S08.s2 - Lectura Sentir Lo Que Sucede - Antonio Damasio
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Anosognosia
La anosognosia proporciona otro ejemplo de consciencia ampliada dañada sin
deterioro de consciencia nuclear. La voz anosognosia deriva de las palabras griegas nosos,
"enfermedad", y gnosis, "conocimiento", y denota la inhabilidad de reconocer un estado
de enfermedad en el propio organismo. Aunque la palabra "nosoagnosia" habría sido más
apropiada para alinearla con la tradición -pienso en prosopagnosia y simultanagnosia-, el
término perduró.
Si bien en neurología no escasean las condiciones estrafalarias, la anosognosia es
una de las más raras. El ejemplo clásico es el de una víctima de hemorragia cerebral, con
el lado izquierdo totalmente paralizado, incapaz de mover mano y brazo, pierna y pie,
mitad de la cara inmóvil, inepta para erguirse o caminar, que desatiende todo el problema
y asevera que nada sucede. Cuando se les pregunta cómo se sienten, los pacientes con
anosognosia contestan con un sincero "Estoy bien". Babinsky describió por primera vez
esta asombrosa condición a comienzos del siglo veinte.
Los adeptos a las explicaciones "psicológicas" pensaron durante mucho tiempo
que la causa de esta negación de enfermedad era psicodinámica, una mera reacción
adaptativa al problema severo que enfrenta el paciente, coloreado por la historia pasada
del individuo en situaciones comparables. Se equivocan. Es fácil establecer que no es así
si consideramos la situación inversa, la de un paciente cuyo lado derecho, no el izquierdo,
está paralizado. Estos pacientes no desarrollan anosognosia. Pueden estar severamente
paralizados, incluso afásicos, y no obstante están perfectamente al tanto de su tragedia.
La anosognosia ocurre por lesiones en el hemisferio derecho del cerebro. Es interesante
notar que algunos pacientes en quienes la parálisis del lado izquierdo se debe a un modelo
de daño diferente al responsable de anosognosia pueden percatarse de sus defectos. En
suma, la anosognosia ocurre sistemáticamente por daño en una región particular del
cerebro, y solo en esa región. La negación de enfermedad se debe a la pérdida de una
función cognoscitiva, y ésta depende de un sistema cerebral específico, dañado por una
dolencia neurológica.
La presentación de anosognosia es bastante típica. Mi paciente DJ padecía una
parálisis completa del lado izquierdo, pero cuando le preguntaba acerca de su brazo
izquierdo empezaba diciendo que estaba muy bien, que tal vez en una ocasión hubiera
estado maltrecho, pero ya no. Cuando le pedía que moviera su brazo izquierdo lo buscaba
y, al ver la extremidad inerte, preguntaba si "realmente" quería que "se" moviera. Solo
entonces, debido a mi insistencia, aceptaba que "no parece hacer gran cosa por sí solo".
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SENTIR LO QUE SUCEDE UNA BIOLOGÍA PARA EL CONOCIMIENTO
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más alto de representación del estado en curso del organismo deja de ser abarcador y, por
lo tanto, de estar disponible para servir en la reseña de segundo orden acerca de la relación
organismo-objeto, de la que depende la consciencia. Como aún pueden generarse reseñas
de segundo orden en niveles más bajos de la representación del proto-seíf, por ejemplo
en el tronco del encéfalo, no se perturba la consciencia nuclear. Pero el sel/ nuclear que
emerge de ella ya no puede contribuir a la memoria autobiográfica porque los aportes a
la memoria autobiográfica probablemente requieran del sector de proto-seíf instanciado
en la esfera de las cortezas somatosensoriales derechas.
Esta interpretación solo se sostiene si recordamos que la representación del cuerpo
ocurre en varios niveles, desde el tronco del encéfalo a la corteza cerebral, y que sus
aportes varían en cada nivel. Las contribuciones de bajo nivel (tronco del encéfalo) son
esenciales para el mantenimiento de la consciencia nuclear: otros aportes se tornan
ineficaces cuando fallan las contribuciones troncoencefálicas. Es muy probable que las
contribuciones de alto nivel (corteza cerebral) sean principalmente necesarias para
perfilar memorias de cambios corporales recientes y poner al día el componente corporal
de la memoria autobiográfica.
Las lesiones que causan anosognosia no destruyen todas las representaciones del
organismo. Solo destruyen la colección de representaciones que conyuga, en fino detalle,
el armazón músculoesquelético con el estado del medio interno y órganos. El nivel más
alto donde puede ocurrir esta integración es el conjunto de mapas somatosensoriales
localizados en la ínsula y en las áreas S2 y Sj del hemisferio cerebral derecho. Un número
importante de representaciones del organismo perdura intacto en la anosognosia. Incluyen
las que se encuentran en las regiones del hemisferio cerebral izquierdo homologas de la
ínsula derecha, y las áreas S2 y Sx; en los núcleos del pons y cerebro medio; y en el
hipotálamo. El conjunto de estas representaciones suministra una evaluación parcial del
estado del organismo, no una valoración abarcadura. Por necesidad, proveen a la memoria
autobiográfica con informaciones parciales, no detalladas.
La anosognosia es un trastorno de consciencia híbrido. Los pacientes desarrollan
un defecto en el self autobiográfico y su consciencia ampliada se torna anómala. Además,
como las lesiones también afectan los componentes más elevados de las representaciones
del cuerpo, los pacientes presentan también un proto-seíf parcialmente defectuoso.
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Asomatognosia
Tal como vimos, el proto-seí/ depende de variadas representaciones del estado del
organismo relativas al medio interno, órganos, estimulación vestibular y armazón
músculo-esquelética. Me tienta pensar que no todas estas representaciones poseen igual
valor en la implementación del proto-seíf y sospecho que las más importantes son las de
medio interno y órganos. Una paciente, LB, a quien estudié algunos años atrás en
colaboración con mi colega Steven Anderson, reforzó esta idea. La paciente padecía una
condición conocida como asomatognosia, que literalmente significa "falta de
reconocimiento del cuerpo". LB padeció un ataque hemorrágico leve que involucró una
parte selecta de las cortezas somatosensoriales derechas. Específicamente, el daño afectó
el área sensorial secundaria (S2). Esto no bastaba para causar un defecto sensorial o motor
permanente ni, para el caso, una anormalidad emocional. Pero, como puede ocurrir con
lesiones vasculares relativamente pequeñas, la paciente desarrolló ataques surgidos del
tejido cicatrizado de su lesión. En algunos ataques se producía un efecto notable: la
paciente decía ser incapaz de sentir su cuerpo, con lo que describía, sin duda, que no tenía
consciencia de la masa muscular en sus extremidades y torso. La primera vez que esto
ocurrió, la sensación causó alarma. Su mente funcionaba, sabía que estaba viva y
pensando, pero no podía sentir su cuerpo en la acepción normal del término. Sin embargo,
podía sentir el latido de su corazón y decidió efectuar algunas pruebas en sí misma, que
incluían pincharse la piel y músculos en distintas partes del cuerpo. Aunque al principio
no sintió nada, gradualmente volvió alguna sensación. Después de casi diez minutos todo
había regresado a la normalidad. Sus palabras para describir el episodio fueron "una
sensación extraña", "no podía sentir mi cuerpo". Tenía plena consciencia de que, pese a
la rareza del hecho, no estaba confundida: sabía quién era y dónde estaba.
Después de ser admitida en el hospital, y mientras intentábamos evaluar las
anormalidades de su electroencefalograma, se le rogó llamar de inmediato si aparecía un
nuevo episodio. Pues bien, así fue. Una enfermera ingresó a la habitación durante el
desarrollo del episodio y pudimos entrevistarla poco después. La enfermera pudo
establecer que estaba orientada en cuanto a lugar y persona mientras el episodio acontecía.
LB fue vehemente acerca del hecho de que estaba "despierta" y describió la situación con
una exactitud asombrosa: "No perdí la sensación de ser, solo (perdí) mi cuerpo".
Interpreté los episodios como resultado de una desactivación transitoria de una
parte sustancial de la corteza somatosensorial en el hemisferio derecho a causa de un
ataque. El foco del ataque probablemente se localizara en el linde de su lesión en S2 y se
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de los estados maníacos se expande considerablemente, en tanto que en los casos severos
de depresión se restringe. Por ejemplo, algunas manifestaciones de esquizofrenia y
alucinaciones auditivas pueden ser interpretadas en parte como desórdenes de la
consciencia ampliada. Es muy probable que los pacientes afectados tengan memorias
autobiográficas anómalas y desarrollen un self autobiográfico anómalo. Habría que notar,
sin embargo, que durante la aparición de tales síntomas los "objetos" de su percepción
pueden ser intrínsecamente anómalos y engendrar, en efecto, anomalías en el proto-seíf
y la consciencia nuclear.
Una consciencia ampliada deteriorada tal vez contribuya a la disolución de self
asociada con estados de despersonalización y altruismos místicos, y lo mismo vale para
la controvertida condición de personalidades múltiples.
Cuando discutimos la consciencia nuclear, sugerí que conside' ráramos las
conductas que observamos y la mente consciente sub' yacente en ellas sobre la base de
una analogía con una partitura orquestal compuesta de varias partes concurrentes para los
diversos grupos de instrumentos. Discutí las "partituras conductuales" y "cognoscitivas"
de personas con consciencia nuclear deteriorada o in tacta; sugiero que hagamos lo mismo
en el caso de la consciencia ampliada.
El observador de un paciente con alteraciones en la consciencia ampliada ve una
"partitura conductual" muy diferente de la de un paciente con consciencia nuclear
deteriorada. Vigilia, atención difusa y emociones de fondo siguen incólumes, así como
los comportamientos rutinarios y ciertas emociones específicas. Incluso ciertas conductas
intencionales sencillas pueden ser producidas normalmente. El problema solo se instala
en el nivel de conductas altamente específicas que dependen de un conocimiento
sustancial del pasado y el futuro. Estas conductas claramente no son posibles, y tampoco
las emociones afines.
La "partitura cognoscitiva" de pacientes con alteraciones de consciencia ampliada
es una buena contraparte de la observación externa. La sensación de vigilia está presente,
también lo está la sensación de que se está elaborando imágenes y atendiendo a ellas, y
la de estar vivo y ser capaz de sentimiento. Pero la mente personal carece de los niveles
significativos más finos. La representación mental del self autobiográfico es tan pobre
que la mente no sabe de dónde proviene ni adonde va. La vida se siente, pero no se
examina realmente.