si bien requiere de la experiencia sensible rebasa absolutamente este ámbito.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
78

OBJETOS INTELIGIBLES OPERACIÓN


DE LA
INTELIGENCIA

PROPIO DE LA Simple Aprehensión


(Abstracción)
INTELIGENCIA
HUMANA Juicio
Directo Quididad (que).

Raciocinio

A sí misma.
Reflexión
Lo singular o concreto.
Indirecto

Algo de la esencia de los Analogía


seres inmateriales.

Pasemos entonces a analizar brevemente estas operaciones de la inteligencia:

1- Simple Aprehensión:
Esta operación se dirige hacia el objeto directo de la inteligencia: la quididad o el quid
(que). Es el acto por el cual la inteligencia conoce la quididad de una cosa material
abstractamente.
La inteligencia lleva adelante este conocimiento por medio del concepto que es una
representación del objeto que produce la inteligencia en sí misma en el cual contempla
al objeto conocido.
Para entendernos mejor es la operación por la cual la inteligencia llega al concepto o
idea. Pero como señala Verneaux, es el acto de comprender algo sin afirmar ni negar
nada. En efecto, si dijéramos “verde”, “perro”, “cuchara”, y acto seguido
preguntáramos: ¿es verdadero o falso? pues, ni uno ni lo otro, pues no los conceptos no
son ni verdaderos ni falsos, los que tienen valor son los juicios o enunciaciones: “esto es
un perro”, entonces si lo fuera diría que es verdadero, y sino falso.
La inteligencia llega al concepto por medio de la abstracción, que significa en sentido
estricto: considerar en un objeto sensible particular su esencia o naturaleza dejando de la
lado aquello que lo individualiza o condiciona.

Podemos considerar tres grados de abstracción:


-Física: considera la “cualidad” sensible de un objeto dejando de lado las
características individuales: por ejemplo, los conceptos referidos al peso, el color, o las
acciones de un objeto como la velocidad, etc.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
79

- Matemática: considera la “cantidad” de un objeto, y deja de lado las cualidad


sensibles (además de las características individuales): por ejemplo, los conceptos
referidos a longitud, superficie, o los números, etc.
- Metafísica: considera “el ser” del objeto, y deja de lado todo lo demás, es decir, tanto
cualidad como cantidad. Es el grado mayor de abstracción al que puede llegar la
inteligencia humana y por eso es el nivel de mayor dificultad para el desarrollo del
intelecto. Aquí nos referimos por ejemplo a los conceptos de substancia, accidente, acto,
potencia, etc. que como tal no tienen cantidad, ni cualidad.

Debemos señalar, además, que para que la inteligencia llegue a conocer depende de la
imaginación (que es un sentido interno), de modo tal que no puede conocer sin dirigirse
a una imagen (o especie impresa, o fantasma como hemos visto).
El fantasma o imagen impresa es el más alto grado de elaboración del conocimiento
sensible, y por lo tanto el más cercano a la inteligencia. Tal es así que cuando un objeto
concreto (esta hoja) es presentado por una sensación (vista), no es la sensación el punto
de partida de la inteligencia para abstraer, sino el fantasma o la imagen impresa que se
forma en la imaginación al mismo tiempo y que a menudo pasa inadvertido porque la
sensación lo aplasta (aunque si fijáramos nuestra vista en un objeto sin pestañar y luego
miráramos sobre una superficie clara pestañando constantemente es posible apreciar esa
imagen impresa). Toda esta explicación no es otra cosa que expresar que no hay
pensamiento sin imagen.
Queda ahora por responder ¿Cómo pasa nuestro conocer desde la imaginación al
concepto o idea? Para explicar el proceso de la abstracción seguimos las explicaciones
de Medina41.

El proceso de abstracción
Para comprender este proceso es necesario admitir que poseemos en nuestra naturaleza
una “luz” intelectual que se aplica naturalmente a las imágenes impresas sensibles que
provienen de la imaginación y entonces abstrae de estas su forma pura o esencia. De
este modo produce “lo inteligible en acto”, pues en la imaginación lo inteligible está
sólo en potencia. A esa luz la llamó Aristóteles “intelecto agente o activo”42. Esa acción
por la que nuestra mente “separa la esencia” de las condiciones de la materia, se llama
“abstracción”. Así como la luz pone en acto los colores, es decir, produce lo visible en
acto, el intelecto agente pone en acto lo inteligible, es decir, lo universal, la esencia, el
quid, lo absoluto. Entonces, esa forma abstraída (imagen expresa o concepto) se
imprime en la memoria intelectiva, llamada “intelecto posible o paciente” en el que se
reciben indelebles las formas a lo largo de toda nuestra vida.

Antes de continuar explicando las operaciones que le siguen a la abstracción es


necesario explicar cómo se relacionan los conceptos o ideas con las imágenes y con las
palabras.

41
Medina, G., “Introducción a la Filosofía del Ser”, UFASTA, Mar del Plata, 2011.
42
El papel del intelecto agente consiste en actualizar lo inteligible: “Sócrates es hombre, pero al ver a
Sócrates no se la esencia “hombre”, la inteligencia es la única capaz de deverlala en Sócrates”.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
80

- CONCEPTO - IMAGEN: El concepto se relaciona pero también se diferencia de la


imagen (como vimos en los párrafos precedentes, el concepto se encuentra en el plano
intelectual mientras que la imagen es propia del ámbito sensible)
El concepto o es una representación:
-Intelectual
-Universal
-Abstracta
Mientras que la imagen, es una representación:
-Sensible
-Particular
-Concreta

- CONCEPTO - PALABRA: Tanto el concepto como la palabra son signos. Un signo


es aquello que representa algo distinto de sí mismo, así por ejemplo un concepto o idea
representa un objeto que se conoce, pero la idea no es el objeto, sino que es signo del
objeto, o aquello en lo cual se conoce al objeto.
El concepto es un signo natural del objeto conocido, mientras que la palabra es un signo
arbitrario del objeto, es decir, que para un objeto hay un sólo concepto, pero para un
mismo concepto puede haber distintas palabras. Esto explica que se puedan realizar
traducciones de un idioma a otro: por ejemplo para una realidad de color verde, puedo
nombrar con distintas palabras esa: “verde”, “green”, “grün”, pero el concepto será el
mismo, pues como veremos más adelante hace referencia a la verdad ontológica del
objeto.

2- Juicio:
Esta operación de la inteligencia es posterior a la simple aprehensión, ya que luego de
alcanzar el concepto o idea el entendimiento humano afirma o niega algo y esta acción
se llama “juicio”.
El juicio, está referido al objeto directo de la inteligencia: la quididad. Y es el acto por
el cual la inteligencia une o separa conceptos entre sí para afirmar o negar algo de la
realidad.
El acto propio del juicio es la enunciación, que no es otra cosa que realizar una
valoración que puede ser verdadera o falsa.
Cuando decimos Pedro es bueno, decimos que la bondad es (existe) en Pedro. Aquí el
intelecto une estos conceptos otorgándole un valor a esa enunciación. En efecto, si
Pedro es bueno, la enunciación es verdadera, mientras que será falsa si no hay bondad
en Pedro.
Tal vez el juicio sea la operación más importante, pues es el momento en el cual nuestro
entendimiento intenta expresar la verdad. Las corrientes actuales de pensamiento suelen
prestarle más atención al discurso o al relato que a los juicios, es decir que nos dejamos
maravillar por una aparente lógica brillante que en el discurso deleita nuestra
inteligencia, pero no reparamos en la verdad o falsedad de los juicios de los cuales se
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
81

compone el discurso. Esto es propio de una época relativista como la nuestra en donde
nos conformamos con decir que nadie tiene la verdad, ni nadie está en lo cierto, sólo hay
discursos más convincentes o menos convincentes, y cada uno elige con cual se queda,
esto raya lo absurdo como si una hoja verde, pudiera ser roja o amarilla depende de qué
discurso elija, cuando nadie reparó siquiera en la hoja misma ni en su color, verde por
cierto. El atractivo de un discurso debiera estar en la verdad de sus juicios y no en la
manera pintoresca de presentar enunciados.
Ahora bien, los hombres conocemos componiendo y dividiendo. Todo juicio
humano compone o divide. La afirmación compone y la negación divide. Por ejemplo,
en el juicio ‘Pedro es bueno’, se compone la bondad con Pedro como sujeto de la
misma; ‘Carlos no es bueno’, divide el atributo de bondad respecto de Carlos que es el
sujeto. Pero nuestra inteligencia hace más aun como veremos a continuación.

3- Raciocinio:
Dado que no podemos comprender todo en un solo juicio (nuestro conocer es muy
compuesto), el entendimiento humano raciocina (quizá nos resulte más común la
expresión “razona”).
Esta operación, como las dos anteriores también está referida al objeto directo de la
inteligencia: la quididad, el qué de la cosa.
Es el acto por el cual la inteligencia a partir de dos o más enunciaciones obtiene otra que
estaba virtualmente presente en ellas.
El acto propio del raciocinio es la argumentación, es decir, estamos en el plano del
discurso que señalamos anteriormente.

Aquí es necesario hacer una precisión para diferenciar entender y razonar. Al respecto,
Santo Tomás señala que el entendimiento humano no adquiere en su primera
aprehensión de un objeto el conocimiento perfecto del mismo, sino que primeramente
aprehende algo de él (esto lo comprobamos cuando nos ponemos a estudiar de un libro,
cuántas lecturas debemos hacer de una misma página o párrafo). Luego la inteligencia
necesita componer o dividir estos objetos aprendidos para una mejor comprensión, esto
es raciocinar. Entender es conocer la verdad de un objeto o realidad, mientras que
razonar es discurrir, de un concepto o de un juicio a otro, para poder conocer esta
realidad, o sea entenderla.
Para poder llegar a conocer la verdad el hombre necesita razonar, es decir discurrir de
una noción a otra para entender esa realidad. (Pero por ejemplo, los ángeles o Dios
mismo, no necesitan razonar ni discurrir de una noción a otra, sino que al percibir un
objeto poseen un conocimiento perfecto e inmediato de la verdad del mismo, esto es lo
que se conoce como conocimiento por intuición, que no es lo mismo que conocimiento
por razonamiento).
El raciocinio humano procede por la vía de la investigación o por la invención,
partiendo de nociones simples que ya han sido entendidas para volverse a partir de estas
hacia las nuevas nociones adquiridas, comprobándolas por medio del juicio resolutorio
o conclusión.
Estas primeras fases del conocimiento intelectual podrían sintetizarse en el siguiente
gráfico:
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
82

IMAGINACIÓN

ABSTRACCIÓN

INTELECTO PACIENTE

CONCEPTO - JUICIO

RACIOCINIO –
JUICIO RESOLUTORIO

En conclusión, toda esta actividad de abstraer, formar conceptos, juzgar y razonar, se


realiza en el hombre en permanente flujo con la sensibilidad.

La vida intelectual:
La vida intelectual del hombre puede ordenarse a dos grandes horizontes: la
contemplación de la verdad y la producción de cosas y acciones. Según estos dos fines
o términos posibles, llamaremos al entendimiento “especulativo” (teórico) o “práctico”

ESPECULATIVO ó TEÓRICO
ENTENDIMIENTO
PRÁCTICO (moral y artístico)

Dadas las condiciones de la vida presente, el hombre sólo puede aspirar a una vida
“mixta”, pero los diferentes estados de vida hacen que unos den prioridad a la
contemplación y otros a las acciones morales y exteriores.
Los demás modos de vida que se hallan en los hombres son inferiores a la razón, y si
fuéramos estrictos no merecen llamarse “humanos” sino que son modos “bestiales”, por
lo que no entran en esta división (Ej. la vida frívola).
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
83

4- Reflexión:
Mediante la reflexión la inteligencia llega a conocer otros dos objetos pero por caminos
indirectos, así se conoce a sí misma y lo singular.
En primer lugar, la inteligencia se conoce a sí misma, percibe su existencia, pero no su
naturaleza o esencia, pues por ser inmaterial sólo puede conocerse por analogía como
veremos en el siguiente punto. La inteligencia percibe su existencia al volver sobre su
propio acto de conocimiento, es decir, cuando entiende que entiende, o conoce que
conoce.
En segundo lugar, la inteligencia conoce lo singular o concreto (como un perro, una
casa o esta hoja), es decir que la inteligencia puede tener alguna idea de las cosas
concretas. Esto puede apreciarse con claridad en una expresión como: “Sócrates es
hombre”, este juicio sólo es posible si el sujeto individual es conocido de cierto modo
por la inteligencia. En vez de volver sobre su propio acto de conocimiento la
inteligencia se vuelca sobre la imagen impresa (el fantasma) uniéndole a esta imagen
conceptos universales.

5- Analogía:
Además de los objetos materiales la inteligencia puede conocer otros objetos, como
seres inmateriales y espirituales, pero no podemos tener una idea propia de ellos, sino
sólo una idea analógica o por comparación.
La analogía no es otra cosa que el conocimiento por comparación entre lo semejante y
lo desemejante, o entre lo parecido y lo diferente.
Este conocimiento supone que ya es conocida la existencia de seres espirituales y tiene
por objeto determinar su naturaleza o esencia.
La existencia de estos seres puede conocerse de diversas maneras, por reflexión se
conoce la existencia de la inteligencia como una potencia espiritual de conocimiento;
por demostración racional se conoce la existencia de Dios aplicando el principio de
causalidad; y por fe se puede conocer por ejemplo la existencia de espíritus puros como
lo ángeles. Pues bien, no es objeto de este apartado la discusión sobre estos temas, sino
comprender el sentido de la analogía.

Supuestas dichas existencias, el conocimiento por analogía se hace por referencia a las
cosas materiales ya conocidas, como indicamos anteriormente, para conocer algo de la
naturaleza de estos seres. Para ello la analogía tiene dos vías o modos de proceder:

- La vía negativa o de la remoción, por la cual la inteligencia lo que hace es quita o


negar al ser inmaterial aquellos atributos o características de los seres materiales que no
le puedan corresponder. Así por ejemplo, al hablar de Dios decimos que es infinito, es
decir removemos de Él el límite o la finitud que es una característica propia de las cosas
materiales. Del mismo modo podríamos decir que Dios es inmóvil.

- La vía positiva o de la eminencia, por la cual la inteligencia lo que hace es atribuir a


Dios todas aquellas perfecciones, que se dan de cierta manera en las cosas materiales,
pero otorgándolas en grado sumo o eminente. Así por ejemplo, encontramos seres
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
84

materiales más o menos bellos, más o menos buenos, pues bien, Dios es la belleza en sí
misma y causa de todas las cosas bellas en el mundo. Dios es bondad absoluta, es el
bien en sí, y causa de todo lo bueno en el mundo natural. Y así con aquellas
perfecciones que se denominan trascendentales pues se encuentran en todos los seres
pero de manera participada.

Conclusiones sobre el conocimiento intelectual:


Como conclusión nos quedamos con una apreciación que realiza el maestro Aristóteles:
El hombre es parecido a la lechuza, que, cegada por la luz del sol, solamente puede
volar de noche. Pues bien, el intelecto humano queda deslumbrado ante los objetos
inmateriales o espirituales que son puramente inteligibles, pues los sentidos no los
pueden captar, y sólo es capaz de percibir las realidades menos inteligibles y siempre
con algún grado de dificultad.
Es curioso cómo para ver es necesaria la luz, pues sin luz nada se puede ver, pero más
curioso es que el exceso de luz también nos deja sin ver. Algo así le sucede a la
inteligencia humana que aun siendo el modo más perfecto de conocer queda humillada
frente al excesivo sentido que tiene la realidad.

CONOCIMIENTO Y VERDAD

El conocimiento y la verdad
¿Qué es la verdad? Esta pregunta que forma parte de los cuestionamientos de los
pensadores de todos los tiempos, requiere una atención especial en nuestro curso de
filosofía.
No podemos dudar que la verdad tiene relación con el fenómeno del conocimiento. Al
pensar en esta relación, surge la pregunta: ¿Es verdad lo que conocemos?
Para responder, desde una perspectiva filosófica, hay que ver primero qué entendemos
por verdad y qué entendemos por conocimiento. Ya hemos visto qué es el conocimiento
sensible e intelectual en el hombre, entonces debemos analizar qué entendemos por
verdad.
El tema de la verdad es un tema muy discutido en estos días. Se escucha frecuentemente
decir frases como: “cada uno tiene su propia verdad”, “nadie puede imponer a otro una
verdad”, “no hay verdades absolutas”, etc.
Por eso para hablar del tema, vamos a comenzar por lo más evidente, que nadie pueda
discutir, que es la noción de verdad moral.
a) La verdad moral. ¿Qué es la verdad moral? Es la adecuación entre lo que pienso y
lo que digo. Decimos que una persona “dice la verdad” cuando sus palabras
coinciden con sus pensamientos sobre un determinado asunto. En cambio, cuando
piensa una cosa y dice otra, decimos que está “mintiendo” o falseando la verdad. La
verdad moral es llamada también veracidad, para no confundir este concepto con
los otros tipos de verdad. ¿Es importante la veracidad? Claro que sí, es una virtud
necesaria para la convivencia. Así lo explica Santo Tomás de Aquino: “puesto que
el hombre es un animal social, un hombre debe naturalmente a los demás aquello
sin lo que una sociedad no perdura. Pero los hombres no pueden vivir juntos si no
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
85

creen estar diciéndose la verdad uno a otro. De ahí que la virtud de la veracidad
forma parte en cierto modo de la virtud de la justicia”.43
Ahora nos preguntamos, ¿alcanza con la veracidad para definir qué es la verdad? O
dicho de otro modo: ¿podemos decir con seguridad que la persona “veraz”, la que
dice lo que piensa, está diciendo la verdad? ¿No podría suceder acaso que una
persona dijera lo que piensa pero estuviera engañada? Es obvio que sí puede darse
este caso. Uno puede estar convencido de algo que no es real, sucede
frecuentemente. Por eso hay que profundizar la noción de verdad, y entonces
llegamos a la noción de verdad lógica.
b) La verdad lógica. La verdad lógica es la adecuación de la inteligencia y la
realidad, la adecuación del intelecto a la cosa conocida.44 La verdad lógica consiste
en un juicio de la inteligencia que coincide con lo real. Por ejemplo, yo digo “Pedro
está en su casa” y realmente Pedro está en su casa; digo “el ser humano tiene alma”
y realmente el ser humano tiene alma. Cuando se da esta coincidencia entre el juicio
mental y la realidad, hay verdad lógica. Lo mismo sucede cuando hago un juicio
negativo (por ejemplo, digo “Pedro no está en su casa”, y si esto es real estamos en
presencia de una verdad lógica).
Hay verdades que no pueden negarse, en el plano lógico, que son principalmente las
verdades que se refieren a hechos concretos. Otras verdades son más discutidas,
sobre todo las verdades abstractas, como por ejemplo las verdades de la metafísica
son discutidas por la ideología del positivismo científico, como hemos visto en
clases anteriores. En el fondo, está la discusión sobre si el ser humano puede
conocer la verdad de las cosas, y sobre todo la esencia de las cosas.
Está claro que no podemos conocer la esencia total y perfecta de las cosas (no
necesitaríamos estudiar ni investigar si fuera así), pero también la experiencia
cotidiana nos indica que podemos conocer algo de la esencia de las cosas: para qué
sirven, cuáles son más perfectas en el orden del ser (por ejemplo, la persona humana
es más perfecta que una vaca o una planta de lechuga y por eso debe ser protegida su
integridad más que la de una lechuga).
Y por eso volvemos aquí, en el tema de la verdad, a afirmar que se trata de una
realidad relativa: relativa al sujeto y al objeto. La verdad lógica, que es relación
entre la mente y la realidad, depende del objeto y cómo se lo percibe y del sujeto y
sus disposiciones para percibirlo. Por eso el conocimiento de la verdad es un
camino, no es algo que pueda alcanzarse totalmente en este mundo.
Pero asumir que la verdad es algo relativo es muy distinto que sostener el
relativismo, esto es, la ideología que afirma que “no hay verdades absolutas”. El
carácter relativo de la verdad se debe a la incapacidad del sujeto, del ser humano,
para conocer de un modo perfecto la verdad, no a que la verdad sea en sí misma
relativa. Para entender esto mejor, debemos pasar a hablar de la verdad en su sentido
más profundo, es decir, de la verdad ontológica.
c) La verdad ontológica. La verdad ontológica se identifica con el ser mismo de cada
cosa. Es su ser en cuanto puede ser conocido. Porque la causa del conocimiento en
el hombre está en que las cosas pueden ser conocidas. Si no pudieran ser conocidas,
no habría conocimiento. Esto parece algo obvio, porque nunca nos planteamos que
43
Santo Tomás de Aquino, Suma Teológica II-II Parte, cuestión 109, art. 3.
44
“Adaequatio intellectus et rei”: Santo Tomás de Aquino, Suma Teológica, I Parte, cuestión 21, art. 2.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
86

las cosas pudieran no ser conocidas. Pero si hacemos un análisis profundo y serio de
la realidad, debemos admitir que en el mismo ser de las cosas está la capacidad de
ser conocidas, como lo que realmente las cosas son, y esto es la verdad ontológica
de las cosas. Esta verdad está en las cosas mismas y es una capacidad que ha puesto
en ellas el Creador de todas las cosas. Por eso también se llama a la verdad
ontológica la adecuación de las cosas a la mente de Dios. Porque es Dios quien les
ha dado esa capacidad de comunicar su ser a otra inteligencia, y gracias a eso
podemos conocerlas. Las cosas son la causa de nuestro conocimiento, porque si
ellas no se nos mostraran tal como son no podríamos conocerlas.45
No podemos negar que la realidad se nos plantea como un conjunto ordenado,
donde cada ser tiene su finalidad y el hombre tiene la capacidad para ir descubriendo
ese mundo. De otro modo no sería posible la ciencia ni ningún conocimiento
humano. Por lo tanto, debemos concluir necesariamente que en lo profundo de la
realidad las cosas son verdaderas, tienen una verdad que es independiente de
nuestras interpretaciones y debemos buscar el mejor camino para descubrir esa
verdad. Y en la medida que vamos descubriendo la verdad de las cosas, su verdad
ontológica, nos vamos acercando cada vez más a Dios, a su Mente que ha dado el
ser, el orden y la verdad a todas las criaturas, como un artista ordena su obra según
un orden que él previamente tiene en su mente.46

En conclusión, al plantearnos “qué es la verdad” encontramos finalmente el fundamento


en las cosas mismas y en su origen: la verdad es lo que las mismas cosas son y nos
comunican (verdad ontológica). La verdad en nuestra mente es la adecuación de la
misma al verdadero ser de las cosas (verdad lógica). Finalmente, la verdad que decimos
es adecuación de nuestras palabras a nuestros pensamientos (verdad moral). Pero en este
último caso, será más verdadero lo que digamos, en cuanto sea realmente conforme con
la realidad de la que estamos hablando, y para esto nuestra mente debe adecuarse al
verdadero ser de las cosas.

Características de la verdad lógica


Una vez que hemos analizado qué es la verdad en sí misma, nos detendremos a
reflexionar sobre la verdad lógica, que es lo que más propiamente podemos llamar
“verdad” en nuestro lenguaje humano, ya que estamos hablando de en qué medida se
ajusta o no lo que pensamos a la realidad. La verdad lógica tiene características que
provienen de su objeto (la realidad) y otras que tienen que ver más con el sujeto (la
inteligencia humana que conoce). En este punto analizaremos las que corresponden a su
objeto, y en el próximo las que tienen que ver con el sujeto.
En cuanto al objeto, la verdad es una, indivisible e inmutable.
Es una porque la realidad es una, no admite contradicción en sí misma. La silla está allí
o no está, no puede “estar y no estar” a la vez y en el mismo lugar. Y por esto mismo,
no puede haber dos juicios contradictorios y que ambos sean verdaderos. Por ejemplo,
cuando en un juicio un testigo declara que el acusado estuvo en tal lugar a tal hora y
otro testigo declara que no estuvo allí a esa hora, el juez debe decidir por uno de los dos

45
Cf. Santo Tomás de Aquino, Suma Teológica I Parte, cuestión 16, arts. 7 y 8.
46
Cf. Santo Tomás de Aquino, Suma Teológica I Parte, cuestión 16, art. 1.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
87

testimonios, no pueden ser verdaderos los dos a la vez. En este sentido decimos que la
verdad es una. No puede haber dos verdades contradictorias. Esto supone también que
la verdad no depende exclusivamente del sujeto: no es correcto afirmar que “cada uno
tiene su propia verdad”. Si hay dos afirmaciones contradictorias sobre un mismo punto,
una es la verdad y otra no lo es (por ejemplo: decir que Jesucristo es el Hijo de Dios
hecho hombre, o es verdad o no lo es; no podría ser verdad para los cristianos y no para
los demás, porque se está afirmando un hecho objetivo).
La verdad es indivisible, porque no hay término medio entre la adecuación y la no
adecuación del intelecto a la cosa. O mi mente entiende la cosa tal como la cosa es, o no
la entiende. Claro que hay grados en este entendimiento (en el próximo punto
hablaremos de los grados de certeza en el conocimiento de la verdad). Pero una vez que
conozco algo como verdadero, o es verdadero o no lo es (en este último caso estoy
engañado). No hay “verdades parciales” o “medias verdades”. Por ejemplo, si un
acusado de homicidio en un juicio afirma que vio una figura humana que se movía pero
no una persona humana, porque no cree en la existencia del alma, el juez no va a tomar
este testimonio a su favor. Estos argumentos pueden servir para fantasear en un café
filosófico, pero no para declarar en un juicio. El ejemplo parece extravagante, pero no lo
es tanto si recordamos que hace poco en España una funcionaria importante distinguía
diciendo que en el niño por nacer en el vientre de la madre hay “vida humana” pero no
hay “persona humana”. La verdad no es indivisible porque parte de la realidad (que es
una e indivisible), no de la mente humana. Es la adecuación de la mente a la realidad, no
la adecuación de la realidad a la mente.
La verdad es inmutable, ya que mientras la cosa no cambie, la verdad no cambia.
Algunos filósofos modernos, sobre todo a partir de Hegel, introdujeron esta errónea
visión de las “verdades que cambian”. Lo que antes era verdad ya no lo es. Esto lo
aplican especialmente a la naturaleza humana, cometiendo un grave error porque la
naturaleza humana, la esencia del hombre, es inmutable, no cambia. Cambian sus
circunstancias de vida, pero no su esencia de ser compuesto de cuerpo y alma espiritual.
Lo que lleva al ser humano a manipular la verdad es su deseo de manipular la misma
realidad, la naturaleza, para obtener los resultados que pretende a partir de motivaciones
por lo general egoístas. Esta manipulación genera monstruosidades, como la
manipulación genética de embriones, que son personas vivas aunque en su etapa inicial
de gestación. La verdad es inmutable porque la esencia de las cosas es inmutable. En el
ejemplo que dimos, la esencia del ser humano, que inicia su vida desde la fecundación
del óvulo, será siempre la misma. Y siempre será un crimen manipular la vida de un ser
humano para fines extraños a él, aunque este hecho sea aprobado por la ley.

Grados de asentimiento respecto de la verdad


Hemos visto en el punto anterior las características de la verdad que surgen de su
relación con el objeto, que es la misma realidad. Ahora nos ponemos del lado del sujeto
y vemos que no todas las personas captan las verdades con la misma certeza,
dependiendo este hecho de muchos factores y circunstancias. Incluso hay verdades que
la humanidad entera desconoce. Por eso hablamos de los “grados de asentimiento”:
tienen que ver con la certeza con que un sujeto puede conocer determinada verdad.
Llamamos certeza a la firmeza con que una persona puede asentir a una determinada
verdad, y esto depende del convencimiento que tiene de dicha verdad. Estos grados de
asentimiento se dan en la operación del juicio, que es, como hemos visto, la operación
de la inteligencia que afirma o niega lo que en la realidad está unido o separado.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
88

Básicamente, los grados de asentimiento respecto de la verdad son:


a) La ignorancia, que es la ausencia de todo conocimiento relativo a un objeto, y por
lo mismo la inteligencia no se inclina a juzgar sobre este objeto.
b) La duda es la suspensión del juicio respecto de determinado objeto, por no percibir
con claridad ninguna razón para afirmar o negar algo. La duda mueve al ser humano
a conocer, porque lo natural es llegar a un juicio sobre el objeto: el hombre está
inclinado naturalmente a conocer, y no se conforma con la duda, con el no-
conocimiento.
A veces el sujeto no se mueve a conocer cuando sabe que ignora o duda sobre algo,
no porque su naturaleza no lo incline a conocer, sino porque movido por las
pasiones o por el orgullo dejar de obrar según la razón
c) La opinión es la enunciación de un juicio, con temor a errar. Y esto se da porque el
sujeto tiene conciencia de la probabilidad de lo que afirma pero no tiene todavía
certeza. La opinión es un grado de conocimiento que puede conducir a conocer la
verdad, si es parte del camino hacia ella, pero también la inteligencia puede
“quedarse ahí” y no avanzar por el mismo motivo enunciado arriba: la influencia de
las pasiones y los vicios, sobre todo la pereza para ponerse a investigar o también el
orgullo de no querer renunciar a una opinión. Esta actitud puede llegar a un extremo
en la llamada opinión vehemente, que es asumida y expresada por el sujeto como si
estuviera en la certeza absoluta. Es muy común ver “opiniones vehementes” en las
personas que no quieren abrirse al conocimiento de la verdad porque tendrían que
cambiar de estilo de vida si descubren que están haciendo mal, y no quieren hacerlo,
o también en las típicas charlas de café donde uno para no quedar mal, asume algo
que opina como si fuera una verdad absoluta.
d) La certeza es el estado del espíritu que reposa en una verdad porque no tiene duda
en contra de la misma. Esta certeza proviene de la evidencia, sea directa o indirecta,
aunque también puede provenir de la fe teologal, cuando la inteligencia descubre
que determinada verdad proviene realmente de Dios.
La evidencia es una propiedad del objeto, que muestra al sujeto determinado aspecto
de su ser de modo tal que al mismo no le cabe duda (por ejemplo, es evidente que el
árbol está ahí, que lo que tengo en frente es una persona, etc.). La evidencia mediata
o indirecta es un juicio que surge de un razonamiento bien hecho a partir de algo
que es directamente evidente (por ejemplo: tal ser es persona, por lo tanto no es una
planta). La filosofía parte de la evidencia directa o inmediata y todas sus
conclusiones son mediatamente evidentes, y por eso podemos afirmar que la
filosofía es una ciencia.
La certeza que proviene de la fe teologal tiene que ver no con la evidencia sino con
la autoridad de quien dice determinada verdad. Porque la autoridad es también
fuente de conocimiento, de hecho la mayoría de nuestros conocimientos los tenemos
por la autoridad de quienes nos enseñan y luego podemos comprobarlos por
nosotros mismos, y algunas veces ni llegamos a comprobarlos, simplemente
“creemos” lo que nos enseñan porque le encontramos sentido, porque otros creen lo
mismo, porque nuestros maestros nos merecen respeto en lo que dicen. Pero por lo
general la enseñanza de los maestros genera en nosotros un grado de asentimiento
que no pasa de la opinión, hasta que podemos comprobar por nosotros mismos que
lo que nos enseñan es una verdad inmediata o mediatamente evidente. En cambio,
cuando el que habla es Dios, si puedo llegar a la certeza de esto, todo lo que dice Él
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
89

genera certeza en el alma, porque su autoridad es infalible: Él no puede ni


engañarse ni engañarnos. ¿Cómo llega el alma a esta certeza de la fe teologal? No se
puede desde las fuerzas naturales, es necesaria una intervención sobrenatural, es
decir, del mismo Dios que supera las leyes de la naturaleza. Pero esto es tema de
teología más que de filosofía.

Verdad y relativismo
Antes hemos dicho que no hay que confundir el carácter relativo de la verdad, con que
la verdad en sí misma sea algo relativo. Esto último es sostenido por varias ideologías
que podrían ponerse todas bajo el nombre de Relativismo. Estos filósofos y pensadores
sostienen que la verdad es algo que depende exclusivamente del sujeto y nada o casi
nada del objeto. Para aclarar los alcances de una correcta teoría de la verdad y cómo
podemos responder a esta ideología relativista, exponemos cinco afirmaciones que no
pueden faltar al hablar de la verdad. Esto sirve, a la vez, como síntesis para hacer una
conclusión del tema.
a) Podemos conocer la verdad. Aún teniendo en cuenta que el ser humano no puede
conocer de una sola vez toda la verdad y que hay grados de asentimiento respecto de
la verdad, no podemos negar que hay verdades que ya conocemos y que no
podríamos movernos en esta vida sin conocer algunas verdades básicas. Tampoco
podemos negar que el ser humano se siente llamado a conocer la verdad de las cosas
(de ahí su interés por la investigación y las ciencias). Lo más importante, entonces,
es no renunciar al camino de la verdad, que no se acaba nunca en este mundo porque
la verdad perfecta no podremos alcanzarla aquí. En contra de esta afirmación están
los escépticos (como los griegos Gorgias y Pirrón). El término “escéptico” no
significa directamente negador de la verdad, sino que se trata de una persona
prudente y meticulosa en exceso, que con el afán de no equivocarse, pone tantas
trabas en la búsqueda de la verdad que acaba por no encontrarla.
b) Las cosas existen en sí y las conocemos tal como son en sí. Es decir, el árbol que
vemos es realmente un árbol, la persona que vemos es realmente una persona, el
sonido que escuchamos es un sonido, etc. Esta afirmación parece obvia, pero hay
pensadores que, llevados por una cierta desconfianza de que lo que percibimos sea
tal como lo percibimos, llegan a negar que podamos conocer las cosas tal como son
en sí. Dentro de estos pensadores está Emmanuel Kant, quien piensa que solo
conocemos fenómenos o manifestaciones de las cosas, pero “cómo son las cosas en
sí mismas” no podemos saberlo, y por eso lo que llamamos el ser de las cosas para
Kant termina siendo una construcción de la mente.
c) Hay primacía del ser sobre el conocer. Es lo que se dijo antes, al ver cómo se
origina la verdad (al hablar de la verdad ontológica): el objeto es el que causa el
conocimiento y la verdad en nuestra inteligencia, y no al revés. Mi conocimiento no
decide lo que la cosa es, sino que descubre su ser. En contra de esta afirmación está
el idealismo de Hegel, para quien toda la realidad es una construcción mental y
cultural, porque para él, el hombre solo puede percibir sus ideas y su mundo de
ideas. No es casualidad que la filosofía de Hegel haya inspirado a los grandes
totalitarismos políticos del siglo XX, sobre todo a Hitler. A estos líderes políticos les
venía muy bien una ideología que afirme que es el hombre quien impone su
pensamiento sobre la realidad, y que un conocimiento de lo real es imposible. La
consecuencia moral de esta afirmación es terrible: se pierde el respeto por la
realidad y se endiosa el egoísmo de la razón.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
90

d) La realidad desborda nuestro pensamiento. Esta afirmación también surge de la


simple observación de la realidad: el ser humano no puede conocer todas las cosas,
la realidad desborda nuestra mente y debemos acercarnos humildemente a
conocerla. Sin embargo, aunque parezca extraño, hay quienes niegan esta verdad tan
obvia. Podríamos encuadrarlos dentro del nombre de racionalistas, quienes
pretenden abarcar con la razón toda la realidad. Lo que no entra en la razón no
existe o no merece consideración humana (como el misterio de Dios y del alma, por
ejemplo). Una frase típica de esta actitud soberbia de pensamiento es la de Hegel,
que decía que “todo lo real es racional y todo lo racional es real”.
e) La experiencia sensible es la base y el origen de todo conocimiento humano. Es lo
que habíamos dicho antes, citando a Aristóteles: no hay nada en la inteligencia que
no haya pasado antes por los sentidos. La experiencia sensible es la fuente del
conocimiento humano, lo que “conecta” al ser humano con el mundo exterior y
también le permite, por comparación, conocer su mundo interior. En contra de esta
afirmación hay varias posturas de distinto tipo, pero mencionamos solamente aquí el
pragmatismo, que niega que a partir de la experiencia sensible pueda construirse
verdadero conocimiento teórico. Para ellos el mundo exterior solo sirve para
manipularlo, para darle un sentido “útil”, no nos enseña la verdad de las cosas (y en
esto coincide con la filosofía de Kant). El positivismo científico tiene mucha
influencia de este pensamiento pragmático, porque propone una investigación
científica que no busca conocer la verdad sino solamente manipular la naturaleza.
Esto se ve claramente, por ejemplo, en toda la investigación genética, área en la que
el positivismo y el pragmatismo tiene gran influencia en la actualidad, ya que en
muchos casos no hay la mínima consideración ética y se llega a manipular
embriones (que son personas humanas en gestación pero ya existentes) para
destruirlos y construir a partir de ellos partes de órganos humanos para trasplantes e
incluso productos de cosmética.

Como conclusión del tema, queremos llamar la atención sobre la importancia de tener
una correcta teoría acerca de la verdad, por las consecuencias devastadoras para la
humanidad que trae el relativismo y sus enseñanzas. Se termina menoscabando la
dignidad de la persona humana siempre en beneficio de intereses mezquinos, a los que
les conviene que toda verdad se ponga en discusión, aún las más esenciales que
dignifican a la persona, para ejercer un poder sin límites. En definitiva, cuando no se
impone el poder de la verdad, se impone la verdad del poder.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
91

5) LAS TENDENCIAS Y LA AFECTIVIDAD HUMANA

LOS APETITOS COMO FENÓMENOS PSÍQUICOS O FENÓMENOS DE LA


VIDA CONSCIENTE

Nuestras posibilidades de vida consciente no se agotan con la mera percepción. No sólo


percibimos o experimentamos, con frecuencia somos afectados por los objetos que
percibimos, es decir que despiertan en nosotros ciertos estados que podemos llamar
apetitos.
El término apetito: “ad petere” significa, “tender hacia”, por tanto el apetito es la
capacidad de tender hacia lo bueno.
Propiamente, el apetito, en sentido general, es definido como la tendencia despertada en
un ente cuyo objeto es el bien.
La afirmación mencionada brota de considerar que en toda “cosa” (objeto) hay razón de
bien y tal razón de bondad le da al ser una determinada perfección o capacidad para
atraer al apetito. Por ejemplo, el pasto de los campos tiene una bondad (perfección) y
por ella tiene la capacidad de atraer el apetito de la vaca.
Volvamos a insistir en la noción de que el apetito es la tendencia al bien, siendo por lo
tanto el bien el término de todo apetito.

De este fenómeno psíquico, podemos señalar dos características distintivas dado que se
trata de un apetito:
- Realista, porque se dirige a un bien real, es decir hacia perfección de la realidad que
existe independientemente de que la conozca o no.
- Extático, este término hace referencia a la condición de “estar fuera de”. Al buscar
ese bien, el sujeto se sale de sí mismo, para unirse al objeto que lo atrae.

Clasificación de los Apetitos en general47


Podemos clasificar las formas en que se manifiesta el apetito según el modo en que se
despierta. Así tenemos:

- El apetito natural: que se desierta espontáneamente, es simplemente ejecutar o


cumplir un movimiento sin conocer el objetivo al que tiende, ni la propia tendencia. Por
ejemplo, la tendencia al bien (apetito) de la planta en cuanto que tiende al sol de modo
natural, o el caso del hombre que también tiende a la felicidad en su modo natural de
obrar. Este tipo de conocimiento natural es recto, es decir que no se equivoca, puesto
que el objeto es el término del apetito.

- El apetito elícito: (o inducido) se despierta como resultado de un conocimiento previo.


Se da sólo en los animales y en el hombre, pudiendo distinguirse por su forma en

47
Veamos algunos ejemplos: “Querer comer”, es un apetito natural. “Querer comer carne”, es un apetito
elícito. “Querer ser feliz”, es un apetito natural. “Querer ser feliz ejerciendo una profesión”, es un apetito
elícito.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
92

sensible y en racional según qué conocimiento le preceda. Presenta el problema que se


dirige hacia lo que “parece ser bueno” ya que el conocimiento puede equivocarse. De
hecho varias veces hemos pensado que creemos que amaremos a esta persona y no
siempre fue así, por lo que es correcto afirmar que cuando mayor conocimiento se
alcanza menor probabilidad de equivocarse.

El apetito que tiene mayor fiabilidad es el natural pues es recto, es decir que no se
equivoca y el elícito es el que tiene mayor falibilidad (incurrir en error) pues parte del
conocimiento que siempre puede ser perfectible o mejorado.

EL APETITO SENSIBLE48

La noción de apetito sensible ya ha sido definida: es una tendencia hacia un objeto


concreto49, aprehendido como bueno por los sentidos.
En este nivel, el apetito sigue necesariamente al conocimiento. En efecto, la elección
libre supone que se conozca el bien o la bondad y que se compare un bien particular con
la bondad pura y perfecta, con el Bien absoluto. Pero la bondad no es un objeto sensible,
sólo puede concebirla la inteligencia. Por lo tanto, hay lugar para la libertad en el juego
de los apetitos sensibles.

Clasificación del Apetito Sensible


Apetito Concupiscible:
La tendencia hacia un bien implica la tendencia inversa respecto del mal, a saber: que
nos separemos y apartemos de él, lo que constituye el odio. Todo odio, en efecto, está
fundado sobre un amor previo. Así, pues, los odios de un hombre solamente pueden
definirse en relación con sus amores, como derivaciones o consecuencias.

Los dos movimientos inversos de búsqueda y de huida pertenecen al mismo apetito que
Santo Tomás llama concupiscible. (No hay en este término ninguna apreciación moral.
Desde el punto de vista religioso, y en el lenguaje de la Biblia, la concupiscencia es un
apetito de goce desenfrenado, es decir, desconcertado, que no está sometido al dominio
de la razón, sino que conduce al hombre a actos desordenados. El apetito concupiscible
es, sin duda, la fuente o la raíz de la concupiscencia, pero provisionalmente dejamos de
lado su relación con la razón y lo consideramos tanto en el animal como en el hombre.)

Apetito Irascible:
Si el bien que hemos de alcanzar se presenta como difícil o arduo, el amor se transforma
en instinto de lucha contra el obstáculo. Pues decir que el bien es arduo es decir que
estamos separados de él por algún obstáculo que debe ser superado. Ahora bien, este
instinto de lucha es diferente del apetito concupiscible, ya que hace abandonar un placer

48
Para trabajar este tema seguiremos a Verneaux, R., “Filosofía del Hombre”, Herder, Barcelona, 1988.
49
Ya que los sentidos sólo pueden captar objetos físicos concretos... está claro que no puedo captar la
esencia de algo con los sentidos.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
93

y soportar sufrimientos. Inversamente, si el mal amenaza, el instinto de huida deja paso


al instinto de resistencia. Esta tendencia se llama apetito irascible.

Relación entre ambos:


La distinción entre el apetito concupiscible y el apetito irascible está implicada en el
doble sentido de la palabra corazón. “Tener corazón”, significa, por una parte, ser
amante, afectuoso y, por otra parte, ser valiente, lleno de valor para afrontar los
peligros. Lo irascible por naturaleza está ordenado a lo concupiscible, pues la lucha
contra el obstáculo sólo tiene sentido y razón de ser si es para obtener un bien. No
obstante, puede momentáneamente considerarse como independiente, pues su fin
próximo es la victoria sobre el obstáculo e incluso antes, su fin inmediato es la lucha en
sí misma. De modo que puede ocurrir que habiendo abordado un obstáculo con vistas a
obtener un bien, llega a olvidarse este fin para no pensar más que en la victoria e
incluso, que se olvide este fin próximo para concentrarse en la lucha que entonces toma
razón de fin, al menos provisionalmente.

En definitiva el apetito sensible, ya sea concupiscible o irascible, siente atracción y


genera pasiones.

Las Pasiones
Tomaremos aquí el nombre de pasión, no en el sentido moderno, estricto, de tendencia
que se ha hecho predominante, sino en el sentido antiguo, clásico hasta el siglo XVII,
como designando los sentimientos en general o, en términos modernos, los estados
afectivos. El sentido antiguo se justifica perfectamente. Primero, porque la pasión es el
estado del que sufre. Las facultades de conocimiento tienen, sin duda, una cierta
pasividad original, pero enseguida reaccionan, y el conocimiento es precisamente su
reacción. Mientras que el apetito es constantemente pasivo: nos sentimos atraídos por
un objeto. Y sin duda el apetito desencadena una serie de operaciones para obtener el
bien atrayente, pero, tomado en sí mismo, solamente expresa el hecho de ser atraído. Y
más especialmente en el apetito sensible hay otra pasividad, la de la conciencia en
relación con el cuerpo, pues un elemento del sentimiento es la conciencia de una cierta
modificación física.

En efecto, toda pasión o sentimiento está constituido por tres elementos:

1) El cambio corporal es un elemento esencial de la pasión sensible. Podemos incluso


decir que es la conciencia de modificaciones físicas. Sin ella, el sentimiento estaría
“desencarnado”, sería cerebral, intelectual; lo que significa que no sería un estado de la
sensibilidad. Tiemblo, tengo miedo, mi miedo está constituido por el temblor. Pero la
modificación física es solamente la base o la materia del sentimiento. No lo explica
todo, sólo el calor del sentimiento, y por el contrario, ella misma necesita explicación:
por qué se producen estas modificaciones, por qué son, y por qué son así.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
94

2) El conocimiento es otro elemento, también esencial: pues él desencadena todo el


proceso y especifica el sentimiento. Si tiemblo, es porque he visto un oso. Pero el
conocimiento sería inerte, puramente especulativo, sin el apetito que despierta.

3) El elemento principal del sentimiento es, pues, el apetito en sí mismo, que se


despierta y especifica por el conocimiento y que lleva consigo modificaciones físicas. Si
tengo miedo del oso que veo es en el fondo porque me gusta la vida y odio el
sufrimiento y la muerte. De modo que las pasiones están muy bien designadas con el
nombre de movimientos del apetito.

Clasificación de las Pasiones


Se trata de una clasificación genética, es decir, muestra claramente cómo las pasiones
nacen y se diversifican partiendo del apetito.
Hay que distinguir primero los movimientos del apetito concupiscible y los del apetito
irascible.

1) Movimientos del apetito concupiscible:


En relación con un bien considerado en sí mismo, existe el amor. Si no poseemos el
bien, o si está ausente, el amor es deseo. Si el bien está presente, poseído, hay
delectación, goce. Esta afirmación implica, lo que por otra parte es evidente, que el
amor es el fundamento del goce. Dicho de otro modo, que la posesión de un bien que se
ha dejado de amar no proporciona ningún goce.
Y esto es lo que ocurre a menudo cuando alcanzamos un bien que hemos imaginado y
deseado ardientemente bajo un aspecto imaginario: su posesión sólo nos proporciona
desilusión.
En relación con un mal considerado en sí mismo está el odio. Si el mal está ausente, lo
contrario del deseo es la aversión. Si el mal está presente, lo contrario del goce es el
dolor o tristeza.

2) Movimientos del apetito irascible:


Ante un bien difícil de obtener, que forzosamente ha de ser ausente, pues un bien
poseído ya no es difícil, el deseo engendra dos pasiones. Si el bien aparece como
posible de alcanzar, está la esperanza, y si aparece como imposible, la desesperación.
Ante un mal difícil, las cosas se complican. Este mal puede estar presente o ausente, y si
está ausente puede aparecer como posible o imposible de vencer. Tendremos, pues, las
pasiones siguientes. En el primer caso, cólera: luchamos contra el mal presente. En el
segundo caso, audacia: vamos al encuentro del mal porque lo consideramos vencible.
En el tercer caso, temor: nos alejamos de él porque lo creemos invencible.

3) Encadenamiento de las pasiones:


CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
95

Explicado esto, podemos mostrar cómo se engendran las pasiones en la conciencia.


Tomemos el caso más complicado: un bien arduo, separado de nosotros por un
obstáculo.
El primer movimiento es el amor del bien considerado en sí mismo; es el resorte de todo
lo que sigue.
Por el hecho mismo de que el bien es amado, el obstáculo que de él nos separa aparece
como un mal y se convierte en objeto de odio.
Simultáneamente se despierta el deseo del bien y la aversión hacia el obstáculo.
Según que el obstáculo aparezca como superable o insuperable, nace la esperanza o la
desesperación. Cada una de ellas da lugar a un desarrollo paralelo.
La esperanza engendra la audacia: salimos al paso al obstáculo; después la cólera, en el
momento en que lo abordamos y, por último, la delectación, cuando hemos vencido el
obstáculo y poseemos el bien.
Paralelamente, la desesperación engendra el temor: retrocedemos ante el obstáculo. No
hay movimiento de cólera porque no llegamos a estar en contacto con el obstáculo. El
temor engendra directamente la tristeza porque no poseemos el bien deseado.

Conclusión
El valor de esta clasificación consiste ante todo en el orden que establece en los
movimientos complejos del corazón humano. Este orden es a la vez conceptual y
genético.
¿Orden conceptual? La teoría precedente nos da una descripción precisa de las
diferentes pasiones, deduce su “esencia”. Por ejemplo, ¿qué es el deseo? Es el amor
(sensible) de un objeto concreto que aparece como bueno y no es poseído. ¿Qué es la
cólera? Es el movimiento del apetito que nace en contacto con un mal, etc.
¿Orden genético? La teoría permite explicar, en cierta medida, los movimientos del
corazón. Así el odio se funda en un amor, porque una cosa no aparece como un mal si
no es con relación con un bien que es amado; si no se tiende hacia un bien, no se
hallarán obstáculos en el camino. O también se comprende que la satisfacción pueda
desaparecer en el momento mismo en que se consigue un bien que se deseaba: lo
dejamos de amar porque nos damos cuenta de que con nuestra imaginación lo habíamos
dotado de cualidades ilusorias. O también se comprende que los temperamentos
miedosos pocas veces monten en cólera: huyen ante el mal, de modo que, en la mayoría
de los casos, no se ponen en contacto con él.

Pero el orden es solamente segundo, secundario. Lo que constituye el valor principal de


la teoría, es su verdad, su correspondencia con la realidad de las pasiones y su juego: de
ello cada cual puede juzgar, comparándola con su propia experiencia.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
96

6) EL ACTO HUMANO Y LA LIBERTAD

EL APETITO ELÍCITO RACIONAL: LA VOLUNTAD


Y su relación con las pasiones y las otras potencias50

Naturaleza de la voluntad
a) La voluntad es el apetito racional. Como hemos visto al hablar de los apetitos
elícitos, a todo conocimiento sigue un apetito, que es siempre una cierta tendencia al
bien. Al conocimiento intelectual sigue un apetito intelectual o racional, al cual
llamamos voluntad. La voluntad es, por lo tanto, una potencia del alma racional, que
junto con la inteligencia, son las potencias naturales que mueven espiritualmente al
hombre. Son las facultades espirituales del alma. Podemos definir entonces a la
voluntad como “la tendencia despertada por el conocimiento intelectual del bien”.
b) Querer y deseo.51 “Muchas veces se producen equivocaciones; en el lenguaje
corriente se dice: “quiero”, mientras que debería decirse “deseo”, y al revés. La
confusión procede de que en general querer y deseo son concominantes y
concurrentes, porque el mismo objeto a la vez es querido y deseado. Esto se
comprende fácilmente. La imaginación provoca una idea o, inversamente, la idea se
acompaña de imágenes; en un caso o en el otro, las dos tendencias nacen a la vez y
se dirigen hacia el mismo objeto. Cuando decimos que el deseo y el querer tienen el
mismo objeto, debe entenderse esto estrictamente. Pues el querer, sin duda, es
despertado por la representación abstracta de un bien, pero no se dirige hacia el
bien como abstracto, tal como está en la inteligencia. Como todo apetito, se dirige
hacia el bien en sí mismo, real, concreto, que está representado de un modo
abstracto.
La diferencia empieza a aparecer cuando el bien concebido intelectualmente no es
sensible, tendremos que querer sin deseo. Por ejemplo, la idea de justicia puede
formarse partiendo de la imagen de una balanza; pero podemos muy bien amar la
justicia sin desear en modo alguno una balanza.
La diferencia aparece netamente cuando hay oposición entre la voluntad y el deseo.
Vemos entonces que el deseo tiende a un bien sensible, percibido o imaginado,
mientras que el querer tiene por objeto un bien inteligible, es decir, concebido. El
criterium de la voluntad es, pues, vencerse. El caso más frecuente es el conflicto
entre el deber y la pasión; daremos prueba de nuestra voluntad asegurando el
triunfo del deber como el héroe de Corneille “Y sobre mis pasiones mi razón
soberana…” Ello no significa que la voluntad se identifique con el esfuerzo, pues,
por el contrario, cuanto más fuerte es la voluntad, menos esfuerzos ha de hacer.
Pero, psicológicamente, la voluntad, sólo se percibe claramente en el esfuerzo”.
c) El objeto de la voluntad. El objeto de la voluntad es siempre el bien, y ella siempre
desea y ama lo que apetece “bajo razón de bien”. Y esto es así, porque todos los
seres buscan su propio bien. Esto también sucede en el hombre, aún cuando sus
acciones sean malas. Por ejemplo, el ladrón roba porque ve el bien en el dinero que
puede obtener. El mal en las acciones humanas no se da porque la voluntad busque
el mal (el mal nunca es buscado por sí mismo), sino porque se busca un bien pero
renunciando a un bien superior. El ladrón busca la satisfacción de quedarse con el
50
Cfr. Verneaux, R., Filosofía del Hombre, Herder, Barcelona, 1988.
51
Verneaux, R., Filosofía del Hombre, Herder, Barcelona, 1988, págs. 151-152.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
97

dinero, pero renunciando a bienes superiores como son la ley y la justicia, y su


misma tranquilidad y seguridad. ¿Dónde está el mal entonces? En las acciones
humanas el mal está en el desorden y en el hecho de que ese desorden es conocido y
querido por quien acepta hacer algo malo. ¿Por qué se puede ver movida una
persona a hacer algo malo? Principalmente por el desorden de las pasiones, que lo
mueven a renunciar a bienes superiores para dar satisfacción a una pasión
desordenada. Pero también una persona puede ceder a una mala acción por orgullo,
por soberbia, es decir, por querer oponerse al bien y a Dios, que es causa de todo
bien. Este es el pecado del diablo.
Al buscar el bien, la voluntad busca y ama necesariamente el bien puro y perfecto, el
Bien absoluto, que constituye su fin último y que la inteligencia concibe como un
ideal.52 Dicho en un lenguaje más de la calle, toda persona busca su propia
felicidad,53 y en la medida que la inteligencia va viendo más claro en qué consiste
esa felicidad, la voluntad se “enamora” de ese Bien perfecto y busca todos los
medios para conseguirlo. La voluntad que está encaminada hacia este Bien perfecto
solo ama los bienes de este mundo en la medida que lo guían hacia ese Bien.54 ¿Y
cuál es ese Bien perfecto hacia el que tiende naturalmente la voluntad? Enseña Santo
Tomás de Aquino que es Dios mismo, ya que ninguno de los bienes de este mundo
puede satisfacer el ansia de infinito de nuestra alma: la voluntad busca un Bien
infinito y por eso no se sacia nunca con los bienes de este mundo.55

El acto voluntario
Para comprender qué es un acto voluntario hay que hacer una primera distinción:
Actos humanos y actos del hombre. Llamamos propiamente “acto humano” a aquel que
es realizado por el hombre haciendo uso de su voluntad y libertad, buscando un fin en
su obrar y con conciencia de ese fin, es decir, aquellos actos que el hombre realiza
porque quiere. Llamamos “actos del hombre” a aquellos que el hombre realiza sin
darse cuenta, involuntariamente. Por ejemplo, el funcionamiento de los órganos
corporales que no son movidos por la voluntad, o los actos que una persona realiza
mientras está dormida. A continuación vamos a proceder a analizar los pasos de los
“actos humanos”, que también llamamos “actos voluntarios”.

Ahora sí estamos en condiciones de analizar los pasos del acto voluntario:

52
Santo Tomás de Aquino, Suma Teológica I Parte, cuestión 82, art. 1; De Veritate, cuestión 22, art. 5;
Suma Teológica I-II Parte, cuestión 10, art. 1).
53
Cf. Santo Tomás de Aquino, Suma Teológica I-II Parte, cuestión 5, art. 8.
54
Cf. Santo Tomás de Aquino, Suma Teológica I-II Parte, cuestión 1, art. 6.
55
Cf. Santo Tomás de Aquino, Suma Teológica I Parte, cuestión 6, art. 2; cuestión 44, art. 4. “Es
imposible que la felicidad del hombre esté en algún bien creado. Pues la felicidad es el bien perfecto, en
el cual descansa totalmente el apetito; de otro modo no sería el fin último, si quedara todavía algo más
por desear. Ahora bien, el objeto de la voluntad, que es el apetito humano, es el bien universal. Por lo
que queda claro que nada puede aquietar definitivamente a la voluntad sino el bien universal, que no se
encuentra en ningún ser creado sino solo en Dios: porque toda criatura tiene una bondad participada.
Por lo cual solo Dios puede saciar completamente la voluntad humana” (Santo Tomás de Aquino, Suma
Teológica Ι-ΙΙ Parte, cuestión 2, art. 8).
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
98

Pasos del acto voluntario. En el acto voluntario influyen tanto la inteligencia como la
voluntad, y también la dimensión corporal del hombre y otras circunstancias. Vamos a
analizar ahora los doce pasos del acto voluntario, que se dan en la mente en un instante
muchas veces al día, cada vez que el hombre actúa voluntariamente. Es importante
hacer esta “disección” del proceso, porque ayuda a entender cómo hacer bien las cosas y
a detectar las posibles fallas que pueda haber en las distintas partes del proceso del acto
voluntario.

Los cuatro primeros pasos están referidos a la intención es decir al fin del acto referido
al “bien en cuanto es conocido”.
1) Aprehensión del fin. La inteligencia concibe un objeto como bueno (por ejemplo, ir
a visitar a un pariente enfermo).
2) Complacencia en el fin. La voluntad se siente atraída por el fin (me parece “bien” ir
a visitar a mi pariente). Esta complacencia se llama veleidad, y por eso se llama
“veleidosa” a la persona que nunca pasa de este estado: le parece bien hacer lo que
hay que hacer, pero nunca se decide a hacerlo.
3) Juicio de posibilidad del objeto. La inteligencia examina si es posible dirigirse hacia
el fin que la voluntad vio como bueno. Se trata de un juicio de posibilidad real de
dirigirse hacia ese fin, si es posible “hic et nunc, es decir, para mí, aquí y ahora,
para mí en la situación concreta en que me encuentro”56 (si es realizable ir a visitar
al pariente enfermo, porque si ahora está en La India quizás lo vea como
irrealizable, aunque me parezca bien hacerlo).
4) Intención. La voluntad se orienta directamente hacia ese fin que busca realizar. La
intención incluye la decisión de poner todos los medios necesarios para alcanzar el
fin (“el que quiere el fin, pone los medios”), pero como todavía no los conozco, no
aparecen explícitos (“Tengo la intención de ir a ver a mi pariente enfermo”).

Los pasos que siguen se refieren a la deliberación.


5) Búsqueda de los medios. La inteligencia busca si hay medios para realizar el fin que
me he propuesto (busco el medio de transporte para ir a visitar a mi pariente
enfermo).
6) Consentimiento de los medios. La voluntad acepta los medios que la inteligencia le
presentó (si mi pariente al que tengo que ir a visitar vive lejos, por ejemplo en La
Plata, y es un día en el que no hay medios de transporte público, quizás desista de
los medios porque el taxi es muy caro).
7) Deliberación de los medios. Esto se da cuando hay varios medios posibles para
conseguir el fin buscado. Entonces la inteligencia delibera buscando el mejor medio
para alcanzar el fin (si hay varios medios de transporte para ir a visitar a mi pariente
enfermo, entonces busco cuál es el más conveniente).
8) Elección. La voluntad elige un medio entre varios, que debiera ser el mejor. Este es
el principal acto de la libertad y es el espacio propio de la libertad. Pero a veces este
paso se vuelve en contra de la verdadera libertad (que busca siempre el mejor
medio), porque la voluntad es influida más por las pasiones (por ejemplo, la pereza

56
Cfr. Verneaux, R., Filosofía del Hombre, Herder, Barcelona, 1988.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
99

me hace elegir el medio más cómodo en vez del mejor) o por el orgullo (por
ejemplo, opto por no usar un medio porque tendría que pedírselo a otra persona y
por soberbia no quiero pedir nada).

Los cuatro pasos siguientes están referidos a la ejecución.


9) El imperio. Una vez elegido el medio, comienzan los pasos de la ejecución de la
decisión. En primer lugar, la razón establece el orden de los actos a ejecutar para
que la acción sea correctamente realizada. Esta orden que la inteligencia práctica da
a la voluntad se llama imperio y “consiste en prever y combinar, poner en orden en
el espíritu la serie de actos a ejecutar”57. En este paso puede darse también que la
influencia de las pasiones llevan a acciones imprudentes (por ejemplo, decido ir en
tren a visitar a mi pariente enfermo, pero no ordeno correctamente mis acciones para
llegar a tiempo a la estación y pierdo el tren).
10) Uso activo. La voluntad mueve a las demás facultades para que se ejecute la acción
(manda a las piernas a caminar, etc.).

Los dos últimos pasos son tanto de la inteligencia como de la voluntad:


11) Ejecución o uso pasivo. Se trata del movimiento del alma y el cuerpo para llevar a
cabo la acción que se ordena a conseguir el fin buscado (me pongo en movimiento
para ir a tomar el tren para visitar a mi pariente enfermo). Se llama uso pasivo
porque se refiere a los agentes pasivos que son movidos por la voluntad (las partes
del cuerpo que realizan la acción).
12) Fruición. Una vez conseguido el fin buscado, el alma “descansa” con agrado,
disfruta el fin conseguido (una vez que llegué a visitar a mi pariente enfermo, mi
alma se siente bien por haber logrado lo que me había propuesto). La fruición es “el
gozo de poder reposar en el bien obtenido”58.

Relación entre la voluntad y la inteligencia


En la relación entre las dos potencias espirituales del alma humana, analizamos dos
aspectos. En primer lugar, de qué modo influye una potencia en la otra. En segundo
lugar, cuál potencia es preeminente (más eminente o importante) a la otra.
En cuanto a la influencia, ambas potencias interactúan. De modo que la inteligencia
presenta a la voluntad su objeto (el bien) mostrándole de este modo el fin hacia el cual
aquella se mueve. Pero también la voluntad tiene cierta influencia sobre la inteligencia,
ya que la mueve como causa agente para que obre: uno se pone a pensar movido por la
voluntad.
En cuanto a la preeminencia, la inteligencia es anterior a la voluntad, ya que esta es un
apetito elícito que depende necesariamente de un conocimiento: “No se puede amar lo
que no se conoce”. Esta ley vale más que nada para el conocimiento de los objetos que
son inferiores a la razón humana (todos los animales y los seres de este mundo). Pero

57
Ibídem.
58
Ibídem.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
100

si se trata de objetos superiores a la razón humana, como es el caso de Dios, es la


voluntad la que tiene preeminencia porque eleva el ser al conocimiento de un Ser
superior, y la inteligencia puede conocer más a ese Ser mientras el alma está más unida
a Él: y esta unión, que es el amor, es un acto de la voluntad. Y en cuanto a los objetos
iguales en dignidad a nosotros, o sea las demás personas humanas, hay que distinguir:
el conocimiento más perfecto del prójimo, en la profundidad de su espíritu, vale la regla
que se aplica al conocimiento y el amor de Dios: primero amar y entonces vamos a
poder conocer mejor. En cuanto a la dimensión corporal, podemos conocer los aspectos
en que el hombre es equivalente a los animales (por ejemplo los conocimientos de la
biología y la medicina), pero sin olvidar que el ser humano es unión sustancial de
cuerpo y alma, y por lo tanto tiene preeminencia en él el misterio por sobre lo corporal,
y por esto mismo permanece inabarcable para la razón.

Relación entre la voluntad y las pasiones


La voluntad es superior a las pasiones, ya que al ser el apetito racional, de naturaleza
espiritual, se ordena a bienes superiores. La voluntad y las pasiones se influyen
mutuamente, como se influyen mutuamente el alma y el cuerpo en la vida del hombre.

Veamos en primer lugar la influencia de las pasiones sobre la voluntad.


Las pasiones, al provenir de los apetitos sensibles, generan (como hemos visto al hablar
sobre este tema) movimientos corporales espontáneos (por ejemplo, el miedo paraliza el
cuerpo, la ira genera rubor en el rostro, etc.), que por tratarse de actos involuntarios no
consideramos en este punto. Vamos a considerar solamente la influencia real de las
pasiones sobre la voluntad, que se da siempre de un modo indirecto aunque real. Esta
influencia puede darse por parte del sujeto o por parte del objeto.
a) Por parte del sujeto. Es decir, cuando afectan a la voluntad porque han influido
sobre el hombre que es sujeto tanto de las pasiones como del acto voluntario. Y esto
puede darse de dos modos distintos:
a. De un modo general, influyendo en el ánimo del hombre. Esto sucede
cuando la pasión modifica las disposiciones interiores del hombre y en
consecuencia su actitud frente a los bienes y a los males. Por ejemplo, una
persona influida por la pasión de la pereza se ve menos motivada para
estudiar, aunque su inteligencia vea que esto es necesario.
b. De un modo más particular, distrayendo al hombre de su fin. Esto sucede
porque la pasión puede hacer que una persona preste atención solamente al
objeto propuesto por dicha pasión, absorviendo de este modo toda su
atención y dejando de considerar otros aspectos de la realidad (por ejemplo,
cuando un joven va caminando y ve pasar a una chica muy bonita y se
distrae, no ve el cordón de la vereda y tropieza).
b) Por parte del objeto. Esto se da en las personas que están atrapadas por una pasión,
a modo de vicio o de obsesión patológica. La pasión excita la imaginación, que
busca imágenes vivas y obsesivas que terminan influyendo en la inteligencia, que
juzga solamente a partir de esas imágenes, y en la voluntad que quiere lo que la
inteligencia le presenta (por ejemplo mirar a otra persona solo como un objeto
sexual, o con un miedo exagerado, o las fobias que parten de la imaginación de un
objeto que es inocuo como si fuera peligroso). Este mecanismo es el que se da
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
101

también en algunos sicópatas, que se dejan llevar más por una imagen de la realidad
que por la realidad misma: el movimiento se inicia, por lo general, en la pasión. El
libro de Ben Sirá ofrece una descripción terrible pero acertada de la persona que es
“consumida” por la pasión: “No caigas víctima de tu pasión, pues excitará sus
fuerzas contra ti, comerá tus hojas, arrancará tus frutos y te dejará como árbol
seco; la pasión violenta destruye a su amo y lo hace el hazmerreír de su enemigo”.59

Ahora veamos la influencia de la voluntad sobre las pasiones.


La voluntad puede gobernar las pasiones60, pero no de un modo despótico (es decir,
dándoles órdenes), sino de un modo político.61 “Ello significa que las pasiones no son
sus esclavas, como los miembros del cuerpo que le obedecen sin resistencia, sino que,
teniendo una actividad propia, disfrutan respecto de ella cierta independencia y cierto
poder de resistencia… De hecho, ¿qué puede la voluntad? Nada más que ser, por así
decirlo, la sede de la pasión. Puede, por una parte, dirigir el pensamiento, apartando la
atención del objeto que seduce, ya sea percibido o imaginado, aplicándolo a otra cosa.
Puede, por otra parte, imperar acciones físicas, que aparten la presencia o la
imaginación del objeto: por ejemplo, apartar los ojos, volver la cabeza, salir, andar,
viajar, etc. En ambos casos, si la voluntad es bastante perseverante, obtendrá a la larga
que la pasión se adormezca… Los mismos procedimientos pueden servir para suscitar
voluntariamente una pasión”.62

El fenómeno de la Libertad

Luego de haber realizado un breve estudio sobre los dos grandes fenómenos de la vida
consciente: el conocimiento y los apetitos, hemos decido abordar como cierre y síntesis
de estos el tema de la libertad, ya que se trata de un temática sumamente importante y
muchas veces mal interpretada. Tal es así, que no es casualidad que tantos pensadores
distintos a lo largo de la historia se hayan ocupado del tema.
Nuestro objetivo no es abordar un desarrollo histórico de las distintas concepciones
sobre la libertad, sino poder comprender sus características esenciales, sus
manifestaciones y los principales determinismos o visiones inadecuadas que en aras de
una mayor libertad terminan coartándola.
Seguiremos básicamente a dos autores que nos acercan una accesible síntesis sobre la
libertad, estos son: Pablo Marini63, y Roger Verneaux64. La estructura de presentación
será la siguiente:
1- Consideraciones previas.
2 - El fenómeno de la libertad.
3 - Pruebas del libre albedrío.
4 - Tipos de Libertad.
5 – La libertad ¿es elección entre el bien y el mal?

59
Libro de Ben Sirá, cap. 6.
60
Santo Tomás de Aquino, Suma Teológica Ι Parte, cuestión 81, art. 3.
61
Cf. Aristóteles, De Anima.
62
Verneaux, R., Filosofía del Hombre, Herder, Barcelona, 1988, págs. 172-173.
63
Marini, P. Apuntes de Filosofía. Introducción a una filosofía realista, Vol I., Ed. Universidad libros, Bs.
As., 2006.
64
Verneaux, R., Filosofía del Hombre, Herder, Barcelona, 1988.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
102

6 - Concepción moderna de la libertad.


7 - Libertad y naturaleza humana.
8 - Los determinismos.
9 – Reflexiones a modo de conclusión.

1 - Consideraciones previas:
En primer lugar, sin ánimo de dar una definición, es necesario que nos aproximemos a
una noción de lo que es la libertad.
No se trata de una tercera facultad que se da en el hombre y que viene a complementar
las dos anteriores: la inteligencia y la voluntad, es decir, en el hombre no encontramos
inteligencia, voluntad y “libertad”, sino que la libertad es una característica de ciertos
actos de la voluntad.
La voluntad es la tendencia o inclinación hacia los bienes presentados por la
inteligencia, es decir que para que la voluntad se sienta atraída es necesario primero
tener una mínima idea del objeto, luego la inteligencia lo presenta como bien para ser
amado, elegido o rechazado.
En sentido general la voluntad tiende naturalmente al bien perfecto, pero ésta debe
realizarse en lo concreto pues la inteligencia le presenta bienes particulares y finitos.
Ahora bien, la inteligencia es libre de elegir entre esos bienes, es decir que no se
encuentra predeterminada a elegir uno u otro, sino que puede autodeterminarse a sí
misma.
Al afirmar que la voluntad es libre, entonces, estamos indicando que es la capacidad de
autodeterminarse, pero ella sólo elige entre bienes (aunque puede elegirse malamente).
2 - El fenómeno de la libertad
Luego de estas consideraciones previas, nos interesa realizar un análisis de cómo se da
la libertad en la vida humana:
a) La Libertad como proceso de liberación social y personal: La libertad
frecuentemente aparece como el valor más estimado en el mundo contemporáneo y tal
vez en todos los tiempos: se promete, se proclama, se aspira a lograrla y también, en
ocasiones, se teme, se restringe o se aniquila. La libertad aparece pues como un valor,
como algo que hay que realizar, como un objetivo que puede ser alcanzado o no. La
libertad en este sentido no está tanto en el plano de lo dado, como en el de las
conquistas. La libertad, entonces, aparece como liberación, que es el proceso a través
del que se alcanza la libertad. Este proceso de liberación puede entenderse en dos
niveles: un primer nivel que pertenece al plano de las colectividades, por ejemplo, la
libertad que un pueblo se da a sí mismo en el orden social. Pero también aparece la
liberación como un valor a conseguir en el plano personal. La liberación individual se
presenta como aspiración cuando se desea “no ser un hombre masa”, “tener
personalidad propia”, “ser sí mismo”, es decir, actuar según el propio modo de ser, o
“tener que realizarse”. Desde este punto de vista la libertad aparece no tanto como un
valor social cuanto como un logro personal que puede alcanzarse o no.
b) La Libertad como propiedad de la voluntad: por otra parte, la libertad se presenta
también en la vida y el lenguaje ordinario, en otras ocasiones, no como un valor a
conseguir, sino como una propiedad que se posee, como algo que está dado, en el
mismo modo en que lo están la afectividad, el pensamiento o la voluntad.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
103

La libertad se muestra aquí como una característica de la voluntad y como una


propiedad de determinados actos del hombre. A este respecto nos referíamos en las
consideraciones previas, y responde más bien a una mirada filosófica sobre la misma.
c) La Libertad y la vivencia de la libertad: la libertad y la vivencia de la libertad no
coinciden necesariamente. Puede haber una “sensación” muy grande de libertad y una
libertad real mínima. Hay quien se cree que es libre absolutamente porque está
desligado de todo compromiso, pero éste es un sentimiento engañoso. La sensación de
libertad que procede de una falta de motivación profunda denota en realidad falta de
libertad. Decir que se es libre porque se opera por impulsos y no por obligaciones, es un
modo de engañarse. La sensación de libertad aparece cuando se actúa sin ningún
compromiso porque no se sabe por qué se actúa de determinado modo, pero en tales
circunstancias es preciso sospechar que se actúa por algo distinto de la libertad. Cuanto
“más libre” es alguien, más predecible es su conducta. El hombre caprichoso es el
hombre falto de libertad, como es falto de libertad aquel hombre para el cual “las
situaciones y los impulsos instintivos provocados por éstas, tienen consecuencias
decisivas y unívocamente determinantes para sus acciones” (por ejemplo, así como el
perro cuando ve pasar una perra en celo impulsivamente e instintivamente busca
aparearse, quedando determinado a actuar de esa manera). Por eso, la conducta
auténticamente libre se comprende en base a motivos y razones, mientras que la
actuación caprichosa se explica en base a procesos causales de corte psicológico
(impulsos). Aquí adelantamos ya una conclusión: la libertad no es arbitrariedad o
indeterminación pura, sino más bien la capacidad de autodeterminarse hacia aquello
que se considera bueno.

3 - Pruebas del libre albedrío


En la última frase del párrafo anterior señalábamos que la libertad es la capacidad de
autodeterminarse frente a distintos bienes, es decir que el aspecto que se resalta aquí es
que la libertad es libre albedrío, o básicamente una capacidad de elección. Pero
realmente ¿poseemos libre albedrío, somos realmente libres o estamos predeterminados
a ejercer la libertad siempre en un mismo sentido, es decir no somos libres? A
continuación presentamos una serie de argumentaciones o testimonios que dan cuenta
de que es real el libre albedrío en el hombre.
a) Testimonio de la conciencia psicológica:
Este argumento invoca la conciencia, es decir, la intuición de la libertad. […] El filósofo
alemán Karl Jaspers (1883-1969) argumentaba así:
“La cuestión misma de la libertad implica hasta la evidencia la existencia de esa
libertad. En efecto, la cuestión de saber si soy libre tiene su primer origen en mí mismo:
quiero que exista la libertad. Así, sin más, queda establecida la posibilidad de la
libertad, porque sólo un ser libre o capaz de libertad puede interrogarse sobre la libertad.
De lo contrario, el mismo problema carecería de sentido y la idea de libertad no
correspondería a ninguna experiencia concebible. Mas si el hombre plantea este
problema, es porque lo lleva enraizado en lo más profundo de su ser personal como una
absoluta exigencia de su voluntad”.
El argumento de Jaspers asocia, con mucha razón, el punto de vista psicológico con el
metafísico: una voluntad sometida a la determinación (a actuar siempre de tal manera) y
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
104

que se quisiera libre es tan inconcebible como un círculo cuadrado o como un animal
que reclamara la razón.
b) Testimonios de la conciencia moral:
Sin libertad el hombre no tendría ni deber u obligación moral, porque no puede haber
obligación moral sino en quien no está sometido a ninguna coacción; tampoco tendría
responsabilidad moral, porque nadie responde de los actos de que no es autor; ni mérito
ni demérito, ni sanción de ninguna clase, porque estas cosas no son inteligibles sino en
función de la libertad.
La objeción que se opone a este argumento es que el sentimiento de obligación podría
provenir de la coacción social, es decir por influencia de la sociedad.
Pero contra esto se debe afirmar que la persona responde de todo lo que ha hecho o
querido, la misma persona se atribuye a sí misma el valor de sus actos, tomando sobre sí
una carga que ninguna inclinación natural ni interés la determinan a llevar. Un ser que
toma sobre sí y carga con la responsabilidad de sus actos, es decir, que se conoce como
principio y autor de ellos, debe de una u otra manera ser capaz de esta conducta. Pues
bien, la noción exacta de esta capacidad no es otra cosa que la noción de libertad moral.
c) Testimonios de la conciencia social:
Las leyes, los contratos, los consejos y las exhortaciones, las promesas y las amenazas
suponen la realidad del libre albedrío. Estas cosas no tendrían sentido alguno si nosotros
tuviéramos conciencia de estar obligados por coacciones internas, es decir si supiéramos
que no podríamos cumplir pues necesariamente nos sentiríamos obligados por nuestra
conciencia a obrar en tal o cual sentido; en efecto, no nos comprometemos a una cosa
por contrato si no tenemos una voluntad que se cree libre.

d) Prueba metafísica:
La voluntad permanece indeterminada (idealmente) mientras tiene por objeto los bienes
finitos y particulares que la inteligencia le presenta, pues estos son incapaces de llenar la
ilimitada capacidad de la voluntad e incapaces de determinarla necesariamente. Ahora
bien, sería distinto si la voluntad se enfrentara al bien absoluto y universal, frente a este
su elección sí estaría limitada pues no podría, ni querría elegir otra cosa que ese bien
mismo (nos referimos al caso de Dios, que si pudiera ser visto con claridad la voluntad
no querría otra cosa que a Dios mismo).

4 - Tipos de Libertad
Referido a los tipos de libertad, podemos mencionar que existe una
caracterizada como “exterior” y que se refiere a no estar obligado desde
afuera a realizar un acto. Más comúnmente es conocida como no estar
coaccionado a obrar de un modo en particular ya sea por la fuerza física,
civil o política.
Pero también la libertad puede ser considerada como “interior”, esta es llamada libre
arbitrio, y en este sentido significa estar exento de una necesidad interior para realizar
un acto. A ello es lo que denominamos como “no estar determinado, con anterioridad,
a actuar de un modo específico”.
Dentro de esta libertad interior, podemos establecer una subclasificación:
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
105

Por un lado la “libertad de ejercicio”, la cual trata de la capacidad para poder elegir
entre actuar o no. Por ejemplo: poder elegir si se quiere estudiar ahora o no.
Por otro la “libertad de especificación”, en la que su contenido versa
sobre la posibilidad de poder hacer este acto u otro en particular. En este
caso podemos ejemplificar diciendo que tenemos la posibilidad de
estudiar “martillero y corredor público” o “ingeniería”.

Podríamos sintetizar los tipos de libertad de la siguiente manera:

Libertad de ejercicio
INTERNA
LIBERTAD Libertad de especificación
EXTERNA

5 - La Libertad ¿es elección entre el bien y el mal?


Muchas veces se entiende que la libertad es la capacidad de elegir entre el bien y el mal.
Esto es un error muy típico. Basta pensarlo un poco: no hay nada malo en
ser libre, nadie puede negarlo, pero si la libertad consiste en elegir entre el
bien y el mal, y cuando elijo algo malo me condenan, se me estaría
sancionando por usar mi libertad como corresponde… lo cual sería
absurdo.
La facultad de elección para el mal, es decir, la posibilidad de la falta moral lejos de ser
un atributo de la libertad constituye una deficiencia de la libertad, que sólo puede
encontrarse en la creatura (no en el ser perfecto).
Entender la libertad del hombre como la posibilidad de elegir entre el bien y el mal ha
llevado a un callejón sin salida que distorsiona todo desarrollo teórico-práctico sobre la
convivencia social, los derechos subjetivos de la persona humana, la función del Estado,
etc.
La libertad consiste en elegir el bien. Depende de la
inteligencia descubrir lo que verdaderamente es bueno y
de la voluntad querer lo que la inteligencia le presenta
como bueno.
La voluntad elige el bien que la inteligencia le presenta. Por
ese motivo lo que libera es el conocimiento del bien, es decir,
la verdad. Cuanto mayor sea mi conocimiento de la verdad
más libre seré, y por supuesto más responsable de mis actos.
Por ejemplo, si alguien me pidiera ayuda para encontrar determinada dirección, sólo si
sé cómo localizarla puedo decidir si lo ayudo o no. En cambio, si no sé cómo ubicarla
no tendré la libertad de ayudar a esa persona dándole la dirección, a lo sumo tendré la
libertad de ayudar de otro modo.
Santo Tomás afirma que “a la esencia de la libertad no pertenecen el que se encuentre
indeterminadamente para el bien o para le mal; porque la libertad de sí está ordenada al
bien, como que el bien es el objeto de la voluntad, ni tiende ella al mal sino por un
defecto; porque el mal es aprehendido como bien, ya que no hay voluntad o elección
sino del bien o de lo que aparece como bien; y por ende, donde la libertad es
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
106

perfectísima allí no puede tender al mal, porque no puede ser imperfecta. Pero es la
esencia de la libertad el poder hacer o no una acción, y esto conviene; porque puede no
hacer los bienes que hace, pero no puede hacer el mal”65.
Lo que hace psicológicamente posible el pecado (la mala elección moral) es la
limitación de la inteligencia humana, ya que el hombre puede vivir en la insensatez de
preferir un bien caduco e inmediato a la posesión del Bien Infinito, o incluso puede
incurrir en el gran error de tergiversar o confundir el mal real como bien aparente, todo
esto puede suceder cuando se trata de “seguir la línea” de lo que es natural en el
hombre, es decir, la inclinación a la Verdad, al Bien y a la Belleza, lo que lo hace
verdaderamente feliz. Por eso, es en verdad violento aquello que es lo contrario a
nuestra naturaleza.
Sabemos que es imposible que la voluntad humana elija un objeto sin que la inteligencia
lo mostrase como un bien. Si se lo presentara como un mal la voluntad lo rechazaría sin
vacilar.
Pero sucede que la inteligencia, obnubilada por la ignorancia, por las pasiones
desordenadas o por los malos hábitos, se confunde y acepta aspectos que son tentadores.
Presentará así el objeto pecaminoso a la voluntad como un verdadero bien, siendo que
esto es tan sólo apariencia, y que ciertamente es en sí mismo un mal. Un verdadero
peligro agazapado detrás de un cartel publicitario sumamente atractivo.
Si lleváramos la discusión a otro plano y nos preguntáramos si es posible que siga
habiendo mal moral una vez que el hombre alcance a Dios pues bien, se podría explicar
la impecabilidad de la que gozan los santos del cielo, ya que al contemplar “cara a cara”
la esencia divina (a Dios tal como es), no tienen posibilidad de confundir con el
entendimiento un bien aparente, porque conocen perfectamente el Bien real y absoluto.
Y la voluntad queda sólo orientada hacia ese Bien Supremo, pero cuidado no deja de ser
libre, al contrario, la libertad alcanza su máxima expresión al elegir el bien superior. En
estas condiciones es imposible pecar, porque el pecado siempre supone algún grado de
ignorancia. Si alguien intentase tentar con algún bien menor a un santo en el cielo, por
muy atractivo y deseable que fuera el objeto que se le presente, el bienaventurado no le
prestaría la más mínima atención. Pues bien ¿con qué se podría tentar a quien posee
para todo la eternidad el Bien infinito que lo hace indeciblemente feliz?66

6 - Concepción moderna de la libertad


¿Cuál es el concepto moderno de libertad? En principio, la modernidad ha insistido en
proponer la libertad como fin de sí misma. Un representante genuino de esto fue, sin
duda, J.P. Sartre. Haciéndose eco de la frase de Dostoievsky: “Si Dios no existe, todo
está permitido”, comenta Sartre: “En efecto, todo está permitido si Dios no existe, y en
consecuencia está el hombre abandonado, porque no encuentra en sí ni fuera de sí una
posibilidad de aferrarse... El hombre está condenado a ser libre” con una libertad que
inventa y crea los valores. Cuando elegimos un valor, lo creamos; nos damos cuenta de
que vale precisamente porque lo hemos elegido.
He aquí el hombre moderno, dotado de una concepción de la libertad absoluta porque
no acepta a Dios como fundamento último de los valores. Habrá limitaciones obvias
(Sartre también las admitía), porque convivimos con otros hombres, pero estas

65
Santo Tomás de Aquino, In II, Sent., dist. 24, q.1, a.1, ad.2.
66
Cfr. Bilyk, J.C, Chabay, M. L, Nociones fundamentales de moral católica, Ed. Aquinas, Bs. As., 2012
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
107

limitaciones no son otras que las que se establecen por vía de consenso. En una palabra,
surge así una concepción de sociedad que no tiene otros dogmas que la tolerancia y la
no violencia. Esto es lo mismo que afirmar que toda elección da lo mismo, no hay una
elección mejor que otra, entonces la libertad incluso podría condenarse a sí misma y
privarse a sí misma de su acto y ser esto un noble acto de libertad.

¿Dónde está la raíz última de este concepto de libertad? La encontramos en doctrinas


como el liberalismo, vacías de metafísica, que nos conducen a la incapacidad para
fundamentar objetivamente los derechos que predican; y carentes también de un
proyecto trascendente para la persona humana.

El concepto que se nos propone es el de una “libertad fin de sí misma”. O lo que lo


mismo una libertad-de, una libertad que no tiene otro fin que el máximo “disfrute” de la
vida humana; es la libertad del narcisismo, la libertad del hedonismo. No es una libertad
capaz de pedir al hombre lo mejor de sí mismo por el bien y la verdad objetivas. Ahí
estriba su fracaso. La libertad no libera, libera la verdad. La libertad es un instrumento
necesario e imprescindible en toda acción humana, pero lo es sólo como instrumento en
orden a seguir las exigencias auténticas de la verdad.
El hombre de hoy al poner la libertad como fin se conforma con elegir, sin importarle lo
que elija, se siente realizado al elegir, pero claro, no se da cuenta que no da lo mismo
cualquier decisión. Este fenómeno se pude evidenciar con facilidad, por ejemplo, en
nuestra realidad democrática, donde el hombre considera que el poder de elegir es la
máxima conquista a la que puede aspirar una sociedad, pero no se da cuenta que la
libertad es un medio, elegir es un medio no un fin, por tanto las conquistas serán de la
elección de aquellos bienes que realmente lo dignifiquen al hombre, mientras que una
mala elección lo llevará al fracaso, aunque puede aparentar ser una conquista.

7- Libertad y Naturaleza Humana


Se suele cuestionar el concepto de naturaleza, ya que al negar a Dios se termina
negando la existencia de una verdad objetiva y por lo tanto, de una naturaleza que
especifique qué es el hombre. En función de esta negación se piensa que el hombre
puede ser lo que quiera (sin límite alguno) porque no posee una naturaleza dada sino
que es absolutamente libre. Esto carece de lógica. Cada hombre, sin duda, se hace a sí
mismo por su elección, pero no puede hacerse más que un hombre, éste o aquél, sí, pero
hombre al fin. No puede trascender su ser ni hacia arriba ni hacia abajo, hacerse Dios o
caballo, ángel o pez.
El hombre elige los fines de su acción, pero no elige su fin último, que es para él una
necesidad que le impone su naturaleza. Y sobre esta ley natural se fundamenta toda la
moral: es buena moralmente la acción que está en la línea del fin último; y mala, la
acción que está libremente desviada de él.

8 - Los determinismos
A lo largo de la historia han aparecido diversas teorías que intentan explicar el
fenómeno de la libertad, pero en muchos casos se ha caído en determinismos.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
108

Denominaremos determinismos a todas aquellas doctrinas que en definitiva niegan la


libertad.
Podemos encontrar distintos tipos de determinismos: científicos, teológicos y
filosóficos, aunque en última instancia, todos los determinismos son de corte filosófico,
es decir que están montados sobre una estructura más o menos racional sobre la cual
intentan dar explicación y sentido a sus afirmaciones.
Es común encontrar determinismos que tomando datos de la ciencia o de la teología
luego realizan afirmaciones metafísicas que generalmente son una extrapolación de
conocimientos que no son filosóficos, es decir que llevan verdades particulares de un
campo a otro otorgándoles el mismo sentido de verdad.

a) Determinismos científicos:
Son aquellos que toman una afirmación de determinada ciencia, que es válida en una
situación particular, que se absolutiza (es decir se la hace válida para todos los casos).
Al extrapolar (trasladar) una verdad particular de un campo a otro distinto terminan con
una afirmación filosófica que niega la libertad humana. Hay distintos tipos:
I. El determinismo fisiológico: afirma que el hombre está determinado por factores
fisiológicos como el organismo, la salud, las enfermedades, el temperamento, la
herencia genética, el tipo de alimentación, etc. Es decir que la influencia de estos
factores en las decisiones es determinante y decisiva y por tanto no hay libertad sino
simples respuestas condicionadas a las necesidades fisiológicas
Pero, si bien es cierto que los factores fisiológicos pueden limitar o condicionar la
libertad, e incluso suprimirla, es un exceso asumir de un modo absoluto que la suprima,
es decir no se puede deducir de esto que la libertad no exista. Pues siempre puede dejar
lugar a actos libres por más fuerte que sea la influencia fisiológica.
II. El determinismo social: algunos sociólogos niegan la libertad porque afirman que
las decisiones de los hombres están determinadas por la presión social. Según ellos todo
lo que haga un hombre estará determinado por el tipo de sociedad en el que se
encuentre.
Pero, si bien la influencia social sobre las decisiones libres es un hecho real, no es más
que un condicionante. Se sobredimensiona el papel que juega la presión social sobre el
individuo.
III. El determinismo psicológico: según algunos psicólogos la psiquis humana
determina al hombre y por lo tanto ninguna decisión es libre. Todas están determinadas
por el estado psíquico del hombre.
Pero, como los demás determinismos, sobredimensiona algunas verdades y realiza una
extrapolación. Desde un estudio de una parte de la realidad que es el hombre se hace
una afirmación universal sobre todo el hombre. Por grande que sea la influencia del
psiquismo humano, no se puede negar la libertad del hombre.

b) Los determinismos teológicos:


Según cómo se comprenda a Dios, varias posturas teológicas niegan la libertad humana
por considerarla incompatible con la existencia y la forma de ser de Dios.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
109

En una visión panteísta, que identifica el ser del mundo con el de Dios (Dios es el
mundo; el mundo es Dios), la libertad humana no existiría porque de hecho, ni siquiera
el hombre como persona existiría en sí mismo ya que sería una parte o una
manifestación del ser de Dios.
En otro tipo de visiones en la que se considere que Dios lo sabe todo y por lo tanto sabe
las decisiones que tomarán los hombres también se suele negar la libertad humana. Si
Dios ya sabe lo que va a pasar es porque ya todo esta predeterminado, hay un destino
escrito por él del cual no se puede escapar. Este problema se resuelve haciendo un buen
estudio teológico de Dios. Dios lo sabe todo, incluso aquello que yo elegiré porque él lo
conoce todo desde su eternidad, como si todo fuera visto desde un presente constante.
Mi pasado, presente y futuro son vistos y conocidos por Dios desde su eternidad, por lo
que Dios sabe cómo uso mi libertad constantemente, pero no la determina a actuar de
una determinada manera.
Existen muchas formas de comprender mal a Dios. Por eso es necesario un cierto
estudio teológico para no caer en contradicciones y negar la realidad humana o negar la
posibilidad de la existencia de Dios, por ejemplo diciendo que si Dios existiera no
habría mal en el mundo.

c) Los determinismos filosóficos: Una metafísica como la del panteísmo (que identifica
el ser de Dios con el de todo lo que existe); o en la que se afirme la existencia de un
destino universal; o en la que se afirme que toda la realidad funciona por medio de
determinadas leyes que hacen que cada acontecimiento, hasta el más pequeño sea de
una forma determinada, niegan la libertad del hombre. Si se pudiera hacer un estudio de
cada una de estas posturas metafísicas, veríamos que tienen serios errores lógicos. La
libertad es una realidad y la filosofía debe iniciar su reflexión desde la misma realidad y
comprobar sus resultados también en ella.

9 - Reflexiones a modo de conclusión


Para cerrar este breve análisis que hemos realizado presentamos algunas reflexiones que
no ayudarán a comprender mejor el sentido último de la libertad.
- “El término ‘libertad’ es usado frecuentemente con sentidos diversos. De ahí, en cierta medida,
las actitudes opuestas de la cultura contemporánea frente a la libertad: de la negación (el ser
humano es solo producto del medio, de las estructuras que lo rodean) hasta la mitificación (la
libertad humana es absoluta; el ser humano se identifica con su libertad). Es relevante, para la
cuestión ética, comprender correctamente las diversas facetas de la libertad humana. La
vocación a la libertad es un dato antropológico fundamental, que se expresa mediante elecciones
y actos determinados por mí y no por otros. No todos los actos que yo hago son plenamente
míos. Pueden ser determinados por factores que yo no quiero y no consigo controlar. Los actos
realmente míos son los que manifiestan mi libertad, mi elección, como elección moral, o sea,
consciente y consentida, querida. […]. La libertad es tanto un dato como una tarea, una
respuesta creciente a los llamados éticos que emergen en la historia. La persona humana no es
absolutamente libre, pero es libre de hacerse libre o de renunciar a la libertad.”67
- “La libertad posee una ‘lógica’ interna que la cualifica y la ennoblece: está ordenada a la
verdad y se realiza en la búsqueda y en el cumplimiento de la verdad. Separada de la verdad de
la persona humana, la libertad decae en la vida individual en libertinaje y en la vida política, en
la arbitrariedad de los más fuertes y arrogancia de poder. Por eso, lejos de ser una limitación o

67
Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil, “Educación, Iglesia y Sociedad”, nº 73-76.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
110

amenaza a la libertad, la referencia a la verdad sobre el hombre (verdad que puede conocerse
universalmente gracias a la ley moral inscrita en el corazón de cada uno) es, en realidad, la
garantía del futuro de la libertad.”68
- “El hombre se encamina hacia el bien sólo mediante el uso de la libertad. Este es el ámbito
propio en que se desarrolla la vida ética. Sin ella no podría hablarse de moralidad. La libertad,
‘signo eminente de Dios’ (GS 17) es la capacidad que el hombre tiene de elegir y disponer de sí.
Como es falso considerarla sometida ineludiblemente a una determinación de causas ajenas a
ella misma, también es erróneo asignarle una absoluta independencia de toda norma objetiva.
Por el acto libre, la persona es artífice de su propio destino y al configurar su identidad ética, se
hace responsable ante Dios y los hermanos del bien y del mal que ha elegido.”69
- “La libertad posee una esencial dimensión relacional […] cuando la libertad es absolutizada en
clave individualista, se vacía de su contenido original y se contradice en su misma vocación y
dignidad. […] la libertad reniega de sí misma, se autodestruye y se dispone a la eliminación del
otro cuando no reconoce ni respeta su vínculo constitutivo con la verdad. Cada vez que la
libertad, queriendo emanciparse de cualquier tradición y autoridad, se cierra a las evidencias
primarias de una verdad objetiva y común, fundamento de la vida personal y social, la persona
acaba por asumir como única e indiscutible referencia para sus propias decisiones no ya la
verdad sobre el bien y el mal, sino solo su opinión subjetiva y mudable o, incluso, su interés
egoísta y su capricho.”70

7) LA PERSONA HUMANA Y SU DIGNIDAD

La naturaleza humana
En ningún pasaje de la Sagrada Escritura existe una explicación racional sobre la
constitución de este ser diferente en la Creación. Como hemos visto, se acentúa
fundamentalmente aquello que, en primera instancia, lo distingue del resto de los seres:
su capacidad de conocer. El entendimiento humano es una participación del
Entendimiento divino y allí radica el fundamento de su señorío.
Vamos a tratar ahora de ver dos aspectos del ser humano: por un lado, su
naturaleza; por otro, su ser personal.

La naturaleza de un ser es aquello que tiene desde su


nacimiento, es la esencia, aquello que lo hace ser tal cosa, y el
principio de su obrar.

Cuando nosotros hablamos de la naturaleza humana, tenemos que tener en cuenta las
dos dimensiones que la componen:

a) la corporal, que es evidente por la simple auto percepción;

68
Juan Pablo II, “Discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas”, 5/10/95.
69
Conferencia Episcopal Argentina, “Dios, el hombre y la conciencia”, nº 20-21.
70
Juan Pablo II, Carta Encíclica Evangelium Vitae, nº 19-20.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
111

b) la espiritual, es decir, que somos seres inteligentes que


podemos pensar, produciendo realidades espirituales
(ideas) 71.
En esto nos distinguimos del resto de los seres y esto revela que hay en nosotros algo
más que un cuerpo, puesto que todo efecto supone una causa que lo origina. Si hay
efectos espirituales (conceptos), es porque hay una realidad espiritual que puede
generarlo: una inteligencia72.
Éste es el principal argumento para demostrar la existencia del alma: el hombre puede
pensar porque tiene una sustancia espiritual. Si el hombre fuera sólo materia (como
pretenden algunos filósofos), no sería posible una explicación del pensamiento humano.
La pregunta es entonces: ¿Qué es el alma?
La respuesta la dio Aristóteles:

«El alma es el acto primero de un cuerpo natural orgánico»73.

También dice que se trata de

«aquello por lo que primeramente vivimos, sentimos y


pensamos»74.

Para precisar la naturaleza del alma, vamos a ver ahora algunas de las propiedades75:

c) es subsistente: el alma es una forma inmaterial, como toda


alma (del mismo modo que el principio vital en un vegetal
y en un animal), pero la humana es, además, espiritual.
Esto significa que si bien se halla unida a un cuerpo (al
cual le da vida y a través del cual realiza algunas de sus
operaciones), no depende él para existir, y en algunas
otras operaciones, para obrar. Es decir que, en cierta
medida, es independiente del cuerpo. Esto no significa de
ninguna manera que sea una sustancia separada del
cuerpo; afirmar esto sería caer en el dualismo de Platón y
de otros pensadores que imaginaban al hombre como
compuesto de dos sustancias distintas. El que sea
subsistente no significa que el alma sea una sustancia
completa; significa que puede vivir y obrar sin depender
del cuerpo. El alma no está completamente encerrada en
los límites del cuerpo.

d) es simple: no tiene partes y, por lo tanto, no puede ser


dividida. Esta propiedad es una consecuencia de su
espiritualidad, porque la cantidad y la extensión son sólo
propiedades de los cuerpos. Por supuesto que no
hablamos acá de la simplicidad en un sentido absoluto,
como se da sólo en el caso de la Naturaleza divina; aquí
sólo decimos que no tiene partes.

71
FABRO C., Introducción al problema del hombre, la realidad del alma, Madrid:
Rialp, 1982, p. 155.
72
idem p.159.
73
SANTO TOMÁS DE AQUINO. De Anima, II,1,412b, 5-6.
74
Idem II,2, 414 a, 12-13
75
Seguimos en estoa VERNAUX R Filosofía del hombre. Barcelona: Herder,
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
112

e) es inmortal: no puede corromperse o disolverse siendo


como es un ser espiritual. La descomposición supone
partes, cosa que no se da en este caso. Además, como
dijimos antes, no depende del cuerpo para existir. La única
posibilidad de desaparición del alma humana es que sea
aniquilada por Dios, pero esto sería un sin sentido puesto
que Dios habría creado un ser para que viva para siempre,
impidiéndole luego esta posibilidad. Y no es que Dios no
pueda hacerlo, porque Él puede hacer todo lo que quiere;
lo único que no puede es querer hacer algo contradictorio.

Hay, además, otro argumento para probar la


inmortalidad del alma: un deseo natural no puede ser
vano. Esto significa que si una naturaleza desea
profundamente algo, está hecha para eso y, por lo tanto,
tiene que ser algo posible, sino caeríamos otra vez en una
contradicción. Y como es posible comprobar que en todos
los hombres existe el deseo de vivir siempre, siendo el
tema de la muerte algo natural al hombre, podemos
concluir que el alma está hecha para la inmortalidad.

f) es creada inmediatamente por Dios: los padres no


pueden ser causa del alma de sus hijos, porque ésta es
una realidad espiritual y lo que es espiritual es simple, no
tiene partes. Como nadie puede dar lo que no tiene, sólo
un ser espiritual que tenga capacidad para crear puede
dar existencia a un nuevo espíritu.

Esto se produce en el instante en el cual comienza a existir un


nuevo ser humano, en el instante preciso de la fecundación, en
esa primera célula que tiene una vida distinta de la de la madre.

El alma es aquello que le está dando vida, por lo tanto, hay


allí un ser humano en potencia.
Como dijimos anteriormente, el alma no preexiste al cuerpo porque ha sido creada para
dar vida a un cuerpo determinado, y no para que viva por sí misma. Cabe entonces la
pregunta: ¿cómo se realiza esta unión entre el cuerpo y el alma?
Para algunos filósofos, se trata de dos sustancias separadas que se unen para realizar
determinadas operaciones. Esto es lo que habitualmente se llama dualismo, es decir, la
tesis de dos sustancias.
Y lo podemos encontrar, en primer lugar, en Platón que enseñaba que el alma es un
espíritu puro, caído en un cuerpo en el cual se encuentra encerrado como en una prisión.
Una idea semejante se halla en Descartes.
Para Spinoza, el alma y el cuerpo no son dos sustancias, sino dos modos de una misma
sustancia: la sustancia infinita que es Dios.
Para Malebranche y Leibniz, se trata de dos sustancias que no se comunican para
actuar 76.

Nosotros, siguiendo el pensamiento de Aristóteles,


afirmamos que

76
Idem, p. 222 y 223
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
113

no hay dos sustancias distintas, sino que el hombre es un ser


en el cual se dan unidas formando una sola sustancia, el cuerpo
y el alma. El alma no es el hombre, ni el cuerpo es el hombre. La
persona humana es un compuesto en el que el cuerpo y el alma
forman parte de una misma sustancia.

Y esto es posible deducirlo a partir de algunas experiencias que nos son comunes a
todos los hombres:

1. es el mismo hombre el que realiza actos de distinta


naturaleza, como el pensar y el sentir, es decir, que ambos
pertenecen al mismo yo, no a dos seres distintos (salvo en
caso de insanía mental).

2. Es posible, también, comprobar por la experiencia que


algunas actividades mentales se ven impedidas por la
situación del cuerpo; así por ejemplo, con un intenso dolor
de cabeza resulta imposible reflexionar sobre algo
profundo. Esto no sería posible si no hubiese un único ser
del cual salen ambas operaciones;

3. Lo mismo sucede con la influencia que tienen nuestros


pensamientos sobre la salud del cuerpo, y esto lo
sabemos particularmente por nuestras situaciones de
estrés.

El hombre es una sustancia compuesta de materia y de forma.


La materia es el cuerpo y la forma, el alma.

No hay que confundir aquí forma con figura; forma no significa


contorno físico, sino, el principio de ser y de acción del cuerpo. El
alma hace que el cuerpo exista como una sustancia viva, organiza
sus partes y le da unidad; y por otra parte, es el principio intrínseco
de sus acciones.

El alma es el principio de los actos vitales (nutrición,


movimiento, sentimiento y pensamiento). Esto no significa que se
es una forma enteramente absorbida por la función de dar vida a un
cuerpo, ya que ella tiene, además, una actividad propia, como
sucede durante el tiempo que media entre la muerte y la resurrección
del cuerpo en el cual ella sigue viviendo aunque separada de aquél.
La unión del cuerpo y el alma es algo natural, es decir, que el alma
fue creada para un cuerpo concreto, y no es una unión solamente
funcional.
De los relatos de la Creación, se concluye que la persona humana comprende no sólo el
alma sino también el cuerpo, y esto significa que también el cuerpo depende de Dios en
su ser y que tiene un sentido especial en su obra creadora.
El ser humano coopera con el Creador en la obra de hacer que todas las cosas alcancen
el fin último. Para ello, tiene una dimensión especial no sólo lo espiritual, sino también
lo corporal.

En cierto sentido, se puede decir que el hombre, varón y mujer,


y a través de esta complementariedad de los sexos, se convierte
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
114

en el “compañero” de Dios en la tarea de hacer que la Creación


alcance su fin.

La corporalidad en el hombre significa nuestra pertenencia a la historia del universo;


es el signo de nuestra solidaridad con el cosmos. Ella es también, como en el caso del
alma, una manifestación de la Bondad divina.
La vida humana en su totalidad es un don, un talento confiado a la libertad del hombre y
una expresión del amor permanente de Dios que la conserva en su ser.
Todo esto significa tener cuerpo, y por esto, el valor de la vida humana es sagrada e
inviolable, ya que dañarla es un modo de rechazo del don divino, de rechazo al Amor
del Creador.

Así podemos concluir que de ninguna manera el cuerpo (la


materia) es un obstáculo para llegar a Dios; por el contrario,
constituye el espacio personal en el cual experimentamos
nuestro ser como un don del Amor divino. Es importante la
autoconciencia de la bondad del cuerpo puesto que, desde allí,
el hombre descubre las posibilidades de comunicación con el
resto de las creaturas que pertenecen al universo, y a través de
esa comunicación, cumple con la misión que tiene en el
cosmos.

El cuerpo humano tiene, en primer lugar, una dimensión


personal, en la medida en que no es solamente una cosa que el
hombre posee, sino que el hombre existe en un cuerpo, como una
persona humana.

El cuerpo es el “lugar” en el cual se expresa y actúa el ser


humano; en él, adquieren forma y se concretizan sus
potencialidades, todas ellas en relación con su corporalidad. Incluso
el entendimiento humano tiene una dependencia directa con el
cuerpo, puesto que depende de él para actuar.

El conocimiento racional se inicia en los datos sensibles que


obtiene el hombre a través de los sentidos orgánicos.

El cuerpo participa en la realización total de la persona y es


el ámbito primero dentro del cual el ser humano experimenta y
realiza su existencia77.
Otra de las dimensiones que explica el sentido del cuerpo humano es la relación
que, a través de él, establece el hombre con el mundo creado.
Si bien el hombre trasciende el universo de lo material, al mismo tiempo, está
constituido por esos mismos elementos del mundo. El cuerpo es el signo visible de esta
pertenencia a la tierra (Adám-adamá). En el primer relato de la Creación, el ser humano
aparece como la coronación de obra creadora de Dios; en el segundo relato, el hombre
es creado a partir de la tierra, y recibe, además, el mandato de cultivarla.
En otras palabras, el hombre es un colaborador de Dios, vive en el mundo con la tarea
de continuar la obra que Dios comenzó. El cuerpo manifiesta la posibilidad de cumplir
con esta misión en el mundo material. Dominar sobre el resto de la Creación significa

77
Cf. ROCCETTA C. Per una telogia della corporeitá. Torino: Camilliane, 1993, p.
118.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
115

poseer y desarrollar las potencialidades de la Creación para el bien de todos los


hombres. Naturalmente, esta transformación del mundo por el trabajo no es un hecho
solamente material, sino espiritual, más precisamente ético, puesto que se trata de la
responsabilidad que el hombre asume frente a la Creación.
El cuerpo humano tiene, además, una dimensión social ya que, por su medio, se realiza
el encuentro con los otros hombres, compartiendo con ellos una vida que es, por la
naturaleza misma del hombre, comunitaria.
El ser humano es pensado por Dios como una totalidad, esto es, el varón y la mujer se
complementan de manera que juntos realizan la imagen de Dios.
Por esto, el hombre rodeado de toda la Creación se siente solo, como vimos en Génesis
2; a pesar de que el mundo estaba lleno de seres, con ninguno de ellos podía el hombre
llegar a una comunión espiritual.
El hecho de que Dios le presente una mujer al hombre es porque éste sólo es
incompleto. Así, Adán exclama en el relato: «esta sí que es carne de mi carne».
La expresión más elevada de esta reciprocidad entre el varón y la mujer se realiza en el
matrimonio, pero también fuera de él, en todo tipo de encuentro que cada uno tiene con
los otros, en toda forma de amor y de comunión, de colaboración y de vida en común
que expresa la naturaleza social del hombre.
El hombre es un ser hecho para relacionarse con los demás, y el cuerpo es la presencia y
el lenguaje de este modo de ser del hombre. La corporalidad es la forma visible por la
cual un ser humano se presenta a otros y se comunica. El cuerpo es la revelación de la
persona, particularmente el rostro que manifiesta su interior 78.
Por último, tenemos que decir que el cuerpo tiene una dimensión ético-religiosa, en la
medida en que, por su intermedio, el hombre se relaciona también con Dios.
Del relato del capítulo segundo del Génesis, se deduce una extraordinaria familiaridad
entre el hombre y la mujer con Dios; ambos comparten su vida con Dios. Hay, en el
hombre, conciencia de que todo su ser depende totalmente de Dios.
Por esto, tiene que darle gloria, es decir, honrarlo como Dios, también a través de su
cuerpo. Esta tarea supone una elección libre por parte del hombre, esto es, la decisión
voluntaria de buscar el bien con todo el ser, cuerpo y alma. No caben aquí distinciones
entre el alma y el cuerpo; el ser persona es una totalidad.
Conviene aquí, entonces, mencionar aunque sea brevemente, el sentido de la sexualidad
humana. Trataremos de descubrir el sentido que tiene, no sólo el cuerpo en forma
individual, sino la complementación del varón y la mujer.
Para descubrir el valor que tiene la sexualidad en el hombre, hay que recordar que la
persona humana es el ser más noble y excelso que existe en el universo visible. Tiene
valor en sí misma y por sí misma y tiene un destino de eternidad, y esta vida eterna a la
cual está ordenada le confiere una dignidad especial al cuerpo y a la sexualidad.
La sexualidad es una facultad de la persona humana por la cual el hombre coopera en la
obra de la Creación divina en cuanto que, por ella, Dios crea nuevos seres humanos.
La sexualidad tiene una dimensión biológica (corporal-orgánica), pero también una
dimensión psíquica que se revela a través de la atracción que une al hombre y la mujer.
Dicha atracción no es solamente física, pues lleva a la persona a buscar una plenitud que
se obtiene “en y desde” la complementariedad entre masculinidad y feminidad.
El ser humano, por naturaleza, busca la plenitud de sí mismo a través del otro, pero hay
una tercera dimensión de la sexualidad, que es más profunda aún: la espiritual.

78
Idem p. 121.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
116

Cuando una persona madura descubre en el otro sexo a “la persona” en su suprema
dignidad, es decir, la persona dotada de un valor y belleza tales que la hacen merecedora
de ser amada, querida por sí misma.
A partir de acá, se producen entre el hombre y la mujer la máxima unión posible, es
decir, la unión espiritual que se expresa mediante el lenguaje propio de la sexualidad79.
Cuando el ser humano logra esta comunicación interpersonal en un amor espiritual,
puede descubrir el verdadero valor de la sexualidad, puesto que la percibe no como una
realidad en sí misma o en cuanto que sirve a los propios gustos, deseos, intereses, sino
como la posibilidad de la donación de sí mismo.
El hombre no se realiza si no es entregándose y venciendo su propio egoísmo. Esto se
percibe también, a nivel corporal, en la necesidad del otro sexo.
Por lo tanto, podemos concluir que las dimensiones biológica y psíquica se realizan
plenamente en la espiritual80.
La sexualidad es un bien no porque sea algo útil o agradable, ni por el placer que
pueda brindar, sino porque en sí misma y por sí misma es buena.
Nunca puede ser el fin de la vida humana por más intensidad que tengan los placeres,
puesto que la persona está hecha para algo más, la comunicación en un amor espiritual
que sólo es posible por la donación de sí mismo. La sexualidad es la facultad que
permite la mutua donación del varón y la mujer, por lo tanto, su valor radica en cuanto
conduce a ese amor personal.
Si la sexualidad humana fuese solamente un bien útil o un bien que produce placer,
deberíamos concluir en que es lícito usar a las personas en las relaciones sexuales, pero
aquél que usa a los demás es porque no los ama, sólo se ama a sí mismo, y como esto es
contrario a su naturaleza, termina destruyéndose. Esto se expresa en la sensación de
vacío y frustración que se siente cuando no se da la comunión espiritual.

La persona humana
La Sagrada Escritura, decíamos, no tiene una definición científica sobre el
hombre; sin embargo, se puede decir que los distintos conceptos de hombre que en ella
aparecen se sintetizan en la expresión del Génesis que designan al hombre como imago
Dei. Con esta expresión, el texto sagrado resalta la condición superior del hombre en la
Creación.
La Teología ha tomado de la Filosofía un concepto para expresar lo que el hombre
es como imagen de Dios; y ha aplicado, analógicamente, este concepto a Dios mismo.
Estamos hablando de la noción metafísica de persona que trataremos de explicar a
continuación.
En primer lugar, tenemos que dejar en claro la perspectiva de nuestro análisis;
como dijimos, hablamos de una noción filosófica y no entramos en el ámbito de la
Psicología o la Filosofía del derecho.
Cuando se habla normalmente de persona, se tiende a identificarla con la
personalidad, lo cual es un error, porque la personalidad está en el orden del obrar y se
refiere al modo de ser y hacer que tiene el hombre, pero antes que el obrar está el
ser y es esto lo que queremos conocer.
La personalidad es el conjunto de cualidades (heredadas y adquiridas, cognitivas y
emocionales) que definen al ser humano concreto, individual y viviente. A esta
definición clásica podríamos agregarle otra: personalidad es el peculiar y

79
Cf. CAFFARRA C. La sexualidad humana. Madrid: Encuentro, 1987, p.31-47.
80
Idem p.34.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
117

característico modo de sistematizar, asimilar e integrar la información que recibe


el ser humano.
El tercer modo de comprenderla puede ser el de identificarla con el modo con que
cada individuo humano se adapta al medio.
Finalmente, se la podría definir como el sustrato sobre el que se asienta el modo
de operar del ser humano, el centro de gravitación del obrar individual, el motor de la
actividad.81
En todos estos casos, se trata de analizar la acción del psiquismo humano y su
relación con el ambiente; y esto se realiza, sobre todo, a través de las distintas técnicas
de evaluación de la personalidad (técnicas proyectivas, técnicas subjetivas, tests
psicométricos, tests objetivos).
En nuestro caso, el estudio tiene como objetivo no ya el carácter, la conducta o el
temperamento del individuo humano, sino aquello que lo constituye en su ser y que es
anterior a toda manifestación psicológica.

El ser en las cosas es una realidad invisible pero real y consiste


en un acto que hace que algo exista; y no sólo que exista, sino
que, además, exista de una manera determinada.

No es lo primero que se percibe de un ser, puesto que lo primero que se percibe es


la existencia de un ser por los sentidos, pero es aquello que permite que ese ser esté allí.
En el caso de la persona humana, percibimos, en primer lugar, su existencia
porque lo vemos y sentimos; en el segundo momento, a través de la actividad de la
razón podemos descubrir que se trata de un ser diferente y que esto se manifiesta en
que puede pensar (es lo que estudia la Psicología y Antropología filosófica).
Sin embargo, si usamos la inteligencia para estudiar al ser humano y
profundizamos en la abstracción (dejando de lado sus condiciones físicas particulares, y
sus modos de pensar y amar), podemos llegar a descubrir que hay un ser que es el
fundamento de este individuo humano y que es el que hace que exista este compuesto
de cuerpo y alma.
Así es como la metafísica mira las cosas, esto es, se pregunta por su existencia y
por su modo de ser. En esta perspectiva encontramos una definición clásica de persona:

la persona es una sustancia individual de naturaleza racional 82.

Antes de entrar en la explicación metafísica de esta noción, debemos recordar que


esta noción es de origen griego: prósopon, que designaba las máscaras que usaban los
actores en los teatros. Estos actores representaban, en las comedias y en las tragedias, a
hombres importantes; por esto, desde el inicio, el concepto se identifica con la dignidad
del personaje.
De allí lo toma la escuela filosófica del estoicismo para referirse al ser humano y
hablar del papel que desempeña el hombre en el escenario del mundo; así por ejemplo,
lo expresa Epicteto en el siglo I.
En el siglo II, se traslada al ámbito jurídico para distinguir los temas que se
refieren a las personas de aquellos que se refieren a las cosas (esto sucede, por ejemplo,
en el Digesto I de Gayo).

81
Cf., PELECHANO BARBERÁ, V. Personalidad, descripción psicológica general, en
Gran Enciclopedia Rialp, p. 363-365
82
Es la definición Boecio en De Duabus naturis et una persona Christi, c.3: PL-64,
1345.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
118

En este contexto, el cristianismo asume la noción para aplicarla a Dios y,


analógicamente, al hombre (esto se da en el Concilio de Constantinopla II, año 553,
cuando se afirma que en Dios hay una naturaleza y tres personas). En este caso del uso
teológico, aparece también una noción que es equivalente a la de persona, la de
hipóstasis: subsistencia.
Los Padres de la Iglesia son los primeros en usarla para hablar de la Trinidad,
entre ellos, principalmente Tertuliano, Novaciano, San Hilario, San Ambrosio, San
Agustín, San Gregorio de Niza y San Gregorio Nacianceno.
La expresión se usa no sólo para el tema de las Personas divinas, sino también
para explicar el misterio de Cristo. Por eso, aparece en las definiciones de Fe de varios
Concilios (Constantinopla, Éfeso, Calcedonia)83.
Regresando al concepto filosófico, vamos a tratar de explicarlo siguiendo la
doctrina de Santo Tomás de Aquino.
Vamos a explicar la definición explicando sus partes:

g) es substancia: La substancia es la esencia lo central de


una realidad, aquello que hace que algo sea lo que es. En
todas las cosas hay, además de propiedades, un núcleo
indiviso y unitario que congrega las distintas propiedades,
dando a cada cosa su unidad y su carácter propio y
fundamental. Ese núcleo es la esencia y es aquello que
responde a la pregunta: ¿qué es esto? La substancia es,
además, el sujeto portador y sustentador de los
accidentes, lo que permanece mientras que los accidentes
cambian y eso es lo que indica la expresión latina substare
(estar debajo). Esto significa que es aquello que subsiste,
es decir, que existe en sí mismo y no en otro como los
accidentes. Los accidentes son seres que existen
necesariamente en otro (como los colores: el azul y
amarillo que se dan en el cielo, en el sol y en una gloriosa
camiseta de football; no existe el azul o el amarillo sino en
las cosas, por esta razón, podemos decir que el ser de la
sustancia es más perfecto que la del accidente)84.

En conclusión lo primero que indica la definición es que la


persona es un ser que existe en sí mismo, y no en otro.

h) es individual para determinar que no se trata de un ser


abstracto, sino de un ser concreto.

En sentido filosófico, individuo es un ser que es distinto de los


demás e indistinto de sí mismo.

La individualidad es una negación en cuanto se sostiene que


un ser no es otro. En los seres compuestos de materia y
forma, esto se da por la materia, puesto que ésta es potencia
y determina los límites de un ser. Pero en los seres
espirituales, se da sólo por la forma, esto significa que, en el

83
BELTRÁN, F. Persona en Gran Enciclopedia Rialp, op. cit., p.346-353.
84
Cf., ARTIGAS, M.- SANGUINETI, J.J. Filosofía de la naturaleza. Pamplona: Ed.
Univ. Navarra, 1984, p. 46-48.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
119

caso del hombre, su corporalidad es un principio de


individuación, de distinción de los otros.

i) de naturaleza racional: para señalar la peculiaridad de


esta sustancia:

«Más todavía lo particular y lo individual existe de una manera


más especial y perfecta en las sustancias racionales, que son
dueñas de sus actos; por cuanto no son solamente movidas como
los demás seres, sino que obran por sí mismas; y las acciones son
propias de los singulares, por lo cual los singulares racionales han
recibido entre todas las sustancias un nombre especial que los
85
distingue; y este nombre es la palabra persona» .

El intelecto en el hombre significa, por un lado, apertura a


todas las cosas en la medida en que, por el conocimiento, el
hombre puede tener las esencias de las cosas en su mente; y
por el otro lado, es lo que le permite al hombre ser libre ya
que, el hombre obra con conocimiento del fin por el cual obra.
La persona humana tiene dos características propias de su forma de ser:

1) la subsistencia: es subsistente en cuanto es el


modo más perfecto que tiene una sustancia de
existir, dado que no sólo existe en sí misma, sino
que, en cierta manera, se dirige a sí misma. Se
trata de una sustancia individual completa
imposible de comunicar a otro.

2) la incomunicabilidad: La substancia en el ser


humano está compuesta por el cuerpo y el alma,
de manera tal que son inseparables, a no ser de
manera accidental (durante la espera de la
resurrección del cuerpo en la vida eterna).

Se puede decir que el cuerpo y el alma se comunican entre


sí, en cuanto unidos forman esta única sustancia llamado
ser humano. Pero no puede darse ningún otro tipo de
comunicación de este ser a otro, esto es, no puede
unirse la persona humana a ningún otro ser, dejando de
ser lo que es. No puede ella perderse en un todo como si
fuera parte de él (como pretende el panteísmo que
interpreta la vida eterna como una fusión del hombre en una
masa indefinida que sería la sustancia divina).
La persona no puede darse totalmente; hay una dosis de soledad y otra de
comunicación. El hombre puede entregarse a otro por el amor, unirse profundamente
por el espíritu a otra persona; puede entregarle sus actos, su trabajo, etc., pero no puede
entregarle su ser.

El hombre nunca puede dejar de ser quien es, nunca puede


destruirse a sí mismo ni en esta vida ni en la otra.

85
SANTO TOMÁS, Suma Teológica. I, q.29, a. 1, c.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
120

En este sentido, podemos decir que en su ser más íntimo es un ser autónomo por
cuanto no necesita de otro para existir. En esto radica que sea una sustancia completa.
Sin embargo, no debemos entender esta autonomía en un sentido absoluto, porque
en su ser depende de Dios en cuanto Él la crea y la conserva en la existencia.
La persona no puede ser poseída por otro. Es una realidad, en cierta medida, …la paradoja
clausurada ónticamente en sí misma. Esta es la paradoja de lo humano, por un lado, de lo humano, po
un lado, por su
por su naturaleza espiritual está abierta como ningún otro ser a la comunicación, naturaleza
la incorporación de las cosas por el conocimiento y a la donación de sí mismo por espiritual está
el amor; pero, por otro lado, se trata de una totalidad incomunicable. abierta … a la
comunicación, la
Y éste es precisamente el fundamento metafísico de su dignidad. Es el ser más incorporación de
perfecto entre las creaturas y su dignidad no depende de sus condiciones personales, las cosas por e
sino de su mismo ser. Por lo tanto, hasta el hombre menos capaz es infinitamente más conocimiento y a
la donación de s
digno que cualquier otro ser de la creación. mismo por e
amor; pero, po
Esto significa ser imagen de Dios, ser persona como Dios es otro lado, se trata
Persona. Dios hizo partícipe al hombre del modo más elevado de de una totalidad
incomunicable.
ser y lo respeta aún en la Vida eterna. El Cielo consiste en las
personas humanas contemplando y gozando de las Personas
divinas.

De esta noción metafísica de persona, se pueden sacar algunas conclusiones


interesantes:

1) la persona humana no puede ser usada con ningún


otro fin inferior a ella en dignidad, esto es, no puede
ser usada con un fin político, económico, etc. El
punto de partida y de llegada de los totalitarismos
de Estado (comunismo, fascismo, nazismo) es la
pérdida de la dignidad de la persona. Lo mismo
sucede en el ámbito de la economía cuando se
convierte a la persona en un elemento más de una
sociedad de mercado, contrariamente a lo que
debería ser, es decir, que el hombre y su
realización sean el fin de la economía;

2) también en nombre de la religión puede no


valorarse esta dignidad si se afirma una teoría
panteísta, en la que la única sustancia es un modo
de negar la persona; o bien, cuando se exige sin
motivo el sacrificio de la vida humana;
El hombre sólo puede entregar su vida plenamente a Dios, a quien le debe todo lo
que tiene y lo que es, y que nunca le exigiría que dejara de ser persona. Quiso Dios ser
amado por un ser personal, y de semejante dignidad lo revistió.
La dignidad de la persona humana es uno de los frutos de la Cultura católica,
pues con la incorporación de la concepción de hombre dada por la Revelación y la
afirmación de Dios como un Ser personal, la persona se abre a una perfección más
plena, que va logrando con su esfuerzo en la dimensión temporal y que alcanza
totalmente en la Vida eterna86.
Por lo tanto, para el hombre, ser persona a imagen y semejanza de Dios
significa no quedar encerrado en los límites de la naturaleza, sino trascenderse en un

86
Cfr. FÓSBERY A., La Cultura Católica, Buenos Aires: Tierra Media, 1999, p.309ss
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
121

camino de perfección que supera su naturaleza. De esta manera, su dignidad se


fundamenta en su ser, pero no queda atrapada allí sino que se abre a Dios, su Creador.
En la modernidad, filósofos como Kant pusieron el fundamento de la dignidad
personal en el orden moral, es decir, en su capacidad para relacionarse con los otros,
pues la persona es básicamente subjetividad y conciencia. En esta línea de pensamiento,
Hegel llega a sostener la disolución total de la persona en el absoluto87.
En la sociedad actual, se difundieron muchas de esas ideas, por eso, para muchos,
la dignidad está dada por la sociedad que la reconoce como tal a través del derecho y la
proclamación de los derechos humanos.
No está mal que la sociedad nacional o internacional reconozcan el valor de la
persona; pero es importante aclarar que sólo lo reconocen, no lo crean, porque ya existe
antes, mucho antes, desde el momento en que comienza a existir el ser humano. El
fundamento último de este valor radica en el ser mismo, en el hecho de que la persona
es el modo más perfecto de ser de una sustancia y, por eso, es incomunicable y
subsistente. Para que el hombre tome conciencia de su dignidad debe empezar por
conocer su ser.

LA DIGNIDAD HUMANA

A continuación nos proponemos reconocer los fundamentos de la dignidad humana y


los peligros que la acechan en la actualidad. Y también describir la dimensión que
adquiere la dignidad humana en el campo de lo político, lo económico y lo laboral.

Introducción
“ Cuando no es reconocido y amado en su dignidad de imagen
viviente de Dios, el ser humano queda expuesto a las formas
más humillantes y aberrantes de instrumentalización que lo
convierten miserablemente en esclavo del más fuerte”
(SS. Juan Pablo II, “Christifideles Laici”, nº 5)

Estos conceptos de SS Juan Pablo II nos introducen en la importancia capital de la


dignidad humana entendida como tal por la grandeza y la excelencia superior del
hombre que lo hace gozar de este valor esencial.
Entre los seres creados sólo al hombre le es reconocida su condición de persona, por
estar dotado de inteligencia, voluntad, conciencia y libertad.- Por esta razón se
constituye en la centralidad de todo lo que existe y de allí que la defensa de su dignidad
y promoción integral sea un eje primordial para su consideración.
Desde una concepción puramente natural la dignidad de la persona se funda en su
condición de ser racional, cualidad diferencial y específica entre todo lo que habita la
tierra, que convierte al hombre en un fin en sí mismo. Es el valor intrínseco y supremo
que tiene cada ser humano, independientemente de su situación económica, social,
cultural así como de sus formas de pensar.

87
Idem p.319-331.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
122

El ser humano posee dignidad en su propia naturaleza, por lo tanto no le viene dada por
factores o individuos externos, la tiene desde el mismo instante de su concepción y es
inalienable.
El propio conocimiento y la apertura natural a los demás nos permite reconocer en el
ser humano el poder de la inteligencia y la grandeza de la libertad. Con su inteligencia,
el hombre es capaz de trascenderse y de trascender el mundo en que vive y del que
forma parte, es capaz de contemplarse a sí mismo y de contemplar el mundo como
objeto.
Por otro lado, el corazón humano posee deseos insaciables de amor y de felicidad que
le llevan a volcarse, con mayor o menor acierto, en personas y empresas. Todo ello es
algo innato que forma parte de su mismo ser y siempre le acompaña, aunque a veces se
halle escondido.
A la vez que forma parte del mundo, el hombre lo trasciende y muestra una singular
capacidad, por su inteligencia y por su libertad, de dominarlo. Y se siente impulsado a
la acción con esta finalidad.
Podemos aceptar por tanto que el valor del ser humano es de un orden superior con
respecto al de los demás seres del cosmos. Y a ese valor lo denominamos dignidad
humana.
La dignidad propia del hombre es un valor singular que fácilmente puede reconocerse.
Lo podemos descubrir en nosotros o podemos verlo en los demás. Pero ni podemos
otorgarlo ni está en nuestra mano retirárselo a alguien. Es algo que nos viene dado.
Es anterior a nuestra voluntad y reclama de nosotros una actitud de reconocimiento y
aceptación como un valor supremo, al que debemos respeto incondicionado y absoluto.
Muchos han sido, y son, los momentos en que las sociedades decidieron, muchas veces
por consenso, el avasallamiento de la dignidad humana mediante atropellos como la
esclavitud, las persecuciones o el genocidio de los no nacidos pero, no obstante este
desprecio, no cambiará en nada el valor inconmensurable del ser humano.
Por su misma naturaleza, por la misma fuerza de pertenecer a la especie humana, por su
particular potencial genético todo ser humano es en sí mismo digno y merecedor de
respeto.
Esta visión natural nos da una dimensión de la importancia de la consideración de la
dignidad de la persona humana, pero la verdadera magnitud de esta condición radica en
el origen del hombre.
Tal como lo revela el mismo Dios el hombre fue creado a Su Imagen y Semejanza y
cuando la desobediencia del pecado lo alejó de Él fue tanto el amor por su creatura que
envió a su propio Hijo, Jesucristo, para que lo redimiera a costa de su propia sangre.
Por ello toda acción u omisión que atropelle, maltrate o explote a cualquier ser
humano es una grave ofensa al mismo Dios.
“... decir que el hombre es una persona, es decir que en el fondo de su ser es un
todo, más que una parte. Este misterio de nuestra naturaleza es el que el pensamiento
religioso designa diciendo que la persona humana es la imagen de Dios. El valor de la
persona, su libertad, sus derechos, surgen del orden de las cosas naturalmente
sagradas que llevan la señal del Padre de los seres. La persona tiene una dignidad
absoluta porque está en relación directa con lo absoluto”.
(J. Maritain)
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
123

Fundamentos de la dignidad humana


La preocupación por la dignidad de la persona humana es hoy universal, es el
reconocimiento de la verdad primaria que todo ser humano es digno por sí mismo y
debe ser reconocido como tal.
Cuanto más fijamos la mirada en la singular dignidad de la persona, más descubrimos el
carácter irrepetible, incomunicable y subsistente de ese ser personal.
Un ser con nombre propio, dueño de una intimidad que sólo él conoce, capaz de crear,
soñar y vivir una vida propia.
Un ser dotado del bien precioso de la libertad, de inteligencia, de capacidad de amar, de
reír, de perdonar, de soñar y de crear una infinidad sorprendente de ciencias, artes,
técnicas, símbolos y narraciones.
Por eso, dignidad, en general y en el caso del hombre, es una palabra que significa valor
intrínseco, no dependiente de factores externos. Algo es digno cuando es valioso de por
sí, y no sólo ni principalmente por su utilidad para esto o para lo otro. Esa utilidad es
algo que se le añade a lo que ya es.
Lo digno, porque tiene valor, debe ser siempre respetado y bien tratado. En el caso del
hombre su dignidad reside en el hecho de que es, no un qué sino un quién, un ser
único, insustituible, dotado de intimidad, de inteligencia, voluntad, libertad, capacidad
de amar y de abrirse a los demás.
La persona es un absoluto, en el sentido de algo único, no reducible a cualquier otra
cosa. El yo no es intercambiable con nadie. Este carácter único de cada persona alude a
esa profundidad creadora que es el núcleo de cada intimidad: el hombre es un “pequeño
absoluto”.-
La persona tiene un cierto carácter absoluto respecto de sus iguales e inferiores. Para
que este carácter absoluto no se convierta en una mera opinión subjetiva, es preciso
afirmar que el hecho de que dos personas se reconozcan mutuamente como absolutas y
respetables en sí mismas sólo puede suceder si hay una instancia superior que las
reconozca a ambas como tales: un Absoluto del cual dependan ambos de algún modo.
No hay ningún motivo suficientemente serio para respetar a los demás si no se reconoce
que, respetando a los demás, respeto a Aquel que me hace a mí respetable frente a ellos.
Si sólo estamos dos iguales, frente a frente, y nada más, quizá puedo decidir no respetar
al otro, si me siento más fuerte que él. Es ésta una tentación demasiado frecuente para el
hombre como para no tenerla en cuenta.
Si, en cambio, reconozco en el otro la obra de Aquel que me hace a mí respetable,
entonces ya no tengo derecho a maltratarle y a negarle mi reconocimiento, porque
maltrataría al que me ha hecho también a mí por lo que estaría siendo injusto con
alguien con quien estoy en profunda deuda.
Resumiendo, la persona es un absoluto relativo, pero el absoluto relativo sólo lo es en
tanto depende de un Absoluto radical, que está por encima y respecto del cual todos
dependemos. Por aquí podemos plantear una justificación antropológica de una de las
tendencias humanas más importantes: el reconocimiento de Dios.-
Si la dignidad de cada ser humano nace del ser peculiarísimo e irrepetible que cada uno
es, el fundamento de la dignidad de la persona está dentro de ella misma, y no fuera. Por
eso tiene valor intrínseco.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
124

Esto nos plantea una pregunta inquietante:


¿cuál es el origen de la persona?
¿de dónde "sale"?
Lo evidente es que toda persona humana es hija de otra. Ser hijo no es un accidente,
sino algo que pertenece a la condición misma del ser personal. Ser hijo significa ser
engendrado, proceder de otro ser personal. Y todo ser humano es hijo de otro. Pero si
nos remontamos hacia arriba en la cadena de las generaciones, surge la pregunta por el
origen, no sólo de cada ser personal en particular, sino de todos en general.
La única explicación satisfactoria de verdad a la pregunta por el origen de la persona es
decir que es fruto de una elección deliberada: aquella según la cual Dios decide que
existan los seres humanos.
Cada persona humana no puede ser un accidente, surgido al azar.- El amor de una
madre por su hijo es una semejanza del amor con el cual el Creador ha creado a cada
persona. En ambos casos se trata de un amor que quiere a esa persona, y no a otra. Ser
hijo significa precisamente eso: ser querido por ser uno la persona que es. Por eso, ese
amor por la persona concreta de cada hijo es una cierta imagen del amor con que Dios
nos quiere a cada uno.
Lo expuesto dice que para fundamentar adecuadamente algo tan serio como la dignidad
humana, en último término hay que aceptar que la persona tiene un origen trascendente,
más allá de la genética y de la materia: esto es lo que asegura de verdad su carácter
incondicionado.

Caracteres de la Dignidad humana

El hombre fue creado como un ser:

a) A Imagen y Semejante de su Creador, es decir provisto de inteligencia, voluntad,


conciencia y libertad.- De esta causa se deriva que:
- vale por lo que es y no por lo que tiene o representa.
- todo lo creado está bajo su dominio.
- jamás puede ser tratado como una cosa o utilizado como un objeto.
b) único e irrepetible, o sea que cada hombre es una creación única e individual de
Dios y no un eslabón de una cadena.
c) con cuerpo y alma, por ser una especialísima unidad sustancial de cuerpo y alma el
hombre es una síntesis única de la creación. De allí que no es una partícula de la
naturaleza sino superior a ella.- Dotado de conciencia de sí mismo puede descubrir el
sentido de la su vida.
d) con inteligencia, voluntad y sabiduría, para descubrir el sentido de la vida y
colocar el resto de la naturaleza a su servicio se vale de su inteligencia y voluntad
mientras que por su sabiduría puede humanizar los descubrimientos evitando que se
vuelvan en su contra.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
125

e) con conciencia moral, porque en lo profundo de su ser escucha como una voz que le
señala el bien y el mal.
f) libre, es uno de sus caracteres más salientes y el punto mal alto de su dignidad. Por la
inteligencia el hombre puede conocer el camino del bien y dirigirse a el por su libre
voluntad, no actuando por instinto o coacción externa de modo de buscar la unidad con
su Creador y con los hombres entre sí para alcanzar la felicidad eterna.
g) social y trascendente, constructor de la unidad fraterna para asegurar el carácter de
co-creador con Dios del reino del amor.

Relativismo antropológico: visiones reductivas de la dignidad humana


La actualidad nos muestra un panorama desolador respecto del reconocimiento del valor
de la dignidad humana.- Sin dudas encontramos en lo cotidiano una mezcla de lo
fascinante y lo terrible de la actividad del hombre que reclama por un lado ser el centro
del mundo visible pero a la vez las escenas de millones de seres explotados, robados,
usados o tratados como objetos lo colocan en la condición de esclavo.
Resulta prácticamente imposible explicar esta terrible contradicción, máxime cuando se
observa que ella surge de la aplicación de doctrinas que dicen buscar la felicidad y la
armonía de la humanidad.
Estas doctrinas o visiones del hombre reducen la dignidad humana a algunos de sus
aspectos parciales y así en lugar de elevar al hombre limitan su libertad, oscurecen su
conciencia moral, desalientan su participación y solidaridad social o ignoran su relación
con Dios.
Cuando no se acepta el valor de la persona en sí misma, se abre la puerta que conduce a
dejar de respetarla.
Si se dice que un ser humano sólo es persona cuando se comporta como tal ejerciendo
sus capacidades (hablar, estudiar, votar) o cuando es conciente de sí mismo o ejerce su
libertad, entonces todos los seres humanos que no se comportan como tales, por
cualquier razón o discapacidad o porque son no nacidos, no serían personas.- Esto
equivale a decir que existen seres humanos de otra calidad, de menor valía, de segunda
clase, y por tanto gente que vive vidas imperfectas que en algunos casos puede
compensar no prolongarlas.
Todos los seres humanos son personas por el mero hecho de ser seres humanos, puesto
que estos últimos son siempre personas. La distinción entre ser humano y persona es
falaz y orientan hacia justificaciones que atentan contra la dignidad de toda persona
humana.
Por ejemplo, pretender que hay un momento en el cual un embrión humano se convierte
en persona es mantener una distinción arbitraria y sin justificación verdadera. El
embrión es un ser humano y una persona que está en camino, y ambas cosas vienen a
ser lo mismo.
Desde aquí se pueden entender los reparos morales a la manipulación genética, a la
eutanasia y al aborto ya que la base de esos reparos es la dignidad humana.

Veamos ahora algunas de las visiones que reducen la dignidad humana.


CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
126

a) Materialismo:
El materialismo, tanto teórico como práctico, es un punto de vista que sitúa el origen de
la persona en el proceso orgánico de la vida y es el origen de casi todas las visiones
inadecuadas del hombre.
El materialismo deprime la dignidad de la persona humana individual ya que considera
que esa idea es una cuestión cultural, una pauta de valor que los individuos de la especie
humana han encontrado recientemente.
La visión materialista constituye hoy la postura más generalizada, y al mismo tiempo
más elaborada, desde la cual se devalúa no sólo la dignidad de la persona humana, sino
el sentido del dolor y del sufrimiento, el fenómeno de la muerte y la posibilidad de un
más allá de ella, el comportamiento amoroso desinteresado, la capacidad de sacrificio
hacia los demás y en definitiva la respuesta a las grandes preguntas acerca del sentido
de la vida.
Ella nos presenta una visión poco satisfactoria respecto de la dignidad humana ya que al
sostener que esta es producto de una convención social o cultural deja su
reconocimiento al estado de opinión contemporáneo del asunto.
Por lo tanto la aceptación del estado de esclavitud, del sometimiento femenino, de la
explotación de los niños, etc. depende del consenso que logre una opinión mayoritaria.-
Semejante postura es indefendible toda vez que viene a decirnos que la dignidad del
hombre no se basa y consiste en el valor intrínseco de la persona humana, sino en algo
tan extrínseco y mudable como la opinión cultural.
La dignidad de la persona humana existe, es real y objetiva, independiente y
previamente a que sea reconocida por la opinión pública, los gobernantes y el
ordenamiento jurídico. Es más, precisamente porque es algo objetivo y previo, la
opinión pública, los gobernantes y el ordenamiento jurídico deben respetar ese valor
inviolable.
LA DIGNIDAD HUMANA NO ES UN ASUNTO QUE
DEPENDA DE LA OPINIÓN QUE SE TENGA DE ELLA

b) Determinismo:
Esta visión del hombre es la negación de la libertad humana. Para ella el hombre no es
dueño de su conducta sino la víctima de fuerzas que no pueden dominarse. Se difunde a
través de numerosas formas de adivinaciones, sectas, ritos mágicos, etc. que intentan
volcar a favor de los creyentes la voluntad de las fuerzas ocultas que no manejan.
Esta visión, en sí fatalista, se extiende al campo de lo social en conceptos erróneos
como el que sostiene la inevitabilidad de que los seres humanos sean fundamentalmente
desiguales, justificando así la existencia de discriminaciones como el racismo opuesto a
la dignidad humana.

c) Psicologismo:
Presenta al hombre sometido a sus instintos con poca o ninguna libertad pues sólo
respondería mecánicamente desde lo psíquico a los estímulos que recibe.- Es así como
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
127

se llega hasta negar la responsabilidad de los hombres por sus actos lo que causaría
graves problemas prácticos, como por ejemplo en el caso de la justicia penal.

d) Consumismo:
El hombre es visto solamente como un engranaje de la máquina que produce y
consume.- Los valores espirituales no son aceptados o bien son radicalmente negados
remplazándoselos por la posesión de objetos que se suponen producirían placer o
prestigio. De modo que la felicidad del hombre se mide por la cantidad de bienes que
posee o el tipo de vida placentera que lleve.- Es la visión que privilegia el tener antes
que el ser.

e) Liberalismo:
La dignidad humana esta afecta por una visión del hombre exclusivamente
individualista. La felicidad se mide por logros personales aún a costa del sacrificio de
otros hombres.

La libertad individual es entronizada de tal modo que no se tienen en cuenta las


demandas de la justicia social y se llega hasta tal punto que en materia religiosa, cuando
es aceptada, se consagra el principio de la salvación individual, como vemos en la
proliferación de supuestas iglesias que ofrecen un tipo de “sanación” para cada
creyente.

f) Marxismo:
Es la visión opuesta a la anterior.- Lo individual es estigmatizado priorizándose el
interés colectivo de manera que resulta recortada o nula la libertad personal.
Al considerar primordial las pretensiones del grupo se terminan negando derechos
personales fundamentales tales como la libertad de expresión, la libertad religiosa, la
propiedad privada o el derecho de pensar diferente.
El hombre es reducido a ser un engranaje del Estado que controla todo el accionar social
y por ser el marxismo intrínsecamente ateo le niega su dimensión trascendente que esta
en la raíz misma de la dignidad humana.

g) Estatismo:
Esta visión reduce la dignidad humana al limitar las libertades y derechos individuales
como la libertad de circulación o la inviolabilidad del domicilio justificado por un
peligro, imaginario o real, contra el Estado. Así, por ejemplo, en nombre de la
“Seguridad Nacional” se establece la inseguridad personal que ofende la dignidad
humana.

Manifestaciones de la dignidad humana

En lo Político
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
128

El hombre es por naturaleza social. La sociedad le brinda la asistencia insustituible


desde el inicio de la vida hasta la muerte y permite la estructuración de la personalidad
del hombre ordenada al bien común.
Es por ello que la idea de sociedad supone una disposición natural de la persona a la
convivencia intencional, a una aceptación del otro y a una asistencia necesaria regida
por una finalidad o sentido.
La sociedad es condición necesaria de subsistencia y es ámbito de perfección para sus
miembros que mantienen respecto de ella la primacía ontológica, es decir que el fin
social se subordina al fin de la persona por lo que nada tiene que haber en la sociedad
que sea contrario al sujeto que la constituye.
La vida en sociedades, como la familia o las instituciones de cualquier tenor
(deportivas, culturales, religiosas, etc.), se proyecta naturalmente hacia un espacio más
amplio que el que cada una de ellas tiene, porque el hombre se vincula a ellas con
distintos lazos e intereses, resultando de ello la vinculación y la dependencia mutua
entre las mismas.
Este conjunto de sociedades constituye, en la unidad y ordenación de cada una de ellas
al bien común completo del hombre, una sociedad superior que se ha denominado
originalmente polis (Grecia) y civitas (Roma) y que llega a nosotros como Sociedad
Política.- Ella resulta ser como un cuerpo cuya vida depende de la buena función de
todos sus órganos y estos, dependientes recíprocos entre ellos, de la salud de todo el
cuerpo.
No debe entenderse a la sociedad política como una organización superpuesta
estructuralmente a las sociedades subalternas ni como una sociedad de individuos de
igual categoría sino una verdadera sociedad de sociedades.
La persona al integrar las sociedades menores participa de la sociedad superior ya que al
actuar ordenados hacia el bien común de aquellas lo hacen también para el bien común
político, porque los bienes inferiores se ordenan al bien superior.
La sociedad política es una sociedad de derecho en situación de estabilidad permanente
y es consecuencia natural, necesaria, universal e histórica de la vida humana social.-
La sociedad política es la cima de las
realizaciones humanas en el orden natural.
Esta afirmación alumbra para el hombre una dimensión vital que es la que consiste en la
vinculación concreta de todo lo que le es propio a la sociedad política ya que existen
aspectos distintos que corresponden a cada una de las sociedades que la componen.
A la conducta que implica una referencia formal a esa actividad por la cual una persona
se determina en relación al todo del cual es parte es lo que llamamos Política.
La política es la actividad más noble
a la que puede aspirar el hombre.
No obstante, es constatable que la actividad política ha sufrido mucho deterioro en su
desarrollo porque de ordinario se nos ha presentado como una lucha despiadada por el
poder en la cual la virtud no existe o sólo aparece como un disfraz que esconde la falta
de escrúpulos morales.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
129

Tal situación genera que el concepto peyorativo que se tiene de la política hace posible
que se considere una muestra de honestidad y seriedad el declararse “apolítico”, lo que
desde la noción básica que hemos expuesto es inaceptable.
La sociedad humana necesita en forma imprescindible retomar el sentido de la política
pues ella implica una vinculación de los hombres al bien común más alto que dispone a
dar lo mejor de cada uno para el bien de la comunidad.
La dignidad humana requiere para el ejercicio político estas virtudes básicas:
Patriotismo, entrega al bien superior y espíritu de servicio.
Estas disposiciones se encarnan en la sabiduría política que es la que dirige a una
sociedad de modo efectivo, de acuerdo a los momentos que vive, a la obtención del bien
humano completo de los ciudadanos.
La política por tener como fin el bien completo del hombre
es una actividad esencialmente moral
en la que se manifiesta la dignidad humana.

En la economía
El tema de económico reviste singular importancia en nuestros días ya que afecta a la
mayor parte de la humanidad.-
Entendemos a la economía como la actividad humana que se ocupa de administrar los
recursos para la producción de bienes y servicios con el fin de distribuirlos entre los
miembros de la sociedad.
Esta vive hoy inmersa en cuestiones económicas que afectan la vida diaria. La cuestión
de la obtención de lo necesario para vivir dignamente, donde juega un rol fundamental
la posibilidad o no de trabajar, se verifica a nivel internacional tanto como en el nivel
familiar.
La estratificación mundial en países desarrollados o subdesarrollados adquiere su
correlato en la vida individual o familiar que contempla como los recursos económicos
se concentran en pocos mientras que las mayorías se hallan carecientes delatando el
avasallamiento a la dignidad humana.
El manejo económico debería ir en la línea del compartir fraternal derivado nada menos
de la dignidad que todo ser humano posee y por el que está llamado a ser el señor de los
productos de cualquier índole que estén en la sociedad.
Puesto este horizonte referencial surge la cuestión de plantear una alternativa al mundo
en que vivimos para hallar caminos que nos conduzcan a restablecer la situación de
justicia.- Ella esta dada en la restitución del reconocimiento de la dignidad de la persona
como origen y destino de toda actividad humana.
Tal propuesta busca impulsar el crecimiento personal, para lo cual la libertad es
esencial, la democracia es indispensable, la igualdad de oportunidades es una condición,
la vida en comunidades es una necesidad y el Estado debe tener la capacidad y la
eficiencia que le permitan cumplir con su papel, tanto subsidiario como solidario, de
cara al bien común.
La persona es la afirmación del valor absoluto de la dignidad. Esta plantea que el centro
de todo accionar económico debe ser el ser humano, porque nos propone reconocer en
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
130

cada hombre y en cada mujer una persona, es decir, un ser humano único e insustituible,
distinto de todos los demás, libre por naturaleza y abierto a la trascendencia.
Bajo esta perspectiva el Estado tiene como máximo objetivo el de crear las condiciones
objetivas necesarias para el desarrollo óptimo de la persona, tomando en cuenta que esta
es esencialmente comunitaria y que su realización integral tiene lugar en el ámbito de la
comunidad y es facilitado por la constitución de organizaciones intermedias.
Desde este planteamiento podemos deducir la vigencia indispensable de la ética en la
economía.- Ella es requerida por el valor fundamental del ser humano que reclama el
advenimiento de la justicia social como núcleo central de una civilización de la
fraternidad humana.
Por lo expuesto concluimos que la economía (trabajo, producción, distribución,
propiedad, etc.) que caracteriza la relación “hombre-mundo” tiene por finalidad servir a
las necesidades y aspiraciones del hombre.

El hombre es el centro y fin de la vida económico-social


(Gaudium et Spes, n 63)

En el trabajo
"...trabajo es toda actividad humana, destinada a promover bienes y servicios. Con el
trabajo el hombre gana el sustento para sí y los suyos, contribuye al progreso de las
ciencias y a la incesante evolución cultural y moral de la sociedad en la que vive en
comunidad con sus hermanos..." Juan Pablo II (Laboren Exercens)
El trabajo constituye una dimensión fundamental de la dignidad humana que encuentra
su antecedente original en el hecho de reconocerse imagen y semejanza de su Creador
quien le mandó “someter y dominar la tierra”.
Si bien no hallamos en ese mandato una referencia directa o explícita al trabajo, indica
claramente una actividad a desarrollar en el mundo.- El trabajo entendido como una
actividad que tiene al hombre como sujeto confirma un dominio específico del este
sobre la “tierra”, entendiendo por ella a todo lo creado.
En ese marco podríamos definir el trabajo como una actividad del ser humano, personal
y libre por la cual se emplean fuerzas físicas y mentales para producir algún bien
material o espiritual.
El trabajo, por otra parte, conecta a los hombres entre sí porque trabajar significa
hacerlo con otros y para otros, es hacer algo por alguien. Por lo tanto el trabajo es tanto
más fecundo y productivo cuanto el hombre puede ver las necesidades de los otros
hombres para quienes se trabaja.
Como cada hombre ha recibido de su Creador una misión concreta está obligado a
promover su propio desarrollo para la cual ha sido provisto de cualidades y aptitudes
para poder realizarlas. Por solidaridad con los otros hombres deben contribuir con esta
actividad inteligente al bienestar y progreso, espiritual y material, de los integrantes de
la comunidad.- La actividad humana, individual y colectiva así como todos los
esfuerzos realizados por el hombre en el devenir histórico para lograr mejores
condiciones de vida, resumidas en el trabajo humano, realzan su dignidad de persona.
CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
131

El hombre es el sujeto del trabajo.- Cuando realiza todas las acciones inherentes a su
tarea laboral y prescindiendo del contenido específico de ellas, va concretando su propia
perfección respondiendo a la vocación de persona humana de la que está investido así
como la de la sociedad humana de la que forma parte.
El trabajo, como expresión y perfección de la naturaleza y del hombre tiene se presenta
en estas dimensiones: personal, familiar y social, cósmica (en cuanto a la perfección y
humanización del cosmos), subjetiva (por ser sujeto del trabajo) y objetivo (por ser fin
de todo proceso productivo).
El trabajo del hombre esta ordenado a la producción, pero el resultado del trabajo no
puede ser el criterio para valorar la dignidad del mismo como tampoco puede serlo ni el
conjunto de instrumentos con que el hombre los realiza (técnica) ni el capital destinado
a la misma.- Los bienes producidos están al servicio del hombre.
Trabajar es a la vez un derecho y una obligación.
Es un derecho que debe ser garantizado por el Estado sin que se menoscabe la iniciativa
individual, abierto a todos sin discriminación, correspondiendo a la sociedad en su
conjunto el deber de ayudar a obtener y mantener el empleo a los ciudadanos.
Así mismo el trabajador tiene derecho a un salario justo y familiar fijado en un monto
periódico de acuerdo a criterios consensuados, al desarrollo de una legislación que le
proteja, a formar asociaciones de trabajadores, a una limitación de jornada, a sus
vacaciones y a las condiciones externas en que se desarrolla el trabajo: protección de las
buenas costumbres, vivienda adecuada, prestaciones sociales, salud e higiene en el
trabajo, etc.
Es una obligación, por mandato Divino y para su perfección así como para contribuir al
desarrollo de la comunidad trasmitiendo sentido y dignidad personal en la cadena
humana y social del progreso orientado al bien común.
Los deberes del trabajador le imponen la prestación de los servicios contratados, no
dañar al capital, no ofender a los patronos, abstenerse de toda violencia al defender sus
derechos y el de asumir la responsabilidad de lo que se hace. El trabajo debe
considerarse así mismo como un deber dirigido al bien común y no sólo una fuente de
ingresos.
El fenómeno mundial del desempleo, el subempleo, el empleo de baja calidad o el
realizado fuera de las leyes ofrecen hoy un panorama desolador en la sociedad. La
pérdida de centralidad del trabajo humano obliga no sólo a fijarse en la producción de
nuevos servicios sino a que se practiquen nuevas inversiones a fin de restituirlo y se a
aseguren posibilidades de trabajo y beneficios suficientes a la población presente y
futura.
Esta situación, o bien otras, pueden generar tensiones entre trabajadores y empleadores.
Para su solución debe tenerse en cuenta que el hombre es el centro y fin de toda
actividad laboral, que su tarea representa el instrumento indispensable para el desarrollo
de la vida económica y que el trabajo tiene primacía sobre el capital porque el hombre
es superior a las cosas.
En resumen, el hombre es el único ser de la creación que trabaja y no sólo lo hace para
producir o hacer sino:

“…porque si no lo hace no es feliz, sus energías se paralizan


CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA 2014
132

y se convierte para sÍ mismo en un frustrado


y para la sociedad en un parásito”
(Conferencia Episcopal Argentina,
“Iglesia y Comunidad Nacional”, n. 146)

- FIN -

También podría gustarte