Tesis
Tesis
Tesis
Holguín
2022
DEDICATORIA
A mi osa, en la que se resume todo para mí, con su sonrisa y amor, me da las
fuerzas de continuar y ser mejor día a día.
A mis padres, de quienes recibo apoyo incondicional, moral y espiritual, con palabras
de aliento ante cada tropiezo, hoy no podria cumplir este logro sin ellos.
A todas las personas que han confiado en mí y con las que tengo el compromiso
moral de no desfraudarlas.
AGRADECIMIENTOS
OBJETIVOS.................................................................................................................................... 12
Epidemiología ............................................................................................................................. 15
Factores de riesgo...................................................................................................................... 19
Mecanismos fisiopatológicos..................................................................................................... 20
Detección .................................................................................................................................... 26
CONCLUSIONES .......................................................................................................................... 61
RECOMENDACIONES.................................................................................................................. 62
RESUMEN
La fibrilación auricular coexiste con el infarto agudo del miocardio (IAM), con una
incidencia entre 6 y 21% de complicaciones hacia el IAM. Los predictores de la FA en
el contexto del IAM incluyen edad avanzada, síntomas de insuficiencia cardiaca y
una función ventricular disminuida. Diversos estudios han evaluado las
características clínicas de los pacientes en quienes el IAM fue asociado con la
ocurrencia de FA. Uno de los más grandes estudios (Cooperative Cardiovascular
Project) reveló que el predictor más significativo para el desarrollo de FA fue
insuficiencia cardiaca avanzada (Killip clase IV), razón de momios de (OR) 1.58; IC
1
95% 1.45-1.73. Otros predictores incluyen frecuencia cardiaca elevada al momento
de la admisión hospitalaria y edad avanzada (OR 1.13, IC 95% 1.12-11.3 en el
primero, y OR 1.17, IC 95% 1.16-1.18 para el segundo). En estudios recientes en
donde el manejo del IAM de las cohortes estudiadas fue ACTP se encontraron
predictores similares de riesgo. Un estudio japonés (Osaka Acute Coronary
Insufficiency Study) demostró que el riesgo más alto para el desarrollo de FA fue una
frecuencia cardiaca de ingreso > 100/min, seguido de Killip clase IV, y finalmente
sexo masculino y edad del paciente (130).
El estudio VAL-FAAP analizó cerca de 120 mil sujetos que fueron atendidos en la
atención primaria en España observándose una prevalencia del 6,1%, cifra que se
incrementó con la edad, desde algo menos del 1% en los pacientes menores de 50
años hasta el 17,6% en los pacientes mayores de 80 años (16).
El estudio OFRECE, analizó a pacientes con edad igual o mayor a 40 años atendidos
en atención primaria, la prevalencia de FA se comportó del 4,4%, aumentando de
manera progresiva a partir de los 60 años, llegando al 17,7% en mayores de 80
años.
Datos procedentes del estudio ESFINGE muestran que un tercio de los pacientes
hospitalizados de más de 70 años en los servicios de medicina interna nacionales
presentan FA (17).
3
población, tanto la incidencia como la prevalencia de FA se encuentran en franco
incremento en los últimos años (19).
La FA aumenta el riesgo de ictus hasta en 5 a 6 veces. Más del 18% de los ictus se
deben a la FA (36% en los individuos mayores de 80 años. Además, los ictus
asociados a la FA, comparándose con los ictus no relacionados a ella, poseen mayor
morbimortalidad, con un incremento de las secuelas y hospitalizaciones, en particular
los ancianos (20, 21).
4
La fibrilación atrial tiene un impacto negativo elevado sobre la longevidad, al punto
que, aumenta la tasa de mortalidad por todas las causas, además la de origen
cardiovascular (26).
Sumado a esto, los sujetos con fibrilación auricular incrementaron en 3,4 veces el
riesgo de insuficiencia cardiaca, quien a la vez es exacerbada por la fibrilación
auricular secundario a la disminución repentina del índice cardíaco que incrementa
las presiones de llenado; de manera inversa la insuficiencia cardiaca incrementa el
riesgo de aparición de fibrilación auricular debido a que la sobrecarga de volumen
produce fibrosis intersticial alterando así las propiedades de conducción y
refractariedad de la aurícula izquierda (27).
Los pacientes cambien con frecuencia relativa su rutina de vida normal, por el temor
a provocar un episodio nuevo de fibrilación auricular, estando relacionado con el
deterioro antes mencionado.
5
Thrall y colaboradores condujeron un estudio con el objetivo de evaluar la asociación
entre fibrilación auricular y las alteraciones del estado de ánimo, encontraron que en
la muestra de su estudio más del 30% de los pacientes presentaban episodios
severos de depresión y ansiedad, la primera asociada con la disminución de la
calidad de vida (50).
El manejo de los pacientes ancianos con FA es complejo, debido, entre otras cosas,
al gran número de comorbilidades que padecen, lo que hace que estén
frecuentemente polimedicados. Así, se ha observado que en pacientes hipertensos
con cardiopatías isquémica crónica, en comparación con los sujetos en ritmo sinusal,
aquellos con FA son mayores y presentan más frecuentemente diabetes, hipertrofia
ventricular izquierda, insuficiencia cardiaca, enfermedad arterial periférica,
insuficiencia renal e ictus (26).
Por otra parte, parece que los pacientes con FA tienen un riesgo incrementado de
demencia, en particular aquellos con antecedentes de ictus. De hecho, en el anciano
existen diversas particularidades que le confieren un carácter de fragilidad, siendo
frecuentes las alteraciones físicas y mentales, especialmente trastornos cognitivos y
del estado de ánimo, riesgo de caídas, malnutrición, dependencia social, las cuales
tienen un impacto importante en el manejo de estos pacientes.
6
mayor edad, en el caso de la escala CHA2DS2-VASc, donde a la edad entre 65 y 74
años se le concede un punto, incrementándose a 2 en los mayores de 75 años. Con
respecto al riesgo de sangrado la edad superior a 65 años se puntúa con un punto en
la escala HAS-BLED (31).
7
embargo, por miedo precisamente al riesgo de sangrados, la realidad es que un
número importante de pacientes con indicación de anticoagulación no la reciben.
En un estudio realizado en cerca de 600 sujetos con FANV tan solo un 34% recibió
anticoagulación al alta. Este porcentaje fue aún menor en los sujetos más ancianos
(42% entre los individuos de 65 a 75 años y 29% en aquellos mayores de 75 años;
p<0,001) (33).
Entre los factores que favorecen esta situación, además del sangrado, se encuentran
las caídas, que nunca deben ser una contraindicación absoluta para la
anticoagulación. Sin embargo, dado que las caídas frecuentes en los pacientes
ancianos con FA se asocian a una mayor mortalidad, en el grupo de pacientes con
un CHA2DS2-VASc más bajos (por ejemplo 0-3), la decisión de anticoagular al
paciente debería realizarse valorando muy bien el cociente riesgo/ beneficio (34).
En los últimos años se han publicado diferentes guías de práctica clínica sobre el
manejo del paciente con FA. Aunque globalmente las recomendaciones se realizan
independientemente de la edad, en algunas de ellas existen algunos comentarios
específicos acerca de la población anciana.
La Sociedad Europea de Cardiología publicó en el año 2010 las guías para el manejo
del paciente con FA. Entre otras cosas se explica que la FA es más frecuente cuanto
mayor es el paciente, así como las particularidades clínicas de esta población.
Asimismo, se resalta que en la población anciana es preferible la estrategia de
control de frecuencia cardiaca que la de control del ritmo.
8
Para la estratificación de riesgo de ictus y de sangrado se propone el empleo de las
escalas CHA2DS2-VASc y HAS-BLED. Salvo contraindicación se recomienda la
anticoagulación. El beneficio de la antiagregación es muy limitado en esta población,
ya que el riesgo de sangrados mayores es muy similar al de la anticoagulación, pero
mucho menos eficaz en cuanto a la prevención de ictus y eventos cardiovasculares.
En las guías canadienses de FA de 2012 se señala que la edad avanzada (>75 años)
se considera un factor de riesgo no solo para ictus, sino también para hemorragia,
particularmente intracraneal. Se recomienda el uso de las escalas CHADS2 y
CHA2DS2-VASc y HAS-BLED.
9
La muerte por ECV se puede reducir en gran medida mediante la anticoagulación,
mientras que otras muertes cardiovasculares, por ejemplo, las causadas por IC o la
muerte súbita, siguen siendo frecuentes incluso en pacientes con FA que reciben
tratamiento basado en la evidencia.
10
El alto número de pacientes con FA ingresados en la unidad de cuidados intensivos
coronarios, y la posibilidad de contribuir a mejorar la calidad de vida de estos,
motivan la realización de este trabajo.
Problema Científico:
11
OBJETIVOS
Objetivo General
Realizar una caracterización clínica y epidemiológica de los pacientes mayores de 60
años con Fibrilación Auricular (FA) que ingresaron en la Unidad de Cuidados
Intensivos Coronarios del Hospital Provincial Docente “Vladimir Ilich Lenin”.
Objetivos Específicos
1. Distribuir a los pacientes según sexo y edad.
2. Caracterizar los antecedentes patológicos personales, los hábitos tóxicos y los
síntomas clínicos de los pacientes del estudio.
3. Identificar el ritmo cardiaco que presentaron los pacientes al ingreso.
4. Determinar la escala CHA2DS2-VASc, de riesgo de accidente cerebrovascular, de
cada paciente.
5. Determinar la escala HAS-BLED, de riesgo de sangrado, de cada paciente.
12
MARCO TEÓRICO
Definición y clasificación
La fibrilación auricular (FA), o fibrilación atrial, constituye una taquiarritmia auricular
que se caracteriza por una desordenada activación de las aurículas con el
consiguiente deterioro hemodinámico. Caracterizado electrocardiograficamente por
ausencia de ondas P claramente definidas, quienes son reemplazadas por
oscilaciones rápidas (ondas fibrilatorias) variables en tamaño, forma y frecuencia que
está asociada generalmente con una respuesta ventricular irregular cuando la
conducción AV es normal (5).
La respuesta ventricular durante la fibrilación auricular depende de las propiedades
del nodo AV, el nivel del tono vagal y simpático y la presencia de medicaciones que
afecten la conducción AV (betabloqueadores, calcioantagonistas no dihidropiridínicos
y digitálicos).
La terminología abundante utilizada para caracterizar a subgrupos de pacientes con
fibrilación auricular y la ausencia de concordancia en las definiciones, hicieron que el
Grupo de Trabajo de Arritmias de la Sociedad Europea de Cardiología (WGA-ESC) y
la Sociedad Norteamericana de Estimulación y Electrofisiología (NASPE), crearan un
grupo de estudio para lograr un consenso en cuanto a terminología y clasificación.
Para el clínico, una clasificación es útil si se basa en la presentación clínica y tiene
implicaciones terapéuticas inherentes. El término fibrilación atrial aislada describe a
aquellos pacientes menores de 60 años con fibrilación atrial que no tienen otra
enfermedad cardíaca asociada, y el término fibrilación atrial idiopática corresponde a
los pacientes con fibrilación atrial sin ninguna otra enfermedad (5).
La fibrilación auricular aislada representa el 30% de los pacientes con fibrilación
atrial. La terminología propuesta para la clasificación actual de la fibrilación auricular
se aplica a episodios que duran más de 30 segundos. Es importante definir si se está
ante el primer episodio detectado el cual recibirá el nombre de evento inicial, bien
sea sintomático o no, o autolimitado o no. Si el paciente ha tenido dos o más
episodios, se dice que la fibrilación auricular es recurrente, cuyos casos se clasifican
a su vez en paroxísticos, persistentes o permanentes.
13
La fibrilación atrial paroxística se refiere a que cede espontáneamente en los
primeros 7 días, usualmente en las primeras 48 horas.
La fibrilación atrial persistente es aquella que dura más de 7 días o requiere
cardioversión bien sea química o eléctrica para restaurar el ritmo sinusal (5, 38).
En las recientes guías europeas para el manejo de la fibrilación auricular se
incorporó un nuevo término para clasificar a los pacientes con fibrilación atrial cuya
duración sea mayor a 1 año, en quienes se decide realizar una estrategia de control
de ritmo; a este subgrupo se le conoce con el nombre de fibrilación auricular
persistente de larga duración, mientras que el término fibrilación auricular
permanente se utiliza cuando la arritmia es aceptada como permanente por el
paciente y el médico.
En este caso no deberán realizarse estrategias para el control del ritmo y de
intentarlas la fibrilación auricular se denominaría persistente de larga duración.
La forma persistente puede ser la primera presentación de la arritmia o estar
precedida por episodios recurrentes de fibrilación auricular paroxística, y la forma
permanente puede ser la primera presentación de una arritmia no autolimitada o ser
precedida por episodios recurrentes autolimitados.
Los individuos con enfermedad valvular se clasifican dentro de la categoría de
pacientes con enfermedad cardíaca estructural.
De acuerdo con lo anterior, la fibrilación atrial de los pacientes con enfermedad
valvular, principalmente mitral, puede clasificarse como paroxística, persistente o
permanente pero no aislada ni idiopática.
Esta clasificación ayuda al clínico a seleccionar las opciones terapéuticas correctas.
El primer episodio detectado de fibrilación auricular puede ser sintomático o
asintomático. Si es asintomático el control de la respuesta ventricular puede ser una
opción terapéutica razonable; si es sintomático, la restauración del ritmo sinusal con
anticoagulación apropiada de acuerdo así la fibrilación auricular duró más de 48
horas, puede o no estar indicada.
Sin embargo, la terapia antiarrítmica profiláctica no está recomendada para este
primer episodio a menos que se presenten síntomas severos asociados con la
fibrilación auricular; en ambas situaciones, la anticoagulación oral a largo plazo
14
puede estar indicada si el paciente tiene alto riesgo de embolismo. Tanto la fibrilación
auricular paroxística como la persistente tienen una marcada tendencia a la
recurrencia.
La estrategia terapéutica para ambos subgrupos es mantener el ritmo sinusal
utilizando bloqueadores de los canales de sodio (antiarrítmicos Clase I) o
bloqueadores de los canales de potasio (antiarrítmicos Clase III) o controlar la
frecuencia cardíaca utilizando digitálicos, betabloqueadores o calcioantagonistas (5).
El autor asume la siguiente definición: (EEE)
La FA se define como una arritmia cardiaca con las siguientes características:
1.- El ECG de superficie muestra intervalos R-R «absolutamente» irregulares (por
ello, la FA se conoce a veces como la arritmia absoluta), es decir, los intervalos R-R
no siguen un patrón repetitivo.
2. No hay ondas P definidas en el ECG de superficie. Se puede observar una cierta
actividad eléctrica auricular regular en algunas derivaciones del ECG, más
frecuentemente en la derivación V1.
3. La longitud del ciclo auricular (cuando es visible), es decir, el intervalo entre dos
activaciones auriculares, suele ser variable y < 200 ms (> 300 lpm).
Epidemiología
La FA afecta a un 1-2% de la población, y este porcentaje probablemente aumentará
en los próximos 50 años (39, 40).
En pacientes con ECV agudo, la monitorización electrocardiográfica (ECG)
sistemática puede identificar la FA en 1/20 individuos, un número significativamente
mayor que el que se puede identificar mediante un ECG estándar de 12
derivaciones. La FA puede permanecer sin diagnosticar durante mucho tiempo (FA
silente) y muchos pacientes con FA nunca van a acudir al hospital (41).
Por lo tanto, la prevalencia «real» de la FA probablemente esté más cerca del 2% de
la población. La prevalencia de la FA aumenta con la edad, desde el 0,5% a los 40-
50 años hasta un 5-15% a los 80 años (39, 40, 42-44).
Los varones están afectados más frecuentemente que las mujeres. El riesgo de sufrir
FA a lo largo de la vida está en torno al 25% en las personas que han alcanzado la
edad de 40 años (45).
15
La prevalencia e incidencia de FA en las poblaciones no caucásicas no está tan bien
estudiada. La incidencia de FA parece seguir una tendencia al alza (el 13% en las
pasadas dos décadas).
16
frecuencia como el mantenimiento del ritmo sinusal pueden mejorar la función
ventricular izquierda en pacientes con FA.
17
valvulopatía aórtica. Mientras que la «FA reumática» era un hallazgo frecuente en el
pasado, hoy es relativamente rara en Europa.
Las miocardiopatías, incluidas las enfermedades cardiacas eléctricas primarias (53),
suponen un riesgo aumentado de FA, especialmente en pacientes jóvenes. Ciertas
miocardiopatías relativamente raras se encuentran en un 10% de los pacientes con
FA (51, 52).
Una pequeña proporción de pacientes con FA «aislada» presentan mutaciones
conocidas para miocardiopatías «eléctricas».
La comunicación interauricular se asocia a FA en un 10-15% de los pacientes de los
registros más antiguos. Esta asociación tiene importantes implicaciones clínicas para
el manejo de pacientes con ECV previo o enfermedad isquémica transitoria previa y
un defecto septal auricular.
Otros defectos cardiacos congénitos con riesgo de FA son los pacientes con
ventrículos únicos, tras la operación de Mustard para la transposición de las grandes
arterias o después de la cirugía de Fontan.
La cardiopatía isquémica está presente en más del 20% de la población con FA. No
se conoce si la enfermedad coronaria no complicada per se (isquemia auricular)
predispone a la FA ni cómo la FA interacciona con la perfusión coronaria (54).
La disfunción tiroidea manifiesta puede ser la única causa de FA y puede
predisponer a complicaciones relacionadas con la FA. En registros recientes, se ha
visto que el hipertiroidismo y el hipotiroidismo son causas relativamente infrecuentes
en la población con FA, aunque la disfunción tiroidea subclínica puede contribuir a
ella (51, 52).
La obesidad se encuentra en un 25% de los pacientes con FA (52), y el índice de
masa corporal medio fue 27,5 (equivalente a una obesidad moderada) en un registro
alemán de gran tamaño.
La diabetes mellitus que requiere tratamiento médico se encuentra en un 20% de los
pacientes con FA y puede contribuir al daño auricular.
La enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) se encuentra en un 10-15% de
los pacientes con FA, y probablemente es más un marcador de riesgo cardiovascular
total que un factor predisponente a la FA específico.
18
La apnea del sueño, especialmente cuando se asocia a hipertensión, diabetes
mellitus y cardiopatía estructural, puede ser un factor fisiopatológico de FA debido a
los aumentos en la presión y el tamaño auriculares inducidos por la apnea o los
cambios autonómicos.
La enfermedad renal crónica está presente en un 10-15% de los pacientes con FA.
La insuficiencia renal puede aumentar el riesgo de complicaciones cardiovasculares
relacionadas con la FA, aunque hay pocos datos controlados.
Factores de riesgo
Los factores de riesgo clínicos para una fibrilación atrial incluyen: edad, diabetes
mellitus, hipertensión arterial, falla cardíaca congestiva, enfermedad valvular
reumática y no reumática e infarto del miocardio (5).
Los factores de riesgo para enfermedad cerebrovascular en fibrilación auricular
tradicionalmente han incluido (55):
enfermedad cardíaca reumática,
edad mayor a 65 años,
hipertensión arterial,
enfermedad cerebrovascular previa (incluida la isquemia cerebral
transitoria),
diabetes mellitus,
falla cardíaca reciente,
dilatación atrial o ventricular por Ecocardiografía.
Más recientemente, la Sociedad Europea de Cardiología clasificó estos factores en
(56):
a) Factores de riesgo mayores:
enfermedad cerebrovascular de etiología trombótica previo
ataque isquémico transitorio
embolismo sistémico
edad ≥ 75 años
b) Factores de riesgo clínicamente relevantes no mayores:
falla cardiaca o disfunción ventricular izquierda moderada o severa [Ej. FEVI
< 40%]
19
hipertensión
diabetes mellitus
género femenino
edad entre 65 - 74 años
enfermedad vascular
Mecanismos fisiopatológicos
Factores atriales
Mecanismos arritmogénicos
Las teorías de los mecanismos de producción de fibrilación auricular involucran dos
procesos principales: automaticidad aumentada en uno o varios focos que se
despolarizan rápidamente, y la reentrada, que involucra uno o más circuitos
(hipótesis de las múltiples ondas de reentrada de Moe) (58).
20
refractarios efectivos, fenómeno que se conoce con el nombre de remodelamiento
eléctrico.
Este es un mecanismo de supervivencia celular que previene su muerte debido a la
sobrecarga de calcio; sin embargo, este mecanismo favorece la reentrada. Además,
la sobrecarga de calcio se ha involucrado como mecanismo potencial no solo del
remodelamiento, sino también para el aumento de la actividad focal, la actividad
desencadenada y múltiples mecanismos de reentrada que contribuyen al inicio y
perpetuación de la arritmia mediante la alteración de mecanismos de transcripción
genética, expresión de proteínas y regulación de las mismas.
La disminución de la corriente de entrada de calcio a través de los canales L
desempeña un papel importante en el acortamiento del potencial de acción. La
restauración de la refractariedad eléctrica mediante una pronta cardioversión de la
fibrilación auricular podría explicar la mayor tasa de éxito de la intervención precoz.
El bloqueo de los canales de calcio puede inhibir el remodelamiento atrial que ocurre
durante la fibrilación auricular (58).
21
Predisposición genética
La FA tiene un componente familiar, especialmente la FA de inicio temprano (59).
Durante los últimos años, se han identificado numerosos síndromes cardiacos
hereditarios asociados a la FA.
Tanto el síndrome de QT largo como el síndrome de QT corto y el síndrome de
Brugada están asociados a arritmias supraventriculares, que a menudo incluyen la
FA (60).
La FA también ocurre frecuentemente en diversas enfermedades hereditarias, como
la miocardiopatía hipertrófica, una forma familiar de preexcitación ventricular, y la
hipertrofia ventricular izquierda anormal asociada a mutaciones del gen PRKAG.
Otras formas familiares de FA están asociadas a mutaciones en el gen que codifica
el péptido natriurético auricular (61), mutaciones de pérdida de función en el gen del
canal cardiaco de sodio SCN5A (62) o ganancia de función en el canal cardiaco de
potasio (63).
Además, varios loci genéticos que se encuentran próximos a los genes PITX2 y
ZFHX3 se asocian a FA y ECV cardioembólicos en estudios poblacionales (64).
Se desconoce actualmente cuál es el papel fisiopatológico de otras anomalías
genéticas en el inicio y la perpetuación de la FA (60).
Conducción auriculoventricular
En pacientes con FA y un sistema de conducción normal (en ausencia de vías
accesorias auriculoventriculares o disfunción His-Purkinje), el nodo
auriculoventricular funciona como un filtro de frecuencia para prevenir frecuencias
ventriculares rápidas. Los principales mecanismos que limitan la conducción
auriculoventricular son la refractariedad intrínseca del nodo auriculoventricular y la
conducción oculta.
Los impulsos eléctricos que llegan al nodo auriculoventricular pueden no ser
conducidos hasta los ventrículos, pero pueden alterar la refractariedad del nodo
auriculoventricular y enlentecer o bloquear los latidos auriculares siguientes.
Las fluctuaciones en el tono simpático y parasimpático producen variaciones en la
frecuencia ventricular durante el ciclo diurno o durante el ejercicio.
22
La alta variabilidad de la frecuencia ventricular a menudo es un reto terapéutico. Los
digitálicos, que enlentecen la frecuencia ventricular al aumentar el tono
parasimpático, son efectivos para controlar la frecuencia cardiaca en reposo, pero su
efectividad es menor durante el ejercicio. Los bloqueadores beta y los antagonistas
no dihidropiridínicos del calcio reducen la frecuencia ventricular tanto en reposo
como durante el ejercicio.
Se pueden producir frecuencias ventriculares rápidas que pueden poner en riesgo la
vida de los pacientes con síndromes de preexcitación. En pacientes con FA y
síndromes de preexcitación, la administración de compuestos que reducen la
conducción del nodo auriculoventricular sin prolongar los periodos refractarios entre
la aurícula y la vía accesoria (p. ej., verapamilo, diltiazem y digitálicos) puede
acelerar la conducción a través de la vía accesoria.
Cambios hemodinámicos. Los factores que afectan a la función hemodinámica en
pacientes con FA incluyen la pérdida de contracción auricular coordinada,
frecuencias ventriculares elevadas, irregularidad de la respuesta ventricular y
reducción del flujo sanguíneo miocárdico, así como alteraciones a largo plazo, como
miocardiopatía auricular o ventricular.
La pérdida aguda de la función mecánica auricular coordinada tras el inicio de FA
reduce el gasto cardiaco en un 5-15%. Este efecto es más pronunciado en pacientes
con distensibilidad ventricular disminuida en los que la contracción auricular
contribuye de forma significativa al llenado ventricular.
Las frecuencias ventriculares elevadas limitan el llenado ventricular debido a un
intervalo diastólico corto. El retraso en la conducción intraventricular o interventricular
relacionado con la frecuencia puede conducir a una desincronización del ventrículo
izquierdo y posteriormente a una reducción del gasto cardiaco.
Además, la irregularidad de la frecuencia ventricular puede reducir el gasto cardiaco.
Debido a la relación que existe entre fuerza e intervalo, las fluctuaciones de los
intervalos R-R producen una gran variabilidad en la fuerza del latido cardiaco ulterior
y a menudo causar un déficit en el pulso.
La elevación persistente de la frecuencia ventricular por encima de 120-130 lpm
puede producir taquimiocardiopatía ventricular (65).
23
La reducción de la frecuencia cardiaca es capaz de restablecer la función ventricular
normal y prevenir la dilatación posterior y el daño auricular.
Tromboembolia. El riesgo de ECV y embolia sistémica en pacientes con FA está
ligado a diversos mecanismos fisiopatológicos subyacentes (66).
Las «anomalías de flujo» en la FA se evidencian por la estasis dentro de la aurícula
izquierda, con velocidad de flujo reducida en la orejuela izquierda, y se visualizan
como contraste espontáneo en la ecocardiografía transesofágica. Las «anomalías
endocárdicas» incluyen la dilatación auricular progresiva, la denudación endocárdica
y la infiltración edematosa/fibroelástica de la matriz extracelular.
La orejuela izquierda es la fuente dominante de embolia (> 90%) en la FA no
valvular.
Las anomalías de los elementos sanguíneos (células o factores humorales) están
bien descritas en la FA e incluyen la activación plaquetaria y hemostática, así como
la inflamación y las alteraciones del factor de crecimiento. (66)
24
es extenso y se asocia a infarto de ventrículo derecho. En estos casos, suele existir
una oclusión arterial, proximal a la salida de la arteria del nodo sinusal. Entonces,
dada su asociación a infartos extensos y/o que cursan con insuficiencia cardíaca, la
contribución “independiente” de la fibrilación auricular al pronóstico del paciente es
mínima. El tratamiento de la fibrilación auricular en la fase aguda del infarto, consiste
en frenar la respuesta ventricular lo que generalmente se lleva a cabo, si la situación
hemodinámica del paciente lo permite, mediante la administración de digoxina o
betabloqueantes intravenosos. De lo contrario se recurre a la cardioversión eléctrica.
Si la fibrilación auricular se cronifica, lo cual sucede raramente, es necesario
controlar su respuesta ventricular y añadir al tratamiento anticoagulación oral, para
evitar eventos embólicos.
Diagnóstico diferencial
Diversas arritmias supraventriculares, sobre todo las taquicardias auriculares y el
aleteo o flutter auricular, pero también algunas formas raras de ectopia auricular
frecuente o incluso la conducción nodal auriculoventricular anterógrada dual, pueden
presentarse con intervalos R-R rápidos e irregulares y parecerse a la FA. La mayor
parte de las taquicardias auriculares y el aleteo presentan ciclos auriculares de
duración ≥ 200 ms. Los pacientes que toman fármacos antiarrítmicos pueden tener
ciclos auriculares de duración más lenta durante la FA.
Normalmente se requiere una monitorización por ECG durante la arritmia para
diferenciar el diagnóstico habitual de FA de otros ritmos supraventriculares raros con
intervalos R-R irregulares o de la presencia habitual de extrasístoles ventriculares.
Cualquier episodio de sospecha de FA debe monitorizarse mediante ECG de 12
derivaciones de duración y calidad suficientes para valorar la actividad auricular.
Ocasionalmente, cuando el ritmo ventricular es rápido, el bloqueo del nodo auriculo-
ventricular durante la maniobra de Valsalva, el masaje carotídeo o la administración
intravenosa de adenosina (67) pueden ayudar a desenmascarar la actividad
auricular.
25
Detección
La existencia de pulso irregular debe despertar siempre la sospecha de FA, aunque
es necesaria una monitorización por ECG para diagnosticar la FA. Cualquier arritmia
que tenga características electrocardiográficas de FA y dure lo suficiente para que se
pueda registrar con un ECG de 12 derivaciones, o por lo menos 30 s en tira de ritmo,
se debe considerar como FA (41, 68).
La frecuencia cardiaca en la FA se puede calcular a partir de un ECG estándar de 12
derivaciones multiplicando por 6 el número de intervalos R-R sobre la tira de ritmo de
10 s (registrada a 25 mm/s). El riesgo de complicaciones relacionadas con la FA no
es diferente entre los episodios de FA cortos y las formas persistentes de la arritmia
(49).
Por lo tanto, es importante detectar la FA paroxística para prevenir las
complicaciones relacionadas con la FA (como los ECV). Sin embargo, los episodios
cortos de taquicardia auricular rápida, como los detectados por marcapasos,
desfibriladores y otros dispositivos implantables, pueden no estar relacionados con
complicaciones tromboembólicas, a menos que su duración exceda varias horas.
La FA puede manifestarse inicialmente como un ECV isquémico o un ataque
isquémico transitorio, y es razonable presumir que la mayor parte de los pacientes
experimentan episodios asintomáticos de arritmia, a menudo autolimitados, antes de
que se diagnostique la FA por primera vez. La tasa de recurrencia de la FA es del
10% en el primer año después del diagnóstico inicial y un 5% anual después.
Las comorbilidades y la edad aceleran significativamente la progresión de la FA y la
aparición de complicaciones (41, 60).
26
La «carga de FA» puede variar notablemente durante meses o incluso años en
pacientes individuales (41).
La FA asintomática es común incluso entre pacientes sintomáticos,
independientemente de si la presentación inicial fue paroxística o persistente. Este
aspecto tiene importantes implicaciones para la continuación o la interrupción de los
tratamientos dirigidos a prevenir las complicaciones asociadas a la FA.
27
La FA silente (asintomática) se puede manifestar por una complicación relacionada
con la FA (ECV isquémico o taquimiocardiopatía) o puede ser diagnosticada por un
ECG oportuno. La FA silente se puede presentar en cualquiera de las formas
temporales de FA.
Tratamiento médico
Aun cuando el tratamiento de la fibrilación auricular se ha enfocado tradicionalmente
entre objetivos no excluyentes entre sí, que son: restauración y mantenimiento del
ritmo sinusal, control de la frecuencia ventricular y prevención de los eventos
tromboembólicos, en los últimos años este abordaje ha sido desafiado debido a que
no incluye las variables de mortalidad, morbilidad, hospitalización, calidad de vida y
costos, que son las que más afectan al paciente, al médico y a los sistemas de salud.
Debido a que la fibrilación auricular aumenta el riesgo de morir aproximadamente 2
veces, el riesgo de desarrollar falla cardiaca aproximadamente 3,4 veces, el riesgo
de hospitalización 3 veces y el riesgo de enfermedad cerebrovascular de etiología
trombótica 5 veces, en la actualidad existe un gran compromiso entre las sociedades
científicas, responsables de marcar la pauta en la fibrilación auricular, para promover
que las metas terapéuticas en el tratamiento de la fibrilación auricular sean integrales
y se enfoquen más en el paciente que en el electrocardiograma.
De acuerdo con las guías americanas de manejo de la fibrilación auricular, cuando se
aborda inicialmente a un paciente con esta condición, la estrategia general deberá
ser discutida con éste, teniendo en cuenta, entre otros factores, el tipo y la duración,
la severidad y los síntomas, la enfermedad cardiovascular asociada, la edad del
paciente, las condiciones médicas asociadas, los objetivos de tratamiento a corto y
largo plazo y por último las opciones farmacológicas y no farmacológicas (70).
El tratamiento de los pacientes con fibrilación auricular debe, como mínimo, prevenir
el riesgo de tromboembolia y corregir la alteración del ritmo o controlar la frecuencia
cardiaca si es necesario. El primer tratamiento que se elige implica la aplicación de
una estrategia de control del ritmo o de la frecuencia; sin embargo, según la
28
evolución del paciente, la estrategia elegida inicialmente puede resultar ineficaz y se
sigue entonces la estrategia alternativa, pero independientemente de la estrategia, es
necesario un tratamiento para prevenir la tromboembolia de acuerdo con el riesgo
del mismo.
El objetivo del control del ritmo es restaurar el ritmo sinusal usando fármacos
antiarrítmicos (fibrilación auricular) o cardioversión eléctrica y luego mantenerlo
usando fármacos antiarrítmicos. Así mismo, el objetivo del control de la frecuencia es
controlar la frecuencia cardíaca sin que se intente específicamente restaurar y
mantener el ritmo sinusal.
Varios estudios clínicos publicados (57 - 59) evalúan tanto la eficacia como la
seguridad de estos tratamientos; no obstante, el impacto comparativo de los
abordajes antes descritos sobre desenlaces clínicos duros tales como mortalidad por
todas las causas o la incidencia de enfermedades cerebrovasculares de etiología
trombóticas no ha podido ser establecida ya que estos estudios no fueron diseñados
para tal fin. Por esta razón, contrario a la creencia que generó el estudio AFFIRM,
está claramente establecido que el ritmo sinusal en pacientes con fibrilación auricular
se asocia con una reducción del riesgo de muerte.
Usualmente, las opciones farmacológicas para el control de la respuesta ventricular
son betabloqueadores, digoxina y calcioantagonistas. Por otra parte, en el
mantenimiento del ritmo, en Colombia se utilizan la amiodarona y la propafenona y
se considera que estos medicamentos están asociados con una eficacia moderada y
una seguridad escasa ya sea por el potencial proarrítmico o por la toxicidad
extracardíaca.
El estudio ATHENA (71), controlado, doble ciego, con distribución aleatoria, la cebo
controlado que incluyó 4.628 pacientes con fibrilación auricular paroxística o
persistente, ≥70 años con uno o más factores de riesgo cardiovascular ó ≥75 años,
con o sin factores de riesgo, demostró, a través de los criterios de evaluación
primarios y secundarios, RRR de 24% de hospitalización por causa cardiovascular o
muerte por cualquiera causa, RRR de 29% de muerte de origen cardiovascular, RRR
de 45% de muerte por arritmia cardiaca y RRR de 26% de sufrir una primera
29
hospitalización por causa cardiovascular (reducción principalmente influida por RRR
de 37% de ser hospitalizado por fibrilación auricular).
Aun cuando se declaran algunas limitaciones, se dice que ATHENA es un estudio sin
precedentes, no sólo por el tamaño de su muestra y sus criterios clínicos de
evaluación de eficacia, sino también por sus resultados (que ningún otro antiarrítmico
había logrado demostrar).
Con base en este estudio, la Administración de Drogas y Alimentos (FDA, su sigla en
inglés), aprobó en junio de 2009 la comercialización de dronedarona en los Estados
Unidos de América. Más recientemente en Colombia el INVIMA aprobó este
medicamento con la siguiente indicación: «(...) está indicado para reducir el riesgo de
hospitalización cardiovascular en pacientes con fibrilación auricular paroxística o
persistente (fibrilación auricular) o flutter auricular, con un episodio reciente de
fibrilación auricular o flutter auricular y que está asociado a factores de riesgo
cardiovascular (por ejemplo, edad mayor a 70 años, hipertensión, diabetes,
enfermedad cerebrovascular previo, diámetro auricular izquierdo mayor o igual a 50
mm o fracción de eyección ventricular izquierda menor a 40%), quienes están en
ritmo sinusal o puedan ser cardiovertidos.
30
por radiofrecuencia o aislamiento de las venas pulmonares ha sido considerada una
recomendación clase IIb, nivel de evidencia B.
31
La identificación de varios factores de riesgo de ECV clínicos ha llevado a la
publicación de diversos esquemas de riesgo de ECV. La mayoría de ellos ha
categorizado (artificialmente) el riesgo de ECV en «elevado, moderado y bajo». El
esquema más simple de evaluación de riesgo es la clasificación CHADS2.
El índice de riesgo CHADS2 (insuficiencia cardiaca, hipertensión, edad, diabetes
mellitus, ECV [doble]) se ha desarrollado a partir de los criterios de los investigadores
del AF Investigators and Stroke Prevention in Atrial Fibrillation (SPAF), y se basa en
un sistema de puntuación en el que se asigna 2 puntos a una historia de ECV o
ataque isquémico transitorio y 1 punto a cada una de las siguientes condiciones:
edad > 75 años, historia de hipertensión, diabetes mellitus o insuficiencia cardiaca
reciente (73).
De esta forma, el esquema de estratificación de riesgo de CHADS2 puede usarse
como una forma inicial, rápida y fácil de memorizar de valoración del riesgo de ECV.
En pacientes con una clasificación CHADS2 ≥ 2, se recomienda tratamiento de
anticoagulación oral crónico con AVK ajustando la dosis para alcanzar una razón
normalizada internacional (INR) de 2,5 (intervalo, 2-3), a menos que esté
contraindicado. Este enfoque parece dar mejores resultados clínicos en los pacientes
con FA en la práctica habitual (47, 74).
Hay una clara relación entre la clasificación CHADS2 y la tasa de ECV (73).
La validación original de este esquema ha clasificado la puntuación CHADS2 de 0
como riesgo bajo, 1-2 como riesgo moderado y > 2 como riesgo elevado.
El Grupo de Trabajo sobre Enfermedad Cerebrovascular en la FA (Stroke in AF
Working Group) ha comparado 12 esquemas de estratificación de riesgo publicados
para predecir un ECV en pacientes con FA no valvular, y ha concluido que hay
diferencias sustanciales y clínicamente relevantes entre los esquemas publicados
diseñados para estratificar el riesgo de ECV en pacientes con FA. La mayoría de
ellos tiene un valor predictivo moderado para los ECV (estadístico C - como medida
del valor predictivo- de ~0,6); además, la proporción de pacientes asignados a
categorías de riesgo individuales variaba mucho entre los distintos esquemas.
La clasificación CHADS2 categorizaba a la mayoría de los sujetos como en «riesgo
moderado» y tenía un estadístico C = 0,58 para predecir 1 ECV en la cohorte entera.
32
Los factores de riesgo «mayores» (previamente denominados factores de riesgo
«elevado») son el ECV o ataque isquémico transitorio previos, la tromboembolia y la
edad avanzada (≥ 75 años). La presencia de algunos tipos de valvulopatías
(estenosis mitral o prótesis valvular) también puede categorizar a los pacientes con
FA «valvular» como pacientes en «riesgo elevado».
Los factores de riesgo «clínicamente relevantes no mayores» (previamente
denominados factores de riesgo «moderado») son la insuficiencia cardiaca
(especialmente la disfunción sistólica ventricular izquierda de moderada a grave,
definida arbitrariamente como fracción de eyección del VI ≤ 40%), hipertensión o
diabetes mellitus.
Los factores de riesgo «clínicamente relevantes no mayores» (previamente
considerados «factores de riesgo menos validados») incluyen el sexo femenino, la
edad de 65-74 años y la enfermedad vascular (específicamente, infarto de miocardio,
placa aórtica compleja y enfermedad arterial periférica). Es importante subrayar que
los factores de riesgo son acumulativos, y la presencia simultánea de dos o más
factores de riesgo «clínicamente relevantes no mayores» justificaría un riesgo de
ECV lo suficientemente elevado para requerir anticoagulación.
El enfoque basado en factores de riesgo para los pacientes con FA no valvular puede
expresarse también como un acrónimo, CHA2DS2-VASc (insuficiencia cardiaca
congestiva, hipertensión, edad ≥ 75 [doble], diabetes mellitus, ECV [doble],
enfermedad vascular, edad 65-74 años y categoría de sexo [femenino]) (75).
Este esquema está basado en un sistema de puntuación en el que se asigna 2
puntos a una historia clínica de ECV o ataque isquémico transitorio o edad ≥ 75 años
y se asigna 1 punto a cada una de las siguientes condiciones: edad 65-74 años,
historia de hipertensión, diabetes mellitus, insuficiencia cardiaca reciente,
enfermedad vascular (infarto de miocardio, placa aórtica compleja y enfermedad
arterial periférica, incluida revascularización previa, amputación debida a enfermedad
arterial periférica o evidencia angiográfica de enfermedad arterial periférica, etc.) y
sexo femenino.
33
Implicaciones terapéuticas
La eficacia y seguridad de la anticoagulación han sido objeto de múltiples estudios.
La warfarina demostró una reducción de 62% en las enfermedades
cerebrovasculares en pacientes con fibrilación auricular (76).
Por supuesto, también se relaciona con aumento en el riesgo de eventos
hemorrágicos en todo el espectro de presentación. La búsqueda de un equilibrio
entre eficacia terapéutica (que incluye disminución de enfermedades
cerebrovasculares y de mortalidad) y sangrado, ha permitido el surgimiento de
nuevas moléculas anticoagulantes que plantean un nuevo escenario en la realidad
del paciente con fibrilación auricular.
En la actualidad, la estratificación de riesgo embólico se realiza con base en el score
CHADS2, y, según las guías europeas para el manejo de la fibrilación auricular,
cuando el puntaje es menor de 2 debe utilizarse el CHA2DS2-VASc para una mejor
estratificación del paciente de bajo riesgo.
Tendencias actuales
Aunque todo indica un crecimiento en la prevalencia de FA en los próximos años,
especialmente ligado al envejecimiento de la población, es necesario analizar un
poco más esta conclusión. Dado que la FA es común en pacientes ancianos, es
probable que la prevalencia sea al menos el doble en las próximas 2 o 3 décadas. Si
a ello se suma que aumenta la prevalencia de los factores de riesgo relacionados
con FA, esta predicción se hace más potente.
Por otro lado, en los países desarrollados, el uso de dispositivos como marcapasos o
de monitorización ambulatoria avanzados demuestra que la FA se infradiagnostica
con las técnicas habituales (ECG de superficie). El desarrollo de estas tecnologías de
monitorización (que incluirá el uso de aplicaciones para smartphones) solo
aumentará la prevalencia y la incidencia de la enfermedad.
Por último, la epidemia de obesidad en los países desarrollados va ligada al aumento
de la FA. Es indudable la relación epidemiológica y fisiopatológica entre ambas
enfermedades, así como que la modificación de estos factores de riesgo puede
repercutir en la reducción de FA (51-53).
34
Esta tendencia se confirma en la publicación de los datos de 50 años de seguimiento
del estudio de Framingham, donde se aprecia que la prevalencia ajustada por edad e
incidencia de FA se multiplicó por 54.
Cuando se evaluó solo el ECG en la consulta, se incrementó la prevalencia, pero no
la incidencia, lo cual indica que parte del cambio epidemiológico se debe a un
aumento de la vigilancia. La prevalencia de factores de riesgo se ha modificado
durante estos 50 años, con un cambio de tendencia a más obesidad, diabetes
mellitus e HTA, aunque esta está mejor tratada. Se aprecia además una reducción
del 74% en la tasa de ictus y una reducción de mortalidad del 25% después del
diagnóstico de FA (77).
35
MATERIAL Y MÉTODOS
Se realizó un estudio descriptivo de una serie de casos, en pacientes mayores de 60
años con Fibrilación Auricular (FA) que ingresaron en la Unidad de Cuidados
Intensivos Coronarios (UCIC) del Hospital Provincial Docente “Vladimir Ilich Lenin”,
de Holguín, en el período comprendido de noviembre de 2019 a diciembre del 2021.
Universo y muestra
El universo estuvo conformado por los pacientes mayores de 60 años con Fibrilación
Auricular que ingresaron en la UCIC del referido centro, un total de 304 pacientes. La
muestra cumplió con los criterios de inclusión y exclusión y estuvo conformada por
228 pacientes, que representó el 75% del universo objeto de estudio. La muestra se
seleccionó por muestreo aleatorio simple.
Criterios de inclusión
1. Pacientes mayores de 60 años con diagnóstico (y evidencia electrocardiográfica)
de Fibrilación Auricular al ingreso o durante su estancia hospitalaria.
2. Pacientes que aceptaron las condiciones del estudio, expresadas en el modelo de
consentimiento informado. (Anexo I)
Criterios de exclusión
1. Pacientes que no aceptaron las condiciones del estudio.
2. Pacientes que fallecieron durante la realización del estudio.
36
hospitalarios previos, cuando se disponía del pertinente informe clínico que así lo
confirmase.
Se aplicaron las escalas CHA2DS2 VAS2c y HASBLED.
Se recogió información relacionada con la presencia de hábitos tóxicos, la toma
concomitante de fármacos o alcohol y, el consumo de drogas ilícitas.
37
- Hipotiroidismo
- Miocardiopatía dilatada
- TEP (tromboembolismo pulmonar)
- ECV (enfermedad cerebrovascular)
- Otras
Descripción: Se consideró lo reflejado en la Historia Clínica Individual, y lo recogido
en el cuestionario aplicado.
4.- Variable: Hábitos tóxicos
Tipo: cualitativa ordinal
Escala de medición:
- Ingestión de café
- Ingestión de bebidas alcohólicas
- Hábito de fumar
- Consumo de drogas ilícitas
Descripción: Se consideró:
- Ingestión de café:
Presente: Si la persona ingiere esta sustancia, independientemente de
la cantidad.
Ausente: cuando no la ingiere.
- Ingestión de bebidas alcohólicas:
Presente: Si la persona ingiere más de una copa de bebida alcohólica al
día.
Ausente: cuando no la ingiere.
- Hábito de fumar:
Presente: Si la persona fuma con frecuencia diaria (independientemente
del número de cigarrillos).
Ausente: Cuando no fuma.
- Consumo de drogas ilícitas:
Presente: Si la persona consume drogas ilícitas.
Ausente: Cuando no las consume.
5.- Variable: Síntomas clínicos
38
Tipo: cualitativa nominal
Escala de medición:
- Palpitaciones
- Dolor en el pecho
- Síncopes
- Disnea
- Cansancio
Descripción: Se consideró la presencia o no de estos síntomas.
6.- Variable: Consumo de medicamentos
Tipo: cualitativa nominal
Escala de medición:
- Warfarina
- Diltiazem
- Acenocumarol
- Diuréticos
- Amiodarona
- Digoxina
- Enalapril
- Nitrosorbide
- Levotiroxina
- Atenolol
- Otros
Descripción: Se consideró el consumo o no de estos medicamentos.
7.- Variable: Ritmo cardíaco durante el ingreso
Tipo: Cualitativa nominal Politómica
Escala de medición:
- Ritmo sinusal
- Fibrilación auricular
Descripción: Se consideró:
- Ritmo sinusal: Ondas P siempre presentes, iguales y positivas en DII y AvF,
intervalo P-P y R-R regular y normal, Relación P- QRS 1:1.
39
- Fibrilación Auricular: Ausencia de onda P, intervalo RR irregular, ondas F de
fibrilación.
8.- Variable: Escala de riesgo CHA2DS2-VASc (Anexo IV)
Tipo: Cuantitativa ordinal
Escala de medición:
- Puntuación CHA2DS2-VASc de 0
- Puntuación CHA2DS2-VASc de 1-2
- Puntuación CHA2DS2-VASc de > 2
Descripción: El índice de CHA2DS2-VASc (insuficiencia cardiaca congestiva,
hipertensión, edad ≥ 75, diabetes mellitus, ECV, enfermedad vascular, edad 65-74
años y categoría de sexo [femenino]). Este esquema está basado en un sistema de
puntuación en el que se asigna 2 puntos a una historia clínica de ECV o ataque
isquémico transitorio o edad ≥ 75 años. Se asigna 1 punto a cada una de las
siguientes condiciones: edad 65-74 años, historia de hipertensión, diabetes mellitus,
insuficiencia cardiaca reciente, enfermedad vascular (infarto de miocardio, placa
aórtica compleja y enfermedad arterial periférica, incluida revascularización previa,
amputación debida a enfermedad arterial periférica o evidencia angiográfica de
enfermedad arterial periférica, etc.) y sexo femenino.
La validación original de este esquema ha clasificado la puntuación CHA2DS2-VASc
de 0 como riesgo bajo, 1-2 como riesgo moderado y > 2 como riesgo elevado (78).
9.- Variable: Escala de riesgo de sangrado HAS-BLED (Anexo IV)
Tipo: Cuantitativa ordinal
Escala de medición:
- Puntuación 0-2
- Puntuación ≥ 3
Descripción: Clasificación para valorar el riesgo de sangrado en pacientes con
Fibrilación auricular (FA), el HAS-BLED (hipertensión, función renal/hepática
anormal, ECV, historia o predisposición de sangrado, INR lábil, edad avanzada [> 65
años], fármacos/alcohol simultáneamente). Una puntuación 0-2 indica bajo riesgo de
sangrado; ≥ 3 indica riesgo elevado de sangrado.
INR: razón normalizada internacional
40
Hipertensión arterial: se define como presión arterial sistólica > 160 mmHg.
Función renal alterada: se define como la presencia de diálisis crónica o trasplante
renal o creatinina sérica ≥ 200 μmol/l.
Función hepática alterada: se define como enfermedad hepática crónica (p. ej.,
cirrosis) o evidencia bioquímica de trastorno hepático significativo (p. ej., bilirrubina >
2 veces el límite superior normal, en asociación con aspartatoaminotransferasa/
alaninaminotransferasa/ fosfatasa alcalina > 3 veces el límite superior normal, etc.).
Sangrado se refiere a historia previa de sangrado y/o predisposición al sangrado,
como consecuencia de diátesis, anemia, etc. INR lábil se refiere a valor de INR
inestable/elevado o poco tiempo en el intervalo terapéutico (por ejemplo < 60%).
«Fármacos o alcohol» se refiere al uso concomitante de fármacos, como
antiplaquetarios, antiinflamatorios no esteroideos, abuso de alcohol, etc (79, 80).
Métodos e instrumentos
Para el desarrollo del estudio se emplearon métodos de investigación, tanto del nivel
empírico como del nivel teórico. Estos aportaron elementos de gran impacto en la
investigación, permitieron el procesamiento de toda la información obtenida en las
diferentes fases del estudio y su evaluación para la asunción de posiciones críticas y
la toma de decisiones.
Métodos empíricos empleados
Observación científica: Permitió observar en la práctica la fibrilación auricular y sus
manifestaciones en los pacientes, así como la terapéutica usada en la misma.
Entrevistas: Se emplearon para la recogida de información de impacto en la
investigación, como la identificación de los antecedentes patológicos personales,
hábitos tóxicos, medicamentos que consumen los pacientes, así como para el
registro de los síntomas presentes.
Métodos teóricos empleados
Análisis y síntesis: Posibilitó la consulta de las investigaciones relacionadas con el
tema objeto de estudio, la asunción de posiciones críticas en torno a sus principales
aportes y la toma de decisiones, a partir de los resultados que se iban obteniendo
como parte del proceso investigativo.
41
Análisis documental: Facilitó la revisión crítica de la documentación existente en
torno al empleo de la monitorización y el uso del electrocardiograma para el
diagnóstico de la FA. Se realizó una extensa búsqueda bibliográfica, para arribar a
conclusiones parciales sobre aspectos puntuales de la temática a investigar.
Histórico - lógico: Se utilizó para analizar el surgimiento y vigencia de estrategias,
teorías o regularidades científicas. Permitió conocer los referentes del estudio en la
arena internacional, así como en el país.
Inducción - deducción: Permitió asumir posiciones críticas a partir de la consulta de
diferentes fuentes y profundizar en los principales presupuestos del tema estudiado,
con la valoración de las diferentes posiciones teóricas que lo sustentan. También
posibilitaron la interpretación de los resultados obtenidos con la aplicación de los
instrumentos elaborados, y el establecimiento de generalizaciones, arribando a las
necesarias conclusiones, como resultado de la labor realizada.
42
Aspectos éticos
El estudio se realizó de acuerdo con los principios de la ética médica y la Declaración
de Helsinki, lo cual quedó plasmado en el consentimiento informado. (Anexo I)
Se brindó información a los participantes, relacionada con los objetivos y
procedimientos del estudio. Su participación en el mismo fue totalmente voluntaria y
con carácter anónimo.
43
ANÁLISIS Y DISCUSIÓN DE LOS RESULTADOS
La exhaustiva revisión bibliográfica de la literatura relacionada con el tema pertrechó
al autor de los presupuestos teóricos existentes y los resultados investigativos del
objeto investigado. Esta búsqueda permitió constatar la elevada incidencia de la FA,
asociada a un envejecimiento poblacional cada vez más elevado en la población
cubana en las últimas décadas. A esto debe sumarse la mayor sobrevida, la calidad
de vida y el aumento de factores de riesgo en pacientes con comorbilidades tanto
cardiovasculares como no cardiovasculares.
Esto provoca un incremento de las consultas secundarias a esta patología, ya sea de
nueva aparición, o como resultado de descompensaciones en sujetos que
previamente sufrían este padecimiento. Otros elementos que inciden son el déficit de
medicamentos para el control de la frecuencia cardíaca ventricular en pacientes con
FA permanente, así como antagonistas de la vitamina K, para el adecuado control
del INR, que elevan la incidencia de ingresos por esta causa. El tratamiento de la FA
requiere de la asistencia centrada en la persona, promoviendo la independencia del
paciente y la reducción de síntomas.
44
Cuadro 1. Distribución de los pacientes según edad y sexo. Hospital Provincial
Docente “Vladimir Ilich Lenin”
SEXO
45
coincide con lo reportado en el presente trabajo; sin embargo, existió un predominio
del sexo masculino.
En sus estudios Fuster (17) reportó que la FA afecta aproximadamente al 1% de la
población adulta. Esta prevalencia aumenta con la edad; así, la FA afecta a 1 de
cada 200 adultos antes de los 60 años de edad, pero más del 15% de los pacientes
mayores de 80 años presentan una FA (17, 22).
En un estudio realizado en la Unidad de Ictus del Servicio de Neurología del Hospital
Universitario Virgen del Rocío de Sevilla, España (82, 83), las edades medias de dos
grupos de pacientes fueron de 71,1 y 73,6 años, respectivamente. Se ha reportado
que el riesgo relativo aumenta en 1,5 por década. Estas observaciones están en
concordancia con los resultados de este estudio.
Por su alta incidencia en la población geriátrica resulta importante realizar el
oportuno cribado mediante palpación del pulso, seguido de un ECG en los pacientes
de edad ≥ 65 años con pulso irregular para detectar la FA. El envejecimiento
aumenta el riesgo de FA, probablemente por pérdida y aislamiento del miocardio
auricular dependiente de la edad y por los trastornos de conducción asociados a ello
(17, 84).
López y colaboradores (86) ofrecieron resultados interesantes a partir de una
investigación sobre las características de las personas afectadas de FA, que se llevó
a cabo en el Hospital Clínica Quirón de Valencia, en España. Estos autores
constataron que la media de edad del grupo de pacientes con fibrilación paroxística
(grupo control del ritmo), fue de 67 años, mientras que la de los pacientes con FA
persistente (grupo control de la FC) fue de 74 años.
Montes de Oca y Victorero (87), en un trabajo sobre el tema, desarrollado en la
Unidad de Vigilancia Coronaria de Pinar del Rio, Cuba, detectaron que el 9,1 % de
los pacientes admitidos en esa unidad asistencial presentó episodios de FA durante
su estadía hospitalaria. Predominó el grupo etario de mayores de 70 años y del sexo
femenino, con el 63,3% y 61,2%, respectivamente.
A manera de resumen parcial, en la literatura revisada, la prevalencia de la FA se
incrementa con la edad, tanto en pacientes del sexo masculino, como del femenino
(88).
46
La mayoría de las estadísticas sobre prevalencia de FA provienen de poblaciones
americanas, especialmente del estudio de Framingham (89, 90), que ha sido
considerado el estudio observacional más completo hasta la fecha. No obstante, en
Europa se han publicado resultados similares. Los datos obtenidos sitúan estas cifras
entre el 2 y el 17% de la población, dependiendo de varios factores. Se observa un
predominio en los grupos de edades más avanzadas, que se describe en muchas
series por encima del 10%, en edades mayores de 60 años (91).
47
Cuadro 2. Distribución de los pacientes según antecedentes patológicos personales.
EPOC 16 7,00
Hipotiroidismo 24 10,50
ECV 30 13,10
Otras 28 12,00
48
complicaciones relacionadas con la FA, tales como: la Enfermedad Cerebrovascular
y la tromboembolia sistémica (84). Además, la presión arterial elevada no controlada,
puede llevar a FA recurrente (97). Un estricto control de la tensión arterial debe
formar parte del tratamiento integral del paciente con FA (98). La inhibición del
sistema renina-angiotensina-aldosterona puede prevenir el remodelado estructural y
la FA recurrente (99).
Existen coincidencias entre los resultados alcanzados en este estudio y los
desarrollados por autores como Montes Santiago y colaboradores (94). La FA es la
arritmia más prevalente en los servicios de urgencias hospitalarias (1,8% de las
consultas anuales), que frecuentemente se acompaña de otras patologías, entre las
que pueden mencionarse Cardiopatía Isquémica, Hipertensión Arterial, Cardiopatía
Valvular, Diabetes Mellitus e Hipotiroidismo.
Guerra y colaboradores (37), en su estudio sobre factores de riesgo asociados a
ictus cardioembólico (ICE), en pacientes con FA no valvular, concluyeron que, entre
las comorbilidades estudiadas, la HTA fue la que predominó (82 %) en el grupo de
pacientes con FA e ICE.
Montes de Oca (87), destacó que la Hipertensión Arterial casi duplicó a las otras
comorbilidades (51%), seguido de la enfermedad cardíaca estructural y
tromboembolias previas, con el 26,5 y 20,4%, respectivamente.
Russell y colaboradores (85), encontraron como enfermedades asociadas la
insuficiencia cardíaca (22,4%).
En otras bibliografías consultadas se constatan diferencias en las comorbilidades que
acompañan a esta arritmia. Se describe una mayor presencia de Diabetes Mellitus y
tromboembolias previas, con una menor frecuencia de cardiopatías estructurales (95,
96).
La FA está asociada a diversas enfermedades cardiovasculares. Las condiciones
médicas concomitantes tienen un efecto aditivo en la perpetuación de la FA al
promover la existencia de un sustrato que mantiene la FA. Las enfermedades
asociadas a la FA también son marcadores del riesgo cardiovascular total y/o daño
cardíaco, y no solo simples factores causales (84).
49
El resto de las comorbilidades estudiadas son también importantes factores de riesgo
para ICE en pacientes con FA (84, 97). Es la Insuficiencia Cardíaca (IC) una
condición bien reconocida como embolígena en pacientes con FA. La IC y la FA
tienen una relación causal y se exacerban la una a la otra mediante distintos
mecanismos, como el remodelado cardiaco estructural, la activación neurohormonal
y la afección de la función del ventrículo izquierdo (VI) relacionada con la frecuencia
cardiaca (97).
Actualmente se reconocen pacientes con IC con Fracción de Eyección del Ventrículo
Izquierdo (FEVI) reducida (IC-FEr), IC con FEVI conservada (IC-FEc) e IC con FEVI
en rango medio (IC-FErm) (100). El diagnóstico de la IC-FEc en pacientes con FA se
hace complejo debido a la dificultad de separar los síntomas causados por la IC de
los causados por la FA (97).
Russel y colaboradores (85), en una investigación de pacientes con diagnóstico
clínico previo de IC constataron que el 22,4%, presentó FA. En este grupo de
pacientes, el 22,9% tenían deterioro de la función sistólica del VI; el 22,9%, tenían
función sistólica con valores limítrofes, y el 54,3%, tenía función sistólica normal. Se
encontró una valvulopatía significativa en el 26,3%. En el referido estudio, el 5,8% de
los pacientes con FA, tenía infarto del miocardio previo; el 3,9%, padecía de
Hipertensión Arterial; el 4,7% tenía angina de pecho y el 5,3% Diabetes Mellitus.
50
Cuadro 3. Distribución de los pacientes según hábitos tóxicos
51
Cuadro 4. Distribución de los pacientes según síntomas clínicos
Síncope 6 2,63
Disnea 24 10,52
Cansancio 76 33,33
52
útil la búsqueda de casos, aprovechando las consultas médicas y de enfermería por
otros motivos, como las consultas de hipertensión arterial (102).
Con relación a la detección de la FA, diferentes estudios indican que una proporción
importante de los profesionales de medicina (superior al 20%) puede no detectar
adecuadamente la FA en el ECG (103, 104).
El autor de la investigación reafirma que, dada la importancia de la FA, su relación
con la modificación de la calidad de vida de las personas por las características
clínicas de la enfermedad y la relación con la descompensación de la cardiopatía
isquémica con la consiguiente repercusión personal, social y económica hace
necesario el conocimiento y adaptación de la atención del personal sanitario en esta
patología.
Diversos estudios apoyan esta afirmación (105, 106).
Russell y colaboradores (85) en su investigación encuentran la disnea como el
síntoma más frecuente de la FA. El 37% de los pacientes relataron antecedentes de
FA o de pulso irregular, lo que los había llevado a consultar.
El espectro clínico de la FA se extiende desde las FA completamente asintomáticas
al estado de shock cardiogénico que compromete el pronóstico vital a corto plazo.
Las formas asintomáticas se descubren con motivo de la realización de un ECG
sistemático.
Con más frecuencia, se trata de palpitaciones con latidos rápidos e irregulares, con,
en las formas paroxísticas, accesos de inicio brusco y fin progresivo, que duran
desde algunos minutos hasta horas, que llevan al paciente a la consulta. En algunas
ocasiones, la imitación para el esfuerzo, la astenia, la disnea (de esfuerzo o el edema
agudo de pulmón) o incluso la angina son manifestación de las consecuencias de la
disminución del gasto cardíaco asociado a la FA.
Se puede observar una lipotimia o síncope en el inicio de una FA rápida o incluso
debida a una pausa sinusal al final del episodio de FA. Por último, la FA puede
descubrirse con ocasión de una complicación tromboembólica sistémica (cerebral o
periférica).
53
Cuadro 5. Distribución de los pacientes según medicamentos que consumen
MEDICAMENTOS No. %
Amiodarona 24 10,52
Diltiazem 36 15,78
Digoxina 58 25,43
Warfarina 28 12,28
Diuréticos 36 15,78
Levotiroxina 24 10,52
Clopidogrel 86 37,72
Otros 54 23,68
54
Durante los últimos años han aparecido numerosos estudios donde se establecen
comparaciones entre las pautas terapéuticas utilizadas para el tratamiento de la FA.
Las diferencias en el tratamiento se atribuyen a diversos factores, tales como el
grado de conocimiento del galeno, la disponibilidad de medicamentos y de
cardiovertores eléctricos, que pueden requerir recomendaciones y aproximaciones
terapéuticas diferenciadas (107).
López y colaboradores (86) en su investigación para el control de la frecuencia
cardíaca en el grupo de FA persistente emplearon fármacos betabloqueantes como
el Bisoprolol en su gran mayoría, aunque en numerosas ocasiones se administró
junto a la Flecainida. Por el contrario, para el control del ritmo en la FA paroxística, se
utilizaron fármacos antiarrítmicos como la Amiodarona y la Flecainida principalmente.
En aquellos pacientes que acuden a los servicios de urgencias se emplea en su
totalidad la Amiodarona en perfusión, la cual ha demostrado eficacia para reducir
tanto frecuencia cardíaca elevada como para revertir una FA paroxística a ritmo
sinusal (86).
En ocasiones, al control de la FC se le añadirá el control del ritmo cuando el paciente
permanezca sintomático y se incidirá en el control de la patología concomitante como
la cardiopatía isquémica (86).
Con respecto al tratamiento anticoagulante, diferentes estudios indican que está
infrautilizado en los pacientes con FA permanente, especialmente en los mayores de
75 años. En relación con la pauta de anticoagulación, son diversos los estudios que
indican que ante un FA con una duración inferior a 48 horas se administrará una
profilaxis con heparina de bajo peso molecular, no siendo necesaria, en cualquier
caso, una pauta de anticoagulación a largo plazo. Cuando la duración de la FA
supere las 48 horas se pautará anticoagulación manteniendo los valores de índice
internacional normalizado (INR) entre 2-3, ya sea en cardioversión espontánea o
programada; en el último caso, se deberá mantener los valores de INR anteriormente
indicados 3 semanas antes y hasta 4 semanas después como mínimo (86).
El grado en el que se controla la pauta de anticoagulación está directamente
relacionado con la calidad de vida del paciente, pues si el INR no se mantiene dentro
de los límites establecidos, aumenta el riesgo de sufrir tanto eventos hemorrágicos
55
como embólicos. (17) Para minimizar el riesgo de hemorragia, en los mayores de 75
años el INR debe estar en 2,5 según las recomendaciones actuales (86).
Russell y colaboradores (85) en su investigación con pacientes con insuficiencia
cardiaca y FA, reportaron que el 42,3% estaba recibiendo Warfarina en el momento
de la evaluación. De los pacientes menores de 75 años, el 66,7% estaba recibiendo
Warfarina, mientras que el 26,4% de los pacientes mayores de 75 años estaban
anticoagulados. Además el 35,7% de los pacientes con infarto del miocardio previo y
FA estaban recibiendo warfarina. De los que tenía hipertensión arterial y FA, el
26,7% estaban anticoagulados con warfarina. De los pacientes con angina de pecho,
el 33,3% estaban recibiendo warfarina. De los pacientes diabéticos y FA, el 54,5%,
estaban anticoagulados.
56
Cuadro 6. Distribución de los pacientes según ritmo cardíaco al ingreso
Sinusal 44 19,30
57
Gaillard, et al. reportaron un estudio de detección de FA paroxística con monitoreo
ECG transtelefónico después de ECV (19). Los pacientes no tenían historia de FA y
tenían un monitoreo Holter negativo por 24 horas. La frecuencia de nueva FA fue del
9.2%. La mayoría de los episodios (77%) fueron asintomáticos.
58
Cuadro 7. Distribución de los pacientes según CHA2DS2-VASc
SEXO
59
Cuadro 8. Distribución de los pacientes según HAS-BLED
SEXO
60
CONCLUSIONES
Se constató la existencia de un problema científico mediante el empleo de diferentes
métodos de investigación. La consulta bibliográfica aportó los presupuestos
necesarios para el desarrollo del estudio. En la muestra seleccionada predominó el
sexo femenino, y el grupo de edades estuvo entre 65 y 75 años. El 100 % de los
pacientes implicados en la investigación tenían al menos un antecedente patológico
personal, con prevalencia de la Cardiopatía Isquémica, la Hipertensión Arterial y la
Diabetes Mellitus. En relación con los hábitos tóxicos se comprobó que la mayoría de
los pacientes consumían café; le siguieron en orden de frecuencia el hábito de fumar
y la ingestión bebidas alcohólicas. Los síntomas clínicos más frecuentes fueron el
dolor en el pecho, las palpitaciones y el cansancio. Ningún paciente estuvo
asintomático. Los fármacos más utilizados, como parte del tratamiento de base,
incluyeron el Enalapril, el Nitrosorbide, el Atenolol, la Aspirina y la Digoxina. La
mayoría de los pacientes ingresó en fibrilación auricular. De acuerdo con la escala de
riesgo de embolismo CHADS2VASc, la mayor parte de los sujetos que conformaron
el estudio fueron considerados de riesgo moderado, y acorde a la escala de riesgo
de sangrado HAS-BLED, fue mayor el grupo considerado de bajo riesgo. Estos
resultados confirman la valía del estudio desarrollado y tributan a una mejor
preparación para un diagnóstico precoz de la FA.
61
RECOMENDACIONES
Realizar actividades de promoción y prevención de salud en los niveles de atención
nacional (Primario y Secundario), con el objetivo de elevar el nivel de conocimiento
de la población sobre la FA, lo que permitirá la detección temprana de los síntomas y
signos de esta patología en los pacientes.
Optimizar la preparación del personal médico y paramédico, para lograr un
diagnóstico oportuno de la FA, y el tratamiento farmacológico y no farmacológico
integral en los pacientes.
62
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(2): 55-61
ANEXO I
CONSENTIMIENTO INFORMADO
Yo ______________________________________, participo voluntariamente en una
investigación que se realizará en la unidad de cuidados intensivos coronarios del
Hospital Provincial Docente “Vladimir Ilich Lenin”, de Holguín, con el objetivo de
hacer una caracterización clínico epidemiológica de la Fibrilación Auricular (FA), en el
periodo comprendido de noviembre de 2019 a diciembre del 2021. Estoy
dispuesta(o) a participar en la encuesta requerida en la investigación, sabiendo que
toda la información recogida se mantendrá reservada, confidencial. Estos resultados
no tienen fines diagnósticos sino investigativos, por lo cual no se me darán a conocer
personalmente ni serán revelados a otros miembros de mi familia u otras personas.
Autorizo su utilización en publicaciones con otros fines investigativos siempre y
cuando resulten beneficiosos para el desarrollo de la ciencia y se mantenga sin
revelar mi identidad. Afirmo y confirmo que mi participación es completamente
voluntaria. Cooperaré con la localización a través de mí de otros miembros de mi
familia, en caso de que esto resultase necesario. Se me ha explicado que puedo
retirarme de la investigación en cualquier momento, si así lo estimo pertinente, sin
que deba dar explicaciones acerca de mi decisión, lo cual no afectará mis relaciones
con el personal de salud a cargo de la misma.
He realizado todas las preguntas que consideré necesarias acerca de la
investigación, en caso de que desee aportar algún nuevo dato o recibir más
información sobre el estudio a realizar, conozco que puedo dirigirme a:
Dr. Rembrant Luis Catalá Palacio.
Estoy conforme con todo lo expuesto, para que así conste firmo a continuación
expresando mi consentimiento.
Nombre y Apellidos ____________________________ Firma ___________
Dirección particular___________________________________
Fecha____________ Lugar______________ Hora____
ANEXO II
Provincia Holguín
Cuestionario
Nro. ___
1.- Edad.
___ años.
2.- Sexo.
___ Masculino.
___ Femenino.
3.- Antecedentes patológicos personales.
___ Diabetes Mellitus.
___ Enfermedad valvular.
___ Hipertensión Arterial.
___ Cardiopatía Isquémica.
___ Cor pulmonar.
___ EPOC, (enfermedad pulmonar obstructiva crónica).
___ Asma Bronquial.
___ Hipotiroidismo.
___ Miocardiopatía dilatada.
___ TEP, (tromboembolismo pulmonar).
___ ECV, (enfermedad cerebrovascular).
___ Otras.
4.- Hábitos tóxicos.
___ Ingestión de café.
___ Ingestión de bebidas alcohólicas.
___ Hábito de fumar.
___ Consumo de drogas ilícitas.
5.- Síntomas clínicos.
___ Palpitaciones.
___ Dolor en el pecho.
___ Síncopes.
___ Disnea.
___ Cansancio.
6.- Medicamentos que consume.
___ Warfarina.
___ Diltiazem.
___ ASA
___ Diuréticos.
___ Amiodarona.
___ Digoxina.
___ Enalapril.
___ Nitrosorbide.
___ Levotiroxina.
___ Atenolol.
___ Clopidogrel.
7.- Ritmo al ingreso.
___ Ritmo sinusal.
___ Fibrilación auricular.
___ Otros.
8.- Escala de riesgo CHA2DS2-VASc.
___ Puntuación CHA2DS2-VASc de 0.
___ Puntuación CHA2DS2-VASc de 1-2.
___ Puntuación CHA2DS2-VASc de > 2.
9.- Escala de riesgo de sangrado HAS-BLED.
___ Puntuación 0-2.
___ Puntuación ≥ 3.
ANEXO III
Escala de riesgo de embolismo CHADS2-VASc.
Criterio Puntos
Insuficiencia cardíaca/disfunción del ventrículo izquierdo 1 punto
Hipertensión arterial 1 punto
Edad superior a 75 años 2 punto
Diabetes Mellitus 1 punto
Infarto cerebral o isquemia cerebral transitoria previa 2 puntos
Incluye infarto del miocardio,
enfermedad arterial periférica, placa aortica 1 punto
Edad 65 – 75 años 1 punto
Categoría de género, mujer 1 punto