Henderson James D La Modernizacion en Colombia
Henderson James D La Modernizacion en Colombia
Henderson James D La Modernizacion en Colombia
H e n d e rso n
La modernización en Colombia
Los años de Laureano Gómez, 1889-1965
Traducción
Magdalena Holguín
Clío
Editorial U niversidad de Antioquia
Facultad de Ciencias H um anas y Económicas Universidad
Nacional de Colombia, Sede M edellín
Colección Clía
© James D. Henderson
© Editorial Universidad de Antioquia
© Facultad de Ciencias Humanas y Económicas de la Universidad Nacional
de Colombia, Sede Medellín
ISBN: 958-655-965-3
Ilustraciones....................................................................................... xi
Introducción......................... :............................................................. xv
Agradecimientos................................................................................. xxi
Primera parte
Hacia la modernidad 1889-1934........................................................ 1
Segunda paite
Los peligros de la inau ten deidad política, 1934-1965..................... 277
1 Alberto Mayor Mora, “Historia de la industria colombiana, 1886-1950”, en: Alvaro Tirado
Mejía. ed., Nueva Historia de Colombia, vol. 5, Bogotá, Planeta, 1989, pp. 319-332.
2 Ricardo Santamaría S. y Gabriel Silva Lujín, Procesa pdütko en Colombia. Del Frente Nacional a
¡a apertura democrática, Bogotá, Fondo Editorial CEREC, 1984, p. 29.
t Colombia, DAÑE, Colombio. PtangeturaldeáernnUoecoiiámiafysociaí, 2 vols., Bogotá, Departa
mento Administrativo Nadonal de Estadística, 1961-1962, vol. 1, p. 7; Robert H. Dix, Colom-
tw: The Mxtkal Dtmeasums ofCJiang*, New Haveo, %le Umvenity Press. 1967, p. 32; Colombia,
Banco de la República, Cuentas narionala, Bogotá, Banco de la República, 1961-1964; Jonathan
Hartlyn, “Colombia: The Politice o f Violencia and Accommodatíon", en: Larry Diamond
et a l, eds, Democracy m Deivloptng Comtria. UUm Amerita, Boulder, Lynne Rienner Publishers,
1989, p. 311.
Este libro estudia el cambio social, político y económico colombiano desde
!fines del siglo xix hasta los dos primeros tercios del siglo xx. En el primer
^¡capítulo examina una nación aislada del mundo capitalista occidental, cuya
¡población vivía, en su mayor parte, en el nivel de subsistencia. Quebrantado
por una guerra civil incesante, el país de la juventud de Laureano Gómez era
un lugar pintoresco y primitivo, donde las personas adineradas viajaban a
caballo, en carruajes o en sillas de manos por calles malolientes, y los demás
andaban a pie. Llegar a la capital desde cualquier punto extemo a Colombia
requería una energía, dedicación y recursos que pocos extranjeros estaban
dispuestos a invertir. La Colombia de la década del ochenta del siglo xix no
había variado mucho físicamente en los últimos tres siglos.
La cultura de la élite de fines del siglo y el proceso mediante el cual los
colombianos educados adquirían su identidad política conforma buena par-
Ite del capítulo 2. Allí se examina el alto grado de uniformidad cultural den
tro de la élite, y el mecanismo por medio del cual los futuros dirigentes políticos
—Laureano Gómez y Alfonso López entre ellos— fueron politizados por hom
bres cuyas lealtades partidistas se habían cristalizado medio siglo atrás.
Las implicaciones del partidismo fueron dramáticamente reveladas a los
escolares de la Generación del Centenario durante la Guerra de los Mil Días,
¡combate cuyos efectos presenciaron de manera particularmente vivida. El capí
tulo 2 refiere también el proceso en el cual Colombia perdió su provincia de
Panamá en 1903, y el impacto de esta pérdida sobre la ciudadanía.
La época “republicana" es el tema al que se dedica el capítulo 3. El mo
vimiento republicano se define aquí como un impulso bipartidista, ampliamen
te compartido entre colombianos influyentes, para trabajar por el progreso
nacional. jSi se comprende de esta manera, puede decirse que los líderes
nacionales, desde Rafael Reyes, cuyo período presidencial se inició en 1904,
hasta Miguel Abadía Méndez, cuyo período terminó en 1930, compartieron esta
1mentalidad republicana. A pesar de sus diferencias personales e ideológicas,
los presidentes del período comprendido entre 1904 y 1930 intentaron, ante
todo, contribuir al progreso físico de Colombia.
1 Sus metas colaterales eran desestimular la destructiva filiación a los parti-
'dos políticos y mejorar las relaciones con Estados Unidos. Rafael Reyes y Car
los E, Restrepo fueron conservadores que gobernaron con importante apoyo y
colaboración liberal. Marco Fidel Suárez, Pedro Nel Ospina y Abadía Méndez,
presidentes entre 1918 y 1930, buscaron en el extranjero, especialmente en
Estados Unidos, la inversión que necesitaba Colombia para salir de su ais
’ lamiento y atraso. El capitulo 3 explora también la temprana carrera política
del incendiario conservador Laureano Gómez. Enemigo de este movimiento,
Gómez y sus aliados atacaron el bipartidismo republicano como una forma de
apostasía, y tacharon de falta de patriotismo y de venalidad a aquellos líderes
nacionales que buscaban mejores relaciones con Estados Unidos.
X !X
L Llamada Nueva Granada durante la época colonial y durante la mayor parte del -ligio x jx .
4 / La modernización en Colombia
siglos que presenciaron cambios dra que poseía Alemania sola.2 Y esta de
máticos en aquellos lugares de Euro cadencia se prolongó durante un pe
pa, cambios que habrían de conducir ríodo de den años, en el transcurso
al mundo hacia la moderna era in del cual el comercio mundial multi
dustrial. plicó cincuenta veces su tamaño.*
El desventajoso lugar que ocupaba Colombia fue tal vez una de las
Colombia en el mundo eurocéntrico grandes naciones latinoamericanas
de fines del siglo xix se revela con ma menos favorecidas durante el siglo del
yor claridad en el ámbito del desarro crecimiento explosivo del comercio
llo económico. Con África hacia el mundial. Con excepción del tabaco,
oriente y el Pacífico hacia el occiden que gozó de cierto éxito en los mer
te, Colombia y el resto de Latinoa cados mundiales en el siglo xix, el país
mérica se encontraban aislados y dis tenía poco que ofrecer que fuese de
tantes de los principales centros interés para las metrópolis. Y debido
comerciales. Incluso antes de que se a lo quebrado del terreno, al mal es
agotaran los metales preciosos, anta tado de las carreteras y a su tormento
ño importantes para la expansión eu so clima polídco, era prácticamente
ropea, América Latina desempeñaba inaccesible al capital extranjero. Los
un papel secundario dentro del co colombianos eventualmente se aferra
mercio mundial. Su participación en rían al café como su producto más lu
el comercio global sólo alcanzó un pro crativo de exportación, pero este sólo
medio del 11% durante el siglo xviii, llegaría a dominar la economía co
y decreció notoriamente después. No lombiana en el siglo xx.4
surgieron exportaciones regionales de Los colombianos educados se que
importancia durante el siglo xix, así jaban de la “parálisis” comercial del
que, para la década del ochenta, la país, que condenaba incluso a los ciu
participación de la región en el co dadanos que habitaban en los luga
mercio mundial fue de un insignifi res más favorecidos a una existencia
cante 5%, menos de la mitad de la primitiva, completamente inapropia-
2 Walt W. Rostow. The World Ecoiumy, History and Pmspeü, Austin, University ofTexas P ita, 1978,
pp. 70-71.
3 William Woodniff, The Emergería of an International Ecoiumy, ¡700-1914, Londres, Fontana
Economic History Studies, 1971, p. 7.
4 En 1887, por ejemplo, la producción colombiana de café representaba menos del 20% del
total de exportaciones (aunque esta proporción habría de aumentar al 40% para fines
del siglo —de ciento cinco mil sacos de sesenta kilos, a medio millón de sacos—). Brasil, por
su parte, exportaba dieciséis millones de sacos en 1902, y proveía el 76% del mercado
mundiaL Véase: Jorge Orlando Meló, “La República Conservadora, 1880-1930", en: Mario
Anubla, ed., Colombia hoy, 6.* ed., Bogotá, Siglo XXI, 1980, p. 77; Jesús A. Bejarano, “La
economía colombiana entre 1946 y 1958", en Jaime Jaramillo Uribe, ed-, Manual de tastana
de Colombia, voL 3, Bogotá, Instituto Colombiano de Cultura, 1980, p. 16; L Bradford Bums,
A History of Braul, 2* ed., Nueva York, Columbia University Press, 1980, pp. 301, 3 11.
Colombia a fines del siglo xrxl 5
da para la época en que vivían. Como había triunfado hada largo tiempo?
lo dijo un escritor, sus conciudadanos En Gran Bretaña, Suecia, Noruega,:
estaban sumidos en “la inercia y en un Alemania e incluso en los países de Eu
deprimente status quo", habitando ropa Oriental, como Serbia, los par
“chozas tristes e indolentes de tejados tidos y las constituciones liberales
de teja como en los tiempos de la Co eran la regla. La Iglesia se separaba
lonia".5 del Estado, y él fue desafiado con éxi
La gente de esta nación andina ex to de innumerables maneras. “
perimentaba tantas dificultades para A medida que los colombianos evi
internalizar el ethos liberal prevaleciente denciaban su incapacidad para reali
por aquella época en Occidente, como zar el programa del liberalismo del
para encontrar su lugar en el sistema siglo xix a nivel económico, político y
económico mundial. Poco antes del social, los europeos avanzaban más allá
nacimiento de Laureano Gómez, Co del liberalismo. Las ideas socialistas ga
lombia se estableció en un periodo de naban terreno entre un proletariado
gobiernos conservadores, destinado a urbano, que había considerado duran
prolongarse por cerca de medio siglo, te largo tiempo a la filosofía prevale
y que sólo terminó en 1930. El libera ciente como una pantalla de humo
lismo político, que había estado en el que ocultaba su explotación por par
poder desde 1853 y se había fortale te de las clases adineradas. Bismarck
cido durante las décadas del sesenta había llegado a preocuparse tanto por
y del setenta, perdió su ímpetu y con la militancia de los trabajadores ale
fianza en la década del ochenta y fue manes, que intentó declarar ilegal el
derrotado, no tanto debido a la infe socialismo en 1876. En Suecia y en
rioridad de sus programas, como a la Gran Bretaña se crearon partidos so
incapacidad de la nación para im- cial demócratas el año del nacimiento
plementarlos. Colombia sencillamen de Laureano Gómez y, en este último
te carecía de la infraestructura eco país, el movimiento laboral organiza
nómica que le permitiera integrarse do paralizó la industria durante la
al mercado mundial, y de la estruc gran huelga de los muelles en 1889.
tura social necesaria para adaptarse Aquel mismo año, se fundó la Segun
a las premisas igualitarias del libera da Internacional en París y, mucho más
lismo. Los pequeños avances obteni al oriente, se escuchaban truenos con
dos durante la ascendencia liberal tra las metrópolis de un tipo diferen
desaparecieron con las incesantes te pero relacionado. Las Indias Orien
guerras civiles. Nada de esto suce tales estaban en abierta revuelta contra
día en Europa, donde el liberalismo los holandeses; los hindúes realizaban
------------------- u
5 El editorial al que nos referimos apareció en Diario de C.undinamarca, y es(á citado por
Helen Delpar, Red agairut Blue, Ihe Liberal Ftirty m Colcmbian M iha, IS63-I899, Alabama,
University of Alabama Press, 1981, p. 70.
6 / La modernización en Colombia
6 Los intento) realizados en el siglo xix por modernizar a Colombia son presentados por
Frank Saiíord en The Ideal of the Pracúcal Colombia’s Struggie lo form a Techmcal Elite, Austin,
Texas, Institute of Latín American Studies, 1976; y Hernán Horna, Tnmsport Modemization
and Entnprmeurzhtp m Nmeteenth Century Colombia. Cimera & Fñends, Estocolmo, Almqvist &
Wiskell International, 1992.
7 Esta información, que corresponde a la naturaleza de las tradiciones de la familia Gómez,
fue obtenida en conversaciones con los hijos de Laureano Gómez, Alvaro y Enrique
Q)lombia afines del siglo m / 7
Gómez Hurtado, y con Cecilia Ma.’ucra de Gome*. Sus recuerdos están basados en
historias que les referia Laureano Gómez. Alvaro Gómez le concedió al autor del presen
te libro extensas entrevistas durante los días 15 y 18 de abril de 1984.
8 Entrevista persona] con Alvaro Góme2, 15 de abril de 1989.
10 / La modernización en Colombia
primero con inusitada velocidad. Con mil quinientos metros. Luego descen
vocó a su esposa y a sus sirvientes, con día hasta llegar a la población de
el rostro congestionado y los ojos Cúcuta, cerca de la frontera con Ve
desorbitados, y anunció en tono esten nezuela. Desde Cúcuta, capital de San
tóreo: “Nos mudamos a Bogotá. ¡Este tander del Norte, el camino se dirigía
pueblo se ha vuelto insoportable!".9 hacia el sur, al pueblo de Pamplona,
Como viajaba con una cantidad que distaba dos rifas a caballo.10
apredable de equipaje, su esposa, sus Pamplona señalaba el comienzo de
hijos y los sirvientes de la familia, José la parte más ardua d d trayecto. Allí
Gómez eligió la ruta terrestre hada Bo se ramificaba d camino hacia Bogo
gotá, más económica. No era un viaje tá. Había una ruta un poco más lar
que debiera tomarse a la ligera, pues ga, aunque ligeramente más fácil, que
eran seisdentos kilómetros de sende se dirigía al occidente a través de
ros serpenteantes que se internaban Bucaramanga, Socorro y Barbosa. La
cada vez más alto en la Cordillera de ruta más directa se dirigía hada el
los Andes. No habla seguridad de en sur por el Páramo del Almorzadero,
contrar alojamiento en los pueblos atravesando el árido cañón del río
donde llegaban; era posible que los ac Chicamocha, y luego ascendiendo de
cidentes del camino obligaran a los via nuevo a la altiplanide de Bogotá. Am
jeros a acampar bajo las estrellas o bajo bos caminos convergían finalmente en
lluvias heladas. Los deslizamientos de la dudad de Tunja, antiguo centro de
tierra eran un peligro constante, y cuan la cultura indígena chibcha. José
do los ríos y quebradas crecían, el via Gómez optó por d camino más directo
jero sencillamente tenía que aguardar y difícil.
para poderlos vadear. Todos cabalga Saliendo de Pamplona, ubicada a
ban armados, porque existía también dos mil tresdentos metros de altura,
la posibilidad de ser asaltado en algún los viajeros pasaron d primer día es
paraje solitario. Estas eran las realida calando hacia el páramo, una llanura
des de los viajes por el país a fines d d desértica azotada por lluvias y vientos
siglo xix en Colombia. helados, a menudo oscureada por la
La comitiva que salió de Ocaña a niebla. El Páramo d d Almorzadero
mediados de 1888 se dirigió primero hace parte de la Sierra Nevada del
hacia el oriente, a través del pie de Cocuy, que se extiende a su costado
monte de la cordillera, atravesando ocddental. Durante dos días enfren
innumerables riscos y valles. En derto taron el frío interminable, hasta cuan
punto, d sendero se extendía por un do finalmente descendieron a Mála
trecho desolado de cien kilómetros, ga, una agradable pobladón situada
elevándose a una altura de más de dos en el valle del río Servitá. Después de
9 m
10 En 1910, el departamento de Santander se dividió; su parte norte recibió el nombre de
Norte de Santander. Su capital siguió siendo Cúcuta.
Cok/mina a fines del siglo xix / 11
11 Nunca lo hizo José Laureano Gómez murió en Bogotá diedséis aftos más tarde, agradeci
do sin duda de no haber tenido que recorrer de nuevo los pasos que lo hablan conducido
hasta allí.
12 Eliseo Reclus, Colombia, 2.' ed., Bogotá, Banco de la República, 1958, p. 324.
13 Gaspard Mollien. “Recorriendo ta provincia del Socorro”, en: Enrique Congrains Mar
tín, ed.. Las maraiÁlias di Calamina, vol. I, Bogotá, Korja, t979, p. 19.
12. / La modernización en Colombia
hierba es tan fina que las huellas de que salieron de Cúcuta. Cabalgaron
los viajeros desaparecen tan rápida lentamente entre campos de maíz,
m ente com o en las arenas de los d e
ajonjolí, trigo y cebada, llegando fi
siertos africanos.u
nalmente al pueblo de Usaquén, a
El europeo se m aravillaba del quince kilómetros de la capital. Diez
“terrible frío” de las tierras altas co kilómetros más los condujeron a un
lombianas y de la resistencia de la po conjunto de casas en las afueras de la
blación nativa, que lo soportaba con ves capital, un lugar llamado Chapinero,
tidos ligeros y desdeñaba las fogatas por el negocio de un herrero cojo que
como algo peijudicial para la salud. alguna vez existió allí. Desde Chapi
En una anécdota que bien pudiera ha nero podían ver las torres de la cate
ber sido referida por José Gómez, dral de Bogotá, y pronto divisaron a
Mollien describe el final feliz de una lo lejos los rojos tejados de la ciudad.
noche en el páramo, que no comenzó En menos de una hora, el paso de sus
bien. A pesar de estar completamente muías resonaba sobre el tosco puente
vestido, envuelto en varias frazadas de que cruzaba la quebrada de San
lana, y de que ocupaba el lugar más Diego, cerca de la iglesia que daba
protegido de la choza, “estaba yerto", su nombre al puente y a la quebrada.
se sentía desdichado y era incapaz de Las montañas ya estaban cerca; la d u
conciliar el sueño. Por fortuna, como dad estaba enclavada contra una ca
lo recuerda, dena de picos de mil metros de altu
£1 anfitrión había tenido la singular
ra que se alzan hacia el oriente. El
idea de criar una cantidad d e gatos, San Diego y sus quebradas hermanas,
y de acostumbrarlos a echarse sobre la de San Frandsco y San Agustín, po
V» pies d e los viajeros, d e m odo que cas cuadras hacia el sur, bajaban des
dos d e ellos se m e subieran enrima y, de estas montañas y recorrían la d u
con ayuda del calor de estos animali-
dad, uniéndose al serpenteante río
tos, acabé por reaccionar.15
Bogotá en la Sabana,
Había transcurrido un mes desde Es probable que el ruido, la con
que la familia Gómez salió de Ocaña, gestión y la sordidez que encontraron
pero finalmente Bogotá estaba cerca. José Gómez y sus compañeros cuan
Al bajar del páramo por el pueblo de do llegaron a la capital de Colombia
Sesquilé, entraron a la amplia y fértil aquella tarde los hubiera asombrado,
llanura del altiplano conocida como la inmediatamente después de semanas
Sabana de Bogotá. De cerca de ochen de viaje por parajes selváticos. Aun
ta kilómetros de norte a sur, y cin que apenas contaba con den mil ha
cuenta de oriente a occidente, era el bitantes, Bogotá estaba concentrada en
primer llano que habían visto desde ciento noventa y tres congestionadas
14 IbíL, p. 18.
15 Iüá.. p. SI.
Colombia a jmes del siglo xix / 13
16 Julián Vargas Lcsmes y Fabio Zambrano P., “Santa fe y Bogotá: evolución históricay
servicios públicos, 1600-1957”, en: Pedro Santana R., ed., Rogoiá 450 años. Retos y naÜáadfí,
Bogotá, Servigraphics Ltda., 1988. p. 19.
17 Francisco de Paula Santander, 1792-1840, héroe de la guerra colombiana de indepen
dencia, segundo ddjSimón Bolívar en el mando.
18 La ruana es el abrigo tradicional del altiplano colombiano. Es una pieza de tela de lana
cuadrada con una abertura en la mitad, que se introduce por la cabeza y cuelga sin ceñir.
19 Laureano Carda Ortiz, Cmamtmia..., Bogotá, Kelly, 1966, p. 313.
20 j . \krgas Lesmes y F. 'Zambrano R, Op. ni., p. 38.
14 / La modernización en Colombia
21 ft>r aquella época, la iluminación pública de Bogotá era muy insuficiente Aunque habla
proyectos en marcha para instalar la luz eléctrica en el centro, los bogotanos todavía se
defendían con una mezcla de lámpara de gas carbónico y otros faroles más tradicionales,
que utilizaban como combustible el sebo, el alcohol y el queroseno. IHL, p. 57.
22 Véase William P. McGreevey, An Ectmomic History of Colombia, 1S4S-I930, Nueva York,
Cambridge linivenity Press, 1971, p. 256, para una tabla donde se sintetiza la construc
ción de vías férreas en Colombia durante el periodo comprendido entre 1885 y 1946.
Colombia a fines del ¡igio xix / 15
23 ¡bii
24 Alfred Hettner, Viajes por tas Arults colombianos, Bogotá, Banco de la República, 1976,
pp. 106-107.
25 Una ilustración popular de esta manera de viajar muestra a un viajero barbado y con
bolas, destilando igua del ala de su sombrero de paja, sentado impasiblemente en una
silla alada a la espalda de un silletera descalzo. El joven, con una vara en Ea mano, se abre
camino por una trocha andina llena de lodo; la caiga está apoyada en su espalda y sosteni
da por una ancha banda i¡ue le atraviesa la líente. Véase E. Congrains Martín, Op. al., vol. 4.
26 W. P. McCieevey, Op. ci¡., p. 245.
16 / La modernización m Colombia
27 Wytlliam Eiroy Curtís, Thi Capitak of SptaaA America, Nueva York, Harper and Brothers,
1888, pp. 224-248. En este pasaje, Curtís cita libremente del informe de un enviado
estadounidense anterior, el señor Scruggs.
28 W. P McGieevey, Op. at„ pp. 245-246.
29 W. E. Curtís, Op. dt.. p. 24t.
Colombia a fines del siglo xix / 17
imágenes de Jesús y del papa Pío IX, y su dominio mundial, no había tenido
con estandartes que proclamaba su lu lugar todavía en Colombia. El debate
cha en nombre de Dios. Miembros de político era allí una “conversación en
la comunidad eclesiástica apoyaron tre caballeros", como lo dijo un escri
abiertamente la sublevación, una de tor.51 La controversia sobre los prin
cuyas causas fue la legislación liberal cipios liberales y conservadores era un
que promovía la educación laica.50 asunto interno de las élites, en el cual
Los miembros de la élite colombia los dirigentes tradicionales de la so
na eran sinceros en sus creencias polí ciedad luchaban por imponer sus idea
ticas: los liberales enfatizaban en la des les, mientras que marchaban a la ca
centralización del poder del Estado, en beza de ejércitos de campesinos, cuyos
la economía y en la libertad perso dirigentes eran ante todo dientes y,
nal, mientras que los conservadores en segundo lugar, compañeros de
defendían las prerrogativas de la Igle ideología.
sia y se oponían a la secularización y Bajo estas circunstancias, no debe
al debilitamiento de las jerarquías so sorprendem os que, para 1888, los
ciales. No obstante, el debate en Co liberales colombianos no hubieran lo
lombia entre liberales y conservado grado el éxito de sus contrapartes eu
res poseía cierta artificialidad. Si bien ropeas. Su movimiento no sólo había
los miembros de los bandos opuestos sido gravemente debilitado por la au
luchaban por el control del Estado, sencia de una clase media indepen
derramando sangre y malgastando sus diente, sino que sus programas eran
escasos recursos, lo hadan dentro de obstaculizados constantemente por un
un contexto social que no había cam Partido Conservador coherente y agre
biado desde la época de la Colonia. sivo, que gozaba de un apoyo consi-
No había una clase media emergen -derable entre el campesinado. Los
te, como sucedía en Europa, donde conservadores habían tenido la astu
los triunfantes revolucionarios burgue cia de volver el alardeado federalismo
ses habían obligado a los antiguos re de los liberales contra ellos. En cuan
gímenes a liberarlos de las restriccio to fue aprobada la Constitución de
nes feudales y a concederles una voz 1863, arrebataron al partido de go
en el gobierno. El proceso de diversi bierno el control de varios importan
ficación social, nacido de la revolu tes departamentos.”
ción comercial a la que Europa debía Especialmente irritante para los
30 Manuel Briceño, La revolución (1876-1877): recuerdos para la historia, 2.* ed., Biblioteca de
Historia Nacional, utxvn, Bogotá, Imprenta Nacional, 1947, pp. 212-322, passim.
31 Alexander W. Wildi, “Conversations Among Gentlemen: Oligarchical Democracy in Co
lombia", en: Juan J. Linz y Alfred Stepan, eds., The Breakdotm of Democralic Regimes: Latm
America, Baltimore, Johns Hopkins University Press, 1978, pp. 28-81.
32 H. Delpar, Op. cil., p. 57. F.I más importante de ellos era el grande y vigoroso departa
mento de Antioquia. El otro, el departamento adyacente, Tolima.
18 / La modernización en Colombia
Núñez dirigió una facción liberal re el conservatismo que se dio en todos
formista, conocida como los independien los países occidentales a fines del si
tes. Aquel año, pronunció un discurso glo xix. Entre las fuerzas que expli
en el que advirtió: “Hemos llegado a can este cambio estaba el temor de
un punto en que estamos confrontan las élites de que la democracia, de no
do este preciso dilema: regeneración ser controlada, llevara al gobierno de
administrativa fundamental, o catás “la chusma”. Un personaje de la es
trofe”.36 En concepto de Núñez, la di tatura de John Stuart Mili se conven
solución de Colombia era una posibi ció, durante la década del setenta, de
lidad real: que las masas debían ser refrenadas
mediante recursos tales como el de
En vez de la gran frontera nadonal,
tenemos muchas fronteras locales. En dar un mayor peso al voto de las cla
vez de un ejército, tenemos nueve; y ses adineradas.59 Colombia, desde
cada dos años, con motivo de las elec luego, no tenía un proletariado agre
ciones, se habla de proyectos de cam sivo en la época en que Mili invocaba
paña de un Estado contra otros, o límites para la democracia británica,
contra la autoridad en general.” itero el reciente conservatismo de Mili
' Cuando fue elegido para su primer y de muchos otros liberales europeos
período presidencial de dos años, en hizo más fácil que hombres como Nú
1880, Núñez emprendió un programa ñez encontraran un terreno común
que, ocho años después, habría de for con los conservadores, quienes siem
talecer al gobierno centra] a expensas pre habían desconfiado de la demo
de los departamentos, renovaría y re cracia.
forzaría los vínculos entre la Iglesia y Los liberales occidentales hallaron
7 el Estado, y abandonaría las políticas motivos para su giro hada la derecha,
extremas d d laissez faite. A los inde en el complejo ideológico conoddo
pendientes liberales de Núñez se como positivismo. El historiador Charles
unieron conservadores moderados, y Hale ha explicado que los liberales la
las dos facciones habrían de procla tinoamericanos encontraron consuelo
marse como el “Partido Nacionalista" en las enseñanzas de Augusto Comte,
en 1888“ según las cuales la humanidad avanza
El movimiento de Rafael Núñez inexorablemente hacia una era de
hacia la derecha reflejaba a la vez su bienestar generalizado, caracterizada
metamorfosis personal y el giro hacia por un manejo racional, “dentífico”,
36 Rafael Núñez, La reforma política en Colombia, vol. 1, Bogotá, Biblioteca Rjpular, s.f , p. 87.
37 IM ., pp. xi-xii.
38 Carlos Valdemmajtindradr, “Estudio preliminar", en: Carlos Valderrama Andiade, ed..
MiguelAntonio Caro, discursosy otras intervenciones en el Senado de la Repútüca, 1903-1904, Bogotá,
Instituto Caro y Cuervo, 1979, p. 21.
39 Anthony Arblaster, The Rise and Dectine of Western Liberalism, Oxford, Basil Blackwell, 1984,
pp. 279-280.
20 / La modernización en Colombia
40 Charles A. Hale, “Political and Social Ideas, 1870-1930”, en: Leslie Bethell, ed„ The
Cambridge Hátory of Latín America, vol. 4, Nueva York, Cambridge University Press, 1986,
pp. 382-414. ’
41 Citado en H. Delpar, Op. cii., p. 31.
42 I. Liévano Aguirre, Op. di., p. 319.
Colombia a fines del siglo xix / 21
■ 43 El texto del C oncom io de 1887 se encuentra en J. Uoyd Mecham, Church and SUUt m Latm
America, Revised edition. Chape! HiU, University of North Carolina Press, 1966, p. 224.
44 R. Núftez, Op. á l , p. 357.
45 Ibid., p. 387.
46 Ibid., pp. 393-394.
22 / La modemuación en Colombia
estuvo la creación del Banco Nacional nos señalan que Núñez y sus suceso
a i 1881. Aproximadamente por la mis res inmediatos no consiguieron gran
ma época, retiró a Colombia del pa cosa mediante sus reformas. Núñez
trón oro y pronto introdujo el uso del no pudo captar mucho dinero con su
papel moneda.47 Impuso tarifas para arancel proteccionista, el Banco Na
promover la naciente industria, así cional parecía generar sólo inflación,
como im puestos internos que y la industrialización fracasó porque
incrementaron los ingresos naciona no había una infraestructura que la
les, aunque no lo suficiente como para apoyara.50 Y El Regenerador no lleva
eliminar el déficit.'18 Núñez se esfor ba aún diez años en su tumba cuando
zó también por promover la construc una nueva serie de desastres habría
ción de vías férreas, pero sus prime de azotar a la nación. No obstante, los
ros intentos se vieron frustrados por colombianos no podían saberlo a co
la sublevación liberal de 1885. Sin mienzos de la década del noventa.
embargo, continuó con su empeño y, Para ellos, el futuro no parecía tan
para fines de la década del noventa, sombrío. En efecto, muchos se veían
Colombia contaba con cerca de 650 animados y complacidos por los cam
kilómetros de vías férreas, más del bios que observaban a su alrededor.
doble de las tendidas hasta 1885.'*9 Típico de la optimista era de La
Regeneración en Colombia fue Julio
Palacio, de dieciocho años, quien se
Élites m odem izadoras jactaba, en 1890, de haber “roto las
marcas” en su viaje de cuatro días de
La Regeneración consistió en una se Bogotá a Barranquilla, situada en la
rie de medidas a través de las cuales costa Caribe. Un trecho de noventa
las élites modemizadoras racionaliza kilómetros, de Facatativá, en la Saba
ron el Estado con el fin de alcanzar el na de Bogotá, hasta Honda, había sido
progreso que consideraban deseable, recorrido en sólo catorce horas. Esto
necesario e ineludible. Era parte de sólo podía hacerse por una carretera
un proceso de construcción del Estado enormemente mejorada respecto a la
que continúa actualmente, si bien en que existía diez años atrás. En Hon
una atmósfera menos impetuosa que da, Palacio observó “la intensa, casi
la del eurocéntrico mundo de los tiem febril" actividad del puerto ribereño,
pos de Núñez. Los académicos moder una de las primeras consecuencias de
51 Julio H. Palacio, Historia de mi vida, Bogotá, Camacho Roldán, 1942, pp. 178-182.
52 I. Liévano Aguirre, Op. di., p. 372, ofrece las siguientes cifras para la producción de café
colombiano a fines de la década del ochenta y comienzos de la del noventa: 1887,
110.866; 1894, 33A526; 1895,358.341; 1896,475.356; 1897,459.461; 1899, 531.432 (sacos
de cincuenta kilos).
53 lUd., p. 360.
54 L. Ospina Vásquez, Op. di., pp. 308-309.
55 J. H. Palacio, Op. dt„ p. 176.
24 / La modernización en Colombia
Este hecho incitó a otro literato bo durante la década del noventa, la ti
gotano a escribir, en un periódico de rada promedio de la prensa era sólo
la ciudad, reprochando al ministro de mil copias. En una capital cuya
su falta de elegancia, incluso su mal población alfabetizada no superaba los
gusto, al escribir “Sufro de dispep tres mil habitantes, y cuya élite inte
sia" y advirtiendo a Suárez que po lectual estaba constituida por unos po
nía en peligro su bien ganada repu cos cientos de personas, los altos fun
tación como gram ático y estilista cionarios del gobierno citaban bien y
literario. Al día siguiente, Suárez con propiedad a los clásicos en de
replicó en un extenso artículo lleno fensa de su estilo literario. Fue este
de referencias a los clásicos, en el que tipo de cosas lo que llevó a los bogota
demostraba am pliam ente que era nos a llamar a su ciudad la Atenas
perfectamente correcto escribir, “Su Suramericana.
fro de dispepsia”.58 Dado el carácter cerrado de la élite
Esta era la atmósfera pueblerina colombiana del siglo xix, no es de sor
de la capital colombiana cuando na prender que el famoso Marco Fidel
ció Laureano Gómez a fines del siglo. Suárez fuese amigo de José Laureano
En la época de este animado y culto Gómez, el irascible comerciante de
intercambio, Bogotá contaba apenas joyas recientemente llegado de San
con 85 mil habitantes, y otros 50 mil tander. Tampoco es de sorprender
en su entorno inmediato.” Y esta po que Suárez ocasionalmente visitara la
blación continuaba siendo notable primera residencia de los Gómez en
mente indiferenciada, como lo evi la carrera Sexta, a pocas cuadras del
dencian varios aspectos de las palacio presidencial y de los ministe
campañas publicitarias de la cervece- rios de gobierno. Y la oficina de Suá
_ría Bavaria. La mayor parte de los re rez, en el Ministerio de Relaciones
entes, cerca del 80%, no podían Exteriores, se encontraba a sólo dos
leer el elogio que hacía Marco Fidel cuadras de la residencia de los Gómez.
Suárez de la cerveza Bavaria. Pero Fue así como Suárez, futuro presiden
esto carecía de importancia, pues la te de Colombia, llegó a conocer al fu
mayor parte de la clase baja colom turo presidente Laureano Gómez,
biana no podía permitirse el lujo de cuando éste contaba sólo con dos años
comprar los periódicos ni la costosa de edad. Con el transcurso del tiem
cerveza embotellada. El tamaño del po, se veían con frecuencia. Cierta
estrato superior de la sociedad colom mente, se vieron con excesiva frecuen
biana se deduce del hecho de que, cia para el gusto de Suárez.
58 Los hijos Rieron, en orden de edad, Ana Josefa, Anatolia, Laureano, José (fltpt), Jesús y
Dolores. Entrevista personal con Alvaro Gómez, 15 de abril de 1984.
59 El padre Cortés Lee, quien oGaó el bautismo el 15 de abril de 1889. se habría de convenir
en uno de los principales dirigentes espirituales de Colombia, y se hizo famoso por su
elocuencia y sus escritos religiosos.
60 Es probable que ambas casas fueran alquiladas, foco se sabe de la naturaleza especifica
del negocio de JoséJGómez. excepto que involucraba comercio al detai, especialmente en
joyas localmente trabajadas. Es posible también que prestara dinero.
fil Entrevista personal con Alvaro Gómez, 15 de abril de 1984.
62 Lús planos de Bogotá de 1792. 1852 y 1965 están agrupados en las páginas 122-123 de
Eduardo Acevedo Latone, «L, Atlas de Colombia, Bogotá, Litografía Arco, 1967.
26 / La modernización en Colombia
la casa de San Agustín era, en prome al menos a las comidas que servían a
dio, de doscientos pesos mensuales.63 los visitantes extranjeros—: “Las que
Esto representaba veinte veces el sala bradas están llenas de peces, y las
rio mensual promedio de un trabaja montañas de caza; sin embargo, la
dor capacitado, y era igual al salario gente prefiere el tocino y el bacalao a
total del alcalde de la ciudad.64 los lujos naturales de su país".65
Los ciudadanos más acaudalados de En opinión de Curtís, los miem
Bogotá se distinguían fácilmente de la bros de la élite, para quienes los via
población en general, a fines del si jes a Europa y los estudios avanzados
glo xix. No sólo habitaban en los ve allí eran la norma, preferían a Fran
cindarios del centro en casas impo cia por sobre otros países. Otro ex
nentes, sino que habitualmente eran tranjero, el alemán Alfred Hettner,
más altos y blancos que sus conciuda quien vivió de 1882al884 en Colom
danos, ya que eran criollos —perso bia, coincidió en afirmar que si bien
nas de ascendencia europea—, o bien, los habitantes más adinerados de Bo
como la familia Gómez, mesdzos de gotá visitaban a Inglaterra o a Esta
ancestro predominantemente europeo. dos Unidos por razones comerciales,
Usaban las últimas modas europeas, París era su destino predilecto.66 El
vestidos que compraban en almacenes hecho de que ni José Gómez ni su es
exclusivos situados en la calle de Flo- posa hubieran viajado nunca a Euro
rián, al norte de la Plaza de Bolívar. pa sugiere que no pertenecían al es
Los extranjeros que visitaban a Bogo trato social más alto de la ciudad.67
tá observaban que los miembros de la Alrededor de los exclusivos barrios
élite se esforzaban por distanciarse de residenciales del centro se encontraban
los otros ciudadanos. William Curtís, los hogares de la clase media. Tende
quien dirigió la misión comercial de ros, comerciantes y funcionarios del
Estados Unidos a Colombia en la dé gobierno vivían en modestas casas de
cada del ochenta, advirtió que, cuan un piso, más pequeñas en todos los
do se trataba con la clase alta, “es ab aspectos que las mansiones de balco
solutamente necesario hablar francés nes de los ricos. El alquiler mensual
para entenderse". Observó también de una casa de techo de teja oscilaba
que sus esfuerzos por diferenciarse se entre los sesenta y los ciento veinte pe
extendían incluso a las comidas —o sos, cifra mucho mayor al salario
mensual promedio de un bogotano que ses bajas. Vivían aún más lejos d d cen
tuviera un empleo de cuello blanco.68 tro, en congestionadas chozas de te
Esto obligaba a las familias a recibir cho de paja. Su dieta y estilo de vida
arrendatarios o familiares para pagar eran sencillos, pues induso los traba
el alquiler. A Alfred H ettner le im jadores capadtados ganaban, en aque
presionaron los alquileres en Bogotá, lla época, un promedio de quince pe
pues eran más altos que en la mayo sos mensuales, y los artesanos veinte.70
ría de las ciudades alemanas. El he El vestido distinguía y diferenciaba a
cho de que sólo hubiera tres mil ca la clase baja de las clases media y alta.
sas de uno y dos pisos en Bogotá, en Estos últimos usaban trajes europeos,
una época en la que su población lle mientras que los primeros llevaban al
gaba a den mil personas, sugiere que pargatas, sombreros de paja y ruanas.
se daban condiciones de aglomeración La dase baja de Bogotá era amplia y
y presión al alza de los alquileres. amorfa. Su élite estaba conformada
Muchos de los miembros de la dase por artesanos, muchos de los cuales
media baja eran tenderos que vivían eran propietarios de sus talleres, y su
en la parte de atrás de sus estableci franja inferior estaba poblada de jor
mientos, que se alquilaba hasta por naleros, desempleados y una conside
ochenta pesos mensuales.69 Las con- rable subclase de mendigos y rateros.
didones de vivienda eran inhumanas Los visitantes extranjeros advirtie
si lasjuzgamos con criterios modernos, ron la ausencia de industria en la Bo
pues la gente carecía de instalaciones gotá de las décadas del ochenta y del
adecuadas para el aseo y la cocdón de noventa. El geógrafo francés Eliseo
los alimentos. Los desperdidos de las Redus escribió que Colombia, con el
casas, por lo general se botaban a la doble de la pobladón de Venezuela,
calle, y los desechos de la noche se de tenía la mitad de su industria; Alfred
positaban en desagües que corrían H ettner dudaba de si la cervecería
por el centro de las calles de la d u Bavaria y unas pocas imprentas po
dad. Como la mayor parte de las edi- dían siquiera ser consideradas como
ficadones de la época eran construi industrias.71 Con excepdón de bie
das con ladrillos de adobe sin cocer nes de lujo importados y costosos, dis
que absorbían la humedad, eran frías ponibles en unas pocas tiendas, los
y húmedas, e insalubres durante todo bienes nacionales eran de mala cali
el año. dad, induso primitivos. “Pocos países
La mayoría de los bogotanos de fi habrá, dominados como éste por el
nes del siglo xix pertenecían a las da- prindpio de ‘barato y malo’”, escribió
68 Los empleados de oficina del sector público ganaban setenta pesos mensuales. Esto incluía
secretarias, contadores y dependientes. M. Urrutia y M. Anubla, Op. cit., p. 59.
69 A. Hettner, Op. cit., p. 83.
70 M. Umitia y M. Arrubla, Op. al., p. 147.
71 E Redus, Op. ciL, pp. 193-194; A. Hettner, Op. cü.. p. 91.
Colombia a fines del siglo xix / 29
77 J. H. Palacio, Op. cü., pp. 186-192; H. Delpar, Op. cit, p. 156. David L. Sowell, historiador del
movimiento laboral durante aquellos años, escribe que los disturbios “reflejaron la división
de la clase [obrera] mis que su unidad". Véase Earíy Latín America Labor MtmemenL Arüsam and
Polüics m Bogotá, 1832-1919, Filadelfia, Temple University Press, 1992, p. 108. Véase también
el artículo de David L. Sowell, “The Bogotazo: Artisans and Public Violence in Late
Nineteenth Ceniury Bogotá", Journal ofLatm American Studies, 21(2), may., 1989, pp. 267-282.
78 H. Delpar, Op. cit., p. 156.
Colombia a firus del siglo m / 31
79 Mauricio Archila, “La clase obrera colombiana, 1886-1930", en: Alvaro Tirado Mejía, ed-,
Nueva historia de Colombia, vol. 3, Bogotá, Raneta, 1989, p. 220.
80 H. Delpar, Op, cit-, p. 156.
81 J. \fergas Lesmes y F. Zambrano P., Op. cit., p. 58. Las implicaciones sociales de la destruc
ción del alumbrado público son exploradas por WoUgang Schivelbusch, en: Dtsmchanled
Night. The Indwtrialiiaüon of Light m the Nmeteenth Century, Berkely, University of California
Press, 1989, passán. Schivelbusch encuentra que “cada ataque contra un farol público [en las
ciudades europeas del siglo xtx] era un pequeño acto de rebelión contra el orden que
encamaba” (p. 98)LE1 primer alumbrado público europeo estaba bajo la autoridad de
la policía; París perdió la mayoría de sus faroles públicos en la revuelta popular contra la
autoridad ocurrida en julio de 1830.
82 A. Hettner, Op. cit., pp. 74, 128.
83 Entrevista personal con Alvaro Gómez, 15 de abril de 1984.
32 ¡ L a modernización en Colombia
siglo xix. Las malas condiciones sani objeto apropiado de desmpdón, don
tarias y la comida y el agua potable con de hayun enjambrede mendigos, que
taminadas hacían que la disentería, la exhibe llagas asquerosas y miembros
amibiasis y !a gastroenteritis fuesen descompuestos, que induso lanza sus
sucios cuerpos para tocar a los tran
endémicas en la población. La lepra y
seúntes. mienoasqueexigen, no pi
la elefantiasis eran enfermedades fre den, limosnas; donde gente de malos
cuentes, y cada aerto tiempo brotes de modales, arrogamey excesivamente
tifo y de cólera azotaban la ciudad. El ataviada, hace una vulgar exhibidón
alcantarillado fluía a los dos principa de su ropa, mientras se pavonea y se
les ríos de Bogotá, el San Agustín y el pdea por el primer lugar.*5
San Francisco, cuyas nubes de moscas
y malos olores eran sus características Los servicios de bienestar social
más notables. Prisioneros provistos de eran prácticamente inexistentes. Al
varas de bambú empujaban hacia el otro lado de la Plaza Santander, so
río las aguas negras que se posaban bre la Séptima, se encontraba un or
en las riberas. Durante los aguaceros, fanato. En el muro había una peque
tan frecuentes en Bogotá, torrentes de ña abercura donde niños enfermos o
agua diseminaban los desperdicios no deseados eran abandonados bajo el
hacia las puertas de las casas, incluso amparo de la oscuridad.*6 Escenas de
cuando se limpiaban los canales de los imprevista crueldad pasaban casi des
ríos.44 Se decía que los buitres, que se apercibidas en las calles, Francis Ni
contaban pormiles en Bogotá, eran los cholas observó un caso de maltrato in
principales funcionarios de higiene de fantil tan sobrecogedor, que recordó
la ciudad. “cómo añoraba la Sociedad para la
Estos desagradables hechos de la Prevención de la Crueldad con los
vida de la Bogotá preindustrial lle Niños”. Pero luego recordó también
varon a uno de sus visitantes, el via que era un extraño en la ciudad, que
jero norteamericano Francis Nicholas, no conocía a nadie allí, y que “sólo ha
a escribir lo que sigue, que constituye bía encontrado escasa cortesía en los
la descripción menos favorable de la asuntos ordinarios". Así que se apre
ciudad a fines del siglo: suró a marcharse de Bogotá, lugar
que recordaba como un sitio cuyas
La dudad es un lugar llen o d e alima
ñas y d e mugre en descom posidón;
leyes no contemplaban a los desam
un lugar donde los inddentes com u parados, cuyos dudadanos no pres
nes que ocurren en las calles n o son taban atención a los pobres y cuyas
84 La mayor parte de quienes escribían sobre la ciudad comentaban sobre los dos contami
nados de Bogotá- Estos ríos fueron pavimentados durante el gobierno de Rafael Reyes,
1904-1909. Actualmente corren bajo la calle Séptima y la Avenida Jiménez.
85 Francis C. Nicholas, .ícmts Panamá and Anjund Iht CaTÍbbean, 2.* ed., Nueva York, H M
Caldweil, 1909, p. S45.
86 A. Hettnei; Op. ai., p. 71.
Colombia a fines del siglo xix / 33
Ci
87 F. C. Nkholas, Op. cit., p. 347.
88 J. H. Palacio, Op. cit., p. 154.
89 Cachaco; sinónimo dei bogotano vestido a la moda.
90 J. H. Palacio, Op. ai.. p. 33.
Cómo se educó la Generación
del Centenario
i Los historiadores colombiano! han encontrado que el concepto ¡miración ei un útil recur
so heurístico. Luis Lópei de Mesa hiio extenso uso de él. Véanse sus observaciones sobre
los Ccntenanuaj a« su libin Escrutinio uxioió^ta) di la hatería coOmbúma, 2.1etL, Bogotá, ABC,
1955. pp. 198 y ss.; y en Obras stUdos, Ramiro Carranza, comp., Bogotá, Cámara de Repre
sentantes de Colombia, 1981, pp. 45-48. Dos estudios generacionales completos son: Abel
Naranjo Villegas, Gtmracvmts a/iombimoi, Bogotá. Banco de la República. 1976; y Em atn
Cortés Ahumada, Las gtntmaones cohnbtmas. Tunja, Imprenta Departamental, 1968.
Cómo se educó la Generación del Centenario / 35
con certeza que estaban situados en hijo, Miguel Samper Brush, utilizó,
el ápice de la estructura social colom en efecto, el río Bogotá para alimen
biana. En un país como Colombia, tar el primer generador eléctrico de
donde las masas respetaban tanto más la capital, el cual entró en operación
a quienes eran mejores que ellos cuan a mediados de la primera década del
to más pobres e ignorantes eran, na siglo xx.s Su contemporáneo, Salva
die tenía razones para dudar de que dor Camacho Roldán, hizo eco de su
serían aquellos quienes conducirían fe en el poder redentor de la tecno
al país hacia el inevitable progreso. logía: “Quedarse atrás en la carrera
A pesar de que ocupaban un lugar pe de las ciencias —dijo en un discurso
riférico en el maravilloso mundo euro- pronunciado en 1882— es morir”.*
céntrico, hacían, sin embargo, parte Incluso el austero Rafael Núñez no
de él, y estaban destinados a lograr pudo dejar de verse profundamente
grandes cosas. afectado por los avances físicos reali
Durante décadas, los dirigentes zados en Inglaterra durante los años
colombianos habían intensificado su en que residió en dicho país. Sus es
elocuencia cuando hablaban de los critos abundan en pasajes que mues
cambios inminentes. A mediados del tran que también él compartía el
siglo, José Eusebio Caro, uno de los optimismo fundamental de la época.
fundadores del Partido Conservador “Las sociedades progresan a través de
y padre de Miguel Antonio Caro, ase un movimiento uniformemente ace
guraba a sus hijos que, para fines del lerado —escribió—. Es la doctrina
siglo, los barcos de vapor, las carrete positivista y utilitaria de la evolución
ras y el telégrafo fortalecerían la eco científica”.5
nomía nacional, garantizando así una Los dirigentes colombianos eran
continua estabilidad social. Miguel versados en las obras de los principa
Samper, un contemporáneo de Caro, les teóricos sociales europeos —“pro
contemplaba domar los ríos del país, vecho de nuestro idealismo”, como
en especial el Salto del Tequendama, solía llamarlos Armando Solano—. Al
cuya fuerza, predijo, “transm itiría igual que sus contemporáneos en otros
eventualmente luz y calor a Bogotá".1 países de América Latina, encontra
Casi vive lo suficiente para ver este ban esperanza y consuelo en las en
sueño convertido en realidad, pues su señanzas de Herbert Spencer, según
2 Jaime Jaramillo Uribe, El pensamiento colombiano en el siglo xa, Bogotá, Temis, 1964, pp. 202
203; Miguel Samper, Escrúos poiítíco-eamómicos, vol. 2, Bogotá. Banco de la República, 1977,
p. 161.
3 Julián Vargas Lesmes y Fabio Zambrano P., “Santa Fe y Bogotá: evolución histórica y servicios
públicos, 1600-1957", en: Rtdro San una R., ed., Bogotá 450 añas. Retos y realidades, Bogotá,
Servigraphics Ltda., 1988, pp. 58-59.
4 Salvador Camacho Roldán, Articula! escogidos, Bogotá, Librería Colombiana, s.f„ p. 71.
5 Joaquín Estrada Monsalve, Nú&ez, el político y el lumbre, Bogotá, Siglo XX, 1946, p. 132.
Cómo se educó la Generación del Centenario / 37
las cuales la sociedad humana es aná una y la misma cosa. En una confe
loga a un organismo vivo. Así como rencia dictada en 1896, les aseguró a
evolucionan los organismos, evolucio los estudiantes que el registro de los
na también la sociedad. Spencer en logros humanos en el tiempo es fácil
señaba que las diferentes sociedades objeto de estudio empírico, similar al
se desarrollan de acuerdo con sus pro de las capas de la corteza terrestre.7
pias y únicas características. Los co Los dirigentes colombianos de la era
lombianos podían entonces inferir de La Regeneración creían que In
que, si se dedicaban con ahínco al es glaterra era el país al que debían imi
tudio de “la verdad científica y prác tar. Inglaterra era la patria del gran
tica", en palabras de Carlos Martínez Herbert Spencer, y un modelo para
Silva, Colombia llegaría a “satisfacer las naciones menos afortunadas, que
los requisitos de nuestra era de pro se esforzaban por iniciar su propio
greso y desarrollo”.6 Esta convicción proceso de industrialización. Ingla
fue la justificación de la colaboración terra, Alemania y Francia habían lle
entre Núñez y Caro durante la déca gado a la “edad adulta”, decía Antonio
da del ochenta y después. Compren José Iregüi a sus interesados estudian
dían que la nación era una entidad tes.8 Mediante el uso de este tipo de
cuyo destino ellos mismos podían mol frases, los miembros de la élite co
dear si reconocían como su principal lombiana reconocían la posición de
prioridad la necesidad de calmar las inferioridad de su país dentro de la
pasiones nacionales con el fin de ha jerarquía global. Sin embargo, no con
cer posible el progreso que hasta en sideraban que esto fuese una razón
tonces había eludido al país. Los para enojarse —así como el niño no
liberales también actuaban con base debe irritarse por no ser todavía un
en la premisa spenceriana, según la adulto—. El momento de su madu
cual la sociedad es un todo orgánico. ración llegaría inevitablemente.
Camacho Roldán dijo a sus estudian El sentimiento de atraso expresa
tes en 1882 que debían verse todos a do constantemente por los dirigentes
sí mismos como jardineros, y a la na colombianos durante el siglo xix, que
ción como un fruto en maduración contrastaba paradójicamente con su
que, mediante especiales cuidados, profundo optimismo, se basaba, al
podría llegar a su perfección. Peda menos en parte, en la pobreza de su
gogo y liberal radical, Antonio José país. Esto los motivaba a anhelar la
Iregüi prefería las metáforas inor ayuda y tutela de las potencias me
gánicas. Para él, la “historia evolu tropolitanas. José Eusebio Caro escri
cionista” y la “historia geológica” eran bió, a mediados del siglo: “Nosotros
14 El censo de 1870 mostró que Colombia era un país rural en un 95%. Para fines del siglo,
se había dado poco movimiento del campo a la dudad. El analfabetismo en Colombia
akanzó el 90% durante el siglo x d c. Según Aliñe Helg, Cnnliser le peuple et forma les ¿Ules
L.'tducatúmen CoUmbie, 1918-1957, París, L'Hannattan, 1984, p. 29, el analfabetismo llega
ba al 83% en 1913. Véase también William Paul McGreevey, An Ecommic History of Colombia,
1845-19)0, Nueva York, Cambridge Universicy Press, 1971, p. 110; Marco Palacios, Cofftt in
Colombia, 1850-1970. An Econmic, Social and Mitical History, Nueva York, Cambridge Uruvereity
Press. 1980, p 213; Michael F. Jiménez, “Class, Gender, and fcasant Resistence in Cen
tral Colombia, 1900-1930", en: Forre» D. Colburn, ed., Everyday Fbrms of ftasant Resistence,
Nueva York, M. E. Sharp, 1989, p. 129.
15 JosíMsaiiSamper.EniayosobnlasmoludonespolUicasylacondiaónsodaJdelasTepúblicascolombia-
nos, 2.‘ e d , Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, 1963, pp. 267-268, 269, 278-279.
16 M. Palacios, Estada.) clases sociales en Colombia, Op. ciL, p. 26. Incluso para 1930, observa
Palacios, un diplomático británico pudo describir la “clase nativa" de Colombia, de la cual el
80%, según sus estimativos, vivía en el campo, como un grupo que manifestaba “docilidad,
lealtad a sus amos y, aunque indolente, con infinita capacidad de trabajo cuando se la dirigía
adecuadamente" (p. 22).
40 / La modernización en Colombia
17 Catherine LeGrand, Fnmtur Expansión and Ptasant Pmtest m Colombia, / £.50-/936, Albuquerque,
University of New México Press, 1986, pp. 64-83, describe exhaustivamente este proceso.
18 El deseo de crear una nueva dase sodal compuesta por campesinos autónomos fue una
idea común entre los liberales latinoamericanos durante mediados del siglo xix. El histo
riador Charles Hale la ha llamado “el ideal burgués". Véase su artículo, “Political and
Sodal Ideas, 1870-1930”, en: Leslie Bethell, ed., The Cambridge Htslorj of Latm Amenas, vol. 4,
Nueva York, Cambridge University Press, 1986, pp. 380-382.
19 C. LeGrand, Op. cü.. p. 65.
20 Joseph Arthur Conde de Gobineau, Essai sur l itúgaliU des races humames, 4 vols., Parts.
1967 (1853-1855).
Cómo se educó la Generación del Centenario / 41
[...] una bellísima raza, mestiza pero grandes y en las ciudades. Gómez,
caucásica, [que combinara el vigor en efecto, fue afortunado al poder
hispano] con el genio positivista, in asistir a San Bartolomé, pues este co
dividualista, emprendedor y tenaz
legio era considerado por muchos
del anglosajón, del alemán, del ho
landés, del suizo.11 como el mejor del país. Sólo una pe
queña minoría de los estudiantes ad
La popularidad de las ideas de mitidos en esta institución jesuíta se
Samper está sugerida por las leyes graduaba. Entre 1891 y 1934, veinti
de inmigración destinadas a atraer a séis mil jóvenes fueron admitidos, y
la población blanca, aprobadas en los sólo mil ciento noventa obtuvieron el
años 1845, 1847, 1870,1871 y 1922“ título.25 De esta manera, la dase de
Esta infusión de sangre europea nun Gómez de seis personas en 1904, re
ca llegó, lo cual llevó a Enrique Cor presentaba una pequeña fracción de
tés, ministro de educación entre 1868 los jóvenes admitidos con él ocho años
y 1870, a quejarse de que los residen antes.
tes de las tierras bajas eran “una raza Los textos de la época transmiten
fea, incolora, que trabaja poco y es ampliamente la convicción de los au
carba en medio de una vegetación tores de que los estudiantes que in
exuberante”.” gresaban a estos colegios estaban
. Gómez, López, Olaya, Ospina y el destinados a cargos de importancia en
resto no necesitaban que se les dijera la esfera pública. El Libro de lecturas es
que eran miembros de un grupo se cogidas, un manual semejante al que
lecto. Según algunas estadísticas, me Gómez probablemente utilizó, contie
nos de tres de cada cien de sus con ne una introducción de treinta y siete
temporáneos en edad escolar recibía páginas sobre la oratoria, que se apoya
algún tipo de educación.*4 Y un nú en gran parte en las advertencias de
mero relativamente menor asistía a Cicerón a los oradores públicos.16
colegios mejores que, por lo general, Hace parte integral de la discusión
se encontraban en las poblaciones más una secdón de trece páginas sobre los
gestos apropiados para los oradores, Debe saludar con el sombrero al se
tomada de las obras de Quintiliano. ñor Presidente de la República y al
A los jóvenes que tuvieran preguntas señor Arzobispo cuando pasen a su
adicionales sobre la oratoria, se los re lado, [deda el texto], induso si no pro
fesa la misma religión dd segundo.”
mitía a las obras de varias autorida
des francesas e inglesas. Sigue luego A los estudiantes se les advertía que
una extensa colección de “Lecturas debían comportarse correctamente
ideológicas", que trata temas como el cuando asistieran a los debates del
respeto a la familia, el amor a Dios y Congreso; “Funesta ha sido en nues
al país, la caridad para con los me tra patria esa libertad que se ha to
nos favorecidos, las buenas maneras mado el público para vociferar en las
y las ventajas de prestar atención. La barras".1®
sección epistolar condene siete de las De esta manera, a través de los tex
cartas de Lord Chesterfield a su hijo, tos que estudiaban, de las clases de
y un extracto de siete páginas de “Con sus profesores, de lo que veían a su
sejos para una joven” de José María alrededor y absorbían de la élite cul
Veigara y Vergara. tura] a la que pertenecían, los esco
Aunque es poco probable que las lares asimilaban los valores de la
niñas estudiaran el Libro de lecturas es época victoriana en Colombia. Apren
cogidas, y ciertamente no lo hicieron en dían que eran ellos quienes conduci
los colegios exclusivamente masculi rían a su ignorante país al glorioso
nos de Bogotá en la década del no nuevo siglo, quienes encontrarían el
venta, su mensaje patriarcal seguro camino para elevar a las masas atra
no se perdió en quienes lo leyeron: sadas. Aprendían a entonar el con
Niña, vive feliz; si llegas a ser esposa, movedor párrafo final del homenaje
sé fiel y hum ilde. O bedece siem pre de Santiago Pérez al Libertador, leí
para no dejar d e reinar. Dios, tus pa do por primera vez en el Ateneo de
dres, tu esposo, serán cus únicos due Bogotá en 1884, y reproducido en
ños; el mundo los Dama algunas veces los textos de literatura durante mu
tiranos; la felicidad lo s llam a guar
chos años después;
dianes. La vida no es la mala, sino sus
habitantes.”
Feliz, pues, el Ateneo, si cuando los
antiguos Encdados se están levantan
Los libros de educación cívica de
do, llevándose tras sí las rocas a que se
la época conminaban a la persona bien vieron atados; si cuando los nuevos
educada a respetar a la autoridad, Prometeos se están robando d fuego
tener buena conducta y mostrar de dd délo en cada escalamiento de la
ferencia a las personas importantes. denda, aúna y avigora los esfuerzos
27 J U i,p . 163.
28 Eduardo ftaada y Roberto Cortázar, Instrucción cívtca para escuelas y colegios, Bogotá, Selecta,
1913, p. 56.
29 Ibíd., p.59.
Cómo se educó la Generación del Centenario / 43
de los colombianos, pata que la pama ahora presidente. Caro no era un po
común haga sentirsu impulso propio lítico; su dirección impositiva e inepta
en la obra del progreso universal, y su del partido nacionalista que se encon
nueva generación mezcle su propio
traba en el poder, alienó con rapidez
acento pacíficoy profftico, en d him
no infinito de la palabra humana!” incluso a quienes habían sido alguna
vez sus más ardientes propulsores. Una
de estas personas era el militante con
Educación politizada servador Carlos Martínez Silva, and-
en su contexto histórico guo ministro del gabinete de Núñez,
periodista y educador. Un año antes,
Tristemente, las esperanzas de paz en febrero de 1896, Martínez Silva y
y de progreso de Santiago Pérez se vie veinte prominentes conservadores
ron burladas por tres guerras aviles más, que se denominaban a sí mismos
que azotaron a Colombia durante los conservadores históricos, rompieron con
dieciséis años que transcurrieron en Caro, a quien acusaban de traicionar
tre este discurso y su muerte, ocurri los valores del partido.*1
da en solitario exilio en el año de Laureano Gómez, a los ocho años,
1900. Los profesores colombianos del era demasiado joven para compren
siglo xix pudieron haber transmitido der las maquinaciones, a menudo bi
valores Victorianos en el aula, pero, a zantina*, de la alta política colombiana,
través de sus acciones públicas, reve aunque aun a esa edad temprana de
laron que gran parte de lo que ense bía haber tenido algún sentido de la
ñaban estaba cargado de significado importancia de la política y sus con
político. Esto era tan cierto en la dé secuencias prácticas. Era lo suficien
cada del noventa como lo había sido temente mayor para recordar la gue
durante el anterior medio siglo. rra civil que había terminado apenas
Colombia no era un lugar feliz dos años antes. El elegante general
aquel febrero de 1897, cuando Lau liberal Rafael Uribe U ribe había
reano Gómez y sus compañeros se diri desempeñado un papel preponderan
gían a sus respectivos colegios. Graves te en elia y ahora el incendiario ge
problemas políticos asediaban al go neral, de treinta y ocho años, se pre
bierno. La Regeneración llegaba a su paraba para entablar una guerra
deámosegundo año, y su autor, el aus contra el gobierno, al que abierta
tero Rafael Núñez, habla muerto dos mente se refería como una “tiranía
años atrás. El académico Miguel An abyectamente corrupta”.52 Fuertes
tonio Caro, protegido de Núñez, era palabras aparecían en el temprano
para unirse a Aquileo Parra y a Luis R. Robles en el extranjero, con el fin de ayudarles a
adquirir armas para la inminente revuelta.
33 Hugo Latorre Cabral, Mi novela: apuntes autobiográficos de Alfonso López, Bogotá, Mito, 1952,
p. 241. Las cámaras del Congreso se encontraban al frente del Colegio de San Bartolomé,
y a sólo dos cuadras del colegio al que asistían López y Olaya Herrera.
34 Ibid., p. 37. Esta observación se atribuye a César Julio Rodríguez, profesor de Alfonso
López en el Liceo Mercantil. En 1887, el gobierno firmó un Concordato con el Vaticano.
Según las disposiciones contenidas en él, la educación pública en Colombia sería, en lo
sucesivo, de naturaleza confesional, y la Iglesia estaría a cargo de todas las actividades
educativas en la extensa región de la frontera oriental del país.
35 Julio Hoenigsberg, Lasfronteras de los partidas en Colombia, Bogotá, ABC, 1953, p. 126.
Cómo se educó la Generación del Centenario / 45
56 Ibid., p. 126; Julio H. Palacio, Historia de m vida, Bogotá, Camacho Roldán, 1942, p. 76; Luis
Eduardo Nieto Caballero. Escritos escogidos, vol. 2, Luis C. Adames Santos, comp., Bogotá,
Banco I\)pular, 1984, pp. 29-30.
37 Esta discusión de la política educativa en Colombia desde fines del siglo xvm hasta fines
del siglo xix, se basa ampliamente en un ensayo de Jaime Jaramillo Uribe, “El proceso de
la educación del vWeinato a la época contemporánea”, en: Jaime Jaramillo liribe, ed..
Manual di historia de Colombia, vol. 3, Bogotá, Instituto Colombiano de Cultura, 1980.
38 Esto se hizo mediante el método lancasteriano de educación, según el cual los estudiantes
mayores enseñaban a los más jóvenes.
39 Sin embargo, regresaron a las aulas cuando Santander asumió la presidencia en 1832.
46 / La modemimó&n en Colombia
45 R. V. Farrell, Op. cii., p. 7; Jane Mcyer Loy, “Modemiiation and Educacional Reform
in Colombia (1863-1886)", disertación de doctorado, University o í Wisconsin, 1968,
pp. 203-207; J. Jaramillo Uribe, “El proceso de la educación del virreinato a la época
contemporánea", di., pp. 264-265.
46 Jaime Jaramillo Uribe presenia este debate en “El proceso de la educación del virreinato
a la época contemporánea”, Op. cii., pp. 314-322.
47 ibid., pp. 316-317.
48 Ibid.. p. 317.
48 / La modernización en Colombia
49 Luis María Mora, CronújuUlasde m ciudad, Bogotá,Banco Popular, 1972, p. 58; José María
Cordovez Mourc, Reminiscencias de Santa Fe j Bogotá,Madrid,Aguilar,1957,pp. 46-48; Joa
quín Ospina, ed., Diccionario biográfico j bibliográfico de Colombia, vol. 2, Bogotá. Aguila, 1937,
pp. 154-155.
50 Ann Fremantle, The Papal Encyclicals in ítór Historie Contal, Nueva York, G. P. Putnam's Sons,
1956, p. 150.
51 Ibid., pp. 130-131.
52 Ibid.. pp. 130-142.
Cómo se educó la Generación del Centenario / 49
los muchachos demasiado jóvenes para les lo que Laureano Gómez llamaba
luchar escenificaban simulacros de “un concepto viril de la vida".5®
guerra los domingos en la tarde en las La mayor parte de los estudiantes
afueras de la ciudad. Entre los mu que terminaban el riguroso ratio stu-
chos niños de siete a doce años for diomm de los jesuítas, que incluía el
mados bajos las banderas azules del estudio de los clásicos, latín, griego y
Partido Conservador, se encontraban filosofía religiosa, continuaban luego
estudiantes del Colegio Pío IX, de Con con estudios profesionales. Quienes lo
cha.” Las aulas, los campos de bata hacían, optaban por lo general por el
lla y la Santa Sede vivieron en un ba derecho o la medicina, aunque, a co
lance simbiótico en la Colombia de la mienzos del siglo xx, buena parte de
década del setenta. los bartolinos elegían, como Laureano
Tres años después de la subleva Gómez, carreras en el comercio o la
ción conservadora, la suerte comenzó industria.59
a sonreírle a esta causa. Rafael Núñez Laureano Gómez adoraba su cole
fue elegido presidente en 1880, y gio. Fue un excelente estudiante, re
nuevamente en 1884. Después de la cordado tanto por su extraordinaria
insurrección liberal de 1885, y de la memoria como por el hábito de son
reestructuración de las instituciones rojarse cuando era llamado a reci
nacionales, consagrada en la Consti tar, rasgo que le valió el apodo de Elec
tución de 1886, los conservadores tricidad. Se adaptó fácilmente a la vida
reinsertaron la religión en la educa escolar y se complacía en su competiti-
ción pública. Núñez y Caro creían que vidad, especialmente en las “concerta-
la religión ayudaría a sanar el cuerpo ciones”, actos públicos donde los es
político. Por consiguiente, designaron tudiantes demostraban su habilidad
a devotos católicos en cargos claves, y en las áreas académicas. El único
les dieron toda la libertad necesaria aspecto de la vida escolar en el que
para llevar a cabo reformas en favor no sobresalía el joven Gómez era el
del clero. Una de las más fuertes co atletismo, para el cual lo ponía en
munidades religiosas que se invitó a desventaja una ligera malformación
colaborar en la regeneración de la del pie derecho. A quienes más ama
educación colombiana fue la Compa ba y respetaba Laureano Gómez era
ñía de Jesús. Esta comunidad fue en a sus austeros profesores jesuitas. Su
cargada del Colegio de San Bartolomé, ascetismo, intelectualidad y lealtad
donde enseñaron a muchos de los fu para con los valores religiosos lo inspi
turos dirigentes del país, inculcándo raban continuamente. Los sacerdotes
le presentaban una visión cristiana del que habían sido exiliados por su ex
mundo, fortalecida por enseñanzas fi cesiva militancia—, fuesen invitados
losóficas que él encontraba convincen a colaborar en la reinserción de la re
tes, coherentes y satisfactorias. Gómez ligión en las escuelas colombianas.
sostenía que nunca había olvidado ni Los fanáticos españoles, que llegaron
traicionado las doctrinas que había en un número cada vez más grande
aprendido en San Bartolomé.60 - durante las décadas del ochenta y el
Los liberales estaban horrorizados noventa, intensificaron la furia libe
por el giro que tomaban los aconteci ral contra las reformas religiosas de
mientos; al parecer, de la noche a la La Regeneración.“
mañana, había regresado la educa Incluso en el momento en el que
ción confesional a las escuelas colom los liberales perdían su aciaga guerra
bianas. Su descontento podría haber dvil de 1885, el sacerdote español Félix
sido menor si el cambio no se hubiera Sardá y Salvany publicaba su incen-
llevado a cabo de manera draconiana. diarioy popular libro El liberalismo espe
Infortunadamente para Colombia, la cado.0 Monseñor Rafael María Carras
Iglesia católica romana estaba entran quilla, inspirado tanto en la guerra
do en la fose más militante de su re civil liberal de 1895 como en la obra
sistencia al complejo de ideas y acti anterior de su colega español, pu
tudes basadas en el racionalismo y el blicó Ensayo sobre la doctrina liberal, que
empirismo de la Ilustración, que ha alcanzó tres ediciones en cuatro años,
bían llegado a dom inar el mundo donde concluía que ningún liberal
occidental.61 Y fue doblemente des podía ser un buen católico.*4 Rara no
afortunado el que los sacerdotes ex ser menos, el arzobispo de Pasto, Ni
tranjeros, muchos de ellos españoles colás Casas, quien escribió durante
que huían de las guerras carlistas —o el momento más álgido de la guerra
65 Los pasajes ciados fueron lomados del libro de Nicolás Casas. Enseñarnos de la Iglesia sobre el
liberalismo, Bogotá, Tipografía Salesiana, 1901, y del segundo volumen de otro libro suyo,
Instrucciones del Ilustrístmo Señor Obispo de fhsto al clero de su diócesis, sobre la conducta que ha de observar
con los liberales en el pulpito y en algunas cuestiones del confesionario, Pasto. 1902. ____
66 R. V Farrell, Op. cit, pp. 305-306,
67 Ibid.. p. 308. Lr
68 L E . Nieto Caballero, Op. cit., pp. 28-29.
69 Ibid., p. 29.
70 Gustavo Humberto Rodríguez, Olaya Herrera, político, estadista y caudillo, Bogotá, Imprenta
Nacional, 1979, p. 10.
Cómo se educó la Generación del Centenario / 53
estudiantes de San Bartolomé. Seguramente exageraba, pues sólo se dio una de estas
peleas. Véase el libro de G. H. Rodríguez, Op. cit., pp. 25-24.
76 Rafael Serrano, ELgeneral Uribe, Bogotá, Tercer Mundo, 1976, p. 124; C.W. Bergquist, Op. al.,
p. 124.
77 C W. Bergquist, Op. ciL, pp. 124, 141.
78 L M. Mora, Op. áL, pp. 135-154.
79 Laureano García Ortiz, Estuchas históricas y fisonomías cohmínaxas, Bogotá, ABC, 1939, p. 209.
30 Otado por Eduardo Lemaitre, Rafael Reyes, btogmfla de un gran colombiano, 3* ed.,Bogotá,
Espiral, 1967, pp. 237-238.
Cómo se educó la Generación del Centenario / 55
sioncs existentes entre los dirigentes Para 1887, gran parte de la corres
colombianos, y fortaleció el conflicto pondencia comercial entre los culti
una vez iniciado. Las exportaciones vadores liberales de café, contenía
cada vez mayores de este lucrativo pro información codificada sobre los pre
ducto trastornaron los antiguos equi parativos de su partido para la guerra.
librios regionales y propiciaron el En el extranjero, sus colaboradores
crecimiento de nuevas élites locales, incluían liberales radicados en Améri
la mayor parte de las cuales tenían ca Central, Ecuador y Venezuela. En
vínculos con el Partido Liberal.81 Los este último país, su más ferviente par
liberales tendían a estar más involu tidario era el caudillo liberal Cipria
crados en el comercio del café, pues no Castro, cuya exitosa toma del go
habían sido obligados a retirarse de bierno venezolano en octubre de
la vida pública justam ente cuando 1899 esperaban emular los liberales
comenzó la bonanza cafetera en la colombianos.”
década del ochenta. Los liberales más El faccionalismo de la élite se ha
directamente comprometidos con las bía intensificado también por el sur
exportaciones de café tendían a ser gimiento del café en Colombia. Li
hombres jóvenes y enérgicos, tales berales y conservadores históricos
como Rafael Uribe, quien, durante compartían la creencia en el libera
las décadas del ochenta y el noven lismo económico y esto hada de ellos
ta, estableció cultivos al occidente mon aliados naturales. Este hecho contri
tañoso de Cundinamarca, sobre el rio buye a explicar su campaña en con
Magdalena. Los cultivadores como tra de los dirigentes del partido na
Uribe detestaban las tarifas, impues cionalista como Caro y Marco Fidel
tos y políticas monetarias inflaciona Suárez, quienes no eran comercian
rias de la era de La Regeneración, que tes y, por consiguiente, no poseían
obstaculizaban el comercio del café. vínculos con la economía de las ex
Cuando se aproximaba la guerra, portaciones e importaciones. Los na
a fines de la década del noventa, li cionalistas tendían a ser hombres cuyo
berales de todas partes de Colombia, pensamiento económico estaba colo
a menudo unidos por lazos económi reado por el sesgo mercantilista de una
cos y políticos, consiguieron utilizar las época anterior, hecho que se ilustra
redes comerciales para la organización en el impuesto establecido por Caro
de la guerra. Tales vínculos se ex a las exportaciones de café, y el ex
tendían a todos los rincones de la na tenso uso que hizo de los monopolios
ción y también a nivel internacional. gubernamentales como productores
83 El mejor estudio sobre los orígenes económicos de la Guerra de los Mil Días, y sobre los
vínculos económicos de la élite, es el de C. W. Bergquist, Op. al.
84 Los predos del café alcanzaron aquel año su más bajo nivel histórico de siete centavos por
libra. En Brasil, también la baja de los precios ocasionó disturbios sociales. Allí, sin embargo,
la principal consecuencia de los problemas económicos fue la emigración, no la guerra.
Entre 1900 y 1913, época en la cual los inmigrantes europeos inundaron América, la
emigración de los trabajadores europeos de Brasil alcanzó a ser el 65% de la inmigración
total. Véase: Celso limado, The Economic Grouth of Brazil A Surutjfmrn Colonial lo Modem Ttmes,
Berkeley, Unjversity of California Press, 1971, pp. 190-195; Wiltiam Arthur Lewis, Gnwth and
Fluctuations, ¡870-1913, Princeton, Princeton University Press, 1978, p. 190.
85 C. Martínez Silva, Capítulos dt histona política de Colombia, Op. a i, vol. 3, pp. 409-410.
86 Ibid., pp. 269-272. W. McGreevey, Op. ciL, p. 198, estima que durante el periodo transcurrido
entre 1870 y 1930, casi un cuarto de la población rural de Colombia abandonó los cultivos
para la subsistencia e ingresó al mercado a través de su vinculación con la industria del café.
87 En exportaciones per cápita clasificó de último, detrás de República Dominicana. En
inversión extranjera ptr cápita, Colombia quedó ligeramente delante de ésta, y muy por
debajo de países como México, ferú y Argentina. Y, aún más significativo, estas generali
zaciones se basaron en datos recopilados una década después de la Guerra de los Mil
Días. Véanse: José Antonio Ocampo, Colombia y la economía mundial 1830-1910, Bogotá,
Siglo XXI, 1984, p. 53; Salomón Kabninovitz, Economiiy nadón. Una breve historia de Colombia,
Bogotá, Siglo XXI, 1988, pp. 169-177.
Cómo se educó ¡a Gm¿ración del Centenario / 57
del débil Sanclemente, así como Caro Una vez que el presidente San
se había desempeñado como presiden clemente regresó vacilante al poder,
te de Rafael Núñez, los preparativos para la guerra se ade
El plan de Caro pronto se malogró lantaron con presteza.- Pronto San
después de que sus candidatos gana clemente se marchó de nuevo en
ron la elección de julio de 1898, con busca de un clima más saludable. Dejó
tienda electoral cuya equidad puede tras de si un sello de caucho fabricado
evaluarse por el hecho de que los im con su firma, para que fuese utilizado
populares candidatos nacionalistas ob por sus subalternos de confianza. To
tuvieron una aplastante victoria.9* En das estas cosas eran especialmente
cuanto Marroquín comenzó a actuar perturbadoras para los conservado
como presidente, asumió sus propias res históricos, cuyas primeras cartas
decisiones. En primer lugar, abolió el de protesta habían desempeñado un
impopular impuesto a las exportacio importante papel en el tema de la
nes de café, y avanzó hacia garantizar corrupción bajo los nacionalistas. Era
la representación política de los libe ampliamente conocido, por ejemplo,
rales. Luego adoptó medidas para abo que uno de los monopolios más lucra
lir la ley que privaba de derechos civiles tivos del gobierno, las minas de sal de
a las personas sospechosas de subver Zipaquirá, no seguía procedimientos
sión.^ Caro procedió rápidamente a fijos de contabilidad; de hecho, no
deshacerse de Marroquín, esta vez mantenía libros. Estos abusos y muchos
obligando a Sanclemente a asumir la otros serían ridiculizados públicamen
presidencia. Para noviembre de 1898, te en la novela ftx, escrita después de
el anciano fue instalado en el palacio la guerra por Lorenzo Marroquín, se
presidencial en Bogotá, y aseguró a los nador nacionalista e hijo del vicepre
miembros del partido que no haría sidente.w
nada para desmantelar las leyes pro Los conservadores históricos, tales
mulgadas durante La Regeneración. como Carlos Martínez Silva, fueron tan
En su visión retrospectiva de diez críticos del gobierno en los meses an
años, Rafael Uribe Uribe recordó que teriores a la guerra, que muchos libe
eran acontecimientos como aquellos rales creyeron que ios disidentes se
—la arrogante manipulación de la po unirían a su revuelta. Unos pocos his
lítica nacional— lo que “nos cegó y tóricos lucharon al lado de los libera
nos llevó a la guerra”.95 les en las primeras etapas del conflicto,
93 Manuel Antonio Sanclemente obtuvo 1.606 votos; Raiáel Reyes, el candidato nacionalis
ta, 121 votos; Miguel Sainper, el candidato liberal, 310 votos.
94 La medida antisubversiva suministró la bise legal para la deportación de Santiago Pérez
en 1892 Se originó en una ley de 1888, la inferné "Ley de los Caballos”. Para más detalles
sobre esta impopular ley de La Regeneración, véase H. Delpar, Op. al., pp. 144 y ss; C W.
Bergquist, Op ciL, pp. S7 y ss.
95 E. Santa, Op. ai., p. 304.
96 Lorenzo Marroquín, fhx. 2.a ed., Bogotá, imprenta de La Luz, 1907.
Cómo sí tdvcó la Generación del Centenario / 59
Rgura2-1 Tropas gubernamentales durante la Guerra de los Mil Oías, hada 1901
ü
97 Años más tarde, L. E. Nieto Caballero, Op. dt., vol. 2, pp. 238-243, observó amargamente
que los históricos habían mantenido su palabra de que lo apoyarían durante veime días.
Véase también C. W Bergquist, ()p. cit., pp. 79 y ss.; C. E. Jaramillo, Op. cit., p. 74.
98 H. Del par, Op. cit., p. 182.
6 0 / La modernización en Colombia
durante uno de sus pocos momentos cuando el destino decidió que debía
de lucidez, rechazó la propuesta, mu desempeñar un papel clave en el gol
chos de quienes estaban interesados pe que llevaría al derrocamiento de
en terminar con la guerra comenza Sanclemente. En aquel momento, era
ron a conspirar para derrocarlo. director de la fuerza de policía de Bo
El golpe de Estado del 31 de julio gotá, y fue su oportuna llegada con
de 1900 fue obra principalmente de un escuadrón de cuatrocientos poli
los conservadores históricos, dirigidos cías, todos los cuales habían jurado
por Carlos Martínez Silva, junto con apoyar a los históricos, lo que conven
algunos pacifistas liberales y naciona ció a Marroquín, quien se ocultaba
listas. Según su plan, el vicepresidente en casa de un amigo, de que el golpe
Marroquín asumiría la presidencia, tendría éxito. Desde ese momento
iniciaría conversaciones de paz con los hasta el final de la guerra, dos años
liberales y, eventualmente, reforma más tarde, Fernández se convertiría
ría la Constitución, como había acor en el alter ego de Marroquín, prosi
dado hacerlo a fines de 1898, cuando guiendo la guerra con una fuerza que
actuó como p residente. In fo rtu hizo de él una persona temida por to
nadamente para los conspiradores, y dos los colombianos, y odiada por los
para Colombia, el cambio ilegal de liberales." Antes de su caída, Aristides
gobierno tuvo funestos resultados. Una Fernández se desempeñó como gober
vez posesionado el nuevo presidente, nador de Cundinamarca, ministro de
la serie de acontecimientos pacíficos guerra, ministro del interior y minis
que debía poner en marcha nunca se tro de hacienda. A comienzos de 1902
dio. Marroquín, por el contrario, con asumió dos de estos ministerios simul
tinuó vigorosamente la guerra, que táneamente, algo que pocos colom
habría de prolongarse, con incremen bianos han hecho.
tada virulencia, por más de dos años. El ascenso de Fernández y su sú
La explicación de lo anterior se halla bito eclipse en junio de 1903 dicen
tanto en el carácter ideológico de la mucho acerca de la política y de la
lucha partidista en Colombia, como en sociedad colombianas a comienzos del
el hecho de que Marroquín hubiera siglo xx. Bajo circunstancias norma
encontrado un lugarteniente capaz les, un hombre de oscuros orígenes
de conducir la guerra con la unicidad como Fernández nunca habría alcan
de propósito de la que él mismo care zado tan altas dignidades en el servi
cía. Este hombre fue Aristides Fer cio púbüco. Los cargos ministeriales es
nández. taban reservados para los ricos y bien
Aristides Fernández era un hom nacidos, o para quienes poseían una
bre vigoroso, de treinta y ocho años, extraordinaria habilidad intelectual y
otras dos prominentes figuras del par do muñecas en una desvencijada tien
tido histórico. da en el centro de Bogotá, y murió fi
Marco Fidel Suárez decía que Fer nalmente en la más grande miseria.105
nández “no era un caballero” y, para Quizá la mayor tragedia de la gue
Uribe Uribe, era “una desgracia na rra no residió en su impacto inmedia
cional”.105 ífero era precisamente por to sobre Colombia, sino en la forma
eso que le resultaba tan útil al pre como politizó y radicalizó a la siguiente
sidente Marroquín quien, por con generación de líderes nacionales. “La
vencionalismos sociales, no podría ha guerra me fue enseñando el odio",
ber tratado cruelmente a iguales como escribió Luis Eduardo Nieto Caballe
Martínez Silva y Agustín Nieto. Pero ro, quien cumplió trece años cuando
Fernández no tenía vínculos semejan el conflicto entró en su fase más álgi
tes que le impidieran cumplir con su da. Nieto y sus amigos coleccionaban
deber de continuar la guerra por los e intercambiaban tarjetas, pedazos de
medios que considerara apropiados. papel e incluso billetes viejos con la
El inmisericorde perseguidor de los imagen de famosos líderes liberales
revolucionarios liberales era un hom del pasado. Después convirtió su co
bre de mentalidad premodema. En lección en un mosaico montado sobre
una época en la que habría podido un cartón, decorado con una cinta roja
hacerse rico mediante la guerra, como y colocado en un sitio de honor, “como
muchos a su alrededor, por medios le si fuesen seis o siete santos”. Durante
gales e ilegales, Fernández no robó el primer año de la guerra, Nieto pu
nada.104 Después de la guerra y de blicó un “periódico”, y donó las utili
su desaparición de la vida política, se dades de su venta al Partido Liberal.
ganaba a duras penas la vida vendien Esto terminó cuando la policía entró
102 Carlos Martínez Silva firmó una carta, junto con el liberal Isidro Nieto, y con los históricos
Francisco A. Gutiérrez y Bernardo Escobar. Los cuatro fueron encarcelados y, tres días
después, exilados al pueblo de Gachalá. Martínez no podía creer lo que estaba ocurrien
do, como lo nana su hijo Luis Martínez Delgado en/f propósito átl doctor Carlos Martina. Siiua,
Op. ÓL, pp. 469-477. Los soldados no sólo obligaron a los distinguidas cachacos a caminar
a su exilio, sino que los forzaron a dormir en el piso de tierra de los cobertizos de
propiedad de viejas que se burlaban de ellos. Tres meses m is tarde, se permitió a los
exiliados regresar a Bogotá. Esta experiencia agravó la deteriorada salud de Martínez
Silva, quien murió dos meses después, en febrero de 1903.
IOS C. W. Bergquist, Op. c¡L, p. 186.
104 El especulador de tierras anóoqueflo, ftpe Sierra, fue uno de los que se enriqueció por
medios legales, si ha de creerse a su biógrafo, Bernardo Jaramillo Sierra. Escritores
posteriores no fueron tan caritativos con Marroquín. En opinión de Vargas Vila, “ai no
tener nada mejor que hacer, [Marroquln| se dedicó al pillaje. Metió sus manos, hasta los
codos, en el tesoro nacional y lo vació. Nada saciaba su avaricia. Vendió todo, aguardando
el momento en el que pudiera vender la nación Véase: Bernardo Jaramillo Sierra,
ftp t Sierra. El método de un camptsmo millonario, Medellín, Bedout, 1947, y M. Deas, Op. ciL,
pp. 165-166.
105 L E. Nieto Caballero, Op. cit, vol. 2, p. 31.
C&mo se educó la Generación del Centenario / 63
llegaron los telegramas que anuncia das en el palado, leía una novela fran
ban la temida pérdida de Panamá. cesa. Marroquín sonrió, lo miró y dijo:
Ciudadanos de todas las edades y con “Oh, ftdro Nel, no hay bien que por
diciones llenaron las calles, con la vana mal no venga. Se nos ha separado Pa
esperanza de que se dijera algo que namá, ¡pero tengo el gusto de volver
deshiciera el desmembramiento de su lo a ver en esta casa!”.116 Fue eviden
país. Muchos de ellos, como Laureano te para Ospina que el presidente,
Gómez, quien entonces tenía catorce quien para entonces tenía setenta y
años, lloraron de rabia y rogaron que siete años, no haría nada para poner
se les permitiera unirse a cualquier fin a la rebelión en Panamá.117
expedición militar que se enviara para José Manuel Marroquín no dejó re
recuperar el departamento secesio gistro alguno de aquel encuentro con
nista.115 No se organizó una expedi Pedro Nel Ospina, Ftro no hay duda
ción semejante, pues el gobierno per de que su aparente falta de preocu-
manecía extrañamente inactivo ante padón por los acontecimientos del día
lo que la mayoría de los ciudadanos y su alegre disposición ocultaban des
consideraba como una tragedia na contento y resignadón y, posiblemen
cional. te, derto gTado de sardónica satisfac
Más de veinte años después, Lau ción. Sus seis años en el alto cargo no
reano Gómez narró lo que el general habían sido placenteros ni fádles. No
Pedro Nel Ospina le había contado de obstante, había conseguido ganar la
su reunión con el presidente Marro guerra civil más sangrienta y prolon
quín la tarde de aquel día. Al igual que gada del país, preservando así una
muchos otros, Ospina se dirigió al pa Colombia cristiana. Sus tribuladones
lacio presidencial a ofrecer sus servi se habían iniciado en 18% cuando,
dos para la re cupe radón de Panamá. como vicepresidente, Miguel Antonio
Cuando llegó el general, la edifica- Caro había intentado hacer de él un
dón estaba oscura y desierta. Cami títere suyo. Descontento con el inten
nando de una habitación a otra, se to de Marroquín por aplacar a los li
encontró finalmente con el presiden berales y evitar así la guerra, Caro lo
te, que sentado bajo una de las bom destituyó de una manera autoritaria
billas incandescentes, redén instala y humillante. Luego llegaron a pedir
Dwight Carrol) Miner. The fíghí for the ftsruma Route. The Star) of du Spoaner Aci and Huí Hay-
Herrón Ihatj, Nueva York, Octagon Boolts, 1971; Eduardo Lemaitre, “1903; Panamá se
sepaia de Colombia”, en: Alvaro Tirado Mejía, ed., Nueva historia de Colombia, vol. 1, Bogotá,
Planeta, 1989.
115 E¡ Siglo, 5 de diciembre de 1939.
116 Laureano Gómez, í^ras completas, Op. d i, vol. 3, p. 41.
117 José Manuel Marrcíjuín, de hecho, envió al general Rafael Reyes, a Jorge Holguín y a
Lucas Caballero primero a Panamá y luego a Washington durante los meses siguientes,
con la esperanza de que Colombia pudiera salvar algo de la situación. Estas iniciativas
fueron infructuosas.
66 / La modernización en Colombia
118 El intento de golpe del 31 de agott) de 1901 llevó a la destitución y al exilio del ministro
de guerra, Pedro Nel Ospina, quien lo habla apoyado. Después de iu calda, Ospina
aprovechó U oportunidad para denunciar a los hombres de negocios que hablan hecho
fortuna durante la guerra gracias al apoyo dd presión) te Marroquín y de s u hijos. Para
más detalles sobre e « m incidentes, víase Jorge Orlando Mek* ‘ La República conser
vadora, 1880-19301*, en: Mario Anubla, ed-, Calamina ¡uj, 6* ed., Bogotá, Siglo XXI, 1980,
p. 65: L Martínez Delgado. Op. ciL, pp. 290-335.
119 La explicación de las actuaciones de Martínez, relatada desde su punto de vista y a través
de la correspondencia entre A y Marroquín, le encuentra en el libro de L. Martínez
Delgado, Op. áL, pp. 378-416.
120 Las debales de Miguel Antonio Caro contra d tratado je encuentran en Carlos Mdderrama,
ed., Miguel A-nlaúo Caro, üschtm j otras mlmtruúmts en el Senada dt la /UpúUka, 1903-1904,
Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, J979.
Cómo se educó Ia Generación del Centenario / 67
1 Esta a la descripción de Colombia que ofrece Fidel Cano después de la guerra, diada en
Eduardo Lemaitre, Rajatl Reyes, biografía de ungmn coioméiano, ed., Bogotá, Espiral, 1967,
p. 243.
2 Humberto Vélez, “Rafael Reyei; Quinquenio, régimen político y capitalismo", en: Alvaro
Tirado Mejía, ed., Nueva historia de Colombia, voL 1, Bogotá, Planeta, 1989, p. 203.
3 L Lemaitre, Op cii., p. 243, afirma que, según uno de los enimauvos, había más de sesenta
mil leprosos. Cree también que ese estimativo era exagerado.
4 El Espectador, 27 de jumo de 1904.
Reyes y el republicanismo / 69
culpó a la guerra por arrumar la ima que durante la gran epidemia de ti
gen de Colombia ante “las naciones foidea de 1908-1909, el 2% de la po
civilizadas del mundo".5 blación de la ciudad había sucumbido
Durante los mil días de guerra, las a esta enfermedad.9 Las personas con
condiciones de vida se habían dete mejor educación mejoraron sus posi
riorado en todos los niveles de la so bilidades de sobrevivir filtrando el agua
ciedad. Familias antes pudientes se a través de piedra pómez y luego hir
sumieron en una “decente pobreza”, viéndola. Los pobres por lo general no
mientras que las masas experimen hadan ninguna de estas dos cosas.
taron una pobreza que sería mejor Un agravante del problema de sa
descrita como devastadora.6 En todos lud pública de fines del siglo xix en
los lugares había escasez de alimen Colombia fue el hecho de que la ma
tos, y algún grado de insalubridad yor parte de la gente no sabía de dón
afectaba a la población en general. La de provenía su enfermedad. Los pro
mortalidad infantil en Bogotá era del cedimientos antisépticos no eran una
25%, tasa que probablem ente era práctica general en los hospitales, y
igual en el resto del país.’ La expec el primer laboratorio bacteriológico de
tativa de vida se encontraba cerca de Colombia apenas se abrió en 1905.,a
los treinta años.8 Junto con la lepra, Un indirio de la ignoranda generali
la elefantiasis era endémica, y las epi zada acerca de los procedimientos
demias transmitidas por el agua y las sanitarios era el hecho de que aproxi
enfermedades contagiosas azotaban madamente el 70% de los jóvenes
periódicamente pueblos y ciudades. en la capital colombiana, en palabras
En Bogotá, donde la población poco de José Lombana Barreneche, habían
había crecido en quince años, 675 "redbido el bautismo de la sífilis".11
personas murieron de fiebre tifoidea No es necesario agregar que las difí
sólo en 1905. Los médicos estimaban ciles condiciones sodales aseguraban
5 Felipe Pérez, ed., Fbriodistas liberales, Bogotá, Minerva, 1937, p. 257; Carien Martínez Silva,
ñ r qué caen los partidas políticos. íbüftaj colombiana interna « mtemacwmal —separación ie ñmamó—
Epistolario, Bogotá, Imprenta de Juan Casas, 1954, p. iv.
6 Marco Pilados, Estado y clases sodalts en Colombia, Bogotá, linotipo Bolívar, 1986, p. 60.
7 Julián %igas Lesmes y labio Zambrano P, “Santa Fe y Bogotá: evolución histórica y servidos
públicos, 1600-1967", en: Ptcbo San tana R„ ed., Bogotá 450 años. Ritos y realdades, Bogotá,
Servigraphks Ltda., 1988, p. 26.
8 Jorge P. Osirrling, Dmacracy m Colombia. Clunleüst RdkksandGverriüa Worftm, New Brunswick,
N.J„ TVansaction Publisherc, 1989, p. 9. En 1910, la expectativa de vida promedio en Colom
bia era de 30,5 afiot
9 Néstor José Miranda Canal, “La medicina colombiana, de La Regeneración a los años de
la Segunda Guerra Mundial”, en: Alvaro Tirado Mejfa, ed., Nueva historia de Colombia, vol. 4,
Bogotá, Planeta, 1989, pp. 266-267.
10 Ibid., p.57.
11 Ibid., p. 266. Lombana posiblemente utilizó la palabra “sífilis" para indicar todo el espec
tro de enfermedades venéreas.
70 / La modernización en Colombia
15 Franas Lorairve fttre, The Republx ofColombia, an Account ofthe Country, Us ftople, lis Inshtutxms,
and Us Resources, Londres, Edward Sttndford, 1906.
16 Keith H. Christe encontró que Colombia ocupaba el décimo séptimo lugar dentro delos
países latinoamericanos en términos de urbanización en ese momento. Sólo el7,7% de la
población vivia en pueblos de veinte mil o m is habitantes. Véase su libro. Oligarcas, campe
sinos y política en Colombia: aspectos de la historia sociopolítica de la frontera atumpieña, Bogotá, Univer
sidad Nacional de Colombia, 1986, pp. 11-12.
17 Salomón Kalmanovitz, Economía y nación. Una breve historia de Colombia, Bogotá. Siglo XXI,
1988, p. 223. Sin embargo, Charles W. Bergquist, Cojfet and Conflict m Colombia, 1886-1910,
Durham, Duke University Press, 1978, p. 203, encontró evidencia de que algunas de las
afirmaciones en relajón con la destrucción de las plantaciones de café eran exageradas.
18 Fierre Gilhodes, “La cuestión agraria en Colombia, 1900-1946", en: Alvaro Tirado Mejía,
ed., Nueva historia de Colombia, vol. 3, Bogotá, Planeta, 1989, pp. 307-388.
19 Keith H. Christe, Colombia, Hong Kong, Continental Printing, 1975, p. 91.
20 C W. Bergquist, Op. dt., p. 203.
72 / La modernización en Colombia
27 La única biografía de Sierra sigue siendo la de Bernardo Jaramillo Sierra, Upe Súm >, el
mítodo de un campeara mUotutño. Medellín, Bedout, 1947. Un estudio moderno de Sierra es
indispensable.
28 Aun asf, tuvo pérdidas, pues ve vio obligado a pagar 300% más de la tasa prescrita por los
dólares. Hugo Latorre Cabral, Mi novelo: apuntes autobiográficos de Alfonso López, Bogotá. Mito,
1952, p. 17.
29 T. L. Fetre, Op. cit., p. 303.
30 K. H. Christe, CoÍohíÜb, Op. cit-, p. 91; C. W. Bergquist, Op. cit., pp. 201-202.
31 E. Lemaitre, Op. cit, p. 240. Desde luego, se descontaba una buena suma de los ingresos.
32 Entre 1905 y 1908 aumentó de tamaño en U11 131%. Constanza Toro, “Medellín: desarrollo
urbano, 1880-1950'’, en: Jorge Orlando Meló, ed., Historia de Antioquia. Medellín, Presen
cia. 1988, p. 300.
74 / La modernización en Colombia
53 Manuel Restrepo Yujtl, “Historia de la industria 1880-1950", en: Joige Orlando Meló, ed.,
Helena de Anhoquia, MedelUn, Presencia. 1988, p. 270; Iván Darío Osorío O., “El sindicalismo
amioqueño en formación. Primeras organizaciones", en: Jorge Orlando Meto, ed., Historia
dt Anboqiaa, Medellfn, Presencia, 1988, p. 280.
34 Hden Delpar, Red agatnsí Blue, Ihi liberal Partj m Colomiñan Pohha, 1863-1899, Alabama,
University of Alabama Press, 1981, p. 188.
35 Gabriel Poveda Ramos, “Cien años de ciencia colombiana", en: Alvaro Tirado Mejfa, ed.,
Nueva historia dt Colombia, voL 4, Bogotá, Planeta, 1989, p. 164.
36 El joven Gómez impresionó a quienes lo conocieron por la seriedad de su propósito. Su
contemporáneo, Julio Holguín Arboleda, recordó haber escuchado a Gómez, quien por
entonces tenia siete u ocho años, dirigiéndose a varios adultos que se encontraban pre
sentes en ese momento. “Tuve la sensación de estar en presencia del Nifto predicando
entre los Doctores". Julio Holgufn Arboleda, Mucho en serio j algo en broma, Bogotá, Pío X,
1959. pp. 44-45.
Reyes y el republicanismo / 75
37 Patricia Londoño Vega y Santiago Londoño Vélez, “Vida diaria en las ciudades colombia
nas", en: Alvaro Tirado Mejfa, ed., Nueva historia de Colombia, vol. 4, Bogotá, Planeta, 1989,
pp. 320-321.
38 Rafael Reyes, Escritos varios, Bogotá, Tipografía Arconvar, 1920, p. 218. Reyes hizo esta
observación en un discurso pronunciado en 1919.
39 José Antonio Ocanipio, Colombia y la economía mundial, IS30-1910, Bogotá, Siglo XXI, 1984,
p. 25; Roger P. Davis, “Bogotá and the Athens of the America (sic). Coinddent Cultures in
Nineteenth Century Colombia", Tempe, Am ona, Cerner for Latin American Studies,
Arizona State University, 1977, p. 6.
40 Eduardo Santos, d u d o en H. Vélez, Op. dt., p. 192.
76 ! la modemizaci&n en Colombia
41 Las tribulaciones políticas de Marroquín han sido descritas anteriormente. Caro, quien
lúe el responsable de muchas de las dificultades de Marroquín, se quejaba, en una carta de
marzo 19 de 1897, de que “la vida pública en d cargo que he desempeñado como sustituto,
es escuela de grandes desengaños, donde la ambición de honores y el aün de mando
no pueden caber sino como caso de demencia*. Citado en Carlos Valdrnama Andrade,
ed., Epistolario dei Beato Eieqmd Morenoy oíros Aguamos RaottUu am Miguel Antonio Can j safiamUa,
Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1983, p. 53.
42 Ni Caro ni Marroquín habían viajado más allá de la Sabana de Bogotá. Se dice que Caro ni
siquiera dejaba su casa para hacer compras en los almacenes de la dudad; prefería que sus
familiares las hicieran por éL Marroquín se jactaba alguna vez: “Ni siquiera conozco el mar,
y si Dios me da vida y licencia, he de ver cumplido d antojo de morirme sin conocerlo".
Martin Alonso Pinzón, Historia del amieruatismo, Bogotá, Tercer Mundo, 1979, p. 283. La
observación sobre el método de hacer compras de Miguel Antonio Caro se atribuye a
Rafael Núñez, quien la antecedió de las palabras: “Caro es sabio, pero no es mundano"
Julio H. Pilado, Historia de mi vida, Bogotá, Camacho Roldán, 1942, p. 303.
43 James J. Parsons, Anim/ueÁo Colonizaban m Western CMomóta, Berkdey, University ofCalifornia
Press, 1949, es el estudio clásico sobre este proceso de colonización.
Reyes y el republicanismo / 77
44 Información sobre la juventud de Reyes puede hallarse en E, Lemaitre, Op. cú.T pp. 53
105, y en Ramón C. Correa, Diccionario de boyúcenses ilustres, Tunja, Academia Boyacense de
Historia, 1957, pp, 173-174. Dos elogiosas semblanzas de Reyes son: Baldomcro Sanín
Cano, 'Administración Reyes”, en: Escritos, Bogotá, s.e., 1977, pp. G5-105; y José María
Cordovez Moure, “Reminiscencias: Rafael Reyes Prieto’’, Boletín de Historia y Antigüedades,
4(44), 1907, pp. 449-509.
45 A Reyes le agradaba relatar la captura de su hermano Néstor por indios caníbales, y su
jomada a través de las infernales selvas amazónicas en su exitosa búsqueda de los restos
de Néstor Según Carlos J. Infante, Dios y patrio, vol. 2, Bogotá, Minerva, 1938, pp. 189-190,
Néstor, deprimido por el fracaso de sus negocios, se había ahogado en el río Putumayo,
Los indios que sostenían haber presenciado el evento, dicen que Néstor tropezó y cayó al
río mientras se paseaba ebrio por la orilla. José María Vargas Vila, persona amiga de la
hipérbole, mas no Reyes, sostuvo que, en su fracasada aventura, Reyes y sus hermanos
habían asesinado a más de seis mil indios amazónicos, y vendido otros seis mil como esclavos
en Brasil. Véase: MalcoJm Deas, ed.. Jergas Wía, sufragio, selección, epúafio, Bogotá, Banco ftapu-
lar, 1985, p. 180. Este controvertido aspecto de la vida colombiana amerita mayor estudio.
46 E. Lemaitre, Op. cit., pp, 102, 180,
78 / La modernización en CoLmiria
47 Desconfiaban del impetuoso Reyes de manera similar a como los político* de la maquina
ria conservadora republicana de Estadal Unidos temían a Theodore Roosevelt, cuando
fue elegido presidente en 1901.
48 Rdel Cano, en El Espntadetr de julio de 1904, descartó la acusación de Vélez, afirmando que
Reyes careda de la habilidad necesaria para crear un R>rfirialo. F. Pérez, Op. á l, p. 174.
49 E. Lemaáre, Op. ciL, p. 267.
50 Ibid., p. 177.
51 El lamoso inddente de la Registraduría de Padilla. Padilla está situado en la península de la
Guajira, que entonces hada parte dd departamento de Magdalena. E. Lemaitre, Op cit.,
pp. 246-255.
52 Richard L Leal..írrogarU Dtpimmcj, U.S. fblicjtoward Colombia, 1903-1922, Wilmington, Sdioiarly
Resources, 1987, p. 65.
Reyes y el republicanismo / 79
odio al nuevo jefe del ejecutivo, mien derón Reyes. Cuando uno de los con
tras el presidente de la Cámara de gresistas expresó la opinión de que
Representantes, José Vicente Concha, Reyes era medio loco, Miguel Anto
le tomaba el juramento de posesión. nio Caro respondió, “¡Entonces ha me
En sus observaciones preliminares, jorado!”.55
Concha lamentaba la historia de es El Congreso estaba decidido a obs
trechos partidismos en Colombia, cuyo taculizar el ambicioso programa de
resultado ñnal era, invariablemente, renovación nacional propuesto por Re
“profundizar el abismo de miseria yes. Sus miembros se escandalizaron
general”.55 Reyes respondió en aná aún más cuando el nuevo presidente
logos términos. “Estoy seguro de que incluyó a dos liberales en su gabine
hemos llegado al punto más bajo de te, haciendo de él uno de los pocos
nuestras calamidades”, dijo, y prosi gabinetes bipartidistas desde el de
guió lamentando la incapacidad de Manuel María Mallarino, quince años
Colombia incluso para defender su te atrás. Otro de los primeros actos de
rritorio nacional, situación que había Reyes fue nombrar un cuerpo de con
llevado a que fuese pérfidamente des sulta que se reunía regularmente con
pojada “de uno de sus más importan él para discutir problemas nacionales.
tes d ep artam en tos". Aún peor, Este cuerpo, que llevaba el sonoro
continuó, nombre de Junta de Notables, incluyó
a los liberales. La inclusión de estos
[...] como éramos considerados per en el gobierno enfureció especialmen
sonas de una civilización inferior [...] te a los conservadores intransigentes,
d crimen no sólo fue permitido y san
quienes estaban a favor de proscribir
cionado [por otras naciones], sino que
se consideró como un servicio tras a todos los integrantes del partido
cendental a la civilización universal. enemigo.
Los intereses económicos regiona
El nuevo presidente concluyó ju les generaron también oposición del
rando preservar el orden y dar lo Congreso a Reyes y a su programa le
mejor de sí para llevar a cabo la la gislativo. Colombia en 1904 era, en
bor de reconstrucción nacional.51 gran parte, una nación de regiones
La única levedad en esta ceremo desarticuladas, hecho que se revelaba
nia sombría se dio después del discur más notoriamente en el ámbito eco
so de los miembros de la convención nómico. Cuando Reyes intentó reno
nacionalista. Se burlaban del hecho var las finanzas nacionales, se encon
de que Reyes no hubiera escrito su tró en competencia con los líderes
discurso presidencial, encargando de locales, tales como el comerciante y
esta tarea a su sobrino Clímaco Cal político Pedro Nel Ospina, quienes
________________O
5S Alfredo Vásquez Carrizosa, El poder presidencial en Colombia, Bogotá, Dobry, 1979, p. 242.
54 Colombia, Presidencia, 10 de febrero, Nueva York, Imprenta Hispano-Americana, 1908.
55 E. Lemaitre, Op ÓL, p. 267.
80 ! La modernización en Colombia
56 La lucha de Ospina en condicione] cada vez más adversas se discute en Luis Ospina
Vájquez, industrio y proltcaán tn Colombia, 18IQ-1930, Bogotá, Santaft. 1955, pp. 541-343.
57 E. Lemaitre, Op. a t, p. 275.
58 Una de las necesidades apremiantes era el pago de salarios atrasados al ejército y a los
funcionarios públicos, que ascendía a cero de $2.5 millones de dólares. F. L. Retre, Op. cit ,
p. 313, escribió que Reí1es pidió autorización a los congresistas para 1) aumentar la deuda
nacional; 2) aumentar las tarifas aduaneras; 3) readecuar el servido público; 4) reorgani-
lar la administración de las minas de sal de Zipaquiri; 5) construir caminos de acceso a
la región del Amazonas y a los Llanos Orientales-, 6) construir nuevas carreteras; 7) promo
ver b educación pública; 8) negociar loi empréstitos extranjeros, y 9) aumentar los impues
tos a nivel departamental.
59 José Joaquín Guerra, Estudias /ústáriaa. Biblioteca Popular de Cultura Colombiana, vol. 158.
Bogotá, Kelly, 1952, p. 244.
60 E. Lemaitre, Op. ai-, p. 279.
Reyes y el republicanismo / 8 1
61 Entre los exiliados se encontraban Manuel Dávila Flórez, Miguel Abadía Méndez y Sotelo
Peñuela. Entre quienes se retractaron, escapando asi al exilio, estaba José Joaquín Casas.
Todos los exiliados fueron liberados en abril de 1905. Rafael Serrano Camargo, En atpuüa
ciudad, Bogotá, Tercer Mundo, 1981, p. 32; E. Lemaitre, Op. ciL, pp. 280-281; J. J. Guerra,
Op. cii., pp. 341-342.
62 Marco Fidel Suárez, Obras, vol. 2, José J. Ortega Torres, Horacio Bejarano Dfaz y Guillermo
Hernández de Alba, eds., Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1966, pp. 321-322.
63 Miembros de la generación liberal niás joven no estaban tan entusiasmados con Reyes;
“en cuanto a mi, no me gustaba”, recuerda Luis Eduardo Nieto Caballero, quien criticó a
sus mayores por aislar al caudillo conservador. Luis Eduardo Nieto Caballero, Escritos
escogidos, vol. 1, Luis C. Adames Santos, comp., Bogotá, Banco Popular, 1984, pp. 37, 40-41.
64 Dario Mesa, “La vida política después de Panamá", en: Jaime Jaramillo Uribe, ed.,
Manual de historia de Cobmbia, vol. 3, Bogotá, Instituto Colombiano de Cultura, 1980, p. 104;
C. J. Infante, Op. cit., vol. 2, p. 177; L. E. Nieto Caballero, Op. cü., vol. 2, p. 55.
82 / La modernización en Colombia
69 Rafael Uribe Uribe,1^Obms selectas, vol. 1, Jorge Mario Eastman, comp., Bogotá, Cámara de
Representantes, 1979, pp. 29-47.
70 El trabajo realizado por la Asamblea Nacional de Reyes se discute en Miguel Antonio
Rombo y José Joaquín Guerra, eds„ Constituciones dt Colombio, vol. 4, Bogotá, Biblioteca
Popular de Cultura Colombiana, Imprenta Nacional, 1951, pp. 278-313; J. J. Guerra,
84 / La modtmizaaón en Colombia
cuarenta y siete días, durante los cua para inform ar a los inversionistas ex
les sancionó la nueva condición de tranjeros que su nación estaba ponien
Colombia como Estado autoritario. do sus finanzas en orden.71
“Nunca, en nuestros anales p arla Las iniciaúvas fiscales de Reyes en
mentarios, ha exisddo mayor armo contraron un rápido y gratificante éxi
nía entre el poder ejecutivo y el le to. Los ingresos del gobierno se du
gislativo", fue la irónica evaluación de plicaron inicialmente, y luego se
José Joaquín Guerra del Quinquenio. triplicaron. Terminó la inflación, y la
Lo mismo debieron pensar Dávila deuda externa de la nación se pagó
Flórez, Abadía Méndez y Sotelo Fe- durante 1907; el nombre de Colom
ñuela mientras entraban de nuevo a bia fue, por consiguiente, retirado de
Bogotá después de su breve exilio en la lista de países que habían incum
los Llanos Orientales. plido sus deudas en la bolsa de Lon
A comienzos de 1905, Reyes inició dres.71 Los bonos colombianos, que
una frenética actividad que sólo dismi anteriormente se habían vendido en
nuiría con su caída del poder cuatro años Londres hasta por el 14% de su valor
después. Dado que sus más urgentes nominal, se vendían al 46% en 1906.
necesidades estaban en el ámbito de Esto se debió al pago de una parte
los asuntos fiscales, adoptó una serie sustancial de la deuda extema a co
de medidas dirigidas a mejorar las fi mienzos de aquel mismo año. Para
nanzas del país. Los derechos sobre cuando cayó Reyes, en 1909, se ha
exportaciones agrícolas y otros produc bía invertido en el país un capital ex
tos aum entaron al 70%, el papel tranjero estimado en tres millones de
moneda lúe destruido hasta que su re dólares.7’ Unas pocas com pañías
lación con el oro llegara a cien a uno extranjeras iniciaron operaciones en
(bajándolo de diez mil a uno), se fun Colombia, siendo la más importante
dó un banco central y se le confirieron de ellas la United Fruit de Boston, que
amplios poderes en lo referente a la respondió a la invitación de Reyes
consecución de ingresos, y el general abriendo plantaciones de banano en
Jorge Holguín fue enviado a Londres el norte del país.7'
Op. á l , pp. 255-322; E. Lemaitre, Op. cit., pp. 286-299; H. V éle, Op. o í , pp. 208-211; Abel
Cruz Santos, “La administrad dn de Reyes", BúUtm Cultural y Bibliográfica, 7(10), Bogotá,
Banco de la República, 5. f., pp. 1.778-1.798, Las memorial oficiales presentada* por los
ministros del gabinete de Reyes pueden encontrarse en Ricardo Sánchez Ramírez, La
reamslmcáán nadmaL aludió di la adrmútraciin i d ExceitnJísmo Señor Central don Rajad Reyes,
Bogotá, Imprenta Nacional, 1908.
71 Uno de sus logros inmediatos fue la íinandadón de la deuda colombiana, formalizada en
el Atuendo Holguín-Avebury, de julio de 1905.
72 Jorge Holgufn, Desdi cena, París, Librairie Générale et Internationale, 1908, p. 115; S.
Kalmanwiu, Op. cit., p. 222; C. W. Bergquist, Op. cit, pp. 204, 232.
73 F. L Betre, Op. cit, pp. 2, 301 y ss.; C. W. Bergquist, Op. cit., p. 234.
74 Reyes incentivó también a los productores locales al pagarles un subsidio de quince pesos
oro por cada hectárea de tierra cultivada y mediante otras iniciativas. Véase: Roberto
Reyes y el republicanismo I 85
Herrera Sotó. La zona bananera del Magdalena, Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1979, pp. 6-8;
J. P Ostcrling, Op. ciL, pp. 75-76.
75 L. Ospina Vásquez, Op. cit., p. 338, señala que, dado el carácter incipiente de la industria
colombiana en ese momento, el efecto psicológico de la protección probablemente fue
equivalente a su impacto sustantivo.
76 C. W. Bergquist, Op. cit., p. 238.
77 La tasa anual de incremento fue del 5% entre 1905 y 1925. S. Kalmanovitz, Op. ciL, p. 224
78 C. W. Bergquist, Op. ciL, pp. 238-239.
79 Myriam Jimeno Saokoyo, “Los procesos de colonización. Siglo XX". en: Alvaro Tirado
Mejla, ed., .Vueva historia de Colombia, vol. 3, Relaciones mtemacumala, movimientos sociales, Bogotá,
Planeta. 1989, p. 375.
80 El kilometraje se incrementó a modestos novecientos kilómetros. L. Ospina Vásquez,
Op. ciL, p. 324.
86 / La modernización en Colombia
81 Sin embargo, el viaje de la costa Atlántica a la capital, en 1909, exigía todavía diez
cambio! de medio de transporte y tardaba aproximadamente dos semanal. R. Leal, Op.
a l, pp. 41-42.
82 C. W. Bergquist, Op. a l , p. 237.
83 M. F. Suárez, Op. cii, vol. 3, p. 778; E. Lemaitre, Op. cii, pp. 323, 332.
84 Carlos Martínez, ed., Bogotá reseñada por cronistas y viajeras ilustres, Bogotá, Escala Ltda., 1978,
p. 130. Como autor de un directorio de la dudad, Zamora fue un poco exagerado en el
tema. El tranvía, por ejemplo, era un transporte anticuado tirado por muías, objeto de
diversión y enojo de los bogotanos. Para más detalles sobre el tranvía y sobre el famoso
boicot de que fueron objeto el tranvia y su dueño estadounidense, véase R. Serrano
Camargo, Op. ÓL, pp. 48-49.
Reyes y ti republicanismo / 87
Puerto Wtlches para conferenciar con ció durante algún tiempo que los
su antiguo vicepresidente Ramón Centenaristas podrían cerrar la bre
González Valencia, Reyes prosiguió cha ideológica que había dividido a sus
hasta Barranquilla, donde se había mentores. Resultó, sin embargo, que
programado un baile de gala en su los Centenaristas eran tan incapaces
honor el 13 de junio. En la noche de de olvidar las grandes verdades del
aquel día, mientras la orquesta toca liberalismo y el conservatismo colom
ba y los dignatarios miraban nervio bianos que tan redentemente les ha
samente sus relojes, Rafael Reyes y bían imbuido y subrayado con sangre
su familia se adentraron en el mar en durante la Guerra de los Mil Días,
un carguero de p ro p ie d a d de la como sus mayores incapaces de hacer
United Fruir Company. Reyes jamás del republicanismo una alternativa via
desempeñaría otra vez un papel im ble al violento partidismo que había
portante en la política colombiana. El prevalecido durante cincuenta años.
Quinquenio había terminado.99 Las fueras que conspiraban con
tra el bipartidismo en Colombia no
eran completamente autóctonas. En
Comienzos de Gómez Europa, teóricos de izquierda y de
derecha continuaban promoviendo sus
Los “Días de marzo” de 1909 en Co visiones mutuamente antagónicas del
lombia fueron doblemente significativos orden sodal. Su inspiradón resultó
para la historia política del país. No invaíuable para aquellos colombianos
sólo apresuraron el final del Quin que consideraban al republicanismo
quenio de Reyes, sino que anuncia como un relativismo político o, peor
ron también que una nueva genera aún, como apostasía política. En opi
ción polídca había llegado a la mayoría nión de la generadón mayor de co
de edad —los estudiantes universita lombianos partidistas intransigentes,
rios que habían desafiado con éxito el republicanismo que casaba, por de
al dictador se llamaron a sí mismos arlo así, a liberales y conservadores,
inicialmente los Trecemardstas, pero era algo antinatural, inmoral, que
pronto cambiaron este engorroso apo debía eliminarse lo más pronto posi
do por el título más sonoro de Cene- ble. R>r consiguiente, incluso cuando
ración del Centenario—. Dado que su d movimiento bipartidista Unión Re
madurez política coincidió con el publicana creció y prosperó durante
movimiento bipartidista de Unión la época de la caída de Reyes, los par
Republicana, cuyos líderes llenaron el tidarios comprometidos del liberalis
vado político dejado por Reyes, pare mo y del conservatismo comenzaron
98 Entre quien» narran los últimos m esa del régimen de Reyes ejtin J. J. Guerra, Op. ai.,
pp. 314-322; C.} . Infante, Op. áL, vol. 2, pp. 236-249; C. W. Bergquist. Op. al., pp. 243-246;
E. Lemaitre, Op. cit., pp. 345-357.
Reyes j el repMicamsmo / 91
Las noticias sobre la reunión se di sido apresadas durante las demostra
fundieron con rapidez, y en menos ciones. El 13 de marzo marcó tam
de dos horas un gran grupo de es bién el estreno político de Enrique
tudiantes se encaminaba a la casa de Olaya Herrera. Alto, rubio y diez años
Jorge Martínez Santamaría para feli mayor que la mayoría de sus com
citarlo.1<MSe destacó la presencia de pañeros, Olaya cautivó a los más jó
varios estudiantes de la Escuela de In venes con un discurso pronunciado
geniería de la Universidad Nacional, en la Plaza de Bolívar, notable prin
Su dirigente, Laureano Gómez, pro cipalmente por ser una brillante im
nunció un apasionado discurso en el provisación. Al ver que dos de las
que ofrecía al movimiento su apoyo y hijas de Reyes pasaban en un carrua
el de sus compañeros. Poco después, je, Olaya las señaló y tronó: “los dia
un destacamento de policía que lle mantes que llevan las hijas de Reyes
vaba rifles y bayonetas fijas rodeó y son nada menos que lágrimas de un
arrestó a los estudiantes. Laureano pueblo que hoy asume plenamente
Gómez y Ramón Rosales fueron de sus derechos y deberes”."*
los primeros en ser apresados. Cuan Las palabras de Olaya fueron pre
do eran conducidos a la cárcel, por maturas, pues Reyes habría de asu
la calle Doce hacia la Calle Real, atra mir la presidencia de nuevo pocas
vesando la Plaza de Bolívar, los es horas después.101 Pero tres meses más
tudiantes, con caras radiantes, ento (arde, Reyes ya no estaba. En julio,
naron una animada versión de la un Congreso elegido popularmente
Marsellesa.105 comenzó a sesionar y, para agosto, Ra
Otras manifestaciones tuvieron lu món González Valencia se había po
gar al día siguiente, 12 de marzo. El sesionado como presidente para com
13 de marzo, Reyes le entregó el po pletar los años restantes del período
der a Jorge Holguín, quien se apre original de Reyes de seis años.10" En
suró a retirar los tratados y liberó a cuanto a Enrique Olaya Herrera, se
todas aquellas personas que habían convirtió en activista del movimiento
109 Fue nombrada en agosto de 1910, por el primer y única presidente del Partido Unión
Republicana, Carlos E. Renrepo.
110 Gómez se graduó «1 24 de noviembre de 1904. Habla nueve jóvenes en su dase. Sus
nombres aparecen en: Felipe Antonio Molina, L aaan o Gómez, historia de ima rebeldía, Bogo
tá, Voluntad. 1940, p. 101.
111 El contexto de las observaciones de Fernández se describe en C. W. Bergquút, Op. cit, p. 182.
112 Medóiilo Medina, La protesta urbana en Colatnlua «t el siglo xx, Bogotá, El Ancora, 1984, p. 29.
113 Dt renos ñauaren fue publicada el Ib de mayo de 1891. Ann Frcmaatle, The fíipal Etuyclkals
jn thar Historie Context, Nueva York, G. P Putman's Sons, 1956, p. 167.
Reyes y el republicanismo / 95
119 Roger Magraw. France, ¡815-1914: The Bmrgeois Century, Nueva York, Oxford University
Press, 1986, pp. 362-S63.
120 Inmediatamente después de ser liberado de la cárcel el t i de marzo, por ejemplo, habla
regresado a la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nadonai, donde pronunció un
fogoso discurso contra Reyes, que fiie elogiado por todos los que lo escucharon. F. A.
Molina, Op. di., p. 15!.
12 1 El joven Gómez no estaba a gusto con los deseos de su padre, pues en realidad deseaba
estudiar derecho. No obstante, acató su voluntad y estudió ingeniería, aunque esto repre
sentó para él “una completa disciplina espiritual". IthL, p. 151.
122 El S¡£Ío, 14 de julio de 1965.
Reyes y el republicanismo / 97
125 F. A. Molina, Op. cií., p. 168, da los nombre» de diez de los asistentes. Junto con Casas habla
otro hombre maduro, Carlos Núñez Borda. El resto, como Gómez, eran jóvenes.
124 Pblítico y activista católico, era también poeta y cotundador de la Academia Colombiana
de Historia y del Boletín de Historia y Antigüedades. Un brillante tributo a Casas por parte de
Laureano Gómez en julio de 1912 puede encontrarse en “José Joaquín Casas", en:
Ricardo Ruiz Santos, ed., Obras completas, vol. 3, Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1989,
pp. 10-13. Gómez se refirió a Casas como un hombre en quien los jóvenes encontraban
“un buen amigo y Compañero asi como un mentor, y quien, con la amorosa preocupación
de un padre, se interesaba por su futuro y bienestar".
125 El Siglo, 3 de febrero de 1941.
126 La Unidad, 14 de octubre de 1905; 21 de octubre de 1911.
127 La Unidad, 5 de octubre de 1909.
98 / La modernización en Colombia
144 La Utáded, 30 de noviembre de 1912. Los jesuítas habfon internado iplarer a Herrén, como
también lo habla becbo el amigo de Gómez, Jasé Joaquín Casas, quien le dijo a su protegido
que nunca habla visto tan enojado al arzobispo. Todos los artículos y discursos de Gómez
sobre el asunto de Muzo están recopilados en Ofmzs computas, Op. dL, voL 4, pp. 7-24.
145 Cámara de Representantes, Op. cit., 9 de agosto de 1912, p. 62. El 5 de septiembre,
publicó en Lo Unidad una lista de vanos cientos de nombres, la mayor paite de dios de
liberales y personas prominentes. Indicó que todos ellos eran masones. Los conservadores
moderados se unieron con los liberales para derrotar la ley propuesta, que se presentó
sencillamente como una estratagema de k>s conservadores intransigentes para castigar a
los liberales.
146 La Unidad. 8 y 10 de marzo de 1913.
Reyes y el republicanismo I 103
utilizados contra ellos. Marco Fidel tiempo, una discusión bizantina e in
Suárez ya había escrito en El Nuevo útil en un momento en el cual asun
Tiempo que el Congreso “haría políti tos urgentes de interés nacional de
ca, y política de fina ley”, dijo Rosa bían ser objeto de controversia. Se
les. “Si ios sacerdotes se oponen refirió a La Regeneración como "una
abiertamente a los liberales durante herida mortal para la República”, por
la misa, ¿por qué no habrían de ha que había hecho que los problemas
cerlo en el Congreso?; ¿por qué no hay religiosos estallaran entre ellos. Pidió
liberales en él?". Rosales concluyó con que se procediera a votar, pues lo
una figura retórica: que si no era lógi único que hada aquel debate era ilus
co que los liberales se negaran “a te trar la falta de adtura de los colom
jer con nuestras propias manos la soga bianos.150
que ha de servir para nuestra propia En aquel momento, Gómez tomó
garganta”.1'18 la palabra para decir que había sa
El debate continuó y, por último, bido todo el tiempo que no escucha
el representante Felipe Escobar se ría nada diferente de desventuradas
pronunció diciendo que, dado que la observaciones del partido minorita
propuesta evidentemente sería apro rio, el tipo de argumentos inconsti-
bada, el Congreso debía votar para tudonales y utilitaristas que podían
modificarla, de manera que se erigie esperarse de los liberales. La única
ra una estatua de mármol de Jesús en idea novedosa que se había expre
el campo de batalla de Palonegro. La sado, dijo, era la burla acerca de la
estatua debería llevar la inscripción, estatua; y el representante Borda se
“Amaos los unos a los otros”.IW A esto había rebajado al recurrir a la difa
respondió el representante Gómez, mación. Cuando Borda preguntó,
“lEsto es una ironía, un sarcasmo!”. “¿Quién, yo?", Gómez desarrolló su
El debate continuó; el liberal Fran idea, diciendo que había escuchado
cisco de Rtula Borda finalmente per antes el discurso de Borda en contra
dió la paciencia y acusó a los conser de La Regeneradón, agregando que
vadores de proponer la medida para la acusación liberal de que Núñez
engañar y distraer a las masas; los había sido envenenado por un jesuí
conservadores, dijo Borda, están uti ta era una vil mentira. Gómez proce
lizando al Redentor como un jugue dió luego a atacar al representante
te. Entusiasmado con el tema, el re José Manuel Saavedra Galindo por
presentante liberal afirmó que el haber prestado juram ento para de
debate era una estúpida pérdida de fender a la Iglesia cuando era un
O
151 Ibid., p. 247.
152 Ibid
153 Ibid., 11 de septiembre de 1913, p. 251.
154 Ibid., p. 255.
106 / La motUmtzacián en Colombia
.......... Ci
173 Ibid,, p. 318.
174 Santiago Pérez Triana, Eslabones sueltos, Londres, Imprenta de Wertheimer, 1990,
pp. XXXII, xlvii. .
175 S. Kalmanovitz, Op. a l , 259.
112 / La modernización en Colombia
180 Juan Lozano y Lozano, Ensayos crükos, Bogotá, Santafé, 1934, p. 360.
181 Hay varias explicaciones sobre el apoyo de Uribe Uribe a Concha en 1914, aunque C. E.
Restrepo, Op, dt.r vol. 1, pp> 203-218, hablando en su nombre y en el de muchos liberales
republicanos, sostiene que nunca entendió por qué Uribe Uribe no había apoyado al
candidato liberal. Uribe Uribe intentó explicar su posición en un prolijo discurso titulado
“Los elementos fundamentales de la política Liberal", pronunciado poco antes de la
elección.
Uribe Uribe había sido cercano a Reyes y, por esta razón, nunca fue bien acogido por los
republicanos. Antes de la Guerra de los Mil Días, 61 y Concha, conservador histórico,
actuaron concertadamente en su lucha común contra los nacionalistas. Concha había
participado en el derrocamiento de Sanclemente, organizado por los conservadores histó
ricos con la vana esperanza de que él, Carlos Martínez Silva, y los otros pudieran influir
sobre Marroquín para que iniciara negociaciones de paz con Uribe Uribe. Finalmente,
existía aquella perversa atracción mutua que a menudo producía extrañas amistades entre
los liberales radicales y los conservadores históricos, evidenciada por primera vez en la
breve alianza de estas dos facciones, inmediatamente antes de estallar la GuerTa de los
Mil Días.
182 Dos artesanos que habían perdido recientemente su empleo debido a las medidas de
austeridad adoptadas por Concha, ocasionadas por el estallido de la Primera Guerra
Mundial, cometieron el actr». Su odio por Oribe Uribe pudo haber surgido de sus difíciles
circunstancias económicas, del resentimiento creado por la reciente campaña presiden*
cial, la inminente aceptación de una embajada por parte de Uribe, o incluso del hecho
de que el ensayo de Uribe, ftrr qué el liberalismo no es picado, había sido recientemente
condenado por el Vaticano y puesto en el India, Los asesinos recibieron largas condenas
y murieron sin explicar sus motivos.
114 / La modernización m Coíombia
--------------------O
186 La apariencia de los dientes de López mejoró mucho gracias a un nuevo procedimiento
odontológico conocido como ortodonda, al que se sometió cuando compartió el exilio de
su familia en Londres.
La república burguesa
El caso de Tulio Ospina ilustra este rante el siglo xvm. No obstante, sien
punto. do personas de origen humilde, jamás
Tulio Ospina era miembro de la habrían avanzado socialmente, a no
que puede considerarse como una ser por la revuelta contra España en
de las más distinguidas familias del 1810, y la subsiguiente movilidad so
período nacional colombiano. Hijo cial ocasionada por la independencia
del presidente y cofundador del Par nacional. Esto hizo posible que San
tido Conservador Mariano Ospina tiago Ospina Urbina, nativo de Guas
Rodríguez (presidencia 1857-1861), ca, enviara a su hijo Mariano al Cole
y hermano del presidente Pedro Nel gio de San Bartolomé durante la
Ospina, era un ciudadano prominen década del veinte del siglo xix. De esta
te y activo por derecho propio.1 En manera, Mariano Ospina Rodríguez
viado a especializarse en ingeniería y sus laboriosos descendientes tuvie
de minas en la Universidad de Ber- ron la oportunidad de llegar a des
keley, California, en 1877, fue luego empeñar importantes papeles en los
cofundador y rector de la prestigiosa asuntos nacionales. Cercanos a sus
Escuela Nacional de Minas de Mede- orígenes rurales, los hijos del primer
llín. Gran promotor de la industria presidente Ospina eran trabajadores
antioqueña, Tulio Ospina encontró y socialmente conservadores. Como
tiempo también para escribir un trata católicos romanos y miembros del Par
do sobre agricultura, ser miembro del tido Conservador, adherían a la filo
Congreso y publicar eruditos volúme sofía moral y social de la Iglesia y del
nes sobre filología. Sus considerables partido. Y como personas viajadas y
logros eran, en síntesis, muy diferen bien educadas, internalizaron los va
tes de aquellos que habitualmente lores y prejuicios del gran mundo
se asocian con aquellos de los ricos burgués, cuyo centro estaba circuns
ociosos. crito por Londres, París y Berlín, y
De hecho, Ospina descendía de cuyos notables representantes en
pequeños terratenientes de la región América eran Buenos Aires, Río de
de Guasca-Gachetá, al nororiente de Janeiro y Nueva York.1
Cundinamarca. Gracias a su duro tra Como hombres de temperamento
bajo y a prudentes matrimonios, la Victoriano y eduardiano, los líderes de
familia Ospina mejoró su fortuna du la burguesía colombiana no vacilaban
1 Tulio Ospina fue también el padre de Mariano Ospina Pérez, quien llegaría a ser presi
dente entre 1946 y 1950.
2 La información sobre los Ospina y sus orígenes socioeconómicos se tomó principalmente
de J. León Helguera, “The Eighteenth and Nineteenth Century Ospinas”, documento
presentado en la reunión de la American Histórica! Associaion, realizada en Nueva York
el 27 de diciembre de 1989, y de José Restrepo fosada y Bernardo Sanz de Santamaría,
“Estudios genealógicos, ftm ilia Ospina y Ospina Rodríguez", Boletín de Historia y Antigüeda
des, 61(660-662), pp. 635-645.
118 / La modemwción en Colombia
3 Tulio Ospina, Protocolo de urbanidad j del buen tono, Medellín, j. e., 19 ¡9.
4 Rafael Reyes. Escritos varios, Bogotá, Arconvar, 1920, pp. 590-591.
5 Alberto Mayor Mora, Ética, trabajo y productividad en Antkxpaa, Bogotí, Tercer Mundo, 1984,
pp. 101-102.
6 R. Reyes. Op. cit., p. 592.
La república burguesa / 119
Los hombres de la república bur alma femenina, una vez que dio ca
guesa no descuidaban instruir en la bida a un gran amor, cierra sus oídos
conducta correcta a quienes estaban a todo nuevo halago”.8
en lugares inferiores de la jerarquía Durante comienzos del siglo xx, el
social. A las mujeres y niñas de las lugar subordinado de las mujeres en
clases media y alta les agradaba es la sodedad colombiana fue sandona-
pecialmente leer Cartas a mi sobrina, de do y reforzado a través de dos tradi-
Julián Páez, publicado por primera vez dones ideológicas diferentes. La pri
en 1912. “¿Deseas ser respetada, ad mera era la católica romana, que
mirada y amada?”, preguntaba Pérez sostenía que d matrimonio y d hogar
en una de sus cartas: eran el destino propio de la mayoría
de las mujeres, y que las mujeres ca
Envuélvete en esa tela, delicadamente
prestigiosa, tan lejana de lovulgar, que sadas no debían ahorrar ningún sa
se llama el misterio [...]. Mostrarse a la crificio en aras de su esposo y sus hi
ventana, salir a la calle con frecuencia, jos. La segunda, ejemplificada en los
asistir a todo baile que te inviten [...] pronunciamientos de López de Mesa,
hablar redo, reír ruidosamente, co transmitía el mismo mensaje, pero
dear libremente al vecino, estar en envudto en el lenguaje del darwinismo
boca de todos; esto, todo esto, sobri
social tan popular en la Colombia de
na muy amada, te quita d prestigio,
te vulgariza, te pone al alcance de la época.
todos, y rompe el pedestal sagrado La enseñanza católica romana, se
que debe ocupar siempre una mu jer gún la cual las esposas deben sacrifi
d misterio.’ car sus placeres personales por su
familia, es llamada mariantsmo. Una
Elijoven médico y erudito soltero,
buena caracterizadón de este concep
Luis López de Mesa, combinaba los
to puede hallarse hada el final de la
hechos dentíficos y las metáforas ro
carta pastoral publicada en 1926 por
mánticas y orgánicas para explicar la
el arzobispo de Medellín, Manuel
fidelidad femenina. Dirigiéndose a
José Caycedo.
una amplia audiencia femenina en
1920, comparó el alma de la mujer
Reina y señora d d hogar, la mujer
con su óvulo, “que al redbir la croma- cristiana despliega allí las cualidades
tina fecundante d d germen masculi de que Dios la ha dotado, ejercita
no, condensa su ectoplasma en pe sus virtudes y las infunde y fortalece
lícula impenetrable para los nuevos en torno suyo [...]. Por amor y p or
elementos que lo buscan". “También virtud, sufre, goza, vigila, trabaja sin
así”, concluyó López de Mesa, “el descanso, renunciándose a sí misma
------------------- O
7 Julián M. Páez, Cartas a m sobrina, Bogotá, Librería Americana, 1912, p. 130.
8 Luis López de Mesa, Obras selectas, Ramiro Carranza, comp., Bogotá, Cámara de Repre
sentantes de Colombia, 1981, p. 161.
120 ¡L a modernización en Colojnbia
9 Manuel José Caycedo. El combate por la ft y por la Iglesia, Meddlln, Bedout, 1931, pp. 165-106
10 L. Lópei de Mesa, Op. áL, p. 161.
La república burguesa / 121
26 M. J. Caycedo. Op. cit., pp. 51, 232. La primera pastoral mencionada fue publicada en
1915, la segunda en 1913.
27 España fue cristianizada durante los siglos ti y ni d.C. La comunidad sefardita comenzó a
formarse en el siglo m d.C, y para el siglo iv ya estaba bien establecida.
28 Un viajero que pasó por Colombia en 1913 reportó que “se escucha con frecuencia en
(odas las regiones del país, que los antioqueños son los israelitas de la República". José
Gutiérrez Piérola, Las capitales de la Gran Colombia, París, Librería de la viuda de Ch. Bouret,
1914, p. 334. En 1925, un diplomático británico reportó a su sede que los únicos campe-
La república burguesa / 125
sinos inteligentes en Colombia eran “los judíos antioqueños" Marco Palacios, Estado j clases
sociales m Colombia, Bogoti, Linotipo Bolívar, 1986, p. 27.
29 El autor considera que la prosperidad de Antioquia se explica mejor por el carácter
relativamente auto-contenido de este departamento durante buena parte de su histo
ria, el hecho de que las minas de oro ubicadas allí suministraron una Fuente modesta pero
constante de capital de inversión a los empresarios locales, y a la feliz circunstancia de
encontrarse lejos de los embrollos políticos de Bogoti. De cierta importancia fue tam
bién el hecho de que estaba en mejor posición que muchos otros departamentos en
términos de su proximidad al río Magdalena y, por consiguiente, al mundo exterior y a
sus mercados.
30 Este problema es de considerable interés p an los colombianos. El prestigioso antioqueño
Antonio José Restrepo. por ejemplo, rechazó categóricamente la idea de que sus paisanos
descendieran de los judíos. No obstante, el ensayista Carlos Arturo Díaz informa (equivoca
damente) que Restrepo descendía del conquistador Antonio López de Restrepo, presun
tamente un nuevo cristiano. Díaz incluso presenta una anécdota referida por Juan Antonio
Zuleta. Cuando, a comienzos de la década del treinta, Zuleta y Antonio José Restrepo
fueron a comprar zapatos en una tienda de Berlín, el propietario, alertado por sus rasgos
semitas, se refirió a ellos como “aquel par de perros judfot americanos". Carlos Arturo Díaz.
Pñgmas de historia colombiana, Bucaramajiga, Imprenta Departamental, 1967, pp. 322-323. El
asunto del carácter "judío" de los antioqueños se discute en Ann Twinan, Afírcfcmii, Minéis,
and Rsrmers tn Colonial Colombia, Austin, University ofTexas Press, 1982, pp. 8-13.
31 El antioqueño Luis López de Mesa, ministro de relaciones exteriores de Colombia entre
1938 y 1942, fue uno de quienes dedicó considerables esfuerzos a tratar de impedir que
los refugiados judíos ingresaran al pais. Para más detalles acerca de los esfuerzos de Luis
López de Mesa por bloquear la inmigración judia cuando se desempeñó como ministro
de relaciones exteriores, véase Silvia Galvis y Alberto Donadío, (¿ilumina nao, ¡939-194}.
Espionaje alemán, la cacería del FBI, Santos, Lópei y los pactos secretos, Bogotá, Planeta, 1986,
pp. 238-254.
32 Luis Antonio Restrepo, “El pensamiento sodal en Antioquia", en: Jorge Orlando Meló,
ed., Historia de Antioquia, Medellín, Presencia, 1988, p. 380. El pasaje es la tesis doctoral de
126 / La modernización tn Colombia
36 Según Ernesto Cort¿} Ahumada, Las generaciones colombiana, Tunja, Imprenta Departamen
tal, 1968, p. 13, Colombia es la nación más mezclada racialmente de Latinoamérica, con
un 68% de mestizos. Comparada con ella, la población de sangre mixta argentina es del
12% y la del vecino Ecuador del 44%.
37 El Tiempo, 25 de julio de 1931.
128 ¡L a modernización en Colombia
38 Akides Aiguedas, "La danza en las sombras”, en: Luis Alberto Sánchez, ed.. Obras uUctas,
vol. 1, México, Aguilar, 1959, p. 827.
39 Julián Vargas Lesmes y Fabio Zambrano P., “Santa Fe y Bogotá: evolución histórica y
servicios públicos, 1660-1957”, en: ftdro San tana R., ed., Bogotá 450 años. Retos y realidades,
Bogotá, Servigraphics Ltda., 1988, p. 47.
La república burguesa / 129
40 Jorge Penada Callqas, ed., Ubm atul de Colombia, Nueva York, J. J. Little and Ivés, 1918, p. 353.
41 Carlos Uribe Celis, Los aAtu vetnu en Colombia, ideología] cultura, Bogotá, Aurora, 1985, p. 131.
42 El presupuesto de Medellfn creció de cero durante la guerra, a $54.425 en 1906, a
$105.516 en 1909, a $231.992 en 1913, a $288.108 en 1917. J. Pojada Callejas. Op. cit.,
p. 212. En 1913, hubo un superávit de $1.5 millones de pesos en el presupuesto
nacional. José María-Henao y Gerardo Arrubla, Compendio de la historia de Colombia, Bogotá,
Voluntad, 1963, p. 835.
43 A. Argüedas, Op. cit., pp. 825-826.
44 Eduardo Caballero Calderón, Memorias infantiles, 1916-1924, Medellfn, Bedout, 1964.
45 J. Vargas Lesmes y F. Zambrano P., Op. cit., p. 44.
130 / La modernización en Colombia
poesías y usaban drogas heroicas.46 tercera, las relaciones entre los gru
Las casas de natalidad permanecieron pos sociales continuaron como habían
bajas durante las primeras tres dé sido siempre, y los grupos mismos per
cadas, cerca de veinte por cien mil manecieron relativamente indiferen-
habitantes, y en 1930, la expectativa dados, pues la credente riqueza se en
promedio de vida era de 34,2 años.” contraba apenas en la etapa temprana
Durante los primeros treinta años del de ampliar y complicar las definicio
siglo, la población casi se duplicó, pa nes sociales. Seguía prevaleciendo un
sando de cerca de cuatro millones a ethos corporativo, gracias al cual los
7.5 millones en 1930.48 El sorpren miembros de varios estratos sodales
dente crecimiento de la población se continuaban considerándose a sí mis
debió a la aguda disminución en la mos y a los demás en términos de ca
mortalidad infantil durante este pe tegorías: cachacos, hombres públicos,
ríodo. A fines del siglo, el 60% de las pobres meritorios, artesanos y otras
muertes en Colombia correspondía a categorías análogas. Los hombres
pequeños.4* Se termina con la para públicos no dedicaban mucho tiem
dójica conclusión de que el nivel de po a debatir el problema de la po
las condiciones de salud pública en Co breza, pero cuando lo hadan, por lo
lombia mejoraba rápidamente, aun general se referían a él en términos
que continuaba siendo espantoso.50 morales y no soaoeconómicos. Tam
Durante las primeras dos décadas poco se aplicaba el mismo criterio de
del siglo, y hasta bien avanzada la análisis a diferentes grupos.51 El de-
46 José A. Osorio Lizarazo, Novelas j crónicas, Bogotá, Instituto Colombiano de Cultura, 1978,
pp. 302-308. El Pasaje Rivas, llamado asi originalmente por su primer dueño, Felipe Paúl,
y luego por Luis G. Rivas, era una madriguera de diminutos negocios donde se vendían mil
objetos, manufacturados ¡ocalmente. Descrito por Osorio como 'un sito sudo y repulsivo",
d Pasaje Rivas, con entrada sobre la carrera Décima, a pocos metros de su intersección con
la calle Décima, continúa funcionando hoy como lo ha hecho durante al menos un siglo.
*7 Myriam Jimeno Santoyo, “Los procesos de colonización. Siglo XX". en: Alvaro Tirado
Mejla, ed., Nueva historia de Colombia, vol 3, Relaciona internacionales, movimientos sociales, Bogotá,
Planeta, 1989, p. 375; Jorge R Osterling, Democmcy m Colombia. Clierüelisl Iblitics and Guerrilla
Warfim, New Brunswick, N. J., Transaction Publishers, 1989, p. 9.
48 Bernardo Tovar Zambrano, “La economía colombiana 1886-1922", en: Alvaro Tirado
Mejla, ed.. Nueva historia de Colombia, vol. 5, Bogotá, Planeta, 1989, p. 17, da la afra de 4,1
millones en 1905 y 7,2 millones en 1928.
49 José Olinto Rueda Plata, “Historia de la población en Colombia: 1880-2000", en: Alvaro
Tirado Mejla, ed., Nueva historia de Colombia, vol. 5, Bogotá, Planeta. 1989, p. 364.
50 El rápido ritmo de cambio en Colombia durante esta época se muestra en el hecho de
que, un afio después de los comentarios de Osorio sobre las horribles casochas en la ribera
del río San Francisco, estas viviendas hablan desaparecido y el río había sido pavimenta
do. Fusiblemente los invasores se trasladaron a barrios de invasión en las colinas cerca
nas, tales como Las Brisas, arriba de la calle Primera, uno de los barrios de invasión más
antiguos de Bogotá
51 En un momento tan tardío como 1925, el conservador Mario Fernández de Soto, Ideología
política, París. Excelsior, 1926, podía afirmar, “no tenemos problemas sociales en Colom
La república burguesa / 131
bia" (p. 73). El 1 de junio de 1921, Laureano Gómez, en an artículo publicado en El Tiempo,
reconoció que Colombia tenia un “problema social", pero insistió en que el Partido Con
servador era el que mejor podía solucionarlo.
52 Rafael Uribe Uribe, Obras selectas, vol. 1, Jorge Mario Eastman, comp., Bogotá. Cámara de
Representantes, 1979, p. 236.
53 Ciertamente, el exceso de alcohol era un problema en Colombia. Durante los primeros
cuatro meses de 1929, los pobres de Bogotá consumieron siete millones de litros de chicha,
cerca de cinco litros per cápita —diez, si se supone que casi la totalidad de los consumidores
c m hombres—. Bebedores más adinerados consumieron setenta y dos mil botellas de
aguardiente, y diez rail botellas de licores importados. Mauricio Ardala, Cuitara e identidad
obrera, Colombia ¡910-194), Bogotá. Anthropos, 1991, pp. 16-17, 27.
54 A. Arguedas, Op. qfr,, p. 763. En una ocasión, durante la década del veinte, adinerados
jóvenes bogotanos organizaron un concurso para determinar quién se asemejaba más a
Johnny Walker, el dandi de cubilete y chaqueta roja que aparece en las botellas de esta
marca.
55 Bkiir Niles, Culmabia, latid of Mímeles, Nueva York, The Century Co., 1924, p. 289.
132 ¡La modernización en Colombia
57 Camilo PSnJo IJmará, Los ¡otos tn Bogotá. Halaría j crítico de las corridas, Bogotá, Kelly. 1946;
David Lee Sowetl, “The Rúe o f the Worker'j Labor Movement, 1899-1919". manuscrito
inédito. Huntington, FensiJvania, juniala College, Departament of History, 1991, p. 20.
A pesar de la paz que reinó sobre la mayor parte del territorio nacional durante su
presidencia. Concha se vio obligado a manejar el endémico bandolerismo en algunas
de las regiones fronterizas. En enero de 1916, por ejemplo, tuvo que declarar el estado de
sitio en el departamento de Arauca, y enviar trapas para sofocar la revuelta encabezada
por un liberal llamado Humberto Gómez. A fines de 1915, Gómez capturó la ciudad de
Arnica, proclamando la República de Arauca, que duró poco tiempo. Para detalles sobre
“La Humbertera”, véase James M. Rausch, The lim os Fnmístr m Colotñbian Halary 1830-1930,
Albuqucrque, University of New México Prca, 1993, pp. 269-279.
58 Loa colombianos humildes no eran sumisos. Tampoco se olvidaban de lo* agravios que les
habla infligido la sociedad. Una excelente ilustración de lo anterior es el caso del militante
La república burguesa / 133
58 Los colombianos humildes no eran sumisos. Timpoco se olvidaban de los agravios que les
había infligido la sociedad. Una excelente ilustración de lo anterior es el caso del militante
indígena Quintín Lame, conservador y abogado penal, quien desde la segunda hasta la
cuaru década del siglo, buscó, a través de la acción legal, que se remediara la pérdida de
las tierras tribales de su pueblo. Para más información sobre la lucha de Lame por la
justicia, véase Manuel Quintín Lame, En defensa ie mi mía, Bogotá, Comité de Defensa del
Indio, 1971, y Las luchas del iruüo que bajó de la montaña al valle de la “cwtlúación“. Bogotá,
Publicaciones de lajtosca, 1973; Manuel Quintín Lame Chantre, Los pensamientos del mdio
que se educó dentro M a s selvas colombianas, Bogotá, Funcol, c. 1980; Diego Castrillón Arboleda,
El indio Quintín Lame, Bogotá, Tercer Mundo, 1973.
59 La fotografía se encuentra en Patricia Londoño Vega y Santiago Londoño Vélez, “Vida
diaria en las ciudades colombianas”, en: Alvaro Tirado Mejía, ed., Nueva historia de Colombia,
vol. 4, Bogotá, Planeta, 1989, p. 325-
134 / La modernización en Colombia
64 El Esptdador, 12 de abril de 1927. Información sobre los primen» viajes aíreos en Colom
bia se encuentra en Frank G. Carpenter, Lanis of tke Andes and Ju Destri, Nueva York,
Doubleday, 1926, pp. 2-16; B. Niles, Op. cit., pp. 356-585; E Londoño Vega y S. Londofto
Vélez, Op. c í , pp. ÍÍ8 y ss. Los diarios colombianos de la época están llenos de noticias
sobre la aviación.
65 Laureano Gómez trasladó a su madre y a otros miembros de su familia a Chapinero en
1916. Luego se mudó con su esposa e hijos a una casa en la Calle Décima, a una cuadra del
capitolio nacional.
136 / La modernización en Colombia
66 J. fosada Callejas, Op. cit., p. 407, presenta un mapa del barrio y la información promocional.
67 Germán Téllez, “La arquitectura y el urbanismo en la época actual", en: Jaime Jaramillo
Uribe, ed-, Manual de historia de Colombia, vol. 2, Bogotá, Instituto Colombiano de Cultura,
1980, pp. 499, 503, 509.
68 El “lenguaje" de la arquitectura victoriana es tratado en Roger Dixon y Stephan Mutbesius,
Viciarían Architeciun, Nueva York, Oxford University Press, 1978, 17-18. La “jerarquía del
decoro", reflejada en el carácter imponente de las casas victorianas, se trata en James A.
Schmiechen, “The Vktorians", American Historical Review, 92(2). abr., 1988, pp. 315-316.
69 Información adicional sobre la arquitectura colombiana de la época puede encontrarse
en Alberto Saldarriaga Roa y Lorenzo Fonseca Martínez, “Un siglo de arquitectura", en:
Alvaro Tirado Mejia, Nueva historia de Colombia, vol. 5. Bogotá, Planeta, 1989. pp. 185-192.
La república burguesa I 137
70 Primer Congreso Eucarístico Nacional di Colombia, Bogotá, Escuela Tipográfica Salesiana. 1914,
p. 123.
71 Luis Serrano Blanco en Ibid., p. 123.
72 M. J. Caycedo, Op. cii., p. 47. Estas observaciones de Serrano y de Caycedo son reformuladas
por el sociólogo Peter Berger, quien escribe que “la forma especifica de racionalidad
relacionada con la ciencia moderna, la tecnología y la economía tecnologizada, se impo
ne como una fuerza huraña en la mayor parte de las sociedades tradicionales'. Berger
utiliza la expresión "colisión de conciencias' para indicar la incomodidad experimenta
da por hombres como Serrano y Caycedo cuando se enfrentan a los cambios generados
por la modernización. Peter Berger, Brigitte Berger y Hansfried Kellner, Tht HomtUss
Mmd, Modemiiatum and Consciousntss, Nueva York. Vintage, 1974, p. 147.
138 / La modernización en Colombia
73 M. J. Caycedo, Op. cit., p. 47. fleter Berger ha sintetizado el dilemaque enfrentaban los
clérigos conservadores colombianos durante el siglo XX. “La crisis de la religión en el
mundo moderno es una ordalfa que surge de su incapacidad de integrar todos los aspec
tos de una vida compleja". El filósofo Alasdair Maclntyre, Afttr Vírtui, 2.* ed., Notre Dame,
University of Notre Dame Press, 1984, p. 60, ha descrito el problema de la Iglesia como
un conflicto que surge de la “liberación de la persona" de “aquellas formas obsoletas de
organización social que la han aprisionado, simultáneamente con la creencia en un
orden del mundo teísta y teológico y dentro de aquellas estructuras jerárquicas que
intentaban legitimarse como parte de un orden mundial semejante" (p. 60).
74 Citado en P Londoño Vega y S. Londoño Vélez, Op. ciL, p. 327.
75 A. Arguedas, Op. cü., pp. 828-829. La fachada art mmveau del teatroFaenza puedeverse
en A. Saldarriaga Roa y L Fcnseca Martínez, Op. áL, p. 181.
La rtpública burguesa / 139
Fe, al ofrecer “una nueva versión del sobre sus pueblos, los colombianos se
amor, del deporte, de la moda, de la precipitaron a inidar su prolongado
comodidad —de la vida en general”.7* romance con los medios.7' Gradas a
La radio llegó a Colombia en 1923, la pantalla de plata, a los servicios
cuando Pedro Nel Ospina contrató a internacionales de radio y de telé
la compañía Marconi Wireless para grafo, podían finalmente complacer
que estableciera una red de teleco su avidez por aquellas cosas que se
municaciones nacional. El 12 de abril encontraban más allá del cerco de
de aquel año, el presidente inauguró sus montañas. Se convirtieron en fre
el servicio con un elusivo saludo al pro néticos admiradores de las estrellas
pio Marconi, quien se encontraba en de cine, los deportistas y las celebri
Londres en ese momento. Felicitó al dades extranjeras, y los emulaban en
italiano por su invento y manifestó la sus propios dubes deportivos y en la
esperanza de que la radio “sea pren industria de d n e local.7*El Tiempo se
da de mejoramiento moral y material maravillaba de que ningún aconte-
para el pueblo colombiano”. Marconi dm iento político reciente hubiera
respondió en análogos términos, fe agitado tanto a los bogotanos como la
licitando a Colombia por “el mayor pelea entre Dempsey y Tunney en
acercamiento de esa joven y rica na 1927. Una gran multitud de afidona-
ción a las grandes corrientes de la ci dos permanedó durante tres horas al
vilización".77 frente de la oficina de telégrafos,
Mientras que hombres públicos, fi aguardando los periódicos animóos
lósofos y teólogos debatían los efectos sobre el desarrollo de la contienda.
que este nuevo invento podría tener Sin duda, muchos de ellos regresa-
76 Hernando Téllez, Textos no rttopdos «n libro, vol., 1, Bogotá, Instituto Colombiano de Cultu
ra. 1979, p. 243. Información adicional sobre el dne en Colombia puede hallarse en J. O.
Meló, Op. dt., pp. 455-462; Luis Alberto González Córdoba, “Historia del cine colombia
no", en: Alvaro Tirado Mejia, Nueva historia di Colombia, vol. 5, Bogotá, Planeta, 1989,
pp. 237-268.
77 Hernando Téllez, Qncamta añas di mdiodifusiin colombiana, Bogotá. Caracol, 1974, pp. 9,19-26.
Ospina también transmitió mensajes por radio al presidente Harding de Estados Unidos
y al rey Jorge V de Inglaterra. Según Téllez, el ‘ despegue’* de la industria radial en
Colombia se remonta a la década del treinta.
78 Cuando se estrenó la película de Stephen Sptelberg, E.T., en Bogotá a comienzos de 1983,
fue exhibida cuatro veces al día en tres de los teatros de la dudad, cada uno de los cuales
tenia una capacidad de mil a dos mil espectadores. Sin embargo, este autor debió espe
rar tres meses antes de poder encontrar boletos para él y su familia.
79 La industria de dne colombiana se discute en J. O. Meló, Op. dL, pp. 459-462. La cultura del
d ne se mendona enyJ¡ Londoño Vega y S. Londoño Vélez, Op. dt., pp. 364-366. El Club
Deportivo de Cúcuta aparece en una fotografía tomada cerca de 1915, en J. Pasada
Callejas, Op. ciL, p. 531. Sus miembros, descritos como "pertenecientes a lo mejor de la
sodedad de Cúcuta", por "distinguirse tanto por su conducta ejemplar, como por su
cultura", practicaban el fútbol, el tenis, el ciclismo y el béisbol.
140 / La modernización en Colombia
ron conmovidos a sus hogares cuan dramas de comienzos del siglo en Co
do el campeón Jack Dempsey perdió lombia asumió la forma de una trage
la famosa “lucha del largo conteo".80 dia griega. Su protagonista era un an
Los colombianos urbanos se con ciano en quien la hubns y el desprecio
virtieron así en cercanos observadores de sí luchaban por triunfar. El ancia
del escenario mundial durante los no era perseguido por las furias, quie
años de la república burguesa. Era nes primero hicieron de él un paria, y
natural que se convirtieran en aficio luego lo destruyeron. Ptero el anciano
nados y espectadores, pues al hacer se levantó de nuevo y atacó a sus ver
lo sencillamente continuaban desem dugos en sueños. Era un drama ma
peñando el papel que habían jugado ravilloso, que satisfacía a todos. Sirvió
en la vida política de su nación. Du también como una especie de coda a
rante las primeras décadas del siglo y una época plácida, pero compleja e
más allá de ellas, la mayoría del pue importante de la historia colombiana.
blo colombiano eran espectadores po
líticos que aclamaban a los dirigentes
nacionales famosos, estrellas de los Las tribulaciones de Marco
partidos tradicionales a quienes esta Fidel Suárez
ban apasionadamente apegados, a
menudo a nivel del interés personal. En la tarde del 6 de noviembre de
La política significaba empleos, con 1923, el ex presidente Marco Fidel
trol de las políticas públicas y, en algu Suárez, quien para entonces tenía se
nos casos, seguridad personal o falta senta y nueve años, fue atropellado
de ella. Y, además era un espectáculo por un camión de carga cuando ca
maravilloso. La política nacional esta minaba por la calle Doce en el cen
ba llena de drama, y ofrecía al espec tro de Bogotá. Por fortuna no se le
tador una serie interminable de anéc sionó gravemente.81 Los transeúntes
dotas cargadas de emoción, que se lo ayudaron a regresar a su casa, a
desarrollaban con la regularidad de cuatro cuadras de allí, y continuó tra
un moderno melodrama. Y, desde bajando en su artículo “Primer sueño
luego, era gratuita —al menos a corto internacional’’, publicado en El Nuevo
plazo—. Uno de los más hechizantes Tiempo una semana después.88 Este
Jo jé J. Ortega Torres, Horado Bejarano Díaz y Guillermo Hernández Alva, eds., Bogotá,
Instituto Caro y Cuervo, 1966, pp. 1.551-1.693.
83 Alrededor de 1923, Suárez le dijo al periodista Nicolás Posada: “Gran parte de mis
escritos tuvieron por cuna las calles por donde suelo caminar {...] Los ruidos de las calles
me parecen los ruidos de un bosque por el que voy vagando. Miro a los hombres como si
fueran árboles". J. M. Saldarriaga Betancur, Op. cii., p. 289.
84 Los detalles de ambos incidentes pueden encontrarse en JorgeOrtega Torres,Suárez,
Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1956, pp. 534, 542.
85 Suárez murió el 3 de abril de 1927, a la edad de 72 años.
86 Los Sueños de Luciana Pulgar llevan cuatro ediciones, la másredente de las cuales, aún
incompleta, hace pane de las Obras de Suárez, La cuarta edición (volúmenes 2-4 de las
Obras, 1966-1984), que contiene los volúmenes 1-8 de los Siuñu, induye un índice, además
de extensas anotaciones de José J. Ortega y otros. Sólo estas anotaciones representan
una importante contribuaón a la moderna erudición colombiana.
142 / La modernización en Colombia
Sueños constituyen a la vez un clásico las ventajas que, con el tiempo, le per
de la literatura política colombiana y mitirían al joven Marco ingresar al
un monumento a la época de Suárez sacerdocio. Rosalía Suárez era cono
y a hombres semejantes a él.87 cida en Bello como una mujer de irre
Marco Fidel Suárez fue un erudi prochable carácter, a pesar de la
to de la tradición de Miguel Antonio relación que había sostenido de joven
Caro, su mentor y amigo. Infortuna con un hombre llamado José María
damente para él y para su partido, Barrientos. Se cree que Barrientos,
era, al igual que Caro, un político quien luego desposó a una mujer de
inepto y enemigo de los compromi su propia clase social, contribuyó con
sos, que finalmente peijudicó su cau un modesto apoyo financiero al sos
sa en lugar de prom overla. Ante tenimiento de su hijo ilegítimo.88 No
todo, Suárez era una personalidad obstante, la mayor contribución al
compleja, un hombre de problemas posterior éxito de Suárez provino de
que nunca se permitió a sí mismo ni sí mismo. Desde sus primeros años
a los demás olvidar este hecho. El se manifestó una inteligencia brillante
gundo de los tres presidentes antio- que asombraba a quienes lo conocían.
queños de la época republicana bur Poco después de ingresar al semina
guesa, Suárez constituye una de las rio a la edad de catorce años, impre
personalidades más intrigantes de la sionó de tal forma a Manuel Uribe
moderna historia colombiana. Angel, quien le había prestado al jo
Suárez llegó al mundo cargado de ven un abstruso libro y luego lo había
dificultades que hubieran condenado interrogado acerca de él, que Uribe
a un hombre de menor valía a una lo abrazó y exclamó: “lUsted es el
vida oscura. Nació en la pobreza, hijo maestro y yo su discípulo. Usted pue
ilegítimo de una lavandera mestiza de de digerir hierro, piedras, y cuanto
la aldea de Bello. Su madre, sin em se le ocurra!".8*
bargo, lo mimaba, y luchó por darle Suárez pasó diez años en el semi-
90 J. Ortega Torro, Op át., p. 505. Información adicional sobre esta etapa de la vida de
Suárez puede hallarse en Sánche2 Ca macho, Marco Fidel SuÁrez, Bucaramanga, Imprenta
del Departamento, 1955, pp. 27-60; F. Gahis Salazar, Op, cit., pp. 53-107. FJ ensayo está
publicado en M. F. Suáim, Obras, Op. dt., vol. 1, pp. 3-88.
91 “Estoy perdidamente enamorado... de una monja", escribió a su amigo Luis Martínez
Silva, refiriéndose a la erudita y estudiosa Isabel. Sin embargo, inicialmente no tenía
dinero, y la boda hubo de posponerse durante varios años, hasta 1895. Al escribir sobre
todo esto en su espléndido ensayo “El corazón del señor Suárez", Luis Eduardo Nieto
Caballero hace este ,eiidarecedor comentario: “pero como no todo ha de ser rigor, para
distraerse y para consolarse [Suárez] se toma de tarde en tarde sus anisados y visita a
ñiflas de las que venden sonrisas".
92 F. GaKis Salazar, Op. dt , pp. 117-119. En una ocasión, cuando debatía contra Uribe Uribe
y Concha para defender el derecho del gobierno de suspender las libertades oviles en
144 / La modemiuuión en Colombia
épocas de perturbación, Suárez expresó su creencia de que ios políticos deben gobernar
con mano Firme "Lo que constituye la mayor desgracia de este país (...] es la falu de
respeto a la autoridad; y es necesario por eso, inculcar el respeto en todas las clases
sociales [...} para que [el pueblo} aprenda a respetar al gobierno”.
93 Luis Martínez Delgado. .4 propósito del doctor Carlos Martínez Silva, Bogotá, Marconi. 1930.
pp. 264-267.
94 Casi dos décadas antes, habla dictado una conferencia a los alumnos del Colegio Espíritu
Santo sobre el tema del carácter. "Sé un hombre, es decir, sé un gran carácter, que con esto
toda sabiduría se alcanza, toda virtud se adquiere, y toda gloria es posible", les había
dicho a sus estudiantes, d o i de los cuales, Concha y Abadía, habían participado en el
golpe que motivó la carta de Suárez del 1“ de agosto de 1900. M. K. Suáreí, Obras, Op. ciL,
vol. 1, pp. 1.873-1.874.
95 Este periodo se vio aún más ensombrecido por la muerte de su esposa, con quien llevaba
casado seis años, en 1901. Ella tenia treinta y cuatro aftos.
96 Más detalles sobre esto pueden hallarse en J. Ortega Torres, Op di., pp. 512-513.
97 Suárez ha sido calificado de ardiente partidario del movimiento Unión Republicana,
pues creía que este inculcaba muchos de los valores de su partido nacionalista. En 1910,
fue propuesto como candidato presidencial poi los nacionalistas, pero los dirigentes del
La república burguesa j 145
partido optaron por otro antioqueño, Carlos E. Restrepo Véase Gustavo Humberto Ro
dríguez, Benjamín Herrera en ¡a guerra y la paz, Bogotá, Imprenta Nacional, 1979, pp 215
216; C. A. Díaz, Op. cii., p. 136; Jorge Sánchez Camacho, El general Ospma, Bogotá, ABC.
1960, pp. 133 y ss.
98 Suárez reproduce lícarta en Obras, Op. cit., vol. 3, pp. 1.631-1,632, al final del “Sueño del
nacionalismo".
99 Concha renunció entonces a la dirección conjunta del partido para poder adelantar
libremente su campaña. Suárez quedó asi como único dirigente del partido. J. Onega
Torres, Op. cit., p. 513.
146 / La motUrnizacián en Colombia
100 Man» Fidel Suárez, "Jesucristo", en; Prmur Omgmo Evaaistico Naaonal de Colombia, Bogotá.
Escuela Tipográfica Salesiana, Í914, p. 364.
La república burguesa / 147
ginas contra el descuidado uso que ha nes conservadores históricos estaban
da Marroquín del idioma español.101 predispuestos a desagradarse mutua
Dos años después de su ataque a mente. Suárez, y todos los bogotanos,
Pax, Suárez ocasionó de nuevo la ira sabían que Gómez y su periódico, La
de los históricos al lanzarse como can Unidad, representaban los intereses de
didato presidencial contra el candidato los históricos y de los jesuítas, Tam
que ellos habían propuesto, González poco era un secreto para nadie que
Valenda, y al aceptar el voto de quien Suárez tenia el fuerte apoyo de la je
era su despreciado enemigo, Rafael rarquía de la Iglesia secular, encabe
Uribe Uribe. Al año siguiente, en 1910, zada por el arzobispo Herrera Res-
pidió a sus seguidores nadonalistas trepo. Poco después de invocar Suárez
que apoyaran a Carlos E. Restrepo la unión conservadora en 1912, la in
contra el candidato de los Conserva temperancia de Gómez frente a quie
dores Históricos, Concha. Puede en nes habían ocupado cargos promi
tenderse entonces que los conservado nentes en el gobierno de Carlos E.
res históricos tuvieran buenas razones Restrepo había llevado al arzobispo a
para mirar con desconfianza el llama suspenderla Unidad."* Sin embargo,
do de Suárez a la unidad del partido a comienzos de 1913, el periódico es
a comienzos de 1912, luego de su rup taba de nuevo en fundonamiento y, a
tura con los republicanos. Si alguna comienzos de 1914, reportó los ind-
vez hubo un matrimonio de convenien dentes que dieron lugar a la ruptura
cia, la unidad del Partido Conserva entre Gómez y Suárez. El 11 de fe
dor colombiano lo demostró entre brero de 1914, Gómez pronundó un
1912-1913. Lo único que se necesitó discurso ante la Academia de Caro,
para romper la frágil armonía del par una sodedad literaria fundada en
tido fiie un discurso pronunciado por honor al gramático y político de la era
el joven histórico, el incendiario de La Regeneradón, Miguel Antonio
Laureano Gómez, en febrero de 1914, Caro. En él, Gómez se comparó a sí
y la defensa que hizo Suárez del tra mismo y a otros jóvenes conservado
tado Urruda-Thompson en mayo de res extremistas con cruzados ideoló
aquel mismo año. gicos que exdtaban a las masas con
Los viejos nacionalistas y los jóve palabras que herían más que espa-
101 Marco Fidel Suárez, Análisis gramatical de “Fax", Bogotá, Imprenta de la Luz. 1907. Desde
luego, Marroquín atacaba a Suárez en la novela, aludiendo a él en una fiase relativa a "la
hipócrita sonrisa del subsecretario".
102 Gómez se refirió aGk Unión Republicana de Restrepo como “el quinquenio de cuatro
años". Sus ataques contra quienes colaboraron con Restrepo, entre ellos Francisco Restrepo
Plata, Lucas Caballera, fedro Nel Ospina y Nicolás Esguerra, hablan llevado a Ospina a
observar, a fines de 1913: “no es hombre de bien aquel representante [Gómez]". El
Tiempo, 15 y 24 de noviembre de 1915. £■'
• / / v*
•I
148 / La modermznnin tn Colombia
Ci
107 M. F. Suárez, “Jesucristo", Op. ciL, p. 369.
108 Un buen recuento del proceso diplomático aquí esbozado se encuentra en Richard L.
b & í Arrogan! Diplomacy: U.S. Micy towardColombia, 1903-1922, Wilmingion, Scholarly Resources,
1987, pp. 85-106.
150 / La modernización en Colombia
109 Veinticinco millones de dólares era casi el doble de lo; ingresos totales del gobierno
colombiano para 1914, IIS'344.769. R. Leal, Op. cit, p. 120.
110 Los miembros antioqueños eran Suárez, Uribe Uribe y Antonio José Uribe. Suárez dijo
que ¿1 personalmente no creía en la leyenda del semitismo antioqueño. y utilizó el ensayo
escrito por Mañano Ospina Rodríguez en el siglo XDÍ, Los ánditos y los anfcriipííto, para
sustentar su argumento. Ospina Rodríguez dudaba de que los antioqueños descendieran
de los judío». Ifero escribió que si asi fuera, esto serta sólo otro motivo de orgullo para ellos.
M. F. Suárez, Doctrinas rnírmacumalts, Op. cit., pp. 176-178.
111 Ibid., p. 164
112 Este incidente lo describe Luis Eduardo Nieto Caballero en El Titmpo, 14 de enero de
1935. Suárez menciona también la acción He Lodge en Surto, Op. ni., vol. 10, p. 71.
La república burguesa I 151
po, los históricos formaron su propio metido en una batalla que no podían
directorio de partido, presidido por ganar. Mientras Gómez denunciaba
Ramón González Valencia y Manuel a sus enemigos en la Cámara y en
Dávila Flórez. Para comienzos de 1915 las páginas de su periódico, un nudo
se había declarado la batalla. El edi- corredizo tejido por el poder político
divisiorj&j.ojjg Gil Blas, Benjamín Palacio y eclesiástico, comenzó a cerrarse so
conservadores „ . , „
Unbe, lo llamó un duelo a muerte . bre él. En septiembre de 1915, apa
De un lado estaban Suárez y la jerar recieron de nuevo los pasquines don
quía eclesiástica. Del otro los conser de se aconsejaba a los católicos que no
vadores históricos y los jesuitas, y su leyeran La Unidad Inclusive el padre
órgano político, La Unidad, llamado por Leza, llamado “director técnico del
algunos “la pesadilla del arzobispo”.115 misticismo demagógico”, se encontró
A comienzos de 1915, aparecieron pas diciendo a los estudiantes de San
quines en las calles de Bogotá aconse Bartolomé que no leyeran el diario
jando a los católicos que no leyeran que él mismo había ayudado a fun
La Unidad y, en agosto, Suárez hizo cir dar.1“ Leza pronto fue víctima tanto
cular un comunicado en el que se de lo que Palacio había denominado
quejaba de que no podía continuar “la terrible batalla subterránea” que
dirigiendo el partido debido a la opo hacía estragos dentro del conserva
sición de Gómez y sus amigos."4 Por tismo, como de “la magistral diploma
su parte, Gómez publicó una carta d a” de Marco Fidel Suárez. El jesuíta
de Suárez del 31 de diciembre de fue retirado de la rectoría y poco tiem
1904, donde éste felicitaba a Reyes po después enviado de regreso a Es
por haber cerrado el Congreso. En paña.117 En un debate realizado en
su comentario sobre la carta, Gómez la Cámara a fines de 1915, el hosco
presagiaba “en un porvenir no re conservador Sotek» Feñuela se enojó
moto se nos hará justicia”.11* tanto con Gómez que se le abalanzó
Los disidentes se habían compro didendo, “¡Este canalla me las va a
U S Gil Blas, 19 de mayo de 1914. El editorialistt del diario. Palacio Uribe, fue uno de los mis
cercanos y perspicaces observadores de las peleas internas del Partido Conservador
durante este periodo. Su conciso comentario hizo que estuviera por un breve tiempo en
la cárcel en 1917. Véase Jorge Villegas y José Yunis, Sucesos colombianos, ¡900-1924, Medellín,
Universidad de Antioquia, 1976, p. 288.
114 El Nuevo Tiempo, 8 de agosto de 1915.
115 La Unidad, 8 de mayo y 8 de julio de 1915.
116 Gil Blas, 24 de septiembre de 1915.
1 17 Gil Blas, 7 y 1S de marzo de 1916. En Gil Blas, dd 8 de noviembre de 1915, Palacio Uribe
discurría, pensando que si Gómez hubiera asistido al Colegio del Rosario, que se encon
traba bajo la dirección del clero secular, en lugar de ir a San Bartolomé, dirigido por los
jesuitas, hubiera surgido como un conservador 'enérgico" en lugar de un carlista malhu
morado.
152 I La mcdtmúacián en Colombia
121 Véase, por ejemplo, la caricatura de Ricardo (tendón titulada "El buen pastor", en
Germán Colmenares, Ricardo Rendón. ima fuente para la historia de la opinión pública, Bogotá,
Fondo Cultural Cafetero, 1984, p. 96.
122 El Tiempo, 5 deagoS;ode 1927.
123 Recuentos de este incidente pueden hallarse en G«i Blas, 9 y 11 de agosto de 1916; £1 Nueva
Tiempo, 6 de agosto de 1916; ¿a Unidad, 7 de agosto de 1916.
124 El Nuevo Tiempo publicó la circular, fechada el 28 de septiembre de 1916, en su edición de!
29 de septiembre.
154 / La modernización en Colombia
125 La Unidad, 17 de agosto de 1916. Otros tactores contribuyeron al retiro de Gómez después
de siete año» como director del diario. Como a] parecer Gómez se lo dijo tanto a Eduardo
Santos como a Benjamín Herrera acerca de su reunión del 4 de septiembre con Gasparri,
se percibía que había estrechado demasiado su amistad con los liberales- Esto llevó al
padre Jíuregui a disputar la versión de Gómez acerca de lo que habla sucedido durante
la reunión con Gaspam. Esto no sólo representó una ruptura con uno de los promotores
originales d d periódico, sino una réplica de parte de una persona que Gómez respetaba.
Además, la ayuda financiera alemana al periódico que se oponía a Estados Unidos fue
suspendida. Un factor adicional fue el hecho de <jue varios de los m is íntimos amigos de
Gómez hablan renunaado al periódico después de que este hubiera sido condenado por
la circular edesiásüca de fines de septiembre. Finalmente, y sólo en segundo lugar des
pués del anatema dd arzobispo y de la ruptura de Gómez con los jesuítas, estuvo el hecho
de que Gómez se había casado con María Hurtado el 9 de septiembre de 1916. Todos
estos acontecimientos llevaron a alguien a dedr que, para Fines de septiembre, “Gómez
se sintió atacado por todos los flancos". La República, 29 de septiembre de 1916. Véase
también, El Suevo Tiempo. 26, 29 y SO de septiembre de 1916; 4 y 6 de octubre de 1916; Gil
Blas, SO de septiembre de 1916.
La república burguesa / 155
bras del joven periodista liberal, En mediados de 1917, logró su meta de
rique Santos.,w ganar la nominadón presidencial con
No se trataba solamente de que servadora, fingió rechazarla, al decir,
Suárez no estuviera en contacto con
la época cuando se preparaba para di Yo no puedo ser presidente porque
rigir su inquieta nadón en 1918. Du me fallan d o ta s árcunstandas, yés
tas me lo impiden... Es que... yo soy
rante toda su vida, había padecido una
hijo ilegítimo, y no faltarán fariseos
serie de dolencias físicas y psicológi que, queriendo dañamie a mí por esta
cas. Sus problemas de salud induye- circunstancia, ataquen al partido y
ron molestias estomacales a los treinta aun a la misma patria.
años, sangrado intestinal a los cincuen
ta y un leve derrame que le paralizó Las tragedias domésticas intensi
el lado izquierdo de la cara por la épo ficaron las incapaddades físicas y psi
ca en que fue elegido presidente.1,7 cológicas que padecía Marco Fidel
Todo esto intensificaba el dolor que Suárez cuando llegó a la presiden-
sentía cuando periódicamen te lo atro d a en 1918. No acababa de posesio
pellaban durante sus paseos por las narse cuando recibió la noticia de
calles de Bogotá. Su enfermedad físi que su único hijo, un joven de died-
ca complementó el sentimiento de in nueve años, había sucumbido a la
ferioridad que Suárez había tenido influenza mientras estudiaba en Es
durante toda la vida. Los ancestros tados Unidos.11* Todas sus dolencias
africanos por el lado materno lo vin se agravaron por el feroz ataque po
culaban por lazos de sangre con un lítico que sufrió desde comienzos de
pueblo del que se creía, en aquella 1914. Para cuando asumió sus debe
época, que sufría de “decadencia ra res presidenciales, su estado emodo-
cial”. Cuando finalmente Suárez, a nat era tal que lloraba copiosamente
130 "Don Marco continúa llorando" rezaba un titular de la Gacela Jbpuhlic¿¡na de Bogotá. Según
este articulo. Suárez je deshilo en llanto cuando visitó la casa de tejas de su madre en Bello,
y luego cuando file agasajado con un banquete en Medellín. El autor concluía su artículo
burlándose de que, aun más tarde, cuando un grupo de banqueros y capitalistas antioqueños
le anunciaron que le prestarían treinta mil pesos, Suárez “dio un grito y lloró de contento".
Germán Colmenares. “Ospina y Abadía, la política en el decenio de los veinte'’, en: Alvaro
Tirado Mejís, ed., Nueva teoría de Colombia, vol. I, Bogotá, Planeta, 1989, p. 245.
131 Concha asumió e] control directo del ejército, ordenó que no se montaran las ametralla
doras en la Plaza de Bolívar, como lo había ordenado el comandante genera], y restrin
gió a ios soldados a las barracas. Juan Lozano y Lozano, Ensayos críticos, Bogotá, Santafé,
1934, p. 358.
132 Uscátegui en Máscaras, noviembre de 1917. Información sobre !a formación de esta coali
ción puede hallarse en Gil Blas, 26 de octubre de 1917, y en El 7urmpo, 26 de octubre de 1917.
La república burguesa / 157
133 Juan C. Martínez recuerda un discurso de Gómez durante la campaña contra Suárez,
cuando el general Herrera se volvió hada d y le dijo: "Decíamos, mi querido Juaneé, que
es una lástima que el país sólo conozca a Laureano Gómez por su aspecto político [...] Ffero
algún día lo tendrá que conocer como patriota* como estadista, como hombre de familia,
como amigo (...] Eje día será, por aclamación, el presidente de Colombia". La Unidad, 1 de
marzo de 1955. Si bien Martínez embelleció sin duda la observación entre el momento en
que se la hizo Herrera y el momento en que se la relató al joven Belísono Betancur,
director de U nueva versión de La Unidad, Herrera indudablemente dijo algo en ese
sentido. Los dos hombres se hicieron tan amigos durante aquellos años, que Gómez
minea dejó de visitar o enviar saludos a Herrera cada vez que viajaba a la costa Atlántica.
134 Gonzalo Canal Ramírez escribió que su primera experiencia con la violencia política lúe
la noche en que las balas conservadoras traspasaron la cuna en que dormía en Gramalote,
Santander del Norte. Gonzalo Canal Ramírez, Estampas y de xñoUncia, Bogotá,
Canal Ramírez, 1966, p 14.
135 Guillermo Cote Bautista, Pfcdro León Acosta y Luis Rueda Concha, “los mártires de
Guasca", fueron objeto de un recibimiento de héroes cuando regresaron a Bogotá.
Laureano Gómez y Benjamín Herrera k» salieron a redbir a la Estadón de Ferrocarril
dd Norte, y pronunciaron discursos en su honor. Gil Blas, 16 de enero de 1918; Heraldo
Consrrvador, 23 de enero de 1918.
136 El lanzamiento de piedras y disparos de pistola echó a perder la reunión política en
el barrio Egipto. El jefe de sanidad, Ignacio J. Díaz, había movilizado a varios dentos
de barrenderos para que hostilizaran a quienes hablaban en contra d d gobierno. Dos de
los compañeros de Gómez. Manuel Críales y Carlos Manuel Hurtado, fueron heridos, y el
primero de ellos perdió un ojo. Varios días más tarde, después de una acalorada sesión en
d Concejo de Bogotá, durante la cual Gómez pidió que Díaz íuera despedido, sostuvo
que alguien había tratado de apuñalarlo durante unos disturbios en la Plaza de Bolívar.
Gil Blas, 4 y 7 de febrero de 1918; El Tiempo, 17 de febrero de 1918; El Nuevo Tiempo, 7 de
febrero de 1918; ftíipe Antonio Molina, Laureano Gómez: historia de una rebeldía, Bogotá,
\foluntad, 1940, p. 206.
137 La coalidón también perdió las elecciones locales aquel año. En las elecciones depar
tamentales de m a y ó le 1919, EduanJo Santos encabezaba una lista que incluía a Alfon
so López y a Gómez. Ninguno de dios lúe elegido, porque los conservadores nacionalistas
y los republicanos colaboraron para “ahogar" la lista de coalición. Una votadón extrema
damente baja también perjudicó a la coalición. GU Blas, 16 de mayo de 1919; El Tíraos, 20 de
mayo de 1919.
158 / La modernización en Colombia
138 El Tiempo, 17 de marzo de 1919; Miguel Urrutia, Historia del sindicalismo en Colombia, Bogotá,
Universidad de los Ande», 1969, pp. 91-94; D. L Sowell, Op. cit., pp 44-47. Según el relato
de El Tiempo, sólo permanecieron cerca de cincuenta manifestantes en la plaza cuando
comenzaron los disparos. Es interesante advertir que Suárez personalizó la manifesta
ción. Cuando escribió sobre ella tres años más tarde, la recordó como algo “sin la más
mínima justificación”, producto “de una refinada mala fe” de parte de Manrique Pára
mo, un incidente creado “con la obvia malicia de la premeditación". M. F. Suárez, Obras,
Op. cit., vol. 2, p. 818.
139 M. Urrutia, Op. át., pp. 91-92.
La república bvrgutsa / 159
140 Pueden encontrase también rasgo) comunes entre los disparos de la Marcha del 16 en
Colombia y la matanza que ocurrió en Amrútar, India, un mes mis tarde. Las caracterís
ticas de la mentalidad de élite que generaron los disparos de la Plaza de Bolívar puede
hallarse en dos artículos publicados a comienzos de 1919 por el erudito y diplomático
colombiano Antonio José Restrepo. En febrero de aquel afto Restrepo, liberal aottoqueño,
informó desde Ginebra sobre la promesa de la Liga de las Naciones de descabezar "el
mal del socialismo” mediante la ayuda a la institudonalizarión del libre comercio global.
En junio de 1919, Restrepo publicó una elogiosa reseña del libro Cíunino democrático,
escrito por el venezolano Laureano Vallenilla Lanz. El libro constituía una justificación
intelectual del gobierno autoritario, expuesta en el lenguaje del darvinismo social. Por
aquella misma época, Laureano Gómez atacó al venezolano por ser “un inescrupuloso
apologista y filósofo de la dictadura [la de Juan Vicente Gómez]" Véase: Amonio José
Restrepo. El madirra imptrialtmo, 2* ed. (I.* ed. de 1919), Bogotá, Incunables, 1984. pp.
279-281; Laureano %llenilla Lanz, Cesarimo democrático, Caracas, Tipografía Universal,
1929. pp. i-viii, 347.
141 R. Leal, Op. cit., pp. 144-154. El telegrama se cita en su totalidad en Alejandro Galvis
Galvis, Menorías dt un político rmtmarista, 5.* ed., vol. I, Bucaramanga, s.e„ 1975, p. 53.
160 / Lo modernización 01 Colombia
142 Mareo Fidel Suárei, Obras, Op. aL, vol. 2, pp. 814-857. El Espectador, 17 de septiembre de
¡919, reprodujo el discurso interrumpido. En él, Córner identificaba a “las personas
influyentes y poderosas" como “Shylocks inmiserkordes y fríos, judíos duros y voraces, a
¡quienes se ofrece legislación conforme a su voracidad y ante quienes se presenta de
rodillas".
La república burguesa / 161
de marzo de 1917, por “ultramontano". Esa observación apareció en una caita publica
da en Unión Liberal de La Mesa, Cundinamarca, y aparece en “El sueño de los peligro»",
en: Suárez, Sueños, Op cit., vol. 10, pp. 72*7}.
145 Las razones de Rengifo para rechazar la presidencia se presentan en tas páginas 89-126
de H. Navia Varíin, Op. <it, Suáiez partió para Bogotá el 4 de febrero, y (legó el 9 de este
mismo mes.
146 El Tiempo, 23 de febrero de 1921.
La. república burguesa / 163
147 El Nuevo Tiempo, 22 de febrero de 1921. O tra informes sobre la reconciliación je encuen
tran en Cromei, 4 de junio de 1921; El Tiempo, S de junio de 1921; La Crónica, 2 de jumo de
1921. ¿a Nadón del 2 de junio, informó que ahora lodo marchaba bien en el conservatismo,
pues tos disidentes se encontraban de nuevo “a la sombra de la vieja tienda de campaña’1.
148 El Nuevo Tiempo, 3 y 8 de mayo de 1921, Su viejo amigo, J o j í Joaquín Casas, fue persuadido
de que cediera a Gómez su lugar en la lista.
149 Uno de dios, Luis Serrano Blanco, dijo que, comparado con las estrellas conservadoras
de primera magnitud, Ospina era sólo “un asteroide más o menos luminoso”. La Nación,
30 de junio de 1921.
150 Luis J. Sanmiguel, Recuerdas de un periodista, Bucaramanga, Imprenta del Departamento,
1970, pp. 145-140,-describe los acontecimientos ocurridos durante aquellos días. Se
encontraba cerca cuando Arciniegas se aproximó a Gómez y le dijo: “para hacerte
representante gasté por lo menos un par de zapatos, y tú no gastaste unas mediasuelas
para derrotarme en la presidencia". Según Sanmigud, "una risa sarcástica del interpe
lado y un silencio prolongado finalizaron la queja dolida del maestra’’.
164 / La modernización en Colombia
se lo impidieran con sus gritos. Cuan ese momento documentos que de
do Gómez se lanzó a atacar a ios mi mostraban que el presidente era cul
nistros de Suárez acusándolos de pable de delitos oficiales tan asom
corrupción, el público lo aclamó ca brosos que estos lo habían a la vez
lurosamente. Esto llevó a Suárez, sorprendido y atormentado. Tan d o
quien entre tanto había intentado re lorosos eran los pecados del presiden
nunciar una vez más, a sustituir a todo te, prosiguió Gómez, que el mito de
su gabinete el 19 de septiembre, con su "religiosidad y misticismo” se aca
la esperanza de que esto aplacaría a baría para siempre. Gómez continuó
ios oponentes del tratado Urrutia- enumerando con gran detalle e! car
Thompson. La acción tuvo buenos re go de que Suárez había pecado con
sultados y, el 13 de octubre, el Senado tra la nación al vender tanto sus sala
aprobó el tratado.151 Sin embargo, la rios como su cuenta de gastos por
aceptación del documento dependía dinero en efectivo, y había aceptado
de que fuese aprobado en la Cámara, sobornos, bajo la forma de préstamos
a muchos de cuyos miembros les agra de las partes interesadas, a cambio de
daba menos de lo que les agradaba su lucrativos contratos gubernamentales.
presidente. Tal como estaban las co Laureano Gómez terminó su acusación
sas, para mediados de octubre de 1921, contra Suárez solicitando la investiga
el propio Suárez constituía el principal ción del presidente y su retiro de la pre
obstáculo para ia firma del tratado, sidencia.151
El 26 de octubre, Laureano Gó Las acusaciones de Gómez cau
mez tomó la palabra en la Cámara saron sensación. Los miembros del
para debatir al ministro de gobierno Congreso designaron un com ité
de Suárez, Aristóbulo Archila. Co investigador y citaron al presidente
menzó su discurso de manera habi para que se presentara ante ellos y
tual, como si se limitara a responder explicara sus acciones. Luego la Cá
la acusación de Archila, según la cual mara de Representantes dio por ter
no había especificado los cargos con minada la sesión, y Laureano Gómez
tra el gobierno. Súbitamente, a la ftie llevado en hombros a su residen
mitad del discurso, Gómez cambió de cia por amigos y admiradores. Al día
blanco y, en lugar de seguir atacando siguiente, Suárez compareció ante la
a Archila, comenzó a atacar a Suárez, Cámara, junto con miembros de su
sosteniendo que tenía en su poder en gabinete, para responder a Gómez.
151 Ambas Cámaras del Congreso de listados Unidos, sin concederle gran importancia,
habían ratificado el tratado en abril de aquel mismo año.
152 Cuando los documentos incriminadores salieron a ta luz. los miembros de la facción
antigobiermsta se acercaron a Guillermo Valencia y a Alfredo Vásquez Cobo para ver si
podían hacerlos públicos. Cuando éstos se negaron, Gómez aceptó ávidamente la Urea.
Su acusación contra Suirez puede encontrarse en L. Gómez, Obras seiecltu, Op. cit., vol. 1.
pp. 359-369.
La república burguesa / 165
Fue un Suárez postrado el que se lla no hizo nada para acallarlo. Mor
dirigió a este cuerpo legislativo, de tificado y próximo a desvanecerse,
cuyos 122 miembros sólo contaba con Marco Fidel Suárez tuvo que ser ayu
22 simpatizantes. Con una voz vaci dado a salir de la Cámara por uno
lante y casi inaudible, Suárez dijo a de los miembros de su gabinete.15,1
los representantes que, en efecto, ha Una semana después, un comité del
bía vendido su salario por un menor Congreso había exonerado a Suárez
precio y a cambio de dinero en efec de los cargos, luego de lo cual él ofre
tivo, algo que no sólo era legal, sino ció de nuevo su renuncia. Esta fue
que había hecho durante toda su vida. aceptada y el 6 de noviembre de 1921,
Sólo lo había hecho, prosiguió, por Jorge Holguín asumió la presidencia
que necesitaba con urgencia el dinero. para terminar los nueve meses res
Admitió también que había aceptado tantes del período de Suárez. Cerca
un préstamo sustancial de un comer de un mes más tarde, la Cámara de
ciante norteamericano, quien había representantes aprobó el tratado
vendido rieles al gobierno, pero Urrutia-Thompson.
sólo porque el banquero que habi Entre tanto, Marco Fidel Suárez
tualmente le hacía préstamos a cor permanecía en su casa pensando cuál
to plazo n o disponía de d in ero sería la mejor manera de recuperar
suficiente en aquel m o m en to .155 su empañado honor. A los pocos me
Nada de esto, insistió Suárez, im ses, comenzó a hacer público el tor
pugnaba su honor ni perjudicaba el mento que había sufrido durante los
prestigio nacional. ocho años anteriores a manos de quie
Cuando se volvió para abandonar nes llamó las Euménides (las Furias).
el podio y salir de la Cámara, un es Uno de sus primeros sueños contiene
truendo de gritos y silbidos se elevó el siguiente pasaje autobiográfico, ape
de las atestadas galerías. Jesús Peri nas disimulado:
153 EJ historiador Enrique Sancos Molino le sugirió a este autor que es posible que .Suárez se
hubiera dedicado al juego. Aun cuando no ofreció ninguna prueba en sustento de esta
afirmación, cabe preguntarse por qué Suárez, un hambre de hábitos austeros, parecía
siempre u.-ier necesidad de grandes cantidades de dinero en efectivo. En defensa de
Suájez, al menos en lo que respecta a las acusaciones de Laureano Gómez, es cierto que,
para junio de 1921, el pago de los salarios gubernamentales estaba retrasado de cuatro
a cinco meses, debido a los efectos prolongados de la raída de los precios del café y de la
valorización de los dólares estadounidenses. Más información sobre la corta depresión
de 1920-1921 puede encontrarse en el capitulo 5.
154 Recuentos sobre lo£debates de la Cámara dd 25 y 27 de octubre se encuentran en las
siguientes fuentes: El Espectador, 27 y 28 de octubre de 1921; El Tiempo, 27 y 28 de octubre de
1921; F. Galvis Salazar, Op cii., pp. 274-280; F. A. Medina, Op. al., pp. 209-213; ftdro Juan
Navarro, El parlamento en pijama, Bogotá, Mundo al Día, 1935, pp. 32-35; J. Sánchez
Camacho, Op. cit., pp. 159-160; Luis Martínez Delgado, Op. cii., pp. 211-218.
166 / La modemitaciMí en Colombia
] 55 Marro Fidel Suárez, Okm¡, Op. ai., vol. 2. p. 157. El pasaje es de su cuarto suefio, "Sueño y
ensueño”, publicado el 3 de abril de 1923.
El dinero llega a Colombia
Pedro N el Ospina: presidente gran Simón Bolívar fueron hijos, nati
em presario vo y adoptivo respectivamente, que a
comienzos de la época de Colombia
L o s dirigentes colombianos siempre como nación, ofrendaron sus vidas
habían soñado con el momento en que para que los tesoros de su patria pu
su país sería rico. Durante décadas, dieran ser disfrutados por sus descen
incluso siglos, se les había dicho repe dientes. Sin embargo, todos sus esfuer
tidamente, y se habían dicho unos a zos se vieron frustrados en un país que
otros, que su tierra era un depósito demostró ser una amante cruel, aun
de riqueza sin explotar, una cornu que sin duda bella. Más de un siglo
copia en potencia. José Celestino Mu después de la muerte de Bolívar, de
tis, funcionario real nacido en Espa Caldas y de otros héroes trágicos de la
ña y sabio de fines del siglo xvin, había Independencia colombiana, la gente
sido sólo uno de la procesión de ex de su país continuaba siendo, en pa
tranjeros que, cuando contemplaban labras de otro visitante extranjero,
las frondosas montañas, la flora y la "mendigos sentados en sillas de oro’’.1
fauna, sucumbían ante su belleza y No obstante, por fin en el tercer
dedicaban buena parte de su vida a decenio del siglo xx, la bonanza co
estudiarlas y escribir sobre ellas. El lombiana, largamente anticipada, se
barón Alejandro de Humboldt se vio materializó cuando una oleada de
análogam ente im presionado por dólares invadió todo el país. La sú
Nueva Granada (Colombia), cuando bita aparición del dinero en aquella
visitó el país y lo estudió en vida de nación pobre, remota, tradicionalis-
Mutis. Francisco José de Caldas y el ta, tuvo necesariamente profundas
1 Caldas fue ejecutad© el 29 de octubre de 1816 por un escuadrón español; Bolívar murió,
amargado y tísico y Humboldt nunca regresó después de atravesar el paso del Quindío,
al que describió como el peor de la Cordillera de los Andes. El maravilloso resultado de
la extensa Expedición Botánica de Mutis permaneció olvidado en el Archivo del Real
Jardín Botánico en Madrid durante más de un siglo.
168 / La modernización en Colombia
2 En las elecciones de 1922, Ospina derrotó al candidato liberal Benjamín Herrera por
413.699 votos contra 256.231.
3 La quiebra de Vásquez y Correa, jumo con la que sufrieron la mayor parte de otras grandes
comercializadoras de cafií, tendría importantes consecuencias para la industria cafetera
colombiana, ftrmiüó, por ejemplo, que grandes Armas mulunacionales, tales como Atlantic
and Pacific Tea Company, ingresaran al mercado local. Estas y otras consecuencias de la
depresión se discuten en Marco Palacios, Cojee m Colombia, 1850-1970, An Eanumic, Social vid
Mitical History, Nueva York, Cambridge University Press, 1980, pp. 153-160, 203-205; José
Antonio Ocampo, “Los orígenes de la industria cafetera, 1830-1929", en; Alvaro Tirado
Mejía, ed., Nueva historia de Colombia, vol. 5, Bogotá, Planeta, 1989, pp. 229-230.
El dinero llega a Colombia / 169
4 Para más detalles sobre “El pánico de los ricos’ de 1904, víase Luis Ospina Vásquez,
Industria y protección en Colombia, 1810-1930, Medellín, E. S. F., 1955, pp. 373-374.
5 Los norteamericanos estaban preocupados de que los mexicanos pudieran golpear los
intereses petroleros de Estados Unidos. Esto ocurrió en 1937, cuando nacionalizaron
su industria petrolera. Las reservas colombianas resultaron luego más pequeñas de lo
que inicialmente se habla esperado. ft>r fortuna para los norteamericanos, el petróleo
venezolano les ayudó a abastecer sus mercados. Al regresar a Colombia, en julio de
1922, Ospina causó sensación cuando relató que el tráfico en la Quinta Avenida habla
sido detenido para permitirle llegar cómodamente a su hotel. Ospina creyó que un
accidente habla congestionado el tráiíco.
6 El contrato del empréstito, firmado con Blair Se Co. de Nueva York, es reproducido en J.
Fred Rippy. The Capitolios and Colombia, Nueva York, The V^nguard Press, 1931, pp. 199-207.
7 La necesidad de una banca central habla sido reconocida durante muchos años. Tres
semanas antes de que Ospina asumiera la presidencia, el banco más grande del país,
el Banco López, quebró. El presidente encargado, Jorge Holguín, se vio obligado a
prolongar durante tres días la fiesta nacional de Independencia, hasta el 23 de julio,
para que pudieran enviarse apresuradamente por avión a Bogotá $1,5 millones de
dólares en certificados de oro de Estados Unidos. Blair Niles, Colombia, Latid of Miracles,
Nueva York, The Century Co., 1924, p. 71, quien hizo una gira aérea por el rio Magda
lena en aquel momento, dice haber visto las talegas de certificados de oro que venían
de Nueva York.
8 La Ley 25 de 1923, mediante la cual se crea el Banco de la República, puede encontrarse
en Diego Monsalve, Colombia cafetera, Barcelona, Artes Gráficas, 1927, pp. 124-133.
9 Estos desarrollos se discuten en mayor detalle en Alfonso Patiño Rosselli, La prosperidad a
debey la gran crisis, 1925-1935. Capítulos de historia económica de Colombia, Bogotá, Banco de la
República, 1981, pp. 27-35; Bernardo Tovar Zambrano, La intervención económica del Estado
en Colombia, 1914-1936, Bogotá, Banco Popular, 1984, pp. 137-148.
170 ¡L a modernización en Colombia
Esta suma, pagadera el año en que Os después de la guerra. Hombres in
pina asumió la presidencia, era diez fluyentes como Antonio José Restrepo
veces mayor que todas las reservas ban- se dedicaron a abrir tierras cafeteras
carias colombianas en aquel momen por una vasta frontera al sur y al
to. Cerca del 25% de ese dinero fue suroriente de Antioquia. La experien
asignado al nuevo Banco de la Repú cia de Restrepo como colonizador de
blica y a una nueva institución afín, la región de Caldas y Quindío se re
el Banco Agrícola Hipotecario, que co montaba a la década del ochenta del
menzó a funcionar en 1926. El resto siglo xix." Él, junto con otras perso
se distribuyó entre dieciséis proyec nas, había financiado el traslado de
tos ferroviarios y seis proyectos adicio colonos a la frontera cafetera. El éxi
nales, dirigidos a mejorar los puertos to de su empresa se refleja en las es
y el transporte fluvial.16 tadísticas, que muestran un incre
Mientras Pedro Nel Ospina se de mento del 300% en las exportaciones
dicaba a la agradable tarea de desem de café entre 1913 y 1929, y una ex
bolsar el dinero acumulado en su te pansión física de los cultivos del gra
sorería, otro to rre n te de dinero no que lo llevó del 9% del área culti
ingresó al sector privado de la econo vada del país en 1915, al 15% en 1925,
mía colombiana. Estos ingresos pro y al 22% en 1937. En 1920, el 70% de
venían del café, cuyo valor y cantidad los ingresos por exportación prove
se habían incrementado continua nían del café, cuando representaban
° J I II
mente después de la Guerra de los apenas el 40% a fines del siglo.1' Este
Mil Días. Colombia tuvo medio billón extraordinario incremento tuvo lu
de cafetos en producción o en semi gar en un contexto de precios cada
lleros durante la presidencia de Pe vez más altos, deteriorado solamente
dro Nel Ospina, un hombre que tam por la breve crisis ocurrida entre
bién “provenía del café”, como lo dijo 1920 y 1921. Los precios del café au
un escritor.1’ Los colombianos habían m entaron en un 50% entre 1923 y
sembrado café en grandes cantidades 1928, y los ingresos provenientes de
20 El café se vendía a 18,8 centavos por libra en 1923, y por 27.3 centavos por libra en 1928. El
valor de las exportaciones de café file de 45 millones de dólares en 1923, y de 88,2 millones
de dólares en 1928. A. Pauño Roselli, Op. áL, pp. 40-41.
2 1 El dólar estadounidense y el peso colombiano estuvieron a la par durante la década del
veinte.
22 A. Patiño Roselli. Op. cit., pp. 40-41; B. Tovar Zambrano, La mUnmaón económica i d Estado
en Colombia, Op. cii., p- 92.
23 A. Patiño Roselli, Op. di., p. 36.
El dinero llega a Colombia / 173
veces más de los que transitaban sólo los ciudadanos usaban alpargatas y
unos pocos años antes. Los “nuevos ri eran analfabetas, mientras que los ri-¡ncremer
cos” cultivadores de café pedían dine eos habitualmente malgastaban gran-13
ro prestado sobre su tierra para cons des sumas de dinero de manera os-
truir edificios de varios pisos en las tentosa y a menudo ofensiva.25 La
ciudades. El cham paña francés se inundación de importaciones causó
convirtió en algo de rigor en las cele penurias a los fabricantes locales y, a
braciones elegantes, y los hogares de medida que crecía la carga de la deu
la clase media ostentaban cada vez da, aparecieron preocupantes déficits
con mayor frecuencia nuevas vitrolas presupuéstales. Cuando se agotaron
adquiridas a crédito. Los instrumen los créditos extranjeros, en 1928, y las
tos musicales importados se triplicaron naciones occidentales con las que co
durante este período. En la época de merciaba Colombia entraron en una
la presidencia de Abadía Méndez crisis económica poco después, se hizo
(1926-1930), se solía repatriar los res evidente que los empréstitos extran
tos de conservadores prominentes que jeros y las florecientes exportaciones
hubieran muerto en el extranjero, y de café intensificaban la vulnerabi
celebrar sofisticadas ceremonias para lidad de Colombia frente a los ciclos
sepultarlos cuando regresaban al país. económicos internacionales.® Para co
Pedro Juan Navarro sostuvo que in mienzos de 1928, figuras públicas
cluso las ciudades de tamaño media como Alfonso López Pumarejo procla
no en Europa y en Estados Unidos tu man sombrías advertencias sobre la in
vieron consulados colom bianos minente contracción económica debi
durante la década del veinte; sólo la da a la balanza comercial negativa.27
Unión Soviética se libró de la inva Cuando se inició la década del vein
sión de los colombianos adinerados.14 te, la mano de obra colombiana su
Según otros observadores, Colom frió los efectos de los bajos salarios
bia era un país donde la mayoría de frente a la inflación, que sería del 3
24 IVdro Juan Navarro, El parlamento en pijama, Bogotá, Mundo al Día, 19S5, pp. 199-200;
Patricia Londoño Vega y Santiago Londoño Vélez, "Vida diaria en las ciudades colombia
nas", en: Alvaro Tirado Mejla, ed., Nueva historia de Colombia, vol. 4, Bogotá, Planeta, 1989,
pp. 320-322.
25 Alddes Arguedas, “La danza de las sombras", en: Luis Alberto Sánchez, ed., Obras selectas,
2 vols., México, Aguilar, 1959, p. 763.
26 B. Tovar Zambrano, La intervención económica del Estado en Colombia, 1914-1936, Op. cit.,
pp. 177-188, discute este aspecto del desarrollo económico colombiano. El más impor
tante caricaturista político de la época, Ricardo Rendón, sugirió la preocupadón popu
lar por la deuda externa en 1927 en una caricatura que mostraba a los políticos aguar
dando a tomar una lluvia de dólares que caía de un rayo suspendido en el aire, rotulado
“défidt". G. Colmenares, Op. cti., p. 226.
27 Lo hizo en una conferencia dictada en el Teatro Municipal de Bogotá, el 31 de mayo
de 1928.
174 / La modernización en Colombia
28 A. Patino Roselli, Op. ciL, p. 88, presenta la cifra de 3% a 7,3% durante ejte periodo.
29 Estas cifras son tomadas de Germán Colmenares,“Ospina y Abadía: lapolíticaen el
decenio de los veinte", en: AlvaroTirado Mejla,ed., Ntuva historia dt Colombia,vol. 1,
Bogotá, Planeta, 1989, p. 244.
30 M. U m i tía, Op. áL, p. 90; David Sowell, “The Rise of the Worker's, Labor Movement,
1899-1919", Huntington, ftnsilvania, Juniata College, Departament of Hutory, 1991, p. 97.
31 M. Urrutia, Op. ciL, pp. 91-92.
32 Gii « a i, 26 de abril de 1919.
El dinero llega a Colombia I 175
en 1922, el arzobispo antioqueño Cay- tos de obras públicas llevó a una es
cedo se lamentaba de “que el campo casez de mano de obra y a una pre
se despoblara" y de las tristes conse sión hacia el alza de los salarios. En
cuencias de este hecho para la na regiones tales como el altiplano de
ción.57 Su joven contem poráneo, Boyacá, una región donde no había
monseñor Miguel Ángel Builes, de café y que contaba con una enorme y
nunció “la decadencia espiritual" pro empobrecida población dedicada a la
ducida por la cultura material. Builes agricultura, el problema resultaba
se condolía de los jóvenes que pare especialmente grave durante las épo
cían destinados “a perder en la ca cas de la cosecha cafetera, dos veces al
rretera la inocencia conservada en sus año. Tantos boyacenses comenzaron a
montañas". “¿Habéis visto esa multi abandonar sus empleos tradicionales
tud de hombres que trabajan en las durante la década del veinte, que la
carreteras?”, preguntaba Builes. Asamblea Departamental aprobó una
ley que prohibía la migración esta
La mayor parte de ellos son victimas
cional. Esta medida, que luego fue
del ambiente que en esos lugares se
respira. Olvido de Dios, desprecio de abolida a nivel nacional era, desde
los días santos, bailes,juegos, licores, luego, inaplicable. Generó protestas
gestos abominables, sonrisas que de de los cultivadores de café quienes,
nuncian liviandad, molicie pavorosa, a través de voceros como Alejandro
fornicación, adulterios, pensamien López, denunciaron esta ley por in
tos lúbricos, deseos pecaminosos, es moral.59 Análogas protestas se pre
la carroza de Asmodeo, el demonio
sentaron cuando los terratenientes de
de la impureza, que arrastra una in
mensidad de pueblos.” otros departamentos, especialmente
los del Valle y Tolima, aprobaron “le
Mientras los eclesiásticos procla yes de vagancia” que acarreaban
maban sus advertencias, otros actuaban condenas de prisión para los trabaja
para proteger los intereses económi dores migratorios que fueran encon
cos que se vieron en peligro cuando trados haraganeando en las calles de
los trabajadores abandonaron los las ciudades y se negaran a aceptar
empleos mal pagados por otros más trabajo en la agricultura cuando se
lucrativos. La migración a los proyec les ofrecía.“ Todos estos esfuerzos por
37 Manuel José Caycedo, El combaU por la fe y por la Iglesia, Medellfn, Tipografía Bedoui, 1931,
p. 170.
38 Citado en Miguel Zapata, La mitra and. Migue! Angel Builes: el hombre, el obispo, el caudillo,
Medellfn, Beta, 1973, pp. 171, 275. Las observaciones de Caycedo son de cartas pastorales
del 29 de noviembre de 1922, y del 8 de septiembre de 1927, y están reproducidas en M.
J. Caycedo, Op. cit., pp. 170-171, 275.
39 Alejandro López, Obras selectas, Bogotá, Imprenta Nacional, 1982, p. 290.
40 Una de estas leyes, presentadas a la Asamblea del \felle en 1917, puede encontrarse en
Jorge Villegas y José Yunis, Sucesos colombianos, 1900-1924, Medellfn, Universidad de
El dinero llega a Colombia / 177
Antioquia, 1976, pp. 279-280. En 1923, Laureano Gómez argumentó en contra de una
ley similar propuesta en la Asamblea de Cundinamarca.
41 Estos aspectos se presentan en mayor detalle en Alberto Mayor Mora, “Historia de la
industria colombiana, 1886-1930", en: Alvaro Tirado Mejía, ed., Nueva historia de Colombia,
vol. 5, Bogotá, Planeta, 1989, pp. 328-331.
42 J. A. Ocampo, Op. cit., p. 232.
178 / La modernización en Colombia
región entre 1925 y 1928, fueron de zaron a dar las condiciones objetivas
mujeres que fabricaban y vendían chi que favorecieron sus esfuerzos. Du
cha sin Ucencia. Los arrendatarios de rante esta década, el dinero llegó a
Viotá eran tan hábiles en la evasión manos de personas que deseaban com
de impuestos, que finalmente los gran prar todo lo que ellos pudieran pro
des terratenientes se unieron a ellos ducir. Entre tanto, las mqoras en las
para evacuar a los cobradores de im carreteras hacían bajar los costos del
puestos quienes, con su escolta arma transporte, en algunos casos incluso
da, incursionaban en las haciendas en un 400%.<7 Investigaciones en el
cafeteras buscando evasores de im área de los cultivos de subsistencia,
puestos de todo tipo.4* Así se inició la al occidente de la zona cafetera co
democratización de la violación de lombiana, han demostrado que cuan
la ley en la frontera cafetera colom do las mejoras en el transporte están
biana. complementadas por una economía
El caso de Viotá y de toda la zona de mercado, la acumulación de capi
cafetera durante la rica década del tal se hace posible incluso con base
veinte, ilustra la acertada observación en el trabajo asalariado. Cuando se
del historiador de la economía, Fer- dan tales condiciones, los campesinos
taiism o nand Braudel, según la cual el capi migratorios pueden, eventualmente,
talismo y el espíritu capitalista des adquirir sus propias tierras.4' Estas
cansan “sobre la ancha espalda de la condiciones estuvieron presentes en
vida material", que se fortalece en pro la zona cafetera colombiana desde
porción a la expansión de los merca 1920. Una vez que comenzaron a ga
dos y de la disponibilidad de dinero.1* nar dinero, los campesinos de toda
Los arrendatarios de Viotá querían la zona cafetera podían esperar, de
prosperar desde que comenzaron a manera realista, ser ellos también
trabajar en las haciendas en 1880. itero algún día dueños de una finca cafe
sólo en la década del veinte se comen tera.^
45 La información sobre Vioti proviene de Michael Jiménez. "Class, Gender and ftasant
Resístanse in Central Colombia, 1900-1930", en: Forrest D. Coibum, ed., Evtryiay Fornu of
ftasani Rtsulsnu, Nueva York, M. E. Sharp, I989, pp. 127-128.
46 Kemand Braudel, Afienhoughii on MaUrial OuUizahon and CapilaUsm, Baltimore, John» Hopkins
University Press, 1977, p. 63.
47 JamejJ. Parsons,/<naoiyu«io Colonimtum m W tslm Colombia, Berkeley, University of California
Press, 1949, p. 213.
48 Ñola Reinhaidt, Our Daily Brtad. The Piaumt Question and Family farmmg m ¡he Colombtan Andes,
Berkeley, University of California Press, 1988, pp. 17-37. El estudio de Reinhaidt refuta,
en general, la id ei de que el cambio tecnológico y una mayor integración comercial
destruyen necesariamente la posición competitiva de los productores campesinos.
49 Una de las canciones folclóricas más populares de Colombia apareció durante esta
época de grandes expectativas en la frontera cafetera. Su primera linea dice: “Yo tengo
mi cafetal, y tú ya no tienes nada”.
180 / La mdenuiaaón en Colombia
Durante las década del treinta y cara entre 1923 y 1932 se debió, por
siguientes, era posible adquirir fin una parte, a la colonización de las
cas cafeteras. Las estadísticas revelan tierras públicas y, por otra, y como
que e! número de fincas en Colom factor de mayor importancia, a la di
bia se triplicó durante los diez años visión de grandes propiedades, a tra
comprendidos entre 1923 y 1932.S0La vés de herencias o de adquisiciones.
producción se incrementó en un ter La finca La Julia, en Caldas, para ci
cio durante estos años, de dos a tres tar un notable ejemplo de lo anterior,
millones de sacos de sesenta kilos. Du íue descrita como la más grande del
rante los veintiún años siguientes, hasta departamento en 1916. Tenía doscien
1953, la producción total de Colom tos mil cafetos en producción aquel
bia habría de duplicarse otra vez, lle año, y ocupaba más de seiscientas hec
gando a 6,6 millones de sacos.51 Y táreas de la mejor tierra cafetera co
durante los veinte años comprendi lombiana.54 Diez años más tarde, su
dos entre 1932 y 1952, entrarían en dueño original, Luis Jaramillo Walker,
producción cincuenta mil fincas ca había desaparecido, como también
feteras adicionales.51 Con excepción su enorme finca. Esta había sido di
de una grave caída durante la déca vidida en una serie de propiedades
da del treinta, los precios del café más pequeñas, que pasaron a ma
gozaron de un alza continua y sor nos de sus herederos y de otras per
prendente, que los llevó de treinta sonas que compraron lotes a los pa
centavos hasta ochenta centavos de rientes de Jaram illo Walker. Para
dólar a mediados de la década del mediados de 1920, ninguna de las fin
cincuenta.*5 cas de Caldas se aproximaba en ta
£1 aspecto más extraordinario de maño a La Julia, de Jaramillo Walker.
la bonanza cafetera colombiana resi Y con excepción de las haciendas del
dió en lo que se llama con frecuencia colonizador Antonio José Restrepo
su carácter “democrático’'. El hecho y de otra docena de personas adine
de que ei número de fincas se tripli radas, ninguna de las diez mil fincas
cafeteras del departamento tenía más ria prima producían y enviaban a los
de cien mil cafetos.55 De hecho, la ma mercados mundiales. Colombia ha
yor parte de estos miles de fincas eran bía alcanzado, para mediados del si
pequeñas, y tenían en promedio unos glo xx, el sueño de los liberales del
pocos miles de cafetos cada una.56 xix: la nación había creado una clase
Atentos observadores de Colombia de agricultores relativamente inde
señalan que la frontera cafetera no pendiente y relativamente rica, con
era el lugar democrático que los idea una visión capitalista y persuadida de
listas estudiosos del proceso de colo las virtudes del libre mercado. Nieto
nización habían sugerido.57 Muchas Arteta lo percibió con claridad, lle
de las mejores tierras, sostienen, eran gando a afirmar que la revolución
adquiridas por las pocas personas que inspirada por el café había hecho que
disponían de capital de inversión a fi un "hombre nuevo” surgiera en Co
nes del siglo x k y comienzos del xx. Y lombia:
dado que el valor de la tierra aumen
tó rápidamente durante este último si En este siglo, el café ha colocado ante
los sociólogos colombianos un conjun
glo, los terratenientes utilizaron todos
to de realidades que permitirá obte
los medios a su alcance, legales e ile ner una ampliación de aquel conte
gales, para mantener su posición pri nido. Sin el café [...] no se habría
vilegiada, e incluso para mejorarla.58 perfeccionado, no habría podido es
No obstante, lo que deseamos plan tudiar las condiciones internas del
tear aquí es que, a pesar de las des desarrollo del capitalismo en Colom
igualdades y luchas que acarreó la bia, la transformación del hombre co
lombiano, de sus modos de ser [...].
colonización de la frontera cafetera
En suma, todo ese conjunto rico en
colombiana, este proceso dio lugar al
realidades diversas que el café ha
surgimiento de una nueva dase social, creado en Colombia.*
una clase media rural empoderada
por la demanda global de la bebida, Nieto Arteta veía en el café la pa
moderadamente adictiva, cuya mate nacea para los problemas sociales y
políticos del país. Este producto era ral promedio se efectuaban por orden
para él un remedio capaz de refor de otros y para un beneficio económi
mar el Estado y de inducir el olvido co directo: trabajaba como arriero o
de las ideologías partidistas. Infortu barquero de río, o quizá partía a de
nadamente, para cuando comenzaron fender a su patrón en una de las fre
a ganar dinero derivado de las ex cuentes guerras civiles. Salvo por es
portaciones de café, los recios cam tas ocasiones, los pobres de la Colombia
pesinos que lo cultivaban ya tenían in rural vivían y morían cerca del lugar
corporado un complicado conjunto de donde habían nacido, desempeñando los
col<
valores culturales, históricamente in el papel que la sociedad les había pres
ducidos. La tenacidad de estas creen crito. No eran servidumbre, pero no
cias, y el optimismo de Nieto, lo lleva estaban lejos de ella.
ron a empañar su brillante análisis con La suerte de los pobres no era ne
una asombrosa equivocación. Cuando cesariamente desagradable; tampoco
terminó su libro, en marzo de 1948, se exasperaban siempre con las con
concluyó con la siguiente reflexión: diciones de su existencia. Sencillamen
“Los pequeños productores, los pro te, era lo único que conocían. En re
pietarios que han cultivado ellos mis giones de antiguas colonizaciones, a
mos la tierra, han triunfado. La paz y menudo vivían como arrendatarios,
la tranquilidad reinan en Colom cultivaban productos específicos, tra
bia"." bajaban como vaqueros, o desempe
ñaban cualquiera de las otras tareas
que se llevan a cabo en las arquetípi-
Dinero y m entalidades cas haciendas latinoamericanas. Ser
vían a su patrón, y si uno de sus hijos
Como se señaló antes, la población co preñaba a la hija del peón, el papá
lombiana era en su mayoría campe de la muchacha lo aceptaba filosófi
sina antes de que llegara el dinero camente: el bebé sería hijo natural de
en cantidades sustanciales. La mayor un hombre rico y poderoso, y quizá
parte de los pobres se dedicaba a la pudiera beneficiarse de esta relación.
agricultura de subsistencia en tierras En cualquier caso, el pobre que vivía
que no le pertenecían. Eran pasivos, en la proximidad cercana del rico te
ad respetuosos de la autoridad y de las nía pocos recursos, y estaba en una
jerarquías, ocupaban un lugar pre relación asimétrica de poder. Un via
determinado en un orden patriarcal jero extranjero describió la vida de
del que rara vez escapaban. El pro los propietarios de las haciendas y de
medio de la gente disfrutaba de poca su fuerza de trabajo campesina antes
movilidad física en aquella época. Los de que el dinero figurara en su ecua
viajes que realizaba el habitante ru ción social:
60 IbUL, p. 45.
E l dinero llega a Colombia / 183
61 F. Pereira Gamba, La vida en las Andes colombianos, Quito, Imprenta de “El Progreso",
1919, p. 146.
184 / La modernización en Colombia
cuales podían descargarse de sus obli nera exuberante en sus montañas. Por
gaciones. El dinero introdujo un ele primera vez en su historia, las mon
mento impersonal en los tratos entre tañas de Colombia contribuían al de
subordinados y superiores. Cuando el sarrollo nacional en lugar de impe
dinero en efectivo, bajo la forma de dirlo. Los campesinos colombianos no
salarios o de pagos para cumplir con tenían necesidad de escapar a las na
las obligaciones legales entre sirvien cientes ciudades para ganar dinero
te y amo, se interpuso entre el señor —para “respirar libremente”, como
y el vasallo, cortó el vínculo orgánico lo formulaban los partidpantes me
que anteriormente los unía, desper dievales del proceso—. Es cierto que
sonalizando a ambas partes.62 algunos lo hirieron, pero la mayor par
El proceso de la liberación huma te de ellos siguieron el camino más
na a través del dinero, descrito por fádl hacia la frontera cafetera, don
Simmel, se dio en Europa durante si de podían aprovechar la bonanza
glos, a medida que la cultura comer agrícola.
cial urbana sustituyó a la vida feudal. El dinero golpeó al campo como
En Colombia, la transición tuvo lugar una bomba, revolucionando las es
casi de la noche a la mañana. Mien tructuras sociales, los estilos de vida y
tras que la modernización europea se las actitudes. Trastocó totalmente las
dio mediante la expansión mesurada viejas líneas de autoridad. Quienes se
de las redes comerciales, la acumu encontraban en la parte más baja de
lación de capital, la diversificación ocu la pirámide social rural experimen
pado nal y la evolución de modernas taron por primera vez la alegría de
técnicas comerciales y tecnológicas, la un mercado de vendedores. Los hu
de Colombia nadó apresuradamente mildes campesinos del altiplano de
gradas a una infusión rápida y soste Boyacá y Cundinamarca eran tan va
nida de dinero en efectivo y de bienes lorados por su trabajo, que los legisla
de consumo. Estos dos elementos vi dores boyacenses trataron inútilmen
tales de la vida moderna aparederon te de mantenerlos en ese lugar. Los
súbitamente durante la década del salarios rurales aumentaron a nive
veinte, gracias a la disposición y ca- les sin precedentes. Si los propieta
paddad de nadones ricas e industria rios de la tierra se negaban a pagar
lizadas de hacer empréstitos a Colom los salarios máximos, alguien más lo
bia y de pagar altos precios por el haría. El dinero, las presiones del
producto agrícola que crecía de ma mercado y las oportunidades que
ofrecían al campesino caficultor oca bolsillo lleva con qué emprender tra
sionaron cambios sorprendentes en las bajos. Aguárdese a que recolecte las
actitudes populares. Apareció una dos primeras cosechas, que compre
nueva militancia, que llevó a los arren el caballo de montar y se ponga ma
chete al cinto; y entonces, ¡ábranle
datarios sin tierra a desafiar por pri
campo! Al contacto con otras tierras,
mera vez a la autoridad. Hemos dado otros soles y otras gentes, sacude el
ejemplos de aquellos agricultores co peso de todos los agobios ancestrales
lombianos menos favorecidos que se y, a menudo, se va entonces al lado
oponían a las convenciones montan opuesto, pasando a ser agresivo.64
do negocios clandestinos, cuya mate
ria prima era a menudo robada de la Este pasaje sugiere, de manera
tierra de su patrón. Los arrendata pintoresca y anecdótica, el complica
rios en lugares como Viotá también de do proceso a través del cual los viejos
jaron de hablar a sus patrones con la vínculos entre el patrón y el cliente
deferencia que solía caracterizarlos, se hicieron tenues. Al unirse a miles
comenzaron a sabotear las propieda de personas como ellos en la frontera
des de la hacienda, matando reses y cafetera, al ganar el dinero que les
grabando mensajes amenazadores en permitía acceder a una posición so
sus cuerpos. “¿Por qué habríamos de cial más alta, los campesinos descritos
gastar tiempo saludándolo?”, respon por Gonzalo París Lozano ilustraban
dían con insolencia los arrendatarios, lo que Simmel describía como el “efec
conscientes ahora de su valía perso to desintegrador" del dinero respecto
nal. "Mejor saludar a un árbol, que de las antiguas instituciones sociales,
al menos responde el saludo”.65La evi así como su tendencia a crear nuevas
dencia de la nueva mentalidad resultó instituciones. La nueva clase rural co
aún más sorprendente cuando los lombiana fue creada por los rendi
boyacenses, históricamente sumisos, mientos del café. Y sus miembros ex
aparecieron en la frontera cafetera presaban “aquella independencia
con dinero para adquirir sus propias interna, el sentimiento de autosuficien
tierras: cia individual" que se genera cuando
se llega a tener dinero.65
Llama poderosamente la atención el El café impulsó a los colonizado
modo como allí se transforma el bo-
res hada un contexto dominado tan
yacense. Llega encorvado, con la vis
ta baja, caminando al troteato y qui to por los mercados internacionales
tándose de para atrás el sombrero al como por una competenda individual
saludar. No es miseria, porque en el de dimensiones casi hobbeanas. El
desarrollo personal en este impetuoso des clientelistas que alguna vez per
contexto exigía un espectro de habi mitieron a las éütes políticas movili
lidades que no eran necesarias cuan zar ejércitos campesinos a voluntad.
' do Colombia tenía una economía de El profesor Anthony McFarlane po
subsistencia. Para tener éxito en este día escribir que
nuevo entorno era preciso ser indus-
’ntalldarttrioso, pragmático y, ante todo, racio [...] las exportaciones de café de
mostraron ser un [...] vehículo dura
nal —incluso calculador—. Estos nue
ble y efectivo para el crecimiento
vos hábitos m entales sólo podían económico y la estabilización políti
destruir un orden social autoritario, ca, y para la realización de ambicio
basado en verdades reveladas. Los nes frustradas durante el siglo xdc.“
cultivadores de café, interesados en
su propio progreso, cada vez tenían \forios científicos sociales han ob
menos necesidad de las antiguas re servado el vínculo entre la expansión
de los mercados y los cambios ocurri tos, la frontera colombiana era un lu
dos en las redes dientelistas. Encuen gar “secularizado y codidoso”, que
tran que es de especial importancia “elevó al dinero como el valor social
la manera como aparecen nuevos vín más apetecible”.” Este era d e rta m e n -^ ^ * 1
culos complejos, que luego se oponen te el mensaje de la novela naturalista
o induso llegan a reemplazar el sen de J. A. Osorio Lizarazo de 1935, La
cillo lazo patrón-diente de la época cosecha. Bajo el pretexto de describir
premodema.57Nieto Arteta le dio gran la frontera cafetera del norte de Toli
importancia a este fenómeno en su ma, describía a los colonos como per
ensayo de 1948. Estaba especialmen sonas codiciosas, sin ley, y muy dados
te impresionado por la manera como a los duelos a machete y a otro tipo de
la Federadón Nadonal de Cafeteros, desórdenes.711 Esto era predsamente
una asociación gremial creada en lo que entristeda y desalentaba al ar
1927, había debilitado la dependen zobispo de Medellín, Caycedo, lleván
cia que tenían los caficultores del Es dolo a exclamar, en una carta pasto
tado, y la manera como les había in ral de 1927, que “el ansia de ganar
culcado un mayor pragm atism o y dinero hace olvidar las leyes de la
radonalismo.6* justicia y del honor”.71
En la medida que el café trans La prosperidad cafetera no hizo
formó las actitudes e instituciones, que la posidón relativa de los ricos y
democratizó también la violencia en los pobres se modificara dram áti
la frontera. En épocas anteriores, los camente. Pero la nueva cultura ma
propietarios de la tierra y los especu terial adquirida con los ingresos del materia
ladores se habían salido con la suya café tenía, en sí misma, un efecto li
con los campesinos impotentes y des berador e individual izador. Las tien
articulados. Bsro una vez que el dine das de la zona cafetera se llenaron de
ro les confirió poder a estos, convir artículos nunca vistos en el campo. El
tiéndolos en agricultores, se mostraron más pobre de los campesinos podía
capaces y dispuestos a actuar, violen ahora comprar un nuevo machete con
tamente si era necesario, para promo una fúnda de cuero decorada, un nue
ver y proteger sus propios intereses. vo sombrero, una pistola o un caballo.
Según la mayor parte de los recuen Cada nueva adquisidón intensificaba
67 Véase, por ejemplo, John Duncan Powell, “Peasant Sodety and Clientelist Potiücs", American
Jbhácal Science Revmi, (64), jun., 1970. y Ronald P. Archer, "The Transition from Traditional
lo Broker Clientelism in Colombia: Pblitical Stability and Social Unrest”, ponencia pre
sentada en Latin American Studies Association, Miami, Florida, 1989.
68 L E . Nieto Arteta, Op. ciL, pp. 79-82.
69 M. Palacios, Estado y clases sociales m Colombia, Op. ciL, p. 195.
70 J. A. Osorio Lizarazo, La cosecha, Manizales, Arturo Zapata, 1935. Se trata de un recuento
novelado sobre la vereda de Santa Teresa, en el municipio de El Líbano, Tolima.
71 M. J. Caycedo, Op. cit., p. 275.
188 / La modernización en Colombia
74 M. Palacios, Estado y clases sociales en Colombia, Op. cit., p. 200. La referencia es a ñsscendi
dominici gregis, de Pío X difundida en 1907.
75 J. Posada Callejas, Op. áL, p. 335.
76 La fotografía puede verse en la descripción de toda una página de La Julia que aparece
en J. Posada Callejas, Op. cit., p. 335. Los Hermanos Piedrahita, de Manizales, ciudad
cercana a la hacienda de Jaramillo Walker, anunciaban la venia de textiles y de otras
finas mercancías importadas de Nueva York, París, Manchester, Liverpool, Londres,
Barcelona, Milán, Génova, Zurich, Ginebra y otras ciudades. Véase: J. Posada Callejas,
Op. cü„ p. 329.
190 / La modernización en Colombia
SO Germán Arcmiegaj et al, Proceso de ¡brides Carnaval y Nitro, Bogotá, "Patria", 1926.
81 Antonio Cacua Prada, Si vmtera Laurean®, Bogotá, Kelly, 1989, p- 33.
82 M t ,p .3 3 .
192 / La mdmttzación en Colombia
83 Nueve de los once hijos de Hurtado llegaron a la edad adulta. Dos murieron de tifo
cuando eran aún niños. Al igual que su contemporáneo. Mauro Fidel Suárez, Simón
Hurtado era el hijo natural de una madre humilde y de un padre prominente en la
región, de ascendencia aristocrática, don Vicente Hurtado.
84 Gustavo Arboleda, Diccítmmo biográfico y genealógico del antiguo departamento del Cauca, 2.‘ ed.,
Bogotá, Librería Horizontes, 1962, pp. 215-216; entrevista con Alvaro Gómez.
E l dintro llega a Colombia / 193
94 Alvaro Gómez recuerda que su padre le dijo alguna vez que los juegos de cartas consu-
tufan un pretexto para discusiones más serias» cara a cara, Las apuestas de juego en casa
de Gómez eran literalmente centavos, y nunca excedieron estas sumas. Entrevista con
Alvaro Gómez.
95 El Espéctaí&yr, 10 de diriemhre de 1921; 11 de septiembre de 1919.
E l dinero llega a Colombia / 197
96 Suárez sugiere, con iniciales, la identidad de las personas a las que cree responsables del
robo de! manuscrito de su “Sueño del judio errante”. Suíñaj de Lucimw Pulgar, vol. 2, 3.* ed„
Bogotá. librería Voluntad, 1940, pp. 218-219. El texto completo <Je Honores y deshonra fue
publicado en la secunda edición de Sueños, de 1927, vol. I, pp. 10-122. La demanda de
Suárez contra Gómez se suspendió luego por falta de pruebas. Copias anotadas de los
documentos relacionados con la demanda legal se encuentran en Suárez, Obras, vol. 2.
José Ortega Tornes, Horacio Bejarano Díaz y Guillermo Hernández de Alba, eds., Bogo
tá, Instituto Caro y Cuervo, 1958-19S4, pp. 1.143-1.158. contienen un testimonio sobre la
manera como probablemente llegó el manuscrito a manos de Gómez.
198 / La modernización en Calamina
Al dejar este país envióle saludo —es Prosiguiendo hacia Buenos Aires
cribió—. Hago votos bienestar perso desde Santiago, por tren, Gómez pre
nal distinguido ciudadano de cuya
sentó sus credenciales el 22 de mayo
probidad y rectitud espera grandes
bienes U República. Amigo. Lau
de 1923. Permaneció en este cargo
reano.1** hasta febrero de 1925. Una vez insta
lado como embajador, se dedicó a su
En un artículo publicado en El Grá trabajo con su característico entusias
fico, Lias Eduardo Nieto Caballero ob mo. Dedicó escuelas, organizó una re
servó que el viaje sería bueno para cepción de gala para la comunidad di
Gómez, a quien consideraba una per plomática, mejoró la biblioteca de la
sona "enfermizamente suspicaz", por embajada, viajó a ftraguay para la po
su manera de frustrar las mejores in sesión del nuevo presidente de aquel
tenciones de sus colegas con irónicos país, e incluso tuvo tiempo de com
apuntes sobre sus ocultos motivos. partir sus pensamientos acerca de la
Gómez "nos seduce con su talento y Liga de las Naciones con el ministro
energía’’, proseguía Nieto, quien espe de relaciones exteriores, Jorge Vélez.
raba que. durante su viaje, aquél re Atendía a los colombianos que visita
flexionara sobre las ironías de la vida, ban Argentina, en ocasiones lujo
{...] a fin de que Uegue a olvidarse de samente. Cuando el célebre novelista
la crueldad que de él se apodera cuan y polemista José María Vargas Vila
do en los arrebatos de la inspiración, pasó por la dudad, Gómez ofreció
en pleno trance, injuria con sus la un banquete en su honor. El escritor
bios la ábila [...]. se marchó complacido de Argentina,
Curado de aquel defecto, será po observando que “en Buenos Aires se
sible que Gómez regrese mejor pre me hicieron honores de pugilista”.110
parado "para asistir en la obra de Al parecer, el diplomático conserva
nuestra redención”,109 dor y el iconoclasta escritor se llevaron
bien. Poco después de conocer a Gó para cubrir sus gastos. Gómez le re
mez, Vainas Vila lo describió como un cordó a Vélez que, en caso de renun
parangón de virtudes y elocuencia, ciar, el gobierno estaba obligado, por
con una cabeza semejante a la de ley, a enviarle dos mil dólares de in
Dantón y “facciones como modeladas demnización. Vélez, a quien no le
por un escultor de la India, encarga agradaba Gómez, instruyó a sus subor
do de tallar el ídolo de una tribu en dinados para que le enviaran al em
el corazón de una encina sagrada”. bajador los mil dólares que pedía, y
De acuerdo con Vargas Vila, Gómez mil más para su pasaje de regreso a
había aparecido “como Jesús en el Colombia.1” El dinero fue remitido,
templo de los traficantes, sacudiendo pero al parecer la orden de regreso
su verbo como un fuete”. Sus palabras fue revocada, pues Gómez permane
fueron “el hacha que decapita el cri ció un año más en Argentina. Doce
men, a plena luz del s o r.111 Entretan meses después, el 2 de Febrero de
to, en Bogotá, Marco Fidel Suárez in 1925, Gómez envió de nuevo un tele
formaba a lo» lectores de El Nuevo Tiempo grama a Vélez. diciendo que consi
que el apellido Gómez "parece venir deraciones financieras exigían su re
de ‘Goma’, nombre propio gótico”.’1* nuncia inmediata.
Para 1924, Laureano Gómez ha La noticia del inminente regreso
bía comenzado a comprender que las de Gómez causó una ola de entusias
grandes empresas acarrean grandes mo en Colombia, especialmente cuan
costos financieros. En enero de aquel do se supo que le habían ofrecido y
año envió al ministro de relaciones había aceptado el cargo de alcalde
exterior», Jorge Vélez, una larga car mayor de Bogotá. Los residentes de la
ta en la que se quejaba del alto costo capital del país tenían razones espe
de la vida en Buenos Aires, de que su ciales para sentirse complacidos con
salario de mil dólares era doscientos la perspectiva de tener a este dinámi
dólares menos que el del embajador co y progresista ingeniero y político
anterior, de las extraordinarias cuen como alcalde. El amigo de Gómez, Al
tas médicas que lo habían obligado a fonso López Pumarejo, había nego
negociar un préstamo a corto plazo ciado recientemente un enorme em
con la familia de su esposa, de los tres préstito por seis millones de dólares,
mil dólares que debía pagar para el con Dillon Read Company, en Nueva
transporte de su esposa e hijos a Bue York. Este dinero, en manos de quien
nos Aires. Amenazó con renunciar a supiera usarlo, significaba que todas las
menos que le enviaran mil dólares mejoras municipales, necesitadas con
los esfuerzos realizados por los dos an alameda, que seguía el curso del río,
teriores ministros de Ospina, apresu se extendía por el centro de Bogotá
rando los proyectos correspondientes desde la avenida Tercera hasta la Es
a veintidós ferrocarriles y otros pro tación del Ferrocarril de la Sabana,
yectos de transpone para los que se cerca de veinte cuadras más lejos. La
habían asignado cerca de veinte mi obra exigió derribar varios edificios,
llones de dólares de la indemnización lo cual enojó a personas como Marco
estadounidense.IH El nuevo ministro Fidel Suárez quien, en su “Sueno de
obviamente tenía acceso a dineros pro la locura", culpó a Gómez por crear
venientes del préstam o de Dillon vanidosamente una “Quinta Avenida
Read, y también a otros fondos, pues colombiana”, por completo inapro
contrató miles de trabajadores para la piada para una ciudad de sólo ciento
realización de proyectos en Bogotá y cincuenta mil almas.121
en sus alrededores, así como en otros El nuevo ministro de obras públi
lugares del país. Al final de su ges cas de Ospina también amplió y ex
tión, a mediados de 1926, Bogotá y su tendió la carrera Catorce, desde el
entorno parecían una inmensa obra centro de la ciudad hasta Chapinero,
en construcción. Entre los proyectos dándole el nombre de avenida Cara
más sobresalientes se cuentan el es cas. Completó el edificio del Capito
trechamiento del espacio entre los rie lio y remodeló la Plaza de Bolívar,
les entre Bogotá y Facatativá, lo cual dotándola de fuentes luminosas y de
permitió viajar ininterrumpidamente un estacionamiento para autos, y me
entre la capital y el río Magdalena, y joró el trazado del tranvía. Remodeló
la terminación de la canalización y cu también el Parque del Centenario,
brimiento del rio San Francisco, pro ubicando allí una escultura que in
yectados desde hada largo tiempo. cluía la estatua neoclásica de Rober
En uno de sus típicos gestos de extra to Henao Buriticá, La Rebeca. Algunos
vagancia, Gómez combinó el proyecto la calificaron como una exaltación del
de canalización del río con la creación cuerpo humano; otros, ofendidos por
de una nueva avenida, construida so sus túrgidos senos y carnes desnudas,
bre el río cubierto, a la que llamó Ave la consideraron salaz.1® Los proyectos
nida Jiménez de Quesada. La amplia de obras públicas proliferaron a tal
122 Seis millones fueron utilizados para crear el Banco de La República y el Banco Agrícola
Hipotecario. Et resto del dinero fue dividido en dieciséis proyectos ferroviarios, dos cables
aéreos y cuatro proyectos fluviales y portuarios. J, Sánchez Camacho, Op. ctí., p. 176.
123 El Tiempo del l de septiembre de 1926 publicó una fotografía del presidente Ospina y de
sus ministros en la Estación del Sur, celebrando la llegada del primer tren directo desde
Girardot, Gómez aparece en el trasfondo, fumando y satisfecho de si mismo.
124 M. F, Suárez, S u c t o s , Op. ai., vol. 10, 3.a ed.. 1940. p. 358.
125 Carlos Uribe Cclis, Los años vemu en Colombia, ideología y culiwa, Bogotá, Aurora, 1985, pp. 123,
128, Otra notable obra de arte adquirida con dineros públicos fue el tríptico pintado por
Andrés Santamaría, utilizado para adornar la nueva Cámara de Representantes.
206 / La modernización en Colombia
131 Este debate se encuentra en L. Gómez, “El incidente Gómez-Casabianca", en: Obra
utiecia, Op. cii., vol. 1, pp. 398-403, y en El Tumpo, 20 de octubre de 1925.
208 / La modernización en Colombia
132 Parte del debate c<m Rengifo se encuentra también en L_ Gómez, Obras completas. Op. dt.,
vol, 4, Parte 1, pp. 330-348.
133 El Gráfico, 21 de noviembre de 1925.
154 El Nueva Tiempo, 17-24 de marzo de 1926; M. F. Suárez, “El sueño del purgatorio", Sueños,
vol. 12, 4.*ed., 1952, p. 51. '
135 El Tiempo, 3 de agosto de 1926; L G im e:, Obras cúmplelas, Op. cit,, vol, 4, Parte 1, pp, 349-363.
El dinero llega o Colombia / 209
que Rengifo y el senador liberal An de los muchos liberales que habían
tonio José Restrepo habían hecho en "arrastrado a su partido, como un
su ausencia. Los senadores confir mísero harapo, por el lodo de todas
maron su negativa a escucharlo e hi las infamias, de todas las corrupcio
cieron que la policía lo sacara del nes y de todos los servilismos”.,w En
recinto. En cuan to salió, Gómez se diri aquel momento alguien gritó: “Todos
gió al patio que separa el ala del Se los que estamos aquí somos liberales;
nado de la de la Cámara en el Capi ¡cuidado con el liberalismo!", a lo cual
tolio, pronunció un corto discurso y Gómez respondió que si bien reco
fue llevado a casa en hombros por sus nocía la grandeza y el prestigio de
seguidores.136 Allí se dirigió a ellos este partido, en aquel momento se en
desde el balcón. Varias horas después, contraba postrado gradas al “corrupto
la calle Décima estaba otra vez llena servilismo” de personas como Anto
de gente que gritaba: "¡Abajo Rengifo nio José Restrepo.159
y Restrepo; viva Laureano Gómez!”. Dos días más tarde, Carlos Arango
En su mayor parte eran estudiantes, Vélez se levantó de nuevo para deba-
jóvenes liberales que se llamaban a sí dr a Gómez en la Cámara. Sus obser
mismos Los Nuevos, cuyo vocero, Al vaciones son interesantes porque to
berto Lleras Camargo, pronunció un caron un tema que habría de seguir
corto discurso contra Rengifo, Res- a Laureano Gómez hasta la tumba y
trepo y el contralor nacional, Alfonso más allá de ella, y también porque
Balau, quien había rebajado el salario indican la naturaleza de las compo
de Gómez algunos meses antes.157Des nendas que se dieron entre la élite
pués de minutos de gran conmoción, política colombiana durante los años
vivas y peticiones de que hablara, del marchitamiento de la “vieja re
Gómez apareció en el balcón y pro pública” conservadora. Arango citó
nunció una hiriente perorata, centra primero la referencia que había he
da en Antonio José Restrepo, a quien cho Gómez a lo decadencia de Occidente,
acusó de carecer de principios mora de Oswald Spengler, obra a la que acu
les, y de quien dijo que era sólo uno só de ser fascista. El fascismo, sostuvo
136 Su residencia estaba situada a menos de una cuadra de allí, en la calle Décima, al frente
de la entrada del Pataje Rivas.
137 La rama ejecutiva le devolvió el dinero a Gómez.
138 L. Gómez, Obras completas, Op. cit., vol. 4, Parte 1, p. 370. El hijo de Gómez, Alvaro, quien por
entonces tenia nueve años, recuerda que él y iu hermana se escondieron debajo de una
cama cuando escucharon el ruido afuera. Entrevista con Alvaro Gómez.
139 Al día siguiente. Restrepo concedió una entrevista en la que defendió la sabiduría de no
haber permitido que Gómez se dirigiera al Senado. Anunció asimismo su retiro de la
vida pública. El Tiempo, 5 de agosto de 1926. Recuentos desfavorables a Gómez de los
acontecimientos que aquí se relatan pueden encontrarse en Navia Varón, Caudillo y
gobernante: doctor Ipruu:¡a Rengifo Borrero, Cali, Imprenta Departamental, 1964, pp. 83.88,
y en P. J. Navarro, Op. cit., pp.lfil-163
210 / La múdemizaain en Colombia
140 Gómez negó que él o Spengler fuesen fascistas, agregando que Vélez no debería presu
mir aJ comentar un libro que no habla leído.
141 El Tiempo, 6 de agosto de 1926. Los miembros del grupo elegante de Bogotá preferían su
nombre inglés a su equivalente español.
142 El Nuevo Tiempo, 10 de octubre de 1926, al dtar km informe publicado en limgutmlta Liberal,
Bucaramanga.
El dinero llega a Colombia / 211
146 Del informe de Misael Heleros, Hmguardia Literal, 4 de abril de 1927. La elegía se encuen
tra en L. Gómei, Obra.s computas, Op. di., rol.4. Parte l. pp, 372-373.
147 El Nuevo Tiempo, 5 de abril de 1927.
148 El Tiempo. 7 de marzo de 1927; El Nuevo Tiempo, 6 de manto de 1927.
149 El Tiempo, 26 de abril de 1927,
El dinero iltga a Colombia / 213
154 En la última pane de] pasaje aluden a la lh > p io l Oil Company, de propiedad estado
unidense. Ei Tiempo publicó su carta en lugar de bi editorial del 27 deseptiembre de 1927.
155 Ei Tiempo, I de octubre de 1927. Germán Arciniegas,quien entonces tenia veintisiete
años, dirigía a los estudiantes. Lleras Restrepo, quien contaba con diecinueve años,
representaba al Centro Departamental de Estudiantes de Cundinamarca. El ministro
de educación, Juan Vicente Huertas, amenazó con cerrar la universidad si se presenta
ban otros actos de violencia. Ardniegas manifestó su desilusión de que el gobierno utili
zara ia tuerza pública para impedir el ejercicio de la libre expresión. El Tiempo, 4 de
octubre de 1927.
156 AI final del mes. el decano de la Facultad, Pedro M. Carrefto, renunció a su caigo. Ei
Tiempo, 50 de octubre de 1927.
157 El Tiempo, 14 de octubre de 1927.
158 El Tiempo, 19 de octubre de 1927.
El dinero liega a Cdtmbia i 21 5
local por parte de jefes o caciques. Am su país. Tres meses después de publi
bas tradiciones, argumentó, habían car "El carácter del general Ospina”,
contribuido en gran parte a impedir Laureano Gómez habría de extender
que la república entrara en el cami su análisis del país y hacer revelado
no del progreso. El caciquismo y la res comentarios acerca de su propia
corrupción, unidos a la ausencia de fi posición filosófica.
guras ejemplares en la historia de Co Alfonso López Pumarejo le ofre
lombia eran, en su opinión, las prin ció un foro para presentar sus ideas
cipales causas de la “languidez y ei cuando, en abril de 1928, organizó una
carácter raquítico" de la nación. En serie de conferencias públicas sobre
la parte central d d ensayo, sostuvo que importantes temas de interés públi
Ospina había luchado efectivamente c o . A u n q u e se había pedido a Gó
contra los males gemelos del caciquis mez que hablara sobre el tema de las
mo y la corrupción, a la vez que había obras públicas durante el gobierno de
realizado una labor ejemplar en la mo Abadía Méndez, optó por presentar
dernización del país. En el ensayo, citó una versión ampliada del melancóli
al determinista ambiental Friedrich co escrito que había publicado cuatro
Ratzel (1844-1904), en cuyos escritos meses antes en la revista de Germán
se había basado para el discurso pro Arciniegas. En ese artículo desarro
nunciado en Bucaramanga un año an llaba el interrogante: “¿Cuáles son las
tes, y se referia asimismo al teórico características predom inantes de
Tilomas Carlyle, “un gran hombre". nuestra época en Colombia, cómo se
El ensayo incluía referencias al histo explican y cuáles son sus posibles con
riador estructuralisia Lucien Febvre secuencias?". Al desechar el tema de
(1878-1956), al teórico evolucionista las obras públicas, Gómez había adop
Henri Beer (1847-1926), al filósofo po tado una sabia decisión. Si hubiera cri
lítico y psicólogo evolucionista Walter ticado la administración de las mismas
Bagehot, al filósofo del “vitalismo”, bajo el gobierno de Abadía, sólo ha
Henri Bergson (1859-1941) y al poe bría repetido las críticas que tan re
ta n o rteam ericano del “trascen- cientemente había recibido él mismo.
dentaiismo”, Ralph Waldo Emerson. Gómez dictó su primera conferen
En un momento de cambios caleidos- cia en la tarde del 5 de junio. Esbozó
cópicos en Colombia, Gómez eviden primero el terreno quebrado y en su
temente se debatía por comprender mayor parte tropical de Colombia, pa
las implicaciones que tenían estos para sando luego a ofrecer una evaluación
166 Las conferencias se anunciaron mediante una carta del 28 de abril dirigida a Enrique
Santos y publicada en El Diario Nocional del cuaí Santos era director La serie de confe
rencias semanales se inició a comienzos de mayo y los boletos para los mejores puestos se
vendían a un precio costoso, $7,50. Los puestos de la galería para estudiantes costaban
cincuenta centavos. José Alejandro Bejarano inició la serie, con una conferencia sobre el
terna del divorcio. El TiemfM), 12 de mayo de 1928.
218 / l a modernización en Colombia
176 L Gómez, IjUenvganlts sobre ei progreso i t Coitmlrut, Op. cii., pp. 141-43.
177 Ibid.. p. 148.
178 Ibid.. pp. 150-151.
El dinero llega a Colombia / 2 2 1
1 Alberto Galindo, "La República Liberal", en: Plinio Mendoza Neira, ed.. El Ubtratisme en el
gobumo, vol. I* Bogotá, Pvag, 1946, p. 64.
2 Alberto Galindo nació en Neiva en 1920. Se hizo periodista y presentador de noticias, se
desempeñó como congresista en varias ocasiones, y militó en el Partido Liberal.
3 Julián Vargas Lesmes y Fabio Zambrano R, “Santa Fe y Bogotá: evolución histórica y
servicios públicos, I600-1957rt. en: Rtdro Saniana R., ed., Bogotá 450 años. Retos y realida
des, BOjjOlá, Servigraphics Ltda., 1988, p. 25.
224 / l/¡ modernización en Colombia
4 Ibid., p. 40.
5 Jorge i' Osterling, DtTTuicracy m Cjúmbvt CUenieksl RtLüci rmA Guerrilla Warjarr.. New B n m sw ick,
N. J, Transad ion Publishers, 1989, p. 9.
6 Alfonso Pauño, La prosperidad a debe, y la gran crisis, 1925-1935. Capitula dt historia económica de
Colombia, Bogotá, Banco de la República, 1981, p. 88; Germán Colmenares, “Ospina y
Abadía: la política en e) decenio de los veinte", en: Alvaro Tirado Mejia, Nueva historia de
Colombia, voL l, Bogotá, Planeta, 1989, p. 256. El Indice se refiere a 1923 como año base.
Akides Aiijuedas se quejó del costo de la vida en Bogotá en: “La danza de las sombras",
en: Luis Alberto Sánchez, ed.. Obras selectas, 2 vol»., México, Aguilar, 1959, p. 866.
El cambio sodal y el desafio a la autoridad tradicional / 225
7 Hernando Navia Varón, Caudillo y gobernante; doctor Ignacio Rmgifo Borren, Cali, Imprenta
Departamental. 1964, p. 150.
8 Este inddente se discute en Fernán González, Educación y Estada en la historia colombiana,
Bogotá, C1NEP, 1978, pp. 71-75; Renán Silva Olarte, “La educación en Colombia,
1880-1930”. en: Alvaro Tirado Mejía, ed„ Nueva historia de Colombia, vol. 4, Bogotá, Planeta,
1989, p. 85.
9 Las cifras del gobierno indican un 30% de analfabetismo en Colombia en 1930. Willíam
Paul Mdjrerrvey,/(r¡ Econormc Hístory ofColombia, 1Í45-I93Q, Nueva York, Cambridge University
Press, 1971, p. 234.
10 “Bien sabemos que no existen en Colombia los problemas de carácter económico y social
que hoy confronta el viejo mundo", escribió el abogado y político Mario Fernández de
Soto en 1925. M. Fernández de Soto, Ideología política, París, Excelsior, 1926, p. 11.
11 El viajero alemán Ernst Rothlisberger observó en 1929 que “el extranjero libre de prejui
cios y criado en contacto directo con gentes de todos los estratos sociales, suele estar en
mejor situación que los aristocráticos colombianos para comprender la suerte de los
pobres (...] y de la multitud de niños sin padre”. Citado en Carlos Martínez ed., Bogotá
reseñada por cronistas y inajeras ilustres, Bogotá, Lscala Ltda., 1978, p. 156.
12 Los disturbios en Bogotá de 1391, 1911 y 1919 se discuten en los capítulos I, 3, y 4, supra.
13 La historia de esta actividad se trata en David Lee Sowell, “The Earfy Latín American La
bor Movement: Artisans and Polines in Bogotá. Colombia, 1832-1919", disertación de
doctorado, University of Florida, 1986.
226 ¡L a modernización en Colombia
14 Estos desarrollos se presentan en Miguel llm iúa, Tht Demiopment of the Colombia* Labor
Movmenl, New Haven, Yale University Press, 1969, pp. 55-80,
E l cambio social f el cUsafio a la autoridad tradinoruú / 227
24 Ignacio Torro Giraldo cenia tremía y tr o años cuantió Marta Cano surgió como dirigen
te laborista. Publicó una biografía de su colega, María Cano, mujer rebelde, Bogotá, Publica
ciones de la Rosca, 1972.
Torres Gualdo fue ei director dd periódico La Himwudad, creado en abril de 1925, y que
lúe declarado órgano oficial de ía Confederación Obrera Nacional (CON) en julio de
aquel mismo año. La CON, de la cual Torres era secretario, estaba conformada por los
delegados comunistas al Segundo Congreso Obrero, que se reunió en Bogotá en julio de
1925. Reclutado a la fuera por el ejército colombiano algunos meses después. Torres fiie
instantáneamente dado de alta por difundir el mensaje socialista entre los otros reclutas.
Este episodio se discute en Mauricio Archila, “La Humanidad, el periódico obrero de los años
veinte", Boielin Cuiiurai y Btbüogrúfico, 12(3), Bogotá, Banco de la República. 1985, pp. 19-22.
25 La temprana actividad comunista en Colombia se discute en Medófilo Medina, Hatona del
fítrudo Comúntila de Colombia, Bogotá, Colombia Nueva, 1980, pp. 33-40, y en Medófilo
Medina, “Los terceros partidos en Colombia, 1900-1960", en: Alvaro Tirado Mejia, e d .
jNWíki kulona de Colombia, vol. 2, Bogotá. Planeta, 1989, pp. 263-294.
El camino social y el desafio a la autoridad tradicional / 2 31
'7 k '\
V
Figura 6.1 Ignacio Torres Glraldo, María Cano, Raúl Mahecha, de pie: Sofía López;
hacia 1926
que permitía el uso del ejército y de cinco casos.27Tropical Oil se negó con
la policía para disolverlas. Ávidos de firmeza a incrementar los salarios y a
capital extranjero, los gobiernos con mejorar las condiciones de trabajo.
servadores colombianos pretendían En octubre de 1924, las instalacio
demostrar a los inversionistas norte nes de Tropical Oil en Barranca ber
americanos que no tolerarían ningu meja se cenaron debido a una huelga
na amenaza a la inversión extranje oiganizada por el carismático activis
ra. El manejo que dio Pedro Nel ta sindical Raúl Eduardo Mahecha.
Ospina a la primera huelga de impor Los trabajadores exigían un incremen
tancia contra la "Ikipical Oil Company to salarial, junto con el cumplimien
ilustra lo anterior. to, por parte de la compañía, de un
Tropical Oil, una subsidiaria de acuerdo previo para mejorar las con
Standard Oil, de Nueva Jersey, co diciones sanitarias. La compañía se
menzó su producción en Colombia en negó a negociar, alegando que Mahe
1922, bajo un contrato negociado du cha no tenía derecho a organizar a
rante la administración de Marco los trabajadores de Tropical Oil, pues
fidel Suárez.” Los problemas labo no era uno de los empleados de la
rales se iniciaron casi de inmediato, compañía. El paro generó violencia,
cuando la compañía estableció una cuando los trabajadores atacaron y
escala salarial según la cual los co destruyeron propiedades de la com
lombianos recibían menos de la mi pañía y desfilaron por las calles, lle
tad del salario que ganaban los ex vando banderas rojas en las que es
tranjeros por hacer el mismo trabajo. taban inscritos tres ochos, indicando
Estos no sólo ganaban $3,50 pesos al las exigencias de una jornada laboral
día, mientras que los colombianos de ocho horas, ocho horas de des
ganaban $ 1,50, sino que recibían tam canso y ocho horas de educación.
bién vivienda y comida gratuitas. Las El gobierno actuó con celeridad
condiciones de salud eran aterrado para aplastar la huelga, a la que con
ras en la planta de Tropical Oil en sideraba subversiva además de ilegal.
Barran cabermeja, un lugar húmedo Mahecha fue encarcelado y se per
y propicio para la malaria a orillas mitió a Tropical Oil despedir a cerca
de río Magdalena, cerca de doscien del 45% de su fuerza laboral —más
tos kilómetros al norte de Honda. El de mil doscientas personas, a quie
40% de la fuerza de trabajo enfermó nes el gobierno gustosamente trans
durante 1923 y, al año siguiente, 1.023 portó fuera de la región.*8
de los 2.838 obreros contrajeron en A pesar de la militancia sindical
fermedades que resultaron fatales en durante la década del veinte, el hecho
26 Las negociaciones que precedieron la firma del contrato se discuten en Jorge Villegas,
fttróUa cdominarw, ganancia gringa, Bogotá, El Ancora, 1985, pp. 37-38.
27 M. Urrutia, Op. al., pp. 9$-94.
28 Ibtí., pp. 94-96.
El cambio social y el desafia a la autoridad tradicional / 233
era que en Colombia había poca in tas y, a comienzos de 1926, el partido
dustrialización y, por consiguiente, no postuló a los candidatos que habrían
había un verdadero proletariado. El de representarlo durante los dos pe
país era todavía rural y agrícola, lo ríodos presidenciales siguientes. Esto
cual significó que las personas a quie se hizo cuando el arzobispo Bernar
nes correspondió guiar los destinos de do Herrera Restrepo llamó a los dos
la nación d u ra n te este decenio, principales rivales por la presidencia,
Suárez, Ospina y Abadía Méndez, nun Miguel Abadía Méndez y Alfredo
ca se vieron seriamente amenazadas Vásquez Cobo a sus habitaciones pri
por los sindicatos o por revoluciona vadas, a principios de 1926. Cuando
rios sociales. Esto explica en parte la llegaron, los recibió el coadjutor del
timidez con la que los gobiernos con arzobispo, monseñor Ismael Perdo-
servadores persiguieron a los activis mo, quien les informó que “autori
tas laborales. Había, ciertamente, un dades superiores" habían decidido
acoso constante a las personas relacio que Abadía debía desempeñarse como
nadas con este movimiento, encarce presidente durante el período com
lamientos preventivos y otras violacio prendido entre 1926 y 1930, y que
nes sem ejantes de las garantías Vásquez Cobo debía sucederlo en
constitucionales.” Pfcro las acciones 1930. Así se seleccionaron los candi
del gobierno contra Torres Giraldo, datos presidenciales durante las pri
Eduardo Mahecha y otras personas meras década; del siglo xx. Cuando
como ellos dieron, como lo recordaba se filtraron las noticias acerca de la
alguien, “letárgicas e incruentas".30 reunión, los bogotanos observaron
A mediados de la década, los con irónicamente que el formidable ge
servadores no tenían razones para neral Vásquez, cuyo apodo era El león
pensar que su largo predominio so del Valle, había sido domesticado por
bre los asuntos nacionales estaba el arzobispo, quien lo había conver
próximo a su Fin, Una serie de re tido en un león de circo.51
uniones realizadas en 1925 tuvieron En el fracaso de Vásquez Cobo
como resultado la concreción del sue para obtener la nominación presiden
ño de Marco Ftdel Suárez de unir al cial de su partido en 1926 había más
Partido Conservador, principalmen que una simple decisión adoptada por
te según las orientaciones nacionalis la cabeza de la Iglesia en Colombia.
29 Gilberto Zapata Isaza, ftUrtcws o asesinos; 50 años de cruda historia, Medeüin, tu l Tbrina, 1969,
p. 50, describe el escandaloso tratamiento de que fue objeto uno de sus parientes, Emilio
Zapata, a quien se le encontró literatura comunista en su biblioteca personal,
SO Miguel Zapata, ¿a imíraaiu/. MiguelAngd Builes:el hombre, ti obispo, ti caudillo. Medellín, Beta,
1973, p .Ü 7 .
31 Vásquez era oriundo de Cali. Durante buena pane de la década del veinte dirigió el
Ferrocarril del fttdfico, el cual conectaba la capital de VilUe con el puerto de Buenaven
tura en el Pacifico.
234 / ia modernización en Colombia
32 Mientras que el Consejo de Estado falló inidalmente a favor de los partidarios de Aba
día, luego se retractó. Todo esto ocurrió antes de la “detención** de los delegados de
Vásquez Cobo. El mejor resumen de este incidente se encuentra en ftdro Juan Navarro,
Ei parlanenio m pijama, Bogotá, Mundo al Día, 1935, pp, 188-189, Véase también Rafael
Serrano. En aquella ciudad, Bogotá, Tercer Mundo, 1981, pp. 161-162.
33 Esta acusación se le formuló tanto en el momento en que se hicieron los empréstitos
como recientemente en Paul Díale, The Money Doctor, Duriiam, Carolina del Norte, Duke
University Press. 1989, pp. 53 y ss.
34 Junio con et aumento salarial, los trabajadores pedían una jornada laboral de ocho
horas, los domingos libres y remunerados y escuelas para los empleados. A Ignacio Torres
Giraldo, quien organizó y dirigió la huelga, le impresionó el manejo diplomático que hizo
Vásquez Cobo de las negociaciones. Véase Ignacio Torres Giraldo, Las mconfomes, faltona de
ia Ttheidia de las masas en (Mimbúí, vol. 3, Bogotá. Latina, 1978, pp. 829-836.
El cambio socialy el desafio a la autoridad tradicional / 235
37 Tuvo el cuidado, sin embargo, de exceptuar a El Nuevo Tiempo de sus acusaciones. Véase:
Miguel Abadía Méndez, Discurro del doctor Miguel Abadía Méndez al recibírse amo miembro dt mantro
en ¡a seaón solemne del 6 de agosto de 1919, Bogotá, Imprenta La Luz, 1919, p. 34.
38 Una elogiosa biografía de Rengifo es la de H. Navia Virón, Op. di.
39 El Decreto 707 le permitía a la polida encarcelar a cualquier persona sospechosa de
subversión.
40 M. Umitia, Op. cit., pp. 96-98, discute la huelga.
El cambio social y el desafio a la autoridad tradicional / 237
cumplieron sus órdenes con tal celo bierno para la aprobación de lo que
que encarcelaron a los dirigentes d d llegó a ser conocido como la Ley he
PSR en cuanto comenzó la reunión. roica llenó los diarios colombianos
Así, los miembros de la recientemen desde febrero de 1928 hasta octubre
te nombrada dirección del partido se del mismo año, cuando finalmente
vieron obligados a adelantar sus asun fue aprobada en el Congreso. Ignacio
tos tuitivamente, mientras sus compa Rengifo lideró este esfuerzo, aigumen-
ñeros distraían a sus carceleros con tando acaloradamente que tal legisla
ruidosos juegos de cartas.M ción era indispensable para detener
Una consecuencia importante de una revuelta comunista inminente.
la convención de La Dorada fue la Rengifo sostuvo que los comunistas es
formación de un subcomité del Par taban a punto de someter al país a
tido Social Revolucionario, conocido “una conflagración social de pavoro
como el Consejo Central Conspirati- sas dimensiones ”.‘s Los liberales, y un
vo (CCC). Este organism o estaba considerable número de conservado
encargado de planear el derroca res, atacaron la propuesta, calificán
miento del gobierno mediante suble dola de arbitraria y dictatorial. Ad
vaciones populares coordinadas. Los virtieron que, de ser aprobada, la ley
liberales vinculados a la facción mili tendría consecuencias más calamito
tarista de este partido, siendo el ge sas que aquellas que pretendía impe
neral Leandro Cuberos Niño el prin dir. El representante conservador José
cipal entre ellos, participaron también Antonio Hoyos advirtió que “por huir
en el trabajo del CCC. Para comien del bolchevismo no podemos caer en
zos de 1928, los miembros del grupo un fascismo de la peor especie”.14
fabricaron bombas para utilizarlas en La Ley heroica fue aprobada el 30
el derrocamiento del odiado régimen de octubre de 1928, pero no sin que
conservador. Al mismo tiempo, diri antes uno de los representantes libe
gentes conservadores como Antonio rales suscitara el debate sobre los mi
José Uribe e Ignacio Rengifo pedían les de trabajadores empleados por la
una nueva legislación que les permi United Fruit Company, que violaba
tiera actuar libremente en contra de constante mente la ley laboral colom
los disidentes, sin tomar en cuenta las biana. ¿Qué sucedería si estos emplea
protecciones a los derechos civiles dos se cansaran de esperar que el go
consagradas en la Constitución. bierno acudiera en su ayuda?, se
El debate sobre el plan del go preguntó uno de los representantes:
44 L Torro Giraldo, Los mcmfotnes, Op. áL, vol. 4, pp. 886-891. Miembros de esta Dirección
fueron Torrea Giraldo, Tomás Uribe Márquez, Pedro Narváez, Urbano Thijillo y María
Cano.
45 Germán Colmenares, Ricarda Rmdán, una fiienls para la tetona de la optraón pública, Bogotá,
Fondo Cultural Cafetero, 1984, p. 263.
46 Jorge Orlando Meló, Solm historia y política, Bogotá. La Carreta, 1979, p. 146.
El cambio ¡oaal y el desafío a la autoridad tradicional i 239
¿Se dirá, cuando ¡os trabajadores re derecho de desacatar todas las leyes
damen sus derechos, cansados de es laborales colombianas, fóra 1928, la
perar, que se inida un movimiento situación de los trabajadores de las
comunista, y enviará sus tropas a
bananeras se había hecho insoporta
debelarlo d señor Rengifo?.”
ble, y habían decidido hacer una huel
La pregunta del representante en ga a menos que la compañía mejora
contraría respuesta a los pocos días. ra las condiciones de trabajo.48 La
Una semana después de aproba compañía se rehusó a negociar y, en
da la Ley heroica, la cual, en efecto, de tre el 12 de noviembre y el 6 de di
claraba ilegales organizaciones como ciembre, la zona bananera se paralizó.
el Partido Social Revolucionario, es El momento de la huelga no hu
talló un problema laboral en la zona biera podido ser peor. El año anterior,
costera del Caribe, en Santa Marta, miembros del Partido Social Revolu
donde la United Fruit Company tenía cionario y del CCC habían almacena
enormes plantaciones con cerca de do febrilmente municiones para utili
veinticinco mil trabajadores. Favore zarlas en la inminente sublevación.
cida por una sucesión de gobiernos Para abril de 1928, existía un plan
nacionales y departamentales ansiosos según el cual los miembros del CCC
por obtener inversión extranjera, la declararían una huelga general y rea
compañía estadounidense había ope lizarían acciones militares coordina
rado en su enclave costero de manera das contra el gobierno. Los revolucio
que recibía óptimas utilidades. Desde narios tenían tal fe romántica en el
1925, United Fruit se había beneficia carácter inevitable del levantamiento
do de una disposición del Ministerio del proletariado, que hablaban ince
de Industria, según la cual, dado que sante y abiertamente acerca del nue
los cosechadores de banano trabaja vo orden inminente, A comienzos de
ban con base en contratos individua 1928, Leonilde Riafio, la Flor Roja de
les, técnicamente no eran empleados Cundinamarca, advirtió a las mujeres
de la compañía. Esta disposición era colombianas que se prepararan para
absurda en todos los sentidos de la pa marchar al lado de sus hombres “en
labra, pero confería a United Fruit el la revolución que se aproxima”.49
47 fttf., p. 151.
48 Mucho se ha escrito sobre la huelga bananera en Santa Marta y sobre su trágico desen
lace. Un buen recuento histórico es el presentado por Catherine LeGrand, “El conflicto
de las bananeras", en: Alvaro Tirado Mejía, ed., Nueva Aislará de Colombia, vol. 3, Bogotá,
Planeta, 1989, pp. 185-218.
49 Dorio Nocional, 23 de febrero de 1928. “Las mentes de los del CCC estaban llenas de
ilusiones!", escribió I. Torres Giraldo, creo que es la única suya citada ya Los mamformts, Ofi.
ai., vol. 4, p. 75. Los afiliados al CCC provenían de tres grupos. La mayoría eran socialis
tas como Torres Giraldo y Tbraás Uribe Márquez, y inirco-lindkaliltai como Raúl Eduardo
Mahecha. Los liberales también estaban representados. Cuberos Ni’fto y Felipe Lleras
Camargo eran los más conocidos de ellos.
240 / La modemimnán en Colombia
50 I. Torres Giraldo y María Cano habían estado organizando a los trabajadores justo antes
de la visita de Montalvo.
51 Durante mayo de 1928, El Timpo publicó una serie de caricaturas de Rendón sobre este
tema. El 21 de mayo, el editorial de ese diano afirmó que María Cano. Tbrres Giraldo "y
otras dos docenas de agitadores" no representaban una amenaza para la paz en Colom
bia. En esa misma edición, aparecía una Jarga carta de Laureano Gómez dirigida al
congresista conservador Insignares Piñeres, donde Gómez argumentaba que los conser
vadores oo debían aprobar la “Ley heroica”, a Ja que consideraba cotno una restricción
inconstitucional de los derechos civiles.
52 C. LeGrand, Op. cii., p, 206.
El cambio social y el desafio a la autondad tradicional i 241
53 Los estimativos de las víctima! varían enormemente. Loj registros oficiales, donde se
informó únicamente de los disparos en Ciénaga, contaban ocho muertos y veinte heri
dos. Otros dicen que muchos miles de trabajadores fueron masacrados. Observadores
menos apasionados, como el embajador de Estados Unidos en Bogotá, reportaron que
cientos, quizá mjl personas hablan muerto. Este estimativo es confirmado por el dirigen
te socialista Julio Cuadros Caldas, uno de los testigos presenciales, citado en H. Navia
Varón, Op. cit., pp. 316-317. Cuadros dijo que mil personas habían muerto, entre ellas
mujeres y niños; tres mil hablan sido heridas y quinientas encarceladas.
242 / La modemÚMÜn m Colombia
54 Citado en Terrcnce Burra Henean, “The Liberáis conte to IVuwer. ft>r debajo de la ruana:
A Study of Enrique Olaya Herrera Administración, 1930-1954“, disertación de doctora
do, Gainesville, Florida, \ánderbilt University, 1985, p. 42. Uribe señaló también que los
socialistas Rieron los primen» en huir una vez que comenzó la violencia. I. Torres Giraldo,
Los mam/órws, Op, cit, vol. 4, p- 135, describe la huida de Mahecha, la suya propia y la de
otros. Alberto Castrillón, quien no conocía b región, fue capturado, sometido i un juicio
militar y condenado a veinticuatro años de prisión, de los cuales estuvo preso menos de
un alta. Un año después de la masacre de la zona bananera, se presentó como candidato
presidencial por el Partido Social Revolucionario. La trascripción de su juicio se encuen
tra en Cunto vtmU Sos bajo el tenor miitar, Bogotá, lUpac-Atnarú, 1974.
55 0 Tunxpa, 1 de enero de 1929.
56 La caricatura estí reproducida en Germán Colmenares, Ricarda Rendón, une juenlt para la
historia di la opmón pública, Op a l, p. 260
El camino social y el desafio a ¡a autoridad tradicional / 243
57 La legislación, que declaraba la soberanía nacional sobre las reservas petroleras, habla
llevado al Wall Street Journal, a comienzos de 1928, a publicar un editorial donde dería que
“Colombia muestra signos de indinarse hada los mismos puntos de vista radicales que han
arruinado a México y a Rusia". Citado en Germán Colmenares, Ricardo Rertdón, una ¡vente
fara la halona dt la opimón pública, Op. cit., p. 206.
58 Carlos Esteban Pisada fosada, “La gran crisis en Colombia: d periodo 1928-1933”, en:
Alvaro Tirado Mejfa, e d , Nueva fusiona de Colombia, vol. 5, Bogotá, Planeta, 2989, p. 31.
Para 1931, habían perdido el 50% de su valor. Y para fines de 1932 el 82%.
59 T. B. Horgan, Op. cii., p. 22. En aqud momento se inauguró en Bogotá el primer “rascacie
los" colombiano, d Hotel Estación, ai frente de la Estadón de Ferrocarriles de la Sabana.
De ocho pisos, fue d primer ediiido en d que se utilizó concreto armado en Colombia. El
historiador de la arquitectura Germán Téllez, en “La arquitectura y d urbanismo en la
época actual", en: Jaime Jaramillo Uribe, ed., Manual de historia de Colombia, vol. 3, Bogotá,
Instituto Colombiano de Cultura, 19S0, ata el proyecto como un ejemplo del retraso
tecnológico en Colombia. El concreto armado, usado por primera vez en Europa antes del
siglo xix, fue una “innovación sensacional” a comienzos dd siglo xx en Colombia.
60 Su editorial dd 15 de enero de 1919 llevaba por título “En presencia de la crisis”. Véase
Eduardo Santos, Obras selectas, Bogotá, Imprenta Nacional, 1982, pp. 390-391.
244 / La modernización en Colombia
72 Eduardo M ühtdu estaba en d exilio; Tomá» Uribe Márquez en prisión, sirviendo una
condena d e treinta m e m "por fabricación y posesión de explosivos con propósitos
subversivos' Uribe habla sido am suido de nuevo en junio, cuando se k>descubrió fabri
cando bombas en Bogotá. Torres Giraldo estaba a punto de salir de la cá n d Cuando lo
hizo, regresó a la zona bananera, donde fue detenido de nuevo y deportado. Viajó
entonces a h Unión Soviética, donde pasó casi dnco artos I. Torres Giraldo, Las mamformes.
Op- á i, vol 4, p. 990.
73 Artos después d Panicio Comunista Colombiano, que sucedió al Partido Sodal Revohido-
nario en la dénda d d treinta, criticó a Torres Giraldo y a sus compañeros por promover
“una tendencia profundamente equivocada' y por seguir 'una confusa meada de reivin
dicaciones sociales y tendencias putehijtas' Partido Cununisu de Colombia, Tremía años
de lucha dd partido comxmuia en Cobmbta, Bogotá, Paz y Socialismo, 1960, p. I l.lk n idealistas
eran los bolchevistas colombianos que reformularon los ritos religiosos tradicionales En d
caso dd bautismo, por ejemplo, ingresaban a Un niños a su sociedad "en d Santo Nombre
de la Humanidad Oprimida y en honor de la Hermandad Universal'. Gonzalo Sánchez.
Los bolcheviques de El Líbano (Tolima), Bogotá, Ecoe Edictooes, 1976, p. 79.
74 Unas pocas personas murieron en d ataque. Narváez fue arrestado y encarcelado por
un tiempo. Un recuento excelente d d levantamiento de El Líbano es Gonzalo Sánchez,
Los bolcheviques. Una colección de las munidones caseras de Narváez y sus seguidores
puede verse en James D. Henderson, Cuando Colombia se desangró, Op. £&, p. 93.
248 / La modernización en Colombia
78 Incluían a Alberto y Felipe Lleras Camargo, Jorge El (éter Gaitán, Jorge Zalamea, León de
Greiff, Rafael Maya, Francisco y José Umaña BemaL Luis Tejada, Motsés Prieto. José Mar,
Juan Lozano, Gabriel Turbay, Joaquín Ftdalgo Hermida, Elíseo Arango, José Camacho
Carreño, Primitivo Crespo, José Enrique Gavina, Luis Vidales, Abel Botero y C. A Tapia.
79 Los pasajes citados pertenecen al prim a número de ios Nuevas, publicado el 6 de junio
de 1925, y que dejó de publicarse al final de aquel mismo año. Están incluidos en Jorge
Zalamea, Literatura, ¡mlíUca y arle, Bogotá, Instituto Colombiano de Cultura. 1978.
80 J. Zalamea, Op. cit., p. 595.
250 / La modernización en Colombia
81 Lo hizo en un cdjtonaJ de Ei 71empo del 19 de julio de 1925. Véase: E. Santos, Op. ál., vol. 1,
pp. 470471.
82 Alfonso López Pumarejo, Obras selectos, vol. 1, Bogotá, Jorge Mario Eastman, comp., Retina,
1978-1980. pp. 49-53.
83 Armando Solano, /totpa, n» pueble, y otm ensayos, Bogotá, Banco de la República, 1983,
pp. 317-318. Solano se habla dedicado a la política activa durante veinte años. En 1905,
había fundada una publicación llamada Revista Nueva. En 1923 hizo un llamado a los
liberales para que suscribieran el socialismo. Véase: Gerardo Molina, Las ideas liberaUs mi
Colombia, ¡915-1934, Bogotá, Tercer Mundo, 1974, pp, 132-133.
84 Armando Solano, Glosas y ensayos, 1923-1945, Bogotá, Colcultura, 1982, p. 329.
El cambio social j el dtsafic ala autoridad tradicional / 251
89 Alfonso Lópe2 Micheben, Los últimas días de Lápez, y cartas bilmas de tres campañas políticas 11929
1940-1958), Bogoti, Mito, 1961, pp. 95-96.
90 A. Patino, Op. til, pp. 248-249,
El cambio social y el dtsajio a la autoridad tradicional / 253
91 A comienzos del año, ftdro [osé Berrfo, el cacique conservador del oriente antioqueño. le
había dicho a Eduardo Santos que Olaya Herrera sería el mejor candidato presidencial.
Gahns Galvis, Mononas de un pattba) centenansía, vol.l, Bucaramanga. s. e„ 1975, p. 212.
92 Una discusión de la intensa actividad política que tuvo lugar durante la agitada campa
ña de Olaya, de enero 17 a febrero 8 de 1930, se encuentra en Alfonso Rumazo G.,
Enntpu Olaya Herrera, Santiago de Chile, Zigzag, 1940, pp. 109-144; Gustavo Humberto
Rodríguez, Otaya Herrera, político, tstadista y caudillo, Bogotá, ImpTenla Nacional, 1979,
pp. 145-153; C. E. Re«li-po, Op. cit., vol. 2, pp. 510-613; T. B. Horgan, Op. cit., pp. 121-159.
93 Los acontecimientos que precedieron al cambio de posición de EVrrrlorrKl se discuten en
J. Restrepo Risada, Op. cit., pp. 63-79.
254 / La modernización en Colombia
desobedecieron las órdenes de Per- nación pacífica del poder que se daba
domo. Recordaban la alianza poco allí era una feliz aberración en la épo
santa que é l había hecho con los libera ca de la depresión en América Lati
les en 1918, su pasado bohemio y el na, región donde los golpes de Esta
hecho bien conocido de que V^encia do y las dictaduras militares eran la
era un mujeriego, cuyos hijos ilegíti regla. Cuando inidó su período de cua
mos presuntamente llegaban a más de tro años, Olaya Herrera gozaba de re-
doscientos. Las muestras de piedad tadones extraordinariamente buenas
de VWencta en el transcurso de su cam con el Partido Conservador, lo cual le
paña no los a b lan d aron ni convencie permitió atender con eficiencia los
ron. ft>r consiguiente, muchos sacerdo problemas económicos generados por
tes ordenaron a sus parroquianos que la contracdón económica mundial de
continuaran apoyando a Vásquez Cobo. comienzos de la década del treinta.
El día de las elecciones, Enrique Sólo los estallidos de violencia política
Olaya Herrera ganó por una gran ma nublaron un horizonte administrativo
yoría en unas elecciones en las que soleado. Itero incluso en este aspecto,
se dividió el voto conservador. Olaya Olaya tuvo suerte. La violenaa, que
obtuvo 396.934 votos; Valencia, fue especialmente grave durante sus
240.360 y Vásquez Cobo, 213.583. Al primeros dos años de gobierno, tuvo
berto Castrillón, el candidato del Par lugar en una parte distante del país y
tido Sodal Revolucionario, obtuvo 577 no amenazó seriamente la estabilidad
votos. El 10 de febrero, al día siguien nadonal.
te de la elección, se lanzaron piedras fije afortunado que Olaya Herrera
a la residencia presidencial y a la casa dispusiera de un gran apoyo conser
de campo de Abadía. No se supo si vador entre 1930 y 1932, pues hie esta
habían sido lanzadas por liberales o la época cuando la Gran depresión
por conservadores.94 afectó más gravemente a Colombia.
El colapso del comercio mundial tuvo
un efecto inmediato y devastador so
Olaya Herrera y la Gran bre las finanzas del país. La mayor
depresión parte de los ingresos del gobierno pro
venían de recaudos de aduana, los
La elección de Enrique Olaya Herre cuales cayeron drásticamente después
ra en 1930 le indicó a muchos que la de 1929, cuando produjeron setenta
República de Colombia había llega y cinco millones de pesos. Tales in
do a la mayoría de edad.* I a alter gresos bajaron casi 30% en 1931, a 54
94 Luis Eduardo Nieto Caballero, Escritos escogidos, vol. 1, Luis C. Adames Santos, comp.,
Bogotá, Banco Popular, 1984, pp. 198, 255.
95 Esta fue la opinión de das de los historiadores más respetados del país, Jesús María
llenan y Geranio Anubla, en A Hisiory cf Colombia, traducido y editado por J. Fred Rippy.
Chapeí HiU, University of North Carolina Press, 1938, p. 543.
El cambio social y el desafio a Io autoridad tradicional 1 255
115 Estas ochocientas cuatro comunidades eran designadas como "cabeceras" o pueblos
principales, sedes del gobierno de la unidad básica de la administración política colom
biana, el municipio. Un Concejo Municipal, elegido popularmente, compartía los debe
res administrativos con el alcalde.
116 Rafael Azula Barrera, De la motuaón al arden nuevo, Bogotá. Kelly, 1956. p. 23.
117 Mano Latorre Rueda, “1930-193-1. Olaya Herrera; un nuevo régimen", en: Alvaro Tira
do Mejía, ed., Nutoo historia de Colombia, voL 1. Bogotá, Planeta, 1989, p 283. Algunos
sabían que por aquella época Olaya se encontraba gravemente eníermo.
El cambio social yel desafío a la autoridad tradicional / 261
119 EitaJ Constituciones aparecen en Miguel Amonio Pombo y José Joaquín Guerra, eds.,
Comátuaona de Colombia, voL 4, Bogotá, Biblioteca ftjfxilar de Cultura Colombiana, Im
prenta Nacional, 1951, pp. 125-159.
El cambio social y el desafio a la autoridad tradicional / 263
120 El importante señalar que el liberalismo de fines del siglo en América Latina fue una
versión “conjervatizada” de esta ideología. El proceso mediante el cual se dio esta meta
morfosis se discute en Charles Hale, “Mítica! and Social Ideas, 1870-1930". en: Leslie
Bethell, ed., Tht Cambridge History of Latm America, vol. 4, Nueva York, Cambridge University
Press, 1986, y en d libro del mismo autor, Tht Transfvmatúin of Liberalim m Late \'meU*rUh
Cmturi México, Princenton, Princeton University Press, 1989.
121 Luis López de Mesa, EsmitowsocMlógMitlakuiocacoímlxma, 2.*etL, Bogotá, ABC, 1955, p. 72.
264 / La modernización en Colombia
122 Orlando Fíis Borda. La subversión en Coltmibia, Vvüm del cambio social en lo historia, Bogotá,
Tercer Mando, 1967» p. 185.
123 Véase Paul Oquist, "Las elecciones presidenciales» 1930-1970", BoUtin Mensual de Estadística,
{268-289), 1973. pp. 63-334.
El cambio social y el desafio a la autoridad tradicional / 265
124 Dos bijtonas de El Líbano pueden encontrarse en Eduardo Santa, Arrieros y fundadores.
Aspecto de ia colonización anhoqueña. Bogotá, Cosmos, I9 6l,y en James D. Henderson, Cuando
Colombia se des¿mgró, Op. cii,, pp. \ 91-225-
266 / La modemuación en Calamina
125 Mis detalles sobre La Yuca y sus orígenes pueden encontrarte en Jame» D, Henderson.
Ibid., pp. 191. 297-S02.
126 Estos incidentes se describen en mayor detalle en Ibid., pp. 208-209.
127 T. B. Morgan. Op. áL, pp. 226 y si., discute la ruptura de las redes de patronazgo después
de 1930 en el contexto de la política boyaesue. Quizás la mejor presentación acerca de k>J
gamonales y caciques en Colombia sea la de Makxilm Deas, “Algunas notas sobre la historia
d d caciquismo en Colombia". Revista dt Habría, 2(1), Bogotá, mayo, 1974, pp. 29-44.
El cambio sodal y el desafio a la autoridad tradicional / 267
130 Los nombramientos de Olaya se discuten en T B. Horgan, Op. cit , pp. 216-224,
131 K. Gómez Picón, Op. cií-, p. 18.
El cambio social y ti desafio a ¡a autoridad tradicional / 269
132 Pira más detalles sobre Daniel Jordán, véase C. Abel, Op. cit, pp. 218-220.
133 Los liberales y los conservadores habían dividido la votación de 1930 en estos dos pueblos.
La gran votadón conservadora en ellos habla sido el resultado de un fraude electoral. Los
votos municipales en las elecciones presidenciales entre 1930 y 1970 pueden encontrarse
en el excelente trabajo de S Oquist, Op. cit., pp. 65-334.
134 Los nombramientos municipales de Galvis aparecen en sus Memorias, Op. cit., vol. 1,
pp. 231-234. Según T B. Hoigan, Op. cu., pp. 345-246, Garda Rovira era una fortaleza de
los militantes liberales.
270 / La mcdemiiación en Colombia
135 Manuel Serrano Blanco, Las vtAas iiel odu, Bucaramanga, Imprenta Departamental,
1949, p. 16.
1 f.i Tiempo, 31 de diciembre de 1930; Germán Guzmán Campos, Orlando Fals Borda y
Eduardo Umaña Luna, La violencia m Colombia. f-tWia de un proceso loatü, vol. I, Bogotá,
Tercer Mundo, 1962, p. 23.
137 El Espectador del 29 de diciembre reportó 16 muertos y 50 heridos.
138 Los detalles sobre el incidente de Capitanejo del 29 de didembre de 1930 son tomados
de A. Galvis Galvij, Op. cit., vol. 1, pp. 244-296; T. B. Horgan, Op. cit., pp. 245 y ss.; G.
Guzmin, O. Fals Borda y E. Umafta, Op. cü , vol, 1, p. 23; M. Latorre Rueda, Op. cii., p. 288;
Paul Oquist, Violmaa, conflicto y política en Colombia, Bogotá, Banco ftipular, 1978, pp. 197-198;
El cambio soáalytl desafío a la autoridad tradicional / 271
143 T B. Hoigan, Op. cü., p. 440, escribe que Olaya también temía que el disidente libera]
Carlos Arango Véle2 pudiera utilizar los disturbios como pretexto p an dar un golpe de
Estado.
144 Darlo Betancourt E., "De los ‘pájaros' a las cuadrillas liberales del norte del V ílle ”,
manuscrito inédito, ponencia presentada en el Quinto Congreso de Historia de Colom
bia, Armenia, 1985, p. 2.
145 Citado en T. B. Horgan, Op, c ü . p. 250.
146 Informes sobre los incidentes más espectaculares pueden encontrarse en El Espectador. 30
de junio de 1931: 29 de marzo, 17 de mayo y l de julio de 1932. Véase también El
lam po, 10 de diciembre de 1931.
El cambia social y ei dtsafío a la autoridad tradicional / 273
actuó como una descarga eléctrica so la pane agraviada era conservadora,
bre los colombianos, quienes se unie no tenia recursos legales en lugares
ron contra el invasor.1wTkmbién sacó como Santander, donde el gobierno
a muchos jóvenes de las zonas de con civil estaba controládopor fuerzas hos
flicto al reclutarlos en el ejército. Fi tiles. Entre 1930 y 1932, cerca de dos
nalmente, la razón de ser política de mil miembros conservadores de la po
la violencia se desvaneció con la con licía fueron despedidos y reemplaza
solidación de los liberales en el po dos por liberales. En Boyacá, los con
der. Estos obtuvieron mayorías en las servadores denunciaron que la
asambleas departam entales y en la polida departamental estaba al man
Cámara de Representantes en 1933. do de Plinio Mendoza Neira, el diri
Superaron con facilidad a los conser gente liberal del departamento.15*
vadores en Santander, donde el ejér A comienzos de 1934, el dirigente
cito y la policía vigilaron de cerca los liberal Luis Eduardo Nieto Caballe
lugares de conflicto potencial y don ro manifestó su indignación por la
de había una fuerte abstención con manera como sus copartidarios en
servadora. La consecuencia efectiva Santander se habían confabulado con
de ello fue que, para 1933, los con un juez local para apoderarse de
servadores de Santander fueron ex valiosas haciendas cafeteras a través de
cluidos de las corporaciones políti la manipulación de los impuestos
cas.151 prediales. Nieto Caballero se refirió a
Uno de los aspectos externos más este hecho como “el robo, organizado
curiosos de la pérdida de los derechos de manera legal, la persecución siste
civiles de los conservadores en San mática, la reaparición del sentimien
tander fue que se denunciaron pocos to cruel condensado en la frase ‘odio
de los hechos ilegales cometidos y al godo’”.lM
que los testigos se negaron a testifi Mientras que inddentes como la
car en los procesos legales. En reali batalla de Capitanejo de 1930 fueron
dad, lo que sucedía era que cuando poco frecuentes después de 1933, esto
154 Alfonso Hilarión S., Balai de taU y, Bogotl, Sanufé, 1953, p. 129.
155 Durante los comicios fuertemente disputados para la elección presidencial de 1946,
por ejemplo, ningún conservador votó en las comunidades de García Rovira, Miranda,
Cuaca, Concepción y Capitanejo. P. Oquist, “Las elecciones presidenciales, 1930-1970",
Op. á l , pp. 255-273.
156 Los resultados electorales de la contienda presidencial en 1930 y en 1946 revelan un
promedio de votación conservadora del 97% en dichos pueblos. P Oquist, K o I í n c i b , conflic
to y política m Colombia, Op cit., p. 177, escribe que la región de E l Cocuy estuvo en guerra a
comienzos de la década del treinta. A fines de esta década, se llegó a una situación de
tregua armada, y asi permaneció hasta 1946, cuando otro cambio de gobierno permitió
a los conservadores que habitaban allí y en otros lugares comenzar a cobrar su venganza.
Segunda parte
1 Mario Ibero, “Cómo entrevisté ayer al doctor Laureano Gómez", El Tknpo, 10 de junio
de 1930.
2 ‘ Hay que pensar seriamente en la formación de algunas células que sirvan de núcleo
para el día en que el pueblo hambriento por la mala situación y desencantado del
gobierno y del Congreso, resuelva echarse a la adíe", escribió Gómez en su carta a Uribe
Cuitla. El l'iempQ, 10 de junio de 1950. A
280 / La nuxiemaaaán en Colombia
3 Laureano Gómez recordé la época que vivió en Europa en una entrevista concedida en
1943. a Siglo, l de julio de 1943.
4 Alvaro Gómez Hurtado, quien por entonces era un joven de diez años, recordaba haber
acompañado a su padre a visitar a Léon Daudec quien, junto con Charles Maurras, era
el director del diario L Aclion Franfaise, publicación polémica, realista y abiertamente
reaccionaria. El joven Gómez recordaba a Daudet como un anciano que utilizaba una
trompetilla para oír, y su oficina editorial como un lugar escuálido, ubicado en uno de los
vecindarios más desaseados de París. Entrevista con Alvaro Gómez.
5 Laureano Gómez, “Decadencia y gran deja de España”, Rtvista Colombiana, 9(105), I de
feb., 1938. p. 257.
6 De la \fega escribió lo anterior en el prefacio a Laureano Gómez, El aiadnlálfro, 4 ' ed.,
Bogotá. Centro, 1935, pp. xxv-xxvi.
7 ftlipe Antonio Medina, Laureano Cóma: Anima de una rebeldía, Bogotá, Voluntad, 1940. p. 237.
La república liberal y sus criticas / 281
8 Gómez era especialmente sensible a los costos pues, además de utilizar la herencia de su
esposa, había solicitado un préstamo de cinco mil dólares para financiar su estadía
anticipada de dos aftos en Europa. F. A Molina, Op. áL, pp. 237-238.
9 Entrevista con Alvaro Gómez. Una foto de Gómez y Unamuno se encuentra en Laureano
Gómez, Obras completas, vol. 2, Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1984, portada. En ella
aparecen ambos hombres vestidos con trajes de tres piezas, ante una villa encalada.
Unamuno, de larga barba, parece solemne. Gómez, recién afeitado, luce corpulento y
un poco demacrado.
10 Alvaro Gómez recuerda que uno de siu compañeros de clase era Alfonso López Michelsen,
cuyo padre pasaba buena parte de su tiempo en Europa por razones de negocios y quien,
después de agosto de I9S0, actuó como embajador ante Gran Bretaña. Entrevista con
Alvaro Gómez.
11 Incluso antes de saber de la enfermedad de Concha, Gómez tuvo dificultades con las
deficientes conexiones telefónicas europeas. Intentó comunicarse dos veces por teléfo
no con la Cancillería del Vaticano, pera no lo consiguió. Entrevista con Alvaro Gómez.
282 i La mtxürmziuión en Colombui
que todos los otros países se esforza cialista de Adolfo Hider había surgi
ban por emular. Sólo un año antes, en do como una fuerza en la política na
1929, el Festival de Música de Berlín cional, al obtener 107 puestos en el
había presentado a Richard Strauss, Reichstag. Esto ío convirtió en el se
Bruno Walter, George Szell, Arturo gundo partido más popular de Alema
Toscanini y Pablo Casals, así como a nia, después de los socialistas, quie
otros artistas de análogo renombre. nes obtuvieron 143 puestos. La elección
Un año antes, La ópera de tres centavos hizo que los nazis superaran a los co
de Berthold Brecht y Kurt Weil había munistas, quienes sólo obtuvieron 77
sido presentada en toda Alemania y puestos. Los partidos centristas per
en el resto de Europa más de cuatro dieron en las elecciones del 14 de sep
mil veces, estableciendo una marca tiembre, pues los efectos de la depre
mundial en este ámbito. El Bauhaus sión económica mundial intensificaron
atraía artistas visitantes como Paul tanto las tensiones populares como el
Klee y Wassily Kandinsky, y a com extremismo político.
positores como Béla Bartók, Paul Las batallas entre la derecha y la
Hindemith e Igor Stravinsky. Pelícu izquierda estuvieron en su punto más
las atrevidas como El ángel azul de álgido durante los veinte meses que
Joseph von Stemberg podían verse en permaneció Gómez en Alemania. En
Berlín, mas no en París, donde había más de una ocasión, los miembros de
sido prohibida su proyección; el tea la delegación colombiana miraban
tro y los espectáculos tocaban temas por las ventanas del edificio del Mi
que eran tabú en otras capitales eu nisterio cómo se peleaban los nazis y
ropeas. La Alemania del último pe los comunistas en las calles.1* Alvaro
ríodo de Weimar era, en síntesis, el Gómez, quien entonces tenía doce
lugar ideal para que Laureano Gómez años, recordaba haberse refugiado en
completara su gira por Europa.” uno de los metros de Berlín con un
A pesar de su encumbrada posi compañero cuando se vieron atrapa
ción en las artes, Alemania era, en dos en medio de uno de estos alter
1930, un país con graves problemas cados. En otra ocasión, su padre lo
políticos. Un mes antes de la llegada llevó al Palacio de los Deportes de Ber
de Gómez, el Partido Nacional So lín para escuchar uno de los discursos
17 Dos buenas fuentes recientes sobre b cultura alemana durante los afkn que Gómez vivió
en Berlín son Thomas G. Plummer, et al., ñlm and fbiitia m ihé tKnnor fUfmihe, Nueva York,
Holmes and Meier, 1%3, y Jolui Willett, Art and fíilitia m Ihe Wrtmar Pwrwd. The Ntiv Sabruiy,
1917-19)S. Nueva York, Pintheon Books, 1978.
18 Alberto Dangond Uribe, Hada una toíub potítúa, Bogotá, Plaza y Janés, 1977, pp. 62-74.
Según Dangond, Gómez observó una de estas peleas en compañía de Gabriel Tutbay,
quien se encontraba de visita en Berlín en aquel momento. Uno de los propósitos de
la visita de Turbay era hacerse una cirugía plástica en sus prominentes orejas. Por aquella
época, Turbay era ministro de Colombia ante Bélgica y Roma. Entrevista con Alvaro
Gómez.
La república liberal y sus criikos / 285
de Hitler. Ninguno de los dos com do al proyecto. Aunque los abusos más
prendió lo que dijo el líder nazi, pero graves ocurrieron durante la presi
ambos se mostraron impresionados dencia de Abadía, Gómez siempre se
por sus gestos, por la manera como mostró sensible a la acusación de que
golpeaba el podio al hablar y por el había sido él quien firmara el con
frenético placer con el que el nume trato Berger.20
roso público recibía sus palabras. El £1 cargo diplomático en Berlín le
joven Gómez recordaba este evento permitió a Laureano Gómez investi
como una pesadilla. Su padre mani gar personalmente el caso Berger.
festó su asombro de que un pueblo Tal acción caía dentro del alcance de
tan civilizado como el alemán pudie sus instrucciones, según las cuales de
ra conmoverse de esa manera con la bía agilizar las relaciones comerciales
demagogia de Hitler.19 colombo-alemanas. Según uno de sus
Laureano Gómez se involucró in más elocuentes críticos el liberal Pe
directamente en la tragedia política dro Juan Navarro, Gómez llegó in
que se desarrollaba allí. Siete años cluso a contratar espías para que ro
antes, cuando era ministro de obras baran los archivos de la compañía
públicas en Colombia, había autori Berger con la esperanza de obtener
zado un contrato por $4.5 millones con pruebas de su delito.*1 La prosecu
el consorcio Julius Berger, una firma ción del asunto Berger llevó al menos
de ingeniería alemana contratada a una entrevista excesivamente des
para adelantar un estudio exhaustivo agradable entre Gómez y el canci
del río Magdalena y luego canalizar ller von Hindenberg.” Sólo podemos
trechos claves del mismo. Si bien se especular acerca del acalorado in
completó la pane técnica del estudio, tercambio entre el austero octogena
nunca se llevó a cabo ta excavación con rio alemán y el fogosojoven sudame
dragas. Laureano Gómez acusó des ricano.
pués al ingeniero supervisor de esta El consorcio Julius Berger era una
compañía por cobrar equipos impor compañía judía. Esto, unido al hecho
tados que no se utilizaron, agotando de que Laureano Gómez solía deni
así los recursos que se habían asigna grar de los “Shylocks extranjeros”
23 Por la época en Ja que estaba dedicado al asunto Berger, Gómez escribía un ensayo sobre
la política alemana en el que atacaba a los judíos “por su egoísmo y exclusivismo, su
implacable y cruel codicia, y la naturalidad y efectividad de sus métodos y prácticas
comerciales”. L Gómez, El uiuidniáitnt, Op cü., pp. 115-U6.
24 Entrevista con Alvaro Gómez.
25 Ibid.
La república Sbtraly sus críticos ! 287
33 Navarro obtuvo la presidencia del Senado el 18 de agosto de 1931. La crítica que hizo
Román Gómez de su partido apareció publicada en una carta en El Tiempo, 18 de marzo
de 1931.
34 Detalles sobre estas negociaciones con la compañía Gulf Oil se encuentran en Stephen
J. Randall, The Diploman of Modernizaban: Cohmbian-Ameruan Relabow, ¡920-1940, Toronto,
University oí Tbronto Press, 1977, pp. 108-115. El Tiempo, 16 de julio de 1931, publicó la
cana de Gómez jumo con la amistosa respuesta que le envió Olaya. Las duras negociacio
nes adelantadas por Olaya pudieron ser contraproducentes, por cuanto los direcdvos de
la Gulf Oil, a) parecer, consideraron que las condiciones del acuerdo "matarían las
operaciones de las compañías petroleras" —palabras escuchadas por Virginia Paxton.
una mujer norteamericana que vivía en Bogotá por aquella época, y quien observó poco
después la partida de la mayor parte de los norteamericanos que trabajaban en el sector
petrolero a Tines de 19SI y comienzos de 1932—. Virginia Paxton, ftouhmue m Bogotá,
Nueva York, Reyval and Hitchcock, 1943, pp. 260, 288-289. Dos años mis tarde, Laureano
Gómez se arrepintió de las amables palabras dirigidas a Olaya. Durante el debate
realizado en el Congreso el 20 de noviembre de 1933, Gómez acusó a Olaya de haber
engañado a] Congreso cuando entregó La Concesión Catatumbo a la “voracidad” norte
americana. El /bis, 21 de noviembre de 1933.
35 Los conservadores de fuerte temperamento, como Camacho, hablaron tanto de la revo
lución, durante la primera mitad del gobierno de Olaya, que la idea se había convertido en
una especie de broma. Véanse las observaciones de V Paxton, Op. cil-, pp. 286-287
290 / La modemizarión en Coiovúnc.
4! Partido Conservador de Colombia, Las programas del cmsmatinnD, Bogotá, Directorio Nacio
nal Conservador, 1967, p. 114.
4! Los funcionarios de la convención, con antecedentes antioqueños y nacionalistas, eran
Mariano Ospina Pérez, Esteban Jaramillo, Emilio Robledo y Víctor M. Salazar.
45 Partido Conservador de Colombia, Op. di., p. 115.
44 El Tiempo, 2 de diciembre de 1931.
45 Tascón felicitó a Gómez por haber adelantado este asunto con mucha mayor diligencia
que el ministro en Alemania nombrado por Abadía. El Tiempo. 13 de enero de 1932,
46 Víase Manuel Serrano Blanco, La vida a así, Bucaramanga, Imprenta del Departamento.
(953, pp. 202-203.
292 / La modernización en Colombia
de Cundí nam arca enviaron un cable dado luchar a favor de una reforma
al “ilustre estadista", rogándole que electoral que permitiera eliminar la
asumiera de nuevo el liderazgo del violencia de la política colombiana.
partido.0 Ambos estaban persuadidos de que si
La exigencia cada vez más estri pudiera debatirse el programa y la
dente de que Gómez regresara hada ideología de cada partido en un con
parte de un llamado generalizado a texto desprovisto de violencia, su par
la política partidista por los activistas tido triunfaría.
de ambos bandos. Luego del discurso Confiado, al saber que todos lo per
pronunciado por Manuel Serrano cibían como la mejor esperanza del
Blanco, en el que pedía a los conserva conservatismo, Laureano Gómez pro
dores reiterar sus creencias doctri cedió a aclarar la posición ideológica
narias tradicionales. El Tiempo publicó de su parado en una serie de ensayos
varios editoriales en los que apoyaba que había comenzado a escribir antes
con entusiasmo la renovación de la de partir para Europa. Un aspecto
politización ideológica. Eli editorialis- importante de este trabajo implicaba
ta, probablemente Eduardo Santos, se fijar la posición del partido frente
quejaba de que la Concertarión Na al marxismo-leninismo, al fascismo, al
cional propuesta por Olaya Herrera nacional socialismo, ideologías que por
sólo servía para debilitar los partidos entonces se enfrentaban a la democra
tradicionales. “Nos seduce la idea de cia liberal "burguesa”. Gómez decidió
una lucha de principios políticos y presentar su crítica de los extremis
económicos entre el liberalismo y el mos europeos de derecha y de izquier
conservatismo”, escribió.4* da en breves biografías de sus princi
El llamado a una renovada com pales proponentes, José Stalin, Benito
petencia entre los partidos llevaba cla Mussolini y Adolfo Hider. Para equili
ramente la marca de Alfonso López brar el estudio, incluyó también un
Pum arejo y de Laureano Gómez, ensayo sobre Mahatma Gandhi.
quienes durante largos años habían Gómez incluyó a Gandhi en su es
afirmado en repetidas ocasiones su tudio porque el político hindú, para
firme compromiso con los ideales del 1930, estaba a punto de lograr por
partido. Cuando se encontraban en medios pacíficos lo que Stalin, Hider
Europa, habían hablado a menudo de y Mussolini habían obtenido por la
la necesidad de revitalizar la política íuerza. Y el éxito de Gandhi al con
partidista. Durante una larga conver ducir a sus seguidores contra el pode
sación sostenida en París, habían acor río superior de un adversario político
Luis Eduardo Nieto Caballero (Lene), trevistas, sosteniendo que había “re
quien había observado a Gómez du suelto desinflar el tropicalismo eter
rante largo tiempo, escribió que ha no de los personajes que llegan ha
bía oído decir que “el magnífico tri ciendo famosas declaraciones que
buno” había cambiado, que se había resultan ridiculas en el exterior”.60
convertido en una persona “juiciosa, Entretanto, corrían rumores de que
viajada y tolerante”. No obstante, Ltnc se disponía a sacar a Román Gómez
reflexionaba, era posible que Gómez y a otros del Partido Conservador.61
fuera objeto de algunas críticas per El 19 de julio, la víspera de la aper
sonales y perdiera el control de sí: tura del Congreso, el diario laureanista
“Cuando estaños más desprevenidos, La Unidad publicó una lista de once
veremos la nube de polvo, y en la nube antioqueños que habían sido califica
a Laureano Gómez que corre tras de dos de “traidores" al partido. Román
alguno Gómez encabezaba la lista, “el más
Enrique Sancos, quien acababa de odiado de los traidores”.**
iniciar su columna “Danza de las ho Apenas fue juramentado como se
ras” en El Tiempo, se mostró optimista: nador conservador por Cundinaraar-
“La época de la política pequeña, de ca, Gómez pidió una sesión cerrada
la violencia como razón única, ha pa en la que acusó a Román Gómez de
sado para Laureano Gómez y para el traicionar a su partido, y procedió a
país”, escribió el 4 de julio de 1932.sa impugnar al Senado en general por
Gómez, su esposa, sus cuatro hijos crímenes contra el Estado." Luego,
y su ama de llaves, Ana María Cama- en una sesión abierta, Román Gómez
cho, llegaron a Bogotá por avión el defendió sus acciones y acusó, a su
13 de julio, sólo una semana antes del vez, a su antagonista. Durante el mes
inicio de las sesiones del Congreso. Ftar siguiente, el Congreso se vio estanca
tierra enviaron cerca de tres docenas do y la nación hechizada por el dra
de baúles, cajas y maletas —todas las ma que se desarrollaba en su seno.
posesiones adquiridas durante los Aunque los debates —“Gómez vs.
años de su estadía en el extranjero—. Gómez”, como los llamó Nieto Caba
Gómez continuó negándose a dar en llero— se prolongaron durante casi
64 Benavente (1866-1954) escribió etta pieza en 1922, y recibió por ella ei Premio Nobel de
Literatura.
65 L Gómez, Obras compUua, Op. id., vol. 4, Pane 2, p. 30. E) debate completo del 9 de agosto
se encuentra en las páginas 20-39.
La república liberal y sus críticos / 297
conscituaónyde las leyes. Tú, Crispín, Los siete debates entre Laureano
que aprovechaste las influencias ofi Gómez y el cacique conservador de
ciales en favor de lus personales am
Marinilla fueron un resonante triunfo
biciones y de las de tus parientes, alle
gados y servidores. Tú. Crispín,
para el primero y una abyecta derro
negociador mendicante de viles ta para d segundo. Después de agosto
granujerías, robadas al bienestar de de 1932, el dom inio que tenía
los afligidos que gimen en las (árceles! Laureano Gómez sobre su partido
Tú, violador del sagrado secreto de la estaba asegurado, y no sería disputa
correspondencia, para aprovecharlo do durante los veinte años siguientes.
en tus negocios y maquinaciones po Román Gómez pronto se deslizó a la
líticas! Tú, Crispín, que te disimulas
oscuridad política de la que había sur
mal por las pasillos de los Ministerios,
las administraciones ylas pagadurías, gido. Y en cuanto al ¡Y tú, Crispín/ de
recogiendo los proventos de una ad Laureano Gómez, pronto suplantó el
ministración complaciente para ali Nocturno de José Asunción Silva como
mentar la inmensa caterva de los tíos, la pieza predilecta de declamación en
los sobrinos y los parientes [...]! Tú, las tertulias de Bogotá y de todo el
Crispín, que violas el sacrosanto silen país.87 Luis Eduardo Nieto Caballe
cio de las tumbas, que no debiera ser
ro trazó una excelente descripción del
perturbado, para bacer deno con las
cenizas y tratar de arrojarlo contra político conservador cuando apareció
mí, creyendo, iluso, que me detendrías en el foro público:
enel camino de lajusticia! Tú, calum
niador sin imaginación, que rw has po Gómez, como orador, es un maravi
dido respaldar tus osados dichos sino lloso espectáculo. Da la sensación del
con ei anónimol Tú, sobre cuyos hom rey déla selva[...]. Desconoce la pie
bros pesa, y pesará eternamente, la dad. No se saciajamás. Tritura, des
tragedia horrible de una vida despe menuza y se relame con las contorsio
dazada por tu codicia criminosa, y a nes de la víctima. Mientras habla, el
cuyos oídos llega el inextinguible re contendor se ve del tamaño de un ra
proche de tu delito que ha hecho víc tón. La zarpa cae y lo destripa. Y mien
tima a un hogar inocente! Tú, tras tanto, la garganta es un clarín, es
Crispín, que mancillas con tu presen una campana, es un Tequendama que
cia el Senado, llenas el ámbito con la se precipita de los labios de donde
sombra de tus crímenes, has querido brota la belleza verbal [...] Es un for
convertir la república en una cosa ab midable actor que, como tal. sólo
yecta que no podemos venerar, por aplausos merece.6"
que con tu inmerecida exaltación la
envileces y la rebajas, y no podrá vol Como solía hacerio, Nieto Caballe
ver a ser grande mientras te halles ro acierta al señalar el valor de entre
aquí sentado.66 tenimiento de la política colombiana.
66 /W .,P. 38.
67 Observación de A. Patino en La prosperidad a debe, Op. cü., p. 464.
68 El Gráfico, 13 de agosto de 1932, pp. 2.013-2.015.
298 / La mudcrnizacit»! en Colombia
A la mayoría de los colombianos les sus ataques contra sus enemigos polí
encantaban los espectáculos públicos ticos y contra quienquiera que no es
que los distraían de su monótona vida. tuviese completamente de acuerdo
Agitar los pañuelos en las galerías del con su concepción de lo que repre
Senado era un gesto de entusiasmo sentaba el partido y de cómo debía
que por lo general se veía en los even proceder, que todos los colombianos
tos deportivos, y los cantos de “¡Sá- se vieron obligados a encararlo de una
quenlo!” cuando Román Gómez per manera o de otra. Los conservadores
dió su compostura no eran diferentes históricos asumieron una actitud de
del “¡Oté!” que se grita al matador idolatría, alabando su defensa de los
cuando se dispone a asestar la esto principios y su firmeza para negar
cada mortal. cualquier punto a los proponentes de
Nieto Caballero se preguntaba si el ideologías rivales. El leopardo Silvio
duelo que se había desarrollado en Villegas reconoció que Laureano
el Senado había sido en algún sentido Gómez “le debe todo su prestigio en
perjudicial para el cuerpo político el Pirtido Conservador a la extraor
colombiano. Si bien esto ciertamente dinaria tarea cumplida en el Sena
pudo haber ocurrido, era inútil formu do, comojefe de la oposición, de 1932
larse la pregunta. No había alterna a 1935”,69 Los miembros más leales
tiva a este tipo de despliegues de tea del partido en las provincias colom
tralidad política. Colombia continuaba bianas se vieron inspirados por su ca
siendo un país altamente politizado en nsina y por su elocuente defensa de
1932, y los ciudadanos sabían que el sus intereses ante la violencia políti
éxito relativo o la ausencia de él entre ca. A los ojos de muchos, el vehemente
los dirigentes del partido se reflejaba polemista era la única persona que
en ellos, a menudo de manera direc hablaba por ellos. La casi reverencia
ta e inmediata- Esto, añadido a la dis que experimentaban por él se inten
tancia, todavía muy grande, entre el sificó después del 31 de enero de 1935,
ámbito público y el privado en Colom cuando Gómez sufrió una hemorra
bia, hada de los políticos celebridades gia cerebral. Desde la década del trein
y convertía a la política nacional en ta hasta bien entrada la del sesenta,
tema de perdurable interés. era común encontrar fotografías y bus
Durante más de dos años después tos de Laureano Gómez al lado de las
de haber desacreditado al "hombre de figuras de Cristo y de la Virgen en los
Marinilla”, Laureano Gómez conti santuarios familiares en todas las zo
nuó fortaleciendo su dominio del Par nas rurales de Colombia.™
tido Conservador. Era tan amplio en Los conservadores moderados se
pedir protección con igual fervor a la Virgen y a Laureano Gómez*. Entrevista con
Alberto Bermúdez, Bogotá, 10 de junio de 1985.
71 Un conveniente estudio del incidente de Leticia se encuentra en Alvaro Valencia Tovar,
“Historia militar contemporánea", en: Alvaro Tirado Mejía, ed„ Nueva historia dt Colombia,
vol. 2. Bogotá, Planeta, 1989, pp. 316-326. Véase también C. Tjiit Gómez Jurado, Conflicto
colmibo-peruano, Pasto, Javier Editorial 1981. Recuentos de testigos presenciales incluyen
Luis Eduardo Nieto Caballero, Uteio ai Amazonas, Bogotá, Minerva, 1933, y Juan Lozano y
Lozano, La faina y yo, Bogotá, Litografía Colombia, 1933.
72 Roberto Urdaneta Arbeláez, Escritos j discursos, Bogotá, Presencia, 1985, pp. 101-102
300 ! La modemizucum en Colombia
73 Los liberales lomaron «i apodo de £1 monstruo, de los conservadores, quienes lo usaban con
admiración y como un término afectuoso. Según Francisco Placa Bermúdez, seguidor de
Gómez durante muchos años, el apodo se originó en uno de los discursos pronunciados
por Gómez, cuando uno de sus copartidarios Lo comparó con el famoso parlamentario
español Juan Vásquez de Mella. Durante una de las sesiones del parlamento español,
Vásquez de Mella habla hablado con tal vehemencia que un visitante preguntó: “¿Quién
es ese monstruo?*. Le respondieron: “Un monstruo, si —de la oratoria, del mejor decir
y el mejor razonar—". Entrevista personal con Francisco Plata Bermúdez, 14 de mayo
de 1989.
74 Gómez se refería al pedagogo liberal Antonio José Iregüi (1864-1937).
75 FW> después de la calda de Marco Fidel Suárez, el presidente encargado, Jorge Holguín,
llamó a Olaya a ocupar el Ministerio de Relaciones Exteriores el tiempo suficiente para
hacer aprobar en la Cámara de Representantes el Tratado Urrutia-Thompion sobre el
canal de Panamá. Olaya cumplió con esta tarea, haciendo que Gómez y sus colegas, que
se oponían al Tratado, salieran de Bogotá antes de que se clausuraran tas sesiones del
Congreso. Las intervenciones de Gómez en esos debates se encuentran en L. Gómez,
Obras completas, Op. cii, vol. 4, Parte I, pp. 252-270.
La república liberal y jas críticos ¡ 301
amigos políticos", que no podía cola consolidó su dominio en todos los ni
borar con Guillermo Valencia, un hom veles del gobierno colombiano.
bre que había ayudado a redactar La nueva derrota electoral ayudó
el Protocolo de Río, que sancionaba el a convencer a la mayoría de los in
“acto de piratería’’ perpetrado porfterú tegrantes del Directorio Conservador
contra Colombia y quien, además, nun de que no serviría de nada votar en
ca se había pronunciado a favor de “los las elecciones presidenciales que se
miles de víctimas conservadoras de la avecinaban. Sólo Augusto Ramírez
violencia liberal”.*1Guillermo Valen Moreno continuó oponiéndose a la po
cia comprendió el mensaje que le en lítica abstendonista. Durante los me
viaba Gómez. El 29 de julio de 1933 ses siguientes, los conservadores ade
anundó su retiro de la política. Pbco lantaron la doble política de negarse
después renundó a su puesto en el Se a partidpar en las próximas elecdo-
nado y regresó a la hadenda de su fa nes, y de no hacer nada para opo
milia en las afueras de ftjpayán.85 nerse a la candidatura de Alfonso
La prensa liberal respondió a es López Pumarejo.®5
tos acontecimientos caricaturizando a Durante la consolidadón de su po
Gómez como un Hitler colombiano, lítica abstencionista, el D irectorio
con el brazalete de la esvástica, im Conservador envió señales confusas a
poniendo un dominio dictatorial so la nadón. El 15 de octubre anundó la
bre su partido. Aparte de lo poco apro posibilidad de una eventual colabora
piada que p u d iera ser la alusión ción con el gobierno de López Puma-
hidenana, Laureano Gómez en reali rejo, “si resultara necesario”. Cuatro
dad no tenía aún el pleno control de días más tarde, Laureano Gómez afir
su partido. Tampoco estaba seguro mó que López sería un presidente
de cómo debía proceder la nádente “ilegítimo” si fuese elegido sin la par-
política de la no cooperadón. Las elec- tidpación conservadora. Cuatro días
dones municipales del 1 de octubre después de esta dedaradón, Gómez
de 1933 contribuyeron a precisar aún sugirió que los conservadores se de
más el problema- La mayor parte de dicarían a una espede de resistencia
los conservadores colombianos se abs pasiva frente al nuevo régimen, simi
tuvieron de votar, lo que le permitió a lar a la de Gandhi, que induía ne
los liberales asumir el control de la ma garse a pagar impuestos, haciendo
yoría de los Concejos Munidpales. Esto imposible así que López gobernara.*4
dibujo de “San Laureano" ton hábito y polainas, y con una mirada petulante, mientras
que sobre él dos querubines, Silvio Villegas y Augusto Ramírez Moreno, anunciaban con
trompetas su gloría. Jorge Ferreira Parra, Novena ai glorioso senador san Laureano de Chía, El
Líbano, Tipografía Renovación, 1932.
90 F.l propio Olaya explicaba la antipatía de Gómez como algo que provenía de su ambición
personal y de una enemistad personal. El Espectador, 3 de julio de 1934,
91 Laureano Gómez, Comentarios a un rigmen, 3.a ed., Bogotá, Minerva, 1934, p. 227.
92 El /bis, 20 de octubre de 1934; El Tiempo, 20 de octubre de 1934, El problema se centraba
en la insistencia liberal en que Román Gómez se conviniera en miembro del Consejo de
Estado.
306 / La. modanaanóti en Colombia
Alvaro, quien por aquella época te provisadón, destreza para emplear
nía quince años, lo hubieran golpea recursos oratorios”.w Antes de salir de
do, aum entó la ten sión d e esos su casa aquella mañana, había discu
días.®7 tido con su hijo Alvaro la estrategia que
Sin embargo, el 28 y 29 de enero, se proponía utilizar.®9 Un poco más
Gómez se enfrentó de nuevo a Ur- tarde, su antiguo mentor, José Vicen
daneta en ocro debate, pronunciando te Casas, se encontró con Gómez cuan
el que muchos consideraron como su do este abandonaba el ministerio de
mejor discurso de la temporada par relaciones exteriores llevando algunos
lamentaría. A pesar de su deficiente documentos; le confió que estaba se
estado de salud, parecía que gradas a guro de derrotar a Olaya por la fuer
Gómez el Congreso permanecería es za de sus argumentos. Casas advirtió
tancado. Laureano Gómez, por sf solo, que Gómez no luda bien, que su ros
estaba cumpliendo el juramento de su tro estaba congestionado.100
partido de obstruir los grandiosos pla A las tres de la tarde llegó Gómez
nes de reforma de su amigo. a la sesión del Senado quejándose de
A medida que esto se hada más que no se senda bien. A las cuatro y
evidente, Alfonso López Pumarejo, media se sentía deddidam ente enfer
desesperado, recurrió a la única per mo. Hizo señas a dos de sus colegas
sona que creía capaz de desafiar y de para que lo ayudaran a salir del sa
rrotar a Laureano Gómez en el Se lón. De repente, se hizo un completo
nado: Enrique Olaya H errera. Este silendo en el rerinto. Fue un espec
fue nombrado ministro de relaaones táculo que nadie había visto antes.
exteriores el 30 de enero, y estaba pro Cuando Gómez trató de incorporar
gram ado p a ra un d eb ate con tra se, ayudado por los senadores Fran-
Gómez en la tarde del día siguiente. dsco Angulo y Ricardo'Tirado Macías,
En la mañana del 31, Laureano cayó bruscamente sobre su cura!.
Gómez se veía complacido por la pers La sesión d d Congreso se dio por
pectiva de cruzar espadas con un hom terminada y d público fue evacuado
bre cuyas dotes de orador al menos de las silenciosas galerías. Cuando
respetaba. “No hay duda de que es se desocupaba d salón, se escuchó a
hombre brillante y notable orador”, uno de los senadores conservadores
había dicho algunos meses antes refi que le susurraba a uno de sus colegas:
riéndose a Olaya. “Tiene bella voz, “iAh, el Bergantín! ¡Todos a las lan
ademanes arrogantes, facilidad de im- chas!".101
97 Ambos incidentes ocurrieron a la salida del edificio del Congreso. Lene informó en Ei
Tiempo, del 27 de enero, que un policía habla conducido a los manifestantes hada el auto
de Gómez, que había partido velozmente justo a tiempo.
98 L. Gómez, Couníimos a un rígmen, Op. cit., p. 226.
99 Entrevista con Alvaro Gómez.
100 L. Gómez, Obras completas, Op. cit., voL 4, Parte 2, p. 381.
101 Atribuido a Julio H. Palacio. Entrevista con Francisco Plata Bermtídez.
308 / La modernización m Colombia
102 Algunos conservadores especularon que Gómez habla sido envenenado con una taza de
café que había tomado en el restaurante del Congreso poco ames de su colapso. Entre
vista con Alvaro Gómez. Eddy Torres, de seis años, hijo del dirigente sindical Ignacio
Torres Giraldo, estaba jugando afuera del apartamento de sus padres cuando Gómez
cayó. Recordó cómo com an por la calle los transeúntes hacia el Capitolio. Entrevista
personal con Eddy Torres, Bogotá, 30 de mayo de 1982.
103 Alvaro Tirado Mejía, “El pensamiento de Alfonso Lóper Pumarejo”, Quinto Congreso de
Historia de Colombia, Armenia, 1986.
La república liberal y sus críticos / 309
parte del "New Deal” casi inmediata En aquel mismo discurso, se refirió a
mente después de haber sido puesto ia cuestión social, aludiendo a lo que
en práctica, mientras que la legisla llamó “las monstruosas injusticias”
ción promovida por Alfonso López que pesaban sobre la sociedad colom
durante su gobierno no sufrió tales biana, muchas de las cuales, en su
reveses.1w opinión, estaban apoyadas por leyes
Hay eres factores que explican el que favorecían los intereses de la oli
éxito de las reformas adelantadas por garquía. “El concepto de la igualdad
López Pumarejo. El primero y más ante la ley no es, ciertamente, una in
importante de ellos fue la ausencia novación jurídica ni moral mía”, pro
de una oposición formal del Partido siguió López, y añadió: “Estoy seguro
Conservador, gracias en parte al boi de que traerá sorprendentes resulta
coteo que hicieron al proceso legisla dos al practicarlo honradamente”.105
tivo durante todo el prim er periodo Los colombianos escucharon sus pa
de López. El segundo fue la feliz co labras y estas los convencieron.
incidencia de que López se hubiera Una vez posesionado, López actuó
posesionado precisamente en el mo con rapidez para atacar el problema
mento en que Colombia superaba la social de mayor urgencia, un movi
depresión económica e ingresaba en miento agrario de graves proporcio
una época de crecimiento económico nes centrado en las regiones cafeteras
destinado a extenderse mucho más al sur y al suroccidente de la capital
allá de su gobierno. El tercero era el del país. Durante dos aflos, el presi
carisma personal de López y el dina dente halagó, sermoneó y reprendió
mismo inherente a su programa. A a) establecimiento político, consiguien
diferencia de muchos de quienes lo do finalmente arrancarle su célebre
precedieron en la presidencia, Alfon reforma agraria, concretada en la Ley
so López era una figura que desper 200 de 1936. Encapsulada en la frase
taba entusiasmo y que prometía pron del presidente, “el campesino busca es
tas realizaciones. “Mi gobierno quiere tabilidad y no revolución; aspira a te
ser un animador de toda actividad ner una parcela suya 106 la refor
pública o privada que se encamine al ma puso en marcha un proceso a través
beneficio popular”, dijo en su discur del cual se introdujo una mayor equi
so de posesión el 7 de agosto de 1934. dad en la propiedad de la tierra en el
104 Una Corte Suprema hostil declaró inconstitucionales una serie de leyes del "New Deal",
en especial aquellas que contemplaban la fijación de precios a través de la Administra
ción de Recuperación Nadonal.
105 Alvaro Tirado Mejía, El pensamiento de Alfonso López. Pumarejo, Bogotá, Banco de la República,
1986, pp. 41, 46.
106 Alfonso López Pumarejo, La política oficial Mensajes, cartas y discursos del presidirte López, vol. I,
Bogotá, Imprenta Nacional, 1935, pp. 85. Esta observación fue hecha el 20 de julio de
1935, en el mensaje del presidente al Congreso.
310 / La modemiiactán en Colombia
107 Los cambios materiales ocurridos en la Colombia rural que produjeron estas modifica
ciones de actitud se discuten en el capítulo 5, supra.
La república hberai y sus críticos / 311
IOS Para más detalles sobre las actividades de Reyes, véase capítulo 3, supra.
109 Para una presentación de la era republicana en Colombia, 1904-1930, véanse capítulos
3 y 5, supra.
1 10 Caihmne LeCrand, Fnmtur Expanswn and Pcasani Pmíesi m Colombia, 185Q-!936, Alburquerque,
Universrty o f New México Press, 1986, pp. 185^204. Una hectárea equivale a 2,47 acres.
312 f La modernización en Colombia
111 C. LeGrand, Ibid-, pp. 185-204, muestra que las (ierras baldías no colonizadas fueron
distribuidas de U siguiente manera: 1827-1869: 548.985; 1870-1900: ('701.817; 1901
1917: 398.940; 1918-1931: 535.958.
1 12 Marco P j Lm i o s , lisiado y dasei ¡ocíala en Camina, Bogotá, Linotipo Bolívar; 1986, pp. 160-161.
I 13 Mareo Marios, Cojfet in Colombia, 1850-1970, An Eamonda, Social and ttíitical History, Nueva
York, Cambridge University Press, 1980, p. 37.
114 Paul Dralte, The Monty Doctor, Durhara, Carolina del Norte, Duke University Press, 1989, p.
31; Diego Monsalve, Colombia cafetera, Barcelona, Artes Gráficas, 1927, p. 628; Charles Vi.
Bergquist, Coffee and Con/hcl tn Colombia, 1896-1910, Durhara, Duke University Press. 1978,
p. 247; Carlos Esteban Posada. “La gran crisis en Colombia: el período 1928-1933”, en:
Alvaro Tirado Mejía, ed., Nueva historia de Colombia, vol. 4, Bogotá, Planeta, 1989, p. 78
115 Myriam Jimeno Santoyo, “Los procesos de Colombia. Siglo XX", en: Alvaro Tirado Mejía,
ed., Nueva historia de Colombia, vol. 3. Relaciones internacionales, movimientos sociales, Bogotá,
Planeta, 1989, p. 377.
La república liberal y sus críticos / 3 13
esta se convirtió en una de las princi riedad de productos para los merca
pales fuentes de conflicto en toda la dos locales. Finalmente, gracias al
Colombia de fronteras.118 manejo cuidadoso de sus ganancias por
En contraste, la antropóloga Ñola la venta de productos agrícolas, pudo
Reinhardt revela que en la dinámica comprar varias fincas pequeñas que
economía rural colombiana de comien conjuntamente sumaban sesenta hec
zos del siglo xx, las fincas pequeñas táreas. Ingresó así a las filas de los
110 sólo competían con éxito con gran medianos propietarios en Colom
des operaciones comerciales, sino que, bia.111 La historia de Juan Álvarez era
mediante un cuidadoso presupuesto de un paralelo, a una escala infinitamen
los salarios en efectivo, incluso losjor- te menor, de la de Jesús Sarmiento,
naleros sin tierra eventualmente es un contemporáneo suyo un poco ma
tuvieron en condiciones de adquirir yor, quien comenzó su carrera como
sus propias tierras. Su estudio, centra vendedor ambulante de plátano en el
do en la región montañosa de Dagua, Valle del Cauca. Sarmiento era un co
al oriente del Valle, rastrea la carrera merciante tan sagaz que llegó a ser
de Juan Álvarez (1889-1957), quien uno de los hombres más ricos de Co
emigró a esta zona con su familia en lombia. En el momento de su muerte,
1897. Con el dinero que había ahorra la frase “tiene casi tanta plata como
do como jornalero, alquiló inicialmen don Jesús Sarmiento” era una expre
te una tierra en la que cultivó una va sión común en el Valle del Cauca.118
que ellos. Un ejemplo típico de tales nos ambiciosos, decididos a que no les
protestas se encuentra en una peti fuera negado el acceso a la tierra de
ción dirigida al Ministerio de Obras la que provenia toda la prosperidad
Públicas, en 1910, mediante la cual nacional.114
se le solicitó que intercediera en una La creciente exigencia de equidad
disputa entre un colono y un hombre por parte de la dase emergente de pe
llamado Jorge Walker. queños propietarios finalmente halló
eco entre los campesinos menos favo
Soy un colono dentro d d predio que
recidos, los aparceros, empleados en
quiere coger el señor V&litei; y tengo
allí casita, albergue de m i esposa y de las haciendas cafeteras al surocd dente
mis hijos, y sería una injusticia echar de Cundinamarca y al oriente de lo -
los d e allí para darle catorce plazas lima. Estos agricultores vivían en fin
m ás a quien tiene centenares.111 cas adquiridas por sus propietarios du
rante la bonanza de las concesiones
Una queja similar fue presentada
de baldíos realizadas entre 1870 y la
algunos años más tarde por campesi
Guerra de los Mil Días. Les estaba
nos del occidente del Valle:
prohibido cultivar café en las peque
N o creem o s razon ab le qu e, p o r el ñas parcelas que alquilaban o bien,
h ech o d e colindar nuestra p ro p ie si se los permitían, estaban obligados
dad con la d e los herederos del señor a vendérselo a la hadenda a precios
S ien a, éstos se llam en dueños de un inferiores a los del mercado; entretan
terreno que, com o es d e dominio pú
to, veían cómo los cafetos que cuida
blico, no les ha pertenecido nunca.,!■
ban harían ricos a los ausentes terra
No obstante, otra petición advertía tenientes.
que “si la ley no respeta nuestros dere Los aparceros de las haciendas ca
chos de propiedad [...] conocemos el feteras se encontraban en un escalón
camino que debemos seguir bien sea inferior de la jerarquía rural a los exi
el del crimen o el de la migración".'23 gentes jornaleros, quienes cambiaban
Todas éstas eran expresiones de colo su trabajo por dinero en efectivo. Los
121 Darío Betancourt y Martha 1_ Garda, Matones y cuadrillas. Origm y ruoh¡aAn dt la VU¿tnaa en
d ocádenU coíombvno, Bogotá, Tercer Mundo, 1990, pp. 48-49.
122 Ibid., pp. 49-54. El tono d e esta carta marginalmente iracunda fue una respuesta al
intento de apoderarse de la tiara por pane de los ricos herederos de José, Ptpt Sierra,
campesino que había hecho millones gracias a su habilidad para los negocios.
123 C. LeGrand, Op. áL, p. 65.
124 Para detalles sobre el vínculo entre tos ingresos agrícolas y la expansión del mercado
interno colombiano y del sector industrial, véase: Rnsemary Thorp, Eeontmk Management
and Eamomu Devtlofment tn f tm and CWomiw, Pitoburgh, University ofPíttsburgh Press, 1991.
pp. 6-7; Miguel Urrutia, 7Tu Dtvtlopmenl of tht Gikmbian Labor Movemenl, K w Haven, Yak
University Press, 1969, pp. 4 9 y ss., José A. Ocampo, “La consolidación de la industria
cafetera, 1930-1958”, en: Alvaro Tirado Mejía, ed., Nueoa lastima de Calamita, vol. 5, Bogo
tá, Planeta, 1989, pp. 231-232.
31 6 / Ija modernización en Cotombui
jornaleros de la región de Viotá, rica dolo, aunque con dificultad cada vez
en café, “despreciaban a los aparceros mayor. La continua democratización
y les tenían compasión”, escribe un de la tenencia de tíen-as en la zona
estudioso de esta región.155 cafetera agotaba la mano de obra dis
Los propietarios de las haciendas ponible, y la comercialización del cam
cafeteras desarrollaron su sistema la po introdujo un conjunto de actitu
boral a fines de! siglo xix, antes de des que erosionaba las tradicionales
que Colombia iniciara su atropella en las haciendas cafeteras. A medida
da carrera hacia la modernidad, im que se acercaba la década del trein
pulsada por la bonanza cafetera. En ta, las grandes haciendas de Viotá y
aquella prim era época, cuando se es Sumapaz parecían dinosaurios insti
tablecieron las haciendas de Viotá y tucionales, rodeadas por miles de
de Sumapaz, pocos terratenientes fincas pequeñas cultivadas por sus
podían pagar a sus trabajadores en propietarios.1*7 Se habían converti
efectivo. Por consiguiente, la mayor do, según la pintoresca metáfora de
parte de ellos adoptó la vía desacon uno de sus estudiosos, en “islas en
sejable de asegurar su fuerza laboral medio de las parcelas pequeñas y me
a través de los cultivos compartidos, el dianas de agricultores independien
alquiler y otras formas de tenencia.126 tes”.1!a
Para 1920, treinta años después de Los aparceros de las haciendas de
haber optado por un sistema laboral Viotá y de Sumapaz participaron, en
esencialmente premodemo, dirigido la medida de sus posibilidades, de la
a hombres de mentalidad campesina, prosperidad generada por el café
los propietarios de las haciendas con durante las tres prim eras décadas
tinuaron manteniéndolo y defendién del siglo, cultivando una variedad de
125 Michaei Jiménez, “Class, Gender, and Fcasant Resistente in Centra] Colombia, 1900
1930”, en: Forrest D. Colbum, ed.. Everyday form of fWjnJ Resístante, Nueva York, M. E.
Sharp, 1989, p. 126.
126 Un manual par» caficultores, publicado en 1892, aconsejaba no llevar a cabo este tipo de
arreglos, haciendo énfasis en las ventajas de pagar a los trabajadores en efectivo. /M i, p. 125.
127 £1 Sumapaz es una zona quebrada de aproximadamente dieciséis mi! kilómetros cuadra
dos, ubicada en La Cordillera Oriental. Se encuentra al sur de la Sabana de Bogotá y se
extiende a los departamentos de Tolima, Huila y Meta. Su mayor altura es la Sierra
Nevada de Sumapaz, a 4.300 metros, 70 kilómetros al suroriente de la población de
Fusagasugá. Toda la región comprende cerca de 180 kilómetros sobre su q e nororientai-
surocridentai, y 80 kilómetros sobre su eje noroccidental-surorientai Viotá es una región
mucho m is pequeña, ubicada a menor altura, m is poblada y de fócil acceso, al suroccidente
de Bogotá. Comprende cerca de 250 kilómetros cuadrados y es la principal zona cafete
ra de Cundinamarca.
128 M. Palacios, Coffeem Colombia, 1850-1970,,InEamemic, Social and Miticai HiMry, Op.cü., p. 103.
fara 1923, el 56% del café colombiano se cultivaba en parcelas de doce hectáreas o
menos. Para 1932, esta cifra se aproximó al 60%. J. A. Ocampo, Op. cii., pp. 239-240. El
primer censo de] café, reaiizado en 1932, reveló que el 87% de las fincas caían dentro de
la categoría de pequeñas, con dnco mil o menos cafetos. N. Reinhardt, Op. cit., p. 83.
La república liberal y sus críticos / 317
129 fara m li detalles sobre este aspecto de la actividad económica de los aparceros antes de
su sublevación contra los dueños de las haciendas, véase capitulo 5, supra.
130 C. LeGrand, Op. cit., p. 113, sugiere que incluso los títulos de las nueve mil trescientas
hectáreas iniciales eran legaimente dudosos.
131 Este código nunca se convirtió en ley. La discusión de estas medidas se encuentra en
Mauricio Aithila Neira, Cultura e identidad obrera, Cuicmbia: ! 910-1945, Bogotá, Anthropos,
1991. Véase también C. LeGrand, Op. ai., p. 132; Bernardo Tovar Zambrano, La miervm-
cián económica <Ut Estado m Cclirmbia, I9Í4-1936. Bogotá, Banco Popular, 1984, pp. 148-149
318 / La modernización m Colombia
132 Del Nao York Tima, 4 de marzo de 1928, d u d o en M. Archila, Op. cii., nota 80. B. Tovar,
Op. cit., coloca tas nuevas leyes en perspectiva, al observar que su cumplimiento "(ue
muy restringido durante los años siguientes, llegando en algunos casos a ser inexisten
te’ <p. 149).
135 Jaime Jaramillo Uribe, E¡ ptnsamtnto colombiano en el áglo wx, Bogotá, Temis, 1964, p. I4S,
atribuye el conservatismo y el legalismo de los colombianos al hecho de que ia nadón
careció d e una poderosa aristocracia territorial durante la época colonial, como tam
bién al hecho d e que, durante esta misma época, tuvo dases artesa ñas urbanas comer-
dales, y burocráticas, fuertes y coherentes.
134 JesúsA. Bejarano. El régimen agrunod* ¡a m m m ta exportadora a la economía industrial, Bogotá, La
Carreta, 1979, pp 262-264.
135 La historiadora Catherine LeGrand, en: “Campesinos y asalariados en la roña bananera
de Santa Marta, 1900-1935".Anuario Colombiano de ¡Hitaría Sociaiyde ¡a Cvitvm, (11). 1983,
p. 242, encontró que los trabajadores de la zona bananera del norte de Colombia
también conodan las nuevas leyes laborales. En 1925. iniciaron protestas que termina
ron trágicamente en diciembre de 1928, como se describe en el capítulo 6. supra.
136 La Oficina del Trabajo era una dependencia del Ministerio de Industria.
La república liberal y sus críticos / 319
Los once puntos del “Manifiesto de tos escritos con los trabajadores, los
los arrendatarios de El Chocho” re protegieran de las indem endas del
velan con claridad que eslos traba tiempo, les concedieran ei privilegio
jadores eran completamente moder de tomar materiales para vivienda,
nos en su enfoque de los asuntos especialmente madera, de las tierras
económicos y conscientes de sus dere de la hacienda, y que se acatara la
chos como ciudadanos colombianos. jornada laboral de ocho horas con
Siete de los artículos se relacionan templada en la ley.lí$
específicamente con ei dinero, refle Carlos y Manuel Caballero reac*
jando la idea que tenían los arrenda donaron como era prededble a la de-
tarios de) p o d er del mismo p ara daración de independencia de sus
liberarlos del humillante y anticuado arrendatarios: trataron de expulsar
sistema laboral al que estaban some los de su propiedad —de una tierra
tidos. que muchos de ellos habían ocupado
durante varias décadas—. Pero el es
“Exigimos” —escribieron— la liber fuerzo de los Caballero resultó, en úl
tad de comercio que consagra nues
tima instancia, vano. La época de las
tra Constitución Nadonal [...]. Que
el arrendamiento de tas tierras grandes propiedades sin explotar en
se nos exija únicamente en dinero el centro de Colombia tocaba a su fin,
[... j. Que el avalúo que se haga para pues tanto los campesinos sin tierra
fijar los arrendamientos no se rep íta como el gobierno se levantaban en su
sino cada tres años [...]. Que la ha contra. Pronto, induso los hermanos
cienda debe pagar las mejoras por Caballero llegaron a reconocer este
unjusto precio (en caso de lanzamien
hecho. Después de resistirse a las exi
to) Que la hacienda suprima del
reglamento el sistema de multas [...]. gencias de sus aparceros durante casi
Que la hacienda pague eljoma! se ocho años, hasta 1933, vendieron El
gún el precio corriente [...]. Que si los Chocho a la Gobemadón de Cun dina
señores Caballero no aceptan estas marca, la cual lo subdividió y vendió
bases, se convenga y se celebre un las parcelas a predos modestos.159
plan, mediante el cual los arrenda La coinridencia de exigendas po
tarios redamantes puedan adquirir pulares de cambio del sistema de te-
en propiedad, por intermedio de un
banco, las hipotecas y amortizaciones
nenda de la tierra en Colombia y la
acostumbradas para estos casca disposidón del gobierno de responder
a ellas, se debió a la difundida idea de
Otros artículos pedían que los due que el progreso nadonal se veía obs
ños de la hadenda firmaran contra taculizado por un régimen agrícola
1S7 Hermes Tovar, El movmúitío campesino en Colombia, Bogotá, Ediciones Libres, 1975, pp. 78-80.
138 Ibid., pp. 78-80.
139 La mejor discusión sobre la lucha por El Chocho se encuentra en: Eby Marulanda.
Colonúacicn y conflicto. Las lecturas del Sumapaz. Bogotá, Tercer Mundo, 1991, pp. 103-119.
Véase también H. Tovar, Op. cit., pp. 76-88, y J A Bejarano, Op. d t, pp. 264-266.
320 i La modernización en Colombia
140 Alejandro López, Obras silletas, Bogotá, Imprenta Nacional, 1982, p. 412.
141 Este fue uno de los puntos a los que aludió el ministro de industria. Francisco José Chaux,
en su mensaje al Congreso aquel año. C. LeGrand, Frrmüer Expansión imd Peaiant PmtrÁ m
Colombia, 1850-1936, Op. cit., p. 119.
142 A. López, Op. di., p. 22.
¡43 C. LeGrand. fnmtur Expansión ajid P.asunt Prolca m Colombia, 1350-1936, Op. a l.. p. 97
La república liberal y sus críticos / 321
144 Partido Conservador, Op. cit., pp. 110-111. Cerca de un arto antes de la convención
del Partido Conservador, el 29 de diciembre de 1950, una de sus üguras m il importan
te». Mariano Ospina Pérez, promovió la legislación que produjo la Ley 67 de ¡951,
mediante la cual se autorizaba la creación de la Caja de Crédito Agrario, Industrial y
Minero (Caja Agraria). Para el texto de la propuesta de Ospina, véase M. Ospina
Pérez, Op. cit., pp. 37-41.
145 El programa de Olaya hubiera devuelto una cantidad de tierras ilegalmente poseídas y
subdesarrolladas a la condición de halflíos Esta tierra hubiera sido entonces distribuida
entre los colonos. Las grandes propiedades en producción hubieran sido adquiridas por
el gobierno, y luego parceladas y vendidas a los campesinos, quienes las hubieran adqui
rido a través de los préstamos de la recién creada Caja Agraria.
146 La declaración oficial de los objetivos de la APEN se encuentra en Abel Carbonell, La
qumcma polüka, vol. 3, Bogotá, Imprenta Nacional, 1952.
147 El Tiempo, 3 de septiembre de 1933. Antes de que la Ley 200 le pusiera Fin, la invasión de
tierras se extendió más allá de Viotá y de Sumapaz. a Caldas y al norte del Valle, y a zonas
dispersas donde había grandes haciendas, en Santander, Antioquia, Bolívar y Magdale
na. El mejor tratamiento general de este problema se encuentra en C. LeGrand. Fmníkr
Exp.msum and ñas m í Proles! m Cok-mina, ¡3511-1936, Op. cit., pp. 109-134.
322 / La modernización en Colombia
Vergel y su familia de una parcela al quierdistas desempeñaron un impor
quilada que habían ocupado duran tante papel en el éxito del movimiento
te algunos años. Los otros arrendata agrario. Por una parte, como perso
rios unieron fuerzas con Vergel para nas coherentes, carismáticas, y por lo
ayudarle a oponerse al lanzamiento. general instruidas en derecho, ofre
De allí se siguió una confrontación ar cían a los colonos y a los aparceros el
mada entre los arrendatarios y la po liderazgo que tanto necesitaban. Por
licía local, en la cual murieron dos otra, como miembros de una con
policías y trece arrendatarios. traélite abiertamente socialista que
Las muertes ocurridas en la ha abogaba por la confiscación directa de
cienda Tolima y otros episodios simi las grandes haciendas, cumplieron con
lares acaecidos a comienzos de la el propósito adicional de llevar a los
década del treinta intensificaron el temerosos terratenientes a apoyar la
sentim iento público a favor de los reforma mucho más moderada del
arrendatarios y fortalecieron a los p o gobierno. Alfonso López Pumarejo se
líticos partidarios de la reforma. El comprometió a que el Estado compen
15 de agosto de 1934, un día después sara a los propietarios por todas las
de la tragedia, tanto El Espectador, dia propiedades privadas confiscadas por
rio liberal, como El /bis, conservador, el gobierno, y a exigir que los cam
defendieron la acción de los arren pesinos pagaran por todas las tierras
datarios y condenaron a la policía recibidas de esta manera.
tolimense. Aquel mismo día, el joven En el punto culminante del movi
y ardiente reformador liberal, Jorge miento agrario, 1933-1935, Jorge
Eliécer Caitán, se levantó en el Con Eliécer Caitán y otro abogado de iz
greso para atacar “los apolillados có quierda, Erasmo Valencia, organiza
digos, elaborados para el sosteni ron partidos políticos dedicados a
miento de una situación feudal [...] programas más radicales de reforma
apoyados por las autoridades crimina agraria que el propuesto por López
les que nos oprimen".14® Un mes des Pumarejo. Pero ni la Unión Nacional
pués de la trágica confrontación, el Izquierdista Revolucionaria (UNIR),
presidente Alfonso López Pumarejo, ni el Partido Agrario Nacional (PAN),
recién posesionado, hizo eco de la ai tuvieron laiga vida. El UNIR, creado
rada opinión pública cuando se re en 1933, fue disuelto por su funda
husó a hacer cumplir lo que llamó dor en 1935, después de una terrible
“leyes antidemocráticas que favorecen derrota en las elecciones para el Con
a los terratenientes”.149 greso. El PAN fue aún más efímero.
Caitán y otros críticos sociales iz Creado en 1935, fue abandonado por
148 Jorge Eliécer Caitán, Los Ttujores clísennos de Gaitán, 2.a ed., Bogotá, Jorvi, 1968, p. 61.
149 Lo hizo en una célebre carta dirigida a prominente] terrateniente!, quienes le hablan
escrito pidiendo que el presidente defendiera sus intereses. La famosa respuesta de
López se encuentra en A. López Pumarejo, Op. oí., tomo 1, pp. 69-70.
La república liberal y sus críticos / 323
150 Rientes origínala sobre Gaitán y la UNIR pueden encontrarle en J. £. Gaitán. Op. cü., y
en I j i í « Em iro Valencia, Gaitán: antología de n i pensamiento sodal y económico, Bogotá, Colombia
Nueva, 1968. Una buena visión genera] de Gaitán y la UNIR aparece en Richard E.
Sharplcss, Gaitán of Colombia. A Miticai Biography, Piusburgh, University of Pittsburgh Press,
1977, pp. 71-34. No existe un estudio detallado sobre Erasmo TAlenria y su partido. No
obstante, hay breves descripciones de ambos en E. Marulanda, Op. cit., pp. 126-129; C.
LeGiand, Fnnttur Expensan and Ptasant Pmtest tn Cniomim, ¡850-1936, Op. cit-, pp. 124-125;
Medófilo Medina, “Los terceros partidos en Colombia, 1900-1960", en: Alvaro Tirado
Mejla, ed., Nueva historia ie Colombia, vol. 2, Bogotá, Planeta, 1989, pp. 284-285.
151 El Partido Comunista, sin embargo, debilitó también el movimiento agrario. Habiendo
recibido instrucciones de la Internacional Comunista de identificar y atacar el fascismo, los
líderes d d partido atacaron a Gaitán y a la UNIR por fascistas. UNIR les respondió de la
misma manera. El 28 de noviembre de 1933, el periódico de la UNIR, El Diario, de Cali,
atacó ferozmente a los comunistas, “incapaces por sí mismos de formarse un ambiente,
poT sus teorías utópicas e inadaptables a nuestro medio". La hostilidad entre estos dos
partidos llegó a su punto más álgido durante los enfrentamientos armados entre miem
bros de ambos grupos a comienzos de 1934. Para más detalles sobre las actividades comu
nistas en Viotá y Sumapaz, véase Medófilo Medina, Historia del ftrfúfo Ornaras(a de Colombia,
Bogotá, Colombia Nueva, 1980, pp. 114-131; M. Archila, Op. át., p. 295.
324 / I ji modernización en Colombia
considera la pequeña propiedad co José Chaux, se unieron para hacer
como un medio de liberación econó aprobar la Ley 200 en el Congreso.155
mica necesario e imprescindible.
A medida que la Ley se aproximaba a
La mayoría de los copartidarios de su aprobación definitiva, nuevos acon
López rechazaron esta nueva defi tecimientos se combinaron para faci
nición de su partido como partido litarla. En el transcuno de 1935, la
agrario. Se negaron también a apo oposición por parte de la izquierda al
yar la idea de López de que fuese el programa de reforma de López Pu
Partido Liberal el que favoreciera a marejo cesó abruptamente. En mar
colonosy arrendatarios a expensas de zo de aquel año, Jorge Eliécer Gaitán
los grandes terratenientes. Apoyar el abandonó la UNIR, después de la
llam ado populista del presidente apabullante derrota de este partido
alienaría aún más a los liberales de en las elecciones nacionales. Poste
dicados al cabildeo en contra de la riormente se reintegró al Partido Li
reforma, APEN, e igualmente a la So beral y orientó sus esfuerzos refor
ciedad de Agricultores de Colombia mistas hacia la Colombia urbana.
(SAC), organización conservadora.151 Simbólico del cambio de orientación
Sin embargo, la mayoría de los miem de Gaitán fue su aceptación de la Al
bros de la convención liberal estaban caldía de Bogotá catorce meses des
a favor de la reforma, y coincidían con pués.154
el presidente en pensar que los lati La oposición comunista a López
fundios debían ser divididos y pues Pumarejo y a su programa de refor
tos a disposición de quienes no tenían ma terminó en noviembre de 1935,
tierras. cuando los dirigentes de este partido
Durante el resto de 1935 y todo aconsejaron a sus miembros que se
1936, los liberales partidarios de la re unieran a los elementos “burgueses
forma, encabezados por Darío Echan- progresistas” en la lucha mundial con
día, Carlos Deras Restrepo y Francis tra el fascismo. Los miembros del
152 Fundada en 1871, la SAC contó tradicionahnente con los hombres más ricos e influyen
tes del pali entre sus miembros. Una discusión de la oposición de la SAC a la reforma
agraria se encuentra en Jesús A Bcjarano, Economía j poder. Ijx SACy el desarrollo agmptmarw
cohmhana, 1871-19S4, Bogotá, Fondo Editorial CEREC, 1985. pp. 194-206.
153 Un buen resumen de este proceso puede encontrarse en Piel-re Gilhodes, "La cuestión
agraria en Colombia. 1900-1946”, en: Alvaro Tirado Mejía, ed., Nueva historia de Colombia,
vol. S, Bogotá, Planeta, 1989, pp. 194-206.
154 "La liquidación de fado de la UNIR marca un cambio de orientación de Gaitán hacia la
ciudad", escribe P Gilhodes, Op. cil., pp, 324-325. Gilhodes continúa diciendo que la
repentina acción de Gaitán no disminuyó su prestigio de “adalid agrario'*. Hubo, sin
embargo, al menos un miembro de la UNIR que se ofendió por la manera como Gaitán
había abandonado este partido. En 1936, el cofundador de !a UNIR, Fermín López
Giraldo, denunció públicamente a Gaitán como traidor a la causa agraria en su libro El
apóstol desnuda, o dos años al Indo de un mUo, Manizales, Arturo Zapata, 1936.
La república liberal y jas críticos / 325
155 Lo que se describe como “el viraje" en la estrategia del partido es tratado en M. Medina,
Op. cii, pp. 263-269.
156 De una carta enviada por campesinos a Erasmo Valencia, marro de 1937, citada en E.
Marulanda, Op. cit., p. 1)1.
157 Esta disposición fue la base de críticas posteriores en el sentido de que la Ley 200
''legitimó la usurpación de terrenos públicos ocurrida en el siglo pasado". C. LeGrand,
Fnmiter Expansión and Ptasani Protest m Colombia, 1850-1936, Op ctl_, pp. 150-151. Otra parte
de la ley. el Artículo ti, fue diseñada para obligar a los terratenientes a poner sus tierras
en producción en un plazo de diez años, o correr el riesgo de perderlas. Esta disposición,
dirigida precisamente a aplacar a quienes criticaban la Ley 200 por permitir que los
terratenientes se salieran con la suya con excesiva facilidad, nunca fue aplicada
326 i La modernización en Colombia
158 Los datos sobre el número de préstamos otorgados por la Caja Agraria entre 1936 y
1943, y su valor total, aparecen en Carlos Lleras Restrepo, "La obra económica y fiscal
del Liberalismo”, en: Plinio Mendoza Nerra, ed., Ei liberalismo en ti gobierno, vol. 2, Bogotá,
Prag, 1946, p. 15.
159 C. IJeras Restrepo, Op. cá.;C. LeGrand, Fnmber Expansión and flsasani Pmiest m Colombia, 1850
1936, Op. d i , pp. 139-140. Entre 1953 y 1938, el promedio de prestamos de la Caja Agraria
era de $650 pesos. Entre 1939 y 1943, bajó a $450 pesos. Catherme LeGrand informa que
los precios de la tiara cobrados a los campéanos por la gobernación de Cundinamarca en
193} y 1934 iban de $75 a $110 pesos, el equivalente a US$46,50 —US$68,20 estadouni
denses actuales.
160 Daniel Pécaut, Orden y violencia en Colombia. 18)0-1953, Bogotá, Siglo XXI, 1987, p. 169,
informa que en 1932, la finca promedio en Cundinamarca era de 2,70 hectáreas, en
Tolima de 4,70 hectáreas, y en Caldas de 1,95 hectáreas.
161 Dado M. Fajardo. Haciendas, campesinos y políticas agrarias en Colombia, 1920-1980, Bogotá,
Oveja Negra, 1984, p. 57.
La república liberal y sus críticos / 327
162 Aibert Hirschman, enjavm ep Tornead Progna: Siudics tn Ecorunñc foticy-MaÁmg tn Latín América,
Nueva York, Doubleday-Anchor, 1965, pp. 151-157, describe los principales argumentos
esgrimidos contra la Ley 200 entre 1936 y comienzos de la década del sesenta. Tales
críticas se encuentran reformuladas en C LeGrand, Pnmtúr Expansión and ñasani PrvUst m
Colombia, ¡850-1956, Op. cit., p. 152, y en E. Manilanda, Op. cit., p. 246. Hirsctunan, un
admirador de esa legislación, ignora a los “críticos conservadores y revolucionarios de esta
ley" quienes, en su opinión, “consideraban ei hecho de que la vida y sus problemas conti
nuaran como prueba suficiente del fracaso de los anteriores esfuerzos humanos” (A.
Hirschman, Op. aL, p. 157).
163 En 1921 y 1922, Valencia dirigió La Casa del Pueblo, una organización sindical con sede
en Bogotá. En 1925 fue expulsado del Partido Socialista Revolucionario. Pocos años
después fue secretario del Comité Socialista para la Organización y Propaganda y pre
sidente del Centro Comunista de Bogotá. Al mismo tiempo, militaba en la Federación
Sindicalista de Bogotá. Véase Ignacio Torres Giraldo, Las mamfonnes, historia de la nbeldúi de
las masas en Colombia, vol. 4, Bogotá, Latina, 1978, 11; E. Mamlanda, Op. cit., pp. 126-127;
C. LeGrand, Frontúr Expansión and Prasant Pmtest m Colombia, ¡850-1936, Op. cit., pp. 124-126.
164 \bleocia describió su estrategia revolucionaria como la de “hermanar la lucha de la ciudad
con la del campo", enfoque que el historiador del sindicalismo, Mauricio Archila, con
sidera como “una concepción todavía imbuida de vanguardismo obrero”. M. Archila,
Op cit., p. 296. Arrestado en 1953 debido a las actividades que adelantaba en Sumapaz,
Valencia negó ser un subversivo, afirmando que su único objetivo era obtener justicia
para Los campesinos colombianos.
328 / La modernización en Colombia
Al igual que muchos de sus com Los aparceros de la hacienda El
pañeros activistas, Erasmo Valencia Chocho, los colonos de Sumapaz y
no apreció plenamente que el objeti otros miles de campesinos ansiosos de
vo principal de los campesinos a los tierra que se beneficiaron de la refor
que lideraba era poseer una finca y ma agraria, completaron un proceso
ponerla a producir, lo cual, a su vez, de democratización de la tenencia de
Ies permitiría elevar el nivel de vida la tierra que se había adelantado en
de sus familias. Valencia fue un idea la zona central de Colombia desde el
lista que dedicó su vida a la causa de inicio de la bonanza cafetera. "El pro
ia revolución proletaria. Por consi ceso de parcelaciones", escribe el his
guiente, se había opuesto a la subdi toriador José Antonio Ocampo, “no
visión, privatización y venta de las ha hizo más que afirmar una tendencia
ciendas cafeteras como algo contrario que tenía una base mucho más pro
a los principios colectivistas y destructi funda”.166 Mucho antes de la aproba
vo del movimiento que lideraba. En ción de la Ley 200, más de la mitad
tretanto, sus seguidores se horroriza del café en Colombia era producido
ron al ver que Valencia parecía decidido
en propiedades de menos de diez
a desechar todo aquello por lo que ha
hectáreas. Veuite años después de la
bían luchado. En 1937, un grupo de
famosa ley, casi dos tercios de las ex
miembros del PAN, de la hacienda El
portaciones de café eran producidos
Chocho, le escribió a Valencia:
en propiedades medianas y peque
Nos hizo usted el pliego de peticiones ñas, de diez o menos hectáreas.167
para los señores Caballero y para los La reforma agraria estaba destina
ministros, didéndoles que no quería da a darse en Colombia, y los miem
mos seguir de arrendatarios, pidien bros de todas las clases sociales lo sa
do que se nos vendiera la tierra o se
bían. Incluso los grandes terratenientes
nos pagaran las mejoras (...] [Pero]
después de tales peticiones, se pone finalmente aceptaron la Ley 200, de
la tÍCTTaa nuestra disposidón paia que la misma manera como se toma un
la compremos, yentonces usted, como medicamento amargo para curar una
consejero de las masas campesinas, es enfermedad potencialmente mortal.
enemigo de la compra de las parce “Estas nuevas leyes de López y de los
las. dando de esta manera margen liberales me acaban de costar seis
para que personas extrañas a la re
gión vinieran y lascompraran [...]que cientas de mis mejores hectáreas”, se
dándose a veces sin nada quienes más quejó uno de ellos en 1937, mientras
habíamos luchado y sin que honrada cenaba en el Jockey Club de Bogotá:
mente pudiéramos oponemos, por
que los que llegaban también eran Siempre había tenido la idea de que
campesinos.'® podía sacar a esos indios si lo deseaba.
Peto ahora me entero de que no pue ciales que comenzaban a tener lu
do. Me dicen que ellos son los pro gar allí, Colombia seguía siendo una
pietarios de la tierra. Esa es la nueva nación rural, subdesarrollada y so
regla, dicen. Algunos de ellos ni siquie
cialmente indiferenciada a comien
ra me dejan acercarme. íQué pue
do hacer? ¿Llamar al ejército para zos de la década del treinta. Más de
despojarlos de ella? No es probable. un siglo después de la Independen
Este gobierno de López no me apo cia, continuaba confrontando la pa
yaría [...]. B ita hay muchísima tierra radoja de un débil control nacional
en Colombia Cuando cabalgo ahora de las regiones apartadas, y una cen
por mis tierras, me mantengo a gran tralización política que dejaba la ma
distancia de estos indios.1w
yor parte de los ingresos tributarios
La reforma agraria en Colombia en Bogotá.
no fue revolucionaria, pues estaba ba fbr esta razón, la provincia en Co
sada en un proceso primordialmente lombia tenía poca capacidad para ma
evolutivo y legislativo. Una fuente de nejar sus necesidades inmediatas; era
descontento popular llevó a los polí económicamente dependiente de un
ticos colombianos primero a temblar gobierno nadonal negligente y en oca
y Juego a responder. La historia co siones abusivo. Durante sus cuatro años
lombiana no ofrece un mejor ejem de gobierno, Alfonso López Pumarejo
plo de acomodación política que el intensificó la fuerte centralización im
de la Ley- 200 de 1936. El proceso que puesta en Colombia cincuenta años
culminó en la expedición de la ley fue antes m ediante la Constitución de
a la vez conflictivo y democrático. La 1886. Ambos esfiierzos se fortalecieron
revuelta agraria en Colombia es una de los trescientos años de dominio co
de las primeras de una serie conti lonial, dirigido explícitamente a des
nua de exigencias populares de re pojar a las provincias del poder políti
forma social que llenaron el resto del co y de los ingresos tributarios. Ibr otra
siglo xx en Colombia. A pesar de lo parte, había poco pluralismo social en
infortunados que resultaron para la Colombia. La industrialización apenas
nación y para su gente, los aconteci se iniciaba, el movimiento laboral es
mientos posteriores no conspiraron taba en su estadio formativo, y había
para allanar el curso de los cambios, pocas organizaciones importantes no
como lo hicieron durante el primer gubernamentales de carácter socioeco
gobierno de Alfonso López Pumarejo. nómico que no estuvieran sujetas a una
fuerte manipulación política. Dos de
las más importantes de ellas eran la
Anatomía de un engaño Federación Nadonal de Cafeteros y el
Banco de la República, cuya Junta Di
A pesar de las transformaciones so rectiva era bipartidista.
168 Negley FarsOfl, Transgrasur in the Tropics, Nueva York, H arco u rt Brace, 1938, p. 175.
/
330 Ao modernización m Colombia
169 E l conservador A. Ramírez Moreno, Op. cit., p. 93, escribe que después Gómez solfa decir.
"Alfonso no quiso engañarme, pero hay algo detrás que no lo deja hacer lo que quiere, tal
vez la masonería*
170 U no de los hijos de López, Fernanda López Míchelsen, dijo en una entrevista concedida
a E l Tiempo el I de julio de 1984, que después de 1935, su padre y Laureano Gómez
“fueron enemigos irreconciliables hasta la muerte”.
171 Rfuisto Colombiana, Io de mayo de 1935, pp. 65-69.
172 El flus, 21 de septiembre de 1935.
173 Se refirió específicamente a Hernán Salamanca Medina, nombrado gobernador de
Boyacá por López. Gómez dijo que otando le habla pedido a López que cumpliera su
ia república liberal y sus críticas / 331
Gómez atacaba a López por haber uti para conseguir la aprobación del Pro
lizado su amistad como una estrata tocolo de Río por sobre las acalora
gema para obtener la presidencia y, das objeciones de Gómez. Este acto, a
en octubre de 1936, acusó a López y su vez, estaba basado en el deseo prag
a sus seguidores de haber dejado de mático del presidente de proceder con
ser verdaderos demócratas en razón sus reformas —en especial, con la re
de su corrupción por parte de los bol forma de lá Constitución Nacional,
cheviques.174Todo este tiempo, López anunciada en el mensaje de López al
protestó decididamente que él nun Congreso el 20 de julio de 1935, cuan
ca había engañado a Gómez. El “enga do Gómez se recuperaba del infarto—.
ño" no se aclaró con el tiempo. Veinte Alfonso López, en síntesis, había he
años después de la muerte del caudi cho a un lado las consideraciones per
llo, en 1965, el amigo y admirador de sonales para iniciar las reformas por
Gómez, Arturo Abella, le dijo a un en las que clamaba su partido.
trevistador: “Laureano nunca me ex El “engaño” fue también el efec
plicó cómo había sido engañado”.m to de cierta ingenuidad que Laurea
La dificultad para com prender no Gómez admitía abiertamente. “Yo
exactamente qué era lo que Alfonso lo que he sido es un ingenuo”, dijo más
López Pumarejo le había hecho a tarde en su carrera política, agregan
Laureano Gómez, unida al hecho de do que, “en más de una campaña se
que López negaba esta acusación, su aprovecharon de mí por ingenuo”.1''1
giere que el “engaño" fue complica En otras ocasiones, Gómez protestó
do y multifacético.178 En el nivel más que él “no era un político’’, o era “un
obvio, era un eufemismo para expre mal político”, porque le desagrada
sar el sentimiento de traición experi ban las intrigas, comunes en este cam
mentado por Gómez cuando su viejo po.178 Alfonso López Pumarejo reco
amigo recurrió a uno de sus enemi noció al menos esto cuando, en 1938,
gos mutuos, Enrique Olaya Herrera, haciendo obvia referencia a Gómez y
179 Alfotuo López Pumarejo, Obras sticdas, val. 2, Jorge Mario Eastman, comp., Bogotá, Reú
na, 1980, p. 184.
180 En su libro, La crin» del ñ u tido Ckmservudur m Colombia, Op. cit., pp. 92,93, publicado algunos
meses después de au ruptura con Laureano Gómez a mediados de 1937, Ramírez More
no corroboró U evaluación que había hecho e) propio Gómez de su falla de discerni
miento político: “N o sólo ahora, sino desde hace tiempo, be afirmado que nuestro
estimado amigo, el doctor Laureano Gómez, no es un político".
181 h r a una discusión más detallada del carácter ideológico de Gómez, véase James D.
Henderson. Las ideas i t Laureano Gómtz, Bogotá, Tercer Mundo, 1985, pp. 19-20, 32, 35,
88-103, 121, 148, 158.
182 Los cargos ofrecidos a José Arturo Andrade, Alfredo Garda Cadena y a Mariano Ospina
Pérez fueron los Ministerios de Finanzas y Crédito Público, Industria y Agricultura y el de
Comercio. La cana de López a los conservadores se encuentra en Alfonso López, La
política oficial, Op. cit-, vol. 2, pp. 193-196.
La república liberal y sus críticos / 333
por razones de personalidad, es poco que, entre 182 í y 1936, liberales y con
probable que no hubieran entrado en servadores redactaron de nuevo la
conflicto en los combates políticos, Constitudón, o la modificaron sustan
como gallos de pelea colocados el uno cialmente, con una predecible regu
al lado del otro.'90 laridad, cada partido como reaedón
El líder liberal López Pumarejo a la de su predecesor en el poder, en
estaba tan atrapado por su educación promedio una vez por década.191Dado
y por la idiosincrasia política colom que la Constitución de 1886 había
biana como lo estaba Gómez. Pbr esta permanecido prácticamente idéntica
razón, se vio obligado a reformar la por mayor tiempo que cualquier otra,
Constitución en cuanto se posesionó. fue la más odiada por el partido con-
La tradición política colombiana exi crario en la historia de Colombia. Al
gía una reacción contra las reformas fonso López Pumarejo y su partido te
institucionales efectuadas en el gobier man, entonces, buenas razones para
no anterior, cuando quien había esta llegar al poder con el ardiente deseo
do en el poder era el partido opuesto. de revisar el documento de 1886. Evi
Las leyes aprobadas por el enemigo dentemente, tenían el mandato his
político necesariamente debían ser tórico de hacerlo.
sustituidas por otras políticamente Es posible que el impulso a la re
correctas, comenzando con el código forma haya estado arraigado en la tra
más fundamental, la Constitución Na dición partidista colombiana, pero
donal. Al menos desde la Constitu- buena parte de su motivadón provi
aón de Cúcuta de 1821, liberales y no de actores políticos que no exis
conservadores se habían turnado en tían en la política de Colombia me
dar a sus ideales una forma constitu dio siglo antes. Fuera de los pasillos
cional, y luego habían intentado im del Congreso, los trabajadores mili
ponérselos al país. El resultado de tantes y los campesinos sedientos de
este ejercido, fundado en el ideal ro tierra utilizaron las huelgas y la inva
mano de la búsqueda de la perfec- sión de tierras para forzar el cambio.
dón teórica en los códigos legales, fiie En el Congreso, los sodalistas y los
Amigos o enemigo], los analistas que se han referido a ellos dos han utilizado siempre
superlativos.
190 U n motivo personal de la rabia de Gómez contra López, sugerido por Eduardo Zuleta
Ángel, Ei presidente López, Medellín, Afcón, 1966, p. 23, fue el hecho de que este hubiera
despedido a ni cuñado, Apolinar laza, de su caigo como tesorero general de La nación.
Poco después, Gómez sufrió la pérdida de su hermana Ana Josefa, esposa de Apolinar
liaza, fallecida en febrero de 1936, y más tarde, aquel mismo año, la de su hermano y
colaborador político, José Ptpt Gómez, quien murió d 1 de octubre de 1936.
191 Las Constituciones (y las modificaciones a las mismas) de 1821, 1828, 1830, 1832, 1842,
1853, 1858, 1863, 1886 y 1910, se encuentran en Miguel Antonio tombo y José Joaquín
Guerra, Conshluatmes de Calomüo, 2 “ ed,, vols. 3-4, Biblioteca Popular de Cultura Colom
biana. Bogotá, 1951. La recodificación de 1936 aparece en Carlos Restrepo Piedra hita,
Recopilación de actos legislativos, 1914-1986, Bogotá, Banco Popular, 1986, pp. 29-44.
336 ¡ La modernización en Colombia
192 Alvaro Tirado Mejía, Aspectos poitticos del primer gobierno de Alfonso López Pumarejo, 1934-1938,
Bogotá, Gráficos Cabrera e Hijos, 1981, p. 11.
195 Estos y otros nuevos artículos se resumen en Alvaro Tirado Mejía, “López Pumarejo: la
Revolución en Marcha", en: Alvaro Tirado Mejla, ed.. Nueva historia de Colombia, vol. 1,
Bogotá, Planeta. L9S9, pp. 338-346. Los debates del Congreso y otros documentos
relativos a las modificaciones introducidas en 1936 se recogen en Alvaro Tirado Mejla y
Magdalena Velásquez, La reforma consbtuaonal dt ¡936, Bogotá, Oveja Negra, 1982.
194 El “solidarismo" de Duguit se discute en A. Tirado Mejía, “López Pumarejo: la Revolu
ción en Marcha', Op. ai., pp. 322-323: Víctor Mosquera Chaux, El Tiempo, Io de noviembre
de 1992. Para una interpretación poco favorable de la filosofía de Duguit, véase A.
Carbonell. Op. vol. 4, pp. 175-178.
La república liberal y sus críticos / 337
195 Información de N. Faraón, Op. cit., p. L69. C. Lletas Restrepo, en Borradores para una historia de
la República Liberal, Op. cii., 228-31, ofrece información adicional sobre la influencia de
FranUin D. Roosevelt sobre Alfonso López, haciendo énfasis en que los famosos primeros
“cien días" del New Deal tuvieron un "profundo efecto” sobre el presidente colombiano,
196 El Artículo 39 de la Constitución reformada declaraba que “la asistencia pública es una
fundón del Estado”.
197 Entre 1926 y 1954, para citar sólo un ejemplo, Tropical Oil, una subsidiaria de Standard
Oil, de Nueva Jersey, pagó sólo 13.7 millones de dólares en impuestos. Entre 1935 y 1936
únicamente, el Tesoro colombiano recolectó USI3.3 millones de esta compañía. B. Tovar,
Of. cit-, p. 225; A, Tirado Mejía, “López Pumarejo: la Revolución en Marcha", Op. a l, p. 336.
198 Las carreteras recibieron un fuerte apoyo de los presidentes de la República Liberal
(1930-1946), quienes triplicaron las Rilas para automóviles de 5.743 a 17.970 kilómetros.
Sin embargo, el programa centralizado de construcción de carreteras también tuvo un
aspecto negativo, pues representó una rica fuente de dinero para el patronazgo y el
peculado. Antes de los esfuerzos centralizadores de la República Liberal, el dinero des
tinado a las carreteras se repartió arbitrariamente entre los departamentos. Véase D. S.
Barnhardt, “Colombian Transport and the Refórms of 1931; An Evaluation”, Hispanic
American Histórica! Reznew, 38(2), Durham, Duke Umversicy Press. 1958. p. 12; Richard
Hartwig, Roads lo Reasm. Transportation, Admmtstration, and RacvmalUj in Colombia, Pittsburgh,
University of Pittsburgh Press, 1983, pp. 105-109.
199 Aliñe Helg, CiviHstr le fieuple el former Ies ¿liles. L’éducatum en Colombia, 191S-1957, París,
LHartnattan, 1984. p. 128.
338 / La modernización en Colombia
vigorosa acción del Estado para con res habían colaborado mutuamente
trolar los efectos destructivos del in en aras del desarrollo nacional. Aque
controlado capitalismo del laissezfuñe. llos intervalos de bipartidismo eran
Si bien esto representó un rechazo de seguidos típicamente de extensos pe
los principios decimonónicos de los ríodos en ios cuales los extremistas
partidos, fundados en un individua liberales y conservadores sometían al
lismo extrem o, fue u n a posición país a una época peijudicial de ex
adoptada por el liberalismo colom perimentación inspirada ideológi
biano y compartida por todos los par camente, que por lo general culmina
tidos liberales de Occidente en ese ba con una guerra civil. A comienzos
momento histórico. El ministro de del siglo, los moderados encontraron
gobierno, Alberto Lleras Camargo, un terreno común en el movimiento
afirmó sucintamente la justificación Unión Republicana. Treinta años an
de la centralización estatal durante tes, el liberal Rafeel Núñez se había
el primer gobierno de Alfonso López unido con Miguel Antonio Caro para
Pumarejo: organizar otra colectividad bipartidista
moderada, el Partido Nacionalista. No
El pueblo nos había dado los instru
mentos de acción, que eran los órga
obstante, en ambos casos, los mode
nos del Estado. Pero el Estado que rados perdieron terreno progresiva
recibimos no estaba libre sino encar m ente frente a los miembros más
celado, recortado, sujeto a limitacio doctrinarios de su partido, quienes po
nes y mutilaciones. Hemos comenza larizaron de nuevo la política nacio
do por liberarlo, y ya podem os nal con funestas consecuencias para el
anunciar que buena parte de tan
país. En un período anterior, los libe
ponderosa tarea se ha cumplido.10®
rales civilistas y los conservadores na
El impulso colectivista de López cionalistas, que representaban las alas
Pumarejo y su camarilla de celososjó- moderadas de sus respectivos partidos,
venes reformadores generó una pode fracasaron en su intento de evitar la
rosa oposición centrista. Los partidos guerra. En una época posterior, los
políticos colombianos habían tenido miembros de la antigua coalición re
siempre alas moderadas influyentes, publicana, conformada por liberales
que compartían la creencia común y conservadores moderados, fracasa
de que el desarrollo económico na ron en su intento por detener la nue
cional tenía precedencia sobre toda ra politización del país de acuerdo con
otra consideración, especialm ente lincamientos ideológicos, proceso pre
sobre las ideológicas. Periódicamen sidido por los Centenaristas Laureano
te, durante los cien años anteriores, Gómez y Alfonso López Pumarejo.
los centristas liberales y conservado A pesar de su incapacidad de
200 Aiberto Lleras Camargo, “Pasado y presente del Liberalismo", en; Pimío Mendoza Neira,
ed., El liberalismo en d poder, vol. 3, Bogotá, Minerva, 1946, p. 83S.
La república liberal y sus críticos / 339
detener a López, los moderados que triales que habían estado asociados en
favorecían el capitalismo en ambos el pasado con el Partido Unión Re
partidos consiguieron que la avalan publicana, y que se identificaban con
cha de reformas fuese más lenta, re la facción conservadora nacionalista.
formas que además de peijudicar sus Entre ellos se destacaba Carlos E.
intereses económicos, atemorizaba a Restrepo, el único presidente de Co
muchos de ellos, llevándolos a creer lombia perteneciente a la Unión Re
que López, una persona de su misma publicana. En opinión de Restrepo,
dase social, hijo de un comerciante y la Constitución de 1886 se estaba con
banquero capitalista, estaba organi viniendo en algo que “ni era Cons
zando una revolución socialista. Li titución, ni era n a d o n a l M a r i a n o
berales m oderados como Ricardo Ospina Pérez, otro conservador na-
Charria Tovar habló por muchos de donalista que compartía con Restrepo
sus compatriotas cuando escribió que el disgusto de los antioqueños por la
la revolución de López Pumarejo “eri interferenda de Bogotá en los asun
zó la piel del país más de miedo que tos regionales, fue especialm ente
de entusiasmo”,201 Otros liberales de mordaz al acusar a los reformadores
derecha se mostraron más estriden liberales de la Constitudón de estar
tes. El propio hermano del presiden movidos por “intereses políticos bas
te, Eduardo López Pumarejo, uno de tardos". Como miembro del Direc
los principales miembros del gremio torio N adonal Conservador, colabo
en contra de la reforma, APEN, fue ró en la redacdón de una dedaración
uno de los más fuertes críticos del go que condenaba “esta Revoludón en
bierno, como lo fue también el esta Marcha”, que “ha sido el ataque a la
dista y miembro respetado del parti riqueza privada —por no decir al pro
do, Laureano García Ortiz, quien pio capitalismo".*04
atacó a quienes “se han llamado y se Finalmente prosperó la oposidón
siguen llamando liberales, pero que centrista a las reformas de López Pu
no son liberales sino comunistas” .!0t marejo, secundada por ataques pro
Los consejadores moderados que se venientes de la derecha ideológica. El
oponían a López eran, como los libe l de enero de 1937, poco después de
rales de centro con quienes hicieron la aprobadón definitiva de la refor
causa común, comerciantes e indus ma constitucional, López anunrió una
205 Alfonso López Pumarejo, Obras selectas, Op. al., vol. 2, p. 233.
206 Ibid. p. 223.
207 Esta arción abnó ei camino para la revisión del Concordato firmado entre Colombia y el
Vaticano, proyecto iniciado por López en 1937.
La república liberal y sus criticas i 341
inminente ataque a los privilegios “Los trapos rojos significan las sába
eclesiásticos, Laureano Gómez enca nas ensangrentadas en las primeras
bezó la organización de un Congreso noches del matrimonio", dijo, y conti
Ecuménico que debía celebrarse en nuó, “y ese trapo es mentiroso, por
Medellín en el mes de agosto, en el que en el Frente Popular nadie es vir
momento en que Darío Echandía pre gen. Ni la mujer, ni la madre, ni la
sentó la posición del gobierno sobre hija, ni la novia”.210 Las palabras de
lo que llamaban los liberales “el pro Serrano causaron el efecto deseado,
blema religioso”. En el Congreso, e! pues la enorme muchedumbre abu
ministro de gobierno, Echandía, hizo cheó a los comunistas y a los miem
eco a la promesa del presidente de bros del Frente Popular. Se produjo
“quebrar la vértebra [religiosa] de la entonces una riña entre comunistas y
Constitución de 1886”.208 liberales, en la cual la policía liberal
Mientras los congresistas discutían hirió a numerosos conservadores.
en Bogotá sobre la mejor manera de Fbco después, la policía disparó sobre
secularizar la Constitución nacional, la muchedumbre conservadora, ma
varios miles de conservadores acom tando a dos personas, una de ellas el
pañaban en Medellín ai vehemente hijo de un miembro local del partido,
joven arzobispo coadjutor Juan Manuel Pedio C. Arango. Algunas horas más
González Arbeláez en su juramento a tarde, Laureano Gómez, quien se en
defender su fe indusd a costa de sus contraba en Bogotá en ese momento,
propias vidas.509 Durante las numero recibió el siguiente telegrama; “La
sas procesiones y reuniones públicas, policía acaba de asesinar a mi hijo.
bravucones apoyados por la polida Es mi contribución de sangre. iViva
liberal amedrentaron a más de uno el Partido Conservador! Pedro C.
de los conferencistas. En un determi Arango”.5"
nado momento, Augusto Ramírez Mo El debate sobre el problema reli
reno, enfurecido, denunció que las gioso se desarrolló durante 1935 y se
reformas “ateas" de Alfonso López Pu prolongó hasta enero de 1936. El 26
ra are j<j estaban dirigidas a convertir de octubre, el Directorio Conserva
a las hermanas de todos los colom dor publicó un boletín firmado por
bianos en prostitutas. Luis Serrano Ignacio Rengifo, Pedro J. Berrío,
Blanco reaccionó de manera similar Laureano Gómez, Mariano Ospina
ante una bandera roja enarbolada por Pérez, Augusto Ramírez Moreno, Pe
ios delegados comunistas en un con dro María Carreño y el general Ama
greso de trabajadores que se realiza deo Rodríguez, en el cual los dirigen
ba sim ultáneam ente en Medellín: tes del partido declaraban que los
con el inicio de una serie de ataques multó por una cuantiosa suma a La
contra la reforma constitucional, emi Voz de Colombia, y comenzó a redac
tidos por la estación radial con tar una legislación dirigida a contro
servadora, La Voz de Colombia. Lau lar el contenido de las transmisiones
reano Gómez introdujo la serie con radiales. Entretanto, los obispos colom
un breve charla que constituye uno bianos publicaron una carta abierta,
de los mejores ejemplos de su mor en la que lamentaban, entre otras co
daz oratoria: sas, el hecho de que la nueva Cons
titución “empieza por suprimir, en
El país está siendo empujado a un
su encabezamiento, el nom bre de
vórtice en cuyo centro está la ira ho
micida, la tea incendiaria, la abyecta Dios, fuente suprema de toda auto
pasión ¡¡religiosa, la rencorosa envi rid a d ”.” 1
dia de todos los fracasados de la vida, El 17 de marzo, en medio de ru
la guerra ovil, la disgregación de la mores según los cuales el miembro
nacionalidad, el fia de Colombia del Directorio, Amadeo Rodríguez,
Los bárbaros hubieran querido des estaba planeando una revolución, los
truir a Dios. H an borrado su nombre
dirigentes conservadores enviaron
de la Constitución. Mal podría la Di
vina Esencia invocarse para aquella una carta a Alfonso López Pumarejo
obra maligna.1® en la que le advertían que, si no de
tenía la reforma, se perdería el equi
Al día siguiente, la discusión pú librio democrático en Colombia, lo
blica en Colombia se deterioró aún cual, a su vez, haría
más cuando uno de los columnistas
de El Tiempo atacó a Gómez, refirién [...] imposible la armonía y la tran
dose a él como “el gran hombre pú quila convivencia de los partidos, sus
cita luchas sociales y religiosas, siem
blico enfermo”, “el ilustre loco", “un
bra la inseguridad [...] multiplícalos
hombre creado para ei odio y la dia problemas del gobierno.’2*
triba”, “el orador hiena” y el “Hider
criollo". Poco después, el gobierno Las advertencias conservadoras
220 Laureano Gómez ti ai., Lu Consíiluóón de 1886y las reformas proyectadas por la República Liberal.
Discutios, conferencia y otros documentas, Bogotá, Centro, 1936, pp. 13, i5.
22! G.J. IvánCadavid, Lasfueros d* la IgUsiatmit el liberalismo y el cansenjGksmo en Colombia, Medellín,
Bedout, 1955, p. 78. En el momento de la transmisión radia] de Gómez y la carta de los
obispos, no era cierto que el nombre de Dios hubiera sido suprimido del preámbulo de la
Constitución. Para marzo de 1936, los seguidores del presidente en el Congreso hablan
derrotado el intento de sus colegas de izquierda de renovar el documento según lincamientos
completamente seculares. Por consiguiente, habían preservado el preámbulo original
de la Constitución de 1886, que comienza, "En el nombre de Dios, fuente suprema de
toda autoridad
222 L Gómez et <tl.TOp. cit., p. 389. En el transcurso de 1936, se rumoraba que Amadeo Rodríguez
estaba planeando un golpe de Estado. Para su negación de este hecho, véase su libro
Caminos tle guerra y conspiración, Barcelona, Gráficas Claret, 1955.
La repúblka liberal y sus críticos / 345
sólo sirvieron para enfurecer a los de 1937. Alfonso López, verdadera
liberales. El 15 de abril, el Senado votó mente desalentado, intentó renunciar
la aprobación definitiva de la refor a la presidencia al mes siguiente, a ja n
ma, de acuerdo con los deseos de Ló do resultó evidente que un nuevo
pez Pumarejo. El 18 de agosto de 1936, Congreso, más conservador, no apo
exactamente cincuenta años después yaría su agenda legislativa. Entretan
de haber e n tra d o en vigencia la to, los conservadores doctrinarios,
Constitución de 1886, el documento liderados por Laureano Gómez, ata
fue presentado a la nación como su caban al gobierno diariamente desde
nueva Carta fundamental. Aquel mis las páginas de El Stglo.
mo día, en toda Colombia, los con Laureano Gómez obligó a su par
servadores conmemoraron el aniver tido a continuar con la abstención po
sario de la Constitución de 1886 en lítica durante todo el primer período
celebraciones que simbolizaron su re presidencial de López Pumarejo, aun
chazo de la reforma liberal. que con la oposición cada vez mayor
Poco después de entrar en vigen de los moderados y de jóvenes de la
cia la nueva Constitución, Alfonso extrema derecha.*” La posición de
López Pumarejo anunció la famosa Gómez como líder del Partido Con
“pausa" en su revolución. Esto fue con servador se hizo más difícil con la apro
veniente, pues el impulso reformista bación de la reforma constitucional.
ya había muerto en Colombia. Duran Para mediados de 1936, el ala mode
te 1937 y buena parte de 1938, las rada del partido se convenció de que
fuerzas de la oposición obstaculizaron la abstención había sido un terrible
otros cambios adicionales. Los libera error, y ejerció cada vez más presión
les de centro y de derecha se unieron sobre Gómez para que renunciara a
en tomo al liberal moderado Eduar esta política. Entretanto, una genera
do Santos, cuyas fuerzas derrotaron ción más joven de militantes partidis
al sucesor escogido por el presiden tas, que habían creado recientemen
te, Darío Echandía, en las elecciones te la organización fascista Acción
para el Congreso realizadas en abril Nacional Derechista, exigió que los
223 Ei partido permitió a sus miembros votar en las elecciones municipales de 1937, aunque
seguía prevaleciendo la abstención p ara los comicios a nivel presidencia], departam en
tal y del Congreso realizados entre 1935 y 1939. La razón para suspender la abstención
en las elecciones municipales lije el hecho de que los conservadores que residían en los
municipios con mayarías conservadoras com an menos riesgo de ser perseguidos o heri
do® el día d e las elecciones que los conservadores que vivían en municipios de mayoría
liberal. Alberto Bermúdez. cuyo padre fue un firme laureárosla que vivía en el municipio
predom inantem ente liberal d e Manizales. recordaba que su padre votaba tem prano el
día de elecciones po rq u e a media m añana, los liberales comenzaban a “echar bala".
Mientras que el padre de Bermúdez salía a votar, su madre y el resto de la familia oraban.
Cuando regresaba, el señor Bermúdez se encerraba en su casa el resto del dia.
346 / !m tnodemizaáón en Colombia
224 La Acción N adonal Derechista fue creada en 1955. En 1939, bajo la dirección de Gilberto
Alíate Avendafio, de veintinueve años, fue transformada en un partido fascista que duró
poco, la A cdón Nacional Papular. Para una discusión ulterior d e estos desarrollos, víase
M. Medina. “ Los terceros partidos en Colombia, 1900-1960”, Op. cit., pp. 289-290.
225 La b atalla p o r la dirección d el partido d en tro del Directorio Conservador se discute
extensamente en A. Carbonell, Op. cit., vol. 5, pp. 368-589.
226 Víase P. N. Giraldü LoiKÍnno,Don frmr.ruio, JUI¿UI sobre tm hominz ju n a (poca, Op. ai., pp. 121
125, para el tratam iento que ofrece de las fuentes de su desacuerdo. Laureano Gómez y
Fem ando Gómez no eran parientes.
227 Silvio Villegas, de treinta y cinco años, fúe uno de los fundadores del abortado movimien
to fascista en Colombia. Anundó su creadón en un manifiesto promulgado en 1925, ju nto
con Augusto Ramírez Moreno y José Camacho Carreño. Los jóvenes, casi adolescentes,
llam aron a su grupo Los Leopardos. Villegas y el joven Gilberto Alzate promovieron la
candidatura de Ospina desde tas páginas de La un diario de Manizalcs dirigido por
Villegas entre 1955 y 1940. Los artículos de Alíate a favor de la candidatura de Ospina,
escritos entre el 17 de octubre y el 7 de noviembre de 1957, fueron recopilados e n Gilberto
Alzate, Obras selectas, Bogotá, Imprenta Nacional 1979, pp. 66-91.
228 El viejo m atrim onio de convenienria que unió a los ricos industriales, al conservador
m oderado Mariano O spina Pérez y al extrem ista de derecha y utópico anticapitalista
Silvio Villegas, poseía una justificación regionaJista, además de su mutuo descontento con
el rígido liderazgo de Laureano Gómez. Ambos movimientos conservadores disidentes
se centraron e n ta región de la colonización antioqueña. Y se extendieron al occidente
y al sur, a Chocó y Valle. Los antioqueños siempre se habfan resistido al dominio d e la
capital, tanto a nivel político como económico. Y el eje Medellfn-Manizales, a lo laqjo del
cual se cristalizó la resistencia a ia abstención política decretada po r Laureano Gómez,
definía el centro antioqueóo. Chocó, hacia el o cddente, se encontraba den tro d e la
esfera de influencia económica de Antioquia. Esta crecía también en el Valle, gracias a
que bu en a p a n e del com ercio antioquefto iba en esa dirección debido a la reciente
terminación d e vínculos por carretera y por ferrocarril entre Medellín y Cali, y a través
d e Cali, al p uerto de Buenaventura en el Padfico.
A ntioqueños como Mariano O spina Pérez y Fem ando Gómez M artínez tenían antece
dentes nacionalistas, al igual que la mayoría de sus colegas moderados. En este sentido.
La república liberal y sus criticas / 347
Después de la división del partido también con Gómez enjulio de 1937.
enjulio de 1937, los disidentes con En su libro, ¿a crisis del partido conserva
servadores se unieron para atacar a dor, Ramírez argumentó que Laurea
Gómez a través de libros, discursos y no Gómez era un político inepto cuyo
artículos periodísticos. Los fascistas liderazgo había perjudicado grave
Silvio Villegas y Daniel Valois Arce mente a su partido,250
publicaron sus libros, No hay enemigos a Gómez capoteó la tormenta que se
la dertcha e Itinerario espiritual poco tiem desencadenó dentro de su partido de
po después de la turbulenta conven la manera que era previsible: proce
ción del partido. El primero de ellos, dió al ataque. En las semanas que pre
que elogiaba las violentas campañas cedieron a la convención del partido
de Hitler contra la izquierda alema realizada enjulio de 1937, publicó una
na, criticó a Gómez por su pasividad: serie de editoriales en El Siglo conde
nando al fascismo como “una táctica
El doctor Gómez, que es impotente
equivocada”, debido a su inclinación
para la violencia, lo es más todavia para
por la violencia y su preferencia por
la aodóndvil Su temperamento dog
mático no permite la más leve contra los gobiernos autoritarios, que contra
dicción. Se siente en posesión absolu decían los principios conservado
ta de la verdad, lo mismo ante sus res.” 1En un discurso pronunciado en
partidarios que ante sus enemigos. Y junio de 1938, se refirió al fascismo
todo d que no obra de acuerdo con como
sus ideas o sus caprichos, es un vendi
d o , Un tra fir a n íf n n m r n i n a l, m i pimV [...] una desviación a la derecha que
mano, un hijo de la noche. Nunca implica destrucción y muerte de la
cmientra un móvil elevado « i los pro libertad. Es la dictadura preponde
cedimientos de los demás.™ rante en algunos grandes pueblos,
que ofrece bienestar material a cam
Augusto Ramírez Moreno rompió bio de servidumbre.1”
representaron una fuerza m oderada influyente y siempre presente dentro del partido.
Esto contribuye a explicar la presión que ejercieron sobre Laureano Gómez p ara que
abandonara la política de abstención que cada vez dividía más al partido. E sos afinida
des regionales y culturales ayudan a explicar el hecho, que de otra m anera seria inexpli
cable, de que Silvio Villegas, Manuel Mosquera Garcís y otros jóvenes fascistas invocaran
a Marco Fidel Suárez como el “padre espiritual" de su movimiento —a Suárez, el nacio
nalista más im portante de su ¿poca, porque habla continuado la lucha de Miguel Anto
nio Caro contra los conservadores históricos doctrinarios com o L aureano Gómez—.
f t r a más información sobre tas observaciones de Mosquera a propósito d e Suárez, véase
Ei Tiempo, 24 d e octubre de 1935.
229 S. Villegas, Op. cti., p. 216; Daniel Valois Arce, Itinerario apmíual, Manizalea, Zapata, 1937.
230 Augusto Ramírez Moreno, Op. cit.
231 “Una estrategia equivocada” fue el título de una carta ahierta, publicada como editorial de
El Siglo, enviada al miembro del partido Rodrigo Jiménez Mejía, quien le habla escrito a
Gómez a»j¡umentando que un gobierno fascista traería un infinito bienestar a Colombia.
232 ElStglo, 1 6 d e junio d e 1938.
348 / La m xU m izucvrn en Colombia.
Los conservadores que se oponían mal, los liberales moderados y de de
a la abstención argum entaron que recha se unieron para im poner la
esta política había sido nociva para su “pausa” al programa progresivo de
partido porque había dejado en liber reforma, poco después de que este fue
tad a Alfonso López Pumarejo y a “los ra iniciado. Entretanto, esta política
jóvenes izquierdistas" que le habían le permitió a Gómez y a otros lanzar
ayudado a llevar a cabo sus reformas .” s inmisericordes ataques contra el go
Quienes apoyaban la abstención soste bierno por fuera del sistema polídco
nían que tal política era necesaria para formal. El último año del gobierno de
reducir la violencia electoral de los li López, Gómez recurrió libremente a
berales contra los miembros del Parti ejemplos de las atrocidades cometi
do Conservador, señalando a Boyacá y das contra los sacerdotes durante la
a Santander como lugares donde estos G uerra Civil española, las purgas
habían sufrido gran cantidad de abu estalinistas en Unión Soviética y el
sos con motivo de las elecciones, antes caos político que predominaba en
de que el abstencionismo los hubiera Francia bajo el régimen del Frente Po
eximido de la obligación de votar.234 pular, para advertir a los colombia
Señalaron también que, dado que el nos lo que les esperaba si no se con
voto conservador disminuía en todo el trolaba a Alfonso López.
país, como consecuencia de la tradi
cional y bien com prendida tram pa Juremos formar un recto muro con
tra la infecdón moscovita, que hasta
electoral que acompañaba todo cam
ahora empiezan a descubrir quienes
bio de poder a nivel nacional, los libe
han apoyado la obra insensata del
rales podían y habrían hecho aprobar gobierno que padecemos, [...]
sus reformas con o sin los conservado
res en el Congreso. escribió Gómez en El Siglo del 29 de
La abstención política ejercida du enero de 1938. Fue sólo una de doce
rante el prim er gobierno de López nas de acusaciones histxiónicas diri
Pumarejo fue, en realidad, una bri gidas contra López y su gobierno en
llante estrategia política a corto pla 1937 y 1938.
zo, aunque dolorosa y frustrante para No es preciso rem ontarse más
los conservadores. Al encontrarse es allá del mensaje dirigido al Congre
tos excluidos del proceso político for so por Alfonso López Pumarejo el
235 El republicanismo bipartidista, que dominó la política durante la segunda década del siglo,
fue condenado por todos los políticos de inclinaciones ideológica». En una convenación
del 21 de agosto de 1955, el liberal moderado y antiguo miembro del Partido Republicano,
Luis Eduardo Nieto Caballero, reprochó al senador comunista Diego Montaña Cuellar su
extremismo, recordándole que su padre había sido republicano. "¿Eso qué im porta?”,
replicó Montaña, y agregó: “Mi generación se rige por las ideas. La suya se rigió por el culto
de los antepasados”. A Tirado Mejla y M. Velásquei, La nfoma, Op. di., p. 22S.
350 / La modernización en Colombia
vemos obligados a preguntarnos si Constitución de 1886? Tal vez no. Los
debiera culpársele de haber naddo liberales ideológicos no podían tole
en una cultura que recompensaba la rar de ninguna manera el documento
ortodoxia política y la habilidad po a favor de la Iglesia que les había sido
lémica. Es cierto que Gómez hubie impuesto cincuenta años antes. Sin em
ra podido moderar sus intervencio bargo, López y los otros reformadores
nes públicas. Pero, ¿por qué habría garantizaron la fanática reacción de
debido hacerlo, si creía que fuerzas los conservadores cuando golpearon a
impías amenazaban a su país? No se la Iglesia con el pretexto de “desfana
trata, desde luego, de una concep tizar" a la nación.
ción moderna; Gómez, sin embargo, Si ha de atribuirse alguna culpa
nunca ocultó el hecho de que su con al apasionado intercambio que llevó al
cepción del m undo era d e inspira deterioro de la política colombiana,
ción metafísica y era una concepción aquella debe ser p roporcional, y
que había jurado defender a toda cos Laureano Gómez llevar la mayor par
ta. Dadas las reglas del juego político, te. Se movía con más facilidad que
tal como se entendía a principios del cualquiera de sus iguales en la atmós
siglo xx en Colombia, nos pregunta fera sobrecargada, polémica y puni
mos hasta qué punto debe condenar tiva de la política partidista colombia
se a Gómez por jug ar más duro y con na. Siendo esto así, quizá lo mejor sea
mayor efecto que sus oponentes. lamentar el poder y el alcance de una
Y, ¿qué decir de Alfonso López tradición política que despojó a hom
Pumarejo y sus reformas? ¿Habría po bres inteligentes de su capacidad de
dido López ser más circunspecto al moderar la exclusividad ideológica en
red u d r el contenido religioso de la aras del bien común.
Una sociedad cambiante
1 Estos y otros ditos económicos de la época pueden encontrarse en Mauricio Archila, “La
clase obrera colombiana, pp. 1930-1945'', en: Alvaro Tirado Mejfa, e d , M rn u historia de
Colombia, vol. 3. Bogotá, Planeta, 1989, 246-247; Jesús A. Bejarano, l a economía colom
biana entre 1930 y 1945", en: Tirado Mejía, ed.. Nutva historia tU Colombia, voL 3, Bogotá,
Planeta, 1989, pp. [ 16-1 [9; Mario Anubla, Estudios ¡obre d subdáiarrollo colombiano, 7 * ed.,
Medellín, l a C añeta, 1974, p. 181. Bejarano, p. 117, señala asimismo que la expansión
d el sector m anufacturero colom biano superó po r m ucho la de otros grandes países
latinoamericanos durante la década del treinta. En el período de siete años com prendi
do en tre 1933 y 1959, p or ejemplo, la m anufactura colombiana creció en un 86%, la
mexicana en un 65,3%, ¡a brasileña en un 60,4% y la argentina en un 44,7%.
352 / La modernización en Colombia
1933, que obligó a una explosión de carril, las carretelas y otras redes de
gastos gubernamentales, los cuales transporte.3
contrarrestaron eficazmente la con Si bien los 1.211 kilómetros de vías
tracción económica producida por la férreas y los 6.000 kilómetros de carre
deflación y por la depresión. En ter teras que resultaron de este esfuer
cer lugar, se diero n num erosos zo no bastaron para generar una red
acontecimientos y desarrollos interna vial integrada, facilitaron enorm e
cionales, entre ellos principalmente la mente la exportación del café a los
Gran depresión y la Segunda Guerra mercados mundiales, y abrieron el
Mundial, gracias a las cuales se intro centro del país al comercio interno
dujeron una serie de medidas eco de manufacturas locales y alimentos.
nómicas que, en última instancia, re Así, cuando Colombia se aproximaba
sultaron provechosas para Colombia.1 al momento de su despegue indus
En cuarto lugar, hubo un sesgo hacia trial a comienzos de la década del
el modelo capitalista de desarrollo treinta, poseía al menos una infraes
económico, compartido por la mayo tructura adecuada de transporte.*
ría de los colombianos, y que fue es Durante los quince años siguientes,
pecialmente marcado en la élite di los gobiernos nacionales triplicaron el
rigente nacional. kilometraje de carreteras y, simultá
Antes de que empezara la depre neamente, extendieron las vías férreas
sión, los líderes nacionales hicieron aproximadamente en un 25%. Esto,
uso eficiente de los recursos que in a su vez, Uevó a una gTan expansión
gresaron a su país durante la “danza de los servicios de transporte, espe
de los millones". Invirtieron la increí cialmente de los camiones. Para 1945,
ble suma de doscientos ochenta millo Colombia tenía 250 compañías de
nes de dólares —el 80% del total de la camiones, mientras que en 1930 con
inversión pública entre 1925 y 1930— taba con menos de veinte.’ La aper
en mejorar y ampliar las vías del ferro tura del interior de Colombia por
2 Estos fueron los acontecimientos a los que aludió David S. Chu, “T h e Great Depression
and Industrializaron in Colombia', Sania M6iuca, Rand Corporation, 1977, p. 47, cuan
do escribió “Colombian industrtaliiaüon responded to a general sign frora the imeroational
markelplace".
3 Roaemary T horp y Carlos Londoño, “The Efiéo of the Great Depresston on the Ecoaomies
of Pwu and Colombia", en; Rosemary T horp, ed., Latin America m the 1930s. Tht Role of the
Pmphcr% Nueva York. St. M aitins Press, 1984. p. 90. Los autores contraponen el extraordi
nario esfuerzo de Colombia al de Peni, país que durante el misino período d e tiem po
dedicó el 20% del gasto público —sólo treinta millones de dólares— a mejorar su sistema
de transporte.
4 Donald S. Barnbardt, "Colombian TVansport and the Reforms of 1931: An Evaluaüon”,
Híspame American HisUmcaL Sm inn 58(2), Durham, Duke University Press, 1958, p. 12.
5 Richard Hsrtwig, Jioadi to Reason. Transpertatum, Adminatralion, and Riitumality in Colombia,
Pittsburgh. University of Pittsburgh Press, 1983, pp. 107-108.
t/no sociedad cambiante / 353
A un nivel más amplio, el giro de dos Unidos entre ellos, donde los pos
Colombia hacia una fuerte interven tulados de la economía del latssezfaire
ción estatal a partir de 1930 fue sólo estaban más arraigados en la tradi
un ejemplo de la revuelta en contra ción nacional, las reformas políticas
del capitalismo del Uússetfa m genera fueron de carácter moderado. Adop
lizado en todo el mundo occidental. taron allí la forma de una creciente
Países europeos como Italia, España y intervención del Estado en el ámbito
íbrtugal buscaron moderar los exce económico, principalmente con el fin
sos capitalistas a través de reformas po de estimular el desarrollo. La dispo
líticas autoritarias y corporativas. Gran sición de Colombia y Estados Unidos
Bretaña y las naciones escandinavas de buscar fines desarrollistas explica
experimentaron con soluciones social por qué Alfonso López Pumarejo y
demócratas a los problemas creados Franklin D. Roosevelt fueron compa
por los anteriores excesos capitalistas. rados a menudo. Ambos eran keyne-
Los alemanes subordinaron su econo sianos y, aunque sensibles a las difi
mía al interés de una violenta expan cultades de los desposeídos en sus
sión nacional, mientras que los rusos respectivas sociedades, sacrificaron
sustituyeron el capitalismo por el con gustosamente los intereses de los po
trol estatal de la economía, de acuer bres a la causa del crecimiento eco
do con la teoría marxista-leninista. nómico cuando se vieron obligados a
Los países del hemisferio occiden hacerlo. Las reformas agrícolas de
tal fueron más moderados en su re López y de Roosevelt ilustran lo ante
acción en contra de la economía del rior. En cada caso, la reforma estaba
laissei fian. Una tradición republicana dirigida a proteger y a estimular a los
común y el respeto por las formas de pequeños propietarios, y no a distri
mocráticas, unidos a la creencia ge buir tierra a quienes no la tenían. Pbr
neralizada en la eticada del capitalis consiguiente, una proporción conside
mo, especialmente entre las clases rable de la población marginal rural,
media y alta, atemperaron la acción tanto en Colombia como en Estados
de los líderes políticos. Los políticos Unidos, se vio obligada a abandonar
brasileños y argentinos experim en el campo durante la década del treinta
taron con el gobierno corporativo de y en los años posteriores. Jesús Anto
un único partido durante la tercera nio Bejarano, historiador de la eco
y cuarta décadas del siglo, mientras nomía, coincide en afirmar que, du
que la Constitución m exicana de ran te las décadas del treinta y el
1917 y la subsiguiente evolución del cuarenta, los dirigentes colombianos
Partido Revolucionario predominan estuvieron más preocupados por el
te en ese país, ofrecieron un ejem desarrollo que por el bienestar pú
plo único y perdurable de la unión blico. “Lejos de asemejarse al 'Esta
entre un corporativismo de partido do de bienestar’”, escribe Bejarano,
único y el desarrollismo capitalista. “la intervención de Estado en Colom
En otros lugares, Colombia y Esta bia se restringió más bien al control
356 / La modernización en Colombia
legal de las actividades económicas y más cálidas. Enrique Olaya Herrera
al fomento del desarrollo”.14 fue amigo de los norteamericanos
Otro de los desarrollos internacio desde mucho antes de llegar a la pre
nales que benefició económicamente sidencia, como lo fue también su su
a Colombia en el período comprendi cesor, Alfonso López Pumarejo. Y el
do entre 1930 y 1945 fue el surgimien sucesor de López, Eduardo Santos,
to de Estados Unidos como potencia adoptó la “política del buen vecino”
mundial y su creciente compromiso preconizada por Roosevelt, ocupán
con hacer de Colombia un fiel alia dose de que Colombia se convirtiera
do. El fortalecimiento de la amistad en uno de los más firmes aliados he
colombo-estadounidense fue un de misféricos de Estados Unidos.15 Por
sarrollo que muchos dirigentes nacio otra parte, el hecho de que ambas re
nales habían anticipado y por el cual públicas fueran dirigidas por perso
se habían esforzado. Al menos desde nas de filosofía liberal, partidarios de
mediados del siglo xix, prominentes la democracia, la libertad económi
colombianos creyeron que el bienes ca, la interdependencia global, el
tar económico de su país estaba vincu crecimiento económico y el desarro
lado con el de Estados Unidos. A llo según el modelo capitalista, hizo
comienzos del siglo xx, políticos incli que las cálidas relaciones entre am
nados por el desarrollo, como Marco bas naciones resultaran algo natural.16
Fidel Suárez, derrocharon elocuencia Las bases objetivas de la amistad
acerca de la “estrella polar" y su im colombo-americana resultaron cada
portancia para Colombia. Pero fue vez más claras a fines de la década del
sólo en la tercera década del siglo que treinta. En 1936, los dos países firma
la ira por la complicidad de Estados ron un acuerdo comercial mediante
Unidos en la separación de PSnamá el cual Colombia se comprometía a
se aplacó lo suficiente como para per congelar los aranceles sobre ciento
mitir mejores relaciones entre los dos sesenta y una importaciones específi
países. Con el cambio de gobierno en cas norteamericanas, mientras que
1930, las relaciones entre Colombia y Estados Unidos garantizaba a Colom
Estados Unidos se tom aron mucho bia el ingreso libre de impuestos del
14 J. A. Bejarano, Op. cii., demuestra que el gasto público dirigido al desarrollo económico se
incrementó continuamente entre 1930 y 1945, llegando al 30% de los egresos totales en
la década del cuarenta. Entretanto, el gasto asignado al bienestar social y a la educación
permaneció estable entre el 10 y 11%.
15 David Bushnell, Eduardo Sanios and tki Good A,'eigtibor 1938-1942, Gainesville, University of
Florida Press, 1967, contiene el mejor tratamiento de la amistad entre Colombia y
Estados Unidos durante la presidencia de Santos.
16 J. Stephen Randa!], The Diploman of Madermiation: OAominan-Ameñcan Relations, 1920-1940,
Toronto. University of Toronto Press, 1977, p. 16, sugiere también que la común menta
lidad liberal fue uno de los factores que incidió en las buenas relaciones entre Colombia
y Estados Unidos en la década del treinta.
l/rca sociedad cambiante / 357
17 Alfonso iVího, Ím pnsperuUui a debe y la gran crisis, I92J-193J. Capítulos¿i historia económica de
Colombia. Bogotá, Banco de la República, 1981, p. 643. Dado el fuerte crecimiento de la
industria de sustitución de importaciones que experimentó Colombia entre 1930 y 1946,
discutido m is adelante, resulta difícil tomar en serio ia crítica de Patino. Eduardo Sáenz
Rovner, La ofmsvva cmprtsanaL InÁnsbiales, políticosy violencia m íos años 40 en Calamina, Bogotá,
Tercer Mundo, 1992. pp. 17-18, considera que el apoyo brindado por Olaya y por López
al tratado de 1936 evidencia que ninguno de ellos estaba casado con la causa de la
industria colombiana.
18 Esteban Jaramillo, Memoria ie Hacienda, vol. 2, Bogotá, Banco de la República, 1990, pp. 7
46, ofrece detalles sobre el esfuerzo conjunto colombo-americano para colaborar en el
esfuerzo bélico de los Aliados mediante el desarrollo de materiales estratégicos. Ó.
Rodríguez, Op. a l , pp. 120 y ss., presenta ciatos sobre el rápido incremento de las exporta
ciones colombianas de oro, platino y caucho natural durante la década del treinta. Alberto
Mayor Mora, "Historia de la industria colombiana. 1930-1963", en: Alvaro Tirado Mejla,
ed., Nueva kistona de Coiomina, vol. 5, Bogotá, Planeta, 1989, tiene datos sobre los esfuerzos
norteamericanos por extender y actualizar la fábrica de Coltejer en Medellín.
19 E. Jaramillo, Op. CiL, p. 112,
358 / La modernización en Colombia
del 220% en la masa monetaria para vedo, creció hasta convertirse en uno
1941. Esto produjo un clima favora de los prindpales fabricantes de elec
ble para la inversión. Los ingresos trodomésticos durante las décadas si
provenientes de las exportaciones de guientes.
café, que difícilmente hubieran po La dinámica del credmiento in
dido gastarse en importaciones du dustrial quizá fue más dara en An
rante la guerra, fueron canalizados tioquia, donde la depresión hizo que
hada el fortaledm iento de las indus los antioqueños se mostraran más dis
trias domésticas de sustitución de im puestos a aceptar la intervendón del
portaciones. Esta práctica siguió la Estado en sus asuntos económicos, es
tradidón, establecida durante la dé pecialmente cuando iue dirigida por
cada del veinte, de transferir las uti uno de ellos, d prudente Esteban Ja
lidades del café a la inversión en la ramillo. Después de que el nuevo Ban
industria.” Debido a los factores an co Central Hipotecario acudió a sal
teriores, Colombia presenció un in var a muchos negocios al borde de la
cremento del 62,8% en el número de quiebra, los empresarios antioqueños
empresas manufactureras —de 2.805 procedieron rápidamente a crear un
a 4.462— entre 1930 y 1939. Casi to sinnúmero de industrias nuevas. En
das eran plantas dedicadas a la elabo tre ellas, las principales fueron Irausa
ración de aquellos bienes perecederos (aluminio), Cementos Samper y Ce
y alimentos que antes se importaban. mentos Algos, Cauchosol y Croydon
Por consiguiente, tales productos dis (caucho) y Ptpalfa, Indulana, Paños
minuyeron del 30% del total de im Santafé (textiles). La cervecería Ba-
portaciones en 1930 al 9% en 1940.*' varia de Bogotá fue reorganizada y
La mayor parte de las nuevas empre se fusionó con los más grandes fabri
sas eran pequeñas y de trabajo inten cantes de cerveza de Antioquia y de
sivo, pero disfrutaban de un gran po Caldas.!t
tencial de credmiento. La compañía Entretanto, en la costa Atlántica,
Haceb, por ejemplo, fundada en un la familia Santo Domingo comenzó a
taller de reparaciones de Medellín construir su imperio industrial con la
por dos hermanos de apellido Ace- producción de cerveza. Para fines del
20 RosHm ^,nioq),£cOTM^AÍa^m^imd£co«t«!réZ)(w4ipiiiflt/mftrKa»íCi)í)inAw>Pitubuigh,
University of Pitahurgh Prew, 1991, p. 6, indica que 65 de la* 75 industrias anüoqueñas
fundadas durante la d é o d a del veinte obtuvieron capital proveniente directamente
del comercio del café.
21 chrijtopher Abel y Marco Palacio#. “Colombia, 1930-1958", en: Leslie Bethell, ed., The
Cambndgt HxsUny cfLatmAvwica, voL 8, Lalm America Smce 1930; Sponisk SouíS America, Nueva
V o ri, Cambridge University Press, 1991, apartado “Colombia”, p 590. Tiles importacio
nes representaron únicamente el 3% del total de importaciones en 1950.
22 Toree Ángel Vállelo, Cien años de Bauaria, Medellín, Lealon, 1990. pp. 45-35; J. O. Meló,
Op. cil, pp. 258-259, 276-277
U na sociedad cambiante / 359
siglo, el Grupo Santo Domingo sería cuarenta fue el sesgo desarrollista com
una de las corporaciones colombia partido por la mayoría de los miem
nas más grandes y diversificadas.” bros de la élite política nacional. La
La formación de compañías co mayor parte de los políticos eran tam
menzó en Colombia durante el auge bién hombres de negocios, hecho que
del crecimiento de las industrias de se explica parcialmente por la nece
susdtución de importaciones (1S1) en sidad de ganar dinero durante las
la década del treinta. Las propieda épocas de exclusión involuntaria de
des corporativas se quintuplicaron (de los cargos públicos que, en ocasiones,
US$20 a US$109 millones de dólares) se extendía para toda la vida. Promi
entre 1932 y 1938, y aumentaron once nentes liberales como Rafael Uribe
veces (a US$1.268) para 1941 .** Esto Uribe y ftd ro A. López, activos du
propició la creación en 1932 de una rante d medio siglo de hegemonía con
bolsa de valores, que disfrutó de diez servadora (1880 a 1930), se dedicaron
veces el aumento de los valores co a la industria cafetera con excepción
mercializados (de US$4.6 a US$55.5 de algunos intervalos relativamente
millones de dólares) en tre 1932 y cortos, cuando participaron en la
1939.” guerra dvil o huyeron de ella. Análo
El crecimiento de la incipiente in gamente, después de 1930, y durante
dustria durante la depresión en Co los dieciséis años siguientes de la Re
lombia produjo un efecto de ola en pública Liberal, conservadores como
toda la economía. La construcción se Mariano Ospina Pérez debieron de
vio intensificada en todas las zonas dicar la mayor pane de sus energías
urbanas. Los datos recolectados en Bo a asuntos ajenos a la política.
gotá muestran que, entre 1933 y 1936, El hecho de que la mayoría de las
la construcción se incrementó en un figuras públicas en Colombia fuesen a
40% respecto del período compren la vez comerciantes y políticos, contri
dido entre 1926y 1929, e n e la ia ly a buye a explicar la facilidad osmótica
era considerable.” El consumo de con la que pasaban del mundo de la
energía aumentó continuamente en política al de los negocios y vicevena.
tre 1930 y 1945, incrementándose en Colombia contó con un sinnúmero de
un 40% para 1935, y en 140% para políticos hombres de negocios duran
1945.*7 te los años de su despegue industrial.
Finalmente, otra de las fuentes del Los más prominentes de ellos fueron
despegue económico en Colombia Alfonso López Pumarejo y su hijo, el
durante las décadas del treinta y el abogado y futuro presidente, Alfonso
35 Por ejemplo, entre el 40 y el 50% del algodón necesario para ta floreciente industria
textil era importado. Alberto Mayor Mora, Op. cii, señala que parte del problema residía
en ia baja calidad del algodón producido en Colombia. Darío M. Fajardo, Haciendas,
címpentioa y políticas agrarias en Gilomina, 1920-1980, Bogotá, Oveja Negra, 1983, pp. 75-85,
discute la situación agrícola, positiva en general, durante la década del cuarenta.
34 Alfredo Molano, Sííoo «¡m/ro. Una kitfaria mal de la colamtaaán iid Guavuae, 3 * ed„ Bogotá, El
Ancora, 1992, p. 37, cita el caso de la familia Rocha, de terratenientes del Chaparral,
Tolima, quienes enviaron a miles de sus trabajadores campesinos a los llanos de San
Martin, Meta, para manejar sus nuevos ranchos de ganado en esa región.
35 La caída en la inversión privada en el campo fríe parcialmente contrarrestada por lo
que je ha llamado el "espectacular" incremento de la inversión del sector público en la
agricultura entre 1937 y 1942. Daniel Pécaut, Orden y Hofrnno. Colombia, 1930-1953, vol. t,
Bogotá, Siglo XXI, 1987, p. 290, indica que mientras que el 8,9% de este gasto fije
destinado a la agricultura en 1937, al año siguiente la afra fue del 41,7%
36 E Gilhodes. Op. cit., pp. 333-335.
Una socudad atm bum ít / 363
contra sus arrendatarios y militaron involucrara directamente en la guerra.
contra la proletarización de la mano Cuando los precios del café cayeron
de obra rural. Las Leyes 100 y 6 de casi en un 50% en 1939, al miserable
1944 aclararon y reglamentaron los nivel de 7,5 centavos por libra, Esta
procedimientos de arriendo, y exi dos Unidos intervino para invertir la
mieron a los terratenientes del pago tendencia mediante el patrocinio del
de beneficios sociales a sus emplea Acuerdo Interam ericano del Café,
dos. Un intento anterior de garanti negociado en el transcurso de 1940.M
zar la paga del tiempo extra y la com Este acuerdo, que establecía cuotas de
pensación laboral no fue aprobado por importación para las naciones pro
el Congreso. De esta manera, la Co ductoras de café, garantizaba a Co
lombia política garantizó al sector pri lombia la venta del 80% de su pro
vado que la inversión en la propie ducción anual en el m ercado
dad rural sería protegida. Con la norteamericano. A los pocos meses de
'‘contrarreforma” agraria de 1944, el firmado, los precios se recuperaron
capital privado de inversión regresó llegando a 15,9 centavos, poniendo fin
al campo.57 al pánico de los cafeteros. El acuerdo
La Segunda Guerra Mundial afec generó también un importante efec
tó inidalmente la economía colombia to secundario. Después de firmar el
na, al acabar con los lucrativos mer Acuerdo, Colombia enfrentó la nece
cados europeos —sólo A lem ania sidad de almacenar la mayor parte
consumía el 15% de las exportacio del café que no era adquirido por Es
nes nacionales de café en 1939— y al tados Unidos. Dado que este país fue
reducir drásticamente el flujo de im prácticamente d único cliente extran
portaciones. Pero como había sucedi jero de Colombia durante los años de
do a com ienzos de la d i cada del la guerra, cerca del 18% d e la cose
treinta, la economía surgió fortaleci cha anual debía ser conservada en bo
da de sus dificultades. El principal degas hasta cuando se recuperaran
efecto de la guerra fije acelerar el cre los mercados europeos. La federación
cimiento de la industria de sustitución National de Cafeteros (fedecafé) ob
de importaciones (LSI). Rivalizando tuvo fondos para la construcción de las
con él en importancia, fue el efecto costosas bodegas de almacenamiento
que tuvo la guerra de estrechar la mediante la creación del Fondo Na
amistad entre Colombia y Estados cional del Café, apoyado en impues
Unidos. El valor económico de la tos y emisión de bonos. Como estos
amistad de este país se hizo evidente dineros se incrementaron rápidamen
incluso antes de que Estados Unidos se te, Fedecafé no sólo pudo construir
39 Estos desarrollos son tratados en mayor detalle en José A. Ocampo, "La consolidación de
La industria cafetera. 1930-1958”, en: Alvaro Tirado Mejía, ed., Niuma historia dt Colombia,
vol. 5, Bogotá, Planeta, 1989. pp. 255-259.
40 J. S, Randall, Op. cit., pp 211-213.
41 Sobre SCADTA. véase J. 5. Randall. Op. cit., pp. 146-161. El proceso adelantado con el
Banco Alemán Antioqueño se discute en J. O. Meló, Op ai., p. 261.
Una sociedad caminante / 365
42 Manuel Restrepo. “Historia de la industria, 1880-1950", en: Jorge Orlando Meló, ed.,
Historia de Anüaqtua, Medellfn, Presencia, 1988, p. 278.
43 A. Mayor Mora, Op. ctí., p. $39.
44 M. Restrepo, Op. cti., p. 278.
45 Ihid., p. 342.
46 Una excelente discusión de la manera como el gobierno propició las asociaciones gre
miales del sector privado y colaboró con ellas se encuentra en J. A. Bejarano, Economía y
poder. La SACyel desarrollo agropecuaria colombiano, 1871-1984, Op. cit, pp. 214-23S.
47 Heliodoro Ángel Echeverri, “Las industrial", en: Plinio Mendoza Neira, ed , El liberalismo
en el gobierno, vol. 2, Bogotá, Prag. 1946, p. 221.
366 / La modernización en Colombia
48 C. Lleras Restrepo, Op cit., vol. I, 1940, pp. x ix-tt. 87-89; IbíL, vol. 2, pp. 122-131.
49 Ese intento inicial de Formar un grupo de interés industrial fracasó, pues no incluyó una
fuerte representación antioqueña. La fundación de la ANDI se realizó verdaderamente
en 1944, a instancias del presidente Alfonso López. Su primer presidente file Cipriano
Restrepo Jaramillo, director de la Compañía Colombiana de Tibaco Carlos Lleras
Restrepo fue nombrado después para representar los intereses de ia ANDI ante el
gobierno. D. Pécaut, Op. a t , pp. 1, 194.
50 R. Thorp, Op. cit., p. 17.
Una sociedad cambiante / 367
reservas extranjeras durante los últi efectos integradores del crecimiento
mos diez años, unido a la simpatía comercial: “El dinero circula de una
del gobierno por su causa, sugerían actividad a otra [...] Sirve de vehícu
que el crecimiento se aceleraría en el lo entre las demás facciones dominan
período posterior a la guerra.51 El cre tes”.5* Sin embargo, el cambio econó
cimiento corporativo colombiano ha mico que vinculó regiones e intereses
bía dado a la nación una clase ejecu no se limitó sólo a los miembros de la
tiva agresiva y exitosa —hom bres élite. La ética comercial estaba pro
como Femando Mazuera Villegas, fundamente arraigada en la cultura
quien regresó de Nueva York a co colombiana, en todos los estratos so
mienzos de 1945, y se enorgullecía de ciales, llegando a adoptar el carácter
haber pasado veinte minutos en el de una nueva ideología nadonal. Este
teléfono negociando la adquisición de aspecto lo enfatiza el historiador Char
rayón para una textilera de Medellín, les Bergquist, quien escribe que, du
y de haber ganado US$74.000 por la rante la década del cuarenta,
molestia—.** Tampoco era preciso
que los hombres de negocios dejaran [...] el éxito de los pequeños produc
el país para hacer dinero. Los empre tores dd sector cafetero y de los capi
sarios domésticos experimentaron su talistas industriales en el sector de las
mamtfaffliras,junto oon d cronmten-
propia “danza de los millones”, como
to general y el desarrollo de la econo
lo sugiere la observación de Carlos
mía colombiana, ayudaron a consoli
Lleras en 1943: “el halago de ganan dar en las mentes de los individuos de
cias conseguidas sin trabajo despertó todas la dases laviabilidad fundamen
en innumerables personas que nunca tal de un sistema económico basado
antes había negociado en valores el de en los pñndpii» dd capitalismo.*
seo de especular”.55
La modernización económica de Decir que el pequeño productor
Colombia produjo el beneficio adido- cafetero compartía el fuerte optimis
nal de promover la unificación na mo de este período significa también
cional al vincular a las élites regionales que la mayoría de los colombianos lo
a través de sus nuevas asociaciones co hadan. La industria cafetera apoyó a
merciales.*4 El sociólogo francés Da miles de personas involucradas en la
niel Pécaut ha aludido también a los cosecha, procesamiento, transporte,
57 J, A. Bejarano, "La economía entre 19S0 y 1945", Op. ci/.. pp. 237, 234.
Una sociedad cambiante I 369
58 José Olinto Rueda Plata. “Historia de la población de Colombia: 1880-2000". en: Alvaro
Tirado Mejia, ed., Nueva (altana di Coíoirów, vol. 5, Bogotá, Planeta, 1989, p. 367, indica
que entre 1905 y 1951, la población de los departamentos occidentales de Cundjnaniarca.
Boyacá, Santander, Norte de Santander y Meta cayó del 56,5 a) 25% del total de la
población nacional, mientras que la de los departamentos de Narista, Cauca y Hulla cayó
del 14,5 al 11%. Entretanto, la proporción de los habitantes de Antioquia, Caldas, Tollina
y Valle, se incrementó del 31,6 al 39.8%.
59 J. A. Bejarano, “La economía entre 1930 y 1945”, Op. di., p. 118.
fio J. O. Rueda Plata, Op. di., p. 364; P Londoño Vega y S. LondoAo Vélez, Op. cu.. p- 346.
370 / La m odem uación m Colombia
en ayudar a los pobres y a sus fami que bordeaba el río San Diego. El al
lias, políticos como el liberal Jorge calde prolongó la avenida Caracas,
Eliécer Gaitán, quien durante su bre una de las principales vías norte-sur,
ve desempeño como alcalde de Bo para comunicar la avenida Jiménez
gotá, no sólo promovió la educación (calle Trece) con la avenida Chile, cin
pública gratuita, sino que abrió los cuenta cuadras al norte, acelerando
restaurantes escolares donde se daba así la expansión de la capital en esa
desayuno gratuito a los niños necesi dirección.“
tados.*1 Tkles cosas eran milagrosas El cambio urbano en Colombia se
para los campesinos, pues el interés manifestó en el tráfico que recorría
de sus patrones en su bienestar sólo las calles de la capital. A comienzos
parecía manifestarse en la época de de la década d d treinta, aparecieron
elecciones. los buses como una alternativa a los
A medida que transcurría el siglo, tranvías eléctricos, de propiedad del
las ciudades colombianas lideraban el entonces muniripio, muy usados pero
progreso nacional. Dirigentes dinámi lentos. En 1935 desapareció d último
cos como el alcalde de Bogotá, Gaitán, de los carros de caballos, que fueron
y su sucesor, Carlos Sanz de Santa* sustituidos por taxis de propiedad del
maría, respondieron al acelerado cre empresario Leónidas Lara. El núme
cimiento de la ciudad m ediante la ro de automóviles privados credó tam
extensión de los servicios de electri bién continuamente, elevándose de
cidad y acueducto, el mejoramiento I.100 en 1927, a 4.899 para 1940 y a
de las calles y del transporte público, II.884 una década más tarde.M Los
y promoviendo la construcción de primeros semáforos fueron instalados
nuevas zonas residenciales.65 Bajo la en 1935, y seis años después se impu
administración de Sanz, 1942-1944, la so un severo conjunto de regulado-
capital sobrepasó su límite tradicio nes de tránsito. Para 1945, año en el
nal hacia el norte, la calle Veintiséis, que la población de la ciudad llegó
61 El periodo de Gaitán como alcalde fue de junio de 19S6 a febrera de 19S7. Richard
Sharplcu, Gaitán of Coiomím. A Fbitíical Btography, Pittsburgh, Uwveratjr of Pitlsburglj Prcas,
1977, pp. 90-93, ofrece m is información sobre la alcaldía de Gaitín.
62 Hubo errores ocasionales, como cuando el visionario Gaitán declaró peatonal la calle
principal de la dudad, y la pavimentó de nuevo con un asfalto que, infortunadamente,
resultó ser un material viscoso en el que se hundían los peatones, y «pie les arrancaba el
callado cuando trataban de salir.
6S Una excelente discusión de la expansión de Bogotá durante este período se encuentra
en Julián \fcrgas Lesmes y Fabio Zambrano P., “Santa Fe y Bogotá: evolución histórica y
servicios públicos, 1600-1937", en: Ffcdio Santana R.. ed., Bogotá 450 años. Retas y rsa&doda,
Bogotá, Servigraphics Ltda., 1988, pp. 11-91. Las actividades de Sauz de Santamaría
como alcaide de Bogotá se presentan en Hernando Télka, Cincuenta anas de radiodifusión
colombiana, Bogotá, Caracol, 1974, p. -11
64 J Vargas Lesmes y F. Zambrano P.. Op, cit., p. 79. Véase también Carlos Uribe Ceíis, La
mentalidad del colombiano: cultura y sociedad en el siglo xx, Bogotá, Nueva América, 1992, p. 70.
Una sociedad caminante ! 371
al medio milJón de habitantes, los bo ca muerte, ocurrida en 1935, del ído
gotanos se quejaron de que, además lo del tango Carlos Cardel en un
del agua potable, el transporte era accidente de aviación, marcó el ini
su principal problema. Se mostraron cio de los reportajes de noticias en di
especialmente críticos de la línea de recto. Para la década del cuarenta,
tranvía de propiedad del Estado, cuya los políticos habían adoptado la radio
expansión evidentemente no se ha como un excelente complemento de
bía mantenido al ritmo del crecimien los periódicos para difundir sus men
to de la ciudad. En palabras del histo sajes políticos. Durante su segundo
riadorJulián Virgas, para 1945 el viejo gobierno, Alfonso López Pumarejo
tranvía, rodeado cada vez más de un transmitía un programa semanal lla
enjambre de buses y taxis más velo mado La República Liberal, y los conser
ces, corría el pdigro de “ser atravesado vadores le respondían desde su pro
en la vía de la privatización total del pia estación, La Voz de Colombia.
transporte público”.® Entretanto, el liberal independiente
La disponibilidad cada vez mayor Gaitán utilizaba a la personalidad de
de radios democratizó rápidamente la radio, Rómulo Guzmán, para di
este importante medio de informa fundir sus mensajes a través del pro
ción y de esparcimiento. A comien grama Ultimas noticias. Y ya no fue ne
zos del siglo, el “inalámbrico" sólo lo cesario llenar las galerías del Senado
disfrutaban los ricos, quienes lo com para escuchar los emocionantes de
partían con sus amigos. En la década bates de Laureano Gómez, Gaitán y
del veinte, el presidente Pedro Nel otros. En esa década, los colombia
Ospina invitaba a reuniones sociales nos pudieron escuchar cada palabra
de traje de etiqueta para que sus ami en la comodidad de sus hogares, sin
gos pudieran escuchar program as tonizando La Voz del Senado.47
radiales transmitidos desde Europa Como sucedió con la radio, el cine
y Estados Unidos.” Sólo dos décadas desempeñó un papel cada vez más im
más tarde, Colombia ingresó ple portante en la hotnogeneízarión de la
namente en la edad dorada de la ra cultura colombiana. Los miembros de
dio; millones de radioescuchas seguían la iglesia temían al cine precisamen
las aventuras de las comedias produ te por las imágenes no tradicionales
cidas localmente y los programas de y cosmopolitas que le presentaban a
música, las radionovelas y los progra sus sencillos espectadores, lln escri
mas de detectives, como Las aventuras tor católico advirtió en 19S4: “el cine
de Y<m-fu, adaptado de un programa es para vosotros un enemigo terrible;
cubano del mismo nombre. La trági os arrebata vuestra conciencia: Ihuid
de él!”.68 Sin embargo, los colombia café y bananos del puerto de Barran-
nos de todas las descripciones hicieron quilla solían pasar el tiempo en el
exactamente lo contrario, acudiendo muelle lanzando bolas de béisbol o
en un número cada vez mayor a los pateando balones de fútbol, según si
dnes durante la década del treinta. eran norteamericanos o europeos.
Se fascinaron con el enorme simio en Los estibadores colombianos con quie
King kang, admiraron la figura de Hedi nes trabajaban pronto aprendieron
La mar en la escena del desnudo en ambos deportes y los dominaron. El
Éxtasis, y se asombraron al escuchar fútbol pronto tomó posesión de los
la voz de Greta Garbo en Hotel, la patios de las escuelas y de los lotes va
primera película “sonora” presenta cíos en toda Colombia, mientras que
da en Colombia. A comienzos de la el béisbol floreaó en los pueblos y ciu
década del cuarenta, llenaron los tea dades de la costa Atlántica. En la dé
tros para ver Fantasía de Walt Disney, cada del cuarenta, los equipos colom
admiraron a Humphrey Bogan en El bianos de béisbol participaron en una
hakám malUs y en Casablatua, y disfruta competencia internacional, La Liga
ron de una permanente selección de Mundial de Béisbol Aficionado, que
películas en las que aparecía el co congregaba a equipos de la región del
mediante mexicano Cantinflas.63 Caribe. En 1947, Colombia ganó el
El impulso globatizador, indivi campeonato de la Liga. El fútbol tuvo
dualizante y democratizante en nin aún más éxito. Surgieron equipos pro
gún campo fue más evidente que en fesionales en las principales ciudades
el deporte. Durante las primeras dé durante las décadas del treinta y del
cadas del siglo, los deportes individua cuarenta, y para entonces Colombia
les y de equipo sólo estaban al alcan ya estaba enviando sus equipos al ex
ce de la élite, la cual competía para tranjero para competir en la Copa
distraerse en el aislamiento de sus clu Mundial.71 Altamente significativo en
bes.70 Sin embargo, al llegar la cuar la difusión de los deportes fue su ca
ta década del siglo, los deportes esca rácter democrático. Los miembros de
paron a estos estrechos límites y se la jerarquía deportiva en Colombia
convirtieron en algo popular. Y lo obtenían su fama por sus méritos per
hicieron de una manera altamente sonales, no por la riqueza heredada
simbólica. Las tripulaciones extran o las conexiones de su familia, como
jeras de los barcos que transportaban sucedía con casi todas las otras figuras
lucha por la tierra. Cuando, en 1935, de El Negro Gaitán— luchó por exten
resultó evidente que se encontraban der las oportunidades educativas a las
a punto de conseguir sus objetivos gra ignoradas clases populares. Si se daba
das a la legisladón sobre la reforma igual oportunidad educativa, pensó,
agraria de Alfonso López, G aitán los pobres podrían competir con los
abandonó la UNIR y se unió de nue ricos en mayor pie de igualdad. Los
vo al Partido Liberal. En reconoci más meritorios de ellos podrían, como
miento de este hecho, López lo nom él mismo lo había hecho, mejorar su
bró alcalde de Bogotá en junio de posición social.
1936.” Gaitán creía que la propiedad pri
Como hombre de dase media que vada le ofrecía a la persona protec
habla ascendido por sus propios mé ción y que demostraba el progreso
ritos, no es de sorprender que Gaitán personal en la jerarquía sodal.79 Este
concediera gran importancia a esta tipo de pensamiento había llevado a
dase y a su potencial. Consideraba los comunistas a calificar a Gaitán de
acertadamente que era la clase más fascista durante la época de la UNIR,80
dinámica surgida del proceso de tna- y al joven liberal de izquierda, Ger
dernizadón, y dedicó su vida a incul mán Arciniegas, a condenar a la UNIR
car sus valores en los colombianos como un movimiento de derecha, de
corrientes.18 Gaitán consideraba a la dicado a la causa de los pequeños pro
sociedad como una entidad compues pietarios y no a la causa más noble de
ta de individuos dotados de diferen la propiedad a>munal.81 Pero Gaitán
tes grados de potendal. Agudamente no era un derechista ni un fascista. Era
consciente de los prejuidos sodales un imperturbable proponente del es
prevaleaentes y de las muchas des tilo de vida de la dase media, que ves
igualdades generadas por ello —su tía a su mujer de clase alta en pides,
propia piel morena le valió el apodo conducía automóviles último modelo
77 A ra ulteriora detalles sobre esto» acontecímíentos, víase R. Sim ple». Op. a l, pp. 29-94.
78 Este análisis de Gaitán como paladín de la dase media es tomado de Hcrbert Braun, Tht
Assatsmal»mafG<átáín. PuW cLifiandUitm VwUnamCalamka, Madúoo, University ofWscoasin
Press, 1985, pp. 51-76.
79 Ea palabras de Herbert Braun, “El ideal igualitario de Gaitán estaba basado en una
merítocracia del trabajo [...] Rara vez objetó la idea prevaleciente de que la gente era
innatamente desigual", Ibid., p. 54.
80 Una década más tarde, a mediados de la década del cuarenta, los comunistas seguían
calificando a Gaitán de fascista Para ese momento, ambos grupos hablan despluado su
centro de interés del campo, donde habla triunfado la pequefia propiedad, a la ciudad,
donde competían por el apoyo de los desfavorecido*. El ataque de los comunistas contra
Gaitán se basó en el becbo de que este no tratara a k* pobres como una dase, sino como
a pobres que, si se trataban justamente, obtendrían mejoras económicas e ingresarían
asi a la clase media. Sobre este punto, véase M Are tula. Op. di., p. 267.
81 H. Braun, Op. cit., p. 55. En aquel momento, Arciniegas abogaba por la creación de
cooperativas agrícolas dirigidas por el Estado.
376 ! La modemiztuión en Colombia
82 Negley farson. Transgrcssor m íht Tjopta, Nueva York, Harcourt Brace, 19S8, pp. 148-152.
83 E Londono Vega y S. Londoño Vélez, Op. cii., p. 338.
84 H. Bravm, Op. cii., p. 70.
Una sociedad cambiante / 377
una huelga del transporte que llevó Guillermo Torres García en un texto
a Alfonso López Pumarejo a desti publicado en 1942,
tuirlo.45
[...] la necesidad del arte en una per
Finalmente, los pobres urbanos
sona culta y rica exige cuantiosos gas
fueron persuadidos de que abando tos que en otra serian un lujo, y asi
naran su vestimenta tradicional por sucesivamente. Con todo, no es posi
trajes más modernos. Los comercian ble condenarlo en absoluto, pues des
tes como Simón Guberek se alegra pierta, atrae y sostiene muchas activi
ron por lo que consideraron su éxito dades, y fomenta, desde cierto punto
de vista, ei desarrollo de la sociedad.®
en conseguir que los bogotanos co
rrientes cambiaran de indumentaria: Torres fortaleció su argumento al
“Y al fin se logró el triunfo, y dígase señalar que los principales países de
lo que se quiera, mejoró el gusto”,9* mundo, “los pueblos escandinavos y
Los cambios tecnológicos hicieron que los sajones”, eran también aquellos
cada vez resultara más sencillo que donde se encontraban los mayores
los pobres que avanzaban en la esca consumidores.
la social adquirieran un aspecto mo El consumísmo de las clases media
derno. Trajes Everfit fabricados a má y alta en Colombia halló su más dra
quina comenzaron a aparecer en los mática expresión en la nueva vivien
almacenes de fábrica de todas las ciu da residencial construida en Bogotá y
dades colombianas. Y podían com en otras ciudades durante estas déca
prarse a crédito, que cuando se obte das. Desdeñando las “casas antiguas”,
nía significaba que se había llegado a cuyas tejas de barro y amplios corre
la clase media.91 dores les daban un aire de "monótona
Para la década del cuarenta, la uniformidad",8® se sumieron en “un
idea del consumo como un indicador despliegue de eclecticismo folclórico"
de progreso personal y nacional se que llenó los suburbios de hogares de
había fijado en las mentes de los co estilo Tudor, normando, mediterrá
lombianos. Se argumentaba que una neo, colonial califomiano, así como de
mayor sofisticación personal justifica estructuras más sofisticadas que incluían
ba u n nivel superior de consumo. estilos como el ari deco, el morisco y el
Como lo dijo el economista político egipcio.90 f tr a la historiadora Silvia
85 /Mi, p. 7S.
86 Simón Guberek, Yo vt crecer un pais, Bogotá, Tercer Mundo, 1974, p. 44.
87 Víase Georg Simmel, “Credit". en: The Plniosopky of Money, traducción de Tom Boüomore
y David Frisby, 2.* ed., Londres, Rouüedge, 1990, pp. 479-481. En palabras de Simmel,
“no es necesario ser un caballero para «Atener crédito, sino que la persona que pide un
crédito es un caballero" (p. 54).
88 Guillermo Torres Gairía, Nociones de economía política, Bogotá, Siglo XX, 1942, p. 177.
89 í. Londoño Vega y S. Londoño Vélez. Op. dt., p. 383, atando una edición de Cromos de 1945.
90 Silvia Arango, Historia dt la arquitectura en Colombia, Bogotá, Universidad Nacional de
Colombia, 1989, pp. 181-182.
378 / La m od trm iíiain en Colombia
Arengo, esta explosión de estilos sig das de acuerdo con el modelo tradi-
nificó “una especie de esquizofrenia donal de cuadrícula. Quienes se des
arquitectónica, que revela claramen pertaban súbitamente en una de sus
te el carácter transido nal del perio calles curvas, sombreadas de árboles
do”.st Desde otra perspectiva, la pro y mirando al frente a mansiones im
liferación de estilos simbolizó la ponentes de esdlo Tbdor, podrían pen
autocomplacencia de los colombianos sar que se encontraban en un elegante
impulsados por d consumo y que de suburbio londinense donde, curiosa
seaban escalar sodalmente. Sus nue mente, todos hablaban español.
vas casas reflejaban el egoísmo y el Barrios como La Merced no fueron
narcisismo propios de los nuevos ri construidos de acuerdo con el abstrac
cos. Este aspecto se advierte también to prinapio comunitario concebido
en el siguiente pasaje de la historia en épocas de la Colonia por el Esta
dora soda! Patricia Londoño: do español, autoritario y omnipresen
te.” Fueron más bien el resultado de
La publicidad de divosos productos
de tocador y aseo personal alcanza un plan radonal, dirigido a ofrecer a
un gian despliegue.Jabones, polvos, sus residentes un placer estético. Sus
ungüentos y dentífricos prometen a diseñadores se esforzaban por lograr
las damas 'bcüeia ensoñadora’, ‘la una "autosuficiencia integral”, la vi
bios Hemos', alivio a ‘sufrimientos pe sión agradable de la “dudad jardín"
riódicos’. El modelo del gusto es el inglesa. Con la creación aleatoria de
estilo de vida americano."
zonas verdes, la construcción de ca
En la medida en que la minoría lles curvas y transversales, “buscaban
adinerada de las ciudades colombia huir de la imagen del pasado, cam
nas se dirigía apresuradamente ha biar su modo de vida”.**
d a el eclectidsmo cosmopolita, se iba Este distandamiento arquitectóni
distanciando de los antiguos modelos co de lo tradidonal fue sólo un as
comunitarios d e la vida nacional. pecto de la continua privatización que
Mientras que los vecindarios tradido- se dio en Colombia a partir de co
na]mente daban a la plaza central, de mienzos del siglo xx. El principio que
diseño rectangular y dominada por seguía estaba perfectamente ilustra
símbolos de la autoridad civil —la igle do en el diseño de las nuevas vivien
sia, los tribunales, la alcaldía—, los das. Habían desapareado los altos y
nuevos barrios como La Merced no espaciosos corredores que unían las
tenían una plaza ni calles construi habitadones de las casas coloniales
91 t m ., p. 183.
92 P Londoño \fega y S. Londoño Vélcz. Op. cii.,p. S38.
95 El plan rectilíneo de los pueblo* y ciudades hispanoamericanos fue ordenado por la
Corona española a comienzos del siglo xvt.
94 Carlos Niño Murcia, Anpnieclura y Estado, Bogotá, Universidad Nacional de Colombia,
1991, p. 104.
Una SMudrui cambiante / 379
con los patios. El diseño arquitectó sentido, emulaban la obra de sus con
nico moderno acentuaba los “espacios temporáneos mexicanos, Diego Rive
independientes", especializados, fun ra y David Alfaro Siqueiros.96
cionales y separados unos de otros, a Las artes plásticas colombianas
los que se llegaba mediante pasillos recibieron un enorme impulso en la
que los conectaban. Las nuevas casas década del cuarenta, gracias a la ini
ofrecían habitaciones y estudios ais ciativa del entonces ministro de edu
lados, a los que podían retirarse sus cación, Jorge Eliécer Gaitán, quien
moradores cuando lo desearan. Ha organizó el Primer Salón de Artistas.
bían desaparecido también los anti Gracias a estos Salones, realizados
guos armarios. Fueron reemplazados anualmente desde entonces, artistas
por alacenas integradas que ofrecían más jóvenes corno Enrique Grau, Ale
el espacio requerido para albergar la jandro Obregón y Femando Botero
cantidad de ropa y la acumulación de pudieron obtener reconocimiento pú
bienes de consumo desconocidos en blico. La controversia ensombreció el
las casas colombianas más antiguas. Segundo Salón cuando los jurados re
Los garajes también se habían con chazaron la pintura de Carlos Correa,
vertido en una necesidad. Los pro La Anunciación, que mostraba a la Vir
pietarios de las casas exigían un modo gen en un voluptuoso desnudo recli
de transporte rápido y privado. nado, por considerarla poco apropia*
Durante las décadas del treinta y da para la exposición. Esto llevó a
del cuarenta, los miembros de la co muchos de los más conocidos artistas
munidad artística colombiana inter colombianos a retirar sus obras del
pretaron y alimentaron el espíritu ico concurso.w El artista la presentó de
noclasta de su época. En el campo de nuevo al Tercer Salón, con el titulo
la pintura, apareció un grupo de jó Desnudo, donde fue aceptada y decla
venes que se llamaban a sí mismos Los rada como la mejor de la exposición.
Bachués, dedicados a la exploración No obstante, el premio, así como la
de temas colombianos.91 Liderados obra misma, suscitaron gran contro
por el pintor antioqueño Pedro Nel versia. Los miembros de la Iglesia la
Gómez, crearon murales, esculturas y juzgaron de una “irreverencia pre
telas cuyos motivos eran el pasado in coz”, y como una obra de “intensa per
dígena y las luchas campesinas. En este versidad blasfem a”. Emilia Pardo
98 Ihtí., pp. 25, 27. El clamor ocasionado hizo que se restableciera la censura al 3fin siguien
te, lo cual dio lugar a otro saboteo por parte de reconocidos artistas. Sin embargo, los
quince cuadros presentados Rieron lo suficientemente avani garie como para que el
periodista conservador Bclisario Betancur observara que la exhibición acompañante de
arte infantil era más valiosa que las principales obras expuestas. Es posible que Betancur,
un admirador de Laureano Gómez, hiera influenciado por el ensayo <k Gómez de 1937
titulado “El expresionism o com o síntoma de pereza e inhabilidad en ei arte”. Obras
completas, vol. 1, Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1964, pp.162-173.
99 Cristina Maya, ed., Rafael Maya, abra critica, vol. 2, Bogotá, Banco de la República, 1982,
p. 120; Rafael Gutiérrez Girardot, “La literatura colombiana en el siglo xx”, en: Jaime
jaramillo Uribe, ed., Maatial d i historia de Colombia, vol. 3, Bogotá, Instituto Colombiano de
Cultura, 1980, p. 491.
100 R. Gutiérrez Girardot, Op. ciL, pp. 494, 499. Véase también C. Uribe Celis, Op. ai , p. 46,
sobre el lugar de Barba Jacob en la literatura colombiana.
101 L Gómez, Obras completas, Op. cit., vol. 1, pp. 16-20, 36-44. 52-61.
Una sociedad cambiante / 381
algo “que no tiene cabida en ninguna tes cuando subió el gobierno liberal
biblioteca y que las personas cultas se en 1930. Durante el régimen de Olaya
apresuran a arrojar a la basura".101 Herrera, a las mujeres se les conce
Gómez descartó la poesía de Barba dió el derecho de heredar propieda
Jacob como “desprovista de valor”. des y firmar contratos. Así, se abolió
Cuando Uegó la noticia de la muerte el concepto tradicional de las muje
del poeta en México, Gómez conde res como personas bajo la custodia de
nó la obra de Barba Jacob como “el su padre, su marido o su pariente mas
grito de un criminal o de un loco; el culino más próximo. Bajo la adminis
sitio adecuado de quien lo profirió es tración de Alfonso López Pumarejo,
el manicomio o la cárcel”. La totali se declaró ilegal la discriminación con
dad de su producción poética, escri base en el sexo, y se aprobaron leyes
bió Gómez, “debe ser arrojada a las que concedían a las mujeres igual ac
gemonías”.'0’ ceso a los programas profesionales. La
Durante las décadas del treinta y Universidad Nacional recibió su pri
del cuarenta, la sociedad y la cultura mera estudiante en 1936, y la Escue
colombianas titubeaban entre dos la Nacional de Minas la suya cinco
mundos, el de la tradición y el del cam años después. Siguiendo la creencia
bio. Mientras que los individuos com de Alfonso López de que la democra
prometidos con las antiguas costum tización de la educación llevaría al des
bres tomaron la iniciativa, muchos pertar “del espíritu de casta" en Co
otros se aferraron a actitudes y prejui lombia, se adoptaron una serie de
cios arraigados. Entre las ideas a las medidas para ampliar los currículos
que se aferraron había una serie de y para integrar a las mujeres a los
estereotipos raciales y sexuales, entre programa educativos apoyados por el
ellos las ideas relativas a las mujeres. gobierno.104 Los programas de ba
Los problemas de las mujeres re chillerato fueron ampliados para per
cibieron una atención sin preceden mitir la especialización en las ciencias
105 Dos estudios sobre la Escuela Normal Superior Nacional son los de Martha Herrera y
Carlos Low, “La Escuela Normal Superior y la enseñanza de Us ciencias sociales en
Colombia", Educación y cultura, (11). Bogotá, Instituto Kdagógico Nadonal, abr., 1987, pp.
61-65; Martha Herrera. Carlos Low y Hernán Suárez, “Formar docentes con buen crite
rio ”, Educación y Cuitara, (2), Bogotá, Instituto M agógico Nacional, abr., 1986, pp. 20-26.
106 En aquel tiempo, quien tuviera un título de bachillerato estaba calificado para trabajar
en todas las profesiones, con excepción de aquellas más especializadas. Para una exce
lente discusión sobre la educación en Colombia durante la República Libetal, véase J.
Jaramillo Uribe, “El proceso de la educación del virreinato a la ¿poca contemporánea",
Op cit., pp. 87-100.
107 Pamela Murry. “Fmiininng the Fratemity: Colomhia's First Wfomen Engineers, 1941-1979’,
manuscrito inédito: ponencia presentada en la reunión anua] de South Eastern Coundl
and Latin American Studies, Charleston, Statisúes Canadá, 1992, pp. 4-5.
108 Magdalena Velásquer Toro, “Condición jurídica y sodal de la mujer", en: Alvaro Tirado
Mejía, ed., iVitra» kistaria de Colombia, vol. 3, Bogotá, Planeta, 1989, p. 28.
Una socüdad cambiante / 383
109 J. jara millo Uribe, “El proceso de la educación del virreinato a U época contemporá
nea”, Op ciL, pp. IOS-106.
110 C. Llera» Restrepo, Borradora para una historia de la República Liberal, Op. ciL, pp. 415-Í16.
111 Patricia Londoño, “La vida diana: usos y costumbres”, en: jorge Orlando Meló, ed.,
HiUoria de Anáoqma, Medellín, Presencia, 1988, pp- 3SB-339.
112 Ibid., 334
113 José Camacho Carreño, El leopardo mártir. Memora de una Imgaüa u n m í inconmensurable,
B ogm i Romero, s.f-, pp. 52, 61, 74.
384 / La m odem úación en Colombia
de Vásquez. Un juez comprensivo La persistencia de este tipo de pen
absolvió a Camacho de asesinato y lo samiento propició la creación, en
puso en libertad, basado en que su 1942, del Instituto Indigenista, cuyo
cuñado lo había amenazado con le principal objetivo era combatir la teo
siones físicas. Menos de un año des ría de la decadencia racial.118
pués de su absolución, Camacho La Colombia oficial reflejó el pre
Carreño se ahogó cuando nadaba en juicio de la sociedad respecto a los
el mar, cerca de Barranquilla.,H indígenas cuando renovó el ataque
Los prejuicios raciales, y la creen contra las tierras de los resguardos co
cia implícita en ellos de que la mezcla munales indígenas durante el gobier
racial generaba inferioridad fue otra no de Santos. Durante todo el siglo
de las cargas que el acelerado cam xix, había sido un artículo de fe para
bio social no les quitó a los colombia los liberales que hacer de los resguar
nos. Quince años y más después de dos tierras de propiedad privada con
que las teorías racistas europeas fue
vertiría a los indígenas en agriculto
ran debatidas por primera vez en el
res productivos. Enjtilio de 1940, el
país, el columnista de El Tiempo, Alfon
Congreso firmó el Acuerdo 1421, des
so del CorraJ, se inquietaba porque
tinado a acelerar la división de los res
“los cruces con las razas europeas
guardos que quedaban en Colombia.
que han llegado a este continente no
Mientras que el ministro de agricul
han dado a nuestro pueblo un valor psí
tura, Miguel López Pumarejo, asegu
quico propio y definido". Del Corral
ró a sus colegas que el Acuerdo estaba
se mostró especialmente duro con la
población no mestiza de su país: diseñado para “despertar un mayor in
terés en el trabajador indígena", su
Indudablemente, nuestra herencia verdadero efeoo era transferir las
antropológica y ¿mica deja mucho tierras de los resguardos a manos de
que desear, pero no por eso debemos
dejar de luchar contra estos elemen
personas que no pertenecían a estas
tos raciales {...] Si observamos el con com unidades. Para comienzos de
glomerado indígena, vemos que en 1943, el intrépido líder indígena Ma
ellos se desarrolla una vida casi ex nuel Quintín Lame se quejó de que
clusivamente vegetativa, de activida él y su pueblo
des psíquicas inferiores. Ellas son
completamente instintivas, rutina [...] estamos quedando arruinados sin
rias, con escasa tendencia a reaccio nuestras tierras [...] porque se nos
nes evolutivas.115
114 Muchos creen que la muerte de Camacho fue un suicidio. Una fílente confidencial le
dijo a o t e autor que una muerte accidental era poco probable en el lugar en el que
nadaba Camacho. En la opinión del entrevistado, Camacho era bisexual. Para más
información sobre Camacho, véase José Camacho Caireño, El último leopardo, Bogotá,
Mundo ai Día, 1955.
115 El Tiempo. 27 de junio de 19S5.
116 M. Herrera y C. Low, Op at., p. 66.
Una sociedad cambiante ¡ 385
117 El Tiempo, 18 de enero de 1943. Quintín Lame habla estado luchando por proteger lo»
derechos de los indígenas en el sur de Tolitna desde la década del veinte. Abogado
autodidacta, inició innumerable* pleitos judiciales dirigidos a proteger los resguardos de
las incursiones de los terratenientes que no pertenecían a las comunidades indígenas.
Fomentó tambiín la acción directa, usualmente bajo la forma de invasiones de tierra,
que invariablemente daban como resultado su arresto. Según sus propias cuentas, Quintín
Ijm c íue arrestado ciento ocho veces sólo en Tolima. Víase Manuel Quintín Lame, Las
luchas del indio que bajó de la imontaña al valle di la HcvÁhzación‘*t Bogotá, Publicaciones de la
Rosca, 1973 y Diego Castriltón, El atdtú Quintín Lame, Bogotá, Tercer Mundo, 1973.
118 Silvia Galvis y Alberto Donadío, Colombia naá, 19)9-1945. Espumaje alemán, Ui cacería del FBI,
Sanios, López y tos patíos secretos, Bogotá, Planeta, 1986, pp. 239-240.
119 Ibid., p. 249.
120 En Ibid . se ofrecen detalles sobre este incidente.
386 / Lo modernizaíión en Colombia
Colombia con la causa de los Aliados. tido, cuyo vocero principal era Lau
Si bien es cierto que Colombia no hu reano Gómez, y a unos pocos miem
biera podido hacer nada distinto, dado bros de la facción Acción Nadonal, aún
el peso preponderante de Estados más derechistas, asociados con Gilberto
Unidos en los asuntos hemisféricos, es Alzate Avendaño. Es posible que su
cierto también que las solas conside oposición no hubiera perturbado al
raciones económicas le hubieran exi gobierno liberal ni a sus aliados de
gido adoptar una posición a favor de guerra, a no ser porque el principal
los Aliados. Los mercados del Eje se vocero de la posición antiamericana
cerraron para Colombia después de y de la neutralidad, Gómez, era el di
1939. Estados Unidos no sólo estaba rigente titular del partido al que per
deseoso de adquirir prácticamente to tenecían casi la mitad de los colom
das las materias primas que Colom bianos.1,1 Resulta también significativo
bia produjera, y en condiciones de ha que la oposición de Gómez fue más
cerlo, sino que estaba dispuesto allá del antiamericanismo, para con
también a suministrar la ayuda eco vertirse en una crítica de la civiliza
nómica y técnica que se necesitaba con ción occidental en su totalidad. La
urgencia. Había, finalmente, una afi pasión y habilidad con la que Gómez
nidad fundamental entre Colombia y presentó su visión disidente del cam
las democracias capitalistas que lucha bio social tuvo el doble efecto de ins
ban contra Alemania y sus aliados. pirar a los conservadores y desconcer
Cuando comenzó la guerra, Colom tar a los liberales. Para comienzos de
bia, Estados Unidos y las naciones del la década del cuarenta, cuando la di
Occidente de Europa se unieron tan visión interna desgarraba al partido
to al nivel de sus propios intereses de gobierno, el mensaje de Gómez
económicos como al de su fe com sobre la decadencia cultural univer
parada en el capitalismo liberal de sa], debida al pernicioso liberalis
Ubre mercado. mo, profundizó la desmoralización
Sólo las facciones conservadoras nacional.
más extremistas lamentaron el apoyo Los ataques de Gómez contra el
de su país al esfuerzo bélico liderado liberalismo occidental estaban arrai
por Estados Unidos.121 Estos incluían gados en la doctrina del conservatis
al ala histórica tradiaonalista del par mo filosófico; derivaba su contenido
121 Leu romunJitiu colombianos, que por k> general se oponían a los norteamericanas, apo
yaron firmemente a los Aliados, especialmente después de que Hitler atacó 3 la Unión
Soviética a mediados del cuarenta.
122 Si bien un gran número d e conservadores moderados '‘nacionalistas", cuya fuerza tradi
cional residía en Antioquia, apoyaron con fuerza la posición del gobierno a favor de
Estados Unidos, aceptaron también de mala gana que Gómez fuera el líder de su parti
do- P)r consiguiente, no desafiaron abiertamente n i aniiamericanismo, pues el haberlo
hecho los hubiera mostrado como traidores de la cania partidista.
Una sociedad cambiante / 387
contaba con veintiún años, habió de “la barbarie que amenaza a la República en torma
de la persecución religiosa y de la subversión del orden social*. Veintidós años más tarde,
calificó a los reformadores de la República Liberal de "bárbaros decididos a destruir la
civilización” El Siglo, 14 de m ano de 1936.
127 Gómez hiro estas observaciones en un discurso pronunciado en H Senado el 11 de agosto de
1942, contenido en “La masonería y su historia", en: Obras sdtclas, Op. á l, voL 1, pp. 677-694.
Una sociedad cambiante / 3 89
128 En este discurso, pronunciado con ocasión de la inauguración del Centro Cultural Espa
to ! en Bogotá, el 29 de enero de 1938, Góme* insinuaba que Colombia, bajo la dirección
de Alfonso López, se movía en la misma dirección que EspaAa bajo los republicanos. El
discurso, titulado “Decadencia y grandeza de fjpaAa", fue publicado en Reviste coUrmbta-
iw, 10(105), 1 de feb.. I9S8, pp. 160-162.
EitaJ y otras declaraciones han llevado a algunos historiadores a concluir erróneamen
te que Gómez era un fascista, aunque para 1938 el dirigente conservador se habla
manifestado abundantemente contra el fascismo. Si bien colaboró en la inauguración
del centro cultural, por ejemplo, Gómez se rehusó a hacer d saludo fascista, aunque
todos los presentes lo hirieron {cf. Fotografía del evento en El Siglo, 30 de enero de 1938).
Tampoco aprobaba Gómez el falangismo. Poco después de que franco impusiera este
sistema autoritario en España, Góme* »e refirió a él como “un accidente histórico". El
Siglo, 1 de julio de 1943.
Una sociedad cambiante / 391
133 Carta Lleras Restrepo, Borradores para una hatería de la República Liberal, Op. cit, p. 339.
Gómez había estudiada 1* campaña de Mahatma contra el colonialismo inglés y exhibía
en un lugar prominente ia estatua del líder hindú a la entrada de su estudio. El Tirmpa, 23
de octubre ele 1933, en un editorial titulado “El héroe sin oficio”, se burló del llamado de
Gómez a los conservadores para que pulieran en práctica la desobediencia dvil.
134 Alfonso López Pumarejo. Obras selectas, vol. 2, Bogotá, Retina, 1980, p. 632.
Una sociedad cambiante [ 393
liberales. Más aún, les enseñó con su no habría de durar. Ningún presiden
ejemplo que era relativamente fádl te colombiano fue capaz de controlar
hacer “invivible" una sociedad civil los excesos de sus copartidarios en
compleja. Menos de un año después toda la nadón, como resultó evidente
de la renunda de López Pumarqo, ocho semanas antes de las elecdones
los liberales habrían de poner en prác en el pueblo de Gachetá, Cundi ña
tica las misma estrategias divisionistas mar ca. El 8 de enero de 1939, los di
que habían aprendido de Laureano rigentes conservadores realizaron allí
Gómez. una manifestación política, sin saber
Cuando Eduardo Santos se pose que los liberales locales habían cons
sionó, el 7 de agosto de 1938, los co pirado con la policía municipal, li
lombianos tuvieron buenas razones beral también, para disolver violen
para pensar que se restablecería la nor tamente el evento. Cuando se inició
malidad política. EJ líder conservador, la manifestación, militantes liberales
Gómez, quien desde hada largo tiem comenzaron a acosar y a golpear a
po estaba sometido a la presión de los los conservadores que se encontra
moderados de su partido para que ban entre la muchedumbre, todos los
abandonara la política abstendonista, cuales habían sido previamente requi
finalmente lo hizo. Eduardo Santos sados y desarmados. Cuando las vícti
había asegurado en repetidas ocasio mas se defendieron, la policía dispa
nes que si los conservadores regre ró, matando nueve personas e hiriendo
saban a la partidpadón política acti a muchas otras.138
va, les extendería todas las garantías La masacre de Gachetá generó
necesarias durante los meses anterio una airada confrontadón entre Eduar
res a las elecciones para d Congreso, do Santos y Laureano Gómez, en la
fijadas para marzo de 1939. Laureano cual este último acusó al primero de
Gómez puso fin entonces a la absten traicionar su juramento de proteger a
ción poco después de la posesión de los conservadores. Santos manifestó su
Santos. Al poco tiempo, cuando ade propia consternación frente al inci
lantaba una campaña en el nororiente dente, y prometió investigarlo y casti
colombiano, envió u n telegrama al gar a los responsables. Pero sus accio
presidente en el que deda: “hemos nes dejaron a Gómez y a los prindpales
gozado de todas las garantías prome dirigentes conservadores de Cundina-
tidas por su ilustre gobierno cuando marca, varios de los cuales habían
viajamos por los Santander es”.115 Este presendado la matanza, deddidos a
dim a de armonía, infortunadamente. vengarse del cobarde ataque. En la
135 Eduardo Santos. Obras selectas, 2 volv, Bogotá, Imprenta Nadonal, 1982, pp. 2, 156. Gómez
envió este mensaje d 14 de octubre, jr el presidente lo ató o rguliosamente en su transmi
sión radial a la nadón del 25 de octubre.
136 Tres de los heridos murieron posteriormente.
394 / La modernización en Colombia
137 Santos lo hizo en una transmisión radial del 23 de enero de 1939, d día en que terminó
Laconvención. £1 discurso fue reproducido en su libro Las etapas di la vida coiomhwHt. Disetmos
J mensajes, ¡938-1942, 13 vols., Bogotá. Imprenta Nacional, 1946, pp. 13, 46-55. La expre
sión “acción intrépida" habría de ser usada profusamente por los liberales para describir
las acciones de Gómez, después de que Sanios la utilizara en su discurso.
138 También debieron haber hecho reflexionar a Gómez, pues nunca formuló de nuevo su
tesis acerca de la justicia de los asesinatos preventivos de los enemigos políticos en los
términos del editorial de 1939. Nos preguntamos, sin embargo, hasta qué punto su
Una sociedad cambiante ! 395
llamado fue respondido en la Violencia posterior, la cual, en gran parte, aplicó las
medidas propuestas por Laureano Gómez después de la masacre de Gachetá.
159 El editorial de Ei Siglo del 14 de febrero apareció después de terminada la convención
140 frrtido Conservador Colombiano, Los fmgramíu deí conurruatísmo, Bogotá, Directorio Nacio
nal Conservador, 1967, p, 121.
(41 Garios Lleras, Crimea de mi propia vida, vol. 2, Bogotá, Stamato, 1993. p. 152.
396 / La modernización en Colombia
en et diario más influyente del país. sonas que se oponían a ellos, y que
El viejo republicanismo de Santos se cubrían todo el espectro político, des
reafirmó cuando Olaya conformó su de el reformistajorge Eliécer Gaitán,
gobierno bipartidista de Concertadón quien nunca perdonó a López la ma
Nacional, y el periodista fue nombra nera como lo había destituido de la
do ministro de relaciones exteriores alcaldía de Bogotá en 1937, hasta el
del nuevo presidente. Cuatro años más liberal de derecha Miguel López
tarde, cuando Alfonso López Pumare Pumarejo, hermano menor del pre
jo lanzó su campaña presidencial pro sidente anterior.1'12 Otro liberal ex
metiendo liderar un gobierno “revo tremadamente conservador incluido
lucionario", Santos se encontró en la brevemente en el gobierno de San
posición de ser, después de Olaya tos, Juan Lozano y Lozano fue uno
Herrera, el principal contrapeso al li de los más duros críticos de Alfonso
beralismo militante y reformista de Ló López durante su primer gobierno.
pez. Con la muerte de Olaya, acaeci Durante el primer año de la pre
da en 1937, Eduardo Santos heredó sidencia de Eduardo Santos, surgió
la dirigencia de los liberales modera una tercera facción liberal dedicada
dos. Esta lo llevó a la presidencia un expresamente a obstaculizar el regre
año después, con una plataforma diri so de Alfonso López al poder. Orga
gida a aplacar a los liberales de centro. nizó un comité en contra de su reelec
Así, en 1938, el Partido Liberal es ción, a mediados de 1940, y se dedicó
taba dividido en tre los "santistas" a explorar la posibilidad de promo
moderados que se apoyaban en las ver la idea de una candidatura libe
clases comerciales del país, y los “lo- ral contra López en 1942. Los políti
pistas”, que representaban a los libe cos más prominentes de este grupo
rales de izquierda, así corno a muchos fueron Gabriel Turbay, Carlos Loza
m iem bros rasos del p a rtid o . Los no y Carlos Arango Vélez. La prin
topistas evidenciaron su oposición a cipal preocupación de quienes se
Sancos y a sus políticas moderadas lan oponían a la reelección de López
zando su propio periódico, El Liberal, Pumarejo fue la de saber si podrían
el primer día del nuevo gobierno. Su contar con el apoyo conservador para
director, Alberto Lleras Camargo, sur impedirla. Y este interrogante con
gió pronto como el heredero de las llevaba uno aún más grave, cuya res
banderas de López Pumarejo. puesta, de ser negativa, condenaría
Eduardo Santos demostró su vo sus esfuerzos al fracaso. ¿Podrían sus
luntad de combatir a los lopistas al copartidarios reunir un apoyo sufi
nombrar en su gobierno a varias per ciente para votar por un candidato a
142 Caitán je desempeñó como ministro de educación de Santos en dos gabinetes durante
1940. Miguel López Pumarejo fue ministro de hacienda de Santos durante diez meses
aquel mismo año.
Una sociedad cambiante / 397
] 43 Los artículos de Gómez están recopilados en El mtíó di Santander, 2 vois,, 2.‘ ed-, Bogotá,
Populibro, 1966.
398 / La modernización en Colombia
intentó restarle importancia a esta ob les durante los cien años anteriores.
servación. Dijo que había sido mal in Propuso este tema para atacar a San
terpretado, que los liberales se equi tos por aquello que, en opinión de Gó
vocaban al equiparar “el atentado mez, había sido su aditamiento de las
personal” con el asesinato, “porque exigencias de Estados Unidos en una
su verdadero nombre técnico es ‘de reciente reunión de los cancilleres del
fensa personal’ o 'defensa colectiva’, hemisferio occidental en La Habana,
según el caso”. Procedió a señalar Cuba. Allí, el ministro de relaciones
que, si bien no abogaba por la violen exteriores de Colombia, Luis López
cia, él y sus seguidores lucharían si de Mesa, había comprometido a su
se veían obligados a hacerlo. Añadió país a cooperar con Estados Unidos
también, “que si se ejercita la violen en caso de una agresión de parte de
cia contra los responsables, será con cualquier potencia no americana.14*
tra los de arriba y no contra los de El discurso de Gómez, su amenaza de
abajo".1” Esta era una clara alusión desencadenar una guerra civil si Al
a Alfonso López. Dos días antes, du fonso López fuese reelegido y su lar
rante el debate del 25 de septiembre, ga trayectoria de antiaraericanismo,
Gómez había citado los escritos de los le ganaron la enemistad y desconfian
teólogos españoles Domingo de Soto za del gobierno estadounidense.
(1494-1570), Juan de Mariana (1526 El desagrado que sentía Gómez
1624) y Francisco Suárez (1548-1617), por los norteamericanos se basaba en
en los que se justificaba el asesinato la furia que había experim entado,
del jefe de Estado que permitiera que cuando presenció, de joven, la sepa
la violencia existiera en sus dominios: ración de Panamá. P ú a la época de
T ira n o es aquel que manda a súb la Segunda Guerra Mundial, cuando
ditos que no le quieren obedecer”.145 Estados Unidos recurrió a sus defen
Un mes antes del embrollo del sas hemisféricas, Gómez se convirtió
“atentado personal”, Laureano Gómez en el principal proponerte colombia
pronunció su célebre discurso “Conflic no de una estricta neutralidad y en
to entre dos culturas’’, en el que com crítico de los crecientes vínculos con
paraba desfavorablemente la cultura aquel país. Cuando, a fines de 1958,
angloamericana con la de América Colombia aceptó una misión militar
Latina, recordando a su audiencia estadounidense cuyo objetivo era pro
que Estados Unidos había maltratado teger el Canal de Panamá de los ata
a sus hermanas hispánicas más débi ques del Eje, Gómez sostuvo que los
144 Eslas observaciones aparecen en Laureano Gómez, Obras ampielas, Op. cit., vol. 4, Parte 3,
1989, pp. 170-171, 206, 208. Cuando se te pidieran cuentas de sus palabras, respondió
que eran el tipo de cosas que se def lan “por inadvertencia o descuido' <P- 171).
145 Ibid.. p. 199.
146 Para mayor información sobre la reunión realizada en La Habana, víase D. Bushnell,
Op. át„ pp. 54, 51, 64.
Una socUdad cambiante ¡ 399
147 “El peligro fascista”, Et Siglo, 24 de noviembre de 1938 £1 15 de diciembre de este mismo
año, un editorial de £1 Siglo, titulado “Americanismo y democracia”, argumentaba que
lerta m il apropiado que Estados Unidos promoviera una política anticomunijta en
America Latina en lugar de una política antifascista.
148 El discurso d d 4 de diciembre de 1939 está contenido en L. Gómez, Obras selectas, Op. d i, vol.
2, pp. 30-67.
149 El Siglo, 25 de junio y 7 de julio de 1940.
150 Ei Siglo. 25 y 26 de enero de 1941.
151 Josí de la Vega. El b u n wáno, Bogoti, Voluntad. 1941.
400 / La modernización en Colombia
La fuente del éxito de Spruille ciaran otra vez sus producios [en El
Braden en silenciar los ataques de El Siglo y La i t i m ] , siem pre y cuando
continúen c o i su actitud amistosa ha
Siglo contra su gobierno residió en el
d a nosotros.111
poderío económico de su país y en su
voluntad de ejercerlo para promover El caso de Laureano Gómez y sus
objetivos nacionales. A fines de m ar seguidores, tachados de pro nazis y
zo de 1941, El Siglo estuvo a punto de obligados a apoyar la política estado
cerrar, debido a que perdió la pro unidense por medio de la presión
paganda de las firmas estadouniden económica, es un ejemplo típico de la
ses y, más grave aún, por el corte del abrumadora presencia de Estados Uni
suministro de papel de impresión fa dos en los asuntos colombianos duran
bricado en Estados Unidos. Frente a te los años de la guerra, fór fortuna
la perspectiva de perder su más po para Colombia, su amistad con la cau
derosa arma política contra el libe sa de los Aliados la salvó de la ira norte
ralismo colombiano, Gómez se hu americana. Únicamente al nivel de la
milló ante el símbolo de la autoridad política doméstica, la colaboración
estadounidense, el embajador Spruille colombo -americana durante la guerra
Braden. Una vez hecho esto y cum y las consecuencias económicas que
pliendo luego su promesa de cesar se derivaron de ella, produjeron cier
sus ataques contra Estados Unidos, tos resultados funestos. H ada d final
el suministro de papel de El Siglo fue de la Segunda Guerra Mundial, se
restablecido y las propagandas de los hizo evidente que la interferencia de
cigarrillos, productos de belleza y Estados Unidos en los asuntos inter
electrodomésticos norteamericanos nos de Colombia tuvo parte de la res
volvieron a aparecer en sus páginas. ponsabilidad en los escándalos que
El memorando enviado por Spruille contribuyeron a que los liberales per
Braden al Departamento de Estado dieran el poder en 1946.
estadounidense un día después de su Una de las p rim eras m edidas
reunión con Gómez y de la Vega en adoptadas por el embajador Spruille
casa de Frandsco Umitia, recomen Braden cuando asumió su cargo en
daba que se retirara a El Siglo de la Colombia, en 1939, fue pedir la co-
lista negra norteamericana. Tres días operadón de este país en contra de
más tarde, el 29 de marzo de 1941, el los intereses comerciales alemanes con
secretario de la Embajada de Estados siderados peligrosos para la defensa
Unidos en Colombia, Gerald Reith, le hemisférica. Algunos de los negodos
escribió a Sumner Wells: en cuestión, tales como la aerolínea
Creo que sería conveniente que los SCADTA, operada por alemanes, eran
fabricantes norteamericanos anun de genuina im portancia.1" O tros,
de la conexión entre Pin Am y SCAD TA y el rompimiento de ella como uno de los acu»
más importante» de ni carrera diplomática. Creía que al destruir la aerolínea operada por
los alemanes, habla ‘ impedido un ftarl Haibor en Panamá". Víase John C. Kesfer, "Spruille
Braden as a Good Neighbor. the Latín American Policy of the United States, 1930-1947’ ,
disertación de doctorada, Kent State Utúveráty, 1985, pp. 92-93. Véase también WiOhm
A . M. Burden, TTu Stmggit fin Airways m Latm America, Nueva York, Amo Press, 1077; Stetson
Conn y Bynra FÜichild, Tfu Pramtwaikfin Htmspheric Dtjemt, Wuhington, D.C, Department
o{ the Arrny, 1960.
159 Braden comenzó a promover el espionaje doméstico en Colombia en cuanto se pose
sionó de su cargo de embajador en 1939. Según una nota de Sumner Wells a Franklin
D. Roosevelt, fechada el 29 de mayo de 1939, Braden »e quqó de que el servido de
inteligencia colombiano era deficiente y afirmó que necesitaba especialistas del FBI
“para ayudar a Colombia a erradicar extranjeros y a proveer para la defensa del Ca
nal". J. C. Kcsler, Op. cH., p. 107; S. Galvis y A. Donadlo, Op- d t , pp. 48-53, 120-121.
Spruille Braden no respetaba a los colombianos ni confiaba en ellos, hecho que resulta
evidente en el reporte que envió en m an o de 1940 titulado "Fundamentáis o f the
Colombian Character and its Bearing on Reíanoos with the U-S”. El sentido del reporte
era que lo* colombianos carecían de fibra moral. Braden urgió que se tuvieran precaucio
ne» en conceder ayuda en empréstitos a Colombia; como resultado de ello, Colombia sólo
recibió $5,3 millones de asistencia en préstamos, comparado con $14 millones para flsrf,
$20 millones para México, $154 millones para Brasil J. C Kesler, Op. dt, p p 91, 108.
160 La fotografía en cuestión mostraba a Roosevelt posando con Alfonso López, y el inciden
te ocurrió durante la acalorada campaña presidencial de 1942. La compañía afectada
fue el Laboratorio Román de Cartagena. Los miembros de la familia Román le rogaron
a Spruille Braden que retirara a su compañía de la lista negra, como lo hizo también el
presidente Eduardo Santos, pero sus ruegos fueron en vano. Una historia de la lista
negra en Colombia puede encontrase en S. Galvis y A Donadlo, Op. ciL, pp. 101-140. Según
J. C. Kesler, Op. cit., p. 109, el embajador "supervisaba la lista negra y la actualizaba
periódicamente”.
Una sociedad cambiante / 403
161 Antonio Carda, Gaitán y eí pntíema ío tcvohtción coíomkima, Bogotá, Cooperativa de Artes
Gráficas, 1955, pp. 286-287.
162 t t í i , p. 287.
163 Alfonso López Miehdtfn, Los elegidos, 2.* ed., Bogotá, Tercer Mundo, 1967, p. 37.
404 / La modernización en Calamina
168 C . L leras R estrepo, Crónica de mi propia vida, Op. cit., voL 4, p. 269.
169 P ara info rm ació n sobre la creación d e estas asociaciones, véase D an iel Pécaut, Op. cit.,
vol. I, p. (94.
170 Véase capítulo 7, supra. Véase tam bién A m adeo Rodríguez, Gammas de guerra y conspiración,
Barcelona, Gráficas Claree, 1955. A lfredo I n a n e , Episodios bngoUmos, t * ed., Bogotá, Oveja
N egra, 1988, presenta u n hum orístico recuento d e la conspiración, y Alvaro T irado, Aspectos
politicas del primer gobierno de Alfonso López Pumarqo, 1934-1938, Bogotá, Gráficas Cabrera e Hijos,
1981, p p . 190-191, la discute tam bién. C. Abel y M. Palacios, “C olom bia 19S0-1958”, Op- cit.,
p p . 596, 602, se refieren a los esfuerzos realizados p o r O laya H errera para a u m e n tar la
influencia liberal sobre el e jé rd to y la conspiración d e 1936.
171 Véase C b risto p h e r Abel, M in ea . Iglesia y partidos « i Colombia, 1886-1953, Bogotá, FAE5
U n iv e rsid ad N acion al d e C olom bia, 1987, p p . 231-239, p a ra u n a e x ce le n te discusión
so b re la p o lid a y el ejército colom bianos e n tre 1930 y 1932.
406 / La modernización en Colombia
poco antes había negociado con éxito tico colombiano como una tiranía, en
ia revisión del Concordato en ei Vati la cual los derechos de las minorías
cano, fue el principal vocero del go eran invariablemente aplastados por
bierno. El debate sobre esta iniciati “la mitad más uno”. Proclamó que la
va gubernam ental se inició en la democracia mayoritaria adolecía de
prensá a mediados de 1942 y conti fallas látales y prometió no regresar
nuó en el Congreso durante los me nunca al Congreso, escenario de sus
ses de octubre y noviembre de aquel mayores triunfos oratorios durante
año. Finalmente, se convirtió en un más de treinta años. En cuanto al Con
debate tan acalorado, que hizo que cordato, no entró en vigencia de in
las noticias sobre la guerra pasaran a mediato debido al sobrecargado cli
un segundo lugar en los periódicos ma político.
colombianos. Laureano Gómez afir El año de 1943 se inició con una
mó que la revisión del documento era nota de incertidumbre para Alfonso
parte de una conspiración de la ma López Pumarejo, y cada vez la situa
sonería, dirigida a erosionar la mo ción se hizo más intolerable para el
ralidad nacional para acelerar el in presidente, su familia y el gobierno.
greso del racionalismo ateo y de la Durante los meses de enero y febre
“civilización mecánica". Del lado li ro, los rumores de u n a conspiración
beral, Alfonso Romero Aguirre defen adquirieron mayor intensidad, culmi
dió la masonería diciendo que no se nando en marzo con el arresto del
trataba de un movimiento subversi general Eduardo Bonitto, principal
vo, mientras que Echan día insisda en vocero de los oficiales que temían que
que él no había sido un masón prac el presupuesto del ejército fuera re
ticante desde hacía muchos años y que cortado y que estaban enojados por
esto, en todo caso, no guardaba nin los comentarios públicos de López,
guna relación con la revisión del do según los cuales los oficiales del ejér
cumento.177 cito estaban “fuera de contacto con la
Finalmente, el documento fue apro opinión política y constituían una clase
bado en ambas Cámaras del Congre aislada e inútil".'7' Las duras pala
so dominadas por los liberales. Lau bras de López y la acusación de trai
reano Gómez terminó su parte del ción contra Bonitto, más dura aún, se
debate denunciando el sistema polí dieron al final de una larga cadena
177 Lo» p m d p a l e j d ebates d e G óm ez, loj del 28 y 29 d e octubre y el 7 d e noviem bre, están
contenido» en Obras seUctas, Op. cit, voL 2, pp. 695-767. Los discursos pronunciados p o r Darlo
Echandla el 2 y el 3 de noviem bre se encuentran en sus Obras selectas, 5 v o k , Bogotá, B asco
d e la R epública, 1981, p p . 180-229. U na buena presentación del debate sobre el C oncor
dato, fuerte crítica d e Góm ez es la d e C . Abel, “Conservative F irty in C olom bia", Of>. di.,
pp . 185-190. ’
178 Esta cita es u n a paráfrasis d e las palabra» d e López, consignada en C. Abel, Mítica, Iglesia y
partidos en Colombia, 1886-1953, Op. ciL, pp. 239-240. El p rim er m inistro d e guerra de López,
A lejandro Galvis Galvis, Memorias de un político centenañsta, 5 * e d., vol. 1, Buearam anga, i. «„
408 / La modernización en Colombia
181 A. López Pum arejo, Obras selectas, Op. di., vol. 2, pp. 242, 243-244.
182 Ibid., p. 244.
183 Diego M o n tañ a Cuellar, Oibmbui, país formal y país n a l Buenos Aires, Platina, 1963, p. 166.
410 ¡L a modernización en Colombia
187 B a rre n U ribe le d isparó a Villegas m a n d o éste cam inaba p o r u n a d e taj calles d e Manizales.
El caso se hizo célebre enere los conservadores. Véase Keith Christe, Ohganai, campeonas y
política m Colamiia: aspectos de la historia waopM ca de lo fnm tm <mt¡oque*a, Bogotá, Universidad
Nacional d e Colombia, 1986, p p . 155-186, p ara una excelente discusión del mismo. AJfrm-
v¡ L ópa, La política ofiaaL Menajes, carita y dácartas dA prtsdtme Lópc, vol. 3. Bogotá, Im prenta
Nacional, 1935-1937, p p . 13-18, contiene u n a em otiva caita d e Villegas a López, dictada
desde su lecho d e m u erte, y la igualm ente em otiva respuesta d el p residente.
188 Según el in fo rm e d e l C o n g reso p u b licad o e n octu b re d e 19+4, López M ichelsen y sus
fam iliares ad q u irie ro n d o s m il q u in ien tas acciones d e la H a n d el p o r $649.785 (aproxi
m ad am en te z la p a r con el d ó la r am ericano). Las cam biaro n p o r cin cu en ta y siete mil
q uinientas acciones d e Batvaria, evaluadas en | 1 ’150.000. Pedro N el G iraldo, Don Frmon-
dú. Juica sobre un hombre y una época, MedeUín, G ranaroérica. 1963, pp . 195-196. O tro estu
dioso d e este caso, Ben G. B u m ett, “T h e R ecent Colom bian Party System: Ies O igaaization
a n d P ro ced u re’ , d isertació n d e d o cto rad o . Los Á ngeles, U niversity o f C alifornia, 1955,
p p . 88-89, afirm a q ue el consorcio d e López gan ó más d d 1.000% en la transacción.
412 / La modernización en Colombia
189 C. Lleras R estrepo, Crimea de im propia vida, Op. ciL. vol. 4, p. 371. Lo q u e com plicó aún m is
las cosas p a ra el g o b iern o fue e l caso d e u n a trillad o ra d e café e n G ira rd o t, Tolim a, la
T r illa d o » Tolim a, ad q u irid a p o r López M ichelsen a la Federación d e C afeteros e n 1942.
t i p ro p ietario o rigin al d e la crilladora, el nazi Jo ac h im von M ellen d u n , habfa dejado (a
trillad ora bajo m anejo fiduciario cuando regresó a A lem ania en 1939. C om o sucedió en
el caso d e la H an del, López M ichelsen ad q u irió la trillad ora legalm ente. Sin em bargo, lo
h iz o gracias a la a y u d a d e am igos in flu y en tes, ta le s co m o A lfonso A raújo. q u ie n e ra
m in is tro d e h a c ie n d a d e su p a d re , y q u e p e rte n e c ía a la vez a la J u n ta D irectiva d e
Fedecafé, y al b a n q u ero R oberto M ichelsen. m iem b ro d e su fam ilia que dirigía el Banco
d e C o lom b ia. P a ra d e ta lle s so b re la tra n s a c c ió n d e la T rilla d o ra T o lim a, véase J o sé
Francisco O cam po, Memorias m am thitai de un amnésuo, Bogotá, Cosmos, 1979, pp . 317-319.
190 Alfonso López P u m arejo y su fam ilia h ab lan estad o d efen d ién d o se del e sc ín d a lo finan
ciero d e sd e a n te s d e la elecció n p re sid en c ia l d e 1942. D u ra n te m a rz o d e aq u el añ o ,
A lfonso López y c u a tro d e sus h e rm a n o s, ju n to co n su h ijo A lfonso L ó p ez M ichelsen,
fu ero n acusados en El Siglo p o r tra ta r d e c o m p ra r cie n to cin c u en ta m il fan eg ad as de
tie rras p o te n d a lm e n te rica» e n p e tró le o b ajo circu n stancias sospechosas. E l "escándalo
del C arare" se describe e n J . F. O cam po, Op. át., p p . 307-309; R enán Vrga C antor, Crisis
y calda de ta República Liberal, 1942-1946, Ibagué, M ohán, 1988, pp. 7 4-76; C. Lleras R estrepo,
Crónica de m propia vida, Op. cit., vol. 4 , p. 267. C u a tro años an tes, d u ra n te e l p rim er
g o b ie rn o d e L óp ez, L a u re a n o G ó m e z h ab fa acu sa d o a l p re s id e n te y a su fam ilia d e
e sp e c u la r c o n tie rra s a d y ac e n te s a p ro p ie d a d e s a d q u irid a s p o r e l g o b ie rn o p a ra la
c o n s t r u c c i ó n d e la nueva U niversidad N a d o n al d e C olom bia. Ei Siglo, 7 d e abril d e 1938.
191 F.. Estrada, Op. ctf., p . 676. C om o d a to curioso, a p ro x im a d a m en te p o r la m ism a época,
López M ichelsen d ictó u n a co n feren cia e n la U n iv ersid ad N acional d e C o lom bia en la
que criticaba a los capitalistas colom bianos d e g en eracio n es an te rio re s p o r su tendencia
a considerar ai Estado com o 'u n in stru m en to al servicio d e sus intereses”. Véase su libro,
colombianas. México, Im presiones M odernas, 1955, p. 358.
lina sociedad cambiante / 413
192 A. L ó p e i Pum arejo, O tros selectas, Op. át., vol. 2, p p . 543, 545.
193 D. E ch an d ía, Op. cii., vol. 4, p. 2 3 4 . El d e b ate tuvo lu g a r e n n o v ie m b re d e 1944. La
intervención d e C aballero se e n cu en tra e n Enrique C aballero Escovar, El Mesías de Handel,
M edellín, H o m bre N uevo, 1982, p p . 39-100.
191 S. Galvis y A. D onadlo, Op. cii., pp. 98-99.
195 C. Lleras R estrepo, Crónica d t mi propia vubt, Op át., vol. 5, 1988, pp . 158, 335, 352-354.
Lleras a firm a tam b ién h a b e r escu ch ad o aq u el g rito q u e G aitán h ab ría d e h acer fam oso
después, “IA la carga!’ , p ro n u n c ia d o p rim e ro p o r los conservadores d e l S enado d u ra n te
u n discurso d e Silvio Villegas e n el que denunciaba la corrupción política bajo el gobierno
d e López (p. 261).
414 / La modermmcitm en CoUmtbia
196 R afod Serrano, En aquella ciudad, Bogotá, T ercer M undo, 1981, p. 277.
197 El Sigla, 10 d e febrero d e 19+4. El encarcelam iento d e G óm ez unió a codos las conserva
do res, incluso el a n tila u ra n ista F e rn a n d o G óm ez M artínez, e d ito r d e El Coiembvate d e
M edellín. Se vio m ovido a p ro te s ta r "La prisión del d o c to r L aureano Góm ez indica
q ue la adm inistración d e ju sticia se es t í d erru m b an d o . El pro ceso d e descom posición ha
lle g a d o a su apogeo". G ilberto Z apata Isaxa, fhtncw s o asamos: 50 aüDt d i cruda kuloria,
M edellín, leal T orina, 1969, p . 121.
Una sociedad cambiante I 415
por soldados que le presentaron una de modelo para la amplia ley labo
hoja de papel sellado que contenía la ral, la Ley 6 de 1945. Y a comienzos
declaración de su renuncia en favor de 1945, impulsó una revisión consti
del coronel Diógenes Gil. López, en tucional, notable por el efecto que
furecido, se negó a firmar el docu tuvo en el aumento de la democrati
mento. Dado que en la Colombia le zación política y en el mayor fortale
galista ninguna transacción era posible cimiento del Estado a expensas de los
si no estaba acompañada por una hoja departamentos.
de papel sellado, que Gil no había Tanto la legislación laboral de 1944
usado, los secuestradores del presiden y 1945, como la reforma constitucio
te se desconcertaron y su intento de nal, reflejaron el continuo compromi
golpe fracasó. Diógenes Gil explicó so liberal progresista con la promoción
luego que su acción había sido un de la democracia y el bienestar social,
impulso intempestivo, nacido de su guiados por la mano orientadora del
frustración al ver el triste estado del Estado. Eli rasgo más notable de la re
ejército colombiano. Excepto por in forma constitucional fue el de retirar
cidentes aislados en Ibagué y en a las Asambleas Departamentales el
Bucaramanga, los militares perm a derecho de elegir a los senadores; tal
necieron fieles a López y hostiles a Gil privilegio se sometió a la votación po
y a sus seguidores.” 1 pular. Al mismo tiempo, se impusie
El incidente ocurrido en Pasto dio ron nuevas limitaciones a las Asambleas
nueva vida a López Pumarejo y a su Departamentales y se concedieron al
gobierno. El movimiento laboral rea Estado nuevas facultades para inter
lizó manifestaciones en Bogotá y en venir en los negocios y en la indus
otros lugares para celebrar el regre tria mediante la creación de nuevas
so de López al palacio presidencial corporaciones consultoras y regulado
el 12 de julio. Entretanto, se declaró ras.202 Entretanto, se concedió a los
el estado de sitio, cuyos términos per trabajadores el derecho a exigir con
mitieron que López impusiera las dos tratos por escrito, pago de despido y
últimas reformas importantes de su de retiro, seguro de enfermedad y de
presidencia. En septiembre de 1944 accidente, así como protección con
promulgó el Decreto 2350, que sirvió tra las prácticas injustas por parte de
201 El mejor estudio sobre el intento golpista de 1944 es el de Jaime Quintero, Consacá, Cali,
Eza, 1944.
202 Para detalles sobre la reforma constitucional de 1945, véase Carlos Restrepo Piedra hita,
Rtcopilacián dt Actas L/gis¡alwos, 1914-1986, Bogotá, Banco Ropular, 1986, pp. 54-99; Colom
bia, Constitución Mítica dt ¡a República de Colombia, Bogotá. Imprenta Nacional, 1945; Co
lombia, Congreso, La ttfoma conststucvnal m el Congrao, Bogotá, Imprenta Nacional, 1945.
Otras medidas adoptadas en la reforma incluyeron eliminar el privilegio de votar a las
Hienas armadas y a la polida, y la creación del Distrito Espea al de Bogotá, que abarcaba
el área metropolitana inmediata y el terreno montañoso que se extendía hacia el sur
hasta Sumapaz.
Una sociedad cambiante / 417
los empleadores. La nueva legislación guraba a la nación que los liberales y
restringió también a los trabajadores los conservadores estaban olvidando
al declarar ilegales las huelgas en el sus viejas diferencias, Laureano Gó
transporte y en los servicios públicos, mez respondía que el conservatismo
prescribiendo los procedimientos que ideológico estaba vivo y en buenas con
se debían seguir en las negociaciones diciones, dispuesto siempre a comba
colectivas y prohibiendo el sindicalis tir “la desabrochada concepción ma
mo paralelo.801 terialista de la política”, responsable
El año de 1945 comenzó con el re “de este abatimiento espiritual de
greso de Alfonso López Pumarejo al nuestro pueblo".105
tema de que las diferencias partidis Laureano Gómez no estaba solo en
tas —“odios que no se comparten [...] la oposición a la idea lo pista de una
feudos místicamente arraigados en su Colombia que avanzaba rápidamente
suelo viejo"— rápidamente se conver hada el consenso político. Los miem
tían en algo del pasado en Colombia. bros liberales de la coalidón informal
Los partidos políticos, dijo, son insti contra López Pumarejo continuaron
tuciones de transición, basadas en pre acosando al gobierno. El 6 de febrero
ocupaciones pragmáticas e inmedia de 1945, el laureanista Guillermo
tas de sus miembros, a sus programas León Valencia leyó en el Senado, una
se llega mediante la agregación ra carta abierta del antiguo oficial de
cional de intereses, “no por actos de policía liberal Carlos Galvis Gómez.
fe”.2W Y cada vez que López le ase La carta acusaba a altos funcionarios
203 Las reformas laborales de 1944 y 1945 je discuten en mayor detalle en Mauricio Archila,
Op. cit. y Cultura e identidad obrera. Colombia 1910-1945, Bogotá, Anthropos, 1991, pp. 316-317;
Charles Bergquist, Gonzalo Sánchez y Ricardo Peñaranda, edí., Violence m Colombia, the
Contempmary Crüif m Histórica! Perspective, Wilmíngton, Ddaware, Schotarty Resources, 1991,
pp. 69-70; Miguel Urrutia, The Developtwnl of the Colombian Labor MovemenL New Haven. Vale
University Press, 1969, pp. 200-202; D. Pétaut, Op. cii, voL J, pp. 303-304; vol. 2, pp.
411-415, 435.
204 A. López Pumarejo, Obras selectas, 0p. ciL, vol. 2, p. 610. Mensaje al Congreso del 22 de
enero de 1945.
205 El Siglo, 29 de marzo de 1945. Gómez negó de inmediato la afirmación de López según
la cual los partidos eran cada vez menos ideológicos en un editorial de El Siglo del 27 de
enero, titulado “Las fronteras políticas". Gómez acababa de regresar de un exilio auto
impuesto en el Ecuador cuando asumió de nuevo su campaña contra López en enero de
1945. Habla huido del pais después del intento de golpe de Pasto, jum o con los laureanistas
Francisco Plata Bermúdez y Jaime Uribe Holguín. Suponiendo que Gómez estaba impli
cado en el intento golpista, el gobierno cerró transitoriamente El Siglo y expidió una
orden para el arresto de Gómez. Gómez buscó asilo en la embajada brasileña, la cual
facilitó su salida del país. Al llegar a Quito, vivió durante varias semanas en una amplia
habitación alquilada que compartía con sus dos jóvenes seguidores. Plata Bermúdez y
Uribe Holguín recordaron que algunas mañanas su “caudillo y jefe” se detenía cuando se
afeitaba y exclamaba, "lAhora tos tengo acorralados!", observación que les parecía extra
ña a sus compañeros, pues ellos estaban exilados y tos liberales continuaban en el poder.
Entrevista con Plata Bermúdez.
418 / La modernización m Colombia
del gobierno de complicidad en el ase vida pública, motivado por las ince
sinato d cMamatoco. Los lo pistas se re santes críticas a la manera como mez
firieron a las acusaciones como “ca claba el ámbito público y el privado,
lumnias tan villanas como ineptas”. y temeroso de otro intento de golpe
Sin embargo, este intercambio señaló por parte de los militares.*09
que la política estaba descendiendo Fue un Alfonso López Pumarejo
otra vez al nivel del año anterior.*” cansado y desalentado el que se diri
Los meses siguientes estuvieron gió al Congreso en una sesión espe
marcados por una serie de inciden cial el 26 de junio de 1945, convoca
tes que, según el congresista santista da para anunciar el restablecimiento
Atilio Vdásquez, crearon “una sensa del orden público y para informar
ción de zozobra, de amenaza latente, sobre las acciones de su gobierno des
d e peligrosa inestabilidad".*07 Las pués del incidente de Ruto. Aunque
elecciones para el Congreso realiza el presidente elogió la reforma consti
das enmarzode 1945 estuvieron acom tucional y la adopción de las nuevas
pañadas de nuevos rumores acerca medidas laborales, condenó amar
de una conspiración, rumores que se gamente a todos los que se le habían
acrecentaron cuando se descubrió un opuesto. Se quejó de que las iniciati
conjunto de explosivos escondidos en vas en el campo laboral habían des
la catedral de Bogotá.*” Los libera encadenado una cruzada contra los
les disputaban con motivo de la suce comunistas entre sus oponentes, cuyo
sión presidencial, tanto para el pe efecto había sido el de “encender de
ríodo de 1946-1950 como para el nuevo la antorcha de la guerra de cia
último año de la presidencia de Al ses” en Colombia.*"*
fonso López Pumarejo. El presidente Cerca del final de su discurso d d
habla decido otra vez retirarse de la 26 de junio de 1945, Alfonso López
206 La carta aparece en C. Galvis, Op. cii, pp 21-41; b respuesta de los liberales se encuentra
en Alfonso López Pumarejo. Documentas, Op. ciL, p. 283.
207 A. VEbsqud, Op. til., p. 213.
2 08 El sa c e rd o te m ilitan te D an iel J o r d á n file d e te n id o p a ra s e r in te rr o g a d o d e sp u é s d el
d e sc u b rim ien to d e los explosivo». Poco desp u és el g en eral B onitto, encarcelado d e n u e
vo después d el in ten to golpista de Pasto, encabezó u n a revuelta en la p risió n q u e atem o
rizó tan to al go b iern o com o a l ejército.
209 Sí bien López habla aplacado al ejército al nombrar a uno de los suyos, el general Domingo
Espinel, como ministro de guerra a comienzos de 1944, y aunque el ejército lo habla
apoyado contra Diógenes Gil, continuaba d descontento por el duro tratamiento que
habla dado López al ejército después del incidente de Pasto. El general Eduardo Bonitto
file sólo uno de lo» muchos militares encarcelados por sospecharse que estaban involucrados
en U aventura de Gil. La mayoría de quienes participaron en el levantamiento del
Panóptico, ocurrido el 1 de julio de 1944, en protesta por la conducta de los guardias de
esta prisión, eran militares.
210 A. López Pumarejo, Otras selectas, Op. cit., vol 2, pp. 627-628. López no hubiera dehido
sorprenderse de que su decreto en favor de los trabajadores encendiera una nueva ola
de anticomunismo. El Partido Comunista Colombiano (que recientemente habla cam-
Una saciedad cambiante / 419
1 El carácter ambulante de la Violencia es sugerido por Paul Oquist, quien tiene los mejo
res estudios sobre la mortalidad resultante de este fenómeno. En su libro VtoUncia, conflicto
y política en Colombia, Bogotá, Banco Popular, 1978, pp. 16, 19, por ejemplo, revela que,
entre 1947 y 1957, 40.509 de las muertes relacionadas con la Violencia ocurrieron en el
Norte de Santander, y en Santander, el 23% de todas las muerte reportadas durante este
periodo. Durante la fase posterior de la Violencia, de 1958 a 1966, sólo 649 muertes fueron
reportadas en estos departamentos. Representaron sólo el 3,7% de las muertes relaciona
das con la Violencia para este periodo. Entre tanto, Tolima y Valle, donde se reportaron
el 25% de las muertes relacionadas con la Violencia en el periodo anterior registraron el
59% de todos los asesinatos debidas a la Violencia posterior. Rira una distribución de tas
muertes debidas a la Violencia, realizada por Oquist, véase Anexo 1.
2 James D. Henderson, Cmntlo Colombia se desangró, Bogotá, El Ancora, 1984, pp. 287,
306-309, discute et papel de la geografía en la Violencia tolimense.
3 Este porcentaje se ha estimado en un promedio de menos de un décimo del uno por
ciento por año. Para un estimativo de las muertes relacionadas con la V iolad a por den
mil de ía pobladón nacional, véase Anexo 2.
4 Esto, a su vez, explica la sorpresa y la ira que experimentaron los colombianos residentes
en las ciudades cuando, en 1962, leyeron ei primer estudio riguroso de este fenómeno, La
VsoUncm en Colombia. Estudio de un proceso social, voL 1, Bogoci, Tercer Mundo, de Germán
Gtizinin Campos, Orlando FaJs Borda y Eduardo Umaria Luna. La tormentosa reacrión
producida por la publicación de este libro se discute en j. D. Henderson, Op. cit., pp. 16-18.
Desde la piidicadón de La Kolencia en Colombia, la víoknda sodal y su relarión con la política
raciona] han dominado la atendón de historiadores y dentificos sodales colombianos.
422 / La modemiiaaim en Colombia
5 jo ig e Eliécer Caitán, Los mjons discunos di Gakún, 2* ed., Bogotá, joivi, 1968, p. 429.
Orquestando ¡a güeña de ¡os siete mil dios / 423
6 Ríttcmaiy Ttuxp, Eanuaac Majwgemenl and Eamomc Dsvékrpncnt m ftmtnkí Cjibmbta, Pituburflh,
Umvcnity o f Piusburgh Press, 1991, p. 17. El gobierno fue temible al problema de la
inflación. Una lectura de la prensa de fines de 1945 y comienzo] de 1946, revela nn
continuos esfaerzc» por disminuirla.
7 Alfonso López Pujnairjo, Obras selectas, vol. 2, Bogotá, Retina, 1980, pp. 543, 545. Pata la
defensa de López de la riqueza y ei privilegio en las democracias liberales, véase
capiculo 8, ntpra.
424 / La modemaaá¿m en Colombia
8 Francisco José Ocampo, Memorias inconclusas át un ornnisico, Bogotá, Cosmos, 1979, pp, 278
279. Las tres personas originalmente propuestas para el Directorio eran Alfonso López,
Gabriel TUrbay y Carlos Lozano. Después de escuchar la exigencia de incluir a Caitán, el
Directorio se entendió para incluir a otras personas, Caitán, Luis Cano, Carlos Lleras
Restrepo y Lucas Caballero.
9 Cario! Lleras Restrepo, Crónica dt mi propia vida, vol. 4, Bogotá, Stamato, 1987, p. 2%; El
Siglo, 24 de septiembre de 1941.
10 Caitán luego se desanimó de esta idea, y para 1945 la rechazó totalmente. Los conserva
dores Rafael Azula Barrera y Eduardo Carranza, y el liberal Eduardo Caballero Calderón
fueron quienes propusieron « t e plan a Gaitán- Herbert Braun, Tht Assassauhon of Gaitán.
Public Ufe and Urban Vulence m Colombia, Madison, University of Wisconsin Press, 1985, p. 81.
Orquestando la guerra de los siete mil dias / 425
11 Darío Bautista Olaya, El personaje y los hechos, testimonió de un reportera, Bogotá, Andes, 1984,
pp. 27-31, de una entrevista realizad» el 18 de marzo de 1943. Para detalles sobre <1
asesinato de Pérez, véase capítulo 8, supra.
12 El periódico de Laureano Gómez, El Siglo,formulócon frecuenciaesta pregunta durante
los meses posteriores al asesinato de Pérez, ocurrido el 14 de julio de 1943. El título
invariablemente iba acompañado de una acusación según la cual altos funcionarios del
gobierno de López estaban implicados en el crimen.
13 Para detalles sobre la Handel y la TrilladoraTolima,véasecapítulo8. supra.
14 C. Lleras Restrepo, Op. ai., vol. 5, p. 219.
/
426 ¿o m oáem aaeión en Colombia
23 Como lo hizo Augusto Durán en abril de 1946. Medófilo Medina, Halaría del ñirtido Comu
nista de Colombia, Bogotá, Colombia Nueva, 1980, p. 505. Cuatro meses antes, Gaitiri habla
debilitado la Confederación de TYabajadores Colombianos, dominada por los comunis
tas, al organizar un sindicato rival, la Confederación Nadonal de Trabajadores. Los dos
grupos realizaron convenciones rivales en diciembre de 1945.
24 Gómez, en El Siglo, 29 de marzo de 1946.
25 Para detalles sobre esto, véase £1 fíiís. 10 de marzo de 1954. En Orden j Vúiiencta: Colombia,
19)0-195), Bogotá, Siglo XXI, 1987, Dame] Pécaut observa que “la oposición entre 'país
real’ y 'país político', entre unidad ofginica y divisiones políticas, no está menos inscrita
en el laureanismo que en el gaitanismo"
26 Christopher Abel, Mítica, Igltsia y partidos tn Colombia: ¡886-1953, Bogotá, FAES, Univer
sidad Nacional de Colombia. 1987, p. 143, sugiere que los miembros de la élite colombia
na temían que si la campaña de Gaitán tenia éxito, era probable que el caudillo establecie
ra una versión colombiana del gobierno venezolano de Acción Democrática, de Rómulo
Betancourt, cercano al socialismo.
Orquestando la guerra de los siete mil ¡fías / 429
31 Rafael Anda Barrera, De la revolacim ai arden nuevo, Bogotá, Keliy, 1956, p. 193, cuenta que
tuvo que convencer a varias mujeres que conocía, invadidas por el pánico, de que no era
probable que ganara Gaitán.
32 El Sigla. 26 de abril de 1946 Los conservadores y otros sostuvieron que Turbay había
nacido a bordo del barco que transportó a sus padres a América. No obstante, el lugar
exacto de su nacimiento no se conoce.
Orquestando la guerra de los siete mil dias / 431
nombró por unanim idad a Turbay ra como Lleras se esforzó por aplacar
candidato para el período 1946-1950. las pasiones políticas antes del 7 de
En aquella reunión, Turbay había or octubre de 1945, día de las eleccio
ganizado también el nombramiento nes a los Concejos Municipales, y con
de Alberto Lleras como primer desig sus esfuerzos por combatir la plaga
nado para terminar el periodo presi del fraude electoral39A fines de 1947,
dencial de Alfonso López Pumarejo. Laureano Gómez anunció que su par
Parte de una compleja maniobra para tido colaborarla con el gobierno de
bloquear un esfuerzo conjunto entre Lleras y alabó la equidad del presi
lopistas y conservadores para elegir dente. Los conservadores podían dar
un designado que se opusiera a Tur- se el lujo de ser magnánimos ante la
bay, ia maniobra se volvió en su contra autodestrucción del Partido Liberal
cuando luego, en el curso de su de sig A comienzos de 1946, Alfonso
natura, Lleras no hizo nada para pro López Pumarejo profundizó y com
mover la candidatura de Turbay. De plicó la división liberal al anunciar
hecho, la peijudicó, al prohibir a los desde su retiro que, aunque no apo
funcionarios liberales participar acti yaría a Gaitán ni a Turbay, estaría dis
vamente en las campañas de Turbay y puesto a prestar su apoyo a un candi
de Gaitán. Por esta razón, Turbay se dato presidencial liberal que fuese
quejó después de que Lleras lo había aceptable para los liberales modera
rodeado de “una cerca de alambre de dos y para los conservadores. Aquel
púas de garantías”.58 candidato, que debía ser selecciona
Si bien es posible que Turbay haya do por los conservadores de una lista
considerado que Alberto Lleras esta de seis prominentes liberales, confor
ba perjudicando su candidatura me maría luego un gobierno “de Frente
diante el ejercido de una excesiva im Nacional”, en el cual se le garantiza
parcialidad, los conservadores se ría a los conservadores un tercio de to
mostraron complacidos por la mane dos los cargos.40La propuesta de López
fue una bomba política. Eduardo San liberal Abelardo Forero que Gabriel
tos dijo que el esquema propuesto del Turbay “lloraría [...] se le saldrían las
Frente Nacional significaba el h ara-km lágrimas" el día de las elecciones.44
del Partido Liberal.41 Juan Lozano Esta observación sorprendió a algu
dijo que “reviviría la traición sobre nos, pero no causó pánico en las filas
las cenizas de Núñez*’.48 Y Gabriel liberales, puesto que Gómez había in
Turbay atacó a Alfonso López y a Al sistido durante meses en que tenía la
berto Lleras, calificándolos de “fascis intención de votar por Jorge Eliécer
tas nazis", decididos a destruir su Gaitán.
candidatura y su partido a la vez.45 Hasta la víspera de la convención,
Incluso los conservadores ridiculiza realizada el 23 de marzo de 1946, los
ron la idea de López Pumarejo. En conservadores engañaron a los libe
El Siglo del 23 de febrero de 1946, rales al hacerles creer que no lanza
Laureano Gómez opinó que su parti rían un candidato. El 4 de marzo,
do sería estúpido si aceptara un Laureano Gómez escribió en El Siglo:
acuerdo semejante. “el Frente Nacional nos seduce hoy
Los conservadores se mostraron por hoy más que un candidato pro
cada vez más confiados en que serían pio” y, el 15 de marzo, fingió sorpre
ellos y no los liberales quienes gana sa ante la sugerencia del columnista
rían la inminente contienda electo de El Tiempo, Enrique Santas, de que
ral. No habían lanzado un candidato tal vez no había puesto todas sus car
presidencial durante los últimos die tas políticas sobre la mesa, observa
ciséis años y, en el transcurso de los ción que Gómez calificó de baja y poco
primeros meses de 1946, insistieron patriótica.45
obstinadamente en que no tenían la El 24 de marzo de 1946, los con
intención de romper esa tradición. Sin servadores reunidos en la convención
embargo, de vez en cuando, los diri lanzaron su propia bomba política. Eli
gentes conservadores insinuaban que gieron a Mariano Ospina Pérez, so
las próximas elecciones traerían sor brino y nieto de presidentes, como can
presas, como cuando, en una reunión didato del partido para las elecciones
social, Laureano Gómez le apostó al del 5 de mayo. Su opción por Ospina
candidatos propuestos por López eran Luis López de Mesa, Antonio Rocha, Carlos
Arango Vélez, Carlos Lleras Restrepo, Carlos Lozano y Lozano, y Carios Sauz de
Santamaría. Varias semanas más tarde, López de Mesa sugirió que, en un acuerdo
semejante, los conservadores debían recibir una tercera parte de los cargos burocráticos,
posición que apoyó Alfonso López.
41 Ibid., p .S l.
42 P N. Giraldo, Op. ai., p. 223.
43 t f r a t n Estrada. Sucesos colombianos, 1925-1950, Medellín, Editorial Universidad de
Antioquia. 1990, p. 733.
44 El Siglo, 12 de febrero de 1946.
45 El Siglo, 15 de marzo de 1946.
434 / La modernización en Colomina
fue brillante. Era un rico hombre de posible acuerdo fracasó por la arro
negocios e industrial antioqueño, que gancia de Turbay (“Yo estoy más ca
representaba al ala nacionalista m o pacitado que tú para ser presidente
derada de su partido y que no trans de la República", le dijo a su rival en
mitía la imagen del sectarismo con un momento de las discusiones) y por
servador. De hecho, Ospina era más el hecho de que Gaitán sabia que el
aceptable para los liberales modera hacerse a un lado —incluso con la se
dos y de derecha que cualquiera de guridad de que su partido lo nominaría
sus propios candidatos. Turbay, quien a la presidencia en 1950— alejaría a
en su juventud había proclamado su muchos de sus seguidores.16 Por con
simpatía por el marxismo, era apo siguiente, Gaitán renovó sus ataques
yado por el Partido Comunista. Y contra el “país político” y sus lacayos
Gaitán enojó y atemorizó a los libe en el Teatro Municipal, dos días des
rales moderados con sus discursos so pués de este fracaso. "Aquí ya no pue
bre las reivindicaciones populares a de haber una conversación", dijo en
costa de ellos. Para mitigar aún más un discurso que el historiador Braun
los temores de los liberales de que un describe como “sin aliento, confuso y
regreso de los conservadores al po sin dirección”.47 C aracterizando a
der pudiera generar violencia y per Turbay y a otros miembros d d par
secuciones, Ospina anunció que, de tido como “gente fría” y “calculado
ser elegido, gobernaría de acuerdo res jugadores de ajedrez” que habían
con una fórmula de participación en intentado jugar con él, Gaitán conclu
el poder, análoga a (a propuesta por yó su arenga jurando ante sus segui
Alfonso López. Ospina agregó que su dores, “en el momento de peligro,
gobierno sería un gobierno de unión cuando haya que dar 1a orden de ba
nacional, en el cual los liberales dis talla [...} sepan que el signo de esa
frutarían de una representación igual batalla será mi presencia en las ca
a la de los conservadores. lles a la cabeza de ustedes”.4®
Durante los meses de m arzo y Las últimas semanas de la cam
abril de 1946, los dirigentes del Par paña presidencial de 1946 fueron di
tido Liberal redoblaron sus esfuer fíciles para el liberalismo. Alfonso
zos por convencer a Gaitán de que López Pumarejo afirmó de nuevo su
renunciara a su candidatura en favor decisión de no apoyar a ninguno de
de Turbay. Parecían a punto de lo los candidatos, mientras que Turbay y
grarlo gradas a prolongadas reunio Gaitán redoblaron sus mutuos ataques.
nes sostenidas entre los dos candida Irónicamente, pane de la Violencia
tos a comienzos de abril. Pero el inicial en Colombia fue el hecho de
46 £1 comentario de Turbay está ácado en Arturo Alape, Ei Bogvhao. Memorial dtl obiido, 5* ed.,
Bogotá, Pluma, 1984, p. 36.
47 H, Braun, Op. a i , p. 108.
48 IbiL
Orquestando la guerra de los siete mil dias / 435
que ios gaitanistas lanzaran piedras presión cuando, uno a uno, sus ami
contra Turbay en Barranquilla, inci gos le expresaron sus condolencias y
dente al que respondió el candidato se retiraron. Gabriel Turbay terminó
esgrimiendo un revólver, y la lesión la noche solo, delante de su chime
que sufrió la esposa de Gaitán, oca nea, llorando mientras quemaba su
sionada por una piedra lanzada por archivo personal que contenía el re
un turbayista en Medellín. Entretan gistro de veinticinco años de servicio
to, los gaitanistas atacaron la sede li a su partido y a su patria,M
beral y el edificio de El Tiempo en Bo El triunfo de Ospina causó “estu
gotá, en desarrollo de unos disturbios por y sorpresa*’ entre los liberales,
que tuvieron que ser disueltos con ga muchos de los oíales lo atribuyeron
ses lacrimógenos.49Entretanto, Ospina al fraude electoral.11 Entretanto, el
Pérez proyectaba una imagen presi líder conservador Laureano Gómez
dencial, viajando por el país y pronun interpretó la votación como una d a
ciando discursos sobre los problemas ta evidencia de que las “masas tradi-
económicos de la nación. rionalistas” constituían, de hecho, una
El día de las elecciones, Gabriel mayoría nacional, pues consideraba
Turbay estaba confiado en su victo que muchos de los votos liberales eran
ria. Había invitado a algunos de sus fraudulentos.5* A pesar de estos re
amigos y a sus más cercanos colabo clamos, es probable que la votación
radores a vigilar los resultados de las para presidente en 1946 fuese un re
elecciones en su casa en la tarde del flejo preciso de las fuerzas liberal y
5 de mayo, y planeaba agasajarlos con conservadora —después de todo, Al
un elegante banquete para celebrar berto Lleras había hecho todo lo que
la victoria aquella noche. Pera el en podía para asegurar la honestidad de
tusiasmo de Turbay desapareció cuan las elecciones—. Ospina Pérez obtu
do los resultados de los centros urba vo el 41%, Turbay el 32%, y Gaitán
nos comenzaron a darle a Gaitán un el 27% de los votos.” En las eleccio
apredable triunfo. Luego, más tarde, nes siguientes, que no estuvieron
los resultados de las regiones mos manchadas por fraude ni abstención,
traron que Ospina Pérez tenía una los conservadores obtuvieron cerca
ventaja insuperable sobre ambos can del 40% de los votos, y los liberales
didatos liberales. Finalmente, resultó cerca del 60%.
evidente que la victoria le pertenecía La división liberal continuó durante
a Mariano Ospina Pérez. La melan los meses que siguieron a la elección.
colía de Turbay se convirtió en de Alfonso López Pumarejo se retiró de
54 C. Lleras Restrepo, Op. dt., vol. 7, 499, acusó a Gaitán de “torpedear" el gobierno de
Unión Nacional de Ospina cuando, el 6 de junio de 1946, anunció su intención de no
colaborar con él.
55 La plataforma de 1947 aparece en Gerardo Molina, io s ¡deas Uberaia m Coiomtoa, 191J-1934,
Bogotá, Tercer Mundo, pp. 3, 191-204,
Orquestando ¡a guerra <Le ¡os siete mil dios I 437
obtuvo sobre Carlos Lleras Restrepo los nuevos cargos, no tardaban en co
en la contienda en Cundinamarca, locar a sus amigos, parientes y segui
32.780 votos contra 9.761 ,u dores políticos en las oficinas muni
Eduardo Santos anunció su retiro cipales, enviando a los contratados por
de la política poco después de estas el régimen anterior a engrosar las fi
elecciones y Carlos Lleras regresó a las de los desempleados. Entretanto,
la práctica del derecho. Gaitán había en Bogotá, el nuevo gobierno comen
conseguido finalmente su objetivo de zaba a formular un conjunto de refor
dominar al Partido Liberal. El único mas que, por lo general, culminaban
interrogante que faltaba por respon en una drástica modificación de la
der era si podría reconciliar su pape} Constitución nacional. La nueva le
como caudillo populista con el de jefe gislación se justificaba alegando que
de un partido que incluía a todas las corregía errores del gobierno ante
clases sociales y del que hacía parte rior, surgidos de su ideología política
más de la mitad de los colombianos. equivocada y perniciosa. Y puesto que
todas estas iniciativas burocráticas y
jurídicas exigían la aprobación de las
Hacer invivible la república, corporaciones representativas elegi
repetición das a nivel nacional, departamental
y municipal, resultaba indispensable
Los cambios de régimen político nun obtener mayorías en cada una de
ca fueron fáciles en Colombia duran ellas. Esto nunca fue difícil gracias al
te su primer siglo y medio de exis fraude electoral y a ta intimidación
tencia nacional. En el siglo xix y a de los votantes, en ocasiones violen
comienzos del xx, hubo un ritmo en ta, por parte de los celosos designa
la transferencia del poder a nivel dos del nuevo gobierno. En Colombia
nacional que cambiaba poco y que se realizaban constantemente eleccio
siempre generaba conflicto. Prime nes, La elección páralos Concejos Mu
ro se daba una elección presidencial nicipales y la Cámara de Representan
que el partido en el poder conseguía tes se realizaba cada dos años; las
perder, a pesar de controlar la ma elecciones para las Asambleas Depar
quinaria política en todo el país. En tamentales y para el Senado, cada cua
cuanto se posesionaba, el nuevo pre tro. Y todos estos comicios, junto con
sidente reemplazaba a todos los go las elecciones presidenciales cada cua
bernadores de los departamentos, los tro años, se hacían de manera inde
cuales, a su vez, enviaban alcaldes pendiente.
de su elección a los cientos de muni Durante el siglo xix, la renovación
cipios. Quienes eran nombrados en política que hemos descrito llevaba,
56 Catalina Reyes. "El gobierno de Mariano Ospina Pérez, 1946-1950”, en: Alvaro Tirado
Mejía, ed., Nueva halaría de Colombia, vol. 2, Bogotá, Planeia, 1989, p. 6.
438 / La modrmmción en Colombia
por lo general, a que el partido derro lucha que por fortuna fue suspendi
tado eventualmente le declarara la da en 1932 por la corta guerra con
guerra al gobierno, al que acusaba, tra Perú, gracias a la cual se unieron
acertadamente, de haberse converti los ciudadanos bajo la bandera y par
do en una hegemonía. Los dirigentes tieron a combatir contra los perua
del partido perdedor vestían enton nos y no unos contra otros. Los co
ces uniformes militares y se conver lom bianos no tuvieron la misma
tían en comandantes de ejércitos que suerte en 1946. No sólo no tenían un
rara vez derrocaban al gobierno, pero agresor extranjero que los distrajera
que invariablemente asolaban exten de la dolorosa transición política, sino
sos territorios del país. que se conjugaron cuatro factores adi
A comienzos del siglo xx, Colom cionales para hacer que los disturbios
bia prosperaba y su gobierno se for ocasionados por el cambio de régimen
talecía. Su ejército resultaba enton fuesen mucho peores de lo que ha
ces demasiado formidable como para bían sido bajo Olaya Herrera. Prime
que los ciudadanos soldados lo desa ro, los liberales veían a Ospina como
fiaran como lo habían hecho durante una nulidad, cuya victoria había sido
el siglo anterior. A medida que avan accidental; por consiguiente, podían
zaba el siglo xx, lo único que podían considerar que su gobierno no era
hacer los líderes del parddo derrota completamente legítimo. Segundo,
do era ver cómo los ganadores pro Colombia experimentó un crecimien
cedían inexorablemente a consolidar to económico sin precedentes y una
su poder sobre la nación. Después de mayor prosperidad que se extendió
la victoria liberal de 1930, el dirigen durante toda la época de la Violencia.
te conservador Laureano Gómez res Esto le dio un cariz decididamente
pondió como mejor pudo a la limpie financiero a gran parte de 1a Violen
za burocrática de los liberales y a la cia, en especial en sus ultimas fases.
violencia que la acompañó, organizan Tercero, dado que la Violencia coin
do una especie de resistencia civil, di cidió con el inicio de la Guerra Fría,
rigida a hacer “invivible” la república muchos conservadores llegaron a creer
para los miembros del partido de go que había una conspiración comunista
bierno. Dieciséis años después, cuan internacional detrás de ella. Esto hizo
do los conservadores regresaron al po que su respuesta fuese especialmen
der, los dirigentes liberales hicieron te violenta.
exactamente lo mismo. Cuarto, y ciertam ente el factor
El cambio político de 1930 había más importante que alimentó la Vio
generado violencia en extensos terri lencia atinente al cambio de régimen,
torios de la Cordillera Oriental, al nor fue el clima revolucionario que pre
te de Bogotá, una región con densa dominó en toda Colombia en el mo
población y altamente politizada. Va mento en que los conservadores asu
rios miles de ciudadanos, en su ma m ieron el poder. M ilitantes que
yoría conservadores, murieron en una representaban una gran variedad de
Orquestando la guerra dt los siete mil días j 439
57 J. A- Osorio Uzarazo, Op. cit., pp. 281-282, describe cómo Gaitán rechazó sus ruegos,
llegando incluso a someterse a una apendectomia de emergencia para escapar a tus
apasionados seguidores. La crítica comunista de Ospina apareció en ei periódico de este
partido, Dim o fbpular, el 16 de mayo de 1946.
58 El Ministerio del Trabajo colombiano reportó quinientos parios laborales entre mayo y
diciembre de 1946. G. Guzmán, O. la b Bknrta y E. Urnaña Luna. Op. cü., vol. 1, p. 28.
59 C. Abel, Op. til., p. 147.
60 Gilberto Zapata Isaza, ¡binaos o asesinos: 50 años dt cruda historia. Medellín, ltaJ Tbrina,
1969, p. 160.
440 ! La modernización en Colombia
61 m . , pp. 162-163.
62 R. Azula Barrera, Op. di.
63 Gómez le hizo esta observación a Rafael Azula la víspera de los disturbios en Bogütá.
Ibíd., p. 225
64 G. Guzmán, O. Fals Borda y E. Umafia Luna, Op. cit.7 vol. 1, p. 25.
Orquestando la guerra de los siete mil dios / 441
las mayorías liberales en ambas cá gaitanista. “Usted calló como un pez
maras.55 Entretanto, los liberales mo durante el paro, a sabiendas de que
derados perdieron ante sus enemigos iba a producirse”, lo acusó Juan Lo
gaitanistas. Los moderados no sintie zano en su diario La Razón, denun
ron gran consuelo cuando Gaitán se ciando la acción de Gaitán como un
jactó de que el liberalismo había vo ejemplo de la “malicia indígena” del
tado “con un criterio izquierdista’’.68 jefe liberal: Entre tanto, la violencia
Una vez que las elecciones de mar rural ocasionada por el cambio de ré
zo de 1947 lo confirmaron como jefe gimen endureció las actitudes libera
del partido, Gaitán se encontró inde les y conservadoras, lo cual llevó a una
ciso acerca de si debía continuar con parálisis legislativa.68
sus ataques populistas contra los oli A fines de agosto de 1947, Gaitán r¡
garcas del “país político”, o bien asu se unió brevemente a los conserva
mir el liderazgo de un partido en el dores en un intento por detener la es
cual tales personas tenían fuerte re piral de violencia rural. El 29 de agos
presentación. El resultado fue una to, él y Laureano Gómez emitieron
vacilación que perjudicó tanto a su una complicada propuesta, dirigida
partido como su propia reputación. a reducir la violencia mediante una
Después de las elecciones, Ospina in fuerte intervención del gobierno.69
vitó a tres ministros gaitanistas a su Tristemente, ninguno de los jefes de
gabinete; Gaitán les retiró su apoyo.®7 los partidos pudo conservar la ecua
Cuando el movimiento laboral trató nimidad cuando crecieron los nive
de derrocar a Ospina mediante una les de violencia, alimentados por los
huelga general en mayo de 1947, preparativos para una nueva ronda
Gaitán permaneció en silencio hasta de elecciones a comienzos de octubre.
que resultó evidente que la huelga E1 7 de septiembre, Gaitán denunció
había fracasado y sólo entonces la de al gobierno de Unión Nacional de
nunció. Esto generó una ota de críti Ospina por animar a los caciques re
cas en la prensa liberal que no era gionales a asesinar a trabajadores.70
Seis días después, atacó a Ospina por crimógenos. Esto generó otro cam
importar gases lacrimógenos que, en bio de gabinete en el que el ministro
su opinión, serían utilizados por el go de gobierno, Roberto Urdaneta, fue
bierno para establecer una dictadu reemplazado por José Antonio Mon-
ra.’1 Entretanto, el jefe del Partido talvo, hom bre de tem peram ento
Conservador, Laureano Gómez, re colérico.
futó a los liberales, insistiendo en que Después de las elecciones para los
"la violencia política es engendrada Concejos, realizadas en octubre, los li
por el fraude” perpetrado por los li berales respondieron al problema de
berales a través de su provisión de la violencia n u a l proponiendo una
más de un millón de taijetas de vota legislación según la cual el Ejecutivo
ción falsas.7* perdería el control de la polida na
La política colombiana se tom ó donal y lo pondría bajo la jurisdiedón
aún más caótica h ad a fines de 194Y. del Congreso. Su acdón reflejaba la
Las elecciones del 5 de octubre, al creencia liberal de que la violenda
igual que las de marzo, fortalecie era prindpalm ente obra de una po
ron aún más las facciones extremistas licía conservadora sectaria que ac
de ambos partidos. Aunque no obtu tuaba bajo las órdenes de los fundo-
vieron mayoría en los Concejos Mu nanos del Partido Conservador.”
nicipales, los conservadores cerraron Ospina y los demás conservadores se
la brecha en el núm ero de Concejos sintieron ultrajados con la propuesta
que controlaban, mientras que los li y por la presunción implicada en ella.
berales gaitanistas reem plazaron a Envió entonces a su nuevo ministro de
sus colegas más moderados en los 779 gobierno para que respondiera al de
Concejos.” Y en el Congreso, los se safío del Congreso. El 6 de noviem
guidores de Gaitán utilizaron sus ma bre, José Antonio Montalvo pronunció
yorías para hostilizar al gobierno de la fiase que en lo sucesivo sería dtafia
Ospina. Afines de 1946, el Congreso por los liberales como confirmadón
había aprobado una revisión de la ley
de que los conservadores se propo
electoral que beneficiaba a los libe
nían destruirlos.
rales y, en septiembre de 1947, lanzó
una investigación de Ospina en rela Sila polida está encargada de la guar
ción con la compra de los gases la da dd otilen socól—dijo Montalvo—,
[y] “si el instrumento por excelencia muerto, lo que convirtió aquel año en
de que disponen el gobierno yel pre uno de los peores de lo que llegó a
sidente de la República para lograr conocerse como la Violencia.76
estos fines constitucionales es la poli* La matanza fratricida comenzó en
da", [entonces], el gobierno time que
defender a sangre y fuego las institu Colombia incluso antes de que la po
ciones democráticas, la autoridad dd sesión de Mariano Ospina Pérez des
presidente, la polida, elemento esen encadenara el conocido proceso de
cial de) orden y de (a estabilidad del acción y reacción que solía acompa
Estado. ñar el cambio de régimen. En cuanto
se enteraron de su derrota en las elec
Las desafortunadas palabras de ciones presidenciales del 5 de mayo
Montalvo crearon tal clamor entre los de 1947, los sorprendidos, ultrajados
dirigentes liberales y despertaron tal y temerosos liberales que residían en
temor entre los liberales del común, los departamentos que habían sufri
que el gobierno distribuyó el texto do graves episodios de violencia en
del discuno en un esfuerzo por de tre 1930 y 1933, se apresuraron a gol
mostrar que en realidad no había di pear, anticipando la persecución que
cho que el gobierno tenía la inten sabían que vendría. En Bucaramanga
ción de exterminar a los liberales a estallaron disturbios el 6 de mayo; los
sangre y fuego.75 manifestantes incendiaron los perió
CuandoJosé Antonio Montalvo pro dicos conservadores El Deber y El Fren
nunció su acalorado discurso, a fines te, y saquearon tiendas, casas y ofici
de 1947, la violencia política ya había nas de propiedad de prom inentes
emponzoñado la vida pública en Co conservadores.77 Las patrullas del
lombia. Desde comienzos del año, in ejército controlaron los disturbios que
formes de que liberales y conservadores siguieron a las elecciones en Cúcuta,
morían unos a manos de los otros en capital de Norte de Santander. Sin
el campo llevaron a que los jefes de los embargo, sólo una semana después de
partidos se atacaran en una serie de que los conservadores agradecieran
intercambios altamente publicitados, allí su victoria con un Te Deum cele
los cuales sólo contribuyeron a aumen brado en la catedral, esta se vio gra
tar la tensión. Para fines de 1947, cer vemente afectada por un incendio de
ca de catorce mil colombianos hablan origen sospechoso.™
79 Ibid,, p. 385.
80 Semana, 17 de mayo de 1947, p. 7; R. Harker Valdivieso, Op a l , p. 38.
81 V. Oquist, Op. di., p. 264; El Sigla, 6 de enero de 1948.
82 A. Lleras Carilargo, Op. cii., pp. 233-234.
83 Para un recuento de las acciones de Matallana allí. a fines de 1946, véase Alejo Vargas
Velásque2, Colonización y conflicto armado. Magdalena Medio santandettano, Bogotá, CINEP.
1992, pp. 101-102.
Orquestando la gusrra de los ¡iele m il dias / 445
84 Las observaciones de Rivera y de Alzate iucron tomadas de G. Zapata lsa¿a, Op. cü., p.
179, y de P. N. Giraldo, Op- á¿. pp. 244-245. Discusión de la violencia relacionada con la
cierra en el 'Alie se encuentra en Darlo Betancourt, Darlo Carcia y Martha L. García,
Motones y cuadrillas. Origen y ruohuión di la Videnaa en el acódenle coimeinano, Bogotá. Tercer
Mundo, 1990, P - 44.
85 María Victoria Uribe, Limpiar la tierra. Guerra y poder entre esmeraUtm, Bogotá, CINF.P, 1992.
446 / La modsrnxwción en Cokmina
liberal dentro de la policía y en otros perando hasta que cayeran los mal
sitios. Su intención expresa era ase ditos rojos, de los que formamos con
gurar que los conservadores boyacen- el gobernador Cbepe Villareal y tra
bajamos en lo que se nos diga, délos
ses pudieran ejercer librem ente su
que nos dejamos matar antes que hu
derecho al voto en las dos elecciones millarnos ante un liberal [_.] Ellos nos
generales de 1947. fttra encontrar a persiguieron a nosotros cuando re
los hombres que necesitaba, el gober cién subieron y casi nos borraron de
nador recurrió a su patria chica, £1 la faz de la tierra [...] [ftro] ahora
Cocuy, en el altiplano al noreste de estamos mandando.”
Boyacá, donde sabia que podía ha
Dados sus antecedentes, no fue di
llar “jóvenes duros y humildes que no
eran fácilmente intimidados’*por los fícil convencer a los hom bres del
noronentc de Boyacá de que su deber
liberales.” Los hombres provenien
tes de los municipios conservadores era castigar al enemigo liberal. Uno de
en las laderas de El Cocuy habían de los reclutas chulavitas describió el tipo
mostrado su valor quince años antes de entrenamiento que recibió en los
cuando, junto con los refugiados de cuarteles de la policía de Tunja:
Garda Rovira, asolado por la guerra,
Aunó (eordenaban'“Hay que ira per
en el vecino departamento de Santan seguir a matar, poique acuérdense del
der, hablan declarado vedada la re año 33 toque hicieron con nosotros”.
gión para los liberales. Cualquier po En lapuliríanos decían: "¿Qiántoshay
licía liberal que se atreviera a entrar aquí a quienes les mataron su abuelo,
a un pueblo conservador como Boavita susfamiliares?’’. Los agentes de policía
—especialmente a la vereda de Chú- contestaban: “fVfa,mi capitán!”, mi
teniente!". Bueno, ilesHegb d memen
luva— durante la violencia de prin
to! IAarmarse! Luego repartían tantos
cipios de la década del treinta, pro paia tal parte, tantos para la otra. Esa
bablemente no saldría vivo. Uno de era b misión. Cuando ordenaban a los
los hombres de Villar eal reconoció agentes hacer cualquiercosa, primero
este legado cuando, a comienzos de los llenaban de aguardiente o de oer-
1948, se describió a »f mismo y a sus veza. Eso raa como soltar unas fieras,
compañeros en los siguientes términos: pues imagínese aesa gente que no sa
bía ni firmar, tyborrachosl”
Somoschulavitas de las puro» [...] de
los dd año treinta, de los que nos fui Boyacá y los Santanderes fueron
mos para Chúluva y nos estuvimos es los sem illeros de la Violencia en
92 Ramírez Moreno procedió a responder las acusaciones de Ordófiez en una sesión poste
rior, didendo: “En una alta plataforma, inerme, lejos de mis colega» de minoría, podría
decirle al país que no tengo miedo. Pero si lo tengo". R. Azula Barrera. Op. áL, p. 298.
93 La guerra civil estalló en el Norte de Santander en mayo de 1952 y luego, en enero de
1946, en la misma región montañosa al sur de Cúcuta. la capital del departamento.
Comparar, por ejemplo. El Espectador del 17 y 18 de mayo de 1932, y El Espectador dei 10 al
12 de enero de 1948. Estoa informes periodísticos indican que los mismos pueblos, Arbo-
íedai, Cucutílla. Mutuscua, Chinicota, Ragonvalia, Gramalote y Rosario sufrieron graves
pérdidas durante loa combate*. En ambos casos, los activistas liberales y conservadores
ayudaron a armar las milicia* partidistas. Finalmente, en cada caso, el presidente, Olaya
en 1932 y Ospina en 1948, intentó detener el derramamiento de sangre ordenando a
los miembros de su partido abandonar la organización de las milicias. Es de interés
señalar que, en marzo de 1932, Jorge Eliécer Gaitín, de veintinueve años, se encontraba
entre lo* liberales a quienes Olaya Herrera ordenó que dejaran de armar a las milicias
libcrale*. Véase Ignacio Torres Giraldo, Las meonformes, historia de la rebeldía de las masas en
Colombia, vol. 6, Bogotá, Latina. 1978, p. 1.069; Terrena Ilorgan, "The Liberal* Come to
ftjwer. Por debajo de la mana”, disertación de doctorado, Gainesville, Florida, Vandetbilt
University, 1983, p. 565.
94 Russell W. Ramsey, "The Bogotazo: Tentatively, as History", mimeógrafo inédito,
Gainesville, University of Florida. 1969, p. 10.
95 M Medina, Op. cit-, p. 557.
96 G. Solano Benltez, Op. át., pp. 529-544, discute las medidas adoptadas por el goberna
dor militar, genera] Gustavo Matamoros, para detener los combates.
Orquestando la guerra de los siete m il días / 449
Rgura9-2 Laureano Gómez y Mariano Ospina Pérez poco antes del 9 de abril de 1948
Fuente: Archiva fotográfico da Luis Gaitán R. (Lunga)
bre se abalanzó sobre Roa Sierra y lo las calles, varios miles estaban heri
linchó.100 dos y cerca de doscientos negocios pri
El asesinato de Gaitán desencade vados, edificios gubernamentales, es
nó disturbios de proporciones nunca cuelas parroquiales e iglesias habían
vistas en Colom bia. Para cuando sido incendiados.101
term inaron, cerca de dos mil qui Aunque los disturbios, o el Bogotazo
nientas personas yacían muertas en como pronto se conoció, no trajeron
100 Se dice que Roa Sierra habfa mirado con odio a Caitán mientras le disparaba, pero no
se conocen su* modvos Para más sobre Roa Sierra, véase Enrique Cuéliar Vargas, Titee
años de violencia: ¿sismos intelectuales de Gaitán, dictadoras, imlitarismo, alternación, Bogotá, Cultura
Social Colombiana, 1960, pp. 65-70; Luis David Ptña, Gaitán intimo, Bogotá, lqueima,
1948, pp. 175-176; Jean iártéguy, Los guerrilleros, Barcelona, s. e., 1970, p. 156; R. W.
Ramsey, Op. cit., p. 19.
101 P. Oquisi, Op. cit., p. 235, estima en 2.585 las personas asesinadas en los disturbios de
Bogotá. Otros, como un testigo de la Cruz Roja, estima que hubo cerca de mil muerto» y
dos mü quinientos heridos. Según otros estimativos, los muertos ascenderían a tres mil e
452 / La modernización en Colombia
consigo ningún cambio en el status quo cobardes, mátenme! iLos reto! Yo soy
social o político, aceleraron el cami liberal. ¡Mátenme!".105
no de Colombia hacia el colapso po Un doble impulso se apoderó de
lítico y la guerra civil que la aguarda la muchedumbre en Bogotá. El pri
ba diecinueve meses después. Los mero era el deseo de armarse; el se
incidentes del 9 de abril ampliaron y gundo, el de obtener venganza del
profundizaron la brecha entre el “país crimen. Por consiguiente, uno de los
político" y “el país nacional”. primeros actos de los manifestantes
El asesinato de Gaitán lanzó a sus fue asaltar las ferreterías y las tien
•Seguidores a un frenesí. Incluso antes das de armas en busca de pistolas, fu
de que se anunciara la muerte del cau siles, machetes y todo lo que pudiera
dillo, el grito “¡Mataron a Gaitán!” voló usarse para golpear al gobierno y a
por las calles, donde pronto se agol* sus serviles agentes. Muchos sintieron
paran miles de personas. Los bogota que se trataba de una revolución po
nos que vivieron aquellas primeras ho lítica, cuyo resultado inevitable sería
ras llenos de ira, recordaron que, en instaurar por la fuerza el régimen li
la confusión, amigos íntimos se cruza beral gaitanista que el caudillo asesi
ban con ellos en la calle, con la cara nado no había podido establecer por
transformada por la pena y la rabia.108 medios democráticos. De allí los gri
La suposición inicial de los m a tos de “¡Viva Colombia!” y “lAbajo los
nifestantes fue que el gobierno con conservadores!". La mayor parte de la
servador había ordenado el asesinato policía de la ciudad se vio envuelta en
de Gaitán. La expresión simbólica de el frenesí, apoyando el levantamiento
esta convicción fue que arrastraron y entregando sus armas a los presun
el cuerpo sin vida de Roa Sierra cinco tos líderes de la revuelta. A media
cuadras por la carrera Séptima, de dos de la tarde, toda la estación de
jándolo en el umbral del palacio pre policía ubicada en el límite del barrio
sidencial. El cariz de liberales con de clase obrera. La Perseverancia, en
tra conservadores que adoptaban los su mayoría gaitanista, se entregó a los
disturbios fue captado por una solita disturbios, invitando a establecerse allí
ria figura que sollozaba en una es una Ju n ta Revolucionaria. Rifles y
quina, gritándole al vacío: “IVamos, municiones fueron distribuidos con la
incluso a cuatro rail personas. En cuanto a la destrucción física, los corresponsales ex
tranjeros que se encontraban en Bogotá para cubrir la Conferencia Interamericana,
dijeron más tarde que las parles de la ciudad más afectadas por los disturbios se aseme
jaban a las ciudades europeas bombardeadas durante la Segunda Cuerra Mundial. Julio
Ortiz Márquez, £1 hombre qut fue un pueblo, Bogotá, Carlos Valencia, 1978, contiene buenas
descripciones de testigos presenciales de) Bogotazo.
102 H. Braun, Op. cii., pp. 157-158.
103 Ibid., p. 159.
Orquestando la guerra de los siete mil días t 453
orden de que debían ser utilizados ocurrieron menos de una hora des
"para matar godos”.lM pués de anunciado el fallecimiento de
Los manifestantes se vieron irresis Gaitán.105
tiblemente atraídos hacía el palacio Pocos minutos después de estos dis
presidencial, a pocas cuadras del lu paros, los seguidores de Gaitán, libe
gar del asesinato. Un grupo de algu rales militantes, socialistas y comunis
nos dentos de gaitanistas se encami tas, se apoderaron de las estaciones
naron en esta dirección en cuanto se de radio y comenzaron a transmitir
confirmó la muerte de su líder, moti una serie de apasionados informes so
vados por el deseo de pedir al presi bre la muerte del caudillo y el levan
dente Ospina una explicación por el tamiento que la acompañó. Hablaron
asesinato y, a la vez, exigir su renun en los tonos más incendiarios, crean
cia. A medida que los dirigentes de do escenarios imaginativos según los
la muchedumbre, los lugartenientes cuales los cuerpos de Laureano Gó
gaitanistas Gabriel Muñoz y Jorge mez, Guillermo León Valencia y José
Uribe Márquez se aproximaban al Antonio Montalvo colgaban de los pos
palacio, alguien le arrebató el rifle a tes de la luz, y Ospina Pérez había
un soldado y pronto fue muerto por sido derrocado y sustituido por una
otro miembro de la Guardia Presiden Junta Revolucionaria liberal. Todo
cial. Poco después la muchedumbre Bogotá, afirmaron, está en llamas.10*
aumentó y se dirigió hacia las escasas Estos inform es radiales fueron
tropas ubicadas en la carrera Sépti enormem ente peijudidales para la
ma, una cuadra al norte de la resi vida pública colombiana, pues encen
dencia del presidente. Los soldados dieron muchas revueltas locales con
abrieron fuego, matando e hiriendo tra el gobierno y desataron una enor
a muchas personas. Estas muertes me violencia contra los conservadores.
104 Entrevista con d testigo presencial Cirios Mojka, citado por Jacques Aprilc Gniset, El
impado dd 9 de abril iobn ei centro de Bogolá, Bogotá. Centro Cultural Jorge Eliécer Gaitin,
1983, p. 90. Las estaciones de polida quinta y tercera acogieron también a los revoltosos.
El joven Fidel Castro describió la situación en la estación tercera como caótica, mientras
los manifestantes se apoderaban de las armas. Incapaz de encontrar un arma de fuego
adecuada, Castro se acercó a un oficial y, según sus memorias, "Le pedí un arma y me dio
su fusil con unas doce o catorce balas’ . Mis tarde. Castro se ubicó cerca del Ministerio de
Defensa, disparando desde allí varias veces. Dos días después, el embajador cubano
evacuó a Castro quien, si bien se mostró impresionado con lo que consideró "una explo
sión completamente espontánea", estaba convencido de que “nadie la organizó, no la
podía organizar nadie”. A. Alape, Op. cii., pp. 192, 295-297, 510.
105 Estos acontecimientos se describen con mayores detalles en H. Braun, Op. cil, pp. 146-147.
106 El urbanista J. Apiile, Op. á l , pp. 202 y ss., concluye que lo» relatos acerca de la destruc
ción de Bogotá fueron enormemente exagerados. Durante los disturbios, las fueras que
se oponían al gobierno intentaron promover la revolución exagerando la magnitud de
la destrucción, y luego los Funcionarios del gobierno hicieron lo mismo para justificar sus
ambiciosos programas de renovación urbana.
454 / La modernización en Colombia
107 Gustavo Gómez Mejla. en una caita dirigida a Gonzalo Huma hora, citada en Roberto
Harker Valdivieso, ed., Otras autora sanUatámaua, Bucaramanga, Impresores FRID, 1969.
p. 376. Gómez Mejla se refugió en t a » de uno» amigos liberales después de que la Junta
Revolucionaria del pueblo lo condenó a muerte. Después de pasar tres días escondido
en el ¿tico, se vio reducido a beber su propia orina.
El mejor recuento del uso que hicieron los revolucionario) de la radio, que incluye trans
cripciones de las emisiones, es el de Gonzalo Canal Ramírez, Nueve d« atril de 1948,
Bogotá, Litografía Cahur. 1948. Otras transcripciones de las emisiones radiales se en
cuentran en A. Alape, Op. at-, pp. S16-S22, 336-337, 422-4S3. Véase también Hernando
Téllez, Cincuenta años de radiodifusión colombiana. Bogo ti. Caracol, 1974, pp. 88-92, para
una discusión del efecto de las transmisiones por radio del 9 de abriL
108 H. Braun, Op. át., p. 155.
109 Entrevista personal con Michael Jiménez, Nueva York, 30 de diciembre de 1989.
110 H. Braun. Op. aL, p. 160.
Orquestando la guerra de los siete mil dias I 455
111 Rodolfo Ramón de Roux, "Iglesia y sociedad en (lolomíjta- 9 de abril de 1948. Fundones
sociales y funcionamiento de la institución católica”, disertación de doctorado, École des
liantes Éoides en Sciences Sociales, Pirís, 1981, pp. 126-135. El linchamiento de Ramírez
es descrito en J. D. Henderson, Op. áL, pp. 151-154.
112 H. Braun, Op. al., p. 154.
113 Gonzalo Sánchez, "Violencia, guerrillas y estructuras agrarias", en: Alvaro Tirado Mejía,
ed., Nueva hisuna de Colombia, vol. 2, Bogotá, Planeta, 1989, p. 132.
114 El argumento principal de Gutiérrez es <pie ei incesante llamado de Gaitán al pueblo
para que se levantara en contra de la oliganjula, "despertó un oscuro deseo de revancha"
456 / La modernización sn Colombia
llevado a sus seguidores d e una vida trodujo una nueva.1KI Al percibir que
en la que estaban excluidos d e las de su única opdón política se había cerra
cisiones que los afectaban, a otra en
do, la muchedumbre gaitanista figura
la cual sentían que estaban partici
tivamente se encogió de hombros y se
pando en estas decisiones.1"
dedicó a atender sus propias necesi
En este sentido, habla descubierto dades físicas inmediatas. Aquel mo
una vía populista para reconciliar al mento señaló el fin del populismo
“país nadonal" con el “país político”." 9 gaitanista.111
La importancia simbólica del Bogo- Los testigos presenriales se asom
tazo no se encuentra tanto en los dis braron de la presteza con la que bo
turbios protagonizados por los gaita gotanos de todas las clases sociales
nistas entre las dos y las cuatro de la se dedicaron al saqueo. Los cortos de
tarde de aquel día de abril, sino más los notideros muestra a hombres y
bien en el saqueo del sector comer mujeres arrebatándose mutuamen
cial de Bogotá que siguió después. te objetos robados.111 Una joven que
Cuando los bogotanos se alejaron de observaba los acontecimientos desde
la Plaza de Bolívar, el epicentro polí la relativa seguridad del tejado de la
tico de Colombia, y se desplegaron casa de sus padres vio cómo un ma
hada el sector comerdal para tomar nifestante ebrio, con el brazo lleno de
lo que pudieran, anunciaron que de relojes robados, fue atacado por otro,
aquel momento en adelante la per quien le cortó el brazo con un ma
secución de sus fines personales ha chete.1®
bría de dominar el pensamiento de A medida que se regó la voz de que
una dudadaníacada vez más alienada en Bogotá había bienes disponibles
de su mundo público. Este fue el ver para quienes quisieran tomarlos, los
dadero sentido en que el Bogotazo bogotanos inundaron el sector comer
acabó simbólicamente con una fase de cial- El embajador de Estados Unidos,
la historia nadonal de Colombia e in Willard Beaulac, cuya residencia se
124 Willaíd L Beaulac, Corza Ambaisador, Nueva York, Mamullan, 1951, p. 249.
125 Una copia de esta fotografía se reproduce en Aliñe Helg, “La educación en Colombia,
1946-19571*, en: Alvaro Tirado Mejía. ed., Nueva historia de Colombia, vol. 4, Bogotá, Planeta,
1989, p. 1IS.
Orquestando la guerra d i los siete mil días / 459
tarifa de los buses se duplicó. Las com después del 9 de abril, sosteniendo
pañías de buses recibieron también que el asesinato y la reacción que ha
autorización para im portar nuevos bía producido demostraban la nece
vehículos para sus flotas.114 sidad de una mayor represión de
Si bien el asesinato de Gaitán ace quienes se oponían al gobierno. Lau
leró el distandamiento de la política reano Gómez, desde su refugio en el
por parte de los ciudadanos ordina Ministerio de Defensa, telefoneó a
rios, tuvo también un efecto no menos Ospina Pérez para exigirle que re
perjudicial sobre la política nacional nunciara a favor de una junta mili
misma. Miembros de la fraccionada tar. ir> Incluso los extranjeros utiliza
élite política se precipitaron a capita ren el 9 de abril para sus propios fines.
lizar la muerte del caudillo, de m a Los políticos estadounidenses citaron
neras inmensamente destructivas de los acontecimientos de aquel día como
la cultura cívica y política. Los libera una prueba de que la subversión co
les de centro, enemigos de Gaitán munista se había generalizado en todo
cuando este vivía, utilizaron el asesi el hemisferio y utilizaron esta presun
nato como excusa para exigir la re ta amenaza para justificar la escalada
nuncia de Ospina Pérez, llegando in de actividades encubiertas. El asesina
cluso a enviar un telegrama a Eduardo to de Gaitán fue, entonces, un estímu
Santos pidiéndole que asumiera la lo indirecto para la creación de la
presidencia cuando esta quedara va Agencia Central de Inteligencia (CIA),
cante. Los conservadores de derecha que inició sus actividades en América
se tornaron aún más intransigentes Latina poco después de 1950.'“
126 J. Aprile, Op. a l , pp, 8S-10S- Según Aprile, diecisiete de lo» den lo veinte tranvías de b
compañía fueron incinerado! en tonas cercanai al ritió del asesinato d e G » U n . Sin
embargo, un número igual fue quemado en lugares díñame» d d escenario de loe distur
bios, ‘ Lot sefores de la* cooperativa» de b u m quemaron loa tranvías”, f u e l a lacónica
observación de una de la> personas entrevistada» por Aprile (p. 81).
127 Un recuento poco amistoso de las acciones de Laureano Gómez aquel día se encuentra
en H . Narria Mirón, Op cst, p p . 1 2 6 y as. E » in terciante anotar que, dieciocho af o t an ta,
Gómez habla sugerido que las fuerzas antigubernamentales conformaran “célula»' que
habrían de servir como núcleo» organizativo», anticipando el día en que “el pueblo
hambriento (...] y desencantado del gobierno y del Congreso, resuelva echarse a la
calle". El Tiempo, 10 de junio de 19S0, de una cana dirigida a comienzo» de aquel mismo
año a Hernando Uribe Cualla.
128 Man» Filados, La dtigada cartela de mmtra cmiliiaáén, Bogotá, Linotipo Bolívar, 1966, p. 9
y presenta este mismo argumento. Rhodi Jeffreys-Jones, The CIA andAmtncan Dewucracj,
New Haven, Yale University Press, 1989. p. 55. escribió que el Bogotazo indujo “una
manía para la predicción” en la diplomada estadounidesise, cada vez m is orientada
hada los “métodos clandestinos”. Otro» que encontraron que el Bogotazo fue utilizado
p a n promover los intereses de la Guerra Fría de Estados Unido» son Chnstopber Abel,
“Conservanve Party in Colom bia”, disertación de doctorado, Oxford, Inglaterra,
Uiúversity o f Oxford, 1974, p. 108; H. Braun, Op. cit, p. 108.
460 / La modernización en Colombia
129 Gonzalo Sánchez, La* dUai di la revolución. GaUamsmo y 9 di abril m provincia, Bogotá, Centro
Cultural Jorge Eliécer Gaitán, 1983, es el mejor estudio acerca d d 9 de abril fuera de
Bogotá.
130 Silvia Galvis y Alberto Donadío, Eljefe suprmo, Rojas Piralla, m ía Violencia y ei poder, Bogotá, ABC,
1946, pp. 11^128; D. Betancourt y M. L. Garda, Op. ai., pp. 38-90.
131 G. Zapata Isaza, Op. cit., p. 218. Durante las prolongada» conversaciones sostenidas en d
palado presidencial el 9 y el 10 de abril entre Ospina Pére2 y los dirigentes liberales, se
acordó que los liberales regresarían al gobierno y que los miembros de esie partido
estarían a cargo de tinco ministerios, incluyendo el de Gobierno y el de Guerra. Entre los
Orquestando la guerra de los siete mil días / 4 61
sombrío durante los meses que si y Echandía trabajaron durante el pe
guieron al asesinato de Gaitán. Aun ríodo del Congreso de 1948 para lle
que Daño Echandía, quien había re var a cabo reformas que, en su opi
emplazado a laurean o Gómez como nión, atenuarían la violencia política.
ministro de gobierno, y Ospina, se es Entre ellas eran fundamentales la
forzaban por reprimir a los militan nacionalización de la fuerza de poli
tes de sus respectivos partidos, sus es cía en Colombia, la promoción de una
fuerzos fueron en vano.m Antes de administración bipartidista en todos
satir de Colombia hacia un exilio vo ios niveles d e gobierno (llamada ad
luntario en España pocas semanas ministración cruzada), y la aprobación de
después del asesinato de Gaitán, Gó u n a ley cuyo objetivo p rin cip al era r e
mez le advirtió a Ospina que debía d u cir el fraude electoral.
dejar sus intentos de colaborar con los Otra de las acciones de Ospina di
liberales y construir más bien un.go rigida a reducir la tensión política fue
bierno com pletam ente conserva posponer las elecciones para el Con
dor.133 Su lógica era que los liberales greso, de octubre de 1948 ajunio de
se habían mostrado poco confiables el 1949. Infortunadamente, esto sólo ex
9 de abril. Los congresistas liberales, tendió el período de tiempo en el cual
quienes constituían una mayoría im los militantes de ambos partidos pu
portante en esta corporación, hicie dieron vituperar y denigrar uno de
ron poco por contradecir este juicio otro. El año de 1948 terminó, enton
durante los meses siguientes. El 20 de ces, sin que la clase política hubiera
julio de 1948 permanecieron senta aprendido nada de los sangrientos
dos cuando Ospina inauguraba las acontecimientos del 9 de abril. Políti
sesiones. Su prim er acto oficial fue cos experimentados advirtieron que,
saludar “a los prisioneros políticos del a menos de enfriarse las pasiones, el
9 de abril”, entre ellos Hum berto país enfrentaría aún mayores pertur
Jordán de Cali y Gilberto Zapata de baciones. El 4 de diciembre, el con
Medellín, quienes todavía se encon servador an tio q u e ñ o F ern an d o
traban detenidos. Gómez Martínez advirtió a los ciu
A pesar de la intransigencia pre dadanos de su departamento: “El arte
valeciente en ambos partidos, Ospina de gobernar, lo vivimos en Colombia
numerosos recuentos de estas reuniones están R. Azula Barrera, Op. ciL, pp. 365-374,
386-388, 399-402; H. Braun, Op. dt., pp. 178-184; A. Alape, Op. cü., pp. 255-280, 364-389;
459-487; Joaquín Estrada Monsalve, FA 9 de abril en horarto de un golpe de Estado,
Bogotá, Cahur, 1948.
132 Echandía se reunía con Ospina todos Jos días durante los trece meses que durf> la recons
titución de la Unión Nacional y la ruptura definitiva de los liberales con Ospina en mayo
de 1949,
133 Se dice t^ue u no de los confidentes de Gómez, Luis Ignacio Andrade, habría dado a
Ospina un ultimátum en este sentido poco antes del 9 de abril. Entrevista personal con
Hugo Escobar Sierra, 24 de junio de 1986.
462 / La modemizúáón en Colombia
director del Partido Liberal, Carlos de Colombia fue el retiro de los libe
Lleras, en las verdaderas repúblicas rales del gobierno de Ospina en mayo
las minorías nunca deben dominar de 1949, su primer capítulo comenzó
a las mayorías.1” Lo que no tuvo en con la instalación del Congreso el 20
atenta esta estrategia fueron los for de julio. Bar primera vez desde 1823,
midables poderes investidos en la los congresistas liberales se negaron
presidencia, entre ellos el poder de a ponerse de pie cuando entró el pre
suspender el Congreso cuando, en sidente acompañado de sus ministros.
opinión del presidente, estuviese per El tradicional mensaje de bienveni
turbado el orden público. El Directo da fue retrasado inicialmente por una
rio Liberal se comprometió entonces, pelea a gritos entre miembros de los
en 1949, con un curso de acción que partidos opositores y luego no fue leí
condujo a la exclusión total del parti do al presidente. Después del más
do del ejercicio formal del poder cuan corto discurso presidencial dirigido
do Ospina Pérez impuso el estado de jamás al Congreso, hubo un intento
sitio en noviembre de 1949. Después de vetar a Ospina Pérez de todas las
de esta fecha, la dirigencia liberal ulteriores reuniones del Congreso.
creyó que no tenía más recursos que Cuando este intento falló, Alfonso
arm ar a las guerrillas en los Llanos Romero Aguirre se levantó y le dijo a
Orientales y en otros lugares del país. Ospina:
El gobierno conservador y la oposi
ción liberal se encontraron asi en un Señor Presidente: usted engañó al
estado de abierta guerra civil. Colom partido que es la gran mayoría en
bia experimentó entonces la peor Vio Colombia. Cuando este partido le
tendía la mano y le gestionó con sus
lencia en 1950, cuando cincuenta mil
hombres [...] usted le correspondió
ciudadanos cayeron víctimas d e la innoblemente, dejándolo asesinar
lucha entre las tropas del gobierno y por sus subalternos.'"
las guerrillas primordialmente libe
rales.151 Después de esta aciaga sesión in
Si el prólogo a la tragedia política augural, los congresistas liberales
137 Lleras se convirtió en el director del Partido Liberal en mayo de 1949, después de la
ruptura definitiva con el gobierno de Ospina. Lleras articuló ni creencia en el gobierno
de la mayoría absoluta en un discuno pronunciado en diciembre de 1949, en el cual dijo:
“N o queremos la libertad para las minorías religiosas, políticas, filosóficas, raciales, que
nos parecen desacatos y subversiones contra la voluntad mayorítana, es decir, la fuerza
d d número". Citado en E. Cuéllar Vargas, O f. d i., “Prólogo'’.
138 Estos hechos prestan credibilidad al informe de Enrique Cuéllar Vargas aceita de una
reunión secreta en casa de Carlos San2 de Santamaría a fines de 1949. Según E. Cuéllar
Vargas. Op. cit., p. 101, Lleras argumentó en favor del apoyo de a i partido a la guerrilla en
b s siguientes términos: “No está el liberalismo en capacidad de hacer una g uara organi
zada. FVrn debe acogerse bajo los pliegues funerarios de las consignas de resistencia".
139 Colombia, Senado, Anales del Senado, Bogotá, 1949, p. 264.
464 / La modernización en Colombia
propusieron un conjunto de leyes cuyo te, cuando Gómez se levantó para de
efecto sería despojar al presidente de fenderse de estas acusaciones, se le
su poder, principalmente quitándole negó el derecho a la palabra.141Cuan
eJ control de la policía y del ejército, do se reunió de nuevo el Congreso,
exigiendo una aprobación previa de miembros de la minoría conservado
los nombramientos del gabinete y eli ra, dirigidos por Alvaro Gómez, in
minando sus facultades de nombrar terrumpieron las sesiones con silba
a los gobernadores y a otros funcio tos. Esto ocasionó que se lanzaran por
narios departamentales. Los congre el aire ceniceros, uno de los cuales
sistas liberales propusieron asimismo hirió gravemente al representante
adelantar las elecciones presidencia conservador Eusebio Cabra]es.-12
les que debían realizarse en junio de Los colombianos que se pregun
1950, para que tuvieran lugar el 27 taban hasta dónde caería su Congre
de noviembre de 1949, explicando so nacional recibieron su respuesta el
que lo hadan para que los emplea 8 de septiembre, cuando estalló una
dos del gobierno, "que no han sido balacera en la Cámara. El letal inter
sino emisarios de la muerte”, como cambio, que fue transmitido a la na
dijo uno de ellos, no tuvieran la opor ción por la radio, fue el resultado de la
tunidad de robar las elecciones me sobrecargada atmósfera política del
diante el fraude.1,0 Dos días más tar momento, así como de dos décadas
de, en la sesión del 22 de julio, los de animosidad surgida de actos pasa
liberales propusieron que se confor dos de violencia política. Los princi
mara una comisión para investigar la pales protagonistas de la balacera fue
violación de los derechos civiles, ha ron los representantes del martirizado
ciéndolo con tal agresividad que los departamento de Boyacá. El represen
congresistas conservadores atacaron tante conservador Carlos del Castilla
físicamente al presidente de la Cá desencadenó el intercambio cuando se
mara de Representantes, Francisco levantó para defenderse de un ataque
Eladio Ramírez. En un momento pos anterior por parte del liberal Julio
terior de esta sesión, el representan Salazar Ferro. Salazar había denun
te Manuel José Gaitán, hermano del ciado que los caciques conservadores
caudillo asesinado, se levantó y dijo de Boyacá (como Del Castillo), esta
que tenía pruebas de la complicidad ban ordenando que se violaran niñas
de Enrique Gómez Hurtado, hijo del de once y doce años en presencia de
director del Partido Conservador, en sus padres.143 Del Castillo respondió
el asesinato de Gaitán. Al día siguien acusando a Salazar de asesino, por
140 Colombia. Cámara, Anales de la Cámara de Representantes, Bogotá, 1949. p. 219. Tomado de
una declaración de Juan B- Barrios.
141 El Sigla, 24 de julio de 1949.
142 G. Zapata Isaza, Op. a l , p. 258.
143 Jorge Villavecej, La derrota, 25 años de tastana 1930-1955, Bogotá, Jorví, 1963, pp. 26-27.
Orquestando la guerra de los siete mil días / 465
144 O bservadores del escenario político colom biano habían criticado de üem po atrás las
bebidas que acom pañaban las sesiones d d Congreso. Germ án Arciniegaa, quien fue
congresista por primera vez en 1932, lo hizo en Memorias dt un congresista, Bogotá, Cromos,
1933, pp. 74-76.
145 Si bien Gustavo Jiménez m urió instantáneamente, un destino más trágico correspondió ai
notable liberal Jorge Soto del Corral. Este, observador inerme, fue herido en una pierna
Murió cuatro años después, como consecuencia de las complicaciones que surgieron de esta
dolorosa herida. El mejor recuento de los incidentes de aquel día es ei del testigo presen
cial, Abelardo forero Benavides, Grandes fechas, Bogotá, DAÑE, 1979, pp. 153-157. Véase
también Guillermo Fonnegra, El parlamento colombiano, Bogotá, Gráficos Centauro, 1953,
pp. 233-238; Semana, I2 d e septiembre de 1949; Ei Sigla, 8 y 10 de septiembre de 1949; Saúl
Rincón Rosas, Biografía de GustavoJiménez, Bogotá, Coopna] gráficas, 1955.
466 / La modemiiaáin en Colombia
146 E l discurso aparece en Laureano Cém ei, Obras selectas, vol. 2, Bogotá, [m pienu Nacional,
1989, pp. 4IS-417.
147 Eduardo Sácnz Rovncr, "Documentos sobre el X Congreso Nacional de la C T C en
1950 y la persecución sindical cu Colombia", A nuaria colombiano de historia social y de la
cultura, (18-19), Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, 1990-1991, pp. 309-312.
148 Híspame Worid Keport. Scanford, Sianford University. agosto de 1949. Eduanlo Santos, en El
Tiempo del 25 de julio de 1949, m a c ó el Programa de Cuatro Puntos por poner en peligro
la soberanía colombiana.
Orquestando Ui guerra de los siete mil días ¡ 467
149 Sobre el pacto de paz, véase G. Fon negra, Op. ciL, p. 243; G. Guzmán, O . ftJs Borda y E.
Umafia Luna, Op. cit., vol. t, pp. 241-242. Sobre el plan de Chpina para compartir el
poder, viaje Hernán Jaramillo Ocampo, 1946-1950. 0* la \ m ia i nocional a la h tg tm m ía
cmstruadma, Bogotá, Pluma, 1980, pp. 326-332; E. Cuéllar Vargas, Op. ciL, pp. 96-99.
150 75w , 24 de octubre de 1949, p. 45.
151 Cirios Lleras Restrepo, D t la npúbika a la dictadura, Bogotá, Argra, 1955, p. 211.
152 £1 recuenco más extenso sobre la masacre de la Casa Liberal es ei de S. Galvis y A. Donadlo,
Op. cit., pp. I4I-I68. Cerca de veintidós liberales fueron asesinados a quemarropa por
pistoleros que ingresaron a su sede durante una manifestación del partido.
153 P&ra entonces, Colombia se encontraba en el séptimo año de gobierno bajo estado de
skio. Durante el periodo comprendido entre 1950 y 1956, se estima que nóvenla y anco
mil personas muñeron por causas relacionadas con la Violencia. Véase Anexo 2.
468 / La modernización en Colombia
sobre el grupo, abatiendo a Echandía con una bala que probablemente estaba destinada
a ni hermano. La forma como planearon loa liberales el levantamiento d d 25 de noviem
bre se discute en J. Villaveces, Op dL, pp. 19-50; E. Cuéllar \feigas, Op cü., pp 100-101.
Ambos autores fueron testigos presenciales de los acontecimientos que describen.
159 Las estadísticas oficiales dicen que el número de liberales muertos íue de veinticuatro.
Esta operación se describe en G. Solano Benhet, Op. cii., pp. 710-762. R. W. Ramsey, “The
Módem Violence in Colombia. 1946-1965”, Op. cii., dice que fueron treinta y tres los
liberales muertos. Es posible que en realidad el número de muertos fuese mucho mayor.
160 El incidente fue investigado a solicitud de un grupo de liberales de Norte de Santander, uno
de los cuales era d futuro presidente Virgilio Bajeo. G. Solano Benítez, Op. ciL, pp. 4, 761.
161 R. W. Ramsey, “The Modero Violence in Colombia, 1946-1965'*, Op. cit., pp. 225-224.
Rangel, líder de) levantamiento de Barrancabermeja el 9 de abril de 1948, fue elegido
como alcalde del pueblo y director de su junta revolucionaría aquel día. Para mayor
información sobre estos eventos, véase A. Vargas Velásquez, Op. di., pp. 105-109. Entre las
470 i La maUmimaón en Colombia
170 John D. Man/, Colombia, a (loniemporary Mútcal Survey, Chape) H D , University of North
Carolina Press, 1962, p. 103.
171 Para máa información sobre el conflicto entre Los Nuevos y los hombres de la Genera
ción del Centenario, véase capítulo 6, supra.
172 J. Martz, Op. ciL, citando Newsweek del 3 de abril de 1950.
173 Resolución de la convención, citada en R. W. Ramsey, “The Modem Violence in Colom
bia, 1946-1965’*, Op. c ü p. 243.
Orquestando la guerra de los siete mil días / 473
174 Julítu Rivera, LcUmAvienca, a Sociocuihaai InUrpntatúm, Nueva York, Houghton MifÜm, 1S^77,
p. 245.
175 Colombia, Presidencia, La oposición y el gobierno. Del 9 de abril de 1948 ai 9 de abril de 1950,
Bogotá, Imprenta Nacional, 1950, p. 45.
176 Entrevista personal can Abel Naranjo ViUegas, Bogotá, 18 de junio de 1986.
177 Dos de los liberales que asistieron eran miembros de la Corte Suprema, que estaban obligados
a hacerlo, pues era la Corte la que recibía el juramento del nuevo presidente, dado que el
Congreso estaba cerrado.
178 El discurso de posesión se encuentra en Laureano Gómez, Obras completas, vol, 2, Bogotá,
Instituto Caro y Cuervo, 1984, pp. 595-6 U .
474 / La modernización en Colombia
murió, de las que fueron descritas como que Gómez tomara sujuramento como
causas naturales, pocas horas antes de presidente.119
179 La muerte de María Antonia Suirez de M entes se describe en Carlos A. Díaz. Páginas de
historia colombiana, Bucaramanga, Imprenta Departamental, 1967.
10
Progreso económico y cambio social:
de Ospina Pérez al Frente Nacional
3 Solamente entre 1954 y 1957, cuando el general Gustavo Rojas Pinilla dilapidó las
reservas económicas, tambaleó el progreso económico.
2 La expresión 'edad dorada* es utilizada en este contexto por Alberto Mayor; “Historia
de la industria colombiana, 1950-1968*, en: Alvaro Tirado Mejla, ed., S utva historia dt
Colombia, vol. 5, Bogotá, Planeta, 1989, p. 544, así como por Rosemary Thorp, Eamomc
Managmmt and Eamtmtt Dtvrlopnmi trt A ni and Colombia, Prosburgh, Umvenity of Pituburgh
Press, p. 49.
5 Este proceso te analiza en Jos¿ Antonio Ocampo, "La consolidación de la industria calete
ra, 1950-1958", en: Alvaro Tirado Mejla, ed., Nurva tastana dt Colombia, vol. 5, Bogotá,
Planeta, 1989, y en Charles Bergquist, ‘Luchas del campesinado cafetero, 1950-1946”, en:
Alvaro Tirado Mejía, ed,, Mimo historia i t Cototsüo, vol 5, Bogotá, Planeta, 1989, p. 309.
476 / La m odtm tiación en Colombia
sindicatos estuvieron estrechamente co se basó en un incremento constan
controlados durante los años de la pos te de las expectativas de vida, el cual,
guerra y los salarios reales eran ba a su vez, obedeció a los niveles cada
jos, pero también lo era el desempleo; vez más bajos de mortalidad infantil.
inmigrantes del campo sin experien El promedio de expectativa de vida,
cia encontraban trabajo sin dificultad que era de 40,2 años en 1940, saltó a
en el floreciente sector de la sustitu 48,9 años en 1950 y a 58,2 en 1960.
ción de importaciones.4 La mortalidad infantil cayó de 175 por
El crecimiento económico en la mil nariraientos en 1940, a 122 por mil
Colombia de la posguerra se vio acom en 1950, y a 78,2 por mil a comienzos
pañado de un cambio social de tal de la década del sesenta.7 Entretan
magnitud que los demógrafos lo des to, Colombia experimentó un diná
criben como “uno de los más dramáti mico proceso de urbanización que
cos de que tenga conocimiento la his transformó su población de un .75%
toria contem poránea”.* La tasa de rural en 1930 a un 75% urbana me
natalidad aumentó a un ritmo de trein dio siglo más tarde. La mitad de la
ta por mil durante la década del cin población colombiana era urbana a
cuenta, mientras que las mejoras co comienzos de la década del sesenta y
rrespon d ien tes en salud pública el proceso de urbanización se acele
permitieron que la población colom ró después.3
biana se duplicara durante los veinti En medio de estos cambios, Co
séis años comprendidos entre 1938 lombia se integró cada vez más a la
y 1964 —y que se duplicara de nuevo cultura occidental más amplia. La
durante las dos décadas y media si aparición de la televisión, de los pei
guientes—.* Así, una población de nados inflados y del kula-hiUa en la
8’7 0 1,800 en 1938 aum en tó a década del cincuenta fue un testimo
17'584.50Q en 1964, y a cerca de nio elocuente de este hecho. La Co
35'000.000 para fines del siglo. Este lombia tradicional protestó ante el
espectacular crecimiento demográfi ingreso acelerado a la modernidad;
4 Esto file lo que halló el historiador de la dase obrera. Mauricio Archila, en “Los obreros
colombianos y la Violencia, 1946-1958. ¿Infierno o paraíso?”, manuscrito inédito. Uni
versidad Nacional de Colombia, Departamento de Historia, 1992. passtn
5 José Olinto Rueda Bata, 'Historia de la poblaaón de Colombia: 1880-2000”. en; Alvaro
Tirado Mejla. ed., Niuva historia dt Colombia, vol. 5, Bogotá, Planeta, 1989, p. 382. Véase
también Carmen Elisa Flórex, La transición demográfica m Colombia, Bogotá, Tercer Mundo,
1990, p. 382.
6 Ibid
7 Roclo Londoño Botero, “Crisis y recomposición del sindicalismo colombiano, 1946-1980”,
en: Alvaro Tirado Mejfa, ed., Nutva historia dt Colombia, vol. 3, Bogotá, Planeta, 1989, p. 346;
J. O. Rueda Plata, Op. al., pp- 364, S83.
8 Jesús Antonio Bejarano, “La economía colombiana entre 1946 y 1958”, en: Alvaro Tira
do Mejfa, ed., Nucida hisiona di Calamina, v ol 5, Bogotá, Planeta, 1989, p. 158; J. O. Rueda
Plata, Op. cit., p. 376.
Progreso económico y cambio social, de Ospina Pérez al Frente Naciorwl / 477
en 1951, por ejemplo, los obispos del insidiosas, viejos intelectuales, conser
país condenaron a los periódicos por vadores arrepentidos, observadores
publicar fotografías de tas participan socialistas, avezados tramposos sa
queando las carteras, virtuosos sin es
tes en el concurso de belleza en traje
crúpulos que, por accidente —o por
de baño. “Estos hechos dolorosos nos grada de Diosotra vez—se emborra
obligan a exclamar con el Divino Maes charon, copularon en losjardín es de
tro: ¡Ay de aquel por quien viene el laosona, intentaron suiddios, bota
escándalo!”.9 Pero el cambio social en ron a uno por la ventana, se dro
la Colombia de la posguerra no se garon violaron a las sirvientas, pi
detuvo ni pudo ser controlado. Y este sotearon a un borracho, se hirieron
cambio ofreció a los colombianos un por celos, se ahogaron en la piscina.10
grado de libertad y de individualis
La paradoja del floreciente cre
mo desconocido para las generacio
cimiento económico y el desordena
nes anteriores. La máxima expresión
do cambio social en un país aquejado
de esta tendencia se dio a fines de la
por una difundida violencia rural es
década del cincuenta, con la apari
más aparente que real. El crecimien
ción de poetas bohemios que se lla
to económico colombiano durante el
maron a sí mismos Nadaístas, las con
siglo xx fue guiado, en realidad, por
trapartes colombianas de los beatniks
moderados políticos que, discretamen
norteamericanos. “Ofrecemos delin
te, dirigieron la economía a través de
cuente violencia contra la moralidad,
los canales del desarrollo capitalista,
contra los valores establecidos", escri
incluso cuando los titulares de los
bió el nadaísta E duardo Escobar,
diarios proclamaban las acciones de
quien recordaba con cariño orgias rea
los militantes. De la misma manera, los
lizadas en elegantes villas de los su
burbios, como aquella de El Pedre ciudadanos del común cuidaron de
gal, en Medellfn: sus propios intereses, mientras una
desafortunada minoría se vio atrapa
Una nocturna concentración de lo da en las tradicionales batallas polí
cos y mendigos, de vagos y caminan ticas en torno a asuntos que cada vez
tes, anacoretas desalados, señoras tenían menos significado. Lo que
pudientes, viudas artificiales, ninfó-
ocurrió de hecho en Colombia duran
manas decididas a todo, perfuma
dos playboysy sus modelos de choco te las décadas del cuarenta y del cin
late, putas puñaleteras, aleladas cuenta fue que la mayoría de los ciu
solteronas dispuestas a disfrutar su dadanos se las arreglaron para evitar
postre:, coquetas menopáusicas, locas la violencia de inspiración política o
11 Para mayor» detalles sobre este aspecto, víase capítulo 12, mfra.
12 Ijiél¿ p ez de Mesa, Escrritraojajoi^roáe 2»Antoríacnfcntfpiima, 2* esL, Bogotá. ABC, 1955. p. 20í*.
13 Miguel Urrutia Montoya, Gímaos, político económica y democracia, Bogotá, Fondo Cultural
Cafetero, 1983.
Progreso económico y cambio social de Ospvna Pérez al Frente Nocional / 479
14 Para una presentación de este crecimiento, sus fuentes y consecuencias, véase capítulo 8,
supm.
15 Salomón Kalmanovitz, “Colombia: la industrialización a medias11, Cuadernos de Economía,
9(1?). Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, 1988, p. 71; Rosemary Thorp y Carlos
Londoño, “The effect of the Great Depression on the Economies of Perú and Colom
bia*, en: Rosemary Thorp, ed., Latin America m the 1930s. The role ofthe fímphery, Nueva York,
St. Martin's Press, 1984, pp. 17-18. jonathan Harxlyn, The Poktía of Coalúum Ruie bt Colom
bia, Nueva York, Cambridge University Press, 1988, pp. 10-16, muestran que el déficit
presupuestal colombiano durante la década del cincuenta y en años posteriores fue
propordonaimeme inferior al de la mayorfa de tas naciones latinoamericanas.
16 J. A. Bejarano. Op. cú-, p. 150; Cotombía. Consejo Nadonal de Política Económica y Planeadón
y Servidos Técnicos, Colomim. Pian general de desarrolla económico y social, 2 vols., Bogotá,
480 / La modernización en Colombia
28 Sobre Currie, un canadiense que se hizo ciudadano de Estados Unido* para servir de
consejero al presidente Franklin D. Roosevelt. víase J. Roger Sandilandi, Tht Ufe and
Pbhbcai Eamomj of Laaehlm Carie, Suitaam, Duke University Presa, 1990.
29 Richard Haitwig. Roadt to Rttuon. Vransportatton, AdmimsJrahon, and HacwnaUty m Celmbta,
Pittsburgh, University o f Pittsburgh Presa, 1963, p. 120.
30 Qcto Morales Benítcz, ¡listaras económicas del cafi y de don Manuel, Bogotá, fondo Cultural
Cafetero, 1990.
J
31 jesús A. Bejarano, Economía poder. La S.1C y el desarrollo agroptaiano colombiano, ¡871-1984,
Bogotá, hondo Editorial CEREC, 1985, p. 283. Henry (¡eorge fue un economista norte
americano de fines del siglo xix, que propuso solucionar los problemas sociales mediante
la imposición de un único impuesto.
484 / La modernización en Colombia
32 Rafael Raquero, “U n plan de colonización imperialista", en: Darlo Mesa, ed., Colombia,
a trvdam política y agraria, Bogotá, Oveja Negra, 1976. p. 110.
33 I a i respuestas del gobierno al informe Currie se discuten en Ricardo Sánchez, Estado y
plantación tn Colombia, Bogotá, La Rosa, 1984; Alberto Bennúdez, El buen gobierna: administra-
ción de Lnuuano Gómez, Bogotá, Jtalgraf, 1974; Alberto Charry Lara, Desarrollo histórico de la
estadística nacvmal en Colombia, Bogotá, Imprenta Ndetona!, 1954; Colombia. Departamento
Nacional de Estadística, Boletín, (1), 25 de octubre de 1951.
34 J. /V Bejarano, Economía j poder. La SACy el desarrolla agropecuario colombiano, 187t-1984,Op.cit.,
p. 283. Albert Hirschman, jovnuys Umards Pmgrtis: Stiutíes of Eanwwuc Pblky-Makmg m Latín
America, Nueva York, Doubleday-Anchor, 1965, p. 163, le da el crédito al informe de Currie
de haber mantenido con vida la idea de la reforma agraria en Colombia.
35 R. Hartwig, Op. cil., pp. 116-117.
36 £1 historiador de la economía, A. Meisel Roca, Op. cil., p. 406, escribe acerca de la
"enorme inestabilidad de Colombia' que produjo la alta inflación prevaleciente duran
te los años de la guerra. Sin embargo, Rosemary Thorp, Econonác Management, Op ai ,
citando un estudio de 1944, considera que el logro de Colombia en “neutralizar” el 50%
de la inflación fue “asombrosamente exitoso"
Progreso económico y cambio social: de Ospina Pérez al Frente Nacional / 485
ella ingresó a la economía para sub daciones del Banco Mundial diri
vencionar la inversión especulativa.’7 gidas a asegurar una mayor estabili
La inflación, por consiguiente, fue un dad monetaria. Cuando Currie y sus
problem a continuo d u ran te estos colegas aconsejaron convertir al Banco
años, que afectó especialmente a los de la República en un banco central,
pobres y a quienes devengaban sala se apresuraron a hacerlo. Mediante
rios fijos. Ospina Pérez luchó por de el Decreto 756 de 1951, Laureano
tener los préstamos especulativos a Gómez y su ministro de hacienda, An
comienzos de su gobierno, aunque tonio Álvarez Restrepo, confirieron al
su compromiso con la industrializa Banco de la República amplias facul
ción del país hizo que se retractara tades sobre asuntos relativos a la po
de esta posición cuando miembros de lítica monetaria y de crédito a nivel
la comunidad comercial criticaron sus nacional. De especial importancia en
medidas.5* Los rápidos incrementos en términos de la industrialización del
el costo de la vida se convirtieron país fueron las reglamentaciones que
entonces en un rasgo constante de la permitieron al banco ordenar y pro
vida nacional a fines de la década del mover la financiación de industrias bá
cuarenta, y fue uno de los factoresque sicas claves.40
agravaron tanto los disturbios del 9 Gradas al mayor control sobre el
de abril de 1948 como la violencia sub sistema bancario, Gómez y Restrepo
siguiente en Colombia.” redujeron la inflación a niveles acep
Su constante y vana lucha por con tables durante 1951, aunque elimina
trolar la inflación hizo que las élites ron restricciones cambiarías y de
económicas colombianas fuesen espe valuaron fuertemente la moneda con
cialmente receptivas a las recomen el fin de aumentar las exportaciones
48 S. Kalmanoviu, Economía y-noción. Otíú brevt historia d¿ Colombia, Op. cti., pp. 405-406.
49 J. A. Bejarano, “La economía colombiana entre 1946 y 1958”, Op. ai., p. 157. Entre 1950
y 1958, los bienes de consumo cayeron del 73,99b al 64,8% del total de las manufacturas.
50 Ibid., p. 155.
5 i C unie y su equipo de asesores estaban asombrados por la falta de desarrollo social y
económico en Colombia. Impresionado por el hecho de que en Naríño todas las jóvenes
parecían "llevar un niño a la espalda y otro en su interior", uno de los miembros de la
comisión, Jaseph Mountin, pronto comenzó a trabajar en las pastillas de control natal. J.
R. Sandilands, Op. cii., pp. 162-163.
Progreso económico y cambio social; de Ospina Pérez ai Frente Nacional / 489
52 Hirschman hizo tu agudo comentario acerca de loi asesores extranjeros que “fueron
incapaces de percibir el proceso de cambio que se adelantaba en la sociedad que trata
ban de comprender”, Op n i, p. 162.
En toda América Latina, los miembros de U ¿lite hablan monopolizado tradkionalmen-
te las mejores tierras, las que dedicaban a La recreación y como prueba objetiva de su
condición sodal superior.
53 El INA, que contribuyó a mantener los precios de los alimentos básicos y d mercadeo de
los mismos, recibió la mitad de su financiación de fiedecafé. J. A Bejarano. “La econo
mía colombiana entre 1946 y 1958", Op. cil, pp, 160-161.
54 Isabel Robles Bohórquez, La agricultura colombiana en ¡a encrucijada, 2.* ed-, Bogotá, Tercer
Mundo, 1983, p 27; J \ . Bejarano, “La economía colombiana entre 1946 y 1958', Op. cit.,
pp. 3, 76.
490 / La modemúación en Colombia
55 H. Jaramillo Ocampo, Op. ciL, p. 59; R. Thorp, Op. cit., p. 18; Catalina Reyes, "£1 gobierno
de Mariano Ospina Pérez 1946-1950", en: Alvaro Tirado Mejla, ed., Nueva histeria dt
Colombio, vol. 2. Bogotá, Planeta, 1989, p. 5.
56 Hizo énfasis en « t e aspecto, por ejemplo, en su 'Mensaje al Congreso' d e 1947. H.
Jaramillo Ocampo, Op. óL, pp. 64, 183-184.
57 J.A . Bejarano, 'La economía colombiana entre 1946 y 1958”, Op. oí., p. 158; J. A. Bejarano.
ErJm/míay podtt La SACyddesarmUoagropecuario colombiana, 1871-1984, Op. dL, p. 243.
58 A. Hirschman. Op cit-, p. 177; J. A. Bejarano, 'La economía colombiana entre 1946 y
1958". Op. at,, p. 162.
59 J. O. Rueda Plata, Op. ciL, p. 376.
Progreso económico y cambio social: de Ospina P ira al Frente Nocional / 491
60 Dos ■{«) ante» del golpe de Rajas, el periodista liberal Abdón Espinan Valderrama
llegó incluso a quejarse de que la prosperidad económica habla generado un “caos de
crecimiento descontroiado" Víase su libro, ExñtoípoSitaaytconómicot, Bogotá, Comralorfa
General de la República, 1986, pp. 279-280.
6 1 Según Miguel Umitia Momoya, “El desarrollo del movimiento sindical y la situación de
la dase abren", en: Jaime Jaramillo Uribe, cd-. Montad dt tastana de Colombia, val 3. Bogotá,
Instituto Colombiano de Cultura, 1980, pp. 186-187. el producto interno bruto del país
aumentó m is rápidamente durante su impulso hada la industrialización que el del Japón,
Alemania y Estados Unidos durante estadios comparables de su credmicnio económico.
Mientras que el P1B per rápita aumentó en Colombia a un ritmo del 27% durante cada
década entre 1925 y 1975, ei de Alemania aumentó a una tasa por decenio del 9,2%
entre 1855 y 187S, el del Japón a un 26,4% entre 1880 y 1960, y el de Estados Unidos a
un 17,2% entre 1840 y 1960.
492 / La modernización en Colombia
62 Ibid., p. 198, Algunos economistas han mostrado que la distribución dd ingreso es menos
equitativa en periodos de crecimiento industrial de rápida sustitución de importaciones,
como los que experimentó Colombia entre las décadas d d cuarenta y la d d sesenta.
6 3 Los trabajadores del c a m p o se encontraban en condiciones aún peores. Sus salarios
reales no aumentaron en absoluto durante los años de rápido crecimiento económico,
situación a la que respondieron trasladándose a las ciudades. Ibid., p. 187; J. Hartlyn,
Op. cit., Adolfo Meisel Roca. “El Banco de la República y la reforma de 1951", en: El Banco
de la República, Bogotá, Banco de la República, 1989, p. 4 1 7 .
64 El embajador de Estados Unidos, WjlUrd L. Beaulac, Cárter Ambassador, Nueva York,
Marmillan, 1951, recuerda que a fines de la década del cuarenta, “el costo de la vida en
Bogotá era excesivo, incluso para los norteamericanos, quienes eran pagados en dólares
según d nivel de salarios de Estados Unidos" (p. 249).
65 Eíraín Estrada, S u c í s o j colombianos, 1925*1950, Medellín, Editorial Universidad de
Antioquia, 1990, p. 557.
Progreso económico y cambio social- de Ospina Pérez al Frente Nacional / 493
66 Para más detallo sobre la Ley 6 fie 1945, véan: M. Urrutia Morttoya, “El desarrollo del
movimiento sindical y la situación de clase obrera", Op. o í , pp. 298-239. Sobre la huelga
en diciembre ife 1945, véase Mauricio Arthila. "La dase obren colombiana, 1930-1945',
en: Alvaro Tirado Mejla, ed., Nueva historia dt Colombia, vol. 3, Bogotá, Planeta, 1989, p. 268:
Miguel llm itia Momoya, Historia dd smdkalisimo m Colombia, Bogotá, Ediciones Universidad
de los Andes, 1969, p. 203; C. Lleras Restrepo. Op. cit., vol. 7, pp. 335-S53.
67 Rúa m is detalles sobre los intentos de los movimientos laborales por derrocar a Ospina,
véase capitulo 9, supra. Se registraron más de quinientas huelgas durante el primer año
de la presidencia de Ospina.
68 Medófilo Medina, Historia dtl Partido Qmumslo dt Coltmb¡¡L, Bogotá, Colombia Nueva, 1980, p.
527; El Siglo, 13 de mayo de 1947: E. Sáenz, Op. ciL, pp. B0-81.
69 Marulanda Vélez fue arrestado durante una manifestación contra el gobierno en di
ciembre de 1951, Fue golpeado por las autoridades y murió como consecuencia de tas
heridas recibidas pocos días después de ser liberado. Es muy simbólico que el joven
guerrillero comunista FVrdro Antonio Marín {Tbvjija), honrara a Marulanda adoptando
494 / La modernización en Colombia
78 Los catorce gremio! más poderosos, en orden de creación, son los siguientes: 1) Sociedad
de Agricultores Colombianos (SAC), 1871/1914; 2) Sociedad de Ingenieros, 1837; 3) Fede
ración Nadonal de Cafeteros, 1927; 4) Asociación Bancana, 1936; 5) Asociación Nacional
de Industriales (ANDI), 1944, 6) Federación Nacional de Comerciantes (Fenalco), 1945;
7) Federación de Arroceros (Eedearroz), 1947; 8) Asociación Colombiana Imputar de In
dustriales (Acopi), 1951; 9) Federación Nadonal de Algodoneros, 1953; 10) Féderadón
Colombiana de Industrias Metalúrgicas, 1955; 11) Cámara Colombiana de la Construc
ción, 1957; 12) Asociación de Cultivadores de Caña de Azúcar, 1959; 13) Redención Colom
biana de Ganaderos, 1963; 14) Asoriación Nadonal de Instituciones Financieras, 1974.
79 Miguel Urrutia Montosa, en la monografía. Gromos, política y demaraaa, Bogotá, fondo Cul
tural Cafetero, 1983.
80 Un esbozo excelente acerca de) origen y desarrollo de Fenalco se encuentra en F. J.
Ocampo, Op. cit., pp. +82-1-97.
81 Desde la década del setenta, Colombia abrió gradualmente sus mercados, llegando en
la década del noventa a promulgar un mercado relativamente libre.
498 / La modernización en Colombia
pudieran hacer conocer sus requeri cómo los gremios ofrederon mecanis
mientos a la sede del poder nadonal. mos no partidistas de acdón política
Esto fue de espedal importancia du en un momento en el que los parti
rante el período comprendido entre dos Liberal y Conservador estaban sus
] 949 y 1958, cuando ios canales nor pendidos, y cómo señalaron el cami
males del discuno político estuvieron no hada una partidpadón bipartidista
cerrados debido al estado de sido. en el ámbito político.
La tercera fundón política de los Una cuarta fundón importante de
gremios fue la m anera como ofre- los gremios fiie ayudar a aislar a Co
deron a los dirigentes colombianos un lombia d d tipo de excesos populistas
escenario dentro del cual pudieron que aquejaron las economías y la po
evitar los odios partidistas que tanto lítica en Argentina, Perú y otros paí
los dividían en la vida pública. Las ses latinoamericanos. Al dar poder y
élites colombianas encontraron un voz a un amplio espectro de grupos
refugio de la política dentro de sus que representaban a millones de co
gremios, y actuaron de tal forma que lombianos, los gremios disminuyeron
aislare» a estas asodadones comercia las posibilidades de que la política
les del destructivo partidismo. En no nadonal cayera en manos d d caudillis
viembre de 19(51, durante una de las mo populista. A través de su efectiva
más intensas foses de la Violenda, el representadón de grupos en todos los
conservador Eugenio Gómez renun lugares del país, los gremios pudieron
ció a ser designado como presidente moderar las exigencias de los duda-
de la Sodedad de Agricultores de Co danos concentrados en Bogotá y en
lombia (SAC), apoyando al liberal Luis otras áreas metropolitanas.**
Castillo de la Parra, argumentando La fedeiadón Nadonal de Cafete
que “debían buscar alternar la presi ros (Kedecafé) fue d gremio más res
dencia” de esta agremiación.” Tires ponsable de moderar las exigencias po
años después, los ganaderos liberales pulistas. U na de las más antiguas
y conservadores, a través de su gre agrupadones gremiales, y de lejos la
mio, la federadón Colombiana de Ga más grande y rica, Fedecafé es más que
naderos, se agruparon para oponerse un gremio, pues tiene mucho en co
a las políticas del presidente Rojas mún con las “asodadones pico*’ de los
Pinilla que afectaban negativamente modernos Estados europeos —aseda-
sus intereses.” Estos ejemplos ilustran dones que poseen vínculos orgánicos
85 M. Urrua* Monloya, Gremios, política económica y democracia. Op. a l, pp. 115-123. Otra de las
fortalezas de esta organización ha residido en la longevidad de sus presidente». Entre
1957 y 1985, Fedecafé sólo tuvo dos presidentes, Manuel Mejia y Arturo Gómez Jaramillo.
86 R. H. Dix, Op. d i., p. 522; Edgar Revéiz Roldán y María José Pérez Pi&eros, “Algunas
hipótesis sobre las formas de regulación de la economía y la estabilidad política colom
biana entre 1950 y 1982”, Desarrollo y Sociedad, (t4), Bogotá, CEDE, facultad de Economía,
Universidad de los Andes, may., 1984, p. 44.
500 / La modemtusáán en Colombia
87 Christopher Abel, “Themes in the History of Public Health. Colombia jince the 1940's",
ponencia inédita presentada en la American Histórica! Association, Nueva York, 28 de
diciembre de 1991, informa que los programas modernos de saJud pública comenzaron
a implementarse en Colombia en 1947, cuando Mariano Ospina Pérez creó el Ministerio
de Salud.
Progreso econímko y camino social dt Ospina Pérez ai Frente Nacional / 501
91 Aliñe Helg, “La educación en Colombia, 1946-1957’ , en: Alvaro Tirado Mejla. ed., Nueva
historia iU Colomba, vol. 4, Bogotá, Planeta, J989, p. 118.
92 ftrnán González, fjlucíLctón y FjJado en la historia cdonbtana, Bogotá, CÍNEfi 1978, pp. 110
111; A. Helff, Op. at„ p. 118.
93 R. Thorp, Op. di., p. 60. Hay un gran desacuerdo acerca del ritmo de la alfabetización
en Colombia. Jesús A. Bejarano, “La economía colombiana entre 1946 y 1958”, Op. cii.,
pp. 165-166, indica que habla una usa de analfabetismo del 43,1% en 1950, y del 37,7* en
1960. Patricia Londoño Vega y Santiago Londoño Vélez, “Vida diaria en las ciudades
colombianas", en: Alvaro Tirado Mejía, ed., Nueva hislona de Colombia, vol. 3, Bogotá, Plane
ta, 1989, p. 346, afirman que esta tasa era del 56,7% en 1950 y del 40% en 1970.
Progreso económico y cambio socuú: de Ospina Pérez ai Frente Nacional / 503
siglo xx, con una tasa de analfabetis venciones tradicionales. Las mujeres
mo de) 80% y con menos del 20% de fueron de las mayores beneficiarías
la población en las zonas urbanas. El del cambio social, pues al trasladarse
hecho de que menos del 50% de la a las ciudades fueron más libres de
población fuese analfabeta y rural cin controlar su destino personal. Un
cuenta años más tarde indica una no núm ero cada vez mayor de mujeres
table evolución social en sólo cinco dé comenzó a desafiar las convenciones
cadas. Un cuarto de la población era al entrar en uniones libres o recurrien
relativamente rica para la década del do a] matrimonio dvil, dejando así
sesenta. Otro cuarto de la población de lado el matrimonio' católico con
pertenecía a la dase media. Eli histo vencional. Mientras sólo un 10% de
riador Jesús A. Bejarano describe las mujeres urbanas se casaron por
acertadamente la posidón algo ambi fuera de la Iglesia o vivía en unión
gua de una Colombia pobre pero en libre en 1912, un 30% lo hada en 1950
vías de mejoramiento alrededor de y un 60% a fines de la década del se
1960. Señala que si bien d colombia senta.95 El hecho de tener un mayor
no promedio estaba lejos de tener «na acceso a los servicios de salud hizo
situación holgada, “se encontraba, en que las mujeres colombianas explo
todo caso, mejor que diez años antes”.94 raran modernas técnicas de planifi
La rápida urbanizadón, el creci cación familiar por primera vez en su
miento de la población y las nuevas historia. Por consiguiente, Colombia,
exigencias impuestas al sistema edu que tuvo una de las tasas más altas del
cativo fueron sólo tres aspectos de la continente en aumento demográfico
transformación social que llevó al co durante la década del dncuenta, para
mún de los colombianos a la corrien fines del siglo tenia una de las meno
te prindpal de la historia nadonal. res de América Latina gradas a la
Estos aspectos aceleraron también el inversión de esta tendenda.96 Otro de
ataque contra las costumbres y con los logros de las mujeres colombianas
94 J. A. Bejarano, “La economía colombiana entre 1946 y 1958", Op. át., p. 166. La síntesis,
poco entusiasta, que presenta Bejarano del progreso soda) colombiano hasta la déca
da del sesenta puede explicarse por los siguientes aspectos negativos de la vida nacio
nal: 1) a fines de esa década, se estimó que 45% de los colombianos vivían en la pobreza,
de los cuales un 18% vivía en la pobreza absoluta; 2) cerca del 24% de los niños colombianos
sufrían de desnutrición; 3) la distribución del ingreso en Colombia era inferior al prome
dio continental: el 20% de la población era dueño del 60% de la riqueza y el 40% más bajo
del 10% de la riqueza (1965). Para mayores detalles sobre estos datos, víase R. Thorp,
Op. cit., pp. 59,62: Albert flerry y Miguel Urrutia, Iruame Dctnbutxm m CotoinAw, New Haven, Yak
University Press, 1976, pp. 172-173; R. H. Dix, Op. át., pp. 49-57; J. Mam, Op. át., p. 292.
95 Lucero Zamudio y Norma Rubiano, La nupcialidad en Coümbia, Bogotá, Universidad
Externado de Colombia, 1991. p. 39.
96 J. O. Rueda Plata, Op. cú„ p. 382, estima que, para la década del noventa, la tasa de
natalidad en Colombia era del diecisiete por mi], cerca de la mitad de la tasa de cin
cuenta años antes, aproximadamente la de China.
504 / La modernización en Colombia
97 Para entonces, indujo lo» conservadores pidieron que se permitiera volar a las mujeres,
aunque algunos de los más influyentes consideraban que únicamente las mujeres casadas
debían tener este derecho. Véanse las observaciones del presidente del Directorio Con
servador Dionisio Arango íerrer, en El Siglo, 29 de julio de 1951.
98 Hernando Téllez, Cincuenta años dt radiodifusión aikmtnana, Bogotá, Caracol, 1974, pp. 95
106, discute la “edad dorada” de la radio en Colombia.
99 Ibid., p. 161. Rojas, quien por aquella época era un joven oficial, hacia parte de la
delegación invitada por los industriales alemanes. La exposición coincidió con los juegos
Olímpicos de Berlín de 1956.
100 J. A Bejarano, 'La economía colombiana m ire 1946 y 1958", Op. ai., p. 150.
Progreso económico y cambio sociat de Ospina Pérez ai Frente Nocional / 505
se denunciaban los viejos hábitos y las concepto. Por tanto, a fines de la dé
convenciones sociales anteriores de cada del cuarenta y comienzos de la
toda índole como símbolos de un pa del cincuenta, se presenció la total
sado antediluviano. destrucción de edificaciones que se
Los arquitectos y constructores se remontaban a la época republicana,
encontraban entre los más iconoclas por considerarlas deleznables según
tas de todos los colombianos. A medi los criterios modernos.
da que ciudades como Bogotá crecían Losjóvenes modernistas detestaban
dieciséis veces en el medio siglo que los barrios informales que surgían en
siguió a 1935, los arquitectos adop desorden alrededor de los centros u r
taron como credo el modernismo. Los banos. Enfatizaban en el orden y la
rascacielos minimalistas, rectilíneos, de racionalidad de la planeación resi
vidrio y acero eran para ellos expre dencial. Concretaron sus ideas en el
siones prístinas de la edad moderna. diseño de desarrollos de vivienda ta
“Eli urbanismo”, escribió efusivamente les como el Centro Antonio Nariño y
uno de ellos, aes alegría, es vivir con Ciudad Kennedy, caracterizados por
anhelos, es luz y es higiene".101 edificios de apartamentos multifami-
Cuando el sumo sacerdote del liares y de precios modestos. El pri
modernismo, Le Corbusier (Charles- mero, inaugurado a comienzos de la
Edouard Jeanneret, 1886-1965) visi década del cincuenta, fue diseñado
tó a Bogotá en 1947, sus seguidores para la clase media. La segunda, in
se le entregaron con lo que ha sido augurada diez años después, presen
descrito como “totalidad adolescente”. taba estructuras de varios pisos, de
Adoptando lemas corbusianos como diseño sencillo y desprovistas de de
“la casa es una máquina para vivir”, se coración, destinadas a vivienda po
aliaron en contra del “urbanismo feu pular.
dal” de Karl Brunner de fines de la Los idealistas jóvenes modernistas
década del treinta y comienzos de colombianos hicieron lo posible por
la del cuarenta, que había dado a Bo introducir orden y racionalidad en un
gotá barrios como El Bosque Izquier escenario urbano cada vez más caóti
do y La Merced, con avenidas curvas co. Hicieron eco a la observación de
bordeadas de árboles y calles cuyas Le Corbusier:
intersecciones no eran ángulos rec {...] el caos urbanístico de Bogotá se
tos.101 Todo lo que había sido cons me parece a una de esas señoritas
truido antes era despreciable en su que, a los diecisiete años, d ed d e
L03 Julián Vargas y Fabio Zambrano P, “Santa Fe y Bogotá: evolución histórica y servicios
público», 1600-1957“, en: Pedro Santana R., ed., Bogotá 450 años. Helos y realdades, Bogotá,
Servigraphics Ltda., p. 80.
104 S. Arango, Op. cit., p. 211.
105 Camilo Calderón Schrader, Cincuenta «Sos. Saíin Nacional de Artistas, Bogotá, Colcultura
1990, p. 49,
106 /Mi., p. 74.
107 Ibid., p. 86.
Progreso económico y cambio social de Ospina Pérez al FrmU Nocional / 507
111 Ibid , p. 536: Luí» A. Restrepo, '‘Literatura y pensamiento, 1958-1985", en: Alvaro Tirado
Mejía, e d , Nueva katoria dt Colombia, vol. 6, Bogotá, Planeta. 1989, p. 9t>.
112 Gonzalo Arango, Fuego en ei aliar, Barcelona, Plaza y Janés, 1974, p. 33.
113 P Londoño Vega y S. Londoño Vélez, Op cit., p. 34L
114 Carlos Niño Murcia, Arquitectura y Estado, Bogotá, Universidad Nacional de Colombia,
1991, p. 240.
115 Loois-Joseph Lebret, Estudio sobre las condiciones del desarrollo de Colombia, Bogotá, Imprenta
Nacional, 195$, p. 83* Lebret y su libro se discuten en A. Helg, Op. cit.. pp. 126-127.
Progreso económico y cambio social: de Ospina Pérez al Frente Nacional / 509
116 Yvon Le Bot, Educación t ideología en Colombia, 2.a ed,, Bogotá, La Carreta, 1985, p. 46,
117 Miguel Angel Builes, Carias pastorales, 1949-19%7, Bogotá, Imprenta Nacional de Publica
ciones, 1957, pp. 211-212. C Niño Murcia, Op. at., p. 323
118 Un libro bisado en esia crítica es el de Alfonso Tornes Meló, ¿Qué es la oligarquía colombiana ?
Bogotá, Del Caribe, 1966.
11
Política y violencia bajo Gómez
y Rojas Pinilla
t Las actividades liberales que siguieron a las elecciones presidenciales del 27 de noviem
bre de 1949, se exponen en el capítulo 9, supra.
Política J violencia bajo Gómez y Rajas PimUa / 511
I
comentó luego lacónicamente, “me
dejaron plantado”. Después de otro año
de inútiles esfuerzos por llevar a su par
tido a una negociación de paz, Alfonso
% López renunció a la Dirección Liberal
i
y anunció su retiro de la política.6
Una división más en las filas libe
6 Los esfuerzos de paz realizados por López entre 1950 y 1952 se discuten en Thomas
Tirado, Átfwuo López Pumarejo, el conciliador* Bogotá, Planeta, 1986, pp. i 85-228, Véase tam
bién M r o Nel Giraldo, Don FemandoJuicio sobre un hombrey una época, Medellín, Granamérica,
1963, p. 321; Hispanic American Report, enero y septiembre de 1951. José Gutiérrez, 1a
rebeldía colombiana, Bogotá, Antares, 1962, pp. 97-99, señala que, a pesar de sus esfuerzos
por iniciar las conversaciones de paz entre liberales y conservadores, “López no desau
torizó nunca a lis guerrillas".
7 John D. Martz, Colombia, a Conlempmary Polüicai Survej, Cha peí HíU, LTnwersity of North
Carolina Press, 1962. p. 119*
Política y ¡dolencia bajo Gómez y Rojas PiniUa / 513
10 Roberto Urdaneta Arbeláez, El maUruilumo contra la dignidad d*l lumbre, Bogotá, Lucros,
1960, p. M I.
U L. Gómez, Op. dL, vol. 2, pp. 610-611. 607. El asunto d d anticomunismo l e i i n i i i G ó m a
como mecanismo para mejorar nis relacion a con E itid o i Unido*. No o b tw ic , M u
relaciona no mejoraron tanto como lo deseaba el presidente de Colombia. Crítico d e la
política norteamericana en América Latina durante aAoi, Gómez nunca fue d d agrado
de los (unáooarioi estadounidenses ni obtuvo w confianza. En 1951 y 1952, por ejemplo,
Estado* Unidos negaron a Colombia una solicitud de napalm para isilizarlo en la guerra
civil Stephan J. Randall, H egtm tm j and In tm ttp n d m e . Colombia and ¡ht U nútd States sm et ih t
iVarí o f ¡ndependenu. Athens, University o f Georgia IVess, 1992, pp. 205-204.
12 Russdl W. Ramsey, en "The Colorobian ftattalion in Korca and Suez", Journal of Inter*
American Studus, (9), oct-, 1967, señala que Gómez gozó de considerable apoyo bipartidista
en su iniciativa coreana. N o obstante, su compromiso de enviar tropas al conflicto de
Corea le dio a Gómez la oportunidad de enviar oficiales liberales. DougUs Alan Wthhout,
“Laureano Gómez and Colombia in the Knrean Vtar Internal and Extemal Factors in
Foreign Folicy Decision-Making", tesis inídita para d titulo de maestría, Austin, Univer
sidad de Texas, 1990, concluye que Gómez envió el batallón a Coica principalmente por
razones de conveniencia política.
13 Entrevista personal con Julio Tetón Páramo, Bogotá, 17 de enero de 1982.
P oHücú ) vwlenaa bajo Gómez ■»Rojas Pmtiia ¡ 515
14 Gómez adoptó esta medida mediante el Decreto 2996 del 26 de septiembre de 1950.
15 L Gómez, Op. c ü v a l 2, pp. 615-616.
16 La carta de Santos y la respuesta de Sarasty a ella se encuentran en Colombia, Presiden
cia, Dos carias, Bogotá. Imprenta Nacional, 1950,
516 I La modernixaáón m Colombtü
21 Los principales entre ellos son Félix Reitrqx), CorporatttKsma, Bogotá, Ediciones Revista
Javeriana, 1939. y Caionüa m ¡a encrucijada, Bogotá, Ministerio de Educación Nacional,
1951; Rabel Bcrnal Jiménez, La cuestión social y ¡a lucha de chuts, Bogotá, Centro. 1940, y
Hacia una democracia orgánica, Madrid, Afrodiso Aguado, 1951; Ignacio de Guzmán, H
lumbrefrente ai Estado, Bogotá, Antena, 1940; Víctor Dugand, Entre conservadores, Barranquilla,
América Española, 1941; Alfredo García Cadena, Unas ideas deméntales sobre problemas colom
bianos, Bogotá, Banco de la República, 1956; José Camacho Carreño, Ei último leopardo,
Bogotá, Mundo al Día, 1935.
22 El Siglo, 1 de julio de 194S, reimpresión de una entrevista aparecida inidalmenie en El
überaL
25 Ei Siglo, 14 de octubre de 1948.
24 El S ijfo, 30 de enero de 1950.
Política y violencia bajo Cómezy Rojas Pmilia / 519
34 R u i mayor información sobre n tos lideres y abre b violencia en fc» Llanos, véase Reinaldo
Barbosa Estepa, Guadalupe y sus centauros, Bogotá, CEREC, 1992; U fan Casas, Dt la guerrilla
liberal a la guerrilla comunista, Bogotá, s. e., 1957, y Origenj dtvxrrolkdelmovrmiaiíDTWolucumariii
colombiano, 2.* e d , Bogotá, i. e., 1980; Justo Casas Aguilar, l a Vnimaa en ¡os Llanos Orientales,
Bogotá. Ecoe, 1986 y lidio Bautista, almo dt la asistencia popular en d Llano, 1949-1952, Ilinja,
Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, 1989; Gustavo Sierra Ochoa, Las
guerrillas en los Llanas Orientales, Maniralcs, s . 1 954; Alfredo Motan», Los añas del tropel. Crónicas
dt la Violencia, 2.“ ed., Bogotá, El Ancora, 1991, y Seluaadmtm. Una historia ansí dt la colonización
dei Gvavian, 3.* ed., Bogotá, El Aneara, 1992; Óscar Gonzalo LondoAo Díaz, Colonización del
Aiiari, 1950-1970, Aproximación a tata historia regional, ViUaviccndo. CENESOLL. 1989.
35 Este estimativo, sin duda exagerado, es presentado por Patricia Londoño. “La vida
diaria: usos y costumbres", en; Jorge Orlando Meló, ed., Historia de Antioquia, Medellín,
Presencia, 1988, p- 534 Par» mayor información sobre la Violencia en Antioquia, véase Mary
Re ¡din, “La política de 1946 a 1948”, en: Jorge O. Meló ed.. Misiona de Anitoquia, Medellín,
Presencia, 1988, pp. 169-174; Ernesto León Herrera (pseudónimo Fidel Blandón Berrío), lo
que el culo no perdona, Í-* ed., Bogotá, Argra, 1954.
36 Las instrucciones de Andrade a los gobernadores aparecieron en El Siglo, 10 de marzo
de 1952.
37 De un discurso de Carlos Lleras, contenido en su libro De la república a la dictadura, Bogotá,
Argra, 1955, p. 351.
Política y violencia bajo Gómez y Rojas Pinilla / 523
a los campesinos, esta vez para luchar tra el gobierno, aparte de su razón
contra el ejército y la policía chula- principal, el deseo de ser elegido pre
vita.44 Hada el occidente, un desarro sidente de Colombia en 1958,15Hom
llo aún más ominoso tenía lugar. En bre de tendencias autoritarias, que,
el norte del Valle, las filenas arma durante la década de) treinta había
das y los líderes conservadores habían lanzado un partido nacionalista que
comenzado a emplear asesinos priva duró poco tiempo, Alzate había sido
dos para que les ayudaran a dominar condenado p o r Gómez como un
a una aterrorizada comunidad liberal. “sismático fascistoide".44Sólo a media
Así nacieron los infames pájaros, ase dos de la década del cuarenta aceptó
sinos itinerantes, el más célebre de Gómez de nuevo a Alzate dentro del
los cuales fue León María Lozano, El círculo íntimo del conservatismo. Al
Cóndor.: zate era de ascendencia paisa, nacido
El exilio de López Pumarejo y de en Caldas. Tenía por ello afinidades
Lleras confirmó lo que Uribe Uribe con conservadores como Ospina Pérez,
y Benjamín H errera habían apren aunque esta atracción se basaba en la
dido medio siglo atrás: las fuerzas tradicional resistencia de los antio
irregulares en el campo de batalla queños contra el dominio de Bogotá
no podían superar la supremacía de y no en una tendencia conservadora
un gobierno central que tuviese la nacionalista compartida hacia la mo
confianza y el apoyo de las fuerzas deración política. Desde el punto de
armadas. Sin embargo, los dirigen vista generacional, sólo Alzate podía
tes liberales hubieran dejado a Co oponerse a Gómez. El manizaleño
lombia con un sentimiento de ma había ingresado a la política con el
yor alivio si hubieran sabido que grupo conocido como Los Nuevos,
Gilberto Alzate Avendaño y otros di jóvenes activistas que figuraron du
rigentes conservadores adelantaban rante la década del veinte, pero que
un complot para derrocar el débil vieron frustradas sus ambiciones por
rég im en de R oberto U rd an eta y hombres de la Generación del Cen
Laureano Gómez. tenario que se rehusaron a cederles
Gilberto Alzate tenía buenas razo el poder.4’ Finalmente, Alzate era
nes para encabezar la campaña con un político carismático y de éxito por
44 Eisy Maralanda, Colonización y conflicto. Las ¡aturas del Simapaz, Bogotá, Temer Mundo, 1991,
pp. 249-251,
45 J. Marti, Op. di., p. 157, explica que ,Míate, aunque sabía que no gozaba todavía de
suficiente popularidad como para lanzarse de candidato en 1954, creía que bien valía la
pena esperar cuatro años para llegar a la presidencia.
46 Alzate se encontraba entre los muchos conservadores que admiraron a Benito Mussolini
durante la década del treinta. £1 fornido político se asemejaba físicamente a Mussolini, y
luego se rapó la cabeza en un aparente esfuerzo por intensificar el parecido.
47 El conflicto generacional se discute en los capíujlos 5 y 6, supra. Alzate era ligeramente
menor que los líderes de la generación de Los Nuevos, pues habla nacido en 19)0. El
526 / La noderm xaafa en Colombia
6 0 Ibid.
61 La a p a s i o n a d a negación de Echavarría de que estuviera conspirando contra Rojas se
encuentra en Felipe Echavarría Olóiaga, f/ü itró dt una monstruosa farsa. StUcción de documen
tos! escritos Limados de “El proceso del gobierno del 13 iejvm a contra F. Echavarría", Madrid, Blas
Tipográfica, 1964, A. Forero Benavides, Op cit., pp. 217, 234-235, presenta la perspectiva
íiberai sobre este incidente. EL caso en contra del industrial antioqueño aparece en
Gustavo Rojas Pinilla, ed., Rojas Ptniüa ante ti Senado, Bogotá, Excelsior, 1959, pp 490-491.
530 / La modermzactón en Colombia
69 Híspame American Repori, julio de 1953, índica que la orden de enviar tropas a la casa de
Gómez se dio a Las 5:35 p.m.
70 A. Escobar Camargo, Op. cit-, pp. 57-58.
71 ¡ind., p. 73. Alzate fue convocado al palacio a las 9 p.m , en el mismo momento en que los
miembros del cuerpo diplomático en Colombia llegaban a su casa para asistir a una fiesta
que el político ofrecía en su honor. A Forero Benavides, Op. cil., p. 240, se encontraba entre
los invitados. Escribe que los diplomáticos estaban encantados de observar de primera
mano el desarrollo de un auténtico golpe militar latinoamericano.
72 Rojas recordó este momento durante el proceso q^ie se le siguió diez años más tarde.
"Como no se encontraba al señor Gómez y continuaba el impasst [...] me vi obligado a
asumir la presidencia". G. Rojas Pinilla, ed., Op. al., p, 601.
Política y violencia bajo Gómez y Rojas Pinilla / 533
73 Gustavo Rojas Pinilla, Seis meses de gobierna, Bogotá, Imprenta Nadonal, 1954, p. 17
74 0 laureanista Abel Naranjo Villegas, en entrevista personal, Bogotá, 18 de junio de 1986,
argumentó que si Gómez no hubiera sido abandonado por sus más cercanos colaborado
res, habría permanecido en el palacio presidencial e impedido que lo derrocaran.
75 Alzate Avendaño, Obras selectas, Bogotá, Imprenta Nadonal, 1979, p. 345. Francisco José
Ocampo. Memorias inconclusas de un amnisico, Bogotá, Cosmos, 1979, p. 477, comenta acerca
de la ‘ indiferencia fatalista" con la que aceptaron el golpe los bogotanos.
534 / La modemvuiaón en Colombia
Figura 11.2 Alfonso López Pumarejo y Mariano Ospina Pérez con ei presidente
Gustavo Rojas Pinilla, mayo de 1963
de ellos esperaban que pudiera lle lítica en una serie de discursos pro
varlos más allá del estéril biparodisrao nunciados durante los meses que si
liberal y conservador, hacia una polí guieron al golpe. Condenó a los par
tica amplia y sodalmente consciente, tidos tradicionales por haber llevado
en la que pudieran participar todos al país a la ruina y prometió que “el
los colombianos. En ese sentido, Ro gobierno de las Fuerzas Armadas”
jas heredó el anhelo popular de cam uniría a los colombianos mediante la
bio que antes había animado al gaita- aplicación de los principios cristia
nism o. E sp eran do que su nuevo nos y “bolivarianos”. Creó una nueva
presidente pudiera llenar el vado de agenda gubernamental, la Dirección
jado por Gaitán, los movimientos de de Información y Propaganda del Es
quienes se oponían a las élites se con tado, con el fin de difundir sus ideas.
gregaron en tom o a él. El primer esfuerzo importante de esta
Rojas dio a conocer su filosofía po entidad fue un libro, lujosamente
Politua y violencia bajo Gómez y Rojas Pinilla / 535
79 David Sánchez Juliao, Un hombre a través de la anécdota, ftreira, Universidad Simón Bolívar,
1979, p. 105. '
80 G. Rojas Pinilla, Seis meses ic gobierno, Op. d i , pp. 181,311.
81 Las indelicadeias financieras de Rojas y de sus allegados fueron publicadas en el juicio que
se le siguió en 1959 por malos manejos en el cargo. Véase Colombia, Senado, Ei procese contra
Gustavo Rojas hmíia ante el Congreso e Colombia, Z vols,, Bogotá, Imprenta Nacional, 1960.
Política yvw lenáa bajo Gótnei y Rojas P inilla ! 537
de Rojas Pinilla fue otra oportunidad ciones preliminares durante las cua
perdida para Colombia, otro episo les se establecieron los términos de
dio en el que las élites políticas no la rendición, hubo una serie de re
consiguieron ofrecer la forma de go uniones gratificantes y enormemen
bierno abierta y democrática que sus te publicitadas entre el ejército y la
ciudadanos exigían cada vez con ma guerrilla, durante las cuales los com
yor vehemencia. El presidente Rojas batientes entregaron las armas y re
Pinilla no pudo escapar a cuatrocien gresaron a sus abandonadas fincas.8*
tos años de una tradición política que Entre julio y septiembre de 1953, más
exigía un gobierno autocrítico y pre de diez mil guerrilleros aceptaron los
ceptivo. Sin embargo, nadie podía términos del gobierno, y para el fin
saber, a mediados de 1953, que Ro del año, quienes trabajaban en la
jas abusaría de la bienvenida que rehabilitación habían ayudado a casi
había recibido. En aquel momento, cinco mil personas desplazadas por la
fue aclamado como la persona ideal Violencia a regresar a sus hogares, y a
que podía poner fin a la Violencia y más de treinta mil que habían huido
arreglar el país. a Bogotá y a otros pueblos y ciudades.85
Cuatro días después de que su as El lado humano de esta extraordina
censo al poder fuese legalizado por ria desmovilización de las fuerzas irre
la Asamblea Constituyente, Rojas de gulares por parte del ejército colom
claró una amnistía general para to biano fue captado en una fotografía
dos los involucrados en la Violencia, publicada en El Espectador después de
guerrillas liberales o miembros de los la rendición de las guerrillas liberales
grupos paramilitares conservadores. en Rovira, Tolima, el 3 de agosto de
Los aviones de las fuerzas armadas 1953. Mostraba a un joven soldado
ya habían comenzado a lanzar volan abrazando a su padre guerrillero du
tes sobre los baluartes guerrilleros en rante la desmovilización que tuvo lu
los Llanos Orientales, Antioquia y gar aquel día.
Tolima, en los que se anunciaba la Pocos presidentes colombianos go
calda de Laureano Gómez y que el zaron de una luna de miel más satis
gobierno había extendido garantías factoria que Gustavo Rojas Pinilla. Los
para todos aquellos que desearan de dirigentes liberales apoyaron al nue
poner las armas. Los líderes guerri vo presidente y algunos, como Abelar
lleros se precipitaron a aceptar la do Forero Benavides, colaboraron con
amnistía. Después de unas conversa él. La Iglesia apoyó también al nuevo
82 Gonzalo Sánchez, Ensayos de historia social y política del siglo xx, Bogotá, El Áncora, 1985, pp.
223-258, discute los principales términos de la entrega cobijada por la amnistía de] 19 de
junio de 1953.
83 A. Alape, Op* áL, p. 130, indica que, en los Llanos Orientales, 3.450 guerrilleros se entre
garon, y que en otros tugares la cifra llegó a 6.500. G. Guzmán, 0« FaJs Borda y E. Umaña
Luna, Op. cii., vol. I, pp. 137-157, presentan un estudio sobre las entregas.
538 / La Trwdemtzacúm en Colombia
Figura 11.3 Un padre guerrillero abraza a su hijo militar durante las entregas en Tolima,
agosto y septiembre de 1953
Fuente: Archivo fotográfico de El Espectador
gobierno. En una carta del 18 de en el Brasil, haciendo que el precio
agosto de 1953, el cardenal Crisanto del café colombiano se disparara. Para
Luque informó a Laureano Gómez 1954, Rojas pudo im poner un im
que la Asamblea Constituyente, el puesto sobre el exceso de utilidades
público y el propio Luque suscribían en la venta del café que inundó de
la legalidad del golpe de Rojas.84 In dólares el erario colombiano. Entre
cluso la naturaleza le sonrió al nuevo tanto, la Violencia descendió a nive
régimen. les excepcionalmente bajos en medio
En el preciso momento del golpe, de gritos de “¡Aleluya!” de los admi
una helada asoló la cosecha de café radores del general.1*5
84 La carta se encuentra en Laureano Gómez, Desdi ei exilio, Bogotá, s. e., 1954, pp. 236*236.
85 “lAleluya! LAleíuyal" es el título de uno de loa capítulos del libro de Jubo Hernán Molina,
La patrio y el General, Cali, Horizontes, 1954. R Oquist, Op.áL, p. 63, estima que sólo novecien
tos colombianos murieron por causas relacionadas con la Vioienda en 1964, y sólo tnií en
1965, comparado con 8.650 en Í953.
Política y violencia bajo C óm a y Rojas Piralla / 539
Rojas Pinilla atacó a sus enemigos Rojas contra la rama judicial y con
políticos en varías ocasiones en 1953 tra los laureanistas palidecieron ante
y a comienzos de 1954, pero lo hizo el incidente ocurrido a comienzos de
de tal manera que esto poco afectó su junio de 1954, que hizo preguntarse a
popularidad. En septiembre de 1953 los colombianos si el nuevo gobierno
cerró El Siglo por desafiar a los censo militar era tan benigno como lo ha
res d d gobierno. El periódico había bían creído. El 8 de junio, la polida y
publicado cartas escritas por Laureano d ejército se enfrentaron con estudian
Gómez en las que el viejo caudillo co tes desarmados que regresaban de una
lérico denunciaba el gobierno militar ceremonia en honor de Gonzalo Bra
por ilegítimo. Rojas adoptó una me vo, el estudiante muerto durante las
dida similar cuando, en marzo de 1954, manifestaciones contra Abadía Mén
suspendió la joven revista laureanista dez. Hubo disparos y murió un estu
La Unidad, fundada por el conserva diante de la Universidad Nacional,
dor antioqueño Beluario Betancur. De Uriel Gutiérrez. Al día siguiente, mi
nuevo, el cargo era la publicación de les de estudiantes marcharon por la
cartas de Gómez, quien p o r entonces carrera Séptima en protesta por d ase
vivía en Barcelona. Algunos meses an sinato de Gutiérrez. Varias cuadras
tes, en noviembre de 1953, Rojas ha antes de llegar a la Plaza de Bolívar,
bía retirado al juez del circuito Ra encontraron el camino bloqueado por
fael Rocha por anular la condena de varias decenas de policías y soldados
Felipe Echavarría, el hombre acusa apresuradamente reunidos. Hubo un
do de conspirar para asesinar a Ro fuerte intercambio d e palabras, la
jas antes del golpe del 13 de junio, y guardia armada entró en pánico y dis
a otros acusados de conspirar con paró sobre la apretada muchedumbre.
Echavarría. El presidente procedió Ocho estudiantes murieron y cuaren
luego a criticar a varios miembros de ta más resultaron heridos. Los funcio
la judicatura por partidistas y corrup narios del gobierno arrestaron luego
tos, fuertes palabras que llevaron a a doscientos líderes comunistas y so
la renuncia de todos los miembros de cialistas, entre ellos a Gilberto Viei-
la Corte Suprema. El incidente se ex ra, Gerardo Molina y Antonio Garda,
tendió cuando Rojas nombró ocho li explicando a una incrédula nadón
berales en la Corte, dando así, por que agentes provocadores comunis
primera vez en cuatro años, paridad tas y laureanistas se habían infiltrado
a este partido en dicha corporación.8® entre la muchedumbre y habían obli
Las severas medidas adoptadas por gado a los soldados a disparar."7
86 J. Marti, Op. á l , pp. 180-181. Rojas sugirió que los industriales antioqueños que apoyaban
a Echavarría y que probablemente habían conspirado con él, habían comprado a los
jueces para que absolvieran a su colega.
87 Abraham Fernández de Soto, ¿ifutén üamó a la policía t Bogotá, Minerva, 1954, presenta
una interpretación oficial de los disparos. H. Navía Varón, Op. cit., pp. 296-300 coincide
540 / La modernización en Colombia
Los trágicos acontecimientos del 8 dades después del golpe militar. Tal
y 9 de junio de 1954 escandalizaron a como quedó constituida, la Anac te
los colombianos, pero no afectaron nía cincuenta y nueve conservadores
gravemente su apoyo al gobierno. y treinta y tres liberales. Esta compo
Rojas aseguró a sus compatriotas que sición garantizaba al presidente que
aborrecía los asesinatos y les prom e los ocho miembros laureanistas no
tió una investigación exhaustiva. Vein incidieran en sus decisiones.88
tisiete soldados y dieciocho policías En septiembre, Rojas creó una
fueron castigados por disparar sus ar importante entidad sodal llamada el
mas sin provocación suficiente. Secretariado Nacional de Asistencia
Entretanto, una agitada actividad Social (Sendas), demostrando así a
política, unida a buenas noticias en colombianos y extranjeros por igual
el campo de la economía, distrajo a que su intención de ayudar a los po
los ciudadanos de la matanza. Rojas bres era sincera. Sendas invirtió di
Pinilla había mantenido la Asamblea neros provenientes de la bonanza
Nadonal Constituyente (Anac), encar cafetera en una serie de programas so-
gada originalm ente de Ja reform a dales, desde hospitales y proyectos de
constitucional bajo el gobierno de Lau vivienda hasta ayuda directa a las víc
reano Gómez, sesionando después del timas de la Violenda. Puso a su hija
golpe. Al completarla con sus segui de veintiún años, María Eugenia, a
dores, Rojas convirtió a la Anac en su la cabeza de esta ambiciosa entidad
títere. En julio la Asamblea eligió a de cobertura sodal.89 Un mes más tar
Rojas presidente de Colombia para el de, la popularidad del presidente au
período 1954-1958. Previamente ha mentó aún más cuando inauguró las
bfa elegido a Mariano Ospina Pérez Acerías de Paz del Río en Boyacá.
como presidente de la Asamblea. La Convertirse en un país autosufidente
presencia de Ospina, así como ia de en la manufactura del acero había
prominentes liberales, le dio a este sido el sueño de las élites económicas
cuerpo cierta apariencia de legitimi y políticas colombianas durante varias
dad durante su primer año de activi generadones. Paz del Río ofreda así
también en apoyar d argumento de que Antonio Garda y otros animaron a los estudian
tes a confrontar a los soldados. Más críticos de la versión oficial son J. Marti, Op, cit.,
pp, 186-188, y Silvia Galvis y Alberto Donadío, El jefe supremo, Rajas Pinilla en la Violencia
y el poder, Bogotá, ABC, 1946, pp. 350-369.
£8 J. Marti, Op. al., pp. 184-185. Los laureanistas, encabezados por Luis Ignacio Andrade, se
constituyeron en el “escuadrón suicida". Anunciaban su pi^senda en las sesiones de la Anac
llevando corbatines y trajes azules brillantes, y protestaban fuertemente contra la mayoría
de las medidas presentadas ante esta corporación.
89 Vernon Lee Fluharty, Dante of thr MiUums. Miüiary RaU and the Soáal Revoiutum m Colombia, i 930
19%, Piitsburgh, University of Pittsburgh Press, 1957, pp. 249-252, hace una exposición
sobre esta entidad y de sus primeros seis meses de funcionamiento. El libro de Fluharty
refleja el optimismo que acompañó al primer año y medio de gobierno de Rojas.
Política y violencia bajo Gómez y Rajas Pinilla / 541
90 El prejuicio de Rojas contra los industriales antioqueños quizá se intensificó por et mito
del carácter 'judío" de los antioqueños, aumentado en el caso del general por la percep
ción boyacense de que los paisas despreciaban a los boy acenses por considerarlos “in
dios”, y por el hecho real de que los tolderos antioqueños habían prosperado tradicio
nalmente en Boyacá. Til desconfianza y desagrado por el “poder del dinero* es, desde
luego, uno de los principales componentes de la ideología populista.
542 / La modernización en Colombia
los pedagogos jesuítas, quienes ense pados para combatir los elementos
ñaban la filosofía perenne arraigada comunistas dentro del movimiento
en la filosofía eclesiástica, que se re guerrillero. Por consiguiente, anima
m o n te a a los escritos de los padres ron al gobierno estadounidense para
de la Iglesia. Rojas aprendió su odio que lo asistiera materialmente en su
por los comunistas en las barracas, lucha contra las fuerzas irregula
donde el soldado estaba encargado de res.9* "
defender la civilización cristiana con Una vez que asumió el poder, Ro
tra fuerzas oscuras y divisorias. Su des jas dio rienda suelta a su anticomu
agrado por la ideología izquierdista se nismo, con trágicas consecuencias para
intensificó durante los años que pasó los campesinos que vivían en el orien
en Estados Unidos, durante los cua te de Tolima y en la contigua región
les hombres como Joseph McCarthy de Sumapaz, en Cundinamarca, Una
y el general Douglas McArthur predi incursión del ejército cerca de Villarri-
caron que una conspiración dirigida ca, Tolima, a fines de 1954, ocasionó
desde Moscú estaba a punto de pro la muerte de varios campesinos acu
ducir un holocausto ateo y comunista sados de ser comunistas, así como el
en todo el mundo cristiano. arresto de Isauro Yosa (Usier), quien
De tal modo, la credulidad de Ro había luchado con las fuerzas comu
jas y su simpleza marcial lo llevaron nistas de Ckarroncgm en el sur de Toli
a interpretar la Violencia en Colom ma antes del derrocamiento de Lau
bia de manera paradigmática, desde reano Gómez. Las razones para que
la teoría de la conspiración comunis Villarrica hubiera participado en la
ta. En 1949, quienes observaron a Ro Violencia eran complejas. Región
jas en la embajada de Estados Uni montañosa, de mayoría liberal, había
dos, se burlaban de que el emergente sido ferientemente poblada y tenía an
oficial del ejército “veía un rojo de tecedentes de conflicto agrario. Villarica
trás de cada cafeto”, y que “no podía había presenciado una lucha constan
distinguir un comunista de un libe te entre terratenientes poderosos y es
ral”.41 Tres años más tarde, sin em tablecidos hada largo tiempo, y cam
bargo, cuando los fiincionarios de la pesinos pobres, muchos de los cuales
embajada de Estados Unidos se ha habían peleado con la guerrilla libe
bían convencido también de que la ral antes de su desmovilización en
amenaza comunista era real, temie 1953. Muchos de quienes regresaban
ron que Rojas y sus colegas militares a los hogares, abandonados durante
no estuvieran lo suficientemente equi los combates, descubrían que otros ha-
bían redamado sus tierras y eran apo región después del arresto de Isauro
yados por el ejérrito.93 Un factor que Yosa. £1 trágico potencial de la situa-
complicaba enormemente la situación dón se concretó a fines de marzo de
de los campesinos de la región era 1955, cuando un grupo numeroso
que entre sus habitantes había socia de hombres armados atacó una com
listas, mancistas y revoludonarios co pañía de infantería que patrullaba la
munistas. Uno de ellos, el socialista zona, matándolos a casi todos. Rojas
Juan de la Cruz Várela, había sido Pinilla, iracundo, dedaró al oriente
activista en el movimiento agrario de de Tolima “zona de operativos mili
la década d d treinta. Había instado a tares” d 4 de abril de 1955, y se pre
sus seguidores a no entregar sus rifles paró para someter a los campesinos
cuando la guerrilla se desmovilizó, con sublevados.
d argumento de que no se podía con La historia de “La guerra de Vi-
fiar en d gobierno.®4 Otros, como el Ilarrica" se ha narrado en mayor de
comunista Manuel Marulanda Vélez talle en otro lugar.** Baste aquí decir
(Tímfijo), hirieron más que explfdto que el ejérdto colombiano reacdonó
d desagrado que sentían por Rojas, exageradamente contra una dudada-
refiriéndose a él, en junio de 1953, nía pobrem ente armada, donde la
como “d más vil delincuente del país, presencia de los comunistas era esca
que gobierna gracias al asesinato y a sa. Los habitantes de veredas enteras
las masacres”, y advirtiendo: “Nada fueron desplazados cuando se estable
de creer en las falsas promesas de la ció el círculo militar; muchos de ellos
propaganda lanzada desde los avio huyeron hada las inhóspitas monta
nes de la dictadura".** ñas de Sumapaz hada el oriente, le
Los habitantes del oriente de To- jos de fuentes de alimentos y m edia
lima y el ejército se miraron entonces nas. “A muchos de los nuestros los
mutuamente con hostilidad y temor mataron”, escribió una de las muje
a partir de 1952. El ejército, que ha res que participó en el éxodo.
bía sido integrado oficialmente a la
Y se hirieron matar por defender
policía nadonal poco después d d gol nos [„J. La tropa lo quemaba todo;
pe de Rojas, comenzó a patrullar la tumbaba a machete los cafetales, los
93 Tiara m il información sobre este punto, véase Gonzalo Sánchez, “La Violencia: de Rojas
al Frente Nacional’’, en: Alvaro Tirado Mejla, ed., Nurua historia de Culombio, vol. 2, Bogotá,
Planeta, 1989, p. 166.
94 U na extensa discusión sobre Vuela y el oriente de Tolima antes del operativo militar
adelantado a llí en 1955, se encuentra en E. Marulanda, Op. ciL, pp. 250-262.
95 7mfga hahló desde su enclave en el sur de Tolima, al otro lado del valle del Magdalena, al
frente de Villarrita. Para más información acerca de sus actividades durante esta época,
véase Manuel Marulanda Vélez, Cuaderna de campaña, 2.* ed.. Bogotá, Abejón Mono, 1973.
96 Especialmente en J. D. Henderson, Op. ciL, pp. 239-247, y RusseÜ Ramsey, Guerrilleras y
soldado], Bogotá, Temer Mundo, 1981, p p 240-243.
/
544 La mcdemúaoón en Colombia
97 Germán Guirnin. La Violmtia en C o W a . flirfc desmpin/a, Cali, Progreso, l'Jt>8, pp. 178-179.
98 Lo hizo por primera vez en m a n o d e 1954, en una reunión a la que asintieron
Eduardo Santos, Darío Echandía y otro». Jorge Garcner de la Cuesta, Mis memorias, o
devaneos inútiles de un desocupado, Manizales, Imprenta Departamental de Caídas 1991,
pp. SIS-320.
99 ÍXis títulos acerca de la censura de prensa durante el gobierno de Rojas nos ofrecen Luis
E. Agudelo Ramírez y Rafael Montoya y Montoya, Los guardieros intelectuales, cortos, documen
tos e informaciones ifue prohibió la censura, Medellín, Bedout, 1957, y fem ando Gómez Martínez,
Mordaza, diario secreto de un escritor público, 1955-1957, Medellín, El Colombiano, 1958.
Política yviolencia bajo Gómez y Rojas Pinilla ! 545
100 Tilomas Tirado, Alfonso López Pumarejo, el rcmaüador, Bogotá, Planeta, 1986, describe la
evolución de lo que llama la “Tesis [frente tiacionali»ia| de López".
/
546 La modernización en Colombia
101 Medófilo Medina, Ld protesta urbana en Colombia en el siglo xx, Bogotá, El Ancora, 1984, p. 112.
102 Estos inciden le» se exponen con mayor detalle en S. Galvis y A- Donadlo, Op. cit.. pp. 465
476, 507-513; Roben Dix, Colombia: The Politkal Dimensions of Change, New Haven, Vale
University Press, 1967, pp. 217-220, 224-225.
103 La carta del 2 de marzo de 1956 se encuentra en Alfonso López Michelsen, Alfonso López
Pumarejo, polemista político, Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1986, pp. 253-254.
104 Entrevista personal con Abel Naranjo Villegas, 18 de junio de 1986.
Política y violencia bajo Gómez y Rojas Pmüla / 547
11S Colombia, Senado, £ í proceso contra Gustavo Rojas PiiúUa, Op. cit., p. 726. S. Galvis y A.
Donadlo, Op cit., pp 207-244. hace ana exposición sobre la cercana relación entre
Rojas y Lozano, ají como fotografías de ambos en una reunión política realizada en
1952. En el momento en que se tomó la fotografia, Lozano había sido acusado de asesinar
a varios liberates. Información adicional sobre la carrera de Lozano puede encontrarse en
El Tiempo, 10 de marzo de 1959. Una excelente novela basada en la vida de Lozano es la de
Gustavo AJvarez Gardeazábal, Cóndores no enterran lodos las días, Bogotá, Plaza y Janés, 1985.
114 G. Guzmán. Op. ciL, p. 64.
550 / La modrnazactón en Colombia
115 Una m edente síntesis de los problemas económicos que aquejaran a Colombia en 1956
y 1957, y de los urdios esfuerzos de Rojas Pinilla por solucionarlo», se encuentra en J.
Mam, Op. ciL, pp. 231-233.
116 Las muertes nmiimaHai por la Violencia hablan aumentado de 1.013 m 1955, a 11.136
en 1956. Véase Anexo 2.
117 F. J. Ocampo, Op. di., pp. 462-463.
118 El texto de este pacto aparece en José Bernardo Carda, La explosión de mayo, Cali, Impren
ta Departamental, 1957, pp. 24-35
PoUlka y vtoiencia bajo Cótnez y Rojas PmiUa / 5 51
126 Una escalofriante fotografía que aparece en J. Remado Garda, Op. cü., p. 107, muestra
a un "pájaro" junto con soldados y policías, pistola en mano, preparándose para dispa
rar sobre la muchedumbre.
127 El general Navas afirmó lo anterior en una entrevista concedida a £1 Tiempo, el 10 de
mayo de 1959.
128 No obstante, había anticipado dificultades. Algunos días anees, habia enviado a algunos
miembros de su íamilia a Nueva York.
129 H. Navia \ferón, Op. cii., p. 431. Entre sus más obstinados seguidores y asesores intelectua
les se encontraban el populista Carlos Villaveces y el socialista Antonio Garda.
554 / La modernización en Colombia
130 Antonio Álvarei Restrepo, Ttstmoiuo de un hija dd siglo, Bogotá, Fondo Cultural Cafetero,
1992, pp. 201-206.
131 Las principales fuentes que tratan acerca de estos acontecimientos proceden de cinco
de las personas que asistieron a esta reunión; A. Álvarez Restrepo, Op a l , pp. 202-212; F.
J. Ocampo, Op. ni., pp. 462-474; H. Jaramillo Ocampo, Op. eiL, pp. 119-152; Hernando
Navas FWdo, El Tiempo, 10 de mayo de 1959; H. Navia \knón, Op. di., p. 431. Este último,
/
Política y violencia bajo Gómei y Rojas Pinilla 555
135 Hubo un momento de pánico aquella tarde, cuando la comitiva que escoltaba a Rojas al
aeropuerto regresó súbitamente al palacio presidencial. Al bajarse de su auto, Rojas
tranquilizó a Jos espectadores cuando se volvió hacia ellos y dijo: “ftrdonen. Casi se me
queda ‘Blackie’ (mi perrito)". Semana, 17 de mayo de 1957, p. 7.
_L2
Una época de transición, 1957-1965
1 Jonathan Hartiyn, The FWitks of Coaliiun Rule m Colombia, Nueva York, Cambridge University
Press, 1988, trata al Frente Nacional como un acuerdo coasociatívo. Este término fue
acuñado por Arend Lijphart, "Consociational Deraocracy", World Paütta, (21), ene., 1969,
pp. 207-225.
2 Para la década del sesenta, los colombianos habían designado al sangriento conflicto
desarrollado entre 1947 y 1965 como la Violencia, para distinguirlo de otros casos ante
riores de violencia civil y de casos posteriores a él.
558 / La nwdemúación en Colombia
6 El texto del Pacto de Marzo se encuentra en J. Bernardo García, La expíanón de maya, Cali,
Imprenta Departamental, 1957, pp. 24-35.
7 C. Váiquei, Op. Íli., p, '261.
8 Ibid., p. 269.
9 Pfcdro Nel Giraldo, Don Fimondo. Jutao sobn un hombre y una época, Medellín, Granamérica,
19fi3, pp. 472-473.
10 Jfrúf., p. 472.
Una ipoca de transición, 1957-1965 / 561
Alborto Lleras Camargo se encon La discordia conservadora se in
traba presente aquella noche. Como tensificó mientras Gómez preparaba
lo recuerda Ftedro Nel Giraldo, cuan su regreso al país. Incluso antes del
do Valencia denigró de Rojas y elogió Pacto de Sitges, la estrategia del exi
a Gómez, “Lleras alzó la vista más allá lado líder de atacar a los colaborado
del horizonte". Luego se dirigió a la res ospinistas de Rojas Pinilla se ha
concurrencia “con palabras calibra bía hecho evidente. El 4 de julio de
das e intencionadas, de múltiples to 1957, el editorial de El Siglo deda que
nos y con timbrada voz de radiofonis a O spina Pérez, Gilberto Alzate y
ta". Los liberales que habían asistido otros, que habían organizado el gol
aplaudieron su discurso con entusias pe del 13 de junio de 1953, no se les
mo, dejando a los conservadores con debía perm itir participar en la re
la sensación de que sería Alberto Lle constitución del gobierno civil.
ras, y no Guillermo León Valencia, el Gómez regresó a Colombia el 5 de
próximo presidente de la nación.” octubre de 1957, haciendo que su
Los dirigentes liberales no per llegada coincidiera con una conven
dieron tiempo en aplacar a Laureano ción de conservadores ospinistas que
Gómez a expensas de Valencia y de se realizaba en Bogotá. Viajó direc
los ospinistas. Menos de un mes des tamente a Cali, donde sus seguidores
pués del banquete de Medellín, Al habían organizado una convención del
berto Lleras viajó a España por se partido. A su llegada, redactó una car
gunda vez. Allí, él y Laureano Gómez ta abierta a Luis Navarro Ospina,
redactaron un documento en el que presidente de la reunión de Bogotá.
suscribían explícitamente la paridad Fue una de las más polémicas de Gó
en las corporaciones de elección po mez, y revivió la antigua acusación de
pular y de designación, y una alter que los antioqueños —especialmen
nación en la presidencia durante tres te los ospinistas— anteponían las pre
períodos, en los cuales el primer de ocupaciones económicas a todas las
signado sería un conservador. Aun demás:
que el Pacto de Sitges fue redactado
por Lleras, enunciaba claramente la El equipo que colaboró con d titano
en la ruina de la República, que fue
tesis laurean ista según la cual Rojas
insensible ante d despilfarro y ante
Pinilla había sido un tirano, y su la inmoralidad administrativa, invo
Asamblea Nacional Constituyente, ca ahora la grave situación económi
dominada por los ospinistas, una cor ca que ellos contribuyeron a crear
poración espuria, “cuya invalidez mientras se enriquecían, para que la
quedó demostrada por la insurrección opinión k» perdone y para mantener
del país entero contra sus actos”.1*
1 1 Ibtí., p. 473.
12 Este documento aparece en C. Visque*, Op. cil., pp. 277-283.
562 ! La modernización en Colombia
Figura 121 Laureano Gómez y Alberto Lleras Camargo en Sitges, España, julio
de 1957
15 El discurso, contenido en Ibid., pp. 73-77, lite leído por Guillermo Salamanca.
¡6 El acuerdo, conocido como El Pacto de San Carlos, se encuentra en IbtíL, pp. 78-79. Entre
sus signatarios estaban Laureano Gómez, Alfonso López Pumarejo, Mariano Ospina
Pérez y Alberto Ueras Camargo. Además, firmaron Carlos Lleras Restrepo y Alvaro
Gómez Hurtado.
564 / La modernización en Colombia
embargo, Alberto Lleras era, sin duda, talidad de mis esfuerzos. Avancemos,
el hombre más popular de Colombia pues, por las amplias sendas que se
en aquel momento, el líder del par abren ante nosotros, con la serena
confianza de quienes han sabidocum
tido político más grande del país, y
plir con su deber,”
un liberal que le agradaba a Gómez
y en quien confiaba. Al elegir a Lleras, Alberto Lleras no fue menos elo
Gómez le dio el golpe de gracia a la cuente. En un discurso pronunciado
candidatura de Guillermo León Va en Medellín el 21 de abril, prometió
lencia e infligió una hiriente derrota que el Frente Nacional ayudaría a
a sus enemigos ospinistas. Más impor educar a los colombianos en los pro
tante aún, al promover la candidatu cedimientos democráticos.
ra de Lleras, Gómez de hecho propi
ció los intereses de su propio partido. Y, ¿cómo se logra tan singular proce
so de educación democrática?, [pre
Cuando aceptaron a Lleras, los libe
guntó]. ft>r k>pronto, quitando todos
rales se comprometieron a apoyar a los incentivos al sectarismo, que no
un conservador para el período pre vive «Jámente de tradiciones, recuer
sidencial de 1970-1974, prolongando dos crueles y pasiones puras, sino que
así el Frente Nacional a dieciséis años. se alimenta del indebido aprovecha
De esta manera, Gómez, el líder de miento de los dineros públicos, del
una facción de un partido que no ha reparto de empleos a los ineptos, de
la premiación de servicios y el encu
bría de tener una mayoría nacional
brimiento de la delincuencia.*1
durante muchos años, le garantizó no
una, sino dos presidencias. Unos pocos se mostraron renuentes
Alberto Lleras tardó en aceptar la a aceptar la tutela que les ofrecían
candidatura hasta una semana antes Lleras y Gómez. Algunos de los más
de las elecciones. Durante aquellos fervientes seguidores de Rojas Pinilla
frenéticos días, él y Laureano Gómez intentaron sabotear las elecciones or
promovieron con entusiasmo el acuer ganizando un golpe militar, En Bo
do mediante el cual Colombia pon gotá, las tropas al mando del oficial
dría fin a la violencia. El 27 de abril, del ejército Hernando Forero, secues
Gómez cerró la campaña con una de traron brevemente a Lleras Camargo.
claración de su confianza en el Fren Rojas cruzó la frontera venezolana y
te Nacional: se preparaba para hacer su entrada
triunfal en Bogotá. Gilberto Alzate
Estamos en los albores de una vida
nueva que aspira a la paz, al bienes Avendaño UegÓ incluso a redactar una
tar y a la reconciliación [...]. Creo en proclama en nombre de la Asamblea
ella, y por eso le he entregado la to Nacional Constituyente disuella un
año antes, anunciando la reanudación [—I aquí vinimos d trabajar por la re
del gobierno del general. Pero el in construcción de la patria, no a oír pa
tento de golpe fracasó. Rojas regresó labras destempladas que no vienen
al caso. No vinimos a dañar el am
a Venezuela y Alzate rompió su pro
biente de paz.”
clama.” Las elecciones se realizaron
el 4 de mayo de 1958 y Lleras obtuvo El 7 de agosto de 1958, Laureano
cerca de dos millones y medio de vo Gómez se encontró, una vez más, en
tos. Un candidato conservador de el centro de la atendón nadonal cuan
protesta, surgido al último roomen to, do, como presidente del Senado, re
Jorge Leyva, obtuvo seiscientos mil vo cibió el juram ento de Alberto Lleras
tos.” como presidente. Al advertir que ha
El espíritu de la armonía biparti bía ocupado aquel lugar dos veces
dista invadió a Colombia en las se antes, en 1934 y en 1950, cuando él
manas que siguieron a la elección de mismo había asumido la presiden
Lleras. El 20 de julio, el Congreso se cia, Gómez expresó su esperanza por
reunió por primera vez en casi nue el futuro de Colombia así como der-
ve años. Los miembros de la mayoría ta contrición por su antigua mili-
iaureanista-liberal se pusieron de pie tanda:
y aplaudieron cuando Laureano Gó
Cuando hayamos ádo capaces de ma
mez, quien había obtenido uno de los
tar el sectarismo dentro de nosotros,
puestos del Senado el 16 de marzo, estaremos próximos a alcanzar la ar
entró a la sala. Los senadores proce monía y la paz ¡Cuánto más grato
dieron a elegir a Gómez presidente esque de nuestros labios salgan pala
de la corporación, como lo habían bras de amistad, de fraternidad, de
hecho veinticuatro años antes, cuan colaboradóny simpatía, y no amar
do Alfonso López Pumarejo era pre gas voces destinadas a encender ren
cores y a promover discordiasestériles!
sidente electo del país. Gómez agra
"Iodos nos hemos equivocado; pero la
deció al Congreso y reiteró su apoyo dura mano que nos oprimió, nos hizo
al Frente Nacional. Cuando uno de comprender nuestro yerro y nos ded-
sus copartidarios comenzó a criticar dió a volver rápida y decididamente
a la Junta Militar que había goberna las espaldas a los antiguos métodos
do al país desde la caída de Rojas, de lucha, para entregamos a esta ta
Gómez lo hizo callar diciendo: rea generosa y fecunda, destinada a
54 A. Lleras Camargo, £1 ¡mmer gobumo <Ul Frente Nacional, Op, cit., vol. I, pp. 3 9 1-394.
35 Germán Guzmán, Orlando fids Borda y Eduardo Umaña Luna. La Kolmcúi en Colombia,
Estudio de un proceso social, vol. i, Bogotá, Tercer Mundo, 1962, p. 192.
36 Se supuso que la banda había sido dirigida por el temible SaTtfrrerugro. La masacre del Alto
del Oso se expone ton mayores detalles en J. D Henderson, Op cit., pp. 260-264.
570 / La moderntutcuin en Colombia
37 Pieirt Gilhodes, “La cuestión agraria en Colombia, 1958-1985". en: Alvaro Tirado Mejla,
ed., Nueva histona de Colombia, vol. 3, Bogotá, Planeta, 1989, pp. 341-343; Jesús Antonio
Bejarano. "Las técnicas agropecuarias en el siglo xx”, en: Alvaro Tirado Mejia, ed., Nueza
Hiiiario de Colombia, vol. 4, Bogotá, Planeta, 1989, pp. 301-310
Una época de transición, 1957-19651 5 7 1
38 Ibid., p, 225.
59 Las ideas de Prebisch te presentan en Walt W. Rostow, T h ttnits o f Bam om k G w uth fiam D avid
Huwu la ¡tu Present, Nueva York, Oxford Unrversity Press, 1990, pp. 378-379, 404-405. Lis
escuelas de pensamiento económico latinoamericano a partir de 1960 se exponen en
AlbertO. Hirsdunin, ed., Latin Am eritan Issuei, Essayt and Commmls, Nueva York. The TWenieth
Century Fund, 1961, pp. 3-42.
4 0 Véanse las observaciones de Lleras sobre este tema en N ueítra revolución industrial, Bogotá,
Aedita, 1957, pp. 99-102. La Asociación Latinoamericana de Libre Comercio, creada en
1961 y que tuvo relativamente poco éxito, surgió de este interés.
4 1 Este discurso aparece en A. Lleras Carnario. ^ primer gobierno del Frente Nocional, Op. áL, vol.
I, pp. 221-236.
572 / La modernización en Colombia
conformaba a la teoría liberal clásica dictador Fulgencio Batista. Castro lanzó
acerca de la relación del hombre con inmediatamente un extenso programa
la tierra. Los liberales del siglo xix de redistribución de la tierra. Para fi
consideraban al agricultor como uno nes de 1959, había confiscado y dividi
de los pilares de la sociedad capita do la mayor parte de las grandes pro
lista, dando gran prioridad a su pro piedades privadas, entregándolas a
tección y estímulo. Lleras expresó su campesinos, en una serie de ceremo
concepción liberal de la reforma en nias muy publicitadas. Esto alarmó a
términos del candente asunto del mo los funcionarios estadounidenses y lle
mento, la Guerra Fría: vó al secretario de Estado asistente,
Chester Bowles, a afirmar, en noviem
En Rusia, en China, en Polonia, en bre de 1959, que los grandes cambios
Hungría y, en general en lodas las
en la tenencia de la tierra eran inevi
naciones sometidas a la dictadura co
munista, el gran obstáculo al comu tables en todo Latinoamérica.
nismo ha sido la resistencia heroica o
Sólo queda un interrogante [dijo
pasiva del campesino a la colectiviza
Bowles] ¿cómo se darán estos cam
ción de la tierra y a la destmodón del
bios? ¿Através de una revoludón san
concepto de la propiedad privada.
grienta. o a través de una planearión
Esta sola consideración nos lleva a
democrática a largo plazo?.4*
sugerir que la creación de más p e
queños propietarios será la manera Los colombianos de ambos parti
más efectiva de afirmar y de preser
dos hirieron eco a la preocupación de
var el sistema político que los parti
dos tradicionales colombianos han Bowles. “Si el próximo Congreso no
suscrito con coherencia.41 consigue aprobar una reforma agra
ria”, dijo el Conservador Diego Tovar
Lleras procedió luego a ordenar a Concha en julio de 1960, “la revolu
los invasores que ocupaban tierras pri ción será inevitable”.44 Dos meses más
vadas a retirarse de ellas o a enfren tarde, en un discurso titulado “En me
tar la expulsión por parte del ejército. dio de la incertidumbre nacional”, Car
La propuesta de reforma agraria los Lleras Restrepo informó que, con
de Lleras pronto recibió un gran ím el éxito de la Revolución Cubana, el
petu de los acontecimientos que se comunismo ya no sería considerado
desarrollaban en Cuba. La víspera de “como una cosa remota y extraña,
su mensaje de año nuevo, fuerzas imposible de llegar jam ás a tener
guerrilleras al mando de Fidel Castro consecuencias en naciones como la
ocuparon La Habana, derrocando al nuestra”.4*
42 Ibid., p. 249.
43 New York T in a, 20 de noviembre de 1959.
44 Albert O. Hinchman Jounuys Unoards Progras: Studies of Ecmamc Fblicj-MaJtmg mLaán America,
Nueva York, Doubleday-Anchor, 1965, p. 193.
45 Carlos Llera) Restrepo, Hacia lo restauración democrático y el cambio social Nuevo teshmomo sobre la
política colombiano. vol. 2, 2 * ed., Bugotá, Argra, 1965, p. 280.
Una época de transición, 1957-1965 / 573
Durante la década del sesenta, región, los americanos suministraron
Lleras Restrepo se convirtió en el una ayuda sustancial bajo el progra
principal vocero de la iniciativa de ma Alianza para el Progreso, lanza
reforma agraria de Lleras Camargo. do por el presidente John F. Kennedy
La continua perturbación en el cam en 1961. Kennedy y su esposa se en
po, unida a la aparición del Movimien contraban en Bogotá en la semana
to O brero Estudiantil Campesino que se firmó la Ley 135. Posterior
(MOEC), de inspiración castrista, con mente, Estados Unidos intentó hacer
tribuyó a generar un fuerte apoyo a de Colombia el “modelo” de la Alian
las medidas legislativas. La reforma za para el Progreso en América Lati
fue redactada principalm ente por na. Durante la duración del progra
Carlos Lleras Restrepo. La Ley 135 del ma, Estados Unidos y las agencias
13 de diciembre de 1961 contempla internacionales de crédito le presta
ba la creación de un instituto de re ron a Colombia más de un billón de
forma agraria, el Insdtuto Colombia dólares —el 11% de la financiación
no de Reforma Agraria —Incora—. total de la Alianza—, del cual gran
fbco después de su aprobación, el go parte fue asignado a los proyectos del
bierno lanzó un programa de redistri - Incora.1’ U na variedad de ayuda
bución y colonización de la tierra y periférica, como el envío de más de
la construcción de caminos rurales de mil voluntarios de los Cuerpos de Paz
penetración. Se dispuso de crédito estadounidenses para trabajar en pro
para la financiación de estos progra yectos de desarrollo durante la déca
mas, los cuales continuaron la tenden da del sesenta, hizo parte también de
cia hada la modernización agrícola y la contribución de Estados Unidos.
hacia la racionalización de las gran La reforma agraria fue bien aco
des propiedades.4* gida en Colombia y en el extranjero.
Estados Unidos apoyó la reforma El economista norteamericano Albert
agraria en Colombia. En respuesta a O. Hirschman, quien se desempeñó
la velada amenaza de Alberto Lleras, como asesor durante la elaboración
según la cual, a menos de recibir ayu conceptual de la reforma, escribió
da estadounidense, habría una "re que, con la aprobación de la Ley 135,
volución de la pobreza” en toda la Colombia “vivía lo que seguramente
46 Entre las mejores exposiciones externa» sobre la reforma agraria se encuentran Bruce
M. Bagley, “Rjlitical ftjwer, Public Poltcv and the State in Colombia”, tesis doctoral inédi
ta, Universidad de California, Los Ángeles, 1979; Eroest A. DuS, Agrahan Rtform m Colom
bia, Nueva York, Praeger, 1968; A O. Hirschman, Jovmeys Toamrth Progress: Sludits of Eamomy
Mícy'MaJtmg m Latm America, Op. cü., pp. 131-215. Buenas exposiciones más breves sonj. A.
Bejarano, Op. cit., pp. 301-310; P. Gilhodes, Op. cit., pp. 341-354.
47 La exposición de lo anterior se encuentra en j. 5. Randall, Htgemony and [nterdependence
Colombia and the Vmttd States smee the Wars of tndependence, Alheiu, University of Georgia Press,
1992. pp. 23I-2S5.
574 / La m odtm iiación m Colombia
son sus mejores momentos”.'18 Des prevaleciente sobre la tenencia de la
pués de a p ro b a d a , la reform a no sa tierra. Los candidatos ospinistas fue
tisfizo tas expectativas que suscitó. Sin ron especialmente efectivos en atacar
embargo, sus logros no fueron delez un nuevo impuesto propuesto para las
nables. Eli Incora no sólo concedió grandes propiedades.50 Esta estrate
eventualmente tierra, en su mayor gia dio resultados cuando los candi
parte proveniente del dominio públi datos ospinistas para el Congreso pre
co, a cerca de doscientas cincuenta mil valecieron sobre los laureanistas en las
familias, sino que también contribu elecciones realizadas en marzo de
yó a consolidar la posición de los pe 1960. A] ver que su facción se encon
queños propietarios del sector agra traba súbitamente en minoría, Gómez
rio colombiano.'* rompió con el gobierno y pronto se
La controversia suscitada por la re convirtió en una de los más duros crí
forma agraria ocasionó el resurgimien ticos de la reforma agraria. A fines de
to de la facción conservadora ospinista. 1960, atacaba la reforma por ser
En la misma m edida, eclip só al
laureanism o. Como fu n d ad o r del [...] un documento mal redactado,
confuso y abstracto, que peca contra
Frente Nacional y por el hecho de
la hermenéutica de todo el derecho,
haber apoyado a su primer presidente mientras que esconde sus deficiencias
liberal, Laureano Gómez se vio obli y perjuicio en su excesiva extensión”.51
gado a apoyar la iniciativa de refor
ma cuando Lleras la anunció. Aun Entretanto, Alberto Lleras y su
que lo hizo sin entusiasmo, pidiendo principal lugarteniente en la lucha
compensaciones previas p o r cual por la reforma, Carlos Lleras, nego
quier propiedad que se tomara, las ciaron los puntos más delicados de la
acciones de Gómez le permitieron a Ley con Mariano Ospina Pérez, cuyos
Ospina Pérez asumir el mando de las seguidores habían reemplazado a los
fuerzas que se oponían a la reforma. de Gómez como la facción principal
Ospina procedió a encabezar el gru del conservatismo.”
po de agroindustriales, de grandes y El ocaso del laureanismo y el avan
pequeños propietarios que se oponían ce del ospinismo se prolongaron du
a toda modificación de la legislación rante el resto del gobierno de Alberto
55 Ibid., p. 225.
56 El Plan de Enero je discute en Gustavo Gallón Giraldo. Entre novimimtos y caudillos. 50 años
de btpartidvmi, izquierda y aliernaiivas populara en Colombia, Bogotá. CINER 1989, pp. 73-74.
57 Alfonso López Michelsen, Colombia en ¡a hora cen>, Bogotá, Tercer Mundo, 196S, p. 284.
58 G. Gallón Giralda, Op. cit., p. 74.
Una época de transición, 1957-1965 / 577
72 Entrevista persona) con Rafael Parga Cortés, Ibagué, Tolima, 24 de marzo de 1971; J.
Arociia, Op. cil., pp. 190*193.
73 Carlos Miguel Ortiz Sarmiento, “The 'Business of the Violente’. The Quindío in the 1950»
and !9 60 s\ en: Charles Bergquist et al, Vidente m Colombia. Tht Cantemporarj Crisis m Histórical
ftrspectwe, Wilmington, Delaware, Scholariy Resources, 1992, p. 151. Quindío se convirtió
en departamento en 1966. Su historia se narra en Alberto Bermtidez, Historia dt un pueblo
rebelde. El Qtandío: de la conquista al departamento, Armenia, Universidad d d Quindío, 1992.
74 G. Sánchez y D. Meertens, Op. ni., p 130
75 Carlos Miguel Ortiz Sarmiento, “Las guerrillas liberales de los afioa 50 y 60 en el Quindío",
Anuario colombiano de historia social y <k la cultura, (12), 1984, p. 142, nota 77.
76 G. Guzmán, Op. cit., p. 409.
582 / La modernización en Colombia
77 Carlos Miguel Ortiz Sarmiento, Estado j lukurstón en Calamita, Bogotá, CEREO, 1985, argu
menta que U precariedad histórica del control dei Estado sobre gran parte del territo
rio nacional en Colombia fue lo que hizo posible la Violencia.
78 Otro famoso bandolero. Chispas, también oriundo de Rovira. sufrió traumas similares.
Presenció la violación de una prima por la polida en 1949.
79 Pedro Claver Téllei, Crómeos dt la vida bandolera, Bogotá, Planeta, 1987, p. 156.
80 Ibtí., p. 158.
Una época de transición, ¡957-1965 / 583
89 Entrevista persona] con Alberto Gómez Botero, El Líbano, Tolima, 4 d e m ano de 1971.
90 Alberto Gómez Botero, oriundo de El Lfbano, Tolima, describe el terror que sentía
mientras i-shalgaha en medio de una de estas embostadas, cuando se dirigía a su fin a
cafetera a comienzos de 1964. Gómez Botero dice que no sólo se le pusieron k» pelos de
punta, sino que incluso llegaron a levantar el sombrero que llevaba. Entrevista personal
con Alberto Gómez Botero, 4 de m ano de 1971. A Valencia Tovar, Op. ciL, p. 413, ofrece
escalofriantes descripciones del asesinato de Guipas en una emboscada en Quindio el 22
de enero de 1963.
Otros líderes bandoleros que murieron durante esta campaña contra los violentos fue
ron MTO Brincos (1963), Sangrmegra (1964) y Efraín González (1965). Sobre la espectacular
muerte de Efrain González, considerado por muchos como el último de los tristemente
famosos bandoleros, véase J. Tito Alha, Vida, canftsün j m m tt dt Efrah> González, 2.* ed.,
Bogotá, Tipografía Bermúdez, 1971, y E C. Téllez, Op ciL, pp. 112-119.
Las masacres perpetradas por los bandoleros del Tolima y su manera característica de
mutilar a sus víctimas se discuten en María Victoria Uribe Alarcón, Matar, rematar y contramatar.
Las masacres de la Violencia en tí Tolima, 1948-1964, Bogotá. C1NEE 1978.
91 Este aspecto del programa de participación se discute en Humberto Uriana y Antorvenza,
La accián comunal en Colombia: resultadas de v m evaluación m 107 muráápioi, Bogotá, Imprenta
Nacional, 1970.
Una época de transición, 1957-1965 / 587
recibió ayuda extema militar y social, ros años en el poder, Castro había aco
gran parte de ella bajo los auspicios gido a visitantes colombianos, la ma
de la Alianza para el Progreso norte yor parte de los cuales eran críticos
americana. Significativa ayuda adicio vehementes, induso violentos, del
nal fue canalizada hacia la Colombia Frente Nacional. Entre ellos se encon
rural durante la década del sesenta a traron líderes del movimiento de
través de organizaciones caritativas López Michelsen, el MRL, y Antonio
católicas y el programa internacional Larrota, fundador del movimiento
conocido como CARE.®* revolucionario MOEC. Larrota, cuya
El Plan Lazo recibió una gran mo organización había sido denunciada
tivación de la Guerra Fría. Las rela por el Partido Comunista Colombia
ciones entre Colombia y Cuba se en no como extremista y anarquista, vi
friaron rápidamente a medida que vió en Cuba desde mediados de 1959
Fidel Castro avanzaba hacia la iz hasta mediados de 1961. Cuando re
quierda después de 1959 y adoptaba gresó al país, viajó a Cauca donde se
una actitud hostil a fines del 1961, unió al bandolero liberal Adán de Je
cuando Alberto Lleras Camargo se sús Aguirre (Ei Aguila), quien pronto
preparaba para recibir una visita de lo asesinó para cobrar la recompensa
Estado del presidente de Estados ofrecida por el gobierno por la cap
Unidos, John F. Kennedy, acompaña tura de Larrota.94
do por su esposa. Dos semanas antes Los miembros del MOEC corrie
de la visita de Kennedy del 17 de di ron con relativa mejor suerte en los
ciembre, Fidel Castro proclamó su fi Llanos Orientales. En 1961, Ramón
liación al marxismo-leninismo. Una Larrota, hermano de Antonio, el m é
semana más tarde, el 9 de diciembre dico anarquista Hilio Bayer y el ex
de 1961, Colombia rompió relaciones guerrillero liberal Rosendo Colmena
diplomáticas con Cuba. Lleras Camar res, lanzaron un movimiento revo
go explicó que esta medida se debía lucionario en d remoto pueblo de Santa
a los intentos de Castro por derrocar Rita, ubicado en la ribera del río Vi
al gobierno colombiano.95 chada. El ejérdto acabó fácilmente con
Los temores de Lleras tenían sóli esta suhlevadón en octubre de 1961,
dos fundamentos. Durante sus prime y arrestó a Bayer y a Colmenares.
92 Información adicional sobre esta ayuda aparece en Femando Cepeda Ulloa y Rodrigo
Pardo Garda-ftAa, “La polítka exterior colombiana. 1964.1974", en: Alvaro lirad o Mejla,
ed., Afana historia dt Colombia, vol. 3, Bogotá, Planeta, 1989, pp. 29-54; Francisco Leal Buitrago,
“.Surgimiento, auge y crisis de la doctrina de seguridad nacional en América Launa y
Colombia'', Análisis político, (15), Bogotá, Tercer Mundo, ene.-abr, 1992, pp. 6-S4.
93 El discurso en el que anuncia el rompimiento se en cuentra en A. Lleras Camargo, El
primtrgotñemodilFrmltNacimU, Op. cil, voL 4, pp. 89-98.
94 Eduardo Pizarro, “Revolutionary Guerrilla Group in Colombia", en: Charles Berg'quist
eta l, ffolm a m Colombia. The ürniimpomry Crisis mf{istoricalftrsp«tíive,'Wilmángton,ScholiTty
Resources, 1992, *p. 176. y.
588 / La modernización en Colombia
Ambos fueron entregados a las au [...] que en este país hay una serie de
toridades civiles, las cuales los senten repúblicas independientes, que no re
ciaron a un corto período en prisión. conocen la soberanía del Estado co
lombiano, dondeel ejérato colombia
Ramón Larrota escapó. El 7 de di
no no puede entrar, donde se le dice
ciembre de 1961, tres días antes de que supresenda es nefanda, que ahu
que Lleras Camargo rompiera rela yenta al pueblo o a los habitantes
ciones con Cuba, Larrota le escribió Hay la república independiente de
al Che Guevara para pedir ayuda mi Sumapaz [...¡de Planadas [...]deRío
litar. Tres días después, Larrota es Chiquito [...Jy ahora, tenemos el na
cribió de nuevo a Cuba, informando cimiento de una nueva república in
a Fidel Castro que, dependiente del Vichada. La sobe
ranía nacional se está encogiendo
Empeñados en luchar por una Co como un pañuelo.87
lombia libre del imperialismoyankte
y las oligarquías colombianas, este co El discurso de Alvaro Gómez fue
mando ha resuelto [...] tratar con us oportuno por cuanto llegó dos días an
tedes asuntos relacionados con nues tes de que Fidel Castro suscribiera
tra Revolución.95 abiertamente al marxismo-leninismo,
El movimiento revolucionario de diez días antes de que Colombia rom
Tulio Bayer produjo una ola de en piera relaciones con Cuba y dos se
tusiasmo en Colombia, dando a los manas antes de la visita de John F.
opositores conservadores del gobier Kennedy. Esto incomodó ai gobierno,
no la oportunidad de usarlo en su al punto que inició acciones contra la
contra.96 Así fue como, el 29 de no república independiente de Planadas,
viembre, Alvaro Gómez Hurtado se un pequeño enclave comunista ubica
dirigió al Senado sobre el asunto de do en el sur de Tolima. Aunque esta
los movimientos comunistas revolucio operación se canceló sin comentarios
narios a los que consideraba endémi a comienzos de 1962, el entusiasmo
cos en Colombia. Gómez argumentó producido por las palabras de Alvaro
que el gobierno permanecía cruzado Gómez en los círculos anticomunistas
de brazos mientras los comunistas es tocó una cuerda sensible.
tablecían enclaves en todo el país. Las autoridades colombianas sa
Parece que nadie ha advertido, dijo bían desde hada años que existían
irónicamente, pequeños enclaves controlados por
95 La; cartas de Larrota están publicadas en Alonso Moneada Abello, Un asptda dt ¡a Videncia,
Bogotá, Promotora Colombiana de Ediciones, 1963, pp. 407-408. No hay evidencia de
que Guevara o Castro respondieran a la solicitud de ayuda de Larrota.
96 El movimiento es discutido en A. Valencia Tovar, Op. cü., pp. 370-396; A. Moneada Abello,
Op. aLr pp. 391-430. Véase también Tulio Bayer, Cúrrttera al wir, Bogotá, Iqueima, 1960,
para una narración de ficción sobre el tema de su descontento con la sociedad y la
política colombiana.
97 Arturo Alape, La paz, la imUnácL de excepción. 3.a ed., Bogotá, Planeta, 1987, p. 245.
Una época de transición, 1957-1965 / 589
los comunistas en partes remotas del lia cuando el ejército los expulsó en
territorio nacional. Originadas como mayo de i 964.
zonas de autodefensa establecidas du Cuando Alvaro Gómez acuñó la ex
rante la guerra civil de 1949-1953, con presión repúblicas independientes, existían
tinuaron existiendo como comunas dos escuelas de pensamiento respecto
agrarias autogobemadas durante el al grado de peligro que representa
régimen de Rojas Pinilla. Durante la ban. Según la primera, estos enclaves
época de la desmovilización de las fuer representaban una amenaza insigni
zas guerrilleras que siguió a la caída ficante o nula para la soberanía na
de Rojas, los comunistas del sur de cional y, por consiguiente, podía de
Tolima se negaron a entregar las ar járselos en paz. La segunda sostenía
mas. Ellos y su líder, Charro-negro (Ja- que cada una de estas “repúblicas” al
cobo Prías Alape), sabían que pronto bergaba a peligrosos revolucionarios,
las necesitarían para defenderse de capaces de derrocar el régimen capi
los anticomunistas que los rodeaban. talista en Colombia. Según el historia
El enclave de Charrcmegro estaba si dor Alvaro Valencia Tovar, quien como
tuado al sur de Planadas, Tolima, una sargento coronel del ejército contri
región de estrechos valles y de escar buyó a diseñar y a ejecutar el Plan
padas montañas pobladas de bosques Lazo, la mayoría de los colombianos
que é¡ y sus seguidores llamaron Mar- suscribía la primera. Marquetalia y
quetalia. Esta ocupaba el extremo sur otros enclaves, pensaban, evoluciona
del departamento y estaba a cerca de rían como lo había hecho Viotá en
dos días de camino del enclave más Cundinamarca, donde los habitantes
grande de Río Chiquito. Ciro Trujillo se habían convertido en pequeños pro
Castaño (El Mayor Ciro), comandaba pietarios y, con el transcurso del tiem
Río Chiquito, una zona quebrada y po, “se habían integrado a la comuni
bien irrigada que cubría una pane dad [capitalista] nacional”
del nororiente del departamento del La segunda perspectiva estaba en
Cauca.98 Las dos regiones mantenían línea con la Guerra Fría del momen
contacto a través de una formidable to, al sostener que el comunismo era
trocha escondida, construida a fines de como una enfermedad contagiosa que,
la década del cincuenta y comienzos a menos de ser combatida fuertemen
de la del sesenta. Esta ruta fue la que te, se esparciría a toda la sociedad,
siguieron los comunistas de Marqueta- El sargento coronel José Jo a q u ín
100 Carlos Arango Z., FARC, veinte años: de Marquetalia a La Urih, Bogotá, Aurora, 1984, p. 210.
101 Comandante Olimpio, ex guerrillero de Marquetalia, en ibid,, pp. 187-188. Ei libro publicado
por el Partido Comunista, Ttan/o añas dt huha del Pwido Comunista de Colombia, Bogotá, Paz y
Socialismo, 1960, admite que la excesiva rigidez ideológica de sus dirigentes durante la
década del cincuenta llevó a un rompimiento peijudicial entre sus fuerzas en el sur de
lolima y las de los liberales. F in más información sobre este rompimiento véase Góma
lo Sánchez, Ensayos d t tetona socialy poUttca del siglo ,w, Bogotá, El Ancora, 1985, pp. 264-271.
U m época de transición, 1957-1965 / 591
Loaiza, un líder “limpio" del sur de To a la que llamaban El Davis. Luego,
lima, los miembros d d Directorio l i uno de los combatientes liberales, in
beral de Ibagué le enviaban las siguien advertidamente, o porque no acep
tes instrucciones: taba la regla de los comunistas que
ordenaba la redistribudón de las ar
Ustedes son liberales ¡impus y k» otros mas tomadas en combate, regresó a
son los comuna o com unistas, y con
casa con un rifle que había obtenido
ellas no podemos unim os porque so-
mes enemigos a muerte: los comunis
en la lucha. Meses después, una pa
tas son enemigos de la propiedad que trulla comunista se encontró con este
nosotras los liberales defendemos; ¡os hombre, cuyo nombre de batalla era
comunistas son enem igos d e Dios, y El Diablo y, por órdenes de Charrvnegm,
nosotros som os creyentes católicos. confiscaron el rifle. Esto enfureció a
ft>r eso ustedes no p ueden ni deben Gerardo Loaiza, quien ju ró vengar
seguir aliados con ello s. In m ed ia
este crimen contra la propiedad pri
tamente se debe romper esa unidad.
Los liberales nos vam os a tom ar e l
vada más valorada de un guerrillero.
gobierno para acabar con los com u Pocas semanas después, el 11 de ene
nistas.1” ro de 1960, tres de los hombres de
Loaiza llegaron a los cuarteles comu
El Directorio Liberal prosiguió acu nistas y pidieron hablar con Charro-
sando a k» comunistas de “romper la negro. Cuando éste salió, lo asesina
unidad y jerarquía de la familia”, al ron a balazos y huyeron.>MEl asesinato
dar a las mujeres y a los niños armas y de Charrotugro marcó la movilizadón
uniformes y pedirles que lucharan al de las fuerzas liberales y comunistas.
lado de los hombres. Esto, escribieron En la guerra que siguió, m urieron
los liberales, “alejaba a las mujeres de cerca de cincuenta liberales, entre
sus tareas consuetudinarias en el ho ellos Gerardo Loaiza, y veinticinco co
gar”.101 munistas. Esto permitió ei surgimiento
El desacuerdo entre liberales y co de nuevos líderes en ambos campos.
munistas en el sur de Tolima desen El nuevo líder liberal fue un antiguo
cadenó una serie de acontecimientos ministro protestante llamado Jesús Ma
que contribuyeron a asegurar el éxi rta Oviedo (Mariachi). Ftedro Antonio
to del Plan Lazo. En 1959, cuando la Marín (lirofáo, alias Manuel Marulanda
Violencia se extendía a todo el depar Vélez), asumió el liderazgo de los co
tamento, los dos grupos se reunieron munistas.
brevemente para realizar una acción La guerra civil entre las guerri
conjunta contra la polida en una zona llas que se desarrolló en Tolima a
105 En enero de 1962, el ejército había estableado una base en Planadas, a un día de camino
de Gaitania, acabando ají con la presencia de las guerrillas Libérale1 en el sur de 'Iblima.
106 Los comunistas creyeron que los hablan atacado de dieciséis mil a veinte mil hombres. En
aquel momento, el ejército colombiano tenía cerca de veinticinco mil hombres.
107 El relato de un testigo presencial, desde la perspectiva de los atacantes, es el de José
Joaquín Matallana, en Jacobo Arenas, Gestol fittgo. Vna ¡úsloria potítica dt las FAJtC, Bogotá.
Oveja Negra, 1985, pp. 205-229. Los atacados narraron sus versiones en Manuel
Marulanda, Cuadernos dt campaña, 2.* ed., Bogotá, Abejón Mono, 1973, pp. 79-80: Arturo
Alape, Diana dt un guerrillero, 3.1 ed., Bogotá, Eco Editor, 1978, pp. 71-74; C. Arango Z , Op.
cit., pp. 125 (entrevista con Marulanda Vélez) y 155-160 (entrevista con Jaime Guaraca);
Jacobo Arenas, Diana de la reásienáa en Marquetalia, 2* ed., Bogotá, Abqón Mono, 1972.
Una época de transuién, ¡957-1965 / 593
108 Véase Eduardo Pizarro, Lus FARC, Bogotá, Tercer Mundo, 1992, para un mapa de las
rutas seguidas por Títofyo y otros en su desplazamiento hacia el oriente. Para una mono
grafía dedicada a las repúblicas independientes, véase José Jairo González, Ei estigma de
las rtpúbliías independientes, Bogotá, CINEE 1993.
109 En una reunión realizada en mayo de 1966, formaron las Fuerzas Armadas Revoluciona
rías de Colombia (FARC). Mayores detalles sobre las FARC y su historia subsiguiente se
encuentran en E. Pizarro, Lm FARC, Op. cit., p. 110-
594 / La modernización en Colombia
llamaran “niveles extrem adam ente jarse cada vez más de la política. La
bajos de vida’’.110 creciente indiferencia frente a la po
A pesar de la promesa de que los lítica pudo apreciarse de la manera
programas de bienestar sodal recibi más gráfica en la aguda caída de la
rían prioridad bajo el Frente Nacio votación durante los años del Frente
nal, los gastos en bienestar público no Nacional. La participación electoral
se increm entaron sustancialmente, cayó dram áticam ente después de
pues los ingresos tributarios colom 1957, cuando alcanzó la cifra antes
bianos eran demasiado bajos para in su perada del 72%. Para la segun
financiar nuevos programas de im da presidencia del Frente Nacional,
portancia.111 Tampoco pudo hacer poco más de un tercio de los posi
mucho el gobierno para ayudar a los bles votantes ejercieron su derecho
desempleados. En un momento en el al sufragio.115
que la mayoría de las naciones lati Guillermo León Valencia fiie res
noamericanas estaban comprometidas ponsable en parte de que disminuye
con políticas económicas estatales don ra la aceptación del Frente Nacional.
de predominaban los programas para Gomo conservador, nunca habría sido
crear empleo y grandes inversiones elegido si la población liberal predo
gubernamentales en el sector públi minante hubiera tenido la opomuii-
co, el Estado colombiano desempeñó dad de votar por un candidato liberal,
un papel relativamente insignificante vyencia fue un presidente mediocre.
en la economía.''* No tenía una buena comprensión de
Justa o injustamente, muchos co la economía, ni le interesaba este tema
lombianos culpaban al gobierno de —en un momento en el que el país
sus problemas sociales y económicos. se deslizaba hada graves dificulta
Manifestaban su descontento al ale des de carácter económico—, Parecía
110 Albert Beny y Miguel Urrutia, lítam e Dvtnbahm i» Colombio, New Havre, lüle University
Pre», 1976, pp. SI, 40.
111 Los impuestos constituían sólo el 3,6 del PIB en 1964. Lauchlín Currie, AcciUralmg
Drvtlopwunl Tht Neusaly and tht Mtons, Nueva York, McGraw HUI, 1966, pp. 191-193. Ed
1965, Lauchlin Currie deiempeftó un papel cada vez m is activo en b política económica
colombiana Promovió una estrategia de desarrollo mediante la cual el gobierno haría de
la vivienda urbana "el sector líder". Se propiciarla que b mano de obra abandonara "el
campo improductivo”, encontrara empleos en las zonas urbanas y mejorara así su nivel de
vida. Currie llamó a su programa Operación Colombia. Este fiie adoptado por el último
presidente d d Frente Nacional, Misael Pasuana (1970-1974).
112 Rosemary Thorp, por ejemplo, en Economc Mmogtmtni and Eamomú: DeveiopmerU m ftn i arkf
C&mhia, ftnsbiirgh, University of Pituburgh Press, 1991, p. 56, revela que mientras el gobier
no peruano tenia un 30% de participación en b totalidad de la inversión en el sector
público, la participación del gobierno colombiano era sólo del 17%.
113 Hobert Dix, Cohymbm: the PeUúcai Diwmswm of Chongt, New Haven, Tiile University Press,
1967, p. 162, presenta un resumen estadístico de la participación electoral durante el
período comprendido entre 1946 y 1966.
Una época de transición, } 957-1965 / 595
1t4 Durante uno de estos banquetes, Valencia se equivocó, presentando a Charlea de Gaulle,
quien estaba en visita oficial a Colombia, icomo presidente de España!
115 J. Ranlyn, Op. cit., pp. 18S-I84; Rodo Londoño, “Crisis y recomposición del sindicalis
mo colombiano, 1945-1980", en: Alvaro Tirado Mejía, ed-, Nueva historia de Colombia, vol.
3, Bogotá, Planeta, 1989. p. 283, afirma que los sindicatos llegaron a su punto histórico
más alto en su capacidad de organizar la mano de obra colombiana en 1965. al alcan
zar un 15,5%. "
116 La amenaza de una huelga general en enero de 1965 y sus consecuencias se analizan en
Edgar Caicedo, Conflictos sociales del siglo ¡a m Colombia, Bogotá, Ediciones Colombia, 1976,
pp. 248-249.
596 / La modemaadón en Colombia
1 17 Jorge Gaitán Durin, La revolución tnwiiW». Apantts sobre ¡a crisis y e{ desarrolle de Coltmbia,
Bogotá, Amares, 1959, p. 26.
118 Un excelente ensayo sobre estos temas es el de Francisco Leal Ruiirago, “La frustración
política de una generación. La universidad colombiana y la formación de un movimiento
estudiantil, 1958-1967", Desarrollo y sociedad, (6), Bogotá, CEDE, Universidad de Los Andes,
juL, 1981, pp. 297-326.
119 Eduardo Caballero Calderón, Otras, vol. 2, Medellín, Bedout, 1964, p. 333.
120 A. Lleras Camargo, El primer gobierno dei Frente National, Op. cit., pp. 1, 59.
121 José Gutiérrez, De la pseudo-anstociaaa a la autenticidad. Patología social colombiana, Bogotá,
Tercer Mundo, 1966, p. 156.
Una época de transición, 1957-1965 / 597
122 Eduardo Caballero Calderón, “La historia como frustración, o la historia de unas frus
traciones sucesivas', en; Obras, vol. 2, Medellín, Bedout, 1964, pp. 365 (357-565).
123 Sin nombrarlos directamente, López de Mesa culpaba a los caudillos liberales Jorge
Eliécer Gaitin y Gabriel Turbay. junio con los conservadores Laureano Gómez y Mariano
Ospina Pérez, de sumir al país en la Violencia. Véase esta misma acusación en su libro, La
crónica de las tres comendadores Medellín, Editorial Universidad de Anlioquia, 1989, escrilo
alrededor de 1955.
124 Orlando Fals Borda, La subversión en Colombia, Visión del camino socisl en la historia, Bogotá,
Tercer Mundo, 1967. p, 185.
125 Ibid., p.251.
598 / La modermxaaón ert Colombia
126 Orlando Fals Borda, “The Negatiot» of Sodology and its Promiie; ftrspectjves o f Social
Science in Latín America Today”, Laten America Research R e í 15(1), 19B0, p. 165.
127 Mohammed Anisur Rahman y Orlando Fals Borda, 'Romper el monopolio del cono-
am iento. Situación actual y perspectivas de la investigación-acción panicipativa en el
mundo”, Análisis potítuo, (5), Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, sep.. 1988, p. 46;
Orlando Fals Borda, Historia de la cuestión agraria en Colombia, Bogotá, Publicaciones de la
Rosca, 1975, p. 149. V íase también su artículo “Filosofía de la participación y sus
implicaciones políticas”, en: Gustavo Gallón, comp., Entre movtmuntos y caucUUos. 50 años de
bipartidiswto, izquierda y aüemnbwí populares m Columba, Bogotá, CINEE 1989, pp. 281-287. £1
argumento en favor de la investigación acción m íi allá de Colombia puede seguirse en
Charles W. Bergquist, “On Paradigmj and the Pursuit o f the Practicad”, Latín America
Research Review, 8(2}, 1978, pp. 247-251.
128 J. Gaitán Durán, Op. cii., p. 80; Mauricio Tares, La naturaleza i* la revolución colombiana,
Bogotá, Iqueima, 1959, p. 142.
129 Jorge Child, López y el pensamiento liberal, Bogotá, Tercer Mundo, 1974, p. 27; Laureano
Gómez, Interrogantes sobn el progreso de Colombia, Bogotá, Populibro, 1970, pp. 62-tiS.
Una época dt transición, 1957-1965 / 599
130 Mario Arrubla, Estudias sobrt t i subduarmüo coitmbuma, 7* ed., Medellfn, La Carreta, 1974,
p. 222.
131 Héctor Meló e Ivin López, £1 impeño dainUsttno i t i cafi, Bogotá, Latina, 1976, p. 149,
fueron escritores antiimperialista] que citaban a Saúl Prebisch, dato: de la Comisión
Económica para Latinoamérica (Cepal) y cifras relativas a la producción colombiana de
café para argumentar que los bajos precios de exportación y los altos precios de impor
tación eran los culpables de la estrangulación d d desarrollo económico del país.
132 Antonio Garda, Hacia tma teoría latmoa*mcana de las cwniias soaaia dd desarnüo, Dinja, Uni
versidad fedagógica y Tecnológica de Colombia, 1972, p. 34.
133 M. Anubla, Op. át., p. 33. Véase Joseph L Love, “Economic Ideas and Ideologies in Latín
America ánce 1930”, ai- Leslie Bcthell, ed., 11u Cambridgt Historj of Latm Amtrica, vol. 6,
pane I. Ecmamy and Socúty, Nueva York, Cambridge University Press, 1991, pp. 393-460,
para un excelente análisis de la dependencia y su impacto en América Latina. £1 movi
miento de la dependencia en los estudios latinoamericanos se presenta críticamente en
Roben A. Padtenham, TheDepmUncyMBvmenLSckolanhipandMitiamDfttlopountatStudies,
Cambridge, Harvard University Press, 1992.
600 / La moderruzaaMt en Colombia
134 Darío jaramillo Agudelo, comp., La nueva historia de Colombia, Bogotá, Colcultura, 1976, p. 8.
135 Mario Arrubla el a l , eds-, Colombia hoy, 6.a ed., Bogotá, Siglo XXI, 1980, pp. 8, 9.
Una época dt transición, 1957-1965 / 601
136 Ibid, p. 11. Arrubla fue uno de lo» historiadora más serios de la Generación del estado
de sitio. Su producción literaria dio inicio a la que llegó a ser conocida como la Nueva
Historia. De tendencia marxista, este grupo de escritores hizo énfasis en la historia
económica y publicaron una gran cantidad de estudios monográficas y ensayos. Entre
los más destacados se encuentran, Darío Jaramillo Agudclo, La nueva historia de Colombia;
Mario Arrubla tt al., ed., Colombia hoy; Jaime Jaramillo Uribe, ed., Manual de biliaria dt
Colombia, 3 vols.; Alvaro Tirado Mejía, Nueva historia dt Colombia, 9 vob., Op. cil. Incluidos
entre los escritores de la Nueva Historia están Jesús Antonio Bejarano, Germán Col
menares, Margarita González, Salomón Kalmanovitz, Medófílo Medina, Jorge Orlando
Meló, Gonzalo Sánchez, Bernardo Tovar Zambrano, Mermes Tovar Pinzón y Miguel
Urrutia.
137 Véase José Eduardo Rueda Enciso, "La antigua facultad de Sociología de la Universidad
Nacional y la creación de los Departamentos de Antropología”, manuscrito inédito,
Bogotá, Departamento de Antropología, Universidad Nacional de Colombia, 1992
138 Reforma Univtmlaria, 1(2), abr, 1960, p. 1.
602 / La modemixaáím en Colombia
139 WüliCTJ. Broderkk, Camilo Torres: A Biography of tht Pntsí-GurmUm, Nueva York, Doubleday,
1975, pp. 165-172.
140 Camilo Torre» Restrepo, “Social Change and Rural Violence in Colombia”, en: Im n g
Louú Horowitz. ed., Matsts m Latm Ammca, líueva York, Oxford University Press, 1970,
pp. 503-546.
MI W J. Broóenck, Op. c ü p. 206.
Una época de transición, ¡957-1965 / 603
142 Jaime Arenas, La guerriüo por dentro. Análisis del ELN colombiano, Bogotá, Tercer Mundo, 1971,
p. 48.
143 fatua Vlsquez Castaño viajó a La Habana con una beca otorgada por una universidad
cubana poco antes de que Colombia rompiera relaciones diplomáticas con el gobierno
de Casero. Inspirado por la crisis de los misiles de octubre de 1962, él y otro» estudiantes
colombianos que se encontraban en Cuba, solicitaron que se les entrenara en la guerra
de guerrillas y recibieron este entrenamiento. A mediados de 1964, Vásquez y otros
regresaron al departamento de Santander, donde organiza ton el ELN. Después de un
corto viaje a Cuba, a fines de 1964, Vásquez regresó a Colombia para organizar la opera
ción de Símacota. Para mayores detalles sobre lo anterior, véase J. .Venas, Op, a l, pp. 7-62;
Eduardo Pizarro, "Rrvoluuonary Guerrilla Groups in Colombia”, Op. cit., pp. 173-180;
Óscar Castaño, Ei guerrillero y el político: Ricardo ¿ara Rtraóú, Bogotá, Oveja Negra, 1984,
pautm; Editorial 6 de junio, IDt dónde vem os, hacia dónde vamos, hada dónde debemos ir i,
ProleUtriiación, Medellín, 8 de junio, 1975, pp. 107-112.
604 / La modernización en Colombta
Chiquito, Simacota y en la dudad con contra de los oligarcas del Frente Na
el de los estudiantes, ¡os obreros y el cional y los imperialistas yankees, y re
pueblo en general, se producirá por dactó una serie de mensajes a los co
fin en Colombia e! cambio que tanto lombianos en los que explicaba sus
necesitamos.'*4
objetivos revolucionarios.146 Pero en
Mientras que el ejército colombia octubre de 1965 se vio obligado a sus
no recorría Sumapaz a mediados de pender todas estas actividades. Las
1965, acción que coincidió con la in autoridades de Santander habían
vasión de Estados Unidos a Repúbli decomisado documentos que lo im
ca Dominicana, Camilo Torres inició plicaban como miembro del ELN.
comunicaciones regulares con el ELN. Resultaba excesivamente peligroso
En julio visitó las montañas de San para el líder del Frente Unido per
tander, donde se reunió con los líde manecer en la vida civil mientras que
res de este movimiento. Para enton sus colegas guerrilleros luchaban con
ces había renunciado al sacerdocio y tra el gobierno. Huyó para unirse a
estaba dedicado de lleno a la activi ellos el 18 de octubre de 1965. Cami
dad revolucionaria. Su misión era unir lo Torres dejó detrás de sí un cuerpo
a la izquierda en un movimiento ca de seguidores que lo adoraban, mu
paz de derrocar al gobierno.MS Lo chos de los cuales creían que la revo
hizo inm ediatam ente después de lución era inminente.''17 Raro la ma
abandonar las montañas de Santan yoría de los colombianos no fueron
der, llam ando a su organización persuadidos por su retórica. El ciu
Frente Unido. dadano corriente consideraba a Ca
Agosto y septiembre fueron meses milo Torres de manera parecida a
de frenética actividad para Camilo como lo hizo un cafetero de clase me
Torres y quienes lo rodeaban. En el dia quien, algunos años después de
breve lapso de ocho semanas fundó oírlo hablar durante su gira relám
un periódico, Frente Unido, recorrió pago por Colombia, observó: "Era un
todo el país pronunciando discursos hombre formidable, pero sus ideas no
dirigidos a unificar a la izquierda en eran muy sensatas".148
observación de Gómez Botero cuando explica que el tipo de revolución que buscaba
Camilo Torres en 1965 "resultaba completamente ilegitima 2 ]a luz de la aceptación casi
unánime del modelo capitalista por la población colombiana*.
149 Torres murió en un encuentro con una patrulla d d ejército el 15 de febrero de 1966. Las
circunstancias que rodearon su muerte se narran en Alvaro Valencia Tovar. El final de
Cantío, Bogotá. Tercer Mundo, 1976. Otros biógrafos de T on el fueron Gustavo Pérez
Ramírez, Castile Torres: profeta para nuestro tiempo, Bogotá, Interamencan Press Service, 1966,
y Orlando Víllanueva Martínez, Camtlo 7brrts: acción y utopía, Bogotá, Universidad Nacional
de Colombia, 1995.
150 Miguel Umitia Momoya, Cuarenta años dt desarrollo. Su impacto social, Bogotá, íedesairoUo,
1991, pp. 12, 14.
151 Roseraary Thorp, Economc Management, Op. cit., p. 224. Malcolm Deas, ed., Latín America m
Ptrspetírvt, Boston, Houghton MiOlin, 1991, sugiere que en 1965 la proporción de colom
bianos considerados pobres estaba a punto de disminuir. Tija este porcentaje en 45% en
1970 y en 43% diez años después.
606 / La modernización en Colombia
156 Este es el argumento presentado por Elsy Bonilla de Ramos, "Los sexos y la publicidad:
el caso de la televisión colombiana”, Desairoilo y sociedad, (11), CEDE, Universidad de los
Andes, may., 1983, pp. 75-91.
157 Carlos Uribe, La mmtaisdad del colombiano: cultura y sociedad en ei sigh xx, Bogotá. Nueva
América, 1992, pp. 101-102.
158 Véase Alonso Salajar y Ana María Jaramillo, Medellín.- las suicultums del narcotráfico, 1975
1990, Bogotá, CINEP, 1992, donde se hace referencia al escenario de la droga en Medellín
en la década de) sesenta. Su descripción es similar a la de la concracultura de la droga en
Estados Unidos en aquel momento.
608 / La modtrnmóón en Colombia
159 Silvia Anutgo, Historia dt la arquitectura en Colombio, Bogotá, Universidad Nadonal de Co
lombia, 1989, p. 237. Procesos análogos tuvieron lugar en los am pos de la literatura y del
arte. De ellos salió el realismo mágico de Gabriel Garda Márquez, y d arte figurativo único
de femando Botero y de Alejandro Obregón. Acerca de este último, un crítico observó en
1965: "¿Puede decirse que Obregón es un pintor pro-imperiaHjta?". Alvaro Medina, Proce
sa del attt en Colombia, Bogotá, Co [cultura, 1978, p. 439.
160 Ibid., p 238.
Epílogo
El ocaso de los Centenaristas
El legado d e los C en ten aristas nes sociales y que aceptaba los enor
mes abismos que la separaban de cla
L a u re a n o Gómez murió en la-tarde ses superiores en el momento en que
del 13 de julio de 1965. Su homólogo Laureano Gómez y Alfonso López
liberal, Alfonso López Pumarejo, lo ingresaron a la vida pública, rechazó
había precedido a la tumba más de progresivamente esta diferenciación
cinco años antes, y otros personajes de a medida que comenzó a imponerse
su generación los habían antecedido la modernización. La creciente rique»
a ambos: los liberales Luis Eduardo za, los niveles más elevados de edu
Nieto Caballero y Enrique Olaya cación y la extensión de la movilidad
Herrera, los conservadores José de la social permitieron a los jóvenes co
Vega y Aquilino Villegas. Todos fue lombianos juzgar críticamente a los
ron miembros de la Generación del dirigentes que sus padres habían re
Centenario, hombres que dominaron verenciado. Estas percepciones cam
la sociedad y la política colombianas biantes, nacidas de una revolución en
entre 1930 y 1966.1 las actitudes y valores en Colombia y
Colombia experim entó cambios en otras partes del mundo, ha hecho
profundos durante las décadas de pre difícil evaluar a los Centenaristas y su
dominio de los Centenaristas. Una legado. Las tentativas en este sentido
población respetuosa de las distincio han estado coloreadas por la violencia
l Carlos Llera* Restrepo, quien se posesionó el 7 de agosto de 1966. fue el primer presi
dente, desde Miguel Abadía Méndez (1926-1990) que no pertenecía a la Generación del
Centenario ni tampoco había recibido de ella el poder. Entre quienes sí lo recibieron
están Gustavo Rojas Pinilla, Alberto Lleras Camargo y Guillermo León Valencia.
Otros miembros prominentes de la Generación dd Centenario fueron Eduardo y Enri
que Santos, Mariano Ospina Pérez, Luis López de Meia, Roberto Urdaneta Arbeláez,
Tomás Rueda Vargas, Miguel Jiménez López, Luis y Manuel Serrano Blanco, Francisco
José Chaux, Juan, Carlos y Fabio Lozano y Lozano, José Antonio y Manuel Montalvo,
ftdro Juan Navarro, Luis Cano, Fernando Gómez Martínez, Armando Solano, León de
Greiíf, José Eustasio Rivera, Ricardo Rendón y ttorfirio Barba Jacob.
610 / La modemiiación m Colombia
social y política que acompañó su go América Latina. Tal crecimiento su
bierno. Todo esto se ha conjugado ministró las bases de la transforma
para ensombrecerlos y su contribu ción que, en unas pocas décadas, hizo
ción a la historia de Colombia, per que Colombia pasara de ser un país
cepción compartida por muchos de intensamente subdes arrolla do a ser
los propios Centenaristas. Cuando se una nación en vía de rápida moder
aproximaba al ñnal de su vida, Luis nización. Este fue d principal legado
López de Mesa escribió que su gene de la Generación de los Centenaristas
ración había sido “una generación to y de los millones de colombianos que
cada de locura".* Laureano Gómez la apoyaron. Los Centenaristas mo
opinó: “no son escasos ni afortunados derados evitaron la ideología y se con
los rastros que la Generación del Cen centraron más bien en la creación de
tenario deja”.* riqueza. Sólo cuando se examine este
Sin embargo, juzgar a los Cen aspecto del pensamiento y de las ac
tenaristas en términos de sus excesos ciones de los Centenaristas se com
políticos es una perspectiva miope y, prenderá plenamente el legado de
en última instancia, desorienta dora; esta generación.
es desconocer la contribución enor
memente significativa de los miem
bros moderados de esa generación, El lugar de Laureano Gómez
hombres que aseguraron que el ex en la historia y en la
traordinario desarrollo económico del historiografía colom bianas
país continuara sin interrupciones d u
rante todo el período de su predomi Laureano Gómez fue único entre los
nio. A pesar de la continua violencia militantes políticos de su generación.
política, los Centenaristas moderados Nunca retrocedió ante una pelea y
de ambos partidos buscaron y halla ganó la mayoría de sus batallas polí
ron constantemente maneras de obs ticas. Maestro en el arte de doblegar a
taculizar a sus colegas extremistas. En su voluntad la democracia dirigida por
este sentido, conformaron un partida las élites, frustró tan completamente
bipartidista y en gran medida apolí al Partido Liberal durante la década
tico, comprometido con hacer avan del cuarenta que, al final de ella, los
zar al país en una dirección satisfac extremistas liberales se armaron para
toria para ellos y para la ciudadanía luchar contra el gobierno dominado
en general. La constancia del creci por los conservadores.
miento económico colombiano duran Más tarde en su carrera, Gómez
te la época del predom inio de los pareció moderar su mili tanda, aban
Centenaristas no tuvo paralelo en donando el odio a los compromisos,
4 Aníbal Noguera Mendoza, ed., Aproximación a Alfonso Utpet, 2 vols., Bogotá, Banco de la
República, 1986, p. 460.
5 Entrevista personal con Mario Laserna, 17 de abní de 1994. La Fotografía de Mario
Lasema, atónito, mirando cómo Gómez asía por el brazo a Alfonso López, aparece en A,
Noguera Mendoza, ()p. <.&, vol, 1, p- 4f>4.
614 / La m odtm aación en Colombia
para que la mayoría liberal le garan lombia se le dio con algo del mismo
tizara a su partido do» presidencias y temor reverencial.8
el reparto por partes iguales del bo
¿Qué se puede decir d d papel que
tín político durante largo tiempo. Ha
desempeñó Gómez en la Violencia?
bía humillado y derrotado a sus pro
Sin duda, los militantes políticos co
pios enemigos conservadores: los
lombianos, y Gómez como uno de los
ospinistas, los alz aristas y los rojistas.
principales, desencadenaron d trági
Era su hijo mayor y no el hijo de
co conflicto civil que existió en mayor
López Pumarejo quien se encontra
o menor grado desde comienzos d d go
ba cercano a la fuente del poder pre
bierno de Enrique Olaya Herrera y
sidencial, hablaba en nom bre del
que se intensificó durante la presiden
conservatismo en el Congreso, y ne
cia de Mariano Ospina Pérez. Cuando
gociaba los nombramientos políticos
se diseñó el Frente Nadonal, Gómez
según los términos del acuerdo del
y los otros políticos admitieron y se dis
Frente Nacional. Laureano Gómez po
culparon por los excesos oratorios en
día darse el hijo de tener ese gesto de
que hablan incurrido, y que fueren to
estadista, de esbozar la sonrisa que le
dedicó a un viejo adversario que aca mados como un signo de su aproba-
baba de atacarlo en lo personal. En dón de los excesos físicos comeddos
aquel momento, se sintió ampliamen por sus seguidores.
te satisfecho por la manera como se Sin embargo, Laureano Gómez no
había desarrollado la historia. fue d único político colombiano que
Hasta el final, Laureano Gómez pronundó palabras incendiarias. El
jugó a la política como se le había lenguaje extremista fue acuñado por
enseñado a hacerlo: sin cuartel. Fue muchos de los políticos de la Genera
un extraordinario producto de su ción d d Centenario. Laureano Gómez
medio polídco. Aunque sólo fue ama sólo poseía un mayor acervo de él, y
do por la gente más cercana, file res utilizaba sus palabras con mayor efi
petado por todos, incluso por quienes cacia y con mayor elocuencia que cual
lo temían y lo detestaban. Los colom quiera de sus contemporáneos.
bianos llamaron a Gómez El monstruo. El gran caudillo conservador del
Cuando se encontró al lado de la tum siglo xx en Colombia ha sido apa
ba del caudillo, en 1965, Malcolm Deas leado por los historiadores. Mucho
reflexionó sobre este apodo: de lo que se ha escrito sobre Gómez
se debe a sus más acérrimos enemi
Es un nombre que revela dena ad gos políticos: los ospinistas y otros con
miración, que se le da a los prodigios servadores moderados, los seguidores
y a los indestructibles, que se otorga
de Gustavo Rojas Pinilla y de Gilber
en Francia a las actrices que están
más allá de la crítica, y que en Co to Alzate Avendaño. Prácticamente
Fuanta: Paii Oquist, Violencia, conflicto y política an Colombia, Bogotá, Banco Popular, 1978,
pp. 16.19.
Anexo 2
Fuentes:a) Los estimativos de población se basan en la población total para 1951 y 1964 y tasas de
nacimiento anual as por mil. Estas cifras fueron tomadas de José Ofcito Rueda Plata,
Historia de la población de Colombia: 1300-2000*, en; Alvaro Tirado Mejla, ed., Nueva
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b) Las muertes relacionadas con la Violencia son tomadas de Paul Oquist, Violencia,
conflicto y política Colombia,
en Bogotá, Banco Popular, 1976, pp. 18,20, 59.
Anexo 3
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648 / La modernización en Colombia
A aerolíneas
Pan American Airlines, 401
Abadía Méndez, Miguel, 35,81,84,
Sociedad Colombo-Alemana de
100,112, 126,142, 144-146.173,
Transporte Aireo, 134,353,364,
212,215-217,222,234,235,237,
401,404
240,243, 245,251,254,279,285,
a t. aviación; transporte aéreo
287,288, 291,310, 317, 327,472,
539,609 Afanador, Rafael, 269,271,273
AbeUa, Arturo, 331, 406, 575 Agenda Central de Inteligencia
Ahello Salcedo, Rafael, 92 v. CIA
Academia Colombiana de Historia, agricultura, 71, 117,176,182, 243,
74, 97, 600 255, 311, 314, 362, 384, 488-490
a l. historia colombiana agricultores, 160,175, 181,185,
Academia Colombiana de Jurispru 187, 188, 234, 314, 316, 384,
dencia, 91 497,570
Academia Colombiana comerciantes, 314
de la Lengua, 235 v. i. economía, comercio
Academia de Caro, 147 medianos propietarios, 313
Acción Comunal, 586 bonos agrícolas, 489
Acopi v. gremios, Asociación Colom comercial, 314
biana Popular de Industria v. t. economía, comercio
Acosta, Pedro León, 156 comercialización de la, 570
Acuerdo General sobre Tarifas a t. economía, comercio
y Comercio ti GATT exportación, de, 489
Acuerdo Holguín-Avebury u tratados, a t, economía, exportaciones
Acuerdo Holguín-Avebury fertilizantes, 18,490
Acuerdo Tripartito u tratados, Acuer fincas, 160,180,181, 313, 315, 316,
do Tripartito 320, 326, 362,480,537, 570
Acuña, Luis Alberto, 379, 506 cafeteras a café, fincas cafeteras
Adamo, Vicente, 229 pequeñas, 181,313,316,320
650 / La modernización en Colombia
Compañía de Jesús, xvi, 25, 34, 35, Confederación de Acción Social, 174
4], 44, 50, 52,53, 74,94, 96, 98, 99, Confederación de Trabajadores
104,147,150,151,153,183,215, Colombianos v. CTC
220,248, 305, 332, 387, 397,455 Confederación Nacional de Trabaja
v. t. Gómez Castro, Laureano, dores ti. CNT
Compañía dejesúsy Confederación Sindical de Trabajado
Comte, Augusto, 19, 82 res de Colombia v. CSTC
comunismo, 95,220,240,274,419, Conferencia Interamericana, Novena
427, 466, 483, 513, 520, 536, v. Novena Conferencia
572, 590 Interamericana
bolchevismo, 157, 201, 222, 238 conflicto armado, 579
u. i. comunismo, sindicatos y conservatismo
Internacional Comunista, 229, filosófico, 386
231,323 principio de autoridad, 121,143,
preocupación de élites colombia 174,236,528
nas, 94, 157, 230, 238, 240, 248, principio de orden, 118, 240
274, 438, 459,513, 520, 536, ti t Gómez Castro, Laureano,
572, 588, 589 pensamiento ideológico de
v. t. anticomunismo ideología política siglo xix, 17
Primer Congreso Comunista ideología política siglo xx, 97
(1924), 229 v. t. ideología política
repúblicas independientes u Iglesia católica y, 97
Violencia, la (1947-1965), repú v. í. Iglesia católica
blicas independientes Constitución de 1853, 262
sindicatos y, 466 Constitución de 1863, 16, 17, 46, 53
U t. comunismo, bolchevismo; Constitución de 1886, 20,50, 53, 290,
ideología política, marxismo- 329,335, 336, 339, 341-344,350
leninismo; partidos políticos, reforma abortiva de 1953, 516,517
Partido Comunista de Colombia; reforma de 1910,109
sindicatos; sindicatos, Confedera reforma de 1936, 301, 308, 311,
ción Sindica] de Trabajadores de 329, 331,333, 335, 345
Colombia; sindicatos, influencia reforma de 1945,416
comunista en Constitución de Cúcuta (1821), 335,528
u t. ideología política; Violencia, la Constitución de Rionegro v. Constitu
(1947-1965), guerrilla comunista ción de 1863
CON u sindicalismo, Confederación Consuegra, José, 535
Obrera Nacional consumismo u economía,
Concha, José Vicente, 48-50, 61, 66, consumismo
79, 112, 114, 142-145, 193, 195, Corbusier, Le u Jeanneret, Charles-
235, 281 Edouard
Concha, Luis, 602 Cordero, Felipe, 268
Concordato de 1887 v. tratados. Córdoba, Leonor, 193
Concordato de 1887 Corea, Guerra den Guerra de Corea
Cóndor, £¡ u Lozano, León María (1950-1953)
658 / La mcdemi2/ición m Colombia
santistas, 396,418, 426, 427,436 Unión Republicana, 88, 90, 94, 98,
v. t. Partida Liberal, ala modera 105, 107, 144, 147, 334, 338,
da/derecha 339,395
v. t. partidos políticos; política, u t. partidos políticos, partido
Partidos Liberal y Conservador republicano, republicanismo
en; Quinquenio, el, Partido it t Partido Conservador; forado
Liberal y¿sindicalismo, Partido Liberal
Liberaly Pasaje Rivas, 129, 209
partido nacionalista u partidos fcstrana, Misael, 594
pob'ticos, partido nacionalista Paz del Río, 11,486490, 540
partidos políticos, 263 PCC u partidos políticos, Partido
Alianza Nadonal Popular, 577, 579 Comunista de Colombia
Alianza Ibpular Revolucionaria Pécaut, Daniel, 367,428
Americana, 215,337 Pedro Brincos u González, Roberto
Movimiento de Acción Nadonal, 544 Ptixoto, Floriano, 82
Movimiento Revolucionario Liberal, Feñuela, Sotelo, 81,84,102,103,
576,577,579,581,587 151,163,198, 235,257
u t. Partido liberal, ala fítpe Gómez v. Gómez Castro, José
izquierdista Pepe Sierra u Sierra, José María
Partido Agrario Nadonal, 322, ftrdomo, Ismael, 233, 240,244, 246,
325,328 251,253,265,342
Partido Comunista de Colombia, 323 Pérez, Francisco A., 408,410, 411,
u t. comunismo, sindicatos y 418,425
Partido Demócrata Cristiano, 227 Pérez, Francisco de Paula, 466, 519
partido nadonalista, 19, 43, 55, 57, Pérez, Santiago, 35, 42,43, 46, 58
143, 144, 145, 195, 235. 525 Pérez Pineros, María José, 499
u i. bipartidismo, Pacto de Marzo Pérez Triana, Santiago, 111
(1957); N ítido Conservador, Perilla, Jesús, 164
nacionalistas periódicos, 23, 24, 97. 101, 138, 139,
partido republicano, 144,155, 158, 152, 207, 229, 235. 240, 244,303,
246, 250, 253, 287 353,371,373,378.407,408,410,
u L bipartidismo, Pacto de Marzo 423, 427,441,443,448,473,477,
(1957); partidos políticos, 544,568
Unión Republicana; política, El Liberal, 112, 396,427,432
moderados; republicanismo El Siglo, 343, 345, 400402, 417,
Parado Sodal Demócrata (comunis 425,444,449,454,486, 522,539
ta), 439 El Ttempo, 139, 147, 353, 396,435,
Partido Socialista, 226, 227, 323,327 524,544
u t. socialismo Frente Unido, 604,605
Partido Sodalista Revoludonario, La Humanidad, 230
230,323,327 La Unidad, 97, 99, 101, 102, 147,
poder integrador de, 330 150-152,162,192, 195, 295, 562
Unión Nadonal Izquierdista tiraje promedio, siglo xix, 24
Revolurionaria. 322-324,374,375 v. t. medios de comunicadón
676 / La modernización en Colombio
Varela, Juan de la Cruz, 524, 543, 576 rural, xvi, xvii, 441, 442, 477
Vargas,Julián, 371 urbana, 30, 131,133
Vargas Velásquez, Luis, 194 u t. artesanos; Bogotazo, el (1948)
Vargas Vila, José María, 57, 62, 64, 77, Violencia, la (1947-1965), xvi, xx,
201,444 263, 395, 420-423, 434, 438, 442,
Vásquez Carrizosa, Alfredo, 531 443, 446, 448, 449, 467, 468, 470,
Vásquez Castaño, Fabio, 603 471, 475, 478, 495, 498, 499, 501,
Vásquez Cobo, Alfredo, 145, 163, 198, 507, 509, 513, 520-522, 524, 533,
233, 234, 245, 246, 251, 252, 254, 535, 537, 538, 540-542, 544,
287,288, 290 548-550,557-559, 564,567, 568,
Vásquez Cobo Carrizosa, Camilo, 560 570, 575, 578, 580, 582, 584, 586,
Vásquez de Mella, Juan, 300 590, 592, 593, 596, 597, 602,611,
Vásquez, Rafael. 383 613,614,617-619
Vega, José de la, 97, 100, 112, 280, chulavitas, 445,446,469-471, 513,
343, 399,400,609 521,525
Vega Jaramillo, Maruja, 191 v. t. Policía Nacional de Colombia
Velásquez, Adlio, 415,418 Comisión para el Estudio de las
Velásquez, Elíseo, 472 Causas de la Violencia, 568
Velásquez, Rosalba, 583 crecimiento económico durante, 476
Velásquez, Severo, 551 v. t. economía
Vélez, Baltazar, 142 Frente Nacional y a Frente Nacio
Vélez, Humberto, 83, 87, 88 nal, Violenda, la (1958-1965)
Vélez, Joaquín E, 78 guerrilla comunista, 493,542,548
Vélez, Jorge, 201,202 V. 1. comunismo; guerrilla,
Vergaray Vergara,José María, 42 comunista
Vergel, Santos, 322 guerrilla liberal, 61,63, 66,462,
vida cotidiana, 127,128, 135,190, 558
463, 469,470.471,472,493,
consumismo a economía,
510.513, 521,523,526, 534,
consumismo
537, 542, 548, 590, 592
moda, 33, 138, 189 tt í. guerrilla
Vidales, Luis, 249, 380
interpretación del fenómeno, 478,
Vieira, Gilberto, 258, 456, 539
507.514, 542,567, 578, 597
Vtllamizar, Carlos, 273
ligas de autodefensa campesina, 548
Villareal, José María, 445, 446
Movimiento Revolucionario Nacio
Villarrica (Tolima), 542, 543, 548
nal Liberal del sur de Tolima, 548
Villaveces, Carlos, 550, 553,554
Oficina de Ayuda y Rehabili
Villegas, Aquilino, 609
Villegas, Clímaco, 411 tación, 535
pájaros, 26. 525, 548, 549, 552
Villegas, Silvio, 248, 287, 291, 298,
305,347, 404,413,425,440 Plan Lazo v. Ejército de Colombia,
violencia Plan Lazo (1963-1965)
dinámica política en, 261, 263, 292 repúblicas independientes, 571,
v. t. política; violencia política; 584, 588-590, 592, 593, 596,
Violencia, la (1947-1965) 602,603
índice analítico / 685