Cosas de Mi Pueblo Cascajal

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POESIA DEDICADA AL LOS PESCADORES

AL PESCADOR
En buena canoa tu afán madruga,
El firmamento luce arrebol;
Agradable serosidad no tiene arruga
Las canoas roban en su fuga,
Matices dorados al nuevo sol.

Pero increpas en canturía


Que inculta y burda muda a llorar;
Escucho la ingenua melancolía
Del que inseguro del pan del día
Navega y afronta alevoso andar.

Cohibido y mohíno por los recelos


Tu mujer dirá: Señor,
Fusiona las aguas, acicala los cielos
Guarda y guía con desvelo
La canoa del pescador. Anuar Cortázar Cáez

HISTORIA DE UN PERSONAJE DE CASCAJAL

GENARO: EL POBRE VIEJECITO

La noche estaba oscura, de esas que uno no prefiere encerrase en el cuarto, porque la
menor señal de ruido puede causar un estado de conmoción del que no lo saca nadie.
Trascurría el mes de noviembre de 1.963, era como las siete de la noche, en Cascajal
pueblo de paz, armonía, tranquilidad y ternura,

Llegó a esta población desde Mompox el viejecito Genaro, para unas fiestas de toros,
corridas estas que engalanan a los pueblos de la costa Caribe, hermosas tradiciones de la
región, en las cuales se plasman, unidos de manera armónica, los dispares temporales de
la raza y cultura que componen el espectro de nuestra comarca.

Esto atrajo al pobre viejecito, y se quedó en Cascajal. Genaro, persona de pequeña


estatura, color moreno, mirada tierna, pasivo y decente, a pesar de su forma andrajosa de
vestir, se ganó el cariño y aprecio de la comunidad, tuvo renombre y se hizo popular, no
era agresivo, su amabilidad se reflejaba en su sonrisa y en su mirada la sencillez.
Las fiestas pasaron y Genaro seguía allí como si este fuese su pueblo natal, pedía limosnas
y siempre andaba descalzos. Solo se le conoció con el nombre de Genera; pero no se sabe
de sus apellidos y de su verdadera procedencia. Además, si le preguntaban: Genaro tu
eres de apellidos Jiménez, y él contestaba, Genero Jiménez, tú eres Cáez; Genaro Cáez; tú
eres Turizo: Genaro Turizo.

Así pasó varios años, cómo en Cascajal no había luz, él se encargaba de tocar un pito,
pasadas las seis de la tarde, para que colocaran la lámpara_ linterna a gas en el gancho de
la puerta de las casas y, así las calles se iluminaran y no estuvieran oscuras, como la noche
que él llegó.

Estaba empezando un fuerte invierno, el cual arreciaba cada día con inmensas lluvias: El
pobre Genaro andaba siempre metido en el agua debido a que las calles permanecían
inundadas. Sus pies comenzaron a hincharse y se le infectaban.

Él había visto en la tienda de Don Giro unas botas pantaneras, habían de color negro y
amarillo claro. Como el invierno era fuerte ya en sus pies comenzó a sentir rasquiñas por
la humedad.

Cierto día se llenó de ánimo y se atrevió a entrar a la tienda, a pesar de su vestimenta


vieja, harapiento y maloliente, aunque él no lo percibía. De inmediato, su presencia causó
malestar en la Señorita de la tienda, quien frunció las cejas y le puso mala cara.

El pobre viejecito, con voz tenue, amable y cordial le dijo:

Señorita, en invierno paso siempre con los pies mojados. Desearía comprar unas botas
pantaneras. Estoy tratando de ahorrar para poderlo hacer: Pero como tengo otras
necesidades, como la alimentación; panes, frutas, pedazos de queso y otras cosas, me
gasto lo poquito que me dan.

Yo vendría aquí, si es posible todos los días y le daría a usted lo que fuera ahorrando para
que me las guardara, y así cuando tuviera la cantidad del valor de las botas me las dieras.

La señorita no sabía que responder, el pobre Genaro le depositó $200 pesos sobre el
mostrador, y sonriendo se marchó. Siempre volvía cada día y dejaba entre $ 200 a $ 500
pesos, eso era lo que podría ahorrar.

El invierno se acrecentó y aún faltaba mucho para comprar las botas, ya sus pies
comenzaron a hincarse y con rasquiña permanente.

-. Unos de esos días en los que él llegaba a la tienda.

El viejecito, dijo a la señorita:

Las calles están demasiada mojadas, y míreme los pies como los tengo; ¿podría usted
señorita darme una bota, la derecha y me da la de color negro?. Yo le seguiré trayendo
dinero y cuando acabe de pagarlas me llevo la otra, la del izquierdo porque es el que
tengo menos enfermo.
La señorita quedó sorprendida. Le manifestó que tenía que consultar al dueño, Don Giro;
hombre de buena estatura, robusto, con una mirada fija que con ella imparte órdenes. Su
tono de voz es fuerte, que parece asustar al más noble: El cual expresó, que eso era
imposible, porque se corría el peligro de que quedará desparejada ese par… ¡y usted
jovencita, está segura si ese viejo volverá a la tienda teniendo ya una bota!

La señorita no se atrevió a decirle al viejecito Genaro, le dio la bota que pedía y asumió la
responsabilidad si el viejecito no cumplía con la palabra. El viejecito se despidió
cortésmente y agradecido.

Siguió hiendo con frecuencia, e iba llevando lo que le faltaba para cancelar la bota
izquierda y así poder tener las dos: Del pie derecho había mejorado, ahora el problema
era el izquierdo que cada día tenía más granos, rasquiña e hinchado.

El invierno se recrudecía y el pie descubierto no lo aguantaba, se le infecto y pasaba con


intensas fiebre y dolor en todo el cuerpo.

El dueño de la tienda preguntaba en algunas ocasiones;

¿Qué jovencita, sigue viniendo el viejo con sus ahorros?

Sí señor.

Y, el señor Giro ponía mala cara,

Faltaban solo $500 pesos, habían pasado varios días, semanas y el pobre Genaro no venía.

El dueño remordiéndose la conciencia. No sabía porque la joven Siris, había determinado


darles las botas, (creía que le había entregado las dos). Regalándole una; es decir $1.500
pesos, porque el par vale $3.000 pesos, como premio a su caridad.

Cierto día le comentó el caso a su esposa; Ana, ella quedó conmovida y le dijo, que había
que hacer algo por ese señor. Buscarle un sitio donde estuviera bien, podría ser un asilo o
no sé……

Siris estaba preocupada por la ausencia de Genaro, ya le había cogido cariño al viejecito,
que de noches salía a indagar por las calles, preguntando si lo habían visto, y nadie le daba
razón; esto le ahondó más su sentimiento por el viejecito, que por las noches casi no
dormía

Pasaron unos días, entró un joven a la tienda.

¡Hola!, conseguir esta tienda me ha tocado sudar mucho.

¿Qué busca? ¿Que desea?, le dijo Siris.

El joven le contestó.
Trabajo en el Hospital San Juan de Dios de Magangué hace tres días, allá falleció un pobre
viejecito con la pierna izquierda toda relajada e hinchada de la humedad, llegó agonizando
y no se pudo hacer nada por su vida.

Al registrar su andrajosa vestimenta, encontramos un papel que dice, mírelo, vea, léalo, la
jovencita dudó y le entró un escalofrió en todo el cuerpo porque presentía que era el
pobre viejecito, no sabía qué hacer; recibirlo o no, miro hacia atrás para percatarse si Don
Giro la estaba observándola, al fin decidió recibirlo y lo leyó, el contenido decía: Entreguen
por favor a la tienda Don Giro(Cascajal) estos $500 pesos: El mensajero le dijo, no se dé
que se trata, pero aquí tiene estos $500 pesos, él cual observó como a la joven se le
notaba la tristeza y no ocultó sus lágrimas: El joven se despidió sin comprender ni saber
nada.

La señorita salió corriendo, abrió la bolsa donde tenía la bota izquierda y la sacó, se la
llevó al corazón, abrazándola y besándola, después con sus manos temblorosas la guardó
en su bolsa. La cual le quedó como un gran recuerdo.

Dejó pasar como una hora, en su garganta se le formaba un nudo, comenzó a sudar frio,
fue al baño, con gana de desahogarse, dándose ánimo y coraje entró al despacho y
disimulando un poco le dijo al dueño.

¡Se me había olvidado decírselo!, El viejecito ya vino, pagó lo que le faltaba y le di las
botas.

El dueño respondió; ¿cómo no me llamó?, Le dije que quería verlo.

Siris le contestó

Había muchos clientes y se me pasó.

¡Si vuelve o si indaga donde pide limosna me lo hace saber!!

Siris, dudó un momento, pero se dio valor a seguir, sus labios temblaban y cambió de
color que se puso pálida.

Es qué.

¿Qué?

Si, un joven que lo conoce me ha dicho que murió en el hospital, donde lo llevaron con los
pies hinchado e infectado por la humedad, ya moribundo.

El dueño, Don Giro no supo responder, se quedó callado, sentía un gran dolor en el pecho,
sus ojos comenzaron a brotar pequeñas lágrimas, como si sintiera una puñalada en su
corazón, su semblante cambio, le entró un gran peso en su cuerpo que no podía
levantarse, se recostó a la silla, cerró los ojos, los abrió y miro hacia arriba como
pidiéndole perdón y fuerzas a Dios.
La señorita salió de prisa y buscó la bolsa donde tenía la bota izquierda y la abrazó.

El dueño en el interior, dejó los libros en lo que estaba escribiendo, agacho su cabeza
sobre la mesa, llena de papeles de cuentas…….., empezó a llorar como nunca lo había
hecho en su vida.

ESTA ES UNA HISTORIA QUE CONSTRUÍ CUANDO LAS FAMILIAS DISQUE RICA DE CASCAJAL
LE TIRABAN VAINA DISQUE A LOS POBRES DE CASCAJAL…LA DISFRACE CON LOS
PERSONAJES DE LA MOJARRA Y LA ARENCA

LA MOJARRA Y LA ARENCA

En las ciénagas de Cascajal, grandes y hermosas por sus aguas de color gris, que invitan a
darse un exquisito baño, bajo el sol resplandeciente que día a día reflejan sus rayos en las
aguas, dispersándolos a diferentes puntos, dando la sensación de introducirse en las
profundidades de las ciénagas.

La arenca

Vivieron dos pequeñísimos peces que se encontraron nadando en esas lindas aguas,
llegaron a conocerse y aceptarse desde temprana edad el uno al otro, se criaron juntos
como si fueran hermanos aún siendo de clases diferentes, la mojarra y la arenca, seguían
a todos los rincones nadando las ciénagas, se alimentaban y se ayudaban mutuamente a
defenderse de los peces grandes, porque sabían que estos se los podían devorar, andaban
todas las ciénagas huyendo de los pescadores y de los otros animales que en ellas se
encuentran.
La mojarra

Ya habían crecido y cierto día la mojarra se descuidó de la arenca y ésta se le perdió; la


mojarra inicia la gran tarea de buscarla, presintiendo que algo le hubiera pasado en las
inmensas ciénagas; duró muchos días, semanas y no la encontraba, con su lenguaje se
comunica con todas las demás mojarras de la situación de la arenca.
Salieron en manadas a buscarla teniendo que sortear muchos peligros, la mojarra se vio
seguida en varias oportunidades por la babilla mona, pero ésta no la alcanzó para
comérsela; también tuvo que sortear el peligro del bagre pintao en esa búsqueda
incansable, hasta que un día encontró a la arenca.
Ya tenía otras amistades y la mojarra al acercársela, la arenca la miró indiferente; la
mojarra le dijo. Hace muchos días que me dejaste y me puse a buscarte obstinado, hasta
ahora que te encuentro; creo que merezco una explicación; porque no te hecho nada que
te haya molestado.
La arenca mirándola fijamente le contestó:
Lo que pasa es que yo soy un pez fino y bello, cabeza pequeña, cuerpo delgado armónico
con escamas brillantes, con velocidad para nadar, como ves, somos de la misma especie
pero de clases diferentes, aunque seamos del mismo hábitat. Perdona porque has sido
muy buena conmigo, pero he conseguido unos amigos como tú, de mi misma especie; sus
amigos comenzaron a nadar dándole vueltas a la mojarra, haciéndoles gestos indeseables
con su nadar y luego se colocaron al lado de la arenca, al ver lo que estaba pasando la
mojarra entendió y se puso triste, que casi no podía nadar, expresó con voz entrecortada:
arenca tu eres y seguirás siendo mi mejor amiga, aunque no andes conmigo , te aprecio,
respeto y te estimo, sabes que por eso de la vida nos criamos juntos y nos ayudamos a
defender de los peces grandes, que hasta uno de ellos, el bagre pintao, casi te devora una
vez, de cosa que te defendí distrayéndolo.
Bueno yo me encuentro bien, aquí con mis amigos dijo la arenca, ¿verdad?, sus amigos
movían la cola como ratificando lo que decía su compañera.
Será, como yo soy bocona, ancha, cabezona, amarilla, fea y ustedes son muy lindas, finas y
veloces y yo no lo soy.
La mojarra se fue sola, triste y cabizbajo, sabía que había perdido a su mejor amiga de
siempre, se encontraba desconsolada, quería que el bagre pintao y la babilla mona se la
comieran; pasó así varias semanas, no quería comer, decepcionada salió andar para
conseguir otras amistades y se cansaba, estaba deprimida, no le fue posible encontrar
otras amistades como la de la arenca, porque a cualquier manada que se acercaba, estas
la miraban con displicencia, nadaba de un lado para otro, la familia de las arencas hacían
fiestas y no la invitaban.
Un día escuchó el ruido de los pescadores y se escondió debajo del tapón para que no la
fueran a cazar, de pronto oyó cuando los pescadores lanzaron la atarraya y se percibió un
sonido fuerte, la mojarra lo identificó. Era el de la arenca, inmediatamente salió veloz,
llegó al sitio a donde lanzaron la atarraya, observó que en la red que era de tejido
menudita estaban atrapadas la arenca y sus amigas. La mojarra llamó a los suyos de su
misma especie; como un rayo llegaron y con una velocidad impresionante cortaron la red
con sus finos dientes.
La arenca y sus amigos salieron.
La familia de las arencas quedaron sorprendidas, nadando cabizbajo, fue agradecerle a su
amiga de infancia por sacarla del apuro en que se encontraban y por haberles salvado la
vida.
De allí en adelante todos los peces de las ciénagas de Cascajal, las arencas, las mojarras,
los bocachicos, los bagres, el barbudo, la pacora, doncellas, y demás han sido una sola
familia unida, y han vivido felizmente como todos los cascajaleros.

POESIAS POR ANUIAR CORTAZAR CAEZ

POESIAS

ODAS AL CALABAZO DE SUERO

Toda tu vida has vivido colgado,


Desde tu niñez,
Qué martirio,
Mi pensamiento
Te nombra con palabras,
La garganta me duele
Al no paladear tu líquido,
Mi boca se saborea
Al pensarte,
Mis manos huérfanas
Te tocan
Y mi cuerpo huele
A ti.
Sí…., todavía te recuerdo,
Te recuerdo con nostalgia
Sin afanes, esas mañanas
Me llenan de emoción,
Me apasiono,
Tu líquido saciará
Mi hambre, qué hambre,
Qué ayer, dulce ayer,
Vuelve tiempo
Para poder vivir
Y alimentar mis sentimientos. (Anuar Cortázar Cáez)

AL FOGÓN DE LEÑA

Álgido viento al hogar traspasa,


Arde ya caliente
Y ríase la gente
Que la fría tarde ya se pasa.

Corazón de casa
Que caldea el ambiente,
Con sonrisa incandescente
En metálica carcasa.
Con tu llama ardiente
Y avivar armonioso,
Traspasando moléculas
Que irradias con el vaivén de tu ruido.
Invento que al frio anulas
Con energía de cálida esencia
¡Fuera mantas ridículas!
Silenciosa presencia,
Que besas las moléculas
Y flotando,
Me trasmite tu caricia. (Anuar Cortázar Cáez)

AL PESO DE TOTUMA

Elaborado por antepasados


Con el fruto del Totumo,
Al utilizarlo con agrado
Y pesa como ninguno.

Fuiste útil en tus tiempos,


Por tu medida confiable,
Dichosos esos momentos
Los cuales aún son admirables.

Con tu porra de Carreto


Y medidas con rayitas
Pesa muy bien el queso
Marcándolo con la pitica.

Digna acción de mensurar


Para pesar el arroz,
Exacta su medida; de esperar,
Sin cometer error.

Dulce de acariciar,
Se pesa hasta la sal
Y no se va a oxidar,
Al tenerlo que utilizar.
Pesaba la yuca sin tropiezo,
Aunque al ojo la vendían
Mas daban con el peso,
Decía la abuela mía.
Lo endulza la azúcar
Con su movimiento y armonía,
Cuando lo ponen a estimar
El que, al calcular la totuma
hacía.
Encantado para juzgar
A los pesos de hoy en día,
Que sirven es para hurtar
Con su forma de medida. (Anuar Cortázar Cáez)

MUJER

Sale de la flor maternal


Como hermosa reina del hogar,
Su aroma trasciende en silencio
Con brillo de las estrellas,
Tierna dulce y bella
Como el rocío de la mañana.
Tus ojos negros
Son como la noche,
Tu sonrisa alivia mi cansancio
Tu belleza apacigua mis
temores,
Y tu cabello se refleja
En lo bronceado de tu piel,
Eres ¡oh mujer trabajadora!
Mujer sensible y linda.
La tristeza se refleja
En tu mirada,
Su osadía es incalculable
Dueña del hogar,
Eres lo más divino
Que Dios nos ha dado
En su construcción Universal. (Anuar Cortázar Cáez)

AL POZO DEL MIRAVICHO:

En un inmenso verano
Surgió tu excavación,
Se cavó a peso de barretón
Pero aún era muy llano.
En cuadrillas se organizaron
De cada una de las calles,
Sin tener ningún detalle
Y así lo profundizaron.
La gente colaboró,
Para sus aguas conservar
Y “potables” poderlas tomar
Al Miravicho cercó.
Tus aguas eran exquisitas
Con gramita y tapón
Llenábamos el barril y el galón,
Todas las mañanitas.
El día de tu bautizo
Con el nombre de Miraflores,
El padre de Villanueva
Fue quien lo hizo.
Para el agua saltar
Hasta troja se le hizo,
Que se hizo con ahínco
Y no tenerla que ensuciar.
Te quedaste Miravicho
Nombre muy popular,
Y escobilla donde cortar
Por tener tanto vicho
Era lindo ver,
La gente aquellas mañanas,
Desfilaban caravanas
Para el agua recoger. (Anuar
Cortázar cáez)

DÉCIMAS

OH CIÉNAGAS

Tienen aguas silenciosas


Como aroma de las flores,
Juicios de sus pobladores
Consigue en forma preciosa.
De su faena laboriosa
Se enriquece día a día
Al salir de pesquería,
Que con sol, brisas y vientos
Consigue sus alimentos,
En esa ciénaga fría.

Es tan grande tu extensión


De aguas verdes y quietas,
Al navegar de las barquetas
Se cansan en su inmersión,
Recorrer su corazón.
Al remar le cause juicio
Que no produce bullicio,
De su labor digna y querida.
Podrá llegar a la Antártida
Sin que causara un suicidio.

Contaminación ninguna
Esas aguas fueron puras,
Sin altas temperaturas
De esa hermosa laguna,
Reflejando rayos de luna.
Aprendimos a compartir
Y de sus peces conseguir,
A nadar desde pequeño
Hoy sigue siendo un sueño,
Quizás volverlo a repetir.

Muchos peces tú produces


Sobre tus aguas remansan
Hasta las canoas se amansa
Remando a oscuras sin luces.
En esas noches fugaces
Los pescadores en su andar,
Las ciénagas has de cuidar
Desde tu inmensa oscuridad,
Eso pa’ él es felicidad.
Tener amor donde anidar.
Desde tu seno celestial
Y sus aguas preciosas,
Brotan peces como rosa
De tu hábitat natural.
Eres del cielo un manantial,
Donde emergen bocachicos
Son sabrosos y muy ricos,
Tu orgullosa gastronomía
Eres tierra de armonía,
Con sus platos exquisitos.
Son tus ciénagas tan lindas
En ella se ven andando,
La arenca anda nadando
En el ambiente que brindas.
Las ciénagas se deslindan
Tu complejo cenagoso,
De muchos lustros añosos
Desde tu tribu TACAJAL,
Toma el nombre de CASCAJAL
Eres paraíso precioso.
Son un alma tus riveras
Lugares donde recrearse,
Nadar, aunque no te canses
Cual alegría hoy me diera.
Tus grandes puertos quisieran
Ser dulzura del pasado,
Para sentir con agrado
El oleaje de tus aguas,
Navegar como piragua
En su clima sosegado.

Hermosas esas mañanas


Las orillas de tus puertos,
Comprar peces de alimentos
Desfilaban caravanas.
Habitantes de la sabana.
Te vendían peto y cafongo
Hasta sabroso mondongo,
Era dichoso deleitar
Te acreditaban pa´ pagar,
Los sábados y los domingos. (Anuar Cortázar Cáez)

EL PIOJO

Cuando conocí el piojo


Que tenía mi papá tío,
Me puse yo a trabajá
Que casi pierdo mis ojos.
Por andar cazando un piojo
Cuando yo me lo capture,
Con paciencia y sin apure
Le extraé toda la manteca,
Del cuero haré chancletas

Y las vendo por las nubes.


De sus patas tan valiosas
Me haré un millón de pesos.
Y que no me pongan preso
Por estas patas preciosas.
Que son frágiles y hermosas
Y de sus ojos brillantes,
Redondo y muy gigantes
Los vendo como dólares,
En cualquiera de los lugares
De mi pueblo circundante
De su cabeza achatada
Tomaré la cuarta parte.
Para hacer de ella el arte
Que tanto a mi me inspiraba,
Con sus rápidas picadas.
Rasquiña muy penetrante
Titánicas e infectante,
Que producen desespero
Al verme en aquel esmero,
Sobre mi cabeza andante.
Le extraeré toda la grasa

Del recóndito de piojo.


Viajaré el mundo a mi antojo
Hasta llegaré a Malasia,
Con la plata de la grasa.
Compraré casa en España
Con la negra de Bretaña,
Y un almacén de mercancía
Para la concubina mía
Que ella conmigo se amaña. . (José del Cristo Pérez Paredes Cascajal 1.963)

LA PARTIDA

Desde el día que tú te fuiste


Llorando te fui a buscar,
Y no te he podido hallar
Dime dónde te metiste,
Será que no me quisiste.
Te busqué en la Palestina
México y la bella China,
En Cuba y el Darién,

Te busqué en Jerusalén
Y en las pampas Argentina.
Y yo al verme tan triste
Al ver que me estaba ahogando,
Por andarte yo buscando
El otro día que te fuiste,
Tanto como me quisiste.
Los siete países del centro
Los anduve en busca tuya,
Allí me atacó una lluvia
Que perdí el conocimiento
De allí salí sin aliento.

De allí cogí costa arriba


El barco se me fue a pique,
Y al encontrarme tan triste
Al ver lo que me sucedía,
En esta inmensa agonía.
Bien, cansado de caminar
Y, que no podía soportar,
El gran inmenso diluvio
Buscándote con preludio,
Pero no te pude hallar.

Luego cogí para el Norte


Para ver si te encontraba,
Mis ilusiones se desgarraban
Se puso bruno el horizonte,
Que casi me lleva la muerte.
Del amor que me pusiste,
Encontrándome muy triste
Después de quererme en casa
Hoy mi vida es una desgracia,
¡Amor!,
Dime a dónde te metiste. (Ángel María Gómez Pérez, Cascajal 1.972)

A MI ABUELA

De aquellos tiempos primeros


Desde mí época de niño,
Mi abuela con gran cariño
Me cuidaba con esmero.
Siendo gran amor sincero
Su mirada tierna y pura
Y de sus manos dulzura,
De sus palabras aliento
Y mantenerme contento
En un clima de ternura.

Con tus enseñanzas crecí


Bajo el hogar de mis padres,
Fuiste para mí una madre
Que admiro con frenesí,
Que tus calores compartí.
Y cultivaron mí crianza
Sembraron en mí esperanza,
Y para yo siempre amarte
Tenerte como estandarte
En este mundo de usanza.

Amena mujer que fuiste


Flores de la primavera
Eres del dolor quimera,
Desde el día que tu partiste
Y con tu amor me quisiste.
Reina de mi corazón
Fuiste mi gran devoción,
Que me llenó de confianza
Me llenaste de esperanza
En mi dócil formación.

Hoy quiero felicitarte


Con orgullo y simpatía,
Eres la mujer querida
Que me formó con tu arte,
Y no he dejado de amarte
Aunque siento mis desvelos
Sin importar los recelos.
Que me ha tocado pasar
Y así poderte abrazar
Allá contigo en el cielo. (Anuar Cortázar Cáez …Marzo 29 – 1991)

EL OBRERO DECEPCIONADO

Qué vida tan miserable


Por no hallar donde ganar,
Y, si me metiera a robar
No me hagan responsable.
Aviso daré por cable
A todos los departamentos.
Donde le aviso con tiempo
A mi querida sociedad,
Si robo, es la necesidad
Será por el mal momento.
Si el diablo se presentara
En forma de un caballero,
Con un saco de dinero.
Aunque después me llevara
No importa lo que pasara.
Haber pa´ qué me llamaba,
Eso el diablo preguntaba
Aquí tienes lo que quieres,
Dinero más tus quereres
Eso es lo que tu deseaba.
Yo, primero te pedía
Firmándote un documento,
Cipote edificio inmenso
Y cincuenta vacas parías.
Una tienda bien surtía
Así el contrato firmara,
La silla donde me sentara
Que fuera de oro y marfil,
Le pidiera un ferrocarril
Si el diablo se presentara.
Veinte maletas de plata
Le pidiera sin engaño,
De a trece y de quince años
Te pedía treinta muchachas.
Y que no fueran ingratas.
Con sirvienta y cocinero,
Que manejaran dinero
Este fuera mi destino,
Se presentará el maligno
En forma de un caballero.
Aviones para deambular
Te pedía que fueran siete,
Máquinas de gabinetes
Y treinta buques de altamar.
Así pa´ poder negociar
Con todito el extranjero,
Capitán y marinero
Que de todo esto tuviera,
Por Dios si el diablo viniera
En forma de un caballero.
Te pedía otra cosa buena
Diez ingenios le pidieran,
Una zona bananera
Igual, la del Magdalena.
Un pueblo ni Cartagena
Te juro donde pasara,
No importa, aunque me llevaras,
Después de esta garantía
Te entregara la vida mía
En esta tierra sagrada.
Se me presentó enseguida
Diciendo tú que me dá,
Sin duda que tu mamá
Tú hermana, más querida.
En la primera partida.
¡Retírese caballero!,
Sólo Dios está en el cielo
Y salí muy afligido,
Por lo que me ha pedido
Por un saco de dinero.
Salí de aquellos desiertos
Muy triste y acongojado,
Delante se ha presentado
Diciéndome que he resuelto.
Te digo nada te acepto
En estos, difíciles días,
Al saber lo que me exigía
Mejor te doy otra cosa,
Mejor te doy a mi esposa
Y no te doy la madre mía. (Alejo Manjarrez Gómez)

TRAGEDIAS EN ESPINELAS

LOS MUERTOS DE LOS LLORAO

Era el sábado de Gloria


En noche de luna llena,
La gente dormía serena
No es para hacer historia.
Recuerdan en su memoria
Fue en el año veinticuatro
Los homicidas son cuatros,
Manuelingo, con su hijo
Fulgencio y Albeiro dijo,
Hay que matarlos sin rastro.
La desgracia se inició
Por la pelea de un monte,
Desde hace rato entonces
Gilberto Serpa reclamó.
Y Concepción lo azuzó
Para que se lo cogieran,
Y allí se dirigieran
Como abejas en enjambres,
Y picarles los alambres
En una noche cualquiera.
La fatal noche llegó
Y siendo como a las once,
Fue cuando su primo Conce
A Gilberto convidó.
A los Lloraos se dirigió,
Los homicidas sabían,
Porque ellos los perseguían
Pa´ no perder su terreno
Este siendo de lo ajeno
Y que no lo compartían.
Llegaron Conce y Gilberto
A cometer su osadía,
Pero ellos, no lo sabían
De sus rivales absueltos.
Cuando les llegó el momento
Manuelingo y allegados,
Escondidos y callados
De innumerables rulazos,
Y a pesos de machetazos
Los dejaron degollados. (Anuar Cortázar Cáez 1.998)

LOS MUERTOS DE LA CENTELLA

Les voy a contar señores


Ese día siete de Junio,
Bajo gran fuerte diluvio
Murieron varios pescadores;
Eso si daba temores.
Al ver esos cincos muertos
Que los trajeron al puerto,
Eso si daba tristeza
La gente con su nobleza,
Admiraba a los difuntos.
Ellos estaban pescando

La tempestad los cogió,


Que los mandó y arrinconó
Bajo una ceiba, redando;
Se fueron arrinconando
Porque se iban a salvar,
Los cogió una electricidad
Que les mandó el poderoso
Siendo bueno, bondadoso;
Y de luminosa amistad.

.
Y José Manuel Quesada
Y Desiderio Sampayo,
Al lado José Salcedo
De los que ha matado el rayo,
Esa horrible madrugada
Cuando solo ellos pescaba.
Y dicen que al otro lado
Estaban muertos tirados
Fermín y Ricardo, al lado,
José Salcedo quemado
Por el rayo endemoniado.

El Negro, Pedro y Emiro


Fueron los que se salvaron,
A Magangué los llevaron
Sin embargo, con suspiro;
Rogándole al Dios divino.
De ese porrazo tan fuerte,
Que no le vino la muerte
Al ver si los podían salvar
Internado en el hospital,
De tan insensata suerte.
Cascajal está de luto
La muerte de sus paisanos,
Unidos como hermanos
Los esperaron con anhelo,
Y con ambiente de consuelo.
Los recibieron en el puerto
Cuando los trajeron muertos
Con cantos y melancolía;
Y qué tristeza la mía
Al mirar los cincos restos.

Vino el alcalde de Magangué


Y también vino un sargento
Al mirar los cincos muertos
A ver cómo fue que fue
Les quemó hasta los pié
Esto sí es un casi cierto
Eustorgio Pérez le cuento
Que causa mil maravillas
Sabiéndose en Barranquilla
De la centella y sus muertos.

.
Dicen que ahí estaba uno
Que se llamaba Rafael Ruiz;
Les decía, se fueran de allí
Porque presentía la muerte,
Eso pa’ mi si fue suerte
Para mí y mis compañeros
Y si no, yo también muero.
Me salvé de ese porrazo
De tan fuerte pretinazo,
Al ver como fallecieron.
Y José Manuel, el soldado
Lo tenemos que recordar,
Porque se podía elogiar
Cuando vino de los llanos,
Y vino, bien preparado.
Esto pa’ ti fue una estrella
Esa vida fue muy bella;
Teniendo tú que sufrir
Y naciste para morir
En la comba de una ceiba.

Había varios pescadores


Y pocos querían pescar,
Que los ponían a pensar
A todos sus pobladores;
Les suscitaba temores.
Escuchen los que les digo
A mis queridos amigos,
Y cojan este consejo
Ya Martín Castro y Alejo,
Hoy se encuentran afligidos.

Pongan cuidado amigos


Los que le acabo de hablar,
No se les vaya a olvidar
De esto que ha sucedido,
No soy un poeta efectivo
En este mundo colosal
Así poderles declamar,
Lo que en mi mente reclamó
Eustorgio Pérez me llamó
Y natural de Cascajal. (Eustorgio Pérez Campo, Cascajal 1.956)

MUERTO EN TACAMOCHO

Voy a relatar este hecho


El cual conmovió a Cascajal,
Una tragedia sin igual
Que ocurrió en el cincuenta y ocho.
En la calle de Tacamocho,
Ellos, Isidoro Atencia,
Que en su humilde conciencia
No quiso golpear a Humberto
Gómez Fuentes en su cuerpo,
Siendo una acción de inocencia.

En la plaza comenzó
Y los dos, futbol jugando,
Con el balón disputando
Sin culpa Atencia pateó.
Humberto el brazo metió;
Y fuerte golpe recibió,
Humberto se enloqueció
Al sentir inmenso dolor,
Que sudó su corazón
Hasta el brazo se le hinchó.
Isidoro las va a pagar
Esto, expresaba Humberto,
Yo lo quiero verlo muerto
Porque no puedo trabajar;
No puedo el brazo levantar.
Este, lo estaba cazando,
Borracho lo vio bailando
En fiesta de Tacamocho
¡dijo!, la cabeza se la mocho
Y le quedó, guindando.

La noticia se regó
A esa hora nocturnal
Por los rincones de Cascajal
Cuando lo degolló.
Se lo llevaron para Magangué
Para ver si se salvaba
Pero mucha sangre derramada
Antes de llegar al hospital murió
Socorro Atencia, persiguió a Humberto
Que, hasta el día de hoy, no ha vuelto

(Anuar Cortázar Cáez 1.991)

LOS AHOGADOS DE LAS TRES PALMAS

En el puerto de las tres palmas


Del año sesenta y cinco,
Fue en enero veinticinco
Que se ahogaron dos almas.
Donde el agua estaba en calma
Ellos se fueron a bañar,
Temprano para refrescar
Las altas temperaturas,
De las inmensas llanuras
De las tierras de Cascajal.

De Santa Marta vinieron


A pasar las vacaciones,
Con alegría y emociones
Sus ilusiones perdieron;
Fue un veinticinco de enero.
Eran queridos hermanos,
Sus nombres, Ruth y Gustavo
Los que murieron ahogados,
Se encontraron abrazados
Tristezas pa´ sus paisanos.
Dicen, fue una maldición
Las que le tocó transigir,
Ellos, tenían que morir
En esa gran situación.
Que enlutó a la población;
Lo anterior se le atribuye,
Y, a mi mente diluye
Al gran tesoro encontrado,
El cual estaba enterrado
Que el pasado contribuye.

Gustavo al agua se lanzó


Pero fondo no encontró
Y comenzó el desespero
Porque a un pozo fue que cayó
Su hermana Ruth que lo vio
Se lanzó a ayudarlo
Y en la agonía abrazarlo
Por salvar a su hermano
Se fueron fue al fondo
Que los encontraron ahogados

Fue Camelia y el doctor Guzmán


Que se encontraron la guaca,
Cerca estaba, de una estaca
Sacó figuras de caimán.
Y se las vendió a un alemán.
Ruth y Gustavo sus nietos
Inteligentes e inquietos,
Los que, les tocaron pagar
Irse a tres palmas ahogar,
Maldición del palo prieto.

(Anuar Cortázar Cáez 1.989)

MUERTE EN BROOKLYN

Manuel hombre trabajador


Respetuoso y muy sincero,
Cosía excelentes sombreros
Y era gran colaborador.
De afecto en su corazón
Servicial y cariñoso
Amable y buen bondadoso,
Pa´ pasarle este siniestro
Imprevisto pero cierto;
Siendo siempre generoso.

La trifulca comenzó
Por una pelea en la plaza,
Que llevó a esta desgracia
Desde que esta se inició
Y a Manuel Correa mató.
Mil novecientos setenta
Se dio esta muerte tremenda,
Un veintiocho de diciembre
Pasó aquella incertidumbre
En aquella noche incierta.

Mañe le ganó a Vicente


En esa pelea en la plaza,
Aunque él, disque era sarasa
De esa memorable tarde
Haciendo a Vicente alarde.
Vicente tú estás jodido
Les murmuraban sus primos,
Y la gente le gritaba
Tan grande y no pelea nada
Mira con quien has perdido.
De ira se llenó Vicente
Que hasta no podía dormir,
Él teniendo que sufrir
Los insultos de la gente;
Siempre lo tenía presente.
Vicente lo perseguía
Con sus primos de compañía,
A Mañe se lo encontraron
Y los primos lo agarraron
Vicente le quitó la vida. (Anuar Cortázar Cáez 1.997)

LOS DOS AMIGOS

Fueron dos grandes amigos


Los cuales trabajaban juntos,
Estos dos, son hoy difuntos
Fueron cosas del destino
Y El otro mató al amigo.
El niño Pérez y Julio,
Esto causó gran diluvio
Al ver lo que sucedía,
Ocurrido al medio día
Este nefasto infortunio.

Domingo once de febrero


Del año setenta y nueve,
Con la rula el niño Pérez
Y en su cabeza un sombrero.
Mató a Julio su compañero,
Él se encontraba dormido
De una fiesta amanecido,
En el patio de su casa
Acostado en una hamaca,
Quedó en su sangre tendido. (Anuar Cortázar Cáez 1.990)

MUERTE EN EL CUATRO
En una mañana fría
En el año ochenta y cinco,
Fue este suceso de Micho
Cascajal estaba dormía
Y en sus sabanas yacía.
Veinticinco de febrero
Siendo buen cascajalero,
Humilde y trabajador
Amable, colaborador,
Benévolo y muy sincero.
Esto sí dio gran tristeza
La mañana de febrero,
A todos sus compañeros
Teniendo gran sutileza
Y una coloquial grandeza.
En su dócil proyección
En toda la población,
Siendo persona honrada
Y en forma equivocada,
Truncaron su devoción.
La población despertó
Con semejante noticia,
Siendo tremenda primicia
Que a muchos los sorprendió
Lo que en el Cuatro pasó.
Los criminales absueltos
Han cometido un suceso
A una persona inocente
Misael, amigo y decente
Pagó con la vida su esfuerzo. (Anuar Cortázar Cáez 1.990)

LA MUERTE DE WILSON

Dichoso transcurría el día


En agosto fue el mes,
El martes veintitrés
Miren lo que sucedía.
En horas del mediodía.
Voy a contar lo ocurrido,
Y no para hacer historia
Que, en la puerta de la Gloria,
Cometieron homicidio
Dejándolo allí tendido.

Wilson andaba en su moto


Haciendo sus diligencias,
En su profunda inocencia
Le dieron cinco impactos.
Y allí lo dejaron muerto.
Pasó en el noventa y cinco,
Y siendo buen laborioso
Muy sincero y generoso;
Él, trabajando con ahínco
Fue que mataron a Wilson.

La noticia se difundió
En toda la población,
Ahogando el corazón
De su población sombrío.
La noticia los dejó frio
Pa´ allá salieron un poco,
En bicicletas y motos
Por lo que había sucedido
Aturdido y adolorido
Del fatal crimen monstruoso. (Anuar Cortázar Cáez)

AL AMIGO CRISTOBAL

Para el amigo sincero


Que, de todo corazón,
Le dedico con pasión
Palabras del decimero.
Pa´ este buen cascajalero
Notablemente su labor
Siendo gran colaborador;
En su proyección de líder,
En las fiestas que lo exigen
Lo realizaba con amor.
Dolorosa su partida
Noviembre siete ocurrió,
Todo el pueblo enloqueció
Por ser persona querida.
Respetuosa y distinguida
Nunca con nadie se metía,
Y Los violentos ese día
Con sus ansias asesinas
Y corazones de espinas,
Y, le quitaron la vida.

La tragedia sucedió
Fue en el año noventa y cinco;
Trabajando con ahínco
Miren lo que le pasó,
Varios balazos recibieron.
La noticia se arregó,
Cascajal se aglomeró
Al oír noticia nefasta
De frágil muerte insensata.
A Cristóbal le aconteció (Anuar Cortázar Cáez)

VERSOS

FATAL ENCUENTRO

Se encontraron dos amigos


De esos bien arguardientosos.
El uno le dijo al otro,
Siempre que andas conmigo
Vives mirándome el rostro.
No tengo cara bonita
Mis cejas están despobladas,
Boca enorme y nariz chiquita.
Así que déjate de pendejadas,
Y apártate de mi vista.
El interpelado contestó, ¡qué pasa!,
Tienes la cara tapada,
Cuando te miro yo.
Eres maluco y desperfecto
Que parece hecho, a patadas.
No me ofendas, yo te quiero,
Pero algo te debo decir,
Tú pareces una lombriz
Enganchada en un anzuelo,
Así replicó el primero.
Cuando se creía un enfrentamiento
Gritaron, abrazándose contento,
Amigos, no podemos ser hirientes,
Mejor sigamos nuestro camino
Hasta conseguir aguardiente.
Con aguardiente en las manos,
La pareja festejó,
Aquel inesperado encuentro
Y que nunca se repitió,
Porque allí mismo, un amigo murió. (Bogotá 1.970: Manuel Cáez Turizo)

FALSA IDEA

No me puedo imaginar
A quién se le ocurrió la idea,
De remplazar a la arenca
Por esa lora tan fea,
En la ciénaga de Cascajal.
Será que no tuvo la dicha
De poderla saborear.
Tanto fresca como frita,
O prepararla en viudita
Tan sabrosa y exquisita.

Quien pruebe este pececillo


Lo tiene que repetir,
Porque a sus dientes dan brillo
Sin usar ningún cepillo,
Ni fresas que lo hagan sufrir.
Nadie lo podrá negar
Y que lo niega quien la prueba,
Si no es grato desayunar
Con buena yuca y arenca
Servida sobre la mesa.
Fue una idea descabellada
Lo digo con gran certeza,
Han cometido una torpeza.
Perjudicó a mi pueblo con esta canallada,
Que exterminó a la arenca dejando tristeza. (Bogotá 1986: Manuel Cáez Turizo)

ALGO PARA PEDIR

Yo quisiera cantarles
De una manera sincera,
Al pescador de mi pueblo
Y a las laboriosas costureras.
Aunque mi voz no es buena
Mucho menos fantasía,
Sé que les agradaría
Aquellas maestras y educadores,
Que empezaron a formar;
Licenciados y Doctores
También les tocó enseñar
A ganaderos y agricultores,
Músicos y albañiles
Carpinteros y pescadores,
Senadores, diputados, concejales
Militares, sacerdotes y ediles,
Hoy, orgullosos cascajaleros.
Pero para poder cantar
Necesito plata certera,
Y con ella, ayudar,
Anuar Cortázar, ha impulsar
LA ARMONÍA CASCAJALERA.
Con estas veinte y siete líneas,
La atención quiero llamar,
Aunque muchos no lo crean
Si no, ayudamos, a Anuar,
La Armonía, se va a acabar. (Manuel Cáez Turizo: Bogotá nov. 22 -2002)

LA VACA DEL TOVAR Y EL BURRO DE EMILIANO

Un día siete de mayo


Una mañana muy temprano,
Y la vaca del Tová
Le mató el burro a Emiliano.

Una vieja chiquitica


Que no le temía a la vaca,
Le pegó una patadita
Que se le perdió la chapa.
Coro
Cierren la puerta
La gente gritaba
Que la vaca es loca
Y tiene malderrabia. (Bis)
Chencho Meza que gritaba
De los hombres como macho,
Con el cáñamo a la vaca
No le tentaba los cachos.
Después de tanto correr
La vaca se rindió
Y llegó Rodrigo Len
Y de un tiro la mató.
Coro
Cierren la puerta
La gente gritaba
Que la vaca es loca
Y tiene malderrabia. (Bis)

Después que la mataron


Le formaron una hoguera
Y gritaba Chencho Meza
Allí te quemas puñetera.
La gente que la observaba
En ese momento exclamó
Que la señora Chepa
Ya la chapa la encontró.

Coro
Cierren la puerta
La gente gritaba
Que la vaca es loca
Y tiene malderrabia. (Bis) (León Cruz Caballero, Cascajal 1.967)

A LA MUERTE

Rápido se pasa el tiempo,


Volando se van los años
Se acabó mi juventud,
Y he visto mi desengaño.
Tanto como he trabajado
Y no he conseguido ná,
Aquel que va a ser de plata,
Fácil que Dios se la dá.
Mejor quiero morir pobre
Mejor que no tenga ná,
Si dejo algunos bienes
Otros se los vienen a gozar.
El día que me muera
Ombe no me llevo ná.
Tan solo lo que me llevo
Es una tabla pintá.
No me llevo el sombrero
Ni me llevo las abarcas,
Me voy es con la pata pelá. (Alejo Manjarrez Gómez)

A LOS PECES

Recuerdo de aquellos tiempos,


Ombe cuando yo pescaba;
Había pescado por demás
Y dentro de las canoas brincaban.
Brincaba la dorada,
La pacora se enterraba
Había pescado por demás
Y los bagres se espantaban.
Ya todo eso se acabó,
El bagre y la vizcaína
Desde que vino el trasmallo,
Las ciénagas están en ruinas.
Ya se acabó el Coroncoro,
Y se acabará el bocachico
Y como ha quedado uno
Comiendo solo viejitos. (Alejo Manjarrez Gómez)

LAMENTO DE UN PUEBLO (Canción)


Ya se robaron la patrona de mi pueblo
Ahora quién sabe a dónde la iremos a encontrar,
Por sus milagros nos dejó tantos recuerdos
Adiós Virgen del Socorro, patrona de Cascajal.

Fue aquella noche del 12 de septiembre


Cuando dormía toda la población
Nuestra plegaria perdura para siempre
Con llanto triste, te reclama mi región.

Fue por la tarde que el pueblo se dio cuenta


Que la patrona de allí desapareció,
Los campanazos daban su voz de alerta
Y por las calles la noticia se extendió.

La niña Berta salió de costumbre


Para pedirle y rezarle una oración
Tan grande fue la impresión
Que del pánico ella se desmayó.

Trescientos años que duraste en tu capilla,


Aquella iglesia con su estilo colonial
Sabrá mi Dios, sí paso por Barranquilla
La noticia de cobertura nacional.

Cascajal que es un pueblo religioso,


Hoy el dolor taladra mi corazón
Busquemos a esos facinerosos
Sin perder un minuto por toda la nación.

Coro
Se la llevaron muy lejos
Quizás para otra nación
Dejaron solo al Nazareno
Y un eco triste en mi canción. (Manuel Salvador Tapia Correa “El Cone”)

LA MALICIÓN DEL TESORO

En aquella casa oculta


Cerquita de la carretera,
Escondió una india difunta
La guaca para José Herrera.
En una mañana lluviosa
Y un día primaveral,
Resonaban en mi tierra
Un tesoro en Cascajal.
Mi pueblo sentía un orgullo
Y un suspiro natural,
Al ver las joyas tan lindas
Del Cacique TACAJAL.
Según me cuenta la historia
Que sacaron una lora,
Una cabra una corona
Que es producto de esta guaca.

El tigre y el león
Que estaban en la tinaja,
Bastante oro en polvo
Que el español no encontró.
Aquí les nombro el tesoro
Historiando a Cascajal,
Que no se le olvide a mi tierra
De este recuerdo natural.
Esta es la historia de oro
Que a mi pueblo le quedara,
Se la vendió a Pinzón
Para que el pueblo la mirara,
Tan solo queda el recuerdo
De la guaca de José Herrera. (Manuel Salvador Tapia Correa “El Cone” 1.976)

TRIBUTO A UN PUBLO

Oh Cascajal
Tierra de bondades de noblezas
Tú eres testigo de mí existir.
Hoy te rindo homenaje, con esta canción
Pueblo de mi corazón,
Nunca he podido olvidarme de ti.
Pedazo de tierra de costumbres sanas,
Por tu gente humilde y laboriosa es,
Orgullosa siempre sus raíces guardan
Mostrando al mundo con gran sencillez.

Coro
Tú eres testigo de mí existir,
Hoy te rindo homenaje con esta canción (bis)
Pueblo de mi corazón.

Artesanas incansablemente marchan


Pegada a su máquina de coser,
Agricultores del campo para cultivar la tierra cumplir su deber,
Pescadores van cantando con su atarraya
Ya tratando llegara el atardecer.
Quien te habita que conoce se enamora de tu entorno deslumbrante,
Y atardeceres inolvidables
Un nativo te recuerda con nostalgia
Buscando recuerdo vividos en el pasado.

Coro
Tú eres testigo de mí existir,
Hoy te rindo homenaje con esta canción (bis)
Pueblo de mi corazón.

Oh Cascajal
Eres linda de los dioses, y admiraciones
No hay palabras pa’ describirte a ti
Hoy cantándote estos versos que nacen del alma con el corazón,
Porque te llevo muy presente en mí
Quien no ha vivido allá una semana santa,
Dieciséis del Carmen que gran emoción
Fiestas patronales lo que más extrañan,
Y el veinticuatro nace el niño Dios
Este treinta y uno la alegría me embarga
Porque voy a estar donde más quiero yo,
En tu remanso de paz con gloria y felicidad este año celebrare,
El calor de mi mamá
La alegría de mí papá que bonito amanecer,
Quien te habita se enamora de tu entorno deslumbrante
Y atardeceres inolvidables
Un nativo te recuerda a lo lejos con nostalgia buscando recuerdos,
Vividos en el pasado.

Coro
Tú eres testigo de mí existir,
Hoy te rindo homenaje con esta canción (bis)
Pueblo de mi corazón. (Walter Espitia Pérez 2.007)

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