El Verdadero Compromiso Del Confirmado
El Verdadero Compromiso Del Confirmado
El Verdadero Compromiso Del Confirmado
Recibimos una fuerza especial del Espíritu Santo, tal como la recibieron los
apóstoles el día de Pentecostés, que nos permite defender y difundir
nuestra fe con mayor fuerza y ser verdaderos testigos de Cristo.
Nos une profundamente con Dios y con Cristo.
Aumenta en nosotros los dones del Espíritu Santo que son:
Sabiduría, que nos comunica el gusto por las cosas de Dios. Por medio de
él vamos gustando de todo lo relacionado con Dios.
Inteligencia, que nos comunica el conocimiento profundo de las verdades
de fe, es decir, la capacidad para entender las cosas de Dios.
Ciencia, que nos enseña la recta apreciación de las cosas terrenales,
entender las cosas de la tierra tal y cómo son.
Consejo, nos ayuda para formar un juicio sensato, acerca de las cosas
prácticas de la vida cristiana.
Fortaleza, nos da fuerzas para trabajar con alegría por Cristo, haciendo
siempre el bien a los demás, tal como Él lo hizo.
Piedad, que nos relaciona con Dios como Padre, ya que Él es el ser más
perfecto que existe en el universo y es nuestro Creador y nos ayuda a
aceptar la autoridad que tienen algunos sobre nosotros.
Temor de Dios, nos lleva a tener miedo de ofender a Dios, por amor a Él y
por lo tanto, a tratar de no pecar para no alejarnos de Él.
Nos une con un vínculo mayor a la Iglesia.
Aumenta la gracia santificante.
Se recibe la gracia sacramental propia que es la fortaleza.
Imprime carácter, la marca espiritual indeleble, que nos marca con el
Espíritu de Cristo. Es un sumergirse de manera más profunda en la
comunidad cristiana.
El sujeto es todo bautizado que no ha sido confirmado, que libremente tenga las
disposiciones necesarias para recibirlo y que no tenga impedimentos. Se debe de
estar en estado de gracia.
Frutos
La Iglesia es una Iglesia misionera, porque Cristo así la fundó, dándole el mandato
a los apóstoles de “Ir y predicad……”. A partir del día de Pentecostés, con la
venida del Espíritu Santo, los apóstoles se lanzaron a predicar sin miedo, movidos
por la fuerza del Espíritu Santo.
Nosotros, por medio del Bautismo, entramos a formar parte de la Iglesia, del
Cuerpo Místico de Cristo. Con la Confirmación somos llamados a vivir como
miembros responsables de este Cuerpo.
El Espíritu Santo nos mueve a seguir las huellas de Cristo, tomándolo como
ejemplo en todo momento, ya sea pública o privadamente. Nos ayuda a ser
perseverantes, luchadores, generosos, valientes, amorosos, llenos de virtudes y
en caso de ser necesario, hasta mártires.
Otro fruto del sacramento es que sostiene e ilumina nuestra fe. Cuando lo
recibimos estamos afirmando que creemos en Cristo y su Iglesia, en sus
enseñanzas y exigencias y que, por ser la Verdad, lo queremos seguir libre y
voluntariamente.
Obligaciones
La Iglesia de hoy necesita de todos sus miembros para dar a conocer a Cristo, por
medio de la palabra y con el ejemplo, imitando a Cristo.
Ser “confirmado” significa darse por amor a los demás, sin fijarse en su sexo,
cultura, conocimientos y creencias. Se necesita una actitud de disponibilidad para
dar a conocer al Espíritu Santo en todos lados. En la Iglesia, el apostolado de los
laicos es indispensable. Cristo vino a servir, no a ser servido.
El Espíritu Santo es el empujón que Dios nos manda, por lo tanto, sí lo tenemos a
Él, no hay pretextos para no ser santos y no ponernos al servicio de los demás.